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San Fernando

San Fernando comenzó como un pequeño negocio familiar creado por el inmigrante japonés Julio Ikeda en 1948 con solo 35 patos. Gracias al trabajo arduo de la familia Ikeda y su capacidad de adaptarse a los cambios del mercado, la empresa se convirtió en el principal productor avícola del Perú, con más de 5,000 empleados y plantas capaces de procesar 2,000 pollos por hora. La clave de su éxito fue integrar verticalmente los procesos productivos e innovar en estrategias de ventas orientadas al
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San Fernando

San Fernando comenzó como un pequeño negocio familiar creado por el inmigrante japonés Julio Ikeda en 1948 con solo 35 patos. Gracias al trabajo arduo de la familia Ikeda y su capacidad de adaptarse a los cambios del mercado, la empresa se convirtió en el principal productor avícola del Perú, con más de 5,000 empleados y plantas capaces de procesar 2,000 pollos por hora. La clave de su éxito fue integrar verticalmente los procesos productivos e innovar en estrategias de ventas orientadas al
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SAN FERNANDO: LA HISTORIA DETRÁS DEL ÉXITO DE LA BUENA

FAMILIA
San Fernando es la avícola más importante del Perú, pero no muchos
conocen la historia detrás del éxito de esta reconocida empresa y su
fundador, un inmigrante japonés que perdió todo al ser deportado a
EEUU y aún así volvió a apostar por sus sueños en este país.
Al pensar en la cena navideña, ¿qué es una de las primeras cosas que se
te viene a la mente? Para los peruanos es inevitable pensar en el pavo
de Nochebuena y este tiene un sinónimo casi inmediato: San Fernando.
Gracias al trabajo arduo y constante, lo que empezó como una empresa
familiar se ha convertido hoy en día en la principal avícola peruana, con
cerca de 5,000 trabajadores, cien granjas integradas y dos plantas de
beneficio con producción de dos mil pollos por hora.

¿CÓMO LO CONSIGUIERON?
En 1927 llegó al Perú Julio Ikeda, joven japonés que enrumbó hacia
nuestro país en busca de oportunidades, convencido de que aquí
encontraría a su gallina de los huevos de oro. En un inicio trabajó como
agricultor y luego se dedicó a la producción de sillau, el cual distribuía
entre la colonia japonesa del norte chico. Pero en 1944, su sueño de la
empresa propia comenzó a decaer cuando fue detenido y deportado a
EEUU durante la Segunda Guerra Mundial.
Terminada la guerra, a Julio le dieron tres opciones: quedarse en
Estados Unidos, regresar al Perú o ir a Japón. A pesar de que había
perdido todo en el Perú, Ikeda decidió regresar junto a su esposa Rosa
Matsukawa y sus dos pequeños hijos, una apuesta llena de riesgos.

De regreso en el Perú, la familia Ikeda tuvo que hacer frente a la dura


realidad de no contar con absolutamente nada. Incluso tuvieron que
hospedarse en cada de un familiar mientras don Julio se preguntaba
cómo lograría mantener a su familia, sobretodo porque durante
aquellos no había muchas opciones de trabajo para japoneses afincados
en estas tierras: podrían ser peluqueros, tener un bazar, un restaurante
o ser granjeros
Fue recién en 1948 cuando el patriarca de los Ikeda se encuentra con un
primo que le propone criar avez y lo ayuda a empezar con 35 patas
madres y 4 patos machos reproductores en un terreno de la actual
avenida Tomás Marsano, donde construyeron una pequeña casa de
adobe. De los patos pasaron a las gallinas y la producción de huevos, los
cuáles repartían por bodegas y mercados de San Isidro y La Parada.

Ya más conocedor del mercado, en 1963 Julio Ikeda decidió apostar por
adquirir 468 pollitos luego de darse cuenta de una nueva moda culinaria
en el mercado peruano: el pollo a la brasa. Pasaron a tener mil pollos,
luego 2000, después 3000. Tuvieron que buscar un terreno en Lurín
para seguir creciendo, pero 1968 una crisis de precios y una peste
desplumaron su pequeña empresa.

Con la garantía de su buen trabajo un amigo les vendió 4000 pollitos a


crédito. Dos años después, los Ikeda tenían 8000 pollos en sus tres
galpones. Para ese momento, los cuatro hijos de la familia Ikeda
participaban del negocio: Alberto había construido el último galpón en
Chincha, mientras Máximo y Fernando se dedicaban a la producción y
Julio a la comercialización.

En 1972 los Ikeda deciden ponerle un nombre a su marca y optan por


San Fernando, quizás en honor del menor de los hermanos. Para ese
momento, la producción de la empresa llegaba ya a 8000 pollos
semanales. Pero aún debían enfrentarse a una importante competencia
en el mercado ya que había muchos más granjeros ofreciendo lo mismo
que ellos.

¿CÓMO LOGRARON CONVERTIRSE EN LA MARCA NÚMERO UNO?


La empresa conversó con otros granjeros y les compraba su producción
de pollos, asegurándose así que no hubiera un sólo día en que no
salieran aves de la tienda de San Fernando. A bordo de camionetas y
camiones los Ikeda iban por Chorrillos, Cañete, Puente Piedra y otros
lugares para comprar pollos y venderlos con su marca. Una idea
totalmente innovadora en el mercado peruano.
Pero su éxito es el reflejo del trabajo constante. Por ejemplo, en los años
setenta tuvieron que enfrentar un momento problemático cuando
Nicolini se convirtió en la productora de pollo más grande del mercado
aprovechando que ellos eran los mayores productores del alimento para
esas aves. ¿Cómo sortear este problema? Julio hijo decidió aprovechar
un terreno que poseía en Lurín y le propuso a su hermano Alberto
construir un molino para obtener su propio alimento. En vez de
quejarse ante las adversidades, la familia Ikeda ha sabido siempre dar
con la solución adecuada.

SAN FERNANDO ACTUALMENTE...


Actualmente, cuenta con cinco unidades de negocio: pollos, pavos,
cerdos, huevos y productos procesados, y ha consolidado su posición en
el mercado, entre otros factores, gracias a la integración vertical de sus
procesos productivos, a una novedosa estrategia de ventas orientada al
consumidor final, y a una gestión guiada por el compromiso con la
calidad total.
Hoy por hoy San Fernando posee siete granjas y cuatro fábricas de
alimentos procesados para aves, comercializan mensualmente 1500
toneladas de embutidos y 12 millones de pollos. Asimismo, exportan
pollos y pavos a Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela y Japón. Siendo
así la empresa líder en su mercado y desarrollando grandes campañas
publicitarias de mucho éxito que le han ganado un total de 4 premios
EFFIE.

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