Topf Escritos de Psicologia General PDF
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Introducción
José Töpf
Pero no del comportamiento de la persona como conducta global –esto sería tema
de una Psicología de la Personalidad– sino en lo referido a sus capacidades
particulares, en este caso las capacidades cognitivas. Entiéndas e, la capacid ad
de Percibi r, de Pensar, de Recordar, de Comunicarse, de Aprender. Hay otras,
que no se tratarán acá.
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com por tam ien to. Pod ría mos lla mar a est o, par a graficarlo, un corte horizontal.
A partir de estas observa ciones general es, o sea de la Psicol ogía Gener al,
podem os volver al hecho singular para su mejor enten dimie nto, o al hecho
anóma lo, para compre nder cómo se altera n estas capac idades en la patología,
o al hecho evolutivo, para entender el crecimi ento , camb io y decl inac ión de
esta s capa cida des en las diferentes etapas del desarrollo.
Ahora bien, ¿cómo enten der esta tota lidad psíqu ica? Si el ser humano se
construye como tal inexorablemente en el vínculo con los otros, entonces no sólo
es un ser social porque vive en sociedad, sino porque su interioridad, su modo de
ser, es ya una interioridad construida a partir del intercambio social. Su modo de
percibir, o su modo de recorda r, estará defini tivamen te determ inado por el
vínculo que históricamente tuvo con su grupo, y que ahora ya es suyo. Como
también por el que ahora tiene con los múltiples grupos a los que pertenece, y las
múltiples circunstancias en que se encuentra.
Así es como delimitamos el espacio teórico de la Psicol ogía Gener al. No como
agrega mient o de funciones aislada s, sino como abstrac ción metodo lógica para
un mejor entendimiento de nuestras capacidades, en el marco de una concepción
unitaria de la persona.
Pero hay más. Las diferentes capacidades de las que aquí tratamos, y que de
distintas maneras solemos pensarlas como capacidades individuales, no sólo se
construyen en el vínculo con los otros –como decimos– sino que cada vez que se
convierten en acto, están mostrando el vínculo con un otro. Lo que llamamos
capacidades personales son en realida d fruto de sucesos interpe rsonales . Se
cons truye n en el espa cio yo-tú, al deci r de Mart ín Buber, si bien tendemo s a
supone rlas como origina das sólo en el protagonista, el ejecutor del
comportamiento.
Estarí amos entonc es ante una tercer a abstrac ción. Pero, a diferen cia de las
anterio res, ésta es una abstracción fuertemente ocultadora y difícil de aceptar: la
de suponer que una conducta que en realidad se da en un "entre-dos" parezca
dar cuenta sólo de las capacid ades de "un-uno".
Escr itos de Psico logía Gener al refle ja el traye cto del prog rama de cáted ra.
Propo ne en un inici o una somera ubicación epistemológica y antropológica para
conce ptua lizar al sujet o human o, atend iendo a su unidad bio-psico-social.
Sostenemos que el psiquismo es impensable si no es en relación con el medio
que, como dij imos , cod ete rmin a nue stro com por tam ient o. Est e medio es físico
pero también, y fundamentalmente, es un medio de significad os y de vínculos
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interperso nales, es un medio cul tur al. En el mar co de esta cult ura es que se
constituye el sujeto humano.
En los capítul os siguien tes se analiza la capacid ad de cono cer, de rec ibir e
integra r informa ción, en sus formas sensoria s y no sensoria s, es decir, el
fenóm eno de la Percepción.
Finalm ente, nos detene mos en el inte juego dialéc tico de todo lo vivient e, las
formas de intercam bio con el medio y las modificaciones mutuas a que da lugar,
las que adquieren formas particulares en lo humano: la constituc ión de la
Perso na como tal y la creac ión de condi ciones para el cambio. Desde este punto
de vista es que abordamos los procesos llamados de Aprendizaje.
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Reflexiones antropológicas
para una Psicología General
Halina Stasiejko
Frecu entem ente en la vida cotid iana pensa mos en el ser humano como un ser
racional y declaramos en el discurso que lo distintivo del mismo es la
racionalid ad, la capa cidad de pensa mient o abst racto , la produ cción de
deducciones racionales.
Pero, ¿esta modali dad de pensam iento repres enta ría lo medular y más
característico del ser humano?
Si respon demos que sí, proba bleme nte lo hacemo s en concordancia con la alta
valoración que la cultura occidental suele otorgar al quehacer los productos
científicos. La ciencia y la tecnología, que han modificado sens iblem ente nuest ra
vida cotidiana plane taria en los últimos años, son productos humanos que gozan
de un reconocido prestigio y poder. Aunque a su vez reciban críticas por sus usos
y consecuencias ecológicas.
Si respondemos que no a la pregunta por la universali dad del pens amie nto
cien tífi co, prob ablem ente es porqu e no sólo tenem os en cuent a que esta
moda lidad es una acción local y restringida a escasa población, sino porque
además, se trata de una expresi ón muy recient e del género humano. Es un
emprendimiento que, en nuestra larga historia filogen ética, ocupa los últimos
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Tan reciente es, que el ser humano ha creado para hacer frente a estas acciones,
nuevos lenguajes para expresar con precisión las argumentaciones racionales. Por
ejemplo, la lógica formal que emergió en un momento histórico-cultural vinculado al
Iluminismo, fue propuesta como un lenguaje limpio de las impurezas del habla
cotidiana , al servici o de la constru cción de argumen tacio nes científicas,
racionales, rigurosas y objetivas.
Es inte res ante , por que est e eje mpl o nos perm ite apre ciar aque llo más
cara cter ísti co del géne ro humano, su capacidad creadora de mundos simbólicos.
El lenguaje que desde los inicios de la humanidad est uvo al ser vic io de la
com uni cac ión cot idi ana , la realización de prácticas rituales, la trasmisión de
mitos, leyendas, y la generación de formas poéticas, se amplia cuando el ser
humano inventa nuevos lenguajes para servir a nuevas funciones, inexistentes en el
inicio de la evolución biológica y la historia de la humanidad.
En todo caso, hacer cienci a es una expres ión más, de la capacidad humana de
producción y consumo de símbol os. Esta última const ituye el rasgo fundam ental
del ser humano.
Es así que el legado de Aristóteles, analizado por Cassirer, que había definido al
hombre como "ser racional", resulta estrecho para poder abarcar la complejida d y
riqueza de lo humano.
Desde el punto de vista de los estudios en Biología, las emoci ones son
dispo sicion es corpor ales dinám icas que defin en distin tos tipos de accion es, en
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espec ial acciones rápidas, que pueden desplegarse sin deliberación consciente ni
racionalidad que solo las pospondría. Se reconoc en en gestos caracte rístico s de
nuestra especie: son unive rsale s las caras de asco, miedo , trist eza, sorpresa,
entre otras.
Con los avan ces en las inve sti gaci ones neu roci ent ífic as, hast a se han podi do
dete rmin ar qué redes neur ona les se acti van en una reac ción emoc iona l
rápi da y cuál es, en la solu ción de prob lem as que exi gen razo nami ento s y
deli bera ción . Pero , si bien esta s rede s se han podi do dist ingu ir una de la
otra , resu lta inte resa nte tener en cuen ta que amba s zona s cere bral es se
interrelac iona n e inte gran en cada acci ón huma na conc reta .
El cere bro, con sus form acio nes más ant igua s vinc ulada s a las emoc ione s y
las más nuevas relacionadas con el pensamiento racional, coordina su
funcionamiento como una totalidad integrada. El cerebro arcaico y la corteza se
entrelazan en cada acción, aunque alguna zona esté más comprometida que otra
en alguna ejecución particular.
En base a invest igacio nes recien tes, se afirm a que el funcionamiento cerebral
nunca podrá ser cabalmente entendido si se lo estudia por fragmentos, por partes
separ ada s y lue go sum ada s. Tam poco se lo pod rá com prender si se lo estudia
"en el vacío", como si pudiera funcionar fuera de un cuerpo que lo contiene.4
Las emoci ones no pueden despre nderse y estud iar se fuera de la trama
simból ica que atravies a y signifi ca cada acción humana. La posibilidad innata de
producir co nduc tas emoc iona les se enla za con la hist oria sent i ment al y
afec tiva plag ada de encu entr os y dese ncue ntros con los otros.
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Alguna s posici ones que intent an estud iar lo humano, separa n estos órdene s o
se centra n partic ularme nte en alguno de ellos. Es interesante considerar sus
argumentos, pero es importante a su vez conservar la idea de integración y
complejidad cuando se trata de lo humano.
Par tim os ent onc es, con sid era ndo que cua lqu ier des glo se o est udi o
com par tim ent ali zad o de alg uno de los órd ene s que con sti tuy en lo hum ano ,
es sie mpre artificial.
De lo expre sado, podemos sinte tizar que: separ an do los componentes bio-
psico-social del conjunto de la acción humana inmersa en un mundo simbólico,
fragmentamos y simplificamos el mundo humano de experiencia y por tanto
corremos el riesgo de simplificar la comprensión de las capacidades humanas.
Estas ideas preliminares, nos permiten hacer otras pre gunt as. Par afr ase and o a
C. Lév i-Str aus s5 nos preguntamos si "¿es posible referirse, sin entrar en
contradicción, a una fase o estado de la evolución de lo humano, en ausencia de
alguna organización social?", ¿podemos pensa r en un estad o "natu ral" de lo
human o?, ¿el orden humano puede entenderse de manera independiente de un
orden social regulado por sistemas de reglas?
No hay acció n human a, aun tenie ndo en cuent a todas las raíce s biol ógic as
impl icad as, que teng a un carácter precultural.
Par a Lévi -Str aus s, "la aus enc ia de reg las par ece aport ar el crite rio más
seguro para estab lecer la dist inción entre un proceso natural y uno cultural",
siendo la pres enci a de tale s, la que perm ite iden tifi car el orde n de la cultura.
La regla, generalmente pensada para lo particular y local, pero que sin embargo
tiene un carácter universal (caracter ística que se asimila al orden de la
natural eza) es la "prohibición del incesto". Veamos el lugar que le otorga a esta
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Las reglas expres adas a través de un "no", abren a la par, la posibil idad de
búsqued a de nuevas accione s y de alternativas para hacer frente al "no". Una
regla conduce a la creación de nuevas "operaciones simbólicas", rodeo s,
sust ituc ione s, metá fora s, ilus ione s, utop ías, y otras compl ejidad es humana s,
inexis tente s en el orden de la naturaleza.
Un renomb rado invest igador del desarro llo temprano del niño, René Spitz,6 es
conocido por sus célebres hallazgos acerca los orígenes de la comunicación
verbal y no verbal humana. Sus temas de estudio, fueron enfocados desde el
punto de vista psicoanalítico y en base a observaciones directas de niños
pequeños. Asimismo se apoyó en los descubr imiento s de la etologí a, la
psicología experimental, la embriología y la fisiología.
A partir de la observación de bebés que sufrían el "sínd rome de hosp itali smo"
(Spit z, 1945) , o sea de bebés que habían estado privados por un largo período
de tiempo (entre seis meses y un año, partiendo de los tres o seis meses de
vida) de cuidados emocio nales sostenidos, registró que cuando estaban solos y
no eran perturbados, estos bebés yacían demasiado quietos, con esca sos
signo s de acti vidad vital . Tamb ién obser vó que en las etapas más avanzadas
del hospitalismo, los bebés llegaban a hund irse en un letar go, con la mirad a
perd ida en el espacio, como en una bruma.
En part icula r, desta có otro signo carac terís tico de estos bebés privados de
afecto, el de la realización de un movimiento negativo voluntario con la cabeza,
que llevaban a cabo cuando una persona se les acercaba para establecer contacto
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Le llamó la atención que los niños desvalido s realicen conductas, que niños
asistidos sólo realizan más tardí amen te en el desa rroll o. Inten ta compr ende r, a
la vez, el padecimiento severo de los niños con hospitalismo y el desarrollo normal.
En el curso del desarrol lo, las pautas de conduct as que comienzan como una
acción refleja son puestas paulatinamente bajo el control de la mente; aquello que
en princip io es neural y muscul ar prepond erantem ente, se va entrelazando con la
función psicológica. El movimiento se tra nsfo rma en cond uct a, en acc ión
dir igid a por el psiquismo desplegada en un contexto.
Recién cuand o las pautas innata s son puesta s bajo el control de la mente, se
utilizan de una manera definida para lograr fines. La vida psicológica se
enriquece.
Los bebés hospita lizado s no han llegado a realiza r esta inte grac ión y si bien
real izan el movi mien to que simula la verdade ra negació n, éste está solamen te
basado en una pauta de comportamiento innata, que está a su dispo sició n desde
el inici o de la vida. La falta de una crianz a soste nida emoci onal e
inters ubjet ivamen te, impide el despliegue de la potencia y complejización
psicológica del desarrollo.
Para que los movimientos de un bebé se pongan al servi cio de la comun icaci ón
de inten cione s, éste debe estar finalizando el segundo año de vida y por
supuesto, no padecer del síndrome de hospitalismo.
Además, los movimientos de evitación de los niños con un desarrollo asistido, que
se emparenta rán con los de la futur a negac ión, no están al servi cio de la
desconexión sino al servicio de la conexión con los estímulos y el entorno.
En el caso del hos pit ali smo, los mov imi ent os si milares al gesto de "no" sólo
están al servicio de la desconexión.
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afectivam ente, se despliegan primero los movimie ntos de "hozar" . Éstos son los
de rotar la cabeza de un lado a otro para lograr el amamantamiento. Hozar, en el
principio de la vida, cumple la función de acercam iento a la gratif icación de la
necesidad y expresa la búsqueda. Sólo posteriormente al hozar emerge la
conducta de evitación del pezón, entre los tres y seis meses, expresando lo
opuesto: el rehusamiento.
Para Spitz , en conco rdan cia con ideas freud ianas , uno de los significados del
gesto "no", es el de dar cuenta de la realización de un juicio psíquico sobre la
existencia de algo. Juicio que se deriva de la pauta motora de hozar y examinar el
ambiente.
Cuand o el niño utili za volun taria mente el conte nido ideac ional de la nega ción
en el gesto semán tico de "no" , ya estam os ante un logro intel ectua l muy
impo rtante de la primera infanci a. Es probab le que este logro sea la primer
conquista de un símbolo verbal o del gesto de un concepto abstracto.
Si bien los niños usan palabras para designar cosas concre tas y person as, desde
el final del primer año, se trata de palabr as global es, que comuni can
neces idades y que significan muchas cosas a la vez. Aún no reflejan
generaliza damente a la realidad, esto requiere de un largo proceso constructivo,
como sostiene L. Vigotsky.7
Sie ndo el "no " la pri mer a abs tra cció n, su gest o simbóli co represe nta la
abstrac ción de una actitud : "yo no quiero esto".
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Tanto el contenido ideacional como el gesto del "no" deriva n enton ces, de la
situac ión de amamant amien to, de la trama intersubjetiva que permitió o no el uso
continuado de una pauta motora en situaciones íntimas cada vez más complejas.
Si la intimidad no se constituye y sostiene, la emergencia y desarrollo de lo
humano en la ontogénesis queda coartada, tal como lamentablemente Spitz
observó en los niños que sufren de hospitalismo. Los animales se dividen en dos
clases, según sea su conducta de nutrición. Estas clases son: los altriciales y los
precociales.8 El ser humano está más cerca de los altrici ales que de los
precoc iales. Posee un largo período de desvalidez donde las conductas de
supervivencia requieren de la asistencia, protección y provisión de un adulto en
función maternal.
El ser humano, para constit uirse como tal, requie re de la trasmis ión de
experie ncia parenta l en el curso de la nutrición; requiere del sostén afectivo
durante la crianza , tal que pueda "logra r" la realiza ción de su pr opio desarro llo.
Este proceso se lleva a cabo en base a las relacio nes interpe rsonale s, con
íntimos interca mbios sosten idos.
Esta particu lar situaci ón del ser humano se enraíza en una larga histori a
evoluci onista.
Nos dedicar emos a recorre r alguno s aportes de la Teoría de la Evoluc ión, con
sus respect ivas reformu lacione s, como para continu ar con la pregunt a por lo
caract erístic o de "lo humano" .
CITAS:
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8. Altricial: para las especies cuyos cachorros nacen inmaduros y desvalidos y que
por lo tanto requieren de cuidado y alimentación por algún tiempo después del
nacimiento.
Precociales: animales que al nacer están cubiertos y son capaces de caminar.
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Aportes de la Etología.
El concepto de instinto
Lidia Bigio
A su vez, la Etol ogía es parte de una cienc ia bioló gica mayor : la Zoolog ía;
etimo lógica mente , zôon signi fica "ani mal" , se trat a ento nces del estu dio de la
vida anim al. La Etolo gía es una de las tanta s disci plina s de las que se ocupa
la Zoolog ía, junto con otras cienci as, co mo pu ed en se r la An at om ía , la
Fi si ol og ía , la Embri ología , la Genét ica y la Ecolog ía. Es un conju nto de
ciencias dedicadas al estudio de la vida biológica del animal. La Zoología cubre un
campo extraordinariamente amplio, que es el objeto de todas estas disciplinas.
El estudio de los animales no es moderno, nace con los griegos que empezaron a
hacer los primeros estudios organizados sobre la vida de los animales, de la
observación de las conductas, conclusiones teóricas al respecto.
Den tro de los psi cólo gos más cono cido s, los pio neros en esta ciencia, hay dos
fundamentales: Konrad Lor enz, aus tria co , pro fes or de Zool ogía de la Univ er-
sid ad de Mun ich qui en obs erv ó a los ani mal es en li bertad con los que convivía
y comprobó que su comportamiento seguía leyes causales. Lorenz resumió sus
observaciones de muchos años en un libro de 1935: El compañero en el mundo de
las aves. Dedicó prácticamente toda su vida al estudio de los animales y sus
costumb res, sobre todo aves, insectos y peces, y se dedicó a la docencia y
transmisión de todos estos conocimie nto s. Tra baj ó con Nik ko Tin ber ge n, un
hol and és que se dedicó junto con él a la observación de peces, anfib ios, aves.
Traba jaron ambos en Oxfor d, organ izaron la enseña nza, la invest igació n de la
Etolo gía como una cienc ia a la que diero n cuerp o. Ambo s, a parti r de esto s
trab ajos que real izaro n junto s, reci bier on en for ma com par tid a el Pre mio
Nob el en Med ici na y Fis io log ía en 197 3. Se encu ent ra una reco pila ció n de
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Espec ie es el modo de presen tarse una cosa, viene del latí n que sign ific a
"asp ecto ", y refi ere a un grup o de individ uos que se asemeja n íntimame nte
entre sí, lo que confi gura una varie dad. En el ejemp lo citad o, las que se
enc arg aron de la sel ecc ión natu ral fue ron las aves, porque hicieron
desaparecer todas las polillas gris clar o. Se hubi eran nece sita do mile s de años
de azar osas mut aci one s gen éti cas par a que est o se pro duje ra por selección
natural.
Una serie de mutac iones podría ser explic ativa de la aparición del hombre, pero
hay algo fundame ntal: en la medida en que hay hombre, el hombre no se puede
pensa r fuera de la cultur a. No es sólo que el hombr e crea la cultura, sino que
siempre que hubo hombre, hubo cultura. Es decir que siempre que hubo hombre,
estos hombres hablaron. No se puede estudiar al hombre sino en la cultura y con
otros hombres.
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Etología
Por otro lado, a través del aprendizaje, que está sujeto a la experiencia
individual y no es heredable.
Los comportamientos que resultan del instinto se transm iten de genera ción en
genera ción. A lo largo de la historia evolutiva, cada especie va almacenando
información merced a mecanismos como la selección natural, las mutaciones
(cambios discontinuos en el material gené tico ), y el inte rcam bio gené tico . Esto s
comp ortamientos vienen posibilitados desde el Sistema Nervioso Central que ha
desarrolla do el animal, y que se desarrolla siguie ndo pauta s marcad as por la
transm isión hereditaria. Estos caracteres se transmiten genéticamente.
¿Qué se entiende por innato? Innato no quiere decir independie nte de los factores
ambiental es, es el resultado de la interacción entre un gran número de genes y el
medi o. ¿Qué sign ifica la adap taci ón en el mund o ani mal? ¿Qué aprende el
animal en su hábitat?
En primer lugar, el animal no aprende cualquier cosa, sino lo que neces ita para
sobre vivir. Sobre vivir quiere decir llegar a la edad de la reproducción para así
dejar descendencia. ¿Cuáles son los animales más aptos? Los que se adap tan
mejo r, lo cual quie re deci r lleg ar a la form a adult a de modo de poder
repro ducir se. En la lucha por la vida no todos los organismos resultan vivos, y
sólo podrán seleccionarse aquellos cuyos caracteres les permi tan sobre vivir y
dejar desce ndenc ia. A travé s de los mecanismos de la selección natural, el
intercambio genétic o y la herencia , se reprodu cirán aquello s que es tán en
condiciones de dejar descendencia.
Los auto-adies tramie ntos que realiza el animal en su hábitat son indispensables
para la supervivencia del mismo y tamb ién para la super viven cia de su espec ie.
Debe aprende r. Lorenz decía que en la organi zación innata de los actos
instint ivos quedan lagunas a ser llenadas por el aprendizaje. Lo que el animal
aprende le va a servir para mejorar su adaptación.
Hay un sólo obje tivo : vivir . El anim al actú a para vivir. Todo aquello que el
animal hace está destinado a sobrevivir, a dejar descendencia. De lo contrario,
desaparece la especie.
Decimos que el aprendi zaje animal está determin ado por su bagaje genétic o. El
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Los apre ndizaj es está n gené tica ment e det ermi na dos, y no son producto de
diferencias individuales. Esto también vale para la organización social de algunas
especi es. Una espe cie de aves prod uce un grit o de alar ma al ver que un
enem igo, un depr edad or, atac a a un animal de la mism a espe cie. Si se
prod uce el grito de alarma, las otras aves vienen a atacar al depreda dor; si no
se produ ce, no van. Todo depend e del grito de alarma. Si el animal no grita, no
viene nadie, porque el estímu lo-llave, que funcio na para esa conduct a de ata -
que, es el grito.
Cuando decimos que los animales de una especie espe ran el grito de un
indi vidu o de su mism a espe cie para atacar al depre dador, ésta es una
condu cta social . Esta conducta social rige para todos los individuos de la misma
especie. Está genéticamente marcado, todos respond en igua l. La cond ucta
soci al en el anim al, no se asemeja a la conduct a social humana . Este
aprend izaje no está sujeto a diferencias individuales; como tampoco lo está la
conducta social.
La cond ucta soci al es la reac ción innat a a un estímulo presentado por otro
miembro de la misma especie animal. El grito es el estímulo presentado por otro
miembro de la mism a espe cie, y esto prod uce la cond ucta. Dicho s
compo rtami entos son produ ctivo s, porqu e permiten la supervivencia de la
especie. Una especie se define justamente como una unidad reproductiva.
Conducta instintiva
Reconocemos como actividad instintiva a esta capacidad del animal para actuar
adecuadamente. Son instintivos los movimientos y conductas adaptativas que
ejecutan todos los individuos de una especie animal, sin experiencia previa.
En la etapa inicia l el anima l "se prepar a" para una serie de actos; en la etapa
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aislam iento: por ejemplo la cond ucta de cava do, de ente rrar hues os de los
perr os, los movi mien tos en círc ulo como prep aran do el lecho en el perro, etc.
Se deben diferenciar estos modelos fijos de movimient o de otros llama dos taxias ,
ya que los estímu los, en el primer caso, sólo desencadenan el movimiento, pero
no infl uyen en su orie ntac ión; las taxi as, en camb io orientan marcando la
dirección en que se ejecuta el comportam iento y lo ajusta n duran te todo su
transc urso de un modo determinado.
Lorenz compara a un animal que realiza un acto instintivo, con un barco que se
dirige hacia un puerto. El movimie nto de las hélice s equival e a los modelos fijos
de movimi ento, mientr as que los contin uos movimi entos corregidos con el timón
equivalen a las taxias.
Ejemplos: Las ranas que se colocan en posición de cazar insectos, no sólo sacan
la lengua (modelo fijo de movi mien to), sino que colo can todo su cuer po de
manera que la cabeza se dirige hacia el insecto. Estos movimie ntos de
orien tació n son llama dos taxia s Las hormi gas tienen una orient ación de brújul a
en direcc ión al sol, con el que forman un ángulo constan te; en cambie las
abej as vuel an en dire cció n exac ta haci a su colm ena, aunqu e se las haya
mante nido caut ivas en la oscurida d vari as hora s. Cier tas arañ as pose en una
capa cidad de orientación similar.
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Estos estímu los, a los cuales están adaptad os los mecani smos
desenca denante s, los denomin a estímulos-llave porque se correspo nden como
la llave y la cerradu ra con el mecanis mo desenca denante innato, y ponen en
marcha el acto instint ivo. Cada mecanismo desenc adenant e reaccio na ante
cierto estímul o-llave, que en cada caso es el apropia do para un acto de
adapta ción.
Una vez ejecut ado este acto, el mecani smo desenca denante queda desacti vado
y el acto no se realiza si se lo enfrent a nuevame nte con el estímulo .
Est a últ ima es una par ticu lar idad de la con duc ta animal : el compo rtamie nto
puede desenc adenar se frente a un estímulo que tenga algunos rasgos comunes
con el estímulo-llave. En las investigaciones se utiliza el método del maniquí , en
el cual se constru ye un modelo del objeto que desencadena normalmente el
comportamiento instintivo ; se lo simplific a progresiva mente hasta queda r sólo
los eleme ntos neces arios para provo car una reacción en el animal. Estos
maniquíes son bien conocidos por los pescadores y los cazadores , ya que se los
utiliza para atraer al animal mediante el engaño del estímulo: cebos, silbatos,
anzuelos, etc.
Por ejemp lo, los patos recién nacid os y otras aves de corral tienen la reacción
innata de seguir a su madre. No es una reacción a la forma del cuerpo o al color
del plumaje, sino al movimiento: la vista de un objeto en movimiento es el estímulo-
llave que actúa sobre el mecanism o desen cadena nte innato de la condu cta para
seguir a la madre.
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1) movimiento.
2) una forma determinada (larga y delgada como el pico de la gaviota).
3) posición vertical.
4) ubicación baja en relación con el pichón.
5) vecindad con el pichón.
6) en el objeto delgado y dirigido hacia abajo, habrá una mancha que deberá ser
roja para que contraste fuertemente con el color base del objeto.
7) también es efectivo un estímulo-llave acústico, una voz quejosa que emite la
gaviota cuando alimenta.
No todos estos estímul os deben estar present es, ya que pue den ree mpl aza rse
mut uam ent e Las exp eri en cias fuer on real izada s con una seri e de mani quíe s,
en los que se fuer on varia ndo las cond icion es. Por ejem plo, con respecto a la
mancha roja, la reacción fue más inten sa cuand o el cont raste era mayor con
respe cto al color de base.
Otra posibilidad es que cuando el animal no tiene contacto con los estímulos-llave
durante un tiempo prolongad o, esto haga que aumen te el nivel de activa ción del
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M.D.I. y el acto instint ivo irrumpe aun en ausenci a del estímulo. Esto se conoce
como acto en vacío. Lorenz da el ejemp lo del ave que caza insec tos y que en
cautiverio reali za la condu cta de caza y degluc ión de la pre sa, en ausencia de la
misma.
La organi zación jerárquica de los instin tos indica la posibilidad que tienen estas
condu ctas de inclui rse unas en otras, hasta llegar a la obten ción de
deter minado acto adapta tivo. La activa ción de un centro superi or desen cadena
un compor tamiento apeti tivo y cuand o esto lleva al conta cto con cierto s
estímu los-llave, se activa n una serie de centro s de un nivel infer ior y el acto
consu matori o se produc e.
El macho del espino so defien de un territ orio en el cual previa mente encont ró
un suelo arenos o apropi ado que funcio nó como estímul o-llave para realiza r un
cavado y fabricar un "nido" en el que se depositarán posteriormen te los huevos.
Cuando el nido está terminado, el macho nada incansab lemente alreded or de su
territorio y con ese comport amiento atrae a las hembras al lugar. Cuando una
hembra en celo se acerca, atraída por el estímulo-llave de la mancha roja en la
parte inferior del macho, adopta una posició n especial oblicuam ente dirigida
hacia arriba, de modo que expone al macho su vientre abultado lleno de huevos.
La vista de esta posición desenca dena en el macho una danza en zigzag y guía
a la hembra hacia el nido. Esta danza puede ser desencadena da medi ant e
mani quíe s senc illo s. Un mode lo de una hemb ra que ha deso vado , y por lo
tant o no pose e el vientre abultado, no produce ninguna reacción mien tras se la
mantenga en posición horizontal, pero la danza se desencadena si se coloca el
modelo en una posición ob lic ua, sim ila r a la de la hemb ra en cel o. El mac ho
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Modelo hidráulico
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Aprendizaje
Las rígi das nor mas de reac ció n inna tas son completadas por medio de una
importante capacidad de adaptación que afecta, principalmente, a los estímulos
desencadenantes y a las taxias. Esta capacidad de adaptación se basa en el
aprendizaje, el que puede caracterizarse como la capacidad del individuo de
cambiar o modificar, sobre la base de la experiencia, su comportamiento de una
manera adecuada.
Habituación
Aprendizaje asociativo
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Impronta
El com por tam ien to clá sico es el de los pic hon es de aves que apre nden a
segu ir a sus padr es. Si nace n en una incu bado ra y ven a un homb re,
empi ezan a seguirlo debido a que la vista de algo que se mueve es el estí mulo-
llav e en el meca nismo dese ncad enan te inna to de la reac ción de segu imie nto.
Otro s hue vos de la mis ma car nad a que ecl osi ona n deb ajo de la hem bra ,
seguirán a ésta.
Lore nz real izó obse rvaci ones en pich ones de ganso, patos, gallinas y otras
especies, y formuló una teoría según la cual la impresi ón era un proceso único
que no tenía relación con el aprendizaje. Afirmaba esto porque consideraba que la
impresión se realizaba bajo la influencia de un "período sensible muy corto", de
muy corta duración (sólo algunas horas), que sucede de modo muy rápido e
irrev ersib le. Consi derab a que la impro nta no sólo proporcionaba el estímulo para
la reacción de seguimiento, sino que, para el animal, en su vida futura, dirigiría
también sus reacciones sexuales y otros comportamientos sociales.
Estudios posteriores con abundante material han demo stra do que la mayo r part e
de esta s supo sici one s care cía de soli dez. El p erío do sens ible es much o más
largo de lo que Lorenz suponía. En el ánade real, alcanza unos diez días, no es
irreversible y no fija reglas para el ulterior comportamiento sexual.
Esto vale también para el ser humano en cuanto a su desa rrol lo. Exi sten
perí odos crít icos en los cual es es posible iniciar el aprendizaje de determinadas
capacidades. Son momentos sensible s del desarro llo, en los cuales el ser
humano debe estar en contacto con determina das situa cione s estim ulant es
para estab lecer las cond icione s del creci mient o de dete rmina da capac idad.
Así se sabe que el lenguaje debe ser adquirido dentro de un cierto período, que se
considera que llega aproximadamente hasta los 6 o 7 años, luego del cual no
podrá ser adquirido.
Lo mismo sucede con la necesi dad del contac to íntimo, activo y cariñoso de la
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Bibliografía
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Cuando entre 1916 y 1917 Freud debe introducir los conceptos psicoanalíticos a
un auditorio de médicos y legos, las "Conferencias de introducción al
psicoanálisis", comienza con los actos fallidos para continuar con los sueños y
finalmente con la neurosis.
Una dama conocid a por lo enérgic a dice: "Mi marido preg untó al docto r por la
dieta que debía obser var, pero el doctor dijo que no hace falta ninguna dieta,
puede comer y beber lo que yo quiera".
Lo que Freud trata de demo strar es que los fallo s, lapsu s, olvid os, etc., surge n
del incon scien te, a pesa r, de la prev ia inte nció n de ocul tar un dese o. Éste
igua l logr a expr esar se en esos resq uic ios del disc urso que encuentra el mismo
modo de formación que los sueños del sujeto normal y que los síntomas del
neurótico. Encuentra que todos ellos tienen un sentido y se relacionan con un
deseo que se quiere refrenar. Así se acerca a las características del inconsciente y
sus formaciones.
Para referirnos a la conce pción de "sujet o escind ido" o "su jet o di vid ido ",
según expres a la teoría de Freud, comen zaremo s tratan do de ver qué
significación tiene el descubrimiento del inconsciente.
Las raz one s que llev an a Fre ud al est abl ecim iento del Inco nsc iente com o
obj eto teó rico son cono cidos : part en de la obs erv aci ón clí nic a com o una
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inf eren cia con cep tua l que per mit e exp lic ar la enf erm edad psíquica.
Por otro lado , la escuela de Nanc y de Bern heim , cuyo s text os trad ujo Freu d,
demo stra ba que la hip nosis cura por sugestión.
Y tambi én la experi encia de Breue r con su pacie nte Ana O, en la que no utilizó la
sugestión y cuyos síntomas desaparecían cuando ella misma encontraba, bajo
hipno sis, su orige n o expli cació n. Aquí la teori zació n de Breuer era "esta dos
hipno ides", como momen tos de la concie ncia en que se retien en recuer dos o
ideas que no se asocian y su terapéutica era la catarsis.
La ruptura que realiza Freud con las ciencias de su época tiene varios
componentes:
El térm ino "su jeto " no pert enec e a la t eoriz ació n de Freu d. Él habl aba de
"per sona lida d psíq uica " o de apa rato psí qui co. Este térm ino sur ge
pri nci palm ent e en el marco de la lingü ístic a estru ctura l que estud ia al sujeto
gramatical y también al sujeto del enunciado y el sujet o de la enunc iació n, es
decir , el Yo que figur a en un texto y la producción del texto por un Yo. El mismo
tér min o, suj eto , es ret oma do por otr os enf oqu es en psic olog ía para
cara cter izar al agen te de las capa cida des que estudia cada teoría: percepción,
lenguaje, pensamiento, memoria y aprendizaje.
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Cono cerno s una ínfim a parte de nosot ros mismo s, el resto perma nece
desco nocido , y sin embar go, produ ce efectos en lo que hacemos, en cómo
percibimos; hablamos, pensam os, record amos y olvida mos. Para estu diar esa
determinación es necesario ver cómo está estructurado el sujeto para el
psicoanálisis.
Tópica alude a configu ración de lugare s que en el caso del psicoa nálisi s son
virtua les, no anatóm icos. Supone una difere nciaci ón de sistema s que poseen
caract erísti cas, propi edade s y funci ones diferente s. Se los consid era,
metafó ricame nte, como lugare s psíquic os, de los que se puede dar una
repres entac ión espac ial figura da.
En la segu nda tóp ica: tre s ins tan cia s: Ell o, Yo y Superyó.
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Desc ript ivo. Una idea o repr esen taci ón pued e no estar en el campo de la
conciencia en un momento determinado y luego sí acceder a ella. Se dirá que ese
contenid o estaba en el apara to psíqui co con la cualid ad de ser latente o
inconsciente, en sentido descriptivo.
Dinámico. Implica que opera la represión. Una represen tación que fue expuls ada
de la concie ncia u otra que nunc a haya ten ido acce so a ella pue den prod ucir
efe ctos , ya que aun que su esta do diná mico es inco ns cient e, es un exist ente
psíqu ico, no pierd e su fuer za y tratará de imponerse a la conciencia, por lo que
aparecerá una fuerza contraria que se lo impida, la resistencia.
El tercer sentido, sistemát ico o tópico, que remite a un sist ema con leye s de
fun cion amie nto prop ias también es propiamente psicoanalítico.
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Del Inconsciente lo único que puede rescatarse en la Conciencia son sus efectos,
lo que se denomina formaciones del inconsciente: síntomas, sueños, actos fallidos,
olvidos, chistes de ingenio. Lo que se encuentra al analizar su modo de formación
es la legalidad del sistema Inconsc iente, cómo trabaja a partir de una idea o un
deseo que ve impedi do su acceso a la Concie ncia por haber operado la
represi ón y que, sin embargo , se desplaza y se condensa con otras ideas
relacionadas con ella y logra aparecer en la Conciencia a través de un sustituto
que la repres enta, aunque esté disfra zada y defor mada por el Proceso Primario
del sistema Inconsciente.
Por eso el análisis es el camino inverso a esa formación: en el sueño, por ejemplo,
desde el contenido manifiesto, a través de las asociaciones del soñante hasta el
contenido latente, sus ideas latentes, y de allí al deseo inconsciente reprimido,
infantil y sexual, que trata de realizarse en el sueño. Aparecen así los mecanismos
de forma ción del sueño que respo nden a la legal idad del sistem a Incon scient e,
de los que nada sabe la Concie ncia y, sin embargo, están determinando el
sueño.
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El Incon scie nte está conf orma do por dese os. Deseos sexu ales , infa ntil es y
repr imid os, que se van formando en la historia, única y particular de cada sujeto,
como consecuencia de los encuentros con los otros, los seme jant es, que tie nen
al prin cip io de su vida la mi sión de suplir su incapacidad para sobrevivir, por la
inmad urez e indef ensión con que nace la cría human a; que se dirigen a él, no
como máquinas impersonales de sumi nist ros, sino como sere s dese ante s a su
vez, también como suje tos de una dete rmina da cult ura que regula las
rela cion es de pare ntes co, con lo cual van dejand o marc as que cons titu irán su
Inco nsci ente (vive ncia de satisfacción, complejo de Edipo, modelos de
identificación en la formación del Yo y del Superyó).
El cambi o en la teoría se torna necesa rio cuando Freud nota que las
resist encia s a que un conten ido reprim ido se haga consci ente que antes
adjud icaba al Yo (hasta entonc es sinón imo de Concie ncia) son incon sciente s.
Por ello determ ina que Yo no equiva le a Concienci a, sino que los conten idos
del Yo pueden tener difere ntes cualid ades: puede n ser consci entes,
precon scient es o incons ciente s.
Lo mismo sucede con el Superyó, instancia que remite a los ideales y a los
mandatos y prohibiciones; también tiene aspectos conscientes, preconscientes e
inconscientes.
En est a tóp ica , el Yo es des cri pto com o sie rvo de tre s amo s: del Ell o, que
tra ta de imp one r su domin io; el Sup ery ó, que luc ha por imp one r el suyo y la
Rea lid ad ext eri or a la que es nec esa rio ten er en cue nta par a no per ece r.
La luc ha ent re est as ins tanci as co nf ig ur a el co nf li ct o ps íq ui co qu e da
co mo res ult ado el sín tom a. O sea que la tar ea de con cil ia ción del Yo siempre
fracasa.
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Una de ellas es la que proviene de la hija de Freud, Ana Freud, que enfat iza la
existe ncia de áreas sin conflict o en el Yo, en la direcc ión adapta tiva (Escue la
del Yo y Escuela Americana).2
Se enfatiza en la actualidad una legitimación y fundame nto del psic oaná lisi s en
el plan o de las cien cia s soci ales , más que en la biol ogía . De hech o, camb ia a
parti r del psico análi sis la conce pción de sujet o que se ada pta al med io,
ent end ido com o suc eso eco lóg ico , conc epto de la etol ogía (Psi colo gía
Anim al). A part ir de este enfoque:
Produ ce esa ruptu ra con conce ptos impor tados de otros campos del saber, los
que estab an dispon ibles en la Ciencia de su época: utiliza modelos mecánicos,
hidráulicos tomados de la Física, modelos tomados de la Biología, de la Teoría
Clásica de la Asociación. Estos mode los aplic ados en terre no ajeno , con las
corre cciones corr espo ndie ntes al nue vo camp o, entr an a juga r como
conce ptos y prod ucen un objet o teóri co nuevo y la consiguiente ruptura
epistemológica.
De algun a mane ra, Freud parte de los conoc imien tos de su tiemp o finis ecula r,
que le impon en su limit ación y los trasciende, creando una nueva teoría. Por
ejemplo, la asoc iació n, que él util iza para dar cuen ta de la relación entre
representaciones, hoy depreciada como concept o idealista y por remitir a una
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inercia inexpli cada, puede ser entendida , a partir del aporte de la lingüística
estruct ural moderna , en su materia lidad, como relación significante sujeta a
leyes, las leyes del significante, como lo hace la Escuela Francesa.
Es inte resa nte dest aca r tamb ién las lect uras inco rrect as o insuf icien tes del
psico anál isis freud iano, por parte de teóricos de otras orientaciones, que llevan a
errores de apreciación. Por ejemplo, se lee, en textos de autores cognit ivos, que
el psicoanális is explica la conducta exclusivamente desde lo interior del sujeto y
por motivos pulsionales exclusivamente, desconociendo, por un lado, la
concepción del sujeto dividido y por otro, la determi nación de las marcas en el
psiquis mo del vínculo con los otros (idea a la que apunta su propia teoría del
aprendi zaje) así como el sometim iento a la ley cultur al que implic a la existe ncia
misma del Super yó; desco noce también el concepto de series complementarias
en la expli cació n del orige n de la enfer medad menta l, en el cual interactúan
proporcionalmente la disposición y los factores desencadenantes en lo actual, por
lo cual el psicoanálisis plantea la multideterminación de los hechos psíqui cos. Este
último concept o remite a la concepc ión del tie mpo que plant ea Fre ud com o "a
pos ter ior i", retroacción o resignificación: lo anterior determina lo posterior, pero
también lo actual puede dar nueva significación, un nuevo sentido y valor a lo
anterior.
Glosario
Princi pio de place r. Uno de los dos princi pios que, según Freud, rigen el
funcionamiento mental: el conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad
evitar el displacer y procurar el placer.
Prin cipi o de real idad . Uno de los dos prin cipi os que rigen el funcio namien to
menta l. Forma pareja con el principio de placer, al cual modifica: en la medida en
que puede imponer se como princip io regulad or, la búsq ueda de sati sfac ción ya
se efe ctúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos y aplaza su
result ado en funci ón de las condic iones impuestas por el mundo exterior.
Proce so prima rio y Proce so secun dario . Son dos modos de Func ionam iento
del apar ato psíqu ico. Pueden ser radicalmente distinguidos:
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antes de fluir en forma controlada; las representaciones son cargadas de una forma
más estable, la satisfacción pude ser aplazada, permitiendo así experiencias
mentales que ponen a prueba las distintas vías de satisfacción posibles. Se
corresponde con una mayor estructuración del aparato psíquico.
Bibliografía
CITAS:
1. Par a una revi sió n de alg uno s conc ept os psi coan alí tic os, ver : Töpf, J. y
Roj o, H. (com ps. ): Lo inco nsc ient e, Bue nos Air es, Eudeba, 2000.
2. La cor rie nte est ado uni den se del Psi coa nál isi s ado ptó la denominación
Psicología del Yo en consonancia con la tradición conductista.
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La teoría de Freud
Freud conc ibe un apa rato psíq uico gobe rnad o por una tende ncia gener al: el
Princ ipio de place n que es un principio económico de ahorro de gasto de energía
psíquica, que se exterioriza en la tendencia a aferrarse a las fuent es de place r de
que se dispon e. Involu cra procesos que aspira n a experi menta r place r y evita
los actos que pued en prov ocar disp lace r, reti rand o la acti vi dad psíquica de
ellos. El aumento coincide con displacer, la disminución coincide con placer.
La otra premi sa que rige el funci onam iento psíqu ico es el Principio de
constancia, que tiende a reducir las excitaciones que apremian desde las
exigencias internas al mínimo posible, buscando recuperar un estado inicial ideal
de reposo.
Estas premisas son elaboradas dentro del marco del psicoanálisis, desde la
metapsicología que es la síntesis de tres orientaciones: dinámica, tópica y
económica. El punto de vista económico se refiere a las hipótesis en relación con
la circulación y distribución de una energía cuant ifica ble (ener gía pulsi onal ), es
decir , susce ptibl e de aumento, de disminución y de equivalencias.
Crea, entonces, una ficción, una especie de mito de los orígenes que permite
explicar los inicios del aparato psíquico: que el niño, probablemente, alucina el
cumplimie nto de sus nec esi dad es int eri ore s; den unc ia su displacer por el
aumento del estímulo a través de la descarga motriz del llanto y el pataleo y luego
vivencia la satisfacción alucinada.
Para comprend er esta evolució n se debe introdu cir los conceptos de vivencia o
experiencia de satisfacción y de deseo.
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Esto s estím ulos endó geno s sólo cesa n bajo prec isas condicion es que deben
realizarse en el mundo exterior , medi ante una acci ón "esp ecíf ica" , una
alte ració n en el mund o exte rior , que en el ejem plo serí a la provisión de
aliment o. Freud dice en el "Proyec to de psicología par a neu ról ogo s", que el
org ani smo hum ano del neonato es incapaz de llevar a cabo la acción específica
y sobr evien e el auxil io ajeno : por la desca rga sobre el camino de la alteración
interior (llanto y pataleo) un individuo expe rimen tado advie rte el estado del niño.
Esta vía de descarg a adquir irá luego una funció n secunda ria que lleva a la
comunicación.
Se constit uye entonce s la vivenci a de satisfa cción, que tiene las más hondas
conse cuenci as para el desarrollo de las funciones del individuo".
Las dos últimas son imágenes-recuerdo que, por asocia ción, por simult aneida d,
queda n conect adas con la sensación placentera de la descarga. Esto es la
vivencia o experiencia de satisfacción, compuesto o "complejo" de los recuerdos
del encuentro con "el otro primordial", "el otro prehistórico jamás olvidado" corno lo
caracteriza Freud, junto con las sensaciones que se experimentaron en ese
encuentro.
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Freud dice en el "Proyecto...": "El primer desear pudo haber consistido en investir
alucinatoriamente el recuerdo de la satisfacción".
Se busca aquel objeto mítico de la primera vez que ya está per dido , y sólo se
obti ene el reen cuen tro con algunos parámetros asociados con aquella situación,
los signos perceptivos inscriptos como huellas mnémicas; recuer dos, pero nunca
el mismo objeto , que por defin ición de lo que es el deseo, queda perdido por
estructura.
El deseo se constit uye como búsqued a de reanima r una satisfa cción pasada; es
un anhelo de reencue ntro y sólo se logra en la alucinación, en la realización o
cumplimiento del deseo de manera alucinatoria. En la realización del deseo se da
la situación por presente, ya que aparece en la percepción; es ilusorio, como
sucede en el sueño.
Estamos en el reinado del Principio de placer y del Proceso primario: este último
representa, desde el punto de vist a eco nóm ico , las cons ide raci one s en
rel aci ón con la fuerza de la energía psíquica que inviste las representaciones y
operan con energía libre, que puede transitar de una representación a otra
fácilmente, produ ci én do se as oc ia ci on es qu e da n po r re su lt ad o
condensaciones y desplazamientos, el modo de funcionamiento del sistema
inconsciente.
Freud decía que no es conce bible la supervi vencia de un siste ma con las
cara cter ísti cas plan tead as, más que agregando el auxilio ajeno de la madre o el
sustituto; el mismo que a partir de esta aparición se constituirá en objeto
privilegiado, en tanto que llegará a ser objeto de deseo y también sobre el cual se
producirá la posibilidad de progreso del aparato psíquico.
Para que haya progr eso en el apara to psíqu ico, se hace necesaria una ruptura
de la alucina ción fundam ental; algo debe interrumpirla, debe haber un registro de
la defraudación, de la no-satisfacción de la necesidad.
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discurs o, desplaz ando al bebé del luga r de colm ar abso luta men te su dese o (el
de la madre) no apegándose absolutamente a la necesidad y permi tiendo la
defra udació n como consec uencia de su falla. Con esto podrá surgir el deseo
propio, la búsqueda de lo faltante y el progreso del aparato anímico movido por el
deseo. Si esto no ocurriera, el niño quedaría como un esclavo de la madre y no
podría advenir como sujeto deseante.
2) La investidura deseo está presente pero la percepción no armoniza con ella del
todo, sino en parte.
El compl ejo perce pción se desco mpon e por el juicio primario en un ingrediente
huella mnémica a (Hm a) que casi siemp re perma nece idént ico y un ingre dient e
huella mnémica b (Hm b) que casi siempre varía.
Las investi duras no son huella s mnémica s aislada s sino que siempre forman
complejos que reúnen varias impres iones y sensac iones, tanto las de deseo
como las de percepción. En la identidad de percepción hay coincidencia porque
se repiten en la alucinac ión los detalles de la investidura de deseo.
El ingrediente "a" será nombrado "cosa del mundo" (Ding), el ingrediente "b", su
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Hay un pasaje por representaciones guiado por una meta, que es encontrar la
coincidencia; aquel pasaje consiste en un desplazam iento tentativo por todos los
caminos disponibles asociados. Se alcanza la identidad pero ahora es Identidad de
pensamiento.
Sigu iendo esta línea el pensa mient o es defin ido como un circuito, un recorrido a
través de investiduras o huellas mnémicas, que partiendo de una diferencia se
detiene en una coincidencia.
El deseo es el verda dero motor del apara to psíqu ico. Estamo s vivos en la
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medid a en que hay deseo s, en que hay falta y procesos diferenciales. Ello
produce una operación a realizar; si no es por la alucinación será por el
pensamiento.
Lo que no coincide, lo que falta o lo que contra dice pone en movim iento el
deseo . Si a un bebé se le diera todo lo que quiere no hay lugar para que surja su
deseo. Por eso en la ruptura aparece junto a la carencia alimenticia real, la actitud
materna que da lugar al surgimiento o del deseo.
Freud afirma que existen pensamientos inconscientes antes que se rigen por la
legalidad del sistema inconsciente:
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En realidad mientras hay alucinación, no hay en rigor inconsciente ya que sin falta,
sin ruptura no habría diferencias y por lo tanto, tampoco pensamiento inconsciente.
Esto s pensa mientos incon scien tes se puede n reco nocer por sus efectos:
síntomas, actos fallidos, sueños, olvido, etc.
En un sueño se pueden encont rar los pensam ientos que dieron lugar a su
formación.
En el olvid o de Freud del nomb re del pintor Signo relli , él mismo reco nstru yó la
trama de pensa mientos incon scien tes a travé s de la cual deriv ó la ener gía
psíqu ica en conde nsac iones y despl azam iento s, desde un pensa mient o
repr imido : muert e y sexua lidad , y su relac ión con un escrú pulo a causa de la
respo nsabi lidad en la muer te de un amigo . Hay un recor rido, por nom bres,
palab ras, retaz os de nomb res y palab ras, desco mposic ión y recom posic ión de
palab ras por asoci ación exte rna, por su sonid o hasta llega r a una
conde nsación que produ ce el olvid o.
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con dic ion es imp ues tas por el mun do ext eri or. Se corresponde con la
transferencia de energía libre a ligada.
Freu d dice en "Los dos prin cipi os del acae cer psíquico": "En lugar de él
(principio de placer), el aparato psíqui co debió resolv erse a repre senta r las
const elaciones reales del mundo exterio r y a procura r la alterac ión real , aunq ue
fues e desa grada ble. Este esta blec imie nto del principio de realidad resultó un
paso grávido de consecuencias."
Las cons ecue ncia s son las cara cter ísti cas del proceso secundario:
El pensa mient o preco nscie nte requi ere, enton ces, como condición, el
aplazamien to del placer y el recorrido por la trama de representaciones más
acordes con la realidad, con investiduras ligadas–ya no libremente fluy ente s– con
cond ensa cion es y desp laza mien tos reducidos al mínimo.
En este mismo artículo Freud define al pensamiento como una "acción tentativa
con desplazamiento de cantidades más pequeñas de investidura". La actividad del
proceso secundario procede por múltiples ensayos, enviando investiduras y vuelve
a recogerlas para disponer libremente de todo el material mnémico; evita así el
gasto superfluo de enviar grandes cantidades de investidura que después se
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El sistema inconsciente contiene las investiduras de cosa de los objetos, que son
las "investiduras de objeto prim eras y genu inas "; el sist ema prec onsc ient e nac e
cuan do esa repr esen taci ón -cosa es sobre inve stid a por el enlace con las
represe ntacion es-palabra . Justame nte, la represión será explicad a como un
proceso en el cual le es rehusada la traducción en palabras a una representación
rechazada.
Fre ud rea liza una dis cri min aci ón impo rtan te, de acue rdo a cóm o pod emo s
ent end erlo con los cono cimientos actuales de la lingüística, que él no poseía en
su tiempo: es la diferencia entre el lenguaje como sistema, por un lado, y el habla,
los discursos efectivamente emitidos, por otro.
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Freud afirma que "Al establecerse el principio de realidad , una clase de activid ad
del pensar se escindió , ella se mantuvo apartada del examen de la realidad, y
permaneció sometida únicamente al principio de placer. Es el fantasear que
empieza ya con el juego de los niños y más tarde, proseguido como sueños
diurnos, abandona el apuntalamiento en objetos reales".
Son mixtas porque las anima un deseo incons cien te, tienden a un cumplimiento
de deseos, no se rigen por la realidad pero se manejan con la lógica del sistema
precons ciente, por lo tanto con el proces o secunda rio.
No son los sueñ os sin o el ens ueñ o diu rno, fan ta sías diurnas, construir castillos
en el aire, que sirven de refugio y complac encia como las reservas natural es de
las nacio nes civil izad as en que se conse rva la natu raleza en estado salvaje,
protegiéndola de la propia civilización.
Cuan do un pens ami ento inco nsci ente se opon e a uno cons cie nte sur ge
mal esta r y ang ust ia; es un con flicto entre instancias o sistemas, que finaliza en
una represión y poster iorme nte puede dar lugar a la forma ción de síntomas.
Es importante señalar cómo esta teoría ubica en el origen del aparat o psíquico a
la alucin ación y muestr a cómo el posterior desarrollo –la construcción del aparto
psíquico– de la percepción de y relación con la realidad se realiza por un
ordenamiento a partir de la intermediación del semejante. Surge nada menos que
el proceso de pensar y con él el progreso en el acceso a la realidad y la propia
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constitución subjetiva.
Bibliografía
Freud, S., "Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico" (1911),
Buenos Aires, Amorrortu, 1985, Vol. XII.
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La pal abr a ale man a que cor res pon de a pul sió n [Trieb], proviene del verbo
trieben que significa empu jar; conse rva el mati z de empuj e y subra ya el
caráct er irre pren sibl e del empu je más que la fije za del objeto y el fin.
Freud introduce el término Trieb en Tres ensayos y una teoría sexual (1905), así
como las distinciones de fuente, objeto y fin. El último elemento, el esfuerzo o
presión [Drang], aparece en Pulsiones y destinos de pulsión (1915).
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del estímulo . Por ejem plo, el parp adeo frente a una luz intensa.
Los otros estímulos, los internos, tienen la siguiente característica: surgen del
interior del organismo, y de nada vale la huida motriz, ya que no actúa como una
fuerza de choque momentánea, sino como una fuerza constante. Por lo tanto sólo
puede cance larse este estím ulo inte rno, estímulo pulsional, por medio de la
satisfacción. Esta última sólo puede alcanzarse mediante una modificación
adecuada de la meta, en la fuente interior del organismo, como se verá luego, el
"placer de órgano".
Los estímu los pulsio nales son el motor del progre so del sistema nervioso, por
las exigencias que plantean y que llevan a modifi car el mundo extern o para
satisf acer a la fuente interna.
La hipót esis psicol ógica es el Princ ipio del Place r, que es un principio de
regulación automática, por sensaciones de la serie placer-displacer. Esas
sensaciones reflejan el modo en el que se cumple el dominio de los estímulos:
displacer es aumento del estímulo, placer coincide con su disminución.
En la medid a en que quier e dar cuent a, conce ptual mente , de un estím ulo
inter no que se origi na en el cuerp o, cuerp o eróg eno que busca expe rimen tar
place r, dism inuir la tensi ón de la excit ación que brota de él y del regis tro
psíqu ico de displ acer que se produ ce a causa de esa tens ión; el conce pto de
pulsi ón es una bisagra que limit a entre ambas esfe ras.
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Define a la pulsión como representante psíquico. Esto permit e articu lar la idea de
un elemen to somáti co que debe tener un representante en el psiquismo y ese
repres entan te es la pulsió n. Este repres entant e no debe ser tomado como un
signifi cado o un afecto, sino como un significante, es una inscripción en lo
psíquico de la excitac ión que surge del cuerpo erógeno ; se lo compara con un
emba jador que repre senta un país ante otro: no es la persona misma a lo que
se apunta, puede ser más o menos simpático, más o menos eficaz, lo que importa
es que es represe ntante de algo en otro lugar, delega do de lo somático en lo
psíquico.
Fre ud da cua tro tér min os o car act erí sti cas de la pulsión, que no son
homogéneos; pertenecen a campos diferentes:
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La meta de una pulsión es en todos los casos la satisfacción que sólo puede
alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente. Los caminos que
llevan a ella pueden ser diversos. Hay metas próximas e inte rmed ias, pued en
perm utar se o comb inar se. Esto s caminos, redes, trayectos, que pueden
escucharse en la clínica en el discurso de los pacientes, marcan una diferencia
fundamental con el arco reflejo.
Freud agre ga que hay puls iones de meta inhib ida, es deci r con sati sfac ción
parc ial. Hay aqu í un efe cto de pérdida, y se altera el apoyo en un mecanismo
mera me nt e or gá ni co . El ca so qu e da de es te ti po de pulsi ones de meta
inhib ida, que avan zan un trech o en la satisfacción y luego experimentan
inhibiciones o, des via cio nes es la sub lima ció n, uno de los des tino s de la
pulsión.
El obje to es aque llo en y por lo cual la puls ión alca nza la sati sfac ción . No
está ori gina riam ente en laza do a ella . El obje to es un inst rume nto de la
sati sfac ción , es aque llo con lo cual se obti ene la sati sfac ción y, en tant o
inst rume nto, es el aspe cto más vari able de la pulsi ón. Se le coord ina a
conse cuenc ia de su apti tud para la sati sfacc ión. No es nece saria ment e un
obje to ajen o, pued e ser tamb ién una part e del cuer po pro pio (aut oero tism o).
Pue den suf rir cam bio s de vía (vo lve rse con tra el suj eto ). El laz o
par tic ula rme nte ínti mo de la pul sión con el obj eto es la fija ció n, que pone
término a la movilidad de la pulsión.
Vemos que objeto no es lo mismo que fin o meta: es el medio para la satisfacción y
tiene la característica de ser sustituible, no está enlazado en su origen, no está
determinado ni biológica ni genéticamente como en el instinto. No existe un objeto
"natural" para el hombre y su pulsión.
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La fuente tiene que ver con partes del cuerpo, localizaciones, aunque difíciles de
ubicar. Para Freud las pulsiones son todas cualitativamente iguales, pero deja
abierta la posibilidad de establecer un principio de diferenciación por la fuente. No
por el objeto o el fin.
Cuando quiere establecer cuántas son las pulsiones rechaza la multip licació n y
divers ificació n tan en boga en el estu dio del inst into . Aun que dijé ramo s que
una pulsi ón es oral, es una conve nción : en reali dad lo que nos da esa idea
son las palab ras que util izam os y ade más pod ría mo s des com pon erl a has ta
el inf ini to en "pulsión de comer pollo", "pollo asado", "pollo a la provenzal", "al
champignon", etc. Es el lenguaje el que perm ite arti cular pulsi ones en
deman das. Sin él no habría esos tray ecto s, cami nos que mues tran el fin y el
objeto, particulares de cada sujeto.
Dualismos pulsionales
Freud clasifica las pulsiones, una vez que llega a aquellas que son irreductibles:
En realida d, las que estudia son las sexuale s, cuando los ejemplos que da en
Pulsiones y destinos de pulsión son los pares exhibicionismo-voyeurismo y
sadismo-masoqu ismo, que no pueden ser remiti dos al apoyo en la necesidad o
en la autoconservación.
Reconoció en su práctica clínica que las pulsiones parcial es, pre -genital es, son
las que sufren la represi ón y constituyen el origen de los síntomas. Mientras que
la sexualidad genital responde a una función biológica, las pulsiones no genitales,
parciales, se caracterizan no sólo por su indepen dencia respect o de las
funcion es biológicas, sino también por su capacidad para obstruir dichas
funciones, como en la anorexia nerviosa y en la ceguera histérica cuando se
produce una libidinización de las fu nc io ne s or gá ni ca s y de au to co ns er va ci ón .
So n generadoras de conflicto, contrariando las funciones necesarias para la
conservación del individuo.
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Por ello Freud distinguió en Introducción del narcisismo (1914), en las pulsiones
sexuales, una libido del Yo y una libido objetal. Libido es la energía de la pulsión
sexual.
Plantea con ello un "más allá del Principio del Placer" en el concepto de "pulsión
de muerte", de retorno a lo inanimado, a un estado anterior a la vida. Esto es llevar
hasta el límite el Principio de Constancia, disminuir la excitación hasta el cero
absoluto.
El conflicto en este modelo pulsional es entre Eros o pulsiones de vida —que todo
lo conserva, tiende a la unión, a la complejización, incluye a las pulsiones del Yo y
a las pulsiones sexuales—, y Tónatos o pulsión de muerte —que manifiesta la
tendencia a lo inorgánico, la vuelta a lo que estuvo antes de la vida, a la
eliminación de la irritación que produce la estimulación en la materia animada—.
Es lo que daría cuenta de la compulsión de repetición así como de las tendencias
destructivas.
Sublimación
Ent re los abo rda jes de "Pu lsi one s y des tin os de pulsión" de Freud, está el de
los posibles destinos de la pulsión sexual, uno de los cuales es el de la
sublimación.
La meta o fin de la pulsión es la satisfacción, y los cami nos que lle van a ella son
vari able s y dive rsos , y hay pulsion es de meta inhibida , que avanzan un trecho
en el sentido de la satisfacción pulsional, pero después sufren una inhibición o una
desviación. Este es el fundam ent o de los laz os de "te rnu ra" en el amo r fil ial ,
fratern al, amistos o, etc., así como de la ligazón amorosa de la masa con el líder
y de los miembros de la masa entre sí, y por lo tanto , tambié n de los
sentim ientos de amor a la humanidad.
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Freud plant ea que los niños atrav iesan a parti r de los 3 años un estadio que
puede ser calificado como "período de investigación infantil". El deseo de saber se
despierta provocado por el nacimiento de un hermano (después agregará: por la
visión de los genitales del otro sexo), por el cual iniciará la investigación sobre el
problema del origen de los niños.
La pulsión de investigación, una vez terminado este perí odo, por un enér gico
proc eso de repr esió n (rep resión del complejo de Edipo y la entrada en la
latencia), puede tener tres posibles destinos:
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El Yo surge a raíz de necesidades que deben ser satisf echa s para cons erva r la
inte grid ad del apar ato psí quico, y asegurar la conservación del organismo. Esto
permite la instauración del Principio de Realidad, al cual que dan som eti das las
pul sio nes del Yo; per o no las pulsio nes sexual es, porq ue ellas presci nden
origin ariamente de todo objeto exterior y se satisfacen de manera autoerótica, lo
cual les permite escapar al proceso de desarrollo que afecta a las pulsiones del
Yo. Para Freud, hay un desarrollo distinto para unas y otras pulsiones.
Para Freud, el niño debe aprender a dominar sus pulsiones y adaptarse al medio
social. La educación colabora en ello: La educación debe inhibir, prohibir, sojuzgar.
La coart ación de las pulsi ones engen dra neuro sis, pero es imposible dejar al
niño en libertad total. La educaci ón debe enco ntra r su cauce entr e el deja r
hace r y la pro hib ici ón. El hom bre no pue de esc apa r a la re nun cia pul sio nal .
Ade más , sin pro hib ició n, el des eo sería imposible.
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Es desde la pulsión, que pone la fuerza, y desde el deseo, que pone la orientaci ón
fantasmát ica, que el poeta realiza sus creaciones.
Libido, pulsión, erotismo, no son nunca, en Freud, hech os estr icta ment e
biol ógic os, aunq ue sí hay un anclaj e en el cuer po, lo cual abre la posi bili dad
de una lectura biologizante de los textos freudianos. La pulsión es presentada por
Freud como un concepto límite del que la biología nada podría decir. El problema
de la sexualidad es abordado a partir de sus manifestaciones más lejanas en
apariencia, como son la sexualidad infantil y las pe rv er si on es , po r lo cu al
pl an te a el co nc ep to de psicosexualidad. Ésta implica un proceso que no está
inscripto ni prescrito en el desarrollo biológic o; es efecto de las relaciones con los
otros significativos que, determinando los distintos episodios de la historia de un
sujeto, marcan la manera en que será asumida la sexualidad.
El inst into regu la la repr oduc ción en el mund o ani ma l, mie ntr as que en lo
hum ano la cul tur a lim ita la sexualidad.
La teorí a de la evolu ción produ jo efect os nefas tos en las ciencia s sociale s, al
descono cer el salto cualita tivo que sepa ra a la cult ura de la natu rale za. Y no
sólo eso, sino, también , el efecto que produc e en el organi s mo la acción
estruct urante del lenguaje y los efectos de la prohibición del incesto.
La ley de prohibición del incesto y el lenguaje como condición necesaria para que
haya ley, muestran que no hay un desa rroll o natur al desde la biolo gía a la
cultu ra por un proces o acumu lativo . En este sentid o, para que haya cuerpo
humano debe haber lenguaje, universo simbólico que le dé significación, que se
nombre no sólo al sujeto sino también a los objetos, que se los señale como tales,
se establezcan las formas posibles por las que se alcanza la satisfacción. El
lenguaje permite articular las demanda s, es la única manera de hacer
reconoc ibles a las pulsiones a aquellos a los que se dirigen.
El niño se apodera de lo real a través del simbolismo, que le es tras mit ido por la
cul tura, por las rela cio nes familiares en su crianza. Así llegará a representarse el
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Pero esto mismo hace que el humano tenga perdida la naturalidad de su objeto;
no hay ninguno que le esté destina do por estruct ura, como sucede en la
natural eza o en el animal, sino que el objeto de su pulsión está perdido por
estruct ura –por ser humano y, por lo tanto, por esta r inme rso en un univ erso
simb ólic o–. Siem pre ha brá una mediación, ya sea del símbolo o del otro, en el
camino hacia el objeto.
Los primeros objetos protectores del niño –que está sumido en la indefensión
biológica con la que nace– se tornan modelos para la capacidad de amar del
sujeto. La sexua lidad nace a poyad a en los borde s exte riore s del cuerpo; la
génesis de la sexualidad se puede encontrar en la "erogeniz ación" del cuerpo a
partir de la dependencia biológica con el objeto primordial.
Lo que marc a es la rela ción con el otro ; para que haya un Yo se necesi ta del
otro. Sólo el deseo de la madre puede hacer que el hijo viva. Sin ese deseo el hijo
no se podría sostener en su materialidad corpórea. Cada uno es deudor del
acceso al ser a otro.
Si bie n con la teo ría del apu nta lam ien to de las pulsion es sexuales en las de
autocon servació n parecieran las últim as una cate goría "natu ral", son sólo un
primer dato que abre, por la vía de una contingente producción de placer, el campo
del deseo, con la ulterior alucinaci ón de la vive ncia de sati sfac ción y las
disc rimi naciones que se irán produciendo en el psiquismo.
El tema de pulsión puede ser correlacionado con las ideas de los filósofos
materialistas sobre los grados de liber tad del compo rtami ento human o. A
difer encia del animal, sobre el que pesa una determinación limitada en cuanto a
las conducta s que puede realiza r, el ser humano posee mayo res grad os de
libe rtad . El conce pto de pulsió n, en cambio , permi te una apert ura en una gama
infinita en diferentes objetos y diferentes formas de satisf acció n, inclu yendo la
reali zació n simbó lica a travé s de la subl imac ión y el arte . La posi bili dad de
elec ción está abierta y depende de los avatares del destino que le toca vivir a
cada sujeto.
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Bibliografía
Freud, S., Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Buenos Aires, Amorrortu, 1985,
Vol. XIV.
— Tres ensa yos de teorí a sexu al (190 5), Buen os Aires, Amor rort u, 1985 ,
Vol. VII.
— Mas allá del prin cipi o del plac er (1920 ), Buen os Aire s, Amor rort u, 1985 ,
Vol. XVIII .
— Un recu erdo infan til de Leon ado da Vinc i (191 0), Bueno s Aire s,
Amor rort u, 1985 , Vol. XI.
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