L 10 - 2 Samuel
L 10 - 2 Samuel
L 10 - 2 Samuel
23-27
1. Muerto Saúl, hacía ya dos días que David se hallaba en Siclag, de vuelta de la
derrota de los amalecitas,
2. cuando al tercer día compareció un hombre que venía del campamento de Saúl,
rasgados sus vestidos y cubierta de polvo su cabeza; y acercándose a David, se
postró sobre su rostro, haciéndole una profunda reverencia.
3. Le preguntó David: ¿De dónde vienes? He podido escapar, de los campamentos
de Israel.
4. Le dijo David: ¿Pues qué ha sucedido?, decláramelo. Se trabó la batalla,
respondió él, ha echado a huir la tropa, han quedado tendidos muchos en el
campo, y hasta Saúl y su hijo Jonatán han perecido. ++
5. Dijo David al joven que le daba esta nueva: ¿Cómo sabes tú que han muerto Saúl
y Jonatán, su hijo?
6. Le respondió aquel joven: Llegué yo casualmente al monte Gilboa, al tiempo que
Saúl se había arrojado sobre la punta de su lanza; y cuando ya los carros de
guerra y la caballería del enemigo se le acercaban,
7. volviéndose entonces a mirar atrás, y viéndome, me llamó. Y habiéndole
respondido yo: Estoy a tu mandar;
8. me preguntó: ¿Quién eres tú? Le dije: Soy un amalecita.
9. Ponte sobre mí, dijo él, y mátame porque estoy ya en la agonía, y no acaba de
salir mi alma.
10. Por lo que poniéndome sobre él lo acabé de matar; bien cierto de que no podría
sobrevivir después de tal desastre. Tome la diadema de su cabeza y el brazalete
de su brazo, y te lo traigo a ti, que eres mi señor.
11. Al punto David asió sus vestidos, y los rasgó, + haciendo lo mismo cuantos le
acompañaban.
12. Y se quejaron, lloraron, y ayunaron hasta la tarde por amor de Saúl y de Jonatán,
su hijo, y del pueblo del Señor, y de la casa de Israel, porque habían sido
pasados a cuchillo.
13. Dijo después David al joven que había traído la noticia: ¿De dónde eres tú? Soy
hijo, respondió de un hombre extranjero, amalecita.
14. Le replicó David: Pues, ¿cómo has osado levantar tu mano para matar a un
ungido del Señor?
15. Y llamando a uno de sus soldados, le dijo: Arrójate sobre ese hombre, y mátalo.
En efecto, se echó sobre él, y lo hirió, y lo mató;
16. diciendo David al mismo tiempo: A nadie sino a ti mismo se impute tu muerte,
porque tu propia boca ha dado testimonio contra ti, con haber dicho: Yo maté al
ungido del Señor.
17. Entonces fue cuando David compuso el siguiente cántico + fúnebre sobre la
muerte de Saúl y de su hijo Jonatán:
David
18. Cántico llamado del Arco, que mandó a que se enseñase a los hijos de Judá,
como está escrito en el Libro de los Justos. Dijo, pues, así: Considera, oh Israel,
quiénes son los que fueron heridos y perdieron la vida sobre tus colinas.
19. La flor de Israel ha perecido sobre tus montañas. ¡Cómo han sido muertos esos
campeones!
20. ¡Ah! No sea contada en Get esta nueva; no sea contada en las plazas de
Ascalón; para que no hagan fiestas por ellas las hijas de los filisteos, para que no
salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
21. Montes de Gilboa, ni el rocío ni la lluvia caigan ya jamás sobre vosotros; ni
campos hAía de donde sacar la ofrenda de las primicias; puesto que allí es donde
fue arrojado por el suelo el escudo de los fuertes, el escudo de Saúl, como si no
hubiese sido ungido rey con el óleo santo.
22. Nunca disparó flecha Jonatán que no se tiñera en sangre de los heridos; que no
clavara en las entrañas de los valientes. Jamás dio golpe en vano la espada de
Saúl.
23. Saúl y Jonatán, amables y gloriosos durante su vida, más ligeros que las águilas,
más fuertes que los leones, han sido inseparables hasta la muerte.
24. Llorad, pues, oh hijas de Israel, llorad sobre Saúl, que os adornaba con delicados
ropajes de grana; y os daba brocados de oro para engalanaros.
25. Pero, ¿cómo es, que así hAían los valientes perecido en el combate? ¿Cómo es,
¡oh montes de Gilboa!, que Jonatán ha sido muerto en vuestras alturas?
26. ¡Oh, hermano mío + Jonatán!, gallardo sobremanera, y digno de ser amado más
que la más amable doncella, yo lloro por ti. Del modo como una madre ama a un
hijo único que tiene, así te amaba yo.
27. ¡Cómo han caído esos valientes, y se han perdido las armas con que peleaban!
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David es proclamado en Hebrón rey de Judá; Abner levanta por rey sobre las
demás tribus a Isboset
1. Después de todo esto, consultó David al Señor, diciendo: ¿Iré a alguna de las
ciudades de Judá? Le respondió el Señor: Ve. Preguntó más David: ¿A cuál? Dijo
el Señor: A Hebrón. +
2. En consecuencia David se puso en camino con sus dos esposas Aquinoam de
Jezrael y Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo.
3. Asimismo se llevó allá toda la gente que tenía consigo, cada uno con su familia, y
se establecieron en los lugares cercanos a Hebrón;
4. a donde acudieron los varones o ancianos de Judá, y allí lo ungieron por rey de la
casa de Judá. Supo entonces David que los de Jabes de Galaad habían dado
sepultura a Saúl;
5. y les envió comisionados para que les dijesen de su parte: Benditos + seáis del
Señor, pues habéis hecho tal obra de misericordia con Saúl, vuestro señor, y le
habéis dado sepultura.
6. El Señor desde ahora se os mostrará sin duda alguna misericordioso y fiel; pero
yo también me mostraré agradecido por esa acción que habéis hecho.
7. Buen ánimo, y cobrad aliento; porque aunque ha muerto Saúl, vuestro señor, la
casa de Judá me ha ungido a mí por su rey.
8. Entretanto Abner, hijo de Ner, capitán general del ejército de Saúl, + tomó a
Isboset, hijo de Saúl, y lo paseó por todo el campamento;
9. y lo hizo declarar rey de Galaad, de Gesuri, de Jezrael, de Efraín, de Benjamín y
de todo Israel.
10. Cuarenta años tenía Isboset, hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar, y dos años
reinó tranquilamente sobre Israel. No había más que la tribu de Judá que siguiese
a David.
11. El tiempo que habitó David en Hebrón, reinando sobre la casa de Judá, fue de
siete años y seis meses.
12. Entonces Abner, hijo de Ner, levantó el campo, y con el ejército de Isboset, hijo de
Saúl, se fue a Gabaón.
13. Pero Joab, hijo de Seruyá, por su parte, y los soldados de David salieron a su
alcance, y los encontraron cerca del estanque de Gabaón; donde acamparon los
unos frente a los otros, dejando en medio el estanque.
14. Dijo entonces Abner a Joab: Salgan al campo algunos jóvenes, y escaramucen
delante de nosotros. Respondió Joab: Salgan enhorabuena.
15. Salieron, pues, y se presentaron doce jóvenes de la tribu de Benjamín, por parte
de Isboset, hijo de Saúl, y doce de los jóvenes de David.
16. Y asiendo cada uno por los cabellos la cabeza de su contrario, se atravesaron
mutuamente el costado con las dagas, y murieron todos a un mismo tiempo; de
donde fue llamado aquel sitio Campo de los valientes de Gabaón.
17. Y se trabó aquel día una batalla muy reñida; mas las tropas de David hicieron
volver la espalda a Abner y a los soldados de Israel.
18. Estaban allí a la sazón tres hijos de Seruyá: Joab, Abisay y Asael. Era Asael
extremadamente ligero de pies, como un corzo de los que andan por las selvas.
19. Iba, pues, Asael al alcance de Abner, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda,
corriendo trás él incesantemente.
20. Y volvió Abner la vista atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Asael soy, respondió él.
21. Pues tuerce, le dijo Abner, a la derecha o a la izquierda, y acomete a cualquiera
de esos jóvenes, y apodérate de sus despojos. Pero Asael no quiso dejar de
perseguirlo.
22. Por segunda vez replicó Abner a Asael: Retírate, deja de seguirme, no me pongas
en términos en que me vea forzado a coserte en tierra con la lanza, y después no
tenga valor para mirar la cara de tu hermano Joab.
23. Pero él no hizo caso, ni quiso desviarse. Entonces Abner lo hirió con la parte
inferior de la lanza en una ingle, y lo atravesó de parte a parte, dejándole muerto
en el mismo sitio; y todos cuanto pasaban por el lugar en que Asael cayó muerto,
se detenían.
24. Pero Joab y Abisay continuaron hasta ponerse el sol en el alcance de Abner que
iba huyendo, y llegaron hasta el cerro del Acueducto, que está enfrente del valle,
camino del desierto de Gabaón.
25. Se reunieron entonces los hijos de Benjamín alrededor de Abner, y formando en
columna, se apostaron en la cima de un cerro;
26. desde donde Abner gritó a Joab, diciendo; ¿No se saciará de sangre tu espada,
sino hasta el total exterminio? ¿No sabes que es cosa peligrosa reducir a la
desesperación al enemigo? ¿No será ya tiempo de decir al pueblo que deje de
perseguir a sus hermanos?
27. Vive el Señor, respondió Joab, que si hubieses hablado antes, desde la mañana
habría cesado la tropa de seguir el alcance a sus hermanos.
28. Al punto Joab mandó sonar la bocina, y se detuvo e hizo alto todo el ejército,
dejando de perseguir a Israel, y de pelear contra él.
29. Y Abner con los suyos caminó toda aquella noche por la campiña, y pasaron el
Jordán, y atravesado todo el país de Bet-Horón, volvieron a su campamento en
Manahim.
30. Joab por su parte, cesando de perseguir a Abner, volvió atrás, juntó toda su
gente, y faltaron de los soldados de David diecinueve hombres, sin contar a
Asael.
31. Pero las gentes de David mataron a trescientos sesenta de los benjamitas y
demás gente de Abner.
32. A Asael lo llevaron consigo, y lo enterraron en Belén, en el sepulcro de su padre.
Joab y su gente caminaron toda la noche, y al amanecer llegaron a Hebrón.
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David reina en Hebrón. Alianza de Abner con David. Joab, sobrino de David,
mata alevosamente a Abner
1. Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero
David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de
Saúl iba decayendo cada día.
La familia de David
2. Tuvo David varios hijos en Hebrón: el primero fue Amnón, que le dio Aquinoam de
Jezrael;
3. el segundo Queleab, nacido de Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo; el tercero fue
Absalón, hijo de Maaca, la hija de Tolmai, rey de Gesur:
4. El cuarto Adonías, hijo de Hagit, y el quinto Safatía, hijo de Abital.
5. El sexto, finalmente, Jetraam, hijo de Egla, mujer también de David. Estos hijos le
nacieron a David en Hebrón.
21. Dijo después Abner a David: + Voy a marchar para reunir a ti, mi rey y señor, todo
Israel, y concertar contigo, a fin de que seas reconocido y reines sobre todos
como deseas. Luego que David hubo despedido a Abner y se había marchado
éste contento,
22. llegó Joab con las tropas de David; las cuales habiendo muerto a una partida de
ladrones, venían con un botín grandísimo. No estaba ya Abner en Hebrón con
David; pues cuando llegó Joab con toda la tropa, ya David había despedido a
Abner, y se había ido éste contento.
23. Mas no faltó quien diese la nueva a Joab, diciéndole: Vino Abner, hijo de Ner, a
hablar al rey, y éste ha salido a despedirle, y Abner se ha vuelto contento.
24. Oído que hubo esto Joab, entró al rey diciendo: Señor, ¿qué es lo que has
hecho? Sé que Abner acaba de venir a ti: ¿por qué lo has dejado ir, y que se
marche libremente?
25. ¿No conoces quién es Abner, hijo de Ner, y que no ha venido a ti sino para
engañarte, y espiar el estado de tus cosas, y enterarse de todo cuanto estás
haciendo?
26. Y luego que Joab salió de donde David, despachó correos tras de Abner, y lo hizo
volver, sin saber nada David, desde la cisterna de Sira.
27. Vuelto Abner a Hebrón, lo llamó Joab aparte, llevándolo al medio de la puerta, o
juzgado de la ciudad, con pretexto de hablarle, urdida ya la traición; y allí le hirió
en una ingle, y lo mató para vengar la sangre de Asael, su hermano.
28. Al oír David lo que había sucedido, dijo: Sea Dios mi testigo para siempre de que
yo y todo mi reino somos inocentes de la muerte de Abner, hijo de Ner.
29. Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no
falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como
ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y hAía
siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vAían mendigando el pan.
30. Joab, pues, y Abisay, su hermano, mataron a Abner por haberles éste muerto a su
hermano Asael en la batalla de Gabaón.
31. David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: Rasgad vuestros vestidos,
y vestíos de sacos, y haced duelo en los funerales de Abner. + El mismo rey David
iba siguiendo el féretro.
32. Sepultado que fue Abner en Hebrón, levantó el grito el rey David, y lloró sobre el
sepulcro de Abner, acompañándole asimismo en el llanto todo el pueblo.
33. Y el rey gimiendo y deshaciéndose en lágrimas por Abner, dijo:
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+ 14. La exigencia de devolver a Micol como esposa tiene razones políticas, David
es yerno de Saúl y, por lo tanto, puede sucederlo en el trono.
+ 21. Los tratados de David y Abner favorecen a David.
+ 31. David invita a hacer duelo por Abner.
2 SAMUEL - CAPITULO 4
Baana y Recab asesinan al rey Isboset. David les manda quitar la vida por su
delito
1. Cuando Isboset, hijo de Saúl, oyó que Abner había perecido en Hebrón, desmayó
su corazón y todo Israel quedó consternado.
2. Tenía este hijo de Saúl dos caudillos de tropas liGuerás o guerrillas, de los cuales
uno se llamaba Baana, y el otro Recab, hijos de Remmón de Berot de la tribu de
Benjamín; pues Berot era contada entre las ciudades de Benjamín;
3. aunque los berotitas se habían refugiado en Getaín, y morado allí como
forasteros hasta entonces.
4. Quedábale a Jonatán, hijo de Saúl, un hijo tullido de los pies, porque siendo de
cinco años, cuando llegó de Jezrael la funesta noticia de Saúl y de Jonatán, lo
tomó su ama de leche en brazos y echó a huir, y con la precipitación de la fuga
cayó, y el niño quedó cojo. Se llamaba Mifiboset.
5. Marcharon, pues, los hijos de Remmón berotita, Recab y Baana, y entraron en la
mayor fuerza del sol en casa de Isboset, el cual estaba sobre su cama durmiendo
la siesta. La portera de la casa, limpiando trigo, se había quedado dormida.
6. Con esto Recab y Baana, su hermano, entraron sin ser vistos en la casa,
tomando en la mano unas espigas de trigo e hirieron a Isboset en la ingle, y se
escaparon.
7. Pues al entrar ellos dormía Isboset sobre su lecho en la cámara, donde lo
mataron, + y cortándole la cabeza, anduvieron toda la noche por camino desierto,
8. y la presentaron a David en Hebrón diciéndole: He aquí la cabeza de Isboset, hijo
de Saúl, tu enemigo, que atentaba a tu vida. Dios ha vengado hoy al rey, mi
señor, de Saúl y de su linaje.
9. Pero David respondió a Recab y a Baana, su hermano, hijos de Remmón berotita,
diciéndoles: Vive el Señor que ha librado mi alma de todos los apuros,
10. que si al que me trajo la nueva diciéndome: Saúl es muerto, y pensaba darme
una buena noticia, lo hice prender y matar en Siclag, cuando parecía que se le
debían dar albricias por la noticia,
11. ¿cuánto más, oh hombres malvados, que habéis asesinado a un inocente dentro
de su misma casa, sobre su cama, he de vengar yo ahora su sangre en vosotros
que la habéis derramado con vuestras manos, y extirparos de la tierra?
12. Dio, pues, David la orden a su gente, y los mataron; y cortándoles las manos y los
pies, los colgaron junto al estanque de Hebrón; pero la cabeza de Isboset la
pusieron en el sepulcro de Abner en Hebrón.
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6. Porque a pocos días el rey con toda la gente que tenía consigo se dirigió a
Jerusalén + contra los jebuseos, moradores de aquel territorio, y le dijeron a David
los sitiados: No entrarás acá dentro de esta plaza si no echas primero de ella a
los ciegos y cojos, los cuales están diciendo: No entrará David acá.
7. Sin embargo, David se apoderó del alcázar de Sión, que se llama hoy Ciudad de
David.
8. Para lo cual había ofrecido aquel día del asalto un premio al que batiese a los
jebuseos, y ganando lo alto de los muros, arrojase de allí a los ciegos y a los
cojos enemigos enconados de David; de donde se dice por refrán: Ni ciego ni cojo
entrarán en el templo.
9. Habitó, pues, David en el alcázar, y lo llamó Ciudad de David; e hizo construir
varios edificios alrededor, e interiormente, comenzando desde Mello.
10. De esta suerte se iba fortificando y engrandeciendo más y más, y el Señor Dios
de los ejércitos estaba con él. +
11. Además Hiram, rey de Tiro, envió embajadores a David y le remitió maderas de
cedro, carpinteros y canteros para levantar edificios; y fabricaron la casa de
David.
12. Y David en todo esto reconoció que el Señor le había confirmado en el reino
sobre Israel, y elevado para siempre al gobierno de su pueblo de Israel.
13. Tomó también David en Jerusalén, después que vino de Hebrón, otras mujeres de
segundo y de primer orden, de quienes tuvo otros hijos e hijas.
14. He aquí los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samua, Sabab, Natán y
Salomón,
15. Jebahar, Elisua, Nefeg,
16. Jafia, Elisama, Elioda y Elifalet.
17. Luego que oyeron los filisteos que David había sido ungido rey sobre Israel, se
pusieron todos en movimiento para ir contra David: lo que sabiendo éste, se
atrincheró en una posición muy fuerte.
18. Entretanto los filisteos habiendo avanzado se extendieron por el valle de Rafaím.
19. Y David consultó al Señor, diciendo: ¿Será bien que yo acometa a los filisteos?
¿Los entregarás en mis manos? Ve, respondió el Señor, que en tus manos los
pondré infaliblemente.
20. Bajó, pues, David a Baal Farasim, y allí los derrotó. Por lo que dijo: El Señor ha
dispersado delante de mí a mis enemigos, como agua que se derrama. Por eso
se llamó aquel sitio Baal Farasim.
21. Y los filisteos dejaron allí sus ídolos, los cuales recogieron David y su gente.
22. Todavía los filisteos volvieron a salir a campaña, y se dispersaron por el valle de
Rafaím.
23. Consultó David al Señor, diciendo: ¿Acometeré a los filisteos, y los entregarás tú
en mis manos? Le respondió el Señor: No los acometas de frente, sino da la
vuelta por sus espaldas, y embístelos por enfrente de los perales.
24. Y cuando sintieres el ruido de uno que anda por entre las copas de los perales,
entonces darás el combate; porque entonces saldrá el Señor a tu frente para
atacar el campamento de los filisteos.
25. Lo hizo así David, como el Señor se lo había mandado, y fue batiendo a los
filisteos desde Gabaa hasta la entrada de Gezer.
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1. Reunió después David nuevamente todos los soldados más escogidos de Israel
en número de treinta mil;
2. y se puso en marcha con toda la gente principal de la tribu de Judá que con él
estaba, para traerse de Cariatiarim + el arca de Dios, en presencia de la cual es
invocado el nombre del Señor de los ejércitos, que está sentado encima de ella
sobre los querubines.
3. Y pusieron el arca de Dios en un carro nuevo sacándola de casa de Abinadab,
que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahío, hijos de Abinadab, los que iban
guiando el carro nuevo.
4. Luego que sacaron el arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia
estaba en Gabaa, Ahío iba delante del arca.
5. David y todo Israel festejaban al Señor con toda clase de instrumentos de
madera, con cítaras, y liras, y tambores, y sistros, y címbalos.
6. Pero así que llegaron a la era de Nacón, extendió Oza la mano hacia el arca de
Dios, y la sostuvo, porque los bueyes coceaban y la habían hecho inclinar.
7. Y el Señor indignado en gran manera contra Oza, lo castigó por su temeridad, y
quedó allí muerto junto al arca de Dios.
8. Se entristeció David por haber castigado Dios a Oza; y llamó aquel lugar Castigo
de Oza, nombre que conserva hasta hoy.
9. Por lo que David concibió en aquel día un gran temor al Señor, y dijo: ¿Cómo ha
de ir a mi casa el arca del Señor?
10. Y así no quiso que se llevase el arca del Señor a su casa en la Ciudad de David,
sino que la trasladó a casa del levita Obededom, geteo (de Get).
11. Estuvo, pues, el arca en casa de Obededom de Get tres meses y bendijo el Señor
a Obededom y toda su casa.
David traslada el arca del Señor a Jerusalén ene 26/16 12b-15. 17-19
12. Dieron luego aviso al rey David de que el Señor había echado la bendición sobre
Obededom y sobre todas sus cosas, por causa del arca de Dios. Fue, pues,
David, y trasladó el arca de Dios de la casa de Obededom a la Ciudad de David
con gran regocijo; e iban junto a David siete coros de músicos y un becerro para
el sacrificio.
13. Y cada seis pasos que andaban los que llevaban el arca del Señor, inmolaba un
buey y un carnero.
14. Y ceñido David de un efod de lino, danzaba con todas sus fuerzas delante del
arca del Señor;
15. y de este modo acompañado de toda la casa de Israel, conducía el arca del
Testamento del Señor con júbilo y al son de las trompetas o clarines.
16. Pero al entrar el arca del Señor en la Ciudad de David, Micol, hija de Saúl,
mirando desde una ventana, vio al rey David bailando y saltando delante del
Señor; y lo despreció en su corazón.
17. Introdujeron, pues, los levitas el arca del Señor, y la colocaron en su sitio, en
medio del Tabernáculo que le había mandado levantar David, el cual ofreció
holocaustos y víctimas pacíficas en acción de gracias delante del Señor.
18. Así que acabó de ofrecer los holocaustos y las víctimas pacíficas bendijo al
pueblo, en el nombre del Señor Dios de los ejércitos.
19. Y distribuyó a toda la muchedumbre de israelitas que le habían acompañado,
tanto a hombres como a mujeres, a cada persona una torta de pan, un pedazo de
carne de buey asada, y flor de harina frita en aceite. Con esto se retiró toda la
gente, cada cual a su casa.
20. David también entró en la suya para bendecirla; y Micol, hija de Saúl, saliendo a
recibirle, le dijo: ¡Qué bella figura ha hecho hoy el rey de Israel, despojándose de
sus insignias delante de las criadas de sus siervos, y desnudándose ni más ni
menos de lo que haría si fuese un bufón!
21. Pero David respondió a Micol: Delante del Señor, que me eligió en lugar de tu
padre y de toda su descendencia, y que me mandó ser el caudillo del pueblo del
Señor en Israel,
22. bailaré yo, y me abatiré todavía más de lo que he hecho, y seré despreciable a
los ojos míos; y a los de las criadas, de que has hablado, y pareceré más
glorioso.
23. Por lo que Micol, hija de Saúl, no tuvo hijos todo el tiempo que vivió.
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+ 2. Con el traslado del arca, Jerusalén se hizo el centro religioso de Israel, pues
simbolizaba la unidad del norte y el sur.
2 SAMUEL - CAPITULO 7
Dios promete a David un reino eterno y le declara por medio de Natán que su
hijo será quien edifique el templo
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Conquistas gloriosas del rey David, con cuyo motivo le felicita el rey de Emat
1. Después de esto derrotó David a los filisteos, y los humilló, y les arrancó de la
mano el freno del tributo. +
2. También destrozó a los moabitas; y a los prisioneros, haciéndolos tender en el
suelo, los midió a cordel; dos fueron las cuerdas con que los midió, y sorteó una
para dar muerte, y otra para salvarles la vida. Con esto quedaron los moabitas
sujetos a David y tributarios suyos.
3. Destrozó igualmente David a Adarecer, hijo de Rohob, rey de Soba, cuando salió
a campaña para extender sus dominios hasta el río Eufrates;
4. e hizo mil setecientos prisioneros de a caballo, y veinte mil de a pie, desjarretando
asimismo todos los caballos de los carros de guerra, sin dejar más que los
necesarios para cien de éstos.
5. Acudieron los sirios de Damasco a socorrer a Adarecer, rey de Soba, y David
pasó a cuchillo a veintidós mil de ellos.
6. Con lo que puso David guarniciones en la Siria de Damasco, la cual le quedó
sujeta y tributaria; y le guardó el Señor en todas las expediciones que hizo.
7. Y se llevó las armas de oro que tenían los cortesanos de Adarecer, y las trajo a
Jerusalén.
8. Asimismo sacó de Bete y de Berot, ciudades de Adarecer, inmensa cantidad de
cobre.
9. Entonces oyendo Tou, rey de Emat, que David había destrozado todas las fuerzas
de Adarecer,
10. envió a Joram, su hijo, a saludar a David, a fin de congratularse con él, y darle
gracias por haber vencido y deshecho a Adarecer; pues Tou era enemigo de
Adarecer. Joram trajo consigo alhajas de oro, de plata y de cobre;
11. las que David consagró también al Señor, además de la plata y oro que le había
ya consagrado, de todas las naciones que había sojuzgado,
12. de la Siria, de Moab, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas y de los
despojos de Adarecer, hijo de Rohob, rey de Soba.
13. Adquirió también David gran nombradía cuando en el valle de las Salinas, al
volver de la conquista de Siria, mató a dieciocho mil hombres.
14. Puso gobernadores y guarniciones en la Idumea, quedándole toda ella sujeta, y le
guardó el Señor en todas las expediciones que hizo.
15. Reinó, pues, David sobre todo Israel, y daba audiencia, y administraba justicia a
todo su pueblo.
Rey David
16. Joab, hijo de Seruyá, era el general de sus tropas; Josafat, hijo de Ahilud, era su
secretario o cronista;
17. Sadoc, hijo de Aquitob, y Aquimelec, hijo de Abiatar, eran los sumos sacerdotes, y
Saraías le servía de escribano.
18. Banaías, hijo de Joíada, era capitán de los cereteos y feleteos. Pero los hijos de
David eran los primeros después del rey.
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+ 1. Se describen las conquistas de David y sus alianzas con los reyes vecinos.
2 SAMUEL - CAPITULO 9
1. Dijo también David: ++ ¿Si habrá quedado alguno de la casa de Saúl, a quien
pueda yo hacer bien por amor de Jonatán?
2. Había a la sazón un criado de Saúl, llamado Siba. Lo hizo venir el rey, y le dijo:
¿Eres tú Siba? Sí, señor, respondió él, Siba soy, para lo que queráis mandarme.
3. Le preguntó el rey: ¿Vive por ventura alguno de la casa de Saúl, + para que
pueda yo hacerle grandes mercedes? Le respondió Siba: Sí, señor; vive todavía
un hijo de Jonatán, estropeado de los pies.
4. ¿Dónde está?, replicó David. Está, dijo Siba, en Lodabar, en casa de Maquir, hijo
de Ammiel.
5. Envió, pues, David por él, y lo hizo venir de Lodabar, de la casa de Maquir, hijo de
Ammiel.
6. Llegado que fue Mifiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a la presencia de David,
se postró sobre su rostro, haciéndole una profunda reverencia. Le dijo entonces
David: ¡Mifiboset! Aquí tienes, señor, respondió él, a tu siervo.
7. Y David: No tienes que temer, le dijo, pues yo pienso colmarte de mercedes por
amor de Jonatán, tu padre, y restituirte todas las heredades de tu abuelo Saúl; y
tú comerás siempre a mi mesa.
8. Mifiboset, haciéndole profunda reverencia, dijo: ¿Quién soy yo, siervo tuyo, para
que te hAías dignado poner los ojos en un perro muerto cual soy yo?
9. Llamó, pues, el rey a Siba, criado de Saúl, y le dijo: He dado al hijo de tu amo
todo cuanto poseía Saúl y todos los bienes de su casa.
10. Por tanto cuida tú con tus hijos y criados de labrarle las tierras, y de proveer a
Micá, el hijo de tu amo Mifiboset, lo necesario para sus alimentos. En cuanto a
Mifiboset, hijo de tu difunto señor, comerá siempre a mi mesa. Es de saber que
Siba tenía quince hijos y veinte siervos.
11. Y dijo Siba al rey: Como tú se lo has mandado, así lo hará, mi señor y rey, este tu
siervo. En cuanto a Mifiboset, repitió David, comerá a mi mesa como uno de los
hijos del rey.
12. Tenía Mifiboset un hijo pequeño llamado Micá, y toda la familia de Siba estaba al
servicio de Mifiboset.
13. Pero éste vivía en Jerusalén, porque todos los días comía a la mesa del rey. Era
Mifiboset cojo de ambos pies.
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1. Aconteció después de esto que murió el rey de los hijos de Amón, y lo sucedió en
el trono su hijo Hanón.
2. Dijo entonces David: Quiero demostrar mi afecto y compasión a Hanón, hijo de
Naas, según hizo su padre conmigo. Le envió, pues, embajadores para consolarlo
de la muerte de su padre. Pero luego que llegaron éstos al país de los hijos de
Amón,
3. dijeron los magnates de los amonitas a Hanón, su señor: ¿Crees tú que David te
ha enviado éstos para consolarte, y honrar así la memoria de tu padre; y no más
bien que te ha enviado sus criados para espiar y reconocer el estado de la
ciudad, y destruirla algún día?
4. Con esto Hanón hizo prender a los criados de David, y raerles la mitad de la
barba, y cortarles los vestidos hasta cerca de la cintura, y los despachó.
5. Lo que sabido por David, envió luego a encontrarlos, porque se hallaban
sumamente avergonzados, y a decirles: Deteneos en Jericó, hasta que os crezca
la barba, y entonces volveréis.
6. Pero los amonitas reflexionando en la injuria hecha a David, tomaron a su sueldo
veinte mil infantes de la Siria de Rohob y de la Siria de Soba, mil hombres del rey
de Maaca y doce mil de Istob.
7. De lo que informado David despachó contra ellos a Joab con todas las tropas.
8. Salieron, pues, los amonitas, y se formaron en batalla frente a la entrada de la
puerta de la ciudad; pero los sirios de Soba y de Rohob, de Istob y de Maaca
estaban aparte en el campo.
9. Viendo, pues, Joab que iban a acometerle de frente y por retaguardia, escogió
entre todos los soldados de Israel a los más valientes, y se puso en orden de
batalla contra los sirios.
10. Y el resto del ejército se lo entregó a su hermano Abisay, el cual marchó de frente
contra los hijos de Amón.
11. Y le dijo Joab: Si los sirios prevalecieren contra mí, tú vendrás a socorrerme; y si
los amonitas prevalecieren contra ti, iré yo a auxiliarte.
12. Pórtate como hombre de valor, y peleemos por nuestro pueblo y por la ciudad de
nuestro Dios; por lo demás el Señor dispondrá lo que sea de su mayor agrado.
13. Con esto Joab atacó con sus tropas a los sirios; los cuales huyeron al instante
volviéndole las espaldas.
14. Y cuando los hijos de Amón vieron que los sirios habían huido, echaron también
ellos a huir de delante de Abisay, retirándose a la plaza. Y Joab dejó el país de los
hijos de Amón, y volvió a Jerusalén.
15. Entretanto los sirios viéndose derrotados por Israel, volvieron a rehacerse.
16. Adarecer hizo venir a los sirios que habitaban a la otra parte del río, y juntó de
ellos un ejército al mando de Sobac, general de las armas de Adarecer.
17. Avisado de esto David, reunió todas las tropas de Israel; pasó el Jordán, y fue a
Helam; y los sirios presentando la batalla a David pelearon contra él.
18. Pero Israel los puso en fuga, y destrozó David setecientos carros de los sirios y
cuarenta mil caballos; e hirió al capitán general Sobac, que murió al instante.
19. Pues como todos aquellos reyes que seguían el partido de Adarecer se viesen
vencidos por Israel, se llenaron de pavor, y volvieron las espaldas a presencia de
Israel cincuenta y ocho mil hombres. Al fin hicieron paces con los israelitas, y se
les sujetaron; y no se atrevieron más los sirios a prestar socorro a los amonitas.
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2 SAMUEL - CAPITULO 11
1. Y acaeció a la vuelta de un año, al tiempo que suelen los reyes salir a campaña,
que David envió a Joab y con él a sus oficiales, y a todo el ejército de Israel, a
talar el país de los amonitas, y sitiaron a Rabba, su capital. David se quedó en
Jerusalén.
2. Entretanto sucedió que un día levantándose David de su cama después de la
siesta, se puso a pasear por la terraza de su palacio, y vio en otra casa de
enfrente una mujer que se estaba lavando en su baño; y era de extremada
hermosura. +
Betsabé
3. Envió, pues, el rey a saber quién era aquella mujer, y le dijeron que era Betsabé,
hija de Eliam, mujer de Urías, heteo.
4. David la hizo venir a su palacio, habiendo enviado primero a algunos que le
hablasen de su parte; y entrada que fue a su presencia, durmió con ella; la cual
se purificó luego de su inmundicia;
5. y volvió preñada a su casa. De lo que dio aviso a David, diciendo: He concebido.
6. En seguida despachó David un correo a Joab, diciéndole: Envíame a Urías,
heteo. Se lo envió Joab;
7. y llegado Urías, le preguntó David en qué estado estaban Joab y sus tropas, y
cómo iban las cosas de la guerra.
8. Dijo después David a Urías: Vete a tu casa; lava tus pies, y descansa. Salido que
fue Urías de palacio, le envió el rey en seguida comida de su real mesa.
9. Pero Urías durmió delante de la puerta de palacio con otros criados u oficiales de
su señor, y no fue a su casa.
10. Se lo contaron luego a David, diciéndole: Urías no ha ido a su casa. Por lo que
dijo David a Urías: ¿No has llegado de un viaje? Pues, ¿cómo no has bajado a
descansar en tu casa?
11. Respondió Urías a David: El arca de Dios, e Israel y Judá están en tiendas de
campaña, y mi señor Joab y los siervos de mi señor duermen en el duro suelo; ¿e
iría yo a mi casa a comer y beber, y dormir con mi mujer? Por la vida y por la
salud de mi rey juro que no haré tal cosa.
12. Le dijo entonces David: Quédate también hoy aquí, que mañana te despacharé.
Se quedó, pues, Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
13. Lo convidó David a comer y beber en su mesa, y procuró embriagarlo; pero él
saliendo al anochecer, se fue a dormir en su tarima del cuerpo de guardia con los
oficiales de su señor, y no bajó a su casa.
14. Llegada que fue la mañana, escribió David una carta a Joab, y se la remitió por
mano de Urías.
15. Decía en ella: Pon a Urías al frente en donde esté lo más recio del combate; y
desamparadle para que sea herido y muera.
16. Estando, pues Joab en el sitio de la ciudad, puso a Urías frente al puesto donde
sabía que estaban los más valientes de los enemigos.
17. Los cuales habiendo hecho una salida de la ciudad, cargaron sobre Joab, y
murieron algunos del ejército de David, y entre éstos también Urías, heteo.
18. Inmediatamente Joab despachó aviso a David de todo lo ocurrido en el choque,
19. dando esta orden al correo: Luego que hubieres acabado de referir al rey cuanto
ha pasado en el ejército,
20. si ves que él se irrita, y dice: ¿Por qué os fuisteis a pelear tan cerca del muro?
¿No sabíais que de lo alto de él se arrojan con furia muchos dardos?
21. ¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No fue una mujer la que en Tebes
desde la muralla arrojó sobre él un pedazo de una piedra de molino, y la mató?
¿Cómo, pues os arrimasteis al muro? Tú entonces dirás: También quedó muerto
tu siervo Urías, heteo.
22. Partió, pues, el correo; y llegando refirió a David todo lo que Joab le había
mandado,
23. y habló de esta manera: Los sitiados han tenido una pequeña ventaja sobre
nosotros; hicieron una salida contra nuestro campamento, pero echándonos
sobre ellos, los rechazaron hasta las puertas de la ciudad.
24. Pero los ballesteros desde lo alto del muro arrojaron sus tiros sobre tus siervos,
de que murieron algunos de tus soldados, y entre ellos también Urías heteo, tu
siervo.
25. Respondió David al mensajero: Le dirás a Joab: No desmayes por ese fracaso;
porque los acaecimientos de la guerra son varios, y una vez éste, otra vez aquél,
perecen algunos al filo de la espada. Reanima a tus guerreros contra la ciudad, y
esfuérzalos hasta destruirla.
26. Supo la mujer de Urías que había muerto su marido, y le hizo el duelo.
27. Acabados los siete días del luto, + David la hizo venir a palacio, y la tomó por
esposa; y ella le dio después un hijo. Pero esto que hizo David fue sumamente
desagradable a los ojos del Señor.
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1. El Señor, pues, envió Natán a David, al cual dijo Natán luego de llegado: + Había
dos hombres en una ciudad de tu reino, el uno rico y el otro pobre.
2. Tenía el rico ovejas y bueyes en grandísimo número.
3. El pobre no tenía nada más que una ovejita que había comprado y criado, y que
había crecido en su casa entre sus hijos, comiendo de su pan y bebiendo en su
vaso, y durmiendo en su pecho, y la quería como si fuese una hija suya.
4. Pero habiendo llegado un huésped a casa del rico, no quiso éste tocar a sus
ovejas, ni a sus bueyes para dar el convite al forastero que le había llegado; sino
que quitó la ovejita al pobre, y la aderezó para dar de comer al huésped que tenía
en casa.
5. Oído esto, David, altamente indignado contra aquel hombre, dijo a Natán: Vive
Dios que hombre que tal hizo es reo de muerte.
6. Pagará cuatro veces la oveja, por haber hecho ese atentado, y no haber tenido
consideración al pobre.
7. Dijo entonces Natán a David: Ese hombre eres tú. Esto es lo que dice el Señor
Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel, y te libré de la mano de Saúl.
Natán
Nacimiento de Salomón
24. Consoló después David a Betsabé, su esposa; y estuvo, y durmió con ella; la cual
le dio un hijo, a quien David puso por nombre Salomón, y a quien amó el Señor. +
25. Y por medio del profeta Natán le puso también el nombre de Amado del Señor, en
atención al amor que el Señor le tenía.
26. Entretanto prosiguió Joab el asedio de Rabbat de los amonitas; y estando para
dar el asalto a esta ciudad regia,
27. remitió correos a David, diciendo: He combatido a Rabbat, y está para ser tomada
la ciudad de las aguas.
28. Junta, pues, ahora el resto del ejército, y ven a batir la ciudad y tomarla; a fin de
que, conquistándola yo, no se me atribuya a mí el honor de la victoria.
29. Juntó, pues, David todas las tropas, y marchó contra Rabbat, y la tomó por asalto.
30. Y quitó de la cabeza de su rey la corona, que pesaba un talento de oro, y tenía
piedras preciosísimas; la cual fue puesta sobre la cabeza o trono de David.
Además de esto, llevó de la ciudad muchísimos despojos.
31. A los habitantes los sacó fuera, y mandó que unos fuesen aserrados, haciendo
pasar sobre otros carros con ruedas de hierro, y despedazarlos con cuchillos y
arrojarlos en los hornos de ladrillos. Así trató a todas las ciudades de los
amonitas. Enseguida volvió David con todo su ejército a Jerusalén.
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23. Al cabo de dos años acaeció que Absalón hacía el esquileo de sus ovejas en
Baalasor, que está cerca de la ciudad de Efraín o Efrem, y convidó Absalón a
todos los hijos del rey.
24. A este fin fue a ver al rey y le dijo: Te hago presente que esquilan las ovejas de tu
siervo; venga, pues, te suplico, el rey con sus criados a la casa de su siervo.
25. Respondió el rey a Absalón: No quieras pretender que vAíamos todos, pues te
resultaría muy costoso. Y como le hiciese nuevas insistencias, David rehusó
siempre ir, y le echó su bendición.
26. Pero Absalón replicó: Ya que tú no quieres venir, venga, te suplico, con nosotros a
lo menos mi hermano Amnón. Le dijo el rey: No hay necesidad de que vAía
contigo.
27. Al fin le importunó tanto Absalón, que dejó ir con él a Amnón con todos sus
hermanos. El convite que Absalón tenía dispuesto era como un banquete de un
rey.
28. Y había ordenado y dicho a sus criados: Estad alerta; y cuando Amnón estuviere
tomando vino, y os diere la señal, heridlo entonces y matadlo; no tenéis que
temer; que yo soy el que os mando. Coraje, y portaos como valientes.
29. Hicieron, pues, los criados de Absalón lo que éste les había mandado contra
Amnón. Con lo que levantándose de la mesa montaron cada uno en su mula, y
echaron a huir.
30. Estando todavía en el camino, llegó a oídos de David el rumor de que Absalón
había asesinado a todos los hijos del rey, sin quedar ni siquiera uno solo.
31. Se levantó al instante el rey, y rasgó sus vestidos, se postró sobre la tierra; y se
rasgaron asimismo los vestidos de los criados que le asistían.
32. Entonces Jonadab, hijo de Semmaa, hermano de David, dijo al rey: No se
imagine el rey mi señor que hAían sido asesinados todos los hijos del rey; sólo
Amnón es el que ha perecido; porque Absalón tenía jurado perderle desde el día
que violó a Tamar, hermana suya.
33. No piense, pues, ni dé crédito el rey mi señor a esa voz que corre de que todos
los hijos del rey han sido asesinados; porque sólo Amnón es el que ha muerto.
34. Entretanto escapó Absalón. Un criado que estaba de atalAía, tendiendo la vista,
vio venir mucha gente por un camino extraviado al lado del monte.
35. Dijo entonces Jonadab al rey: Mira allí muchos hijos del rey; conforme a lo que ha
dicho tu siervo, así ha sucedido.
36. Apenas acabó de hablar, cuando se dejaron ver también los hijos del rey; y luego
que llegaron, alzaron el grito y echaron a llorar. Se deshacían asimismo el rey y
todos sus criados.
37. Absalón huyó y fue a refugiarse en casa de Tolomai, hijo de Ammiud, rey de
Gesur. Y David lloraba continuamente a su hijo.
38. Permaneció Absalón tres años en Gesur, después que huyó y se retiró allí.
39. Al cabo el rey David dejó de perseguir a Absalón por habérsele templado la pena
de muerte de Amnón.
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1. Advirtiendo, pues, Joab, hijo de Seruyá, que el corazón del rey se inclinaba ya a
Absalón,
2. envió a Tecua, e hizo venir de allí una mujer, sagaz, a la cual dijo: Finge que estás
de duelo, y ponte un vestido de luto, y no te unjas, a fin de que parezcas ser una
mujer que hace muchísimo tiempo está de duelo por un difunto.
3. Y te presentarás ante el rey y le dirás esto y esto. Y la instruyó Joab en todo lo
que había de decir.
4. Así, pues, presentándose la mujer de Tecua al rey, se postró en tierra delante de
él, y haciéndole profunda reverencia le dijo: ¡Oh rey, sálvame!
5. Le dijo el rey: ¿Qué es lo que tienes? ¡Ay de mí!, respondió ella, soy una mujer
viuda; pues se me ha muerto mi marido.
6. Tenía tu sierva dos hijos, que riñeron entre sí en el campo, donde no había nadie
que pudiese separarlos, y el uno hirió al otro, y lo mató.
7. Y he aquí que ahora toda la parentela conjurándose contra tu sierva, dice:
Entréganos el que mató a su hermano, para hacerle morir en venganza de la
sangre de su hermano y a quien quitó la vida; y acabemos con ese heredero. De
esta suerte pretenden extinguir la sola centella que me había quedado, para que
no reste de mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
8. Respondió el rey a la mujer: Vete a tu casa, que yo daré providencia en favor
tuyo.
9. Replicó la mujer tecuita al rey: Recaiga sobre mí la culpa, oh rey y señor mío, y
sobre la casa de mi padre; y queden sin ella el rey y su trono.
10. Dijo el rey: Si alguno se metiere contigo, hazlo venir delante de mí, que no se
atreverá a incomodarte más.
11. Añadió ella: Por el Señor Dios suyo, pido al rey que reprima con su autoridad la
multitud de parientes que quieren vengar con la muerte de mi hijo la sangre del
difunto, y haga que no le maten de manera alguna. Le dijo el rey: Vive Dios que
no caerá ni un cabello de tu hijo.
12. Dijo entonces la mujer: Permita mi rey y señor que esta sierva le hable una
palabra. Habla, respondió el rey.
13. Dijo, pues la mujer: ¿Cómo señor, has pensado tú hacer lo mismo en daño del
pueblo de Dios? y ¿por qué ha resuelto el rey hacer ese mal, en lugar de hacer
volver a su hijo del destierro?
14. Todos nos vamos muriendo, y deslizando como el agua derramada + por la tierra,
la cual nunca vuelve atrás; ni Dios quiere que perezca ningún hombre, antes bien
está propenso siempre a revocar la sentencia, a fin de que no perezca
enteramente el que está abatido.
15. Por esto, pues, he venido yo ahora a proponer a mi rey y señor esta súplica en
presencia del pueblo. Porque dijo tu sierva: Hablaré al rey, a ver si de algún modo
puedo obtener la gracia que le pediré.
16. En efecto, el rey me la ha otorgado, librando a su sierva de las manos que todos
aquellos que intentaban exterminarnos a mí y a mi hijo de la heredad o pueblo de
Dios.
17. Con que bien podrá suplicar tu esclava que la palabra del rey mi señor a favor de
mi hijo, se cumpla a favor de Absalón, como un sacrificio acepto a Dios; porque
mi señor rey es como un ángel de Dios, que no se mueve ni por bendiciones o
aplausos, ni por maldiciones. De aquí es que el Señor Dios tuyo está contigo.
18. A lo que respondió el rey a la mujer: No me ocultes nada de lo que voy a
preguntarte. Y ella dijo: Hablad mi rey y señor.
19. ¿No es verdad, prosiguió el rey, que todo lo que me has dicho es cosa dispuesta
por Joab? Respondió la mujer, y dijo: Por vida tuya (que Dios conserve), oh mi rey
y señor, que has dado directamente en el blanco; pues realmente tu siervo Joab
es el mismo que me lo ha mandado, y el que ha puesto en boca de tu sierva
todas las palabras que te ha dicho.
20. La parábola de que me he valido, quien la ha dispuesto ha sido tu siervo Joab.
Pero tú, oh rey mi señor, eres sabio como lo es un ángel de Dios, para entender
todas las cosas del mundo.
21. Dijo entonces el rey a Joab: Concedo la gracia que pides; anda pues, y haz volver
a mi hijo Absalón.
22. Aquí Joab, postrándose en tierra sobre su rostro, hizo una profunda reverencia al
rey, le dio las gracias, y añadió: Oh rey y señor mío, hoy ha reconocido tu siervo
que ha hallado gracia en tus ojos; pues que has otorgado la súplica que te he
hecho.
23. En seguida se levantó Joab, y pasó a Gesur, de donde se trajo a Absalón a
Jerusalén.
24. Pero el rey había dicho: Vuelva a su casa; pero no comparezca en mi presencia.
Volvió, pues, Absalón a su casa; pero no vio la cara al rey.
25. No había en todo Israel hombre tan hermoso, ni de tan gallarda presencia como
Absalón; desde la coronilla de la cabeza, no había en él el menor defecto.
26. Cuando se cortaba el cabello (que lo ejecutaba una vez al año, pues le
incomodaba la cabellera), pesaban los cabellos de su cabeza o se apreciaban en
doscientos siclos del peso común.
27. Tuvo Absalón tres hijos y una hija llamada Tamar, de extremada hermosura.
28. Hacía dos años que estaba Absalón en Jerusalén, y no había visto la cara del rey.
29. Mandó, pues, llamar a Joab para enviarle al rey, y no quiso venir. Despachándole
segundo recado, y no queriendo venir tampoco,
30. dijo a sus criados: Ya sabéis el campo de Joab, que linda con el mío, donde la
cebada está para segarse; id y pegadle fuego. Al punto los criados de Absalón
prendieron fuego a las mieses. Y viniendo los criados de Joab, rasgados sus
vestidos, le dijeron: Los criados de Absalón han puesto fuego a una parte de tu
campo.
31. Fue pues, Joab a casa de Absalón. Y le dijo: ¿Por qué razón tus criados han
puesto fuego a mis mieses?
32. Le respondió Absalón: Es que yo envié a llamarte, rogándote que vinieras, para
que dijeses de mi parte al rey: ¿A qué fin he vuelto de Gesur? Para esto me era
mejor estarme allí. Alcánzame, pues, la gracia de que pueda ver la cara del rey; y
que si aún recuerda mi delito, quíteme la vida.
33. Entonces Joab presentándose al rey le dio cuenta de todo esto; después de lo
cual fue llamado Absalón, que entró donde el rey estaba, y arrojándose a sus pies
lo adoró, y el rey besó a Absalón.
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13. Le llegó, pues, a David un mensajero, diciendo: Todo Israel se va con plena
voluntad en pos de Absalón.
14. Entonces David dijo a sus criados, que tenía consigo en Jerusalén: Daos prisa,
huyamos; de lo contrario vamos a caer en manos de Absalón; apresurémonos a
salir; no sea que nos sorprenda, y se arroje sobre nosotros, y pase a cuchillo la
ciudad.
15. Le respondieron al rey sus criados: Todo cuanto nos ordenare el rey nuestro
señor lo ejecutaremos gustosos tus siervos.
16. Salió, pues, el rey con toda su familia a pie; y dejó a diez de sus mujeres
secundarias para custodia del palacio.
17. Salido que hubo a pie con todos los israelitas que le acompañaban, se paró al
estar ya lejos de su casa;
18. y todos sus criados iban a su lado. E iban delante del rey las legiones de Cereti y
de Feleti, y todos los geteos, guerreros valientes, que en número de seiscientos
hombres de a pie le habían seguido desde Get.
19. Dijo entonces el rey a Itai, geteo: ¿Para qué vienes con nosotros? Vuélvete y
quédate con el nuevo rey; pues tú eres un extranjero que estás fuera de tu patria.
20. Ayer llegaste a Jerusalén; ¿Y hoy has de verte obligado a salir con nosotros? Yo
por mí iré a donde hubiere de ir; pero tú vuélvete y llévate a tus hermanos los
seiscientos geteos. El Señor es fiel y misericordioso, recompensará el celo y la
lealtad con que me has servido.
21. Pero Itai le respondió: Vive Dios, y vive el rey mi señor, que doquiera que tú, ¡Oh
rey mi señor mío!, estuvieres, o para morir o para vivir, allí estará tu siervo.
22. Con esto dijo David a Itai: Ven, pues, y pasa el torrente Cedrón. Y pasó Itai,
geteo, con todos los que le acompañaban y la demás gente.
23. Lloraban con grandes sollozos; y fue pasando toda la muchedumbre. Pasó
también el rey el torrente Cedrón, y se encaminó toda la gente por el camino que
va al desierto.
24. Vino asimismo el sumo sacerdote Sadoc, acompañado de todos los levitas, que
llevaban el arca del Testamento de Dios, y la colocaron allí. Abiatar se mantuvo
junto a ella, hasta que acabó de pasar todo el pueblo que salía de la ciudad.
25. Dijo entonces el rey a Sadoc: Vuelve a llevar a la ciudad el arca de Dios, que si yo
hallare gracia en los ojos del Señor, él me volverá aquí, y me dejará ver otra vez
su arca y su Tabernáculo.
26. Que si me dijere: No eres acepto a mis ojos, a su disposición estoy, haga de mí lo
que fuere de su mayor agrado.
27. Y añadió el rey al sumo sacerdote Sadoc: Oh vidente, vuélvete en paz a la ciudad
con tu hijo Aquímaas y con Jonatán, hijo de Abiatar; estén con vosotros esos dos
hijos vuestros.
28. Yo voy a ocultarme en los campos del desierto, hasta tanto que me enviéis otras
noticias del estado de las cosas.
29. Sadoc, pues, y Abiatar, volvieron el arca de Dios a Jerusalén, donde se quedaron.
30. Entretanto subía David la cuesta de los Olivos, y la subía llorando, caminando a
pie descalzo y tapada la cabeza; e igualmente subía llorando con la cabeza
tapada todo el pueblo que le acompañaba.
31. Y recibió aviso David de que Aquitofel entraba también en la conjuración de
Absalón. Oh Señor, exclamó entonces, desconcierta, te ruego, los consejos de
Aquitofel.
32. Estando ya para llegar David a la cumbre del monte desde donde había de adorar
al Señor, he aquí que se le presentó Cusai, araquita, con el vestido rasgado y la
cabeza cubierta de polvo.
33. Le dijo David: Si quieres venir conmigo, me servirás de carga;
34. pero si volvieres a la ciudad y dijeres a Absalón: Siervo tuyo soy, oh rey; como
serví a tu padre, así te serviré a ti; entonces podrás desconcertar los consejos de
Aquitofel.
35. Allí tienes contigo a Sadoc y Abiatar, sumos sacerdotes; todo cuanto oyeres decir
en la casa del rey, se lo comunicarás a ellos.
36. En su compañía están dos hijos suyos, Aquímaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo
de Abiatar, y por ellos me enviaréis a decir todo lo que supiereis.
37. Cusai, pues amigo de David, se volvió a Jerusalén; adonde llegó al mismo tiempo
que entraba también Absalón.
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1. Apenas hubo David bajado un poco de la cima del monte, se dejó ver Siba, criado
de Mifiboset, que venía a su encuentro con dos asnos cargados de doscientos
panes, y cien hilos de pasas, y cien panes de higos secos, y un pellejo de vino.
2. Le dijo el rey: ¿Para qué todo esto? Los asnos, respondió Siba, son para que
monte la familia del rey; los panes y la fruta para que coman tus criados; y el vino
para que pueda beber por el desierto el que desfalleciere.
3. Preguntó más el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió: Se ha
quedado en Jerusalén, diciendo: Hoy me restituirá la casa de Israel el reino de mi
padre.
4. Dijo el rey de Siba: Sean tuyas todas las cosas que poseía Mifiboset. A lo que
contestó Siba: Lo que yo pido, ¡oh mi rey y señor!, es el hallar gracia en tus ojos.
5. Llegó, pues, el rey David hasta Bajurín; y he aquí que salía de esta ciudad un
hombre de la parentela de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá; el cual lo seguía
de cerca, echándole maldiciones.
6. Y arrojaba píedras contra David y todos sus criados, mientras todo el pueblo y
todos los guerreros iban en filas al lado derecho y al lado izquierdo del rey.
7. Estas eran las palabras que decía Semeí, maldiciendo al rey: ¡Anda, anda,
hombre sanguinario, canalla!
8. Ahora te ha dado el Señor el pago de toda la sangre derramada en casa de Saúl;
por cuanto tú le usurpaste el reino, el Señor se lo ha traspasado a manos de tu
hijo Absalón; mira cómo te ves oprimido de males, por haber sido tú un hombre
sanguinario.
9. Entonces Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: Y ¿por qué ese perro muerto ha de
estar maldiciendo al rey mi señor? Iré y le cortaré la cabeza.
10. Pero el rey le replicó: ¿Qué tengo yo con vosotros, oh hijos de Seruyá? Dejadlo
maldecir; pues el Señor ha dispuesto que maldiga a David. ¿Y quién osará
preguntarle por qué lo ha dispuesto así?
11. Dijo el rey a Abisay y a todos sus criados: Vosotros estáis viendo que un hijo mío,
nacido de mis entrañas, busca cómo quitarme la vida; ¿pues qué importa que me
trate así ahora un hijo de Jemini? Dejadle que me maldiga, conforme al permiso
del Señor.
12. Quizá el Señor se apiadará de mí, y me devolverá bienes por las maldiciones que
este día he recibido.
13. Así, pues, David proseguía su camino acompañado de sus gentes; pero Semeí
iba al lado por la loma del monte, maldiciendo, y arrojando piedras contra David, y
esparciendo polvo.
14. En fin, el rey y su gente llegaron fatigados a Bajurín, donde descansaron.
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2 SAMUEL - CAPITULO 17
1. Dijo, + pues, Aquitofel a Absalón: Escogeré doce mil hombres, y partiré esta de
noche a perseguir a David;
2. y echándome sobre él (mientras estén todos cansados y desmAíados), le
derrotaré; y luego que huyere toda la gente que tiene consigo, quedará el rey
desamparado y acabaré con él.
3. Con lo cual conduciré otra vez a toda aquella gente, como se hace volver a un
hombre solo; por cuanto tú no buscas sino una sola persona; y muerta ésta, todo
el pueblo quedará en paz.
4. Pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel este pensamiento de
Aquitofel.
5. No obstante dijo Absalón: Llamad a Cusai y Araqui, y oigamos también su
dictamen.
6. Venido que fue Cusai a la presencia de Absalón, le dijo éste: Tal es el parecer que
ha dado Aquitofel; ¿debemos seguirlo o no? ¿Qué consejo das tú?
7. Respondió Cusai a Absalón: Por esta vez no me parece bueno el consejo de
Aquitofel.
8. Y añadió Cusai: No ignoras que tu padre y la gente que te sigue son varones muy
esforzados, y en la actualidad de ánimo exasperado, como una osa embravecida
en un bosque cuando le han robado sus cachorillos. Sobre todo, tu padre es un
hombre aguerrido, y así no se detendrá con su gente.
9. A esta hora estará tal vez escondido en las cavernas, u otro lugar que habrá
escogido, y si al primer choque cayere alguno de los nuestros, se publicará luego
por todas partes que el ejército que sigue a Absalón ha sido derrotado.
10. Y al oír esto, los más valientes de tu ejército, cuyo corazón es como de leones,
desmAíarán de temor; pues sabe todo el pueblo de Israel que tu padre es un
varón esforzado, y que es gente valerosa la que lo sigue.
11. Por donde me parece será mejor consejo este: Reúnanse contigo todo el pueblo
de Israel, desde Dan hasta Beerseba, innumerable que es como las arenas del
mar; y tú te pondrás en medio de todos.
12. Y nos echaremos sobre David en cualquier lugar en que se hallare; y siendo
nosotros tantos, lo cubriremos como el rocío que suele cubrir la tierra, no dejando
con vida ni uno siquiera de los que lo siguen.
13. Y si se metiere dentro de alguna ciudad, ceñirá todo Israel con maromas aquella
ciudad, y lo arrastraremos hasta el torrente; de suerte que no quede de ella ni una
piedrecita.
14. Dijo entonces Absalón, con todos los ancianos de Israel: Mejor es el consejo de
Cusai, araquita que el de Aquitofel. Así por disposición del Señor fue disipado el
consejo de Aquitofel; que era para ellos el más acertado; porque el Señor quería
descargar todo el mal sobre Absalón.
15. En seguida dijo Cusai a los sumos sacerdotes Sadoc y Abiatar: Esto y esto ha
aconsejado Aquitofel a Absalón y a los ancianos de Israel; y yo le he aconsejado
esto otro.
16. Ahora, pues, enviad cuanto antes a decir a David: No pares esta noche en las
campiñas del desierto; antes bien pasa sin dilación a la otra parte del Jordán. No
suceda que sea arrollado el rey con toda su gente.
17. Entretanto Jonatán y Aquímaas estaban a la mira junto a la fuente de Rogel. Fue
allí una criada, y les dio el aviso, y marcharon a llevar al rey la noticia; pues ellos
no podían entrar en la ciudad, para no ser vistos.
18. Con todo, los vio un muchacho, y los delató a Absalón; pero ellos a toda prisa se
metieron en la casa de cierto vecino de Bajurín, la cual tenía un pozo en su patio
y se escondieron en él.
19. La mujer de la casa tomó una cubierta y la extendió sobre la boca del pozo, como
para secar la cebada descascarada; y así quedó oculta la cosa.
20. Y habiendo llegado los criados de Absalón a la casa, preguntaron a la mujer:
¿Dónde están Aquímaas y Jonatán? Les respondió: Pasaron de corrida, sin hacer
más que beber un poco de agua. Con eso los que buscaban, no encontrándolos,
se volvieron a Jerusalén.
21. Así que se fueron, subieron los otros del pozo, y prosiguiendo su camino dieron
aviso al rey David diciendo: Levantad el campo, y pasad prontamente el río, pues
esto ha aconsejado Aquitofel contra vosotros.
22. Marchó, pues, David con toda su gente, y pasó el Jordán antes del amanecer, sin
que quedase a la otra parte ni siquiera uno.
23. Mientras tanto Aquitofel, viendo que no se había seguido su consejo aparejó su
asno, montó, y se fue a su casa de Gilo, su patria; y dispuestos los negocios de
su familia, se ahorcó; y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
David en Mahanaim
24. David llegó a los campamentos; y Absalón pasó después el Jordán, seguido de
todo Israel.
25. Dio Absalón el mando del ejército a Amasa, en lugar de Joab, que seguía el
partido de David. Era Amasa hijo de un varón natural de Jezrael, llamado Jetra, el
cual había casado con Abigaíl, hija de Naas, padre de David, y hermano de
Seruyá, madre de Joab.
26. Acampó Israel con Absalón en tierra de Galaad.
27. Luego que David volvió a los campamentos, Sobi, hijo de Naas, de Rabat, ciudad
de amonitas, y Maquir, hijo de Ammiel, de la ciudad de Lodabar, y Barzilai de
Rogelim en Galaad,
28. le ofrecieron camas, alfombras, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, polenta, y
habas, lentejas, y garbanzos tostados,
29. y miel, manteca de vacas, ovejas y terneros gordos; y lo dieron todo a David y a
la gente que lo acompañaba, para que comiesen, persuadidos de que estarían
todos acosados del hambre y la sed, hallándose en un desierto.
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Absalón
10. Lo vio uno, y avisó a Joab, diciendo: He visto a Absalón colgado de una encina.
11. Respondió Joab al hombre que le daba la noticia: Si lo viste, ¿por qué no lo has
cosido con la tierra a puñaladas, y yo te habría dado diez ciclos de plata, y te
habría honrado con un cinturón?
12. Pero él replicó a Joab: Aunque pusieras en mi mano mil monedas de plata, no
extendería yo mi mano contra el hijo del rey; puesto que, oyéndolo nosotros, te
mandó el rey a ti, y a Abisay, y a Itai diciendo: Conservadme a mi hijo Absalón.
13. Y aun cuando me hubiera arrojado a hacer una acción tan temeraria, no se
hubiera podido ocultar esto al rey; ¿Y me habrías tú entonces defendido?
14. Dijo Joab: No será lo que dices; yo mismo lo he de atravesar a tu vista. Cogió,
pues, tres dardos o rejones en su mano, y los clavó en el corazón de Absalón; y
como todavía palpitase colgado de la encina,
15. acudieron corriendo diez jóvenes escuderos de Joab, y lo acabaron de matar a
cuchilladas.
16. Al punto Joab hizo tocar la trompeta, y contuvo al ejército para que no persiguiese
a Israel que iba huyendo; queriendo perdonar a la muchedumbre.
17. A Absalón lo descolgaron, y lo echaron en una gran hoya, en el bosque, formando
sobre él un elevadísimo montón de piedras. Mientras tanto todo Israel huyó, cada
uno a su casa.
18. Absalón, cuando aún vivía, se había erigido un monumento que se conserva en el
Valle del Rey, porque decía: Ya que no tengo hijos, esto servirá para memoria de
mi nombre. Dio, pues, su nombre a este monumento, el cual se llama aún hasta
hoy día: La mano de Absalón. +
19. Dijo en seguida Aquímaas, hijo de Sadoc: Iré a dar la nueva al rey de que el
Señor lo ha vengado y le ha hecho justicia contra sus enemigos.
20. Le respondió Joab: No serás tú el mensajero en esta ocasión, sino en otra; hoy
no quiero que vAías tú a llevar las noticias; pues ha muerto el hijo del rey.
21. Y así dijo Joab a Cusi: Ve tú y refiere al rey lo que has visto. Cusi hizo una
profunda reverencia a Joab, y echó a correr.
22. Instó Aquímaas, hijo de Sadoc, nuevamente a Joab diciendo: ¿Qué inconveniente
hay en que yo vAía corriendo tras de Cusi? Le respondió Joab: ¿Para qué quieres
ir a correr, hijo mío? Serás el portador de una mala noticia.
23. ¿Qué importa, replicó, que yo corra? Anda, pues, dijo Joab. Con esto Aquímaas,
corriendo por un atajo se adelantó a Cusi.
24. Estaba a la sazón David sentado entre las dos puertas de la ciudad. Y el centinela
apostado encima de la puerta sobre la muralla, tendiendo la vista, vio un hombre
solo que venía corriendo;
25. y dio voces y se lo avisó al rey; el cual dijo: Si viene solo, trae buenas nuevas. Y
mientras él apretaba el paso, y se acercaba más,
26. vio el centinela otro hombre que venía corriendo, y gritando desde lo alto, dijo: Me
parece divisar otro hombre que viene corriendo solo. Dijo el rey: También ése trae
buenas nuevas.
27. Añadió el atalAía: El modo de correr del primero me hace pensar que es
Aquímaas, hijo de Sadoc. Ese es un buen sujeto, dijo el rey; sin duda que trae
buenas noticias.
28. En esto Aquímaas gritando de lejos, dijo al rey: Señor, Dios te guarde. Y
postrándose en tierra delante del rey, y haciéndole profundo acatamiento, dijo:
Bendito sea el Señor Dios tuyo que ha entregado en tus manos a los que se
habían sublevado contra el rey, mi señor.
29. Y dijo el rey: ¿Está vivo y sano mi hijo Absalón? Le respondió Aquímaas: Cuando
Joab, tu siervo, me envió a ti, oh rey, vi que se había levantado un gran tumulto;
no sé otra cosa.
30. Le dijo el rey: Pasa y ponte aquí. Y apenas se apartó y se puso en su sitio,
31. compareció Cusi, y al llegar dijo: ¡Albricias, rey señor mío!, porque el Señor ha
sentenciado hoy a tu favor contra el poder de todos los que se rebelaron contra ti.
32. Pero el rey preguntó a Cusi: ¿Está vivo y sano mi hijo Absalón? Le respondió
Cusi: Tengan la suerte de ese joven los enemigos del rey, mi señor, y cuántos se
levantaren contra él para dañarle.
33. Entonces el rey, lleno de tristeza, subió a la torre o cuarto que estaba sobre la
puerta, y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón,
hijo mío! ¡Quién me diera, Absalón hijo mío, que yo muriera por ti! ¡Oh hijo mío
Absalón!
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1. Y avisaron a Joab que el rey estaba llorando + y que hacía duelo por su hijo;
2. con lo que la victoria en aquel día se convirtió en luto para todo el ejército; pues la
gente oyó decir aquel día: El rey está traspasado de dolor por causa de su hijo.
3. Y así las tropas se abstuvieron de hacer su entrada en la ciudad, como suele
abstenerse un ejército derrotado que viene huyendo de una batalla.
4. El rey cubrió su cabeza, y exclamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón,
hijo mío! ¡Hijo mío!
5. Pero Joab entrando en la casa donde el rey estaba, le dijo: Tú has cubierto hoy
de confusión los rostros de todos tus siervos, que han salvado tu vida y la vida de
tus hijos e hijas, y la vida de tus esposas o reinas, y la de tus demás mujeres
secundarias.
6. Amas a los que te aborrecen, y aborreces a los que te aman, y hoy has mostrado
que nada se te da de tus capitanes, ni de tus soldados; y verdaderamente acabo
de conocer ahora que si Absalón viviese y todos nosotros hubiésemos perecido,
entonces estarías contento.
7. Ahora, pues, ven y sal afuera, habla a tus soldados y manifiéstales que estás
satisfecho de ellos; porque yo te juro por el Señor, que si tú no sales, ni un
hombre solo ha de quedar contigo esta noche; y te hallarás en un peligro, el
mayor de cuantos has tenido desde tu juventud hasta hoy.
8. Con esto salió el rey y se sentó a la puerta de la ciudad; y sabiendo el pueblo que
el rey estaba allí, vino toda la gente a presentarse delante de él. Entretanto los de
Israel huyeron a sus tiendas.
9. Además todo el pueblo esparcido por todas las tribus de Israel, a competencia
decía: El rey nos libró del poder de nuestros enemigos, él nos salvó de las manos
de los filisteos; y ahora ha tenido que huir de esta tierra por causa de Absalón.
10. Y pues que Absalón, a quien ungimos por nuestro rey, ha muerto en la batalla,
¿qué es lo que esperáis? ¿Por qué no hacéis volver al rey?
11. Advertido el rey David de esta buena disposición de todo Israel a su favor, envió a
decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: Hablad a los ancianos de Judá y decidles:
¿Cómo sois los últimos en procurar que el rey vuelva a su casa?
12. Vosotros sois hermanos míos, sois carne y sangre mía; ¿por qué, pues, sois los
últimos en hacer volver al rey?
13. Decid también de mi parte a Amasa: Por ventura ¿no eres tú carne y sangre mía?
No me haga el Señor ningún bien, y sí mucho mal, si no te hiciere general
perpetuo de mis tropas, en vez de Joab.
14. De esta suerte se ganó el corazón de todos los varones de Judá, como si fuesen
un solo hombre, y unánimemente enviaron a decir al rey: Vuelve con todos los
tuyos.
15. Volvió, pues, el rey, y vino hasta el Jordán; y todo Judá fue hasta Gálgala para
recibir al rey, y hacer que pasase el Jordán.
16. También Semeí, hijo de Guerá de la tribu de Benjamín, natural de Bajurín, acudió
a toda prisa, y vino con los de la tribu de Judá a encontrar al rey David,
17. con mil hombres de Benjamín, e iba con ellos Siba, criado de la casa de Saúl, con
sus quince hijos y veinte siervos. Y rompiendo por el Jordán para ponerse delante
del rey,
18. atravesaron el vado, a fin de hacer pasar la familia del rey, y ponerse a sus
órdenes. Luego que el rey hubo pasado el Jordán, Semeí, hijo de Guerá,
postrándose a sus pies,
19. le dijo: No quieras castigar, señor, mi maldad, ni te acuerdes de las injurias
recibidas de tu siervo el día que saliste, oh rey y señor mío, de Jerusalén, y no las
conserves, oh rey, en tu corazón;
20. porque reconozco yo, tu siervo, el crimen que cometí, y por eso he venido hoy el
primero de toda la casa de José a recibir al rey mi señor.
21. A lo que respondiendo Abisay, hijo de Seruyá, dijo: ¿Cómo? ¿Y por estas
palabras se ha de escapar de la muerte Semeí, habiendo maldecido al ungido del
Señor?
22. Pero David dijo: ¿Qué tengo yo que hacer con vosotros, oh hijos de Seruyá? ¿Por
qué hacéis hoy conmigo el oficio de diablos o tentadores? ¿Es hoy día de hacer
morir a un hijo de Israel? ¿Puedo acaso olvidar que en este día he sido hecho
nuevamente rey de Israel?
23. Y así dijo a Semeí: No morirás. Y se lo juró.
24. También Mifiboset, hijo de Saúl, descendió al encuentro del rey, y en señal de
dolor no se había lavado los pies, ni hecho la barba, ni mudado sus vestidos
desde el día que salió el rey de Jerusalén, hasta que regresó felizmente.
25. Se presentó, pues, al rey en Jerusalén, y le dijo el rey: ¿Por qué no fuiste
conmigo, Mifiboset?
26. El cual respondió: ¡Ah! mi criado, oh rey y señor mío, se burló de mí, pues
estando como estoy impedido de las piernas, le había dicho que me aparejase un
asno para montar y seguirte;
27. y sobre no hacerlo, fue a calumniarme a mí, siervo tuvo, delante de ti, que eres mi
rey y señor; pero tú, oh señor y rey mío, tú eres como un ángel de Dios; haz lo
que fuere de tu agrado.
28. Porque la casa de mi padre no ha recibido del rey mi señor, sino la muerte; y con
todo me colocaste a mí, siervo tuyo, entre los que comen en tu mesa; ¿de qué,
pues, puedo yo quejarme justamente?, o ¿cómo podré todavía reclamar nada del
rey?
29. Pero el rey le dijo: ¿Para qué te cansas en hablar más? Ya te tengo dicho que tú y
Siba os repartáis las posesiones.
30. Sobre lo cual respondió Mifiboset al rey: Tómelo todo si quiere, puesto que el rey,
mi señor, ha vuelto felizmente a su casa.
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Rebelión de Seba contra el rey David, apaciguada con la muerte del rebelde
1. Aconteció que se hallaba allí un hombre malvado, un hijo de Belial llamado Seba,
hijo de Bocri, de la tribu de Benjamín; el cual tocó la trompeta, diciendo: Nada
tenemos que hacer con David, ni que esperar cosa alguna del hijo de Jesé;
vuélvete, Israel, a tu casa. +
2. Y se separó todo Israel de David, siguiendo a Seba, hijo de Bocri. Pero los de la
tribu de Judá fueron acompañando a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén;
3. y así que hubo llegado el rey a su casa de Jerusalén tomó las diez mujeres
secundarias que había dejado para guardar el palacio, y las puso en clausura,
dándoles alimentos, pero no se llegó más a ellas, sino que estuvieron encerradas
hasta el día que murieron, viviendo como viudas.
4. Dijo después el rey a Amasa: Convócame a todos los soldados de Judá para
dentro de tres días y te presentarás tú con ellos.
5. Fue, pues, Amasa a convocar a la gente de Judá, y se detuvo más del plazo que
el rey le había señalado.
6. Por lo que dijo David a Abisay: Ahora nos ha de dar más que hacer Seba, hijo de
Bocri, que Absalón, y corre tras él, no sea que se apodere de algunas de las
ciudades fuertes, y se nos escape de las manos.
7. Salieron, pues, con él las tropas de Joab, y los cereteos y los feleteos; y todos los
valientes partieron de Jerusalén en persecución de Seba, hijo de Bocri.
8. Y estando ya junto a la gran peña de Gabaón, salió Amasa a encontrarlos. Estaba
Joab vestido de una túnica estrecha, ajustada a la medida de su talle, llevando
sobre ella ceñida su daga pendiente con su vaina hasta la ingle, fabricada con tal
arte, que a un ligero movimiento podía salirse fuera, y darse el golpe.
9. Dijo, pues, Joab a Amasa: Dios te guarde, hermano mío; y con la mano derecha
asió la barbilla de Amasa en ademán de besarle.
10. Y no habiendo hecho Amasa ningún reparo en la daga o cuchillo que tenía Joab,
lo hirió éste en el costado, y derramó por tierra sus entrañas, y sin repetir el golpe,
lo dejó allí muerto. Luego Joab y Abisay su hermano, continuaron en seguimiento
de Seba, hijo de Bocri.
11. Algunos soldados de las tropas de Joab, parándose junto al cadáver de Amasa,
dijeron: Mirad el que quiso ser compañero o general de David en lugar de Joab.
12. Entretanto Amasa, revolcado en su sangre, yacía tendido en medio del camino.
Advirtió uno que toda la gente se paraba a verle; y apartó el cadáver de Amasa
del camino a un campo, y lo cubrió con una ropa, para que los que pasasen no se
detuviesen por su causa.
13. Retirado ya del camino, pasaba adelante toda la tropa que iba con Joab, para
seguir a Seba, hijo de Bocri.
14. Entretanto éste había atravesado por todas las tribus de Israel hasta Abela y
Betmaaca; y había reunido a su lado lo más escogido del ejército de Israel.
15. Llegaron, pues, y pusieron sitio a Abela y Betmaaca, cercando la ciudad con
trincheras, y quedó la plaza sitiada, y toda la gente de Joab se esforzaba para
batir el muro.
16. Entonces una mujer muy sabia de aquella ciudad dio voces, diciendo: Oíd,
escuchad, decid a Joab que se acerque, para que pueda yo hablarle.
17. Se acercó Joab, y la mujer le dijo: ¿Eres tú Joab? Yo soy, le respondió. Oye, le
dijo ella, las palabras de tu sierva. Ya te escucho, contestó Joab.
18. Antiguamente, prosiguió la mujer se decía por proverbio: Los que buscan consejo,
búsquenle en Abela, y de este modo lograban su designio.
19. ¿No soy yo la que doy respuestas verdaderas y justas a Israel? ¿Y tú quieres
arruinar una ciudad y asolar una metrópoli en Israel? ¿Por qué destruyes la
herencia del Señor?
20. Respondiendo Joab, dijo: No, lejos de mí tal cosa; no vengo yo para arruinar ni
asolar.
21. No es esa mi intención, sino que busco a un hombre del monte de Efraín, llamado
Seba, hijo de Bocri, que se ha rebelado contra el rey David; entregadnos ese
hombre solo, y nos retiraremos al instante de la ciudad. Dijo entonces la mujer a
Joab: Pues ahora mismo te echarán su cabeza por el muro.
22. En efecto, se presentó la mujer + donde estaba todo el pueblo; y les habló con
tanta cordura, que cortando ellos la cabeza a Seba, hijo de Bocri, se la arrojaron a
Joab; el cual tocó la retirada, y regresaron las tropas cada cual a su casa. Joab
volvió a Jerusalén, cerca del rey.
Oficiales de David
23. De este modo quedó Joab con el mando en jefe de todo el ejército de Israel;
siendo Banaías, hijo de Joíada, capitán de los cereteos y feleteos;
24. y Aduram superintendente de las rentas; Josafat, hijo de Ahilud, secretario o
cronista;
25. Siva escribano; y Sadoc y Abiatar sumos sacerdotes,
26. e Ira de Jair era sacerdote de David.
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1. Hubo + también hambre en tiempo de David por tres años continuos; sobre lo cual
consultó David el oráculo del Señor. Y le respondió el Señor: Esto sucede por
causa de Saúl y de su casa sanguinaria; porque mató él a los gabaonitas.
2. Llamando, pues, el rey a los gabaonitas, habló con ellos. Es de saber que los
gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino un resto de los amorreos; y los
israelitas les habían jurado que no les quitarían la vida; pero Saúl quiso acabar
con ellos llevado de celo por el bien de los hijos de Israel y de Judá.
3. Dijo, pues, David a los gabaonitas. ¿Qué queréis que yo haga por vosotros? ¿Y
qué satisfacción puede dárseos, a fin de que roguéis por la herencia del Señor?
4. Le respondieron los gabaonitas: No es nuestra querella sobre plata ni oro, sino
contra Saúl y su casa; ni pretendemos que muera ningún hombre de Israel. A los
cuales replicó el rey: Pues, ¿qué queréis que haga por vosotros?
5. Respondieron ellos: Al hombre que nos oprimió y asoló tan inicuamente, debemos
aniquilarlo de tal suerte, que ni uno siquiera quede de su linaje en todos los
términos de Israel. +
6. Dénsenos al menos siete de sus hijos, para que los crucifiquemos a honra del
Señor, en Gabaa, patria de Saúl, que fue en otro tiempo el escogido del Señor.
Dijo el rey: Yo os los daré.
7. Bien que perdonó el rey a Mifiboset, hijo de Jonatán y nieto de Saúl, en atención
a la sagrada alianza que se habían jurado mutuamente David y Jonatán hijo de
Saúl.
8. Cogió, pues, el rey dos hijos de Rispá, hija de Aía, que los había tenido de Saúl,
llamados Armoni y Mifiboset, y cinco hijos de Micol, hija de Saúl, habidos de
Adriel, hijo de Barzilai, natural de Meholá;
9. y los entregó en manos de los gabaonitas, que los crucificaron en un monte
delante del Señor; así perecieron juntos estos siete varones, muertos en los
primeros días de la siega, cuando comenzaban a segar las cebadas.
10. Pero Rispá, hija de Aía, tomando un saco de cilicio, los extendió a sus pies sobre
una piedra, y se estuvo allí desde el principio de la siega hasta que cayó sobre los
cadáveres lluvia del cielo, impidiendo que los devorasen de día las aves del cielo,
y de noche las fieras.
11. Refirieron a David lo que había hecho Rispá, hija de Aía, mujer secundaria de
Saúl.
12. Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y de Jonatán, su hijo,
recibiéndolos de los ciudadanos de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de
la plaza de Betsán, donde los colgaron los filisteos cuando mataron a Saúl en
Gilboa,
13. y transportó de allí los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán, y recogiendo los
huesos de los crucificados,
14. los hizo sepultar con los de Saúl y de Jonatán, su hijo, en la tierra de Benjamín, a
un lado del sepulcro de Cis, su padre. Ejecutado así todo lo ordenado por el rey,
se mostró después Dios propicio con la tierra.
Abisay salva la vida David
15. Entretanto los filisteos renovaron la guerra contra Israel; y salió David + con sus
tropas a pelear contra ellos. Y sucedió que hallándose David cansado,
16. Jesbibenob, del linaje de Arafa, que llevaba una lanza, cuyo hierro pesaba
trescientas onzas, y ceñía una espada flamante, intentó herir a David.
17. Pero lo defendió Abisay, hijo de Seruyá, el cual hirió y mató al filisteo. Con este
motivo los soldados de David juraron diciendo: No saldrás ya más con nosotros a
la guerra, a fin de que no se apague la antorcha de Israel.
18. Otra guerra hubo también en Gob contra los filisteos, en la cual Sobocai, natural
de Husati, mató a Saf, del linaje de Arafa, de la raza de los gigantes.
19. Hubo después en Gob una tercera guerra contra los filisteos, en la cual Adeodato,
hijo de Saltus, que tejía telas de colores en Belén, mató a Goliat de Get, que
llevaba una lanza, cuyo mango era como un rodillo de telar.
20. La cuarta guerra fue en Get, donde se presentó un hombre de estatura
descomunal, que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, esto es,
veinticuatro dedos, y era de la raza gigantesca de Arafa.
21. Vino a insultar a Israel; pero lo mató Jonatán, hijo de Samaa, hermano de David.
22. Eran estos cuatro hombres naturales de Get, del linaje del gigante Arafa, y fueron
muertos por David y su gente.
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1. Cantó ++ David asimismo al Señor las palabras de este cántico el día en que le
hubo librado el Señor de las manos de todos sus enemigos y de la persecución
de Saúl.
2. Y dijo:
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Dijo David, + hijo de Jesé: Dijo el varón a quien fue dada palabra o promesa del cristo
o ungido del Dios de Jacob; dijo el egregio cantor de Israel:
2. El espíritu del Señor habló por mí, su palabra ha estado sobre mi lengua.
3. Es el Dios de Israel que me ha hablado; el fuerte de Israel es quien habla; el
dominador de los hombres, el justo dominador de los que temen a Dios.
4. Ellos erán como la luz de la aurora que brilla por la mañana cuando sale el sol sin
nube alguna; y como hierba que brota de la tierra después de la lluvia.
5. No mereció ciertamente mi casa a los ojos de Dios, que el Señor hiciese conmigo
una alianza eterna, una alianza firme y del todo inmutable. Porque él me ha
salvado de todos los peligros; ha cumplido todos mis deseos, no dejándome nada
que apetecer.
6. Pero los transgresores de la ley serán desarraigados todos como espinas a las
cuales nadie toca con la mano,
7. sino que se arma o cubre de hierro o toma un asta de lanza, y mete fuego en
ellas para abrasarlas y reducirlas a la nada.
8. Estos son los nombres de los valientes del reinado de David: + Jesbaam, el que
está sentado en cátedra, sapientísimo príncipe entre los tres más distinguidos;
aunque parece débil y delicado como el tierno gusanillo que roe el madero, él fue
el que mató en un solo choque a ochocientos hombres.
9. Después de éste fue Eleazar, ahohita, hijo de su tío paterno, uno de los tres
valientes que estaban con David, cuando le insultaban los filisteos, reunidos allí
en Jesdomín para dar la batalla;
10. y huyendo los israelitas, Eleazar se mantuvo firme, y estuvo hiriendo a los filisteos
hasta que, cansado su brazo, se quedó yerto con la espada en la mano. El Señor
concedió aquel día una gran victoria. Y la tropa que había huido, volvió para
recoger el botín de los muertos.
11. El tercero fue Semma, hijo de Age de Arari. Se juntaron un día los filisteos en un
lugar donde había un campo sembrado de lentejas; y habiendo huido el ejército
por miedo a los filisteos,
12. él se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos; y lo hizo
Dios conseguir una gran victoria.
13. Ya tiempo antes estos tres que eran los principales entre los treinta habían salido
a reunirse con David al tiempo de la siega en la cueva de Odollam; estando los
filisteos acampados en el valle de los Gigantes.
14. David estaba en un puesto fuerte, y por entonces los filisteos tenían guarnición en
Belén.
15. Dijo, pues, David con mucho anhelo: ¡Ah! ¡si alguno me diera a beber agua de
aquella cisterna que hay en Belén junto a la puerta!
16. Al punto estos tres valientes atravesaron el campamento de los filisteos, fueron a
sacar agua de la cisterna que hay en Belén junto a la puerta, y se la trajeron a
David; pero David no quiso beberla, sino que hizo libación de ella, o la derramó,
en obsequio del Señor,
17. diciendo: Dios me libre de tal cosa. ¿Y yo bebería la sangre de estos hombres
que han ido a exponer su vida? No quiso, pues, beberla. Tal acción hicieron esos
tres valientes.
18. Asimismo Abisay, hermano de Joab e hijo de Seruyá, era el principal entre los tres
valientes del segundo ternario. Este es el que enristró + su lanza contra
trescientos y los mató; él era famoso entre los tres,
19. y entre los tres el de mayor reputación y el principal de ellos; pero no igualó a los
tres primeros.
20. El segundo fue Banaías, hijo de Joíada, varón fortísimo, de grandes hazañas,
natural de Cabseel; éste destrozó a los dos terribles leones de Moab; y en tiempo
de una nevada bajó a una cisterna, y allí mató a un fuerte león.
21. Este mismo quitó la vida a un egipcio, varón de prodigiosa estatura, que tenía una
lanza en la mano. Yendo, pues, contra él, con un palo, le arrancó a viva fuerza la
lanza de la mano, y lo mató con ella.
22. Esto hizo Banaías, hijo de Joíada,
23. famoso entre los tres campeones, que eran los más ilustres de los treinta. Sin
embargo, no igualaba a los tres primeros; y David le hizo su consejero y
secretario.
24. Entre los treinta se contaban Asael, hermano de Joab, Eleanán de Belén, hijo de
un tío paterno de Asael;
25. Semma de Harodi; Elica de Harodi;
26. Helés de Falti; Hira de Tecua, hijo de Acces;
27. Abiecer de Anatot; Mobonnai de Husati;
28. Selmón de Ahot; Maharai de Netofat;
29. Heled, hijo de Baana, que también era de Netofat; Itai, hijo de Ribai, de Gabaat
de los hijos de Benjamín;
30. Banaía de Faratón; Heddai del Torrente de Gaas;
31. Abialbón de Arbat; Azmavet de Beromi;
32. Eliaba de Salaboni; Jonatán de los hijos de Jasén;
33. Semma de Orori; Aíam de Aror, hijo de Sarar;
34. Elifelet, hijo de Aasbai, hijo de Macati; Eliam de Gelón, hijo de Aquitofel;
35. Hesrai del Carmelo; Farai de Arbi;
36. Igaal de Soba, hijo de Natán; Boni de Gadi;
37. Selec de Ammoni; Naharai de Berot, escudero de Joab, hijo de Seruyá;
38. Ira de Jetrit; Gareb, también jetrita;
39. Urías, heteo. En todos treinta y siete.
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+ 1. Este segundo cántico de David se presenta como un testamento desarrollando
el tema de la prosperidad del gobernante justo y del fin deplorable de los
hombres sin Dios.
+ 8. Se reanuda la relación de los héroes de David, interrumpida por los cánticos.
+ 18. Enristrar: Colocar la lanza en forma horizontal bien afianzada para acometer.
2 SAMUEL - CAPITULO 24
Enojado el Señor contra David por haber hecho el censo del pueblo, le da a
escoger uno de tres castigos feb 03/16 24,2. 9-17
1. Se encendió de nuevo el furor del Señor contra Israel; y así permitió para su daño
que David mandase hacer el censo de toda la gente de Israel y de Judá. +
2. Dijo, pues, este rey a Joab, general de sus ejércitos: Recorre todas las tribus de
Israel desde Dan hasta Beerseba, y forma un censo del pueblo, a fin de que sepa
yo el número de la gente.
3. Respondió Joab al rey: Así multiplique el Señor Dios tuyo a tu pueblo sobre lo que
ahora es, de suerte que venga a ser cien veces más numeroso, y lo vea el rey mi
señor; pero, ¿y qué es lo que pretende mi señor el rey con hacer eso?
4. Sin embargo, la voluntad del rey pudo más que las representaciones de Joab y de
los capitanes del ejército; y así salió Joab con los capitanes de la presencia del
rey para hacer el empadronamiento del pueblo de Israel.
5. Y habiendo pasado el Jordán, llegaron a Aroer, al lado derecho de la ciudad, que
está en el valle de Gad;
6. y pasando por Jacer, entraron en Galaad y en la tierra baja de Hodsi, y llegaron
hasta los bosques de Dan; y dando la vuelta por los contornos de Sidón,
7. pasaron junto a los muros de Tiro, y atravesando toda la tierra de los heveos y
cananeos llegaron hasta Beerseba, al sur de Judá.
8. Así recorridas todas las provincias, regresaron a Jerusalén después de nueve
meses y veinte días.
9. Y presentó Joab al rey la suma del encabezamiento del pueblo y se hallaron de
Israel ochocientos mil hombres fuertes y aptos para la guerra; de Judá se
contaron quinientos mil combatientes.
10. Pero a David le remordió su conciencia después que se formó el censo del
pueblo, y dijo al Señor: He pecado gravísimamente en este negocio; pero te
ruego, Señor, que perdones este pecado de tu siervo, porque reconozco que he
obrado muy neciamente.
11. Por la mañana, así que David se hubo levantado, habló el Señor a Gad, profeta y
vidente de David, diciendo:
12. Anda y dile a David: He aquí lo que dice el Señor: Tres cosas se te dan a escoger
en castigo; elige de ellas la que quisieres que yo te envíe.
13. Presentándose, pues, Gad a David, se lo contó diciendo: O por siete años será tu
país afligido del hambre; o por tres meses andarás huyendo de tus enemigos que
te irán persiguiendo; o a lo menos por tres días habrá peste en tu reino. Delibera,
pues, ahora, y mira qué respuesta he de dar al que me ha enviado. +
14. Respondió David a Gad: En un estrechísimo apuro me veo; pero más quiero yo
caer en las manos del Señor (cuya misericordia es tan grande) que no en manos
de hombres.
15. Envió, pues, el Señor la peste a Israel desde aquella mañana hasta el tiempo
señalado, y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil
hombres.
16. Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla,
el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de
Areúna, jebuseo.
17. Y dijo David al Señor, así que vio que el ángel castigaba al pueblo: Yo soy el que
he pecado; yo el que tengo la culpa. ¿Qué han hecho éstos, que son unas
ovejas? ¡Oh Señor!, te ruego que descargues tu mano sobre mí y sobre la casa
de mi padre.
18. Y aquel mismo día vino Gad a David y le dijo: Sube a la era de Areúna jebuseo, y
levanta en ella un altar al Señor. +
19. Fue, pues, David allá, en cumplimiento del mandato que le dio Gad en nombre del
Señor.
20. Areúna alzando los ojos advirtió que el rey y sus criados se encaminaban hacia
él;
21. y saliendo al encuentro, hizo al rey profunda reverencia pegado el rostro en tierra,
y dijo: ¿Qué motivo hay para que el rey mi señor venga a casa de su siervo? Al
cual respondió David: Para comprarte esa era, y edificar en ella un altar al Señor;
a fin de que cese la mortandad que se extiende por el pueblo.
22. Mas Areúna replicó a David: Tómela el rey, mi señor, y conságrela como bien le
parezca; ahí tienes los bueyes para el holocausto, y el carro y los yugos de los
bueyes para que sirvan de leña.
23. Todas estas cosas dio el rey Areúna al rey David, y añadió: El Señor Dios tuyo
acepte tu sacrificio.
24. Respondió el rey y le dijo: No ha de ser como tú quieres, sino que te pagaré lo
que vale; que no quiero ofrecer yo al Señor mi Dios holocaustos que no me
cuesten nada. Y así compró David la era y los bueyes por cincuenta siclos de
plata;
25. y edificó allí David un altar al Señor, ofreciendo en él holocaustos y ofrendas
pacíficas; con lo que se mostró el Señor propicio a la tierra, y cesó la mortandad
en Israel.
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