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Charles Finney

Este documento presenta una biografía de Charles Finney, un influyente evangelista estadounidense del siglo XIX. Detalla su conversión en 1821 y su éxito como evangelista itinerante, especialmente durante el Gran Despertar. También describe su controversia con otros líderes religiosos como Lyman Beecher y Asahel Nettleton sobre sus nuevos métodos evangélicos. Más tarde, Finney enseñó teología en Oberlin College y desarrolló una teología que rechazaba aspectos del calvinismo como la deprav

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Charles Finney

Este documento presenta una biografía de Charles Finney, un influyente evangelista estadounidense del siglo XIX. Detalla su conversión en 1821 y su éxito como evangelista itinerante, especialmente durante el Gran Despertar. También describe su controversia con otros líderes religiosos como Lyman Beecher y Asahel Nettleton sobre sus nuevos métodos evangélicos. Más tarde, Finney enseñó teología en Oberlin College y desarrolló una teología que rechazaba aspectos del calvinismo como la deprav

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Instituto Bíblico

Kerygma

Alumna: Fernanda E. Peñaloza


Sánchez

Materia: Evangelismo

Unidad: III

Biografía de Charles Finney

Coatzacoalcos ver., a 27 de Abril del 2019


Charles Finney: El evangelista controversial
Por William P. Farley

En el otoño de 1821, un estudiante de leyes de veintinueve años de edad comenzó a buscar


al Señor. Durante el pasado año un avivamiento se había extendido en su ciudad natal de
Adams, Nueva York, y él había rehusado participar. Pero después comenzó a orar.
Cuarenta años más tarde, recordó de esta manera su conversión: "El Espíritu Santo
descendió sobre mí con tal fuerza que parecía que me traspasaba el cuerpo y el alma. La
impresión fue como de una ola de electricidad que me traspasó enteramente. Parecía venir
sobre mí en olas de amor, pues no lo pudiera expresar de otra manera. Parecía como el
aliento mismo de Dios. Puedo recordar expresamente que parecía abanicarme, como
inmensas alas. No tengo palabras para expresar el maravilloso amor que fue derramado en
mi corazón". 1

Así comenzó el ministerio de Charles Grandison Finney (1792-1875), uno de los más
destacados e influyentes evangelistas en la historia de los Estados Unidos.

El ministerio de Finney fue el apogeo del Segundo Gran Despertamiento (alrededor de


1792-1835). Vivió en la época de rápida expansión al Oeste, en que hubo un crecimiento de
población sin precedentes. Los norteamericanos habían asimilado la doctrina del "Destino
Manifiesto", y con ella el optimismo en los logros y el potencial humanos únicos en la
historia. Finney era la personificación espiritual de ese ideal.

Resumiendo la importancia de Finney, Marcos Noll escribe: "Hay que reconocer que se
debiera clasificar a Finney con Andrew Jackson, Abraham Lincoln, y Andrew Carnegie...
como uno de los personajes públicos más importantes de la América del siglo diecinueve.
Sin duda, entre la raza blanca de los Estados Unidos, sobresale, después de Jonathan
Edwards, como una figura crucial en el mundo evangélico". 2

LOS PRIMEROS AÑOS


Poco después de su dramática conversión, Finney comenzó a estudiar bajo su pastor
presbiteriano, George Gale. Éste lo animó a asistir al Seminario Princeton. Pero como no
sentía gran respeto por la teología ni los teólogos, Finney escribió: "Llana y plenamente les
dije que no me sometería a la influencia bajo la que ellos habían estado". 3

En sus memorias, Gale lo recuerda de otra manera: "Finney no asistió al seminario porque
no pudo ser aceptado".

Por cualquiera razón, Finney no procuró hacerse de una educación teológica formal. Como
resultado, su presbiterio lo puso bajo tutela de Gale y otro pastor. En 1823, Finney recibió
licencia para predicar, y fue ordenado en 1824.

Durante este tiempo la Sociedad Misionera Femenil lo comisionó para que trabajara como
evangelista en el laberinto de pueblos y aldeas en el noroeste de Nueva York. Allí Dios le
concedió cierta medida de buen éxito.
En 1825, hubo un drástico cambio en su ministerio. Finney fue invitado a predicar en Utica,
Nueva York. Utica quedaba cerca del recién escavado Canal Erie. Era una metrópolis del
Oeste, en creciente desarrollo y de mucho movimiento. Durante dos años Finney predicó,
con creciente efectividad, en Utica y las ciudades adyacentes de Rome y Syracuse.

Los métodos de Finney eran novedosos. No evangelizó como sus predecesores: Jonathan
Edwards, George Whitefield, y Asahel Nettleton. 4 Para tener conversiones, a propósito
elevó el timbre emocional de las reuniones. Adoptó y popularizó la práctica metodista de
llamar a los conversos a pasar al altar o sentarse en la silla del penitente para significar su
decisión de seguir a Cristo. Para agotar a los oyentes y llevarlos a hacer una entrega,
alargaba sus reuniones. A veces las reuniones duraban cuatro horas y más. Estas formas de
manipulación no escaparon a los críticos.

CONFERENCIA EN NEW LEBANON


Finney tuvo considerable éxito, pero debido a sus nuevas medidas, se levantó mucha
oposición. Sus principales oponentes fueron dos personajes de buena fama nacional: Lyman
Beecher y Asahel Nettleton.5

En el verano de 1827 se organizó una conferencia en New Lebanon, Nueva York, para
tratar las diferencias. Según Iain Murray, la conferencia "no era cosa de estar a favor o en
contra, no de la emoción, sino de la adopción de medios, además de la predicación y la
oración, para provocar emoción".6

Nettleton y Beecher estaban de un lado; Finney y sus seguidores del otro. Nettleton y
Beecher se habían graduado de Yale. Ellos representaban la tradición teológica de New
England de sus antepasados. Finney, sin educación académica, iba en dirección de cambio
y de una interpretación personal de las Escrituras.

La Conferencia de New Lebanon culminó en un punto muerto. El que no pudieran censurar


a Finney fue su victoria. Esto le dio la medida de respetabilidad que le hacía falta. Por
primera vez las iglesias en las grandes ciudades de la costa Este abrieron las puertas a su
ministerio. Desde el verano de 1827 hasta el otoño de 1829 tuvo campañas en Wilmington,
Philadelphia, y Nueva York.

AVIVAMIENTO EN ROCHESTER
Desde el otoño de 1830 hasta el verano de 1831, el ministerio de Finney llegó a su punto
culminante en Rochester, Nueva York. El Espíritu de Dios estuvo con él en gran poder.
Como Utica, Rochester era un centro comercial de mucho movimiento, cerca del
recientemente terminado Canal Erie. Tal era la manifestación del poder de Dios en la obra
de Finney que los comerciantes de todo el distrito muchas veces cerraban sus puertas para
asistir a las reuniones. En sus giras de iglesia a iglesia, grandes multitudes seguían a
Finney.

Charles Hambrick-Stowe, un biógrafo de Finney, observa: "Muchos llegarían a decir que


fue el más grande avivamiento local en la historia de los Estados Unidos".7 Citando a
Beecher, continúa: "El avivamiento a escala nacional despertado por Rochester fue 'la
mayor obra de Dios, y el más grande avivamiento religioso que el mundo jamás ha visto en
tan corto tiempo'". 8
La campaña en Rochester también unió a los creyentes respecto de dos importantes asuntos
sociales: temperancia y la abolición de la esclavitud. Ambos tendrían muy amplias
implicaciones.

ESCRITURA Y ENSEÑANZA
En 1832, el fuego del avivamiento comenzó a desvanecerse y Finney asumió un pastorado
en Nueva York. En 1835, el recién fundado Oberlin College (Ohio) lo invitó a ser su primer
profesor de teología. Finney tenía cuarenta y tres años de edad y estaba agotado. En gran
necesidad de descanso y con el sentir de que estaba ocurriendo un cambio en el ambiente
espiritual, aceptó. Por el resto de su vida se dedicó a dictar clases en Oberlin y a conducir
campañas en varios lugares, como en Nueva York, Boston, e Inglaterra.

Hasta entonces, Finney se había dedicado al evangelismo. Como no tenía obras publicadas,
sus suposiciones teológicas eran relativamente desconocidas. Todo esto cambió en 1835,
cuando Finney publicó sus Lectures on Revivals of Religion . En un resumen del
contenido, Nathan Hatch escribe: "Finney lanzó una virulenta crítica de la ortodoxia
calvinista, tirando a matar el sistema calvinista. Negó la implícita autoridad del saber, se
burló de la impotencia de los cuidadosamente escritos sermones... y condenó el distante y
elegante estilo de los ministros educados. Clamó contra la burocracia eclesiástica,
particularmente las sutilezas teológicas y la caza de herejías que había llegado a
caracterizar el coto presbiteriano... Finney pedía una revolución copernicana para que la
vida religiosa se centrara en el público. Despreciaba el estudio teológico formal".9

El problema consistía en que Finney escribió Revivals of Religion [Avivamiento de


religión] cuando todavía era un ministro presbiteriano ordenado. Esto puso al descubierto
su oposición a la teología de su propia denominación. Además, sus obras posteriores
confirmaron que él creía en la posibilidad de una vida santa y sin pecado para los recién
conversos, la negación de la imputación del pecado y la culpa de Adán, la habilidad
humana de crear para sí una nueva naturaleza, el rechazo de la Expiación sustitutiva, y el
poder de fabricar un avivamiento mediante ciertos métodos. En otras palabras, negó
grandes secciones de la Confesión de Westminster que había jurado mantener. Él y Asa
Mahan (1799-1889), el presidente de Oberlin College, más adelante compilaron estas ideas
en lo que se conoce como "Teología Oberlin".

En 1837, sintiendo la presión de sus colegas presbiterianos, renunció a la denominación


presbiteriana y se afilió a los congregacionalistas.

En 1851, bajo presión, Mahan renunció a la presidencia de Oberlin y la facultad con voto
unánime pidió a Finney que asumiera ese cargo. Tenía entonces cincuenta y nueve años de
edad. Finney mantuvo la presidencia hasta 1866, cuando renunció debido a su avanzada
edad. Pero siguió dedicándose a la evangelización, y a la enseñanza en Oberlin, hasta su
muerte en agosto de 1875.

EL MINISTERIO DE FINNEY
El ministerio de Finney fue único. En un tiempo cuando casi todos los pastores leían sus
sermones, Finney predicaba sin notas, y generalmente sin prepararse. Se levantaba a hablar
según el Espíritu lo inspiraba. Más adelante, se valió de un sencillo bosquejo para sus
prédicas.
Finney despreciaba la preparación formal. A veces era criticado por su estilo de predicación
tajante y sentenciosa.

Finney practicó muchas novedades. Como no creía en el pecado original, suponía que el
hombre puede arrepentirse y volverse a Dios sin intervención sobrenatural. Por lo tanto,
cualquier medida que pudiera provocar una decisión por Cristo era justificada.
Caracterizaban su obra los llamados al altar, la práctica de orar públicamente por los
inconversos que estaban presentes, y la exigencia a tomar una decisión inmediata de seguir
a Cristo.

Aunque los metodistas, y algunos bautistas, ya habían estado practicando estos métodos,
Finney los popularizó. Siguen en uso hoy. Como señala Murray: "Lo que sucedió allí [en la
Nueva York occidental bajo Finney] llegó a marcar un hito en la historia evangélica, y trajo
entre los líderes que también profesaban fe en la obra del Espíritu Santo, la primera gran
controversia respecto del significado del avivamiento".

A su favor se dirá que Finney también motivó las aplicaciones sociales del evangelio.
Finney, Mahan, y sus seguidores fueron algunos de los primeros líderes en el movimiento
que abogaba por la abolición de la esclavitud. También asumió una firme postura contra la
orden masónica.

LA TEOLOGÍA DE FINNEY
Finney fue un muy franco pelagiano. Sus otras creencias teológicas, que ya hemos
mencionado, revelan su repugnancia a la preparación teológica. Un historiador resume así
la teología de Finney: "El concepto de que un hombre no regenerado es gobernado por una
naturaleza caída no tenía sentido... Una decisión de la voluntad, no un cambio de
naturaleza, era todo lo que se requería para ser convertido... Si la conversión era el
resultado de la decisión del pecador, y si era responsabilidad del predicador inducir esa
decisión... entonces cualquier medida que llevara al inconverso hacia el punto de una
instantánea y absoluta conversión tenía que ser buena".11

Estas ideas eran contrarias a la ortodoxia de la época, que la mayoría había aceptado desde
que el Mayflower arribara en Plymouth Rock en 1620.

¿De dónde sacó Finney estas ideas? Casi todos los historiadores señalan la influencia de
Nathaniel William Taylor (1786-1858), profesor de teología en Yale. Los puntos de vista
de Finney eran casi idénticos a los que se hallan en la "Teología New Haven" de Taylor,
también denominadas la "Nueva Teología".12 "La voz era de Finney" —expresa Murray—,
pero "el pensamiento era de Taylor".13 O, como lo expone Nathan Hatch: "Las
abstracciones de la teología New Haven de pronto habían cobrado vida en el burdo y
animado fanatismo de las Nuevas Medidas [de Finney]".

A la larga, la teología New Haven, popularizada por Finney, produjo división. En 1838, los
presbiterianos se dividieron en la Antigua Escuela y en la Nueva Escuela. La primera
representaba la tradición teológica que descendía de la Reforma hasta los Puritanos. La
última expresaba la nueva teología de Taylor y Finney.
FORTALEZAS DE FINNEY
Los muchos puntos fuertes de Finney explican la manera poderosa en que Dios lo usaba.
Una de sus fortalezas era su vida de oración. Era un hombre que oraba intensamente y por
largas horas, una disciplina que necesitan los pastores. Finney pensaba que podía producir
avivamiento mediante ciertos métodos, pero su vida de oración fue el mayor factor
contribuyente. A menudo pasaba horas en oración, tanto antes como después de sus
reuniones de avivamiento.

Su segunda fortaleza era la gran unción del poder del Espíritu Santo que descansaba sobre
él. Cuando predicaba, los oyentes solían quedar en completo silencio. Luego llegaban a un
profundo, prolongado, y penetrante sentido de pecado, lo cual resultaba en una gran
conversión a Cristo, algo que por medios humanos era imposible explicar.

La tercera fortaleza de Finney era su ética laboral. Cuando conducía una campaña trabajaba
dieciséis horas al día, siete días a la semana. Después de tan intenso esfuerzo, cada verano
pasaba varias semanas en Nueva York, en la granja de sus suegros, para recuperar las
fuerzas.

En cuarto lugar, el celo evangelístico de Finney no tiene precedentes. Amaba a la gente y se


entregó desmesuradamente para que fueran salvos.

DEBILIDADES
Finney también tuvo debilidades que limitaron un prolongado servicio a la Iglesia, y en
ciertos casos provocaron mucho daño entre los de poco criterio.

La primera fue su mentalidad de "llanero solitario": solamente yo y mi Biblia. Para Finney,


la teología y la historia de la Iglesia eran territorio que no le interesaba mucho. Debido a
esto, muchas veces era imposible enseñarle algo y no se dejaba corregir. (Hemos notado su
indisposición de escuchar a sus mayores en la Conferencia de New Lebanon el verano de
1827.)

Por ejemplo, Finney escribió: "Hay mucha ignorancia en las iglesias respecto al tema de los
avivamientos... Muy pocos tienen buen conocimiento del tema".14 Pero, desde 1790, se
han suscitado grandes avivamientos en Norteamérica e Inglaterra. Probablemente el mayor
avivamiento en la historia, el Gran Despertamiento, tuvo lugar bajo Whitefield, Edwards, y
Wesley en los años 1740. Ignorando estos recientes sucesos, Finney supuso que él era el
primero en comprender de veras el avivamiento.

"Finney comenzó su propia búsqueda religiosa — anota Nathan Hatch — , al negar la


fuerza de la herencia de autoridad religiosa. Confiaba en su propio iluminado razonamiento,
aunque no contaba con instrucción teológica".15 Esta postura lo excluyó de la histórica
confesión cristiana en muchos de los importantes aspectos doctrinales. Ya hemos
mencionado algunos de éstos.

Su segunda debilidad, que tiene mucho que ver con la primera, era la elevación de la razón
por encima de la revelación. Finney exigía que muchos misterios bíblicos fueran traducidos
a fórmulas racionales humanas. Finney luchaba por "ajustar las verdades del cristianismo a
un tan armonioso sistema de pensamiento que no se violara los dictámenes de la razón —
observa Murray — . Esto, como muchas veces dijo, era (después de la conversión de almas)
la gran meta de su vida".16 Finney no podía aceptar misterios, como la congruencia de la
soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre.

LECCIONES
Podemos aprender muchas lecciones de la vida de Finney. Primero, Dios se complace en
usar vasos imperfectos. Dios perfeccionó su poder mediante las debilidades de Finney (2
Corintios 13:4). Esto debiera alentar a cada pastor. A pesar de las imperfecciones de
Finney, Dios se complació en hacerlo su instrumento. A pesar de nuestras imperfecciones,
Él se valdrá también de nosotros.

Segundo, necesitamos discernimiento. El poder sobrenatural de Dios no significa que


aprueba todo lo que el hombre cree o hace. Dios ungió a Sansón aunque durmió con
prostitutas filisteas. Dios ungió y amó a Charles Finney aunque rechazó la verdad del
pecado original y de la Expiación sustitutiva.

Pero también es cierto lo opuesto. Los fracasos de un hombre no impiden que Dios obre por
medio de él. Balaam era idólatra, pero Dios habló proféticamente por medio de él.
Aprendemos de Finney a no rechazar el poder de Dios manifestado en un hombre sólo
porque su vida o su doctrina sean imperfectas.

Tercero, nuestras suposiciones teológicas determinarán nuestra práctica. La teología New


Haven de Finney determinó sus métodos evangelísticos. Él enfatizó demasiado el lugar de
las decisiones humanas porque rechazó la verdad del pecado original. Su alta estima del
hombre gobernó sus prácticas evangelísticas. De la misma manera, nuestras suposiciones
teológicas determinan nuestras prácticas.

Cuarto, sea humilde. No sea un "llanero solitario". Lea la historia de la Iglesia y aprenda de
ella. Estudie la teología de grandes pensadores del cristianismo, como Agustín, Calvino,
Lutero, y Edwards. No se decepcionará, porque...

Dios escribe la Historia.

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