Sermon Conoces A Dios

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¿CONOCES A DIOS?

1Juan 2:3-6 “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus


mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en
él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
Los que hemos vivido en el campo o tenido alguna cercanía con el campo podemos afirmar
que, cuando los árboles frutales son jóvenes dan poco fruto, necesitan crecer, fortalecerse,
desarrollarse para que den una mayor cantidad de frutos. Cuando el árbol esta joven uno
no puede reconocer que fruto dará a no ser que ya uno sea todo un experto.
Pero cuando uno no conoce la morfología de los árboles frutales, se pregunta ¿será un
manzano?, ¿un árbol de guanábana?, ¿un duraznero? y se complica la cosa cuando
hablamos de cítricos, porque casi todos se parecen; ¿será un naranjo?, ¿será un árbol de
mandarinas?, ¿será un limonero?.
Cuando el árbol empieza a dar fruto, uno por la forma de la fruta, por su color, uno dice;
Ahh esto es una naranja, es un durazno, es una mandarina.
Aunque el árbol era muy joven empezaba a dar sus primeros frutos según su especie, según
su naturaleza, aunque era un árbol pequeño, aunque esa fruta parecía de juguete al
principio, había esperanza en que ese árbol fuera un día un árbol grande frondoso, cargado
de muchos frutos en abundancia. Pero ya se veía que árbol era.
Así pasa con el cristiano. La evidencia más clara, la evidencia más cercana, la evidencia más
evidente, para ti, para tus hermanos, y para el mundo, es el fruto que tu vida da, dice la
Palabra de Señor; por sus frutos los conoceréis,.
Si quieres saber si de verdad eres del Señor, mira y examina tu vida, donde está tu corazón,
donde está tu pasión, donde está tu ilusión, donde está tu lealtad, donde están tus metas,
donde están tus sueños.
Pregúntate, ¿Cómo vivo? Si el pámpano de verdad está unido a la vid, ese pámpano no va
a dar arvejas, ni auyamas, ese pámpano va a dar uvas, porque está unido a la vid.
El cristiano que de verdad está unido a la vid verdadera que es CRISTO, ese cristiano va a
dar el mismo fruto que Cristo, la santidad de Cristo, la humildad de Cristo, la bondad de
Cristo, la paciencia de Cristo, la obediencia de Cristo.
Cristo es el árbol perfecto, Cristo es el árbol que da fruto a su tiempo y su hoja no cae,
nosotros somos arboles jóvenes, arboles pequeños, árboles que tienen poca raíz aún, pocas
ramas pocas hojas, árboles que dan fruto pequeño que parecen de juguete, pero vamos a
dar el mismo fruto que Cristo, porque hay en nosotros la misma naturaleza que Cristo la
misma identidad de Cristo, el mismo ADN espiritual, la misma ciudadanía que en Cristo.
En esta misma dirección apunta el Apóstol Juan en el pasaje leído; 1 Juan 2:3-6 toca un tema
muy importante y trascendental para nosotros como cristianos.
En la Primera carta de Juan el apóstol nos describe, que significa tener comunión con Dios,
empieza con la Santidad de Dios, el carácter de Dios, Dios es luz y no hay ningunas tinieblas
en EL,
Si Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en EL. ¿Cómo te vas a relacionar con Él? ¿Cómo
vas a tener comunión con EL? Y nos preguntamos. y Juan en estos primeros versículos
responde de la siguiente manera. ¿Quieres saber si tienes comunión con Dios? Examina tu
vida y pregúntate en primer lugar. ¿Cuál es tu relación con las tinieblas? Y en segundo lugar;
Cual es tu relación con la luz? Y de forma evidente y practica tú vas a tener evidencias en tu
vida de cuál es tu comunión con el Señor. Cuál es tu relación con las tinieblas y cuál es tu
relación con la luz. Porque Dios es LUZ y no hay ningunas tinieblas en El.
¿Quieres saber si tienes comunión con Dios? ¿Quieres saberlo? ¿Y si lo sabes cómo sabes
que lo sabes? ¿Cuál es tu certeza? Respecto a tu situación respecto a Dios. No es una
ecuación Matematica, es algo relacional, es algo experiencial, es algo vivo, es algo orgánico.
Los gatos huyen del agua, tenemos 2 gatos en casa, igual que los gatos huyen del agua, los
gatos se sienten irresistiblemente atraídos por una bola de lana o una pluma colgada de un
hilo, a nosotros nos ponen un hilito de lana delante y no vamos hacia allá, pero para el gato
es irresistible, lo ve y sale corriendo, igual que huye del agua y sale corriendo hacia la bola
de lana. Y nos preguntamos ¿porque hace eso un gato? Porque es un gato, porque está en
su ADN, es su naturaleza, es un gato y los gatos se comportan así.
Del mismo modo el VERDADERO CRISTIANO tiene comunión con Dios y se ve su comunión
con Dios en que se aleja de las tinieblas y corre hacia la luz, ¿tienes la evidencia en tu vida?,
¿tienes la certeza de aquello en tu vida?.
Después de describirnos el carácter Santo de Dios, Juan apunta en primer lugar a la relación
con las tinieblas. ¿Cómo es tu relación con las tinieblas? ¿Cómo es? Ahh el cristiano no anda
en tinieblas, el cristiano se aleja del pecado. Y el cristiano que tropieza tiene un profundo
pesar y confiesa sus pecados y acude al único abogado el que es fiel y justo. Esa es la
relación del cristiano con las tinieblas.
Y en Segundo lugar. Juan nos invita a reflexionar de cuál es nuestra relación con la Luz.
¿Cuál es tu relación con la luz? El verdadero cristiano anda en luz, el verdadero cristiano
guarda la Palabra del Señor, el verdadero cristiano anda en sus mandamientos y todo eso
es para él, una evidencia de que tiene comunión con Dios.
¿Cómo puedes estar seguro? ¿Cómo puedo estar tan seguro? De que no estoy en tinieblas
de que estoy andando en luz, de que no me engaño a mí mismo, como también dice el
pasaje en otro momento.
El apóstol quiere que tengamos esta certeza para que nuestro gozo sea cumplido, para que
haya este gozo en el andar cristiano.
Hermanos hay mucha gente que dice conocer a Dios. Todos conocemos, familiares, amigos,
compañeros de trabajo de estudios, dicen que son cristianos, dicen que conocen a Dios,
incluso te pueden citar la Biblia.
En tiempos de Juan estos versículos también tenían mucha relevancia. Habían muchos
gnósticos que estaban predicando barbaridades, absolutas barbaridades y decían que eran
cristianos y decían que conocían a Dios, pero ni su doctrina ni su vida estaban reflejando
eso. Porque una cosa es saber algo de Dios y otra cosa es conocer a Dios, conocerle a EL.
Imagínate por un momento que vas a la casa de Nariño y le dices a un guardia de seguridad;
Déjame entrar, ¿Porque te debería dejar entrar? te responde el guardia. Es que conozco a
Santos, seguramente te responderá, puede que tu conozcas a Santos, pero Santos no te
conoce a ti.
Realmente no conocemos a Santos, Sabemos algo de él, tengo un conocimiento intelectual,
se algunas cosas de él, por los noticieros, la prensa, pero en realidad no lo conozco, no tengo
una relación con él.
Así mucha gente dice que conoce a Dios, realmente saben algo de Dios, pero no han tenido
un encuentro con Dios, no han tenido una experiencia con Dios, no tienen una relación con
Dios, no le conocen personalmente.
Aquí en el pasaje que estamos considerando, el verbo CONOCER, existen dos formas en el
griego. Aquí en el griego no tenemos el verbo OIDA que se refiere al mero conocimiento
intelectual sin afecto y sin efecto en el alma, aquí tenemos el verbo INOSCO el cual tiene
ese efecto y afecto, es un conocer relacional, no es un conocer intelectual.
¿Cómo sabes TU que conoces Dios? Le conoces, no que sepas algo de él, sino que le
conozcas. ¿Cuál es la evidencia que necesitas para tu propio corazón?, Si andas en sus
mandamientos.
Y algunos de nosotros dirá; Ya entiendo Entonces si guardo sus mandamientos conoceré a
Dios. Porque eso es lo que está diciendo el pasaje ¿verdad? Aquí hay un condicional. Si
cumplo lo que él me pide, entonces tendré comunión con El. ¡NO hermanos! está diciendo
exactamente lo contrario, es cierto que allí hay un condicional. SI.
Leamos bien el pasaje no le hagamos decir a Juan lo que no está diciendo. Esta condición
de andar en sus mandamientos No es para conocer a Dios, esta condición es para que TU
sepas que conoces a Dios. ¡Entiendes! Si camino en sus estatutos, eso que me está diciendo
que en efecto CONOZCO A DIOS. Tengo una relación personal con El.
Tu obediencia y tu sujeción al Señor es para ti como cristiano una evidencia que te está
diciendo, que en efecto conoces a tu Dios. Y que estas caminando en LUZ.
Este es un tema fundamental, el apóstol Juan lo cita porque realmente lo necesitamos, hay
muchos cristianos que están muy inseguros, respecto a su propia salvación. ¿Seré del
Señor? ¿Entrare en el cielo? Hay muchos cristianos que se lo preguntan.
A veces hay razón para preguntarse, porque a veces no hay una comprensión clara del
evangelio, a veces no ha habido un arrepentimiento sincero del corazón, A veces hay
cristianos que en su vida hay pautas de pecado terribles y realmente ellos mismos se dicen
a sí mismos, ¡un cristiano no podría estar en esto! A veces hay razones serias para
cuestionarse la salvación, pero a veces es que nos preguntamos cual es la evidencia que
necesitamos para estar seguros de que somos del Señor, ¡y estamos esperando la evidencia
equivocada!.
Porque muchas veces esperamos que en nuestra vida haya algo espectacular que me diga:
Yo soy un hijo de Dios. Como Naamán, habla con el profeta y está esperando que el profeta
le diga algo grande, porque él se cree alguien muy grande, se considera muy grande. Y le
dice algo tan sencillo, tan simple ve al rio y lávate.
A veces hay cristianos que están esperando manifestaciones sobrenaturales que les hagan
ver y entender que ellos son del Señor, a veces fuertes emociones, a veces manifestaciones
espectaculares del espíritu. o comprender doctrinas insondables que están en la mente de
Dios, algunos quisieran que bajara fuego del cielo o que viniera el arrebatamiento o tener
una experiencia mística en oración, algunos quisieran que un ángel bajara del cielo y le
susurrara al oído, ¿sabes qué? Échale un vistazo al libro de la vida y quédate tranquilo que
estas allí.
Pero Juan nos está diciendo cual es la evidencia que hemos de esperar ver en nuestras vidas
y es sencilla, es cotidiana, pero es muy profunda; ¿hay fruto, fruto de obediencia, fruto
semejante al fruto que hay en la vida de Cristo?
Cuando se acerca la primavera y es maravilloso ver como esos árboles que han estado secos
durante tantos meses empiezan a sacar brotes, hojas, flores y frutos. Un árbol que algunos
pensaban, si está muerto, no se puede esperar nada de allí y cuando vemos eso como
cristianos decimos; GLORIA AL SEÑOR, el Señor es poderoso, el Señor es majestuoso y el
Señor es bondadoso, fíjate de algo que parecía muerto, realmente está vivo.
¿Lo que ves en esos árboles en primavera lo ves en tu propia vida? ¿Lo ves en tu propio
corazón? ¿Ves cómo hay brotes, de cómo hay hojas de cómo hay flores, vez como hay fruto?
¿Hay novedad de vida? ¿Estas despertando a una nueva vida espiritual?
Mira conque sencillez y conque profundidad lo expresa Juan. En esto sabemos que nosotros
le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
Y el Señor Jesús resume la ley, en dos grandes mandamientos: “Amaras al Señor tu Dios
sobre todas las cosas y amaras al prójimo como a ti mismo”. No es de extrañar que los
siguientes sermones y a lo largo de la carta cuanto habla Juan del amor, el amor es la
principal y primera evidencia en tu vida de que el Espíritu del Señor está creando algo
nuevo, el amor a Dios y el amor al hermano. Y hablara mucho el apóstol Juan sobre este
tema a lo largo de la carta.
El apóstol relaciona, por tanto, conocer a Dios con guardar los mandamientos de Dios. Y
estas son dos realidades inseparables, están unidas, como dos hermanas mellizas más aun
dirían como dos hermanas gemelas, están juntas estas dos realidades, conocer a Dios y
guardar sus mandamientos.
¿Porque? Juan relaciona estos dos temas. Vamos a ver algunas razones por las cuales el
apóstol relaciona estos dos temas.
En primer lugar, porque la sana doctrina, hermanos, la sana doctrina no es algo que se solo
se cree, la sana doctrina es algo que se cree y se hace, sino no es sana doctrina, es algo
que se cree y se hace, es algo que se cree y se practica, ambas cosas.
Pablo exhorta a Tito en el capitulo 2, que hable, lo que está de acuerdo con la sana doctrina
y entonces no escribe un tratado de teología sistemática, sino que empieza a decirnos como
deben conducirse en su vida los ancianos, las ancianas, los jóvenes, los siervos y añade Tito
2:10 para que en todo adornen la doctrina de nuestro Señor y Salvador.
Escribe Martyn Lloyd Llones en un comentario: La aplicación es siempre el resultado de la
doctrina. Hablamos del nacimiento de un rio y hablamos del rio mismo, aunque realmente
no hay una división entre los dos, en un sentido tal división, no existe. La doctrina se parece
mucho a este ejemplo: DOCTRINA Y PRACTICA, PERO AMBAS COSAS SON UNA, en un
sentido orgánico y fundamental.
Si nos fijamos en los requisitos que la Palabra del Señor nos señala, cuando habla de los
pastores y de los diáconos que es lo que la iglesia debe observar en ellos, ¿habla poco de
doctrina verdad? Habla de la evidencia de esa doctrina. Como se conduce en su vida, como
son sus hogares, como educan a sus hijos, como es su testimonio, es la evidencia de esa
doctrina.
Déjame poner otro ejemplo, si encontramos un árbol, un árbol hermoso, un árbol frondoso,
solamente vemos el exterior, vemos el tronco, vemos las ramas, vemos las hojas, pero hay
una raíz, una raíz que no podemos ver, y si el árbol es grande y alto, entendemos que esas
raíces son profundas y llega a aguas muy profundas. Esa raíz es nuestra doctrina. Tiene que
estar, pero esa doctrina va a reflejar y se va a ver en el exterior, en nuestra vida, en nuestros
hechos, en nuestras decisiones.
Así que aléjate por favor de una comprensión intelectual de la fe, una fe y una doctrina que
solamente es intelectual, lógica, teórica, NO ES SANA DOCTRINA.
Dice el Apóstol Santiago: Un pasaje que todos conocemos; la fe si no tiene obras es muerta,
pero alguno dirá; tu tienes fe y yo tengo obras muéstrame tu fe sin tus obras y yo te
mostrare mi fe por mis obras. Tu crees que Dios es uno, bien haces, también los demonios
creen y tiemblan.
Pregúntate en esta mañana ¿Tu fe es la misma fe que tienen un demonio? ¿Tu fe es la
misma fe que tienen los demonios? Porque los demonios creen, y si que creen en Dios,
creen que la Biblia es la Palabra de Dios, y se la saben de memoria, saben más doctrina que
tú y yo, se saben todos los catecismos y confesiones a la perfección, conocen todos nuestros
himnos, saben muy bien en que consiste la vida cristiana, saben que Jesucristo es el hijo de
Dios, y es el salvador y es el cordero, pero ellos no son salvos, todo lo que creen lo creen
intelectualmente, pero no con su corazón.
Creen que Dios es Santo, creen que Dios es justo y tiemblan, porque saben que les espera
el juicio y les espera la condenación del infierno. Ahh El infierno no es la casa de los diablos,
el infierno es la condenación de los diablos. ¿Es tu fe la misma fe que la fe de un demonio?
¿Es solamente una fe intelectual? ¿Fría? ¿Conocimiento? ¿O es una fe viva? ¿Es una fe
que da fruto? Es una fe que da obras de justicia y de santidad.
Esta es la primera realidad que nos expresa aquí Juan que la sana doctrina, se cree, se hace
y la segunda es esta porque el amor a Dios y la obediencia Dios son inseparables. No me
digas que amas a Dios y desobedeces sus mandamientos, te estas engañando a ti mismo.
El amor a Dios y la obediencia a Dios son dos realidades inseparables.
No puedes decir que amas a Cristo y desobedecer su palabra. Jesús dijo; si me amáis
guardad mis mandamientos.
Jesús dijo: Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando
Jesús dijo: El que me ama mi Palabra guardara, y mi padre le amara y vendremos a él y
haremos morada con él. Si amas a Cristo obedeces a Cristo.
Y en la primera carta de Juan esa expresión la vamos a encontrar muchas veces: GUARDAR
SUS MANDAMIENTOS. Cuando Jesús nos dejó la gran comisión que nos dijo: Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura bautizándoles en el nombre del padre, del
hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a que me amen mucho, NO. Enseñándoles que
guarden todo lo que yo os he enseñado.
A guardar sus mandamientos, nuestra devoción y nuestro amor por Cristo se muestra en
que guardamos sus mandamientos. El verdadero cristiano, ama a Cristo y porque ama a
Cristo, ama la ley del Señor, ama los mandamientos del Señor.
No existe tal cosa como el cristiano carnal, ¿Cuántas veces hemos escuchado eso verdad?
Uno que profesa fe, pero vive como quiere, eso es una especie de ser mitológico, que
nosotros los cristianos nos hemos inventado, como una sirena, un unicornio, los centauros.
Si alguno creía en eso, NO EXISTE, mitad pez mitad humano ¿Qué es eso? Caballo con
cuerno? Mitad toro y mitad humano ¿qué es eso? Un cristiano carnal o sea profesa fe en el
Señor, pero vive carnalmente, vive como mundano. Eso NO EXISTE, eso No existe.
Es un invento de nuestra imaginación para sentir nuestras conciencias tranquilas, respecto
a ciertas personas que en algún momento han dicho algo sobre el Señor, para pensar que
estarán en el cielo, NO estarán. Estarán en el INFIERNO, estarán en el infierno, porque por
sus frutos los conoceréis. Son árboles muertos sin fruto alguno.
El verdadero cristiano ama a Cristo, ama la ley de Cristo y ama agradar a Cristo y servir a
Cristo y tiene devoción por Cristo. El que dice yo le conozco y no guarda sus mandamientos
el tal es mentiroso y la verdad no está en él.
Si querido hermano, conocerle es obedecerle, no hay otra opción, es inseparable y así fue
desde el principio, Dios creo a Adán y Eva, para tener una relación de amor, para con él,
para servirle, para adorarle y Adán y Eva ya en el huerto del Edén, desobedecen y pecan.
Pero hemos sido creados para honrarle, obedecerle, servirle, adorarle, eso lo más grande a
lo que podemos aspirar en esta vida, es donde encontramos la profunda paz, el profundo
gozo, la profunda esperanza, todo el sentido a nuestra existencia lo encontramos cuando le
adoramos a él, cuando le servimos a él.
Cuando nosotros exigimos eso de otros, cuando exigimos adoración, respeto, admiración,
aplauso obediencia, lealtad. Estamos usurpando el lugar de Dios, estamos poniéndonos en
el lugar de Dios, estamos pecando, nos estamos creyendo la mentira de la serpiente; seréis
como Dios.
Hemos sido creados para El, para adorarle solamente a Él. No para que nos adoren a
nosotros, solo Dios es Dios solo El merece toda adoración, obediencia, lealtad, pero el
hombre peco y al desobedecer se rompe esa comunión con Dios, es expulsado del huerto
del Edén.
Pero Dios quiere formar un pueblo para sí, que le adore en la tierra y por toda la eternidad.
Y vemos el pueblo de Israel, que el pueblo de Israel de nuevo es infiel y desobediente y
aunque tienen la ley de Dios la quebrantan una y otra vez.
Ese pacto hecho con Dios lo rompen yéndose detrás de otros dioses y yéndose detrás de
sus propios pecados. ¿SE quedará entonces Dios sin pueblo? Un pueblo santo, un pueblo
obediente, un pueblo que le adore por toda la eternidad, NO, Dios tendrá ese pueblo.
Las bodas del cordero estarán llenas de invitados sentados a su mesa. Por eso encontramos
pasajes tan hermosos como jeremías 31: Donde Dios nos describe el nuevo pacto, dice así
Jeremias 31:31-35 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día
que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en
su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más
ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos
me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Glorioso el pacto nuevo que el Señor tiene con nosotros. La ley de Dios ya no está escrita
en tablas de piedra ahora la ley de Dios está escrita en nuestros corazones, ya no es que
tengamos que cumplir la ley, ahora es que queremos cumplir la ley.
No es un pueblo donde unos conocen a Dios y otros no, ahora es un pueblo donde todos
conocen a Dios, desde el más grande hasta el más pequeño. Es un pueblo de redimidos, es
un pueblo de convertidos, es un pueblo de regenerados, es un pueblo de perdonados, es
un pueblo que conoce a Dios y que camina en sus estatutos. Ese pueblo es su iglesia, ese
pueblo es su rebaño, ese pueblo es su casa, ese pueblo es su Israel.
Salvos de todas las naciones, de todas las etnias, de todas las lenguas, de todos los pueblos
que han sido sellados por el espíritu y ahora caminan en obediencia y en santidad.
Así que las palabras del apóstol Juan, tiene mucho sentido a la luz de toda esta realidad. En
esto sabemos que le conocemos, si guardamos sus mandamientos, es la evidencia en tu
corazón y en tu vida de que este nuevo pacto es una realidad en ti. Cristo ha cambiado tu
corazón, y porque ha cambiado tu corazón ahora le amas. Le sirves le adoras, le obedeces.
Esta es la diferencia fundamental entre Cristo y las religiones, todas las religiones. Todas las
religiones son iguales. Dicen lo siguiente; Si obedeces a Dios conocerás a Dios. A lo mejor,
quien sabe, Si el Señor tiene misericordia o te has portado suficientemente bien. Si
obedeces a Dios conocerás a Dios. Pero el cristianismo dice, Si conoces a Dios obedecerás
a Dios, porque es necesario que el cambie, transforme nuestras vidas, porque sabemos
hermanos, sabemos que por nosotros mismos no somos nada, que sus mandamientos no
lo podemos cumplir, ni uno de ellos.
Conocemos nuestra incapacidad, conocemos nuestra limitación, conocemos nuestra
naturaleza caída y cuando la ley se nos presenta delante nuestro pensamiento es: Señor no
puedo agradarte, Señor yo no puedo servirte, Señor tu eres tres veces santo y yo tres veces
pecador. Ay de mi, Ay de mi Señor.
Yo no puedo andar ese camino de obediencia, porque nunca jamás ningunos de nosotros
veríamos su rostro, pero gracias a Dios que primero él se nos revela y se nos da a conocer y
en ese nuevo pacto hemos sido cambiados, lavados, transformados y ahora entramos en
su presencia. Es El que nos capacita.
Recordemos el pasaje Isaías que dice: Ay de mí que soy de labios inmundos, pero cuando
el Señor acerca ese carbón y purifica esos labios ese mismo Isaías que luego dice: ¡Heme
Aquí Yo iré! Es por su obra poderosa, no es por nuestros méritos, es por El.
En nosotros mismo sabemos que no hay amor por Dios, que no hay bondad, que no hay
humildad, que no hay obediencia, que no hay sujeción, que no hay nada de todo eso que
Dios exige. Pero por su obra en nosotros, todo eso que El exige de nosotros es una
realidad.
Solo por su gracia dice Ezequiel 36:26-27 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
No es opcional, no dice pondré en otros mi espíritu y espero que se porten bien. Pondré
en vosotros mi espíritu y hare que andéis en mis estatutos y guardéis mis preceptos y los
pongáis por obra.
Es una realidad en la vida del cristiano. Ezequiel 36:28 Habitaréis en la tierra que di a
vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
Si, Dios forma a un pueblo para sí mismo, para su gloria, un pueblo santo, un pueblo
obediente, un pueblo que le adora. Y no es que cumplamos su ley porque somos muy
buenos. Cumplimos su ley porque Él es muy bueno. Y Ha tenido misericordia de nosotros.
Gracias a Dios por su misericordia, por su amor, por su pueblo.
El amor de Dios es el centro del pasaje que estamos leyendo, no nos quedemos con la
expresión de guardar sus mandamientos, el amor de Dios es el centro, es la clave del
pasaje, que estamos considerando esta mañana.
Hemos leído en el versículo 4. El que dice yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el
tal es mentiroso y la verdad no está en él, PERO, cuando la Biblia dice pero nuestro corazón
da un brinco, nos llenamos de esperanza, después de expresar la situación en la que
estamos como pecadores, cuando Dios dice pero, abramos los ojos, que hermoso lo que
está a punto de decir.
El que guarda su Palabra en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado.
Aquí está la clave hermanos, por eso guardamos su Palabra, por eso andamos en Luz, por
eso confesamos nuestros pecados, por eso tenemos comunión con Dios. No porque
nosotros seamos perfectos, es porque su amor es perfecto y porque su amor se manifiesta
en nuestras vidas, su amor se ha perfeccionado en nosotros, no es que antes no fuera
perfecto, el amor de Dios es perfecto, porque todo lo que Dios hace es perfecto.
Su amor se ha perfeccionado en nosotros, se ha mostrado completamente se ha
manifestado enteramente, se ha completado, se ha llevado a cabo su plan en nosotros,
su amor en nosotros se ha perfeccionado, y se ha hecho evidente ¡Cómo? En esa vida de
obediencia de devoción, de servicio a Él.
El plan de Dios manifestado en su amor, se cumple en la vida del cristiano. El cristiano es
objeto del amor de Dios, y a la obra de su amor en nosotros se hace evidente y la podamos
ver cuando cumplimos su palabra, cuando le obedecemos.
Esta es una realidad en nuestras vidas. Si eres del Señor, caminas en obediencia, caminas
en santidad. Y tu dirás; Ayy pero Yo miro el fruto en mi vida y es ¡tan pequeñito! Como ese
árbol joven, como ese árbol cuya fruta es pequeña y casi parece de juguete, pero es la
misma fruta que da Cristo, es la misma evidencia que vemos en la vida de Cristo.
Es una realidad, y Dios en este pasaje nos está comunicando de esa profunda serenidad,
esperanza y paz que debemos sentir los cristianos al saber que estamos en sus manos y su
amor es el que está obrando en nosotros.
Nos deja ver una vez más, su amor, su poder, que Él es un Dios soberano sobre todas las
cosas, es el Dios soberano el que cambia nuestros corazones y llama sus ovejas y sus ovejas
le conocen y le siguen, no le siguen y se transforman en ovejas, sino que son sus ovejas y
lo escuchan y le siguen.
Es Dios es el soberano del universo, el que prepara nuestros corazones, los labra para que
cuando caiga la semilla del evangelio, brote y produzca, produzca. Podemos descansar en
El, sabiendo como dice filipenses; Que la buena obra que él empezó la perfeccionara hasta
el día de Jesucristo. Es su obra en ti, lo que Él está haciendo.
Pero una vez más y vamos a la última frase en el pasaje de hoy, una vez más la palabra de
Dios nos enseña el poder de Dios para que descansemos y nuestra responsabilidad para
que no nos durmamos.
Hemos leído la última frase y la vamos a leer: El que dice que permanece en él, debe andar
como el anduvo. Como tantas otras cosas en la vida cristiana. Dios nos muestra su poder y
luego apela a nuestra responsabilidad. Porque Dios hace todas las cosas según el designio
de su voluntad ¿verdad? Pero el Señor nos dice orad sin cesar, ¿porque Señor? si tú haces
todo lo que quieres, como quieres y cuando quieres. Orad sin cesar.
Porque Dios ha escogido un pueblo desde antes de la fundación del mundo y sus escogidos
son los que estarán en la ciudad santa. Sí, pero nos dice; Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura. ¿Porque Señor si solo tus escogidos se van a salvar?.
Dios nos muestra en tantas cosas de la vida cristiana, su soberanía absoluta, pero luego
apela a nuestros corazones, a nuestra valentía, a nuestra responsabilidad a que caminemos
en obediencia.
Dios acabara en nosotros la obra de santificación que empezó. Pero también nos dice;
trabajad en vuestra salvación con temor y temblor.
Y ahora cuando está hablando de la obediencia, Juan nos recuerda que si andamos en sus
mandamientos es porque el amor de Dios nos está haciendo andar en sus mandamientos,
es su obra en nosotros, pero acaba con esta frase, el que dice que permanece en él, debe
andar como el anduvo.
Apela a nuestras conciencias y a nuestra responsabilidad. No hay lugar en la vida del
cristiano a la dejadez, no hay lugar para pensar que tenemos un Dios tan grande tan
soberano que al final él lo va a hacer todo asi que yo puedo vivir de cualquier manera. No
hay lugar para eso en la vida del cristiano. El que es del Señor debe andar como Cristo
anduvo. ¿Andas tu como Cristo anduvo?
Una frase de Francis Chan que cae bien y debería hacernos reflexionar:
Te encanta Jesús, pero si eres honesto contigo mismo, en realidad no quieres ser como
Jesús. Admiras su humildad, pero de verdad ¿quieres ser así de humilde?. Todos pensamos
que es hermoso que el hijo de Dios se pusiera de rodillas y lavara los pies de sus discípulos,
pensamos que es hermoso, ¿pero es esa tu meta en la vida? Estas agradecido de que el
Señor Jesús fuera escupido y maltratado, pero nunca dejarías que eso te pasara a ti, te
encanta la idea de que el dejara sus derechos, pero tú te vas a pasar toda tu vida luchando
por tus derechos. En resumen, crees que Jesús es un gran salvador, pero crees que Jesús no
es un gran ejemplo a imitar.
¿Qué bofetada verdad? Para nosotros los cristianos. Y aquí Juan el apóstol nos dice; ¿ves la
realidad de lo que Dios está haciendo en tu vida? Y ahora apela a nuestros corazones y nos
dice; si eres de Cristo debes andar como el anduvo.
En esa misma actitud de humildad de obediencia de abnegación, de sacrificio, de servicio
de santidad. Si eres de Cristo debes andar como el anduvo. Y el creyente libra en su corazón
una batalla diaria contra su propio ego, contra su propio orgullo, contra el diablo, contra el
mundo, queriendo servir al Señor y agradar al señor.
Así como Josué conquistaba la tierra prometida, con valentía, con osadía y daba toda la
gloria y todo el mérito a Dios, así el cristiano debe conquistar hasta el último rincón de su
alma para la gloria de Cristo y cuando lo hayas conseguido, no te pongas ninguna medalla,
da gloria solamente al Dios todopoderoso, porque Él es el que produce en nosotros el
querer como el hacer por su buena voluntad.
Mira lo que dice Juan; en esa obediencia del cristiano encontramos un gran deleite y en
esa obediencia del cristiano encontramos una gran evidencia de que Dios está trabajando
en mi vida. Cada logro, cada meta, cada avance, en todas las virtudes espirituales, en toda
semejanza a Cristo, es una evidencia para ti, de que tú y Dios están preocupados, en lo
mismo en hacer este corazón más como el de Cristo Jesús.
Dice Tito 2:14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Seamos este pueblo, celoso de buenas obras para la gloria del Señor y si aún no eres de
Cristo, es comprensible que no tengas ningún apetito por las cosas del Señor, es
comprensible que no entiendas la Palabra, que no deseas servir la ley de Dios, es
comprensible que no quieras obedecerle, porque no le conoces.
Quiera el Señor que le conozcas, que veas esa luz resplandeciente como la vio Saulo camino
de Damasco y empezó a obedecerle y empezó a andar en sus caminos, en sus estatutos
Clama al cielo por misericordia, que el Señor quiera darte un corazón nuevo, que le ame
que le sirva, que le adore que lata por él, y que puedas decir como el salmista en el salmo
119: Vengan a mi, tus misericordias para que viva, porque tu ley es mi delicia
Aplicaciones practicas
A los hombres, ¿Conoces a Dios? ¿Cumples sus mandamientos? ¿Crees que Dios te conoce
a ti? Eres el líder de tu familia, el sacerdote que está llevando a tu esposa e hijos a los pies
de Cristo. Están en primer lugar las cosas de Cristo y tu servicio a él, antes que tus metas y
deseos personales.
¿Cómo es tu relación con las tinieblas? ¿Cómo te comportas en el trabajo, con los
compañeros que no son cristianos? ¿Te ofende cuando blasfeman el nombre del Señor o te
da igual? ¿Tratas bien a tu esposa? ¿La honras? Ahora en tiempo de elecciones, ¿No te
importa que el candidato al que apoyas, su conducta y sus valores estén con contra de los
principios bíblicos ya sea de derecha o izquierda? ¿Es más importante una reunión o un
evento que reunirte en la casa del Señor? ¿Prefieres darte un descanso o vacaciones cuando
hay puentes que estar en la casa del Señor? Hermano si esto no te hace reflexionar y
cambiar entonces deberíamos cuestionarnos si somos del Señor. ¡Arrepiéntete!
A las mujeres ¿Conoces a Dios? ¿Cumples sus mandamientos? ¿Crees que Dios te conoce a
ti? ¿Eres la ayuda idónea de tu esposo? ¿Cumples el rol que Dios ha establecido para ti en
tu casa y en la iglesia? ¿Eres rebelde con tu marido? ¿Haces lo que se te da la gana y no
consultas a la cabeza del hogar que es tu esposo? ¿Instruyes a tus hijos en la Palabra del
Señor? Están en primer lugar las cosas de Cristo y tu servicio a él, antes que tus metas y
deseos personales.
¿Cómo es tu relación con las tinieblas? ¿Cómo te comportas con tus amistades que no son
cristianas? ¿Andas chismeando y murmurando? ¿Honras a tu esposo? ¿Es más importante
cualquier actividad en Domingo que estar en la casa del Señor?
Hermana si la Palabra del Señor no te hace reflexionar y cambiar entonces deberían
cuestionarse si eres del Señor. ¡Arrepiéntete!
A los jóvenes ¿Conoces a Dios? ¿Cumples sus mandamientos? ¿Crees que Dios te conoce
a ti? ¿Honras a tus padres? ¿Eres rebelde con tus padres? ¿Eres rebelde con Dios? ¿No te
importan las cosas del Señor? ¿te avergüenzas de decir que eres cristiano? ¿Eres luz y sal
en tu colegio, universidad o centro de trabajo? ¿Celebras cuando tus amistades dicen un
chiste de doble sentido? ¿ Te estas guardando en pureza para tu futuro esposa o esposa?
A los jóvenes que no son creyentes. ¡Joven ¡¿Tú crees que lo sabes todo y lo tienes
controlado? Déjame decirte que la misericordia de Dios es la que te ha sostenido hasta
ahora.
¿En qué fundamentas tu rebeldía tu afrenta a Dios? ¿Crees que Dios no existe? Así pensaban
muchos eruditos y Dios tuvo que quebrarlos.
Joven tú vas a morir. puede ser hoy, mañana, este mes, este año o en unos años, pero eso
sí es seguro. Tu no escaparas de la muerte. Como te presentaras delante del trono, allí no
estarán tus padres para defenderte, estarás solo delante del Juez justo. Es tiempo de que
te arrepientas. Es hoy que debes arrepentirte y humillarte delante de tu Salvador el Señor
Jesús.

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.


AMEN

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