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La Risa
del
Cuervo
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‘Thomas de Quincey titores Ltda1 EA Mame 1 0
Aira Mind 1992
"lnman de Quam Bor da,
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lunpnsa por Conor rae Bed,
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de Rota D.C. Caensia
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* PREFACIO SOBRETA RISA DEL CUERVO
112 ana pagina suya sobre Walt Whitman, José
Evbtert habia de le trenecio con que. aquet
‘ecompants in myerte & Abraham Lincoln y al
Sentirque las palabrdsde Whitmuin cubren de luto
le tierracy que ésta es casi el.inmenso feretro de
Linesin, decide que esté ante algo "mads hermase,
extranoy profunde que Eleusrvo” de Poe, Bs bien
‘claro que el Into por Lincoln y la expresion poética
die Whiunan interesaion mds a Murti on sw
‘oneepcivn dela vida, quealereadar de atiteratura
polietaca, eventista deinpacto inotidable,con st
inieBla funerad y una sabidurta artistica que
exlinularia graniies eonteraporinvos del posta
Rbertudor Marts, como Baudelaire y Mallar.
in Larisa del cuervo de Alvaro Miranda
encontramgs yet un eomienzo de tierra firme para
Ja ponsta, donde convergen sin decretomiprograma
‘lguno las ensofaciones delartey las pasiones de
Te lucha, sin desconfianza por el arte gue pone enluca ta historia enteracomo Poeo Rimmbaud:yang
Aabré lejanta entre el mundo herdico de liberta-
ores grandes maestros americanos que intoresé
aMartiy elereador de“Elcueroc”, del estribillode
Ja melancatta de “El coraztn reveladdor”, de fa
Pavoroea “Cela de la exon de Usher”, de “El tonet
Gz cmontillado”y de La verdad sobreel easocdeM.
Valdemar”,
Eista enumeracisn viene & cumto porque ios
aqut nombradas relatos de Edlgar Allan Poe son
del mundo donde las tumbas paipitan sabre los
vivos, la muerte se deshorde sobre el da, kay
Duontes entre la vida y la miterte que no por
artificiates serian menos impresionanies, como e!
hecho de gue M. Valdemar hase muvrio hipnstico
J ésto lo mavstione inovrruptible: deshipnatizarto
seria asistir o tas etapas espanduvas de descor
osicidn hasta el polvo.
Deantros ast vienen las voces que componen La
uisudlel cuezvo dea lbare Miranda, pero guecon si
danza estremecen sisticamente muchos asuntos
Que interesan af continente eolectividad, ¥ no son
Ge Peo, aera mas bien proxinas « las danzes de
chirimias y jaripeos entre ios esquetetos de Joss
Guadalupe Posada, menos metanediicos
aicrmentados que tas aimas en pena de Pedro
Paramoy levienen muy bien ios detatles relatados
ex el capitulo séptimo det libro segundo de tos
Comentarios rectes cet Inca Garcilasa de ta Vega,
donde se habla de ia eonducta de fos pernanos
aborigenes averce. de sus objetos, aiin cabeline y
Wflas, quasecuidahan poraeidiadela resurrecetn;
elles euidatan de que iodo fo correspondiente at
6
:
2
!
i
:
yuedard en alguna parie en cierto orden,
Jura ndsegporar on lus prises do ee pri
BL dullicia y las fanfarrias que salen de las
tumbas dende ha pugnado con su palpitacién
caguda ef corezén. revelador, ing fiestas de los
esqueletos que buscar sts carnes en el dia de lx
reauireccidn, bailan en las pdginasde Miranda la
cucaracha @ toda vela, una cuccracha que %0 se
nombra, aunque eso sf, camoen loa fempes cuando
cadaigeha wito et gran Pancho Villa, eon todo et
zapatiao y las cananas puestes. Pero son més
defini, mds nuestras, son eimbatos de nuestra
guerra de tiberiad, una alquimia que ircta de
revinir para solar eentza por evniza la anatomia
dinémioade lo que tanto fuepara nuestrahistoria,
dela Expedicisn Botanica, que Miranda nos hace
civiren pleno trabaja cizntifica x hueror cote
can las imagenes de Humboldt y Banpland, La
expediaiin en ésia imagen insuperable de ta vide
‘intelectual de aqellas tempos narra ta novela en
contragrunto con (a cabeza de José Kélix Ribos,
pariente politice del Libertador Simin Bolivcr y
‘glerrora famoso de {as tiemapos Bolivarianos de ta
Guerra @ muerte y que usaba gorro frigio en st
calvza que fee expuesta en Caruces en una joule
yen cuye crineo anide wn pdjare, segin cuenta
istoria, pera que es para Miranda como la cabeat
iticade1 Popot Vuh, Jacabeza donde std revivido
teedo aguetia, donde ia danza macabre de tos
luchas entre las primezas hogueras de la indpen
doncia amerivana tienen una vida verbat ges
capita sin duda la tatercia en el inconseiente co-
eivo, Ribas anda por todas partes como un