Edward Jenner
Edward Jenner
En el siglo XVIII, la viruela era una de las enfermedades epidémicas con un mayor
índice de mortalidad. El único tratamiento conocido en la época era de naturaleza
preventiva, y consistía en inocular a un sujeto sano materia infectada procedente
de un paciente aquejado de un ataque leve de viruela. Dicho principio se basaba
en la evidencia empírica de que un sujeto que hubiera superado la enfermedad no
la volvía a contraer. Sin embargo, la persona inoculada no siempre desarrollaba
una versión leve de la enfermedad y fallecía a menudo; además, podía actuar
como foco de infección para los que lo rodeaban.
La memoria con los resultados obtenidos fue rechazada por la Royal Society, pero
él la publicó en 1798, incluyendo también los resultados favorables de otras
pruebas posteriores. No sin problemas, la práctica de la vacunación se fue
extendiendo desde el campo de la acción médica particular al ámbito nacional,
continental y mundial. Jenner, convertido en un personaje célebre, disfrutó desde
1802 de una cuantiosa suma anual concedida por el Parlamento, retirándose de la
actividad científica en 1815.