Este documento describe varios indicios monoculares que proporcionan información sobre la distancia y profundidad. Estos incluyen la superposición, el tamaño relativo, las sombras inherentes y proyectadas, la perspectiva aérea, el indicio cromático de profundidad, la perspectiva lineal y el paralaje del movimiento. También discute la teoría del gradiente de textura de Gibson, que propone que los cambios en la densidad de la textura a lo largo de un eje pueden indicar distancia.
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Este documento describe varios indicios monoculares que proporcionan información sobre la distancia y profundidad. Estos incluyen la superposición, el tamaño relativo, las sombras inherentes y proyectadas, la perspectiva aérea, el indicio cromático de profundidad, la perspectiva lineal y el paralaje del movimiento. También discute la teoría del gradiente de textura de Gibson, que propone que los cambios en la densidad de la textura a lo largo de un eje pueden indicar distancia.
Descripción original:
INDICIOS MONOCULARES DE LA DISTANCIA Y PROFUNDIDAD.
Este documento describe varios indicios monoculares que proporcionan información sobre la distancia y profundidad. Estos incluyen la superposición, el tamaño relativo, las sombras inherentes y proyectadas, la perspectiva aérea, el indicio cromático de profundidad, la perspectiva lineal y el paralaje del movimiento. También discute la teoría del gradiente de textura de Gibson, que propone que los cambios en la densidad de la textura a lo largo de un eje pueden indicar distancia.
Este documento describe varios indicios monoculares que proporcionan información sobre la distancia y profundidad. Estos incluyen la superposición, el tamaño relativo, las sombras inherentes y proyectadas, la perspectiva aérea, el indicio cromático de profundidad, la perspectiva lineal y el paralaje del movimiento. También discute la teoría del gradiente de textura de Gibson, que propone que los cambios en la densidad de la textura a lo largo de un eje pueden indicar distancia.
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INDICIOS MONOCULARES DE LA DISTANCIA Y PROFUNDIDAD.
. La superposición o interposición: si la superficie de un
objeto está interrumpida parcialmente por otro, significa que este último está más próximo al observador y el grado de interrupción indicará, a su vez, la distancia relativa entre los dos objetos. Este indicio de Helmholtz ha sido objeto de investigaciones actuales. Una de ellas concluye, igualmente que los puntos de conexión son los determinantes de la interposición; otra, más actual, acude al tamaño relativo, es decir que la percepción de la configuración total resulta mucho más segura para la discriminación de la distancia que los simples puntos de conexión entre los objetos. La posibilidad de falsear la interposición y crear objetos imposibles como lo ha logrado Escher, parece consolidar esta última posición.
. Tamaño relativo: a medida que nos acercamos o
alejamos de los objetos o personas que nos rodean, su tamaño aumenta o disminuye en función de la distancia. De hecho interviene el concepto de ángulo visual y su ley: mientras más pequeño es el objeto, más pequeño es el ángulo que forma con respecto al ojo. Pero no debemos olvidar la constancia de tamaño. El sujeto percibe una situación total y la armonía se da entre el estímulo distal y el percibido. Este indicio interactúa con la superposición y, por lo tanto, se refuerzan mutuamente y nos da una información más sólida acerca de la distancia.
. La sombra inherente y proyectada: estos indicios los
inició practico y teorizó Leonardo, muestran fundamentalmente el relieve, la riqueza y la solidez de un objeto, indicadores más bien que de la profundidad que de la distancia. Si la situación estímulo es rica en la distribución de luz y sombra, la percepción de volumen y la profundidad se exaltan. Cuando la iluminación es pareja esta experiencia se pierde y la imagen se adelanta perceptualmente. La orientación de la fuente de luz cambia la sombra inherente; convierte las concavidades en convexidades; esto se cumple como lo llama Gibson cuando sólo interviene la luz sin ninguna contribución significativa del gradiente de densidad de la textura. Experimentalmente, el efecto luz y sombra se invierte al invertir la imagen.
. La perspectiva aérea (también de Leonardo): sabemos
que los colores se desaturan a medida que aumenta la distancia. La luz tiene que atravesar grandes cantidades de aire y es dispersada antes de llegar al ojo, pero actúa fundamentalmente, la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, de ahí que los colores se perciban a la distancia de un matiz azul grisáceo. Este es sólo un indicio probable. No se ha medido experimentalmente, en tanto que se apoya en situaciones contingentes que pueden variar de un día para otro. Es un perfecto ejemplo de ilusión no apoyado en bases perceptuales sino en causas físicas. Es decir, que por efectos de la humedad, polvo, humo, aumentamos la distancia percibida, así como la reducimos sensiblemente cuando el aire está límpido. En otras palabras, nuestros juicios de distancia son falseados por causas físicas. Aquí intervendría, con toda evidencia, la validez ecológica de los indicios que señala Brunswik (1956); pero en nuestro caso no interesa, en tanto que para representar proximidad o lejanía tenemos que acudir a convencionalizaciones.
. El indicio cromático de profundidad: se apoya en la
propiedad de saliente y entrante en los colores. Pero tiene en este contexto, es decir, en el espacio perspectivo, menos fuerza. Ese avance o expansión o retroceso y contracción impacta y es más efectivo en las composiciones bidimensionales sin apariencia tridimensional.
. La perspectiva lineal: no presenta problemas; se
considera a Glotto (s. XIV) el primero que comienza a liberar a la pintura italiana del aspecto plano. La teoría matemática de la perspectiva realizada por Durero (s. XVI), afianza definitivamente su manejo en el plano. Las líneas paralelas y convergentes, convergencia mayor o menor según la distancia, la experimentamos todos cuando vamos por una carretera.
Pero habría un problema: la superposición, el tamaño
relativo, la sombra inherente y proyectada, la perspectiva aérea, el indicio cromático, están ya en contexto, tienen un marco de referencia, no existirían fuera de él.
La perspectiva lineal por su formulación matemática: “El
tamaño retiniano de una dimensión longitudinal es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia del observador”, pareciera que vale por sí misma. Pero, para su graficación la perspectiva por sí sola no indica distancia, más aún, está viciada de ambigüedad. El marco de referencia la representará con toda su fuerza.
. Paralaje del movimiento: este indicio atiende al
movimiento aparente de los objetos estáticos, cuando la persona mueve la cabeza o se desplaza. El movimiento de la imagen retínica es menor para un objeto distante, que parece moverse en nuestra misma dirección que para un objeto próximo, puesto que parece moverse en dirección contraria. Esto nos permite inducir la distancia relativa. Para graficarlo, los objetos próximos deben diseñarse borrosos - verdaderas ungestalten – y producir una idea de movimiento direccional en sentido opuesto al perceptor. La cámara fotográfica en movimiento registra fielmente este indicio.
. Perspectiva del detalle (de Leonardo): los objetos
próximos son percibidos con riqueza de detalle, al aumentar la distancia éstos se desvanecen y sólo subsisten las líneas esenciales de la estructura.
. Objetos próximos borrosos: muestran que su
proximidad es tal que no pueden ser enfocadas por el ojo. Se maneja en fotografía, desenfocando el primer plano.
. La acomodación: es el único indicio monocular
quinestésico. El indicio de acomodación actúa a distancias de hasta 8 metros. Es el cambio en la forma del cristalino para el mejor enfoque del objeto a medida que varía la distancia. Se produce de un modo reflejo, en el que actúan el músculo ciliar y los ligamentos suspensorios. Lo estableció Scheiner como un hecho experimental y Helmholtz lo consideró como un indicio de distancia. Puesto que cada ojo tiene su propia lente y puede acomodarse mientras el otro está cerrado, incluimos a la acomodación como indicio monocular.
. En conclusión en la percepción normal intervienen
distintos indicios que refuerzan la distancia y la profundidad. Así, los objetos próximos impiden la percepción de los distantes, ofrecen mayor riqueza de detalles, texturas más definidas, colores más saturados, etc. En las figuras podemos apreciar como juegan en interacción la superposición, tamaño relativo, sombra inherente y proyectada, perspectiva del detalle, gradiente de textura y perspectiva lineal. Los indicios, como todos los factores humanos de la conducta, interactúan – jamás son suma -. A veces, suelen competir cuando el estímulo no está suficientemente estructurado; esto es lo que debe evitar el diseñador. Por ejemplo, un color cálido es saliente pero si lo ubicamos en un aspecto perspectivo fuerte puede alejarse o resultar contradictoriamente ambiguo. LA TEORÍA DEL GRADIENTE DE TEXTURA DE GIBSON.
. Gradiente del estímulo: “La palabra gradiente no
significa más que un aumento o disminución de algo a lo largo de un eje de dimensión dada”. Así define Gibson (1950) el concepto gradiente. Es decir, que la perspectiva del detalle podría considerarse como el punto de partida de su teoría del gradiente de la percepción espacial. La diferencia de densidad o gradiente de lo que fuere, pasa de grueso a fino, en tanto que aumenta la distancia. Por lo tanto esas diferencias del estímulo son indicios suficientes para la percepción de distancia. Gibson considera la imagen retínica como un correlato del mundo visual. El problema es saber “... si contiene suficientes variaciones como para explicar todos los rasgos del mundo visual”. Pretende con su teoría del gradiente abrazar todas las claves básicas de la distancia, y reformularlas a fin de que funcionen como gradientes de estimulación. Pero determina sus diferencias: Los gradientes de perspectiva aérea: que no se han demostrado experimentalmente; Los gradientes de color – variaciones en matiz y valor – por naturaleza menos precisos y no evidentes para la experiencia de distancia y profundidad; Los gradientes de sombras, que dependen de la orientación de los objetos en el espacio con respecto a la fuente de luz; no pueden resolverse geométricamente, como la perspectiva lineal y la perspectiva de texturas y, por lo tanto, no producen esa percepción clara y precisa que ofrecen los gradientes de textura, línea, tamaño disparidad binocular y movimiento. Podríamos agregar, que el gradiente de textura resume toda su teoría. Para ello distingue el plano frontal claramente homogéneo, con gradiente 0, de todos los demás – longitudinales u oblicuos – con distintos gradientes según la distancia: mientras más densa la textura, más alejado estará el estímulo. Por lo tanto, el gradiente de textura implica, necesariamente, direccionalidad.
Finalmente, el hecho de que los gradientes del estímulo
produzcan gradientes correspondientes en la retina es un supuesto. Esta teoría resulta un intento – pero nada más, porque se apoya en una suposición – de explicar cómo mediante una retina relativamente plana, percibimos la tercera dimensión.