Tesis Chacin - de - Fernandez - Josymar PDF
Tesis Chacin - de - Fernandez - Josymar PDF
Tesis Chacin - de - Fernandez - Josymar PDF
Psiconeuroinmunología en el proceso de la
enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Autora:
Psic. Josymar Chacín de Fernández
Tutora:
Lorena C. Piñerúa de Shuhaibar
A La Dra. Lorena Piñerúa de Shuhaibar … por ser más que una tutora… una
verdadera amiga... que de forma comprensiva me impulsaba a creer en mí y en esta
investigación.
Al Dr. Heberto Suarez, por su absoluta entrega para el desarrollo de esta investigación,
en particular por su el análisis estadístico y manuscrito.
A mi amada hija Elvira por su apoyo constante y por creatividad para la elaboración del
material ilustrativo.
A mi amado hijo Jesús Ángel, por sus palabras de amor y de estímulo… “yo sé que si
puedes mami…”
Al grupo de Creando Salud, en especial a la Psic. Omar Barrios y Psic. María Cristina
Requiz … mis colegas y amigos de la PNI
Al Mgs. Héctor Peña por la asesoría metodológica y a la Mgs. Gaslena Arocha, por su
asesoría en la revalidación del test psicológico aplicado en la investigación.
Palabras claves:
Psiconeuroinmunologia, cáncer, leucemia, calidad de vida, niños
Keywords:
Psychoneuroimmunology, cancer, leukemia, quality of life, children
Resumen …………………………………………………………………………….…….... 8
Abstract………………………………………………………………………..……………... 9
Introducción……………………………… ...................................................................... 19
CAPITULO I.
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
CAPITULO II.
FUNDAMENTACION TEÓRICA
1. Psiconeuroinmunología ……………………………………………………………. 32
1.1. Concepto de Psiconeuroinmunología …………………..………………….. 32
1.2. Concepto de Sistema Inmunológico (S.I) …………………………..……..… 32
1.3. Psiconeuroinmunología: relación sistema inmune – nervioso central y 33
endocrino. ……………….……………………………………….……………..….
1.4. Breve aproximación Histórica …………………………………..…………..… 35
1.5. Funciones del Sistema Inmune (S.I) …………………………..…………..… 39
1.6. Componentes del Sistema Inmune …………………………..………………. 40
1.6.1.Linfocito T …………………………..………………………..……………… 40
1.6.2.Linfocito B ………………………..………………………..………………… 41
1.6.2.1. Inmunoglobulina G ………..………………………..………………… 41
1.6.2.2. Inmunoglobulina A ………..………………………..…………………. 42
1.6.2.3. Inmunoglobulina M ………..………………………..………………… 42
1.6.2.4. Inmunoglobulina D ………..………………………..………………… 42
1.6.2.5. Inmunoglobulina E ………..………………………..………………… 42
1.6.3.Macrófago ………..………………………..………………………………… 42
1.6.4.La Célula Natural Asesina (NK) ………………..………………………… 43
1.6.5.Polimorfo Nuclear Neutrófilo ………………..……………………………. 43
1.7. Métodos para el Estudio del sistema Inmune …..…………………………… 44
1.7.1.Ensayos in vitro …..…………………………….…………………………… 45
1.7.2.Citometría de flujo …………………………….……………………………. 46
1.7.3. Ensayos in vivo …………………………….………………………………. 47
1.8. Psico-oncología y Psicoinmunología ……………………………..………..… 48
1.9. Psiconeuroinmunología y estrés ……………………..………………..……... 50
1.10.Emociones y Psiconeuroinmunología ……………………………….………. 53
2. Calidad de vida. …………………………………………………………………..….. 56
2.1. Definición de calidad de vida: ………………………………………..……….. 56
2.2. Breve reseña histórica del término calidad de vida ……………………...… 57
2.3. Calidad de vida relacionada con la salud (CVRS)…………………………. 57
2.4. Factores a estudiar en calidad de vida……………………………………… 58
2.5. Calidad de vida en oncología pediátrica…………………………………….. 60
3. Intervención psicológica aplicada al cáncer ……………………………………... 61
3.1. Intervención psicológica y sistema inmune………………………………… 61
3.2. Estrategias de intervención psicológicas………………………………….… 66
3.2.1.Tratamientos cognitivos - conductuales ………………………………... 66
3.2.2.Terapia de juego aplicada a los niños con cáncer……………………... 67
3.2.3.Terapia de juego cognitivo conductual…………………………………... 69
3.2.4.Técnicas de relajación infantil…………………………………………….. 71
3.2.5.Técnicas de imaginación………………………………………………….. 72
3.2.6.Psicoeducación en cáncer infantil …..………….................................... 78
4. Cáncer …..…………....................................…..………….................................. 81
4.1. Etiología del Cáncer ..........................…..…………................................... 82
4.2. Tipos de Cáncer ..........................…..…………......................................... 83
4.2.1.Leucemia ..........................…..…………............................................... 83
4.2.1.1. Signos y síntomas de la leucemia en niños…………………..…… 84
4.2.1.2. Tipos de Leucemia en niños 90
4.2.1.2.1. Leucemia Linfoblástica Aguda ………………………..……..... 90
4.2.1.2.2. Leucemia Mieloide Aguda ……………………………….......... 92
4.2.1.3. Pronóstico de la Leucemia en niños ………………………………. 92
4.2.2.Tumor cerebral………………………………..……………….…………… 94
4.2.3.Retinoblastoma………………………………..…………………………… 94
4.2.4.Osteosarcoma………………………………..………………………….… 95
4.2.5.Neuroblastoma………………………………..…………………………… 95
4.2.6.Linfoma (Hodgkin y no Hodking) ………………………………………… 95
4.2.7.Tumor de Wilms………………………………..……………………….….. 96
4.3. Incidencia del cáncer. Tipos……………………………………………….…. 96
4.4. Tratamientos Médicos aplicados al Cáncer ……………………………..…. 97
4.4.1.Quimioterapia:……………………………… ……………………………… 97
4.4.2.Cirugía:………………………………..…………………….……………….. 98
4.4.3.Transfusión de sangre:……………………………………………………. 99
4.4.4.Trasplante de médula ósea ………………………………………………. 99
4.5. Efectos secundarios del tratamiento………………………………………… 100
5. Aspectos psicológicos del cáncer …………………………………………………. 102
5.1. Etapas psicológicas del niño con cáncer.………………………………….... 102
5.2. Impacto del cáncer en el enfermo pediátrico.…………………………….… 104
5.3. Conductas del niño cáncer como consecuencia de su experiencia con la
enfermedad ………………………………………………………………...…….. 105
5.4. Efecto psicosociales del cáncer en el enfermo pediátrico y su familia…... 105
CAPITULO III.
MARCO METODOLOGICO
CAPITULO IV.
ANALISIS Y DISCUSION DE RESULTADOS
INDICE DE TABLA
INDICE DE GRAFICOS
INDICE DE ANEXOS
INTRODUCCION
Este modelo está basado en las interacciones mente-cuerpo y bajo la premisa de que
las creencias, actitudes, espiritualidad y las perspectivas psicológicas pueden
dramáticamente afectar nuestra salud, el curso de la enfermedad y el bienestar general.
En Brasil, a partir del año 1986, influenciado por los Programas antes señalados, fue
creado CORA (Centro Oncológico de Rehabilitación y apoyo) y 10 años después inicia
Corelin (Diminutivo de CORA), con el objetivo de propiciar una atención personalizada,
humana y de calidad de vida a los niños con cáncer y a sus familias, estimulando el
papel activo en el proceso del tratamiento, así como promover el autoconocimiento de
las necesidades psicosociales del niño durante el tratamiento.
La investigación fue realizada cuidando todos los aspectos éticos, por ser un trabajo
experimental con niños, en este sentido, además de contar con el consentimiento
informado, se cuidaron aspectos tales como, que los estudios de laboratorio
(inmunoglobulinas) y por citometría de flujo (Población y subpoblación de Linfocitos)
fueran recolectados en el mismo momento en que se requerían otras exámenes
hematológicos de importancia, tales como: dia 1, 33 y y 64, que es cuando culmina la
fase de inducción. Además, los grupos se seleccionaron en años diferentes y a la
muestra de niños controles le fue aplicado el programa en otra fase de su tratamiento.
CAPITULO I
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
CAPITULO I
El tratamiento de una enfermedad tan compleja como el cáncer, no debe solo limitarse
al abordaje físico, sobre todo partiendo que en la actualidad OMS define la salud como
aquel estado de bienestar físico, psíquico y social, y no sólo como la ausencia de
enfermedad. En este contexto, la enfermedad debe entenderse como un proceso
biológico que supone una alteración estructural o funcional, un proceso psicológico que
conlleva sufrimiento y dolor, y un proceso social porque supone una discapacidad.
De igual forma, para tener mayor veracidad de los resultados encontrados se procederá
a comparar estos parámetros médicos y la calidad de vida del niño diagnosticado con
cáncer, con un grupo control, al cual se le brindará atención psicológica tradicional.
Considerando la relevancia del tema científico de este problema y el amplio alcance del
mismo, se procede a formular el siguiente problema de investigación:
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Comparar los parámetros clínicos del niño con cáncer durante la fase de inducción del
tratamiento con quimioterapia, con y sin la aplicación de un protocolo de intervención
psicológico basado en Psiconeuroinmunología.
Comparar los parámetros farmacológicos del niño con cáncer durante la fase de
inducción del tratamiento con quimioterapia, con y sin la aplicación de un protocolo de
intervención psicológico basado en Psiconeuroinmunología.
Comparar los parámetros inmunológicos del niño con cáncer durante la fase de
inducción del tratamiento con quimioterapia, con y sin la aplicación de un protocolo de
intervención psicológico basado en Psiconeuroinmunología.
Comparar la calidad de vida del niño con cáncer durante la fase de inducción del
tratamiento con quimioterapia, con y sin la aplicación de un protocolo de intervención
psicológico basado en Psiconeuroinmunología.
JUSTIFICACION DE LA INVESTIGACION
En tal sentido, algunos de los retos que impone la Oncopediatría contemporánea están
relacionados con la disponibilidad de métodos adecuados para la evaluación del dolor y
la calidad de vida (CV) en estos enfermos.
Por otro lado, una creciente bibliografía demuestra que diferentes tipos de intervención
psicosocial, como la terapia cognitivo-conductual, grupos de apoyo, relajación-
visualización, hipnoterapia, o el "biofeedback," entre otras, puede afectar la calidad de
vida y el ajuste psicosocial, y aún posiblemente mejorar el tiempo de sobrevida de los
pacientes con cáncer ( Simonton y col,1977 ; 1981; Spiegel y col, 1989; Fawzy y col,
1990; 1993, Kemeny y Miller, 1999, Citado por Castes 2002).
En tal sentido, partiendo de necesidad de adaptación en el niño enfermo de cáncer y de
la visión holística y multifactorial que se posee de esta enfermedad, se considera
indispensable contar con un Protocolo de intervención psicológica que contemple una
visión integral de la enfermedad.
DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
La población objeto de este estudio está conformada por niños con cáncer que
asistieron a la Unidad de Oncohematología de La Fundación Hospital de Especialidades
Pediátricas, ubicado en la ciudad de Maracaibo, estado Zulia.
Esta investigación se realizó durante el periodo de marzo del 2013 a marzo del 2016. El
basamento teórico estuvo enmarcado dentro de la Teoría de la Psiconeuroinmunología
(Ader,2007 y Castes, 2014) y la Calidad de Vida (Organización Mundial de la Salud
(1998) y Jordi Bernabeu Verdú (2003)
CAPITULO II
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICO-
CONCEPTUAL
CAPITULO II
MARCO TEORICO
1. Psiconeuroinmunología
2004). Uno de los hallazgos más interesantes es que el sistema nervioso central y el
sistema inmune se comunican y comparten un mismo lenguaje molecular:
neurotransmisores, hormonas y citocinas; incluso se considera que existe una gran
analogía entre la estructura del sistema inmune y el sistema nervioso central. Esto se
evidenció con el descubrimiento de que los linfocitos producen neuropéptidos y
receptores que se pensaba eran exclusivos de la hipófisis y otras regiones cerebrales y
que hormonas y neuropéptidos mediadores de la respuesta de estrés se alteran con
estímulos antigénicos. También, se han encontrado receptores de citocinas en
neuronas y células endocrinas, y que las citocinas periféricas activan la producción de
interleucinas en las células gliales (Weigent y Blalock, 1987).
Estos tres sistemas son sistemas de control porque ejercen sus efectos en múltiples
órganos y sistemas y están estrechamente relacionados entre sí, es decir, interactúan
los unos con los otros todo el tiempo.
Por otra parte, la comunicación entre el sistema endocrino y el sistema inmune modula
la respuesta del sistema inmune mediante los receptores hormonales que poseen las
células, siendo precisamente, los tejidos del sistema endocrino los que poseen
receptores para citocinas que les permiten modificar su actividad.
Los filósofos como Hipócrates (460-370 A.C) expresaba: “Las enfermedades son
consecuencia de un desequilibrio de los "humores internos", que puede ser restablecido
con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu.”. En la misma línea
Aristóteles (384-322 A.C.) consideraba que “Un cambio en el estado de la psique
produce un cambio en la estructura del cuerpo, y a la inversa, un cambio en la
estructura del cuerpo produce un cambio en la estructura de la psique.”
De igual manera, se puede resaltar a Galeno (129-199 A.C.), quien expresaba que
“Cada emoción está asociada con un fluido específico del cuerpo (bilis negra, bilis
amarilla, sangre y flema).
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
36
Seguidamente, con la llegada del siglo XIX, la confluencia de las teorías de Newton,
Descartes y Darwin un nuevo pensamiento el cual postulaba la separación mente-
cuerpo. A su vez, se pensaba que todas las enfermedades eran consecuencia de
alteraciones físicas. Solo fue hasta finales del siglo, que algunos autores difieren de
estas ideas. Resaltando autores como: Sigmund Freud quien postula
el psicoanálisis en la década de 1890, considerando que algunas enfermedades que no
parecían tener un origen orgánico o anatómico podían explicarse desde
procesos psíquicos. Otro de ellos es Louis Pasteur, el cual realiza en 1878 uno de los
primeros estudios acerca de la relación entre enfermedades infecciosas y situaciones
aversivas.
De igual forma, surgen los planteamientos del fisiólogo Hans Selye, en 1936, quien
formuló el Síndrome General de Adaptación, introduciendo el concepto de estrés.
Esté destacó que el estrés prolongado producía reacciones internas que afectaban a
diferentes partes del organismo.
Entre los años 1926 y 1928, dos investigadores soviéticos, Metal´nikov y Chorine, en
base a los experimentos de su maestro Iván Petrovich Pavlov sobre el
condicionamiento clásico, estudiaron en el Instituto Pasteur de París las
Los estudios de como diversos aspectos mentales influyen sobre la fisiología del
cuerpo humano.
Asimismo, se podría decir que los elementos psíquicos más utilizados para comprobar
las interrelaciones entre los distintos sistemas del organismo son: el estrés,
la ansiedad y la angustia, en ese sentido además de los ya mencionados anteriormente,
se pueden destacar como ejemplo los estudios de algunos factores psicosociales
estresantes, tales como: el luto, la separación o divorcio,
el paro y exámenes académicos.
Las mujeres separadas o divorciadas muestran menor inmunidad celular que las
mujeres casadas, menor respuesta al mitógeno fitohemaglutinina, mayor nivel de
anticuerpos contra el virus de Epstein Barr, y menor porcentaje de células NK. Los
hombres, muestran indicios de menor inmunidad celular que los que pertenecen al
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
39
Según Dhabhar (2000 Citado por Ramos y colab 2008), las funciones básicas se
podrían categorizar del siguiente modo:
Los glóbulos blancos, cuentan con diversos tipos de células, con características y
funciones diferentes, y cada una de ellas representa un papel distinto en la respuesta
inmunológica, a continuación, se describen cada una de ellas:
1.6.1. Linfocito T
Las células más importantes del sistema inmunológico son los linfocitos, especialmente
los linfocitos T. Este tipo de linfocitos regula y ordena toda la actividad del sistema
inmunológico, para que la respuesta sea oportuna y armónica.
Por otro lado, existen dos tipos diferentes de linfocitos T: los linfocitos T CD4 y los
linfocitos T CD8. Son casi idénticos, excepto por el hecho de que el linfocito T CD4 tiene
una proteína en su superficie denominada CD4, mientras que el linfocito T CD8
presenta una proteína diferente, la CD8.
Esa aparente pequeña diferencia en una sola proteína, en realidad determina que estas
células participen en procesos totalmente diferentes dentro de la respuesta
inmunológica.
1.6.2. Linfocito B
Los cinco tipos diferentes de inmunoglobulinas son la IgG, IgM, IgA, IgD e IgE (Vega,
2009).
1.6.3. Macrófago
Los macrófagos son una célula del sistema inmunológico que se denomina monocito
cuando está en sangre y macrófago cuando está en tejido, tienen una capacidad
disminuida de reconocimiento pues no tienen receptores para identificar
específicamente a los antígenos, pero si participan en la fase efectora de la respuesta
inmune que es la que finalmente elimina al microorganismo.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
43
El macrófago es una célula muy versátil, por una parte es capaz de emitir pseudópodos,
de acuerdo a señales que le envía el linfocito T y que le permite moverse con
direccionalidad por el organismo, y por la otra, tiene capacidad de fagocitar, es decir,
comer o ingerir el microorganismo que va a liquidar.
hace disminuir tanto en número como en actividad. No obstante, también son muy
sensibles a los efectos de las técnicas de relajación e imaginación guiada.
tumor por varias horas. Los resultados indican el número de células afectoras
requeridas para eliminar un determinado porcentaje de las células tumor (Herbert y
Cohen, 1993, Citado por Vera 2001).
De acuerdo a Camelo (2005), los métodos para estudiar el sistema inmunológico puede
ser realizado de la siguiente forma:
Estos estudios pueden ser especialmente útiles para separar los mecanismos directos e
indirectos a través de los cuales los factores neuralmente controlados pueden influir
sobre la función inmune. Dos de las medidas más ampliamente usadas son: evaluar la
capacidad proliferativa de los linfocitos y determinar la capacidad citolitica de los
linfocitos T y las células NK.
Los estudios con células NK también se han usado ampliamente. En ellos, se incuban
las células aisladas de un sujeto in vitro junto con células blanco marcadas con cromo
51. La lisis posterior de las células blancas libera el cromo 51 en el medio de incubación
y éste puede ser, más tarde, recogido y medido.
El principio en el que se basa esta tecnología es simple: hacer pasar células u otras
partículas en suspensión alineadas y de una en una por delante de un haz luminoso. La
información producida puede agruparse en dos tipos fundamentales: la generada por la
dispersión de la luz y la relacionada con la emisión de luz por los fluorocromos
presentes en la célula o partícula al ser excitados por el rayo luminoso. Las señales
luminosas detectadas se transforman en impulsos eléctricos que se amplifican y se
convierten en señales digitales que son procesadas por una computadora
Por otra parte, en comparación con los métodos bioquímicos de análisis celular, en los
que se obtiene un resultado promedio para toda la muestra, la citometría de flujo es
capaz de proporcionar una información cuantitativa sobre cada célula en particular y
permite identificar en una muestra subpoblaciones de células diferentes, incluso cuando
están escasamente representadas.
Los resultados de los ensayos in vitro pueden ser difíciles de interpretar porque la
relación entre los cambios en estos ensayos y la capacidad del sistema inmune para
ejecutar respuestas efectivas in vivo es poco clara. Los estudios que exploran el
sistema inmune humano han usado cuando menos tres tipos de ensayos para el
examen in vivo: la respuesta Ac a un Ag modificado, como en el caso de las vacunas, la
producción de Ac contra virus latentes y la hipersensibilidad cutánea de tipo retardado.
El examen de la respuesta de Ac ante las vacunas permite una evaluación de todas las
fases de la respuesta inmune, incluso la de presentación del Ag, la cooperación entre
células T y B y la inmunidad humoral. Las alteraciones de los Ac contra virus latentes
(herpes virus, en particular) han sido consideradas un marcador de la reactivación viral
secundaria al deterioro en la inmunidad celular. Finalmente, la hipersensibilidad cutánea
retardada está basada en la aplicación intradérmica de uno o más Ag. Esto induce una
rápida acumulación de neutrófilos, seguida por una más persistente infiltración de
células T y de monocitos.
Puesto que la mayor parte de los estudios son hechos ex vivo (inmunoensayo in vitro),
debe considerarse como factor importante definir el hecho de si las células pueden ser
igualmente alteradas in vivo.
En relación con el cáncer existen cada vez más datos en los cuales las variables
psicológicas se relacionarían en mayor o menor medida con el curso de la enfermedad.
Es necesario aclarar que desde la Psiconeuroinmunología no se plantea que las
variables psicológicas serían la causa de esta enfermedad, sino que posiblemente estas
variables podrían favorecer su manifestación, curso o posible remisión.
Uno de los estudios que demostró que las variables psicológicas se relacionan con el
curso de la enfermedad es el realizado por Spiegel, Blomm, Kraemer y Gottheil (1989,
citado en Bayés, 1994), en el cual 86 pacientes de cáncer de mama metastático se
subdividieron en dos grupos; uno de ellos recibió tratamiento médico tradicional y el
segundo tratamiento médico más intervención psicológica, la cual consistió en
psicoterapia de apoyo más autohipnosis para el manejo del dolor. Esta intervención se
administró durante un año. Lo interesante de este estudio es el seguimiento que se
realizó durante 10 años cada 4 meses. Los resultados indicaron que el tiempo de
supervivencia medio fue el doble para los que asistieron a la psicoterapia (36.6 meses)
en comparación con el grupo control (18.9 meses). Si bien este estudio no explica las
causas de estos cambios sí aporta datos sobre la importancia de una simple
intervención psicoterapéutica (Bayés, 1994).
etc.). Frente a estos estímulos se evocan las respuestas de náusea y vómito (Bayés
1994).
Los estudios sobre el efecto del estrés sobre el sistema inmune han permitido el
conocimiento de la compleja interacción entre los sistemas nervioso, endocrino e
inmunológico.
Posteriormente, Hans Seyle, fisiólogo y médico, considerado por muchos como el padre
del concepto moderno de estrés, lo definió en 1936 en el British Journal Nature el
Síndrome General de Adaptación (SGA),también conocido como Ley de Seyle, como un
mecanismo automático que se dispara ante cualquier situación estresante y que
involucra un conjunto de reacciones que movilizan las reservas energéticas que implica
una activación del eje hipotálamo-hipofísico-suprarrenal y del sistema nervioso central,
que hace que el cuerpo pase por tres fases: alarma, resistencia o adaptación del
organismo y agotamiento, pudiendo, si la amenaza es suficientemente severa y
prolongada, producir incluso la muerte (Ortega, 2011).
La mayoría de los estudios encuentran que el estrés puede alterar el sistema inmune
aumentando la vulnerabilidad del organismo (procesos infecciosos, cáncer y
enfermedades autoinmunitarias) fruto de vivencias de eventos vitales estresantes
(Rosenthal; 2002; Ray, 2004; Sierra, et al., 2006; Sandín, 2008; McEwen, 2008; entre
otros, citado por Ortega, 2011)).
Entre las consecuencias del estrés crónico en los sistemas inmunológico, nervioso
central y endocrino Ortega Navas, M. (2011) destaca lo siguiente:
resfriados y enfermedades
autoinmunes.
SISTEMA
* Problemas en la coagulación de la
INMUNOLÓGICO sangre.
* Reactivación de enfermedades
inflamatorias: dermatitis atópica y
psoriasis.
enfermedades neurodegenerativas
como la esclerosis múltiple y otras
enfermedades inflamatorias.
* Hipotiroidismo e hipertiroidismo.
SISTEMA * Síndrome de Cushing.
ENDOCRINO * Cambios hormonales: aumento de la
secreción de catecolaminas y cortisol
Por otra parte, el estrés también es necesario y positivo en el devenir de nuestras vidas
a ciertos niveles, pues constituye una parte esencial de la misma. El estrés positivo
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
53
Las emociones rigen todos los sistemas del organismo de modo que en el ámbito de la
psiconeuronimunología se está estudiando como las emociones son traducidas en
sustancias químicas (moléculas de información) que pueden desencadenar reacciones
en cadena que afectan la química interna optimizando o debilitando nuestro estado
funcional y que tienen impacto sobre nuestro sistema inmunológico, sistema endocrino,
sistema nervioso y otros sistemas de nuestro cuerpo. De hecho, si reprimimos la
expresión de las emociones, también reprimimos nuestras funciones orgánicas, lo que a
largo plazo se traduce en malestar o enfermedades (Ortega, 2011)
Pero no será hasta la década de los ochenta cuando se produzca una mayor
producción científica sobre cómo las emociones inciden en las funciones inmunológicas,
nerviosas y endocrinas (Kietcolt-Glaser y Glaser, 2001; Glaser y Kietcolt-Glaser, 2005,
entre otros).
(Eisenberg, 2000; Cohen, et al. 2003; Tugade et al.; 2004; Lyubomirsky, et al., 2005;
Cohn, et al. 2009, entre otros). Lo que creemos, lo que hacemos y lo que pensamos
tiene efectos positivos como negativos sobre nuestra salud física y emocional. Las
emociones activan mecanismos bioquímicos, a nivel de hipotálamo, hipófisis y
glándulas suprarrenales, que tienden a suprimir y/o deprimir la respuesta inmune lo que
posibilita el desarrollo de patologías adversas como el cáncer.
Por otra parte, las emociones positivas nos permiten, además de, soportar las
dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación al desencadenar una serie
de efectos positivos en nuestro metabolismo que fortalecen nuestra salud, alcanzar
entre otros objetivos, una sana autoestima, satisfacción por el trabajo bien realizado y
toma de decisiones más efectivas y en definitiva, mejoran nuestra calidad de vida. De
hecho, las emociones positivas también contribuyen a hacer más resistentes a las
personas frente a la adversidad y ayudan a construir resiliencia psicológica (Aspinwall,
2001; Lyubomirsky, et al., 2005).
La actitud emocional tiene una relación directa con el sistema inmunológico armoniza
mejor con la buena salud que una actitud negativa. Una persona que normalmente
expresa felicidad, buen humor, amor, amistad, alegría y positivismo es mucho menos
propensa a contraer una enfermedad grave que otra que, por el contrario, está
enfadada, temerosa, enojada, deprimida o aprensiva. De hecho, cuando nos apresan
estados de ánimo como la ira, el miedo o la desesperanza, se elevan los niveles de
cortisol y ello entorpece el funcionamiento del sistema inmunitario.
Maruso (2009), considera que las emociones influyen sobre la inmunidad y que la
tercera revolución de la medicina es precisamente la psiconeuroinmunoendocrinología.
Insiste en que la mente y el cuerpo están intrínsecamente ligados y que fruto de la
interacción mente-cuerpo se desencadenan reacciones que afectan la química interna
optimizando o debilitando nuestro estado funcional y que está en nuestras propias
manos poner en marcha una nueva cultura de la salud que implica que las personas
somos capaces de mantener y procurarnos la salud a nivel físico y psíquico.
EMOCIONES Y SALUD
EMOCIONES POSITIVAS EMOCIONES NEGATIVAS
* Ahuyentan el estrés. * Incrementan el estrés.
* Potencian el sistema Incrementa la vulnerabilidad del
inmunitario. sistema
* Disminuyen la obstrucción inmunológico al bloquear las defensas
arterial. favoreciendo enfermedades (gripe,
* Facilitan la recuperación de catarro, bronquitis, etc.) y contraer
la enfermedad. enfermedades como hipertensión,
* Mejoran las conexiones y problemas cardiovasculares, asma, etc.
facultades * Disminuye la capacidad de crear
mentales. anticuerpos de la vacuna de la gripe.
* Toma de decisiones más * Contractilidad de la arteria coronaria.
efectivas. Problemas corazón. Arritmias.
* Mejoran la actividad * Dolores musculares y articulares.
cognitiva. Trastornos gástricos (úlcera, colitis,
* Activa el afrontamiento y el colon irritable).
aprendizaje de * Dificultades cognitivas. Afecta a la
habilidades de afrontamiento. capacidad intelectual, memoria y
* Aumento en los niveles de concentración.
energía. * Pérdida de calidad y rendimiento en el
* Potencia la liberación física trabajo.
de las tensiones * Dificultan la toma de decisiones.
acumuladas. * Irritabilidad, ansiedad, cuadros de
Relajación del cuerpo y estado pánico,
general de depresión e incluso suicidio.
calma. Deterioro relaciones interpersonales y
familiares.
Fuente: Ortega Navas, M. (2011).
2. Calidad de vida.
En los últimos tiempos se ha hecho frecuente el uso del término calidad de vida (CV) en
muy variados contextos. Los ambientalistas sitúan el énfasis en el entorno
físico/biológico, los economistas en parámetros como el producto nacional bruto, los
médicos en los síntomas, los psicólogos en las necesidades humanas y su satisfacción.
En tal sentido, podemos notar que la calidad de vida se debe considerar como una
entidad multidisciplinaria que es aplicable e inherente a todos los temas de la sociedad
y del mundo y debe contemplarse su consideración por parte de todos los líderes y
científicos de la humanidad (Oblitas, 2007). Es por ello, afirma Grau (2005) que el
estudio de Calidad de Vida invita a abandonar posiciones tradicionales y vislumbrar
fuentes comunes de abordaje.
Casi todos los autores coinciden en afirmar que el término aparece en la década de los
setenta y tuvo su expansión hacia los 80, encubierto por el desarrollo de conceptos
tales como los de bienestar, salud y felicidad. Aunque su historia data de las
civilizaciones griegas, romana, egipcia y hebrea, es en el contexto del debate entre los
indicadores materiales y subjetivos del bienestar en el que surge propiamente el término
(Grau, 2005). En el contexto de la salud, Grau (2005) señala que, este concepto se
convirtió desde 1977, en categoría de búsqueda del Index Medicus y en palabra clave
en el sistema Medline. La tendencia ha sido al crecimiento de investigaciones en
enfermedades crónicas y el aumento de la esperanza de vida, lo que hace de la Calidad
de Vida un objetivo de la atención en el campo de la salud física y mental.
Esta utilización básica del concepto se inició en EE.UU. hace unos 30 años, con la
confluencia de dos líneas de investigación: una la de la investigación clínica de la
medición del “estado funcional” y otra la de la investigación psicológica del bienestar y
de la salud mental (Fernández, Fernández Cieza, 2010).
Bowman, que realiza una revisión sobre calidad de vida en niños en su tesis (Bowman,
2001), comenta que la calidad de vida ha sido examinada típicamente en términos de
calidad de vida relacionada con la salud “impacto objetivo y subjetivo de la disfunción
asociada a enfermedad o lesión, tratamiento médico y política de asistencia sanitaria”.
7. Evaluación del propio estado de salud. Impresión subjetiva del estado de salud actual
o previa, resistencia a la enfermedad y preocupación por la salud futura.
--Medida en que la salud u otros problemas interfieren con el interés por el sexo y las
relaciones sexuales.
Podemos considerar que la Calidad de Vida es una opinión que construye la persona a
partir de su propio estado de salud en comparación con determinados estándares
construidos acerca de los que él espera que debiera ser capaz de lograr. A pesar del
sello personal que cada quien imprime a la percepción de su calidad de vida, constituye
El uso de otras personas para informar sobre el estado del niño puede influir la medida
del funcionamiento del niño. Se ha visto que el ajuste marital, el estrés materno y el
locus de control pueden influir y, de hecho, cavarían, con la conducta del niño. Un
estudio realizado con tres medidas diferentes (para padres, médicos y niños) con
contenido paralelo, mostró que la valoración de los niños de su estado de salud 16
correlacionaba significativamente con la de los médicos. La información de los padres
discrepaba de la de los médicos. Las discrepancias más grandes de los padres con los
niños se daban en los problemas de salud mental y calidad de vida y las puntuaciones
de los padres eran, en general, inferiores en casi todas las dimensiones (Parsons,
1999) El desacuerdo tiende a indicar que los padres contestan que los niños están peor
de lo que los mismos niños dicen y que los médicos son más optimistas y sueles
sobreestimar la situación de salud de los niños (Le Gales, 1999; Calaminus, 1999).
Otro estudio en el mismo sentido (Levi, 1999) examinó las respuestas a test de padres
con niños enfermos de cáncer frente a padres con niños sanos. Los resultados
mostraron que los padres con niños enfermos de cáncer discrepaban de lo que
contestaban sus hijos en el 50% de los ítems, en el grupo de niños sanos no había
diferencias entre las respuestas de padres e hijos. Los padres con niños enfermos
informaban que sus niños tenían más limitaciones de las que los niños contestaban.
Otra cuestión importante es el uso de instrumentos genéricos o específicos. Las
medidas genéricas pueden ser utilizadas en todo tipo de enfermedad y sus resultados
son comparables. Las medidas específicas para un tipo de población (asma, cáncer…)
tienen componentes para evaluar específicamente las características de la enfermedad.
De acuerdo a Vidal (2006), existen varias razones para investigar si una intervención
psicológica, en pacientes o en sujetos sanos altera la inmunidad: 1) Porque se puede
conocer si existe una relación causal entre factores psicológicos y el funcionamiento del
sistema inmune 2) porque la mejora de la inmunidad obtenida tras la intervención
psicológica sería un beneficio añadido (ej. Algunos estresores pueden causar un
descenso de algunas formas de inmunidad, y la intervención psicológica no solo
reduciría el estrés sino también aumentaría al tratamiento multidisciplinar de los
pacientes afectados de enfermedades orgánicas.
Simpático y en el estado del Sistema Inmune en personas infectadas con VIH. Los
cambios producidos por los efectos de la relajación y las estrategias cognitivas de
afrontamiento, así como el apoyo social pueden mediar cambios en el estado de ánimo
y, a su vez, estos cambios tienen efectos en la regulación de las hormonas adrenales
evaluadas a través de los cambios en los niveles de cortisol medidos en la orina, la
norepinefrina y los niveles de testosterona. Como sugiere Antoni (2003), los cambios en
estas hormonas por efecto de la intervención también podrían explicar, en parte, los
cambios a corto plazo en los anticuerpos IgG y en los cambios a más largo plazo de
linfocitos CD4.
Por este motivo, y por lo que a los psicólogos concierne, las psicoterapias suelen estar
dirigidas hacia dos objetivos finales: reducir o eliminar los niveles de estrés y/o la
depresión. Aunque los estresores pueden ser físicos o psicológicos, la disparidad entre
ellos es una mera ilusión cuando se trata de la emisión de una respuesta de estrés
(Fleshner y Laudenslager, 2004). Por tanto, cualquier tratamiento encaminado a
eliminar o reducir la respuesta de estrés estará favoreciendo la mejoría de la depresión,
siendo ésta, de este modo considerada, una variable dependiente.
En este sentido Bower, Kemeny, Taylor y Fahey (2003), han comprobado en un estudio
con mujeres que habían sufrido una pérdida de alguien cercano por cáncer de mama,
como el crecimiento personal, el incremento de las relaciones interpersonales, y el
afrontamiento vital (fijando objetivos en lugar de retrotraerse en el pasado) produce
correlatos biológicos positivos en el sistema inmune, en concreto el aumento de células
asesinas (NK). En la misma dirección, Miyazaki, Ishikawa, Iimori, Miki, Wenner,
Fukunishi y Kawamura (2003) han mostrado cómo la percepción de tener apoyo social
correlaciona positivamente con las células NK, encontrando que el aumento de apoyo
social se ve acompañado por incrementos en la inmunidad natural. También Kiecolt-
Glaser, McGuire, Robles y Glaser (2002) han señalado que las relaciones de amistad
podrían disminuir emociones negativas y aumentar la salud a través del impacto en el
sistema inmune y la regulación endocrina implicadas en la prolongación de infecciones
o en el retraso de curación de heridas, procesos sustentados por la producción de
citocinas proinflamatorias.
han visto una asociación positiva entre el descenso del número de linfocitos, rasgo
ansioso de personalidad y la percepción de amenaza, en un estudio con diez
estudiantes postgraduados expuestos a una situación estresante (exámenes).
Igualmente en situaciones de exámenes Paik, Toh, Lee, Kim y Lee (2000) comprobaron
cómo el estrés en este tipo de situaciones afectaba a diferentes parámetros de la
respuesta inmune, en concreto a citocinas derivadas de células Th1 y Th2; donde se
observaron incrementos de IL-1, IL-6 e IL10 y descensos en la producción de IFNg,
sugiriéndose con esto que el estrés en situaciones de examen puede incrementar la
actividad humoral mediada por células Th2 y hacer disminuir la inmunidad mediada por
células Th1.
Ramón y colab (2008) señala que la soledad, el apoyo social, situaciones estresantes
como pueden ser los exámenes, variables de personalidad, etc., han sido estudiadas y
los tratamientos efectuados han mostrado cierta efectividad, siendo éstos
principalmente: Técnicas de visualización, Imaginación Dirigida, Relajación, Técnicas
Cognitivo-Conductuales de Control del Estrés, así como la Meditación, Técnicas
Chamánicas, Rezos, etc. Cualquiera de estas técnicas puede ser efectiva si es
practicada con el rigor necesario por parte de un profesional, sea cual sea el enfoque
psicológico empleado, aunque desde nuestra formación científica nos atrevemos a
sugerir que la relajación produce estados fisiológicos que combinados con la
representación de imágenes (imaginación) puede convertirse en las llamadas técnicas
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
66
Según Volpicelli (1979, Citado por Betancourt 1995), el juego abre el campo para las
expresiones y el desarrollo de las funciones superiores, así como también enseñan al
niño a estar consigo mismo y con los demás, a inventar y a sentir, a sacar conclusiones,
estimular el dialogo interior y el juicio crítico.
La terapia de juego dirigido a niños con cáncer o con cualquier otra enfermedad,
plantea que si un niño selecciona jugar con juguetes simbólicamente cargados de
contenidos médicos, se estimularan los pensamientos y fantasías sobre los
procedimientos del hospital cercanos al niño. Al experimentar estos pensamientos el
niño es capaz de desarrollar una visión más diferenciada del estímulo que tiene y crear
mecanismos de auto seguridad para enfrentarse a la ansiedad que produce el estímulo.
El retiro defensivo del estímulo retrasaría la recuperación de las ansiedades que este
produce. (Betancourt, 1995).
En esta técnica, se dota al niño de juguetes que formen parte del equipo médico y se
le proporciona información clara y sencilla sobre su utilidad y funcionamiento. Esta
técnica puede ser utilizada a través de cuentos que expliquen el desarrollo de sus
Comunicación Simbólica:
El arte y la dramatización son una forma de comunicación simbólica que ofrece una
oportunidad para la representación terapéutica.
El arte es comunicación gráfica dirigida hacia alguien o hacia el “Yo” como expresión de
alguna emoción. Esta es una forma de juego que contribuye a que los niños con cáncer
se expresen mas abiertamente, y los ayuden a comprender los problemas,
preocupaciones y miedos que se les dificulta verbalizar.
Los títeres, al igual que el arte, proporciona una salida substituta de los impulsos y
fantasías. (Betancourt, 1995)., medio lúdico que también será implementado en el
protocolo de tratamiento.
Contacto
En esta técnica se realizan juegos en el cual este presente el contacto físico; abrazos,
caricias cargar al niño y jugar con los dedos, utilizando la imaginación y el recurso
humano.
Juegos Exploratorios
Por medio del juego se establece un sentimiento de permisividad para que el niño se
sienta libre de expresar sus sentimientos, y crea una relación cálida con el terapeuta.
Knell (2005) delineó estos principios en el margen de la terapia cognitiva trabajada con
adultos y enumeradas originalmente por Beck, se aplican igualmente al trabajo con
jóvenes y niños:
c) Una relación terapéutica sólida es una condición necesaria para una terapia
efectiva, una relación cálida, apoyada en la confianza y en la aceptación.
d) Es estructurada y directiva.
Los programas de preparación psicológica con niños con cáncer suelen incluir alguna
modalidad de relajación muscular y respiración profunda para disminuir la activación
vegetativa. Los entrenamientos son los mismos que los utilizados en contextos clínicos,
sólo que adaptando el procedimiento a las peculiaridades de la situación hospitalaria,
como la exigencia de llevarlos a cabo en un período de tiempo muy corto.
Poster (1986), citado por Méndez (2004) enumera los siguientes pasos para la
relajación progresiva:
Actividades preparatorias:
Componentes claves:
Enseñar al niño a tensar y relajar partes del cuerpo: manos, dedos, frente, ojos,
boca, hombros, pecho, estómago, nalgas, piernas y dedos del pie. El número de
grupos musculares a relajar está en función del tiempo disponible para el
entrenamiento.
Proporcionar una grabación que el niño puede emplear siempre que quiera.
Con niños menores de siete u ocho años resulta muy apropiado realizar un juego para
inducir la relajación. Un método alternativo para estas edades es el denominado robot-
muñeco de trapo (robot-ragdoll), de Kendall y Braswell (1993), que consiste en actuar
primero como un robot (rígido, tenso y andando sin doblar las extremidades), y después
como un muñeco de trapo (flexible, relajado y flácido). El grado de relajación se evalúa
levantando el brazo del niño y dejándolo caer.
La visión no es solo el sentido que involucra diferentes partes del cerebro reaccionando
al objeto real, o al estímulo recordado. Marc Raichle (1994), un neurólogo de la
Universidad de Washington realizó un experimento en el cual les mostraba a los sujetos
una palabra, se las leía en voz alta y les pedía que pensaran en ella. Cuando las
personas leían la palabra, el flujo sanguíneo se mostraba en la parte posterior del
cerebro que integra las señales visuales. Cuando la palabra fue leída, se activaba la
corteza auditiva, donde los sonidos son procesados. Sin embargo, cuando al individuo
se le pidió que pensara en la palabra, fue el lóbulo parietal el que se iluminó.
van camino al hospital o pasan frente al mismo, incluso el olor de los químicos es capaz
de inducir esa reacción de nuevo. Aquí las imágenes imitan los eventos reales.
Por estado modificado de conciencia queremos decir un estado de relajación, una clase
de calma, en estado de alerta, un sueño enfocado. La atención se concentra en una
sola cosa, o en una banda muy estrecha de cosas. Cuando esto ocurre se tiene una
mayor sensibilidad frente al problema en el cual nos enfocamos, y una disminución de
conciencia en relación a otras cosas que ocurren alrededor, las cuales normalmente
notamos. Muchas veces durante el día estamos en este estado. En estado de hipnosis,
que induce un estado modificado, se puede controlar la frecuencia cardiaca, la tensión
muscular y otras funciones corporales más allá del rango normal.
Nos sentimos mejor con nosotros mismos cuando tenemos un sentido de control
sobre lo que nos está ocurriendo
Cuando sentimos que tenemos algún control sobre lo que nos pasa, tenemos mayor
confianza y optimismo. Numerosos estudios sobre ambientes de trabajo, muestran que
cuando los trabajadores sienten que tienen algo que decir con respecto a sus trabajos,
su productividad aumenta y hay una disminución en los accidentes de trabajo y el
ausentismo. Robert Karasek estudiando las frecuencias de enfermedades coronarias en
Cornell University, encontró que el estrés del trabajo para la mayoría de las personas
tenía que ver con un sentimiento de poco o ningún control sobre las demandas del
trabajo. Estas eran las personas que tenían una mayor presión y problemas cardíacos.
La importancia de la imagen fue puesta en relieve por Aristóteles que dijo que sin ella,
el pensamiento era imposible. Einstein también consideraba a la visualización como un
componente esencial del pensamiento. Está relacionado en particular con la función
creativa del pensamiento.
3.- Nos sentimos mejor con nosotros mismos cuando creemos tener el control de lo que
nos está ocurriendo. Recordemos el experimento de las ratas y las descargas
eléctricas, y la comparación entre aquellos animales que sentían que tenía el control
gracias a la palanca en la jaula y el grupo desamparado que no la tenía. La herramienta
de la imaginación guiada, permite que la gente recupere el control. Es importante
mencionar los trabajos pioneros del Dr. Herber Benson (1996, 2000), Fundador y
Director del Instituto Mente Cuerpo de la Universidad de Harvard ( Mins Body Institute),
Para que Imaginación guiada se efectúe de manera exitosa según la Dra. Castés
(2014), la persona debe:
3.- Permitir vs Forzar: La persona puede libremente crear sus propias imágenes durante
el estado relajación, en otras palabras no hay que forzarla en base a imágenes
preconcebidas que se piensa conscientemente deben ser, sino más bien se debe
motivar a la persona para que pueda crearlas libremente. A este respecto la Dra.
Castés refiere “La mente está conectada con el cuerpo y con su historia, por lo que
cada persona sabe con exactitud qué imágenes generar para representar
perfectamente su situación y fomentar el cambio”.
4.- Crear y manipular impresiones sensoriales: Se deben estimular todos los sentidos.
La visión es el sentido predominante en los seres humanos, de modo que la mayoría de
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
77
las personas encuentra que las imágenes visuales son más fáciles de concebir. Sin
embargo, hay que tratar de incorporar los otros sentidos incluyendo el kinestésico. Hay
personas que sienten cambios de temperatura y sensaciones corporales (cosquilleos,
corrientes, pesadez, entre otros).
5.- Suspender los juicios de valor: la imaginación guiada es una actividad del hemisferio
cerebral derecho, no racional, no lineal, intuitivo. Se puede esperar lo inesperado. Hay
que evitar los pensamientos “esto no funciona”, “esto es estúpido”, “esto no sucederá
nunca”, y tratar de mantener ante sí imágenes positivas.
6.- Ser egosintónica: La imaginación guiada debe estar en concordancia con los valores
y creencias de la persona. Por ejemplo, si los valores de las personas están enfocados
hacia la no violencia, éstas no se sentirán cómodas con una visión del sistema
inmunológico militarizado y agresivo, por lo que deberán buscar imágenes que estén en
consonancia con sus principios y creencias.
7.- Ser anatómicamente correcta: Aunque no hay consenso en este aspecto, algunos
trabajos sugieren, que la imaginación guiada funciona mejor cuando es
anatómicamente correcta. Es decir, que si existe algún problema en el hígado,
primeramente se debe ubicar correctamente ese órgano en la anatomía del cuerpo. No
es recomendable sacar imaginativamente el órgano fuera del cuerpo.
9.- Ser tolerante con el aprendizaje: La imaginación guiada es una habilidad que lleva
tiempo aprender; inevitablemente todo requiere tiempo. Aprender a imaginar con
eficacia es una cuestión de liberarse, no de forzar a que suceda, aquí la paciencia juega
un papel fundamental.
11.- Poder grupal: La gente manifiesta que cuando medita en grupo siente que lo hace
mejor. Probablemente se deba a que meditar en grupo a veces va acompañado de
pequeños rituales que preparan para la experiencia, aunque ello no debe convertirse en
una excusa para no practicar esta herramienta en forma individual diariamente.
Por otro lado, también plantea, que la medicina actual requiere que los pacientes
oncológicos tengan un papel más activo en sus tratamientos ya que el programa de
medicación al que suele someterse resulta complejo. Por ejemplo, el paciente debe
saber que es importante evitar infecciones que mermen aún más su salud, que deben
estar atentos a subidas de temperatura.
Los niños desde edades tempranas (5 años – 6 años) pueden tener una participación
activa en el proceso del tratamiento y en los autocuidados, todo lo anteriormente
planteado va a influir según Domínguez (2009) en su calidad de vida y depende
necesariamente de que exista una comunicación fluida entre el personal de salud, la
familia y el paciente.
Bearison (1991), citado por Domínguez (2009), propone una serie de pautas sobre
cuándo, cómo y quién ha de informar al niño. Es partidario de que se le comunique al
niño lo antes posible, es decir, sin esperar semanas o meses desde el diagnostico; que
se le dé información apropiada a su edad y que sean los padres y el equipo médico
quienes lo hagan conjuntamente por primera vez.
Contenido de la información
4. Cáncer
El Cáncer es definido por la OMS como el término genérico que designa un amplio
grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo (OMS,
2015)
El Instituto Nacional del Cáncer (2011), considera el Cáncer como el nombre dado a las
enfermedades en las que hay células anormales que se multiplican sin control y pueden
invadir los tejidos cercanos. Las células de cáncer también se pueden diseminar hasta
otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo y el sistema linfático.
Mira J (1991), plantea que puede transcurrir mucho tiempo, incluso años, desde que
aparece la primera célula hasta que se manifiestan los primeros signos de la
enfermedad. EI cáncer se divide en cuatro fases dependiendo del tamaño del tumor, del
número de ganglios afectado, de la aparición de nuevos focos y del nivel de
funcionamiento global. Estas fases son:
Fase II: (Tumoral) el tumor es detectado y hay signos de la enfermedad, tales como la
pérdida de peso, debilidad, cansancio, entre otros.
Fase IV: (Terminal) donde hay muchos ganglios afectados y las metástasis perturban
de una forma muy sensible el funcionamiento regular del organismo.
En una publicación realizada por el Dr. Vargas Mendoza (2009), reporta que no se
tienen una explicación precisa del porqué del cáncer en los niños, ya que a diferencia
de una persona mayor su enfermedad no se debe a una exposición continua a la
nicotina, al alcohol, al sol o a cualquier contacto prolongado con sustancias que se
consideran propensas a causar cáncer. Tampoco se ha demostrado que tenga origen
hereditario, lo cierto es que puede atacar a cualquier niño sin importar su origen o clase
social.
El tipo de cáncer en los niños difiere del adulto en cuanto a la histología, en los adultos
el 85% de los casos son carcinomas (tumores de comportamiento maligno) mientras
que en los niños los carcinomas constituyen solo el 5% del total. En los adultos los
cánceres primarios son del pulmón, mamas, próstata y páncreas. En los niños son más
frecuentes el cáncer de los glóbulos blancos de la sangre (Leucemia), tumores
cerebrales, huesos sistema linfático y tumores de los músculos, hígado y sistema
nervioso (Bayes, 2000).
4.2.1. Leucemia
Los síntomas de la leucemia a menudo son causados por problemas en la médula ósea
del niño, que es donde comienza la leucemia. A medida que las células leucémicas se
acumulan en la médula, pueden desplazar a las células productoras de células
sanguíneas normales. Como resultado, un niño puede que no tenga suficientes glóbulos
rojos, glóbulos blancos ni plaquetas normales. Estas carencias se manifiestan en las
pruebas de sangre, pero también pueden causar síntomas.
Tos o dificultad para respirar: algunos tipos de leucemia pueden afectar a las
estructuras en el centro del pecho, tales como los ganglios linfáticos o el timo (un
órgano pequeño ubicado frente a la tráquea, el conducto de respiración que
conduce a los riñones). El agrandamiento del timo o de los ganglios linfáticos en
el pecho puede presionar la tráquea, causando tos o dificultad para respirar. En
algunos casos en que el recuento de glóbulos blancos es muy alto, las células de
la leucemia pueden acumularse en los pequeños vasos sanguíneos de los
pulmones, lo que también puede causar dificultad para respirar.
Dolores de cabeza, convulsiones y vómito: unos pocos niños tienen leucemia que
ya se ha propagado al cerebro y la médula espinal cuando reciben el diagnóstico.
Esto puede dar lugar a síntomas tales como dolor de cabeza, dificultad para
concentrarse, debilidad, convulsiones, vómitos, problemas de equilibrio y visión
borrosa.
Cansancio extremo y debilidad: una consecuencia poco común, pero muy grave
de la AML es el cansancio extremo, la debilidad y dificultad en el habla. Esto
puede ocurrir cuando un gran número de células leucémicas causa que la sangre
se vuelva demasiado espesa y se haga más lenta la circulación a través de los
pequeños vasos sanguíneos del cerebro. De nuevo, es probable que la mayoría
de los síntomas presentados anteriormente se deban a una dolencia distinta a
leucemia. Aun así, resulta importante que un médico le examine para determinar
y tratar la causa de los síntomas, de ser necesario.
Las células leucémicas también podrían invadir otras áreas del cuerpo, lo cual también
puede causar síntomas.
Cansancio (fatiga)
Debilidad
Sensación de frío
Mareo o aturdimiento
Dolores de cabeza
Piel pálida
Diagnóstico de la Leucemia:
Los cambios en el número de los diferentes tipos de células en la sangre y del aspecto
de éstas bajo el microscopio sugieren en gran medida la presencia de una leucemia. La
mayoría de los niños con leucemia aguda (leucemia linfocítica aguda o leucemia
mielógena aguda) tendrán demasiados glóbulos blancos en la sangre e insuficientes
glóbulos rojos y/o insuficientes plaquetas. Además, muchos de los glóbulos blancos en
la sangre de estos niños serán blastos. Aunque estos hallazgos aumentan la sospecha
del médico de que una leucemia está presente, por lo general la enfermedad no puede
diagnosticarse con seguridad sin obtener una muestra de células de la médula ósea. El
diagnostico se basa en la observación de una blastosis medular que iguale o supere el
30 % de la totalidad celular.
A los niños con leucemia se les harán pruebas para poder evaluar si el hígado y los
riñones están funcionando bien. Estas pruebas no se usan para diagnosticar la
leucemia. No obstante, ayudan a detectar problemas del hígado y de los riñones,
debidos al daño causado por la propagación de las células leucémicas o a los efectos
secundarios de ciertos medicamentos quimioterapéuticos. También se pueden realizar
pruebas para detectar la propagación de infecciones al torrente sanguíneo del niño. El
diagnóstico y tratamiento temprano y preciso de las infecciones son importantes para
los niños con leucemia, ya que su sistema inmunológico debilitado permite que las
infecciones se propaguen rápidamente.
Punción lumbar
Histoquímica.
Citometría de flujo.
Esta técnica se usa algunas veces para examinar las células de la médula ósea, los
ganglios linfáticos y las muestras de sangre. Es muy precisa para determinar el tipo
exacto de leucemia. Las células examinadas son tratadas con anticuerpos especiales y
pasadas frente a un rayo láser. Cada anticuerpo se adhiere solamente a ciertos tipos de
células leucémicas. Si la muestra contiene estas células, el rayo láser hará que emitan
una luz que es medida y analizada por una computadora. La citometría de flujo también
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
89
se usa para estimar la cantidad de ADN en las células leucémicas. Las células de la
leucemia linfocítica aguda que contienen ADN en cantidades de más del 16% por
encima de lo normal son más sensibles a la quimioterapia.
Inmunocitoquímica.
Citogenética.
que contienen información sobre los receptores de antígenos de cada célula constituyen
una manera muy sensible de diagnosticar la leucemia linfocítica aguda. Debido a que
los diferentes subtipos de células de leucemia linfocítica aguda tienen características
diferentes del receptor de antígenos, esta prueba resulta útil a veces en la clasificación
de la leucemia linfocítica aguda. Sin embargo, la prueba es muy compleja y costosa, y
no es necesaria en la mayoría de los casos. Las pruebas de ADN de las células
leucémicas pueden también detectar la mayoría de las translocaciones que son visibles
bajo el microscopio en las pruebas citogenéticas. Las pruebas de ADN, como la
reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o la hibridación in situ fluorescente (HISF),
también pueden detectar algunas translocaciones que afectan partes de cromosomas
demasiado pequeñas para poderse ver bajo el microscopio con las pruebas
citogenéticas usuales. Estas pruebas sofisticadas son útiles en la clasificación de la
leucemia, porque muchos de los subtipos de la leucemia linfocítica aguda y de la
leucemia mielógena aguda tienen translocaciones características. La información
acerca de estas translocaciones puede ser útil para pronosticar la respuesta al
tratamiento.
ALL de células B: En alrededor de 80% a 85% de los niños con ALL, la leucemia
comienza en las células B. Existen varios subtipos de ALL de células B:
ALL de células precursoras B tempranas (también llamada ALL pro-B)
ALL común
ALL pre-B
ALL de células B maduras (también llamada leucemia de Burkitt) Este tipo es
poco frecuente, ya que representa sólo alrededor del 2% al 3 % de la ALL infantil.
Es esencialmente la misma que el linfoma de Burkitt y se trata diferente a la
mayoría de las leucemias. Se aborda detalladamente en nuestro
documento Linfoma no Hodgkin en niños.
ALL de células T: aproximadamente de 15 a 20% de los niños con ALL tienen una ALL
de células T. Este tipo de leucemia afecta a los niños más que a las niñas, y
generalmente afecta a niños de más edad que la ALL de células B. Este tipo de
leucemia causa con frecuencia un agrandamiento del timo (un pequeño órgano ubicado
frente a la tráquea), lo que algunas veces puede causar problemas respiratorios.
También se puede propagar al líquido cefalorraquídeo (el fluido que rodea el cerebro y
la médula espinal) en las etapas tempranas de la enfermedad.
Existen ciertos factores que pueden afectar el pronóstico de un niño con una leucemia.
Estos factores ayudan a los médicos a decidir si un niño con leucemia debe recibir un
tratamiento convencional o uno más intensivo.
Los factores pronóstico para niños con LLA se dividen en grupos de riesgo (como de
riesgo estándar, de alto riesgo, o muy alto riesgo), con un tratamiento más intensivo
para pacientes de mayor riesgo. Generalmente los niños de bajo riesgo tienen un mejor
pronóstico que los de riesgo muy alto.
Aunque todos los siguientes son factores de pronóstico, solo algunos de ellos se usan
para determinar el grupo de riesgo al que pertenece el niño. (Los primeros dos factores,
la edad al diagnóstico y la cuenta inicial de glóbulos blancos, se consideran los más
importantes). Resulta importante saber que incluso niños con uno o más factores de
pronóstico adversos pueden a menudo ser curados.
Edad al momento del diagnóstico: los niños entre las edades de 1 a 9 años con
LLA de células B suelen tener mejores tasas de curación. Los niños menores de
1 año y los niños de 10 años y mayores se consideran pacientes de alto riesgo.
El pronóstico de la LLA de células T no resulta afectado mucho por la edad.
Cuenta inicial de glóbulos blancos: los niños con LLA que tienen cuentas de
glóbulos blancos muy altas (mayores que 50,000 células por milímetro cúbico)
cuando reciben el diagnóstico se clasifican como de alto riesgo y necesitan un
tratamiento más intensivo.
Subtipo de la LLA: los niños con LLA de células Pre-B, común, o de células Pre-B
tempranas generalmente tienen mejor pronóstico que los que tienen leucemia de
células B maduras (Burkitt). El pronóstico para las LLA de células T parece ser
aproximadamente el mismo que para la LLA de células B siempre y cuando el
tratamiento sea lo suficientemente intenso. Incidencia según el sexo: las niñas
con LLA pueden tener probabilidades ligeramente más altas de ser curadas que
los niños. Conforme los tratamientos han mejorado en los años recientes, esta
diferencia ha disminuido.
Raza/grupo étnico: los niños afroamericanos y los hispanos con ALL tienden a
tener una tasa de curación menor que la de los niños de otras razas.
Propagación a ciertos órganos: la propagación de la leucemia al líquido
cefalorraquídeo (el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal), o a los
testículos en el caso de los niños, reduce la probabilidad de cura. El
agrandamiento del bazo y del hígado generalmente se relaciona con una cuenta
alta de glóbulos blancos, pero algunos médicos consideran esto como un signo
diferente de un pronóstico no tan favorable.
Número de cromosomas: los pacientes tienen más probabilidades de curarse si
sus células leucémicas tienen más de 50 cromosomas (lo que se llama
hiperdiploidía), especialmente si hay un cromosoma 4, 10 o 17 adicional. La
hiperdiploidía también puede expresarse como un índice de ADN mayor de 1.16.
Los niños cuyas células leucémicas tienen menos cromosomas que los 46
normales (lo que se conoce como hipodiploidía) tienen un pronóstico menos
favorable. Translocaciones cromosómicas: los translocaciones se producen
cuando los cromosomas intercambian parte de su material genético (ADN). Los
niños cuyas células leucémicas tienen una translocación entre los cromosomas
12 y 21 tienen más probabilidades de curarse. Aquellos con una translocación
entre los cromosomas 9 y 22 (el cromosoma Philadelphia), 1 y 19 o 4 y 11 suelen
tener un pronóstico menos favorable. Algunos de estos factores de pronóstico
“adversos” se han vuelto menos importantes en años recientes debido a mejores
tratamientos.
Respuesta al tratamiento: los niños cuya leucemia responde completamente
(reducción importante de las células cancerosas en la médula ósea) en un lapso
de una a dos semanas de quimioterapia tienen un pronóstico mejor que aquellos
cuya leucemia no responde. A los niños cuyo cáncer no responde tan bien se les
puede administrar una quimioterapia más intensiva.
4.2.3. Retinoblastoma
Este tipo de cáncer es un tumor maligno de la retina, el tejido nervioso delgado que
reviste la parte posterior de los ojos y que detecta la luz y forma las imágenes, El
retinoblastoma puede presentarse a cualquier edad, pero aparece con mayor incidencia
ante de cumplir los 5 años de edad. El tumor puede estar situado en uno o ambos ojos,
Este tipo de tumor normalmente se concentra en los ojos y no extiende a otros tejidos o
partes del cuerpo. Los niños con Retinoblastoma hereditario también pueden correr el
riesgo de desarrollar un tumor cerebral durante el tratamiento del tumor en los ojos.
Esto se conoce como retinoblastoma trilateral.
4.2.4. Osteosarcoma
Es una enfermedad que se encuentran células cancerosas en los huesos. En los niños
ocurre con mayor incidencia en los huesos alrededor de la rodilla. Los síntomas que se
presentan son dolor e hinchazón de un hueso o de una región ósea.
4.2.5. Neuroblastoma
Los dos tipos de linfomas son distinguidos de acuerdo a la apariencia de sus células
como Linfoma Hodgkins y Linfoma No Hodgkins.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
96
EI Linfoma No Hodgkins es dos veces más común en niños que en niñas y proviene de
células inmaduras dentro del tejido linfático, creciendo rápidamente y extendiéndose a
la médula espinal y al sistema nervioso central. Muchas veces, cuando el nudo linfático
alargado está en el pecho, puede causar síntomas secundarios como tos y dificultad
para respirar. Cuando se encuentra ubicado en el abdomen, puede causar dolor
abdominal con o sin vómitos. Otros síntomas van a depender de la localización y
extensión del tumor.
Origina dentro del riñón después del nacimiento. Existen sospechas de este tumor
cuando hay hinchazón o abultamiento en el abdomen del niño.
El tumor de Wilms, raramente es de carácter hereditario. Los síntomas que causan este
tumor pueden ser dolor al orinar, debilidad, fiebre, pérdida del apetito, dolor abdominal
puede estar presente o no. Este tumor puede extenderse a los tejidos Adyacente y
nudos linfáticos dentro del abdomen.
La incidencia del Cáncer varía considerablemente según la edad, sexo y raza. Durante
los primeros 4 años de vida se desarrollan cerca del 40% de los tumores infantiles.
Enfermedades tales como el Neuroblastoma, Tumor de Wilms, leucemia Linfoblástica
Aguda, Retinoblastoma y Hepatoblastoma Presentan su máximo de incidencia antes de
los 5 años de edad. En cuanto a enfermedades como los Linfomas, especialmente la
4.4.1.Quimioterapia
4.4.2. Cirugía
aquellos casos que sea posible, o bien la toma de muestra (Biopsia) de la lesión para
establecer el diagnóstico definitivo (Montiel, 1996).
Las transfusiones de sangre son a veces necesarias para las personas con leucemia.
La sangre que es usada para las transfusiones proviene de otra persona, llamada
donador. Esta sangre puede ser usada inmediatamente o mantenerla refrigerada en
lugares especiales llamados bancos de sangre. La sangre está formada por diferentes
partes, pero la mayoría de los pacientes con leucemia no necesitan todos los
componentes de sangre, por ejemplo si el niño esta trombocitopénico es porque le
hacen falta solamente un componente de la sangre llamado plaquetas; por esto es
necesario separar los diferentes componentes de la sangre. Así, un niño con anemia
necesitará solamente las células rojas, lo que quiere decir que la transfusión será
únicamente del componente de la sangre que necesita el paciente.
La médula ósea será destruida dos o tres semanas antes de hacer el transplante. Este
tiempo es necesario para "apagar" el sistema inmune para que no pueda destruir las
nuevas células de la médula ósea. Este período es muy peligroso porque el paciente no
posee defensas contra las infecciones, por esta razón el paciente debe estar aislado.
EI paciente recibirá más drogas durante este tiempo para detener el sistema inmune
(inmunosupresión). EI día que se realice el transplante el donador será trasladado a la
sala de operaciones, donde le aspiraran la médula ósea tanto en la parte posterior
como de la anterior del hueso de la cadera. Esta médula ósea será examinada y
después se le dará al paciente de una forma intravenosa como una transfusión de
sangre.
Efectos sobre los glóbulos rojos: Los glóbulos rojos son los encargados en
transportan el oxígeno a todo el cuerpo y son necesarios para producir
energía, cuando estos se encuentran en niveles bajos, el niño puede
sentirse cansado, mareado, débil y estar más pálido de lo normal.
Efectos sobre las plaquetas: Estas son las que ayudan a la coagulación de
la sangre previniendo las hemorragias. Al disminuir el número de estas
puede notarse una tendencia a sangrar fácilmente por las encías o por la
nariz y pueden romperse vasos sanguíneos bajo la piel (Petequias).
Efecto sobre los glóbulos blancos: Los glóbulos Blancos son los que se
encargan de combatir las infecciones. Cuando estos Glóbulos bajan de
nivel los niños tienden a padecer de infecciones recurrentes, lo cual puede
atentar contra la vida del niño.
Algunos efectos menos frecuentes y que se presentan con ciertos medicamentos son:
cambios del color de la piel, cambio en el color de las uñas de manos y pies,
alteraciones de la función cardíaca, alteraciones de la función respiratoria, cambios en
el color de la orina, sangre en la orina y algunas alteraciones endocrinas.
Esta realidad médica genera una serie de trastornos para el niño con cáncer. Estos
trastornos son tanto físicos como psicológicos y tienden a afectar el curso de la
enfermedad del niño.
Yehuda (1982), (Citado por Stern, 1991), estudió un grupo de niños y a sus familias,
observando cualitativamente varias estrategias que los niños utilizaron para afrontar su
enfermedad. A través de dicho estudio Yehuha planteó diferentes etapas por las que
atraviesa el niño durante su padecimiento. A continuación se señalan:
Optimismo :
Esta etapa se caracteriza por la fe que se tiene del médico tratante, y la misma surge
como respuesta ante el impacto de Diagnóstico. Es iniciada cuando se comunica
francamente tanto al niño como a la familia la enfermedad que se padece.
Estudios realizados durante la fase inicial del tratamiento han demostrado el bajo
porcentaje de pacientes con cáncer que comprenden la naturaleza de la enfermedad, el
tratamiento y los efectos colateral.
Decepción:
Esta es la segunda etapa y para los efectos psicológicos del paciente es más
traumática que el diagnóstico inicial. Esta etapa se observa especialmente cuando los
Reprochamiento.
Reconciliación.
Sí para el momento en que se da esta etapa el niño a muerto, sus padres podrán
expresar su gratitud con una comunicación simbólica.
El “gracias” puede ser un ejemplo, firmar o aceptar la solicitud para el permiso para la
autopsia esto es una manera de decir han hecho un buen trabajo y nosotros vamos a
responder haciendo un soporte en sus estudios científicos para encontrar la cura”.
Puede también ser expresado por la creación de fondos para una investigación en el
nombre del niño fallecido. Donde el control del dinero obtenido pasa al poder de los
médicos encargados del tratamiento de los niños. Este acto abrevia el óptimo pero
difícil fin de la relación.
Se ha demostrado que a partir de los 5 años los niños son conscientes de la seriedad
de la enfermedad que padecen incluso aunque nadie se lo haya comunicad. Niños a
quienes nunca se ha comunicado su diagnóstico se dan cuenta de la ansiedad que
existe en aquellos que lo rodean. La falta de información puede producir tensión en el
niño y fantasías perturbadoras para él. También se ha demostrado y así lo ratifica la
experiencia clínica, que los niños se enfrentan a su enfermedad de maneras más
apropiadas y maduras a como se pensaba hace unos años (Spinetta, 1991)
Al igual que sus padres, la primera pregunta que se hace un niño ante su diagnóstico es
“Por qué yo?”. La Depresión y ansiedad son síntomas frecuentes. Koocher (1981)
observaron que en un estudio efectuado 17% de pacientes infantiles oncológicos
exhibían síntomas de algún trastorno del estado de ánimo y que 30% experimentaba
trastorno por angustia de separación y temor durante el curso de la enfermedad. Igual
que los adultos los niños también sienten una gran ira, generalmente dirigida contra sus
padres, hermanos, amigos, personal sanitario, o manifestada en irritabilidad u otras
alteraciones del comportamiento. Frecuentemente se preguntan si van a morir de la
enfermedad. Es fundamental siempre aclarar sus dudas y darles esperanza de
curación, así como mantener las líneas de comunicación abiertas con él durante todas
las etapas de la enfermedad.
En las fases terminales el niño tiene muchas dudas y fantasías que pueden producir en
él un gran temor. Es muy difícil hablar con un hijo acerca de la muerte, especialmente
en el contexto de un cáncer en la familia. Sin embargo, si un padre quiere
proporcionarle a su hijo la oportunidad de aclarar sus preocupaciones, puede pedir a un
profesional o familiar cercano que lo haga. Para los niños más jóvenes, el concepto de
“irse al cielo” es menos amenazante y sencillo de entender que hablar directamente
sobre la muerte. En el caso de niños de edad más avanzada, no es tan difícil aceptar la
muerte como lo es aceptar la separación de sus padres (Die-Trill, 1993).
enfermedad
Fobia escolar: En este caso el niño se niega a atender la escuela una vez
finalizado el tratamiento en algunos casos desarrolla síntomas físicos
(psicosomáticos) para evitarlo. Esto surge de un gran temor a la separación de
la madre, tiene una incidencia elevada en pacientes oncológicos (mayor 10%) A
veces los padres fomentan esta reacción sin darse cuenta debido a su
ambivalencia acerca de lo que han de hacer.
Cuando se estudian los efectos psicosociales del cáncer infantil, es imposible desligarlo
de la repercusión psicológica que tiene en su entorno, ya que a pesar de todos los
esperanzadores pronósticos, un diagnóstico de Cáncer infantil supone una auténtica
crisis para toda la familia, la cual deberá emplear todas las estrategias y recursos para
poderla afrontar. Se produce de repente un corte en la vida familiar que afecta, aunque
en distinto grado, a cada uno de los miembros de la familia (Díaz, 1996).
Para Martins do Valle, citado por Chacín (2007), el cáncer, como toda enfermedad
grave, confronta al niño y su familia con la posibilidad de muerte inminente,
desencadenando profundas transformaciones en sus vidas.
EI mismo autor plantea las diferentes vivencias de la familia, en especial de los padres,
del niño con cáncer, en cinco períodos: período pre-diagnóstico, período de diagnóstico,
período de tratamiento, sobrevivencia del niño con cáncer y la muerte del niño con
cáncer. En la presente investigación describiremos las primeras tres fases ya que es el
periodo en el que se proporcionará el protocolo de atención propuesto.
neurológicos. Estos signos que surgen de forma brutal, preocupan a la familia, quien
busca ligarlos inicialmente a una enfermedad común, muchas veces procurando
esquivar una amenaza que más tarde, será confusa, silenciosa e inquietante.
El autor antes mencionado refiere, que las dificultades también están relacionadas con
la comprensión del cáncer y de su tratamiento, que es muy complejo. Son dudas y
preocupaciones exacerbadas por no haber una explicación causal para la enfermedad y
que terminan interfiriendo en la propia decisión de tratamiento.
Al diagnóstico del cáncer pueden estar ligados elementos de fragilidad familiar, como
dificultades sociales, crisis conyugales, lutos, entre otros.
realidad
Durante este período, los padres comienzan a lidiar con una realidad, primeramente,
necesitan hacer una planificación practica de lo cotidiano en la convivencia de su hijo
enfermo. Esta aceptación de la enfermedad y su posible desenlace, generalmente
ocurre a nivel intelectual, más no a nivel de sentimientos de los padres.
Así mismo, es preciso ayudar al niño enfermo a estar bien tanto física como
emocionalmente ante las situaciones de sufrimiento que la enfermedad y el tratamiento
imponen: dolores, miedos, síntomas físicos como nauseas, vómitos, inapetencia,
apariencia afectada por la caída del cabello provocada por la quimioterapia,
protuberancias en el caso de tumores, marca de radioterapia, hematomas ocasionados
por las punciones venosas, edemas e implicaciones médicas.
Siendo la posibilidad de cura, una posibilidad incierta, durante el tratamiento los padres
continúan experimentando conflictos y preocupaciones que tuvieron inicio en el
diagnóstico: rabia, amargura, culpa, angustia y depresión.
Una de las actitudes más frecuentes por parte de la familia es la sobreprotección del
niño, tratándolo de manera diferente de como venía siendo atendido: no le permite
brincos que puedan agitarlo físicamente, no lo dejan jugar con otros amiguitos, ir a la
escuela a pesar de encontrarse en condiciones de asistir a la misma.
Los padres que no consiguen controlar su angustia ante la posibilidad de una recaída,
tienen en todo momento, la necesidad de tocar a su hijo, de observarlo atentamente
cuando duerme, a fin de verificar si tiene fiebre u otro signo indicador de la enfermedad.
Así mismo, estos padres transmiten a los niños su angustia, los cuales pueden no
corresponder a los del niño, produciéndole sentimientos de fracaso, de fragilidad, de
amenaza de muerte inminente.
Los padres se quejan que, al llegar a casa, sus otros hijos los perciben rebeldes, ya
que, la atención es especial para el niño enfermo, sienten rabia, envidia de su hermano
y muchas veces se tornan agresivos con los padres, quienes, por lo general, se sienten
perdidos ante tantas transformaciones que ocurren en el ámbito familiar.
EI tratamiento del niño con cáncer representa para la familia períodos de mayor
optimismo y esperanza. Las recurrencias de la enfermedad y las hospitalizaciones
sucesivas constituyen experiencias dramáticas tanto para el niño como para los padres
que tienden a tener las mismas reacciones presentadas en el diagnóstico inicial.
Después de algunos meses de tratamientos la familia parece adaptarse mejor a la
situación de tener un hijo con cáncer.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
110
Los resultados de múltiples estudios hechos por el autor antes mencionado, ponen en
evidencia que, generalmente, la familia consigue adaptarse a su nueva situación de
tener un hijo con cáncer en el curso de aproximadamente, dos años de tratamiento. Hay
una mejora comparándose con el inicio del tratamiento, para todos los miembros de la
familia.
A continuación, se expone el protocolo enunciado por Die Trill, (2013) para el abordaje
del niño con cáncer
Permitir que el niño participe en al toma de decisiones médicas siempre que sea
posible (por ejemplo., “¿Cómo te quieres tomar las pastillas, con agua, zumo o
leche?”).
Administrar analgésicos para el control del dolor siempre y cuando sea necesario
para evitar experiencias dolorosas traumáticas y niveles excesivos de depresión
y ansiedad. No asumir que el niño siempre nos va a informar sobre el dolor que
siente. A veces carece de la madurez necesaria para hacerlo o intenta evitar la
administración de inyecciones o pastillas si tiene dificultad para tragar. Emplear
escalas apropiadas para la medición del dolor así como técnicas cognitivo-
conductuales para controlarlo (p.e., distracción, música, masajes, etc.).
6. Investigaciones Antecedentes
En una investigación bibliográfica realizada por Anderson (2002), en la cual realizó una
revisión de las publicaciones de las investigaciones basadas en intervenciones con
psiconeuroinmunología en pacientes con cáncer identificó 8 estudios sobre las terapias
psicosociales basadas en PNI y recientemente Uskarsh y Colboradores (2014) también
efectuó una revisión actualizada sobre los resultados en las intervenciones basadas en
psiconeuroinmunología en pacientes con cáncer. Inicialmente encontró 403 estudios,
de los cuales solo 24 cumplían con los criterios rigurosas, a saber: que la muestra fuera
de pacientes con cáncer, que las intervenciones estuvieran basadas en
psiconeuroinmunología y con al menos una medida estandarizada en inmunología o
neuroendocrinología. Debemos resaltar que ninguna de las dos investigaciones reporta
investigaciones en muestras de niños o adolescentes con cáncer.
Castes, M; Hagel, I., Palenque, M., Canelones, P., Corao, A y Lynch, N. (1999)
efectuaron un estudio para evaluar el impacto de un programa de apoyo psicosocial,
basado en las herramientas de la psiconeuroinmunología (PNI), en el manejo de niños
asmáticos de la Isla de Coche (Venezuela), con una alta incidencia de asma, que se
correlacionó con parámetros clínicos, fisiológicos, inmunológicos y farmacológicos. Se
evaluó un total de 35 niños, quienes fueron asignados al grupo PNI (19 pacientes) o a
un grupo control (16 pacientes), recibiendo ambos un tratamiento convencional anti-
asmático: Beclometasona (100µg dos veces al día) y ß2 agonista inhalado (salbutamol;
200µg), como terapia de rescate. El grupo PNI recibió, además, una intervención psico-
social, durante 6 meses, que incluyó relajación, imaginación guiada y talleres de auto-
estima. Durante el período de 6 meses que duró la intervención, el número de episodios
asmáticos y el uso de medicación con broncodilatadores se redujo significativamente, y
la función pulmonar aumentó significativamente, comparado con los 6 meses antes de
la intervención. También se encontró una reducción significativa en la respuesta
específica de IgE contra alérgenos ambientales más comunes Dermatofagoides y
Ascaris. En el grupo PNI se produce una disminución significativa en las células NK, y
de los leucocitos con receptores para la IgE (células CD23), así como un aumento
significativo en la expresión del receptor para la II-2. De hecho, los valores
posintervención se hicieron similares a los encontrados en un grupo de niños controles
no-asmáticos de la Isla de Coche o de Caracas.
Roizen, Figueroa y Salvia (2007), realizaron una investigación cuyo objetivo fue
comparar la visión sobre la Calidad de Vida Relacionada con la salud de niños y
adolescentes con enfermedades crónicas según ellos mismos, sus padres y sus
médicos. Este estudio fue de tipo descriptivo y trans-versal. Se incluyeron, en forma
consecutiva, familias de niños de 2-18 años con enfermedades crónicas, atendidos
ambulatoriamente. Se utilizaron escalas analógico-visuales (puntuación 0-10) para
evaluar en los niños la CVRS (según los niños, los padres y los médicos, en forma
independiente) y el estado de salud (según los médicos) en el último mes; y se
rescataron las preferencias de niños y padres sobre los aspectos importantes a ser
indagados sobre la CVRS. Análisis de las diferencias mediante la prueba t para
muestras apareadas y de correlación mediante la prueba de Spearman. Se concluyó
que la visión de los niños, los padres y los médicos es diferente. Los instrumentos son
útiles pero insuficientes para evaluar la Calidad de Vida relacionada con la salud.
Zapata (2009), realizó un estudio dirigido a medir la Calidad de Vida en niños con
Leucemia Linfoblástica Aguda durante la inducción a la remisión (primera fase del
tratamiento). Se realizaron 2 mediciones a niños con LLA de diagnóstico reciente. Se
incluyeron 26 pacientes estables de 2 a 18 años de edad con LAL, a las 2 semanas y a
los 2 meses del diagnóstico. Se dividieron en 4 grupos: 2-4, 5-7, 8-12 y 13-18 años. Se
determinó que la Calidad de Vida se modificó al finalizar la inducción a la remisión. En
la segunda medición se observó mejor Calidad de Vida con relación a un proceso de
posible adaptación al tratamiento, así como por mejoría de los síntomas relacionados a
la enfermedad.
Càdiz, Urzua, Campbell (2011), describen la calidad de vida relacionada con la salud en
niños curados de Leucemia Linfoblástica Aguda tratados en la Univerdad de Oncologìa
del Hospital de Niños Roberto del Río, bajo un diseño transversal, el cual se aplicó el
cuestionario especifico Kidscreen-27 a una muestra intencionada de 41 pacientes. Con
fines ilustrativos se compararon mediante un ANOVA, los resultados obtenidos, dos
sub-muestras pareadas en edad y sexo, escogidas mediante un proceso de
Randomización en una muestra de niños Chilenos escolarizados evaluados con el
mismo instrumento. Los resultados arrojaron que los niños curados de LLA tuvieron
medias inferiores (no significativas) a los del grupo que se compararon. En la muestra
estudiada se observó mayor proporción de niños que se auto-reportan como enfermos;
en el ámbito del bienestar físico tienen una media significativamente inferior de los que
se reportan sanos. El tiempo medio de control oncológico fue de 8 años. Se concluyó
que el auto-reporte de Calidad de Vida de niños curados de LLA es similar a una
muestra de niños escolarizados.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
115
7. Sistema de Hipótesis
8. Mapa de Variables
Actividades.
BASADO EN PSICONEUROINMUNOLOGIA
PSICOEDUCACIÓN
sobre la función de sobre el inicio de la enfermedad
su medula ósea. Dibujo de la fábrica de sangre
(Médula Ósea)
Dibujo de las plaquetas
Completar sopa de letras de la
médula Ósea
Dibujo de Glóbulos Rojos
Dibujo de glóbulos blancos
Dibuja el hospital
Identifica y dibuja a las personas
que te apoyan
Completa frases relacionadas con
su enfermedad
Imagina los blastos y los dibuja
Conocimiento del
Mostrar a los familiares del niño Realización de capítulo 4 de
niño y familia sobre presentación en power poind
sobre Psiconeuroinmunología y
cuaderno de actividades
su sistema promover su participación para
estimular al niño en su
inmunológico e tratamiento.
influencia de las Lectura del cuarto Capítulo del
Cuento (El Poder de mi mente)
emociones en su Realización de Cuaderno de
Actividades.
batalla contra la Cuarta parte: “El Poder de mi
mente”
Registro de relajación y
CREATIVA
Registro de Relajaciones
Relajación efectuadas en el hospital y en el visualizaciones realizadas.
hogar
Linfocitos Totales
POBLACIÓN DE Natural Killer Análisis de sangre periférica por medio de
INMUNOLÓGICOS
Linfocito T citometría de flujo.
PARÁMETROS
LINFOCITOS Linfocito B
SUBPOBLACIÓN DE
CD4, CD8 Análisis de sangre periférica por medio de
PROCESO DE ENFERMEDAD
Fiebre
Dolor
CLÍNICO
Neutropenia febril
Mucositis
Diabetes
COMPLICACIONES Shock séptico
Hipereactividad bronquial
DURANTE LA FASE DE Neumonía Registro de Historias Clínicas
Flebitis
INDUCCIÓN Enterocolitis
Síndrome convulsivo
Otros
Medicamentos
Antibióticos
FARMACOLÓGICOS Analgésico
ADMINISTRACIÓN DE Terapia del Dolor Registro de Historias Clínicas
PARÁMETROS
Antipirético
MEDICAMENTOS Y DE Antiemético
SOPORTE Terapia de Soporte:
Factor Estimulador de Colonias
Transfusión Globular (Sanguínea)
Transfusión Plaquetas
Nutrición Parental
Terapias respiratorias
Funcionamiento 1, 7, 17, 18
social
Autonomía 2, 4
CALIDAD
Rendimiento 8, 19.2
DE Escolar
VIDA Limitaciones 11
funcionales
Malestar 19.3, 20
Psicológico
CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
CAPITULO III.
MARCO METODOLOGICO
Por otro lado, la investigación es de campo de tipo “experimental”, definida por Sabino
como “someter el objeto de estudio a la influencia de ciertas variables, en condiciones
controladas y conocidas por el investigador, para observar los resultados que cada
variable produce en el objeto” (Pag. 81). En este sentido, queremos ver como la
variable independiente (Psiconeuroinmunología) afecta las variables dependientes
(Proceso de enfermedad y Calidad de Vida).
2. Diseño de investigación
Grupo O- X- O- X- O-
Experimental
Grupo O- O- O- O- O-
Control
- = No tratamiento
3. Sujetos de la investigación
3.1. Población.
Para la presente investigación se trabajó con todos los niños en edad escolar y
adolescentes con diagnóstico de Leucemia Linfoblástica Aguda, durante un lapso del
Marzo 2013 a Marzo 2015 y que recibieron tratamiento médico en la Unidad de
Oncohematología de La Fundación Hospital de Especialidad Pediátricas, en la ciudad
de Maracaibo, Edo. Zulia, Venezuela
3.2. Muestreo:
El grupo control lo conformó los pacientes que fueron diagnosticados con Leucemia
Linfoblástica Aguda e iniciaron el tratamiento médico en el lapso comprendido de marzo
2013 a marzo 2014 y el Grupo Experimental en el lapso comprendido de abril 2014 a
abril 2015
Criterios de Inclusión:
Criterios de Exclusión:
Compromiso neurológico.
3.3. Muestra:
La muestra estuvo conformada por 30 pacientes, 12 del grupo control y 18 del grupo
experimental, los cuales ingresaron a la Unidad de Oncohematología Pediátrica con
diagnóstico de Leucemia en el Período comprendido de 2013 al 2015.
Controles Intervenidos
Número de pacientes 12 18
Edad (años) promedio
10,50 10,06
Género: Femenino 6 8
Masculino 6 10
Es importante resaltar que esto es una investigación que presenta un alto nivel ético y
que tiene como principal objetivo el desarrollar un método científico para ayudar a los
pacientes, por lo tanto, luego que fue concluida la investigación, se les proporcionó a los
pacientes del grupo control todo recurso y actividades establecidas en el Programa de
Psiconeuroinmunología.
Variable Independiente:
Esta fase se acompaña con una sesión informativa para los padres que refuerza la
importancia de las técnicas en psiconeuroinmunologìa y la importancia de que ellos se
involucren en el tratamiento del niño y los motiven para realizar las sesiones de
relajación en el hogar.
Variables Dependientes:
Funcionamiento social.
Síntomas.
Autonomía.
Rendimiento escolar.
Malestar Psicológico.
Bienestar Psicológico.
Se realiza registro continuo del uso y frecuencia de los medicamentos utilizados durante
la hospitalización, tomando en cuenta las evoluciones diarias de los especialistas en el
Smile (Sistema digitalizado de las Historias Médicas del Hospital de Especialidades
Pediátricas).
El objetivo del instrumento es que este fuera breve y sencillo para poder utilizar el
instrumento en las condiciones que ofrece el hospital y la condición física de los niños.
Para la creación del instrumento la autora recogió los datos clínicos de todos los niños a
partir de las historias y de los controles de la Unidad de Oncología Pediátrica. Las
variables clínicas tomadas en consideración fueron las siguientes:
a) Diagnostico: El tipo de cáncer que sufre el niño. Tanto a nivel clínico como
estadístico. Esta clasificación los agrupó en: los tumores del sistema nervioso, los
tumores en el resto del cuerpo y las leucemias. Pensamos que esta clasificación es
suficiente para los propósitos del diseño y para la investigación posterior con el
instrumento de evaluación de la calidad de vida.
Presenta un índice de consistencia interna igual a 0,7146 y, por tanto se puede asumir
la precisión de los ítems que lo componen.
Recoge todos los ítems que hacen referencia a relaciones sociales: participa en
actividades propias de la edad, visita a amigos, recibe la visita de amigos y participa en
juegos.
En el factor “social” se localizan los ítems que miden la actividad social de los niños.
Esta actividad social se concreta en su participación en juegos, visitas a amigos dentro
y fuera de casa y a la realización de actividades propias de la edad.
El factor está compuesto exclusivamente por ítems que reflejan síntomas, pero
contempla tanto los síntomas psicológicos (problemas de conducta y ansiedad) como
los físicos (dolor y cansancio).
Para estimar la validez del instrumento, a fin de que mida aquello que pretende medir
(Aiken, 1996, Cohen Y Swerdlik, 2001), se procedió a estimar la Validez de Contenido
de la misma, que según Anastasi (1978) comprende el examen sistemático del
contenido del test pata determinar si comprende una muestra representativa de lo que
ha de medirse.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
135
Autonomía 2, 4
DE Limitaciones funcionales 11
0-2,5 1
2,51-5,01 2
5,02-7,7 3
Escala de 7,71 – 10 4
6. Procedimiento de la investigación:
Para realizar el estudio se llevará a cabo los siguientes pasos: (Ver Anexo 22 Manual
para la aplicación del Programa fundamentado en la psiconeuroinmunología para niños
con cáncer)
Búsqueda y selección de instrumentos psicológicos y parámetros clínicos, que
permitieran medir la Calidad de Vida y el proceso de la enfermedad del niño con
cáncer
Una vez seleccionado el instrumento psicológico “Calidad de Vida en Oncología
Pediátrica”, se procedió a la revalidación de la puebla con la población
venezolana.
Se solicitó permiso a la Fundación Hospital Especialidades Pediátricas y al Comité
de Bioética de ésta Institución, para acceder a la población objeto de estudio.
Se procedió durante 1 año a la selección de la muestra que conformó el grupo
control mediante los siguientes pasos:
o El personal médico o de enfermería del servicio de Oncohematología de lla
Fundación Hospital Especialidades Pediátricas informa al investigador
sobre el ingreso de un paciente para ser estudiado por probable
diagnóstico de Leucemia.
Actividades complementarias
La leucemia es:
Vamos a dibujar los Blastos
Mi lugar favorito
Así veo mi médula ósea
Hoy mis plaquetas están así
Mis glóbulos rojos hoy
Cómo visualicé la quimioterapia en mi cuerpo
Cómo te imaginas a los Linfo T
Cómo te imaginas a las NK
Cómo te imaginas a Linfo B
Cómo te imaginas a Mac
Cómo te imaginas a los Filos
Así imaginé mi batalla inmunológica
CAPITULO IV
ANALISIS Y DISCUSIÓN DE
RESULTADOS
CAPITULO IV
Análisis Estadístico
Cuando estas pruebas indicaron un efecto principal significativo, se aplicó análisis post
hoc la prueba de comparaciones múltiples de Newman-Keuls para determinar dif
erencias entre grupos particulares. Cuando fue requerido se sustituyó el ANOVA por la
prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis seguida de la prueba Dunn para
comparaciones múltiples. El grado de asociación entre variables dependientes fue
determinada mediante análisis de correlación no paramétrica de Spearman. En los
casos donde hubo correlación significativa se aplicó análisis de regresión lineal para
determinar la naturaleza lineal de la asociación. Se consideró que había una diferencia
estadísticamente significativa cuando los intervalos de 95% de confianza no sé
solapaban o la prueba de inferencia estadística arrojaba un valor de p < 0,05.
RESULTADOS
prueba de Chi cuadrado). Tampoco lo fueron los estratos socioeconómicos a los que
pertenecían los niños del estudio ( = 5,255; gl = 3, p = 0,154; prueba de Chi
cuadrado).
Controles Intervenidos
Número de pacientes 12 18
Edad (años)
promedio 10,50 10,06
(intervalo de 95% de confianza) (8,15 - 12,85) (8,28 - 11,83)
Estructura familiar
39%
Nuclear 58%
6%
Monoparental 25%
28%
Reconstituida 17%
Estrato socio-económico
Estrato 2 0% 22%
Estrato 3 33% 22%
Estrato 4 58% 28%
Estrato 5 8% 22%
Por otro lado, tomando como referencia la clasificación del riesgo de los pacientes que
realiza el protocolo BFM (Anexo 17), la muestra en estudio se categorizó de acuerdo a
sus criterios. En el grupo intervenido la mayor cantidad de pacientes se ubicaron en la
categoría de alto riesgo (77.8%), le sigue el riesgo intermedio (16.7%) y finalmente el
estándar con un 5.5% de la muestra. A diferencia del grupo control que la mayor
cantidad la ocupa el riesgo intermedio (58.3%), seguido de alto riesgo (41.7%) y no tuvo
personas de riesgo estándar. (Anexo/Tabla No. 1) La muestra de pacientes
intervenidos clasificados con alto riesgo fue significativamente mayor en comparación
15 *
Intervenidos
Controles
10
0
Estandar Intermedio Alto
Niveles de Riesgo
Nota: El asterisco * indica un mayor porcentaje de pacientes intervenidos con alto riesgo en
comparación con los pacientes controles ( = 4,043; gl = 1; P = 0,0444).
casi todos los blastos tanto en controles como en intervenidos (según ANOVA de una
seguida de la prueba de comparaciones múltiples de Newman-Keuls: F(2,82) = 124,4; p
< 0,0001). (Gráfico No 2)
l)
Células circulantes (por
PARÁMETROS CLINICOS
FIGURA 1. Diagrama de cajas que comparan algunos parámetros de hospitalización en los niños del estudio.
Ordenada: días a la izquierda y número de admisiones en el hospital a la derecha. Los bordes de las cajas
representa los percentiles 25vo y 75vo, la línea entre dichos percentiles es la mediana y los extremos de los bigotes
son los percentiles 5vo y 95vo. No se observaron diferencias significativas entre ambos grupos.
Síntomas y Signos:
A nivel clínico se registraron en las historias clínicas los síntomas y signos presentes
durante la fase de inducción, tanto en los pacientes del grupo control, como en el
intervenido con el Protocolo de intervención psicológica basado en
psiconeuroinmunología.
Nota: Comparación de la presencia de síntomas y signos presentes durante la fase de inducción de la sintomatología
hospitalaria. Ordenada: número de días continuos o no continuos durante los cuales se presentó el evento clínico.
Abscisa: síntomas y signos clínicos. Cada punto representa promedio ± error estándar. El asterisco * señala una
diferencia significativa en comparación con el control respectivo (P = 0,025; prueba t de student de dos colas).
Neutropenia febril, con 6.75 ± 11.58 en el grupo control y 2.67 ± 4.50 grupo intervenido,
Mucositis, con 3.83 ± 8,91 grupo control y 0.56 ± 1.65 grupo intervenido, Shock séptico,
con 3.50 ± 11.81 en el grupo control y 0,06 ± 0,24 grupo intervenido, Neumonía, con
3.67 ± 6,18 en el grupo control y 0.78 ± 2.26 grupo intervenido, Flebitis, con 1.75 ± 4.22
en el grupo control y 0.94 ± 1.98 grupo intervenido, Enterocolitis, con 0.92 ± 3.18 en el
grupo control y 0.28 ± 1.18 grupo intervenido y Otros (Absceso, pancreatitis, varicela,
chikunguya) con 4.75 ± 7.51 en el grupo control y 1.67 ± 5.94 en el grupo intervenido
(Anexo/Tabla 5).
Nota: Comparación de las complicaciones clínicas presentes durante la fase de inducción de la sintomatología hospitalaria. Ordenada: número de
días continuos o no continuos durante los cuales se presentó el evento clínico. Abscisa: síntomas y signos clínicos; otros = abscesos, pancreatitis,
varicela o chikunguya. Cada punto representa promedio ± error estándar. No hubo diferencias significativas respecto al control (según prueba t de
student de dos colas).
Los parámetros farmacológicos estuvieron asociados al uso de: Antibióticos, Terapia del
Dolor, Antipiréticos y Antieméticos. Dentro de la Terapia de soporte se consideró la
administración en el paciente de: factores estimulantes de colonias, transfusión globular
(sanguínea), transfusión de plaquetas, nutrición parenteral y terapias respiratorias.
Nota: Comparación de los fármacos administrados durante la fase de inducción. Ordenada: número de días continuos
o no continuos durante se suministró el fármaco. Abscisa: tipo de fármaco administrado. Cada punto representa
promedio ± error estándar. El asterisco * indica diferencia significativa respecto al control según prueba t de student
(Antipirético, p = 0,0231; Terapia del Dolor, p = 0,0047; Antibióticos, p = 0,048).
En relación a las terapias de soporte recibidas por ambos grupos se observó que en
promedio que el grupo control recibió por más tiempo factores de crecimiento de
colonias: 6,42 ± 10,34 días vs 3,22 ± 5,94 días en el intervenido, nutrición parenteral:
3,42 ± 11,84 días vs 1,50 ± 5,66 días en el intervenido, y terapias respiratorias: 2,42 ±
3,12 días vs 0,44 ± 1,65 días en el intervenido, esta última alcanzó una diferencia
significativa respecto al intervenido (p = 0,0317; prueba t de student de dos colas).
Nota: Comparación terapia de soporte administrada durante la fase de inducción. Ordenada: número de días
continuos o no continuos durante se suministró el fármaco. Abscisa: tipo de fármaco administrado. Cada punto
representa promedio ± error estándar. El asterisco * indica diferencia significativa respecto al control (Terapias
Respiratorias, p = 0,0317; prueba t de student de dos colas).
PARÁMETROS INMUNITARIOS
Linfocitos Totales:
Esta diferencia estuvo relacionada con una disminución del número de linfocitos totales
en el grupo de control entre los días 1 y 64 (según ANOVA de una vía: F (2, 28) =
3,743; P = 0,0362) y no con un verdadero aumento de los linfocitos totales en el grupo
intervenido, en los cuales los valores promedio permanecieron sin cambios
significativos a través de las tres mediciones efectuadas (según ANOVA de una vía: F
(2, 49) = 0,2441; P = 0,7844).
Hay que mencionar que el ANOVA de dos vías no reveló diferencias en el curso
temporal del número promedio de linfocitos totales entre los grupos tratados e
intervenidos según el ANOVA de dos vías (F (1,77) = 0,0001417; P = 0,9905), lo que
indica que el efecto de la intervención solo se expresó al final del tratamiento.
Nota: Comparación entre controles e intervenidos del promedio del número de linfocitos totales
circulantes (incluye todos los subtipos) antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la inducción. Ordenada:
número de un tipo de célula sanguínea por microlitro (µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica.
Cada punto representa promedio ± error estándar. * indica un mayor número de linfocitos totales respecto
a los controles según la prueba t de student (t = 3,328; gl = 24; P = 0,0028). ** Controles: Reducción
estadísticamente significativa del día 64 respecto al día 33, según ANOVA de una vía: F (2, 28) = 3,743; p
= 0,0362, seguida de la prueba de comparaciones múltiples de Tukey. Intervenidos: No hubo diferencia
significativa entre los días de medición según ANOVA de una vía: F (2, 49) = 1,143; P = 0,3274.
Esta diferencia estuvo relacionada con una declinación gradual de las células NK en el
grupo de control (según ANOVA de una vía: F (2, 28) = 2,184; P = 0,1314) y no con un
verdadero aumento de dichas células en los intervenidos, en los cuales los valores
800
Controles Intervenidos
600
*
400
200
0
1 33 64
Dias de induccion (quimioterapia)
Nota: Comparación del promedio del número células NK antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la
inducción entre controles e intervenidos. Ordenada: número de un tipo de célula sanguínea por microlitro
(µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. *
indica un mayor número de células NK en los intervenidos respecto a los controles (según el ANOVA de 2
vías: F (1, 74) = 14,57; p = 0,0003). No hubo diferencias significativas entre los días de la inducción (1,
33 y 64), según ANOVA de una vía. Controles: F (2, 28) = 2,184, P = 0,1314. Intervenidos: F (2, 46) =
0,4596; P = 0,6344.
Linfocito T:
ANOVA de una vía: F (2, 28) = 3,290; P = 0,0261; prueba de una cola). (Anexo/Tabla
10).
Nota: Comparación del promedio del número linfocitos T antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la
inducción entre controles e intervenidos. Ordenada: número de un tipo de célula sanguínea por microlitro
(µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. *
indica un mayor número de linfocitos T en los intervenidos respecto a los controles (según la prueba t de
student: t = 1,826; gl = 24; P = 0,0402; prueba de una cola). ** indica un menor número de linfocitos T en
el día 64 respecto al día 1 en el grupo intervenido (según la prueba no-paramétrica de Kruskal-Wallis: H =
8,694; p = 0,0129 - según el ANOVA de una vía: F (2, 28) = 3,290; P = 0,0261; prueba de una cola).
Cuando se analiza la evolución del número de linfocitos T CD4 en cada grupo por
separado se nota que fue bastante estable en el grupo intervenido - es decir, sin
diferencias estadísticas entre los días - (según el ANOVA de una vía: F (2,49) = 0,5231;
P = 0,5959) mientras que en el grupo control hubo una tendencia a la disminución que
no alcanzó significancia estadística atribuible a la varianza de las mediciones del primer
día (según el ANOVA de una vía - Controles: F(2,28) = 1,257; P = 0,2999. (FIGURA 11).
Sin embargo, hay que mencionar que el ANOVA de dos vías no reveló diferencias
globales en la evolución temporal de la concentración promedio de linfocitos T - CD4
entre los grupos tratados e intervenidos (F (1, 77) = 0,0007527; P = 0,9782).
Gráfico 11. Promedio del número linfocitos CD4 durante la fase de inducción a la
remisión en el grupo intervenido y el control.
Número de linfocitos T - CD4
(por l)
Nota: Comparación del promedio del número linfocitos CD4 antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la
inducción entre controles e intervenidos. Ordenada: número de un tipo de célula sanguínea por microlitro
(µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. El
asterisco * indica un mayor número de linfocitos CD4 en el grupo intervenido respecto al promedio del
grupo control (según prueba t de student independiente: t = 4,018; gl = 24; P = 0,0005) . No hubo
El promedio del número de linfocitos citotóxicos CD8 circulantes fue similar en ambos
grupos al inicio de la inducción (Anexo/Tabla 12). En el grupo control, hubo un aparente
descenso de los linfocitos CD8 (día 1 vs. día 64) pero este no alcanzó significancia
estadística según el ANOVA de una vía (F (2, 28) = 1,256; P = 0,3004). (Gráfico 12).
Sin embargo, hay que mencionar que el ANOVA de dos vías no reveló diferencias
globales en la evolución de la concentración promedio de linfocitos T – CD8 de entre los
grupos tratados e intervenidos (F (1, 77) = 2,043; P = 0,1570). (Anexo/Tabla 11).
Nota: Comparación del promedio del número linfocitos CD8 antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la
inducción entre controles e intervenidos. Ordenada: número de un tipo de célula sanguínea por microlitro
(µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. *
Mayores concentraciones promedio de las linfocitos CD8 en el grupo intervenido en comparación con el
grupo control (según prueba t de student independiente: t = 3,957; gl = 24; p = 0,0006). No hubo
diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción. Controles: F (2, 28) = 1,256; P = 0,3004. Intervenidos: F
(2, 49) = 0,4289; P = 0,6536.
Linfocitos B:
Nota: Comparación del promedio del número linfocitos B antes (día 1) y durante (días 33 y 64) la
inducción entre controles e intervenidos. Ordenada: número de un tipo de célula sanguínea por microlitro
(µl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. *
Mayores concentraciones promedio de las linfocitos B en el grupo intervenido en comparación con el
grupo control en día 64 (según la prueba t de student independiente: t = 4,15; gl = 28; p = 0,0003). **
Diferencia significativa entre los días 1 y 64 en el grupo control (prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis;
H = 8,974; P = 0,0113.
Inmunoglobulina IgM:
Nota: Concentraciones séricas promedio de subtipos de anticuerpos IgM durante la inducción quimioterapéutica en pacientes
controles e intervenidos. Ordenada: concentraciones circulantes del anticuerpo por decilitro (dl). Cada punto representa promedio ±
error estándar. Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. * Concentraciones promedio del anticuerpo IgM mayores en
intervenidos vs controles (según el ANOVA de 2 vías: F1,63 = 8,106; p = 0,0059), marcadamente en el día 64 según la prueba no
paramétrica de Mann Whitney (U = 9,00; p = 0,0117). No hubo diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción. Controles: F (2, 14)
= 1,132; P = 0,3501. Intervenidos: F (2, 49) = 1,028; P = 0,3654.
Inmunoglobulina IgA:
Nota: Concentraciones en suero promedio del anticuerpo IgA durante la inducción quimioterapéutica en
pacientes controles e intervenidos. Ordenada: concentraciones circulantes del anticuerpo por decilitro
(dl). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ± error estándar. *
Concentraciones de IgA séricas fueron significativamente más alta en los intervenidos que en los
controles en el último día de las inducción (F1,63 = 6,493; p = 0,0128; ANOVA de 2 vías). **
Concentraciones promedio del anticuerpo IgA aumentaron significativamente en los intervenidos al
comparar el día 64 respecto al día 1 (antes de la inducción) (ANOVA de una vía: F2,49 = 4,588; p =
0,0149). En los controles, no hubo diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción, según ANOVA de una
vía (F (2, 28) = 0,8328 P = 0,4453).
Inmunoglobulina IgG:
No obstante, cuando un ANOVA de una vía fue aplicado por separado a cada grupo no
se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las tres mediciones
realizadas durante el proceso de inducción (Controles: F (2,28) = 1,399; P = 0,2636.
Intervenidos: F (2, 49) = 2,446; P = 0,0972). Esto sugiere que este descenso tiene que
ser tomado con cierto nivel de incertidumbre y debe ser corroborado por estudios
posteriores (Anexo/Tabla 16).
Se hizo un análisis de correlación para determinar si existía una asociación entre los
niveles de anticuerpos séricos y el número de células secretoras de anticuerpos, los
linfocitos B. El análisis de correlación no-paramétrica de Spearman reveló
correlaciones positivas altamente significativas entre el número linfocitos B y los niveles
de las inmunoglobulinas circulantes durante el día 64 de la inducción; específicamente
de los linfocitos B con la IgG (r = 0,556; p = 0,001, n = 30), la IgM (r = 0,615; p = 0,0001,
n = 30) y la IgA (r = 0,599; p = 0,0001, n = 30).
Calidad de vida:
Por otro lado, a fin de determinar el efecto del protocolo de intervención psicológico
basado en psiconeuroinmunología, se procedió a comparar la calidad de vida del niño
diagnosticado con cáncer durante la fase de inducción en el tratamiento con
quimioterapia, con y sin la aplicación de este protocolo, a continuación, se expresan los
resultados encontrados:
Nota: Hubo una correlación lineal entre la disminución del uso de antibióticos y el incremento de algunos
parámetros inmunitarios al último día de inducción quimioterapéutica. Panel A: Correlación positiva
significativa entre el número de células NK con el uso de antibióticos (medido en días) ambos medidas al
último día de la inducción quimioterapéutica (r = - 0,376; p = 0,041, n = 30; correlación no paramétrica de
Spearman). Panel B: Correlación positiva significativa entre el número de linfocitos T con el uso de
antibióticos (medido en días) ambos medidas al último día de la inducción quimioterapéutica (r = - 0,409;
p = 0,025, n = 30; correlación no paramétrica de Spearman).
Nota: Cambios en la calidad de vida de los niños durante la inducción quimioterapéutica y el efecto de la
intervención con el Protocolo de Psiconeuroinmunología. Ordenada: puntuación promedio del índice de
calidad de vida en el grupo respectivo, según el Cuestionario de Calidad de Vida en Oncología Pediátrica
(J B Verdú, 2003). Abscisa: días de inducción quimioterapéutica. Cada punto representa promedio ±
error estándar. * Puntuaciones de calidad de vida significativamente mayores en los niños intervenidos
respecto a los controles (F1,78 = 4,528; p = 0,0365; ANOVA de 2 vías de medidas repetidas. Para
comparación del día 64: Prueba de Mann Whitney, U = 40,50; p = 0,0397). ** Puntuaciones de calidad de
vida significativamente mayores al día 64 respecto al día 1 de la inducción en los pacientes intervenidos y
controles (intervenidos: F (2, 49) = 5,933; P = 0,0049; controles: F(2,78) = 6,824; p = 0,0019; ANOVA de
1 vía).
En el Gráfico 19A se muestra que el índice de calidad de vida de los pacientes medido
al último día de la inducción se correlacionó positiva y significativamente con el número
de células NK (r = 0,4080; p = 0,0429; n = 30). En forma similar, la calidad de vida de
los pacientes se correlacionó positiva y significativamente con el número de linfocitos
CD8 (r = 0,3890; p = 0,0495; n = 26) (FIGURA 19B). Por lo contrario, el índice de
calidad de vida no se correlacionó en forma lineal con el número de linfocitos B (r =
0,1514; p = 0,4605; n = 26).
Nota: Hubo una correlación lineal entre la mejoría de la calidad de vida y el incremento de los parámetros
inmunitarios al último día de inducción quimioterapéutica. Panel A: Correlación positiva significativa entre el
número de células NK con el índice de calidad de vida ambos medidas al último día de la inducción
quimioterapéutica (r = 0,4080; p = 0,0429; n = 30; correlación no paramétrica de Spearman). Panel B: Correlación
positiva significativa entre el número de células CD8 con la calidad de vida ambos medidas al último día de la
inducción quimioterapéutica (r = 0,3890; p = 0,0495; n = 26; correlación no paramétrica de Spearman).
PROCESO DE LA ENFERMEDAD
PARAMETROS CLINICOS
Fiebre ↓
Dolor O ↓
Palidez Cutáneo O
Vómitos O
SIGNOS Y Evacuaciones líquidas O
Hiporexia O
SÍNTOMAS Disnea O
Taquicardia O
Adenopatías O
Signos de Sangrado O
Hepatoesplenomegalia O
Neutropenia febril O
Mucositis O
Diabetes O
Shock séptico O
COMPLICACIONES Hipereactividad bronquial O
Neumonía O
Flebitis O
Enterocolitis O
Síndrome convulsivo O
Otros O
PARAMETROS FARMACOLÓGICOS Y DE SOPORTE
MEDICAMENTOS
MEDICAMENTOS Terapia del Dolor ↓
COMPLICACIONES Antibióticos ↓ ↓
Antipirético ↓
Antiemético O ↓
Factor Estimulador de Colonias O
Transfusión Globular (Sanguínea) O
TERAPIA DE SOPORTE Transfusión Plaquetas O
Nutrición parenteralNutrición
parenteral O
Parenteral
Terapias Respiratorias ↓
PARAMETROS INMUNOLÓGICOSTerapias respiratorias
POBLACION DE LINFOCITOS Natural Killer ↑
Linfocito T ↑
Linfocito B ↑
SUBPOBLACION DE LINFOCITOS CD4 ↑
CD8 ↑
INMUNOGLOBULINAS IgM ↑
IgA ↑
IgA
IgG O
CALIDAD DE VIDA ↑
DISCUSION DE RESULTADOS
Esta mejor evolución de los pacientes intervenidos con el protocolo de PNI respecto a
los controles no estuvo asociada a diferencias en las características demográficas, ya
que no hubo diferencias en relación a la edad, género, estructura familiar y estatus
socio-económico. Tampoco puede ser explicada por diferencias en el tipo de leucemia,
ya que todos los niños participantes recibieron el diagnostico de leucemia linfoblástica
aguda.
Los dos grupos de pacientes del estudio (intervenidos y controles) tuvieron un promedio
de duración de la inducción de 85 días, lo cual indica que el protocolo de intervención
basado en PNI no influyó en el tiempo promedio del periodo de inducción. Es importante
aclarar al respecto que aunque la fase de inducción de acuerdo al protocolo ALLIC BFM
(2009) tiene una duración de 64 días, esta puede variar si las condiciones clínicas del
paciente impiden la colocación del tratamiento en los días indicados.
95% de los niños con LLA entran en remisión después de un mes de tratamiento de
inducción.
Síntomas y Signos:
Hubo evidencia que apoya el punto de vista de que el menor uso de antibióticos en los
pacientes intervenidos estuvo relacionado con una mejoría de la inmunidad celular,
aunque no la humoral. El uso de antibióticos estuvo correlacionado lineal e
inversamente con un mayor número de linfocitos T CD8 y células NK, mediadores de la
inmunidad celular, pero no con el número de linfocitos B, los cuales participan en la
inmunidad humoral.
Por otro lado, en el estudio hubo tres variables que estimaron el dolor: directamente,
días con dolor como síntoma (parámetro clínico) e indirectamente, días de terapia de
dolor y días con analgésicos (parámetros de tratamiento). Se observó una tendencia a
reportar dolor por un número menor de días en los intervenidos en relación a los
controles, aunque esta diferencia no alcanzó significancia estadística. Sin embargo, el
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
177
número de días durante los cuales se administró terapia de dolor fue significativamente
menor en intervenido respecto a los controles. Esto sugiere que la intervención
psicoterapéutica influyó marcadamente en la función sensorial de los pacientes con
leucemia durante la inducción quimioterapéutica.
No obstante, algunos estudios en población pediátrica parecen indicar que las técnicas
de relajación pueden ser efectivas para aminorar el dolor en varias condiciones
crónicas. Por ejemplo, reciente se encontró una mejoría en los puntajes de relajación y
una disminución del puntaje asignado al dolor en niños y adolescentes hospitalizados
con dolor crónico que recibieron masajes terapéuticos (Cotton S y col., 2014).
Otra explicación para la disminución del dolor en los pacientes intervenidos es a través
de una acción indirecta, en la cual el reforzamiento inmunológico, y la consecuente
reducción de los procesos infecto-inflamatorios (evidenciados en este estudio como
menos fiebre y menor uso de antibióticos y antipiréticos), se reflejaron con una menor
generación periférica de dolor.
Terapia de soporte:
Por otro lado, la quimioterapia se asocia a una mielosupresión del paciente que con
frecuencia requiere el uso del factor estimulante de colonias de granulocitos como
terapia de soporte para contrarrestar dichos efectos y ayudar en el restablecimiento
hematológico, especialmente, porque regula la producción y liberación de neutrófilos
funcionales a nivel de la médula ósea, elevando los niveles y la capacidad funcional de
estas células. Varios estudios indican que este fármaco reduce la duración de la
neutropenia febril y la hospitalización, tras la quimioterapia mielosupresora, además,
reduce la morbilidad asociada a infecciones bacterianas y micóticas (Salgado, 2015).
Inmunidad celular:
Es importante recordar que tanto las células naturales asesinas o células NK como los
linfocitos T intervienen en los mecanismos de inmunidad celular contra las células
neoplásicas. Dentro de la población de linfocitos T existe dos subpoblaciones de
linfocitos, los CD4 y los CD8, ambos de suma importancia clínica. Los linfocitos CD4
actúan principalmente contra parásitos, bacterias y hongos, y en menor grado, contra
virus y antígenos tumorales, mientras que los linfocitos CD8 van a actuar principalmente
contra células tumorales y virus. Por lo tanto, un mayor número células naturales
asesinas NK y de linfocitos CD8, especializados en la destrucción de células malignas,
en los niños intervenidos con el protocolo basado en psiconeuroinmunología implicaría
un mejoramiento de su inmunidad celular, y como resultado, una menor frecuencia de
síntomas infecciosos, lo que conduciría a una menor necesidad de usar antibióticos y
antipiréticos en los niños intervenidos en este estudio.
Los hallazgos del estudio, sobre la capacidad de regular la función inmunitaria mediante
intervenciones psicológicas, están en concordancia con las primeras investigaciones en
el campo de la psiconeuroinmunología que han dejado claro la existencia de una
modulación psicosocial de la respuesta inmune humoral y celular y, en cierta medida,
de la reparación del ADN (Andersen et al, 1994; Antoni., 2003; Kielcot-Glaser y Glaser,
1999;. Kielcot-Glaser et al, 2002).
Dentro de este marco, se reportan estudios clínicos que han documentado asociaciones
entre la depresión, el apoyo social, y la actividad de las células naturales asesinas
(células NK) en pacientes con cáncer de mama (Levy et al, 1987;Levy et al, 1985; Levy
et al, 1990). Otros grupos de investigación observaron alteraciones en la función
inmune vinculadas a la angustia, el estrés y las alteraciones de aislamiento social en
pacientes con cáncer de mama, cervical y de ovario (Andersen et al, 1998; Antoni et al,
2009; Lutgendorf et al, 2005; Nelson et al, 2008; Sephton et al, 2009; Thornton et al,
2007).
Como se puede notar, a diferencia del estudio actual, los estudios mencionados
compararon sus resultados con grupos controles sanos (no controles con la misma
enfermedad) y se realizaron en poblaciones adultas y con tipos de cáncer diferentes a
la leucemia. No obstante, cabría esperar que algunos aspectos de la interacción
psiconeuroinmunológica también estuvieran afectados en los pacientes pediátricos con
leucemia.
Por otro lado, este tipo de efecto en los niños intervenidos con este modelo sobre los
parámetros inmunitarios ha sido reportado en el contexto de otras enfermedades no
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
181
neoplásicas. Por ejemplo, Castés y col. (1999) encontraron que mediante una
intervención psicoterapéutica apropiada se puede incrementar el número de células NK
en niños asmáticos. De igual modo, Robinson (2002), muestra resultados congruentes
con el presente estudio al medir el efecto de un programa de 8 semanas de duración
para reducir el estrés en personas infectadas con VIH. Los sujetos que recibieron este
tratamiento mostraron un aumento de actividad en las células asesinas (NK), así como
en el número de ellas. Las mismas medidas fueron tomadas a los 3 meses de haber
finalizado la intervención, constatando que los incrementos en las células NK, así como
decrementos de tensión, de ira o de depresión, también permanecían, mostrando los
sujetos por tanto un mejor estado de ánimo.
Inmunidad humoral:
Los niveles séricos de anticuerpos IgM e IgA fueron significativamente más elevados en
el grupo intervenido en relación al grupo control, lo cual sugiere que la inmunidad
humoral fue aumentada por la intervención basada en PNI. Es importante recordar que
los linfocitos B son células inmunocompetentes que tienen como función fundamental
producir anticuerpos, los cuales son un tipo específico de proteínas llamadas
inmunoglobulinas. De esta manera, cabe suponer que los niveles de anticuerpos
séricos más elevados en los niños intervenidos estuvo significativamente relacionado
con el incremento del número de linfocitos B.
Estos resultados son congruentes con una revisión de Valdimarsdottir y Stone (1997),
donde reportan que hay un incremento en los niveles secretorios de IgA con
intervenciones reductoras de estrés que incluyen relajación y visualizaciones, y que
este cambio es moderado por las características de la personalidad. Así mismo, se ha
reportado que intervenciones psicoterapéuticas pueden afectar otros anticuerpos. En
este sentido, Castés y col. (1999), encontraron una reducción significativa en las
Por otro lado, estudios demuestran que durante la relajación se producen descensos
significativos de hormonas relacionadas con el estrés, como la tiroxina o hormona
tiroidea, también se han descrito descensos de Cortisol, THS (Tratamiento hormonal
Sustitutivo) y prolactina. La visualización produce aumentos en las cifras de IgA en
saliva. También se han descrito descensos en la sensibilidad de los receptores beta-
adrenérgicos medidos en linfocitos circulantes sin que haya variaciones en el número
de receptores ni en la concentración plasmática de catecolaminas (Ramos y col., 2008)
En este aspecto, los resultados del estudio de Zapata son similares al de los reportados
en la presente investigación, por cuanto la explicación que el mismo aporta pudiera
aplicarse para comprender el incremento de la calidad de vida en ambos grupos de
estudios. Sin embargo, debemos resaltar que la calidad de vida del grupo intervenido se
incrementó significativamente mayor en el intervenido, lo cual se asocia a la aplicación
del protocolo de intervención en PNI.
En relación a esto, Nava, Mavarez y Paz (2010), realizaron una investigación titulada:
“Efectos de un Programa de Intervención en la Calidad de Vida de niños con cáncer”.
La muestra estuvo conformada por 16 niños con edades comprendidas entre 8 y 12
años y se aplicó el Inventario de Calidad de Vida Pediátrico (PedQL 4.0). Se encontró
que el grupo antes de la aplicación se ubicó en una categoría regular, y posteriormente
al programa, se evidenció una categoría buena.
neoplasias (DeVita y Rosenberg, 2012; Ehrman et al, 2012;.. Siegel et al, 2012b). Estas
tendencias, junto con un aumento general de la esperanza de vida, han creado un auge
y envejecimiento de la población sobreviviente de cáncer (Parry et al., 2011). Los
adolescentes y adultos jóvenes (AYA) sobrevivientes, diagnosticados en edades de 15
a 29 años, tienen una probabilidad de 82% de supervivencia a los 30 años desde el
diagnóstico (Mertens et al., 2008). Por lo tanto, las intervenciones psicoterapéuticas
tempranas, en pacientes pediátricos oncológicos, como las efectuadas en la presente
investigación, pueden contribuir a lograr más sobrevivientes de cáncer y esto tendría
indudablemente un enorme impacto en salud pública, aun mayor que cuando se aplica
a los adultos.
En contraste con los estudios de Anderson y col. (2007) y Fawzy y col. (2003), el
presente estudio, utilizando un protocolo de intervención estructurado y especialmente
diseñado para niños basado en los principios de la psiconeuroinmunología), si se
observó una correlación entre un incremento de varios mediadores inmunitarios claves
para la función antitumoral y la evolución más satisfactoria de diversos aspectos clínicos
de la enfermedad y la calidad de vida. Estos estudios aportan evidencia que apoyan
que la intervención psicoterapéutica, conceptualmente basada en los principios de la
psiconeuroinmunología, podría tener más efectos específicos sobre la inmunidad – y
mejoría clínica asociada – que otros tipos de intervenciones psicoterapéuticas basadas
solamente en aspectos psicosociales y educación para la salud.
CONCLUSIONES
Los hallazgos de este estudio proveen evidencia que sugiere que una intervención
psicoterapéutica basada en la psiconeuroinmunología en pacientes pediátricos con
leucemia linfoblástica aguda:
RECOMENDACIONES
permitiría lo siguiente:
REFERENCIAS
Andersen BL, Farrar WB, Golden-Kreutz D, Emery CF, Glaser R, Crespin T, Carson
WE 3rd. Distress reduction from a psychological intervention contributes to improved
health for cancer patients. Brain Behav Immun. 2007 Oct;21(7):953-61.
Andersen BL, Farrar WB, Golden-Kreutz DM, Glaser R, Emery CF, Crespin TR,
Shapiro CL, Carson WE 3rd. Psychological, behavioral, and immune changes after a
psychological intervention: a clinical trial. J Clin Oncol. 2004 Sep 1;22(17):3570-80.
Andersen, BL (1994). Surviving cancer. Cancer 74:1484-1495.
Archer NM, Brugnara C. Diagnosis of iron-deficient states. Crit Rev Clin Lab Sci.
2015 Oct;52(5):256-72.
Aspinwall, L. G. (2001). Dealing with adversity: Self-regulation, coping, adaptation
and health. En
Barrera Ramírez, L. M., Drago Serrano, M. E., Pérez Ramos, J., Zamora, A. C., &
Arroyo, F. G. (2004). Citometría de flujo: vínculo entre la investigación básica y la
aplicación clínica. Revista Instituto Nacional De Enfermedades Respiratorias, 17(1),
42-55.
Bower ,J.E.; Kemeny, M.E.; Taylor, S.E. Y Fahey, J.L. (2003). Finding positive
meaning and its association with natural killer cell cytotoxicity among participants in a
bereavement-related disclosure intervention. Annals of Behavioral Medicine, 25, 146-
155
Bower JE, Kemeny ME, Taylor SE, Fahey JL. Finding positive meaning and its
association with natural killer cell cytotoxicity among participants in a bereavement-
related disclosure intervention. Ann Behav Med. 2003 Spring;25(2):146-55.
Cádiz, V. D., Urzúa, A. M., & Campbell, M. (2011). Calidad de vida en niños y
adolescentes sobrevivientes de leucemis linfoblastica aguda. Revista Chilena de
Pediatría, 82(2), 113-121.
Carvalho , V., Pereira, M. H., Kovacs, J., Paschoalucci, R., Maciera, R., Veit, M.,
Holtz, L. (2008). Temas em Psico-Oncologia. Sao Paulo : Summus Editorial.
Castillo y Chelsa (2003), Viviendo con el cáncer de un hijo, Colombia Médica, Vol.
34 Nº 3, Colombia
Cohen, S et al. (1998). Emotional Style and Susceptibility to the Common Cold.
Psychosomatic Style, 65, 652-657.
Cotton S, Luberto CM, Bogenschutz LH, Pelley TJ, Dusek J.. Integrative care
therapies and pain in hospitalized children and adolescents: a retrospective database
review. J Altern Complement Med. 2014 Feb;20(2):98-102.
DeVita y Rosenberg, 2012; Ehrman et al, 2012;.. Siegel et al, 2012b Principles and
Practice of Oncology (Cancer: Principles & Practice (DeVita) Ninth, North American
Edition Edition
Edna Maria Vissoci Reiche, Sandra Odebrecht Vargas Nunes, and Helena Kaminami
Morimoto. Stress, depression, the immune system, and cancer. Lancet Oncol 2004;
5: 617–25
Fawzy, FI, Fawzy, NW, Hyun, CS, Gutherie, D, Fahey, JL Morton, D (1993).
Malignant melanoma: effects of a structured psychiatric intervention, coping and
affective state on recurrence and survival six years later. Arch Gen Psychiatry
50:681-689
Fawzy FI1, Kemeny ME, Fawzy NW, Elashoff R, Morton D, Cousins N, Fahey JL. A
structured psychiatric intervention for cancer patients. II. Changes over time in
immunological measures. Arch Gen Psychiatry. 1990 Aug;47(8):729-35.
Fawzy FI, Canada AL, Fawzy NW. Malignant melanoma: effects of a brief, structured
psychiatric intervention on survival and recurrence at 10-year follow-up. Arch Gen
Psychiatry. 2003;60(1):100–3.
Hinds, P. S.; Quargnenti, A.; Olson, M. S.; Gross, J.; Puckett, P.; Randall, E.;
Gattuso, J. S.; Wiedenhoffer, D. (1994). The 1992 APON Delphi study to establish
research priorities for pediatric oncology nursing. Journal of pediatric oncology
nursing. 11 (1): 20-27; discussion 28-30.
Kllinger, J., Herrera, J., Diaz, M., Jhann, G., & Tobar, C. (2005). La
Psiconeuroinmunologia en el proceso de salud enfermedad. Colombia: Colombia
Medica.
Koocher, G.P. & O´Malley, J.E. (1981) “The Damocles Syndrome” : Psychosocial
consecuquences of surviving childhood cáncer “. McGraw Hill, N. Y.,.
Larson MR, Duberstein PR, Talbot NL, Caldwell C, Moynihan JA. A presurgical
psychosocial intervention for breast cancer patients. Psychological distress and the
immune response. J Psychosom Res. 2000 Feb;48(2):187-94.
Le Gales, C.; Costet, N.; Gentet, J. C.; Kalifa, C.; Frappaz, D.; Edan, C.; Sariban, E.;
Plantaz, D.; Doz, F. (1999). Cross-cultural adaptation of a health status classification
system in children with cancer. Firts results os the French adaptation of the Health
Utilities Index Marks 2 and 3. International journal of cancer. 12: 112-118
Lyubomirsky, S., et al. (2005). The benefits of frequent positive affect: Does
happiness lead to success? Psychological Bulletin, 131, (6), 803-855.
Mcdade, T.W. (2001). Lifestyle incongruity, social integration, and immune function in
Samoan adolescents.Social Science and Medicine, 53, 1351-1362.
Méndez X., Orgilés M., López-Roig S., y Espada JP. (2004) Atención Psicológica en
el Cáncer Infantil. Psicooncología Vol. 1, Núm. 1, pp. 139-154.
Miller, g.e. y Cohen, s. (2001). Psychological interventions and the immune system:
A metaanalytic review and critique. Health Psychology, 20, 47-63.
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
202
Miyazaki, T.; Ishikawa T.; Iimori, H.; Miki A.; Wenner, M.; Fukunishi, I. Y Kawamura,
N. (2003). Relationship between perceived social support and immune
function. Stress and Health: Journal of the International Society for the Investigation
of Stress, 19, 3-7
Montiel Luís. (1996) “Hablan los especialistas”. Revista Sonrisa. Fundación Amigos
del Niño con Cáncer. Número 83. Año. Pag. 16.
Montilva, R. (Abril de 2016). Fundacion Amigos del niño con cancer. Obtenido de
Descripcion General de Cancer: http://www.fundanicazulia.org.ve/html/contactos.php
Nava, H., Finol, T., & Alvarez, T. (2012). Manual para la Elaboración y Presentación
de Trabajos. Adaptado al Reglamento para la presentación de Trabajos en LUZ .
Maracaibo: Talleres del Servicio Autónomo.
Oh HJ, Im SA, Lee JW, Chung NG, Cho B. Relationship between modified CT
severity index and clinical features of L-asparaginase-associated pancreatitis in
pediatric acute lymphoblastic leukemia. Pediatr Hematol Oncol. 2014 Oct;31(7):647-
55.
Organización Mundial de la Salud (1998). Manual de instrucciones de la OMS sobre
la calidad de vida: definiciones de facetas y escalas de respuesta. Ginebra, Suiza:
Reproducido por WHOQOL.
Paik, I.H.; Toh K.Y.; Lee, C.; Kim, J.J. Y Lee, S.J. (2000). Psychological stress may
induce increased humoral and decreased cellular immunity. Behavioral-Medicine. 26,
139-141
Parra, I., Sanchez, J., Barreto, Y., Bustamante, L., & Herrera, J. (2011). La
Psiconeuroinmunología. Obtenido De La Psiconeuroinmunología:
http://lapsiconeuroinmunologiauft.blogspot.com/
Parry et al. Relación entre esperanza de vida e ingreso. Un análisis para América
Latina y el Caribe. Lect. Econ. no.74 Medellín Jan./June 2011
Pierina, E. M., & Nucci, N. G. (2006). As dimensoes de cuidar em Psiconcologia
Pediátrica . Campinas: Livro Pleno.
Ramos Linares, V., Rivero Burón, R., Piqueras Rodríguez, J. A., García López, L. J.
& Oblitas Guadalupe, L. A. (2008). Psiconeuroinmunología: Conexiones Entre
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
204
Raichle, M.E., Fiez, J.A., et al., 1994. Practice-related changes in human brain
functional anatomy during nonmotor learning. Cereb. Cortex 4 (1), 8–26.
Reiche EM, Nunes SO, Morimoto HK. Stress, depression, the immune system, and
cancer. Lancet Oncol. 2004 Oct;5(10):617-25.
Robinson, f.p. (2002). Psycho-endocrine-immune response to mindfulness-based
stress reduction in HIV-infected individuals. Dissertation Abstracts International:
Section- B: The Sciences and Engineering, 63(1-B), 179.
Salgado , c., becker, a., & campbell, m. (2015). Protocolo de Estudio y Tratamiento
de la Leucemia Linfoblastica Infantil. Protocolo BFM 2009. Versión PINDA, Ministerio
de Salud, Gobierno de Chile.
Shumaker SA, Naughton MJ. (1995) The international assessment of health related
quality of life: a theoretical perspective. En Shumaker SA, Berzon RA, Eds. The
International Assessment of Health related quality of life. Theory, Translation,
Measurement and Analysis. New York: Rapid Communication 1995; 3-10.
Stern, N. D. (1991) “El mundo Interpersonal del Infante”. Edit. Paidos, Mexico.
Wade, J., Riddle, D., Price, D. & Dumenci, L. (2011). Role of pain catastrophizing
during pain processing in a cohort of patients with chronic and severe arthritic knee
pain. Pain, 152, 314-319.
Weigent, D.A. Y Blalock, J.E. (1987). Interactions between the neuroendocrine and
immune systems: common hormones and receptors. Inmunology Review, 100, 79-
108.
FUENTES DOCUMENTALES
Araujo Gil, R (1999), Visión de los padres de la Oncología Pediátrica, III Jornadas
internacionales de atención integral al niño con cáncer, Sevilla, España
Arcay y Martínez, (2001), Niveles de ansiedad en padres de niños con cáncer. Tesis
Especial de Grado. Universidad Rafael Urdaneta, Maracaibo
Badell Serra, I., & García Bernal, M. (2012). Leucemia en la Infancia, signos de
alerta. Anales de Pediatria Continuada, 10(1), 1-7. Obtenido de Leucemia en la
Infancia, signos de alerta: http://www.apcontinuada.com/es/leucemia-infancia-
signos-alerta/articulo/80000654/
Bekei M, Boschan G. (1981) “El Psiquismo del Niño Enfermo”. Editorial Paidos.
Argentina.
Ferri, M. (2009). El cancer desde la mirada del niño. Madrid: Psicologia Alianza
Editorial .
Fernández Abascal, E. G., et al. (2003). Emoción y motivación humana. La
adaptación humana.Barcelona: Ramón Areces.
Flores, J.A, Valdes,C (1992) “El niño ante la hospitalización : Principal Agente
estressante”. Revista de Psiquiatría de la Facultad de Barcelona, Sep-Oct. Vol 19.
España.
Gotay CC, Kawamoto CT, Bottomley A and EfficacEf (2008) The prognostic
significance of patient – reported outcomes in cancer clinical trials. Journal of clinical
Oncology 19: 1161 – 1165.
Guyonnet, M (1996) “La Comunicación eficaz entre los miembros del Equipo
Interdisciplinario”. Graficar Andujar. España.
Kaye, h.l. (2002). Psychoneuroimmunology and religion: Implications for society and
culture. En Cohen y Koenig (Eds.), The link between religion and health:
Psychoneuroimmunology and the faith factor (pp.275-285). London: Oxford
University Press.
McEwen, B.S. (2008). Central effects of stress hormones in health and disease:
Understanding the protective and damaging effects of stress and stress mediators.
Eur J Pharmacol, 7; 583(2-3):174- 85.
Rosenthal, S. (2002). 50 Ways to Prevent and Manage Stress. Cochin: McGraw Hill
Contemporary Books.
Segerstrom SC. Optimism and immunity: do positive thoughts always lead to positive
effects? Brain Behav Immun. 2005 May;19(3):195-200. Review.
Selye, H. (1936). A syndrome produced by diverse nocuous agents. British Journal
Nature, 138, 32.
Wiener J. (1980) “Reaction of the family to the fatal illness of a child” Psychological
management in medical practice. New York, Columbia University Press.
ANEXOS
Intervenidos Controles
(nº pacientes) (nº pacientes)
Estándar 5,5 % (1) 0,0 % (0)
Intermedio 16,7 % (3) 58,3 % (7)
Alto 77,8 % (14) * 41,7 % (5)
NOTA: el asterisco * indica un mayor porcentaje de pacientes intervenidos con alto riesgo en
comparación con los pacientes controles según prueba de Chi-cuadrado ( X2 = 4,043; gl = 1, p = 0,0444)
y un nivel de significancia estadística marginal con la prueba de Fischer (p = 0,0626).
Intervenidos
Promedio 56,56 0,1200 (*) 0,0073 (*)
Desviación estándar 29,54 0,4692 0,0045
Error estándar 6,962 0,1106 0,0011
Intervalo 95% de confianza 41,87 - 71,24 -0,1133 - 0,3533 0,0050 - 0,0095
NOTA: (*) Diferencia significativa de días 33 y 64 respecto al día 1, según ANOVA de una vía seguida de
la prueba de comparaciones múltiples de Tukey. Controles: F (2, 31) = 63,08; P < 0,0001. Intervenidos: F
(2, 82) = 124,4; P < 0,0001
DÍAS DE NÚMERO DE
DÍAS DE INDUCCIÓN
HOSPITALIZACIÓN HOSPITALIZACIONES
Control Intervenido Control Intervenido Control Intervenido
Promedio 33,10 23,94 2,30 1,69 85,20 84,94
Desviación
estándar 17,55 12,48 1,34 0,79 14,50 14,40
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
215
CONTROLES INTERVENIDOS
Promedio SD SE Promedio SD SE
Fiebre 9,42 10,81 3,12 3,06 * 3,21 0,76
Dolor 12,25 11,78 3,40 7,89 10,06 2,37
Palidez cutáneo 9,58 8,33 2,40 10,44 8,01 1,89
Vomitos 1,83 3,16 0,91 0,61 1,24 0,29
Evacuaciones liquidas 0,75 1,14 0,33 0,94 1,66 0,39
Hiporexia 1,42 2,27 0,66 1,56 1,79 0,42
Disnea 3,83 11,75 3,39 0,11 0,47 0,11
Taquicardia 3,33 11,24 3,24 0,17 0,38 0,09
Adenopatias 3,92 6,75 1,95 2,61 4,23 1,00
Signos de sangrado 5,83 7,61 2,20 5,33 7,30 1,72
Hepatoesplenomegali
4,58 7,14 2,06 6,28 6,54 1,54
a
NOTA: el asterisco * indica diferencia significativa respecto al control (P = 0,025; prueba t de student de
dos colas).
Nota: Hubo una tendencia no estadísticamente significativa entre controles e intervenidos en los días con
neutropenia febril. Los intervenidos tuvieron 4,1 ± 3,0 (promedio± error estándar) días menos que los
controles (t = 1,35892; p = 0,185018; prueba t de student de dos colas).
Nota: El asterisco * indica diferencia significativa respecto al control (según prueba t de student de una
cola).
Controles Intervenidos
Promedio DE EE Promedio DE EE Valor de p
Factor Estimulante
de Colonias
6,42 10,34 2,99 3,22 5,94 1,40 0,2910
Transfusión
2,58 2,02 0,58 3,06 2,88 0,68 0,6267
Globular
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
217
Transfusión
7,00 5,56 1,60 7,65 10,42 2,53 0,8464
Plaquetas
Nutrición Parental 3,42 11,84 3,42 1,50 5,66 1,33 0,5560
Terapias
2,42 3,12 0,90 0,44 * 1,65 0,39 0,0317
Respiratorias
NOTA: El asterisco * indica diferencia significativa respecto al control (según prueba t de student de una
cola).
Linfocitos totales
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 1231 1729 792 (**)
Desviación estándar 238 130 292
Error estándar 72 410 92
Intervalo 95% de
1071 -1391 802 - 2656 583 - 1001
confianza
Intervenidos
Promedio 1392 1156 1211 (*)
Desviación estándar 1704 465 325
Error estándar 402 110 81
Intervalo 95% de
545 – 2239 924 - 1387 1038 - 1384
confianza
NOTA: (*) Mayor número de linfocitos totales en los intervenidos respecto a los controles
según la prueba t de student (t = 3,328; gl = 24; P = 0,0028). (**) Controles: Reducción
estadísticamente significativa del día 64 respecto al día 33, según ANOVA de una vía: F (2,
28) = 3,743; p = 0,0362, seguida de la prueba de comparaciones múltiples de Tukey.
Intervenidos: No hubo diferencia significativa entre los días de medición según ANOVA de
una vía: F (2, 49) = 1,143; P = 0,3274.
Células NK
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 272 272 138
Desviación estándar 301 308 220
Error estándar 91 93 66
Intervalo 95% de
confianza 70 – 475 65 - 479 -10 - 286
Intervenidos
Promedio 423 512 565 (*)
Desviación estándar 477 414 372
Error estándar 116 100 96
Intervalo 95% de
confianza 177 – 668 299 - 725 359 - 770
NOTA: (*) Mayor número de células NK en los intervenidos respecto a los controles (según el ANOVA de 2 vías: F (1,
74) = 14,57; p = 0,0003). No hubo diferencias significativas entre los días de la inducción (1, 33 y 64), según
ANOVA de una vía. Controles: F (2, 28) = 2,184 P = 0,1314. Intervenidos: F (2, 46) = 0,4596; P = 0,6344.
Linfocitos T
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 1000 1264 661 (**)
Desviación estándar 180 854 316
Error estándar 54 270 100
Intervalo 95% de
confianza 879 – 1121 653 - 1875 435 - 887
Intervenidos
Promedio 1120 825 885 (*)
Desviación estándar 1339 354 297
Error estándar 316 84 74
Intervalo 95% de
confianza 454 - 1786 649 - 1001 726 - 1043
NOTA: (*) Mayor número de linfocitos T en los intervenidos respecto a los controles (según la prueba t de student: t =
1,826; gl = 24; P = 0,0402; prueba de una cola). (**) indica un menor número de linfocitos T en el día 64 respecto al
día 1 en el grupo intervenido (según la prueba no-paramétrica de Kruskal-Wallis: H = 8,694; p = 0,0129, y también
según el ANOVA de una vía: F (2, 28) = 3,290; P = 0,0261; prueba de una cola)
Linfocitos CD4
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 1085 550 332
Desviación estándar 1842 341 197
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
219
Intervenidos
Promedio 695 580 717 (*)
Desviación estándar 621 280 259
Error estándar 146 66 65
Intervalo 95% de confianza 387 - 1004 441 - 719 579 - 855
Nota: (*) indica un mayor número de linfocitos CD4 en el grupo intervenido respecto al promedio
del grupo control (según prueba t de student independiente: t = 4,018; gl = 24; P = 0,0005). No hubo
diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción ni en controles ni intervenidos. Controles: F (2, 28) =
1,257; P = 0,2999. Intervenidos: F (2, 49) = 0,5231; P = 0,59
Linfocitos CD8
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 507 643 344
Desviación estándar 224 682 186
Error estándar 67 216 59
Intervalo 95% de confianza 357 - 657 155 - 1131 211 - 477
Intervenidos
Promedio 685 560 684 (*)
Desviación estándar 711 244 228
Error estándar 167 58 57
Intervalo 95% de confianza 331 - 1039 439 - 682 563 - 805
NOTA: (*) Mayores concentraciones promedio de las linfocitos CD8 en el grupo intervenido en
comparación con el grupo control (según prueba t de student independiente: t = 3,957; gl = 24; p =
0,0006). No hubo diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción. Controles: F (2, 28) = 1,256; P =
0,3004. Intervenidos: F (2, 49) = 0,4289; P = 0,6536.
Linfocitos B
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 262 349 100 (**)
Desviación estándar 137 429 54
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
220
Intervenidos
Promedio 959 589 828 (*)
Desviación estándar 1309 547 667
Error estándar 309 129 167
Intervalo 95% de confianza 308 – 1610 317 - 861 472 - 1183
IgM
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 109 188 57
Desviación estándar 44 252 22
Error estándar 17 113 10
Intervalo 95% de confianza 69 – 150 -125 – 501 31 - 84
Intervenidos
Promedio 298 452 481 (*)
Desviación estándar 352 386 477
Error estándar 83 91 119
Intervalo 95% de confianza 123 – 473 260 - 644 227 - 735
NOTA: * Concentraciones promedio del anticuerpo IgM mayores en intervenidos vs controles (según
el ANOVA de 2 vías: F1,63 = 8,106; p = 0,0059), marcadamente en el día 64 según la prueba no
paramétrica de Mann Whitney (U = 9,00; p = 0,0117). No hubo diferencia de los días 1, 33 y 64 de la
inducción. Controles: F (2, 14) = 1,132; P = 0,3501. Intervenidos: F (2, 49) = 1,028; P = 0,3654.
IgA
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 216 210 157
Intervenidos
Promedio 213 259 418 (*)(**)
Desviación estándar 125 183 286
Error estándar 29 43 71
Intervalo 95% de confianza 151 - 275 168 - 350 266 - 570
NOTA: (*) Concentraciones de IgA séricas fueron significativamente más alta en los intervenidos que en los
controles en el último día de las inducción (F1,63 = 6,493; p = 0,0128; ANOVA de 2 vías). ** Concentraciones
promedio del anticuerpo IgA aumentaron significativamente en los intervenidos al comparar el día 64 respecto al
día 1 (antes de la inducción) (ANOVA de una vía: F2,49 = 4,588; p = 0,0149). En los controles, no hubo
diferencia de los días 1, 33 y 64 de la inducción, según ANOVA de una vía (F (2, 28) = 0,8328 P = 0,4453).
IgG
Controles Día 1 Día 33 Día 64
Promedio 1568 1243 1172 (*)
Desviación estándar 544 692 498
Error estándar 164 219 157
Intervalo 95% de
confianza 1203 - 1934 748 - 1738 815 – 1528
Intervenidos
Promedio 1485 1072 1021 (*)
Desviación estándar 754 667 607
Error estándar 178 157 152
Intervalo 95% de
confianza 1110 - 1860 740 - 1404 697 – 1344
NOTA: Aunque no hubo diferencias en la concentraciones promedios de IgG entre controles e intervenidos
(según ANOVA de 2 vías: F(1,77) = 0,8455; P = 0,3607), * las concentraciones promedio del anticuerpo IgG
descendieron significativamente en conjunto para controles e intervenidos, en los días 33 y 64 respecto al día 1
de la inducción, según ANOVA de 2 vías (F (2,77) = 3,421; P = 0,0377). No obstante, el ANOVA de una vía
aplicado individualmente a cada grupo no reveló diferencias significativas entre los días 1, 33 y 64 de la
inducción. Controles: F (2, 28) = 1,399; P = 0,2636. Intervenidos: F (2, 49) = 2,446; P = 0,0972.
ANEXO/TABLA 17. CALIDAD DE VIDA DURANTE LA INDUCCIÓN
QUIMIOTERAPÉUTICA EN PACIENTES CONTROLES E INTERVENIDOS.
Calidad de vida
Intervenidos
Promedio 2,19 2,34 2,75 (*)(**)
Desviación estándar 0,50 0,28 0,65
Error estándar 0,12 0,06 0,16
Intervalo 95% de confianza 1,94 - 2,44 2,20 - 2,48 2,41 - 3,10
NOTA: (*) Puntuaciones de calidad de vida significativamente mayores en los niños intervenidos
respecto a los controles (F1,78 = 4,528; p = 0,0365; ANOVA de 2 vías de medidas repetidas. Para
comparación del día 64: Prueba de Mann Whitney, U = 40,50; p = 0,0397). (**) Puntuaciones de
calidad de vida significativamente mayores al día 64 respecto al día 1 de la inducción en los pacientes
intervenidos y controles (intervenidos: F (2, 49) = 5,933; P = 0,0049; controles: F(2,78) = 6,824; p =
0,0019; ANOVA de 1 vía).
ANEXO NO. 18
PROTOCOLO DE ESTUDIO Y TRATAMIENTO DE LEUCEMIA LINFOBLASTICA INFANTIL
LLA PINDA 2009 LLA IC BFM 2009
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
223
Riskgroups SR IR HR
Todos los elementos del tratamiento usados para la intensificación precoz están
basados en elementos que han sido usados previamente. La fase IB Aumentada ha
sido usada por COG (CCG 1961), siendo efectiva en pacientes con respuesta lenta,
si bien fue evaluada en una estratificación diferente también se espera que la
sobrevida aumente en este estudio. LA composición de varias ramas del tratamiento
también se encuentra en el nuevo estudio AIEOP/BFM 2009, sin embargo, para
grupos definidos de modo diferente. La estructura de las preguntas del estudio
Psiconeuroinmunología en el proceso de enfermedad y calidad de vida del niño con cáncer
Josymar Chacín de Fernández
225
Todos los pacientes que no sean estratificados como RS o RA, corresponden al grupo
de Riesgo Intermedio.
ANEXO 19
Antiemético: Que detiene o previene la émesis o vómito; que remedia las náuseas.
Antineoplásico: Fármaco que inhibe o previene el desarrollo del cáncer porque evita el
crecimiento de las células tumorales.
Células madre: Células inmaduras de la médula ósea que son importantes para
producir las células de la sangre.
Factor de Riesgo: Cualquier elemento que incremente el riesgo de una persona para
desarrollar una enfermedad.
Médula ósea: Tejido esponjoso y blando que se encuentra en el interior de los huesos.
Se encarga de la producción de las células de la sangre (hematopoyesis).
Neoplasia: Masa o bulto producido por crecimiento excesivo de células. Puede ser
benigno (no canceroso) o maligno (canceroso). También se denomina tumor.
ANEXO 20
Nombre__________________________________________ Sexo H �M
�Fecha_______
14. En comparación con los demás niños de tu edad ¿Crees que eres igual, mejor o
peor en las siguientes actividades?
NIÑOS CON
LEUCEMIA INDUCCION
LINFOBLASTICA Protocolo BFM,2009
AGUDA PROTOCOLO DE BFM
P A R A M E T R O S M E D I C OS
Subpoblación de linfocitos
Subpoblación de linfocitos
Inmunoglobulinas
Inmunoglobulinas
Inmunoglobulinas
Calidad de Vida
Calidad de Vida
Consentimiento informado
Calidad de Vida
GRUPO CONTROL
NIÑOS CON
LEUCEMIA INDUCCION
LINFOBLASTICA Protocolo BFM,2009
AGUDA PROTOCOLO DE BFM
P A R A M E T R O S M E D I C OS
Subpoblación de linfocitos
Subpoblación de linfocitos
Inmunoglobulinas
Inmunoglobulinas
Inmunoglobulinas
Calidad de Vida
Calidad de Vida
Calidad de Vida
Consentimiento
informado
GRUPO EXPERIMENTAL
DÍA 33
-
Aplicación de instrumentos
de calidad de vida
-
Medición Subpoblacion de
Linfocitos e inmunogonlulinas
DÍA 64
-
Aplicación de instrumentos
De calidad de vida
-
Medición Subpoblación de
Linfocitos e Inmunoglobulinas
DÍA 33
•Aplicación de instrumentos de calidad de vida.
•Medición Subpoblación de Linfocitos e
Inmunoglobulinas.
DÍA 64
•Aplicación de instrumentos de calidad de vida.
•Medición Subpoblación de Linfocitos e
Inmunoglobulinas.
PRESENTACION AL
NIÑO Y A LOS PADRES
DEL PROTOCOLO DE
TRATAMIENTO
PSICOLOGICO
Observación: a partir de la sesión 15, se realizará sesiones interdiarias de la relajación complementadas con las siguientes
actividades
los Filos
MATERIAL LÚDICO:
MUÑECOS REPRESENTATIVOS DE LAS
CÉLULAS