04-Fisiologia de La Planta Pastoreada
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GRAMÍNEAS
ESTADO VEGETATIVO:
En una planta gramínea, cada macollo individual puede considerarse como una unidad morfológica a partir de
la cual se originan nuevas hojas, macollos y raíces. Excepto el maíz, en general las gramíneas producen varios
macollos.
En la base del macollo se encuentra el ápice del tallo, que es un pequeño cilindro de 1-2 mm de longitud for-
mado por varios segmentos superpuestos unidos por nudos. Estos segmentos se originan por división de células de
la parte terminal del ápice del tallo (domo apical).
Estos segmentos no se elongan durante la fase vegetativa, por lo que el ápice del tallo permanece en la base del
macollo, cerca del nivel del suelo y por debajo de la altura normal de corte o pastoreo.
A medida que el domo apical va dando origen a nuevos segmentos, los segmentos mas viejos van produciendo
hojas. Las hojas crecen en forma de vaina, cubriendo los segmentos más nuevos y el domo apical. Los sucesivos
segmentos más nuevos van dando origen a nuevas hojas que crecen dentro de las vainas de hojas más viejas.
Las hojas se van produciendo en forma alternada a cada lado de los segmentos.
Al elongarse, las vainas emergen en forma de láminas en el extremo superior de la vaina más vieja.
El conjunto de vainas forma el tallo vegetativo o pseudotallo.
A su vez, cada segmento del ápice del tallo tiene yemas que pueden originar nuevos macollos (yemas axilares).
Los 2 ó 3 segmentos basales del ápice tienen yemas que dan origen a raíces adventicias (no preformadas en el
embrión de la semilla).
El sistema radicular típico de las gramíneas es en cabellera.
ESTADO REPRODUCTIVO:
En este estado cesa la producción de nuevas hojas y comienza la formación de la inflorescencia. Ello ocurre
como respuesta de la planta a cambios en la longitud del día.
Las yemas ubicadas en la parte inferior de cada segmento del ápice del tallo, que anteriormente podían dar ori-
gen a nuevos macollos, se expanden y cada una forma una ramificación de la inflorescencia.
Después, los segmentos del ápice del tallo comienzan a elongarse, elevando la inflorescencia en formación por
dentro de las vainas de hojas. Aparece la hoja bandera.
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En las gramíneas anuales, todos los macollos se diferencian. En las perennes solo lo hacen algunos. A su vez,
dentro de las perennes, hay diferencias en cuanto a la proporción de macollos que alcanzan el estado reproductivo
sobre el total. Así, en el agropiro, prácticamente todos dan vara floral, lo que disminuye marcadamente la calidad
del forraje en este estado y obliga a realizar cortes si se quiere mantener dicha calidad. En festuca, en cambio, muy
pocos macollos pasan a estado reproductivo, manteniéndose más elevada la calidad del forraje.
ESTADO VEGETATIVO:
El tallo principal (originado en el embrión de la semilla), tiene en la parte terminal un meristema que da origen
a hojas alternadas con yemas axilares.
Los entrenudos se elongan, elevando al meristema apical. Nacen nuevos tallos secundarios de las yemas de las
hojas más bajas. A medida que estos tallos crecen se vuelven leñosos en la base, formando una corona a nivel del
suelo, con yemas accesorias capaces de formar nuevos tallos.
El sistema radicular de esta Familia es el pivotante.
ESTADO REPRODUCTIVO:
Las yemas de las axilas de las hojas pueden dar origen a inflorescencias. Cada yema axilar diferenciada co-
mienza a abultarse y forma una inflorescencia sostenida por un pedúnculo. El fruto de la alfalfa es una vaina de
forma espiralada. Las hojas son de colores que van del celeste claro al violáceo.
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RESERVAS
La velocidad de recuperación de plantas forrajeras pastoreadas o cortadas está influenciada por los productos
energéticos almacenados, los cuales son convertidos rápidamente para la respiración y los procesos de crecimien-
to.
Varios tipos de azúcares (almidón, fructosanos) y otros hidratos de carbono son almacenados en las raíces y
base de los tallos. Estos glúcidos se almacenan cuando la fotosíntesis sobrepasa a la respiración, lo que se da con
IAF relativamente altos.
Después de una defoliación intensa, la respiración sobrepasa a la fotosíntesis. Entonces las plantas emplean
hidratos de carbono de reserva para su crecimiento.
En las gramíneas, los hidratos de carbono de reserva se encuentran principalmente en la base del pseudotallo,
mientras que en las leguminosas están en la raíz (y corona en el caso de la alfalfa).
Se ha encontrado que macollos nuevos no cortados de una gramínea traslocan durante los primeros días poste-
riores a la defoliación los hidratos de carbono que van elaborando por fotosíntesis a los macollos cortados. Por lo
tanto, el nivel de reservas sería secundario. Si embargo, macollos más viejos aparentemente solo transfieren reser-
vas a las raíces.
En alfalfa, las reservas de hidratos de carbono pueden ser más importantes que en gramíneas como determinan-
tes del rebrote. La alfalfa se adapta más a defoliaciones severas seguidas de períodos largos de descanso.
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Con este manejo, el IAF después de la defoliación no es suficiente para iniciar el rebrote y éste depende en sus
comienzos de las reservas acumuladas. Si los animales no son retirados a tiempo del potrero, comenzarán a comer
el rebrote y las reservas se irán agotando sin dar oportunidad a las plantas de reponerlas. Esto llevará a la larga a la
muerte de las plantas.
Cuanto menor sea la latencia de una variedad de alfalfa, mayor será el daño producido al manejarla con pasto-
reo continuo, lo que se traduce en menor producción de forraje y menor persistencia de las plantas.
En leguminosas tipo trébol blanco, el manejo del pastoreo no es crítico con respecto a las reservas. Debido a
las características de esta especie, los animales no pueden comer los estolones (donde están las reservas). Además,
el IAF remanente después de la defoliación generalmente será suficiente para evitar que el nivel de carbohidratos
vaya disminuyendo por pastoreos frecuentes. Por otra parte, en el trébol blanco las hojas viejas están en la parte
superior de la pastura y después de la defoliación en la base de la planta quedan hojas nuevas que son más activas
en fotosíntesis.
En gramíneas erectas (falaris, pasto ovillo), la altura de defoliación no solo afecta el IAF, sino que también, en
caso que esta altura sea baja, puede afectar el nivel de reservas, si los animales consumen los hidratos de carbono
en la base de los macollos. Estas gramíneas no persisten bajo pastoreo intenso y continuo.
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Se observa que para un tiempo de descanso de apenas 6 días, la producción de pasto fue de 480 kg/ha. Aumen-
tando un 50 % el tiempo de descanso (9 días), la producción de forraje verde paso a 1.600 kg/ha (un 333 % más).
Con un reposo tres veces mayor (18 días), la producción de pasto llegó a 4.800 kg/ha. Finalmente, con 27 días de
reposo, la pastura se estabilizó en 5.760 kg/ha.
Para las condiciones de temperatura, humedad, fertilidad de suelo y luminosidad de la primavera de Normand-
ía, se verifica que el momento óptimo para que el ganado pueda volver al potrero es luego de 18 días de descanso.
Para una especie determinada, podemos hablar de una altura óptima, relacionada con una disponibilidad adecuada.
En caso de pastorear la pastura en un momento anterior al óptimo, se ocasiona un descenso en la producción de
pasto/ha, además de comprometer seriamente la productividad y longevidad futura de la planta, al impedirle la
acumulación de reservas.
De realizarse un pastoreo en un momento posterior al óptimo, se produce un descenso en la digestibilidad del
forraje.
Para satisfacer los requerimientos de la planta, el tiempo de reposo deberá variar con la época del año, especie,
condiciones climáticas, fertilidad del suelo, etc., no existiendo por lo tanto la posibilidad de optar previamente por
un cierto número de días, dado que debido a todos estos factores que influyen, el mismo variará no solo entre las
distintas regiones, sino aún dentro de un mismo campo a lo largo del año.
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En resumen, el tiempo de descanso debe ser lo suficientemente largo para permitir a la planta hacer un buen
IAF y acumular reservas para estar en condiciones de ser nuevamente pastoreada.
TIEMPO DE OCUPACIÓN
Si este tiempo es largo, el pasto cortado el primer día crecerá y el animal podrá comer nuevamente el rebrote.
Para el caso del ejemplo, la pastura crecía en 6 días lo suficiente como para que el vacuno volviera a comerla. Esto
significa que si el ganado queda en el lote más de 6 días, comería el rebrote tierno y provocaría el agotamiento
progresivo de las reservas radiculares hasta causar la muerte de la planta. Esto es lo que ocurre en pastoreos conti-
nuos con bajas cargas.
Dentro de las pasturas en decadencia por esta causa, crecerán malezas que el ganado desecha.
Por ello, así como hay un tiempo óptimo de descanso para cada pastura, también existe un tiempo óptimo de
ocupación, que debe ser lo suficientemente corto como para evitar consumir el rebrote. Este tiempo variará de
acuerdo a los factores que influyen en la velocidad de rebrote.
En el caso de la alfalfa, para la época de primavera-verano, se puede trabajar con un esquema de 7 x 35 (siete
días de ocupación de cada parcela y 35 de descanso). Esto para el caso de alfalfas pampeanas (con latencia inver-
nal). En el caso de las alfalfas sin latencia, existen trabajos que demuestran que ocupaciones de más de 2 días por
parcela pueden significar disminución del stand de plantas.
Figura.8.- Variación de la calidad del pasto ovillo Figura 9.- Tendencias generales de la
a medida que avanza su estado vegetativo. refoliación en alfalfa
No obstante, el pastoreo de plantas demasiado tiernas es perjudicial, pues las mismas presentan un contenido
muy elevado de agua (85-95 %), exceso de potasio y una riqueza excesiva de proteínas, que tiende a acumular
amoníaco en el rumen.
Además, la escasa proporción de fibra no permite una buena rumia.
Todo esto puede producir intensas diarreas en el animal. Por ello se debe realizar el pastoreo en un justo térmi-
no medio.
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