Mayo Del 68 Fue Una Utopía - Diana Uribe, Revista Semana

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“MAYO DEL 68 FUE UNA UTOPÍA”

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El fervor del movimiento estudiantil francés marcó un momento en la historia del
mundo. Diana Uribe explica el fenómeno y sus repercusiones en América Latina y
en Colombia.

Diana Uribe se ha dedicado a estudiar la historia y a enseñarla a todos los


públicos en sus programas radiales y sus audiolibros. En 2016 publicó Contracultura
(Aguilar), un libro en el que describe los movimientos sociales que tuvieron lugar en
la década de los sesenta y entre los que se encuentra el fenómeno francés de Mayo
del 68.

Foto: Guillermo Torres - SEMANA

SEMANA: Hoy aún se debate sobre la importancia de mayo del 68. ¿Cuál es
su conclusión?

Diana Uribe (D.U.): Dentro de todo lo que pasó en el mundo en 1968, ese mayo
sucedió algo que no tenía antecedentes. Hay momentos en los que el espíritu de la
libertad se hace presente entre los hombres, en los que las sociedades se abren
como ventanas de la conciencia, por medio de las cuales se puede concebir el
mundo de otra manera. Eso es lo que se llama utopía. Y Mayo del 68 fue una utopía.

SEMANA: ¿Y cómo fue ese encuentro de la sociedad francesa con la utopía?

D.U.: En ese momento, una universidad francesa puso una torre para vigilar que los
chicos no se pasaran a los dormitorios de las chicas. Pero era el tiempo de la
revolución sexual, del cuestionamiento a la monogamia y el matrimonio, a la doble
moral. Entonces los estudiantes derribaron esa torre para defender el derecho sobre
su sexualidad. Porque si ellos no mandaban sobre su cuerpo, ¿entonces dónde?
Pero cuando ese movimiento llegó a la Universidad de Nanterre, la militarizaron y
expulsaron a los estudiantes que habían empezado la movilización, entre ellos,
Daniel Cohn Bendit, quien luego se fue a la Sorbona a seguir la protesta con sus
compañeros. Allá empezaron a poner los famosos grafitis: “Prohibido prohibir”, “la
imaginación al poder”, “¡sean realistas, pidan lo imposible!”, “profesores, ¡nos están
haciendo viejos!”.

SEMANA: ¿Cómo ese movimiento pudo permear otros sectores?

D.U.: La universidad respondió con más represión a todas las protestas, pero los
residentes del Barrio Latino entraron a apoyar a los estudiantes. Eso dio lugar, el 10
de mayo, a ‘la noche de las barricadas’. Los trabajadores de la Renault también los
apoyaron. Y llegó un momento en el que toda Francia paró: 10 millones de
trabajadores se unieron al movimiento estudiantil: “la imaginación al poder”.

SEMANA: ¿Cómo se expandió ese pensamiento al resto del mundo?

D.U.: En su momento, aquello era muy difícil de aglutinar: poesía en las calles,
manifiestos, una sociedad reflexionando sobre sí misma, pensando su rumbo. Ellos
lograron llevar la política al terreno de lo simbólico, de la irreverencia, de la lúdica.
Debatían sobre la severidad del mundo en el que vivían. ¡Y fue tan saludable!
Porque cuando los pueblos no abren su cabeza a otra posibilidad de mirar su propia
historia, se meten en la polarización, la dureza, el antagonismo. Los estudiantes
empezaron a hacerse cargo de sus vidas y de sus proyectos de país, a ser sujetos
activos en la construcción de su historia. Fue un acto de empoderamiento, un acto
pedagógico e institucional. Y algo así nunca había pasado. Los ojos del mundo
estaban puestos sobre ellos.

SEMANA: ¿Cómo repercutió el espíritu de Mayo del 68 en América Latina?

D.U.: Aquí llegó primero a algunos grupos. No llegó a ser un fenómeno de masas,
aunque, por ejemplo, se dio El Cordobazo, cuando en 1969 los estudiantes
argentinos tumbaron la dictadura militar de Juan Carlos Onganía. En medio de ese
movimiento estudiantil, las universidades de América Latina, sobre todo las
públicas, estaban muy activas. Pero aquí los problemas sociales eran otros. La
inequidad, la pobreza, el subdesarrollo, eran cosas que teníamos que superar como
sociedad –y que aún estamos resolviendo–. Pero, en esa época, el mundo entero
estaba pensándose desde la universidad.

SEMANA: ¿Y cómo se vivió en Colombia?

D.U.: Hay una diferencia temporal entre los debates que se daban en ese momento
en Europa y la llegada de sus influencias aquí. No existía el internet, ni el mundo
global. Las cosas no se gugleaban, los libros eran objetos únicos que tenían que
ser transportados físicamente después de traducirse. Entonces, aunque el
movimiento estudiantil sí estaba vigente en el mundo entero, incluida Colombia, sus
ecos llegaron después. Las rupturas aquí se hicieron con lo que había, sobre todo
con una sociedad patriarcal muy antigua. Todos esos cuestionamientos llegaron,
pero presuponían una serie de derechos que aún no teníamos, y eso hizo que esas
preguntas no se pudieran entender masivamente.

SEMANA: ¿Pero hay algo que en Colombia le debamos al mayo francés?

D.U.: D.U.: La contracultura en general, y el mayo francés en particular, generó una


serie de aperturas: en Alemania surgieron los ecologistas y en Francia, tres años
después, los movimientos feministas. Nos dimos cuenta, también, de los tipos de
dominación que existían y que se naturalizaban, y empezamos a denunciarlos como
no admisibles. Fue un despertar de conciencia. Nos quedó el planteamiento de los
derechos de los estudiantes, de los derechos laborales de la mujer. Se nos permitió
cuestionar el delito de la violación, que todavía es el único en el que la víctima debe
demostrar que no lo provocó. De hecho, el movimiento Me too tiene su origen en
los debates del feminismo francés de esa época. Mayo del 68 nos dejó esa fuerza
para tomar las decisiones que tienen que ver con la propia vida, para que las
decisiones no sean de los padres, ni de la universidad, ni de la iglesia, ni del Estado,
sino de cada quien. Nos quedó un movimiento vital, político, estudiantil e intelectual;
no en vano era la época de de Jean-Paul Sartre y de Simon de Beauvoir.

SEMANA: Difícil que en Colombia hubiera un movimiento semejante…

D.U.: La diferencia del mayo francés y la contracultura respecto a América Latina y


Colombia es que ellos tenían un punto de partida: se desarrollan en sociedades
donde las necesidades básicas de la mayoría de su población se pueden satisfacer,
donde la educación es un fenómeno de masas y no de élites. Y cuando un pueblo
tiene esa capacidad de educación, logra también la capacidad de reflexionar sobre
sí mismo. Eso aquí todavía no nos ha pasado, se ha ampliado la cobertura
educativa, pero todavía la educación no es considerada un factor de peso y
desarrollo.

SEMANA: Pero el hipismo, el feminismo y la nueva izquierda en la Colombia


de los años 60, fueron influencia de lo que pasaba en Europa y Estados
Unidos...

D.U.: Las mujeres que vivieron el feminismo en Francia fueron llegando a Colombia,
y trajeron ideas que permitieron, por ejemplo, la consolidación de la Clínica de la
mujer. Llegó también el debate por la igualdad salarial. El hipismo también se hizo
presente, por ejemplo, con el Festival de Ancón, en Medellín. El rock tomó mucha
fuerza, primero con la traducción de las canciones y luego con bandas propias,
aunque en esa época no se grababa en disqueras y hay una cantidad de música
que no quedó registrada. La escena musical se amplió con esas tendencias en el
país. También los nadaístas, y en las universidades nació la libertad de cátedra y el
consejo estudiantil, no como burocracia sino como representación del estudiantado.
SEMANA: Jean-Paul Sartre escribió que “lo importante es que se haya
producido cuando todo el mundo lo creía impensable y, si ocurrió una vez,
puede volver a ocurrir” ¿Hay motivos para pensar que el fenómeno puede
repetirse?

D.U.: En un mes, el mayo francés condensó el espíritu de los sesentas, y de ahí


tiene una influencia en todas partes, porque evoca el derecho de las sociedades a
repensarse. Esa utopía es la esperanza y la irreductibilidad del espíritu humano.
Ellos se atrevieron a soñar, no con lo que tenían en frente, sino con lo que realmente
querían que fuera su sociedad. Hay veces que, por un minuto, por un día o por un
mes en la historia, el mundo en el que sueñas vivir y el mundo que estas
construyendo, coinciden: eso cambia la conciencia de una época, porque es el
punto en el que la historia y la utopía se encuentran para ser vividas, aunque no
duren mucho tiempo.

https://especiales.semana.com/mayo-del-68/la-revolucion-del-68.html

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