Regimen General de Las Obligaciones Guillermo Ospina Fernandez
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MULTA-Finalidad
PENA-Fines
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY
CABRA
I. ANTECEDENTES
Igualmente, sostiene que la multa es una deuda que se tiene con el Estado y
que la Constitución prohíbe la prisión por deudas, lo cual significa que la
norma es inconstitucional por quebrantar el artículo 28 de la Carta.
Adición de la demanda
Por ello, dado que el proceso cuyo trámite se impartió por orden del auto
admisorio del 26 de agosto de 2004 fue el iniciado contra los artículos 4º y 5º
de la Ley 890 de 2004, la adición presentada el 13 de septiembre, que se
refiere a otras normas jurídicas, no será tenida en cuenta por la Sala.
Aunque por fuera del término de fijación en lista del proyecto, la Academia
Colombiana de Jurisprudencia, por conducto del Miembro Correspondiente
Juan Carlos Prías Bernal, intervino en el mismo para solicitar a la Corte que se
declaren exequibles las normas demandadas.
A su juicio, la multa es la consecuencia pecuniaria de la comisión de un delito,
por lo que debe ser proporcional, razonable y necesaria respecto de la
conducta punible y de su ejecutante.
1. Competencia
2. Problemas jurídicos
La multa es, pues, una sanción cuyo monopolio impositivo está en manos del
Estado, que la aplica con el fin de “forzar, ante la intimidación de su
aplicación, al infractor a fin de que no vuelva a desobedecer las
determinaciones legales”2.
Ahora bien, dado su carácter pecuniario, es apenas obvio que la multa se fije
en un monto líquido de dinero, con lo cual la misma se convierte en un
verdadero crédito a favor del Estado. De allí que en el lenguaje corriente la
multa pueda considerarse como una “deuda” que el condenado adquiere con el
Estado.
3 Artículo 40. Conversión de la multa en arrestos progresivos. Cuando el condenado no pagare o amortizare
voluntariamente, o incumpliere el sistema de plazos concedido, en el evento de la unidad multa, se convertirá
ésta en arresto de fin de semana. Cada unidad multa equivale a cinco (5) arresto de fin de semana.
La pena sustitutiva de arresto de fin de semana oscilará entre cinco (5) y cincuenta (50) arresto de fines de
semana.
El arresto de fin de semana tendrá una duración equivalente a treinta y seis (36) horas y su ejecución se
llevará a cabo durante los días viernes, sábados o domingos en el establecimiento carcelario del domicilio del
arrestado.
El incumplimiento injustificado, en una sola oportunidad, por parte del arrestado, dará lugar a que el Juez que
vigila la ejecución de la pena decida que el arresto se ejecute de manera ininterrumpida. Cada arresto de fin de
semana equival a tres (3) días de arresto ininterrumpido.
Las demás circunstancias de ejecución se establecerán conforme a las previsiones del Código Penitenciario,
cuyas normas se aplicarán supletoriamente en lo no previsto en este Código.
El condenado sometido a responsabilidad personal subsidiaria derivada del impago de la multa, podrá hacer
cesar la privación de la libertad, en cualquier momento en que satisfaga el total o la parte de la multa
pendiente de pago.
De lo anterior, la Corte no encuentra que el establecimiento de un monto
mínimo de la multa, señalado en un salario mínimo legal mensual vigente, sea
discriminatorio, es decir, afecte el principio de igualdad del artículo 13
constitucional, de la misma forma que el monto mínimo de la caución
prendaria lo hacía, según el artículo 369 de la ley 600 de 2000, y de acuerdo
con la declaratoria de inexequibilidad de la Corte, adoptada mediante
Sentencia C-316 de 2002.
La pregunta obvia que sigue a esta reflexión es, entonces, ¿por qué si
se consulta la capacidad económica de quienes pueden pagar desde
uno a mil salarios mínimos legales mensuales, no se hace lo propio
con quienes sólo pueden sufragar una cantidad menor? La forma en
que ha sido planteado este interrogante deja al descubierto la
desigualdad que subyace a la norma. A través suyo se llega a la
paradoja de que para los más necesitados no se aplica el principio de la
proporcionalidad y de que por esa vía, además, se desconoce también
su derecho a la libertad personal, pues, como quedó establecido en la
primera parte de la providencia, la ausencia de una alternativa no
económica, como en el régimen anterior lo era la caución juratoria,
hace imposible conservar en condiciones de igualdad los derechos
procesales de los menos favorecidos. (Sentencia C-316 de 2002 M.P.
Marco Gerardo Monroy Cabra)
Así las cosas, acudiendo a las conclusiones previas, esta Sala responde los dos
primeros cargos de la demanda. El demandante dice que se vulnera el
principio constitucional de igualdad porque para conceder el beneficio de la
suspensión condicional de la ejecución de la pena, el legislador exige al
condenado el pago total de la multa. Igualmente, dice que se desconoce dicho
principio cuando se exige el pago total de la multa al condenado que solicita el
reconocimiento de la libertad condicional.
La razón de ser de su oposición reside, no propiamente en que se exija el pago
de la multa para acceder a dichos beneficios, sino que quienes no tienen
capacidad económica para pagarla se encuentran en condiciones de inequidad
frente a quienes sí pueden hacerlo y, por tanto, pueden disfrutar de los
mencionados subrogados penales.
Ahora bien, para garantizar la operancia del principio del non bis in ídem, es
requisito indispensable que se presente una identidad en el sujeto, en la causa
4 Sentencia T-537 de 2002 (Magistrado Ponente Jaime Córdoba Triviño). En el mismo sentido, ver las
sentencias T-162 de 1998 y T-575 de 1993 (en ambos casos, Magistrado Ponente Eduardo Cifuentes Muñoz).
En la sentencia T-537, la Corte decide que el doble juicio criminal a un sindicado por abandonar a un menor
y por causarle la muerte, no constituye una violación al principio del non bis in idem.
y en el juicio respecto de los cuales se erige la condena. Lo anterior quiere
decir que para que una segunda condena pueda calificarse como violatoria de
la prohibición constitucional, se requiere que se produzca por el mismo
motivo que la primera, contra el mismo sujeto y mediante el mismo juicio de
reproche justificativo de aquella. Dicha triple coincidencia es absolutamente
necesaria pues, dado que el derecho despliega su protección en diferentes
campos de la realidad jurídica, una misma conducta puede ser reprochada
desde las diferentes perspectivas de esa realidad; como es el caso de quien,
quebrantando una norma de naturaleza penal, infringe simultáneamente, con la
misma conducta, el régimen disciplinario de los empleados públicos5.
Por esta razón, la Corte ha reconocido que no se presenta afrenta alguna contra
la prohibición constitucional del non bis in idem, si en el juicio de valor que
hace la autoridad sancionatoria no hay identidad de sujeto, conducta
reprochada y normativa aplicable. Así lo advirtió la Corporación la Sentencia
T-162 de 19986 cuando señaló: “Como quiera que el significado primigenio de
los principios de non bis in idem y de cosa juzgada consiste en impedir que
los hechos o conductas debatidos y resueltos en un determinado proceso
judicial vuelvan a ser discutidos por otro funcionario en un juicio posterior,
esta Corporación ha considerado que la relación que debe existir entre los
hechos, el objeto y la causa de esos dos procesos debe ser de identidad. En
efecto, la jurisprudencia señala que debe tratarse de motivos idénticos, de
juicios idénticos, del mismo hecho, del mismo asunto o de identidad de objeto
y causa. Así, por ejemplo, la Corte ha estimado que no se violan los
principios constitucionales en comento cuando una misma conducta es
juzgada por dos jurisdicciones diferentes con base en normas de categoría,
contenido y alcance distintos”.
En efecto, de acuerdo con la norma legal que se discute, pese a que el Juez de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad somete a valoración al mismo
sujeto de la condena, aquella no se adelanta ni con fundamento exclusivo en el
comportamiento que fue objeto de censura por parte del juez de la causa, ni
desde la misma óptica en que se produjo la condena del juicio penal.
5 “La prohibición del doble enjuiciamiento no excluye que un mismo comportamiento pueda dar lugar a
diversas investigaciones y sanciones, siempre y cuando éstas tengan distintos fundamentos normativos y
diversas finalidades. Esta Corte ha precisado que el non bis in ídem veda es que exista una doble sanción,
cuando hay identidad de sujetos, acciones, fundamentos normativos y finalidad y alcances de la sanción”.
(Sentencia C-088 de 2002 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz)
6 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz
contenido y juicio de la sentencia de condena garantiza que los parámetros
dentro de los cuales se adopta la providencia del Juez de Ejecución de Penas y
Medidas de seguridad sea restringido, es decir, no pueda versar sobre la
responsabilidad penal del condenado.
(…)
Las mismas razones sirven, por demás, para descartar la procedencia del cargo
contra la expresión “podrá” del artículo 64 del Código Penal, modificado por
el artículo 5º de la Ley 890 de 2004, pues sobre la base de que la libertad
condicional no sólo está subordinada al cumplimiento de ciertos requisitos
objetivos sino, además, a la valoración de los elementos subjetivos por parte
del Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, es notorio que la
concesión del subrogado penal es facultativa y no obligatoria. Ello, por
supuesto, dentro de motivados criterios de razonabilidad que excluyen la
arbitrariedad de la decisión y pueden ser controvertidos por quien se considere
perjudicado por la medida.
Así las cosas, en primer lugar, la providencia por la cual se concede o se niega
el beneficio de la libertad condicional debe encontrarse suficientemente
motivada. Ciertamente, el Juez de Ejecución no está autorizado para negar o
conceder el beneficio con el simple aserto de que el reo cumple o no cumple
con las exigencias subjetivas requeridas para hacerse acreedor al subrogado
penal. La motivación de la providencia es el requisito que garantiza la
posibilidad de impugnarla, por lo que la misma debe contener las razones
determinantes de la decisión.
7 CSJ. Sala de Casación Penal. Auto 14536 enero 27 de 1999. M.P. Anibal Gómez Gallego
En segundo término, los motivos y razones aducidos por el juez en la
providencia deben estar plenamente probados. El hecho de que el
cumplimiento o incumplimiento de las exigencias requeridas para conceder el
subrogado penal deban estar demostradas es garantía de que el Juez de
Ejecución de Penas ha valorado realmente el comportamiento penitenciario
del condenado, a partir de lo cual ha decidido que éste merece continuar en
custodia o disfrutar responsablemente de su libertad.
Finalmente, esta Corte considera que el análisis de los motivos que conducen
a negar o a conceder la libertad provisional debe hacerse en consonancia con
las condiciones particulares del reo, de manera que la medida, en su caso,
cumpla con el requisito de la razonabilidad. Así las cosas, para poner un
ejemplo, si el centro de reclusión en el que se encuentra privado de la libertad
no ofrece oportunidades de trabajo, no permite el desarrollo de un oficio o una
actividad productiva, no podrá negarse el beneficio de la libertad condicional
con el argumento de que el condenado ha dedicado su tiempo de reclusión al
ocio. En estos términos la Corte pretende enfatizar la necesidad de que la
privación efectiva de la libertad únicamente ocurra cuando existan motivos
realmente determinantes para negar el subrogado penal.
VII. DECISION
R E S U E LVE
HACE CONSTAR: