Página - 12 - Las12 - Gabriela Liffschitz 1963-2004
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largada. Su cabeza rapada no sólo remite a la cabeza del skinhead o el asceta religioso sino a esa mucho más
cristalizada: la del musulmán, el hombre número del campo de concentración cuya vida desnuda ha depuesto toda
resistencia, pero a quien Liffschitz, a cabeza descubierta, le presta su imagen pero en una posición totalmente diferente:
la de alguien que está poniéndose de pie y cuyo tatuaje colorido recoge la tradición del guerrero en armas. Las dos
víboras tatuadas y entrelazadas sobre el cuerpo convierten a éste en un campo de lucha --de imágenes-- y aluden tanto
al erotismo como a la muerte (más tarde Liffschitz descubriría que la serpiente es también el símbolo de la medicina). La
foto propone una posición desde la que saltar al movimiento, una ruta, palabras que insisten en la reflexión de Liffschitz.
El observador se encuentra con la imagen cara a cara y ésta le sugiere que él está en el lugar de la meta o de la cinta
de llegada. Pero que de allí tendrá que apartarse a riesgo de ser embestido. Porque la modelo parece dispuesta a
correr, corriendo a su vez la línea del horizonte, ese falso límite. Y eso es lo que Gabriela Liffschitz ha hecho con su vida
y su arte:
--Yo tengo un cuerpo, cojo, gozo, sufro, lloro, la paso bárbaro. Mi posición es: hasta que no esté muerta estoy viva y ésta
es mi vida.
https://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/las12/13-1030-2004-02-20.html 2/2