Finchelman
Finchelman
El título que encabezaba este articulo, sirvió también de nombre al curso que,
en 1980, dicté en Córdoba, con el auspicio de la Dirección de Promoción
Cultural de la Municipalidad de esta ciudad. La curiosidad fue grande. La
gente se preguntaba qué ofrecería el curso, cómo se lo encararía, qué tendría
de positivo para cada uno en el plano personal y en especial para su profesión.
(Se inscribieron arquitectos y estudiantes de arquitectura, abogados, docentes
de música y plástica, empleados de comercio, profesores de letras, maestros
de los tres niveles, etc).
Pero a pesar de que está tan de moda esta palabra, no hay una
conciencia clara de su significación. Es que el estudio e investigación científicos
de la creatividad tomaron un nuevo giro de interés para psicólogos y demás
investigadores (especialmente norteamericanos), sólo en 1950, a raíz de un
discurso pronunciado por Guilford.
Desde entonces, son muchos los trabajos que se ocupan del tema y
múltiples las definiciones que se le aplican, sin haberse llegado a una que
sintetice las demás, o que sea aceptada como la más ajustada.
Barron (citado por Sikora), opina que “la creatividad puede definirse
simplemente como la capacidad de producir algo nuevo.” Este pensamiento se
acerca a la definición aportada por el diccionario (“es la aptitud para descubrir
nuevas formas o realidades”).
*
María Rosa Finchelman es autora de obras de literatura infantil y de orientación docente en esa
especialidad, fundamentalmente en lo que se refiere a teatro infantil, acerca del cual ha dictado
numerosos cursos y seminarios.
Para Poveda es “la facultad del pensamiento divergente que ofrece
formas nuevas, mediante la recombinación y elaboración de los elementos de
las formas ya existentes presentadas por los sentidos y por las demás
facultades”.
Según Edward de Bono, la creatividad “es una habilidad que, como conducir un
coche, puede practicarse y aprenderse”. Como se supone, este concepto no es
absoluto. Hay muchos factores que se interrelacionan para producir el acto
creador. Ante todo, el individuo debe estar motivado para crear. ¿Qué fuertes
incentivos lo mueven? Sikora acepta dos condiciones básicas:
1) “una gran sensibilidad para los vacíos y la falta de armonía que existe
en el ambiente” (Stein);
2) “una fuerte motivación para el esfuerzo” (Sikora).
Por otra parte debe tener una actitud positiva, abierta y libre de
prejuicios, a fin de no bloquear su predisposición creativa natural.
A todos estos requisitos, hay que sumar una serie de aptitudes que
necesita reunir el sujeto creador. Han sido aceptadas por los investigadores
como fundamentales:
- la fluidez,
- la flexibilidad,
- la originalidad.
El proceso creativo (como la palabra lo dice), sigue una evolución, por la que
atraviesa toda manifestación creativa, sea ésta una teoría científica, un objeto
común, un producto artístico o una idea social.
Pero para que esta nueva idea surja, habrá sido necesario que
atraviese un proceso, cuyas fases son: 1) preparación; 2) incubación; 3)
iluminación; y 4) revisión (Torrance).
Niveles de creatividad
Estimulación de la creatividad
Torrance dice que, fuera del “importante papel que los padres y sus
semejantes desempeñan al alentar o desalentar la expresión creadora”, cabe a
los orientadores escolares “desempeñar seis papeles especiales para ayudar a
que los niños altamente creativos mantengan su creatividad y continúen su
crecimiento.
En el curso del que hablé más arriba, se fijó como uno de los objetivos
primordiales, el de crear un clima apropiado, que favoreciese el desbloqueo, la
desinhibición, y el aflojamiento de tensiones, necesario para que el talento
creador pudiera aflorar libremente. Un clima en el que la comunicación se
diera a nivel constante y abierto. Un clima en el que cada uno pudiera
descubrirse a sí mismo y descubrir a los demás, y ampliara de este modo, su
capacidad de establecer vínculos afectivos, de confianza y de amistad.
Referencias bibliográficas