Libro Chiloé y Los Chilotes
Libro Chiloé y Los Chilotes
Libro Chiloé y Los Chilotes
Diseño y diagramación:
Gráfica LOM
Concha y Toro 25, Santiago
Fonos: (56-2) 2672 22 36 - (56-2) 2671 56 12
Impreso en los talleres de Gráfica LOM
Miguel de Atero 2888, Quinta Normal
Fonos: (56-2) 2716 96 95 - (56-2) 2716 96 84
Santiago de Chile
Obra financiada por el Fondo Concursable F.N.D.R 2% Cultura 2014, del Gobierno Regional de
Los Lagos, y la Agrupación de Rescate del Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de Ancud-
Chiloé.
Este documento pertenece al patrimonio cultural común, por lo que puede ser utilizado y
reproducido libremente.
orqporq
ÍNDICE
p
Índice............................................................................................ 5
Presentación................................................................................. 9
Nota de la editora.......................................................................... 11
Prólogo ......................................................................................... 13
Informe del doctor don Rodolfo Lenz, catedrático del
Instituto Pedagógico de Santiago .................................................. 15
Informe del señor Director de la Biblioteca Nacional .................. 19
Bibliografía .................................................................................. 23
Chiloé y los chilotes. Estudios de folklore y lingüística de la
provincia de Chiloé (República de Chile), acompañados de su
vocabulario de chilotismos y precedidos de una breve reseña
histórica del Archipiélago............................................................. 25
Prefacio......................................................................................... 25
Parte Primera
Breve reseña histórica del Archipiélago de Chiloé........................ 29
Geografía del Archipiélago.................................................... 29
Nómina de algunos nombres geográficos del Archipiélago con sus
respectivas etimologías............................................................ 31
p6p
Segunda parte
Estudios folklóricos..................................................................... 79
Advertencia............................................................................ 79
Carácter general de los isleños............................................. 80
Leyendas, mitos y supersticiones.............................................. 92
Leyendas................................................................................. 95
La Ciudad de los Césares.................................................. 95
El Cerro Tentén................................................................. 96
El Cerro Hornohuinco........................................................ 97
La laguna de Cucao........................................................... 98
La laguna de Huillinco...................................................... 98
La islita de Imeldeb........................................................... 99
Mitos....................................................................................... 100
El Caleuche....................................................................... 100
El Trauco........................................................................... 103
El Invunche....................................................................... 106
La Viuda............................................................................ 107
La Voladora....................................................................... 107
La Pincoya......................................................................... 108
El Piuchén o Piguchén...................................................... 109
El Caballo Marino.............................................................. 109
La Manta........................................................................... 110
El Basilisco....................................................................... 110
El Camahueto.................................................................... 111
Los Brujos......................................................................... 112
Otros mitos de menor importancia........................................... 117
Otras supersticiones................................................................ 118
Los machis........................................................................ 118
Los entierros...................................................................... 120
Varias otras........................................................................ 122
p7p
Anexos.......................................................................................... 399
Datos biográficos del autor...................................................... 399
Bibliografía del autor............................................................... 405
PRESENTACIÓN
1
Boris Illitch Eremiev T. es Magíster en Filosofía y profesor de Latín en la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Tradujo, junto a Luis Placencia, el Tratado de la
reforma del entendimiento, del filósofo Baruch Spinoza, para la colección Colihue
Clásica (2008).
2
La fotografía es propiedad de la sobrina nieta de Franscisco Cavada, Dorila
Bórquez, quien amablemente nos la facilitó para su digitalización.
WEMAKE NEMEL TA TI CHILWE
KA PU CHILWECHE CHILKA MEU1
Informe
del doctor don Rodolfo Lenz, catedrático del Instituto Pedagógico de Santiago
p
Señor ministro:
Evacuando el informe que se me ha pedido con fecha 2 de agosto
respecto al libro Apuntes para un vocabulario de provincialismos
de Chiloé (…) por Francisco J. Cavada, tengo el gusto de decir a
US. lo siguiente:
He leído y estudiado el libro con toda atención y me he formado
un juicio muy favorable respecto de su valor. El libro se compone de
dos partes principales: 1° un estudio muy interesante de la fonética,
morfología y sintaxis del lenguaje vulgar de Chiloé (24 páginas); 2°
el “Vocabulario de chilotismos” (80 págs.). Está precedido de una
“breve reseña histórica del Archipiélago de Chiloé” (27 páginas).
El objeto del autor es doble: dar a conocer el lenguaje vulgar
de Chiloé y contribuir así a la mejora de la enseñanza del idioma
literario en Chiloé.
Para obtener este segundo resultado sería necesario poner el
libro en manos de los preceptores de la isla, para que puedan
conocer las particularidades en cuya corrección han de fijarse,
no por medio de discusiones teóricas sino mediante ejercicios
prácticos de elocución y composición.
p 16 p
orqporq
Informe
del señor Director de la Biblioteca Nacional
p
Señor ministro:
He examinado la obrita del señor Francisco J. Cavada intitulada
Apuntes para un vocabulario de provincialismos de Chiloé, que
US. se sirvió remitirme con decreto de 25 del mes en curso, y me
he formado de ella el mejor concepto. Por el interés que reviste
y por su importancia filológica, es de las publicaciones que al
establecimiento de mi cargo conviene adquirir para enviar a las
Instituciones extranjeras con las cuales mantiene relaciones.
Los fondos consultados en el presupuesto del presente año para
el fomento del canje en esta biblioteca están agotados; pero, si el
precio del libro lo permitiera, podrían comprarse con fondos del
presupuesto del año próximo cien ejemplares que se destinarían al
servicio de esta casa, al canje internacional y a algunas bibliotecas
populares.
Tengo el honor de decirlo a US. en cumplimiento a su citado
decreto.
Santiago, 29 de octubre de 1910. C. Silva Cruz.
orqporq
orqporq
orqporq
orqporq
orqporq
orqporq
Bibliografía
p
Historia
Etnología
Lingüística
orqporq
PREFACIO
El año de 1910 dimos a luz unos Apuntes para un vocabulario
de provincialismos de Chiloé, precedidos de una breve reseña
histórica del Archipiélago, que merecieron –salvo algunos errores
de consideración– una benévola aceptación de parte de distinguidos
literatos y profesores del país.
Bástanos citar el acuerdo del Supremo Gobierno de adquirir
para la Biblioteca Nacional cien ejemplares de la obra, los juicios
críticos –todos ellos favorables– de algunos órganos importantes
de la prensa nacional, y, más que todo, los informes del catedrático
del Instituto Pedagógico de la capital, el doctor don Rodolfo Lenz,
y del director de la Biblioteca Nacional, don Carlos Silva Cruz, los
cuales transcribiremos en otra parte.
Empero aquella obra adolece, como era de esperarlo, de graves
defectos.
«No se olvide, dijimos en el prólogo, que este es apenas
un ensayo, el primero que se hace en la materia, y que en esta
oscura senda no hemos tenido ningún guía que nos precediera
p 26 p
PARTE PRIMERA
Breve reseña histórica del Archipiélago de Chiloé
I
GEOGRAFÍA DEL ARCHIPIÉLAGO
p
orqporq
II
DESCUBRIMIENTO DE CHILOÉ
III
CHILOÉ EN LA ÉPOCA COLONIAL
» Ignacio Iustis
» Antonio Quintanilla, bajo cuyo gobierno Chiloé fue
incorporado a la República.
Parece que Ahui fue en aquel tiempo un astillero de bastante
importancia, pues allí se construyó la fragata «Favorita», que poco
después fue adquirida por el rey de España para las expediciones
que se hicieron para Nueva California.
Había a fines del siglo XVIII ochenta y un pueblecitos, que
eran visitados periódicamente por los religiosos franciscanos que
recorrían las islas dando misiones.
Las parroquias del Archipiélago eran en esta época sólo tres:
la de Santiago de Castro, la de San Antonio de Chacao y la de San
Miguel de Calbuco. Un poco después se creó la de Quinchao.
La parroquia de Castro, con asiento en Castro, tenía bajo su
jurisdicción 51 pueblos; la de Chacao 17, incluso el puerto de San
Carlos, y la de Calbuco 13.
El curato de Castro contaba con 8,691 indios; el de Chacao,
con 1.402; y el de Calbuco, con 1.369; los que, agregados a los
11.985 españoles que tenía la provincia, dan la población total
de 23.447 habitantes con que en 1770 contaba Chiloé. Dieciocho
años después este número había subido a 26.189 habitantes.
Todas estas parroquias dependían del obispado de Concepción.
Las visitas diocesanas impuestas por los cánones a los obispos
eran por estos tiempos casi impracticables en Chiloé.
El prelado que hubiera querido visitar estas parroquias habría
tenido que embarcarse en el Callao para tomar el buque que de allí
venía cada año a Chiloé a dejar el real situado, o bien debía esperar
en Valparaíso el navío que traía los víveres a Valdivia, y tomar en este
pueblo la piragua que debía conducirle a Ancud. Tampoco podía
embarcarse en Talcahuano para tomar el navío que de Lima llegaba
a esa, porque dicho buque regresaba desde allí mismo al Perú.
El Iltmo. señor fray Pedro Angel Espiñeira solicitó párrocos
para Chiloé, y no pudo obtener ninguno por las dificultades y
peligros del viaje.
p 46 p
orqporq
IV
CHILOÉ DESDE SU ANEXIÓN A LA
REPÚBLICA HASTA NUESTROS DÍAS
Son tal vez pocas las regiones del globo tan favorecidas por la
naturaleza con tanta y tan rica variedad de maderas.
El año 1842, siendo intendente de Chiloé don Domingo
Espiñeira, la provincia remitía, por orden del Supremo Gobierno,
a la Sociedad Nacional de Agricultura los siguientes vegetales:
alerce (Fitzroya patagónica), ampe (la criptógama llamada
“helecho”), arrayán (Eugenia apiculata), canelo (Drymis
chilensis), ciprés (Libocedrus chilensis et Libocedrus tetragona),
ciruelillo (Embotherium coccineum), colihue (Chusquea),
chaquihua o chaquihue (Crinodendrum hookerianum), chaura
(fam. de las Ericáceas), chilca (Baccharis racemosa et glutinosa),
chinchín, (Azara microphilla), dildahuen, espino amarillo, espino
blanco, espino verde, huarapo (Myrteola leucomyrtillus), huella
(Abutilum vitifolium), huillipeta (de huilli=sur, o huyli=uña,
y peta), huilqui, ilqued, liga o quinthral (Loranthus tetrandus),
junquillo, lirio, luma, (Myrtus luma), mañíu (Podocharpus chilina
vel Saxegothaea conspicua), mechay (Berberis darwinii), molul,
muermo o ulmo (Eucryphia cordifolia), murta (Myrtus), nathre
(Solanum tomatillo o Solanum crispum), ñipe (Myrceugenia
stenophylla), pahueldun (Cynoctonum pachyphyllum), palguín
(Adesmia arborea, glutinosa, mycrophylla), palo muerto, pelú
(Edwardsia microphylla), pellu-pellu, peta (Myrceugenia
planipes), piquilma, poe (Bromelia bicolor), quilmay (Echites
chilensis), quiaca (Caldcluvia paniculata), quiscal (Eringium
paniculatum), romero, romerillo, tayu (Flotovia diacanthoides),
tepú (Tepualia stipularis), thraumamen o thraumen (Aralia
laetevirens), tique (Aetoxicum punctatum), vochi-vochi (Mitraria
coccinea), y voqui (Echites chilensis) de tres clases: auca, verde y
negro.
Fuera de estos vegetales, existen en la provincia el avellano
(Guevina avellana), el coihue (Nothofagus Dombeyi), el laurel
(Laurelia aromatica), la micha (fam. de las Berberídeas), el melí
(Myrtus meli), el palo mayor, el ral-ral (Lomatia obliqua), el
roble (Fagus obliqua), el teníu (Weinmannia trichosperma), la
quila (Chusquea quila), el molfuenmámel (Ramnus diffusus), el
thrauthrau (Myrtus), el chupón (Bromelia sphacelata), la ñocha
p 62 p
» Eugenio Necochea
» Domingo Espiñeira
» Cipriano Palma
» J. Ramón Lira
» Juan Miguel Riesco
» Juan Vidaurre Leal
» Francisco Bascuñán Guerrero
» José Rondizzoni
» Francisco 2° Puelma
» Javier Rengifo
» Juan V. Blest
» Manuel J. Olavarrieta
» Basilio Urritia
» Emilio Sotomayor
» Virginio Sanhueza
» Luis Plaza de los Reyes
» Ramón Escobar
» Rafael de la Cruz
» Luis M. Rodríguez
» Alfredo Coq-Port
» Manuel Salinas
» Ricardo Ahumada M.
» Reinaldo Castro
» Domingo Toro Herrera
» Ricardo Silva Arriagada
» Luis M. Rodríguez
» Camilo Menchaca
» Juan S. Prado Puelma
» Alejandro Guzmán
orqporq
p 77 p
SEGUNDA PARTE
Estudios folklóricos
ADVERTENCIA
p
I
CARÁCTER GENERAL DE LOS ISLEÑOS
Este último nació en Calbuco en 1860, esto es, un año antes de crearse la provincia
6
II
LEYENDAS, MITOS Y SUPERSTICIONES
III
LEYENDAS
El Cerro Tentén
Esta creencia se explica fácilmente por la afición que al tabaco tienen los isleños y
8
El Cerro Hornohuinco
La laguna de Cucao
La laguna de Huillinco
La islita de Imeldeb
IV
MITOS
El Caleuche
y más, sobre todo, que en la capital, donde una gran parte de estos
mitos han empezado ya, hace tiempo, a tocar retirada.
Respecto a la etimología de Caleuche, véase nuestro vocabulario.
El Thrauco
Son bien deficientes las noticias que de este mito nos dan los
mitólogos nacionales.
Ninguno de ellos nos dice nada sobre sus instintos lascivos, que
lo asemejan a los antiguos faunos y sátiros, ni sobre los amuletos
recomendados contra sus hechizos ni sobre otras particularidades
dignas de estudio.
Mucho nos servirán para llenar esos vacíos las siguientes
informaciones que a fuerza de paciencia y constancia hemos
podido recoger entre nuestros campesinos.
El Thrauco tiene alguna analogía con el «duende» de los
pueblos del norte.
Como el duende, nuestro Thrauco persigue a las mujeres; es,
como él, de pequeña estatura, si bien no tiene la apariencia de niño
con que aquél se deja ver; como él, molesta a los moradores de una
casa casi hasta hacerlos desesperar.
Es, no obstante, incomparablemente más perverso y dañino,
aún más que el «duende negro».
El Thrauco tiene por morada habitual los troncos y a veces las
copas de los árboles; su indumentaria, incluso el sombrero, que es
de forma cónica y semejante a un cucurucho, es toda de quilineja;
sus pies, sin talón ni dedos, son unos muñones informes; su aspecto
es aterrador y espeluznante, y su mirada, como la del basilisco,
mata a la persona que aún no ha reparado en él, o bien, la deforma
espantosamente, dejándola con el cuello torcido y sentenciada a
morir antes del año. Sin embargo, por una justa compensación,
perece, como el basilisco, si ha tenido la desgracia de ser avistado
primero.
p 104 p
9
N. T.: Son mujeres a las que el monstruo ultraja de noche; ¿pero quién está tan
loco como para confiar en muchachas tan astutas? ¿No inventan tales cosas con el
propósito de huir de la ira de sus padres?
10
N. T.: Un hombre que sueña con la Thrauca fornica con <otro> hombre.
p 105 p
El Invunche11
La Viuda
La Voladora
La Pincoya
El Piuchén o Piguchén
El Caballo Marino
La Manta
El Basilisco
El Camahueto
Los Brujos
V
OTROS MITOS DE MENOR IMPORTANCIA
VI
OTRAS SUPERSTICIONES
Los entierros
Varias otras
33° Los vientos más violentos no pueden apagar las velas que se
encienden sobre la tumba de un ajusticiado víctima de la calumnia.
34° Cuando se sueña con un vivo y con un muerto y aquel, al
andar, precede a este, es fuera de duda que el primero morirá en
breve tiempo.
35° El soñar con manzanas es de buen agüero.
36° El soñar que a uno se le caen los dientes o el pelo, o bien
que ha perdido ropa, pronostica la muerte cercana de algún deudo.
37° El que sueña que le muerde un perro o bien que come
huevos podridos, puede estar cierto de que le murmuran.
38° Llama desgracia el comer una cosa que se había dejado
olvidada.
39° El correrle a uno por la ropa un insecto cualquiera –no
siendo un parásito humano– indica que pronto vestirá un traje del
color de aquel bicho.
40° El contar piojos anuncia riqueza.
41° El que acaba de venir de un velorio o cementerio debe huir
de los sitios donde se está sembrando, pues su presencia malograría
la cosecha.
42° Cada veinte o treinta años aparece en un lugarejo llamado
Peruquina (Castro) un culebrón que, al mostrarse, hace un gran
ruido. El primero que avista dicho culebrón, muere.
43° Una escopeta sobre la cual ha caído la sangre de un pájaro
herido ya no caza más.
44° Un arma que ha herido o muerto a una persona queda
amaldicionada, y ya no puede hacerse uso de ella.
45° Una hebra de pelo de mujer arrojada al agua «toma resuello»
y se convierte en una culebra.
46° El quemarse una tumbilla o secador con las ropas de una
criatura, anuncia para esta muy corta vida.
47° La vaca cuya leche ha caído al fuego, ya no la da más. Al
contrario, para hacer afluir a las ubres mayor cantidad de leche, se
arrojan al río algunas gotas de ella.
p 127 p
VII
COSTUMBRES ISLEÑAS
La maja
El curanto
La cena
«Paga» se toma aquí por pagador, como en la frase «buena o mala paga».
15
p 133 p
El reitimiento (derretimiento)
La trilla
El medán
La minga
Velorios de ángel
I
Permiso, señores,
yo quiero arbitrarme,
vengo a despedirme
de mi triste madre.
II
¡Ay madre! No llores,
no llores por tu hijo,
yo estoy en el cielo
con gran regocijo.
III
¡Ay madre! No llores,
no llores por Dios,
yo estoy en el cielo
rogando por vos.
IV
Consuelen, señores,
mi madre querida,
que la ven llorar
por la muerte mía.
V
Bien haiga mi madre
que a mí me parió
y la señorita
que a mí me cargó.
p 141 p
VI
Bien haiga mi padre,
por él soy ufano,
bien haiga el padrino
que me hizo cristiano.
VII
Toquen las vihuelas,
arpas y violines
por hallarme junto
con los serafines.
VIII
Canten, pues, señores,
canten los cantores,
consuelen mi madre
que está con clamores.
IX
Canten, pues, señores,
con gusto y anhelo,
por todos ustedes
rogaré en el cielo.
X
Hombres y mujeres
pido con afecto
que aquí en esta noche
sean muy honestos.
p 142 p
XI
Hombres y mujeres
pido con justicia,
delante de un ángel
no se escandaliza.
XII
Dichoso padrino,
muy querido y bueno,
por tus caridades
estoy en el cielo,
XIII
No me sientan, padres,
por mi retirada,
esta es una dicha
que ustedes tendrán.
XIV
Mi padre me llora,
mi madre me siente
por los nueve meses
que anduve en su vientre.
XV
En el cielo empíreo
¡qué dicha tan grande
cuando llega un ángel
con palma y diamante!
p 143 p
XVI
Padrino querido,
ya hago mi memoria,
nos despediremos
para ir a la gloria.
XVII
Mi padre y mi madre
ya juntos los dos,
yo me voy al cielo,
quedarse con Dios.
El quegnún o paseo
De mi casa yo he salido,
he salido dando vuelta,
por no cantar en la esquina,
voy a cantar en la puerta.
De mi casa yo he salido,
está hecho lo que he mandado
a visitar mi compadre
y también a mis ahijados.
Agradables compadritos
aquí da fin esta letra,
asustados nos veremos
cuando toquen la corneta.
VIII
FIESTAS RELIGIOSAS
IX
VIVIENDAS DE LOS ISLEÑOS
X
BAILES POPULARES
Estribillo
Estribillo
Vamos porfiando,
sígueme aborreciendo
yo te iré amando.
p 161 p
Estribillo
Costillarcito mío,
me lo quieren quitar
¿qué cuentas tiene nadie
con mi costillar?
Gallinacito
vola volando,
volando viene,
volando va.
Letra:
Ese tu pelo bonito
que te cubre las espaldas,
se parece un gallardete
de los navíos de España.
Cañaveral de mi pensamiento,
tú que me quitas tanto tormento.
…………………. que va en el aire,
la manda don Ramón Freire.
Acaba de salirte
¿qué es lo que aguardas?
Echa los imposibles
tras las espaldas.
Estribillo
El Pío, el Pío,
el Pía, el Pa,
el Pío se ha muerto,
lo voy a enterrar.
En un campo santo
de la Trinidad.
Mi madre no quiere
que vaya al cuartel,
porque los soldados
me quieren coger.
Estribillo
Al agua, marinero,
al agua el pato,
ya se quemó la sota
y el rey de bastos.
p 167 p
El Aire se baila entre dos, de los cuales cada uno debe recitar
una estrofa so pena de una multa. Es zapateado y escobillado.
Letra:
Estribillo
Estribillo
Letra:
Dame tu corazoncito,
damélo, lo llevaré,
retratamélo en mi pecho
jamás yo te olvidaré.
Estribillo
Estribillo
Torolelolé, salchicha
salchicha, torolelolé.
Estribillo
Siquimiriqui
y polvo miniqui,
siquimiriqui
y polvo miniqui.
Si la Conga fuera
de mal corazón,
no dejara vivo
ningún chapetón.
Estribillo
Borracha la Conga
sí, señor.
Borracha la Conga
no, señor.
Arriba la Conga,
sí, señor.
abajo la Conga,
no, señor.
Estribillo
Yo no lloro
porque tengo un bien que adoro.
p 170 p
Yo lloraba
cuando de ti me acordaba.
Yo lloré
cuando de ti me acordé.
Tirililí ¡ay llanto!
y yo la quería tanto.
Estribillo
XI
JUEGOS POPULARES
XII
MEDICINAS POPULARES
orqporq
XIII
REMEDIOS SUPERSTICIOSOS
XIV
LITERATURA POPULAR
8° «Mambrú».
9° «Un día salí a pasear».
10° «La fe del ciego».
11° «Las hijas de Medina».
12° «El Conde Alarcos» (entre nosotros «El Conde de Arcos»).
13° «Luis Ortiz».
14° «Don Jacinto y doña Leonor».
15° «Pedro Cadenas» (entre nosotros «Los cuatro valientes»).
EL TRIGO Y LA PLATA20
V. el vocabulario.
22
p 195 p
Entra.
23
p 197 p
Ignores.
24
Impresor.
25
p 198 p
y al religioso en su celda,
en su juventu26 al mancebo,
en su casa a la doncella,
al anciano en su vejez
y hasta al niño en su edad tierna;
en sus angustias al triste,
al pobre de puerta en puerta,
en su ermita al ermitaño,
al solitario en su cueva,
por el mar los navegantes,
los soldados en la guerra,
al jardinero entre flores
y al hortelano en su huerta;
con sus vacas al vaquero,
y al pastor con sus ovejas.
Mantengo reinos, provincias,
ciudades, villas, aldeas;
yo alimento a toda España,
a Francia e Inglaterra,
a Hungría y a Portugal,
Alemania y a la Suecia,
a Pekín y a la Turquía,
a Silicia y a Bohemia,
a Borgoña y a Bretaña,
a Milán, Italia y Armenia.
Soy la quietud de los reinos.
De los campos la cosecha,
doy abasto a los poblados,
al gusto de la grandeza.
Soy consuelo de los pobres
y el adorno de las mesas;
sin de27 mí no hay gusto alguno
Ídem.
28
«Loas».
29
p 200 p
orqporq
Al soberano Jesús
suplico me dé su gracia;
a la Reina de los cielos,
p 201 p
Rompa.
30
p 202 p
y disponiendo su viaje
deja su querida patria.
De su esposa se despide
prenda que tanto estimaba,
se fue a la ciudad de Mura
con dos pajes en compaña.
Halla a su querido padre
en unas mortales ansias,
y al cabo de pocos días
rinde su vida a la parca,
quedando el cuerpo cadáver,
y Dios le perdone su alma.
Discurriendo hallar alivio
fue su pena más doblada,
ahí estuvo nueve meses
en negocios de importancia.
Pues al cabo de este tiempo
vuelve a su querida patria
y encuentra a su esposa en cinta
y del parto muy cercana.
Al tomarla de los brazos
ya la encuentra más pesada;
don Juan se llena de celos,
le pega una bofetada,
diciéndola: vil traidora,
¿tus discursos dónde paran?
Intentabas atrevida
manchar mi honor y mi fama.
Yo he de quitarte la vida,
pues lo requiere tu infamia.
Como Dios todo lo puede
puso en el rigor templanza.
Se sosiega el caballero
diciendo así estás palabras:
si es niño o niña el que trae
en el vientre esta tirana,
p 203 p
si yo le quito la vida
es quitarle a Dios dos almas.
Y Dios puede castigarme;
pues aguardaré a que para.
No se pasaron dos días
sin que la hora se llegara,
año de mil setecientos
cuarenta y uno declara,
a los dos días de enero
amaneció con luz clara
sobre los montes vecinos
el sol que rayos dispara.
Se levantó la señora
fatigada y angustiada,
con los dolores del parto
llorando con muchas ansias.
Y le dice a un crucifijo:
Señor mío Jesucristo,
que por redimir las almas
en una cruz te pusieron,
del cielo llave y escala.
Bien sabes, padre amoroso,
que no soy culpante31 nada.
No siento, Señor, mi muerte,
el dolor ni la tardanza,
sólo siento ser quien soy
y haberte ofendido ingrata.
¡Misericordia, Señor!
Y que no se pierda mi alma.
Parió en esto un tierno infante
que al sol los rayos le embarga,
con letras siete en la frente
que prodigiosas declaran,
32
Repugnancia.
33
Entra.
34
Entrega.
p 205 p
orqporq
35
La.
36
Suegra.
37
Llevarás.
p 207 p
orqporq
EL CONDE DE ARCOS
38
Vio.
39
Leyó.
40
La.
41
Tú.
p 208 p
al príncipe de la Hungría.
Caballeros en mi reino,
igual a él no lo había,
solamente el Conde de Arcos;
pero hijos y mujer tenía.
Un consejo dame, infanta,
que el mío no bastaría,
tu madre es ya fallecida
donde consejos pedía.
— Le daba un consejo, padre,
por si a usted le parecía:
manden a llamar al Conde
pa42 mañana a mediodía
a comer en nuestra mesa
de lo que en palacio había,
y después de haber comido
le diga de parte mía:
vos le ofreciste a la infanta
cosas que no te pedía:
palabra de ser su esposo
y ella tu esposa sería.
Ahora te mando yo
tu mujer quites la vida.
Mandan a llamar al Conde
a su casa a mediodía;
— Iré a su llamado el rey43
aunque estaba de partida.
— Bienvenido seas, conde,
bienvenido, vida mía;
y comieron en la mesa
de lo que en palacio había.
Después de haber comido
Para.
42
Pedido.
45
p 210 p
Abrevia.
46
p 211 p
orqporq
LA FE DEL CIEGO
[…]
Caminito de Belén
viene un río de beber,
como el camino es tan largo
el niño pide’e beber.
La Virgen le dice al niño[…].
—No tomes agua, mi vida,
No tomes agua, mi bien.
En el puesto de Santiago
hay un rico naranjel
que un pobre ciego lo cuida,
el pobre ciego no lo ve.
—Ciego, dame una naranja
para este niño placer.
Respuende el ciego y le dice:
—Agarra las que has menester.
Tantas fue las que agarró
que el ciego empezó a ver.
Respuende el ciego y le dice:
— ¡Oh! ¿Quién es esta mujer
[…]
que me ha hecho tanto bien?
—Soy la madre’e Jesucristo.
Y se fue al afecto a Belén.
orqporq
p 212 p
LUIS ORTIZ
Clavó.
47
p 213 p
Cogollo
orqporq
[…]
Doña Leonor de la Rosa,
que pocas se han visto
que no mueran deshojadas
a manos del precipicio.
Dios se esmeró en dibujarla,
de manera que la hizo
imán de los corazones
y de los hombres hechizo.
[…]
Deja cristiano, tu ley
y sigue la que yo sigo,
adora mi dios Mahoma
y te casarás conmigo.
No dejaré yo mi ley,
pues sería un barbarismo,
y mi alma no quiere ir
a los profundos abismos.
¡Hala, mis soldados, hala!
p 215 p
orqporq
trayéndole a mi presencia.
Salen los cuatro a pasear
alegremente y sin pena
en un descampado sitio
donde los cuatro se encuentran.
Cierran los cuatro valientes
con tal valor y tal fuerza
que el sol se paró a mirarlos
en medio de su carrera.
orqporq
DONISIO SALAMANGA
(Dionisio Salamanca)
Navíos.
48
p 218 p
Respóndeme.
49
[…]
Ninque51 mil pedazos me hagas.
tiene52 paz mejor con mi amo,
que será cosa acertada.
Así te digo, Selima,
que te vayas a tu casa.
Se dio vuelta, pues, la turca
y se fue para su casa.
[…]
Así que supo que estaba
Mustafá entregado al sueño,
le dio hasta seis puñaladas.
Con voz exhausta decía:
que este cristiano me mata.
[…]
Se juntó la gente’e casa
a agarrar al pobrecito,
que en esas horas rezaba
a la soberana Virgen.
Luego sobre mí cargaron
dándome fuertes puñadas,
y así ante el Rey me llevaron
con las manos bien atadas.
[…]
También se fue la taimada […].
Arañándose la cara
y diciéndole: gran Señor,
otórgame esta demanda
para que con propias manos
castigue tan grande infamia.
Llevatelo53, dice el Rey,
cuidado que se te vaya.
51
Ni aunque.
52
Ten.
53
Llévatelo.
p 220 p
Me llegaron a poner
en una mazmorra de agua
con cadenas y con grillos.
[…]
Y te encargo, esposa mía,
luego que leas mi carta,
le reces una novena
a San Antonio de Padua,
que espero me ha de librar
de esta gente canalla.
No te puedo escribir más
porque el aliento me falta,
que de pena y sentimiento
el corazón se me arranca.
Dije que Donisio estaba
en la mazmorra metido
con su cadena de grillos
de seis varas muy cabales,
su cuerpo muy mal herido,
no teniendo más sustento
que un panecillo cocido,
y sólo de agua un cuartillo.
Ya llega su ama y le dice:
ya estarás desengañado
con ese Antonio que invocas.
¿En qué te ha favorecido?
Renega54de Dios, renega,
y te casarás conmigo,
y luego tendrás por fijo
que al instante que tú mueras,
te irás con el gran Mahoma,
a gozar del Paraíso.
¡Ah! Tú ya estarás ardiendo
Reniega.
54
p 221 p
Los.
55
Quemadlo.
56
p 222 p
orqporq
LEONARDA ROBLES
[…]
salió un maltés de su casa
Jueves Santo por la tarde
con un criado en compaña.
A la vuelta de una esquina
encontró con una dama,
muy compuesta y adornada
con una criada detrás
que a la señora acompaña.
Señor, ¿cómo se halla Ud.?
Vuestro aspecto y vuestra fama […].
Soy noble, no dejaréis
de otorgarme esta demanda.
Yo de mi casa he salido
sola con esta criada;
voy a andar las estaciones
como devota cristiana.
Yo de mi parte suplico
que vengáis en mi compaña.
A ley, dijo el caballero,
es preciso acompañarla
[…]
yo de esto no pierdo nada,
porque yo también camino
a las mismas circunstancias.
p 223 p
Carabinas.
58
p 226 p
orqporq
Irracionales.
59
p 227 p
PEDRO CHAVES60
60
En este corrido falta por completo la rima tal.
61
Sorprendido.
62
A casa de.
63
Entra para adentro.
64
Entra.
p 228 p
65
Eclipsaba.
66
Óleo.
67
Confesión.
p 229 p
orqporq
Nadie.
68
ora femeninos.
p 230 p
Un día se paseaba
al canto de una ventana;
un galante caballero
se ha dado a solicitarla.
Él le dijo esta palabra:
–Lucero de la mañana,
¡Oh tú, rosa entre las rosas!
Aquí me tienes el alma,
que yo te lo70 quiero dar,
ténelo71 en tu pecho guardado.
Y ella de esta visita
quedó muy enamorada,
que ya no pudo dormir
ni aún acostada en su cama.
De esto inocente su tío
de lo que a los dos les pasa
un día la llamó a solas
y le ha dicho estas palabras:
–¿Queréis saber, mi sobrina,
que don Lorenzo de Alas,
vuestro tío y mi sobrino
e hijo de mi hermana
quiere saber de tu hacienda […]?
Y ella al punto le respuende72:
–Para Ud. de buena gana
yo casarme con Lorenzo,
para mí es cosa extraña,
porque nunca se casan bien
los que parientes se casan.
En la siguiente mañana
llegó Alonso de Mendoza,
y ella cuenta lo que pasa.
70
La.
71
Tenla.
72
Responde.
p 231 p
[…]
Ella luego subió al anca
en su caballo ligero,
que por los aires volaba.
[…]
No quiso recoger más
por no ir embarazada;
siete leguas caminaron
y ya el sol les fatigaba.
[…]
Ella llegó fatigada
y se entregó al sueño dulce […].
Él la miró todo atento,
y le dijo estas palabras:
–Por si acaso eres la rosa,
ya te encuentras deshojada;
conmigo faltaste hoy,
con otro lo harás mañana.
Inspirado del demonio
hubo de sacar la daga
para quitarle la vida […].
Y tomó acuerdo y dice:
–Mejor será irme y dejarla.
Ella, cuando se despierta,
de su conciencia acusada
no viéndolo ya decía:
–¡Qué mujer tan desgraciada!
¡Cómo te encuentras aquí!
¡Ay! ¡triste en esta montaña!
¡Ay! tío del alma mía,
Si tus consejos me guiaran
no fuera ¡ay! tan infeliz.
Mas luego tomó arrogancia
y dijo así de esta suerte:
[…]
–No te has de escapar, villano,
p 232 p
La.
74
p 233 p
La.
75
p 234 p
[…]
Y respuéndele76 el obispo
y de esta suerte le habla:
–Mira, mujer, levanta,
yo te juro y te prometo
que estás ya bien perdonada.
Después se entró en un convento
donde hizo una vida santa.
Al otro día por calles
ella así diciendo andaba:
–Tengan ejemplo doncellas
y no sean tan livianas,
que no les suceda ser
alguna vez traicionadas.
orqporq
LA DEVOTA
Respóndele.
76
p 235 p
orqporq
LA NAVIDAD
orqporq
LA FIESTA DE LA CANDELARIA
Ya se prepara la gente
de Calbuco y Puerto Montt,
lo mesmo77en Castro y Achao
y en Ancud pa78 la junción79.
Ya levantan sus banderas
balandra, bote y vapor,
y en los despachos se vende
aguardiente del mejor.
La fiesta ‘e la Candelaria
se celebra el día dos,
y es en el mes de febrero
como el año que pasó.
La gente gran tripulina
arma con esta ocasión,
se embarca con mucho gusto
77
Arcaísmo por «mismo».
78
Para.
79
Función.
p 237 p
para ir a la junción.
Unos van por cumplir manda
otros por vender licor,
otros por echar su cueca
en aquella diversión.
En los botes y las lanchas
todo es una confusión:
gritan mujeres y chicos,
cada uno con más voz,
hasta que ya preparados
manda muy fuerte el patrón:
«¡Surge tú pronto la vela
marcha, vete al portalón!».
El viento es de travesía
y pega por el babor;
van esas lanchas tumbadas
y adentro gritan: «¡adiós!».
Al llegar a Carelmapu
todo es una animación:
repican más las campanas
y comienza la junción.
La iglesia se llena al tiro
por oír misa y sermón,
por ver a la Candelaria
vestida con gran primor.
Y después, sobre el altar,
se forma un gran montón:
son los cariños que traen
los fieles con devoción.
De rodillas aquel hombre,
ahí se arrastra con dolor,
una vela en cada mano
por cumplir lo que juró.
Aquélla, besando el suelo
con una grande aflicción,
al altar se va acercando
p 238 p
orqporq
La.
80
Hubo.
81
p 240 p
se ha sentido un terremoto
que las tierras se doblaban,
haciendo concavidades
y abriéndose las montañas.
Las fieras daban bramidos,
el mar furioso amenaza,
el viento sopló bastante,
el agua se desbordaba,
los eneficios82 cayeron,
los templos y las murallas:
todo fue una confusión.
La gente toda turbada
en el puerto de San Carlos,
en el palacio y las playas
se han reunido las gentes
para encomendar sus almas,
todos puestos de rodillas
ante la imagen sagrada
de Jesús sacramentado.
Allí se han postrado en tierra,
que los alientos le83 faltan,
los padres de la oración
recién venidos de Italia,
y llorosos en el templo
y del altar en sus aras
celebrando el sacrificio
de la misa sacrosanta.
Se asustan los circunstantes
que allí presentes estaban,
y dentro del santo templo
con otros se acompañaban.
Allá en la iglesia del Carmen
Edificios.
82
Les.
83
p 241 p
Han.
84
p 242 p
orqporq
LA QUEMA DE CHACAO
Tenles.
85
87
¿Azogues?
88
Trajeron. Una de tantas voces anticuadas usadas aún en Chiloé.
89
Procurad.
90
Enmendaros.
p 244 p
orqporq
El veinticinco de junio
esta desgracia se vio:
que don Juan José Colín
en Lechagua se murió.
Aquí los restos dejó
juntamente con un niño.
Era un grande cariño
que el Señor Dios le mandó.
¡Virgen Santa del Carmelo,
que día tan lastimoso!
Que ellos serán venturosos
por una muerte tan cruel.
Digo yo a los caballeros
deténganse en el hablar
para que se enmienden luego,
aquí tienen ejemplar.
Sus restos fueron llevados
en casa de un buen amigo,
llevando todos consigo
su fervorosa oración.
Échales tu bendición,
p 245 p
CUENTOS
orqporq
orqporq
orqporq
I
CHILENISMOS SIN USO EN CHILOÉ
Cambios fonéticos
Vicios de conjugación
Vicios de sintaxis
orqporq
II
VULGARISMOS PROVINCIALES
Cambios fonéticos
Morfología
III
SOLECISMOS O VICIOS DE SINTAXIS
Concordancias indebidas
Faltas de régimen
Construcciones viciosas
orqporq
p 273 p
IV
VOCABULARIO
ADVERTENCIAS
tipo negro.
3. a Los de origen chileno o dudoso, así como todos los
chilenismos y demás palabras sobre las cuales se quiera
llamar la atención, se escribirán con letra cursiva.
4. a El sonido que Febres representa por th, lo escribiremos
aquí con el signo thr.
5. El signo medio nasal que dicho autor escribe con g, lo
a
ABREVIATURAS
a –adjetivo.
Apunt. –de mis apuntes tomados entre los indios del
Archipiélago.
f. –barbarismo fonético.
cont. –contracción.
f. –femenino.
f. v. s. a. –frase verbal de sentido activo.
f. v. s. int. –frase verbal de sentido intransitivo.
interj. –interjección.
inv. –invariable.
loc. –locución.
p 274 p
m. –masculino.
mit. –mitología.
pl. –plural.
prop. –nombre propio.
u. –úsase.
u. g. –de uso general.
u. m. c. r. –úsase más como reflexivo.
u. m. c. s. –úsase más como sustantivo.
u. t. c. a. –úsase también como adjetivo.
u. t. c. s. –úsase también como sustantivo.
v. a. –verbo activo.
v. n. –verbo neutro.
v. r. –verbo reflexivo.
v. –véase.
A
— Abajino, a (a.) (u. m. c. s.)— En chileno, el habitante de las
provincias del norte y del centro. Es hoy de poquísimo uso.
En Chiloé se llama también así al aserrador que tira del extremo
inferior de la sierra vertical de brazo.
— Abalizar (v. a.)— Colocar los remos de una embarcación
a lo largo y sobre los bancos, con el objeto de atracar o sólo
para descansar. Es sencillamente una errónea aplicación del
verdadero «abalizar» o «avalizar». Es voz de uso entre remeros
y gente de mar.
— Aboyantar (v. n.)— Boyar, en la acepción de flotar que se le
da en Chile, esto es, «mantenerse sobre el agua un cuerpo
cualquiera aun cuando no sea embarcación».
— Acuchurcado, a (a.)— Lienzo que, después de lavado, no
ha quedado del todo blanco sino manchado o apulgarado. De
cochur (véase).
p 275 p
B
— Balsear (v. a. de u. g.)— Barquear, pues el tránsito de los ríos
o brazos de mar no se hace en Chiloé por medio de balsas, sino
de pequeñas embarcaciones: botes o canoas.
Úsase también como reflejo.
— Balseo (s. m. de u. g.)— Lugar o paraje donde hay una o varias
barcas destinadas a transportar pasajeros a través de los brazos
de mar, ríos o lagunas.
— Bambar (v. n.)— Flaquear, ladearse a uno u otro lado, bambolear.
Ej.: «Me bambó la mano al destapar la botella».
— Bambazo (s. m.)— Vaivén, tumbo, bamboleo.
— Barbillejo (s. m.)— Barbada de cordel para sujetar y gobernar
los caballos. Es, a no dudarlo, la misma voz «barbiquejo» o
«barboquejo», mal entendida y aplicada.
O bien hay aquí un trueque de vocablos, por el cual se da,
aunque alterado, a la pieza que se coloca en el barbiquejo del
caballo, el nombre de esta parte del animal.
p 283 p
C
— Caballera (s. f.)— Una clase de papas.
— Caballo (s. m.)— En el juego de bochas, se llama así a la bolita
predilecta de cada niño, la cual debe ser bien redonda y de
buen tamaño. En el norte del país se le llama tiro, tirito.
— Cabildo (s. m.)— Comisión nombrada por el Supremo (vocab.)
para organizar las procesiones y fiestas religiosas en los campos
y aún en varios pueblos, ponerse al habla con el párroco y
resolver, de acuerdo con él, acerca de la hora y demás detalles
de las funciones sagradas.
Consta de tres alcaldes.
Es institución ya de bastante antigüedad, establecida por los
misioneros jesuitas.
— Cabra (s. f.)— Una clase de papas.
— Cachi (a. inv.)— Se dice de los tejidos del cuerpo cuando están
indolentes o insensibles.
Júntase siempre con el verbo hacer en su forma refleja o
construido con estar. Ej.: «La herida se ha hecho cachi o está
hecha cachi».
p 285 p
— Cahui (hacer) (v. n.)— El acto de dormir las gallinas o las aves.
«Cahuytu: catre» (Febre). «Cahuite: sitio en que pernoctan o
en que duermen las gallinas» (Cañas P.).
— Caica (s. f.)— Una variedad de papas.
— Caicuto (s. m.)— Véase Calcuto.
— Caichín (a. inv.)— Se dice de la oveja de lana sucia y también
de la misma lana sucia. De «caychun: cámaras y tenerlas»
(Febres).
También se aplica a cualquier animal que padece de correncia,
y aun –festivamente– al hombre.
— Caihue (s. m.)— Caña de la mata de papas. De «callhue: mata,
vástago, brote» (Febres). Algunos pronuncian caulle.
— Caihuento (s. m.)— Como el anterior.
— Caimovidán (s. f.)— Una variedad de papas. Véase Mahuidán.
— Caipúe (s. m.)— Canastillo de junquillo fino y bien tupido. Se
usa para dar de comer a los caballos y también para regar el
trigo.
— Cairizo (caedizo) (s. m.)— Especie de cobertizo o tinado. Parece
forma alterada de «caedizo», por cuanto dicho cobertizo, por lo
ligero de su construcción, está expuesto a caer.
— Caitúe (s. m.)— Lugar en que duermen las gallinas. De cahuytu
o cahuite (v. Cahui).
— Calafate (s. m.)— Fruto del Berberis buxifolia.
— Calcuto (s. m.)— Chicha de inferior calidad, que se prepara
del bagazo de las manzanas.
Cañas trae: «Caicutu o acalcutu: el aguapi de Castro», o sea el
aguapié que se prepara del bagazo de las manzanas de que se
ha hecho la chicha.
— Calcho (s. f.)— Variedad de manzana.
— Calchona (s. f.)— Especie de chaqueta ancha y holgada que
usan las mujeres del pueblo.
p 287 p
96
N. T.: he aquí.
p 294 p
— Coluto (s. m.)— Sopa de pescado con huevo que se sirve en los
paseos o quegnunes (véase).
— Colvío, a— Papa que, después de cosechada, se pone verde y,
por lo amarga, deja de ser comestible.
— Colle (s. m.)— Molusco pequeño de concha univalva. También
individuo que va a una comilona o a un medán, de gorra, de
mogollón, esto es, sin haber sido convidado ni llamado.
— Colletero, a (a.)— Como colle en su segunda acepción. De
«colletun: ir a bebidas». (Febres).
— Colli (a. inv.)— Coloración café que se da a las lanas antes de
teñirlas de negro.
— Collín (s. m.)— Especie de armazón o enrejado de madera,
colocado a cierta altura sobre el fogón, para poner a secar
papas, carne, mariscos, etc.
— Collulla (s. f.)— Una pequeña araña en parte colorada y en
parte negra. De «collulla: hormigas». (Febres).
— Comes (s. m.)— Marisco muy delicado y exquisito, que vive en
cuevas que él se forma en las peñas. Pholas chiloensis.
— Comendante, a (m. y f.)— Comandante, a.
— Comida (s. f.)— Llámase así por antonomasia a la papa.
— Compostura (s. f.)— Medicamento.
— Concañ (a. inv.)— Alerce dañado y viejo.
— Concuén (s. m.)— Marisco parecido a la navajuela.
— Concheo (s. m.)— Vasija de grandes dimensiones, de madera
enteriza y de forma semi-esférica, que, llenándola de arena
caliente, sirve para tostar trigo.
También canoa o canal de madera enteriza que, tirada por
bueyes, sirve para el acarreo de papas. Tal vez de «covn: tostar»
(Febres).
— Conchehuada (s. f.)— Cabida del concheo.
— Condenada (s. f.)— Pandorga o cometa de forma cuadrada,
hecha con varillas cruzadas, y la cual no se remonta, como el
p 297 p
97
N. T.: Órganos sexuales femeninos.
98
N. T.: Casi todas las denominaciones de los genitales de ambos sexos en la provincia
se toman a partir de las conchas marinas.
p 307 p
99
N. T.: Mamas de una mujer.
p 308 p
D
— Dachi (hacer) (v. a.)— Ir sembrando y tapando las papas de
dos en dos. ¿De «dapilln: aporcar papas, legumbres, etc.»
(Febres)?
— Dahuén (s. m.)— Arbusto medicinal. Sus hojas se usan contra
el cachín.
— Daipún (s. m.)— Hoja de la papa que queda entre dos
camellones y sirve de abono.
«Daipún: rastrear la tierra para sembrar» (Febr. adic. por H. C.).
— Dalca (s. f.)— Embarcación primitiva hecha de tablones de
alerce cosidos con soga. Llámase también piragua. De «dallca:
balsa» (Febres).
— Dalle (s. m.)— Choro pequeño de sabor amargo.
De «dughllu: un cangrejo o camarón» (Febres). Astacus spec.
— Danca (s. f.)— Véase Elcahue.
— Daudapo (s. m.)— Myrteola nummularia y su fruto comestible.
— Dechi (s. m.)— Parte gruesa de la papa rallada, o sea la que,
después de exprimida, no se pasa por el tamiz.
— Degnacho (s. m.)— Nalca (Gunnera scabra o chilensis) que
crece debajo de la arena, y que por esta razón adquiere un
sabor dulce y azucarado. Lenz escribe Dinacho. Véase Rahuay.
— Dellegne (s. m.)— Vaso de madera.
— Demás (con)— Expresión adverbial equivalente a «por demás»,
«demasiado».
— Demeico (s. m.)— Astilla para encender el fuego. De «dùmùllco:
astillas» (Febres). O de «dùmillcon: buscar palitos» (Febres).
— Demelto (s. m.)— Campo en que se siembra por segunda vez
trigo. Otros pronuncian demeltum. Lenz dice: «Tal vez del
mapuche deuma eltum: lugar donde ya se ha enterrado algo».
— Dempu (s. m.)— Pedazo grueso de milcao. Suele echarse en
las mazamorras de manzana y de milcao colado.
p 315 p
E
— Echón (Tirar a) (expres. v. a.)— En el juego de bochas, tirar la
bolita echando la mano adelante. De «echar»: hacer que algo
vaya a parar a alguna parte dándole impulso con la mano.
— Elcahue (s. m.)— Pequeño corral donde se encierra el ganado
lechal para separarlo de las madres. Véase Danca. De «elcan:
guardar, esconder» (Febres).
— Empaletado (s. m)— Reja o tablado en el fondo de las
embarcaciones menores.
— En (prep.)— Úsala muchas veces el vulgo como sinónima de
apud. Ej. «Alojé en un tío» por «en casa de un tío».
— Enalgar (v. n.)— Dejarse resbalar, por vía de deporte, por un
terreno o piso resbaladizo.
De «nalga».
— Encanuarse (v. r.)— Alabearse la madera, tomar forma de
canúa (canoa).
p 317 p
100
N. T.: Muy a menudo.
p 319 p
F
— Falta (s. f.)— Artículo de comer o vestir que hace falta en la
casa. Ej.: «Mañana voy al pueblo a comprar mis faltas».
— Faltamiento (s. m.)— Ofensa, injuria, falta de respeto o
consideración hacia alguna persona.
— Familia (s. f.)— Hijo o hija de familia. Ej.: «¿Cuántas familias
tiene Ud.?— Tengo tres familitas», esto es, tres hijos pequeños.
En algunas partes de España tiene esta palabra la misma
acepción.
También es usada entre los indios araucanos (Vid. Lecturas
araucanas, por el P. Félix J. de Augusta, pág. 287).
— Fancar (v. a.)— Quebrar, perder la banca, quedar desbancado.
De fanca, que es como los indios pronuncian «banca». Es
voz familiar y festiva. Es una aféresis de «desbancar», Tiene
mucha analogía con el chileno futirse, si bien este se usa como
reflejo.
— Febrera (a.)— La manzana que madura en febrero.
— Feñíu (s. m.)— Árbol cuya corteza se usaba para coser piraguas.
— Fertuoso (n. pr.)— Fructuoso.
— Fiscal (s. m.)— Seglar nombrado por el párroco para administrar,
en las capillas rurales, el sacramento del bautismo en caso de
necesidad, ayudar a bien morir a los enfermos y rezar con el
pueblo el rosario y la doctrina cristiana, los domingos y demás
días festivos.
Tiene bajo sus órdenes un sota-fiscal encargado de reemplazarlo
en su ausencia. Los fiscales gozan, por disposiciones diocesanas,
de importantes privilegios espirituales para sí y sus familias y
tienen derecho a jubilación.
No perciben rentas ni entradas de ninguna especie.
El P. Luis Valdivia instituyó los fiscales en Chile y les dio por
insignia un bastón terminado en cruz. (Cf. Historia de la Comp.
de Jesús en Chile, por el P. Francisco Enrich).
p 320 p
G
— Gnal (hacer)— Perderse la cosecha o secarse el marisco en
la concha. Se culpa generalmente a los brujos del mal éxito
de una cosecha. El hechicero saca una o algunas papas de la
orilla del cercado –pues no se atreve a penetrar en medio del
sembrado– y las arroja al río o al mar con el fin de que se
malogre la cosecha de su enemigo.
Para contrarrestar el maléfico influjo del hechicero, se extraen
una o dos papas del sembrado y se colocan en su lugar algunas
piedras, y dicen que, cuando el brujo las coge, queda impotente
para hacer daño.
p 322 p
H
— Hacer (v. imp.)— Úsase muchas veces como impersonal por
«haber»; pero sólo en el Pretérito de Indicativo. Ej.: «¿Qué
hizo? ¿Qué sucedió? ¿Qué hubo?».
— Halar (s. m.)— Beta de la red de pescar.
De la acción de tirar (halar) se pasa aquí al objeto con que se
tira: la cuerda o beta.
— Hasta (adv.)— Sólo. Ej.: «Nuestro hermano llegó hasta hoy».
— Hastesto (exp. adv.)— Sólo ahora, en este momento. Ej.:
«¿Cuándo llegaste? Hastesto» (hasta esto). Es susceptible
también de la forma diminutiva: hastestito: «ahorita».
— Hembruzca (s. f.)— Hembra, refiriéndose a aves de jaula como
canarios, jilgueros, etc.
— Herejía (s. f.)— Tiene varias significaciones.
Unas veces indica una gran abundancia; otras, el colmo, el non
plus ultra de una situación cualquiera.
Tiene en este caso analogía con las voces «barbaridad»,
«inmundicia», significando gran número o cantidad. Ej.: «En
la calle había una «inmundicia» de gente.» (Vid. Román en el
artículo «Inmundicia»).
«Es una herejía lo que ha llovido hoy». «Me pidieron una
herejía por este libro».
En el mismo sentido se usa «iniquidad».
– ¡Hombre! (vocativo)— Esta palabra suele emplearse
indistintamente ora hablando con hombre ora con mujer.
«¡Cuidado, hombre, no te lastimes!» dice una amiga a otra.
— Horneado, a (a.)— Todo lo que se cuece en el horno.
— Huachaca (s. f.)— Huayaca, talega. Del quechua «huayaka:
talega, saco» (Middendorf).
— Huachano, a (a.)— Gallo y gallina calzados. Corresponde al
chileno calchón, a.
p 324 p
101
N. T.: Contrapuesto, como algo que se opone.
p 329 p
palabra.
p 331 p
I
— Igna (s. f.)— Especie de piedra desmenuzable, que, mezclada
con barro, sirve para hacer ollas u otras vasijas de uso
doméstico.
— Ihuelcún (s. m.)— Planta que produce un fruto muy venenoso.
Llámasele también «matamoros». Vid. «Medicinas populares».
— Ihuelle (s. m.)— Husada que se va pasando por la urdimbre
para formar el tejido.
— Ilquilda (s. m.)— Una clase de papas.
— Ime (s. m.)— Arista del trigo y también espina delgada de
pescado. De “ùmi: pestaña y arista». (Febres).
— Imprenta (s. f.)— Título de una obra. Ej.: «No sé la imprenta de
este libro». ¿(De) qué imprenta es ese libro?
— Imprentar (v. a.)— Suele usarse por «imprimir».
— Improsulez (s. f.)— Cualidad del que es improsulto. (Esta
palabra y la siguiente se han escrito con versalita, no obstante
no hallarse comprendidas –por lo que toca a su etimología–
en ninguna de las clases de las demás dicciones de este
vocabulario).
— Improsulto, a (a) —Corrupción de non plus ultra, y equivale a
«rematado». Ej.: «N. es un bebedor improsulto».
— Incoto (s. m.)— Estaca aguzada para hacer los agujeros donde
deben entrar las otras.
De «ùnco: poste; incoln, úncomn: clavar los postes». (Febres).
Cañas escribe uncotrre.
— Inglera (s. f.)— Ringlera.
p 332 p
J
— Jampa (s. f.)— Persona mala. Tal vez de la voz castellana hampa.
Ej.: “Este muchacho va a ser una jampa”.
— Jerjel (s. m.)— Mosquito ponzoñoso.
— ¡Jué! (interj. vulgarísima)— ¡Jesús! Es la primera sílaba de
¡Jueto!
— ¡Juesucristo!— ¡Jesucristo! Es original que sólo como
exclamación den tal forma a este venerable nombre, pues en
cualquier otro caso lo pronuncian correctamente.
p 333 p
— ¡Juesús!— ¡Jesús!
— ¡Jueto!— ¡Jué!
L
— Lahuán (s. m.)— El alerce. De «lahuan: el alerce» (Febres).
— Lancha (s. f.)— Balandra.
— Lapa (s. f.)— Lavatorio de madera. Probablemente del marisco
del género lapa, por la semejanza de forma. Dicho marisco
tiene una concha univalva, muy baja y conoidal.
— Lechón, a (s. m.)— Cualquier animal pequeño que todavía
mama, no sólo el cerdo.
— Lengua (s. f.)— Cualquier idioma extranjero. Ej.: «No
comprendí lo que decían aquellos colones (colonos) porque
hablaban en lengua».
Primitivamente se aplicó al idioma veliche, hablado por los
indios del Archipiélago.
— Lenvo (s. m.)— Pedazo duro y grueso del cochayuyo. Es
comestible. De “lugvù: raíz del cochayuyo” (Febres). Dícese
también lunfu.
— Lera (s. f.)— Contracción por «la era»: «espacio donde se
trillan las mieses».
— Leuca (s. f.)— Pan. Es voz festiva y familiar, de mucho uso entre
los colegiales. Cañas trae «lleuca: tortilla de harina cocida en
la ceniza o al horno».
— Leuque (s. m.)— «El pellejo que recibe la harina que se muele
en la piedra» (Cañas). Dícese también mulcue.
— Levar (v. a.)— Levantar con palanca y trastornar los tepes que
se van sacando de la tierra con la luma (palo de esta madera) al
tiempo de preparar el terreno para la siembra. Del castellano
levar o elevar.
— Levu (s. m.)— Una romaza grande. En otras partes lefo. De
“lùvù o lùvo: romaza» (Febres).
p 334 p
Ll
— Llagne (s. m.)— Varas tendidas a trechos, en lo alto y en la
parte interior de las habitaciones, y que sirven como de cielo
raso y de sustentáculos para colgar jamones, luche y algunos
otros comestibles. De «llagni: sobrado de la casa» (Apunt).
«Llaghi: el sobrado de casa» (Febr. adic. por H. C.).
— Llame (s. m.)— Lazo, trampa, huachi para cazar pájaros.
Según Lenz, de «llami: estera». (Febres).
Podría ser también una palabra formada de «llamar» y
equivalente a «reclamo».
— Llancazo (s. m.)— Maleficio, mal tirado. Más al norte, rociada,
mal impuesto.
Tal vez de «llancùn: caer» (Augusta), por cuanto hace caer en
cama a sus víctimas, o de «llanca: unas piedras verdes con que
(los indios) pagan las muertes» (Febres).
— Llantén (s. m.)— Yerba medicinal. Vid. «Med. pop».
— Llapudero (s. m.)— Brujo. La verdadera forma es probablemente
llapuyero, por cuanto es el brujo quien prepara el llapuy.
— Llapuy (s. m.)— Conjunto de remedios para hacer alguna
brujería, principalmente con el objeto de atraerse el cariño de
alguna persona.
— Llaullau (s. m.)— Hongo parásito del roble o coihue. Llámase
también pinathra y curacucha.
— Llaulle (a. inv.)— Piuco, rústico, cerril, encogido, huraño.
Probablemente del chileno «lleulle: persona cobarde, inútil,
inepta» (Cañas).
— Llepu (hacer)— Echarse la gallina. De llùpan: estar pegado al
suelo; llùpañn: estar clueca la gallina» (Febres).
— Llid (s. m.)— Últimos restos de los chicharrones, o sea los
pedazos más menudos y secos que de ellos quedan y que sólo
se emplean en hacer cemas (acemitas) y milcaos. De «llid:
borra, asiento» (Febres). La significación de esta palabra suele
p 337 p
M
— Macanero, a (a.)— En Chiloé, persona que acostumbra
defenderse a pedradas o las arroja a los transeúntes. Dícese
generalmente de los muchachos.
Del quechua «makana: garrote corto y grueso, porra, maza»
(Middendorf). Se ha verificado, pues, en este caso un cambio
de significado.
— Macuñ (s. m.)— Especie de chaleco, hecho, según la creencia
vulgar, de la piel arrancada a un difunto o también de la de
algún pescado.
Es el distintivo de la profesión. De «macuñ: manta de los
hombres» (Febres).
Los indios, según Cañas P., llaman así la casulla con que se
revisten los sacerdotes.
p 340 p
103
N. T.: para calmar los dolores de los órganos genitales femeninos.
p 341 p
104
N. T.: las partes sexuales de los hombres y las mujeres.
p 346 p
105
N. T.: degustar un alimento o una bebida nueva.
p 349 p
N
— Nación (s.)— Dícese del que ha nacido con alguna imperfección
o deformidad. «Este pobre niño es nación», esto es, es
defectuoso «de nación». Equivale a monstruo en su acepción
de «producción contra el orden regular de la naturaleza».
Sin embargo, las más de las veces esta voz se emplea
correctamente, a saber, en su forma complementaria «de
nación» v. g. «Este niño es ciego «de nación».
— Nalca (s. f.)— Los pecíolos comestibles del pangue. De «nalca:
lo que se come del pangue» (Febres). También una clase de
papas.
— Nenulue (s. f.)— Una clase de papas.
— Nerehue (s. m.)— Ñerehue o sea instrumento de tejer que
sirve para poner la hebra en el urdimbre y apretar el tejido.
De «gùrehue: el telar o armazón con que tejen» (Febres). Una
clase de papas.
— Netantu (s. m.)— La sábana o sabanilla que se extiende
inmediatamente sobre el colchón y queda, por tanto, debajo del
que duerme. De «Gùtantu: la cama de yerba o cualquier otra»
(Febres). «Nechanto: la segunda sábana de la cama» (Cañas).
p 350 p
Ñ
— Ñanco (s. m.)— El peuco, ave de rapiña. De «ñamcun: águila
pequeña» (Febres). También una clase de papas.
— Ñango, a (a.)— Se dice generalmente del gallo o la gallina de
patas cortas y que imita al pato en el modo de andar. Se aplica
también a personas. Equivale a patojo.
— Ñaña (s. f.)— Tía vieja. Del arauc. «ñaña: hermanita, expresión
de cariño (Lenz).
— Ñapo (s. m.)— Especie de junquillo de que se hacen chaihues.
— Ñauco (s. f.)— Una clase de papas.
– Ñeigle (s. m.)— Banco de mariscos. De «gùln: estar amontonado,
junto, en montón».
Otra forma de la palabra es Ñeil.
— Ñelputo (hacer) (v. a.)— Véase Melputo.
— Ñilhue (s. m.)— La yerba llamada cerraja. De «ñilhue:
cerrajas» (Febres).
— Ñimito (s. m.)— Llimito.
— Ñimito (hacer) (v. a)— Llimito.
— Ñipe (s. m.)— Yerba usada para teñir. Myrceugenia stenophylla.
Cañas anota Ñipa.
— Ñocoy (s. m.)— Especie de junco para hacer canastos.
— Ñocha (s. f.)— Una Bromeliácea de que se hacen redes y sogas.
De «ñocha: yerba de que hacen sogas» (Febres).
— Ñumiñe (s. m.)— Miñumiñe.
p 351 p
O
— Obligación (s. f.)— Derecho. Ej.: «Tú no tienes ninguna
«obligación» (derecho) de reprenderme». Llaman también así
a los compadres. Ej.: «En tal parte tengo una “obligación” muy
estimada», es decir, un compadre muy estimado. Sólo en plural
tiene esta palabra el significado castizo de «familia que cada
uno debe mantener, en especial la mujer y los hijos», y es claro
que en este concepto no están comprendidos los compadres.
— Oca (a. f.)— Llámase así a una variedad de la papa, si bien no
es, en realidad, una papa, pues pertenece a las oxalídeas y se
llama Oxalis crenata.
Del quechua «oca: una raíz con cáscara rojiza o morada»
(Middendorf).
— Ordinario, a. (a.)— Se dice de un objeto grande, tosco, pesado.
— Osponerse (v. r.)— Exponerse.
— Ospuesto, a (a.)— Expuesto.
P
— Pacencear (Pacienciar) (v. n.)— Ejercitar la paciencia.
Es propensión del isleño formar verbos de los sustantivos.
— Pachacoña (s. f.)— Una clase especial de papas.
— Padal (s. m.)— La capa superior de los techos pajizos, hecha
de la paja llamada «ratonera».
De «padal: cubierta de la cumbrera» (Febres).
— Paga (s. f.)— Persona que, mediante una suma determinada
–antiguamente era un peso– tiene derecho a participar en las
reuniones llamadas «cenas» y «paseos» o «Quegnunes». El
individuo que paga la mitad de la suma se llama «media paga».
Vid. «Costumbres populares».
— Pagnén (s. m.)— Panadizo o «siete cueros».
p 352 p
106
N. T.: orinar.
p 357 p
Q
— Quecha (hacer) (v. n.)— Remover la tierra cuando la papa está
ya crecida. De «Ketran: arar» (F. de Aug.).
p 364 p
N. E.: “Mi QUETO todavía no está listo” (traducción: Marijke van Meurs, directora
107
R
— Rahuay (s. m.)— Parte más gruesa de la nalca, que descansa
sobre el depe. Del mapuche rahuay dice Cañas. Llámanse
también festivamente rahuayes las piernas gruesas —desde las
rodillas para abajo— de los muchachos que aún usan calzones
en vez de pantalones.
— Raiquén (s. m.)— Pájaro nocturno que, al volar, hace ruido
como de espuelas que se agitan. Cañas dice acerca de él lo
siguiente: «Raiquén: Pájaro ideal, de plumaje negro y del
tamaño del zorzal. Grita piruí, piruí, piruí. Se tiende en los
caminos por donde trafica la gente fingiéndose muerto. Su
canto anuncia la muerte próxima de los que lo oyen».
— Rale (s. m.)— Dornajo, llamado «canoa» en algunas partes del
país. De «rali: plato de palo» (Febres). También bacinica de
madera.
En otras provincias del país, Rali.
p 369 p
— Rethrilín (hacer) (v. n)— Lagrimar, escocer los ojos por haber
entrado en ellos un cuerpo extraño.
De «thùlirn: dar punzadas» (Febres). «Rùthovn: llorar,
lagrimear por el polvo» (Febres adic. por Hern. Calz.).
— Rethrulhue (s. m.)— La extensión de una siembra de trigo.
— Revesudo, a (a)— Revesado, enrevesado.
— Rinquethral (s. m.)— Renquecha.
— Rithrán (a.)— Pan o tortilla que no se leuda. Febres trae
«rithan, áspero». Febr. adic. por Hern. Calz. consigna: «lithan:
estar apretado o duro como tierra apisoneada».
— Ritrhío (hacer) (v. n.)— Hacer rethrilín.
— Romancear (v. n.) — Canturriar, especialmente hablándose de
ebrios.
— Rurín (s. m.)— Abeja. De «dulliñ: abeja» (Febres).
S
— Sabanilla (s. f.)— Tejido de lana de oveja muy fino y que se
emplea como cobertor.
Se le usa como sábana entre la gente menesterosa, y entre la
más acomodada, se extiende inmediatamente sobre la sábana
que cubre el cuerpo.
Es un trabajo notable, que muchas veces compite con las
frazadas importadas del extranjero.
— Sacaúra (de gente) — Leva, enganche. Del verbo «sacar».
— Sacho (s. m.)— Ancla de madera en las embarcaciones
menores. Es una armazón de varas de luma cruzadas, entre las
cuales se coloca una piedra que le sirve de lastre.
Esta palabra es muy probablemente la misma voz castiza
«sacho» (sarculus108), esto es, pequeño instrumento de hierro
108
N. T.: azadón.
p 371 p
T
— Taca (s. f.)— Marisco. Venus thaca. Con la concha de este
marisco las jóvenes del pueblo fabrican primorosos trabajos:
ramilletes, costureros y marcos para retratos. De «thaca: un
marisco muy sabroso» (Febres).
— Tacan (a. inv.)— Porfiado, caprichoso.
p 373 p
U
— ¡Ujujuy! (interj)— Exclamación de admiración.
— Ulpada (s. f.)— Ulpo que se come de una vez.
— Ulpeadero (s. m.)— Lugar donde se ulpea. Es un lugarejo del
departamento de Castro.
— Ulpear (v. n.)— Comer ulpo, esto es, harinado, o sea mazamorra
de harina tostada con agua o chicha nueva.
— Urbia (gurbia) (s. f.)— Gubia.
— Urupa (s. f.)— Saco hecho de cuero de cabra u oveja para
guardar harina tostada. ¿Esta voz será indígena o provendrá
del castellano «gurupa» o «grupa», voz con la cual no guarda
la menor analogía de significado?
— Utave (s. m.)— Manojo de trigo o sea gavilla: De «utùn o utín:
los atados de maíz para guardar en unas varas» (Febres).
— Uthral (s. m.)— La urdimbre ya estirada para empezar el
tejido. De uùthaln: parar o armar los lizos para tejer. (Febres).
p 378 p
V
— Valdún (s. m.)— Renuevos de árboles en la montaña. También,
una quebrada cubierta de quila. De «aldùn: ser o haber mucho»
(Febres).
— Varralhue (s. m.)— Palo o vara con que se va afianzando el
tejido mientras está en el telar.
— Vauda (s. f.)— Ave considerada fatídica, cuyo grito anuncia
desgracias.
— Vedoque (s. m.)— El ombligo. De «vùdo: el ombligo» (Febres).
Cañas trae bedo.
— Ver! (¡A) (interj.)— Esta frase ¡a ver! equivale a ¡oxte! en latín
apage109.
— Veu (s. m.)— Planta venenosa que crece en los barrancos.
Vid. «Med. pop.». Su nombre científico es Coriaria ruscifolia.
El farmacéutico don Fernando Trautman, hijo de Chiloé, ha
hecho sobre las propiedades tóxicas de esta planta, un estudio
muy interesante, que mereció ser publicado en la Revista
Farmacéutica Chilena.
De «veu: mata de que hacen flautas» (Febres, adic. por Hern.
Calz.). Otros la llaman Deu.
— Vilu (s. f.)— Una clase de papas. De «vilu: culebra, lombrices,
víboras» (Febres).
— Villomes (s. f. pl.)— Papas chicas, despreciadas. Probablemente
de «illamn: despreciar, desechar» (Febres). La «v» inicial
es, según parece, una prótesis puesta allí inconsciente y
caprichosamente.
— Vitelo (s. m.)— Ternero de uno para dos años. De vitellus, dim.
de vitulus. Es extraño que esta voz culta se use únicamente en
Chiloé, la provincia más apartada de los centros de cultura. En
cuanto al femenino, hoy anticuado, tampoco se usa en Chiloé.
109
N. T.: “¡Zape!”. O bien “¡Fuera de aquí!”.
p 379 p
Y
— Yoca (s. f.)— Pez de cabeza ancha y de enorme boca, de unos
tres pies de largo. Parece ser el pejesapo.
— Yoconto (s. m.)— Sombrero de lana de oveja hecho en la isla.
Z
— Zarapito (s. m.)— Fruta de color rosado, menor que la murta.
— Zarco, a (a.)— Miope, fuera de su significación común.
La razón de esta acepción es la creencia de que los ojos muy
claros no gozan de gran potencia visual.
p 380 p
SUPLEMENTO
Diminutivos familiares de nombres propios
A
Adela Lela
Adelaida Llalla
Agustín Cucho
Alberto Beto
Albino, a Abiño, a
Alejandro Cano, Jano, Jaño
Alfredo Chafeo
Amalia Male, Amalla
Ambrosio Amocho
Andrés Añés, Añeco
Antonio, a Choño, Anchoño, Anchuco
Aparicio Apari
p 381 p
Asunción Chuncho
Atanasio, a Achaño, a
Aurelia Llella, Lela
Aureliano Ahuello
Aurelio Llello
B
Balbina Balbi
Baldomero Ballome, Mero
Baltasar Balcha
Bartolo, a Bachollo, a
Basilio Bachi
Bautista Bauchi (no Baucha, como
en otras partes de Chile)
Beatriz Bea, Beata, Tiche, Beachi
Belarmino Mino
Belisario Chayo, Bichayo, Felli110
Benjamín Jaime, Ñamiñ
Bernabé Beña
Bernardino Beña, Ñiño
Bernardo, a Nano, Beñallo;
Nana, Beñalla
Bonifacio, a Boñi, Moñi
Brígida Bique
Buenaventura Venchu
C
Candelaria Cañi, Calala
Carlota Lota, Lote
Carmen Caime
Carolina Callolla
Casiano Cachi, Cachano
Casilda Cachi
Casimiro Cachimi
Catalina Cata, Cachaña
Cayetano, a Caita111
Celedonio Cele, Chele, Chelle
Celestino Chelle
Celso Checho
Cipriano Chipe
Ciriaco Chaco
Cirilo Chiilo
Clemente Menche, Quemenche
Clorinda Colla, Coíña
Clotilde Coti, Cocho
Concepción Conchi (no Concha)
Cornelio Coñi, Coñeo
Cristino, a Quiche, Quichi
Cristóbal Quicho
D
Damián Dama
Daniel Ñel, Ñelo, Lele
111
El vulgo pronuncia Caitano por Cayetano.
p 383 p
E
Ecequiel Chequel
Eduardo Guallo
Eduvigis Vique
Elena Nena
Eleuterio Tello
Elisa Licha
Elvira Vira
Emilio Millo
Encarnación Encaña
Enrique Enri
Enriqueta Queta
Epifanio Pifa
Ernesto Ñecho
Escolástica Colla
Estanislao Tani, Cachao
Eufemia Chema
p 384 p
Eugenio Queño
Eulogio, a Llojo, a
Eusebio Chebo
Evaristo Vari
F
Facundo, a Cuño, a
Faustino, a Tiño, a; Fausti
Federico Fede, Llico, Fellico
Felicia Licha
Felicinda Chinda
Felipa Ipa
Felipe Fellipe, Llipe
Félix Fellis
Fernando Feñaño
Fidelia Filleca
Filomena Fillu, Mena
Froilán Chollán
Flora Folla
Florencio Floro, Foencho
Florentina Tina
G
Genaro Geña
Genoveva Gino
Gertrudis Gechu
Gilberto Filli
Graciela Chela
Gregorio Gollo
p 385 p
Guacolda Guaco
Guillermo Ñemo
Gumersindo Gume, Chindo
H
Heliodoro Lolo
Hermógenes Monge
Hilario Llallo
Hipólito, a Poli
Humberto Beto
I
Ignacio Ñaco
Ildefonso Fonso
Isabel Chabela
Isidoro, a Cheullo, a
Isidro Chilo
J
Jacinto, a Cachi
Jacoba Jaco
Jerónimo
Ñomo, Ñimo
Jorge Choche
Juan
Juañi, Juañico
Juan de Dios Juancho
Julián, a
Julli
L
Lastenia Cheña
p 386 p
Laura Lala
Laureano
Nano
Leocadia Leo
León Leo
Leonardo
Leo
Leoncio Leoncho
Leonila
Leo
Liberato Llibe
Liborio
Bollo
Lidia
Lila
Lisandro Chano
Lorenzo
Lore
Loreto Lore
Lucía
Chía
Luciano Chano
Lucinda
Chiña, Chinda
Lupercio
Lupe
M
Magdalena Mena
Marcelino Macheiño
Marcelo, a
Machello, a
Marciano Maichaño
Marcos
Maico
Mariano, a
Manano, a
Margarita Maiga
Martín
Maichín
Matilde Mati, Tila, Machille
Mauricio
Maucho
p 387 p
Melchor Melcho
Miguel
Mel
Modesto Moe, Moye
Mónica Moni
N
Narciso Chicho, Ñachi
Natalia
Nata
Natividad Nati
Nicanor
Canoy, Cañoy, Lica112
Nicasio Ñica
Nicolás, a Ñico
Nolasco
Ñolla
Norberto Ñobe, Beto
O
Octavio Tavo, Taviño
Olegario
Llallo
Onofre Ñofe
P
Pablo Pallo
Palmira Pama
Pascual, a
Paico
Patricio Pachi
Paulino
Paulli
El vulgo en Chile pronuncia l por n: laranja, alimal por naranja, animal. La única
112
palabra en que hemos oído esta sustitución en Chiloé, es la de Licanor por Nicanor.
p 388 p
R
Rafael Rafa
Ramón
Monche, Moncho
Remigio Remi, Llemi, Mico
Ricardo Rica, Lica
Roberto
Robe
Rosa Llocha
Rosalía
Chalía, Chala
Rosario Challo
Rudecindo
Chindo
Rufino, a
Rufi
Ruperto Rupe, Peto
S
Sandalio Lalo
Santiago
Chanchao
Saturnino Ñiño
Sebastián
Chaba
Secundina
Cuñiña
Serafina Chafi
Silverio, a
Chiveo, a
Silvestre Chive
p 389 p
Sinforiano, a Sinfo
Sofía
Chofi
T
Teodoro Teo, Doro, Lolo
Teófilo
Tofi
Teresa Tere
Tiburcio
Chibún
Timoleón Timo
Timoteo
Timo
Toribio Tollo, Choy, Tori
U
Úrsula Ucha
V
Valentín Vale, Vaichín
Valeriano Valle
Valerio
Valle
Vicente Vicho
Víctor Vicho
Victoria
Vicho, Vicholla, Cholla
Victoriano Vicho
Vital, ia
Vita
W
Wenceslao Chalao, Chelao
orqporq
p 390 p
APÉNDICE
Sin tiempo ni aptitudes para hacer un trabajo acabado acerca
de los arcaísmos conservados en Chiloé, así en lo relativo a la
fonética y morfología como a todas las voces anticuadas que están
en uso en la isla, nos contentaremos con dar aquí una nómina de las
principales de ellas. Nos han servido para esta tarea el Diccionario
de la Real Academia, el de Zerolo y el Diccionario de chilenismos
del eminente hablista y escritor nacional don Manuel A. Román.
Otros autores, con mayor conocimiento de la materia y con más
vagar, podrán hacer más tarde un estudio interesante de esta parte
del lenguaje isleño.
Advertiremos, no obstante, que, contra lo que ordinariamente se
dice y aun se escribe, el número de voces anticuadas conservadas
en Chiloé no excede –salvo una que otra palabra– del de las que
están en uso en otras provincias del país.
El escaso tiempo que España dominó en el Archipiélago
después de la Independencia, no alcanzó a modificar el lenguaje
provincial para poder establecer diferencias apreciables entre él y
el que rige en el resto de Chile.
Nuestro objeto, pues, al dar aquí la nómina de tales voces, es
sólo completar nuestro trabajo sobre la lingüística del Archipiélago.
Notaremos también que algunos de estos vocablos, con tener
en el diccionario la nota de anticuados, están aún en Chile en todo
su vigor. Tales son las voces «llamado», «cargoso», «esclavonía»,
etc., etc.
Para abreviar, omitiremos aquí los cambios arcaicos de
conjugación, propios no sólo del habla vulgar isleña, sino del
lenguaje popular chileno, como hey por he, doldrás por dolerás,
salré y saliré por saldré, haiga y vaiga por haya y vaya, semos
por somos, vide y vido por vi y vio, truje por traje, comerís por
comeréis y comerás, velo por verlo, amastes por amaste, etc.; y
nos limitaremos sólo a exponer las voces anticuadas, sin entrar en
disquisiciones que no corresponden al objeto de nuestra obra ni
están al alcance de nuestros exiguos conocimientos gramaticales.
p 391 p
Abajar Bajar
Abusionero, a
Supersticioso
Abutagado, a (Antic. en España) Abotagado
Acarreadura
Acarreo
Agora
Ahora
Agüela Abuela
Agüelo
Abuelo
Alivianar Aliviar
Aljedrez
Ajedrez
Almofrez
Almofrej
Alquimia Latón
Aparcero
Compañero
Ardidoso Astuto, sagaz, mañoso
Ardiloso
»»»
Arrancadura Acción de arrancar
Arrastradura
Arrastramiento
Arrecho,
a (Del antic. «arrechar» = poner
derecha, tiesa alguna cosa)
Arremedar Remedar
Arrempujar
Rempujar, empujar
Asimesmo Asimismo
Asina
Así
Asosegar Sosegar
Aspamiento
Aspaviento
Atentar
Tentar, tocar, palpar
Avante
(sólo tiene uso en la marina) Adelante
p 392 p
Barrial Barrizal
Brazada
Braza
Bulra Burla
Bulrador Burlador
Bulrar
Burlar
Calor (La) El calor
Cargoso, a
Molesto, gravoso
Cava Foso, cueva u hoyo.
Celebro
Cerebro
Cevil
Civil
Ciénago Ciénaga, cenagal
Color (La)
(el vulgo lo hace siempre femenino) El color
Compaña
Compañía
Condesado
(voz usada en los corridos) Condado
Conduta Conducta
Conduto
Conducto
Conocencia
(úsase más en plural) Conocimiento,
relaciones
Corajoso, a Animoso, valeroso.
Cortada
Corte, acción de
cortar
Creatura Criatura
Crudio Aspero, sin desbastar
Cuasi
Casi
Cubija
Cobija
Curtidura Curtimiento, acción
de curtir
p 393 p
Engeniarse Ingeniarse
Eugenio
Ingenio
Enjaguar Enjuagar
Enterar Completar
Entonce
Entonces
Envernar Invernar
Enyugarse
(en estilo festivo) Casarse
Esclavonía
Esclavitud
Escrebir Escribir
Escribano
Escribiente
Escuras (A)
A oscuras
Escurecer Oscurecer
Escuridad
Oscuridad
Escuro Oscuro
Estoria
Historia
Eximición Exención
Falla Falta
Fleta
(del antiguo «fletar»=frotar) Frotación
Fletación
Frotación
Fletar Frotar
Forado
Agujero
Fucias (A)
(de «a fucia») En confianza de, a
costa de
Fluída Huída
Fuyenda
Fuga
Fuyir Huir
p 395 p
Garrotear Apalear
Grabiel
Gabriel
Guargüero Garguero o gargüero
Hablado (bien o mal) Comedido o
descomedido en el
hablar
Hechor
(que hace) Guarán, garañón
Hendija
(del ant. hendrija) Rendija
Hespital
Hospital
Horcar Ahorcar
Horrar
Ahorrar
Huraco
Agujero
Indino, a Indigno
Indulugencia
Indulgencia
Ingalaterra, Ingalatierra Inglaterra
Ingüente
Ungüento
Inorancia Ignorancia
Inorar
Ignorar
Inreligioso, a
Irreligioso
Inremediable Irremediable
Inreverencia
Irreverencia
Inreverente Irreverente
Ivernar
Invernar
Ivierno Invierno
Lamber Lamer
Lambida
Lamedura
Leción Lección
p 396 p
Letura Lectura
Levantadura (de tierra)
Segunda aporcadura
Leviano Liviano
Lición Lección
Llamado
Llamamiento
Llanteada
(de «llantear» = llorar) Llanto
Llantear Llorar
Maor
Mayor
Mascada Mascadura
Medecina
Medicina
Mensura
Medida
Mercancear Comerciar
Mesmo, a
Mismo
Mestra Maestra
Mestro
Maestro
Mientes
(parar mientes en algo) Pensamiento
Mostro
Monstruo
Mujier Mujer
Naide
Nadie
Naipe Baraja
Navear
Navegar
Nenguno, a Ninguno
Niervo Nervio
Niervoso
Nervioso
Ñublado, a Nublado
Ñublar
Nublar
Ñudo Nudo
p 397 p
Ñudoso, a Nudoso
Otubre
Octubre
Paridura Parto
Pienso (Ni por) Pensamiento
Pinineo
(es el anticuado «pineo») Pigmeo
Previlegio
Privilegio
Ralo, a Raro, no común
Rebustez
Robustez
Rebusto, a Robusto
Recaía
Recaída
Recebir
Recibir
Relampo Relámpago
Renglera
Ringlera
Retor Rector
Retora
Rectora
Retorcijón Retortijón
Retular Rotular
Rétulo
Rótulo
Revoltura Mezcla
Ringlón
Renglón
Rompido, a Roto.
Sabidor
Sabedor
Silguero
Jilguero
Torreja Torrija
Tusar
Atusar
Ungüente Ungüento
p 399 p
ANEXOS
orqporq
ADIÓS A MI PUEBLO
I
Tierra de mis afectos, ya te dejo
tú sabes con qué pena, con qué anhelo
de volver a pisar tu hermoso suelo
y los umbrales de mi viejo hogar.
II
¿Cómo jamás olvidaré, ¡oh tierra amada!
Tus islas, tus montañas y riberas,
ni el verdor de tus campos y tus eras
ni el salmodiar eterno de tus mares?
III
Bajo tus pobres, tus humildes techos,
tus hijos ni envidiados ni envidiosos,
transcurrir ven sus días venturosos
sin torcedor ni espina en su conciencia.
p 403 p
IV
Honradez y trabajo es tu divisa;
ni lujo ni miseria en ti se asientan:
tus campos y tus playas te sustentan
y en dulce paz tus días se deslizan.
V
Mañana partiré llevando en mi alma
la visión de tus campos y tus mares,
la dulce paz de mis antiguos lares,
por la mano del tiempo destrozados.
VI
Lejos de ti, llevadas por los vientos,
espero lleguen a tu suelo santo
tristes notas perdidas de mi canto,
que de mi pecho arrancará tu ausencia.
VII
Piadoso el cielo ha de querer que vuelva
a las playas en que ¡ay! jugué de niño
cuando aún la blancura del armiño
mi rostro candoroso reflejaba.
VIII
Y ojalá que mañana —si no vuelvo—
alguien ponga en mi póstuma vivienda
como el último adiós esa leyenda
que mi mano trazó en el camposanto:
BIBLIOGRAFÍA
p