Uso de Antibióticos en Pacientes Adultos Mayores
Uso de Antibióticos en Pacientes Adultos Mayores
Uso de Antibióticos en Pacientes Adultos Mayores
El propósito de estos cuadernillos es el de otorgar una base racional para la utilización de los
nuevos antimicrobianos, así como para la consideración de las nuevas indicaciones de las viejas
drogas y para el uso de los métodos de diagnóstico. Se hará énfasis en las indicaciones, la
dosificación -y las necesarias adecuaciones a peso y otras variables fisiológicas-, así como en
aspectos de la reconstitución y conservación. No se pretende hacer una revisión bibliográfica
exhaustiva de los temas, sino mostrar los resultados de esa tarea efectuada por miembros de la
CUAR, pasada por el tamiz de la consideración de la evidencia disponible, con el objetivo de
mejorar los resultados de nuestros pacientes y combatir la resistencia devenida del uso inadecuado
de los antimicrobianos.
MARZO 2018
Autores:
Adriana Basombrío, Germán Bernardi, Javier Desse, Lautaro de Vedia, Vanesa Kaneshiro
Introducción
Un reporte del año 2015 señalaba que el 8,5% de la población mundial era mayor a 65
años de edad, esto representaba 617 millones de habitantes1. Se estima que para el año
2050, ese porcentaje ascenderá al 21.4%2. Este creciente grupo de personas adultas
mayores es más vulnerable a las infecciones3, las cuales -a su vez - constituyen la
principal causa de muerte, fundamentalmente en los países de ingresos bajos.
Las manifestaciones clínicas de las infecciones en los adultos mayores son muy variables
y distintas de las observadas en otros grupos etarios4, en parte debido a numerosos
cambios fisiológicos que se producen en relación al envejecimiento (mala regulación de la
temperatura corporal, malnutrición, déficit cognitivo, entre otros)5. En virtud de esto, el
diagnóstico puede constituir un desafío, ya que por ejemplo, es infrecuente observar
fiebre o escalofríos, por lo que el índice de sospecha de infecciones debe ser alto,
especialmente ante cualquier modificación brusca en los signos vitales o cambios
recientes no explicables en el estado funcional y/o mental del anciano. El diagnóstico
también es complejo y a menudo tardío, debido a la presencia de dificultades en la toma
de muestras (incapacidad de expectorar, dificultad en obtener cultivos de orina no
contaminados), en la valoración del significado clínico de una muestra positiva, en la
interpretación de la radiología y por las características del entorno donde está el anciano
(dificultad para la movilización)6.
Las infecciones prevalentes en este grupo de pacientes son las siguientes78: infecciones
del tracto urinario (ITU), neumonías, infecciones de piel y estructuras relacionadas,
gastroenteritis e infecciones asociadas a dispositivos protésicos.
En todos los casos, y debido –en parte- a las comorbilidades que suelen acompañar la
vida adulta y los fenómenos de inmunosenescencia naturales, la incidencia y severidad de
estas infecciones en pacientes adultos mayores son sustancialmente más importantes en
comparación con la observada en grupos etarios de menor edad9.También se observan
en ellos algunas particularidades de tipo epidemiológico que incrementan el riesgo de
infección, como por ejemplo: la residencia en instituciones geriátricas, o bien la mayor
frecuencia de hospitalizaciones, con estadías más prolongadas y con mayor tasa de uso
de catéteres o dispositivos externos. Finalmente, el traslado de un paciente desde un
instituto de cuidados crónicos a un hospital y el posterior retorno a la institución puede
favorecer la diseminación de patógenos resistentes dentro de la misma. Por otra parte, la
prescripción de antimicrobianos (ATM) en las instituciones de cuidados crónicos es a
menudo inapropiada: un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos encontró entre un
25 y un 75% de prescripciones inadecuadas en este tipo de instituciones10.
El mayor riesgo de eventos adversos o de interacciones medicamentosas dañinas, y el
potencial rol de los adultos mayores como reservorios de patógenos resistentes justifican
una exhaustiva consideración de las reales necesidades de antibioticoterapia en cada
caso. Por esta razón, y dadas las peculiaridades fisiopatológicas que se observan en esta
población, es necesario considerar de manera especial el uso de antibióticos en ella.
La inmunosenescencia referida incluye: la declinación en los valores absolutos de
inmunoglobulina; las células B disminuyen su activación con la consecuente proliferación.
Existe una susceptibilidad única incrementada a las infecciones, en especial aquellas
producidas por gérmenes capsulados. Hay disminución del número absoluto de células T
y deterioro en la regulación con otros componentes de la inmunidad celular, así como
barreras físicas vulnerables a la infección, con pérdida de la función ciliar, fragilidad
cutánea y la mayor frecuencia de desarrollo de úlceras o isquemia. Otro aspecto a
considerar es la malnutrición. La fisiología del envejecimiento lleva además, al retraso en
la eliminación de medicamentos11.
Por otra parte, el envejecimiento produce una alteración gradual de la microbiota
intestinal. Dicha alteración se suma a la causada por el tratamiento antibiótico de las
frecuentes infecciones en el anciano, conduciendo a un empeoramiento de la disbiosis
microbiana y a un círculo de difícil resolución. Un claro ejemplo de esto último son las
infecciones por Clostridium difficile12.
a. Consideraciones farmacocinéticas
Los cambios fisiológicos que ocurren con el envejecimiento afectan los parámetros
farmacocinéticos de numerosos medicamentos, incluyendo los antimicrobianos1516 (Tabla
1), aunque la magnitud de estas alteraciones puede variar mucho de individuo a individuo.
Estos cambios afectan a cada uno de los pasos que debe atravesar un ATM tras ser
administrado:
Absorción: Uno de los principales cambios relacionados con la edad es la reducción en
la secreción ácida gástrica (hipo o aclorhidria) debido a la disfunción de las células
parietales de la mucosa del estómago. Algunos antimicrobianos (por ejemplo, itraconazol,
ketoconazol, sulfonamidas, dapsona, pirimetamina, atazanavir) reducen significativamente
su absorción en esta situación. Pero también es posible lo opuesto:los antimicrobianos
ácido-lábiles (ej.: eritromicina, penicilina) pueden ver aumentada su absorción, llevando a
concentraciones plasmáticas mayores que las esperadas, con mayor probabilidad de
potenciales efectos adversos17.El flujo sanguíneo esplácnico, incluyendo la circulación tal
tracto gastrointestinal, sufre un importante deterioro a partir de los 60-70 años..Esto puede
asociarse a una disminución en la absorción de algunas drogas como, por ejemplo,
algunas fluoroquinolonas. De todos modos, las alteraciones en la absorción, si bien son
impredecibles, en general son de consecuencias probablemente mínimas.
Distribución: Los cambios en la cantidad de agua corporal total (reducción de hasta el
15%) y en la proporción de tejido adiposo (se reducecasi a la mitad) determinan una
modificación del volumen de distribución y de la vida media para los antimicrobianos
liposolubles (aumentan) e hidrosolubles (disminuyen). El índice cardíaco disminuye
alrededor del 1% a partir de los 30 años;generalmente, el flujo sanguíneo se mantiene a
nivel de los músculos esqueléticos y de las arterias coronarias y cerebrales, pero pude
reducirse en el hígado, riñón y tracto gastrointestinal. Por lo tanto, las drogas
dependientes del flujo sanguíneo hepático o renal (aminoglucósidos, glicopéptidos, beta-
lactámicos, daptomicina) pueden tener una depuración más lenta. La reducción en los
niveles de proteínas plasmáticas que se observa con frecuencia en los adultos mayores,
junto con la mayor cantidad de medicaciones que reciben, puede llevar a una disminución
en la unión de los antibióticos a las proteínas, aumentando la fracción plasmática libre.
Metabolismo: No se dispone de mucha información que permita caracterizar
adecuadamente las alteraciones en el metabolismo de las drogas en las personas
ancianas. En general se espera que esté reducido a causa de la disminución en el flujo
sanguíneo hepático, de la masa hepática y de la actividad enzimática intrínseca de fase 1.
Por lo tanto, las drogas que tienen un primer paso metabólico en el hígado (cloranfenicol,
clindamicina) tendrán un incremento de sus niveles plasmáticos. Los sustratos del
citocromo P-450, como los macrólidos, antifúngicos, azólicos y antiretrovirales pueden
exhibir un aumento en la vida media en las personas ancianas15.
Excreción: Los diversos parámetros que evalúan la función renal, como la tasa de
filtración glomerular, el flujo sanguíneo renal y el clearance de creatinina, disminuyen con
el correr de los años. En pacientes jóvenes con función renal estable, los niveles
plasmáticos de creatinina, que es un producto del metabolismo muscular, sirven como un
buen predictor de la función renal. Pero en personas ancianas, en las que la masa
muscular está muy disminuida, la determinación de la creatinina plasmática puede
sobreestimar la función renal verdadera. Por lo tanto, cuando se prescriben antibióticos de
eliminación renal en adultos mayores se deben realizar ajustes de dosis o bien aumentar
los intervalos de dosis. La ecuación de Cockcroft & Gaulty la MDRD son los predictores
de la función renal más utilizados en pacientes adultos mayores18.
b. Impacto de la polifarmacia
Los pacientes adultos mayores presentan un elevado número de enfermedades
concomitantes, por lo que es habitual que reciban múltiples tratamientos. En un estudio
retrospectivo que incluyó pacientes mayores de 65 años de edad, se documentó una tasa
de polifarmacia (definida como la administración diaria de 5 o más medicamentos) del
39%19.
La polifarmacia se asocia con una elevada carga de eventos adversos relacionados con
las drogas, así como de un importante riesgo de interacciones medicamentosas
peligrosas, las que deben ser tenidas en cuenta cuando se prescriben antibióticos20.
Algunas de las interacciones farmacológicas con antibióticos más frecuentemente
observadas en pacientes adultos mayores son exhibidas en la tabla 221.
Conclusiones
Los profesionales de la salud deben manejar este tipo de información para asegurar
una prescripción antibiótica óptima, con el fin de disminuir los riesgos asociados y
el desencadenamiento de reacciones adversas inesperadas que pueden llevar a
ingresos hospitalarios evitables28.
Tabla 1. Consideraciones farmacocinéticas (Adaptado de Noreddin A.et al)17
Macrólidos
Azitromicina Fármacos que contengan aluminio o Disminución de la absorción de azitromicina
magnesio
Claritromicina y
eritromicina Bloqueantes cálcicos, inhibidores de Aumento de las concentraciones o efectos de
HMG-CoA-reductasa, ciclosporina, la droga interactuante; aumento de las
digoxina, teofilina, warfarina concentraciones del macrólido
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