Capitulo 4 - Texto Guia
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El cimiento está situado por debajo de la superficie original del terreno. Se trata de una
zona vaciada durante el desbroce, es decir, durante La remoción y retirada de árboles,
plantas, tierra vegetal, escombros, basura y otros materiales indeseables que podrían ser
causa de asientos diferenciales. La caja así formada se rellena con suelos de aportación
para formar un cimiento uniforme del terraplén. En este sentido, cuando no sea necesario
un desbroce previo, será incluso conveniente proceder a un escarificado y compactación
homogénea de La superficie del terreno.
El núcleo constituye el cuerpo del terraplén propiamente dicho y está comprendido entre
el cimiento y La coronación.
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La coronación está formada por La parte superior del terraplén y su superficie constituye
La explanada sobre La que se asienta el firme de La calzada y de los arcenes. Por ser La
zona más próxima a las cargas del tráfico, las exigencias impuestas a La calidad de los
suelos utilizados en su formación y al grado de compactación de los mismos suelen ser
más severas que en el resto del terraplén.
Los taludes limitan lateralmente el terraplén con una sección transversal de inclinación
uniforme o variable.
En primer lugar hay que preparar La superficie de asiento del terraplén, procediendo al
desbroce, a La excavación y retirada de materiales inadecuados y a La escarificación y
compactación del área afectada. Cuando se trata de excavación en roca, las voladuras
deberán hacerse de forma que se mantenga una cierta uniformidad geométrica y que se
evite el lanzamiento del material fuera del área de excavación. También se procederá a
La captación y conducción de aguas superficiales y al drenaje profundo en los puntos
necesarios.
Si el terreno natural tiene una gran inclinación (por ejemplo, superior a 30) conviene
nivelar o escalonar previamente La superficie para evitar el desplazamiento del terraplén.
La construcción del terraplén tiene lugar por tongadas o capas de espesor relativamente
uniforme, con una secuencia que se describe a continuación.
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b) humectación o desecación del suelo
En ocasiones sin embargo, La humedad natural del suelo es excesiva, lo cual puede
constituir un impedimento para alcanzar La densidad prevista por más que se aumente La
energía de compactación. Cuando este caso se deba a precipitaciones atmosféricas puede
ser suficiente esperar a su desecación natural o acelerada mediante escarificación. Si se
trata en cambio de suelos finos limo-arcillosos con humedades próximas al límite plástico
no podrá contarse con su desecación por oreo y habrá que prescindir de ellos o proceder a
su mezcla con cal, escorias o cenizas volantes. Con este tratamiento se consigue una
modificación granulométrica aparente por formación de grumos y un aumento de La
humedad óptima de compactación, que se aproxime a la natural del suelo. Las
estabilizaciones son sin embargo tratamientos costosos para ser utilizados en el núcleo de
terraplenes, por lo que suelen reservarse para La explanada.
La compactación del terraplén tiene lugar generalmente en toda su anchura. Las tongadas
se compactan mediante varias pasadas de máquinas compactadoras de diferente tipo.
El objeto de La compactación es alcanzar una densidad seca mínima que confiera una
cierta estabilidad al suelo, compactado según un proceso económicamente justificado.
Para tener en cuenta La distinta compactibilidad de los suelos suele exigirse una densidad
en términos relativos. Así, el Pliego de prescripciones técnicas generales para obras de
carreteras y puentes (PG 3/1975) estipula que en los cimientos y núcleos de los
terraplenes se alcance una densidad no inferior al 95% de La máxima obtenida con el
mismo suelo en el ensayo Proctor. En La coronación se exige como mínimo un valor del
100% de La densidad máxima Proctor.
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características propias de los rodillos vibratorios como La frecuencia, amplitud, relación
masa suspendida/masa vibrante y características comunes a todo tipo de rodillos como La
velocidad y tipo de tracción.
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alcanzar una humedad aceptable, los suelos con humedades naturales elevadas pueden ser
de difícil (e incluso imposible) compactación. Esto se refiere particularmente a los suelos
cohesivos con humedades naturales próximas al límite plástico. En este caso puede
producirse un “colchoneo” o deformación recuperable que obligue a una compactación
gradual empezando con algunas pasadas de máquinas ligeras, al aplazamiento de La
compactación, e incluso al rechazo del material.
El trabajo de los equipos de compactación debe organizarse de forma que ésta sea lo más
uniforme posible, en este sentido es conveniente controlar y ordenar eI tráfico de obra de
forma que no lleguen a formarse roderas en La superficie de las capas en ejecución es
decir que todos los puntos de La tongada reciban el mismo número de pasadas de rodillo.
Los suelos necesarios para formar los terraplenes se obtienen de los desmontes de La
traza o de préstamos adecuados.
Los mejores suelos serán aquellos que son fáciles de compactar y que una vez
compactados son resistentes a La deformación, poco sensibles a los cambios de humedad,
especialmente en lo referente a cambios de volumen, o a La helada en áreas sometidas a
muy bajas temperaturas (en España a más de 1.500 m de altitud), y sin alterabilidad
potencial. Por ello son preferibles los suelos granulares de granulometría continua, con un
porcentaje adecuado de finos poco plásticos y sin piedras de gran tamaño. Las arenas
uniformes sin finos (A-3) son difíciles de compactar.
Los suelos de grano fino o materiales limo-arcillosos pueden ser utilizados, salvo que se
trate de arcilla muy plásticas o de limos muy compresibles de elevado limite liquido. Por
ejemplo los limites de las especificaciones británicas de 1976, que son tolerantes, son
respectivamente IP=65 y LL=90. Con frecuencia estos suelos de grano fino, de reducida
resistencia, tienen también unas humedades naturales excesivas que dificultan o
imposibilitan su puesta en obra.
Son suelos inadecuados para su empleo en terraplenes los suelos orgánicos o con materia
orgánica (hojas, hierba, raíces, desechos orgánicos y otros materiales putrescibles). Por
ello no se empleará La capa de tierra vegetal, ni materiales procedentes de marismas,
turberas, etc. Tampoco es conveniente emplear escombros y vaciados heterogéneos, que
pueden dar lugar a asientos diferenciales en servicio.
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Por último es necesario adoptar precauciones con suelos que contengan una cantidad
apreciable de sulfatos y hayan de estar en contacto con hormigón, por ejemplo, de
cimentaciones o estribos de obras de fábrica, o con materiales tratados con cemento,
como es el caso de los terrenos yesiferos en los que hay que evitar que las aguas en
contacto con el terreno lleguen a las capas de firme.
En suma, las prescripciones son tanto más estrictas cuanto mayor es La altura del
terraplén y más cerca se encuentra el suelo de las cargas de tráfico. Hay una tolerancia
realista pero consecuente, para La construcción de terraplenes en áreas en que escaseen
los suelos de buena calidad.
En España, el Articulo 330 “Terraplene” del PG-3/1975 distingue para su empleo varios
tipos de suelos en función de su granulometría, plasticidad, capacidad de soporte o
resistencia a La deformación, posibilidad de entumecimiento, densidad máxima Proctor y
contenido de materia orgánica (Tabla 34.1). Se definen así:
Suelos seleccionados
Suelos adecuados
Suelos tolerables
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Suelos inadecuados, que son aquellos que no cumplen las condiciones mínimas
exigidas a los suelos tolerables.
Las prescripciones generales españolas son más exigentes que las de La AASHTO o las
de muchos países europeos. Sin embargo hay que señalar que son siempre susceptibles de
modificación en el Pliego de Proscripciones Técnicas Particulares de cada proyecto.
Cuando los suelos disponibles no satisfagan las exigencias generales será necesario
realizar un estudio detallado de laboratorio sobre sus características para evaluar la
posibilidad de su empleo y fijar en ese caso las especificaciones particulares para su
puesta en obra.
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4. RECOMENDACIONES FRANCESAS PARA LA CONSTRUCCION DE
TERRAPLENES
Se llega a una distribución de suelos y rocas en 42 grupos, para los que después se hacen
recomendaciones especificas sobre su utilización, según las condiciones meteorológicas,
en el cuerpo del terraplén y en su coronación, así como sobre La forma en que deben
compactarse.
En esta clasificación se incluyen tanto los suelos como las rocas para La construcción de
terraplenes y pedraplenes, recurriendo a seis grupos que se denominan A, B, C, D, E y F,
(Tabla 34.2).
Los grupos A y B engloban todos los suelos que pudieran llamarse típicos. El grupo D
incluye La roca sana para pedraplenes y los suelos insensibles al agua por contener una
proporción de finos muy reducida, tales como las gravas y arenas limpias.
El grupo C comprende los suelos con elementos gruesos y finos a La vez y es por tanto
una especie de puente entre el D y los A y B. El grupo E engloba las rocas evolutivas,
tales como las margas, pizarras y cretas.
Por último, el grupo F incluye una serie de materiales que pudieran calificarse de un tanto
extraños, tales como los materiales putrescibles (tierras vegetales, desechos industriales,
turbas, etc.), los materiales combustibles (estériles de hulla), los solubles (margas
yesiferas) y los materiales contaminantes, como los lodos de decantación, residuos de
enriquecimiento de minerales, escorias con fuerte contenido de azufre, etc.
Los grupos A y B corresponden a los suelos propiamente dichos. El criterio básico para
su separación es, como ocurre en La mayoría de las clasificaciones, el material que pasa
por el tamiz 0.080, estableciéndose La frontera en el 35%. El porcentaje del 35% es más
práctico que el 50% utilizado en La clasificación ASTM. El 35% de finos se subdivide de
nuevo según tenga más o menos del 12%, de forma parecida a como se procede en La
clasificación ASTM.
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Los subgrupos de las categorías A, B y C se dividen a su vez en otros tres con las letras, h,
m y s, que sirven para indicar su contenido de agua por sus iniciales: húmedo, media, y
seco. Estos tres estados se definen según cada grupo por una o varlas de las siguientes
características.
Pero estos estados varían con las condiciones meteorológicas que en las tablas de
utilización se recogen con los signos ++, +, = y -. Estos símbolos indican el sentido en
que el contenido de agua tiende a variar según dichas condiciones.
Partiendo de cada tipo de suelo, estado de humedad y tendencia a variar del mismo, se
han preparado unas tablas indicando las condiciones de puesta en obra que debe
respetarse para obtener unos terraplenes de calidad normal, utilizando las técnicas de
ejecución que pueden considerarse corrientes.
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R. Extendido. Una tongada delgada puede tener un espesor de 15 a 30 cm., una tongada
medla, de 25 a 50 cm.
1. 1 Tongadas delgadas
2. Tongadas delgadas o medlas
C. Compactación
1. Compactación Intensa
2. Compactación Medla
3. Compactación Débil
Cuando se juzga innecesario hacer alguna indicación particular para unas condiciones
determinadas, el código correspondiente es 0.
Las recomendaciones francesas hacen un estudio muy detallado sobre la utilización de los
suelos en coronación, partiendo de la clasificación citada. Estas recomendaciones se
resumen en forma codificada en la tabla 34.5. En dicha tabla, además de los tipos de
suelos y su grado de humedad que se señala en la primera columna, se indica en la
segunda la influencia de la situación meteorológico con los símbolos + = y -.
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T. Tratamiento o técnica de mejora.
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P. Plataforma: Las soluciones dependen del estado de La plataforma sobre La que se va a
extender La coronación:
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De La observación de La tabla resumen se deduce que, con La mayor parte de los suelos,
si se quieren utilizar en La capa de coronación, se recomienda algún tipo de tratamiento.
Únicamente se admite el empleo sin tratamiento alguno (T = 0) en los suelos granulares
tipo D2 y D3, como gravas aluviales y arenas con más de un 30% de material superior a 2
mm y materiales rocosos no evolutivos, en ambos casos con menos de Un 5% de material
que pasa por el tamiz de 80 µm que son suelos y rocas insensibles al agua. Se incluyen
también en el mismo grupo los suelos 83 con finos (80 µm) comprendidos entre el 5 y el
12% no plásticos, es decir, gravas limosas.
Por ejemplo para un suelo A, con tongada medla y compactación intensa con un rodillo
vibratorio de 40kg/cm (tipo V3 b), se obtiene un valor Q/S inferior a 0,07 que se
corresponde con un espesor máximo de 50 cm.
Las primeras máquinas empleadas para La compactación de los suelos fueron las
apisonadoras de rodillos lisos que se empleaban en La compactación de firmes. Pronto
empezaron a construirse maquinas más eficaces y mejor adaptadas a La compactación de
los terraplenes. En La actualidad se dispone de una gama muy amplla de compactadores
de diferente tipo (Fig. 34.4 y 34.5). En general, un suelo podrá compactarse con cualquier
máquina de cierto peso que incida sobre él, pero el rendimiento y el grado de
cornpactación que se alcancen dependerán de una elección acertada.
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Las máquinas utilizadas suelen compactar por uno de los principios siguientes o por una
combinación de ellos:
presión estática, sin o con un cierto amasado del suelo.
impacto dinámico
vibración
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Tamdem, o de dos rodillos en serie, uno de ellos tractor.
Triciclo, o de tres rodillos, uno delantero y dos en el eje tractor, los cuales suelen tener
mayor diámetro.
Triejes, o de tres rodillos en serie.
Las características de estos rodillos dependen de su peso por cm de llanta metálica, así
como del ancho y diámetro de los rodillos. Aun cuando pueden compactar con un
rendimiento escaso tanto suelos granulares como suelos cohesivos con una humedad
adecuada, en tongadas de 10-20 cm y 4-8 pasadas, hoy se emplean sobre todo en La
construcción de firmes y en el alisado final de capas ya compactadas por otras máquinas.
Rodillos de patas de cabra. Los rodillos pueden ser remolcados por un tractor o
autopropulsados, los cuales son de mayor rendimiento. La superficie del cilindro metálico
esta erizada de unas protuberancias en forma de troncos de pirámide (“patas de cabra”)
que al girar el cilindro, se hincan en el terreno por La elevada presión de contacto. La
compactación tiene lugar de abajo arriba, con un amasado del suelo: al comienzo las
patas se hincan en La tongada en casi toda su longitud, compactando La parte inferior de
La misma; durante las siguientes pasadas, La creciente resistencia al esfuerzo cortante del
suelo soporta cada vez más el peso del rodillo, cuyas patas penetran menos. Cuando las
huellas son del orden de 1/5 del espesor de La tongada puede pasarse a La extensión de
La tongada siguiente o a La compactación final con un rodillo liso.
Los rodillos suelen tener un diámetro y una anchura de 1-2 m un peso en vacío de 1,5-6 t
y un peso en carga de 3-12 t. Los rodillos remolcados por tractor están con frecuencia
acoplados en paralelo o en serie. Los autopropulsados solo se emplean en obras
importantes.
El espesor de las tongadas suele ser de 15-30 cm y son necesarias muchas pasadas (8-16).
Rodillos de segmentos. En lugar de patas tienen una serie de placas, a veces móviles. Por
su acción, pueden considerarse como intermedios entre los rodillos lisos y los de pata de
cabra. Se emplean muy poco en La actualidad.
Rodillos de reja. La superficie del cilindro está constituida por una reja parecida a una
criba, con lo que disminuye notablemente la superficie de contacto y aumenta la presión
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unitaria. Puede emplearse para triturar y compactar eficazmente rocas blandas o suelos
cohesivos secos, pero su utilización actual es muy reducida.
Compactadores de neumáticos. Consisten básicamente en un chasis capaz de ser
lastrado y varias ruedas dispuestas normalmente en una o dos filas, que constituyen el
elemento compactador. Las ruedas suelen tener un sistema de suspensión deformable o
elástico, que permite unos movimientos relativos apreciables entre las mismas ruedas y
entre éstas y el chasis, aproximándose en algunas máquinas a una condición isostática
obtenida por medios mecánicos o hidráulicos. El suelo se somete así a una compactación
relativamente uniforme y a una acción muy eficaz de amasado.
Estos compactadores pueden emplearse, como los rodillos vibratorios que se describen
más adelante, para compactar una gama muy amplia de suelos, bases y subbases en
firmes, así como capas de aglomerado bituminoso y tratamientos superficiales. Esta
versatilidad, unida a su adaptabilidad al material a compactar y también a su facilidad de
desplazamiento dentro y fuera de La obra, constituyen unas ventajas muy apreciadas por
los constructores de carreteras.
Pueden ser también remolcados por un tractor o bien ser automotores; los primeros
apenas se emplean por su escasa maniobrabilidad. Otras características importantes son el
número, tipo y disposición de los neumáticos, el sistema de sustentación y La carga por
rueda, así como La presión y el área de contacto, que dependen a su vez del tipo de
neumático, de La presión de inflado y de La carga por rueda.
Para que La compactación sea efectiva no es conveniente que las tongadas tengan un
espesor superior a 1,5 - 2 veces el radio del área de contacto, por lo que suelen ser de 20-
40 cm.
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1. Con tongadas de gran espesor es más eficaz aumentar La carga por rueda que La
presión de contacto. Esta observación interesa particularmente a La compactación de
suelos.
2. Con capes delgadas de pequeño espesor es más eficaz aumentar La presión de contacto.
Por ello los compactadores de neumáticos utilizados para las relativamente delgadas
capas de mezcla bituminosa suelen trabajar con elevadas presiones de inflado y contacto.
Estos compactadores son particularmente eficaces con los suelos algo cohesivos, ya sean
zahorras y arenas con finos limo-arcillosos o bien suelos de grano fino de plasticidad
moderada. En cambio compactan peor los suelos granulares sin cohesión, en particular
los de granulometría uniforme.
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objeto detectar zonas inestables o que puedan sufrir asientos en servicio. Este apisonado
previo puede interesar, por ejemplo, para La explanación de vlales urbanos en zonas de
antiguos vertidos, en general no compactados y de características heterogéneas.
La utilización de los rodillos de neumáticos es mucho más frecuente en las capas de firme
que en las de terraplén, donde se usan más los rodillos vibratorios.
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5.2 Compactación por impacto dinámico
Pisones automáticos
Los pisones ligeros tienen un peso del orden de 100 kg, en tanto que los pesados
(“ranas”) pesan 500-1.200 kg y producen solo 50-100 golpes por minuto. Gracias a La
inclinación del eje vertical de La máquina, el operario puede desplazarla sin dificultad.
Por su bajo rendimiento, estas máquinas se emplean hoy solamente en obras pequeñas o
para compactar áreas reducidas o de difícil acceso (zanjas, rellenos próximos a muros,
estribos, etc.) En términos generales y para tongadas de unos 15-20 cm pueden ser
necesarias 4-6 pasadas.
Una grúa eleva el pisón (2-3 t) a una altura de 1-3 m, desde donde cae con una frecuencia
do 5-20 golpes por minuto. Actualmente se emplean poco; su mayor utilidad estriba en su
capacidad de fragmentación y compactación de materiales rocosos en pedraplenes, pero
en La actualidad este trabajo se realiza con rodillos vibratorios muy pesados.
Estos rodillos automotores son cada vez más empleados en las grandes obras de
carreteras. Tienen un gran peso estático, están erizados de unas protuberancias tronco
piramidales y operan a una velocidad elevada (20-25 km/h), lo que da lugar a frecuentes
impactos y a una cierta acción de amasado. Su rendimiento es elevado con zahorras y
arenas con finos; La compactación tiene lugar en pocas pasadas sobre tongadas de
espesor moderado (Fig. 34.5). Requieren una terminación final con apisonadoras de
rodillos lisos estáticos o vibratorios. Se emplean en todas las capas del terraplén,
principalmente con suelos algo cohesivos o cuando es necesaria una homogeneización
granulométrica por fragmentación caso de las rocas blandas.
Por su elevado rendimiento con toda clase de suelos, en particular los granulares, este
tipo de compactación se emplea cada vez más en La construcción de terraplenes y capas
de firme.
Las vibraciones son producidas por masas excéntricas que giran a gran velocidad y
provocan una fuerza Centrifuga proporcional a La masa y al cuadrado de La frecuencia.
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La fuerza dinámica que actúa sobre La superficie a compactar llega así a duplicar La
fuerza estática debida al peso propio de La máquina. Con frecuencias bajas, La fuerza
dinámica aumenta como La fuerza Centrifuga; con frecuencias mayores La fuerza
dinámica crece mucho más deprisa que centrifuga hasta alcanzar un máximo,
disminuyendo después (Fig. 34.7). El máximo corresponde a una frecuencia de resonancia
del sistema máquina-suelo para el que se consigue además una notable reducción del
rozamiento entre las partículas del suelo. La frecuencia de resonancia no solo varía con el
suelo o material a compactar, sino que depende del grado de compactación. Idealmente
convendría iniciar la compactación con una frecuencia baja y luego ir aumentándola
gradualmente. Muchas veces no es posible sin embargo modificar La frecuencia,
interesando trabajar por ello con un valor próximo a la frecuencia de resonancia
correspondiente al material compactado. La gama de frecuencias para terraplenes es de
20-40 Hz (1.200-2.400 r.p.m.) y para capas de firme 35-50 Hz. (1900- 3.000 r.p.m.).
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Los rodillos lisos remolcados son actualmente los compactadores mas usados, con
muchos modelos en el mercado y buen rendimiento. La Tabla 34.8 orienta sobre sus
características generales.
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La profundidad do compactación suele aumentar con el peso propio de La máquina y
disminuir al aumentar La frecuencia. Para los de tipo medio, el espesor optimo de
tongada es de 0,30 - 0,40 m con 3-6 pasadas. Como los últimos centímetros de cada
tongada compactada suelen quedar sueltos, es necesario terminar la ultima tongada con
una pasada sin vibración. Los rodillos muy pesados se emplean en La compactación de
pedraplenes, con tongadas de hasta 1 m de espesor.
Los rodillos automotores de dos cilindros, uno de ellos vibrante en general, aunque
también existen rodillos vibrantes tandem (Fig. 34.5), son máquinas más versátiles
porque pueden emplearse tanto para capas de firme (utilizacion principal) como para
terraplenes.
Placas vibrantes. Las hay ligeras de solo 100 kg de peso; de tipo medio de más do 500
kg; y pesadas con una superficie de trabajo del orden de 1 m2, 1,5-3 t do peso y que
funcionan a baja frecuencia (10-30 Hz). Estas últimas pueden compactar bien los suelos
granulares y los suelos de grano fino poco cohesivos en tongadas de hasta 0,5 m, aunque
lo normal es que trabajen con tongadas de poco espesor (0,10-0,15 m).
Estas placas pueden también ser transportadas por una máquina sobre neumáticos o sobre
orugas, acoplándose en general varias placas en una fila y constituyendo así un
compactador de multiplacas vibrantes.
En busca de una mayor eficacia y versatilidad, se han desarrollado también máquinas que
trabajan por más de uno de los principios considerados. A este grupo pertenecen, por
ejemplo:
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6. CONTROL DE CALIDAD
El control de los materiales tiene por objeto comprobar que el material a utilizar cumple
las prescripciones exigidas, tanto en el lugar de origen como en el de empleo; de este
modo queda asegurado que no ha habido alteraciones en las operaciones de extracción,
carga, transporte y descarga. Este control es fundamentalmente visual y se complementa
con toma de muestras representativas para realizar ensayos de identificación. En el propio
tajo se requiere una vigilancia para desechar los materiales inadecuados y ensayar los
sospechosos.
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El control de la compactación suele hacerse mediante el control de La densidad seca
y de La humedad, y en casos especiales de La porosidad.
Sobre las distintas tongadas de los terraplenes (y de las explanadas en desmonte,
sometidas a una compactación previa a La puesta en obra de La coronación o, en el mejor
de los casos, del firme) se determina puntualmente La densidad seca alcanzada in situ
después del proceso de compactación. Dicha densidad suele expresarse en porcentaje de
una densidad de referencia, normalmente La máxima alcanzada en el ensayo
de apisonado Proctor. Las prescripciones técnicas especifican un valor mínimo.
Conviene tener en cuenta que un punto de porcentaje no es una cosa nimia, puesto que
un material completamente suelto tiene ya una densidad del orden del 85% de la de
referencia.
El control de la humedad se realiza en los suelos con porcentajes de arcilla que puedan
influir en la capacidad de soporte y el de La porosidad en suelos o rocas evolutivos
potencialmente.
Como se trata de controles muestrales de los que se pretende inferir las características de
La totalidad de La superficie ensayada, conviene aplicar algunos principios estadísticos
sencillos:
Debe ante todo definirse el “lote” que se aceptará o rechazará según los resultados
de los ensayos. Un valor medio recomendado es el de 5.000 m2 de tongada o
fracción diarla compactada, si ésta es menor.
Una vez elegido el efectivo de La muestra, para que ésta no introduzca ningún
“sesgo”, el emplazamiento de los ensayos debe elegirse de forma aleatoria,
evitando ir a los sitios “peores”, o a los que al operador le parecen
“representativos”.
Una vez realizados los ensayos, su resultado debe ser analizado por técnicas
estadísticas. El tener algunos resultados muestrales por debajo del Imite no
significa obligatoriamente que el lote deba ser rechazado, es decir recompactado.
Así, con 5 unidades aleatorias por muestra pueden admitirse resultados
individuales de La densidad de hasta un 2% inferior al valor mínimo especificado,
siempre que La media aritmética del conjunto de La muestra no sea inferior a ese
valor.
A este “control de producto terminado” pueden asimilarse otros sistemas, como los
ensayos de carga con placa o los ensayos de huella, normalizados en Suiza y empleados
también en ocasiones en obras españolas.
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Otros métodos, por “control de procedimiento”, consisten en fijar el espesor máximo de
La tongada compactada y el número mínimo de pasadas en función de las características
del suelo y el tipo de compactador. En este caso basta con vigilar el proceso de
compactación.
Para cada tipo de suelo y maquinarla se fija en unos cuadros el espesor máximo de
tongada. Pero en lugar de especificar el número de pasadas, como es lo corriente, se
recurre al parámetro QIS, siendo Q el volumen de suelo compactado durante un tiempo
determinado y S La superficie cubierta por el compactador durante el mismo tiempo. S
será por tanto, en principio, el producto de La anchura de compactación del compactador
L, por La distancla D recorrida durante el tiempo escogido para La evaluación de 0. La
distancla D puede determinarse con precisión en obra por medio de un contador
kilométrico instalado en La máquina.
La elección del número de pasadas no tiene todo su significado más que asoclada a un
espesor de tongada; Si el espesor real es muy diferente del previsto el número de pasadas
debe ser ajustado para tener en cuenta dicha varlación. La ventaja del parámetro QIS
respecto a La elección prevla del número de pasadas, es que no es preciso ajustarlo
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porque el esfuerzo de compactación está referido al volumen total Q del material que
recibe ese esfuerzo en lugar de estar definido por cada tongada elemental, como sucede
en el caso en que se indica el número de pasadas.
Las tablas francesas van acompañadas de una amplla lista de material de compactación
hoy día disponible, con sus diferentes caracteristicas y la clasificación a que corresponde
según la nomenclatura de dichas tablas.
Por último, el control geométrico tiene por objeto comprobar que La superficie resultante
del terraplén terminado se atiene a los planos y pliegos del proyecto. Se comprueban las
cotas de replanteo del eje (con mira cada 20 m más los puntos singulares colocando
estacas niveladas), así como La anchura y pendiente transversal.
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ANEXO
Compactación en campo.
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120
1.9
S
1 =
10
100 1.6
3
5 6
4 1.5
90
10 15 20 25
Contenido de humedad (%)
Figura 7.26. Comparación entre las compactaciones en laboratorio y en campo, (1)
Compactación estática en laboratorio, 140 kg/cm 2, (2) Proctor modificado, (3) Proctor estándar,
(4) Compactación estática en laboratorio a 14 kg/cm2, (5) Compactación en campo con seis
pasadas de un rodillo neumático, (6) Compactación en campo con seis pasadas de un rodillo pata
de cabra.(Turnbull, 1950) Nota. La compactación estática se aplico por ambas caras de la muestra.
1. Tipos de compactadoras.
Todos los equipos que se conducen sobre un terraplén, desde las volquetas hasta los
cargadores frontales contribuyen en la compactación del mismo. Sin embargo,
generalmente no se puede confiar sólo en esta compactación accidental porque:
La mayoría de los equipos de construcción son diseñados intencionalmente para
tener presiones de contacto bajas entre los neumáticos o huellas y el suelo. Esto
permite que viajen más rápida y fácilmente a través del suelo suave. Por ejemplo
un cargador frontal tiene una presión de contacto de solo 83 kPa.
El tráfico casual usualmente sigue las rutas comunes, así que su energía de
compactación no se distribuye uniformemente en el terraplén. De esta manera,
algunas áreas pueden recibir suficiente compactación, mientras que otras no
reciben virtualmente ninguna.
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Presión. La presión de contacto entre el equipo y la tierra es
probablemente el factor más importante en el resultado de la compactación
de los suelos. Un típico rodillo pata de cabra tiene una presión de contacto
de alrededor de 3500 kPa., la cual es mucho mayor el equipo
a++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++++++++++++++++3nteriormente mencionado.
Impacto. Algunos equipos imparten una serie de golpes al suelo. Como
por la caída de un peso. Esto agrega un componente dinámico a la energía
de compactación.
Vibración. El equipo vibratorio de compactación utiliza pesos excéntricos
u otro dispositivo para inducir fuerzas vibratorias en el suelo. Las cuales
pueden intensificar su compactación. Estas vibraciones tienen
generalmente una frecuencia de 1000-3500 ciclos por minuto.
Manipulación o Amasado. Los equipos de compactación que imparten
algunas fuerzas cortantes al suelo pueden también mejorar la
compactación. Esta acción es llamada manipulación o amasamiento. Sin
embargo, la manipulación excesiva, como en un terraplén excesivamente
mojado, puede ser perjudicial.
Mayormente la compactación en campo se hace con rodillos. Los cuatro tipos de rodillos
más comunes son:
33
Material de Estudio elaborado por: WAA
esta razón se aclarara el método de compactación de cada uno de estos equipos, ya que
Una de las máquinas más viejas y más comunes de compactación es el rodillo pata de
cabra, mostrada en la Figura 7.27. Consiste en uno o más tambores que rotan con
numerosos pies que concentran su peso sobre un área pequeña y aumentan la presión de
contacto aproximadamente a 2000 a 5000 kPa (300 a 700 lb/in 2). En los años 30 ya
empezaron a ser usados extensamente en la construcción de terraplenes.
Los rodillos pata de cabra compactan el suelo por presión y manipulación. Ellos pueden
ser usados en una variedad de suelos, pero trabajan de mejor manera en limos y arcillas.
La mayoría de los rodillos pata de cabra pueden acomodar suelos sueltos de espesores
alrededor de 200 mm (8 in). Su principal característica es que compactan el suelo de
abajo hacia arriba, lo que no ocurre con los demás tipos de rodillos, que compactan de
arriba hacia abajo.
34
Material de Estudio elaborado por: WAA
Rodillo
Vástago Vástago
(c)
(b) (d)
(a) afilado
Pata (b) de base ampliada
(c) prismática
(d) de cabra
(a)
Figura 7.28. Formas usuales en las patas de los rodillos pata de cabra, (J. Badillo, 1976).
1350
1350
1300 1300 15 cm
1200 1200 1200 1200 1200 1200
1250 1250 1250 1250 1300 1250
Capa compactada
Figura 7.29. Influencia de la forma en la punta del vástago de los “rodillos pata de cabra”,
(Juárez & Badillo, 1976).
En todos los casos que se muestran, el vástago aplico la misma presión y con la misma
intensidad a lo largo del tiempo. La mayor eficiencia del vástago plano, así como la del
que está ligeramente inclinado (120º), se ven en la mayor profundidad que los pesos
específicos secos puedan alcanzar.
La presión que ejerce el rodillo pata da cabra al pasar con sus vástagos sobre el suelo no
es uniforme en el tiempo; los vástagos penetran ejerciendo presiones crecientes, las
cuales llegan a un máximo en el instante en que el vástago esta vertical y en su máxima
35
Material de Estudio elaborado por: WAA
penetración; a partir de ese momento la presión disminuye hasta que el vástago sale.
Además, la acción del rodillo es tal que hace progresar la compactación del rodillo de la
capa de suelo de abajo hacia arriba (principal característica ya mencionada
anteriormente); en las primeras pasadas las protuberancias y una parte del tambor mismo
penetran en el suelo, lo que permite que la mayor presión se ejerza en el lecho inferior de
la capa por compactar; para que esto ocurra el espesor de la capa no debe ser mucho
mayor que la longitud del vástago.
F F F
Superficie original
del terreno.
Capa compactada
Figura 7.30. Influencia del tamaño y área de la sección recta en los vástagos de los “rodillos pata
de cabra”, (Juárez & Badillo, 1976).
36
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El rodillo pata de cabra produce dos resultados muy deseables en los terraplenes de
suelos finos compactados, que son una distribución uniforme de la energía de
compactación en cada capa y una buena liga entre capas sucesivas.
Los rodillos de pata apisonadora son muy similares a los rodillos pata de cabra, excepto
que ellos utilizan largos pies con una presión de contacto más pequeña. Pueden ser
operados a altas velocidades pero no compactan una profundidad grande.
Figura 7.31. Compactador con rodillos de pata apisonadora. (Juárez & Badillo, 1976)
Los rodillos neumáticos como se muestra en la Figura 7.32 son unidades pesadas que
descansan sobre varios neumáticos. La presión de contacto es normalmente alrededor de
600 kPa (85 libras/in2). Cada neumático puede moverse hacia arriba y hacia abajo
independientemente, así este dispositivo es bueno al encontrar pequeños puntos suaves
que equipos de compactación rígidos, como los rodillos pata de cabra no podrían hacerlo.
Estos rodillos pueden compactar terraplenes con espesores sueltos de 250 a 300 mm (10 a
12 in).
El rodillo aplica a la superficie de la capa prácticamente la misma presión desde la
primera pasada, esta presión es casi igual a la presión de inflado de la llanta. La superficie
de contacto de la llanta depende del peso del rodillo y de la presión de inflado, su forma
es mas o menos elíptica. La presión que se transmite no es rigurosamente uniforme en
toda el área de aplicación, pero para simplificar se toma la presión media de contacto.
Para lograr una presión más o menos uniforme a una cierta profundidad bajo la superficie
es preciso que las llantas delanteras y traseras del equipo tengan huellas que se
superpongan ligeramente, es usual buscar una disposición tal que deje a ambos lados 2/3
de huella libre entre las superposiciones.
37
Material de Estudio elaborado por: WAA
Figura 7.32. Compactador con rodillos neumáticos.
2.2
2.0
Arcilla arenosa
1.9
1.8
Arcilla plástica
1.7
38
Material de Estudio elaborado por: WAA
Los rodillos vibratorios como los que están en la Figura 7.34 es similar a los rodillos
pata de cabra o pata apisonadora, con la adición de un mecanismo vibrante. Por lo tanto,
ellos utilizan presión y vibración para compactar el suelo. La vibración es especialmente
efectiva en suelos arenosos y gravosos. El más pesado de estos rodillos puede acomodar
elevaciones de espesores sueltos de hasta 1 m (3 pies) y proporcionar una cierta energía
de compactación a las profundidades de alrededor de 2 m (7 pies).
En la Figura 7.34b se puede ver como se combina un rodillo tipo pata de cabra con un
vibrador, esto se hace generalmente en la compactación de campo, ya que combinando la
vibración con la presión, se obtienen mejores resultados que si se aplica solo vibración.
La presión es necesaria para vencer los lazos interpartículares que se producen tanto en
suelos gruesos como en los finos.
39
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posible compactar con solo un rodillo liso. También existen rodillos pata de cabra
combinados con aparatos vibratorios y se recomiendan para compactaciones de suelos
finos arcillosos y también permite trabajar con un mayor espesor de capa.
(a)
(b)
Figura 7.34. (a) Compactador con rodillos vibratorios, (b) Rodillo liso vibratorio tipo remolcado.
Los Rodillos lisos con rueda de acero, como el que esta en la Figura 7.35, deja lisa la
superficie del suelo compactada. Los tipo no-vibratorios no están bien preparados para la
compactación del suelo debido a que la presión del contacto es mucho menor que el de
los rodillos pata de cabra. Sin embargo, pueden ser utilizados como rodillos
impermeabilizantes de una subrasante justo antes de pavimentar (es decir, un rodado final
para nivelar la compactación de los suelos más elevados) y para compactar en la base de
agregado grueso y el pavimento de asfalto.
40
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Figura 7.35. Compactador con rodillos lisos de acero.
Cuando se utiliza el rodillo liso en arcillas y limos plásticos es común que al cabo de
cierto número de pasadas se presenten fisuras en la parte superior de la capa, debido a la
rigidez que esta zona adquiere por excesiva compactación, en comparación al lecho
inferior de la misma capa menos compactado, que adquiere una resistencia relativamente
baja.
Las características principales de lo rodillos lisos son su disposición, diámetro (con el que
aumenta mucho la eficiencia), ancho y peso total. El espesor suelto de la capa de material
que es posible compactar con los rodillos lisos varía de 10 a 20 cm.
En los equipos de compactación por impacto es muy corta la duración de transmisión del
esfuerzo. Los equipos que pueden clasificarse dentro de este grupo son los diferentes
tipos de pisones, cuyo empleo esta reservado a áreas pequeñas, y ciertas clases de rodillos
apisonadores semejantes en muchos aspectos a los rodillos pata de cabra, pero capaces de
operar a velocidades mucho mayores, lo que produce un efecto de impacto sobre la capa
de suelo que se compacta.
41
Material de Estudio elaborado por: WAA
Figura 7.36. Compactador con placa vibratoria.
Los pisones pueden ir desde los más elementales, de caída libre y accionados a mano,
hasta aparatos bastante modernos como las placas vibratorias vibratorios. Sobre todo por
razones de costo, su empleo esta limitado a determinadas partes de la estructura vial, tales
como zanjas, desplante de cimentaciones, áreas adyacentes a alcantarillas o estribos de
puentes, cobertura de alcantarillas, etc. y donde no puedan usarse equipos de
compactación de mayor rendimiento o tamaño, por razones de espacio o por temor al
efecto de un peso excesivo.
La selección apropiada del equipo y de los métodos de compactación depende del tipo de
suelo, tamaño del proyecto, requisitos de compactación, índice de producción requerido,
y otros factores. No hay un dispositivo que sea la mejor opción para todas las situaciones.
La Figura 7.37 muestra los rangos comunes en los suelos para varios tipos de
compactadores.
Por ejemplo, los suelos de baja cohesión son eficientemente compactados por vibración,
las placas vibratorias manuales y los rodillos vibratorios motorizados de varios tamaños
son muy eficientes para la compactación de suelos de arena y grava. El equipo de rodillos
neumáticos se puede también utilizar eficientemente para compactar suelos arenosos. Los
pesos que se hacen caer libremente distancias largas, se han utilizado para compactar
dinámicamente terraplenes granulares sueltos. Por lo tanto es muy importante la selección
del tipo de compactador en campo para cada tipo de suelo.
42
Material de Estudio elaborado por: WAA
Zonas de aplicación de las compactadoras Métodos de compactación
100 % 100 %
Arcilla Limo Arena Roca
Pata de cabra
Presión, manipulación
Rejilla
Presión, manipulación
Vibratorio
Presión, vibración
Rodillos de acero lisos
Presión
Multiples llantas neumaticos
Presión, manipulación
Neumaticos pesados
Presión, manipulación
Pies de amasado
vibratorio
Presión, manipulación, vibración
Pies de amasado remolcado
Presión, manipulación
Pies de amasado de alta velocidad
Presión, manipulación,
Pies de amasado Pies de amasado
impacto, vibración
caterpiler caterpiler
Presión, manipulación,
impacto, vibración
Figura 7.37. Tipos de suelo lo mejor posible satisfechos para varios tipos de equipos de
compactación. (Coduto, 1998)
Además del tipo de suelo y de contenido de agua, otros factores se deben considerar para
alcanzar el peso específico de compactación en campo deseado. Estos factores incluyen
el espesor del terraplén, la intensidad de la presión aplicada por el equipo de
compactación y el área sobre la cual es aplicada la presión. Estos factores son
importantes porque la presión aplicada en la superficie disminuye con la profundidad y
esto provoca una disminución en el grado de compactación del suelo. Así como también
un aumento en el área de contacto entre el rodillo y el suelo reduce el número de pasadas
que se necesitan para alcanzar un determinado resultado. Debido a que estos factores son
de mucha importancia como para ser obviados en este libro es que se hará un estudio
detallado de cada uno de ellos, basándose en estudios de especialistas en la materia que
hicieron muchas observaciones y pruebas para poder saber los efectos ventajosos o no en
el proceso de compactación en campo.
Durante la compactación, el peso específico seco del suelo también es afectado por el
número de pasadas del rodillo. Un número de pasadas inferior al requerido no logrará
reproducir los valores de laboratorio en campo, en cambio un exceso del número de
pasadas del rodillo será antieconómico para el contratista. Debido a esto es que es muy
43
Material de Estudio elaborado por: WAA
necesario poder determinar el número preciso de pasadas que se tienen que realizar con el
rodillo especificado.
La Figura 7.38 muestran las curvas de compactación en las que se ve que el peso
especifico seco crece hasta cierto punto con el número de pasadas del rodillo en un suelo
de arcilla limosa, más allá de este punto permanece aproximadamente constante. En la
mayoría de los casos, cerca de 10 a 15 pasadas del rodillo produce el peso específico seco
máximo económicamente alcanzable.
En la Figura 7.38 se puede ver que a cualquier profundidad dada, el peso específico
seco de compactación aumenta con el número de pasadas del rodillo.
18
Contenido de humedad = 17.8 %
Peso específico seco, d [lb/ft3]
110
90 14
Arcilla limosa
Límite liquido = 43 13
80
Índice de plásticidad = 19
12
70 11
0 8 16 24 32
Número de pasadas del rodillo
Figura 7.38. Relación entre el peso específico seco y el número de pasadas (por un rodillo liso de
tres llantas de 9.5 ton), el suelo de un estrato suelto es compactado 9 plg a diferentes contenidos
de humedad. Curva de crecimiento para una arcilla limosa. (Das, 1998)
44
Material de Estudio elaborado por: WAA
Puede verse en la Figura 7.39 que por lo general, disminuye el
incremento de del peso especifico seco por pasada al aumentar la
plasticidad y que el número adecuado de pasadas depende del tipo de
suelo que se tenga en cada caso.
2.2
Grava arena - arcilla
Arcilla arenosa
2.0
Peso específico seco, d [Ton/m3]
1.8
Arcilla limosa
1.6
Arcilla plástica
1.4
1.2
0 20 40 60
Número de pasadas
Figura 7.39. Efecto del número de pasadas en el grado de compactación de diversos suelos con
un rodillo para de cabra, (Lambe & Whitman, 1976)
45
Material de Estudio elaborado por: WAA
Peso específico seco, d [Ton/m3]
Ton/m33]]
Peso específico seco, d [Ton/m3]
seco,dd[[Ton/m
1.9
1.9 1.9
1.9
Arcillaplástica
plástica 11 22
Arcilla
1.8 1.8
1.8
1.8
11
específicoseco,
1.7
22 1.7
33
1.7 1.7
Pesoespecífico
Arcilla
Arcillaarenosa
33 arenosa
1.6 1.6
1.6 1.6
1.5 1.5
Peso
1.5 0 8 16 24 32 1.50 8 16 24 32
0 8
Número 16 pasadas
de 24 32 0 8
Número de16pasadas24 32
Número de pasadas Número de pasadas
Peso específico seco, d [Ton/m3]
Peso específico seco, d [Ton/m3]
2.2
2.2 1 2 Carga/rueda Presión/inflado Espesor
1 2 Curva Espesor
Carga/rueda Presión/inflado capas sueltas
2.1 Curva Tn. Kg/cm2 cm. sueltas
capas
2.1 3 Tn. Kg/cm2 cm.
3 1 10.15 10.0 30.5
2.0
2.0 1 10.15 10.0 30.5
2 5.0 6.3 30.5
1.9
Grava - arena - arcilla 2 5.0 6.3 30.5
Grava - arena - arcilla 3 1.35 2.5 23.0
1.9 3 1.35 2.5 23.0
1.8
0 8 16 24 32
Número de 1.8
8 16 pasadas
0 24 32
Número de pasadas
Figura 7.40. Compactación con rodillo neumático. Efecto del número de pasadas y de la presión
de inflado en el peso especifico seco de diversos suelos. (Juárez & Badillo, 1976).
Compactadores vibratorios.
En la Figura 7.41 se puede observar el efecto favorable que se puede obtener al utilizar
métodos vibratorios de compactación en un caso particular dado, en ella se puede ver que
la relación del porcentaje de la compactación final en función del número de pasadas en
el caso de usar un compactador estático es de muy poco aumento, mientras que en los
métodos vibratorios hay una relación muy creciente, lo que quiere decir que si se
utilizaría un método vibratorio se lograría avanzar de manera rápida el porcentaje de
compactación final con muy poco número de pasadas, lo que representaría un ahorro de
tiempo en la compactación de los suelos sueltos. Mayormente para suelos de arena sin
partículas de arcilla o suelos de grava arenosos es muy frecuente el uso de métodos
vibratorios.
46
Material de Estudio elaborado por: WAA
100
Profundidad
% de la compactación final
80 10 cm.
50 cm.
60 90 cm.
40
20
0
0 2 4 6 8 2 4 6 8 10
C. Estática C. Vibratoria
Número de pasadas
Figura 7.41. Ilustración de la eficiencia de la compactación por vibración (Juárez & Badillo,
1976)
47
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Peso específico seco, d [lb/ft3]
100 104 108
0 0.00
0.50
2
Profundidad [m]
Profundidad [ft]
3
1.00
Número de
pasadas del
4 rodillo = 2
5
5 15 1.50
45
6 1.83
16.00 15.72 16.50 17.00
Peso específico seco, d [kN/m3]
Figura 7.42. Variación del peso específico seco con el número de pasadas del rodillo; espesor del
terraplén = 2.44 m. (Das, 1998)
48
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contacto 7.4 Kg/cm2) se observa una marcada disminución del peso
especifico seco aproximadamente debajo de los 10 cm de profundidad.
100
1 Suelo limo-arenoso, presión de
Porcentaje de compactación, 3 contacto de 14.1 Kg/cm2
2 Suelo arena-limosa, presión
90 1 de contacto de 14.1 Kg/cm2
[Proctor modificado]
70
0 10 20 30 40 50 60 70
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.43. Efecto de la compactación con rodillo pata de cabra en relación con la profundidad
de la capa compactada. (Juárez & Badillo, 1976).
Rodillos lisos.
2000
Peso específico seco, d [Kg/m3]
Nota.
Las cantidades anotadas junto a
los triángulos [ ] representan
2.62 la presión en Kg/cm2 registrada
1800 en el suelo a la profundidad
correspondiente.
1.29
1600
0.97
1400
0.75
1200
0 10 20 30 40 50
Profundidad bajo la superficie compactada, cm.
Figura 7.44. Disipación de la presión de contacto de un rodillo liso con la profundidad. (Juárez &
Badillo, 1976).
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