Banister

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 19

son l

vs en
:eto- Investigación cualitativa
ados
Jítu-
ån, y
esté
sólo
Llilla-
bro;
a de
Dire
Los métodos cualitativos en psicología han surgido desde fecha muy re-
nos ciente como un conjunto de enfoques alternativos a los utilizados conven-
ados cionalmente, y resulta difícil definir, explicar o ilustrar la investigación cua-
apa- litativa sin contraponcrla a aquellos métodos en psicología que se basan en
la cuantificación, métodos que hasta ahora han determinado las formas de
la disciplina. Sin embargo, no es necesario plantear las tradiciones cuanti-
tativas y cualitativas como una oposición diametral, y si lo hiciéramos per-
deríamos de vista el valor de mucha de la investigación cualitativa. Sería
erróneo suponer, por ejemplo, que una investigadora cualitativa se negará
a resumir datos numéricamente, o que siempre deberá descartar el mate-
rial que se ha reunido a través de rigurosas técnicas de muestreo o que está
representado de manera estadística. Sin embargo, el proceso de reducir
el material a proporciones manejables y abstraer de él ciertos tipos de in-
formación está cargado de dificultades; la lógica de semejante proceso de
reducción y abstracción es que eventualmente este llegará a un punto en
donde el contexto desaparece por completo. El investigador cuantitativo
demasiado entusiasta, que en psicología es con frecuencia algún tipo de
experimentador, puede estar satisfecho y seguro de sus resultados una vez
que esto sucede. Una investigadora cualitativa, por otra parte, dirigirá su
atención al contexto y la integridad del material y nunca edificará su infor-
me directamente o sólo a partir de datos cuantitativos.
En este capítulo exploraré definiciones de la investigación cualitativa,
antes de pasar a ilustrar cómo funciona. el papel de la interpretación para
crear tanto problemas irremediables para un psicólogo que desea confi-
narse en la cuantificación, como oportunidades valiosas para un investiga-
dor que utiliza los métodos cualitativos descritos en capítulos posteriores
de este libro. A lo largo de él describiremos y valoraremos una variedad
de enfoques, algunos de los cuales se tratan usualmente como si fueran

Is

-ax-__?.
métodos cuantitativos, y trataremos en detalle (en el capítulo 9) la evalua-
ción y (en el capítulo 10) la redacción de reportes. Primero, pues, debemos
identificar aquello que es distintivo de la investigación cualitativa.
h-

Definiciones

En principio, la investigación cualitativa puede definirse de manera sim-


ple, pero muy vaga: es el estudio interpretativo de un tema o problema
específico en que el investigador es central para la obtención de sentido.
El área de interés elegida por un investigador será en este caso un aspecto
particular del acto y la experiencia, pero podría ser igualmente un estudio
reflexivo sobre parte de la disciplina misma de la psicología. En lo que
respecta al primero de estos tipos de área, es importante diferenciar el len-
guaje¬de la investigación cualitativa, la forma en que hablamos sobre nues-
tro objeto de estudio, de aquella de muchos investigadores cuantitativos
que quieren estudiar directamente lo que llaman “el comportamiento”.
Una de las características de la medición en las metodologías cuantitati-
vas es que pretende dejar fuera la interpretación e imaginar que es posi-
ble producir una representación clara e inmediata del objeto de estudio;
pretensión incómoda, junto a la opinión de que a partir de los datos no
puede concluirse nada cierto, o de que sólo es posible confirmar la “hi-
pótesis nula” (la hipótesis de que los resultados no serán significativos),
pero creer en la percepción directa e inmediata del comportamiento esun
punto de partida de buena parte de la investigación psicológica ortodoxa.
Muchos investigadores cualitativos argumentarían que esto es imposible
porque nuestras representaciones del mundo sienzpre son mediadas, y que
puesto que la investigación siempre incluye un componente interpretativo,
es mejor utilizar la expresión “acto y experiencia” como una que incluya y
respete más fácilmente el papel de la interpretación.
El estudio de un aspecto de la psicología se incluye aquí como un po-
sible foco de interés para un documento, porque el investigador es funda-
mental en el trabajo cualitativo, y por tanto a veces es útil volvern os y echar
un vistazo a la naturaleza de la disciplina que define lo que se supone es la
psicología humana. La psicología trata sobre las personas y, a pesar de los
intentos de muchos psicólogos de negar este hecho, es ejercida por gente
que tiene mucho en común con aquellos a quienes estudia: la psicología es
una de las disciplinas en que el sujeto (el investigador) y el objeto (el inves-
tigado) coinciden. Además, el relato cotidiano de los actos y la experiencia
son la fuente de las teorías en psicología, y estas teorías fluyen entonces

14

_ ; P f ( K Z
ilua- de nueva cuenta de la disciplina a las explicaciones que la gente da de sí
:mos misma y de su vida. La investigación cualitativa como estudio interpreta-
tivo implica con frecuencia un cuestionamiento de las fronteras entre el
interior y el exterior de la psicología. Volveremos a encontrarnos con este
aspecto cuando lleguemos a considerar la postura del investigador.
Ahora podemos ser un poco más rigurosos respecto de las definicio-
nes, pero en este punto también debemos estar abiertos en cuanto a la for-
sim- ma en que ellas son utilizadas en psicología, en una cantidad de maneras
lema contrastantes y superpuestas. La investigación cualitativa es parte de un
tido. debate, no una verdad fija. La investigación cualitativa es: a) un inten_tó"dë
›eCt0 captar el sentido que estructura y que yace en el interior de lo que decimos
udio sobre lo que hacemos; b) una exploración, elaboración y sistematización
que de la relevancia de un fenómeno identificado; c) la representación esclare-
len- cedora del significado de un aspecto o problema delimitado. No existe un
mes- solo método cualitativo, y se lograrán objetivos muy distintos por medio de
tivos enfoques interpretativos distintos. El análisis del discurso, la observación
nto”. participativa o el trabajo de constructo personal, por ejemplo, pueden
itati- producir solamente redescripciones del lenguaje, de la interacción social
posi- o del yo, mientras que la entrevista y la etnografía aludirán y cambiarán a
ldio; una persona o una comunidad, y la investigación de metodología feminista
ü;H0 y activa siempre implicarán la reflexión y la transformación de la acción y
“hi- la experiencia.
vos), El segundo motivo por el cual no podemos recurrir a una definición
:s un única es que está en la naturaleza de la interpretación el ser contradictoria
loxa. y el que siempre haya un excedente de significado, cosas adicionales que
sible pueden decirse, que no podemos limitar o controlar. La cuantificación
f que alienta con demasiada frecuencia la fantasía de la predicción y el control,
LÍÍVO, pero la investigación cualitativa en psicología toma como punto de partida
-*Ya Y una conciencia del espacio entre un objeto de estudio y la formaen que
lo representamos, y de la forma en que la interpretación llega inevita-
1 po- blemente a llenar ese espacio. El proceso de interpretación proporciona
,nda- un puente entre el mundo y nosotros, entre nuestros objetos y nuestras
:Chat representaciones de ellos, pero es importante recordar que la interpreta-
esla ción es un proceso, un proceso que continúa mientras nuestra relación con
e los el mundo sigue cambiando. Si vamos a -hacer investigación cualitativa de
gente manera adecuada, tenemos que seguir ese proceso y aceptar que siempre
;ía es habrá un vacío entre las cosas que queremos entender y nuestros informes
ives- de cómo son.
“JHCI8
›DC€S

15

77 _ __ - -- _
La función de la interpretación

La historia de los métodos cuantitativos en psicología es un catálogo de


intentos de deshacerse de ese vacío. El hueco entre los objetos y nuestras
representaciones de ellos no es exclusivo de esta disciplina, sino es común
a todas las ciencias. Dicho hueco aparece de tres formas. Estas han sido
llamadas “los horrores metodológicos” (Woolgar, 1988) y descritas como
sigue: a) indicación (indexicality), donde una explicación siempre está liga-
da a una ocasión o uso en particular y cambiará según cambie la ocasión: b)
inconclusividad, donde un informe siempre puede complementarse mejor,
y cambiará continuamente entre más se le añada; y c) actitud reflexiva, don-
de la forma en que caracterizamos un fenómeno cambiará la manera en
que opera para nosotros, y que cambiará entonces nuestra percepción de
él, etc. Como un conjunto de problemas endémicos a la indagación cientí-
fica, se`emplean rutinariamente estrategias para controlar los horrores me-
todológicos, tales como recurrir a la jerarquía del conocimiento científico
existente que no debe cuestionarse, tratando el problema como de índole
técnica 0 como dificultad trivial, 0 difiriendo la tarea de encargarse de él,
dejando que sean otros los que lo resuelvan como problema filosófico.
La investigación cualitativa no pretende que podamos llenar de una vez
por todas el espacio entre los objetos y las representaciones. Mejor dicho,
puesto que es una empresa esencialmente interpretativa, trabaja con el
problema --ese espacio--, más que contra él. Sólo tenemos que consi-
derar los intentos de operar contra él en gran parte de la investigación
cuantitativa para ver por qué esta forma alternativa de hacer psicología es
preferible a la vieja.

La represión y el retorno del significado en la investigación positivista

La “crisis” en la psicología de finales de los años sesenta y principios de los


setenta fue expresión de una conciencia de la imposibilidad de tratar de
ocuparse de la interpretación intentando suprimirla (Parker, 1989). La for-
ma vieja de hacer las cosas se caracterizaba, utilizando los tecnicismos de
la filosofía de la ciencia, como un “viejo paradigma”. La lógica de la crisis
era que el viejo conjunto de suposiciones y prácticas que mantenía unida
a la comunidad científica y le planteaba cierto tipo de enigmas que resol-
ver daría paso a un “nuevo paradigma” (Harré y Secord, 1972; Reason y
Rowan, 1981). El viejo paradigma y demasiado de la investigación cuanti-
tativa contemporánea en psicología están sustentados por una concepción
16
positivista de la ciencia. Un positivista intenta descubrir las leyes que cree
F.

que rigen las relaciones entre “causas” y “efectos”, y la preocupación por


de las “variables” dependientes e independientes en la psicología es una ex-
.IÉ1S
presión del dominio del positivismo. Antes de pasar a considerar distintas
iún visiones de la ciencia que renuncian al positivismo, debo subrayar el poder
ido de las ideas positivistas en la psicología hasta el momento de la “crisis”. No
mo toda la investigación cuantitativa es positivista, pero alrededor de los años
aga- sesenta se había vuelto evidente que cada intento de tratar con problemas
.: b) metodológicos lanzado por el viejo paradigma -un paradigma distinguido
]OÍ,
por su obsesión con la cuantificación- volvía el problema peor. Tomemos
-.()I1-
seis de estos problemas entrelazados.
LÍÍII
ide Validez ecológica
=I'1ÍÍ-
IIHS-
Cierto grado de validez ecológica (es decir, tratar de hacer que la investi-
ftco gación se ajuste al mundo real) es necesario si los hallazgos de un estudio
:lole han de ser extrapolados a una población más amplia que la muestra utili-
e él, zada en el estudio, y si los hallazgos serán generalizados más allá de la si-
fico. tuación particular formulada por el investigador (Brunswik, 1947). Si con-
vez ceptualizamos el escenario de la investigación (sea esta un experimento de
cho, laboratorio, un estudio de campo o una entrevista) como la intersección
ln el de variables distintas, entonces deberá aumentar la validez ecológica, sea
)ï1S1-
Â
garantizando que en el escenario de la investigación estén presentes tantas
cion variables como las que están presentes en el “mundo real”, sea restrin-
ía es giendo el número de variables al mínimo, de manera que sepamos que so-
lamente tenemos como objetivo las que son relevantes para el estudio. El
problema con esto es que, por supuesto, cualquiera de las dos soluciones,
de hecho, sirve más para minar que para garantizar la validez ecológica,
porque para hacer que el escenario de la investigación sea como el mundo
real tendríamos que abstenernos de medir el “comportamiento” de nues-
.e los tros “sujetos”, y para excluir todas las “variables confusas”, tendríamos
rr de que hacer el escenario tan distinto del mundo como fuera posible (Mixon,
1 for- 1974). Obviamente la última opción no funcionará, y si tratáramos de im-
as de plementar la primera, y aún operáramos como positivistas, sólo podríamos
crisis hacerlo engañando a nuestros “sujetos”, midiendo su comportamiento su-
mida brepticiamente, y enredándonos en otro conjunto de “variables confusas”
'esol- y en otro problema.
son y
ianti-
pción
17

__ __ , _,__.,__ i_, ._.._.__ _....,..† --_ L _.. _ __. _ - - ----_- -


! _?
Í»
-¿L

Ética

El engaño de los sujetos es un aspecto tanto metodológico como moral


W» (Kelman, 1967), y es parte de una segunda problemática, más profunda,
que tiene que ver con el trato de los sujetos como objetos, o como gente
como nosotros. La calidad peculiarmente reflexiva de la psicología signifi-
ca que esta debe expresar una postura moral-política: debe ser en algunos
aspectos una ciencia moral (Shotter, 1975). Tiene que negociar las fronte-
ras entre la investigación ética y la inmoral. La confusión entre los térmi-
nos “sujeto” y “objeto” en la psicología cuantitativa (en la que llamamos a
la gente “sujetos” pero la tratamos como “objetos”, y pretendemos ser ob-
jetivos pero siempre somos, sin embargo, profundamente subjetivos) es un
síntoma de cuán profundo es el problema moral que hay ahí. La psicología
del escenario de la investigación, y la lucha por darle un sentido a lo que
está pasando, se establece en la investigación positivista como una batalla
que debe ganar el investigador si ha de obtener buenos datos. Hay una ten-
sión continua entre la “reactividad personal” (la tentativa del “sujeto” de
entender y controlar la investigación) y la “reactividad procesal” (las for-
mas en que las exigencias de la situación limitan su espacio de maniobra).
Sin embargo, cuando los psicólogos se atormentan por el engaño o la des-
personalización de aquellos a quienes tratan como objetos, se encuentran
enfrentados al prospecto insoportable (para ellos) de estar abiertos en lo
que concierne a las hipótesis y descubrir el juego. Las discusiones sobre el
consentimiento informado, el interrogatorio y la minimización del daño en
la literatura, son todas formas de tratar de resolver el problema sin dejar
que el sujeto gane la batalla. La investigación no tiene que ser planteada
de esta forma, pero cuando lo es, las soluciones siempre fallan.

Características de exigencia

Un tercer problema es que los sujetos intentan darle un sentido a la inves-


tigación, y siempre formularán su propia versión de lo que son las hipótesis
u objetivos del estudio. Los “sujetos” no siempre tienen la razón, pero
hacer este trabajo extra no deseado constituye un sobre-compromiso con
el estudio, un sobre-compromiso desde el punto de vista del investigador
(y este trabajo extra no compensa el subterfugio y el engaño del investi- /'

gador). En algunos casos los sujetos están ansiosos por confirmar lo que
creen que son los resultados deseados del estudio, y se ha trabajado mu-
cho en experimentos bajo el poder de estas “características de demanda”
(Orne, 1962). De esta forma, la confusión deliberadamente fraguada por
É

18

" t z Z z f ~ z f * z _ ± ã
el investigador está compuesta por la forma confusa cn que los sujetos in-
sertan sus propios program as dentro del estudio. En algunos casos la con-
loral fusión tambiën es incrementada por los sujetos a medida que se involucran
nda, en la desorganización voluntaria de lo que creen que son las hipótesis. Sin
,ente embargo, la mayor parte del tiempo la espiral de malentendidos no es en
gnifi- lo absoluto intencionada, y hay buenas razones para sospechar que nues-
unos tros “sujetos” son con frecuencia demasiado sumisos (Rosenthal, 1966).
Jnte- De nuevo, las únicas opciones que quedan abiertas dentro de la tradición
Ermi- positivista para tratar con las características de demanda producen, por
ios a lo menos, los dos primeros problemas que ya he identificado: el estrechar
rob- los procedimientos de manera que el sujeto no tenga forma de adivinar
:st un las hipótesis o interferir en ellas destruye la validez ecológica, y revelar
logía el propósito de un experimento desentraña los fundamentos para los que
› que ostensiblem ente viven los psicólogos científicos.
italia
IED- Caracteristicas dei voluntario
›” de
; for- Cuando los sujetos son sumisos, y parecen portarse bien, puede ser a causa
bra). de un problema más que azota a la investigación experimental y a muchas
des- otras, y que usualmente se trata bajo el encabezado de “características del
rtrarr voluntario”. Este fenómeno sólo aparece cuando, de entrada, se le permite
en;k) a la gente ofrecerse como voluntaria para participar en una investigación.
rre el Si se llevara a cabo un muestreo estricto de la población y sólo se eligiera
kien a ciertos individuos identificados para participar, y ellos de /:echo partici-
dqar paran, entonces las características de los sujetos serían controladas de esa
eada forma. Por ejemplo, la práctica de solicitar a estudiantes de psicología que
participen en estudios como parte de su trabajo acreditable para un curso
universitario fuerza la participación. No obstante, esta práctica origina
inmediatamente problemas éticos, y la naturaleza del muestreo, los tipos
de gente investigada, no son representativos (Sears, 1986). De manera si-
nves- milar, sería necesario un grado de coerción para garantizar que cualquier
itesis otro grupo de personas identificadas por un procedimiento de muestreo
pero al azar estratificado de la manera más exhaustiva participara en el estudio
Jcon final. Los tipos de personas que eligen participar en estudios de psicología
çador tienden a ser más jóvenes, más inteligentes, más amigables, menos con-
resti- vencionales o autoritarios, pero con una gran necesidad de aprobación
› que (Rosenthal, 1965). Aflojar el control y permitir que la gente se ofrezca
mu- como voluntaria para también ser estudiada nos devuelve, debido particu-
nda” larmente a esa última característica, al problema de las características de
, por demanda. Los tipos de personas que se ofrecen como voluntarios pueden

19
entonces ser variados, y la gente que realiza los estudios ciertamente afecta
la investigación.

Va.

Efectos del “experimentador”

A pesar de la retórica de la falsificabilidad en la psicología científica, y la


advertencia de que un trabajo de investigación debe tener como objetivo
comprobar una hipótesis antes que simplemente mostrar que es verda-
dera, los experimentadores --y no sólo los experimentadores- siempre
están ansiosos de obtener un buen resultado. Esta es solo una fuente de la
ansiedad general que manifiesta una investigadora, que comunica al sujeto
y que entonces afecta cómo se siente el sujeto (Rosenthal, 1966). Esto se
trata comúnmente como un problema de “predisposición”, y una vez que
la ansiedad y el deseo de que el estudio sea exitoso se caracterizan de esta
forma puede exigirse con toda lógica, pero erróneamente, una cantidad de
ajustes impracticables. La única forma de garantizar que el “experimen-
tador” sea incapaz de “predisponer” el resultado es impidiéndole cono-
cer al sujeto o saber algo del contexto de que los datos fueron obtenidos
(porque entonces sabría cuál condición era cuál, y esto “predispondría” su
interpretación). Los efectos del experimentador pueden controlarse con
el uso de procedimientos de mutua ignorancia (double-blind), pero aun
aquí la ansiedad y el deseo se filtran a través de los patrones de relación
entre investigadores y entre investigadores suplentes y los sujetos. En su
extremo más eficiente, el procedimiento debería garantizar que el sujeto
nunca conozca a nadie remotamente ligado a la investigación; es decir,
a nadie, y entonces estaríamos atrapados de nuevo en las trampas de la
validez ecológica. Este proceso aumenta la artificialidad de la situación in-
vestigada y la impresión, aun si no es una intención deliberada por parte del
investigador, de que hay un engaño (Shotter, 1975). Estos ajustes sólo son
necesarios --y entonces siempre se vencen a sí mismos-- si el problema es
visto por principio como un problema de “predisposición”.

Lenguaje

Los enfoques positivistas enfrentan un problema insuperable cuando los


sujetos empiezan a darle su propio sentido al escenario de la investigación,
y los psicólogos experimentales más intransigentes le darán a la situación
que han construido para sus sujetos un sentido que es superfluo respecto
de lo que quieren medir y reportar (Gauld y Shotter, 1977). Todos los
20

e "' 77 -77- 77 77 7 --- _ ¿_ -_ ~~ 7 ~ ~7__ 77 -~ ,I III-mr-M


:ta enfoques cuantitativos se quedan atrapados en este problema tan pronto
como los sujetos y los investigadores empiezan a hablar, y el hecho de que
los seres humanos utilicemos el lenguaje es el problema más importante
y perjudicial que enfrentan estos enfoques. Es comprensible, aunque no
sorprendente, que el lenguaje, el medio a través del cual se sostiene la vida
social, esté ausente en la mayoría de los estudios en psicología. A veces se
f la escriben las instrucciones en una sucinta forma estandarizada con el fin
ivo de cribar el parloteo que rige el resto de nuestras vidas fuera del labora-
ïla- torio, pero no importa qué técnica se utilice para hacer que la gente deje
pre de hablar, esta pone en juego la conjetura implícita en las características
2 la de demanda y los efectos del investigador, y le plantea límites severos a la
GÍO validez ecológica. La pretensión de que la gente no habla es también el
› se meollo de la represión del significado en la investigación positivista (Harré
que y Secord, 1972). El reconocimiento de estos problemas, combinado con
:sta el reconocimiento de que el lenguaje es crucial para la auto-reflexión y
l de el desarrollo de la psicología como ciencia moral, en contraste con una
en- amoral, disparó la “crisis” del paradigma. Un resultado de la crisis fue un
»no- “giro lingüístico” en la psicología, que permitió que volviera a forjarse una
dos conexión entre la investigación en la disciplina y el trabajo de la antropolo-
” su gía, la sociología y otras ciencias humanas. ø
con
aun
:ión Cimientos alternativos: filosofias de la investigación cualitativa
n su
,jeto
L
La investigación cualitativa no surge como recién nacida de la “crisis” en
U

ecrr, la psicología, y sería un error incluirla bajo el encabezado “nuevo paradig-


le la ma”. Muchos métodos cualitativos, tales como la investigación etnográfica
Í1 lll" y la investigación-acción, tienen una larga historia en la sociología y en la
2 del antropología; algunos, como la teoría del constructo personal, surgieron
1 SOÍI
años antes de la “crisis” como parte de una protesta humanista contra las
la CS corrientes principales, y algunos, como la investigación feminista, se desa-
rrollaron en los años sesenta como una reacción frente al poder de los su-
puestos masculinos acerca del rigor y las ciencias exactas. No existe un solo
método cualitativo correcto, pero en todos los enfoques d'és"<Sfitòšien este
libro hay una marcada sensación implícita deque se pierde mucho, quizá
o los demasiado, cuando se cuantifica el material, y de que tenemos que basar
ción, la investigación en cimientos concepttiales, distintos a los utilizados por la
~ 1
rcion psicología ortodoxa. Existen de hecho dos,Íundamentos contrastantes que
›ecto pueden formularse para basar la investigación cualitativa en modelos dis-
-s los tintivos de la persona y del mundo social. El primero es el del realismo, `y
21
¡gr

el segundo el del construccionismo social. Con frecuencia da la impresión,


muy comprensiblemente, de que los métodos cualitativos no satisfacen los
criterios que la ciencia exige de los investigadores (Silverman, 1993). Sin
›O embargo, hay una diferencia significativa entre la imagen de la ciencia que
reverencia la mayoría de los psicólogos y la naturaleza de la ciencia. No
tiene una naturaleza fija: los procedimientos que una ciencia debe seguir
mMiIu|'n›-q~mfn4wu§:›v9-mi.,n~H«±ug-¬¡Unwfle›_~-¢u«m=.4_¬n;-s¡u

mm
is han sido debatidos, así como las afirmaciones que la señalan como el trans-
misor único de la verdad.
matM.-awa.~›\nfa›-1.

-a
lr

Í
1
Realismo
¡_

Para un realista, cualquier ciencia debe operar con modelos adecuados de


los objetos de estudio, y los métodos utilizados para investigar y explicar la
forma en que operan esos objetos debe ser apropiada al objeto (Manicas y
Secord, 1983). El método favorito de las ciencias naturales es con frecuen-
cia un estudio intensivo de un caso particular más que la acumulación de
datos a través de una muestra de casos. Los mundos natural y social están
estratificados por estructuras que definen las tendencias o poderes de ac-
ción de los objetos. Por ejemplo, los químicos tienen ciertas estructuras en
virtud de las cuales funcionan de maneras particulares; están dotados de
“facultades” particulares en situaciones distintas y en la presencia de otros
químicos. Está en la naturaleza de los seres humanos, y es una “facultad”
que tienen, el meditar sobre sus actos y dar cuenta de esos actos, y esto
significa que una aproximación científica adecuada al estudio de la acción
y la experiencia debe emplear métodos que, más que tratar de dejar fuera a
estas facultades, se acoplen aellas. La investigación positivista en psicolo-
gía que intenta ignorar las facultades de los seres humanos no es científica.
Un realista no se opondrá a la investigación cuantitativa cuyo objetivo sea
describir las cualidades comunes a un grupo (investigación nomotética),
pero insistirá en que sólo podemos desarrollar un informe adecuado a tra-
vés del estudio intensivo de casos particulares (investigación ideográfica).
Una visión realista, entonces, pretende situar a la psicología sobre una
base científica más segura (Harré, 1974).

Construccionismo social

Mientras que los realistas están comprometidos con la opinión de que hay
estructuras subyacentes que describir, los construccionistas sociales insis-
ten en que todas las formas del conocimiento, incluyendo el conocimiento
científico, generan imágenes del mundo que luego operan como si fueran
2.2

`\
ón, ciertas (Gergen, 1985). Esto no quiere decir que los construccionistas
los sociales se opongan 'necesariamente a la “ciencia”, pero si significa que
Sin tienen una visión más escéptica de cómo opera la ciencia, y que insistirán
jue en que siempre hay un aspecto moral que investigar. Las preguntas de una
No investigación se estructuran por intereses personales y políticos que deben
guir ser explorados, más que escondidos, porque es cuando se ocultan cuando
ns- hacen más daño. Para un construccionista social estos reparos se aplican
incluso a la más ostensiblemente “neutral” de las ciencias naturales. En el
caso de la psicología, en donde el objeto (investigado) está dotado de las
mismas características retlexivas que el sujeto (investigador), la explora-
ción debería no sólo respetar las especificidades de cada caso (investiga-
; Ci@ ción ideográfica), sino también debería explorar los significados particu-
rs la lares que se generan en esta ocasión (investigación hermenéutica). Una
as y visión construccionista social, entonces, ve a la ciencia como una forma de
en- conocimiento que crea al mundo tanto como lo describe.
. de Cuando adoptamos una visión sea realista,(sea construccionista social)
,tán de la ciencia y de nosotros mismos como investigadores cualitativos en las
ac- mejores tradiciones de la ciencia, esprobable que decepcionemos a nuestros
; en colegas en psicología. No obstante, debemos señalar que ellos mismos no
L de pueden, en su propia obra cuantitativa, estar a la altura de las expectativas
¿ros que fijan para los investigadores cualitativos, y que el modelo de ciencia que
ad” sostiene a buena parte de la psicología puede desafiarse exitosamente.
:sto
:ión
ra a Solucionar los horrores
:›lo-
ica. Ahora es posible caracterizar los métodos cualitativos con mayor detalle,
sea considerando cómo puede trabajar un investigador de forma interpretativa
ca), dentro de los horrores metodológicos y transformarlos en virtudes meto-
tra- dológicas.
ca).
una Indicación

El trabajo que se desarrolla en un escenario de investigación es algo muy


específico para esa situación, y podemos tomar el “problema” de la validez
ecológica y convertirlo en un aspecto de la investigación misma. Cualquier
hay significado es catalogable, lo que significa que cambiará según cambie la
lsis- circunstancia y según se le utilice de maneras distintas. Una explicación
:nto cambia a medida que cambia la circunstancia, así que la mejor alternativa
ìI'3.I1 para suprimir este cambio es teorizar sobre él. En este contexto, teorizar no

23
0 H `

significa que deban utilizarse en la investigación los sistemas metafísicos


esotéricos y oscuros del pensamiento, sino más bien que se identifiquen
los patrones de influencia sobre el escenario de la investigación y que se
šv
desarrolle un informe de cómo estos patrones han desempeñado su papel
en el resultado del estudio (Henwood y Pidgeon, 1992). Aquí hay un as-
pecto general concerniente a la relación entre la investigación empírica y
la teórica, una relación que cambia cuando nos movemos dentro del área
de los métodos cualitativos. Mientras que la investigación cuantitativa ve
la teoría como un terreno de trabajo que es conceptualmente distinto del
trabajo empírico, y ve el trabajo empírico comola -“prueba” de una teoría,
la investigación cualitativa une ambos terrenos. Un investigador cualitati-
vo debe ser un teórico en algunos aspectos, puesto que cada circunstancia
plantea enigmas particulares que deben atenderse a medida que procede
la investigación. (De manera similar, un “psicólogo teórico” que toma en
serio el giro lingüístico debe, en algunos aspectos, ser un investigador cua-
litativo, puesto que la teoría nunca flota en un reino libre de contexto.)
Una concentración en la indicación en el escenario de la investigación
significa que debemos reformular lo que entendemos por validez y confia-
bilidad. En la investigación cuantitativa la validez se refiere al grado en que
lo que ha sido medido corresponde a otras medidas independientes obte-
nidas a través de distintos instrumentos de investigación. La correlación
entre una prueba y otras pruebas de la misma cosa, por ejemplo, será una
medida de cuán lejos dicha prueba está obteniendo lo que presume estar
obteniendo. La confiabilidad en la investigación cuantitativa es la medida
en que se obtendrán los mismos resultados si se repite la investigación. En
el caso de las pruebas psicométricas, por ejemplo, la confiabilidad de la
prueba se mide por la correlación entre distintas aplicaciones de la prueba.
La validez y la confiabilidad se discuten en la investigación cuantitativa
como propiedades del instrumento de investigación, sea este el protocolo
de la prueba o sea el -plan de entrevista. Hay una suposición integrada a
esta forma de tratar el material que se lleva al escenario de la investiga-
ción que será con frecuencia sumamente inapropiada para la investigación
cualitativa. Hay aquí una separación presupuesta entre el trabajo teórico y
1 el empírico, y entre el instrumento de investigación y su aplicación, que es
equivocada, así como una incapacidad de teorizar el cambio.
La búsqueda, tanto de validez como de fiabilidad, se apoya en la supo-
sición de que es posible reproducir la buena investigación. Sin embargo, un
investigador cualitativo nunca cometerá el error de afirmar que su trabajo
es perfectamente reproducible. Ciertamente es posible repetir el trabajo
que se ha descrito, pero esa repetición también será necesariamente un

24
slcos estudio distinto: diferente, cuando menos, en virtud del cambio de inves-
qlclen tigador, de los informantes y significados dela herramienta de investiga-
.le se ción con el paso del tiempo. El significado que se genera en el curso de
Japel la investigación es algo que debe seguirse y registrarse cuidadosamente y
as- con sensibilidad; un informe del proceso de trazar y presentar el análisis
"ica y como los “resultados” del estudio es un informe del cambio, y esto conlleva
área un cambio en la herramienta misma de la investigación. El objetivo en la
va ve investigación cualitativa no es tanto la posibilidad de reproducción, sino
o del la especificidad. La validez ecológica se sostiene cuando son explorados
roría, los significados particulares del escenario de la investigación. Cuando esa
itati- exploración es minuciosa y cuando se realiza con los informantes, más que
3.1]-C18. contra ellos, las características de demanda, las características del volun-
›cede tario y los efectos del experimentador se vuelven visibles y confiables. El
1-El E311 proceso respeta la importancia del lenguaje y el derecho de hablar del in-
` C118- formante. De esta forma, el escenario de la investigación se parece más, de
›:.) hecho, a la vida “real”. No obstante, para que valga estanueva garantía de
ación una forma más consistente de validez ecológica que la encontrada en los
›nf1a- experimentos, tenemos que subrayar la cláusula que dice que los hallazgos
aque del estudio son tan frágiles y mutables como lo es la vida real.
obte-
ación Inconclusividad
áuna
estar La noción de validez ecológica sólo puede revisarse cuando se ha renun-
edida ciado a la tarea imposible de construir un escenario de investigación que
n. En esté tan minuciosamente controlado como para evitar que se filtre el mundo
de la exterior, y cuando ha sido abandonada la búsqueda de “hechos” que sean
ueba. separables y distintos del mundo. La investigación cualitativa obtiene su
tativa fuerza de las formas en que los informes de la acción y la experiencia rein-
ocolo terpretan y entienden los hechos nuevamente, de manera que su forma \|I

ada a función y naturaleza misma parecen cambiar. Mientras que un positivista -. -. _. _- .- .,_ _

stiga- que cree que es posible apresar los hechos y ordenarlos matemáticamente
ación verá la inconclusividad como un problema fatal, los investigadores cuali-
rico y tativos que sigan los cambios de significado en el curso de la investigación
_ue es entenderán y acogerán la oportunidad de que otros complementen su
informe. Siempre habrá un vacíoentre los significados que aparecen en i
supo- un escenario de investigación y el informe escrito en el reporte, y ese vacío
go, un es el espacio donde un lector puede introducir su propia interpretaciónï,
abajo del asunto que atañe al texto. Está en la naturaleza de buena parte de la
abajo psicología “científica” el recurrir a una variedad de recursos retóricos para
te un persuadir al lector de que se han “descubierto” ciertos hechos o leyes. Una

25
de las formas en que se sostiene el estatus factual de los resultados es a
través de la apelación al “muestreo”.
El tamaño de la muestra se utiliza con frecuencia para garantizar la so-
lidez de las aseveraciones encausadas como resultados de la investigación
cuantitativa. A mayor número de sujetos, más le es posible al investigador
generalizar al resto de la población. Igualmente, sin embargo, entre más
grande es el tamaño de la muestra, menos puede el investigador respetar
las especificidades de la respuesta de cada sujeto y los significados que la
respuesta tiene para el sujeto. Siempre existe el “problema” de que pue-
de añadirse otro informe, y a medida que aumenta el número de sujetos
es más el material que se pierde, puesto que las respuestas se reúnen en
categorías manejables para el análisis estadístico. La mejor solución para
cada problema en la investigación positivista es recurrir a los significados
empleados en cada escenario y explorar el sentido que fundamenta y es-
tructura un caso en particular, ya sea la historia de la vida de un individuo
registrada en un diario o el conjunto de disertaciones que dan unidad a un
texto. El recurso a un solo estudio de caso también está más en consonan-
cia con apegarse a la práctica más sofisticada de las ciencias naturales.
En la práctica, la investigación cuantitativa a veces abandonará las
afirmaciones de que es capaz de generalizar a partir de un estudio, y puede
incluso reprobar la utilización de estudios de caso aislados si el cálculo es
suficientemente riguroso. Un estudio de caso aislado puede ser necesario
si sólo está disponible un número pequeño de sujetos potenciales, y pue-
de que sólo haya uno que tenga las características particulares en que el
investigador quiere concentrarse. Este alejamiento de los procedimientos
normales de muestreo, sin embargo, normalmente se emprende con reluc-
tancia, y se discutirán los resultados en relación con la probable población
más amplia de la que este caso puede ser miembro. No obstante, gran par-
te de la investigación cualitativa tratará cada estudio como si fuera un estu-
dio de caso aislado, y el objetivo es proporcionar un examen a profundidad
de los significados operantes, más que un vistazo sobre una superficie tan
amplia como sea posible. Debe advertirse, sin embargo, que algunos in-
vestigadores querrán utilizar un enfoque cualitativo como estudio piloto
o como trabajo suplementario para apoyar métodos más tradicionales.
Además, ahora hay cierta intolerancia con respecto al argumento de que
la investigación cualitativa sólo puede justificar su análisis diciendo que
está contando una “historia plausible” (Silvermann, 1993). Pero en ambas
circunstancias, más que disculparse por la incapacidad de estudiar una
muestra, el investigador cualitativo debe asentar claramente el motivo por
el cual fue escogida una selección particular de informantes. Los resulta-
26

¬.,_____ ' ,___, , _, ___


(Í-S3
dos de la investigación cualitativa siempre son provisionales, y los cambios
de exigencias del escenario de investigación, así como de los voluntarios y
.-3 SO-
los investigadores, le plantean al investigador una responsabilidad moral
- /
nnon de permitir a los lectores del informe que propongan interpretaciones
;ador distintas. Esto también abre la investigación a un examen reflexivo de los
rnás supuestos que la han guiado.
Jetar
uela Actitud reflexiva
pue-
jetos Las formas en que teorizamos un problema afectarán las formas en que
qien lo examinemos, y las formas en que exploramos un problema afectarán la
para explicación que demos. La espiral reflexiva confunde al investigador cuan-'
:ados titativo y significa que las afirmaciones de haber refutado realmente una
y es- hipótesis o haber descubierto alguna vez hechos concretos con respecto de
dduo algo se disuelven en el momento en que se reformula el problema. En tér-
¿tun minos de constructo personal (y la investigación de constructo personal se
›nan- trata con demasiada frecuencia como si fuera un método cuantitativo), una
L vez que reconocemos la manera en que las apreciaciones del investigador
álas definen el problema, debemos abandonar el “fragmentalismo acumula-
uede tivo” que sustenta al positivismo. La investigación cualitativa no asegura
.k)es ser “objetiva”, sino propone una manera distinta de resolver las relaciones
sano entre la objetividad y la subjetividad. La objetividad y la subjetividad siem-
pue- pre se definen una en relación con la otra, y el error que cometen los posi-
ue el tivistas es dar por sentado que tal relación es como un juego conceptual
:ntos de mutua eliminación en que la reducción de una -la eliminación de la
chic-
subjetividad-- llevará al aumento de la otra, a la producción de un informe
completamente objetivo.
unón
par- Por otro lado, en la investigación cualitativa llegamos lo más cerca po-
estu-
sible de un informe objetivo del fenómeno en cuestión a través de una ex-
üdad ploración de las formas en que la subjetividad del investigador ha estructu-
3 tan
rado, para empezar, la forma en que este es definido. La subjetividad es un
›sin-
recurso y no un problema para una explicación teórica y pragmáticamente
ikno satisfactoria. Cuando los investigadores, sean cuantitativos o cualitativos,
tales. creen que están siendo más objetivos al mantener una distancia entre sí
:que mismos y sus objetos de estudio, están generando de hecho un informe
que subjetivo, puesto que una posición de distancia es todavía una posición, y
nbas
es mucho más poderosa si se niega a reconocerse a sí misma como tal. La
una investigación siempre se lleva a cabo desde una posición particular, y la
)por pretensión de neutralidad en muchos estudios cuantitativos de psicología
ulta-
es falsa. Por tanto, siempre vale la pena considerar la “posición del inves-

27

u_í 1-n-I
tigador”, tanto en referencia a la definición del problema a estudiar como
respecto de la forma en que el investigador interactúa con el material
para generar una especie particular de sentido. En muchos casos será de
utilidad explorar esta posición en un análisis reflexivo. Un análisis reflexi-
vo que respete los distintos significados llevados a la investigación por el
investigador y el voluntario es una empresa ética, y las características, sean
de la situación o de la persona, se tratan como recursos valorados más que
como factores que deban dejarse fuera.
También estará bien reconocer en algunas ocasiones el papel de la
subjetividad en el proceso de cambio que tiene lugar en el curso de la
investigación. La informante puede estar utilizando al investigador como
un “testigo” de su historia, y la narración de la historia puede cambiar
su interpretación de ella. Puede ser que la informante quiera asegurarse
de que parte del material no aparezca en el reporte, y ciertamente habrá
algunos aspectos de la investigación que el investigador querrá censurar
deliberadamente. Los aspectos de este tipo exacerban los problemas con
la objetividad en que se atasca la investigación cuantitativa e intensifican
la dimensión ética del proceso de investigación. Los métodos cualitativos
no pueden, por ejemplo, acatar el requerimiento de que la investigación
no debe tener ningún “efecto”.*`La actividad de estudiar algo siempre cam- P

biará y afectará a ese algo. La generación de conocimiento en la ciencia


comienza en el momento en que un científico empieza a hablar sobre el
fenómeno, y ese discurso reestructurará la forma en que este será enten-
dido por otros.

Lenguaje y verdad

A los psicólogos inmersos en métodos cuantitativos con frecuencia les


resulta difícil entender cómo el trabajo cualitativo se conecta con sus inte-
reses. No deberíamos subestimar el desafío que la metodología cualitativa
presenta a la psicología convencional. Sin embargo, las preocupaciones de
la investigación cuantitativa deben tomarse con seriedad, y si la investiga-
ción cualitativa necesita rechazar preguntas que se plantean habitualmente
en las principales corrientes, debe por lo menos explicar por qué no aten-
derá esas preguntas. Dichas preguntas alcanzan un primer plano cuando la
investigación se presenta de manera pública, usualmente por escrito.
Somos capaces de reconocer un buen informe experimental o docu-
mento científico debido en buena medida a su adhesión a un género par-
ticular de escritura. Los psicólogos están entrenados para ajustarse a las
28

1- --«um -¢---w--v-¬_.|›.-V -. C íí Ii' _ ' _ T_' 7 _, 7 7 7


com o convenciones de la investigación cuantitativa, y estas convenciones estipu-
.terial lan reglas que deben seguirse en todos los niveles del informe, desde el uso
¿rá de de introducción, método, resultados y secciones de discusión, hasta la uti-
:flexi- lización de principio a fin de la tercera persona. De manera similar (como
Jor el
señalamos en el capítulo 10), el uso o mal uso del léxico en la investigación
,sean cualitativa favorecerá o perjudicará el estudio. Por ejemplo, sería un gran
tsque error en una investigadora cualitativa referirse a sí misma como la “expe-
rimentadora”, o a sus entrevistados o co-investigadores como “sujetos”.
de la
En algunos casos la utilización del término “datos” será aceptable para
referirse al material que ha sido seleccionado para el análisis, 0 incluso
de la
los autores pueden sentir que tienen razón en decir que han “descubierto”
como
rnbiar algo, pero estos son conceptos fronterizos que evocan el mundo cuanti-
tativo de los “hechos” y las “leyes”, y muchos investigadores cualitativos
irarse
querrán evitarlos.
habrá
El lenguaje que usamos reproduce imágenes particulares de la inves-
lSL1I`Z1I'
tigación y de la psicología, y quizá no es sorprendente el hecho de que
:S COI'l
la investigación cualitativa haya resultado interesante para las feministas
ifican
dentro de la psicología durante algunos años (Wilkinson, 1986; Burman,
ativos
1990). (El lector habrá advertido que en este capítulo me he apartado de
ación
las convenciones de escritura sin género de la Sociedad Psicológica Britá-
cam-
nica, al referirme, por efectos retóricos, a los investigadores cuantitativos
encia
con el pronombre masculino y a los investigadores cualitativos como si
are el
fueran siempre mujeres.) La investigación cualitativa habla un lenguaje
nten-
distinto del que hablan muchos psicólogos restringidos a la cuantificación
de la acción y la experiencia, pero necesita expresarse con mayor claridad.
Necesitamos especificar los criterios según los cuales debería juzgarse una
obra de investigación cualitativa. Si no, será juzgada por ausencia según
un modelo de ciencia, de la persona y del mundo equivocado (el capítulo
10 explora este aspecto). En algunos casos, la tarea es reestructurar, refor-
ia les
mular los parámetros que serían establecidos por un estudio cuantitativo.
; inte-
En otros casos, la tarea es defender una forma completamente distinta de
tativa
hacer psicología.
ies de
La investigación cualitativa puede no ser la panacea para todos los ma-
stiga-
les de la psicología, y su papel en un estudio o informe puede ser a veces
nente
marginal. Puede ser la voz que lleva a su. término el sentido del fenómeno
aten-
que está siendo investigado, mientras que el componente de la investiga-
ido la
ción cuantitativa circunscribe el campo y la extensión del tema. Sin embar-
go, incluso cuando se emplea un método cualitativo en esta forma modes-
docu-
ta, debemos tener el cuidado de juzgar su papel justamente y de otorgarle
J par-
el valor debido. En este capitulo hemos explorado las reglas según las
a las
29

ie v 1 -“r _ -. '~ - ¬
cuales debemos juzgar la investigación cualitativa, y en los siguientes
encontrará una variedad de métodos que han hecho una contribución más
-.

que modesta a la interpretación científica de la acción y la experiencia.


iii

vb

Lecturas útiles

Henwood, K. and Pidgeon, N. (1992). “Qualitative research and psychological


theorizing”. British Journal ofPsychology, 83, 97-lll. Reprinted in Hammers-
*;§;

ley, M. (ed.) (1993). Social Research: Philosophy, Politics and Practices. Lon-
don:Sage.
Reason, P. and Rowan, J. (eds) (1981). Human Inquity: a Sou/'cebook oƒNew Para-
digm Research. Chichester: Wiley.
Sears, D.O. (1986). “College sophomores in the laboratory: intluences of a narrow
data base on social psychology”s view of human nature”. Journal of Personality
` and Social Psychology, 51(3), 515-30.

Referencias

Brunswik, E. (1947). Systernatic and Unrepresentative Design ofPsychological Expe-


riments with Results in Physical and Social Perception. Berkeley: University of
California Press.
Burman, E. (ed.) (1990). Feminists and Psychological Practice. London: Sage.
Gauld, A.O. and Shotter, J _ (1977). Hitman Action and Its Psychological Investiga-
tion. London: Routledgc and Kegan Paul.
Gergen, K.J. (1985). “The social constructionist movement in modern psychology”.
American Psychologist, 40, 266-75.
Harré, R. (1974). Blueprint for a new science, in N. Armistead (ed.) Reconstructing
Social Psychology. Harmondsworth: Penguin, pp. 240-59.
Harré, R. and Secord, P.F. (1972). The Explanation of Social Behaviour. Oxford:
Basil Blackwell.
Henwood, K. and Pidgeon, N. (1992). “Qualitative research and psychological
theorizing”. British Journal of Psychology, 83, 97-l ll.
Kelman, H.C. (1967). “Human uses of human subjects: the problem of deception
in social psychological experiments”. Psychological Bulletin, 67, l-ll.
Manicas, P.T. and Secord, PF. (1983). “lmplications for psycholog of the new phi-
losophy of science”. American Psychologist, 38, 399-413.
Mixon, D. (1974). “If you don”t deceive, what can you do?”, in N. Armistead (cd.)
Reconstructing Social Psychology. Harmondsworth: Penguin, pp. 72-85.

30

r
ttes se Orne, M.T. (1962). “On the social psychology of the psychology experiment: with
tn más particular reference to demand characteristics and their implications”.ArnerzÍ-
can Psychologist, 17, 776-83. A
218..
Parker, I. (1989). The Crisis in lldodern Social Psjchologyj, and How to End It. Lon-
don: Routledgc.
Reason, P. y Rowan, J. (eds) (1981). Human. Inquizy: a Sourcebook of New Para-
digm Research. Chichester: Wiley.
Rosenthal, R. (1965). “The volunteer subject”. Human Relations, 18, 389-406.
tlogical Rosenthal, R. (1966). Experirnenter Effects in Behavioral Research. New York:
nmers- Appleton-Century-Corfts.
s. Lon- Sears, D.O. (1986). “College sophomores in the laboratory: influcnces of a narrow
data base on social psychology”s view of human nature”. Journal of Personality
fv Para- and Social Psychology, 51(3), 515-30. 9
Shotter, J. (1975). Images ofMan in Psychological Research. London: Methuen.
narrow Silverman, D. (1993). Interpreting Qualitative Data: Methods ƒor/lnalysing Talk, Text
:ona lity and Interaction. London: Sage.
Wilkinson, S. (1986). Ferninist Social Psychology. Milton Keynes: Open University
Press.
Woolgar, S. (1988). Science: the Very Idea. Chichester: Ellis Horwood; London:
Tavistock.

l Expe-
rsity of Agradecimientos

;e. Debo agradecer a Deborah Marks por sus útiles comentarios a un bosque-
vestiga-
jo anterior de este capítulo.
tology”.

rttctirzg

Dxford:

tlogical

:eption

sw phi-

rd (ed.)

31

± , ss H 1-- Í , 7 Y - I _¡_

También podría gustarte