Feminismo - Historia y Ramas
Feminismo - Historia y Ramas
Feminismo - Historia y Ramas
Aclaración de conceptos
Por su relevancia y a modo de introducción, conviene describir algunos conceptos como
son el patriarcado, el capitalismo y el machismo.
- Patriarcado: Es un sistema binario de dominación que históricamente ha
otorgado una serie de privilegios estructurales al hombre a costa de los derechos
de la mujer, y tiene su base en la división sexual del trabajo. Es la idea de que
hombres y mujeres vinimos al mundo para desempeñar funciones sociales
diferentes y desiguales.
Actualmente, supone que las mujeres nos encontremos en una posición de
vulnerabilidad debido a la explotación con fines reproductivos y de gratificación
sexual que sufrimos, ya que, desde los orígenes del patriarcado, se ha entendido
nuestro cuerpo como medio de producción y bien de consumo.
- Capitalismo: Su base es la explotación económica, la apropiación de la riqueza y
de los medios de producción por parte de una minoría. Es la lógica de sacar
beneficio económico de todas las relaciones sociales, la privatización
generalizada no sólo de los productos y servicios, sino también de la naturaleza
y de todos los ámbitos de la vida que puedan ser rentables económicamente.
La lucha de clases y la lucha feminista han resistido a la implantación de este
sistema económico que reduce al individuo a una herramienta y a la mujer,
además, a una mercancía.
- Machismo: Es el conjunto de actuaciones mediante las cuales se manifiesta el
sexismo estructural de la sociedad, normalmente se da de forma inconsciente.
Muchas feministas consideran que capitalismo no habría sido posible sin la opresión
del patriarcado, que ya existía desde mucho antes. Un ejemplo muy ilustrativo fue
la caza de brujas que se produjo en el periodo en que se iniciaba el capitalismo en
Europa. Toda mujer sospechosa de ser bruja era asesinada y esto jugó un papel
fundamental en la visión de la mujer hacia la perfecta ama de casa y el modelo de
familia que el capitalismo necesitaba para consolidarse, apropiándose del cuerpo de
la mujer y de su fuerza de trabajo sujeta a la del hombre.
2. Feminismos
Podría decirse que el feminismo ha existido desde siempre, que muchas mujeres
(individual y colectivamente) se han quejado de las situaciones que el patriarcado las ha
forzado a vivir. Desgraciadamente, sólo recordamos estos hechos por el rechazo que
han producido en la sociedad y no es hasta la Revolución Francesa cuando las mujeres
empiezan a organizarse y a adquirir conciencia de su condición específica como mujeres.
a. La primera ola:
Con la llegada de la Ilustración surge el movimiento igualitario, que afirma que todos los
hombres nacen iguales y con los mismos derechos. El nuevo Estado revolucionario que
por entonces se estaba formando excluía a las mujeres sin presentarle ninguna
contradicción dejarlas sin derechos civiles ni políticos. Ante esta situación, las mujeres
comenzaron a pensar de forma sistemática y colectiva la opresión que recaía sobre ellas.
Hubo que esperar hasta 1844 para que Flora Tristán publicase La Unión Obrera, obra en
la que planteaba la constitución de una Internacional obrera que uniese a todos los
trabajadores del mundo, y escribe: “la mujer es la proletaria del proletariado, hasta el
más oprimido de los hombres quiere oprimir a otro ser: su mujer". Flora Tristán había
abandonado el tono de denuncia moral dirigido a los hombres de Wollstonecraft y de
Gouges, y planteaba la necesidad de una lucha conjunta que diese también cabida a las
reivindicaciones del feminismo.
Mientras tanto estallaba en 1871 la Comuna de París. Las mujeres jugaron un papel
relevante. La lucha feminista conoció grandes avances, abriendo debates en torno a la
paridad de salarios, el acceso a la formación, la creación de escuelas profesionales para
mujeres, la apertura de guarderías cercanas a las fábricas, se equipararon las parejas de
hecho y los matrimonios y se puso en cuestión la moral tradicional.
En 1917, la Revolución Rusa abría un nuevo espacio de libertades para las mujeres. La
liberación de la mujer del trabajo doméstico a través de su socialización y su
independencia económica respecto del varón eran objetivos marcados desde el
principio. Se legalizó el aborto (la URSS fue en 1920 el primer Estado en otorgar a las
mujeres el derecho al aborto libre), se instituyó el divorcio, se abolió la obligación de la
mujer a tomar el apellido del marido, se eliminó la distinción entre hijos legítimos e
ilegítimos, se anuló la atribución de “cabeza de familia” al varón, se reconoció el derecho
a la baja por maternidad así como derechos laborales de las embarazadas, etc.
Durante todo este periodo del feminismo había una reivindicación de base que
compartían todas las mujeres: la emancipación. El derecho al voto, a la educación, el
acceso al trabajo y la plena ciudadanía eran reivindicaciones que podían funcionar como
aglutinador de las mujeres de clases sociales diferentes. Se reclamaba la igualdad con
los hombres, que nos considerasen ciudadanas.
b. La segunda ola
Un lema que durante la década de los 60 y 70 resonaría es “lo personal es político”; los
espacios privados y no sólo los públicos están atravesados por el patriarcado. Las
feministas de esta época consideran que no se puede dar un cambio social en las
estructuras económicas si no se produce en las relaciones entre los sexos. De hecho, las
lesbianas comenzaron a organizarse y a cuestionar la heteronormatividad. Igual ocurría
con la discriminación de raza, las feministas negras eran conscientes de sufrir una doble
o triple opresión y no concebían un feminismo sin el elemento de clase y el elemento
racial.
Ganando cada vez más espacio en el mundo académico, las mujeres aumentan la
investigación y la complejidad de sus tesis, profundizando en sus reflexiones con mayor
rigor. Se sigue luchando por la igualdad en los derechos de propiedad, en la familia, en
el lugar de trabajo. Se reivindica el derecho al placer sexual de las mujeres y se pone en
entredicho que la mujer deba asumir el mandato biológico en la de los hijos. También
seguían con un activismo potente, con grandes manifestaciones y desobediencia civil, a
pesar de la violencia por parte de antidisturbios en estas movilizaciones.
Autoras y activistas importantes dentro de la segunda ola: Betty Friedan, Kate Millett,
Shulamith Firestone, Fatema Mernissi, Frances Beal, Robin Morgan.
c. La tercera ola
La tercera ola del feminismo se considera desde finales de los años 90. Es el fruto de
todos los logros conseguidos en la primera y segunda ola, pero sobre todo de la
profunda conciencia de lo que queda por hacer. Después de los movimientos de los años
setenta, cargados de vitalidad y fuerza, la década de los ochenta nos ha dejado una
herencia bastante conservadora. Ha calado la idea de que la igualdad ya está
conseguida, de que el feminismo es un instrumento vacío de contenido político porque,
ahora que todos somos libres, no tenemos motivos por los que luchar. El liberalismo ha
hecho que de repente hayamos renunciado a analizar críticamente nuestros gustos, y
ha logrado hacernos creer que lo que antes era misoginia ya no lo sea.
Autorxs y activistas importantes de la tercera ola: Judith Butler, Paul B. Preciado, Virgine
Despentes.
3. Conclusiones