Karl Marx - La Comuna de París y La Supresión Del Estado (1871)
Karl Marx - La Comuna de París y La Supresión Del Estado (1871)
Karl Marx - La Comuna de París y La Supresión Del Estado (1871)
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Karl Marx
La Comuna de París y la supresión del Estado
Extractos de los borradores de La Guerra Civil en Francia
Traducción, selección y ordenación de los fragmentos por R. Ferreiro. Publicado originalmente en versión
gallego-portuguesa en el Boletín Ígneo, nº 5, diciembre 2005. Existe una selección más amplia de estos
materiales en castellano, incluida en R. Ferreiro, “Una revolución contra el Estado mismo”, Cuaderno de estudio
sobre la teoría marxiana del Estado, Julio de 2005.
Los dos «Borradores de La Guerra Civil en Francia» fueron escritos por Marx entre abril y mayo de 1871, como
materiales preparatorios sobre los que luego elaboraría el texto final del folleto, en la forma de un discurso del
Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores. Los borradores fueron escritos en inglés, con
abundantes irregularidades idiomáticas, términos en francés e incorrecciones, aparte de las características
difíciles propias del carácter de borrador para uso personal con pasajes y anotaciones pendientes de una
adecuada redacción final.
Salvo los cortes indicados por (...) y los añadidos entre < > (basados en el documento definitivo) o entre [ ]
(completamientos o aclaraciones de redacción), todo lo demás es del puño de Marx, como muchas palabras o
frases entre paréntesis, con la única excepción, claro está, de aquellos términos de difícil traducción que se han
reproducido adicionalmente y van en cursiva.
El Estado centralizado
«La maquinaria del Estado centralizada que, con sus ubicuos y complicados órganos militares,
burocráticos, clericales y judiciales, estruja a la sociedad civil viva como una boa constrictor,
fuera forjado primero en los días de la monarquía absoluta como un arma de la naciente
sociedad moderna en su lucha de emancipación del feudalismo. Los privilegios señoriales de los
señores, ciudades y clero medievales fueron transformados en los atributos de un poder estatal
unitario, desplazando a los dignatarios feudales por funcionarios asalariados del Estado,
transfiriendo las armas de los guardas medievales de los señores de la tierra y las corporaciones
de ciudadanos de la urbe a un ejército permanente, sustituyendo la cuadriculada (con colores de
partido) anarquía de los poderes medievales contrapuestos por el plan regulado de un poder
estatal, con una división sistemática y jerárquica de trabajo. (...)
Esta parasitosa <excrecencia sobre> la sociedad civil, pretendiendo ser su contraparte ideal,
creció hasta su pleno desarrollo bajo el poder del primer Bonaparte. (...) En su lucha contra la
Revolución de 1848, la República parlamentaria de Francia y los gobiernos de toda la Europa
continental, fueron obligados a fortalecer, con sus medidas de represión contra el movimiento
popular, los medios de acción y la centralización de ese poder gubernamental. De este modo,
todas las revoluciones sólo perfeccionaban la maquinaria del Estado, en lugar de arrojar fuera
esta carga mortificadora. Las fracciones y partidos de las clases dominantes que
alternativamente luchaban por la supremacía, consideraron la ocupación y la dirección de esta
inmensa maquinaria de gobierno como el botín principal del vencedor. Ésta se centró en la
creación de inmensos ejércitos permanentes, una hueste de sabandijas del Estado, y enormes
deudas nacionales. Durante la época de la monarquía absoluta, era un instrumento de la lucha
de la sociedad moderna contra el feudalismo, coronada por la Revolución francesa, y bajo el
primer Bonaparte sirvió no sólo para subyugar la Revolución y aniquilar todas las libertades
populares; era un instrumento de la Revolución francesa para golpear en el extranjero, para
crear para Francia en el Continente, en lugar de monarquías feudales, Estados más o menos
siguiendo la imagen de Francia. Bajo la Restauración y la Monarquía de julio se convirtió no sólo
en medio de la violenta dominación de clase de la clase media1, mas en medio de agregar a la
explotación económica directa una segunda explotación del pueblo, asegurando a sus familias [es
decir, a las de la clase media] todos los emplazamientos ricos de la casa del Estado (State
household). Por último, durante la época de la lucha revolucionaria de 1848, sirvió como medio
de la aniquilación de esa Revolución y de todas las aspiraciones a la emancipación de las masas
populares.
Pero el Estado parásito recibió sólo su último desarrollo durante el Segundo Imperio. El poder
gubernamental, con su ejército permanente, su burocracia que todo lo dirige, su clero
embobecedor (stultifying) y su servil jerarquía judicial, se habían hecho tan independientes de la
sociedad misma que un aventurero grotescamente mediocre, con una hambrienta banda de
bandidos detrás suya, bastaba para manejarlo.»
1
Concepto histórico inglés de uso común en la época para referirse a la burguesía como la clase situada
entre el proletariado y la clase feudal.
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del triunfo popular, tan pronto como el pueblo había bajado sus brazos victoriosos, éstos fueron vueltos
contra el pueblo mismo- la Comuna reemplazó, primero de todo, el ejército por la Guardia Nacional.»
Nosotros nos apoyamos, para definir la traducción realizada, además de en el estudio del texto en inglés,
en las alusiones de los párrafos siguientes del propio original, y en el párrafo de la versión final de La
Guerra Civil en el que se sintetiza lo dicho en aquel: «París, sede central del viejo poder gubernamental y,
al mismo tiempo, baluarte social de la clase obrera de Francia, se había levantado en armas contra el
intento de Thiers y los «rurales» de restaurar y perpetuar aquel viejo poder que les había sido legado por el
Imperio. Y si París pudo resistir fue únicamente porque, a consecuencia del asedio, se había deshecho del
ejército, sustituyéndolo por una Guardia Nacional, cuyo principal contingente lo formaban los obreros.
Ahora se trataba de convertir este hecho en una institución duradera. Por eso, el primer decreto de la
Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado.»
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Tal es la Comuna -la forma política de la emancipación social, de la liberación del trabajo de las
usurpaciones (posesión de esclavos) de los monopolistas de los medios de trabajo, creada por
los trabajadores mismos o constituyendo el don de la naturaleza 3-. Como la maquinaria del
Estado y el parlamentarismo no son la vida real de las clases dominantes, sino sólo los órganos
generales organizados de su dominio, las garantías políticas, formas y expresiones del viejo
orden de cosas, así la Comuna no es el movimiento social de la clase obrera y, por tanto, de una
regeneración general de humanidad, sino los medios organizados de acción.
La Comuna no suprime las luchas de clases, a través de las cuales las clases obreras se
esfuerzan por la abolición de todas las clases y, por consiguiente, [de la dominación de clase] de
todas las clases (porque no representa un interés peculiar, representa la liberación del “trabajo”,
que es la condición fundamental y natural de la vida individual y social que sólo por la
usurpación, el fraude y las invenciones artificiales puede ser desplazada desde la minoría sobre la
mayoría), pero ella ofrece el medium racional en que esa lucha de clases puede recorrer sus
diferentes fases del modo más racional y humano. Ella podría empezar reacciones violentas y
como las revoluciones violentas. Comienza la emancipación del trabajo -su gran meta-
suprimiendo el trabajo improductivo y perjudicial (mischievous) de los parásitos del Estado, por
un lado cortando las fuentes que sacrifican una inmensa porción del producto nacional para el
alimento del monstruo del Estado; por el otro, haciendo el verdadero trabajo de la
administración, local y nacional, por salarios obreros. Empieza, por consiguiente, con un inmenso
ahorro, con la reforma económica así como con la transformación política.
Con la organización comunal una vez establecida firmemente a una escala nacional, las
catástrofes que todavía podría tener que sufrir serían las insurrecciones esporádicas de los
esclavistas, lo que, mientras que por un momento interrumpiría el trabajo de progreso pacífico,
solamente aceleraría el movimiento, poniendo la espada en manos de la Revolución social.
La clase obrera sabe que ellos tienen que atravesar fases diferentes de lucha de clases. Saben
que el reemplazo de las condiciones económicas de la esclavitud del trabajo por las condiciones
del trabajo libre y asociado pueden sólo ser la obra progresiva del tiempo (esa transformación
económica), que no sólo requieren un cambio de distribución, sino una nueva organización de la
producción, o más bien la liberación de las formas sociales de producción del presente trabajo
organizado (engendradas por la presente industria), de las tramas de la esclavitud, de su
presente carácter de clase, y su armoniosa coordinación nacional e internacional. Ellos saben que
este trabajo de regeneración será una y otra vez ralentizado e impedido por la resistencia de los
intereses establecidos y de los egoísmos de clase. Saben que la presente “acción espontánea de
las leyes naturales del capital y de la propiedad de la tierra” sólo pueden reemplazarse por “la
acción espontánea de las leyes de la economía social del trabajo libre y asociado”, a través de un
largo proceso de desarrollo de nuevas condiciones, como lo fueran la “acción espontánea de las
leyes económicas de la esclavitud” y la “acción espontánea de las leyes económicas de la
servidumbre”. Pero ellos saben, al mismo tiempo, que pueden darse grandes pasos en seguida a
través de la forma comunal de organización política y que ha llegado la hora de empezar ese
movimiento para ellos mismos y para la humanidad.»
«Las aspiraciones del proletariado, la base material de su movimiento, es el trabajo organizado
a gran escala, aunque ahora organizado despóticamente, y los medios de producción
centralizados, aunque ahora centralizados en manos del monopolista, no sólo como medios de
producción, sino como medios de la explotación y esclavizamiento del producteur.* Lo que el
proletariado tiene que hacer es transformar el presente carácter capitalista de ese trabajo
organizado y esos medios de trabajo centralizados, transformarlos de medios de dominación de
clase y explotación de clase en formas de trabajo libre asociado y medios sociales de
producción.»
3
Con “don de la naturaleza” parece referirse a las formas comunales precapitalistas, como el “mir” que
persistía en la Rusia de la época sobre la base de una economía campesina.
*
Productor.
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