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segunda época
SUMARIO
año 1 / número 16 / primavera de 2009 / publicación semestral
Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires / issn 0328-2643
Secretario de redacción
Juan Pablo Ringelheim
Rector
Gustavo Eduardo Lugones Consejo editorial
Ricardo Jorge Baquero
Vicerrector
Alejandro Blanco
Mario E. Lozano
Martín Becerra
Miguel Lacabana
Sara Isabel Pérez
Arte editorial Alejandro Villar
Producción: Programa Editorial UNQ
Edición: Rafael Centeno Consejo académico
Diseño: Hernán Morfese
Carlos Altamirano (Conicet, unq)
Daniel Aspiazu (Conicet, flacso-Argentina)
Revista de Ciencias Sociales Dora Barrancos (uba, unq, Conicet)
UNQ / Departamento de Ciencias Sociales Elena Chiozza (unlu)
Roque Sáenz Peña 352 (B18768BXD) Bernal, Emilio de Ipola (uba)
Provincia de Buenos Aires. República Argentina Emilio Duhau (uam-a, Conacyt)
Dirección electrónica: [email protected] Noemí Girbal (unq, Conicet)
Noé Jitrik (ilh, ffl, uba)
Editor responsable
Pedro Krotsch (uba) (1942-2009)
Universidad Nacional de Quilmes
Jorge Lanzaro (icp, uru)
Roque Sáenz Peña 352 (B18768BXD) Bernal,
Provincia de Buenos Aires. República Argentina Armand Mattelart (up 8)
Adriana Puiggrós (Diputada Nacional, Conicet)
Alejandro Rofman (uba, ceur, Conicet)
El contenido y las opiniones vertidas en cada uno de los artículos Héctor Schmucler (profesor emérito de la unc)
son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
Para su publicación, los artículos son evaluados por parte del
Miguel Talento (uba)
Consejo editorial, del Consejo académico, y árbitros externos. Alicia Ziccardi (puec, unam)
Revista de Ciencias
Sociales, segunda época
Presentación del Rector
Carlos Fidel
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Crisis y
a la memoria de Oscar Terán
gobernabilidad
Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
Temas, fuentes y actores en la prensa
por el conflicto entre el gobierno y las
entidades del campo argentino en 2008
Introducción
La norma de objetividad oculta la conexión entre las prácticas
noticiosas y sus contextos económicos, organizativos y políticos.
Al mismo tiempo, la norma de objetividad le da a la prensa la
apariencia de una institución social independiente. Asimismo, a
pesar de que las prácticas de noticiabilidad distorsionan el conte-
nido político de las noticias, encajan convenientemente en el có-
digo objetivo, ocultando sí, sus efectos políticos. De esta manera,
las normas periodísticas y las prácticas noticiosas operan juntas
para crear un fuerte status quo que influye en las noticias –una
influencia que está bien oculta detrás de una fachada de perio-
dismo independiente.1
El interrogante sobre la interacción de los medios de comunica- 1 “The objectivity norm hides
ción con los actores protagonistas de los hechos que cubren y los the connection between
condicionamientos que el proceso editorial ejerce sobre los desti- reporting practices and their
natarios de las noticias y sobre sus percepciones y opiniones es res- economic, organizational, and
ponsable del nacimiento del campo de estudios de comunicación political contexts. At the same
time, the objectivity norm
en el siglo xx y ha atravesado buena parte de su historia. Las teorías gives the press the look of an
lingüístico-semiológicas, funcionalistas, estructuralistas, cultural- independent social institution.
etnográficas o económico-políticas han contribuido con respues- Morover, even though actual
reporting practices disort the
tas diferentes, a menudo opuestas, a los planteos originados por political content of the news,
ese interrogante fundacional. they fit conveniently into the
El presente artículo procura integrar dos tradiciones de estu- objectivity code, thereby obs-
curing their political effects. In
dios de comunicación que no suelen entablar diálogos fecundos, this fashion, journalistic norms
para trabajar analíticamente sobre un objeto que, sin ser novedo- and reporting practices opera-
so, adquiere para la coyuntura político-económica de la Argentina te together to create a strong
de fin de la primera década del siglo xxi cualidades singulares: la status quo bias in the news –a
bias that is well hidden behind
cobertura de la prensa escrita llamada “de alcance nacional” ante a facade of independent jour-
el conflicto suscitado por la resolución ministerial 125 de 2008, nalism” en el original.
3. Fundamentos metodológicos
Los medios masivos de comunicación son actores sociales con fun-
ciones fundamentales en la estructuración del espacio público. Los
contenidos seleccionados y abordados por la prensa gráfica, que
luego son retomados por la radio y la televisión, favorecen la apa-
rición de ciertas temáticas y ciertos actores en la opinión pública
(al hacerlo, obstruyen otras temáticas y actores, invisibilizándolos
Análisis de contenido
Indexing
Esta teoría coincide con las anteriores solo que focaliza sus esfuer-
zos en estudiar el tratamiento de las fuentes, testimonios elegidos,
en los medios de comunicación. Para Lance Bennet, los medios
funcionan como indexadores, por lo que trabajan desde una es-
tructura jerarquizada al momento de presentar sus fuentes y te-
mas. El público lector (en el caso de la prensa gráfica) encontraría
en las noticias un número reducido de voces autorizadas, en su ma-
yoría oficiales, que fueron elegidas por los productores partiendo
de su pretensión de objetividad utilizan las fuentes oficiales para
lograr una cobertura más cercana y dar legitimidad a las noticias,
que al ser reiteradas sumarían al sostenimiento, o implantación,
del status quo.
La capacidad de acceso de las distintas fuentes de información
a los medios está asociada al tipo de fuente que se trate. Depen-
derá de su nivel político, sociocultural, mercantil y sobre todo su
cercanía al poder oficial. En distintas coyunturas ese acceso puede
variar. En situaciones conflictivas, cuando el poder político oficial
está puesto en duda o se presenta como inestable, las fuentes ofi-
ciales pueden perder legitimidad y la frecuencia de consultas a las
no oficiales aumentará.
4. Análisis
Para el análisis realizado se tomó una muestra de 280 notas publi-
cadas en los matutinos La Nación, Clarín, Crítica y Página/12, desde
el jueves 29 de mayo hasta el martes 2 de junio de 2008, semana
considerada representativa del conflicto. Los formatos analizados
fueron noticias, entrevistas, editoriales, notas de opinión y análi-
Pertenencia:
–Gobierno: tomando por tal al Poder Ejecutivo (presidenta, vi-
cepresidente, jefe de gabinete, ministros y secretarios), al ex presi-
dente Néstor Kirchner y aquellos actores (tanto oficiales como no
oficiales) a favor del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
–Mesa de Enlace: entendiendo por Mesa de Enlace a los dirigen-
tes y miembros de las entidades agrarias Confederaciones Rurales
Argentinas, Coninagro, Sociedad Rural Argentina y Federación
Agraria Argentina, así como también a sus simpatizantes.
–Corte Suprema: integrantes de la Corte Suprema; jueces y ca-
maristas.
–Especialistas y académicos: consideramos aquí aquellos cono-
cedores especializados en temáticas agraria o impositivas consul-
tados por los diarios, incluidos los académicos e intelectuales.
–Oficialismo no K o anti K: aquellos sectores del gobierno di-
vergentes a la postura gubernamental en el conflicto. También se
computan bajo esta categoría a aquellos integrantes del Partido
Justicialista y radicales K, integrantes del gobierno, en oposición a
la postura gubernamental.
Clarín
La Nación
Página/12
A modo de conclusión
Los resultados del análisis de la cobertura periodística del conflic-
to suscitado a partir de la adopción de una política de retencio-
nes móviles a los beneficios de la comercialización de productos
agropecuarios permiten confirmar la necesidad de integrar en el
análisis perspectivas teóricas aparentemente poco afines, como
Referencias bibliográficas
Aruguete, Natalia (2008), “La imagen de Entel en la prensa argentina du-
rante su privatización. Un análisis de contenido de la cobertura
periodística en el período agosto-octubre de 1990”, tesis de Maes-
tría defendida en el Instituto de Altos Estudios Sociales, Universi-
dad Nacional de General San Martín, Buenos Aires.
Becerra, Martín (2008), “La inmaculada concepción de los medios”, Pági-
na/12, Buenos Aires, 27 de mayo de 2008.
—— y Guillermo Mastrini (2009), Los dueños de la palabra. Acceso, estruc-
tura y concentración de los medios en la América Latina del siglo xxi,
Buenos Aires, Prometeo (en prensa).
Bennet, W. Lance (1983), News: the politics of illusion, Nueva york,
Longman.
Bolaño, César y Alain Herscovici (2004), “Economia da informação e
conhecimento: uma abordagem em termos de Economia Política”,
Anais do VII Colóquio Brasil-França de Ciências da Comunicação e
da Informação, Porto Alegre, mimeo.
Martín Becerra es profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, donde dirige el Programa de In-
vestigación “Espacio público y políticas: representaciones, prácticas y actores. Argentina a partir de la
década del 80”. Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona, es
investigador de conicet en políticas y tecnologías de la comunicación. Es autor del libro Sociedad de la
información: proyecto, convergencia, divergencia (2003); compilador con Alfredo Alfonso de La investiga-
ción periodística en la Argentina (2007). Coautor, junto a Guillermo Mastrini, de Periodistas y magnates:
estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina (2006) y de Los dueños de la palabra
(2009).
El desafío de la
gobernanza urbana
en la gestión local
El caso de la traza de la ex autopista AU3 en
la Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires
Introducción
Desde hace poco más de una década, asistimos a una transforma-
ción socioespacial de los territorios locales como consecuencia de
los avances de la globalización; son justamente las ciudades las que
ocupan un lugar estratégico en el desarrollo de nuevas relaciones
sociales que se configuran dentro del escenario global.
La ciudad debiera ser el escenario ideal para la construcción
y el fortalecimiento de alternativas políticas y de gestión social-
mente incluyentes e innovadoras (Gorelik, 2004). Sin embargo,
la incorporación del escenario global al espacio local encuentra,
como cara negativa, una mayor segregación espacial y polariza-
ción social.
La segregación espacial responde a las formas de organización
del territorio, la localización de las inversiones en los centros urba-
nos y a la dinámica productiva (Arditi et al., 2007). Mientras que
en la configuración residencial se diferencian cada vez más los es-
pacios para los sectores más pobres y más ricos de la sociedad, e
incluso para los sectores de ingresos medios. La polarización social
dependerá también del grado de adaptación (mayor o menor) y
de acceso que los ciudadanos tengan sobre las nuevas demandas
que genera la ciudad global, cada vez más conectada a los centros
de finanzas internacionales y a la especialización de los servicios
asociados a ello (contables, jurídicos, financieros, etcétera).
El proceso de construcción de la
gobernabilidad en la ciudad de Buenos Aires
Según Landau (2008), la discusión sobre el gobierno de Buenos
Aires desde el restablecimiento de la democracia en 1983 se ha ba-
sado en tres cuestiones: a) definir el estatus de la ciudad (problema
de autonomía), b) organización de las instituciones (eficiencia y re-
presentatividad) y c) naturaleza de los gobernantes y gobernados y su
vínculo (modo de elección de autoridades, participación, control
ciudadano).
El principio del proceso de la configuración de la cuestión del go-
bierno de la ciudad en Buenos Aires data de 1882 cuando se sancionó
la Ley 1260, a partir de la cual comenzaron a regirse las institucio-
nes municipales de la ciudad federalizada.
Desde el inicio de la Ley 1260, se estructuró el debate sobre la
naturaleza y escala de la ciudad. Al análisis sobre si el municipio es
previo o posterior al Estado, se sumó la necesidad de determinar si
el gobierno de la ciudad era político o meramente administrativo.
La discusión giraba también sobre gobernantes y habitantes de la
ciudad, si quien estuviera al frente del gobierno de la ciudad debe-
ría llamarse gobernador o intendente (sancionándose finalmente
3 Belgrano, Villa Urquiza, A ese fin, en 1977 se expropió y desalojó una franja importante de
Coghlan, Chacarita, Villa Or- inmuebles, terrenos y edificios enteros sin tener en cuenta la iden-
túzar, Colegiales, Palermo,
tidad de los barrios, las vías de conexión y las particularidades del
Almagro, Villa Crespo, Balva-
nera, Parque Patricios y Nueva tejido urbano. Como las expropiaciones comenzaron por el norte,
Pompeya. afectaron principalmente zonas residenciales de sectores medios
El Programa
La Ley define como “beneficiarios” a las familias ocupantes de las Integrarán esa Unidad repre-
sentantes de los siguientes
viviendas de propiedad del gobierno de la ciudad que cumplan la to- organismos: secretarías de
talidad de las siguientes condiciones: habiten en la traza desde antes Hacienda y Finanzas, Medio
del 6 de agosto de 1996; utilicen los inmuebles para uso de vivienda Ambiente y Desarrollo Sus-
tentable, Planeamiento Urba-
exclusivamente; perciban un ingreso mensual promedio por grupo
no, Obras y Servicios Públicos,
familiar no mayor a $1.200, o $300 mensuales por integrante de fa- Promoción Social, Comisión
milia; no sean propietarios de inmuebles y no hayan sido adjudica- Municipal de la Vivienda y el
tarios de un crédito o subsidio para la adquisición, construcción o Consejo del Plan Urbano Am-
biental. Modificado por Decre-
refacción de vivienda en forma individual o mancomunada. to N° 1027-GCBA-01.
Una vez promulgada la Ley, la administración propuso en el 5 Los integrantes de la Comi-
año 2000 un plan de trabajo a desarrollar en tres años para el cum- sión representan a los bene-
ficiarios del Programa, a los
plimiento de sus objetivos que incluyó la elaboración del proyecto vecinos que habitan las áreas
urbano del área de estudio –denominado sector 5 ubicado en la adyacentes, a vecinos e insti-
Comuna 12–,6 la regularización de la tenencia, el otorgamiento de tuciones vecinales.
6 Sector 5: comprendido entre
las soluciones habitacionales y la ejecución de las obras de infraes-
las calles Donado, Holmberg,
tructura del sector. Asimismo, estableció la cesación inmediata de Avenida Congreso y Avenida
los desalojos en contra de los adherentes al Programa y la posibi- de los Incas.
Acciones de Amparo sobre el mismo. Frente al avance del Ejecutivo sión representan a los bene-
ficiarios del Programa, a los
en la desocupación del sector 5, el presidente de la Comisión de
vecinos que habitan las áreas
Vivienda de la Legislatura presentó una acción de amparo con el adyacentes, a vecinos e insti-
objeto de detener la implementación de las acciones. tuciones vecinales.
Consideraciones finales
Hoy se trabaja sobre “la ciudad por proyectos” y en ese sentido, la
participación es vista como una forma de comprometerse en espa-
cios de deliberación. Sin embargo, a veces, la lógica de los proyec-
tos olvida lo deliberativo elaborando justificaciones que deberían
concernir a los actores implicados, aduciendo desde el poder polí-
tico que la ciudad es como una gran empresa que debe ser guiada
por los más aptos, siguiendo los principios de gestión empresarial.
En definitiva, el ámbito de la democracia participativa como he-
rramienta para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos sigue
siendo una deuda pendiente.
Una verdadera estrategia de inclusión reclama una redefinición
de los espacios de lo público. Institucionalizar la política será la
Autoras
Olga Wainstein-Krasuk es arquitecta por la Universidad de Buenos Aires y master en Desarrollo Eco-
nómico Local por la Universidad Autónoma de Madrid y en Desarrollo Local por la Universidad Nacional
de San Martín. Dirige el Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda de la Universidad de Buenos Aires,
así como diversos Proyectos de Investigación con subsidios nacionales e internacionales. Es profesora
titular del posgrado de actualización profesional de la Universidad de Buenos Aires y consultora del pnud
y del bid en programas nacionales y de cooperación internacional.
Publicaciones recientes:
“Sustentabilidad del territorio. Regiones asociativas fronterizas y transfronterizas. Estudio de caso: Gua-
leguaychú/Fray Bentos”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Fede-
ral do Paraná, 2008.
Con A. Gerscovich, R. Perahia y M. Cavalieri, “Crecimiento de la región metropolitana de Buenos Aires”,
7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Federal do Paraná, 2008.
Con M. Cavalieri y A. Gerscovich, “Hacia un abordaje sistémico de los vacíos urbanos en la ciudad de Bs.
As”, VII Jornadas de Sociología uba. Pasado, presente y futuro, 1957-2007, Buenos Aires, Universidad
de Buenos Aires, 2007.
Alicia Gerscovich es arquitecta y especialista en Tecnología y Producción del Hábitat por la Universidad
de Buenos Aires. Investigadora principal del Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda y docente de
la carrera de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Codirectora del Proyecto de Investigación
Mariana Cavalieri es licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires, master en Desarro-
llo Económico Local por la Universidad Autónoma de Madrid y en Desarrollo Local por la Universidad
Nacional de San Martín. Investigadora principal del Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda de la
Universidad de Buenos Aires. Consultora contratada para programas de desarrollo local en la consultora
Territorio y Gestión y para el Mapa Educativo Nacional del Ministerio de Educación de la Nación.
Publicaciones recientes, en coautoría:
Con O. Wainstein-Krasuk, Alicia Gerscovich y R. Perahia, “Crecimiento de la región metropolitana de
Buenos Aires”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Federal do Pa-
raná, 2008.
Con A. Gerscovich y O. Wainstein-Krasuk, “Hacia la gestión social de vacíos urbanos en la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires. Un caso de estudio”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba,
Universidade Federal do Paraná, 2008.
Con A. Gerscovich y O. Wainstein-Krasuk, “Hacia un abordaje sistémico de los vacíos urbanos en la ciu-
dad de Buenos Aires”, VII Jornadas de Sociología uba. Pasado, presente y futuro, 1957-2007, Buenos
Aires, Universidad de Buenos Aires, 2007.
Planeta Tierra:
los movimientos
antisistémicos hoy*
“Ciudadano del mundo, el Che nos recuerda lo que ya sabíamos
desde Espartaco y que a veces olvidamos: la humanidad encuen-
tra en la lucha contra la injusticia un escalón que la eleva, que la
hace mejor, que la convierte en más humana”.
Subcomandante Insurgente Marcos, discurso de Inaugu-
ración de la Reunión Preparatoria Americana del Encuentro
Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo,
6 de abril de 1996.
Para concluir, vale la pena recordar una entrevista que Manuel Váz-
quez Montalbán le hizo en 1999 al Subcomandante Marcos, y en la
que al preguntarle sobre lo que en esencia era la rebelión neoza-
Carlos Antonio Aguirre Rojas. Licenciado en Economía, master en Historia Económica y doctor en
Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Postdoctorado en Historia en la Ecole des
Hautes Etudes en Sciences Sociales.
Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
Libros recientes:
Ameryka Lacinska na rozdrozu (América Latina en la encrucijada), Varsovia, Le Monde Diplomatique Edi-
ción Polonia, 2008; L’Amérique Latine en rébellion, París, Ed. L’Harmattan, 2008; América Latina en
la encrucijada, 4ª ed., México, Ed. Contrahistorias, 2007, (3ª ed., Rosario, Ed. Prohistoria, 2006).
Istoriografiya b 20 beke (La historiografía en el siglo xx), Moscú, Ed. Krugh, 2008 (en español: La historiogra-
fía en el siglo xx. Historia e historiadores entre 1848 y ¿2025?, Barcelona, Montesinos, 2004).
Mandar obedeciendo. Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, 3ª ed., Bogotá, Ed. Desde Abajo,
2008 (2ª ed., México, Ed. Contrahistorias).
La economía como
ideología
Un análisis socio-metafórico de
los discursos sobre ‘la crisis’
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 87 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
el Estado burocrático legal”, impide al sociólogo alemán percibir la
fundamentación no racional de los argumentos, comportamientos
y motivaciones que él supone estrictamente racionales. Por decirlo
en palabras de ese sociólogo espontáneo que era el poeta Antonio
Machado (1973, p. 60), “no fue la razón, sino la fe en la razón lo
que mató en Grecia la fe en los dioses”. Lo que convence de los ar-
gumentos y de las pruebas empíricas son tanto razones, como la
fe que se pone en ellas, la creencia en la razón a la que mueven los
efectos y los afectos de los diferentes recursos retóricos.
Formulada así la cuestión de la ideología en términos de mo-
vilización de emociones que se estructura retóricamente, la cons-
titución intrínsecamente retórica de los discursos económicos se
manifiesta con todo su calado. Dentro del marco conceptual que
hemos esbozado, los estudios de Donald N. McCloskey (1990, 1993,
1995) sobre la retórica de la economía adquieren todo el peso que
pudiera quedar desvaído tras su ameno estilo literario, irónico y
desenfadado. Para este autor (recientemente autora), el pensa-
miento económico se construye sobre las cuatro patas de la tétrada
retórica: hecho, lógica, metáfora y narración. Es una ilusión pensar
que la mesa pueda sostenerse sobre solo dos de ellas, ya sean las
patas pretendidamente científicas (los hechos y la lógica), ya sobre
las humanistas (metáfora y narración). Cualquier discurso econó-
mico apela a las cuatro sin excepción, intentando compaginar los
límites y objeciones que cada una pone a las restantes: la lógica
debe respetar los hechos, la metáfora ha de asumir la lógica que se
desprende de ella, la temporalidad que despliega la narración de
los hechos económicos debe imbricarse en la intemporalidad de la
metáfora implícita en el modelo económico…
No entraremos a discutir aquí la pertinencia de distinguir en-
tre ‘patas científicas’ y ‘patas humanistas’. Los estudios sociales de
la ciencia ya han mostrado sobradamente que ni los hechos ni la
lógica tienen una entidad por sí mismos que les permitan distin-
guirse netamente del lenguaje y las prácticas sociales con que se
describen y fabrican. Los hechos son eso, hechos, participios del
verbo hacer: están hechos por prácticas concretas, entre las cuales
se cuentan muy especialmente las prácticas lingüísticas (Woolgar,
1991; Latour y Woolgar, 1995). Asimismo, tampoco la lógica im-
pone otra necesidad que la de los presupuestos culturales en que
funda ni exige otra sumisión que la requerida por la coerción de
las estructuras gramaticales de la lengua en que se ha desarrollado.
Las argumentaciones lógicas dejan los suficientes márgenes de am-
bigüedad como para poder negociar permanentemente los signifi-
cados (Bloor, 1998), al tiempo que tanto los axiomas y postulados,
como los conceptos lógicos y lo que se entiende como una buena
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 89 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
entrevista reciente, “sin los cuentos sobre la crisis, a los expertos no
les salen las cuentas” (Lizcano, 2009b).
La metáfora actúa así como un trampolín de sentimentalidad
y credibilidad que dirige su impulso hacia las instituciones de un
sistema económico que habían dejado de merecer tales afectos.
Este recurso retórico tiene, además, la ventaja de ser especialmen-
te resistente a su deslegitimación. Los discursos políticos corren
el riesgo permanente de verse deslegitimados ante la acusación
de mentira. De hecho, esa suele ser la táctica más socorrida en
la batalla política entre los diferentes partidos. Sin embargo, el
recurso a la metáfora sitúa el discurso en un registro donde la im-
putación de verdad o de mentira queda huérfana de sentido. Una
metáfora no es verdadera ni falsa, solo es más o menos creíble,
más o menos verosímil. Y su verosimilitud no depende de una
imposible contrastación con los hechos, sino del mayor o menor
acierto en su formulación. Nadie podrá acusar de mentiroso a
quien hable de los flujos de capital como si de flujos sanguíneos
se tratará; no hay ninguna intención de engaño pues todo el mun-
do sabe que el capital no es sangre. Pero no es menos cierto que
también todo el mundo sabe que, si se colapsan los flujos de ca-
pital, el cuerpo de la economía quedará estrangulado a menos
que se le administren inyecciones de liquidez en grandes dosis.
El capital, por tanto, es sangre y no es sangre, es ambas cosas a la
vez y también ninguna de las dos. Ese, que es el punto débil de la
metáfora para un discurso que se quiere apodíctico (otra cosa es
que tales discursos lo sean efectivamente, que no sean también
metáforas, aunque ya muertas y desapercibidas, las que los hagan
tan convincentes), es precisamente su punto fuerte para el dis-
curso ideológico.
En lo que sigue atenderemos, pues, a las metáforas habitual-
mente presentes en los discursos públicos en torno a ‘la crisis’. E
indagaremos, tras su aparente mera función cognitiva (hacer com-
prensibles al gran público conceptos supuestamente demasiados
técnicos y abstrusos), los efectos sentimentales y emocionales que
las distintas transferencias metafóricas arrastran consigo. No nos
centraremos, por tanto, en los textos y discursos producidos por
economistas para ser leídos u oídos por otros economistas, sino en
textos y discursos producidos por economistas y periodistas exper-
tos dirigidos al público en general. Y ello no porque aquéllos estén
exentos de retórica, como la analizada por McCloskey, sino porque
los recursos retóricos empleados –y, en particular, los metafóricos–
son diferentes según el público al que se destinan y la ocasión en
que se pronuncian. Los que aquí nos interesan son precisamente
los dirigidos a la población con el propósito de restaurar la credi-
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 91 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
cesivo ya sin comillas, pues es el término que se ha consolidado, se
ha solidificado por el uso compartido).
A finales de 2008, los medios se pueblan de metáforas presta-
das de las fuerzas desatadas de la naturaleza:2 “Una tormenta sacu-
de al mundo. La crisis financiera cruza el Atlántico y se deja sen-
tir en todo el planeta”, “los mercados se agitan”, “las bolsas sufren
brutales sacudidas”, “la fuerza del huracán financiero obliga a los
gobiernos a tomar medidas”, “estallan las subprime”, “el tsunami
financiero provoca el desplome de los precios y de los fondos mo-
netarios”, “sequía crediticia”, “avalancha de clientes se disponen a
retirar sus ahorros”… Poco importa que las metáforas sean incon-
gruentes entre sí: tormentas y sequías, avalanchas y estallidos. Lo
significativo es que la crisis es una catástrofe natural que, por tan-
to, se desencadena por sí misma y a todos nos pone en peligro. No
hay, pues, responsables, solo damnificados. Urge acudir en su ayu-
da y no tardarán en promoverse –¿quién puede objetarlo?– todo
tipo de “operaciones de rescate” de quienes más han sufrido los
embates de la calamidad: bancos, mercados, entidades financieras,
grandes empresas… La percepción de que ellos mismos pudieran
haber sido los causantes del huracán ya ha quedado bloqueada:
¿quién desencadena los huracanes?
Tras la ‘constatación’ de un desastre natural, los primeros llama-
dos a actuar son siempre los servicios médicos. Las metáforas que
los discursos económicos empiezan pronto a tomar prestadas de la
medicina (metáforas ya implícitas, como veíamos, en el propio tér-
mino ‘crisis’) despliegan un impresionante abanico. Se impone, en
primer lugar, un “correcto diagnóstico de la crisis”, sin el cual no se
considera posible “el saneamiento de una economía enferma”. Los
síntomas que caracterizan la “patología de la crisis” son de lo más
variado: “estrangulamiento del crédito”, “debilidad de la demanda”,
“daños en los beneficios”, “sufrimiento de las bolsas”, “colapso de las
finanzas”, “metástasis en la economía real”… También la etiología
de la enfermedad es motivo de especulaciones diferentes entre los
expertos: “elevada exposición a activos tóxicos”, “una epidemia de
prácticas incorrectas”, “contagio en la economía real”, “virulencia
de la repercusión en los mercados”, “sistemas financieros contami-
nados”… Sin embargo, pese a no darse el menor acuerdo sobre si
se trata de agentes tóxicos o de contagios por virus, de estrangula-
mientos o cánceres con metástasis, no se ahorran los pronósticos.
Para el mencionado Josep Piqué, “nadie salva su vida si se le colapsa
el sistema arterial, sin que circule la sangre, sin sistema financiero
2Una más amplia gama de
que permite que las transacciones y las decisiones económicas va-
metáforas de los distintos ti-
pos mencionados puede verse yan más allá del mero trueque […] No basta, en estos casos, con
en Lizcano (2009a). medicina paliativa. Se requiere cirugía. Y de urgencia” (El País, Ne-
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 93 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
zonable y fácil de entender; sin embargo, lo que sí parece bastante
más oscuro es que una magnitud pueda debilitarse. ¿Y qué es lo
que queda mejor explicado al emplear la metáfora habitual “cre-
cimiento de la producción” que resultara tan difícil de entender en
la expresión “aumento de la producción”? No, la diferencia en el
empleo de expresiones propias (técnicas) o impropias (metafóri-
cas) no se explica por el grado de comprensión de cada una, que
para cualquier persona mínimamente escolarizada es mayor en el
primer caso. ¿Cuál es la diferencia entre una demanda que se de-
bilita y una demanda que disminuye, o entre una producción que
aumenta y esa misma producción que ahora crece? La diferencia
está en las connotaciones afectivas que induce en el oyente o lector
cada uno de los términos alternativos. Las meras disminuciones o
aumentos de magnitudes numéricas, como son las obtenidas por
las funciones de demanda o de producción, no son capaces de con-
mover la menor fibra emocional. El debilitamiento o el crecimien-
to, sin embargo, despiertan emociones análogas cualquiera que
sea el ser que se debilita o que crece, ya se trate de una planta, de
una persona enferma o de una curva de demanda. Así, las llamadas
públicas a reactivar el consumo para frenar la crisis, llamadas que
muy posiblemente caerían en tierra baldía en un ambiente emo-
cional de disminución de la demanda, es más fácil que encuentren
terreno abonado en unos corazones conmovidos ante una de-
manda decaída y debilitada. Y, análogamente, la paralización del
crecimiento de cualquier ser vivo –¿qué otra especie de ser puede
crecer si no está vivo?– no puede interpretarse sino en términos de
patología, ya se deba a contaminación por agentes tóxicos (como
ciertos activos financieros), a los efectos de alguna epidemia (como
la de ciertas prácticas mercantiles), a algún accidente (terremoto
financiero o estallido de burbujas inmobiliarias) o a una simple
crisis de crecimiento debida al propio proceso de desarrollo natu-
ral del organismo.
Lo cual nos lleva al segundo aspecto mencionado: no es ne-
cesario suponer en quien se para a constatar la proliferación de
tales metáforas en los discursos expertos sobre la crisis ninguna
atribución de acuerdo voluntario entre quienes las emiten, supo-
niéndoles alguna voluntad oculta orientada a distraer o modelar
la opinión pública, o una intención larvada que enmascare los au-
ténticos orígenes, efectos e intereses ocultos de la crisis. De hecho,
si metáforas como las aquí transcritas no han resultado chocantes,
para muchos, hasta que se han puesto entre comillas, es decir, has-
ta que han dejado de usarse para empezar a hacer de ellas objeto de
mención, se debe precisamente a que no hacen sino prolongar otras
metáforas e imágenes discursivas que ya habían calado hondo en el
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 95 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
manera que el que la Bolsa pueda caer, y que con la caída sufra, pa-
rece estar en la naturaleza misma de la Bolsa. Lo segundo, los puntos
ciegos o desenfoques que provoca la asunción de una metáfora, con-
tribuye a aquella función de engaño o enmascaramiento que Marx
atribuía a la ideología. Si la economía, los mercados, los fondos fi-
nancieros o los beneficios empresariales son los pacientes que han
sufrido daño, contaminación, estrangulamiento o cualquiera de los
muchos males con los que se les ha presentado al público, si ellos son
los pacientes necesitados de cirugías, inyecciones e intervenciones
médicas, la posibilidad de que los pacientes sean los agentes queda
automáticamente obturada. Que el enfermo pueda ser su propia en-
fermedad es un puro sinsentido. Que acaso fueran la economía (esta
economía), los mercados, los fondos financieros o los beneficios em-
presariales los causantes de los daños y males es algo que las metá-
foras médicas habituales dejan fuera de toda posible consideración.
Como también dejan sin sentido la posibilidad de pensar que, si el
crecimiento económico es el principal afectado por los daños, fuera
ese mismo crecimiento el origen de los mismos. Y, sin embargo, no
parece tan disparatado plantear que acaso en el crecimiento perma-
nente del enfermo (la economía) o de cualquiera de sus órganos o
funciones (la producción, las exportaciones o el pib) pudiera estar
precisamente el origen de sus males. Cuando un organismo o unos
órganos crecen sin cesar, no puede tratarse sino de un ser monstruo-
so, en el primer caso, o de un cáncer, en el segundo.
El cuarto, y último, aspecto se refiere a la evidente incoherencia
interna en el uso de metáforas tan dispares, e incluso contradicto-
rias entre sí, para referirse a un mismo hecho u objeto. El siguiente
extracto no es una excepción, pese a la alta cualificación de su au-
tor como experto:3
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 97 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
tas que la suma de magnitudes numéricas. Hasta el punto de que la
reciente aparición de “brotes verdes” en una economía aún en estado
casi comatoso, lejos de provocar una urgente llamada al doctor House,
se ha celebrado como un claro síntoma de recuperación del enfermo.
La autoridad legal-racional, que se presupone es la que legitima las
democracias según la tripartición weberiana, no parece tener mayo-
res problemas para abandonar la racionalidad y venir a legitimarse,
de hecho, recurriendo a motivaciones tan irracionales como las que
fundan cualquier otra forma de poder.
El problema que resta, ahora, parece cifrarse en cómo lidiará el
experto legal-racional con el animismo que él mismo ha introdu-
cido en su intento de promover la identificación activa del oyente/
lector con unos entes económicos que, de repente, ha debido dotar
de vida: Bolsas que se alegran o se alivian, mercados sensibles ante
ciertos indicios o que castigan ciertos comportamientos, empresas
con sed de liquidez…
La respuesta nos lleva al tercer grupo de metáforas mencionado
al comienzo, las de fetichización, que nos introducen en uno de los
fenómenos más interesantes, y sin embargo menos percibidos, de
las sociedades actuales. Se trata de un nuevo modo de religiosidad
que se ha ido gestando casi inadvertidamente en las sociedades
modernas y que se deja ver en toda su pregnancia en ocasiones ex-
traordinarias, como lo es la actual crisis económica.
El fenómeno del fetichismo fue motivo de inspiración para
buena parte del pensamiento más granado de los siglos xviii y xix.
Kant, Hegel, Feuerbach y Nietzsche en filosofía, Comte y Marx en
sociología, el psicoanálisis freudiano, por no hablar de una pléyade
de viajeros, novelistas y antropólogos, desarrollaron fructíferamen-
te el concepto y su dinamismo en ámbitos bien diversos (Assoun,
1995). La crítica etnológica, sin embargo, ha ido desautorizando
a lo largo del siglo xx la aplicación generalizada del concepto en
las sociedades “primitivas”, lo que le ha ido arrinconando en el
baúl de los trastos conceptuales. No obstante, a nosotros se nos ha
ido imponiendo por su ubicua presencia en multitud de discursos
precisamente modernos. El estudio de este neofetichismo desborda
con mucho las pretensiones del presente trabajo, por lo que nos
limitaremos a dejarlo aquí meramente esbozado a propósito de los
discursos sobre la crisis.
La constitución de un fetiche puede pautarse, grosso modo, en
tres momentos sucesivos. Primero, se proyectan sobre un objeto
rasgos propios de un ser vivo, habitualmente humano. Segundo,
este objeto así animado se desvincula del proceso de su creación
y adquiere vida propia. Tercero, convertido así en fetiche, actúa
sobre los humanos –que lo han dotado de vida y han olvidado el
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 99 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
tan poco sospechoso como Horst Köhler, ex director general del
fmi, asume plenamente la imagen y responde: “Lo que convierte al
sistema [financiero] en monstruoso es el hecho de que, al final, ya
nadie sabe quién ha comprado de hecho estos riesgos; y de pronto su-
cede algo imprevisible”. No podía expresarse mejor: “al final, ya na-
die sabe quién”, quién ha comprado los riesgos financieros, quién
ha producido los monstruos… ya nadie lo sabe, se ha olvidado, o
escondido, el proceso de su génesis. Las criaturas han adquirido
autonomía, actúan por sí mismas, y nadie recuerda ya su condición
de criaturas, han devenido fuerzas de la naturaleza, con lo que se
cierra el círculo de metáforas con el que comenzábamos.
Toda esta interpretación de los discursos económicos y finan-
cieros como productores directos de ideología, en orden a evitar
el empleo de la fuerza gracias al trabajo sobre las emociones y las
creencias, puede, ciertamente, objetarse de distintas maneras. La
más común arguye: “No son más que metáforas, meras palabras,
un modo de expresarse como otro cualquiera”. Esta supuesta refu-
tación, sin embargo, se refuta a sí misma. ¿Meras palabras? ¿Desde
cuándo las palabras son meras? Precisamente es con palabras de
la única manera en que pueden construirse los discursos, en par-
ticular los discursos ideológicos. ¿Un modo de expresarse como
otro cualquiera? Pues precisamente ahí está lo más significativo:
en que, de todos los modos de expresión posibles, los discursos so-
bre la crisis convergen precisamente en ese modo de expresarse y
no en otro, evitan los tecnicismos y recurren abrumadoramente a
esas familias de metáforas y no a otras. Mantener el valor de estos
discursos como ‘explicaciones’ de la crisis, y no como construccio-
nes interesadas de la misma, exigirá otro tipo de justificaciones.
Referencias bibliográficas
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théorie du fétichisme chez Auguste Comte”, en Études d’Histoire et
de philosophie des sciences, París, Vrin.
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gión universal en trece diálogos entre una mujer y un sacerdote
de la humanidad” y “Sistema de política positiva o Tratado de so-
ciología que instituye la religión de la humanidad”, en La filosofía
positiva, México, Porrúa.
Coorebyter, V. de (dir.) (1994), Rhétoriques de la science, París, puf.
Geertz, C. (1992), “La ideología como sistema cultural”, cap. 4 de La inter-
pretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, pp. 171-202.
Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 101 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
Autor
Oleada tecnológica
y crisis financiera:
la gobernabilidad
internacional como
blanco móvil
Hace ocho años, la Revista de la CEPAL publicó un artículo de Car-
lota Pérez (2001) según el cual los países relegados del dinamismo
tecnológico tienen ventanas de oportunidad para desarrollarse
cambiantes a lo largo de cada ciclo tecnoeconómico mundial. En
ese sentido, el desarrollo es un blanco móvil.
En el presente artículo se sostiene que la capacidad de go-
bernar en el plano económico-productivo también implica una
adecuación de las herramientas utilizadas a los constantes cam-
bios estructurales que ocurren en la economía mundial. Por eso,
la construcción del sentido común desde el cual se gobiernen las
instancias internacionales y se tomen las decisiones privadas de in-
versión requiere previamente una caracterización de la estructura
económica que está en crisis y la forma específica de dicha crisis.
Este artículo interpreta la crisis desde una perspectiva según la
cual la economía tiene una tendencia al estancamiento y caída de
la inversión por saturación de los mercados, que es seguida de la
búsqueda constante de soluciones por diversas vías. Una de las más
regulares y contundentes es la vía tecnológica, con sus profundas
y extensas relaciones con diversos campos económicos como los
patrones de especialización nacional, la distribución del ingreso,
los términos de intercambio y los flujos de capital internacional,
por mencionar algunos de los más importantes.
Oleadas y crisis
El enfoque neoschumpeteriano sobre la economía de la tecnología
se caracteriza por explicar la evolución tecnológica en el marco de
procesos de destrucción creadora, en los que las crisis forman par-
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 105 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
pasa a ser el motor del proceso masivo de destrucción creadora,
aunque el desconocimiento de las características técnicas del auge
lleva al capital financiero a sobreinvertir en el sector dinámico y en
todos los activos que tendieron a sobrevalorarse como consecuen-
cia del dinamismo económico. Ello conduce al colapso “mediante
una serie de crisis parciales en un mercado tras otro, por una in-
mensa debacle de la bolsa o por una combinación de ambas; como
quiera que ocurra la burbuja tiene que desinflarse” (Pérez, 2005,
pp. 108-111).
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 107 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
aparición de sectores nuevos en países periféricos, con la consecuen-
te creación de oportunidades de desarrollo industrial.
No obstante, la vida de cada revolución tecnológica estuvo mar-
cada por una gran cantidad y variedad de contradicciones y crisis
económicas, financieras, sociales, tecnológicas, institucionales e
incluso bélicas.3 En este trabajo vamos a centrar la mirada en las
crisis del capital financiero por considerar que es el caso de la que
estamos viviendo actualmente. Según Freeman y Pérez (2003), to-
dos los paradigmas tecnológicos tuvieron tiempos de instalación,
en los que la innovación radical que los origina ingresó al mercado
y se desplegó aceleradamente una capacidad productiva regida por
los criterios cortoplacistas del capital financiero,4 a lo que siguie-
ron profundas crisis que forzaron un reacomodamiento, para pa-
sar a tiempos de despegue del capital productivo.5
Las virtudes y defectos de ambos tipos de capital los hacen más
aptos para objetivos diferentes. El capital financiero es móvil por
3 Pérez (2005) y Rivera Ríos naturaleza mientras que el capital productivo está en lo fundamen-
(2005) describieron en forma tal atado a productos concretos, tanto por el equipamiento instala-
complementaria las crisis que
debieron soportar las cinco
do con capacidades operativas específicas como por los vínculos en
oleadas tecnológicas vividas redes de suplidores, clientes o distribuidores en sitios geográficos
hasta el momento. particulares. El capital financiero puede invertir con éxito en una
4 El capital financiero repre-
empresa o proyecto sin tener mayor conocimiento de lo que ella
senta los criterios y el com-
portamiento de los agentes hace o como lo hace, mientras que para el capital productivo el co-
que poseen riqueza bajo la nocimiento del producto, los procesos y los mercados son las bases
forma de dinero u otros va- del éxito potencial (Pérez, 2005, p. 107).
lores de papel, conservando
liquidez para poder pasar de En todas las oleadas hubo primero un auge financiero y lue-
un sector a otro rápidamente. go un colapso del sistema que, si bien generó costos económicos
En esa condición, ejecutan las y sociales, dio paso a un crecimiento más estable dirigido por el
acciones que, a su entender,
tienden a incrementar esa
capital productivo. Una década después de iniciada la primera
riqueza. El capital financiero revolución industrial se produjo la manía de los canales seguida
sirve como agente de reasig- del pánico correspondiente. Más o menos quince años después del
nación de recursos y redis-
comienzo de la segunda oleada tecnológica, hubo un auge de la
tribución de riquezas (Pérez,
2005, pp. 105-107). inversión en acciones de compañías constructoras de ferrocarriles,
5 El término capital producti- una verdadera “manía” que terminó en pánico y debacle en 1847.
vo engloba las motivaciones El crecimiento de los mercados de valores en las décadas de 1880 y
y el comportamiento de los
agentes que generan riqueza 1890 produjo la crisis financiera correspondiente a la tercera olea-
nueva produciendo bienes o da tecnológica, que se inició en 1875. Hubo colapsos de la bolsa
prestando servicios. Hacen en diferentes formas en Estados Unidos y en Argentina, en Italia y
esto con dinero prestado por
el capital financiero y luego
Francia, y en muchas otras partes del mundo. La oleada iniciada en
comparten la riqueza gene- 1908 tuvo su colapso financiero a partir de 1929, después de que
rada. Su poder proviene del a mediados de la década de 1920 hubo un auge del Mercado de
poder de las empresas, por lo
Valores de Nueva York que dinamizaba la economía de los Estados
que depende del éxito de las
actividades como productores Unidos y hasta del mundo. En 1971 lanzaron al mercado el primer
(Pérez, 2005, p. 107). microprocesador de Intel, el precursor de la computadora en un
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 109 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
la emergencia de nuevas potencias en la escena mundial, arrastrando
aquella primera contradicción. A su vez, la crisis de competitividad
norteamericana se debió al acortamiento de la brecha tecnológica
lograda por una serie de países que apoyaron su estrategia de desa-
rrollo en el liderazgo del capital productivo y en el Estado; por lo que
ambas contradicciones tienen su raíz en el tipo de relación que el ca-
pital financiero mantiene con el actual paradigma tecnoeconómico
y, por lo tanto, con su capacidad de reproducción.
En los años noventa los reiterados episodios de miniestallidos
de la burbuja especulativa desinflaron la presión y ayudaron a alar-
gar la vida de la oleada, pero no resolvieron el problema de fondo
(mucha liquidez mal distribuida). También actuó en ese sentido
la apertura de los mercados de los países del Este europeo y la in-
cipiente pero potencialmente inmensa demanda china y de otros
países emergentes. La crisis del 2000 fue explosiva y particular-
mente dura para el sector informático y para la potencia central,
pero las fuerzas que soportan y aceleran el dinamismo económico
aun tuvieron fuerza como para postergar decisiones políticas de
fondo, que incluyen la reforma de la institucionalidad internacio-
nal y el reconocimiento de la multipolaridad mundial actual.
Las políticas de Estados Unidos en el campo militar, de gestión
fiscal, de financiamiento hipotecario a sectores anteriormente ex-
cluidos del mercado inmobiliario y de expansión del crédito de
consumo en general, procuraron disimular su debilidad pero ge-
neraron gastos extraordinarios y consecuentemente déficit, que la
agudizaron agregando mayores contradicciones al cóctel explosivo
que se estaba gestando.
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 111 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
paralelo al bancario con el objetivo de mejorar la rentabilidad, a
costa de asumir un mayor riesgo. Ese proceso adquirió dimensio-
nes incontrolables luego de la crisis de los mercados tecnológicos,
con la aparición de instituciones y mecanismos especulativos, que
elevaron el riesgo sistémico del conjunto del sistema financiero.
Paralelamente apareció un nuevo tipo de instrumentos derivados
sintéticos, riesgosos por naturaleza, debido a la incertidumbre que
generaba su calidad, asociados a la desregulación del sistema fi-
nanciero en Estados Unidos.
Así se produjo un proceso en el que bancos, aseguradoras, fon-
dos de inversión o de pensiones y demás empresas (acreedores
efectivos) se disociaron de los deudores, con los que dejaron de tra-
tar, y cada deuda se integró en un paquete muy amplio y complejo
de títulos de deuda que mezclaron hecho dinero garantizado con
otro de difícil cobrabilidad. La incertidumbre sobre las garantías
que brindaban esos avales se extendió por medio de la cadena de
pagos. En ese contexto se produjo el reingreso masivo de la banca
comercial al mercado del crédito titularizado, del que habían sido
marginados por los fondos de inversión durante la primera etapa
del proceso de titularización de fines del siglo pasado (Dabat y To-
ledo, 1999).7 Esto agrava el problema porque termina de extender
la incertidumbre en todo el sistema financiero norteamericano.
Ese nuevo sistema financiero se reprodujo en un contexto de
auge debido a la falta de regulación después de la caída del Nasdaq
y el alto nivel de liquidez creadas por la baja de las tasas de interés y
la inyección de liquidez para contrarrestar los efectos del atentado
contra las torres gemelas, sumada a la masa adicional de liquidez
proveniente de China, Japón y los fondos soberanos originados en
el petróleo.
La especulación en los mercados inmobiliarios comenzó a fines
de los noventa, creando un aumento generalizado de precios de
las propiedades. Las grandes pérdidas bursátiles de entonces y la
baja rentabilidad en los mercados especulativos tradicionales ge-
neró una masiva reorientación internacional de capital especulati-
vo hacia esos mercados. El problema se agravó después de la crisis
2000-2002 debido a la reducción de tasa de interés real, que llegó
a niveles negativos. La Reserva Federal redujo la tasa para reactivar
7 Entre 1970 y 1993, la par- la economía, pero los fondos especulativos se reorientaron desde el
ticipación de los bancos
comerciales en el sistema
mercado bursátil a los mercados inmobiliarios y no a la inversión
financiero de Estados Unidos directa, aprovechando los precios bajos de los activos inmobilia-
cayó desde el 39% al 25% rios (Astarita, 2008; Dabat, A., 2009).
del total, mientras la de los
Este proceso de crisis hipotecaria, financiera y productiva fue
fondos de inversión pasaba
del 22 al 47% (Dabat y Tole- ahondado por las consecuencias del adicional desplazamiento a
do, 1999). enorme escala, del capital especulativo desde los mercados hipote-
sarrollo estadounidense está siendo relocalizada en países en de- del petróleo crudo desde 70
dólares el barril en la segun-
sarrollo como consecuencia de las ventajas productivas de países
da mitad del 2007, a cerca
emergentes (untacd, 2006). de 160 dólares a mediados
La competencia de los nuevos países emergentes resultó un fac- de 2008.
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 113 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
tor clave para impedir la superación de la crisis por parte de Esta-
9 En 2003 su crecimiento del
dos Unidos, ya que desde 2003 comenzó un proceso de recupera-
pbi fue superior al 4% en
2003, su rentabilidad superó ción,9 aunque no pudo mantenerlo porque para ello debería haber
7% y su productividad del aumentado su inversión en investigación y desarrollo y reducido
trabajo, entre 2002 y 2003 sus costos productivos, lo que era contradictorio con sus políticas
creció a una tasa promedio
del 4.7% (Dabat, A. y Mora- para evitar que se derrumbe su mercado interno10 y para mantener
les, 2007, p. 15). sus gastos militares.
10 El debilitamiento del mer-
La concentración del capital financiero en Estados Unidos au-
cado interno estadounidense
se debe a la polarización y
mentó por la aceleración de los flujos de inversión extranjera con
empobrecimiento de amplios escasa participación de inversión directa, que se fue reduciendo
sectores. El 20% de la pobla- desde 30,6% de la inversión extranjera total en 2000 a 9,8% en
ción elevó sus ingresos del 44
2006. Al mismo tiempo aumentó la compra externa de activos
al 50% de la ingreso nacional
entre 1973 y 2000 y el 1% de públicos, que pasó de 4,5% promedio entre 1999-2000, a cerca de
mayores ingresos controlaba 24% en 2006. En 2007 la compra neta de bonos a largo plazo y
hace pocos años el 17% de acciones en Estados Unidos por parte de extranjeros había sido
la riqueza nacional, contra el
17% del 80% de los hogares de us$ 596.000 millones, contra us$ 722.000 millones en 200611
(<www.bea.com>). Durante (Astarita, 2008, p. 20).
un tiempo la distribución
regresiva del ingreso fue di-
simulada por el consumismo
soportado por el crédito, pero La gobernabilidad como blanco móvil
desde la crisis financiera del
2007 el mercado interno no A medida que las oleadas tecnoproductivas se suceden y sus ci-
pudo seguir siendo sostenido
sobre la base de endeuda- clos de vida evolucionan, no solo van cambiando las ventanas de
miento de pobres. oportunidad para el desarrollo y las reglas que rigen la división
11 Esto se explica también por
internacional del trabajo, sino las necesidades de que el cambio
la participación creciente de
China, que se convirtió en el estructural se refleje en cambios institucionales para conservar la
principal tenedor mundial de eficacia y la legitimidad de los gobiernos nacionales y las institu-
títulos del Tesoro, en la ad- ciones internacionales. Más particularmente, va cambiando la ca-
quisición masiva de títulos de
deuda pública del gobierno de
pacidad de gobernar que tienen las instituciones relacionadas con
Estados Unidos, como pieza el desarrollo económico.
central de su política cam- Dichas instituciones tienen límites de acción en el contexto des-
biaria orientada a la preser-
crito anteriormente, caracterizado por la crisis, por la emergencia
vación de la subvaluación del
yuan (Dabat, A., 2009, p. 8). de nuevas potencias, por el colapso del capital financiero, así como
12 Inicialmente se estableció por las renovadas esperanzas en el capital productivo y en la in-
que los préstamos que cada tervención económica del Estado, y por el fortalecimiento de las
país solicitaba al fmi solo po-
dían ser destinados a cubrir regiones económicas como ámbitos de comercio preferencial y de
los déficit temporales de ba- coordinación de políticas económicas.
lanza de pagos, y se les daba El orden de Bretton Woods surgió como reconocimiento de la
un plazo de pago de tres a
cinco años para la devolución.
fortaleza productiva y financiera de Estados Unidos con respecto al
Los préstamos para financiar resto de los países del mundo después de la Segunda Guerra Mun-
programas de desarrollo dial y de la necesidad del resto del mundo de recibir financiamien-
(largo plazo) eran otorgados
to externo12 complementario al ahorro interno para la reconstruc-
por el Banco Internacional
de Reconstrucción y Fomento ción de los países que habían participado de la guerra y para el
(Banco Mundial). desarrollo del Tercer Mundo. A su vez, Estados Unidos había acu-
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 115 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
también reducir los efectos de las contradicciones que se van pre-
sentando a lo largo del ciclo tecnoeconómico.
La recreación institucional requiere una agenda en la que des-
taquen temas como: la relación entre el valor real de los activos
financieros y la capacidad de generar de riqueza por parte del apa-
rato productivo; los nuevos límites impuestos a la producción y al
tipo de tecnologías sustentables por el agravamiento de la crisis
ambiental; los instrumentos para dinamizar las economía mundial
operando sobre el perfil y el ritmo de la demanda, lo que incluye
la distribución de la riqueza en las naciones y a nivel global; los
derechos de los migrantes y el codesarrollo; y la nueva realidad
económica y política generada por la emergencia de países sólidos
productiva y financieramente y de potencias establecidas endeuda-
das y complicadas por las tensiones sociales internas.
La crisis institucional
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 117 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
debieron haber tratado de limitar el avance especulativo para fa-
cilitar el paso al liderazgo del capital productivo, lo que hubiera
restado capacidad de resistencia al primero y limitado en el tiempo
el proceso de reacomodo, que se viene extendiendo desde el año
2000 hasta la fecha.
La crisis del orden de Bretton Woods no fue súbita. Durante dos
décadas las instituciones internacionales superaron los problemas
que se presentaron con creciente profundidad y frecuencia. Como
dijimos, el nacimiento de la oleada informática coincidió con una
profunda crisis internacional que obligó a realizar la primera fle-
xibilización de dicho orden. Luego, la crisis de la deuda externa
del Tercer Mundo fue respondida mediante la bursatilización ge-
nerada a mediados de los ochenta y el Plan Brady (comienzos de
los noventa).
A partir de ese momento su capacidad de respuesta mermó.
Durante los noventa hubo una serie de crisis generadas por la ac-
ción de capitales especulativos con efecto dominó global. Los orga-
nismos no tuvieron capacidad para coordinar políticas nacionales
e internacionales que convirtieran al capital especulativo, que es-
taba en aumento, en capital productivo. Esa pasividad se mantuvo
hasta que el orden se debilitó en su centro, donde ocurrieron sus
dos mayores crisis: ambas tuvieron como centro a Estados Unidos y
solo hubo seis años de diferencia entre una y la otra. La gravedad de
21 El Banco Mundial fortaleció la primera se debe a que atacó al capitalismo informático, motor
el desarrollo local desde una de toda la economía mundial, y a que no logró desinflar la burbuja
mirada estratégica, que exce-
dió a las políticas de ajuste y especulativa, por lo que generó las condiciones para que se sigan
al apoyo a regiones pobres. acumulando contradicciones; mientras que la segunda fue letal
Pretendía que la descentra- porque sumó a la ingobernabilidad de la inmensa masa de capi-
lización de las actividades y
las estrategias de desarrollo
tal especulativo mundial una suma de profundas contradicciones
local aceleren la competencia que hizo que todas las crisis expuestas anteriormente estallaran al
intermunicipal, fortaleciendo mismo tiempo.
a todos los municipios gra-
Hubo acciones para corregir la tendencia, como la conversión
cias a una pretendida acu-
mulación de habilidades para del gatt en la omc, las políticas del Banco Mundial en relación con
captar inversiones externas y el financiamiento del desarrollo local,21 o la ampliación de los fi-
para gestionar los problemas nanciamientos del fmi luego de la crisis mexicana de 1994-1995,
locales (Dabat, G., 2007, p. 8).
A su vez, ese proceso de des- pero en ningún caso tuvieron capacidad para torcer la tendencia
centralización debía facilitar decadente de un orden agotado.
las estrategias de segmenta- La historia muestra que el cambio institucional suele ser lento.
ción internacional de la pro-
ducción, que fue muy común
Desde la crisis financiera de 1930 hasta Bretton Woods pasaron
entre las empresas transna- 15 años y una guerra mundial. Primero los países se cerraron en
cionales que se asociaban sí mismos; luego buscaron establecer primacía política pero por
con pymes locales, pasando
otros medios. Solo la política puede acelerar los tiempos; espere-
a funcionar como firmas-red a
nivel global (Dabat, G., 2007, mos que esta vez actúe rápido, en forma democrática y por sus pro-
p. 28). pios medios.
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 119 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
se socialice el costo de la crisis norteamericana en todo el mundo
y que ese país no colapse al menos antes de que una nueva institu-
cionalidad y la nueva realidad de fuerzas mundiales sean capaces
de consolidar una alternativa al actual orden mundial.
Por otra parte, deben formar parte de la agenda las formas espe-
cíficas en las que las instituciones internacionales priorizarán al ca-
pital productivo y a las iniciativas estatales, asumiendo que el capi-
tal financiero es un obstáculo al desarrollo de la oleada tecnológica
actual. En esa misma línea hay que considerar el auge de países con
fuerte intervención estatal en la economía y liderazgo del capital
productivo, así como fuerte inversión en investigación y desarrollo,
educación e infraestructura moderna; por lo que los nuevos crite-
rios rectores de la política tienen que apuntar a fortalecer al capital
productivo y la intervención del Estado en la economía.
El potencial agotamiento o drástica reducción de recursos na-
turales no renovables y aumento de precios debe formar parte de
la agenda teniendo en cuenta que junto con los resabios de Bretton
Woods también se está terminando de agotar el paradigma fordis-
ta basado en el uso en gran escala de petróleo, metales, agua y de-
más recursos que son cada vez más escasos. En tal sentido, merece
una mención especial la creciente dependencia de Estados Unidos
para la compra de petróleo con los que mantiene relaciones tensas
como varios países del Medio Oriente, Rusia y Venezuela.
La extensión mundial de la infraestructura requerida para in-
gresar a la dinámica económica internacional en el estadio actual
de las tecnologías de la información y la comunicación merece es-
pecial atención, ya que indicaría el grado democracia que alcanza-
rá el presente ciclo tecnoeconómico y permitiría ampliar los mer-
cados más dinámicos, evitando la saturación temprana.
La amplia red de pymes manufactureras internacionalizadas
(directa o indirectamente) se ha convertido en un agente de cam-
bio social en tanto el tipo de firmas que la conforma tiene mayor
arraigo territorial que la gran empresa, genera más empleo por
unidad de capital invertido y tiene mayor flexibilidad para adap-
tarse a los cambios en el mercado y a las crisis. En síntesis, por ser
adecuadas a la especificidad del paradigma actual tienen que ocu-
par un lugar central en las políticas de desarrollo.
Por acción o por omisión, estará siempre presente la posición
que se adopte con respecto a la distribución mundial del ingreso,
la riqueza y el conocimiento, lo que incluye a la división interna-
cional del trabajo y las ventanas de oportunidad para sumarse a la
oleada tecnológica en condiciones ventajosas.
En la nueva realidad también aparece la emergencia de movi-
mientos sociales con voces alternativas que deberían ser escucha-
Conclusiones
Las fuentes de legitimidad y eficacia son cambiantes a medida que
la estructura económica en la que se gobierna también lo es. Lo
adecuado en el paradigma fordista ya no lo es; lo útil durante la
expansión financiera se volvió perjudicial.
El capital financiero es especulativo por naturaleza y, por lo tan-
to, es menos especializado que el capital productivo; pero, por esas
mismas razones, tiene mayor capacidad para abandonar a los secto-
res maduros del ciclo tecnoeconómico anterior e incorporarse a los
más dinámicos del nuevo, donde hay productividades crecientes. Sin
su existencia sería muy difícil superar paulatinamente un paradigma
tecnoeconómico, modernizando la producción y el consumo.
El capital financiero apoyó la expansión de la presente oleada,
que a su vez permitió la reemergencia de las pymes en la escena
internacional y la emergencia de múltiples países, especialmente
los asiáticos, lo que genera una estructura propicia para la coexis-
tencia e interacción de múltiples redes que conforman el nuevo
espacio global.
El capital financiero es contradictorio; conjuga aspectos des-
tructivos y pauperizadores con dinamismo económico. Fue pujante
e imprescindible cuando el capitalismo informático requería parte
de los recursos que estaban financiando a industrias maduras y co-
lapsó después en esta oleada, así como en las anteriores, cuando la
preeminencia del nuevo paradigma fue absoluta. En su despliegue,
lejos de focalizarse en financiar el cambio de paradigma, apostó a
diversos activos aumentando su precio en forma irracional, com-
plicando la gobernabilidad en la mayoría de los países del mundo
en las últimas décadas.
A medida que fue creciendo el capital financiero, también fue
aumentando su capacidad de lobby para obtener concesiones de
desregulación financiera, actuando al margen de las autoridades
monetarias. Ello permitió que desde la especulación de los petro-
dólares de la década de 1970 en adelante haya crecido la masa de
fondos especulativos mundiales, lo que hizo que tanto su potencial
modernizador como sus aspectos destructivos cobren una fuerza
insoportable para la debilitada estructura reguladora de cada país
e internacional.
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 121 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
Dada la fuerza del capital financiero, apoyado en las políticas
de los organismos internacionales y en el gobierno de la principal
potencia mundial, tuvo capacidad para extender su liderazgo en el
tiempo y crecer con exuberancia irracional. Eso evitó que el capital
productivo recupere su liderazgo antes de producirse una de las cri-
sis capitalistas más profundas de la historia. No obstante, los países
emergentes que no tuvieron que desplazar del liderazgo del capita-
lismo nacional al capital financiero quedaron muy bien posiciona-
dos para emprender la nueva etapa. Es el caso de China, India y otros
países asiáticos, que desde que iniciaron su modernización produc-
tiva lo hicieron con el liderazgo del Estado y del capital productivo.
En cuanto a la gobernabilidad vinculada con el desarrollo de cada
nación, las más dependientes de sus relaciones comerciales y finan-
cieras con Estados Unidos y demás países desarrollados, así como a
los nuevos mecanismos y agentes financieros, serán las que tendrán
mayores problemas. Pero, luego de superada la crisis, se presenta un
futuro promisorio para los países que tengan una producción efi-
ciente y generación de innovaciones y adaptaciones, vinculados a la
actual oleada tecnológica; un sólido Estado; un sistema financiero al
servicio de la producción; altas reservas internacionales en relación
a su pbi; mercados internos con distribución del ingreso equitativa;
profunda articulación en el respectivo bloque regional; capacidad
de autofinanciamiento por vía tributaria; reservas abundantes de
recursos naturales estratégicos, especialmente en el caso de los no
renovables; y acceso a las rentas de su comercio exterior.
Ahora, crear condiciones de gobernabilidad sin perder de vista la
potencialidad transformadora de la actual oleada es imprescindible
por la inmensa variedad de impactos que generó en la vida social,
económica y política. La revolución informática, con su avances en
telecomunicaciones y automatización de procesos, facilitó hechos
tan disímiles como el retraso del estallido de las burbujas especulati-
vas (agravando sus consecuencias económicas y sociales), por medio
del desarrollo de la ingeniería financiera en la que se apoyó la espe-
culación en gran escala. Produjo el mayor proceso de valorización
de capital y los mayores costos por obsolescencia de tecnologías,
muchas de ellas creadas en el marco de este mismo paradigma. Fue
y seguramente seguirá siendo un instrumento de lucha y de coope-
ración. Facilitó la difusión de movimientos sociales locales hacia el
mundo; así como el desarrollo de grandes avances como la biotecno-
logía y de la nanotecnología. Su fuerza transformadora demostró ser
avasallante y, si la política la ayuda, puede continuar siéndolo.
Por el momento, la adecuación de las políticas de las institucio-
nes internacionales y el gobierno norteamericano con el liderazgo
de los estados y del capital productivo es limitada. Pretenden resol-
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Autor
inmovilización de los fondos depositados en cuentas bancarias con medios de prensa y la opinión
pública bautizaron inmediata-
límites y restricciones a la extracción de dinero efectivo por parte mente estas restricciones al
del público.1 Luego de dos años de recesión económica y ajuste fis- retiro de fondos como “corra-
cal, “salvatajes” financieros de los organismos internacionales de lito” financiero o bancario.
2 Véase Clarín, 30/08/01. Ley
crédito, e incluso de una ley que se proponía generar confianza san- consensuada por todo el es-
cionando la “intangibilidad” de los depósitos bancarios,2 el gobier- pectro político y aprobada sin
no y las entidades financieras apelan a una insólita conculcación debate.
3 Desde el 2 de febrero hasta
masiva del derecho de propiedad como forma de evitar la fuga de
la imposición del “corrali-
depósitos y la quiebra anunciada del sistema.3 La medida afectaba to” los depósitos bancarios
a cualquiera que tuviese depositados en los bancos una cifra mayor habían caído en 18,6 mil
a la irrisoria (200$) autorizada para extraer por semana. Además millones entre los nomina-
dos en pesos y en dólares.
de que las trabas a la circulación monetaria significaban un crudo Pero lo más importante es
impacto negativo sobre el consumo y el nivel de actividad. que en esos meses previos,
Las estimaciones de la cantidad de afectados sumaban los 12,3 los grandes bancos privados
habían cancelado en el rubro
millones entre personas físicas y jurídicas por un total de casi 70 “otras obligaciones” nada
mil millones entre pesos y dólares de los cuales el 55% corresponde menos que 25 mil millones
a personas físicas. El 58% de las personas físicas tenían depósitos de dólares (Cafiero y Mas-
menores a los 25.000 dólares/pesos, demostrando que el impacto llorens, 2002), operando una
verdadera fuga de capitales
de la medida sobre la pequeña burguesía con baja o media capaci- que anticipaba la reacción
dad de ahorro era brutal. posterior del público.
media (jubilados, amas de casa, oficinistas, profesionales, y hasta nes que llegaron a tramitar
su personería jurídica: abae
algunos trabajadores despedidos con sus indemnizaciones atrapa- (Ahorristas Bancarios Ar-
das, etc.) empezaron a creer firmemente que los meros recursos ju- gentinos Estafados) y aara
rídicos y los pacíficos cacerolazos eran inocuos sin presión política (Asociación de Ahorristas de
la República Argentina). Pero
y de la opinión pública sobre bancos y autoridades. Así, comenza-
más allá de la pertenencia
ron a adoptar el “escrache” agresivo a los bancos como modalidad formal a estas asociaciones
de protesta. Pintadas, huevazos, rotura de vidrieras, de cajeros, blo- civiles, las convocatorias pa-
queos de entradas, intentos de tomas de bancos, roces con la poli- ra organizar y accionar eran
conocidas como el “grupo de
cía, algunos detenidos y procesados, etc. Los bancos comenzaron a Florida y Diagonal” y “el gru-
“blindarse” cubriendo sus fachadas completas con chapones que po de Callao” que se reunían
los ahorristas golpeaban con ahínco haciendo un ruido atronador. regularmente en esos lugares
y que ya mostraba hasta di-
Sin embargo, la cobertura mediática de las protestas ante los ban- ferencias de modalidad: los
cos se reduce drásticamente, quitándole repercusión a la misma.7 primeros con un sesgo más
En tiempo récord los ahorristas se nuclearon en asociaciones combativo y apelando a la
acción directa de “escrache”
civiles y tenían sus reuniones y grupos estables de activistas y or-
a los bancos, y los segundos
ganizadores que difundían, asesoraban y convocaban a protestar.8 con una orientación hacia
Hasta empezó a publicarse La Gazeta del Ahorrista, inspirada en la formas convencionales de
lucha legal pero que permitía también acelerar el proceso de orga- presión (petitorios, cadenas
de mails, presentaciones
nización para la protesta. Por otra parte, la intervención de los le- judiciales, audiencias con
trados y los vínculos con colegios profesionales de abogados, inme- jueces y funcionarios, etc.).
diatamente permitió armar una estrategia de lucha judicial basada A tal punto fue la vorágine de
la organización colectiva que
en el pedido de inconstitucionalidad de la ley y en una medida pre- se conformó un comité de
cautoria que devolviese el dinero a sus propietarios (“amparos”). bonistas, no depositantes, es
Algunos jueces comenzaron a conceder los amparos con lo que se decir inversores importantes
no tanto afectados por el co-
abría una luz de esperanza que realimentaba la participación en
rralito o el corralón, sino más
las protestas. En La Plata, Bahía Blanca, Córdoba, Rosario, Barilo- por el default de los títulos
che, se conformaron grupos que comenzaron a realizar cacerola- públicos.
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 127 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
zos, a impulsar la presentación de amparos judiciales y a coordinar
medidas de protesta, redactar documentos o comunicados, buscar
apoyo en jueces y autoridades locales, etcétera.9
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 129 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
no tanto delimitadas cronológicamente de manera precisa, sino
por los rasgos que fueron dominando el desarrollo de las acciones
colectivas: 1) una etapa de incubación con las primeras reacciones
individuales, es decir, previas a la protesta colectiva; 2) una etapa
de gestación y de lanzamiento inicial de la acción colectiva desa-
fiante; 3) una etapa de modulación estratégica de las acciones de
acuerdo a las reacciones y respuestas de los antagonistas; 4) una
etapa de declinación y cierre de la experiencia.
Reacciones iniciales
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 131 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
la respuesta de los bancos motorizaría rápidamente una dinámica
de radicalización. Los directivos no recibían a los manifestantes ni
los dejaban entrar a los locales ni siquiera para realizar trámites
bancarios comunes y, por si fuera poco, llamaban a la policía que
empezaba a aparecer generando gran indignación. Así es que de
las primeras expresiones “pacíficas” que fueron seis o siete marchas
en febrero se pasa al cacerolazo, los huevazos y a golpear las vidrie-
ras. Todos coincidían en que la canalización de la bronca les ha-
bía hecho muy bien y que había que seguir. “Después de la primer
marcha que participé que tiramos huevos, pude dormir esa noche”,
dirá Basilio uno de los primeros participantes. En las reuniones co-
menzaba a aparecer la idea de que “por gritar no nos van a dar ni
la hora” y se proponía la estrategia de “no dejarlos en paz”. Sobre
esta base se aceptó la idea de que se “hagan recorridas” por la zona
bancaria escrachando por algunos minutos varios bancos. En una
de esas recorridas varios manifestantes habían llevado verduras y
frutas podridas para tirar. Pedro, uno de los iniciadores y líderes
del incipiente movimiento tira una sandía a una vidriera del Banco
del Lavoro que ya estaba rota y la policía que hasta ese momen-
to se había mantenido expectante limitándose a impedir que los
manifestantes se acercaran a las vidrieras de los bancos, interviene
para llevarlo detenido lo que genera la inmediata reacción de todos
los presentes que tratan de impedir que se lo lleven, se producen
forcejeos y finalmente la manifestación se traslada hasta la comisa-
ría céntrica y permanecen allí hasta que es liberado. En este hecho
tenemos un primer intento de control represivo de la protesta por
parte de los aparatos del Estado mediante una estrategia de “disua-
sión” utilizando la persecución judicial: el detenido es procesado y
varias veces tiene que ir a declarar, la policía busca testimonios en
15 La elección del detenido el barrio de residencia del procesado que permitan incriminarlo
no fue arbitraria, según los de algo, etc.15 “Muchos manifestantes de ese entonces dejaron de
testimonios recogidos, la po-
venir por miedo a ir presos”, recordaba Pedro, el mismo detenido.
licía no detuvo al verdadero
responsable de la rotura de Según un jefe policial entrevistado, las primeras órdenes eran “li-
la vidriera y sí detuvo al que berar la entrada y salida, impedir las tomas de bancos y prevenir la
era uno de los “cabecillas” infiltración de la protesta por parte de activistas y piqueteros [sic]
visibles y organizadores. En
este sentido se trata de una evitando la confrontación física”. Los bancos comienzan a insta-
represión blanda, legal, se- lar chapones sobre las vidrieras y entradas y la policía comienza
lectiva, y preventiva en térmi- a instalar vallas en algunos bancos para que los manifestantes no
nos de D. Della Porta (en Mc
Adam et al., 1999) que busca
pinten las fachadas.
amedrentar y desincentivar
la participación en la protes- La maduración del escrache como “estrategia” de guerra
ta persiguiendo a los líderes
visibles de la misma, y tratan-
do de evitar costos de opinión Las protestas rápidamente asumen formas agresivas. La necesidad
pública para las autoridades. de desahogo individual se combina con la certeza de que sin “hacer
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 133 revista de ciencias sociales, segunda época
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al otro día era insoportable”, “una vez el banco no pudo abrir por
un día entero”, “muchas compañeras temían ser agredidas y tenían
crisis de llanto y ataques de pánico”.16 El “sabotaje” a los carteles de
cada banco, la satirización del nombre del banco fue también un
recurso generalizado y muy impactante para los directivos banca-
rios. Un delegado sindical bancario nos decía que el gerente de la
sucursal del Banco Río no se molestaba tanto que pintaran y ensu-
ciaran como se desesperaba cuando sobre el cartel del banco pinta-
ron: “Me RIO de la gente”. En el Boston lo reemplazaban por otro:
“Bosta Bank”; en el HSBC “Hediondo Sistema Bancario Corrupto”;
en el Citi “Citiquedan con tus ahorros”. La aparición de algunos
cronistas de medios europeos (holandeses, franceses, españoles)
llevó también a que muchas pancartas se escribieran en inglés de-
nostando los nombres de los bancos extranjeros.
Este tipo de escraches comenzó a tener una fuerte cobertura
en los medios lo que motorizó una mayor participación de gente
en los escraches como espectadores (“se paraban los autos para
ver”, “bajaba la gente de los edificios”, “nos aplaudían”). Los acti-
vistas del movimiento eran seguidos desde la vereda de enfrente
por centenares de curiosos que los vivaban y aplaudían. También
intimidaba a algunos directivos que comenzaron a escuchar re-
clamos y recibir petitorios, incluso algunos gerentes hasta llega-
ron a salir y tratar de hablar con los manifestantes. Pero sobrevi-
nieron toda una serie de nuevos de desafíos para el movimiento:
decidido rechazo de los empleados bancarios, intervención de
fiscales y nuevas órdenes de control de la policía, roces con clien-
tes particulares que muchas veces quedaban “entre dos fuegos” y
no podían a veces ni siquiera salir de los locales bancarios. Hacia
mayo de 2002 las instrucciones de los fiscales para la policía con-
sistían en no dejar acercarse a las puertas, mantener una distan-
cia de un par de metros, prohibir golpear instalaciones y pintar
16 Es especialmente dra-
o ensuciar. La policía advertía con antelación a los manifestantes
mático el testimonio de un
empleado bancario del hsbc que si no acataban estas condiciones podían ser detenidos. La
que cuenta que durante un guardia de infantería con su presencia intimidante se hacía pre-
escrache sonó una alarma de sente en algunos operativos poniendo en contraste un grupo de
incendio en la sucursal por un
problema eléctrico que esta- medio centenar de cabezas canosas y mujeres pertrechadas con
ba produciendo humo y acu- cucharas y cacerolas con los guardias con sus bastones y escudos
dieron los bomberos, pero los delante de la puerta de los bancos. Es en este punto en que la lu-
ahorristas no dejaron entrar a
los bomberos ni salir al perso-
cha se comienza a plantear de manera estratégica: los integrantes
nal porque pensaban que era del movimiento comienzan a evaluar alternativas de acción que
una maniobra para “desviar la sin exponerlos directamente a la represión permitan proseguir
atención” sobre el escrache.
las presiones sobre los bancos. Además ahora aparecía el aliciente
Solo la intervención policial
permitió salvar la angustiosa de que el Juzgado Federal de Mar del Plata comenzaba a conceder
situación. tímidamente los primeros amparos presentados por ahorristas
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 135 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
ahorristas sino que hasta cumplían con los amparos. Otros como
el del Citi Bank fueron trasladados de sucursal por el mismo banco
y otros pedían el traslado. Uno de los escraches personales más es-
pectaculares fue el de una gerente del Galicia que se había realizado
un implante estético mamario. Mediante la información brindada
por alguien del personal de salud que la atendía –que también era
un ahorrista estafado– les dio la oportunidad de realizar un escra-
che tanto en su domicilio particular como en la sucursal que diri-
gía disfrazando a varias de las mujeres del movimiento con “ubres
de vaca” de utilería y pintaron la consigna: “Te hiciste las tetas con
nuestros dólares”. La gerenta fue trasladada de sucursal e incluso
se mudó de la ciudad. f) La decisión de seleccionar bancos en vez
de hacer escraches en serie, permitió también dar al escrache una
doble función reivindicativa: por un lado presionar públicamente
para una solución general pero también contemplar algunos recla-
mos particulares, los “casos urgentes” de carácter humanitario. Los
ahorristas seleccionaban aquellos bancos que tenían alguno de es-
tos casos y los presionaban con la idea de que si cedían resolviendo
los casos urgentes “no los escrachaban más”. En varios casos esta
estrategia era exitosa ya que los gerentes optaban por “sacárselos
de encima” en muchos casos por depósitos de poco dinero. Este
aspecto “humanitario” de la acción colectiva: la movilización de un
grupo a favor del reclamo particular de algún miembro, generaba
17 A los efectos de que el ofi- un gran sentido de la solidaridad interna. Una anécdota famosa
cial de justicia encargado de fue la amenaza de velar al fallecido en la puerta del banco si no
ejecutar los amparos no en-
contrase dinero en el tesoro le pagaban a la viuda, lo que fue casi inmediatamente concedido.
de las entidades bancarias, g) Acciones para neutralizar las maniobras dolosas de los bancos
los gerentes disponían que para evitar la ejecución de los cobros por mandamiento judicial de
sin registro alguno, el dinero
“pernoct[as]e” en bolsas no
los amparos. Tanto en las entrevistas al juez Federal Dr. A. López,
identificadas en camiones como al juez de Cámara Dr. Tazza, hay un reconocimiento de los
de caudales, o que pasease medios ilícitos17 a los que recurrieron varios bancos para no cum-
por la ciudad hasta en tanto
plir con los mandamientos judiciales.
se retirasen los funcionarios
judiciales. Otras veces hacían La primera reacción ante las limitaciones policiales a las pro-
que los empleados las oculta- testas fueron “la marcha de las mordazas” en la que unas 150 per-
ran en sus ropas, y hasta en sonas “escrachaban” amordazadas con gestos y pancartas pero en
los baúles de automóviles. En
una oportunidad un gerente absoluto silencio antes de empezar con un cacerolazo atronador.
que ocultaba en su propia ca- La buena repercusión llevó a profundizar esta tónica de la teatra-
sa dinero del banco, no recor- lización que culminó en una suerte de canon de escrache-parodia
daba uno de los tantos escon-
drijos donde lo había dejado.
y de la tematización del escrache: la imposibilidad de canalizar el
Ante esto los ahorristas trata- descontento a través de formas “agresivas” de escrache los llevó a
ban de impedir que salieran o depurar las manifestaciones y elaborar mucho más los repudios. Ya
cargaran los camiones de
no se trataba de pensar “meras maldades” para “no dejarlos en paz”,
caudales antes de la llegada
de los oficiales de justicia con sino incrementar su atractivo para los medios audivisuales y la opi-
los mandamientos de pago. nión pública, sin dejar de dañar la imagen de los bancos. Así cada
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 137 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
verduras pero bautizadas con nombres de bonos, bocones, etc.; “El
remate del Banco” donde subastan al mejor postor al Banco Credi-
coop; “El funeral” donde marchan en silencio vestidos de luto sos-
teniendo un cajón con la leyenda “Sistema Bancario QEPD”; “Nos
dejaron en bolas”, salen en paños menores pero asoman “huevos
de avestruz” debajo de los improvisados taparrabos; “Los recién
estafados”, un casamiento donde llegan a la puerta del banco en
mateo y luego se baila el vals de los novios en plena avenida Inde-
pendencia; “El circo”, donde el dueño del circo (también víctima
del corralito) concurre con las jaulas de animales, malabaristas y
zanquistas; “La crucifixión en semana santa”, donde un ahorrista
en la cruz comienza a descomponerse en serio aunque al principio
creen que es una actuación y terminan llamando al médico; “Los
chupasangre”, con disfraces de banqueros vampiros a los que los
ahorristas persiguen mostrándoles una Constitución (en vez de un
crucifijo).
Para manejar también tonos dramáticos, en algunas ocasiones
se conmemoraba el fallecimiento de dos ahorristas donde se co-
locaban fotos de los fallecidos en las vidrieras de los bancos y las
viudas y familiares vestidas de negro hablaban sollozando con los
periodistas.
La lógica de “no dejarlos en paz” ahora se matizaba con “si ellos
no nos toman en serio, nosotros tampoco”. El escrache perdía es-
pesor dramático y violencia pero ganaba en simbolismo, atractivo
para públicos amplios y para los medios masivos. Muchas parodias
se hacían en horarios arreglados con los cronistas para poder ser
trasmitidos en vivo. El canal Crónica TV tenía una cobertura de lo
que hacían los ahorristas en Mar del Plata mayor a la que le daban
a los propios ahorristas de la Capital Federal.
La parodia y la tematización con la inclusión de críticas polí-
ticas y sociales permiten una enorme ampliación de los destina-
tarios de los mensajes y es la sociedad marplatense la que se ve
interpelada por la protesta y a la que suma adhesión espontánea
y sobre todo colaboración con las protestas: “se nos podía ocurrir
cualquier cosa que decíamos: ¿qué necesitamos?, ¿a quién se la
pedimos? y siempre la conseguíamos, la gente se portó muy bien
con nosotros”, recordaba Pedro. Prácticamente en la sociedad y la
política marplatense, incluyendo al periodismo local, no se escu-
charon voces críticas hacia la protesta y sus formas y los ahorristas
fueron recibidos por el Consejo Deliberante, por el Intendente, y
también por el Juez Federal a cargo de los pedidos de amparo y por
la Cámara Federal de Mar del Plata. El intendente D. Katz apenas
tuvo algún suave encontronazo por las jaulas de animales del circo
en la vía pública.
Declive y autodisolución
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 139 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
el más odiado “enemigo” de los ahorristas y el arribo del Dr. Kirch-
ner, a lo que hay que agregar la defraudación que había provocado
la participación electoral de Nito Artaza en la ucr (líder indiscutido
de los ahorristas de todo el país). Los ahorristas tuvieron una fuerte
posición “anticlase política tradicional” en los escraches en la época
de campaña, pero afrontaban la dificultad de que ninguna fuerza
política ni candidato había incluido sus reivindicaciones en su agen-
da electoral. Luego de la victoria de Menem fueron a escrachar el
local partidario marplatense del menemismo. A Kirchner luego de
asumir, lo parodiaron como un avestruz con la cabeza enterrada en
la vereda de un Banco para significar que no los recibía ni se pronun-
ciaba sobre el tema. Sin embargo, el cambio en el contexto político
de alguna manera ahuyentó a algunos participantes activos.
Para marzo del año 2004 prácticamente se había efectivizado el
pago del 95% de los amparos y se habían concedido judicialmente
la totalidad de los casi 90 mil recursos solicitados. Ante el hori-
zonte de un cumplimiento total del cobro de los amparos el grupo
decide disolverse “triunfalmente” al haber alcanzado el objetivo.
El acto que acompañó a la última marcha Nº 172 se realizó frente
a la Cámara Federal e incluyó la presencia del intendente D. Katz,
de Nito Artaza y de varios dirigentes políticos, sociales y sindicales
locales, entre los que estaban el Secretario General del gremio ban-
cario. Simbólicamente “quemaron” las “armas de guerra” como le
decían a las pancartas, cacerolas, chapas, disfraces, etcétera.
como un intento de “perfo- y políticos) por un lado y el “desamparo” de “los que trabajan y
rar” esta inexpugnabilidad creen en el país” por el otro. El corralito es el detonante de una per-
que se metaforizaba en los cepción de la exterioridad inexpugnable del poder económico19
chapones en las vidrieras de
los bancos. El escrache era un
frente a “los ciudadanos de a pie”. La idea de que los poderosos no
acto justiciero que apuntaba cayeron en el corralito es generalizada: “A ellos los bancos les avisa-
a contrarrestar esa impunidad ron y se llevaron la plata afuera”, era una creencia unánime.
percibida. Es en este punto
Los testimonios femeninos no vacilan en utilizar la palabra “vio-
que hay una continuidad de
sentido con la experiencia de lación”: “Que te hagan esto y que después ni te quieran atender...
la agrupación HIJOS. te sentís violada”, dice la esposa de Pablo. “Que sea el Estado el que
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 141 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
público”, “yo cuando estudiaba, participé de alguna marcha pero
nada mas”; “No solo no había participado en nada nunca, sino
que nunca me imaginé que iba a salir a la calle, me iba a disfra-
zar, tirar basura...”, fueron testimonios recogidos una y otra vez. Es
muy interesante el testimonio de Alicia, de mediana edad, que en
las primeras reuniones “rechazaba la idea de salir a protestar, me
parecía que no era el camino, siempre lo había criticado... Hasta
que la primera vez que fui a repartir volantes con la convocatoria
a una reunión de ahorristas en la puerta del banco, y salió alguien
del banco y me increpó para que me fuera... finalmente le dijo al
policía que me sacara... me indigné tanto... empecé a los gritos... al-
guien llamó a mi marido que vino a buscarme... A partir de ese día
estaba dispuesta a todo”. La misma dinámica de la lucha cambia
las predisposiciones y las expectativas. Quizás hasta pueda decir-
se que la fuerza movilizadora de la “indignación” es mayor entre
los que carecen de experiencias previas. Otro aspecto movilizador
para aquellos adultos más jóvenes (que en general eran los líderes
o voceros del movimiento) era justamente la voluntad demostra-
da por los viejos: “Yo veía a esas abuelas y decía cómo no voy a ir
yo también... me avergonzaba de pensar de quedarme en mi casa
mientras los viejitos iban a las marchas”, decía Juan Carlos.
La decisión de organizarse y salir a las calles, aceptando el desa-
fío de la exposición pública y el compromiso de la participación es
un proceso que lleva a los sujetos a confrontar consigo mismos: “Al
principio uno es uno y su problema”; “En un primer momento... la
soledad nos paralizó”; “Mucha gente, incluso familiares... te decían
¡jodete!, aguantate, ¿cómo no te diste cuenta?...”; “Acá nadie quie-
re pasar por boludo... entonces mucha gente que en su momento
no decía nada después resulta que también estaba atrapada en el
corralito y presentaba su amparo aunque siempre nos había cri-
ticado”, son varias de las expresiones recogidas en las entrevistas.
La autoimputación de la responsabilidad por lo ocurrido (“ser cré-
dulo”, “boludo”) como primera reacción, y el sentimiento fatalista
de “ser uno contra el mundo” solamente se disipan con la acción
mancomunada y el compartir colectivamente el problema.20
Conclusiones
Como vimos, en el caso del maemp, la protesta fue convirtiéndose
en una pulseada estratégica compleja, dilatada en el tiempo, con
golpes y contragolpes entre movilizados, bancos, bancarios, poli-
cía, justicia, política, medios de comunicación y hasta turistas, etc.
Muchos de estos mismos protagonistas entrevistados espontánea-
mente caracterizan lo ocurrido con la palabra “guerra” (Pedro, Juan
Carlos, el mismo juez López mencionan esta palabra para contar
lo vivido). Hay varios rasgos que aproximan este proceso de lucha
a una situación bélica o de “combate abierto”: a) los ahorristas se
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 143 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
plantean un objetivo irreductible no negociable y no conmutable
ni compensable: la devolución íntegra de los depósitos en la mo-
neda de origen y consideran la confiscación “un robo” inadmisible
que excluye cualquier clase de “reconocimiento” o “legitimidad”
a la medida; b) para lograrlo en determinado momento definen
que se trata de una pulseada de fuerzas –y no de razones–, es de-
cir se plantean medios coactivos como medio válido para alcanzar
el objetivo;21 c) muestran estar dispuestos a sobrellevar todos los
obstáculos e impedimentos que se les oponen (voluntad de luchar);
y d) utilizan la astucia o el razonamiento estratégico para canalizar
el uso de la fuerza coactiva para imponer su voluntad.22 El hecho de
que se hayan verificado fallecimientos entre los movilizados y gente
que se enfermó gravemente muestra que el elemento de “arriesgar”
la vida en la lucha propio de la guerra no estuvo tampoco ausente,
al menos de manera indirecta, simbólica o metafórica.
La misma terminación del conflicto anunciada mediante un
concurrido acto público reviste la forma típica de rito de armisti-
cio, de paz y de superación de los agravios.
21 Aludimos aquí a la lógica
En este sentido “guerrero” y estratégico, la utilización de reperto-
típica de la guerra, según lo rios tipificados como el escrache no tienen solo propósitos “expresi-
planteara magníficamente vos” (“si no hay justicia, hay escrache” decían los introductores de esta
Foucault (2000), si la lucha
modalidad en la Argentina, la agrupación HIJOS) sino “instrumenta-
comienza por el intento de
imponer una verdad invocan- les”, es decir, forzar a los bancos, al poder judicial y político a devolver
do la razón del “derecho” y la los depósitos incautados, haciendo insostenible el “no pago”.
“justicia” es decir buscando Para los ahorristas, el recurso a la acción colectiva beligerante
la aceptación de la legitimi-
dad en un marco común de aparece como estrategia frente a una situación de “desamparo”,
creencias y procedimientos de “desprotección” o indefensión ante las fuerzas operantes en los
compartidos, en el transcurso campos de la política-Estado, y del dinero-Bancos. En este sentido
de la guerra desaparece la
ilusión en un marco compar-
podría decirse que en la visión de los protagonistas se trató de una
tido y es la lucha misma la “guerra de legítima defensa”. El poder inexpugnable de la “movi-
que se va convirtiendo en la lidad” evasiva y misteriosa del dinero (Lewcowicz, 2002) ejercido
fuente del derecho y la justi-
por los bancos a través de su “fuga”, era enfrentado mediante el
cia: la voluntad de perseverar
en la lucha, la persistencia, la escrache entendido como asedio o bloqueo “inmovilizador” del
masividad de los apoyos, las banco: nadie ni nada podía entrar y salir. El recurso a la visibilidad
vacilaciones de los adversa- mediática favorecía también la radicalización de los repertorios en
rios, sus divisiones, el coraje
de las fuerzas propias y las una estrategia de penetración en las agendas de los medios visuales
miserias y genuflexiones de de comunicación de masas, asociando el reclamo por los ahorros
las del enemigo, etc. son la con otros temas instalados en la agenda pública y mediática (desde
muestra de la “verdad”, y se
convierten en la fuente sus-
la guerra de Irak hasta las elecciones del 2003). Aunque las expec-
tantiva de la legitimación. tativas de trasvasamiento hacia la política electoral de la mano de
22 Es la definición más clási-
Nito Artaza quedaron enojosamente frustradas cuando el actor có-
ca de guerra: dialéctica de
mico decidió presentarse con el radicalismo, según algunos de los
voluntades que utilizan la
fuerza para imponerse (Bob- testimonios recogidos el saldo político percibido no es menor en
bio, 1992). tanto exitosa exhibición de capacidad de acción beligerante: “Los
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Letra Libre.
Autor
Marcelo Gomez. Licenciado en Sociología uba, y master en Ciencias Sociales flacso. Profesor titular de
la unq y profesor Adjunto en la Carrera de Sociología de la uba. Investigador (programas pict y picto en
la unq) en temas de sociología de la acción colectiva y los movimientos sociales.
Sus últimos trabajos publicados son:
“Crisis y recomposición de la respuesta política estatal ante la acción colectiva desafiante en la Argentina
1989-2004”, Revista Argentina de Sociología, Nº 6, 2006.
“Entre la crisis del neoliberalismo y la movilización colectiva: nuevas preguntas acerca de la Democracia
y el Estado en América Latina”, Encuentros Latinoamericanos. Revista de Estudios Interdisciplinarios,
Nº 5, 2008, Universidad de la República, Montevideo,
Los movimientos sociales dicen. Conversaciones con dirigentes piqueteros, Buenos Aires, 2009.
Crisis de acumulación
y problemas de
gobernabilidad
en la Argentina
Conflicto de clase y lucha
interburguesa (1999-2005)
En los años 2001-2002, Argentina sufrió una profunda crisis que puso
en cuestión la legitimidad de las instituciones políticas, y generó la
renuncia del gobierno nacional. Esta crisis no puede conceptualizar-
se sin más como una crisis económica, cuya expresión es la caída del
producto bruto interno, ni como una crisis política, cuya forma de ma-
nifestación es la pérdida de legitimidad de los partidos políticos. Estas
son manifestaciones parciales de una crisis más general. Ciertamente,
se ponía de manifiesto una crisis de acumulación, en la que se reducía
la cantidad de trabajadores ocupados, y se contraían los salarios y la
ganancia capitalista.1 Pero los efectos de la crisis de acumulación no
eran estrictamente económicos. La crisis de legitimidad de los partidos
políticos, que en su expresión más visible tomaba la forma del llamado
“voto bronca” en las elecciones de 2001, expresaba las dificultades que
1 El concepto de “crisis de
enfrentaba la hegemonía neoliberal (Bonnet, 2001).
acumulación” refiere a la in-
Sobre la base de los efectos de la crisis de acumulación, se pre- terrupción del ciclo global del
sentaban crecientes dificultades para presentar los intereses de los capital, obstaculizando el fun-
empresarios como interés de toda la sociedad (Gramsci, 1997); es cionamiento regular del ciclo
económico. De manera que
decir, para presentar las condiciones necesarias para la reproduc- se ve afectada la viabilidad
ción ampliada de este grupo social como condiciones de la repro- a mediano plazo de las rela-
ducción ampliada de toda la sociedad (Piva, 2007). Las dificulta- ciones sociales capitalistas,
des para el ejercicio de la hegemonía implicaban un desafío a la aunque no exista un ataque
inmediato al fundamento
gobernabilidad del país, erosionando la eficacia de las políticas del capitalista de la sociedad
Estado, en particular la política económica. (O’Donnell, 1977).
éxito de esta estrategia de acumulación en la relación entre clases respecto puede encontrarse
en Salvia y Frydman (2004).
sociales (al nivel de la producción) puede verse en la combinación 5 Tomando como indicador la
del estancamiento del salario real y el importante aumento del tra- brecha de productividad con
bajo excedente desde 1993.6 Estados Unidos, vemos que
la misma se redujo en 16,2%
Este éxito en el crecimiento de la explotación del trabajo crea-
en 1991-1997 (Iñigo Carrera,
ba las bases materiales para la distribución del trabajo excedente 2007).
entre las distintas fracciones burguesas, cimentando la confor- 6 Utilizando los indicadores de
mación de un sólido bloque en el poder que incluía a todas las la estadística oficial, vemos
que el excedente de la pro-
fracciones de la burguesía (Piva, 2007), y que resultó de suma ducción aumento el 58,2% en
importancia para la eficacia del programa neoliberal. 1993-1997, medido por cada
Pero las condiciones que sostenían esta sólida unidad empeza- trabajador asalariado privado.
Elaboración propia basada en
ron a cambiar en la segunda mitad de la década. El crecimiento datos del indec.
interno de la productividad se estancó a partir de 1998, inicián- 7 La brecha de productividad
dose un movimiento de ampliación de la brecha internacional de con Estados Unidos (que he-
mos tomado como indicador),
productividad, afectando la competitividad de la producción lo-
era en 2001 el 13,2% mayor
cal.7 La capacidad de competir de la producción capitalista local se que en 1997 (Iñigo Carrera,
erosionaba asimismo por la mayor apreciación del tipo de cambio 2007).
mulación, lo que permitiría una política favorable a los capitales sultado de la ampliación de
asentados en la producción, y alejaría los conflictos del bloque en la brecha de productividad
internacional experimentada
el poder.12 en la segunda mitad de la dé-
Encerrada en la dinámica recesiva de la economía, erosionada en cada de 1990 y se agravaban
su capacidad de ser presentada como interés general de la nación, por la apreciación del tipo de
cambio real por las devalua-
cruzada por los conflictos de fracciones capitalistas, y enfrentada ciones competitivas de países
por la resistencia de los trabajadores, la política del gobierno nacio- de importancia comercial.
nal se caracterizaba por su ineficacia tanto para ser implementada, 12 Así, los conflictos al interior
de la burguesía se canaliza-
como para obtener los resultados esperados.
rían de modo que no altera-
Como muestra de ello, la sanción de la ley de flexibilización la- sen la unidad del proceso de
boral en el año 2000 terminó con la renuncia del vicepresidente y reproducción del capital.
tienen en adelante por la melos de la década de 1990 se pasa a los superávit gemelos. El supe-
ampliación de la producción rávit fiscal era resultado de la apropiación por el Estado de parte del
para el mercado externo, el excedente acrecentado en la producción, mediante las retenciones al
mantenimiento del superávit
comercial, el crecimiento del
capital que coloca su producción en el mercado externo (especial-
superávit fiscal del Estado, mente agrario), y mediante impuestos nominales sobre el exceden-
y el mantenimiento, aunque te o sobre las circulación de las mercancías en el mercado interno,
moderado, del abaratamien-
como el iva, ganancias o ingresos brutos. El superávit comercial era
to salarial.
19 El hecho que las empresas resultado del desplome de las importaciones por su encarecimiento
industriales –cuyo nivel de y del crecimiento de las exportaciones en cantidad y precio.
productividad y concentración Las nuevas condiciones de la acumulación y de la eficacia de
les permitían desarrollarse
hacia el mercado externo la política estatal constituyeron desplazamientos relativos entre
bajo la Convertibilidad– sean fracciones burguesas en el bloque en el poder. Lo que cimentaba
amplias beneficiarias de las la unidad de esas fracciones era el crecimiento del excedente pro-
nuevas condiciones de la acu-
mulación, no significa que la
ducido. Lo que habilitaba su distribución diferencial era el lugar
producción industrial de con- que cada fracción ocupaba en el relanzamiento de la acumulación,
junto encabece este desarro- en las condiciones en que este relanzamiento era posible. Las frac-
llo hacia el mercado externo.
ciones que quedaban subordinadas en el bloque en el poder ob-
Los indicadores de la balanza
comercial sectorial desmien- tenían, como los bancos, la satisfacción de sus intereses económi-
ten dicha posibilidad. co-corporativos más inmediatos, como las compensaciones por la
Gobernabilidad, desarrollo
económico, y consenso social
El nuevo ciclo de acumulación post 2001 y la capacidad de go-
bernar y canalizar políticamente los conflictos desde el Estado,
se encuentran estrechamente asociados. Desde el inicio, el nuevo
gobierno encabezado por Duhalde se propuso recuperar la gober-
nabilidad. Para ello, combinó la contención del conflicto social
por la vía represiva (cuyo punto máximo fue la masacre del Puen-
te Pueyrredón en junio de 2002) y el comienzo de una tarea de
reconstrucción hegemónica. La estabilización del tipo de cambio,
la devolución parcial de los ahorros acorralados, la convocatoria
periódica al Consejo del Salario para aumentar progresivamente
el salario mínimo (rápidamente licuado por la inflación posdeva-
luación), la generalización de los planes de trabajo, y el inicio de la
recuperación de la producción industrial y la construcción, consti-
tuyen los puntos más importantes de dicha tarea.20
El gobierno de Néstor Kirchner, entre mayo de 2003 y diciem-
bre de 2007, avanzó mucho más en la reconstitución de la goberna-
bilidad, erosionada por la crisis económica y política que terminó
con la Convertibilidad. Esta tarea fue desarrollada sobre la base del 20 El contexto en que se lle-
crecimiento económico, la creación de empleos y una lenta recupe- vaba a cabo constituía una
ración del salario real (que se reflejaban en los indicadores de po- situación dramática para la
breza y desocupación), junto con el crecimiento de las ganancias clase trabajadora. En el año
2002, se produce una impor-
en todos los sectores de la economía.
tante reducción de la masa de
Efectivamente, se produce una importante recuperación del trabajo puesta en movimiento:
crecimiento económico. Si en el año 2002 la caída del producto medida en tiempo, del 10,9%
bruto había alcanzado el 18,4% respecto al nivel de 1998, desde el de horas de trabajo, y medi-
da en puestos de trabajo del
último trimestre de 2002 hay un proceso de crecimiento que logra 5,5% (esto es 777 mil pues-
en el año 2004 la recuperación del volumen del producto a los ni- tos de trabajo), entre 2001 y
veles de 1998.21 2002. En el mismo período, el
total de salarios pagados en
Partiendo del menor nivel del salario real en tres décadas, se la economía cae en el 25,3%
produce un mejoramiento paulatino de la situación laboral y las en términos reales, y una caí-
condiciones de vida de los trabajadores. Con la apertura de parita- da del salario real por cada
puesto de trabajo del 19,5%.
rias en el año 2004, y los importantes aumentos obtenidos funda-
Elaboración propia basada en
mentalmente por los trabajadores registrados privados, el salario datos del indec.
real recuperó parte de la caída posdevaluación, y siguió aumentan- 21 Datos del indec.
Autor
Sebastián Pedro Salvia. Licenciado en Sociología por la uba, doctorando en Ciencias Sociales por la
uba, becario posgrado tipo ii del conicet con lugar de trabajo en el Departamento de Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional de Quilmes (unq). Miembro del Proyecto de Investigación punq 0402/07
“Problemas de la acumulación y la dominación en la Argentina contemporánea, 1989-2007”. Beneficiario
del Subsidio de Apoyo a la Investigación (categoría jóvenes investigadores) SAI-0095; ha sido becario de
posgrado tipo i del conicet, con lugar de trabajo en el Departamento de Ciencias Sociales de la unq, en
todos los casos con dirección de Alberto Bonnet.
Publicaciones recientes:
“Estado y conflicto interburgués en la crisis de la Convertibilidad (1999-2001)”, en Alberto Bonnet y
Adrián Piva (compiladores), Argentina 2001: luchas sociales y conflictos interburgueses en la crisis.
Ediciones Continente, en prensa.
“Modo de acumulación y relaciones de fuerza entre capital y trabajo en Argentina en los ‘90”, Herramien-
ta, N° 26, Buenos Aires, julio de 2004.
“Condiciones de existencia de los trabajadores en 7 barrios de Quilmes Oeste en 2001. Desocupación y
sobrepoblación obrera”, Sociólogos Para Qué?, N° 6, Buenos Aires, 2003.
Turbulencia, contagio
y crisis financiera
global: los costos de la
innovación hipotecaria
en Estados Unidos
de Norteamérica
Introducción
Tomando prestado el argumento de Eichengreen y Portes (1986)
en el planteamiento del estudio de las crisis financieras, encuen-
tro pertinente proponer el presente estudio a partir de una vi-
sión biológica como una herramienta que aborda el estudio de
una enfermedad y, como la forma más efectiva para aprender
acerca del estudio de las crisis financieras. De aquí es posible
proveer una de las perspectivas más importantes sobre el fun-
cionamiento de las economías monetarias ya que, efectivamen-
te, en la literatura sobre las crisis financieras, la metamorfosis
epidemiológica y el contagio están altamente caracterizados por
su importancia. En este sentido, la crisis financiera, como las en-
fermedades contagiosas, amenaza no solo al organismo que la
genera, llamado en este caso mercado financiero, sino a todo el
ambiente económico en el que el organismo reside, y a todas sus
interconexiones externas.
Conclusión
El mundo vive actualmente un panorama muy poco halagador, sin
embargo, todos estamos enfrentando una crisis que se originó en
Estados Unidos y que está representando una dura prueba para la
nueva y compleja finanza estructurada de productos, mercados, y
modelos de negocios desarrollados en la vigencia de la década pa-
sada.
El plan de recuperación formulado por el G-20 posibilita una
salida del “estado de coma” en el que muchas economías se en-
cuentran. La importancia de asumir con mayor responsabilidad el
funcionamiento de la interdependencia mundial a través del co-
mercio y la interconexión financiera es en verdad apremiante.
La evidencia empírica ha demostrado a través de los diferen-
tes ciclos que por encima de cierto nivel de prosperidad, el creci-
miento y el desarrollo no han conducido precisamente a los me-
jores niveles de bienestar social. Si los líderes, principalmente los
de los países industrializados, están ciertos en el compromiso de
la recuperación mundial, y no individual, el principio de una nue-
va etapa del desarrollo económico internacional está enfrente de
todos. Es posible entonces coincidir en un principio básico: la era
de la desregulación de Margaret Thatcher y Ronald Reagan ha ter-
minado, y por desgracia, su fin ha puesto de rodillas en su último
intento a todo el mundo. Es el momento de la redefinición del Es-
tado, definir el nuevo papel del gobierno y por supuesto también
el de los mecanismos del mercado, y la regulación eficiente de los
mercados financieros mundiales. Todo ello entraña un importan-
te replanteamiento a partir de una nueva reasignación de criterios
más equilibrados sobre la producción nacional que dimensionen
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José Cruz Roa Hernández. Doctorando en Ciencias Sociales en el Área de Concentración de Relacio-
nes Internacionales por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Posee la Maestría
en Ciencias con Especialidad en Medio Ambiente y Desarrollo Integrado por el Centro Interdisciplinario
de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional. Es
licenciado en Finanzas por la Universidad Tecnológica de México. Profesor titular en la Universidad Autó-
noma Metropolitana, plantel Azcapotzalco, institución en la que imparte las cátedras de Administración
financiera y Modelos financieros.
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Noé Jitrik
Homo hominis
lupus
¿Desde cuándo el tema o el asunto del zan diversas escuelas– sin que se pueda
poder está presente no en lo que pode- asegurar que las conclusiones a que se
mos llamar “realidad” sino en la preocu- ha llegado lo consideren una estructura
pación filosófica o social? ¿Será desde constitutiva del ser humano, eso que se
los griegos, será desde lo que entendió llama, sin mesura, voluntad de poder,
Fernando el Católico y después, a su como lo pretendió Nietzsche y que radi-
ejemplo, Maquiavelo? ¿Estará implícito caría en un fondo erótico incontrolable,
en los textos sagrados, Tablas de la Ley y algo así como lo que trató de interpretar
los precedentes, o en la Biblia, los Evan- la vieja fórmula, “homo hominis lupus”. Se
gelios, el Corán? Parece evidente, en diría, más bien, que el poder nace con la
cambio, que si como entidad el poder es sociedad misma y que es un objeto so-
tan antiguo como la humanidad misma, cial que viaja por todos los canales por
como tema, como preocupación y objeto los que transcurre la vida social. Es más,
de retórica, literaria y filosófica pero en en este sentido se podría decir que una
especial política, es fundamentalmente historia de los pensamientos sobre el
moderno: debe haber tomado posición poder podría ser una historia misma de
o sido descubierto en una escena en la la civilización, así como aparece en las
que permanecía oculto aunque por cier- historias-historias, tal como las conoce-
to actuante cuando alguien, no sé quién, mos, de todas y cualquiera de las escue-
puede haberse dicho, qué es eso que está las. Y, sin embargo, de ninguna manera
ahí o qué sentido tiene eso que está ahí y el asunto está agotado, se sabe mucho,
que dirige las relaciones sociales de todo se tiene una gran experiencia, traumá-
tipo y que las hace a veces inteligibles, a tica por lo general, acerca de sus impli-
veces incomprensibles. ¿No ilustra con caciones, pero como sus formas visibles
claridad acaso esta formulación la trage- cambian a toda velocidad porque cam-
dia shakesperiana? bian los tiempos y las relaciones de fuer-
Sea como fuere, no se puede no admi- za, sobre las que se asienta toda idea de
tir que el asunto haya ocupado páginas y poder, todavía es materia de reflexión,
páginas de agudas, pero impotentes –so- todavía vale la pena detenerse en ello y
bre todo respecto del “no poder”– consi- no aceptar sin protestar sus previstos o
deraciones ante todo de tipo semántico previsibles alcances.
que derivan a lo político y aun a lo indi- La idea de que todo depende no
vidual –lo subjetivo es político preconi- de “un” poder sino “del” poder es tan
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Una pregunta inquietante, y que jus- reales e imaginarias, hace posible la rea-
tifica el enunciado inicial de este punto, lización de todas las fantasías, ya sea po-
es qué lleva a algunos individuos a de- sitivas –lograr la “obra”, sea cual fuere el
sear el poder; la pregunta concierne a campo en el que se ejecute– ya negativas
la primera categoría, la de aquellos que –subordinar a otros o, como en el hori-
aspiran al poder, no a los que se ven de zonte fisiocrático, a la naturaleza.
pronto en una situación que los lleva al
poder o en la que están sin haberlo que-
rido. Por lo tanto, qué respuesta pue- ¿Quiénes ejercen el poder?
de haber a esa pregunta; dicho de otro
modo, qué depositan algunos en ese En este particular la cuestión tiene dos
deseo, sin por eso considerar que sea un aspectos: uno aparente y en muchos
deseo puro: Juana de Arco en su pura y casos virtual, otro real, no visible de
grandiosa acción, el pequeño diputado inmediato pero reconocible y aun des-
municipal, personajes como Robespie- cribible; en todo caso, la historia pro-
rre, José Stalin, John Kennedy, Ricardo porciona una buena cantidad de situa-
III, quienes quieren llegar a ser gerentes ciones que pueden entrar en uno u otro
de empresas o los que hacen política o en los dos aspectos al mismo tiempo.
desde abajo pensando en llegar arriba o La expresión, “el poder detrás del trono”
quienes, pese a frustraciones y fracasos sintetiza bastante bien lo que se quiere
cambian de lugar pero siempre querien- decir: el poder del trono sería aparen-
do lograr algo de poder, y tantos otros te, aunque quien lo detenta desearía
en diversísimos planos y situaciones. convertirlo en real, el de detrás el real,
¿Por qué, en consecuencia, nos pregun- a veces positivo o que infunde sabiduría
tamos, un sujeto “quiere” llegar al poder al poderoso –Séneca detrás de Nerón–,
u obtenerlo, qué lo mueve? a veces negativo –Rasputín detrás del
Habría varias respuestas a esa cues- Zar– aunque a veces ese poder se pierde
tión: por un lado, puede sentirse un y debe someterse al otro, ya sea porque
predestinado, por una iluminación o el poder real aclara las cosas, ya porque
por pertenencia o por designio familiar otra fuerza de detrás intriga y derrota al
o social; por otro, el más noble, puede que parecía invulnerable.
estar movido por un impulso ético que Y si bien el caso de referencia es noto-
se traduce en un sentimiento de respon- rio, tiene variantes históricas muy preci-
sabilidad histórica –la fuerza volcánica sas: la lucha secular entre la monarquía
de una conciencia de un mal cuyo re- española o inglesa, investidas ancestral-
medio reside en él y en nadie más que mente por la Iglesia, y la Iglesia misma,
él–; por el otro, puede moverlo, es un muestra con nitidez el conflicto entre lo
motor poderoso, una presuntuosa ima- aparente y lo real; no sin alternativas: en
gen de sí mismo como “capaz”, algo así ocasiones la Iglesia predominó y doble-
como ese lugar común, “si no lo hago yo gó a la monarquía, en ocasiones la mo-
no lo hace nadie”; por fin, puede estar, narquía se impuso y obligó a la Iglesia.
simplemente, movido por un cálculo de El esquema no termina de tener sus
conveniencias puesto que, no es ningún efectos en ese punto, que no es de llega-
misterio, obtener poder abre puertas, da sino de partida. Desde que la moder-
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decirse respecto de su relación con el po- Reacciones múltiples conciernen al
der que puede haberlo mayor, la esclavi- primero, desde el retraimiento y su ex-
tud –por derrota o por tráfico–, o menor, tremo, el enclaustramiento voluntario
la mera relación de dependencia, a otro o, viene a ser lo mismo, la metafórica
individuo –psicológica, afectiva o sexual, “fuga al desierto” y el anacoretismo
matrimonial o no–, a una institución hasta la esquizofrenia y el suicidio;
–una Iglesia, una escuela, una cárcel, un cada una de estas figuras responde a
ejército o un gobierno– o una obligación mecánicas y razonamientos diferentes,
–un trabajo, una disciplina, un impera- algunas de las cuales pueden no tener
tivo moral–, pasando por el servilismo ninguna relación aparente con el gené-
–hereditario, de clase o de condición u rico poder, ni institucional, ni personal
oportunista. Se diría, en este sentido y, ni político, ejercido, pero todas coinci-
recogiendo lo contenido en ese arco, de den en la respuesta a lo insoportable,
mayor a menor, que hay tres formas de en todas sus manifestaciones y sea cual
sometimiento: natural –de los animales a fuere el plano en el que esa emoción o
los hombres–, voluntario –el de quienes, clarividencia se produce, siendo, lo in-
a través de diversas formas de contrato, soportable, una de las consecuencias
aceptan las reglas de una sociedad– o in- del ejercicio del poder, sea cual fuere,
voluntario –el de quienes son forzados a sobre los individuos.
someterse fuera de toda contratación, ya En cuanto al registro social, insepa-
sea porque violaron alguna, ya porque rable del otro y este, a su vez, insepara-
nunca la aceptaron. ble de aquél, las respuestas o reacciones
En realidad el concepto de someti- al poder tienen un primer nombre, tan
miento a un poder parece opuesto al antiguo como la existencia misma del
concepto de libertad que siendo, según poder: rebeldía. Por lo general la rebel-
el pensamiento iluminista, inherente día se produce no solo cuando el prin-
al ser humano, es condicionado y aun cipio de libertad o de interés está afec-
reprimido de diverso modo. El famoso tado sino cuando el ejercicio del poder
ensayo de Étienne de la Boétie, preclaro incurre en demasías: opresión, exacción,
antecedente, quizás fundamento, del re- exceso, despotismo, tiranía, arbitrarie-
volucionario concepto de “derechos del dad y todas las variantes posibles; en
hombre”, sobre la “Servidumbre Volun- muchos casos, de no haberse producido
taria”, ilustra excepcionalmente no solo tales demasías no se habrían producido
esta oposición entre sometimiento al movimientos de rebeldía; esta situación
poder y libertad del individuo sino múl- se expresa de manera nítida en el mo-
tiples explicaciones acerca de por qué el vimiento de reacción que se denomina
sometimiento voluntario es contrario a “huelga” –por condiciones laborales,
la razón, salvando, por cierto, las situa- exigüidad salarial y diversos matices de
ciones que podemos llamar “racionales”, la explotación–; la huelga es una de las
sometimiento a la ley por ejemplo, o de formas orgánicas, lo es cada vez más a
“cálculo”, por conveniencia. medida que cambian las relaciones en-
El tema del rechazo al poder se sitúa, tre capital y trabajo (de ahí la distinción
como es previsible, en dos planos, el in- moderna entre “derecho de huelga” y
dividual y el social. “huelgas salvajes”), de, genéricamente,
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Autor
Noé Jitrik. Profesor en Letras (uba) y Doctor Honoris Causa (Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, México), director del Instituto de Literatura Hispanoaméricana (uba), ex Investigador Principal
(conicet), ex profesor en universidades de Argentina, México, Francia, Estados Unidos, Venezuela, Puer-
to Rico, Chile, Uruguay.
Sus libros más recientes son Long Beach, Atardeceres, El ojo de la aguja, Destrucción del edificio de la lógica,
En el nombre de Noé (coautor Luis Felipe Noé, Universidad Nacional de Quilmes, 2008), Libro perdido.
Este trabajo tiene por objeto analizar los a la recuperación de la propiedad de las
conflictos sociales surgidos en torno a tierras por parte de la comunidad de Te-
tres áreas naturales protegidas (anp) de poztlán. El segundo concierne al Parque
México, mediante una forma de aborda- Nacional Cumbres de Monterrey, que ha
je que trata de hacer evidentes tanto la sido objeto de presiones inmobiliarias
diversidad como la complejidad de di- relacionadas con el crecimiento de la se-
chos conflictos. En vista de la tendencia gunda concentración industrial del país,
creciente a hablar de los “conflictos am- así como de litigios que han puesto en
bientales” como si constituyeran un uni- duda a los fundamentos jurídicos mis-
verso homogéneo, queremos mostrar el mos de las anp. Finalmente, el tercero se
modo en que la cuestión ambiental se refiere a las ocupaciones y las consecuen-
combina con otras cuestiones, produ- tes reubicaciones de grupos de campesi-
ciendo resultados específicos, pero muy nos en la Reserva de la Biosfera de Mon-
variados, en el orden social. tes Azules, en los linderos del área que
Para ilustrar la diversidad de los con- ocupa el Ejército Zapatista de Liberación
flictos en anp analizaremos tres de ellos. Nacional (ezln).
El primero es el que surgió por el intento En los tres casos, lo que está en juego
de construir un club de golf en Tepoztlán, es “algo más” que un problema ambien-
en el estado de Morelos, que condujo a la tal, y en eso radica su complejidad. Pero
sustitución por vías de facto de la auto- lo mismo puede decirse de cualquier
ridad municipal por casi dos años, a la otro conflicto. Los conflictos ambienta-
suspensión del proyecto y, finalmente, les no existen “en estado puro” y si que-
* Una versión en francés de este trabajo se publicó en Problèmes d’Amérique Latine, Nº 70, otoño de 2008.
1 Cuando de lo que se trata es de intervenir, se tienen que poner entre paréntesis al menos algunas de las
condiciones del propio conflicto, y muchas veces en dichas condiciones está la clave de su comprensión.
2 Otro reconocido teórico del conflicto es John Rex (1985), para quien es un hecho social fundamental el que
la realidad social sea inherentemente conflictiva, de manera que cualquier status quo particular es el resultado
de fuerzas o de poderes antagónicos.
enfatizan la idea de disponibilidad estructural para la movilización. En este sentido desplazan el centro de aten-
ción de la base socioeconómica hacia el mundo de la organización y la interacción política, de la lucha por el
poder, de la que los grupos movilizados tratarán de formar parte (Lorenzo Cadarso, 2001, p. 42).
4 Otro tipo de temas comunes de la sociología ambiental han sido el estudio de actitudes, comportamientos
8 Tepoztlán ha sido un objeto privilegiado de la tradición antropológica en México, como lo atestiguan los
estudios clásicos de Robert Redfield (1973 [1930]), Oscar Lewis (1968) y Claudio Lomnitz (1982).
9 El Comité de Unidad Tepozteca fue el nombre de la organización que aglutinó la representación de la
comunidad de Tepoztlán. La asamblea era el mecanismo de toma de decisión, aunque en ocasiones se llevaron
a cabo algunos hechos violentos que no habían sido aprobados en asamblea.
10 La autoridad ambiental nunca pudo convencer a los opositores que el régimen de parque nacional, tal
como estaba regulado por la ley, no implicaba una prohibición para llevar a cabo ese tipo de desarrollos.
11 La empresa constructora negaba el problema técnicamente sosteniendo que los acuíferos del lugar tenían
suficiente capacidad para garantizar el abastecimiento a las comunidades. En llana oposición, la otra versión
era la de los pobladores del lugar, pronosticaban el problema de la falta de agua remitiéndose a saberes locales
y ancestrales.
12 Por ese entonces, las autorizaciones eran otorgadas a través del Instituto Nacional de Ecología, órgano
13 Normalmente, el conflicto en torno a un club de golf ubicado fuera de un anp no hubiese requerido la
14 Actualmente está en curso un juicio de revisión promovido por la empresa, de modo que no podemos
–indirecto– del conflicto: quedó una estructura armada, hubo una renovación del padrón (hasta el tiempo del
conflicto no se había renovado el padrón). Hoy por hoy el Tribunal Agrario reconoce a las mismas autoridades
comunales. Es en este sentido que el conflicto consolidó a las autoridades agrarias de Tepoztlán.
16 La asamblea estaba al tanto de que los ejes eran lo legal y lo político. El primero se refería plenamente a las
formas para la recuperación de las tierras. El segundo a la movilización por los derechos vulnerados. Claro que
no todos los que pertenecían al movimiento eran al mismo tiempo poseedores de derechos sobre la tierra. No
fue así. Sin embargo el movimiento fue el ámbito desde donde pudo iniciarse la recuperación de la tierra.
17 Más aun, en el proceso de la reforma de la legislación ambiental, el presidente Zedillo aceptó la inclusión
seguridad jurídica de la inversión, olvidando que la empresa había violado la ley de manera flagrante al comprar
terrenos comunales.
20 La candidatura independiente de Juan Andrew Almazán en las elecciones presidenciales de 1940, fue uno
de los pocos actos de “indisciplina” en contra de la tradición posrevolucionaria que habilitaba al presidente en
turno a elegir a su sucesor.
21 El gobierno de Nuevo León podría recurrir a la Suprema Corte de Justicia mediante el procedimiento de
“controversia constitucional” en contra del gobierno federal, pero más bien ha adoptado la estrategia de esperar
a que el pncm quede sin vigor a partir de los amparos.
catán, más de tres cuartas partes de la costa del Caribe se mantuvo como propiedad nacional y se fue asignando
a inversionistas privados con vistas a la explotación del turismo.
24 Ese nuevo arreglo no solo creaba una nueva “comunidad”, marcada por desigualdades notables al interior
de la misma (Dumoulin y Michel, 2005). Sobre todo, dejó sin responder a las demandas de otros grupos de
campesinos de la región, lo que constituye el argumento principal de quienes se oponen a la rbma. Véase, en
particular, <www.maderasdelpueblo.org.mx>.
25 Esas expectativas no eran tan descabelladas como parecen, ya que todavía a mediados de la década de
1980 el gobierno federal había apoyado la formación de nuevos centros de población en los alrededores de la
rbma, en la zona conocida como Marqués de Comillas.
26 Uno de ellos señalaba la existencia de 32 asentamientos en diferentes partes de la selva (Profepa, 2000).
27 Los procesos de negociación funcionaban en dos niveles: en Chiapas se reunían los representantes del
gobierno de la federación y del estado con los líderes de las organizaciones que representaban a los grupos
ocupantes (arics y sus desmembramientos) y la comunidad lacandona, mientras en la ciudad de México se
reunían secretarios de estado con sus colaboradores a “diseñar las estrategias” del caso.
28 En su punto más alto, las ocupaciones llegaron a 43 asentamientos en diferentes partes de la selva.
29 Entre otras cosas, el ezln proponía la creación de varios municipios en la región, tres de los cuales que-
daban dentro de la Reserva de la Biosfera de Montes Azules. No es difícil pensar que el gobierno de Fox estaba
dispuesto a asumir pérdidas en el capital natural a cambio de lograr que el Subcomandante Marcos por fin “se
quitase la capucha”.
30 Lejos de combatirlas, el 17 de agosto de ese año el ezln publicó un comunicado sobre el destino de los
asentamientos de la reserva, en el que informa haber “acordado, con el consentimiento expreso de sus habi-
tantes, reconcentrar algunos de los pueblos zapatistas en esa zona, para que así sean cobijados por la Junta de
Buen Gobierno de la zona selva fronteriza”, <www.ecoportal.net/content/view/full/35883>, fecha de consulta,
18 de marzo de 2008.
31 Comunicación personal de Ricardo Frías, director de la Reserva de Montes Azules, en marzo de 2008.
Bibliografía
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Antonio Azuela. Doctor en Ciencias Políticas y Sociales (unam, 2004). Investigador del Instituto de In-
vestigaciones Sociales (Universidad Nacional Autónoma de México). Líneas de investigación: sociología
del derecho, sociología urbana, sociología ambiental.
Últimas publicaciones:
“Durkheim y la tentación contractualista. Notas sobre la dimensión mítica del patrimonio nacional de
México”, en Geneyro, Juan Carlos, Antonio Azuela y Juan Carlos Marín, ¿Por qué leer a Durkheim hoy?,
México, Editorial Fontamara, 2009.
“The Use of Eminent Domain in São Paulo, Bogotá, and Mexico City”, en Ingram, Gregory K. y Yu-Hung
Hong (eds.), Property Rights and Land Policies, Cambridge, Lincoln Institute of Land Policy, 2009.
Con Carlos Herrera y Camilo Saavedra, “La expropiación y las transformaciones del Estado”, Revista
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Paula Mussetta. Doctora en Ciencias Sociales (flacso México, 2007). Posdoctorado de investigación
en el Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008-2010. Lí-
neas de investigación: sociología del Estado: procesos de formación del Estado y políticas públicas. Con-
flictos sociales. El sector hídrico mexicano.
Últimas publicaciones:
“Foucault y los foucaultianos: una reseña del Estado y la gubernamentalidad”, Revista de Ciencias Políticas
y Sociales, Nº 205, México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam, 2009.
“Estado e ingeniería social. Particularidades y dimensiones morales de un programa para la resolución
de conflictos”, Revista Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. xv, Nº 45, México, Universidad de
Guadalajara, mayo-agosto de 2009.
“Participación y gobernanza. El modelo de gobierno del agua en México”, Revista Espacios Públicos, Nº 25,
México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2009.
La ciudad metropolitana
de Buenos Aires
tiene gobierno*
* Una versión anterior de este artículo fue presentado en el X Seminario Internacional de la Red Iberoame-
ricana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, Querétaro, México, mayo de 2008. Es parte de los
trabajos llevados a cabo dentro del proyecto ubacyt s012.
2 En este caso las líneas de autobuses que comunican el territorio provincial con el de la caba.
3 El artículo 5° de la Ley 26.211 dispuso la nueva regulación de la empresa de agua y saneamiento (aysa), es-
tablece la creación en el ámbito del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la Agencia
de Planificación, para la coordinación integral de la planificación de las obras de expansión y mejoramiento del
servicio, siendo responsable de cumplir la misión enunciada en el Marco Regulador aprobado por la Ley.
4 Las empresas son las siguientes: Trenes de Buenos Aires (concesión de las líneas Mitre y Sarmiento);
Metrovías SA (incluye la red de subterráneos y la Línea Urquiza); Ferrovías SAC (concesionaria de las líneas
Belgrano Norte); UGOFE SA (concesionaria de la Línea San Martín) y Transporte Metropolitanos Belgrano Sur
SA (concesionaria de la Línea Belgrano Sur). En mayo del 2007 y, a raíz de los incumplimientos contractuales, el
gobierno federal canceló la concesión que sobre la Línea Roca tenía la empresa Trenes Metropolitanos, esa fue
transferida, en consecuencia, a un grupo de concesionarias integradas por Metrovías, Trenes de Buenos Aires y
Ferrobaires. Los principales accesos al Área Metropolitana se encuentran concesionados a: Concesionaria Vial
Argentino Española SA, en la autopista Buenos Aires-La Plata; AEC SA de la Autopista Riccheri; Autopistas del
Sol SA, del Acceso Norte, y el Grupo Concesionario del Oeste SA, del Acceso Oeste.
5 Ente Nacional de Regulación del Gas, Ente Nacional de Regulación de Energía Eléctrica, Comisión Nacional
municipios metropolitanos. De hecho en la rmba “conviven tres niveles de atención: 45 son provinciales, 104
municipales y uno dependiente de la Nación, el Posadas” (Clarín, 9/12/2003).
8 A partir de la década pasada los municipios se han constituido en instancias gubernamentales de ejecución de
planes de asistencia social financiados, en su mayor parte, por el gobierno federal y en menor proporción por el gp.
9 El actual ministro fue durante la anterior gobernación de la pba titular del Ministerio de Gobierno y como
tal el principal responsable del armado político que terminó consolidando el predominio de la fracción partidaria
del gf en el conurbano bonaerense, y así la base para la reorganización de todo el partido por el ex presidente
Kirchner.
10 Antes del golpe de Estado de 1976, el 50% de la recaudación iba a las provincias. Durante la dictadura el
porcentaje que recibían las provincias se redujo al 32. Con la recuperación democrática y bajo el gobierno de
Alfonsín, las provincias incrementaron su participación al 56% ( Natanson, 2008).
11 Hemos empleado dicha sigla para hacer más operativo el análisis pero sin desconocer las distintas tenden-
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0 1 2 3 4 5 6
Federal 65,88 69,47 75,95 71,52 66,88 67,22 63,08 64,54 64,95 67,81 62,56 59,15 55,44 51,65 52,01 52,79 53,06 52,72 51,32 51,52 51,85 51,00 51,24 53,22 50,23 50,65 49,57
Provincial 28,67 25,60 20,55 24,39 29,28 27,79 31,45 29,86 29,81 27,24 30,82 32,97 36,37 39,41 39,13 39,06 38,87 38,90 39,93 39,88 39,88 40,82 40,48 38,98 41,34 41,89 42,65
Municipal 5,45 4,92 3,49 4,09 3,84 4,99 5,47 5,60 5,24 4,95 6,62 7,88 8,19 8,94 8,86 8,14 8,07 8,38 8,75 8,59 8,28 8,19 8,28 7,80 8,43 7,46 7,77
Fuente: meosp.
Bibliografía
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nurbano bonaerense”, en García Delgado, Daniel (comp.), Hacia un nuevo modelo de
gestión local. Municipio y sociedad civil en Argentina, 1997.
partir de 1994.
Autores
Facundo Labanca es licenciado en Ciencia Política, por la Universidad de Buenos Aires, master en So-
ciología Económica por el Instituto de Altos Estudios Sociales (idaes) de la Universidad Nacional General
San Martín (unsam), y doctorando en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
Buenos Aires.
Pedro Pírez es Investigador principal del conicet en la unsam y profesor titular en la Facultad de Cien-
cias Sociales de la uba.
Publicación reciente:
Las sombras de la luz. Distribución eléctrica, configuración urbana y pobreza en la Región Metropolitana de
Buenos Aires, Buenos Aires, Eudeba, 2009.
El investigador de las
ciencias sociales en la
sociedad del conocimiento
1 En otro sentido, consiste en referir a la ciencia en términos de acción (Latour, 1992), y más particularmente,
referir a la ciencia como investigación, esto es, producción continua de conocimientos en el marco de las dife-
rentes relaciones sociales que constituyen tal proceso.
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 235 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
conocimiento.2 En tanto información de indicadores del nivel de desarrollo de
tiene un significado más definido como la sociedad del conocimiento (Blanco,
elementos funcionales para componer Lugones y Peirano, 2003). Otros autores
conocimiento, el significado de este na- visualizan a la sociedad del conocimien-
vega entre una versión objetivista y otra to como futuro de la humanidad, con-
subjetivista: la primera, entendiendo el notando con ello aspiraciones positivas,
conocimiento como intermediario que en la medida en que se supere la actual
circula en las interacciones sociales (y en instancia de sociedad de la información
este caso la distinción entre información (Chaparro, 2001). De esta manera, la
y conocimiento es de grado, planteándo- sociedad del conocimiento es una fase
se la cuestión de cuándo la información ulterior del desarrollo de la civilización,
es conocimiento y en qué medida este como un destino utópico e ineludible
no es solamente información más com- alcanzado por una trayectoria lineal o
pleja), y la segunda, considerando el co- un proyecto de cara al futuro que debe
nocimiento como un estado del sujeto ser construido colectivamente salvando
cognoscente, por lo que el conocimien- los desvíos que lo acechan. En el primer
to únicamente puede ser referido a la caso, el automatismo está involucrado
aprehensión de distintos componentes con el determinismo tecnológico de la
de información por parte de individuos información y la comunicación; en el
o colectivos que los articulan en sus ca- segundo, el logro es fruto de decisiones
pacidades y experiencias acumuladas. correctas de gobierno, consensos socie-
Por lo tanto, sociedad de conocimiento tales, desarrollo de las organizaciones o
conserva el significado ambiguo entre luchas colectivas.
una sociedad caracterizada por una 5) Formulado como modelo para-
alta dinámica de circulación del conoci- digmático, la sc se presenta como totali-
miento (e información) y una sociedad zador, esto es, referido al conjunto de la
caracterizada por una alta capacidad de sociedad. Sin embargo, no parece válido
sus miembros para generar y utilizar co- inscribir a todas las esferas de la vida so-
nocimientos. Las connotaciones y con- cial en una dinámica centrada en el co-
secuencias políticas de ambas versiones nocimiento experto (David y Foray). En
son diferentes. efecto, aunque puede no ser discutible
4) Otra ambigüedad del concepto que muchos de los avances en la salud se
refiere a su carácter actual o potencial. logran sobre la base de la generación y
Para algunos autores la sociedad del co- uso de tal tipo de conocimiento o que el
nocimiento es una realidad presente, en aumento de la productividad industrial,
mayor o menor medida desarrollada en de acuerdo con el modelo de produc-
los distintos sectores de la sociedad y en ción imperante, depende de la incor-
las distintas sociedades. Esta concepción poración de conocimiento tecnológico
tiende a establecer su sinonimia con so- certificado, muchos ámbitos de la exis-
ciedad de la información o, en todo caso, tencia o muchos aspectos de los ámbitos
los componentes de esta última sirven más vinculados al desarrollo científico y
2 Véase, por ejemplo, Steinmueller (2002). Hansson (2002), por otra parte, distingue entre los conceptos de
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rentes grupos sociales, entre distintos citamente parece sugerirse que el tipo
marcos de legitimidad del saber y entre de ciencia social incluido en el progra-
diferentes intereses sobre el uso del co- ma de la sc es un tipo muy específico en-
nocimiento. Dada la importancia de lo tendida como “ingeniería social”, según
local en la construcción, significación, la cual el conocimiento social cumple
difusión y uso del conocimiento, un una función de utilidad con respecto a
rasgo de las sociedades modernas, aun objetivos y logros pautados. Pero debe-
en el marco de la globalización, es la di- ríamos preguntarnos si es este el único
versidad. De ahí que la Unesco haya pro- tipo de producción de conocimiento
puesto una manera sintética de resolver que esperamos de las ciencias sociales
la ambigüedad proponiendo hablar de así como también de las humanidades.
sociedades del conocimiento y destacando A ello volveremos.
su carácter plural. 8) Uno de los componentes funda-
7) Si sc acota el significado de co- mentales del proyecto de la moderni-
nocimiento al conocimiento experto dad desarrollado por Occidente en los
–generado, procesado y aplicado con los últimos siglos ha sido el de concebir la
protocolos científicos y tecnológicos–, predictibilidad del mundo basado en la
cabría preguntarse de qué conocimien- razón. El programa de modernización
to se trata. El concepto parece caer en suponía el ejercicio de la planificación
la ingenuidad de la unicidad del cono- por medio del control y la anticipación
cimiento científico y tecnológico, sosla- de la ciencia. Las ciencias sociales –en
yando el hecho de que la generación de su pretensión de emular a las ciencias
este está fuertemente condicionada por naturales– vinieron a servir, durante el
dimensiones del plano local y que aun siglo xx, como instrumentos centrales
más está su reproducción, replicación, de la expansión del universalismo, la
difusión, apropiación y uso. Desde esta eficiencia, la apertura y la racionalidad
perspectiva, el concepto de conocimien- (Nowotny et al., 2002). Desde las estruc-
to se aproxima a los parámetros cogni- turas hasta las políticas del Estado de
tivos de las ciencias naturales. Sin em- bienestar han estado basadas en la con-
bargo, ningún autor dejaría de lado las fianza en la capacidad de predicción de
ciencias sociales y las humanidades del la ciencia, y en particular de la ciencia
esquema general de la sc. Ahora bien, social. En este sentido, la actual sc –so-
en su significado habitual sc significa ciedad en curso o proyecto utópico de
producción y uso del conocimiento ex- futuro– parece erigirse como una conti-
perto para solucionar los problemas de nuidad del pasado reciente, aun cuando
la sociedad e impulsar su desarrollo (así la ampliación del conocimiento (y su
como también para reproducir y am- función en la sociedad) produzca cam-
pliar la capacidad de producir más co- bios significativos: como por ejemplo el
nocimiento). La relación de utilidad del mismo papel del Estado, la dinámica de
conocimiento es directa: implica que el la innovación social (de lineal a recursi-
conocimiento es funcional para enfren- va), etc. Sin embargo, una característica
tar necesidades y objetivos consensua- de la sociedad contemporánea erigida
dos, calificados por valores comunes y como síntoma es la incertidumbre. La
a-problemáticos. En este marco, implí- sociedad actual, llamémosla global o de
3 Aun así, si tal creatividad se ha limitado con el avance de la modernidad a la “elección obligatoria” en detri-
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basada en el conocimiento, en la cual el debe ser analizado. Sin embargo, no un
cambio tecnológico es continuo y la velo- proceso de cambio con fin determinado,
cidad de mutación acelera la transforma- expresado por la teoría o la utopía, sino
ción de los requerimientos profesionales un devenir de transformación con resul-
y de habilidades. En este sentido, el cono- tado abierto, continuo, renovado, sinuo-
cimiento a nivel del individuo constituye so y heterogéneo. Nada nos asegura ni
una cualidad de adaptación del sujeto a un cataclismo futuro ni una sociedad
las condiciones de integración laboral y mejor, pero muy probablemente una so-
ocupacional en la escena contemporánea. ciedad donde el papel del conocimiento
La educación continua, prevista como científico y tecnológico –y en general, el
una institución necesaria del nuevo para- conocimiento experto– sea más signifi-
digma, sería más un mecanismo de ade- cativo, continuando la curva presente,
cuación del individuo al sistema que un el cual, arrastrando sus ambivalencias,
recurso de ampliación de conocimientos contribuirá tanto a la integración de la
que enriquezca su potencial creativo. Es sociedad como a estructuras y procesos
obvio que la distinción indica una dife- de exclusión social, acentuando la hete-
rencia de énfasis entre una individuación rogeneidad sistémica, la interrelación
sometida a los dictados del sistema y una planetaria en el marco de fuertes presio-
individuación marcada por la libertad nes de uniformización de la producción,
de elección del sujeto en una sociedad el consumo, la organización social.
abierta. Pero esta diferencia agrega otra Partiendo de la premisa de que es-
dimensión de ambigüedad del concepto tamos hablando de una sociedad del
y, como las otras, marca un punto de ten- futuro, como una opción de cambio
sión que en su resolución cabe el papel de valorativa, diríamos que la sc es una
las ciencias sociales. sociedad donde se produce más conoci-
miento experto,4 se usa más, tanto en
la vida cotidiana como en las prácticas
La sociedad del de poder institucionalizadas de la so-
conocimiento como ciedad, en los procesos de producción
horizonte utópico material y simbólica, y en los procesos
de resolución de conflictos; es una socie-
Las distintas notas señaladas con res- dad en la que el conocimiento experto
pecto al concepto de sociedad del co- se difunde en mayor extensión y veloci-
nocimiento nos muestran su intrínseca dad, abarcando ámbitos más variados
ambigüedad, la cual no es solamente de especialización y más “comunidades”
semántica sino que traduce tensiones diferenciadas (no solamente, comuni-
sociales fácticas. Es de todas maneras dades científicas, sino también ámbitos
notorio que la sc no es un tipo sustan- profesionales más diferenciados, orga-
tivo y estructural de sociedad, sino un nizaciones no directamente vinculadas
proceso de cambio social y como tal a la producción científica, gobiernos,
4 Y con ello quiero significar conocimiento producido de acuerdo a parámetros institucionalizados de valida-
ción basados en la prueba empírica y la aplicación tecnológica. En la sc, cada vez más, el conocimiento experto
es conocimiento informado por la institución científica y la práctica de investigación científica.
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Esta condición de mayor valor del en evidencia de la contradicción entre
conocimiento científico y tecnológico distribución del conocimiento científi-
(incluyendo el de las ciencias sociales) co y tecnológico y la apropiación con-
en la vida de los ciudadanos tiene las centrada de tal conocimiento; esto es,
siguientes implicaciones: a) el marco entre disponibilidad de la información
local como una dimensión constitutiva y apropiación de las funciones útiles del
del conocimiento, no solamente social conocimiento.
sino también el propio de las ciencias Es necesaria una digresión para acla-
naturales, en la medida en que como rar este punto: la sc, de la cual el desa-
estrategia de desarrollo cognitivo, de in- rrollo de las tic constituye una condi-
serción y avance profesional de los cien- ción material, implica, como dijimos,
tíficos, de canalización de recursos la mayor disponibilidad de saberes a la
atención a los problemas locales o “del sociedad en su conjunto. Asimismo, el
contexto de aplicación” (Gibbons et al., aumento de la educación formal con-
1994) adquieren un peso significativo e tribuye a la expansión de sujetos socia-
influyen no solamente en la solución de les hábiles para el uso de información.
problemas sociales sino de avances teó- Dada la diseminación de información a
ricos. b) Como consecuencia de ello, la través de tic e internet, el conocimiento
articulación de la producción de conoci- disponible es, de manera creciente, un
miento como un proceso de diversidad conocimiento codificado. De hecho, la
de fuentes: no solamente la experticia modernización puede ser relatada como
científica y tecnológica, sino imbricado un avance del conocimiento codificado
a ella el saber político, jurídico, ético y, sobre el conocimiento tácito, aunque
no en menor medida, el conocimiento tan solo sea por la formalización y masi-
basado en la experiencia directa de los ficación de la enseñanza en todos los ni-
sujetos sociales ligados al problema lo- veles y campos. La sc, nuevamente como
cal. Numerosos estudios dan cuenta de una maximización de la modernización
la vinculación –conflictiva, colaborativa, de Occidente, implica una acentuación
subordinada o no– entre legos y exper- de tal proceso. Por otra parte, los arte-
tos, o como dice Collins y Evans (2002), factos de conocimiento son, cada vez
entre los expertos y los “expertos por más, objetos de mercado y apropiación
experiencia”. c) La ampliación demo- capitalista, en el sentido que se constitu-
crática en relación a las decisiones sobre yen en mercancía y capital. La apropia-
el conocimiento, una ampliación que se ción y concentración de los artefactos
expresa más como protesta y demanda de conocimientos que los convierten,
que como participación en los mecanis- aun más, en cajas negras, se constitu-
mos de decisión; pero aun así, la intensi- yen en condición de la construcción de
dad de la protesta contribuye a ampliar un conocimiento social acerca de los
la conciencia ciudadana sobre el conoci- conocimientos técnicos: estos aparecen
miento y obliga a los agentes de domina- a la conciencia pública como piezas de
ción a bajar al terreno de la negociación, poder social e instrumento de intereses
a incorporar la protesta al cálculo de privados. Si el conocimiento técnico es
rentabilidad en el uso de conocimiento crecientemente esotérico, secreto e inac-
tecnológico. d) Y, por último, la puesta cesible, sin embargo, nuevos significados
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 243 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
namiento público, la movilización y la te la pregunta por el papel de las cien-
producción de conciencia ciudadana. c) cias sociales se ubica en la emergencia
Una nueva relación entre el experto y el del nuevo tipo de sociedad basada en el
lego, y entre el experto y el agente con conocimiento. No es la sc, ciertamente,
conocimiento basado en la situación la única dimensión que puede trazar la
local, de manera que el conocimiento función del pensamiento social. Pero
científico y tecnológico se transforma, la cuestión del conocimiento, como vi-
reorienta y localiza en la interrelación mos, es lo suficientemente central en
de una variabilidad de saberes constitu- la producción social contemporánea
yentes de la vida social. d) Una dinámica como para desafiar la generación del
de la innovación social y productiva ba- conocimiento de las ciencias sociales y
sada en la interrelación de tales diferen- el papel de los científicos sociales en el
tes saberes, complementarios o suple- seno de la sociedad.
mentarios del conocimiento científico Es conveniente practicar una doble
y tecnológico. Ante estas condiciones reducción a la pregunta por el papel de
de desarrollo de la sociedad, ¿qué papel las ciencias sociales. La primera consiste
ejercerían las ciencias sociales si parti- en pensar la ciencia como acción de pro-
mos de una orientación valorativa de las ducción de conocimientos disminuyen-
mismas hacia una sociedad inclusiva, do la atención de la ciencia como insti-
democrática e igualitaria? tución y como cuerpo de conocimientos
institucionalizados. La segunda consiste
Papeles diferenciados del en enfocar el problema en los agentes
investigador social en una productores de conocimiento científico,
sociedad heterogénea esto es, los investigadores sociales. Nos
estamos refiriendo a un grupo social
La última frase establece el marco de la concreto, claramente acotado, con iden-
reflexión que sigue; esto es, un marco tidad definida y que por el momento
necesariamente valorativo en el que se goza de legitimidad profesional. En tan-
privilegian los intereses estructurales de to realizadores de investigación social
los sectores dominados. La orientación como mecanismo o artefacto social de
valorativa es consonante con la historia producción de conocimientos, estamos
de las ciencias sociales, las cuales surgie- recortando un espacio bastante estre-
ron en la Europa del siglo xix como res- cho de la producción de conocimiento
puesta intelectual a las convulsiones de social, dejando de lado los canales que
la “cuestión social” (Portantiero, 2005). producen conocimiento a través de la
Si entonces especialmente la sociología práctica política, la comunicación pú-
se abocó al problema del progreso, la blica, la experiencia del mundo de la
integración y el control sociales frente vida, la práctica judicial, etcétera.
a las tensiones del mundo moderno, y si Si un eje central de la sociedad con-
en América Latina las ciencias sociales temporánea es, cada vez más, la produc-
se institucionalizan durante la segun- ción, transmisión, apropiación y uso del
da mitad del siglo xx embarcadas en la conocimiento, la dinámica social tiene
cuestión de la modernización como ta- al conocimiento como un componente
rea civilizatoria, en el momento presen- principal: en tal medida, la producción
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 245 revista de ciencias sociales, segunda época
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tizar datos y arribar a conclusiones de cimiento. Esto es, la perspectiva cts de
acción. Todo ello hace que los grupos no especialistas en ciencias sociales se con-
expertos, afectados directos de los pro- vierte, cada vez más, en un componente
blemas sociales, sean agentes conscien- del sentido común de la sociedad. A los
tes de los procesos y fenómenos sociales investigadores sociales cabe, en la ne-
que ellos mismos producen y a los que cesidad de profundizar y expandir este
ellos se encuentran sometidos, lo cual proceso, una suerte de función docente
cuestiona la exclusividad del investiga- para nutrir con tal perspectiva el imagi-
dor social como productor de conoci- nario de la sociedad.6
miento, y más bien lo constituye en un 2) Vinculado a lo anterior, hemos di-
agente más en los escenarios sociales cho que en la sc el conocimiento cientí-
donde el conocimiento de lo social es un fico y tecnológico sufre, en el proceso de
valor clave y a la vez una oportunidad recepción social, transformaciones como
difundida. producto de la interacción con otras
Partimos, pues, del hecho del mayor fuentes del conocimiento: del sentido
protagonismo de los grupos sociales en común, ético, político, jurídico, religio-
la construcción, evaluación, uso, trans- so. Esta recepción genera situaciones de
formación de los conocimientos socia- complementariedad, disonancia o con-
les, combinando en sus procesos de ac- flicto abierto y, en términos generales,
ción colectivos conocimientos expertos implica la construcción de nuevas signi-
apropiados con resultados de sus prácti- ficaciones sociales de los conocimientos
cas y experiencias. Y en este escenario, el científicos. Estas situaciones se constitu-
papel del investigador social resulta ne- yen en campos de lucha entre diferentes
cesariamente modificado. Describimos concepciones en los cuales intervienen
a continuación algunos de sus rasgos. actores heterogéneos (científicos natura-
1) Si la sc implica la expansión de les, profesionales, funcionarios, juristas,
producción, uso, transformación y usuarios) por la imposición de los signi-
apropiación de conocimientos científi- ficados válidos u oportunos y legítimos,
cos tecnológicos, la morfología de estos y las decisiones acerca del desarrollo y
procesos se constituyen en una dimen- aplicación de tales conocimientos. Por
sión significativa de la sociedad como otra parte, esta conjunción (en comple-
dinámica: distribución, oportunidad, mentariedad y lucha) de tales signifi-
relaciones de producción del conoci- cados contribuye a conformar nuevos
miento, mecanismos sociales de apro- valores sociales.7 El papel del investiga-
piación por diferentes agentes sociales, dor social –en una función de “analista
vinculaciones del conocimiento con las de la dinámica social”– implica poner en
estrategias de poder de los agentes, re- evidencia tanto esta trama cambiante de
laciones de intereses en torno al cono- valores, las tensiones propias del campo,
6 Estoes, ayudar a construir nuevas significaciones sociales del conocimiento científico y tecnológico en
términos del paradigma cts.
7 Un ejemplo lo constituye toda la problemática relacionada con las tecnologías reproductivas en la cual las
tensiones originadas por intereses diferentes y por la imposición de significados a objetos de conocimiento (por
ejemplo, el embrión humano) modifican la trama de valores y normas vinculadas a la misma.
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 247 revista de ciencias sociales, segunda época
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tos. Los conflictos cognitivos involucran, marco valorativo de esta reflexión el de-
fundamentalmente, intereses objetivos sarrollo de una sociedad inclusiva, de-
propios de las posiciones estructura- mocrática e igualitaria. Pero al mismo
les de los sujetos del conflicto (Lukes, tiempo, la sc propende a la heterogenei-
1985), independientemente del nivel de dad estructural, una de cuyas causas es
explicitación de estos intereses por par- la expansión y diversificación del cono-
te de los grupos afectados. En este sen- cimiento científico tanto en fase de pro-
tido, en el plano de la interacción local ducción como de transformación y uso.
en torno a problemas de aplicación de En razón de ello, aun en el marco de so-
conocimiento –un plano donde se ex- ciedades que sufren la homogeneización
presa en buena medida la dinámica de de la pobreza y la exclusión social, es ne-
la sc tal como se perfila actualmente– el cesario atender a la marcada diferencia-
investigador social, más que traductor ción social entre grupos de interés, con
debería actuar en calidad de político del relaciones diferenciadas con la sociedad
conocimiento formulando los objetivos y el conocimiento, resguardando el es-
de la acción de los grupos sociales y pro- pacio de las minorías. Ello sugiere que
moviendo la puesta los intereses cogni- la tarea de los investigadores sociales se
tivos de éstos en la agenda pública.8 articula de manera diversificada con la
6) Por último, hemos puesto como heterogeneidad social.
Bibliografía general
Bauman, Z. (1997), Legisladores e intérpretes. Sobre la modernidad, la posmodernidad y los inte-
lectuales, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes.
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net.org/article149351.html>, consultado en mayo de 2009.
Collins, H. M. y R. Evans (2002), “The Third Wave of Science Studies: Studies of Expertise and
Experience”, Social Studies of Science, 32, 2, pp. 235-296.
8 No se plantea en ello una referencia necesaria al intelectual orgánico definido por Gramsci, aunque no
se excluye; como tampoco se reduce el papel de los investigadores sociales al de los intelectuales intérpretes
como lo expone Bauman (1997). Preferimos una connotación ética de intelectual en tanto crítico y “forjador de
libertad” en el sentido expresado por Said (1996).
Autor
Leonardo S. Vaccarezza. Sociólogo, con posgrado en la Fundación Bariloche; profesor titular de la Uni-
versidad Nacional de Quilmes, especializado en sociología de la ciencia y la tecnología, investigador del
Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología de la misma Universidad. Ha publicado el libro La
construcción de la utilidad social de la ciencia y varios artículos en revistas especializadas y capítulos de
libros colectivos.
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 249 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
Cómo citar este artículo:
La representación del
conflicto telefónico en
el discurso periodístico
Un estudio de la huelga de agosto-septiembre de 1990
1 Se utiliza el término “conflicto telefónico” en referencia a la denominación que le dieron los medios gráficos
2 La huelga comenzó la primera semana de agosto de 1990 y terminó la segunda semana de septiembre, con
consecuencias negativas para los gremios telefónicos, que no lograron imponer sus reivindicaciones.
3 Los datos surgen de información del Ministerio de Economía y Producción (2004), con excepción del pe-
ríodo 2005-2006 cuyos datos se tomaron de informantes clave, dada la ausencia de información oficial.
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 253 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
ideas son bastante comprensivos, articu- y controvertidos, la aparición de actores
lados y claramente diferenciados” (Trew, en el discurso periodístico es más diver-
1983, p. 160). sa, dado que las instituciones oficiales
En el caso de los procesos sociales pierden legitimidad para imponer su
con conflicto, un ámbito para mostrar mirada sobre el asunto en cuestión.
diversidades ideológicas es en el trata- Ahora bien, describir la mera fre-
miento noticioso de la información. En cuencia de aparición de los diferentes
su función de “tematización” (térmi- actores sociales en la agenda de los me-
no acuñado por el investigador Niklas dios no resulta suficiente para dar cuen-
Luhmann), los medios instalan un pu- ta de su capacidad de acceder a la prensa
ñado de temas como universales con la y expresar la profundidad de sus reivin-
consecuente simplificación de la com- dicaciones. Es fundamental indagar,
plejidad de una realidad inabarcable en particular, cómo son representados
para la mente humana. dichos actores –fundamentalmente, los
Según Luhmann (1973), se necesitan más vulnerables y menos institucionali-
mecanismos que reduzcan la compleji- zados– y en qué contextos o “estructuras
dad de las sociedades actuales, eviden- mentalmente representadas” (Van Dijk,
ciada en la heterogeneidad existente en 1999, p. 27) se da dicha aparición.
las preocupaciones de los individuos. En el marco de asuntos polémicos,
En esa dinámica, la opinión pública –es- los acontecimientos que suponen po-
tructura temática de la comunicación ner en tela de juicio la legitimidad de
colectiva– reconoce una serie de asun- las instituciones oficiales dan lugar a
tos que los medios de comunicación se- una “respuesta” de los medios, donde es
leccionan y proponen como universales, posible vislumbrar formas específicas y
necesarios y actuales. diferenciables de percepción de la reali-
Desde la perspectiva del acd, en la dad. Según Trew (1983),
instancia de elaboración de las noticias
se ponen de manifiesto y se reproducen […] los procesos ideológicos4 (dan) for-
las relaciones de poder existentes en ma a informaciones “en el lugar de los
una sociedad, donde los grupos mino- hechos” conectando noticias y comen-
ritarios suelen ser caracterizados como tarios, extendiéndose sobre varios temas
poco noticiables, “salvo si son percibi- y cuestiones y trabajando acumulativa-
dos como causas de un problema” (Van mente para conectar acontecimientos
Dijk, 1999, p. 34). de varias clases bajo los mismos este-
El acceso de los diversos actores so- reotipos y encabezados y para expresar
ciales a la agenda de los medios depende las percepciones como pertenecientes a
del tipo de actor de que se trate, de su fuerzas o agrupamientos sociales especí-
nivel político, sociocultural y mercantil ficos (p. 160).
y de su cercanía al poder oficial. Sin em-
bargo, cuando los acontecimientos rela- En este sentido, conocer la forma en que
tados por los medios son más polémicos la prensa gráfica –y los medios en gene-
4 Con el término “procesos ideológicos”, Trew se refiere a un “sistema de conceptos y de imágenes que son
una manera de ver y de aprehender las cosas, y de interpretar lo que se ve o se oye o se lee” (1983, p. 128).
5 De hecho, aquello sobre lo que se informa, es decir, la agenda temática de los medios suele coincidir en fun-
ción del efecto “intermedia agenda setting”, un término definido en el marco de la teoría de la Agenda-Setting co-
mo la influencia de unos medios sobre otros al momento de construir la agenda de temas (McCombs, 2006).
6 En este trabajo se recurre al término “afectado”, también utilizado por Trew (1983), ya que se lo considera
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 255 revista de ciencias sociales, segunda época
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aplicar sistemáticamente […] las cláu- Internacional de ENTel (ciba 1) el 6 de
sulas en cuanto al modo de presentar al septiembre, por decisión de la interven-
agente y la transacción” (1983, p. 166). tora de ENTel María Julia Alsogaray y el
presidente Carlos Menem, cuando los
empleados telefónicos cumplían su sex-
3. Metodología to día de huelga. Ese mismo día, los di-
putados nacionales deliberaron durante
Corpus una controvertida sesión sobre los pasos
a seguir, en un intento por reestablecer
El material que será objeto de análisis el diálogo entre los trabajadores de la
está integrado por los artículos perte- empresa y el gobierno. Hubo una con-
necientes al formato noticia7 aparecidos currida presencia de trabajadores tele-
en los diarios Ámbito Financiero, Clarín, fónicos que observaban la sesión desde
Crónica, La Nación y Página/12 los días la galería de la Cámara baja.
30 de agosto y 7 de septiembre, que Dado el objetivo principal de este
cubrieron hechos relativos al conflicto trabajo –conocer las diferencias, apare-
telefónico. Quedan excluidos formatos cidas en distintos medios y en distintos
periodísticos tales como entrevistas, no- momentos de un proceso, en la percep-
tas de investigación, notas de opinión ción de los acontecimientos y la repre-
y/o análisis, columnas y editoriales. sentación de los actores sociales involu-
La decisión de elegir el 30 de agosto crados en estos–, el análisis se focalizará
y el 7 de septiembre de 1990 para el aná- en las volantas, los títulos y las bajadas
lisis responde a que los días previos a di- de las notas seleccionadas para su aná-
chas fechas ocurrieron acontecimientos lisis. Cabe aclarar que no se busca anali-
fundamentales que amerita mencionar. zar una noticia en profundidad para es-
Por un lado, los empleados telefóni- tablecer los dispositivos discursivos que
cos declararon un paro por tiempo inde- aparecen en ella, sino describir los cam-
terminado el 29 de agosto. La decisión bios que se dieron a lo largo del período
fue tomada pocos días después de que en función del tipo de acontecimiento
el gobierno dictara la conciliación obli- de que se trata. Por ello, se seleccionan
gatoria y declarara “ilegal” la huelga. Los solo los títulos y las bajadas de las notas,
diarios Página/12 y La Nación no publi- que representan de manera resumida el
caron información sobre el conflicto te- acontecimiento principal narrado en la
lefónico el día 30 de agosto. Solo La Na- información.
ción publicó una noticia relativa al paro Se eligen estos cinco diarios con el
de los telefónicos el 28 de agosto, pero objeto de maximizar la representativi-
esta no será incluida en la muestra. dad de la cobertura noticiosa en fun-
Por otro lado, personal de las Fuer- ción del objetivo central de este estudio:
zas Armadas intervinieron la Central realizar un análisis comparativo que dé
7 Enprensa gráfica, una noticia es el relato del hecho novedoso ocurrido dentro de las 24 horas previas a
la publicación de la información. En teoría, este formato supone la descripción del acontecimiento noticioso,
despojada de opiniones y análisis por parte del periodista. Esta definición servirá de referencia (y contraste) en
la instancia de análisis de este trabajo.
8 Declaraciones del periodista de Clarín, Julio Blanck, citado en Amadeo (1999, p. 217).
9 Sitio <grupoclarín.com>, citado en Miceli y Belinche (2002, p. 19).
10 Declaraciones del periodista de La Nación, Fernando Lascano, citado en Amadeo (1999, p. 218).
11 En
esa época, se pasó de 140 entidades financieras a poco más de 550 entre bancos, financieras y mesas
de dinero.
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 257 revista de ciencias sociales, segunda época
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dulce y Ámbito nació para decir dónde y grafo de origen y periodista por voca-
cómo obtenerla” (Ruiz, 2005, p. 22).12 El ción (García, 1993). Optó por las noti-
diario se compone de una tapa y contra- cias nacionales, deportivas y policiales
tapa con un alto contenido informativo e y las ubicó en lugares destacados en la
interpretativo.13 En sus páginas interiores tapa. En palabras de su creador, “hacía
abundan las notas y recuadros incisivos, falta un diario estridente, con grandes
muchas veces acompañados con dibujos letras en la primera página, con titulares
de las caras de los actores involucrados en muy fuertes al estilo de los diarios cen-
el hecho noticioso. Este recurso, tomado troamericanos, porque los nuestros eran
del Wall Street Journal, le permite despe- todos demasiado tranquilos” (Ulanovs-
garse del compromiso editorial e ideoló- ky, 1997, p. 152). Desde sus comienzos,
gico que puede generar la fotografía que el objetivo fue que el diario estuviera di-
acompañe una nota. rigido a la clase popular, a través de una
Página/12 nació en 1987 a partir de cobertura sensacionalista y un trata-
la iniciativa del periodista Jorge Lanata miento de la información que privilegió
y el aporte financiero del empresario “el drama humano del pueblo, la suerte
Fernando Sokolowics, con el objetivo de que corran semejantes cercanos”.14
ser un diario de contrainformación. Sa-
lió a la calle un 25 de mayo con dieciséis Categorías de análisis
páginas –cuatro veces más que la idea
original de un boletín contrainforma- Este trabajo se propone analizar una se-
tivo, pero pocas para un diario conven- rie de categorías aplicadas en las inves-
cional– y se distribuyó en la ciudad de tigaciones de Trew y Van Leeuwen, en
Buenos Aires. Tal espíritu crítico buscó base a las definiciones reformuladas de
desde un principio plasmarse en el for- Halliday, y teniendo como referencia a
mato de su tapa –un único tema ocupa Ghio y Fernández (2005) para el análi-
dos tercios de la portada– tomado del sis gramatical. En este apartado se hace
diario francés Libération. La originalidad una breve descripción de tales catego-
del nuevo periódico no depende solo del rías para su búsqueda en los textos.
contenido sino, además, de la manera de Análisis de las acciones sociales. Van
presentar la información a través de tí- Leeuwen (2008) explica que las accio-
tulos compuestos por oraciones incom- nes sociales pueden ser presentadas
pletas –un sustantivo y adjetivo–, frases como acciones o reacciones, que suelen
polisémicas y un enfoque interpretativo ser atribuidas en forma diferencial a los
de la información (Pedrazzini, 2007). diversos actores involucrados en una
Crónica fue creado el 29 de julio de cuestión. A su vez, es posible diferenciar
1963 por Héctor Ricardo García, fotó- entre acciones materiales y semióticas
12 En este trabajo, utilizamos indistintamente Ámbito Financiero y Ámbito para referirnos al diario fundado
en la City”) inspirada en los “Dialoguitos en el Fútbol” publicados por el diario La Razón. Al comienzo, esa página
recogía la información obtenida en el Banco Central de la República Argentina (bcra), el Ministerio de Economía,
las mesas de dinero y la Bolsa de Comercio.
14 Declaraciones del creador de Crónica, Héctor García, citado en Ulanovsky (1997, p. 153).
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 259 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
haya hecho. En ese segundo caso, los ac- de manifiesto que en contextos norma-
tores son definidos por lo que son. les. En otras palabras, cómo los diarios
En suma, las distinciones descriptas representaron el conflicto telefónico y los
en este apartado, que hacen a la forma actores involucrados en dicho asunto.
de representar las acciones sociales y a
los actores que participan de ellas, no Análisis de los titulares del
son meramente gramaticales. Están vin- 30 de agosto de 1990
culadas con procesos ideológicos que
se expresan en una determinada ma- Intimación empresaria y continuidad
nera de percibir las cuestiones y tienen de las medidas de fuerza
efectos en la mente de las personas, que
acceden de manera marginal y pasiva a El miércoles 29 de agosto de 1990, los
los discursos públicos, en general, y a los empleados telefónicos afiliados a Foetra-
discursos mediáticos, en particular. Sindicato Buenos Aires ratificaron, en
el marco de una asamblea realizada en
la Federación de Box (Capital Federal),
4. Análisis continuar con el paro de brazos caídos.
Por la noche, sin embargo, la conduc-
El análisis empírico de este estudio con- ción nacional de la Federación, a cargo
siste en dos instancias. Por un lado, ob- del sindicalista de extracción menemis-
servar las diferencias en la manera de in- ta Rogelio Rodríguez, resolvió acatar la
formar de los distintos diarios respecto conciliación obligatoria dispuesta, días
del mismo hecho. Por otro, vislumbrar atrás, por el Ministerio de Trabajo.
las variaciones que se dan en las percep- Antes de la decisión de la Federa-
ciones de los medios a lo largo de una ción, las autoridades de ENTel –inter-
etapa en el marco de un proceso social venida por el gobierno, a cargo de la
con conflicto, como fue el enfrenta- ingeniera María Julia Alsogaray– ha-
miento entre los trabajadores telefóni- bían intimado a los trabajadores a
cos (fundamentalmente los nucleados dejar sin efecto las medidas de fuerza
en Foetra-Sindicato Buenos Aires), por desde el primer minuto del día 30 de
un lado, y las autoridades de ENTel y agosto, “bajo apercibimiento de aplicar
el gobierno nacional, por el otro. Cabe las sanciones correspondientes, incluso
recordar que, en función de lo que se cesantías”. Según su argumento, la car-
procura estudiar en este ensayo, el análi- tera laboral había declarado ilegal la
sis apunta a las volantas, los títulos y las huelga por considerar que la medida se
bajadas de las notas publicadas sobre el estaba llevando a cabo en el marco de la
conflicto telefónico, en los cinco diarios conciliación obligatoria.
mencionados, en los días 30 de agosto En base a lo sucedido, se procura
de 1990 y 7 de septiembre de 1990. realizar un análisis del discurso perio-
Interesa observar aquí si, por tratarse dístico de tales hechos, aparecido en las
de coberturas que se dan en el marco de noticias publicadas en la prensa gráfica
procesos sociales con conflicto, las dife- argentina de alcance nacional –Ámbito
rencias ideológicas de estas instituciones Financiero, Clarín, Crónica, La Nación y
informativas se ponen más claramente Página/12– el día 30 de agosto de 1990.
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 261 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
ras diferencias entre la percepción del transacción causal activada por los tele-
hecho por parte de Ámbito y Clarín, por fónicos, aunque con una leve diferencia.
un lado, y de Crónica, por el otro. En el primer caso, el término aparece
En principio, el foco está concen- modalizado como un gerundio que
trado en los telefónicos como agentes complementa otro proceso no transac-
y responsables de reacciones claramen- tivo: “siguen paro”. Mientras que en el
te negativas. Un conteo de frecuencias título de Clarín, el término “desafiar” no
muestra que de un total de 51 palabras está modalizado y además es la primera
en los encabezados analizados, 10 son palabra de la oración. El hecho de ubicar
participantes (19,6%) y, dentro de estos, el verbo antes del sujeto, denominado
cinco son agentes (casi el 10%). “orden marcado información nueva-in-
Si bien se trata de un conflicto en el formación conocida” (sintácticamente
que estaban fuertemente enfrentados verbo-sujeto), supone un énfasis en la
las autoridades de ENTel y el gobierno, primera palabra, que está dada como
por un lado, y los telefónicos nucleados real. En palabras de Silva-Corvalán: “La
en Foetra Capital, por el otro, en las no- función pragmática marcada que cum-
tas publicadas el 30 de agosto los telefó- ple el orden marcado es la de indicar
nicos aparecen mencionados en cuatro que el elemento inicial es un centro de
de las cinco oportunidades en que se re- atención, ya sea porque es contrario a lo
ferencia explícitamente a los participan- esperado [...] o porque es foco de con-
tes activos. Paralelamente, solo una vez traste” (2001, p. 172).
se menciona a la empresa como agente Hay otros dos aspectos que pueden
de una transacción en la volanta de un mencionarse respecto de la percepción
titular (Ámbito Financiero) y ninguna al del hecho que tiene Ámbito Financiero.
gobierno; este sólo aparece una vez pero Visto en relación con la volanta de este ti-
como afectado por la acción activada tular, la acción de los telefónicos de con-
por los telefónicos (“Telefónicos siguen tinuar con el paro es representada como
paro desafiando al gobierno”). una reacción a una acción previa de la
Los diarios Ámbito Financiero y Cróni- empresa: intimarlos a retomar las tareas.
ca son los que tienen una mayor frecuen- La representación de los procesos como
cia de participantes (28,5% y 20%, res- reacciones supone una legitimación de la
pectivamente), mientras que en Clarín acción que inicia o provoca tal respuesta.
el nivel de apariciones alcanza el 13,6%. En efecto, la intimación de la empresa se
La tendencia se mantiene si se atiende a encuadra en la conciliación obligatoria
la participación activa de los actores en dictada por el Ministerio de Trabajo y la
el marco de un significativo porcentaje amenaza de esa cartera de declarar ilegal
de cláusulas transactivas en los encabe- el paro. En otras palabras, el proceso acti-
zados de los tres diarios: Ámbito sigue vado por esta repartición del Estado está
aportando el nivel más alto de agentes incluida en un contexto –o “estructura
por cantidad de palabras (14,2%) frente mental representada” (Van Dijk, 1999)–
al 13,3% de Crónica y el 9,1% de Clarín. de mayor formalidad y legalidad.
A su vez, resulta elocuente que en los La representación de los participan-
títulos de Ámbito Financiero y Clarín apa- tes también muestra rasgos distintivos.
rezca el término “desafiar” como una La “empresa”, intimando a los telefóni-
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 263 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
guistas son tales porque hacen huelga y Análisis de los titulares del
es eso lo que los hace pasibles de amena- 7 de septiembre de 1990
za de despido.
En vistas del titular de Clarín, es da- El 6 de septiembre, por decisión del
ble afirmar que con la sola lectura de los presidente Carlos Menem y de la inter-
dos titulares de este diario no es posible ventora de ENTel Alsogaray, las Fuerzas
saber frente a la acción de quién estarían Armadas ingresaron a la Central Inter-
actuando –o reaccionando– los telefóni- nacional de ENTel, para operar los equi-
cos, dado que en ninguna instancia de pos mientras los trabajadores cumplían
estos encabezados se menciona a las au- el sexto día de huelga. La intervención
toridades de la empresa, que intimaron del ciba i fue una demostración de po-
a los trabajadores a retomar las tareas, ni der por parte del gobierno, en medio del
a funcionarios del Ministerio de Traba- conflicto con los empleados de ENTel. Es
jo, que declararon la ilegalidad del paro. a partir del punto de inflexión marcado
Ello quiere decir que los agentes de las por este episodio que interesa analizar
transacciones causales que ubicarían a la respuesta de los medios y su percep-
los telefónicos como participantes pasi- ción sobre quién hizo qué a quién y, en ese
vos en el discurso periodístico de Clarín marco, vislumbrar los posibles cambios
están omitidos en sus titulares. en la representación de los actores y sus
Los titulares del diario Crónica pre- acciones respecto de la cobertura del 30
sentan una distinción que desborda la de agosto.
información proporcionada y abarca Al ingreso de las Fuerzas Armadas a
formas más permanentes de la postura ENTel, el 6 de septiembre, se suma otro
ideológica del medio. En ambos titula- hecho el mismo día: una sesión en la Cá-
res (“Telefónicos: acataron conciliación” mara de Diputados en la que se procura-
y “Foetra levantó las medidas de fuer- ba tratar el conflicto telefónico, pero por
za. Acató sin titubeos la conciliación falta de quórum no se pudo concretar.
obligatoria”) se puede ver que las dos La intención de los legisladores era con-
categorías de los participantes activos siderar un proyecto de resolución que
–nuevamente los únicos que aparecen proponía retrotraer la situación al 31 de
mencionados– están relacionadas con agosto –fecha en la que comenzaron las
procesos activados, lo que les otorgaría cesantías de trabajadores en huelga– y
agencialización, pero que tienen una reclamaba la remoción de la interven-
connotación no confrontativa. Según la tora de ENTel, María Julia Alsogaray. La
Real Academia Española, acatar signifi- sesión fue seguida por los empleados
ca “aceptar con sumisión una autoridad nucleados en Foetra Capital (aproxima-
o unas normas legales” (énfasis propio). damente unos trescientos delegados,
A esto se agrega que el proceso del se- según información de La Nación) desde
gundo título (“levantó”) afecta a un par- las galerías de la Cámara baja.
ticipante que es una entidad abstracta
genérica (“las medidas de fuerza”). Es Las FFAA ingresan a ENTel
decir que Crónica no define las acciones
de los empleados de ENTel como huelga Una mirada a los encabezados de Clarín
o paro sino como medidas de fuerza. respecto del primero de los hechos, la
Página/12: La Nación:
Fuerzas Armadas en lugar de huelguistas. INTERVIENEN LAS FFAA EN EL PLEI-
HAY UN SARGENTO EN LA LÍNEA24 TO DE ENTEL25
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 265 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
La Nación: mente lo mencionó en el epígrafe de una
UNA CENTRAL TELEFÓNICA EN MA- fotografía que muestra a miembros de
NOS MILITARES26 las Fuerzas Armadas en ciba 1 operando
En el primer título, el agente “intervie- los equipos.
ne” (en calidad de mediador) en un
“pleito” que no le es propio. Además, tal Sesión en la Cámara de Diputados
intervención no está acompañada por
ningún tipo de precisión que aclare en Otro acontecimiento sobre el que intere-
qué consiste dicha acción. sa analizar la percepción de los medios
En el segundo título se confirma el es el relativo a la sesión de la Cámara de
sistema de ideas plasmado en el discurso Diputados –finalmente levantada por
de este diario. Por un lado, queda elidida falta de quórum–, un asunto que fue
la acción que llevó a que la central telefó- cubierto solo por los diarios La Nación,
nica quedara “en manos militares”. Pero Página/12 y Ámbito Financiero.
por otro lado, el que una central quede En principio, es posible ver que la dis-
“en manos” de los militares otorga cierto tribución de los procesos y participantes
grado de poder a este participante. no se diferencia significativamente en
Al igual que en los discursos anterio- los titulares de La Nación y Página/12.
res, el encabezado de Crónica (“TRECE
UNIFORMADOS AL HABLA. Personal La Nación:
militar tomó ‘clase de comunicacio- AGITADA SESIÓN EN DIPUTADOS28
nes’”27) nominaliza el proceso, con lo
que degrada la acción. Sin embargo, es Página/12:
más preciso en su referencia a los par- GRITOS Y SILBIDOS EN EL CONGRESO29
ticipantes activos, en tanto menciona
la cantidad de uniformados y, de esta Si bien se trata de una connotación fuer-
forma, los individualiza e identifica. temente negativa, los participantes que
No obstante, el término “uniformados” activan la acción no están mencionados,
no permite identificar a qué institución con lo que no es fácil de identificar cuál/
pertenecen estos 13 individuos. Según cuáles de todos los actores que participa-
Van Leeuwen, “elegir entre una referen- ron de la sesión es/son responsable/s de
cia genérica y una específica es otro fac- los gritos, los silbidos y el agite produci-
tor importante en la representación de dos. Sobre todo si se tiene en cuenta que
los actores sociales” (2008, p. 35). en La Nación, en el cuerpo de la nota, se
Finalmente, respecto de la cobertura menciona que los aplausos “provenían
de este acontecimiento, cabe destacar de la barra y de las bancas”.30
que el diario Ámbito Financiero no dedi- Además, “gritos y silbidos” son pro-
có ninguna nota a este asunto, simple- cesos que están nominalizados, lo que
Ámbito Financiero:
RABIOSOS ACTIVISTAS CONVIRTIERON Conclusiones
A DIPUTADOS EN UN REÑIDERO31
A partir del análisis del discurso pe-
La percepción de este matutino econó- riodístico de algunos casos, tomados
mico se distancia de los otros dos diarios de cinco diarios argentinos de alcance
en varios sentidos. Por un lado, se trata nacional sobre el llamado “conflicto te-
de un proceso activo que define una in- lefónico”, en este apartado se procura
teracción entre grupos (los telefónicos sistematizar las conclusiones a las que
–“rabiosos activistas”– y la Cámara de se arribó en función de las preguntas de
Diputados, que parece como partici- investigación que guiaron este análisis.
pante afectado). Ello otorga un mayor
nivel de responsabilidad al causante Representación mediática del conflicto
activo del proceso transactivo: nueva- telefónico. En los hechos, los dos mo-
mente los telefónicos. Además, este me- mentos seleccionados para el análisis
canismo se ve reforzado por el hecho de –la continuidad del paro y el ingreso
que los agentes son representados por de las Fuerzas Armadas a ENTel– se
una especificación de su identidad, pero diferencian radicalmente. En el primer
en términos de funcionalización (Van caso, la decisión de los telefónicos de
Leeuwen, 2008). Es decir, por lo que hi- continuar con el paro frente a la decla-
cieron y no por lo que son: empleados ración de ilegalidad del mismo supone
telefónicos afiliados a Foetra-Sindicato un fortalecimiento del rol que jugaron
Buenos Aires. los trabajadores afiliados a Foetra Capi-
Por último, que la adjetivación nega- tal, en el marco del enfrentamiento con
tiva utilizada para nombrarlos refuerza el gobierno. En contraposición a ello, la
el recurso discursivo utilizado para re- decisión del entonces presidente Carlos
ferirse a participantes que causan una Menem de intervenir en ciba 1 revirtió
transacción negativa. radicalmente la situación, ya que esta
En este punto, cabe incluir una par- demostración de poder por parte del
ticularidad del discurso de este dia- gobierno se constituyó en un momento
rio que se diferencia de los analizados fundacional del quiebre de la resistencia
previamente. El término “Diputados” sindical, que culminó a mediados de
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 267 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
septiembre con el abandono total de las los actores cambia entre los titulares de
medidas de fuerza. una fecha y la otra.
En este sentido, la representación Por un lado, el 30 de agosto, donde
mediática de este proceso estuvo do- los agentes fueron los empleados te-
minada por el conflicto y la polémica. lefónicos, los participantes quedaron
Es decir, que los diarios bajo estudio referenciados explícitamente, aunque
percibieron los acontecimientos que con variaciones lingüísticas de imperso-
cubrieron en términos de reacción y nalización y generalización. En efecto,
confrontación y, en ese marco, los par- este diario nunca hizo referencia a la
ticipantes activos de tales procesos fue- afiliación gremial de los trabajadores de
ron predominantemente los empleados ENTel, lo que los habría dotado de una
telefónicos. representación más institucional y, por
ende, más legítima.32 Tal mecanismo
Diferencias entre los discursos periodísti- es significativo, dado que Foetra como
cos de los medios. También es posible ver institución –Foetra-Sindicato Buenos
algunas variaciones lingüísticas en los Aires, en particular– tuvo un rol muy
titulares, a la hora de relatar qué ocurrió importante en el marco del proceso de
y qué hizo qué a quién. privatización por su intensa actividad
Clarín, autodefinido como un diario en oposición a la privatización del ser-
multitarget, suele ser mesurado en sus vicio. En ese sentido, es clave remarcar
discursos. Ello puede verse en la baja fre- que un efecto discursivo relevante de la
cuencia de procesos y participantes que impersonalización es llevar a segundo
mostró en su cobertura del 30 de agos- plano la identidad o rol social de los ac-
to en relación con los matutinos Ámbito tores referenciados.
Financiero y Crónica. Aunque no escapó Por otro lado, el 7 de septiembre, fe-
a la tendencia generalizada del discurso cha en que los agentes fueron las Fuerzas
periodístico de ese día al ubicar a los Armadas, el gobierno y las autoridades
“telefónicos” como los actores que acti- de ENTel, Clarín no mencionó en ningu-
varon los procesos y, por ende, los res- no de sus títulos a los participantes acti-
ponsables –casi exclusivos– de la forma vos. Más aun, a lo largo de todo el proceso
que tomaron los acontecimientos. bajo estudio, casi no mencionó a los acto-
La pretensión de seudoimparcialidad res vinculados a las instituciones oficiales
de Clarín también vuelve a quedar de ni como activos ni como implicados.
manifiesto en la cobertura del 7 de sep- El diario La Nación presenta una co-
tiembre. En los titulares de ese día, “el bertura similar a la de Clarín, tal vez más
gran diario argentino” omite nombrar reservada en la representación de estas
al participante activo de los procesos. acciones sociales en términos de con-
Este aspecto es elocuente, ya que permi- flicto. Por empezar, no cubre la inicia-
te vislumbrar ciertos rasgos de la pos- tiva de Foetra de continuar con el paro
tura ideológica del diario en este tema. el 30 de agosto. En segundo término,
Claramente, la forma de representar a es más moderada en su percepción del
32 Como se ha mencionado, tal contraste se puede observar con el encabezado del diario Crónica: “Foetra
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 269 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
el recurso lingüístico de su cobertura Variación en la representación de los actores.
del 7 de septiembre. Por un lado, es el Como ya se ha mencionado, la represen-
único diario que no cubrió la interven- tación de los actores sociales involucrados
ción del ciba 1 por parte de las Fuerzas en este proceso no sufrió modificaciones
Armadas.35 sustanciales, contradiciendo la presun-
Por otro, a diferencia de los demás ción inicial de este trabajo: que los em-
matutinos, atribuyó a los telefónicos la pleados telefónicos serían demonizados
responsabilidad exclusiva de lo suce- en su representación en la primera etapa
dido en la Cámara de Diputados en la de período y victimizados y ubicados en
sesión del 6 de septiembre. Los demás un lugar de debilidad en la última etapa.
diarios se refirieron a tales procesos en Sin embargo, lo que puede verse es
forma nominalizada y abstracta, como que la activa participación de estos acto-
cuestiones que sucedieron sin adjudicar res es claramente enfatizada en el mar-
a ningún individuo o grupo en particu- co de la continuidad de las medidas de
lar la autoría de tales acciones, al menos fuerza y, en cambio, su representación
no en los encabezados. Mientras que queda disminuida –con la excepción de
Ámbito no solo le imputó a los delega- algunos casos– en tanto que participan-
dos gremiales la responsabilidad de los te afectado por un proceso activado por
gritos y silbidos, sino que fue más allá: participantes recurrentemente omitidos
reforzó la agentividad de la acción con a lo largo de todo el proceso.
una valoración negativa de estos actores En definitiva, el presente análisis pone
al llamarlos “rabiosos activistas”, subió de manifiesto, por un lado, las diferen-
el tono al proceso “convertir algo en un cias ideológicas en la percepción que los
reñidero” y se refirió a la Cámara baja cinco diarios tuvieron del “conflicto tele-
como participante afectado y no como fónico”. Por otro, el contraste entre tales
contexto discursivo en el que se dio el medios queda más claro al momento de
hecho. cubrir “procesos sociales con conflicto”.
Referencias bibliográficas
Amadeo, B. (1999), La aplicación de la teoría del framing a la cobertura de la corrupción po-
lítica en Argentina (1991-1996)”, tesis doctoral, Pamplona, Universidad de Navarra,
Facultad de Comunicación.
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Buenos Aires, Buenos Aires, MEP, en línea: <www.mecon.gov.ar>, consultado el 7 de
septiembre de 2006.
Aruguete, N. y M. Duarte (2006). “Las innovaciones en las telecomunicaciones y las nuevas
identidades”, Em Questão, vol. 12, Nº 2, pp. 321-337.
Bennett, W. L. (1996), “An Introduction to Journalism Norms and Representation of Poli-
tics”, Political Communication, vol. 13, pp. 373-384.
Benveniste, É. (1974), Problèmes de linguistique générale, vol. 2, París, Gallimard.
Blanco, D. y C. Germano (2005), 20 años de medios & democracia en la Argentina, Buenos
Aires, La Crujía.
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 271 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
Autora
Natalia Aruguete. Master en Sociología económica de la Universidad de General San Martín, Argenti-
na. Es doctoranda en Ciencias Sociales e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
Ha sido becaria del conicet (2004-2009). Ha realizado una estancia de investigación en la Universidad de
Salamanca (España). Su línea de trabajo se centra en el análisis de la cobertura mediática de las privatiza-
ciones en Argentina.
Publicaciones recientes:
“Estableciendo la agenda. Los orígenes y evolución de la teoría de la Agenda-Setting”, Ecos de la Comuni-
cación, Nº 2, Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad de la uca, en prensa.
Con C. Muñiz, “La demonización de ENTel. Un mecanismo mediático para justificar su privatización”,
Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, Nº 6, Asociación Latinoamericana de In-
vestigadores de la Comunicación, 2008, pp. 166-175.
Con M. Duarte, “Las innovaciones en las telecomunicaciones y las nuevas identidades”, Em Questão,
Revista da Faculdade de Biblioteconomia e Comunicação da ufrgs, vol. 12, Nº 2, 2006, pp. 321-
337.
24 de marzo
Unreal City;
Under the brown fog of a winter dawn...
I had not thought death had undone so many…
T.S.Eliot, The wasteland
Muchos a los que la muerte no llevó los diezmaba la sala de torturas, bajo una
interrogación sin alma, bajo una cultura cívica de dolor batiente, bajo una
violencia de uniformes que siempre acalla.
La rancia convivencia, en el sordo sonido de una barraca atestada, estableció el
primer círculo del infierno, en el oscuro calvario de esa noche larga.
No era sólo la quietud del miedo, ni siquiera la excusa de una cobardía por temor
arrastrada. Fue un atronador vacío de palabras el que acompañó los días de
los días, en el silencio del cinismo, en la calibrada opinión desdibujada, en los
atardeceres ultrajados de valor.
Estos jóvenes murieron solos, en despojados suelos: los hijos sustraídos, millar de
un solo suspirar; creyeron ser el olvido de los vivos y ajenos, en el desamparo de
una prisión escondida sin moral.
Les renombraron los hijos, les marcaron el seño, creyeron ser los dueños de su
entraña y su pensar. Los que quedamos, atentos, levantamos su memoria, cada cual
en su modo, como pudo accionar.
Jamás se saldará el dolor que perpetraron, en ese régimen violento que frenó la
libertad. Jamás perdonaremos esa mano asesina: por los muertos, por los niños,
por la responsabilidad.
24 de marzo de 2009
Autora
Diana Rona. Psicoanalista egresada de la uba. Ha realizado estudios de posgrado en la Escuela de Psico-
logía Clínica de Niños. Su formación como psicoanalista la realizó con miembros de la revista Conjetural,
hasta la fecha. Publicó varios textos en revista Conjetural, Acheronta, Revista Principio, Tramas (Universi-
dad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México). Actualmente escribe su libro: Papeles de bitácora, de
próxima publicación.
Diana Rona
24 de marzo 275 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 273-276
DOCUMENTOS
POLÍTICOS de
COYUNTURA
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Presentación
* “Carta Abierta es un espacio no partidario ni confesional conformado por personas de la cultura, la educación, el periodismo,
las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas. Surgió en marzo de 2008, en defensa del gobierno de-
mocrático amenazado por el conflicto suscitado por las patronales agropecuarias, y distinguiéndose siempre por la preservación
de la libertad de crítica. Se trata, pues, de una iniciativa ciudadana, plural, democrática, horizontal y participativa, que se expresa
por medio de su Asamblea y por sus escritos públicos conocidos como Cartas Abiertas. Sus reflexiones, debates y elaboraciones
sugieren un novedoso modo de intervención política que también se materializa en Comisiones de Trabajo sobre diversos temas
que hacen al interés público”, <http://www.cartaabierta.org.ar/>.
Carta Abierta 5
Recorre la Argentina la fanfarria de una restauración conservadora, expre-
sión de una derecha vieja y nueva. Con arrebatos cambiantes, a veces con
estridencia, muchas veces en la penumbra, nerviosamente se preparan. Van
de reunión en reunión, en una coreografía que se hace y rehace bajo la bitá-
cora de semanales gacetilleros del gran desquite. Ventrílocuos, pronostican
el próximo viraje. El fin de la pesadilla. No llegan a ser aún la Santa Alianza.
Pero a falta de un Metternich, pululan políticos de diversas historias y proce-
dencias, estilos comunicacionales aparentemente objetivos y representan-
tes de economías facciosas que apuestan a recrear un Estado sin capacidad
de pensar el conjunto de la nación, cuando es necesario transformarlo en el
sentido contrario, sacudiéndose sus modos neoliberales y su debilidad ins-
titucional. Los restauradores exudan el deseo de recuperar los fastos de la
Argentina del primer centenario, aquella en la que la mitología agroganade-
ra representaba los fundamentos de la Nación. Sus narrativas del presente
se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.
Ellos realizan sus rápidos cálculos de reposición del viejo orden. Ale-
gan pureza institucional, pero se han abstenido de hacer gala de ella cada
vez que les tocó actuar en tareas de responsabilidad. Esgrimen que se han
superado los límites tolerables en materia de seguridad, pero en vez de
pensar los abismos sociales que solo se remedian con políticas democrá-
ticas y con el desafío aún pendiente de una nueva distribución del ingreso,
expanden un miedo difuso preparando futuras agencias y formas regre-
sivas de control poblacional. Vigilar y castigar parecen ser sus recursos
privilegiados, el núcleo primero y último de la brutal simplificación de la
anomia que subyace a una sociedad desquiciada por la implantación, des-
Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 283 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
crático que sin duda es desprolijo pero vital; anuncian que están frente a
manifestaciones de locura y tilinguería, pero no se privan de reclutar en
sus filas a toda clase de comediantes que postulan el regreso a una norma-
lidad administrada desde antiguos retablos ajustistas. Anuncian también
que están frente a un gobierno errático, peligrosamente estatista –si son
liberales–, e insensible a lo social –si asumen aires ocasionales de izquier-
da. La impostura de la que acusan al gobierno atraviesa de lado a lado su
lenguaje, en especial cuando recurren a antiguas y venerables simbologías
populares en nombre de intereses antagónicos de esas tradiciones.
Este tema es necesario recorrerlo claramente. El gobierno se halla en
medio de una tormenta social y política –local e internacional– acerca de la
cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene
de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el
origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar.
Estas medidas ya se conocen, y van desde los primeros gestos en relación a
fuertes reparaciones simbólicas que desataron nudos asfixiantes de la his-
toria hasta el pasaje de las existencias de las afjp al patrimonio público bajo
administración estatal o el profundo y necesario proyecto de ley de medios
audiovisuales, sin dejar en un segundo plano la recuperación de una pers-
pectiva latinoamericana que abandonó el paradigma de las “relaciones car-
nales” para encontrarse con irredentas pertenencias histórico-culturales.
Con sus diferencias y particularidades, los procesos boliviano, venezolano,
brasileño, ecuatoriano, cubano, uruguayo, chileno, paraguayo, nicaragüen-
se, salvadoreño, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a
ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las
nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encru-
cijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas
políticas, económicas y culturales de alcance regional.
El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con
las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura
de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancio-
nó el fin de aquellas formas. Diferencia que se percibe en sus intentos
democratizadores (que van desde la modificación virtuosa de la Corte
Suprema hasta la afirmación de una política de derechos humanos que
retoma los reclamos de los grupos organizados por su defensa), en el tipo
de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruza-
miento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos
centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente
redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios
y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en
políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis
los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.
Se conocen también sus deficiencias. Existe un gran contraste entre
acciones innovadoras en campos sensibles de la vida social y apoyaturas
Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 285 revista de ciencias sociales, segunda época
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comparten el ideal emancipatorio, intuyendo que la hora argentina recla-
ma una fuerte toma de partido que sea capaz de enfrentar la restauración
conservadora.
No queda mucho tiempo para ello. Pero reconocer las dificultades
no implica bajar los brazos. Las consecuencias de un triunfo de la coali-
ción conservadora pueden ser graves, pero este documento quiere ser
de esperanza y de reagrupamiento en la lucha. Veamos: en la Ciudad de
Buenos Aires está en curso una experiencia. La gobierna una derecha que
con remozada gestualidad despliega destructivos ataques a las institucio-
nes públicas de la ciudad, rastrilla las calles con anteojeras represivas y
no desdeña ocasión de borrar aquello que otros pensamientos políticos
habían inscripto en la vida estatal. Gobierna esa derecha por su capacidad
de seducir a un electorado dispuesto al festejo de fórmulas abstractas que
(ilusoriamente) resolverían problemas complejos. Pero el progresismo
porteño aún merece una revisión crítica y el gobierno nacional el cues-
tionamiento de su escasa reflexión sobre la peculiar sensibilidad cultural
y política de la ciudad. Cuando algo permanece intratado, cuando no se lo
considera en su especificidad, es arrojado a un trato consignista, abstrac-
to, reactivo. Campo fértil para las derechas, con sus maniqueísmos ex-
cluyentes. Por eso, se arriesga demasiado cuando se trata con categorías
desdeñosas a una ciudadanía que puede ser complaciente y superficial,
pero en ocasiones, además, díscola y crítica. También el riesgo es altísimo
cuando se renuncia a considerar ciertos temas, como el de seguridad, por
lo que arrastran de amenaza. Las grandes ciudades argentinas, escenarios
y protagonistas de luchas emblemáticas de la historia nacional (desde las
huelgas de la Semana Trágica o la Reforma universitaria hasta el Cordoba-
zo; desde el 17 de octubre o la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre
hasta las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001), esas mismas ciudades
han sido permeables al discurso neoliberal. Pero las ciudades anteriores
persisten.
Tradiciones culturales y memorias comunitarias subyacen a la espera
de una invocación política que las reavive y contenga. Nadie es dueño de la
conciencia de los millones que viven, sueñan y despotrican en estas urbes.
La crisis puede ser oportunidad de reabrir esa historia y para considerar
los núcleos potentes de las luchas urbanas actuales: la confrontación con-
tra la precarización del trabajo y el desempleo, el enfrentamiento contra
las añejas pero actualizadas formas de opresión a las mujeres, para nom-
brar solo algunas. No damos por perdida esa apuesta por arrebatar las
ciudades de sus cautiverios mediáticos y sus temblores restauradores.
Cuestiones vitales como el modelo energético, el régimen de entida-
des financieras, el transporte ferroviario y fluvial, la explotación minera,
requieren formas de desarrollo viables que no acepten fáciles composi-
ciones con empresas transnacionales que no tienen hipótesis de preser-
vación ambiental ni se componen con un modelo económico nacional
Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 287 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
La restauración tiene sus antenas y tentáculos preparados para apro-
vechar los deficientes reconocimientos mutuos que hemos tenido entre
aquellos que en el pasado compartimos horas decisivas para constituir
una fuerza popular transformadora desde distintas vertientes de la his-
toria argentina. Llamamos entonces a que consideren favorablemente
estas ideas, precisamente los compañeros de las izquierdas, de las co-
rrientes nacional-populares, de los libertarismos, de los autonomismos
y de los socialismos. Es imprescindible que sigan realizando observacio-
nes críticas a las que siempre les otorgamos credibilidad, pero también
les proponemos que las integren a un seno común aunque heterogéneo
de opiniones situado ante la urgencia de oponerse a la restauración con-
servadora. Pero no menos imprescindible es que se constituya una gran
fuerza autónoma que recorra las diversas experiencias de transformación
social y las devuelva a la esfera pública de un modo movilizador, renovado
y creíble. Allí radica una de las apuestas sin la que resulta casi inimaginable
la profundización popular de un proyecto democrático que vino a renovar
las lenguas políticas en un tiempo dominado por las clausuras y las des-
esperanzas.
Llamamos a actuar contra la restauración conservadora de un modo
creativo, inhibiendo su diseminación con argumentos sutiles y masivos,
que pongan en evidencia su auténtica impostura, su anacronismo y la ame-
naza que suponen a cualquier forma de redención social, defendiendo los
aspectos progresivos de la actual situación y haciendo explícitas las reser-
vas, a modo de un necesario reencaminamiento de las acciones políticas
populares. Llamamos a no dejarnos sorprender por el clima de desprecio
que crean los operadores de una crisis anunciada, que es el ensueño de las
viejas fuerzas del Orden con pañuelito de seda al cuello, gozando ahora
de la masividad mediática con que instalaron el partido del miedo. Lla-
mamos a retirarnos de la quietud y a no quedar atados al comprensible
malestar por los enredos que poseen muchos de los recorridos políticos
de la hora. Porque la aparente claridad de los restauradores traerá al país
los capítulos ya conocidos de la pasividad cívica, el descompromiso con el
trabajo colectivo, la mediocridad política y el predominio de los círculos
áulicos que operan en el servicialismo a los más oscuros poderes impe-
riales, cuyo resultado previsible es la multiplicación de la desigualdad, su
marca más auténtica.
En estos meses, se desplegará una contienda electoral que tendrá
mucho de plebiscito respecto de las políticas gubernamentales, que en
algunos casos presentan deficiencias pero que configuran acciones re-
paratorias para una sociedad dañada. Las rutinas electorales –con sus
desfiles de espantajos y sus diatribas mutuas– serían insufladas de otro
entusiasmo si se las dota de un carácter programático. De un programa en
el que la defensa de los derechos humanos, la consideración de la segu-
ridad sin reduccionismos represivos, políticas de retención de las rentas
Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 289 revista de ciencias sociales, segunda época
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RESEÑAS
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Marcel Gauchet y la Matías Esteban
Ilivitzky
radicalización de la
democracia igualitaria
La nueva obra de Marcel Gauchet podría ser calificada como la de Gauchet, Marcel,
un “seudolefortiano” avant la lettre. En una reproducción de una La democracia: de
conferencia brindada en el liceo David d’Angers en el año 2006,
cuyo título es “La democracia: de una crisis a otra”, el intelectual una crisis a otra,
francés desarrolla las líneas principales de lo que, a pesar de algu- Buenos Aires,
nos traspiés, constituye un feroz alegato en pos de la profundiza-
ción del proceso de democratización.
Nueva Visión,
Contrario a la expansión de la ideología neoliberal debido a 2008.
que a su parecer daña los presupuestos esenciales del sistema de-
mocrático, el director de estudios de la École des hautes études en
sciences sociales sostiene una trilogía particular para entender la
política, la cual se sustenta en el poder, el derecho y el devenir his-
tórico. Mientras que otro gran intelectual de la République Françai-
se, Claude Lefort, entiende que la tripartición del espacio público
(la öffentlichkeit habermasiana) estriba igualmente en el poder y
el derecho, pero asimismo en el plano del saber, Gauchet desplaza
esta última instancia del plano relevante otorgado oportunamen-
te a aquellas para precisar que, a comienzos del siglo xxi, no es la
disputa por la sabiduría (o, para remitirnos al cuerpo teórico del
autor de La incertidumbre democrática, el campo par excellence de la
interpretación y apreciación simbólica de la vida cívica) lo que se
encuentra en cuestión, sino más bien que es el sustrato compartido
de experiencias a lo largo del tiempo lo que se pone en juego a la
hora de buscar elementos de resignificación y vivificación del ám-
bito político.
El trabajo debe su nombre a la proposición por parte del autor
de la existencia de dos circunstancias críticas, causadas por la expan-
sión de los regímenes mismos, que determinaron su devenir hasta la
actualidad. La primera de las crisis comprende el medio siglo que va
Referencias bibliográficas
Abensour, M. (1998), La democracia contra el Estado, Buenos Aires, Colihue.
Arendt, H. (2004), La condición humana, Buenos Aires, Paidós.
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Bobbio, N. (2006), Liberalismo y democracia, México, Fondo de Cultura
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Kelsen, H. (1988), Teoría general del derecho y del Estado, México, unam.
Lefort, C. (1990), La invención democrática, Buenos Aires, Nueva Visión.
—— (2004), La incertidumbre democrática. Ensayos sobre lo político, Barce-
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Pasquino, Diccionario de política, México, Siglo XXI.
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Schmitt, C. (2001), “El concepto de lo político”, Carl Schmitt. Teólogo de la
política, México, Fondo de Cultura Económica.
Tocqueville, A. de (1984), La democracia en América, Madrid, Sarpe.
Matías Esteban Ilivitzky. Becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-
nicas (Beca de Postgrado Tipo I). Jefe de Trabajos Prácticos de la materia Psicología política de la licencia-
tura en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Director del proyecto de investigación “De la
irreflexividad al mal. Juicio, pensamiento, acción y bien en la obra de Hannah Arendt”, enmarcado en el
Programa de Reconocimiento Institucional de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales.
Publicaciones recientes:
“Cien años de vigencia del pensamiento de Hannah Arendt”, reseña del libro El siglo de Hannah Arendt,
compilado por Manuel Cruz, Revista de Ciencia Política, vol. 29, N° 1, Instituto de Ciencia Política
de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2009, pp. 205-211.
“Polémicas ciudadanas en un mundo globalizado”, reseña sobre el libro Ciudadano económico, ciudadano
del Estado, ciudadano del mundo, Question, N° 17, verano de 2008. Disponible en <http://perio.unlp.
edu.ar/question/nivel2/articulos/resenas_criticas/ilivitzky_1_rese%F1as_17verano2008.htm>.
“La ‘Democracia’ de Tocqueville: las potencialidades y los problemas de una palabra antigua para dar
cuenta de una forma de vida ‘radicalmente nueva’”, en coautoría con Gabriela Rodríguez, Revista
Internacional de Filosofía Astrolabio, N° 3, diciembre de 2006. Disponible en <http://www.ub.es/
astrolabio/Articulos3cast.htm>.
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Laura Manzo
fotografías
Siempre ha sido difícil describir a una persona con pocas palabras. Pero allí está,
en una palabra, la mejor composición: persona. Porque de los miles de millones
de seres –“criaturitas de Dios”– que cubrimos el planeta, no todos alcanzan la
dignidad, la dimensión, de Persona. Simples individuos, transitamos enredados
en nuestras cosas, con mezquinos amores y olvidados del otro.
Laura Manzo fue persona, en toda la nobleza del término. Porque
persona implica lealtad, amores, pasión, pensamiento, respeto por sí mismo,
reconocimiento del otro.
Con la fuerza del pensamiento, el amor a una doctrina y su lealtad, recorrió la
militancia, se alojó en la cárcel y se acogió en un exilio no deseado y destructor.
Pero tuvo la fuerza del regreso y de seguir siendo leal a lo soñado.
Y retomó un sendero de amor, de estudio y de trabajo.
Cuando nuestra Biblioteca solo era un paquete de libros en un sótano en 1993,
Laura la pensaba, la planificaba, la organizaba y comenzaba a llenar sus primeros
estantes. Estantes de libros y de ilusiones.
Tal vez de su padre –el primer arquitecto radicado en la inhóspita Río
Gallegos– aprendió el aprecio por las formas y los contrastes. Y entre avatares,
mudanzas y luchas, desarrolló su hobby-pasión: la fotografía.
Fotografía en blanco y negro (como debe ser), revelada, copiada y expuesta
por ella misma.
Solo la enfermedad le puso límite a la manipulación de reveladores, fijadores y
ácidos.
Enfermedad frente a la que expuso la misma voluntad inquebrantable que fue
distintiva en su vida, arrancándole años antes de someterse a su final.
Pero como testimonios de su vida, quedan nuestra biblioteca, sus fotos y un
recuerdo imborrable.
revista de
ciencias
sociales
segunda época
Martín Becerra / Soledad López
La contienda mediática.
Temas, fuentes y actores en la prensa por el conflicto entre el gobierno y
las entidades del campo argentino en 2008
Resumen
El conflicto entre “el gobierno” y “el campo” suscitado a partir de mar-
zo de 2008 recibió un singular tratamiento por parte de los medios
de comunicación. Este artículo sintetiza los resultados de una investi-
gación realizada en el marco del Programa de Investigación “Espacio
público y políticas: representaciones, prácticas y actores. Argentina a
partir de la década del 80”, de la Universidad Nacional de Quilmes. El
uso de las fuentes de atribución directa en las noticias publicadas por
Clarín, La Nación, Página/12 y Crítica de la Argentina así como las temá-
ticas abordadas por estos periódicos se inscriben en una orientación
editorial muy definida que retroalimenta el formato dicotómico que
asumió la discusión del conflicto en el espacio público y que contra-
dice el discurso de la objetividad y la neutralidad de los medios de
comunicación. El marco teórico y metodológico del artículo integra
abordajes propios del campo de la economía política de la comunica-
ción con los conceptos de marcos de noticiabilidad y construcción de
agenda pública.
Resumen
Las transformaciones socio-territoriales que afectan a la ciudad de Bue-
nos Aires y su área metropolitana desde hace más de una década generan
una ciudad fragmentada donde conviven diferentes formas de acceso a la
infraestructura básica, vivienda, salud y educación, según el tipo de acto-
res involucrados. Mientras una franja de la población goza de los benefi-
cios de habitar en la ciudad legal, existe otro grupo excluido del mercado
formal, que sólo logra reproducirse materialmente mediante estrategias
de supervivencia en la ciudad informal.
Emmánuel Lizcano
Un análisis socio-metafórico de los discursos sobre ‘la crisis’
Resumen
El análisis retórico –que aquí se propone y esboza– de los discursos ex-
pertos sobre la crisis económica revela una dimensión ideológica que es
intrínseca a los mismos, y no meramente ornamental o divulgativa. Las
metáforas que en estos discursos se reiteran (meteorológicas, médicas,
religiosas) están orientadas a modelar las sensibilidades y emociones en
orden a promover la aceptación y asunción general de un modelo de do-
minación que, de otro modo, podría haberse visto gravemente socavado.
Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito.
El caso de la estrategia de guerra a los bancos del Movimiento
de Ahorristas Estafados de Mar del Plata
Resumen
En el escenario político y social de la crisis del posterior al año 2001, uno
de los movimientos más heterogéneos y menos estudiados por los cien-
tistas sociales es el de los ahorristas estafados por el “corralito” bancario
dispuesto en diciembre de 2001 y convertido en “corralón” en enero del
2002. Si bien la organización y las protestas de los ahorristas estafados
se registraron en varias ciudades del país, es en Mar del Plata donde el
Noé Jitrik
Homo hominis lupus
Resumen
Cuatro preguntas pueden formularse para abordar el tema del poder
desde una perspectiva semiótico-filosófica: la primera, de orden filosó-
fico: ¿qué es el poder?; la segunda, de orden psicosocial: si es obtenible,
¿quiénes aspiran a obtenerlo?; la tercera, de orden político: ¿quiénes lo
ejercen? y, por fin, la cuarta, ¿cómo actúan frente al poder quienes no son
sus sujetos sino sus objetos? La respuesta a cada una de ellas tiene un
carácter expansivo que permite poner sobre la mesa múltiples costados
de esta cuestión.
Resumen
Este artículo analiza los conflictos sociales surgidos en torno a tres áreas
naturales protegidas (anp) de México mediante una perspectiva que hace
evidentes tanto la diversidad como la complejidad de dichos conflictos. El
análisis parte de la idea de que el “contenido ambiental” de los conflictos
ambientales es uno más entre otros y se articula de manera impredecible
con otros aspectos que son parte del conflicto mismo. A diferencia de
otros abordajes, en este trabajo se desarrolla una metodología que ob-
serva la productividad social de los conflictos en tres tipos de procesos.
Primero, la territorialización, aspecto que permite ver el lugar cambiante
que ocupa la cuestión ambiental en la definición y el desarrollo de los con-
flictos; segundo, la formación de espacios públicos, que muestra que los
efectos de socialización y aprendizaje de los conflictos se producen en un
espacio distinto al de los actores directamente involucrados, y por último,
la actualización local del derecho, que permite superar la visión de la dog-
mática jurídica tradicional, que se limita a decir si las normas ambientales
se cumplen o no se cumplen, mediante el registro del papel del orden
jurídico en diferentes momentos del conflicto.
Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales
en la sociedad del conocimiento
Resumen
Este trabajo postula que la denominada sociedad del conocimiento es una
sociedad en la que el conocimiento de raíz científica es un factor clave del
cambio y la innovación, pero como tal está sujeto a los parámetros locales
o situacionales de apropiación y uso por parte de la sociedad o los gru-
pos sociales. De esta manera, el conocimiento científico de la naturaleza
y de la sociedad se resignifica continuamente en el escenario social de su
producción, difusión y uso. Tal resignificación en el plano de los grupos
sociales otorga al investigador social un papel más complejo en el proceso
de reflexividad con los objetos de su indagación. De esta forma, se sugiere
un conjunto de funciones de intermediación del investigador social con
la sociedad en el marco de una orientación normativa del concepto de
sociedad del conocimiento.
Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico.
Un estudio de la huelga de agosto-septiembre de 1990
Resumen
El objetivo de esta investigación es conocer, por un lado, en qué medida
varió la percepción que tuvieron los distintos medios gráficos acerca de
los hechos ocurridos en el marco del “conflicto telefónico” registrado en-
tre agosto y septiembre de 1990 y, por otro, cómo fueron representados