Accion de Tutela - Estabilidad Laboral Reforzada

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1

Señor
JUEZ PENAL MUNICIPAL DE BOGOTÁ (REPARTO)
E. S. D.

I.- ASUNTO: ACCIÓN DE TUTELA

AMPARO AL DERECHO CONSTITUCIONAL AL MÍNIMO VITAL Y A LA SEGURIDAD


SOCIAL, ASÍ COMO SU DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL
REFORZADAY DESPIDO INJUSTIFICADO A TRABAJADOR EN ESTADO DE INCAPACIDAD

1.1. EL ACCIONANTE: ESTELA MORENO PORRAS, identificada con la cédula de


ciudadanía No 39.751.804 de Bogotá, con domicilio y residencia de Bogotá, en la
Carrera 32 N°17-215,conjunto malva,torre 21, apartamento 6082 del Municipio
De Soacha, Cundinamarca

1.2. EL ACCIONADO: La presente acción se dirige en contra VALORES SMITH S.A.,


representada legalmente por quien lo sea o haga sus veces, al momento de la
notificación y cuya dirección es la carrera 31 A N°10-78 de la ciudad de Bogotá.

II.- LOS DERECHOS FUNDAMENTALES VIOLADOS

Con el proceder que más adelante se detallará, considero que se ha vulnerado el derecho
fundamental consagrado en AL MÍNIMO VITAL Y A LA SEGURIDAD SOCIAL, ASÍ COMO SU
DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA y AFECTACIÓN POR
EL DESPIDO EN ESTADO DE INCAPACIDAD.

III.-FUNDAMENTOS DE HECHO DE LA ACCIÓN DE TUTELA

3.1. La señora ESTELA MORENO PORRAS, identificada con la cédula de ciudadanía No


39.751.804 de Bogotá, se desempeñó como auxiliar de planta a partir del día 05 de
mayo de 2003 al servicio de la empresa accionada VALORES SMITH S.A., en la
modalidad de contrato a término fijo inferior a un año, a partir del 11 de enero de
2008ocupo el mismo cargo pero con modalidad de contrato a termino indefinido,
con un último salario por la suma de $465.000 pesos quincenales, al día 15 de
Diciembre de 2018.

3.2. Los días catorce (14) y quince (15) de diciembre de 2018 no asisiti a laborar con
base en una incapacidad medica otorgada por SALUD TOTAL EPS, situación que fue
informada mediante mensaje remitido a MARTHA AMADO, jefe de la planta de la
empresa.

3.3. El diecisiete (17) de diciembre de 2018, me presente con el objeto de entregar


copia de la incapacidad, por consiguiente, el señor Gerente General HUGO
GUALTEROS OVIEDO me hizo dos propuestas: (I)Que continuara trabajando en
adelante mediante contrato inferior a un año, o que (II) Recibiera una
indemnización de diez millones de pesos ($10.000.000) y terminar la relación de
empleador a trabajador.

3.4. Pese a que le informe que me iba a asesorar para poder tomar una decisión
respecto de las propuestas formuladas por el señor Gerente General HUGO
GUALTEROS OVIEDO, las cuales estaban avaladas por el representante de Recurso
Humanos, la empresa firmo un documento de cuyo contenido desconozco,
procediendo a consigar a mi cuenta de ahorros del Banco Colpatria los diez diez
millones de pesos ($10.000.000), sin embargo coloque de presente los respectivos
escritos emitidos por SALUD TOTAL EPS,la cual me informaba que de acuerdo a
mi solicitud le compete tanto al empleador como a la Aseguradora de Riesgos
Laborales (ARL), dichas solicitudes informaban de las patologías presentadas al
momento que me encobtraba laborando.(SITUACIÓN QUE NO FUE RESUELTA POR
PARTE DEL EMPLEADOR)
2

Como queda en evidencia en este certificado emitido por la EPS:


3

Como queda en evidencia en este certificado con patología M542 Y R522 emitido
por la EPS:
4

3.5. La accionada no me hizo entrega de la copia de mi liquidación, es decir, dejando


en duda la forma de como se liquido la respectiva prima de servicios, las
cedsantias, los intereses sobre cesantias, las vaciones y demás prestaciones
preiodicas a las que por ley tengo derecho.

3.6. A la fecha no he recibido razon motivada que justifique la terminación del


contrato a término indefinido, de conformidad con el Codigo Sustantivo de
trabajo, así mismo la estigmatización al haberme acercado el día 20 de
diciembre de 2018 a entregar mis objetos personales y posteriormente firmar la
correspondiente liquidación, pero se me negó el ingreso a las instalaciones.

3.7. El día 17 de enero del 2019 recibi la respectiva respuesta por parte del
Representante Legal de VALORES SMITH S.A, referente al derecho de petición,
teniendo una evasiva por parte de este, dando una respuesta que no se ajusta a
la ley, en dicho escrito solicite a la gerencia general la normalización de mi
terminación del contrato de trabajo señalando las irregularidades cometidas.

3.8. Queda claro que el actuar de VALORES SMITH S.A. no actúa en pro de favorecer a
la trabajadora y darle la especial protección que reza la constitución en los
trabajadores en Estado de debilidad Manifiesta, sino por el contrario vulnerar los
derechos a fundamentales y menoscabar su autoestima y dignidad al verse
afectado su mínimo vital como derecho fundamental

Al respecto:

”La Sala considera pertinente esbozar algunas consideraciones respecto del


tipo de contratos de trabajo frente a los cuales opera la estabilidad laboral
reforzada consagrada a favor de los discapacitados. Al respecto, cabe destacar
que dicha protección no se aplica exclusivamente a los contratos de trabajo
celebrados por un término indefinido, puesto que la jurisprudencia
5

constitucional ha encontrado necesario hacer extensiva la exigencia de


autorización de la Oficina del Trabajo a las hipótesis de no renovación de los
contratos a término fijo. En tal sentido, se ha señalado que el vencimiento del
plazo inicialmente pactado o de una de las prórrogas, no constituye razón
suficiente para darlo por terminado, especialmente cuando el trabajador es
sujeto de especial protección constitucional. Para dar por terminado un
contrato de trabajo que involucra a un sujeto de especial protección y que,
pese a haber sido celebrado por un plazo determinado, de conformidad con el
principio de primacía de la realidad sobre las formas, envuelve una relación
laboral cuyo objeto aún no ha cesado, no basta el cumplimiento del plazo,
sino que deberá acreditarse además, el incumplimiento por parte del
trabajador de las obligaciones que le eran exigibles. Y es que, en última
instancia, lo que determina la posibilidad de dar por terminada la relación
laboral en la que es parte uno de estos sujetos es la autorización que para tal
efecto confiera la Oficina del Trabajo, entidad que para el efecto examinará,
a la luz del principio antes mencionado, si la decisión del empleador se funda
en razones del servicio y no en motivos discriminatorios, sin atender a la
calificación que formalmente se le halla dado al vínculo laboral.

3.9. Finalmente señalo que la Accionada no podía terminar mi contrato laboral sin
solicitar permiso a la autoridad laboral competente porque como se demuestra
soy una persona con diversas afecciones de salud que tiene derecho a gozar de
estabilidad laboral reforzada de acuerdo con la Constitución.

3.10. Con respecto a la recolección de la información para determinar el origen de las


enfermedades y los respectivos porcentajes de Pérdida de Capacidad Laboral que
exige el Juez de tutela, para poder presentar querella ante la Jurisdiccción
ordiaria Laboral, es de aclarar que no depende de la Accionante ESTELA MORENO
PORRAS, el determinar estos porcentajes, ya que dicho procedimiento fue
omitido por parte del señor Gerente General HUGO GUALTEROS OVIEDO, ya que
la solución a las patologías presentadas fue realizar una indemnización sin mi
consentimiento.

La cervicalgia o dolor cervical tiene muchas causas. En la mayoría de las ocasiones no es grave y
suele ser el resultado de una sobrecarga o un sobreesfuerzo de los músculos del cuello, o de una
lesión neuromuscular traumática, como el «latigazo cervical».
Normalmente responde bien a los tratamientos, pero si el dolor es intenso, prolongado o empeora,
puede ser signo de un problema más serio y debe ser investigado por el médico.
ANATOMÍA DE LA COLUMNA CERVICAL
Los huesos de la columna cervical --las vértebras cervicales, que son 7 (fig. 1)-- están separados
unos de otros por unos cojines cartilaginosos: los discos intervertebrales. Por encima de los 40 años
de edad, y como consecuencia de los miles de movimientos de flexión, extensión y rotación que
han realizado estas articulaciones, es normal notar una cierta rigidez y disminución de la
flexibilidad de la columna cervical. De hecho, más de la mitad de los mayores de 60 años tienen
molestias y dolor cervical más o menos crónico. Las alteraciones de las articulaciones
intervertebrales de la columna cervical producidas por la artrosis, y la consiguiente tensión
muscular de la zona, son una causa frecuente de rigidez y dolor en personas mayores.

3.11. Por ende VALORES SMITH S.A, conocía con antelación el advenimiento del
episodio clínico que afectaba a la Accionante con respecto a las patologías
derivadas de sus labores, como así clara e inequívocamente procedieron a dar por
terminada la relación laboral a sabiendas que la accionante se encontraba en
incapacidad médica, pasando por encima del numeral 15 del Art 62 del Código
Sustantivo de Trabajo, donde indica que:

“(…) 15. La enfermedad contagiosa o crónica del trabajador, que no tenga carácter
de profesional, así como cualquiera otra enfermedad o lesión que lo incapacite para
el trabajo, cuya curación no haya sido posible durante ciento ochenta (180) días. El
despido por esta causa no podrá efectuarse sino al vencimiento de dicho lapso y no
exime al empleador de las prestaciones e indemnizaciones legales y convencionales
derivadas de la enfermedad.

Conforme lo establece el artículo 53 de la Carta Fundamental, el principio de la


prevalencia de la realidad sobre las formalidades establecidas por los sujetos de la
relación laboral, implica un reconocimiento a la desigualdad existente entre
trabajadores y empleadores, así como a la necesidad de garantizar los derechos de
6

aquellos, sin que puedan verse afectados o desmejorados en sus condiciones por
las simples formalidades. Y si la realidad demuestra que quien ejerce una profesión
liberal o desarrolla un contrato aparentemente civil o comercial, lo hace bajo el
sometimiento de una subordinación o dependencia con respecto a la persona
natural o jurídica hacia la cual se presta el servicio, se configura la existencia de una
evidente relación laboral, resultando por consiguiente inequitativo y discriminatorio
que quien ante dicha situación ostente la calidad de trabajador, tenga que ser este
quien deba demostrar la subordinación jurídica

"El derecho a la vida en sí mismo considerado, no es un concepto restrictivo que no


se limita solamente a la idea reducida de peligro de muerte, sino que es un
concepto que se extiende a la posibilidad concreta de recuperación y mejoramiento
de las condiciones de salud, en la medida en que ello sea posible, cuando éstas
condiciones se encuentran debilitadas o lesionadas y afecten la calidad de vida de
las personas o las condiciones necesarias para garantizar a cada quien, una
existencia digna"

3.12. Ahora bien, no obstante, y en vista de la persecusión y de todos los antecedentes


expuesto, me he visto en la necesidad de acudir al Ministerio de Trabajo, y la
empresa accionada, a pesar de ser convocada no comparecio como consta en el
radicado ol/5043480-22067:

3.13. Finalmente señalo nuevamente y ante los nuevos hechos, antes expuestos, que la
Accionada NO podía terminar mi contrato laboral sin solicitar permiso a la
Autoridad laboral competente porque como se demuestra soy una persona con
diversas afecciones de salud que tiene derecho a gozar de estabilidad laboral
reforzada de acuerdo con la Constitución.
7

IV.- FUNDAMENTOS JURIDICOS Y ANTECEDENTES JURISPRUDENCIALES


DE LA ACCIÓN

1.1. PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA.

La acción de tutela procede cuando (i) no existan otros medios de defensa judiciales
para la protección del derecho amenazado o desconocido; cuando (ii) existiendo esos
mecanismos, estos no sean eficaces o idóneos para salvaguardar los derechos
fundamentales en el marco del caso concreto, evento en que la tutela desplaza el medio
ordinario de defensa; o cuando (iii) sea imprescindible la intervención del juez
constitucional para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable (art. 86, C.P.),
hipótesis en la cual el amparo opera, en principio, como mecanismo transitorio de
protección.1

En ese sentido, la tutela para solicitar la protección de derechos laborales, procede de


forma excepcional. Para la solución de las controversias que surgen en virtud de una
relación laboral debe acudirse a las acciones contenciosas u ordinarias, según la
naturaleza de la relación de trabajo. Por lo tanto, cuando quiera que una persona acuda
a la acción de tutela para que se protejan sus derechos presuntamente transgredidos en
el marco de un contrato de trabajo, debe demostrar que desplaza la vía judicial
ordinaria o administrativa por estar en una situación de debilidad, amenaza, o
indefensión, que debe prontamente atendida por el juez constitucional.

En el caso concreto es viable que el Señor Juez de Tutela considere positivamente que la
acción objeto de revisión proceda como mecanismo definitivo para amparar mis
derechos, comoquiera que el mecanismo ordinario dispuesto para solucionar esta
controversia, es ineficaz. Esto ocurre porque acudir el proceso ordinario no propone una
satisfacción inmediata de mis derechos fundamentales, por cuanto esta demostrado que
actualmente me encuentro en una situación de debilidad manifiesta, toda vez que:

i. Soy una persona que sufre de varias enfermedades, unas incluso de origen
laboral, enfermedades por las cuales requiero tratamientos. Esto se constituye en
una situación de amenaza de su derecho fundamental a la salud, que requiere la
intervención inmediata del juez de tutela.2

ii. Mi sostenimiento proviene de forma exclusiva del salario y de los auxilios a la


incapacidad, los cuales tambien me han sido negados, por cuanto la empresa
unilateramente me los desconto aduciendo que debia reintegrar una
indemnización. Al dejar de recibir ese ingreso, mi sustento no se encuentra
garantizado afectando directamente el mínimo vital y puede surgir una situación
de afectación mayor de sus garantías constitucionales, en tanto mis necesidades
básicas no sea adecuadamente satisfechas. Esta situación también amerita la
intervención del juez de tutela para evitar que la situación de vulnerabilidad
descrita empeore, hasta configurarse un perjuicio irremediable.
1
Sobre el carácter irremediable del perjuicio, la Corporación ha sostenido que “es indispensable
acreditar los presupuestos de necesidad, urgencia, gravedad e inminencia. Al respecto, la Corte
ha señalado que en primer lugar hay que examinar si las acciones u omisiones son
manifiestamente ilegítimos y contrarios a derecho, pues de otra manera no se violan ni amenazan
los intereses del presunto afectado. En segundo lugar, el daño debe ser grave, sólo la
irreparabilidad que recae sobre un bien de gran significación objetiva para la persona puede ser
considerado como grave. Además, el perjuicio tiene que ser inminente, es decir, que se haría
inevitable la lesión de continuar una determinada circunstancia de hecho. Y ante esa inminencia,
las medidas que se requieren para conjurar el perjuicio deben ser urgentes, impostergables.”
(sentencia T-929 de 2002, M.P. Jaime Córdoba Triviño).
2
Esta Corporación ha considerado que las acciones de tutela que versan sobre la presunta
vulneración del derecho a la estabilidad laboral reforzada proceden para la protección de esa
garantía, pero también del derecho fundamental a la salud cuando la persona que fue despedida
estaba en un tratamiento a propósito de una dolencia, y al terminarse la relación laboral, el
acceso a los servicios médicos fue suspendido por falta de afiliación al Sistema. Se protege en
tales casos el derecho a la continuidad en la prestación de los servicios de salud. En relación con
esto se puede consultar la sentencia T-094 de 2010 (M.P. Humberto Antonio Sierra Porto).
8

iii. Dado que la falta de ingresos fijos me impide acceder al Sistema de Salud y
además, se obstaculiza el goce efectivo del derecho al mínimo vital mio es por lo
que solicito respetuosamente sea considerada positivamente la procedencia de la
acción como justificada en el caso concreto.

1.2. DE LA ESTABILIDAD REFORZADA Y DE LA OBLIGACION DE SOLICITAR


AUTORIZACION PARA TERMINAR EL VINCULO LABORAL A UN
TRABAJADOR EN ESTADO DE ENFERMEDAD3 E INCAPACIDAD

Solicito se tengan y apliquen todos y cada uno los antecedentes y precedentes de orden
constitucional, que han consolidado una linea solida respecto de la protección que debe
tener una persona en condiciones de enfermedad, incapacidad y por ende de notoria
debilidad manifiesta, que se resume así:

“(…) Esta Corporación ha sostenido que las personas con disminuciones físicas –o
mentales,-incluso temporales, o que no han sido calificadas, tienen derecho a gozar
de estabilidad laboral reforzada (arts. 13 y 53 de la Constitución). No sólo las
personas declaradas inválidas son sujetos de especial protección constitucional.4 La
norma superior y la jurisprudencia constitucional han establecido que los
empleadores no pueden despedir a los trabajadores por razón de una disminución en
las capacidades para desempeñar la labor para la que fueron contratados, y que
mientras subsistan las causas de debilidad manifiesta, que los hacen merecedores de
una relativa estabilidad, debe garantizarse al trabajador y su familia el goce efectivo
de sus derechos fundamentales al mínimo vital y a la seguridad social.5
3
Sentencia T-217/14 Referencia: expediente T-4127761 Acción de tutela presentada por el
ciudadano Armando Barrios Hernández contra Varisur y Compañía Ltda. Magistrada Ponente:
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA Bogotá, D.C., primero (01) de abril de dos mil catorce (2014)

4
Sobre este aspecto, en la sentencia T-198 de 2006 (M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra), la
Corporación afirmó: “[s]e presenta una clara diferencia entre los conceptos de discapacidad e
invalidez. En efecto, podría afirmarse que la discapacidad es el género, mientras que la invalidez
es la especie, y en consecuencia no siempre que existe discapacidad necesariamente nos
encontramos frente a una persona invalida. La invalidez sería el producto de una discapacidad
severa. Por lo tanto, para la protección especial de quienes por su condición física están en
circunstancia de debilidad manifiesta se extiende también a las personas respecto de las cuales
esté probado que su situación de salud les impide o dificulta sustancialmente el desempeño de
sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de que exista una calificación previa que
acredite su condición de inválido. Asimismo la jurisprudencia ha extendido el beneficio de la
protección laboral reforzada establecida en la Ley 361 de 1997, a favor, no sólo de los
trabajadores discapacitados calificados como tales, sino aquellos que sufren deterioros de salud
en el desarrollo de sus funciones. En efecto, en virtud de la aplicación directa de la Constitución,
constituye un trato discriminatorio el despido de un empleado en razón de la enfermedad por él
padecida, frente a la cual procede la tutela como mecanismo de protección.”
5

En la sentencia T-1040 de 2001 (M.P. Rodrigo Escobar Gil): la Sala Quinta de Revisión analizaba
el caso de una persona que estimaba vulnerados sus derechos fundamentales al trabajo, a la
estabilidad laboral reforzada, a la igualdad, a la salud y a la vida, por parte de su empleador, al
ser retirada de su trabajo debido a que padecía una artrosis de la articulación patelofemoral. La
Corte consideró que la parte accionada, a pesar de las recomendaciones médicas, continuó
ordenando a la accionante realizar trabajos que implicaban un desgaste mayor al pertinente
según su situación, incumpliendo así el deber de reubicarla en otro cargo acorde con su estado de
salud. La Corporación señaló que “en materia laboral, la protección especial de quienes por su
condición física están en circunstancia de debilidad manifiesta se extiende también a las personas
respecto de las cuales esté probado que su situación de salud les impide o dificulta
sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares, sin necesidad de que
exista una calificación previa que acredite su condición de discapacitados.” Y que el marco de
protección constitucional se extiende a sujetos que si bien no se encuentran en situación de
discapacidad o invalidez, ven afectados sus derechos en razón de la disminución en su salud que
les impide desarrollar su labor a plenitud. En esta ocasión la Corte ordenó el reintegro de la
accionante, sin solución de continuidad. Ver también las sentencias T-198 de 2006 (M.P. Marco
Gerardo Monroy Cabra): el accionante fue despedido sin justa causa (con pago de indemnización)
fundando la decisión en la disminución física que aquel había sufrido a partir de un accidente en
el que una máquina de escribir cayó sobre sus manos. A partir de tal hecho el actor comenzó a
sufrir padecimientos como tendinitis y síndrome de túnel carpiano. Si bien el empleador reubicó
varias veces al accionante, éste nunca se encontró satisfecho pues se le seguían exigiendo
funciones incompatibles con su estado de salud. En este caso la Corte reiteró “aquellos
9

Esta protección se extiende a aquellos trabajadores que sufren una condición de


debilidad manifiesta y que su contrato de trabajo finaliza sobre la base de que venció el
término pactado. La Corte ha sostenido que la sola terminación del plazo del contrato
laboral o de la obra, no es razón suficiente para desvincular al trabajador de su cargo.
En la sentencia T-996 de 2010, 6 al referirse sobre a la garantía de la estabilidad laboral
reforzada en los casos de despido por finalización del término, dijo la Corte:

“(…) el trabajador que se encuentre en una situación de debilidad


manifiesta como resultado de la grave afectación de su salud, tiene
derecho a conservar su trabajo, a no ser despedido en razón de su
situación de vulnerabilidad y a permanecer en él hasta que se configure
una causal objetiva que amerite su desvinculación laboral, previa
verificación y autorización de la autoridad laboral correspondiente. En tal
sentido, cuando la relación laboral dependa de un contrato de trabajo a
término fijo o de obra o labor contratada, el trabajador tiene derecho a
conservar su trabajo, aunque el término del contrato haya expirado o la
labor para la cual fue contratado haya expirado, esto si subsisten las causas
que dieron origen a la relación laboral y se tenga que el trabajador ha
cumplido de manera adecuada sus funciones. De este modo, para efectos del
fallo de tutela, el despido que se produzca sin el lleno de los requisitos
legales y jurisprudenciales será ineficaz y, por tanto, el juez de amparo
deberá conceder la protección invocada y ordenar el reintegro del trabajador
a un cargo acorde con su estado de salud.”

Sin embargo, como lo ha afirmado la jurisprudencia constitucional, si existen razones


justificadas para despedir a una persona que tiene una disminución física o psíquica,
el acto de despido debe ser autorizado por la autoridad laboral competente.7 La
intervención de la autoridad laboral permite presumir que el despido no se hizo en razón
de la condición de salud que aqueja al trabajador, y por el contrario, está justificado en
las normas que gobiernan las relaciones laborales, como aquellas disposiciones legales
que disponen los pertinentes sobre terminación justificada del contrato de trabajo. Las
anteriores consideraciones encuentran fundamento en el en el artículo 26 de la Ley

trabajadores que sufren una disminución en su estado de salud durante el transcurso del contrato
laboral, deben ser consideradas como personas que se encuentran en situación de debilidad
manifiesta, razón por la cual frente a ellas también procede la llamada estabilidad laboral
reforzada”. Se ordenó el reintegro del accionante sin solución de continuidad, y el pago
retroactivo de todo lo que se ha dejado de pagar. T-307 de 2010 (M.P. María Victoria Calle
Correa) la Sala Primera de Revisión reiteró que el derecho fundamental a la estabilidad laboral
reforzada no es predicable exclusivamente de las personas calificadas como inválidas, ni tampoco
sólo de los estrictamente discapacitados, sino de todos aquellos que tengan una afectación en su
salud y que esa circunstancia les impida o dificulte sustancialmente el desempeño de sus labores
en las condiciones regulares; y, T-191 de 2012 (M.P. Mauricio González Cuervo): la Corte afirmó
que la protección constitucional se amplía a las personas que, si bien no se encuentran en
situación de discapacidad o de invalidez, sufren una disminución en su estado de salud que les
impide desarrollar su labor satisfactoriamente. De ahí se entiende que el accionante es una
persona acreedora de la estabilidad laboral reforzada. En palabras de la Corporación: “la merma
en las condiciones de salud de un trabajador puede hacer del mismo susceptible de una
protección laboral reforzada que corresponde a la idea de estabilidad en el trabajo y que resulta
de una aplicación directa de la Constitución Política, que en artículos como el 13, 48 y 53 obliga
al Estado a la custodia especial de aquellas personas que presenten una disminución en sus
facultades físicas, mentales y sensoriales” Como consecuencia se ordenó el reintegro del
accionante, sin solución de continuidad, en un cargo que pueda desarrollar en plena
compatibilidad con las limitaciones de salud que padece en el momento. Se pueden consultar en
el mismo sentido las sentencias T -1040 de 2001 (M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil), T-725 de 2009
(M.P. Mauricio González Cuervo) y T-996 de 2010 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
6
Sentencia T-996 de 2010 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva): la Sala Novena de Revisión conoció el
caso de una persona que se encontraba en tratamiento médico (por diagnóstico desconocido, a
partir de una pérdida repentina del conocimiento), y que fue despedido de su trabajo, aduciendo
el empleador, que la obra para la cual fue contratado había finalizado. El actor adujo que el
despido, además de vulnerar su derecho al mínimo vital, le impidió continuar recibiendo la
atención en salud que requería. La Sala ordenó el reintegro del peticionario con base en que la
empresa accionada desconoció su derecho a la estabilidad laboral reforzada. En el mismo
sentido, consultar las sentencias T-575 de 2010 (M.P. Juan Carlos Henao Pérez) y T-947 de 2010
(M.P. María Victoria Calle Correa).
7
Así lo dispone la Ley 361 de 1997 en el artículo 26.
10

361 de 1997 “por la cual se establecen mecanismos de integración social de las


personas con limitación y se dictan otras disposiciones ” la cual dispone que “[ e]n
ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para obstaculizar una
vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea claramente demostrada como
incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así mismo, ninguna
persona limitada podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su
limitación, salvo que medie autorización de la oficina de Trabajo.”

Por tanto, si se comprueba que el empleador irrespetó las reglas que rigen la
desvinculación de un trabajador que goza de estabilidad laboral reforzada, por razón
de su condición de debilidad manifiesta o incapacidad certificada, tienen lugar dos
consecuencias: (i) el despido es ineficaz, el empleador deberá proceder al reintegro
del trabajador; (iii) deberá pagarse a favor del trabajador desvinculado, los aportes
al Sistema de Seguridad Social que se causaron entre el momento en que produjo el
despido, y su reintegro efectivo; y (iii) deberá pagársele al trabajador desvinculado
“una indemnización equivalente a ciento ochenta días del salario, sin perjuicio de
las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con el
Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que lo modifiquen, adicionen,
complementen o aclaren.” Esta indemnización está contemplada, también, en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997.

En la sentencia C-531 de 2000 8 la Corporación estudió una demanda de


inconstitucionalidad contra el artículo 26 de la Ley 361 de 1997. Se trató de una acción
en la cual los actores sostenían que el legislador desconoció la obligación constitucional
de protección especial de las personas que presentan una debilidad manifiesta por su
condición física, sensorial o mental, al permitir su despido con el previo reconocimiento
de la indemnización consagrada en la norma. La Corte sostuvo que el artículo, en vez de
reforzar la protección de los trabajadores que padecían alguna disminución, los ponía en
situación de vulnerabilidad en el ámbito laboral, al poder ser despedidos desconociendo
la protección especial que les asiste por virtud de la Constitución. Sostuvo la Sala:

“En esos términos, tal y como se encuentra redactada la norma, la Corte


estima que la posibilidad de despedir a un discapacitado, sin autorización de
la oficina de Trabajo, debiendo el patrono asumir el pago de una
indemnización por la suma de “ciento ochenta días de salario, sin perjuicio
de las demás prestaciones e indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo
con el Código Sustantivo del Trabajo y demás normas que modifiquen,
adicionen, complementen o aclaren”, no configura una salvaguarda de sus
derechos y un desarrollo del principio de protección especial de la cual son
destinatarios, por razón de su debilidad manifiesta dada su condición física,
sensorial o mental especial, en la medida en que la protección de esta forma
establecida es insuficiente respecto del principio de estabilidad laboral
reforzada que se impone para la garantía de su derecho al trabajo e igualdad
y respeto a su dignidad humana.

Sin embargo, la verdadera naturaleza de la indemnización que allí se plantea


enerva el argumento de la inconstitucionalidad de la disposición legal, por
cuanto dicha indemnización presenta un carácter sancionatorio y
suplementario pero que no otorga eficacia jurídica al despido o a la
terminación del contrato de la persona con limitación, sin previa
autorización de la oficina de Trabajo.”

Con fundamento en la anteriores consideraciones la Sala declaró exequible el inciso


segundo del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, bajo el entendimiento de que “carece de
todo efecto jurídico el despido o la terminación del contrato de una persona por razón
de su limitación sin que exista autorización previa de la oficina de Trabajo que constate
la configuración de la existencia de una justa causa para el despido o terminación del
respectivo contrato.”9
8
Corte Constitucional, sentencia C-531 de 2000 (M.P. Álvaro Tafur Galvis).
9
Así mismo, la Corte ha reconocido el pago especial de esta indemnización en sede de tutela. Por
ejemplo, en la sentencia T-961 de 2010 (M.P. Humberto Antonio Sierra Porto) la Corte ordenó el
pago de la indemnización a que hace referencia el artículo 26 la Ley 361 de 1997, a favor de un
trabajador (i) que fue despedido sin que mediara autorización de la autoridad laboral, al regresar
de una incapacidad por un accidente que sufrió y que le produjo una herida en el brazo; (ii) la
11

De conformidad con la jurisprudencia antes citada, los trabajadores que sufren una
disminución física o mental, que afecte el desarrollo de la labor para la cual fueron
contratados, siempre que los comprueben, tienen derecho a gozar de estabilidad laboral
reforzada, lo cual implica que su despido sólo puede efectuarse con autorización del
inspector de trabajo.

Aunado a lo anterior, es preciso resaltar que si bien la estabilidad laboral reforzada


tiene origen en una interpretación sistemática de las cláusulas constitucionales que
ordenan proteger a las personas en condición de debilidad manifiesta (artículos 13 y 47
de la C.P.) y los principios constitucionales que rigen las relaciones laborales (artículo 53
de la C.P.), esta Corporación ha señalado que dicha protección también encuentra un
fundamento importante, anterior al desarrollo legal y jurisprudencial, en el principio de
solidaridad (enunciando en artículo 1º y en el 95, numeral 2º de la Constitución).

Para la Corte, el llamado expreso de la norma superior a que las relaciones entre las
personas se desarrollen bajo el principio de la solidaridad, debe extenderse a aquellas
de carácter laboral. En ese sentido, las relaciones laborales deben respetar principios
constitucionales que, como el de solidaridad, permiten a las partes reconocerse entre sí,
como sujetos de derechos constitucionales fundamentales, que quieren desarrollar su
plan de vida en condiciones mínimas de dignidad, y que para hacerlo, requieren apoyo
del Estado y de los demás particulares, especialmente, en aquellas situaciones en las
que las desigualdad material, la debilidad física o mental, o la falta de oportunidades,
les imponen obstáculos mayores en la consecución de sus metas.

Sobre el concepto de solidaridad ha dicho la Corporación que: “[s] e trata de un


principio que inspira la conducta de los individuos para fundar la convivencia en la
cooperación y no en el egoísmo (…) La vigencia de este principio elimina la concepción
paternalista, que crea una dependencia absoluta de la persona y de la comunidad
respecto del Estado y que ve en éste al único responsable de alcanzar los fines sociales.
Mediante el concepto de la solidaridad, en cambio, se incorpora a los particulares al
cumplimiento de una tarea colectiva con cuyas metas están comprometidos, sin
perjuicio del papel atribuido a las autoridades y entidades públicas.”10

En otra decisión, dijo la Corte con respecto a este deber: “[l]a construcción de la
solidaridad humana y no la competencia mal entendida por sobrevivir, es el
principio de razón suficiente del artículo 95 de la Carta Política y por ello, en lugar
de rechazar a quien está en situación ostensible de debilidad, es deber positivo de
todo ciudadano, impuesto categóricamente por la Constitución, el de socorrer a
quien padece la necesidad, con medidas humanitarias. La acción humanitaria es
aquella que desde tiempos antiquísimos inspiraba a las religiones y a las sociedades
filantrópicas hacia la compasión y se traducía en medidas efectivas de socorro. 11

En un fallo en sede de control abstracto de constitucionalidad, la Corte aclaró que el


principio de solidaridad, entendido como deber, podía ser exigido excepcionalmente a
los particulares a pesar de que no hubiera sido desarrollado en una ley de la República.

relación laboral con su empleador se pactó a término fijo, el cual finalizó un día después de
cumplida la incapacidad; y (iii) la persona sufría una disminución física y requería tratamientos
médicos, pero no fue calificada. Sostuvo la Sala Octava de Revisión en el caso concreto: “[e]l
hecho de que el señor (…) presentara una afectación en su estado de salud, que limitaba sus
capacidades, en el desarrollo de la labor encomendada lo hacía acreedor de los beneficios
propios de la estabilidad laboral reforzada, siendo uno de ellos la necesidad de contar con la
autorización de la autoridad del trabajo de manera previa a la terminación de la relación laboral,
pues se reitera la protección laboral reforzada no se limita a los trabajadores calificados como
inválidos o con calificación de pérdida de capacidad laboral, sino que se extiende a todos
aquellos trabajadores que sufren una limitación en su estado de salud. De allí que, al no existir la
autorización previa por parte del Inspector del Trabajo, el empleador se haga acreedor de la
sanción contemplada en la Ley 361 de 1997, concerniente al pago de 180 días de salarios al
trabajador desvinculado, que en ningún caso podrán interpretarse como validación de la
terminación del contrato.” En igual sentido consultar la sentencias T-125 de 2009 y T-484 de 2009
(M.P. Humberto Antonio Sierra Porto), T-230 y T-233 de 2010 (M.P. María Victoria Calle Correa),
T-121 de 2011 (M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub), T-166 de 2011 (M.P. Juan Carlos Henao Pérez)
y T-018 de 2013, T-447 de 2013 y T-691 de 2013 (M.P. Luis Ernesto Vargas Silva).
10
Corte Constitucional, sentencias T-550 de 1994 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo).
11
Corte Constitucional, sentencia T-1040 de 2011 (M.P. Rodrigo Escobar Gil).
12

Así lo señaló en la Sentencia C-237 de 1997 12 cuando, al ocuparse de una demanda


instaurada contra el delito de inasistencia alimentaria consagrado en el Código Penal,
dijo que: “[e]l deber de solidaridad no se limita al Estado: corresponde también a los
particulares, de quienes dicho deber es exigible en los términos de la ley, y de manera
excepcional, sin mediación legislativa, cuando su desconocimiento comporta la
violación de un derecho fundamental”.

Esta interpretación fue posteriormente acogida en sede de tutela en la sentencia T-170


de 200513, donde la Corte se ocupó del cobro de una crédito hipotecario por parte de
una entidad bancaria que había pasado por alto que en la vivienda que perseguía
habitaba una familia compuesta por 4 menores de edad y sus 2 padres, quienes padecían
de VIH/SIDA. Al referirse al principio de solidaridad, con el ánimo de establecer los
deberes especiales que tenía la entidad bancaria para con las personas en circunstancias
de debilidad manifiesta, la Corte señaló lo siguiente:

“[e]n cuanto deber, la solidaridad se orienta a garantizar, por parte de las


personas, el cumplimiento de determinadas funciones con miras a la
realización de fines constitucionales. Ahora, la regla general es que los
deberes constitucionales sólo generan obligaciones para las personas
cuando han sido materia de desarrollo legal. Esto tiene sentido pues la
imposición de deberes implica la configuración de límites para las
libertades individuales y en una democracia el legitimado para establecer
tales límites es el legislador, no la administración, ni tampoco la
jurisdicción. (…). Una vez que el deber de solidaridad ha sido desarrollado
en un ámbito específico, los particulares quedan compelidos a su
observancia. (…) No obstante lo expuesto, en casos excepcionales, puede
ocurrir que el incumplimiento del deber de solidaridad en un ámbito aún sin
desarrollo legal, implique la vulneración o puesta en peligro de derechos
fundamentales. En este tipo de supuestos, es claro que no se cuenta con la
inmediación de la legislación con miras a la concreción de ese deber en
cargas específicas. Sin embargo, dada la conexión inescindible que existe
entre el incumplimiento del deber de solidaridad y la afectación de
derechos fundamentales y el carácter prevalente que estos tienen en el
seno de una democracia, es factible que, en aras de su protección, el juez
constitucional imponga cargas concretas a los particulares vinculados por
ese deber pues si bien él no ha sido objeto de desarrollo legal, su
concreción es posible como mecanismo de protección de los derechos
fundamentales como función típicamente jurisdiccional.”

De igual forma, ha sostenido la Corporación el principio de solidaridad tiene tres


acepciones: (i) como una pauta de comportamiento conforme a la cual deben obrar los
individuos dadas ciertas situaciones; (ii) un criterio de interpretación en el análisis de
acciones u omisiones de los particulares que amenacen o vulneren derechos
fundamentales; y (iii) un límite a los derechos propio.

En el ámbito de las relaciones laborales, cuando un trabajador atraviesa una situación


de debilidad manifiesta, la reacción debida por parte del empleador debe estar
inspirada en el principio de solidaridad. Ello implicaría, por lo menos, que el empleador,
con sus decisiones en torno a la ejecución de la relación laboral, no haga más gravosa
aquella situación de debilidad que atraviesa el trabajador, lo que ocurre cuando, por
ejemplo, se despide sin permiso de la autoridad laboral competente a un trabajador que
padece quebrantos de su salud. Un despido en estas condiciones impide que el
trabajador pueda continuar afiliado al sistema de seguridad social, lo que a su vez
obstaculiza el acceso a los servicios de salud que requiere para hacer frente a su
enfermedad; también afecta su derecho fundamental a devengar un salario con el cual
pueda cubrir las necesidades básicas que conforman una vida digna.

Es posible que un trabajador aquejado por una enfermedad sufra una merma en sus
capacidades para desempeñar las labores en las condiciones que le habían sido
asignadas. La reacción ante tal situación, en lugar del despido, ha de ser reevaluar la
forma en que ejecuta el contrato de trabajo, para lo cual ambas partes deben actuar de

12
Corte Constitucional, sentencia C-237 de 1997 (M.P. Carlos Gaviria Díaz).
13
Corte Constitucional, sentencia T- 170 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño.)
13

manera solidaria y cooperativa: el empleador, respetando la estabilidad laboral del


trabajador y este último empeñando su capacidad y esfuerzo por contribuir al logro de
los objetivos de la empresa.

La Corte ha tenido en cuenta el principio de solidaridad para evaluar las decisiones


adoptadas por los empleadores en este tipo de circunstancias. Así, a propósito del caso
de un trabajador que se desempeñaba como asesor comercial y quien, por padecer de
carcinoma basocelular en rostro y daño solar crónico, fue reubicado para hacer labores
de oficina; no obstante, el empleador dio por terminada la relación laboral aduciendo
una reducción de su productividad. Al resolver este caso, en la sentencia T-519 de
200314, la Corporación afirmó, sobre la solidaridad y la terminación irregular de los
contratos laborales por razón de un estado de debilidad manifiesta, lo siguiente:

“[c]uando se comprueba que la causa del despido fue en realidad el estado


de salud del accionante, la Corte ha encontrado que la desvinculación
configura una discriminación, frente a la cual procede la tutela como
mecanismo de protección. Para justificar tal actuación no cabe invocar
argumentos legales que soporten la desvinculación como la posibilidad legal
de despido sin justa causa (…) [e]sta protección especial se soporta, además
del singular amparo brindado por la Constitución a determinadas personas
por su especial condición, en el cumplimiento del deber de solidaridad; en
efecto, en estas circunstancias, el empleador asume una posición de sujeto
obligado a brindar especial protección a su empleado en virtud de la
condición que presenta.

En el caso concreto concluyó que “lo solidario, lo humanitario, lo respetuoso de los


derechos fundamentales implicados era, se insiste, mantener al trabajador en su
cargo o trasladarlo a otro similar que implicara menos riesgo hipotético. ”

Igualmente, se puede entender que el mandato constitucional de solidaridad quedó


materializado por el legislador en la Ley 361 de 1997. La norma protege a aquellos
trabajadores que sufriendo una situación de discapacidad o una circunstancia de
debilidad manifiesta, son despedidos de su trabajo sin el lleno de los requisitos que
para tales efectos establece esa misma ley y demás normas concordantes, y adopta
los remedios que deberán adoptarse en caso de efectuarse el despido injustificado.
De esta forma, partiendo del principio constitucional mencionado, la disposición
propende porque el empleador respete las garantías fundamentales de sus
trabajadores y los asista en aquellas circunstancias especialmente difíciles.

Finalmente, en consonancia con lo hasta aquí dicho, al despedir a un trabajador de


forma irregular, se desconocen también otras circunstancias relevantes, además de
la situación de debilidad manifiesta que demanda una protección especial, como el
hecho de que la fuerza de trabajo ofrecida por el trabajador, se constituyó en un
insumo indispensable para el alcanzar los propósitos trazados por el empleador de
acuerdo a su ideal de empresa o negocio, el crecimiento económico y la generación
de ingreso. Esta es una situación sobre la cual hay que llamar la atención, en tanto la
solidaridad como presupuesto de las relaciones humanas, no puede predicarse en un
solo sentido. Si el empleador se beneficia en diversos sentidos de la labor que realiza
el trabajador, no es constitucionalmente razonable que el despido se dé con ocasión
de una situación en la cual el trabajador demanda, de forma correlativa, apoyo y
asistencia de quien ha sido el beneficiario directo de su esfuerzo físico y mental
constante.”
1.3. PROCEDENCIA EXCEPCIONAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA PARA EXIGIR EL
PAGO DE ACREENCIAS LABORALES ADEUDADAS.

En virtud de lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 86 de la Constitución


Política, complementado por los artículos 6 y 8 del Decreto 2591 de 1991, la acción
de tutela es un mecanismo subsidiario de protección de derechos fundamentales,
que resulta improcedente ante la existencia de otro medio de defensa judicial, salvo
que se demuestre que éste último es ineficaz para la protección requerida o que se
pretenda evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable, no obstante y en

14
Corte Constitucional, sentencia T-513 de 2003 (MP. Marco Gerardo Monroy Cabra).
14

consideración a los antecedentes, a la negativa del empleador accionado, y en


especial por el especial estado de enfermedad no es otro el mecanismo el que es
viable para que el empleador pague lo adeudado, y reintegre lo descontado por
concepto de auxilio a la incapacidad a la accionante, esta premisa se sustenta por
que, se reitera que en verdad se verifica “un grave e inminente detrimento de un
derecho fundamental, que deba ser contrarestado con medidas urgentes, de
aplicación inmediata e impostergables”. Cumpliendo con los requisitos: de
inminencia, necesidad de una medida urgente e impostergable para conjurarlo, y la
gravedad del mismo.

Al respecto, ha dicho La Corte Constitucional que “de manera excepcional puede


acudirse a ella (la tutela) para obtener la cancelación de salarios, siempre y cuando
éstos constituyan la única fuente de recursos económicos que le permitan al
trabajador asegurar su vida digna y cuando su no percepción afecte su mínimo
vital.”

Frente a ello, se ha sostenido que “el derecho de los trabajadores al pago oportuno
de su remuneración salarial, es una garantía que no se agota en la simple
enunciación de un deber surgido de la relación laboral, sino que se trata de un
verdadero derecho fundamental.” Así las cosas, se entiende que el pago de salario
está directamente vinculado al goce del mínimo vital de la persona, el cual “no se
agota con la satisfacción de las necesidades mínimas de la persona, o de su grupo
familiar, que simplemente le procure la mera subsistencia. Por el contrario, tiene
un contenido mucho más amplio, en cuanto comprende tanto lo correspondiente a la
satisfacción de las necesidades básicas de las personas para su subsistencia, como lo
necesario para procurarle una vida en condiciones dignas, lo cual implica la
satisfacción de necesidades tales como alimentación, vestuario, salud, educación,
vivienda, recreación y medio ambiente, que consideradas todas en su conjunto,
constituyen los presupuestos para la construcción de una calidad de vida aceptable
para los seres humanos.”

De lo anterior, se deduce que la acción de tutela será procedente para conceder el


pago de salarios y prestaciones laborales, cuando quede demostrado o se pueda
presumir de los elementos de juicio obrantes en el proceso, que el no pago de
dichos emolumentos genera un riesgo al mínimo vital de la persona o de sus
dependientes. A partir de encontrarse presente dichos elementos en el caso
concreto “(…) se concluye que se le ha ocasionado un perjuicio irremediable por el
no pago oportuno y en esta circunstancia prospera la tutela.”

Esta Corporación ha precisado las circunstancias a partir de las cuales se presume el


riesgo o afectación al mínimo vital. Estas son: i) que no se encuentre acreditado en
el expediente que el accionante cuenta con otros ingresos o recursos que permitan
su subsistencia. ii) que se trate de un incumplimiento prolongado e indefinido, es
decir, de un incumplimiento superior a dos meses, salvo que el salario corresponda
al mínimo mensual legal vigente, y iii) que las sumas que se reclamen no sean
deudas pendientes.

En conclusión, “la acción de tutela, como mecanismo subsidiario de protección de


derechos fundamentales, es improcedente cuando se pretende el cobro de
acreencias laborales, pues la persona dispone de otro medio de defensa judicial
para reclamarlas. Sin embargo, cuando se logre demostrar que dicho medio
judicial no es idóneo, ni eficaz para la protección de derechos fundamentales, o
se está ante la ocurrencia de un perjuicio irremediable, se procederá a resolver
el conflicto por medio de la acción de tutela. En ambos casos, la prosperidad de
la acción queda supeditada a que la persona logre demostrar la vulneración o el
riesgo a su mínimo vital, o que éste se pueda presumir partiendo de los
supuestos que la Corporación ha reiterado para el efecto.” 15

V.- AUSENCIA DE PARALELISMO DE ACCIÓN

15
Sentencia T-032/13 Referencia: expediente T-3.613.278 Acción de tutela instaurada por Fanny
Medina Bello contra la Administración Municipal de Acandí, Chocó Magistrado Ponente: LUIS
GUILLERMO GUERRERO PÉREZ Bogotá, D.C., veintiocho (28) de enero de dos mil trece (2013)
15

De conformidad con el Artículo 37 del Decreto 2591/91 manifiesto bajo gravedad de


juramento que no he presentado otra Acción de Tutela respecto de los mismos Hechos y
Derechos.

VI.- PETICIÓN FORMAL

6.1. Se ampare EL DERECHO CONSTITUCIONAL AL MÍNIMO VITAL Y A LA SEGURIDAD


SOCIAL, ASÍ COMO SU DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL
REFORZADA y cualquier otro del mismo rango que se determine como violado, y en
consecuencia se proceda a realizar los siguientes pronunciamientos:

6.1.1. Se ordene el reintegro al peticionario al cargo de AUXILIAR DE PLANTA, o a un


cargo de iguales condiciones, para lo cual deberá tener en cuenta las
recomendaciones y el procedimiento informado por mi EPS SALUD TOTAL.

6.1.2. Se paguen los salarios y prestaciones sociales a que tenga derecho, sin solución
de continuidad, desde el momento en que fui desvinculada de mis labores, hasta
cuando se haga efectivo el reintegro.

6.1.3. Se reconozca y ordene el pago de la indemnización correspondiente al no contar


con la debida Autorización del Ministerio de Trabajo para dar por cesado el
Amparo Constitucional, sin importar que a esa fecha me encontraba en
incapacidad médica, sin esperar el lapso de terminación de la misma.

6.2. Se ordene al accionado(a), que dentro de las 48 horas siguientes a la notificación


de la Sentencia produzca la respuesta o actos pretermitidos.

6.3. Se ordene al accionado(a), que una vez producida la decisión definitiva en el asunto
en cuestión, remita a su Despacho, copia del documento o del acto que acredita la
resolución de fondo con las formalidades de ley, so pena de las sanciones de ley por
desacato a lo ordenado por Sentencia de tutela.

6.4. Se autorice la expedición de fotocopias, a mi costa de la Sentencia de esta tutela y


de la contestación que al fallo produzca el o la accionada.

VII.- PRUEBAS

Solicito al señor Juez decretar y practicar las siguientes:

7.1. Copia de mi cedula de ciudadanía.


7.2. Copia en ORDEN CRONOLOGICO de diagnostico de la patología presentanda
(M542 CERVICALGIA-5522).
7.3. Copia simple de carta de terminación unilateral del contrato laboral.
7.4. Copia de la liquidación de salarios y prestaciones sociales.
7.5. Copias de incapacidades, emitidas por la SALUD TOTAL
7.6. Copia de notificaciones de la cesación de los efectos del amparo
Constitucional.
7.7. Copia de fallos de Sentencia de tutelas anteriores.
7.8. Copia de tramites ante el ministerio de Trabajo
7.9. Copia de los requerimientos radicados ante el empleador VALORES SMITH
S.A., representada legalmente por quien lo sea o haga sus veces

VIII.- FUNDAMENTOS DE DERECHO

Fundamento mi pedimento en lo establecido en los artículos Art. 23, 86 de la Constitución


Nacional y Decretos Reglamentarios 2591 de 1991, 306 de 1992 y D. L. 1382/2000; Y demás
normas concordantes y complementarias.
16

IX.- ANEXOS

9.1. Las relacionadas en las pruebas.


9.2. Una (1) copia para el traslado y dos (2) para el archivo de su Juzgado.

X.- NOTIFICACIONES

10.1. EL ACCIONANTE: ESTELA MORENO PORRAS, identificada con la cédula de ciudadanía


No 39.751.804 de Bogotá, con domicilio y residencia de Bogotá, en la Carrera 32
N°17-215,conjunto malva,torre 21, apartamento 6082 del Municipio De Soacha,
Cundinamarca

10.2. EL ACCIONADO: La presente acción se dirige en contra VALORES SMITH S.A.,


representada legalmente por quien lo sea o haga sus veces, al momento de la
notificación y cuya dirección es la carrera 31 A N°10-78 de la ciudad de Bogotá.

Respetuosamente,

____________________________________
ESTELA MORENO PORRAS
C.C. No 39.751.804 de Bogotá

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