Abraham Valdelomar
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Abraham Valdelomar
Valdelomar1.jpg
Información personal
Nacionalidad Peruano
Educación
Información profesional
Índice
1 Minibiografía
2 Biografía ampliada
4 Producción literaria
4.2 Cuentos
4.3 Poesía
4.5 Teatro
4.6 Ensayos
4.9 Biografía
5 Postmodernismo
6 Véase también
7 Referencias y notas
8 Enlaces externos
Minibiografía
Nació en Ica, como el sexto hijo de Anfiloquio Valdelomar y de María Pinto. A temprana edad se
trasladó con su familia al puerto de Pisco, donde cursó parte de su educación primaria (1892-
1898), culminándola en Chincha (1899). Se trasladó a Lima para cursar su educación secundaria en
el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (1900-1904). Luego ingresó a la Facultad de Letras de la
Universidad de San Marcos. Interrumpió sus estudios para incursionar en el periodismo, así como
en la política, como partidario de Guillermo Billinghurst. Fue nombrado director del diario oficial El
Peruano y pasó a Italia como secretario de la legación peruana (1913). Tras la caída de Billinghurst
retornó al Perú (1914). Se consagró al periodismo y pronto se hizo conocido por su calidad de
literato, lo que se vislumbraba en sus primeros relatos y poesías publicados en diarios y revistas.
Fundó la revista literaria Colónida (1916) y publicó su libro de cuentos El caballero Carmelo (1918),
que marcó el inicio de la modernidad en la narrativa peruana. Viajó a diversas ciudades del Perú e
incursionó una vez más en la política, siendo elegido diputado al Congreso Regional del Centro
(1919). Estando en Ayacucho, sufrió una caída accidental que le provocó la fractura de la columna
vertebral, a consecuencia de lo cual falleció, cuando apenas contaba con 31 años de edad.
Biografía ampliada
Fue el sexto hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de María Carolina de la Asunción Pinto
Bardales. Hasta los cuatro años de edad vivió en una pequeña casa en la Calle Arequipa # 286 de
su ciudad natal, Ica.3 Hasta el año 2007 podía apreciarse una placa recordatoria en dicha casa
señalando el hecho; lamentablemente, el terremoto de aquel año provocó el derrumbe completo
de esta primera casa de Valdelomar.
En 1892 se trasladó con su familia al puerto de Pisco, donde su padre encontró trabajo como
empleado de la aduana. Allí empezó sus estudios primarios. Las experiencias de su infancia,
vinculada al mar y al campo, influyeron decisivamente en su obra. En 1899 se trasladó a Chincha
donde concluyó su educación primaria.
En 1900 viajó a Lima donde estudió la secundaria en el Colegio Guadalupe; allí fundó y dirigió un
periódico escolar: La Idea Guadalupana (1903). En 1904 concluyó sus estudios secundarios y
durante unos meses desempeñó el puesto de archivero en la Inspección Municipal de Educación
de Chincha.
En 1905 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Sin embargo, dejó las
clases al año siguiente para trabajar como dibujante de revistas como Aplausos y silbidos, Monos y
Monadas, Fray KBzón, Actualidades, Cinema y Gil Blas. Luego desplegó su talento literario que fue
acogido por diarios y revistas. Sus primeros versos, de estilo modernista, los publicó la revista
Contemporáneos (1909); sus primeros cuentos aparecieron en 1910 en Variedades y Balnearios.
En 1910 reanudó sus estudios en la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos; ese
mismo año se incorporó al ejército cuando hubo el peligro de una conflagración con el Ecuador. A
raíz de ello empezó a escribir crónicas para El Diario de Lima, que envió desde la Escuela Militar de
Chorrillos bajo el título de Con la argelina al viento.
En septiembre de 1910 viajó a Arequipa, Cuzco y Puno. Su fama literaria se consolidó al año
siguiente con dos novelas cortas que salieron a la luz: La ciudad muerta (1911) y La ciudad de los
tísicos (1911), publicadas por entregas en Ilustración Peruana y en Variedades, respectivamente.
Esta obra temprana (poemas, crónicas periodísticas y cuentos) está marcada por la influencia del
modernismo y de don Manuel González Prada; en sus novelas cortas es más patente su devoción
por Gabriele D'Annunzio.
Valdelomar se embarcó el 1º de julio de 1913 en el vapor Ucayali, con destino a Roma. Una vez
más debió truncar sus estudios universitarios pero viajó con la intención de retomarlos en Italia (lo
que no se concretaría). Desde Roma escribió para el diario La Nación de Lima sus Crónicas de
Roma. Allí también escribe su obra más importante, El caballero Carmelo, cuento con el que ganó
un concurso literario convocado por el diario La Nación (27 de diciembre de 1913).
Trabajó luego como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero y Osma, bajo
cuya influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca Zubiaga y Bernales (1803-
1835), esposa del presidente Agustín Gamarra y figura destacada de la política del Perú de inicios
de la República. De dicha obra hizo luego una versión teatral, con el mismo nombre, y en
colaboración con José Carlos Mariátegui (1916).
Planeó también editar un libro de Cuentos criollos bajo el título de La aldea encantada, pero no
llegó a concretarlo. Dos de dichos cuentos criollos aparecieron publicados en La Opinión Nacional:
El vuelo de los cóndores y Los ojos de Judas (en julio y octubre de 1914, respectivamente).
En 1915 empezó a trabajar como secretario del Presidente del Consejo de Ministros del gobierno
de José Pardo y Barreda. Se dedicó de lleno al periodismo y la literatura. Se erigió como un
influyente líder de opinión y un portavoz de la modernidad intelectual.
Colaboró sobre todo con el diario La Prensa, donde tuvo a cargo la sección Palabras, dedicada a la
política, desde julio de 1915 hasta su alejamiento del diario en 1918. Se hizo popular por sus burlas
hacia los políticos (entre parlamentarios y ministros) de entonces. También publicó en La Prensa
sus Crónicas frágiles, donde hizo conocido su seudónimo de "El Conde de Lemos";4 y los Diálogos
máximos, que transmitía conversaciones líricas entre él y su amigo José Carlos Mariátegui
representados bajo los nombres de Manlio y Aristipo. También publicó en el mismo diario sus
crónicas tituladas Impresiones; la columna Fuegos fatuos, donde desplegó todo su humorismo e
ironía; y finalmente sus comentarios sobre la guerra mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de
Al margen del cable.5 Compuso también sus Cuentos chinos una suerte de crítica hacia la
dictadura de Óscar R. Benavides en forma de apólogos ambientados en China, que fueron
publicados igualmente en La Prensa (1915).
Ya por entonces llamaba la atención de la gente con su atildada indumentaria,6 sus públicas
improvisaciones poéticas y sus galanterías en confiterías y salones de té, como en el famoso Palais
Concert, situado en el jirón de la Unión, cerca a Palacio de Gobierno, lugar que cobijó a la juventud
intelectual de la época. Por lo general formaba dúo con su gran amigo José Carlos Mariátegui, seis
años menor que él. Algunos le negaron originalidad y lo acusaron de ser imitador del británico
Óscar Wilde y del italiano D’annunzio, pero lo que nadie podía hacer era ignorarlo.
Pese a esas poses petulantes y escandalosas, Valdelomar seguía siendo en el fondo un hombre
humilde, que miraba al mundo con dulzura y gran capacidad de emoción, tal como se denota en
varias de sus creaciones literarias. La razón de su actitud arrogante y provocadora, según el mismo
lo explicaba, era para que todos, en especial la encopetada alta sociedad limeña, prestaran
atención a un escritor provinciano como él, en una época en que hasta entonces los escritores (y
menos aun los provincianos) no habían tenido espacio propio ni un lugar de respeto en la
sociedad.
En 1916 fundó la efímera pero influyente Revista Literaria Colónida y encabezó el movimiento
intelectual del mismo nombre, Movimiento Colónida, que cohesionó a una generación de artistas
y escritores en torno a la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovación de temas y
estilos, convocando a las juventudes provincianas a compartir su empeño y atisbando con simpatía
las nuevas tendencias literarias italianas y francesas. Ese mismo año se publicó Las voces
múltiples, libro que reunió poemas suyos y de otros autores del movimiento: Pablo Abril de
Vivero, Federico More, Alfredo González Prada, Alberto Ulloa Sotomayor, Félix del Valle, Antonio
Garland y Hernán Bellido. En él aparecieron los poemas más conocidos de Valdelomar: "Tristitia" y
"El hermano ausente en la cena pascual".
En enero de 1918 renunció a La Prensa tras un conato de duelo con su director, Glicerio Tassara, a
raíz de una suplantación que hicieron en su columna de Palabras. Ese mismo año salió a la luz su
colección de cuentos El caballero Carmelo (encabezada por el cuento del mismo nombre con que
ganó el concurso de 1913) y su ensayo sobre estética con meditaciones taurinas: Belmonte, el
trágico7.
Luego realizó giras y dictó conferencias a lo largo y ancho del país. Viajó a las provincias del norte
del país (Trujillo, Cajamarca, Chiclayo, Piura y otras ciudades) y se dirige luego al sur, recorriendo
los departamentos de Arequipa, Puno, Cuzco y Moquegua.
De regreso a su tierra natal fue aclamado unánimemente por la población iqueña. Por ello, el 24
de septiembre de 1919, resultó electo diputado por Ica ante el Congreso Regional del Centro. En
una reunión de dicho Congreso realizada en la ciudad de Ayacucho, en los altos de una casona,
cuando Abraham se disponía de noche y a oscuras a bajar por una empinada escalera de piedra,
resbaló (o perdió el equilibrio), cayendo desde una altura de seis metros hasta dar de espalda
sobre un montículo de piedras. Como consecuencia de ello sufrió una fractura de la espina dorsal,
cerca de las vértebras lumbares, la cual, luego de dos días de penosa agonía, le causaron la muerte
el 3 de noviembre de 1919, a las dos y media de la tarde. Apenas contaba con 31 años de edad.
Su ataúd conteniendo su cadáver fue trasladado desde Ayacucho hasta Huancayo sobre los
hombros de 16 cargadores indígenas ayacuchanos. De Huancayo los restos del escritor fueron
llevados en tren hasta Lima, donde fueron inhumados en el Cementerio Presbítero Matías
Maestro, no en un nicho, sino en la tierra misma, tal como había sido su deseo. Ilustres
personalidades, familiares, amigos y discípulos del escritor le despidieron dedicándole discursos y
composiciones (16 de diciembre del mismo año).
Antiguo billete de cincuenta nuevos soles donde aparece la imagen del escritor.
Una versión escandalosa sobre la muerte de Valdelomar circuló poco después, asegurando que el
escritor había fallecido al caer dentro de un profundo silo u hoyo de excrementos humanos. Tal
patraña, cuyo origen no se ha podido precisar, posiblemente fue difundida por los enemigos del
escritor, los mismos que habían sido víctimas de sus críticas. Dicha versión tuvo tanta acogida que
hasta un escritor del nivel de Alberto Hidalgo lo asumió como verdadera.8 Hasta hoy día muchos
educadores difunden dicha versión en el Perú, lo cual es un error grave, pues diversos testimonios
de personas que estuvieron cerca del fatídico suceso concuerdan unánimemente que el escritor
cayó desde una altura de unos seis metros sobre un montículo de piedras que se elevaba a un
metro de altura cerca de la escalera, lo que le produjo la fatal rotura de la columna vertebral.9
Asimismo, se sabe que la razón por la que Valdelomar bajó apresuradamente por la escalera en
medio de la oscuridad, fue su deseo urgente de aplicarse una inyección de morfina, según los
testimonios recogidos por Luis Alberto Sánchez.10
Producción literaria
Novelas destacadas
Cuentos
Valdelomar reunió sus cuentos criollos en un libro titulado La aldea encantada (1914) el cual no
llegó a publicarse. Luego dichos cuentos formaron parte de su libro antológico El caballero
Carmelo (Lima, 1918). Un segundo libro suyo de cuentos, Los hijos del Sol, inspirado en el pasado
incaico, fue publicado después de su muerte (Lima, 1921).
Todos los cuentos reunidos en dichos libros, sumados a otros recopilados de periódicos y revistas,
se pueden organizar, siguiendo las denominaciones dadas por el mismo autor, de la siguiente
manera:
Cuentos criollos:
El caballero Carmelo (primer premio del concurso literario del diario "La Nación" de Lima (1913)).
El buque negro
Yerba santa
La paraca
Cuentos exóticos:
El palacio de hielo
La virgen de cera
Cuento cinematográfico:
El beso de Evans
Cuentos yanquis:
Cuentos chinos:
Cuentos humorísticos:
Cuentos incaicos:
El alma de la quena
El alfarero (Sañu-Camayok)
Los ojos de los reyes, cuya primera versión se titulaba Chaymanta Huayñuy (Más allá de la
muerte).
El cantor errante
Cuentos fantásticos:
El hipocampo de oro
Poesía
1910 — Brindis
1911 — Tríptico:
¿1913? — Íntima
¿1913? — El conjuro
¿1914? — Corazón…
1914 — Desolatrix (La cruz abre sus brazos sobre el pecho del muerto…)
1915 — De regreso
1915 — El de Huaraz
1915 — Desolatrix (Un álbum… Una dama que entre los folios tersos…)
1916 — Nocturno
¿1916? — Optimismo
1916 — Crepúsculo
1916 — Tristitia
1916 — Fugaz
1916 — Confiteor
1916 — Ritornello
¿1916? — Cobardía
1916 — A Tórtola Valencia (en colaboración con José Carlos Mariátegui y Alberto Hidalgo)
1917 — Ofertorio
1917 — Ofrenda
1918 — L’enfant
1918 — Ángelus
1918 — Angustia
1919 — Elegía
Prosa poética
Oración a la bandera
Invocación a la patria
Teatro
1911 — El vuelo (drama en dos actos inspirado en el vuelo fatídico de Carlos Tenaud, pionero de la
aviación peruana. Se conservan solo fragmentos)
1916 — La mariscala (drama en verso, en 6 jornadas, escrita en colaboración con José Carlos
Mariátegui)
Ensayos
1917 — Ensayo sobre la psicología del gallinazo. Primer Premio, Presidente de la República —
Concurso del Círculo de Periodistas, 1917.
1918 — Belmonte, el trágico. Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo (libro de
ensayos).
Crónicas y reportajes
Biografía
A todas ellas habría que agregar otras obras que Valdelomar anunció publicar pero que no salieron
a la luz o quedaron inconclusas:
Neuronas, un libro de aforismos filosóficos, del cual solo se ha rescatado una parte.
El extraño caso del señor Huamán, novela corta o cuento largo, inconclusa.
Postmodernismo
Abraham Valdelomar.
Si bien Valdelomar empieza circunscrito en el modernismo, tal como se vislumbra en sus primeros
poemas, su elitismo y su inquietud por abrirse a nuevos temas lo hacen un modernista terminal o
un postmodernista. Aquí es necesario precisar que tradicionalmente el modernismo ha sido
dividido en tres etapas:
Premodernismo
Postmodernismo.
El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del exotismo y los
temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron recuperar la emoción por las cosas
humildes y simples de la vida cotidiana y retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial
e intimista.
Los innegables rasgos postmodernistas de los cuentos “criollos” (como El caballero Carmelo) y los
poemas familiares de Valdelomar (“Tristitia”, El hermano ausente de la cena de Pascua”),
favorecen incluir al escritor dentro del postmodernismo. Aunque hay que señalar que el
movimiento o grupo que lideró, llamado Colónida, presenta facetas que tanto lo acercan como lo
separan del modernismo, por la misma razón de la heterogeneidad de las posiciones asumidas por
sus miembros. "Colónida" representa en realidad una etapa de transición de la literatura peruana
donde convergieron las fuerzas tradicionales y las de renovación.
Véase también
Literatura peruana
Ica
Movimiento Colónida
Referencias y notas
Miguel de Priego, 2000, p. 26. Esta fecha onomástica del 27 de abril fue sostenida siempre por el
propio Abraham, así como por sus familiares y amigos; sin embargo, por los datos consignados en
su partida de bautismo conservada en la parroquia de San Jerónimo de Ica se deduce que el día de
su nacimiento fue el 15 de abril, lo cual se trataría de un error (Libro de partidas y bautizos Nº 41,
folio Nº 77).
Tristitia, el título del poema emblemático de Valdelomar es una palabra latina que significa
“tristeza” y se pronuncia “tristizia”. Sin embargo, entre los escolares peruanos se ha perennizado
su pronunciación castellanizada.
Su seudónimo de “El Conde de Lemos” no era un escondite, pues todos los lectores sabían quien
estaba detrás de ese aristocrático título. Por lo general se dice que adoptó tal seudónimo para
provocar a la alta clase limeña, que siendo él un zambo de modesto origen no tenía reparos en
blasonar de un título nobiliario; al mismo tiempo sería un homenaje a la Lima antigua, a la Lima de
los Virreyes, a la que Valdelomar evoca en algunas de sus obras con nostalgia. No faltó algún
despistado que quiso demostrarle que no descendía del verdadero Conde de Lemos que fue Virrey
del Perú entre 1667 y 1672. Manuel del Priego, en su notable biografía del escritor, ha explicado
con sentida emoción la verdadera nobleza de Valdelomar: “Procedía Valdelomar de una familia de
clase media y no tenía título nobiliario alguno, pero lo distinguió su nobleza real, no debida al
linaje sino a los propios méritos, según la idea cervantina ‘cada uno es hijo de sus obras’. Al
margen de las poses y los desplantes que gastaba para llamar la atención, era un hombre sencillo,
bueno y generoso, identificado con el pueblo y poseía auténtica aristocracia espiritual.”
(Valdelomar, el Conde Plebeyo. Lima, Fondo Editorial del Congreso, 2000)
Sin duda Valdelomar quiso ser un dandy a la manera de Oscar Wilde, el escritor británico. Para ser
un dandy había que vestir con extremada elegancia y buen tono, usar monóculo, ser despectivo
con los poderosos, rechazar la vulgaridad, ser levemente sofisticado y equívoco, si no francamente
homosexual y sobre todo, admirarse a sí mismo. Valdelomar terminó su aprendizaje de dandy en
Roma y regresó “usando quevedos con cinta bicolor, guantes, escarpines, camisa de flotante
cuello, cinismo, insolencia y siempre una irrestañable ternura, esa ternura que le bañaba como un
agua lustral.” (Luis Alberto Sánchez: Valdelomar o la Belle Époque, pág. 109. Lima, tercera edición,
1987).
Sosa Vivanco, Walter (16 de septiembre de 2016). «César Vallejo entrevista a Abraham
Valdelomar, El Conde de Lemos». Lima: Crónica Viva. Consultado el 10 de abril de 2018.
Hidalgo, Alberto: Muertos, heridos y contusos, Buenos Aires, 1920, pp. 65-66.
Bibliografía
Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y
aumentada. Tomo 14. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo
Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
Cornejo Polar, Antonio: Historia de la literatura del Perú republicano. Incluida en “Historia del
Perú, Tomo VIII. Perú Republicano”. Lima, Editorial Mejía Baca, 1981.
Miguel de Priego, Manuel: Valdelomar, el conde plebeyo. Biografía. Lima, Fondo editorial del
Congreso del Perú, año 2000. ISBN 9972-755-27-2
Tamayo Vargas, Augusto: Abraham Valdelomar, Vida y Obra. Bibliografía. Antología. Nueva York,
Columbia University, 1969
Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17, VAC-ZUZ. Lima,
PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
Valdelomar / Obras I y II. Edición y prólogo de Luis Alberto Sánchez. Lima, Ediciones Edubanco,
1988.
Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2001. ISBN 9972-625-50-8