Lucas, León y Luis empezaron a trabajar en la misma fábrica y tenían expedientes excelentes como peones. Sin embargo, sus expedientes cambiaron cuando obtuvieron puestos permanentes: Lucas llegaba tarde y faltaba al trabajo con frecuencia, a León no le gustaba su trabajo permanente y se quejaba constantemente, mientras que Luis continuó trabajando bien y su supervisor lo recomendó para un ascenso.
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Lucas, León y Luis empezaron a trabajar en la misma fábrica y tenían expedientes excelentes como peones. Sin embargo, sus expedientes cambiaron cuando obtuvieron puestos permanentes: Lucas llegaba tarde y faltaba al trabajo con frecuencia, a León no le gustaba su trabajo permanente y se quejaba constantemente, mientras que Luis continuó trabajando bien y su supervisor lo recomendó para un ascenso.
Lucas, León y Luis empezaron a trabajar en la misma fábrica y tenían expedientes excelentes como peones. Sin embargo, sus expedientes cambiaron cuando obtuvieron puestos permanentes: Lucas llegaba tarde y faltaba al trabajo con frecuencia, a León no le gustaba su trabajo permanente y se quejaba constantemente, mientras que Luis continuó trabajando bien y su supervisor lo recomendó para un ascenso.
Lucas, León y Luis empezaron a trabajar en la misma fábrica y tenían expedientes excelentes como peones. Sin embargo, sus expedientes cambiaron cuando obtuvieron puestos permanentes: Lucas llegaba tarde y faltaba al trabajo con frecuencia, a León no le gustaba su trabajo permanente y se quejaba constantemente, mientras que Luis continuó trabajando bien y su supervisor lo recomendó para un ascenso.
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CASO PRACTICO 1.
CASO PRÁCTICO DE RECURSOS HUMANOS
Desarrollo:
Lucas, León y Luis empezaron a trabajar el mismo día en la fábrica
de especialidades americanas, por una rara coincidencia, los 3 hombres no solo eran de la misma edad y procedían del mismo barrio, sino que tenían un aspecto algo semejante, sus compañeros solían decir que el único medio para distinguirlos era mirar a sus números de ficha, el de Lucas era el 8291, el de León el 8292 y el de Luis el 8293.
En un principio los 3 fueron destinados a la reserva de peones, a
las órdenes de un capataz más bien rudo y expeditivo, realizaban cada día diferentes trabajos, un día paleaban arena en el departamento A, al día siguiente cargaban camiones en el departamento de envíos y al otro ayudaban a los empaquetadores de la cadena de montaje a cerrar cajas, pero al terminar la jornada los 3 volvían a la reserva de peones a presentarse al capataz, estaban a gusto con él y este tenía buena opinión de ellos, “esos muchachos funcionan”, decía, encajarán en cualquier trabajo de la fábrica.
A medida que los “3 mosqueteros” (así les llamaban en la fábrica)
adquirieron antigüedad, fueron destinados uno tras otro a puestos permanentes, Lucas trabajaba como operador de montacargas en el departamento de envíos, León como bombeador en el departamento de elaboración y Luis pasó al taller de entrenamiento como auxiliar. Al cabo de un año de estar desempeñado sus trabajos permanentes, el jefe de personal sacó de sus archivos los expedientes de los tres hombres, lo que vio no dejó de sorprenderle, Lucas, León y Luis tenían unos expedientes excelentes mientras trabajaron en la cuadrilla de peones, excepto por alguna ausencia ocasional y justificada su asistencia y comportamiento habían sido casi perfectos, pero ahora sus expedientes relataban una historia muy diferente. El expediente personal de Lucas indicaba que había llegado tarde al trabajo nueve veces durante el año, faltó por una razón u otra, 27 días, había tenido un accidente que le hizo perder tiempo y se le asistió en la enfermería más de 15 veces por varias razones, su jefe le había dirigido 2 amonestaciones escritas por infracciones a las reglas de la empresa. El expediente de asistencia y de seguridad en el trabajo de León era aproximadamente el normal de la fábrica, pero aunque no hacía un trabajo del tipo de producción, su supervisor había informado que era un mal productor, además había una anotación que decía que León se había presentado varias veces durante el año en la oficina de personal para quejarse por cuestiones de poca importancia: de una equivocación en su paga una vez y dos veces de la clase de trabajo que se le ordenaba hacer.
El expediente de Luis era el normal en cuanta asistencia y
seguridad, pero su supervisor había tenido especial interés en consignar que Luis era rápido y tenía deseos de cooperar, además le recomendaba para el ascenso a mecánico de la clase B cuando surgiera la primera ocasión. El jefe de personal se sintió francamente intrigado por la diferencia entre los expedientes de los 3 obreros, siendo así que todos ellos se habían portado de una manera prometedora en un principio.
Preguntas:
1. ¿Qué clase de experiencia en el trabajo pudieron dar lugar
que cambiaran Luis, Lucas y León? 2. ¿Qué clase de factores, en su casa o en su vida fuera del trabajo, pudieron causar esos cambios? 3. Si fueras jefe de personal ¿Qué clase de conclusiones sacarías acerca del supervisor de cada uno de los tres? ¿Por qué? CASO 2.
José supervisa a 2 hombres que trabajan juntos en una línea de
montaje de una fábrica de automóviles, su trabajo consiste en montar guarniciones sobre la carrocería pintada. Durante algún tiempo, Francisco y Antonio, los hombres en cuestión, se han estado quejando de que el manejo de las piezas de metal les produce arañazos y cortes, por fin José decide que la mejor forma de resolver el problema es insistir en que los 2 operarios utilicen guantes para ejecutar su trabajo, el lunes se acerca a ellos y les dice: “muchachos, el departamento de seguridad ha dispuesto que se entreguen guantes para realizar el trabajo, se evitara así que se sigan cortando, aquí tienen un par de guantes para cada uno, de ahora en adelante espero que los lleven siempre”
Al día siguiente José tuvo que pedir a Francisco en 3 ocasiones
que se pusiera los guantes, sin embargo Antonio los llevó todo el tiempo, al terminar la semana, Antonio estaba convencido del valor de los guantes pero Francisco seguía guardándolos en el bolsillo del pantalón. “Entorpecen mi trabajo y no puedo seguir la velocidad de la cadena de montaje” dijo a José, pero Antonio le dijo: “esta idea de los guantes no es más que una excusa para justificar un aumento en la velocidad de la cadena de montaje, si cedes en esto te exigirán más aún la próxima vez”
Pregunta:
1. ¿Por qué dos hombres, tratados del mismo modo en la misma
situación tienen reacciones tan diferentes? 2. ¿Acaso no eran buenas las intenciones de José? 3. ¿No intentaba atender las quejas de Francisco y Antonio sobre los cortes? 4. ¿Su solución no era lógica? CASO 3. POR QUÉ CORRIERON DEL HOSPITAL AL DR. ESPÍNDOLA
(Dualidad de mando)
El caso del DOCTOR ESPINDOLA.
Es un problema que se suscitó en una institución hospitalaria de
carácter público, y que además se presenta continuamente en otras instituciones, sobre todo en aquellas en donde la normatividad es la base de la toma de decisiones, por lo que hemos convocado nuevamente a médicos, administradores y contadores de diversas instituciones públicas y privadas. El doctor Manuel Hernández, director de un hospital público de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, ante la renuncia presentada por el doctor José Espíndola, el mejor cardiólogo del hospital, quiso retenerlo ofreciéndole un pequeño aumento de sueldo y permitiéndole un mejor horario de trabajo que el de los otros médicos, siempre y cuando atendiese a los pacientes asignados. El doctor Espíndola argumentaba que él perdía mucho al no poder atender a los pacientes que lo buscaban en su consultorio particular y que, por otra parte, el sueldo que percibía en el hospital no era suficiente. No obstante la fuerza de sus argumentos, el doctor Espíndola terminó por ceder a la petición del doctor Hernández, acordando ambos en que este último se encargaría de llevar a cabo los trámites necesarios para cumplir lo prometido.
Al solicitar el doctor Hernández al contador público Sergio Ruiz, jefe
de finanzas de la institución, que efectuara los trámites necesarios para elevar el sueldo del doctor Espíndola fue informado que eso no era posible de acuerdo con la normatividad interna. Ante la negativa, el doctor Hernández argumentó que no podían ser burócratas. Añadió que el talento del doctor Espíndola daba prestigio al hospital y que, además el aumento que solicitaba para él era pequeño, ya que tan sólo ascendía a $ 500.00 mensuales, lo que afirmó, era poco, comparado con el costo de las demandas que el hospital había tenido que pagar por errores cometidos por otros médicos. La última había sido de $ 70,000.00, lo que elevaba la suma anual de este concepto de gastos a $ 500,000.00. Por otra parte, el director consideraba que sería sumamente difícil remplazar al doctor Espíndola, debido a su elevado nivel profesional. A pesar de tal argumentación, el contador Ruiz continuó objetando, hasta que el doctor Hernández se retiró insatisfecho por no haber logrado acuerdo alguno.
El día de la quincena el doctor Espíndola se dio cuenta que su
salario no había sido incrementado. Se dirigió a la jefatura de finanzas, donde preguntó por su aumento al contador Ruiz, quien le informo que ello no era posible, pues no procedía conforme a las regulaciones salariales vigentes en el hospital. Inmediatamente el doctor Espíndola se retiró y procedió a elaborar y firmar su renuncia, entregándosela al director. Este hecho molestó al doctor Hernández, que en el acto mando llamar a Ruiz. Al tenerlo frente a sí solicitó su renuncia. Éste se limitó a contestar que no había motivo válido para ser despedido, y que en todo caso él demandaría a la institución, pues si no aplicaba la norma incurría en responsabilidad y de no cumplir las órdenes del director sería despedido, aun cuando trataba de que su actuación se ajustase a la normatividad establecida.
Preguntas:
1. ¿Estuvo bien la actuación del contador?
2. ¿Hubo dualidad de mando? 3. ¿Que estrategas se pudieron aplicar para que no se fuera el doctor pero que no perjudicara a la empresa? CASO 4: ¿POR QUÉ SE FUE DON BLAS?
Antecedentes.
Rodamientos Automotrices, S.A. de C.V. es una industria con
licencia para usar una marca japonesa de baleros y otros rodamientos para la industria automotriz. Se estableció en 1969 en el municipio de Juriquilla, estado de Querétaro. Su capital social es de 100 millones de pesos. Cuenta con 700 trabajadores en dos turnos, incluyendo al personal directivo y administrativo, así como la fuerza de ventas. Su producción está destinada básicamente a refaccionarias automotrices y fabricantes de autopartes móviles. Su sistema de producción consiste en procesos semi automatizados y estricto control de calidad de los insumos del producto terminado. Desde hace tiempo tiene planeado integrar controles de calidad en todas las fases de sus procesos.
Escenario.
En una de las juntas que se realizaban los lunes de cada semana,
el ingeniero Velázquez, egresado del Tecnológico Regional de Guanajuato y a la sazón con cinco años de antigüedad en la empresa, quien la dirigía en su carácter de gerente de producción, vehementemente señalaba que no se debían seguir usando las pinzas abocardas (“hechizas”) en el ensamble de los baleros, ya que para eso la compañía japonesa licenciadora había diseñado la herramienta denominada “ostra”. Informó a su vez que don BIas había sido despedido el viernes anterior por no obedecer a la autoridad; despido del cual todos los obreros de la planta tenían ya conocimiento. Don BIas era precisamente quien había diseñado las pinzas abocardas en una ocasión en la cual no había “ostras” disponibles en buenas condiciones, y las nuevas estaban en camino desde Japón. Las pinzas abocardas llegaron a ser conocidas como las “chatas” en el argot secreto de los Operarios, lo cual les permitía usarlas a escondidas, ya que su utilización cotidiana se hacía a pesar de la prohibición del ingeniero Velázquez. Los obreros preferían trabajar con las pinzas abocardas porque con e\las podían efectuar en menor tiempo (25% aproximadamente) las operaciones de ensamblado.
Entre los trabajadores se corría el rumor de que don BIas había
retado al ingeniero Velázquez al asegurarle que su diseño era mejor que el japonés porque permitía ahorro de tiempo en el proceso y con ello ganaría más la empresa; que por envidia de algunos no se aceptaba su mejora a las pinzas tipo “ostra”, ya que permitirían que los obreros ganasen más dinero, al lograr producir mayor cantidad de piezas por turno, pues en el contrato de trabajo se estipulaba un incentivo económico por volúmenes de producción individual superiores al estándar. Otro argumento de don BIas en favor de sus pinzas era que las “ostras” habían sido diseñadas para trabajar con aceros extranjeros, cuyo tipo no se produce en nuestro país y que, en última instancia, hasta donde él tenía conocimiento, no se había presentado el caso de devoluciones por parte de los clientes de ninguno de los baleros que él había procesado, mismos que podían ser fácilmente identificados por su número de serie. , Se supo que don BIas, antes de retirarse de la empresa sumamente inconforme con su despido, había manifestado que él demandaría su reinstalación ante la Junta de Conciliación y Arbitraje.
Juan Pérez, empleado con más de 17 años de servicio en la
empresa y recientemente ascendido al puesto de subjefe del mismo proceso en el cual trabajaba don BIas, consideraba el despido como una injusticia. Juanillo, como le decían sus amigos, ejercía un alto grado de autoridad moral entre los trabajadores debido a su carisma y a su destreza manual. Tampoco le parecían válidas las razones sostenidas por el ingeniero Velázquez en cuanto a que el control “científico”, como le decía el ingeniero, era norma incuestionable que debía seguirse al pie de la letra. El señor Pérez se atrevió a decirle al ingeniero Velázquez que ellos podían demostrar a la empresa que salían mejor las piezas ensambladas con las pinzas abocardas que las que se ensamblan con las “ostras”, por lo que el despido de don BIas no se justificaba, y que si en última instancia caía la producción no era culpa de los trabajadores, ya que corno afirmaba don BIas la “ostra” fue hecha para aceros japoneses y era más tardado hacer el trabajo con ellas, Muy molesto, el ingeniero Velázquez contestó que, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo vigente en nuestro país, es potestad de la empresa fijar los métodos y procedimientos de producción, y que conforme al artículo 47 de dicha ley en la fracción XI, se señalan corno una causal de rescisión del contrato laboral, sin responsabilidad patronal, “desobedecer el trabajador al patrón o su representante, siempre que se trate del trabajo contratado”, Por lo tanto, si algún trabajador de Rodamientos Automotrices no aceptaba su decisión sin causa justificada, sería despedido corno don BIas.
Después de lo dicho, el ingeniero Velázquez se dirigió a la
concurrencia recordándoles que el trabajo es una fuente de autorrealización y que si una empresa desea lograr producción con calidad debe respetar las normas de fabricación, además de que si se obtiene la licencia se debe respetar la norma, ya que de lo contrario hay peligro de perderla, Uno de los empleados declaró: Don Blas tuvo causa justificada porque lo único que el buscaba era sacar la producción, porque el dinero que se da como incentivo francamente no vale la pena, además la empresa cuando le conviene si permite que se usen las pinzas, cuando no hay “ostras”, considero que la regla debe ser pareja.”
El ingeniero Velázquez contestó:
“Esa es una facultad discrecional de la empresa. Nosotros
mandamos y ustedes obedecen,” Y procedió a retirarse. Una vez de espaldas y casi al alcanzar la puerta se oyó un chiflido anónimo, ante lo cual, el ingeniero indicó a Juan que le acompañara a su oficina, Al llegar a ésta, el ingeniero amenazó a Juan diciendo le que si seguía de líder de los trabajadores correría la misma suerte que don BIas, Lo único que respondió fue: “No tengo la culpa de que los muchachos me sigan y si no puede hablar en las juntas pa’ que venimos, mejor díganos todo por escrito. Y tampoco entiendo pa’ que vino el señor del curso de calidad total a hablarnos de mejora continua, participatividad e iniciativa,” Dicho lo cual se retiró diciendo que si corría la misma suerte que don BIas, le notificaría la causal con bases sólidas, Le invitamos a que reflexione un poco al respecto y conteste las siguientes preguntas:
1. Corno superior del ingeniero Velázquez ¿qué haría en un
caso como éste? 2. ¿Procedería usted a investigar si las pinzas abocardas son mejores que las “ostras”? y en caso afirmativo, ¿cómo lo haría? 3. En caso de confirmar que las pinzas abocardas funcionan mejor, ¿qué debería hacerse?, y ¿qué haría en el caso contrario? 4. ¿Qué método aplicaría para analizar las diferencias entre las dos herramientas? 5. ¿Considera usted práctico invitar a los trabajadores, o al menos a jefes de cuadrillas, a discutir sobre bases estadísticas los rechazos y las causas de ellos? 6. En el caso de que los trabajadores participasen en el análisis estadístico descrito en el punto anterior, y que se probase que las pinzas abocardas funcionan mejor, ¿considera usted que debería aprobarse e implementarse su uso? 7. Con estas condiciones de clima organizacional, ¿considera usted que esta empresa está realmente preparada para adoptar los métodos japoneses de calidad total mediante procesos de mejora continua? En su caso. ¿Por dónde empezaría un proceso de este tipo? 8. ¿Qué éxito pueden tener los procesos de mejora continua en empresas que producen bajo licencia, ya que no está en su capacidad modificar los procesos y productos sin autorización?
TEMA 15.- El régimen jurídico de los empleados públicos al servicio de la Comunidad de Castilla y León (I): Adquisición y pérdida de la condición de funcionario. Selección y provisión de puestos de trabajo. Derechos y deberes: especial referencia a la carrera profesional.