Antonio Medrano 1
Antonio Medrano 1
Antonio Medrano 1
[ENCUÉNTRATE a TI MISMO]
Por lo general, nos desconocemos por completo. Vivimos perdidos, ajenos a nuestra propia realidad,
nos ignoramos, con lo cual nos atraemos toda clase de problemas y dificultades.
Para encontrar el camino de la felicidad y la libertad, resulta de capital importancia seguir el mandato
délfico Gnothi seautón, “Conócete a ti mismo”, que figuraba en el santuario de Apolo en la antigua
Grecia. Pero para seguir dicho mandato, debo hacerme varias preguntas.
Preguntas de diversos niveles, de mayor o menor calado, pero que resultan todas ellas capitales para
conocerme, descubrir mi más honda esencia, encontrarme y salir del desmayo o laberinto de
inconsciencia, aturdimiento, disipación y autoignorancia en que vivo instalado
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Un ser que habla, que ríe y llora, con un rostro (muy expresivo).
Un ser que anhela ver: conocer, comprender y entender.
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lo Relativo = el Devenir, lo temporal, lo condicionado, lo finito y
perecedero, lo fenoménico).
Soy muy poca cosa, un ser muy limitado y vulnerable, si me contemplo desde la
perspectiva de lo relativo, si observo la dimensión relativa, fenoménica, material,
perecedera y condicionada de mi persona (sometida al Devenir).
Descubro y siento mi grandeza, mi alta dignidad, si miro al aspecto o dimensión de lo
Absoluto que está presente en mi persona. Ahí, en mi núcleo o esencia divina, soy
invulnerable, nada ni nadie me puede dañar ni aminorar.
Todas nuestras deficiencias y limitaciones, así como nuestro malestar, todos nuestros
problemas, frustraciones, decepciones, contrariedades, sufrimientos y desgracias vienen de
nuestra inmersión en la finitud y la relatividad (lo condicionado). Nuestro sometimiento
al Devenir, que es cambio incesante, en el que todo es insatisfactorio y perecedero.
Gracias a las enseñanzas de la Sabiduría me doy cuenta de que en el centro de mi ser (en
mi realidad esencial, honda e íntima) soy invulnerable, indestructible, inalterable. Nada
ni nadie puede penetrar ni influir en ese Castillo o Fortaleza interior.
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3.- ¿Dónde estoy? Estoy dentro de la Creación, del Orden universal.
Soy parte del Cosmos. Un microcosmos.
¿Por qué estoy aquí? ¿Quién me ha puesto en este Mundo?
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Horóscopo: conexión con los astros (en el momento de nacer).
El signo bajo el que nací influye en mi temperamento, en mi manera de ser y
mi vocación.
Todo tiene una gran importancia: cuándo y dónde nací; en qué circunstancias;
en qué país, en qué región, dentro de qué familia (con qué profesión), etc.
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Lo principal es el Ser (no lo que se hace y lo que se tiene): ser quien eres y
quien estás llamado a ser (llegar a ser quien debes ser y como debes ser).
Elementos a tener en cuenta (que influyen o determinan en mi manera de ser):
Mi Temperamento (influencia de la herencia).
Mi Carácter (determinado por mis valores y mi trabajo interior)
Mi vocación: lo que me atrae y lo que me llama.
Mis aptitudes y capacidades: aquello para lo que sirvo y se me da mejor.
Mis actitudes. Mis hábitos (sanos o nocivos).
Mi formación y mi nivel cultural.
Mis principios y mis valores. Mis convicciones.
Mis ilusiones. Mis aficiones. Mis gustos y preferencias.
Mi mentalidad. Mi visión del mundo.
Mi manera de ver la realidad (positiva o negativa, sagrada o profana).
Mi manera de verme a mí mismo (y ver a los demás).
5.- ¿Cómo estoy aquí? ¿En qué condiciones? ¿Con qué papel, cómo
tengo que funcionar?
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¿Por dónde y cómo tengo que caminar?
¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy? ¿Qué he venido a hacer en esta vida?
Mi misión es mi camino.
Pregunta capital: ¿Qué quiero hacer con mi vida? ¿Qué y cómo quiero ser?
¿Cómo quiero vivir? ¿Hacia qué blanco, objetivo o meta voy a orientar mi
vida? ¿Cuál es la diana hacia la que va a ir dirigido el proyectil de mi ser?
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Pregunta sin respuesta. La respuesta es verme a mí mismo, encontrarme a mí
mismo (a mí misma). Dejar de estar perdido.
Se trata únicamente de ponerme cara a cara ante mí mismo (como si fuera otro). Verme
con sinceridad y mente abierta (sin tapujos, sin ocultarme tras máscaras falsas).
Esta pregunta es como una explosión de luz que penetra muy adentro. Es como un
anzuelo que se clava en el fondo de mi ser para sacar a la luz su más recóndito secreto.
No tengo que dar ninguna respuesta ni obtener ningún resultado: simplemente estar ahí
ante ese ser enigmático que soy yo (y que no acierto a explicarme ni logro entenderlo
plenamente y a fondo). No hay nada que conseguir, nada que hacer, nada que pensar,
nada que analizar (con conceptos, razonamientos, etc.). Simplemente tengo que intentar
descubrir, ver o entrever quién soy yo realmente, sin más motivación ni finalidad.
El acto mismo de preguntarse una cosa tan profunda significa un reencuentro, una
reconciliación, una reconquista del propio ser. Es ir al encuentro de ti mismo.
El hacerme esta pregunta (sin más), me hace estar inmediatamente presente ante mí
mismo y también plenamente presente en aquello que estoy haciendo en este momento
(aquí y ahora). Lejos de distraerme o abstraerme, despierta mi atención y me concentra en
la tarea. Tiene al mismo tiempo un efecto de recogimiento, de ensimismamiento y de
apertura, purificación o limpieza de la mente.
¿Quién soy yo realmente? ¿Quién es este ser que he estado soportando tantos
años, toda mi vida?
¿Quién hay tras este sujeto con este nombre (el mío) y este semblante (aspecto o
apariencia: mi cara, mi foto, mi figura)?
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¿Quién es este individuo que está ahora leyendo, trabajando, comiendo, paseando o
conduciendo?
¿Qué es lo que me hace ser quien soy? ¿Qué me hace ser esta persona que soy y
no otra?
¿Qué hago aquí en este mundo? ¿Qué me hace estar vivo? ¿Qué o Quién me
mantiene en vida? ¿Con qué destino? ¿Con qué sentido?
NOTA: Guión y resumen del seminario impartido por Antonio Medrano en Mayo y Junio de 2019.