Gladius 50 PDF
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AÑO 18 - Nº 50
PASCUA DE 2001
[ En La Patria y el Orden Temporal. El Simbolismo de las Malvinas, cap. IV, Gladius, Buenos
Aires, 1993, pp.127-147.
Conclusión
Caturelli, como hemos visto, nos pide leer la voluntad de Dios en los
hechos, en la historia y en la vida nacionales para saber qué quiere Dios
que hagamos con la Patria.
Estimados amigos, lo que Dios quiere es que hagamos de la Patria un
camino hacia Él.
Por la Patria hacia Dios.
P. LEONARDO CASTELLANI
* El doctor Luis A. Barnada, de Concordia (Entre Ríos), acercó a Gladius una carpeta con
varios artículos de Leonardo Castellani. Éste es el primero; luego publicaremos “Sobre la Esperanza
y sus contrarios”, “San José”, “El Matrimonio”, “San Antonio María Claret”, “El niño perdido en
el templo”, “Sobre la muerte y penúltimo y último”.
1 En la Summa Theologica, I, q.12, a.7, Santo Tomás niega que se pueda dar una com-
prensión cognoscitiva de Dios, “porque comprender una cosa es conocerla con perfección, y co-
nocerla con perfección es conocerla tanto cuanto es cognoscible [...] y ningún entendirniento
creado puede alcanzar a conocer la esencia divina en el grado de perfección con que es cognos-
cible”. En la gloria veremos a Dios pero no agotaremos su infinita Verdad [...] En I-II, q.4, a.3,
Santo Tomás admite otro significado del término “comprensión”: es la obtención del objeto
amado. Se apoya en las palabras de San Pablo: “Sic currite ut comprehendatis”: ¡Corred de mo-
do que lo consigáis! (Primera Carta a los Corintios 9, 24). En este segundo sentido, la compren-
sión es uno de los factores de la visión beatífica.
P ARA la mejor
comprensión
de este artículo
conviene: 1)
tener a la vista la expli-
cación oficial del Vatica-
no redactada por los
Monseñores Bertone,
Sodano y Ratzinger, y
publicada junto con la
tercera parte del secreto
el 26-6-2000. Decimos
“oficial” no porque sea obligatoria, sino porque es un “intento de ex-
plicación” que proviene de los organismos católicos más autorizados;
2) leer el artículo de B. Caviglia Cámpora, “La tercera parte del se-
creto de Fátima”, en Gladius 48, p 113-127, al cual éste pretende ofre-
cer un complemento.
1
Memorias de la Hermana Lucía. Secretariado dos Pastorinhos, Fátima, 5a ed. 1999, vol.
I, compilación del P.L. Kondor, Introducción y notas del P. Dr. Joaquín M. Alonso (contiene
Memorias I a IV); vol. II, 2a ed.., 1999, idem, pero con Introducción y notas del P. Dr. Luciano
Cristino.
Parte I
Parte II
2
Palabras del P. Schweigl al P. Cyrille Karel Kosina, quien las reproduce en carta del 30-
11-84 a fr. Michel de la Sainte -Trinité; cf. Fr. F. de M. des Anges, Fatima, Joie intime, événement
mondial, éd. CRC, 1991, p.407.
3
Antes de su muerte en 1981, escribió al Santo Padre indicándole que ya no existían ra-
zones prudenciales para seguir con la ocultación y que era necesario hacerlo conocer para evitar
el río de especulaciones e hipótesis que dañan la credibilidad del gran mensaje de la Virgen
(Vittorio Messori, Corriere, 14 de mayo).
La Cautiva
La interpretación
Pero los textos sagrados, escritos o no, suelen acarrear tantas difi-
cultades como la Constitución o los Códigos, más aún cuando no utili-
zan el lenguaje supuestamente claro y racional de los señores diputa-
dos, sino una lengua poética o simbólica. En síntesis, todo escrito tiene
muchas interpretaciones y cuando las papas queman debe haber un
tribunal que imponga algo de orden. Ese tribunal resucitado es el de la
Santa Inquisición, ahora delicadamente denominada Congregación
para la Doctrina de la Fe y encargada de una misión única, inédita en
la historia de la Iglesia: analizar las palabras de la Santísima Virgen,
interpretar una revelación privada y “bajar la línea” ortodoxa.
Precisamente a este respecto, volvamos a citar a Laurentin, que no
es tradicionalista y defiende el valor del Vaticano II, aunque critica sus
interpretaciones interesadas. Desde el monasterio de Evry, vecino a
París, dice “que en el tercer secreto se habla también de las crisis y las
divisiones (en plural) que han sacudido a la Iglesia después del Conci-
lio Vaticano II [...] a la dificultad para la fe en el interior de la Iglesia
[...] no hablo solamente de una parte del clero, sino también de la
evidente descristianización de tantas naciones occidentales.” Esto va
más allá de la cita anterior y tiene cierta relación, observa el periodista
Brambilla, con las interpretaciones de los lefebvristas y otros grupos
tradicionalistas. Por todo esto Laurentin es muy precavido y alaba la
decisión de revelar el secreto, porque si bien “los hechos de que habla
están evidentemente superados [...] se pondrá fin a la serie de hipóte-
sis sobre el tercer secreto. Había muchas voces que provocaban con-
fusión y no era posible desmentirlas, sino con la revelación de cuanto
escribió sor Lucía”. No resulta del todo coherente, convengamos, pero
coincidimos por completo con nuestro mariólogo en que “tengo [tene-
mos...] gran curiosidad por leer el texto integral” (p. 2).
4
Cf. Tercera Memoria, cap. 6, p. 111-112.
¿Cuál Papa?
La interpretación oficial.
Cautelosas palabras del Card. Ratzinger
Un intelectual iluminista
El futuro asegurado
5
Cf. Fr. Michel de la Sainte-Trinité. Toute la verité sur Fatima, éd. CRC, t. I, 1983, t. II,
1984, T. III, 1985. La versión en inglés se titula The whole truth about Fatima, Fort Erie,
Inmaculate Heart Publications, 1990.
Escrito como carta (con destina- No escrito como carta (sin desti-
tario y firma). natario ni firma), sino como un
ítem en el cuaderno de sor Lucía.
El Lefebvrismo
* * *
ALBERTO CATURELLI
1 “I due idealismi” (1948) , en Studi sulla filosofia moderna, p.29, Opere Complete, vol.
20, Marzorati, Milano, 1964.
2 L’oscuramento dell’intelligenza, p.13, O.C., vol. 32, ib., 1970.
II
7 Op.cit., p.151.
8 Il magnifico oggi, p.60, O. C., vol. 41, Citta Nuova Editrice, Roma, 1976.
9 Gli arieti contro la verticale, p.150.
10 L’oscuramento dell’intelligenza, p.59.
III
20 Op.cit., p.44.
21 Op.cit., p.62.
22 Op.cit., p.224.
23 Op.cit., p.225.
24 Il magnifico oggi, p.104.
25 La casa del pane, p.212, Manfredi Ed., Palermo, 1979.
26 Il magnifico oggi, p.105.
27 Op.cit., p.106.
28 Il chisciottismo tragico di Unamuno, p.257; también L’oscuramento dell’intelligenza,
p.108.
eE
UN CORAZÓN FELIZ
U
N corazón feliz. Es todo lo que pido.
Pero que sea feliz con sólo tu victoria.
Que te crea si dices que “todo está cumplido”
y espere firmemente que así verá tu gloria.
P. HORACIO BOJORGE
Fray Luis:
De mi engaño me espanto.
De ese canto de ayer aún hoy me curo:
“¿Y dejas Pastor santo,
tu grey en este valle, hondo, oscuro
con soledad y llanto
y tú rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?”
El Pastor:
¿Comprendes, Luis, ahora
que estás en mi anhelada compañía,
cuán ciego fuiste otrora
si viendo que partía
no comprendiste que era para tu alegría?
Fray Luis:
¡Que injusto era el reproche
que contra ti lanzaba en mi amargura!
¡Tú estabas en mi noche
–aunque larga y oscura–
como en el pan está la levadura!
Fray Luis:
Sí, pero estaba ciego. Y dije en mi amargura:
“¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura,
que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura:
¿qué no tendrá por sordo y desventura?
San Lucas:
Bien claro dejé escrito:
¡Sus ojos se prendaron
de la nube que de ellos lo ocultaba!
¡Y en ella se arrobaron
más que cuando él estaba!
Sus oídos, abiertos, escucharon
las voces de unos ángeles que hablaban.
Fray Luis:
¿Y yo? Triste gemía,
por no considerar tanta alegría:
“Aqueste mar turbado:
¿Quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al viento fiero airado?
Estando tú encubierto
¿qué norte guiará la nave al puerto?”
San Lucas:
¿No reparabas en la Bendición
ni la Promesa oías?
¿Pues ambas en el Templo de Sión
Congregaban la grey día tras día
y fiel en la oración
allí la congregaba y mantenía?
Fray Luis:
Sí. Yo mismo me extraño.
Afuera de la rada
Se agitaba mi alma desolada:
“¡Ay! Nube envidiosa,
aún de este breve gozo ¿qué te aquejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos ¡ay! Nos dejas!”
Job:
Tiniebla es, engañosa,
que de extraviar las almas nunca ceja
y la angélica prosa
opuesta a su conseja
estorba y enmaraña en su madeja...
22 de mayo de 1977
4º Centenario de la Oda de la Ascensión
P. HORACIO BOJORGE
GABRIEL S. P. PAUTASSO
El orden social
El compromiso histórico
La hegemonía cultural
Trascendencia y secularismo
La crisis de la Iglesia
eE
Presidentes de las comisiones: Dres. Carlos Massini y Rodolfo Vigo (nº 1). Dr. Hugo
Obiglio y Dr. Alberto Bueres (nº 2). Arq. Patricio Randle y Lic. Federico Mihura
Seeber (nº 3). Dres. Héctor Hernández y Carlos Parma (nº 4). Dr. Bernardino
Montejano e Ing. José Fuentes (nº 5).
Los inscriptos pueden presentar una o dos ponencias para exponerlas en tiempo
máximo de 20 minutos, con extensión máxima de 10 carillas tamaño carta o A-4.
Deben enviarse (una impresión y un disquette 3 ½) a la sede de la Universidad,
Felipe Velázquez 471; 5.700. San Luis. Fecha límite (de envío): el jueves 31 de
mayo. Las que se presenten después se expondrán si hay tiempo para ello.
Se publicarán las actas del encuentro, dentro de los seis meses de su realización.
Se otorgarán certificados de asistencia y de expositor.
Informes: Felipe Velázquez 471 (5700) San Luis. Teléfono (02652) 432173 ó
436383, de 18:00 a 20:00; fax (02652) 439230; [email protected] o a
[email protected]
Inscripciones: Arancel de $50 (profesores y graduados) y $20 (estudiantes) (El
arancel incluye el almuerzo dedespedida). Mediante giro postal o cheque a nombre
de la Universidad o depósito en la cuenta Bco. de Galicia 1336/9 - 144/2.
P. JULIO TRIVIÑO
8º Moisés tiene que huir dos veces para salvarse de los gobernantes
de Egipto.
Jesús tiene que huir dos veces para salvarse de los gobernantes de
Israel.
Hace algunos años las Naciones Unidas adoptó una nueva política
a efectos de poder dialogar con organizaciones no gubernamentales
(ONG) tanto como con gobiernos, puesto que así se establecería con-
tacto con las bases de la sociedad. Las ultra-feministas rápidamente
vieron la ventaja de tal apertura y tendieron redes por todo el mundo.
Más lentos en reaccionar en gran escala fueron quienes querían defender
una visión más espiritual de la vida respecto a la tradición y a la fami-
lia. Pero en Beijing +5 hubo una asistencia masiva de representantes
católicos, evangelistas, mormones, musulmanes y judíos preparados
para defender sus convicciones y su condición como legítimos repre-
sentantes de la gran mayoría de la población mundial. Lo cual provocó
la reacción furiosa de las autollamadas “feministas democráticas”.
También un grupo selecto pero nutrido de jóvenes cristianos se hicieron
presentes para oponerse a quienes últimamente venían asistiendo a
eE
LIBROS RECIBIDOS
ADRIANO G. PIETRA, La Economía y el Cristianismo, Pequeña Venecia, Bs. As. 1994, 190
págs.
ALFREDO SÁENZ, El Cardenal Pie, Asociación Pro-Cultura Occidental, México 2000, 538
págs.
CONTARDO MIGLIORANZA, Beata Victoria Rasomanarivo, Misiones Franciscanas
Conventuales, Obras Misionales Pontificias, Buenos Aires 2001, 158 págs.
ENRIQUE DÍAZ ARAUJO, Don José y los chatarreros, Diké, Mendoza 2001, 336 págs.
ENRIQUE DÍAZ ARAUJO, Evolución y Evolucionismo, Folia Universitaria y Univ. Autónoma
de Guadalajara, México 2000, 485 págs.
ENRIQUE MARIO MAYOCHI, El periodismo argentino del centenario 1901-1916, Academia
de ciencias y artes de San Isidro, Bs. As. 2000, 37 págs.
ENRIQUE MARIO MAYOCHI, Las siete veces que San Martín vino a Buenos Aires, Jockey
Club, Buenos Aires 2000, 46 págs.
EUDALDO FORMENT, Id a Tomás, Fundación Gratis Date, Navarra 2000, 182 págs.
GIAN CARLO DURANTI, Da Giza, Sion, Atene, per una città della Scienza, Casa Editrice Leo
S. Olschki, Firenze, Italia 2001, 356 págs.
GILBERT K. CHESTERTON, La Iglesia Católica y la Conversión, Tierra Media, Bs. As. 2000,
224 págs.
HILAIRE BELLOC, Las grandes herejías, Tierra Media, Bs. As. 2000, 224 págs.
JUAN RAFAEL LLERENA AMADEO, Dos siglos de Política Nacional, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires 2000, 757 págs.
MARIO TESLER, Historias de nuestra Historia, Dunken, Bs. As. 2000, 236 págs.
PATRICIO RANDLE, La ciudad europea. De la Edad Media al siglo XIX, Oikos-Belgrano,
Buenos Aires 2000, 322 págs.
VICTOR LUIS FUNES, Manuel A. Portela Ramírez, su personalidad y su faena, Buenos Aires
2000, 38 págs.
1
Juan Pablo II, Familiaris consortio, 32.
2
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1955; Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 89, 1.
3
Cf. Juan Pablo II, Veritatis splendor, n. 46.
4
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1955
5
Cf. Éxodo 20,2-17; Deuteronomio 5,6-21; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1962 y
1968.
6
San Agustín, Enarratio in Psalmos, 57,1; Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1962.
7
Cf. Juan Pablo II, Veritatis splendor, n. 4; Evangelium vitae, n. 62, 65.
8
Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 60.
9
Juan Pablo II, Evangelium vitae, nn. 2, 40, 54.
10
Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 39.
11
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2375-2378.
12
Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 54. Cf. n. 58; Catecismo de la Iglesia Católica, n.
2270 y siguientes.
13
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2278; Código de Derecho Canónico, canon
1398; cf. c. 1314; 1323-1324.
14
Pablo VI, Humanae vitae, n. 12; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2360 y ss.; Juan
Pablo II, Familiaris consortio, 32; Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 51,3.
15
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2380-2391; 2351-2359.
16
Cf. Pablo VI, Humanae vitae, nn. 12 y 14.
17
Cf. Lino Ciccone, “En el Magisterio universal de la Iglesia, ¿la anticoncepción es consi-
derada materia grave o leve de pecado?”, en L’Osservatore Romano, n. 4; 24 de enero de 1997,
pp. 9-10.
18
Cf. Pablo VI, Humanae vitae, n. 16; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2370.
19
Juan Pablo II, Familiaris consortio, n.36; Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad
humana: verdad y significado, n. 41.
20
Cf. Carta de los Derechos de la Familia presentada por la Santa Sede, 22 octubre de
1983, art. 5.
21
Cf. Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, n. 136.
22
Cf. Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, n. 141.
23
Cf. Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, n. 142.
24
Cf. Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado, nn.
135-141.
25
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nnº 1954-1955
26
Cf. Santo Tomás, Suma Teológica, I-II, 95, 3.
27
León XIII, enc. Sapientiae christianae, 10 de enero de 1890, nn. 9-11.
28
El Santo Padre Juan Pablo II señala en la Evangelium vitae el problema concreto del caso
en que un determinado voto parlamentario fuese determinante para favorecer una ley más restricti-
va, es decir, menos mala que la vigente o la que se propone. Si no se puede aspirar a sancionar
una ley concorde al derecho natural, ¿se puede dar apoyo a una menos mala? El problema es muy
delicado y el Santo Padre se limita a indicar las líneas generales de solución indicando: “cuando no
sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta
oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a pro-
puestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbi-
to de la cultura y de la moralidad pública” (Juan Pablo II, Evangelium vitae, 73).
29
Juan Pablo II, Evangelium vitae, 73.
30
Juan Pablo II, ibid.; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2242: “El ciudadano tiene obli-
gación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos pre-
ceptos son contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las per-
sonas o a las enseñanzas del Evangelio. El rechazo de la obediencia a las autoridades civiles,
cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta conciencia, tiene su justificación en la dis-
tinción entre el servicio de Dios y el servicio de la comunidad política. Dad al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios (Mt 22,21). Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres
(Hch 5,29): «Cuando la autoridad pública, excediéndose en sus competencias, oprime a los
ciudadanos, éstos no deben rechazar las exigencias objetivas del bien común; pero les es lícito
defender sus derechos y los de sus conciudadanos contra el abuso de esta autoridad, guardando
los límites que señala la ley natural y evangélica» (GS 74,5)”.
31
“Además, como afirma de modo particular el Concilio, «el oficio de interpretar auténtica-
mente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia,
el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo». De este modo, la Iglesia, con su vida y su enseñanza, se
presenta como «columna y fundamento de la verdad» (1 Tim 3,15), también de la verdad sobre el
obrar moral. En efecto, «compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios mo-
rales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos huma-
nos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salva-
ción de las almas» (Cf. CIC, c. 747, 2)” (Juan Pablo II, Veritatis Splendor, 27).
32
“Esta infalibilidad que el Divino Redentor quiso que su Iglesia tuviese al definir la doctrina
de la fe y de la moral, se extiende tanto cuanto el depósito de la divina Revelación, que ha de ser
custodiado celosamente y expuesto con fidelidad. Esta infalibilidad la tiene el Romano Pontífice [...]
en virtud de su oficio, cuando en su calidad de supremo Pastor y Maestro de todos los fieles a quie-
nes debe confirmar en la fe proclama con un acto definitivo una doctrina referente a la fe o la mo-
ral. Sus definiciones, por sí y no por el consentimiento de la Iglesia, son irreformables, por haber si-
do proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo [...] y así no necesitan ninguna aprobación de
otros ni tampoco admiten la apelación a tribunal alguno” (Concilio Vaticano II, Lumen gentium 25).
33
“El oficio de conservar santamente y de exponer con fidelidad el depósito de la revelación
divina implica, por su misma naturaleza, que el Magisterio pueda proponer «de modo definitivo»
enunciados que, aunque no estén contenidos en las verdades de fe, se encuentran sin embargo ín-
timamente ligados a ellas, de tal manera que el carácter definitivo de esas afirmaciones deriva, en
último análisis, de la misma revelación. Lo concerniente a la moral puede ser objeto del magisterio
auténtico, porque el Evangelio, que es Palabra de vida, inspira y dirige todo el campo del obrar hu-
mano. El Magisterio, pues, tiene el oficio de discernir, por medio de juicios normativos para la con-
ciencia de los fieles, los actos que en sí mismos son conformes a las exigencias de la fe y promue-
ven su expresión en la vida, como también aquellos que, por el contrario, por su malicia son in-
compatibles con estas exigencias. Debido al lazo que existe entre el orden de la creación y el orden
de la redención, y debido a la necesidad de conocer y observar toda la ley moral para la salvación,
la competencia del Magisterio se extiende también a lo que se refiere a la ley natural. Por otra parte,
la revelación contiene enseñanzas morales que de por sí podrían ser conocidas por la razón natu-
ral, pero cuyo acceso se hace difícil por la condición del hombre pecador. Es doctrina de fe que es-
tas normas morales pueden ser enseñadas infaliblemente por el Magisterio” (Congregación para la
Doctrina de la Fe, Instrucción «Donum veritatis», sobre la función eclesial del teólogo, nº 16).
34
Cf. Santo Tomás, Suma Contra Gentiles, I, 4.
35
“Cuando el Magisterio de la Iglesia se pronuncia de modo infalible declarando solemnemen-
te que una doctrina está contenida en la Revelación, la adhesión que se pide es la de la fe teologal
[...] Cuando propone «de modo definitivo» unas verdades referentes a la fe y a las costumbres,
que, aun no siendo de revelación divina, sin embargo están estrecha e íntimamente ligadas con la
Revelación, deben ser firmemente aceptadas y mantenidas. Cuando el Magisterio, aunque sin la in-
tención de establecer un acto «definitivo», enseña una doctrina para ayudar a una comprensión
más profunda de la Revelación y de lo que explicita su contenido, o bien para llamar la atención
sobre la conformidad de una doctrina con las verdades de fe, o en fin para prevenir contra concep-
ciones incompatibles con esas verdades, se exige un religioso asentimiento de la voluntad y de la
inteligencia. Este último no puede ser puramente exterior y disciplinar, sino que debe colocarse en
la lógica y bajo el impulso de la obediencia de la fe” (Congregación para la Doctrina de la Fe,
Instrucción Donum veritatis, sobre la función eclesial del teólogo, 23).
36
Cf. Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 19.
37
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el respeto de la vida humana
naciente y la dignidad de la procreación, III: “Ante estas leyes se debe presentar y reconocer la
«objeción de conciencia»”.
38
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el respeto de la vida humana
naciente y la dignidad de la procreación, III.
39
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el respeto de la vida humana
naciente y la dignidad de la procreación, III; cf. León XIII, Sapientiae christianae, nn. 9-11.
Apéndice I
Apéndice II
40
Meses atrás, un fallo de la Tercera Cámara en lo Civil de Mendoza obró como detonante
de esta resolución cuando obligó a la Obra Social de Empleados Públicos (OSEP) a realizar la in-
tervención a una afiliada, que acudió a la Justicia después de que la prestadora rechazó el pedi-
do de su medico de cabecera. Sobre el tema, el presidente de la OSEP, Marcelino Iglesias –pro-
motor de la ley provincial de “salud reproductiva”, cuando fue diputado electo por la U.C.R.
mendocina–, afirmó: “Ahora no será necesario un dictamen judicial; si el profesional señala que
es conveniente, nosotros no tenemos mas que garantizar la prestación”. El funcionario prometió
que no sufrirá trabas burocráticas el trámite para solicitar la ligadura de trompas sin cargo entre
los afiliados a la OSEP y se mostró esperanzado en que otras prestadoras de servicios de salud
incorporen la misma operación a su listado de prácticas autorizadas. Las intervenciones se reali-
zarán en el sanatorio Fleming, perteneciente a la obra social, y se espera extender la autorización
a otras unidades prestadoras en la provincia.
41
Cf. Diario La Nación, 11/06/2000, p. 20.
42
Juan C. Sanahuja, Noticias de la ONU, número 138, 55/99, Buenos Aires, 25 de Julio
de 1999. El texto del proyecto unifica los proyectos de la Diputada Clorinda Yelicic, (ALIANZA-FRE-
PASO), 637-D-98 de la Diputada Liliana Chiernajowsky (ALIANZA-FREPASO), 709-D-98; de la Dipu-
tada Marcela Larrosa (ALIANZA-UCR), y el 4737-D-98 de la Diputada Adriana Zaccardi (ALIANZA-
FREPASO), todos sobre la creación de programas de salud reproductiva y procreación responsa-
ble. Este Proyecto: a) Dispone una amplia variedad de acciones: información, registros, estudios,
controles, prescripción y entrega de métodos anticonceptivos. Implementación de mecanismos
de seguimiento y monitoreo, evaluación periódica de los ciudadanos usuarios de anticonceptivos.
Capacitación de agentes de salud en “perspectiva de género”. Campañas educativas y de estra-
tegias de comunicación en salud reproductiva para adolescentes. b) Crea un Consejo especial
para seguimiento del programa, para realizar un verdadero proceso de reingeniería cultural y
social.
Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
MARCELO LATTANZIO
1
El resto de las citas muestran la dramaticidad del momento, la heroicidad de la mujer, y
la firme fe tanto en la creación de las cosas a partir de la nada, como en la realidad de la resu-
rrección para la vida eterna. Cfr. 2 Mac 7, 11: “por don del Cielo poseo estos miembros, por sus
leyes los desdeño y de Él espero recibirlos de nuevo”; v.14: “es preferible morir a manos de hom-
bres con la esperanza de que Dios otorga ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no
habrá resurrección para la vida” (nótese que no se afirma simplemente para ti no habrá resu-
rrección, sino para ti no habrá resurrección para la vida, lo cual indica la bivalencia de la resu-
rrección para la vida o para la condenación; cfr. Dn 12, 2; Jn 5, 29). Y en 2 Mc 7, 28: “Te ruego
hijo que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada
lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia”.
Los mismos aspectos aparecen relacionados en la visión de Ezequiel (37, 1-14) sobre los
huesos que resucitan a nueva vida. Si bien la profecía se refiera a la restauración de Israel destro-
zado (v.11), se afirma claramente que Dios puede hacer resucitar (vv.12-13). Y esta verdad
constituye el centro de todo el pasaje: Dios que puede hacer volver a la vida a unos huesos se-
cos, realizará la restauración de Israel. Interesa notar el paralelismo entre creación y resurrección.
En el presente texto el paralelismo entre el relato del Génesis de la creación del hombre (Gen
2,7) con la reconstrucción de los cuerpos, a los cuales, en un segundo momento, el ruach viene
sobre ellos y vuelven a la vida (Ez 37, 8-9). Dios que creó al hombre, puede igualmente resu-
citarlo.
2
L. CASTELLANI, El Evangelio de Jesucristo, Ediciones Dictio, Buenos Aires 1977, 136-
138.
1. Este breve texto de Mateo parece ser una explanación del prece-
dente aplicado a los Apóstoles (su paralelo en Lc 6, 22-23). En el pre-
cedente v.10 se decía: “Bienaventurados los perseguidos por causa de
la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. Son los Apóstoles
quienes experimentarán, más que nadie, la oposición y el odio de los
hombres. En especial, sufrirán oposición a su predicación, de allí que
Jesús los compare con los profetas que os precedieron. Los profetas
eran reconocidos por los judíos como grandes amigos de Dios y esti-
mados por su santidad y fortaleza con que predicaron la verdad.
La oposición y la persecución por causa de Cristo, se convierte en
fuente de mérito para el futuro: vuestra recompensa será grande en los
cielos, y en causa de alegría para el presente: alegraos y regocijaos. El
4. Después que Jesús anunció las cosas que sus Apóstoles iban a
padecer les indica el modo, el estilo que quiere para los suyos. Deja-
mos lugar nuevamente al claro comentario de santo Tomás: “Alegraos.
Aquí enseña el modo, es decir de qué manera deberán tolerar los ma-
les. Arriba cuando hablaba a todos dijo: bienaventurados los que pa-
decen persecución, es decir los que no se indignan; pero en los Após-
toles esto no basta, sino se requiere más aún: regocijaos; (tal como se
dice en) Stg 1, 2: “considerad como un gran gozo, hermanos míos, el
estar rodeados por toda clase de pruebas [...] para que seáis perfectos
e íntegros sin que dejéis nada que desear”. Y (después de los azotes
recibidos por los Apóstoles) se dice en Hch 5, 41: “ellos marcharon de
la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dig-
nos de sufrir ultrajes por el Nombre [de Jesús]”. Pero contra esta inter-
pretación parece estar Agustín que dice: mandas que sea tolerado, no
amado. Lo cual se puede entender diciendo que no hay que gozarse
de las tribulaciones sino de la esperanza que tienen por tolerarlas, co-
mo quien bebe un medicamento, no se goza en lo amargo de la medi-
cina, sino en la esperanza de sanarse.
Por eso dice alegraos y regocijaos, y se debe precisar que deleitar-
se, regocijarse, gozarse y alegrarse son en realidad la misma cosa, pero
indican diversos aspectos. La delectación propiamente se produce por
la unión con la misma cosa amada y conveniente; el gozo implica no
sólo la unión sino también el conocimiento de la misma unión; la ale-
gría interior y el regocijo (exultación) son efectos que siguen al gozo y
a la delectación... Hay que alegrarse porque será para confusión de
los infieles y gozo de los fieles, tal como se cuenta de san Lorenzo
mientras lo asaban en la parrilla.
Doble es la causa del gozo:
a) primero el premio, por lo cual dice porque vuestra recompensa
será grande en los cielos, tal como dice 1 Ts 4, 16: “Y así estaremos
Conclusión
Exordio
Semblanza biográfica
1 Fueron sus padres Dn. Arturo Terra Zuasnábar y Da. Zelmira Arocena Artaga-
veytia, hija del tucumano Ramón Arocena Castro y de la matrona Da. Matilde Arta-
gaveytia de Arocena.
2 Fueron sus hijos: 1) Horacio, ingeniero agrónomo, activo en política dentro de
la corriente wilsonista del partido blanco, fue embajador uruguayo en París; 2) Juan
Pablo, arquitecto a quien se deben obras como el convento de las Salesas en Progre-
so; de intensa actividad política como Presidente de la Democracia Cristiana desgaja-
da de la Unión Cívica y fundador del Frente Amplio; investigador social y político co-
mo miembro del CLAEH, Centro Latinoamericano de Economía Humana; 3) Margari-
ta, viuda de Tornkwist; 4) Mercedes, viuda de Greminger; 5) José Hipólito, recientemen-
te fallecido; 6) Miguel Angel, fallecido joven, estudiante de abogacía; 7) Francisco, in-
geniero agrónomo, trabaja en el campo.
Tres astronautas vuelven a la tierra con esta noticia, tras haber con-
vivido con los habitantes humanos del planeta Arreit. De sus informes
se desprende una comparación de aquella sociedad planetaria –en la
cual han experimentado hace quinientos años las situaciones que hoy
se están dando en el gemelo planeta Tierra– con nuestra sociedad te-
rrena tal como hoy es.
Moro, Chesterton y Yo
Proyectista de un mundo
Terra Arocena, nacido en 1894, tiene seis años más que nuestro si-
glo. No teme llamarse viejo y reconocer que, retirado de las luchas de la
vida pública, ya no actúa sobre la superficie de la tierra, donde otras
generaciones han tomado la posta de la acción y se agitan en la trepi-
dación pasional de los caminos, salvando obstáculos y reconociendo
encrucijadas 9. Pero desde su edad, como desde una órbita espacial pri-
vilegiada en la que disfruta de ingravidez y de silencio, se siente libre.
Su edad le ofrece la oportunidad de desarrollar una reflexión personalí-
sima, liberada de coacciones vecinales y de normas gregarias, de opcio-
nes partidarias y de prejuicios fanáticos. Desde su perspectiva cósmica,
los obstáculos geográficos del mapamundi social, obstáculos que pare-
cen insuperables y divisorios al que pisa la tierra de la acción inmedia-
ta, pierden entidad de barreras insalvables. Su órbita, afectuosamente
aceptada y asumida, abre las de sus ojos interiores para la imaginación.
Imaginación literaria en primer lugar, pero también imaginación crea-
dora para todas las dimensiones de la vida humana, individual y colec-
tiva. El Arquitecto crece, por este ejercicio de imaginación, a la dimen-
sión de Proyectista, no ya de una casa, sino de una ciudad y de un
mundo entero. Es la ciudad humana en su integridad: desde el diseño
urbano hasta la raíz funcional –hundida en el alma del hombre como
ser que habita 10 – la que debe gobernar su plasmación geométrica.
Desde su órbita, el proyectista Terra Arocena, acomete alegremente 11
la tarea de soñar y dibujar la Humanidad futura, tal como podría ser,
libre de las ataduras de sus errores. Con minucia amorosa, sueña una
casa para la Humanidad y puebla su edificio con una familia humana.
No escapa a su atención ni el ornamento vegetal, ni el animal domésti-
co. Robinson de un naufragio de guerras atómicas, la Humanidad del
planeta Arreit le da ocasión a Terra Arocena para ofrecernos –como un
nuevo De Foe y superando al maestro de nuestra imaginación infantil–
el deleite de un gigantesco inventario. La alimentación, el mobiliario, la
La Apostasía de Occidente
Esta Carta a mis amigos católicos militantes (laicos) es un escrito
profético, si entendemos el género profético como la interpretación cre-
yente de la historia. La tesis del escrito se enuncia inmediatamente:
“Afirmo como un hecho la Apostasía de la civilización occidental,
aún hoy llamada «civilización cristiana». Es un proceso de siglos, lento,
1º) Hay que subrayar que se trata de un laico, teólogo pero político
a la vez y de un hombre entendido en Derechos Humanos. Esta obra
apunta a un público que se desentiende de la teología como intrascen-
dente por teórica, señalándole que ella está en el corazón de la reali-
dad. Y señalándoselo con el ejemplo de un teólogo que era a su vez,
como se suele decir: un laico comprometido con las realidades tempo-
rales.
3º) Hay detrás una concepción filosófica, que como ya dije antes es
una ontología estética, o una estética ontológica. Los Ángeles son refle-
jo de todo lo que es, porque son reflejo creado del Ser divino Trinitario,
increado.
8º) La obra está escrita con unción orante y mueve a menudo a ora-
ción. También reflexiona y saca conclusiones o ilumina aspectos de la
vida cristiana, problemas, actitudes, tentaciones. Subraya fuertemente
la necesidad de la fe activa y operante. El tono alcanza a menudo un
nivel lírico, fervoroso, se diría pentecostal, aunque con la mesura pro-
pia del rito latino.
eE
REVISTAS RECIBIDAS
ACTUALIDAD PASTORAL, Abel Costa 261 (1708) Morón, Bs. As.
Nº 274-277, Año 2001
CATHOLICA, Revue Trimestrielle, 38, rue des Artistes, F-75014 París, Francia
Nº 70, Violence, pouvoirs et médias, Hiver 2000-01
CRISTIANDAD, Duran y Bas, 9 2º- 08002 Barcelona, España
Año LVII, Nº 831-832, Beato Pío IX
Año LVII, Nº 833-834, Beato Juan XXIII
CRISTIANITA, Catalogo delle pubblicazioni disponibili, c.p. 185, I-29100 Piacenza
Anno XXVIII, Nº 301-302, Fatima..., settembre-dicembre 2000
DIDASCALIA, Revista de Catequesis, Pte. Roca 150 (2000) Rosario
Año LIV, Nº 538 (Diciembre del 2000) y Año LV, Nº 539 (Marzo del 2001)
EIR, Resumen Ejecutivo, 317 Pennsylvania Ave., Washington, DC 20003, U.S.A.
Vol. XVII, Nº 21, 22, y 23-24; Vol. XVIII, Nº 1 y 2
EL HERALDO CATOLICO, 5890 Newman Court, Sacramento, CA 95819, U.S.A.
Vol. 22, Nº 12 y Vol. 23, Nº 1, 2 y 3
EPIMELEIA, Revista de estudios sobre la tradición, Bme. Mitre 1411 (1037) Bs. As.
Año VIII, Nº 16, 1999
ESPIRITU, Cuadernos del Inst. Filosófico de Balmesiana, Duran y Bas, 9, Barcelona, España.
Año XLIX, Nº 122, Julio-Diciembre 2000
J. B. MORTON *
* Capítulo VI del libro Hilaire Belloc. A Memoir, de J. B. Morton, editado por Sheed &
Ward (New York, 1955). Traducción de Sebastián Randle.
* * *
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# # # Progresismo protestante
Escritores conversos El artículo por Luis Penn en
esta entrega sobre la Convención
Del libro de Joseph Pearce, Li- General de la Iglesia Episcopal es
terary Converts, extractamos esta una lectura de rigor no sólo para
lista de escritores ingleses perte- nuestros episcopalianos sino más
necientes a la segunda ola (la pri- aún para los católicos.
mera fue la del Movimiento de ¿Por qué? Porque si los cató-
Oxford en los años 40 del siglo licos quieren ver cómo va a que-
XIX liderados por Newman): dar la Iglesia Católica de lograr
Alfred Noyes, Arnold Lunn, Alec imponerse los católicos liberales,
Guiness, Christopher Dawson, les bastará observar el estado de la
Compton Mackenzie, David Iglesia Episcopal actual. Ella en-
Jones, Dorothy Sayers, E. F. carna todas las aspiraciones del
Schumacher, Edith Sitwell, Eric progresismo: una una iglesia con-
Gill, Evelyn Waugh, G.K. Ches- trolada por la Conferencia Episco-
terton, George Mackay Brown, pal local, no por una sede foránea
Graham Green, Hilaire Belloc, (sea Roma o Canterbury); obis-
J.R. Tolkien, Malcolm Mugge- pos elegidos por sus diócesis, no
ridge, Muriel Spark, Robert Hugh nombrados desde arriba; aproba-
Benson y Ronald Knox. ción de la contracepción y el abor-
La pregunta de rigor es ¿dónde to; sacerdotes casados, sacerdoti-
está la tercer ola? ¿En los EE. sas y ministros homosexuales que
UU.? Pearce sita la conversión de se jactan de serlo; negación de la
Richard John Neuhaus, otrora
La canonización de Nicolás # # #
II y de la familia imperial
El anuncio, hecho por el pa- La intolerancia protestante
triarca de Moscú, Alexis II, de la de Ulster, canalizada por
canonización del emperador Ni- las logias
colás, de su esposa y sus cinco hi- Como cada 12 de julio, desde
jos, todos masacrados el 17 de hace 300 años, fue celebrada con
julio de 1918 por los verdugos paradas y fanfarrias la victoria del
bolcheviques en “Ekaterineburgo”, rey protestante Guillermo de
fue considerado por muchos ob- Orange sobre su rival católico Ja-
servadores como una verdadera cobo II. Como cada año, en los
condena del comunismo. Fue primeros días de julio, pequeños
“Vladimir Poutine” quien dio su grupos de jóvenes se distribuye-
acuerdo sobre esta cuestión res- ron en Belfast provocando a las
pecto de la cual “Eltsine” siempre fuerzas del orden y arreglando
fue reticente. En este reconoci- cuentas pendientes entre faccio-
miento oficial, los mártires impe- nes protestantes. La policía trató
riales son seguidos por 860 már- de impedir a los agitadores arma-
tires de la fe. Ciertamente que, dos (botellas incendiarias, fusiles,
ante los millones de cristianos hondas, pistolas, granadas, armas
fusilados, torturados y extermi- blancas...) la entrada a los cuarte-
nados en los campos de concen- les católicos. Lo mismo hubo dos
tración por los comunistas, la ci- muertos y dos heridos protestan-
fra parece pobre. Pero el gesto tes. Estas marchas protestantes
tiene la fuerza de todo un símbo- son muy numerosas: no menos
lo. Historiadores y teólogos rusos de 2.500 en dos meses. Desde
han suministrados estimaciones hace tres años las autoridades pro-
acerca del número de mártires hibieron la entrada de las mar-
cristianos de la Iglesia ortodoxa, chas en los cuarteles católicos de
Hemos leído con sumo y creciente agrado este libro donde el autor, actual
Arzobispo de La Plata, reúne un conjunto de homilías, conferencias, medita-
ciones y reportajes pronunciados en ocasiones diversas entre 1992 y 1998.
Dada la variedad de los asuntos tratados, el A. se ha visto precisado a sis-
tematizarlos, por así decirlo, en diversos capítulos, donde se reúnen temas
de índole semejante. En uno de ellos, titulado Cuestiones pastorales, incluye
entre otras cosas un estudio sobre la catequesis, tan vapuleada en nuestros
tiempos. Allí denuncia con innegable justicia distintos reduccionismos y
parcialidades, como los que se derivan de oponer ortodoxia y ortopraxis,
contenido y método, experiencias y memoria, optando por una u otra de las
partes. En vez de considerar dichos aspectos como mutuamente enriquece-
dores se los enarbola separadamente, con tesitura dialéctica. Se dice, por
ejemplo, que hay que “partir de la vida”,o de las “vivencias cotidianas”. No es
preciso estar diplomado en catequesis para saber que ya Sócrates se había
propuesto algo semejante. Pero, según bien señala el A., “partir de” no signi-
fica “quedarse en”, como sucede en no pocos colegios católicos donde en vez
de los contenidos de la fe y de la moral, las clases versan casi exclusivamente
sobre los afectos, las amistades, el noviazgo, o cosas por el estilo. Mons. Aguer
propugna instaurar una auténtica catequesis, según los lineamientos del Ca-
tecismo Católico, cultivando en los niños el sentido de Dios y de sus misterios,
así como el primado de la verdad. En la actual catequesis se ha menosprecia-
do, asimismo, el valor de la memoria. Es cierto que el puro memorismo, sin
penetración en lo que se recuerda, resulta poco menos que inútil, pero ello
no justifica la casi erradicación de esta facultad tan noble del hombre. El
inobviable “recuerdo de Dios“ tiene no poco que ver con el consejo evangélico
de “guardar” la Palabra, así como con la anámnesis de la liturgia.
En otro capitulo que lleva por título Espiritualidad y cultura, el A. reprodu-
ce las presentaciones de conciertos de música religiosa que patrocinó duran-
te su estadía en Buenos Aires, actividad que ahora continúa en su actual sede.
Cada uno de dichos conciertos fueron precedidos por una explicación muy
bien lograda de los textos comentados por la partitura, como son los de Na-
vidad, de la Pasión, entendida como drama, el Magnificat, etc. En este capítulo
hemos encontrado un cálido elogio de la “música sagrada” –gregoriano in-
cluido–, tan injustamente olvidada en nuestros templos.
Especialmente sugerentes nos han parecido sus actuaciones en torno al
tema de la Educación, según nos lo testimonia el presente libro. Quisiéramos
destacar el magnífico estudio que titula “Cristo, imagen del hombre nuevo,
centro del proyecto educativo católico”, una especie de carta magna de lo que
debería ser la formación en los colegios católicos. En esta sección, el A. no se
limita a exponer teóricamente el deber-ser de la educación, sino que sale al
encuentro de los acontecimientos más recientes del acontecer cultural. Par-
ticularmente acertado nos parece lo que afirma acerca del contubernio que
hoy presenciamos entre el capitalismo salvaje y la cultura marxistoide. Pensa-
mos que tal es la receta actualmente predileccionada, tras el término de la
Guerra Fría. Los dos antiguos bloques se han encontrado en nuestros días. No
Blas Piñar
Escrito para la historia
FN Editorial, Madrid 2000