Reporte de Lectura, Pragmática

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Reporte de lectura

Escandel Vida, Victoria. (1993) Austin y la filosofía del lenguaje corriente, en


"Introducción a la pragmática": Anthropos. Barcelona.

Susana Libertad Dávalos Guillén

Austin se sitúa en un contexto en que los estudios sobre el lenguaje en Oxfford se


enfocaban específicamente en los estudios lógicos. En este panorama, él se pregunta
no sólo qué tan pertinente es analizar los valores de verdad en una oración (problema
"creado" en el sentido en que no contribuye en absoluto a la comprensión del lenguaje y
del proceso comunicativo), sino qué tan certeros pueden llegar a ser. Este fenómeno,
posteriormente, lo llamaría "falacia descriptiva".

Se percata de que existen oraciones que no se pueden calificar en el paradigma de


verdaderos o falsos, ya que no serían referenciales de ningún modo, sino que
corresponden a lo que él llama "enunciados realizativos". Los enunciados realizativos,
para ser tales, necesitan cuatro características:

1.- Se trata de oraciones gramaticalmente declarativas.

2.- Se dicen en primera persona en presente del indicativo.

3.- No carece de sentido.

4.- Se califica como adecuada o inadecuada.

Estos enunciados poseen la peculiaridad de que "cambian el mundo" por el simple hecho
de ser pronunciados. Por ejemplo, el bautizar a un niño es una acción que depende y se
efectúa a partir de las palabras dichas, es decir, no se trata de que el sacerdote esté
informando que bautiza al niño, sino que lo bautiza al pronunciar, a modo ritual, las
palabras adecuadas.

Austin, eventualmente, se da cuenta de que los enunciados realizativos se encuentran


en función de una serie de factores externos al lenguaje (pero que intervienen en su
calificación como adecuados o inadecuados) tales como la situación anímica de los
hablantes, la pertinencia de los sujetos y las condiciones ambientales requeridas para
tales propósitos. En caso de que algún factor no se cumpliera, el enunciado se daría
como inadecuado y caería en lo que Austin llamará "infortunio", los cuales clasifica de la
siguiente manera:

A1: Los procedimientos deben ser los convencionales.

A2: Las personas deben ser las adecuadas.

B1: Todos los participantes deben actuar de la forma requerida.

B2: Deben hacerlo en todos los pasos según corresponde.

T1: Las personas necesitan el estado o disposición de ánimo pertinente.

T2: Los participantes se comprometen debidamente con lo dicho.

En lo personal, considero que esta teoría constituye un gran avance dado el contexto en
que Austin se encontraba, sin embargo, y a pesar de las posteriores correcciones de
Searle, me parece que continúa perfectible en muchísimos aspectos.

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