Filosofía Antigua

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FILOSOFÍA ANTIGUA.

Anotaciones en torno a los fragmentos filosóficos


de Filolao de Crotona

PRO-FORMA

"Hay razones que nos pueden."

FILOLAO, Sobre la Naturaleza

Las limitaciones inherentes a la naturaleza precaria de este escrito, pese a posibles entusiasmos
vertidos en su progresiva ejecución, bien imposibilitan, a todas luces, un resultado satisfactorio:
medirse -por innecesario que sea- con un Guthrie, con un Kirk, en este sentido, resultaría tarea
vana, ya que lo que aquí va a aparecer remitirá, por más de un concepto, a escritos previos
vinculados a determinados popes de los estudios científicos sobre los textos clásicos. Predominará,
por tanto, un carácter introductorio/escolar, incapaz de competir con nada que no sea sino un
vulgar remedo/refrito de las obras de referencia, mas con la peculiar condimentación a la que
solemos someter estos desaguisados. Con esta benemérita cruz debemos cargar: meros plagiarios,
nos someteremos a la huera reproducción de ideas ajenas, acometiendo la redacción del escrito sin
otra esperanza que el entusiasmo intermitente. Condenados a la mediocridad de un empeño tan
ambicioso como imposible, abordaremos el estudio de Filolao seguros de la inanidad de estas
páginas sucesivas.

1. APROXIMACIÓN HISTÓRICO-FILOSÓFICA

Comenzaremos este apartado, de menos a más, recurriendo a tres grandes voces tomadas de entre
las muchas que hacen lo propio en estas lindes, la primera de ellas introductoria/funcional, las
postreras prominentes y visiblemente definitivas/autorizadas, así en torno a lo arriba encabezado
sobre Filolao de Crotona y su pensamiento filosófico.

Ferrater Mora, la capacidad sintética del profesional

Meritorio trabajo el de don José Ferrater Mora fue su Diccionario de Filosofía, obra inmensa y
descabellada en su ambición que fluctúa entre lo sublime y lo anodino, con entradas que ora
satisfacen, ora saben a poco: palacio brutalmente saqueado por tres generaciones de pedantes,
el Diccionario mantiene vigente su soberanía vernácula. La inspiración, al parecer, no le acompañó
demasiado (¿sic?) en su redacción de la entrada destinada a Filolao de Crotona: si la brevedad es el
alma del ingenio, don José ha triunfado, pues su entrada apenas acopia poco más de veinte líneas de
prosa aséptica: no es mucho, a decir verdad, pero lo poco que llega a decir, más que orientar,
desorienta a un lector crítico. Pero vayamos por/a (las) partes:
1) Cronología inconcreta: “fines del siglo V antes de J. C.”
2) Encasillamiento ambiguo: “uno de los primeros pitagóricos”.
3) Fuente relativamente valiosa aunque predecible: Diógenes Laercio, según el cual Filolao fue “el
primero que sistematizó el pitagorismo, con la publicación de los ‘libros pitagóricos’.”.
4) Dualismo de la Naturaleza: “lo Ilimitado” versus “lo Limitado”.
5) Cosmología numérica: reducción al número de las características espaciales y del consiguiente
desarrollo de los cuerpos en éstas.
6) Doctrina del mundo: el elemento central de la realidad es el fuego.
7) Doctrina del alma: el alma, prisionera del cuerpo.
Demasiadas cuerdas para un solo violín, en efecto. Lo biográfico, a fuerza de no saberse nada “a
ciencia cierta”, ha quedado desplazado del texto a mera acotación formal y/o enciclopédica. Se citan
dos nombres para reforzar lo hipotético de su biografía: el mentado Diógenes Laercio y Demetrio.

Guthrie, la voz de la razón

Encontramos las páginas más firmes y memorables escritas sobre Filolao en la obra capital de
Guthrie. Pero de nuevo, las mismas inseguridades, las mismas conjeturas. Guthrie vierte algunos
nombres, por eso de dar materialidad físico-carnal al investigado: Cebes, que al parecer escuchó al
interfecto en Tebas; Diógenes, que apunta que Filolao se entrevistó con Platón; Aristóteles, que al
citarlo al menos una vez en su Ética a Eudemoda a entender que lo había leído; Hermipo, un
erudito de Alejandría que dice de Filolao que “escribió un libro”…
Llegados al testimonio de Hermipo, las razones para tomar en serio la obra escrita de Filolao se
acrecientan enteros. Pero Guthrie, como queriendo ir todavía más lejos, sigue apuntando nombres
de conocedores de Filolao: uno de ellos nos interesa especialmente, Demetrio de Magnesia, quien
“alude también a un tratado sobre la doctrina pitagórica escrito por Filolao y cita la frase con que se
abre el mismo”. Esa frase dice así: “La naturaleza que hay en el cosmos se formó a partir de factores
ilimitados y limitantes, al igual que la totalidad del cosmos y todas las cosas que hay en él.”
Meramente la apuntamos, pues en ella reside gran parte de la verdad del pensamiento filosófico
contenido en los escritos seguros de este autor.

Kirk y Raven (y Schofield), más allá de la duda

Junto a los apuntes biográficos, los autores vindican su buen hacer por medio de una selección de
textos, mina copiosa de datos. Y llaman la atención sobre la precariedad inevitable del objeto de
estudio, acotando empero su entidad primerísima: “Subsisten, por fortuna, algunos fragmentos
auténticos del principal filósofo pitagórico de la parte final del siglo V, Filolao”; estos fragmentos,
fuera de su contexto genuino, se tornan incomprensibles sin una apoyatura óptima.
Así y todo -y en lo que ahora concierne-, en lo biográfico los autores se muestran bastante
aproximativos: sitúan a Filolao entre los coetáneos de Sócrates, prolongando lo ya dicho por
Guthrie. Pero las citas que aportan, omitiendo por razones obvias al ya evidente/sobreentendido
Diógenes Laercio, son escasas, a saber: Platón en su Fedón, Hermipo y… Apolodoro de Cícico,
oscuro escribidor. Predomina la duda, pues, en torno a la existencia certera o hipotética del autor,
aunque todo se decante al sí.
En cuanto a los fragmentos seleccionados, recurren a una serie de temas constantes en Filolao, a
saber:
1) Limitadores e Ilimitados;
2) El número;
3) Naturaleza y harmonía (sic).
Sobre la procedencia de dichos fragmentos y su significación filosófica, prevalecen serias dudas en
cuanto a la autenticidad se refiere, si bien deben destacarse los dos puntos de vista de Burkert, que
establecen, por un lado, que “el libro de Filolao era la fuente principal de la versión aristotélica del
Pitagorismo” o, en su defecto y por el otro lado, que “Filolao alumbró verdaderamente ‘la filosofía
del Límite e Ilimitado y su harmonía a través del número’ en su forma abstracta…”

2. LA OBRA ESCRITA (CONSERVADA) DE FILOLAO

Filolao, como venimos insinuando y al fin afirmamos, es el principal teórico del Pitagorismo: de él
proviene el grueso del pensamiento de esta escuela tan ambigua. Sin embargo, lo relativamente
poco conservado apunta hacia una multiplicidad de lecturas abiertamente problemáticas.
Apoyándonos en el valioso -aunque para algunos voceros de la modernidad, ya obsoleto- libro Los
presocráticos, del FCE, y a tenor de la traducción y selección efectuada para el mismo por Juan
David García Bacca, reduciremos nuestro estudio a las dos obras de Filolao por él tratadas: la
primera de ellas es la gran obra, Sobre la naturaleza; la segunda no augura méritos inferiores y
responde al título de Bacantes.

2.1. FRAGMENTOS EN TORNO A SOBRE LA NATURALEZA Y SUCESIVO ESTUDIO

De los opúsculos conservados de Filolao, este libro se perfila como el más importante de su
producción, decisivo para alcanzar a comprender de forma global el conjunto de su visión del
mundo.
Sea como fuere, el discurso de Filolao es dualista, delimitando precisamente los conceptos
de limitado e ilimitado a la luz de su valoración de los entes materiales: “La Naturaleza se constituye
en este Mundo por coajuste de ilimitado y limitado; y así están constituidos el Mundo entero y todas
las cosas que en el mundo se hallan”. Esta ambivalencia se justifica por la imposibilidad de un ente
espacialmente fijo, ya que “Si todas las cosas fuesen ilimitadas, no habría ni objeto con que
comenzar a entender”; se precisa la marca limitadora, la seguridad de lo finito numerado.
Filolao encuentra en el número la apoyatura a su explicación de la dimensión terrenal del mundo.
Para él, todo lo cognoscible tiene número, puesto sin número no habría modo alguno de aprehender
cosa posible. El dualismo de Filolao también afecta de lleno al número, que como la Naturaleza,
presenta parejas características formales: “El número tiene dos especies eidéticas propias: impar y
par, y una tercera mezcla de entrambas: la par-impar. Y en ambas especies eidéticas hay muchas
formas que por sí mismo indica cada número”.
La Teoría de la Naturaleza de Filolao necesita del principio de la Armonía para afianzarse en el
terreno de lo práctico como una realidad del conocer: es decir, la Naturaleza permite un
conocimiento no sólo humano, sino también divino, en cuanto reflejo de lo que está más allá de
nuestra percepción empírica más prosaica: “Respecto de Naturaleza y Armonía se han las cosas de
la siguiente manera: la persistencia de las cosas es eterna, y la naturaleza misma permite un
conocimiento divino y no humano, sino superior a él; mas no podría “haber” cosa alguna ni resultar
para nosotros “cognoscible” si no se diese tal persistencia en las cosas limitadas o ilimitadas de las
que se compone el mundo”.
Capital importancia tiene para nosotros el sistema armónico de Filolao, donde quedan esbozados
los principios del arte musical. Mas aunque se trate de un mero bosquejo, un embrión todavía
informe, las intuiciones de Filolao preludian la escritura musical tal cual la conocemos hoy: lo poco
que ha llegado hasta nosotros de la denominada música “clásica” de la antigua Grecia, así lo
acredita.
Pasando al problema del número, Filolao afirma la excelencia del número diez como suprema
verdad: “Sin el diez no hay cosa que esté definida, clara y distinta. Que, por su naturaleza, es el
número fuente de conocimiento; y para el totalmente desorientado y para el ignorante en todo, guía
y maestro”. La vinculación de los números con aspectos materiales también encuentra su
ambivalencia en la moral. Por otra parte, el simbolismo oculto de los números no es ajeno a Filolao,
quien somete tales a una lectura mística luego recurrente. La valoración del número en Filolao va
más allá de la mera lucha de contrastes, ocultando una ética matemática en cuyos márgenes se
perfila una metafísica precaria: “Lo falso no toca ni con un soplo al número; que por naturaleza
están en guerra y enemistad número y falsedad; la verdad, por el contrario, es para la raza del
número como de casa e innata”.
Más convencional resulta la física cósmica de Filolao, dominada por el número 5 y basada en la
compartimentación de la unidad, y que a tenor de esta división deja entrever claramente sus
influencias: “Cinco son los cuerpos de la Esfera: los que se encuentran dentro de la Esfera son
Fuego, Agua, Tierra, Aire; y el quinto es el remolque de la Esfera”. Ese quinto elemento, en efecto, es
el éter, que explica la sustentación de la Esfera en medio del espacio.
Parejos presupuestos se vislumbran en la antropología del autor, regida por el número 4, aunque
igualmente unitaria: “Cuatro son los principios del animal racional: cerebro, corazón, ombligo y
vergüenzas. El cerebro es principio de la inteligencia; el corazón, del alma y de la sensación; el
ombligo, del enraizamiento y crecimiento del embrión; las vergüenzas, el principio de todos ellos,
que todos ellos dan flores y renuevos”. Una vez más, el ente material encuentra su vínculo en el
elemento moral que lo acredita en su función última. En este sentido, la visión de Filolao es de un
materialismo soterrado, aunque predomine, pese a todo, un sesgo idealista que anticipe por más de
un concepto a Platón, al parecer lector de nuestro autor, quien ya proclamó la “cárcel del cuerpo”.

2.2. FRAGMENTO EN TORNO A BACANTES Y SUCESIVO ESTUDIO

En su actual estado, resulta de menor entidad filosófica que el previo Sobre la naturaleza, y sin
embargo no puede prescindirse de su lectura para captar el sistema de Filolao, la profundidad de su
pensamiento; por desgracia, lo poco que se conserva de la misma limita mucho su comprensión.
La idea esencial remite, de nuevo, a la unidad, tema habitual de los presocráticos, a la que todo
tiende y de la todo proviene, en la que todo está interrelacionado, de los particulares al absoluto que
el orden conlleva: “El Mundo está unitariamente ordenado. Mas comenzó a hacerse desde el medio
y, según la misma cuenta y razón, hacia arriba y hacia abajo, porque las partes sobre el medio están
dispuestas simétricamente respecto de las partes bajo el medio… que una misma es la relación de
todas respecto del medio”. Pero la escasez de material no permite aventurar una explicación más
sólida sin plantarse de lleno en el terreno de la especulación.

BIBLIOGRAFÍA

Fuente

GARCÍA BACCA, J. D. (ed.), Los presocráticos, FCE, México, 2004, cap. “Fragmentos filosóficos de Filolao”, pp. 297-
307.

Estudios

FERRATER MORA, J., Diccionario de Filosofía, vol. 2, Ariel, Barcelona, 1998, p. 1267.
GUTHRIE, W. K. C., Historia de la Filosofía griega, vol. 1, Gredos, Madrid, 1991, pp. 312-316.
KIRK, G. S., RAVEN, J. E. y SCHOFIELD, M., Los filósofos presocráticos, Gredos, Madrid, 1987, pp. 455-491.

a ciencia en la época helénica: escuela pitagórica
"Los pitágoricos conciben las cosas como números porque conciben los números como cosas".

Aristóteles
ESCUELA PITAGÓRICA (s. VI-V a.C.)

Pitágoras de Samos es el famoso filósofo y matemático que da nombre a esta


escuela. Nació en el 578 a.C., en Samos, en una época en que esta localidad competía en poder comercial con Mileto. Por razones
políticas (huyendo de la tiranía de Polícrates) se dirigió hacia occidente, a la Magna Grecia, concretamente a Crotona, donde
fundará su escuela entre el 532 y el 520 a.C. Se trataba de una escuela filosófica teñida con tintes místicos, religiosos y políticos,
pero cuya trascendencia se ha debido a su gran desarrollo de las matemáticas. En efecto, lo más destacado de la filosofía es el
hecho de que Pitágoras identifica los números con dioses. Idea que, de primeras, suele parecer estrafalaria, pero que tiene un
sentido más profundo de lo que parece, y que se relaciona con la naturaleza cualitativa de las matemáticas.

...........Entre sus principales aportaciones destacan la formulación del famoso teorema y transformación de las áreas equivalentes,
el invento de una tabla de multiplicar, el estudio de los números irracionales, el estudio de la relación entre música y matemáticas
(relación entre la altura de un sonido y la longitud de la cuerda de la lira y posibilidad de representar los intervalos de la escala
con razones numéricas) y establecer esa concepción matemática del mundo que, en su aplicación física, sienta las bases de la
ingeniería.
..........Algunos pitagóricos destacados de esta primera etapa son: Filolao, Arquitas, Alcmeón, Damón, Fintias, Kerkops, Petrón,
Brontino, Hipaso, Califón, Demódeques, Permenisco, Oquelos, Timeo, Hiqueto, Ekfanto, Eurito, Simias, Cebes, Ejecrates, Arion
y Lisis.

Filolao de Crotona, (480 a.C.). Según DL (VIII, 85) fue el primero que sistematizó el pitagorismo con la publicación de los
"libros pitagóricos". Consideraba la naturaleza entera como compuesta por dos principios opuestos: lo Limitado (masculino) y lo
Ilimitado (femenino) los cuales, al entrar en relación, generan la armonía. Se le atribuye también haber asignado números a las
dimensiones: el punto sería el uno, la línea el dos, el plano el tres... Y continúa con: el color el 5, animación 6, razón 7, amor (e
inteligencia) 8. Desarrolló también una cosmología situando un fuego en el centro del universo, al que identifica con Hestia, y
nueve cuerpos que giran a su alrededor: Antichton o antitierra, la Tierra, la Luna, el Sol y los cinco planetas conocidos, todo ello
englobado por la espera de las estrellas fijas. De este modo el mundo responde al número perfecto 10.

Arquitas de Tarento (428-347 a.C.): amigo de Platón y discípulo de Filolao, se le atribuye haberle dado a la secta un carácter
más científico.
-Damón y Fintias: vivieron en época de Dionisio I de Siracusa, y pasaron a la historia de forma anecdótica, por su gran amistad.
-Oenopide de Chios: fue el primero en resolver el problema de trazar a una recta indefinida y desde un punto exterior a ella una
perpendicular (que es la proposición 12 del libro 1 de los Elementos de Euclides).

-Timeo: natural de Lócride, una polis cercana a Crotona, fue seguramente contemporáneo de Sócrates. Concido sobre todo por
dar título a un famoso diálogo de Platón, en el que pone en su boca su doctrina cosmogónica, hablando de los cuerpos perfectos y
la divina proporción.
-Hipasos de Metaponto (500 a.C.-): algunos le atribuyen el descubrimiento de los números irracionales; fue expulsado por
romper su voto de silencio, según algunos al revelar ese secreto, según otros el de las propiedades del dodecaedro.
-Zópiro de Tarento (s.IV a.C.): inventor y perfeccionador de maquinaria bélica (los pitagóricos fueron también grandes
ingenieros), se le atribuye ser el autor de la Crátera, poema órfico (Kingsley).
Debido a rivalidades políticas y rebeliones del pueblo la escuela pitagórica de Crotona fue incendiada y muchos perecieron en el incendio. Algunos dicen
que el propio Pitágoras murió allí, aunque es más probable que huyera a Metaponto, donde moriría.

Sagrada Tetractys
Doctrinas pitagóricas y del propio Pitágoras
Enviado por Carlos Pineda

Partes: 1, 2
La primera dificultad con la cual se tropieza el investigador de las doctrinas pitagóricas y del
propio Pitágoras, obedece al carácter más que legendario, quasi-mítico de las
circunstancias que, aun en vida, rodearon a este filosofo, matemático, visionario y gurú. Esta
localización entre lo histórico y lo literario, entre hecho y ficción, más que manifestarse como
impasible ante la realidad descrita por los historiadores, la abundancia de textos sobre el
filosofo, su obra y su legado comparten con la tradición oral y la literatura de ficción, la
sobreabundancia de datos acerca del carácter fantástico del filosofo y de sus actos. Así todo
parece confabularse para transmitir al lector contemporáneo una imagen distorsionada de
quien, más que una figura histórica ha sido plasmado en la Historia como un personaje
legendario, tan extraño al ideal cientificista de la misma como debió haber sido su propia
presencia entre sus contemporáneos.
 Pitágoras nació en la isla de Samos circa del año 582 a. C. De origen aristocrático,
recibió en su juventud una instrucción amplia, que, además de las usuales enseñanzas
en gimnasia y música propias de su época, de su etnia y de su alcurnia, incluía las
enseñanzas de los primeros filósofosjonios Tales de Mileto, Anaximandro y Anaximenes.
Tras verse obligado a exiliarse de Samos por su abierta aversión a la tiranía de Polícrates
paso a Crotona, en el sur de Italia circa el año 530 a.C., circunstancia que explica la
extensión del pitagorismo de forma preferencial en aquella región de Italia denominada por
los romanos como Magna Grecia y habitada por diversas etnias, incluidos griegos, locrios,
aqueos y mesenios, entre otros. Es precisamente durante este período cuando funda lo
que fue conocido entre sus contemporáneos como liga pitagórica e históricamente como
pitagorismo, una mezcla heterogénea de escuela filosófica, secta religiosa
y movimiento político.
De manera similar a la propia biografía de su célebre fundador, los detalles en torno a la liga
pitagórica y al pitagorismo, han llegado de manera indirecta a la Historia
del Pensamiento Occidental y pletóricos de fantásticas distorsiones que, debemos admitir, han
hecho mucho mas llevadera su lectura. El grueso de esta información procede de las diversas
formas adoptadas por el neopitagorismo durante la República y de los primeros cuatro siglos
de la Era Cristiana. Entre las fuentes dignas de ser mencionadas por la magnitud y calidad de
sus aportes se hallan Alejandro Polihistor, a su vez una de las fuentes de Diógenes Laercio y
uno de los mas fieles y fidedignos representantes del neopitagorismo en Grecia. Porfirio y
Jámblico, autores de la "Vida de Pitágoras" y de la "Vida Pitagórica", respectivamente, se
valieron de Apolonio de Tiana, Moderato de Gades y Nicómaco de Gerasa como principales
fuentes para sus escritos. Ambas obras, caracterizadas por la ausencia de espíritu crítico y una
muy marcada tendencia a subrayar lo portentoso e, inclusive, lo mágico han contribuido a legar
a las generaciones ulteriores una visión del pitagorismo en la cual es imposible hacer una
distinción entre la propuesta original del pitagorismo y la presencia, a lo interno de dicha
visión, de la aportación de elementos posteriores, específicamente del neoplatonismo y del
estoicismo. Así, desde el período más temprano la propia tradición bibliográfica ha contribuido
grandemente a la diseminación de una visión enriquecida, por no decir falseada, de la vida y la
obra de Pitágoras de Samos.
Convencido de su propio carácter sobrenatural, se ha afirmado que Pitágoras era testimonio
vivo de la doctrina de la transmigración de las almas, uno de los pilares del credo pitagórico y
que a éste se le había permitido retornar desde el Hades sin beber de las aguas de la mítica
fuente de Lethes, como el resto de las sombras que habitaban el submundo, de modo que pudo
reencarnar en la Tierra con la memoria de sus todas vidas pasadas alegadamente intacta y ser
capaz, entonces, de proclamar haber sido Euphorbus y haber combatido en la guerra de Troya.
Unos cincuenta años tras la muerte del filósofo, Emoedocles de Agrigento le considera un ser
sobrenatural. Herodoto, sin dudas una de las fuentes mas sobrias en todo lo concerniente a la
historia griega asocia a Zalmoxis, maestro y milagrero tracio con el nombre de Pitágoras y
señala los paralelismos entre el pitagorismo y las prácticas mágico-religiosas de los egipcios.
Con el correr de los tiempos la leyenda acerca de Pitágoras se dilata para extenderse
adquiriendo un carácter mítico al que se suscribe el propio Aristóteles, en su libro Sobre los
pitagóricos y sus discípulos Dicearco, Clearco y Jerónimo atribuyen a éste haber sido hijo de
Hermes o de Apolo, haber descendido a los infiernos y regresar desde ellos, ostentar un muslo
de oro y tener dones sobrenaturales, como la ubicuidad y la profecía.

Doctrinas pitagóricas y del propio Pitágoras (página 2)


Enviado por Carlos Pineda

Partes: 1, 2

Se atribuyen a Pitágoras numerosos viajes entre los cuales destacan uno hecho a Persia,
donde se encontró con el mago Zaratas y uno hasta el país de los druídas, en la Galia. Tenía
unos cuarenta años cuando llegó a Crotona desde Samos donde su discurso de presentación
resulto tan bien recibido que, a petición de la Asamblea de Ancianos de la ciudad, inicia allí su
predicación y apostolado. Así se constituye la liga, cuyo propósito era de caráctereducativo y
místico, destinado, finalmente, a la formación de un nuevo modelo de vida. Esta asociación es
la única entre las escuelas filosóficas griegas cuyas puertas se hallaban abiertas a mujeres y a
extranjeros. Su devoción por la disciplina y su sistema de reclutamiento la hacían hostil a la
inestabilidad democrática y de esta manera, secundariamente, la liga se convierte en
asociación política (hetairia). Se fundaron otras asociaciones-satélite en diferentes ciudades de
la Magna Grecia (Sibaris, Regio, Argrigento, Catania), lugares donde la afiliación a las mismas
de los dirigentes de la ciudad o de grandes números de ciudadanos terminaba modificando la
orientación política de los mismos.
El contacto con sus discípulos, testigos de su fe, iba acrecentando en Pitágoras la convicción
de la naturaleza sobrehumana de su personalidad.Aristóteles describe una de las formulas
utilizadas por sus discípulos para referirse a Pitágoras :Hay una especie de animal racional
que es el dios, otra es el hombre; Pitágoras es un ejemplo de la tercera.(1).La manera en que el
estagirita se refiere a Pitágoras, de forma indirecta (algunos pitagóricos dicen...),y apenas
nombrando abiertamente a dicho filósofo) evidencia que la idea que tenía de este último era
particularmente nebulosa.; si bien la cita no deja dudas respecto a la forma en que era
percibido el filósofo por sus seguidores: como un hombre inspirado de manera sobrenatural
para hacer las veces de intermediario entre los ordenes humano y divino.
Este entusiasmo respecto de la figura de Pitágoras no era generalizado. La asociación se
había, de alguna manera, granjeado la animadversión de un número importante de los
habitantes de Crotona y la oposición sobre la cual había triunfado inicialmente continúo
fermentando hasta culminar en una confrontación cuyo detonante fue, para muchos
investigadores, el apoyo brindado por la asociación a los aristócratas sibaritas que habían
venido en busca de refugio a la ciudad tras el triunfo de la facción democrática durante
la guerra civil librada en Sybaris. Finalmente se formó una turbamulta encabezada por Cilón,
un crotoniata rico de estirpe aristocrática que asedió a los dirigentes de la sociedad mientras se
hallaban reunidos en asamblea en casa de Milón, incendiando ésta y pereciendo la totalidad de
los pitagóricos allí reunidos presa de las llamas, a excepción de Arquipo y Lycias, únicos
supervivientes de la hecatombe según cuenta la tradición. En cuanto a la suerte del propio
Pitágoras, también en lo que respecta a su final existen opiniones encontradas: Aristógenes
afirma que éste había sido obligado por los ataques de Cilón a abandonar la ciudad y refugiarse
en el Metapónto y ya había fallecido para la época del incendio; Dicearco sostiene, por su parte,
que Pitágoras no se hallaba presente en casa de Milón al momento del incendio, que consiguió
escapar de la ciudad con destino a Locres, desde donde se dirigió a Tarento y, finalmente, a
Metaponto, donde murió tras un ayuno de cuarenta días alrededor del año 500 a.C..

1.2. Existen textos atribuidos al propio Pitágoras y que podrían ser considerados
como fuentes directas para el estudio de la vida y obra del mítico personaje. Sin embargo
dichos textos, en su mayoría, son definitivamente sospechosos y la veracidad de los mismos es
altamente cuestionable. Entre los mismos destacan los Versos Dorados, atribuidos a Pitágoras
mismo, pero que realmente corresponden a una compilación heterogénea de textos de
diferentes autores hecha durante los siglos III ó IV de nuestra era. Los
legendarios Tres Libros (educativo, político y físico) una colección apócrifa redactada durante
los siglos II ó I a.C. Existen, además dos falsificaciones: los tratados Sobre la Naturaleza
del Universo y Sobre el Alma del Mundo atribuidos a Occelus y a el seudo Timeo de Locres,
respectivamente. En estos apócrifos el investigador perspicaz podrá notar la influencia, de
intensidad variable aun dentro de un mismo texto, de la literatura pitagórica de los siglos V y
IV a.C., especialmente patente en la carta de Lisias a Hiparco, a pesar de la evidencia respecto a
su carácter apócrifo. La situación de las fuentes hace preferible el tomar como un todo esta
colección variopinta de textos y agruparlos bajo la denominación de pitagorismo,
especialmente en lo que respecta a los elementos constitutivos de una doctrina más o menos
homogénea (pitagorismo antiguo) tal cual se desarrolló desde fines del siglo VI hasta
mediados del siglo IV a.C., evitando el ejercicio, por demás fútil, de determinar la
contribución personal de cada filósofo a la bibliografía en cuestión.
1.3. Un primer contenido de la propuesta del pitagorismo se refiere a los elementos doctrinales
sobre los que se basaba la asociación o liga pitagórica y que dieron a la misma el matiz religioso
que aún en nuestros días nos incapacita para definitivamente descartar el apelativo de secta
cuando nos referimos a la misma. Este conjunto de creencias, en las cuales puede adivinarse la
impronta de la personalidad del maestro, constituyen un grupo demisterios similares a
aquellos presentes en las asociaciones órficas y de tradiciones dispares entre las cuales es difícil
establecer un nexo lógico. Entre las creencias características de los pitagóricos sobresale la
metempsicosis o transmigración de las almas, que precisamente comparten con el orfismo y
respecto de la cual se había pronunciado extensamente el propio Pitágoras al referirse a su
origen y misión. Se aconsejaba además la obediencia y el silencio, la sencillez en el vestir y en
las posesiones, el abstenerse de ciertos alimentos y el hábito del autoanálisis. El carácter
arbitrario de algunas de las reglas de la asociación sugiere que tal vez se trate de medios para
obtener y evaluar la obediencia del sujeto, como el no tocar un gallo blanco, no partir el pan y
no caminar por las carreteras; aquellas reglas referidas a los hábitos alimentarios, como la
abstención de la ingesta de frijoles y otras aparentemente dictadas por el sentido común como
no mezclar el fuego con una vara de hierro ni recoger aquello que ha caído al suelo,
aparentemente constituyen esfuerzos de carácter higiénico, destinados primariamente a la
profilaxis de enfermedades entre los miembros de la asociación. Otras reglas son, simplemente,
imposibles de explicar desde un contexto lógico-causal y parecen nacer de la superstición o del
capricho de los líderes como no dejar huella del sartén sobre las cenizas ni del cuerpo sobre las
sabanas. Finalmente otras llaman la atención por determinada particularidad, como la orden
ecológicamente coherente de no arrancar los capullos de las plantas.
En términos generales, la doctrina religiosa (o religioide) pitagórica pretendía servir como
referente disciplinario para los miembros de la asociación y tendía a facilitar y subrayar el logro
de un estado contemplativo como meta principal de la vida de los mismos. Los pitagóricos son
el primer grupo de filósofos en favorecer y vivir de manera abierta el ideal ascético como
elemento integral de la vida contemplativa. La propia Ciencia era vista a lo interno de la
asociación como una forma de purificación, de hecho como la mayor de todas las purificaciones
y quien se dedica enteramente al ideal de la ciencia desinteresada, el filósofo, será quien
efectivamente logre extricarse a sí mismo de la rueda del nacimiento.[1]De modo que la
actividad intelectual, desde el punto de vista de los pitagóricos no es únicamente valida como
acompañante a los ritos y creencias que constituían el cuerpo doctrinal de la asociación, lo que
basta para contraponerla al orfismo, una expresión casi atávica de religiosidad popular que
desde su aparición en la Grecia pre-homérica hasta la propia contemporaneidad ha logrado
sobrevivir, con sus picos, sus simas y sus mesetas, lado a lado con las formas oficiales de
la religión, si no que es considerada una forma válida de práctica religiosa. Al momento de
aparecer la asociación o Liga pitagórica ya el orfismo había estado presente por más de tres
siglos como forma de práctica religiosa que se mantiene de forma paralela a la religión oficial y
oculta a los ojos de la misma. El orfismo nace como un culto de fertilidad asociado con las
vendimias y basado en la leyenda de Orfeo o Dionisio y se mantiene mas o menos intacto fuera
de las ciudades; durante el Imperio Romano pasa por un cambio de nombre y Baco, ahora
centro del culto, se presenta en personaante las bacantes para la celebración de las bacanales
adquiriendo tal difusión y popularidad que obliga al Senado a tomar medidas para
restringir los excesos que eran comunes durante las celebraciones, única instancia, en toda
la Historia Clásica, donde se legisló en torno a la ingesta de una substancia psicotrópica,
específicamente el vino(alcohol etílico o etanol).[2]Rezagado a la campiña, el orfismo y la
celebración de las bacanales, durante las cuales se presentaba el propio dios(Baco) ante las
mujeres ebrias que danzaban extasiadas, con diferentes niveles de sincretismo, paso a formar
parte de las manifestaciones mas básicas de la religiosidad popular en Europa y en este pueden
distinguirse los elementos concretos(celebrada exclusivamente por mujeres, ingesta de
substancias intoxicantes) y míticos (presencia del dios como concelebrante) propios del
aquelarre y, mas tarde, de Halloween.
En este tenor se considera a Pitágoras como el "inventor" del término filosofía, forma
desinteresada por excelencia de hacer ciencia y como tal medio inigualable de
purificación moral.[3]Otras actividades de carácter científico, como la practica de la medicina,
la Astronomía, la Música y las Matemáticas eran valoradas cuantitativamente en diferentes
grados como medios de purificación del alma y del cuerpo. Los rasgos del pitagorismo se
contraponen radicalmente a aquellos del orfismo, hasta el punto en que ambos representan los
extremos de lo que son dos formas de aproximación a la experiencia religiosa en particular y a
la vida en general; se trata respectivamente de las manifestaciones apolínea y dionisiaca de las
mismas.
Además del ejercicio intelectual el pitagorismo, esencialmente más próximo al culto religioso
que a la escuela filosófica, ofrecía otras formas de purificación espiritual y corporal. El examen
de conciencia es uno de los más significativos aportes del pitagorismo como religión y como
filosofía. En virtud del expediente ritual se introduce la reflexión moral como parte integral de
la vida del individuo, concebida como proyecto evolutivo hacia niveles ontológicamente mas
elevados e inseparable de una conciencia moral continuamente alerta. Este ejercicio pionero
del pitagorismo se manifiesta todavía en el cristianismo como actos de atrición y contrición
preparatorios para la participación del Sumo Sacramento. Los miembros de la asociación
debían llevar a cabo este examen de conciencia cada noche, formulado de forma sistemática
mediante tres preguntas: ¿En qué he faltado?, ¿Qué hice de bueno?, ¿Qué dejé de realizar de lo
que debía hacer? Al despertarse debían planificar su jornada de modo que pudiesen
aprovechar el tiempo al máximo.
Los códigos morales de la Liga pitagórica fueron recogidos en un catecismo
intitulado Discurso Sagrado y escrito en verso para más efectiva memorización.
"Sus disposiciones incluían: respetar a los dioses y someterse a su voluntad, mantenerse
firmemente en el sitio en que nos han colocado en la vida para que lo guardáramos, prestar
asistencia a la legalidad contra los facciosos, ser fiel a los amigos y decirse que entre amigos
todo es común, ser moderado y frugal en el empleo de los bienes, avergonzarse de sí mismo
cuando se ha cometido daño, temer a los juramentos en vano y respetar la palabra dada y,
finalmente, guardar secreto de las enseñanzas recibidas por la iniciación."(1)
El manejo en secreto de las informaciones recibidas durante la iniciación y, más adelante,
como miembro de la asociación era considerado de importancia capital. Toda revelación
recibida durante la iniciación, incluso aquellas de carácter especulativo debía ser guardada en
secreto absoluto. La seriedad de la admonición puede evaluarse en su justa dimensión si se
considera como veraz, al menos parcialmente, la historia de Hipaso, condenado amuerte por
haber traicionado un secreto geométrico. Este compromiso queda subrayado en el texto del
famoso juramento de los pitagóricos:
"¡No!.Lo juro por Aquel que ha revelado a nuestra alma la tetractis que contiene en sí la fuente
y la raíz de la naturaleza eterna...."(2)
En este contexto de religiosidad es que deben ser vistas y entendidas las prohibiciones a las
cuales nos hemos referido anteriormente. Cuando se intenta analizar cada una de las
prohibiciones termina por identificarse una que otra por su carácter utilitarista y, descartan el
resto. Quienes aceptan la totalidad de las prohibiciones lograran llegar a ver tras ellas el
significado moral oculto, el símbolo. De hecho el término símbolo es usado inicialmente para
designar a estas prohibiciones dentro de la literatura pitagórica posterior. Las prescripciones,
tanto negativas como positivas, de los códigos pitagóricos de conducta se hallan recogidas en
un manual en forma de cuestionario, una suerte de código del perfecto pitagórico. Estas reglas
del conocimiento y la conducta eran denominados acúsmatas o artículos de fe y constituían la
filosofía de los acúsmaticos; a estos se oponían, de acuerdo a la tradición, los matemáticos u
hombres de ciencia. Sin embargo, es poco probable la existencia de esta dicotomía en el
pitagorismo primitivo y, de hecho, su origen puede ser trazado hasta fines del siglo V d.C.,
cuando se produjo el mas importante y definitivo cisma en el pitagorismo y que resultaría en la
perdida de la armonía inicial entre quehacer científico y religioso a lo interno de la Liga .El
grupo de los matemáticos debió sacrificar el secreto propio del misticismo inicial de la
asociación y justificar racionalmente las proposiciones doctrinales. Los acusmáticos, que
querían permanecer siendo creyentes y devotos, les consideraban herejes. Finalmente es
gracias al primer grupo, a los matemáticos que la asociación religiosa inicial pasa a convertirse
realmente en una Escuela Filosófica propiamente dicha.

1.4 Para el propio Pitágoras el principio básico es el número, pero este a su vez adquiere
distintas connotaciones, llegando a formarse una dualidad generada a partir de lo ilimitado y lo
limitado hasta llegar a la unidad y a la infinitud mediante la división respectiva de los primeros.
Parte de la leyenda acerca de Pitágoras afirma que este llegó a decir que todo es número y que
su interés en estos nació de su afición por la música, a la cual la praxis de la condición del
hombre contemplativo como el más excelso de los productos de ambos, la cultura y
la biología humanas, le permitía dedicar largas horas. Sírvase esta apreciación como ejemplo de
la forma, a veces misteriosa, como terminaban saliendo las cosas a Pitágoras, pues en la vida de
este filosofo y en la historia del pitagorismo in toto, este no es el único ejemplo. Podemos
imaginar a Pitágoras, representación del sumum bonum de la existencia humana de acuerdo
con la propia propuesta antropológica desarrollada por él mismo (o cualquier pitagórico
aventajado, ya hemos dicho que respecto de la autoría particular de las diferentes propuestas
filosóficas del pitagorismo es imposible establecer con exactitud la identidad de su autor),
respaldada por la propia instancia teológica y cómodamente familiar dada su estirpe
aristocrática, recostarse por horas a escuchar música. Una mente atenta, donde se ha gestado o
se halla en gestación la doctrina de los números como determinantes primeros de todo lo que
es, reconocerá como obvios las distintas progresiones, reiteraciones y combinaciones de notas
musicales que dan lugar a la obra musical, como precisamente lo que son, combinaciones
numéricas de notas musicales de acuerdo a un patrón que permite la apreciación final de un
todo armónico y hermoso. La propia inclinación del filosofo hacia la música como objeto de
contemplación se habría hecho prístinamente clara para si mismo y, una vez alcanzado este
nivel de reconocimiento al deleite propio de el goce estético capaz de ser producido por las
melodías del laúd, de la cítara, de la propia voz humana en el canto, se suma entonces el placer
producido por la conciencia alerta y los resultados de la contemplación dirigida
intencionalmente hacia su objeto y presta a recuperar desde este la información que ya ha
caracterizado en un primer paso, elementos que legitimizan la contemplación constituyéndola
realmente en su forma mas acabada y prolífica: la observación científica. Como objeto de
estudio, las formas musicales debieron haber proporcionado a los pitagóricos con elementos
sobresalientes de su reflexión filosófica, conceptos clave de la misma tales como
la constitución numérica del orden natural y la principalía de la armonía.
Se atribuye a Pitágoras la afirmación de que "todo es número". Como las demás escuelas
filosóficas presocráticas el pitagorismo, cuyo fundador y figura estelar había sido educado
desde su mas temprana juventud en las propuestas de los filósofos jonios,
especialmente Anaximandro y Anaximenes, corresponde entonces a ese totalidad armónica
mayor,l a lógica, que éste halla descubierto en los números el principio (arkhé) de todo lo que
es..Los números como principio son más concretos que el apeirón de Anaximandro y de mayor
alcance, gracias a la plasticidad que nace de su naturaleza abstracta, que cualquiera de los
elementos físicos que fueron, individualmente o en grupos, utilizados por los presocráticos
para explicar los orígenes primeros y los fines últimos de la realidad. Los pitagóricos, afirma
Aristóteles, creyeron haber encontrado en los números una rica abundancia de semejanzas y
correspondencias con los seres y fenómenos. Concibieron al cosmos como una totalidad
conformada nuclearmente por la armonía y el número. Los números son las causas inmanentes
y la substancia de todas las cosas, aquello de lo cual las mismas nacen y donde, finalmente,
retornan. Aristóteles añade, certeramente, una segunda concepción basada en los números
como principio y la yuxtapone a la primera: los números son los modelos de las cosas de
manera similar a la cual las ideas modelan, desde el topos o uranos, los diversos entes que
forman el mundo material; tal concepción habría sido abrazado por los neopitagóricos y habría
ejercido influencia sobre la filosofía platónica, especificicamente sobre la ya mencionada
concepción de los entes constitutivos del mundo como representación de los modelos
correspondientes en el mundo de las ideas.
La teoría pitagórica de los números, dada la propia naturaleza de la asociación o liga
pitagórica, atribuye cualidades supernaturales a ciertos números, considerados poseedores de
un valor sagrado y una virtud misteriosa. La identificación de los números con los acordes
musicales permitió a los pitagóricos desarrollar una concepción trina del mundo y de las cosas.
De modo que a cada ente corresponde una realidad física, numérica (aritmética) y geométrica.
Así a cada ente corresponde un cuerpo, un número y una figura geométrica.
Los números poseen además, en el sistema pitagórico, equivalencias axiológicas establecidas
por la observación de distintas relaciones entre los mismos y determinadas analogías con los
conceptos que se aluden representa cada uno. De modo que la unidad (el uno), inmóvil en sí
misma corresponde a la inteligencia, rasgo espiritual de mayor jerarquía. La opinión es
representada por el dos, oscilante y móvil.4 ó 9 representan a la Justiciapuesto son los dos
primeros números obtenidos a partir de la multiplicación del primer número par y del primer
número impar por sí mismos. Dada la influencia meteorológica y biológica de los ciclos de siete
días, meses o años, el 7 representa entonces el tiempo crítico. Otras equivalencias dentro de la
extensa lista recopilada por los pitagóricos poseen un origen mas nebuloso y aparecen al
relacionar entre si al numero y la armonía.
Para los pitagóricos el número no se limitaba al rol cuantificador de la magnitud, las fuentes
(Aristóteles, Eurito y Espeusipo) indican que estos concebían al número en tanto extensión. En
otras palabras, no son meramente los constituyentes de sumas aritméticas, si no que son
representantes de figuras y de magnitudes, son las causas de toda cosa al fungir como sus
limites o términos que las definen: 1, el punto; 2, la línea; 3, el triangulo; 4, el tetraedro y así
sucesivamente. Todavía los números no son concebidos como entes rigurosamente abstractos,
si no como expresión de la configuración espacial de puntos separados entre sí. Mediante la
escuadra (gnomon) los pitagóricos logran definir materialmente los números (y, en
consecuencia, todas las cosas), formando grupos homogéneos que se hacen así cognoscibles.
Cuando se utiliza la escuadra a partir de la unidad se obtiene el número respectivo de puntos
que le son necesarios, correspondiente a la serie progresiva de los números impares(3,5,7).En
este caso especifico se obtiene una figura geométrica en la cual la relación entre los lados es
siempre igual, es decir un cuadrado y los números obtenidos corresponderán entonces a los
cuadrados de cada uno de los componentes de la serie natural de los números(4,9,16).Así se
establece la correspondencia entre impar, cuadrado y límite. Si la operación anterior hubiese
correspondido a sui opuesta, es decir si se hubiese usado el gnomon para, en lugar de un punto
único, intentar encuadrar dos puntos y así sucesivamente, habríamos obtenido la serie de los
números pares(2,4,6,8);las figuras obtenidas de esta forma son heteromecas u oblongas y los
números correspondientes pertenecerán a la serie 6,12,20;de este modo, por razones inversas a
las expuestas en el primer caso, se establecerá la correspondencia entre par, oblongo e
ilimitado. Valiéndose de operaciones similares los pitagóricos descubrieron numerosas clases
de números como aquellos desarrollados por Filolao: los rectilíneos o imparmente impares,
hechos de limitantes en palabras de dicho autor, son impares hechos de impares, únicamente
divisibles entre si mismos y la unidad.
Esta caracterización de los números obedece, primariamente a la inspiración religiosa, la
misma forma de inspiración que permitió distinguir, llevada a la profundidad adecuada, entre
la aritmética especulativa y el cálculo aplicado. En el antiguo pitagorismo el descubrimiento de
una propiedadnumérica entrañaba la revelación de alguna cualidad simbólica o epíteto divino
característico. Así 3 es el primer número que tiene comienzo, medio y fin, el primer perfecto,
aquel mediante el cual se definen la Armonía y el Todo. El número perfecto, representación de
la divinidad es la decena (10) y quien manifiesta mejor la virtud; resulta de la sumatoria de los
cuatro primeros números de la serie natural (1, 2, 3, 4). Filolao dice de la década que es
"...grande, perfecta y realiza todas las cosas; principio y guía de la vida, lo mismo divina y
celeste que humana (...) sin ella todo es indeterminado, misterioso, oscuro."(3)
En ella se encuentran encerrados un número igual de pares y de impares, la unidad con el
primer par, el primer impar con el primer cuadrado. Dentro de la decena, 7 equivale a Palas
Atenea pues dentro de la misma es el único número no engendrado por ninguno de los
números comprendidos en la década misma. 9, primer cuadrado impar, es el otro número
privilegiado dentro de la década. La Tetractis ,que no debe ser confundida con el número
4,designa a los cuatro primeros números dentro de la década, cuya sumatoria resulta en 10 y es
representada por el triangulo decadico.
La basamenta de esta propuesta filosófica es, precisamente, la teoría pitagórica de los
números. Ha sido necesario un fino trabajo de vivisección para separar la propuesta filosófica
del pitagorismo del contexto religioso en el cual se halla imbricada, esto lo debemos en parte al
ingenio de Aristóteles, quien recoge de su maestro Platón, sobre quien la filosofía pitagórica
tuvo una marcada influencia, reconstruye y reordena las tesis principales del pitagorismo como
manifestación y objeto de la reflexión filosófica.

1.5. El segundo de los elementos que constituye el principio de los pitagóricos es la armonía.
En interacción dinámica con los números la armonía conforma la totalidad del Universo.
Filolao la caracteriza como la mas hermosa de las cosas, aquella que da lugar a la unificación de
lo múltiple compuesto y la concordancia de lo discordante. Cada cosa esta formada por
números en relación armoniosa, y cada número, nace, a su vez de la armonía entre los
opuestos. La oposición fundamental se da entre Lo Limitado y Lo Ilimitado y, a partir de estos
primeros términos contrapuestos se produce la conjunción entre las demás categorías opuestas
entre sí: Lo Par y lo Impar, Lo Uno y Lo Múltiple...Lo Par y Lo Impar son los elementos
primarios en la constitución del número y simultáneamente cualidades específicas del mismo;
la oposición entre ambas es precisamente aquello que se pone de manifiesto como número.
El Par-Impar es, según Filolao, la tercera cualidad del número, aquello que los ordena de
manera alternada, en Pares e Impares, cambiando sucalidad es, a su vez, una unificación
armoniosa de estos términos opuestos que constituye por si misma una unidad aritmética.
Existe una Tabla de Opuestos, atribuida a la Segunda Generación de pitagóricos en la cual,
situados por debajo de los tres pares de opuestos ya mencionados se hallan dispuestas otras
siete(7) oposiciones jerarquizadas, a saber: Izquierda y Derecha, Hembra y Macho, Estático y
Movido, Curvo y Rectilíneo, Oscuridad yLuz, Malo y Bueno, Oblongo y Cuadrado. La
disposición de los pares de opuestos en el orden precedente es arbitraria y la limitación de su
cantidad a diez (10) obedece a la perfección de carácter divino atribuida por los pitagóricos a la
decena. El lector avezado habrá notado la ausencia del par Lo Verdadero y Lo Falso, ausencia
atribuida a la perfección numérica inherente a la propia tabla; ulteriormente Filolao colocaría
el error al lado de Lo Ilimitado, para ser entendido como un término análogo, parte del primer
par de opuestos.

2.1. El pitagorismo jugó un papel primordial en la constitución de una Geometría Autónoma.


El teorema homónimo desarrollado por el propio Pitágoras es una de las aportaciones mas
ampliamente reconocidas del pitagorismo a la ciencia en general y a la Geometría,
particularmente a la Trigonometría. Algunos autores afirman que al momento de ser resuelto
por Pitágoras, el teorema que ha pasado a la historia con su nombre ya era ampliamente
conocido por los egipcios.
El Teorema de Pitágoras se refiere a las relación existente entre los lados de un triángulo
rectángulo que incluye dos lados idénticos y perpendiculares entre sí formando el ángulo de
90° característico de este tipo de triangulo y denominados como catetos.(c )El tercer lado del
triangulo rectángulo se halla directamente opuesto al ángulo referido se denomina hipotenusa
(h).De acuerdo con el teorema en cuestión el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de
los cuadrados de cada uno de los catetos. De aquí resultan como corolario que el valor de la
hipotenusa es igual a la raíz cuadrada de la suma de los catetos y que cada uno de los catetos
(siendo, como se ha dicho, idénticos entre sí) se obtiene mediante la raíz cuadrada de la resta
de uno de los mismos de la hipotenusa.
Son también notables los estudios desarrollados por los pitagóricos sobre otras figuras
geométricas, específicamente sobre ciertos polígonos regulares como el tetraedro y el
dodecaedro. A partir del dodecaedro, cortado por la mitad en dos pentágonos que a su vez se
descomponen en seis figuras semejantes, cinco de las cuales se obtienen trazando una línea
perpendicular al punto medio de cada uno de los lados libres de ambos pentágonos a lo interno
de los cuales se localiza una estrella de cinco puntas. Esta figura constituye el Pentalfa,
emblema místico de los pitagóricos.
Cuando los pitagóricos intentaron aplicar el teorema referido al problema específico de
calcular el valor de la hipotenusa cuando el cuando el valor de los catetos corresponde a la
unidad, se vieron confrontados con el problema de los Números Irracionales, evidenciados por
la raíz cuadrada de dos.-

2.2. Mediante el estudio de los acordes musicales, a partir del cual se construyo una parte
importante de los principios doctrinales de la liga pitagórica, los miembros de la misma
tuvieron acceso al estudio de los medios o proporciones (aritmética, geométrica y
armónica).Las relaciones numéricas entre los hechos de la experiencia van a permitir a las
matemáticas el adelantarse a éstos, uno de los usos de importancia capital de esta disciplina
para el desarrollo de las ciencias.
Filolao hizo un análisis muy preciso de la octava al cual denomino armonía. Primeramente
estableció, mediante números enteros, relaciones entre las longitudes de las cuerdas de la lira y
operacionalizó con admirable exactitud las relaciones entre estas últimas. Los descubrimientos
de los pitagóricos, como los descubrimientos de las matemáticas en general, se llevaron a cabo
gracias a su capacidad para establecer analogías y hacer extrapolaciones e interpolaciones. De
este modo, Filolao describiría al cubo como la armonía geométrica puesto que posee doce
aristas, ocho vértices y seis caras, según la relación 12:8:6.

3.1. Estos hechos son compatibles con la antropología, caso único entre los filósofos
presocráticos, desarrollada por la escuela pitagórica: los hombres se dividían, ascendiendo en
el orden jerárquico y de forma análoga a quienes participaban de los Juegos Olímpicos,
en quienes compraban y vendían, aquellos que competían y quienes se limitaban a contemplar.
Este ideal del hombre pitagórico, el aristócrata, esta justificado teológicamente y la vida
académica es cargada de dignidad dado el carácter desinteresado de la búsqueda de la verdad.
Es precisamente el hombre contemplativo, el pitagórico, aquel capaz de desarrollar las
matemáticas y llegar a una concepción trina del ser: concretizable como cuerpo en términos
físicos y expresables como numero y forma en términos matemáticos y geométricos
respectivamente. El propio cuerpo sin embargo, se forma a expensas del vacío y lo contiene; el
alma es concebida como parte del cuerpo, sin embargo dotada de mayor edad,
longevidad, memoria y dignidad. Visto de este modo los pitagóricos lograron estructurar una
propuesta filosófica amplia, capaz de expresar en forma articulada las posturas físicas,
ontológicas y axiológicas de sus elaboradores.

4.1. La Cosmología pitagórica parte de la presunción de que el propio mundo es una armonía.
Como tal ha debido tener un inicio en el tiempo, de carácter análogo a la armonía del número,
en otras palabras corresponde entonces a la determinación de un espacio vacío indeterminado.
Efectivamente el mundo ha sido generado a partir de la aspiración del aire ilimitado situado
por arriba del cielo que, tras absorber este vacío se constituirá en el elemento que separara las
cosas a lo interno del mismo(los cuerpos celestes).El agente de esta aspiración es de carácter
misterioso y consiste en un fuego central al cual los pitagóricos denominaban "la madre de los
dioses" o "la madre de los astros"; también llegaron a denominarlo como "hogar del universo",
"sede y trono de Zeus", "punto de enlace" y "unidad de medida de la Naturaleza".
Esta visión coloca al fuego como principio primigenio tal y como desarrollo Hipaso esta
teoría; las cosas particulares aparecieron ulteriormente a consecuencia de condensaciones y
rarefacciones. Ecfanto desarrolla una teoría similar en la cual denomina átomos a las unidades
extensas. Esta concepción del mundo lo presenta como un ser vivo y, como tal, objeto de
constante evolución y de cambio, que se organiza progresivamente y a lo interno del cual el
bien sólo puede realizarse poco a poco. El proceso evolutivo es definitivamente finito y se
completa al final del año grande para reiniciarse seguidamente de forma idéntica al anterior.
Los pitagóricos sostenían la existencia de una pluralidad de mundos dispuestos en número
finito.
Todo se halla ordenado alrededor del fuego central, incluyendo las órbitas circulares de los
diez cuerpos celestes. La parte más elevada, envoltura de todo el Universo se denomina Olimpo
e incluye el cielo de las estrellas fijas y un segundo fuego opuesto al fuego central, en cuyo
interior se encuentran todos los elementos en toda su pureza. Inmediatamente por debajo de
este cielo se halla el Cosmos en el cual se mueven los cinco planetas de Occidente a Oriente,
en dirección inversa al movimiento de las estrellas fijas, el Sol y la Luna. Finalmente, por
debajo del Cosmos se halla el Uranos, región sublunar donde tiene lugar el devenir, el desorden
y la imperfección. Entre el fuego central y la Tierra, del lado correspondiente al hemisferio no
habitado de ésta y girando con ella en una órbita menor se halla la antitierra, invisible debido a
su localización de cara al hemisferio deshabitado de la primera. Con la presencia de la
antitierra se completa finalmente la serie decadica de los cuerpos celestes.
Aparentemente la antitierra fue concebida como una forma de explicar los eclipses de luna y
su mayor frecuencia frente a los eclipses de sol. Ambos, el Sol y la Luna reciben su luz
y calor del fuego central y lo reflejan hacia la Tierra. Puede inferirse de la cosmogonía descrita
que la Tierra también gira alrededor del fuego central aunque la utilidad de este movimiento no
es fácilmente explicable pues la teoría geocéntrica fácilmente explicaba ya la alternancia entre
las noches y los días.
En la Cosmogonía de los pitagóricos pueden distinguirse tres soles: el astro como tal (el
primer espejo), los rayos incidentes procedentes del fuego central y los rayos reflejados de
nuestro lado. En lugar de suponer una revolución de Oeste a Este, que explicase la alternancia
día-noche como resultado de la exposición de la superficie terrestre a los rayos de luz
mencionados, algunos pitagóricos reconocieron el movimiento de la Tierra sobre su propio eje.
Hicetas de Siracusa adelantó esta teoría pionera sobre la rotación de la Tierra, colocando el
fuego central efectivamente en el centro del mundo y, de forma similar, Ecfanto quien colocaba
a la propia Tierra en el centro. En lugar del Zodíaco, muchos pitagóricos concibieron a la Vía
Láctea como el camino del sol. Filolao llego a concluir, basándose en cálculos indirectos de los
días lunares, que en nuestro satélite debían existir animales y plantas más grandes que los
de la Tierra.
[1] Rueda kármica o samsara en términos hinduistas.
[2] La alrma provocada por la difusión del culto dionisiaco entre el populacho llego a alarmar lo
suficiente a los legisladores romanos como para generar confusiones entre las bacanales y la
celebracion cristiana de la eucaristía,que de esta forma llamó inicialmente la atención de las
autoridades imperiales.
[3] La visión de la reflexión filosófica como actividad religiosa o trascendental sobrevive hasta
nuestros días y en la historia de la Filosofía ha adoptado formas heterogéneas y nombres
diversos, siempre cargados de una fuerte dosis de misticismo o lo bastante cripticas para
sugerir la posibilidad de ocultar un ofrecimiento de trascendencia,como han sido la
"apercepción trascendental" kantiana, el concepto husserliano de epokhé y el "goce del ser"
sartreano,para mencionar unas pocas.

Autor:
Carlos Pineda
Curvaturas variantes.com
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La luna de Antichthon
with 3 comments
La ciencia moderna busca fuera de nuestro sistema solar nuevos mundos habitables
similares a la Tierra. Y busca también la antimateria, aquella que es igual a otra pero que
tiene características diametralmente opuestas. Los Pitagóricos, hace mas de XX siglos, ya
intuyeron la existencia de ambas cosas y pretendieron haberlo hallado en el Planeta
Antichthon. Etimológicamente, Antichthon es una palabra griega que significa “Anti-tierra”
o “Contra-tierra”. El planeta Antichthon, cuya órbita sería diametralmente opuesta a la de
la Tierra siendo por ello invisible desde aquí, fue propuesto por Filolao de Crotona,
discípulo de Pitágoras, en el S.V a.C. Pero fue rechazado de plano por Aristóteles, cuya
cosmología prevalecería incuestionada hasta el Renacimiento europeo.

Antichthon no parece tener cabida en nuestro viejo modelo de sistema solar, por más que
Venus haya sido considerado a veces como un hermano gemelo de la tierra. Podría ser
Venus considerado una anti- tierra, teniendo en cuenta que gira en sentido contrario y
que tiene sus polos magnéticos invertidos con respecto a los de la tierra?… el eje de
rotación de Venus es casi opuesto el de la tierra, siendo su giro de rotación invertido. Pero
para que la anti-tierra fuera diametralmente opuesta, debería tener el eje de rotación
inclinado 203º, es decir, 180 grados de inclinación más que el de la tierra que está
inclinado 23º.

Partiendo de un concepto de gravedad como campo cíclicamente variable que se expande


y se contrae cíclicamente, las posibilidades para la creación de modelos diferentes se
abren. Porque un campo cíclicamente variable que se entrelaza con otro campo
cíclicamente variable similar a él pero con una frecuencia de variación opuesta, da lugar
en la intersección de ambos campos a un nuevo campo compartido cuyo dinamismo
puede servir como mecanismo para explicar algunas cosas que permanecen inexplicadas
por el modelo actual.

Nuestro actual modelo de sistema solar no es completamente mecanicista. no existe un


mecanismo que explique todos los fenómenos y muchos de ellos son explicados por
medio de hipótesis creadas ad hoc para cada uno, hipótesis a veces remotas, o
simplemente se dejan sin explicación alguna, como caprichos de la Naturaleza que
dispuso así las cosas o de esa entelequia usada como comodín por la actual ciencia
llamada “azar”. Vaya, que las cosas son así por una puñetera casualidad y no hay que
buscarle tres pies al gato. ¿O sí?

Si entrelazáramos los dos campos de gravedad ciclicamente variables de dos planetas que
orbitan en un mismo plano con ejes orbitales diametralmente opuestos uno del otro, por
ejemplo el planeta tierra y el planeta Antichthon, obtendríamos entre ellos dos un nuevo
campo variable compartido, con sus propios orbitales.

Si pusiéramos en esa nueva órbita compartida un satélite, por ejemplo a la Luna, ¿qué
movimientos y fases describiría vista desde cada uno de los dos planetas? la más chocante
consecuencia sería que la luna no circunvalaría en su órbita a la esfera terrestre, como hoy
se piensa sin duda ninguna que lo hace.

La órbita de la luna presenta la particularidad de que su plano varía cíclicamente, y se


inclina de forma sucesiva 6 grados por encima del plano de la eclíptica (el plano de la
órbita terreste) y 6 grados por debajo de él, cada 19 años aproximadamente. Así, el plano
de la órbita de la luna puede ser visto como un balancín que sube y baja, con si hubiera
un niño sentado en cada uno de los extremos del eje de la órbita y lo impulsara para
subir cuando baja. El universo como un Parque de juegos infantiles no es una idea tan
mala…

Pero a algunas personas nos marean los balancines. Tal vez por eso sintamos tanta alarma
al ver que la ciencia no ofrezca ninguna explicación convincente que justifique el balanceo
cíclico de 12 grados de la órbita lunar.

El entrelazamiento de campos cíclicamente variables ofrece muchas posibles


combinaciones, ya que las frecuencias de variación pueden estar sincronizadas o
desincronizadas, y como entre cada pulsación o ciclo de expansión-contracción se
produce un retraso dos frecuencias sincronizadas terminan desincronizándose al cabo del
tiempo y luego se vuelven a sincronizar nuevamente.

En este dibujo hemos pintado dos campos de gravedad con los campos contraídos y
expandidos. En el centro, en rojo, estaría la órbita de la luna, que partiría desde la
derecha, con el campo de gravedad de la tierra contraído, y se dirigiría hacia la izquierda
con el campo de gravedad de Antichthon expandido, produciéndose la inclinación de la
órbita. Realmente la luna se movería en un plano horizontal, empujada por el campo que
se mueve, y este plano el que bajaría desde arriba, produciendo la apariencia de un
desnivel.
Al sincronizarse los campos expandiéndose y contrayéndose a la vez, el plano de la órbita
sería paralelo al de la eclíptica, no habría inclinación. Después se volverían a
desincronizar, pero esta vez de una forma invertida a la primera, de modo que la luna
orbitaría ahora más cerca de Antichthon que de la tierra. Así, el campo compartido tiene
un movimiento en el plano vertical y otro en el plano horizontal.
Los movimientos del campo compartido en el plano horizontal serían los mismos que se
producen en un dípolo. Sería como si la Tierra tuviera carga negativa y Antichthon tuviera
una carga positiva, y luego se invirtieran las cargas. Aunque para nosotros no existen las
“cargas”, pensamos que la materia no tiene dentro de sí una fuerza que atraiga a otras de
signo puesto… lo que existe en nuestra opinión es un desplazamiento del espacio, del
campo de gravedad, compartido por dos materias cuyas frecuencias de variación van
cambiando paulatinamente. La antimateria sería entonces aquella cuyo campo de
gravedad entrelazado al de otra materia, tiene su frecuencia de variación opuesta al de
ésta.

Para terminar decir que los pitagóricos concibieron también la existencia de un segundo
sol al que llamaron Hestia. ¿Sería Hestia un anti sol? si lo fuera, su campo de gravedad
estaría entrelazado con el de nuestro sol, y en tal caso habría que pensar si las órbitas
planetarias no circunvalarían al sol sino que recorrerían el campo creado por la
intersección de los campos variables de los dos soles.

Quienes tengan imaginación y ganas pueden recorrer así toda nuestra galaxia entrelazada
con su anti-galaxia, nuestro universo entero y su anti universo, y continuar de este modo
viajando sin fin por el espacio infinito…

Otras ilustraciones realizadas para esta entrada:

1. Orbitas opuestas de la Tierra y Antichthon, y situación del eje de las órbitas de los
planetas del sistema solar.
2. Movimientos anuales de la luna orbitando en la intersección de los dos campos de
gravedad cíclicamente variables entrelazados de la Tierra y la Anti-Tierra. Cambio
paulatino de las frecuencias de variación de los campos, que se sincronizarían y
desincronizarían periódicamente.
3. Variación cíclica de la inclinación de la órbita lunar siguiendo la sincronización y
desincronización periódica de las frecuencias de variación de los campos entrelazados.

Filolao
Según las fuentes, Filolao, nace hacia mediados del siglo V. Enseña en Tebas cuando ya
tenía 50 años y su nombre aparece siempre unido al de Eurito. Ambos son
considerablemente posteriores aEmpédocles y Anaxágoras; y, si se estudian antes, es
debido a que parecen representar el sentir de la escuela pitágorica en su
enfrentamiento con la eleática. Yámblico afirma - algo que es totalmente falso - que
ambos fueron discípulos de Pitágoras cuando éste ya era viejo. Lo único cierto es que
ambos aparecen asocidados a Crotona y, a veces, a Tarento o a Metapontio.
La tradición le atribuye a Filolao la escritura de un libro que, según
parece, Platón compró por 40 minas ( la noticia parece ser una invención ) en donde se
dice que de él copió, Platón, el Timeo.

LOS FRAGMENTOS DE FILOLAO

Son más de 20 los fragmentos que se le atribuyen a Filolao. Si fueran genuinos


constituirían el máximo testimonio sobre el pitagorismo del siglo V. Sin embargo, por
desgracia, parece que las opiniones sobre su autenticidad no son nada concordes.

1. Ingram Bywater y Erich Frank dedicaron su importantes investigaciones a


demostrar que los fragmentos no son auténticos.

2. Rodolfo Mondolfo, sin embargo, es el principal defensor de su autenticidad.

3. En la actualidad la mayoría de los estudiosos de la filosofía presocrática


parecen apoyar la primera opinión. Y es que si se realiza una lectura cuidadosa
de los fragmentos nos revelan una notable similitud con las versiones
subsistentes de Aristóteles sobre el pitagorismo. Esto puede
observarse comparando algunos fragmentos, atribuidos a Filolao, con lo que
nos dice Aristótelessobre la escuela pitagórica.

Según Kirk-Raven tres son las consideraciones que apoyarían la interdependencia de


los fragmentos de Filolao con Aristóteles:

1. Aristóteles unicamente menciona a Filolao una sola vez y, sobre él, no dice nada
importante. Pues bien, es evidente que si Aristóteles estuviera manejando los
escritos de Filolao, con el objeto de transmitirnos el pensamiento de los
pitagóricos, resultaría inconcebible que no le diera más importancia a la, que
de hecho era, fuente de su información.

2. Por otro lado, existen fragmentos en donde el que escribe (se supone que
Filolao) parece estar mostrando perplejidad ante uno de los elementos más
importantes de la cosmología pitagórica, como sería, el dualismo. ¿Resulta
creible que Filolao - como ferviente pitagórico que parece ser - mostrara
perplejidad ante la teoría que dice seguir y defender? Lo curioso, en este caso,
es que tenemos, además, un fragmento de Aristóteles en donde manifiesta una
duda casi idéntica.

3. Existe un número importante de fragmentos de Filolao en se donde se expone


una teoría del conocimiento. Lo curioso del caso es que está haciendo referencia
a un tema de investigación que, en la época de Filolao, no se había aún iniciado.
Fue despues de la época de Platón cuando la incognoscibilidad de la materia sin
forma se convirtió en fórmula de aceptación casi general. Pero no antes. Por
otro lado, cuando Aristóteles habla de los pitagóricos, jamás menciona que
éstos tuvieran una preocupación epistemológica, como parecen indicar los
fragmentos de Filolao. El argumento de que la existencia del conocimiento
implica la existencia de realidades estables lo presenta siempre Aristóteles como
especificamente platónico. Esto implica, por tanto, que la epistemología de los
fragmentos de Filolao no constituye realmente parte del pitagorismo
preplatónico.

4. Resulta tambien curioso que mientras Filolao es mencionado con profusión por
escritores tardíos, apenas se hace referencia a él por parte de autores antiguos
dignos de crédito. Platón y Aristóteles no lo mencionan más que una sola vez y
ninguno de ellos dice nada importante sobre su doctrina. Solamente existen dos
fuentes fidedignas: los Theologumena Arithmaticaeprocedente de una obra
perdida de Espeusipo, cuyo título era Sobre los números pitagóricos, y que se
basaba, según parece, en los escritos de Filolao, y un pasaje de los Iatriká de
Menón, en el llamado Anonymus Londinensis. La primera parte relata destalles
de las propiedades de la Década y sugiere que Filolao era fiel a la tradición
pitagórica de los números. La segunda, describe los principios fundamentales
de sus teorías médicas y fisiológicas.

5. En conclusión, si esceptuamos los textos citados, los fragmentos atribuidos


a Filolao forman parte de una hábil falsificación postaristotélica basada en las
propias versiones de Aristóteles sobre el esquema pitagórico

agosto 21, 2008

Filolao[1] de Crotona[2] (s. V AC.)[3]; biografía, historia.

Filósofo y matemático griego, discípulo de Pitágoras y contemporáneo de Sócrates. Nació en


Crotona o en Tarento hacia el año 474 AC. Es mencionado por Platón, en el Fedón (61e), y por
Aristóteles, Ética a Eudemo, y se sabe que vivió durante un tiempo en Tebas. Se le considera como
el primer gran difusor del pitagorismo[4], fuera de los confines de la Magna Grecia, y el primero
que sistematizó las doctrinas de su escuela sobre el alma entendida como armonía inmortal; sobre
la construcción de los sólidos a partir de puntos, líneas y superficies y, en general, sobre los
números como principios de la realidad. También se cree que fue el maestro de Éurito y, quizás, de
Arquitas de Tarento. Según otra tradición, Filolao fue solamente un personaje inventando por
Platón y sus escritos fueron obra de Espeusipo, aunque se considera que esta tradición es
absolutamente falsa, como lo es la que asegura que el Timeo de Platón fue un plagio de una obra
de Filolao. Se vincula a su nombre la cosmología pitagórica[5], que sustenta una estructura del
cosmos[6] en cuyo centro se halla un fuego[7] (no el Sol) y alrededor del cual giran los planetas
incluida la Tierra[8]. Seguramente, fue también el primero en afirmar la esfericidad de la Tierra y
en considerar al éter como la sustancia celeste. En la tesis astronómica del movimiento de la Tierra
le siguió Hicetas de Siracusa aunque, tanto dicho autor como Ecfanto y Heráclides, volvieron a
considerar a la Tierra como el centro del universo móvil[9].

[1] Philolaus of Croton, en inglés.


[2] Ciudad griega del sur de Italia.

[3] Según otras fuentes, 475 antes de la Era cristiana.

[4] Se dice que escribió un libro, Sobre la naturaleza,

[5] Definida en términos de los elementos ilimitados y los limitadores; el universo se conoce
entonces por los coeficientes numéricos resultantes de estas combinaciones particulares.

[6] Un universo esférico.

[7] Permanente e invisible.

[8] Alrededor de ese fuego giraban en unas esferas concéntricas, el sol, compuesto por una esfera
de vidrio que cogía las radiaciones de aquel fuego, la tierra, la luna, los cinco planetas conocidos
(es el primero en ponerlos en el orden correcto), las estrellas, así como un astro desconocido, al
que llamaba antitierra.

Esta cosmovisión tal vez responda a una suerte de religión que identifica el fuego central con el
Tártaro, la región bajo la tierra donde los culpables son castigados en la mitología griega.
Aristóteles sugiere que la contra-tierra fue introducido para satisfacer la exigencia a priori que hay
diez cuerpos celestes alrededor de la central de incendios, porque los pitagóricos considerarse
como el diez número perfecto.

Filolao de Crotona señala una analogía entre el nacimiento del cosmos y el nacimiento de un ser
humano, argumentando que el embrión es inicialmente caliente y luego es refrigerado con el
aliento inmediatamente al nacer, al igual que el cosmos comienza con un gran fuego que cae en el
aliento de lo ilimitado.

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