Poemas

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1.

SI ME QUITARAN TOTALMENTE TODO

(Alejandro Romualdo)

Si me quitaran totalmente todo

si, por ejemplo, me quitaran el saludo

de los pájaros, o de los buenos días

del sol sobre la tierra

me quedaría

aún

una palabra. Aún me quedaría una palabra

donde apoyar la voz.

Si me quitaran las palabras

o la lengua

hablaría con el corazón

en la mano,

o con las manos en el corazón.

Si quitaran una pierna

bailaría en un pie.

Si me quitaran un ojo

lloraría en uno ojo.


Si me quitaran un brazo

me quedaría el otro,

para saludar a mis hermanos,

para sembrar los surcos de la tierra,

para escribir todas las playas del mundo, con tu nombre

2. NO SE TRATA DE JUGAR TRANQUILAMENTE

(Jorge Eduardo Eielson)

Con el pene o la vagina

Como si fueran pájaros o peces

No es suficiente penetrar

En el fondo de otro cuerpo

Con el glande o la mirada

Nuestra sangre y nuestros huesos

Son tinieblas que se juntan casualmente

Y eso es todo. Mas el amor verdadero

Es un gigante de oro

Que no tiene pene ni vagina

Y que tampoco muere.


3. EXACTA DIMENSIÓN

(Juan Gonzalo Rose)

Me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas...

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas

cuando llega el verano...

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas en las tardes de enero

cuando llega el verano...

y más precisamente:

me gustas porque te amo.


4. ME VIENE, HAY DÍAS, UNA GANA UBÉRRIMA, POLÍTICA

(César Vallejo)

Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,

de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,

y me viene de lejos un querer

demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,

al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,

a la que llora por el que lloraba,

al rey del vino, al esclavo del agua,

al que ocultóse en su ira,

al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.

Y quiero, por lo tanto, acomodarle

al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;

su luz, al grande; su grandeza, al chico.

Quiero planchar directamente

un pañuelo al que no puede llorar

y, cuando estoy triste o me duele la dicha,

remendar a los niños y a los genios.


Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo

y me urge estar sentado

a la diestra del zurdo, y responder al mundo,

tratando de serle útil en

lo que puedo, y también quiero muchísimo

lavarle al cojo el pie,

y ayudarle a dormir al tuerto próximo.

¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,

interhumano y parroquial, proyecto!

Me viene a pelo

desde el cimiento, desde la ingle pública,

y, viniendo de lejos, da ganas de besarle

la bufanda al cantor,

y al que sufre, besarle en su sartén,

al sordo, en su rumor craneano, impávido;

al que me da lo que olvidé en mi seno,

en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.

Quiero, para terminar,

cuando estoy al borde célebre de la violencia

o lleno de pecho el corazón, querría


ayudar a reír al que sonríe,

ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,

cuidar a los enfermos enfadándolos,

comprarle al vendedor,

ayudar a matar al matador ?cosa terrible?

y quisiera yo ser bueno conmigo

en todo.

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