De La Impostura Del 11 de SEPTIEMBRE 2001
De La Impostura Del 11 de SEPTIEMBRE 2001
De La Impostura Del 11 de SEPTIEMBRE 2001
Donald Trump
por Thierry Meyssan
Iniciamos la publicación por episodios del libro de Thierry Meyssan Ante nuestros ojos,
la gran farsa de las primaveras árabes, titulado en español De la impostura del 11 de
septiembre a Donald Trump. Es un ambicioso trabajo sobre la Historia de los 18 últimos
años y se basa en la experiencia vivida por el autor al servicio de varios pueblos, un
libro singular en la medida en que ninguna otra persona ha sido partícipe de todos los
acontecimientos que aborda esta obra –y que se desarrollan tanto en América Latina,
como en África y en el Medio Oriente– junto a los gobiernos de los pueblos agredidos
por Occidente.
Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump.
Ante nuestra mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
Introducción
(Palabras del autor)
Ningún conocimiento tiene carácter definitivo. La Historia, como cualquier otra ciencia,
es un constante cuestionamiento de lo que en algún momento creímos cierto, hasta que
nuevos elementos vienen a modificar esa convicción, y quizás a contradecirla
totalmente.
En lo personal, rechazo la alternativa que se nos plantea entre, por un lado, “el círculo
de la razón” y el “pensamiento único” y, del otro lado, las emociones y la “post-
verdad”.
Por mi parte, he optado por el bando de los inocentes que ven extranjeros invadir sus
ciudades e imponerles su ley, he optado por el bando de los inocentes que oyen
las televisiones internacionales repetirles el mantra de que sus líderes son tiranos que
deben ceder su lugar a los occidentales. He preferido ponerme del lado de los inocentes
que se rebelan y que mueren entonces bajo las bombas de la OTAN. Pretendo ser al
mismo tiempo un analista que trata de observar los hechos con objetividad y un hombre
que trata de utilizar sus herramientas para ayudar a los que sufren.
Al escribir este libro, aspiro a llegar lo más lejos posible con los documentos y
testimonios directos actualmente disponibles. Sin embargo, diferenciándome en ello de
los autores que me precedieron, no trato de demostrar que la política de mi país ha sido
la más correcta o que haya estado bien fundamentada. Trato más bien de entender
la vinculación entre acontecimientos en los que fui simultáneamente objeto y sujeto.
El resultado es por ello algo parecido a las conocidas muñecas rusas: para conocer la
última hay que abrirlas todas una por una. En el tema que nos ocupa, sólo poco a poco
podemos llegar a entender la organización de acontecimientos que parecen a menudo
espontáneos cuando en realidad son resultado de ciertas decisiones.
Mi testimonio es tan diferente de lo que los lectores han podido oír o leer sobre este
mismo tema que algunos lo verán con inquietud y hasta sentirán temor ante las
consecuencias de lo que aquí escribo. Otros, por el contrario, se plantearán numerosas
interrogantes sobre esta gigantesca manipulación y sobre cómo ponerle fin.
Es probable que este libro, que expone cientos de hechos, contenga algunos errores que
tendré que corregir con el tiempo. Es posible que algunos nexos entre hechos que aquí
saco a la luz sean sólo casuales, pero son tan aplastantemente numerosos que no todos
pueden serlo.
El consenso entre periodistas y políticos no tiene ya el valor que tuvo en otros tiempos
el consenso entre teólogos y astrónomos ante los descubrimientos de Galileo. Ningún
consenso ha permitido nunca “establecer” la verdad. Sólo la Razón aplicada a las
pruebas concretas permite acercarse a la verdad.
A fin de cuentas, cuando se hayan corregido los errores menores que aquí puedan
aparecer, a lo que cada cual tendrá que responder proponiendo una explicación lógica y
coherente –si lo hace con sinceridad– es a esta acumulación de hechos.
Continuamos la publicación por episodios del libro de Thierry Meyssan Sous nos yeux,
titulado en español De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra
mirada, la gran farsa de las primaveras árabes. En este episodio, se describe la
creación de una sociedad secreta egipcia, la Hermandad Musulmana, y su posterior
rediseño, después de la Segunda Guerra Mundial, por los servicios secretos del
Reino Unido. También relata cómo el MI6 britanico utilizó entonces la Hermandad
Musulmana para asesinar políticos en Egipto, ex colonia de la Corona británica.
Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump.
Ante nuestra mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.
Al igual que en Alemania, donde Adolf Hitler rechaza el futuro que se le impone a su
país, en el Medio Oriente un hombre se levanta contra la nueva división de la región.
Un maestro egipcio funda un movimiento que plantea el restablecimiento del Califato
derrotado por las potencias occidentales. Ese hombre es Hassan al-Banna y la
organización, creada en 1928, es la Hermandad Musulmana.
El Califa es, en principio, el Sucesor del Profeta, y todos le deben obediencia. Es, por
supuesto, un título muy ambicionado. La Historia registra la existencia de grandes
dinastías de califas: los Omeyas, los Abasidas, los Fatimidas y los Otomanos.
El próximo Califa será el hombre que logre apoderarse del título, y el “Guía General” de
la Hermandad Musulmana se cree perfectamente capaz de regir el mundo musulmán.
En 1936, Hassan al-Banna escribe al primer ministro Mustafá el-Nahhas Pachá y exige:
“una reforma de la legislación y la unión de todos los tribunales bajo la sharia;
el reclutamiento en el seno de los ejércitos con el establecimiento de un voluntariado
bajo el estandarte de la yihad;
la conexión entre los países musulmanes y la preparación de la restauración del
Califato, en aplicación de la unidad que el Islam exige.”
Dos años y medio después de su disolución, los anglosajones forman una nueva
organización y la denominan “Hermandad Musulmana”. Aprovechando el
encarcelamiento de los dirigentes históricos de la primera Hermandad Musulmana, el ex
juez Hassan al-Hodeibi es electo como Guía General de la cofradía.
A pesar de lo que casi todo el mundo cree, no existe ningún tipo de continuidad
histórica entre la antigua Hermandad Musulmana y su sucesora. Lo cierto es que una
unidad de la antigua sociedad secreta –llamada “El Aparato Secreto”– había recibido del
propio Hassan al-Banna la misión de perpetrar los atentados, cuya autoría él siempre
negaba. Esa organización dentro de la organización, tan secreta que no se vio afectada
por la disolución de la cofradía, se pone a la disposición del sucesor de al-Banna. El
Guía la desautoriza y declara que quiere alcanzar sus objetivos sólo de manera pacífica.
Es difícil determinar con exactitud lo sucedido en aquel momento entre los anglosajones
–deseosos de recuperar la antigua sociedad secreta– y el Guía, quien creía estar
recuperando sólo la audiencia de la cofradía entre las masas. En todo caso, el Aparato
Secreto se mantuvo y la autoridad del Guía decreció, en beneficio de otros jefes de la
cofradía, dando paso a una verdadera guerra intestina. La CIA introdujo en la dirección
al francmasón Sayyid Qutb [1], el teórico de la yihad, quien es condenado por el Guía
hasta que este último llega a un acuerdo con el MI6.
Resulta imposible precisar las relaciones de subordinación interna entre unos y otros, de
un lado porque cada rama extranjera de la cofradía goza de autonomía, y también
porque las unidades secretas existentes dentro de la organización ya no dependen
necesariamente ni del Guía General, ni del Guía local, sino a veces directamente de la
CIA y del MI6.
En Egipto, Skorzeny modela la policía según una tradición de violencia. En 1963, este
veterano de las SS optará por la CIA y el Mossad, en contra de Nasser. En Irán, Zahedi
crea la SAVAK, la policía política más brutal de la época.
La CIA, que había vuelto a crear la cofradía para utilizarla contra de los comunistas,
comienza por servirse de ella para ayudar a los nacionalistas. En aquella época, los
representantes de la CIA en el Medio Oriente eran antisionistas provenientes de la clase
media. Pero fueron rápidamente desplazados por altos funcionarios de origen
anglosajón e ideología puritana, que venían de las grandes universidades y eran
favorables a Israel. Washington entró entonces en conflicto con los nacionalistas y la
CIA volvió la Hermandad Musulmana en contra de ellos.
Después de la crisis del Canal de Suez y del espectacular cambio de posición de Nasser,
quien se pone del lado de los soviéticos, Washington decide dar apoyo ilimitado a la
Hermandad Musulmana contra los nacionalistas árabes. Un alto cuadro de la CIA, Miles
Copeland, recibe la misión –que resulta infructuosa– de escoger en el seno de la
cofradía una personalidad capaz de desempeñar en el mundo árabe un papel equivalente
al del pastor Billy Graham en Estados Unidos. Habrá que esperar hasta los años 1980
para encontrar un predicador con esas características: el egipcio Yussef al-Qaradawi.
En 1962, la CIA empuja Arabia Saudita a crear la Liga Islámica Mundial (también
llamada Liga Musulmana Mundial) y a financiar tanto la Hermandad Musulmana como
la Orden de los Naqchbandis, en contra de los nacionalistas y de los comunistas [4]. La
Liga Islámica Mundial es financiada en sus inicios por la Arabian-American Oil
Company (Aramco). Entre la veintena de miembros fundadores de la Liga se cuentan 3
teóricos islamistas ya mencionados anteriormente: el egipcio Said Ramadan, el
pakistaní Sayyid Abul Ala Maududi y el indio Abu al-Hasan Ali al-Nadwi.
De hecho, Arabia Saudita, que gracias al comercio del petróleo entra repentinamente en
posesión de enormes sumas de dinero, se convierte en el padrino de la Hermandad
Musulmana a nivel mundial. En su propio país, donde casi nadie sabe leer ni escribir, la
monarquía saudita pone el sistema de enseñanza escolar y universitaria en manos de la
cofradía. La Hermandad Musulmana se ve obligada a adaptarse a sus benefactores: el
requisito saudita de obediencia al rey impide a los adeptos de la cofradía jurar fidelidad
al Guía General de la cofradía. En todo caso, estos se organizan alrededor de Mohamed
Qutb, el hermano de Sayyid, siguiendo dos tendencias diferentes: una que reúne a los
miembros sauditas de la Hermandad Musulmana y otra conformada por los “sururistas”.
Estos últimos, que son sauditas, tratan de establecer una síntesis entre la ideología
política de la cofradía y la teología wahabita. La secta wahabita, que cuenta entre sus
miembros a la familia real saudita, es portadora de una interpretación del islam surgida
del pensamiento beduino, iconoclasta y antihistórico. Hasta el momento en que
comenzó a disponer de petrodólares, esa secta preconizaba el anatema contra las
escuelas musulmanas tradicionales, que a su vez la consideraban herética.
En 1970, Gamal Abdel Nasser logra un acuerdo entre las facciones palestinas y el rey
Hussein de Jordania, poniendo fin al “septiembre negro”. Nasser muere la noche misma
en que la Liga Árabe ratifica el acuerdo. Oficialmente, sufrió una crisis cardiaca, pero es
mucho más probable que haya sido asesinado. Nasser tenía 3 vicepresidentes, uno de
izquierda –extremadamente popular–, un centrista –muy conocido– y un conservador
designado a pedido de Estados Unidos y de Arabia Saudita: Anwar el-Sadat. Sometido a
fuertes presiones, el vicepresidente de izquierda se declara indigno de ocupar
la presidencia. El vicepresidente centrista prefiere abandonar la política y Sadat es
designado candidato de los nasseristas. Es el drama típico de numerosos países: el
presidente escoge un vicepresidente entre sus rivales, para ampliar su base electoral,
pero cuando muere, ese vicepresidente lo reemplaza y echa por tierra su legado.
Sadat, que durante la Segunda Guerra Mundial había servido al Reich y siente gran
admiración por el Fuhrer, es un militar ultraconservador y que, como hombre de
confianza de Sayyid Qutb, servía como agente de enlace entre la cofradía y los Oficiales
Libres. En cuanto llega al poder, libera a los miembros de la Hermandad Musulmana
que Nasser había metido en la cárcel. Llamado el “presidente creyente”, Sadat es un
aliado de la cofradía en todo lo que tiene que ver con la islamización de la sociedad (la
“revolución de la rectificación”), pero se convierte en su rival cuando eso significa
algún beneficio político para él. Esta relación ambigua se hace patente con la creación
de 3 grupos armados, que no son escisiones de la cofradía sino unidades exteriores que
obedecen a ella: el Partido de la Liberación Islámica, la Yihad Islámica del jeque Omar
Abdul Rahman, y Excomunión e Inmigración (el “Takfir”). Estos tres grupos dicen
seguir instrucciones de Sayyid Qutb. Cuando la Yihad Islámica, armada por los
servicios secretos, emprende ataques contra los cristianos coptos, el “presidente
creyente”, lejos de tratar de instaurar la paz, acusa a los coptos de sedición y encarcela
al Papa de esa confesión y a 8 de sus obispos. En definitiva, Sadat interviene en la
dirección de la cofradía y se pone del lado de la Yihad Islámica y en contra del Guía
General, cuyo arresto ordena [5].
Cuatro años después, siguiendo adelante con el plan de la CIA, el presidente Sadat viaja
a Jerusalén y firma una paz separada con Israel en detrimento de los palestinos. Así
queda sellada la alianza entre la Hermandad Musulmana e Israel. Todos los pueblos
árabes denuncian esta traición y Egipto es excluido de la Liga Árabe, que traslada su
sede a Argel.
(Continuará)
Thierry Meyssan