Notas - Jesús y Los Espíritus - Esther Miquel Pericas
Notas - Jesús y Los Espíritus - Esther Miquel Pericas
Notas - Jesús y Los Espíritus - Esther Miquel Pericas
APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA A LA
PRÁCTICA EXORCISTA DE JESÚS. ESTHER MIQUEL PERICÁS. EDICIONES
SIGUEME, 2009.
En ese mundo, los síntomas de la posesión espiritual pueden ser tan fácilmente reconocibles
como en el nuestro lo son los de una infección gripal. En ninguno de los dos casos resulta
fácil tener una percepción directa del agente implicado el espíritu poseedor o el virus, pero
el conocimiento social compartido permite que, en la mayoría de los casos, incluso los no
expertos puedan identificarlo.2
Una lectura, incluso superficial, del conjunto de documentos antiguos que tratan sobre
Jesús sugiere con fuerza que el fenómeno de la posesión tuvo un papel central tanto en el
movimiento por el creado como en los orígenes del cristianismo. Al hombre occidental del
siglo XXI le resulta muy difícil dar sentido a esta clase de fenómenos y valorar
adecuadamente la relevancia social, política y religiosa que parece haber tenido en las
culturas mediterráneas del siglo I.4
1
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 9.
2
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 9.
3
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 10.
4
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 10.
humana, sin detenerse por un momento a pensar que el propio Jesús vivió plenamente
inmerso en ellos.5
El contacto creciente entre la cultura occidental moderna y las numerosas culturas en las
que la creencia en espíritus poseedores sigue vigente está suscitando entre los biblistas un
interés nuevo por la práctica exorcista de Jesús.6
En lo sucesivo diremos que un individuo está poseído por un espíritu cuando se dan las dos
siguientes condiciones: 1) El individuo manifiesta una incapacidad total o parcial para
controlar acciones, omisiones o actitudes de las que su entorno social le considera
normalmente responsable; 2) el entorno social atribuye esa falta de control a la acción de un
espíritu. El espíritu posee a la persona de forma análoga a como un señor posee o domina la
voluntad de su esclavo.7
Este sentido general del verbo exorcizar y sus derivados también queda justificado por las
fuentes literarias del entorno de Jesús especialmente por los evangelios. En estos escritos, la
acción sobre el espíritu poseedor por medio de la cual se elimina la coacción que éste ejerce
sobre la persona poseída se expresa normalmente mediante los verbos ekbálló, que significa
«echar fuera» o «expulsar», y apóllumi, que significa «destruir». La acción sobre la víctima
suele expresarse con los verbos «desatar» (lúó) o «liberar» (apolúó).9
Así pues, entiendo que estos relatos dramáticos reflejan prácticas exorcistas específicas
utilizadas en aquellos casos particularmente graves en los que el espíritu ha suplantado
5
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 11.
6
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 12.
7
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 14.
8
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 15.
9
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 15.
10
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, pp. 15-16.
totalmente la voluntad del poseso, pero no deben ser considerados como el único modelo de
exorcismo reconocido en el entorno sociocultural de Jesús.11
Mi objetivo general es mostrar que, en la sociedad judeopalestina del siglo I d.C., esta
práctica tenía sentido, y que dicho sentido contextual sirve para dilucidar; al menos de
forma parcial, el papel que la posesión espiritual y los exorcismos parecen haber tenido en
los orígenes del movimiento de Jesús.12
La práctica de exorcizar a los posesos, es decir, a los poseídos, era coherente y normal en la
cultura del entorno social de Jesús.
De acuerdo con estas evaluaciones, la praxis exorcista de Jesús aparece como uno de los
datos más probablemente históricos entre los transmitidos por los evangelios. A pesar de
ello, la exégesis crítica actual no ha logrado integrar estos testimonios en el contexto global
del ministerio de Jesús de una forma plenamente satisfactoria.14
La fama de Jesús como exorcista confirmada por todas las fuentes antiguas, no se
compagina bien con el reducido papel que la mayoría de los exegetas críticos atribuyen a
esta práctica de Jesús en el contexto de su ministerio. Aunque casi todos los estudiosos
reconocen la relación que los propios evangelios establecen entre la expulsión de demonios
y la llegada del reinado de Dios la tendencia interpretativa predominante reduce la
relevancia de los exorcismos a la función de anticipar de forma simbólica la victoria
definitiva de Dios sobre el mal.15
La investigación actual sobre el Jesús histórico reconoce de forma casi unánime que la
praxis exorcista es una de las actividades atribuidas por los evangelios a Jesús que tiene
11
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 16.
12
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, pp. 16-17.
13
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 17.
14
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 18.
15
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 18.
más probabilidad de ser histórica. La razón de este casi total acuerdo es que dicho dato
evangélico cumple dos de los criterios de plausibilidad histórica más sólidos: el del
testimonio múltiple y el de incomodidad. El primero de estos criterios afirma que la
probabilidad de que un informe sobre un personaje o acontecimiento antiguo sea histórico
aumenta con el número de testimonios independientes que lo corroboran. El segundo
criterio, valido de forma general en el ámbito de la sociología de grupos, afirma que ningún
grupo o movimiento inventa tradiciones irrelevantes o incomodas para la promoción de su
propio programa. Por lo tanto, si en algún caso conserva y transmite tradiciones de este
tipo es porque las venera como auténticas o porque, siendo de conocimiento público tiene
necesidad de justificarlas.16
Ahora bien, una reconstrucción histórica seria de un personaje del pasado no puede
limitarse a exponer la fiabilidad de la transmisión de los testimonios. Debe también mostrar
que los datos interpretados que utiliza son verosímiles y plausibles en el contexto
sociocultural de dicho personaje. Esta exigencia de la historiografía moderna no presupone
en modo alguno que los individuos carezcan de rasgos propios o no puedan llevar a cabo
acto o proyectos innovadores. Significa únicamente que el individuo humano está siempre
enraizado en el mundo que le ha tocado vivir y que el historiador sólo puede entenderlo
sobre el trasfondo de ese mundo.17
La antropología cultural es una ciencia que intenta dilucidar las relaciones existentes entre
las condiciones ecológicas, económicas y sociales de los grupos humanos, y los valores,
conocimientos prácticos y creencias que orientan sus formas de vida.18
La posesión por espíritus es un fenómeno cultural… esto implica que sólo es reconocible y
significativa, [es decir], sólo es posible, en el marco de ciertas culturas. Si deseamos, pues,
captar lo que la posesión por espíritus significa para los grupos humanos que creen en ella,
deberemos adoptar la perspectiva de la antropología cultural.19
16
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 20.
17
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, p. 20.
18
MIQUEL, Esther. Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús.
Salamanca (España): Ediciones sígueme, 2009, pp. 22-23.
19
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 29.
¿QUÉ ES CULTURA?: Cultura es aquella parte o dimensión de la experiencia acumulada
de un grupo humano que se origina en su interacción creativa con el entorno vital y es
compartida por todos sus miembros.20
El conocimiento cultural puede incluir propiedades, o elementos que no son objeto directo
de la experiencia humana, pero cuya existencia se induce a partir de los efectos que
supuestamente producen en esa experiencia.22
Así, por ejemplo, nuestra moderna cultura científica acepta la existencia de unas entidades
a las que denominamos «partículas elementales» que nadie puede ver o tocar, pero que
sirven para explicar fenómenos medibles o directamente observables. De manera análoga,
muchas culturas tradicionales aceptan la existencia de entidades espirituales o sensibles
cuya presencia supuestamente resulta reconocible gracias a los efectos que de forma
sistemática u ocasional producen sobre el mundo de los hombres. Los presupuestos
criterios mediante los cuales un grupo humano interpreta determinadas experiencias como
efecto de entidades no directamente experimentables forman también parte de su
conocimiento cultural. Así, aquellos grupos humanos que creen en la existencia de espíritus
capaces de poseer a las personas identifican ciertos tipos de conducta como efectos
inequívocos de posesión.23
20
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 29.
21
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 30.
22
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 30.
23
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 31.
24
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 31.
Lo normal es que la tradición cultural de cualquier grupo humano suficientemente longevo
se organice antes o después en un sistema de creencias, prácticas y valores al que la
sociología del conocimiento se refiere como «visión del mundo»… En otras palabras, una
visión del mundo integra todo el conocimiento común compartido, establece conexiones
coherentes entre sus elementos y lo completa con los presupuestos necesarios para que
forme un sistema capaz de dar sentido a todas las experiencias concebibles por el grupo y
de orientar a las personas en todas las circunstancias posibles de su vida. La creencia en
seres espirituales capaces de actuar coactivamente sobre los individuos forma parte de las
visiones del mundo de los grupos humanos donde se da el fenómeno de la posesión, por lo
que hemos de esperar encontrarla coherentemente integrada tanto en el conjunto de sus
conocimientos cosmológicos y técnicos como en el de su praxis política y moral.25
Evidentemente, las visiones del mundo nunca son totalmente completas… las tradiciones
culturales crecen y se modifican, de ahí que las visiones del mundo que las integran no
puedan por menos que cambiar. No obstante, lo más habitual es que lo nuevo se incorpore a
la visión del mundo vigente, respetando las líneas básicas de su organización global y
buscando mantener su coherencia interna.26
Aunque la creencia en espíritus capaces de interaccionar con los seres humanos suele
pertenecer al núcleo cosmológico más estable de aquellas visiones del mundo en las que
está integrada, las identidades, los poderes y las funciones de los espíritus relevantes para el
grupo varían con mucha mayor facilidad… las manifestaciones concretas de la creencia en
la posesión espiritual suelen reflejar con considerable detalle los conflictos de intereses las
crisis menores de la vida social.27
25
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 32.
26
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 32.
27
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 33.
responsable. Los tipos de estados, acciones o conductas asociados de esta manera a la
posesión espiritual dependen también de la cultura.28
La posesión es una variedad de una clase mucho más amplia de fenómenos culturales que
presuponen la existencia de espíritus capaces de interaccionar con el mundo humano. Estos
espíritus pueden ser concebidos de formas muy diversas según las diferentes culturas,
aunque en todos los casos actúan como sustancias vivas, sutiles, fluidas y moldeables que
sólo son perceptibles de forma indirecta a través de sus efectos sobre el mundo sensible.29
Generalmente los espíritus más importantes y poderosos son personales es decir, espíritus
que se comportan de acuerdo con el repertorio de impulsos y motivaciones propio de los
seres humanos. Algunos de ellos son almas de personas muertas (héroes, santos,
antepasados, individuos que han muerto prematuramente o que no han recibido los ritos
fúnebres adecuados, etc.); otros, las formas espirituales bajo las que los seres divinos,
angélicos o demoníacos aparecen cuando interaccionan con el mundo de los hombres.31
NOTA DE PIE DE PAGINA: Entre las tradiciones cultuales en las que más visiblemente
se manifiesta la variedad de caracteres que pueden presentar los espíritus se encuentran los
cultos de raíces africanas surgidos en América por influjo de la población negra
esclavizada.32
Se da además por descontando que los espíritus tienen gustos y necesidades que
normalmente procuran satisfacer utilizando todos los medios a su alcance, y entre esos
medios están incluidas las personas que voluntaria o involuntariamente puedan cruzarse en
28
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 33.
29
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 34.
30
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, pp. 34-35.
31
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 35.
32
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 35.
su camino. Interesa, por tanto, a los seres humanos tener conocimientos fiables acerca de
los caracteres y comportamientos típicos de las diferentes clases de espíritus, a fin de saber
cómo evitar los contactos espirituales perjudiciales y cómo propiciar los beneficiosos.33
33
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 36.
34
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 37.
35
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 39.
36
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 39.
37
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 40.
hambrunas, pestes, plagas, terremotos, agresiones militares... Cuando el grupo sufre este
tipo de catástrofes, sus miembros no pueden por menos que preguntarse cuáles han sido las
razones que han provocado el castigo.38
Estudios Históricos y etnográficos indican que una de las configuraciones más frecuentes
de la relación patrón cliente entre espíritus centrales y grupos humanos es el culto a los
antepasados. Los espíritus de los antepasados muertos protegen y aseguran la prosperidad
de sus sucesores, quienes a cambio les honran con ofrendas y ritos periódicos en santuarios
locales o en sus propias tumbas. Dichos espíritu, velan por el mantenimiento de las
costumbres tradicionales de la familia o del clan, castigando con enfermedades y desgracias
a quienes las transgreden o ignoran. Esta configuración se halla muy arraigada en casi todas
las culturas africanas actuales10, y parece ser el origen de muchos de los cultos ofrecidos
por las antiguas ciudades-estado mesopotámicas a los antepasados deificados de las
dinastías reales.40
Entre las posesiones positivas más claras están las posesiones por espíritus centrales en
contextos de culto. A través de ellas los espíritus patrones se hacen presentes en medio del
.grupo cliente asegurándole su cercanía y protección. Dependiendo de las culturas y de los
contextos rituales, la posesión puede afectar a cualquier participante, estar reservada a un
sector de iniciados o ser privilegio exclusivo del celebrante.42
38
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 40.
39
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, pp. 41-42.
40
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 42.
41
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 46.
42
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 47.
En algunos casos, los participantes poseídos se convierten en médium a través de los cuales
habla o actúa el espíritu; en otros, entran en trance., tienen visiones o profieren los típicos
sonidos articulados que los historiadores de la religión denominan genéricamente
«glosolalia». En la literatura bíblica encontramos ejemplos de esta clase de fenómenos
entre los grupos de profetas que rodean a Samuel (1 Sam.9:5-13). Los ejemplos
neotestamentarios más claros los constituyen la posesión colectiva por el Espíritu Santo, el
día de Pentecostés, descrita en el libro de los Hechos (2:1-13), y las referencias de Pablo a
los fenómenos carismáticos que parecen haberse manifestado de forma habitual en las
celebraciones comunitarias de varias iglesias (I Cor.12-14; Gál.4:6).43
Entre los grupos humanos preindustriales la creencia en una realidad trascendente poblada
por espíritus tiene importantes repercusiones sobre la salud de muchos de sus miembros y,
por tanto, sobre la vida cotidiana individual. Los efectos de creer en la acción de los
43
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 48.
44
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 50.
45
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 51.
espíritus sobre las personas se extienden, sin embargo, mucho más allá del estrecho círculo
personal.46
Todos los grupos humanos que creen en la posesión espiritual reconocen la posibilidad de
casos fingidos. Sin embargo, los criterios culturales utilizados para valorar las
manifestaciones concretas del fenómeno no exigen la identificación de todos los casos
beneficiosos para el poseso como casos fingidos, puesto que es de conocimiento común que
los espíritus pueden aliarse con personas, sectores sociales o grupos de interés y promover
sus causas a través de posesiones. Así pues, un siervo oprimido que en un supuesto estado
de posesión se comporta agresiva o descaradamente con su señor podría estar fingiendo,
pero también es posible que esté actuando bajo el impulso de un espíritu que se ha
solidarizado con su situación y le ha impulsado a rebelarse contra su opresor.49
46
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 83.
47
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, pp. 83-84.
48
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 86.
49
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 86.
Por otra parte, ese mismo tipo de visión cultural del mundo permite dar razón de muchos
casos en los que el sujeto poseído controla total o parcialmente su estado y actúa en
connivencia con el espíritu que le posee. Los ejemplos más claros y relevantes de esta
situación son precisamente los estados de posesión controlada a los que voluntariamente
acceden los expertos en espíritus. Pero también existen casos ambiguos en los cuales las
víctimas de posesiones reiteradas consiguen familiarizarse con el espíritu que les acosa y
aprenden a influir, aunque sólo sea parcialmente, sobre su forma de actuar. Esto les permite
utilizar en beneficio propio, algunos de los efectos colaterales de las posesiones que
padecen.50
Según algunos estudiosos, «Belcebú» sería un nombre compuesto o inventado por los
propios enemigos de Jesús para designar al demonio que supuestamente le posee y/o le
concede poderes extraordinarios; otros creen que designa a un dios pagano concreto.52
La explicación más convincente del origen de este nombre es, a mi entender, la ofrecida por
las investigaciones de Penny y Wise, quienes han identificado en el manuscrito 4Q560 de
Qumrán lo que parece ser la versión original hebrea del nombre griego Beelzeboul. Este
manuscrito reproduce una fórmula mágica cuya finalidad es proteger a sus usuarios frente a
la agresión de ciertos espíritus malignos. El nombre en cuestión sería a su vez la
transcripción hebrea de un antiguo término acádico que, en el contexto de la magia
exorcista acádica, significa «el enemigo». Dado que la fórmula no presenta ningún rasgo
que la vincule con la ideología sectaria de Qumrán, podemos concluir que se trata de una
fórmula importada, procedente de la tradición exorcista mesopotámica. Lo más probable es
que en el contexto de la práctica exorcista judía del tiempo de Jesús, el término «Belcebú»
fuera entendido y utilizado como nombre propio de algún demonio o espíritu poderoso.53
Mc.3:22a, sirve al mismo tiempo como conclusión del episodio anterior, en el que los
parientes de Jesús quieren llevárselo porque dicen que está fuera de sí (3: 20ss.), y como
parte de la acusación con la que se inicia la controversia de Mc.3:22-30. Según los escribas,
50
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 87.
51
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 140.
52
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 140.
53
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, pp. 140-141.
la razón de que Jesús parece fuera de sí es que está poseído, y la causa por la que tiene
poder para hacer exorcismos reside en que actúa con la ayuda del jefe de los demonios.54
Existen, pues, dos o tres tradiciones independientes que atribuyen a gentes del entorno de
Jesús la opinión de que estaba poseído por un demonio o espíritu maligno. La plausibilidad
histórica de esta opinión negativa acerca de Jesús es muy grande, puesto que… además de
estar múltiplemente atestiguada cumple el criterio de incomodidad.55
Jesús realizó exorcismos y fue un exorcista famoso. Los testimonios que avalan esta
afirmación son los relatos de exorcismos narrados en los evangelios sinópticos, la
controversia de Belcebú -en la que los mismos oponentes de Jesús reconocen su poder para
hacer exorcismos-, el mensaje del Jesús lucano a Herodes confirmando su intención de
seguir haciendo exorcismos (Lc.13:31-33) y los papiros mágicos que invocan a Jesús como
espíritu poderoso.56
No tenemos ningún indicio de que la literatura cristiana primitiva posterior creara nuevos
relatos de exorcismos para atribuírselos a Jesús; los nuevos exorcismos que describe están
siempre protagonizados por discípulos o seguidores postpascuales. Esta falta de interés del
cristianismo primitivo por inventar nuevos exorcismos de Jesús apoya la hipótesis de que
ninguno de los cinco relatos sinópticos ha sido creado a partir de otro. Ciertamente, la
multiplicidad e independencia de este conjunto no avala la historicidad de ningún relato
particular, pero sí la de la práctica exorcista de Jesús en general. Dicho con otras palabras,
la existencia de estos relatos sería difícilmente explicable si Jesús no hubiera practicado el
arte de expulsar demonios.57
Las invocaciones a Jesús halladas en algunos papiros mágicos no son sólo literariamente
independientes de todos los demás testimonios, sino que además parecen haber sido
transmitidos en unos medios sociales y con unos propósitos totalmente diferentes a los de la
literatura cristiana primitiva. La explicación más plausible de su existencia consiste en que
la fama de Jesús como experto controlador de espíritus sobrepasó los límites de su entorno
social y de su patria, y motivó que fuera elevado a la categoría de espíritu poderoso tras su
muerte.58
54
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 141.
55
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 142.
56
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 143.
57
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 144.
58
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 145.
Jesús vinculó la práctica exorcista a la propagación de su mensaje y de su proyecto, a los
que la tradición sinóptica identifica con el anuncio y la llegada del reinado de Dios. Este
dato se encuentra avalado por la controversia de Belcebú en la versión del documento Q (Q
11, 14-15.17-20), las escenas de la elección de los Doce y de su envío en Marcos (3:13-19;
6:6b-13), la del envío de los Doce en Mateo (10:5-15) y la del retorno de los setenta y dos
en el material propio de Lucas (10:17-18).59
Según Marcos, Jesús elige a los Doce para que estén con él y para enviarlos a predicar, y
les da poder para expulsar a los demonios. Cuando efectivamente les envía, ellos se van
predicando la conversión, expulsando demonios y sanando enfermos. En este contexto, la
conversión parece referirse a la adopción de un estilo de vida acorde con la espera activa de
la llegada del reinado de Dios (Mc1:14-15).60
El dominio sobre los espíritus impuros fue un rasgo relevante del movimiento suscitado por
Jesús.61
HAY UNA TEORIA QUE DICE QUE JESÚS UTILIZÓ EL PODER DE BELCEBU
PARA EXORCIZAR: Algunos autores han señalado con razón que, en el contexto de la
controversia, este argumento acepta de forma implícita la tesis de los acusadores. Jesús
acepta estar utilizando el poder del jefe de los demonios para expulsar a los demonios, pues
es esto lo que le permite suscribir la premisa de que, en sus exorcismos, Satanás se está
enfrentando con su propia familia o clientela. Dicho con otras palabras, Jesús concede que
59
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 145.
60
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 145.
61
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 147.
62
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 149.
utiliza el poder de Satanás para expulsar demonios, pero argumenta que tal forma de actuar
no es sino una estrategia para conseguir que Satanás se autodestruya.63
NOTA AL PIE DE PAGINA: La posibilidad de que Jesús utilizara esta estrategia ha sido
defendida por J. J. Rousseau, Jesús an Exorcisl ofa Kind, en E. Lovering (ed.),SBL 1993
Semminar Papers, Atlanta 1993, 129-153, espec. 130. P. Sellew, Beekebul in Mark 3, 106,
también apoya esta interpretación.64
REFERENTE AL “DEDO DE DIOS” (LC.11:20): Por otra parte, hay razones para
pensar que no se trata de una creación postpascual unida secundariamente a la acusación.
En efecto, la expresión «dedo de Dios» que aparece en esta respuesta aparece también en
una invocación dirigida al dios Cronos grabada en un óstracon egipcio de la época romana.
Dicha invocación conjura por el dedo de Dios para impedir que una determinada persona se
comunique con otra. El contenido indica que estamos ante la fórmula de un ritual no oficial,
perteneciente a la categoría de lo que las autoridades calificarían como magia.66
63
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 156.
64
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 156-157.
65
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 157.
66
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 160.
los tipos de defensa que consideraron más útiles o contundentes. De entre las defensas que
han llegado hasta nosotros, aquella que reivindica a Dios como la fuente del poder exorcista
de Jesús e interpreta su lucha exitosa contra los espíritus impuros como manifestación de la
llegada del reinado de Dios tiene muchas probabilidades de ser histórica.67
Jesús fue un terapeuta religioso amoral. De acuerdo con la información que poseemos,
nunca declaró a un paciente culpable de su propia dolencia ni buscó brujos sospechosos de
haber provocado el mal.70
A pesar de la distancia temporal y cultural que nos separa de Jesús, su modo de tratar la
dolencia y de entender la salud tiene implicaciones políticas éticas y religiosas que
todavía hoy resultan significativas.71
67
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 162.
68
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 163.
69
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 163.
70
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 166.
71
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 177.
72
MIQUEL, Esther. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús. Salamanca (España):
Ediciones Sígueme, 2009, p. 177.