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REVISTA DE ESTUDIOS CULTURALES DE LA UNIVERSITAT JAUME I / CULTURAL STUDIES JOURNAL OF UNIVERSITAT JAUME I
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CULTURA, CULTURE,
LENGUAJE LANGUAGE
Y REPRESENTACION AND REPRESENTATION
Revista de Estudios Culturales Cultural Studies Journal
de la Universitat Jaume I of Universitat Jaume I
Volumen 10 – Mayo 2012 Volume 10 – May 2012
Artes Sequential
secuenciales Arts
© Del text: els autors i les autores, 2012
© De la present edició: Publicacions de la Universitat Jaume I, 2012
Edita: Publicacions de la Universitat Jaume I. Servei de Comunicació i Publicacions
Campus del Riu Sec. Edifici Rectorat i Serveis Centrals. 12071 Castelló de la Plana
Fax: 964 72 88 32
http://www.tenda.uji.es e-mail: [email protected]
ISSN: 1697-7750
DOI CLR n.º 10: http://dx.doi.org/10.6035/CLR.2012.10
Dipòsit legal: CS-34-2004
Imprimeix:
5 Presentación / Editorial
Artículos / Articles
1. Aunque la acentuación del apellido Vázquez en 1. Though the surname "Vázquez" in Peninsular Spanish
español es prescriptiva, por expreso deseo de su carries diacritic stress, it will exceptionally appear
portadora, en esta edición aparecerá sin tilde. (Nota without in this volume due to the express desire of its
editorial) holder.
Laura Vazquez es Doctora en Ciencias projects, such as «Historiography of the comic
Sociales por la uba, investigadora del conicet book: towards a model to transform the vis-
y docente en la cátedra Historia de los Medios, ual arts» and «History of the media in Latin
carrera de Ciencias de la Comunicación (uba). America. Historiographic and archive ques-
En la misma carrera, dicta el seminario de grado tions» (2012-2014). She belongs to the editorial
Artes Secuenciales: historieta, cultura y mer- board of rehime. Her publications include: El
cado en la Argentina. Ha sido becaria doctoral oficio de las viñetas. La industria de la histo-
y postdoctoral del conicet. Su sede de trabajo
rieta en Argentina (Editorial Paidós, 2010) and
es el Instituto Gino Germani, Universidad de
Punto y Línea. Escritos sobre historieta argen-
Buenos Aires. Vazquez dirigió el proyecto «His-
tina (Agua Negra, in press). She has also pub-
toriografía de la historieta: hacia un programa de
transformación de las artes visuales». Ha partici- lished graphic novels in Spain: Historias corri-
pado de varios equipos ubacyt y en la actualidad entes with illustrations by Federico Rubenacker
integra el proyecto: «Historia de los medios en (Ediciones de Ponent) and Entreactos, illustra-
América Latina. Problemas de historiografía y tions by Dante Ginevra (Editorial Astiberri).
archivo» uba, 2012-2014. Es miembro del Grupo She currently contributes with a weekly comic
Editor rehime. Asimismo se desempeña como strip to magazine telam and a monthly section
profesora de postgrado y ha sido invitada como in magazine Fierro, while completing research
expositora en congresos y jornadas nacionales on Dante Quintero and Copi. To learn more
e internacionales. Organizó simposios y paneles about the guest editor, you may access her per-
sobre historieta y humor gráfico. La autora ha sonal web page, <http://lauraVazquezhutnik.
publicado numerosos artículos vinculados a la blogspot.com.ar>.
relación historieta-cultura-sociedad. Entre sus
libros: El oficio de las viñetas. La industria de la
historieta argentina (Editorial Paidós, 2010) y en
prensa: Punto y Línea. Escritos sobre historieta
argentina (Agua Negra, 2012). Vazquez dirige
el Congreso Internacional de la Historieta y el
Humor Gráfico «Viñetas Serias» (2010; 2012).
Paralelamente a su actividad crítica, ha publicado
novelas gráficas en España: Historias Corrientes
con dibujos de Federico Rubenacker (Ediciones
de Ponent) y Entreactos con dibujos de Dante
Ginevra (editorial Astiberri). En la actualidad,
desarrolla proyectos historietísticos, realiza una
tira semanal para telam con dibujos de Dante
Ginevra, escribe su sección mensual «Ojo al
Cuadrito» para la revista Fierro, realiza una in-
vestigación sobre Dante Quinterno y concluye
un libro sobre Copi para el fce. Para conocer
más sobre la editora ver su sitio personal: http://
lauraVazquezhutnik.blogspot.com.ar/
Introducción / Introduction
cultura, lenguaje y representación / culture, language and representation ˙ issn 1697-7750 · vol. x \ 2012, pp. 9-11
revista de estudios culturales de la universitat jaume i / cultural studies journal of universitat jaume i
doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.1
eficacia y los límites de la cultura «al (en el) margen» del sistema internacional
globalizado tienen como contracara la búsqueda de legitimación.
Pero ya sabemos que la dicotomía alto/bajo opera como un campo de fuerzas
y que el problema revela una «angustia de contaminación». En este sentido, con-
viene pensar el campo de la historieta como un medio que desgasta la oposición
arte/cultura de masas y permite elaborar un nuevo punto de partida. Los desvíos
o cruces entre industria, política y cultura hallan en las artes secuenciales un
terreno fértil para la experimentación pero también para el desacato al canon y
al orden institucional.
Justamente, el final del periodo más brillante de la industria de la historieta
en la Argentina coincide, paradójicamente, con su descubrimiento por parte del
campo intelectual y artístico. Irrumpió la década del sesenta y con ella el arte pop
y las obras que resemantizaron la iconografía historietística. Las viñetas amplia-
das se colgaron en la pared y se ensancharon los límites del campo. El tráfico
de influencias se hizo evidente y ya no fue posible disimularlo: los profesionales
utilizaban las técnicas de la vanguardia plástica y el arte se nutría de la cultura
de masas. Al final, dibujantes, pintores, críticos y artistas compartían la misma
cantera de la cultura.
El problema del estatuto estético de la historieta, y el lugar de esa estética en
el campo de la cultura de masas es una propuesta que (retomando una preocupa-
ción de Umberto Eco) se plantea tempranamente Oscar Masotta: «La historieta
es un medio ‘inteligente’ y estético al nivel mismo del contacto» (Masotta, 1970:
213). En el mismo sentido, Oscar Steimberg destaca la importancia que reviste su
análisis estético y discursivo así como el carácter activo que supone la recepción
del medio, problematizando de este modo sus efectos sociales: «Leer historietas
constituye, en comparación con el acto de contemplar un programa de televisión,
una tarea particularmente activa, con componentes que se originan en intere-
ses de tipo no solo psicológico e ideológico sino también literario y estético»
(Steimberg, 1977: 38-39).
De estas proposiciones derivan preguntas claves: las historietas y, en gene-
ral, todo tipo de narrativa industrial ¿narran siempre la misma historia? Más aún:
¿puede ser considerada como un objeto para el análisis estético? En este sentido,
además de su interpretación sociológica, la historieta es un objeto que requiere
ser interpelado desde otras dimensiones. Pero entonces: ¿cómo dar cuenta de su
especificidad respecto de otros discursos y géneros? Lejos de una esencia de
lo estético (como repliegue sobre sí mismo del lenguaje) o de un análisis de tipo
inmanentista es necesario producir una crítica visual y narrativa de la historieta
para dar cuenta de sus modos de representación y de esta forma comprender sus
condiciones de producción, circulación y consumo.
Partiendo de las condiciones de su producción seriada, parece condenada a
la iteración, a la repetición cíclica de los mismos elementos. Sin embargo, im-
laura vázquez Introducción: Artes Secuenciales entre el margen, el arte y la industria 11
portan menos las reglas técnicas y profesionales que lo que con ellas hace cada
dibujante o guionista. Como cualquier otro lenguaje es susceptible de encarnar
una infinidad de contradicciones. Inmersa en la industria cultural, nos permite
pensar en el valor diferencial de ciertas producciones masivas. Sus pasajes con
otros lenguajes y géneros hicieron de la historieta un arte poroso, paradojal y
complejo.
Este volumen no hace más que acentuar esa condición y se pregunta por
los desvíos respecto del argumento hegemónico del arte. Siguiendo un acepción
amplia, el campo de las llamadas artes visuales comprende desde las artes tradi-
cionales (pintura, escultura, grabado, dibujo), las artes técnicas o audiovisuales
(fotografía, cine, animación), las artes aplicadas al diseño (gráfico, industrial, de
indumentaria, de interiores, tipográfico) hasta las llamadas artes electrónicas o
de intervención (arte interactivo, software art, videoarte, graffitis, airwritting).
A partir de este panorama, cabe preguntarse por qué las historietas no pueden
ubicarse tan fácilmente en la serie.
Entendemos que la investigación sobre artes secuenciales requiere ser pro-
blematizada desde una perspectiva sociológica y estética. En este sentido, cabe
prestar atención a los vínculos/articulaciones entre la historieta y la literatura, el
cine y la pintura. En efecto, estas redes son trazadas por los propios autores que
transitan y circulan entre las diferentes zonas y que valorizan el lenguaje como
medio de experimentación y espacio de mixturas. Precisamente, de esos pasajes,
tránsitos y desvíos habla este volumen: un monográfico que lejos de la unidad y
el acuerdo previo, propone la polémica, la yuxtaposición y el diálogo.
Referencias bibliográficas
1. Introducción
Podemos decir que, a grandes rasgos y salvando los matices que cada autor
pueda introducir, el lugar puede ser entendido como un área limitada, como una
porción concreta del espacio con una gran carga simbólica y afectiva. Los luga-
res dan carácter al espacio y encarnan las experiencias y las aspiraciones de los
individuos, ya sea individual o colectivamente. El espacio, en cambio, tendría un
carácter más abstracto e indiferenciado, que se convierte en lugar a medida que
le vamos otorgando significados y valores. Espacio y lugar son, por tanto, dos
formas entre las que existe una tensión dialéctica parecida a la que puede existir
entre individuo y comunidad, entre lo público y lo privado, entre lo masculino y
lo femenino (Nogué i Font, 1989: 69).
Por otra parte, Gillian Rose (1999) considera el espacio como el resultado de
la relación entre discursos, fantasías y corporalidad situados entre el yo y la otre-
dad. Este espacio es pensado –siguiendo el desarrollo que Judith Butler hace del
género– como performativo. Es decir que, en ambos casos, el género y el espacio
están realizándose pero no pre-existen al acto mismo del sujeto que se consti-
tuye en el acto. Tanto el género como el espacio son dinámicos y la aparente
estabilidad es resultado de la iteración, la práctica consuetudinaria que conforma
a los cuerpos sexualizados como varones-masculinos-heterosexuales o mujeres-
femeninas-heterosexuales (coherencia que produce la matriz heterosexual) y a
los espacios como escenarios estables donde suceden los hechos. Pero además
establece otra relación entre género y espacio, una que ya Butler señala y Rose
subraya: el afuera constitutivo del sujeto dominante está conformado por esas
zonas inhabitables densamente pobladas por los cuerpos abyectos, aquellos que
no adquieren el status que exige la matriz de heterosexualización binaria. Lo
que queda por fuera marca el límite del sujeto dominante y reafirma su identidad.
De forma que, género y espacio se co-construyen operando uno en otro.
Por su parte, Michel Foucault ha teorizado sobre espacio y construcción de
subjetividad en sus escritos sobre heterotopías como contra-espacios o utopías
situadas. «Utopías y heterotopías» y «El cuerpo utópico»,1 son textos germinales
de lo que luego Foucault desarrollará en «De los espacios otros» (1967). A diferen-
cia de los espacios disciplinarios, destinados a producir cuerpos dóciles y produc-
tivos, encontramos en estos textos una teorización sobre los espacios de resistencia
como esos «lugares que se oponen a todos los demás y que de alguna manera están
destinados a borrarlos, compensarlos, neutralizarlos o purificarlos». Son lugares
reales fuera de todo lugar, en este sentido, algunos espacios representados en la
1. Ambos textos son las transcripciones respectivas de dos conferencias radiofónicas pronunciadas
por Michel Foucault el 7 y el 21 de diciembre de 1966 en France-Culture, en el marco de
una serie de emisiones dedicadas a la relación entre utopía y literatura. La traducción es
de Rodrigo García para la revista mexicana Fractal.
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.2 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 15-34
La historieta es un tipo de lenguaje que puede leerse a partir de analogías con otros,
en particular con la literatura, con quien comparte un marco institucional (la indus-
tria editorial), soportes (la revista, el libro) y una práctica (la lectura); y con el cine,
con quien comparte su carácter híbrido (la combinación de imágenes y palabras)
y un principio de construcción, el montaje. […] Pero más allá de estas similitudes
–que habría que problematizar– hay un elemento que vuelve a la historieta un
lenguaje peculiar, […] el modo en que ocupa un espacio (típicamente, la página
rectangular de una revista o un libro) disponiendo de ciertas unidades básicas en que
organiza la materia narrativa, las viñetas.
2. Oscar Steimberg (2005) define como ‘enunciación’ el efecto de sentido de los procesos de
semiotización por los que en un texto se construye una situación comunicacional, a través
de dispositivos que podrán ser o no de carácter lingüístico. La definición de esa situación
puede incluir la de la relación entre un ‘emisor’ y un ‘receptor’ implícitos, no necesariamente
personalizables.
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.2 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 15-34
Los espacios pueden ser reales e imaginados. Los espacios pueden contar relatos y
desvelar historias. Los espacios pueden ser interrumpidos, apropiados y transforma-
dos a través de la práctica artística y literaria. Como dice Pratibha Parmar, «el uso
y la apropiación del espacio son actos políticos».
Edward Soja, El tercer Espacio
[…] la ciudad sigue siendo, salvo excepciones, un simple telón de fondo, un mero
escenario del proceso de formación de la clase, de sus comportamientos colectivos
y de sus luchas políticas. La relevancia que la ciudad, y más en concreto la gran ciu-
dad, ha tenido como caldo de cultivo de la formación del mundo obrero contempo-
ráneo ha solido minimizar el papel del propio espacio urbano como un protagonista
más de la historia de las clases populares.
6. El Muro de Berlín fue parte de las fronteras interalemanas y separó a la República Federal
Alemana de la República Democrática Alemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de
noviembre de 1989.
mariela acevedo Una aproximación a las geografías imaginarias en la obra de Ignacio Minaverry 23
Mi cuerpo es lo contrario de una utopía: es aquello que nunca acontece bajo otro
cielo. Es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual me hago,
estrictamente, cuerpo. Mi cuerpo, implacable topía.
Michel Foucault, El cuerpo utópico
la mujer es el negro del mundo; bueno, me parece que hay conexiones fuertes
entre las luchas de las mujeres con las luchas de los trabajadores, los negros, los
pueblos de las ex colonias… creo que es eso. Y si yo estoy de acuerdo con que no
se discrimine a los negros es lógico que esté de acuerdo con que no se discrimine
a las mujeres.
[…] las mujeres ven negada la representación del objeto de su deseo y de su placer
y son constantemente borradas, de manera que para mirar y gozar los sitios de la
cultura patriarcal, las mujeres tendríamos que convertirnos en travestis nominales.
Debemos asumir una posición masculina o gozar en forma masoquista de la humi-
llación de una mujer.
La temática del aborto, postula de entrada un tema que ha sido asignado cul-
turalmente como una preocupación femenina [ver figura 6 en anexo]. El aborto
en la clandestinidad es realizado por la partera del barrio, una vecina de la Cité,
con una sonda. Es lo único que podemos saber al respecto. El silencio abunda
en este capítulo, y solo unas líneas de un rojo furioso dan cuenta de un dolor
difícil de poner en palabras y en imágenes. Didouche, el compañero, amigo y
amante de Odile, que en otros episodios ha enfrentado golpizas y torturas por ser
argelino, inmigrante, pobre, esta vez está ahí pero sin participar, asiste como un
autómata sin poder responder a las necesidades de Odile. La identificación que
pretendería la tira es, con la posición de Odile, asumir el lugar de la mujer en
el discurso, resulta por tanto lo más novedoso y hasta arriesgado del relato [ver
figura 7 en anexo].
Además del aborto de Odile la historieta ha incursionado en torno a la re-
presentación del cuerpo femenino. La puesta en página de cuerpos que resultan
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.2 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 15-34
6. Reflexiones finales
se reinscriben en el presente desde una «política del mirar» que implica marcas
de clase, etnia y géneros que resultan disruptivas.
Finalmente, el cuerpo y la sexualidad de las mujeres dibujadas se ve trasto-
cado. Ellas han solido ser las encargadas de encarnar diversas fantasías o miedos
masculinos: villanas hermosas e hipersexualizadas, heroínas que resultan ser
versiones devaluadas de un prototipo masculino y compañeras –novias eternas–
caídas en desgracia, útiles para que los héroes lucieran sus habilidades. Las que
no se ajustaban al canon de belleza eran las matronas, gordas y ridiculizadas,
siempre con un palo de amasar en la mano. Pero el esquematismo entre la mujer
fatal o la fatal mujer se ve conmovido con la historia de Dora. Las chicas Mi-
naverry comenzaron por hablar de «cosas de mujeres»: política, cambio social,
pasado reciente, y por supuesto, sexualidad, amor, deseo. No parece casual que
la posición desde la que se asume el autor, sea clasista y feminista: temáticas
ausentes en las historietas de espías clásicas como aborto, sexualidad disidente,
heteronorma y luchas que producen ecos en la memoria colectiva como la resis-
tencia peronista en la Argentina o los derechos de las minorías que no refieren
solo al pasado sino que apuntan de manera inquietante a nuestro presente actual.
Tampoco parece ser un detalle menor el interés manifiesto de Minaverry por
la espacialidad como generadora de subjetividades de resistencia, como puede
desprenderse de proyectos paralelos que lo tienen como protagonista, como el
mencionado blog La Teja.
El hecho de que es posible afirmar de que la historieta propone una lectora
femenina, o al menos temáticas que han sido sancionadas como «de mujeres» en
una revista que básicamente se dirige a un lector masculino, produce una disrup-
ción inquietante: una especie de margen desde el que mira el autor, entre Europa
y Sudamérica, entre el pasado y el presente, entre lo masculino y lo femenino. Un
entre-espacios que puede ser entendido como Gloria Anzaldúa en su conciencia
de la mestiza: «Soy un amasijo, que une y junta, y que no solo ha dado lugar a
un producto de la oscuridad y a un producto de la luz, sino también a un producto
que cuestiona las definiciones de luz y oscuridad y les da nuevos significados»
(citada en Soja, 2010: 202-203).
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Anexo
Figura 1
«20874», capítulo 4, Fierro, 16, p. 36
mariela acevedo Una aproximación a las geografías imaginarias en la obra de Ignacio Minaverry 29
Figura 2
«Rat line», capítulo 3, Fierro, 25, p. 60
Figura 3
Bidonville en «El año próximo en Bobigny», cap .1, Fierro, 41, p. 59
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.2 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 15-34
Figura 4
hlm en «El año próximo en Bobigny», cap. 1, Fierro, 41, p. 62
Figura 5
«El año próximo en Bobigny», cap. 4, Fierro, 45, p. 59
mariela acevedo Una aproximación a las geografías imaginarias en la obra de Ignacio Minaverry 31
Figura 6
«El año próximo en Bobigny», cap. 8, Fierro, 50, p. 74
Figura 7
«El año próximo en Bobigny», cap. 12, Fierro, 57, pp. 69-70
32 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.2 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 15-34
Figura 8
«El año próximo en Bobigny», cap. 4, Fierro, 45, p. 60
Aunque las viñetas 1 y 2 tienen el mismo tamaño, podemos apreciar que tienen un efecto
de sentido diferente en la narración. La viñeta 1 conforma un cuadro más amplio con las
viñetas 3, 4 y 5, que componen la imagen de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm. La
viñeta 2 es una especie de plano detalle de la viñeta 5 en el que las diminutas siluetas del
último cuadro resaltan la dimensión del tamaño del edificio.
Mientras el lenguaje verbal relata los horrores de los experimentos nazis, el lenguaje
icónico muestra a Dora viajando en moto por Francia hacia el encuentro con sus nuevos
amigos de Bobigny en el puente. El comentario de Odile, cuando ve a Dora, «copiona»,
en referencia a su corte de pelo, no se encuentra en relación con la narración en off; sin
embargo, la escena es perfectamente entendible y construye la cotidianidad de convivir
con un pasado que no se ha agotado en el presente de la protagonista, aunque esté en otro
país y en otra época.
mariela acevedo Una aproximación a las geografías imaginarias en la obra de Ignacio Minaverry 33
Referencias bibliográficas
Abstract: This article work presents the first advances, research design and theo-
retical framework of my master’s thesis on public policy supporting the produc-
tion of graphic novels in Argentina and other countries relevant to the research.
We have approached the production of graphic novels today as a branch of the
publishing industry from the perspective of the theory of cultural industries, con-
sidering them as a kind of special commercial product that is both artistic, cultural
and industrialized, which makes potential object of public policies by the State.
The aim of this paper is to explore the active role of States in the development
and maintenance of the cultural industry of graphic novels in Argentina and other
countries, in order to compose a catalog of policy incentives for the graphic novel
industry. Additionally, we seek to identify the various policies of material support
from public to private sectors, that is, direct or indirect subsidies that helped to
develop and/or sustain the local graphic novel industry in selected countries of
America and Europe.
de apoyo material del sector público al privado, esto es, subsidios directos o indirectos
que funcionaron o funcionan para el desarrollo y/o mantenimiento de la industria de la
historieta local en ciertos países de América y Europa.
Esto provoca una falta de desarrollo en una industria cultural con una rica tradi-
ción en el país y un presente con recursos disponibles para lograr una producción
de alta calidad, capaz de generar tanto recursos económicos concretos como
«contenidos diversos y relatos y perspectivas propias sobre nuestras realidades
sociales» (Puente, 2007: 51).
Existen países de gran desarrollo económico con políticas específicas de
incentivos, así como países en desarrollo que, a menor escala, también dedican
una porción de su presupuesto a la promoción de la producción de historieta na-
cional. Entre los casos del primer tipo se encuentran países como Italia, Francia,
Canadá y España. En el segundo, Uruguay, Chile, Colombia, Ecuador y Brasil,
entre otros.
Para ello, el proyecto propone estudiar el papel del Estado en el desarrollo
y sostenimiento de la industria cultural de la historieta, en Argentina y en otras
latitudes, con el fin de componer un catálogo de políticas de incentivo a la in-
dustria de la historieta. Frente a la multiplicidad de acciones estatales posibles
para promocionar un objetivo definido, nos proponemos restringir la búsqueda a
los casos de políticas activas de subsidio o créditos a la producción, sin perder
de vista otras políticas públicas relevantes para el mercado de la historieta que
hayan podido ser implementadas.
El producto del estudio será un banco/catálogo de políticas disponibles para
la promoción de la industria nacional de la historieta, buscando, en última instan-
cia, colaborar para dar respuesta al interrogante sobre qué políticas de este tipo
serían viables en la realidad Argentina.
Pero la tarea de compilar un catálogo de políticas públicas de diferentes
países cuyo objetivo sea promover la industria de la historieta nos plantea un
número de interrogantes previo a la tarea de identificar y analizar las políticas en
sí. En principio debemos definir qué entendemos por historieta, tanto en cuanto
a medio gráfico de comunicación de masas, como a producto industrial definido
por el formato de edición (libros, revistas, fascículos, etcétera).
Nuestra definición tendrá sin dudas ciertas similitudes y algunas diferencias
con las caracterizaciones adoptadas por cada iniciativa concreta de promoción
gubernamental. La definición de la historieta, y la categorización que se des-
prende de la misma, puede tener implicancias decisorias en el tipo de política
implementada, e incluso en su diseño.
Así, tomar la historieta como una rama (industrializada) de las artes plásticas
o como un medio inserto en la mecánica del mundo editorial plantea diferencias
que abarcan toda la extensión de las políticas implementadas o proyectadas. A
su vez, la discusión sobre una historieta nacional presenta ciertas dificultades
toda vez que cualquier país en la actualidad se inserta en un escenario de merca-
do globalizado en que las viejas definiciones de lo nacional entran en conflicto.
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˙ http://dx.doi.org/10.6035/CLR.2012.10.3 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 35-46
Por otro lado, una definición de políticas públicas se hace necesaria para
circunscribir los casos a seleccionar para el análisis. No cualquier acción estatal
puede entenderse como una política pública, y no todo accionar del Estado para
promocionar la historieta es motivo de interés para nuestro estudio. El estudio de
la génesis de esas políticas nos lleva a comprender los rasgos distintivos de las
mismas, así como sus condiciones de oportunidad en un contexto de recursos por
definición escasos, como es el de cualquier Estado nacional.
Las políticas públicas de promoción a la industria y la historieta, como parte
de un conjunto de disciplinas artísticas de reproducción masiva, se encuentran
bajo una misma mirada a partir de la popularización del concepto de industrias
culturales. Un recorrido por el desarrollo del mismo será necesario para entender
las condiciones de posibilidad del apoyo del Estado a un medio –no pocas veces–
despreciado como arte menor o simple entretenimiento.
Las políticas de promoción de las industrias culturales serán entonces objeto
de análisis dentro del marco de las definiciones teóricas del estudio. Consideran-
do los modos de producción de la historieta como producto mercantil, se hace
necesario entender qué actores participan en la producción de las historietas, más
allá de los creadores, condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo del
producto final, esto es, los ejemplares listos para la venta.
En cuanto al diseño de investigación, planeamos abrevar en la tradición del
estudio de caso para cada política seleccionada, de manera de entender no solo
comparativamente sino holísticamente cómo cada política fue planteada, llevada
a cabo y cuáles fueron los resultados finales, ya sean estos positivos o negativos.
Tomar cada caso como un todo nos permite entender cómo llegó el Estado en
cuestión a interesarse por el apoyo a la industria, cuáles fueron los actores invo-
lucrados en las demandas y el diseño de la política implementada, cómo fue la
implementación en sí, y los resultados obtenidos.
Más allá de las diferentes maneras en que se puede plasmar el apoyo a una
industria cultural nacional (o a una industria nacional tradicional, en sentido más
general), esto es, a las políticas de incentivos por medio de subsidios, créditos
públicos con bajo o ningún interés, etcétera, nos interesa comenzar con algunas
definiciones sobre las políticas públicas y su contexto de implementación según
Evans (1996) y el ya clásico trabajo de Oscar Oszlak y Guillermo O’Donnell
(1976). El Estado tiene una función central en el proceso de cambio estructural,
afirma Evans (1996: 530). El reconocimiento de este papel central retrotrae,
inevitablemente, a las cuestiones vinculadas con la capacidad del Estado (Evans,
1996: 530):
La calidad institucional forma parte del contexto en que una política se di-
seña e implementa, influyendo directamente sobre el éxito de ambas etapas. Ese
contexto es parte importante del análisis de una política pública según Oszlak y
O’Donnell (1976), como veremos más adelante. Para estos autores existen dos
enfoques sobre los estudios de políticas públicas. El enfoque más tradicional de
las causas que originaron una política, que visualiza un Estado pasivo, dando
respuesta a las demandas de «grupos sociales desde afuera», y la más novedosa,
pero no por eso completamente adecuada, mirada sobre los impactos de las ac-
ciones estatales, que considera al Estado como autónomo e invisibiliza el contex-
to en el que las decisiones fueron tomadas (Oszlak y O’Donnell, 1976: 108).
Una política estatal es una toma de posición del Estado frente a una cuestión. Por
lo general incluye decisiones de una o más organizaciones estatales, simultáneas o
sucesivas a lo largo del tiempo, que constituyen el modo de intervención del Estado
frente a la cuestión. De aquí que la toma de decisión no tiene por qué ser unívoca,
homogénea ni permanente […].
a ser reprimidos, en casos más extremos. Las tomas de posición de otros actores,
además del Estado, pueden influir considerablemente en el proceso de resolución
de las cuestiones.
Por ello se sugiere estudiar procesos sociales analizando las prácticas de
diferentes actores, aglutinadas en torno a cuestiones que definen la naturaleza,
intensidad y límites de un área de acción (y, habitualmente, de conflicto) social.
Sin embargo, se advierte que el conjunto de políticas privadas y estatales se en-
trelazan en un complejo proceso social que hace difícil establecer con precisión
qué proporción del cambio social observado puede ser atribuido a cada una.
Los autores identifican dos grandes niveles de contexto de una política esta-
tal. El primero consiste en «aquel conjunto de factores extrínsecos al objeto más
específico de investigación (las políticas estatales) que es indispensable para la
comprensión, descripción y explicación de aquel objeto y sus efectos sobre otras
variables». Estos factores incluyen las cuestiones que se intenta resolver, las
condiciones de surgimiento de la cuestión, y las políticas adoptadas por actores
sociales privados (Oszlak y O’Donnell, 1976: 125). Pero este primer contexto
es insuficiente sin considerar la agenda de cuestiones, un segundo nivel de con-
texto.
¿Qué problemas merecen ser cuestiones? ¿Quiénes y cómo definen la
agenda (el espacio problemático de una sociedad) de las mismas? El problema
analítico es el conflicto y las coaliciones que se generan alrededor de las cues-
tiones que deben integrar la agenda, como consecuencia de las limitaciones para
prestar atención a todas las cuestiones suscitables y a la diferencia de intereses,
concepciones y recursos de los actores para imponer social y políticamente sus
agendas.
La racionalidad acotada de los actores (debido a su incapacidad de procesar
toda la información políticamente relevante de la agenda, al desconocimiento
de las conexiones causales entre cuestiones, o la imposibilidad de predecir el
comportamiento del resto de los actores) no impide, sin embargo, deducir o
entender las decisiones en función de posiciones pasadas o presentes (con quién
está aliado y en conflicto en otras cuestiones, qué recursos tiene invertidos en
otras cuestiones, cuál es la movilidad de los mismos para atender otras cuestio-
nes, etcétera).
El conocimiento de este segundo nivel de contexto suele ser necesario para
explicar las políticas estatales que estudiamos específicamente, afirman los auto-
res Oszlak y O’Donnell (1976: 128). Se plantean entonces cuatro niveles en los
que organizar la investigación: i) las políticas estatales mismas, ii) la cuestión a
las que ellas se refieren, generando un proceso social que contiene a las políticas
estatales y las privadas referidas a la cuestión, iii) la agenda de cuestiones y iv)
la estructura social, como contexto global más estático. Los dos primeros niveles
serán, comúnmente, objeto de la investigación (Oszlak y O’Donnell, 1976: 130).
42 clr
˙ http://dx.doi.org/10.6035/CLR.2012.10.3 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 35-46
Para Getino (2008: 81), los agentes principales de la industria del libro
son: los autores, que elaboran las obras que los editores seleccionan; las edi-
toriales, empresas dedicadas a seleccionar y publicar las obras que formarán
parte de su catálogo, ocupándose de la producción y distribución en un período
de tiempo y territorio determinados, agrupadas, en Argentina, principalmente
en la Cámara Argentina del Libro (cal), la cual administra también el siste-
luciano brom Políticas públicas de apoyo a la industria cultural de la historieta. Hacia un catálogo de casos 43
3. Existen algunas distribuidoras de libros que están expandiendo su alcance a libros de historieta,
como Nuestra América, pero son aun experiencias incipientes.
4. Como el caso de la Asociación Civil Viñetas Sueltas, organizadora del Festival Internacional
de Historietas en Buenos Aires, o Banda Dibujada, de promoción de la historieta infantil y
juvenil.
luciano brom Políticas públicas de apoyo a la industria cultural de la historieta. Hacia un catálogo de casos 45
neral no son regidas por leyes o decretos de alto nivel, sino que surgen como
iniciativas de un área específica, y en muchos casos tienen poco basamento docu-
mental, por lo que explotar el conocimiento de los funcionarios responsables o de
los beneficiados por las políticas de incentivo daría mayor riqueza al estudio.
El objetivo es obtener información de las políticas identificadas, de manera
de lograr un insumo que consiste en una matriz de datos de los casos, en el que
se sistematiza la información para el posterior análisis detallado. Para ello, se
cuenta con fuentes documentales y entrevistas presenciales o virtuales con acto-
res relevantes de cada mercado estudiado.
Esquema conceptual
46 clr
˙ http://dx.doi.org/10.6035/CLR.2012.10.3 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 35-46
Referencias bibliográficas
Abstract: This article analyses the comic book Docteur Jekyll & Mister Hyde by
Mattotti-Kramsky, adaptation of the novel written by Robert L. Stevenson, The
Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde. Relying on the notions of adaptation,
transposition and intertextuality, the conclusion is reached that adaptation involves
a specific gaze regarding the source-text, which shows a distinctive reading and the
adoption of a number of decisions in the production instance. The tension between
the virtual and the actual, and the updating of reading, allows approaching the
comic book from two main perspectives: the narrative one, located in the continuum
of the sequence, and the non-figurative one, consisting in denarrativating the image
(abstract comics and Figural image, Gilles Deleuze).
Resumen: En este artículo se analiza la historieta Docteur Jekyll & Mister Hyde fir-
mada por Mattotti-Kramsky, adaptación de la novela de Robert L. Stevenson, The
strange case of Dr Jekyll and Mr Hyde. Seguido al examen de las nociones de adap-
tación, transposición e intertextualidad, se concluye que la adaptación implica una
mirada sobre el texto-fuente que evidencia una lectura distintiva, así como un cierto
número de decisiones en la instancia de producción. La tensión entre lo virtual y
lo actual y la actualización de la lectura permite el abordaje de dos ejes principales
en la historieta: el narrativo, situado en el continuum de la secuencia y el no figu-
rativo que retoma la operación que consiste a desnarrativizar la imagen (historieta
abstracta e imagen figural, Gilles Deleuze).
1. Introducción
Das Cabinet des Doktor Caligari (Robert Wiene, 1920). Por ejemplo, la secuen-
cia de la plancha 13, muestra al doctor Jekyll consagrado al trabajo científico en
su laboratorio. La presencia simultánea de colores saturados como el amarillo,
rojo y violeta y algunas sombras de gris cromático, crean una atmósfera dinámica
y corroboran la intensidad de la situación. Los elementos del fondo se caracte-
rizan por los plenos planos cálidos, mientras que el personaje porta los fríos. La
viñeta 3 ilustra esta distribución (figura 2), donde la repartición cromática aporta
un recorrido visual bien pregnante: las zonas de sombra a los lados de la imagen y
el personaje a contra luz se forman de diferentes grados de violeta y las zonas de
luz de rojos y amarillos. Opuestamente y constituyendo una forma de monocro-
mía, la plancha 28 se aleja de los contrastes mayores de color. Vemos sombras y
luces en diferentes niveles de saturación al tono (gris) y la fuerte presencia de una
luz amarillo-verdosa que suscita una atmósfera extraña y oscura. Asimismo, la
presencia de blanco sobre la superficie cromática es remarcable en la plancha 31.
El gris y blanco cromáticos conforman grandes plenos y se combinan con colores
vivos como el amarillo y otros menos saturados como un verde claro y naranja
oscuro. Esta yuxtaposición de cromático y acromático y los espacios vacíos (sola
presencia del personaje) provocan una suerte de ambiente metafísico evocando
los paisajes de Giorgio De Chirico.
Les déformations par lesquelles le corps passe, sont aussi les traits animaux de
la tête. Il ne s’agit nullement d’une correspondance entre formes animales et for-
mes de visage. En effet, le visage a perdu sa forme en subissant les opérations de
nettoyage et brossage qui désorganisent et font surgir à sa place une tête. Et les
marques ou traits d’animalité ne sont pas d’avantage des formes animales, mais
plutôt des esprits qui hantent les parties nettoyées… Nettoyage et traits comme
procédés de Bacon, trouvent ici un sens particulier. Il arrive que la tête d’un homme
soit remplacée par un animal; mais ce n’est pas l’animal que comme forme, c’est
l’animal comme trait […] Au lieu de correspondances formelles, ce que la pein-
ture de Bacon constitue, c’est une zone d’indiscernabilité, d’indécidabilité, entre
l’homme et l’animal. L’homme devient animal, mais il ne devient pas sans que
laura cecilia caraballo Docteur Jekyll & Mister Hyde de Mattotti-Kramsky, el quiebre del verosímil 55
l’animal en même temps ne devienne esprit, esprit de l’homme […] Ce n’est jamais
combinaison de formes, c’est plutôt le fait commun: le fait commun de l’homme
et de l’animal.
5. ¿Desnarrativizar la historieta?
Toute lecture, quel qu’elle soit, dégage le récit. Mais on peut aussi se contenter de
regarder le dessin –puisqu’il offre un simulacre de la nature– et jouir de la sorte des
plaisirs de la figuration. La lecture peut se faire à l’intérieur d’une seule vignette ou,
à l’inverse, procéder du tressage, c’est-à-dire de la réunion d’images et de fragments
d’images éloignés. Elle peut enfin résulter d’un parcours non-linéaire, voire d’une
prise de connaissance globale du matériau iconique.
56 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.4 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 47-64
La bande dessinée abstraite ne représente pas statistiquement qu’une partie infime
de la production mais son poids symbolique est considérable puisqu’elle invite à
reconnaitre que la bande dessinée peut donner congé à la narration, à la figuration,
sans cesser d’être de la bande dessinée; dans le même temps la bande dessinée
numérique, phénomène en devenir et dès présent beaucoup plus massif, a son côté,
donné congé au papier. Face à ses évolutions que reste-t-il des définitions tradition-
nelles de la bande dessinée? Rien d’autre que le partage d’inscription ou affichage,
en un mot le dispositif, la «pluralité d’images solidaires.
laura cecilia caraballo Docteur Jekyll & Mister Hyde de Mattotti-Kramsky, el quiebre del verosímil 57
Toute la série de spasmes chez Bacon, est de ce type, amour, vomissement, excré-
ment, toujours le corps qui tente d’échapper par un de ses organes, pour rejoindre
l’aplat, la structure matérielle. Bacon a souvent dit que dans le domaine des Figu-
res, l’ombre avait autant de présence que le corps, mais l’ombre n’acquiert cette
présence que parce qu’elle s’échappe du corps […] Et le cri, le cri de Bacon, c’est
l’opération par laquelle le corps tout entier s’échappe par la bouche.
Referencias bibliográficas
Anexo
Figura 1
Figura 2
62 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.4 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 47-64
Figura 3
Figura 4
laura cecilia caraballo Docteur Jekyll & Mister Hyde de Mattotti-Kramsky, el quiebre del verosímil 63
Figura 5
Figura 6
64 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.4 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 47-64
Figura 7
cultura, lenguaje y representación / culture, language and representation ˙ issn 1697-7750 · vol. x \ 2012, pp. 65-81
revista de estudios culturales de la universitat jaume i / cultural studies journal of universitat jaume i
doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.5
Abstract: In the prologue to the first edition of Operación masacre (1957) Rodolfo
Walsh established the goals of his investigation: «I wrote this book for it to be pub-
lished, to act, not to be included in the vast number of the ideologists’ daydreams. I
investigated and narrated these dreadful events so they would be broadly known, so
they would arouse horror, so they could never happen again». This work was closely
linked to the historical and political context and aimed to act on the socio-political
field. As a logic consequence, the work was presented as open to changes and inter-
ventions in order to update its relationship with the context. Therefore, Operación
masacre-book set a series of goals, a field of action and a mechanism of intervention
in the text in order effect an intervention in the aimed field of action.
The transpositions of the text to the cinema and comic languages were boosted by
the same goals, aiming at the same field of action. Hence, this analysis considers
that each transposition of Operación masacre to a different artistic language has its
justification in the historical efficiency that, according to its formal characteristics,
that language had in each circumstance. A palimpsestic reading of the transposi-
tional chain formed by Operación masacre by Rodolfo Walsh (1957, 1964, 1969
and 1972), Operación masacre by Jorge Cedrón (1972) and Operación masacre
by Omar Panosetti and Francisco Solano López (1987) permity the appreciation of
the peculiarity of each transposition without overseeing that the hypotext and the
hypertexts (using Gérard Genette’s terminology) form a collection that acquires its
true value in the reading of the relationship that it establishes both within itself and
with the historical and political contexts and its specific languages.
las ensoñaciones de ideólogos. Investigué y relaté estos hechos tremendos para dar-
los a conocer en la forma más amplia, para que inspiren espanto, para que no puedan
jamás volver a repetirse». La obra se encontraba estrechamente vinculada al con-
texto histórico-político y se planteaba la meta de actuar en el campo político-social.
Como consecuencia lógica de lo anterior, se presentaba como abierta a cambios e
intervenciones tendientes a actualizar su relación con el contexto. De esta manera,
Operación masacre-libro instauraba una serie de objetivos, un campo de acción y
un mecanismo de intervención en el texto tendiente a lograr una intervención en el
campo de acción al que se apuntaba. Las transposiciones del texto a los lenguajes
cinematográfico e historietístico estuvieron impulsadas por los mismos objetivos
apuntando al mismo campo de acción. Por ello, el presente análisis considera que
cada transposición de Operación masacre a un lenguaje artístico diferente tiene
su justificación en la eficacia histórica que, por sus características formales, ese
lenguaje tendría en cada circunstancia. Una lectura palimpsestuosa de la cadena
transpositiva conformada por Operación masacre de Rodolfo Walsh (1957, 1964,
1969 y 1972), Operación masacre de Jorge Cedrón (1972) y Operación masacre de
Omar Panosetti y Francisco Solano López (1987) permite apreciar la particularidad
de cada transposición sin perder de vista que el hipotexto y los hipertextos (retoman-
do términos de Gérard Genette) conforman un conjunto que adquiere su verdadero
valor en la lectura de las relaciones que establece tanto a su interior como con los
contextos histórico-políticos y de sus lenguajes específicos.
1. Introducción
Escribí este libro para que fuese publicado, para que actuara, no para que se incor-
porase al vasto número de las ensoñaciones de ideólogos. Investigué y relaté estos
hechos tremendos para darlos a conocer en la forma más amplia, para que inspiren
espanto, para que no puedan jamás volver a repetirse.
Rodolfo Walsh. Prólogo a la primera edición de Operación masacre, 1957.
La noche del sábado 9 de junio de 1956 los generales Juan José Valle y
Raúl Tanco encabezaron un alzamiento (que resultó fallido) con la intención de
destituir del poder a la autoproclamada Revolución Libertadora (a partir de esa
noche tristemente conocida como la Fusiladora), que se había hecho del mando
por un golpe de estado que destituyó a Juan Domingo Perón de la presidencia.
Poco después de las once de la noche, el teniente coronel Desiderio Fernández
anabella castro avelleyra Una lectura palimpsestuosa de Operación masacre: no ficción/cine/historieta 67
2. La definición genérica de palimpsesto indica que se trata de un «manuscrito que todavía conserva
huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar
lugar a la que ahora existe» (http://es.wikipedia.org/wiki/Palimpsesto). Siguiendo este concepto,
es posible considerar a las sucesivas transposiciones de Operación masacre como palimpsestos
en los que se conservan huellas de las escrituras anteriores, parcialmente «borradas» de manera
expresa para dar lugar a nuevos textos (hipertextos, en términos de Genette) en estrecha
vinculación con el contexto histórico-político en el que fueron gestados.
70 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.5 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 65-81
3. Néstor Paternostro, Alberto Fischerman, Raúl de la Torre, Ricardo Becher y Juan José Stagnaro.
anabella castro avelleyra Una lectura palimpsestuosa de Operación masacre: no ficción/cine/historieta 71
lector y sus posibilidades de acción en función de esa lectura (así como también
el establecimiento de una continuidad con la historieta política nacional). El tipo
de acción que se perseguía en este caso distaba del de la transposición cinema-
tográfica. Frente a la acción revolucionaria que se esperaba del receptor-actor
de la película en los setenta, la acción que se espera del lector de la historieta
en los ochenta es menos activa aunque no menos comprometida: su toma de
consciencia y compromiso resultaban indispensables para el mantenimiento de
la democracia, que aún se encontraba en peligro.
En la pregunta sobre cómo llegar al número más amplio de lectores, el cam-
po cultural de los setenta arribó a la conclusión de que el medio más eficaz resul-
taba el cine político militante (y no cualquiera: ni el estrechamente vinculado al
Movimiento Nacional Peronista de Cine Liberación ni el estrictamente crítico de
la ideología peronista de Cine de la Base, sino la postura en cierto sentido inde-
pendiente de Jorge Cedrón). El de los ochenta, por su parte, consideró a Fierro,
una publicación con un peso específico, expositora de un lenguaje recientemente
aceptado por la institución Arte, como el medio más eficaz para dar a conocer
un texto que se proponía la acción de solventar la democracia como valor no
negociable ante la amenaza de las fuerzas armadas.
1) El lugar del receptor clásico, característico del primer y segundo cine,
del espectador en tanto consumidor pasivo, más un objeto que un sujeto,
es no solo interrogado sino directamente abolido. Operación masacre-
película anula el concepto de espectador, convirtiéndolo en actor.
2) El lugar del mercado cinematográfico es también cuestionado. La película
es pensada y producida para ser exhibida en un circuito clandestino, que
funciona al margen del mercado cinematográfico y sin tener en cuenta en
absoluto su lógica mercantil.
3) Operación masacre-película es concebida por fuera del Instituto Nacional
de Cinematografía. Esta decisión obviamente se debe en parte a la temáti-
ca y línea ideológica de la película, pero también a una decisión en cuanto
al rol que la película debía jugar en ese contexto: no solo por fuera, sino
también en contra de las instituciones.
María Rosa Del Coto señala en «Palabras sobre ‘La gallina degollada’ de
Breccia y Trillo» una serie de aspectos que condicionan la lectura de las trans-
posiciones. Se trata de:
En otras sociedades existe una consciencia más clara respecto a lo que im-
plican las operaciones transpositivas. Aquí, en cambio, a pesar de los estudios
semióticos y críticos que se han publicado, se sigue hablando por lo general de
«adaptación». Siguiendo esta lógica, hay una tendencia a pensar la transposición
(o sea, la «adaptación») en términos de fidelidad, sin contemplar la riqueza de
las operaciones transpositivas que comprenden complejos intercambios entre
códigos diferentes.
Al momento de la transposición de Operación masacre al cine, el lenguaje
cinematográfico llevaba ya una sana vida de más de setenta años. El cine social
había comenzado a desarrollarse a partir del trabajo de Fernando Birri en 1956,
sentando las bases para el desarrollo de un cine político militante a partir de me-
diados de la década del sesenta. Al momento de filmación de Operación masacre
el cine clásico de ficción y el cine político militante no se habían cruzado. Ahí
reside el principal logro de la película: la subversión del lenguaje del cine de
ficción aplicado a la tendencia del cine militante.
Al momento de la transposición de Operación masacre a la historieta, el
lenguaje historietístico había alcanzado su punto máximo de desarrollo. Con
una larga historia a sus espaldas, en las décadas previas a la transposición había
anabella castro avelleyra Una lectura palimpsestuosa de Operación masacre: no ficción/cine/historieta 75
8. Conclusiones
las ensoñaciones de ideólogos» sino que fue punta de lanza de la acción polí-
tica, revisitándose a sí mismo, reescribiéndose, transponiéndose, prologándose,
epilogándose, anexándose, pero siempre jugándose por la consecución de una
sociedad justa, libre y soberana, ese es Operación masacre.
Referencias bibliográficas
Anexo
Fusilamientos:
Abstract: This paper tackles some recent transformations in the edition, circulation and
consumption of comics in Argentina. We offer a theoretical perspective to examine the
changes in the comic book production beyond a national editorial field in particular. For
this purpose, we will analyze the changes in format and layout of these cultural products,
as well as the transformation of their mechanisms and agents with regard to this particular
area. We will also take into account the trends pointing towards the changes in the instances
of legitimization of their authors and products, which can be understood as a consequence
of literary, economic and political pressures. We have discovered an overlap of these social
spaces with those of the comic field, because of its having certain regions more autono-
mous than others (Bourdieu, 1995). We have observed that, in the last two decades, the
book has become the main edition cradle for comics, parallel to the emergence of libraries
and comic stores as the prevailing places for their circulation. This paper also studies the
role of new technologies and New Media (Igarza, 2008) in the circulation and consumption
of comics, as well as some instances of the canonization of works and authors.
la historieta, entendiendo a éste último como un espacio del campo cultural que cuenta
con ciertas regiones más autónomas y otras más heterónomas respecto de espacios y
capitales (Bourdieu, 1995) externos al mismo. Una de las tendencias cuya explicación
desarrollaremos en nuestro trabajo es aquella por la cual, en las últimas dos décadas, el
libro ha pasado a ser el soporte privilegiado en la edición de historietas, conjuntamente
a la aparición de librerías -lugar de cultura “distinguida” o “culta”- y las comiquerías o
tiendas especializadas en venta de historietas y merchandising relacionado a las mismas,
como lugares predominantes en la circulación. Asimismo, indagaremos el papel clave
que juegan los nuevas tecnologías y nuevos medios de comunicación digitales (Igarza,
2008) en la circulación, consumo y las instancias de consagración de obras y autores.
1. Desarrollo
2. Cambios en la circulación
El blogging puede ser un fenómeno limitado y no algo masivo, como son los medios
tradicionales. […] En la sociedad industrial, la producción de contenidos estaba
estrechamente ligada a la capacidad de difusión. Comunicar masivamente o en gran-
des volúmenes requería a las editoriales capacidades técnicas, logísticas y económi-
cas importantes para hacer llegar el contenido hasta los destinatarios del mensaje.
Estas disposiciones no eran accesibles para cualquier ciudadano, sino reservadas en
exclusividad a las industrias de contenidos. La comunicación era unívoca. Al inicio,
el modelo digital no presentó diferencias con el modelo anterior ya que ofrecía tan-
tas dificultades técnicas para la edición y publicación de contenidos, que el mandato
social anterior se prolongó sin mayores cuestionamientos debido a que las barreras
a las que debía enfrentarse el autor a la hora de publicar sus opiniones en Internet
resultaban prácticamente infranqueables. Pero los blogs hicieron que la tarea fuese
mucho más simple.
2. «Las comiquerías son “tiendas de cómics”, pero también tienda de juegos de rol, de remeras
temáticas, de libros y videos relacionados con la ciencia ficción, con el cine masivo, y también
ofrecen el merchandising que Hollywood lanza junto con sus películas. [Su éxito] estuvo dado
por […] la apertura a las importaciones, aprovechando el nuevo auge en el mercado global del
comic book norteamericano y del manga y el animé japonés, relacionados también con la rápida
expansión en los noventa de la televisión por cable» (von Sprecher y Williams, 2008: 4-5).
laura cristina fernández y sebastian horacio gago Nuevos soportes y formatos: los cambios editoriales... 89
Yo ya saqué tanta revista barata y tantos fanzines que me cansé, dije «bueno o me-
joramos o chau». Los pibes que hacen fanzines están medio delirados también con
la calidad del laburo, ya piensan en color y todo, y yo cuando empecé era fotocopia,
y te da una forma de laburar… te hace mejorar laburando, que es distinto a esto de
laburar y estar haciendo cosas solo y no mostrándolas tanto. Hay blogs que se leen
mucho ¿no? Pero me parece que uno no lee una historieta larga en un blog […] a
la vez, le sirve al autor para estar obligado a hacer algo toda la semana […] Si no
habría mucha gente que no haría nada. Todos esos libros […] todas esas historietas
en blog están deviniendo en libro.
Esta última frase de Cortés nos introduce en otro formato, la novela gráfica,
que no es nuevo en el campo pero que ha renovado un debate concerniente a la
tensa relación entre consumo masivo y consumo intelectual/artístico. Uno de los
factores contextuales que condiciona la relación de los lectores con las historietas
es la posición que ocupa esta forma narrativa en el subcampo de géneros narrativos
masivos, dentro del espacio cultural de una sociedad, lo cual puede afectar a la per-
cepción que de la historieta se hagan los individuos consumidores. Por ejemplo, la
calificación –y clasificación– de la historieta como «novela gráfica» es otro caso de
revalorización plasmado en lo nominal, que se relaciona con el proceso de ganancia
de cierta autonomía artística en que entra el campo a partir de los años noventa.
Max Aguirre, en un panel sobre historieta y novela gráfica en la librería Eter-
na Cadencia (Buenos Aires, marzo de 2011) señala algunas tensiones que suscita
90 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.6 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 83-96
3. No obstante, algunos teóricos y críticos han definido la novela gráfica como «adaptaciones de
obras literarias abordadas desde el lenguaje de la historieta».
laura cristina fernández y sebastian horacio gago Nuevos soportes y formatos: los cambios editoriales... 91
El Eternauta es ese temprano destino de libro, esa voluntad de novela que habilitó
su rara canonización. No nos olvidemos de que una historieta que también es una
novela es más fácil de editar y de reeditar.
ahora sus intereses son más amplios» (Gago y Fernández, documento de trabajo
inédito).
5. Consideraciones finales
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Abstract: The reconstruction of everyday life for political prisoners, starting with
the cases of violations of Human Rights in Chile and Uruguay, implies resorting
to memory –with its plurality, diversity and hesitations– as the major source of
understanding that contributes to recreating and reassigning the images evoked. Ac-
knowledging the reality and the memory that reconstruct them as social constructs,
including the realizations of common sense, the text warns against the processes of
transfer and deformations present in the testimonies, illustrating this phenomenon
the presence of the Holocaust imaginary in the testimonies of political prisoners in
the Southern Cone of Latin America.
qué habrá que retener y que habrá que “olvidar” de la experiencia total tanto del
individuo como de la sociedad» (Berger y Luckmann, 1991: 58). Podemos enten-
der que hay ciertas palabras pertenecientes al campo semántico o nocional que se
pueden abrir o cerrar al recuerdo, que pueden tener un mayor o menor poder de
evocación y relato, acudiendo también a la memoria cultural.
2. Proyecciones y transferencias
1. Según el relato, el autor del testimonio –Adolfo Cozzi– estuvo en el Estadio Nacional hasta el
7 de noviembre de 1973.
2. Apocalipsis now, filme dirigido por Francis Ford Coppola estrenado en 1979.
jorge montealegre iturra El imaginario del Holocausto en la memoria social de las dictaduras latinoamericanas 101
morable” y cómo será recordado» (Burke, 2006: 66). Así, los recuerdos y sus
deformaciones pasan a formar parte de la realidad, entendida esta como una
objetividad que es, en último término, una subjetividad validada socialmente. Al
punto, se hace necesario recordar también que un texto sobre la realidad, pro-
ducido en base a la memoria, no es la realidad; tampoco es la memoria: es otra
transformación que se produce mediante la escritura y la lectura.
Así como el recuerdo del pasado está afectado por el presente, la memoria
reciente –al intentar verbalizarla o ilustrarla– también resulta, en algunos ca-
sos, afectada por recuerdos aún anteriores. Es decir, en las vivencias remotas
muchas veces está el repertorio de símbolos que permiten abordar la memoria
reciente. Símbolos que están al alcance de la mano y en el mapa mental porque
en torno a ciertos acontecimientos memorables hay una producción de discursos
organizados –que encuadran la memoria– que se comparten en la cotidianidad,
tanto en la escuela y la industria del entretenimiento como en los museos, la vía
pública y las obras literarias. Sobre estos trabajos de encuadramiento, Michael
Pollak plantea que cuando vemos esos puntos de referencia de una época lejana,
«frecuentemente los integramos en nuestros propios sentimientos de filiación
y origen, de modo que ciertos elementos son integrados en un fondo cultural
común a toda la humanidad» (Pollak, 2006: 27). Ese conocimiento se instala en
un campo común de experiencias que facilita la comunicación al respecto. La
referencia puede estereotiparse así como puede ser complejizada. También en
el plano simbólico la incorporación de esa imagen familiar puede convertirse
en un tropo útil para designar figurativamente otra situación: el hecho memora-
ble deviene metáfora –o sinécdoque o metonimia– que ayuda en la construcción
de una relación de semejanza, una correspondencia, con otro hecho que en rigor
es distinto pero que recurre a la figura retórica para explicarse mejor.
En este campo, las resonancias del Holocausto plantean un desafío y un
imaginario. En la recurrencia a la memoria del Holocausto esta se ha constituido
–según Huyssen– en un «poderoso prisma» a través del cual, «extendiendo su
alcance más allá de su referencia original», se pueden percibir otros genocidios
o situaciones que se consideren análogas; es decir, el imaginario del Holocausto
permite construir relaciones de semejanza que ayudan a explicar el mundo al ser
utilizado, según Huyssen, «como tropos universal del trauma histórico» (Huys-
sen, 2002: 16-18).
El acontecimiento Holocausto es aparentemente lejano para la América
Latina y los jóvenes de los años setenta, pero cercano culturalmente y presente
en los estudios de su pasado reciente. Dicho de otra manera: el Holocausto po-
jorge montealegre iturra El imaginario del Holocausto en la memoria social de las dictaduras latinoamericanas 103
El genocidio nazi no dejó ningún margen de maniobra como para lograr algún
tipo de escape de él. Ni el judío, ni el gitano, ni ninguna de las otras víctimas del
106 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.7 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 97-110
La comparación no debe ser mecánica, aun cuando los relatos de las vícti-
mas del nazismo han sido incorporados al imaginario social de la humanidad. Es
parte de la memoria del horror. Sin embargo, la excepcionalidad debe ser consi-
derada para evitar que las proyecciones y transferencias resulten deformadoras
en un encuadre impertinente de la memoria que se desea rescatar. Son ecos de
advertencia, un téngase presente en el imaginario social que cuenta –además
de los medios de comunicación masiva, que producen una «reificación del pa-
sado hecha por la industria cultural»5– con los sitios, las marcas y acciones de
memoria (intelectuales, emotivas, materiales) que evocan los acontecimientos
históricos y reproducen el imaginario asociado en los mismos lugares donde hubo
exterminio y de donde resultaron prisioneros y prisioneras sobrevivientes. Algunos
de ellos han dejado su testimonio y han iluminado la reflexión sobre el pasado re-
ciente del cono sur de América Latina como un gran referente –un cuerpo de cono-
cimientos– ante el cual surgen lecciones relevantes para enfrentar temas regionales
contemporáneos que, a fin de cuentas, son de toda la humanidad.
4. Memoria de sobrevivientes
Es de noche. Lo único que siento es esta cadena sobre el hombre. Hay una imagen
del esclavo a la cual uno está acostumbrado desde la escuela. Hay estatuas, pinturas
e historias que la representan. Pero no sabíamos –yo, al menos, no sabía– que podía
tomar yo mismo esa forma, ser yo mismo ese esclavo del antiguo Egipto, ese pri-
sionero de los asirios… Cada uno tiene en su cabeza una pose clásica del hombre
esclavo. Una vez disueltos la angustia, el terror, sentí esa pose, como mi propio
caparazón. Me puse a describirme a mí mismo.
Referencias bibliográficas
Abstract: This work focuses on the study of verbal and visual rhetorical figures,
which are basic resources that operate in the political cartoon satirical sub-genre. The
corpus consists of 405 political cartoons published by the French weekly satirical
newspaper Le Canard enchaîné, the oldest in that country, dealing with the actions
and statements of the then President Jacques Chirac (1995-2007) over four periods
of analysis selected for their relevance in the socio-political context of France.
Based on a methodological approach that articulates a rhetorical-stylistic analysis,
and descriptive statistics techniques, we have identified the rhetorical resources in
use on the political cartoons considered, paying attention to their interaction; and we
have detected stylistic preferences in some of the regular cartoonists of the weekly
newspaper. The significantly higher presence of verbal over visual rhetorical figures
indicates that the figurative language of Le Canard enchaîné is built mostly from the
titles of the cartoons and the dialogues of the characters represented, having a less
significant role the graphical representation of the scenario, the objects that compose
the image, or even the characters’ actions. Our analysis also reveals an independence
in the resources used on the represented socio-political context.
1. Introducción
El término caricatura proviene del latín popular caricare (cargar) y pone én-
fasis en la representación gráfica exagerada, deformada y ridiculizada de personas
o situaciones, al acentuar o disminuir rasgos del rostro o del cuerpo; o al centrarse
en ciertos aspectos, dejando de lado otros en el tratamiento de hechos de actuali-
dad. En el terreno de la política, la personalidad caricaturizada da cuenta de una
personalización y personificación de los hechos (Tillier, 2005), a partir de la cual
situaciones de suma complejidad, decisiones y acciones de un gobierno, recaen
bajo la responsabilidad de unos pocos rostros y cuerpos. Los hechos de actualidad
constituyen la fuente principal del trabajo de irrisión efectuado por la caricatura
política, a partir del cual operan procesos de deconstrucción y alteración.
Este tipo de imagen se enmarca dentro del género satírico puesto que, como
la sátira, toma elementos de los discursos ofensivos y los discursos cómicos
(Duval y Martinez, 2000) con el fin de denunciar y criticar lo que se consideran
como abusos, contradicciones y torpezas de la clase dirigente, haciendo uso de
diversas formas de lo cómico.
Por esencia hiperbólica, la caricatura política utiliza una gran diversidad de
recursos que le permiten cumplir con esta finalidad, manteniendo como requisito
el de garantizar la semejanza entre el personaje dibujado y su referente, ase
gurando así su relativamente rápida identificación. A la semejanza cabe agregar
la simplicidad, la condensación y la economía de/en las representaciones, pues
ana pedrazzini y nora scheuer Figuras retóricas verbales y visuales en la conformación de un estilo de autor 113
unos pocos trazos bastan para dar cuenta de las diferentes facetas que recubren
un hecho de actualidad.
En la caricatura política intervienen de forma conjunta signos icónicos, plás-
ticos y lingüísticos, en estrecha relación. Los signos plásticos, como el trazo de la
línea plasmado en formas y grosores, el color, la composición y el encuadre, fueron
durante mucho tiempo relegados a un papel secundario en las imágenes visuales,
frente a un predominio de los signos icónicos. Actúan sin embargo como signos
autónomos (ver Grupo µ, 1992) y juegan un rol de gran importancia en las cari-
caturas, por la deformación característica de este tipo de imagen. Lo lingüístico,
por su parte, interviene a través de los títulos que se les asignan a dichas imágenes o
a través de las frases atribuidas a los personajes representados e insertas en globos
de diálogo, anclando, complementando o contradiciendo lo ícono-plástico.1
La representación que el dibujante de caricaturas políticas hace de personas
y situaciones tiene un alto grado de esquematización y simplificación puesto que
para cumplir con los requisitos de economía, condensación, semejanza y simpleza
antes señalados, se apoya en una serie de convenciones y estereotipos visuales y
verbales, como por ejemplo, dar cuenta de estados anímicos como la alegría o el
enojo mediante la introducción de variaciones en las formas de dibujar ojos, cejas
y boca, o la referencia a ideas abstractas a través de símbolos o comparaciones.
Por todas las características específicas señaladas, que guardan relación con su
naturaleza discursiva, su función social y argumentativa, además del espacio recur-
rente que tiene en el periódico informativo o satírico, la caricatura política puede
entenderse como un subgénero dentro de la sátira. Dentro de este marco, el dibu-
jante cumple un rol socialmente definido, limitado y previsible (Steimberg, 2001).
En este sentido, cabe referirse a la caricatura política como una representación
sumamente ritualizada. Esta ritualización es además palpable en cada dibujante,
quien desarrolla un estilo de dibujo propio que lo diferencia de los demás.
El trabajo de los dibujantes se encuentra afectado por el periódico para el que
trabajan, con una línea editorial más o menos clara y un contrato de lectura parti-
cular (Verón, 1985), que instaura un dispositivo de enunciación propuesto por el
periódico a sus lectores. En el caso particular de la prensa satírica, que es el que
aquí nos ocupa, este contrato comunicacional se funda en un acuerdo tácito entre
ambas partes, a partir del cual el lector sabe de antemano que el autor satírico
recurrirá a lo implícito y a lo figurado para dar cuenta de los hechos de actualidad
y, por lo tanto, que su interpretación no puede quedarse en el sentido propio de lo
dicho o representado.
Entre los recursos que la caricatura política utiliza para denunciar, criticar y
ridiculizar a los hombres y mujeres políticos, las figuras retóricas juegan un rol
2. Las traducciones de las citas textuales que figuran en este trabajo fueron realizadas por las
autoras.
ana pedrazzini y nora scheuer Figuras retóricas verbales y visuales en la conformación de un estilo de autor 115
de representar en la imagen una parte para dar cuenta del todo. En cuanto a la
metonimia de signo, la misma puede ser definida como una figura en la cual «un
referente abstracto es representado a través del objeto que lo emblematiza en una
cultura dada» (Fromilhague, 2005: 65). Se trata de metonimias materializantes.
Extendemos esta acepción para incluir toda representación de lo gestual que
busca transmitir sentidos previamente codificados y compartidos en una cultura
dada, tales como el enojo, materializado a través del ceño fruncido, o la sorpresa,
convencionalmente representada a través de la boca abierta.
Tabla 1
Categorías de figuras retóricas utilizadas para el análisis
Como parte de una investigación más amplia que se interesa por el trata-
miento de la figura presidencial –blanco predilecto de periodistas y dibujantes
satíricos– en la prensa satírica (Pedrazzini, 2011), este trabajo toma como
objeto de estudio las caricaturas políticas de una o más viñetas que refieren al
entonces presidente Jacques Chirac (1995-2007) publicadas en el semanario
satírico francés Le Canard enchaîné, el de más larga trayectoria en aquel país,
en cuatro períodos de análisis elegidos por su importancia en el contexto polí-
tico de Francia.
Creado en 1915, Le Canard enchaîné es un periódico de notable influencia
y credibilidad en los ámbitos periodísticos y políticos de su país, por su longevi-
dad, la práctica del periodismo de investigación que realiza desde hace décadas,
su independencia económica y su extensa red de informantes, ubicados hasta
en las esferas de más alto poder. Las ocho páginas que lo componen, de una
notable perdurabilidad en cuanto a diseño y contenido a lo largo de las décadas,
comprenden cortos textos que revelan rumores, trascendidos y el quehacer diario
de la dirigencia política; investigaciones periodísticas; breves notas de color
donde se señalan errores de la prensa; crítica de arte; caricaturas de una o más
viñetas principalmente centradas sobre la actualidad política, dibujos que ilustran
ciertas secciones, entre otros.
Nuestro corpus está constituido por 405 imágenes que refieren direc-
tamente a Jacques Chirac, ya sea a través de la representación gráfica del
personaje y/o de su mención escrita, de las cuales 372 son caricaturas
de una sola viñeta y 33 son tiras que contienen de dos a ocho viñetas. Las
imágenes se distribuyen en cuatro periodos históricos que comprenden: 1)
el inicio del mandato de Jacques Chirac en 1995 (3 meses de análisis; N=
111); 2) la campaña por las elecciones legislativas de 1997 –elecciones que
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 111-128
4. Metodología de análisis
conformación de los planos, sus modalidades son proyectadas sobre los mismos
y su incidencia estadística se mide en función del valor test que alcanzan en esos
ejes, fijado en 1,96 (p <0,05).
Este análisis fue realizado con el programa spad 5.6 N y se aplicó a las
imágenes en las que fueron identificadas figuras retóricas verbales –que como
veremos más abajo, son mucho más habituales que las visuales–. El corpus
quedó conformado por 358 casos, de los cuales 330 son caricaturas y 28 tiras.
Esto quiere decir que no fueron considerados los casos en los que no se detec-
taron figuras verbales. Estas intervinieron en el análisis como variables activas,
mientras que las figuras visuales fueron consideradas como ilustrativas. El nú-
mero total de variables para ambos casos fue de siete. Si bien para las figuras
verbales, nuestra clasificación contempla ocho grupos de figuras, las figuras de
contigüidad fueron excluidas del procesamiento por su escasa frecuencia
de aparición.
Las catorce variables son dicotómicas puesto que contemplan la presencia o
ausencia de cada grupo de figuras retóricas por imagen. Por otro lado, el número
de figuras retóricas en cada imagen fue considerado a través de una variable
compuesta de cuatro modalidades que informan sobre el número de grupos
distintos de figuras retóricas presentes (una figura, dos figuras, de tres a cinco
figuras, ausencia de figura).3 Esto dio lugar a una variable activa en el caso de lo
verbal y una ilustrativa en el caso de lo visual.
Consideramos además otras cinco variables ilustrativas: el periodo de análisis,
con cuatro modalidades (1995, 1997, 2002 y 2005); el tipo de imagen, con 2
modalidades (caricatura de una viñeta o caricatura de más viñetas: tira); el autor
de la imagen, con 6 modalidades que contienen un autor cada una (Cabu, Cardon,
Escaro, Kerleroux, Lefred-Thouron y Pétillon) y 2 modalidades que contienen
varios autores cada una, reagrupados por el bajo número de dibujos producidos
sobre Jacques Chirac (Brito, Guiraud, Potus, Shertman y Wozniak juntos, con
una producción de entre 2 y 8 dibujos cada uno; y Delambre, Kiro y Pancho,
con una producción de entre 10 y 16 dibujos); y por último, el registro de len-
gua, con 4 modalidades (corriente, familiar, popular y/o vulgar, no aplicable
puesto que no hay texto escrito). La tabla 2 presenta las variables de análisis
consideradas en el acm.
3. Se contabilizó una sola vez la presencia de alguna de las figuras que componen cada grupo,
independientemente de que más de una estuviera presente en una misma imagen.
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 111-128
Tabla 2
Dimensiones4 y variables de análisis consideradas
en el acm aplicado al corpus de imágenes de Le Canard enchaîné
Figura 1
Distribución de los grupos de figuras lingüísticas
e icono-plásticas detectadas en el corpus analizado
En función de los resultados obtenidos en el acm que tuvo las figuras retó-
ricas lingüísticas como variables activas, nuestro análisis se centró en el primer
plano factorial (ver figura 2). Allí se identifican cuatro grupos principales de
modalidades que asocian presencia y ausencia de figuras retóricas lingüísticas e
ícono-plásticas, autores y registros de lengua. Ninguno de los periodos conside-
rados ni los tipos de imagen (caricatura o tira) forman parte de estos grupos.
Un primer grupo asocia las caricaturas de una o más viñetas de los dibujan-
tes Lefred-Thouron y René Pétillon5 con el registro de lengua corriente, la ironía
verbal y sus variantes y la ausencia de figuras visuales. Entre las figuras poco ca-
racterísticas de estos dibujantes se encuentran, a nivel verbal, las de doble sentido
y las metáforas fijas, y a nivel visual, las metáforas creativas. Se trata entonces
de un estilo de humor más verbal que visual y particularmente irónico.
Un ejemplo de este grupo es una caricatura de Lefred-Thouron titulada iró-
nicamente «La mejor del año», que se publicó poco tiempo antes de la segunda
vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 en la que Jean-Marie Le Pen, de la
extrema derecha, se enfrentó a J. Chirac. En esta imagen aparece J. Chirac desayu-
nando con su mujer Bernadette, quien tiene un periódico en sus manos. Su esposa
le dice sarcásticamente: «¡Amigo mío, hete aquí usted como la virtuosa muralla
moral de la República!», lo cual suscita que el personaje presidencial se atragante.
5. Cuatro de los ejemplos de caricaturas que damos en este trabajo pueden consultarse en
Pedrazzini (2011: 293-294).
ana pedrazzini y nora scheuer Figuras retóricas verbales y visuales en la conformación de un estilo de autor 123
6. «Mon ami, vous voici le vertueux rempart moral de la République!», – «Khof! Bernadette...
pas quand je bois!».
7. «Alors, comme ça, j’ m’aurais tiré une balle référendum-dum dans l’pied!?».
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 111-128
Figura 2
Primer plano factorial con aquellas modalidades activas que tienen
una contribución superior a la media y con las modalidades ilustrativas
que alcanzaron el valor test (1.96). Por una cuestión de legibilidad,
las demás modalidades fueron suprimidas, exceptuando las 6 modalidades
de dibujantes individuales presentadas en la sección metodológica
9. «Élan partagé».
10. «Changeons d’avenir».
11. «Je prends le vainqueur!». – «...Moi aussi!».
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 111-128
6. Conclusiones
A través del acm hemos podido descartar que el uso de las figuras retóricas
varíe según el contexto político considerado, es decir que las mismas permane-
cen estables con el tiempo, lo cual está en concordancia con los resultados del
análisis de los títulos de Le Canard enchaîné que realizamos en otra instancia de
la investigación. Por otro lado, la nula asociación entre figuras retóricas y tipo de
imagen (caricatura de una o más viñetas, tira) pareciera indicar que los dibujantes
no privilegian determinado tipo de figuras según se trate de uno u otro tipo de
imagen. Sin embargo, para confirmar este resultado, sería necesario realizar un
estudio específico, con un corpus más importante de tiras.
El acm puso en evidencia ciertas asociaciones entre grupos de figuras re-
tóricas, como la ironía y sus variantes y otras figuras de pensamiento como la
alusión. Además hizo posible detectar que algunos grupos de figuras tienden a
operar de manera conjunta en una misma imagen, tal el caso de las figuras de
sentido y de palabras que se asocian a tres o más figuras.
La asociación entre ciertos grupos de figuras y algunos de los dibujantes más
asiduos del periódico indica preferencias retórico-estilísticas que están operando
en la elaboración de las caricaturas. Esto sugiere que el estilo de autor no solo
está determinado por la manera de dibujar, con trazos gruesos o finos, con mayor
o menor grado de esquematización, o de representar caricaturalmente tal o tal
personaje, poniendo un énfasis diferencial en ciertos rasgos. El estilo de autor
también está determinado por los recursos lingüísticos e ícono-plásticos puestos
en juego. Algunos dibujantes como Lefred-Thouron y Pétillon optan por un hu-
mor predominantemente verbal, con fuerte presencia de la ironía y el sarcasmo,
y poco recurso a analogías visuales. Escaro, por su parte, produce caricaturas con
alta densidad de figuras lingüísticas que se centran en juegos de sonoridad, ritmo
y sentido y se sirve de convenciones visuales o gráficas para representar ideas
abstractas. Kerleroux recurre de forma distintiva a la alusión verbal mientras que
Cabu juega con la construcción de escenarios ficticios en los que son representa-
dos los dirigentes políticos, sirviéndose de la metáfora creativa verbal y visual.
El enfoque en cuatro etapas implementado para el estudio de las imágenes
de Le Canard enchaîné, en el que se articuló un análisis retórico-estilístico, el
análisis de frecuencias, la categorización y codificación de las variables conside-
radas, y el análisis de correspondencias múltiples, permitió un abordaje bastante
integral del objeto de estudio. Fue posible trabajar de forma sistemática con
un vasto corpus, identificar regularidades y realizar un análisis simultáneo de
diversas categorías, prestando atención a la interacción entre las mismas. Pero,
por otro lado, la toma en consideración de ejemplos puntuales permitió observar
más de cerca cómo operan las figuras retóricas en las caricaturas políticas así
como hacerse una idea de cómo eligió determinado autor tratar algunos hechos
políticos de gran relevancia.
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.8 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 111-128
Agradecimientos
Referencias bibliográficas
Resumen: La etiqueta «historieta realista» se utiliza para definir un sector del campo
de la producción de historietas. El presente trabajo analiza a qué estilo de dibujo se
aplica el término realista, aborda los antecedentes históricos de ese estilo y la posi-
bilidad de que la historieta pueda constituir un realismo. Se examina el modo en que
el «dibujo realista» está en una tensión entre la caricatura y la fotografía.
Resulta siempre productivo prestar atención a las etiquetas con que una
comunidad se define a sí misma. Esas etiquetas no tienen por qué exhibir una
pertinencia teórica o una precisión que pertenecen a otros géneros discursivos,
pero muchas veces permiten examinar con claridad el modo en que los integrant-
es de un campo se ven a sí mismos, la historia de sus prácticas y las perplejidades
y fronteras que perciben.
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˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.9 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 129-137
territorios quedaron bien delimitados: el humor entraría a las revistas editadas por
Columba (D’Artagnan, El Tony, Fantasía, Intervalo) o Record (Skorpio, Pif Paf,
Tit Bits) solo en modos ocasionales y casi siempre bajo la forma del cartoon de
cuadro único o la tira de prensa norteamericana, y la historieta «seria» quedaría
excluida de publicaciones como Tía Vicenta, Mengano, Satiricón o, con alguna
excepción, Hum(r). Recién con el cruce de nuevas influencias –la historieta fran-
cesa de los setenta, la historieta underground norteamericana y el manga japo-
nés– la distinción entre estilos de dibujo, y la correlación entre estilos y géneros
predeterminados empezará a resquebrajarse.
Es necesario realizar una aclaración adicional, que mal mirada podría resul-
tar un oscurecimiento: la distinción se superpone solo parcialmente a otra, la que
separa «humor gráfico» de «historieta». Baste revisar las tapas –que hacen justi-
cia al contenido, por lo demás– de los libros de divulgación que Carlos Trillo y
Alberto Broccoli –autores de historieta «seria» y «humorística», respectivamente
(Trillo y Broccoli 1971 a y 1971 b)– dedicaron al humor gráfico y la historieta
a principios de la década de 1970, para percibir que dentro del volumen dedi-
cado al «humor gráfico» aparecen personajes de historieta: esto es, personajes
que aparecían en discursos construidos mediante secuencias de imágenes fijas y
no solo en cuadros únicos. La secuencia, el uso de ese lenguaje que conocemos
como «historieta», no aparece entonces como el rasgo definitorio a efectos de dis-
tinguir «historieta» de «humor gráfico», a efectos de clasificar los modos en que
los autores entendían su profesión y los lectores sus consumos. Lo que importa,
para distinguir historieta de humor gráfico tanto como para distinguir «historieta
realista» de «historieta cómica» es un conjunto de rasgos temáticos y retóricos y
algunas constantes genéricas pero, sobre todo, un estilo de dibujo.
2. El dibujo realista
En aquello que podemos reconocer, más allá de las dificultades para proponer
una definición, como «dibujo de historieta seria» o «dibujo realista», es posible
detectar dos tradiciones que llegan a puntos similares desde orígenes diversos.
Por una parte, el dibujo en la historieta moderna3 surge de la extensa tradición
de la caricatura, entendida en un sentido muy amplio: la tradición de alterar deli-
beradamente las proporciones del dibujo en relación con aquello que se considera
3. Entiendo como «historieta moderna» aquellas producciones que se originan en el siglo xix
y en medios impresos, sin entrar en el debate acerca de si puede considerarse «historieta»
cualquier producción que organice imágenes en secuencia, en cualquier momento histórico,
impresa o no.
132 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.9 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 129-137
aceptable en una época determinada. Valga la definición del Grupo μ (1993: 279):
«[la caricatura] Es una figura en la que uno o varios elementos del significante
del enunciado son producidos por una transformación que lo pone, o los pone, en
evidencia con relación a los restantes elementos». Es importante destacar en la de-
finición que, como el mismo texto señala (p. 278), «decir que la caricatura acentúa
los efectos “cómicos” o “desagradables” cae dentro del orden del ethos, y no debe
intervenir aquí: vaciemos pues, la palabra de toda connotación ligada al uso de esta
figura en los géneros localizados, tales como la caricatura política».
Lo que me interesa de una definición semejante es su carácter puramente
formal, puesto que, si bien en un principio la historieta humorística tendrá, como
lo indica la etiqueta, una función cómica –y las transformaciones propuestas en
el dibujo se proponen «hacer reír»– ese estilo estará en el origen de una de las
líneas de desarrollo del dibujo de la «historieta realista»: la línea que lleva de
las historietas primitivas a una adaptación a un modelo distinto, a la construcción
de relatos extensos en los que prime la narración sobre el efecto humorístico de
corto plazo. Esta evolución dará una de las grandes tradiciones del dibujo de
historieta «seria», la que va de Roy Crane a Milton Caniff y luego a Hugo Pratt
o Alberto Breccia, a partir de una progresiva adaptación de las figuras cómicas
originales –alteradas mediante transformaciones de elementos seleccionados: la
lógica del «big foot», las narices exageradas, las cabezas gigantes– a las propor-
ciones transformadas de manera uniforme en todas los sectores del dibujo, aque-
llo que se llamará «realista». Robert C. Harvey (1993: 124) ha examinado con de-
talle el efecto que, sobre los primeros autores de la historieta norteamericana tuvo
la «invasión» de dibujantes provenientes de de la publicidad y la ilustración en
revistas: «cartoonist aproximated the ilustrative manner by adapting traditional
cartoon styles to a more realistic depiction of people and scenes without entirely
abandoning the simplicity of the earlier style». El recorrido estilístico de la his-
torieta japonesa parece haber seguido este camino, a partir de la fuerte influencia
que el dibujo de los productos de Disney tuvo sobre Osamu Tezuka, a su vez el
padre del manga contemporáneo.
Es justamente esta entrada al mundo de la historieta de estilos de dibujo ges-
tados en la ilustración en los libros, las revistas y la publicidad –y, con diversos
grados de distancia, en el acceso a la educación artística formal y el contacto con
las artes plásticas reconocidas– lo que constituye la segunda línea que confluye
en el dibujo de «historietas realistas». Es interesante notar cómo este estilo –cuya
fundación, al menos en la extensión de su influencia, puede datarse en 1929 con
el Tarzán de Harold Foster– se liga en un principio a la literatura. Así como las
primeras tiras de Tarzán son básicamente cuentos ilustrados, la historieta «seria»
argentina será una producción extremadamente literaria, en que la diferencia con
el cuento ilustrado radica sobre todo en la organización espacial de la página y en
la utilización del globo, siempre enmarcado en extensos textos de apoyo. Solo la
federico reggiani «La única verdad es la realidad»: apuntes sobre la noción de «historieta realista» 133
3. Límites
Dos extremos están en los límites del «dibujo realista». La caricatura, por un
lado, y la imagen fotográfica, por el otro. Por un lado, la práctica de una trans-
4. Nippur de Lagash, con dibujos de Robin Wood y dibujos de Lucho Olivera, comenzó a
publicarse en la revista D’Artagnan de editorial Columba en 1967. En 1972, Ricardo Villagrán
se ocupará del personaje, siempre con guiones de Robin Wood, en el comic book mensual
dedicado al personaje.
5. La ilustración es, en esos años, otra categoría de calidad: baste citar a Ricardo Villagrán:
«Para conservar el lugar que me había ganado en el campo de la ilustración, pedí el mejor
precio de la editorial» (Vázquez, 2010: 241).
6. Pepe Sánchez comenzó a publicarse en la revista D’Artagnan de editorial Columba en el año
1975.
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formación parcial, con efectos cómicos o no, pero siempre marcados respecto
de un modelo, siempre exhibiendo su carácter de construcción. Por otro lado,
la fotografía, la imagen que denota el «estar ahí» del objeto representado, con
el consiguiente borramiento de la marca de un productor. Estas tensiones están
en el centro de la posibilidad de pensar en una historieta «realista», y explica la
inevitable multiplicación de comillas.
Es que si entendemos como «realista» aquel dibujo que busca realizar trans-
formaciones gráficas coherentes en la representación de las proporciones de la
figura humana, podemos ver que es un estilo que se enfrenta a cruces comple-
jos, y a veces insolubles, con tres cuestiones básicas. Primero, la idea de una
representación perfecta y transparente, que tendría como modelo a la imagen
fotográfica: idea que se opone a la noción misma de estilo. En segundo lugar,
la construcción de la secuencia en historieta y la posibilidad de invisibilizar las
transiciones entre viñetas. Finalmente, relacionado con la cuestión del estilo y
las dificultades de una narración invisible, la posibilidad de pensar si el realismo
está al alcance de la historieta en tanto lenguaje.
Para empezar, entonces: la fotografía. Es evidente que en la fotografía hay un
modelo: incluso literalmente un modelo, en la medida en que los dibujantes rea-
listas debían contar con un archivo fotográfico casi como una condición necesaria
para su trabajo, al menos hasta la difusión de la búsqueda de imágenes en la web.
Este modelo, sin embargo, no propone una relación sin conflictos.
El dibujante realista se enfrenta a un juicio objetivo de calidad en su produc-
ción. Oscar Traversa (1997: 110-117) ha examinado los efectos de la incorpora-
ción de la fotografía en un mundo dominado por la ilustración: la publicidad de la
primera mitad del siglo xx. Y allí, resalta (Traversa, 1997: 117):
Los juicios de estilo o de destreza, vivos frente a una ilustración, se evanecen par-
cialmente; un adjudicado fragmento de verdad nos aúna por encima de las fronteras
del gusto; una versión, así, del cuerpo de los otros liberada, en una zona al menos,
de incertidumbre.
7. En un trabajo imprescindible para examinar el dibujo en las historietas, Lucas Berone sigue a
Masotta en la distinción entre dibujo y fotografía «las imágenes dibujadas […] se presentan
culturalmente como un “código sin mensaje verista” (y la expresión es de Masotta) donde
cada rasgo o trazo se nos ofrece como el resultado de la decisión estilística de un sujeto
creador (otro sujeto, en todo caso, puesto frente a mí» (Berone, 2011: 95).
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8. Para un análisis más extenso sobre las representaciones del yo en la historieta autobiográfica, remito
con cierto pudor a mi artículo «Historietas, autobiografía y enunciación» (Reggiani, 2011).
federico reggiani «La única verdad es la realidad»: apuntes sobre la noción de «historieta realista» 137
Referencias bibliográficas
1. Introducción
2. Después del fin del arte: definiendo nuevas prácticas, nuevos tiempos,
nuevas formas
La pregunta que implica un cierto temor es: ¿entonces cualquier cosa puede
ser arte? Danto nos dice que sí, sí porque la idea misma de arte ya no responde a
ningún relato legitimador, está fuera de todo canon porque no está obligada a en-
trar en categorías prefijadas. En el caso que algún tipo de producción posthistóri-
ca pretendiera convertirse en escuela, estilo o vanguardia, no pasaría más allá de
un intento reaccionario y en última instancia, fútil. Pero para entender el fin del
arte en toda su dimensión, se debe tener en cuenta la trama de su evolución. Así
como el arte prerrencentista devino en la interpretación canónica un arte antes
del arte, nuestro presente nos encuentra con la clausura de un forma de entender
la producción artística –y el mundo– y por lo tanto nos indica que nos dirigimos
hacia nuevos caminos que están siendo construidos, y cuyo sentido nos es en
principio elusivo, al mismo tiempo que nos invita a esforzarnos por entenderlos:
«[…] debemos pensar en el arte después del fin del arte, como si estuviéramos
pablo turnes El mundo según el gap. La historieta como filosofía del arte 143
en una transición desde la era del arte hacia otra cosa, cuya forma y estructura
exacta aún se debe entender» (Danto, 2009 [1997]: 26).
Ahora bien, para comenzar a entender esta nueva etapa en transición, la
clave estaría en la relación del arte con la naturaleza de sí misma, es decir, con
el alcance de la conciencia que el arte logra de su misma función y existencia. El
punto cúlmine del proceso fue a su vez su destrucción: el modernismo. A partir
de ese momento el arte adquirió una dimensión original que la hacía despegar
en direcciones inexploradas. Pero ese mismo impulso salvaje, rupturista, radical
no pudo ser aceptado –o comprendido– en su totalidad, de manera que terminó
replegándose sobre sí mismo hasta implosionar: «[…] el modernismo fue dema-
siado local y materialista, interesado por la forma, la superficie, la pigmentación,
y el gusto que definían la pintura en su pureza. La pintura modernista […] solo
podía responder la siguiente pregunta: «¿Qué es esto que tengo y que ninguna
otra clase de arte tiene?» (Danto, 2009 [1997]: 36).
La imposibilidad del modernismo de ir más allá de la pregunta obturó de
manera definitiva la posibilidad de persistir con la cadena de relatos legitima-
dores. Y a su vez, permitió la liberación definitiva del arte no ya en términos de
pureza –la trampa del l´art pour l´art– sino como encuentro con su sentido final,
la filosofía: «Solo cuando quedó claro que cualquier cosa podía ser una obra de
arte, se pudo pensar filosóficamente. Y fue allí donde se asentó la posibilidad
de una verdadera filosofía general del arte» (Danto, 2009 [1997]: 36).
Liberados del yugo del canon prefijado, no solo se puede hacer arte utili-
zando libremente las herramientas del pasado como collage, sino que finalmente
podemos llegar a construir verdaderamente una filosofía del arte. Pero entonces
surge una nueva pregunta ¿qué significa hacer filosofía del arte? Si lo que ha con-
cluido es el relato legitimador del arte, pero no el arte mismo, podemos deducir
que lo mismo pasa con la crítica. Y para una crítica posthistórica, conviene tener
en cuenta que: «Ningún arte está ya enfrentado históricamente contra ningún otro
tipo de arte. Ningún arte es más verdadero que otro, ni más falso históricamente
que el otro […] no puede haber ahora ninguna forma de arte históricamente pre-
fijada, todo lo demás cae fuera del linde» (Danto, 2009 [1997]: 49).
En conclusión, Danto nos ofrece la posibilidad de ver al arte más allá del
arte, no a través de un paradigma excluyente –los manifiestos–, sino en su natura-
leza misma que siempre fue filosófica. Ahora bien, si la filosofía toma el mando
después de haber permanecido replegada debido a la imposibilidad histórica de
la toma de conciencia como lo postulaba Hegel; si ya no se puede juzgar el arte
en términos malo/bueno o arte/no-arte, ¿debemos suponer que queda neutrali-
zado todo conflicto? ¿Cuál es el problema de la filosofía del arte, sin el cual no
puede existir interrogante alguno? (Danto, 2009 [1997]: 57-58):
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[…] ¿cuál es la diferencia entre una obra de arte y algo que no es una obra de arte
cuando no hay entre ellas una diferencia perceptiva interesante? […] El problema fi-
losófico ahora es explicar por qué son obras de arte. Con Warhol queda claro que una
obra de arte no debe ser de una manera especial; puede parecer una caja de Brillo o
una lata de sopa […] Una definición filosófica debe capturar todo sin excluir nada.
Comics […] are, like pop music, an art form almost all of us understand without
any need for theorizing. The great discovery of high art was that it was possible to
1. Utilizaré alternativamente los términos historieta y cómics sin que deba entenderse por esto
una diferencia radical entre ambos. El primero de los términos tiende a englobar la producción
gráfica-secuencial siendo más general en sus alcances, mientras que cómic hace referencia a la
producción norteamericana de historieta que tiene su origen en los funnies, es decir, las tiras
cómicas publicadas en periódicos. Sin embargo, también los cómics denominan formas más
generales e incluso muy diferente de obras de arte secuencial.
pablo turnes El mundo según el gap. La historieta como filosofía del arte 145
narrate highly complex scenes without any appeal to words. The equally surprising
discovery of the comics was that it is possible to deploy many different kinds of
verbal information within storytelling visual images.
Krazy Kat modifies, in interesting ways, [the classic] conception of aesthetic expe-
rience […] He [Herriman] decenters the individual image, permitting us to remain
aware of the many variations on his narrative structure, which remain, for the mo-
ment, out of sight […] in comics, the play of theme and its variations is essential, for
one defining quality of a good strip is that the basic story can, with minor modifica-
tions, be retold repeatedly.
Tanto los elementos literarios como pictóricos pueden ser identificados con
facilidad en la historieta. Sin embargo, es su uso –su uso en su posibilidad histó-
rica– el que lo define en sí mismo como singularidad: «Comics […] differ from
both old-master and modernist paintings. In their admixture of image and word,
comics are an in-between art – in scale, and so also in the relation they establish
between viewer and object» (Carrier, 2000: 65).
Es justamente esta cualidad como arte intermedio que hizo siempre del
cómic algo fuera del linde. Y el problema que el modernismo no había podido
solucionar ya había sido resuelto por la historieta al situarse en ese entremedio
(Carrier, 2000: 74):
Comics permit us to see, in retrospect, what was the essence of painting […] They
show how the needs of narrative painting naturally led to the employment of speech
balloons and visual sequences. Comics thus make explicit the problem implicit in
narrative painting: How is it possible to tell a story without reference to some prior
text? […] Far from being an odd or marginal form of visual art, comics are of cen-
tral importance because they thus mark the natural limits of this mainline modernist
tradition […] What defines narrative in the comic strip is that picture and text work
together to tell one story.
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A comic strip uses text and picture to tell one story – and so it is unified insofar as
every element, visual and verbal, contributes to that end. Rationally speaking, why
should there be any potential conflict between words and pictures when they work
together to achieve a single end? A painting has many parts; a novel, many words;
a comic, many images and words: we synthesize that multiplicity of elements to
experience the artwork’s unity […] the unity in comics of image and text is, ideally,
as close a bond as this unity of body and soul bound together to form a person […]
comic-strip narratives thus show what it is to be a person.
[…] why was it only in the early twentieth Century that the comic strip was devel-
oped, when the techniques of balloons and image sequences had long been avail-
able? That question is easy to answer. Only when newspapers needed to attract a
newly literate mass audience was there reason to make these images. Once that need
was felt, it was easily satisfied; the invention of comics required only adaptation of
2. En un inicio, los editores no creyeron que la tira calificara para la sección de tiras cómicas,
y la pasaron a la sección de Arte y Drama. Fue la admiración personal de William Randolph
Hearst la que hizo que Krazy Kat pasara la sección de los funnies, y dio a Herriman completa
libertad creativa. Este cambio popularizó definitivamente la serie.
3. «[…] el encuentro de dos realidades distantes en un plano ajeno a ambas», había dicho Ernst
(citado en Danto, 2009 [1997]: 28).
pablo turnes El mundo según el gap. La historieta como filosofía del arte 147
an already existing visual technology, the speech balloon, and development of the
closely narrative sequence.
Así concluye una larga línea que según Carrier va de Giotto al Impresionis-
mo. La solución que parece tan simple, incluso obvia, no lo fue del todo porque
justamente incluso cuando lo que se atacaba era el canon impuesto a priori –en
sus múltiples versiones, de Vasari a los manifiestos–, los términos del conflicto
seguían siendo los mismos, como la serpiente que mordiéndose la cola hasta
confundirla con su cabeza deviene infinita. El arte, así planteado, se encontraba
con sus propios límites al intentar llegar a las masas sin cambiar su naturaleza.
Solo un objeto que tuviera un contacto cotidiano, directo, público y privado a la
vez, con sus lectores podía cumplir con la fórmula hegeliana según la cual solo
se completaría el ciclo cuando la distancia entre sujeto y objeto fuera abolida.
Suena pretencioso y hasta absurdo pensar que semejante sentencia se vea concre-
tada en algo tan trivial como una historieta. Si se tiene sentido del humor, podrá
apreciarse el papel de la ironía en la historia.
Y ciertamente no es un factor a ser subestimado. La crítica que Carrier rea-
liza a Danto es justamente esa: Danto señala la trampa en la que caen Gombrich
y Greenberg –de quienes se propone como sucesor–, cuando afirma que sus
visiones como críticos de arte no pudieron incluir la Brillo Box de Warhol, con
lo que todo el edificio teórico se derrumbó. Pero al mismo tiempo Danto elige
1964 como el año donde la abolición hegeliana entre sujeto/objeto se concreta
porque no puede ver fuera del circuito que ha sido constituido por ese arte que
ha llegado a su fin (Carrier, 2000: 118-122):
Danto urges that in his posthistorical era pluralism is possible, but already in
Greenberg´s era that was true; the more the history of modernism is rewritten, the
clearer it will be that art’s situation for a long time was already posthistorical […] I
deny Danto’s claim the he is describing history as it really is and not merely offering
one imaginative reading of the evidence […] (Danto’s) identification of the role of
Warhol’s Brillo Box is entirely consistent with other descriptions of the history of art
in which the ending is located at another moment or has not yet occurred and may,
for all we know, never occur.
En un cuadro, las palabras poseen la misma sustancia que las imágenes. Vemos de
otro modo las imágenes y las palabras en un cuadro.
René Magritte
5. «Juxtaposed pictorial and other images in deliberate sequence, intended to convey information
and/or to produce an aesthetic response in the viewer».
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6. McCloud refiere específicamente al término gap tal cual fuera formulado por Marshall
McLuhan, en sus obras The Medium is the Message: An Inventory of Effect y Undertanding
Media: The Extensions of Man, título que McCloud retoma explícitamente en su obra.
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Referencias bibliográficas
Abstract: This paper addresses one of the central problems that comic’s research-
ers face in their activity. The preservation, cataloguing and archiving of graphic
images is often left to private collector’s personal interest and taste. Paradoxically,
in the era of an explosion of memory studies and an obsession with archives, we
witness the disappearance of sources and documents. How to rank the materials?
What is to be saved? The constitutive tension between art and market seems to
move towards the lack of conservation and safeguard policies. The main goal of
these pages is to provide a critical view and to open a debate.
Resumen: Este ensayo aborda uno de los problemas centrales que enfrentan los
investigadores de historieta y humor gráfico. La preservación, catálogo y archivo
de un banco de imágenes gráficas queda librado, muchas veces, al interés personal
y gusto de los coleccionistas privados. Paradojamente, en una época de explosión
de la memoria y obsesión por el archivo, asistimos al desvanecimiento de fuentes y
documentos. ¿Cómo jerarquizar los materiales? ¿Qué guardan los que guardan? La
tensión constitutiva entre arte y mercado de la historieta parece trasladarse a la falta
de políticas de archivo y conservación. En estas páginas la intención es brindar una
mirada crítica y abrir el debate.
1. Este artículo forma parte del proyecto de investigación científica (programación 2011-2014):
Historia de los medios en América Latina. Problemas de historiografía y archivo dirigido por
la Dra. Mirta Varela y el Dr. Mariano Mestman, Universidad de Buenos Aires, Secretaría de
Ciencia y Técnica.
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2. Por su parte, las investigaciones recientes sobre humor e historieta de los últimos años se
abocan a la reconstrucción de una historia relativamente reciente. En algunos casos, sus actores
todavía están vivos y pueden ser entrevistados de modo que las tesis suelen entremezclan las
fuentes primarias (diarios, revistas) con la historia oral de sus protagonistas.
3. Sintéticamente me refiero al fondo de publicación de empresas como editorial Abril, Frontera,
Dante Quinterno, Manuel Lainez, Récord, Códex y Columba entre otras.
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 157
Ahora bien: cada vez más las decisiones personales y por lo tanto relativas
son las que construyen el patrimonio de la historieta nacional en la Argentina. La
operación que Raymond Williams llamó «tradición selectiva» parece cobrar más
fuerza que nunca en tanto los residuos del pasado y sus versiones son utilizados
«con el objeto de ratificar el presente y de indicar las direcciones del futuro»
(Williams, 137: 1980).
Siguiendo esta perspectiva, si la moda académica (de la que ninguna disci-
plina está exenta) pondera el estudio de determinadas etapas, autores o editores
por sobre otros recortes posibles, llegará un punto en donde el armado de un cor-
pus deberá realizarse conforme a lo disponible y ajustar las hipótesis a un puñado
circunstancial y precario de fuentes sobrevivientes. Dicho así, el panorama no
puede ser más desolador. No es mi intención asumir una postura pesimista pero
los hechos son evidentes: no hay políticas públicas de archivos de historieta en
Argentina.
Si bien durante los años de apogeo de la industria no existieron programas
de resguardo y no se le exigió a los editores el depósito legal de ejemplares ello
no justifica la omisión y negligencia actual en la materia. Todo lo contrario: la
adquisición de colecciones de revistas por parte de las hemerotecas públicas y de
originales para acrecentar el valor patrimonial de los museos es el primer paso
de una política nacional que busque revertir la situación.5
Por supuesto, no todo es memorable ni merece su preservación. El problema
de la jerarquización de documentos es sustancial y previo a cualquier política de
archivo. ¿Vale la pena acumular todas las revistas de historietas o la sociedad y
su historia pueden escribirse sin ellas? ¿Cómo ponderar y discriminar el registro?
El culto por los documentos no es en sí mismo «positivo» ni el conservadurismo
apasionado tiene un sentido histórico. Siguiendo la perspectiva planteada por
Mirta Varela (2004: 9-10):
Intentar escribir una historia de los medios en la Argentina, donde los archivos
no existen o están diezmados es una tarea tan tediosa, tantas veces frustrante y
agotadora, que puede llevar fácilmente a ocultar o hacer a un lado los problemas
metodológicos que supone escribir una historia de los medios en estas o en mejores
condiciones. En este sentido, la tarea de construcción de archivos, o la defensa de
los mismos, no debiera confundirse con la escritura de la historia. Esto no implica
en modo alguno desdeñar la importancia de la construcción de archivos de medios
de comunicación, sino establecer mínimas distinciones sobre cuestiones que en la
práctica, suelen prestarse a confusión. Solo para pensar en las consecuencias de
un conservacionismo radical (si semejante conjunción fuera posible), vale la pena
proyectar la tarea de un futuro historiador de la televisión actual o de Internet que
dispusiera de todo lo que circula actualmente por esos medios. Funes el memorioso
parece un sueño feliz frente a la pesadilla de imaginar el agobio de alguien que de-
biera enfrentarse a un archivo semejante: ¿por dónde empezar? ¿cómo jerarquizar?
que no tiene acceso a las películas originales. Por otra parte, la falsificación de
historietas para un estudioso del dibujo es una tarea relativamente sencilla. Com-
prar por internet un original de Copi o de Quino es una práctica recurrente en la
que no solo caen incautos e inexpertos. No podría detenerme en el tema pero
la problemática afecta directamente a la propiedad intelectual de los autores y es
un negocio más habitual de lo que se cree.
A las preguntas de por qué una pintura vale más que otra, quién fija cuánto
cuesta un cuadro o bien por qué los museos conservan determinadas piezas y
no otras, cabe acentuar el interrogante y advertir que en las últimas décadas un
original de historieta (una plancha, una tira, un dibujo) conmutaron su valor en
mercancía y pasaron a ser «objetos de arte». El problema es que estos objetos
recientemente incorporados al campo artístico todavía siguen en la orfandad
política e institucional.
En los últimos años, ha cobrado relevancia la figura del curador en los fes-
tivales y muestras de historietas. Su rol abre el circuito de circulación cultural
al establecer vínculos con galeristas, museos e instituciones. En todos los casos,
el propósito es desmontar jerarquías: un arte marginado es legitimado como
producción estética. Se producen costosos catálogos y libros en los salones de
exhibición.
Esa viñeta que otrora fue reproducción en una revista masiva y popular,
hoy es exhibida en el museo. En abril de 2008 la acuarela realizada en 1932
por Hergé para la portada de Tintín en América fue subastada en París por 1,2
millones de euros y meses antes Bleu sang, de Enki Bilal, fue vendido por
177.000 euros. El dato da cuenta de una realidad completamente diferente a la
Argentina.
El mercado de la Bandé Dessinée en Francia no solo está incorporado al
campo artístico sino que hace décadas que el Estado lleva adelante una política
de archivo, difusión y promoción en la materia. No tendría ningún sentido copiar
o trasladar el modelo francés a la Argentina y la construcción de una «ciudad de
la historieta»7 parece poco menos que un absurdo. No obstante, planificar una
hemeroteca de revistas o dar espacio a políticas de archivo y preservación no
es un objetivo inalcanzable. Al fin y al cabo, son las instituciones públicas las
encargadas de preservar y poner a disposición de la ciudadanía el patrimonio
bibliográfico, hemerográfico y archivístico.
con el coleccionista que los posee se obtuvo ese material y se digitalizó en alta calidad. De
todas maneras, el tercio restante de las páginas de la clásica serie tuvieron que ser tomadas
de publicaciones ya en circulación. Obviamente, la calidad de reproducción no es la misma
cuando se toma la imagen de una revista y no desde la pieza original.
7. Ver para el caso: http://www.citebd.org/
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 161
Una política de archivo es sobre todo una política sobre lo que se recuerda
y lo que se olvida, una política de memoria y una dimensión de la escritura de
la historia. Si el objetivo es convertir un objeto en documento, una revista en
fuente historiográfica: ¿cuál es el sentido de la guarda?, ¿qué utilidad, cualidad
y criterio debe tener un archivo?
Una pregunta que podemos hacernos es cuáles son las motivaciones ini-
ciales del coleccionismo de historietas. ¿Cómo surgió el hábito que da origen a
un mercado que funciona en paralelo a la industria editorial? En la Argentina, en
una coyuntura histórica determinada los originales de historieta formaron parte
de una actividad cultural y de una práctica de distinción social. En el tráfico del
coleccionismo se pueden rastrear gustos, intereses y representaciones del arte
muy distintos entre sí. No todos los coleccionistas persiguen la búsqueda de
legitimación.
Se trata de una práctica cuyos métodos son, en general, poco sofisticados.
Los coleccionistas construyen su archivo según sus capacidades técnicas y posi-
bilidades económicas de almacenamiento y transmisión del legado. Pero tam-
bién, según sus habilidades y saberes. Las colecciones privadas de aficionados,
fanáticos y hobbistas muchas veces siguen un criterio basado en la nostalgia y
gusto personal.
Ahora bien, el coleccionista, según Walter Benjamin, es un «personaje»
clave para entender la modernidad decimonónica ya que es quien se encarga de
transfigurar los objetos al quitarles su carácter de mercancía. En su inconcluso
trabajo Proyecto de los pasajes, otorga al coleccionista un lugar capital a la hora
de reconstruir el imaginario de la modernidad parisina (Benjamin, 2002).
El coleccionista de historietas y el comprador de originales lejos de realizar
selecciones aleatorias y eclécticas, tiene una idea rectora en mente: la idea de
serie o de modelo, en donde cada dibujo adquirido no es más que un eslabón
de una cadena mayor. Es en este sentido, que pueden observarse las relaciones
con el coleccionista benjaminiano. Ambas prácticas se apartan del típico con-
sumo burgués que solo aspira a la distinción social.
Es decir, la compra de historietas ya publicadas o inéditas reporta una uti-
lidad para su propietario. Ese sentido práctico propone insertar las piezas en un
relato artístico, en una serie, en la dimensión pública (presente o futura) de los
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3. Conclusiones parciales
formaciones que han tenido lugar en el mercado del arte a partir de estrategias
que puso en marcha la industria de las narrativas dibujadas.
Las novedades introducidas en el campo, sus reformas y vaivenes forman
parte de discursos activos y configuradores de los debates culturales en la ac
tualidad. Por supuesto, el mercado de compra-venta no es uniforme ni crece a un
ritmo sostenido en todos los países. Hay coyunturas especulativas en donde la
venta asciende y no todos los profesionales acceden al circuito de este negocio.
Por otra parte, si bien archivar parece ser el imperativo de la época, al mis-
mo tiempo, aquellas fuentes que se preservan y las que se descartan parecen
responder a un status historiográfico del que todavía no tenemos demasiada
consciencia. El campo de estudios sobre historieta y humor gráfico es relativa-
mente, un campo reciente y poco consolidado. El problema aquí es doble: ¿para
qué guardamos lo que guardamos?, y desprendiéndose de esta pregunta: ¿cómo
jerarquizamos y valoramos ese registro?
Va siendo hora de que se produzcan políticas de documentación para su
reproducción y transmisión por medios digitales. De esta forma los fondos de
coleccionistas, investigadores y profesionales podrán estar articulados de manera
coherente y global y los archivos fragmentados podrán reagruparse en su virtu-
alidad. En Argentina, los investigadores de «narrativas gráficas» atesoramos en
nuestras colecciones privadas revistas fuera de mercado, historietas y rarezas de
un tiempo en donde la industria producía para las masas de lectores y las tiradas
eran de millares de ejemplares semanales.
Esos vestigios o huellas de un «pasado dorado» se traducen en testimo-
nios, documentos, imágenes o discursos y construyen un relato prolífico para
la crítica y la historia. Desde ya ese relevamiento no puede ser exhaustivo y el
corpus siempre estará ceñido a los intereses y perspectiva del investigador. Pero
el problema es previo: ¿dónde ir a buscar esas revistas populares y esos álbumes
«del continuará»?
Como vimos, en el caso del humor gráfico hay políticas de archivo debido a
la intensa y prolífica relación entre política y caricatura; prensa satírica y prensa
política. Aunque las dificultades no están saldadas, en las hemerotecas nacionales
y regionales se conservan diarios y colecciones completas de publicaciones de
humor gráfico y prensa ilustrada. Quizá sea por ello que los trabajos más impor-
tantes y reveladores de los últimos años se han dado en esta área de estudios.
La complicación aumenta cuando lo que buscamos analizar son las historie-
tas de aparición semanal o quincenal de edición masiva y popular. De esas colec-
ciones no disponemos de archivos completos y mucho menos en buen estado,
accesibles y catalogados para su consulta pública. En su defecto, es encomiable
el trabajo que han realizado los mismos profesionales del medio y los lectores.
La falta de políticas de archivo de historietas es la historia de una ausencia,
de una emigración, desplazamiento y privatización permanente. Todo ello se
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 165
Referencias bibliográficas
Anexo
Figura 1
Pif- Paf, número 43, año 4,
Editorial Récord
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Figura 2
Super Skorpio, número 141, año 1987,
editorial Récord
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 169
Figura 3
Corto Maltés, número 3, año 1,
Editorial Récord, 1974
170 clr
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Figura 4
Ernie Pike, Corresponsal de Guerra,
«Colección Batallas Inolvidables»,
año 3, número 17,
Editorial Emilio Ramírez,
director: Héctor Oesterheld
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 171
Figura 5
Revista Supercolor Fantasía, editorial Columba,
número 42, año iv, 1979
172 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.11 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 155-174
Figura 6
Revista Intervalo Extraordinario, editorial Columba,
año xxv, número 323,
enero 1974
laura vázquez Sobre el estado de los archivos de historieta en Argentina: entre investigadores y coleccionistas 173
Figura 7
Revista Fierro, número 1,
septiembre de 1984, Ediciones de la Urraca
174 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.11 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 155-174
Figura 8
Superhumor, número 29, 1983,
Ediciones de la Urraca
cultura, lenguaje y representación / culture, language and representation ˙ issn 1697-7750 · vol. x \ 2012, pp. 175-191
revista de estudios culturales de la universitat jaume i / cultural studies journal of universitat jaume i
doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.12
Abstract: We present the basic concepts for a comic book sociology that may
dwell upon its history as field. Our theoretical framework, following Pierre
Bourdieu, requires that we construct as field the studding of positions and rela-
tions that are formed around comics, the habitus of the social agents that occupy
such positions, as well as practices that define the configuration of the field, its
rules, its functioning across time. To understand the various degrees of autonomy-
dependence in the production, as well as also the competition between the new
and the old in the historical processes that can transform the field, it is the key to
study the relationships between the field of comics and others fields, especially
capitalist business and the professional evolution of the agents involved (publish-
ers, scriptwriters, draftsmen, readers).
1. Introducción
«Se supone que se trata de un artículo sobre historietas pero parece distante
de las mismas. Utiliza un lenguaje no usual en los estudios» (salvo para aque-
llos familiarizados con la sociología, particularmente con la de Pierre Bourdieu
[1988, 1995], y con las indagaciones específicas existentes desde esta pers-
pectiva). Los estudios sobre historietas se han desarrollado básicamente desde
perspectivas semióticas o relacionadas con las teorías literarias (narratología,
teoría de la enunciación, etc.), orientaciones que han realizado los aportes más
significativos para la compresión de la historieta. Pero el grueso de «los textos
sobre historietas», particularmente los libros que más han circulado, adolecen de
unos grados diversos y sorprendentes de ateoricidad. Son crónicas, con una que
roberto héctor von sprecher El desmontaje de creencias bien fundadas 177
1. Japón conserva la denominación propia: manga. Lo cual tiene que ver con un modo de
producción que tiene una fuerte identidad, diversidad, e importante mercado interno.
178 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.12 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 175-191
existe más de una sociología desde la cual sería posible abordar nuestro objeto
de estudio. El párrafo inicial incluyó apretadamente una síntesis que supone para
su comprensión, pero no solo, una noción básica de la teoría de Pierre Bourdieu
(1988, 1995). También habría que señalar que esto es un artículo y no un libro,
por lo tanto, el desarrollo de la teoría, y su relación con la empiria, es limitada
e incompleta.
Al final del texto, y previamente a la bibliografía, incluimos un gráfico, sim-
plemente a modo de ejemplo sobre cómo se podría construir un mapa del campo
de la historieta para alguna situación específica, más allá de que la mayoría de
sus elementos pueden estar presentes en cualquier mapa.
2. Desarrollo
2. Podríamos pensar en una apuesta que prescinde de aquella otra que supone la historieta que
se hace para llegar al gran público, para obtener una paga, o que plantea que se debe facilitar
la comprensión al lector, lo que redundaría en mayores ventas. Tendencialmente hay más
posibilidades de que estas prácticas aparezcan cuando aumentan las regiones de autonomía; por
ejemplo, con la digitalización e Internet que posibilitan nuevos formatos y modos de producción.
180 clr
˙ doi: http://dx.doi.org/10.6035/clr.2012.10.12 ˙ issn 1697-7750 · vol x \ 2012, pp. 175-191
Muy distinta es la illusio de aquel productor cultural real para quien, desde el
comienzo, o en algún momento de su trayectoria, la libido puesta en juego busca
la profesionalización, por lo tanto trabajo rentado. Ese productor cultural real,
reflexivamente o no, está objetivamente aceptando, convalidando, y por tanto
reforzando, la dominación del campo económico sobre el campo de la historieta.
Se podría decir que se condenan al artesanado, a condenar el arte y a la defensa
del mercado. Podemos verlo, por ejemplo, en declaraciones de Hugo Pratt, quien,
sin embargo, fuera un innovador de la historieta como dibujante en la historieta
argentina de los cincuenta, pero especialmente –como guionista y dibujante al
mismo tiempo– a partir del comienzo de la publicación de El Corto Maltés en
Europa desde 1967 (Cáceres, 2011: 11):
3. Aquí aparece una cuestión que también es clave y no podremos desarrollar más que
complementariamente en este artículo: las innumerables modificaciones, y apertura a
posibilidades antes inéditas, que implica la informatización y la aparición de Internet,
que afectan a campos, regiones, habitus, prácticas, relaciones entre posiciones y, que
especialmente, contribuye al crecimiento de regiones de autonomía al modificar los criterios,
agentes y mecanismo de consagración.
roberto héctor von sprecher El desmontaje de creencias bien fundadas 181
ante los cuales el lector se detenía a contemplar soberbios frescos acerca del mundo
medieval y pasaba por alto el relato.
El envejecimiento de los autores, de las obras, o de las escuelas es algo muy distinto
del producto de un deslizamiento mecánico hacia el pasado: se engendra en el com-
bate entre aquellos que hicieron época y que luchan por seguir durando, y aquellos
que no pueden hacer época sin remitir al pasado […].
4. Cuando al existir un campo de investigación sobre este objeto particular dicho campo se solapa
y se engrampa al de la historieta, posicionando a los investigadores en él mismo y pudiendo
producir efectos aunque solo sea por el reconocimiento como objeto digno de estudio (en
contra de las corrientes que han considerado a la historieta como un objeto que no merecía ser
considerado en las universidades, por ejemplo).
roberto héctor von sprecher El desmontaje de creencias bien fundadas 183
Hasta los noventa, la historieta argentina funciona como una industria cul-
tural, salvo las excepciones de la denominada primavera de los fanzines con la
vuelta de la democracia (Barreiro, 1998). Dentro de esas condiciones de pro-
ducción se realizan visibles operaciones de modificación de posiciones –por lo
tanto, de la aparición de nacimientos y envejecimientos, y de normas sobre la
forma correcta de hacer historietas–. El caso más notable es el de Carlos Trillo,
al que acompaña inicialmente Guillermo Saccomanno, que durante los setenta
realizan por entregas una Historia de la Historieta en la revista Tit-Bits, que va
a ser recopilada en formato libro por Ediciones Record, la editorial comercial en
la cual trabajaban, en 1980, como La historia de la historieta argentina y que se
va a convertir en la historia oficial (von Sprecher y Pestano, 2010). Señala Lucas
Berone (2010: 1):
Esto es lo que hace a Trillo una especie de banquero simbólico con un fuerte poder
de mediación sobre la circulación –y el consumo y producción– de mercancías;
o sea, siempre y cuando hablemos de producción, circulación y consumo como
momentos separados solo analíticamente.
que prescinde casi siempre de los textos de apoyo que proliferaban en Editorial
Columba. Trillo adopta, y propone, una nueva norma que venía a plantear que
no se debía decir con textos de apoyo aquello que se podía decir con imágenes,
y que, en todo caso lo que era remitido por necesidades narrativas a los textos
de apoyo podía serlo a los globos de parlamentos o pensamiento, aunque ello
supusiera una contradicción parcial con la forma de narrar de Oesterheld, a quien
recurre para re-consagrarlo y, en esa misma operación, consagrarse.
El caso de Carlos Trillo es importante en tanto sigue hasta el momento de su
muerte en mayo 2011, realizando operaciones para mantenerse entre los nuevos,
entre la vanguardia, mostrando competencia para ajustarse y reubicarse ante
profundos cambios del campo, ante los cuales buena parte de sus colegas quedan
desajustados o trabajando exclusivamente para el mercado externo (Italia, prin-
cipalmente), para el cual Trillo también trabaja como un guionista reconocido y
consagrado.
Los párrafos anteriores introdujeron una cuestión central a todo campo:
los criterios, mecanismos y agentes de consagración. Son aquellos agentes que
realizan una valoración, casi siempre en lucha con otras, que suponen un reco-
nocimiento que puede ser tanto de las historietas como de los editores (como
de los propios críticos que también juegan el juego de unir o romper filas). Este
reconocimiento constituye un capital simbólico, que es un capital adjetivo que
se agrega a los otros capitales –sustantivos–, y si bien normalmente se considera
al capital simbólico en cuanto reconocimiento positivo también puede tratarse de
un capital simbólico denegatorio, por ejemplo, si se afirmara que las historietas
de El Guerrero del Antifaz son arcaicas (Williams, 1982). Según el momento
histórico, los agentes de consagración pueden ser los editores, los productores
culturales reales (los colegas), los premios que otorgan instituciones y asocia-
ciones (el Premio Will Eisner o el Yellow Kid), los críticos (que publican en
papel o en Internet), los lectores, etc. Los agentes privilegiados de consagración
y los criterios de consagración son indicadores claves para determinar el gra-
do de dependencia-autonomía del campo y sus regiones. Si el nivel de ventas
es el criterio central, tenemos un indicador de que el campo está dominado por
el campo empresarial capitalista, la consagración es heterónoma, proviene de
otro campo. También es heterónoma cuando desde el campo del arte se consa-
gran historietas como obras de arte, como ocurriera, por ejemplo, en la Muestra
del Louvre de 1967 y con la Bienal Internacional de Buenos Aires de 1968.
Cuando se denomina novela gráfica (en su uso actual) a la historieta se está
recurriendo a una etiqueta que produce varios sentidos: se utiliza una denomi-
nación que proviene del campo de la literatura (una de las artes clásicas) como
gesto heterónomo de reconocimiento, allodoxia por lo tanto, gesto externo de
préstamo de capital simbólico (reconocimiento como arte) y al mismo tiempo
se contribuye al campo empresarial que puede vender esas historietas en lugares
roberto héctor von sprecher El desmontaje de creencias bien fundadas 185
que no son aquellos en los cuales está ha sido vendida habitualmente, con unas
ediciones que tienen unas características que no son las que han prevalecido his-
tóricamente y que las acercan en formato y precios a los libros que reproducen
obras de arte. El movimiento heterónimo de reconocimiento puede provenir de
los agentes del propio campo de la historieta: Alan Moore –célebre guionista
británico, consagrado en el mercado estadounidense–, que repudia el uso del tér-
mino novela gráfica y ha modificado las normas del campo sobre los superhéroes
con Watchmen, sin embargo se designa a sí mismo como un mago y a la magia
como un arte y en consecuencia se auto designa como artista. En cambio aquellos
productores culturales reales que se consideran profesionales tienden a rechazar
el reconocimiento de la historieta como arte. Se puede hipotetizar que este re-
chazo, con frecuencia colérico, deviene de que reconocer la historieta como arte
implica cambiar la posición (el oficio) de guionistas y dibujantes y, por lo tanto,
las normas del campo y la forma misma de vivir.
Pilar Heredia ha explicado algunas de las cuestiones que ponen en movi-
miento el solapamiento, las relaciones, entre el campo del arte y el campo de
la historieta, en un texto donde hace hablar a ciertos críticos locales, en una
situación ficticia, a partir de sus propios textos, así en uno de sus parlamento el
personaje Reggiani de este ensayo afirma (Heredia, 2012: 2/3):
al menos, ante una región autónoma del campo o un campo con un extenso espa-
cio de autonomía. Hay que tener en cuenta (Bourdieu, 1995: 214) que:
con más precisión es en una historieta de Paco Roca, El Invierno del Dibujante
(2010), que narra cómo –a fines de los cincuenta– un grupo de dibujantes de
Editorial Bruguera (la editorial de mayor importancia económica durante mucho
tiempo) llevó adelante la revista Tío Vivo, buscando la independencia de aquella
gran editorial, convirtiendo productores culturales reales en editores (proceso
que ha sido bastante frecuente en Argentina) y fracasó.
La competencia por la legitimidad, obviamente, varía fuertemente en cri-
terios, mecanismos y agentes de consagración, en los procesos de construcción
de lo nuevo y lo viejo, según las regiones de los campos que, obviamente, no
son homogéneas. Asimismo varían la génesis de los habitus de los agentes y
sus trayectorias. Puede ser frecuente que quienes se posicionen inicialmente en
regiones autónomas terminen emigrando a regiones dominadas, movilidad ten-
dencialmente sustentada por el capital conformado en las más autónomas (el in-
terés que con el tiempo puede brindar el desinterés inicial), con la implicancia de
poder seguir sosteniendo las formas y los criterios de producción conformados
previamente. En términos de Williams, una producción alternativa se convierte
en innovación (Williams, 1980, 1982).
3. Cierre
Gráfico
Campo historieta realista argentina
roberto héctor von sprecher El desmontaje de creencias bien fundadas 189
Referencias bibliográficas
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mente todas las obras citadas en el texto.
- Los apellidos e inicial del autor/es irán en negrita y letra versal.
a) Libros
Said, E. W. (1978): Orientalism, Harmondsworth, Penguin.
b) Dos o más autores
Du Gay, P.; S. Hall; L. Janes; H. Mackay; K. Negus (1997): Doing Cultural
Studies: the Story of the Sony Walkman, London, Sage / The Open University.
c) Libros con editor
Hall, S.; D. Hobson; A. Lowe; P. Willis (eds.) (1980): Culture, Media,
Language, London, Hutchinson.
d) Artículos en publicación periódica
Nadin, M. (1984): «On the Meaning of the Visual», Semiotica, 52: 45-56.
Burgess, A. (1990): «La hoguera de la novela», El País, 25 de febrero, 1-2.
e) Capítulo de libro colectivo
Hall, S. (1980): «Encoding/Decoding» en Hall, S.; D. Hobson; A. Lowe; P.
Willis (eds.) (1980): Culture, Media, Language, London, Hutchinson. 128-138.
Cuando el libro colectivo aparece citado en la bibliografía es suficiente con
hacer la referencia abreviada:
Hall, S. (1992): «The West and the Rest» en Hall, S.; B. Gieben (eds.)
(1992: 25-37).
f) Año
Cuando exista más de una publicación del mismo autor y del mismo año, se
indicará por medio de una letra minúscula en cursiva, separada del año por
un espacio.
Lukács, G. (1966 a): Problemas del realismo, México, fce.
— (1966 b): Sociología de la literatura, Barcelona, Península.
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a) Books
Said, E. W. (1978): Orientalism, Harmondsworth, Penguin.
b) Two or more authors
Du Gay, P.; S. Hall; L. Janes; H. Mackay; K. Negus (1997): Doing Cultural
Studies: the Story of the Sony Walkman, London, Sage / The Open University.
c) Book by an editor
Hall, S.; D. Hobson; A. Lowe; P. Willis (eds.) (1980): Culture, Media,
Language, London, Hutchinson.
d) Article in a Journal or Periodical
Nadin, M. (1984): «On the Meaning of the Visual», Semiotica, 52: 45-56.
Bate, J. (1999): «A genious, but so ordinary», The Independent, 23 January, 5.
e) Chapter or section in a collective book
Hall, S. (1980): «Encoding/Decoding» in Hall, S.; D. Hobson; A. Lowe; P.
Willis (eds.) (1980): Culture, Media, Language, London, Hutchinson. 128-138.
When the collective book already appears in the “Works cited”, a short
reference might be used:
Hall, S. (1992): «The West and the Rest» in Hall, S.; B. Gieben (eds.)
(1992: 25-37).
f) Year
When there are two or more works by the same author with the same
publishing year, they should be listed adding a correlative letter in italics,
separated by a space from the year.
Eagleton, Terry (1976 a): Criticism and Ideology, London, New Left Books.
— (1976 b): Marxism and Literary Criticism, London, Methuen.
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