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revista de ciencias sociales

segunda época

SUMARIO
año 1 / número 16 / primavera de 2009 / publicación semestral
Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires / issn 0328-2643

Revista de Ciencias Sociales, segunda época


Presentación del Rector / 3 Presentación del Director / 5

dossier | Crisis y gobernabilidad misceláneas

Martín Becerra / Soledad López Noé Jitrik


La contienda mediática. Temas, fuentes y actores Homo hominis lupus / 183
en la prensa por el conflicto entre el gobierno y
las entidades del campo argentino en 2008 / 9 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en
Olga Wainstein-Krasuk / tres áreas naturales protegidas de México / 191
Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión Pedro Pírez / Facundo Labanca
local. El caso de la traza de la ex autopista AU3 en La ciudad metropolitana de Buenos
la Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires / 31 Aires tiene gobierno / 217

Carlos Antonio Aguirre Rojas Leonardo S. Vaccarezza


Planeta Tierra: los movimientos El investigador de las ciencias sociales en
antisistémicos hoy / 53 la sociedad del conocimiento / 233

Emmánuel Lizcano Natalia Aruguete


La economía como ideología. Un análisis socio- La representación del conflicto telefónico
metafórico de los discursos sobre ‘la crisis’ / 85 en el discurso periodístico. Un estudio de la
huelga de agosto-septiembre de 1990 / 251
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: Diana Rona
la gobernabilidad internacional 24 de marzo / 273
como blanco móvil / 103
Documentos políticos
Marcelo Gomez de coyuntura
Variaciones sobre dos inventos argentinos:
escrache y corralito. El caso de la estrategia Carta Abierta 5 / 279
de guerra a los bancos del Movimiento de
Ahorristas Estafados de Mar del Plata / 125 reseñas

Sebastián Pedro Salvia Matías Esteban Ilivitzky


Crisis de acumulación y problemas de Marcel Gauchet y la radicalización de
gobernabilidad en la Argentina. Conflicto de la democracia igualitaria / 293
clase y lucha interburguesa (1999-2005) / 147
Expresiones artísticas
José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: Laura Manzo. Fotografías / 303
los costos de la innovación hipotecaria en Recordatorio, por Roque Dabat
Estados Unidos de Norteamérica / 161
Resúmenes / 311
segunda año 1 / núm ero 16 / p rim ave r a de 2009 / publica ción se m es tr al

época Ro q u e S á e nz Pe ñ a 352, B e r n al , B u e n os A ire s / i s s n 0 3 2 8 - 2 6 4 3

revista de ciencias sociales


Director
Carlos Fidel

Secretario de redacción
Juan Pablo Ringelheim
Rector
Gustavo Eduardo Lugones Consejo editorial
Ricardo Jorge Baquero
Vicerrector
Alejandro Blanco
Mario E. Lozano
Martín Becerra
Miguel Lacabana
Sara Isabel Pérez
Arte editorial Alejandro Villar
Producción: Programa Editorial UNQ
Edición: Rafael Centeno Consejo académico
Diseño: Hernán Morfese
Carlos Altamirano (Conicet, unq)
Daniel Aspiazu (Conicet, flacso-Argentina)
Revista de Ciencias Sociales Dora Barrancos (uba, unq, Conicet)
UNQ / Departamento de Ciencias Sociales Elena Chiozza (unlu)
Roque Sáenz Peña 352 (B18768BXD) Bernal, Emilio de Ipola (uba)
Provincia de Buenos Aires. República Argentina Emilio Duhau (uam-a, Conacyt)
Dirección electrónica: [email protected] Noemí Girbal (unq, Conicet)
Noé Jitrik (ilh, ffl, uba)
Editor responsable
Pedro Krotsch (uba) (1942-2009)
Universidad Nacional de Quilmes
Jorge Lanzaro (icp, uru)
Roque Sáenz Peña 352 (B18768BXD) Bernal,
Provincia de Buenos Aires. República Argentina Armand Mattelart (up 8)
Adriana Puiggrós (Diputada Nacional, Conicet)
Alejandro Rofman (uba, ceur, Conicet)
El contenido y las opiniones vertidas en cada uno de los artículos Héctor Schmucler (profesor emérito de la unc)
son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
Para su publicación, los artículos son evaluados por parte del
Miguel Talento (uba)
Consejo editorial, del Consejo académico, y árbitros externos. Alicia Ziccardi (puec, unam)
Revista de Ciencias
Sociales, segunda época
Presentación del Rector

La primera versión de esta Revista, con la dirección de Ernesto Ló-


pez, fue creada por la Universidad Nacional de Quilmes en 1994
con el propósito de reflejar la producción científico-académica en
el campo de las ciencias sociales, abordando temas de antropolo-
gía, sociología, ciencia política y economía. Durante diez años se
editaron de forma consecutiva quince números, el último de los
cuales fue publicado el 1º de diciembre de 2004.
A través de sus páginas, nos dejaron sus testimonios, sus visio-
nes, sus ideas y sus propuestas, además del propio director, per-
sonalidades de la talla de Adriana Puiggrós, Alfredo Pucciarelli,
Aníbal Ford, Bernardo Kliksberg, Bernardo Kosacoff, Carlos Escu-
dé, Elio Jaguaribe, Emilio F. Mignone, Francisco Gatto, Hector Sch-
mucler, Isidoro Cheresky, María del Carmen Feijoo, Oscar Terán y
Sergio Caletti, entre otros. Bien vale revisitar esos ejemplares de la
Revista y los aportes que contienen, que iluminan el presente y nos
ayudan a entender mejor el trayecto que hemos recorrido desde
que fueron publicados.
En esta segunda etapa que ahora iniciamos en coincidencia
con los festejos por los 20 años de existencia de nuestra Universi-
dad, mantenemos la intención original de la Revista de desarrollar
un amplio recorrido por temas de actualidad en el campo de las
ciencias sociales, sosteniendo una perspectiva interdisciplinaria.
En línea con la misión que entendemos le corresponde a nuestra
Editorial, se trata de aportar desde esta publicación, ahora con la
dirección de Carlos Hugo Fidel, al fomento del espíritu crítico, a
partir del debate y la confrontación franca y leal de distintos en-
foques y posicionamientos, contribuyendo así al desarrollo de las
ciencias sociales.
Nuestra Universidad ha procurado siempre que sus múltiples
actividades reflejaran un equilibrio entre la importancia asignada
a las ciencias exactas y naturales y la destinada a las ciencias so-

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Nº 1, primavera de 2009, pp. 3-4
ciales. Del mismo modo, hemos intentado (y lo seguimos hacien-
do) un desarrollo equilibrado de los cuatro pilares básicos que, en
nuestro criterio, deben sostener una Universidad Pública: docen-
cia, investigación, transferencia y extensión. La docencia (tanto en
su modalidad presencial como en la virtual), para propender a la
formación de recursos humanos que eleven el umbral de nuestras
capacidades, ya sea para la generación y desarrollo de conocimien-
to endógeno como para la absorción y aprovechamiento de cono-
cimiento exógeno. La investigación, para generar y desarrollar co-
nocimiento propio y saber adquirir y aprovechar mejor el ajeno. La
transferencia y la extensión, para que los saberes logrados sean de
utilidad para la sociedad en general y en el entorno cercano.
La intención de sostener una acción integral en todos esos cam-
pos es, desde luego, un propósito complejo, ya que implica asociar
prácticas diversas y culturas diferentes al buscar vincular la investi-
gación básica con la transferencia y la extensión; o la docencia con
la prestación de servicios. Un primer paso en esa dirección es man-
tener un balance en los esfuerzos destinados a cada uno de esos
pilares, lo que potencia los aportes respectivos y contribuye a un
mejor resultado del conjunto.
Pero es precisamente la actividad editorial la que puede contri-
buir significativamente a la integración buscada, al constituirse en
un quinto pilar, transversal a los otros y no menos importante. El
relanzamiento de esta Revista viene a reforzar las acciones al res-
pecto en el ámbito de las ciencias sociales y a sumarse a los que
desarrollamos en los otros campos.
Nuestra historia institucional muestra a las claras que la Edito-
rial de la Universidad Nacional de Quilmes fue definida tempra-
namente como uno de los ejes centrales para la proyección de esta
Universidad. En ese sentido, estamos muy orgullosos de lo logrado
hasta ahora. Sobre esa base, aspiramos a que su crecimiento y su
relevancia continúen en franca expansión. Confiamos en que esta
publicación será una importante contribución al respecto.

Gustavo Eduardo Lugones

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 1, primavera de 2009, pp. 3-4 4 Gustavo Eduardo Lugones
Revista de Ciencias Sociales, segunda época
Revista de Ciencias
Sociales, segunda época
Por el Director

La publicación que presentamos expresa claustros, cruzados o puestos en espejo, con


un esfuerzo que congrega a un conjunto las influencias de los impulsos provenientes
amplio y diverso de intelectuales e investi- de las desgarradas señales de la mutante y
gadores de la órbita de las ciencias sociales; desigual realidad social del tiempo marca-
algunos de ellos desarrollan sus activida- do por el fulgor de “nuestra hora”.
des en la Universidad Nacional de Quilmes Ahí en ese núcleo de ideas, seguramente
(unq), otros en distintos centros académi- podemos ubicar una de las claves que guían
cos del país y del exterior. la continuidad de esta segunda época de la
Este número es la continuidad de una Revista.
colección que se inició en noviembre de La elaboración de la agenda de la “con-
1994, la dirección estaba a cargo de Ernesto tinuidad” en la selección de las temáticas
López, el secretario de Redacción era Mar- nos introduce en un territorio segmentado
celo Altomare, la iniciativa estuvo acompa- por la configuración de las varias discipli-
ñado por notables miembros del Consejo nas que, poco a poco, fueron habitando las
editorial y del Consejo asesor. La Revista de ciencias sociales. Irrumpen varios interro-
Ciencias Sociales siguió su producción diez gantes: ¿hay un objeto de las ciencias socia-
años más hasta aparecer el número 15. les?, ¿de tenerlo, cómo se define?
La presentación del primer número es- Problemáticas que nos derivan a pre-
crita por Ernesto López termina con la si- guntarnos: ¿cuál es el campo del conjunto
guiente frase: “No es la hora de los hornos de las ciencias sociales y de cada una de sus
ni ha de verse más que la luz, como quería disciplinas?, ¿cuáles son los discursos, las
Martí. No obstante, con la desencantada es- lógicas y las prácticas propias?
peranza de Max Weber estamos dispuestos Este modo de establecer los dispositivos
a escribir sin embargo”. de acercamiento al diseño de la publicación
En ese sugerente sin embargo, tal vez po- nos abre a una dimensión más amplia de
demos leer una yuxtaposición, a veces ten- nuevas intrigas, anuncia sinuosos senderos
sionada y otras en franca contradicción, de y, en ocasiones, nos tienta a abordar ciertos
enigmas combinados con invitaciones a la atajos que presumimos sin salidas.
agitación crítica de las ideas propias y aje- Ceñidos en la disposición de sostener
nas. Instrumentos para explorar y atravesar que las “relaciones sociales” se instalan y
los pensamientos canonizados en algunos reproducen, con los soportes de redes en-

5 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 1, primavera de 2009, pp. 5-6
sambladas con hilos (densos y débiles; ma- Este proyecto cuenta con la comprometi-
teriales y virtuales) de disímiles confeccio- da e inteligente colaboración de Juan Pablo
nes: democráticas / autoritarias, estatales Ringelheim, y su concreción es posible por
/ privadas, concentraciones / exclusiones, el valioso apoyo y estímulo de las autorida-
colectivos / individuales, territoriales / des- des del rectorado de la Universidad Nacio-
localizadas, estáticas / fluidas, creativas / nal de Quilmes conjuntamente con Jorge
improductivas, mundiales / aisladas, autó- Flores y el equipo del Programa Editorial.
nomas / integradas, encerradas / abiertas… Agradecemos especialmente a los miem-
en ese complejo entramado, las porciones bros de los consejos Editorial y Académico,
de las poblaciones se van conformando en y a los especialistas que evaluaron los traba-
seres con existencias y pertenencias, con jos que se publican en este número.
historias que siguen vivas, persistiendo y Finalmente, queremos dedicar este nú-
bregando por apropiarse de un horizonte mero a la memoria de Pedro Krotsch. El 12
con intensas gamas que brotan de un por- de julio del 2009 una larga enfermedad le
venir posible. ganó la lucha por la vida, opción que adoptó
Nos enmarcamos en el propósito de en todos los campos que actuó con pasión
dar un lugar amplio y accesible a las múlti- y alegría a lo largo de su valiosa y vital vida.
ples “interpretaciones” y “búsquedas” que Pedro, como consecuencia de su compro-
circulan en distintos ámbitos, ceñidos al miso con la lucha por la vida libre e igua-
rigor y ajustados a las tradiciones del pen- litaria, en 1974 acosado por los monstruo-
samiento de lo social, por el camino de ir sos sicarios de la Triple A, fue empujado
creando un sitio de eventuales y respetuo- al exilio en México. Diez años más tarde,
sas controversias. con el regreso de la democracia volvió a la
El formato adoptado en este número es Argentina. Lugar donde continuó desarro-
de tres bloques analíticos: uno registra un llando una amplia actividad en el campo
tópico de actualidad, otro incluye una di- académico y de la gestión en el ámbito de la
versidad de temas y el último tiene un eje educación superior. Entre sus múltiples ac-
emergente que aborda la coyuntura política tividades fue miembro del Consejo Asesor
nacional. A continuación se abre un espa- en la primera etapa de la revista y también
cio para comentarios de publicaciones y, del Consejo Académico de esta nueva fase
finalmente pero no menos importante, una que iniciamos.
sección artística que en este número es, si- Adiós Pedro, aunque los que te conoci-
multáneamente, un recordatorio a una en- mos tenemos fundamentadas dudas de que
trañable compañera de la unq. te hayas ido.

Carlos Fidel

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 1, primavera de 2009, pp. 5-6 6 Carlos Fidel
Revista de Ciencias Sociales, segunda época
Dossier

revista de
ciencias
sociales
segunda época

Crisis y
a la memoria de Oscar Terán

gobernabilidad
Martín Becerra / Soledad Vanina López

La contienda mediática
Temas, fuentes y actores en la prensa
por el conflicto entre el gobierno y las
entidades del campo argentino en 2008

Introducción
La norma de objetividad oculta la conexión entre las prácticas
noticiosas y sus contextos económicos, organizativos y políticos.
Al mismo tiempo, la norma de objetividad le da a la prensa la
apariencia de una institución social independiente. Asimismo, a
pesar de que las prácticas de noticiabilidad distorsionan el conte-
nido político de las noticias, encajan convenientemente en el có-
digo objetivo, ocultando sí, sus efectos políticos. De esta manera,
las normas periodísticas y las prácticas noticiosas operan juntas
para crear un fuerte status quo que influye en las noticias –una
influencia que está bien oculta detrás de una fachada de perio-
dismo independiente.1

Bennet (1983, p. 92, traducción propia).

El interrogante sobre la interacción de los medios de comunica- 1 “The objectivity norm hides
ción con los actores protagonistas de los hechos que cubren y los the connection between
condicionamientos que el proceso editorial ejerce sobre los desti- reporting practices and their
natarios de las noticias y sobre sus percepciones y opiniones es res- economic, organizational, and
ponsable del nacimiento del campo de estudios de comunicación political contexts. At the same
time, the objectivity norm
en el siglo xx y ha atravesado buena parte de su historia. Las teorías gives the press the look of an
lingüístico-semiológicas, funcionalistas, estructuralistas, cultural- independent social institution.
etnográficas o económico-políticas han contribuido con respues- Morover, even though actual
reporting practices disort the
tas diferentes, a menudo opuestas, a los planteos originados por political content of the news,
ese interrogante fundacional. they fit conveniently into the
El presente artículo procura integrar dos tradiciones de estu- objectivity code, thereby obs-
curing their political effects. In
dios de comunicación que no suelen entablar diálogos fecundos, this fashion, journalistic norms
para trabajar analíticamente sobre un objeto que, sin ser novedo- and reporting practices opera-
so, adquiere para la coyuntura político-económica de la Argentina te together to create a strong
de fin de la primera década del siglo xxi cualidades singulares: la status quo bias in the news –a
bias that is well hidden behind
cobertura de la prensa escrita llamada “de alcance nacional” ante a facade of independent jour-
el conflicto suscitado por la resolución ministerial 125 de 2008, nalism” en el original.

9 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
relativa a la imposición de márgenes de retención fiscal para ex-
portaciones de granos por parte del Poder Ejecutivo Nacional.
En este sentido, el artículo procura desarrollar el análisis desde
la perspectiva de los estudios de economía política de la comunica-
ción por un lado, y de análisis de contenido con la orientación de
los estudios de marcos de noticiabilidad (framing) y de construc-
ción de agenda (agenda setting, agenda building) por el otro.
El punto de partida teórico es, pues, que se precisa de la inte-
gración de diferentes perspectivas conceptuales y de estrategias
metodológicas combinadas para proceder a la explicación y com-
prensión de un objeto complejo como ha sido la cobertura noticio-
sa de un conflicto encauzado por el posicionamiento de la mayor
parte de los actores sociales, económicos y políticos de un país en
un contexto histórico determinado, como ha sido el de la Argenti-
na entre marzo y (al menos) diciembre de 2008.
Si los aportes de la economía política de la comunicación per-
miten explicar y comprender el rol de los medios de comunicación
como agentes industriales, cuyos procesos de producción (y con-
secuentemente, de organización del trabajo) se desarrollan en una
relación dinámica con los intereses de las principales fuentes de in-
gresos (publicidad) y con la lógica lucrativa del sector empresario
en el que la industria periodística se asienta, contribuyendo así a la
reproducción ideológica de la formación social (Garnham, 1990;
Mosco y Wasko, 1988; Zallo, 1988; Muraro, 1987; Getino, 1995; Bo-
laño y Herscovici, 2004; Mastrini y Becerra, 2006), los estudios de
los métodos de construcción de agenda y de los marcos de noticia-
bilidad avanzan en la exposición de regularidades sobre la cons-
trucción de la agenda de los medios de comunicación (Igartua,
2006; Jasperson et al., 1998; Krippendorff, 1990; McCombs, 2004;
Noëlle-Neuman, 1995; Verón, 2004). Como esa agenda tributa a
determinaciones históricas y económicas, resulta necesario avan-
zar en la combinación conceptual y metodológica de las citadas
aproximaciones.

1. Encuadre general del conflicto


“campo-gobierno”
A comienzos de marzo de 2008 el entonces ministro de Economía
de la Argentina, Martín Lousteau, anunciaba un paquete de medidas
entre las que se encontraba la resolución ministerial 125, que regla-
ba el gravamen de retenciones móviles a las exportaciones de soja y
girasol. El anuncio fue realizado el 11 de marzo, tan solo cuatro me-
ses después de la asunción como presidenta de la Nación de Cristina

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 10 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
Fernández de Kirchner (sucesora de su marido, Néstor Kirchner, por
elecciones en las que obtuvo el 46% de los sufragios) y el período
inaugurado con la citada medida significó un quiebre en los planes
de gobierno a partir del realineamiento de las posiciones y alianzas
políticas, sociales y económicas que configurarían un escenario radi-
calmente distinto al de los inicios de ese mes de marzo.
La política de incremento de las retenciones impositivas (y la
disposición de retenciones móviles en función del precio interna-
cional de las materias primas) a productos del campo en un país
cuyo crecimiento económico es tributario en buena medida de las
contribuciones del sector agropecuario, activó tensiones que en los
meses inmediatamente posteriores fueron leídas en algunos casos
como problemas de índole formal: la falta de comunicación previa
del Poder Ejecutivo a los actores directamente involucrados o la in-
conveniencia (cuando no la ilegalidad) de una resolución ministe-
rial para afrontar un tema medular de la estructura productiva son
aspectos que en 2008 fueron resaltados en el debate público. Sin
embargo, la trascendencia del conflicto a sectores sociales o econó-
micos muy distantes, la hondura con la que caló la protesta entre
los actores más directamente involucrados y la persistencia tempo-
ral de la contienda, exigen interpretar los hechos en el marco de las
profundas modificaciones ocurridas en la estructura productiva
argentina en las últimas décadas.
Los medios de comunicación, su estructuración, se hallan fami-
liarizados con esas modificaciones: la confluencia de intereses eco-
nómicos directos e indirectos entre empresas periodísticas y secto-
res de la producción agropecuaria merece apuntarse como uno de
los efectos de la metamorfosis productiva argentina reciente.
Dos días después de firmada la resolución ministerial 125, pro-
pietarios, productores y arrendatarios agropecuarios iniciaron una
serie de piquetes en rutas como manifestación visible, al total de la
población, del “paro agrario” que implicaba la no comercialización
de las oleaginosas afectadas por la medida.
Las entidades representantes de los productores agropecuarios
que lideraron la protesta fueron Confederaciones Rurales Argen-
tinas, Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria),
Sociedad Rural Argentina y Federación Agraria Argentina. Solici-
taban el retorno de la situación al 10 de marzo, momento previo
a la implantación de las retenciones. El “paro” duró desde marzo
hasta junio de 2008, cuando en una tensa sesión de la Cámara de
Senadores el voto del vicepresidente Julio Cobos definió un previo
2 El proyecto había sido
empate inclinando la decisión en contra de la posición del gobier-
previamente aprobado por
no argentino y la consecuente derogación de la citada resolución siete votos en la Cámara de
del Ministerio de Economía.2 Diputados.

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 11 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
En el transcurso del lockout agropecuario se sucedieron mar-
chas contra las retenciones lideradas tanto por los representantes
nacionales como provinciales y locales de las entidades mencio-
nadas, y acompañados cada vez más activamente por referentes
de la oposición política o bien por referentes del oficialismo que
comenzaban a exhibir sus disidencias y a separarse del bloque
kirchnerista.
El corte de rutas, sostenido fundamental pero no únicamente
en la zona pampeana, produjo el desabastecimiento de diversos
productos en el mercado nacional. El Poder Ejecutivo sostuvo su
postura, promovió el tratamiento parlamentario que le sería final-
mente adverso (por el citado voto “no positivo” del vicepresidente
de la República) y convocó en diversas oportunidades a moviliza-
ciones callejeras en la Ciudad de Buenos Aires.
La protesta del sector patronal agropecuario devino en un en-
frentamiento prolongado entre dos posiciones: el gobierno por un
lado y las “entidades del campo” –aludidas en algunos medios de
comunicación como “el campo”– por el otro. La crisis política que
resultaría del conflicto sumariamente reseñado provocó el reem-
plazo del ministro de Economía, la renuncia del jefe de Gabinete
y figura cardinal de la articulación política kirchnerista, Alberto
Fernández, y una reanimación de las fuerzas de oposición que ha-
bían sido categóricamente derrotadas en los comicios de octubre
de 2007.
Las afinidades cosechadas o quebrantadas por los sectores en
pugna fueron expresión de la radicalización de un conflicto que en
la percepción cotidiana asumió un formato dicotómico. La inter-
3 La transmisión televisiva
vención de los medios de comunicación en este conflicto resultó
del discurso de la primera
esencial y funcional en la representación de la realidad con for-
mandataria al país en pantalla mato binario. Su acción en pos de la visibilización de la demanda
particionada dando cuenta agropecuaria y en su clasificación jerárquica en la agenda pública
del malestar de “la gente
halla numerosos ejemplos demostrativos de la continuidad y regu-
del campo” en tiempo real
o la discriminación entre laridad en la línea editorial predominante en los medios.3
“la gente” (opositora) y “los Como escenario privilegiado de activación del conflicto (que
piqueteros” (oficialistas) reali- también devolvió protagonismo a otros espacios, como el Con-
zada por movileros televisivos,
junto al sesgo opinativo en la greso Nacional, las rutas o la calle), los medios de comunicación
cobertura del conflicto, son desplazaron en la práctica el tradicional recurso retórico de la ob-
ejemplos de una tendencia jetividad, por la acción cada vez más interesada en el conflicto. Sin
predominante de los medios
de comunicación que el enton-
que esto implique un juicio concluyente, porque han existido po-
ces presidente de la Sociedad siciones distintas en el sistema de medios, este último fue abando-
Rural, Luciano Miguens, sinte- nando su rol de representación virtual del conflicto para asumirse
tizó como “totalmente a favor”
como partícipe. El análisis de contenido de los principales diarios
en una entrevista concedida a
Radio Mitre el 19/5/2008 constata que el tipo de prioridad asignada al conflicto, las fuentes
(véase Becerra, 2008). que tuvieron mayor despliegue en las notas, el sesgo de las mismas

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 12 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
en el tratamiento de los actores en pugna y el campo de selección
(que es también omisión) de temáticas vinculadas con la agenda
noticiosa, contribuyeron a constituir a los medios como un actor
del conflicto, amenazando con la ruptura de un contrato de lectu-
ra predominante en los medios generalistas que sostiene precisa-
mente una invocada equidistancia de los mismos en las contiendas
políticas y erosionando el efecto de verdad del relato dicotómico
de “la crisis del campo”.
El presente artículo presenta los resultados del trabajo de análi-
sis de contenido de cuatro diarios de circulación nacional editados
en la ciudad de Buenos Aires (Clarín, La Nación, Crítica de la Argen-
tina y Página/12) con el objeto de identificar, a través del examen
de variables pertinentes en un estudio comparativo de marcos de
noticiabilidad de la prensa escrita, las tendencias articuladas en la
cobertura del conflicto. Para ello, se presenta inicialmente un mar-
co preliminar imprescindible para situar el contexto de actividad
de los matutinos mencionados, luego se exponen los fundamentos
metodológicos del estudio realizado y las características técnicas
de la muestra y de las variables e indicadores construidos para la
investigación, y por último se enuncian los hallazgos como resul-
tado del trabajo.
La investigación sobre el contenido de los medios de comuni-
cación escrita asumió los aportes realizados tanto por los estudios
de análisis del discurso (Chomsky, 2003) como por los estudios de
economía política de la comunicación, que han demostrado, con
abordajes diferentes, que la agenda de los medios está determina-
da por relaciones de propiedad y por condiciones de financiamien-
to (de las que la publicidad es la más visible, pero no la única), así
como por los vínculos institucionales que conforman una trama
históricamente singular y, por lo tanto, cambiante. Los medios de
comunicación carecen del libre albedrío que el discurso sobre la
objetividad, la autonomía y la veracidad periodística suelen enfati-
zar como cualidad. Esas determinaciones hacen de los medios ins-
tituciones configuradas por prácticas sociales, económicas y políti-
cas que ellos reproducen y, al mismo tiempo, estructuran (Becerra
y Mastrini, 2009).

2. Las noticias en su contexto


A fines del año 2008 en que se desató y extendió el conflicto que es
objeto del presente trabajo, la Argentina conmemoró el 25º aniver-
sario del restablecimiento del régimen constitucional de gobierno.
Cuatro procesos caracterizan al sistema de medios de comunica-

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 13 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
ción a 25 años del 10 de diciembre de 1983: primero, el destierro
de la censura directa; segundo, la concentración de la propiedad de
las empresas en pocos pero grandes grupos; tercero, la convergen-
cia tecnológica (audiovisual, informática y telecomunicaciones), y
por último, la centralización geográfica de la producción de con-
tenidos.
Aunque los soportes de comunicación se multiplicaron por la
convergencia tecnológica desde el fin de la dictadura, con el de-
sarrollo de las radios de frecuencia modulada, la masificación de
la televisión por cable, del acceso a internet (si bien su impacto
fundamental se registra en los grandes centros urbanos), paradó-
jicamente la propiedad de los medios de comunicación evidencia
una concentración creciente que fue vigorizada por las alteracio-
nes reglamentarias a disposiciones dispuestas originalmente por
la dictadura militar en 1980 (Mastrini, 2005).
En efecto, desde 1989 y en el contexto del proceso de refor-
ma del Estado y de reestructuración económica primero, y con el
argumento de sucesivas crisis (notablemente, los efectos de la re-
cesión y crisis de 2001 y 2002), los diferentes gobiernos habilita-
ron desde entonces legalmente la propiedad cruzada de medios
de comunicación (empresas gráficas se insertaron en el mercado
audiovisual), permitieron el ingreso de capitales extranjeros, ac-
cedieron a la posibilidad de conformación de sociedades anóni-
mas y de inclusión de capitales financieros en la titularidad de
los medios de comunicación, incrementaron exponencialmente
la cantidad de medios que puede gestionar una misma sociedad,
autorizaron el funcionamiento de redes y cadenas con cabeceras
emplazadas en el área metropolitana de Buenos Aires (amba),
concedieron la extensión de licencias y derechos (que no siempre
fueron previamente acreditados por la autoridad competente) a
los ya entonces consolidados grupos de medios, auxiliaron eco-
nómicamente a las corporaciones mediáticas a través de cláusu-
las que impidieron declarar su quebranto y otorgaron una serie
de beneficios impositivos que son excepcionales en otras activi-
dades y emprendimientos económicos.
La sumaria enumeración del párrafo precedente provocó nive-
les de concentración de capitales inéditos en la historia de los me-
dios de comunicación de la Argentina cuyos efectos más evidentes
fueron la retracción de la diversidad de fuentes, la tendencia a la
uniformidad de la agenda informativa, la modernización tecnoló-
gica en la organización de la producción, la precarización de los
procesos de trabajo (con la consecuente informalización y fragi-
lidad de los contratos laborales) y la centralización geográfica de
la producción de contenidos (Mastrini y Becerra, 2006; Becerra y

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 14 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
Mastrini, 2009). En este marco, el Estado a través de sucesivas ad-
ministraciones constitucionales desde 1983 facilita, apoyando eco-
nómicamente con recursos dispuestos (aunque no únicamente)
por decretos del Poder Ejecutivo Nacional (pen), el funcionamien-
to de los medios comerciales fortaleciendo las tendencias reseña-
das (Loreti y Zommer, 2007).
La consolidación del Grupo Clarín y del Grupo CEI-Telefónica a
partir de la década de 1990 (el último reestructurado como Grupo
Telefónica desde 1999) como los actores más gravitantes del pa-
norama de medios de comunicación en la Argentina se completa
con otros grupos de tamaño inferior e influencia relativamente
más acotada pero significativa: el Grupo Vila-Manzano, el Grupo
Haddad, el diario La Nación con intereses fluctuantes en diversos
medios (radios, diarios del interior del país, Papel Prensa), entre
otros.
Los niveles de concentración del sistema de medios de comuni-
cación en la Argentina suponen una amenaza a la diversidad y el
pluralismo. Un indicador de la retracción de voces: más del 80% de
los mercados de medios del país está concentrado, en promedio,
en menos de cuatro grupos comunicacionales (Becerra y Mastrini,
2009). A su vez, la concentración conduce a la unificación de la lí-
nea editorial, al empobrecimiento de los enfoques disponibles y la
precarización de las condiciones laborales de periodistas y oficios
colindantes.
El citado promedio de concentración es menor en el caso del
mercado de la prensa escrita si se toma el dominio de las cuatro
principales empresas, ya que la circulación agregada de Clarín, La
Nación, Diario Popular y Crónica acaparan el 60% de las ventas (Be-
cerra y Mastrini, 2009).4 No obstante, la centralidad de Clarín en
el mercado es insoslayable, ya que representa más de un tercio de
las ventas de diarios en el país (y más de la mitad de la venta de
diarios en el amba). Si bien la Argentina experimenta un constante
descenso del público lector de diarios en las últimas tres décadas,
“la prensa gráfica representa un ámbito por completo excepcional
para el análisis de discurso” (Verón, 2004) y su agenda es replicada
por los medios de alcance verdaderamente masivo: la televisión y
la radio.
En función de ello, y de la disponibilidad de un corpus regular
que ofrece el trabajo hemerográfico, la presente investigación se 4 Para los tres primeros existen
basó en el análisis de la cobertura informativa de la prensa escrita. mediciones del Instituto de
Los diarios escogidos para el análisis de la investigación presen- Verificación de Circulaciones
(ivc), mientras que para Cró-
tan notables diferencias que es menester puntualizar: Clarín es el
nica el estudio de Becerra y
líder en ventas (ejemplares y publicidad) del mercado periodístico Mastrini (2009) se basó en
argentino. Supera el 30% del total de ejemplares vendidos, con cer- otras fuentes.

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 15 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
ca de 400 mil ventas diarias en promedio según el Instituto de Ve-
rificación de Circulaciones (ivc). Es, además, la cabecera del grupo
del mismo nombre que, como se anticipó, se consolidó en la última
década del siglo xx ramificándose a casi todas las actividades de
medios de comunicación (ejerciendo también el liderazgo de mer-
cado en casi todas ellas) y a otros rubros de la economía incluida
su participación societaria en Papel Prensa (con el 37% de las accio-
nes), la principal fábrica productora del insumo de papel de perió-
dicos, junto a La Nación (22,5% del paquete accionario), a cimeco
(12% de las acciones) del que Clarín es también copropietario, y al
Estado nacional (27,5% de participación). El Grupo Clarín facturó
en 2008 más de 5.700 millones de pesos (Clarín, Balance 2008),
lo que lo ubica entre los cuatro grupos de medios de comunica-
ción más importantes de América Latina junto a los grupos Globo
(Brasil), Televisa (México) y Cisneros (Venezuela). A través de su
empresa Ferias y Exposiciones Argentinas (feasa) acordó con el
diario La Nación la organización conjunta de la feria Expoagro, la
más importante muestra de productores del campo argentino que
en el mismo mes de marzo de 2008 en que se firmó la resolución
125 congregó en Armstrong, provincia de Santa Fe, a más de 200
mil asistentes. La Nación, por su parte, es uno de los diarios más
tradicionales de la Argentina y el segundo en ventas, detrás de Cla-
rín. Si bien son competidores en el mercado de prensa escrita, La
Nación comparte con Clarín acciones en Papel Prensa y el negocio
de Expoagro. La Nación no es un multimedios y ha vendido a Clarín
su participación en el consorcio cimeco, que es propietario de los
diarios Los Andes, de Mendoza, y La Voz del Interior, de Córdoba.
Mientras que Clarín y La Nación son diarios de interés general,
Página/12 y Crítica de la Argentina son periódicos cuyo volumen
de venta es muy inferior (no están auditados por el ivc pero su
circulación no alcanza el 10% de las ventas de Clarín) y su destina-
tario es un público minoritario en el mercado periodístico, cuya
expectativa es hallar mayor desarrollo editorial y profundidad
argumentativa.

3. Fundamentos metodológicos
Los medios masivos de comunicación son actores sociales con fun-
ciones fundamentales en la estructuración del espacio público. Los
contenidos seleccionados y abordados por la prensa gráfica, que
luego son retomados por la radio y la televisión, favorecen la apa-
rición de ciertas temáticas y ciertos actores en la opinión pública
(al hacerlo, obstruyen otras temáticas y actores, invisibilizándolos

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 16 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
en el espacio público mediatizado). En casos de grandes debates
nacionales, que involucran simultáneamente a actores de la socie-
dad civil y de la sociedad política, el tratamiento que las empresas
periodísticas realizan intenta reflejar los conflictos a nivel oficial y
al interior de algunas de las distintas fuerzas políticas y sociales.
Para ello definen quiénes serán considerados actores y deciden qué
voces consultar como testimonios y fuentes.
La presente investigación indagó cuatro variables en la estruc-
tura productiva de cuatro diarios metropolitanos durante el con-
flicto entre el gobierno argentino y las cuatro entidades del agro:
relevancia de información, actores, tono y fuentes.
Un objetivo explícito fue distinguir qué actores se constituyen
en fuentes de información. Para ello se evaluaron las rutinas de
producción de las noticias, la historia particular de cada diario y
su estructura de propiedad. Con el fin de dar cuenta del nivel de
prioridad con el que los cuatro matutinos metropolitanos de in-
terés general elegidos (Clarín, La Nación, Crítica de la Argentina y
Página/12) siguieron el conflicto, el estudio enfocó en particular la
semana del 29 de mayo al 2 de junio de 2008, representativa de la
cobertura de los medios seleccionados. En ese lapso, los principa-
les acontecimientos relacionados con el lockout agropecuario y las
retenciones fueron:
—Jueves 29 de mayo. No comercialización de ganados. Debate
en diputados. Gendarmería interviene en los cortes de rutas.
–Viernes 30 de mayo. Reformas en las retenciones. Kirchner se
reunió con legisladores oficialistas.
–Sábado 31 de mayo. Detención de ruralistas manifestantes por
quema de pastizales. Stolbizer, Miguens, Llambías y Alarcón fue-
ron citados a declarar por su participación en el corte de ruta del
19 de marzo, el cual dio inicio al lockout agropecuario.
–Domingo 1 de junio. Cristina Fernández de Kirchner viaja a
Roma en el contexto de la Conferencia de la fao, Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. “Judi-
cialización” de la protesta. Internas del pj (Partido Justicialista).
Repercusiones en la oposición, de los acontecimientos semanales
(detención de ruralistas y opositores, reformas en la resolución mi-
nisterial 125).
–Lunes 2 de junio. Internas del pj, reposicionamiento de los radi-
cales k. Internas de la Mesa de Enlace, búsqueda de aliados. Cristi-
na Fernández de Kirchner en Roma. Internas de la mesa de enlace.
Recaudaciones impositivas y superávit fiscal.

El análisis realizado, desde su tratamiento metodológico, se inscri-


be en la perspectiva teórica de los estudios cuantitativos de los me-

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 17 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
dios de comunicación. Esta metodología “procura comprender los
datos no como un conjunto de acontecimientos físicos, sino como
fenómenos simbólicos, y abordar su análisis directo” (Kripendorff,
1990). Si bien los primeros estudios de este tipo, propios del clima
de entreguerras, se centraron en la preocupación por los efectos de
los medios sobre los públicos, en décadas posteriores hubo un cam-
bio de paradigma que llevó a repensar las preguntas de investiga-
ción. De la incógnita en torno a “¿quién dice qué en qué canal a quién
y con qué efecto?” (Lasswell, 1986) surgieron nuevas perspectivas
que comprendieron a los medios masivos como instituciones de
suma importancia en el proceso de creación de la opinión pública,
de modo que el eje se desplazó del estudio del código aunque no
siempre del de los efectos. Luego del abandono de la perspectiva de
la aguja hipodérmica (que suponía un rol de influencia unidireccio-
nal de parte de los medios; inyectando ideas en el cuerpo social),
pasada la segunda mitad del siglo xx, los efectos empezaron a ser
considerados desde su perspectiva cognitiva, es decir que fueron
asociados a los modos de construcción de conocimientos sobre el
mundo por parte de distintos actores sociales.
Las noticias que aparecen en los diarios cada mañana son el
resultado de la competencia de temas por instalarse en la agenda
pública. La información llega seleccionada y jerarquizada a sus
destinatarios, bajo cierta pretensión de objetividad. Al contrario
de lo que las empresas periodísticas suelen postular, el proceso de
producción de noticias requiere seguir una serie de valoraciones
inscriptas en los criterios de noticiabilidad existentes en las rutinas
periodísticas. Tres corrientes teóricas que pensaron esas rutinas y
sus implicancias, inscriptas en la tradición de los análisis cuantita-
tivos, funcionaron como plataforma teórico-metodológica del pre-
sente trabajo: el análisis de contenido, la agenda setting y el indexing.

Análisis de contenido

Se trata de un procedimiento de investigación sistemático para


examinar las características de la información archivada, asignar
categorías, variables e indicadores, coincidiendo con reglas explici-
tadas para finalmente poner en relación dichas categorías a través
del uso de métodos estadísticos. Descansa en el método científico,
producción de hipótesis y su constatación empírica, por lo que tie-
ne pretensiones de objetividad y permite, a partir del estudio de
casos, establecer regularidades.
Igartua sostiene que “cuando se afirma que el análisis de con-
tenido permite obtener descripciones sumarias de los mensajes,
significa que no se basa en el ‘análisis de casos particulares’ […]

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 18 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
sino en el estudio de muestras de mensajes con pretensión de ge-
neralizar conclusiones obtenidas a una población de referencia (se
adopta una perspectiva nomotética). No solo busca descubrir la
presencia de determinadas variables, sino que intenta cuantificar-
las y ofrece una imagen de la totalidad de los mensajes analizados”
(2006). Los aspectos que se toman en cuenta son dos, de natura-
leza distinta; por un lado se indaga en la sustancia de los mensa-
jes y por el otro en las convenciones formales que se utilizan para
crearlos y presentarlos. A partir de ellos se cuantifican las variables
manifiestas –aquellas que pueden rastrearse en el cuerpo del tex-
to–, mientras que se construyen indicadores para cuantificar las
variables latentes –aquellas que se vinculan con las hipótesis y no
son observables directamente.
El método consta de nueve etapas de elaboración, que van des-
de la elección del tema hasta la realización del informe: 1) formu-
lación del tema de investigación, 2) conceptualización, 3) opera-
cionalización, 4) elaboración de un libro de códigos y la ficha de
análisis, 5) muestra de los contenidos a analizar, 6) entrenamiento
en el proceso de codificación y pilotaje, 7) codificación, 8) chequeo
de la fiabilidad del proceso de codificación, 9) análisis de datos y
elaboración del informe de investigación.

La teoría de la agenda Setting

Se denomina establecimiento de agenda al proceso mediante el


cual la agenda de los medios logra fijar la agenda pública; al se-
leccionar los temas deciden destacar unos y omitir otros, de modo
que a partir de su cobertura instalan ciertos temas como impor-
tantes (Aruguete, 2008). A diferencia de los estudios de comienzo
de siglo pasado, los medios dejan de ser vistos como definidores de
qué debe pensar la sociedad, para ser entendidos como los estable-
cedores de los temas en torno a los que la sociedad debe mantenerse
ocupada.
Maxwell McCombs y Donald Shaw concibieron su hipótesis en
1968 para evaluar el seguimiento que la prensa norteamericana
hacía de las elecciones presidenciales de ese año, y cuáles eran las
figuraciones que se establecían en la opinión de los votantes inde-
cisos sobre los temas más y menos destacados. Decidieron entonces
concentrar su trabajo en la relevancia de la información y de los te-
mas (el primer nivel de la agenda), a partir de la cuantificación de
variables formales que permitirían inferir frecuencia de aparición
y nivel de importancia. Por lo que las elecciones se constituyeron
como el terreno natural para este tipo de estudios. Sin embargo, el
paso del tiempo permitió complejizar su teoría sumando al estu-

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 19 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
dio de la relevancia informativa y temática investigaciones en torno
a las distintas presentaciones de esos temas (segundo nivel de la
agenda). Es así como indagar sobre la recurrencia de ciertos aspec-
tos o atributos relacionados con los temas objetos y/o protagonis-
tas de las noticias, y su dimensión afectiva, el tono con el que se los
presenta (carácter evaluativo), permitió extender la aplicación de
este tipo de estudios a otros terrenos distintos a los electorales. De
este modo fue que, más recientemente, “la teoría del establecimien-
to de la agenda se ha extendido a los candidatos políticos y a otras
figuras públicas, en concreto a las imágenes que retiene el público
de esos individuos y a las contribuciones de los medios de difusión
a dichas imágenes públicas” (McCombs, 2004).

Indexing

Esta teoría coincide con las anteriores solo que focaliza sus esfuer-
zos en estudiar el tratamiento de las fuentes, testimonios elegidos,
en los medios de comunicación. Para Lance Bennet, los medios
funcionan como indexadores, por lo que trabajan desde una es-
tructura jerarquizada al momento de presentar sus fuentes y te-
mas. El público lector (en el caso de la prensa gráfica) encontraría
en las noticias un número reducido de voces autorizadas, en su ma-
yoría oficiales, que fueron elegidas por los productores partiendo
de su pretensión de objetividad utilizan las fuentes oficiales para
lograr una cobertura más cercana y dar legitimidad a las noticias,
que al ser reiteradas sumarían al sostenimiento, o implantación,
del status quo.
La capacidad de acceso de las distintas fuentes de información
a los medios está asociada al tipo de fuente que se trate. Depen-
derá de su nivel político, sociocultural, mercantil y sobre todo su
cercanía al poder oficial. En distintas coyunturas ese acceso puede
variar. En situaciones conflictivas, cuando el poder político oficial
está puesto en duda o se presenta como inestable, las fuentes ofi-
ciales pueden perder legitimidad y la frecuencia de consultas a las
no oficiales aumentará.

4. Análisis
Para el análisis realizado se tomó una muestra de 280 notas publi-
cadas en los matutinos La Nación, Clarín, Crítica y Página/12, desde
el jueves 29 de mayo hasta el martes 2 de junio de 2008, semana
considerada representativa del conflicto. Los formatos analizados
fueron noticias, entrevistas, editoriales, notas de opinión y análi-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 20 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
sis, así como columnas, mientras que se utilizó la categoría “otros”
para formatos que no correspondieran con los anteriores.
Siguiendo las pautas metodológicas descriptas se dividió la in-
formación en cuatro variables, con el fin de distinguir las pautas
formales (diario, formato, autores y sección), la importancia de la
información (si aparece en tapa, abre sección, página par o impar y
la relevancia de los temas), el tono valorativo de las muestras (posi-
tivo o negativo, en torno a la resolución 125 y al conflicto), actores
y fuentes.
En esta presentación se centra el interés en las categorías “fuen-
tes” y “temas”. En el caso de los temas, fueron considerados y cuan-
tificados los siguientes aspectos en relación al conflicto analizado:
a) retenciones: decreto de ley 125 y sus modificaciones; b) internas
del pj; c) crisis mundial de los alimentos y viaje presidencial a Roma
(Conferencia de la fao, Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación); d) elecciones legislativas 2009;
e) cortes de rutas (tractorazos, piquetes y otras medidas en rutas
provinciales y nacionales); f) necesidad de mediadores en el con-
flicto; g) internas de la Mesa de Enlace; h) desabastecimiento; i)
otros.
En el caso de las fuentes se distinguió entre pertenencia y suje-
tos fuentes, previa cuantificación de cantidad de fuentes utilizadas
en cada muestra:

Pertenencia:
–Gobierno: tomando por tal al Poder Ejecutivo (presidenta, vi-
cepresidente, jefe de gabinete, ministros y secretarios), al ex presi-
dente Néstor Kirchner y aquellos actores (tanto oficiales como no
oficiales) a favor del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
–Mesa de Enlace: entendiendo por Mesa de Enlace a los dirigen-
tes y miembros de las entidades agrarias Confederaciones Rurales
Argentinas, Coninagro, Sociedad Rural Argentina y Federación
Agraria Argentina, así como también a sus simpatizantes.
–Corte Suprema: integrantes de la Corte Suprema; jueces y ca-
maristas.
–Especialistas y académicos: consideramos aquí aquellos cono-
cedores especializados en temáticas agraria o impositivas consul-
tados por los diarios, incluidos los académicos e intelectuales.
–Oficialismo no K o anti K: aquellos sectores del gobierno di-
vergentes a la postura gubernamental en el conflicto. También se
computan bajo esta categoría a aquellos integrantes del Partido
Justicialista y radicales K, integrantes del gobierno, en oposición a
la postura gubernamental.

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 21 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
Sujetos:
–Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la Nación.
–Néstor Kirchner, ex presidente de la Nación y presidente del
Partido Justicialista.
–Alberto Fernández, jefe de Gabinete.
–Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria Argentina.
–Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior.
–Luis D´Elia, presidente de la Federación Tierra y Vivienda.
–Elisa Carrió, fundadora del ari y la Coalición Cívica.
–Alfredo de Angeli, dirigente entrerriano de Federación Agra-
ria Argentina.
–Carlos Reutemann, senador nacional por Santa Fe.
–Jorge Capitanich, gobernador de Chaco.
–Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural.
–Mario Llambías, dirigente de carbap (Confederaciones de
Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa).
–Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
–Margarita Stolbizer, militante del ari.
–Eugenio Zaffaroni, integrante de la Corte Suprema.
–Académicos y especialistas.
–Otros.

En adelante se exponen los resultados para las variables menciona-


das en el caso de los cuatro diarios analizados.

Clarín

En el caso de Clarín se analizaron 72 notas en su mayoría noticias


(30,24% de las muestras, 42 notas) con solo una editorial (publi-
cada el lunes 1 de junio) y nueve notas de análisis. Con respecto
al uso de las fuentes, en el 33% de los casos Clarín apeló a la uti-
lización de solo una fuente de atribución directa a lo largo de las
notas, seguido por la no especificación de fuentes, modo en el que
se consideró aquellas declaraciones expresadas como “rumores”,
“allegados” y “off de record” (30%), luego se ubican las notas que ci-
taron dos fuentes (el 24%) y solo en cinco ocasiones utilizó más de
cuatro fuentes de información. De modo que se observa en Clarín
una clara tendencia al estilo monofuente en la semana analizada
del conflicto.
Con respecto a la pertenencia de las fuentes consultadas, en
primer lugar aparece el gobierno y los dirigentes pro gobierno, se-
guidos por los dirigentes e integrantes de la Mesa de Enlace, mien-
tras que en tercer lugar se cuantificó “otros” (dada la recurrencia a
consultas a trabajadores y otros ciudadanos que veían afectada su

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 22 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
circulación por los cortes de rutas, así como usuarios afectados por
el desabastecimiento de productos agropecuarios).
En los temas la tendencia principal, Clarín ubica en primer lu-
gar los “cortes de rutas” (y su impacto en los ciudadanos) con una
aparición en el 30% de las muestras como tema central, en segundo
lugar las “retenciones” (el decreto 125 y sus modificaciones) apa-
reciendo como tema principal en el 29% de las noticias analizadas.
Con respecto a la contienda política puede observarse una tenden-
cia mayor a cubrir las “internas del pj” (9%) frente a las de la “Mesa
de Enlace” (2%). La “crisis mundial de los alimentos” y el “viaje de
la presidenta a Roma” (4%), los “desabastecimientos” (2%), la “ne-
cesidad de mediadores en el conflicto” (4%) y las “elecciones legis-
lativas 2009” (2%) se ubican por debajo del tercer lugar.

La Nación

La Nación publicó 74 notas en la semana analizada, 58 de las cuales


fueron noticias (78%), nueve muestras entre notas de análisis y opi-
nión (12%), cinco entrevistas (7%) y solo una columna, producida por
un redactor externo al diario, y un editorial. En el tratamiento de las
fuentes La Nación coincidió con Clarín en la tendencia predominante
de noticias monofuentes (32% de los casos), seguido por la consulta
a fuentes no especificadas –allegados, off the record y rumores– (23%),
aunque a diferencia del primer matutino analizado este diario recu-
rrió equitativamente a dos (17%) y a cuatro o más fuentes (17%).
A diferencia de Clarín, La Nación consultó con mayor recurren-
cia a la Mesa de Enlace (en 21 ocasiones) ubicando en segundo lu-
gar al gobierno (en 19 ocasiones). En tercer lugar se encuentran las
consultas al oficialismo no K o anti K e igual situación se encon-
traron los representantes de la Corte Suprema y los especialistas y
académicos (con tres consultas cada uno).
El tema principal en este diario fueron los “cortes de rutas” (con
una aparición del 39% de los casos como tema principal), secun-
dado por las “retenciones”, incluida la resolución 125 y sus modi-
ficaciones. En tercer lugar se encontraron las “internas del pj” (que
ameritaron ser tema del 17% de las notas) aunque las internas de
la Mesa de Enlace no fueron tratadas en la semana analizada por el
diario La Nación, hecho que resulta llamativo cuando en Clarín la
cobertura noticiosa se ocupó de ambos enfrentamientos con una
leve tendencia a privilegiar las correspondientes al partido oficialis-
ta. “Desabastecimientos” (1%), “elecciones legislativas” (1%), “crisis
mundial de los alimentos” y el “viaje de la presidenta a Roma” (3%)
aparecieron por debajo del cuarto lugar en importancia temática
en el seguimiento realizado por La Nación.

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 23 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
Crítica de la Argentina

Crítica de la Argentina presentó 57 muestras en la semana anali-


zada, de las cuales la mayoría fueron noticias (72%) al igual que
en los dos diarios antes mencionados. Notas de análisis y opinión
aparecieron inmediatamente debajo de las noticias (16%) como se-
gundo formato en relevancia. Entrevistas (4%), editoriales (2%) y
columnas (2%) se encuentran por debajo de otros formatos, donde
se consideró recuadros e infografías con independencia noticiosa
–es decir que no acompañaban notas, sino que se constituían notas
en sí mismas– (5%) dada la importancia de la disposición de dise-
ño de este diario (donde abundan formatos no encuadrables en los
géneros antes mencionados).
Si bien podría decirse que Crítica continúa la tendencia al uso de
una sola fuente de atribución directa, en la mayoría de sus notas (33%)
dicha información es relativamente distinta a los dos casos anteriores
dado que en segundo lugar se ubican aquellas notas que recurrieron a
tres voces distintas (23%). En tercer lugar se encuentran aquellos casos
donde la fuente de la información no fue especificada por el medio
(23%) y por último, en el mismo puesto con porcentajes equitativos,
aquellas muestras con dos (14%) y cuatro o más fuentes (14%).
Como sucede con La Nación, Crítica también consultó especial-
mente a fuentes ligadas con la Mesa de Enlace: allí Crítica contó con
sus primeros proveedores de información (30 apariciones), secun-
dados por el gobierno (18 apariciones). En tercer lugar aparecen
“otros” (con 17 consultas) seguidos por el oficialismo no K o anti K
(siete apariciones). Académicos y especialistas fueron consultados
con mayor recurrencia en este diario en relación con los anteriores
(siete veces), mientras que los integrantes de la Corte Suprema solo
fueron consultados en una ocasión.
Al igual que en La Nación, el tema de mayor relevancia fueron
los “cortes de rutas” (27%) secundados por las “retenciones” (25%), y
seguido por “otros” (25%). En relación a las internas; Crítica de la Ar-
gentina priorizó su cobertura de las “internas del pj” (10%) sobre las
de la “Mesa de Enlace” (3%), otro rasgo de su cobertura que la aseme-
ja al segundo diario analizado. La “crisis mundial de los alimentos”
y el “viaje de la presidenta a Roma” (1%), los “desabastecimientos”
(3%), la “necesidad de mediadores en el conflicto” (4%) y las “eleccio-
nes legislativas 2009” (3%) se ubican por debajo del cuarto lugar.

Página/12

Página/12 publicó 76 notas en los cinco días analizados, la mayoría


de ellas noticias (57%) seguidas por las notas de opinión y análisis

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 24 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
(18%). En tercer lugar el género con mayor aparición fue, a dife-
rencia de los diarios anteriormente presentados, la columna (12%),
mientras que en cuarto lugar se ubicaron otros formatos (9%) dada
la disposición de diseño particular de este diario. Se publicaron
dos entrevistas (3%) y un editorial (1%).
Respecto a las fuentes, Página/12 continúo la tendencia al uso
predominante de una sola fuente de atribución directa (36%), se-
cundado por el uso de dos fuentes (21%). En tercer lugar se encon-
traron aquellas notas que contaron con la aparición de cuatro o
más fuentes (17%), así como aquellas donde la fuente no fue espe-
cificada (17%). Las notas que consultaron en su cobertura con tres
fuentes de información se ubicaron en último lugar.
La pertenencia mayoritaria de las fuentes en el caso de Página/12
se encuentra en “otros”, dado que bajo esta categoría se computa-
ron aquellas voces excluidas de las categorías restantes (gobierno,
Mesa de Enlace, Corte Suprema, especialistas/académicos y oficia-
lismo no K o anti K) lo cual coincide con el alto porcentaje de otros
formatos. Página/12 fue el único diario en acudir recurrentemente
a los escenarios y describirlos desde las voces de sus participantes.
En segundo lugar se encuentran aquellas voces ligadas a la Mesa de
Enlace (21 apariciones), seguidas por las declaraciones de sujetos
pertenecientes al gobierno (19 apariciones). En cuarto lugar se en-
contraron la Corte Suprema (cinco apariciones) y los académicos y
especialistas (cinco apariciones); este diario es el que acudió mayor
cantidad de veces a las voces judiciales.
A diferencia de Crítica y La Nación, el tema de mayor relevan-
cia en Página/12 fueron las “retenciones”, la “resolución 125 y sus
modificaciones” (31%), mientras que en segundo lugar se encon-
traron los “cortes de rutas” (28%). Con respecto a las “internas”, las
del pj tuvieron mayor cobertura (11%) que las de la Mesa de Enlace
(5%). No aparecieron notas referentes a las “elecciones legislativas
2009”. La “crisis mundial de los alimentos”, el “viaje de la presiden-
ta a Roma” (2%), “los desabastecimientos” (1%) y la “necesidad de
mediadores en el conflicto” (2%) se ubican por debajo del cuarto
lugar.

A modo de conclusión
Los resultados del análisis de la cobertura periodística del conflic-
to suscitado a partir de la adopción de una política de retencio-
nes móviles a los beneficios de la comercialización de productos
agropecuarios permiten confirmar la necesidad de integrar en el
análisis perspectivas teóricas aparentemente poco afines, como

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 25 revista de ciencias sociales, segunda época
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las de la economía política de la comunicación y la del análisis de
contenido, marcos de noticiabilidad y de construcción de agendas
mediáticas.
La cobertura noticiosa de cuatro diarios (Clarín, La Nación, Crí-
tica de la Argentina y Página/12) en el marco del conflicto se reali-
zó a partir de una muestra de 280 notas publicadas en el lapso de
una semana. Una primera conclusión que amerita destacarse es el
carácter centrípeto del conflicto, que dominó con la cantidad de
notas mencionada no solo la sección política, sino la de economía y
en muchos casos, la de humor y la de interés general. Desde luego,
las tapas acompañaron esta tendencia prácticamente monotemáti-
ca de los medios en el período.
En segundo lugar, debe subrayarse la perspectiva monofuente
del tratamiento periodístico de estos periódicos. En promedio, el
34% de las notas tuvo una sola fuente de atribución directa en la
que fue basada la información de los cuatro matutinos. En tanto, el
21% de las notas no mencionó la fuente o se reservó su identidad.
La agregación de notas sin fuente y las que consignaron una sola
fuente publicadas en uno de los momentos más álgidos de un con-
flicto que movilizó a toda las sociedad política y a una significativa
parte de la sociedad civil, supera el 50% de las notas publicadas en
los diarios mencionados.
Dos de los diarios que conforman el corpus del trabajo, Clarín
y La Nación, superan en ventas la mitad de los ejemplares que
circulan en el amba, y entre ambos dominan más del 45% de las
ventas a nivel nacional (Becerra y Mastrini, 2009). La recurrencia
de estos dos diarios líderes a la publicación de noticias en las que
se destaca la escasez o la ausencia de fuentes informativas es un
hallazgo que la investigación ha validado mediante un control
con ejemplares analizados fuera de la muestra sintetizada en el
presente artículo. No puede atribuirse esta tendencia, que no es
accidental, a la carencia de recursos profesionales para garantizar
una cobertura más vasta y compleja.
En efecto, el ejercicio monofuente del periodismo ha tenido una
regularidad en la cobertura del conflicto entre el “gobierno-campo”
que, por razones lógicas, ha limitado la circulación de voces opues-
tas, diferentes o complementarias (en cualquier caso: diversas). La
adscripción de la cobertura periodística al estilo monofuente se
inscribe en los términos dicotómicos que asumió el resto del deba-
te público. En este sentido, los medios de comunicación estudiados
operaron como un espacio de retroalimentación y exaltación de las
posiciones construidas fuera del espacio público mediatizado.
A su vez, la mayor parte de las fuentes consultadas por parte de
los diarios analizados (en promedio) estuvieron ligadas a la Mesa

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 26 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
de Enlace de los productores, patrones y arrendatarios agropecua-
rios. La segunda fuente fue el gobierno. La Presidencia de la Na-
ción hizo uso, durante el segundo y tercer mes del conflicto, de la
cadena nacional. Probablemente ese uso estuviera fundado en la
percepción gubernamental respecto de la pérdida de espacios gra-
vitantes en las noticias en una relación inversamente proporcional
a las apariciones de voceros de su contendiente, la Mesa de Enlace.
La incorporación de los condicionamientos contextuales en
la descripción de las producciones de los medios de comunica-
ción resulta necesaria para el análisis del caso: las conexiones
económicas que vinculan de modo directo a dos de los diarios
estudiados (Clarín y La Nación) con las entidades reunidas en la
Mesa de Enlace, y de modo indirecto (vía grandes anunciantes)
al conjunto de las empresas periodísticas con los sectores más
concentrados de la economía, brinda un marco de explicación y
comprensión –lo que no significa determinación automática– de
la líneas editoriales que, en lo que a fuentes respecta, distó de ser
ecuánime o equidistante. Un sistema de medios de comunicación
altamente concentrado en pocos actores protagonistas se ha con-
solidado en la Argentina posdictatorial como reflejo especular
de la concentración del conjunto de la estructura productiva. Sin
embargo, la cobertura periodística de los diarios analizados no
contó con espacios de advertencia o reflexión acerca del conflicto
de intereses que numerosos medios tienen al presentar informa-
ción sobre sectores de la economía en los que ellos mismos inter-
vienen mediante negocios propios o asociados.5
En un escenario de escasez de fuentes, el 50% de las aparicio-
nes en los diarios analizados son de la Mesa de Enlace y del go-
bierno, en conjunto. Nuevamente, la falta de espacios asignados
a otras voces y el acaparamiento de las noticias por parte de dos
actores enfrentados en términos excluyentes en donde la victoria
de uno solamente podía obtenerse mediante la derrota del otro (y
viceversa), contribuyó a la construcción de un panorama de anta-
gonistas sin matices también en los medios de comunicación.
Desde la variable temática, los cortes de ruta fueron el tema
central de la cobertura periodística en el período analizado. Las
retenciones se ubicaron en un segundo lugar en el orden de apa-
riciones como grupo temático. Ello ocurrió en Clarín, La Nación y
Crítica de la Argentina; en Página/12 el orden fue inverso (en primer 5 Una interesante reflexión al
lugar sobresalieron las retenciones, en segundo lugar los cortes de respecto fue publicada por el
ruta). periodista y escritor Martín
Caparrós en Crítica de la Ar-
Los diarios analizados presentan líneas de continuidad y tam-
gentina en una columna intitu-
bién diferencias: el perfil argumentativo y de opinión de Página/12 lada “La paja en el ojo ajeno”
y de Crítica de la Argentina se verifica en el uso más amplio y diver- el 12 de marzo de 2009.

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 27 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
so del campo social y político de pertenencia de sus fuentes, en la
inserción de mayor cantidad relativa de artículos de opinión y co-
lumnas, en la más asidua consulta con especialistas que permiten
profundizar y explicar la sucesión de acontecimientos.
El contrato de lectura de los diarios generalistas líderes del mer-
cado (Clarín y La Nación) que fueron estudiados por la investiga-
ción que aquí se sintetiza exhibe alteraciones que revisten interés
académico y periodístico: la asociación de la línea editorial con
un actor inmerso en un arduo conflicto, aunque este actor resul-
te victorioso en el corto plazo, puede lesionar el supuesto básico
que opera entre lectores y medio de comunicación respecto de la
veracidad de los hechos que éste narra. Escapa al presente trabajo
indagar en el nivel perceptivo de los destinatarios de los medios de
comunicación analizados, así como en la medición de la eficacia
periodística a través de indicadores de ventas del mercado de pren-
sa: es preciso un mayor distanciamiento temporal para efectuar
una investigación de esta naturaleza. No obstante, queda abierto el
interrogante a partir de las conclusiones que aporta el examen de
la singular cobertura del conflicto entre “el gobierno y el campo”.
Como sostiene Bennet en la frase con la que se abre el presente
artículo, “las normas periodísticas y las prácticas noticiosas operan
juntas para crear un fuerte status quo que influye en las noticias
–una influencia que está bien oculta detrás de una fachada de pe-
riodismo independiente” (1993). La presente síntesis respalda ese
enunciado.

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(Evaluado el 20 de junio de 2009.)

Martín Becerra / Soledad Vanina López


La contienda mediática 29 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30
Autores

Martín Becerra es profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, donde dirige el Programa de In-
vestigación “Espacio público y políticas: representaciones, prácticas y actores. Argentina a partir de la
década del 80”. Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona, es
investigador de conicet en políticas y tecnologías de la comunicación. Es autor del libro Sociedad de la
información: proyecto, convergencia, divergencia (2003); compilador con Alfredo Alfonso de La investiga-
ción periodística en la Argentina (2007). Coautor, junto a Guillermo Mastrini, de Periodistas y magnates:
estructura y concentración de las industrias culturales en América Latina (2006) y de Los dueños de la palabra
(2009).

Soledad Vanina López es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Na-


cional de Quilmes e integrante del Programa de Investigación “Espacio público y políticas: representacio-
nes, prácticas y actores. Argentina a partir de la década del 80”.

Cómo citar este artículo:

Becerra, M. y S. López, “La contienda mediática. Temas, fuentes y actores


en la prensa por el conflicto entre el gobierno y las entidades del campo
argentino en 2008”, Revista de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Ber-
nal, Universidad Nacional de Quilmes, primavera de 2009, pp. 9-30.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 9-30 30 Martín Becerra / Soledad Vanina López
La contienda mediática
Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich
/ Mariana Cavalieri

El desafío de la
gobernanza urbana
en la gestión local
El caso de la traza de la ex autopista AU3 en
la Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires

Introducción
Desde hace poco más de una década, asistimos a una transforma-
ción socioespacial de los territorios locales como consecuencia de
los avances de la globalización; son justamente las ciudades las que
ocupan un lugar estratégico en el desarrollo de nuevas relaciones
sociales que se configuran dentro del escenario global.
La ciudad debiera ser el escenario ideal para la construcción
y el fortalecimiento de alternativas políticas y de gestión social-
mente incluyentes e innovadoras (Gorelik, 2004). Sin embargo,
la incorporación del escenario global al espacio local encuentra,
como cara negativa, una mayor segregación espacial y polariza-
ción social.
La segregación espacial responde a las formas de organización
del territorio, la localización de las inversiones en los centros urba-
nos y a la dinámica productiva (Arditi et al., 2007). Mientras que
en la configuración residencial se diferencian cada vez más los es-
pacios para los sectores más pobres y más ricos de la sociedad, e
incluso para los sectores de ingresos medios. La polarización social
dependerá también del grado de adaptación (mayor o menor) y
de acceso que los ciudadanos tengan sobre las nuevas demandas
que genera la ciudad global, cada vez más conectada a los centros
de finanzas internacionales y a la especialización de los servicios
asociados a ello (contables, jurídicos, financieros, etcétera).

31 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
Este documento surge como resultado del Proyecto de Inves-
tigación de Urgencia Social “Hacia la gestión social de los vacíos
urbanos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” realizado en el
marco de la Convocatoria ubacyt de la Universidad de Buenos Ai-
res. Uno de los objetivos de la investigación fue analizar la creación
de un “banco de vacíos urbanos” como instrumento para su ges-
tión social en la ciudad, considerando a las comunas 4 y 12 como
casos piloto. El presente artículo incorpora la gobernabilidad y la
gobernanza como dos dimensiones de análisis que complementan
la lectura de nuestro caso de estudio.

Una aproximación a los conceptos


de gobernabilidad y gobernanza
El proceso de definición de políticas públicas dentro de un siste-
ma democrático debe responder al principio básico de incluir a los
afectados en el proceso de elaboración y deliberación de las mis-
mas. Debemos tener en cuenta que las características excluyentes
de las instituciones afectan su legitimidad y supervivencia. El mal
funcionamiento de las instituciones atenta contra el valor intrínse-
co de la democracia de expandir las posibilidades, capacidades y
opciones abiertas a los ciudadanos (Sen, 1999).
Las políticas sociales son fundamentales requisitos del creci-
miento económico por su contribución a la formación de capital
humano, básico para que la economía nacional pueda alcanzar
una inserción competitiva en los mercados internacionales, y para
el desarrollo de una ciudadanía propia de una democracia madura.
Para ello, los avances tienen que darse en tres escenarios: económi-
co, social y político.
Metcalfe (1999) demostró que debido a la creciente compleji-
dad y dinamismo que caracterizan a las sociedades donde actual-
mente operan los gobiernos, ya no son suficientes las “3 E”: eficien-
cia, eficacia y economía contempladas en la década de 1980 por las
reformas de mercado en relación con las administraciones públi-
cas y que, frente a las nuevas olas de cambio representadas por el
impacto de la globalización, la creciente democratización y la des-
centralización de las sociedades, la gestión pública tiene que ir más
allá de las técnicas tradicionales de gerencia empresarial y poner
énfasis en lo que él llamó las “3 D”: diagnóstico, diseño y desarrollo.
Si gobernar en un mundo globalizado es producir un equilibrio
entre las fuerzas reales de poder, la gobernanza de las sociedades y
el buen gobierno tienen que ver con la pobreza, pues los más pobres
son los menos integrados a los mercados globales (Carrillo, 2005).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 32 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
Gobernabilidad y gobernanza son conceptos diferentes aunque
vinculados en su raíz etimológica. Su uso y aplicación se refieren a
fenómenos sociopolíticos y objetos de investigación distintos.
La gobernabilidad, desde una interpretación de la ciencia políti-
ca, es la cualidad propia de una comunidad política según la cual
las instituciones de gobierno actúan eficazmente dentro de su es-
pacio de un modo considerado legítimo dentro de la ciudadanía.
Para lograr la legitimidad es importante la legitimación política y
la capacidad de los partidos de insertar las demandas de la ciuda-
danía al sistema político. Para minimizar los riesgos de ingoberna-
bilidad se necesitan cambios no solo en las instituciones y en las
capacidades de gobierno, sino también en la ciudadanía. Es decir,
que en el proceso de fortalecimiento de la democracia es necesario
reinventar tanto al gobierno como a la ciudadanía (Prats, 2001).
Existe una gran variedad de definiciones disponibles. Mientras
la noción de gobernabilidad democrática es asociada a conceptos de
orden, estabilidad, eficacia y legitimidad política, el de gobernanza
ha sido asociado a los conceptos de codirección, interacción y co-
gestión, y en algunos casos al de conducción entre actores políticos
y sociales (Nicandro Cruz, 2001).
En contrapartida, mientras el estudio de la gobernabilidad
democrática se ha dirigido a las instituciones políticas y actores
políticos clave, la gobernanza tiene un campo de estudio multi-
direccional y se ha asociado su uso con diferentes ámbitos, tipos
de actores, niveles de gobierno y entornos (locales, subnacionales,
nacionales, regionales, supranacionales), con el fin de estudiar pa-
trones, estructuras y reglas de juego que permitan o limiten la arti-
culación e interacción sociopolítica.
Gobernabilidad y gobernanza se vinculan con el desarrollo in-
tegral, basado en el individuo, en la potenciación de sus capacida-
des y libertades bajo contextos democráticos, donde los estados y
sus gobiernos (al menos en los países menos desarrollados y con
democracias no consolidadas) juegan un papel central como po-
tenciales articuladores y facilitadores del cambio institucional.
La gobernabilidad contemporánea exige gobernanza. Prats (2004)
sostiene que “un sistema social es gobernable, cuando está estruc-
turado socio-políticamente de modo tal que todos los actores es-
tratégicos se interrelacionan para tomar decisiones colectivas y
resolver sus conflictos conforme a un sistema de reglas y procedi-
mientos formales e informales”.
Ante la crisis de las formas tradicionales de gobernar que han
sido incapaces de articular exitosamente crecimiento económico
y bienestar social en un modelo de desarrollo sostenible, la go-
bernanza emerge como una nueva práctica sociopolítica que se

Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri


El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 33 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
caracteriza por la participación efectiva de los actores sociales en
el desarrollo de sus ciudades y regiones. Esta noción supone el pro-
greso comunitario basado en el incremento y diversificación de las
dinámicas productivas. Se trata de un concepto que fortalece los
derechos sociales de la ciudadanía mediante el ejercicio activo de
la democracia participativa. Es un estilo de gobernar que posiciona
a los poderes públicos en roles de acción horizontal.
Como nuevo paradigma, la gobernanza es la construcción co-
lectiva del desarrollo comunitario que permite superar deficiencias
del gobierno tradicional e incorporar nuevos fenómenos sociopolí-
ticos para poder enfrentar los nuevos problemas sociales caracteri-
zados por una mayor complejidad e intangibilidad.
Como nueva forma de gobernar implica que el gobierno debe
descargarse de su tarea de definir y hacer prevalecer el interés ge-
neral, para lanzarse al problema fundamental del gobierno demo-
crático en la actualidad: saber propiciar el necesario consenso entre
los actores y la ciudadanía para identificar el interés general en las
diferentes situaciones y actuaciones y abrir paso a la colaboración
ciudadana para su realización.
En el entramado de actores, a través de cuyas interacciones se
construye socialmente el territorio, el papel de los gobiernos de-
mocráticos no es el de ser uno más, sino el de catalizador y organi-
zador de sus relaciones hacia objetivos de desarrollo humano.
La construcción de la gobernanza es un reto tan importante como
ha sido mantener y desarrollar la gobernabilidad, ¿cómo convertir la
participación social y la gestión pública en un proyecto compartido?
Da por supuesta una participación activa de todos los actores y to-
dos los sectores. La nueva forma de gobernar supera el papel del go-
bierno como productor y gestor de recursos y servicios, dándole un
mayor protagonismo político. El desarrollo del buen gobierno exige
que todos los actores estén representados y la acción del gobierno
debe ser positiva hacia los grupos de menor representación, para ello
deberá: diseñar procesos participativos para garantizar que emerjan
las necesidades de todos los sectores; asumir directamente, o a través
de ong, los intereses legítimos de los sectores con menor representa-
ción en los procesos de formación de redes; y favorecer procesos de
autoorganización de dichos sectores.
Por su parte, Sugranyes (2007) entiende por gobernanza urbana,
“las estructuras del poder, el enlace complejo de luchas, deman-
das, respuestas, normas, negocios e intereses entre los actores de
la ciudad; considerando entre estos actores al gobierno local, los
dirigentes políticos, los inversionistas, las empresas, los dirigentes
sociales, los académicos, los colegios profesionales y demás expre-
siones de la sociedad organizada”.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 34 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
La gobernanza urbana es una nueva forma de gobernabilidad
que amplia los retos de la política tradicional. Es la gestión de in-
terdependencias entre gobierno y actores no gubernamentales en
una estrategia para crear y fortalecer redes de cooperación para la
construcción colectiva del desarrollo humano. Introduciendo nue-
vas dinámicas políticas y sociales que sustituyen las actuales, consi-
derando como instrumento fundamental la gestión estratégica. Esta
se preocupa por la movilización de todos los recursos del territorio a
partir de la definición de objetivos del desarrollo humano, tendien-
do a mejorar la capacidad de organización y acción en el territorio,
promoviendo la visión del interés general como construcción colectiva.

Transformaciones urbanas en la ciudad global


La ciudad no puede ser entendida simplemente como soporte fí-
sico y material de las actividades urbanas, sino como reflejo del
complejo entramado de intereses sociales de los actores, quienes,
a través de la ocupación, la apropiación y el uso social del espacio,
intervienen en su construcción. Como bien señala Harvey (2009,
p. 1), “la cuestión sobre qué tipo de ciudad queremos no puede
estar separada de aquella que plantea qué tipos de lazos sociales,
de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías
y de valores estéticos deseamos. El derecho a la ciudad va mucho
más allá de la libertad individual de acceder a recursos urbanos;
es un derecho común antes que individual ya que esta transfor-
mación depende del ejercicio de poder colectivo para remodelar
los procesos de urbanización”.
Hoy, como hace siglos, las ciudades son potencialmente territo-
rios con gran riqueza y diversidad económica, ambiental, política
y cultural. Sin embargo, los modelos de desarrollo implementados
en la mayoría de los países, tanto en el norte como en el sur, se
caracterizan por establecer patrones de concentración de la renta y
poder que generan pobreza y exclusión, contribuyen a la depredación
del ambiente, la segregación social y espacial y la privatización de
los bienes comunes y del espacio público. De algún modo las polí-
ticas públicas, al desconocer los aportes que el poblamiento popu-
lar hace a la construcción de la ciudad (y de la ciudadanía), contri-
buyen en ese proceso y sin proponérselo violentan la vida urbana
(“Carta mundial por el derecho a la ciudad”).
Son tres los principios fundamentales que rigen la “Carta mun-
dial por el derecho a la ciudad” y sobre los cuales se basa su pro-
puesta: ejercicio pleno de la ciudadanía, gestión democrática de la
ciudad, y función social de la propiedad y de la ciudad.

Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri


El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 35 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
Ejercicio pleno de la ciudadanía: entendido como la realización
de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, ase-
gurando la dignidad y el bienestar colectivo de los habitantes de
la ciudad en condiciones de igualdad y justicia, así como el pleno
respeto a la producción y gestión social del hábitat.
Gestión democrática de la ciudad: entendida como el control y la
participación de la sociedad (a través de formas directas y repre-
sentativas) en la planificación y el gobierno de las ciudades, prio-
rizando el fortalecimiento y autonomía de las administraciones
públicas locales y de las organizaciones populares.
Función social de la propiedad y de la ciudad: valiéndose de la for-
mulación e implementación de las políticas urbanas y del interés
común por sobre el derecho individual de la propiedad; haciendo
un uso socialmente justo y ambientalmente sustentable del espa-
cio urbano.
Este instrumento se rige por el fortalecimiento de los procesos,
reivindicaciones y luchas urbanas contra la injusticia y la discrimi-
nación social y territorial. Promueve la participación de todos los
actores sociales, públicos y privados, en la difusión, implementa-
ción, monitoreo y vigencia legal de este nuevo derecho humano.
En cuanto a la configuración de la Ciudad de Buenos Aires, la
década de 1990 constituye un punto de inflexión respecto de las
políticas urbanas. Se observa el pasaje del “urbanismo reglamenta-
rio” hacia la implantación de un modelo “estratégico”, operacional
y fragmentario –sin el acompañamiento adecuado de un marco ju-
rídico– en el planeamiento de la ciudad, donde el casco céntrico es
el área prioritaria para ese desarrollo estratégico. Ejemplos de ello
son la renovación de Puerto Madero, la privatización del predio que
corresponde a la Ciudad Deportiva de la Boca en Costanera Sur y la
construcción de nuevas vías rápidas (Mignaqui y Elguezábal, 1997).
Simultáneamente, en el año 2000, desde el gobierno municipal
se conforma la Corporación Buenos Aires Sur Sociedad del Estado,
con poder de decisión en parte de la zona sur (15 barrios) de la
ciudad, y uno de sus objetivos es privatizar tierras públicas.1 De
esta manera la Corporación, a través de iniciativas de promoción
inmobiliaria, “va librando a la inversión privada el patrimonio que
el poder público reunió históricamente en la zona” (Gorelik, 2004,
p. 237). Con estas políticas se cae en el riesgo de una “moderniza-
ción de superficie” donde los capitales privados se benefician de
las inversiones públicas de larga data sin una clara contraparte que
1 La Corporación Buenos Aires
quede para la ciudad, es decir, no se prevén mecanismos de recu-
Sur SE fue creada en el año
peración de plusvalías, políticas de revaluaciones o de compras que
2000 por Ley 470 de la Legis-
latura de la Ciudad de Buenos le permitan a la ciudad capitalizar esas expectativas inmobiliarias
Aires. (Gorelik, 2004).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 36 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
El nuevo rol asumido por el Estado tiene su correlato sobre la
cuestión urbana. Vivimos cada vez más en áreas urbanas divididas
y proclives al conflicto, tendencia compartida con los demás países
de la región, cuyos resultados impactan sobre las formas espaciales
que adquieren nuestras ciudades; caracterizadas por fragmentos
fortificados, comunidades valladas y espacios públicos privatiza-
dos sometidos a constante vigilancia. Conviven simultáneamen-
te enclaves de riqueza con enclaves de pobreza o como señalan
Arditi et al. (2007), “un mayor cerramiento y aislamiento de los
sectores más adinerados, al mismo tiempo que se da una mayor
precarización económica de los sectores más vulnerables de la so-
ciedad, quienes ven disminuir de manera creciente sus estándares
de vida”.
Bajo estas condiciones de hábitat, los ideales de identidad ur-
bana, ciudadanía y pertenencia resultan más difíciles de sostener.
Afortunadamente, como sostiene Harvey (2009, p. 5), “existen al-
gunos movimientos sociales urbanos que intentan superar el aisla-
miento y remodelar la ciudad de acuerdo con una imagen diferente
a la que promueven los promotores inmobiliarios respaldados no
solo por el capital financiero, sino también por un aparato estatal
que responde cada vez más a una lógica empresarial”.

El proceso de construcción de la
gobernabilidad en la ciudad de Buenos Aires
Según Landau (2008), la discusión sobre el gobierno de Buenos
Aires desde el restablecimiento de la democracia en 1983 se ha ba-
sado en tres cuestiones: a) definir el estatus de la ciudad (problema
de autonomía), b) organización de las instituciones (eficiencia y re-
presentatividad) y c) naturaleza de los gobernantes y gobernados y su
vínculo (modo de elección de autoridades, participación, control
ciudadano).
El principio del proceso de la configuración de la cuestión del go-
bierno de la ciudad en Buenos Aires data de 1882 cuando se sancionó
la Ley 1260, a partir de la cual comenzaron a regirse las institucio-
nes municipales de la ciudad federalizada.
Desde el inicio de la Ley 1260, se estructuró el debate sobre la
naturaleza y escala de la ciudad. Al análisis sobre si el municipio es
previo o posterior al Estado, se sumó la necesidad de determinar si
el gobierno de la ciudad era político o meramente administrativo.
La discusión giraba también sobre gobernantes y habitantes de la
ciudad, si quien estuviera al frente del gobierno de la ciudad debe-
ría llamarse gobernador o intendente (sancionándose finalmente

Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri


El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 37 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
como Intendente), se debatió si se incorporaría la forma de un Con-
sejo como Cuerpo consultivo o Concejo como órgano deliberativo que
toma decisiones, optándose por este último.
Según la Ley, podrían ocupar las bancas letrados y ciudada-
nos mayores que pagaran un impuesto directo. Se imponían con-
diciones más estrictas a los electores. La distinción entre vecino
(con derecho al voto) y habitante de la ciudad (sin acceso al voto)
se establecía a partir del aporte que se realizara o no a la muni-
cipalidad.
En 1916 se sanciona el voto universal y se discute su implementa-
ción en la ciudad y la modificación de la Ley 1260. Se vuelve a deba-
tir la cuestión del gobierno de la ciudad. Se reactualiza la polémica
sobre la autonomía política del gobierno de la ciudad, la elección
directa de intendente o su designación por parte del Presidente de
la Nación.
El argumento que prevalece en ese momento es que las tareas
cada vez más complejas necesarias para el manejo de la ciudad
de Buenos Aires requieren de resoluciones con criterios de eficien-
cia técnica, de allí que la designación del intendente debía surgir
del Presidente y no del voto popular al que se consideraba como
elección política. Se abre así el debate sobre el carácter “democrá-
tico” o “técnico” del gobierno de la ciudad. En ese sentido, Landau
(2008) manifiesta que esta visión considera que el gobernante de
la ciudad debe gestionar eficazmente la ciudad. Por sobre el con-
cepto de vecino contribuyente, aparece el de vecino gestor entre
1920 y 1930; década caracterizada por el poblamiento de distin-
tos barrios de la ciudad y la aparición de instituciones asociativas
como sociedades de fomento, clubes deportivos, bibliotecas po-
pulares y otras.
La idea del vecino gestor aparece asociada al bien común del
barrio. El reconocimiento por parte del Estado de estas asociacio-
nes apolíticas con intereses barriales empieza a perfilar un modelo
de participación barrial de la sociedad civil. En la década de 1930
la participación permanecía asociada a un modo de socialización
en el barrio destinada a autogestionarse.
En lo que respecta al accionar del Concejo Deliberante, este fue
intervenido por el Presidente de la Nación en 1941, conforme a la
denuncia de corrupción sobre concejales intervinientes. Posterior-
mente Perón centralizó las decisiones en la figura presidencial, eli-
minando el Concejo Deliberante, y sus oficinas fueron ocupadas
por la Fundación Eva Perón. El Presidente de la Nación y el Congre-
so pasaron a ser las únicas figuras electivas. Por la Reforma Consti-
tucional de 1949, art. 83, inciso 3, el “Presidente de la Nación es el
Jefe inmediato y local de la Capital de la Nación, pudiendo delegar

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 38 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
estas funciones en la forma que lo determinen los reglamentos ad-
ministrativos”. Queda claro el carácter delegativo y administrativo
del gobierno de la ciudad, muy lejano a un gobierno municipal
autónomo.
Durante el peronismo desapareció la articulación vecino-con-
tribuyente, vecino-ciudadano, vecino-gestor y a partir de la década
de 1970 se relocaliza la cuestión del gobierno de la ciudad.
En 1958 se restablece la Ley 1620 y se realizan elecciones para con-
cejales. En 1972, el régimen militar sanciona una nueva Ley Orgánica
de la ciudad, puesta en práctica en 1973 donde aparecen en forma
institucionalizada los consejos vecinales, que constituyeron una nueva
relación gobernante-gobernados. Los consejeros fueron representantes
del barrio, legitimados por el voto ciudadano. En 1976 un nuevo golpe
de Estado interrumpió el accionar de los consejos vecinales.
Con la vuelta de la democracia en 1983 reaparece la problemática
del estatus de la ciudad y de allí en adelante crece una fuerte crítica
al sistema centralizado. Iniciada la década de 1990, “participación
y descentralización” se inscriben en el modelo neoliberal donde
prevalecen las privatizaciones y la reforma administrativa. No obs-
tante, las políticas o programas sociales focalizados de la época re-
conocen nuevas capacidades por parte de los “beneficiarios” para
controlar y gestionar los programas de los que son objeto. Queda
planteado como interrogante si este mecanismo reconoce la nece-
sidad de dejar capacidad instalada en las organizaciones y favore-
cer el empoderamiento ciudadano o bien, si esto responde a un
requisito de los propios organismos multilaterales de crédito que
incorporan la transparencia, la fiscalización y la participación en
sus programas de cooperación para los países miembros (Smulo-
vitz y Clemente, 2004).
En 1989 el intendente Carlos Grosso crea el Consejo para la re-
forma administrativa y más tarde el modelo de gestión por resultados
que reemplaza al modelo de gestión por normas, percibido este úl-
timo como “centralista, burocrático y concentrador de decisiones”
(Felcman, 1991).
Recién en 1994, con la Reforma de la Constitución, se inicia la
era de autonomía de la Ciudad de Buenos Aires declarando el ca-
rácter electivo de su intendente. La cuestión de la ciudadanía plan-
tea la necesidad de definir la autonomía local, y la relación política
entre los poderes local y nacional.
Autonomía, democracia y eficiencia empiezan a aparecer como
cuestiones interrelacionadas. Dos años después se desarrollan las
primeras elecciones de intendente y de 60 convencionales estatu-
yentes para sancionar la Constitución de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.

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El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 39 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
El jefe de gobierno electo, Fernando de la Rúa, sostuvo que la
participación y la descentralización serían elementos indispensables,
para una administración “democrática y eficiente”.
En 1997 se eligieron los primeros diputados. Pasada la etapa
“fundacional” se empezaron a crear instituciones, programas y dis-
positivos que institucionalizarían los principios de participación y
descentralización.
–Se crearon los centros de Gestión y Participación (cgp, 16 en
total) que fueron base de desconcentración administrativa y ámbi-
to primigenio de participación local.
–Se incorporaron formas de participación en diferentes dispo-
sitivos institucionales: audiencia pública, renovación de mandato,
referéndum. Organizaciones no gubernamentales empezaron a
desarrollar fuerte influencia en la vida pública. Por otra parte, re-
surgieron las organizaciones barriales tendientes a organizar las
demandas al Estado desde un conocimiento práctico. La participa-
ción pasa a ser vista como una manera de comprometerse en espa-
cios de deliberación.
–Se reestructura la manera de responder al problema del esta-
tus, las instituciones y la relación gobernante /gobernados.

En el año 2005, tras un intenso proceso de debate con los vecinos


de todos los barrios porteños que duró alrededor de un año, se
sanciona la Ley de Comunas de la Ciudad de Buenos Aires. Las
comunas son unidades de gestión política y administrativa des-
centralizada con competencia territorial, patrimonio y personería
propia (art. 1 de la Ley 1777/2005).
La Ley señala que la descentralización de la ciudad se realiza
a través de Comunas bajo el agrupamiento de barrios con el ob-
jetivo de mantener las identidades e idiosincrasias barriales. Si
bien las comunas reciben una denominación numérica (quince
en total), a los fines de resguardar las identidades barriales, esta
será modificada mediante consulta popular que deberá convocar
cada Junta Comunal y luego elevarla a la Legislatura de la Ciudad
para su votación y promulgación. Sin embargo, en abril de 2008
y tras el cambio de gobierno en la Ciudad, se ajustaron los lími-
tes de las comunas, se renovaron sus autoridades con nombra-
mientos desde el poder ejecutivo, y se postergaron las elecciones
democráticas y participativas de los representantes comunales.
En marzo de 2009, el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri
anuncia una nueva postergación de las elecciones comunales sin
fecha cierta de realización.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 40 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
Caso de estudio: la traza de la ex
autopista AU3 en la Comuna 12
Antecedentes

El contexto histórico en el que se enmarca nuestro caso de estudio


es reflejo o consecuencia de un período de fuerte inestabilidad po-
lítica, económica y social, que se profundiza en la década de 1970.
El último golpe militar y la dictadura que le siguió entre los años
1976-1983 tuvo como uno de sus postulados el llamado “proceso
de reorganización nacional”. Mediante una combinación de auto-
ritarismo político, liberalismo económico y exclusión social, buscó
poner “orden” tanto a nivel nacional como en los espacios de la
ciudad, desplazando a los sectores populares de las áreas centrales,
favoreciendo su apropiación por el capital privado, que dio origen
a una segregación socioespacial que lenta pero sostenidamente fue
instalándose en el territorio.
En el año 1977 se sanciona y entra en vigencia, en la ciudad
Capital, el actual Código de Planeamiento Urbano2 que contiene
los instrumentos normativos del ordenamiento urbanístico del te-
rritorio de la ciudad. Conforma el instrumento de regulación del
sector privado y de inversiones por parte del sector público confi-
gurando el modelo de ciudad imperante de la época.

Presentación del caso 2 Como señala Tercco (2006), el

Código de Planeamiento Urba-


no tuvo varias modificaciones
El Programa de Recuperación de la Traza de la Ex Autopista AU3, desde su sanción en el año
creado por la Ley 324 sancionada el 28/12/1999, surge por el es- 1977, la última de ellas fue en
el año 2000. La construcción
fuerzo de los vecinos ocupantes y frentistas a la Autopista central de la ciudad contemporánea
(AU3), y como producto de la labor conjunta entre los diversos está normada por un instru-
actores públicos, privados y del tercer sector. Tiene por objeto mento legal cuyos conceptos
corresponden a una ideología
rescatar del abandono socioambiental y la postergación urbana
urbanística de hace 45 años,
(durante más de 20 años), a un sector de la ciudad que conjuga cuando menos. Por lo tanto,
situaciones de pobreza crítica y deterioro físico con ocupaciones la aprobación de un Plan Ur-
irregulares, subutilización y abandono de tierras y viviendas de bano Ambiental debería abrir
la puerta a un nuevo Código
alto valor económico. de Planeamiento que sería a
Para ello el programa se estructura en tres ejes de desarrollo, la vez expresión de la nueva
dando un enfoque integral y participativo a la problemática desde ideología urbanística (o al me-
nos, el nuevo consenso social
la perspectiva del hábitat: a) Plan de desarrollo y recuperación urba- y político sobre la ciudad que
na para valorizar el espacio público y la calidad barrial; b) Plan de se pretende) y corrección de
soluciones habitacionales para garantizar la reconstrucción urbana errores, anacronismos y pun-
tos cuestionables del Código.
y acompañar el desarrollo social de las familias que habitan en la
Finalmente, el Plan Urbano
traza y c) Plan de recuperación patrimonial para movilizar los recur- Ambiental fue aprobado en
sos que representan los inmuebles públicos. diciembre de 2007.

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El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 41 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
Asume como objetivo primordial garantizar viviendas definiti-
vas a los beneficiarios, reconstruir el tejido social y urbano, y recu-
perar el patrimonio de los inmuebles que comprenden la ex AU3.
Inicialmente el Programa benefició a 1.033 familias que ocupaban
879 inmuebles, proponiendo múltiples alternativas para las solu-
ciones habitacionales.
A partir de la creación del Programa se verifica un importan-
te nivel organizacional por parte de los vecinos y organizaciones
sociales con cierto acompañamiento de las instituciones públicas.
Este tipo de acción colectiva conforma una de las bases del capital
social; la confianza y el asociativismo cívico son elementos funda-
cionales para la cooperación entre los actores.

La traza de la autopista ex AU3

Recorre la ciudad de Buenos Aires desde la Avenida General Paz,


en el barrio de Saavedra, hasta Puente Alsina sobre el Riachuelo,
atravesando 12 barrios (Figura 1).3 El trazado de la AU3 proponía
atravesar la ciudad de norte a sur. La traza definitiva junto con los
plazos de ejecución escalonados fueron aprobados durante la últi-
ma dictadura militar dividiéndola en distintos tramos.

Figura 1. Localización traza ex AU3

Fuente: Boletín, Nº 1, Unidad Ejecutora Ex AU3, 2002.

3 Belgrano, Villa Urquiza, A ese fin, en 1977 se expropió y desalojó una franja importante de
Coghlan, Chacarita, Villa Or- inmuebles, terrenos y edificios enteros sin tener en cuenta la iden-
túzar, Colegiales, Palermo,
tidad de los barrios, las vías de conexión y las particularidades del
Almagro, Villa Crespo, Balva-
nera, Parque Patricios y Nueva tejido urbano. Como las expropiaciones comenzaron por el norte,
Pompeya. afectaron principalmente zonas residenciales de sectores medios

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 42 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
y medio-altos ubicados en los barrios de Saavedra y Coghlan (Co-
muna 12), hasta su finalización en Puente Alsina, al borde del Ria-
chuelo en la zona sur.
Durante la década de 1980, con el retorno del gobierno demo-
crático se abandona el proyecto de construcción de la autopista.
Debido a las recurrentes crisis y ajustes estructurales de las dos
décadas pasadas, sumadas la vacancia de inmuebles y las conse-
cuencias del “Plan de erradicación de villas” que llevó adelante el
gobierno militar, se facilitó la ocupación/usurpación y explotacio-
nes irregulares de los inmuebles involucrados.
Como resultado, se observa una lógica institucional de aban-
dono, es decir, una lenta pero sostenida degradación entre las es-
tructuras del espacio social y las estructuras del espacio físico, en
la cual el deterioro del rol del Estado como garante de los derechos
ciudadanos juega un papel decisivo (Wacquant, 2007).

El Programa

La implementación del Programa de la traza estuvo a cargo de una


Unidad Ejecutora conformada por diversas áreas del gobierno de
la ciudad,4 que fueron cambiando tanto en su composición y fun-
ciones como en su ubicación en el organigrama ministerial, según
la importancia asignada a la solución concreta de las problemáti-
cas de hábitat de los “beneficiarios” y del entorno. Asimismo, se
creó una Comisión Interna de la Legislatura con representantes de
todos los actores para recibir periódicamente un informe del esta-
do de avance producido por el Poder Ejecutivo.5 4 Decreto N° 07-GCBA-2001.

La Ley define como “beneficiarios” a las familias ocupantes de las Integrarán esa Unidad repre-
sentantes de los siguientes
viviendas de propiedad del gobierno de la ciudad que cumplan la to- organismos: secretarías de
talidad de las siguientes condiciones: habiten en la traza desde antes Hacienda y Finanzas, Medio
del 6 de agosto de 1996; utilicen los inmuebles para uso de vivienda Ambiente y Desarrollo Sus-
tentable, Planeamiento Urba-
exclusivamente; perciban un ingreso mensual promedio por grupo
no, Obras y Servicios Públicos,
familiar no mayor a $1.200, o $300 mensuales por integrante de fa- Promoción Social, Comisión
milia; no sean propietarios de inmuebles y no hayan sido adjudica- Municipal de la Vivienda y el
tarios de un crédito o subsidio para la adquisición, construcción o Consejo del Plan Urbano Am-
biental. Modificado por Decre-
refacción de vivienda en forma individual o mancomunada. to N° 1027-GCBA-01.
Una vez promulgada la Ley, la administración propuso en el 5 Los integrantes de la Comi-

año 2000 un plan de trabajo a desarrollar en tres años para el cum- sión representan a los bene-
ficiarios del Programa, a los
plimiento de sus objetivos que incluyó la elaboración del proyecto vecinos que habitan las áreas
urbano del área de estudio –denominado sector 5 ubicado en la adyacentes, a vecinos e insti-
Comuna 12–,6 la regularización de la tenencia, el otorgamiento de tuciones vecinales.
6 Sector 5: comprendido entre
las soluciones habitacionales y la ejecución de las obras de infraes-
las calles Donado, Holmberg,
tructura del sector. Asimismo, estableció la cesación inmediata de Avenida Congreso y Avenida
los desalojos en contra de los adherentes al Programa y la posibi- de los Incas.

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El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 43 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
lidad de seguir habitando los inmuebles hasta la solución habita-
cional definitiva.
Desde noviembre de 2001, la Unidad Ejecutora del Programa
de recuperación de la traza de la ex AU3 implementó soluciones
habitacionales mediante cuatro alternativas que permiten a las fa-
milias beneficiarias acceder a una vivienda definitiva.
Alternativa i. Créditos (individuales o mancomunados) destinados
a la compra de vivienda social por parte de los beneficiarios.
Alternativa ii. Venta de inmuebles a sus ocupantes  que cumplan
con los requisitos de la Ley y que no se hallen ubicados entre Ave-
nida Congreso y Avenida de los Incas, afectados al Plan de Reurba-
nización (sector 5-6). Pago a valor social.
Alternativa iii. Construcción de vivienda nueva económica:  “Lla-
ve en mano” o “Autogestión”. Acceso a un crédito social para su
construcción en terrenos baldíos o subutilizados fuera del sector
5. Pago a valor social.
Alternativa iv. Dos opciones: a) Subsidios para autoconstrucción des-
tinados al desarrollo de programas colectivos de autogestión para la
autoconstrucción, para familias en situación de extrema pobreza.
b) Comodato vitalicio: se otorgarán a los beneficiarios mayores de 60
años, en situación de extrema pobreza. No hereditario.

Las alternativas de vivienda 2001- 2007

Con el fin de dar solución a las diferentes alternativas habitaciona-


les, en particular la alternativa iii, llave en mano, el gobierno cons-
truyó, a través del organismo encargado (Instituto de Vivienda de
la Ciudad), en terrenos de la traza fuera del sector 5, varios edificios
de vivienda multifamiliares, a ser abonados con créditos flexibles a
largo plazo (figuras 2 y 3).7
Para la alternativa iii, construcción de vivienda nueva por auto-
gestión, grupos de familias se han organizado en cooperativas para
tener acceso a la vivienda en forma mancomunada. Aún están a la
espera del otorgamiento del crédito.
Con relación a la alternativa iv, subsidios para autoconstruc-
ción, en la práctica funcionó como autogestión asistida, ya que
los subsidios se entregaron en materiales, herramientas y asesora-
miento técnico y social provisto por el Estado. La contrapartida de
los beneficiarios fue el aporte de su mano de obra para la cons-
7 Giribone 840, Giribone 1330, trucción de las viviendas. El total de familias involucradas es de 39,
Estomba 1148 y Estomba distribuidas en siete edificios realizados a partir del 2001 (figuras
1156.
8 Estomba 1167, Jufre 830,
4, 5).8 Concebidas como proceso, las ventajas sociales resultantes
Santos Dumont 3259, Trona- se verificaron en las familias que participaron del Programa y en
dor 1123, entre otros. la sociedad. En las familias, porque la posesión de una vivienda

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 44 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
digna es condición básica para mejorar su calidad de vida, y para
la sociedad porque “implica la incorporación de grupos margina-
dos, mediante un proceso educativo de movilización de recursos
humanos e integración social” (Guebel, 2005, p. 205). En definitiva,
se trata de construir capital social, entendido como el único capital
que comparte la estructura de las relaciones sociales que se estable-
cen entre los actores cooperantes.

Figuras 2 y 3. Alternativa III “Llave en mano”. Giribone 1330. 27 viviendas

Figura 4. Alternativa IV. Viviendas autoconstruidas. Estomba


1167. Edificio habitado, sin finalización de obra

Figura 5. Alternativa IV. Viviendas autoconstruidas. Tronador 1123

Fuente: Fotos de archivo cehv, marzo 2009.

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El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 45 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
Proyecto 2008

Con el objeto de dotar a la Unidad Ejecutora de mayor agilidad


en la instrumentación de la Ley, la actual administración comu-
nal modificó la estructura organizativa del Programa pasando a
depender del Ministerio de Desarrollo Urbano. En este sentido
fijó prioridades para su gestión respecto de tres situaciones que
verificaron en la traza: urbana, jurídica y social, en particular en el
sector 5.
Respecto de la traza urbana tomaron como premisa la necesi-
dad de realizar un proyecto urbanístico, como lo exige la Ley 324,
debido a que la mayoría de los terrenos “están fuera de norma”.9
Esto implica la desocupación de los inmuebles de propiedad de la
ciudad, contando con modalidades que contemplen la situación
social de emergencia habitacional.
Es así que el Poder Ejecutivo, a través del Decreto 1.165/2008,
de septiembre de 2008, requiere la desocupación de los inmue-
bles de pertenencia de la ciudad para afectarlos a otro destino
distinto al de vivienda de sus ocupantes, lo que implica su des-
ocupación para el avance de los proyectos urbanísticos de la
zona. En la práctica opera como única alternativa de vivienda a
implementar por el poder central, independientemente de la ele-
gida por los “beneficiarios”.
Dichos proyectos urbanos tienen como objetivo reconvertir el
área degradada, la renovación integral de la zona, la reestructu-
ración y recalificación del espacio público, la recuperación de la
transversalidad del sector y la generación de una imagen urbana
que asegure la identidad futura de este sector.
A fin de implementar la desocupación, dispone un Régimen
Especial de Prestaciones no reintegrables para los ocupantes de los
inmuebles del sector, según sean considerados como “beneficia-
rios” y “no beneficiarios y/o intrusos”. Para su acceso deberán des-
ocupar y restituir el inmueble, así como la renuncia a toda acción o
derecho que pudiera asistirles contra el gobierno de la ciudad.
El decreto establece que el proyecto urbano previsto deberá
contemplar el reintegro de la inversión ocasionada por el otorga-
miento de las Prestaciones, a través de la disposición de los inmue-
bles recuperados.
En forma paralela a ese mismo decreto, el Poder Ejecutivo
9 Exposición del doctor Re- presentó un Proyecto de Ley de Rezonificación del Sector para la
gazzoni, coordinador Unidad recuperación del área, procurando la sinergia necesaria entre los
Ejecutora ex AU3, ante la
organismos de gobierno con las organizaciones vinculadas a dicha
Comisión de la Legislatura
de la Ciudad de Buenos Aires, área. Plantea la plataforma normativa indispensable para la recu-
19/8/2008. peración urbanística del área: un amanzanamiento, división par-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 46 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
celaria y normas urbanísticas que articulan el tejido existente con
una nueva calificación del espacio público, en pos de generar una
nueva identidad, y mecanismos para el fraccionamiento, la subdi-
visión y la venta de las parcelas, estableciendo los mecanismos de
gestión y financiamiento económico para la realización tanto de la
operación urbanística como para la respuesta a las necesidades de
los beneficiarios.
En una noticia publicada en el diario Clarín, fuentes del Minis-
terio de Desarrollo Urbano, que lleva adelante la implementación
del programa y el proyecto urbano, explicitaron que no se permi-
tirá la especulación inmobiliaria, y que “habrá solo edificios de
planta baja, tres pisos y dos más retirados de la línea de frente. No
podrán ser edificios de lujo sino de clase media. Un 5% de las uni-
dades quedará para el Instituto de Vivienda [...]”.10 Queda un vacío
normativo entre la propuesta presentada y el discurso oficial.
La búsqueda de un orden capaz de armonizar el espacio vacan-
te con las preexistencias externas e internas al mismo, debiera ser
uno de los retos más reveladores de las capacidades de la propuesta
de un proyecto urbano sustentable. Ello implica propiciar un espa-
cio consensuado que incorpore las voces de todos los actores, a los
efectos de garantizar no solo la apropiación del proyecto por parte
de todos los involucrados, sino fundamentalmente su sustentabili-
dad en el tiempo.

El debate parlamentario frente a las políticas de Estado

La Comisión Interna de Control y Seguimiento de la Ley 324, for-


mada con representantes de todos los actores, tiene como objetivo
recibir periódicamente un informe del estado de avance producido
por el Poder Ejecutivo.11 Actualmente, es el organismo en el que se
debate la marcha e implementación del Programa. En la práctica
funciona como un organismo deliberativo, de reunión bimensual,
pero no vinculante con las acciones que implementa el Ejecutivo.
Los mecanismos de funcionamiento se basan en debates abiertos,
en los que, previa exposición de los representantes del Poder Ejecu-
tivo con funciones dentro del Programa, todos los actores involu-
crados pueden efectuar preguntas a las autoridades. 10 Entrevista al subsecretario
Varios temas cobraron importancia en las dos últimas sesiones de Planeamiento Urbano,
arquitecto H. Lostri. Clarín,
llevadas a cabo en enero y abril de este año. 6/2/2009.
En primer lugar, la legalidad y legitimidad del Decreto 1165/2008. 11 Los integrantes de la Comi-

Acciones de Amparo sobre el mismo. Frente al avance del Ejecutivo sión representan a los bene-
ficiarios del Programa, a los
en la desocupación del sector 5, el presidente de la Comisión de
vecinos que habitan las áreas
Vivienda de la Legislatura presentó una acción de amparo con el adyacentes, a vecinos e insti-
objeto de detener la implementación de las acciones. tuciones vecinales.

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El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 47 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
La pertinencia de una encuesta llevada a cabo por el Poder Eje-
cutivo para conocer el grado de aceptación de las acciones que se
están realizando en el sector. Ello implica la validación y legitimi-
dad de los procedimientos que el Ejecutivo implementa a través
de acciones que no contemplan el consenso, la pluralidad y la re-
presentatividad.
Los reclamos de los diferentes actores frente a la implementación del
Decreto o por la falta de cumplimiento de las acciones estipuladas en la
Ley. Si bien se verifica la participación de representantes, vecinos
y habitantes de la traza, no se generan acciones vinculantes con el
Ejecutivo que deriven en propuestas de acción conjunta.
Esta modalidad pone de relieve la poca o nula capacidad que
tienen los gobiernos locales para tender ámbitos de gestión que in-
corporen a la gobernanza en la toma de decisión sobre lo público.
A lo largo de todo el proceso de construcción del caso de estudio,
desde la conformación de la Unidad Ejecutora hasta la actualidad,
pareciera que las voces de los beneficiarios y los demás actores in-
volucrados en la traza no son tomados en cuenta por quienes llevan
adelante las sucesivas gestiones de gobierno.
Por parte de los actores sociales, se destaca la creciente parti-
cipación y empoderamiento de diversas organizaciones sociales
de carácter barrial, aunque aún están lejos de constituirse en acto-
res relevantes a la hora de inferir en la toma de decisión sobre las
cuestiones públicas que los afectan. En el ámbito de los gobiernos
locales, pareciera que el paradigma tradicional de gobierno se cier-
ne de un proceso donde los políticos deciden y la administración
ejecuta; y para que esto funcione, necesita de un sector público or-
ganizado del modo más racional posible.

Consideraciones finales
Hoy se trabaja sobre “la ciudad por proyectos” y en ese sentido, la
participación es vista como una forma de comprometerse en espa-
cios de deliberación. Sin embargo, a veces, la lógica de los proyec-
tos olvida lo deliberativo elaborando justificaciones que deberían
concernir a los actores implicados, aduciendo desde el poder polí-
tico que la ciudad es como una gran empresa que debe ser guiada
por los más aptos, siguiendo los principios de gestión empresarial.
En definitiva, el ámbito de la democracia participativa como he-
rramienta para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos sigue
siendo una deuda pendiente.
Una verdadera estrategia de inclusión reclama una redefinición
de los espacios de lo público. Institucionalizar la política será la

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 48 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
única manera de realizar un contrapeso a la exorbitancia del poder
económico y a las condiciones de inequidad que vulneran la legiti-
midad del modelo económico.
El interés no es solo lograr una gobernabilidad efectiva en tér-
minos políticos (lograr que las sociedades conduzcan sus decisio-
nes públicas bajo marcos legales y con base en procedimientos le-
gítimos). También interesan mercados eficientes, instituciones que
permitan la generación y desarrollo del capital social y humano,
así como el ejercicio pleno de las libertades elementales. Interesan
estructuras legales y administrativas que garanticen la igualdad
ante la ley, los derechos de propiedad, que incentiven las capacida-
des individuales, tanto como las colectivas.
La gobernanza, como paradigma alternativo al gobierno tradi-
cional, abre el espacio público donde se definen los problemas y
se formulan e implementan las políticas. Es un espacio donde se
desdibujan los roles de los actores ya que ciudadanos y organiza-
ciones participan directamente no solo en el proceso deliberativo,
sino principalmente en la formulación de los problemas y de las
políticas, así como en la gestión de los programas públicos. Un im-
portante reto para la gobernanza en términos de legitimidad radi-
ca en la profundización democrática en clave más ciudadana y más
participativa. Ambos paradigmas, el del gobierno tradicional y el
de gobernanza, conviven y están en tensión permanente. El pasaje
hacia el nuevo paradigma es lento, y dependerá de la capacidad de
cambio en la cultura política de los ciudadanos, cambio que no vie-
ne solo y que requiere construir ciudadanía.

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(Evaluado el 9 de junio de 2009.)

Autoras

Olga Wainstein-Krasuk es arquitecta por la Universidad de Buenos Aires y master en Desarrollo Eco-
nómico Local por la Universidad Autónoma de Madrid y en Desarrollo Local por la Universidad Nacional
de San Martín. Dirige el Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda de la Universidad de Buenos Aires,
así como diversos Proyectos de Investigación con subsidios nacionales e internacionales. Es profesora
titular del posgrado de actualización profesional de la Universidad de Buenos Aires y consultora del pnud
y del bid en programas nacionales y de cooperación internacional.
Publicaciones recientes:
“Sustentabilidad del territorio. Regiones asociativas fronterizas y transfronterizas. Estudio de caso: Gua-
leguaychú/Fray Bentos”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Fede-
ral do Paraná, 2008.
Con A. Gerscovich, R. Perahia y M. Cavalieri, “Crecimiento de la región metropolitana de Buenos Aires”,
7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Federal do Paraná, 2008.
Con M. Cavalieri y A. Gerscovich, “Hacia un abordaje sistémico de los vacíos urbanos en la ciudad de Bs.
As”, VII Jornadas de Sociología uba. Pasado, presente y futuro, 1957-2007, Buenos Aires, Universidad
de Buenos Aires, 2007.

Alicia Gerscovich es arquitecta y especialista en Tecnología y Producción del Hábitat por la Universidad
de Buenos Aires. Investigadora principal del Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda y docente de
la carrera de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Codirectora del Proyecto de Investigación

Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri


El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local 51 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52
UBACyT 2008/2010 “Hacia la formación de una plataforma de estrategias y desarrollo urbano desde el
Plan Estratégico Buenos Aires”. Desde 2001 coordina el Área de Patrimonio Físico del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires.
Publicaciones recientes, en coautoría:
Con O. Wainstein-Krasuk, M. Cavalieri y R. Perahia, “Crecimiento de la región metropolitana de Bue-
nos Aires”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Federal do Paraná,
2008.
Con M. Cavalieri y O. Wainstein-Krasuk, “Hacia un abordaje sistémico de los vacíos urbanos en la ciudad
de Buenos Aires”, VII Jornadas de Sociología uba. Pasado, presente y futuro, 1957-2007, Buenos Aires,
Universidad de Buenos Aires, 2007.
Con O. Wainstein-Krasuk, “Planificar para la rehabilitación de conjuntos habitacionales: dos casos piloto
en el Área Metropolitana de Buenos Aires”, Revista INVI, N° 53, Facultad de Arquitectura y Urba-
nismo, Universidad de Chile, pp. 77-107.

Mariana Cavalieri es licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires, master en Desarro-
llo Económico Local por la Universidad Autónoma de Madrid y en Desarrollo Local por la Universidad
Nacional de San Martín. Investigadora principal del Centro de Estudios del Hábitat y la Vivienda de la
Universidad de Buenos Aires. Consultora contratada para programas de desarrollo local en la consultora
Territorio y Gestión y para el Mapa Educativo Nacional del Ministerio de Educación de la Nación.
Publicaciones recientes, en coautoría:
Con O. Wainstein-Krasuk, Alicia Gerscovich y R. Perahia, “Crecimiento de la región metropolitana de
Buenos Aires”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba, Universidade Federal do Pa-
raná, 2008.
Con A. Gerscovich y O. Wainstein-Krasuk, “Hacia la gestión social de vacíos urbanos en la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires. Un caso de estudio”, 7º Coloquio de transformaciones territoriales, Curitiba,
Universidade Federal do Paraná, 2008.
Con A. Gerscovich y O. Wainstein-Krasuk, “Hacia un abordaje sistémico de los vacíos urbanos en la ciu-
dad de Buenos Aires”, VII Jornadas de Sociología uba. Pasado, presente y futuro, 1957-2007, Buenos
Aires, Universidad de Buenos Aires, 2007.

Cómo citar este artículo:

Wainstein-Krasuk, O., A. Gerscovich y M. Cavalieri, “El desafío de la go-


bernanza urbana en la gestión local. El caso de la traza de la ex autopista
AU3 en la Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires”, Revista de Ciencias
Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes,
primavera de 2009, pp. 31-52.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 31-52 52 Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri
El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local
Carlos Antonio Aguirre Rojas

Planeta Tierra:
los movimientos
antisistémicos hoy*
“Ciudadano del mundo, el Che nos recuerda lo que ya sabíamos
desde Espartaco y que a veces olvidamos: la humanidad encuen-
tra en la lucha contra la injusticia un escalón que la eleva, que la
hace mejor, que la convierte en más humana”.
Subcomandante Insurgente Marcos, discurso de Inaugu-
ración de la Reunión Preparatoria Americana del Encuentro
Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo,
6 de abril de 1996.

Sobre las distintas formas y expresiones


de la protesta social * Este texto recoge, bajo una
forma más sistemática, algu-
nas de las ideas expuestas
La protesta social y la lucha de los oprimidos en contra de la ex- en la sesión inaugural del
plotación, la humillación, las vejaciones, la discriminación, el des- Coloquio Internacional “Pla-
potismo y el sometimiento en todas sus formas, es tan vieja como neta Tierra: Movimientos
vieja es también la existencia de sociedades divididas en clases Antisistémicos”, celebrado
en San Cristóbal de las Ca-
sociales. Pues frente al dominio y el sojuzgamiento que implica sas, Chiapas, entre el 13 y
cualquier tipo de jerarquía y de desigualdad social, se ha desarro- el 17 de diciembre de 2007.
llado igualmente, de una manera inmediata y necesaria, la paralela Esta sesión inaugural, en la
que también participaron
y persistente insubordinación y rebelión de los diversos sectores, Immanuel Wallerstein y el
clases y grupos sometidos a dicha dominación y avasallamiento. Subcomandante Insurgente
Con lo cual, la historia de la humanidad, desde muy remotos tiem- Marcos, se desarrolló el 13
de diciembre de 2007. A los
pos aunque no desde sus orígenes, y hasta la situación actual, ha argumentos allí vertidos,
sido no solamente la historia de la lucha entre las clases sociales, hemos agregado en esta ver-
sino también y concomitantemente la historia de esas diferentes sión, además de los pequeños
formas y figuras diversas de esa misma protesta social. Ya que a cambios de forma y las notas
de pie de página, también las
partir de la compleja y variada disolución de las formas comunita- reflexiones iniciales conteni-
rias de la organización social, disolución que camina por distintas das en nuestro primer punto.

53 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
vías y que hace nacer a las diferentes sociedades divididas en clases
sociales, comienza a desplegarse también, junto a la naciente lucha
de clases, el igualmente diversificado abanico de esas formas de la
rebelión y la protesta social.1
Protesta social milenaria y constante, que siendo una de las cla-
ras estructuras de larga duración de la historia humana es también
uno de los espacios importantes de la inagotable y siempre renova-
da y floreciente creatividad social de las clases populares, creativi-
dad que tenaz e infatigable encuentra en cada nueva circunstancia
y en cada momento nuevo, las múltiples y complejas vías de su tam-
bién multiforme expresión. Pues frente al avasallante poder de las
clases y grupos dominantes, poder que se afirma lo mismo como ri-
queza, como jerarquía social, o como Estado, que bajo las formas de
la supuesta superioridad intelectual, o social, o étnica, o de género,
o de estatus, entre otras varias, esa creatividad popular ha debido
también prodigarse y multiplicarse bajo mil formas, descubriendo
e inventando todo el tiempo los modos de burlar a esas distintas fi-
guras del poder, los resquicios y espacios de afirmación de su propia
libertad, las maneras diferentes de escapar a las normas y controles
impuestos desde arriba, pero también y en otras circunstancias, los
momentos adecuados para retar abiertamente a esos poderes, para
ponerlos en crisis y deslegitimarlos, e incluso, a veces, para invertir
radicalmente la situación, destruyendo a esos poderes e intentando
1 En nuestra opinión, es a poner todo el mundo “de cabeza”.
esta idea, entre otras, a las Pues desde el osado grito de Espartaco y de la rebelión de los es-
que aluden Marx y Engels en
su conocido y muchas veces clavos, que amenazaba a los opresores romanos profetizando con
malinterpretado comienzo de su “¡Volveré y seré millones!”, hasta el digno “¡Ya basta!” de los in-
su célebre texto Manifiesto dígenas neozapatistas mexicanos, lo que se despliega es una larga
del Partido Comunista, en
Obras escogidas, t. 1, Moscú,
y heroica cadena de luchas, protestas y reclamos sociales enarbola-
Ed. Progreso, s/f. Sobre este dos por las clases y sectores subalternos de las distintas sociedades
complejo proceso de disolu- y pueblos de todo el planeta. Cadena larga y diversa que, por mil
ción de la comunidad y las
vías diferentes y con mil ropajes distintos, da vida y contenido a ese
múltiples vías de gestación
de las sociedades de clases, siempre legítimo y todavía vivo sentimiento de sublevación frente
siempre es útil volver a releer a la injusticia y la explotación aún reinantes.
el fragmento de los Grundris- Larga cadena de luchas, motines, rebeliones, insurrecciones y
se de Marx, sobre las “For-
maciones económicas pre- revoluciones de las clases populares y subalternas de la sociedad,
capitalistas”, en Elementos que abarcan desde gestos individuales de descontento e insubordi-
fundamentales para la crítica nación, hasta formas colectivas y masivas de la protesta social, y son
de la economía política. Grun-
drisse, t. 1, México, Siglo xxi
a veces expresiones subterráneas y encubiertas, y a veces públicas y
editores, 1971. Véase tam- abiertas. Formas múltiples del descontento social, que en ocasio-
bién Carlos Antonio Aguirre nes serán solo efímeras y fugaces, y en otras sostenidas y desarrolla-
Rojas, “La comuna rural de
das por años y hasta lustros y décadas, como formas más perma-
tipo germánico”, Boletín de
Antropología Americana, Nº nentes de la lucha social, la que también podrá ser o espontánea e
17, México, 1988. inmediata, o en otro caso planificada, organizada y conscientemen-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 54 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
te programada. Luchas de distinta magnitud, carácter, duración y
estructuración, que algunas veces se limitan a expresar la lógica
respuesta de inconformidad frente al agravio, el gesto despótico,
el acto de la explotación, o la actitud discriminatoria, pero sin
trascender el horizonte del sistema social entonces imperante, y en
otras veces, en cambio, van más allá de este horizonte intrasistémi-
co, para plantearse expectativas, objetivos y lógicas realmente anti-
sistémicos y mucho más profundamente revolucionarios.2
Enorme diversidad y pluralidad de las formas y manifestaciones
de esta protesta social milenaria y ubicua, que nos muestra enton-
ces la también inmensa dificultad para caracterizar y definir con
más precisión a cualquiera de estas figuras de la rebelión social, la
que no solo se despliega a lo largo de los siglos, cubriendo varias
etapas de la evolución histórica de las sociedades humanas, sino
que también se afirma a todo lo largo y ancho de nuestro entero
planeta Tierra, abarcando con amplitud los pueblos, las sociedades
y las civilizaciones más diversas.
Lo que se complejiza todavía más cuando observamos a estas
figuras de la rebelión social de manera dinámica, introduciéndo-
nos a la gran pregunta de cuáles son las razones y las dialécticas
concretas que nos llevan desde el gesto rebelde individual o de un
pequeño grupo, que se afirma al inicio solo como una forma de
resistencia pasiva o como un modo encubierto y subterráneo de in-
subordinación, hacia el pequeño motín que se transforma en una
primera forma abierta del descontento, aun de un pequeño colecti-
vo, para entonces comenzar a crecer y crecer, convirtiéndose prime-
ro en un movimiento más vasto que se multiplica y que diversifica
sus formas de lucha y de manifestación, para ser capaz de generar,
más adelante, una rebelión de alcances generales, que lucha, retro- 2 Para constatar esta inmensa
cede, avanza y retoma su impulso para alcanzar una escala regional diversidad de formas de ex-
o a veces incluso nacional. Y todo esto, como antesala de una in- presión de la protesta social,
así como sus distintos grados
surrección abierta, pacífica o no, que se confronta ya radical y ex-
de maduración, vale la pena
plícitamente con los poderes dominantes, y que afirma claramente revisar el muy interesante
objetivos antisistémicos, para culminar en una revolución total del y agudo trabajo de Ranajit
antiguo “orden de las cosas”. Guha, Elementary Aspects
of Peasant Insurgency in Co-
Dinámica compleja de la insubordinación social, que crece y lonial India, Durham, Duke
madura lenta pero sostenidamente, y que nos remite siempre para University Press, 1999, obra
su más adecuada explicación al específico “estado de ánimo” de que inexplicablemente no ha
sido aún traducida al espa-
los oprimidos en cada circunstancia y momento históricos, al gra- ñol. Complementariamente,
do de desarrollo de su descontento y de su conciencia, al punto de véase también, del mismo
concreción y también de maduración de la lucha de clases y del Ranajit Guha, Dominance
without Hegemony. History
conflicto social en general, así como a las experiencias y herencias
and Power in Colonial India,
previas de esos mismos oprimidos y explotados de la historia. En Harvard, Harvard University
síntesis, a todo el abanico de factores complejos que Edward P. Press, 1997.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 55 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
Thompson resumió en su concepto de la “economía moral de la
2 La obra de E. P. Thompson
multitud”.2
resulta especialmente in-
teresante en esta lógica de Complejidad de estas dinámicas generales de esa economía
rescatar esas curvas evolu- moral de las clases explotadas y subalternas de la sociedad, que
tivas de la protesta social, no es para nada lineal ni de un solo sentido, sino por el contrario,
desde sus manifestaciones
más primarias y elementa- es múltiple, diversa, polivalente y multidireccional. Pues es claro
les hasta sus formas más que lo que nos muestra la milenaria y secular historia de las luchas
abiertas y contundentes. Al sociales de los subalternos, es la figura de un complicado árbol de
respecto, véanse sus libros:
Costumbres en común (el que
muchas ramas, en donde algunas de ellas han quedado truncadas
contiene su esencial ensayo por una brutal represión de las clases dominantes, y otras se han
sobre “La economía moral bifurcado varias veces, para generar intentos diferentes de oposi-
de la multitud”, y su comple-
ción y de rebeldía frente a esa misma dominación, prolongándose
mento “La economía moral
de la multitud revisitada”), en ocasiones como sólidos esfuerzos que mantienen y continúan
Barcelona, Ed. Grijalbo, 1995; cierta dirección global, y en otras como recurrentes saltos y cam-
Tradición, revuelta y concien- bios de dirección, que buscan el mejor camino, y que avanzando y
cia de clase, Barcelona, Ed.
Grijalbo, 1979, y su clásico La retrocediendo alternativamente dan también expresión a esa per-
formación de la clase obrera sistente e inagotable resistencia social de los de abajo.
en Inglaterra, 2 vols., Barcelo- Lo que explica que, en esta historia de las protestas sociales, ha-
na, Ed. Grijalbo, 1989. Sobre
el concepto de “economía
yamos visto movimientos sociales que nacen como movimientos
moral de la multitud” véase no antisistémicos, pero que, en virtud de su propia experiencia y
Carlos Antonio Aguirre Rojas, maduración, terminan por transformarse y convertirse en sólidos
Antimanual del mal historia-
movimientos realmente antisistémicos. Y a la inversa. Pues es tam-
dor, 8ª ed., México, Ed. Con-
trahistorias, 2005. bién un caso real el de movimientos genuinamente antisistémicos
3 Pensamos que ese ha sido que, por ejemplo, una vez alcanzado y conquistado el poder del Es-
el caso, por ejemplo, del tado, han mutado radicalmente para convertirse en movimientos
monumental fraude electoral
que padeció México en julio simplemente intrasistémicos y hasta defensores del ligeramente
de 2006, y que generó una modificado status quo. Lo que naturalmente implica que puedan
vasta movilización social, la existir también movimientos que, en alguna fase de su desarro-
que sin embargo fue frenada
y poco a poco decepcionada
llo o maduración, combinen a un mismo tiempo ciertos gestos y
por el propio Andrés Manuel posturas antisistémicas, con otras más limitadas y acotadamente
López Obrador, con sus tibias intrasistémicas.
y contradictoria medidas de
Lo que nos muestra que cada movimiento o forma de la protes-
respuesta a ese fraude. Y es
claro que, hasta hoy, esa mo- ta y de la lucha social debe siempre ser estudiado en su particular
vilización social aún no logra contexto, en su especificidad histórica singular, en su línea evolu-
convertirse en un verdadero tiva concreta, y en sus circunstancias y curvas de desarrollo deter-
movimiento social. Sobre
esta movilización de 2006 en minadas. Lo que entonces nos permitirá distinguir claramente, por
México, y sobre el contexto ejemplo, una movilización social de un verdadero movimiento social.
en que se ha desarrollado, Pues aunque la primera pueda ser muy vasta y hasta masiva, y muy
véanse los ensayos “La crisis
poselectoral mexicana y La
impactante desde el punto de vista de sus efectos sociales inmedia-
Otra Campaña” y “Mexico en tos, no deja de ser una manifestación más bien efímera, pasajera y
el 2007, el camino más rápido constituida en torno de un objetivo puntual e igualmente acotado.
hacia el 2010”, ambos inclui-
Por ejemplo, como en el caso de una vasta movilización en contra
dos en Carlos Aguirre Rojas,
Chiapas, planeta Tierra, Bo- de un acto claramente arbitrario de parte del poder presidencial o
gotá, Ed. Desde Abajo, 2007. como en el caso de un clamoroso y escandaloso fraude electoral.3

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 56 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Movilización social que puede ser de grandes dimensiones,
pero que se distingue claramente de un verdadero movimiento so-
cial, el que es algo permanente, organizado, que trabaja de manera
constante y planificada, y que se plantea explícitamente objetivos
no solo inmediatos, sino también de mediano y hasta de largo pla-
zo. Y si bien un movimiento social puede gestarse en su origen a
partir de una movilización social, también es claro que se trata de
dos expresiones distintas de la misma y subyacente inconformidad
social de las clases y sectores subalternos de la sociedad.
Movimiento social, distinto de la movilización social, que a su
vez puede adquirir muy diferentes figuras y variantes de su propia
concreción. Porque el carácter, el sentido, los límites y las posibili-
dades que definen a un movimiento social cualquiera dependen,
como es lógico, de las clases, los sectores, los grupos y los actores
sociales que sostienen y dan cuerpo concreto a dicho movimiento
social. Con lo cual, será muy distinto un movimiento estudiantil de
un movimiento campesino o de un movimiento obrero, lo mismo
que diferirá un movimiento urbano popular de un movimiento in-
dígena o de un movimiento étnico en general. Ya que no es igual la
dinámica de un actor social transclasista que la de otro claramente 4 Este es el caso, en nuestra
clasista, como no es tampoco igual la postura de un sector de la opinión, de uno de los proce-
sos que hoy vive agudamente
clase media o de las clases dominantes, que la posición de las clases
Bolivia y el gobierno de Evo
populares en general. Morales. Pues a pesar del
Pero dado que todo actor, o grupo, o clase social puede cons- carácter tibio y limitado de
tituir entonces un movimiento social que lo exprese, entonces es las medidas del gobierno so-
cialdemócrata de Morales, se
importante diferenciar a los movimientos sociales en general, de han organizado en su contra
los movimientos sociales populares, es decir de aquellos que invo- las oligarquías terratenien-
lucran directamente y expresan a los sectores y clases populares tes de las provincias del sur
boliviano, en un movimiento
de la sociedad. Pues, en el extremo, ha habido y sigue habiendo social retardatario de las
movimientos sociales de las clases dominantes, por ejemplo de las clases dominantes de esa
oligarquías terratenientes de América Latina, que se han resistido nación sudamericana. Sobre
el contexto que precedió a la
y resisten a ser expropiadas, aun cuando la inmensa tierra que po-
instauración de este gobierno
seen se mantiene ociosa e improductiva, al lado de miles y miles de de Evo Morales, véase Carlos
campesinos pobres y totalmente desposeídos de tierra alguna.4 Antonio Aguirre Rojas, “Bo-
Y si no es lo mismo movimiento social que movimiento social livia rebelde: las lecciones
de mayo y junio de 2005 en
popular, también es importante aclarar que un mismo actor social, perspectiva histórica”, Con-
por ejemplo el sector estudiantil, puede tener, en distintos momen- trahistorias, Nº 5, México,
tos del desarrollo histórico, o en diferentes espacios del planeta, 2005. También, y para una
caracterización más amplia
distintas configuraciones propias. Y con ellas, también diversas del gobierno de Evo Morales,
formas de constituirse como movimiento social. Pues mientras que como parte de una tenden-
hasta la Segunda Guerra Mundial, el sector estudiantil en el mun- cia más global de América
Latina, véase Carlos Antonio
do entero era un sector minoritario socialmente, y en general prove-
Aguirre Rojas, América Latina
niente de las clases dominantes, a partir de 1968 y hasta hoy se ha en la encrucijada, 4ª ed., Con-
convertido, en muchos países, en un sector plural y ampliamente trahistorias, 2007.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 57 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
popular. Lo que implica que a veces el movimiento estudiantil haya
sido solamente un movimiento social, quizá con un gran impac-
to social e intelectual, pero solo un movimiento social no popular,
para más recientemente convertirse en un verdadero movimiento
social de carácter también popular.
Aunque teniendo claro que hay movimientos sociales popula-
res que son progresistas pero todavía intrasistémicos, y otros que,
mucho más radicales y avanzados, son genuinamente antisistémi-
cos. Porque como ya lo hemos mencionado, la legítima protesta
social puede expresarse a veces en fuertes reclamos y denuncias en
contra de la injusticia, la opresión, la humillación y la explotación,
pero todavía sin ubicar la raíz de todos estos males en la naturaleza
misma del sistema social imperante, y sin trascender el horizonte
de sus propios límites y de su caducidad histórica, mientras que
en otras ocasiones puede afirmarse ya conscientemente como una
lucha que persigue destruir radicalmente a ese sistema social aún
vigente, para sustituirlo por otro sistema social alternativo y com-
pletamente diferente.
Pensar entonces a los movimientos antisistémicos en este año
de 2008 no es posible, en nuestra opinión, sin asumir estas hondas
raíces de larga duración de la milenaria protesta social, la que ha
encontrado en estos mismos movimientos una de sus más recientes
expresiones. Como no es posible tampoco entender adecuadamen-
te a esos mismos movimientos antisistémicos actuales sin com-
prender tanto la compleja diversidad de las figuras de dicha pro-
testa social, como las múltiples dinámicas de su evolución, junto a
las variadas formas de su multifacética expresión, y a las también
diferentes formas de su específica y singular concreción.

Pensar los movimientos antisistémicos hoy


Asumiendo entonces estas vastas perspectivas, como necesario
trasfondo de nuestro problema, queremos concentrarnos en este
ensayo en el problema de cuáles son algunos de los rasgos origina-
les y más característicos que presentan hoy los distintos movimien-
tos antisistémicos de nuestro cada vez más pequeño planeta Tierra.
Rasgos singulares de los movimientos antisistémicos contemporá-
neos, que empezaron a definirse, lentamente pero de modo muy
evidente, a partir de esa enorme fractura histórica que ha represen-
tado la revolución cultural mundial de 1968. Pues es claro que pre-
cisamente es a partir de esa simbólica fecha de finales de la década
de los sesenta del siglo xx cronológico, que comienzan a decaer y
colapsarse los viejos movimientos antisistémicos, que tuvieron vi-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 58 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
gencia durante más de cien años y aproximadamente entre 1848
y 1968, al mismo tiempo en que nacen y comienzan a afirmarse
lentamente esos nuevos movimientos antisistémicos que todavía
hoy pueblan el panorama general de las luchas anticapitalistas en
todo el planeta.5
Caracterización adecuada de estos movimientos antisistémi-
cos actuales, que siendo un tema inmenso y de múltiples aristas,
puede ser abordado y desarrollado desde muy distintas perspecti-
vas. Diferentes aproximaciones posibles a este complejo y amplio
problema, que nosotros intentaremos concretar solamente en tres
direcciones básicas, las que no obstante, consideramos como cen-
trales para dicha adecuada caracterización. Primero, en torno a la
importante pregunta de en qué consiste la novedad específica de
estos nuevos movimientos antisistémicos, novedad que como ya
hemos referido alude al hecho de que esos nuevos movimientos an-
tisistémicos mencionados son precisamente los movimientos que
comenzaron a gestarse lentamente, en México, en América Latina
y en todo el mundo, después de ese “acontecimiento-ruptura” que
fue la revolución cultural planetaria de 1968. Lo que entonces nos
lleva obligadamente a la comparación de la historia y de la natura-
leza de esos movimientos antisistémicos, de un lado en la etapa an-
terior a 1968, y del otro en los años posteriores a esa misma fecha.
En segundo lugar, es importante explorar la cuestión del carác-
ter que hoy tienen y del papel singular que hoy juegan, en particu-
lar, los movimientos antisistémicos de nuestra América Latina, los
que hoy constituyen claramente el frente de vanguardia mundial de 5 Para intentar entonces es-
los movimientos antisistémicos de todo el planeta. Rol de frente ta caracterización de dichos
de vanguardia de América Latina dentro de esta vasta y comple- movimientos antisistémicos
contemporáneos, tratamos
ja familia de los movimientos antisistémicos actuales de todo el de apoyarnos, entre otras
planeta, que necesita ser explicada y reflexionada de una mane- fuentes, tanto en las leccio-
ra mucho más detenida y sistemática de lo que lo ha sido hasta nes importantes contenidas
en varios de los textos de
ahora. Reflexión mayor, que no solo nos conduce a preguntarnos
Immanuel Wallerstein, que
acerca de los motivos, inmediatos, pero también coyunturales o de iremos refiriendo a largo de
mediano alcance, e incluso más allá, igualmente de larga duración este ensayo, como también
de este singular protagonismo reciente de América Latina para las en las importantes enseñan-
zas generales que ahora mis-
luchas antisistémicas de todo el planeta, sino también a interro- mo nos está dando el digno
garnos respecto de las lecciones principales que esos movimientos movimiento indígena neoza-
antisistémicos latinoamericanos están ahora mismo produciendo, patista mexicano. Lecciones
fundamentales y diversas,
para todo el conjunto de estos combates anticapitalistas de las res- sobre las cuales puede ver-
tantes regiones del globo terráqueo. se Carlos Antonio Aguirre
Y por último, y en tercer lugar, el también esencial problema de Rojas, Mandar obedeciendo.
Las lecciones políticas del
cuáles son las razones profundas e históricas, y los motivos com-
neozapatismo mexicano, 2ª
plejos y diversos de muchos órdenes, que nos explican los enor- ed., México, Ed. Contrahis-
mes y sostenidos impactos mundiales del neozapatismo mexicano, torias, 2008.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 59 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
junto al análisis y reflexión meditada de las profundas y también
fundamentales lecciones universales que ha ido aportando este dig-
no movimiento indígena neozapatista mexicano a lo largo de sus
ya casi quince años de vida pública. Lecciones universales que han
constituido un referente central para todos los movimientos anti-
sistémicos del mundo en estos tres lustros referidos, y que hoy se
prolongan y continúan en el interesante esfuerzo de generar, tam-
bién desde la experiencia neozapatista, pero mucho más allá de
ella misma, al también importante movimiento nacional mexicano
de “La Otra Campaña”. Tres direcciones básicas de ese problema
global de lo que son los movimientos antisistémicos, que vale la
pena analizar con más detalle ahora.
Entonces, cuando hablamos de la historia de los movimientos
antisistémicos dentro de la etapa de la historia capitalista, podemos
remontar sus principales orígenes al momento histórico también
decisivo representado por la emergencia de la Revolución France-
sa de 1789.6 Pues es claro que estos movimientos antisistémicos
entonces nacientes mantuvieron una serie de trazos característicos
y de rasgos fundamentales desde esos lejanos tiempos de 1789, y
más claramente desde las revoluciones europeas de 1848, hasta ese
año emblemático de 1968. De modo que si 1968 representa una
evidente ruptura de larga duración de muchas de las estructuras cul-
turales, y económicas, y sociales, y políticas del capitalismo, cum-
ple la misma función también en lo que respecta a la historia de la
estructura y configuración de estos movimientos antisistémicos de
todo el planeta. Pues es claro que los movimientos antisistémicos
post 68 tienen un carácter radicalmente distinto de los movimien-
tos antisistémicos pre 68.
¿En qué consiste entonces la novedad de estos movimientos
anticapitalistas posteriores a esa revolución de 1968? Sin preten-
der agotar este tema, que posee igualmente alcances muy amplios,
podemos señalar, a modo de pistas iniciales, solo algunos pocos de
estos rasgos nuevos y fundamentales de estos movimientos, rasgos
que no solo los hacen diferentes de los movimientos sociales an-
teriores dentro de la propia historia capitalista, sino que también
establecen su específica novedad y originalidad frente a la mucho
6 Sobre esta tesis, planteada más amplia familia de las diversas y variadas formas de la milena-
por Immanuel Wallerstein, ria protesta social a la que hemos aludido antes. Porque 1968 no es
véase su interesante ensayo
“Histoire et dilemmes des
solo el momento de inicio de la crisis terminal del capitalismo, sino
mouvements antisystémi- también, en un registro aun más profundo, es el inicio de la crisis
ques” en el libro Le grand de toda forma clasista posible de organización de las sociedades
tumulte? Les mouvements
humanas en general. Lo que implica que estos nuevos movimientos
sociaux dans l”economie-
monde, París, La Découverte, antisistémicos de los últimos tres o cuatro lustros –que lentamen-
1991. te comenzaron a gestarse y despuntar desde esa fecha crucial de

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 60 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
1968–, son diferentes no solo de los anteriores movimientos an-
ticapitalistas del período de 1789 a 1968, y ni siquiera solamente
de los movimientos sociales de los últimos quinientos años, sino
también y más allá de todas las formas de la protesta social que
han acompañado, por siglos y milenios, a esas formas clasistas de
la organización social.7
Nuevos movimientos antisistémicos, hijos directos de la revo-
lución mundial de 1968, que van a definir entonces parte de sus
perfiles esenciales, en contraposición a los movimientos antisisté-
micos todavía vigentes hasta esa misma fecha de finales de la déca-
da de 1960. Movimientos pre 68, que durante gran parte del siglo
xix y sobre todo durante el siglo xx, estuvieron reagrupados en
torno de dos amplios subconjuntos globales, que eran las dos fa-
milias de los movimientos antisistémicos principales. De una par-
te, los movimientos socialistas, que se desarrollaron sobre todo en
el centro y en la semiperiferia del sistema-mundo, y de otra parte,
los movimientos de liberación nacional, que se desplegarán en lo
fundamental dentro de los diversos países y naciones de la ancha
periferia de este mismo sistema-mundo capitalista.
Dos familias de movimientos,8 en las que los movimientos so- 7 En nuestra opinión, esta es
cialistas impugnaban, centralmente, la relación capital-trabajo, la razón por la cual dichos
movimientos antisistémicos
es decir la relación de explotación económica del capital hacia el
post 68 se empatan y coin-
trabajo asalariado, mientras que los segundos, los movimientos de ciden con, por ejemplo, el
liberación nacional, van a cuestionar en cambio, fundamentalmen- proceso actual de la verda-
te, las distintas formas de manifestación de la relación entre centro dera “muerte de la política”
en tanto actividad humana en
y periferia, es decir, entre las naciones centrales y las naciones peri- general, o también con el final
féricas. Con lo cual, mientras los movimientos socialistas lucharán histórico de la “democracia”
explícitamente por la abolición del capital y de la sociedad capita- delegativa y derivativa que
conocimos en los últimos dos
lista, los movimientos de liberación nacional habrán de combatir mil quinientos años, proble-
también en contra de la dependencia económica de sus naciones mas que lamentablemente no
respecto de las naciones centrales, o por la independencia políti- podemos abordar aquí en pro-
fundidad. Al respecto véanse
ca, cultural o social de sus respectivos países. Matiz importante de
Carlos Antonio Aguirre Rojas,
diferenciación entre ambas familias de movimientos, que no im- “La 'Otra Política' de La Otra
pedirá sin embargo el hecho de que, durante esa larga etapa que Campaña”, Contrahistorias,
va desde 1789 hasta 1968, los movimientos de liberación nacional Nº 6, México, 2006, y “Una
otra democracia para el Pro-
tiendan en muchos sentidos a imitar el modelo de los movimientos grama Nacional de Lucha”,
socialistas del centro. Contrahistorias, Nº 10, 2008.
8 Sobre la caracterización más
Pues los movimientos socialistas del centro, al impugnar fun-
amplia de estas dos familias
damentalmente la relación capital-trabajo, han declarado lógica- de movimientos antisisté-
mente que el actor central de los movimientos antisistémicos y de micos, véase el ensayo de
la lucha antisistémica era la clase obrera. Incluso, y en ocasiones, Immanuel Wallerstein, “Las
nuevas rebeliones antisis-
ese rol central se reducía todavía más y se afirmaba que le corres-
témicas: ¿un movimiento de
pondía exclusivamente a la clase obrera industrial. Y es interesante movimientos?”, Contrahisto-
observar que no se hablaba del “proletariado”, a pesar de la célebre rias, Nº 1, México, 2003.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 61 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
consigna de la Primera Internacional que proclamaba “Proletarios
de todos los países, ¡uníos!”, sino solamente de la clase obrera, y a
veces exclusivamente de la clase obrera constituida por los obreros
de cuello azul, es decir la clase obrera industrial.
Desde esta perspectiva, esa clase obrera era el pivote central del
movimiento antisistémico, y cualquier otro grupo que desarrolla-
ra la lucha antisistémica era considerado, en el mejor de los casos,
como un posible aliado secundario, y por ende como un actor social
subordinado de este actor central que era la clase obrera. Entonces,
y más allá de las diferencias claras entre las dos familias de mo-
vimientos, también podemos observar que, en esos mismos años
de los siglos xix y xx anteriores a 1968, los movimientos de libe-
ración nacional han tendido recurrentemente a copiar este mismo
esquema. Porque estos movimientos se autoproclamaban como los
movimientos de la “nación oprimida” o en otros casos del “pueblo
de la nación oprimida”, pero siempre también, aclarando de inme-
diato que sus luchas y su movimiento estaban nucleados en torno
de la clase obrera, la que permanentemente era concebida como la
obligada e imprescindible vanguardia de esos movimientos de libe-
ración nacional, y de toda posible lucha de esos pueblos oprimidos
o esas naciones dependientes, en contra de los países del centro del
sistema-mundo capitalista.
De modo que, allende ciertos matices y diferencias evidentes,
los movimientos de liberación nacional seguían los pasos y el mo-
delo de los movimientos socialistas. Pues además de impugnar las
relaciones de dependencia de todo orden de sus naciones periféri-
cas frente a los centros del sistema, estos movimientos también lu-
chaban a veces por el socialismo, y en cualquier caso, le otorgaban
a sus respectivas clases obreras un protagonismo central dentro de
la estructuración misma de los movimientos, y dentro de las di-
ferentes luchas en contra tanto de los enemigos “externos” como
también y eventualmente de los enemigos “internos”.
Otro rasgo importante de estos movimientos antisistémicos,
tanto de los socialistas como de los de liberación nacional, es que
estaban estructurados siempre a partir de organizaciones pirami-
dales y jerárquicas, que habían introyectado una estructura y una
lógica cuasimilitares sin cuestionarlas. Lo que se refleja de manera
muy clara en las metáforas que se utilizaban entonces, al hablar del
“ejército del proletariado”, o al calificar al Partido de la clase obrera
como su “Estado Mayor”, o al exaltar la férrea disciplina de los mili-
tantes y su obediencia incondicional hacia los niveles superiores de
la organización, o etcétera.
Metáforas de origen militar que se correspondían armónica-
mente con esas estructuras de las organizaciones, jerárquicas y

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 62 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
piramidales, pero también con una muy particular concepción de
la relación que debía existir entre los “líderes” y las bases, concep-
ción que implicaba que los líderes eran la parte activa, dominante,
definitoria y depositaria del saber y de la claridad sobre el destino
y sobre los derroteros del movimiento, mientras que las “bases”,
conformadas por la inmensa mayoría de los militantes o de los
participantes en el movimiento, eran la parte pasiva, puramente
receptiva, dominada y externamente determinada en cuanto a sus
tareas y responsabilidades, en virtud del falso supuesto de que eran
carentes del saber y de la claridad que solo poseían dichos líderes.
Concepción limitada y errónea de este vínculo entre bases y lide-
razgo, que no obstante fue característica y distintiva de todos estos
movimientos antisistémicos pre 68.
Un tercer rasgo, de entre muchos otros que podríamos señalar,
es que a estos movimientos antisistémicos anteriores a 1968 les ha
correspondido, como complemento, el desarrollo de distintas va-
riantes de una izquierda que, de manera abrumadoramente domi-
nante, ha sido una izquierda más bien dogmática, manualesca, que
ha funcionado también dentro de lógicas organizativas claramente
autoritarias y jerárquicas, y que ha sido, en términos históricos, una
izquierda fundamentalmente reformista y prosistémica.9 Hasta el
punto, más que significativo, de que todas las revoluciones que pre-
tendieron ser socialistas durante el siglo xx no se hicieron nunca gra-
cias al apoyo o impulso, o dirección o trabajo de esas organizaciones
de izquierda dominantes, sino más bien a pesar de ellas.
Así, como es bien sabido, la Revolución rusa se hace a pesar
de la opinión en contra de prácticamente todos los partidos co-
9 Para el caso mexicano, esto
munistas de la socialdemocracia europea, y de todo el marxismo
puede ilustrarse claramente
reformista europeo, que planteó siempre que en un país atrasado con el papel y la historia del
económica y socialmente como lo era la Rusia zarista de finales Partido Comunista Mexicano,
del siglo xix y principios del siglo xx cronológicos, era imposible el que ha sido precisamente
un partido dogmático, con
desarrollar una verdadera revolución socialista. O también el caso
una visión manualesca del
de Cuba, en donde el movimiento guerrillero cubano triunfa, no marxismo, profundamente au-
gracias a, sino a pesar de la abierta oposición del Partido Comu- toritario y jerárquico, y que en
nista Cubano, triunfo que además involucra, entre otras de sus términos históricos cumplió
un papel más bien reformista
estrategias, un método que para aquellas épocas es considerado y completamente prosistémi-
como algo absolutamente heterodoxo, y que es precisamente el de co. Tal y como lo caracterizó
la guerrilla popular, que se instala y afirma primero en las monta- agudamente José Revueltas,
en su brillante trabajo Ensayo
ñas y en el campo, para solo después descender hacia las ciudades. de un proletariado sin cabeza,
O la Revolución en China, que se hace a pesar de la clara oposición México, Era, 1983, y también
de la Internacional Comunista, y más allá del apoyo que Rusia le en sus ensayos compilados
como Escritos políticos. El
dará, no a los maoístas sino al Kuomintang; es igualmente una
fracaso histórico del Partido
revolución muy heterodoxa, que afirma que la revolución debe Comunista en México, tres
avanzar desde el campo hacia las ciudades y no al revés, como tomos, México, Era, 1984.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 63 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
era la tesis clásica y consagrada de los marxistas tradicionales, y
planteando además toda una serie de profundas novedades que
constituyen en mucho la originalidad de esa Revolución durante
el período de la vida de Mao Tse Tung.
Tres rasgos son característicos de los movimientos antisistémi-
cos pre 68, de una lista que podría prolongarse mucho más, que
contrastan radicalmente con los rasgos propios de los movimien-
tos post 68, que corresponderían a estas mismas realidades recién
evocadas. Entonces, la primera diferencia fundamental es que esa
relación entre centro y periferia, donde la segunda copia e imita
el “modelo” planteado por el primero, va a invertirse claramente,
para establecer una relación en la que los centros son ahora los que
intentan seguir e imitar el modelo que hoy están desarrollando los
movimientos antisistémicos de las periferias.
Inversión completa de la antigua relación, que no solo se conec-
ta con el hecho de que actualmente los movimientos antisistémicos
más avanzados se están desarrollando dentro de América Latina,
es decir en la periferia del sistema, sino también con la profunda
crisis y desestructuración que están viviendo las propias relaciones
de esa organización jerárquica y desigual del sistema-mundo, de
asignación y ubicación de las diferentes naciones dentro de esas
relaciones de centralidad, de periferialización y de semiperiferiali-
dad. Lo que en los últimos lustros se expresa entre otras formas, en
esta inversión en la que la periferia, que antes copiaba el modelo
de la lucha antisistémica del centro, ahora se convierte en el nuevo
modelo que es imitado por dicho centro para el despliegue de sus
propios combates antisistémicos específicos.
Radical inversión de las viejas relaciones, que solo se entiende
si asumimos que después de 1968 el mundo ha entrado en la etapa
de la verdadera crisis terminal del capitalismo. Pues a diferencia de
quienes afirman que la etapa actual de la historia capitalista es la
etapa de la “globalización”, o de la “mundialización”, o del etéreo y
siempre indefinido “Imperio”, Immanuel Wallerstein va en cambio
10 Sobre esta crisis terminal a postular que los años transcurridos desde ese quiebre fundamen-
del capitalismo véanse de Im- tal de 1968 -1972/1973, son más bien los de dicha crisis estructural
manuel Wallerstein, Después
del liberalismo, México, Siglo o terminal del sistema capitalista mundial.10 Crisis global y civiliza-
xxi, 1996, y también La crisis toria del entero orden social capitalista, que al comenzar a aflojar y
estructural del capitalismo, desestructurar sus tradicionales estructuras de configuración pla-
México, Ed. Contrahistorias,
2005. Para la crítica de las
netaria divididas en centro, semiperiferia y periferia, crea también
explicaciones simplistas del el espacio de este trastocamiento de papeles en cuanto a la función
mundo actual, recién mencio- modélica de los actuales movimientos antisistémicos.
nadas véase Carlos Antonio
La naturaleza particular y las relaciones que guardan entre sí
Aguirre Rojas, Para compren-
der el siglo xxi, Barcelona, Ed. los distintos movimientos antisistémicos posteriores a 1968 se ex-
El Viejo Topo, 2005. plican entonces en una medida importante por haberse desplega-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 64 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
do dentro de esa etapa que Immanuel Wallerstein llama el “caos
sistémico”, es decir, la etapa final del sistema histórico capitalista.
Etapa de caos general del sistema capitalista que implica que ahora
todo parezca “estar de cabeza”, lo que ha sido muy bien compren-
dido por parte de los neozapatistas mexicanos, que desde 1995
han afirmado contundentemente que el neoliberalismo es “la cri-
sis misma hecha teoría y doctrina económica” o también que es “la
teoría del caos moderno” para complementar afirmando que “en
el panorama internacional, el caos es ya la forma que distingue al
nuevo orden mundial”.11
Por eso resulta difícil descifrar con claridad y coherentemente
la lógica que hoy determina el funcionamiento de los gobiernos
de México, o de América Latina, o de Estados Unidos, porque lo
que ahora predomina es dicho caos sistémico, caracterizado por
una situación de enorme confusión, en donde todas las estructu-
ras estables colapsan, en donde todas las jerarquías se invierten, en
donde todos los procesos se ponen de cabeza. Y una de las tantas
expresiones de este caos es que ahora los modelos generales de las
luchas antisistémicas fundamentales se están generando dentro
de las periferias, para luego ser asimiladas, recuperadas e imitadas
por parte de los movimientos antisistémicos de las naciones que
ocupan las posiciones de centro del sistema.
Otra diferencia esencial entre los movimientos antisistémicos
anteriores y posteriores a la simbólica fecha de 1968 es que los se-
gundos ya no van a defender la centralidad obligada de una única
y exclusiva clase social o actor social fundamental y estructurador
de toda la lucha social en general. Pues si bien es claro que toda-
vía la clase obrera sigue siendo fundamental en cualquier posible
proyecto de transformación social global –y por ende, todavía “va
al paraíso”, como afirmaba aquel brillante y agudo filme italiano–,
es también evidente que ahora el abanico de los distintos actores
sociales constitutivos de estos nuevos movimientos antisistémicos
incluye, junto a esa clase obrera que aún va al paraíso, también a los
campesinos, igual que a los indígenas, a los jóvenes, a las mujeres,
a los homosexuales, y a todos esos grupos que los neozapatistas
califican dentro del conjunto de los “cada quien su modo”. Lo que
significa que después de 1968, el sujeto social o actor social de los
11 Sobre esta caracterización
movimientos antisistémicos se ha multiplicado, pluralizado y diver-
de los neozapatistas mexica-
sificado, para configurar un vasto espectro o arcoiris de sectores, nos, véanse los comunicados
clases y grupos subalternos, en donde ya nadie es aliado subordi- del Subcomandante Insurgen-
nado de nadie, y todos son igualmente importantes e igualmente te Marcos del 17 de marzo y
del 29 de septiembre de 1995,
fundamentales.
ambos incluidos en EZLN. Do-
Y a tono con esta pluralización de los sujetos sociales de esos cumentos y Comunicados, t.
nuevos movimientos antisistémicos, se han multiplicado simultá- 2, México, Era, 1995.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 65 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
neamente las demandas de los mismos movimientos, dejando de
luchar exclusivamente en los frentes económico y político, para
abordar también ahora diversos combates en los frentes culturales,
sociales, étnicos, del medio ambiente, de las relaciones de género, o
hasta civilizatorios, entre otros varios. Así, después de 1968, y tam-
bién conectado con el caos sistémico y con la condición terminal
del capitalismo, pero igualmente con el hecho de que ahora vivi-
mos en los umbrales de la posible abolición de toda forma concebi-
ble de organización clasista de las sociedades humanas, es que se
han comenzado a desplegar estas diferentes luchas antisistémicas
de carácter cultural, o en torno a la reivindicación de una determi-
nada identidad, o los combates frontales en contra del racismo y de
la discriminación racial, o la lucha en contra del machismo y de la
estructura patriarcal de la familia, junto a las luchas por el recono-
cimiento a la diversidad sexual, entre muchas otras.12
Junto a las diferencias mencionadas, otro de los rasgos que ca-
racterizan a los nuevos movimientos antisistémicos, en oposición
a sus antecesores previos a la revolución de 1968, es el de haber
negado radicalmente su antiguo carácter piramidal, jerárquico y
cuasimilitar. Lo que explica entonces que las nuevas formas de or-
ganización de estos movimientos antisistémicos post 68 sean aho-
ra formas mucho más horizontales y, en general, también mucho
más laxas y desconcentradas. Lo que ha hecho proliferar las figuras
de los “frentes amplios”, o la de las “confederaciones de movimien-
tos”, o de las “coordinadoras en lucha” de organismos diferentes
en torno de un combate común, o también la configuración bajo
el esquema de la llamada “red de redes” o de un “movimiento de
movimientos”, como lo ejemplifica precisamente el importante
movimiento mexicano actual de La Otra Campaña.
Nuevas formas de organización de los movimientos antisisté-
micos actuales que también se expresan, lógicamente, en el plano
de la relación entre los líderes y las bases. Pues ahora estos líderes
han dejado de ser concebidos como los depositarios exclusivos del
12 Según Immanuel Wallers- destino de los movimientos, para convertirse más bien en compa-
tein, uno de los méritos ñeros que, debido a su especial entrega y esfuerzo, son encargados
importantes de los neozapa-
tistas consiste precisamente de ciertas responsabilidades importantes del movimiento, o son
en haber reivindicado cen- sus voceros, o sus mediadores con el exterior, o sus coordinadores
tralmente esta lucha plural y responsables de ciertas tareas fundamentales, tal y como sucede
llevada a cabo por múltiples
actores sociales, y desplega-
muy claramente en las juntas de Buen Gobierno neozapatistas, y en
da en todos los frentes de la el movimiento neozapatista mismo en general.
realidad social. Al respecto, Mutación radical de la relación entre líderes y bases, que se
véase su ensayo “¿Qué es lo
expresa en la proliferación reciente, en el seno de estos nuevos
que los zapatistas han logra-
do?”, Contrahistorias, Nº 10, movimientos antisistémicos, de nuevos liderazgos que ahora son
México, 2008. liderazgos colectivos, y también, muchas veces, liderazgos rotati-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 66 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
vos, desde una lógica distinta a la de los movimientos pre 68, en
la que todos los militantes se consideran como iguales, y en donde
el ejercicio de un cargo cualquiera no otorga superioridad alguna
a quien lo ejerce, y en donde esos “líderes” son más bien parte de
la base misma, y no están en ninguna cúpula extraña, creyéndose
los detentores de todo el saber, e iluminados que con su enorme
sabiduría y con su gran capacidad intelectual analizan la realidad
nacional e internacional para crear el Programa Nacional de Lu-
cha por sí mismos. Ya que como lo postulan ahora los compañeros
neozapatistas, y con ellos todo el vasto movimiento mexicano de La
Otra Campaña, en las circunstancias actuales los programas nacio-
nales de lucha se crean “desde abajo y a la izquierda”, por parte de
todos nosotros, y en un muy amplio ejercicio colectivo de reflexión,
discusión, elaboración, análisis y decantamiento, que involucra di-
rectamente a todo ese vasto fundamento de la pirámide del movi-
miento, es decir a todas las “bases” del mismo.
En consonancia con todos estos cambios ya mencionados, tam-
bién se han desarrollado las nuevas izquierdas post 68, que han de-
jado de ser solemnes, jerárquicas y parsimoniosas, por lo que ahora
las nuevas izquierdas, en todo el mundo, son más bien mucho más
festivas y gozosas, y tolerantes, y también absolutamente plurales,
abiertas al otro, y completamente dialógicas. Izquierdas post 68
que al haber abandonado la antigua rigidez y dogmatismo y cerra-
zón de sus predecesoras pueden entonces inventar, recrear, repen-
sar y también renovar radicalmente los discursos, y los símbolos, y
los referentes, y los actores, y las estrategias,12 y los métodos, y los
caminos, y las tácticas mediante los cuales se afirman y despliegan
estos nuevos movimientos antisistémicos más contemporáneos.

América Latina como frente de vanguardia


de la actual lucha antisistémica mundial
Como es lógico, todos estos rasgos mencionados de los nuevos
movimientos antisistémicos post 68 en el mundo van también a
reproducirse en América Latina y en México. Lo que nos lleva a la
necesaria pregunta ¿por qué le ha tocado ahora a nuestra América
13 Sobre este cambio de es-
Latina esta función honrosa de ser el espacio civilizatorio en donde
trategias de los movimientos
se han desarrollado, en los últimos tres o cuatro lustros, los movi- antisistémicos, véase el en-
mientos antisistémicos más avanzados de todo el planeta? Y pienso sayo de Immanuel Wallers-
que no es tan difícil aceptar que hoy América Latina constituye ese tein, “Estados Unidos, Amé-
rica Latina y el futuro de los
frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial, cuando obser-
movimientos antisistémicos”,
vamos que aquí, dentro del semicontinente latinoamericano, tene- Contrahistorias, Nº 10, Méxi-
mos por lo menos cinco movimientos antisistémicos tan comple- co, 2008.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 67 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
jos, masivos, activos, innovadores y creativos que no parecen tener
un equivalente ni dentro de Europa ni de Asia o África.14
Porque visto en términos de sus impactos sociales globales
dentro de sus respectivas naciones, lo mismo que en relación a sus
ecos internacionales, pero también en virtud de su enorme riqueza
experimental en cuanto a la generación de los nuevos paradigmas
mundiales de los modos y las formas generales de la actual protesta
antisistémica, o de la creación de los claros embriones de lo que
pueden ser los mundos nuevos y muy otros que el capitalista, en
14 Sobre las múltiples razo- todos estos sentidos, parece ser evidente el mayor avance de estos
nes, de larga duración, pero movimientos antisistémicos latinoamericanos respecto de sus res-
también coyunturales e in-
tantes homólogos de los otros rincones de la geografía del planeta
mediatas, que explican este
rol actual de América Latina Tierra.
como frente de vanguardia Pues no es una simple casualidad esta clara concentración que
mundial de los movimientos se ha dado en los años recientes, dentro de los territorios y países
antisistémicos de todo el
mundo, véase Carlos Anto- de América Latina, de tantos y tan variados movimientos sociales
nio Aguirre Rojas, América fuertes, activos y protagónicos, que se han mostrado como capaces
Latina en la encrucijada, de tirar gobiernos y de derrocar gobernadores, presidentes, o lon-
citado. También vale la pena
ver la entrevista a Immanuel
gevos partidos en el poder, a la vez que ponen en jaque a las estruc-
Wallerstein, “Chiapas y los turas y a los personajes dominantes, a nivel local o regional, pero
nuevos movimientos antisis- también y muchas veces a nivel de un país entero. Movimientos
témicos de América Latina”,
que al ser analizados desde la escala mundial llaman la atención
Contrahistorias, Nº 5, México,
2005. no solo por esa enorme fuerza e impacto social, y por su presencia
15 Sobre el carácter que pre- contundente dentro de la vida política y social de sus respectivas
sentan en general los movi- naciones, sino también por la riqueza, complejidad, diversidad y
mientos antisistémicos en las
zonas de la periferia del sis- novedad profundas de sus acciones y de sus discursos principa-
tema capitalista, vale la pena les.15 Cantidad, calidad y medida específica de estos nuevos movi-
releer el ensayo de Immanuel mientos sociales latinoamericanos, que sería necesario abordar y
Wallerstein, “El cna y Sudáfri-
ca: pasado y presente de los
explicar con más profundidad.
movimientos de liberación en Vasta familia de esos nuevos movimientos sociales de Latino-
el sistema-mundo”, Chiapas, américa, dentro de la cual destacan, en nuestra opinión, como
Nº 7, México, 1999. Respecto
movimientos genuina y claramente antisistémicos, cinco de ellos,
de algunos de los rasgos ge-
nerales que comparten estos que incluyen naturalmente al digno movimiento indígena neoza-
nuevos movimientos antisis- patista mexicano, junto al Movimiento de los Sin Tierra en Brasil
témicos de América Latina, (pensando en este caso, mucho más en las bases campesinas del
véanse el ensayo de Raúl Zi-
bechi, “Espacios, territorios y movimiento, que en muchos de sus líderes actuales), al sector más
regiones: la creatividad social radical y más “autonomista” de los piqueteros argentinos (lo que
de los nuevos movimientos excluye sin duda a aquellos que han pactado y negociado con los
sociales en América Latina”,
Contrahistorias, Nº 5, México,
dos Kirchner, antes con Néstor y ahora con Cristina), al movimien-
2005, y Carlos Antonio Agui- to indígena boliviano más consecuente y radical, es decir, por ejem-
rre Rojas, “Los nuevos movi- plo, la gente de la comuna de la ciudad de El Alto en Bolivia, y no el
mientos sociales en América
tibio y acomodaticio Movimiento al Socialismo de Evo Morales, y
Latina. Una breve radiografía
general”, Contrahistorias, Nº también los movimientos indígenas más de izquierda dentro de la
9, 2007. conaie en el Ecuador.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 68 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Y vale la pena volver a recordar la distinción planteada antes,
entre lo que es solamente un movimiento social, y lo que es por
otra parte un movimiento social antisistémico. Pues solo son mo-
vimientos antisistémicos en la actualidad, aquellos que se plan-
tean de manera consciente y explícita eliminar de manera radical
al sistema social capitalista hoy imperante, para sustituirlo por
otro sistema social nuevo y completamente diferente. Por eso, con-
sideramos que hoy en América Latina tenemos por lo menos y de
manera muy clara a estos cinco movimientos mencionados como
movimientos que sí son claramente antisistémicos y, además, como
ya mencionamos, movimientos sociales muy potentes y desarrolla-
dos. Movimientos robustos y en ascenso, que no por casualidad se
encuentran también en el origen de la gestación de la importante
iniciativa de la organización de los hasta ahora ocho foros sociales
mundiales, los que en su abrumadora mayoría han sido celebrados
en tierras precisamente latinoamericanas.16
Movimientos que, como ya hemos referido, son capaces casi de
dominar naciones y países enteros, cercando y enseñoreándose
de ciudades en su totalidad, y haciéndose presentes, y presionan-
do, y determinando, por ejemplo, la caída de regímenes de partido
único que habían durado ya más de setenta años. Pues hoy parece
ser ya claro que fue sobre todo gracias a la acción y a los efectos
de la lucha del digno movimiento neozapatista, y a sus impactos
generales sobre la sociedad mexicana y sobre la conciencia política
y la conciencia general de todos los mexicanos, que el pri perdió el
poder en las elecciones mexicanas del año 2000. Derrota histórica
del que entonces era el más viejo partido de Estado del mundo, que
no es atribuible ni a Vicente Fox, ni tampoco al prd, sino más bien a 16 Immanuel Wallerstein ha
este importante movimiento neozapatista y a los múltiples y com- insistido en el papel central
plejos impactos que desencadenó en México, luego de su saludable generador que tuvo el mo-
irrupción pública del 1 de enero de 1994. vimiento neozapatista para
todo el ciclo actual de luchas
Fuerza impresionante y efectos fundamentales de estos mo-
antisistémicas, incluyendo
vimientos antisistémicos latinoamericanos recientes, que siendo lo mismo a las manifesta-
entonces ese claro frente de vanguardia antisistémico mundial, nos ciones de Seattle en 1999 y
plantean entonces la gran pregunta acerca de las razones princi- las posteriores en Génova o
Praga, etc., que a esta ini-
pales de esta misma centralidad y este rol de avanzada de dichos ciativa importante del Foro
movimientos. Tema vasto y complicado que es imposible agotar Social Mundial. Al respecto,
aquí, en la medida en la que su adecuada solución involucra tan- véanse sus ensayos, “Los za-
patistas: la segunda etapa”,
to razones inmediatas, como también razones coyunturales, pero Contrahistorias, Nº 5, Méxi-
igualmente razones de verdadera larga duración, razones múlti- co, 2005, y “Los dilemas de
ples cuya compleja imbricación es parte de esa difícil explicación. un espacio abierto: el futuro
del Foro Social Mundial”, en
Razones variadas y múltiples, de las cuales podemos mencionar,
su libro La crisis estructural
solo a modo de pistas, dos. Razones que en este caso, se inscriben del capitalismo, México, Ed.
ambas dentro de los registros específicos de la larga duración. Contrahistorias, 2005.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 69 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
La primera alude al hecho de que América Latina, vista desde
la historia larga del capitalismo, ha sido y es todavía la civilización
que ha sido más explotada, más oprimida, más acosada y más
saqueada de todo el planeta Tierra. Por esto, entre otras razones,
hoy sigue siendo la zona del mundo en donde la desigualdad social
es mayor que en ninguna otra parte. Pues dado que la dinámica
capitalista produce, como uno de sus ineludibles frutos, una des-
igualdad social creciente, entonces es lógico que aquella parte del
planeta que ha sufrido el saqueo y el despojo capitalista por más
tiempo, sea también la zona en la cual dicha disparidad del ingre-
so social de sus distintos grupos y clases constitutivos presente las
diferencias y distancias más marcadas de todos.
Pues ese mayor saqueo, acoso, explotación y represión se ex-
plican por el hecho conocido de que la historia universal del ca-
pitalismo ha comenzado precisamente aquí, con el mal llamado
“Descubrimiento de América”, mediante el cual Europa conquis-
ta y somete a Latinoamérica, desde las lejanas fechas del siglo xvi
cronológico, para construirla desde esos mismos lejanos tiempos
como un espacio claramente periférico y dependiente de los cen-
tros, situación que se prolongará durante ya más de cinco siglos.
Así que la dinámica del saqueo y el despojo capitalista se instauró
en América Latina antes que en cualquier otra parte, provocando
esta situación de una mayor polarización social y de una mayor
desigualdad respecto de todas las restantes civilizaciones. Y aun-
que después vendrá el fallido y solo parcial dominio del Asia, o
la conquista inglesa de la India en el siglo xviii, y el descuartiza-
miento y reparto del África en el siglo xix, permanecerá el he-
cho de que es el sometimiento de nuestra América Latina el que
ha realmente inaugurado la construcción de la red del mercado
mundial capitalista, y con ello, el proceso efectivo de la verdadera
historia universal.
Pero junto a estos cinco siglos de opresión, de explotación, de
vejación, de humillación y de discriminación tenemos también
medio milenio de resistencia, de rebeldía, de lucha, y de intentar
romper radicalmente estas estructuras de la dependencia econó-
mica y de la dependencia en general. Por eso, cuando el sistema ca-
pitalista como un todo entra en su etapa de crisis terminal y enton-
17 Sobre este papel de Amé-
ces empieza a desestructurarse en todos sus órdenes, y a colapsar
rica Latina en la historia ca-
pitalista, visto desde la larga
en todo el conjunto de sus principales relaciones, en ese momento
duración, véase Carlos Anto- comienza a aflojarse también esta condición secular de la situación
nio Aguirre Rojas, “América de dependencia de América Latina respecto de las zonas o países
Latina hoje: um olhar na longa
del centro del sistema.17 Y entonces, en este semicontinente, que
duração”, en el libro América
Latina: História e Presente, fue el más explotado, y saqueado, y humillado y sometido de todo
San Pablo, Ed. Papirus, 2004. el globo terráqueo, prosperan también, como fruto acumulado de

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 70 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
medio milenio de resistencia y de lucha, estos nuevos y muy radica-
les movimientos antisistémicos latinoamericanos antes referidos.
Una segunda pista explicativa se vincula al hecho de que Amé-
rica Latina lleva más de cien años de estar padeciendo el dominio
norteamericano. Pues Estados Unidos ha considerado a Latino-
américa, desde el siglo xix y en términos reales, y tal y como lo
expresó con nitidez la siniestra y premonitoria Doctrina Monroe,
como su verdadero traspatio. Y es así que durante décadas y dé-
cadas nuestro semicontinente ha sido su mercado privilegiado,
su almacén de materias primas, su proveedor de fuerza de trabajo
barata, y hasta su lugar de turismo, de refugio o de retiro para los
trabajadores jubilados. Lo que significa que la vasta América que
se ubica al sur del Río Bravo ha estado oprimida durante más de un
siglo por parte de los Estados Unidos.
Pero es claro que hace aproximadamente treinta y cinco o cua-
renta años, después del quiebre histórico de 1968-1972/1973, Es-
tados Unidos ha comenzado a declinar como potencia hegemónica
del sistema capitalista mundial. Decadencia lenta pero sostenida y
muy obvia de esta hegemonía norteamericana, que se hace eviden-
te por primera vez cuando en 1975 Estados Unidos es derrotado
por el heroico pueblo de Vietnam. Derrota histórica de gran signi-
ficación, que comienza a redefinir el papel geopolítico norteameri-
cano en el mundo, cambiando la anterior prepotencia indiscutida
y definición exclusiva de esa geopolítica por parte de los gobiernos
estadounidenses, por una nueva situación en la que Estados Uni-
dos se ve obligado a consultar y consensuar el diseño geopolíti-
co del mundo con las otras potencias ricas del planeta, como por
ejemplo dentro del llamado G7 o G8, o en otra vertiente en el seno
mismo de la onu.
Declive lento pero continuado de dicha hegemonía norteameri-
cana, que entre sus múltiples expresiones, conocerá también la del
relativo aflojamiento del dominio de Estados Unidos sobre Améri-
ca Latina, y por ende la apertura de mayores espacios para intentar
ciertos procesos diversos de liberación de esta última respecto de
ese dominio secular del primero. Una liberación que en los últi-
mos tiempos se ha expresado en el ascenso al poder de varios tibios
gobiernos socialdemócratas, pretendidamente de izquierda, como
el de Hugo Chávez en Venezuela, el de Evo Morales en Bolivia, los
dos gobiernos de Lula en Brasil, el gobierno de Rafael Correa en
Ecuador –o lo que hubiese sido el gobierno de Andrés Manuel Ló-
pez Obrador en México–, gobiernos que en nuestra opinión son
solo uno de los efectos indirectos y colaterales de la cada vez más
grande fuerza y presencia de los movimientos antisistémicos lati-
noamericanos, efectos o manifestaciones deformadas e indirectas

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 71 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
de esa protesta social que aumenta cada día, y que para nada satis-
facen los profundos reclamos populares; son en realidad solo una
especie de posible “válvula de escape” que las clases dominantes
proponen para contener y desviar a ese mismo descontento popu-
lar. Pero que mirados desde una perspectiva histórica más amplia,
pueden tal vez ser solo un eslabón o paso intermedio de transición
hacia la cercana y futura conformación de verdaderos gobiernos
populares, realmente de izquierda, y que el día de mañana gober-
narán desde el principio de “Mandar obedeciendo”, y realmente
apoyados y sostenidos en estos movimientos antisistémicos de
toda América Latina.18
Nuevos movimientos anticapitalistas latinoamericanos que
comparten una realidad fundamental, que los hermana y empa-
renta profundamente, más allá de sus claras peculiaridades y di-
ferencias, y que es el hecho de que todos ellos no habrían podido
ni existir ni afirmarse como lo han hecho en los últimos lustros, si
hubiesen surgido en las condiciones propias a la etapa anterior al
año de 1968. Pues vale la pena recordar que, por ejemplo, toda la
izquierda mundial oficial e institucional condenó en general, en
todas partes, a los diversos movimientos estudiantiles de 1968. Y
esta condena provino casi unánimemente de prácticamente todos
los partidos comunistas de aquella época, sin excepción.
De este modo, lo mismo el Partido Comunista Mexicano –que
más tarde intentó sin éxito “montarse” en el movimiento y hasta
dirigirlo– que el Partido Comunista Francés, y que casi todos los
partidos comunistas del mundo condenaron a estos movimientos
de 1968, bajo el argumento de que ellos eran desarrollados por los
estudiantes, y que puesto que los estudiantes no producen plusva-
lía, entonces por más que se lo propongan, ellos no pueden atacar
realmente y de manera decisiva al corazón del sistema, al no poder
interrumpir de manera eficaz dicho proceso de valorización del va-
18 Sobre la caracterización
lor y de la acumulación continuada del capital.
más amplia de varios de los
casos de los gobiernos aquí En cambio ahora, y en abierto contraste con estas posturas de
referidos, dentro de la situa- la vieja izquierda pre 68, es interesante observar por ejemplo a los
ción general que hoy vive cinco movimientos antisistémicos que antes hemos mencionado,
América Latina, véanse los
trece ensayos de Immanuel en donde se incluye al movimiento de unos campesinos brasileños
Wallerstein incluidos en la que son los campesinos Sin Tierra. Pero entonces si ellos no tienen
sección titulada “América tierra, ¿cómo pueden afectar el mecanismo económico productivo
Latina en la crisis terminal
del capitalismo” dentro de
dominante, y a esa producción constante de la plusvalía que es el
su libro La crisis estructural motor central de todo el sistema? O también el caso de los pique-
del capitalismo, Bogotá, Ed. teros argentinos, que es un movimiento de los trabajadores desocu-
Desde Abajo, 2007. También,
pados, es decir de los sin trabajo. Pero, una vez más, ¿cómo podrían
el libro ya citado, Carlos An-
tonio Aguirre Rojas, América afectar a ese mecanismo económico productor de plusvalía, aque-
latina en la encrucijada. llos que ni siquiera tienen trabajo?

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 72 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Y sucede lo mismo con los movimientos indígenas que se han
desarrollado recientemente en Bolivia, en Ecuador y en México.
Porque todos estos movimientos, tal y como lo han planteado
claramente los propios compañeros neozapatistas, son los mo-
vimientos de quienes han visto que se les ha regateado, durante
siglos y décadas, y por parte de los poderes dominantes, tanto el
reconocimiento como el verdadero ejercicio de su ciudadanía, o de
sus derechos, y también de su cultura, y hasta de su identidad. Así
que estos movimientos indígenas son los movimientos de los “sin”
cultura, “sin” identidad, “sin” derechos y “sin” reconocimiento a su
condición de ciudadanos, y a veces hasta los “sin” existencia legal,
ya que a veces los niños indígenas morían sin haber sido siquiera
registrados en el Registro Civil, con lo cual en ocasiones no han
existido ni siquiera para las estadísticas generales de nuestros paí-
ses de América Latina.
En este sentido, resulta curioso comprobar cómo, de una ma-
nera indirecta y quizá involuntaria pero muy evidente, la vieja iz-
quierda pre 68 se ha hecho eco de esta negación de dichos mo-
vimientos indígenas. Pues para esta izquierda, los indígenas solo
eran importantes en su específica condición de campesinos, pero
nunca en su propia condición de indígenas.19 Entonces, no podían
existir demandas en torno a la cultura o la identidad indígenas,
ni luchas de reconocimiento a sus lenguas o a sus “usos y costum-
bres”, sino solamente demandas en cuanto a su ser o condición en
tanto campesinos. Aunque, como ya hemos mencionado, en tanto
que tales campesinos ellos podían ser, en el mejor de los casos, tan
solo aliados secundarios de la clase obrera, y nada más.
Ahora, en cambio, todos estos movimientos, que son los de los
sin tierra, sin trabajo, sin derechos, sin ciudadanía, sin reconoci-
miento de su identidad, solo se explican, una vez más, a partir de
la tantas veces referida situación de la crisis terminal del capitalis-
mo. Pues es esta última la que nos explica por qué hoy la protesta
antisistémica ya no viene solamente de los centros, sino también
de los márgenes del propio sistema. Pues al comenzar a desmoro-
narse por todas partes este sistema-mundo capitalista, y al plan-
tearse con fuerza la pregunta acerca del nuevo sistema histórico
que habrá muy pronto de reemplazarlo, las posibles respuestas se
19
multiplican y comienzan a generarse dentro y fuera del sistema, y Una notable excepción a
esta regla son los interesan-
también desde todas sus partes internas constitutivas. Y entonces tes trabajos de José Carlos
los directamente excluidos por la lógica de este sistema, los que en Mariátegui, por ejemplo su
virtud de su propia dinámica global se quedan sin trabajo, o sin conocido libro Siete ensa-
yos de interpretación de la
tierra, junto a aquellos que son excluidos por el sistema porque
realidad peruana, en Obras
no encuentra la manera de integrarlos dentro del proyecto de la completas, vol. 2, Lima, Ed.
decadente modernidad dominante, como las dignas comunidades Biblioteca Amauta, 1969.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 73 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
indígenas de Chiapas, y de Bolivia o de Ecuador, son los nuevos
sujetos sociales que hoy están protagonizando las también nuevas
revueltas en contra del sistema, es decir estos nuevos movimientos
antisistémicos tan activos y presentes dentro de toda la geografía
de nuestra América Latina.
Pues lo que reivindican y defienden todos estos movimientos
es una modernidad anticapitalista, y también poscapitalista. Porque
al haber sido excluidos de las lógicas de reproducción de esa mo-
dernidad capitalista, solo podrán afirmar su identidad en general
y hasta su propio ser, afirmando otra modernidad, la que tendrá
que ubicarse necesariamente fuera y más allá del sistema ahora vi-
gente. Lo que se hace evidente en el caso de los movimientos indí-
genas recién citados, los que a lo largo de cinco siglos han logrado
hasta hoy y de una manera exitosa desarrollar su propio proyecto
de modernidad, la que ha sido necesariamente, primero, una mo-
dernidad de resistencia, y que en los últimos treinta años se ha ido
volviendo claramente una modernidad que, siendo todavía una es-
tructura y espacio de esa misma resistencia secular, es también una
modernidad ahora alternativa al propio capitalismo.
En contra de ciertas visiones a veces ingenuamente repetidas,
es importante enfatizar el hecho de que los indígenas mexicanos,
y bolivianos, y ecuatorianos, y de toda América Latina, no son in-
dígenas premodernos, ni arcaicos, ni son tampoco “resabios” de
un determinado pasado precapitalista, sino que son indígenas, y
campesinos, y miembros de los diversos países latinoamericanos,
que se han vuelto modernos a su manera, dentro de su muy singu-
lar y específica vía, por sus propios y exclusivos caminos, es decir
a través del desarrollo de una singular modernidad suya, la que
ha sido durante medio milenio una modernidad de resistencia a
la modernidad barroca latinoamericana que ha sido dominante
en nuestro semicontinente, durante los últimos quinientos años
20
transcurridos.20
Sobre la caracterización
de esta modernidad barroca Esta mutación, de una transecular modernidad de resistencia
latinoamericana, fruto del a otra modernidad alternativa al propio capitalismo, se despliega
mestizaje cultural posterior después de esa simbólica fecha que es la de 1968. Pues todas esas
a la conquista española,
véase Bolívar Echeverría, La poblaciones indígenas, que durante medio milenio han sido igno-
modernidad de lo barroco, radas, marginadas, silenciadas y excluidas de distintas formas de
México, Era, 1998. Sobre la los procesos esenciales de la reproducción de la modernidad ca-
modernidad indígena de re-
sistencia, luego transformada
pitalista dominante, asumen ahora radicalmente las implicaciones
en modernidad alternativa al de esa permanente exclusión, para reivindicar entonces no una fal-
capitalismo, véase Carlos An- sa y empobrecida “integración” a esta modernidad capitalista hoy
tonio Aguirre Rojas, Mandar
en crisis, sino más bien la construcción de una alternativa social
obedeciendo. Las lecciones
políticas del neozapatismo diferente y muy otra, de una modernidad anticapitalista radical. Y
mexicano, antes ya citado. ello, junto a los otros grupos también excluidos por el capitalismo

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 74 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
de América Latina, como los desempleados y los campesinos sin
tierra.
En esta línea, llama la atención el hecho de que esta condición
de exclusión de las lógicas centrales de la reproducción capitalista
empieza a ser algo que también en los países ricos y más capitalis-
tas del centro del sistema, se vuelve el soporte y el espacio principal
de las nuevas rebeliones antisistémicas en curso. Y una vez más,
en este rubro también, parecería que los países centrales vuelven a
imitar el modelo marcado por los países periféricos. Ya que quie-
nes están protagonizando las más importantes protestas sociales
recientes en Estados Unidos son justamente los migrantes, es de-
cir aquellos que son privados de derechos, de ciudadanía, de trato
igual y de iguales oportunidades laborales y sociales en general. El
movimiento de los migrantes, tanto mexicanos como de toda Amé-
rica Latina, que sufren la exclusión de su derecho a la educación,
o de su derecho al voto, o de sus derechos sindicales de asociación
y de protesta, o de su derecho de expresión, entre muchos otros,
es el movimiento que ha desarrollado las revueltas sociales más
importantes dentro de Estados Unidos en los últimos tiempos. Y
lo mismo sucede por ejemplo en Francia, en donde los excluidos
sociales de los suburbios parisinos, excluidos por criterios pura y
escandalosamente racistas, vinculados a su origen o a su condición
étnica árabe, o turca, o argelina o senegalesa, o etc., son los que van
a desarrollar ahora las nuevas formas de la protesta antisistémica
dentro de Francia, e incluso, probablemente y dentro de poco tiem-
po, dentro de toda Europa.

Sobre la originalidad e importancia


mundial del neozapatismo mexicano
Por último, es importante preguntarse también las razones que
explican el hecho de que, dentro de la vasta y muy compleja y di-
versa familia de los movimientos antisistémicos de todo el mun-
do, el neozapatismo mexicano haya logrado tener un verdadero y
notable impacto mundial, el que no solo se desplegó de inmediato
a todo lo largo y ancho de nuestro pequeño planeta Tierra, sino
que además se ha consolidado y mantenido a lo largo de los hasta
ahora quince años de vida pública de este mismo neozapatismo,
para conformarse como una amplia e importante red mundial de
solidaridad con este digno movimiento indígena de las montañas
del sureste mexicano.
Y ello, no solamente en el sentido limitado de la atención
permanente de esta red mundial hacia los logros, los sucesos, las

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 75 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
peripecias y los avances de la lucha neozapatista, ni tampoco ex-
clusivamente del desarrollo de acciones explícitas de apoyo a esta
causa importante, o de protesta frente a los acosos y represiones
que la misma ha sufrido, sino también y en términos más vastos en
el sentido de considerar a esa experiencia neozapatista como una
verdadera fuente de inspiración y de lecciones fundamentales para el
desarrollo de las propias luchas locales y nacionales de cada uno de
los miembros de esa ancha red mundial de apoyo al movimiento.
Pues a tres lustros de su saludable irrupción, ahora es más cla-
ro que esta experiencia neozapatista posee claramente un valor de
vigencia universal para todos esos movimientos antisistémicos del
mundo, los que no por casualidad, primero discuten, estudian, ob-
servan y analizan dicha experiencia y las lecciones esenciales que
la misma conlleva, para después y en un segundo momento, tratar
de recrear y replicar, de maneras distintas y con sus propias sin-
gularidades, a esas mismas lecciones y enseñanzas de este digno
neozapatismo de los indígenas mexicanos.
Por eso, y a partir de este impacto planetario y de esta honda
influencia global del movimiento neozapatista,21 que ha llevado a
Immanuel Wallerstein a afirmar que el actual ciclo de la protesta
antisistémica mundial dentro del cual ahora mismo estamos to-
dos inmersos, comenzó precisamente ese 1 de enero de 1994 en
Chiapas, es posible precisar todavía más la periodización antes
propuesta respecto de la historia reciente de los movimientos anti-
sistémicos del mundo en su conjunto. Pues si es claro, como hemos
ya desarrollado, que la revolución cultural mundial de 1968 repre-
sentó una quiebre de larga duración en esa historia de las luchas
antisistémicas planetarias, también es evidente que dicho quiebre
no se realizó de una manera súbita e intempestiva sino, como todo
proceso social complejo, de una manera difícil, accidentada, con
avances y retrocesos y llena de vicisitudes complicadas.
Lo que nos permite entender que esa etapa que corre desde
1968 hasta hoy, puede entonces ser subdividida en dos subetapas
distintas, cuando observamos, nuevamente, el conjunto amplio
21 Sobre este impacto mun-
de toda la familia mundial de los movimientos antisistémicos de
dial del neozapatismo mexi- los últimos cuarenta años. Ya que cuando hablamos del corte es-
cano, y sobre sus prolonga- tructural simbolizado en ese año de 1968, no pretendemos, sim-
das y profundas influencias plistamente, que los viejos movimientos antisistémicos poseían un
sobre todos los movimientos
antisistémicos del planeta,
carácter determinado hasta el último mes o día de 1967, mientras
que nos sea permitido remitir que a partir del primero de enero de 1968 adquirieron ya, com-
una vez más al conjunto de pleta y perfectamente, el carácter de nuevos y totalmente diversos
ensayos incluidos en Carlos
movimientos antisistémicos post 68. Porque procesos de este tipo,
Antonio Aguirre Rojas, Chia-
pas, planeta Tierra, ya ante- son procesos que solo se cumplen y despliegan lenta y accidentada-
riormente citado. mente, durante varios años y a veces varios lustros.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 76 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Más bien, es posible postular que hay una primera subetapa
que sería una clara etapa de transición de estos movimientos anti-
sistémicos, en México, en América Latina y en todo el mundo, y
que abarcaría desde aproximadamente 1968 hasta esos comienzos
de 1994. Y entonces, y como en toda época o proceso de transi-
ción, también en esta historia de los movimientos antisistémicos
planetarios, van a mezclarse los rasgos y los elementos de los viejos
y de los nuevos movimientos, en la medida en que poco a poco e
irremisiblemente van decayendo esos viejos movimientos antisisté-
micos anteriores a 1968, y con ellos, comienzan también a colapsar
las viejas organizaciones de izquierda que han acompañado y que
son correspondientes a estos movimientos, a la vez que lenta pero
sostenidamente, van a ir emergiendo simultáneamente los nuevos
movimientos antisistémicos y junto a ellos las nuevas izquierdas
post 68.
Algo que en México se ha manifestado de manera muy clara,
cuando hemos asistido al proceso mediante el cual los viejos mo-
vimientos obreros han empezado a colapsar y a declinar, precisa-
mente después de esa fecha importante de 1968, al mismo tiempo
en que se esbozan los esfuerzos por la construcción de un nuevo y
diferente movimiento obrero, que de un lado derivarán, lamenta-
blemente, tan solo en la constitución de un nuevo charrismo sindi-
cal o neocharrismo, pero que del otro gestarán también a un cierto
movimiento obrero independiente, realmente de izquierda y socia-
lista, que con múltiples avatares se mantendrá hasta nuestros días.
Y ello, junto a diferentes procesos en los que también se relanza
a un movimiento campesino igualmente renovado y diverso, que
coexiste con la aparición y primer desarrollo realmente orgánico
de un amplio aunque más bien difuso movimiento feminista, y so-
bre todo de una creciente y cada vez más omnipresente sensibilidad
feminista, junto a la irrupción de potentes y también nuevos movi-
mientos urbano-populares, o también movimientos estudiantiles,
que crecen y avanzan a pasos acelerados, afirmando claramente un
nuevo protagonismo social inédito hasta antes de esos años que
rodean al 1968 tantas veces referido.22 Pero también, y junto a to-
dos estos nuevos movimientos sociales recién mencionados, va a
afirmarse en México la presencia de un importante movimiento in-
dígena, el que en 1974, y todavía dentro de las secuelas inmediatas 22 Sobre algunos de estos
del 1968 mexicano, va a celebrar, justamente en la ciudad de San efectos importantes del 68
Cristóbal de Las Casas, su Primer Congreso Nacional. mexicano, para la historia
Al mismo tiempo, y acompañando lógicamente a esta renova- posterior de México, véase
Carlos Antonio Aguirre Rojas,
ción general de todos los movimientos sociales de protesta en Méxi-
“1968: la gran ruptura”, in-
co, va a desarrollarse también esa etapa de transición de la izquier- cluido en Para comprender el
da mexicana en la que veremos convivir a las organizaciones de la siglo xxi, antes ya citado.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 77 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
vieja izquierda, con los grupos y tendencias de las múltiples nuevas
izquierdas. Convivencia compleja, dentro de un proceso en el que,
por ejemplo, el viejo Partido Comunista Mexicano se transforma
varias veces, en la línea de ir perdiendo cada vez más sus supuestos
perfiles socialistas, para terminar integrándose como una supuesta
“ala izquierda” interna del también cada día más desteñido y opor-
tunista Partido de la Revolución Democrática. Y esto, junto al flo-
recimiento de todo tipo de maoísmos, trotskismos, anarquismos
y posiciones libertarias diversas, a través de las cuales se expresan
justamente esas nuevas izquierdas en vías de gestación.
Etapa de transición cuyo final, no solo en México sino en el pla-
neta entero, podemos ubicarlo con bastante claridad a partir de
ese emblemático y fundamental primero de enero de 1994, el que
una vez más tiene carácter de fecha simbólica, y no de fecha literal
o cronológica. Pues a partir de ese comienzo mismo de enero de
1994, arranca ese ciclo mundial de la protesta antisistémica den-
tro del cual estamos viviendo ahora mismo, ciclo que responde de
manera contundente a los efímeros efectos negativos que provocó
la caída del Muro de Berlín de 1989, y que después de Chiapas va
a manifestarse sucesivamente en Seattle, en Génova, en Praga, en
Porto Alegre, y desde ahí, otra vez, en prácticamente toda la vasta
geografía de nuestro pequeño planeta Tierra.
Con lo cual, es importante subrayar el hecho de que ha sido
precisamente este digno movimiento indígena neozapatista, el
que en un primer momento le ha devuelto la verdadera esperanza
a toda la izquierda mundial, y también a todos los movimientos an-
tisistémicos del planeta, después de la desilusión y la confusión
que provocaron, en un sector importante de esta izquierda y de
estos movimientos, esos acontecimientos importantes del 8 y el 9
de noviembre de 1989 en Berlín. Reinstauración de la esperanza a
nivel planetario, que sin duda debe considerarse como uno de los
muchos elementos que explican ese impacto mundial y esa hon-
da vigencia universal del neozapatismo mexicano sobre los movi-
mientos antisistémicos en general.
De otra parte, hoy parece ser claro también que ha sido gracias
a los neozapatistas, y en particular a su irrupción pública del 1 de
enero de 1994, que los movimientos indígenas de toda América La-
tina han adquirido una visibilidad y un protagonismo general que no
tenían antes de esa fecha mencionada. Porque al atraer la atención
mundial, de un modo inteligente y radical, pero también dramá-
tico, sobre la secular y persistente exclusión social de los indígenas
dentro de la historia y dentro de la situación actual de México, los
neozapatistas abrieron igualmente el espacio general para la per-
cepción clara de esa misma exclusión social en todo nuestro semi-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 78 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
continente latinoamericano, abriendo con ello el espacio para una
mucho mayor afirmación y visibilización de todos esos movimien-
tos indígenas de América Latina.
Pues es claro que esos movimientos han existido, como el mo-
vimiento indígena mexicano, desde hace quinientos años, lo mis-
mo en Ecuador, Bolivia o Perú, que en Colombia o Guatemala, por
mencionar solamente algunos de ellos. Pero también es cierto que
todos esos movimientos van a mutar profundamente su rol dentro
de sus respectivos países a partir de esa fecha simbólica de 1994,
pasando de una actitud más bien defensiva y de una condición de
enorme invisibilización, hacia una postura mucho más protagónica
y ofensiva, que no solo incrementa considerablemente su presencia
y su visibilidad social, sino que también los reubica en el centro
mismo de la nueva y más reciente protesta social en general. Y todo
esto, otra vez y en cierta medida importante, gracias a esa benéfica
y saludable irrupción del movimiento neozapatista de comienzos
de enero de 1994. Relanzamiento importante y cambio del rol de
todas las luchas indígenas de América Latina, que son también
otra de las razones esenciales de este impacto mundial y esta vigen-
cia universal del neozapatismo mexicano.
Aunque es claro que los grados de crecimiento y de capacidad
de acción que hoy presentan esos diversos movimientos indígenas
latinoamericanos no son ni mucho menos homogéneos, siendo
distintos, por ejemplo en Chiapas que en Guatemala, o también
en Ecuador que en Colombia, y eso a pesar de las proximidades
geográficas de esas regiones y esos países mencionados. Lo que,
obviamente, se debe a las distintas circunstancias históricas del de-
sarrollo de cada nación, en donde, por ejemplo, los movimientos
indígenas de Guatemala sufrieron una represión y ataque cons-
tantes durante las varias décadas de las dictaduras y los gobiernos
militares, represión que arrasó seriamente al movimiento indígena
guatemalteco, y que en cambio no estuvo presente en el caso de los
indígenas mexicanos.
O también el caso de Colombia, en donde al hecho de la pre-
sencia demográfica más minoritaria de la población indígena co-
lombiana, sumada a la difícil política desarrollada por el derechis-
ta y autoritario gobierno de Álvaro Uribe, y también a las varias
décadas de una guerra permanente en contra de los movimientos
campesinos, configuran un escenario complicado que reduce los
márgenes de acción y de influencia del, a pesar de todo, bastante
organizado y avanzado movimiento indígena colombiano. El que,
entonces, contrasta con su homólogo ecuatoriano, que existiendo
en esa nación contigua a Colombia, posee en cambio una centrali-
dad y una presencia muchísimo mayores en su propio país.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 79 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
Finalmente, vale la pena señalar también que dentro de México,
fue igualmente gracias al neozapatismo que todos los movimientos
sociales en general comenzaron a reactivarse, precisamente después
de ese año importante de 1994. Pues fue este levantamiento indíge-
na chiapaneco el que, en unos pocos años, incitó a la fundación del
Congreso Nacional Indígena, creando así una instancia de coordina-
ción y de encuentro de todos los movimientos indígenas del territo-
rio mexicano. Y lo mismo sucedió con el movimiento estudiantil, el
que al reactivarse desde la construcción de las brigadas de trabajo y
las caravanas de solidaridad que viajaban a Chiapas todo el tiempo
desde ese año de 1994, logró rearticularse y sostener, por ejemplo, la
larga huelga de casi un año de la Universidad Nacional Autónoma
de México, huelga que solo pudo ser terminada mediante una brutal
represión policíaca en febrero del año 2000.
Y lo mismo sucedió con todos los demás movimientos socia-
les mexicanos, los que al igual que los indígenas o los estudiantes,
encontraron después de 1994, y gracias a los espacios conquista-
dos por esa protesta neozapatista, las condiciones propicias para
afirmarse y fortalecerse, como nuevos movimientos obreros, o
urbanos populares, o campesinos, o de deudores, o de jubilados y
pensionados, o de afirmación del respeto a la diversidad sexual, o
en defensa de la tierra y el territorio, o por la autonomía y el auto-
gobierno de las comunidades, o en contra de un gobernador tira-
no, o de otro gobernador pederasta, entre muchos otros. Nuevos y
renovados movimientos sociales que hoy configuran el espectro de
las múltiples luchas del pueblo mexicano, en Oaxaca, en Chiapas,
en Guerrero, en la ciudad de México, en Puebla, y en todo el país,
y que habiéndose reanimado enormemente después de ese emble-
mático primero de enero de 1994, conforman hoy, y no casualmen-
te, el cuerpo fundamental de lo que es ese creciente y cada día más
relevante movimiento nacional mexicano de La Otra Campaña.23
Movimiento de La Otra Campaña, que si en México es hoy, sin
duda alguna, el más importante movimiento social antisistémico
del país, es también y en muchos sentidos una suerte de posible
“modelo a seguir” para los movimientos antisistémicos de otras
23 Sobre este importante naciones, e igualmente para la iniciativa global concentrada en los
movimiento de La Otra Cam- foros sociales mundiales. Pues pensamos que es válido postular
paña, véase el ensayo de la tesis de que ese Foro Social Mundial podría tal vez salir de su
Immanuel Wallerstein, “La
Otra Campaña en perspectiva
actual y complicado impasse si adoptara parte de las lecciones de
histórica”, y también Carlos esta Otra Campaña neozapatista. Pues, ¿no sería muy interesan-
Antonio Aguirre Rojas, “Ir a te que una comisión de ese Foro recorriera el mundo entero, solo
contracorriente: el sentido de
para escuchar las experiencias, las demandas, los puntos de vista,
La Otra Campaña”, ambos en
la revista Contrahistorias, Nº los reclamos y las concepciones de absolutamente todos los movi-
6, México, 2006. mientos antisistémicos de nuestro pequeño planeta Tierra? Y que

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 80 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
sobre la base de ese recorrido, comenzara a tender puentes prác-
ticos entre experiencias similares, conectando luchas campesinas
de todos lados, movimientos obreros de todos los rincones, expe-
riencias de lucha de todo tipo de minorías sociales, luchas urbanas
populares de todo tipo de ciudades y urbes, balances y logros de
todos los movimientos indígenas posibles, o grupos y movimien-
tos estudiantiles y de jóvenes de todo el mundo. Y todo ello, para
crear múltiples redes mundiales de resistencia, y luego una vasta
red de redes de la lucha antisistémica mundial. Red de redes de las
luchas, y de las experiencias, y de los balances positivos y negativos
de todos estos movimientos antisistémicos, que después podría
plantearse la construcción, desde abajo y a la izquierda, de un ver-
dadero Programa Mundial de Lucha Anticapitalista, no impuesto
desde arriba ni creado o concebido por ninguna minoría de ilumi-
nados o de líderes autonombrados de cualquier tipo, sino gestado
lentamente por las propias bases de esos movimientos, desde sus
demandas concretas, desde sus experiencias de lucha particulares,
desde sus descubrimientos y percepciones derivados de sus distin-
tos combates, y sintetizados desde ese horizonte y vocación de re-
unirse todos en esas redes específicas primero, y luego en esa red
de redes universal.
Lecciones entonces importantes de esta experiencia neozapa-
tista de La Otra Campaña, generalizables a nivel mundial, quizá en
una eventual práctica futura del Foro Social Mundial, que también
son posibles de reproducir, en escala local, en cada una de las dis-
tintas naciones de todo el planeta. Pues es algo universal, ahora, esa
necesidad de escuchar nuevamente a las bases de los movimientos,
devolviéndoles el protagonismo directo, a la vez que se impone esa
exigencia de construir todas las decisiones y definiciones esencia-
les concernientes al destino global del movimiento, desde abajo y a
la izquierda, es decir desde esas mismas bases y en una perspectiva
siempre anticapitalista y emancipatoria. Lo que, una vez más, es tal
vez otro de los elementos que explican esa influencia mundial y esa
validez universal de la experiencia neozapatista mexicana.
¿Por qué entonces el neozapatismo ha tenido este impacto mun-
dial? ¿Y por qué sus lecciones tienen muchas veces un valor univer-
sal? En parte, consideramos nosotros, por las tres series de razones
recién aludidas, pero también por muchas otras causas y elemen-
tos que hace falta continuar investigando mucho más y todavía en
el inmediato futuro.

Para concluir, vale la pena recordar una entrevista que Manuel Váz-
quez Montalbán le hizo en 1999 al Subcomandante Marcos, y en la
que al preguntarle sobre lo que en esencia era la rebelión neoza-

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 81 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
patista, y cómo sería vista en el futuro, Marcos respondió: “Bueno,
vamos a ganar, de eso no hay duda”. A lo que Vázquez Montalbán
le replica: “¿Ganar del todo? Entre el todo y la nada queda un te-
rritorio”. Y Marcos insiste y aclara: “No, ganar quiere decir ganar,
porque aunque perdamos ganamos”.24 Se trata, como es obvio, de
uno más de los muchos y recurrentes oximorones a los que son tan
afectos los compañeros neozapatistas mexicanos, de esos oximo-
rones que son ejemplo magistral de una visión realmente crítica
y profundamente dialéctica de esta absurda e irracional realidad
capitalista en la que todavía vivimos. Pues frente al caos lógico de
la racionalidad burguesa todavía imperante, el razonar a través del
oxímoron es claramente una forma de cuestionar y trascender, crí-
tica y dialécticamente, a esa misma racionalidad decadente.
“Aunque perdamos, ganamos”, lo que en mi personal inter-
pretación bien podría significar que la envergadura de los logros
hasta ahora conquistados por este neozapatismo, es ya de tal mag-
nitud que, más allá de su posible destino futuro, los neozapatistas
han vencido ya, cuando ubicamos y pensamos su experiencia y sus
lecciones tanto en términos histórico universales, como también
desde la óptica de la verdadera larga duración histórica. Pues si
sumamos el hecho de que el neozapatismo le ha devuelto la espe-
ranza al mundo entero, y a todos los movimientos antisistémicos
del pequeño planeta Tierra, junto a la situación de que ese mismo
neozapatismo ha logrado hacer mucho más visibles y ha impulsa-
do el protagonismo fundamental reciente de todos los movimien-
tos indígenas y también de todos los nuevos movimientos antisis-
témicos en América Latina –los que en su conjunto conforman a
ese frente de vanguardia de la lucha antisistémica mundial del que
ya hemos hablado antes—, y le agregamos que también esta expe-
riencia neozapatista es la que centralmente le ha permitido volver
a retomar la ofensiva a todos los movimientos sociales de la nación
mexicana, los que ahora se reagrupan bajo la gran iniciativa de La
Otra Campaña, si sumamos todos estos elementos, podemos tal
vez pensar que, más allá de cual pueda ser el futuro inmediato, e
incluso el futuro mediato de este movimiento neozapatista, y aun-
que pueda pasar lo que pueda pasar más adelante, en este sentido y
sin duda alguna, ya hemos ganado. Por eso, aunque perdamos, sin
duda alguna ganamos.
24 Sobre este diálogo, véase

el libro de esta entrevista Ciudad de México, 7 de mayo de 2008.


al Subcomandante Marcos,
Manuel Vázquez Montalbán, (Evaluado el 10 de mayo de 2009.)
Marcos: el señor de los espe-
jos, Madrid, Ed. Aguilar, 1999,
pp. 185-186.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83 82 Carlos Antonio Aguirre Rojas
Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Autor

Carlos Antonio Aguirre Rojas. Licenciado en Economía, master en Historia Económica y doctor en
Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Postdoctorado en Historia en la Ecole des
Hautes Etudes en Sciences Sociales.
Investigador titular en el Instituto de Investigaciones Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
Libros recientes:
Ameryka Lacinska na rozdrozu (América Latina en la encrucijada), Varsovia, Le Monde Diplomatique Edi-
ción Polonia, 2008; L’Amérique Latine en rébellion, París, Ed. L’Harmattan, 2008; América Latina en
la encrucijada, 4ª ed., México, Ed. Contrahistorias, 2007, (3ª ed., Rosario, Ed. Prohistoria, 2006).
Istoriografiya b 20 beke (La historiografía en el siglo xx), Moscú, Ed. Krugh, 2008 (en español: La historiogra-
fía en el siglo xx. Historia e historiadores entre 1848 y ¿2025?, Barcelona, Montesinos, 2004).
Mandar obedeciendo. Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, 3ª ed., Bogotá, Ed. Desde Abajo,
2008 (2ª ed., México, Ed. Contrahistorias).

Cómo citar este artículo:

Aguirre Rojas, C. A., “Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy”,


Revista de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Universidad Na-
cional de Quilmes, primavera de 2009, pp. 53-83.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy 83 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 53-83
Emmánuel Lizcano

La economía como
ideología
Un análisis socio-metafórico de
los discursos sobre ‘la crisis’

La crisis económica. ¿La crisis? ¿Económica? Si nunca los nombres


son inocentes, en este caso son reos literales de fechoría, es decir,
de hacer unos hechos que, como intentaremos mostrar, serían muy
otros de haber nombrado de otro modo eso que hoy todos cono-
cemos como “la crisis económica”. La tesis que aquí se propone
mantiene que la apropiación del diagnóstico y de la gestión de ‘la
crisis’ por los expertos en economía, lejos de mantenerse dentro
de los estrictos márgenes de su especialidad, se orienta principal-
mente a modelar sensibilidades y emociones de cara a promover
la aceptación general de un modelo de dominación que quienes
detentan el poder perciben en peligro. Los discursos pretendida-
mente económicos sobre ‘la crisis’, que serán el objeto de nuestro
análisis, funcionarían así como discursos estrictamente ideológi-
cos orientados a legitimar las actuales formas de poder.1El aparato 1 Los fragmentos citados a lo
conceptual básico que pondremos en juego se articula en torno a largo del artículo están toma-
una serie de conceptos ya acuñados en los comienzos de la socio- dos, en su mayor parte, de la
logía, que ahora adquieren un renovado potencial interpretativo. prensa española, especial-
Por un lado, el concepto weberiano de legitimidad (Weber, 1944, mente de las páginas salmón
sobre economía, entre finales
vol. i, cap. iii), sugestivamente reinterpretado por P. Ricoeur (1989, de 2008 y mediados de 2009.
caps. 11 y 12). Por otro, la teorización comteana en torno al papel Por no recargar el texto, y dado
que habría de jugar el fetichismo en las sociedades que abracen la que su aparición se reitera en
los medios escritos y audiovi-
ciencia como la nueva religión de la humanidad (Comte, 1979). Y, suales más diversos, omitimos
por último, las más actuales aportaciones sobre análisis del discur- la referencia concreta de cada
so, en particular, para el caso que nos ocupa, los análisis de D. N. extracto, salvo de provenir de
alguna autoridad especialmen-
McCloskey (1993, 1990) sobre las estrategias retóricas habituales te relevante. Las comillas sim-
en el discurso económico, y mis propios trabajos (Lizcano, 2006, ples se emplean para llamar la
1999, 1996, 1993) sobre la modelación de las creencias y los afectos atención sobre alguna expre-
a través de la retórica oculta en los discursos expertos, singularmen- sión, las dobles se emplean
para citas literales, las cursivas
te en las metáforas muertas que ya están lexicalizadas y asumidas para destacar el término meta-
como naturales. fórico de estas citas.

85 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
Para Weber el problema de legitimación de las formas de do-
minio se juega en la brecha que existe entre las pretensiones de
legitimidad y la creencia en esa legitimidad. Entre lo que unos
pretenden que se crea y lo que otros están dispuestos a creer exis-
te una brecha. Es precisamente en esa fisura donde Ricoeur sitúa
la ideología. Los discursos ideológicos tienen como papel venir a
llenar esa grieta, a suturar la distancia que separa las aspiraciones
de legitimidad de los grupos dominantes y aquello que los indivi-
duos pueden razonablemente llegar a creer. “Toda autoridad pide
más de lo que los miembros del grupo están dispuestos a ofrecer
en cuanto a creencia” (Ricoeur, 1989, p. 56). O, en palabras del ex
ministro español de Industria del Partido Popular, también ex co-
munista y hoy empresario de altos vuelos, Josep Piqué: “Sin crédito,
el sistema capitalista muere” (El País, 19.10.08). Solo los discursos
pueden venir a salvar la brecha entre lo que la gente está dispuesta
a creerse y lo que las autoridades aspiran a que se crea. Sin los cuen-
tos sobre la crisis, a la crisis no le salen las cuentas. La ideología
aportaría así una plusvalía de credibilidad (correlato político de la
plusvalía que analizara Marx en el campo económico), necesaria
para legitimar el dominio. Por eso, frente al marxismo, cuyo apara-
to metafórico está tomado de la física newtoniana (masas, fuerzas,
causas, acciones y reacciones…), el marco conceptual weberiano
apela a la motivación, a los dispositivos emocionales que puedan
mover a los individuos a conceder ese plus de creencia sin el que no
puede entenderse el dominio de unos pocos sobre los más, lo cual
–como ya señalara La Boétie (1980)– es el problema fundamental
de la gobernabilidad. Salvo excepciones, las que pudieran haber
sido ingobernables reacciones populares frente a la actual crisis
económica no se han sofocado por la fuerza, sino que se han visto
reconvertidas, más bien, en resignación ante la fatalidad, cuando
no en renovadas formas de adhesión al sistema. Por ello, pese a la
recuperación de Marx que ha propiciado la actual crisis, parece ser
más pertinente revitalizar el análisis weberiano.
Aquí es donde la retórica viene a ocupar un papel político cen-
tral. Para Ricoeur es mediante ella como los intereses de la clase
dominante pueden transformarse en ideas rectoras de la sociedad.
Ese cómo que Marx había dejado sin explicar y que es la clave de
la gobernabilidad solo nos es accesible desde un enfoque retórico.
Lejos de entenderse como mero adorno del discurso, lo que mante-
nía a la retórica disociada de la argumentación racional, la llamada
nueva retórica (Perelman, 1989) se inscribe en el marco de la razón
práctica y de la teoría de la acción, atendiendo precisamente a los
recursos de la lengua empleados para que los argumentos resul-
ten razonables y alcancen así a movilizar la sensibilidad necesaria

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 86 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
que venga a salvar la brecha de credibilidad a que aspiran los dis-
cursos dominantes para ser percibidos como legítimos. Lo cual no
supone, en principio, ninguna voluntad torcida de ocultación, en-
gaño o deformación. Como plantea Ricoeur (1989, pp. 278-279),
siguiendo a Geertz (1992), “los recursos retóricos no tienen nece-
sariamente la finalidad de engañarnos o de engañar a los demás.
[…] La ideología es, no la deformación de la comunicación, sino
la retórica de la comunicación básica, […] no podemos excluir del
lenguaje los recursos retóricos, estos constituyen una parte intrín-
seca del lenguaje corriente”. Por eso, afirma Geertz (1992, p. 183),
“no teniendo idea de cómo funcionan la metáfora, la analogía, la
ironía, la ambigüedad, los retruécanos, las paradojas, la hipérbole,
el ritmo y todos los demás elementos de lo que solemos llamar ‘es-
tilo’ […], a los sociólogos les faltan los recursos simbólicos con los
cuales pudieran construir una formulación más aguda (del funcio-
namiento de la ideología)”.
Desde este acercamiento retórico al modo de funcionamiento
de la ideología, la clásica división weberiana de las formas de au-
toridad –y de las correspondientes variantes de motivación a que
apelan– resulta severamente difuminada. Weber distinguía tres
formas elementales de legitimidad, según esta se basara en mo-
tivos racionales, en motivos tradicionales o en motivos carismáti-
cos. Desde la perspectiva de la nueva retórica mostraremos cómo
los discursos económicos sobre la crisis acuden explícitamente a
un tipo de argumentos racionales, construidos sobre un lengua-
je fuertemente técnico y fundado aparentemente en sofisticados
cálculos matemáticos. Sin embargo, la capacidad de persuasión
de estos discursos no se cifra en esta supuesta racionalidad des-
carnada, sino en su recurso a toda una serie de estrategias retó-
ricas entretejidas indisociablemente con fórmulas, indicadores y
deducciones aparentemente racionales.
Estas estrategias se orientan directamente a estimular senti-
mientos y emociones, recurriendo así a promover en las audien-
cias un tipo de motivación que se enmarca de lleno en los motivos
carismáticos weberianos. De hecho, como han mostrado nume-
rosos estudios sociales de la ciencia (Gilbert y Mulkay, 1984; Locke,
1997; Coorebyter, 1994), ambos tipos de persuasión, la racional y
la sentimental, la basada en creencias y la fundada en razones, son
indisociables entre sí. Como ambas lo son también, a su vez, de
la persuasión que apela al tercer tipo weberiano de motivación, la
tradicional, pues nunca faltan en la argumentación más racional,
como es la científica, los recursos retóricos que apelan a la autori-
dad de la tradición. Lo que Ricoeur denomina “el prejuicio (webe-
riano) a favor de la racionalidad”, debido a “su gran confianza en

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 87 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
el Estado burocrático legal”, impide al sociólogo alemán percibir la
fundamentación no racional de los argumentos, comportamientos
y motivaciones que él supone estrictamente racionales. Por decirlo
en palabras de ese sociólogo espontáneo que era el poeta Antonio
Machado (1973, p. 60), “no fue la razón, sino la fe en la razón lo
que mató en Grecia la fe en los dioses”. Lo que convence de los ar-
gumentos y de las pruebas empíricas son tanto razones, como la
fe que se pone en ellas, la creencia en la razón a la que mueven los
efectos y los afectos de los diferentes recursos retóricos.
Formulada así la cuestión de la ideología en términos de mo-
vilización de emociones que se estructura retóricamente, la cons-
titución intrínsecamente retórica de los discursos económicos se
manifiesta con todo su calado. Dentro del marco conceptual que
hemos esbozado, los estudios de Donald N. McCloskey (1990, 1993,
1995) sobre la retórica de la economía adquieren todo el peso que
pudiera quedar desvaído tras su ameno estilo literario, irónico y
desenfadado. Para este autor (recientemente autora), el pensa-
miento económico se construye sobre las cuatro patas de la tétrada
retórica: hecho, lógica, metáfora y narración. Es una ilusión pensar
que la mesa pueda sostenerse sobre solo dos de ellas, ya sean las
patas pretendidamente científicas (los hechos y la lógica), ya sobre
las humanistas (metáfora y narración). Cualquier discurso econó-
mico apela a las cuatro sin excepción, intentando compaginar los
límites y objeciones que cada una pone a las restantes: la lógica
debe respetar los hechos, la metáfora ha de asumir la lógica que se
desprende de ella, la temporalidad que despliega la narración de
los hechos económicos debe imbricarse en la intemporalidad de la
metáfora implícita en el modelo económico…
No entraremos a discutir aquí la pertinencia de distinguir en-
tre ‘patas científicas’ y ‘patas humanistas’. Los estudios sociales de
la ciencia ya han mostrado sobradamente que ni los hechos ni la
lógica tienen una entidad por sí mismos que les permitan distin-
guirse netamente del lenguaje y las prácticas sociales con que se
describen y fabrican. Los hechos son eso, hechos, participios del
verbo hacer: están hechos por prácticas concretas, entre las cuales
se cuentan muy especialmente las prácticas lingüísticas (Woolgar,
1991; Latour y Woolgar, 1995). Asimismo, tampoco la lógica im-
pone otra necesidad que la de los presupuestos culturales en que
funda ni exige otra sumisión que la requerida por la coerción de
las estructuras gramaticales de la lengua en que se ha desarrollado.
Las argumentaciones lógicas dejan los suficientes márgenes de am-
bigüedad como para poder negociar permanentemente los signifi-
cados (Bloor, 1998), al tiempo que tanto los axiomas y postulados,
como los conceptos lógicos y lo que se entiende como una buena

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 88 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
demostración echan su raíz en presupuestos culturales y estilos
cognitivos diferentes (Lizcano, 1993).
Tampoco atenderemos en nuestro análisis a las estructuras na-
rrativas ni a las metáforas entendidas como modelos económicos
subyacentes, por más que este enfoque proporcione a McCloskey
hallazgos sorprendentes, como el carácter metafórico de las mis-
mísimas funciones de producción o de demanda, u otras funcio-
nes matemáticas habituales en economía. Para entender cómo los
discursos de los expertos en economía contribuyen eficazmente
a proporcionar la legitimidad que parece fallarle al sistema eco-
nómico vigente como consecuencia de la actual crisis, parece más
idóneo recurrir al análisis socio-metafórico de los discursos cuya
conceptualización (Lizcano, 1999) hemos aplicado a otros cam-
pos, como el matemático (Lizcano, 1993), el de las tecnociencias
(Lizcano, 1996), el de la política o el del conocimiento ordina-
rio (Lizcano, 2006). Este análisis, al atender a los discursos en
su propia literalidad, indaga en los efectos de las metáforas que
hilvanan las narraciones, de modo que no solo no se contraponen
unas y otras, sino que se refuerzan mutuamente, dándose sentido
entre sí.
Efectivamente, identificada la función de la ideología en la su-
turación de la brecha de credibilidad entre los aparatos de ejerci-
cio del poder y los miembros de las poblaciones sobre quienes ese
poder se ejerce, el traslado de significados de un campo a otro en
que consiste precisamente la actividad metafórica hace de esta un
dinamismo privilegiado para la producción ideológica. Por ejem-
plo, es previsible que la población sea reacia a que su contribución
a la hacienda pública se emplee por los gobiernos para financiar
las pérdidas de un sistema financiero al que se percibe como aje-
no, cuando no opuesto, a sus intereses. Sin embargo, si ese sistema
financiero se presenta públicamente como si fuera un organismo
doliente, cuyo sufrimiento puede el ciudadano contribuir a paliar,
la desconfianza de este quedará debilitada en la misma medida en
que traslade hacia ese sufriente sistema financiero los sentimientos
compasivos que la dolencia haya despertado en él. La reiteración
redundante y sistemática de metáforas de tipo médico (“las bol-
sas sufren una recaída”, “la sangre dejará de fluir por el cuerpo de
la economía si no se inyecta liquidez en grandes dosis”, etc.) moti-
vará entonces el transporte de significados –y de los sentimientos
y emociones evocados por estos– desde un campo hacia el otro,
desde el ámbito próximo, familiar y conmovedor donde la gente
sufre recaídas y necesita trasvases sanguíneos hacia ese otro ám-
bito abstracto y –hasta ahora– ajeno en el que habitan las bolsas,
los mercados y, en general, la economía. Como decíamos en una

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 89 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
entrevista reciente, “sin los cuentos sobre la crisis, a los expertos no
les salen las cuentas” (Lizcano, 2009b).
La metáfora actúa así como un trampolín de sentimentalidad
y credibilidad que dirige su impulso hacia las instituciones de un
sistema económico que habían dejado de merecer tales afectos.
Este recurso retórico tiene, además, la ventaja de ser especialmen-
te resistente a su deslegitimación. Los discursos políticos corren
el riesgo permanente de verse deslegitimados ante la acusación
de mentira. De hecho, esa suele ser la táctica más socorrida en
la batalla política entre los diferentes partidos. Sin embargo, el
recurso a la metáfora sitúa el discurso en un registro donde la im-
putación de verdad o de mentira queda huérfana de sentido. Una
metáfora no es verdadera ni falsa, solo es más o menos creíble,
más o menos verosímil. Y su verosimilitud no depende de una
imposible contrastación con los hechos, sino del mayor o menor
acierto en su formulación. Nadie podrá acusar de mentiroso a
quien hable de los flujos de capital como si de flujos sanguíneos
se tratará; no hay ninguna intención de engaño pues todo el mun-
do sabe que el capital no es sangre. Pero no es menos cierto que
también todo el mundo sabe que, si se colapsan los flujos de ca-
pital, el cuerpo de la economía quedará estrangulado a menos
que se le administren inyecciones de liquidez en grandes dosis.
El capital, por tanto, es sangre y no es sangre, es ambas cosas a la
vez y también ninguna de las dos. Ese, que es el punto débil de la
metáfora para un discurso que se quiere apodíctico (otra cosa es
que tales discursos lo sean efectivamente, que no sean también
metáforas, aunque ya muertas y desapercibidas, las que los hagan
tan convincentes), es precisamente su punto fuerte para el dis-
curso ideológico.
En lo que sigue atenderemos, pues, a las metáforas habitual-
mente presentes en los discursos públicos en torno a ‘la crisis’. E
indagaremos, tras su aparente mera función cognitiva (hacer com-
prensibles al gran público conceptos supuestamente demasiados
técnicos y abstrusos), los efectos sentimentales y emocionales que
las distintas transferencias metafóricas arrastran consigo. No nos
centraremos, por tanto, en los textos y discursos producidos por
economistas para ser leídos u oídos por otros economistas, sino en
textos y discursos producidos por economistas y periodistas exper-
tos dirigidos al público en general. Y ello no porque aquéllos estén
exentos de retórica, como la analizada por McCloskey, sino porque
los recursos retóricos empleados –y, en particular, los metafóricos–
son diferentes según el público al que se destinan y la ocasión en
que se pronuncian. Los que aquí nos interesan son precisamente
los dirigidos a la población con el propósito de restaurar la credi-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 90 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
bilidad perdida por el sistema y facilitar con ellos el gobierno de
las poblaciones.
La abundancia de metáforas en los discursos económicos so-
bre ‘la crisis’ puede ordenarse, en una primera aproximación, en
torno a tres grandes familias o categorías, cada una de las cuales
aporta unos efectos retóricos específicos. Por un lado, las metáfo-
ras que llamaremos de naturalización construyen la percepción
de ‘la crisis’ como si de un fenómeno de la naturaleza se tratara.
Pero, además, de todas las imágenes posibles de la naturaleza,
no se muestra una naturaleza idílica o en peligro, sino una na-
turaleza ella misma peligrosa, amenazante. Por otro lado, un no
menos amplio grupo de metáforas médicas presentan el sistema
económico como un paciente cuyos órganos (sistema financiero,
mercados, empresas, entidades de crédito…) se ven aquejados de
las más variadas patologías. Por último, una tercera categoría
de metáforas, que llamaremos de fetichización, dotarán a estas
entidades de vida propia, una vida semejante a la de los humanos
pero lo bastante poderosa como para imponérseles, como es pro-
pio de los fetiches.
Antes de proceder a este análisis, conviene reparar en que el mis-
mo proceso de nominación es también una actividad metafórica.
El momento de poner nombre a una muchedumbre de fenómenos
heterogéneos es decisivo para el devenir conjunto de esa multitud
de acontecimientos. El viejo maestro taoísta Zhuangzi (1996, cap.
2) decía que “a las cosas las hacen los nombres que se les dan”, ra-
zón por la cual los antiguos emperadores chinos tenían por conse-
jero a un pensador confuciano, experto en las denominaciones. El
humorista gráfico español conocido como El Roto inscribía esta le-
yenda en una de sus últimas viñetas: “¡La operación ha sido un éxi-
to: hemos conseguido que parezca crisis lo que fue un saqueo!”. ‘La
crisis’ comenzó así a ser la crisis, y la profusión de fenómenos aco-
gida bajo ese nombre pasaron a concebirse, invirtiendo la relación
de causalidad, como consecuencias de la crisis. Pero tan decisivo
como poner nombre es la operación de elegirlo convenientemente.
No entraremos en la cuestión de si en realidad se trata de un saqueo
o de una crisis. El caso es que ese es el término que acabó cuajando
(aunque algunos, como el presidente del gobierno español se resis-
tiera a asumirlo). Proveniente del término griego krisis, “decisión”,
la palabra se refiere a cualquier momento o situación decisivos y,
en particular, a cualquier “cambio notable en el curso de una en-
fermedad”, una de sus primeras acepciones en los diccionarios: “el
enfermo entró en estado crítico”. El posterior trabajo metafórico
de los discursos sobre la crisis no hará sino desplegar las líneas de
fuerza ya implícitas en la propia denominación: la crisis (en lo su-

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 91 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
cesivo ya sin comillas, pues es el término que se ha consolidado, se
ha solidificado por el uso compartido).
A finales de 2008, los medios se pueblan de metáforas presta-
das de las fuerzas desatadas de la naturaleza:2 “Una tormenta sacu-
de al mundo. La crisis financiera cruza el Atlántico y se deja sen-
tir en todo el planeta”, “los mercados se agitan”, “las bolsas sufren
brutales sacudidas”, “la fuerza del huracán financiero obliga a los
gobiernos a tomar medidas”, “estallan las subprime”, “el tsunami
financiero provoca el desplome de los precios y de los fondos mo-
netarios”, “sequía crediticia”, “avalancha de clientes se disponen a
retirar sus ahorros”… Poco importa que las metáforas sean incon-
gruentes entre sí: tormentas y sequías, avalanchas y estallidos. Lo
significativo es que la crisis es una catástrofe natural que, por tan-
to, se desencadena por sí misma y a todos nos pone en peligro. No
hay, pues, responsables, solo damnificados. Urge acudir en su ayu-
da y no tardarán en promoverse –¿quién puede objetarlo?– todo
tipo de “operaciones de rescate” de quienes más han sufrido los
embates de la calamidad: bancos, mercados, entidades financieras,
grandes empresas… La percepción de que ellos mismos pudieran
haber sido los causantes del huracán ya ha quedado bloqueada:
¿quién desencadena los huracanes?
Tras la ‘constatación’ de un desastre natural, los primeros llama-
dos a actuar son siempre los servicios médicos. Las metáforas que
los discursos económicos empiezan pronto a tomar prestadas de la
medicina (metáforas ya implícitas, como veíamos, en el propio tér-
mino ‘crisis’) despliegan un impresionante abanico. Se impone, en
primer lugar, un “correcto diagnóstico de la crisis”, sin el cual no se
considera posible “el saneamiento de una economía enferma”. Los
síntomas que caracterizan la “patología de la crisis” son de lo más
variado: “estrangulamiento del crédito”, “debilidad de la demanda”,
“daños en los beneficios”, “sufrimiento de las bolsas”, “colapso de las
finanzas”, “metástasis en la economía real”… También la etiología
de la enfermedad es motivo de especulaciones diferentes entre los
expertos: “elevada exposición a activos tóxicos”, “una epidemia de
prácticas incorrectas”, “contagio en la economía real”, “virulencia
de la repercusión en los mercados”, “sistemas financieros contami-
nados”… Sin embargo, pese a no darse el menor acuerdo sobre si
se trata de agentes tóxicos o de contagios por virus, de estrangula-
mientos o cánceres con metástasis, no se ahorran los pronósticos.
Para el mencionado Josep Piqué, “nadie salva su vida si se le colapsa
el sistema arterial, sin que circule la sangre, sin sistema financiero
2Una más amplia gama de
que permite que las transacciones y las decisiones económicas va-
metáforas de los distintos ti-
pos mencionados puede verse yan más allá del mero trueque […] No basta, en estos casos, con
en Lizcano (2009a). medicina paliativa. Se requiere cirugía. Y de urgencia” (El País, Ne-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 92 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
gocios, 2.11.08). La sangre del sistema económico es la nuestra, su
vida en peligro es la misma vida que la de cada uno de nosotros,
negarse a las necesarias transfusiones es condenarse uno mismo al
colapso de su sistema arterial. Negándose a esas necesarias inyec-
ciones de liquidez, afirma el ex ministro marroquí Baraka, “la sangre
dejará de fluir por el cuerpo de la economía y el paro cardíaco será
inevitable; en todo caso, las secuelas sobre las funciones del cerebro
estarán servidas” (El País, 13.10.08).
La confluencia de ambas familias de metáforas induce una
mezcla de miedo y compasión, de anonadamiento ante el desastre
provocado por las fuerzas de una naturaleza desatada y de solida-
ridad ante sus víctimas, que no puede dejar de haber contribuido
a la sorprendente resignación con que la población del planeta ha
asumido sin rechistar, salvo excepciones, que su dinero se desvia-
ra gratuitamente hacia bancos y entidades crediticias y financieras
que después se negarían a devolvérselo, siquiera en forma de one-
rosos créditos, hacia grandes empresas, como las automovilísticas,
cuyos productos se habían quedado sin poder comprar.
No insistiremos en todo el abanico de metáforas médicas, pues
el lector puede seguirlas viendo proliferar en declaraciones públi-
cas y artículos de prensa. Destaquemos, sin embargo, cuatro aspec-
tos de interés para el tema que nos ocupa. El primero afecta a la
típica justificación de tales metáforas en aras de unas supuestas ne-
cesidades de divulgación de un lenguaje áspero y técnico como es
el económico. El segundo, a la posible paranoia que pudiera sufrir
quien –como quizá el autor de este artículo– atribuyera tal conver-
gencia de metáforas a alguna oscura conspiración de poderes en
la sombra. El tercero, a una de los principales efectos cognitivos
de la producción metafórica, cual es su capacidad de ocultamien-
to tras el gesto mismo del que se sirven para mostrar. Y el cuarto
se refiere a la existencia de una lógica metafórica, distinta y más
poderosa que la lógica formal, mediante la cual, las que pudieran
parecer flagrantes contradicciones de una argumentación racional,
como la del discurso de la economía, resultan ser más convincentes
que la coherencia de un discurso ausente de contracción.
En primer lugar, puede –y suele– objetarse que el recurso a me-
táforas como las anteriores se justifica por simple afán pedagógico
y exigencias de divulgación, pues la complejidad y el alto grado
de sofisticación de los conceptos y razonamientos estrictamente
económicos los hacen incomprensibles para el público en gene-
ral. Ahora bien, ¿qué dificultad puede haber en la comprensión
del concepto “disminución de la demanda” que resulte aclarada
al sustituirlo por el de “debilitamiento de la demanda”? Que una
magnitud, como la demanda, pueda disminuir parece bastante ra-

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 93 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
zonable y fácil de entender; sin embargo, lo que sí parece bastante
más oscuro es que una magnitud pueda debilitarse. ¿Y qué es lo
que queda mejor explicado al emplear la metáfora habitual “cre-
cimiento de la producción” que resultara tan difícil de entender en
la expresión “aumento de la producción”? No, la diferencia en el
empleo de expresiones propias (técnicas) o impropias (metafóri-
cas) no se explica por el grado de comprensión de cada una, que
para cualquier persona mínimamente escolarizada es mayor en el
primer caso. ¿Cuál es la diferencia entre una demanda que se de-
bilita y una demanda que disminuye, o entre una producción que
aumenta y esa misma producción que ahora crece? La diferencia
está en las connotaciones afectivas que induce en el oyente o lector
cada uno de los términos alternativos. Las meras disminuciones o
aumentos de magnitudes numéricas, como son las obtenidas por
las funciones de demanda o de producción, no son capaces de con-
mover la menor fibra emocional. El debilitamiento o el crecimien-
to, sin embargo, despiertan emociones análogas cualquiera que
sea el ser que se debilita o que crece, ya se trate de una planta, de
una persona enferma o de una curva de demanda. Así, las llamadas
públicas a reactivar el consumo para frenar la crisis, llamadas que
muy posiblemente caerían en tierra baldía en un ambiente emo-
cional de disminución de la demanda, es más fácil que encuentren
terreno abonado en unos corazones conmovidos ante una de-
manda decaída y debilitada. Y, análogamente, la paralización del
crecimiento de cualquier ser vivo –¿qué otra especie de ser puede
crecer si no está vivo?– no puede interpretarse sino en términos de
patología, ya se deba a contaminación por agentes tóxicos (como
ciertos activos financieros), a los efectos de alguna epidemia (como
la de ciertas prácticas mercantiles), a algún accidente (terremoto
financiero o estallido de burbujas inmobiliarias) o a una simple
crisis de crecimiento debida al propio proceso de desarrollo natu-
ral del organismo.
Lo cual nos lleva al segundo aspecto mencionado: no es ne-
cesario suponer en quien se para a constatar la proliferación de
tales metáforas en los discursos expertos sobre la crisis ninguna
atribución de acuerdo voluntario entre quienes las emiten, supo-
niéndoles alguna voluntad oculta orientada a distraer o modelar
la opinión pública, o una intención larvada que enmascare los au-
ténticos orígenes, efectos e intereses ocultos de la crisis. De hecho,
si metáforas como las aquí transcritas no han resultado chocantes,
para muchos, hasta que se han puesto entre comillas, es decir, has-
ta que han dejado de usarse para empezar a hacer de ellas objeto de
mención, se debe precisamente a que no hacen sino prolongar otras
metáforas e imágenes discursivas que ya habían calado hondo en el

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 94 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
imaginario moderno. Acostumbrados, como estábamos, a aceptar
con toda naturalidad –y hasta euforia– que crecieran el Producto
Interior Bruto, los beneficios, o la demanda, ¿qué puede ahora ex-
trañar que ese crecimiento se ‘colapse’, que los beneficios ‘sufran
daños’ o que la producción se deprima o se debilite? Buena par-
te del discurso económico dominante anterior a la crisis se había
construido ya sobre metáforas que naturalizaban y personificaban
la economía y los agentes e instituciones económicos, nada más
lógico, por tanto, que cualquier alteración de los mismos se narre
en términos de catástrofes de la naturaleza y enfermedades propias
de las personas humanas. Si ya nos era habitual expresarse –y com-
prender– en términos de ‘yacimientos de empleo’, de ‘economías
robustas’, de ‘viveros de empresas’, de ‘créditos semilla’ o de ‘la bue-
na salud de los indicadores económicos’, no es necesario suponer
ninguna consigna maligna que ponga en circulación, entre comu-
nicadores y expertos, narraciones pobladas de yacimientos agota-
dos, sequías crediticias, economías deprimidas, activos tóxicos o
funciones de demanda debilitadas. Es más, como ya hemos mos-
trado (Lizcano, 1999), una genealogía de los conceptos matemáti-
cos más elementales (sobre los cuales se construye todo el aparato
formal de la economía matemática) puede llevarnos a observar esa
raíz animista en los mismos orígenes euclídeos de nuestras mate-
máticas. Si un número puede ser ‘número natural’ y albergar en
su interior la potencia (dynamis en Euclides) suficiente como para
engendrar o criar un cuadrado (lo que nosotros llamamos ‘potencia
cuadrada’ o ‘elevar al cuadrado’ y el matemático portugués Pero
Nunes expresaba como ‘lado criando cuadrado’), si del cuadrado
así engendrado puede extraerse la raíz (o lado, o substantia, en las
traducciones latinas de Euclides) que lo ha engendrado… y si todo
ello lo hace con total espontaneidad cualquier crío de diez años,
¿qué puede tener de insólito que un indicador se debilite o que el
valor de una función, como la de de demanda, deba regenerarse?
El tercer aspecto a destacar atiende a esa ambigüedad caracte-
rística de la enunciación metafórica. Tan relevante en una metáfora
–o familia de metáforas– es lo que fuerza a ver como lo que impide
ver, la focalización que impone como el desenfoque en que, en con-
secuencia, quedan otros objetos o perspectivas. Lo primero forma
parte de lo que Roland Barthes llamaba el fascismo de la lengua, que
no consiste tanto en lo que prohíbe decir como en lo que obliga a
decir. Aunque con ello se refiriera principalmente a lo que Nietzsche
llamaba el despotismo de la gramática, el fenómeno no es menos
patente en el ámbito semántico. Tal ocurre con metáforas ya muertas
y lexicalizadas; como el expresar el descenso de los índices bursátiles
en términos –obligatorios, o casi– de “la Bolsa sufre una caída”, de

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 95 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
manera que el que la Bolsa pueda caer, y que con la caída sufra, pa-
rece estar en la naturaleza misma de la Bolsa. Lo segundo, los puntos
ciegos o desenfoques que provoca la asunción de una metáfora, con-
tribuye a aquella función de engaño o enmascaramiento que Marx
atribuía a la ideología. Si la economía, los mercados, los fondos fi-
nancieros o los beneficios empresariales son los pacientes que han
sufrido daño, contaminación, estrangulamiento o cualquiera de los
muchos males con los que se les ha presentado al público, si ellos son
los pacientes necesitados de cirugías, inyecciones e intervenciones
médicas, la posibilidad de que los pacientes sean los agentes queda
automáticamente obturada. Que el enfermo pueda ser su propia en-
fermedad es un puro sinsentido. Que acaso fueran la economía (esta
economía), los mercados, los fondos financieros o los beneficios em-
presariales los causantes de los daños y males es algo que las metá-
foras médicas habituales dejan fuera de toda posible consideración.
Como también dejan sin sentido la posibilidad de pensar que, si el
crecimiento económico es el principal afectado por los daños, fuera
ese mismo crecimiento el origen de los mismos. Y, sin embargo, no
parece tan disparatado plantear que acaso en el crecimiento perma-
nente del enfermo (la economía) o de cualquiera de sus órganos o
funciones (la producción, las exportaciones o el pib) pudiera estar
precisamente el origen de sus males. Cuando un organismo o unos
órganos crecen sin cesar, no puede tratarse sino de un ser monstruo-
so, en el primer caso, o de un cáncer, en el segundo.
El cuarto, y último, aspecto se refiere a la evidente incoherencia
interna en el uso de metáforas tan dispares, e incluso contradicto-
rias entre sí, para referirse a un mismo hecho u objeto. El siguiente
extracto no es una excepción, pese a la alta cualificación de su au-
tor como experto:3

Desde hace un mes, todo el edificio financiero parece a punto de


desplomarse […]. El problema es que, mientras tanto, se han
desajustado otras piezas de la economía mundial […]. De ahí la
virulencia de la repercusión sobre la Bolsa española […]. En defi-
nitiva, estamos en pleno proceso de reajuste de las placas tectóni-
cas de la economía mundial y de ahí la sensación de vértigo […].
El panorama debe registrar un alivio a corto plazo de las Bolsas
[…]. [Las lecciones bien aprendidas] evitarán que la economía
caiga en una gran depresión […]. Y cuando eso suceda empezará
3 El autor, Juan Ignacio Cres- como otras veces a cebarse la bomba del optimismo en una econo-
po, es matemático, analista mía cuya recuperación suele seguir a la de las Bolsas […]. Tras esa
económico y especialista en alegría inicial de las Bolsas habrá que… (Juan Ignacio Crespo, El
mercados financieros. Di- País, Negocios, 26.10.08).
rector europeo de Thomson
Reuter, la principal provee-
dora de información sobre la La presentación del mundo de las finanzas como un edificio es co-
actualidad financiera. herente con las metáforas mecánicas (desajuste de piezas, bomba de

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 96 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
optimismo) en cuanto a su carácter previamente diseñado y después
construido, reforzándose entre sí ambas imágenes para alejar la ima-
gen de un comportamiento caótico o imprevisto. Es incoherente, sin
embargo, que un edificio funcione como un motor, al que se le pue-
dan desajustar las piezas o actuar como una bomba. En cualquier
caso, la condición de artificio que comparten edificios y motores no
se aviene en absoluto con los movimientos tectónicos, por más que
de sus placas también se diga, como de los motores, que se reajus-
tan. Y, desde luego, con lo que no concuerdan en absoluto edificios,
motores ni placas tectónicas es con la caída en depresiones –o las re-
cuperaciones– de un edificio, por financiero que sea, ni con las viru-
lencias sufridas –o alivios ¿gozados?– por esas Bolsas que se supone
forman parte de la estructura del inmueble.
Las que, sin duda, son flagrantes contradicciones para una lógica
mínimamente racional, no lo son, sin embargo, para la lógica senti-
mental que conviene al discurso ideológico. Este no trata de derivar y
encadenar consecuencias demostrativas, sino consecuencias mostra-
tivas y emocionales. Y las emociones y sentimientos desencadenados
por las imágenes que evocan tales metáforas sí forman un entramado
perfectamente coherente. Las metáforas arquitectónicas y mecáni-
cas dotan al edificio económico –tanto en su estructura como en sus
componentes– de una racionalidad técnica que aleja cualquier sen-
sación de saqueo, como la apuntada por El Roto, o desbarajuste. La
sensación de diseño artificioso que pudiera, ante una crisis, estimular
la imaginación de otros diseños –otras economías– posibles o la de
una lógica responsabilidad de los constructores ante el edificio que se
agrieta o el motor que se chirría, se bloquea, apenas esbozada, atribu-
yendo las grietas y los chirridos a desajustes de placas tectónicas que
vienen así a sustituir, como surgidas de la chistera de un ilusionista,
las imágenes inmobiliarias y mecánicas. Con ello, la geología aporta a
la economía (es decir, a este modelo económico) esa condición de ser
natural –y, por tanto, necesario e inevitable– que pudiera desvanecer-
se por efecto de metáforas como las anteriores, que implican diseño
y construcción. El precio podría ser una desánimo general ante algo
tan irremediable como los movimientos tectónicos, pero un nuevo
pase de chistera ya ha sustituido el fragor de los estratos en colisión,
sin tiempo apenas para haberlos aún percibido, por los gemidos de
un paciente que, tras una inopinada caída, corre el riesgo de sufrir
una depresión que, por fortuna, ya apunta en las señales de alivio que
seres tan sensibles como las Bolsas muestran ante los indicios de recu-
peración del accidentado. Queda así conjurado el posible desánimo
ante lo inevitable, al tiempo que se convoca la compasión hacia las
nuevas criaturas humanizadas que irrumpen en el discurso. La suma
de efectos retóricos parece seguir, pues, unas reglas no menos estric-

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 97 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
tas que la suma de magnitudes numéricas. Hasta el punto de que la
reciente aparición de “brotes verdes” en una economía aún en estado
casi comatoso, lejos de provocar una urgente llamada al doctor House,
se ha celebrado como un claro síntoma de recuperación del enfermo.
La autoridad legal-racional, que se presupone es la que legitima las
democracias según la tripartición weberiana, no parece tener mayo-
res problemas para abandonar la racionalidad y venir a legitimarse,
de hecho, recurriendo a motivaciones tan irracionales como las que
fundan cualquier otra forma de poder.
El problema que resta, ahora, parece cifrarse en cómo lidiará el
experto legal-racional con el animismo que él mismo ha introdu-
cido en su intento de promover la identificación activa del oyente/
lector con unos entes económicos que, de repente, ha debido dotar
de vida: Bolsas que se alegran o se alivian, mercados sensibles ante
ciertos indicios o que castigan ciertos comportamientos, empresas
con sed de liquidez…
La respuesta nos lleva al tercer grupo de metáforas mencionado
al comienzo, las de fetichización, que nos introducen en uno de los
fenómenos más interesantes, y sin embargo menos percibidos, de
las sociedades actuales. Se trata de un nuevo modo de religiosidad
que se ha ido gestando casi inadvertidamente en las sociedades
modernas y que se deja ver en toda su pregnancia en ocasiones ex-
traordinarias, como lo es la actual crisis económica.
El fenómeno del fetichismo fue motivo de inspiración para
buena parte del pensamiento más granado de los siglos xviii y xix.
Kant, Hegel, Feuerbach y Nietzsche en filosofía, Comte y Marx en
sociología, el psicoanálisis freudiano, por no hablar de una pléyade
de viajeros, novelistas y antropólogos, desarrollaron fructíferamen-
te el concepto y su dinamismo en ámbitos bien diversos (Assoun,
1995). La crítica etnológica, sin embargo, ha ido desautorizando
a lo largo del siglo xx la aplicación generalizada del concepto en
las sociedades “primitivas”, lo que le ha ido arrinconando en el
baúl de los trastos conceptuales. No obstante, a nosotros se nos ha
ido imponiendo por su ubicua presencia en multitud de discursos
precisamente modernos. El estudio de este neofetichismo desborda
con mucho las pretensiones del presente trabajo, por lo que nos
limitaremos a dejarlo aquí meramente esbozado a propósito de los
discursos sobre la crisis.
La constitución de un fetiche puede pautarse, grosso modo, en
tres momentos sucesivos. Primero, se proyectan sobre un objeto
rasgos propios de un ser vivo, habitualmente humano. Segundo,
este objeto así animado se desvincula del proceso de su creación
y adquiere vida propia. Tercero, convertido así en fetiche, actúa
sobre los humanos –que lo han dotado de vida y han olvidado el

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 98 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
papel jugado en su constitución– como si fuera una fuerza ajena
cuya energía, voluntad e incluso inteligencia se les impone inape-
lablemente. Pues bien, uno u otro de estos tres momentos aparece
profusamente en cualquier análisis o descripción de la crisis en los
últimos meses; es más, lo insólito –como el lector podrá segura-
mente constatar– es encontrar alguno en el que no se produzca
una fetichización, bien de la crisis o de la economía mismas, bien
de alguno de sus aspectos o componentes (mercados, bolsas, índi-
ces financieros…). Así, el primer momento, en el que cierto obje-
to, en principio inerte, se presenta con rasgos de un ser animado
–sea vegetal, animal o persona– puede observarse en expresiones
tan habituales como “los índices bursátiles viven pendientes de Es-
tados Unidos”, “alegría de las Bolsas”, “euforia de los mercados”,
“angustia de los parquets”, “los mercados empiezan a percibir las
diferencias entre los distintos países”, “el mercado es muy conscien-
te de que llega la hora de la verdad”, “las medidas que toman los
países avanzados complican la vida de los mercados emergentes”,
“el gobierno se ha centrado en paliar la sed de liquidez que padecen
las empresas”… La gama de sensaciones, emociones y facultades
que se atribuyen a esas entidades llega así a barrer casi todas las
imaginables. El que, como la famosa mesa con la que Marx ejem-
plificaba el fetichismo de la mercancía, de pronto, esos seres ani-
mados echen a bailar por sí mismos se dará de modo natural en
un segundo momento. Ciertos movimientos suyos son torpes o
meramente reactivos: “la economía española tenía la guardia baja
ante la crisis financiera” o “los fondos empezaron a abstenerse de
comprar papel comercial”. Pero pronto empiezan mostrarse acti-
vos y apetentes: “la crisis ha demostrado que Rusia forma parte de la
economía global”, “los mercados financieros se mostraban ansiosos
por prestar”, “ni siquiera esas cantidades han servido para cubrir
las necesidades del mercado”… Y, en un tercer momento, su ansie-
dad, sus necesidades o meros caprichos se manifestarán en toda
su crudeza como designios inapelables, cuando no como pura fa-
talidad (tan fatal como aquellas fuerzas de la naturaleza con las
que, como vimos, ya se habían identificado). Así, no es extraño leer
u oír que “la crisis exige nuevos sacrificios”, como si de un nuevo
moloch insaciable se tratase, o que “los mercados imponen un duro
castigo a comportamientos como estos”. Una ilustración ejemplar
del proceso completo de institución de un fetiche está narrado en
la novela de Mary Shelley, simbolizado en la fabricación del mons-
truo por el Dr. Frankestein. Y, ciertamente, son monstruos eco-
nómicos los así engendrados. Preguntado para El País (26.10.08)
sobre “¿Cómo actúa el monstruo?”, a propósito de “los monstruos
de los mercados financieros que vd. ya advirtió en 2005”, alguien

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 99 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
tan poco sospechoso como Horst Köhler, ex director general del
fmi, asume plenamente la imagen y responde: “Lo que convierte al
sistema [financiero] en monstruoso es el hecho de que, al final, ya
nadie sabe quién ha comprado de hecho estos riesgos; y de pronto su-
cede algo imprevisible”. No podía expresarse mejor: “al final, ya na-
die sabe quién”, quién ha comprado los riesgos financieros, quién
ha producido los monstruos… ya nadie lo sabe, se ha olvidado, o
escondido, el proceso de su génesis. Las criaturas han adquirido
autonomía, actúan por sí mismas, y nadie recuerda ya su condición
de criaturas, han devenido fuerzas de la naturaleza, con lo que se
cierra el círculo de metáforas con el que comenzábamos.
Toda esta interpretación de los discursos económicos y finan-
cieros como productores directos de ideología, en orden a evitar
el empleo de la fuerza gracias al trabajo sobre las emociones y las
creencias, puede, ciertamente, objetarse de distintas maneras. La
más común arguye: “No son más que metáforas, meras palabras,
un modo de expresarse como otro cualquiera”. Esta supuesta refu-
tación, sin embargo, se refuta a sí misma. ¿Meras palabras? ¿Desde
cuándo las palabras son meras? Precisamente es con palabras de
la única manera en que pueden construirse los discursos, en par-
ticular los discursos ideológicos. ¿Un modo de expresarse como
otro cualquiera? Pues precisamente ahí está lo más significativo:
en que, de todos los modos de expresión posibles, los discursos so-
bre la crisis convergen precisamente en ese modo de expresarse y
no en otro, evitan los tecnicismos y recurren abrumadoramente a
esas familias de metáforas y no a otras. Mantener el valor de estos
discursos como ‘explicaciones’ de la crisis, y no como construccio-
nes interesadas de la misma, exigirá otro tipo de justificaciones.

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(Evaluado el 17 de junio de 2009.)

Emmánuel Lizcano
La economía como ideología 101 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102
Autor

Emmánuel Lizcano es Profesor Titular de Sociología, Universidad Nacional de Educación a Distancia,


España.
Publicaciones recientes:
Metáforas que nos piensan. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas ficciones, Buenos Aires, Biblos,
2009.
“Narraciones de la crisis. Viejos fetiches con caras nuevas”, Archipiélago, Nº 83-84, Barcelona, 2009, pp.
33-44.
“La metáfora como analizador social”, en Castro, Luis et al. (eds.), Metodología de las ciencias sociales. Una
introducción crítica, Madrid, Tecnos, 2008, cap. 3 (II), pp. 137-171.

Cómo citar este artículo:

Lizcano, E., “La economía como ideología. Una análisis socio-metafórico


de los discursos sobre ‘la crisis’”, Revista de Ciencias Sociales, segunda épo-
ca, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, primavera de 2009,
pp. 85-102.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 85-102 102 Emmánuel Lizcano
La economía como ideología
Germán Dabat

Oleada tecnológica
y crisis financiera:
la gobernabilidad
internacional como
blanco móvil
Hace ocho años, la Revista de la CEPAL publicó un artículo de Car-
lota Pérez (2001) según el cual los países relegados del dinamismo
tecnológico tienen ventanas de oportunidad para desarrollarse
cambiantes a lo largo de cada ciclo tecnoeconómico mundial. En
ese sentido, el desarrollo es un blanco móvil.
En el presente artículo se sostiene que la capacidad de go-
bernar en el plano económico-productivo también implica una
adecuación de las herramientas utilizadas a los constantes cam-
bios estructurales que ocurren en la economía mundial. Por eso,
la construcción del sentido común desde el cual se gobiernen las
instancias internacionales y se tomen las decisiones privadas de in-
versión requiere previamente una caracterización de la estructura
económica que está en crisis y la forma específica de dicha crisis.
Este artículo interpreta la crisis desde una perspectiva según la
cual la economía tiene una tendencia al estancamiento y caída de
la inversión por saturación de los mercados, que es seguida de la
búsqueda constante de soluciones por diversas vías. Una de las más
regulares y contundentes es la vía tecnológica, con sus profundas
y extensas relaciones con diversos campos económicos como los
patrones de especialización nacional, la distribución del ingreso,
los términos de intercambio y los flujos de capital internacional,
por mencionar algunos de los más importantes.

103 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
La saturación de los mercados es una de las principales razones
por las que se explican los formidables esfuerzos de innovación
que conducen a una destrucción creadora. La tendencia al estan-
camiento por saturación de mercados tiene como contratendencia
a los esfuerzos realizados para mantener la rentabilidad mediante
el aumento continuo de la productividad, basado en el motor tec-
nológico. La obsolescencia tecnológica aparece así como solución y
como contradicción del sistema porque las nuevas tecnologías que
redinamizan la producción vuelven obsoletas a las anteriores con
el consiguiente costo social en gastos redundantes y destrucción de
puestos de trabajo.
Aquí sostenemos que el capital financiero cumplió una función
en la instalación del paradigma informático en sus inicios, aunque
tendencialmente se fue convirtiendo en un obstáculo para el de-
sarrollo en los países en los que este tuvo primacía. En cambio, un
conjunto de países entre los que sobresalen China y la India, cuyo
desempeño siguió siendo liderado por el capital productivo y por
el Estado, acortó la brecha con Estados Unidos y Europa.
Los organismos internacionales y la potencia mundial que lide-
ró este proceso hasta el momento dieron un apoyo incondicional
al despliegue del capital financiero como motor de la oleada tecno-
lógica con considerable éxito hasta fines de la década de 1990, con
lo que garantizó hasta ese momento la relativa gobernabilidad. No
obstante, no percibió que la gobernabilidad es un blanco móvil y
que los instrumentos de los gobiernos deben ir adaptándose a los
cambios estructurales de la economía para seguir siendo eficaces.
El presente artículo se compone de tres partes. En la primera
se describe la relación entre las oleadas tecnoproductivas y las cri-
sis como marco para caracterizar a la crisis mundial actual. En la
segunda parte se analizan las razones por las que se arrastraron
durante períodos demasiado largos contradicciones económi-
cas de alcance estructural mundial, aunque muchas de ellas con
epicentro en Estados Unidos, y su relación con la emergencia de
nuevas potencias lideradas por el capital productivo. Por último, se
sostiene que para garantizar la gobernabilidad en el futuro habrá
que aplicar una lógica diferente a la que se consolidó en el régimen
de Bretton Woods desde 1946 hasta 1971.

Oleadas y crisis
El enfoque neoschumpeteriano sobre la economía de la tecnología
se caracteriza por explicar la evolución tecnológica en el marco de
procesos de destrucción creadora, en los que las crisis forman par-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 104 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
te ineludible del avance histórico. Dichos procesos son liderados
por políticas públicas de países desarrollados y empresas gigantes-
cas, aunque las posibilidades materiales les imponen a ellos límites
fuera de los cuales no pueden tomar decisiones.
Desde la revolución industrial del siglo xviii en adelante la eco-
nomía mundial tendió a acelerar su productividad gracias a gran-
des olas de cambios tecnológicos que dinamizaron la producción.
Según esa concepción, hubo hasta el momento cinco revoluciones
u oleadas tecnológicas motorizadas por la difusión de una innova-
ción radical reestructuradora de toda la economía, a partir de una
nueva organización óptima, nuevo perfil de capacitación, nuevos
productos, uso intensivo del insumo clave, nuevo patrón de locali-
zación de la producción y gasto masivo en infraestructura (Rivera
Ríos, 2005, p. 14). Esas oleadas son: 1) la revolución industrial na-
cida en Inglaterra en 1770, 2) la era del vapor y del ferrocarril ini-
ciada en 1829 en Inglaterra, 3) la era del acero y la electricidad que
comenzó en 1875, en la que Estados Unidos y Alemania jugaron un
papel dinamizador más importante que el inglés, 4) la revolución
basada en los hidrocarburos y la producción en masa con centro en
Estados Unidos a partir de 1908 y 5) la actual revolución tecnológi-
ca impulsada por la informática, que tuvo su origen y primacía en
Estados Unidos desde 1970 (Pérez, 2005).
El capital financiero actuó al comienzo de las cinco oleadas
como agente reasignador y redistribuidor de riquezas, reorientan-
do masivamente recursos comprometidos en industrias estratégi-
cas en el marco del anterior paradigma hacia la difusión del nuevo
paradigma, donde había mayor rentabilidad. A mediados de todas
ellas produjeron profundas crisis del capital financiero. Esto es así
porque, si bien la activa participación del capital financiero es una
condición necesaria para que tome fuerza un paradigma tecnoeco-
nómico naciente, luego se convierte en freno del mismo cuando los
productos nuevos y la tecnología fundamental logran su esplendor
económico.
Como consecuencia de los rendimientos decrecientes de la
oleada tecnológica anterior y de la apertura de nuevas posibilida-
des de inversión, asociadas a la nueva y próspera oleada, el capital
financiero aprovecha su flexibilidad para trasladarse masivamente
a financiar a esta última. Con lo cual acelera su impulso y es capaz
de romper la inercia de resistencia al cambio del viejo paradigma
a imponer el nuevo. Salen inversiones de la órbita productiva para
convertirse en capital financiero apostando a la nueva oleada. A
su vez, dado el éxito de rentabilidad generado, se amplía el capital
financiero y el capital productivo queda subordinado a las decisio-
nes de inversión del capital financiero. Por eso el capital financiero

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 105 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
pasa a ser el motor del proceso masivo de destrucción creadora,
aunque el desconocimiento de las características técnicas del auge
lleva al capital financiero a sobreinvertir en el sector dinámico y en
todos los activos que tendieron a sobrevalorarse como consecuen-
cia del dinamismo económico. Ello conduce al colapso “mediante
una serie de crisis parciales en un mercado tras otro, por una in-
mensa debacle de la bolsa o por una combinación de ambas; como
quiera que ocurra la burbuja tiene que desinflarse” (Pérez, 2005,
pp. 108-111).

Las revoluciones tecnológicas y los paradigmas


tecnoeconómicos

Las oleadas tecnológicas han tenido como motor fundamental una


innovación radical. Esas innovaciones han generado tecnologías
transversales a los sectores productivos más significativos de la
economía mundial y han sido capaces de redinamizarlos como sis-
tema productivo. Pero no todas las derivaciones de las nuevas tec-
nologías alimentan el proceso virtuoso de impulso multisectorial;
también tienen características intrínsecamente autodestructivas
que se expresan en forma creciente a medida que se masifica su uso
y sus potencialidades para generar nuevos productos y procesos se
1 De acuerdo con el modelo de agotan. Por eso se habla de un ciclo de vida de las tecnologías.1
Pérez (2001), cada ciclo tiene Cada ciclo inicialmente se aplica en una geografía relativamente
una fase de introducción de la pequeña aunque rica en dinamismo económico y tecnológico, du-
innovación al mercado, otra
de ingreso de muchos com- rante las fases de su introducción al mercado y del auge posterior,
petidores al mercado, luego cuando las productividades son crecientes; y luego en una mucho
viene una fase en la que los mayor, intentando superar las limitaciones al crecimiento de su
competidores más poderosos
tienden a absorber o subordi-
productividad y de sus mercados, desplegándose geográficamente
nar a los más débiles y, por para sobrevivir (Pérez, 2005).
último, la fase de madurez en Cada oleada requiere un nuevo sentido común aplicado a la
la que hay rendimientos de-
toma de decisiones productivas y tecnológicas, a nivel guberna-
crecientes (Pérez, 2005). Las
dos primeras fases, cuando mental, privado o público no gubernamental, que se deriva de una
el paradigma está en plena práctica óptima, denominada paradigma “tecnoeconómico”. Esa
expansión, son lideradas por nueva práctica debe ser capaz de romper con los hábitos existentes
el capital financiero, mientras
que las últimas son lideradas en tecnología, economía, gerencia e instituciones sociales del para-
por el Estado y el capital digma anterior. Cuando cambia un paradigma tecnoeconómico se
productivo. Las primeras fa- redefinen las búsquedas de soluciones a problemas tecnológicos y
ses del ciclo de vida de las
tecnologías genéricas (origi-
económicos, con lo que genera alteraciones futuras en la estructu-
nadas como innovaciones ra- ra social (Pérez, 2001).
dicales) se superponen con el Un paradigma tecnoeconómico se consolida si es capaz de sos-
alargamiento de la duración
tener un ciclo prolongado de crecimiento a partir del surgimiento
del paradigma anterior en
condiciones de rentabilidad de nuevos sectores y de la restructuración y redinamización de sec-
decrecientes. tores maduros. Para ello también necesita una nueva infraestruc-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 106 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
tura que permita difundir las nuevas tecnologías en el conjunto del
sistema económico que facilite la producción y circulación ágil de
las mercancías y servicios determinantes para el dinamismo gene-
ral del sistema.

Las oleadas y las crisis

La cuarta revolución tecnológica se caracterizó por la producción


de masas. La transformación organizativa tuvo un rol dominante.
En el marco de este nuevo complejo de tecnologías y habilidades
sociales se produjo un salto fundamental en la industria automo-
2 Al nuevo modelo organizati-
triz norteamericana, posibilitado por el desarrollo alcanzado por
vo se lo ha denominado infor-
la energía eléctrica y la tecnología del petróleo. Esta etapa histórica macionalismo. Es el modelo
se caracterizó por un dinamismo basado en grandes plantas con más adecuado para extraer
economías de escala, aunque padecían grandes problemas de co- rentas económicas de las
nuevas posibilidades en el
ordinación. La debilidad de esta revolución organizativa consistió manejo de la información. Lo
en su escasa capacidad de control. Para paliarla debía utilizar una anterior supone una conver-
gran cantidad de trabajadores especializados que trabajaban en la sión masiva de conocimiento
a información y el uso de esa
integración y comunicación interna. información como insumo
La oleada informática resolvió en gran medida los problemas productivo gracias a lo cual
de coordinación y control de la producción y la comercialización se incrementa la calidad, la
variedad y la sucesión acele-
en lugares remotos, pero generó una profunda contradicción en
rada de modelos y por ende
lo que han llamado el capitalismo informático: ningún paradig- su valor. Consiste en el uso
ma previo había acortado tanto el ciclo de vida de las tecnologías capitalista del conocimiento
como lo hizo este (Dabat, A., 2000; Rivera Ríos, 2005). Nunca la a partir del procesamiento
de la información como prin-
destrucción creadora había trabajado a esta velocidad, volviendo cipal fuente del incremento
obsoletas tan rápidamente a las propias tecnologías que le dieron de la productividad. La ma-
origen y ayudaron a consolidarlo como el paradigma mayor alcan- yor contradicción en que se
desenvuelve el capitalismo
ce global. Entre los nuevos bienes y servicios dinamizadores de la informático es que si la va-
economía mundial fueron las telecomunicaciones digitales mun- lorización se sustenta en una
diales, internet, el correo electrónico y otros servicios electrónicos, transformación creciente del
conocimiento en información,
las redes eléctricas de fuente múltiple y uso flexible, que facilitaron
esa misma transformación lo
una masiva resolución de problemas productivos en redes.2 acerca a la condición de bien
Kosacoff y López (1998, p. 122) sostienen que los cambios en el público que corroe la apro-
paradigma tecnoeconómico y la emergencia de la informática como piación privada. Sin embargo,
paradójicamente la misma
motor de la economía mundial generaron la reemergencia de las estructuración histórica de la
pymes en la escena internacional. Desde la Segunda Guerra Mun- economía del conocimiento
dial hasta la década de 1970 las grandes empresas exportadoras y/o ha dependido del abatimien-
to de los costos de acceso a
transnacionales crecieron en su participación en el producto mun- la información. Lo anterior
dial y en el comercio internacional, pero desde los setenta en adelan- sugiere que el ciclo de vida
te la tendencia se alteró y las pymes pasaron a tener mayor dinamis- tecnológico implica un abati-
miento de los costos de acce-
mo gracias a la combinación del diseño por computadora con los
so seguida de su elevamiento
sistemas de manufacturas flexibles y la reducción de la escala óptima posterior (Rivera Ríos, 2005,
de producción, lo que permitió el rejuvenecimiento de sectores y la pp. 18-20).

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 107 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
aparición de sectores nuevos en países periféricos, con la consecuen-
te creación de oportunidades de desarrollo industrial.
No obstante, la vida de cada revolución tecnológica estuvo mar-
cada por una gran cantidad y variedad de contradicciones y crisis
económicas, financieras, sociales, tecnológicas, institucionales e
incluso bélicas.3 En este trabajo vamos a centrar la mirada en las
crisis del capital financiero por considerar que es el caso de la que
estamos viviendo actualmente. Según Freeman y Pérez (2003), to-
dos los paradigmas tecnológicos tuvieron tiempos de instalación,
en los que la innovación radical que los origina ingresó al mercado
y se desplegó aceleradamente una capacidad productiva regida por
los criterios cortoplacistas del capital financiero,4 a lo que siguie-
ron profundas crisis que forzaron un reacomodamiento, para pa-
sar a tiempos de despegue del capital productivo.5
Las virtudes y defectos de ambos tipos de capital los hacen más
aptos para objetivos diferentes. El capital financiero es móvil por
3 Pérez (2005) y Rivera Ríos naturaleza mientras que el capital productivo está en lo fundamen-
(2005) describieron en forma tal atado a productos concretos, tanto por el equipamiento instala-
complementaria las crisis que
debieron soportar las cinco
do con capacidades operativas específicas como por los vínculos en
oleadas tecnológicas vividas redes de suplidores, clientes o distribuidores en sitios geográficos
hasta el momento. particulares. El capital financiero puede invertir con éxito en una
4 El capital financiero repre-
empresa o proyecto sin tener mayor conocimiento de lo que ella
senta los criterios y el com-
portamiento de los agentes hace o como lo hace, mientras que para el capital productivo el co-
que poseen riqueza bajo la nocimiento del producto, los procesos y los mercados son las bases
forma de dinero u otros va- del éxito potencial (Pérez, 2005, p. 107).
lores de papel, conservando
liquidez para poder pasar de En todas las oleadas hubo primero un auge financiero y lue-
un sector a otro rápidamente. go un colapso del sistema que, si bien generó costos económicos
En esa condición, ejecutan las y sociales, dio paso a un crecimiento más estable dirigido por el
acciones que, a su entender,
tienden a incrementar esa
capital productivo. Una década después de iniciada la primera
riqueza. El capital financiero revolución industrial se produjo la manía de los canales seguida
sirve como agente de reasig- del pánico correspondiente. Más o menos quince años después del
nación de recursos y redis-
comienzo de la segunda oleada tecnológica, hubo un auge de la
tribución de riquezas (Pérez,
2005, pp. 105-107). inversión en acciones de compañías constructoras de ferrocarriles,
5 El término capital producti- una verdadera “manía” que terminó en pánico y debacle en 1847.
vo engloba las motivaciones El crecimiento de los mercados de valores en las décadas de 1880 y
y el comportamiento de los
agentes que generan riqueza 1890 produjo la crisis financiera correspondiente a la tercera olea-
nueva produciendo bienes o da tecnológica, que se inició en 1875. Hubo colapsos de la bolsa
prestando servicios. Hacen en diferentes formas en Estados Unidos y en Argentina, en Italia y
esto con dinero prestado por
el capital financiero y luego
Francia, y en muchas otras partes del mundo. La oleada iniciada en
comparten la riqueza gene- 1908 tuvo su colapso financiero a partir de 1929, después de que
rada. Su poder proviene del a mediados de la década de 1920 hubo un auge del Mercado de
poder de las empresas, por lo
Valores de Nueva York que dinamizaba la economía de los Estados
que depende del éxito de las
actividades como productores Unidos y hasta del mundo. En 1971 lanzaron al mercado el primer
(Pérez, 2005, p. 107). microprocesador de Intel, el precursor de la computadora en un

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 108 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
chip. Entre 2002 y 2008 se produjo el colapso, luego del auge neo-
liberal6 (Pérez, 2005, pp. 24-26).
En cada caso, las formidables ganancias que daban las inver-
siones especulativas tuvieron una tendencia creciente, por lo que
se multiplicaron los inversionistas financieros en número y en for-
tuna. La inversión en las nuevas industrias succionaba una inmen-
sa cantidad de la riqueza del mundo productivo para colocarla en
operaciones financieras. Una parte de esa riqueza financiaba a las
nuevas industrias y a la modernización en general, pero la mayor
parte era dinero que hace dinero, generando inflación en los va-
lores y una burbuja que se inflaba cada vez más. Aun así, la parte
de capital financiero invertida en la modernización era suficiente
para desplazar a las viejas industrias como motores económicos,
teniendo en cuenta que estas últimas ya habían alcanzado la ma-
durez y tenían rendimientos decrecientes (Pérez, 2005, p. 108).

Crisis de sobreacumulación de contradicciones


La gran crisis del Nasdaq del año 2000 fue una crisis de sobreacu-
mulación de capital en el sector informático que, por ser el que te-
nía mayor capacidad para dinamizar la economía mundial, arras-
tró al resto de la economía (Astarita, 2008, p. 19; Dabat, 2009, p.
14). Una sobreacumulación de semejante tamaño fue posible por
condiciones económicas propicias en la economía mundial, tales
como el exceso de liquidez y la desregulación del sistema finan-
ciero internacional. Lo notable es que la burbuja de precios gene-
6
rada en el sector informático, las bolsas de valores en general y las La liquidez y flexibilidad
que caracteriza al capital fi-
propiedades inmobiliarias se mantenga en crecimiento constante nanciero potenció a tal punto
desde la década de 1990 hasta la profunda crisis de 2008. la revolución informática de-
Durante la presente década hubo dos grandes contradicciones sarrollada en Estados Unidos
en la década de 1980 que
que nunca se resolvieron totalmente, por lo que siguen crecien-
eliminó de la competencia
do y causando daño. Primero se empezó a gestar la burbuja del tecnológica a la Unión Sovié-
capital financiero, que ya venía causando preocupación durante tica. Según A. Dabat (2000,
todos los años noventa por los desajustes que creó en varias eco- pp. 6-7) la revolución infor-
mática estadounidense “fue
nomías nacionales. La segunda contradicción, una de cuyas causas el empujón final que condujo
es la primera contradicción, consiste en la decadencia del orden el triunfo del capitalismo y
internacional que sostuvo el auge inicial de la presente oleada tec- Estados Unidos en la Guerra
Fría, ante la imposibilidad de
nológica, lo que incluye la pérdida de competitividad relativa de la Unión Soviética de contro-
Estados Unidos frentes a potencias mundiales emergentes. lar el aluvión informativo y
La crisis del Nasdaq no fue suficiente para apartar totalmente al dar respuesta al nivel y ritmo
de cambio tecnológico que
capitalismo especulativo del liderazgo económico mundial y, espe-
le imponía su condición de
cialmente, norteamericano; por lo que Estados Unidos quedó en- superpotencia militar y eco-
trampado en la necesidad de resolver las contradicciones propias de nómica”.

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 109 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
la emergencia de nuevas potencias en la escena mundial, arrastrando
aquella primera contradicción. A su vez, la crisis de competitividad
norteamericana se debió al acortamiento de la brecha tecnológica
lograda por una serie de países que apoyaron su estrategia de desa-
rrollo en el liderazgo del capital productivo y en el Estado; por lo que
ambas contradicciones tienen su raíz en el tipo de relación que el ca-
pital financiero mantiene con el actual paradigma tecnoeconómico
y, por lo tanto, con su capacidad de reproducción.
En los años noventa los reiterados episodios de miniestallidos
de la burbuja especulativa desinflaron la presión y ayudaron a alar-
gar la vida de la oleada, pero no resolvieron el problema de fondo
(mucha liquidez mal distribuida). También actuó en ese sentido
la apertura de los mercados de los países del Este europeo y la in-
cipiente pero potencialmente inmensa demanda china y de otros
países emergentes. La crisis del 2000 fue explosiva y particular-
mente dura para el sector informático y para la potencia central,
pero las fuerzas que soportan y aceleran el dinamismo económico
aun tuvieron fuerza como para postergar decisiones políticas de
fondo, que incluyen la reforma de la institucionalidad internacio-
nal y el reconocimiento de la multipolaridad mundial actual.
Las políticas de Estados Unidos en el campo militar, de gestión
fiscal, de financiamiento hipotecario a sectores anteriormente ex-
cluidos del mercado inmobiliario y de expansión del crédito de
consumo en general, procuraron disimular su debilidad pero ge-
neraron gastos extraordinarios y consecuentemente déficit, que la
agudizaron agregando mayores contradicciones al cóctel explosivo
que se estaba gestando.

El origen de la burbuja financiera y los


miniestallidos de la década de 1990

La burbuja financiera es parte de un proceso de crecimiento del


capital financiero a expensas del capital productivo que empezó a
formarse en la década de 1970, con el mercado de los petrodólares.
En la década siguiente las políticas neoliberales profinancieras apli-
cadas en los países centrales lograron repatriar capitales que jalaron
la recuperación económica por vía de los países desarrollados. Así
comenzó a gestarse el proceso de acumulación del capital financiero
que lideraría en las dos décadas siguientes el dinamismo productivo
y tecnológico mundial. Paralelamente se bursatilizó la deuda exter-
na de los países no desarrollados, la que al salir al mercado tenía muy
bajas cotizaciones como consecuencia la pobre performance de esas
economías; pero desde comienzos de los años noventa repuntaron
las cotizaciones, dando ganancias formidables a los tenedores de los

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 110 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
bonos y, por lo tanto, restando más inversiones estables en el sector
productivo para sumarlas a la bolsas de valores.
En los noventa se profundizó ese proceso y se extendió geográfi-
camente a una serie de países “emergentes”, en los que crecía la en-
vergadura de las bolsas de valores y, por lo tanto, el capital financie-
ro. Esto fue producto de las bajas tasas de interés, y de la extensión de
facilidades fiscales y regulatorias hacia la periferia mundial.
Este nuevo sistema financiero se estableció a partir de la titula-
rización y desregulación del crédito, la informatización de la cir-
culación del dinero, la globalización financiera, los instrumentos
financieros derivados, los nuevos fondos especulativos de inversión
y el enorme enriquecimiento rentístico-privado de amplios secto-
res de la población mundial favorecido por la globalización, que
acentuó el sesgo especulativo del capitalismo estadounidense y
mundial (Dabat, A., 2009, p. 33).
En esa década se sucedieron varias crisis financieras globales,
cada una de ellas con epicentro en uno o pocos países, como conse-
cuencia del manejo especulativo de grandes cantidades de capital,
que excedían la capacidad de administrarlos por parte de las auto-
ridades monetarias locales y del sistema productivo para absorber-
los (Ffrench Davis, 2000). Esos fueron los casos de Inglaterra y Eu-
ropa occidental en 1992, México y Argentina en1995, Asia oriental
en 1997 y Rusia en 1998. Pero la estabilización monetaria de esos
países redujo su exposición ante tales ataques especulativos, con-
centrando la especulación internacional en los mercados bursátiles
tecnológicos norteamericanos, y generó una nueva burbuja, lo que
dio como resultado la crisis del Nasdaq.
Durante los años noventa el capital financiero global logró
ganancias formidables en base a la especulación, con lo que agu-
dizó la desigualdad social en el mundo y generó un excedente
improductivo que le permitió autorreproducirse más allá de las
necesidades de financiación del sistema productivo mundial y,
fundamentalmente, lo hizo con una modalidad inadecuada para
las necesidades de la producción. El desvío de capitales hacia la
especulación condujo a un nivel de incertidumbre sobre la esta-
bilidad del financiamiento que tornó inviable el crecimiento ar-
monioso de capital financiero y el productivo, convirtiéndose el
crecimiento del primero en un estorbo para el segundo.

Primera contradicción: burbuja que nunca termina


de desinflar y debilita a Estados Unidos

Desde la explosión de la burbuja financiera-informática, el capi-


tal financiero estadounidense giró hacia un sistema desregulado

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 111 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
paralelo al bancario con el objetivo de mejorar la rentabilidad, a
costa de asumir un mayor riesgo. Ese proceso adquirió dimensio-
nes incontrolables luego de la crisis de los mercados tecnológicos,
con la aparición de instituciones y mecanismos especulativos, que
elevaron el riesgo sistémico del conjunto del sistema financiero.
Paralelamente apareció un nuevo tipo de instrumentos derivados
sintéticos, riesgosos por naturaleza, debido a la incertidumbre que
generaba su calidad, asociados a la desregulación del sistema fi-
nanciero en Estados Unidos.
Así se produjo un proceso en el que bancos, aseguradoras, fon-
dos de inversión o de pensiones y demás empresas (acreedores
efectivos) se disociaron de los deudores, con los que dejaron de tra-
tar, y cada deuda se integró en un paquete muy amplio y complejo
de títulos de deuda que mezclaron hecho dinero garantizado con
otro de difícil cobrabilidad. La incertidumbre sobre las garantías
que brindaban esos avales se extendió por medio de la cadena de
pagos. En ese contexto se produjo el reingreso masivo de la banca
comercial al mercado del crédito titularizado, del que habían sido
marginados por los fondos de inversión durante la primera etapa
del proceso de titularización de fines del siglo pasado (Dabat y To-
ledo, 1999).7 Esto agrava el problema porque termina de extender
la incertidumbre en todo el sistema financiero norteamericano.
Ese nuevo sistema financiero se reprodujo en un contexto de
auge debido a la falta de regulación después de la caída del Nasdaq
y el alto nivel de liquidez creadas por la baja de las tasas de interés y
la inyección de liquidez para contrarrestar los efectos del atentado
contra las torres gemelas, sumada a la masa adicional de liquidez
proveniente de China, Japón y los fondos soberanos originados en
el petróleo.
La especulación en los mercados inmobiliarios comenzó a fines
de los noventa, creando un aumento generalizado de precios de
las propiedades. Las grandes pérdidas bursátiles de entonces y la
baja rentabilidad en los mercados especulativos tradicionales ge-
neró una masiva reorientación internacional de capital especulati-
vo hacia esos mercados. El problema se agravó después de la crisis
2000-2002 debido a la reducción de tasa de interés real, que llegó
a niveles negativos. La Reserva Federal redujo la tasa para reactivar
7 Entre 1970 y 1993, la par- la economía, pero los fondos especulativos se reorientaron desde el
ticipación de los bancos
comerciales en el sistema
mercado bursátil a los mercados inmobiliarios y no a la inversión
financiero de Estados Unidos directa, aprovechando los precios bajos de los activos inmobilia-
cayó desde el 39% al 25% rios (Astarita, 2008; Dabat, A., 2009).
del total, mientras la de los
Este proceso de crisis hipotecaria, financiera y productiva fue
fondos de inversión pasaba
del 22 al 47% (Dabat y Tole- ahondado por las consecuencias del adicional desplazamiento a
do, 1999). enorme escala, del capital especulativo desde los mercados hipote-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 112 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
carios hacia los de commodities. La especulación en los mercados de
commodities comenzó en 2004, siguiendo la tendencia ascendente
de la demanda y los precios internacionales, pero con un crecimien-
to mayor que el de la demanda desde 2005, cuando comenzaron a
caer los precios de los inmuebles.8
En la presente década, Estados Unidos ganó participación en
activos financieros mundiales, entre los que destacan las acciones,
los bonos y más recientemente títulos de deuda hipotecaria y, espe-
cialmente, a instrumentos derivados (futuros, opciones y swaps);
mientras que perdió peso mundial su pbi. En el 2000 el pbi de Es-
tados Unidos representaba 28% del total de la economía mundial,
participación que se redujo a 22,7% en 2007 (fmi, 2008). A la vez,
en 2006 la proporción de activos financieros entre el pbi de Estados
Unidos era de 280%, lo que superaba largamente a la proporción
del resto del mundo, que era de 190%. En términos de instrumen-
tos derivados la desproporción entre el capital financiero en Esta-
dos Unidos y el resto del mundo es aun mayor: 663% contra 307%
(Dabat, 2009). El financierismo norteamericano no pudo competir
con economías apoyadas en la planificación del capital productivo
y del Estado, por lo que el motor de la economía mundial tendió
a trasladarse a Asia oriental y la India, especialmente luego de la
crisis de la burbuja especulativa en el año 2000.

Segunda contradicción: la decadencia de las instituciones


que sustentan el orden económico internacional

La crisis actual de Estados Unidos es consecuencia de la decadencia


de su economía nacional y de su hegemonía mundial, ante sus pro-
pias limitaciones para afrontar la competencia de nuevas potencias
ascendentes o en proceso de resurgimiento, como es el caso de Chi-
na, India, Rusia, Brasil y varios países de Asia oriental.
La situación es especialmente grave porque su pérdida de com-
petitividad incluye a sectores clave para su liderazgo como las in-
dustrias de alta tecnología y las relacionadas con la informática,
el software y las telecomunicaciones. La reducción de la brecha
tecnológica mundial que separaba a Estados Unidos de sus nuevos
competidores fue un factor esencial de su pérdida de competivi-
dad. Entre 1986 y 2003 la participación de Estados Unidos en la
investigación y desarrollo mundial se redujo del 46% en 1986 al
37% (Ernst, 2008, p. 7) porque la actividad de investigación y de- 8 Ello condujo a los precios

sarrollo estadounidense está siendo relocalizada en países en de- del petróleo crudo desde 70
dólares el barril en la segun-
sarrollo como consecuencia de las ventajas productivas de países
da mitad del 2007, a cerca
emergentes (untacd, 2006). de 160 dólares a mediados
La competencia de los nuevos países emergentes resultó un fac- de 2008.

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 113 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
tor clave para impedir la superación de la crisis por parte de Esta-
9 En 2003 su crecimiento del
dos Unidos, ya que desde 2003 comenzó un proceso de recupera-
pbi fue superior al 4% en
2003, su rentabilidad superó ción,9 aunque no pudo mantenerlo porque para ello debería haber
7% y su productividad del aumentado su inversión en investigación y desarrollo y reducido
trabajo, entre 2002 y 2003 sus costos productivos, lo que era contradictorio con sus políticas
creció a una tasa promedio
del 4.7% (Dabat, A. y Mora- para evitar que se derrumbe su mercado interno10 y para mantener
les, 2007, p. 15). sus gastos militares.
10 El debilitamiento del mer-
La concentración del capital financiero en Estados Unidos au-
cado interno estadounidense
se debe a la polarización y
mentó por la aceleración de los flujos de inversión extranjera con
empobrecimiento de amplios escasa participación de inversión directa, que se fue reduciendo
sectores. El 20% de la pobla- desde 30,6% de la inversión extranjera total en 2000 a 9,8% en
ción elevó sus ingresos del 44
2006. Al mismo tiempo aumentó la compra externa de activos
al 50% de la ingreso nacional
entre 1973 y 2000 y el 1% de públicos, que pasó de 4,5% promedio entre 1999-2000, a cerca de
mayores ingresos controlaba 24% en 2006. En 2007 la compra neta de bonos a largo plazo y
hace pocos años el 17% de acciones en Estados Unidos por parte de extranjeros había sido
la riqueza nacional, contra el
17% del 80% de los hogares de us$ 596.000 millones, contra us$ 722.000 millones en 200611
(<www.bea.com>). Durante (Astarita, 2008, p. 20).
un tiempo la distribución
regresiva del ingreso fue di-
simulada por el consumismo
soportado por el crédito, pero La gobernabilidad como blanco móvil
desde la crisis financiera del
2007 el mercado interno no A medida que las oleadas tecnoproductivas se suceden y sus ci-
pudo seguir siendo sostenido
sobre la base de endeuda- clos de vida evolucionan, no solo van cambiando las ventanas de
miento de pobres. oportunidad para el desarrollo y las reglas que rigen la división
11 Esto se explica también por
internacional del trabajo, sino las necesidades de que el cambio
la participación creciente de
China, que se convirtió en el estructural se refleje en cambios institucionales para conservar la
principal tenedor mundial de eficacia y la legitimidad de los gobiernos nacionales y las institu-
títulos del Tesoro, en la ad- ciones internacionales. Más particularmente, va cambiando la ca-
quisición masiva de títulos de
deuda pública del gobierno de
pacidad de gobernar que tienen las instituciones relacionadas con
Estados Unidos, como pieza el desarrollo económico.
central de su política cam- Dichas instituciones tienen límites de acción en el contexto des-
biaria orientada a la preser-
crito anteriormente, caracterizado por la crisis, por la emergencia
vación de la subvaluación del
yuan (Dabat, A., 2009, p. 8). de nuevas potencias, por el colapso del capital financiero, así como
12 Inicialmente se estableció por las renovadas esperanzas en el capital productivo y en la in-
que los préstamos que cada tervención económica del Estado, y por el fortalecimiento de las
país solicitaba al fmi solo po-
dían ser destinados a cubrir regiones económicas como ámbitos de comercio preferencial y de
los déficit temporales de ba- coordinación de políticas económicas.
lanza de pagos, y se les daba El orden de Bretton Woods surgió como reconocimiento de la
un plazo de pago de tres a
cinco años para la devolución.
fortaleza productiva y financiera de Estados Unidos con respecto al
Los préstamos para financiar resto de los países del mundo después de la Segunda Guerra Mun-
programas de desarrollo dial y de la necesidad del resto del mundo de recibir financiamien-
(largo plazo) eran otorgados
to externo12 complementario al ahorro interno para la reconstruc-
por el Banco Internacional
de Reconstrucción y Fomento ción de los países que habían participado de la guerra y para el
(Banco Mundial). desarrollo del Tercer Mundo. A su vez, Estados Unidos había acu-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 114 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
mulado capital industrial y montado fábricas de gran escala, por
lo que necesitaba la eliminación de barreras comerciales13 y a los
flujos de capitales internacionales, para explotar sus economías de
escala y tener acceso sin restricciones a las materias primas insumi-
das por su industria.
Las instituciones típicas del orden de Bretton Woods son pira-
midales, como todas las fordistas. En ellas no existe la lógica de
redes de países con intereses y recursos complementarios, más
propia del nuevo paradigma. Por lo tanto aquel orden no refleja la
regionalización de mundo que se acentuó durante las décadas de
los noventa y la actual, ni la mayor complejidad de las relaciones
internacionales en general.
En sus orígenes, el orden de Bretton Woods no fue global ni
amistoso. Hubo un lento trabajo de disciplinamiento, primero,
mediante la combinación de golpes de Estado con imposiciones
en países periféricos; en la década de 1980 por imposiciones en si-
tuación de extrema debilidad negociadora de los países periféricos
por la restricción de financiamiento externo acompañado. En los
noventa se incorporó a los países del Este europeo gracias al triun-
fo occidental basado en el dinamismo que el capital financiero le
dio a la expansión de la revolución informática. Los acuerdos de
Bretton Woods se firmaron sin la ratificación de la URSS y el blo-
que oriental, así como de las dos potencias emergentes más impor-
tantes de la actualidad: China porque estaba en plena guerra civil
hasta 1959 y luego por el rechazo del Partido Comunista al orden
aprobado, e India todavía no era independiente.
El orden naciente era pragmático en cuanto que reconocía una
realidad política de correlación de fuerzas, pero era sumamente
excluyente. La propuesta inglesa era más democrática que la apro-
bada. Consistía en la creación del International Clearing Union
para emitir una moneda internacional relacionada con las divisas
más sólidas y canjeable por las monedas nacionales a un cambio
fijo. Por medio de ese organismo los países superavitarios debían
financiar a los deficitarios, transfiriendo sus excedentes para hacer
crecer la demanda mundial y de evitar la deflación.
El criterio que imperó durante la posguerra consolidó la ten-
dencia en los organismos internacionales y en el capital financiero
a prestar dinero, incluso a prestarios insolventes, pero mantenien-
do su resistencia a las políticas redistributivas. Eso ocurrió durante
el endeudamiento de los países latinoamericanos en los años seten- 13 Para eso en 1948 se firmó
ta y la posterior crisis de la deuda externa en los ochenta, a nivel de el Acuerdo General de Aran-
celes y Comercio (gatt), que
países, y en la actual crisis de los préstamos subprime en Estados
en 1994 se convirtió en la
Unidos, a nivel de la familias. Esta concepción impide ampliar el Organización Mundial de Co-
mercado para resolver los problemas de saturación y, por lo tanto, mercio (omc).

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 115 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
también reducir los efectos de las contradicciones que se van pre-
sentando a lo largo del ciclo tecnoeconómico.
La recreación institucional requiere una agenda en la que des-
taquen temas como: la relación entre el valor real de los activos
financieros y la capacidad de generar de riqueza por parte del apa-
rato productivo; los nuevos límites impuestos a la producción y al
tipo de tecnologías sustentables por el agravamiento de la crisis
ambiental; los instrumentos para dinamizar las economía mundial
operando sobre el perfil y el ritmo de la demanda, lo que incluye
la distribución de la riqueza en las naciones y a nivel global; los
derechos de los migrantes y el codesarrollo; y la nueva realidad
económica y política generada por la emergencia de países sólidos
productiva y financieramente y de potencias establecidas endeuda-
das y complicadas por las tensiones sociales internas.

La crisis institucional

El mismo año (1971) en que se quebró el orden original de Bretton


Woods, mediante la devaluación del dólar con respecto al oro, co-
menzó la revolución tecnológica actual.14 Aquella crisis fue expli-
14 Se toma como referencia
cada por Brenner (1998) como la consecuencia de la pérdida de
1971, ya que ese año salió a
competitividad relativa de Estados Unidos frente a potencias in-
la venta el primer procesador
Intel. dustriales ascendentes como Japón y Alemania y de la reducción
15 En Bretton Woods se adop- de la rentabilidad en esos países, provocada por la competencia en-
tó el patrón oro-dólar. Estados tre ellos y del endeudamiento que Estados Unidos acumulaba con
Unidos tenía que mantener el
precio del oro en 35 dólares Japón y Alemania como consecuencia de su déficit comercial.
por onza sin restricciones ni Tal situación colocaba a Estados Unidos en el dilema de man-
limitaciones para su comer- tener orden monetario y estabilidad cambiaria para fortalecer el
cialización. A cambio, los
demás países deberían fijar
régimen de Bretton Woods, liderado por ese país, o realizar una
el precio de sus monedas con política expansiva que le ayudase a recuperar el espacio perdido en
relación a aquella. el escenario internacional.15
16 Esa medida apuntó a fre-
A finales de la década de 1960, Estados Unidos realizó políticas
nar la fuga de capitales. Se
esperaba una devaluación fiscales expansivas, motivadas por el gasto bélico en Vietnam, la
del dólar frente al oro, dada salida de recursos debido a la inversión de las empresas transna-
la inmensa masa de dólares cionales en el exterior y otros gastos internos, por lo que los dóla-
emitida. Frente a esa situa-
ción, los bancos centrales res circulantes dejaron de estar respaldados por las reservas de oro
europeos intentaron conver- norteamericanas. Por esa razón y para hacer frente a la emergencia
tir sus reservas de dólares de Alemania y Japón como potencias industriales que disputa-
en oro, empeorando para
Estados Unidos y acelerando
ban el liderazgo mundial en varios sectores, Estados Unidos fue el
aun más la devaluación. En primer país desarrollado en romper la rigidez de los acuerdos de
1973 el problema se agravó Bretton Woods, cuando en 1971 suspendió la convertibilidad del
porque el dólar se volvió a
dólar en oro y devaluó el dólar el 10%.16 Luego, la mayoría de las
devaluar otro 10%, por lo que
se terminó la convertibilidad monedas más fuertes del mundo como el marco alemán, la libra
del dólar en oro. esterlina y el yen fueron liberalizadas por los respectivos bancos

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 116 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
centrales para evitar ser arrastrados por la inestabilidad cambiaria
norteamericana.
El sistema de Bretton Woods no solo fue un conjunto de normas
e instituciones tendientes a la estabilidad monetaria y cambiaria
mundial; los organismos creados en aquella oportunidad también
tenían la misión de respaldar el despliegue mundial de los inte-
reses norteamericanos, la condicionalidad de los préstamos para
equilibrar balanzas de pago y para el desarrollo y el compromiso
con la apertura de los mercados. Esas líneas siguieron vigentes a
pesar de una cantidad importante de adecuaciones posteriores.
En la actualidad, la debilidad norteamericana en el plano in-
ternacional se debe a la pérdida de competitividad con respecto
a China y el resto de las economías emergentes,17 muchas de las
cuales tienen economías altamente planificadas y lideradas por el
Estado.18 El liderazgo del capital financiero norteamericano, guia-
do por la especulación cortoplacista, tiene crecientes problemas
frente a la fortaleza y coherencia de esas economías. El liberalismo 17 Según la omc (2007) las ex-

económico desregulado y especulativo no está presentando signos portaciones de China, India y


Rusia crecieron a tasas mucho
de capacidad para revertir la situación, lo que sugiere que las ins- más altas que las norteameri-
tituciones y las normas asociadas al liderazgo mundial de Estados canas entre 2000 y 2007. Las
Unidos y el orden de Bretton Woods también están en crisis. tasas de crecimiento anual de
los tres primeros países fue-
Los crecientes costos de Estados Unidos y los organismos in-
ron de casi 26% en el caso
ternacionales para mantener su hegemonía son una señal de las chino y de más del 24% en los
dificultades que enfrenta ese orden mundial. El costo económico de India y Rusia. En cambio,
causado por las intervenciones militares en el exterior, en parale- en esos años Estados Unidos
solo creció a poco más del
lo con la reducción de impuestos internos para mejorar la imagen 6%. Esa información refleja
política del gobierno y con la reducción de las tasas de interés para el desplazamiento gradual
paliar los efectos de la crisis del año 2000, ocasionó un déficit fis- del centro cíclico mundial
desde Estados Unidos hacia
cal creciente.19 Eso impidió afrontar la carrera tecnológica con la Asia oriental, así como un
inversión que esta requería, teniendo en cuenta las grandes inver- creciente peso en la econo-
siones de China e India.20 mía mundial de los países en
desarrollo más importantes.
Con el debilitamiento de la centralidad de Estados Unidos cayó el 18 En la India 40% de los ac-
valor del dólar, elemento clave para el andamiaje contractual mun- tivos bancarios, 80% de la
dial debido a que sigue siendo la moneda de referencia principal infraestructura, la electrici-
para las transacciones internacionales. Luego de haber estado 1,1 a dad, el petróleo y la telefonía
y 48% de las empresas mo-
1 con el euro durante más de 15 años, el euro pasó a valer 1,5 dólares dernas son controlados por el
a mediados de 2008, Si bien hacia fines de 2008 el dólar recuperó Estado (Dabat, 2008, p. 27).
19 En 2007 llegó a ser de cerca
parcialmente su valor (1,3 a 1), quedó claro que ya no está en condi-
de 10,5 billones de dólares de
ciones de garantizar la reserva de valor del ahorro mundial. deuda pública, equivalente al
A pesar de las múltiples señales de que el liderazgo del capital 76% del pbi (Astarita, 2009).
financiero estaba en proceso de agotamiento y de que sus crisis, 20 La participación de Estados

Unidos en el gasto mundial


aunque parciales, eran cada vez más profundas, los organismos
en investigación y desarrollo
internacionales no asumieron el rol adecuado para evitar cimbro- cayó del 46% en 1986 al 37%
nazos mayores. Desde su posición central en la economía global en 2003 (Ernst, 2008, p. 16).

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 117 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
debieron haber tratado de limitar el avance especulativo para fa-
cilitar el paso al liderazgo del capital productivo, lo que hubiera
restado capacidad de resistencia al primero y limitado en el tiempo
el proceso de reacomodo, que se viene extendiendo desde el año
2000 hasta la fecha.
La crisis del orden de Bretton Woods no fue súbita. Durante dos
décadas las instituciones internacionales superaron los problemas
que se presentaron con creciente profundidad y frecuencia. Como
dijimos, el nacimiento de la oleada informática coincidió con una
profunda crisis internacional que obligó a realizar la primera fle-
xibilización de dicho orden. Luego, la crisis de la deuda externa
del Tercer Mundo fue respondida mediante la bursatilización ge-
nerada a mediados de los ochenta y el Plan Brady (comienzos de
los noventa).
A partir de ese momento su capacidad de respuesta mermó.
Durante los noventa hubo una serie de crisis generadas por la ac-
ción de capitales especulativos con efecto dominó global. Los orga-
nismos no tuvieron capacidad para coordinar políticas nacionales
e internacionales que convirtieran al capital especulativo, que es-
taba en aumento, en capital productivo. Esa pasividad se mantuvo
hasta que el orden se debilitó en su centro, donde ocurrieron sus
dos mayores crisis: ambas tuvieron como centro a Estados Unidos y
solo hubo seis años de diferencia entre una y la otra. La gravedad de
21 El Banco Mundial fortaleció la primera se debe a que atacó al capitalismo informático, motor
el desarrollo local desde una de toda la economía mundial, y a que no logró desinflar la burbuja
mirada estratégica, que exce-
dió a las políticas de ajuste y especulativa, por lo que generó las condiciones para que se sigan
al apoyo a regiones pobres. acumulando contradicciones; mientras que la segunda fue letal
Pretendía que la descentra- porque sumó a la ingobernabilidad de la inmensa masa de capi-
lización de las actividades y
las estrategias de desarrollo
tal especulativo mundial una suma de profundas contradicciones
local aceleren la competencia que hizo que todas las crisis expuestas anteriormente estallaran al
intermunicipal, fortaleciendo mismo tiempo.
a todos los municipios gra-
Hubo acciones para corregir la tendencia, como la conversión
cias a una pretendida acu-
mulación de habilidades para del gatt en la omc, las políticas del Banco Mundial en relación con
captar inversiones externas y el financiamiento del desarrollo local,21 o la ampliación de los fi-
para gestionar los problemas nanciamientos del fmi luego de la crisis mexicana de 1994-1995,
locales (Dabat, G., 2007, p. 8).
A su vez, ese proceso de des- pero en ningún caso tuvieron capacidad para torcer la tendencia
centralización debía facilitar decadente de un orden agotado.
las estrategias de segmenta- La historia muestra que el cambio institucional suele ser lento.
ción internacional de la pro-
ducción, que fue muy común
Desde la crisis financiera de 1930 hasta Bretton Woods pasaron
entre las empresas transna- 15 años y una guerra mundial. Primero los países se cerraron en
cionales que se asociaban sí mismos; luego buscaron establecer primacía política pero por
con pymes locales, pasando
otros medios. Solo la política puede acelerar los tiempos; espere-
a funcionar como firmas-red a
nivel global (Dabat, G., 2007, mos que esta vez actúe rápido, en forma democrática y por sus pro-
p. 28). pios medios.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 118 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
La gobernabilidad futura

Para superar la presente crisis se requiere el diseño de un marco


regulatorio adecuado y aplicable, la implementación de formas de
intervención efectiva y el rediseño del perfil de la demanda a fin
de extender la revolución informática. Es posible lograrlo porque,
como dice Carlota Pérez (2005, p. 27) en relación con cada una de
las crisis financieras previas (hasta la de 1930) de mitad de ciclo
tecnológico: “cuando sobreviene la debacle financiera […] se em-
prende la tarea más práctica de establecer un sistema regulatorio
adecuado y un conjunto de salvaguardas efectivas. Gracias al co-
lapso de la bolsa y a la recesión, hay una nueva disposición a acep-
tar esas reglas como parte de la magia financiera, hasta entonces
arrogante, ahora moderada”.
Así como la revolución de la producción en masa, cuyo poten-
cial marcó a la mayoría de las instituciones del siglo xx, fue el basa-
mento del gobierno centralizado y del patrón de consumo masivo,
hoy se requiere reconocer la potencialidad del paradigma actual
para actuar en red, coordinando acciones y fomentando un diálo-
go más horizontal. Por otra parte, la emergencia de nuevas poten-
cias y el debilitamiento de Estados Unidos exigen la creación de
una mesa de discusión más amplia.22
La gobernabilidad es un blanco móvil. Las políticas que brinda-
ron a las instituciones internacionales legitimidad (en términos de
la aceptación de los países miembros) y eficacia (en relación con el
crecimiento económico), durante el paradigma fordista e incluso
durante la etapa del liderazgo financiero del presente paradigma,
han perdido esos atributos. Deben ser reemplazadas por un siste-
ma más adecuado.
En primer lugar hay que reconocer la regionalización del mun-
do y fortalecer organismos y líneas de financiamientos regionales,
surgidas desde estos nuevos actores globales. En este punto, Amé-
rica Latina entra al reacomodamiento mundial en condiciones rela-
tivamente favorables, luego de los cinco años de mayor crecimiento
histórico que llevó a la cepal a denominar al período 2003-2008
como el sexenio de oro, de crecimiento y bonanza fiscal en Améri-
ca Latina (Bárcena, 2009).
En el plano financiero se presenta una situación extremada-
mente delicada, teniendo en cuenta que la principal potencia 22 Si bien la ampliación del
mundial inicia esta nueva era cargando la mayor deuda del mundo. Grupo de los 8 a Grupo de los
Los costos de salida de la crisis en calidad de subsidios a grandes 20 es un paso, por el momen-
to es un paso muy pequeño,
empresas, bancos y gasto público para sostener la demanda, así
frente al reconocimiento de
como el endeudamiento de Estados Unidos van a requerir consen- la nueva realidad que se re-
sos complejos, haciendo equilibrio entre la necesidad de que no quiere.

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 119 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
se socialice el costo de la crisis norteamericana en todo el mundo
y que ese país no colapse al menos antes de que una nueva institu-
cionalidad y la nueva realidad de fuerzas mundiales sean capaces
de consolidar una alternativa al actual orden mundial.
Por otra parte, deben formar parte de la agenda las formas espe-
cíficas en las que las instituciones internacionales priorizarán al ca-
pital productivo y a las iniciativas estatales, asumiendo que el capi-
tal financiero es un obstáculo al desarrollo de la oleada tecnológica
actual. En esa misma línea hay que considerar el auge de países con
fuerte intervención estatal en la economía y liderazgo del capital
productivo, así como fuerte inversión en investigación y desarrollo,
educación e infraestructura moderna; por lo que los nuevos crite-
rios rectores de la política tienen que apuntar a fortalecer al capital
productivo y la intervención del Estado en la economía.
El potencial agotamiento o drástica reducción de recursos na-
turales no renovables y aumento de precios debe formar parte de
la agenda teniendo en cuenta que junto con los resabios de Bretton
Woods también se está terminando de agotar el paradigma fordis-
ta basado en el uso en gran escala de petróleo, metales, agua y de-
más recursos que son cada vez más escasos. En tal sentido, merece
una mención especial la creciente dependencia de Estados Unidos
para la compra de petróleo con los que mantiene relaciones tensas
como varios países del Medio Oriente, Rusia y Venezuela.
La extensión mundial de la infraestructura requerida para in-
gresar a la dinámica económica internacional en el estadio actual
de las tecnologías de la información y la comunicación merece es-
pecial atención, ya que indicaría el grado democracia que alcanza-
rá el presente ciclo tecnoeconómico y permitiría ampliar los mer-
cados más dinámicos, evitando la saturación temprana.
La amplia red de pymes manufactureras internacionalizadas
(directa o indirectamente) se ha convertido en un agente de cam-
bio social en tanto el tipo de firmas que la conforma tiene mayor
arraigo territorial que la gran empresa, genera más empleo por
unidad de capital invertido y tiene mayor flexibilidad para adap-
tarse a los cambios en el mercado y a las crisis. En síntesis, por ser
adecuadas a la especificidad del paradigma actual tienen que ocu-
par un lugar central en las políticas de desarrollo.
Por acción o por omisión, estará siempre presente la posición
que se adopte con respecto a la distribución mundial del ingreso,
la riqueza y el conocimiento, lo que incluye a la división interna-
cional del trabajo y las ventanas de oportunidad para sumarse a la
oleada tecnológica en condiciones ventajosas.
En la nueva realidad también aparece la emergencia de movi-
mientos sociales con voces alternativas que deberían ser escucha-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 120 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
das al diseñar las nuevas políticas y de la amplísima economía so-
cial con prácticas alternativas que permiten la subsistencia de gran
parte de la población mundial, representando una potencialidad
para el desarrollo local.

Conclusiones
Las fuentes de legitimidad y eficacia son cambiantes a medida que
la estructura económica en la que se gobierna también lo es. Lo
adecuado en el paradigma fordista ya no lo es; lo útil durante la
expansión financiera se volvió perjudicial.
El capital financiero es especulativo por naturaleza y, por lo tan-
to, es menos especializado que el capital productivo; pero, por esas
mismas razones, tiene mayor capacidad para abandonar a los secto-
res maduros del ciclo tecnoeconómico anterior e incorporarse a los
más dinámicos del nuevo, donde hay productividades crecientes. Sin
su existencia sería muy difícil superar paulatinamente un paradigma
tecnoeconómico, modernizando la producción y el consumo.
El capital financiero apoyó la expansión de la presente oleada,
que a su vez permitió la reemergencia de las pymes en la escena
internacional y la emergencia de múltiples países, especialmente
los asiáticos, lo que genera una estructura propicia para la coexis-
tencia e interacción de múltiples redes que conforman el nuevo
espacio global.
El capital financiero es contradictorio; conjuga aspectos des-
tructivos y pauperizadores con dinamismo económico. Fue pujante
e imprescindible cuando el capitalismo informático requería parte
de los recursos que estaban financiando a industrias maduras y co-
lapsó después en esta oleada, así como en las anteriores, cuando la
preeminencia del nuevo paradigma fue absoluta. En su despliegue,
lejos de focalizarse en financiar el cambio de paradigma, apostó a
diversos activos aumentando su precio en forma irracional, com-
plicando la gobernabilidad en la mayoría de los países del mundo
en las últimas décadas.
A medida que fue creciendo el capital financiero, también fue
aumentando su capacidad de lobby para obtener concesiones de
desregulación financiera, actuando al margen de las autoridades
monetarias. Ello permitió que desde la especulación de los petro-
dólares de la década de 1970 en adelante haya crecido la masa de
fondos especulativos mundiales, lo que hizo que tanto su potencial
modernizador como sus aspectos destructivos cobren una fuerza
insoportable para la debilitada estructura reguladora de cada país
e internacional.

Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil 121 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124
Dada la fuerza del capital financiero, apoyado en las políticas
de los organismos internacionales y en el gobierno de la principal
potencia mundial, tuvo capacidad para extender su liderazgo en el
tiempo y crecer con exuberancia irracional. Eso evitó que el capital
productivo recupere su liderazgo antes de producirse una de las cri-
sis capitalistas más profundas de la historia. No obstante, los países
emergentes que no tuvieron que desplazar del liderazgo del capita-
lismo nacional al capital financiero quedaron muy bien posiciona-
dos para emprender la nueva etapa. Es el caso de China, India y otros
países asiáticos, que desde que iniciaron su modernización produc-
tiva lo hicieron con el liderazgo del Estado y del capital productivo.
En cuanto a la gobernabilidad vinculada con el desarrollo de cada
nación, las más dependientes de sus relaciones comerciales y finan-
cieras con Estados Unidos y demás países desarrollados, así como a
los nuevos mecanismos y agentes financieros, serán las que tendrán
mayores problemas. Pero, luego de superada la crisis, se presenta un
futuro promisorio para los países que tengan una producción efi-
ciente y generación de innovaciones y adaptaciones, vinculados a la
actual oleada tecnológica; un sólido Estado; un sistema financiero al
servicio de la producción; altas reservas internacionales en relación
a su pbi; mercados internos con distribución del ingreso equitativa;
profunda articulación en el respectivo bloque regional; capacidad
de autofinanciamiento por vía tributaria; reservas abundantes de
recursos naturales estratégicos, especialmente en el caso de los no
renovables; y acceso a las rentas de su comercio exterior.
Ahora, crear condiciones de gobernabilidad sin perder de vista la
potencialidad transformadora de la actual oleada es imprescindible
por la inmensa variedad de impactos que generó en la vida social,
económica y política. La revolución informática, con su avances en
telecomunicaciones y automatización de procesos, facilitó hechos
tan disímiles como el retraso del estallido de las burbujas especulati-
vas (agravando sus consecuencias económicas y sociales), por medio
del desarrollo de la ingeniería financiera en la que se apoyó la espe-
culación en gran escala. Produjo el mayor proceso de valorización
de capital y los mayores costos por obsolescencia de tecnologías,
muchas de ellas creadas en el marco de este mismo paradigma. Fue
y seguramente seguirá siendo un instrumento de lucha y de coope-
ración. Facilitó la difusión de movimientos sociales locales hacia el
mundo; así como el desarrollo de grandes avances como la biotecno-
logía y de la nanotecnología. Su fuerza transformadora demostró ser
avasallante y, si la política la ayuda, puede continuar siéndolo.
Por el momento, la adecuación de las políticas de las institucio-
nes internacionales y el gobierno norteamericano con el liderazgo
de los estados y del capital productivo es limitada. Pretenden resol-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 122 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
ver una crisis financiera mundial que fue agudizada por la inmensa
liquidez, mediante un mayor aumento de la liquidez mundial; sin
acompañarla de una reasignación de recursos tendiente a lograr
un crecimiento estable y democrático, que garantice la inclusión
de los excluidos por el capital financiero.

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(Evaluado el 24 de junio de 2009.)

Autor

Germán Dabat es docente-investigador del Área de Economía de la Universidad Nacional de Quilmes.


Últimas publicaciones:
Tesis doctoral: “Políticas municipales de comercio exterior como instrumento de desarrollo local en la
Argentina (1991-2005). Alcances y límites”, doctorado en Estudios del Desarrollo, Universidad
Autónoma de Zacatecas, México, defendida en mayo de 2007.
“Tendencias generales de las políticas municipales de comercio exterior en Argentina y especificidades
de seis casos en la Provincia de Buenos Aires”, en Daniel Cravacuore y Ricardo Israel (coords.),
Procesos políticos comparados en los municipios de Argentina y Chile (1990-2005), Bernal, Universi-
dad Nacional de Quilmes, pp. 337-349.

Cómo citar este artículo:

Dabat, G., “Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad inter-


nacional como blanco móvil”, Revista de Ciencias Sociales, segunda época,
Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, primavera de 2009, pp.
103-124.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 103-124 124 Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la gobernabilidad internacional como blanco móvil
Marcelo Gomez

Variaciones sobre dos


inventos argentinos:
escrache y corralito
El caso de la estrategia de guerra a los
bancos del Movimiento de Ahorristas
Estafados de Mar del Plata

Introducción: el “corralito” y el surgimiento


de las protestas de los ahorristas
El 1 de diciembre del 2001 el gobierno de Fernando de la Rúa, a
instancias del ministro de Economía Domingo Cavallo, decreta la 1 Véase Decreto 1.570/01. Los

inmovilización de los fondos depositados en cuentas bancarias con medios de prensa y la opinión
pública bautizaron inmediata-
límites y restricciones a la extracción de dinero efectivo por parte mente estas restricciones al
del público.1 Luego de dos años de recesión económica y ajuste fis- retiro de fondos como “corra-
cal, “salvatajes” financieros de los organismos internacionales de lito” financiero o bancario.
2 Véase Clarín, 30/08/01. Ley
crédito, e incluso de una ley que se proponía generar confianza san- consensuada por todo el es-
cionando la “intangibilidad” de los depósitos bancarios,2 el gobier- pectro político y aprobada sin
no y las entidades financieras apelan a una insólita conculcación debate.
3 Desde el 2 de febrero hasta
masiva del derecho de propiedad como forma de evitar la fuga de
la imposición del “corrali-
depósitos y la quiebra anunciada del sistema.3 La medida afectaba to” los depósitos bancarios
a cualquiera que tuviese depositados en los bancos una cifra mayor habían caído en 18,6 mil
a la irrisoria (200$) autorizada para extraer por semana. Además millones entre los nomina-
dos en pesos y en dólares.
de que las trabas a la circulación monetaria significaban un crudo Pero lo más importante es
impacto negativo sobre el consumo y el nivel de actividad. que en esos meses previos,
Las estimaciones de la cantidad de afectados sumaban los 12,3 los grandes bancos privados
habían cancelado en el rubro
millones entre personas físicas y jurídicas por un total de casi 70 “otras obligaciones” nada
mil millones entre pesos y dólares de los cuales el 55% corresponde menos que 25 mil millones
a personas físicas. El 58% de las personas físicas tenían depósitos de dólares (Cafiero y Mas-
menores a los 25.000 dólares/pesos, demostrando que el impacto llorens, 2002), operando una
verdadera fuga de capitales
de la medida sobre la pequeña burguesía con baja o media capaci- que anticipaba la reacción
dad de ahorro era brutal. posterior del público.

125 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
Luego de una década de tipo de cambio fijo, expansión de una
actividad financiera con alta rentabilidad, desregulación del cré-
dito y la inversión financiera, dolarización de la economía, baja
inflación o deflación, tasas de interés reales positivas, etc., el dete-
rioro de la situación de los bancos y la inminencia del crac no fue
previsto por los analistas ni por los periodistas ni por los partidos
de oposición, ni siquiera por la mayor parte de los partidos de iz-
quierda.4
El “corralito” se sumaba al desempleo endémico y al incremen-
to exponencial de la pobreza, lo que derivó en una movilización
generalizada de la población, especialmente de las clases medias
urbanas con su repertorio de cacerolazos. Finalmente, al comenzar
a producirse saqueos a comercios y supermercados y ante la reac-
ción gubernamental de decretar el estado de sitio, estalla la rebe-
lión popular del 19 y 20 de diciembre del 2001 que forzó primero
la renuncia de Cavallo, y luego la del mismo presidente.
Sin embargo, los cambios de gobierno sucesivos lejos de termi-
nar los problemas para los ahorristas, recién los comenzaban. En
enero del 2002 el flamante presidente interino Eduardo Duhalde
amplió el carácter confiscatorio de las medidas de restricción ban-
caria mediante el expediente de pesificar por decreto los depósitos
en dólares a un tipo de cambio muy inferior al que cotizaba en el
mercado libre de cambios y, además, prorrogar las limitaciones a
la extracción de efectivo convirtiendo todos los depósitos en plazos
fijos sujetos a reprogramaciones de hasta tres años de acuerdo al
monto.5 Estas medidas, llamadas popularmente como “corralón”,
perjudicaban severamente a los ahorristas porque postergaban la
indisponibilidad de los depósitos en todas sus formas. Especial-
4 Es asombroso que en julio mente perjudicaban a los depósitos en pesos ya que no reconocían
de 2001, en el marco de la los efectos inflacionarios de la devaluación, pero también a los que
Asamblea Nacional de Orga- tenían los depósitos nominados en dólares por no reconocerles el
nizaciones de Desocupados
tipo de cambio efectivo de mercado. Una escena que se repetía en
(conocidos popularmente co-
mo “piqueteros”) se aprobó todos los bancos del país mostraba a los depositantes rescatando
un documento donde se ad- sus depósitos pesificados por ley a un tipo de cambio de 1,40 pesos
vierte la crisis financiera y se por dólar, y en la ventanilla de al lado, el mismo banco vendiendo
pronuncia por una “inmediata
nacionalización de la banca”. la moneda norteamericana a un tipo de cambio que llegó a rozar
Los desocupados parecían te- los 4 pesos.
ner más en claro hacia dónde Las reacciones indignadas a estas medidas fueron de carácter
marchaba la economía que el
conjunto de los académicos,
inmediato y podría decirse que aluvional. A los incidentes que in-
funcionarios, consultores y dividual y espontáneamente protagonizaban cotidianamente los
periodistas especializados. ahorristas en todas las sucursales bancarias del país atestadas de
5 Véase Ley 25.561, Decretos
larguísimas filas (griteríos, insultos, llantos, intentos de agresión,
141 y 214/02 que forjaron lo
que popularmente se conoció rotura de vidrios, etc.) se le sumaron una suerte de “estrategias in-
como “corralón”. dividuales de protesta” que tuvieron un impacto importante en los

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 126 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
medios de comunicación: apenas decretado el corralón, un plome-
6 La primera marcha el
ro se presentó en sombrilla y traje de baño en el banco junto con
29/01/02 que recorrió el
su familia “porque no podía irse de vacaciones ya que el banco no microcentro con cacerolas
le entregaba su dinero”, otros se negaban a retirarse del banco sin y golpeando las vidrieras de
la devolución de sus depósitos, y hasta una anciana roció partes varios bancos, fue de apenas
70 personas. Pero la rutina
de su cuerpo con alcohol y se prendió fuego dentro del banco, en semanal de hacer una movili-
consecuencia tuvo que ser hospitalizada. zación todos los días lunes los
La cobertura mediática del “clima en los bancos” y la ansiedad llevó rápidamente a 300, 600
y posteriormente a realizar
de los ahorristas de asesorarse y descargar su angustia motoriza- convocatorias a actos donde
ron el proceso de agrupamiento y organización. Se sucedían febri- llegaron a participar hasta 15
les toda clase de convocatorias y reuniones de esclarecimiento en mil personas.
7 Los medios se concentraron
bares y puntos de encuentro de las zonas bancarias. Se presentaron
en los piquetes o cortes de
en pocos días decenas de miles de recursos de amparo contra los rutas de los movimientos de
decretos, y finalmente, al mes del corralón, una impactante canti- desocupados, y sobre todo
dad de perjudicados comenzó a marchar hacia la zona bancaria del en las asambleas barriales
que enarbolaban la consigna:
microcentro porteño6 bajo el grito de “Chorros, chorros, chorros, “Que se vayan todos”.
devuelvan los ahorros”. El heteróclito grupo de ahorristas de clase 8 Surgieron dos organizacio-

media (jubilados, amas de casa, oficinistas, profesionales, y hasta nes que llegaron a tramitar
su personería jurídica: abae
algunos trabajadores despedidos con sus indemnizaciones atrapa- (Ahorristas Bancarios Ar-
das, etc.) empezaron a creer firmemente que los meros recursos ju- gentinos Estafados) y aara
rídicos y los pacíficos cacerolazos eran inocuos sin presión política (Asociación de Ahorristas de
la República Argentina). Pero
y de la opinión pública sobre bancos y autoridades. Así, comenza-
más allá de la pertenencia
ron a adoptar el “escrache” agresivo a los bancos como modalidad formal a estas asociaciones
de protesta. Pintadas, huevazos, rotura de vidrieras, de cajeros, blo- civiles, las convocatorias pa-
queos de entradas, intentos de tomas de bancos, roces con la poli- ra organizar y accionar eran
conocidas como el “grupo de
cía, algunos detenidos y procesados, etc. Los bancos comenzaron a Florida y Diagonal” y “el gru-
“blindarse” cubriendo sus fachadas completas con chapones que po de Callao” que se reunían
los ahorristas golpeaban con ahínco haciendo un ruido atronador. regularmente en esos lugares
y que ya mostraba hasta di-
Sin embargo, la cobertura mediática de las protestas ante los ban- ferencias de modalidad: los
cos se reduce drásticamente, quitándole repercusión a la misma.7 primeros con un sesgo más
En tiempo récord los ahorristas se nuclearon en asociaciones combativo y apelando a la
acción directa de “escrache”
civiles y tenían sus reuniones y grupos estables de activistas y or-
a los bancos, y los segundos
ganizadores que difundían, asesoraban y convocaban a protestar.8 con una orientación hacia
Hasta empezó a publicarse La Gazeta del Ahorrista, inspirada en la formas convencionales de
lucha legal pero que permitía también acelerar el proceso de orga- presión (petitorios, cadenas
de mails, presentaciones
nización para la protesta. Por otra parte, la intervención de los le- judiciales, audiencias con
trados y los vínculos con colegios profesionales de abogados, inme- jueces y funcionarios, etc.).
diatamente permitió armar una estrategia de lucha judicial basada A tal punto fue la vorágine de
la organización colectiva que
en el pedido de inconstitucionalidad de la ley y en una medida pre- se conformó un comité de
cautoria que devolviese el dinero a sus propietarios (“amparos”). bonistas, no depositantes, es
Algunos jueces comenzaron a conceder los amparos con lo que se decir inversores importantes
no tanto afectados por el co-
abría una luz de esperanza que realimentaba la participación en
rralito o el corralón, sino más
las protestas. En La Plata, Bahía Blanca, Córdoba, Rosario, Barilo- por el default de los títulos
che, se conformaron grupos que comenzaron a realizar cacerola- públicos.

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 127 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
zos, a impulsar la presentación de amparos judiciales y a coordinar
medidas de protesta, redactar documentos o comunicados, buscar
apoyo en jueces y autoridades locales, etcétera.9

Los ahorristas estafados de Mar


del Plata: un enigma sociológico
Pero fue en la ciudad turística de Mar del Plata donde la experien-
cia de lucha de los ahorristas tuvo características auténticamente
sorprendentes en materia de repertorios de lucha, estrategias utili-
zadas, perduración en el tiempo y resultados finales.
La experiencia de lucha de los ahorristas estafados marplaten-
ses tiene varios aspectos significativos sobre los que no se ha repa-
rado entre las investigaciones y los analistas de la movilización so-
cial post 2001. La sorprendentemente escasa presencia de estudios
sobre los ahorristas ya ha sido señalada por M. Svampa (2006), a lo
que habría que agregar el hecho de que el interés por los ahorristas
9 La estrategia judicial de los se haya circunscripto a temas de subjetividad y representaciones
bonistas y abae llegó incluso sociales.10
a internacionalizarse con El caso particular del Movimientos de Ahorristas Estafados
presentaciones a la cidh de la
de Mar del Plata (maemp) es un verdadero jeroglífico sociológico
onu, al onu, y hasta la justicia
norteamericana y española. dadas las características de sus bases y la escasez de condiciones
10 Los estudios sobre la movi- favorables para la organización y la movilización colectiva. Las ba-
lización de las clases medias ses del movimiento –los descontentos incautados por la medidas
desatada con la crisis del
2001 muestran un notorio bancarias– carecen de los más elementales espacios sociales co-
desbalance entre los análisis munes: no compartían previamente ni lugar de trabajo, ni luga-
del fenómeno asambleario res de residencia, ni estilos de vida o convicciones ideológicas de
y la casi ausencia de estu-
dios de los ahorristas. Los
cualquier tipo. La disparidad de condiciones sociales y el desco-
análisis de Battistini (2002) nocimiento entre los damnificados se erigía en un obstáculo poco
y Cafassi (2002) y el trabajo menos que insalvable para el surgimiento de acción colectiva en un
de M. Cafiero (2002) sobre
sentido aun más agudo que el que había llevado a Bourdieu a cali-
el corralito no incluyen sino
episódicamente referencias ficar de “milagro sociológico” a la organización y las protestas de
a las luchas de los ahorristas. los desocupados. En Mar del Plata este hecho se agrava por las ca-
Zibechi (2003) casi no los con- racterísticas etáreas de los damnificados por “el corralito”: edades
sidera en su genealogía de la
revuelta. Hemos accedido vía avanzadas, gran cantidad de jubilados y personas con problemas
internet a un par de tesis de de salud, y poquísimos antecedentes de participación en protestas
posgrado (Schillman, 2004) y o conflictos, es decir, eran personas “vírgenes” desde el punto de
una ponencia para un congre-
so (Smulovitz, 2003). También
vista de la participación en protestas. De los tres miembros inicia-
existen abordajes de las des- dores líderes, solamente uno tiene una experiencia de participa-
venturas del corralito, desde ción estudiantil durante el conflicto de “laica o libre” y de todos los
la sociología de la cultura de
entrevistados solamente uno tiene experiencia de participación en
las clases medias, la cons-
trucción del sentido moral, el sindicato de patrones de mar. El punto de partida común de los
etcétera (Zenobi, 2006). integrantes del movimiento ha sido el mínimo hecho de ser “clien-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 128 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
tes” de un mismo banco, de mantener una relación de tipo comer-
cial fuertemente anónima con una entidad financiera. Es notable
la virtual inexistencia de contextos de micromovilización o una
textura de relaciones sociales preexistentes que pudiese propiciar
la organización y la acción colectiva.11 Esta enorme dificultad ya
se había manifestado en el pasado sobre todo en el antecedente de
diciembre de 1989 con el llamado Plan Bonex por el cual se realizó
un canje compulsivo de depósitos en los bancos por bonos públi-
cos devaluados sin que se generasen ninguna clase de protestas o
incidentes y mucho menos organizaciones de damnificados.
El maemp asume un carácter estrictamente reivindicativo: el único 11 Según las formulaciones
clásicas de la teoría de la
lazo de inicio que los une es ser “víctimas” de una determinada de-
movilización de recursos
cisión de los poderes financieros y políticos. En este sentido, podría (Craig Jenkins, 1994; Ne-
darse una aproximación a los movimientos de víctimas de acciden- veau, 1999) estos serían pre-
tes de tránsito, de catástrofes evitables como Cromagnon, etc., con rrequisitos importantes para
explicar la acción colectiva.
la salvedad de que mientras en estos las reivindicaciones de justicia Ni “cat-ness” (pertenencia
asumen una fuerte dimensión simbólica y emotiva, en el caso de los a una categoría estructural)
depositantes asume una concreta y tangible forma de interés econó- ni “net-ness” (pertenencia a
una comunidad o a una red
mico particular, aun teniendo en cuenta que el significado particular de vínculos asociativos de
de dichos fondos podía diferir enormemente en cada caso (desde la carácter electivo o volunta-
posibilidad de comprar remedios en un momento que muchas obras rio) según la célebre fórmula
de Tilly (1978). Los ahorristas
sociales habían suspendido su atención, hasta realizar operaciones
compartían la débil categoría
inmobiliarias o comerciales de gran envergadura). de “jubilados” y no mucho
Pero quizás el principal elemento distintivo e innovador de este más que una pertenencia
movimiento ha sido sin duda la radicalización de los repertorios simbólica como “vecinos”
marplatenses.
utilizados, el uso de formas atenuadas y estetizadas de violencia en 12 Se utilizan como fuen-
los escraches, las variaciones de la parodia y, sobre todo, el carác- tes diversos relevamientos
ter prolongado en el tiempo y sostenido en términos de intensidad realizados en el marco del
picto “Transformaciones de
de la lucha. Las variaciones introducidas en el uso del formato de la relación entre acción co-
escrache/boicot a los bancos y su prolongación y frecuencia (hasta lectiva contestataria, Estado
dos veces semanales durante casi tres años) ameritan de por sí un y régimen político en la Ar-
gentina”, dirigido por E. Villa-
análisis detallado de este proceso de lucha.
nueva con sede en la unq. Se
En este artículo vamos a analizar algunas de las características realizaron 14 entrevistas se-
asumidas por las acciones y las formas de organización del maemp, miestructuradas a miembros
tanto desde el punto de vista de la naturaleza estratégica del uso del del maemp, tres entrevistas a
ahorristas no miembros, cua-
escrache, como de las formas de interpretación o enmarcamientos tro entrevistas a empleados
de sentido puestos en juego por sus protagonistas.12 bancarios, dos entrevistas a
dirigentes sindicales banca-
rios, dos entrevistas a jueces,
dos entrevistas a empleados
Emergencia y desarrollo de la acción judiciales, y dos entrevistas
colectiva como estrategia a jefes policiales. Además se
analizaron escenas de 42 pro-
testas filmadas por canales
El análisis de la experiencia de lucha de los ahorristas marplatenses de televisión locales y Cróni-
reconoce una serie de procesos que pueden agruparse en etapas, ca TV entre 2002 y 2004.

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 129 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
no tanto delimitadas cronológicamente de manera precisa, sino
por los rasgos que fueron dominando el desarrollo de las acciones
colectivas: 1) una etapa de incubación con las primeras reacciones
individuales, es decir, previas a la protesta colectiva; 2) una etapa
de gestación y de lanzamiento inicial de la acción colectiva desa-
fiante; 3) una etapa de modulación estratégica de las acciones de
acuerdo a las reacciones y respuestas de los antagonistas; 4) una
etapa de declinación y cierre de la experiencia.

Reacciones iniciales

Luego del estupor inicial, los entrevistados miembros fundadores


del movimiento coinciden en que las primeras reacciones a las me-
didas de restricción bancaria de diciembre del 2001, obedecían a
la creencia de que se trataba de una medida pasajera y las quejas
eran canalizadas con mayor o menor nerviosismo a los mostrado-
res de los bancos. Fueron dos series de hechos los que detonaron la
precipitación de muchos damnificados a la acción. El primero, las
medidas de Duhalde, “el corralón” combinado con devaluación, y
el abandono de la promesa de devolución de los depósitos en la
moneda de origen. El segundo, las sórdidas estrategias de la casi
totalidad de las entidades bancarias que optaron por retacearles
atención e información a los clientes, usando una política de ro-
tación de personal por la que los damnificados eran atendidos
repentinamente por extraños para no obtener ninguna respuesta.
Las evasiones y en muchos casos el maltrato constituyeron deto-
nantes generadores de indignación: “hacían esperar varias horas
parados a los abuelos”, “a uno una vez no lo dejaron ir al baño”, “los
gerentes se negaban a atender a la gente, muchos ni siquiera eran
los mismos, eran nuevos”, “no tenían ninguna respuesta acerca de
cuándo ibas a disponer del dinero”, “apenas uno levantaba un poco
la voz ya se acercaban los de seguridad del banco o la misma poli-
cía”, etcétera.
Las medidas de bloqueo de los depósitos fueron presentadas
como hechos consumados. La actitud de gerentes, jefes y personal
de atención al público tendía a maximizar este efecto buscado de
13 Los malos tratos en los ban- “situación cerrada”. Incertidumbre y malos tratos13 explican la
cos constituyeron una “cog- precipitación de varios ahorristas a la acción: el “algo hay que ha-
nición caliente” (McAdam et
al., 1999) en el sentido que
cer” empezó a circular en las colas de los bancos, en las esquinas y
hizo evidente que no se tra- bares del microcentro.
taba de una medida circuns- Al pasar las semanas e incrementarse la incertidumbre, los mal-
tancial por una emergencia,
tratos, y evasivas se registran dos reacciones: a) surgen autoconvoca-
y que empezaba a ser vivido
como un abuso y un despojo torias espontáneas en las filas mismas de los bancos, y aparece una
intolerable. solicitada en un diario y un aviso radial para concurrir a una reunión

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 130 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
general en el auditorio del Centro Gallego de la ciudad. Esta primera
reunión general de fines de enero del 2009 fue convocada por un
médico psiquiatra de una localidad del interior de la Provincia de
Buenos Aires que estaba veraneando en Mar del Plata. Esta convo-
catoria fue muy numerosa pero tenía un carácter informativo, los
abogados proponían cursos de acción legal (amparos) y trasmitían
información. Pero, según varios de los testimonios recogidos, este
psiquiatra (es revelador que todos se acordaban de la profesión pero
no con certeza del nombre o el apellido) es el primero en advertir:
“Esto no va a ser como el Plan Bonex, esto viene en serio, las medi-
das legales no alcanzan, si no salimos a pelear, nos comen”, contaba
Juan Carlos, uno de los líderes iniciadores. Pero Alicia recordaba que
ella misma y muchos otros estaban en contra de la idea de que “ha-
bía que salir a protestar”, e incluso que “algunos decían nosotros no
somos piqueteros” y que abuchearon a algunos oradores; b) se re-
gistran diversos incidentes o “acciones heroicas individuales” que al
trascender de boca en boca también estimulan al resto a agruparse.
Según los testimonios una abuela le pega un cachetazo a un gerente,
un jubilado se niega a retirarse de la oficina de un gerente sin llevar-
se su dinero y lo tienen que llevar al patrullero, un muchacho entra
pateando la puerta a la oficina del directorio de la sucursal, se mul-
tiplican los insultos y discusiones con los empleados bancarios, etc.
Durante algunas noches se registran roturas de vidrieras de bancos
que son tiroteadas con armas de fuego o pintarrajeadas. Estos he-
chos que parecen marginales tienen importancia para resolver el di-
lema del rebelde14 en la medida en que se convierten en señales que
indican una alta predisposición latente a participar en la lucha, lo
14
que a su vez refuerza la voluntad de luchar entre quienes están dubi- Según algunos planteos
novedosos basados en las
tativos. El hecho de que a la primera reunión se hayan juntado tantas teorías de la elección racio-
personas (1.500 arriesgaron algunos) fue señalado unánimemente nal, las expectativas de que
como una sorpresa y un importante estímulo para que al menos un los demás van a luchar no
supone automáticamente el
grupo inicial de unos 100 quisiera seguir reuniéndose con voluntad
efecto “free-rider”, es decir
de organizarse y actuar. dejar que los demás luchen y
aprovechar los beneficios del
Las acciones iniciales eventual éxito sin exponerse
a los riesgos de la lucha. La
predisposición de cada uno
Las primeras tímidas formas de protesta son decididas en esas re- a la lucha depende de varios
uniones informativas a mediados de febrero de 2002. Mucha gen- factores entre ellos los costos
de la pasividad, que es distin-
te tenía una resistencia y prejuicios muy arraigados respecto de la to para distintos grupos, y
protesta pública por lo que los entrevistados recuerdan que en las también de la tolerancia a los
primeras no se llegaba a una veintena de personas que se limitaban costos de la lucha, la valora-
ción de beneficios simbólicos
a cantar la consigna “Chorros, devuelvan los ahorros” en el frente
más allá del éxito concreto,
de algunas entidades. Muchos ahorristas mantenían una distancia etc. (véanse Elster, 1993, y
prudente de los acontecimientos desde la vereda de enfrente. Pero Lichbach, 1997).

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 131 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
la respuesta de los bancos motorizaría rápidamente una dinámica
de radicalización. Los directivos no recibían a los manifestantes ni
los dejaban entrar a los locales ni siquiera para realizar trámites
bancarios comunes y, por si fuera poco, llamaban a la policía que
empezaba a aparecer generando gran indignación. Así es que de
las primeras expresiones “pacíficas” que fueron seis o siete marchas
en febrero se pasa al cacerolazo, los huevazos y a golpear las vidrie-
ras. Todos coincidían en que la canalización de la bronca les ha-
bía hecho muy bien y que había que seguir. “Después de la primer
marcha que participé que tiramos huevos, pude dormir esa noche”,
dirá Basilio uno de los primeros participantes. En las reuniones co-
menzaba a aparecer la idea de que “por gritar no nos van a dar ni
la hora” y se proponía la estrategia de “no dejarlos en paz”. Sobre
esta base se aceptó la idea de que se “hagan recorridas” por la zona
bancaria escrachando por algunos minutos varios bancos. En una
de esas recorridas varios manifestantes habían llevado verduras y
frutas podridas para tirar. Pedro, uno de los iniciadores y líderes
del incipiente movimiento tira una sandía a una vidriera del Banco
del Lavoro que ya estaba rota y la policía que hasta ese momen-
to se había mantenido expectante limitándose a impedir que los
manifestantes se acercaran a las vidrieras de los bancos, interviene
para llevarlo detenido lo que genera la inmediata reacción de todos
los presentes que tratan de impedir que se lo lleven, se producen
forcejeos y finalmente la manifestación se traslada hasta la comisa-
ría céntrica y permanecen allí hasta que es liberado. En este hecho
tenemos un primer intento de control represivo de la protesta por
parte de los aparatos del Estado mediante una estrategia de “disua-
sión” utilizando la persecución judicial: el detenido es procesado y
varias veces tiene que ir a declarar, la policía busca testimonios en
15 La elección del detenido el barrio de residencia del procesado que permitan incriminarlo
no fue arbitraria, según los de algo, etc.15 “Muchos manifestantes de ese entonces dejaron de
testimonios recogidos, la po-
venir por miedo a ir presos”, recordaba Pedro, el mismo detenido.
licía no detuvo al verdadero
responsable de la rotura de Según un jefe policial entrevistado, las primeras órdenes eran “li-
la vidriera y sí detuvo al que berar la entrada y salida, impedir las tomas de bancos y prevenir la
era uno de los “cabecillas” infiltración de la protesta por parte de activistas y piqueteros [sic]
visibles y organizadores. En
este sentido se trata de una evitando la confrontación física”. Los bancos comienzan a insta-
represión blanda, legal, se- lar chapones sobre las vidrieras y entradas y la policía comienza
lectiva, y preventiva en térmi- a instalar vallas en algunos bancos para que los manifestantes no
nos de D. Della Porta (en Mc
Adam et al., 1999) que busca
pinten las fachadas.
amedrentar y desincentivar
la participación en la protes- La maduración del escrache como “estrategia” de guerra
ta persiguiendo a los líderes
visibles de la misma, y tratan-
do de evitar costos de opinión Las protestas rápidamente asumen formas agresivas. La necesidad
pública para las autoridades. de desahogo individual se combina con la certeza de que sin “hacer

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 132 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
mucho quilombo” no iba a haber ninguna respuesta. La amenaza
del fiscal y la policía de procesamiento por “daños” a la propiedad
privada fue tomada muy en cuenta y se decidió “no romper” nada.
“No éramos como los de capital que iban a las puertas y trataban
de romper todo... nosotros pensábamos qué era lo que más conve-
nía sin arriesgarnos”, decía Juan Carlos. Así es que los principales
impulsores de la protesta “nos desvelábamos pensando qué malda-
des hacer para torcerles la mano a estos h... de p...”, decía Jerónimo.
“Basilio me llamaba a las 2 de la mañana para contarme que se le
había ocurrido hacer esto o lo otro...”, recordaba Juan Carlos. Poco
a poco los escraches de ruido, pintadas en vidrieras y eventualmen-
te huevos o fruta podrida, se convierten en una suerte de pesadilla
para empleados, policías y clientes de los bancos escrachados: la
idea era no solo ensuciar sino “hacer que los bancos no puedan
trabajar”, “si nosotros dejamos de trabajar para luchar por lo que es
nuestro ellos también van a tener que dejar de trabajar”, “tenemos
todo el tiempo del mundo para amargarles la vida”, decía la esposa
de un ahorrista.
Las marchas empezaron a estar numeradas por pancartas lo que
anunciaba la decisión de sostener la lucha en el tiempo como ele-
mento adicional de amedrentamiento: la pulseada por la capacidad
de resistencia al desgaste es un elemento central en la generación
de “efectos de incertidumbre” en escenarios de confrontación agu-
da (Tarrow, 1997). En ese punto el escrache se empieza a convertir
en una estrategia de boicot, no es que se intenta solo “peticionar”,
“expresar” el agravio y la injusticia a la opinión pública, desaho-
gar la bronca, sino que comienza a ser pensado y organizado para
obstaculizar, impedir o sabotear el normal funcionamiento de las
entidades bancarias. Se decide dejar de lado los escraches breves
itinerantes y hacerlos en una o dos entidades por vez pero pro-
longados e intensos. Se utilizan varias modalidades generalmente
combinadas: desde el bloqueo de la entrada al banco, el intento de
“toma” del banco para hacer un cacerolazo dentro del mismo, el
“cierre” simbólico del banco “alambrando” la puerta de entrada,
el “oscurecimiento” del banco pintando o tapando con papeles to-
dos lo ventanales y, finalmente, hacer insalubre el local vertiendo
toda clase de porquerías en la puerta o hall de entrada: bosta ani-
mal, basura domiciliaria, restos industriales putrefactos de frigorí-
ficos, pescaderías, leche cuajada, sangre, verduras, aceite de motor
quemado, etc., de manera tal que no puedan abrir la puerta por el
olor insoportable y la suciedad. Testimonios de empleados banca-
rios recuerdan que algunos compañeros “vomitaban en los baños
o se descomponían... alguno vomitó hasta en el mismo mostrador”,
“el banco tenía que pagar empresas de limpieza y aun así el olor

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 133 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
al otro día era insoportable”, “una vez el banco no pudo abrir por
un día entero”, “muchas compañeras temían ser agredidas y tenían
crisis de llanto y ataques de pánico”.16 El “sabotaje” a los carteles de
cada banco, la satirización del nombre del banco fue también un
recurso generalizado y muy impactante para los directivos banca-
rios. Un delegado sindical bancario nos decía que el gerente de la
sucursal del Banco Río no se molestaba tanto que pintaran y ensu-
ciaran como se desesperaba cuando sobre el cartel del banco pinta-
ron: “Me RIO de la gente”. En el Boston lo reemplazaban por otro:
“Bosta Bank”; en el HSBC “Hediondo Sistema Bancario Corrupto”;
en el Citi “Citiquedan con tus ahorros”. La aparición de algunos
cronistas de medios europeos (holandeses, franceses, españoles)
llevó también a que muchas pancartas se escribieran en inglés de-
nostando los nombres de los bancos extranjeros.
Este tipo de escraches comenzó a tener una fuerte cobertura
en los medios lo que motorizó una mayor participación de gente
en los escraches como espectadores (“se paraban los autos para
ver”, “bajaba la gente de los edificios”, “nos aplaudían”). Los acti-
vistas del movimiento eran seguidos desde la vereda de enfrente
por centenares de curiosos que los vivaban y aplaudían. También
intimidaba a algunos directivos que comenzaron a escuchar re-
clamos y recibir petitorios, incluso algunos gerentes hasta llega-
ron a salir y tratar de hablar con los manifestantes. Pero sobrevi-
nieron toda una serie de nuevos de desafíos para el movimiento:
decidido rechazo de los empleados bancarios, intervención de
fiscales y nuevas órdenes de control de la policía, roces con clien-
tes particulares que muchas veces quedaban “entre dos fuegos” y
no podían a veces ni siquiera salir de los locales bancarios. Hacia
mayo de 2002 las instrucciones de los fiscales para la policía con-
sistían en no dejar acercarse a las puertas, mantener una distan-
cia de un par de metros, prohibir golpear instalaciones y pintar
16 Es especialmente dra-
o ensuciar. La policía advertía con antelación a los manifestantes
mático el testimonio de un
empleado bancario del hsbc que si no acataban estas condiciones podían ser detenidos. La
que cuenta que durante un guardia de infantería con su presencia intimidante se hacía pre-
escrache sonó una alarma de sente en algunos operativos poniendo en contraste un grupo de
incendio en la sucursal por un
problema eléctrico que esta- medio centenar de cabezas canosas y mujeres pertrechadas con
ba produciendo humo y acu- cucharas y cacerolas con los guardias con sus bastones y escudos
dieron los bomberos, pero los delante de la puerta de los bancos. Es en este punto en que la lu-
ahorristas no dejaron entrar a
los bomberos ni salir al perso-
cha se comienza a plantear de manera estratégica: los integrantes
nal porque pensaban que era del movimiento comienzan a evaluar alternativas de acción que
una maniobra para “desviar la sin exponerlos directamente a la represión permitan proseguir
atención” sobre el escrache.
las presiones sobre los bancos. Además ahora aparecía el aliciente
Solo la intervención policial
permitió salvar la angustiosa de que el Juzgado Federal de Mar del Plata comenzaba a conceder
situación. tímidamente los primeros amparos presentados por ahorristas

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 134 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
que obligaban a los bancos a devolver los depósitos, lo que refor-
zó la militancia y la participación en las protestas.
Las respuestas estratégicas a las nuevas restricciones y el control
policial fueron varias: a) maniobras distractivas o evasivas para elu-
dir el control policial: anunciar el escrache a determinada entidad
e ir a otra; empezar a marchar en una dirección y luego cambiar;
escrachar por sorpresa sucursales en barrios fuera de la zona ban-
caria céntrica. Realizar la toma de bancos por sorpresa ingresando
como clientes individuales e ir ocupando los halls centrales hasta
que al llamado de uno se sacan de entre las ropas pitos, altavoces
y cacerolas y se comienza un cacerolazo dentro del banco ante la
desesperación de la policía y la seguridad interna del banco. En
una ocasión se organizó una mateada en el piso del banco y en otra
ingresaron también hijos y nietos de los ahorristas haciendo una
suerte de conferencia de prensa dentro del banco. b) Acatar las res-
tricciones policiales pero reemplazarlas por medios equivalentes:
“no se puede golpear vidrieras, entonces llevamos chapas o metales
que arrastrábamos con sogas o sirenas que son peores”; “no po-
díamos pintar vidrieras, llevábamos papel de diario y pintábamos
sobre el papel de diario pegado a la vidriera”; “pintábamos la vere-
da o tirábamos las porquerías en la vereda”, “simulábamos que po-
níamos bombas” que eran unas pelotas de telgopor pintadas con
una mecha que tenían petardos adentro. c) También comenzó una
suerte de “modus vivendi” con los jefes policiales de los operativos:
“La relación con la policía comenzó a ser buena, nos pedían que
alternáramos una marcha ‘liviana’ con una ‘pesada’ para no tener
que convocar operativos de mayor envergadura y que mientras no
hubiera daños a la propiedad privada no tendrían que intervenir...
La policía a veces hablaba con alguno de nosotros y nos pedían que
‘calmemos’ a alguno de los más exaltados”, testimonia Pedro. d) Se
comenzaron a escrachar a los gerentes en sus domicilios particula-
res que realizaban maniobras para no cumplir con los oficios judi-
ciales de amparo concedidos por la Justicia o que persistían en no
dialogar o recibir petitorios para resolver los casos más urgentes:
personas enfermas, de edad muy avanzada, etc. Los escraches do-
miciliarios fueron muy conmocionantes. En algunos casos se llegó
a la malicia de escrachar el día del cumpleaños del gerente con los
ahorristas disfrazados con gorros, pitos, matracas y una torta. Aun-
que no se realizaron actos de violencia, se pintaban veredas, se ha-
cían “maldiciones” públicas, se dejaban “cruces de sal” en la puerta
de la casa, se pintaba el nombre del gerente y la leyenda “asesino”.
Los escraches eran difundidos por la televisión local que daba el
nombre y apellido del gerente. La efectividad de esta medida no se
hizo esperar: algunos gerentes no solo comenzaron a recibir a los

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 135 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
ahorristas sino que hasta cumplían con los amparos. Otros como
el del Citi Bank fueron trasladados de sucursal por el mismo banco
y otros pedían el traslado. Uno de los escraches personales más es-
pectaculares fue el de una gerente del Galicia que se había realizado
un implante estético mamario. Mediante la información brindada
por alguien del personal de salud que la atendía –que también era
un ahorrista estafado– les dio la oportunidad de realizar un escra-
che tanto en su domicilio particular como en la sucursal que diri-
gía disfrazando a varias de las mujeres del movimiento con “ubres
de vaca” de utilería y pintaron la consigna: “Te hiciste las tetas con
nuestros dólares”. La gerenta fue trasladada de sucursal e incluso
se mudó de la ciudad. f) La decisión de seleccionar bancos en vez
de hacer escraches en serie, permitió también dar al escrache una
doble función reivindicativa: por un lado presionar públicamente
para una solución general pero también contemplar algunos recla-
mos particulares, los “casos urgentes” de carácter humanitario. Los
ahorristas seleccionaban aquellos bancos que tenían alguno de es-
tos casos y los presionaban con la idea de que si cedían resolviendo
los casos urgentes “no los escrachaban más”. En varios casos esta
estrategia era exitosa ya que los gerentes optaban por “sacárselos
de encima” en muchos casos por depósitos de poco dinero. Este
aspecto “humanitario” de la acción colectiva: la movilización de un
grupo a favor del reclamo particular de algún miembro, generaba
17 A los efectos de que el ofi- un gran sentido de la solidaridad interna. Una anécdota famosa
cial de justicia encargado de fue la amenaza de velar al fallecido en la puerta del banco si no
ejecutar los amparos no en-
contrase dinero en el tesoro le pagaban a la viuda, lo que fue casi inmediatamente concedido.
de las entidades bancarias, g) Acciones para neutralizar las maniobras dolosas de los bancos
los gerentes disponían que para evitar la ejecución de los cobros por mandamiento judicial de
sin registro alguno, el dinero
“pernoct[as]e” en bolsas no
los amparos. Tanto en las entrevistas al juez Federal Dr. A. López,
identificadas en camiones como al juez de Cámara Dr. Tazza, hay un reconocimiento de los
de caudales, o que pasease medios ilícitos17 a los que recurrieron varios bancos para no cum-
por la ciudad hasta en tanto
plir con los mandamientos judiciales.
se retirasen los funcionarios
judiciales. Otras veces hacían La primera reacción ante las limitaciones policiales a las pro-
que los empleados las oculta- testas fueron “la marcha de las mordazas” en la que unas 150 per-
ran en sus ropas, y hasta en sonas “escrachaban” amordazadas con gestos y pancartas pero en
los baúles de automóviles. En
una oportunidad un gerente absoluto silencio antes de empezar con un cacerolazo atronador.
que ocultaba en su propia ca- La buena repercusión llevó a profundizar esta tónica de la teatra-
sa dinero del banco, no recor- lización que culminó en una suerte de canon de escrache-parodia
daba uno de los tantos escon-
drijos donde lo había dejado.
y de la tematización del escrache: la imposibilidad de canalizar el
Ante esto los ahorristas trata- descontento a través de formas “agresivas” de escrache los llevó a
ban de impedir que salieran o depurar las manifestaciones y elaborar mucho más los repudios. Ya
cargaran los camiones de
no se trataba de pensar “meras maldades” para “no dejarlos en paz”,
caudales antes de la llegada
de los oficiales de justicia con sino incrementar su atractivo para los medios audivisuales y la opi-
los mandamientos de pago. nión pública, sin dejar de dañar la imagen de los bancos. Así cada

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 136 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
marcha empezó a tener un tema que vilipendiaba los banqueros y
las instituciones bancarias, a sus directivos, asociado a fuertísimos
cuestionamientos a autoridades políticas nacionales, incorporan-
do elementos del escenario político nacional e internacional. Las
parodias eran escenificaciones que requerían disfraces, vestuario,
maquetas o cierta escenografía, y todo tipo de recursos muchos de
ellos de gran espectacularidad. Sorprende la enorme predisposi-
ción de gente mayor para participar en estas teatralizaciones supe-
rando el temor al ridículo y las elevadas exigencias desde el punto
de vista psicofísico. Sorprende también el entusiasmo del público:
hay testimonios que turistas de vacaciones que no participaban en
sus ciudades de residencia se acercaban a los escraches y las reunio-
nes de ahorristas de Mar del Plata.
La serie de parodias se prolongó durante más de un año con
una creatividad y variedad de formas de realización que sorprende
por la tenacidad y la frecuencia semanal. También sorprende la ha-
bilidad para combinar los motivos reivindicativos del movimiento
con situaciones políticas, otros sectores sociales y hasta el contexto
internacional.
Algunas de las parodias más destacadas fueron: “La chorri-
ceada” donde hicieron chorizos a la parrilla en la vereda del Citi
y convidaban a los transeúntes y hasta los empleados del banco y
los periodistas; “Me llamo Curralito” donde marchaban en paños
menores encerrados en una cerca plástica; “El bono fecal”, especta-
cular teatralización –con ambulancia, camilla con suero, vestimen-
ta médica– de una operación quirúrgica en la puerta del Galicia
en la cual le extraen a un ahorrista los intestinos (en realidad eran
“chinchulines”) para sacarles los “bonos fecales” que eran los Letes
que en ese momento Lavagna proponía como forma de cancelar
las obligaciones con los depositantes; “Bin Laden no te olvides del
Citi”, en la que un ahorrista con disfraz de Bin Laden desde la pla-
taforma de una grúa portuaria le apunta al Citi con una “bazooka”
y le lanza una “bomba de pintura”; “Operación Salam Hussein
Tormenta de los Bancos”, donde disfrazados de militares iraquíes
juzgan y condenan a fusilamiento a políticos y banqueros argenti-
nos (el simulacro de fusilamiento incluyó sangre de utilería); “Los
cavernícolas”, donde disfrazados de los Picapiedra con máscaras
de Duhalde, Menem, De la Rúa, intentan entrar a un banco con un
ariete que en la punta tiene la “cabeza de Duhalde”; “La gran caga-
da”, donde en un inodoro gigante tiraban “excrementos” con las
caras de Duhalde, De la Rúa, Cavallo y Menem, y con papel higié-
nico desenrollado envolvían las fachadas de los bancos; “La verdu-
lería”, donde disfrazados de verduleros colocaron cajones de fruta
en la puerta del Banco Credicoop y empezaron a despachar frutas y

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 137 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
verduras pero bautizadas con nombres de bonos, bocones, etc.; “El
remate del Banco” donde subastan al mejor postor al Banco Credi-
coop; “El funeral” donde marchan en silencio vestidos de luto sos-
teniendo un cajón con la leyenda “Sistema Bancario QEPD”; “Nos
dejaron en bolas”, salen en paños menores pero asoman “huevos
de avestruz” debajo de los improvisados taparrabos; “Los recién
estafados”, un casamiento donde llegan a la puerta del banco en
mateo y luego se baila el vals de los novios en plena avenida Inde-
pendencia; “El circo”, donde el dueño del circo (también víctima
del corralito) concurre con las jaulas de animales, malabaristas y
zanquistas; “La crucifixión en semana santa”, donde un ahorrista
en la cruz comienza a descomponerse en serio aunque al principio
creen que es una actuación y terminan llamando al médico; “Los
chupasangre”, con disfraces de banqueros vampiros a los que los
ahorristas persiguen mostrándoles una Constitución (en vez de un
crucifijo).
Para manejar también tonos dramáticos, en algunas ocasiones
se conmemoraba el fallecimiento de dos ahorristas donde se co-
locaban fotos de los fallecidos en las vidrieras de los bancos y las
viudas y familiares vestidas de negro hablaban sollozando con los
periodistas.
La lógica de “no dejarlos en paz” ahora se matizaba con “si ellos
no nos toman en serio, nosotros tampoco”. El escrache perdía es-
pesor dramático y violencia pero ganaba en simbolismo, atractivo
para públicos amplios y para los medios masivos. Muchas parodias
se hacían en horarios arreglados con los cronistas para poder ser
trasmitidos en vivo. El canal Crónica TV tenía una cobertura de lo
que hacían los ahorristas en Mar del Plata mayor a la que le daban
a los propios ahorristas de la Capital Federal.
La parodia y la tematización con la inclusión de críticas polí-
ticas y sociales permiten una enorme ampliación de los destina-
tarios de los mensajes y es la sociedad marplatense la que se ve
interpelada por la protesta y a la que suma adhesión espontánea
y sobre todo colaboración con las protestas: “se nos podía ocurrir
cualquier cosa que decíamos: ¿qué necesitamos?, ¿a quién se la
pedimos? y siempre la conseguíamos, la gente se portó muy bien
con nosotros”, recordaba Pedro. Prácticamente en la sociedad y la
política marplatense, incluyendo al periodismo local, no se escu-
charon voces críticas hacia la protesta y sus formas y los ahorristas
fueron recibidos por el Consejo Deliberante, por el Intendente, y
también por el Juez Federal a cargo de los pedidos de amparo y por
la Cámara Federal de Mar del Plata. El intendente D. Katz apenas
tuvo algún suave encontronazo por las jaulas de animales del circo
en la vía pública.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 138 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
Solo el gremio bancario a través de miembros de varios delega-
dos e integrantes de la comisión directiva cuestionaban de mane-
ra cuidadosa las formas agresivas de las protestas que resultaban
“riesgosas” para la integridad física y psíquica de los empleados
bancarios, pero apoyando el reclamo de los ahorristas. Al principio
los ahorristas emblocaban como antagonistas a los empleados ban-
carios, algunos les hacían gestos y los insultaban desde las vidrie-
ras, una vez apareció un cartel: “Bancarios urgente: solicitar plan
trabajar”, pero tempranamente primó la tesitura de separar a “los
banqueros” de los bancarios y de iniciar conversaciones con la Aso-
ciación Bancaria para limar asperezas y no incurrir en formas de
protesta que tengan riesgos para los empleados. Producto de esas
reuniones se sacaron comunicados apoyando a empleados banca-
rios despedidos del Scotia Bank, se realizaron aplausos a bancarios
que estaban en conflicto con algunos bancos y en los escraches se
pedía disculpas a los empleados. Este punto es importante porque
las patronales bancarias intentaron conjurar algunos escraches y,
sobre todo, evitar afrontar los mandamientos de amparo, pidién-
dole al sindicato que decretara paros. Así es que la idea de desviar
la presión desde las instituciones bancarias y sus autoridades hacia
“los empleados bancarios” y el sindicato, el ardid de apelar al “po-
bre contra pobre”, no dio resultados. Además el gremio comenzó a
advertir a las patronales y a exhortar a los empleados que no cola-
borasen con las maniobras ilícitas para evitar el pago de los ampa-
ros concedidos por la Justicia.

Declive y autodisolución

La última etapa de declive de la acción colectiva viene de la mano


de dos factores. Un factor decisivo era la devolución de los depósi-
tos al salir los amparos que en forma cada vez más acelerada bene-
ficiaba a los miembros del movimiento. Aquí claramente se ven las
dificultades para resolver el dilema del rebelde y mantener la parti-
cipación una vez que se alcanzan los beneficios individuales espe-
rados. “Muchos, a medida que iban cobrando, venían cada vez me-
nos y no se involucraban en los escraches... te daban excusas tontas
si no venían y si venían se quedaban calladitos en un costado sin
hacer nada”, recordaba Susana. Esto generaba gran malestar entre
los que seguían participando y los que todavía no habían cobrado
lo que resintió algunas relaciones interpersonales. Hacia fines del
2003 era visible una reducción en la cantidad de participantes: al-
gunos escraches no llegaban a las 10 personas.
Otro factor contextual es el cambio de expectativas con la relegi-
timación electoral de las autoridades, la salida de Duhalde que era

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 139 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
el más odiado “enemigo” de los ahorristas y el arribo del Dr. Kirch-
ner, a lo que hay que agregar la defraudación que había provocado
la participación electoral de Nito Artaza en la ucr (líder indiscutido
de los ahorristas de todo el país). Los ahorristas tuvieron una fuerte
posición “anticlase política tradicional” en los escraches en la época
de campaña, pero afrontaban la dificultad de que ninguna fuerza
política ni candidato había incluido sus reivindicaciones en su agen-
da electoral. Luego de la victoria de Menem fueron a escrachar el
local partidario marplatense del menemismo. A Kirchner luego de
asumir, lo parodiaron como un avestruz con la cabeza enterrada en
la vereda de un Banco para significar que no los recibía ni se pronun-
ciaba sobre el tema. Sin embargo, el cambio en el contexto político
de alguna manera ahuyentó a algunos participantes activos.
Para marzo del año 2004 prácticamente se había efectivizado el
pago del 95% de los amparos y se habían concedido judicialmente
la totalidad de los casi 90 mil recursos solicitados. Ante el hori-
zonte de un cumplimiento total del cobro de los amparos el grupo
decide disolverse “triunfalmente” al haber alcanzado el objetivo.
El acto que acompañó a la última marcha Nº 172 se realizó frente
a la Cámara Federal e incluyó la presencia del intendente D. Katz,
de Nito Artaza y de varios dirigentes políticos, sociales y sindicales
locales, entre los que estaban el Secretario General del gremio ban-
cario. Simbólicamente “quemaron” las “armas de guerra” como le
decían a las pancartas, cacerolas, chapas, disfraces, etcétera.

El enmarcamiento del corralito y del


escrache: el punto de vista del actor18
La visión del “corralito” como ciudadano y no como ahorrista
18 Agradezco en este tópico
las contribuciones del licen- Es interesante constatar en los testimonios de los ahorristas tanto
ciado Diego Maman en el
análisis del discurso de los participantes como no participantes, que casi todos enmarcan el
miembros del movimiento problema de la confiscación de sus ahorros en un problema “histó-
(Maman y Gomez, 2008). rico” de la Argentina: “la impunidad” de los poderosos (banqueros
19 Los escraches eran vividos

como un intento de “perfo- y políticos) por un lado y el “desamparo” de “los que trabajan y
rar” esta inexpugnabilidad creen en el país” por el otro. El corralito es el detonante de una per-
que se metaforizaba en los cepción de la exterioridad inexpugnable del poder económico19
chapones en las vidrieras de
los bancos. El escrache era un
frente a “los ciudadanos de a pie”. La idea de que los poderosos no
acto justiciero que apuntaba cayeron en el corralito es generalizada: “A ellos los bancos les avisa-
a contrarrestar esa impunidad ron y se llevaron la plata afuera”, era una creencia unánime.
percibida. Es en este punto
Los testimonios femeninos no vacilan en utilizar la palabra “vio-
que hay una continuidad de
sentido con la experiencia de lación”: “Que te hagan esto y que después ni te quieran atender...
la agrupación HIJOS. te sentís violada”, dice la esposa de Pablo. “Que sea el Estado el que

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 140 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
permita semejante cosa... te hace sentir violada por tu propio pa-
dre”, dramatiza Marta. “Ver que el Estado es el primer ladrón te in-
digna”, dice Guillermo. En este sentido se puede entender por qué
la leyenda de la bandera que identificaba al movimiento era “Ciu-
dadanos Estafados de Mar del Plata” y no “ahorristas”, poniendo
en primer plano un lugar de enunciación como sujetos integrantes
de una comunidad política y no como un grupo de interés o reivin-
dicaciones económicas sectoriales. La persistente satirización de si-
tuaciones políticas y sobre todo el intento de incidir en la opinión
pública marplatense –para que “no voten a los políticos de siem-
pre”, “voten con memoria”, eran algunas de las consignas– en los
días previos a las elecciones de marzo del 2003 muestran esta veta
“ciudadana”. En el mismo sentido iban las frecuentes colectas y ac-
tividades solidarias conjuntas con comedores barriales, hospitales,
escuelas, los inundados de Santa Fe y hasta grupos piqueteros con
los que compartieron también algunas marchas, a pesar de que las
opiniones respecto de los movimientos piqueteros estaban lejos de
ser unánimes y varios de los entrevistados vuelcan opiniones nega-
tivas sobre los grupos de desocupados que luchaban por planes so-
ciales en ese momento: “son vagos”, “manipulados políticamente”,
“activistas”, o simplemente “son otra cosa”.

Autopercepción del grupo

Aunque se tenía prohibido hablar de “montos” depositados, la


mayoría de los entrevistados tenía una percepción de la diversidad
social presente en la composición del grupo que incluía “grandes
ahorristas” o incluso “especuladores de la patria financiera”. Pero
también era general la percepción que la gran mayoría de parti-
cipantes eran de bajos recursos o trabajadores jubilados a los que
“desposeyeron de los ahorros de toda su vida”. El rasgo más salien-
te eran las edades avanzadas que abrían interrogantes acerca de la
factibilidad de iniciar una lucha, y por otro la existencia de gran
disponibilidad y dedicación de tiempo y esfuerzo que mostraban
“los abuelos”. “Claro, los empleados o profesionales atrapados en el
corralito no podían estar mucho tiempo pendientes de esto, tenían
que laburar. Pero los viejos tenían más tiempo y estaban mucho
más envenenados... Para muchos esa plata eran no solamente los
ahorros de su vida sino también una forma de solventar gastos de
salud, completar las magras jubilaciones...”, decía Pedro. Otro fac-
tor nítidamente percibido era la falta de experiencia previa. El nivel
de participación política de los miembros era casi nula: “Nunca...
alguna que otra vez fui a una marcha, pero en general no participa-
ba en nada…”; “Jamás me hubiese imaginado que podía hablar en

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 141 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
público”, “yo cuando estudiaba, participé de alguna marcha pero
nada mas”; “No solo no había participado en nada nunca, sino
que nunca me imaginé que iba a salir a la calle, me iba a disfra-
zar, tirar basura...”, fueron testimonios recogidos una y otra vez. Es
muy interesante el testimonio de Alicia, de mediana edad, que en
las primeras reuniones “rechazaba la idea de salir a protestar, me
parecía que no era el camino, siempre lo había criticado... Hasta
que la primera vez que fui a repartir volantes con la convocatoria
a una reunión de ahorristas en la puerta del banco, y salió alguien
del banco y me increpó para que me fuera... finalmente le dijo al
policía que me sacara... me indigné tanto... empecé a los gritos... al-
guien llamó a mi marido que vino a buscarme... A partir de ese día
estaba dispuesta a todo”. La misma dinámica de la lucha cambia
las predisposiciones y las expectativas. Quizás hasta pueda decir-
se que la fuerza movilizadora de la “indignación” es mayor entre
los que carecen de experiencias previas. Otro aspecto movilizador
para aquellos adultos más jóvenes (que en general eran los líderes
o voceros del movimiento) era justamente la voluntad demostra-
da por los viejos: “Yo veía a esas abuelas y decía cómo no voy a ir
yo también... me avergonzaba de pensar de quedarme en mi casa
mientras los viejitos iban a las marchas”, decía Juan Carlos.
La decisión de organizarse y salir a las calles, aceptando el desa-
fío de la exposición pública y el compromiso de la participación es
un proceso que lleva a los sujetos a confrontar consigo mismos: “Al
principio uno es uno y su problema”; “En un primer momento... la
soledad nos paralizó”; “Mucha gente, incluso familiares... te decían
¡jodete!, aguantate, ¿cómo no te diste cuenta?...”; “Acá nadie quie-
re pasar por boludo... entonces mucha gente que en su momento
no decía nada después resulta que también estaba atrapada en el
corralito y presentaba su amparo aunque siempre nos había cri-
ticado”, son varias de las expresiones recogidas en las entrevistas.
La autoimputación de la responsabilidad por lo ocurrido (“ser cré-
dulo”, “boludo”) como primera reacción, y el sentimiento fatalista
de “ser uno contra el mundo” solamente se disipan con la acción
mancomunada y el compartir colectivamente el problema.20

La vivencia de la lucha callejera


20 Vale recordar el “error ini-

cial de atribución” estudiado


La liberación cognitiva, el paso de la indignación impotente y soli-
por Ross (véase McAdam, taria a la esperanza de una lucha compartida, culmina en la viven-
1999) y también el “Estatus cia de la práctica callejera del escrache. El sentido de “alteridad”,
naciente” (Alberoni, 1991),
de ser otro, aparece testimoniado varias veces: “En las marchas
como una exploración de las
fronteras posibles dentro de me sentía ‘desdoblada’... que podía hacer lo que cotidianamente
un contexto histórico. no hago”; “Vos no sabés lo que era el tano cuando empezó... no

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 142 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
se animaba ni a hablar en las reuniones...”; “Mucha gente te decía:
¡esto me arruinó... pero me cambió la vida!”; “F... que era un viu-
do ‘amargado’, un tipo grande... hasta consiguió novia”; “Ayudaba
mucho el clima entre nosotros, el sentido del humor que es nece-
sario para no derrumbarse... Cualquiera traía las ideas más dispa-
ratadas, la tomábamos y le íbamos dando forma con los aportes de
todos”. La desinhibición, el desahogo de la agresividad contenida,
y experimentar la solidaridad grupal y el apoyo de la ciudad, son
vistos como verdaderos transfiguradores de la personalidad.
La creatividad de los escraches puede comprenderse en el marco
de un dispositivo colectivo donde se permite que la indignación va-
gue libre e incontenible hasta romper con la lógica de los repertorios
conocidos. El nomadismo (Deleuze y Guattari, 1992) de la asociación
libre de ideas para perpetrar y planificar los escraches rompe con el
sedentarismo inercial y permite que los que se sintieron ahogados
en la intolerancia de la impunidad, comiencen a respirar dejándose
asaltar impunemente por la intolerancia hacia lo establecido.
Los participantes, expuestos a los fogonazos de las cámaras foto-
gráficas y las pantallas de televisión, sintieron un grado de exposi-
ción pública no imaginada y en muchos casos ni siquiera deseadas,
pero que les permitió encontrar fuentes alternativas de autoestima
y confianza: “La gente me reconocía en un colectivo, en un boliche,
y me saludaba y me daba ánimos”; “Hasta había familiares de mi
provincia que nunca me llamaban y me vieron en Crónica TV y me
llamaban...”. La representación de que la lucha había sido “histórica”
también aparece en algunos testimonios no solo aludiendo al hecho
de que “en Mar del Plata nunca se había visto nada igual”, sino a la
cuestión de que “lo que hicimos es un ejemplo para todos, especial-
mente para los más jóvenes... hay que perder el miedo a juntarse y lu-
char por lo que es justo”; “Al menos que mis nietos digan ¡esta vieja
luchó por algo!”, decía Delia con sus siete décadas.

Conclusiones
Como vimos, en el caso del maemp, la protesta fue convirtiéndose
en una pulseada estratégica compleja, dilatada en el tiempo, con
golpes y contragolpes entre movilizados, bancos, bancarios, poli-
cía, justicia, política, medios de comunicación y hasta turistas, etc.
Muchos de estos mismos protagonistas entrevistados espontánea-
mente caracterizan lo ocurrido con la palabra “guerra” (Pedro, Juan
Carlos, el mismo juez López mencionan esta palabra para contar
lo vivido). Hay varios rasgos que aproximan este proceso de lucha
a una situación bélica o de “combate abierto”: a) los ahorristas se

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito 143 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146
plantean un objetivo irreductible no negociable y no conmutable
ni compensable: la devolución íntegra de los depósitos en la mo-
neda de origen y consideran la confiscación “un robo” inadmisible
que excluye cualquier clase de “reconocimiento” o “legitimidad”
a la medida; b) para lograrlo en determinado momento definen
que se trata de una pulseada de fuerzas –y no de razones–, es de-
cir se plantean medios coactivos como medio válido para alcanzar
el objetivo;21 c) muestran estar dispuestos a sobrellevar todos los
obstáculos e impedimentos que se les oponen (voluntad de luchar);
y d) utilizan la astucia o el razonamiento estratégico para canalizar
el uso de la fuerza coactiva para imponer su voluntad.22 El hecho de
que se hayan verificado fallecimientos entre los movilizados y gente
que se enfermó gravemente muestra que el elemento de “arriesgar”
la vida en la lucha propio de la guerra no estuvo tampoco ausente,
al menos de manera indirecta, simbólica o metafórica.
La misma terminación del conflicto anunciada mediante un
concurrido acto público reviste la forma típica de rito de armisti-
cio, de paz y de superación de los agravios.
21 Aludimos aquí a la lógica
En este sentido “guerrero” y estratégico, la utilización de reperto-
típica de la guerra, según lo rios tipificados como el escrache no tienen solo propósitos “expresi-
planteara magníficamente vos” (“si no hay justicia, hay escrache” decían los introductores de esta
Foucault (2000), si la lucha
modalidad en la Argentina, la agrupación HIJOS) sino “instrumenta-
comienza por el intento de
imponer una verdad invocan- les”, es decir, forzar a los bancos, al poder judicial y político a devolver
do la razón del “derecho” y la los depósitos incautados, haciendo insostenible el “no pago”.
“justicia” es decir buscando Para los ahorristas, el recurso a la acción colectiva beligerante
la aceptación de la legitimi-
dad en un marco común de aparece como estrategia frente a una situación de “desamparo”,
creencias y procedimientos de “desprotección” o indefensión ante las fuerzas operantes en los
compartidos, en el transcurso campos de la política-Estado, y del dinero-Bancos. En este sentido
de la guerra desaparece la
ilusión en un marco compar-
podría decirse que en la visión de los protagonistas se trató de una
tido y es la lucha misma la “guerra de legítima defensa”. El poder inexpugnable de la “movi-
que se va convirtiendo en la lidad” evasiva y misteriosa del dinero (Lewcowicz, 2002) ejercido
fuente del derecho y la justi-
por los bancos a través de su “fuga”, era enfrentado mediante el
cia: la voluntad de perseverar
en la lucha, la persistencia, la escrache entendido como asedio o bloqueo “inmovilizador” del
masividad de los apoyos, las banco: nadie ni nada podía entrar y salir. El recurso a la visibilidad
vacilaciones de los adversa- mediática favorecía también la radicalización de los repertorios en
rios, sus divisiones, el coraje
de las fuerzas propias y las una estrategia de penetración en las agendas de los medios visuales
miserias y genuflexiones de de comunicación de masas, asociando el reclamo por los ahorros
las del enemigo, etc. son la con otros temas instalados en la agenda pública y mediática (desde
muestra de la “verdad”, y se
convierten en la fuente sus-
la guerra de Irak hasta las elecciones del 2003). Aunque las expec-
tantiva de la legitimación. tativas de trasvasamiento hacia la política electoral de la mano de
22 Es la definición más clási-
Nito Artaza quedaron enojosamente frustradas cuando el actor có-
ca de guerra: dialéctica de
mico decidió presentarse con el radicalismo, según algunos de los
voluntades que utilizan la
fuerza para imponerse (Bob- testimonios recogidos el saldo político percibido no es menor en
bio, 1992). tanto exitosa exhibición de capacidad de acción beligerante: “Los

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 144 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
políticos y banqueros la próxima vez lo van a tener que pensar dos
veces...”, decía Juan Carlos; y “nosotros demostramos que con lucha
y organización se puede resistir y hasta se puede triunfar... acá en
Mar del Plata se devolvió hasta el último dólar”, decía Pedro.

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Zibechi, R. (2003), Genealogía de la revuelta, La Plata, Ed. Nordan y Ed.
Letra Libre.

(Evaluado el 23 de junio de 2009.)

Autor

Marcelo Gomez. Licenciado en Sociología uba, y master en Ciencias Sociales flacso. Profesor titular de
la unq y profesor Adjunto en la Carrera de Sociología de la uba. Investigador (programas pict y picto en
la unq) en temas de sociología de la acción colectiva y los movimientos sociales.
Sus últimos trabajos publicados son:
“Crisis y recomposición de la respuesta política estatal ante la acción colectiva desafiante en la Argentina
1989-2004”, Revista Argentina de Sociología, Nº 6, 2006.
“Entre la crisis del neoliberalismo y la movilización colectiva: nuevas preguntas acerca de la Democracia
y el Estado en América Latina”, Encuentros Latinoamericanos. Revista de Estudios Interdisciplinarios,
Nº 5, 2008, Universidad de la República, Montevideo,
Los movimientos sociales dicen. Conversaciones con dirigentes piqueteros, Buenos Aires, 2009.

Cómo citar este artículo:

Gomez, M., “Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corra-


lito. El caso de la estrategia de guerra a los bancos del Movimiento de
Ahorristas Estafados de Mar del Plata”, Revista de Ciencias Sociales, segun-
da época, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, primavera de
2009, pp. 125-146.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 125-146 146 Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito
Sebastián Pedro Salvia

Crisis de acumulación
y problemas de
gobernabilidad
en la Argentina
Conflicto de clase y lucha
interburguesa (1999-2005)

En los años 2001-2002, Argentina sufrió una profunda crisis que puso
en cuestión la legitimidad de las instituciones políticas, y generó la
renuncia del gobierno nacional. Esta crisis no puede conceptualizar-
se sin más como una crisis económica, cuya expresión es la caída del
producto bruto interno, ni como una crisis política, cuya forma de ma-
nifestación es la pérdida de legitimidad de los partidos políticos. Estas
son manifestaciones parciales de una crisis más general. Ciertamente,
se ponía de manifiesto una crisis de acumulación, en la que se reducía
la cantidad de trabajadores ocupados, y se contraían los salarios y la
ganancia capitalista.1 Pero los efectos de la crisis de acumulación no
eran estrictamente económicos. La crisis de legitimidad de los partidos
políticos, que en su expresión más visible tomaba la forma del llamado
“voto bronca” en las elecciones de 2001, expresaba las dificultades que
1 El concepto de “crisis de
enfrentaba la hegemonía neoliberal (Bonnet, 2001).
acumulación” refiere a la in-
Sobre la base de los efectos de la crisis de acumulación, se pre- terrupción del ciclo global del
sentaban crecientes dificultades para presentar los intereses de los capital, obstaculizando el fun-
empresarios como interés de toda la sociedad (Gramsci, 1997); es cionamiento regular del ciclo
económico. De manera que
decir, para presentar las condiciones necesarias para la reproduc- se ve afectada la viabilidad
ción ampliada de este grupo social como condiciones de la repro- a mediano plazo de las rela-
ducción ampliada de toda la sociedad (Piva, 2007). Las dificulta- ciones sociales capitalistas,
des para el ejercicio de la hegemonía implicaban un desafío a la aunque no exista un ataque
inmediato al fundamento
gobernabilidad del país, erosionando la eficacia de las políticas del capitalista de la sociedad
Estado, en particular la política económica. (O’Donnell, 1977).

147 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
En este período de crisis se produjeron importantes conflictos
políticos, cuyos resultados modificaron la política económica del
Estado y la alianza de clases gobernante, modificando la estrategia
de acumulación y con ella la distribución del producto entre clases
sociales y fracciones. Este proceso se inicia en 1998 y tiene su punto
más fuerte en diciembre de 2001. Se trata, entonces, de una crisis de
las formas económicas y políticas de la relación de capital (Holloway,
2004), en un territorio y un período determinado; para compren-
derla, es necesario avanzar en la investigación de dichas formas.

Hegemonía neoliberal y crisis final


2 Conceptualizamos una “es- de la Convertibilidad en la Argentina
trategia de acumulación”,
siguiendo a Bonnet (2008, Durante la década de 1990 se realizaron en Argentina importantes
p. 277): “La noción de estra-
tegias de acumulación –re- transformaciones económicas que modificaron las relaciones de
lacionada con la proyectos fuerza entre las clases sociales, en el marco del triunfo de la he-
hegemónicos– introducida gemonía neoliberal a escala global. Si en la década de 1980 la go-
por Jessop es en este sentido
un punto de partida adecuado
bernabilidad era desafiada por la fortaleza del movimiento obrero,
[…] Detrás de la dirección de la hiperinflación de 1989-1990 permitió desbloquear la reestruc-
una fracción hegemónica, una turación del capital que intentaba conducir el gobierno nacional
estrategia de acumulación
(Bonnet, 2008). La profundidad que alcanzan estas transformacio-
operaría como una suerte de
marco para una acumulación nes muestra la eficacia del gobierno en el desarrollo de sus funcio-
capitalista que integra al nes hegemónicas.
conjunto de las fracciones La eficacia del gobierno nacional para establecer las condicio-
en pugna: ‘un marco estable
–en palabras de Jessop– en nes de la reestructuración del capital aparece en contradicción con
el cual la competencia y los la imagen de un retiro del Estado de las funciones que había asu-
intereses en conflicto pueden mido históricamente. En realidad, lo que se realiza bajo el progra-
ser conducidos sin romper
la unidad de conjunto del
ma neoliberal es un cambio en el entrelazamiento del Estado con
circuito del capital’ […] Las la producción capitalista (Iñigo Carrera, Podestá y Cotarelo, 1999):
políticas de reestructuración si bien el Estado se repliega de los espacios de producción de los
capitalista enmarcadas por
que era propietario mediante el proceso de privatizaciones, conti-
la convertibilidad pueden
entenderse como políticas núa ejerciendo cierta regulación del movimiento de la producción,
que apuntaban a la consoli- como puede verse en la fijación de las condiciones del intercambio
dación de una determinada en relación al mercado mundial, en la modificación de las condi-
estrategia de acumulación
[…] Dirigida por las fraccio- ciones de compra y uso de la fuerza de trabajo, o en el aprovisiona-
nes de la gran burguesía más miento de divisas para sostener el proceso de acumulación.
aperturistas, dicha estrategia El programa neoliberal permitió el desarrollo de una estra-
de acumulación orientada
hacia el mercado mundial
tegia de acumulación –vale decir, una forma de funcionamiento
operó durante la década del regular de la acumulación de capital– basada en la intensifica-
noventa, efectivamente, co- ción de la competencia con la producción capitalista global, por
mo un marco para la acumu-
medio de la fijación del tipo de cambio nominal (y su apreciación
lación capitalista conjunta de
las distintas fracciones de la real), y de la apertura económica, en particular desde el inicio del
burguesía.” Plan de Convertibilidad en 1991.2

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159 148 Sebastián Pedro Salvia
Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina
La condición de posibilidad y de sostenimiento de la fijación
del tipo de cambio y de la apertura económica era la existencia per-
manente de un flujo positivo de divisas, que se garantizaba con el
endeudamiento externo (estatal y privado), y con la inversión ex-
tranjera directa (en la compra de empresas del Estado o privadas, y
en la ampliación de la producción de sus empresas). La centralidad
de esta necesidad de un flujo positivo de divisas hacía capitalista-
mente racional la subordinación al Fondo Monetario Internacional
(fmi) y a otros organismos financieros internacionales, tanto más
cuanto el comercio internacional era ampliamente deficitario para
Argentina.
En consecuencia, las condiciones de la competencia de la pro-
ducción capitalista local en el mercado mundial determinaban una
presión permanente al aumento de la productividad del trabajo y
a la reducción de los costos de producción, entre ellos el llamado
costo laboral.3 Es decir, la Convertibilidad sancionaba una presión
al aumento de la explotación del trabajo (Bonnet, 2008), presión 3 Estrictamente, esta presión
que era tanto mayor cuanto más se apreciaba el tipo de cambio real es generada por la propia
competencia en el mercado
–mientras se mantenía fijo el tipo de cambio nominal. Esta presión mundial, pero las condicio-
estaba en la base de las leyes de “flexibilización laboral”, la con- nes de la misma amplifica-
centración de la producción industrial, la incorporación de tecno- ban dicha presión, dada la
imposibilidad de compensar
logía e insumos importados, las “racionalizaciones” de personal,
la menor productividad rela-
las reducciones impositivas (como la rebaja de aportes patronales), tiva modificando el tipo de
etcétera.4 cambio, cuya apreciación
La profundidad de las transformaciones económicas del pro- erosionaba más la capacidad
de competir de la producción
grama neoliberal era tal que logró una reducción de la brecha in- capitalista local.
ternacional de productividad en la primera mitad de la década.5 El 4 Una descripción detallada al

éxito de esta estrategia de acumulación en la relación entre clases respecto puede encontrarse
en Salvia y Frydman (2004).
sociales (al nivel de la producción) puede verse en la combinación 5 Tomando como indicador la
del estancamiento del salario real y el importante aumento del tra- brecha de productividad con
bajo excedente desde 1993.6 Estados Unidos, vemos que
la misma se redujo en 16,2%
Este éxito en el crecimiento de la explotación del trabajo crea-
en 1991-1997 (Iñigo Carrera,
ba las bases materiales para la distribución del trabajo excedente 2007).
entre las distintas fracciones burguesas, cimentando la confor- 6 Utilizando los indicadores de

mación de un sólido bloque en el poder que incluía a todas las la estadística oficial, vemos
que el excedente de la pro-
fracciones de la burguesía (Piva, 2007), y que resultó de suma ducción aumento el 58,2% en
importancia para la eficacia del programa neoliberal. 1993-1997, medido por cada
Pero las condiciones que sostenían esta sólida unidad empeza- trabajador asalariado privado.
Elaboración propia basada en
ron a cambiar en la segunda mitad de la década. El crecimiento datos del indec.
interno de la productividad se estancó a partir de 1998, inicián- 7 La brecha de productividad

dose un movimiento de ampliación de la brecha internacional de con Estados Unidos (que he-
mos tomado como indicador),
productividad, afectando la competitividad de la producción lo-
era en 2001 el 13,2% mayor
cal.7 La capacidad de competir de la producción capitalista local se que en 1997 (Iñigo Carrera,
erosionaba asimismo por la mayor apreciación del tipo de cambio 2007).

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina 149 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
real como resultado de la apreciación del dólar (al que se encon-
traba atado el peso argentino), la devaluación de importantes so-
cios comerciales como Brasil, el inicio de la reversión de los flujos
de capital desde los llamados países “emergentes” (resultado de la
crisis de Turquía y Rusia en 1997-1998), y la caída de los precios in-
ternacionales de los productos agrarios desde 1997-1998. En con-
secuencia, se inició un movimiento descendente de la producción
capitalista local, cuyas determinaciones generales fueron la caída
de la inversión, la reducción del trabajo excedente, la caída del vo-
lumen de la producción, y la presión sobre las condiciones de vida
de la clase trabajadora.
Sobre la base de este movimiento deficiente de la producción
capitalista, comenzó a resquebrajarse la solidez del bloque en el
poder que sostenía las transformaciones económicas, poniéndose
de relieve una tensión entre la expresión de los intereses corpora-
tivos de las distintas fracciones burguesas en la competencia por
8 Una primera expresión de la apropiación de un excedente disminuido, y la expresión de sus
este proceso se produjo con intereses generales de clase en la reducción del precio y la intensifi-
la ruptura del Grupo de los 8,
en 1999 (Kan, 2009). Un aná-
cación del uso de la fuerza de trabajo.8 La expresión de los intereses
lisis detallado de los posicio- corporativos de las fracciones capitalistas implicaba la existencia
namientos de las fracciones de conflictos interburgueses, y la expresión del interés de clase del
burguesas se encontrará en
conjunto de los capitalistas en cuanto a un menor costo salarial im-
Salvia (2009).
9 Tomando como indicadores plicaba conflictos con los trabajadores ocupados. Ambos aspectos
el nivel de actividad y la de- serían centrales en la pérdida de gobernabilidad y en la ineficacia
flación salarial sectoriales, de las políticas estatales.
vemos que desde el tercer tri-
mestre de 1998 y el tercer tri-
mestre de 1999, la producción
industrial y la actividad de la Crisis de acumulación, conflictos
construcción cayeron 8,3%
y 8,5% respectivamente; el
políticos y gobernabilidad
producto del sector de servi-
cios cayó en menor medida, La crisis de acumulación afectaba la reproducción material de las
2,2%, y la intermediación fi-
distintas fracciones capitalistas, pero lo hacía de manera diferen-
nanciera creció levemente. En
el tercer trimestre de 2000, la cial, impactando con mayor intensidad en la producción industrial
caída de la industria llegaba y en la construcción, respecto al capital asentado en los servicios y
al 9,5%, la construcción se la circulación.9 Las fracciones del capital que operaban en la esfe-
desplomaba 21,7% y la agri-
cultura caía 4%, respecto al ra de la producción en sentido estricto intentaban moderar esta
tercer trimestre de 1998. En la situación influyendo políticamente en la distribución del trabajo
industria y la construcción, la excedente; es decir, intentaban reconstituir sus condiciones de acu-
deflación salarial operaba con
fuerza en los trabajadores no
mulación, en conflicto con los capitales de la esfera de la circula-
registrados (más expuestos a ción y la distribución. Estos intentos constituían la respuesta de las
la misma), llegando al 7,7% fracciones del capital más afectadas por la crisis de acumulación a
y al 16,4% respectivamente,
la disminución del excedente producido socialmente.
para el año 2001, en relación
a 1997. Elaboración propia De esta manera, aparecen en la escena pública los intereses par-
basada en datos del indec. ticulares de fracciones del capital predominando sobre su interés

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159 150 Sebastián Pedro Salvia
Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina
general, en función de la esfera del proceso global de producción
en que operan las mismas. Este predominio de intereses particu-
lares afectó fuertemente la gobernabilidad, restando eficacia a las
políticas gubernamentales y a su función hegemónica.
La constitución del llamado Grupo Productivo a fines de 1999
muestra la articulación de intereses de fracciones de la burguesía es-
pecialmente afectadas por la crisis, asentadas en la industria, la cons-
trucción y la producción agraria, esta última afectada por la caída
del los precios internacionales de las principales mercancías agra-
rias.10 Estas fracciones pretendían compensar el deterioro de su
competitividad mediante la canalización de un flujo de recursos ha-
cia la esfera de la producción, bajo la forma de subsidios estatales.11
Este objetivo chocaba con los capitales asentados en los servicios
públicos, en la esfera de la circulación y en la producción agraria
de mayor concentración, que pugnaban por utilizar los recursos del
Estado para garantizar un flujo positivo de divisas hacia la econo-
mía argentina, que permitiera mantener el tipo de cambio fijo. Para
ello, era necesario reducir el déficit del presupuesto estatal, median-
te la política de deflación salarial estatal. En este sentido, la política
general del Estado coincidía con las necesidades de este último sec-
tor empresarial.
La estrategia del gobierno de la Alianza era canalizar la crisis
capitalista dentro de los márgenes que establecían las condiciones
de acumulación establecidas en la década de 1990, fundamental-
mente manteniendo la fijación del tipo de cambio. La táctica para
lograrlo era el ajuste de las cuentas públicas, para reducir el défi-
cit fiscal al nivel comprometido con el fmi, lo que debía generar la
baja de la tasa de interés y junto a ello una mayor demanda por el 10 Originalmente, fue confor-
crecimiento de la inversión extranjera directa. El ajuste fiscal signi- mado por la Unión Industrial
ficaba fundamentalmente una deflación salarial en el Estado, que Argentina (uia), la Cámara
acompañaba y permitía profundizar las tendencias deflacionarias Argentina de la Construcción
(cac) y las Confederaciones
que se verificaban en la producción (Peralta Ramos, 2007). Sobre
Rurales Argentinas (cra).
la base de estas políticas, el gobierno esperaba reconstituir la acu- 11 Estas deficiencias eran re-

mulación, lo que permitiría una política favorable a los capitales sultado de la ampliación de
asentados en la producción, y alejaría los conflictos del bloque en la brecha de productividad
internacional experimentada
el poder.12 en la segunda mitad de la dé-
Encerrada en la dinámica recesiva de la economía, erosionada en cada de 1990 y se agravaban
su capacidad de ser presentada como interés general de la nación, por la apreciación del tipo de
cambio real por las devalua-
cruzada por los conflictos de fracciones capitalistas, y enfrentada ciones competitivas de países
por la resistencia de los trabajadores, la política del gobierno nacio- de importancia comercial.
nal se caracterizaba por su ineficacia tanto para ser implementada, 12 Así, los conflictos al interior

de la burguesía se canaliza-
como para obtener los resultados esperados.
rían de modo que no altera-
Como muestra de ello, la sanción de la ley de flexibilización la- sen la unidad del proceso de
boral en el año 2000 terminó con la renuncia del vicepresidente y reproducción del capital.

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina 151 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
una profundización de la crisis de legitimidad del gobierno y los
partidos políticos (Peralta Ramos, 2007). Los ajustes de finales de
1999 y mediados de 2000 no lograron recuperar el crecimiento de la
actividad económica ni reducir la tasa de interés interna por reduc-
ción del riesgo país (que hacia noviembre 2000 llegaba a niveles de
default). El blindaje financiero de fines de 2000 permitía cubrir las
necesidades financieras del Estado nacional durante los primeros
meses de 2001, pero no se verificaba un crecimiento de la produc-
ción ni de los ingresos tributarios del Estado.13 En este contexto, la
renuncia del ministro de Economía, Machinea, iniciaba un movi-
miento descendente de las reservas de divisas, y el nuevo ministro
López Murphy lanzaba un paquete de ajuste sin proporciones hasta
entonces de las cuentas fiscales. El ajuste generó la oposición de la
burguesía industrial, fue resistido por los trabajadores estatales y
privados, y fue empujado al abismo por los partidos de la propia
Alianza, lo que muestra las dificultades para presentar el ajuste tan-
to como una medida beneficiosa para el conjunto de la sociedad,
como necesaria para superar la crisis (Salvia, 2007).
La vuelta de Cavallo al Ministerio de Economía enmarcó la
debacle final de la estrategia de acumulación que sostenía la he-
gemonía neoliberal. En un cambio en la política del gobierno, el
Ministro anunciaba un paquete de medidas de subsidio a la pro-
ducción, concentradas en los llamados Planes de Competitividad
y de Infraestructura, con los que esperaba lograr la reactivación
económica. De esta manera, el gobierno intentaba realizar los inte-
reses económico-corporativos de las fracciones del capital agrario
e industrial y relajar las tensiones en el bloque en el poder. Pero el
gobierno carecía de los recursos para solventar estos subsidios y no
podía obtenerlos vía nuevo endeudamiento (al mismo tiempo que
la continuidad del déficit fiscal hacía peligrar los créditos ya acor-
dados, situación que hacía posible la cesación de pagos).
De esta manera, la política económica del Estado mostraba una
contradicción entre los proyectos de reactivación económica y las
necesidades del mantenimiento del flujo positivo de divisas hacia
la economía argentina, que presionaban a la implementación de
medidas recesivas. Estas medidas tenían por objeto mejorar la si-
tuación fiscal, pero agravaban la caída de la actividad económica,
y con ello la capacidad estatal de absorber mayores recursos para
reducir el déficit fiscal. La Ley de Déficit cero marca el fin de los
intentos de reactivación económica, orientando la política del go-
bierno a la reducción de salarios y jubilaciones.
La impotencia del gobierno para superar la recesión crecía con
13 Clarín, 18/04/2001, la agudización de la crisis, reduciendo sus posibilidades de pre-
17/05/2001 y 16/06/2001. sentar eficazmente su política como interés de la nación. Esta ca-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159 152 Sebastián Pedro Salvia
Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina
pacidad quedaba aún más comprometida con la derrota electoral
sufrida por el gobierno en las elecciones legislativas, en las que
parte de sus bases sociales ejercieron un voto de protesta mediante
la impugnación o el voto en blanco.
Como resultado de las políticas recesivas y de las dificultades de
financiamiento, la inversión y la actividad económica se desploma-
ban en todos los sectores de la economía. La ineficacia del gobier-
no alentaba la salida individual de los empresarios capitalistas a
la debacle de la Convertibilidad. Las formas de su acción, la desin-
versión, el retiro de los depósitos del sistema bancario y el giro de
divisas al exterior, agravaban la crisis del proceso de producción y
hacía más real la posibilidad de un crac bancario. Esta posibilidad
se instalaba definitivamente con el corte del crédito internacional
por parte del fmi hacia Argentina.14
El período que se inicia con la Ley de Déficit cero es, sin duda,
el de menor gobernabilidad del país, dada la capacidad de la clase
trabajadora de bloquear la salida deflacionaria del salario (Bonnet,
2008), y la mayor conflictividad al interior de la burguesía, en el
que las alternativas de devaluación o dolarización de la economía
alcanzan expresión pública e importancia política. Al mismo tiem-
po, la fuga de capitales mostraba el punto de unidad de los intere-
ses de todas las fracciones capitalistas: la protección del valor de 14 La caída de los depósitos
su capital, a costa del agravamiento de la crisis. La instauración del del sistema financiero as-
“corralito” financiero catalizó el conflicto social y terminó con la cendió a 18.371 millones de
firma del Estado de sitio, la batalla callejera del 20 de diciembre y dólares, de los cuales 15.915
millones de dólares fueron gi-
la renuncia del gobierno de la Alianza, cuya razón de ser había sido rados al exterior, hacia fin de
el sostenimiento de la Convertibilidad. noviembre de 2001. La caída
de las reservas, resultante de
los retiros de depósitos, se
produjo desde mediados del
Ciclo de acumulación y bloque en el poder mes de marzo, con picos im-
portantes en este mes, julio y
noviembre. De esta manera,
La sucesión de varios presidentes en unos pocos días muestra la in-
las reservas del Banco Cen-
gobernabilidad resultante de la crisis y caída de la Convertibilidad. tral pasaron de 34.591 millo-
El primer cambio en este panorama fue la asunción como presi- nes de dólares desde el inicio
dente de Eduardo Duhalde, líder de la fuerza política más impor- de enero a 15.232 millones a
fin de noviembre. Datos del
tante, el Partido Justicialista. Desde el inicio, la política del nuevo Banco Central de la República
gobierno en el 2002 se caracterizó por buscar la constitución de un Argentina.
15 Esta estrategia de acumu-
nuevo bloque en el poder, que incluyera a las diferentes fracciones
lación es central en la capa-
capitalistas, bajo una nueva estrategia de acumulación.15 cidad de la fracción burguesa
La característica más importante del cambio en las condiciones económicamente dominante
del proceso de acumulación es la modificación de la relación de de dirigir a las demás fraccio-
nes burguesas, y de organizar
intercambio entre las mercancías producidas localmente y el mer-
la dominación de las mismas
cado mundial, realizada por medio de la devaluación-pesificación sobre la clase trabajadora
de enero del 2002. La eficacia de la devaluación dependía de la con- (Bonnet, 2008).

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina 153 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
tención de los salarios y los precios de los servicios a la producción,
de manera que se incrementara fuertemente la competitividad de
16 La caída del salario real por la producción local en el mercado mundial. Se trata de un mecanis-
cada puesto de trabajo fue mo deflacionario en dólares e inflacionario en pesos, que se realiza
del 19,5% entre 2001 y 2002. por un lado por la reducción del salario en dólares en las ramas de
Datos del indec.
17 En proporción a los tra- exportación y el mantenimiento constante o la suba del precio en
bajadores que lo producen, dólares de las mercancías exportadas; por otro lado, por el aumen-
este excedente fue en 2002 to del precio en pesos de las mercancías en el mercado interno y la
el 24,5% mayor por cada
puesto de trabajo asalariado
suba de menor magnitud del salario –es decir, la caída del salario
del sector privado, respecto a real16 (Salvia y Frydman 2004).17
2001. Esto no se trataba sim- El importante abaratamiento del salario en dólares produjo
plemente de un fenómeno
una mejora de la competitividad internacional de la producción
acotado al año de mayor pro-
fundidad de la crisis, sino que local. Junto a esto, la desvalorización de los capitales asentados en
continúa aunque se modera a los servicios a la producción y financieros, reflejada en la evolución
lo largo del tiempo. Como pro- relativa de los precios, incrementaba la realización de ganancias
medio del período 2002-2005,
el excedente es 10,3% mayor del capital asentado en la producción agraria e industrial.
al promedio de 1993-1997. En estas condiciones, comenzó la recuperación del volumen de
Elaboración propia basada la producción y de la inversión de capital, sostenida fundamen-
en datos del indec. La recu-
peración de la ganancia se
talmente en la esfera de la producción industrial y agraria.18 Estas
ve reflejada en el aumento de nuevas condiciones sancionaban una reorientación de la produc-
la inversión de las empresas ción hacia el mercado externo, basada en las mercancías agrarias,
capitalistas, que crece hasta
energéticas, y agroindustriales, y en una expansión de la produc-
superar los niveles anteriores
a la crisis, para el año 2005. ción industrial, básicamente para el mercado interno.19
Elaboración propia basada en La eficacia del gobierno para conducir este proceso se sustentaba
datos del indec. en el cambio en el frente fiscal y en el frente externo: de los déficit ge-
18 Estas condiciones se man-

tienen en adelante por la melos de la década de 1990 se pasa a los superávit gemelos. El supe-
ampliación de la producción rávit fiscal era resultado de la apropiación por el Estado de parte del
para el mercado externo, el excedente acrecentado en la producción, mediante las retenciones al
mantenimiento del superávit
comercial, el crecimiento del
capital que coloca su producción en el mercado externo (especial-
superávit fiscal del Estado, mente agrario), y mediante impuestos nominales sobre el exceden-
y el mantenimiento, aunque te o sobre las circulación de las mercancías en el mercado interno,
moderado, del abaratamien-
como el iva, ganancias o ingresos brutos. El superávit comercial era
to salarial.
19 El hecho que las empresas resultado del desplome de las importaciones por su encarecimiento
industriales –cuyo nivel de y del crecimiento de las exportaciones en cantidad y precio.
productividad y concentración Las nuevas condiciones de la acumulación y de la eficacia de
les permitían desarrollarse
hacia el mercado externo la política estatal constituyeron desplazamientos relativos entre
bajo la Convertibilidad– sean fracciones burguesas en el bloque en el poder. Lo que cimentaba
amplias beneficiarias de las la unidad de esas fracciones era el crecimiento del excedente pro-
nuevas condiciones de la acu-
mulación, no significa que la
ducido. Lo que habilitaba su distribución diferencial era el lugar
producción industrial de con- que cada fracción ocupaba en el relanzamiento de la acumulación,
junto encabece este desarro- en las condiciones en que este relanzamiento era posible. Las frac-
llo hacia el mercado externo.
ciones que quedaban subordinadas en el bloque en el poder ob-
Los indicadores de la balanza
comercial sectorial desmien- tenían, como los bancos, la satisfacción de sus intereses económi-
ten dicha posibilidad. co-corporativos más inmediatos, como las compensaciones por la

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159 154 Sebastián Pedro Salvia
Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina
pesificación y la estatización de los depósitos, que permitían evitar
las quiebras en el sistema bancario; o bien, como las empresas de
servicios privatizadas, aguardaban la renegociación de las tarifas a
cambio de conservar su propiedad en las empresas, mientras pre-
sionaban por la vía judicial (ante el ciadi).

Gobernabilidad, desarrollo
económico, y consenso social
El nuevo ciclo de acumulación post 2001 y la capacidad de go-
bernar y canalizar políticamente los conflictos desde el Estado,
se encuentran estrechamente asociados. Desde el inicio, el nuevo
gobierno encabezado por Duhalde se propuso recuperar la gober-
nabilidad. Para ello, combinó la contención del conflicto social
por la vía represiva (cuyo punto máximo fue la masacre del Puen-
te Pueyrredón en junio de 2002) y el comienzo de una tarea de
reconstrucción hegemónica. La estabilización del tipo de cambio,
la devolución parcial de los ahorros acorralados, la convocatoria
periódica al Consejo del Salario para aumentar progresivamente
el salario mínimo (rápidamente licuado por la inflación posdeva-
luación), la generalización de los planes de trabajo, y el inicio de la
recuperación de la producción industrial y la construcción, consti-
tuyen los puntos más importantes de dicha tarea.20
El gobierno de Néstor Kirchner, entre mayo de 2003 y diciem-
bre de 2007, avanzó mucho más en la reconstitución de la goberna-
bilidad, erosionada por la crisis económica y política que terminó
con la Convertibilidad. Esta tarea fue desarrollada sobre la base del 20 El contexto en que se lle-
crecimiento económico, la creación de empleos y una lenta recupe- vaba a cabo constituía una
ración del salario real (que se reflejaban en los indicadores de po- situación dramática para la
breza y desocupación), junto con el crecimiento de las ganancias clase trabajadora. En el año
2002, se produce una impor-
en todos los sectores de la economía.
tante reducción de la masa de
Efectivamente, se produce una importante recuperación del trabajo puesta en movimiento:
crecimiento económico. Si en el año 2002 la caída del producto medida en tiempo, del 10,9%
bruto había alcanzado el 18,4% respecto al nivel de 1998, desde el de horas de trabajo, y medi-
da en puestos de trabajo del
último trimestre de 2002 hay un proceso de crecimiento que logra 5,5% (esto es 777 mil pues-
en el año 2004 la recuperación del volumen del producto a los ni- tos de trabajo), entre 2001 y
veles de 1998.21 2002. En el mismo período, el
total de salarios pagados en
Partiendo del menor nivel del salario real en tres décadas, se la economía cae en el 25,3%
produce un mejoramiento paulatino de la situación laboral y las en términos reales, y una caí-
condiciones de vida de los trabajadores. Con la apertura de parita- da del salario real por cada
puesto de trabajo del 19,5%.
rias en el año 2004, y los importantes aumentos obtenidos funda-
Elaboración propia basada en
mentalmente por los trabajadores registrados privados, el salario datos del indec.
real recuperó parte de la caída posdevaluación, y siguió aumentan- 21 Datos del indec.

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina 155 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
do paulatinamente en los años 2005 y 2006.22 Los datos de salarios
agregados (para el conjunto de los trabajadores asalariados) mues-
tran una caída del salario real con relación al período de crisis de
la Convertibilidad; sin embargo, los datos desagregados muestran
que esta caída encubre una importante fragmentación de los tra-
bajadores según la forma de contratación y el ámbito de su activi-
dad laboral.23 Esta recuperación paulatina, moderada, fragmenta-
da, tiene lugar después de cuatro años consecutivos de crecimiento
del producto bruto del orden del 9% anual.24
Los datos precedentes permiten ver, de manera general, las
posibilidades que abrió el nuevo ciclo de crecimiento económi-
co que se inicia en la segunda mitad de 2002, con la devaluación,
la pesificación, y la apropiación de la renta diferencial de la tie-
rra vía retenciones a las exportaciones: el nuevo ciclo económico
afianzó la capacidad de gobernar del Estado nacional, la eficacia
de las políticas estatales, la capacidad de generar acuerdos entre
empresarios y trabajadores en la firma de los convenios colectivos
de trabajo, canalizando el conflicto al interior de las nuevas con-
diciones establecidas desde los inicios de 2002. De esta manera,
el gobierno nacional logró moderar la caída del salario real, con
aumentos paulatinos, con importantes diferencias en función de
la forma de contratación y el ámbito de la actividad laboral, lo que
22 Para el año 2005, el sala- aparecía como y era de hecho un mejoramiento de la situación de
rio real se mantiene en el los trabajadores respecto al año 2002.
10,3% por debajo del prome- En síntesis, el gobierno nacional logró desde el inicio del ci-
dio 1998-2001. Elaboración
propia basada en datos del clo, un aumento del excedente global de la producción (del que
indec. la ganancia empresaria es parte), una recuperación paulatina del
23 En noviembre 2006, uno de
salario real desde la caída de 2002, y luego de varios años de cre-
los últimos meses confiables
de las mediciones del indec,
cimiento económico, una mejora del salario real respecto al año
la fragmentación entre tra- 2001 para los trabajadores privados registrados. Sobre esta base
bajadores registrados por un material de recuperación de la ganancia, y fragmentación de las
lado, y trabajadores estatales
condiciones de vida de los trabajadores, con mejoras en el poder
y no registrados es tal que los
primeros ganaron 20% de adquisitivo para unos trabajadores y reducción contenida del mis-
poder adquisitivo, y los tra- mo para otros, se sostuvo la hegemonía que cimentó el gobierno
bajadores no registrados y del presidente Kirchner, en un ciclo muy favorable en cuanto a los
los estatales perdieron 15%
y 11% de poder adquisitivo, precios de exportación de la economía argentina.
respecto al cuarto trimestre La estrategia de acumulación que sustentó el nuevo ciclo de cre-
de 2001; es decir, respecto cimiento desde 2002 (en un contexto internacional favorable para
al momento final de crisis de
la Convertibilidad. Datos del
la producción local), sobre la cual se constituye un nuevo bloque
indec. en el poder, entra en crisis con el conflicto encabezado por las cor-
24 Datos del indec. La inter-
poraciones agrarias en 2008. La centralidad de los impuestos sobre
vención del indec parece ser
las exportaciones agrarias (retenciones) en la nueva estrategia de
en parte una forma de encu-
brir el estancamiento del sa- acumulación y la incapacidad de asegurar la gobernabilidad ante
lario hacia el año 2007. las demandas económico-corporativas de las diferentes fracciones

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159 156 Sebastián Pedro Salvia
Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina
del capital agrario, amplifican la importancia histórica del conflic-
to agrario. Este conflicto, junto con la crisis financiera internacio-
nal, abre un período de disgregación del bloque en el poder, que
modifica la dinámica del sistema político y augura importantes
cambios en la distribución del producto social.

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(Evaluado el 17 de junio de 2009.)

Autor

Sebastián Pedro Salvia. Licenciado en Sociología por la uba, doctorando en Ciencias Sociales por la
uba, becario posgrado tipo ii del conicet con lugar de trabajo en el Departamento de Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional de Quilmes (unq). Miembro del Proyecto de Investigación punq 0402/07
“Problemas de la acumulación y la dominación en la Argentina contemporánea, 1989-2007”. Beneficiario
del Subsidio de Apoyo a la Investigación (categoría jóvenes investigadores) SAI-0095; ha sido becario de
posgrado tipo i del conicet, con lugar de trabajo en el Departamento de Ciencias Sociales de la unq, en
todos los casos con dirección de Alberto Bonnet.
Publicaciones recientes:
“Estado y conflicto interburgués en la crisis de la Convertibilidad (1999-2001)”, en Alberto Bonnet y
Adrián Piva (compiladores), Argentina 2001: luchas sociales y conflictos interburgueses en la crisis.
Ediciones Continente, en prensa.
“Modo de acumulación y relaciones de fuerza entre capital y trabajo en Argentina en los ‘90”, Herramien-
ta, N° 26, Buenos Aires, julio de 2004.
“Condiciones de existencia de los trabajadores en 7 barrios de Quilmes Oeste en 2001. Desocupación y
sobrepoblación obrera”, Sociólogos Para Qué?, N° 6, Buenos Aires, 2003.

Cómo citar este artículo:

Salvia, S. P., “Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la


Argentina. Conflicto de clase y lucha interburguesa (1999-2005)”, Revista
de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de
Quilmes, primavera de 2009, pp. 147-159.

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la Argentina 159 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 147-159
José Cruz Roa Hernández

Turbulencia, contagio
y crisis financiera
global: los costos de la
innovación hipotecaria
en Estados Unidos
de Norteamérica
Introducción
Tomando prestado el argumento de Eichengreen y Portes (1986)
en el planteamiento del estudio de las crisis financieras, encuen-
tro pertinente proponer el presente estudio a partir de una vi-
sión biológica como una herramienta que aborda el estudio de
una enfermedad y, como la forma más efectiva para aprender
acerca del estudio de las crisis financieras. De aquí es posible
proveer una de las perspectivas más importantes sobre el fun-
cionamiento de las economías monetarias ya que, efectivamen-
te, en la literatura sobre las crisis financieras, la metamorfosis
epidemiológica y el contagio están altamente caracterizados por
su importancia. En este sentido, la crisis financiera, como las en-
fermedades contagiosas, amenaza no solo al organismo que la
genera, llamado en este caso mercado financiero, sino a todo el
ambiente económico en el que el organismo reside, y a todas sus
interconexiones externas.

161 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
La historia de la actividad monetaria de los últimos cuatro-
cientos años ha estado acompañada de crisis financieras. Sus pa-
trones se han caracterizado a través del tiempo por un creciente
optimismo de los inversionistas en expandir la economía a través
del crecimiento del crédito, sin embargo, durante el último año
de este siglo donde la tecnología ha jugado un importante papel
en la estructura de la propia modernidad, la economía mundial
ha experimentado un conjunto de problemas, en el que se inclu-
ye un derrumbe financiero y fuertes movimientos en los precios
de los alimentos, los combustibles y otros productos básicos. Di-
chos factores, aunados a los problemas ambientales y la extrema
pobreza en casi todo el mundo, presagian para el largo plazo una
crisis todavía de mayor magnitud.
Los recientes eventos en el mercado de hipotecas sustentados
por valores en cartera han evidenciado el comportamiento opera-
tivo de la industria estadounidense de las hipotecas.
Durante la última década, el mercado de las hipotecas logró
una rápida expansión, que evolucionando desde un pequeño
nicho de mercado llegó a la toma de una importante participa-
ción del mercado hipotecario de los Estados Unidos de Nortea-
mérica.
La evidencia empírica indica que la tendencia de las hipotecas
de alto riesgo se hizo acompañar de una baja en los estándares de
crédito y un excesivo riesgo por parte de los prestamistas, y muy
posiblemente por el fraude maquinado.
El supuesto encuentra su alimento en la rápida expansión del
otorgamiento del crédito de alto riesgo, que se sustenta en la in-
novación financiera, la pérdida de las condiciones monetarias y
el aumento de la competencia. Todo ello ha evidenciado cómo el
auge del crédito malo logró una importante expansión.
En esta línea, el auge crediticio de alto riesgo llegó a compar-
tir las características que se asocian frecuentemente con el auge-
1 La titulación consiste en fracaso de los ciclos del crédito, como la innovación financiera
conglomerar las hipotecas –en forma de titulación1 (securitization)–, cambios en la estruc-
en una sociedad –constituida tura del mercado, el rápido crecimiento de los precios internos y
por lo regular en un paraíso
fiscal– cuya finalidad es emitir una amplia liquidez agregada.
acciones que representan un El presente trabajo pretende arrojar un poco de luz sobre la
derecho sobre los pagos efec- generalización y el contagio internacional de la crisis financiera,
tuados por los titulares de las
hipotecas. En las estructuras
a partir del auge de la economía estadounidense en las décadas
sencillas, esos pagos pasan de 1950 y 1960, tratando de establecer un vínculo entre la expan-
directamente a manos de los sión del crédito y los estándares de crédito en el mercado de las
inversionistas; en las inver-
hipotecas de alto riesgo como factores que condujeron a la ex-
siones más complicadas, se
dividen en tramos de mayor a plosión, y al recurrente resquebrajamiento del sistema financiero
menor riesgo. internacional.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 162 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
Los años felices y el despertar
en la globalización
En las décadas de 1950 y 1960, las economías de muchos países
capitalistas desarrollados (Estados Unidos, Europa occidental y Ja-
pón, principalmente) disfrutaban de un auge sin precedente com-
binado con bajo desempleo, baja inflación y un rápido crecimiento
de los estándares de vida. Esta era estuvo cerca de ser designada
como la “era de oro”, porque en la segunda mitad de los sesenta, y
directo a la década de los setenta, toda la estructura de estabilidad
y crecimiento rentable amenazó con fracturarse (Glyn, 2006).
Gilpin (2000) indica que a principios de 1970 la economía
mundial enfrentó los altos índices de la inflación heredada de la
década anterior. Había terminado la era de la posguerra caracteri-
zada por el rápido crecimiento económico, y por heredar una larga
etapa de convulsión económica. A finales de este decenio, las defi-
ciencias del sistema de Bretton Woods fueron más evidentes. Entre
los cambios que debilitaron dicho sistema, se encuentran el papel
de la “revolución financiera”, la naturaleza limitada de la coordina-
ción política internacional, el movimiento hacia la regionalización
de Europa, el nuevo proteccionismo, la contrarrevolución conser-
vadora en la economía y el triunfo de los bancos centrales.
Sin soslayar la importancia histórica de los demás factores de
cambio, la revolución financiera sustentada en el desplazamiento
de un sistema de tipo de cambio fijo a otro de cambio flexible se
condujo como mecanismo para desvincular a las economías nacio-
nales y permitir a cada gobierno aplicar las políticas económicas
más convenientes a su caso y capacidades internas. Hacia mediados
de los años setenta, la desregulación de los sistemas financieros na-
cionales, la supresión de los controles sobre el capital en diversos
países, y los crecientes volumen y velocidad de los flujos financie-
ros internacionales aceleraron el desarrollo de un nuevo sistema
financiero internacional (Gilpin, 2000).
El mismo Gilpin apunta que en el curso futuro, el desarrollo
del nuevo sistema financiero internacional cobró mayor auge con
la desregulación de los sistemas financieros nacionales, la elimina-
ción de los controles sobre el capital en la mayoría de los países, así
como el creciente volumen y velocidad de los flujos financieros in-
ternacionales. Las comunicaciones modernas y los nuevos instru-
mentos y técnicas financieras posibilitaron el aumento de dichos
flujos. Sin embargo, fue el superávit monetario de la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (opep), después de la crisis pe-
trolera, y la necesidad de reciclar dichos fondos lo que motivó el
desarrollo del mercado financiero internacional. En consecuencia,

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 163 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
antes de finalizar la década de los setenta, la proporción y veloci-
dad de los flujos financieros internacionales mostraron una gran
expansión, formando así el sistema económico internacional.
La integración de los mercados financieros globales había ejer-
cido un importante impacto en las economías locales e internacio-
nales, vía el aumento de la interdependencia monetaria y finan-
ciera de las economías nacionales. La integración de los mercados
financieros supuso de esta manera, que las políticas macroeconó-
micas de un país impactan significativamente en el bienestar eco-
nómico de los demás países (Gilpin, 2000).
El fin de la Guerra Fría en 1989 marcó un hito en la historia eco-
nómica de Estados Unidos. El triunfo del “capitalismo global” fue
anunciado en diversos ámbitos, y a finales de la década de 1990 el
pueblo norteamericano se recreaba de lo que se ha definido como
la “más prolongada expansión económica jamás conocida” (Gilpin,
2000). El auge del mercado de valores llegó a sorprender cuando el
Dow Jones superó la barrera de los 10,000 puntos. En la primavera
de 1999, “el efecto prosperidad” causado por los altos valores del
mercado condujo a los norteamericanos a disminuir sus propor-
ciones de ahorros y endeudarse, impulsando así el rápido creci-
miento económico. En el ámbito internacional, este sorprendente
crecimiento llevó a la creencia de que los estadounidenses habían
inventado un nuevo tipo de economía capitalista y que superaban
para siempre los efectos virulentos que han acompañado al propio
sistema capitalista. Se decía también, que la nueva era de la econo-
mía norteamericana se reproducía de los diversos desarrollos que
incluían la liberalización de los mercados de las excesivas regula-
ciones del gobierno, la reducción y reestructuración de las empre-
sas y la rapidez de los avances tecnológicos. Además, la globaliza-
ción económica, los altos índices en la productividad y la apertura
de la economía a los productos importados permitían el manteni-
miento de niveles bajos de precios, lo que amortiguaba las presio-
nes inflacionarias, e hizo posible con ello a la Reserva Federal (fed)
experimentar con políticas económicas expansionistas. Asimismo,
la reducción del déficit presupuestal, una buena administración
comercial y una revitalización del sector empresarial otorgaron al
país mayor ventaja competitiva frente a sus rivales japoneses y eu-
ropeos en el aprovechamiento de la economía de internet y el des-
plazamiento inevitable que sufrieron las economías desarrolladas
de la manufactura a las industrias de servicio (Gilpin, 2000).
Sin embargo, paralelamente al disfrute de siete años de pros-
peridad, los estadounidenses nunca se percataron de que dicho
progreso se estrechaba cada vez más con la economía global, por
lo que en todos los ámbitos nadie estaba aislado. Así, con una baja

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 164 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
tasa de ahorro interno respecto del mundo industrializado, la eco-
nomía estadounidense se volvió más dependiente de las importa-
ciones de capital, por lo que la prosperidad de la década de 1990
fue en parte una contribución de los inversionistas extranjeros,
quienes con el financiamiento al mercado de valores fortalecieron
la expansión económica.
Entonces, el sistema económico global que integraron las eco-
nomías a través de los grandes movimientos en el comercio, los flu-
jos financieros y la relocalización de las empresas transnacionales,
produjo a finales de la década de 1990 serios desórdenes tanto en
el ámbito interno como en los internacionales. En palabras de Kin-
dleberger (2005), el desorden económico global que comenzó en
Tailandia en 1997 constituía hasta ese momento el último episo-
dio de una serie de “manías, pánicos y choques” (usando el título
del autor) considerado como el reflejo del creciente impacto de las
fuerzas económicas globales en el ambiente político y económico
internacionales, y que agitaron, en opinión del autor, el capitalis-
mo internacional durante los últimos trescientos años.

Las lecciones no aprendidas


Kindleberger (2005) sostiene que para los historiadores un even-
to es único. En contraste, los economistas sostienen que hay pa-
trones en el tratamiento de la información, en particular eventos
probables que inducen a respuestas similares. En este sentido, la
historia es particular, y la economía es general. El ciclo de negocios
es una característica de las economías de mercado, los aumentos
en la inversión en planta y equipos conducen a incrementos en el
ingreso familiar y en la tasa de crecimiento del ingreso nacional.
La macroeconomía se ocupa de explicar las variaciones cíclicas en
la tasa de crecimiento del ingreso nacional relacionado con su ten-
dencia de crecimiento en el largo plazo.
Kindleberger (2005) y Gilpin (2000), en alusión al modelo
desarrollado por Hyman Minsky,2 sustentan que dicho modelo
fue usado para interpretar la crisis económica en Estados Uni-
dos, Gran Bretaña y otras economías de mercado. Sobre una base
keynesiana, Minsky ha destacado los cambios procíclicos en la 2 Economista estadounidense
oferta del crédito, los cuales se incrementan cuando la economía independiente y crítico de las
está en auge y decrecen durante el retraso. En su opinión, durante posturas oficialistas, centró
la fase de expansión los inversionistas se vuelven más optimistas su línea de investigación en la
fragilidad financiera intrínseca
acerca del futuro, y una vez revisadas las estimaciones a la alza de
a la marcha normal de la eco-
las utilidades de un extenso rango de inversiones, persisten más nomía y en la comprensión de
en la toma de préstamos. Al mismo tiempo, tanto las evaluacio- las crisis financieras.

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 165 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
nes del riesgo de la inversión individual del prestamista como su
baja aversión al riesgo disminuyen, están más dispuestos a otor-
gar préstamos, incluyendo algunos para inversiones que antes
parecieron muy riesgosos.
Cuando las condiciones económicas disminuyen su velocidad, los
inversionistas se vuelven menos optimistas y más precavidos. Al mis-
mo tiempo, sus pérdidas aumentan, y se vuelven más cautelosos.
Kindleberger apunta también que Minsky creyó que el incre-
mento procíclico en la oferta de crédito en buenos tiempos y el de-
cline en la oferta de este en tiempos de menos bonanza económica
conduce a la fragilidad en los acuerdos financieros e incrementa
la probabilidad de una crisis financiera. En este sentido, las crisis
financieras cuestionan en su momento la racionalidad de los mer-
cados y preguntan cómo es posible que los actores racionales se
vean atrapados una y otra vez en auges o manías que desembocan
invariablemente en crisis y pánicos financieros. En una serie de ar-
tículos, Minsky llegó a exponer lo que llamó “teoría de la inestabi-
lidad financiera” de la crisis. El sustento de esta teoría indica que
las crisis financieras constituyen un aspecto intrínseco e inevitable
del sistema capitalista, y siguen un curso discernible y predecible.
Los hechos que llevan a una crisis financiera comienzan con lo que
el autor llama un desplazamiento o una conmoción externa a la
economía. Como reacción a un desplazamiento en las oportuni-
dades de lucro, una cantidad de negocios con recursos financieros
apropiados o líneas de crédito se precipitan a la nueva área y aban-
donan las existentes. Si las nuevas oportunidades demuestran ser
suficientemente rentables, entonces se inicia una manía o auge de
inversión.
En esta línea, un aspecto clave del auge de la inversión es que
se nutre de una rápida y sustancial expansión del crédito bancario
que, a su vez, expande con fuerza la oferta monetaria agregada.
Sin embargo, Minsky señala que el crédito bancario es evidente-
mente inestable. Un auge de la inversión se nutre además de y con
los créditos bancarios, fondos personales y de empresas. Se expan-
de también para financiar el auge especulativo, incrementando
la oferta monetaria y la actividad expansionista. A la vez, el em-
puje especulativo provoca el aumento en el precio de los activos
financieros. Este último aumento de precios crea a su vez nuevas
oportunidades de lucro y atrae más inversionistas al mercado. Este
proceso acumulativo, como lo indica Minsky, es el causante de que
tanto los beneficios como las inversiones crezcan de manera muy
rápida. Durante esta etapa de “euforia”, la especulación en torno a
los aumentos de precios se convierte en otro factor importante que
llega al mercado. Atraídos por la posibilidad de obtener grandes

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 166 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
beneficios, cada vez más inversionistas soslayan las consideracio-
nes normales que deben guiar una inversión racional e invierten en
un mercado que, por su propia naturaleza, es muy arriesgado. Este
enajenamiento irracional constituye la fase de “manía” o “burbuja”
del auge. Cuando la fase maníaca se acelera, aumentan los precios
y la velocidad de la especulación.
En un momento específico de esta trayectoria especulativa, los
privilegiados que poseen la información confidencial calculan que
el mercado ha llegado a su punto crítico, por lo que comienzan a
convertir sus activos inflados en dinero o en inversiones de calidad.
En la medida en que los especuladores entienden que el juego ha
terminado, comienzan a vender sus activos sobrevaluados desem-
bocando finalmente en una huida hacia la calidad y la seguridad.
La quiebra de un banco, la ruina de una empresa o distintos acon-
tecimientos adversos representan la señal del mercado para pro-
vocar el desorden y originar finalmente el pánico financiero. En
cuanto los inversionistas se retiran apuradamente del mercado, los
precios se derrumban, se suceden las quiebras, y la “burbuja” esta-
lla, originando el desplome total de los precios. La crisis se produce
cuando los inversionistas intentan desesperadamente salvar lo que
puedan. Los bancos normalmente suspenden los créditos causan-
do una fractura de estos; lo que viene después es una recesión o
incluso una depresión. Finalmente, la crisis perdona, la economía
se recupera y el mercado vuelve a un punto de equilibrio, después
de haber pagado un enorme costo.
Kindleberger (2005) sostiene que el modelo de Minsky es apli-
cable al ámbito de las finanzas internacionales donde es posible
comprobar las características esenciales de las crisis financieras 3 El término Ponzi, refiere a
que expuso. La especulación, el riesgo, la expansión monetaria Carlos Ponzi, quien operó una
(crédito), el aumento en el precio de los activos, la abrupta e in- pequeña empresa de présta-
esperada caída del precio de los activos y la búsqueda precipitada mos en un suburbio de Boston
a principios de 1920. Ponzi
de dinero o inversiones de calidad son normales en la búsqueda
prometió a sus depositantes
internacional de la alta rentabilidad que hacen los inversionistas que él podía pagar intereses
internacionales. En esta línea, la hasta ahora última crisis financie- a una tasa de 30% a un mes
ra originada en Estados Unidos en el mercado de las hipotecas de y sus operaciones financieras
suavemente se fueron a tres
alto riesgo responde de manera puntual al modelo de Minsky. meses. En el cuarto mes sin
Dicho autor distinguió en su modelo tres tipos de finanzas: i) fi- embargo, el flujo de efectivo
nanza cubierta (hedge finance); ii) finanza especulativa (speculative proveniente de los nuevos
depositantes era más peque-
finance), y iii) finanza Ponzi (Ponzi finance).3 El auge en el modelo ño que los pagos de interés
de Minsky es completamente para una expansión del crédito. prometido a los clientes más
La experiencia debió ser un importante sustento, es decir, la cri- viejos, por lo que Ponzi fue a la
cárcel. El término “Ponzi finan-
sis en los Estados Unidos en la década de 1920 fue originada por
zas” es un término genérico
la rápida expansión de la producción de automóviles y el desarro- para un patrón no sustentable
llo asociado de las autopistas, junto con la electrificación de varias de finanzas.

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 167 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
partes del país, así como por la rápida expansión del número de
hogares con teléfonos. El choque en Japón en la década de 1980
fue por la liberalización financiera y la oleada en el valor del tipo
de cambio del yen. En los países nórdicos el choque de los ochenta
también fue originado por la liberalización financiera.
En Asia, el choque de los noventa se originó por la implosión
de la burbuja de precios de los activos y la apreciación del yen, lo
cual condujo a aumentos en los flujos de dinero desde Tokio, junto
con la liberalización financiera nacional. De vuelta en Estados Uni-
dos, el choque de los noventa fue originado por la revolución de
la tecnología de la información, y por el nuevo y bajo costo de las
formas de comunicación y control que incluyó la computadora, la
comunicación radiofónica y el e-mail.

El origen y las causas operativas de la crisis


hipotecaria: ¿el costo de la innovación?
El estudio de Feldstein (2007) apunta que el sector de la vivienda es
ahora como la raíz de tres distintos pero relacionados problemas:
i) un profundo decline en los precios de la vivienda y la relativa
caída en la construcción de casas; ii) un problema de crisis hipo-
tecaria que ha disparado un sustancial estancamiento de la expan-
sión del crédito y la congelación de un número importante de los
mercados de crédito y, iii) una disminución en las líneas de crédito
para adquisición de vivienda y el refinanciamiento de hipotecas
que podrían causar una baja importante en el gasto-consumo.
Chomsisengphet y Pennington-Cross (2006) indican que la
propiedad de una vivienda es una de las principales formas en
que las familias pueden construir su riqueza. De hecho, Schnei-
der y Chan (1999) apuntan que la típica familia estadounidense
no poseía ningún patrimonio corporativo, lo que significaba para
muchas la dificultad de invertir en algo para su vivienda. La pro-
piedad se representa en este sentido, como un importante factor
económico, un valioso trato de atención que es pagado al mercado
de las hipotecas.
El préstamo de alto riesgo fue presentado como un segmento
del mercado hipotecario relativamente nuevo y vertiginosamen-
te creciente que expandió el capital de los deudores, quienes por
diversas razones no eran sujetos de crédito. Es decir, aquellos in-
dividuos que no reunían los requisitos mínimos para acceder al
mercado de las hipotecas, tuvieron un gran acceso al crédito en
el mercado de hipotecas de alto riesgo. Dos de los aspectos más
importantes en el otorgamiento del crédito fueron el gran número

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 168 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
de propietarios y la oportunidad que éstos tuvieron para crear ri-
queza (Chomsisengphet y Pennington-Cross, 2006). Sin embargo,
debido a que el pobre historial crediticio se asocia con más delito
e incumplimiento de pago, las tasas de interés para los préstamos
de alto riesgo se calcularon considerablemente más altas que los
préstamos normales.
Shiller (2007) presenta la evidencia de una fuerte oleada en los
precios de las casas después del año 2000. En especial, el índice
nacional de precios reales de casas, rentas reales y costos reales de
construcción se movieron juntos por 25 años hasta el año 2000.
Después de eso, mientras los costos de construcción y las rentas
continuaron moviéndose en paralelo, los precios reales de las casas
crecieron rápidamente, al grado de que para el año 2006 eran 70%
más altos que la renta equivalente, en parte movido por la amplia
creencia popular de que la inversión en viviendas era una irresisti-
ble oportunidad. ¿De qué otra manera una familia estadounidense
media podría comprar un activo revaluándose al 9%, con el 80%
de esa inversión financiada por una hipoteca a una tasa de interés
deducible de impuestos del 6%, lo que implicaba una tasa anual de
retorno de más del 25%?
Krugman (2009) indica a este respecto que lo que realmente
pasó, sin embargo, fue un completo abandono de los principios
tradicionales. Hasta cierto punto esto fue impulsado por la euforia
irracional –emulando a Shiller– de las familias individuales que
vieron aumentar el precio de las casas cada vez más, decidiendo
por lo tanto, que ellos podrían saltar al mercado, sin preocuparse
de cómo pagar. No obstante, estas decisiones fueron fortalecidas
por un importante cambio en la práctica de los préstamos.
Precisamente la alta integración de deudores de alto riesgo al
mercado de las hipotecas hizo que un monto de $34 billones de
dólares en hipotecas de alto riesgo desordenara y después resque-
brajara el sistema financiero internacional (Dodd, 2007).
Como se mencionó antes, la respuesta está en la transforma-
ción radical del préstamo hipotecario para vivienda que a partir
de las simples instituciones que en la década de 1930 concedían
préstamos locales, y que al pasar a manos de los grandes consor-
cios bancarios y bursátiles de Wall Street, instrumentaron técnicas
modernas de ingeniería financiera y empaquetaron las hipotecas
en títulos de inversión a través de derivados de crédito y obligacio-
nes de deuda garantizada. El mercado no hubiese funcionado si no
fuera posible “trozar” la deuda y vender los segmentos por separa-
do colocando los trozos de mayor riesgo a inversionistas con mayor
apalancamiento, quienes normalmente buscan altos rendimientos,
tales como los fondos de cobertura (hedge funds).

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 169 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
Para explicar la evolución del mercado hipotecario y determi-
nar por dónde se quebró y diagnosticar las fallas estructurales, su
ruptura y su propagación al sistema internacional, tomaré como
base el trabajo de Dodd (2007), para la siguiente explicación.
El mercado hipotecario norteamericano estuvo integrado has-
ta 1938 por instituciones de depósito reguladas, como bancos y
cajas de ahorro, que a través de los depósitos integraban cajones
crediticios para el financiamiento de la vivienda. Dichas institu-
ciones “originaban” los préstamos, y al conservarlos en sus activos
custodiaban el riesgo de crédito, el riesgo de mercado por la fluc-
tuación de las tasas de interés y el riesgo de liquidez que implica
financiar activos a largo plazo con obligaciones de corto plazo, es
decir, vía depósitos. Con el objetivo de generar mayor liquidez y
capital fresco a los mercados, y como parte de las políticas del New
Deal, el presidente Roosevelt instituyó en 1938 la Federal Natio-
nal Mortgage Association, mejor conocida como Fannie Mae. Di-
cha asociación se encargó de crear un mercado secundario. Con
sus atribuciones federales, la sociedad le compraba hipotecas a los
originadores en efectivo, y al conservarlas en sus activos asumía los
diversos riesgos, ya que para la entidad los riesgos de mercado y
liquidez eran menos peligrosos por la captación de créditos de lar-
go plazo. Además, con una cartera hipotecaria que comprendía el
ámbito nacional neutralizaba el riesgo de crédito, algo que a juicio
del autor era difícil, incluso para los bancos más grandes, por las li-
mitaciones regulatorias sobre la actividad bancaria interestatal. El
autor indica que Fannie Mae solo cerraba operaciones con hipote-
cas que cumplían con ciertas normas de evaluación de riesgos; en
la actualidad dichas normas son las que distinguen a las hipotecas
de bajo riesgo.
El éxito de Fannie Mae hacia 1960 significó que su captación
de fondos para la compra de hipotecas representaba una parte im-
portante de la deuda pública estadounidense. Con la intención de
eliminar dichas actividades del presupuesto federal, el presiden-
te Johnson reorganizó el mercado hipotecario dependiente del
Estado en 1968, redirigiendo ciertas hipotecas hacia otra nueva
organización que denominaron Government National Mortgage
Association, mejor conocida como Ginnie Mae, convirtiéndola en
una sociedad bajo control privado, conservando ciertas obligacio-
nes de financiar el sector de la vivienda de bajo costo por razones
de interés público. En 1970, Ginnie Mae creó títulos de inversión
con respaldo hipotecario, transfiriendo de esta manera el riesgo de
mercado a los inversionistas y cancelando a la vez del presupuesto
federal gran parte de la deuda contraída para el financiamiento de
los programas públicos de vivienda.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 170 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
Freddie Mac (o Federal Home Loan Mortgage Corporation) fue
la tercera sociedad creada también en 1970 con el objetivo de titu-
lizar hipotecas convencionales y competir con Fannie Mae después
de la privatización de esta última. Con el tiempo, los modelos de
ambas sociedades fueron convergiendo, suministrando juntas un
importante volumen de financiamiento al comprar hipotecas de
bajo riesgo, y conservándolas en sus activos además de transformar
una cantidad igualmente importante de préstamos para vivienda
en títulos garantizados por estas hipotecas.
Dichos títulos fueron demandados por inversionistas institu-
cionales, particulares acaudalados y las propias instituciones de
depósito. El proceso de titulación propagó el riesgo de mercado
brindando a las instituciones de depósito una clase más líquida
de activos de préstamos, explotando fuentes de capital profundas
para el mercado hipotecario. Como lo sustenta el autor, otra venta-
ja de estos títulos radicaba en que eliminaban el riesgo de mercado
no solo de los estados financieros de los originadores de hipotecas,
sino también de los activos de Fannie Mae y Freddie Mac. Como
fuente de financiamiento a largo plazo, garantizaban los présta-
mos, neutralizando también, gracias a su enorme tamaño y a su
diversificación, gran parte el riesgo de crédito.
Los beneficios múltiples que ofrece la titulación, consiste, en
opinión del autor, que los originadores perciben comisiones por
la evaluación del riesgo sin exponerse a riesgos de crédito, mer-
cado o liquidez ya que después de otorgar un préstamo lo podían
vender; y si así lo deseaban, podían recuperar el riesgo de mercado
recomprando los títulos. Los inversionistas, por su parte, ganan en
liquidez y diversificación. El mercado hipotecario obtiene un acce-
so más amplio a los capitales. Los gestores de las hipotecas cobran
jugosas comisiones y ganan intereses. Los emisores de los títulos
respaldados por las hipotecas obtienen comisiones por la suscrip-
ción y, Fannie Mae y Freddie Mac, por las emisiones titulizadas.
La estructura de este mercado que se construyó en torno a em-
presas garantizadas por el Estado resultó en un éxito sin prece-
dentes. Sin embargo, cuando el gobierno denunció a Fannie Mae
y Freddie Mac de incumplimiento de la nueva norma en la conta-
bilización de derivados, Wall Street se concentró totalmente a la
emisión de títulos con garantía hipotecaria.
Según la publicación Inside Mortgage Finance, en 2003 Fannie
Mae y Freddie Mac produjeron el 76% de las emisiones respaldadas
por hipotecas y activos; el 24% restante eran emisiones de “etiqueta
privada” organizadas por grandes firmas de Wall Street. Para me-
diados de 2006, los porcentajes eran 43% y 57%, respectivamente.
Las emisiones privadas provenían de reconocidas empresas finan-

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 171 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
cieras –Wells Fargo, Lehman Brothers, Bear Stearns, JP Morgan,
Goldman Sachs y Bank of América– y de grandes prestamistas a
deudores hipotecarios de alto riesgo, como Indymac, WaMu y
Countrywide.
Al mismo tiempo en que se sucedían los rápidos y radicales
reajustes en las cuotas de mercado, las normas de evaluación de
riesgo cambiaron. En tanto que Fannie Mae y Freddie Mac trata-
ban casi exclusivamente con deudores de bajo riesgo, la actividad
privada creció en gran medida gracias a la originación y titulación
de hipotecas de alto riesgo e intermedio, es decir, los primeros cre-
cieron de $37.4 billones de dólares en 2003 a $114.3 billones de
dólares en 2006, y los de riesgo intermedio pasaron de $15.8 billo-
nes de dólares en 2003 a $76.5 billones de dólares en el mismo año
(Inside Mortgage Finance, 2007).
Bajo este entramado es que se planteó la pregunta de cómo
vender títulos de deuda de baja calidad, cuando los principales
compradores de instrumentos garantizados con hipotecas de bajo
riesgo eran inversionistas institucionales, y que por razones regu-
latorias no podían exponerse a títulos de dudosa calidad. La deuda
de alto riesgo tenía un valor de $1,100 billones de dólares, de los
cuales se ha estimado que $685 billones correspondía a títulos res-
paldados por hipotecas. Existía la posibilidad de poder vender una
pequeña proporción a diferentes inversionistas en busca de renta-
bilidades fuertes, pero no la totalidad.
Ante esta disyuntiva, encontraron que la clave para colocar la
deuda hipotecaria de alto riesgo en el mercado debía ser dividien-
do el riesgo, es decir, creando trozos de grado de inversión que to-
leraran poco riesgo y trozos más riesgosos con la calificación más
baja. La puesta en marcha de esta idea implicó que Wall Street jun-
tara las hipotecas de alto riesgo en obligaciones de deuda garanti-
zada,4 y las dividió en dos trozos.
Al igual que las hipotecas que les sirvieron de base, las obli-
gaciones de deuda garantizada produjeron capital e intereses. Así,
en el caso de una obligación fraccionada en tres trozos, el trozo
preferencial era el de menos riesgo ya que tenía derecho a cobrar
primero los pagos de las hipotecas por su mejor calificación credi-
ticia (a veces AAA) y generaba por lo mismo intereses más bajos.
El trozo intermedio implicaba mucho riesgo, generalmente por su
grado especulativo ofrecía mayor rentabilidad. El tercer trozo, el
más bajo, no generaba ningún pago hasta que no estuvieran total-
4 Instrumento que inventó en mente cubiertos los dos anteriores; era altamente riesgoso, por lo
1978 la ya desaparecida firma
regular no cuenta con calificación crediticia y produce el máximo
Drexel Burnham, para finan-
ciar compras apalancadas con de rentabilidad. Cada clase se vendía por separado y los precios se
bonos chatarra. integraban durante la negociación en los mercados secundarios.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 172 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
En opinión del autor, alrededor del 80% de la deuda de alto ries-
go, atrajo, entre otros, a inversionistas institucionales interesados
en el trozo preferencial de grado de inversión. Los trozos de me-
nor calidad atrajeron a los hedge funds, mesas de operaciones por
cuenta propia de los bancos de Wall Street y algunos inversionistas
institucionales en busca de alta rentabilidad.
Fitch Ratings –una corporación de servicios de consultoría para
la industria financiera– alertó en 2005 sobre la rápida transforma-
ción de los hedge funds en importantes fuentes de capital para el
mercado de crédito, situación que resultaba muy peligrosa, ya que
existían razones para creer que podrían agravar los riesgos. Es de-
cir, los hedge funds son especialistas en operaciones de alto riesgo,
son oscuros porque no están obligados a emitir información sobre
sus operaciones, ni sobre sus patrimonios.
El sistema regulatorio de los negocios hipotecarios jugó un papel
crucial en el desarrollo de la crisis. A diferencia de los títulos coti-
zados en el mercado y los contratos de futuros, las obligaciones de
deuda garantizada y los derivados de crédito son extrabursátiles. Es
decir, mientras que las bolsas de valores intermedian en toda opera-
ción de compra-venta y la negociación se realiza de manera pública,
en los mercados extrabursátiles la negociación se lleva a cabo direc-
tamente entre operador y cliente, y los precios y volumen de opera-
ciones no salen a la luz pública. En este sentido, la integración de
precios es gris y ninguna entidad supervisa los mercados evitando
así la detección de grandes o vulnerables posiciones. Otra diferencia
con relación a las bolsas organizadas oficialmente es que el sector
extrabursátil tampoco tiene creadores que garanticen la liquidez. Si
algún suceso grave causa entonces un desplome de precios, los ope-
radores dejan de crear mercado y la operación puede suspenderse.
En consecuencia, el estudio explica que cuando la crisis explotó,
los mercados de títulos garantizados por hipotecas de alto riesgo per-
dieron liquidez en el momento en que muchos inversionistas altamen-
te apalancados –entre ellos los hedge funds– tuvieron que ajustar sus
posiciones o deshacer posiciones largas para atender las llamadas de
reposición de margen que demandaban sus principales operadores
(los hedge funds, se endeudan con la garantía del valor de sus activos;
cuando este disminuye, salen a la búsqueda de nuevos fondos o a ven-
der sus tenencias de activos para cumplir con sus obligaciones). Sin
embargo, en ausencia de operaciones, los precios de mercado utiliza-
dos como referencia desaparecieron, por lo que prácticamente fue im-
posible determinar el valor de los distintos trozos de riesgo.
Ante este serio problema, los hedge funds abandonaron sus po-
siciones de negociación, dejando en la inexistencia al mercado de
obligaciones de deuda garantizadas.

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 173 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
Ante este derrumbe, el desvanecimiento de compradores en
el mercado secundario engendró una enorme presión sobre los
originadores de hipotecas de alto riesgo, al grado de no poder co-
locar los préstamos otorgados. De entre todos estos, muchos eran
entidades financieras no reguladas con escasa capitalización, y en
el momento en que sus bancos les cerraron el financiamiento, in-
mediatamente también cortaron el otorgamiento de préstamos,
incluso algunos se declararon en quiebra.
De esta manera, el eslabonamiento de la complicada cadena en-
tre emisores y compradores disipó el crédito para la compra y el fi-
nanciamiento de vivienda, arruinando la demanda de esta.
Finalmente, el propio Dodd (2007) explica que cuando los
hedge funds, y los inversionistas dejaron de comprar los trozos de
mayor riesgo de los títulos avalados por hipotecas de alto riesgo, el
mercado reconoció que el trozo de grado de inversión fue la base
de muchas emisiones de papel comercial. A partir de ello es que el
grado de inversión había inspirado confianza, pero el choque de
los otros dos trozos ahuyentó a los compradores de papel comer-
cial. Para emitir papel comercial, los principales bancos y socieda-
des de Wall Street crearon vehículos de inversión estructurada que
se pudiesen mantener fuera de sus libros, buscando la evasión de
encajes. De manera imprevista, activaron las líneas de crédito que
habían garantizado esos vehículos y fueron pasados a los estados
financieros, lo cual exigió más fondos, situación que incrementó la
demanda de crédito, ya escaso de por sí en esos momentos.
Los hedge funds, y los inversionistas, quienes buscaban altas
rentabilidades, jugaron un importante papel en la transmisión de
la crisis hacia el exterior. Cuando los precios de los trozos de ma-
yor riesgo y los inversionistas no pudieron deshacer las posiciones
en desventaja, ofrecieron a la venta otros activos, principalmente
aquellos que ofrecían grandes tomas de utilidades, como la renta
variable en los mercados emergentes, reponiendo de esta manera,
sus pérdidas. Los mercados de renta variable retrocedieron en todo
el mundo y las monedas de la gran mayoría de los países emer-
gentes sufrieron también importantes márgenes de devaluación,
enfrentado así un problema crítico a través de una etapa de recu-
peración.
El estudio considera que la falta de transparencia del mercado
extrabursátil empeoró el problema, ya que los inversionistas súbi-
tamente adversos al riesgo no sabían quién estaba expuesto y quién
a salvo. Los títulos avalados por hipotecas de alto riesgo atrajeron
un gran número de compradores fuera de los Estados Unidos. Por
ejemplo, varios bancos alemanes que incorporaron esos títulos a
sus carteras requirieron la intervención de los organismos regula-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 174 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
dores, y en el Reino Unido el pánico se desató entre los depositan-
tes y el Nothern Rock. Canadá fue golpeado por la crisis del papel
comercial, ya que las líneas de crédito garantizadas que apoyaban
los vehículos emisores estaban “infectadas”, lo que generó inevita-
blemente una incertidumbre jurídica en un momento tan crítico.

Las causas institucionales


Feldstein (2007) indica que hasta cierto punto los propietarios
de casas reconocieron que los precios de las viviendas –es decir,
el precio real de la tierra– podrían no guardar el rápido aumento
y quizás declinar. Por ejemplo, a principios del mes de octubre los
precios iniciaron con una baja del 3.4%, y una baja que fue estima-
da para los siguientes doce meses de 9% (estimación de Goldman-
Sachs para junio de 2007). La baja en los precios disminuyó la ve-
locidad de las compras, causando un aumento en el inventario de
casas terminadas y sin vender, y una decisión de los constructores
de contraer la tasa de construcción.
Leamer (2007) explica que la baja en la construcción fue un
precursor de ocho de las diez pasadas recesiones. Además, las ma-
yores fallas en la construcción de casas se hicieron seguir en mu-
chos casos de una recesión, excepto cuando las guerras de Corea y
Vietnam proveyeron un estímulo para la demanda.
La respuesta del porqué se dispararon los precios de las vivien-
das en los cinco años anteriores reside –a juicio de Leamer– en que
mientras el frenesí irracional de las expectativas del precio de las
casas pudieron ser factores de inducción, existieron razones fun-
damentales. El crédito se abarató, por lo que su obtención llegó a
ser relativamente fácil. Cuando la fed se preocupó por la deflación,
cortó la tasa de referencia a 1% en 2003, prometiendo un aumento
muy lento. Esta medida causó que las tasas de mediano plazo caye-
ran, induciendo a un despegue de las tasas de interés hipotecarias
y una amplia promoción de las hipotecas con una muy “provoca-
dora” baja tasa temporal.
El dinero hipotecario se volvió también muy abundante como
resultado de varios cambios institucionales –como Bernanke
(2007), Gramlich (2007) y Green y Wacher (2007) explicaron. En
opinión del autor, las hipotecas de alto riesgo fueron el resultado
de cambios legislativos, especialmente la Ley de Reinversión Co-
munitaria (Community Reinvestment Act), y del amplio uso de los
modelos de evaluación de riesgos para préstamos. Adicionalmen-
te, la titulación indujo a una baja en los estándares de los presta-
mistas, quienes no mantuvieron las hipotecas que ellos crearon.

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 175 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
Los corredores hipotecarios volvieron a reemplazar a los bancos y
a las cajas de ahorros como los principales originadores de las hi-
potecas. Todo esto se había estado desarrollando desde la década
de 1990, y contribuyó a los problemas actuales cuando las tasas
cayeron después del año 2000.
En esta misma línea, Krugman (2009) indica que la estructura
del sistema financiero cambió fundamentalmente durante el auge
con un dramático crecimiento de los activos fuera del sistema ban-
cario tradicional. Este sistema financiero no bancario creció para
ser muy grande, particularmente en dinero y fondeo de mercado.
A principios de 2007, los activos respaldados por medio de papel
comercial estructurados en vehículos de inversión, en tasa de su-
basta de bonos preferentes, oferta de bonos de opción y pagarés
de demanda a tasa variable, tenían una combinación de activos
de aproximadamente 2 mil 200 billones de dólares. Los activos fi-
nancieros “overnight” de recuperación tripartita crecieron a 2 mil
500 billones de dólares. Los activos mantenidos por los hedge funds
crecieron a cerca de mil 800 billones de dólares. Los estados finan-
cieros combinados de cinco de los diez bancos de inversión más
grandes totalizaron 4 mil billones de dólares.
En comparación, el total de los activos de los cinco grandes
bancos en Estados Unidos era solo de 6 mil billones de dólares, y el
total de activos de todo el sistema bancario se situaba en aproxima-
damente 10 mil billones de dólares.
Así, el mismo Krugman (2009) refiere que en la era moderna
como en el pasado, las cosas se han puesto interesantes y peligro-
sas por enésima vez. El creciente flujo internacional de capitales
estableció el escenario para la devastadora crisis monetaria en los
noventa y para una globalizada crisis financiera en 2008. El cre-
cimiento de la sombra del sistema bancario, sin cualquier exten-
sión correspondiente de la regulación, ha puesto el escenario para
la masiva retirada de depósitos bancarios de los últimos tiempos.
Estas carreras involucraron los desesperados clics del mouse, más
que la frenética muchedumbre fuera de las puertas bajo llave de los
bancos, pero ellos no fueron menos devastadores.

La fuerza de las ideas: ¿una


ingratitud de la innovación?
Al considerar la veracidad de sus teorías, Schumpeter (1934) asegu-
ra dos aspectos en el ámbito de sus esquemas: i) que al capitalismo
se le debe tratar como un proceso de evolución, y que todos sus proble-
mas fundamentales inician del hecho de que es un proceso de evolución,

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 176 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
y ii) que esta evolución no consiste en los efectos de los factores externos
sobre el proceso capitalista, ni en los efectos de un lento crecimiento del
capital o de la población, sino en esa especie de mutación económica, a
la que define como innovación.
Por otro lado, al hablar de la teoría de la crisis, apunta que el
auge finaliza y la depresión comienza después del período de tiempo que
debe mediar antes de la aparición en el mercado de los productos de las
nuevas empresas. Y un nuevo auge sucede a la depresión cuando se haya
terminado el proceso de absorción de las innovaciones.
Keynes (1943) sustenta que el concepto de crisis, como otra ca-
racterística del ciclo económico, indica que la eficiencia marginal
del capital no solo depende de la abundancia o escasez de bienes
de capital existente y del costo corriente de su producción, sino
también de las expectativas actuales en razón del futuro rendi-
miento de los bienes de capital. En el caso de los bienes durables,
es natural, por lo tanto, que las expectativas del futuro jueguen un
papel determinante de la escala que parezca recomendar nuevas
inversiones. En este sentido, la explicación predominante de la cri-
sis no es principalmente un aumento en la tasa de interés, sino una
repentina deformación de la eficiencia marginal del capital. De esta
manera, las últimas etapas del auge se caracterizan por las expec-
tativas optimistas sobre el rendimiento futuro de los bienes de ca-
pital en un sentido ampliamente sólido tanto como para equilibrar
la creciente riqueza y sus costos de producción incrementales y,
muy probablemente, también un incremento de la tasa de interés.
Sustenta también que es característico de los mercados de inver-
sión organizados que, cuando el desencanto amenaza sobre el alto
optimismo o sobre la alta demanda, el colapso es muy violento y
catastrófico en un ambiente de compradores altamente ignorantes
de lo que compran y de especuladores, cuyo interés está más con-
centrado en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de
la opinión del mercado, más que en una estimación razonable del
futuro rendimiento de los bienes de capital. Además, el pesimismo
y la incertidumbre del futuro paralelos al resquebrajamiento de la
eficiencia marginal del capital conducen naturalmente a un incre-
mento en la preferencia de liquidez, y a partir de aquí a un aumento
en la tasa de interés. Así, el hecho de que un resquebrajamiento de
la eficiencia marginal del capital se acompañe de un incremento en
la tasa de interés, puede agravar mucho el descenso de la inversión.
Sin embargo, la preferencia por la liquidez, excepto en aquellas que
se asocian con un aumento en el comercio y la especulación, no
aumenta sino hasta después del resquebrajamiento en la eficiencia
marginal del capital. La tesis keynesiana indica que esto es lo que
hace difícil el estudio de la depresión. Después, un descenso en la

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 177 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
tasa de interés será de gran ayuda para la recuperación y, muy pro-
bablemente es una condición necesaria de la misma. Pero, por el
momento, el colapso en la eficiencia marginal del capital puede ser
tan completo que no sea suficiente ninguna reducción factible en
la tasa de interés. Es decir, si una baja en esta fuese capaz de proveer
un remedio efectivo por sí misma, ello posibilitaría la recuperación
inmediata bajo el control directo de la autoridad monetaria. No
obstante, de hecho, esto no suele ocurrir, ya que no es fácil resu-
citar la eficiencia marginal del capital, en un estado “comatoso”,
determinado por la desviada y desobediente psicología del mundo
de los negocios. La medicina, por lo tanto, es el retorno de la con-
fianza, que resulta ser una variable tan poco dispuesta de controlar
en una economía de capitalismo individual.

Conclusión
El mundo vive actualmente un panorama muy poco halagador, sin
embargo, todos estamos enfrentando una crisis que se originó en
Estados Unidos y que está representando una dura prueba para la
nueva y compleja finanza estructurada de productos, mercados, y
modelos de negocios desarrollados en la vigencia de la década pa-
sada.
El plan de recuperación formulado por el G-20 posibilita una
salida del “estado de coma” en el que muchas economías se en-
cuentran. La importancia de asumir con mayor responsabilidad el
funcionamiento de la interdependencia mundial a través del co-
mercio y la interconexión financiera es en verdad apremiante.
La evidencia empírica ha demostrado a través de los diferen-
tes ciclos que por encima de cierto nivel de prosperidad, el creci-
miento y el desarrollo no han conducido precisamente a los me-
jores niveles de bienestar social. Si los líderes, principalmente los
de los países industrializados, están ciertos en el compromiso de
la recuperación mundial, y no individual, el principio de una nue-
va etapa del desarrollo económico internacional está enfrente de
todos. Es posible entonces coincidir en un principio básico: la era
de la desregulación de Margaret Thatcher y Ronald Reagan ha ter-
minado, y por desgracia, su fin ha puesto de rodillas en su último
intento a todo el mundo. Es el momento de la redefinición del Es-
tado, definir el nuevo papel del gobierno y por supuesto también
el de los mecanismos del mercado, y la regulación eficiente de los
mercados financieros mundiales. Todo ello entraña un importan-
te replanteamiento a partir de una nueva reasignación de criterios
más equilibrados sobre la producción nacional que dimensionen

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 178 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
el bienestar y el ofrecimiento de una mejor trascendencia política
de las naciones.

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(Evaluado el 9 de junio de 2009.)

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación... 179 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180
Autor

José Cruz Roa Hernández. Doctorando en Ciencias Sociales en el Área de Concentración de Relacio-
nes Internacionales por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Posee la Maestría
en Ciencias con Especialidad en Medio Ambiente y Desarrollo Integrado por el Centro Interdisciplinario
de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto Politécnico Nacional. Es
licenciado en Finanzas por la Universidad Tecnológica de México. Profesor titular en la Universidad Autó-
noma Metropolitana, plantel Azcapotzalco, institución en la que imparte las cátedras de Administración
financiera y Modelos financieros.

Cómo citar este artículo:

Roa Hernández, J. C., “Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los


costos de la innovación hipotecaria en Estados Unidos de Norteamérica”,
Revista de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Universidad Na-
cional de Quilmes, primavera de 2009, pp. 161-180.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 161-180 180 José Cruz Roa Hernández
Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la innovación...
misceláneas

revista de
ciencias
sociales
segunda época
Noé Jitrik

Homo hominis
lupus
¿Desde cuándo el tema o el asunto del zan diversas escuelas– sin que se pueda
poder está presente no en lo que pode- asegurar que las conclusiones a que se
mos llamar “realidad” sino en la preocu- ha llegado lo consideren una estructura
pación filosófica o social? ¿Será desde constitutiva del ser humano, eso que se
los griegos, será desde lo que entendió llama, sin mesura, voluntad de poder,
Fernando el Católico y después, a su como lo pretendió Nietzsche y que radi-
ejemplo, Maquiavelo? ¿Estará implícito caría en un fondo erótico incontrolable,
en los textos sagrados, Tablas de la Ley y algo así como lo que trató de interpretar
los precedentes, o en la Biblia, los Evan- la vieja fórmula, “homo hominis lupus”. Se
gelios, el Corán? Parece evidente, en diría, más bien, que el poder nace con la
cambio, que si como entidad el poder es sociedad misma y que es un objeto so-
tan antiguo como la humanidad misma, cial que viaja por todos los canales por
como tema, como preocupación y objeto los que transcurre la vida social. Es más,
de retórica, literaria y filosófica pero en en este sentido se podría decir que una
especial política, es fundamentalmente historia de los pensamientos sobre el
moderno: debe haber tomado posición poder podría ser una historia misma de
o sido descubierto en una escena en la la civilización, así como aparece en las
que permanecía oculto aunque por cier- historias-historias, tal como las conoce-
to actuante cuando alguien, no sé quién, mos, de todas y cualquiera de las escue-
puede haberse dicho, qué es eso que está las. Y, sin embargo, de ninguna manera
ahí o qué sentido tiene eso que está ahí y el asunto está agotado, se sabe mucho,
que dirige las relaciones sociales de todo se tiene una gran experiencia, traumá-
tipo y que las hace a veces inteligibles, a tica por lo general, acerca de sus impli-
veces incomprensibles. ¿No ilustra con caciones, pero como sus formas visibles
claridad acaso esta formulación la trage- cambian a toda velocidad porque cam-
dia shakesperiana? bian los tiempos y las relaciones de fuer-
Sea como fuere, no se puede no admi- za, sobre las que se asienta toda idea de
tir que el asunto haya ocupado páginas y poder, todavía es materia de reflexión,
páginas de agudas, pero impotentes –so- todavía vale la pena detenerse en ello y
bre todo respecto del “no poder”– consi- no aceptar sin protestar sus previstos o
deraciones ante todo de tipo semántico previsibles alcances.
que derivan a lo político y aun a lo indi- La idea de que todo depende no
vidual –lo subjetivo es político preconi- de “un” poder sino “del” poder es tan

183 revista de ciencias sociales, segunda época


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arraigada que no hay casi análisis de cial: si es obtenible ¿quiénes aspiran a
situación que no termine en ese punto, obtenerlo?; el tercero, de orden político:
agujero negro en el que se hunden todas ¿quiénes lo ejercen? y, por fin, el cuarto,
las interpretaciones. Tanto es así que el ¿cómo actúan frente al poder quienes
asunto del poder no solo ocupa páginas no son sus sujetos sino sus objetos?
de infinitos textos, sino que es ya un lu-
gar común, racional o irracionalmente
–como análisis y, enfrente, como para- ¿Qué es el poder?
noia–, hasta en la conversación cotidia-
na, pública y privada; de tal modo lo es El poder es, ante todo, un verbo modal,
que su existencia y gravitación se dan uno de los llamados ilocutorios, que in-
por supuesto, se diría que el verbo está dica capacidad; exige un complemento
naturalizado y que nada se comprende que bien puede ser, en la teoría, otro
del malestar social y aun individual si no verbo, “poder ganar” por ejemplo, in-
se lo invoca, sin necesidad de recurrir a cluso un verbo modal, “poder hacer”, y
la teoría ni a la historia. en ambos casos seguido de un objeto,
Visto entonces en una torsión per- “poder ganar dinero” o “poder hacer
sonal, sin duda saturada del caudal de algo”, o bien un complemento determi-
reflexiones que se han hecho sobre el nado por una preposición, “poder de”...
tema del poder, diría que de alguna ma- una persona, por ejemplo. Si como ver-
nera, la palabra “poder” lo explica todo, bo posee todas estas posibilidades ello
de alguna manera es como “Dios”, en implica la emergencia de un concepto
una constelación de sentidos que puede que podría enunciarse de este modo:
excluir o incluir la noción de divinidad “el” poder efectivo y material que to-
(Dios el “Todopoderoso”, o “Dios ha dos conocemos descansaría en la suma
muerto: todo es posible”). de las posibilidades y alcances de ese
Tiendo a pensar, en esa torsión, que verbo, el máximo de capacidades y, co-
la cuestión del poder tiene varias facetas rrelativamente, el máximo de verbos (o
o niveles; además de verlo todos los días, sea de acciones) subordinadas. La ex-
o de las lecciones que nos proporciona presión “poder supremo”, atribuida a
la experiencia histórica o los innumera- determinadas personas –un Papa o un
bles textos que se ocupan del asunto, se Emperador o un Dictador– o a instan-
diría que es un arco que va de un todo cias –la voluntad de un pueblo, la Carta
interpretante e interpretativo, abstracto, Magna– intentaría indicar ese máximo
hasta un padecimiento concreto e indi- cuya manifestación más arraigada sería
vidual y, además, en un extremo el pun- un adjetivo, “Todopoderoso”, aplicado a
to en que se lo ejerce en el otro el punto Dios, el que lo puede todo. De ahí, a la
en el que se lo sufre. Por empezar pero, vez, su trascendencia y su traducción a
a continuación, y en esa perspectiva de términos de estructura, social y, en con-
niveles, se puede planificar un acerca- secuencia, política.
miento en torno a cuatro puntos en par- Ya en este campo, localizado en la
ticular, en torno a los cuales gira todo. posibilidad de una gama amplia de ac-
El primero, de orden filosófico: ¿qué es ciones, el poder sería, en consecuencia,
el poder?; el segundo, de orden psicoso- un principio de ordenamiento de una

revista de ciencias sociales, segunda época


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Homo hominis lupus
sociedad, tendría en su ejercicio un al- cado entre tres categorías de aspirantes
cance teleológico. Dicho de otro modo, al poder.
sin poder o, mejor dicho, sin poderes, Por un lado, están quienes desean sin
la sociedad carecería de fines y, sobre ningún ocultamiento obtenerlo prime-
todo, de rumbo. A su vez, el poder que, ro y ejercerlo después, ya sea para dirigir
así enunciado, es una abstracción, se al clan, o ya para satisfacer ambiciones,
concreta en otorgamiento y en una co- justamente, de poder; pueden quererlo
rrelativa obtención y, desde este punto, en estado puro, solo por tenerlo –pues-
a su vez se otorga. to que creen que tenerlo es un fin supe-
Consideraré el aspecto de la ob- rior– o bien creen que sin obtener poder
tención en el parágrafo siguiente. En no podrían contribuir a la felicidad y al
cuanto al otorgamiento hay, al menos, bienestar de los otros, que lo admiten
dos instancias otorgadoras: por un lado aunque no hagan nada por obtenerlo.
están Dios y su encarnación en este En unas u otras perspectivas y para
mundo, o sea la o las Iglesias, que lo lograrlo apelan a diversas operaciones de
otorgan a las monarquías o a funciones las que dan cuenta también la historia y
trascendentes, lo cual acarrea la idea de la literatura –tragedia, novela– que van
una “legitimidad” admitida absoluta o desde la imposición por la violencia, la
relativamente –en ese particular la His- intriga, el convencimiento por vía racio-
toria tiene la palabra–; por el otro está nal, el triunfo bélico o el asesinato hasta,
el pueblo, que mediante el voto impone, de manera orgánica, la decisión popular,
a través de un investimiento, una repre- auténtica o falsamente expresada.
sentación, o mejor dicho una represen- En segundo lugar, están quienes
tatividad, que es el fundamento, a veces son instalados en el poder no porque
encarnado en papeles, como la Consti- lo quisieran sino por la fuerza de las
tución de un país o las Leyes, a veces en circunstancias: un heredero del trono,
situaciones impuestas, a su turno de po- un improvisado tribuno elegido jefe
deres parciales. En ambos casos se tra- porque da una respuesta adecuada a
ma una compleja red de funciones que una situación dramática de falta de
se deben llenar y en cuyo ejercicio reside conducción, una persona que se estima
el poder, en principio atomizado en una apropiada para resolver una crisis de
pluralidad de poderes, grandes y peque- poder, valga como evocación la figura
ños, estructurados todos de similar ma- legendaria de Lucio Quincio Cincinato
nera o persiguiendo, en sus respectivos a quien se le otorgan todos los pode-
campos, parecidos objetivos: el logro de res sin que aspire a ello, retirado en su
un fin, el cumplimiento de una manda campo, ocupado en ararlo.
social, la satisfacción de un deseo. Por fin, en tercer lugar, están aque-
llos que tienen poder por razones de
estructura, aun sin haberse propuesto
¿Quiénes aspiran a obtenerlo o ejercitarlo: padres, espo-
obtener poder? sos, maestros, funcionarios menores sin
cuya venia es imposible acceder a fun-
En cuanto a la segunda cuestión, pare- cionarios mayores, más conscientes de
ciera que existe un contraste muy mar- su poder, etcétera.

Noé Jitrik
Homo hominis lupus 185 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 183-190
Una pregunta inquietante, y que jus- reales e imaginarias, hace posible la rea-
tifica el enunciado inicial de este punto, lización de todas las fantasías, ya sea po-
es qué lleva a algunos individuos a de- sitivas –lograr la “obra”, sea cual fuere el
sear el poder; la pregunta concierne a campo en el que se ejecute– ya negativas
la primera categoría, la de aquellos que –subordinar a otros o, como en el hori-
aspiran al poder, no a los que se ven de zonte fisiocrático, a la naturaleza.
pronto en una situación que los lleva al
poder o en la que están sin haberlo que-
rido. Por lo tanto, qué respuesta pue- ¿Quiénes ejercen el poder?
de haber a esa pregunta; dicho de otro
modo, qué depositan algunos en ese En este particular la cuestión tiene dos
deseo, sin por eso considerar que sea un aspectos: uno aparente y en muchos
deseo puro: Juana de Arco en su pura y casos virtual, otro real, no visible de
grandiosa acción, el pequeño diputado inmediato pero reconocible y aun des-
municipal, personajes como Robespie- cribible; en todo caso, la historia pro-
rre, José Stalin, John Kennedy, Ricardo porciona una buena cantidad de situa-
III, quienes quieren llegar a ser gerentes ciones que pueden entrar en uno u otro
de empresas o los que hacen política o en los dos aspectos al mismo tiempo.
desde abajo pensando en llegar arriba o La expresión, “el poder detrás del trono”
quienes, pese a frustraciones y fracasos sintetiza bastante bien lo que se quiere
cambian de lugar pero siempre querien- decir: el poder del trono sería aparen-
do lograr algo de poder, y tantos otros te, aunque quien lo detenta desearía
en diversísimos planos y situaciones. convertirlo en real, el de detrás el real,
¿Por qué, en consecuencia, nos pregun- a veces positivo o que infunde sabiduría
tamos, un sujeto “quiere” llegar al poder al poderoso –Séneca detrás de Nerón–,
u obtenerlo, qué lo mueve? a veces negativo –Rasputín detrás del
Habría varias respuestas a esa cues- Zar– aunque a veces ese poder se pierde
tión: por un lado, puede sentirse un y debe someterse al otro, ya sea porque
predestinado, por una iluminación o el poder real aclara las cosas, ya porque
por pertenencia o por designio familiar otra fuerza de detrás intriga y derrota al
o social; por otro, el más noble, puede que parecía invulnerable.
estar movido por un impulso ético que Y si bien el caso de referencia es noto-
se traduce en un sentimiento de respon- rio, tiene variantes históricas muy preci-
sabilidad histórica –la fuerza volcánica sas: la lucha secular entre la monarquía
de una conciencia de un mal cuyo re- española o inglesa, investidas ancestral-
medio reside en él y en nadie más que mente por la Iglesia, y la Iglesia misma,
él–; por el otro, puede moverlo, es un muestra con nitidez el conflicto entre lo
motor poderoso, una presuntuosa ima- aparente y lo real; no sin alternativas: en
gen de sí mismo como “capaz”, algo así ocasiones la Iglesia predominó y doble-
como ese lugar común, “si no lo hago yo gó a la monarquía, en ocasiones la mo-
no lo hace nadie”; por fin, puede estar, narquía se impuso y obligó a la Iglesia.
simplemente, movido por un cálculo de El esquema no termina de tener sus
conveniencias puesto que, no es ningún efectos en ese punto, que no es de llega-
misterio, obtener poder abre puertas, da sino de partida. Desde que la moder-

revista de ciencias sociales, segunda época


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Homo hominis lupus
nidad es modernidad, el investimiento real está en el estrato superior que, a su
del poder “aparente” vino por otras y vez, es virtual en relación con el que está
diversas vías, todas basadas en dos prin- por encima, por no hablar del poder que
cipios, méritos y representatividad, con- se ejerce en la cama de los que detentan
figuradas o entendidas de diferentes for- el poder aparente (Alejandro Magno,
mas; la asamblea es una de ellas: a mano según la leyenda, no hacía nada sin
alzada se inviste a un sujeto, primus inter consultar con su mujer, que no pensaba
pares, a ejercer un poder que interpreta- nada sin consultar con su hijo, que todo
rá y satisfará las necesidades y deseos de lo consultaba con su caballo).
quienes alzan la mano; la elección por Pero, además, si de la administración
los miembros de un grupo reducido, del poder en todos sus niveles resultan
un comité o una comisión, que, a su vez decisiones es casi inevitable que deban
elegidos por un número mayor de inte- atender a órdenes de intereses con más
grantes del grupo, de un Jefe o Director poder de los que las toman. Así, el Presi-
o Secretario General o Presidente, es dente de un país es quien tiene el máxi-
otra; otra, por fin, es la vía electoral, a re- mo poder, otorgado por un pueblo, pero
sultado de la cual, por decisión popular, su poder es virtual cuando se somete, y
se elige a los principales, en apariencia casi nunca deja de hacerlo, a intereses
–en este terreno nos hemos situado– económicos o corporativos que, de este
detentadores del poder, presidentes, di- modo, constituyen el poder real, por no
putados, senadores, gobernadores, jefes mencionar decisiones populares que
municipales, etcétera, los cuales a su vez, pueden poner en evidencia tal virtuali-
en virtud del poder que se les ha otor- dad. Este esquema explica los golpes mi-
gado, designan a otros sujetos de po- litares, las conspiraciones financieras, las
der relativo o sometido al poder de los intervenciones extranjeras o la solapada
superiores. Otra vía de acceso al poder acción de los servicios internacionales,
reside en la “carrera”: a mayores méritos el cada vez más poderoso narcotráfico,
corresponden reconocimientos que au- el más relativo, según los países, de las
mentan poder –militares, eclesiásticos, iglesias, las puebladas que destituyen a
empleados, etcétera–; por fin, y sin que presidentes y así siguiendo, en los más
la lista de posibilidades se agote, existe variados niveles y campos.
el mecanismo de los concursos según
los cuales obtiene determinado poder,
otorgado por quienes, en ese instante ¿Cómo actúan frente al
–los jurados o las autoridades convo- poder quienes no son sus
cantes– tienen más poder, a quien posee sujetos sino sus objetos?
méritos relativos al campo en cuestión.
Este amplio campo de investimiento Se puede pensar que hay dos respuestas
de poder, que es como una compleja red, a esta pregunta: sometiéndose o recha-
indica que hay jerarquías en la posesión zándolo.
del poder de modo que, vista de abajo La primera parece obvia y sería una
hacia arriba, cada estrato de poder, en especie de “no-respuesta”: el someti-
la medida en que depende de uno supe- miento de los seres humanos está en la
rior, resulta virtual; en ese caso, el poder estructura misma de la sociedad; puede

Noé Jitrik
Homo hominis lupus 187 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 183-190
decirse respecto de su relación con el po- Reacciones múltiples conciernen al
der que puede haberlo mayor, la esclavi- primero, desde el retraimiento y su ex-
tud –por derrota o por tráfico–, o menor, tremo, el enclaustramiento voluntario
la mera relación de dependencia, a otro o, viene a ser lo mismo, la metafórica
individuo –psicológica, afectiva o sexual, “fuga al desierto” y el anacoretismo
matrimonial o no–, a una institución hasta la esquizofrenia y el suicidio;
–una Iglesia, una escuela, una cárcel, un cada una de estas figuras responde a
ejército o un gobierno– o una obligación mecánicas y razonamientos diferentes,
–un trabajo, una disciplina, un impera- algunas de las cuales pueden no tener
tivo moral–, pasando por el servilismo ninguna relación aparente con el gené-
–hereditario, de clase o de condición u rico poder, ni institucional, ni personal
oportunista. Se diría, en este sentido y, ni político, ejercido, pero todas coinci-
recogiendo lo contenido en ese arco, de den en la respuesta a lo insoportable,
mayor a menor, que hay tres formas de en todas sus manifestaciones y sea cual
sometimiento: natural –de los animales a fuere el plano en el que esa emoción o
los hombres–, voluntario –el de quienes, clarividencia se produce, siendo, lo in-
a través de diversas formas de contrato, soportable, una de las consecuencias
aceptan las reglas de una sociedad– o in- del ejercicio del poder, sea cual fuere,
voluntario –el de quienes son forzados a sobre los individuos.
someterse fuera de toda contratación, ya En cuanto al registro social, insepa-
sea porque violaron alguna, ya porque rable del otro y este, a su vez, insepara-
nunca la aceptaron. ble de aquél, las respuestas o reacciones
En realidad el concepto de someti- al poder tienen un primer nombre, tan
miento a un poder parece opuesto al antiguo como la existencia misma del
concepto de libertad que siendo, según poder: rebeldía. Por lo general la rebel-
el pensamiento iluminista, inherente día se produce no solo cuando el prin-
al ser humano, es condicionado y aun cipio de libertad o de interés está afec-
reprimido de diverso modo. El famoso tado sino cuando el ejercicio del poder
ensayo de Étienne de la Boétie, preclaro incurre en demasías: opresión, exacción,
antecedente, quizás fundamento, del re- exceso, despotismo, tiranía, arbitrarie-
volucionario concepto de “derechos del dad y todas las variantes posibles; en
hombre”, sobre la “Servidumbre Volun- muchos casos, de no haberse producido
taria”, ilustra excepcionalmente no solo tales demasías no se habrían producido
esta oposición entre sometimiento al movimientos de rebeldía; esta situación
poder y libertad del individuo sino múl- se expresa de manera nítida en el mo-
tiples explicaciones acerca de por qué el vimiento de reacción que se denomina
sometimiento voluntario es contrario a “huelga” –por condiciones laborales,
la razón, salvando, por cierto, las situa- exigüidad salarial y diversos matices de
ciones que podemos llamar “racionales”, la explotación–; la huelga es una de las
sometimiento a la ley por ejemplo, o de formas orgánicas, lo es cada vez más a
“cálculo”, por conveniencia. medida que cambian las relaciones en-
El tema del rechazo al poder se sitúa, tre capital y trabajo (de ahí la distinción
como es previsible, en dos planos, el in- moderna entre “derecho de huelga” y
dividual y el social. “huelgas salvajes”), de, genéricamente,

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 183-190 188 Noé Jitrik
Homo hominis lupus
la “desobediencia” civil cuya finalidad es también en ocasiones esta palabra es
la corrección de tales demasías. despojada de su finalidad y es anexada
Pero no es la única manifestación del por el poder (“revolución productiva”,
enfrentamiento con el poder por parte por ejemplo)– que se preparan para eje-
de los que padecen su presencia y sus cutar sus resultados o sea para destruir
acciones; refutación, rechazo, repug- el poder existente según condiciones
nancia moral, autodefensa, salvaguarda propicias; por el otro, se produce en
de derechos individuales son el funda- entidades más amplias, el “pueblo” o la
mento de determinados enfrentamien- clase o determinados grupos sociales
tos con el poder; en el ámbito militar, que, de pronto, necesitan dar forma al
por ejemplo, se da la llamada “objeción enfrentamiento; en ese caso se habla de
de conciencia” o lo que puede llamarse “construcción de poder”, lo cual debe
“desobediencia debida” por oposición a entenderse como objetivo en sí y al mis-
la fatídica “obediencia debida”, pero es- mo como esclarecimiento de los medios
tas situaciones, como otras análogas –la a poner en ejecución para atacar al po-
huelga salarial por ejemplo– no cuestio- der existente, instalarse en el poder y ser
nan “el poder” sino poderes parciales poder.
que, no obstante, lo constituyen, si es En esta secular controversia acerca de
que “el” poder es una unidad. qué es el poder y cómo neutralizar sus
Pero cuando esos actos de enfrenta- efectos o bien desposeerlo de su energía
miento trascienden lo local e intentan sistémica –la constitución de un sistema
alcanzar la mencionada unidad se pasa es la fatalidad del poder– existe otra po-
a la instancia de la “revolución” que se sibilidad, también secular y quizás más
basa en un análisis preliminar de la ne- exitosa que las otras: me refiero a las
cesidad de derrotar al poder existente operaciones tendientes a constituir sim-
y establecer un conjunto de acciones bólicos por medio de transformaciones
correlativas y que implica, in nuce, la sígnicas, en la filosofía, las artes y la lite-
emergencia de nuevas formas de poder, ratura. Como conclusión podría decirse
llamadas, al menos en sus comienzos, que los productos en estos terrenos han
“contrapoder” pero, si tal revolución sido históricamente rechazos semió-
triunfa, devienen poder liso y llano aun- ticos al poder y, en muchas ocasiones,
que dotado de una teleología diferente han generado condiciones para pensar y
del que fuera derrotado. ejecutar acciones materiales destinadas
Tal análisis tiene dos vertientes; por a poner en cuestión al poder o limitarlo
un lado, se da dentro de determinadas o destituirlo.
estructuras políticas –en sus programas
figura la palabra “revolución”, aunque (Evaluado el 28 de mayo de 2009.)

Noé Jitrik
Homo hominis lupus 189 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 183-190
Autor

Noé Jitrik. Profesor en Letras (uba) y Doctor Honoris Causa (Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla, México), director del Instituto de Literatura Hispanoaméricana (uba), ex Investigador Principal
(conicet), ex profesor en universidades de Argentina, México, Francia, Estados Unidos, Venezuela, Puer-
to Rico, Chile, Uruguay.
Sus libros más recientes son Long Beach, Atardeceres, El ojo de la aguja, Destrucción del edificio de la lógica,
En el nombre de Noé (coautor Luis Felipe Noé, Universidad Nacional de Quilmes, 2008), Libro perdido.

Cómo citar este artículo:

Jitrik, N., “Homo hominis lupus”, Revista de


Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Ber-
nal, Universidad Nacional de Quilmes, pri-
mavera de 2009, pp. 183-190.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 183-190 190 Noé Jitrik
Homo hominis lupus
Antonio Azuela / Paula Mussetta

Algo más que el ambiente.


Conflictos sociales en
tres áreas naturales
protegidas de México*

Este trabajo tiene por objeto analizar los a la recuperación de la propiedad de las
conflictos sociales surgidos en torno a tierras por parte de la comunidad de Te-
tres áreas naturales protegidas (anp) de poztlán. El segundo concierne al Parque
México, mediante una forma de aborda- Nacional Cumbres de Monterrey, que ha
je que trata de hacer evidentes tanto la sido objeto de presiones inmobiliarias
diversidad como la complejidad de di- relacionadas con el crecimiento de la se-
chos conflictos. En vista de la tendencia gunda concentración industrial del país,
creciente a hablar de los “conflictos am- así como de litigios que han puesto en
bientales” como si constituyeran un uni- duda a los fundamentos jurídicos mis-
verso homogéneo, queremos mostrar el mos de las anp. Finalmente, el tercero se
modo en que la cuestión ambiental se refiere a las ocupaciones y las consecuen-
combina con otras cuestiones, produ- tes reubicaciones de grupos de campesi-
ciendo resultados específicos, pero muy nos en la Reserva de la Biosfera de Mon-
variados, en el orden social. tes Azules, en los linderos del área que
Para ilustrar la diversidad de los con- ocupa el Ejército Zapatista de Liberación
flictos en anp analizaremos tres de ellos. Nacional (ezln).
El primero es el que surgió por el intento En los tres casos, lo que está en juego
de construir un club de golf en Tepoztlán, es “algo más” que un problema ambien-
en el estado de Morelos, que condujo a la tal, y en eso radica su complejidad. Pero
sustitución por vías de facto de la auto- lo mismo puede decirse de cualquier
ridad municipal por casi dos años, a la otro conflicto. Los conflictos ambienta-
suspensión del proyecto y, finalmente, les no existen “en estado puro” y si que-

* Una versión en francés de este trabajo se publicó en Problèmes d’Amérique Latine, Nº 70, otoño de 2008.

191 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
remos comprenderlos correctamente conciliablemente de la manera en que
debemos hacernos cargo de sus diversos nos proponemos abordar el conflicto
aspectos. Para ello, creemos que es in- ambiental son algunos de sus supues-
dispensable recuperar una mirada so- tos sobre el papel mismo del conflicto
ciológica, que suele estar ausente en los en la realidad social y, en consecuencia,
debates sobre la cuestión ambiental, y sobre las maneras de intervenirlo. Las
que consiste sobre todo en ver a los con- diferentes versiones de esta perspectiva
flictos como parte del proceso de forma- (mediación, negociación, conciliación,
ción y transformación del orden social, arbitraje, facilitación) parten de la idea
y no como anomalías o desviaciones que de que es necesario hacer algo con los
deberían evitarse a toda costa. A pesar conflictos, y esa intervención se orienta
del desencanto que suele producir la principalmente a su resolución. Se trata
mirada escéptica de la tradición socioló- de una visión normativa que se resiste a
gica, esta sigue siendo el único camino aceptar que el conflicto sea parte cons-
para la comprensión de todo lo que está titutiva e inevitable de las relaciones
en juego en un conflicto. sociales. Todo el despliegue técnico y
Con el fin de mostrar con mayor cla- conceptual tiene como único propósito
ridad la especificidad del enfoque que resolverlo, si no es que evitarlo a toda
adoptamos, conviene hacer un repaso, costa. El punto crítico no es la preocu-
aunque sea breve, de las formas predo- pación por solucionar las diferencias
minantes en las que son abordados hoy de intereses y posiciones, sino que en la
en día lo que suele caracterizarse como persecución de esta meta se pierden de
conflictos ambientales: por una parte, vista aspectos y dimensiones altamente
la de las metodologías para la “resolu- significativas y sustanciales.1
ción de conflictos”, a las cuales suelen La recuperación de la tradición so-
acudir cada vez más autoridades am- ciológica para la comprensión de los
bientales hoy en día y, por la otra, las que conflictos socio-ambientales tiene varias
se derivan de la tradición sociológica. implicaciones. Por una parte, reconocer
Cuando se habla de conflictos am- que el conflicto es inherente a la socie-
bientales suelen aparecer los expertos dad, cosa que la disciplina ha hecho en
en métodos de resolución de conflic- forma sistemática al menos desde Sim-
tos (Susskind et al., 1999). Algunos mel (1964),2 nos permite observar toda
trabajos de esta corriente no dejan de una gama de aspectos “productivos” de
reconocer que los conflictos no son los conflictos, como veremos en este tra-
puramente ambientales sino que tie- bajo. Por la otra, el escepticismo que sue-
nen un carácter social que merece ser le caracterizar a una mirada sociológica
tomado en cuenta. Pero, más allá de ese permite reconocer la complejidad de los
reconocimiento, lo que los aleja irre- conflictos, lo que en nuestro caso signi-

1 Cuando de lo que se trata es de intervenir, se tienen que poner entre paréntesis al menos algunas de las

condiciones del propio conflicto, y muchas veces en dichas condiciones está la clave de su comprensión.
2 Otro reconocido teórico del conflicto es John Rex (1985), para quien es un hecho social fundamental el que

la realidad social sea inherentemente conflictiva, de manera que cualquier status quo particular es el resultado
de fuerzas o de poderes antagónicos.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 192 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
fica analizar la relación entre los compo- los nuevos movimientos sociales– ha
nentes ambientales y los no ambientales proporcionado un marco de conceptos
de un conflicto. Así, en las páginas que para estudiar tanto los conflictos so-
siguen, llamaremos “conflictos ambien- ciales en general, como los referidos al
tales” a aquellos conflictos sociales en medio ambiente (Reboratti, 2007; osal,
los que al menos una de las partes hace 2005; Laraña et al., 1994). El estudio de
valer un argumento ambiental; pero eso los movimientos ecologistas es sin duda
no será un obstáculo para reconocer uno de los desarrollos más amplios de
las otras dimensiones del conflicto. En este tipo de teorías, generando aportes
particular, se trata de tomar en serio la significativos, tanto en el terreno empí-
importancia tanto de las motivaciones rico como en el teórico. Sin embargo, y
de los actores “no ambientalistas”, como aun reconociendo las innegables contri-
las condiciones o motivaciones no am- buciones de esos estudios, no todos los
bientales de quienes enarbolan las cau- conflictos socio-ambientales pueden ser
sas ambientales. estudiados desde esa perspectiva. Las
Por otra parte, la sociología permite formas de movilización social propias
abordar el conflicto de una manera em- de los nuevos movimientos sociales pue-
pírica y ubicarlo en el marco de ciertas den aparecer en este tipo de conflictos,
condiciones histórico-sociales concretas pero eso no siempre ocurre, como es en
y no únicamente en función de con- algunos de los conflictos que aquí ana-
diciones sociales abstractas, ideales o lizamos. De manera que los distintos
imaginadas. Es decir, abre la posibilidad tipos de movilización son solo una mo-
para salir del ámbito meramente espe- dalidad, pero no un rasgo que defina al
culativo y adentrarse en el de un campo conflicto como tal.
social concreto (Coterrell, 1998). Así es Por su parte, la sociología ambiental,
posible rescatar las formas en que los que surge como una subdisciplina en la
actores sociales (todos los involucrados) década de 1970, está marcada por el in-
piensan sus ámbitos cotidianos de vida. tento de resolver una cuestión largamen-
Sin embargo, encontrar en el campo te descartada por las más importantes
de la sociología un referente claro para de las tradiciones sociológicas: la rela-
nuestro propósito no es sencillo. De ción entre la sociedad humana y el am-
entrada, hay que recordar que muchos biente físico. Los pioneros en este campo
conflictos ambientales han sido obje- de estudio, Catton y Dunlap, partieron de
to de un tratamiento sociológico bajo posiciones muy concretas respecto a la
la categoría de movimientos sociales. importancia del ambiente físico y de las
El uso de la teoría de los movimientos leyes ecológicas sobre la sociedad (1978;
sociales y la acción colectiva –tanto en 1983). Más adelante, los debates se cen-
sus versiones más racionalistas,3 como traron en torno a la disyuntiva entre una
en su versión identitaria-cultural, la de mirada constructivista y otra objetivista

3 Versiones que aluden a la “movilización de recursos” y a la “estructura de oportunidades políticas” y que

enfatizan la idea de disponibilidad estructural para la movilización. En este sentido desplazan el centro de aten-
ción de la base socioeconómica hacia el mundo de la organización y la interacción política, de la lucha por el
poder, de la que los grupos movilizados tratarán de formar parte (Lorenzo Cadarso, 2001, p. 42).

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 193 revista de ciencias sociales, segunda época
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de los problemas ambientales (Franklin, formas de “apropiación simbólica” que
2002) y se emprendieron investigaciones suelen reforzarse o modificarse a raíz
empíricas sobre muchas de las cuestio- de un conflicto en torno al “terruño” de
nes que hoy en día conforman la agenda una colectividad, y que son evidentes en
ambiental.4 Sin embargo, creemos que los conflictos en torno a áreas natura-
la sociología ambiental no ha utilizado les protegidas que examinaremos. Pero
todo el potencial de la tradición socioló- también quedan incluidos los cambios
gica en la comprensión de los conflictos en las formas concretas de control te-
socio-ambientales. rritorial, que van desde los derechos de
Por momentos, el panorama de la propiedad de diversos actores sociales y
disciplina que en principio nos ayuda- sus formas efectivas de protección, has-
ría a comprender la complejidad de los ta los poderes jurídicos de las diferentes
conflictos ambientales parece, él mis- instancias y niveles de gobierno para to-
mo, demasiado complejo. Creemos que mar decisiones que afectan el territorio.
una forma de reducir esa complejidad es En pocas palabras, se trata de observar
adoptar la metodología desarrollada por la (trans)formación de lo que Carl Sch-
el grupo de investigación Confurb5 para mitt llamó el nomos de la tierra (Schmitt,
el análisis de los denominados “con- 1979). Como veremos, una de las mane-
flictos de proximidad”, o sea conflictos ras de entender los conflictos en torno a
que movilizan a personas afectadas por anp tiene que ver con los reajustes en el
obras o iniciativas que modifican desfa- régimen territorial que ellos producen.
vorablemente su entorno inmediato. Di- La formación de espacios públicos inter-
cha metodología consiste en observar la medios se refiere a las transformaciones en
productividad social (o sea los efectos so- las formas de deliberación pública en las
ciales) de los conflictos en tres tipos de que los conflictos son socialmente pro-
procesos: territorialización, formación cesados. La importancia de esta cuestión
de espacios públicos y actualización lo- es tal, que cuando se observa la delibera-
cal del derecho.6 Veamos brevemente en ción en diferentes contextos espaciales,
qué consiste cada uno de ellos. es decir en las escalas local, regional, na-
La territorialización se refiere al con- cional o internacional, con frecuencia re-
junto de arreglos sociales que el conflic- sulta que el mismo conflicto es definido
to pone en juego en torno al territorio de manera distinta en cada uno de esos
en cuestión (Melé, 2006). De entrada, niveles. Cuando eso ocurre, en realidad lo
incluye los cambios en el conjunto de que existe no es uno sino varios conflic-
representaciones mediante el cual las tos, que se relacionan entre sí de maneras
comunidades locales construyen su impredecibles, a pesar de que todos ellos
relación con el territorio, es decir las utilicen como referente los mismos “he-

4 Otro tipo de temas comunes de la sociología ambiental han sido el estudio de actitudes, comportamientos

y valores ambientales, los movimientos ambientalistas, lo problemas de estimación de riesgo.


5 Confurb (Conflits de proximité, dynamiques urbaines) es una red de investigación que coordina desde la

Universidad de Tours Patrice Melé.


6 En realidad, la metodología Confurb incluye un cuarto tipo de proceso, el de transacción, que no aborda-

remos en este recuento.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 194 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
chos concretos” que ocurren en un lugar multiplica: ¿de qué manera utilizan los
determinado. Podrá decirse, por ejemplo, actores el repertorio jurídico a su dispo-
que en la discusión de un conflicto en sición? ¿Cómo se redefine la posición de
torno a un anp en el contexto de la onu se los operadores del derecho con su par-
ha producido una “distorsión de la reali- ticipación en el conflicto? ¿Qué tipo de
dad”, pero lo importante en todo caso es procesos de aprendizaje tienen lugar en
reconocer que, bajo ciertas condiciones, los actores del conflicto y en los observa-
esa forma de procesamiento del conflicto dores? Entre los saldos más importantes
puede tener consecuencias en el futuro que suelen traer consigo los conflictos
de ese y otros conflictos. está nada menos que el ajuste de las ex-
Sobre esta cuestión, utilizaremos en pectativas de los actores sobre las leyes y
forma complementaria la idea de campo los tribunales.
ambiental, para referirnos al espacio social Además, preguntarse cómo se “ac-
en el que los actores que discuten la cues- tualiza localmente” el derecho equiva-
tión ambiental resignifican los conflictos le a seguir el modo en que las normas
en un debate que, en principio, tiene una jurídicas, que normalmente resultan
repercusión a ese nivel (Azuela, 2006). “distantes” (en el tiempo y en el espacio)
En particular, nos interesa contrastar el respecto de la experiencia cotidiana, son
modo en que el conflicto adquiere reso- traídas a una situación concreta. Eso
nancia (o no) más allá de la esfera local constituye una forma prometedora de
y el carácter ejemplar que adquiere ese abordar el significado que tiene el orden
conflicto entre quienes dominan el deba- jurídico en la experiencia de los actores,
te ambiental en el plano nacional. al margen de lo que puedan proclamar
Finalmente, el concepto de actuali- juristas y litigantes.
zación local del derecho7 es una forma de En síntesis, trataremos de mostrar
analizar la juridificación de los conflic- que al preguntarnos sobre la productivi-
tos, es decir, el proceso social mediante dad social (y no sobre la “solución”) de
el cual los conflictos son resignificados los conflictos, se abre un amplio pano-
cuando son llevados a la esfera del dere- rama para comprender el modo en que
cho. Aquí la mirada sociológica se distin- los conflictos contribuyen a la (trans)
gue claramente de la mirada del jurista: formación del orden social.
mientras este último trata de determinar
qué es lo que debe ocurrir para que se
cumpla la ley ambiental, el sociólogo se Golf en el Parque
preguntará sobre lo que ha significado, Nacional El Tepozteco
para las partes del conflicto, así como
para quienes lo discuten en otras esferas En el campo ambiental mexicano, el
sociales, el haber recurrido a la ley para triunfo de los vecinos de Tepoztlán so-
dirimirlo. Los operadores del derecho se bre un proyecto de club de golf es visto
vuelven un grupo más de los actores del como el caso más representativo de una
conflicto y la cantidad de preguntas se comunidad que es capaz de emprender

7 Sobre el concepto de actualización local del derecho, véase Melé (2003).

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 195 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
exitosamente una lucha de carácter am- de casas de fin de semana para sectores
biental. Para nosotros, es sobre todo un afluentes de la metrópoli mexicana.
caso que permite ilustrar la pertinencia Tanto la comunidad de Tepoztlán
del escepticismo sociológico que descri- como las autoridades agrarias del go-
bimos antes. Nuestro argumento más bierno federal habían sido (y siguen
importante parte de un hecho que ha siendo) tolerantes con las ventas de tie-
pasado desapercibido en prácticamen- rras comunales (realizadas generalmen-
te todos los estudios de este conflicto: te por “hombres fuertes” de la propia
la demanda ambiental, que al principio comunidad), pero solo en la medida en
parecía darle todo su sentido a una in- que tales ventas llevan a la construcción
tensa movilización social, fue perdien- de viviendas aisladas en el contexto de
do fuerza a medida que el conflicto se un proceso de urbanización disperso y
desplegaba, hasta quedar como una desorganizado. Lo que desató el conflic-
demanda de algunos pocos actores que to que nos ocupa, a mediados de la déca-
ni siquiera estuvieron directamente in- da de 1990, fue la intención de un grupo
volucrados en los momentos más inten- de inversionistas de construir un club de
sos del proceso. El saldo más importante golf en una superficie de más de 200
del conflicto no fue una mayor o menor hectáreas de las tierras que habían sido
protección del medio natural, sino una adquiridas varias décadas atrás, en una
recuperación de la propiedad de la tie- compra claramente ilegal, ya que de
rra por parte del grupo movilizado. acuerdo con la legislación agraria tales
Con una población de unos 18 mil operaciones eran jurídicamente “inexis-
habitantes, Tepoztlán es el asiento de tentes”. Creemos que fue precisamente
una comunidad que se reconoce a sí el anuncio de que se crearía un espacio
misma como heredera de una profun- urbano cerrado y de dimensiones im-
da tradición prehispánica y colonial.8 portantes, para el tamaño de la comuni-
Por eso, por su cercanía con la Ciudad dad, lo que hacía inaceptable el club de
de México, su paisaje montañoso y su golf para los vecinos de Tepoztlán.
clima benigno, es un lugar atractivo Para comprender el conflicto con-
para una amplia gama de visitantes. En viene identificar a sus actores más im-
1937 fue declarado Parque Nacional y portantes, los cuales pueden dividirse
en 1988 fue incluido en el Corredor Bio- en cuatro grupos: en primer lugar está
lógico Ajusco-Chichinauhtzin. Durante un muy numeroso grupo de vecinos
más de medio siglo, la condición de Par- que aparece como “la comunidad” o “el
que Nacional no se tradujo en ningún pueblo” de Tepoztlán, que se moviliza
tipo de acción efectiva del gobierno so- en contra del club de golf y se organiza
bre el territorio. En particular, ninguno en torno del Comité de Unidad Tepoz-
de los decretos impidió la proliferación teca (cut)9 y de la comunidad agraria,

8 Tepoztlán ha sido un objeto privilegiado de la tradición antropológica en México, como lo atestiguan los

estudios clásicos de Robert Redfield (1973 [1930]), Oscar Lewis (1968) y Claudio Lomnitz (1982).
9 El Comité de Unidad Tepozteca fue el nombre de la organización que aglutinó la representación de la

comunidad de Tepoztlán. La asamblea era el mecanismo de toma de decisión, aunque en ocasiones se llevaron
a cabo algunos hechos violentos que no habían sido aprobados en asamblea.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 196 Antonio Azuela / Paula Mussetta
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propietaria original de la tierra; luego tos adversos relacionados con el agua y
están los actores que promueven el club con el bosque. Respecto al primero el
de golf (unos doscientos inversionistas dilema era si el club de golf dejaría sin
liderados por un promotor, Francisco agua a Tepoztlán y otros poblados.11 El
Kladt Sobrino); en tercer lugar están tema del bosque parecía darle al conflic-
los actores político-institucionales que to una connotación ambiental aun más
intervienen desde diferentes ámbitos fuerte, ya que iba directo a la cuestión
de competencia, aunque no sin movi- de la conservación: el proyecto de desa-
mientos ambiguos en algunos casos rrollo podía verse como una amenaza
(gobiernos del municipio y del estado de deforestación. Lo cierto era que casi
y autoridades ambientales del gobierno todo el terreno, desde siglos atrás, ha-
federal); en cuarto lugar está un conjun- bía perdido sus bosques para dar paso
to de actores que si bien no constituyen a campos de cultivo; pero el hecho de
un grupo homogéneo, e incluso muchos ser parte de un territorio designado ju-
de ellos no participan directamente en rídicamente como parque nacional ha-
el conflicto, son importantes porque cía creíble la reivindicación de carácter
influyen en el modo en que el conflicto ambiental.
es definido en el espacio público a nivel Antes de revisar el giro que dio el
nacional: dicho conjunto incluye desde conflicto en los años siguientes, es inte-
periodistas que “reportan” los sucesos, resante evocar el entorno institucional
hasta intelectuales que tienen casa en donde fueron procesadas esas deman-
Tepoztlán y apoyan a la comunidad sin das. La Procuraduría Federal de Protec-
ser originariamente vecinos de ella, pero ción al Ambiente (Profepa), creada años
que están vinculados a organizaciones atrás con la responsabilidad de vigilar
de mayor alcance, como las grandes uni- el cumplimiento de la ley ambiental y
versidades públicas. de sancionar las violaciones a la misma,
La movilización inicial, que ya había acababa de ser integrada a la flamante
cobrado una fuerza importante para Secretaría de Medio Ambiente, Recursos
mediados de 1995, utilizó como princi- Naturales y Pesca (Semarnap) a fines de
pal argumento el impacto ambiental del 1994. El club de golf fue autorizado por
club de golf, señalando que el proyecto la Semarnap,12 bajo una serie de condi-
afectaba dos áreas naturales protegidas: ciones, por no encontrar en el proyecto
el Parque Nacional El Tepozteco y el impactos ambientales significativos. A
Corredor Biológico Ajusco-Chichinau- pesar del ambiente de animadversión
htzin.10 En particular, se señalaban efec- en contra del proyecto, la empresa inició

10 La autoridad ambiental nunca pudo convencer a los opositores que el régimen de parque nacional, tal
como estaba regulado por la ley, no implicaba una prohibición para llevar a cabo ese tipo de desarrollos.
11 La empresa constructora negaba el problema técnicamente sosteniendo que los acuíferos del lugar tenían

suficiente capacidad para garantizar el abastecimiento a las comunidades. En llana oposición, la otra versión
era la de los pobladores del lugar, pronosticaban el problema de la falta de agua remitiéndose a saberes locales
y ancestrales.
12 Por ese entonces, las autorizaciones eran otorgadas a través del Instituto Nacional de Ecología, órgano

encargado de la regulación ambiental.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 197 revista de ciencias sociales, segunda época
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obras sobre el terreno sin acatar algunas que tuvo el derecho ambiental en este
de dichas condiciones, por lo que la Pro- conflicto. Las normas ambientales fue-
fepa llevó a cabo una clausura tempo- ron relevantes, pero solo en la medida
ral de las obras. Esto que en la opinión en que fueron invocadas por actores
pública parecía un “triunfo ambiental” sociales en el contexto de una intensa
muy pronto mostraría sus limitaciones: movilización: había pasado casi medio
la clausura sería levantada si la empresa siglo desde que Tepoztlán había sido
corregía el proyecto y, sobre todo, si ob- declarado Parque Nacional y era solo
tenía una licencia de la autoridad muni- ahora que eso adquiría algún significa-
cipal. Lo que estaba en juego ya no era el do. Por otra parte, el efecto de la invoca-
impacto ambiental sino una cuestión ju- ción de las normas ambientales no fue
rídica sobre cuál autoridad debía actuar el de una mayor o menor protección del
en representación de la comunidad. Vol- ambiente o de los ecosistemas, sino el de
veremos sobre esta cuestión. incluir a un nuevo actor en el conflicto,
A pesar de la inconformidad gene- nada menos que el gobierno federal. Es
ralizada de los vecinos, pero presionado decir, si este último intervino de ma-
por el gobierno del estado, el gobierno nera directa (y lo hizo en su condición
municipal autorizó el proyecto; las au- de autoridad ambiental), ello se debió
toridades federales decidieron que no a que el proyecto disputado se encon-
les correspondía juzgar sobre la legiti- traba dentro de un parque nacional y a
midad de tal autorización y levantaron que ahora existían autoridades creadas
la clausura al no encontrar argumentos ex profeso para hacer cumplir la ley en
de carácter ambiental suficientemente ese terreno. No importa qué tan ficticia
sólidos para detenerlo. Ese fue el deto- hubiese sido esa condición jurídica en el
nante de la fase más aguda del conflic- pasado, la forma en que ella se “actua-
to: después de una asamblea popular el lizó localmente” consistió precisamente
palacio municipal fue tomado por los en hacer intervenir al gobierno federal
vecinos movilizados, que establecieron como actor del mismo.13
un gobierno de facto que duró más de Es muy claro, sin embargo, que la
un año y medio y que trajo, entre otras preocupación por el ambiente se fue di-
consecuencias, la suspensión del pro- solviendo conforme avanzó el conflicto.
yecto. Aunque posteriormente el con- Ciertamente, cuando la empresa anun-
flicto tomó un rumbo distinto al de la ció la cancelación del proyecto ello apa-
reivindicación ambiental, un hecho tan reció como un triunfo ambiental, pero
importante como el derrocamiento de la eso no se tradujo en acciones concretas
autoridad municipal fue provocado por por parte de la comunidad para detener
el anuncio de que el proyecto había sido la urbanización dispersa que se había
considerado viable en términos ambien- dado durante décadas y que aún hoy si-
tales por las autoridades federales. gue modificando el paisaje del parque
Para el argumento del presente tra- nacional. Lo ambiental fungió como
bajo, es importante hacer notar el lugar elemento catalizador del descontento

13 Normalmente, el conflicto en torno a un club de golf ubicado fuera de un anp no hubiese requerido la

intervención del gobierno federal.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 198 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
del pueblo frente al proyecto del club la propiedad de la tierra, en un contexto
de golf, pero pronto fue sustituido por en el que la dimensión ambiental ya ha-
otro eje del conflicto –para muchos el bía quedado marginada.
eje real–, que era la cuestión del territo- Ha quedado claro que los efectos so-
rio. Puede decirse, aunque no sin cier- ciales derivados de la actualización local
tas reservas,14 que la culminación del del derecho en el conflicto de Tepoztlán
conflicto se da en el año 2002, cuando (la que tuvo efectos duraderos, en todo
el Tribunal Superior Agrario resuelve caso) se dio respecto de la propiedad de
que el predio, de aproximadamente mil la tierra y no de las normas ambientales,
hectáreas, es propiedad de la comuni- ya que estas últimas más bien funcio-
dad de Tepoztlán y no de la empresa naron solo de manera coyuntural. Sin
que había desatado el conflicto. Esta embargo, es preciso registrar la diferen-
última perdía no solo la posibilidad de cia entre los efectos sociales en el plano
realizar su proyecto, sino incluso la pro- local y en el campo ambiental a nivel
piedad misma de la tierra –que en todo nacional. En el primero de ellos, la recu-
caso había sido ilegalmente adquirida, peración de las tierras fue más que un
como vimos antes. asunto meramente jurídico, un proceso
El eje territorial del conflicto tuvo de territorialización, es decir, una nueva
dos momentos. El primero de carácter forma de vinculación de la comunidad
simbólico referido a lo identitario, de con el territorio. Difícilmente podría
defensa de lo nuestro, lo autóctono: el haber ocurrido esa territorialización
paisaje es la comunidad. El segundo sin el conflicto por el club de golf. La
momento de defensa de la tierra signifi- territorialización se produjo por el lado
có algo mucho más concreto: la recupe- de la propiedad de la tierra y su insti-
ración misma de la propiedad. Hemos tucionalización –los dueños locales de
dicho que las ventas de tierras comuna- la tierra se organizaron, y pusieron en
les eran generalizadas a pesar de estar marcha nuevamente la institución agra-
prohibidas, pero nunca se habían crea- ria local.15 Al mismo tiempo, se puede
do las condiciones para que se iniciara intuir una reconfiguración (un sobre-
un proceso formal, sistemático para la dimensionamiento, en realidad) de la
recuperación de esas tierras, de activa relación de poder de las comunidades
movilización y que además contara con agrarias respecto al poder político local
el apoyo de grupos externos a los pro- (algo que, como veremos, también ocu-
pietarios así como a la misma comuni- rrió en la selva lacandona). La consoli-
dad de Tepoztlán. El movimiento social dación institucional de las autoridades
organizado por la construcción del club agrarias probablemente redunde en el
de golf terminó siendo un conflicto por fortalecimiento de actores que acabaron

14 Actualmente está en curso un juicio de revisión promovido por la empresa, de modo que no podemos

asegurar que el caso esté totalmente cerrado.


15 La reestructuración y formalización de las autoridades agrarias aún dura hasta hoy y esto es un producto

–indirecto– del conflicto: quedó una estructura armada, hubo una renovación del padrón (hasta el tiempo del
conflicto no se había renovado el padrón). Hoy por hoy el Tribunal Agrario reconoce a las mismas autoridades
comunales. Es en este sentido que el conflicto consolidó a las autoridades agrarias de Tepoztlán.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 199 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
el conflicto con algunos recursos de los En un plano más amplio, es verdad
que antes carecían, especialmente legiti- que la repercusión a nivel nacional hace
midad no solo al interior de la comuni- que todavía hoy, más de 10 años después
dad y entre los comuneros y ejidatarios, del inicio del conflicto, evocar Tepoztlán
sino hacia afuera con otras instituciones sea parte del repertorio general de los
del orden jurídico-político federal. actores del campo ambiental, y en dife-
Como parte del mismo proceso de rentes sentidos. Para unos, es símbolo
territorialización, la comunidad ex- de un fiasco de la gestión ambiental18
perimentó un proceso de aprendizaje o del Estado de derecho.19 Para otros,
respecto de las posibilidades jurídicas es ejemplo de la capacidad de organiza-
a su alcance. Desde 1960, cuando los te- ción de una comunidad para imponerse
rrenos fueron adquiridos originalmente frente a intereses ajenos a ella misma.
por una empresa inmobiliaria, hasta el Así, la productividad del conflicto en el
momento del conflicto no hubo intentos campo ambiental (es decir, en el debate
sistemáticos y formales de la comunidad ambiental en el plano nacional) no es la
por recuperar las tierras. El conflicto por misma que en el plano local. Los logros
el club de golf generó la socialización de son resignificados: al saldo más impor-
un conocimiento jurídico sobre el uso tante para los actores locales –la recu-
del suelo y la propiedad de la tierra. El peración de tierras– se le da un sentido
conflicto fue, sin duda alguna, la condi- diferente y lo que queda en la conversa-
ción de ese aprendizaje.16 ción ambiental de hoy es la historia se-
Pensando ahora sobre los efectos del gún la cual los intereses de una comuni-
conflicto en una escala mayor, es intere- dad pequeña rebasaron a los de sectores
sante preguntarse sobre el saldo que el más poderosos.
conflicto de Tepoztlán dejó en el campo En suma, un conflicto como el de
ambiental. Un efecto inmediato tuvo lu- Tepoztlán, que parece ser simple y lla-
gar en el proceso de reforma a la legisla- namente uno de carácter ambiental, se
ción ambiental en el que participaban las comprende mejor si se reconoce la im-
autoridades federales ambientales en esa portancia de otras cuestiones –en este
misma época: se introdujo en la legisla- caso, el tema territorial– en el desarrollo
ción la regla según la cual una autoriza- del mismo. Eso no significa que lo am-
ción federal no obliga a las autoridades biental carezca de relevancia. La tiene
locales a autorizar el mismo proyecto.17 pero más en el contexto del campo am-

16 La asamblea estaba al tanto de que los ejes eran lo legal y lo político. El primero se refería plenamente a las

formas para la recuperación de las tierras. El segundo a la movilización por los derechos vulnerados. Claro que
no todos los que pertenecían al movimiento eran al mismo tiempo poseedores de derechos sobre la tierra. No
fue así. Sin embargo el movimiento fue el ámbito desde donde pudo iniciarse la recuperación de la tierra.
17 Más aun, en el proceso de la reforma de la legislación ambiental, el presidente Zedillo aceptó la inclusión

de procedimientos de consulta pública para proyectos disputados, precisamente a partir de la experiencia de


Tepoztlán (Azuela, 2006, capítulo cuarto).
18 Véase, por ejemplo, la entrevista a Gabriel Quadri en Guillén (2007).
19 Los comentaristas del “mainstream” económico todavía evocan el caso como un ejemplo de la falta de

seguridad jurídica de la inversión, olvidando que la empresa había violado la ley de manera flagrante al comprar
terrenos comunales.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 200 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
biental en el plano nacional (es decir, en dad en la tradición constitucional mexi-
un segmento del espacio público en el cana: los jueces federales que operan en
que se discuten los temas ambientales) Nuevo León recientemente han resuelto
que entre los actores que directamente a favor de los propietarios de la tierra
protagonizaron el conflicto. Asimismo, una serie de sentencias que anulan o
es interesante hacer notar que la legisla- restringen la vigencia del régimen de un
ción ambiental no tuvo un impacto tan parque nacional.
relevante en la protección del medio Una tercera diferencia con el caso de
ambiente, como lo tuvo en la conforma- Tepoztlán es que, en vista del fracaso ju-
ción de los actores que participaron en rídico de la protección del área desde el
el conflicto. Con todo, el hecho de que gobierno federal, el gobierno municipal
este caso haya jugado un papel en la tiene hoy la palabra en cuanto a restrin-
modificación de la legislación ambien- gir la urbanización del área. El conflicto
tal es un ejemplo elocuente de la com- ha producido toda una reorganización
plejidad de la productividad social de de los actores públicos en torno a la defi-
este tipo de conflictos. nición de los usos del suelo en el área.
En la segunda mitad del siglo xx, una
gran parte de la expansión de la capital
Inversión inmobiliaria del estado de Nuevo León tuvo lugar so-
y vida municipal en bre tierras que formaban parte del pncm.
el Parque Nacional Igual que en Tepoztlán, la declaratoria del
Cumbres de Monterrey Parque Nacional había caído en el olvido
(Melé, 2003) y no fue sino hasta la déca-
Igual que en el caso de Tepoztlán, la da de 1990 cuando una movilización lo-
historia del conflicto en torno al Par- cal, combinada con el reforzamiento del
que Nacional Cumbres de Monterrey aparato ambiental del gobierno federal,
(pncm) inicia cuando el presidente Lá- comenzó a invocar esa declaratoria. Es,
zaro Cárdenas decreta un parque nacio- por cierto, el activismo de estos dos tipos
nal a fines de la década de 1930. Pero las de actores sociales, lo que da su carácter
diferencias son importantes, la primera ambiental al conflicto.
es que se trata aquí de una metrópolis Tanto el marco institucional como
industrial donde la identidad regional la opinión pública hacían ineludible el
no se construye a partir de la dignidad “hacer algo” en terrenos que figuraban
campesina sino de la posibilidad de ne- oficialmente como una forma emblemá-
gociar con el centro desde un enorme tica del sistema de áreas naturales pro-
poder económico. La segunda es que el tegidas. “Hacer algo”, respecto del pncm
procesamiento del conflicto en torno a no era otra cosa que ajustar sus límites.
un parque nacional está mucho más su- Para todos era evidente que era imposi-
jeto a procedimientos jurídicos, lo que ble tratar a una parte importante de la
para algunos puede significar que hay aglomeración de Monterrey como si pu-
una mayor “vigencia” del Estado de de- diese seguir siendo un parque nacional.
recho, pero que para nosotros implica Así, en 2000 el Presidente de la Repú-
sobre todo un cambio en la interpreta- blica decretó la redefinición del parque,
ción del alcance del derecho de propie- que de ese modo veía reducida su exten-

Antonio Azuela / Paula Mussetta


Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 201 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
sión de unas 250.000 ha a unas 170.000 aparte. Si bien no ha sido una de las par-
ha, lo que de todas maneras constituye tes beligerantes ni en el terreno jurídico
un área de grandes dimensiones. Por un ni en la opinión pública, su postura es
lado, se reconocía que las áreas urbani- la de volver a modificar los límites del
zadas no formaban ya parte del mismo pncm, en el contexto de una nueva estra-
y, por el otro, se reiteraban las restric- tegia de desarrollo metropolitano, que
ciones a la urbanización dentro de los haría posible el desarrollo urbano en
nuevos límites. O sea, se trataba de una una de las áreas más conflictivas del par-
actualización del derecho en un sentido que: la conocida como el Valle de Reyes.
muy literal: un enunciado jurídico que Ha hecho comentarios críticos a las pro-
en el pasado había carecido de toda tras- puestas de las autoridades ambientales
cendencia práctica, se traía al presente federales pero no ha obtenido respuesta.
bajo la forma de una amenaza real de La posición oficial de estas últimas sigue
restringir el proceso de urbanización. siendo la de mantener los límites y las
En la segunda mitad de los noventa se restricciones fijadas en el año 2000.
creó una dirección del pncm, lo que su- Las batallas jurídicas se han librado
pone la presencia de una autoridad fe- en dos terrenos distintos: por un lado,
deral en el área. en juicios de amparo en los que los pro-
Antes de referirnos a las implicacio- pietarios han logrado cuestionar la lega-
nes jurídicas del conflicto, es interesante lidad de las restricciones implícitas en
observar el lugar que el mismo ha teni- los decretos que crean y que redelimitan
do en la opinión pública. A pesar de que el Parque. Por el otro, en el proceso de
el conflicto no ha obtenido una atención planeación a nivel municipal, donde se
notable de los medios de comunicación clasifica el suelo como urbanizable o no
de alcance nacional, ni ha movilizado urbanizable.
a ninguna de las ong relevantes en ese En el derecho mexicano, el juicio de
plano, sí ha sido un tema importante en amparo es el recurso más importante a
el plano local. Ahí la protesta ha combi- disposición de los gobernados para ob-
nado actores que se movilizan para pro- tener la protección del poder judicial fe-
teger la calidad de vida en sus propios deral frente a actos arbitrarios del poder
espacios urbanos, los adyacentes al Par- público. Naturalmente, se ha utilizado
que Nacional (Melé, 2003, p. 107), con para la defensa de intereses particula-
una simpatía más generalizada de secto- res con los argumentos propios de la
res medios por la protección ambiental, tradición liberal. Sin embargo, durante
que tiene un eco importante en ciertos el largo período posrevolucionario pre-
periódicos locales. Esa movilización ha valecieron excepciones importantes a la
tenido una influencia importante sobre protección de los intereses particulares
las autoridades municipales que, en últi- cuando se trataba de iniciativas guberna-
ma instancia, serán quienes determinen mentales de interés público, tales como
si las áreas en conflicto son urbanizables la reforma agraria, el control estatal de
o no, en ejercicio de sus atribuciones so- ciertos recursos naturales estratégicos
bre el desarrollo urbano. o la protección del patrimonio cultural.
La postura del gobierno del estado La llamada tesis de la “función social de
de Nuevo León merece un comentario la propiedad” se ha invocado de manera

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 202 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
sistemática para negar el amparo a los pe que jamás hayan recibido las políti-
particulares afectados por iniciativas cas de conservación ambiental en Méxi-
gubernamentales de expropiación o de co en el terreno jurídico, ya que abre la
regulación de la propiedad privada. puerta para amparos en otros parques
En años recientes esa tradición ha nacionales donde los dueños quieran
venido perdiendo fuerza. Son cada vez cambiar los usos del suelo. En cualquier
más las resoluciones judiciales, incluyen- caso, desde el punto de vista de la legis-
do a las de la propia Suprema Corte, que lación ambiental esas 2.400 hectáreas
acotan el poder regulatorio del estado han dejado de ser parte del pncm.
con principios de la tradición liberal. Y A pesar de lo anterior, la dimensión
el caso del pncm es emblemático de este jurídica del conflicto no está agotada, ya
nuevo giro. Entre 2000 y 2007 los propie- que quedan aún las atribuciones muni-
tarios interpusieron un total de 33 accio- cipales en materia de desarrollo urbano.
nes de amparo en contra de los decretos En forma paralela a la legislación sobre
que redelimitaron el Parque. La Comisión conservación que dio vida a los parques
Nacional de Áreas Naturales Protegidas nacionales, en las últimas tres décadas se
(Conanp), entidad federal responsable generó en México una legislación urba-
del tema, tuvo que enfrentar litigios sin nística que ha venido dando atribuciones
precedentes en los que se ponía bajo cada vez más claras a los gobiernos muni-
cuestionamiento lo que los abogados cipales para la regulación de los usos del
del gobierno creían que era una ver- suelo. Como decíamos antes, además
dad heredada: que una declaratoria de del conflicto entre la administración fe-
parque nacional bastaba para impedir deral del parque y los propietarios, se ha
la urbanización o cualquier cambio de venido dando una movilización social
uso del suelo importante en el área en en contra de la urbanización del parque,
cuestión. Aunque la Conanp pudo hacer y los efectos de esa movilización se han
prevalecer el régimen del Parque Nacio- dado precisamente en el ámbito jurídico
nal en catorce de los juicios, otros seis del gobierno municipal.
fueron resueltos a favor de los propieta- Inicialmente, a principios de los no-
rios. El más notable se decidió en 2003 y venta la movilización por la protección
cubre una superficie de 2.400 hectáreas del parque provino de habitantes del
en el área de Valle de Reyes, en las que municipio de San Pedro Garza García,
miembros de un poderoso grupo indus- que constituye el área más afluente de
trial planean llevar a cabo desarrollos la aglomeración. Sin embargo, recien-
residenciales de alto nivel. temente el conflicto se ha trasladado
En un trabajo publicado en 2003 so- al municipio vecino de Santa Catarina,
bre este mismo caso, Patrice Melé hacía que es donde se encuentran los predios
notar que el marco jurídico mexicano cuyos propietarios obtuvieron los ampa-
ponía la protección de la naturaleza en ros en contra del pncm. Así, el gobierno
manos de la federación. Sin embargo, en de ese municipio se ha convertido en un
ese mismo año un juez federal decretaba protagonista importante del conflicto.
la invalidez jurídica del parque en una La postura del gobierno municipal
extensión considerable. Quizá no sea de Santa Catarina respecto a la urba-
exagerado decir que es el más duro gol- nización del área ha sido sumamente

Antonio Azuela / Paula Mussetta


Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 203 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
errática. En 2001, el alcalde negó permi- tural protegida de competencia federal,
sos para una serie de obras en la zona, lo que queda es el poder municipal para
argumentando que estaban dentro del mantener esas áreas bajo un estatuto de
pncm. A principios de 2006 la alcaldesa conservación como parte de una estra-
Irma Garza aseguró que su administra- tegia de desarrollo urbano –esto es, las
ción “blindaría” las montañas del muni- “necesidades ecológicas” de un centro
cipio pero en noviembre de ese mismo urbano.
año un alcalde interino aprobó (en una Volvamos ahora a nuestra pregunta
sesión que duró doce minutos) el “Plan original: ¿en qué sentido es este un con-
de Aprovechamiento Sustentable de La flicto ambiental? Ciertamente lo es en la
Huasteca 2006-2030”, que abría paso al medida en que hay actores sociales que
desarrollo en Valle de Reyes, entre otras se movilizan desde una lógica ambien-
áreas. Ante la protesta que se desató, en tal: personas y organizaciones del área
febrero de 2007 un nuevo gobierno mu- metropolitana de Monterrey, así como
nicipal decretó la revocación del Plan. funcionarios federales encargados de
Bajo esas circunstancias, es difícil de- la administración del pncm. Para ellos,
cir hoy (marzo de 2008) cuál puede ser lo que está en juego es la protección de
el escenario más probable de la decisión un área natural frente a la amenaza del
municipal sobre el área en conflicto. Lo desarrollo urbano. Pero también es cier-
que queda claro a estas alturas son dos to que hay otras cosas en juego, y entre
cosas: primero, que las atribuciones mu- ellas nos interesa destacar dos. Primero,
nicipales cuentan con un fundamento está un diferendo entre el gobierno del
jurídico que ha ido ganando terreno en estado de Nuevo León y las autorida-
el derecho mexicano y que, a menos que des ambientales federales (la Conanp
la defensa jurídica sea muy deficiente, en particular) en torno a quién tiene la
es probable que un plan de desarrollo capacidad de imponer restricciones al
urbano municipal bien fundamentado desarrollo urbano. Los funcionarios del
pueda resistir los cuestionamientos jurí- estado manifiestan una clara reivindi-
dicos de los propietarios. Segundo, que cación regionalista en contra del pncm,
la orientación de los gobiernos munici- al que consideran una imposición cen-
pales dependerá de la relación de fuer- tralista. Incluso, como estrategia para
zas que graviten sobre él: por un lado es- descalificar la “autenticidad” del Parque
tará la reivindicación por la protección suelen evocar que el presidente Cár-
del área expresada en el espacio público denas lo decretó como una venganza
local; por el otro, los intereses inmobilia- en contra de los industriales de Nuevo
rios, que eventualmente podrán contar León por haber apoyado un candida-
con el apoyo del gobierno del estado. to presidencial crítico del cardenismo
Para sintetizar la situación jurídica (una especie de agravio histórico que
del conflicto, se puede decir que ante la funciona como mito fundante, dirían
pérdida de una porción de un área na- los antropólogos).20 Los funcionarios

20 La candidatura independiente de Juan Andrew Almazán en las elecciones presidenciales de 1940, fue uno

de los pocos actos de “indisciplina” en contra de la tradición posrevolucionaria que habilitaba al presidente en
turno a elegir a su sucesor.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
de Nuevo León insisten en que se trata tura adoptada por jueces federales cla-
de una intromisión en “su” territorio y ramente orientados a la protección de
en que para ellos el pncm es una “ba- la propiedad privada. En el caso de los
rrera” al desarrollo. Es importante ha- poderes municipales, donde la cuestión
cer notar, así sea solo de pasada, que a sigue abierta, se trata de un contexto
pesar de ser este uno de los principales mucho más marcado por condiciones
ejes del conflicto, no ha sido objeto de políticas y, en particular, por la capaci-
procesamiento jurídico alguno21 ni ha dad de movilización de ciertos actores
sido ventilado públicamente. en el espacio público local. En todo caso,
La segunda cuestión que está en jue- la juridificación del conflicto ha produ-
go también tiene que ver con el poder de cido la reordenación de una compleja
regular las trasformaciones del territo- constelación de actores sociales que ad-
rio. Pero esta vez se trata del municipio, quiere su fuerza precisamente mediante
que está sujeto a un contexto socio-polí- el conflicto.
tico distinto al del estado, en la medida Resulta notable, por otra parte, que
en que es más sensible a la movilización las diferencias en las posiciones de dos
local para proteger el parque. actores de gran peso político, esto es el
Estamos ante una configuración com- gobierno federal y el del estado de Nue-
pleja de actores sociales e institucionales vo León, no se hayan convertido en un
que juegan papeles cambiantes frente a conflicto abierto. Evidentemente, no es
un mismo dilema: urbanizar o no un área posible predecir si, y cómo, ello podría
a la que originalmente se ha asignado un llegar a ocurrir.
valor ambiental. Y esa complejidad se ve Finalmente, cuando observamos la
con más claridad cuando se observa el productividad social del conflicto en el
conflicto desde la perspectiva de su pro- terreno del espacio público, lo que ob-
ductividad: lo que ha producido el con- servamos es una intensificación del uso
flicto, mediante la actualización de unos de dicho espacio por parte de personas y
referentes jurídicos, ha sido un reacomo- organizaciones que hasta ahora han sido
do de las posiciones de diversos actores capaces de influir sobre las autoridades
institucionales respecto de la capacidad municipales. Lo más notable del asunto
de ordenar los cambios de uso del suelo es que un conflicto de tal envergadura
en un área en disputa. no haya llamado la atención del debate
Además de apuntar el carácter defi- ambiental en el plano nacional. Acaso
nitorio que tiene el recurso al derecho un indicio fuerte sobre la estructura del
en este conflicto, es importante distin- campo ambiental mexicano sea el hecho
guir los dos contextos en los que esto de que la pérdida de 2.400 hectáreas de
tiene lugar: en el caso de los amparos un parque nacional en Nuevo León no
en contra del parque nacional las au- es capaz de proyectarse al plano nacio-
toridades ambientales han sufrido una nal como lo hizo un conflicto por 200
derrota sin precedentes, debido a la pos- hectáreas en Tepoztlán. Este último, en

21 El gobierno de Nuevo León podría recurrir a la Suprema Corte de Justicia mediante el procedimiento de

“controversia constitucional” en contra del gobierno federal, pero más bien ha adoptado la estrategia de esperar
a que el pncm quede sin vigor a partir de los amparos.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 205 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
cambio, logró una resonancia tal, que tico muy particular, por tres tipos de
quienes se movilizan por la conserva- actores: organizaciones ambientalistas
ción en Monterrey han proclamado que de corte global como Conservation In-
“así como campesinos de Tepoztlán… ternational, que han apoyado proyectos
lograron impedir la construcción de de conservación en la selva; autoridades
campos de golf en sus tierras en 1995, ambientales del gobierno federal, que
ahora ellos, con ese ejemplo, detendrán vieron fortalecidas sus capacidades a
‘esta ignominia que pretenden impo- mediados de los noventa, y una comuni-
nernos’”.22 dad campesina, propietaria del área en
conflicto, que se ha vinculado con ong y
con autoridades ambientales mediante
La Reserva de los Montes el modelo de lo que se ha dado en llamar
Azules en la selva lacandona la comunidad indígena participativa.
Pero quizás el rasgo más distintivo de
Veamos ahora el conflicto en torno a la este caso es lo que está en juego: quienes
ocupación por grupos de campesinos en entran en conflicto con las políticas de
la Reserva de la Biosfera de Montes Azu- conservación no son inversionistas in-
les (rbma) en la selva lacandona, y la re- mobiliarios, sino campesinos sin tierra
localización forzosa de algunos de ellos que entran a la selva con la expectativa
por el gobierno, desde fines de la década de obtener un pedazo de tierra.
de 1990. La resonancia que ha adquirido Para comprender cabalmente el con-
el conflicto tiene un doble origen: se tra- flicto es preciso ubicarlo dentro de un
ta del último reducto importante de sel- contexto más amplio: el de la coloni-
va amazónica en el territorio nacional, lo zación del trópico húmedo del sureste
que lo hace particularmente emblemáti- mexicano, que todavía estaba en curso
co para la causa ambiental. Además, la a mediados de la década de 1980. La
rbma colinda con la zona que controla el modalidad predominante que adoptó
ezln y muchos de los grupos ocupantes la colonización a partir de la década de
provienen de ahí, lo que la coloca en los 1960 fue la de las resoluciones presi-
límites (sobre todo en los límites simbó- denciales a favor de grupos campesinos
licos) del Estado mexicano. De entrada bajo el régimen de la reforma agraria,23
hay buenas razones para pensar que lo en un contexto de creciente presión de-
que está en juego es “algo más” que una mográfica sobre la zona (Arizpe et al.,
causa puramente ambiental. 1993, p. 78). Al margen de sus connota-
Las diferencias entre este y los otros ciones ambientales, el conflicto expresa
conflictos que hemos analizado has- expectativas encontradas de dos grupos:
ta aquí son considerables: la demanda por un lado, los que obtuvieron títulos
por la protección de la naturaleza es de propiedad mediante las últimas re-
movilizada, en un contexto sociopolí- soluciones presidenciales de la reforma

22 La Jornada, 13 de noviembre 2006.


23 No todo el trópico húmedo se distribuyó a campesinos. Por citar solo un ejemplo, en la península de Yu-

catán, más de tres cuartas partes de la costa del Caribe se mantuvo como propiedad nacional y se fue asignando
a inversionistas privados con vistas a la explotación del turismo.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 206 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
agraria en la zona y los que han seguido espacio público mexicano. Aunque no
intentando tener acceso a la tierra con hubo nada parecido a grandes orga-
los mecanismos tradicionales y que han nizaciones o movilizaciones sociales,
encontrado una negativa por parte del grupos de profesionistas y académicos
Estado. lograron instalar el tema en la agenda
Después de décadas de políticas pública y, en 1978, lograron que el pre-
agrarias erráticas y de luchas entre di- sidente López Portillo declarara el área
ferentes grupos por el acceso a la tierra como “Reserva Especial de la Biosfera”.
en la selva lacandona, que habían crea- El decreto pasaba por alto la existencia
do un panorama caótico de derechos de asentamientos humanos en el área y
de propiedad y asentamientos en dife- la situación de la propiedad, para en-
rentes puntos de la región, el presidente tonces bastante confusa. Por esa y por
Echeverría expide en 1972 un decreto muchas otras razones, durante la déca-
en el que reconoce la propiedad de una da de 1980 fue imposible articular las
superficie de 600.000 hectáreas a favor políticas de desarrollo con las de con-
de 66 familias de la “Comunidad La- servación, pero con el tiempo se aclaró
candona”, un grupo indígena que había que el estatuto de reserva de la biosfera
adquirido cierta visibilidad en el plano no era incompatible con la propiedad
nacional gracias a la difusión de diver- de la comunidad. Esta última estaba
sas investigaciones antropológicas de la dispuesta a aceptar el tipo de restriccio-
época. Un aspecto notable del decreto nes en el uso del suelo que los dueños
era que asignaba una gran extensión a de terrenos en Cumbres de Monterrey
un pequeño grupo. Esto no sorprende- combaten por medios legales.
ría en el contexto de la amazonia brasi- En el confuso panorama de propie-
leña, pero en Chiapas significaba dejar dades y de políticas públicas contradic-
fuera a otros grupos que habían soli- torias en la selva lacandona una cosa
citado tierras en la misma región. De estaba clara: para muchos campesinos
hecho, la presión de estos últimos dio sin tierra, que sentían tener los mismos
frutos hacia fines de la década de 1970, derechos que los lacandones, el proceso
cuando fueron reconocidos, como par- de colonización estaba llegando a su fin.
te de la misma comunidad, 601 choles Y eso coincidía con el fin del reparto
y 931 tzeltales. La comunidad no solo agrario. La expectativa de ser “dotados”
crecía de 66 a casi 1,600 miembros, sino de un pedazo de tierra, que había sido
que ahora estaba compuesta por tres central en el régimen posrevoluciona-
grupos con identidades diferentes.24 rio desde 1917, tenía que ser abandona-
Uno de los factores que contribuyeron da a partir de las reformas de 1992 a la
a cerrar el ciclo de la colonización de la Constitución, que daban por concluido
selva fue el ascenso del tema de la con- el reparto. Suele decirse que ese cambio
servación de las selvas tropicales en el fue una de las razones del levantamien-

24 Ese nuevo arreglo no solo creaba una nueva “comunidad”, marcada por desigualdades notables al interior

de la misma (Dumoulin y Michel, 2005). Sobre todo, dejó sin responder a las demandas de otros grupos de
campesinos de la región, lo que constituye el argumento principal de quienes se oponen a la rbma. Véase, en
particular, <www.maderasdelpueblo.org.mx>.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 207 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
to zapatista de 1994. Cierto o no, todo el contexto regional por contar con pro-
eso configura un contexto en el que las yectos de conservación financiados con
iniciativas de protección ambiental de la fuentes internacionales y con el apoyo
selva han sido vistas por muchos como de la recién creada Secretaría de Medio
un instrumento más de una estrategia Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
contrainsurgente del Estado mexicano. (Semarnap), en la medida en que apa-
En su recuento sobre el movimiento za- recía como una comunidad indígena
patista, Manuel Castells señala que la comprometida con la conservación de
protección de la reserva de la biosfera un área natural protegida, que además
no era más que un “pretexto” para negar era de su propiedad. Pero el contexto
a los indígenas el acceso a la tierra (Cas- regional no era precisamente propicio:
tells, 1999, p. 97). además del movimiento zapatista, ha-
Ahora bien, el marco institucional bía (seguramente como parte del mis-
con el que se cerró el ciclo de la coloniza- mo proceso que le dio origen) grupos
ción no solo está formado por el régimen de campesinos que aún mantenían la
agrario y el régimen de la conservación. expectativa de acceder a un pedazo de
Además, está el “modelo de desarrollo”. tierra en la selva.25 Y fue durante la se-
Durante más de tres décadas, la selva la- gunda mitad de los noventa cuando se
candona ha sido objeto de una gran can- configuró el conflicto que aquí nos inte-
tidad de iniciativas, provenientes tanto resa, con las incursiones por grupos pro-
del gobierno como de organizaciones no venientes de la zona zapatista en la parte
gubernamentales, en las que se recurrió occidental de la rbma. Obviamente, esas
a cuanto modelo se ponía en boga en el no eran las primeras tomas de tierra en
plano internacional (Dichtl, 1988). Al la región; lo nuevo era que ellas eran
final, el modelo que resultó más amplia- resistidas con argumentos de carácter
mente aceptado fue el de la comunidad ambiental. La comunidad lacandona de-
indígena participativa, que ofrece hacer mandaba el retiro de los ocupantes no
compatibles los procesos de etnicización solo esgrimiendo sus derechos de pro-
con las ideas de autogestión local propias piedad, sino también el cumplimiento
de la era de la gobernanza (Dumoulin y del estatuto de la Reserva de la Biosfera.
Michel, 2005). Si en México las comu- La decisión de la Semarnap de combatir
nidades agrarias en general tienden a las ocupaciones se hizo pública en abril
constituirse en enclaves que escapan a la de 1999 cuando el director de la rbma
lógica democrática de la vida municipal presentó una denuncia ante la Profepa
(Azuela, 1995; Leonard, 2003; Melé, por la destrucción de la selva que oca-
2006) cuando tienen un apoyo especial sionaban las ocupaciones.
de organismos nacionales o internacio- En unos cuantos meses, el conflicto
nales eso tiende a agudizarse. adquirió su densidad actual. Proliferaron
Para principios de los años noventa los “diagnósticos” gubernamentales, que
la comunidad lacandona destacaba en básicamente consistían en una clasifica-

25 Esas expectativas no eran tan descabelladas como parecen, ya que todavía a mediados de la década de

1980 el gobierno federal había apoyado la formación de nuevos centros de población en los alrededores de la
rbma, en la zona conocida como Marqués de Comillas.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 208 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
ción de los asentamientos, de acuerdo con fensa de la reserva mediante el uso de la
la edad de los mismos y su población,26 fuerza. Las negociaciones continuaron y
las autoridades agrarias se sumaban a las en abril de 2000 el asunto tomó un nue-
ambientales en “mesas de negociación” vo giro, ya el que gobierno federal deci-
para ofrecer a los ocupantes tierras en dió suspender el apoyo a las reubicacio-
otras zonas fuera de la reserva;27 en las nes, ante la proximidad de las elecciones
discusiones internas del gobierno, que en las que el pri perdería la presidencia
iban desde los modelos de desarrollo de la república por primera vez en más
hasta las formas más expeditas de tras- de setenta años.
ladar a quienes debían ser reubicados a Entre 2001 y 2003 proliferaron las
sus nuevas localidades, surgía la cuestión ocupaciones,28 esta vez con el apoyo
más desagradable: el uso de la fuerza pú- abierto del zapatismo. El hecho de que
blica. El ezln no participaba ni directa se hayan permitido tales ocupaciones,
ni indirectamente en las negociaciones, a pesar de todo el aparato que se había
pero su proximidad era un referente in- creado en los últimos años para preve-
eludible. No importa la sinceridad con nirlas, probablemente tiene que ver con
la que se defendía la causa ambiental, las la esperanza del gobierno de Fox en el
consecuencias de los desalojos pasarían a sentido de llegar a un acuerdo general
formar parte de la relación entre el zapa- con el ezln.29 No hay lugar aquí para
tismo y el Estado. un análisis fino del modo en que evo-
En agosto de ese mismo año se pro- lucionaron las relaciones entre el ezln y
dujo el primer desalojo en el asenta- el Estado mexicano, pero algo tiene que
miento conocido como El Semental, en haber ocurrido en esa relación porque,
la Laguna El Yanqui. Aunque se trataba en 2004, el gobierno realizó una gran
de solamente ocho familias, que acaba- cantidad de reubicaciones sin que el
ban de ingresar a la selva y no de uno de ezln hubiese expresado una oposición
los asentamientos establecidos meses o importante.30
años atrás, con ello se terminaba de con- Para febrero de 2005 se habían
figurar en conflicto, en la medida en que reubicado los grupos “más críticos”: más
se materializa la expectativa de una de- de 700 personas fueron trasladadas de

26 Uno de ellos señalaba la existencia de 32 asentamientos en diferentes partes de la selva (Profepa, 2000).
27 Los procesos de negociación funcionaban en dos niveles: en Chiapas se reunían los representantes del

gobierno de la federación y del estado con los líderes de las organizaciones que representaban a los grupos
ocupantes (arics y sus desmembramientos) y la comunidad lacandona, mientras en la ciudad de México se
reunían secretarios de estado con sus colaboradores a “diseñar las estrategias” del caso.
28 En su punto más alto, las ocupaciones llegaron a 43 asentamientos en diferentes partes de la selva.
29 Entre otras cosas, el ezln proponía la creación de varios municipios en la región, tres de los cuales que-

daban dentro de la Reserva de la Biosfera de Montes Azules. No es difícil pensar que el gobierno de Fox estaba
dispuesto a asumir pérdidas en el capital natural a cambio de lograr que el Subcomandante Marcos por fin “se
quitase la capucha”.
30 Lejos de combatirlas, el 17 de agosto de ese año el ezln publicó un comunicado sobre el destino de los

asentamientos de la reserva, en el que informa haber “acordado, con el consentimiento expreso de sus habi-
tantes, reconcentrar algunos de los pueblos zapatistas en esa zona, para que así sean cobijados por la Junta de
Buen Gobierno de la zona selva fronteriza”, <www.ecoportal.net/content/view/full/35883>, fecha de consulta,
18 de marzo de 2008.

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Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 209 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
diferentes asentamientos al poblado lla- solida su posición frente a otros grupos
mado Nuevo Montes Azules, en el mu- que han disputado el mismo territorio
nicipio de Palenque. De acuerdo con las por décadas. Los recursos que ha uti-
autoridades ambientales, todas las fami- lizado en el conflicto no son solo los
lias reubicadas recibieron tierra y apoyo derechos de propiedad que adquirió a
para proyectos productivos en su nueva principios de la década de 1970, sino
localización.31 también la adopción de un modelo de
No todas las ocupaciones desapare- gestión que combina el uso de la iden-
cieron, todavía quedan algunas y otras tidad indígena con un compromiso de
fueron regularizadas. Es difícil tener conservación de la selva, para lo cual ha
una imagen precisa de la situación, sin contado con aliados dentro y fuera del
embargo puede decirse que desde en- gobierno y del país. La importancia de
tonces no han ocurrido ocupaciones ese componente ambiental no es me-
importantes. Obviamente, no es posible nor si se considera que sus contrapartes
afirmar que la situación actual (marzo en el conflicto son grupos que también
de 2008) sea la “solución” al conflicto; esgrimen la legitimidad de la demanda
durante décadas, la geopolítica de la indígena, con el apoyo nada menos que
región ha sido demasiado volátil para del campo zapatista.
declarar una situación como resuelta. Lo anterior nos obliga a hacernos
Lo que sí se puede decir es que los re- cargo de la versión de la contrainsur-
sultados que hasta ahora ha producido gencia. Sería ingenuo pensar que man-
el conflicto tienen mucho que ver con la tener la rbma libre de más ocupaciones
introducción de la cuestión ambiental es un triunfo de la causa ambiental y
en un proceso de colonización del trópi- nada más que eso. Es obvio que cual-
co que ha llegado a su fin. En otras pala- quier reacomodo territorial en la re-
bras, si al final resulta duradero el arre- gión tiene un significado en la relación
glo al que se ha llegado hasta ahora en entre el gobierno mexicano y el ezln. En
lo que se refiere a la apropiación del te- un sentido, digamos clásico, que debe-
rritorio en la selva lacandona, una parte ría ser obvio, la consolidación de unos
importante de dicho arreglo tendrá que derechos de propiedad protegidos por
ver con la demanda de la conservación. el Estado equivalen al fortalecimiento
Pero ello no implica desconocer que se del Estado mismo. Sin embargo, eso no
trata de un arreglo inestable. Para en- significa necesariamente que la deman-
tender dicha inestabilidad resulta útil da ambiental no haya sido más que una
observar la productividad del conflicto simple fachada de la estrategia contra-
en las diversas dimensiones que hemos insurgente. La causa ambiental no es
tratado de cubrir. aquí ni más ni menos “impura” que en
En ese sentido, puede decirse que cualquier otro contexto y la lógica en
el conflicto ha producido un tipo de la que se mueven científicos, organi-
territorialización en el que uno de los zaciones conservacionistas nacionales
actores, la comunidad lacandona, con- o internacionales y comunidades indí-

31 Comunicación personal de Ricardo Frías, director de la Reserva de Montes Azules, en marzo de 2008.

Véase también Frías (2006).

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 210 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
genas es la misma. En cierto sentido, el situación de los derechos humanos y las
Estado nacional y el movimiento con- libertades fundamentales de los indíge-
servacionista se refuerzan mutuamen- nas se expresa con claridad el punto de
te, aquí como en otros contextos. vista predominante en el campo indige-
Para entender la especificidad de este nista, cuando se señala que “en el sureste
conflicto resulta útil compararlo con los de México se ha desalojado por motivos
de Monterrey y Tepoztlán, en particular ecológicos a unos indígenas que ocupa-
en el modo en que se produce la “actua- ban una reserva de biosfera, aunque las
lización local” del derecho. En el Parque ong señalan que empresas de diversos
Nacional Cumbres de Monterrey un tipos desean invertir en la zona” (onu,
juez tiene que decidir si las restricciones 2006, p. 14).
que el régimen de conservación impone Es revelador que el informe omita se-
a los propietarios están justificadas; en ñalar que la reserva es propiedad de un
el caso del Tepozteco un tribunal agra- grupo indígena que ha exigido las reubi-
rio tiene que examinar si los títulos de caciones en defensa de sus derechos, a
propiedad del inversionista son legíti- costa de las expectativas de otros grupos
mos. Por su parte, la ley ambiental en indígenas. Pero lo más importante para
el caso de la rbma consiste básicamente nuestro argumento es que el conflicto
(aunque no solamente)32 en el uso de adquirió una relevancia tan grande en el
la fuerza pública porque, en el terreno movimiento indigenista, que el informe
del derecho, no parece haber duda de del Relator Especial de la onu no podía
que una de las partes del conflicto está dejar de incluir al menos una tímida
ocupando la propiedad de la otra. Pero mención sobre el asunto.
esa legalidad es muy reciente. Durante En el plano nacional el conflicto ha
mucho tiempo la ocupación había sido traído consigo una intensa polarización
un mecanismo legítimo de acceso a la en el campo ambiental, ya que se ha agu-
tierra y es por ello que resulta difícil, dizado el debate en torno al lugar de los
para los grupos que han sido desaloja- campesinos en la conservación de la na-
dos, entender que las puertas de la colo- turaleza. Para unos, la presencia de una
nización se han cerrado para ellos. Esa población campesina en cualquier terri-
situación es emblemática del cambio en torio siempre podrá ser compatible con
el régimen agrario que había marcado (e incluso podrá ser la mejor garantía
la relación entre campesinos y Estado para) un buen uso de los recursos natu-
en el México posrevolucionario. Por ello rales; para otros, ahora claramente dife-
es que se produce un déficit de legitimi- renciados y enfrentados con aquellos,
dad, incluso si se ofrece a los ocupantes existen límites duros a esa posibilidad e
tierras en otras partes de la región. incluso el uso de la fuerza del Estado se
Ahora bien, ese déficit de legitimi- justifica para mantenerlos.
dad es mucho más visible en los pla- No es fácil determinar cómo se pre-
nos nacional e internacional que en el senta en el plano local el déficit de legi-
espacio local. El Informe presentado a timidad del que estamos hablando, dado
la onu por un Relator Especial sobre la que no hay nada parecido a una “vida

32 El uso de la fuerza estuvo acompañado de la dotación de tierra en nuevos asentamientos.

Antonio Azuela / Paula Mussetta


Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 211 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
pública municipal” –como en Santa Ca- nos ha permitido ver el lugar cambiante
tarina, Nuevo León. Y es que en el de- que ocupa la cuestión ambiental, tanto
bate sobre campesinado y conservación dentro de las relaciones sociales de pro-
se ha pasado por alto uno de los efectos piedad como en la distribución del poder
del conflicto, que es la consolidación de regulatorio entre los órganos del Estado.
una forma de gestión territorial, la de la Si, en un extremo, los conflictos meno-
comunidad indígena participativa, que res, o sea los que se presentan de manera
debilita al municipio como espacio de la rutinaria, están “sujetos” a un régimen
política en la esfera local, como lo han de- territorial, en el otro extremo, los que
mostrado Dumoulin y Michel (2005). tienen alguna trascendencia, la tienen
porque ponen en duda dicho régimen,
e incluso pueden transformarlo. En los
Reflexiones finales casos que hemos analizado, los conflic-
tos han hecho evidente la inestabilidad
Queda claro, entonces, que cuando se del régimen territorial y han contribui-
habla de “conflictos ambientales” no es do a su redefinición, siempre bajo con-
posible designar un tipo de conflicto diciones locales que no se presentan de
social de significado universal. Incluso manera general.
cuando nos acercamos solamente a los La segunda dimensión de la produc-
conflictos en torno a anp, vemos que la tividad de los conflictos, o sea su impac-
reivindicación ambiental se articula de to en el espacio público, es importante,
manera impredecible con otros aspec- primero, porque los efectos de sociali-
tos que no son ajenos al conflicto, sino zación y aprendizaje de los conflictos se
que son parte del mismo. Y ello se debe producen en un espacio distinto al de
no solo a que “el adversario” de la causa los actores directamente involucrados.
ambiental no siempre es el mismo: las Segundo, porque no existe un espacio
condiciones de quienes hacen valer las público homogéneo, sino debates en
demandas ambientales también tienen diferentes escalas del conflicto: como
su propia diversidad. Así por ejemplo, vimos en el caso de Tepoztlán, lo que
los derechos de propiedad sobre la tierra en el plano local puede parecer como
se puedan esgrimir tanto a favor como una reivindicación por la propiedad de
en contra de la conservación ambiental. la tierra, en el plano nacional puede ser
De una manera más general, hemos visto como una lucha ambiental o pue-
tratado de mostrar que el análisis de la de servir como una moraleja sobre lo
productividad social de los conflictos cons- que puede o debe ser la gestión ambien-
tituye una metodología prometedora para tal. Cuando se reconoce la existencia de
su comprensión. En particular cuando nos “esferas públicas de diferentes escalas”
preguntamos sobre los efectos del conflic- (locales, intermedias, nacionales, globa-
to en tres dimensiones: la territorializa- les) es posible registrar diferencias tan
ción, el espacio público y la actualización importantes como las que existen entre
local del derecho en los mismos. la Reserva de la Biosfera de Montes Azu-
En el caso de los conflictos sobre anp les, donde el espacio público asociado al
mexicanas que hemos analizado, el con- municipio prácticamente no existe, y el
siderar sus efectos de territorialización Parque Cumbres de Monterrey, donde

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 212 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
una opinión pública local ha podido in- vo del conflicto mismo, no es una simple
fluir sobre la autoridad municipal, que fórmula teórica para distanciarnos del
hoy por hoy es la única que ha impedido positivismo jurídico; es una orientación
el desarrollo urbano sobre un parque metodológica que nos ayuda a entender
nacional. Si el análisis sociológico es ca- el sentido que los actores del conflicto
paz de suplantar el mito de la “toma de (tanto quienes los que lo viven en el pla-
conciencia ambiental”, el cual supone la no local como quienes desde otras esferas
generación de un conocimiento unáni- tienen el poder de caracterizarlo) otor-
memente compartido por el conjunto gan a lo que está ocurriendo. En el caso
de una sociedad, ello depende de su de las reubicaciones en Montes Azules,
capacidad de identificar los diferentes alguien puede decir que “se aplicó” la ley
espacios sociales donde se elaboran los ambiental; pero no cabe duda que el dé-
conflictos y, en particular, el modo en ficit de legitimidad que han tenido esas
que la lógica de dichos espacios lleva a reubicaciones tiene que ver con el modo
una reconstrucción de los mismos. en que la situación jurídica del conflicto
Finalmente, el análisis de la actua- (la reforma constitucional que puso fin al
lización local del derecho permite su- reparto agrario, junto con la declaratoria
perar la visión de la dogmática jurídica de una reserva de la biosfera) es definida
tradicional, que se limita a decirnos si en diferentes espacios sociales.
las normas ambientales se cumplen o no Investigar los aspectos no ambien-
se cumplen. Al observar el modo en que tales de los conflictos en torno a anp
los actores mismos movilizan el derecho, no significa restar importancia a la di-
podemos registrar el papel que el orden mensión ambiental de los mismos. Al
jurídico juega desde la definición misma contrario, hace posible ver el modo en
del conflicto hasta sus diferentes desen- que la reivindicación ambiental se abre
laces. Decir que el derecho importa en la camino en un mundo social complejo
medida en que es un elemento constituti- donde siempre habrá “algo más”.

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(Evaluado el 16 de junio de 2009.)

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215 214 Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México
Autores

Antonio Azuela. Doctor en Ciencias Políticas y Sociales (unam, 2004). Investigador del Instituto de In-
vestigaciones Sociales (Universidad Nacional Autónoma de México). Líneas de investigación: sociología
del derecho, sociología urbana, sociología ambiental.
Últimas publicaciones:
“Durkheim y la tentación contractualista. Notas sobre la dimensión mítica del patrimonio nacional de
México”, en Geneyro, Juan Carlos, Antonio Azuela y Juan Carlos Marín, ¿Por qué leer a Durkheim hoy?,
México, Editorial Fontamara, 2009.
“The Use of Eminent Domain in São Paulo, Bogotá, and Mexico City”, en Ingram, Gregory K. y Yu-Hung
Hong (eds.), Property Rights and Land Policies, Cambridge, Lincoln Institute of Land Policy, 2009.
Con Carlos Herrera y Camilo Saavedra, “La expropiación y las transformaciones del Estado”, Revista
Mexicana de Sociología, 3, México, junio-septiembre de 2009.

Paula Mussetta. Doctora en Ciencias Sociales (flacso México, 2007). Posdoctorado de investigación
en el Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008-2010. Lí-
neas de investigación: sociología del Estado: procesos de formación del Estado y políticas públicas. Con-
flictos sociales. El sector hídrico mexicano.
Últimas publicaciones:
“Foucault y los foucaultianos: una reseña del Estado y la gubernamentalidad”, Revista de Ciencias Políticas
y Sociales, Nº 205, México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam, 2009.
“Estado e ingeniería social. Particularidades y dimensiones morales de un programa para la resolución
de conflictos”, Revista Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. xv, Nº 45, México, Universidad de
Guadalajara, mayo-agosto de 2009.
“Participación y gobernanza. El modelo de gobierno del agua en México”, Revista Espacios Públicos, Nº 25,
México, Universidad Autónoma del Estado de México, 2009.

Cómo citar este artículo:

Azuela, A. y P. Mussetta, “Algo más que el


ambiente. Conflictos sociales en tres áreas
naturales protegidas de México”, Revista de
Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Ber-
nal, Universidad Nacional de Quilmes, pri-
mavera de 2009, pp. 191-215.

Antonio Azuela / Paula Mussetta


Algo más que el ambiente. Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México 215 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 191-215
Pedro Pírez y Facundo Labanca

La ciudad metropolitana
de Buenos Aires
tiene gobierno*

Introducción: sobre realidad, como veremos, no sigue esa


la gobernabilidad directiva.
metropolitana Además de esa percepción falsa, las
proposiciones sobre la falta de gobierno
Decir, como hacemos en el título, que la metropolitano eran el resultado de una
ciudad metropolitana de Buenos Aires tensión normativa, en tanto que, por lo
tiene gobierno, resulta contradictorio menos implícitamente, suponíamos que
con proposiciones anteriores, ya que era necesario configurar un gobierno
hemos afirmando que la fragmentación metropolitano que fuera a la vez local y
metropolitana implica en el caso de Bue- central.
nos Aires la ausencia de gobierno urba- Por último, las afirmaciones anterio-
no para la aglomeración (Pírez, 1994). res suponían una perspectiva de gobier-
Proponemos ahora una interpreta- no, entendiendo por tal a los aparatos
ción diferente, ya que las anteriores pro- gubernamentales y sus relaciones con la
posiciones se basaban en una percepción sociedad.
parcial, que se concretaba en la fórmu- Esos cambios de perspectiva permi-
la “muchos gobiernos, sin gobierno”. ten percibir –lo que es obvio– que el te-
Esa proposición es parcial pues toma rritorio metropolitano es el “objeto” de
en cuenta únicamente a los gobiernos más de un nivel gubernamental. Que
locales, municipales. Al parecer, y sin junto con los municipios lo gobiernan,
justificación, pensábamos únicamente en el caso de Buenos Aires, el gobierno
en los gobiernos locales como posibles de la Provincia de Buenos Aires y el go-
gobiernos urbanos, o en algún tipo de bierno federal. Entendemos también
organización que los superase. Pero la que para conceptualizar ese caso nece-

* Una versión anterior de este artículo fue presentado en el X Seminario Internacional de la Red Iberoame-

ricana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, Querétaro, México, mayo de 2008. Es parte de los
trabajos llevados a cabo dentro del proyecto ubacyt s012.

217 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
sitamos una noción (tal vez sintética) se conforma por una gran cantidad de
de gobierno, que se base en las relacio- gobiernos municipales (gm) que tienen
nes entre esas jurisdicciones (ínterjuris- una autonomía limitada.
diccional). Entonces, es posible supo- Su estructura institucional es alta-
ner que la orientación de los procesos mente compleja. En sus componentes
resulta de un sistema de relaciones am- gubernamentales se observan cuatro ór-
plio, Estado-sociedad civil, articulado denes diferentes: gobiernos municipa-
con base en relaciones de poder social les, el gobierno de la Ciudad Autónoma
y político. de Buenos Aires (gcaba), el gobierno de
Esa “función” de gobierno metropo- la Provincia de Buenos Aires (gpba) y el
litano dependería de: a) cómo se resuel- gobierno federal (gf). De acuerdo con
ve la relación ínterjurisdiccional, res- las disposiciones tanto de la Constitu-
pecto de sus condiciones institucionales ción Nacional, como de la Constitución
(definición y distribución de atribucio- de la Provincia y su ley orgánica mu-
nes y recursos) y políticas (relaciones de nicipal y la Constitución de la Ciudad
acumulación de poder), y b) cómo se Autónoma de Buenos Aires, existe una
resuelve la relación Estado-sociedad, se- suerte de trama de atribuciones y recur-
gún los actores presentes en cada lugar y sos que distribuyen a esos gobiernos y
momento y su peso (económico, social sus organismos con capacidad de toma
y político) relativo, y de los sistemas de de decisiones y de acción en el territorio
articulación, asociados con las tensiones metropolitano. Esa distribución de ca-
propias de los modelos de desarrollo. pacidades consolida la fragmentación,
dada la combinación de atribuciones
y de recursos y de los territorios donde
Organización y ellas se ejercen y ellos se aplican.
funcionamiento Por otra parte, los organismos gu-
gubernamental en la bernamentales actúan en la rmba en re-
rmba: la estructura laciones con actores no estatales que, en
de gobernabilidad conjunto, configuran una estructura de
gobernanza. Se trata de este caso de una
La rmba (Región Metropolitana de multiplicidad de actores de diferente
Buenos Aires) es un territorio urbano naturaleza: empresas privadas capitalis-
que ocupa una superficie muy amplia tas, cooperativas, organizaciones no gu-
(8.235 km2), con una población total en bernamentales, organizaciones de base
2001 de 12.142.618 de habitantes. Es un territorial y funcional, etcétera.
territorio políticamente fragmentado: Las relaciones que se establecen en-
dos unidades constitucionales federa- tre los núcleos de toma de decisiones y el
das: la Ciudad Autónoma de Buenos conjunto de actores permiten hablar de
Aires (caba) y la Provincia de Buenos una estructura de gobernabilidad como
Aires (pba). La primera es, desde la re- un sistema jerárquico de relaciones que
forma constitucional de 1994, una ins- se basa en áreas temáticas distribuidas
titución análoga a la de las provincias y compartidas, en las que los actores to-
argentinas, dicta su constitución y elige man decisiones en razón del lugar que
a sus autoridades. Por otro lado, la pba ocupan y desde el cual se vinculan.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 218 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
Podemos describir esa estructura de grandes urbanizaciones cerradas que
atendiendo a las capacidades de regula- ha puesto en manos de productores y
ción y control dentro de la rmba, identi- administradores privados esa capacidad
ficando el sistema de actores en la toma para importantes segmentos del territo-
de decisiones sobre los parámetros que rio metropolitano (Pírez, 2006).
guían los comportamientos relativos a Los datos anteriores muestran la
la producción y uso de la ciudad (cuadro fuerte fragmentación del amba y la dis-
1). Allí vemos que el 88% de las situacio- tribución de funciones en un conjunto
nes corresponde con actores estatales y muy amplio de organismos guberna-
que se distribuye entre las jurisdiccio- mentales de las cuatro jurisdicciones, y
nes: el gf tiene una presencia relativa de actores no estatales, en gran medida
algo mayor (25,64%) que las otras. Estas empresas privadas capitalistas. El trans-
(gp, gm y gcaba) participan con el mis- porte de autobuses parece sintetizar esa
mo peso (21,79%) cada una. Las organi- situación. Las líneas que se mueven den-
zaciones intergubernamentales apenas tro de los límites de un municipio son
representan poco menos del 9% de las reguladas y controladas por ese gm, si
decisiones. Como se muestra en el cua- conectan a más de un municipio es el
dro 1, el gf tiene un rol normativo en la gp quien regula y controla, y si ingresan
casi totalidad de las cuestiones. Ello se en la caba lo hace el gf. Al mismo tiem-
debe a su capacidad para establecer pa- po, esas jurisdicciones han concedido
rámetros generales de regulación, váli- la producción del servicio a empresas
dos para el conjunto del país, que deben privadas, y en la periferia se ha formado
ser aceptados por las legislaciones pro- una cooperativa que presta el servicio en
vinciales, respecto del medio ambiente. zonas en las cuales las empresas priva-
En relación a las infraestructuras se tra- das no consideran rentable hacerlo. La
ta de una cuestión histórica y, particu- baja calidad de las líneas de autobuses
larmente, de lo que más adelante llama- explica la aparición de innumerables
mos “centralización jurisdiccional”. servicios irregulares que, en pequeñas
Además de esa presencia estatal, el unidades (combis), trasladan a usuarios
12% de las situaciones de decisiones de los sectores medios hacia el centro
corresponde con actores no estatales. metropolitano.
Más de la mitad son empresas privadas
capitalistas, el resto son asociaciones de
vecinos de barrios cerrados. La presen- Cómo se gobierna la rmba
cia de empresas privadas se debe a dos
situaciones: los procesos de privatiza- La rmba, como vimos, está sometida a
ción de comienzos de la década de 1990 cuatro tipos de diferentes de organiza-
que las integraron en la gestión de in- ciones gubernamentales (federal, pro-
fraestructuras y servicios con una gran vincial, municipal y caba) que, como
capacidad para planificar el territorio tendencia al menos, se articulan confor-
metropolitano (distribución eléctrica, me a una suerte de división del trabajo
gas natural, teléfonos),1 y la producción sectorial y territorial. Cada uno de esos

1 Hasta hace dos años también en agua y saneamiento.

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 219 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
Cuadro 1. Estructura de gobernabilidad. Gestión metropolitana urbano-ambiental.
Actores involucrados y áreas temáticas

 Estatal No estatal Total Total %


Sector Gobierno Gobierno caba Gobierno Interguber- Total Empresas Total No
federal provincial municipal namental Núm. % privadas ARUC Núm. % Núm. % Estatales estatales
Agua y
saneamiento 1 1   1 1 4 5,1       0,0 4 4,5 100,0 0,0
Contaminación
1 1 1 1 1 5 6,4     0 0,0 5 5,6 100,0 0,0
Cuencas hídricas
1 1   1 1 4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Desagües
pluviales     1 1   2 2,6     0 0,0 2 2,2 100,0 0,0
Educación 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Espacios verdes
  1 1 1 1 4 5,1 1 1 2 18,2 6 6,7 66,7 33,3
Inundaciones 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Red de gas 1         1 1,3 1   1 9,1 2 2,2 50,0 50,0
Distribución
eléctrica 1 1       2 2,6 1   1 9,1 3 3,4 66,7 33,3
Red teléfonos 1         1 1,3     0 0,0 1 1,1 100,0 0,0
Red vial 1 1 1 1   4 5,1 1   1 9,1 5 5,6 80,0 20,0
Residuos peligro-
sos y patogénicos 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
RSD Disposición
1 1 1   1 4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
RSD Recolección 1   1 1 1 4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Salud 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Teléfonos 1         1 1,3     0 0,0 1 1,1 100,0 0,0
Seguridad 1 1 1     3 3,8   1 1 9,1 4 4,5 75,0 25,0
Tránsito 1 1 1 1   4 5,1   1 1 9,1 5 5,6 80,0 20,0
Autobuses 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Ferrocarriles 1         1 1,3     0 0,0 1 1,1 100,0 0,0
Ordenamiento
territorial y usos
del suelo   1 1 1 1 4 5,1 1 1 2 18,2 6 6,7 66,7 33,3
Suelo y vivienda
social 1 1 1 1   4 5,1     0 0,0 4 4,5 100,0 0,0
Planificación
urbana 1 1 1 1   4 5,1 1 1 2 18,2 6 6,7 66,7 33,3
Planificación
estratégica     1 1   2 2,6     0 0,0 2 2,2 100,0 0,0
Total 20 17 17 17 7 78 100,0 6 5 11 100,0 89 100,0 87,6 12,4
%
25,64 21,79 21,79 21,79 8,97 100,0   54,55 45,45 100          

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 220 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
fragmentos gubernamentales tiene a su sión gubernamental del trabajo, las cues-
cargo, predominantemente, un ámbito tiones que hacen a la estructuración de la
de toma de decisiones entendido en un rmba tienden a corresponder a los niveles
doble sentido, territorial y sectorial. superiores, provincial y federal, en lo que
En términos territoriales, algunas implica un proceso de “centralización
decisiones se toman para cada uno de jurisdiccional” de la toma de decisiones
los territorios locales por sus gobiernos dentro del territorio metropolitano.
particulares (municipios y caba); otras Tal centralización se basa, institu-
decisiones se toman para el conjunto de cionalmente, en el arreglo interjurisdic-
los territorios municipales implicados, cional federal según el cual los asuntos
sea para todos o algunos de ellos, por intermunicipales (como los conflictos
parte del gobierno de la Provincia de entre municipios, la delimitación de sus
Buenos Aires; por fin, algunas decisio- fronteras, los servicios intermunicipales,
nes quedan a cargo del gf y se refieren etc.) deben ser atendidos por el gobier-
a la totalidad del territorio metropoli- no provincial, mientras que los asuntos
tano, abarcando tanto a la caba como interprovinciales deben ser resueltos
al conjunto o a parte de los municipios o atendidos por el gobierno federal.
provinciales. En consecuencia, en la medida que no
En términos sectoriales también en- existe una organización gubernamen-
contramos una división de tareas dentro tal propiamente metropolitana, todo
de los niveles de la organización estatal. lo que tiene “naturaleza metropolita-
Los gm tienden a destinar la mayor par- na”, en tanto que se trata de cuestiones
te de sus acciones y recursos a cuestio- “translocales”, puede ser atendido por
nes de orden social, vinculadas con la el nivel jurisdiccional superior: en este
reproducción de la población local y caso el provincial en lo intermunicipal
particularmente de aquella de meno- y el federal en lo interprovincial (o más
res recursos; el gp tiende a responder a correctamente entre provincia y caba).
las necesidades de reproducción de la Tal ha sido la manera en que se han
sociedad en términos más amplios, in- tomado un conjunto de decisiones fun-
cluyendo particularmente las relaciones damentales que han hecho a la estructu-
económicas y sus condiciones en todo el ración de la ciudad metropolitana. Desde
territorio provincial; mientras que el gf, fines del siglo xix la infraestructura de
en cierta concurrencia con el provincial, agua y saneamiento quedó en la órbi-
se hace cargo también de las condicio- ta del gobierno federal, para garantizar
nes vinculadas con el crecimiento del condiciones de sanidad al conjunto de la
desarrollo económico en el territorio de población cuando las municipalidades
referencia, a partir de su involucramien- no eran capaces de hacerlo. A fines de la
to en aspectos globales (precios, tasas, década de 1940, cuando se nacionaliza-
inflación, etc.) y particulares al terri- ron los ferrocarriles, fue el gobierno fede-
torio (infraestructuras, etc.). El gcaba, ral quien se hizo cargo en todo el país, in-
dada su particular naturaleza institucio- cluyendo las redes metropolitanas. Años
nal, tiene atribuciones propias de una después al estatizarse las empresas priva-
provincia y de un municipio. das de energía eléctrica que dependían
De acuerdo con esa mencionada divi- de las municipalidades metropolitanas,

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 221 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
el servicio se centralizó en una empresa to social y económico metropolitano: la
del gf. Cuando a fines de la década de regulación, planificación y expansión
1970 se descentralizaron las empresas de infraestructuras y servicios. En los
federales de servicios, fue el gpba quien últimos años, dentro del área del Minis-
quedó a cargo en los municipios que se terio de Planificación Federal, Inversión
habían agregado al Área Metropolitana Pública y Servicios funcionan los entes
(am), de las redes y servicios de agua y reguladores de la prestación de los ser-
saneamiento y energía eléctrica. El gf ar- vicios de transporte (ferrocarriles, red
ticuló el territorio nacional por medio de de subterráneos, transporte público au-
carreteras, cada vez más importantes des- tomotor interprovincial)2 electricidad,
de la década de 1960. En la medida que gas, agua y saneamiento y corredores
esa red se diseñó en forma radial con cen- viales. Con la excepción de la concesio-
tro en la Ciudad de Buenos Aires, con el naria Agua y Saneamiento, cuyo princi-
crecimiento metropolitano buena parte pal paquete accionario le corresponde
de esas vías se convirtieron en la estruc- al gobierno nacional (90%) y es el encar-
tura vial metropolitana y en los accesos a gado de planificar la cobertura de dicho
la ciudad central. servicio,3 las restantes empresas, por el
Esa división de tareas y la consecuen- contrario, tienen amplias atribuciones
te particular centralización jurisdiccio- en lo que respecta a la planificación y las
nal muestra un arreglo real que tiende a políticas estatales solo se limitan a con-
superar técnicamente algunas de las de- trolar determinados aspectos (tarifas y
bilidades de la gestión fragmentada. Sin calidad del servicio). Se trata de Edenor,
embargo, al mismo tiempo arrastra la Edesur y Edelap, que tienen a su cargo
ilegitimidad política de no corresponder la distribución y comercialización de la
con los territorios de representación. energía eléctrica; Metrogas, que presta
Veamos de manera más concreta la la distribución del gas natural; los dis-
distribución de funciones gubernamen- tintos grupos económicos responsables
tales, para preguntarnos luego sobre su de los principales ramales ferroviarios
significación. metropolitanos y de los trenes subterrá-
neos y los consorcios vinculados a los
El rol del gobierno federal principales accesos viales.4
En todos los casos, como se mencio-
El gf se hace cargo históricamente de los nó, el gf ejerce una regulación sectorial,
soportes que permiten el funcionamien- que se ha expresado institucionalmente

2 En este caso las líneas de autobuses que comunican el territorio provincial con el de la caba.
3 El artículo 5° de la Ley 26.211 dispuso la nueva regulación de la empresa de agua y saneamiento (aysa), es-

tablece la creación en el ámbito del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, la Agencia
de Planificación, para la coordinación integral de la planificación de las obras de expansión y mejoramiento del
servicio, siendo responsable de cumplir la misión enunciada en el Marco Regulador aprobado por la Ley.
4 Las empresas son las siguientes: Trenes de Buenos Aires (concesión de las líneas Mitre y Sarmiento);

Metrovías SA (incluye la red de subterráneos y la Línea Urquiza); Ferrovías SAC (concesionaria de las líneas
Belgrano Norte); UGOFE SA (concesionaria de la Línea San Martín) y Transporte Metropolitanos Belgrano Sur
SA (concesionaria de la Línea Belgrano Sur). En mayo del 2007 y, a raíz de los incumplimientos contractuales, el
gobierno federal canceló la concesión que sobre la Línea Roca tenía la empresa Trenes Metropolitanos, esa fue

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 222 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
en numerosos entes5 cuya creación, mu- tionados por los gobiernos municipales.
chas veces, se realizó sobre criterios de Desde ese año, esos planes pueden ser
dudosa legalidad y sus acciones termi- aplicados directamente por el gf que,
naron siendo, de facto, funcionales a los de tal manera, ha venido asumiendo un
intereses económicos de las empresas.6 papel importante en la vinculación con
Desde hace un lustro aproximada- los grupos sociales que, separándose de
mente, se ha dado un proceso de “recen- las redes políticas municipales, acceden
tralización” de las políticas de vivienda a la asistencia gracias a una vinculación
que el gf había transferido hacia los go- directa con el gf. Esto se ha consolida-
biernos provinciales a mediados de los do con la gestión de planes de asistencia
noventa. Actualmente la Secretaría de que si bien se destinan a todo el país,
Obras Públicas del Ministerio de Plani- tienen una aplicación fundamental en
ficación Federal diseña y financia el Plan los municipios de la segunda corona
Federal de Emergencia Habitacional que metropolitana que muestran los peores
abarca al conjunto del territorio nacio- indicadores socioeconómicos.
nal y, de manera particular a la Región Se advierte un territorio metropolita-
Metropolitana, siendo ejecutado en este no con un “centro” gubernamental en el
caso, por el gobierno provincial y las gf en donde parece cumplirse, en cierta
municipalidades. forma, los presupuestos normativos de
Uno de los aspectos que se despren- las posturas “consolidacionistas”, como
de del párrafo anterior es la presencia una forma de organización de gobierno
fundamental del gf garantizando por que permita zanjar los problemas pro-
un lado, el funcionamiento general de pios de la fragmentación metropolitana.
la ciudad metropolitana y, por el otro, Una rápida interpretación de lo ante-
el desarrollo de las actividades econó- rior indicaría que la gobernabilidad me-
micas de las empresas de servicios cuyo tropolitana se recuesta, principalmente,
interlocutor central es justamente ese en el papel desempeñado por el gobier-
nivel de gobierno. no federal. Complementariamente, el
Pero además de ese papel, el enfren- gpba como los gm cumplen con otras
tamiento de los efectos sociales de la cri- estrategias y recursos en su función en
sis económica, tanto desde mediados de la gobernabilidad metropolitana.
los años noventa como particularmente
luego del estallido de 2001-2002, fue en- El rol del gobierno provincial
frentado con la aplicación de programas
de asistencia social financiados federal- El gp interviene en los municipios con
mente y que, hasta el año 2000 eran ges- un abanico de políticas sectoriales. A

transferida, en consecuencia, a un grupo de concesionarias integradas por Metrovías, Trenes de Buenos Aires y
Ferrobaires. Los principales accesos al Área Metropolitana se encuentran concesionados a: Concesionaria Vial
Argentino Española SA, en la autopista Buenos Aires-La Plata; AEC SA de la Autopista Riccheri; Autopistas del
Sol SA, del Acceso Norte, y el Grupo Concesionario del Oeste SA, del Acceso Oeste.
5 Ente Nacional de Regulación del Gas, Ente Nacional de Regulación de Energía Eléctrica, Comisión Nacional

de Regulación del Transporte (cnrt), Órgano de Control de Corredores Viales (occovi).


6 La cnrt y el occovi fueron creados por decreto del Poder Ejecutivo Nacional cuando debió haberse reali-

zado mediante una ley sancionada por el Congreso Nacional.

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 223 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
partir de 1976, en la transferencia de El papel de los gobiernos locales
educación primaria desde el gf y, a
principios de los noventa con la educa- Los gobiernos municipales integrantes
ción secundaria, la provincia es la en- de la región metropolitana, al igual que
cargada de definir y financiar los pro- los del resto de la provincia de Buenos
gramas educativos. Del mismo modo, Aires, no cuentan con autonomía. Es
la salud pública también fue transferi- particularmente limitada su capacidad
da en gran proporción al gobierno pro- financiera. Del total de los ingresos mu-
vincial.7 Igualmente, desde fines de los nicipales durante el año 2004, el 64,05%
años setenta el gf le traspasó las infra- correspondió con lo recaudado por esos
estructuras y la prestación de los servi- gobiernos en concepto de tasas, prove-
cios de electricidad, agua y saneamien- nientes, fundamentalmente de alum-
to, fuera de las empresas propiamente brado, barrido y limpieza, que en rigor,
metropolitanas que se mantuvieron en concentraron alrededor de la mitad de
el gf (segba y osn). En consecuencia, los tributos municipales. El resto de sus
en algunos municipios que se fueron recursos, más de una tercera parte, se re-
incorporando al am, esos servicios eran cibieron de transferencias del gp. Esta si-
prestados por las empresas provinciales tuación, además de mostrar la limitada
que, en los años noventa, siguiendo la capacidad tributaria de los municipios
política del gf también se privatizaron metropolitanos, que los hace depen-
y que, en los 2000, con la “desprivatiza- dientes de la cobranza de tasas y no de
ción” de la empresa de agua dependien- la riqueza producida por las actividades
te del gf también sucedió lo mismo con económicas de sus territorios, indica
las prestadoras privadas del área del una significativa subordinación al gp,
gpba. En consecuencia, el gp tiene a su quedando dependientes de “un conjun-
cargo la regulación de los servicios de to de variables y de decisiones no con-
agua y saneamiento y electricidad, cuya troladas (por ejemplo, la alícuota de los
área de incumbencia afecta a una franja tributos coparticipables es fijada por la
de los municipios metropolitanos con- legislatura provincial y esto incide sobre
cediendo también alguno de ellos en el monto de la coparticipación)” (Cor-
forma directa. mik, 1997, p. 349).
Por otro lado, cumple, en forma in- Además de estas limitaciones en sus
directa un papel clave en el desarrollo condiciones de operación, los recursos
urbano al regular, en forma general y financieros de los municipios metropo-
sobre la base de la Ley 8.912, el orde- litanos exhibieron una significativa dis-
namiento territorial y el uso del suelo minución durante el trienio comprendi-
delegando a los municipios la facultad do entre el 2001 y el 2004. En rigor, los
de su aplicación. Ya hemos mencionado recursos originados exclusivamente por
su papel en la regulación del transporte las jurisdicciones locales cayeron, entre
automotor. esos años, en 21%, mientras que los re-

7 No obstante, el gobierno provincial ha descentralizado numerosos centros de salud hospitalarios a los

municipios metropolitanos. De hecho en la rmba “conviven tres niveles de atención: 45 son provinciales, 104
municipales y uno dependiente de la Nación, el Posadas” (Clarín, 9/12/2003).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 224 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
cursos de coparticipación provincial so- local. Estas relaciones produjeron diver-
lamente disminuyeron el 9,8%. sos procesos políticos, encauzados en lo
La evidente restricción financiera que hemos llamado circuitos de acumu-
posicionó a los municipios en una si- lación política (Pírez, 2004), que, por las
tuación de extrema debilidad y los for- características institucionales del amba,
zó a capturar recursos a través de vías se agruparon en tres niveles: un circuito
alternativas, sobre todo, a partir del gf, de acumulación primaria, que supone
cuyo apoyo financiero contribuiría a el fortalecimiento institucional de los
financiar políticas asistenciales que ya gobiernos locales a partir de la imple-
venían implementado desde hacía más mentación de un abanico de políticas
un decenio.8 desconcentradas por niveles superiores
Encuadrados en un contexto de des- de gobierno; un circuito secundario
igualdad social y pobreza con el agra- que implica la intervención directa del
vante de sus limitadas facultades insti- gobierno provincial en los territorios lo-
tucionales y financieras, los municipios cales y de este modo su fortalecimiento
vislumbraron en los planes de ayuda político y, un circuito terciario que su-
social un instrumento para atenuar sus pone intervención directa del gf en los
restricciones de operación y fortalecerse territoriales locales, desplegando sobre
políticamente. De este modo, desplega- ellos, obras y servicios de envergadura
ron para su aplicación redes políticas con la finalidad de consolidar su poder.
integradas por funcionarios estatales La intervención del gf puede darse en
o agentes del partido gobernante para colaboración, tanto con el gp o los gm,
resolver, en forma predominantemente como en conflicto con ellos, desplazán-
clientelar, las condiciones materiales de dolos e interviniendo directamente.
vida (vivienda, alimentación, medica- Esa última forma de intervención pa-
mentos) de una franja importante de rece prevalecer desde hace algo más de un
población urbana excluida del mercado lustro. Desde el “superministerio” de
formal de trabajo. Planificación federal, que tiene a su car-
go la prestación y regulación, como ya se
mencionó, de las principales obras (vi-
Las relaciones políticas viendas, infraestructura vial) y servicios
metropolitanas: la (agua y saneamiento, gas, electricidad,
estructura de acumulación transporte público) que inciden sobre
el funcionamiento de la ciudad metro-
Para la obtención de los planes sociales, politana de Buenos Aires. A partir de
los municipios se vieron forzados, dado sus acciones, el gf desplegó un paquete
sus escasos recursos, a competir entre sí y de políticas que terminaron por conso-
a subordinarse en forma radial hacia los lidarlo territorialmente sobre la base de
gobiernos provincial y federal, instan- una estrategia dual que privilegió, por
cias institucionales fundamentales en el un lado, el desplazamiento de aquellos
financiamiento de la política asistencial sectores políticamente contrarios a su

8 A partir de la década pasada los municipios se han constituido en instancias gubernamentales de ejecución de

planes de asistencia social financiados, en su mayor parte, por el gobierno federal y en menor proporción por el gp.

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 225 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
interés y, por el otro, la cooptación de y paralelamente, en el principal cen-
actores políticos para incrementar su tro de financiación de las políticas de
base de sustentación de poder. asistencia social, que tiene un rol clave
Actualmente, la intervención del gf en la gobernabilidad metropolitana al
sobre los municipios se ha acentuado no configurar una malla de contención so-
solo con la presencia del Ministerio de cial sobre la población que allí reside.
Planificación, sino también del Ministe- Los núcleos de decisión que garan-
rio del Interior, que se ha constituido en tizan la orientación de los procesos de
el interlocutor político de los gobiernos configuración y funcionamiento urba-
locales para canalizar sus demandas, nos en el plano metropolitano se con-
brindando asistencia técnica y financie- centran, fundamentalmente, en el gf.
ra y recibiendo de aquellos, en contra- Este es el principal interlocutor de los
prestación, apoyo político.9 actores económicos que producen la
La “centralización jurisdiccional” ciudad metropolitana o despliegan sus
en el gf se ha reforzado a partir de la actividades en ella, interviniendo allí
centralización de recursos financieros, en forma directa con la producción de
que ha alcanzado en el contexto ac- obras y servicios de infraestructura y en
tual niveles históricos de recaudación forma indirecta con sus regulaciones y
fiscal, merced al alto valor económico controles sobre actores económicos pú-
de las exportaciones de bienes prima- blicos y privados.
rios y sobre las cuales aplica su política El gp también juega, aunque en
impositiva. Esta potestad tributaria es menor medida, un rol relevante en la
un atributo federal exclusivo que ha gobernabilidad metropolitana no solo
determinado que, en la práctica, esa como instancia mediadora de recursos
jurisdicción se haya constituido en un federales para ser implementados en el
“cajero” con una baja desconcentración área, sino también porque diseña e im-
de recursos hacia los niveles subnacio- plementa un conjunto de políticas sec-
nales. Actualmente el gf distribuye a toriales (agua y saneamiento, gas, edu-
las provincias solamente el 27% de los cación, salud, ordenamiento territorial,
recursos, lo que significa el nivel más etc.), que complementariamente dan las
bajo de coparticipación fiscal entre bases para el funcionamiento económi-
ambas jurisdicciones en la historia.10 co y social metropolitanos.
Este no es un dato menor para la rmba Los gm se suman a la definición
ya que posiciona, al gf, por su fortaleza de esa gobernabilidad metropolitana.
fiscal, como el principal actor político Como se ha mencionado, con la ejecu-
de su desarrollo económico y urbano, ción de planes sociales (Auyero, 2001)

9 El actual ministro fue durante la anterior gobernación de la pba titular del Ministerio de Gobierno y como

tal el principal responsable del armado político que terminó consolidando el predominio de la fracción partidaria
del gf en el conurbano bonaerense, y así la base para la reorganización de todo el partido por el ex presidente
Kirchner.
10 Antes del golpe de Estado de 1976, el 50% de la recaudación iba a las provincias. Durante la dictadura el

porcentaje que recibían las provincias se redujo al 32. Con la recuperación democrática y bajo el gobierno de
Alfonsín, las provincias incrementaron su participación al 56% ( Natanson, 2008).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 226 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
se han constituido en una forma parti- El predominio electoral del pj se
cular de intermediación política con la reflejó particularmente en los muni-
finalidad de resolver cuestiones socia- cipios de la segunda y tercera coronas
les básicas en un contexto de privación metropolitanas que exhiben los ma-
material. Intermediación esta que pudo yores niveles de necesidades básicas
desplegarse y sustentarse eficazmente insatisfechas (nbi), mientras que en la
sobre la base de la especialización terri- primera, cuya niveles de nbi son sen-
torial del Partido Justicialista (pj) en los siblemente inferiores a aquellos, el pj
distintos niveles gubernamentales que tuvo un desempeño electoral menos
intervienen en el amba. Exceptuando decisivo. En rigor, de los 12 municipios
algunos interregnos (1983-1989; 1999- que conforman la primera corona, ocho
2001), tanto el nivel federal como el (66,6%) han sido conquistados por el
provincial han estado monopolizados pj, mientras que en la segunda corona
por el pj.11 A nivel local, parece refle- ello ocurrió en el 90% de los casos y en
jarse una tendencia similar. De acuerdo la tercera corona en el 77,7%.
con los resultados electorales del 2007,
de los 32 municipios que conforman la
Región Metropolitana 25 quedaron a El gobierno federal como
cargo del pj, mientras que en los siete gobierno metropolitano
restantes accedieron al ejecutivo local
partidos vecinalistas y movimientos El predominio federal en la rmba, que
sociales. No obstante, tres de estos configura de manera fáctica a esa juris-
últimos (San Isidro, Vicente López y dicción como gobierno metropolitano,
Quilmes) se encuentran políticamente implica una determinada relación tan-
alineados con el gobierno federal. to entre los niveles jurisdiccionales pre-
Esta hegemonía política del pj a nivel sentes como entre el Estado y la socie-
local ha sido posibilitada por el desa- dad en ese territorio. La reproducción
rrollo de las redes políticas locales, que de ese predominio condiciona esas
se encargaron de articular, en muchos relaciones: tiende a incluir a ciertos ac-
casos bajo un sistema clientelar, un aba- tores y excluir a otros en diferentes ám-
nico de prestaciones sociales financia- bitos de la gestión.
das por el gf con sus destinatarios. Sin Las relaciones interjurisdiccionales
caer en una mera relación natural entre dependen de los recursos (en sentido
clientelismo y legitimidad electoral (To- muy amplio) de cada uno de los niveles
rres, 2001), se puede especular que las y de las relaciones de acumulación polí-
políticas de asistencia social a nivel local tica que se dan entre ellos.
han cumplido un papel destacado como En el federalismo argentino, desde la
malla de contención social y fortaleci- década de 1930 hasta fines de la de 1980,
miento institucional de agentes estata- el nivel federal, desde una definición
les ejecutores de dichas políticas ya sea presidencialista y relativamente concen-
en sus niveles federal como local. trada de atribuciones y recursos fiscales,

11 Hemos empleado dicha sigla para hacer más operativo el análisis pero sin desconocer las distintas tenden-

cias internas situadas al interior del partido.

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 227 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
incrementó su capacidad de acción, tan- en los setenta. Sin embargo, no se alteró
to en la regulación y control de las acti- el peso financiero del gf. De todas for-
vidades económicas privadas como par- mas, la fuerte disminución del aparato
ticularmente en la realización de obras y estatal, en especial por la transferencia
servicios por la vía de la centralización. de empresas al sector privado y por el
Como parte de la respuesta a la crisis achicamiento de los aparatos adminis-
económica del año 1929 se diseñó un trativos, bajaron considerablemente el
aparato de intervención en las activida- empleo federal y, consecuentemente,
des económicas del territorio nacional, el gasto. No pasó lo mismo con los in-
superando a los gobiernos provinciales. gresos. Las provincias aumentaron su
En los años cuarenta esa intervención se dependencia de las transferencias fede-
orientó por la industrialización por sus- rales. Los gobiernos municipales lo hi-
titución de importaciones, desarrollan- cieron de las transferencias provinciales
do en el territorio nacional una fuerte y, desde mediados de los años noventa,
política de inclusión social, en lo que también en forma directa del nivel fede-
Torre y Pastoriza (2002) llaman la “de- ral. Este, sin haber acordado un sistema
mocratización del bienestar”. de coparticipación con las provincias,
Políticamente, el siglo xx se carac- condicionó crecientemente el uso de las
terizó, desde su tercera década, por las transferencias a las necesidades de los
rupturas institucionales de los golpes procesos de acumulación política.
militares que, en sus dos últimas ex- Un indicador de lo que menciona-
periencias (1966-1973 y 1976-1983), y mos es la distribución del gasto en los
particularmente en la segunda de ellas, tres niveles jurisdiccionales del Estado.
sustituyeron la organización federal for- El gráfico 1 muestra que en la década
mal por una gestión unitaria que con- de 1980 el nivel central gastaba más del
centraba el poder estatal en el ejecutivo 70% del total del gasto público, mien-
nacional en manos de las fuerzas arma- tras que las provincias en su conjunto
das. Pese a que en los años setenta se dis- (incluyendo la ciudad de Buenos Aires
minuyó la centralización de funciones y entre ellas) no llegaban al 30%. Los go-
se transfirió a las provincias atribucio- biernos municipales apenas gastaban
nes en educación y salud, y la gestión menos del 5%. En los tres primeros años
de los servicios de electricidad, agua y de los noventa se altera esa relación: el
saneamiento, no se alteró la concentra- gobierno federal baja hasta el 50% del
ción política, no solamente en el gobier- gasto o muy poco más, mientras que los
no central sino en su ejecutivo. Los años gobiernos provinciales incrementan su
noventa modificaron las capacidades es- participación hacia el 40%. Lo munici-
tatales con la aplicación de políticas de pios recuperan algo pero nunca llegan
reestructuración que desregularon las al 10%. Podemos decir que esa tendencia
actividades económicas, abrieron más se mantiene hasta nuestros días, aunque
la economía y privatizaron las empre- se observa una pequeña modificación a
sas estatales, y entre ellas a los servicios partir de 2003: el gobierno federal dis-
de infraestructura metropolitanos. Al minuye hasta poco menos del 50% y las
mismo tiempo se completó la descen- provincias aumentan su participación
tralización hacia las provincias iniciada en el gasto, acercándose al 43%.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 228 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
Gráfico 1. Distribución del gasto público en jurisdicciones (federal, provincial y
municipal), 1980-2006 (en porcentaje)
80,00

70,00

60,00

50,00

40,00

30,00

20,00

10,00

0,00 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 0 1 2 3 4 5 6
Federal 65,88 69,47 75,95 71,52 66,88 67,22 63,08 64,54 64,95 67,81 62,56 59,15 55,44 51,65 52,01 52,79 53,06 52,72 51,32 51,52 51,85 51,00 51,24 53,22 50,23 50,65 49,57
Provincial 28,67 25,60 20,55 24,39 29,28 27,79 31,45 29,86 29,81 27,24 30,82 32,97 36,37 39,41 39,13 39,06 38,87 38,90 39,93 39,88 39,88 40,82 40,48 38,98 41,34 41,89 42,65
Municipal 5,45 4,92 3,49 4,09 3,84 4,99 5,47 5,60 5,24 4,95 6,62 7,88 8,19 8,94 8,86 8,14 8,07 8,38 8,75 8,59 8,28 8,19 8,28 7,80 8,43 7,46 7,77

Fuente: meosp.

El financiamiento de las actividades es- hasta que se consolidó con la estrategia


tatales le dio al nivel federal un lugar de de industrialización por sustitución de
predominio. La utilización creciente de importaciones. Actualmente esa región
esos recursos como moneda de acumula- metropolitana concentra a una tercera
ción política se consolidó con el estable- parte de la población y a cerca de la mi-
cimiento de relaciones de “intercambio” tad de su pbg (Escolar y Pírez, 2004). Es
de recursos financieros por apoyo políti- también evidente su importancia políti-
co entre los tres niveles (Pírez, 2005). ca, ya que concentra una parte relevante
Si bien ese predominio del gobierno de los votos nacionales que, con la mo-
federal se dio en relación con el territo- dificación constitucional de la elección
rio nacional en su conjunto, la ciudad del Presidente en 1994, desde la fórmula
de Buenos Aires y la rmba se configura- de colegios electorales provinciales a la
ron como un territorio estratégico tanto de elección directa, cada voto tiene el
para la reproducción económica como mismo peso.
política. Lo fue en el siglo xix, cuando era Esa relevancia ha justificado la par-
nada más que una gran aldea, pero cuyo ticular atención federal a ese territorio.
puerto era el lugar de salida de la riqueza Su presencia es particularmente fuerte
agropecuaria y por ende de recolección desde la estrategia de industrialización
de recursos fiscales desde la única acti- por sustitución de importaciones, pero
vidad productiva relevante. Luego fue el cuando ella se abandona en los años
lugar de la incipiente industrialización, setenta, y se descentraliza hacia las pro-

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 229 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
vincias, no disminuye el papel federal En primer lugar, por medio de la reso-
en la rmba. Tampoco se modificó con lución (adecuada/no adecuada) local de
la reforma del Estado y la privatización, asuntos de atribución municipal o por
ya que el gf mantuvo la capacidad de acuerdos intermunicipales, como suma-
regulación y control, ahora como poder toria o articulación de localidades “in-
concedente. trametropolitanas”; en segundo lugar,
Esa presencia federal implicó un como definición de lo intermunicipal
“arreglo” institucional metropolitano, ya como asunto provincial en razón de las
que ese polo determinó a los interlocuto- atribuciones y recursos del gp; en tercer
res de lo metropolitano, tanto a nivel gu- término, por medio de la definición de
bernamental como social, dificultando al lo interprovincial como asunto federal.
mismo tiempo la agregación de actores Esa configuración en términos ins-
regionales o locales (gubernamentales y titucionales implica una resolución por
sociales) en forma autónoma. medio de la “centralización jurisdiccio-
Ambas modalidades determinaron nal” en la que encarna la gobernabili-
el desarrollo de una “política metropo- dad metropolitana y que se basa en el
litana” orientada al crecimiento, que predominio de la definición federal. En
puso en evidencia la relación particular consecuencia, implica una política que,
con los actores económicos. Al mismo como tendencia, lleva al predominio de
tiempo, la centralización jurisdiccional una orientación política burocrática-
ha sido el mecanismo usualmente em- empresarial o tecno-burocrática que se
pleado para garantizar condiciones de concreta en garantizar las condiciones
gobernabilidad metropolitana. de funcionamiento urbano metropoli-
En la medida que esos procesos se tano más generales, fundamentalmente
soportan en una estructura de acumula- como lugar de la producción y, en se-
ción política en la que interviene todos gundo lugar, como lugar de la repro-
los niveles gubernamentales presentes ducción de la población. El peso relativo
(municipios, gobierno de la Ciudad Au- de cada una de esas orientaciones está
tónoma de Buenos Aires, gf y gobierno asociado al papel estatal dentro de los
provincial), se integran orientaciones de diferentes tiempos de significación, en-
distribución que articulan a los gobier- tendiendo por tales el predominio de
nos locales (municipios o gcaba) con distintos modelos de acumulación. Así,
las instancias de centralización, para durante la industrialización por sustitu-
dar respuesta a las necesidades de re- ción de importaciones la configuración
producción social los grupos de meno- y el funcionamiento metropolitanos es-
res recursos. tuvieron relacionados con el papel fede-
ral en la construcción de las principales
infraestructuras (redes de agua y sanea-
Conclusiones miento, electricidad, gas y ferrocarriles)
que fueron estatizadas con esa finalidad.
La estructura interjurisdiccional marca Igualmente, en relación a la función de
tres niveles de toma de decisiones gu- “democratización del bienestar” las con-
bernamentales y, por lo tanto, de articu- diciones que permitieron consolidar el
lación de relaciones de gobernabilidad. asentamiento de la población migrante

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 230 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
que se insertaba en los nuevos puestos de La disputa por el espacio metropo-
trabajo urbanos (tarifas de los servicios y litano tiene un ámbito reconocido y
permisividad en la clandestinidad de los fuera de él queda la protesta como pro-
grupos de menores recursos, control de cedimiento para entrar cuando no se ha
alquileres, regulación de la compra de sido “invitado”. Como consecuencia se
suelo, etc.). Con la reestructuración eco- configuran dos circuitos de la disputa
nómica, tanto en su inicio de 1976 como por el espacio metropolitano: el circui-
en su consolidación en los años noven- to formal entre los actores que han sido
ta, el papel federal se concentró en las “invitados” y el informal conformado
condiciones de reproducción del capital. por la presión de los no invitados para
Por un lado al entregar la producción de entrar en ese espacio.
infraestructuras y servicios a empresas En términos territoriales ello supuso
privadas, como por la regulación que la diferenciación dentro de la rmba de los
solamente atiende las necesidades de la siguientes territorios: a) la ciudad de Bue-
población de bajos ingresos en la medi- nos Aires, sede de los aparatos del gf y de
da que se generan conflictos políticos y a los grupos más poderosos social y econó-
la emergencia de protestas sociales.12 micamente; b) el “conurbano bonaeren-
La configuración que explica esas se”, diferenciado en sus “coronas”, siendo
orientaciones consiste en la cristaliza- la segunda y tercera tanto las áreas de ex-
ción de un sistema de relaciones parti- pansión como de mayor asentamiento de
cular en la “disputa” por el espacio ur- la población de menores recursos y la de
bano metropolitano, caracterizada por los territorios de peor calidad urbana.
su articulación desde el gf. Esa cristali- Se define un modelo centro-periferia
zación otorga “personería” a algunos ac- que se sustenta en la construcción dife-
tores y sienta las bases de sus relaciones rencial, tanto de la infraestructura como
jerárquicas como resultado del uso del de las políticas de asentamiento de los
poder gubernamental. El resultado, que distintos grupos sociales. La presencia
sin duda reconoce las relaciones sociales de las redes construidas por el gf, y sub-
de poder, “define” lo que puede ser con- sidiariamente por el gp, son la trama de
siderado un sistema social metropolita- incorporación del territorio. Fuera de
no para las políticas federales en el área. ellas crece la ciudad de la exclusión.

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12 Es el caso de la aplicación de un mecanismo para regularizar el consumo clandestino de electricidad a

partir de 1994.

Pedro Pírez y Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno 231 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232
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(Evaluado el 18 de junio de 2009.)

Autores

Facundo Labanca es licenciado en Ciencia Política, por la Universidad de Buenos Aires, master en So-
ciología Económica por el Instituto de Altos Estudios Sociales (idaes) de la Universidad Nacional General
San Martín (unsam), y doctorando en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
Buenos Aires.

Pedro Pírez es Investigador principal del conicet en la unsam y profesor titular en la Facultad de Cien-
cias Sociales de la uba.
Publicación reciente:
Las sombras de la luz. Distribución eléctrica, configuración urbana y pobreza en la Región Metropolitana de
Buenos Aires, Buenos Aires, Eudeba, 2009.

Cómo citar este artículo:

Pírez, P. y F. Labanca, “La ciudad metropoli-


tana de Buenos Aires tiene gobierno”, Revis-
ta de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16,
Bernal, Universidad Nacional de Quilmes,
primavera de 2009, pp. 217-232.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 217-232 232 Pedro Pírez y Facundo Labanca
La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
Leonardo S. Vaccarezza

El investigador de las
ciencias sociales en la
sociedad del conocimiento

El investigador de las ciencias sociales sí mismo la situación y las concepciones


parece convocado por la sociedad del de las mismas necesidades. Este papel
conocimiento (sc) en tanto productor reflexivo del conocimiento producido
de información y saberes que, al igual por las ciencias sociales redefine su uti-
que cualquier otra región del conoci- lidad, ya que no solo interviene lineal-
miento científico y experto, nutre su mente como componente de los proce-
estructura y su dinámica. De ahí que al sos de transformación de una situación
cambio social se lo observe entrelazado, dada, sino también como redefinición
cada vez más, con la innovación social de la misma situación por parte de sus
como proceso de transformación en integrantes.
base al conocimiento de la naturaleza y Pero referir a la ciencias sociales
de la sociedad. Pero además de su papel como fuente de comprensión del mundo
de proveedor de tales conocimientos a la social implica suponer una diferencia-
dinámica social, las ciencias sociales se ción y distancia entre aquella y la socie-
constituyen en la empresa científica de dad (Godin y Gingras, 2000). En cierta
comprensión del mundo como un sa- manera, pareciera sugerir una función
ber reflexivo por el cual el conocimien- activa de la ciencia y una función pasiva
to producido mediante la experticia de o receptiva de la sociedad en el sentido
sus cultores no es un mero aporte a las de que la primera es el principio de la
estrategias innovativas de la sociedad, acción, la herramienta de uso para ejer-
sino un factor directo de transforma- cer alguna influencia o transformación
ción de la situación sobre la cual pre- en la segunda, que resulta ser el espacio
dica. De manera que si el conocimiento inerte de la intervención. Esta manera
de la naturaleza es una condición para de enfocar la relación entre ciencia y
la construcción tecnológica de la resolu- sociedad no deja de estar naturalizada
ción de necesidades, la comprensión de como una relación necesaria, en tanto
lo social por las ciencias transforma por sujeta al principio operador del actor y

233 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
enmarcada en la racionalidad de la ac- En este trabajo vamos a postular que
ción. De ahí que parezca obvio pregun- la sc significa una sociedad en la que
tarse por el papel de las ciencias en la so- el conocimiento de raíz científica es un
ciedad, como una pregunta estratégica, factor clave del cambio y la innovación,
formulada por una voluntad de hacer y pero como tal está sujeto a los paráme-
proyectada al futuro. tros locales o situacionales de apropia-
Ahora bien, es posible morigerar esta ción y uso por parte de la sociedad o los
relación asimétrica entre ciencia y so- grupos sociales. De esta manera, el cono-
ciedad partiendo de otros argumentos cimiento científico de la naturaleza y de
según los cuales, o bien la sociedad con- la sociedad se resignifica continuamen-
diciona la producción de la ciencia y su te en el escenario social de su produc-
presencia en el mundo, o bien la ciencia es ción, difusión y uso. Tal resignificación
una de las dimensiones de significación en el plano de los grupos sociales abre,
con que se constituye el mundo social, para el investigador social, un papel más
junto y en competencia con otras dimen- complejo en el proceso de reflexividad
siones de conocimiento y significación. con los objetos de su indagación. En-
Desde esta perspectiva, es igualmente tendemos que ello sugiere un conjunto
pertinente la pregunta por el papel de la de funciones de intermediación con la
ciencia en la sociedad, pero formulada, sociedad que intentamos describir en la
no desde una instancia en la que se colo- parte final de este trabajo. Previamente,
ca a la ciencia como agente mediato de la sin embargo, es necesario que explore-
sociedad, sino desde el plano de agentes mos el significado de sc, primero expo-
sociales que tienen a la ciencia como su niendo las ambigüedades que presenta
labor profesional y en tanto sujetos de el concepto en la bibliografía y luego
la sociedad, igualmente sometidos a sus definiéndolo como marco para clarifi-
estructuras y fuerzas de transformación, car el papel del investigador social en la
reflexionan acerca de qué hacer inmer- sociedad del conocimiento.
sos en ese contexto. Más que hablar del
papel de la ciencia social, corresponde
hablar del papel del investigador social. Ambigüedades del
Es decir, interesa no perder la idea de concepto de sociedad
que las ciencias sociales están sometidas del conocimiento
y forman parte de la corriente de cambio
de la sociedad, y más que una pregunta La fuerza de imposición del término “so-
estratégica del planificador fuera de la ciedad del conocimiento” en los últimos
escena corresponde una cuestión más años no evita su carácter equívoco. Esto
vital acerca de cómo articulamos el co- no es extraño desde el momento en que
nocimiento científico de lo social, la ex- más que un concepto descriptivo de una
perticia científica, con las tensiones del situación sobre la cual exista un cierto
mundo contemporáneo.1 consenso acerca de sus características,

1 En otro sentido, consiste en referir a la ciencia en términos de acción (Latour, 1992), y más particularmente,

referir a la ciencia como investigación, esto es, producción continua de conocimientos en el marco de las dife-
rentes relaciones sociales que constituyen tal proceso.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250 234 Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
parece tratarse de una expresión de va- entre información y conocimiento o
lores y de intereses de diversa índole, y, consideran a la sociedad de la informa-
al mismo tiempo, se sustenta en pers- ción como una condición previa a la sc,
pectivas de análisis diferentes. Ello da como veremos luego.
lugar a una serie de ambigüedades en la 2) Indudablemente toda sociedad
atribución de sentido al término. humana implica conocimiento, tanto en
1) Un primer dilema sobre el con- la generación y reproducción de sus ins-
cepto de sociedad del conocimiento tituciones sociales como en la produc-
está relacionado a la asociación con ción de acciones de cambio social, pre-
otro concepto muy instalado tanto en sentándose como la peculiaridad de las
el discurso académico como político sociedades humanas. Pero el concepto
como es el de sociedad de la informa- de sociedad del conocimiento pretende
ción (Clark, 2007). Este último está expresar una realidad histórica, actual o
asociado al desarrollo, indudablemente potencial, como fase del desarrollo hu-
vertiginoso, de las tecnologías de la in- mano. La construcción de su definición,
formación y las comunicaciones (tic), y entonces, depende de la manera específi-
a la emergencia de nuevos arreglos téc- ca en que se articula el conocimiento en
nicos, institucionales, de intereses en la la vida social contemporánea. Es así que
esfera de la producción y el consumo sociedad del conocimiento –siguiendo
que se ha interpretado como un nuevo la tradición de D. Bell como una carac-
paradigma técnico-económico (Cas- terística de la sociedad postindustrial–
tells, 2002). En algunos autores, “socie- hace referencia a la importancia de los
dad de la información” sufre un corri- saberes o las calificaciones profesionales
miento de significado hacia “sociedad en el desarrollo de la sociedad contem-
del conocimiento”, unificándolos en poránea. Sociedad del conocimiento
un mismo sentido. Esta aproximación implica, por lo tanto, que los saberes
entre los dos términos parece expresar- expertos se diseminan de tal manera
se en la siguiente definición dada por que tanto la innovación en los procesos
Manuel Castells: la sociedad del cono- productivos como el funcionamiento de
cimiento “se trata de una sociedad en estos dependen centralmente de la dis-
la que las condiciones de generación de ponibilidad de conocimientos. La no-
conocimiento y procesamiento de la in- ción de conocimiento experto supone,
formación han sido sustancialmente al- obviamente, el conocimiento institucio-
teradas por una revolución tecnológica nalizado como científico y tecnológico,
centrada en el procesamiento de infor- producido a través de las instituciones
mación, la generación del conocimien- de investigación científica y transmitido
to y las tecnologías de la información..., a través de agencias instituidas como ca-
por tanto, al hablar de sociedad del nales legítimos de formación de recur-
conocimiento –en otros casos, socie- sos humanos calificados.
dad de la información, etc.– nos esta- 3) Ahora bien, siempre existe un hia-
mos refiriendo a la constitución de este to bastante amplio entre el acceso a in-
nuevo paradigma tecnológico” (Cas- formación y la generación y uso del co-
tells, 2002). Otros autores enfatizan la nocimiento. Algunos autores subrayan
diferencia (y hasta relativa oposición) la clara distinción entre información y

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 235 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
conocimiento.2 En tanto información de indicadores del nivel de desarrollo de
tiene un significado más definido como la sociedad del conocimiento (Blanco,
elementos funcionales para componer Lugones y Peirano, 2003). Otros autores
conocimiento, el significado de este na- visualizan a la sociedad del conocimien-
vega entre una versión objetivista y otra to como futuro de la humanidad, con-
subjetivista: la primera, entendiendo el notando con ello aspiraciones positivas,
conocimiento como intermediario que en la medida en que se supere la actual
circula en las interacciones sociales (y en instancia de sociedad de la información
este caso la distinción entre información (Chaparro, 2001). De esta manera, la
y conocimiento es de grado, planteándo- sociedad del conocimiento es una fase
se la cuestión de cuándo la información ulterior del desarrollo de la civilización,
es conocimiento y en qué medida este como un destino utópico e ineludible
no es solamente información más com- alcanzado por una trayectoria lineal o
pleja), y la segunda, considerando el co- un proyecto de cara al futuro que debe
nocimiento como un estado del sujeto ser construido colectivamente salvando
cognoscente, por lo que el conocimien- los desvíos que lo acechan. En el primer
to únicamente puede ser referido a la caso, el automatismo está involucrado
aprehensión de distintos componentes con el determinismo tecnológico de la
de información por parte de individuos información y la comunicación; en el
o colectivos que los articulan en sus ca- segundo, el logro es fruto de decisiones
pacidades y experiencias acumuladas. correctas de gobierno, consensos socie-
Por lo tanto, sociedad de conocimiento tales, desarrollo de las organizaciones o
conserva el significado ambiguo entre luchas colectivas.
una sociedad caracterizada por una 5) Formulado como modelo para-
alta dinámica de circulación del conoci- digmático, la sc se presenta como totali-
miento (e información) y una sociedad zador, esto es, referido al conjunto de la
caracterizada por una alta capacidad de sociedad. Sin embargo, no parece válido
sus miembros para generar y utilizar co- inscribir a todas las esferas de la vida so-
nocimientos. Las connotaciones y con- cial en una dinámica centrada en el co-
secuencias políticas de ambas versiones nocimiento experto (David y Foray). En
son diferentes. efecto, aunque puede no ser discutible
4) Otra ambigüedad del concepto que muchos de los avances en la salud se
refiere a su carácter actual o potencial. logran sobre la base de la generación y
Para algunos autores la sociedad del co- uso de tal tipo de conocimiento o que el
nocimiento es una realidad presente, en aumento de la productividad industrial,
mayor o menor medida desarrollada en de acuerdo con el modelo de produc-
los distintos sectores de la sociedad y en ción imperante, depende de la incor-
las distintas sociedades. Esta concepción poración de conocimiento tecnológico
tiende a establecer su sinonimia con so- certificado, muchos ámbitos de la exis-
ciedad de la información o, en todo caso, tencia o muchos aspectos de los ámbitos
los componentes de esta última sirven más vinculados al desarrollo científico y

2 Véase, por ejemplo, Steinmueller (2002). Hansson (2002), por otra parte, distingue entre los conceptos de

“datos”, “información” y “conocimiento” como tres fases diferenciadas de construcción de sentido.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250 236 Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
tecnológico trazan su desenvolvimien- para el progreso o el desarrollo social.
to movidos por modos de resolución Esta unicidad, ha sido señalado, es un
diferentes a dicho conocimiento: las reflejo y consecuencia del avance triun-
prácticas de enseñanza-aprendizaje, las fal durante la década de 1990 del neo-
técnicas de crianza dependen posible- liberalismo como la única alternativa
mente mucho más de estructuras nor- viable en un contexto internacional he-
mativas a-científicas o de la experiencia gemonizado por el capitalismo (Burch,
socialmente apropiada y distribuida en 2006). Pero es difícil sostener esta idea
el seno de la sociedad que de los proto- si se tiene en cuenta lo ya mencionado
colos del conocimiento experto. Asimis- respecto a la negación del carácter to-
mo, es difícil definir cuánto del aumento talizador de la sc, lo cual condiciona el
de la productividad se debe a la estricta hecho de que las sociedades establezcan
aplicación de conocimiento científico combinaciones variables entre el uso del
y tecnológico y cuánto a las prácticas conocimiento experto universal y el co-
desarrollada a lo largo de la experien- nocimiento no experto. Tampoco es co-
cia de los usuarios de tecnología avan- rrecta la idea simple del conocimiento
zada. Incluso el desarrollo de una tec- experto como conocimiento universal
nología “paradigmática” como las tic en la medida que consideremos que se
depende de manera significativa de los expresa en realidades subjetivas y en
“aportes” de los usuarios, institucional procesos de interacción social locales.
e identitariamente alejados del conoci- De esta manera, el conocimiento exper-
miento experto. De manera que el saber to siempre es un conocimiento local,
no se desarrolla de la misma manera y tanto porque se produce, en su necesa-
magnitud en los distintos sectores de la ria aprehensión por los sujetos, un re-
sociedad (David y Foray, 2002), lo que sultado de traducción y amalgama con
da como resultado que sc se caracteriza las experiencias subjetivas, como por-
por la heterogeneidad intrínseca. que confluye en un espacio social donde
6) Si negamos, entonces, el carácter se resignifica en el marco de otros cono-
totalizador del fenómeno –en términos cimientos locales. Desde el momento en
de la estructura social–, también debe- que el flujo de conocimiento, tanto en el
mos negar el carácter universal de la sc. plano mundial como local, fluye en in-
En efecto, como muchos proyectos sus- teracciones que constituyen redes de ac-
tentados en una fuerte base ideológica, tores heterogéneos –con diferentes mar-
la sc se presenta como una construcción cos de significación, intereses variables y
que se refiere al conjunto del planeta. expectativas diversas– ninguna fórmula
La pretensión de universalidad de la sc cognitiva de la ciencia, cómo se hace,
parte del supuesto de que la misma se cómo se difunde y cómo se aplica per-
sustenta en la penetración de las tic en manece inalterada y constantemente
todos los rincones de la Tierra y en la está sujeta a procesos de replicación,
unicidad del conocimiento experto, en transformación e innovación. Todo ello
el doble sentido de que solo es posible señala otra ambigüedad del concepto de
una sola trayectoria de utilidad del co- sc entre lo universal y lo local, una ambi-
nocimiento científico y tecnológico y güedad que no es solo conceptual, sino
de que este es la única fuente legítima que se expresa en tensiones entre dife-

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 237 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
rentes grupos sociales, entre distintos citamente parece sugerirse que el tipo
marcos de legitimidad del saber y entre de ciencia social incluido en el progra-
diferentes intereses sobre el uso del co- ma de la sc es un tipo muy específico en-
nocimiento. Dada la importancia de lo tendida como “ingeniería social”, según
local en la construcción, significación, la cual el conocimiento social cumple
difusión y uso del conocimiento, un una función de utilidad con respecto a
rasgo de las sociedades modernas, aun objetivos y logros pautados. Pero debe-
en el marco de la globalización, es la di- ríamos preguntarnos si es este el único
versidad. De ahí que la Unesco haya pro- tipo de producción de conocimiento
puesto una manera sintética de resolver que esperamos de las ciencias sociales
la ambigüedad proponiendo hablar de así como también de las humanidades.
sociedades del conocimiento y destacando A ello volveremos.
su carácter plural. 8) Uno de los componentes funda-
7) Si sc acota el significado de co- mentales del proyecto de la moderni-
nocimiento al conocimiento experto dad desarrollado por Occidente en los
–generado, procesado y aplicado con los últimos siglos ha sido el de concebir la
protocolos científicos y tecnológicos–, predictibilidad del mundo basado en la
cabría preguntarse de qué conocimien- razón. El programa de modernización
to se trata. El concepto parece caer en suponía el ejercicio de la planificación
la ingenuidad de la unicidad del cono- por medio del control y la anticipación
cimiento científico y tecnológico, sosla- de la ciencia. Las ciencias sociales –en
yando el hecho de que la generación de su pretensión de emular a las ciencias
este está fuertemente condicionada por naturales– vinieron a servir, durante el
dimensiones del plano local y que aun siglo xx, como instrumentos centrales
más está su reproducción, replicación, de la expansión del universalismo, la
difusión, apropiación y uso. Desde esta eficiencia, la apertura y la racionalidad
perspectiva, el concepto de conocimien- (Nowotny et al., 2002). Desde las estruc-
to se aproxima a los parámetros cogni- turas hasta las políticas del Estado de
tivos de las ciencias naturales. Sin em- bienestar han estado basadas en la con-
bargo, ningún autor dejaría de lado las fianza en la capacidad de predicción de
ciencias sociales y las humanidades del la ciencia, y en particular de la ciencia
esquema general de la sc. Ahora bien, social. En este sentido, la actual sc –so-
en su significado habitual sc significa ciedad en curso o proyecto utópico de
producción y uso del conocimiento ex- futuro– parece erigirse como una conti-
perto para solucionar los problemas de nuidad del pasado reciente, aun cuando
la sociedad e impulsar su desarrollo (así la ampliación del conocimiento (y su
como también para reproducir y am- función en la sociedad) produzca cam-
pliar la capacidad de producir más co- bios significativos: como por ejemplo el
nocimiento). La relación de utilidad del mismo papel del Estado, la dinámica de
conocimiento es directa: implica que el la innovación social (de lineal a recursi-
conocimiento es funcional para enfren- va), etc. Sin embargo, una característica
tar necesidades y objetivos consensua- de la sociedad contemporánea erigida
dos, calificados por valores comunes y como síntoma es la incertidumbre. La
a-problemáticos. En este marco, implí- sociedad actual, llamémosla global o de

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250 238 Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
la información o del conocimiento es en conocimiento experto –como condi-
un sociedad del riesgo (Beck, 2002). En ción necesaria del funcionamiento de la
efecto, la sociedad del riesgo significa un economía contemporánea– se convierte
arco reflexivo de la sociedad sobre sí mis- en condición favorable a la concentración
ma, ya que riesgo actual implica pérdida del capital a través de la apropiación pri-
de confianza en la capacidad de la cien- vada del conocimiento. El concepto sc re-
cia y la tecnología para enfrentar la in- vela entonces una tensión entre distribu-
certidumbre y conversión de esta en pro- ción y apropiación, entre disponibilidad
blema político. Como afirman Nowotny social y recurso privado, expresándose en
et al. (2002), a diferencia de la sociedad la contradicción entre un valor mentado
del conocimiento entendida como una y un proceso estructural. Aspecto este
continuidad que maximiza el pasado de que revela, una vez más, la diferencia en-
la modernización, la sociedad del riesgo tre la sc como concepto-valor y sc como
expresa una ruptura con ese pasado y concepto descriptivo, si bien apologética-
expone una visión pesimista de la con- mente a veces se postula que la facilidad
temporaneidad, contraria al optimismo de información se presenta como prueba
de aquélla. Sin embargo, sc y sociedad de la difusión del conocimiento.
del riesgo, aun cuando parecen concep- 10) Por último, podríamos señalar
tos antitéticos –dado que la primera ase- otra ambigüedad del concepto con res-
gura la predictibilidad de la ciencia y la pecto al significado del conocimiento
segunda la niega–, se implican entre sí, como cualidad del sujeto individual y,
como luego veremos. De esta manera, en particular, con respecto a la función
sc agrega una nueva ambigüedad, entre asignada a la educación. Por una parte, se
control racional por el conocimiento y concibe al conocimiento como una cua-
consecuencias incontroladas del conoci- lidad o recurso liberador del individuo,
miento, generando nuevas condiciones en la medida en que el manejo amplio
con efectos en la cultura y la sociedad. de la información globalizada permite a
9) La sc supone, como condición bá- este acceder a múltiples opciones, cons-
sica, la difusión del conocimiento. El con- tituyéndose en sujeto elector y creativo.
cepto está organizado de manera tal que, Aun cuando en el nuevo paradigma de la
como dijimos, el conocimiento es una sociedad del conocimiento la identidad
cualidad extendida a todos los sectores subjetiva se constituye primordialmente
y miembros de la sociedad. En la visión en la esfera del consumo como conduc-
más optimista de la sc esta difusión deri- ta fundamentalmente individual, más
va de la amplia circulación y disponibili- que del trabajo en tanto ámbito colectivo
dad de información a través del desarro- como ocurría en el paradigma de la mo-
llo de las tic. Sin embargo, el proceso de dernización (Picardo, 2003) la sc habi-
globalización de la economía ha traído litaría al individuo a desarrollarse en su
como consecuencia una mayor concen- individuación como sujeto creativo.3 Por
tración del capital productivo de manera otra parte, se concibe a la sc como la so-
tal que el proceso de innovación basado ciedad de la innovación y la producción

3 Aun así, si tal creatividad se ha limitado con el avance de la modernidad a la “elección obligatoria” en detri-

mento de la “decisión” (Giddens, 1994, p. 99).

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 239 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
basada en el conocimiento, en la cual el debe ser analizado. Sin embargo, no un
cambio tecnológico es continuo y la velo- proceso de cambio con fin determinado,
cidad de mutación acelera la transforma- expresado por la teoría o la utopía, sino
ción de los requerimientos profesionales un devenir de transformación con resul-
y de habilidades. En este sentido, el cono- tado abierto, continuo, renovado, sinuo-
cimiento a nivel del individuo constituye so y heterogéneo. Nada nos asegura ni
una cualidad de adaptación del sujeto a un cataclismo futuro ni una sociedad
las condiciones de integración laboral y mejor, pero muy probablemente una so-
ocupacional en la escena contemporánea. ciedad donde el papel del conocimiento
La educación continua, prevista como científico y tecnológico –y en general, el
una institución necesaria del nuevo para- conocimiento experto– sea más signifi-
digma, sería más un mecanismo de ade- cativo, continuando la curva presente,
cuación del individuo al sistema que un el cual, arrastrando sus ambivalencias,
recurso de ampliación de conocimientos contribuirá tanto a la integración de la
que enriquezca su potencial creativo. Es sociedad como a estructuras y procesos
obvio que la distinción indica una dife- de exclusión social, acentuando la hete-
rencia de énfasis entre una individuación rogeneidad sistémica, la interrelación
sometida a los dictados del sistema y una planetaria en el marco de fuertes presio-
individuación marcada por la libertad nes de uniformización de la producción,
de elección del sujeto en una sociedad el consumo, la organización social.
abierta. Pero esta diferencia agrega otra Partiendo de la premisa de que es-
dimensión de ambigüedad del concepto tamos hablando de una sociedad del
y, como las otras, marca un punto de ten- futuro, como una opción de cambio
sión que en su resolución cabe el papel de valorativa, diríamos que la sc es una
las ciencias sociales. sociedad donde se produce más conoci-
miento experto,4 se usa más, tanto en
la vida cotidiana como en las prácticas
La sociedad del de poder institucionalizadas de la so-
conocimiento como ciedad, en los procesos de producción
horizonte utópico material y simbólica, y en los procesos
de resolución de conflictos; es una socie-
Las distintas notas señaladas con res- dad en la que el conocimiento experto
pecto al concepto de sociedad del co- se difunde en mayor extensión y veloci-
nocimiento nos muestran su intrínseca dad, abarcando ámbitos más variados
ambigüedad, la cual no es solamente de especialización y más “comunidades”
semántica sino que traduce tensiones diferenciadas (no solamente, comuni-
sociales fácticas. Es de todas maneras dades científicas, sino también ámbitos
notorio que la sc no es un tipo sustan- profesionales más diferenciados, orga-
tivo y estructural de sociedad, sino un nizaciones no directamente vinculadas
proceso de cambio social y como tal a la producción científica, gobiernos,

4 Y con ello quiero significar conocimiento producido de acuerdo a parámetros institucionalizados de valida-

ción basados en la prueba empírica y la aplicación tecnológica. En la sc, cada vez más, el conocimiento experto
es conocimiento informado por la institución científica y la práctica de investigación científica.

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El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
empresas, movimientos sociales), en la reflexivo, una transformación de la situa-
que el conocimiento experto se transfor- ción sobre la que se formula el juicio de
ma o reconvierte en su contacto con otras conocimiento, generando nuevos proce-
fuentes o tipos de conocimiento distri- sos de transformación. En este sentido, la
buidos en la sociedad, y por lo tanto en sc es una sociedad reflexiva, en el doble
la que tal tipo de conocimiento recibe sentido del término: en cuanto reflexio-
más significados socialmente construidos; na sobre sí misma y en cuanto refleja el
y por último, una sociedad en la que la conocimiento adquirido (construido)
posibilidad de producir conocimiento sobre la realidad.
experto está más distribuida, en la me- De lo dicho se desprenden, entonces,
dida en que la capacidad de hacerlo está dos consecuencias propias de la sc: una
más extendida, multiplicando los locus mayor apropiación (directa o indirecta)
espaciales e institucionales para hacerlo del conocimiento científico y tecnológico
(Gibbons et al., 1994). por parte de agentes cada vez más hetero-
Asimismo, entendemos por sc la so- géneos, y mayor reflexividad social del co-
ciedad que, por extensión del proceso de nocimiento de las ciencias sociales como
modernidad, se conoce más a sí misma. así también del conocimiento implícito
El conocimiento de lo social es un aspec- en la tecnología. Ambas consecuencias
to constitutivo y central de la sociedad hacen del conocimiento científico una
contemporánea, esto es, el conocimiento dimensión más presente en la vida de
de los procesos sociales que en ella se des- los ciudadanos, sea como utilización co-
envuelven, de las formas de sus estructu- tidiana de esos conocimiento o sus arte-
ras, de las tendencias subterráneas, de los factos, sea como fuente de actitudes de
intereses en juego, de la continuidad y prevención, riesgo, esperanza o rechazo.
vulnerabilidad de sus normas, de manera En la medida en que, en la vida cotidia-
que el arco trazado por la modernidad en na, aumentamos nuestra exposición a la
cuanto a desencantamiento del mundo tecnología basada en conocimiento cien-
continúa y maximiza su trayectoria brin- tífico, también se despiertan actitudes
dando a sus miembros los medios para de prevención y riesgo de manera que
responder críticamente a valores, inter- nuestra relación con las cajas negras de la
pretaciones e ideologías. tecnología es cada vez menos ingenua o
Sin embargo, el papel que adquiere confiada. Este mayor contacto, o esta ma-
el conocimiento científico y crítico de lo yor apropiación del conocimiento cientí-
social deviene, paradójicamente, en fuen- fico a través de los significados volcados
te de incertidumbre: conocer es ampliar en ellos, implica una mayor toma de
el margen de la ignorancia, pero funda- conciencia en la sociedad acerca de sus
mentalmente, la aprehensión en el plano usos, consecuencias, intereses en juego,
del mundo de la vida del conocimiento motivos que constituyen el proceso de su
científico y crítico supone, como acto construcción.5
5 Podríamosagregar, de una manera quizá arrogante, que el análisis “ciencia-tecnología-sociedad” (cts)
que ha emergido en los últimos cuarenta años entre especialistas los trasciende y se va convirtiendo en una
dimensión del imaginario social del conjunto de la sociedad, como productor de significados que entienden
el conocimiento científico y tecnológico como condicionado por diferentes factores sociales, históricamente
enmarcados.

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El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 241 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
Esta condición de mayor valor del en evidencia de la contradicción entre
conocimiento científico y tecnológico distribución del conocimiento científi-
(incluyendo el de las ciencias sociales) co y tecnológico y la apropiación con-
en la vida de los ciudadanos tiene las centrada de tal conocimiento; esto es,
siguientes implicaciones: a) el marco entre disponibilidad de la información
local como una dimensión constitutiva y apropiación de las funciones útiles del
del conocimiento, no solamente social conocimiento.
sino también el propio de las ciencias Es necesaria una digresión para acla-
naturales, en la medida en que como rar este punto: la sc, de la cual el desa-
estrategia de desarrollo cognitivo, de in- rrollo de las tic constituye una condi-
serción y avance profesional de los cien- ción material, implica, como dijimos,
tíficos, de canalización de recursos la mayor disponibilidad de saberes a la
atención a los problemas locales o “del sociedad en su conjunto. Asimismo, el
contexto de aplicación” (Gibbons et al., aumento de la educación formal con-
1994) adquieren un peso significativo e tribuye a la expansión de sujetos socia-
influyen no solamente en la solución de les hábiles para el uso de información.
problemas sociales sino de avances teó- Dada la diseminación de información a
ricos. b) Como consecuencia de ello, la través de tic e internet, el conocimiento
articulación de la producción de conoci- disponible es, de manera creciente, un
miento como un proceso de diversidad conocimiento codificado. De hecho, la
de fuentes: no solamente la experticia modernización puede ser relatada como
científica y tecnológica, sino imbricado un avance del conocimiento codificado
a ella el saber político, jurídico, ético y, sobre el conocimiento tácito, aunque
no en menor medida, el conocimiento tan solo sea por la formalización y masi-
basado en la experiencia directa de los ficación de la enseñanza en todos los ni-
sujetos sociales ligados al problema lo- veles y campos. La sc, nuevamente como
cal. Numerosos estudios dan cuenta de una maximización de la modernización
la vinculación ­–conflictiva, colaborativa, de Occidente, implica una acentuación
subordinada o no– entre legos y exper- de tal proceso. Por otra parte, los arte-
tos, o como dice Collins y Evans (2002), factos de conocimiento son, cada vez
entre los expertos y los “expertos por más, objetos de mercado y apropiación
experiencia”. c) La ampliación demo- capitalista, en el sentido que se constitu-
crática en relación a las decisiones sobre yen en mercancía y capital. La apropia-
el conocimiento, una ampliación que se ción y concentración de los artefactos
expresa más como protesta y demanda de conocimientos que los convierten,
que como participación en los mecanis- aun más, en cajas negras, se constitu-
mos de decisión; pero aun así, la intensi- yen en condición de la construcción de
dad de la protesta contribuye a ampliar un conocimiento social acerca de los
la conciencia ciudadana sobre el conoci- conocimientos técnicos: estos aparecen
miento y obliga a los agentes de domina- a la conciencia pública como piezas de
ción a bajar al terreno de la negociación, poder social e instrumento de intereses
a incorporar la protesta al cálculo de privados. Si el conocimiento técnico es
rentabilidad en el uso de conocimiento crecientemente esotérico, secreto e inac-
tecnológico. d) Y, por último, la puesta cesible, sin embargo, nuevos significados

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El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
cognitivos emergen en el conocimiento agentes sociales. Si a la sc se la observa
social. De esta manera, la sc sufre la res- como el modelo de la innovación (pro-
tricción al acceso de determinados co- ductiva y social) del próximo futuro, no
nocimientos científicos y tecnológicos solamente el conocimiento ct, codifica-
y amplía el acceso a tales conocimientos do, apropiable privadamente y conver-
con otros significados: sus consecuen- tible en instrumento de dominación,
cias, sus riesgos, sus beneficios, sus inte- sino también las tecnología de gestión
reses. Podría decirse que el conocimien- en sentido amplio son factores clave en
to científico y tecnológico se expande en dicho modelo. Esta observación es perti-
una forma caleidoscópica donde juegan nente en relación a algunas experiencias
distintos tipos de conocimiento (e in- innovativas, de carácter fuertemente so-
formación) sobre el mismo artefacto de cial, que, sin cambios significativos en
conocimiento. Empleando un concepto los componentes científicos y tecnoló-
de la sociología de la ciencia, todo cono- gicos de los procesos productivos, ase-
cimiento científico y tecnológico tiende guran su viabilidad en el mercado o en
a comportarse como objeto fronterizo, diferentes fracciones de mercados frag-
elástico en su significación a múltiples mentados (Puiggrós y Gagliano, 2004).
propósitos sociales. Estas consideraciones ven en la sc
Pero no solamente la sc por su efecto una sociedad en proceso, abierta a una
de reflexividad significa que los artefac- tendencia posible hacia un modelo
tos de conocimiento científico y tecno- de mayor distribución de recursos de
lógico adquieren significados variables conocimientos y una utilización más
en la escena social y política de la lucha equitativa de la ciencia y la tecnología.
entre intereses, expectativas y motivos No evocan una realidad actual ni una
de diferentes grupos sociales multipli- tendencia determinada de futuro; en
cando el sentido de tal conocimiento. cambio, se revelan como condiciones
También la sc implica que todos o casi de posibilidad las cuales otorgan viabi-
todos los campos del saber experto y los lidad a la consecución de un proyecto
tipos de conocimiento se difunden más de sc. De lo dicho se desprende que al-
rápidamente y se convierten en objetos gunas de tales condiciones son: a) la po-
de reflexión, crítica y apropiación social. sibilidad de una apropiación social del
Los saberes en organización, logística, conocimiento científico y tecnológico
articulación de intereses, cooperación, en términos de significados socialmen-
estrategia, solidaridad también concu- te significativos, no ya solamente desde
rren a la escena densa y vertiginosa de la perspectiva e interés de eficiencia o
conocimientos e información que se eficacia técnico-económica, sino desde
distribuye en la sc, y por sus caracterís- la perspectiva de calidad de uso y rela-
ticas tales saberes no están generalmen- ción del conocimiento con la sociedad
te sujetos a procesos de concentración, (perspectiva cts). b) El ejercicio de un
tienen una dinámica de constitución papel más activo de la sociedad (gru-
y transformación más local, están con- pos sociales, comunidades, el público)
formados en mayor medida por conoci- en la orientación de la producción de
miento tácito y, por lo tanto, portados conocimientos científico y tecnológico,
en la “experticia por experiencia” de los fundamentalmente a través del cuestio-

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El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 243 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
namiento público, la movilización y la te la pregunta por el papel de las cien-
producción de conciencia ciudadana. c) cias sociales se ubica en la emergencia
Una nueva relación entre el experto y el del nuevo tipo de sociedad basada en el
lego, y entre el experto y el agente con conocimiento. No es la sc, ciertamente,
conocimiento basado en la situación la única dimensión que puede trazar la
local, de manera que el conocimiento función del pensamiento social. Pero
científico y tecnológico se transforma, la cuestión del conocimiento, como vi-
reorienta y localiza en la interrelación mos, es lo suficientemente central en
de una variabilidad de saberes constitu- la producción social contemporánea
yentes de la vida social. d) Una dinámica como para desafiar la generación del
de la innovación social y productiva ba- conocimiento de las ciencias sociales y
sada en la interrelación de tales diferen- el papel de los científicos sociales en el
tes saberes, complementarios o suple- seno de la sociedad.
mentarios del conocimiento científico Es conveniente practicar una doble
y tecnológico. Ante estas condiciones reducción a la pregunta por el papel de
de desarrollo de la sociedad, ¿qué papel las ciencias sociales. La primera consiste
ejercerían las ciencias sociales si parti- en pensar la ciencia como acción de pro-
mos de una orientación valorativa de las ducción de conocimientos disminuyen-
mismas hacia una sociedad inclusiva, do la atención de la ciencia como insti-
democrática e igualitaria? tución y como cuerpo de conocimientos
institucionalizados. La segunda consiste
Papeles diferenciados del en enfocar el problema en los agentes
investigador social en una productores de conocimiento científico,
sociedad heterogénea esto es, los investigadores sociales. Nos
estamos refiriendo a un grupo social
La última frase establece el marco de la concreto, claramente acotado, con iden-
reflexión que sigue; esto es, un marco tidad definida y que por el momento
necesariamente valorativo en el que se goza de legitimidad profesional. En tan-
privilegian los intereses estructurales de to realizadores de investigación social
los sectores dominados. La orientación como mecanismo o artefacto social de
valorativa es consonante con la historia producción de conocimientos, estamos
de las ciencias sociales, las cuales surgie- recortando un espacio bastante estre-
ron en la Europa del siglo xix como res- cho de la producción de conocimiento
puesta intelectual a las convulsiones de social, dejando de lado los canales que
la “cuestión social” (Portantiero, 2005). producen conocimiento a través de la
Si entonces especialmente la sociología práctica política, la comunicación pú-
se abocó al problema del progreso, la blica, la experiencia del mundo de la
integración y el control sociales frente vida, la práctica judicial, etcétera.
a las tensiones del mundo moderno, y si Si un eje central de la sociedad con-
en América Latina las ciencias sociales temporánea es, cada vez más, la produc-
se institucionalizan durante la segun- ción, transmisión, apropiación y uso del
da mitad del siglo xx embarcadas en la conocimiento, la dinámica social tiene
cuestión de la modernización como ta- al conocimiento como un componente
rea civilizatoria, en el momento presen- principal: en tal medida, la producción

revista de ciencias sociales, segunda época


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El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
material, la construcción de valores so- flexionar sobre la sc en términos de fu-
ciales, la confección de políticas socia- turo no consiste en un ejercicio de pre-
les, la fundamentación ética, los proce- visión sobre la base del conocimiento
sos de distribución y concentración del del presente, sino en la formulación y
poder social, el diseño de ideologías se construcción colectiva de tal proyecto.
informan cada vez más con racionalidad En este sentido, las ciencias sociales y,
científica, o por lo menos tienen a esta en particular, la investigación social, se
como marco de referencia, fundamento encararía como un proceso de múltiples
o justificación. Si las ciencias sociales actores. La responsabilidad de los inves-
se constituyeron como herramientas tigadores sociales consiste en facilitar la
de la política social y construyeron his- articulación de intereses sociales y cono-
tóricamente su sentido de utilidad, en cimiento de diferentes fuentes en térmi-
el momento presente –en el marco de nos de objetivos de cambio social.
una sociedad reflexiva– la utilidad de Conforme a lo indicado hasta aquí
las ciencias sociales se especifica en la pueden trazarse algunos papeles clave
articulación entre la sociedad y el cono- de los investigadores sociales. Estos pa-
cimiento experto. peles se inscriben en una relación entre
Obviamente, todos los campos de co- el investigador social y la sociedad de
nocimiento se maximizan en la sc, como mayor simbiosis a lo postulado por una
ya lo hemos visto, y, en particular, el co- visión tradicionalmente positivista de
nocimiento de las ciencias naturales y la investigación y la profesionalización
tecnológicas de acuerdo con las expec- de las ciencias sociales según las cuales
tativas de desarrollo que generalmente el investigador es el legítimo productor
promueve el concepto. Pero, también vi- de conocimientos verdadero, mantiene
mos, la sc no es meramente una expan- una necesaria relación de externalidad
sión de la producción del conocimiento con el objeto de conocimiento y una re-
científico y tecnológico, sino un proce- lación de asimetría cognitiva con los su-
so, ella misma, que incluye la apropia- jetos sociales en relación a la descripción
ción social de la producción científica, y explicación de los problemas sociales.
la multiplicación de significados, la re- En efecto, la sc implica a) que la pro-
flexión sobre su uso. De esta manera, las ducción de conocimientos multiplica y
ciencias sociales no solamente produ- expande sus locus de generación, b) que
cen conocimiento especializado acerca existe una cada vez mayor capacidad de
de diferentes ámbitos de la sociabilidad, apropiación de distintos grupos sociales
sino también sobre tales procesos de sobre los conocimientos producidos, c)
producción, articulación, apropiación, que la relevancia del conocimiento so-
uso, impacto del conocimiento en la so- cial científicamente producido cada vez
ciedad, incluso del conocimiento social más se adquiere en el nivel local, en la
por ella producido. interpretación de los fenómenos locales,
Ahora bien, hemos postulado que la d) que, por consecuencia, los grupos so-
sc, más que una realidad presente o un ciales vinculados a los problemas y fenó-
destino prefijado, es una construcción menos relevantes adquieren capacidad
utópica cuya resolución depende de su de generar procesos de investigación,
consecución como proyecto social. Re- interpretar información social, sistema-

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 245 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
tizar datos y arribar a conclusiones de cimiento. Esto es, la perspectiva cts de
acción. Todo ello hace que los grupos no especialistas en ciencias sociales se con-
expertos, afectados directos de los pro- vierte, cada vez más, en un componente
blemas sociales, sean agentes conscien- del sentido común de la sociedad. A los
tes de los procesos y fenómenos sociales investigadores sociales cabe, en la ne-
que ellos mismos producen y a los que cesidad de profundizar y expandir este
ellos se encuentran sometidos, lo cual proceso, una suerte de función docente
cuestiona la exclusividad del investiga- para nutrir con tal perspectiva el imagi-
dor social como productor de conoci- nario de la sociedad.6
miento, y más bien lo constituye en un 2) Vinculado a lo anterior, hemos di-
agente más en los escenarios sociales cho que en la sc el conocimiento cientí-
donde el conocimiento de lo social es un fico y tecnológico sufre, en el proceso de
valor clave y a la vez una oportunidad recepción social, transformaciones como
difundida. producto de la interacción con otras
Partimos, pues, del hecho del mayor fuentes del conocimiento: del sentido
protagonismo de los grupos sociales en común, ético, político, jurídico, religio-
la construcción, evaluación, uso, trans- so. Esta recepción genera situaciones de
formación de los conocimientos socia- complementariedad, disonancia o con-
les, combinando en sus procesos de ac- flicto abierto y, en términos generales,
ción colectivos conocimientos expertos implica la construcción de nuevas signi-
apropiados con resultados de sus prácti- ficaciones sociales de los conocimientos
cas y experiencias. Y en este escenario, el científicos. Estas situaciones se constitu-
papel del investigador social resulta ne- yen en campos de lucha entre diferentes
cesariamente modificado. Describimos concepciones en los cuales intervienen
a continuación algunos de sus rasgos. actores heterogéneos (científicos natura-
1) Si la sc implica la expansión de les, profesionales, funcionarios, juristas,
producción, uso, transformación y usuarios) por la imposición de los signi-
apropiación de conocimientos científi- ficados válidos u oportunos y legítimos,
cos tecnológicos, la morfología de estos y las decisiones acerca del desarrollo y
procesos se constituyen en una dimen- aplicación de tales conocimientos. Por
sión significativa de la sociedad como otra parte, esta conjunción (en comple-
dinámica: distribución, oportunidad, mentariedad y lucha) de tales signifi-
relaciones de producción del conoci- cados contribuye a conformar nuevos
miento, mecanismos sociales de apro- valores sociales.7 El papel del investiga-
piación por diferentes agentes sociales, dor social –en una función de “analista
vinculaciones del conocimiento con las de la dinámica social”– implica poner en
estrategias de poder de los agentes, re- evidencia tanto esta trama cambiante de
laciones de intereses en torno al cono- valores, las tensiones propias del campo,

6 Estoes, ayudar a construir nuevas significaciones sociales del conocimiento científico y tecnológico en
términos del paradigma cts.
7 Un ejemplo lo constituye toda la problemática relacionada con las tecnologías reproductivas en la cual las

tensiones originadas por intereses diferentes y por la imposición de significados a objetos de conocimiento (por
ejemplo, el embrión humano) modifican la trama de valores y normas vinculadas a la misma.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250 246 Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
y volcar en él el conocimiento de estos en términos de utilidad social por cuan-
procesos, entendiendo que la difusión to acompaña la trayectoria cognitiva de
de este conocimiento amplía las posibi- los grupos sociales intervinientes.
lidades de democratización en las deci- 4) La sc pone cada vez en mayor con-
siones y del control sobre las operaciones tacto al experto científico tecnólogo y al
en el campo. lego o al agente de la experiencia coti-
3) Las ciencias sociales producen diana. Diversos estudios en sociología
saberes que se implican en la sociedad de la cultura científica han puesto de
transformando los propios objetos de relieve la importancia de esta interac-
esos saberes. De esta manera, es nece- ción a nivel de la intervención local del
sario una indagación de segundo or- conocimiento científico y tecnológico,
den que evidencie el juego que juegan sea como escenas de dominación o de
tales conocimientos en la sociedad. El cooperación pero implicando natural-
investigador social actúa como agente mente un conflicto de concepciones,
de reflexividad del conocimiento social. lenguajes, intereses, expectativas, ins-
De esta manera, el conocimiento de las tituciones, valores y prácticas. Collins
ciencias sociales se implica en la cultura y Evans (2002) han destacado el papel
de la sc, no solamente como catálogo de estratégico de lo que denominan exper-
afirmaciones o resultados de investiga- to interaccional, esto es, el especialista
ción que recibe el público no experto, que cuenta con los suficientes recursos
sino también como herramientas de cognitivos (referencialidad, discrecio-
construcción de nuevo conocimiento nalidad de los juicios) como para actuar
colectivo. Los movimientos sociales son como traductor de intereses entre cien-
espacios propicios para tal reflexividad: tíficos y usuarios. Por su práctica profe-
en primer lugar, reciben conocimiento sional, el investigador social cumpliría
elaborado por los científicos sociales una función relevante en este proceso.
acerca de cuestiones de poder, intereses, 5) Sin embargo, el papel del cientí-
distribuciones de recursos materiales y fico social no puede resguardarse en
simbólicos, estrategias, disposiciones, un ejercicio de traducción, como si solo
prácticas, ideologías, etc., los cuales in- bastara aclarar diferencias semánticas
corporan como recursos de interpreta- entre los actores intervinientes y no se
ción y de acción. En segundo lugar, los tratara de conflictos de intereses en la
movimientos sociales producen nuevo obtención de beneficios de distinta na-
conocimiento (sistemático o espontá- turaleza. Ni siquiera puede bastar un
neo, codificado o tácito) a partir de tal papel de facilitador de la negociación
recepción y de la experiencia inmediata entre diferentes grupos. En las escenas
de intervención en la realidad práctica, locales de conflicto el papel del investi-
lo cual determina nuevas formas delibe- gador social no sería solo, entonces, ni la
radas de acción y nueva producción de clarificación semántica de las argumen-
significados sobre ésta y sobre la situa- taciones de las partes –como un ejerci-
ción. El seguimiento por parte del inves- cio de traducción–, ni la clarificación, el
tigador social de esta circularidad o “bu- contraste y la mediación entre intereses
cle” (Hacking, 2001) de conocimiento y subjetivos de los agentes intervinientes,
significación es una actividad relevante esto es, de los sentidos mentados de es-

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 247 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
tos. Los conflictos cognitivos involucran, marco valorativo de esta reflexión el de-
fundamentalmente, intereses objetivos sarrollo de una sociedad inclusiva, de-
propios de las posiciones estructura- mocrática e igualitaria. Pero al mismo
les de los sujetos del conflicto (Lukes, tiempo, la sc propende a la heterogenei-
1985), independientemente del nivel de dad estructural, una de cuyas causas es
explicitación de estos intereses por par- la expansión y diversificación del cono-
te de los grupos afectados. En este sen- cimiento científico tanto en fase de pro-
tido, en el plano de la interacción local ducción como de transformación y uso.
en torno a problemas de aplicación de En razón de ello, aun en el marco de so-
conocimiento –un plano donde se ex- ciedades que sufren la homogeneización
presa en buena medida la dinámica de de la pobreza y la exclusión social, es ne-
la sc tal como se perfila actualmente– el cesario atender a la marcada diferencia-
investigador social, más que traductor ción social entre grupos de interés, con
debería actuar en calidad de político del relaciones diferenciadas con la sociedad
conocimiento formulando los objetivos y el conocimiento, resguardando el es-
de la acción de los grupos sociales y pro- pacio de las minorías. Ello sugiere que
moviendo la puesta los intereses cogni- la tarea de los investigadores sociales se
tivos de éstos en la agenda pública.8 articula de manera diversificada con la
6) Por último, hemos puesto como heterogeneidad social.

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8 No se plantea en ello una referencia necesaria al intelectual orgánico definido por Gramsci, aunque no
se excluye; como tampoco se reduce el papel de los investigadores sociales al de los intelectuales intérpretes
como lo expone Bauman (1997). Preferimos una connotación ética de intelectual en tanto crítico y “forjador de
libertad” en el sentido expresado por Said (1996).

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(Evaluado el 11 de junio de 2009.)

Autor

Leonardo S. Vaccarezza. Sociólogo, con posgrado en la Fundación Bariloche; profesor titular de la Uni-
versidad Nacional de Quilmes, especializado en sociología de la ciencia y la tecnología, investigador del
Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología de la misma Universidad. Ha publicado el libro La
construcción de la utilidad social de la ciencia y varios artículos en revistas especializadas y capítulos de
libros colectivos.

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento 249 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250
Cómo citar este artículo:

Vaccarezza, L. S., “El investigador de las cien-


cias sociales en la sociedad del conocimien-
to”, Revista de Ciencias Sociales, segunda épo-
ca, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de
Quilmes, primavera de 2009, pp. 233-250.

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 233-250 250 Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales en la sociedad del conocimiento
Natalia Aruguete

La representación del
conflicto telefónico en
el discurso periodístico
Un estudio de la huelga de agosto-septiembre de 1990

Introducción zación, derivó en un creciente deterioro


de la prestación del servicio, un aumen-
La privatización de las empresas de ser- to exponencial del nivel de endeuda-
vicios públicos en manos del Estado fue miento de la empresa (Celani, 1998), un
una de las principales reformas estructu- incremento de la tarifa del 711% medida
rales impulsadas durante la gestión del en dólares y una significativa reducción
presidente Carlos Menem (1989-1999). de la masa laboral (Aruguete y Duarte,
Entre estas, la venta de la Empresa Na- 2006).
cional de Telecomunicaciones (ENTel) a Un hecho clave durante ese período
dos consorcios liderados por compañías fue el “conflicto telefónico”,1 que se pro-
trasnacionales, Telefónica de Argentina dujo a partir de la huelga impulsada por
y Telecom Argentina, se constituyó en los empleados de la empresa entre los
un “mascarón de proa” que amplió el meses de agosto y septiembre de 1990,
mercado doméstico de capitales y pre- en reclamo de una recomposición sala-
paró el terreno para privatizaciones fu- rial y en oposición a la venta de la com-
turas (Khambato, 1998). pañía. Dos aspectos caracterizan a esta
Un año antes del traspaso al capital cuestión y la vuelven relevante para su
privado, ENTel fue intervenida por el go- análisis.
bierno, que designó a la ingeniera María Primero, la medida se dio en el mar-
Julia Alsogaray a cargo de la empresa. La co del primer programa de “retiros vo-
gestión de Alsogaray, durante la cual se luntarios”, considerado un momento
delinearon las condiciones de la privati- fundacional en el proceso de racionali-

1 Se utiliza el término “conflicto telefónico” en referencia a la denominación que le dieron los medios gráficos

en sus coberturas noticiosas.

251 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
zación laboral impulsada en el sector de la producción y comprensión del discur-
las telecomunicaciones (Duarte, 2002). so” (Duranti y Goodwin, 1992, citado en
Segundo, la medida de fuerza de los te- Van Dijk, 1999, p. 27).
lefónicos derivó en un creciente enfren- El análisis que se realiza de estos
tamiento entre los gremios del sector y aspectos procura comprender los “pro-
distintas instancias del Poder Ejecutivo cesos ideológicos” (Trew, 1983) y la for-
(la intervención de ENTel, a cargo de ma de representación de los actores de
la ingeniera María Julia Alsogaray, el determinadas prácticas sociales (Van
Ministerio de Trabajo, dirigido por el Leeuwen, 2008), presentes en el discur-
funcionario de extracción sindical Jorge so periodístico. Se asume que los me-
Triaca, y el propio presidente Carlos Me- dios constituyen una de las instancias
nem). El saldo de esta controversia fue el de control del discurso público por par-
triunfo rotundo del gobierno sobre los te de las élites (Van Dijk, 1999).
trabajadores y el consecuente debilita-
miento del frente sindical.
El objetivo de esta investigación es co- 1. Preguntas de
nocer, por un lado, en qué medida varió investigación
la percepción que tuvieron los distintos
medios gráficos de ciertos episodios ocu- Como lo muestran diversos estudios,
rridos en el marco del “conflicto telefóni- el proceso denominado “reconversión
co” y, por otro, cómo fueron representa- cultural” en el sector de las telecomuni-
dos los actores sociales involucrados en caciones (Davolos, 2001), que comenzó
este proceso. El estudio está centrado en con la primera ola de “retiros volunta-
la información relativa a dicho conflicto2 rios” impulsada durante la intervención
publicada los días 30 de agosto y 7 de de ENTel, supuso la reducción en forma
septiembre de 1990, en cinco diarios de ininterrumpida de la planta de perso-
distribución nacional: Ámbito Financiero, nal. Se pasó de 45 mil trabajadores te-
Clarín, Crónica, La Nación y Página/12. lefónicos en 1989 a 24 mil empleados
La base teórica del presente trabajo en 2006,3 sumando las empresas Telefó-
empírico es el análisis crítico del dis- nica de Argentina y Telecom Argentina
curso (acd), consistente en el estudio (Aruguete y Duarte, 2006).
de las relaciones de poder practicadas y Frente a este fenómeno interesa ana-
reproducidas en los textos. Particular- lizar cuál fue la percepción de los me-
mente, se hace foco en tres dimensiones dios, fundamentalmente cinco diarios
de los acontecimientos de comunicación: de distribución nacional con base en
los actores, sus acciones y sus contextos Buenos Aires, sobre el conflicto telefóni-
(Van Dijk, 1999). Se considera contexto co, hecho que fue considerado un punto
a la estructura de las “propiedades de la de inflexión en la relación capital-traba-
situación social que son relevantes para jo que se instaló en este mercado.

2 La huelga comenzó la primera semana de agosto de 1990 y terminó la segunda semana de septiembre, con

consecuencias negativas para los gremios telefónicos, que no lograron imponer sus reivindicaciones.
3 Los datos surgen de información del Ministerio de Economía y Producción (2004), con excepción del pe-

ríodo 2005-2006 cuyos datos se tomaron de informantes clave, dada la ausencia de información oficial.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 252 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
Dos preocupaciones subyacen a este 4. ¿Varía la representación de los ac-
trabajo. La primera está relacionada con tores mencionados entre el momento en
las diferencias que presentan los medios que el sector sindical radicalizó la me-
gráficos analizados en su mirada sobre dida de fuerza, al declarar un paro por
esta cuestión. Esto es, qué sistemas de tiempo indeterminado a fines de agos-
ideas y variaciones lingüísticas preva- to, y el día en que el gobierno recrude-
lecen en las coberturas a la hora de re- ció su postura, interviniendo la Central
latar “qué ocurrió” y “quién hizo qué a Internacional de ENTel (ciba i) el 6 de
quién”. En términos de Halliday (Kress, septiembre?
1976, citado en Trew, 1983), se procura
vislumbrar cómo son tratados los pro-
cesos y participantes de los hechos re- 2. Marco teórico
latados en el discurso informativo bajo
estudio. Fairclough y Woodak (1994) definen el
La segunda se vincula con el tipo de análisis crítico del discurso (acd) como
representación de los actores sociales una perspectiva teórica que focaliza
vinculados a este conflicto a partir de las su análisis en los problemas sociales,
formas en que estos aparecen presenta- bajo el supuesto de que las relaciones
dos en el discurso periodístico, el con- de poder son discursivas. Por su parte,
texto en el que se los incluye en el texto el discurso –un producto histórico que
y la manera en que se los denomina y constituye la sociedad y la cultura– hace
clasifica. un trabajo ideológico. Asimismo, estos
De tales inquietudes se desprende investigadores plantean que el vínculo
una serie de preguntas de investigación entre el texto y la sociedad es mediato.
que guiarán el análisis de las notas: Como consecuencia, los estudios reali-
1. ¿Qué tipo de representación pre- zados en el marco del acd son interpre-
domina en la forma de percibir los he- tativos y explicativos, deviniendo –en
chos relativos al conflicto telefónico por definitiva– una forma de acción social.
parte de la prensa argentina? En palabras de Van Dijk (1999), “el acd
2. Atendiendo al perfil editorial, la se centra en aquellas propiedades de
ideología y el target de lectores, ¿qué las situaciones sociales y en sus efectos
diferencias se vislumbran en los dis- sobre los modelos preferenciales de con-
cursos periodísticos de cada uno de los texto, que contribuyen al control ilegíti-
diarios con respecto a su percepción de mo de la mente” (p. 31).
las acciones sociales enmarcadas en el Las diferencias de pensamiento pue-
enfrentamiento entre el gobierno y los den describirse lingüísticamente aunque
trabajadores telefónicos entre agosto y a veces uno se enfrenta a casos sutiles
septiembre de 1990? integrados a sistemas de pensamientos
3. ¿Cómo son representados los ac- comprensivos y universales donde di-
tores sociales involucrados en este fenó- chas divergencias son difíciles de obser-
meno: trabajadores de ENTel, presiden- var. Tales contrastes pueden percibirse
te Carlos Menem, interventora de ENTel más claramente cuando el análisis foca-
María Julia Alsogaray, ministro de Tra- liza discursos sobre “procesos sociales
bajo Jorge Triaca y consorcios privados? con conflicto (donde) los sistemas de

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 253 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
ideas son bastante comprensivos, articu- y controvertidos, la aparición de actores
lados y claramente diferenciados” (Trew, en el discurso periodístico es más diver-
1983, p. 160). sa, dado que las instituciones oficiales
En el caso de los procesos sociales pierden legitimidad para imponer su
con conflicto, un ámbito para mostrar mirada sobre el asunto en cuestión.
diversidades ideológicas es en el trata- Ahora bien, describir la mera fre-
miento noticioso de la información. En cuencia de aparición de los diferentes
su función de “tematización” (térmi- actores sociales en la agenda de los me-
no acuñado por el investigador Niklas dios no resulta suficiente para dar cuen-
Luhmann), los medios instalan un pu- ta de su capacidad de acceder a la prensa
ñado de temas como universales con la y expresar la profundidad de sus reivin-
consecuente simplificación de la com- dicaciones. Es fundamental indagar,
plejidad de una realidad inabarcable en particular, cómo son representados
para la mente humana. dichos actores –fundamentalmente, los
Según Luhmann (1973), se necesitan más vulnerables y menos institucionali-
mecanismos que reduzcan la compleji- zados– y en qué contextos o “estructuras
dad de las sociedades actuales, eviden- mentalmente representadas” (Van Dijk,
ciada en la heterogeneidad existente en 1999, p. 27) se da dicha aparición.
las preocupaciones de los individuos. En el marco de asuntos polémicos,
En esa dinámica, la opinión pública –es- los acontecimientos que suponen po-
tructura temática de la comunicación ner en tela de juicio la legitimidad de
colectiva– reconoce una serie de asun- las instituciones oficiales dan lugar a
tos que los medios de comunicación se- una “respuesta” de los medios, donde es
leccionan y proponen como universales, posible vislumbrar formas específicas y
necesarios y actuales. diferenciables de percepción de la reali-
Desde la perspectiva del acd, en la dad. Según Trew (1983),
instancia de elaboración de las noticias
se ponen de manifiesto y se reproducen […] los procesos ideológicos4 (dan) for-
las relaciones de poder existentes en ma a informaciones “en el lugar de los
una sociedad, donde los grupos mino- hechos” conectando noticias y comen-
ritarios suelen ser caracterizados como tarios, extendiéndose sobre varios temas
poco noticiables, “salvo si son percibi- y cuestiones y trabajando acumulativa-
dos como causas de un problema” (Van mente para conectar acontecimientos
Dijk, 1999, p. 34). de varias clases bajo los mismos este-
El acceso de los diversos actores so- reotipos y encabezados y para expresar
ciales a la agenda de los medios depende las percepciones como pertenecientes a
del tipo de actor de que se trate, de su fuerzas o agrupamientos sociales especí-
nivel político, sociocultural y mercantil ficos (p. 160).
y de su cercanía al poder oficial. Sin em-
bargo, cuando los acontecimientos rela- En este sentido, conocer la forma en que
tados por los medios son más polémicos la prensa gráfica –y los medios en gene-

4 Con el término “procesos ideológicos”, Trew se refiere a un “sistema de conceptos y de imágenes que son

una manera de ver y de aprehender las cosas, y de interpretar lo que se ve o se oye o se lee” (1983, p. 128).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 254 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
ral– presenta acciones y actores sociales tendrán los participantes involucrados
desde el acd es un camino elocuente en los procesos.
para vislumbrar cómo operan dichos La noción de participante apunta a
procesos ideológicos en las noticias. Ello las “entidades implicadas en procesos,
permite analizar las diferencias de estos no sometidas ellas mismas a las mismas
cinco medios gráficos en su percepción modificaciones de tiempo”, en tanto no
de lo que sucede, no ya en términos de presentan forma verbal (Trew, 1983, pp.
lo que informan5 sino en la forma en 166 y 167).
que tratan dichos acontecimientos “no- Van Leeuwen desarrolló un “inventa-
ticiables”. rio sociosemántico” (2008, p. 23) de las
Trew (1983) analizó los sistemas formas en que pueden ser representados
de ideas del discurso periodístico, los actores sociales. Dentro de dicho re-
abstrayendo las categorías semiótico- gistro, una categoría fundamental –re-
discursivas “procesos y participantes” marca el autor– es la noción de “agencia”.
en los textos, que tienen un correlato Esto es, presentar a los participantes de
sintáctico-semántico como puede verse los procesos como agentes o pacientes.
en Ghio y Fernández (2005). A partir de Posteriormente, se propuso responder
ello, vislumbró la “distribución de refe- a la pregunta: ¿cómo se representan las
rencias a participantes como agentes o acciones sociales?, mediante la identifi-
como afectados, como activos o pasivos6 cación de dichas marcas en dispositivos
en los procesos de transacción causal” gramaticales y retóricos específicos pre-
(1983, p. 166). senten en los textos.
Recurriendo a Halliday, Kress Ambos acercamientos a este tipo de
(1976, citado en Trew, 1983) explica sistemas lingüísticos, el de Trew y el de Van
que el término proceso “cubre todos Leeuwen, son una referencia clave para el
los fenómenos a los que va ligada una presente análisis, ya que aportan herra-
especificación de tiempo, lo mismo mientas teórico-metodológicas para co-
si son acontecimientos o si son rela- nocer cómo son percibidos los procesos
ciones o estados” (p. 166). Aquí cabe de transacción causal en la información
una digresión respecto de la noción de publicada por la prensa sobre el conflic-
tiempo. Benveniste (1974) diferencia to telefónicos y en qué contextos son
los tiempos físico y crónico del tiem- presentados los actores involucrados en
po lingüístico, que se define y ordena este conflicto, en función de su vincula-
a partir del discurso. Es decir, es en la ción con el poder, fundamentalmente el
instancia del discurso donde se orga- poder oficial.
niza el tiempo, dando lugar no solo a En palabras de Trew, “para establecer
un ordenamiento de los acontecimien- cuál es la distribución y para analizarla,
tos, sino además a la distribución que necesitamos una manera segura de […]

5 De hecho, aquello sobre lo que se informa, es decir, la agenda temática de los medios suele coincidir en fun-

ción del efecto “intermedia agenda setting”, un término definido en el marco de la teoría de la Agenda-Setting co-
mo la influencia de unos medios sobre otros al momento de construir la agenda de temas (McCombs, 2006).
6 En este trabajo se recurre al término “afectado”, también utilizado por Trew (1983), ya que se lo considera

más apropiado en el marco del objeto bajo estudio.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 255 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
aplicar sistemáticamente […] las cláu- Internacional de ENTel (ciba 1) el 6 de
sulas en cuanto al modo de presentar al septiembre, por decisión de la interven-
agente y la transacción” (1983, p. 166). tora de ENTel María Julia Alsogaray y el
presidente Carlos Menem, cuando los
empleados telefónicos cumplían su sex-
3. Metodología to día de huelga. Ese mismo día, los di-
putados nacionales deliberaron durante
Corpus una controvertida sesión sobre los pasos
a seguir, en un intento por reestablecer
El material que será objeto de análisis el diálogo entre los trabajadores de la
está integrado por los artículos perte- empresa y el gobierno. Hubo una con-
necientes al formato noticia7 aparecidos currida presencia de trabajadores tele-
en los diarios Ámbito Financiero, Clarín, fónicos que observaban la sesión desde
Crónica, La Nación y Página/12 los días la galería de la Cámara baja.
30 de agosto y 7 de septiembre, que Dado el objetivo principal de este
cubrieron hechos relativos al conflicto trabajo –conocer las diferencias, apare-
telefónico. Quedan excluidos formatos cidas en distintos medios y en distintos
periodísticos tales como entrevistas, no- momentos de un proceso, en la percep-
tas de investigación, notas de opinión ción de los acontecimientos y la repre-
y/o análisis, columnas y editoriales. sentación de los actores sociales involu-
La decisión de elegir el 30 de agosto crados en estos–, el análisis se focalizará
y el 7 de septiembre de 1990 para el aná- en las volantas, los títulos y las bajadas
lisis responde a que los días previos a di- de las notas seleccionadas para su aná-
chas fechas ocurrieron acontecimientos lisis. Cabe aclarar que no se busca anali-
fundamentales que amerita mencionar. zar una noticia en profundidad para es-
Por un lado, los empleados telefóni- tablecer los dispositivos discursivos que
cos declararon un paro por tiempo inde- aparecen en ella, sino describir los cam-
terminado el 29 de agosto. La decisión bios que se dieron a lo largo del período
fue tomada pocos días después de que en función del tipo de acontecimiento
el gobierno dictara la conciliación obli- de que se trata. Por ello, se seleccionan
gatoria y declarara “ilegal” la huelga. Los solo los títulos y las bajadas de las notas,
diarios Página/12 y La Nación no publi- que representan de manera resumida el
caron información sobre el conflicto te- acontecimiento principal narrado en la
lefónico el día 30 de agosto. Solo La Na- información.
ción publicó una noticia relativa al paro Se eligen estos cinco diarios con el
de los telefónicos el 28 de agosto, pero objeto de maximizar la representativi-
esta no será incluida en la muestra. dad de la cobertura noticiosa en fun-
Por otro lado, personal de las Fuer- ción del objetivo central de este estudio:
zas Armadas intervinieron la Central realizar un análisis comparativo que dé

7 Enprensa gráfica, una noticia es el relato del hecho novedoso ocurrido dentro de las 24 horas previas a
la publicación de la información. En teoría, este formato supone la descripción del acontecimiento noticioso,
despojada de opiniones y análisis por parte del periodista. Esta definición servirá de referencia (y contraste) en
la instancia de análisis de este trabajo.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 256 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
cuenta de las diferencias y similitudes las distintas secciones y temáticas abor-
en el discurso periodístico de medios dadas”.9
que se inscriben en tendencias ideológi- La Nación, creado por Bartolomé
cas diferentes y –en algunos casos– has- Mitre (presidente de la nación entre
ta contrapuestas. Por ello, se seleccionan 1862-1868), es uno de los diarios más
medios de Capital Federal con una dis- antiguos del país. En sus comienzos, el
tribución de alcance nacional. objetivo fue “difundir los principios de
La representatividad de los diarios la nacionalidad y de las garantías insti-
escogidos tiene un objetivo geográfico, tucionales” (Blanco y Germano, 2005, p.
en función de su gravitación relativa en 55) y erigirse como “Tribuna de doctri-
términos de tiraje, y social, ya que son na” del pensamiento político argentino.
periódicos dirigidos a distinto target de A lo largo de los años, este matutino
lectores que, coherente con ello, mantie- de formato sábana construyó su línea
nen líneas editoriales que se identifican editorial entre la postura ideológica y
con diversos sectores sociales, económi- la conveniencia empresaria (Sidicaro,
cos y políticos. 1997; Sirvén, 1998). “En tanto empresa
con fines de lucro, las amenazas de clau-
Los diarios sura por parte de los gobiernos y la opor-
tunidad de negocios que podía ofrecerle
Clarín fue creado en 1945 por el estan- el Estado eran factores que, quizá, inci-
ciero fundador del Socialismo Indepen- dían en sus ideas” (Sidicaro, 1997, p.
diente, Roberto Noble. Es un tabloide 82). Con todo, La Nación se constituyó
que, pese a caracterizarse por la pru- en referencia de solidez informativa y
dencia en gobiernos militares y demo- opinión fundamentada. “Era un diario
cráticos por igual, ha tenido una fuerte cuyas definiciones tenían un valor casi
influencia en las decisiones de los po- de sentencia”.10
deres de turno, gracias –en parte– a su Ámbito Financiero nació el 9 de diciem-
gran nivel de tirada (Ulanovsky, 1997). bre de 1976, pocos meses después del ini-
“No solo es el diario que más vende, cio del gobierno del último golpe militar
sino también el que tiene sectores más en Argentina (1976-1983), en un con-
amplios de lectores”.8 Ser un producto texto de crecimiento de la información
multitarget es una de las características económica producto de la desregulación
que se autoatribuye el grupo Clarín en de la economía y la ebullición financie-
su presentación institucional, donde ra.11 El matutino generó una revolución
también menciona poseer “un modo de en el mercado periodístico a partir de la
enfocar la realidad afín a sus públicos, capacidad de su creador, Julio Ramos, de
[tener un] lenguaje claro y directo, per- flexibilizar la información bursátil y pro-
mitiendo a sus lectores un fácil acceso a yectarla a la calle. “El país ofrecía plata

8 Declaraciones del periodista de Clarín, Julio Blanck, citado en Amadeo (1999, p. 217).
9 Sitio <grupoclarín.com>, citado en Miceli y Belinche (2002, p. 19).
10 Declaraciones del periodista de La Nación, Fernando Lascano, citado en Amadeo (1999, p. 218).
11 En
esa época, se pasó de 140 entidades financieras a poco más de 550 entre bancos, financieras y mesas
de dinero.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 257 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
dulce y Ámbito nació para decir dónde y grafo de origen y periodista por voca-
cómo obtenerla” (Ruiz, 2005, p. 22).12 El ción (García, 1993). Optó por las noti-
diario se compone de una tapa y contra- cias nacionales, deportivas y policiales
tapa con un alto contenido informativo e y las ubicó en lugares destacados en la
interpretativo.13 En sus páginas interiores tapa. En palabras de su creador, “hacía
abundan las notas y recuadros incisivos, falta un diario estridente, con grandes
muchas veces acompañados con dibujos letras en la primera página, con titulares
de las caras de los actores involucrados en muy fuertes al estilo de los diarios cen-
el hecho noticioso. Este recurso, tomado troamericanos, porque los nuestros eran
del Wall Street Journal, le permite despe- todos demasiado tranquilos” (Ulanovs-
garse del compromiso editorial e ideoló- ky, 1997, p. 152). Desde sus comienzos,
gico que puede generar la fotografía que el objetivo fue que el diario estuviera di-
acompañe una nota. rigido a la clase popular, a través de una
Página/12 nació en 1987 a partir de cobertura sensacionalista y un trata-
la iniciativa del periodista Jorge Lanata miento de la información que privilegió
y el aporte financiero del empresario “el drama humano del pueblo, la suerte
Fernando Sokolowics, con el objetivo de que corran semejantes cercanos”.14
ser un diario de contrainformación. Sa-
lió a la calle un 25 de mayo con dieciséis Categorías de análisis
páginas –cuatro veces más que la idea
original de un boletín contrainforma- Este trabajo se propone analizar una se-
tivo, pero pocas para un diario conven- rie de categorías aplicadas en las inves-
cional– y se distribuyó en la ciudad de tigaciones de Trew y Van Leeuwen, en
Buenos Aires. Tal espíritu crítico buscó base a las definiciones reformuladas de
desde un principio plasmarse en el for- Halliday, y teniendo como referencia a
mato de su tapa –un único tema ocupa Ghio y Fernández (2005) para el análi-
dos tercios de la portada– tomado del sis gramatical. En este apartado se hace
diario francés Libération. La originalidad una breve descripción de tales catego-
del nuevo periódico no depende solo del rías para su búsqueda en los textos.
contenido sino, además, de la manera de Análisis de las acciones sociales. Van
presentar la información a través de tí- Leeuwen (2008) explica que las accio-
tulos compuestos por oraciones incom- nes sociales pueden ser presentadas
pletas –un sustantivo y adjetivo–, frases como acciones o reacciones, que suelen
polisémicas y un enfoque interpretativo ser atribuidas en forma diferencial a los
de la información (Pedrazzini, 2007). diversos actores involucrados en una
Crónica fue creado el 29 de julio de cuestión. A su vez, es posible diferenciar
1963 por Héctor Ricardo García, fotó- entre acciones materiales y semióticas

12 En este trabajo, utilizamos indistintamente Ámbito Financiero y Ámbito para referirnos al diario fundado

por el empresario Julio Ramos.


13 En la contratapa del diario aparece desde siempre una sección llamada “Diálogos” (inicialmente “Diálogos

en la City”) inspirada en los “Dialoguitos en el Fútbol” publicados por el diario La Razón. Al comienzo, esa página
recogía la información obtenida en el Banco Central de la República Argentina (bcra), el Ministerio de Economía,
las mesas de dinero y la Bolsa de Comercio.
14 Declaraciones del creador de Crónica, Héctor García, citado en Ulanovsky (1997, p. 153).

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 258 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
(Halliday, 1985 citado en Van Leeuwen, sentación simbólica de actores sociales,
2008). En el caso de las primeras, las en tanto los presenta vinculados a más
cláusulas pueden ser transactivas cuan- de una práctica social.
do el proceso implica dos participantes: Análisis de los actores sociales. La in-
uno como causante activo y otro como clusión o exclusión de los actores so-
meramente implicado o receptor de la ciales en la descripción de un aconteci-
acción, o no transactivas cuando impli- miento puede constituirse en un rasgo
can solo un participante y ninguna tran- clave a la hora de analizar los procesos
sacción causal (Trew, 1983). que relatan acciones sociales. Cabe acla-
Las acciones y reacciones sociales pue- rar que el análisis de la exclusión de los
den ser activadas –representadas dinámi- actores juega un papel fundamental en el
camente– o desactivadas –representadas marco de una comparación de distintas
estáticamente. Entre las desactivadas, formas de representar la misma práctica
funcionan esencialmente dos procesos: social, pero puede no constituirse en un
la “objetivación” supone presentar los rasgo susceptible de interpretación si es
procesos mediante nominalizaciones en estudiado en forma independiente (Van
las que cumplen la función de sujetos u Leeuwen, 2008).
objetos de la oración o forman parte de Si los actores aparecen incluidos en
frases preposicionales, mientras que la un proceso de transacción causal, estos
“descriptivización” suele presentar di- pueden ser presentados como agentes o
chas acciones o reacciones como cualida- como afectados por el proceso, es decir,
des permanentes de los actores sociales. como activos o pasivos. En este sentido,
En algunos casos, el proceso de objeti- presentar a los actores sociales mediante
vación de acciones o reacciones puede referencias genéricas o a partir de una
derivar en una degradación de la repre- identificación individual de los mismos,
sentación dando prioridad a otra cosa o es un mecanismo que permite obtener
en una clasificación de una acción social interpretaciones sobre la percepción dis-
(Van Leeuwen, 2008, pp. 64 y 65). cursiva de tales actores y de sus acciones.
La “agencialización” representa una Van Leeuwen expone dos dispositi-
acción como siendo dada por la acción vos relacionados a esta diferenciación.
de una persona. En caso contrario, los Se trata de la representación anónima de
dispositivos discursivos que se ponen los miembros de un grupo, sector, clase
en funcionamiento pueden mostrar los o su contraparte: la “determinación”, es
procesos como inconscientes o movidos decir, la especificación de su identidad.
por fuerzas naturales. En el caso en que el proceso de “inde-
Dos últimas distinciones forman terminación” de un actor lo hace apare-
parte del inventario presentado en el tra- cer como anónimo, “el escritor trata su
bajo de Van Leeuwen sobre la represen- identidad como irrelevante para el lec-
tación de acciones sociales. Por un lado, tor” (Van Leeuwen, 2008, p. 40).
la “generalización” –en contraposición a Por último, un actor social puede ser
la “concretización”– está asociada a pro- representado mediante la “funcionaliza-
cesos de legitimación o deslegitimación ción” o la “identificación”. En el primer
de una acción o reacción. Por otro lado, caso, la percepción de este en el texto
la “sobredeterminación” es una repre- está asociada a su actividad o a algo que

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 259 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
haya hecho. En ese segundo caso, los ac- de manifiesto que en contextos norma-
tores son definidos por lo que son. les. En otras palabras, cómo los diarios
En suma, las distinciones descriptas representaron el conflicto telefónico y los
en este apartado, que hacen a la forma actores involucrados en dicho asunto.
de representar las acciones sociales y a
los actores que participan de ellas, no Análisis de los titulares del
son meramente gramaticales. Están vin- 30 de agosto de 1990
culadas con procesos ideológicos que
se expresan en una determinada ma- Intimación empresaria y continuidad
nera de percibir las cuestiones y tienen de las medidas de fuerza
efectos en la mente de las personas, que
acceden de manera marginal y pasiva a El miércoles 29 de agosto de 1990, los
los discursos públicos, en general, y a los empleados telefónicos afiliados a Foetra-
discursos mediáticos, en particular. Sindicato Buenos Aires ratificaron, en
el marco de una asamblea realizada en
la Federación de Box (Capital Federal),
4. Análisis continuar con el paro de brazos caídos.
Por la noche, sin embargo, la conduc-
El análisis empírico de este estudio con- ción nacional de la Federación, a cargo
siste en dos instancias. Por un lado, ob- del sindicalista de extracción menemis-
servar las diferencias en la manera de in- ta Rogelio Rodríguez, resolvió acatar la
formar de los distintos diarios respecto conciliación obligatoria dispuesta, días
del mismo hecho. Por otro, vislumbrar atrás, por el Ministerio de Trabajo.
las variaciones que se dan en las percep- Antes de la decisión de la Federa-
ciones de los medios a lo largo de una ción, las autoridades de ENTel –inter-
etapa en el marco de un proceso social venida por el gobierno, a cargo de la
con conflicto, como fue el enfrenta- ingeniera María Julia Alsogaray– ha-
miento entre los trabajadores telefóni- bían intimado a los trabajadores a
cos (fundamentalmente los nucleados dejar sin efecto las medidas de fuerza
en Foetra-Sindicato Buenos Aires), por desde el primer minuto del día 30 de
un lado, y las autoridades de ENTel y agosto, “bajo apercibimiento de aplicar
el gobierno nacional, por el otro. Cabe las sanciones correspondientes, incluso
recordar que, en función de lo que se cesantías”. Según su argumento, la car-
procura estudiar en este ensayo, el análi- tera laboral había declarado ilegal la
sis apunta a las volantas, los títulos y las huelga por considerar que la medida se
bajadas de las notas publicadas sobre el estaba llevando a cabo en el marco de la
conflicto telefónico, en los cinco diarios conciliación obligatoria.
mencionados, en los días 30 de agosto En base a lo sucedido, se procura
de 1990 y 7 de septiembre de 1990. realizar un análisis del discurso perio-
Interesa observar aquí si, por tratarse dístico de tales hechos, aparecido en las
de coberturas que se dan en el marco de noticias publicadas en la prensa gráfica
procesos sociales con conflicto, las dife- argentina de alcance nacional –Ámbito
rencias ideológicas de estas instituciones Financiero, Clarín, Crónica, La Nación y
informativas se ponen más claramente Página/12– el día 30 de agosto de 1990.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 260 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
Como puede observarse en la in- fiesto en el hecho de que ambos diarios
formación del 30 de agosto, la deci- dan prioridad no solo a acciones distin-
sión de Foetra-Sindicato Buenos Aires tas, sino a actores diferentes.
como de Foetra nacional no obtuvieron
el mismo nivel de importancia por parte Ámbito Financiero:
de los medios bajo estudio. De los cinco La empresa intimó a trabajadores a reto-
diarios analizados, el hecho fue cubierto mar tareas.
por Ámbito Financiero, Clarín y Crónica. TELEFÓNICOS SIGUEN PARO DESA-
Y solo en los dos últimos, la noticia fue FIANDO AL GOBIERNO15
anunciada en tapa y desarrollada en las
páginas interiores. Clarín:
Sumado a ello, es posible ver que la DESAFÍAN LOS TELEFÓNICOS LA ILE-
información publicada se contradice de GALIDAD DEL PARO
un diario al otro. Por un lado, Ámbito y No levantan la medida de fuerza16
Clarín hacen hincapié en la decisión de
Foetra Capital de continuar con el paro Clarín:
pese a la intimación del Ministerio de CONTINÚA EL PARO TELEFÓNICO;
Trabajo y de las autoridades de ENTel. AMENAZAN DESPEDIR A LOS HUEL-
Por otro, Crónica publica la decisión GUISTAS17
de la Federación nacional de acatar la
conciliación dictada por el gobierno. Crónica:
Sin embargo, en el cuerpo de la nota se TELEFÓNICOS: ACATARON CONCILIA-
puede observar cierto paralelismo en la CIÓN18
información proporcionada, con la di-
ferencia del dato adicional que aporta Crónica:
Crónica sobre la decisión de Foetra de FOETRA LEVANTÓ LAS MEDIDAS DE
acatar la conciliación, una medida que FUERZA
según este diario pareciera haberse to- Acató sin titubeos la conciliación obli-
mado la noche anterior. gatoria19
Ahora bien, más allá de la informa-
ción, los títulos de las notas publicadas Por lo que puede observarse en estos
sobre este hecho muestran un contraste encabezados, en todos los títulos predo-
ideológico significativo respecto de la dis- minan los procesos transitivos20 –aque-
tribución de las referencias a los procesos llos que se extienden para afectar a otro
y, sobre todo, a los participantes como participante, también llamado “meta”
agentes o implicados en los procesos de (Ghio y Fernández, 2005)– y los partici-
transacción causal. Ello queda de mani- pantes activos. Sin embargo, existen cla-

15 Ámbito Financiero, 30 de agosto de 1990, p. 7.


16 Clarín, 30 de agosto de 1990, tapa.
17 Clarín, 30 de agosto de 1990, pp. 4 y 5.
18 Crónica, 30 de agosto de 1990, tapa.
19 Crónica, 30 de agosto de 1990, p. 2.
20 Para el análisis se utilizan categorías gramaticales propuestas para el español por Ghio y Fernández (2005),

en el marco de la lingüística sistémico-funcional de Hallyday.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 261 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
ras diferencias entre la percepción del transacción causal activada por los tele-
hecho por parte de Ámbito y Clarín, por fónicos, aunque con una leve diferencia.
un lado, y de Crónica, por el otro. En el primer caso, el término aparece
En principio, el foco está concen- modalizado como un gerundio que
trado en los telefónicos como agentes complementa otro proceso no transac-
y responsables de reacciones claramen- tivo: “siguen paro”. Mientras que en el
te negativas. Un conteo de frecuencias título de Clarín, el término “desafiar” no
muestra que de un total de 51 palabras está modalizado y además es la primera
en los encabezados analizados, 10 son palabra de la oración. El hecho de ubicar
participantes (19,6%) y, dentro de estos, el verbo antes del sujeto, denominado
cinco son agentes (casi el 10%). “orden marcado información nueva-in-
Si bien se trata de un conflicto en el formación conocida” (sintácticamente
que estaban fuertemente enfrentados verbo-sujeto), supone un énfasis en la
las autoridades de ENTel y el gobierno, primera palabra, que está dada como
por un lado, y los telefónicos nucleados real. En palabras de Silva-Corvalán: “La
en Foetra Capital, por el otro, en las no- función pragmática marcada que cum-
tas publicadas el 30 de agosto los telefó- ple el orden marcado es la de indicar
nicos aparecen mencionados en cuatro que el elemento inicial es un centro de
de las cinco oportunidades en que se re- atención, ya sea porque es contrario a lo
ferencia explícitamente a los participan- esperado [...] o porque es foco de con-
tes activos. Paralelamente, solo una vez traste” (2001, p. 172).
se menciona a la empresa como agente Hay otros dos aspectos que pueden
de una transacción en la volanta de un mencionarse respecto de la percepción
titular (Ámbito Financiero) y ninguna al del hecho que tiene Ámbito Financiero.
gobierno; este sólo aparece una vez pero Visto en relación con la volanta de este ti-
como afectado por la acción activada tular, la acción de los telefónicos de con-
por los telefónicos (“Telefónicos siguen tinuar con el paro es representada como
paro desafiando al gobierno”). una reacción a una acción previa de la
Los diarios Ámbito Financiero y Cróni- empresa: intimarlos a retomar las tareas.
ca son los que tienen una mayor frecuen- La representación de los procesos como
cia de participantes (28,5% y 20%, res- reacciones supone una legitimación de la
pectivamente), mientras que en Clarín acción que inicia o provoca tal respuesta.
el nivel de apariciones alcanza el 13,6%. En efecto, la intimación de la empresa se
La tendencia se mantiene si se atiende a encuadra en la conciliación obligatoria
la participación activa de los actores en dictada por el Ministerio de Trabajo y la
el marco de un significativo porcentaje amenaza de esa cartera de declarar ilegal
de cláusulas transactivas en los encabe- el paro. En otras palabras, el proceso acti-
zados de los tres diarios: Ámbito sigue vado por esta repartición del Estado está
aportando el nivel más alto de agentes incluida en un contexto –o “estructura
por cantidad de palabras (14,2%) frente mental representada” (Van Dijk, 1999)–
al 13,3% de Crónica y el 9,1% de Clarín. de mayor formalidad y legalidad.
A su vez, resulta elocuente que en los La representación de los participan-
títulos de Ámbito Financiero y Clarín apa- tes también muestra rasgos distintivos.
rezca el término “desafiar” como una La “empresa”, intimando a los telefóni-

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 262 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
cos a retomar las tareas, aparece en la Esta observación puede comple-
volanta cuya lectura se presenta como mentarse con algunos aspectos del
previa –y menos importante– al título. título de Clarín respecto de la repre-
Pero además de que la intimación he- sentación de los telefónicos. No solo
cha por las autoridades de ENTel es una describe a estos actores con un término
acción previa a la decisión de Foetra, el impersonal y utiliza el término “desa-
agente “la empresa” aparece nombrado fían” al comienzo de la oración, sino
de manera explícita. Es decir, tiene una que además lo que desafían los trabaja-
identidad clara e institucional. Pero al dores de ENTel es la propia “ilegalidad”
mismo tiempo, hay una indetermina- del paro. De esta forma, Clarín asume
ción, dado que no se registra a ningún como una verdad que el paro es ilegal,
responsable individual de la acción de eludiendo la mención de que un actor
intimar. Esto puede interpretarse como determinado fue agente de tal declara-
una disminución de la responsabilidad ción de ilegalidad.
de las autoridades de ENTel sobre sus La agencia otorgada a los telefónicos
acciones en el marco del conflicto. disminuye en el titular del interior del
En contraposición a ello, en el caso diario. Mientras en la primera parte del
de los telefónicos hay una clara foca- título hace referencia a los telefónicos
lización de ellos como participantes a partir del paro, y no de mencionar-
activos de una transacción relacional los como agentes activos, en la segun-
negativa, “desafiar”, con un destinata- da cláusula (“Amenazan despedir a los
rio implicado por el proceso –en este huelguistas”) este mecanismo se ve más
caso, sí– claramente identificado aun- marcado, dado que queda elidido el
que referenciado en términos institu- agente de la transacción causal.
cionales: no se trata de las autoridades Lo contrario sucede con los empleados
gubernamentales ni de un ministro. Se de ENTel. Aquí puede verse que el partici-
trata de que los telefónicos desafíen al pante “huelguistas”, más allá de ser afecta-
gobierno. do por la acción, tiene un grado de agencia
Por otra parte, hay un mecanismo que lo distingue. En otras palabras, se ob-
lingüístico de impersonalización de los serva un recurso discursivo de “descriptivi-
empleados telefónicos, en el sentido de zación” donde los trabajadores telefónicos
que solo se los identifica con el término son representados a partir de una acción
genérico “telefónicos”, pero no se los circunstancial que, sin embargo, aparece
referencia en su calidad de afiliados de como una cualidad permanente de tales
Foetra, por caso. Dos observaciones de actores. Según Van Leeuwen, el proceso de
Van Leeuwen amerita recoger aquí. Por objetivación de acciones o reacciones pue-
un lado, la “generalización”, en contra- de derivar en una degradación de la repre-
posición a la “concretización”, está aso- sentación dando prioridad a otra cosa o
ciada a procesos de deslegitimación de en una clasificación de una acción social
una acción o reacción. Por otro, el pro- (2008, pp. 64 y 65).
ceso de “indeterminación” de un actor lo Esto es, la amenaza recae sobre aque-
hace aparecer como anónimo, su identi- llos que hacen huelga, lo que supone un
dad aparece como “irrelevante para el mecanismo de funcionalización en la re-
lector” (Van Leeuwen, 2008, p. 40). presentación de estos actores: los huel-

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 263 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
guistas son tales porque hacen huelga y Análisis de los titulares del
es eso lo que los hace pasibles de amena- 7 de septiembre de 1990
za de despido.
En vistas del titular de Clarín, es da- El 6 de septiembre, por decisión del
ble afirmar que con la sola lectura de los presidente Carlos Menem y de la inter-
dos titulares de este diario no es posible ventora de ENTel Alsogaray, las Fuerzas
saber frente a la acción de quién estarían Armadas ingresaron a la Central Inter-
actuando –o reaccionando– los telefóni- nacional de ENTel, para operar los equi-
cos, dado que en ninguna instancia de pos mientras los trabajadores cumplían
estos encabezados se menciona a las au- el sexto día de huelga. La intervención
toridades de la empresa, que intimaron del ciba i fue una demostración de po-
a los trabajadores a retomar las tareas, ni der por parte del gobierno, en medio del
a funcionarios del Ministerio de Traba- conflicto con los empleados de ENTel. Es
jo, que declararon la ilegalidad del paro. a partir del punto de inflexión marcado
Ello quiere decir que los agentes de las por este episodio que interesa analizar
transacciones causales que ubicarían a la respuesta de los medios y su percep-
los telefónicos como participantes pasi- ción sobre quién hizo qué a quién y, en ese
vos en el discurso periodístico de Clarín marco, vislumbrar los posibles cambios
están omitidos en sus titulares. en la representación de los actores y sus
Los titulares del diario Crónica pre- acciones respecto de la cobertura del 30
sentan una distinción que desborda la de agosto.
información proporcionada y abarca Al ingreso de las Fuerzas Armadas a
formas más permanentes de la postura ENTel, el 6 de septiembre, se suma otro
ideológica del medio. En ambos titula- hecho el mismo día: una sesión en la Cá-
res (“Telefónicos: acataron conciliación” mara de Diputados en la que se procura-
y “Foetra levantó las medidas de fuer- ba tratar el conflicto telefónico, pero por
za. Acató sin titubeos la conciliación falta de quórum no se pudo concretar.
obligatoria”) se puede ver que las dos La intención de los legisladores era con-
categorías de los participantes activos siderar un proyecto de resolución que
–nuevamente los únicos que aparecen proponía retrotraer la situación al 31 de
mencionados– están relacionadas con agosto –fecha en la que comenzaron las
procesos activados, lo que les otorgaría cesantías de trabajadores en huelga– y
agencialización, pero que tienen una reclamaba la remoción de la interven-
connotación no confrontativa. Según la tora de ENTel, María Julia Alsogaray. La
Real Academia Española, acatar signifi- sesión fue seguida por los empleados
ca “aceptar con sumisión una autoridad nucleados en Foetra Capital (aproxima-
o unas normas legales” (énfasis propio). damente unos trescientos delegados,
A esto se agrega que el proceso del se- según información de La Nación) desde
gundo título (“levantó”) afecta a un par- las galerías de la Cámara baja.
ticipante que es una entidad abstracta
genérica (“las medidas de fuerza”). Es Las FFAA ingresan a ENTel
decir que Crónica no define las acciones
de los empleados de ENTel como huelga Una mirada a los encabezados de Clarín
o paro sino como medidas de fuerza. respecto del primero de los hechos, la

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 264 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
intervención de la empresa por parte de Nótese la diferencia, no solo lingüística
personal militar, permite hacer algunas sino respecto de la información brinda-
afirmaciones sobre la percepción que da. Página/12 remarca que “los militares”
este medio tuvo de los procesos y parti- –un agente claramente identificado por
cipantes. su pertenencia a un grupo– “entraron”
–una transacción material y, por tanto,
Clarín: una acción intencional–, dándoles a es-
ENTRENAN A MILITARES PARA OPE- tos actores un alto nivel de agentividad
RAR EN ENTEL21 y de responsabilidad sobre su acción.
Mientras que en Clarín no es posible ver,
Clarín: a través de la información proporciona-
CONVOCARON A PERSONAL MILITAR da en el título, quién es responsable de
Y ANUNCIARON MÁS DESPIDOS22 los procesos mencionados, lo que lleva-
ría a inferir que los militares son “obliga-
Por un lado, se observa una omisión dos” a llevar a cabo la acción. Asimismo,
del agente (participante activo) en am- es interesante ver que en Clarín se dice
bos titulares. La única referencia a un que “entrenan a militares para operar
“ellos” indeterminado e inespecífico en ENTel” y se omite informar –tanto en
está dada por la conjugación del verbo. el titular de tapa como en el del interior
A ello se agrega la disminución del pro- del diario– que los militares efectiva-
ceso en dos sentidos. Por un lado, en mente ingresaron al ciba 1. En su lugar,
el segundo título se trata de procesos se habla de una “convocatoria”, un ver-
verbales (convocar y anunciar), menos bo semiótico que disminuye significati-
contundentes que los procesos mate- vamente la acción, esto es, el ingreso a
riales. Lo mismo ocurre con el primer ENTel por parte de personal del Ejército,
título, aparecido en tapa. En este caso, la Marina y la Aeronáutica.
la degradación de la importancia de la En el caso de la cobertura del diario
acción es posible notarla en el contras- La Nación también hay un mecanismo
te con la misma información, publica- discursivo que quita agentividad a los
da en el diario Página/12. participantes que activan el proceso.
Aquí, la degradación de la acción reali-
Página/12: zada por las Fuerzas Armadas está dada
LOS MILITARES ENTRARON A ENTEL23 por el tipo de proceso en cuestión.

Página/12: La Nación:
Fuerzas Armadas en lugar de huelguistas. INTERVIENEN LAS FFAA EN EL PLEI-
HAY UN SARGENTO EN LA LÍNEA24 TO DE ENTEL25

21 Clarín, 7 de septiembre de 1990, tapa.


22 Clarín, 7 de septiembre de 1990, pp. 6 y 8.
23 Página/12, 7 de septiembre de 1990, tapa.
24 Página/12, 7 de septiembre de 1990, pp. 4 y 5.
25 La Nación, 7 de septiembre de 1990, tapa.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 265 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
La Nación: mente lo mencionó en el epígrafe de una
UNA CENTRAL TELEFÓNICA EN MA- fotografía que muestra a miembros de
NOS MILITARES26 las Fuerzas Armadas en ciba 1 operando
En el primer título, el agente “intervie- los equipos.
ne” (en calidad de mediador) en un
“pleito” que no le es propio. Además, tal Sesión en la Cámara de Diputados
intervención no está acompañada por
ningún tipo de precisión que aclare en Otro acontecimiento sobre el que intere-
qué consiste dicha acción. sa analizar la percepción de los medios
En el segundo título se confirma el es el relativo a la sesión de la Cámara de
sistema de ideas plasmado en el discurso Diputados –finalmente levantada por
de este diario. Por un lado, queda elidida falta de quórum–, un asunto que fue
la acción que llevó a que la central telefó- cubierto solo por los diarios La Nación,
nica quedara “en manos militares”. Pero Página/12 y Ámbito Financiero.
por otro lado, el que una central quede En principio, es posible ver que la dis-
“en manos” de los militares otorga cierto tribución de los procesos y participantes
grado de poder a este participante. no se diferencia significativamente en
Al igual que en los discursos anterio- los titulares de La Nación y Página/12.
res, el encabezado de Crónica (“TRECE
UNIFORMADOS AL HABLA. Personal La Nación:
militar tomó ‘clase de comunicacio- AGITADA SESIÓN EN DIPUTADOS28
nes’”27) nominaliza el proceso, con lo
que degrada la acción. Sin embargo, es Página/12:
más preciso en su referencia a los par- GRITOS Y SILBIDOS EN EL CONGRESO29
ticipantes activos, en tanto menciona
la cantidad de uniformados y, de esta Si bien se trata de una connotación fuer-
forma, los individualiza e identifica. temente negativa, los participantes que
No obstante, el término “uniformados” activan la acción no están mencionados,
no permite identificar a qué institución con lo que no es fácil de identificar cuál/
pertenecen estos 13 individuos. Según cuáles de todos los actores que participa-
Van Leeuwen, “elegir entre una referen- ron de la sesión es/son responsable/s de
cia genérica y una específica es otro fac- los gritos, los silbidos y el agite produci-
tor importante en la representación de dos. Sobre todo si se tiene en cuenta que
los actores sociales” (2008, p. 35). en La Nación, en el cuerpo de la nota, se
Finalmente, respecto de la cobertura menciona que los aplausos “provenían
de este acontecimiento, cabe destacar de la barra y de las bancas”.30
que el diario Ámbito Financiero no dedi- Además, “gritos y silbidos” son pro-
có ninguna nota a este asunto, simple- cesos que están nominalizados, lo que

26 La Nación, 7 de septiembre de 1990, p. 4.


27 Crónica, 7 de septiembre de 1990, p. 3.
28 La Nación, 7 de septiembre de 1990, tapa.
29 Página/12, 7 de septiembre de 1990, p. 4.
30 La Nación, 7 de septiembre de 1990, tapa.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 266 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
rebaja en cierta medida el grado de no aparece como la circunstancia o el
agentividad de dicha acción. Por otra contexto en el que se da el proceso, sino
parte, en ambos discursos, “en el Con- que es presentado como un participan-
greso” actúa como circunstancia que te afectado por un proceso transactivo
contextualiza el proceso, y no cómo donde los trabajadores telefónicos son
afectado por la acción. Una referencia los agentes, y cuya identidad está especi-
que se diferencia del encabezado de Ám- ficada en función de la actividad negati-
bito Financiero. va que realizaron.

Ámbito Financiero:
RABIOSOS ACTIVISTAS CONVIRTIERON Conclusiones
A DIPUTADOS EN UN REÑIDERO31
A partir del análisis del discurso pe-
La percepción de este matutino econó- riodístico de algunos casos, tomados
mico se distancia de los otros dos diarios de cinco diarios argentinos de alcance
en varios sentidos. Por un lado, se trata nacional sobre el llamado “conflicto te-
de un proceso activo que define una in- lefónico”, en este apartado se procura
teracción entre grupos (los telefónicos sistematizar las conclusiones a las que
–“rabiosos activistas”– y la Cámara de se arribó en función de las preguntas de
Diputados, que parece como partici- investigación que guiaron este análisis.
pante afectado). Ello otorga un mayor
nivel de responsabilidad al causante Representación mediática del conflicto
activo del proceso transactivo: nueva- telefónico. En los hechos, los dos mo-
mente los telefónicos. Además, este me- mentos seleccionados para el análisis
canismo se ve reforzado por el hecho de –la continuidad del paro y el ingreso
que los agentes son representados por de las Fuerzas Armadas a ENTel– se
una especificación de su identidad, pero diferencian radicalmente. En el primer
en términos de funcionalización (Van caso, la decisión de los telefónicos de
Leeuwen, 2008). Es decir, por lo que hi- continuar con el paro frente a la decla-
cieron y no por lo que son: empleados ración de ilegalidad del mismo supone
telefónicos afiliados a Foetra-Sindicato un fortalecimiento del rol que jugaron
Buenos Aires. los trabajadores afiliados a Foetra Capi-
Por último, que la adjetivación nega- tal, en el marco del enfrentamiento con
tiva utilizada para nombrarlos refuerza el gobierno. En contraposición a ello, la
el recurso discursivo utilizado para re- decisión del entonces presidente Carlos
ferirse a participantes que causan una Menem de intervenir en ciba 1 revirtió
transacción negativa. radicalmente la situación, ya que esta
En este punto, cabe incluir una par- demostración de poder por parte del
ticularidad del discurso de este dia- gobierno se constituyó en un momento
rio que se diferencia de los analizados fundacional del quiebre de la resistencia
previamente. El término “Diputados” sindical, que culminó a mediados de

31 Ámbito Financiero, 7 de septiembre de 1990, p. 9.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 267 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
septiembre con el abandono total de las los actores cambia entre los titulares de
medidas de fuerza. una fecha y la otra.
En este sentido, la representación Por un lado, el 30 de agosto, donde
mediática de este proceso estuvo do- los agentes fueron los empleados te-
minada por el conflicto y la polémica. lefónicos, los participantes quedaron
Es decir, que los diarios bajo estudio referenciados explícitamente, aunque
percibieron los acontecimientos que con variaciones lingüísticas de imperso-
cubrieron en términos de reacción y nalización y generalización. En efecto,
confrontación y, en ese marco, los par- este diario nunca hizo referencia a la
ticipantes activos de tales procesos fue- afiliación gremial de los trabajadores de
ron predominantemente los empleados ENTel, lo que los habría dotado de una
telefónicos. representación más institucional y, por
ende, más legítima.32 Tal mecanismo
Diferencias entre los discursos periodísti- es significativo, dado que Foetra como
cos de los medios. También es posible ver institución –Foetra-Sindicato Buenos
algunas variaciones lingüísticas en los Aires, en particular– tuvo un rol muy
titulares, a la hora de relatar qué ocurrió importante en el marco del proceso de
y qué hizo qué a quién. privatización por su intensa actividad
Clarín, autodefinido como un diario en oposición a la privatización del ser-
multitarget, suele ser mesurado en sus vicio. En ese sentido, es clave remarcar
discursos. Ello puede verse en la baja fre- que un efecto discursivo relevante de la
cuencia de procesos y participantes que impersonalización es llevar a segundo
mostró en su cobertura del 30 de agos- plano la identidad o rol social de los ac-
to en relación con los matutinos Ámbito tores referenciados.
Financiero y Crónica. Aunque no escapó Por otro lado, el 7 de septiembre, fe-
a la tendencia generalizada del discurso cha en que los agentes fueron las Fuerzas
periodístico de ese día al ubicar a los Armadas, el gobierno y las autoridades
“telefónicos” como los actores que acti- de ENTel, Clarín no mencionó en ningu-
varon los procesos y, por ende, los res- no de sus títulos a los participantes acti-
ponsables –casi exclusivos– de la forma vos. Más aun, a lo largo de todo el proceso
que tomaron los acontecimientos. bajo estudio, casi no mencionó a los acto-
La pretensión de seudoimparcialidad res vinculados a las instituciones oficiales
de Clarín también vuelve a quedar de ni como activos ni como implicados.
manifiesto en la cobertura del 7 de sep- El diario La Nación presenta una co-
tiembre. En los titulares de ese día, “el bertura similar a la de Clarín, tal vez más
gran diario argentino” omite nombrar reservada en la representación de estas
al participante activo de los procesos. acciones sociales en términos de con-
Este aspecto es elocuente, ya que permi- flicto. Por empezar, no cubre la inicia-
te vislumbrar ciertos rasgos de la pos- tiva de Foetra de continuar con el paro
tura ideológica del diario en este tema. el 30 de agosto. En segundo término,
Claramente, la forma de representar a es más moderada en su percepción del

32 Como se ha mencionado, tal contraste se puede observar con el encabezado del diario Crónica: “Foetra

levantó las medidas de fuerza”, 30 de agosto de 1990, p.2.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 268 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
ingreso de las Fuerzas Armadas a ENTel nencia gremial, identificándolos a par-
al mostrar tales acciones como una mera tir de lo que son. Consecuentemente, les
“intervención” en el “pleito”, dando un otorgó un mayor nivel de institucionali-
nivel de abstracción máximo al proceso dad y legitimidad.
activado por las fuerzas militares. El mismo tipo de recurso discursivo
Página/12 tampoco cubrió la respues- se pudo observar en su alusión a los “13
ta de los telefónicos frente a la declara- uniformados” que ingresaron a ENTel.
ción de ilegalidad del paro por parte del Según Van Leeuwen, en las referencias
gobierno, pero dio mucho énfasis a la específicas a los actores, en que son
cobertura del ingreso de las Fuerzas Ar- identificados individualmente, lo que se
madas en ENTel. No solo lo cubrió con expresa es un flujo de experiencias, inte-
más cantidad de notas que el resto de los grado por un “mundo específico y con-
diarios, sino que usó la ironía como una creto, poblado por gente, lugares, cosas
forma de rechazo a la intervención (“No y acciones específicas” (2008, p. 35).
diga hola, diga afirmativo”)33 y fue muy Este autor ubica este tipo de espe-
explícito con la utilización de determi- cificación discursiva en los periódicos
nados recursos discursivos en la repre- dirigidos a la clase trabajadora, donde
sentación de lo que sucedió y de quién la gente común es frecuentemente refe-
hizo qué a quien. En efecto, “los milita- renciada en términos específicos y sus
res entraron a ENTel” atribuye una alta acciones también.34 Ello es coherente
responsabilidad al participante activo, a con el objetivo que Crónica se planteó
quienes le asignó una acción material, y desde su nacimiento: dirigirse a la clase
ubicó a ENTel como participante afecta- popular, a través de un tratamiento de
do por dicho proceso. la información que privilegió “el drama
Por su parte, Crónica fue el medio humano del pueblo, la suerte que corran
que mayor nivel de legitimidad le otor- semejantes cercanos”.
gó a los trabajadores de la empresa te- En la vereda opuesta se encuentra la
lefónica estatal, en tanto los vinculó a postura ideológica de Ámbito Financie-
acciones conciliadoras (“Telefónicos: ro. Varios rasgos de su discurso permi-
acataron conciliación”), dando una in- ten tener una idea de la respuesta que
formación que no apareció en las otras el diario económico creado por Julio
coberturas del mismo día. Ello permi- Ramos dio al conflicto. Es el único dia-
te afirmar que los procesos de temati- rio que hizo referencia explícita a los
zación consisten no solo en poner un participantes implicados (“Telefónicos
asunto en el orden del día, sino enfatizar siguen paro desafiando al Gobierno”)
ciertos aspectos del mismo durante el y, al igual que otros medios, vinculó a
plazo que dura la cobertura mediática. los telefónicos con procesos que tienen
Asimismo, este diario representó a una connotación negativa. Pero tal ten-
los telefónicos en función de su perte- dencia quedó más que demostrada con

33 Página/12, 7 de septiembre de 1990, p. 4.


34 Un ejemplo elocuente lo aporta el título de este matutino: “Delegada denunció ‘guerra de nervios’”,

Crónica, 7 de septiembre de 1990, p. 3.


35 Clarín, La Nación y Página/12 publicaron el tema en tapa.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 269 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
el recurso lingüístico de su cobertura Variación en la representación de los actores.
del 7 de septiembre. Por un lado, es el Como ya se ha mencionado, la represen-
único diario que no cubrió la interven- tación de los actores sociales involucrados
ción del ciba 1 por parte de las Fuerzas en este proceso no sufrió modificaciones
Armadas.35 sustanciales, contradiciendo la presun-
Por otro, a diferencia de los demás ción inicial de este trabajo: que los em-
matutinos, atribuyó a los telefónicos la pleados telefónicos serían demonizados
responsabilidad exclusiva de lo suce- en su representación en la primera etapa
dido en la Cámara de Diputados en la de período y victimizados y ubicados en
sesión del 6 de septiembre. Los demás un lugar de debilidad en la última etapa.
diarios se refirieron a tales procesos en Sin embargo, lo que puede verse es
forma nominalizada y abstracta, como que la activa participación de estos acto-
cuestiones que sucedieron sin adjudicar res es claramente enfatizada en el mar-
a ningún individuo o grupo en particu- co de la continuidad de las medidas de
lar la autoría de tales acciones, al menos fuerza y, en cambio, su representación
no en los encabezados. Mientras que queda disminuida –con la excepción de
Ámbito no solo le imputó a los delega- algunos casos– en tanto que participan-
dos gremiales la responsabilidad de los te afectado por un proceso activado por
gritos y silbidos, sino que fue más allá: participantes recurrentemente omitidos
reforzó la agentividad de la acción con a lo largo de todo el proceso.
una valoración negativa de estos actores En definitiva, el presente análisis pone
al llamarlos “rabiosos activistas”, subió de manifiesto, por un lado, las diferen-
el tono al proceso “convertir algo en un cias ideológicas en la percepción que los
reñidero” y se refirió a la Cámara baja cinco diarios tuvieron del “conflicto tele-
como participante afectado y no como fónico”. Por otro, el contraste entre tales
contexto discursivo en el que se dio el medios queda más claro al momento de
hecho. cubrir “procesos sociales con conflicto”.

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(Evaluado el 3 de junio de 2009.)

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico 271 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272
Autora

Natalia Aruguete. Master en Sociología económica de la Universidad de General San Martín, Argenti-
na. Es doctoranda en Ciencias Sociales e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
Ha sido becaria del conicet (2004-2009). Ha realizado una estancia de investigación en la Universidad de
Salamanca (España). Su línea de trabajo se centra en el análisis de la cobertura mediática de las privatiza-
ciones en Argentina.
Publicaciones recientes:
“Estableciendo la agenda. Los orígenes y evolución de la teoría de la Agenda-Setting”, Ecos de la Comuni-
cación, Nº 2, Instituto de Comunicación Social, Periodismo y Publicidad de la uca, en prensa.
Con C. Muñiz, “La demonización de ENTel. Un mecanismo mediático para justificar su privatización”,
Revista Latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, Nº 6, Asociación Latinoamericana de In-
vestigadores de la Comunicación, 2008, pp. 166-175.
Con M. Duarte, “Las innovaciones en las telecomunicaciones y las nuevas identidades”, Em Questão,
Revista da Faculdade de Biblioteconomia e Comunicação da ufrgs, vol. 12, Nº 2, 2006, pp. 321-
337.

Cómo citar este artículo:

Aruguete, N., “La representación del conflic-


to telefónico en el discurso periodístico. Un
estudio de la huelga de agosto-septiembre
de 1990”, Revista de Ciencias Sociales, segunda
época, Nº 16, Bernal, Universidad Nacional de
Quilmes, primavera de 2009, pp. 251-272.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 251-272 272 Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico
Diana Rona

24 de marzo

Unreal City;
Under the brown fog of a winter dawn...
I had not thought death had undone so many…
T.S.Eliot, The wasteland

Hoy las imágenes excedieron la pantalla.


Sitiada por un dolor sin tiempo ni espacio, recordé el silencio informático del
televisor que en blanco y negro soslayaba el ténebre relato.
No recuerdo si hubieron lluvias esa madrugada estanca en que la gente comenzó a
morir.
La muerte urdió una tiniebla descarnada en el diluvio de nombres que apagaron
su suerte al borde de una zanja, a la vera de caminos estrechos, en un olvidado y
umbrío pastizal.

Muchos a los que la muerte no llevó los diezmaba la sala de torturas, bajo una
interrogación sin alma, bajo una cultura cívica de dolor batiente, bajo una
violencia de uniformes que siempre acalla.
La rancia convivencia, en el sordo sonido de una barraca atestada, estableció el
primer círculo del infierno, en el oscuro calvario de esa noche larga.

La gente de afuera no oía, la gente de afuera silenciaba...

No era sólo la quietud del miedo, ni siquiera la excusa de una cobardía por temor
arrastrada. Fue un atronador vacío de palabras el que acompañó los días de
los días, en el silencio del cinismo, en la calibrada opinión desdibujada, en los
atardeceres ultrajados de valor.

También nosotros los de afuera morimos callados: desposeídos de aquel rasgo


de prisión, caminamos su cadalso encadenados, resolvimos la álgida paliza en el
tormento sofocado de la imaginación, agonizando su insigne sudario.

273 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 273-276
Sentimos la vergüenza de no acompañarlos: los ojos bajos, la boca maltrecha, en nuestro
pecho el crespón...

Recogimos la amargura de secuestros, la desolación de víctimas tabicadas, la


ruptura de los códigos, de lo que fue nuestro... separadas las manos de las suyas:
derretidas, condenadas.

Confinados a esa diferencia urdida, por una maquinaria de asesino accionar,


boyamos las tardes intranquilas de un invierno, tapizadas de penas, de visiones
rotas, desarmadas de proyectos íntimos, desinteresadas por la sutilileza de lo
habitual.

Éramos todos los mismos:


prisión sin rejas, callejón de soledad.
Mortandad de culpas, desamparo de abismo,
diferencia en el dolor y su obscenidad.

Fuimos compañeros (degradados y austeros)


en esas calles taciturnas de fatalidad,
vagamos la noche de la disolución bizarra
que se apoderó de un pueblo ocultando su verdad.

Comimos su comida manchada de sangre, marcamos la cama de piedra de un


sudor de sal: no nos mataron aun cuando morimos en su huella, en una yerra que
impregnó de una desalmada orfandad.

Fuimos anónimos, (solitarios pospuestos), fuimos todos juntos en un desdichado


cavilar. Fuimos testigos invisibles del oprobio artero, el que apenas nos atrevimos a
constatar...

Deshabitamos insignias, arriamos los gestos,


sin haber siquiera pertenecido de verdad,
adormecidos por el sopor de estar despiertos,

desguarecidos del profundo poder de olvidar.

Una vergüenza enorme sofocó su garganta seca, en la turbia sirena de sólido


despertar, en la inquietud de una pesadilla barroca y siniestra, en una memoria
ajena enhebrada por nuestra persistencia en recordar.

El testimoniar despedidas en medio de festejos, fue el imaginario insólito que la


demencia de época concilió. La vida siguió su recorrer de momentos, maraña de
tragedia diaria, que un disociar desquiciado permitió.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 273-276 274 Diana Rona
24 de marzo
Mientras, los ausentes no encontraron una tibia voz en su ruego: marcados a
fuego, desahuciados de humanidad: en el martirologio perenne de un dolor sin
sosiego, bajo la voluntad indivisa de aquella autoridad.

Estos jóvenes murieron solos, en despojados suelos: los hijos sustraídos, millar de
un solo suspirar; creyeron ser el olvido de los vivos y ajenos, en el desamparo de
una prisión escondida sin moral.

Inyectados y vomitados, les durmieron el peso, los acogió un río de vientre


sucio en su lodazal, desvergonzado asesinato de espurio método: sin entierro, ni
plegaria y sin nombres de posteridad.

Les renombraron los hijos, les marcaron el seño, creyeron ser los dueños de su
entraña y su pensar. Los que quedamos, atentos, levantamos su memoria, cada cual
en su modo, como pudo accionar.

Jamás se saldará el dolor que perpetraron, en ese régimen violento que frenó la
libertad. Jamás perdonaremos esa mano asesina: por los muertos, por los niños,
por la responsabilidad.

24 de marzo de 2009

(Evaluado el 8 de junio de 2009.)

Autora

Diana Rona. Psicoanalista egresada de la uba. Ha realizado estudios de posgrado en la Escuela de Psico-
logía Clínica de Niños. Su formación como psicoanalista la realizó con miembros de la revista Conjetural,
hasta la fecha. Publicó varios textos en revista Conjetural, Acheronta, Revista Principio, Tramas (Universi-
dad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México). Actualmente escribe su libro: Papeles de bitácora, de
próxima publicación.

Cómo citar este artículo:

Rona, D., “24 de marzo”, Revista de Ciencias


Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Uni-
versidad Nacional de Quilmes, primavera de
2009, pp. 273-275.

Diana Rona
24 de marzo 275 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 273-276
DOCUMENTOS
POLÍTICOS de
COYUNTURA

revista de
ciencias
sociales
segunda época
Presentación

A la memoria de Nicolás Casullo y Jorge (el Negro) Tula

El Director y el Secretario de redacción abren la presente sección Docu-


mentos políticos de coyuntura de la Revista de Ciencias Sociales de la unq
como propuesta de publicación de diversas expresiones y posiciones
acerca de problemáticas políticas referidas tanto a los ámbitos nacional
y local, como regional e internacional. El objetivo es cooperar y, eventual-
mente, promover debates que contribuyan a la evolución de la pluralidad
de voces que emergen desde la urgencia de la inmediatez de los tiempos
de la coyuntura política.
Los discursos de perfil político que publicamos en este apartado son
expresiones de conjuntos orgánicos y con claras trayectorias, sin restric-
ciones de las posiciones o matices que manifiestan proyectos, propues-
tas, reflexiones, adhesiones, críticas, incomodidades y/o incertidumbres;
pero que manifiesten una firme y consistente posición acerca de la evolu-
ción y cambio social, sea cual fuere su ideología.
Tal vez el lector pueda compartir la arriesgada pregunta: ¿por qué
en una revista científica y académica, presentada por una universidad
pública, se localiza una porción de su espacio dedicado llanamente a la
enunciación política, envuelta en las fuerzas ideológicas que aparecen al
calor del momento actual? Las controvertidas respuestas pueden sur-
gir desde distintos lugares, construirse con varias líneas argumentales.
Nuestro punto de vista es que no hay, no podría haber, un muro que
separe ni una frontera infranqueable, entre la ciencia y la ideología, tal
como lo teorizó hace ya más de siete décadas Max Horkheimer. Desde
este presupuesto, el compromiso de la revista es dar un lugar abierto a
la multiplicidad de las posiciones políticas, necesarias para la profundi-

279 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 1, primavera de 2009, pp. 279-280
zación y superación de las exposiciones democráticas, participativas y
de texturas emancipativas que conlleve a la convivencia con bienestar e
igualdad de los seres humanos.
En este número inaugural de la segunda época de la Revista iniciamos
con la presentación de una reflexión escrita por un colectivo de intelec-
tuales y artistas de Argentina, abocados a reunirse periódicamente para
deliberar e intercambiar ideas en el ámbito de la política, denominado
Carta Abierta.*

* “Carta Abierta es un espacio no partidario ni confesional conformado por personas de la cultura, la educación, el periodismo,

las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas. Surgió en marzo de 2008, en defensa del gobierno de-
mocrático amenazado por el conflicto suscitado por las patronales agropecuarias, y distinguiéndose siempre por la preservación
de la libertad de crítica. Se trata, pues, de una iniciativa ciudadana, plural, democrática, horizontal y participativa, que se expresa
por medio de su Asamblea y por sus escritos públicos conocidos como Cartas Abiertas. Sus reflexiones, debates y elaboraciones
sugieren un novedoso modo de intervención política que también se materializa en Comisiones de Trabajo sobre diversos temas
que hacen al interés público”, <http://www.cartaabierta.org.ar/>.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 1, primavera de 2009, pp. 279-280 280 Presentación
Documentos políticos de coyuntura
Restauración
conservadora o
profundización
del cambio

Carta Abierta 5
Recorre la Argentina la fanfarria de una restauración conservadora, expre-
sión de una derecha vieja y nueva. Con arrebatos cambiantes, a veces con
estridencia, muchas veces en la penumbra, nerviosamente se preparan. Van
de reunión en reunión, en una coreografía que se hace y rehace bajo la bitá-
cora de semanales gacetilleros del gran desquite. Ventrílocuos, pronostican
el próximo viraje. El fin de la pesadilla. No llegan a ser aún la Santa Alianza.
Pero a falta de un Metternich, pululan políticos de diversas historias y proce-
dencias, estilos comunicacionales aparentemente objetivos y representan-
tes de economías facciosas que apuestan a recrear un Estado sin capacidad
de pensar el conjunto de la nación, cuando es necesario transformarlo en el
sentido contrario, sacudiéndose sus modos neoliberales y su debilidad ins-
titucional. Los restauradores exudan el deseo de recuperar los fastos de la
Argentina del primer centenario, aquella en la que la mitología agroganade-
ra representaba los fundamentos de la Nación. Sus narrativas del presente
se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.
Ellos realizan sus rápidos cálculos de reposición del viejo orden. Ale-
gan pureza institucional, pero se han abstenido de hacer gala de ella cada
vez que les tocó actuar en tareas de responsabilidad. Esgrimen que se han
superado los límites tolerables en materia de seguridad, pero en vez de
pensar los abismos sociales que solo se remedian con políticas democrá-
ticas y con el desafío aún pendiente de una nueva distribución del ingreso,
expanden un miedo difuso preparando futuras agencias y formas regre-
sivas de control poblacional. Vigilar y castigar parecen ser sus recursos
privilegiados, el núcleo primero y último de la brutal simplificación de la
anomia que subyace a una sociedad desquiciada por la implantación, des-

281 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
de los años de la dictadura videlista, de un proyecto de país fundado en la
exclusión, la marginalidad y la miseria creciente de aquellos mismos que
acabarán convertidos en carne de prisión o de gatillo fácil.
Si es el caso, no vacilan en aceptar pigmentos de “izquierda” para pre-
sentar un proyecto que pertenece a las fantasías recónditas de una nueva
derecha mundial. Desenfadados, anuncian que todo lo que harán no será
contradictorio con la asunción de “la política de derechos humanos”. El
neoconservadurismo argentino ha aprendido a no ser literal como sus
ancestros. Puede ser también, si lo apuran, un “progresismo de derecha”,
imbuido de los miles de fragmentos sueltos que vagan por los lenguajes
políticos. Todo vale. Pueden tomar las premisas de una lengua que hace
poco pertenecía a los movimientos sociales de transformación. O pueden
sonreír por lo bajo pues alguien sustituyéndolos reclamará magnas pu-
niciones y pronunciará el supremo veredicto: “pena de muerte”. Será la
forma sublimada de indicar el rumbo de la reingeniería de una “sociedad
turbada”, una Argentina que reclamaría la pastoral de la seguridad, que en
vez de considerarse un grave problema que debe convocar imaginativas
soluciones económicas, democráticas, laborales y pedagógicas, es visto
como una peste medieval que exige periódicos exorcismos de punitivas
sacerdotisas y ávidos prelados.
Junto a la complicidad con quienes exigen un cadalso público como
forma de una nueva razón disciplinadora, los mundos políticos de la res-
tauración conservadora extienden bruscamente ante sí el descuartizado
mapa de las ideologías argentinas. Unos buscando “patas peronistas”,
otros “patas liberales” y otros “patas radicales” para lo que creen que son
sus baches a ser rellenados con cuadrillas políticas nocturnas de urgencia.
Confunden política con pavimentación. Se entrecruzan en el complacien-
te intercambio de figuritas sobre el vacío que se atribuyen a sí mismos.
Comienzan por reconocerse carentes, vivir en el socavón de su propia
escasez. No sorprende que la decadencia de las grandes ideas de cambio
social haya traído aparejada la decadencia del lenguaje político. Las viejas
corrientes políticas, que supieron ser corrientes de ideas, son ahora par-
tes de un pensamiento rápido, aleatorio, que se arrastra por el piso como
un mueble que desgastó sus soportes. La nueva derecha, forjada en los
lenguajes massmediáticos, carece de escrúpulos a la hora de arrojar por
la borda ideas y principios o de adherirse a los restos tumefactos de tradi-
ciones antagónicas; lo único que le importa es conquistar, por la vía de la
simplificación y el vaciamiento ideológico, a una ciudadanía apresada en
las matrices heredadas de los noventa menemistas. Pretenden organizar
las filas del individualismo atemorizado pero si triunfan no gobernarán
como estrategas de la concordia social sino como artífices de una impla-
cable revancha represiva.
Los representantes de la restauración han memorizado así archisa-
bidos preceptos, míseras cartillas para refundar el Orden Conservador,

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289 282 Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio
pero se sienten vivados por los abstractos públicos presentados como
momentánea platea popular sustituta. Saben que actúan en medio de po-
blaciones estremecidas por los diversos planos de una crisis civilizatoria
de la que dicen no tiene conclusión visible, pero la suelen ver como parte
de un oscuro deseo de que esa crisis llegue pronto a la Argentina como
“gran electora catastrófica”. La crisis mundial sería la prestidigitadora de
una devastación. Desarticularía previsiones, refutaría políticas públicas y
esparciría desempleo, inestabilidad o pánico. Y les daría votos. La concien-
cia invisible del conservador se mueve en todos los rubros de la lengua
movilizadora, pues sabe que hay un público difuso extendido en todo el
país que lo escucha y que proviene de muchos legados políticos destro-
zados. Se parte del anhelo de que la crisis venga ya. Que irrumpa por fin
esa crisis mundial y derrote a los esfuerzos que se hacen por conjurarla,
a veces buenos, otras improvisados sobre el vértigo que la crisis impone,
no siempre efectivos.
En el inconsciente colectivo de la restauración se halla emplazado el
pensamiento de que la “llegada visible de la crisis” equivaldría a una ad-
monición mesiánica que se encargaría de derrotar a los frágiles gobiernos
a martillazos del Dow Jones y drásticos patrullajes del Nasdaq. Ninguna
conciencia parecen tener de que esas catástrofes en el centro del mundo
se han llevado consigo los paradigmas sobre los que construyeron sus ca-
pitales político-intelectuales. Más que paradigmas, son sofismas que no
cesan de repetir a despecho de las evidencias. Eluden dar cuenta de la gra-
vedad mundial de la crisis para menoscabar las medidas que atenúan sus
ondas expansivas más duras. No se atreven a reconocer que la demora y
cierta “suavidad” relativa de la crisis en Argentina se vincula con las políti-
cas gubernamentales de moderada desconexión de las lógicas financieras
del capitalismo contemporáneo. Los restauradores repiten sus axiomas
ya fallidos y no trepidan en solicitar el fin de la desconexión: volver al seno
del fmi es ya una consigna de batalla.
Los líderes del “partido del orden”, mientras aguardan el auxilio de la
crisis, no pueden atravesar ciertos dilemas de parroquia: ¿qué represen-
tación política dará finalmente el nuevo bloque agrario que trae la sor-
prendente fusión en las consignas de los agronegocios de los sectores que
antaño se diferenciaban por distintos tipos de actividad agropecuaria?
Una nueva soldadura material y simbólica ha ocurrido frente a las nuevas
características tecnológicas y empresariales de la explotación de la tierra
sobre el trasfondo de ganancias inesperadas. Se trata de un bloque “enla-
zado” que, bajo un débil manto de republicanismo, se propone la cruzada
restauradora y para hacerlo declara vetustos a los desvencijados partidos
remanentes, exige una derechización social y pone en crisis también a las
tradicionales representaciones del sector.
Los restauradores anuncian que están frente a una impostura históri-
ca pero llaman impostura a novedades introducidas por un juego demo-

Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 283 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
crático que sin duda es desprolijo pero vital; anuncian que están frente a
manifestaciones de locura y tilinguería, pero no se privan de reclutar en
sus filas a toda clase de comediantes que postulan el regreso a una norma-
lidad administrada desde antiguos retablos ajustistas. Anuncian también
que están frente a un gobierno errático, peligrosamente estatista –si son
liberales–, e insensible a lo social –si asumen aires ocasionales de izquier-
da. La impostura de la que acusan al gobierno atraviesa de lado a lado su
lenguaje, en especial cuando recurren a antiguas y venerables simbologías
populares en nombre de intereses antagónicos de esas tradiciones.
Este tema es necesario recorrerlo claramente. El gobierno se halla en
medio de una tormenta social y política –local e internacional– acerca de la
cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene
de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el
origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar.
Estas medidas ya se conocen, y van desde los primeros gestos en relación a
fuertes reparaciones simbólicas que desataron nudos asfixiantes de la his-
toria hasta el pasaje de las existencias de las afjp al patrimonio público bajo
administración estatal o el profundo y necesario proyecto de ley de medios
audiovisuales, sin dejar en un segundo plano la recuperación de una pers-
pectiva latinoamericana que abandonó el paradigma de las “relaciones car-
nales” para encontrarse con irredentas pertenencias histórico-culturales.
Con sus diferencias y particularidades, los procesos boliviano, venezolano,
brasileño, ecuatoriano, cubano, uruguayo, chileno, paraguayo, nicaragüen-
se, salvadoreño, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a
ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las
nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encru-
cijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas
políticas, económicas y culturales de alcance regional.
El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con
las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura
de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancio-
nó el fin de aquellas formas. Diferencia que se percibe en sus intentos
democratizadores (que van desde la modificación virtuosa de la Corte
Suprema hasta la afirmación de una política de derechos humanos que
retoma los reclamos de los grupos organizados por su defensa), en el tipo
de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruza-
miento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos
centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente
redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios
y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en
políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis
los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.
Se conocen también sus deficiencias. Existe un gran contraste entre
acciones innovadoras en campos sensibles de la vida social y apoyaturas

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289 284 Carta Abierta 5
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que arrastran estilos rígidos, no decididamente democráticos, de orga-
nización política. Nos referimos a una escasa renovación en los sostenes
oficiales del gobierno, cuando no a un chato horizonte de conveniencias
sectoriales –encarnadas por lo general en porciones extensas del Partido
Justicialista– y específicamente en el profundo error que se comete con
alianzas como las de Catamarca, donde se marchó junto a la figura que
gobernaba la provincia cuando sacudía al país el caso María Soledad y con
las huestes de un confeso ladrón. También lo que implica la cercanía con
Aldo Rico en San Miguel, para mencionar solo los casos que más hieren.
No solo por lo que componen, también por la ausencia que revelan de otra
construcción política capaz de efectuar una interpelación popular, convo-
car a los hombres y mujeres, a los trabajadores, a los desocupados, a los
que estudian y los que crean, a apoyar y expandir una diferencia que efec-
tivamente existe en ciertos actos y se opaca en la rutina de las antiguallas
partidarias. No es casual que en las entretelas de estas alianzas de ocasión
con personajes sin moral y sin conciencia, que han navegado los últimos
veinte años de vida política, haya tomado cuerpo la “idea” de una “salida
ordenada” del kirchnerismo, manejando figuras como el cáustico sojero
fórmula 1. Esa salida –engalanada con prefijo post– dejaría al pueblo como
rehén. Se trata, en realidad, de la restauración conservadora con la misma
soja al cuello pero con Hugo del Carril en la vitrola. El gobierno se recuesta
sobre una estructura partidaria que parece garantizarle un piso electoral
imprescindible, sin transitar por sendas en las que se podría vislumbrar
un horizonte distinto. Comprender la carencia no significa aceptar la solu-
ción como la única posible. Es, más bien, anticipar los costos a pagar.
Son temas que es necesario revisar. La dignidad de un proyecto social
de cambios requiere que sus apoyos surjan convencidamente de llamados
a las vertientes sociales, productivas y culturales que esperan participar en
un movimiento que pueda gobernar en medio de desafíos fundamentales
y vencerlos innovadoramente. Ese llamado aún no ha ocurrido aunque,
como debe brotar de los pliegues críticos de la sociedad, es necesario en-
contrar en la sociedad civil el lenguaje y los argumentos para concretarlo.
Un lenguaje sensible a una sociedad que se ha transformado y cuyas di-
sidencias internas, sus polémicas públicas, no pueden ser explicadas solo
con la cartilla de las anteriores lecturas nacional-populares. El desafío es
apropiarse de aquellas lecturas pero entramadas en una nueva y compleja
realidad; de reencontrarse con los afluentes de una memoria de la justi-
cia y la igualdad en el contexto de inéditos saltos al vacío del capitalismo
actual. Es bajo esta perspectiva que reconocemos la trascendencia de lo
abierto en mayo del 2003 y que no olvidamos las enormes dificultades
que existían y que todavía persisten para construir un proyecto demo-
crático y popular. Algunas izquierdas, como lo han hecho repetidamente,
no atinan a dar cuenta de la singularidad de los acontecimientos. Es hora
de entrelazar miradas, perspectivas, tradiciones y biografías diversas que

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Restauración conservadora o profundización del cambio 285 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
comparten el ideal emancipatorio, intuyendo que la hora argentina recla-
ma una fuerte toma de partido que sea capaz de enfrentar la restauración
conservadora.
No queda mucho tiempo para ello. Pero reconocer las dificultades
no implica bajar los brazos. Las consecuencias de un triunfo de la coali-
ción conservadora pueden ser graves, pero este documento quiere ser
de esperanza y de reagrupamiento en la lucha. Veamos: en la Ciudad de
Buenos Aires está en curso una experiencia. La gobierna una derecha que
con remozada gestualidad despliega destructivos ataques a las institucio-
nes públicas de la ciudad, rastrilla las calles con anteojeras represivas y
no desdeña ocasión de borrar aquello que otros pensamientos políticos
habían inscripto en la vida estatal. Gobierna esa derecha por su capacidad
de seducir a un electorado dispuesto al festejo de fórmulas abstractas que
(ilusoriamente) resolverían problemas complejos. Pero el progresismo
porteño aún merece una revisión crítica y el gobierno nacional el cues-
tionamiento de su escasa reflexión sobre la peculiar sensibilidad cultural
y política de la ciudad. Cuando algo permanece intratado, cuando no se lo
considera en su especificidad, es arrojado a un trato consignista, abstrac-
to, reactivo. Campo fértil para las derechas, con sus maniqueísmos ex-
cluyentes. Por eso, se arriesga demasiado cuando se trata con categorías
desdeñosas a una ciudadanía que puede ser complaciente y superficial,
pero en ocasiones, además, díscola y crítica. También el riesgo es altísimo
cuando se renuncia a considerar ciertos temas, como el de seguridad, por
lo que arrastran de amenaza. Las grandes ciudades argentinas, escenarios
y protagonistas de luchas emblemáticas de la historia nacional (desde las
huelgas de la Semana Trágica o la Reforma universitaria hasta el Cordoba-
zo; desde el 17 de octubre o la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre
hasta las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001), esas mismas ciudades
han sido permeables al discurso neoliberal. Pero las ciudades anteriores
persisten.
Tradiciones culturales y memorias comunitarias subyacen a la espera
de una invocación política que las reavive y contenga. Nadie es dueño de la
conciencia de los millones que viven, sueñan y despotrican en estas urbes.
La crisis puede ser oportunidad de reabrir esa historia y para considerar
los núcleos potentes de las luchas urbanas actuales: la confrontación con-
tra la precarización del trabajo y el desempleo, el enfrentamiento contra
las añejas pero actualizadas formas de opresión a las mujeres, para nom-
brar solo algunas. No damos por perdida esa apuesta por arrebatar las
ciudades de sus cautiverios mediáticos y sus temblores restauradores.
Cuestiones vitales como el modelo energético, el régimen de entida-
des financieras, el transporte ferroviario y fluvial, la explotación minera,
requieren formas de desarrollo viables que no acepten fáciles composi-
ciones con empresas transnacionales que no tienen hipótesis de preser-
vación ambiental ni se componen con un modelo económico nacional

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289 286 Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio
autónomo. Es necesario actuar con criterios eficaces en torno a crear
opciones económicas democráticas, donde un pragmatismo inmedia-
tista no sustituya un proyecto más profundo de economía distributiva,
proteccionismo democrático, urbanismo integrador e inclusivo y ordena-
mientos normativos que impidan la rapiña de recursos. Esto requeriría de
instituciones estatales con capacidad de desplegar políticas públicas, con
efectiva llegada a todo el territorio nacional. Pero sabemos que, si entre
los méritos del ciclo abierto en el 2003 está el de resituar la importancia
del Estado, también es claro que el realmente existente no está a la altura
de esa relevancia.
Se han desplegado, sin embargo, considerables apoyos a los com-
promisos científicos sustantivos, expandiendo la investigación, los pre-
supuestos a ella destinados e incentivando la innovación intelectual en
la vida social productiva. En este mismo itinerario, queda pendiente la
renovación de las fuentes de la reflexión crítica sobre estas materias, sin
esquematismos ni fervores momentáneos que demoren el encuentro de
los grandes núcleos de acción intelectual creativa en torno a la ciencia, el
arte, el urbanismo, los medios de comunicación, el lenguaje, el diseño y
las tecnologías. La creación del Ministerio de Cultura de la Nación, capaz
de articularse con el de Ciencia y Tecnología, permitiría pensar la inteli-
gencia y la creatividad sociales en conjunto, no como secciones estancas
de acciones nómadas.
Por todo esto, llamamos a ejercer el derecho de crítica autónoma den-
tro de un gran campo de apoyo a los aspectos realizativos que ha encarnado
el gobierno nacional. El momento lo reclama. No somos partisanos de una
axiomática y binaria contradicción fundamental, aun cuando reconozcamos
que las situaciones críticas conllevan, a nuestro pesar, un borramiento de
matices. Debe haber distintas variantes y situaciones para los pensamientos
críticos. Pero tampoco el gobierno es ese manojo irreversible de contradic-
ciones obtusas que a diario nos propone la vasta maquinaria mediática que
lo envía al patíbulo en miles de minutos diarios de televisión, acudiendo a
las doctrinas ubicuas del escándalo y el odio, en uno de los momentos más
graves de irracionalismo asustadizo y de no tan encubiertos racismos que
haya vivido la sociedad argentina contemporánea. Esa ofensiva de una dere-
cha agromediática que no deja nada por tocar ni ensuciar, que corta rutas y
agita conspiraciones, nos persuade de la decisiva importancia que adquiere
no solamente la defensa de la legitimidad democrática sino, más hondo y
grave, del decisivo entrelazamiento de un proyecto popular con el destino
del gobierno. Desatar el nudo que une ambas perspectivas constituye un
error cuyo costo puede ser desmesuradamente elevado; imaginar que la
caída de lo inaugurado en el 2003 puede ensanchar el horizonte popular
y nacional es no solo una gigantesca quimera sino una perturbadora irres-
ponsabilidad histórica de los que todavía no comprenden el carácter y la
dimensión del peligro restaurador.

Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 287 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
La restauración tiene sus antenas y tentáculos preparados para apro-
vechar los deficientes reconocimientos mutuos que hemos tenido entre
aquellos que en el pasado compartimos horas decisivas para constituir
una fuerza popular transformadora desde distintas vertientes de la his-
toria argentina. Llamamos entonces a que consideren favorablemente
estas ideas, precisamente los compañeros de las izquierdas, de las co-
rrientes nacional-populares, de los libertarismos, de los autonomismos
y de los socialismos. Es imprescindible que sigan realizando observacio-
nes críticas a las que siempre les otorgamos credibilidad, pero también
les proponemos que las integren a un seno común aunque heterogéneo
de opiniones situado ante la urgencia de oponerse a la restauración con-
servadora. Pero no menos imprescindible es que se constituya una gran
fuerza autónoma que recorra las diversas experiencias de transformación
social y las devuelva a la esfera pública de un modo movilizador, renovado
y creíble. Allí radica una de las apuestas sin la que resulta casi inimaginable
la profundización popular de un proyecto democrático que vino a renovar
las lenguas políticas en un tiempo dominado por las clausuras y las des-
esperanzas.
Llamamos a actuar contra la restauración conservadora de un modo
creativo, inhibiendo su diseminación con argumentos sutiles y masivos,
que pongan en evidencia su auténtica impostura, su anacronismo y la ame-
naza que suponen a cualquier forma de redención social, defendiendo los
aspectos progresivos de la actual situación y haciendo explícitas las reser-
vas, a modo de un necesario reencaminamiento de las acciones políticas
populares. Llamamos a no dejarnos sorprender por el clima de desprecio
que crean los operadores de una crisis anunciada, que es el ensueño de las
viejas fuerzas del Orden con pañuelito de seda al cuello, gozando ahora
de la masividad mediática con que instalaron el partido del miedo. Lla-
mamos a retirarnos de la quietud y a no quedar atados al comprensible
malestar por los enredos que poseen muchos de los recorridos políticos
de la hora. Porque la aparente claridad de los restauradores traerá al país
los capítulos ya conocidos de la pasividad cívica, el descompromiso con el
trabajo colectivo, la mediocridad política y el predominio de los círculos
áulicos que operan en el servicialismo a los más oscuros poderes impe-
riales, cuyo resultado previsible es la multiplicación de la desigualdad, su
marca más auténtica.
En estos meses, se desplegará una contienda electoral que tendrá
mucho de plebiscito respecto de las políticas gubernamentales, que en
algunos casos presentan deficiencias pero que configuran acciones re-
paratorias para una sociedad dañada. Las rutinas electorales –con sus
desfiles de espantajos y sus diatribas mutuas– serían insufladas de otro
entusiasmo si se las dota de un carácter programático. De un programa en
el que la defensa de los derechos humanos, la consideración de la segu-
ridad sin reduccionismos represivos, políticas de retención de las rentas

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Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289 288 Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio
extraordinarias, estrategias de apoyo a la producción, proyectos educa-
tivos que promuevan sujetos autónomos e inclusión social, políticas de
salud enraizadas en las vastas necesidades populares, la profundización
de la integración regional, la preservación ambiental (incluidos los gla-
ciares) y el debido cumplimiento de las aún pocas leyes existentes que
reconocen los derechos de los pueblos indígenas, no puedan ser expur-
gados ni menoscabados. Por otro lado, también se estará debatiendo una
de las más radicales medidas de distribución cultural: una ley que impulsa
la democratización del sistema de medios de comunicación. El proyecto,
surgido de intercambios y consultas, estará recorriendo los vericuetos del
debate en la sociedad civil antes de su trato parlamentario. No serán, no
son, tiempos fáciles, portan una nitidez casi dolorosa y exigen renovadas
pasiones. Muestran que no hay para el pueblo argentino “salida ordena-
da” contra la restauración conservadora. ¡Profundicemos los cambios! Ese
es nuestro llamado.

Cómo citar este artículo:

Carta abierta, “Restauración conser-


vadora o profundización del cambio.
Carta abierta 5”, Revista de Ciencias
Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal,
Universidad Nacional de Quilmes,
primavera de 2009, pp. 281-289.

Carta Abierta 5
Restauración conservadora o profundización del cambio 289 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 281-289
RESEÑAS

revista de
ciencias
sociales
segunda época
Marcel Gauchet y la Matías Esteban
Ilivitzky
radicalización de la
democracia igualitaria

La nueva obra de Marcel Gauchet podría ser calificada como la de Gauchet, Marcel,
un “seudolefortiano” avant la lettre. En una reproducción de una La democracia: de
conferencia brindada en el liceo David d’Angers en el año 2006,
cuyo título es “La democracia: de una crisis a otra”, el intelectual una crisis a otra,
francés desarrolla las líneas principales de lo que, a pesar de algu- Buenos Aires,
nos traspiés, constituye un feroz alegato en pos de la profundiza-
ción del proceso de democratización.
Nueva Visión,
Contrario a la expansión de la ideología neoliberal debido a 2008.
que a su parecer daña los presupuestos esenciales del sistema de-
mocrático, el director de estudios de la École des hautes études en
sciences sociales sostiene una trilogía particular para entender la
política, la cual se sustenta en el poder, el derecho y el devenir his-
tórico. Mientras que otro gran intelectual de la République Françai-
se, Claude Lefort, entiende que la tripartición del espacio público
(la öffentlichkeit habermasiana) estriba igualmente en el poder y
el derecho, pero asimismo en el plano del saber, Gauchet desplaza
esta última instancia del plano relevante otorgado oportunamen-
te a aquellas para precisar que, a comienzos del siglo xxi, no es la
disputa por la sabiduría (o, para remitirnos al cuerpo teórico del
autor de La incertidumbre democrática, el campo par excellence de la
interpretación y apreciación simbólica de la vida cívica) lo que se
encuentra en cuestión, sino más bien que es el sustrato compartido
de experiencias a lo largo del tiempo lo que se pone en juego a la
hora de buscar elementos de resignificación y vivificación del ám-
bito político.
El trabajo debe su nombre a la proposición por parte del autor
de la existencia de dos circunstancias críticas, causadas por la expan-
sión de los regímenes mismos, que determinaron su devenir hasta la
actualidad. La primera de las crisis comprende el medio siglo que va

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desde 1880 hasta el derrumbe económico de la década de 1930, y se
vio motivada principalmente por la instalación de una nueva forma
no solo de gobierno sino asimismo de sociedad, como la mayoría del
pensamiento político francés concuerda desde Tocqueville en ade-
lante. Ello justifica el gran dislocamiento ejercido por la intrusión
de las masas en la civitas, lo cual ocasionará dos reacciones antité-
ticas: la de los totalitarismos, que tratarán de potenciar al máximo
los efectos de esa incorporación a fin de volver a establecer un rígido
dominio sobre lo público y lo privado análogo a las comunidades or-
gánico-religiosas del medioevo, y la de las democracias liberales, que
intentarán desarticular el potencial carácter erosivo o desnaturaliza-
dor de lo político que portarán in nuce las grandes aglomeraciones
espontáneas de quienes hasta hace pocos decenios jamás hubieran
sido considerados ciudadanos, a fin de lograr canalizar su espíritu
participativo en instancias consagradas institucionalmente (primor-
dialmente las agrupaciones partidarias oficialmente reconocidas y
autorizadas para participar en contiendas electorales).
El segundo momento en el cual se producirá una nueva altera-
ción de los conglomerados societales será luego de 1945, en donde
las democracias liberales lograrán niveles paralelos de desarrollo
político, económico y social, y serán adoptadas por numerosos
países, tanto los que emergían por el proceso de descolonización
como los ya existentes. Este proceso finalizará, a nivel estatal, con la
caída de las naciones satélites de la Unión Soviética acaecida entre
1989 y 1991, mientras que en lo concerniente al plano económico
lo hará en 1973, debido a que la crisis del petróleo incidirá en el
desmoronamiento a gran escala del Estado providencial a manos
del neoliberalismo en la década siguiente.
Aquí es donde comienza el “canto del cisne” de Gauchet en fa-
vor del último de los elementos que componen lo que ha denomi-
nado “síntesis liberal-democrática”. El principal propósito de esta
conferencia es el recuperar la iniciativa de un desplazado Welfare
state frente a un avance del neoliberalismo y del Estado de derecho
en la década de 1990.
Esta es la tesis principal del escrito, la cual a nuestro parecer
equipara injustificadamente el predominio del modelo macroeco-
nómico sustentado por los analistas de la Universidad de Chica-
go (es decir una versión extrema del liberalismo económico) con
las garantías de los derechos civiles y políticos defendidos por el
predominio de la ley como forma de organización de los vínculos
entre los hombres (o sea el liberalismo como doctrina filosófico-
aplicada de ética pública).
Gauchet entiende a la exacerbación “posmoderna” del indivi-
dualismo como la consecuencia directa de la caída del Muro de

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Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria
Berlín, constituyendo así una reafirmación de la primacía burgue-
sa de la Revolución Francesa. Postula, en ese sentido, que es el Es-
tado de derecho el que lo ampara, el cual está a su vez potenciado
por la economía (p. 57). Que quien pronuncia estas afirmaciones
se encuentre ubicado desde una perspectiva que dista de ser es-
trictamente marxista no implica ignorar que entre los riesgos de
semejante apreciación se encuentra la posibilidad de revertir la
argumentación sosteniendo que así como la doctrina neoliberal
determinó los avances del actual rule of law, un nuevo oikos es im-
perioso a los efectos de enmendar las perversiones causadas por el
nomos que se derivaba (siempre siguiendo a Gauchet) de las ideas
de los Chicago boys.
Que una conclusión tan relevante como la que ha sido expuesta
no se encuentre debidamente fundamentada es una de las falen-
cias más notorias del escrito. De lo contrario, podría apreciarse qué
tipo de relación vislumbra el pensador entre lo jurídico y la eco-
nomía, y cuál modelo o teoría dentro de esta última valora como
necesario para reconducir la actual sociedad política de mercado
(p. 50) hacia una donde exista un pleno ejercicio de la ciudadanía.
Este punto es más importante debido a que, como se hiciera refe-
rencia previamente, en la última década de la pasada centuria el
ámbito normativo se contrapuso al político y al histórico, restrin-
giendo el poder del Estado y de sus habitantes y dirigiéndolos así
hacia una democracia antipolítica cuya principal nota definitoria
es la impotencia y cuyo único destino certero corresponde a la au-
todestrucción (pp. 53-56).
Todo lo anteriormente mencionado es sin lugar a dudas lo
que constituye la principal falencia de Gauchet, quien a pesar de
reconocer que debe haber un correcto balance entre el principio
liberal y el participativo-mayoritario de la democracia (p. 48) (en-
tendiéndola por consiguiente como un régimen mixto), al consta-
tar la primacía de aquél por sobre este invierte los términos para
enfatizar en exceso el último punto de la díada. Será entonces esta
preeminencia de lo social, esta defensa irredenta de los derechos
del hombre la que posibilite que el lector ignore o pase por alto
que quien escribe posee una valoración equitativa y ecuánime de
los dos componentes esenciales del gobierno democrático. Esta
actitud será promovida por actitudes que, a casi un decenio de la
finalización de los años noventa, recaen cercanamente en el cliché
o en el eslogan partidario típico de aquel entonces, tales como la
defensa de la “democracia de lo público [frente] a una democracia
de lo privado” (p. 49), la proclamación de la existencia de una “de-
mocracia mínima” (p. 47) o el vislumbrar que la verdadera demo-
cracia, la de los derechos, “nunca había sido, fuera del intento in-

Matías Esteban Ilivitzky


Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria 295 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 291-299
augural y breve de la Revolución Francesa” (p. 43) (nótese aquí un
ejemplo más de la autorreferencialidad que hace juego gran parte
de los intelectuales de la nación gala).
La sustancialización de un poder ajeno a la esfera pública y
condicionante de la misma, que subyace en la sociedad, estriba en
la estructura liberal de las comunidades, las cuales hacen que el
poder sea visto como un efecto de aquellas (pp. 25-26). Habiendo
realizado esta “cirugía de la potencia” al comienzo de la conferen-
cia, Gauchet puede en concordancia proclamar hacia su final que:
“Todo ocurre como si fuera necesario el menor poder social posible
a los efectos de lograr el máximo de libertad individual” (p. 48).
Ahora bien, esta hipostatización del poderío societal solo pue-
de darse cuando se anula el que proviene autónomamente del pro-
pio espacio en la que se realiza la puesta en escena gubernamental
(para continuar recuperando expresiones de Lefort), lo cual efec-
tivamente queda claro al proponer un “vuelco liberal” en el cual
quien gobierna, “solo puede haber sido segregado por ella [la so-
ciedad] y solo puede tener como papel cumplir las misiones que
ella le imparte. En suma, solo tiene sentido al representarla” (p. 25,
cursivas en el original).
La precondición descrita ut supra solo podría materializarse
con plena exactitud si en nuestros días se evidenciara un elemento
institucional que, luego de ser debatido y cuestionado a lo largo la
Modernidad, finalmente caerá en desuso: el mandato imperativo.
¿No han sido acaso suficientes las razones presentes en los Fede-
ralist Papers, solo por poner un ejemplo entre muchos otros, para
comprender que los representantes y los dignatarios que ocupan
temporariamente los cargos administrativos, ejecutivos y legisla-
tivos deliberan por su cuenta y generan un nuevo tipo de legiti-
midad, diversa a la proveniente del reconocimiento ciudadano
(consagrada en la definición weberiana del Estado), sustentada en
el correcto ejercicio de su función durante el mandato correspon-
diente? ¿Es que no hay posibilidad de un feedback entre quienes
concurren a los comicios y sus representados, por medio del cual
estos puedan modificar los pareceres de aquellos mediante su pro-
pia capacidad de iniciativa y su idoneidad, por otra parte tantas
veces reclamada?
Si no se le reconoce a la política su autonomía respecto a la socie-
dad (sin por ello negar el más que obvio e imprescindible vínculo
entre ambas), si no se le posibilita el generar un poder alternativo
al vertical que existe entre los gobernantes y los gobernados, es pre-
cisamente la delimitación liberal de lo político lo que está siendo
obnubilada, es decir la oportunidad de que, una vez protegidas las
garantías básicas de los sujetos respecto al accionar estatal, no hay

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 291-299 296 Matías Esteban Ilivitzky
Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria
obstáculo alguno para el obrar del Leviatán contemporáneo más
allá de aquellos correspondientes a su tarea (tales como una justa
reasignación de los recursos, una acertada decisión de las políticas
públicas a implementar, etc.), ya que se supone que sus decisiones
estarán destinadas a aumentar tanto el bienestar de la ciudadanía
como la calidad de su involucramiento en lo público.
En consonancia con su “fundamentalismo societario”, Gauchet
diagnostica que una problemática inherente al plano de la polis,
como la de la gobernabilidad, no es más que el efecto de la exis-
tencia de una “política sin poder” (p. 50) en la cual los conflictos
son desplazados, y en la que se trata meramente de alcanzar una
armonización pacífica de los intereses pluralistas mediante la agre-
gación autorregulada de los mismos. Que eso no es lo que quiere
decir el vocablo también conocido como gobernanza lo prueban
los numerosos estudios que desde la década de 1970 en adelante
se publican sobre el tópico, orientados principalmente a vislum-
brar cómo es posible evitar una sobrecarga de demandas sobre el
gobierno a fin de poder brindar políticas públicas más eficaces
(como se ve por ejemplo en el modelo de la black box de David Eas-
ton) y a encontrar vías para aumentar la estabilidad en el poder y,
por consiguiente, para optimizar la relación con todos los actores
que se hayan ligados a este (como se ve en la definición al respecto
brindada por Gianfranco Pasquino en el Diccionario de política edi-
tado principalmente por Norberto Bobbio).
Frente a trascendentes intentos de la teoría política por separar
claramente lo público de lo social en favor de aquél (baste pensar
en El concepto de lo político de Carl Schmitt o en The human condition
de Hannah Arendt), algunas reflexiones del escenario intelectual
francés de hoy indican que el mismo se orienta hacia un rumbo
opuesto. ¿Se puede pensar la política? de Alain Badiou o El desacuer-
do de Jacques Rancière (cuyos ecos se hacen presentes en Gauchet
cuando escribe que “el desacuerdo es más común que la armonía”,
p. 22) demuestran provenir de una idéntica matriz excesivamente
igualitarista (e incluso filoanarquista, cuando se ataca con esfor-
zado denuedo a la matriz estatal, como en La democracia contra el
Estado de Miguel Abensour), en el sentido de obliterar principios
eminentemente demócratas e incluso republicanos, tales como la
defensa del individuo tanto frente al Estado como frente a la socie-
dad o la presuposición de que la esfera gubernamental no es mera-
mente un poder policial que persigue a los sujetos sino que asimis-
mo les posibilita a estos tener mayores instancias participativas y a
la vez agentes que se ocupan de velar por sus intereses y de consti-
tuir, en base a su trabajo diario, nuevos patrones de resignificación
cívico-simbólica de todo el tejido comunitario.

Matías Esteban Ilivitzky


Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria 297 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 291-299
Por el contrario, es solo a partir del precario equilibrio entre
liberalismo y democracia (título de una ilustrativa obra de Bobbio
respecto a esta misma problemática) o mejor aun, de la peculiar in-
teracción que solo puede darse en una democracia liberal (lo que a
juicio de Hans Kelsen es un pleonasmo, ya que es imposible que el
régimen sea de otra forma si quiere mantenerse el positivismo ju-
rídico que propone en su Teoría general del derecho y del Estado) que
puede configurarse un espacio abierto de participación ciudadana
y democrática para todos los habitantes de una nación dada. Esto
implica renunciar a esencialismos que buscan dotar al poder de un
locus inhallable, sea en la política (a la Schmitt), sea en la sociedad
(a la Gauchet), y que responde principalmente a la interacción en-
tre electores y elegidos, así como, más allá de lo que se afirme en la
obra reseñada, a la labor de estos últimos.

Referencias bibliográficas
Abensour, M. (1998), La democracia contra el Estado, Buenos Aires, Colihue.
Arendt, H. (2004), La condición humana, Buenos Aires, Paidós.
Badiou, A. (2007), ¿Se puede pensar la política?, Buenos Aires, Nueva Visión.
Bobbio, N. (2006), Liberalismo y democracia, México, Fondo de Cultura
Económica.
Hamilton, A., J. Madison y J. Jay, (2001), El federalista, México, Fondo de
Cultura Económica.
Kelsen, H. (1988), Teoría general del derecho y del Estado, México, unam.
Lefort, C. (1990), La invención democrática, Buenos Aires, Nueva Visión.
—— (2004), La incertidumbre democrática. Ensayos sobre lo político, Barce-
lona, Anthropos.
Pasquino, G. (2001), “Gobernabilidad”, en Bobbio, N., N. Matteucci y G.
Pasquino, Diccionario de política, México, Siglo XXI.
Rancière, J. (2007), El desacuerdo, Buenos Aires, Nueva Visión.
Schmitt, C. (2001), “El concepto de lo político”, Carl Schmitt. Teólogo de la
política, México, Fondo de Cultura Económica.
Tocqueville, A. de (1984), La democracia en América, Madrid, Sarpe.

(Evaluado el 22 de junio de 2009.)

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 291-299 298 Matías Esteban Ilivitzky
Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria
Autor

Matías Esteban Ilivitzky. Becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-
nicas (Beca de Postgrado Tipo I). Jefe de Trabajos Prácticos de la materia Psicología política de la licencia-
tura en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Director del proyecto de investigación “De la
irreflexividad al mal. Juicio, pensamiento, acción y bien en la obra de Hannah Arendt”, enmarcado en el
Programa de Reconocimiento Institucional de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales.
Publicaciones recientes:
“Cien años de vigencia del pensamiento de Hannah Arendt”, reseña del libro El siglo de Hannah Arendt,
compilado por Manuel Cruz, Revista de Ciencia Política, vol. 29, N° 1, Instituto de Ciencia Política
de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2009, pp. 205-211.
“Polémicas ciudadanas en un mundo globalizado”, reseña sobre el libro Ciudadano económico, ciudadano
del Estado, ciudadano del mundo, Question, N° 17, verano de 2008. Disponible en <http://perio.unlp.
edu.ar/question/nivel2/articulos/resenas_criticas/ilivitzky_1_rese%F1as_17verano2008.htm>.
“La ‘Democracia’ de Tocqueville: las potencialidades y los problemas de una palabra antigua para dar
cuenta de una forma de vida ‘radicalmente nueva’”, en coautoría con Gabriela Rodríguez, Revista
Internacional de Filosofía Astrolabio, N° 3, diciembre de 2006. Disponible en <http://www.ub.es/
astrolabio/Articulos3cast.htm>.

Cómo citar este artículo:

Ilivitzky, M. E., “Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igua-


litaria” (reseña del libro M. Gauchet, La democracia de una crisis a otra),
Revista de Ciencias Sociales, segunda época, Nº 16, Bernal, Universidad Na-
cional de Quilmes, primavera de 2009, pp. 293-299.

Matías Esteban Ilivitzky


Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria 299 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 291-299
expresiones
artísticas

revista de
ciencias
sociales
segunda época
Laura Manzo
fotografías

303 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 303-308
revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 303-308 304 Laura Manzo
Fotografías
Laura Manzo
Fotografías 305 revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 303-308
revista de ciencias sociales, segunda época
Nº 16, primavera de 2009, pp. 303-308 306 Laura Manzo
Fotografías
Recordatorio
Roque Dabat*

Siempre ha sido difícil describir a una persona con pocas palabras. Pero allí está,
en una palabra, la mejor composición: persona. Porque de los miles de millones
de seres –“criaturitas de Dios”– que cubrimos el planeta, no todos alcanzan la
dignidad, la dimensión, de Persona. Simples individuos, transitamos enredados
en nuestras cosas, con mezquinos amores y olvidados del otro.
Laura Manzo fue persona, en toda la nobleza del término. Porque
persona implica lealtad, amores, pasión, pensamiento, respeto por sí mismo,
reconocimiento del otro.
Con la fuerza del pensamiento, el amor a una doctrina y su lealtad, recorrió la
militancia, se alojó en la cárcel y se acogió en un exilio no deseado y destructor.
Pero tuvo la fuerza del regreso y de seguir siendo leal a lo soñado.
Y retomó un sendero de amor, de estudio y de trabajo.
Cuando nuestra Biblioteca solo era un paquete de libros en un sótano en 1993,
Laura la pensaba, la planificaba, la organizaba y comenzaba a llenar sus primeros
estantes. Estantes de libros y de ilusiones.
Tal vez de su padre –el primer arquitecto radicado en la inhóspita Río
Gallegos– aprendió el aprecio por las formas y los contrastes. Y entre avatares,
mudanzas y luchas, desarrolló su hobby-pasión: la fotografía.
Fotografía en blanco y negro (como debe ser), revelada, copiada y expuesta
por ella misma.
Solo la enfermedad le puso límite a la manipulación de reveladores, fijadores y
ácidos.
Enfermedad frente a la que expuso la misma voluntad inquebrantable que fue
distintiva en su vida, arrancándole años antes de someterse a su final.
Pero como testimonios de su vida, quedan nuestra biblioteca, sus fotos y un
recuerdo imborrable.

* Roque Dabat es profesor emérito y ex vicerrector de la Universidad Nacional de Quilmes.

307 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 303-308
Laura Manzo y su hija, Paula Blaser
RESúMENES

revista de
ciencias
sociales
segunda época
Martín Becerra / Soledad López
La contienda mediática.
Temas, fuentes y actores en la prensa por el conflicto entre el gobierno y
las entidades del campo argentino en 2008

Resumen
El conflicto entre “el gobierno” y “el campo” suscitado a partir de mar-
zo de 2008 recibió un singular tratamiento por parte de los medios
de comunicación. Este artículo sintetiza los resultados de una investi-
gación realizada en el marco del Programa de Investigación “Espacio
público y políticas: representaciones, prácticas y actores. Argentina a
partir de la década del 80”, de la Universidad Nacional de Quilmes. El
uso de las fuentes de atribución directa en las noticias publicadas por
Clarín, La Nación, Página/12 y Crítica de la Argentina así como las temá-
ticas abordadas por estos periódicos se inscriben en una orientación
editorial muy definida que retroalimenta el formato dicotómico que
asumió la discusión del conflicto en el espacio público y que contra-
dice el discurso de la objetividad y la neutralidad de los medios de
comunicación. El marco teórico y metodológico del artículo integra
abordajes propios del campo de la economía política de la comunica-
ción con los conceptos de marcos de noticiabilidad y construcción de
agenda pública.

Palabras clave: medios de comunicación, conflicto gobierno-campo,


economía política de la comunicación, estudios de agenda, framing, Ar-
gentina, Clarín, La Nación, Página/12, Crítica de la Argentina.

Olga Wainstein-Krasuk / Alicia Gerscovich / Mariana Cavalieri


El desafío de la gobernanza urbana en la gestión local.
El caso de la traza de la ex autopista AU3 en la
Comuna 12 de la Ciudad de Buenos Aires

Resumen
Las transformaciones socio-territoriales que afectan a la ciudad de Bue-
nos Aires y su área metropolitana desde hace más de una década generan
una ciudad fragmentada donde conviven diferentes formas de acceso a la
infraestructura básica, vivienda, salud y educación, según el tipo de acto-
res involucrados. Mientras una franja de la población goza de los benefi-
cios de habitar en la ciudad legal, existe otro grupo excluido del mercado
formal, que sólo logra reproducirse materialmente mediante estrategias
de supervivencia en la ciudad informal.

Resúmenes / palabras clave 311 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318
Para superar la cada vez más compleja realidad que se nos presenta, es ne-
cesario incorporar a la gestión del gobierno local nuevos modelos que dejen
atrás viejas prácticas de orden jerárquico y concentrador de poder en torno a
la toma de decisiones sobre lo público y que den paso a un modelo de mayor
participación ciudadana. Alcanzar la gobernanza, entendida como un sistema
de reglas formales e informales que establecen las pautas de interacción entre
actores en el proceso de toma de decisión, es un objetivo ambicioso pero po-
sible cuyos resultados beneficiarán a la ciudadanía en su conjunto propiciando
un modelo de desarrollo sostenible para la ciudad de Buenos Aires.

Palabras clave: gobernanza, participación ciudadana, gobierno local,


gestión del territorio.

Carlos Antonio Aguirre Rojas


Planeta Tierra: los movimientos antisistémicos hoy
Resumen
Este ensayo intenta caracterizar los nuevos movimientos antisistémicos, es
decir, los movimientos anticapitalistas y radicales que se desarrollaron en el
mundo después de la revolución cultural mundial de 1968. Se analizan algu-
nos de los rasgos principales de estos movimientos en general, se caracterizan
particularmente los movimientos antisistémicos de América Latina y se pre-
senta una hipótesis respecto del significado del neozapatismo mexicano en el
marco de los movimientos antisistémicos de América Latina y del mundo.

Palabras clave: movimientos antisistémicos, movimientos anticapitalis-


tas, luchas sociales en America Latina, neozapatismo mexicano.

Emmánuel Lizcano
Un análisis socio-metafórico de los discursos sobre ‘la crisis’
Resumen
El análisis retórico –que aquí se propone y esboza– de los discursos ex-
pertos sobre la crisis económica revela una dimensión ideológica que es
intrínseca a los mismos, y no meramente ornamental o divulgativa. Las
metáforas que en estos discursos se reiteran (meteorológicas, médicas,
religiosas) están orientadas a modelar las sensibilidades y emociones en
orden a promover la aceptación y asunción general de un modelo de do-
minación que, de otro modo, podría haberse visto gravemente socavado.

Palabras clave: retórica de la economía, ideología, legitimidad, metáfora.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318 312 Resúmenes / palabras clave
Germán Dabat
Oleada tecnológica y crisis financiera: la
gobernabilidad internacional como blanco móvil
Resumen
Desde la década de 1970 el capital financiero tuvo un papel creciente en
el financiamiento de la revolución tecnológica en curso, hasta que ocurrió
la crisis del Nasdaq del 2000. Dada su flexibilidad, retiró paulatinamente
su financiamiento de sectores maduros y se volcó a la especulación y a
promover sectores dinámicos, asociados con la nueva oleada tecnológica.
Para eso contó con el apoyo de las instituciones financieras internaciona-
les y de las políticas del gobierno de Estados Unidos.
El protagonismo del capital financiero se apoyó en una formidable liqui-
dez internacional que le permitió realizar negocios especulativos en gran
escala, generando una serie de crisis financieras en diferentes países en los
últimos 15 años. Las crisis ocurridas en Estados Unidos en la presente dé-
cada fueron terminales para el liderazgo del capital financiero por su pro-
fundidad y por la extensión global de sus consecuencias. Paralelamente,
China, India y otros países emergentes en los que el Estado y el capital
productivo tuvieron el liderazgo en la promoción del sector informático y
en su articulación con el resto de la economía cuentan con posiciones más
sólidas y mayor gobernabilidad.
Las políticas fundamentales de los organismos internacionales han perdi-
do legitimidad y eficacia en relación con la nueva estructura económica,
en tanto están destinadas a fortalecer el liderazgo del capital financiero,
que está siendo superado por la alianza del Estado con el capital produc-
tivo en varios países.

Palabras clave: oleada tecnológica, crisis financiera, gobernabilidad.

Marcelo Gomez
Variaciones sobre dos inventos argentinos: escrache y corralito.
El caso de la estrategia de guerra a los bancos del Movimiento
de Ahorristas Estafados de Mar del Plata

Resumen
En el escenario político y social de la crisis del posterior al año 2001, uno
de los movimientos más heterogéneos y menos estudiados por los cien-
tistas sociales es el de los ahorristas estafados por el “corralito” bancario
dispuesto en diciembre de 2001 y convertido en “corralón” en enero del
2002. Si bien la organización y las protestas de los ahorristas estafados
se registraron en varias ciudades del país, es en Mar del Plata donde el

Resúmenes / palabras clave 313 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318
movimiento se destacó no solo por su composición social y etárea sino
también por su inédita capacidad de acción colectiva, permanencia en
el tiempo e impacto a nivel de la sociedad local, además de los óptimos
resultados alcanzados. Las 178 marchas que protagonizó este movimien-
to entre 2002 y 2005 incluyeron escraches a los bancos, a los domicilios
particulares de gerentes y a sedes judiciales, así como diversas demos-
traciones en lugares estratégicos de la ciudad, todas inspiradas por una
originalidad y una osadía pocas veces vistas dentro de las protestas de
aquella época.
Este artículo se propone caracterizar, sobre la base de fuentes de datos
documentales de imagen y de testimonios de los protagonistas, las es-
trategias de acción colectiva desafiante que emprendieron los ahorristas
marplatenses con su particular interpretación del repertorio modular del
“escrache”. La teatralización de la protesta, la parodia, el dramatismo y la
creatividad desenfrenada de los manifestantes se combinaron con un uso
calculado de formas atenuadas y estetizadas de violencia que en aquellos
días conmovieron la ciudad y la marcaron con un sello propio.

Palabras clave: acción colectiva, protesta social, ahorristas estafados, cri-


sis financiera, Argentina.

Sebastián Pedro Salvia


Crisis de acumulación y problemas de gobernabilidad en la
Argentina. Conflicto de clase y lucha interburguesa (1999-2005)
Resumen
Este trabajo aborda la relación entre crisis económica, conflicto político y
gobernabilidad. Se analiza la forma que asume el proceso de acumulación
en la década de 1990 y las relaciones políticas entre clases y fracciones,
para llegar a las transformaciones que produjo la caída de la convertibili-
dad. Específicamente, se indaga la forma en que la crisis afectó las distin-
tas fracciones capitalistas, la lucha interburguesa, la resistencia de la clase
trabajadora y las características de la reconversión capitalista a la que la
resolución de la crisis dio lugar, en relación con la eficacia de las políticas
estatales.
La hipótesis inicial es que la crisis de acumulación iniciada en 1998 afecta-
ba de manera diferencial la reproducción material de las fracciones capi-
talistas, alentando la expresión de los intereses particulares de fracciones
del capital por sobre su interés general, y que este conflicto de intereses
capitalistas y la resistencia de la clase trabajadora influyeron fuertemente
en los cambios que se produjeron entre diciembre de 2001 y los prime-
ros meses de 2002, que constituyen la forma de resolución de la crisis

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318 314 Resúmenes / palabras clave
de acumulación. El objetivo del artículo es brindar elementos analíticos
para evaluar el contenido del auge capitalista posneoliberal en Argentina,
tomando en cuenta las transformaciones al nivel de la producción y de
la gobernabilidad respecto del proyecto neoliberal que se desarrolló en
toda su magnitud en la década de 1990.

Palabras clave: acumulación de capital, gobernabilidad, bloque en el po-


der, conflicto social.

José Cruz Roa Hernández


Turbulencia, contagio y crisis financiera global: los costos de la
innovación hipotecaria en Estados Unidos de Norteamérica
Resumen
El vertiginoso desarrollo del mercado inmobiliario en Estados Unidos de
Norteamérica condujo de manera inesperada a la economía nacional, y
después al mundo, a una profunda crisis financiera ante la cual el vasto
conocimiento acumulado sobre este tipo de crisis en las diversas regiones
del planeta pareció no tener la fuerza suficiente para enfrentar un conta-
gio a escala mundial.
Este trabajo analiza el origen y las causas de la turbulencia financiera en la
economía norteamericana y su extensión a los diversos mercados de las
economías internacionales.

Palabras clave: auge crediticio, mercados financieros, hipotecas de alto


riesgo, titularización, crisis.

Noé Jitrik
Homo hominis lupus
Resumen
Cuatro preguntas pueden formularse para abordar el tema del poder
desde una perspectiva semiótico-filosófica: la primera, de orden filosó-
fico: ¿qué es el poder?; la segunda, de orden psicosocial: si es obtenible,
¿quiénes aspiran a obtenerlo?; la tercera, de orden político: ¿quiénes lo
ejercen? y, por fin, la cuarta, ¿cómo actúan frente al poder quienes no son
sus sujetos sino sus objetos? La respuesta a cada una de ellas tiene un
carácter expansivo que permite poner sobre la mesa múltiples costados
de esta cuestión.

Palabras clave: poder, sometimiento, política, cotidianeidad.

Resúmenes / palabras clave 315 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318
Antonio Azuela / Paula Mussetta
Algo más que el ambiente.
Conflictos sociales en tres áreas naturales protegidas de México

Resumen
Este artículo analiza los conflictos sociales surgidos en torno a tres áreas
naturales protegidas (anp) de México mediante una perspectiva que hace
evidentes tanto la diversidad como la complejidad de dichos conflictos. El
análisis parte de la idea de que el “contenido ambiental” de los conflictos
ambientales es uno más entre otros y se articula de manera impredecible
con otros aspectos que son parte del conflicto mismo. A diferencia de
otros abordajes, en este trabajo se desarrolla una metodología que ob-
serva la productividad social de los conflictos en tres tipos de procesos.
Primero, la territorialización, aspecto que permite ver el lugar cambiante
que ocupa la cuestión ambiental en la definición y el desarrollo de los con-
flictos; segundo, la formación de espacios públicos, que muestra que los
efectos de socialización y aprendizaje de los conflictos se producen en un
espacio distinto al de los actores directamente involucrados, y por último,
la actualización local del derecho, que permite superar la visión de la dog-
mática jurídica tradicional, que se limita a decir si las normas ambientales
se cumplen o no se cumplen, mediante el registro del papel del orden
jurídico en diferentes momentos del conflicto.

Palabras clave: conflicto social, conflicto ambiental, productividad social


del conflicto, áreas naturales protegidas, México.

Pedro Pírez / Facundo Labanca


La ciudad metropolitana de Buenos Aires tiene gobierno
Resumen
Las áreas metropolitanas fragmentadas, esto es, aquellas que no tienen
un gobierno consolidado sino que dependen de las decisiones de los
municipios incluidos y de los gobiernos intermedios o centrales, han sido
consideradas como “ciudades sin gobierno”, o tal vez con muchos gobier-
nos pero sin uno que cubra el territorio de la ciudad real.
En estudios anteriores, los autores proponían esa interpretación para la
metrópoli de Buenos Aires. Sin embargo, desde una nueva perspectiva de
análisis, se advierte que en las áreas metropolitanas de Argentina se pro-
duce una “centralización jurisdiccional”, en razón de la cual el gobierno
“superior” (la jurisdicción superior: la provincial respecto de la municipal
y la federal respecto de la provincial) se hace cargo de importantes fun-
ciones de gobierno urbano.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318 316 Resúmenes / palabras clave
De este modo el territorio metropolitano es atendido por más de un nivel
gubernamental. Entonces, es posible suponer que la orientación de la me-
trópoli resulta de un sistema de relaciones amplio entre el Estado y la so-
ciedad civil, articulado con base en relaciones de poder social y político.
Este artículo intenta analizar esa “función” de gobierno metropolitano a
partir de las relaciones interjurisdiccionales, los vínculos Estado-sociedad
civil y sus sistemas de articulación.

Palabras clave: gobernabilidad metropolitana, centralización jurisdiccio-


nal, metrópoli de Buenos Aires.

Leonardo S. Vaccarezza
El investigador de las ciencias sociales
en la sociedad del conocimiento
Resumen
Este trabajo postula que la denominada sociedad del conocimiento es una
sociedad en la que el conocimiento de raíz científica es un factor clave del
cambio y la innovación, pero como tal está sujeto a los parámetros locales
o situacionales de apropiación y uso por parte de la sociedad o los gru-
pos sociales. De esta manera, el conocimiento científico de la naturaleza
y de la sociedad se resignifica continuamente en el escenario social de su
producción, difusión y uso. Tal resignificación en el plano de los grupos
sociales otorga al investigador social un papel más complejo en el proceso
de reflexividad con los objetos de su indagación. De esta forma, se sugiere
un conjunto de funciones de intermediación del investigador social con
la sociedad en el marco de una orientación normativa del concepto de
sociedad del conocimiento.

Palabras clave: sociedad del conocimiento, investigación social, demo-


cratización de la ciencia.

Natalia Aruguete
La representación del conflicto telefónico en el discurso periodístico.
Un estudio de la huelga de agosto-septiembre de 1990

Resumen
El objetivo de esta investigación es conocer, por un lado, en qué medida
varió la percepción que tuvieron los distintos medios gráficos acerca de
los hechos ocurridos en el marco del “conflicto telefónico” registrado en-
tre agosto y septiembre de 1990 y, por otro, cómo fueron representados

Resúmenes / palabras clave 317 revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318
los actores sociales involucrados en este proceso. Se realiza un análisis del
discurso sobre la información relativa a dicho conflicto publicada los días
30 de agosto y 7 de septiembre de 1990 en cinco diarios de distribución
nacional: Ámbito financiero, Clarín, Crónica, La Nación y Página/12.

Palabras clave: análisis crítico del discurso, conflicto sindical, privatiza-


ción de ENTel.

Matías Esteban Ilivitzky


Marcel Gauchet y la radicalización de la democracia igualitaria
Resumen
Este trabajo presenta una lectura crítica del libro La democracia: de una
crisis a otra, del intelectual francés Marcel Gauchet, a fin de dar cuenta
de las dificultades que posee a la hora de brindar un estudio de las prin-
cipales problemáticas de los regímenes contemporáneos a partir de la
exacerbación de la sociedad como único locus autorizado de residencia e
irradiación de poder colectivo. En este sentido, si bien el autor analizado
presupone que el principio liberal y el democrático-igualitario deben es-
tar correctamente equilibrados a fin de que se logre un justo ejercicio de
la soberanía que sea a la vez respetuosa de las garantías y derechos civiles
de los ciudadanos, oblitera dicha equiparación en favor del último precep-
to, alterando de esta forma el delicado mecanismo que permite operar
cotidianamente la relación entre gobernantes y gobernados y cayendo en
consecuencia en un determinismo societal que es sumamente pernicio-
so para la esfera pública. El artículo concluye relacionando esta tesis con
presupuestos de otros pensadores de idéntico origen nacional que Gau-
chet a fin de vislumbrar semejanzas entre sus abordajes y divergencias
con postulados provenientes de otras tradiciones teóricas, y subrayando
la relevancia del balance tripartito entre individuo, sociedad y Estado.

Palabras clave: Gauchet, democracia, sociedad, poder.

revista de ciencias sociales, segunda época


Nº 16, primavera de 2009, pp. 311-318 318 Resúmenes / palabras clave
EQUIPO EDITORIAL | UNQ
Edición: Mónica Aguilar, Rafael Centeno
Diseño: Hernán Morfese, Mariana Nemitz
Administración: Andrea Asaro, Fernanda Torres

Esta edición se terminó de imprimir en septiembre de 2009,


en Ferrograf, Cooperativa de Trabajo Limitada,
Boulevard 82 Nº 535, La Plata, Provincia de Buenos Aires

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