10-Indicios Monoculares de Distancia y Profundidad 2013-11!09!812

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INDICIOS MONOCULARES DE LA DISTANCIA Y PROFUNDIDAD.

. La superposición o interposición: si la superficie de un


objeto está interrumpida parcialmente por otro, significa que
este último está más próximo al observador y el grado de
interrupción indicará, a su vez, la distancia relativa entre los
dos objetos.
Este indicio de Helmholtz ha sido objeto de investigaciones
actuales. Una de ellas concluye, igualmente que los puntos de
conexión son los determinantes de la interposición; otra, más
actual, acude al tamaño relativo, es decir que la percepción de
la configuración total resulta mucho más segura para la
discriminación de la distancia que los simples puntos de
conexión entre los objetos.
La posibilidad de falsear la interposición y crear objetos
imposibles como lo ha logrado Escher, parece consolidar esta
última posición.

. Tamaño relativo: a medida que nos acercamos o


alejamos de los objetos o personas que nos rodean, su tamaño
aumenta o disminuye en función de la distancia.
De hecho interviene el concepto de ángulo visual y su ley:
mientras más pequeño es el objeto, más pequeño es el ángulo
que forma con respecto al ojo. Pero no debemos olvidar la
constancia de tamaño. El sujeto percibe una situación total y la
armonía se da entre el estímulo distal y el percibido.
Este indicio interactúa con la superposición y, por lo tanto,
se refuerzan mutuamente y nos da una información más sólida
acerca de la distancia.

. La sombra inherente y proyectada: estos indicios los


inició practico y teorizó Leonardo, muestran fundamentalmente
el relieve, la riqueza y la solidez de un objeto, indicadores más
bien que de la profundidad que de la distancia.
Si la situación estímulo es rica en la distribución de luz y
sombra, la percepción de volumen y la profundidad se exaltan.
Cuando la iluminación es pareja esta experiencia se pierde
y la imagen se adelanta perceptualmente.
La orientación de la fuente de luz cambia la sombra
inherente; convierte las concavidades en convexidades; esto
se cumple como lo llama Gibson cuando sólo interviene la luz
sin ninguna contribución significativa del gradiente de densidad
de la textura. Experimentalmente, el efecto luz y sombra se
invierte al invertir la imagen.

. La perspectiva aérea (también de Leonardo): sabemos


que los colores se desaturan a medida que aumenta la
distancia. La luz tiene que atravesar grandes cantidades de
aire y es dispersada antes de llegar al ojo, pero actúa
fundamentalmente, la cantidad de vapor de agua en la
atmósfera, de ahí que los colores se perciban a la distancia de
un matiz azul grisáceo. Este es sólo un indicio probable. No se
ha medido experimentalmente, en tanto que se apoya en
situaciones contingentes que pueden variar de un día para otro.
Es un perfecto ejemplo de ilusión no apoyado en bases
perceptuales sino en causas físicas.
Es decir, que por efectos de la humedad, polvo, humo,
aumentamos la distancia percibida, así como la reducimos
sensiblemente cuando el aire está límpido.
En otras palabras, nuestros juicios de distancia son
falseados por causas físicas. Aquí intervendría, con toda
evidencia, la validez ecológica de los indicios que señala
Brunswik (1956); pero en nuestro caso no interesa, en tanto
que para representar proximidad o lejanía tenemos que acudir
a convencionalizaciones.

. El indicio cromático de profundidad: se apoya en la


propiedad de saliente y entrante en los colores. Pero tiene en
este contexto, es decir, en el espacio perspectivo, menos
fuerza. Ese avance o expansión o retroceso y contracción
impacta y es más efectivo en las composiciones
bidimensionales sin apariencia tridimensional.

. La perspectiva lineal: no presenta problemas; se


considera a Glotto (s. XIV) el primero que comienza a liberar a
la pintura italiana del aspecto plano.
La teoría matemática de la perspectiva realizada por
Durero (s. XVI), afianza definitivamente su manejo en el plano.
Las líneas paralelas y convergentes, convergencia mayor o
menor según la distancia, la experimentamos todos cuando
vamos por una carretera.

Pero habría un problema: la superposición, el tamaño


relativo, la sombra inherente y proyectada, la perspectiva
aérea, el indicio cromático, están ya en contexto, tienen un
marco de referencia, no existirían fuera de él.

La perspectiva lineal por su formulación matemática: “El


tamaño retiniano de una dimensión longitudinal es
inversamente proporcional al cuadrado de la distancia del
observador”, pareciera que vale por sí misma. Pero, para su
graficación la perspectiva por sí sola no indica distancia, más
aún, está viciada de ambigüedad. El marco de referencia la
representará con toda su fuerza.

. Paralaje del movimiento: este indicio atiende al


movimiento aparente de los objetos estáticos, cuando la
persona mueve la cabeza o se desplaza.
El movimiento de la imagen retínica es menor para un
objeto distante, que parece moverse en nuestra misma
dirección que para un objeto próximo, puesto que parece
moverse en dirección contraria. Esto nos permite inducir la
distancia relativa.
Para graficarlo, los objetos próximos deben diseñarse
borrosos - verdaderas ungestalten – y producir una idea de
movimiento direccional en sentido opuesto al perceptor. La
cámara fotográfica en movimiento registra fielmente este
indicio.

. Perspectiva del detalle (de Leonardo): los objetos


próximos son percibidos con riqueza de detalle, al aumentar la
distancia éstos se desvanecen y sólo subsisten las líneas
esenciales de la estructura.

. Objetos próximos borrosos: muestran que su


proximidad es tal que no pueden ser enfocadas por el ojo. Se
maneja en fotografía, desenfocando el primer plano.

. La acomodación: es el único indicio monocular


quinestésico. El indicio de acomodación actúa a distancias de
hasta 8 metros. Es el cambio en la forma del cristalino para el
mejor enfoque del objeto a medida que varía la distancia. Se
produce de un modo reflejo, en el que actúan el músculo ciliar y
los ligamentos suspensorios. Lo estableció Scheiner como un
hecho experimental y Helmholtz lo consideró como un indicio
de distancia.
Puesto que cada ojo tiene su propia lente y puede
acomodarse mientras el otro está cerrado, incluimos a la
acomodación como indicio monocular.

. En conclusión en la percepción normal intervienen


distintos indicios que refuerzan la distancia y la profundidad.
Así, los objetos próximos impiden la percepción de los
distantes, ofrecen mayor riqueza de detalles, texturas más
definidas, colores más saturados, etc.
En las figuras podemos apreciar como juegan en
interacción la superposición, tamaño relativo, sombra inherente
y proyectada, perspectiva del detalle, gradiente de textura y
perspectiva lineal.
Los indicios, como todos los factores humanos de la
conducta, interactúan – jamás son suma -. A veces, suelen
competir cuando el estímulo no está suficientemente
estructurado; esto es lo que debe evitar el diseñador. Por
ejemplo, un color cálido es saliente pero si lo ubicamos en un
aspecto perspectivo fuerte puede alejarse o resultar
contradictoriamente ambiguo.
LA TEORÍA DEL GRADIENTE DE TEXTURA DE
GIBSON.

. Gradiente del estímulo: “La palabra gradiente no


significa más que un aumento o disminución de algo a lo largo
de un eje de dimensión dada”. Así define Gibson (1950) el
concepto gradiente. Es decir, que la perspectiva del detalle
podría considerarse como el punto de partida de su teoría del
gradiente de la percepción espacial. La diferencia de densidad
o gradiente de lo que fuere, pasa de grueso a fino, en tanto que
aumenta la distancia. Por lo tanto esas diferencias del estímulo
son indicios suficientes para la percepción de distancia.
Gibson considera la imagen retínica como un correlato del
mundo visual. El problema es saber “... si contiene suficientes
variaciones como para explicar todos los rasgos del mundo
visual”. Pretende con su teoría del gradiente abrazar todas las
claves básicas de la distancia, y reformularlas a fin de que
funcionen como gradientes de estimulación. Pero determina
sus diferencias:
Los gradientes de perspectiva aérea: que no se han
demostrado experimentalmente;
Los gradientes de color – variaciones en matiz y valor –
por naturaleza menos precisos y no evidentes para la
experiencia de distancia y profundidad;
Los gradientes de sombras, que dependen de la
orientación de los objetos en el espacio con respecto a la
fuente de luz; no pueden resolverse geométricamente, como la
perspectiva lineal y la perspectiva de texturas y, por lo tanto, no
producen esa percepción clara y precisa que ofrecen los
gradientes de textura, línea, tamaño disparidad binocular y
movimiento.
Podríamos agregar, que el gradiente de textura resume
toda su teoría. Para ello distingue el plano frontal claramente
homogéneo, con gradiente 0, de todos los demás
– longitudinales u oblicuos – con distintos gradientes según la
distancia: mientras más densa la textura, más alejado estará el
estímulo. Por lo tanto, el gradiente de textura implica,
necesariamente, direccionalidad.

Finalmente, el hecho de que los gradientes del estímulo


produzcan gradientes correspondientes en la retina es un
supuesto. Esta teoría resulta un intento – pero nada más,
porque se apoya en una suposición – de explicar cómo
mediante una retina relativamente plana, percibimos la tercera
dimensión.

Prof. Blanca Hilda Quiroga.

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