Lurgio Gavilan Sanchez Memorias de Un So PDF
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Robin Lefere: La novela histórica: (re) anterior en el que se centra casi exclusi-
definición, caracterización, tipología. vamente en Lukacs y Anderson Imbert. En
Madrid: Visor Libros 2013. 301 páginas. efecto, Lefere encuentra en una cita de la
obra de este último el germen de la concep-
En realidad, el presente libro necesi- ción de la llamada nueva novela histórica:
taría –y merecería– un extenso artículo y “Llamamos ‘novelas históricas’ a las que
no una breve reseña, lo que se debe, antes cuentan una acción ocurrida en una época
de todo, al ambicioso proyecto de su autor. anterior a la de la novelista. Esa acción,
Su objetivo es nada menos que el de (re) por imaginaria que sea, tiene que entrela-
definir la novela histórica para llegar “más zarse por lo menos con un hecho histórico
allá de fronteras ilusorias y de taxonomías significativo. Los materiales tomados de la
falaces” (p. 10). En otras palabras, Lefere historia pueden ser modificados o no; pero
desea superar las definiciones existentes de aun en los casos que permanecen verdade-
la novela histórica consideradas como insu- ros, al fundirse en una estructura novelesca
ficientes o equivocadas. Esto vale, sobro cambian de valor se ponen a cumplir una
todo, para el concepto de la llanada nueva función estética, no intelectual. Es decir,
novela histórica, que considera como mera que los objetos históricos se transmutan en
“subcategoría” que “no requiere una defi- objetos artísticos” (p. 21).
nición específica” (p. 50); por otra parte, Lefere señala que Seymour Menton,
señala que estas novelas “son muy hetero- en su libro fundacional sobre la nueva
géneas –y a veces radicalmente distintas–” novela histórica, cita solo la primera frase,
(p. 260). En efecto, Lefere parece estar pero es en la tercera donde se encuentran
harto de la “tan cacareada nueva novela las palabras decisivas: “Los materiales
histórica” (p. 251). Sea como fuere, en vez tomados de la historia pueden ser modifi-
de escribir un libro más sobre este género cados o no”, es decir, que Anderson Imbert
novelesco, desea “determinar criterios de indica la posibilidad de que el autor se des-
caracterización intrínseca y tipológica de víe de la llamada verdad histórica. Es en
la NH y, a partir de estos, distinguir ‘fór- este punto donde reside el origen del con-
mulas’ y ‘tipos’, para elaborar in fine una cepto de la nueva novela histórica, intuido
tipología mínima, que funcione como ya por él. Es cierto que Seymour Menton
mapa de orientación” (p. 10). Debajo de y otros han desarrollado y profundizado en
esta intención, el autor confiesa “el deseo el concepto, pero Lefere lo desviste de su
secreto” de “ofrecer, sobre la novela histó- novedad.
rica (y en menor medida la literatura histó- El autor inicia su propio intento de lle-
rica) una perspectiva totalizadora, a la vez gar a una definición satisfactoria con diez
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diversas modalidades literarias de discurso impresión. Mientras que los dos primeros
histórico” (p. 29). En otro contexto, pro- tratan problemas teóricos, los otros seis
pone una definición somera: “Entendemos son interpretaciones. Podemos ver estos
por ‘novela histórica propiamente dicho’ artículos como estudios preliminares a la
una novela que tematiza principalmente la teorización, no de ilustraciones o aplica-
Historia” (p. 166, n. 10). Postula la exis- ciones de esta.
tencia de cuatro tipos distintos de novela La obra de Lefere destaca entre los
histórica “desde el punto de vista de la tantos estudios sobre la novela histórica
orientación temporal” (pp. 45-49); final- por su intento de llegar a una categoriza-
mente, distingue siete subgéneros (non- ción más clara y justificada de este género
fiction novels, testimonio, cuento, teatro, novelesco, pero adolece de un exagerado
poema, ensayo, guión, pp. 52-62). afán de comprimir la infinita diversidad de
Después de estos preliminares, el las novelas en una camisa de fuerza de un
autor pasa a la parte central de su obra, número determinado de tipos. El lector se
es decir, a la “caracterización y tipología pierde en las propuestas, criterios, caracte-
de las novelas históricas”. Empieza con rizaciones, fórmulas y tipos. Comprendo el
una lista de 20 criterios para la tipología hastío del autor frente a una nueva novela
(pp. 65-95), seguida por “caracteriza- histórica convertida en mera moda, pero
ciones” que explica como “lista de che- me parece que se deshace demasiado fácil-
queo” con 17 puntos principales (p. 96), mente de ella. Cito una frase del artículo
cuya parte central es una serie de siete sobre Vigilia del Almirante de Roa Bastos
comparaciones de cada vez dos novelas (pero sin las extensas notas) para hacer ver
históricas (pp. 110-129). Al final, reúne mi punto: “Las dudas del lector acerca de
“catorce fórmulas distintas” y pregunta si la historicidad de lo narrado lo ponen en
estas corresponden con 14 tipos (p. 129). una situación incómoda, incitándolo a una
Si comprendo bien, el autor considera confrontación con los materiales originales
“fórmula” la expresión individual de una (los escritos de Colón y los comentaristas
novela, lo que significa que, en realidad, canónicos) y con los estudios académicos,
habría tantas fórmulas como novelas, de para después volver leer la novela con más
modo que reducir las fórmulas a 14 ya criterio” (p. 179).
constituye una simplificación. El “tipo”, Es decir, que, intrigado por la ficcio-
por el contrario, sería algo objetivo, es nalidad de la narración, el lector se ve
decir, el resultado de la aplicación de obligado a enfrentar la novela con los
los criterios enumerados anteriormente. documentos mismos y los comentarios,
Lefere distingue tres modos esenciales para volver después a una segunda lectura.
(referencial, poético, ideológico), cuyas Un programa para profesores y me pre-
subdivisiones dan como resultado el gunto cuántos se someterán a esta exigen-
número de 14 (o 13 o más). Lamenta- cia (salvo que estén escribiendo un artículo
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blemente, esta última parte, decisiva, es sobre ella). Por lo demás, Vigilia del Almi-
extremadamente corta y abstracta (pp. rante es, por diferentes razones, un exce-
129-137), sin que el autor intente ilustrar lente ejemplo de lo que se llama ‘nueva
los tipos teóricos con obras concretas. novela histórica’. La frase citada encierra
Lefere desarrolla su teoría de la novela paradigmáticamente uno de sus proble-
histórica en la primera parte de su obra; en mas esenciales (hay otros). ¿Sería esta
la segunda, reúne ocho artículos publica- novela destinada a los happy few? Tal vez
dos anteriormente y actualizados para esta hubiera sido preferible que el autor hubiera
memoria y culminando con los cuentos social, etc.– de Hernández, su rechazo sin
breves de la última época. más de la hermenéutica se debe más bien a
De la primera época destaca Lespada una concepción, en la línea de Susan Son-
la fragmentariedad de los relatos y el papel tag, a quien cita, algo reduccionista de la
programático de los mismos en cuanto a hermenéutica. Si la hermenéutica se define
la estética hernandiana. Por un lado pro- como la afirmación de un sentido exclu-
ponen una estética no tanto de lo intrans- yente, como la resolución del misterio (p.
cendente, como ha señalado la crítica, 133), no es difícil rechazarla. La cuestión
sino de lo que no puede expresarse, de lo yace en si la hermenéutica es solo eso.
otro que subyace a la presentación desde De la segunda etapa de la literatura
lo intrascendente: “un arduo trabajo des- hernandiana y sus textos de la memoria,
tinado a desenmascarar las convenciones, Lespada recoge el guante de determinar
impugnar las jerarquías y poner en eviden- el carácter de estos textos retrospectivos,
cia la realidad latente debajo de sus cás- a menudo leídos como autobiográficos.
caras” (p. 62). Lespada recoge el impulso De Por los tiempos de Clemente Colling
de la crítica que reconoce en esta parte del (1942), donde predomina un yo narra-
libro la cercanía conceptual del principal dor-personaje, señala Lespada que “el énfa-
filósofo uruguayo del siglo xx, Carlos Vaz sis está puesto en los propios mecanismos
Ferreira, y de la escritura hernandiana. discursivos, en la producción de imágenes
Sobre todo el papel de lo inacabado, de lo estéticas, es decir, que se trata de un texto
que, como diría el filósofo, sirve como fer- en el que predomina la función estética o
mentario, pero permanece fragmento y no literaria” (p. 127). Esta especificidad se
se resuelve en la totalidad de un sistema. contrapone a la función referencial propia
En este periodo aparece una constante en de la autobiografía. Aunque Lespada deja
la prosa hernandiana que Lespada subraya clara su posición respecto a formas híbridas
con claridad en su análisis, a saber, el papel de la autobiografía y lleva razón en que la
de actantes que toman los objetos y, de función de los relatos de esta etapa de Felis-
manera algo más tenue, el aspecto meta- berto no es primariamente autobiográfica,
diegético de los mismos. Con un análisis cabría preguntarse si los discursos posibles
del papel de las figuras retóricas en dichos respecto a la autobiografía y a la biografía
textos (p. ej. prosopopeya, p. 72; zeugma, no pueden formar parte también de esta fun-
p. 88; iteración, p. 93; sinécdoque, p. 101) ción literaria que resalta, no ya como mera
y del procedimiento de mise en abyme, el referencialidad, sino como construcción
autor resalta la intención de los textos de de un discurso en torno al texto. El crítico
ir más allá de la norma –lingüística, narra- mismo defiende su lectura de Hernández en
tiva– mostrando su validez y su fragilidad, la línea de Roland Barthes como una perí-
señalando la carencia y creando un meca- frasis del texto que no excluiría una posi-
nismo de compensación. Rechaza en este bilidad tal. Lespada trabaja cuidadosamente
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tenor, lo que será una constante en todo el aspecto metadiegético del texto men-
el análisis, cualquier interpretación her- cionado, que profundiza en el análisis del
menéutica que proyecte un simbolismo o relato El caballo perdido (1943). En este
pretenda fijar el sentido. Si bien Lespada sentido señala que el texto mismo plantea
censura con pertinencia las lecturas que un rechazo de la mímesis realista, aspecto
dejan de lado la interrelación significativa característico de toda la obra hernandiana.
de los diferentes niveles textuales y pro- Más bien se plantea según Lespada un res-
ponen una lectura simbólica –psicológica, quebrajamiento del significante respecto a
en dicha obra y por el diálogo y propuesta de manera que ofrece una nítida y extensa
de lectura original de la misma, Literatura imagen de los comienzos periodísticos del
y carencia se convertirá sin lugar a dudas autor en España, a la vez que arroja luz
en un libro fundamental de la investiga- sobre su proceso formativo como narrador.
ción sobre Felisberto Hernández. Máxima conocedora de la obra de
Novás, Romero condensa cuantiosa y
Agustín Corti jugosa información en el prólogo que pre-
(Universität Salzburg) cede a la compilación. Da cuenta de su tra-
yectoria vital y profesional mencionando
los hitos fundamentales que lo convirtie-
Lino Novás Calvo: España estremecida ron en uno de los cuentistas principales, si
(Crónicas en la revista Orbe). Edición no en el más importante, de los narradores
de Ciro Romero. Sevilla: Renacimiento cubanos de los años cuarenta del siglo xx.
2013. 444 páginas. Recorre las claves de su incorporación al
periodismo y los detalles más sobresalien-
La espléndida y amplia labor de recu- tes de su carrera dentro de este ámbito: los
peración de textos inéditos de Lino Novás periódicos con los que colaboró en Cuba y
Calvo a manos de Cira Romero se continúa fuera de Cuba, antes y después de su exilio
con este volumen dedicado al periodismo en 1960 (tras la llegada de la Revolución
realizado por el cubano-español como castrista) o los premios obtenidos gracias
corresponsal del semanario habanero a la excelencia de su trabajo. Nos informa
Orbe en España. Romero recopila, intro- de cómo la amistad con Fernández de Cas-
duce y anota las colaboraciones que Novás tro y la inestabilidad económica sufrida
envió a José Antonio Fernández de Castro en La Habana fueron los detonantes prin-
–redactor jefe de la revista– desde Madrid cipales del nombramiento del incipiente
(principalmente) a La Habana durante los narrador como corresponsal en Madrid.
dos años de existencia de la publicación, Romero, que ha editado un significativo
entre 1931 y 1933. A través de este libro, número de las cartas que el autor intercam-
la investigadora cubana da a conocer parte bió con notorios intelectuales cubanos de
de la importante y extensa obra periodís- su tiempo (José María Chacón y Calvo,
tica de Novás, cuyos artículos, reporta- Manuel Navarro Luna o José Antonio Por-
jes y crónicas resultan fundamentales en tuondo) en Laberinto de fuego. Epistola-
el acercamiento crítico a su trayectoria rio de Lino Novás Calvo (2008), pone en
como escritor y en el deseo de compren- enriquecedora relación la correspondencia
der los entresijos de su devenir vital. Como que Novás sostuvo con Fernández de Cas-
único precedente del volumen editado por tro durante los años que duró su colabo-
Romero, puede citarse Lino Novás Calvo: ración con Orbe. Como explica Romero,
periodista encontrado (2004), con prólogo las sinceras palabras dirigidas a su jefe de
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de Norge Céspedes, que selecciona cuatro redacción y amigo ofrecen nítida infor-
textos periodísticos de Novás pertenecien- mación en torno a la perspectiva que el
tes a distintas publicaciones: Orbe, Medio- autor tenía sobre sus artículos: la selección
día y Bohemia. Romero, por su parte, en de los asuntos y personajes, la dificultad
España estremecida reúne la totalidad de para conseguir fotografías, la calidad del
las colaboraciones de Novás para Orbe resultado final o, incluso, la conveniencia
(a excepción de una entrevista a Victoria de publicarlos o no. Paralela y sucesiva-
Kent, que no ha podido ser localizada), mente, tras finalizar su vinculación a Orbe
por el cierre del semanario en los primeros y en el resto del mundo” recogiendo
meses de 1933, Novás continuó su labor en “informaciones plenas de interés humano,
otras publicaciones y finalmente, durante las palpitaciones más intensas de la vida
la Guerra Civil, actuó como cronista del nacional y extranjera” (Romero, p. 13).
frente en varios de los periódicos alineados En su prólogo, Romero destaca la cali-
con el bando republicano. dad del periodismo literario de Novás y
Tomado de uno de los artículos origi- pone de manifiesto alguno de sus rasgos
nales, el título que da nombre al conjunto más sobresalientes. Según subraya, su
sintetiza con eficacia el momento en que estilo lo emparenta con el “nuevo perio-
Novás retorna a su patria. La recientemente dismo” americano iniciado bajo el signo
inaugurada Segunda República española del cruce de la prosa periodística con la
es el motivo que convulsamente, en primer literaria a principios del siglo pasado. En la
plano o en el fondo, late en los reporta- totalidad de los textos publicados en Orbe,
jes, entrevistas y artículos. Los textos de y en otras revistas y periódicos donde cola-
Novás reflejan una España estremecida en boró a lo largo de su estancia en España,
lo político que proyecta esa agitación hacia Novás desarrolló una escritura de hondo
lo social, económico e intelectual durante aliento artístico a través de la que, sin duda,
el primer bienio republicano. Sus anota- se fue forjando el narrador que por aque-
ciones y descripciones, presentadas como llos años daría a conocer algunos de los
parte de una mirada testimonial, translu- mejores relatos de la cuentística cubana.
cen una obvia simpatía por el gobierno del Felizmente, en España estremecida, para
momento, a la vez que una honda preocu- el lector actual, el valioso trabajo investi-
pación por los obstáculos dispuestos en su gativo de Romero, recupera la visión que
camino y un crítico escepticismo ante el Novás, emigrado a Cuba en su juventud y
probable alcance final de sus logros revo- de regreso varios lustros después, redactó
lucionarios. La prosa periodística de Novás sobre España en 50 artículos durante dos
recorre la realidad del país con la intención años de brillante, intenso y, a menudo, difi-
de ofrecer una radiografía de algunos de cultoso, desempeño periodístico.
sus espacios, gentes, costumbres y hechos
más llamativos de manera que la actuali- Jesús Gómez de Tejada
dad española se ofrezca vibrante ante sus (Universidad de Sevilla)
lectores del otro lado del Atlántico. Entre
los textos publicados, llama la atención
las diversas entrevistas realizadas a algu- Brantley Nicholson / Sophia A. McClen-
nas figuras prominentes de la época. La nen: The Generation of ’72. Latin Ame-
importancia que Novás daba a las mismas rica’s Forced Global Citizens. Raleigh:
queda recogida en el epistolario sostenido Contracorriente 2013. 288 páginas.
con Fernández de Castro. A través de ellas,
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en el seno de la Generación del 72, mucho Como el propio autor advierte al inicio, el
menos cohesionada que la del boom, lle- lector solo va a encontrarse con “relatos de
gando a afirmar que “su ética como escri- la vida cotidiana” (p. 49).
tora y forzada ciudadana global” puede ser Es necesario acotar que la violencia
vista como “el denominador común de la vivida en el Perú (1980-2000) vino de
Generación del 72” (p. 280). dos sangrientas organizaciones terroris-
Nos hallamos, pues, ante un libro tas, el Partido Comunista Peruano Sen-
interesante, cohesionado, documentado y dero Luminoso (PCP-SL) y el Movimiento
algunos críticos que sus afectos cumplen late en él el salvaje y el indefenso. No solo
con claridad con lo que los sociólogos cuando formó parte de las labores del Par-
llaman “mundo andino” –el IEP creerá tido Comunista en la montaña, sino cuando
por ello que al denominar “indígena que- sintió hambre y cazó vizcachas y venados
chua” al autor (convertido, al final de su “como los hombres más primitivos” (p. 87)
vida, en un letrado), se salvan de inmediato o comió con sus colegas carne de caballo
no como buitres, sino como “guerrilleros
7
Lima: Canta Editores.
hambrientos” (p. 91).
Es un torpe cliché decir que Memo- agregar una más: la universidad. Parece
rias de un soldado desconocido hace más importar demasiado que, por primera vez
humano al subversivo, al militar, al monje. en el Perú, un libro logre atravesar todas
Si hay algo en la guerra de verdad (aunque esas regiones tristes pero poderosas del
las sociedades se encarguen con el tiempo llamado «conflicto armado interno». Pero
de esconderlo, maquillarlo o descono- estas memorias son mucho más que un
cerlo) es su humanidad irrenunciable. Uno documento, mero estudio de campo, teoría
no puede sentir empatía por las memo- etnográfica. Memorias de un soldado des-
rias de Gavilán Sánchez, como no siente conocido es la incansable lucha contra esas
empáticas autobiografías con las de Rudolf inmensas huellas de terror que ha dejado la
Höß8, comandante nazi en Auschwitz, que, violencia en el Perú.
luego de una infancia solitaria, una familia
profundamente religiosa y deseos de trans- Erick Ramos Solano
formación política en la Alemania de entre (Universität Hamburg)
guerras, dirá en los juicios que solo cum-
plía órdenes.
Lo que leemos en el relato del peruano
es su denodado intento por captar una
realidad en sí inaprensible a través del
lenguaje y de cualquier lengua. No deseo
repetir lo mismo que los lacanianos (resal-
tar residuos excrementicios en las dinámi-
cas de cualquier narración en su relación
con lo que ellos llaman “lo real”), sino
advertir que la narración de Gavilán Sán-
chez importa porque es la más pura ficción
de la violencia.
La vida es, como él mismo advierte,
una pompa de jabón, y en eso se basa todo
su relato: contar el trayecto de la burbuja
hasta que desaparece en el aire. A pesar
de haber sido militante de Sendero Lumi-
noso, militar, sacerdote y luego antropó-
logo, solo una palabra marca la totalidad
del libro: “soldado”. Y esto no es gratuito.
En todo momento, Gavilán Sánchez creerá
(sentirá) estar recibiendo órdenes. El
narrador es pues un personaje en perma-
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nente conflicto.
Se nos dice que nuestro autor ha pasado
por las tres instituciones más importantes
pero también más nocivas del país. Faltó
8
Höß, Rudolf: Kommandant in Auschwitz. Auto-
biographische Aufzeichnungen. Herausge-
geben von Martin Broszat. München: Deutscher
Taschenbuch Verlag, 1989.