Miranda July Nadie Es Más de Aquí Que Tú 1
Miranda July Nadie Es Más de Aquí Que Tú 1
Miranda July Nadie Es Más de Aquí Que Tú 1
NADIE ES
MÁS DE AQUÍ
QUE TÚ
ÍNDICE
RESUMEN ................................................................................... 4
El patio común ......................................................................... 5
El equipo de natación .......... Error! Bookmark not defined.
Majestad ................................ Error! Bookmark not defined.
Un hombre en la escalera.... Error! Bookmark not defined.
La hermana ........................... Error! Bookmark not defined.
Esa persona ........................... Error! Bookmark not defined.
Fue un gesto romántico ...... Error! Bookmark not defined.
Algo que no necesita nada.. Error! Bookmark not defined.
Beso una puerta.................... Error! Bookmark not defined.
El niño de Lam Kien ............ Error! Bookmark not defined.
Haciendo el amor en 2003 .. Error! Bookmark not defined.
Diez verdades....................... Error! Bookmark not defined.
Los movimientos.................. Error! Bookmark not defined.
Mon plaisir............................ Error! Bookmark not defined.
La marca de nacimiento ...... Error! Bookmark not defined.
El arte de contar historias a los niñosError! Bookmark not defined.
Agradecimientos .................. Error! Bookmark not defined.
Para Julia Bryan-Wilson
RESUMEN
Vincent estaba en el patio común. Voy a contar lo del patio. Es una zona
común. Si te fijas, llegarás a la conclusión de que el patio es sólo de Vincent y de
Helena, porque la puerta trasera de su casa da a él. Pero, cuando me mudé aquí,
el casero me dijo que el patio podía usarlo tanto el inquilino del apartamento de
arriba como el de abajo. Yo vivo en el de arriba. Me dijo: No te dé reparo usarlo.
Tú pagas la misma renta que los de abajo. Lo que no sé con seguridad es si les
dijo a Vincent y a Helena que se trataba de un patio común. He tratado de dejar
claro que ese patio también es de mi propiedad desperdigando alguna que otra
cosa por allí, como por ejemplo mis zapatos. Una vez colgué una bandera de
Pascua. También intento pasar en el patio el mismo tiempo que ellos. De esa
manera, sé que cada uno de nosotros le saca provecho. Cada vez que los veo allí,
lo señalo con una pequeña marca en el almanaque. En cuanto no hay nadie en el
patio, me siento allí. Y tacho en el almanaque el día en que lo ocupo yo. En
ocasiones, me rezago y, a finales de mes, tengo que sentarme muchas veces en el
patio para ponerme al día.
Vincent estaba en el patio común. Voy a hablar de Vincent. Es un ejemplo de
Nuevo Hombre. Puede que hayas leído un artículo sobre los Nuevos Hombres
publicado el mes pasado en la revista True. Los Nuevos Hombres son más
conscientes de sus sentimientos que las mujeres, y lloran. Quieren tener hijos,
anhelan dar a luz. De modo que cuando lloran es porque no pueden hacer tal
cosa, y no pueden hacerla porque no tienen ningún sitio por donde pueda salir
un bebé. Los Nuevos Hombres lo único que hacen es dar: lo dan todo. Vincent es
así. Una vez lo vi dándole a Helena un masaje en el patio común. Algo de lo más
irónico, ya que si hay alguien que necesite un masaje, ése es Vincent. Padece un
tipo leve de epilepsia. Me lo dijo el casero, como medida de precaución, cuando
me mudé aquí. A menudo, los Nuevos Hombres son un poco blandos. Además,
Vincent es diseñador, una profesión muy propia del Nuevo Hombre. Me lo dijo
un día en que coincidimos al salir del edificio. Es diseñador gráfico de una revista
llamada Punt. Se trata de una casualidad infrecuente, ya que soy la jefa de sección
de una imprenta en la que entre otras cosas imprimimos revistas. No hacemos
Punt, pero imprimimos una revista que también empieza por «p», Positive. En
realidad, se trata más bien de un boletín informativo para los afectados por el
VIH.
¿Estás mosqueado? Líate a puñetazos con una almohada. ¿Te has quedado satisfecho?
Ni pizca. Hoy en día la gente está demasiado mosqueada para limitarse a dar puñetazos.
Lo que deberías intentar es apuñalar. Coge una almohada vieja y llévatela al jardín.
Apuñálala con un gran cuchillo afilado. Una y otra vez. Con fuerza, para que la punta
del cuchillo llegue hasta la hierba. Apuñálala hasta que la destroces, hasta que lo que estés
apuñalando sea la tierra, una y otra vez. Como si quisieras matarla por seguir girando,
como si te vengaras de ella por tener que vivir en este planeta día tras día, solo.