Accion de Tutela - Estabilidad Laboral Reforzada
Accion de Tutela - Estabilidad Laboral Reforzada
Accion de Tutela - Estabilidad Laboral Reforzada
Señor
JUEZ PENAL MUNICIPAL DE BOGOTÁ (REPARTO)
E. S. D.
Con el proceder que más adelante se detallará, considero que se ha vulnerado el derecho
fundamental consagrado en AL MÍNIMO VITAL Y A LA SEGURIDAD SOCIAL, ASÍ COMO SU
DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA y AFECTACIÓN POR
EL DESPIDO EN ESTADO DE INCAPACIDAD.
3.2. Los días catorce (14) y quince (15) de diciembre de 2018 no asisiti a laborar con
base en una incapacidad medica otorgada por SALUD TOTAL EPS, situación que fue
informada mediante mensaje remitido a MARTHA AMADO, jefe de la planta de la
empresa.
3.4. Pese a que le informe que me iba a asesorar para poder tomar una decisión
respecto de las propuestas formuladas por el señor Gerente General HUGO
GUALTEROS OVIEDO, las cuales estaban avaladas por el representante de Recurso
Humanos, la empresa firmo un documento de cuyo contenido desconozco,
procediendo a consigar a mi cuenta de ahorros del Banco Colpatria los diez diez
millones de pesos ($10.000.000), sin embargo coloque de presente los respectivos
escritos emitidos por SALUD TOTAL EPS,la cual me informaba que de acuerdo a
mi solicitud le compete tanto al empleador como a la Aseguradora de Riesgos
Laborales (ARL), dichas solicitudes informaban de las patologías presentadas al
momento que me encobtraba laborando.(SITUACIÓN QUE NO FUE RESUELTA POR
PARTE DEL EMPLEADOR)
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Como queda en evidencia en este certificado con patología M542 Y R522 emitido
por la EPS:
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3.7. El día 17 de enero del 2019 recibi la respectiva respuesta por parte del
Representante Legal de VALORES SMITH S.A, referente al derecho de petición,
teniendo una evasiva por parte de este, dando una respuesta que no se ajusta a
la ley, en dicho escrito solicite a la gerencia general la normalización de mi
terminación del contrato de trabajo señalando las irregularidades cometidas.
3.8. Queda claro que el actuar de VALORES SMITH S.A. no actúa en pro de favorecer a
la trabajadora y darle la especial protección que reza la constitución en los
trabajadores en Estado de debilidad Manifiesta, sino por el contrario vulnerar los
derechos a fundamentales y menoscabar su autoestima y dignidad al verse
afectado su mínimo vital como derecho fundamental
Al respecto:
3.9. Finalmente señalo que la Accionada no podía terminar mi contrato laboral sin
solicitar permiso a la autoridad laboral competente porque como se demuestra
soy una persona con diversas afecciones de salud que tiene derecho a gozar de
estabilidad laboral reforzada de acuerdo con la Constitución.
La cervicalgia o dolor cervical tiene muchas causas. En la mayoría de las ocasiones no es grave y
suele ser el resultado de una sobrecarga o un sobreesfuerzo de los músculos del cuello, o de una
lesión neuromuscular traumática, como el «latigazo cervical».
Normalmente responde bien a los tratamientos, pero si el dolor es intenso, prolongado o empeora,
puede ser signo de un problema más serio y debe ser investigado por el médico.
ANATOMÍA DE LA COLUMNA CERVICAL
Los huesos de la columna cervical --las vértebras cervicales, que son 7 (fig. 1)-- están separados
unos de otros por unos cojines cartilaginosos: los discos intervertebrales. Por encima de los 40 años
de edad, y como consecuencia de los miles de movimientos de flexión, extensión y rotación que
han realizado estas articulaciones, es normal notar una cierta rigidez y disminución de la
flexibilidad de la columna cervical. De hecho, más de la mitad de los mayores de 60 años tienen
molestias y dolor cervical más o menos crónico. Las alteraciones de las articulaciones
intervertebrales de la columna cervical producidas por la artrosis, y la consiguiente tensión
muscular de la zona, son una causa frecuente de rigidez y dolor en personas mayores.
3.11. Por ende VALORES SMITH S.A, conocía con antelación el advenimiento del
episodio clínico que afectaba a la Accionante con respecto a las patologías
derivadas de sus labores, como así clara e inequívocamente procedieron a dar por
terminada la relación laboral a sabiendas que la accionante se encontraba en
incapacidad médica, pasando por encima del numeral 15 del Art 62 del Código
Sustantivo de Trabajo, donde indica que:
“(…) 15. La enfermedad contagiosa o crónica del trabajador, que no tenga carácter
de profesional, así como cualquiera otra enfermedad o lesión que lo incapacite para
el trabajo, cuya curación no haya sido posible durante ciento ochenta (180) días. El
despido por esta causa no podrá efectuarse sino al vencimiento de dicho lapso y no
exime al empleador de las prestaciones e indemnizaciones legales y convencionales
derivadas de la enfermedad.
aquellos, sin que puedan verse afectados o desmejorados en sus condiciones por
las simples formalidades. Y si la realidad demuestra que quien ejerce una profesión
liberal o desarrolla un contrato aparentemente civil o comercial, lo hace bajo el
sometimiento de una subordinación o dependencia con respecto a la persona
natural o jurídica hacia la cual se presta el servicio, se configura la existencia de una
evidente relación laboral, resultando por consiguiente inequitativo y discriminatorio
que quien ante dicha situación ostente la calidad de trabajador, tenga que ser este
quien deba demostrar la subordinación jurídica
3.13. Finalmente señalo nuevamente y ante los nuevos hechos, antes expuestos, que la
Accionada NO podía terminar mi contrato laboral sin solicitar permiso a la
Autoridad laboral competente porque como se demuestra soy una persona con
diversas afecciones de salud que tiene derecho a gozar de estabilidad laboral
reforzada de acuerdo con la Constitución.
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La acción de tutela procede cuando (i) no existan otros medios de defensa judiciales
para la protección del derecho amenazado o desconocido; cuando (ii) existiendo esos
mecanismos, estos no sean eficaces o idóneos para salvaguardar los derechos
fundamentales en el marco del caso concreto, evento en que la tutela desplaza el medio
ordinario de defensa; o cuando (iii) sea imprescindible la intervención del juez
constitucional para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable (art. 86, C.P.),
hipótesis en la cual el amparo opera, en principio, como mecanismo transitorio de
protección.1
En el caso concreto es viable que el Señor Juez de Tutela considere positivamente que la
acción objeto de revisión proceda como mecanismo definitivo para amparar mis
derechos, comoquiera que el mecanismo ordinario dispuesto para solucionar esta
controversia, es ineficaz. Esto ocurre porque acudir el proceso ordinario no propone una
satisfacción inmediata de mis derechos fundamentales, por cuanto esta demostrado que
actualmente me encuentro en una situación de debilidad manifiesta, toda vez que:
i. Soy una persona que sufre de varias enfermedades, unas incluso de origen
laboral, enfermedades por las cuales requiero tratamientos. Esto se constituye en
una situación de amenaza de su derecho fundamental a la salud, que requiere la
intervención inmediata del juez de tutela.2
iii. Dado que la falta de ingresos fijos me impide acceder al Sistema de Salud y
además, se obstaculiza el goce efectivo del derecho al mínimo vital mio es por lo
que solicito respetuosamente sea considerada positivamente la procedencia de la
acción como justificada en el caso concreto.
Solicito se tengan y apliquen todos y cada uno los antecedentes y precedentes de orden
constitucional, que han consolidado una linea solida respecto de la protección que debe
tener una persona en condiciones de enfermedad, incapacidad y por ende de notoria
debilidad manifiesta, que se resume así:
“(…) Esta Corporación ha sostenido que las personas con disminuciones físicas –o
mentales,-incluso temporales, o que no han sido calificadas, tienen derecho a gozar
de estabilidad laboral reforzada (arts. 13 y 53 de la Constitución). No sólo las
personas declaradas inválidas son sujetos de especial protección constitucional.4 La
norma superior y la jurisprudencia constitucional han establecido que los
empleadores no pueden despedir a los trabajadores por razón de una disminución en
las capacidades para desempeñar la labor para la que fueron contratados, y que
mientras subsistan las causas de debilidad manifiesta, que los hacen merecedores de
una relativa estabilidad, debe garantizarse al trabajador y su familia el goce efectivo
de sus derechos fundamentales al mínimo vital y a la seguridad social.5
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Sentencia T-217/14 Referencia: expediente T-4127761 Acción de tutela presentada por el
ciudadano Armando Barrios Hernández contra Varisur y Compañía Ltda. Magistrada Ponente:
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA Bogotá, D.C., primero (01) de abril de dos mil catorce (2014)
4
Sobre este aspecto, en la sentencia T-198 de 2006 (M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra), la
Corporación afirmó: “[s]e presenta una clara diferencia entre los conceptos de discapacidad e
invalidez. En efecto, podría afirmarse que la discapacidad es el género, mientras que la invalidez
es la especie, y en consecuencia no siempre que existe discapacidad necesariamente nos
encontramos frente a una persona invalida. La invalidez sería el producto de una discapacidad
severa. Por lo tanto, para la protección especial de quienes por su condición física están en
circunstancia de debilidad manifiesta se extiende también a las personas respecto de las cuales
esté probado que su situación de salud les impide o dificulta sustancialmente el desempeño de
sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de que exista una calificación previa que
acredite su condición de inválido. Asimismo la jurisprudencia ha extendido el beneficio de la
protección laboral reforzada establecida en la Ley 361 de 1997, a favor, no sólo de los
trabajadores discapacitados calificados como tales, sino aquellos que sufren deterioros de salud
en el desarrollo de sus funciones. En efecto, en virtud de la aplicación directa de la Constitución,
constituye un trato discriminatorio el despido de un empleado en razón de la enfermedad por él
padecida, frente a la cual procede la tutela como mecanismo de protección.”
5
En la sentencia T-1040 de 2001 (M.P. Rodrigo Escobar Gil): la Sala Quinta de Revisión analizaba
el caso de una persona que estimaba vulnerados sus derechos fundamentales al trabajo, a la
estabilidad laboral reforzada, a la igualdad, a la salud y a la vida, por parte de su empleador, al
ser retirada de su trabajo debido a que padecía una artrosis de la articulación patelofemoral. La
Corte consideró que la parte accionada, a pesar de las recomendaciones médicas, continuó
ordenando a la accionante realizar trabajos que implicaban un desgaste mayor al pertinente
según su situación, incumpliendo así el deber de reubicarla en otro cargo acorde con su estado de
salud. La Corporación señaló que “en materia laboral, la protección especial de quienes por su
condición física están en circunstancia de debilidad manifiesta se extiende también a las personas
respecto de las cuales esté probado que su situación de salud les impide o dificulta
sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de que
exista una calificación previa que acredite su condición de discapacitados.” Y que el marco de
protección constitucional se extiende a sujetos que si bien no se encuentran en situación de
discapacidad o invalidez, ven afectados sus derechos en razón de la disminución en su salud que
les impide desarrollar su labor a plenitud. En esta ocasión la Corte ordenó el reintegro de la
accionante, sin solución de continuidad. Ver también las sentencias T-198 de 2006 (M.P. Marco
Gerardo Monroy Cabra): el accionante fue despedido sin justa causa (con pago de indemnización)
fundando la decisión en la disminución física que aquel había sufrido a partir de un accidente en
el que una máquina de escribir cayó sobre sus manos. A partir de tal hecho el actor comenzó a
sufrir padecimientos como tendinitis y síndrome de túnel carpiano. Si bien el empleador reubicó
varias veces al accionante, éste nunca se encontró satisfecho pues se le seguían exigiendo
funciones incompatibles con su estado de salud. En este caso la Corte reiteró “aquellos
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trabajadores que sufren una disminución en su estado de salud durante el transcurso del contrato
laboral, deben ser consideradas como personas que se encuentran en situación de debilidad
manifiesta, razón por la cual frente a ellas también procede la llamada estabilidad laboral
reforzada”. Se ordenó el reintegro del accionante sin solución de continuidad, y el pago
retroactivo de todo lo que se ha dejado de pagar. T-307 de 2010 (M.P. María Victoria Calle
Correa) la Sala Primera de Revisión reiteró que el derecho fundamental a la estabilidad laboral
reforzada no es predicable exclusivamente de las personas calificadas como inválidas, ni tampoco
sólo de los estrictamente discapacitados, sino de todos aquellos que tengan una afectación en su
salud y que esa circunstancia les impida o dificulte sustancialmente el desempeño de sus labores
en las condiciones regulares; y, T-191 de 2012 (M.P. Mauricio González Cuervo): la Corte afirmó
que la protección constitucional se amplía a las personas que, si bien no se encuentran en
situación de discapacidad o de invalidez, sufren una disminución en su estado de salud que les
impide desarrollar su labor satisfactoriamente. De ahí se entiende que el accionante es una
persona acreedora de la estabilidad laboral reforzada. En palabras de la Corporación: “la merma
en las condiciones de salud de un trabajador puede hacer del mismo susceptible de una
protección laboral reforzada que corresponde a la idea de estabilidad en el trabajo y que resulta
de una aplicación directa de la Constitución Política, que en artículos como el 13, 48 y 53 obliga
al Estado a la custodia especial de aquellas personas que presenten una disminución en sus
facultades físicas, mentales y sensoriales” Como consecuencia se ordenó el reintegro del
accionante, sin solución de continuidad, en un cargo que pueda desarrollar en plena
compatibilidad con las limitaciones de salud que padece en el momento. Se pueden consultar en
el mismo sentido las sentencias T -1040 de 2001 (M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil), T-725 de 2009
(M.P. Mauricio González Cuervo) y T-996 de 2010 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
6
Sentencia T-996 de 2010 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva): la Sala Novena de Revisión conoció el
caso de una persona que se encontraba en tratamiento médico (por diagnóstico desconocido, a
partir de una pérdida repentina del conocimiento), y que fue despedido de su trabajo, aduciendo
el empleador, que la obra para la cual fue contratado había finalizado. El actor adujo que el
despido, además de vulnerar su derecho al mínimo vital, le impidió continuar recibiendo la
atención en salud que requería. La Sala ordenó el reintegro del peticionario con base en que la
empresa accionada desconoció su derecho a la estabilidad laboral reforzada. En el mismo
sentido, consultar las sentencias T-575 de 2010 (M.P. Juan Carlos Henao Pérez) y T-947 de 2010
(M.P. María Victoria Calle Correa).
7
Así lo dispone la Ley 361 de 1997 en el artículo 26.
10
Por tanto, si se comprueba que el empleador irrespetó las reglas que rigen la
desvinculación de un trabajador que goza de estabilidad laboral reforzada, por razón
de su condición de debilidad manifiesta o incapacidad certificada, tienen lugar dos
consecuencias: (i) el despido es ineficaz, el empleador deberá proceder al reintegro
del trabajador; (iii) deberá pagarse a favor del trabajador desvinculado, los aportes
al Sistema de Seguridad Social que se causaron entre el momento en que produjo el
despido, y su reintegro efectivo; y (iii) deberá pagársele al trabajador desvinculado
“una indemnización equivalente a ciento ochenta días del salario, sin perjuicio de
las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con el
Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo modifiquen, adicionen,
complementen o aclaren.” Esta indemnización está contemplada, también, en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997.
De conformidad con la jurisprudencia antes citada, los trabajadores que sufren una
disminución física o mental, que afecte el desarrollo de la labor para la cual fueron
contratados, siempre que los comprueben, tienen derecho a gozar de estabilidad laboral
reforzada, lo cual implica que su despido sólo puede efectuarse con autorización del
inspector de trabajo.
Para la Corte, el llamado expreso de la norma superior a que las relaciones entre las
personas se desarrollen bajo el principio de la solidaridad, debe extenderse a aquellas
de carácter laboral. En ese sentido, las relaciones laborales deben respetar principios
constitucionales que, como el de solidaridad, permiten a las partes reconocerse entre sí,
como sujetos de derechos constitucionales fundamentales, que quieren desarrollar su
plan de vida en condiciones mínimas de dignidad, y que para hacerlo, requieren apoyo
del Estado y de los demás particulares, especialmente, en aquellas situaciones en las
que las desigualdad material, la debilidad física o mental, o la falta de oportunidades,
les imponen obstáculos mayores en la consecución de sus metas.
En otra decisión, dijo la Corte con respecto a este deber: “[l]a construcción de la
solidaridad humana y no la competencia mal entendida por sobrevivir, es el
principio de razón suficiente del artículo 95 de la Carta Política y por ello, en lugar
de rechazar a quien está en situación ostensible de debilidad, es deber positivo de
todo ciudadano, impuesto categóricamente por la Constitución, el de socorrer a
quien padece la necesidad, con medidas humanitarias. La acción humanitaria es
aquella que desde tiempos antiquísimos inspiraba a las religiones y a las sociedades
filantrópicas hacia la compasión y se traducía en medidas efectivas de socorro. 11
relación laboral con su empleador se pactó a término fijo, el cual finalizó un día después de
cumplida la incapacidad; y (iii) la persona sufría una disminución física y requería tratamientos
médicos, pero no fue calificada. Sostuvo la Sala Octava de Revisión en el caso concreto: “[e]l
hecho de que el señor (…) presentara una afectación en su estado de salud, que limitaba sus
capacidades, en el desarrollo de la labor encomendada lo hacía acreedor de los beneficios
propios de la estabilidad laboral reforzada, siendo uno de ellos la necesidad de contar con la
autorización de la autoridad del trabajo de manera previa a la terminación de la relación laboral,
pues se reitera la protección laboral reforzada no se limita a los trabajadores calificados como
inválidos o con calificación de pérdida de capacidad laboral, sino que se extiende a todos
aquellos trabajadores que sufren una limitación en su estado de salud. De allí que, al no existir la
autorización previa por parte del Inspector del Trabajo, el empleador se haga acreedor de la
sanción contemplada en la Ley 361 de 1997, concerniente al pago de 180 días de salarios al
trabajador desvinculado, que en ningún caso podrán interpretarse como validación de la
terminación del contrato.” En igual sentido consultar la sentencias T-125 de 2009 y T-484 de 2009
(M.P. Humberto Antonio Sierra Porto), T-230 y T-233 de 2010 (M.P. María Victoria Calle Correa),
T-121 de 2011 (M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub), T-166 de 2011 (M.P. Juan Carlos Henao Pérez)
y T-018 de 2013, T-447 de 2013 y T-691 de 2013 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
10
Corte Constitucional, sentencias T-550 de 1994 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
11
Corte Constitucional, sentencia T-1040 de 2011 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
12
Es posible que un trabajador aquejado por una enfermedad sufra una merma en sus
capacidades para desempeñar las labores en las condiciones que le habían sido
asignadas. La reacción ante tal situación, en lugar del despido, ha de ser reevaluar la
forma en que ejecuta el contrato de trabajo, para lo cual ambas partes deben actuar de
12
Corte Constitucional, sentencia C-237 de 1997 (M.P. Carlos Gaviria Díaz).
13
Corte Constitucional, sentencia T- 170 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño.)
13
14
Corte Constitucional, sentencia T-513 de 2003 (MP. Marco Gerardo Monroy Cabra).
14
Frente a ello, se ha sostenido que “el derecho de los trabajadores al pago oportuno
de su remuneración salarial, es una garantía que no se agota en la simple
enunciación de un deber surgido de la relación laboral, sino que se trata de un
verdadero derecho fundamental.” Así las cosas, se entiende que el pago de salario
está directamente vinculado al goce del mínimo vital de la persona, el cual “no se
agota con la satisfacción de las necesidades mínimas de la persona, o de su grupo
familiar, que simplemente le procure la mera subsistencia. Por el contrario, tiene
un contenido mucho más amplio, en cuanto comprende tanto lo correspondiente a la
satisfacción de las necesidades básicas de las personas para su subsistencia, como lo
necesario para procurarle una vida en condiciones dignas, lo cual implica la
satisfacción de necesidades tales como alimentación, vestuario, salud, educación,
vivienda, recreación y medio ambiente, que consideradas todas en su conjunto,
constituyen los presupuestos para la construcción de una calidad de vida aceptable
para los seres humanos.”
15
Sentencia T-032/13 Referencia: expediente T-3.613.278 Acción de tutela instaurada por Fanny
Medina Bello contra la Administración Municipal de Acandí, Chocó Magistrado Ponente: LUIS
GUILLERMO GUERRERO PÉREZ Bogotá, D.C., veintiocho (28) de enero de dos mil trece (2013)
15
6.1.2. Se paguen los salarios y prestaciones sociales a que tenga derecho, sin solución
de continuidad, desde el momento en que fui desvinculada de mis labores, hasta
cuando se haga efectivo el reintegro.
6.3. Se ordene al accionado(a), que una vez producida la decisión definitiva en el asunto
en cuestión, remita a su Despacho, copia del documento o del acto que acredita la
resolución de fondo con las formalidades de ley, so pena de las sanciones de ley por
desacato a lo ordenado por Sentencia de tutela.
VII.- PRUEBAS
IX.- ANEXOS
X.- NOTIFICACIONES
Respetuosamente,
____________________________________
ESTELA MORENO PORRAS
C.C. No 39.751.804 de Bogotá