Abraham Valdelomar

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Abraham Valdelomar

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Abraham Valdelomar

Valdelomar1.jpg

Información personal

Nacimiento 27 de abril de 1888

Bandera del Perú Perú, Ica.

Fallecimiento 3 de noviembre de 1919 (31 años)

Bandera del Perú Perú, Ayacucho.

Nacionalidad Peruano

Educación

Educado en Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Información profesional

Ocupación Narrador, poeta, periodista, ensayista y dramaturgo

Movimientos Colónida, postmodernismo.

Seudónimo El Conde de Lemos, Val-Del-Omar

Apodos: El Dandy, Zambo Caucato.

Géneros Novela, cuento, ensayo, poesía, teatro, crónica

Obras notables El caballero Carmelo (libro)

El caballero Carmelo (cuento)

Los hijos del Sol.

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Pedro Abraham Valdelomar Pinto (Ica, 27 de abril1de 1888-Ayacucho, 3 de noviembre de 1919)


fue un narrador, poeta, periodista, ensayista y dramaturgo peruano. Es considerado uno de los
principales cuentistas del Perú, junto con Julio Ramón Ribeyro. Abraham Valdelomar fue un
escritor completo pues «abarcó prácticamente todos los géneros literarios conocidos».[cita
requerida] Sin embargo, lo mejor de su creación ficticia se concentra en el campo de la narrativa
cuentística. Sus cuentos se publicaron en revistas y periódicos de la época, y él mismo los organizó
en dos libros: El caballero Carmelo (Lima, 1918) y Los hijos del Sol (póstumo, Lima,1921). En ellos
se encuentran los primeros testimonios del cuento neocriollo peruano, de rasgos
postmodernistas, que marcaron el punto de partida de la narrativa moderna del Perú. En el cuento
El caballero Carmelo, que da nombre a su primer libro de cuentos, se utiliza un vocabulario arcaico
y una retórica propia de las novelas de caballerías para narrar la triste historia de un gallo de
pelea, relato nostálgico ambientado en Pisco, durante la infancia del autor. En Los hijos del Sol,
busca su inspiración en el pasado histórico del Perú, remontándose a la época de los incas.

Su poesía también es notable por su evolución singular del modernismo al postmodernismo,


teniendo incluso atisbos geniales de vanguardismo. Aquella es de una sensibilidad lírica
extraordinaria que tiene como máxima expresión la de ser un vuelco hacia su interioridad. Pero
esta interioridad debe entenderse como una expresión directa e íntima (por tanto, creativa) de la
realidad. Esta poesía tiene como ejemplos fulgurantes a Tristitia2y El hermano ausente en la cena
de Pascua, los cuales presentan a su autor como un poeta dulce, tierno y profundo, saturado de
paisaje, de hogar y de tristeza. Es imposible no relacionar su poesía con la de su compatriota César
Vallejo, sobre todo con el primer poemario de éste, Los Heraldos Negros, y en especial la sección
"Las canciones del hogar", en que el tema familiar, asumido con amorosa filiación a la vez de hijo y
hermano, emparentan estrechamente sus poéticas. De hecho Vallejo admiraba vivamente a
Valdelomar, que era mayor que él, al punto de que lo entrevistó cuando llegó a Lima e incluso le
pidió que prologara Los Heraldos Negros, lo que nunca llegó a concretarse.

Índice

1 Minibiografía

2 Biografía ampliada

3 Una leyenda sobre su muerte

4 Producción literaria

4.1 Novelas destacadas

4.2 Cuentos

4.3 Poesía

4.4 Prosa poética

4.5 Teatro
4.6 Ensayos

4.7 Crónicas y reportajes

4.8 Narraciones y crónicas históricas

4.9 Biografía

5 Postmodernismo

6 Véase también

7 Referencias y notas

8 Enlaces externos

Minibiografía

Nació en Ica, como el sexto hijo de Anfiloquio Valdelomar y de María Pinto. A temprana edad se
trasladó con su familia al puerto de Pisco, donde cursó parte de su educación primaria (1892-
1898), culminándola en Chincha (1899). Se trasladó a Lima para cursar su educación secundaria en
el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (1900-1904). Luego ingresó a la Facultad de Letras de la
Universidad de San Marcos. Interrumpió sus estudios para incursionar en el periodismo, así como
en la política, como partidario de Guillermo Billinghurst. Fue nombrado director del diario oficial El
Peruano y pasó a Italia como secretario de la legación peruana (1913). Tras la caída de Billinghurst
retornó al Perú (1914). Se consagró al periodismo y pronto se hizo conocido por su calidad de
literato, lo que se vislumbraba en sus primeros relatos y poesías publicados en diarios y revistas.
Fundó la revista literaria Colónida (1916) y publicó su libro de cuentos El caballero Carmelo (1918),
que marcó el inicio de la modernidad en la narrativa peruana. Viajó a diversas ciudades del Perú e
incursionó una vez más en la política, siendo elegido diputado al Congreso Regional del Centro
(1919). Estando en Ayacucho, sufrió una caída accidental que le provocó la fractura de la columna
vertebral, a consecuencia de lo cual falleció, cuando apenas contaba con 31 años de edad.

Biografía ampliada

Fue el sexto hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de María Carolina de la Asunción Pinto
Bardales. Hasta los cuatro años de edad vivió en una pequeña casa en la Calle Arequipa # 286 de
su ciudad natal, Ica.3 Hasta el año 2007 podía apreciarse una placa recordatoria en dicha casa
señalando el hecho; lamentablemente, el terremoto de aquel año provocó el derrumbe completo
de esta primera casa de Valdelomar.

En 1892 se trasladó con su familia al puerto de Pisco, donde su padre encontró trabajo como
empleado de la aduana. Allí empezó sus estudios primarios. Las experiencias de su infancia,
vinculada al mar y al campo, influyeron decisivamente en su obra. En 1899 se trasladó a Chincha
donde concluyó su educación primaria.

En 1900 viajó a Lima donde estudió la secundaria en el Colegio Guadalupe; allí fundó y dirigió un
periódico escolar: La Idea Guadalupana (1903). En 1904 concluyó sus estudios secundarios y
durante unos meses desempeñó el puesto de archivero en la Inspección Municipal de Educación
de Chincha.

En 1905 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. Sin embargo, dejó las
clases al año siguiente para trabajar como dibujante de revistas como Aplausos y silbidos, Monos y
Monadas, Fray KBzón, Actualidades, Cinema y Gil Blas. Luego desplegó su talento literario que fue
acogido por diarios y revistas. Sus primeros versos, de estilo modernista, los publicó la revista
Contemporáneos (1909); sus primeros cuentos aparecieron en 1910 en Variedades y Balnearios.

Abraham Valdelomar en 1910.

En 1910 reanudó sus estudios en la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos; ese
mismo año se incorporó al ejército cuando hubo el peligro de una conflagración con el Ecuador. A
raíz de ello empezó a escribir crónicas para El Diario de Lima, que envió desde la Escuela Militar de
Chorrillos bajo el título de Con la argelina al viento.

En septiembre de 1910 viajó a Arequipa, Cuzco y Puno. Su fama literaria se consolidó al año
siguiente con dos novelas cortas que salieron a la luz: La ciudad muerta (1911) y La ciudad de los
tísicos (1911), publicadas por entregas en Ilustración Peruana y en Variedades, respectivamente.

Esta obra temprana (poemas, crónicas periodísticas y cuentos) está marcada por la influencia del
modernismo y de don Manuel González Prada; en sus novelas cortas es más patente su devoción
por Gabriele D'Annunzio.

En 1912 participó fervorosamente en la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst. Tras la


victoria electoral de éste, los estudiantes billinghuristas lanzaron la candidatura de Valdelomar a la
presidencia del Centro Universitario de San Marcos. Pero la elección la ganó otro estudiante,
adversario de Billinghurst. En respuesta, Valdelomar fundó el Centro Universitario Billinghurista.
El gobierno de Billinghurst le otorgó la dirección del diario oficial El Peruano (que ejerció del 1º de
octubre de 1912 al 30 de mayo de 1913), y por R.S. Nº 484 del 12 de mayo de 1913, un puesto
diplomático, como Secretario de Segunda Clase de la Legación peruana en Italia. Antes de partir
hacia Europa, Valdelomar se batió a duelo de espada con Alberto Ulloa Sotomayor, representante
de los estudiantes limeños que se oponían a la politización de la Universidad y que había publicado
un artículo de protesta en La Prensa, que Valdelomar consideró difamatorio. El duelo finalizó sin
mayores consecuencias y sin que ambos rivales lograran reconciliarse (tiempo después Ulloa se
amistó con Valdelomar y prologó su libro de cuentos El caballero Carmelo).

Valdelomar se embarcó el 1º de julio de 1913 en el vapor Ucayali, con destino a Roma. Una vez
más debió truncar sus estudios universitarios pero viajó con la intención de retomarlos en Italia (lo
que no se concretaría). Desde Roma escribió para el diario La Nación de Lima sus Crónicas de
Roma. Allí también escribe su obra más importante, El caballero Carmelo, cuento con el que ganó
un concurso literario convocado por el diario La Nación (27 de diciembre de 1913).

Abraham Valdelomar en Roma, 1914.

En 1914, tras el derrocamiento de Billinghurst por el coronel Oscar R. Benavides, renunció a su


empleo diplomático y retornó al Perú. De nuevo en la capital peruana, sufrió una fugaz detención
acusado de conspirar contra el nuevo gobierno (junio de 1914).

Trabajó luego como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero y Osma, bajo
cuya influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca Zubiaga y Bernales (1803-
1835), esposa del presidente Agustín Gamarra y figura destacada de la política del Perú de inicios
de la República. De dicha obra hizo luego una versión teatral, con el mismo nombre, y en
colaboración con José Carlos Mariátegui (1916).

Planeó también editar un libro de Cuentos criollos bajo el título de La aldea encantada, pero no
llegó a concretarlo. Dos de dichos cuentos criollos aparecieron publicados en La Opinión Nacional:
El vuelo de los cóndores y Los ojos de Judas (en julio y octubre de 1914, respectivamente).
En 1915 empezó a trabajar como secretario del Presidente del Consejo de Ministros del gobierno
de José Pardo y Barreda. Se dedicó de lleno al periodismo y la literatura. Se erigió como un
influyente líder de opinión y un portavoz de la modernidad intelectual.

Colaboró sobre todo con el diario La Prensa, donde tuvo a cargo la sección Palabras, dedicada a la
política, desde julio de 1915 hasta su alejamiento del diario en 1918. Se hizo popular por sus burlas
hacia los políticos (entre parlamentarios y ministros) de entonces. También publicó en La Prensa
sus Crónicas frágiles, donde hizo conocido su seudónimo de "El Conde de Lemos";4 y los Diálogos
máximos, que transmitía conversaciones líricas entre él y su amigo José Carlos Mariátegui
representados bajo los nombres de Manlio y Aristipo. También publicó en el mismo diario sus
crónicas tituladas Impresiones; la columna Fuegos fatuos, donde desplegó todo su humorismo e
ironía; y finalmente sus comentarios sobre la guerra mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de
Al margen del cable.5 Compuso también sus Cuentos chinos una suerte de crítica hacia la
dictadura de Óscar R. Benavides en forma de apólogos ambientados en China, que fueron
publicados igualmente en La Prensa (1915).

Ya por entonces llamaba la atención de la gente con su atildada indumentaria,6 sus públicas
improvisaciones poéticas y sus galanterías en confiterías y salones de té, como en el famoso Palais
Concert, situado en el jirón de la Unión, cerca a Palacio de Gobierno, lugar que cobijó a la juventud
intelectual de la época. Por lo general formaba dúo con su gran amigo José Carlos Mariátegui, seis
años menor que él. Algunos le negaron originalidad y lo acusaron de ser imitador del británico
Óscar Wilde y del italiano D’annunzio, pero lo que nadie podía hacer era ignorarlo.

Pese a esas poses petulantes y escandalosas, Valdelomar seguía siendo en el fondo un hombre
humilde, que miraba al mundo con dulzura y gran capacidad de emoción, tal como se denota en
varias de sus creaciones literarias. La razón de su actitud arrogante y provocadora, según el mismo
lo explicaba, era para que todos, en especial la encopetada alta sociedad limeña, prestaran
atención a un escritor provinciano como él, en una época en que hasta entonces los escritores (y
menos aun los provincianos) no habían tenido espacio propio ni un lugar de respeto en la
sociedad.

Abraham Valdelomar en su casa de Barranco, 1916.

En 1916 fundó la efímera pero influyente Revista Literaria Colónida y encabezó el movimiento
intelectual del mismo nombre, Movimiento Colónida, que cohesionó a una generación de artistas
y escritores en torno a la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovación de temas y
estilos, convocando a las juventudes provincianas a compartir su empeño y atisbando con simpatía
las nuevas tendencias literarias italianas y francesas. Ese mismo año se publicó Las voces
múltiples, libro que reunió poemas suyos y de otros autores del movimiento: Pablo Abril de
Vivero, Federico More, Alfredo González Prada, Alberto Ulloa Sotomayor, Félix del Valle, Antonio
Garland y Hernán Bellido. En él aparecieron los poemas más conocidos de Valdelomar: "Tristitia" y
"El hermano ausente en la cena pascual".

En 1917 empezó a publicar en la revista Mundo Limeño la serie de artículos Decoraciones de


ánfora. Obtuvo el premio del concurso de Círculo de Periodistas con su ensayo La psicología de
gallinazo. En Mundo Limeño apareció en dos entregas su novela corta o cuento largo: Yerba santa,
así como el cuento: Hebaristo, el sauce que murió de amor. Escribió también su tragedia
Verdolaga, de la que solo conservamos fragmentos.

En enero de 1918 renunció a La Prensa tras un conato de duelo con su director, Glicerio Tassara, a
raíz de una suplantación que hicieron en su columna de Palabras. Ese mismo año salió a la luz su
colección de cuentos El caballero Carmelo (encabezada por el cuento del mismo nombre con que
ganó el concurso de 1913) y su ensayo sobre estética con meditaciones taurinas: Belmonte, el
trágico7.

Luego realizó giras y dictó conferencias a lo largo y ancho del país. Viajó a las provincias del norte
del país (Trujillo, Cajamarca, Chiclayo, Piura y otras ciudades) y se dirige luego al sur, recorriendo
los departamentos de Arequipa, Puno, Cuzco y Moquegua.

De regreso a su tierra natal fue aclamado unánimemente por la población iqueña. Por ello, el 24
de septiembre de 1919, resultó electo diputado por Ica ante el Congreso Regional del Centro. En
una reunión de dicho Congreso realizada en la ciudad de Ayacucho, en los altos de una casona,
cuando Abraham se disponía de noche y a oscuras a bajar por una empinada escalera de piedra,
resbaló (o perdió el equilibrio), cayendo desde una altura de seis metros hasta dar de espalda
sobre un montículo de piedras. Como consecuencia de ello sufrió una fractura de la espina dorsal,
cerca de las vértebras lumbares, la cual, luego de dos días de penosa agonía, le causaron la muerte
el 3 de noviembre de 1919, a las dos y media de la tarde. Apenas contaba con 31 años de edad.

Su ataúd conteniendo su cadáver fue trasladado desde Ayacucho hasta Huancayo sobre los
hombros de 16 cargadores indígenas ayacuchanos. De Huancayo los restos del escritor fueron
llevados en tren hasta Lima, donde fueron inhumados en el Cementerio Presbítero Matías
Maestro, no en un nicho, sino en la tierra misma, tal como había sido su deseo. Ilustres
personalidades, familiares, amigos y discípulos del escritor le despidieron dedicándole discursos y
composiciones (16 de diciembre del mismo año).

Una leyenda sobre su muerte

Antiguo billete de cincuenta nuevos soles donde aparece la imagen del escritor.

Una versión escandalosa sobre la muerte de Valdelomar circuló poco después, asegurando que el
escritor había fallecido al caer dentro de un profundo silo u hoyo de excrementos humanos. Tal
patraña, cuyo origen no se ha podido precisar, posiblemente fue difundida por los enemigos del
escritor, los mismos que habían sido víctimas de sus críticas. Dicha versión tuvo tanta acogida que
hasta un escritor del nivel de Alberto Hidalgo lo asumió como verdadera.8 Hasta hoy día muchos
educadores difunden dicha versión en el Perú, lo cual es un error grave, pues diversos testimonios
de personas que estuvieron cerca del fatídico suceso concuerdan unánimemente que el escritor
cayó desde una altura de unos seis metros sobre un montículo de piedras que se elevaba a un
metro de altura cerca de la escalera, lo que le produjo la fatal rotura de la columna vertebral.9

Asimismo, se sabe que la razón por la que Valdelomar bajó apresuradamente por la escalera en
medio de la oscuridad, fue su deseo urgente de aplicarse una inyección de morfina, según los
testimonios recogidos por Luis Alberto Sánchez.10

Producción literaria

Novelas destacadas

1911 — La ciudad muerta

1911 — La ciudad de los tísicos

1911 — Yerba Santa

Cuentos

Valdelomar reunió sus cuentos criollos en un libro titulado La aldea encantada (1914) el cual no
llegó a publicarse. Luego dichos cuentos formaron parte de su libro antológico El caballero
Carmelo (Lima, 1918). Un segundo libro suyo de cuentos, Los hijos del Sol, inspirado en el pasado
incaico, fue publicado después de su muerte (Lima, 1921).
Todos los cuentos reunidos en dichos libros, sumados a otros recopilados de periódicos y revistas,
se pueden organizar, siguiendo las denominaciones dadas por el mismo autor, de la siguiente
manera:

Cuentos criollos:

El caballero Carmelo (primer premio del concurso literario del diario "La Nación" de Lima (1913)).

Los ojos de Judas

El vuelo de los cóndores

El buque negro

Yerba santa

La paraca

Hebaristo, el sauce que murió de amor

Cuentos exóticos:

El palacio de hielo

La virgen de cera

Cuento cinematográfico:

El beso de Evans

Cuentos yanquis:

El círculo de la muerte (cuya primera versión se titulaba El suicidio de Richard Tennyson)

Tres senas, dos ases

Cuentos chinos:

Las vísceras del superior o sea La historia de la poca vergüenza

El hediondo pozo siniestro o sea La historia del Gran Consejo de Siké”

El peligro sentimental o La causa de la ruina de Siké

Los Chin-Fu-Ton o sea La historia de los hambrientos desalmados


Whong-Fau-Sang o sea La torva enfermedad tenebrosa

Cuentos humorísticos:

La tragedia en una redoma

La historia de una vida documentada y trunca

La ciudad sentimental. Un cuento, un perro y un salto

Breve historia veraz de un pericote

Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez

Almas prestadas. Heliodoro, el reloj, mi nuevo amigo.

Cuentos incaicos:

Los hermanos Ayar

El alma de la quena

El alfarero (Sañu-Camayok)

El camino hacia el Sol

El pastor y el rebaño de nieve

Los ojos de los reyes, cuya primera versión se titulaba Chaymanta Huayñuy (Más allá de la
muerte).

Chaymanta Huayñuy, cuya primera versión se titulaba El hombre maldito

El cantor errante

Cuentos fantásticos:

El hipocampo de oro

Finis desolatrix veritae

Poesía

Su poesía, diseminada entre su prosa publicada en diarios y revistas, ha sido recogida en


recopilaciones hechas después de su fallecimiento. En vida el autor publicó diez de sus
composiciones poéticas en el libro antológico Las voces múltiples (Lima, 1916).

A continuación, una lista de sus composiciones poéticas en orden cronológico:


1909 — Ha vivido mi alma...

1909 — Los pensadores vencidos…

1910 — La ofrenda de Odhar…

1910 — Los violines húngaros

1910 — La tribu de Korsabad

1910 — Brindis

1910 — La gran hora

1910 — Las últimas tardes

1911 — La torre de marfil

1911 — Tríptico:

La evocación de las abuelas

Evocación de la ciudad muerta

Evocación de las granadas

¿1913? — Íntima

1913 — In memoriam (a Rosa Gamarra Hernández)

¿1913? — Diario íntimo

1913 — La viajera desconocida

1913 — El hermano ausente en la cena de pascua

¿1913? — El conjuro

1913 — Luna Park

¿1914? — Corazón…

1914 — Desolatrix (La cruz abre sus brazos sobre el pecho del muerto…)

¿1915? — El árbol del cementerio

1915 — De regreso

1915 — El Ministro de Gobernación


1915 — Liquidación nacional

1915 — El de Huaraz

1915 — Desolatrix (Un álbum… Una dama que entre los folios tersos…)

1916 — Nocturno

¿1916? — Optimismo

1916 — Crepúsculo

1916 — Tristitia

1916 — Fugaz

1916 — Confiteor

¿1916? — Abre el pozo…

1916 — La casa familiar

1916 — Ritornello

¿1916? — Cobardía

¿1916? — En la Quinta del virrey Amat

¿1916? — ¡Vosotros sois felices!...

1916 — [Tu cuerpo en once módulos…]

1916 — Loa máxima a Andrés Dalmau

1916 — A Tórtola Valencia (en colaboración con José Carlos Mariátegui y Alberto Hidalgo)

1917 — Epistolae Liricae ad electum poetam juvenem

1917 — Ofertorio

1917 — La ciudad de los tísicos

1917 — Ofrenda

1918 — L’enfant

1918 — Yo, pecador

¿1918? — Con inseguro paso

1918 — Ángelus
1918 — Angustia

1918 — [Mientras tanto, caminemos por la escapada senda…]

1918 — [Vengo hacia ti…]

1918 — La danza de las horas

1919 — Blanca la novia

¿1919? — Vamos al campo…

1919 — En mi dolor pusistéis

1919 — Elegía

Prosa poética

1918 — Tríptico heroico:

Oración a la bandera

Invocación a la patria

Oración a San Martín

Teatro

1911 — El vuelo (drama en dos actos inspirado en el vuelo fatídico de Carlos Tenaud, pionero de la
aviación peruana. Se conservan solo fragmentos)

1916 — La mariscala (drama en verso, en 6 jornadas, escrita en colaboración con José Carlos
Mariátegui)

1917 — Verdolaga (tragedia pastoril en 3 actos de la que solo se conservan fragmentos)

¿? — Palabras (tragedia modernista y alegórica en 1 acto)

Ensayos

1915 — La psicología de las tortugas

1916 — Ensayo sobre la caricatura

1916 — El estómago de la Ciudad de los Reyes

1916 — Psicología del cerdo agonizante

1917 — Literatura de manicomio


1917 — Valores fundamentales de la danza. Primer Premio del Ateneo de Lima — Concurso del
Círculo de Periodistas, 1917.

1917 — Ensayo sobre la psicología del gallinazo. Primer Premio, Presidente de la República —
Concurso del Círculo de Periodistas, 1917.

1918 — Belmonte, el trágico. Ensayo de una estética futura a través del arte nuevo (libro de
ensayos).

Crónicas y reportajes

1910 — Hacia el trono del sol

1910 — Con la argelina al viento (Medalla de la Municipalidad de Lima, 1911).

1913 — Crónicas de Roma

1915 — Reportaje al Señor de los Milagros

Narraciones y crónicas históricas

1917 — El sueño de San Martín

1918 — Los amores de Pizarro

Biografía

1915 — La mariscala (biografía de Francisca Zubiaga de Gamarra)

A todas ellas habría que agregar otras obras que Valdelomar anunció publicar pero que no salieron
a la luz o quedaron inconclusas:

Neuronas, un libro de aforismos filosóficos, del cual solo se ha rescatado una parte.

Decoraciones de ánfora, libro de crónicas.

Fuegos fatuos, libro de ensayos de humor.

El extraño caso del señor Huamán, novela corta o cuento largo, inconclusa.

Postmodernismo

Abraham Valdelomar.
Si bien Valdelomar empieza circunscrito en el modernismo, tal como se vislumbra en sus primeros
poemas, su elitismo y su inquietud por abrirse a nuevos temas lo hacen un modernista terminal o
un postmodernista. Aquí es necesario precisar que tradicionalmente el modernismo ha sido
dividido en tres etapas:

Premodernismo

Apogeo o Modernismo propiamente dicho, y

Postmodernismo.

El Postmodernismo vendría a ser pues la última fase del Modernismo.

Las características del Postmodernismo son:

El retorno a la realidad inmediata. Los escritores postmodernistas renegaron del exotismo y los
temas fantásticos propios de la literatura modernista. Buscaron recuperar la emoción por las cosas
humildes y simples de la vida cotidiana y retornaron, en muchos casos, a la literatura confidencial
e intimista.

El sencillismo y la depuración de las formas de la expresión artística. Frente al refinamiento del


lenguaje modernista, los escritores postmodernistas depuran el lenguaje poético de los elementos
decorativos y optan por una forma de expresión cada vez más clara y sencilla. Sin embargo se
conservó por largo tiempo el gusto por la musicalidad en el verso y la utilización de imágenes
sensoriales.

Los innegables rasgos postmodernistas de los cuentos “criollos” (como El caballero Carmelo) y los
poemas familiares de Valdelomar (“Tristitia”, El hermano ausente de la cena de Pascua”),
favorecen incluir al escritor dentro del postmodernismo. Aunque hay que señalar que el
movimiento o grupo que lideró, llamado Colónida, presenta facetas que tanto lo acercan como lo
separan del modernismo, por la misma razón de la heterogeneidad de las posiciones asumidas por
sus miembros. "Colónida" representa en realidad una etapa de transición de la literatura peruana
donde convergieron las fuerzas tradicionales y las de renovación.

Véase también

Literatura peruana

Ica
Movimiento Colónida

Literatura española del Modernismo

Referencias y notas

Miguel de Priego, 2000, p. 26. Esta fecha onomástica del 27 de abril fue sostenida siempre por el
propio Abraham, así como por sus familiares y amigos; sin embargo, por los datos consignados en
su partida de bautismo conservada en la parroquia de San Jerónimo de Ica se deduce que el día de
su nacimiento fue el 15 de abril, lo cual se trataría de un error (Libro de partidas y bautizos Nº 41,
folio Nº 77).

Tristitia, el título del poema emblemático de Valdelomar es una palabra latina que significa
“tristeza” y se pronuncia “tristizia”. Sin embargo, entre los escolares peruanos se ha perennizado
su pronunciación castellanizada.

Miguel de Priego, 2000, p. 26.

Su seudónimo de “El Conde de Lemos” no era un escondite, pues todos los lectores sabían quien
estaba detrás de ese aristocrático título. Por lo general se dice que adoptó tal seudónimo para
provocar a la alta clase limeña, que siendo él un zambo de modesto origen no tenía reparos en
blasonar de un título nobiliario; al mismo tiempo sería un homenaje a la Lima antigua, a la Lima de
los Virreyes, a la que Valdelomar evoca en algunas de sus obras con nostalgia. No faltó algún
despistado que quiso demostrarle que no descendía del verdadero Conde de Lemos que fue Virrey
del Perú entre 1667 y 1672. Manuel del Priego, en su notable biografía del escritor, ha explicado
con sentida emoción la verdadera nobleza de Valdelomar: “Procedía Valdelomar de una familia de
clase media y no tenía título nobiliario alguno, pero lo distinguió su nobleza real, no debida al
linaje sino a los propios méritos, según la idea cervantina ‘cada uno es hijo de sus obras’. Al
margen de las poses y los desplantes que gastaba para llamar la atención, era un hombre sencillo,
bueno y generoso, identificado con el pueblo y poseía auténtica aristocracia espiritual.”
(Valdelomar, el Conde Plebeyo. Lima, Fondo Editorial del Congreso, 2000)

Biografías y Vidas. «Abraham Valdelomar». Consultado el 12 de agosto de 2009.

Sin duda Valdelomar quiso ser un dandy a la manera de Oscar Wilde, el escritor británico. Para ser
un dandy había que vestir con extremada elegancia y buen tono, usar monóculo, ser despectivo
con los poderosos, rechazar la vulgaridad, ser levemente sofisticado y equívoco, si no francamente
homosexual y sobre todo, admirarse a sí mismo. Valdelomar terminó su aprendizaje de dandy en
Roma y regresó “usando quevedos con cinta bicolor, guantes, escarpines, camisa de flotante
cuello, cinismo, insolencia y siempre una irrestañable ternura, esa ternura que le bañaba como un
agua lustral.” (Luis Alberto Sánchez: Valdelomar o la Belle Époque, pág. 109. Lima, tercera edición,
1987).

Sosa Vivanco, Walter (16 de septiembre de 2016). «César Vallejo entrevista a Abraham
Valdelomar, El Conde de Lemos». Lima: Crónica Viva. Consultado el 10 de abril de 2018.
Hidalgo, Alberto: Muertos, heridos y contusos, Buenos Aires, 1920, pp. 65-66.

Sánchez 1987, pp. 408-430; Miguel de Priego 2000, pp. 440-441.

Sánchez 1987, p. 412.

Bibliografía

Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y
aumentada. Tomo 14. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo
Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.

Cornejo Polar, Antonio: Historia de la literatura del Perú republicano. Incluida en “Historia del
Perú, Tomo VIII. Perú Republicano”. Lima, Editorial Mejía Baca, 1981.

Miguel de Priego, Manuel: Valdelomar, el conde plebeyo. Biografía. Lima, Fondo editorial del
Congreso del Perú, año 2000. ISBN 9972-755-27-2

Sánchez, Luis Alberto: Valdelomar o la Belle Époque. Lima, INPROPESA,1987.

Tamayo Vargas, Augusto: Abraham Valdelomar, Vida y Obra. Bibliografía. Antología. Nueva York,
Columbia University, 1969

Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17, VAC-ZUZ. Lima,
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Valdelomar / Obras I y II. Edición y prólogo de Luis Alberto Sánchez. Lima, Ediciones Edubanco,
1988.

Valdelomar por él mismo (Cartas, entrevistas, testimonios y documentos biográficos e


iconográficos). Edición, prólogo, cronología y notas de Ricardo Silva-Santisteban. Fondo Editorial
del Congreso del Perú, año 2,000. En 2 Tomos. ISBN 9972-755-22-1 ISBN 9972-755-23-1

Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2001. ISBN 9972-625-50-8

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