Democracia Show Joaquin Bochaca
Democracia Show Joaquin Bochaca
Democracia Show Joaquin Bochaca
Joaquín Bochaca
PROLOGO
Hay una Historia oficial, que se escribe para los muchachos de las
escuelas y, eventualmente, para el consumo del gran público, y hay, por
supuesto, una Historia real, que no se escribe en libros de gran tirada,
que incluso, a veces, no se escribe y que, en todo caso, hay que leer
entre líneas o deducir del encadenamiento de los hechos, tal como se
van produciendo, e independientemente de la "música" que los mass
media ponen a tales hechos.
EL ARTE DE EQUIVOCARSE
"Estos malditos sudistas no saben disparar. ¿Por qué tiran desde tan
lejos? ¡Qué manera de malgastar municiones! No podrían alcanzar ni a
un elefante desde esta dista... ( l ).
SUBLIMES PALABRAS
Ciertas personas tienen la desagradable costumbre de poner en paralelo
las palabras de gigantes de la Historia con sus hechos, reprochándoles
que éstos no concuerden con aquéllas. No estamos de acuerdo con tan
utilitario punto de vista. En efecto, ¿qué demuestra eso? ¿Con qué
derecho se extraen conclusiones de las aparentes contradicciones entre
ciertos actos y ciertas promesas, para criticar a los hombres que
hicieron tales promesas y cumplieron tales actos? ¡Como si no se tratara
de dos clases de fenómenos totalmente distintos, totalmente
independientes y cuyo antagonismo no adopta una tonalidad ética más
que en los cerebros anacrónicos tarados por el formalismo pequeño-
burgués!
Una cosa es lo que se dice. Y otra cosa, lo que, se hace. Tanto, en un
caso como en el otro, hay razones para ello. Y en el intervalo que separa
al verbo de la acción, razones diferentes pueden muy bien substituir a
las razones originales. Estamos por decir, incluso, que esto es lo que
más a menudo sucede. Pues la acción, está habitualmente motivada por
consideraciones de un grosero utilitarismo. Mientras que el verbo está
emparentado, casi siempre, con la poesía, con ese deseo, tan humano,
de superarse; de dar a su comportamiento una coloración ventajosa. El
lustre señorial es, ante todo, un problema de vocabulario. Y cuando
logra expresarse en alejandrinos alcanza, entonces, la perfección.
Iremos más lejos: a veces, en la Historia de los hombres, lo que
verdaderamente tiene importancia, lo que pasa por delante de todo, es lo
que se dice. No lo que se hace. Los actos vuelan; las palabras quedan.
En La Rochelle (Francia) se muestra a los turistas maravillados la mesa
de madera que el alcalde Guitton, cercado por las tropas de Richelieu,
pinchó con su daga. "Así apuñalaré yo -proclamó- a quien quiera que me
hable de capitulación". Luego, capituló muy juiciosamente, y como ese
calvinista se hallaba dotado de un sólido sentido práctico, se hizo
garantizar, en el acta de capitulación, que él conservaría sus funciones
de alcalde. Pero lo que ha quedado en la Historia es el dagazo en la
mesa de ese "resistente" indomable.
¿Qué dijo Luis XIV, en1709, al Mariscal Des Villars? Pues que él estaba
"dispuesto a morir a la cabeza del Ejército". Noble resolución. Pero las
circunstancias no se prestaron al cumplimiento de ese ferviente deseo y
no se podría, decentemente, reprochar al Rey Sol, de haberse muerto en
su cama, seis años, más tarde.
Como tampoco se podría reprochar a los marinos del "Vengeur" por
haber bajado su pabellón e izado bandera blanca en el combate de
Ouessant en 1794, Además, ¿quién sabe, hoy, a parte ciertos maníacos
de la Historia no-oficial que ese pabellón se bajó y la bandera blanca
subió, en su lugar? Para la imaginación popular, que es lo esencial, esos
marinos mantuvieron enhiesto su pabellón ante su adversario inglés,
hundiéndose con su barco al grito de "¡Vive la République!". Esto,
repetimos, es lo esencial. El hecho de que se rindieran a un buque de
menor calado, con su capitán a la cabeza, es lo accesorio.
O Don Emilio Castelar que, al enterarse de que las tropas mandadas por
el general D. Manuel Pavía entraban en las Cortes el 3 de enero de 1874,
dijo, entre las aclamaciones de toda la Cámara: "Me quedaré en mi
puesto. Los militares tendrán que pasar por encima de mi cadáver". Que
luego siguiera dócilmente a un sargento que lo conducía del antebrazo
no obscurece en lo más mínimo la brillantez de la frase del ilustre
tribuno de la I República Española.
O Gonzalo Fernández de Córdoba, apodado, "el Gran Capitán", que, no
pudiendo justificar las malversaciones que cometió en Italia, le dijo al
alguacil real, esta frase definitiva: "Decid a Su Majestad que he gastado,
en picos, palas y azadones, treinta millones".
"Señor Diputado,
"Gracias a la liberalidad de un generoso donante, los discípulos de
Hégésippe Simon han podido, al fin, reunir los fondos necesarios para la
erección de un monumento que salve del olvido la memoria del
precursor.
"Deseosos de celebrar el centenario de este educador de la Democracia
con todo el boato de una festividad cívica, os rogamos tengáis a bien
autorizarnos a inscribimos entre los miembros de honor de nuestro
Comité.
"En el en que tuvierais la intención de tomar la palabra en el curso de
la ceremonia de inauguración, os enviaremos toda la documentación
necesaria que os permita preparar vuestra alocución".
La carta estaba firmada por Paul Birault, lo que no les decía nada a los
destinatarios. Pero el papel con membrete del "Comité de Iniciativas del
Centenario de Hégésippe Simon" lleva como encabezamiento la altanera
divisa del "Educador de la Democracia": "LAS TINIEBLAS SE
DESVANECEN CUANDO SALE EL SOL". Esta frase cosquillea
deliciosamente las fibras más íntimas de los verdaderos republicanos.
Da autenticidad a la carta."Sitúa" a Hégésippe Simon. Le coloca en la
vanguardia de los pensadores del régimen. En este hombre que
proclama tan magníficamente que durante el día no hay oscuridad, los
diputados reconocen a un espíritu consanguíneo. Y, además, el nombre
de Hégésippe Simon tiene una consonancia tranquilizadora. Recuerda a
los grandes antepasados de 1789, al tribuno jacobino, al Venerable de la
Logia, al miembro-del-PuebloElegido-Injustamente-Perseguido, etc. Con
un nombre como ese, no se puede ser reaccionario; se debe de ser un
Educador de la Democracia. Sin dudarlo, nueve diputados aceptan con
entusiasmo patrocinar a Hégésippe Simon.
Todavía habrá una décima adhesión, más meritoria, si cabe, que las
nueve precedentes. El diputado por Indre, Cosnier, se siente algo vejado
por no haber recibido, en el mes de Agosto, la circular de Paul Birault.
Cosnier es un girondino, derechista, que pide reparación por la omisión:
"Tengo el honor de rogarle que me incluya, como mis colegas
Dalbiez,,Meunier y Chautemps, entre los miembros honorarios del
Comité del Centenario de Hégésippe Simon".
"Pero quiero ir más lejos. Quiero que sepáis que tras vuestra
liberación, dijéramos material, yo me hallaré a vuestro lado en la lucha
por vuestra liberación espiritual y que, en las elecciones libres que se
celebrarán en vuestro noble pueblo, este socialista francés no sólo
estará en espíritu con vosotros, sino que, además, está dispuesto a
visitamos y a asesoraras, si lo deseáis, en el montaje y organización de
las mismas.
"Unid, pues, mi protesta a todas las que recibáis en favor de los
poldevos, etc. etc.".
Pero Mellet no estaba demasiado satisfecho del número de respuestas
recibidas. Comprendía que sus queridos poldevos estaban en peligro de
caer en la indiferencia general. De manera que decidió aguijonear un
poco a los representantes del pueblo. Y el 4 de Abril de 1929 mandó esta
segunda circular:
"Honorable señor diputado:
"Hace ya quince días que nos permitimos apelar a vuestra conciencia
para que nos ayudarais a protestar contra las infancias que padece la
nación poldeva. Mas, ¡ay!, los acontecimientos se han precipitado. Los
campesinos se han sublevado en dos departamentos. Entonces, en
represalia, los esbirros del poder han incendiado la Bolsa del Trabajo de
Tcherchella. Con métodos iguales a los empleados por los fascistas en
Italia y Alemania un centenar de nuestros hermanos esclavos han sido
asesinados, atravesados por las espadas de la soldadesca de nuestros
grandes verdugos terratenientes y capitalistas. Han habido, incluso,
mujeres violadas. ¡Y todo esto sin juicio imparcial! Pero, en Francia,
¿cuál es la agencia de noticias que ha dicho, una sola palabra sobre
estas infamias? Francia, refugio de proscritos, gime bajo el yugo del
partido de la Reacción. (6).
"Y no obstante, nuestro pueblo no es un Desconocido para la gran
Francia de antaño. Acordaos de las cartas de Voltaire a Constancia
Nepuska (7). Es, pues, bajo la conciencia elevada del gran pensador,
siempre al lado de los pequeños contra los grandes, donde ponemos
nuestras esperanzas. ¡ Ay ¡, estamos totalmente abandonados. El obispo
poldevo no ha hecho nada en absoluto. ¡ Se diría que ni siquiera existe !
¡ Por favor ! ¡ Por favor, ayudadnos ! No os pedimos dinero, pero, por
favor, una vez más, enviadnos la carta que uniremos a nuestro dossier
para la Tercer Sub-Comisión de la Comisión del Sub-Comité de los
Derechos de las Minorías de las Sociedades de naciones" .
TERRANOVAS Y GUATEMALIANOS
Después del golpe de la estatua de Hégésippe Simon y de la creación del
Comité de Defensa de los Póldevos, podía pensarse que los
parlamentarios franceses se volverían un poco prudentes. Pues no. Tres
años después, los periodistas André Sarvet, Paul de Rivaudier y Lucien
Hoch, derechistas adscritos al "Centro de Republicanos Nacionalistas"
imaginaron la mixtificación de los Terranovas y los Guatemalianos. Un
sólo reproche, siempre el mismo: como esos muchachos eran militantes
bien disciplinados del derechismo electoral, se guardaron muy bien,
igual que sus predecesores, de meterse con los diputados derechistas, y
no mandaron su circular más que a sesenta y ocho diputados del "Cartel
de Izquierdas" y a cuatro sedicentes "nacionales" pero que a ellos les
parecían "mal elegidos" (?) o emboscados de guerra. Esa circular está
fechada a principios de Enero de 1933. Hela aquí:
" Liga de Defensa Etnica de los Terranovas y los Guatemalianos.
:'Presidente: " Presidente Sir Stanley Guerrero.
" Ginebra: 7, rue Jean-Jacques Rousseau
" Nueva York: 43, 72 Avenue, N.Y. 2
" Señor Diputado:
"Sabéis que dos estados de la República de los Estados Unidos se
hallan privados de la mayor parte de los privilegios de los otros cuarenta
y dos. Son los estados de Terranova y de Guatemala. Las razones se
basan únicamente en consideraciones étnicas, lingüísticas y políticas. El
Estado de Terranova está habitado por dos millones de habitantes de
origen ibérico que, desde que Cortés conquistó el país y aplastó la
resistencia de los Incas, han conservado la lengua española.
"En cuanto al Estado de Guatemala, tiene como lengua casi única el
portugués, desde la conquista de Don Pedro de Siracusa en 1456.
"Desde hace más de un siglo reclamamos vanamente nuestros
derechos, pero no hemos podido obtener satisfacción de nuestras
reivindicaciones. Para no citar más que un sólo ejemplo os diremos que
únicamente nuestros dos estados se hallan representados en
Washington por un solo senador, mientras que otros estados, como el
de Nueva York, tienen doce.
"En el momento en que el Imperialismo Yanki pretende sojuzgar a
Europa. , hemos pensado que la ocasión era favorable para interesar a
ésta en nuestra desgracia. Más de doscientos parlamentarios alemanes.
incluyendo al Canciller Brunning, nos han mandado su adhesión en
unos términos que nos han emocionado profundamente. También
hemos recogido adhesiones en Inglaterra y en la Sociedad de Naciones.
"Viéndonos obligados a regresar rápidamente a América debido a la
sesión actual del Congreso de los Estados Unidos, tenemos la mala
fortuna de encontrarnos en París justo en el momento de las vacaciones
parlamentarios de invierno. Nuestra delegación se ve, pues
imposibilitada de hacerse escuchar por vuestro grupo, en un plan
colectivo.
"Os pedimos, pues, que nos hagáis el gran honor de mandarnos unas
líneas de simpatía que figurarán en el Libro de Oro que nos proponernos
presentar al Presidente Roosevelt.
"Haciéndolo así, habréis facilitado una vez más la prueba de vuestra
generosa devoción a los principios de la defensa de los pueblos
oprimidos.
"Agradeciéndoos anticipadamente vuestra positiva respuesta, os
ruego, señor diputado, que patenticéis nuestra consideración más
distinguida.
"El Presidente de la Liga de Defensa Étnica de los Terranovas y de los
Guatemalianos. Firmado: Ilegible."
TRAGICOMEDIAS DE LA GUERRA
Se ha dicho que la Historia es maestra de la Vida. Tal vez sea por ello
que, en ambas, lo cómico se alterne con lo trágico sin solución de
continuidad. A menudo, los hombres actúan movidos por resortes que
ellos juzgan inteligentes, y logran resultados tan irracionales, tan
opuestos a los fines perseguidos, que uno no puede por menos que
estar de acuerdo con Lichtenberger cuando afirma que la principal
diferencia existente entre los hombres y los animales es que éstos
nunca se equivocan.
Que la razón traiciona al espíritu es algo comprobado a menudo en los
avatares de los pueblos. Y si la guerra es la continuación de la política
por otros medios, es precisamente el elemento político el que, con
frecuencia, aporta el aspecto cómico de la tragedia. El caso de Bulgaria
es el que nos parece más aleccionador.
Si, repetimos, no hemos podido saber el nombre del jefe militar supremo
que mandaba las tropas italianas en las islas del Estrecho, sí, en cambio,
hemos logrado hacer salir de su recatada modestia al almirante Pavezzi,
que mandaba las tropas navales de Pantellaria. Pavezzi, anciano
caballero de setenta años cumplidos, acababa de contraer matrimonio
con una joven de apenas veinticinco. La luna de miel de la feliz pareja
coincidió con el ataque anglosajón a la isla. "Pavezzi prefirió rendirse
que interrumpir su felicidad con los cuidados de la guerra" (21).
Pero, por otra parte, ¿es que podemos estar de tal manera ciertos de que
Peppo no haya tenido razón? ¿Puede, realmente, afirmarse que los
poldevos no existen? Si su realidad material es, tal vez, discutible, su
realidad simbólica no es dudosa. En los veintiún años transcurridos
entre ambas guerras mundiales, los demócratas "puros", cuyo ideal
progresista no se acomodaba de una paz divisible, estaban, en
Occidente, y sobre todo en Francia e Inglaterra, obsesionados por el
temor de que estallara, en algún lugar de las llanuras del Este una guerra
a la que Francia o Inglaterra no se mezclaran de un modo u otro.
¡Horrible perspectiva! Y así, ¡con qué ardor se precipitaron a garantizar
las movedizas fronteras de pueblos a penas más reales que los poldevos
,de nombres mucho más difíciles de pronunciar y cuya suerte no les
importaba más que la de los compatriotas de Lyneczy Stantoff y de
Amidaeff. Y cuando, en 1939, las hojas de conscripción invitaban a los
jóvenes franceses a ir a acampar gloriosamente junto a la Línea Maginot,
creemos que habría sido más poético -y también más honrado- no
invocar el intocable Dantzig y decirles, con toda simplicidad, con toda
franqueza, que iban a morir "por los pobres poldevos".
El asunto, ciertamente, era trivial. Pero era enervante. Y, sobre todo, era
absurdo. Toda esa agitación hacía admirablemente el juego de los
belicistas franceses. Turbaba a los mejores espíritus, incluyendo a los
que habían comprendido, o creído comprender, que era importante para
Francia salvaguardar la amistad italiana. Además , aun no se habían
disipado las esperanzas que había sus citado la paz de Munich. Francia y
Alemania, junto con Inglaterra, habían iniciado una especie de "flirt" que,
si se iba consolidando, podría, aún, salvar la paz, y, con ella, salvar a
Europa de una autodestrucción cierta. Y he aquí que el brillante segundo
del Eje ponía sobre el tapete una serie de reivindicaciones que
amenazaban esa frágil armonía occidental.
Tal fue el plan de acción que adoptaron los "fascistas" franceses de "Je
Suis Partout". Para que los escritos revelando los maleficios del
ministro fascista tuvieran más verosimilitud, era preciso, de entrada que
parecieran ser el reflejo se lo que se decía en la misma Italia: "Se
murmura en Roma que..." Además, también era necesario que dichos
escritos no fueran solamente el eco de un rumor, más o menos
fastidioso; era imprescindible que ese rumor fuera corroborado por
hechos concretos, precisos; que fuera, en cierto modo, un
encadenamiento riguroso de la lógica cartesiana. Ningún creador de
mitos puede dispensarse de los milagros controlados. Esto parece
difícil, cuando es la cosa más sencilla del mundo. Pues está demostrado
que, dentro de la heteróclita disparidad de las actividades humanas,
catástrofes y efemérides coinciden, casi, en. el espacio y en el tiempo.
Cada vez que un alcalde, o tercer subsecretario de Ministerio, inaugura
una pasarela, pone la primera piedra de un hospital o visita una
exposición de crisantemos, siempre pasa algo desagradable, cerca de
allí, o relativamente cerca, en todo caso. Es algo relacionado con el
simple cálculo de probabilidades. Se hunde una vieja casa, o hay una
epidemia de tosferina, o se atraca un banco, o el factor de la estación de
ferrocarril le fractura el trigémino al barbero, en el bar del pueblo, como
consecuencia de una divergencia de opiniones futbolísticas. Y todos
estos acontecimientos serán reproducidos, puntualmente, por algún
periódico local, relegándolo a la página de hechos diversos, sin que el
"vulgum pecus" caiga en la tentación de sospechar que esto podría ser
consecuencia de aquello, es decir, del mal fario. En cambio, si queda
bien claro que el hombre político trae mala suerte, todo se explica, todo
resulta. límpido. Y el hecho diverso se eleva a la categoría de dogma y,
constituye la base de una apologética.
EL ALCOHOL Y LA POLÍTICA
Los tres casos precedentes pueden catalogarse como abusos. Pero los
casos de aberración, numerosos también en la Historia han jugado
igualmente su papel en la vida de hombres decisivos. Calígula, por
ejemplo. Calígula, Emperador romano, que reinó desde el año 12 hasta el
año 41 d.C., violó a una hermana suya y convirtió a las otras en
prostitutas. Después de cometer adulterio con quien le plugiera prohibía
a sus amantes tener relaciones con sus maridos e iniciaba los
procedimientos legales de divorcio en nombre de éstos. Incidentalmente
, este siniestro personaje , obviamente loco , nombró cónsul romano a
su caballo.
Sir Francis Dashwood, fue, a finales del siglo XVIII, uno de los políticos
más, avanzados de su época. Hoy lo llamaríamos un radical. Fundador
del "Hell Fire" Club, abogaba por la implantación del Sufragio Universal.
Recordemos que en Inglaterra, entonces, sólo votaban los miembros del
llamado "caucus", es decir, los "notables". Sir Francis, además de ser
adelantado (para su época) en Política, lo era también en cuestiones
relacionadas con el sexo. El y sus amigos aseguraban que llegó a
seducir a la Emperatriz Ana de Rusia, al disfrazarse como Rey Carlos XII
de Suecia. Se "convirtió" al Satanismo después de "oir" al Diablo (de
hecho, era el ruido hecho por dos gatos copulando en la noche).
Organizó elaboradas orgías con participantes disfrazados de curas y
monjas. Uno de los padres de la gran democracia americana, Benjamin
Franklin, fue miembro de su iglesia. Su templo, donde organizaba sus
"reuniones particulares", estaba adornado con pinturas y esculturas
obscenas (44).
El Rey Carol II de Rumania fue otro "atleta" sexual. En 1925 fue obligado
a abdicar y marcharse al exilio a causa de un escándalo originado por su
unión extramarital, pública y notoria, con su amante Magda Lupescu
(45). Carol volvió a ocupar el trono en 1930 y gobernó con el apoyo de
todas las fuerzas liberales y democráticas de su país pero de nuevo
forzado a la abdicación, esta vez definitiva, por las circunstancias
políticas de su país y por los ataques que su conducta personal motivó
desde las filas de la "Guardia de Hierro" de Codreanu. Su más
escandalosa vida particular no fue el motivo único ni siquiera el principal
de tales ataques, pero tampoco debe negligirse la importancia de la
misma a la llora de valorar los mismos. Carol II murió en el exilio en
1953 (46).
Pero sería un error creer que Francia detenta una especie de exclusiva
en ese resbaladizo terreno. Baste recordar el célebre caso Profumo,
acaecido en Inglaterra a principios de la década de los sesenta. John
Profumo (49), Ministro del Interior, fue obviamente sometido a chantaje
por los servicios secretos soviéticos, al dejarse enredar en un nido de
prostitución de alto lujo. Aunque la Justicia "oficial" inglesa se ensañó
con la prostituta Christine Keeler y su compañera Mandy Rice-Davies
pronto resultó evidente que quien movía los hilos era un sionista
húngaro, apellidado Rajman, muy oportunamente "suicidado", aunque
luego apareciera sorprendentemente vivo en Tánger (50).
INTERMEZZO DE ABERRACIONES
DIOS Y LA HISTORIA
Que la Divina Providencia rige los destinos de los hombres es algo tan
innegable que ni los más descreídos se atreven a ponerlo en duda. Los
políticos, especialmente, son quienes más aluden, hoy día, al Sumo
Hacedor. Cierto que no todos son tan propensos a las invocaciones al
Altísimo como el ex-líder del Partido Comunista de España, "Don"
Santiago Carrillo, pero es evidente que todos, o la inmensa mayoría,
poseen una fé que tal vez no mueva montañas, pero que, pese a todo, les
ayuda a combatir la ingratitud de los hombres, olvidadizos de los
sacrificios de los integrantes de lo que se ha dado en llamar la "clase
política".
Y ¿qué nos cuenta este capítulo? Pues que Dios ha decidido cambiarle
el nombre de Abram por el de Abraham. ¿Por qué? Pues porque va a
hacer de él "padre de muchedumbres de gentes... y reyes saldrán de tí".
El libro santo no explica por qué Dios, para hacer a Abraham padre de
muchedumbres de gentes, etcétera, debe intercalar una h y una a en el
nombre de Abram, de manera que debemos, nosotros, abstenernos de
profundizar en el tema, pues hay otras cosas más importantes. Pues
Dios le dice a Abram Abraham: "Y estableceré un pacto entre tu y Yo y tu
simiente después de tí en sus generaciones por alianza perpetua, para
serte a tí Dios y a tu simiente después de tí".
¿En qué consiste ese pacto entre Dios y Abram-Abraham? Pues bien,
Dios, o, más exactamente Jehová, que es el nombre que se le da en el
Antiguo Testamento, dará a Abraham y su "simiente", es decir, sus
descendientes "toda la tierra de Canaán en heredad perpetua". Palabras
mayores, parece. Pues no. En realidad no son nada comparadas con
otras promesas que hace el Altísimo a los hebreos: " ¡... Y tú poseerás
naciones más grandes y más fuertes que tú mismo" (61). "Haré que los
Gentiles se sometan a Mi pueblo, y traerán a sus hijos en sus brazos y a
sus hijas sobre sus hombros. Los Reyes ¡Oh Israel! serán tus padres
nutricios, y las reinas serán las madres que te amamantarán; todos se
postrarán ante tí con el rostro hacia el suelo y lamerán el polvo de tus
piés" (62). A veces Jehová transmite más promesas a Su pueblo
Elegido,, a través de sus profetas: "... Y la Nación y el Reino que no se
sometan a tí perecerán... Y tú, Israel, chuparás la leche de los Gentiles y
los pechos de los Reyes" (63).
Las referencias a Dios, por otra parte, son tan numerosas, que con ellas
se podría escribir un grueso volumen. Citemos, como una de las más
conocidas, el célebre consejo dado por Simón Montfort, el caudillo
militar de la cruzada papal contra los albigenses, a sus tropas, en el
momento de ocupar la ciudad de Béziers: "Tuezle touts, Dieu réconnaitra
les siens!". (Matadlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos). Esa
frase tal vez no demuestra un estado de ánimo muy compasivo, pero sí
evidencia, por lo menos, una gran dosis de fé. Otra referencia al
Altísimo, aunque de otro bien distinto cariz la encontramos en el caso de
los hermanos Carvajales, acusados, según parece injustamente, del
asesinato de un favorito del rey, Fernando IV de Castilla, en 1310. A
pesar de las protestas de inocencia de los Carvajales, el rey, sin
formación de causa, los mando arrojar, dentro de una jaula de hierro, por
un despeñadero que se conoce con el nombre de Peña de los Martos.
Antes de ser tan bárbaramente ejecutados, emplazaron a Fernando IV,
treinta días después, ante el tribunal de Dios, donde se vería quién era
culpable. Por supuesto, a los treinta días justos, el 7 de septiembre de
1310, fallecía el rey, tras uno de sus atracones de carne, a los que tan
aficionado era. La voz popular lo achacó a un castigo del Cielo, y por
eso Fernando IV ha pasado a la Historia con el apodo de "el emplazado"
(68).
Bárbaros aragoneses
que habéis querido casar
al Santo Cristo de Burgos
con la Virgen del Pilar.
y también:
La Virgen de la Fuenciscla
le dijo a la del Pilar
Si tú eres aragonesa
yo segoviana y con sal.
Otro ejemplo. El periodista alemán Leo Lania veía así a Hitler en ocasión
del proceso por el "putsch" de Munich. "En su vestimenta, en su
oratoria, sus gustos, toda su apariencia ofrece una impresión de
subalterno. El cuello es un poco demasiado alto, la chaqueta negra de
talle demasiado ajustado, la solapa subida hasta la nuca, su posición un
tanto rígida y, cuando habla, deja arrastrar la "r", lo que por su acento
suralemán llama la atención doblemente. ¿Es así un dictador?
Involuntariamente se piensa tener delante a un enérgico viajante, a un
charlatán ofreciendo su mercancía" (71). Es decir, para Leo Lania, Hitler
era un pobre hombre y, además, duda de que sea un dictador. Este
"pobre hombre" será abrumadoramente votado por la gran mayoría del
pueblo alemán, y será calificado de dictador por toda la Humanidad...
No todos los profetas modernos son judíos. También los hay, y muy
buenos, Gentiles. Ahí tenemos a Rydz-Smigly, el generalísimo del
Ejército y Vice-Presidente del Gobierno Polaco que, cinco días antes de
que estallara la Segunda Guerra Mundial, vaticinaba que "la caballería
polaca entrará en Berlín antes de tres semanas, suponiendo que los
generales no hayan, ya, echado a Hitler del poder". Rydz-Smigly se
refería a los generales alemanes, contrarios a Hitler, ni la caballería
polaca entró en otro sitio que en sus corrales al fin de las breves
hostilidades.
Churchill fue, tal vez, el más grande de los modernos profetas Gentiles.
En el discurso de toma de posesión de su cargo del Primer Ministro
declaró que su misión primordial era "salvar al Imperio Británico". En el
curso de la guerra afirmó, varias veces, que salvaría al Imperio. Pero
cuando la guerra terminó, el Imperio se perdió, hogaño es un recuerdo
del Pasado, Inglaterra un satélite norteamericano, y Churchill, el
Campeón de la Democracia, fue echado, democráticamente, por el culto
pueblo británico, antes de presidir a la realización (negativa) de sus
profecías.
Por último una profecía insólita. En este gremio ha habido de todo, como
en las demás profesiones humanas. En el Antiguo 'Testamento hay
"profetas mayores." y "profetas menores". Entre los profetas no
homologados en el Buen Libro encontramos vaticinadores geniales,
modestos y pintorescos. Herméticos, como Nostradamus, o diáfanos,
como Suárez (que el Señor Duque de Idem. acertara o no es harina de
otro costal). Ha habido incluso profetas del Pasado, es decir, quienes
han vaticinado algo que ya se ha producido, como Victor Hugo,
previendo la derrota francesa en la guerra franco-prusiana de 1870, tres
semanas después de haberse producido ésta, aunque luego él conocido
escritor afirmará que su artículo había sido escrito varios meses antes.
Es posible.
De todos los Tratados de que nos habla la Historia, el más famoso sin
ningún género de dudas, el que más ríos de tinta ha hecho correr en
escritos en su favor y en su contra -más de lo segundo que de los
primero- es el Tratado de Versalles. Ese Tratado -al que los alemanes
siempre calificaron de "Diktat" (Dictado)- debía alumbrar la Justicia
Perpétua en la tierra; debía marcar el fín de todas las injusticias e
inaugurar el reino de la paz eterna, bajo la égida de la Democracia. Así se
proclamaba, no sabemos si cándida o cínicamente en su Preámbulo, en
el que explícitamente se afirmaba que los célebres" 14 puntos de paz"
del Presidente norteamericano Woodrow Wilson, servirían de base para
la redacción del susodicho Tratado. Dichos "puntos" aseguraban que
"la guerra no se terminaría con un acto de venganza; ninguna nación,
ningún pueblo, deben ser robados ni castigados. No se llevarán a cabo
anexiones territoriales, ni se exigirán indemnizaciones ni
contribuciones". Pues bien, el Tratado de Versalles fue firmado mientras
una de las partes -la parte vencida, naturalmente- sufría un bloqueo por
hambre, impuesto por la flota inglesa y americana. El bloqueo sólo se
levantó cuando los vencidos pusieron su firma al pié del Tratado. Por
otra parte, aunque la guerra no debía terminar con ningún acto de
venganza, se obligó al vencido a reconocer su "exclusiva culpabilidad en
el desencadenamiento de la guerra". Pese a que ningún pueblo debía ser
robado ni castigado, Alemania debió ceder a Francia Alsacia y Lorena; a
Bélgica, Eupen, Moresnet, Malmedy y St. Vith; a Lituania. Memel; a
Dinamarca, Schleswig del Norte; a Polonia, Sudaneu, Posen, la Alta
Silesia, Soldau, Pomerelia y la zona de Dantzig; a, Checoeslovaquia, el
territorio de los Sudetes; el Saar fue colocado durante quince años bajo
administración francesa, e incluso la Renania a parte de ser
desmilitarizada, fue dos veces unilateralmente ocupada por tropas
francesas, en tiempos de paz. Los Imperios Austro-Húngaro y Otomano
fueron descuartizados. Todo eso a pesar de que "no se llevarán a cabo
anexiones".
Es una regla de oro de las democracias que, en más del ochenta por
ciento de casos, vence un partido que es el único común en todas ellas.
Un partido que no dispone de medios propagandísticos, ni de poderes
fácticos que lo respalden, bien al contrario, un partido cuyos adherentes
son generalmente denostados y puestos en la picota como malos
ciudadanos. Es el partido abstencionista. Este partido ha vencido en el
85 por ciento de las elecciones generales presidenciales de los Estados
Unidos. Ha vencido en todas las elecciones generales celebradas en
Francia durante la III y IV Repúblicas, y si en los inicios de la V República
el Genéral-Presidente De Gaulle obtuvo mayoría absoluta de electores se
debió a que tales comicios tuvieron un carácter plebiscitario. En Bélgica,
por ejemplo, el porcentaje de abstencionistas llegó a ser tan grande que
el gobierno amenazó con rehusar el pasaporte a los ciudadanos que no
presentaran un certificado de haber cumplido su "deber electoral".
Por cierto que en Bélgica se dió uno de los casos más chuscos de
"antidemocracia" perpetrado por los demócratas. Se puso a votación si
Leopoldo III, al que se reprochaba haber ofrecido una resistencia
demasiado tibia al ocupante alemán, debía continuar o no siendo rey de
los belgas. El 68 por ciento de los votantes votaron a favor de la
continuidad del monarca en el trono. Los socialistas, que habían llegado
al poder con un magro 52'5 por ciento de votos emitidos, consideraron
que aquél 68 por ciento no era suficiente, pues sólo representaba un 43
por ciento del total del electorado, de manera que Leopoldo III, vencedor
en las urnas, fue obligado a abdicar en su hijo Balduíno. Los que le
obligaron a abdicar no habían obtenido en las urnas más allá de una
cuarta parte de los votos del electorado, es decir, casi tres veces menos
que el rey. Y es que la Democracia será Aritmética, como se ha dicho,
pero una Aritmética muy especial que se ha de interpretar. E interpretar
bien; de acuerdo con los deseos de los demócratas.
Por cierto que, por aquéllos tiempos, este autor vivía en Francia, y
recuerda su sorpresa al constatar que ni el Partido Comunista, ni el
Partido Socialista, ni la luminaria de la Izquierda, Monsieur Jean-Paul
Sartre, ni los celosos escrutadores de la virginidad del sistema
democrático, capaces de organizar desde una huelga hasta una
manifestación con pedradas contra los escaparates por que en
Monomotapa o en Kamchatka no se celebraran elecciones democráticas,
ninguno de esos partidos, ninguno de esos apóstoles laicos, protestó
por esta flagrante violación de los derechos humanos".
Sería absurdo suponer que cosas como éstas -y muchas otras que no
mencionamos, aparte de las que quedan en un piadoso camuflaje-
suceden solamente en la gran democracia americana. En los varios
años en que viví en Francia pude seguir de cerca las vicisitudes de
diversas elecciones y referendums, y puedo atestiguar que la práctica de
"sacarse los trapos sucios al sol", unos candidatos a otros, es mucho
más corriente que la exposición de un programa serio, realizable y
coherente ante el electorado.
Y algo parecido, aunque tal vez en menor escala, puede decirse que
sucede en Inglaterra y Alemania. En España la costumbre no ha llegado
a la generalización de esas naciones, que tienen una mayor experiencia
democrática. Tal vez otro motivo -aparte la falta de experiencia- sea el
consenso a que parece haberse llegado, motivado por la innegable
relación de la inmensa mayoría de, los miembros de la "clase política"
con el aborrecido régimen anterior. "Si tú te callas, yo me callo", diríase
que es el pacto no escrito a que han llegado los padres de la patria en
este viejo país.
LOS CAMALEONES
Camaleón: Reptil del orden de los saurios, cuyo cuerpo puede hincharse
por dilatación del pulmón, hasta llegar a transparentarse y dejar ver los
cambios de color que la respiración produce en la sangre. Figurado:
Persona que por carácter o a impulsos del favor o el interés muda con
facilidad de pareceres o doctrinas (97).
Una de sus ovejas -con perdón- el Padre Llanos, artífice y ariete del
Nacional-Catolicismo, compuso una canción cuya letra, que -con perdón,
otra vez- nos parece cursi y ramplona hasta la abominación de la
desolación, y que no resistimos a la tentación de transcribir:
Y ahora, una vueltecita por los países anglosajones. Ahí, también, nos
encontramos con el "embarras du croix". Sobran ejemplos.
En Estados Unidos, sin ir mas lejos, los candidatos a la presidencia,
presentados por el Partido Demócrata, y ello desde los tiempos de
Franklin Roosevelt, abogaban, en su programa, por medidas
segregacionistas en los estados del Sur. Todos ellos, sin excepción
alguna, cuando llegan a la presidencia, hacen exactamente lo contrario
de lo prometido, es decir, promueven y aceleran la integración racial. Es
un hecho: Roosevelt, Truman, Kennedy, Johnson y Carter, mintieron,
desaforadamente, a sus electores, al menos en ese punto de su
programa; punto capital en la política interior norteamericana. Woodrow
Wilson, también del Partido Demócrata, se había comprometido a no
mezclar a su país en ninguna conflagración europea. El pacifismo fue,
por así decirlo, el motor de su campaña electoral. Hasta 1917, es decir,
hasta entrado el tercer año de la Guerra Europea, Wilson mantuvo una
'relativa neutralidad; y decimos relativa por que sus simpatías y sus
gestos benévolos, además de su apoyo diplomático en ocasiones, se
decantaba más hacia Alemania y sus aliados que hacia los países de la
Entente. No obstante, Wilson, muy imbuído de su papel de campeón de
la Paz, multiplica las gestiones para obtener el alto el fuego en el Viejo
Continente. Berlín se muestra dispuesto a la apertura de negociaciones,
cuando iba venciendo militarmente, pero Londres y París ni siquiera se
dignan contestar a sus propuestas y Wilson exclamará que "ingleses y
franceses hacen gala de una mala fé exasperante" (100). En otro lugar
hemos hablado de la génesis de la "volte face" de Wilson (101). Un giro
copernicano sin precedentes. Y Wilson, cediendo a presiones sionistas -
lo que ha sido admitido por distinguidos jerifaltes de esa Fuerza Política-
mete a los Estados Unidos en la guerra, al lado de los países de la
Entente. El pretexto es super-risible: el torpedeamiento, por submarinos
alemanes, del "Lusitania", buque americano cargado de municiones
vendidas a Inglaterra, veintiséis meses ANTES de la declaración de
guerra. Huelgan comentarios.
Se dice que son los mejores amigos del hombre. Para nosotros no cabe
duda de que éste no les devuelve ni la milésima parte de amista que
aquellos que le brindan. Y aquí consideramos obligatorio afirmar la
verdad de que el europeo, el hombre blanco, es el menos ingrato de
todos los bípedos concebidos por el Todopoderoso, osos polares y
simios incluidos. Es más, prácticamente la totalidad de nuestros grandes
hombres, con Schopenhauer a la cabeza, han sido grandes amantes de
los perros. Nuestros amantes y abnegados amigos han sido, muy a
menudo, actores de episodios históricos, quedando, como expresión de
su supremo sacrificio, en el anonimato.
Así, el perro que perteneció a María Estuardo, ilustrativo del cariño que
puede ligar a canes y personas. Dice un párrafo de una carta escrita por
Lord Burghley a Isabel de Inglaterra: "Los verdugos encontraron oculto
entre las faldas de María al perrito, y de allí debieron de sacarle a la
fuerza, pero el animal, sin querer separarse de su dueña, se colocó, entre
la cabeza, ya separada del tronco, y el resto del cuerpo, de donde le
retiraron, ensangrentado..." ( 106).
ROSARIO DE INEPTITUDES
1.- Hay seis naciones que reciben, real y oficialmente, ayuda militar,
simultáneamente, de los Estados Unidos, la Unión Soviética, la Gran
Bretaña y China. Son: Irak, Sudán, Pakistan, Siria, Tanzania y Zambia
(111).
2.- Cuando la Rhodesia de Ian Smith no pudo vender su cromo y su
tabaco a los Estados Unidos por una orden del Presidente Carter, que
deseaba boicotear a aquél país que se había atrevido a imitar a los
propios Estados Unidos (112), el cromo y el tabaco rhodesianos
continuaron afluyendo a Norteamérica, por comprarlos la URSS y
revenderlos a los particulares estadounidenses y al propio gobierno de
Washington. La única diferencia fue que el producto se encareció en un
ochenta por ciento.
9.- La muerte de Luis XVI, tras un proceso inicuo -en esto están de
acuerdo todos los historiadores serios- fue votada por la Asamblea
Nacional francesa. Se votó una primera vez y hubo empate entre los
partidarios de la guillotina y los del destierro. Como no había acuerdo y
se preveían nuevos empates en sucesivas votaciones, Felipe Igualdad,
primo hermano del monarca y demócrata de recentísimo cuño, se
apercibió de que un diputado girondino, partidario de la clemencia -es
decir, del destierro- , salía corriendo precipitadamente hacia los retretes,
e inmediatamente exigió una nueva votación. Ganaron los partidarios de
la guillotina por un voto. No tardaría mucho en ir a la guillotina el propio
Felipe Igualdad y el principal acusador de Luis XVI, Robespierre, hombre
de infatigable verborrea. Por cierto que, al intentar este resistirse a los
gendarmes que iban a prenderle, recibió un tiro, precisamente en la
boca. El gendarme atendía al poco común nombre de Merda.
EL ESTADO NIÑERA
Pese a la creencia general de que cada día hay más libertad, es un hecho
histórico que cada día hay menos. Jaime II de Aragón tenía que luchar a
brazo partido con su Parlamento para arrancarle los subsidios
necesarios para las guerras de Cerdeña y Sicilia. Lo mismo le sucedía a
Carlos V, pese a sus dos coronas, la española y la alemana, y no siempre
lograba lo que se proponía. Conocida era la cicatería de los cuerpos
orgánicos, Cortes y representaciones auténticamente populares de
épocas pretendidamente oscurantistas, a la hora de discutir, de todo, y
sobre todo, de dinero, con monarcas y jefes de Estado. Pero aquéllas, ya
hemos dicho, eran épocas retrógradas y privadas de Libertad. Hemos
escrito esta palabra con mayúscula, como abstracción que es. Ahora
hay Libertad, en abstracto. Antes, "sólo" había libertades, con
minúscula, pero muy concretas.
Incluso Luis XIV que soltó aquello tan soberbio de "El Estado soy yo",
debía pedir dinero a sus "parlements" y, en última instancia, a sus
banqueros, y a veces se lo daban, o se lo prestaban, pero muchas veces
se lo rehusaban. Y pedía soldados al Duque de Borgoña, vasallo y
súbdito suyo, para que le ayudaran en la lucha contra Inglaterra, y aquél
le decía que se lo pensaría, y tras pensárselo, le daba menos de la
tercera parte de lo que le pedía el Monarca, y éste todavía le daba las
gracias.
Los tiempos han cambiado. Hoy la Democracia -nos dicen- impera por
doquier. Todos tenemos nuestros derechos, codificados en
innumerables cuerpos legales y constituciones. La garantía de que tales
derechos no queden en pura letra muerte la constituye nada más y nada
menos que el Estado. El Estado moderno y democrático. Este último
apelativo ya debiera sobrar, pues desde las viejas naciones de Europa
hasta las nuevas naciones semiasiáticas, como la U.R.S.S. pasando por
los nuevos estados más o menos independientes que emergen a diario
en Africa y Asia, e incluso en Oceanía, todas ellas se autodenominan
democráticas. Y cuando los nuevos políticos se quieren insultar los
unos a los otros la suprema injuria consiste en poner en duda la
legitimidad democrática del insultado. Hoy hay mucha democracia. Y
todos -es decir, unos cuantos periodistas y las fuerzas fácticas que los
inspiran- suspiran por más democracia. Y como ya hemos dicho que la
salvaguardia de la Democracia es el Estado (naturalmente, democrático),
resulta que a más democracia, más Estado. O sea, más poder del
Estado.
Creemos que no sería injusto mencionar, muy por encima, una tendencia
que ciertos personajes políticos tienen por la indelicadeza. Hemos
debido detener la máquina de escribir unos instantes para encontrar la
palabra exacta, le mot juste. Ahí van unos cuantos ejemplos, que
limitaremos a personajes actuales, muy conocidos, o, al menos, muy
recientes.
Como dice el provebio, vulgar y hortera, "en todas partes cuecen habas".
Hace unos meses, O'Leary, el Ministro del Interior de la República de
Irlanda debía dimitir de su cargo por haberse descubierto que daba
refugio en su propia casa, a un delincuente buscado por sus propios
funcionarios. Dicho delincuente, por otra parte, resultó ser homosexual.
Y hace apenas un año, hubo en Italia un escándalo mayúsculo, el mayor
de su historia en términos puramente dinerarios, al comprobarse que era
nada menos que un general, Director de las Aduanas de la República, el
principal implicado en un asunto de contrabando de petróleo, importado
de Libia, exento de derechos de aduanas y comprado a precio más bajo
que el de su curso mundial por estar destinado al uso de orfelinatos y
escuelas... para resultar luego que dicho petróleo era vendido en el
mercado negro. Y todavía colea el reciente caso del oportunísimo
suicidio del financiero Calvi, que ha puesto de manifiesto una serie de
irregularidades bancarias en conexión, según se asegura, con la Banca
Vaticana. También fue en Italia donde el Presidente del Gobierno, Leone,
debió dimitir hará unos tres años, por tráfico de influencia. Parece que
nuestros pronombres, en Occidente, tienen un don especial para
mezclarse en asuntos "indelicados". Y si no, ¿qué decir del, en su día,
famoso caso de los diamantes de Bokassa, que tanto salpicaron al
propio Presidente de la República Francesa, Giscard d'Estaing? El
asunto merece ser estudiado con cierto detenimiento.
LAS IDEOLOGIAS
Para reclutar a las masas ignaras, o de excesiva buena fé, muy a menudo
los estadistas han debido recurrir al señuelo de las ideologías. Grandes
conceptos, grandes palabras, pero detrás de todo, constantes históricas,
intereses nacionales, en definitiva, Alta Política. Es así. Si la Religión
separa a los hombres morales de los inmorales; la Estética a las cosas
en bellas y feas; si la Economía se ocupa de los provechoso y lo inútil, la
Política divide a los hombres en amigos y enemigos. No importa que
guste o no. Los estados nacionales (las Naciones-Idea, como dirían
Spengler y Yockey), son organismos vivos que existen
independientemente del agrado o el desagrado de los individuos. El
subtrato portador de la Idea Nacional, la élite dirigente, si se prefiere, ha
debido siempre, para utilizar a las masas pasivas, esgrimir "ideas" que
galvanizaran a aquéllas. Dichas ideas no han debido ser necesariamente
falsas, o inmorales; dichas ideas han podido, muy a menudo, ser útiles o
efectivas para los entes nacionales que las han utilizado. O han podido,
igualmente, ser falsas o inmorales, inútiles o detestables. Para los
efectos políticos, es igual. La Política auténtica -la Alta Política- se ocupa
de hechos. Y para conseguir plasmar esos hechos debe recurrir a
diversas herramientas, cuya única justificación política es su utilidad, es
decir, su adecuación al fin.
Da igual que lo anterior suene a cinismo. Es un hecho. Y es así. Lo
grotesco asoma cuando ciertos charlatanes metidos a políticos han
empezado, sin necesidad, a hablar como clérigos; a veces, como
clérigos laicos. Cuanto mayor es el grado de decadencia moral y
biológica en que se debate un pueblo, menor es su instinto vital y su
afán combativo. Para reavivar ese instinto, el substrato dirigente debe
acentuar su presión a base de "ideas". Y así tenemos que, oficialmente,
Inglaterra, en 1914, lucha por la defensa de la pequeña Bélgica. Como en
1939 luchará otra vez por un débil agredido: Polonia. El hecho de que en
ambas circunstancias el agresor (término polémico y falso, pues siempre
se es el agresor de alguien) fuera un competidor comercial, técnico y
militar, es decir, político, de Inglaterra es -para los cultivadores de la
ideología de turno- una mera coincidencia. Antes, a finales del siglo
pasado, Inglaterra había luchado por la Cristiandad, es decir, por los
griegos contra los turcos, los despojos de cuyo imperio codiciaban los
clarividentes políticos londinenses. El siglo anterior, luchó contra
Francia, y antes contra España, pero era... "por la libertad de los mares".
Incluso la llamada "Guerra de los Arenques", limitando los derechos
piscícolas holandeses en el Mar del Norte, fue una guerra por la libertad
naval. Y falso sería pretender que Inglaterra detenta una especie de
hegemonía en el mundo de las excusas ideológicas. Es más, estamos
convencidos de que muchos ingleses, dirigentes incluidos, llegaron a
creer alguna vez que luchaban por la Cristiandad, por la Libertad y en
defensa de los débiles.
Los hombres siempre han luchado en nombre de unas "ideas", pero han
luchado por su patria. Y, a menudo, sin darse cuenta. Sólo los genios,
cuya existencia transcurre "por encima del tiempo", se aperciben de ello.
Como Napoleón cuando afirmaba que sólo reconocía la existencia de
dos naciones, en última instancia: Oriente y Occidente.
Y sin embargo... Sin embargo esto sólo ocurría en los buenos, viejos
tiempos. Hoy la Idea ha sido suplantada por "las ideas", de la misma
manera que la Libertad ha tomado el relevo de las libertades. Las ideas,
cuyo conjunto forman las ideologías. Las modernas ideologías, que son,
en realidad, antiquísimas. Pues el Marxismo no fue inventado, si no
reinventado por Marx. Muchos siglos antes lo había inventado un
correligionario suyo: el Faraón usurpador José, imponiéndolo en Egipto.
El Marxismo es la consecuencia lógica e ineluctable de las modernas
ideologías que parten del Liberalismo y del trilema Libertad - Igualdad -
Fraternidad. Se puede razonar pero ello escapa del ámbito del presente
libro, que se ocupa sólo de las tragicomedias, errores y payasadas
humanas, en su vertiente histórica. Y para comprobarlo basta con
observar los hechos. No hay país "socialista" -como dicen en la URSS y
satélites- no hay país marxista que no haya pasado por la fase previa del
Liberalismo.
Y VA DE RECORDS...
El récord del arma más inútil lo ostenta, sin duda, la granada de mano
núm. 74 S.T. inglesa, conocida afectuosamente, en el transcurso de la
Segunda Guerra Mundial como "la bomba pegadiza". La "gracia" de tal
bomba consistía en que llevaba una substancia adhesiva que permitía
engancharla en la superficie de un tanque enemigo causando entonces
muchos más desperfecto que si se enviaba por el sistema clásico,
arrojándola al aire. Lo que sucedía es que la bomba pegadiza se
enganchaba, también, en las manos del soldado que la manipulaba, lo
que ocurría muy frecuentemente. Si tal sucedía, el soldado tenía
exactamente cinco segundos para deshacerse del peligroso artefacto; si
lo conseguía debía arrojar el artefacto, que pesaba unos tres kilos lo
suficientemente lejos como para asegurar su propia continuidad en este
valle de lágrimas. Fue el arma más impopular que se pidió al soldado
británico que usara y, pese a la tradicional tozudez inglesa, fue
abandonada en 1944 (124).
MITOS HISTÓRICOS
Otro caso curioso, aunque tal vez aquí convendría más el epíteto de
ridículo. Cuando, en Estados Unidos, hacia 1860, se necesitó un nombre
para la zona minera de Pike's Peak, el Senador George M. Willing sugirió
el de Idaho, una palabra india que, según él significaba precisamente
"perla de la montaña". El nombre fue aprobado por una resolución del
Congreso de los Estados Unidos, en 1863. Idaho alcanzó la categoría de
Estado de la Unión en 1890, a pesar de haberse descubierto que tal
nombre no significaba precisamente "perla de la montaña", sino
"excremento de búfalo".
Sería grave error creer que tales mitos históricos son cosa de ya
superadas. En la actualidad continúan ocurriendo, y, además, todo
parece indicar que seguiremos cultivando mitos hasta el punto de que
será muy difícil distinguirlos de la realidad. Los mitos contemporáneos
están motivados por la política imperante. Un caso flagrante de
mixtificación histórica es el de Ghana. Cuando los nativos negros de la
antigua colonia británica de Costa de Oro, al mando de un líder, Nkwame
Nkrumah, subvencionado por los servicios de la N.K.W.D., se sublevaron
contra la metrópoli, para dar un lustre artificial al estado que se
proponían crear, inventaron -o alguien inventó para ellos, lo que parece
más probable- un pasado glorioso que sirviera de justificación histórica
,a su petición de independencia. En 1957, cuando, bajo auspicios de la
O.N.U. la antigua colonia obtuvo su independencia, se adoptó el nombre
de Ghana. Se escogió tal nombre para rememorar el legendario "Imperio
de Ghana", que existió mil años atrás. A pesar de las vehementes
afirmaciones de Nkrumah y sus secuaces en tal sentido, no ha sido
posible, ni aún con la mejor voluntad del mundo, encontrar la menor
relación directa entre, la moderna "Ghana" y la del siglo X, que era un
territorio árabe que se extendió, aproximadamente, por las actuales
Mauritania y Mali.
Otro mito histórico que parece tener más vidas que un gato es el de la
pretendida responsabilidad, exclusivamente blanca, en el hecho,
ciertamente deshonroso, de la esclavitud. La realidad es muy otra. El
comercio de esclavos era practicado ya en Africa muchos siglos antes
de las grandes colonizaciones blancas, que se extienden a lo largo de
unos dos siglos y medio, como máximo. Dicho comercio indigno era
practicado por los árabes y por los mismos negros. Las tribus, en guerra
perpétua, practicaban "razzias" recíprocas. Más tarde, los jefes
indígenas vencedores vendieron a traficantes blancos (aunque luego
hablaremos de tales blancos) a sus prisioneros de guerra, sus
condenados por haber faltado a las costumbres tribales o por lo que
fuere, en vez de hacerles trabajar hasta el agotamiento, de emascularlos
o de comérselos. Los, verdaderos proveedores de la Trata eran los jefes
negros, aliados naturales de los negreros.
FLORILEGIO DE IDIOTECES
"Si los rebeldes del Congo mataron a tantos misioneros, es por que
muchos de éstos vivían demasiado bien".
(Obispo Kinsch, de Léopoldville).
"Bueno; gracias a Dios que por fin vamos a tener un Gobierno sin
ninguno de esos hombres inteligentes o geniales. ¡Y era hora!
(Frase laudatoria de Lord Addington dando la bienvenida al nuevo
gobierno de William Pitt, en 1716).
"En el arte de la guerra sólo -son precisas tres cosas: Coraje y valor".
(General Ulysses Grant).
"Corazón Santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
Siempre seeeraaas!
(El mismo individuo, gorgoriteando al frente de una procesión en honor
del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid, 1934).