El Poder de Las Emociones-Todos

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EL PODER DE LAS EMOCIONES

Bajo la dirección de DAVID SANDER

PRFACIO

EL PODER DE LAS EMOCIONES


DAVID SANDERS
Laboratorio para el estudio de la elicitación y
expresión emocional, Ginebra

Cuando Fabian presenció el nacimiento de su hijo, muchas emociones fluyeron en él,


cada una mas intensa que la anterior, culminando en el momento en que el vió el rostro
de su bebé. El estuvo tan confuso en ese momento que no se dio cuenta que su
funcionamiento cognitivo, su memoria en particular, quedaría por siempre marcada por
este evento.
EMOCIONES SOCIALES

Las emociones juegan un papel muy importante en la sociedad:


Ellas constituyren uno de los fundamentos que apuntalan
la comunicación entre individuos.
Cada individuo percibe e interpreta las emociones de otros
Que conduce a una comunicación eficaz sin palabras,
que a suvez permite adaptar la propia conducta a la situación

CAPITULO 1

UN MUNDO DE EMOCIONES
Robert Soussignan
Center for Taste and Feeding Behavior, Dijon

¿Qué sería la vida sin emociones? Las emociones colorean nuestras experiencias
cotidianas y nos informan de los eventos a los que encontramos significado, ya sea
alegría relacionada con el nacimiento de un niño o tristeza causada por la pérdida de
alguien que apreciamos. Las emociones están acompañadas por respuestas
comportamentales o corporales (incremento del ritmo cardiaco, secreción hormonal,
gestos y expresiones faciales). Ellas nos permiten adaptarnos a diferentes eventos y
regular la fisiología del cuerpo. Ellas también influencian nuestra percepción del mundo,
memoria episódica, toma de decisiones y juicios y constituyen un poderoso vehículo para
comunicar información a otros.

 Las seis emociones primarias constituyen la base de nuestros


afectos. Ellas ya están presentes en bebes de seis meses de edad.
 La culpa, empatía y los celos son emociones secundarias, las
En cuales se desarrollan después. Otras emociones compuestas,
resumen como el amor, la hostilidad y el desacuerdo son consideradas como
combinaciones de las primarias.
 Las emociones son controladas por “filtros” cognitivos que tienen en
cuenta experiencias personales, culturales y la personalidad.

Todavía, mientras la mayoría de investigadores están de acuerdo en el rol que las


emociones juegan en nuestra vida, sus opiniones varían en algo como la naturaleza,
clasificación y el número de emociones al igual que la información transmitida por
reacciones corporales. ¿Cuántas emociones están ahí? ¿Están algunas más básicas que
otras? ¿Podemos nosotros hacer una jerarquía de emociones? Tales preguntas
subyacen a la noción de espectro emocional.

Generalmente, es un acuerdo que las emociones pueden ser divididas en positivas y


negativas. Existe, una clasificación no consensuada que podría reflejar la riqueza y los
matices de las reacciones emocionales y experiencias, sus distinciones y relaciones con
el lexicón emocional.

El cimiento de las emociones básicas


¿Ciertas emociones tienen un estatus particular? ¿Existe un set de emociones
biológicamente basadas y universalmente estables expresadas a través de personas y
culturas? ¿Son las emociones básicas (o primarias) universales? ¿Cuál es su relación
con otras emociones? ¿Algunas palabras que parecen semánticamente cercanas (por
ejemplo, aprensión, miedo, susto y terror) reflejan diferentes emociones? ¿Están
relacionadas con diferentes guiones? Un guión es una secuencia durante la cual una
emoción toma lugar, comenzando con el desencadenamiento del evento yendo a través
de una evaluación cognitiva, sensaciones viscerales, expresiones motoras, sentimientos
y finalizar en acción.

Aristóteles y Descartes – y más recientemente, psicólogos evolutivos- han sugerido que


existe un pequeño set de emociones básicas: alegría, miedo, rabia, tristeza y disgusto.
No obstante, diferentes opiniones apuntan sobre sí otras emociones (sorpresa, interés,
desprecio y vergüenza) también son parte de las básicas. De acuerdo con los psicólogos
evolutivos, las emociones básicas han sido formadas y seleccionadas durante la
evolución de las especies para proveer programas de acción para las relaciones
comerciales con tareas fundamentales para la vida y cambios adaptativos.

Por ejemplo, el miedo moviliza las acciones autoprotectivas (pelar o congelarse) en


respuesta a un evento amenazante, una mirada con los ojos abiertos podría incluso
ampliar el campo de visión. En contraste, la rabia es usualmente elicitada cuando alguien
está tratando de proteger sus recursos o cuando un obstáculo ha frustrado el logro de
una meta: la rabia libera adrenalina y cortisol, los cuales movilizan los recursos de energía
del organismo y lo preparan para pelear o volar. En cuanto al característico fruncir el ceño
que acompaña la rabia, esto podría ser entendido como una señal amenazante de
respuesta a los obstáculos del cumplimiento de logros.

Los psicólogos americanos Paul Ekman y Carroll Izard tienen argumentado que los
programas de afectos universales y adaptativos están debajo de un set de emociones
básicas. De acuerdo con este panorama, una emoción básica está acompañada por
cambios en la expresión facial y por distinguidos patrones de activación dentro del
sistema nervioso central y autónomo (el sistema nervioso autónomo está dividido en la
parte simpática que provee el soporte metabólico necesario para la acción
incrementando, por ejemplo, la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, y la parte
parasimpática usualmente produce los efectos opuestos, esencialmente, ralentizando
procesos.

En su teoría llamada “emociones discretas”, Paul Ekman sugiere que para cada emoción
básica existen ciertas características que hacen específica esa emoción, y otras que son
comunes a diferentes emociones. Entre las singulares características de las emociones
básicas, las cuales son el prototipo universal de expresiones faciales (para alegría, por
ejemplo, la contracción de los músculos cigomáticos), distinta fisiología (para el miedo, la
activación del sistema nervioso simpático) y eventos antecedentes (para el miedo, la
imagen visual del depredador). Las características comunes son la evaluación
automática, el comienzo rápido, duración breve y ocurrencia espontánea.

En contraste, las emociones secundarias difieren de las emociones básicas en que ellas
requieren el desarrollo del lenguaje, cohibición (empatía, deseo y celos), autoevaluación
(vergüenza, orgullo, culpa y lástima) y elaboraciones cognitivas. De acuerdo con los
psicólogos, en contraste con las emociones básicas que ya están presentes en bebes de
seis meses, las emociones secundarias aparecen más tarde en el desarrollo, entre el
primer y cuarto año.
Los psicólogos evolutivos, asumen que las emociones están formadas por selección
natural y son heredadas de evolucionadas adaptaciones de nuestros ancestros durante
el paleolítico, considerando que las emociones secundarias son derivadas de emociones
básicas. El modelo multidimensional del psicólogo Robert Plutchik, el cual es
comúnmente referido para intentar clasificar las emociones de acuerdo a criterios como
la intensidad, similitud, polaridad (cada emoción tiene un opuesto, como felicidad-tristeza)
y complejidad.

Por ejemplo, la aprensión, miedo y terror constituyen una clase de emociones cercanas
que difieren por el nivel de intensidad. Adicionalmente, una mezcla de dos emociones
básicas puede producir una secundaria: alegría y aceptación para amor, sorpresa y
tristeza para desacuerdo, y rabia y disgusto para hostilidad. A pesar de esto, los límites
de este modelo han sido recalcados porque a menudo la naturaleza arbitraria de las
combinaciones sugeridas y la ausencia de cualquier referencia para mecanismos que
podrían describir la relación entre las emociones primarias y secundarias.

Además, la noción de emoción básica ha sido criticada por estudios que han puesto en
duda la existencia de programas de afecto producen un número limitado de expresiones
faciales, a lo largo con la universalidad de las prototípicas expresiones faciales. Una
alternativa a este enfoque ha sido recientemente sugerida por proponentes de las teorías
de la evaluación cognitiva, la cual explica en más detalle. El objetivo de esas teorías es
considerar la multitud de emociones humanas, sus delimitaciones, y los diversos factores
que dan lugar para diferenciar emociones.
La diversidad de emociones y expresiones faciales

Los enfoques psico-evolutivos modernos han sido fuertemente influenciados por las
palabras de Duchenne de Boulogne, el autor de un tratado titulado los mecanismos de
las expresiones faciales publicado en 1862, y aún más por los trabajos de Charles
Darwin. En 1872, Darwin publicó la expresión de las emociones en hombres y animales,
donde da la impresión de la idea de una relación cercana entre las emociones y los
prototipos de las expresiones faciales. Por ejemplo, el miedo es caracterizado por estirar
y erguir las cejas, ojos abiertos y una ligera boca abierta y labios estirados.

Diversos modelos han sido sugeridos para clasificar emociones y entender como emergieron. Sus
características han sido expuestas a continuación.

Emociones Criterio para definir una


Modelo Principio
involucradas emoción
Programas de afecto Algunas características son
Expresiones faciales y
neuromotor o Teoría Emociones primarias: específicas para cada emoción,
parámetros fisiológicos.
de emoción discreta otras son comunes.
Alegría, miedo, rabia,
sorpresa, tristeza y
disgusto.
Intensidad, similitud,
Modelo psicoevolutivo Emociones primarias Emociones secundarias son una
complejidad, polaridad
y multidimensional. y secundarias mezcla de emociones básicas.
(emociones opuestas)
Innovación, valencia,
Teoría cognitiva de la
relevancia de las Proceso secuencial de un evento o
evaluación del Modelo
Multitud de necesidades y objetivos, perfil de evaluaciones de acuerdo a
de proceso
emociones humanas control de la situación y esos criterios para el inicio y
de sincronización
compatibilidad de diferenciación de emociones
de componentes
normas.

Indudablemente las distintivas expresiones faciales pueden reflejar diferentes emociones


e informar sobre las intenciones del expresor. Por ejemplo, para el primer año los bebes
son capaces de interpretar las expresiones faciales de su madre de alegría o miedo para
conocer si una situación ambigua es peligrosa o no: dependiendo del significado de la
expresión facial que ellos han decodificado, ellos muestran un comportamiento de
aversión o acercamiento. En contraste, los factores o eventos que desencadenan
expresiones faciales, la naturaleza de su relación con los sentimientos y la información
precisa que ellos pueden transmitir sigue siendo una cuestión de controversia.
Las llamadas teorías de evaluación cognitiva han sido propuestas para considerar la
elicitación o diferenciación de emociones. En lugar de postular programas de afecto que
desencadenan un limitado número de sentimientos y expresiones faciales prototípicas,
estas teorías sugieren que la diversidad de expresiones faciales y otros componentes
fisiológicos y emocionales, son el resultado de la evaluación del significado personal de
los eventos (llamado apreciación). En otras palabras una potencial situación “emocional”
puede estar sujeta a perfiles particulares de acercamiento antes de que la emoción en sí
misma se produzca. Los diferentes aspectos de un estímulo que podrían ser procesados,
por ejemplo, la novedad del evento, su valor (evento positivo o negativo), su importancia
en las necesidades u objetivos del individuo, la posibilidad de ultimar el control de la
situación y la conformidad de las acciones de acuerdo a las normas sociales o su
autoimagen.

¿Son las emociones universales?

Un ejemplo de un modelo de evaluación o apreciación es el llamado Modelo de proceso


de sincronización de componentes propuesto por Klaus Scherer en la Universidad de
Ginebra, Suiza. De acuerdo a este modelo una reacción emocional resulta de una
ordenada secuencia de dimensiones de perfiles de evaluación. Por ejemplo, el miedo es
expuesto y sentido cuando un evento es evaluado como repentino, impredecible o poco
familiar (causando la contracción de los músculos y la elevación de las cejas) y cuando
las posibilidades de control son bajas (causando la contracción de los músculos de la
mandíbula, el estiramiento de labios y la apertura de la boca). Otras acciones musculares
son también posibles dependiendo de las circunstancias. En consecuencia, dese esta
perspectiva, las acciones musculares que producen expresiones faciales resultan de un
dinámico y acumulativo proceso de dimensiones múltiples correspondientes a familias de
emociones.

Este enfoque significa la comprensión de que un evento singular puede desencadenar


diferentes expresiones faciales (para una persona dada un evento puede ser nuevo y
poco familiar) pero también diferentes eventos pueden provocar una misma expresión.
Por ejemplo, la psicóloga Linda Camras de la Universidad de Chicago ha estudiado los
movimientos faciales relacionados con la emoción del disgusto (arrugar la nariz y
bloquear las fosas nasales, levantar los labios y abrir la boca ampliamente) en un bebe
en respuesta a la amplia variedad de estímulos (un objeto en la boca, un baño, una
aspiración nasal) considerado como intrusivo pero no necesariamente disgustante. En
estos casos, diferentes situaciones provocan la misma expresión facial (relativa al
disgusto) en él bebe.

Juntos con Benoit Schaal y Luc Marlier en el Centro Europeo de Ciencias del gusto en
Dijon, nosotros hemos encontrado que los olores desagradables para adultos pueden
elicitar sonrisas así como expresiones de disgusto en recién nacidos. Nosotros también
hemos observado que una experiencia temprana con olores dentro de poco antes o
después del nacimiento (y así como a los familiares del bebe) juega un rol en la forma en
que el recién nacido los aceptará.

En un experimento, los neonatos nacidos de madres quienes consumían anís durante el


embarazo (10 días antes del parto) reaccionaron con succión, protrusión de la lengua y
lamidos cuando se les presento el olor del anís. Por otro lado, los bebes quienes sus
madres no ingirieron anís reaccionaron a su olor con expresiones faciales negativas. Este
hallazgo contradice el modelo universal del programa de afectos y habla en favor de un
modelo apreciativo, donde la reacción emocional es el resultado del significado que el
evento tiene en sí, la novedad o la familiaridad del estímulo.

Pero si las teorías de la evaluación de emociones han ganado una aceptación


generalizada en el campo de las emociones, ¿qué deberíamos hacer con la universalidad
de las emociones primarias? Los defensores de la universalidad sostienen que las
emociones básicas son señaladas por idénticas expresiones faciales en todas las
culturas pero que esas expresiones pueden cambiar en ciertas culturas y circunstancias
bajo la influencia de las normas sociales.

Tal concepción es soportada por numerosos trabajos que han mostrado, en particular,
que fotografías de seis distintas expresiones occidentales de emociones (alegría, rabia,
tristeza, miedo, disgusto y sorpresa) son correctamente identificadas por sujetos de
diferentes culturas. Adicionalmente, Paul Ekman ha demostrado que los nativos de
Nueva Guinea, quienes prácticamente no estaban expuestos a los medios y el mundo
exterior, manejaron bastante bien el hecho de coincidir una fotografía de una cara
expresando una emoción particular con el contenido de una historia.

Sin embargo, existen al menos dos tipos de argumentos que cuestionan este punto de
vista. El primero está basado en un análisis de 97 estudios de reconocimiento de
expresiones faciales. Los resultados de este estudio, aunque incluyen una confirmación
satisfactoria del acuerdo entre personas de diferentes culturas, han mostrado que un
miembro de una cultura específica es mejor reconociendo emociones producidas por
personas de su grupo cultural que miembros de otro grupo. Otra refutación de la tesis del
a universalidad de las expresiones emocionales critica la metodología usada en sus
experimentos: a menudo a los participantes de diferentes culturas les fue preguntado por
el reconocimiento de una expresión facial posada y exagerada, mientras cada día las
expresiones espontaneas son a menudo menos intensas o hasta mezcladas. Cuando
preguntaron por la identificación de expresiones faciales de nativos de nueva guinea,
Pamela Naab y James Russell demostraron que los estudiantes americanos solo
reconocen el 24% de las expresiones emocionales.
¿Podemos nosotros entonces concluir que las emociones primarias son expresadas por
programas de afecto universales? Si existen tales programas, sin embargo, están
probablemente entretejidos con complejos procesos sujetos a fuertes variaciones
relacionadas con la cultura y la experiencia de cada individuo. Habría también una
asimetría en el reconocimiento intercultural de emociones positivas y negativas. La
expresión vocal de emociones negativas primarias (rabia, miedo, tristeza y disgusto)
puede ser fácilmente reconocida por el Bantu de Namibia o por personas del lado
occidental del mundo, mientras que el reconocimiento de emociones positivas (alivio,
triunfo y placer sensual) parece ser comunicado por señales que son específicas para
cada cultura.

Cuando nosotros experimentamos una emoción el sistema nervioso autónomo, que está
conformado por dos enormes redes neurales, por ejemplo, el sistema simpático y
parasimpático, dirige las modificaciones fisiológicas, como la aceleración del ritmo
cardiaco y respiración, cambios en el diámetro de los vasos sanguíneos, secreción de
adrenalina y liberación de glucosa. Cada modificación tiene una función adaptativa, en
este sentido ellos incrementan la energía de soporte para acciones urgentes, ya sea para
pelear o huir. Pero esos cambios corporales también informan al cerebro que el cuerpo
ha reaccionado a un evento significante y que esos cambios son parte de la experiencia
emocional.
Expresar las emociones

De acuerdo a diferentes estudios de emociones, las mujeres expresan sus emociones más que los
hombres. Para probarlo, los psicólogos H. Bring y A. Gordon de la Universidad de Vanderbilt en los
Estados Unidos, mostraron películas emocionales a estudiantes de ambos sexos y analizaron sus
expresiones faciales. El resultado muestra que las estudiantes mujeres, de hecho, expresan más sus
emociones y que esta expresividad estaba afirmativamente relacionada con la puntuación obtenida del
autoinforme de escala de características del rol de género. En otras palabras, la mayoría de mujeres tienen
estereotipos relacionados con las características del rol de genero (la dulzura, la preocupación, la
necesidad de la mediación), la mayoría de sus caras expresan lo que ellas sienten.

Cuando el cuerpo da forma a los sentimientos

En un importante artículo publicado en 1884, el psicólogo William James cito un clásico


ejemplo: cuando de repente confrontes un oso, nuestro cuerpo primero reaccionara con
temblor, huida y aceleración cardiaca. Es solo después que la percepción consiente de
cada cambio corporal dará lugar al miedo como un sentimiento.

Esta concepción descrita por James contradice la perspectiva dominante de una


secuencia en reversa, que es, el miedo es un sentimiento subjetivo que aparece y
desencadena la huida y las modificaciones corporales, como la aceleración del ritmo
cardiaco. Un año después, el fisiólogo Carl Lange publicó un artículo que sugiere un
mecanismo similar atribuyendo el origen de los sentimientos a la conciencia de las
sensaciones corporales. Incluso reflexionando sobre la teoría de James-Lande
podríamos resistir al test de los hechos, no obstante subrayamos la importancia de las
sensaciones viscerales y propioceptivas como un componente del proceso emocional, y
han sacado el problema de la relación entre las emociones, cognición y conciencia.
La importancia atribuida al cuerpo es obvia en cada una de las teorías como marcador
somático, propuesta por el neurólogo Antonio Damasio en 1995. Esta teoría argumenta
que el cerebro crea una representación neural de las señales corporales que pueden
guiarnos en la toma de decisiones. En la misma forma, el enfoque de modalidad de
emoción descrito por la psicóloga Paula Niedenthal, considera que las percepciones,
pensamientos y recuerdos de eventos emocionales nos hacen revivir involuntariamente
la emoción involucrada (componentes somatoviscerales, motores y emocionales).

Una cosa parece probable: la experiencia de una emoción y sus manifestaciones


corporales están relacionadas, para cada uno de los movimientos faciales, de acuerdo a
“la hipótesis de la retroalimentación facial”, modula los sentimientos subjetivos de una
emoción. Para demostrar esto, nosotros hemos grabado el ritmo cardiaco y la respuesta
electrodermica (sudor) de participantes expuestos a un video que evoca emociones
positivas o negativas, mientras responden sosteniendo un lápiz en su boca. Algunos de
los participantes se les pidieron extender las comisuras de la boca, mientras ellos
reproducían una sonrisa. Los participantes también valoraron sus sentimientos después
de cada video. Esos que habían valorado las comisuras de la boca reportaron más placer
durante los videos positivos, y su ritmo cardiaco y sudor incremento en comparación con
los participantes que no recibieron la instrucción de elevar sus labios.

Hacia una perspectiva unificada

Una de las hipótesis para explicar este efecto sugiere que la contracción de ciertos
músculos faciales podría desencadenar la entrada sensorial en los músculos y la piel que
podrían ser transmitidos al sistema nervioso central para modular la actividad de
estructuras cerebrales involucradas en el procesamiento de emociones. Esta hipótesis
fue probada por Andreas Hennenlotter y colegas en el Instituto Max Plank para ciencias
cognitivas en Leipzig, Alemania.

Los autores usaron mujeres mri para participar en un experimento de imitación de


expresiones faciales de rabia, quienes han aceptado recibir inyecciones de toxina
botulínica (Botox) en los músculos involucrados en el ceño y la expresión de rabia. Las
inyecciones de Botox durante la imitación de las expresiones de rabia, las cuales atenúan
la retroalimentación periférica de los músculos faciales, reducen la activación de las
estructuras cerebrales involucradas en el procesamiento emocional (la amígdala y el
tronco cerebral) en comparación con participantes control.

¿Dónde nos paramos ahora sobre la clasificación de emociones? El set de emociones


primarias parece ser compartido por toda la población humana e incluye alegría, tristeza,
miedo, rabia y disgusto. Sin embargo, si las expresiones de todas estas emociones
resultan de un programa de afecto sigue siendo más controversial. Por el contrario la
naturaleza de las emociones dependerá de “filtros” cognitivos, secuencias de perfiles de
evaluación de los estímulos circundantes, y esos “filtros” dependen de nuestra
experiencia y el ambiente social o cultural en los cuales estamos nosotros involucrados.
¿Cuantas emociones o expresiones faciales pueden ser producidas de tal manera? No
es posible precisar una respuesta a esta pregunta. Grandes actores que trabajan para
shows de arte nos demuestran cada día que la emoción es un lugar para la creación y
que esa cara tiene la capacidad de mezclar emociones básicas, como un pintor mezcla
colores, para crear momentos afectivos que son perpetuamente renovados.
Capítulo 2

Sentirse inteligente: la Ciencia de la Inteligencia emocional

Daisy y Peter Salovey Gitewais


Salud, Emoción, y Comportamiento Laboratorio de la Universidad de Yale

Durante la última década el término "inteligencia emocional" se ha convertido muy


popular, llegando a ser incluso el tema de varios libros. El interés de los medios
en el tema fue provocado por el Best-seller Inteligencia Emocional del New York
Times del escritor de ciencia Daniel Goleman en 1995. Este período fue siempre
el paisaje cultural perfecto para la aparición de la Inteligencia Emocional. La idea
según la cual el Cociente Intelectual (IQ) mide la inteligencia analítica y es el
predictor más importante del éxito social, profesional e incluso sentimental, fue
puesta en duda. El concepto de inteligencia emocional apareció como una
promesa para calmar el temor creciente de que el coeficiente intelectual se
establecería una vez por todas para cada individuo.

En resumen
 La inteligencia emocional se compone de todas las habilidades relacionadas
con el reconocimiento y gestión de las emociones.
 Esto implica percibir y gestionar las propias emociones, así como las de
otras personas, utilizándolas para mejorar el argumento, y comprender su
significado.
 En tanto la inteligencia emocional se refiere en las empresas a las personas
más escénicas que también son los más apreciados por sus colegas y
líderes

Más que una moda pasajera, la inteligencia emocional ha captado el interés de


muchos a largo plazo y en pocos años. Lo que comenzó como una zona un tanto
oscura de la investigación científica impulsada en psicología se hizo bastante
conocida. El lema era "entrenar su EQ" (cociente emocional). Sin embargo, el
concepto atrajo críticas por parte de los investigadores. Muchas personas
equiparan la inteligencia emocional a casi todo lo que no puede ser medido por
un test de inteligencia, tales como la motivación, la confianza, el optimismo y el
"don de gentes".
A pesar de estas incertidumbres, la inteligencia emocional muestra una promesa
considerable como una línea seria de la investigación científica. Incluso es posible
medirla como un conjunto de habilidades mentales y diferentes estudios nos
ayudan a comprender mejor el papel que juegan las emociones en nuestra
vida. ¿Qué sabemos acerca de la inteligencia emocional? Obras en la psicología
han dado lugar a una definición más restringida de la inteligencia emocional que
la adoptada por el público. Preferimos definirla como un conjunto específico de
habilidades relacionadas con reconocer y manejar las emociones. Aquí vamos a
describir los experimentos que produjeron un modelo de inteligencia y
herramientas emocionales para la evaluación de la misma.

La inteligencia emocional está compuesta por cuatro tipos de habilidades


para percibir las emociones, por ejemplo la tristeza de alguien (a); utilizar las
propias emociones para el razonamiento (por ejemplo, ser feliz ayuda a resolver
problemas) (b); para comprender y analizar las propias emociones y las
emociones de los demás (c), y de tratar con las emociones, por ejemplo, para
mantener la calma, incluso cuando algo malo sucede (d). Todas estas
habilidades tienen un impacto en varios aspectos de la vida personal, social y
profesional.

El Renacimiento de las Emociones

En la historia de la psicología, el concepto de inteligencia emocional representa


un avance importante en la comprensión de la relación entre la razón y la
pasión. Los estoicos de la antigua Grecia y Roma pensaban que la emoción era
demasiado climatizada e impredecible para ser de mucha utilidad para el
pensamiento racional. En su opinión, la emoción fue también fuertemente
asociada con las mujeres, y por lo tanto representante de los aspectos débiles,
inferiores de la humanidad. El estereotipo de las mujeres como el sexo más
"emocional" es aquel que persiste en la actualidad. A pesar de que varios
movimientos románticos abrazaron la emoción a lo largo de los siglos, la visión
estoica de las emociones como más o menos irracional persiste en una forma u
otra hasta bien entrado el siglo XX.
Pero muchas nociones se volcaron durante el rápido desarrollo de la psicología
moderna en el siglo XX. Definiciones más amplias de inteligencia
eran propuestas, y también nuevas perspectivas sobre la relación entre los
sentimientos y el pensamiento. Ya en la década de 1930, el psicometrista Robert
Thorndike mencionó la posibilidad de que las personas pueden tener una
"inteligencia social", una capacidad de percibir sus propios estados internos, y las
motivaciones y comportamientos de los demás, y actuar en
consecuencia. Admitió sin embargo que existía poca evidencia científica o su
presencia.
Se propusieron varias formas distintas de inteligencia, incluyendo la "inteligencia
intrapersonal", cosa que es muy similar al concepto actual de la inteligencia
emocional. Fue pensado para permitir el acceso a un rango de las emociones, la
capacidad de descifrar al instante, etiquetar y enredar en códigos simbólicos
utilizarlos para entender y orientar el comportamiento de uno.
¿Es la "inteligencia emocional", un nuevo nombre para la inteligencia social y
otras "inteligencias" previamente definidas? Ciertamente, puede ser visto como
un tipo de inteligencia social, pero preferimos centrarnos explícitamente en el
procesamiento de las emociones y el conocimiento sobre la información
relacionada con la emoción y sugerir que esto constituye su propia forma de
inteligencia. Así, el concepto de inteligencia emocional se centra en las
emociones que juegan un papel en las relaciones sociales, sino también en la
vida privada de una persona.

Las Emociones como ayuda para la toma de decisiones

En la década de 1990 la relación entre el pensamiento y la emoción se ha


demostrado científicamente. Al tomar decisiones, la gente a menudo se centra en
las ventajas lógicas y contras de las opciones a las que se enfrentan. Sin
embargo, Antonio Damasio y sus colegas en la Universidad de Iowa, Estados
Unidos, han aportado pruebas convincentes de que la emoción y la razón son
esencialmente inseparables. Demostraron que sin sentimientos, las decisiones
que tomamos pueden no estar en nuestro mejor interés.
Uno de los autores de este capítulo (Salovey), junto con John Mayer de la
Universidad de New Hampshire, introdujo el término "inteligencia emocional" a la
psicología científica en 1990, que define como "la capacidad de controlar la propia
emoción y otros sentimientos, distinguir entre ellos y utilizar esta información para
guiar el pensamiento y la acción”. En psicología, el concepto desarrollado a partir
de un creciente énfasis en la investigación sobre la interacción entre la emoción
y el pensamiento. A finales de 1970, los psicólogos realizaron experimentos en la
interfaz entre el sentimiento y el pensamiento: el efecto de la depresión sobre la
memoria, la percepción de las emociones en las expresiones faciales y la
importancia funcional de la regulación o expresar emoción.

Las cuatro ramas de la Inteligencia Emocional

El concepto de inteligencia emocional surgió de este trabajo. Es una forma


cuantificable de la inteligencia lo que refleja la capacidad de un individuo para
llevar, el pensamiento abstracto y de aprender y adaptarse al entorno. Para
ayudar a la investigación estructura en el dominio de las emociones que hemos
propuesto, junto con otros psicólogos, un modelo de inteligencia emocional con
cuatro ramas: la capacidad de percibir emociones con exactitud; la capacidad de
utilizar las emociones para facilitar el pensamiento y el razonamiento; la
capacidad de comprender las emociones, especialmente el lenguaje de las
emociones; y la capacidad de manejar las emociones, tanto en uno mismo y en
los demás. Los individuos difieren en estas habilidades y estas diferencias tienen
importantes consecuencias sociales.
El primer dominio de la inteligencia emocional; percibir emociones, incluye las
habilidades implicadas en la identificación de las emociones en los rostros, voces,
imágenes, música y otros estímulos: Por ejemplo, el individuo que sobresale en
las emociones que perciben puede decir rápidamente cuando su amigo está
molesto por decodificar con precisión sus expresiones faciales. Se podría
considerar esta la habilidad más básica que participa en la inteligencia emocional,
ya que hace el resto de procesamiento de la información emocional posible.
Además, nuestra habilidad de lectura en los rostros es uno de los atributos que
los seres humanos comparten en todas las culturas. Paul Ekman de la
Universidad de California-San Francisco mostró imágenes de los
estadounidenses que expresan diferentes emociones a un grupo de aislados de
Nueva Guinea. Él encontró que el neoguineano podía reconocer lo que las
emociones expresaban en las fotografías con bastante precisión, a pesar de que
nunca se había encontrado con un americano y se había criado en una cultura
completamente diferente. Pero la percepción emocional varía de individuo a
individuo. Un estudio realizado por Seth Pollak en la Universidad de Wisconsin -
Madison en 2000 ", por ejemplo, demostró que el abuso físico podría interferir con
la capacidad de los niños para percibir de forma adaptativa expresiones
faciales. Pollak invitó a niños maltratados y abusados, con edades entre 8 a 10, a
entrar en el laboratorio para jugar "juegos de ordenador". A los niños se le
mostraron caras que muestran expresiones emocionales que van desde felices al
miedo, felices a tristes, enojados con miedo o enojados y tristes, encontraron que
los niños abusados eran más propensos a categorizar una cara tan enojada,
incluso cuando mostraron sólo una ligera cantidad de ira. Además, Pollak midió
la actividad cerebral de los niños al completar esta tarea, mediante electrodos
colocados en el cuero cabelludo. Los niños maltratados también mostraron más
actividad cerebral cuando se ve una cara enojada. Esta investigación muestra que
las experiencias de vida pueden dar forma fuertemente al reconocimiento de la
expresión facial.
La segunda rama de la inteligencia emocional, el uso de las emociones, es la
capacidad de aprovechar la información emocional para facilitar otras actividades
cognitivas. Ciertos estados de ánimo pueden crear conjuntos de la mente que son
más adecuados para ciertos tipos de tareas, En un experimento ingenioso hecho
durante la década de 1980, Alice Isen, de la Universidad de Cornell encontró que
estar en un estado de ánimo feliz ayuda a las personas llegar a soluciones más
creativas a los problemas. Isen trajo estudiantes de pregrado en el laboratorio con
un estado de ánimo positivo inducido (mostrándoles clips de comedia) o un estado
de ánimo neutro (mostrándoles un segmento corto de una película de
matemáticas).

Percibir emociones es una capacidad fundamental compartida por todos los


grupos de seres humanos, pero esta capacidad varía de una persona a
otra. Niños maltratados y jóvenes a los que se les presentaron en una pantalla
de ordenador diferentes caras, detectaron la ira en una cara, incluso si la
expresión es bastante invisible. Los electrodos en el cuero cabelludo detectaron
una actividad cerebral más alta cuando estos niños miraban una cara enojada.

Después de ver los clips, cada estudiante estaba sentado en una mesa individual
y se le dio una caja de cerillas, una caja de tachuelas y una vela. Encima de la
mesa había un panel de corcho. Se les dio 10 minutos para proporcionar una
solución al siguiente desafío: cómo fijar la vela en el panel de corcho de una
manera tal que se queme sin gotear cera sobre la mesa. Aquellos estudiantes que
habían visto las películas de comedia, y estaban, por tanto, en un estado de ánimo
feliz, tenían más probabilidades de llegar a una solución adecuada al
problema. Se dieron cuenta de que la táctica se puede lograr fácilmente al vaciar
la caja, virar a la pared y que sirva como una plataforma para la vela.
Comprender y controlar las propias Emociones

La tercera y cuarta ramas del modelo de la inteligencia emocional son más


"estratégica". La tercera rama, la comprensión de las emociones, es la capacidad
de comprender la información sobre la relación entre las emociones, las
transiciones de una emoción a otra, y de etiquetar emociones con palabras. Una
persona que es buena en la comprensión de las emociones tendría la capacidad
de ver las diferencias entre las emociones relacionadas, como entre el orgullo y
la alegría. La misma persona también sería capaz de reconocer, por ejemplo, que
la irritación puede conducir a la rabia si no se corrige. La psicóloga Lisa Feldman
Barrett de Boston College ha demostrado que la capacidad de diferenciar los
propios estados emocionales tiene implicaciones importantes para el
bienestar. Feldman Barrett y sus colegas pidieron a un grupo de 53 estudiantes
universitarios mantener un diario de sus emociones durante dos semanas. En
concreto, se evaluó la más intensa experiencia emocional que tenían cada día a
la calificación de la intensidad de su experiencia de nueve emociones,
representados por palabras, en una escala de 0 (no en todos), a 4, (muy
fuerte). Cuatro de las palabras emocionales relacionados con las emociones
positivas (felicidad, la alegría, el entusiasmo, diversión); de cinco relacionada con
las emociones negativas (nerviosismo, enojo, tristeza, vergüenza, culpa).
Al final del estudio, todos los participantes completaron un cuestionario para
evaluar la medida en que se había incurrido en diversas estrategias de regulación
emocional durante las dos semanas anteriores, (por ejemplo, "hablar con los
demás"). Una mayor diferenciación entre los estados emocionales positivos no
tuvo efecto sobre las estrategias de regulación. Pero la diferenciación entre los
estados negativos se hizo con claridad. Es decir, los participantes que eran
capaces de identificar más específicamente la emoción negativa cada día,
también habían participado en más estrategias para el manejo de sus
emociones. Este espectáculo es la capacidad de distinguir emociones y
etiquetarlas puede representar una habilidad importante para aprender a manejar
las emociones con éxito.
La cuarta rama de la inteligencia emocional es la capacidad de gestionar las
emociones propias, así como las emociones de los demás. Esta habilidad de
manejo de las emociones es quizás el aspecto más comúnmente identificado en
la inteligencia emocional. La inteligencia emocional es mucho más que
simplemente ser capaz de regular el mal humor con eficacia. También puede ser
importante para mantener las emociones negativas cuando sea necesario. Por
ejemplo, un altavoz tratando de persuadir a su audiencia de alguna injusticia debe
tener la habilidad de usar su propia indignación y agitar otros a la acción.
Un ejemplo de cómo el uso de diferentes estrategias para el manejo de las
emociones puede tener diferentes consecuencias se encuentra en la obra de
James Bruto de la Universidad de Stanford. En experimentos durante la década
de 1990, Gross mostró clips de vídeo de procedimientos médicos, tales como la
amputación, que provocan asco. Los estudiantes se dividieron en tres grupos
diferentes. En la condición de supresión, los estudiantes fueron instruidos para
ocultar sus emociones durante la película tanto como sea posible, al limitar sus
expresiones faciales. En la condición de la reevaluación, los estudiantes fueron
instruidos para ver la película de la manera más objetiva posible y permanecer
independiente emocionalmente de lo que estaban viendo. El tercer grupo se le
dio instrucciones especiales antes de ver la película. Todas las reacciones de los
estudiantes a las películas fueron grabadas en la cámara de vídeo, y sus
reacciones fisiológicas, tales como el ritmo cardíaco y la conductancia de la piel,
también se midieron. Además, se pidió a los participantes hacer auto-informes de
sus sentimientos antes, durante y después de ver la película.
Los alumnos de la supresión y las condiciones de reevaluación tenían
sorprendentemente diferentes experiencias de ver la película. En la condición de
supresión, los participantes fueron capaces de reducir con éxito el aspecto
exterior de sus emociones mediante la reducción de sus expresiones faciales y
otras reacciones de comportamiento para la película. Sin embargo, se mostraron
aumentos en la excitación fisiológica y reportaron sentirse tanto a disgusto en
comparación con el grupo control.
Los participantes en la condición reevaluación reportaron menores niveles de
disgusto al ver la película, mientras que no se muestra ninguna excitación física
aumentada (en comparación con el grupo control). El trabajo de Gross demuestra
que podría ser importante, los costos físicos de las personas que detienen
crónicamente la expresión de sus emociones negativas; sin embargo, el
seguimiento y la evaluación de las emociones puede ser estratégicamente útil.
Pero ¿son las características de la inteligencia emocional puramente
cualitativas? Son pruebas de inteligencia emocional única apuntando a los rasgos
de personalidad? La respuesta es no. Se han utilizado tres enfoques para medir
la inteligencia emocional: las pruebas de auto-informe, los informes realizados por
los demás, y las pruebas a base de habilidad.
Pruebas de autoinforme son ampliamente utilizadas debido a la facilidad con la
que se pueden administrar y anotar. Los examinados de acuerdo o no con los
objetos que intentan capturar varios aspectos de la inteligencia emocional
percibida. Por ejemplo, el popular Autoinforme de Inteligencia Emocional Test
(sreit) pide a los encuestados que valoren lo mucho que están de acuerdo con los
artículos tales como "No tengo control sobre mis emociones" y "Otras personas
les resulta fácil confiar en mí."
La evaluación de la inteligencia emocional a través de medidas de autoinforme
también presenta el mismo dilema se podría enfrentar al tratar de evaluar la
inteligencia analítica estándar preguntando a la gente, "¿crees que eres
inteligente?" Por supuesto que la mayoría de la gente quiere parecer inteligente.
Además, las personas pueden no tener una buena idea de sus propias fortalezas
y debilidades, sobre todo en el dominio de las emociones. Del mismo modo,
mientras que los informes realizados por otros pueden parecer más prometedores
en el suministro de información precisa, también son altamente vulnerables a los
prejuicios y las interpretaciones subjetivas de comportamiento. Para remedio a
estas dificultades la inteligencia emocional se evalúa usando una escala
multifactorial de la inteligencia emocional, una versión mejorada, el Mayer-
Salovey-Caruso Test de Inteligencia Emocional (MSCEIT), fue diseñado en el año
2002.

Medición de la Inteligencia Emocional


El MSCEIT consta de ocho tareas diferentes: dos tareas dedicadas a cada una
de las cuatro ramas de la inteligencia emocional. Por ejemplo, la primera rama, la
percepción de las emociones, se prueba mediante la presentación de los
participantes con una fotografía de una persona y luego pedirles que evalúen la
cantidad de tristeza, felicidad, miedo, etc., que se detectan en la expresión facial
de la persona. Habilidad en el uso de las emociones se prueba por tener personas
indicando lo útil que ciertos estados de ánimo, como el aburrimiento o la felicidad,
serían para realizar ciertas actividades, tales como la planificación de una fiesta
de cumpleaños. La parte de la comprensión-emociones de la prueba evalúa el
conocimiento del vocabulario emoción. La sección de prueba frente a la cuarta
rama, la gestión de las emociones, presenta a los participantes con los escenarios
de la vida real. Los participantes tienen varias opciones y se les pidió elegir la
mejor estrategia para el manejo de las emociones en cada escenario. Después
de completar el MSCEIT, las puntuaciones se generan para cada una de las
cuatro ramas y para la puntuación total general. ¿Qué tan confiable es este
examen? Nuestras evaluaciones mostraron que MSCEIT parece probar de
manera fiable lo distinto de la personalidad y el coeficiente intelectual.
La investigación sobre la inteligencia emocional ha sido objeto de un uso
práctico. La inteligencia emocional nos ayuda a llevarse bien con sus compañeros
y supervisores en el trabajo. Paulo Lopes, de la Universidad de Surrey en el 'Reino
Unido encabezó un estudio realizado en una compañía de seguros donde los
empleados trabajaron en equipos. Se pidió a cada equipo llenar encuestas que
preguntaran a los individuos evaluar otros miembros del equipo en los
descriptores personales relacionados con las emociones, como "Esta persona
maneja el estrés sin estar demasiado tensa", o "Esta persona es consciente de
los sentimientos de los demás." También se pidió a los supervisores de la
empresa evaluar sus subordinados con artículos similares. Todos los que
participaron en el estudio también tomaron la MSCEIT. Aunque la muestra de
participantes fue pequeña, los empleados que obtuvieron una puntuación más
alta en el MSCEIT recibieron calificaciones más positivas de sus compañeros y
sus supervisores. Sus compañeros informaron tener menos conflictos con ellos,
y ellos fueron percibidos como la creación de un ambiente positivo en el
trabajo. Supervisores clasificaron a sus empleados como emocionalmente
inteligentes a medida que más interpersonalmente sensible, alegre, tolerante con
el estrés y que posee más potencial de liderazgo. Las puntuaciones más altas
también se asociaron positivamente con rango y salario en la empresa.

Los Beneficios de la Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional también puede ser importante para la creación y el


mantenimiento de buenas relaciones con sus compañeros. Otro estudio llevado a
cabo por Lopes y sus colaboradores investigó a estudiantes universitarios
alemanes que mantenían diarios que describen sus interacciones cotidianas con
los demás en un período de dos semanas. Para cada interacción social que duró
por lo menos 10 minutos, se pidió a los estudiantes registrar el sexo de la persona
con la que interactuaron, cómo se sentían acerca de la interacción, lo mucho que
habían querido hacer una cierta impresión, y en qué medida pensaban que
lograron hacer esa impresión.
Las puntuaciones en la rama utilizando emociones del MSCEIT se relacionaron
positivamente con cómo los estudiantes encontraron agradables e interesantes
sus interacciones, así como la importancia y seguridad que sintieron durante
ellas. Las puntuaciones en la rama de gestión basada emociones parecían más
importante en la interacción con el sexo opuesto. Por estas interacciones,
estudiantes con calificaciones en lo alto de la gestión de las emociones reportaron
más placer, la intimidad, el interés, la importancia y el respeto. Además, la gestión
de las emociones se relaciona positivamente con las creencias de los estudiantes
que habían hecho la impresión deseada sobre sus parejas de distinto sexo.
¿La medida el MSCEIT refleja la calidad de las relaciones sociales? Los
estudiantes han completado la prueba, así como cuestionarios que evalúan la
calidad de las amistades y las habilidades interpersonales. Además, se pidió a
estos estudiantes reclutar a dos de sus amigos para evaluar la calidad de su
amistad. Las personas que recibieron puntaje alto en la gestión de las emociones
fueron calificadas como más solidarias y de apoyo emocional por parte de sus
amigos.

¿Se puede mejorar su EQ?

La inteligencia emocional también puede ayudar a las personas a navegar con


más éxito en sus relaciones con los cónyuges y parejas románticas. Otro estudio
dirigido por Brackett reclutó 180 parejas jóvenes (edad media 25 años) de la zona
de Londres. Las parejas completaron el MSCEIT y luego completaron una serie
de cuestionarios preguntando sobre aspectos de las relaciones de la pareja, tales
como la calidad de las interacciones con su pareja y lo felices que estaban con la
relación. La felicidad se correlacionó con puntajes altos para ambos, y donde uno
de los dos tenía una puntuación alta y el otro una puntuación baja, los índices de
satisfacción tendieron a caer en el rango intermedio.
Investigaciones recientes han permitido formular el concepto de inteligencia
emocional como un conjunto de habilidades para la identificación y control de las
emociones que se pueden utilizar para fines prosociales o antisociales: un
estafador podría utilizarlo para manipular a las víctimas potenciales. Aunque las
ideas populares con respecto a la inteligencia emocional van muy por delante de
lo que la investigación puede razonablemente aportar, la investigación sobre
percepción de la emoción se está también desarrollando rápidamente.
Varias direcciones interesantes se presentan para esta investigación. ¿Por qué
algunos individuos son más propensos a usar sus emociones sólo en contextos
seleccionados? Podemos con todos los nombres de las personas -ciertos políticos
notables vienen a la mente – posee un gran talento en el uso de sus emociones
en su vida profesional mientras su vida personal parece ser un caos. ¿Cómo las
diferencias individuales en habilidades emocionales se manifiestan? ¿Por qué
algunas personas de una edad muy joven, tratan mejor con las emociones que
otros?
CAPÍTULO 3

LAS EMOCIONES COMO EL FUNDAMENTO DE


LA MORALIDAD1
Sylvie Berthoz y Julie Grezes
Instituto Mutualista Montsouris y Escuela Normal Superior, París

Los seres humanos no sólo son impulsados por la necesidad de asegurar la protección y
la cohesión del grupo, sino también por el miedo a ser rechazado y expulsado del grupo
por sus compañeros. Según Darwin, el sentido moral se funda en estas motivaciones y
es un producto de la selección natural. Durante la evolución del cerebro del Homo
Sapiens habría adquirido características específicas que explican nuestras disposiciones
sociales, en particular, nuestra capacidad para evaluar las consecuencias de nuestras
acciones y las de los demás, y para adaptar nuestro comportamiento a un sistema de
reglas y normas sociales. ¿Esto significa que no existen que las estructuras del cerebro
que controla nuestro comportamiento de manera tal que respetamos la integridad física
y psíquica de los demás? Esta cuestión ha sido abordada por estudios recientes que
utilizan técnicas de neuroimagen funcional, que permiten determinar los mecanismos del
cerebro implicadas en las emociones tan complejas como la culpa, vergüenza o
indignación.

Las capacidades cognitivas de evaluación y adaptación de los comportamientos que


garanticen la supervivencia de las especies constituyen los aspectos cruciales de la
moral, y están sujetas a la maduración es decir, que evolucionan de niño a adolescente
y aún más en la edad adulta. De acuerdo con el psicólogo suizo Jean Piaget las
capacidades intelectuales y el sentido moral de un niño evolucionan de la misma manera.
Muy temprano, incluso antes de la edad de dos años, los niños son capaces de distinguir
entre lo que es "bueno" y lo que es "malo". Durante el desarrollo, junto con la aparición
de la conciencia de sí, y junto con las interacciones con los demás, un niño aprende
gradualmente la noción de que él es un agente de una acción, y puede disociar las
consecuencias de una acción en función de si se ha iniciado por él / ella o por otra
persona.

El desarrollo del sentido moral en el niño

A continuación, con el desarrollo de la capacidad de entender los estados mentales y las


intenciones de los demás, el niño se vuelve capaz de percibir las motivaciones que

1
En Resumen:
- "Emociones morales" como la culpa y la vergüenza, ayudar a mantener las relaciones sociales
- Ciertas áreas del cerebro se activan por dilemas morales
- Diversos escenarios nos permiten estudiar cómo los sujetos reaccionan cuando las reglas morales
se rompen
- En los psicópatas la amígdala, que participan en el "sentido moral", no se activa en la misma forma
que en sujetos sanos
subyacen a las acciones y para estimar si una acción en particular fue voluntaria o
involuntaria. El niño puede entonces también entender que hay diferencias en las
consecuencias de las acciones en función de si fueron causadas por él / ella o por otra
persona. Así poco a poco el niño afila su sentido moral y amplía su gama emocional, que
tiene ahora acceso a los sentimientos sociales complejos que son esenciales para la
integración social. Veremos aquí que, dependiendo de si uno es un espectador o un actor
de la conducta y si la acción fue voluntaria o involuntaria, diferentes emociones (como la
ira, la vergüenza y la culpa) se despiertan.

Uno puede simplemente tener en cuenta el sistema legal de numerosos países para
comprender hasta qué punto los movimientos de la agencia y la intencionalidad son
cruciales en la determinación de las normas sociales. Incluso si las consecuencias de un
acto son los mismos, por ejemplo, la muerte de una persona, las diferentes sanciones
legales se atribuyen a, por ejemplo, la persona que cometió el crimen y el cómplice
pasivo. Las sanciones también dependen de si el acto fue cometido voluntariamente o
no: la severidad de la sentencia es máxima si uno tiene cometido homicidio voluntario, y
es menor si uno es un cómplice o un homicidio involuntario cometido.

La determinación de las normas sociales

Sobre la base de dos nociones estrechamente relacionadas, la implicación personal y la


tendencia a actuar, Jonathan Haidt ha propuesto recientemente una tipología de clases
de emociones morales. En particular, distingue entre dos grandes familias: primero las
emociones que condenan a los demás, es decir, la ira contra los demás y menosprecio.
Y las que evalúan las acciones de sí mismo como la vergüenza y la culpa. En este último,
la implicación personal es fundamental, y las emociones agrupadas aquí estarían a favor
de la prohibición de las transgresiones sociales. La culpa y la vergüenza le permiten a
cada uno hacer a otros entender que él / ella es consciente de haber actuado en el camino
equivocado y haber provocado las emociones negativas. Estas emociones morales
ayudarían a mantener y restablecer las relaciones sociales. Como dice el dicho: un fallo
que es confesado está mitad corregido. Los modelos más recientes de la psicología social
sobre la moralidad, y en particular la de Jonathan Haidt, sugieren que estamos
predispuestos para hacer instintivamente evaluaciones emocionales de nuestras propias
acciones y de las de los demás. Este sería el núcleo de las emociones morales al igual
que con las llamadas emociones primarias (miedo, disgusto, alegría), las emociones
morales tendrían una base cerebral.

Es en particular para Juan Harlov, un médico del pueblo estadounidense, que se debe la
primera descripción de la relación entre lesiones cerebrales y el sentido moral. A
mediados del siglo XIX, Harlow describe las profundas modificaciones en el
comportamiento social de un ingeniero de la construcción del ferrocarril que tenía la parte
frontal de su cráneo atravesado por una barra de metal. Mientras que haber sido un
trabajador ejemplar antes del accidente, después del accidente, se convirtió en una
persona falta de respeto, grosero y agresivo. Dado este caso, numerosos estudios
neuropsicológicos llevaron a cabo, entre el equipo de Antonio y Hanna Damasio en la
Universidad del Sur de California, Estados Unidos, han confirmado que ciertas lesiones
cerebrales provocan dificultades en el comportamiento social y trastornos de juicio moral.
En los últimos años, se han realizado considerables avances en la investigación de las
bases neuronales del sentido moral. Los investigadores siguieron el ejemplo de los
estudios sobre las regiones del cerebro implicadas en las emociones primarias que se
relacionan las variaciones en la actividad cerebral a los cambios transitorios en los
estados emocionales (causada por ejemplo por escuchar una historia triste o feliz, o
mirando una foto de una cara feliz o de susto).
Varios equipos han mostrado actividades simultáneas y reproducibles de varias regiones
del cerebro cuando los sujetos están expuestos a estímulos emocionales con una
connotación moral. Por ejemplo, las frases que implican dilemas morales se presentan al
sujeto "en tiempo de guerra, imagine que se encuentra entre un grupo de gente que se
esconde en un sótano y la única manera de evitar ser descubierto es estrangular hasta
la muerte a su bebé que está llorando en su brazos." Otros temas se muestran imágenes
que tienen una connotación moral, por ejemplo, una foto de un hombre que llevaba una
máscara y apuntando con un arma a una mujer aterrorizada. Estas áreas del cerebro no
se activan por el oír o ver los estímulos emocionales comparables que carecen de
connotación moral.

Las áreas cerebrales activadas son las anteriores, cortezas ventromedial, prefrontal, y
dorsolateral, el surco temporal superior y las porciones anteriores de los lóbulos
temporales, la ínsula y el putamen. Todas estas estructuras parecen jugar un papel clave
en el juicio moral. Estas estructuras, sin embargo, son parte de dos redes identificadas
previamente la corteza prefrontal, el surco temporal superior y la parte anterior de los
lóbulos temporales que se dedican a la percepción de las intenciones, la forma, por un
lado, la red de representaciones mentales o mentalización la corteza cingulada anterior
y la corteza orbitofrontal, la ínsula y la amígdala que participan en las respuestas
emocionales, la forma, por el contrario, la red de connotaciones emocionales. 2

Hasta hace poco, en la mayoría de estos estudios de neuroimagen que utilizan la noción
de juicio moral no se había probado de forma explícita. Los participantes tenían que
simplemente observar los estímulos que se les presentan, mientras que se registró su

2
Dos circuitos se activan en presencia de los estímulos emocionales con connotación moral, la corteza
cingulada anterior de la corteza orbitofrontal, ventromedial, la ínsula y la amígdala. Las otras áreas constituyen
la red de la representación mental de las situaciones observadas (por encima del cerebro en la sección
transversal inferior a la de fuera)
actividad cerebral. Este procedimiento experimental ha demostrado que las regiones del
cerebro observados se activa automáticamente cuando un sujeto se expone a estímulos
morales, incluso antes de que él / ella tuvo la oportunidad de analizar conscientemente
la situación. Estos resultados de neuroimagen han establecido que los dos grandes
procesos se llevan a cabo de forma automática durante el juicio moral: una mental de las
acciones y una evaluación afectiva. Esto significa que el cerebro elabora una
representación mental inconsciente de las acciones que observamos y añade una
connotación emocional que dará lugar a la ira, pena, remordimiento, etc.

En otro ejemplo estudiado en los temas de laboratorio se les pidió imaginar la siguiente
situación de transgresión social: "Después de su clase de gimnasia Linda se siente
cansada y toma un autobús a casa, al ver que un anciano va a tomar el único lugar libre
en el bus se apresura a deslizarse en delante de él." Cuando uno lee esta historia se
activa determinado código en las regiones del cerebro para la representación de la acción
de Linda y sus consecuencias para el anciano, además del código de otras regiones para
las emociones desagradables asociados con esta situación. Estos procesos suponen la
formación de una impresión inmediata (o intuición) y de idoneidad, aceptabilidad o
reprensible del comportamiento.

¿La transgresión es intencional?

Así, el sistema de las emociones está involucrado en la evaluación de lo que es "bueno"


y lo que es "malo". El complejo amígdala (o la amígdala) es la estructura profunda que

3
Escenarios cortos se han elaborado para estudiar la transgresión, es decir, las nociones de "dios" y "malas".
En estas pruebas la actividad cerebral de los sujetos registraron mientras son observadores de una escena o
actores. Se estudia por ejemplo la otra transgresión intencional (a), es decir, el sujeto observa a una joven
tomando deliberadamente el asiento que un anciano iba a tomar: la otra transgresión involuntaria, es decir,
la situación en la que la joven, mientras está distraída, toma el asiento del viejo hombre sin haberle visto (b);
la transgresión de auto-involuntaria; idéntica a la primera situación descrita, pero en el que el "ladrón del
asiento" es el propio sujeto (c); Por último, la transgresión de auto-involuntaria, en el que el sujeto toma
asiento sin intención de alguien más (d).
es esencial para el procesamiento de un estímulo emocional, incluyendo las expresiones
faciales de las emociones, imágenes o sonidos de las palabras cargadas de emoción,
sobre todo si son desagradables o aversivos. Es una estructura fundamental de un
sistema de alarma interno que detecta amenazas potenciales, nos alerta, incluso antes
de saber qué es exactamente el peligro. Sabiendo que la activación de la amígdala se
modula por el grado de aversión que induce un estímulo dado, y que su función en
relación estímulos y castigo se ha establecido, se podría imaginar que esta estructura del
cerebro desempeña un papel en ciertas emociones morales.

Para probar esta hipótesis, hemos creado un modelo experimental en el que el sujeto
puede ser o bien el actor o espectador y tienen (o no) la intención de causar daño. Hemos
preparado cuentos que describen las transgresiones en el que el protagonista de la
transgresión es el sujeto o de otra persona y donde esta transgresión es ya sea
intencional o accidental. El ejemplo de Linda descrito anteriormente ilustra otra
transgresión intencional. La otra versión accidental de la misma historia es la siguiente:
"Después de su clase de gimnasia Linda se siente cansada y toma un autobús para ir a
casa; mientras caminaba por el pasillo del autobús, se tropieza y se cae accidentalmente
en el único asiento restante, donde un viejo hombre iba a sentarse”. Para manipular el
agente de la transgresión que sustituye el nombre de la protagonista por el pronombre
que "Después de la clase de gimnasia que se sienta cansado y toma un autobús a casa.
Al ver que un anciano se va a tomar el único lugar libre en el bus se da prisa para
deslizarse en delante de él" Este es un ejemplo de una transgresión auto-intencional.

La base neural de la culpa

Dependiendo de las condiciones experimentales, se inducen distintas emociones


morales. Historias que describen emociones intencionales, transgresión gatillo,
relacionados con indignación, mientras que las historias sobre la transgresión involuntaria
provocan emoción similar a la vergüenza. Por ejemplo, historias auto-intencional donde
uno voluntariamente causas daño a alguien la culpa de disparo, mientras que las historias
auto-accidental, donde se causa un daño sin la intención de hacerlo, la vergüenza gatillo.

La comparación de la actividad cerebral inducida por estas cuatro categorías de historias


revelan una fuerte activación bilateral de la amígdala específicamente al leer historias de
transgresión auto-intencional, es decir, en la condición en la que uno causa
intencionalmente daño a otra persona en la psicología del desarrollo, la culpa de que
representa el pesar de haber actuado de mala manera, se considera como una emoción
muy desagradable que debe favorecer la interrupción de la conducta inmoral y piensa
que es provocada por una auto-evaluación negativa y la expectativa de castigo por haber
causado un daño a alguien.

Este resultado confirma la hipótesis de que la amígdala juega un papel clave en el


aprendizaje de comportamientos socialmente apropiados (asociando el comportamiento
inadecuado de las emociones desagradables). Esta estructura del cerebro se cree que
está involucrada en el surgimiento de emociones morales conscientes negativas, una
garantía de "haz lo que se te haría". Junto con Gayannee Kedia y el equipo de
neuroimagen y Psiquiatría en Orsay, Francia, hemos confirmado este resultado. En este
estudio mediante resonancia magnética funcional hemos comparado la actividad cerebral
de los sujetos ante la lectura por historias neutrales o historias que provocan cuatro
diferentes emociones morales ira contra uno mismo (me causa daño a mí mismo), la
culpa (que causan daño a alguien), cólera contra otra persona (alguien me daño) y la
compasión (alguien se causó daño a sí mismo).

Por ejemplo, usted lee este principio de una oración: "Durante un descanso con un colega
fui a comprobar los resultados de la lotería en el papel." A continuación, lee una de las
cuatro siguientes frases: Sorprendido, a descubrir sus números de la suerte, y de repente
se da cuenta de que ha olvidado validar el billete de lotería para este sorteo "(ira contra
uno mismo);" sorprendentemente, se descubre números de la suerte de su colega, y de
repente se da cuenta de que ha olvidado para validar su boleto de lotería para este sorteo
(culpa), "se sorprenden, a descubrir sus números de la suerte, cuando de repente su
colega le dice que se olvidó de validar el billete de lotería para este sorteo" (rabia contra
otro); "Sorprendido, su colega descubre sus números de la suerte, y de repente se dio
cuenta de que se olvidó de validar su boleto de lotería para este sorteo" (compasión). al
igual que en nuestros resultados anteriores, este estudio demostró la activación de la
amígdala durante la inducción de culpa.

Cuando el castigo no tiene efecto sobre el cerebro

Algo interesante es que otros equipos han encontrado resultados en personas


psicopáticas resultados que son similares a los que hemos observado en los sujetos
normales. La psicopatía es un trastorno mental que se caracteriza por la frialdad afectiva
y la perturbación del sentido moral. El núcleo de las anomalías sociales en el
funcionamiento de un psicópata se compone de los siguientes rasgos: una profunda falta
de empatía, de culpa o remordimiento: una notable indiferencia hacia las reglas o normas,
una fuerte insensibilidad a los sentimientos de los demás. Un psicópata es típicamente
un individuo irresponsable carente de una conciencia, que hace caso omiso de la
obligación social e interindividual. Los estudios neurofisiológicos han demostrado que los
psicópatas no anticipan acontecimientos que amenazan y no manifiestan ninguna
reacción fisiológica al castigo. Por el contrario, en sujetos normales, una reacción
emocional en respuesta a penas se puede detectar que se manifiesta en un aumento de
la conductancia de la piel (un aumento de la transpiración modifica la conductancia
eléctrica grabada en la piel).

En 2005, Niels Birbaumer y sus colegas del Instituto de Psicología Médica y de


Comportamiento de Neurobiología de la Universidad de Tubinga mostraron el
funcionamiento anómalo de la amígdala en 10 psicópatas: la psicopatía por lo tanto
podría ser causada por un funcionamiento anómalo de las regiones del cerebro
implicadas en la anticipación de la pena.

4
Los niños pequeños son capaces de distinguir entre lo que es "bueno" o "malo, pero los adultos tienen que
reforzar sus sentimientos innatos.
La falta de sentido moral en psicópatas

Todos los estudios mencionados anteriormente han comenzado a revelar las estructuras
cerebrales implicadas en el sentido moral. Ellos muestran que la valoración moral
automática de un evento se basa en estructuras que elaboran una representación mental
de la conducta y atribuyen una connotación emocional a una situación percibida. En el
centro de este circuito la amígdala juega un papel clave en las respuestas a ciertas
transgresiones sociales.

Durante nuestro desarrollo aprendemos que por estar involucrado en una acción que
hace que otra persona víctima vamos a ser perjudicados. Este condicionamiento
emocional que se refiere a la naturaleza inadecuada de nuestras interacciones sociales
con potencial castigo se cree que moldean nuestras emociones morales, la culpa en
particular. La fuerza de este acoplamiento emocional entre una representación de una
transgresión y afectos negativos, lo que da lugar a una emoción compleja, posiblemente,
podría fomentar la supervivencia de nuestra especie y promover la cohesión social.

El uso de neuroimagen hemos demostrado que este proceso depende en gran medida
del funcionamiento de la amígdala, una de las más antiguas estructuras del cerebro que
es esencial para el establecimiento de contingencias entre un estímulo y un castigo.

Estos estudios no permiten distinguir entre naturaleza y educación, el desarrollo normal


del cerebro y la influencia del entorno educativo. Los estudios futuros que combinan un
enfoque genético con los métodos anatómicos y funcionales ayudarían a nuestro
progreso. Esto es lo que se sugiere por el reciente trabajo de un equipo de investigación
en psiquiatría y neurología en el Instituto Nacional de la Salud. Ellos demostraron que
existe una relación entre la expresión de un gen, la activación en la amígdala, y el riesgo
de comportamientos violentos en adultos normales.

CAPITULO 4
LOS PRIMEROS SIGNOS DE EMPATÍA Y SENSIBILIDAD EMOCIONAL
Jean Decety – The University of Chicago

Entre los procesos psicológicos que son la base de gran parte de la percepción social y
la interacción social normal, la empatía juega un papel clave. Se utiliza para motivar la
conducta prosocial, inhibe la agresión y allana el camino para el razonamiento moral. Por
otro lado, se considera que los niños que sufren de ciertos trastornos socioemocionales
en su desarrollo tales como trastornos de conducta y trastornos del comportamiento
disruptivo podrían presentar una falta de empatía y poca preocupación por el bienestar
de los demás. Estos déficits son considerados como factores de riesgo en el desarrollo
de la conducta hostil, agresivo o incluso violento.
La empatía suele surgir durante el primer año de vida y se desarrolla en el contexto de
las interacciones sociales. Mientras que los componentes cognitivos (emoción
comprensión y la toma de perspectiva) aumenta gradualmente durante los primeros 3-5
años de vida, los componentes afectivos de la empatía están en su lugar muy temprano.
De hecho, los bebés en su primer año comienzan a mostrar signos de preocupación por
los demás cuando están en apuros. Esta motivación emocional básica requiere no sólo
una reacción afectiva provocada por el estado emocional de otra persona, sino también
la atribución básica de los estados mentales. Para sentir preocupación por otra persona,
hay que ser capaz de distinguir entre el yo y el otro, reconociendo que es la otra persona
y no yo quien está angustiado. Por otra parte, esta capacidad emocional y la motivación
para el cuidado de la otra no son exclusivas de los seres humanos y puede ser observado
en otros animales sociales, sobre todo en las especies de mamíferos.

En resumen
 Comunicación emocional y empatía no son únicas a los seres humanos
 Los neonatos se contagian del llanto de otro bebé llorando cerca, pero
discriminan entre su propio llanto y el de otros
 Muchas regiones del cerebro se activaan durante experiencias de empatía,
especialmente la ínsula y el cortex orbitofrontal.
 Las experiencias sociales tempranas modulan que tan bien los niños regulan
sus emociones
 La psicopatía está asociada con déficit de excitación empáticos

Las raíces de la empatía en atención de los hijos de los mamíferos

La emoción de comunicación y la empatía no son exclusivos de los humanos. La empatía


tiene procesos evolutivos, bioquímicos y fundamentos neurológicos asociados con la
comunicación afectiva, el apego social y cuidado de los padres, característico de todos
los mamíferos. Empatía aumenta la aptitud inclusiva de organismos mediante la mejora
de la supervivencia en una variedad de formas (por ejemplo, proporcionando una mayor
defensa contra los depredadores) y que sirve para unir los individuos a otros,
especialmente a las madres a hijos. El reconocimiento y la evaluación son de primordial
importancia en el cuidado de los padres para supervivencia y la forma física de las crias.
Se cree que la división tálamo cingulada del cerebro anterior que han evolucionado en
paralelo con los comportamientos sociales relacionados con la percepción de la
información emocional involucrado la obtención de la vinculación emocional y las
interacciones sociales. Sin embargo la empatía en los seres humanos con la asistencia
de otras habilidades cognitivas de alto nivel de dominio general, tales como las funciones
ejecutivas, el lenguaje y la toma de perspectiva, que mejoran y amplían la gama de
comportamientos que pueden ser accionados por la empatía. Cuando la gente envía
dinero para las víctimas del terremoto en Haití, distantes o a petición para apoyar un
proyecto de ley que contribuiría a reducir la violencia en Darfur, la empatía va más allá
de su contexto de origen evolutivo. Los seres humanos son por lo tanto especial en el
sentido de que pueden sentir preocupación empática para una amplia gama de otras
personas necesitadas, incluso otras diferentes o miembros de diferentes especies.

Circuitos neurales que facilitan la empatía y preocupación por los demás


Investigaciones recientes en neurociencia afectiva y de desarrollo indica que la empatía
está mediada y moderada por múltiples sistemas neurofisiológicos y del cerebro, así
como el contexto social. Los estudios de desarrollo ofrecen oportunidades únicas para
ver cómo los componentes de la empatía interactúan en formas que no son posibles en
los adultos cuando todos los componentes están completamente maduros y funcinando.
Dada la complejidad de lo que abarca la experiencia fenomenológica de la empatía, la
investigación de sus bases neurobiológicas sería inútil sin romper este constructo en
procesos y componentes (excitación afectiva, la preocupación empática, comprensión de
emociónes y regulación emocional, véase la página 59).
Informes en la prensa popular a menudo dan la atractiva, pero equivocada, noción de
que la organización de mapas psicológicos de fenómenos en una relación 1:1 da la
manera en que está organizado del sustrato neural subyacente. Pero, en realidad, la
empatía, al igual que otras habilidades sociales y emocionales, se basa en una gran
variedad de estructuras cerebrales y sistemas que no se limitan a la corteza sino que
también incluyen las vías subcorticales, el sistema nervioso autónomo, el eje hipotálamo-
pituitario adrenal, y los sistemas endocrinos que regulan los estados corporales, la
emoción y la reactividad (por ejemplo, la oxitocina y la vasopresina).
Además recientes investigaciones de la neurociencia afectiva con los niños y los adultos
indican que los aspectos afectivos, cognitivos y regulatorios de la empatía implican
interacción, sin embargo, no parcialmente superpuestos, los circuitos neuronales.
Además, ahora hay pruebas de cambios en la edad relacionados con estos circuitos
neuronales que, junto con las medidas de comportamiento, reflejan la forma en la
maduración del cerebro e influye en las reacciones a la angustia de los demás.
Recientemente, una oleada de investigaciones sobre el desarrollo ha examinado la
naturaleza aparentemente pro-social de los bebés y niños pequeños, centrándose en los
comportamientos que sugieren que los primeros precursores de una capacidad empática
son los más maduro. Estas señales incluyen muchos aspectos del desarrollo social y
emocional que cambian con el tiempo, que van desde reacciones emocionales en la
infancia a los comportamientos más cognitivos tales como ayudas y asesoramientos en
la primera infancia.

Los primeros signos de la sensibilidad moral y preocupación por los demás


Aunque el desarrollo social se prolonga durante toda la vida, los bebés entran en el
mundo, listos para atender a las interacciones sociales. Los recién nacidos se ven
significativamente más tiempo en una expresión facial feliz que un ser temible que plantea
la posibilidad, de que esta preferencia refleja la experiencia adquirida durante los
primeros días de vida. Los recién nacidos se sienten atraídos por el rostro humano,
preferentemente atendiendo a la cara como estímulo esquemático de lienzos revueltos o
en blanco y demostrando la capacidad de imitar las expresiones faciales socialmente
reconocidas, a pesar de que no tienen experiencia previamente adquirida.
Este compromiso temprano puede solidificar los lazos sociales y enfocar el niño en los
estímulos sociales relevantes, pero también puede dar lugar a reacciones negativas, a la
angustia de sus semejantes ante la proximidad del otro. Debido a su especificidad y a las
características de compartir lo que afecta, se ha postulado que el llanto contagioso es
una de las primeras formas de excitación empática.
Experiencia empática y el comportamiento prosocial
Sobre la base de las dos teorías y la evidencia empírica de la neurociencia afectiva y la
psicología del desarrollo, se propone un modelo que incluye un proceso ascendente de la
activación afectiva (emoción compartida) y el procesamiento de arriba hacia abajo en el que
motivaciones, intenciones y actitudes del perceptor influyen en la extensión de una
experiencia empática y la probabilidad de tener una conducta prosocial. En ese modelo,
existen un número de componentes neurocognitivos distintos que interactúan y contribuyen
a la experiencia de la empatía: (1) la activación afectiva, un proceso de abajo hacia arriba en
el que el hipotálamo, la amígdala y la corteza orbitofrontal subyacen un procesamiento rápido
y priorizo de la señal en emoción; (2) la comprensión de la emoción, que se basa en uno
mismo y la conciencia e involucra a la corteza medial, el temporoparietal y la unión prefrontal
ventromedial, y (3) la regulación emocional, que depende de las funciones ejecutivas
ejemplificadas en las conexiones corticocorticales intrínsecas de la corteza orbitofrontal, la
corteza prefrontal medial y dorsolateral del cortex prefrontal, así como en conexiones con
estructuras límbicas subcorticales implicadas en el procesamiento de la información
emocional; (4) la motivación para el cuidado o preocupación empática surge de un conjunto
de mecanismos biológicos que evolucionaron para promover la atención de los padres y el
apego. Las bases neuronales se pueden encontrar en los sistemas neuronales subcorticales
similares a las que regulan el comportamiento maternal, especialmente el área preóptica
medial del hipotálamo.
La distribución está mediada por las vías subcorticales que conectan el tronco cerebral,
el colículo superior, el hipotálamo, la ínsula y la amígdala. Además, los bebés tan
pequeños como de 3- meses de edad parecen responder al estado afectivo de su
cuidador, lo que demuestra un aumento de las emociones negativas si la madre muestra
signos de depresión materna. Es importante destacar que los bebés no se confunden con
los demás. El Recién nacido discrimina entre su propio (previamente grabada) llanto y
los de otros bebés. Responden con angustia a otro llanto, pero son relativamente
indiferentes al propio. Por lo tanto, el llanto contagioso del recién nacido no puede
explicarse por la falta de diferenciación entre la angustia del yo y el otro.
A medida que los niños se desarrollan y aprenden, son cada vez más capaces de evaluar
su entorno social, incluso agentes de diferenciación en base a sus acciones sociales
hacia el otro. Por ejemplo, a los 3 meses de edad preferiblemente imitan a un personaje
que previamente actuó de una manera prosocial (frente anti-social), lo que sugiere una
parcialidad hacia los que '' hacen el bien ''. Hacia los 6- meses de edad, esta preferencia
visual se explica a los comportamientos, en los que los participantes imitan no sólo de
forma selectiva a los agentes pro-sociales sino que también se acercan a ellos de forma
selectiva cuando se combina con personajes antisociales.

Los bebés prefieren gente agradable


En lo 15- meses de edad, algunos bebés son capaces de evaluar la imparcialidad de un
agente en una tercera parte de la situación. En un reciente estudio sobre la relación entre
una violación visual de la tarea y el comportamiento esperado, se encontró que los bebés
que compartieron un juguete que preferían (sobre un juguete no - preferido) o no el
juguete en absoluto) también permanecieron significativamente un tercio más de tiempo
durante la interacción, a diferencia del momento enn el que la asignación de recursos
entre sus semejantes era desigual. Esto sugiere que aquellos niños que se comportan
de manera altruista también ampliaron sus expectativas prosociales a las interacciones
de los demás.
Si bien la capacidad de los bebés pequeños a preferir los seres pro sociales es
fascinante, hay quienes sostienen que estos resultados surgen de reacciones biológicas
innatas a los estímulos sociales, casi reflexiva en la naturaleza. El argumento se deduce
a que el bebé está respondiendo positivamente a los estímulos positivos, y
negativamente a los estímulos aversivos, en un nivel inconsciente. Estas reacciones son
precursores de una empatía más cognitiva hacia los demás. A medida que los niños
progresan a través de los primeros años de vida, la angustia personal se transforma en
preocupación por los demás, como lo demuestra ayudando y teniendo comportamientos
compasivos. Existen comportamientos pro-sociales más complejos a menudo se
correlacionan con los avances en otras áreas del desarrollo social tales como el auto
espejo – el reconocimiento y la auto - otra diferenciación, rudimentaria falsa - la atribución
de creencias, y la regulación emocional.

Ayudando y compartiendo comportamientos desde temprana edad.


La conducta prosocial en la forma de ayudar, compartir y consolar emergen poco durante
el primer año de vida. Un bebé orientado y empático puede responder a la angustia de
otro, se observan por lo general entre los 8 a 16 meses y seguirá aumentando
gradualmente en el segundo año. Los niños entre las edades de 1-2 años muestran un
aumento de los comportamientos de consuelo a los afligidos y pueden ir tan lejos como
para renunciar a sus propios objetos favoritos como un gesto empático.
Además, se han encontrado niños pequeños que muestran una mayor preocupación
hacia la víctima de una transgresión moral que el transgresor, aunque la víctima no
mostró ningún marcadores conductuales del malestar, lo que demuestra que entre los
18-25 meses – edad aparece una simple reacción a las manifestaciones emocionales,
pero a las intenciones y deseos de los demás es mucho más compleja. Los primeros
signos de comportamiento de ayuda son reportados en el primer año del niño, con 14-18
meses - los niños deben ir a buscar objetos de deseo que aparecen fuera del alcance de
un experimentador y ayudar a completar las tareas del hogar. La ayuda también puede
ofrecerse en forma de informar, con los niños tan jóvenes como de 12 meses - apuntando
hacia los objetos que un experimentador está buscando.
Tomados en conjunto, existe evidencia de que los niños durante el primer año de edad
ya están respondiendo de manera socialmente apropiada cuando ve a otros en peligro o
con dolor. Estos primeros signos de empatía sólo requieren un mínimo de lectura de la
mente y las capacidades de toma de perspectiva. Más bien, simplemente requieren la
capacidad de contagio emocional y la capacidad de atribuir angustia a otro.

La comprensión de la emoción en la primera infancia.


No sólo los niños muy pequeños hacen atribuciones de dolor, pero los estudios sobre el
comportamiento reconfortante demuestran que responden a una variedad de señales de
socorro, y que dirigen su comportamiento reconfortante en formas que sean apropiados
a la angustia del objetivo. Por ejemplo, en estudios experimentales de los primeros años
de edad, el llanto también demostró comportamientos reconfortantes, también lo hizo la
tos y las náuseas. Por otra parte, en estos estudios, los niños a menudo obtienen su
objetivo de manera apropiada y en realidad hacen la atribución del dolor en unión con
su comportamiento reconfortante y reconocen el porqué de que el objetivo esté afligido.
A pesar de la impresionante capacidad de motivación prosocial, los niños menores de
dos años han limitado severamente su lectura de la mente y en perspectiva - la capacidad
de tomar decisiones.
Por los años preescolares, los niños empiezan a pensar y responder a los estados
emocionales de los demás, más en los adultos - como modelos. También tienen mucha
más experiencia que sus contrapartes más jóvenes con comportamientos sociales
socialmente y culturalmente apropiados. De hecho, los niños preescolares son muy
adeptos a la forma verbal relativa cómo responder a la angustia de un compañero de una
manera socialmente correcta, incluso si no lo hacen conductualmente muestran tal
entendimiento. Curiosamente, estos aumentos de la comprensión social no siempre
conducen a aumentos en la conducta prosocial. Durante los años preescolares, los niños
son cada vez más selectivos en su intercambio de objetos y en su capacidad de
respuesta a la angustia de los demás. Por otra parte, a diferencia de los adultos, los niños
BEBÉS DE DOS AÑOS DE EDAD Sentirse mal cuando otros lloran y tratar de
consolarlos. La amígdala, la ínsula y la corteza prefrontal ventromedial son tres de la
zona del cerebro que participan empatía.

preescolares pueden
no demostrar su
responsabilidad
social hacia los que
sufren y a
menudo no
muestran evidencia de reciprocidad. Aunque parece que a pesar de que los niños
entiendes muchas de las '' reglas '' de la conducta moral, pueden ser reacios a ponerlas
en práctica.

El aumento de la empatía y las capacidades morales desde la infancia hasta los primeros
años de vida puede ser un producto no sólo de la experiencia social, sino también de un
aumento de las capacidades de funcionamiento ejecutivo. Las funciones ejecutivas
(incluyendo la memoria de trabajo, la inhibición, la planificación y control de la atención),
respaldados por la corteza prefrontal, a menudo se asocian con comportamientos
socialmente adaptados y de comprensión moral. Aunque la investigación de la función
ejecutiva en la lactancia y la primera infancia es poco común, los resultados sugieren que
el desarrollo de estas habilidades sigue de cerca en el tiempo una mayor comprensión
moral. Por ejemplo, la capacidad de inhibir una acción

A favor de otra mejora drásticamente alrededor del segundo año de vida, casi al mismo
tiempo que los niños comienzan a inhibir sus propias reacciones emocionales de angustia
en favor de ayudar a los demás. Por la edad preescolar, existe evidencia de que la función
ejecutiva está altamente correlacionada con el aumento de la teoría de las capacidades
mentales, las habilidades que se encuentran a menudo necesaria para la comprensión
moral madura.

La base del desarrollo socioemocional


Mientras que muchos creen que los comportamientos prosociales primeros indican un
núcleo de la moralidad innata, otros argumentan que la verdadera comprensión moral
sólo se logra con la experiencia y el aprendizaje social. El concepto de aprendizaje moral
a través del entorno social se hizo originalmente popular en la teoría de las etapas de
Kohlberg, y el trabajo actual ha apoyado aún más estas ideas. Por ejemplo, las prácticas
de crianza de largo se han insinuado como una fuerza en el desarrollo moral, con la
investigación que demuestra un mayor desarrollo socio-emocional en los niños que
provienen de hogares donde las madres hablan más sobre la resolución de conflictos, y
los niveles más altos de altruismo en los niños que provienen de familias con un montón
de calidez emocional. Por otra parte, los niños que reciben abusos a menudo responden
a los compañeros con ira, mientras que los niños con apego seguro exhiben la atención
y la empatía, lo que sugiere que las primeras experiencias pueden modular qué tan bien
los niños logran comprender y regular sus propias emociones, que a su vez afecta su
capacidad de identificarse con los demás.
En general, existe un grupo de investigación que sugiere que la empatía madura se
compone de muchas capacidades cognitivas subyacentes que vienen en línea en todo el
desarrollo, a partir de la excitación empática y preocupación por los demás. A través de
las predisposiciones sociales y la comprensión empática y sensibilidad hacia los demás
se adquiere con el tiempo y a través de una amplia experiencia social. También es posible
que los primeros precursores de asociar la moralidad y las conductas pro-sociales,
validen que de ninguna manera estas están relacionadas con conocimientos morales
adultos. Bajo este supuesto, las capacidades morales completas logran '' encender '' en
algún momento en el desarrollo y la función independiente de otras capacidades
cognitivas y de regulación.
Como se dijo anteriormente, los bebés humanos están biológicamente predispuestos a
responder emocionalmente con los estados afectivos básicos (positivos y negativos) de
los demás, un componente fundamental de la empatía. Teniendo en cuenta el valor
adaptativo de contagio emocional - el niño gana un arrastre rápido a los estados
emocionales de los que lo rodean esta capacidad no debería ser una sorpresa. Cuando
otra persona está en peligro o con dolor, la excitación empática es el proceso por el cual
el otro se convierte indirectamente en dificultad.

Cambios en el desarrollo neuronal de percibir el sufrimiento de los demás.


En los adultos, una serie de estudios de neuroimagen funcional han documentado la
activación fiable de una red neuronal implicada en el procesamiento del dolor, que implica
la corteza media cingulada (AMCC), corteza insular anterior, el área motora
suplementaria (SMA), y el área gris periacueductal ( PAG). La activación de esta red se
ha suscitado en respuesta a la observación de las expresiones faciales de dolor, viendo
las partes del cuerpo que se lesionan imágenes de la pintura de otros, o la simple
observación de una señal que indica que alguien posee una estimulación dolorosa.
Vale la pena señalar que las activaciones indirectamente provocadas desde la matriz del
dolor no pueden ser específicas a las cualidades sensoriales del dolor, sino que podrían
estar asociado con más mecanismos de supervivencia general, tales como la aversión y
el escape cuando se expone al peligro o se está en amenaza. Sobre la base de una
revisión sistemática de los estudios de neuroimagen que examinaron la actividad
neuronal provocada por estímulos nocioceptivos, se ha propuesto que la actividad de
esta red cortical refleja un sistema involucrado en la detección, procesamiento y
reaccionar a la ocurrencia de eventos sensoriales salientes, independientemente del
canal sensorial a través del cual se transportan estos eventos. Esta activación puede
reflejar las operaciones básicas mediante el cual el cerebro detecta los estímulos que
pueden representar una amenaza potencial para la integridad del mismo.
Un estudio de resonancia magnética Transversal del desarrollo funcional probado
participantes que van de 7 a 40 años de edad mientras miraban videoclips de un individuo
que está siendo lesionado físicamente por accidente o intencionalmente por otro. Las
evaluaciones subjetivas de los clips indicaron una disminución gradual de la sentencia de
la intensidad del dolor para ambas condiciones dolorosas (accidental vs. intencional) a
través de edad, con los participantes más jóvenes se obtuvo una calificación de los
escenarios como significativamente más doloroso y preocupante que los participantes de
mayor edad. Un hallazgo interesante del desarrollo fue que el menor de los participantes
en edad, requirió reclutar la mayor fuerza de la amígdala (una región implicada en el
procesamiento de estímulos emocionalmente sobresalientes), la ínsula y la corteza
prefrontal ventromedial (córtex prefrontal medial) cuando observaba otras personas en
situaciones dolorosas.
El hecho de que en respuesta al malestar físico de otro, los participantes más jóvenes
movilizaron la ínsula, en conjunción con la amígdala y vmPFC, más que en las adultas
puede hablar de ser tendencia de los niños a ser sensibles a la percepción de la angustia
de otro en un sentido más directo. Esto a su vez puede conducir a la elevada experiencia
de las molestias asociadas con una respuesta visceral a una amenaza potencial, mientras
que los participantes adultos tienden a utilizar la falsedad al percibir los demás en peligro.
La participación temprana de la amígdala, la ínsula, y vmPFC durante la percepción de
la angustia y el dolor de otros es coherente con el momento de su maduración estructural.
Estas regiones recíprocamente interconectadas, subyacentes en el procesamiento rápido
y priorizada de las señales de emoción y están implicados en la activación afectiva y
resonancia somatovisceral, está en la línea ontogénica mucho más temprano que otras
estructuras neuronales, especialmente las regiones de la corteza prefrontal implicadas
en la regulación de las emociones. Estas regiones de la corteza prefrontal con sus
conexiones recíprocas con el sistema límbico y los ganglios basales también son vitales
para el más avanzado estado de la empatía, vinculada con la toma de perspectiva y toma
de decisiones morales que se sigue desarrollando hasta el final de la adolescencia.
Hay mucha evidencia empírica que sugiere que las personas que son indiferentes al
temor, y a la angustia de socializar. Un trabajo considerable sugiere la importancia de la
empatía y las respuestas emocionales en la moral y el cuidado de los demás. Un caso
paradigmático es la psicopatía, un trastorno de la personalidad del desarrollo neurológico
que se cree que afecta a aproximadamente el 1% de la población general y el 20-30%
de la población reclusa masculina y femenina. Relativa a la cantidad de delincuentes
psicopáticos causantes de la violencia en la sociedad.

Consecuencias del déficit de excitación empático.


Los individuos con psicopatía a menudo poseen rasgos específicos que apuntan al
desarrollo emocional atrofiado y una falta general de apego a los demás y dificultades
para experimentar empatía. La psicopatía se ha asociado con un enfoque no
comprometido con el apareamiento, aumentar la coerción sexual, la falta de inversiones
de los padres, o aumento del número de parejas sexuales, y la promiscuidad sexual. Los
individuos clasificados como psicópatas son a menudo insensibles, poco profundos y
superficiales. Carecen de miedo al castigo, tienen dificultad para regular sus emociones,
y no experimentar el conocimiento o la empatía por el efecto que su mal comportamiento
tiene en los otros. Delincuentes con altos niveles de demostración de la psicopatía
reducen la activación autonómica durante la visualización de un cómplice que reciben
descargas eléctricas.
Los estudios de neuroimagen estructurales en la psicopatía están asociados con una
serie de anomalías morfológicas cerebrales, incluidos los volúmenes reducidos de la
amígdala, la reducción de los volúmenes de materia gris en la corteza frontal y temporal,
sobre todo en el surco posterior derecho, y el aumento de volumen del cuerpo estriado.
Además, los psicópatas a menudo exhiben signos de reducción de la integridad
estructural del fascículo uncinado - a partes de conexión del sistema límbico en el lobulo
temporal (tales como el hipocampo y la amígdala) con la corteza prefrontal ventromedial.
Los niños con altos niveles de comportamiento antisocial y sin emociones, presentan
rasgos insensibles, muestran déficits constantes en la excitación enfática y preocupación
empática a través de la infancia y la adolescencia. Estas respuestas anormales a las
transgresiones morales o la angustia de los demás pueden ser evidentes ya en la
infancia. Por ejemplo, los niños con tendencias psicópatas exhiben una reducción de las
respuestas a las señales de socorro electrodérmicas (por ejemplo, una cara llorando) y
estímulos amenazantes (por ejemplo, un arma puntiaguda) respecto a los otros niños. Un
estudio usando electroencefalografía recientemente examinó este fenómeno mediante la
evaluación de la forma insensible en jóvenes demostró que los rasgos psicópatas y sin
emociones están relacionados con déficits de excitación enfáticos. En este estudio, los
menores delincuentes con altos rasgos insensibles y sin emociones, los delincuentes
juveniles con bajos rasgos insensibles - no emocionalidad, emparejados por lo general.

El papel prominente de la amígdala en la activación afectiva


Los resultados de las Naciones Unidas demostraron que los jóvenes con altos e
insensibles - rasgos emocionales presentan dinámicas neuronales atípicas de
procesamiento de la empatía del dolor en las primeras etapas de la excitación afectiva.
Esta anomalía fue ejemplificada por la falta de respuesta temprana EPR (120 ms),
pensado para reflejar una reacción aversiva automática a los estímulos negativos, y fue
pareja con la relativa insensibilidad al dolor real (medido con el umbral de pintura a
presión). Sin embargo, su capacidad para comprender la intencionalidad no se vio
afectada. Este desacoplamiento entre la activación afectiva y la comprensión emocional
probablemente contribuye al psicópata total indiferencia por los derechos y sentimientos
de los demás.
En conjunto, la investigación indica que la persona que tenía puntuación de evaluación
de la psicopatía no podía entender las normas morales. Su comportamiento antisocial o
callado en consideración por los demás no se basa en la incapacidad para combinar con
el razonamiento aversivo, la activación emocional. El procesamiento atípico tiene
estímulos emocionales negativos, mal control inhibitorio, no toman en cuenta el
comportamiento inapropiado moralidad en psicopático. La evidencia de tales deficiencias
se encuentra no sólo en el comportamiento sino también a nivel neural de análisis.
La disfunción de la conectividad entre la amígdala y vmPFC parece explicar en parte el
bajo nivel social de - respuestas emocionales a la angustia de los demás, pensamos que
es importante tener en cuenta que la falta de excitación rotunda, sí sola no explica los
comportamientos ofensivos. El comportamiento se debe a recompensas y castigos
comparados con el comportamiento anterior puede influir de manera efectiva que este
último en la mayoría de los individuos. Las recompensas, a su vez afectan a la actividad
del sistema mesolímbico dopaminérgico. Por ejemplo, la búsqueda de recompensa
patológica en individuos con impulsivos - rasgos psicopáticos antisociales aumenta la
probabilidad de incurrir en comportamientos que son peligrosos para los demás y para sí
mismos. Un estudio de neuroimagen funcional de los jóvenes con trastorno de la
conducta agresiva encontró aumento de la activación en el cuerpo estriado y la amígdala
cuando en la adolescencia vio personas que se lastimaban intencionalmente por otros,
en el dolor se correlacionó positivamente con el número de actos agresivos del
participante y sus calificaciones de las puntuaciones afectado por el calor y el sadismo.
Se sugiere que el aumento de la actividad en la amígdala, la particularidad cuando se
combina con la activación en el cuerpo estriado, puede reflejar el efecto excitante general
de recompensa.

Conclusiones
Incluso las formas más avanzadas de la empatía en los seres humanos se basan en las
formas más básicas y permanecen conectadas a los mecanismos básicos asociados con
la comunicación afectiva, apego social y el cuidado parental. La evolución ha adaptado
nuestro cerebro para ser sensibles y receptivos a los estados emocionales de los demás.
Ya en el primer año, muchos niños muestran preocupación por el otro. Esta preocupación
sólo requiere una capacidad mínima para la lectura de la mente y la auto-conciencia. Una
investigación de la neurociencia del desarrollo indica fuertemente que la reactividad
emocional y la toma enfática - hacer y cuidar – está basada en moralidad. Los niños con
tendencias psicópatas parecen carecer de la excitación empática. Ellos también pueden
comprender el estado emocional de los demás sin '' compartir '' sus sentimientos. La
puesta en común de la excitación negativa indirecta proporciona una fuerte señal de que
puede promover la preocupación empática. Para ser motivados para ayudar a otro, uno
tiene que ser efectivo y empáticamente despierto, para anticipar el cese mutuo y
experimentar angustia personal.

EMOCIONES INDIVIDUALES
Las emociones siempre están presentes.
Nos hacen sonrojarnos o nuestro corazón late mas rápido.
Todos nuestros sentidos están involucrados:
Vista, olfato, audición
Las emociones están influenciadas por muchos factores
Incluyendo nuestros hábitos y estereotipos mas serios

CAPITULO 5

EXPERIENCIAS Y SENTIMIENTOS
David Rudrauf
Universidad de Iowa

Mariposas en el estómago. Un sudor frío. Corazón en la garganta. Los sofocos mientras


se sonrojaban. Todos nosotros hemos experimentado estas manifestaciones
relacionadas con las emociones fuertes. ¿Qué relación guardan las sensaciones
corporales y la percepción que tenemos de nuestro cuerpo con la experiencia subjetiva
de las emociones, que está sintiendo? ¿Son sensaciones corporales provocadas por las
emociones o, por el contrario, hacen que provoquen emociones? esta pregunta ha
alimentado un debate antiguo y todavía no ha recibido una respuesta clara.
En primer lugar, en lo que estamos hablando, que significa "cuerpo"? Después de un
recordatorio de cómo el estudio científico de la relación entre el cuerpo y las emociones
tiene fascinado a filósofos, psicólogos y sociólogos durante más de un siglo, veremos
que la naturaleza encuentra un sentido de las emociones relacionadas con la auto-
conciencia. Pero para nosotros el estrés ya es una tarea muy difícil y las limitaciones
metodológicas son numerosas: se espera que uno para conectar el cerebro, los nervios,
los órganos, los gradientes moleculares, la propagación de señales eléctricas en una
vasta red de cables y conexiones, tan complejo como lo es frágil, a las partes más íntimas
de la mente humana!

En resumen
 La experiencia interna de uno con su propio cuerpo, interocepción, está basada
en sensaciones directas e indirectas
 Las sensaciones corporales relacionadas con las emociones, contribuyen a la
autoconciencia
 La insula es una región del cerebro relacionada con la percepción de las
emociones y también con la conciencia del cuerpo
 Otras regiones también toman parte en experimentar emociones y en la
interocepción
¿Se sonrojaba porque siente
vergüenza de ser apuntado por
todo el mundo o es porque él está
ruborizado porque se siente
avergonzado?

En 1872 Darwin destacó la participación de las sensaciones viscerales y del corazón, en


particular, cuando los seres humanos y los animales experimentan el miedo: "El corazón
late de forma rápida y violentamente, por lo que palpita o golpea contra las costillas […]
la respiración es apresurada”. A finales del siglo 19 el psicólogo estadounidense William
James y el psicólogo danés Carl Lange propusieron que la emoción sentida no es más
que el conjunto de las sensaciones corporales específicos asociados a las respuestas
emocionales: "Nos sentimos tristes porque lloramos, enojado porque golpeamos, miedo
porque temblamos [...] Sin estados corporales [...] el último sería puramente cognitiva en
forma, pálido, incoloro, desprovista de calidez emocional. Podríamos ver al oso, y juzgar
lo mejor para correr, recibir el insulto y lo consideren derecho de huelga, pero en realidad
no hay que tener miedo o enojo”. En otras palabras, de acuerdo con James y Lange,
tenemos miedo (el miedo que sentimos) porque nuestro ritmo cardíaco aumenta y debido
a que el corredor estelar para huir del peligro: Nos sentimos avergonzados porque nos
avergonzamos.
DEBATES ANTIGUOS
La teoría de James-Lange, según el cual lo que experimentamos - la sensación de una
emoción - es la percepción de regreso a través del sistema nervioso periférico de un
trastorno afectivo y motor provocada por una situación de amenaza, que se denomina
"periféricos". Señalemos que un "motor" trastorno de este tipo, se produjo mucho antes
de cualquier suceso real. También está presente incluso cuando estamos paralizados por
el miedo. Es bajo el control del sistema nervioso autónomo, que, en combinación con
diversos factores, modula numerosas reacciones internas del cuerpo (el ritmo cardíaco,
la respiración, dedo del pie muscular, etc.). Se prepara el cuerpo para la acción (la fuga,
por ejemplo) y se centra la atención en los elementos importantes del contexto. Entonces
nuestra mente percibe el impacto sensorial de estos trastornos, y, sólo en ese momento,
se siente una emoción, es decir, llegamos a ser conscientes de ello.

GLOSARIO
- Propiocepción: la percepción de la dinámica del cuerpo en el espacio a través
de los órganos de equilibrio
- Interocepción: la percepción sensorial interna de los órganos y las vísceras
- Exterocepción: La percepción sensorial del mundo exterior a través de la
audición, visión, olfato, etc.
Esta teoría provocó numerosas controversias, y en la década de 1920 el fisiólogo
estadounidense Walter Canon y Philip Bard se oponen a ella, la defensa de una teoría
"centralista" de las emociones. Según ellos, las sensaciones corporales tomadas en
conjunto serían necesarias ni suficientes para experimentar emociones, que se forman
en el sistema nervioso central (y no en el sistema nervioso periférico) y no dependen de
los grandes bucles que conectan el cerebro al cuerpo.

PERIFERICOS CONTRA CENTRALISTAS


Esta última hipótesis fue apoyada en parte por los hallazgos que sugieren una
desaferentación (es decir, haber sido cortada de la médula espinal), sin embargo, todavía
expresa emociones primarias, como el miedo. Del mismo modo, las personas con
lesiones de la médula espinal siguen experimentando emociones. Además, no es
realmente posible para desencadenar emociones en el hombre, simplemente la
modulación de sensaciones viscerales se dan utilizando inyecciones de adrenalina, lo
que aumenta la frecuencia cardíaca. En otras palabras, no es suficiente para tener el
corazón golpeante al sentir miedo. Estos datos sugirieron que las emociones dependen
en primer lugar del cerebro, y no en el cuerpo. Los centralistas también afirmaron que las
respuestas periféricas de la emoción acompañante no eran suficientemente específicas
para dar cuenta de la diversidad de emociones.

( Según la teoría del peri..) al ver un león (a) el corazón comienza a competir con (b) y el sujeto
huye (c). Es por ello que se va a sentir miedo. De acuerdo con la teoría centralista, al ver un león
(d), el organismo que reacciona no está implicado en las emociones que experimentan o en la
decisión de huir: todo tiene lugar en el cerebro (e). El cuerpo sólo está implicado través de un
esfuerzo de los recursos energéticos necesarios para salir huyendo y que se va a proporcionar
(f).

Hoy en día, numerosos neurobiólogos continúan estudiando la relación entre las


emociones, el cuerpo y el cerebro. Incluyendo a Antonio Damasio en la Universidad del
Sur de California, EE.UU.: Hugo Critchley en la Universidad de Sussex, Reino Unido, y
Bud Craing en Linköping en Suecia. Según ellos, cualquiera que sea el estado funcional
exacto de las sensaciones corporales de las emociones, no existe una relación entre un
estado de excitación afectiva y la activación del sistema nervioso autónomo (aceleración
del ritmo cardíaco y la respiración, por ejemplo). Además, la imagen funcional, ya sea
funcional de resonancia magnética o la tomografía por emisión de positrones, PET, y los
datos neuroanatómicos tiene demostración de que ciertas regiones del cerebro,
incluyendo regiones de la corteza de cereales están involucrados tanto en interocepción,
es decir, el sentido interno del niño, y las emociones. Así experimentos usando imágenes
funcionales del cerebro para estudiar la percepción del ritmo cardíaco o distensión
intestinal, han demostrado la activación de una red de regiones cerebrales que incluyen
la ínsula, la corteza somatosensorial primaria y secundaria, y la corteza cingulada
anterior.
En la corteza cerebral ciertas áreas del cerebro evalúan continuamente el estado del
cuerpo a través de proyecciones nerviosas procedentes de miles de millones de
receptores sensoriales. Para decirlo de forma esquemática, áreas somatosensoriales
primarias y secundarias representan los movimientos relativos de los músculos y los
huesos, algunas sensaciones cutáneas, así como diferentes aspectos del dolor; mientras
que la ínsula, sino también la corteza cingulada anterior, representa y controla con mayor
detalle el estado de nuestra visera (los sistemas cardiovasculares y gastrointestinales,
etc.).
LA PERCEPCIÓN INTERNA DEL PROPIO CUERPO
La ínsula ocupa un lugar importante en la investigación neurocientífica actual, debido a
su implicación en las emociones, y también porque se cree que es esencial para la
percepción del cuerpo, la constitución del mismo, e incluso para la empatía. Esta región
cortical profunda recibe señales periféricos relacionados con la contracción de los
músculos lisos de las arterias, local de flujo de sangre, la temperatura local, la presencia
de moléculas que indican una pérdida de la integridad de los tejidos, la acidez local, la
concentración de oxígeno o dióxido de carbono, y así. Todas estas señales llegan a la
ínsula a través de diversas vías, ya sea la médula espinal o el nervio vago, a través de
las estructuras subcorticales. Numerosos experimentos usando imágenes funcionales
han demostrado que la ínsula se activó con frecuencia en los protocolos experimentales
que involucran emociones o sensaciones corporales internas.
A finales del siglo 19, el comienzo de la era clásica neurofisiología, los científicos examinó
terminación nerviosa y los múltiples caminos que los conectan al sistema nervioso
central, el nervio vago, por ejemplo, como se podría aferrarse a hilo de Ariadna. El hilo,
sin embargo, no llevó a cabo, pero justo en el laberinto, la del sistema nervioso central.
En 1960 el neurofisiólogo británico Charles Scott S herrington introdujo los términos de
la propiocepción: interocepción y exterocepción. La primera se refiere a la percepción de
la posición y la dinámica de los cuerpos en el espacio (e involucra, entre otros, los
sistemas de equilibrio). El segundo indica la percepción sensorial interna de los órganos
y las vísceras. La tercera se refiere a la percepción sensorial del mundo exterior con
respecto a la propia (audición, visión, etc.)
El estudio de interocepción comenzó con la identificación de los mecanismos y vías
sensoriales responsables de la regulación inconsciente e involuntaria del cuerpo, su
homeostasis. Se pensó que este equilibrio interno estaba controlado por las estructuras
localizadas en el tronco cerebral, que en su momento fue considerado como una parte
vegetativa bastante primitiva del cerebro. Pero rápidamente, la investigación fue más allá
de esta clasificación inicial, y los científicos centraron su atención en el papel de las
sensaciones corporales en la experiencia consciente de las emociones y los autónomos.
Demostraron que el mecanismo sensorial es para controlar múltiples parámetros
fisiológicos internos y biofísicos, que son esenciales para la representación de las
sensaciones corporales internas, a menudo aparecen en la interfaz de interocepción,
propiocepción y exterocepción. Por ejemplo, se puede considerar que los receptores
pulmonares y gastrointestinales están dirigidos hacia el interior, también están dirigidos
hacia el entorno externo (el interior de los bronquios que reciben aire se puede considerar
para estar en contacto con el ambiente externo, lo mismo para la Lumen intestinal).
Siendo estos, elementos esenciales para nuestro conocimiento interoceptivo.
Incluso si los receptores están físicamente "fuera" también puede reflejar el interior. Por
lo tanto, la piel, el órgano en contacto con el exterior - exteroceptiva por excelencia -
también es sensible a las variaciones internas de temperatura en función de flujo de
sangre. Receptores cutáneos no se limitan responden al tacto o presión procedente del
exterior. También son sensibles a la vasodilatación de los vasos sanguíneos bajo la piel.
Veremos que este es un importante mecanismo de interocepción indirecta.
Sensaciones cardíacas, que son frecuentes en las experiencias emocionales, se han
convertido en el modelo estándar para el estudio de la interocepción. Es interesante
observar que en reposo la mayor parte de la gente es mala detectando sus latidos del
corazón, incluso cuando se le pregunta, piensan que sería fácil hacerlo. Por otra parte,
cuando en un estado afectivo o de tensión corporal, que es cuando su cuerpo está fuera
de su estado de equilibrio, su capacidad para detectar con precisión sensaciones
cardiacas aumenta. Es el caso después de haber corrido por las escaleras o cuando se
asustan por el sonido de una puerta que se cerró de golpe o alguien que aparece
inesperadamente desde atrás.
Estas sensaciones se hacen conscientes cuando el organismo se prepara para
reaccionar o que ya se ha iniciado la reacción, y cuando se presta atención a los cuerpos,
se hace necesario actuar o decidir qué comportamiento adoptar. Pero, ¿de dónde vienen
estas sensaciones? ¿Qué vías nerviosas y cerebrales hacen que activen?
Según la teoría centrada en la ínsula, los únicos caminos puramente interoceptivos que
se proyectan hacia la ínsula y el presunto centro de la interocepción, están involucrados.

ÁREAS DEL CEREBRO IMPLICADAS EN LA INTEROCEPCIÓN


Pero esta hipótesis nos parece difícil de soportar, especialmente cuando se piensa en el
corazón latiendo en nuestro pecho y los vasos sanguíneos que pulsan en la garganta
cuando estamos ansiosos o asustados: estas reacciones sugieren que la piel y las vías
aferentes somatosensoriales que inervan la piel y que se proyecta a las cortezas
somatosensoriales primaria y secundaria también desempeñan un papel importante en
la interocepción. La piel durante mucho tiempo ha sido considerada como un posible
elemento de mediación de sensaciones cardíacas (individuos con un índice de masa
corporal bajo son mejores que otros en la detección de sensaciones cardíacos).
El mecanismo de la transducción de sensaciones cardíacas, podría así implicar vías
sensoriales directas (transmitida por los receptores situados en el corazón) o también
indirectas (por ejemplo, los latidos del corazón reverberan en tejidos torácicos y la
modificación de un cierto número de parámetros mecánicos). También es posible que los
vasos sanguíneos debajo de la piel en su conjunto, contribuyen a nuestras sensaciones
corporales por sus pulsaciones en la dermis y la epidermis: la piel se distiende al ritmo
de la bestia de corazón y el flujo sanguíneo. Tales sensaciones cardíacas que usan
sensaciones cutáneas tales como sería considerado un intermediario, desde el punto de
vista de la teoría tradicional, sean de carácter interoceptivo, aunque, por supuesto, desde
un punto de vista funcional son interoceptivo.
En consecuencia, es necesaria y suficiente para la percepción de los estados cardiacos
internos, en particular, su ausencia en los dos hemisferios de un paciente que ha sufrido
daño cerebral en la ínsula, debe asociarse con alteraciones fundamentales en la
capacidad de percibir tales sensaciones y experimentar cierta componentes
emocionales. Hemos probado tales hipótesis, junto con Sahib Khalsa y otros colegas de
la Universidad de Iowa en los Estados Unidos, con una persona que después de una
encefalitis causada por el virus del herpes 30 años antes, tenía múltiples lesiones
cerebrales, entre otros, la ínsula y la corteza cingulada anterior. Sus cortezas
somatosensoriales primarias y secundarias, por otra parte, eran en gran parte a salvo.
Este caso es excepcional.

La ínsula juega un papel de control


en la integración de sensaciones
viscerales y corporales involucradas
en la conciencia interoceptiva:
recibe aferentes de diferentes
órganos o tejidos y de las vísceras
(flechas verdes). La corteza
somatosensorial del lóbulo parietal
(en la parte posterior del cerebro)
también juega un papel importante
en el propio cuerpo de la
integración y en la representación
indirecta de sensaciones de origen
interoceptivo, recibe diversos
aferentes, en forma particular la
piel y los músculos (flechas
amarillas). La piel hace que sea
posible sentir indirectamente
(flecha roja) modificaciones en la
frecuencia cardíaca.

UN PACIENTE SIN LA ÍNSULA


El estudio de las reacciones de esta persona tras la administración de una sustancia que,
cuando se inyecta por vía intravenosa, produce un aumento rápido y transitorio en el
ritmo y la contractilidad del corazón, una relajación de los músculos lisos de los bronquios
y una reducción de la presión arterial. Esta también provoca sensaciones que pueden ser
evaluados en función de la dosis inyectada. La sensación general informó que provienen
de la parte inferior izquierda del pecho, donde el corazón va hacia adelante y golpea
contra el pecho durante una de las fases del ciclo cardiaco (sístole).
También se manifiestan de una manera difusa en el cuello, la frente, las extremidades,
el vientre, casi la totalidad del cuerpo, y las trayectorias de las arterias principales que
circulan bajo la piel.
El experimento se llevó a cabo en voluntarios sanos y en el paciente descrito
anteriormente. Después de cada inyección, los participantes tuvieron que indicar
constantemente sus sensaciones cardíacas girando un botón que va de "imperceptible"
a "muy intensa" (un potenciómetro). Los resultados mostraron que la percepción de la
frecuencia cardíaca incluye la transmisión de las sensaciones a través de la piel. Esto
confirma la hipótesis según la cual existen, además de las vías interoceptivas
tradicionales que implican la ínsula, las vías somatosensoriales que no son directamente
interoceptivas, pero que forman parte sin embargo en la interocepción.
CUANDO LA PIEL SE HACE CARGO DE LA ÍNSULA
¿Cómo fueron los resultados obtenidos de la paciente con lesiones cerebrales?
Hemos observado que la frecuencia cardíaca aumentó a medida que se aumentó la dosis
de la sustancia inyectada, como en sujetos sanos. Las sensaciones subjetivas estaban
relacionados con la dosis administrada y se encontraban en las mismas regiones que en
los controles sanos. A medida que la ínsula y la corteza cingulada anterior están ausentes
en este paciente, estos resultados implican que otros sistemas cerebrales o vías son
responsables de estas sensaciones cardíacas.
A medida que el paciente tenía la percepción cutánea normal, quería probar si fue a
través de las repercusiones en la piel de los latidos y pulsaciones son las sensaciones
que ha informado. Reproducimos el mismo protocolo después de haber anestesiado las
zonas cutáneas relacionadas con las sensaciones cardíacas reportadas por los
participantes. En estas condiciones, los sujetos de control continuaron informando
sensaciones cardíacas.
Por otra parte, el paciente (y sólo él) no sintieron sensaciones cardíacas en absoluto. En
consecuencia, en ausencia de la ínsula el paciente podría experimentar sensaciones
cardíacas por medio de la piel, pero cuando se anestesió este último ya no podía sentir.
Por el contrario, debido a la anestesia de la piel había muy pocos efectos voluntarios en
los sanos, cuya ínsula estaba intacta.
En otras palabras, sensaciones cardíacas son procesados por diferentes vías
sensoriales, tanto directos como indirectos (por ejemplo a través de la piel), es decir
interoceptivo y exteroceptivo. Numerosos experimentos con este paciente que está en
preparación para publicaciones, muestran que el dolor se siente, experimenta una amplia
gama de emociones, tiene un auto casi conciencia conservada y capacidad de empatía
normales.

UNA VENTANA ABIERTA EN LA AUTO-CONCIENCIA


Por tanto, el cuerpo se siente durante las emociones que no es simplemente el cuerpo
aquí y ahora, aquel en el que el sistema simpático y vías sensoriales salen de control; a
pesar de que esto es como una duda de un componente muy importante. Cuando uno
estudia la relación que existe entre el cuerpo y la experiencia subjetiva - y es exactamente
ésta pregunta que se hace cuándo se está interesado en la interocepción durante las
emociones implicadas en el cuerpo, el propio cuerpo el que siente, es un cuerpo virtual.
Este es el cuerpo Maurice Merleau-Ponty y Oliver Sacks se refieren a, o lo discutido por
Vilayanur Ramachandran, con sus miembros fantasmas amputados, y su papel
constituyente en todos los dominios de la percepción. Los sentimientos experimentados
no son un manojo de nervios y neuronas que trazan el cuerpo, no más que un montón
de sensaciones primarias que flotan en el espacio sin un portador que es un mundo
interno.
El dolor físico, junto con el hambre y la sed, hasta el deseo de ser visto, las apetencias y
la vida afectiva, están organizados en torno a una forma fundamental de la auto-
conciencia que es un centro del aparato cognitivo y sensorial-motriz. Esta conciencia de
sí es una realidad subjetiva encarnada. Estructura del conocimiento que tenemos de
nosotros mismos y la integridad de la imagen de uno mismo, que está estrechamente
relacionada con nuestra salud y la autoestima. El pronóstico a la calma interna o nublada,
es decir, la mecánica de las emociones, depende de ello. El buen funcionamiento de
estos mecanismos es, en parte, condicionado por las relaciones tempranas e
interpersonales. Cuando los mecanismos se atascan, los trastornos mentales - desde la
depresión hasta anorexia- se manifiestan.
En el centro de esta homeostasis de ser, sobre la base de las relaciones tempranas, se
encuentra de interacciones, en parte controladas por las endorfinas (moléculas
producidas naturalmente por el cuerpo y análoga a la morfina), que conecta las
socializaciones, el tacto, el alivio, el placer y la adicción. Las relaciones tempranas entre
la madre y el niño que implican una necesidad para la comodidad, la dulzura, el contacto,
en el contexto de una dependencia casi total del niño. Estas interacciones colocan las
sensaciones de placer en una nube de endorfinas, pero también se encuentra en la
misma nube que los mecanismos de la adicción a los opiáceos que se arraigan.
¿Cómo conciliar el hecho de que, por el contrario, nuestras sensaciones son una forma
de auto-conciencia y, por el contrario, nuestras emociones pueden ser engañosos?
perturban la atención y la percepción, que influyen en nuestras decisiones y acciones, y
son a veces responsables de trastornos de la personalidad. Ciertamente, las emociones
nos pusieron a través de pruebas duras, pero también numerosos experimentos han
demostrado que son una forma de intuiciones corporales y que desempeñan un papel
importante en la regulación "racional" de nuestro comportamiento. Es para tratar de
entenderlos. Pero desde luego no dejar en manos de la razón pura!

Capítulo 6

Primeras Impresiones
Nathalie George y Lucile Gamond
ICM, Universidad Paris y Paris 8

Imagine que a usted le han presentado un nuevo colega que ha comenzado a trabajar en su
departamento esta mañana. Muchas preguntas vienen a su cabeza: ¿Se ve bien? ¿Es competente?
¿Inteligente? ¿Confiable? Cuando conocemos a una persona por primera vez no podemos evitar
hacernos una idea acerca de esta persona, incluso antes de dirigirnos a ella o él. Esto es verdad
para cada persona que nos encontremos: Casi inmediata y automáticamente formamos
impresiones de otros. ¿Hasta qué tanto podemos confiar en estas impresiones? ¿Sobre qué están
basadas estas impresiones?
Los mecanismos de formación de primeras impresiones han sido estudiados extensivamente en
psicología social. Los estudios más recientes en este tópico han florecido la neurociencia
cognitiva, donde el desarrollo de métodos de imágenes cerebrales ha creado un boom en la
neurociencia social y afectiva. Estudios en este campo han destacado la influencia de emociones
en la formación de primeras impresiones. Las primeras impresiones vienen de las percepciones
de la gente y qué deducimos de su cara, apariencia general, incluso algunos detalles en el
comportamiento de los demás, como su temperamento, personalidad e intenciones. La formación
de primeras impresiones es ubicua: las primeras impresiones se forman en personas que usan
cada pieza de información disponible. Este fenómeno es fundamental en nuestra percepción de
los demás.

En Resumen
 Las primeras impresiones son muy sencitivas al contexto
 La sobregeneralización explica el hecho de que los individuos con cara de bebé
pueden ser jusgados menos competentes que los que tienen un rostro mas maduro
 La amígdala parece jugar un rol clave en la formación de las primeras impresiones

Inferencias Automáticas
Existe una larga tradición en estudios de psicología social sobre los mecanismos de formación de
primeras impresiones, el cual ha mostrado que inconscientemente relacionamos el
comportamiento, apariencia física o incluso rasgos faciales con rasgos de personalidad o
categorías sociales. Recientemente, muchos estudios de neurociencia social han contribuido a
definir los mecanismos de formación de primeras impresiones en relación con sustratos neurales
de percepciones de expresiones faciales y emociones. Nos referiremos a estos estudios con el
objetivo de resaltar la influencia de las emociones en la formación de primeras impresiones.
¿Por qué es importante estudiar y entender los mecanismos cerebrales de la formación de
primeras impresiones? Como se mencionó antes, la formación de primeras impresiones es un
proceso fundamental y ubicuo en nuestras interacciones sociales. Algunas de estas impresiones
son formadas sin darnos cuenta, fuera del campo de la conciencia. Este es notablemente el caso
de las primeras impresiones formadas por la activación de estereotipos y actitudes implícitas
concernientes a ciertas poblaciones o grupos socio-culturales. Tales impresiones, a pesar de ser
automáticas e inconscientes, pueden tener un gran impacto en nuestro comportamiento, por
ejemplo al decidir quién es el mejor candidato para un empleo, cuando se dicta una resolución
jurídica, cuando se escoge por quién votar en las elecciones, o simplemente cundo decidimos a
quién preguntarle por una dirección en la calle.
El impacto en el comportamiento de la primeras impresiones ha sido hace bastante por
psicólogos sociales. Recientemente ha sido reexaminado por Alexander Todorov y sus colegas en
la Universidad de Princeton en los Estados Unidos, en un experimento en el cual les pidieron a
participantes que evaluaran las competencias relativas de pares de caras. Las caras eran
desconocidas para los sujetos pero pertenecían a los candidatos políticos de las pasadas
elecciones para el Senado de los Estados Unidos y la Cámara de Representantes. Cada par de
cara estaba formado por las caras de un ganador y un perdedor en una cierta competencia, y se les
mostraba por un periodo de un décimo de segundo. Alexander Todorov y su equipo mostraron
que los participantes eligen las caras de los ganadores de las elecciones como personas más
competentes.
Estos investigadores sugirieron que nuestras elecciones pueden verse influenciadas por la mera
impresión visual formada en la cara de los candidatos, independientemente de sus ideas políticas,
sus acciones y su comportamiento. Este estudio enfatiza, por un lado, la propensión humana a
formar primeras impresiones incluso basadas en información mínima, y, por otro lado, el
potencial de impacto de las primeras impresiones en el comportamiento.

Una Cantidad Mínima de Información


¿Cuánto tiempo necesitamos para formar un juicio en algunos aspectos de la personalidad de un
extraño? Para responder esta pregunta, Moshe Bar, en el Laboratorio de Neurociencia Cognitiva
en la Escuela de Medicina de Harvard en Massachusetts, Estados Unidos, presentó caras con
expresiones neutrales a participantes durante solo 39 milisegundos. Los participantes tenían que
juzgar si las caras lucían amenazantes o no basados en su primera sensación. Los juicios
obtenidos después de esta breve exposición resultaron ser similares a los obtenidos luego de una
mucho más larga (cerca de 2 segundos). Entonces, parece ser que 39 milisegundos son
suficientes para decidir si una cara luce amenazadora o no.
Debe enfatizarse que 39 milisegundos son suficientes para ver una cara conscientemente. Si este
retraso es reducido aún más hasta que la cara no es percibida conscientemente, entonces los
juicios de los participantes no coinciden con los obtenidos ante una exposición más larga.
Además, los juicios obtenidos parecen estar relacionados con la extracción de un cierto tipo de
información facial, llamadas Frecuencias Espaciales Bajas Visuales, que son importantes para la
percepción de emociones. Esquemáticamente, las Frecuencias Espaciales Bajas corresponden a la
información que es presentada en imágenes borrosas; por contraste las Frecuencias Espaciales
Altas contienen detalles de la imagen, pero sin sombras, aproximadamente como un dibujo a
líneas.
Debe enfatizarse que el descubrimiento del equipo de Moshe Bar puede no aplicar a todos los
rasgos de personalidad. Por ejemplo, no se reporta si cuando se les pidió a los participantes el
juicio las caras parecían inteligentes o no. Entonces, las primeras impresiones son a veces
desarrolladas a partir de una cantidad mínima de información y las emociones parecen jugar un
papel importante en la formación rápida de primeras impresiones. Otros estudios han mostrado
que los participantes pueden juzgar caras amables, agresivas, confiables pero también
competentes o atractivas cuando las caras son mostradas por varios segundos o durante sólo un
décimo de segundo.
Adicionalmente, Alexander Todorov y sus colegas han mostrado recientemente que una
disposición positiva o negativa asociada con una cara en particular puede “contaminar” otras
caras, sin que los participantes estén al tanto de esto. Durante la primera fase de este estudio, se
les mostró a los participantes fotografías de extraños. Cada fotografía fue acompañada por una
frase describiendo un comportamiento positivo, negativo o neutral. Los sujetos tuvieron que
aprender estas asociaciones. Luego, las caras “aprendidas” durante la primera fase del
experimento fueron mezcladas con otras caras usando un software de transformación, creando
nuevas. Las nuevas, caras transformadas con el software eran muy diferentes a las “aprendidas” y
ya no se parecían a éstas más que lo que una cara nueva lo haría.

“Caras de Bebés”
Sin embargo, la confiabilidad de los juicios sobre las caras transformadas fue influenciado por la
disposición previa asociada con las caras: las caras transformadas que contenían un 35% de la
cara asociada con el comportamiento negativo fueron juzgadas más negativamente que las caras
transformadas con un 35% de una cara asociada a un comportamiento positivo. Entonces,
nuestras experiencias pasadas pueden influenciar nuestras primeras impresiones de personas
recién conocidas, sin que nos percatemos de ello, basadas en la vaga semejanza que una cara
nueva pueda tener con otra cara que conozcamos.
¿Qué son los mecanismos cerebrales de la formación rápida de primeras impresiones sobre caras
desconocidas? Como se menciona arriba, las emociones parecen jugar un papel importante en
este fenómeno. En efecto, las impresiones formadas muy rápidamente involucran rasgos de
personalidad con emociones, tales como rasgos relacionados a lo amenazante o lo confiable. Se
ha propuesto que la impresión que formamos puede entonces estar relacionada con la
generalización excesiva de rasgos físicos usualmente relacionados a expresiones faciales
emocionales. En otras palabras, las caras – incluso cuando tienen una expresión neutra – pueden
mostrar algunos rasgos usualmente asociados con una emoción en particular. Por ejemplo, el
enfado es usualmente visto en el fruncido del ceño y el estrechamiento de los ojos; la alegría, por
el contrario, generalmente se expresa levantando las esquinas de la boca y las cejas. Por lo tanto,
si una persona tiene cejas gruesas y estrechas o tiene las esquinas de la boca naturalmente un
poco elevadas, el cerebro como espectador puede detectar características perceptivas; esto puede
influenciar cuan confiable o accesible es la cara juzgada, incluso si las características son tan
leves como para percibir una cara como enojada o feliz.
Esta hipótesis está apoyada por estudios que muestran que la amígdala es sensible a la
confiabilidad de un juicio sobre una cara. La amígdala es una estructura ubicada en la parte más
profunda de los lóbulos anteriores temporales; está involucrada con el procesamiento de
estímulos de emociones y más generalmente en la evaluación de la relevancia de estímulos o
eventos. La amígdala es activada durante la evaluación de confiabilidad de una cara; esta
activación toma lugar durante la evaluación de confiabilidad de una cara tanto explícita como
implícita.
En el caso de evaluaciones muy rápidas de la competencia de caras desconocidas, el mecanismo
de generalización excesiva también estaría activo. Aquí, la generalización excesiva afectaría
cualidades de apariencia superficial de “cara de bebes”. Un adulto con “cara de bebé” sería
juzgado menos competente que uno con cara más madura, igualmente atractivo, por pares de la
misma edad y sexo. Esquemáticamente, esto sería debido a que características de “cara de bebé”
activarían automáticamente impresiones afectivamente cargadas asociadas a los recién nacidos,
abarcando ingenuamente, sumisión, debilidad tanto como gracia y amabilidad. En consecuencia,
personas con “cara de bebé” tienden a ser juzgados como más amables y cordiales pero menos
competentes que las personas con caras más maduras.
De acuerdo a esta hipótesis de generalización excesiva, Leslie Zebrowitz y sus colegas en la
Universidad Brandeis en Waltham en Massachusetts han mostrado que caras de adultos con
características de “cara de bebé” – en contraparte a caras más maduras – suscitan actividades
cerebrales similares a las que se activan al ver caras de niños, en particular en las áreas cerebrales
involucradas en el análisis perceptivo de caras y en la amígdala. Esta capacidad de detectar
atributos de “cara de bebes” puede ser importante desde un punto de vista evolutivo, porque
puede favorecer reacciones adaptativas hacia los bebés de estimular comportamientos de
protección y cuidado. Hasta el momento, puede también influenciar las impresiones que uno
forma de adultos con caras que preservan cualidades de bebés.
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Nota: lo que escribiré en este recuadro es lo que aparece encima de las imágenes de los cerebros.
Las Áreas Cerebrales de las Primeras Impresiones
Varias regiones del cerebro se involucran en la formación de primeras impresiones. Estas
regiones se involucran en el análisis perceptivo de caras, cuerpos, y gestos, en la decodificación
de estados emocionales e intenciones de los demás, procesamiento emocional, y en
reconocimiento social.
Regiones desde la corriente visual ventral que abarca las áreas visuales de la corteza temporal –
en particular en el giro fusiforme (ver siguiente página) – están involucradas en el análisis
perceptivo de caras y cuerpos. Áreas del surco superior temporal están involucradas en al
decodificación de señales de expresión facial y en la mirada. La parte posterior de esta región
topa con la juntura temporal-parietal que está involucrada con la cognición social y en marcar
inferencias sobre la disposición en intenciones de los demás, junto con las cortezas prefrontales
mediales dorsal y ventral (incluido la corteza paracingular). Las regiones anteriores temporales
(en particular su parte superior) estarían involucradas en la representación de conceptos sociales.
Las regiones involucradas con emociones, tales como la amígdala, la ínsula, la corteza anterior
cingular, y la corteza orbitofrontal también desempeñan un importante papel en la formación de
primeras impresiones y valoración de personas.

¿Podemos Confiar en Nuestras Primeras Impresiones?


El fenómeno de la generalización excesiva puede explicar una propiedad sorprendente de la
formación de impresiones. Las primeras impresiones están generalmente relacionadas con la
generalización excesiva de cara con características relacionadas con las emociones o con
cualidades de “cara de bebé” reminiscentes. Por lo tanto los participantes usualmente dan juicios
similares para la confiabilidad, agresividad y competencia cuando se les muestra caras
desconocidas. Sin embargo, esto no debe llevarnos a falsas conclusiones sobre una relación entre
la apariencia superficial y los rasgos de personalidad. ¿Los juicios de personalidad que formamos
a primera vista son correctos? ¿Existe alguna relación entre la apariencia física de una cara y los
rasgos de personalidad? En términos generales, la respuesta es “no”.
Los juicios que hacen tener poca validez las primeras impresiones. El proceso que subyace en la
generalización excesiva puede engendrar impresiones que no tienen validez intrínseca pero que
son compartidas por la mayoría de los espectadores. Lo que nos permite hacer una analogía con
las ilusiones ópticas: justo como nuestro cerebro visual a veces nos engaña, interpretando algunos
estímulos visuales en forma equivocada, nuestro cerebro emocional y social puede también
engañarnos al generalizar excesivamente algunas cualidades de apariencia superficial detectadas
en una cara. Esto puede llevarnos a que muchas personas comparten la misma impresión en un
recién conocido. ¡Pero incluso si esta impresión es compartida (como una ilusión óptica), puede
estar completamente equivocada!
Además de la generalización excesiva de emociones detectadas en caras, la cualidad emocional
del contexto en el que las personas se encuentren puede considerablemente influenciar las
primeras impresiones. Ver una cara asociada a un comportamiento positivo o negativo (bueno y
generoso versus agresivo y asqueroso) cambia la evaluación de la cara. En un estudio usando
Resonancia Magnética Funcional de Imagen (fmri), Alexander Todorov y sus colegas mostraron
120 caras diferentes a los participantes. Cada cara fue asociada con una frase describiendo un
comportamiento bueno, agresivo, asqueroso o neutral. Las caras fueron presentadas con la
descripción sólo dos veces, por un tiempo total de diez segundos. Luego las caras fueron
mostradas otra vez entre otras caras y los participantes tenían que indicar si encontraban las caras
buenas, agresivas o asquerosas. Las caras fueron juzgadas más a menudo como agresivas si
habían sido asociadas con un comportamiento agresivo durante la primera fase del experimento,
y fueron juzgadas buenas cuando habían sido asociadas con comportamientos buenos, inclusive
cuando los participantes no recordaron sistemática y conscientemente el comportamiento
asociado inicialmente con la cara.
Adicionalmente, las caras asociadas previamente con comportamientos positivos y negativos
activaron varias regiones del cerebro involucradas en la cognición social (el surco superior
temporal, la corteza parcingular anterior), inclusive cuando a los participantes no se les pidió que
hicieran un juicio social ni que reconocieran la cara. Además, las caras que habían sido asociadas
a comportamientos asquerosos activaron la ínsula, una región conocida por estar involucrada
específicamente en la percepción y experiencia de asco; esta activación fue vista incluso cuando
las caras no eran conscientemente recordadas. Este estudio indica que asociar caras con
comportamientos negativos o positivos influye en la representación neutral de estas caras aun
cuando la asociación es olvidada después.
Hemos confirmado recientemente que las respuestas cerebrales al observar caras son modificada
por una experiencia previa con dichas caras o con caras que compartan algunas características
físicas. Un primer estudio que consistió en presentar caras neutrales a participantes mientras se
les mide la actividad cerebral con magneto-encefalografía (meg). Cada cara fue vista una primera
vez acompañada de una frase con contenido feliz, enojado o neutro que describía un evento
experimentado por la cara vista. Unos minutos después las caras se mostraron de nuevo, pero esta
vez asiladas (sin un contexto que las acompañara). Encontramos que la actividad cerebral
provocada por estas caras fue modificada por la emoción de la frase previamente mostrada.
Esta modificación en la actividad cerebral fue observada a pesar de que no les pedimos a los
participantes que memorizaran las caras ni que evaluaran el estado emocional de éstas. Esta
modificación tomó lugar en los primeros escenarios del procesamiento visual, como se observó
entre los 30 y 60 milisegundos después aparecer la cara. Se involucró en particular la región
medial anterior temporal, incluyendo la amígdala. Un descubrimiento como esto indica que el
contexto emocional influye en la huella de la memoria neuronal de una cara en una sola
asociación anterior.

El Rol de las Experiencias Pasadas


Las asociaciones emocionales no son las únicas que el cerebro codifica o almacena en la
memoria. En otro estudio mostramos caras con pequeñas y grandes distancias entre los ojos a
participantes y les pedimos que indicaran si dichas caras pertenecían a personas con carácter
flexible o determinante. Los participantes no sabían que habíamos asociado arbitrariamente la
característica de distancia entre los ojos con el juicio de rasgo de personalidad: las caras con
pequeñas distancias fueron asociadas a personas con carácter determinante, y las de distancias
grandes con carácter flexible. Para crear esta asociación, simplemente les indicamos si sus
respuestas eran correctas o no con respecto a la asociación escogida por nosotros. Entonces,
durante la siguiente fase del experimento, los sujetos tuvieron que juzgar la personalidad de
nuevas caras. Encontramos que las respuestas cerebrales tempranas a estas caras fueron
modificadas de acuerdo a la distancia entre los ojos.
En otras palabras, después de la primera fase, el cerebro codificó caras con distancia entre los
ojos grande o pequeña en una forma mucho más diferenciada. Esto fue obtenido a pesar de que la
asociación fue implícita. Estos resultados resaltan el impacto de las emociones y experiencias
previas en el procesamiento de caras. Estos experimentos muestran que el cerebro humano no
procesa estímulos encontrados de manera “objetiva” que estaría puramente relacionada a las
propiedades físicas del estímulo; mejor dicho, procesa estímulos in una forma flexible, y en
constante cambio que se ve influenciada por las experiencias previas del sujeto.

La Amígdala: una Región Crucial para las Primeras Impresiones


Como hemos mencionado antes, las primeras impresiones parecen estar influenciadas por efectos
de generalización excesiva asociados con emociones positivas o negativas. Estos efectos podrían
involucrar específicamente la amígdala que automáticamente evalúa las emociones de las caras.
Adicionalmente, la amígdala tiene un rol privilegiado en los efectos de asociación de contextos
emocionales. La amígdala recibe información perceptiva acerca de estímulos encontrados; en
esta estructura, los estímulos percibidos se conectan con el conocimiento del sujeto y se asocian
con reacciones emocionales.
La amígdala está involucrada en la evaluación de estímulos sociales y desempeñaría un papel
importante en la formación de primeras impresiones. Su rápida y automática activación explicaría
la rápida formación de primeras impresiones, especialmente aquellas relacionadas con las
emociones. Adicionalmente, la amígdala tiene numerosas conexiones con otras regiones del
cerebro involucradas con las emociones y la evaluación afectiva de estímulos, tales como la
ínsula y la corteza orbitofrontal.
En conclusión, las emociones tienen una pronunciada influencia en la formación de primeras
impresiones y la amígdala parece ser el eje estructural en esta influencia.

capítulo 7:
De cara a la experiencia subjetiva
From Faces to Subjective Experience
Paula Niedenthal
Universidad Blaise Pascal, Clermont-Ferrand

En resumen
 Involuntariamente imitamos las expresione faciales de otros, lo que nos
permite sentir el estado afecetivo asociado
 Las personas que son afectivamente cerradas imitan cada expresión
del otro hasta el punto que sus caras terminan luciendo similar después
de muchos años
 Inconcientemente disminuimos nuestra capacidad de imitación
emocional personas de otras culturas, etnias o grupos sociales
¿Alguna vez ha notado que cuando la gente ve una expresión facial de dolor,
inmediatamente produce una expresión de sufrimiento? Más sorprendente aún,
cuando inyectan con Botox la región de las cejas un sujeto se vuelve incapaz de
reproducir (o imitar) una expresión de ira como la ve en una foto (porque los
músculos de esta parte de la cara están paralizados por la sustancia). Una
inspección de la actividad cerebral de estos sujetos muestra una menor activación
en las regiones del cerebro implicadas en el procesamiento de la emoción en la
fotografía. En otras palabras, la parálisis de los músculos faciales que sirven para
expresar la ira debilita la emoción experimentada. Estas expresiones de las
emociones en el rostro de otros conllevan un complejo motor y actividad cerebral
en el observador. La imitación facial, un fenómeno central en la comunicación de
las emociones, es un mecanismo automático. Pero ¿cuáles son estas funciones?

Recientes estudios en psicología experimental nos dan algunas respuestas. La


imitación de la expresión facial parece tener varias funciones. Una de las más
importantes es mejorar la comprensión del estado emocional de los demás. Al
parecer, imitando –incluso involuntariamente- la expresión facial de otros
logramos más fácilmente identificar la emoción que están experimentando.
Particularmente, durante el estudio de las emociones de alegría y tristeza,, los
psicólogos han mostrado que si se impide a los sujetos reproducir o imitar la
expresión facial de otros (por ejemplo mantener los músculos de la cara ocupados
en otra tarea) se cometen más errores o dificultades para identificar la emoción
expresada en esos rostros.

Descifrando la imitación facial

Estudios recientes han demostrado que bloquear la imitación facial nos impide
comprender si una sonrisa expresa alegría, sensibilidad, compasión o ironía. El
acto de imitar una expresión facial y de entender el significado y la intención de la
expresión están directamente relacionados. Ciertos experimentos usando
imágenes cerebrales confirman esta relación. Estas muestran que lo que pasa en
el cerebro del individuo que descifra la emoción de alguien más es similar a lo que
ocurre en el cerebro de la persona que actualmente está experimentando la
emoción. Uno de los primeros estudios que demuestra esto consiste en la
medición de la actividad cerebral en las regiones subyacentes a la experiencia de
dolor. Se realizó a través de una técnica que grabó la actividad de neuronas
aisladas mediante electrones. Este estudio mostró que las neuronas que
responden al dolor están activas tanto cuando una persona recibe un estímulo
doloroso como cuando la persona ve a alguien más recibiendo el mismo estímulo.
Un reciente estudio de neuroimagen confirmó esos resultados mostrando la
activación de las regiones del cerebro que perciben el dolor (córtex del cíngulo
anterior y la ínsula) en mujeres que recibieron el estímulo doloroso y que
observaron a sus compañeras recibir el mismo estímulo.

Experimentos similares se han realizado con otras emociones como la de


disgusto. En uno de los experimentos, los participantes tenían que inhalar olores
repulsivos y ver fragmentos de video mostrando caras de disgusto. En ambos
casos, áreas anteriores de la ínsula y hasta cierto punto del córtex del cíngulo
anterior se activaron. Así, los observadores identificaron el significado de la
expresión de disgusto en el rostro de otros mediante la reconstitución interna de
la experiencia sensorial de disgusto que habían tenido por sí mismos. Esta
explicación es también dada por otro estudio que muestra que las lesiones en la
ínsula generan una incapacidad para interpretar la expresión de disgusto en otros.

Barreras sociales de las emociones

El diálogo entre percibir, experimentar e interpretar una emoción forma la base de


nuestra comprensión de las emociones de otros y nuestra capacidad de mostrar
empatía cuando sea necesario. Pero ese diálogo sigue siendo un arte difícil y
cada vez más nos limitamos a nosotros mismos a reproducir las expresiones
faciales de las personas cuyo estado emocional estamos tratando de entender.
Así, dos personas que conforman un feliz matrimonio imitan sus respectivas
expresiones faciales más a menudo que el promedio de hombres y mujeres en
presencia de otros. Una de las consecuencias de este juego del espejo es el
hecho de que una pareja de esposos casados durante mucho tiempo tienden a
parecerse en sus expresiones faciales. El uso de los mismos músculos faciales
de la misma manera por muchos años termina influenciando cómo lucen sus
rostros.

Otros estudios muestran que tendemos a imitar las expresiones faciales de los
miembros de nuestro propio grupo –por ejemplo, gente de nuestro país- y en
menor instancia las de personas de otras culturas o grupo social. Experimentos
sobre la imitación facial muestran que el contacto visual facilita la imitación. Esto
puede explicar por qué más fácilmente imitamos a personas de nuestro grupo
social que a extraños.

La conducta de imitación facial es más frecuente y pronunciada cuando se


establece contacto visual. Los bebés parecen tener un conocimiento innato de
este fenómeno, mientras tratan de establecer contacto visual con quienes los
cuidan. Parece como si el contacto visual fuera un preludio al juego de imitación
de expresiones faciales, un punto de anclaje por el adulto para entender los
sentimientos, necesidades y experiencias de sus bebés. Por el contrario, cuando
no nos importa mucho una persona –o un grupo de gente- evitamos el contacto
visual para prevenirnos de tener acceso a sus sentimientos o necesidades.

Finalmente, el arte de entender lo que otra persona siente y descifrar el significado


de sus emociones se basa al mismo tiempo en la mirada, en la involuntaria
imitación de las expresiones faciales y en la producción de un estado emocional
interno preparado de antemano por la imitación motora. Nuevas técnicas en
neurociencia, como la estimulación magnética trasncraneal, proporcionan
evidencia decisiva para confirmar esta hipótesis. Gracias a este método, es
posible inhibir las áreas del cerebro responsables de la percepción del movimiento
de nuestros músculos (incluyendo los de la musculatura facial). Las personas
cuyas sensaciones de los movimientos de los músculos faciales se han dificultado
temporalmente no son capaces de interpretar las expresiones faciales de otros.
Esto confirma que la comprensión de las emociones presupone la reproducción
de los movimientos faciales de otros, seguido de una experiencia interna que
producen esos movimientos imitados. Así, esta percepción provoca la aparición
de un estado interno afectivo que puede ser interpretado.

CAPITULO 8

Emociones Olfativas
Geraldine Coppin, Sylvain Delplanque y David Sander
Universidad de Yale, y Centro Suizo de Ciencias Afectivas, Génova

EN RESUMEN
 La química natural de moléculas perfumadas es muchas veces suficiente para
predecir cualidades de placer o displacer
 La cultura tiene una considerable influencia en estas llamadas cualidades edónicas
 Estar expuesto a un olor considerado agradable, refuerza esta cualidad hedónica

La literatura, ya sea clásica, moderna o científica, imparte fragancias con el poder de despertar
toda una paleta de emociones intensas. Un aroma puede revivir memorias ricas en emociones y
el olor de una carne cocinándose nos deleita. ¿Pero en qué manera es el vínculo entre
emociones y el olfato único? Y cuál es la naturaleza de este vínculo: ¿La cualidad de agradable o
desagradable de un aroma es un reflejo de su composición química? ¿O es más bien una
construcción compleja, haciendo que dicha cualidad sea variable en el tiempo y dependa de las
circunstancias? Debemos examinar estos diferentes aspectos de las emociones olfativas.
El fenómeno mnemotécnico descrito por Marcel Proust inspiró numerosos estudios conducidos
por psicólogos. Hasta tal punto que acuñaron el nombre de “el fenómeno de Proust” para
designar la capacidad única de los aromas, y hasta cierto grado los sabores, de hacer que uno
reviva recuerdos autobiográficos propios. ¿Cuál es la conexión entre el olfato, la memoria y las
emociones? La psicóloga Rachel Herz en la Universidad de Brown en los Estados Unidos llevó a
cabo un experimento con el objetivo de ver si los olores constituían mejores señales para
acceder a recuerdos que las señales verbales, visuales o táctiles, incluso mejores que piezas
musicales.
Ella descubrió que no era ese el caso: todos los tipos de señales probadas revivieron recuerdos
con la misma precisión y cantidad. Sin embargo, los participantes sintieron que los recuerdos
reactivados por señales olfativas estaban más cargados emocionalmente. El poder emocional de
los recuerdos despertados por aromas se piensa que destaca en el dominio sensorial. En otras
palabras, no es que los aromas sean mejores para traer de vuelta recuerdos que los demás
sentidos, pero reavivan mucho mejor las emociones asociadas con dichos recuerdos.
Las Emociones y el Sentido del Olfato
Una de las razones de esto es que es muy probable que las regiones del cerebro que procesan
los aromas también son regiones claves para las emociones: en particular los casos de la
amígdala y la corteza orbitofrontal. En efecto la amígdala se considera que es parte de las
regiones cerebrales relacionadas con el olfato. Mientras que para la corteza orbitofrontal, en
ella subyace el procesamiento de las cualidades hedónicas (agradable o desagradable) de los
olores: se ha sugerido que sus regiones laterales procesan en particular olores desagradables, y
sus regiones medias - los agradables.
¿Cuál es su rol en el procesamiento de emociones? La amígdala es una región clave para el
procesamiento de relevancia afectiva a nuestro alrededor, permitiéndonos evaluar hasta qué
punto estos eventos facilitan, o por el contrario interfieren con nuestros objetivos y
necesidades. La corteza orbitofrontal toma lugar en la evaluación de la valencia de eventos
emocionales y en la regulación de las emociones (la valencia puede ser positiva, negativa o
neutra, dependiendo de cómo el evento es evaluado).
Muchos estudios que usan imágenes cerebrales muestran que “el cerebro emocional” es
particularmente sensible a los olores. Pero ¿cómo puede una emoción nacer de un aroma? ¿Por
qué, al oler un aroma, lo experimentamos como agradable o, por el contrario, desagradable?
Para saber si esta cualidad hedónica refleja la composición química de la sustancia olida, Noam
Sobel y sus colegas en el instituto Weizmann en Israel han conducido una serie de experimentos
que parecen confirmar esta idea. Descubrieron que la cualidad hedónica de los olores (todas
éstas compuestas por una sola molécula) parece relacionarse con las propiedades físicas y
químicas de las moléculas olidas. Entonces, simplemente basados en estas propiedades debe
ser posible predecir si un aroma dado es agradable o desagradable, sin importar quién
responde. Lo que es más, de acuerdo a estos autores ¡incluso una nariz electrónica podría
predecir la cualidad hedónica de un aroma!

Más Allá de las Propiedades Químicas


Sin embargo, grandes cantidades de datos añaden matices a la hipótesis que las propiedades
físicas y químicas de una molécula olida están relacionadas a la naturaleza hedónica del olfato.
Para comenzar, dicho vínculo directo no ha sido encontrado en adolescentes y adultos jóvenes.
En efecto, Johan Poncelet y sus colegas en el Laboratorio de Neurociencia y Sistemas
Sensoriales en CNRS en Lyon, Francia han mostrado que las características físicas y químicas de
una molécula olida están directamente relacionadas con su cualidad hedónica en los niños y
ancianos, pero no en los adolescentes y adultos jóvenes. Esta modificación relacionada con la
edad enfatiza la plasticidad de las respuestas hedónicas provocadas por moléculas olidas.
Este descubrimiento podría ser explicado por el hecho de que la cantidad de conocimiento,
semántico y particular, retenido por niños y ancianos es inferior que el de los adolescentes y
adultos mayores. En otras palabras, los adolescentes y adultos mayores podrían ser más aptos
para responder preguntas como: “¿qué me hace pensar este aroma?” o “¿qué aroma es este?”
Tal conocimiento podría generar diferentes repuestas afectivas a los mismos aromas. Los
ancianos y niños estarían menos influenciados por el conocimiento que tienen sobre aromas, y
por lo tanto las propiedades físicas y químicas de las moléculas olidas se expresarían ellas
mismas más directamente.

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*Imagen*
La elección modifica las preferencias olfativas
Todos hemos tenido esta experiencia: no siempre percibimos los mismos olores de la misma
manera. Diferentes parámetros intervienen; para evaluarlos los autores y colegas en la
Universidad de Geneva, Suiza, han adaptado un protocolo experimental de lo que es llamado
libre elección propuesto en los 50s por el psicólogo social Jack Brehm, en la Universidad de
Kansas.
La versión creada tiene lugar en cuarto pasos. Primero, varios olores son presentados al
participante uno tras otro (a) y se le pide que juzgue cuán placenteros le parecen. Por ejemplo,
se expone al olor de una piña o un yogurt. Debe asignarles un valor entre 1 y 10. Elige 5 para la
piña y 2 para el yogurt (b). Después de esta evaluación se le pide al participante que escoja
entre dos olores que ha evaluado con el mismo número, la piña y el higo que ambos tienen 5. El
participante ahora selecciona, por ejemplo, el olor de la piña (c). Entonces descarta el higo. En el
tercer paso se le presenta al participante de nuevo los olores del paso 1 (d) y los debe evaluar
de nuevo. Se observa que el olor de la piña (5 al inicio del experimento) que ha sido elegida
ahora recibe un mayor grado: 6 de 10 (e). En contraste, el olor del higo que había recibido 5 al
inicio del experimento pero no fue elegido ahora baja a 4. ¿Qué ha pasado? El hecho de haber
forzado a elegir ha modificado la forma en la que los participantes juzgan los olores en términos
de su cualidad hedónica.
Por último todos los olores son presentados de nuevo al participante, esta vez añadiendo
nuevos olores (f). Para cada uno de ellos el participante debe responder la siguiente pregunta:
“¿Ha olido este aroma durante el experimento?” Si responde “no” se le presenta el próximo
aroma. Si responde “sí” se le pregunta si ha elegido o rechazado este olor en el paso 2 del
experimento. Las respuestas de los participantes son grabadas y comparadas con las obtenidas
durante la fase de elección. Esto permite destacar los casos en los que el participante recuerda
correctamente su elección.
Los resultados muestran que los participantes perciben los olores que eligen más placenteros y
menos placenteros los que descartan, sin importar si recuerdan o no sus elecciones. Entonces la
influencia de la elección en la preferencia olfativa toma lugar independientemente de que el
sujeto esté o no consiente de sus elecciones.
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Más aún, la relación entre la química y las propiedades hedónicas de los aromas puede darse
sólo para olores hecho a partir de una molécula, una excepción más que una regla, y no hay
predicción disponible concerniente a la vasta mayoría de olores que se componen de docenas
de diferentes moléculas en distintas proporciones. Además, algunos resultados experimentales
no pueden interpretar fácilmente únicamente en la base de propiedades químicas y físicas.
¿Cómo puede ser que no todas las personas estén de acuerdo en que un olor es placentero o
no? ¿Cómo puede un olor, percibido como placentero en una baja concentración, convertirse
en desagradable cuando la concentración aumenta? ¿Por qué algunas combinaciones
agradables pueden ser más agradables incluso después de añadir un poco de olor
desagradable? La química de los olores ciertamente no lo explica todo.
Entonces las características físicas y químicas de un aroma determinarían parcialmente (pero
sólo parcialmente) las cualidades hedónicas que despierta. Pero las emociones provocadas por
los olores no son simplemente percibidas en términos de “me gusta” o “no me gusta”. Los
olores provocan emociones sutiles, que pueden hacernos sentir nostálgicos por ejemplo, como
lo describió Marcel Proust. Pero incluso si la nostalgia ella misma puede ser agradable o
desagradable, la experiencia emocional asociada con esta no es comparable con la que
acompaña una emoción de asco (que es también desagradable) o la experiencia relacionada a
oler a nuestro hijo nuestro ser amado (que es también placentero). Entonces, incluso cuando la
cualidad de agradable o desagradable de un aroma puede ser evaluada individualmente,
reduciendo la experiencia emocional a esta dimensión sólo empobrecería fuertemente el
repertorio emocional.
Consecuentemente, surge la pregunta: ¿cómo podemos representar la riqueza emocional
provocada por aromas? Para intentar responde esta pregunta nuestro equipo en la Universidad
de Geneva en colaboración con la compañía Firmenich condujeron una seria de estudios en
todo el mundo con el objetivo de describir mejor la experiencia emocional provocada por
olores. Para esto les pedimos a los participantes (más de 1600 personas de 4 continentes) que
describieran, con la ayuda de más de 400 términos que hemos seleccionado, la emoción que
sienten cuando huelen diferentes aromas. Esta investigación ha mostrado que para la
comunidad de habla francesa la experiencia emocional es descrita en particular en términos de
felicidad y bienestar (usando términos como placenteros, bienestar), de disgusto e irritación
(enfermizo, desagradable), de sensualidad y deseo (romántico, sensual), de calmante y
tranquilo (relajado, sereno), de energía (revitalizado, estimulado) o placer sensorial (hacerse
agua la boca, nostálgico).
Es más, comparaciones entre diferentes culturas han demostrado que ciertos aspectos son
universales (felicidad/bienestar, asco/irritación, sensualidad/deseo), pero que también existen
aspectos específicos que dependen de la cultura. Por ejemplo, los asiáticos fácilmente asocian la
experiencia emocional relacionada con el olor con términos que reflejan la espiritualidad,
mientras este aspecto es difícilmente presente en las culturas occidentales. Entonces, los
estudios interculturales muestran que, en cada país, la dimensión hedónica existe pero
expresada diferente y debe ser suplementada por otras categorías. En resumen, la cualidad
hedónica constituye un aspecto esencial de las respuestas afectivas asociadas con el olor, pero
no es suficiente para explicar la riqueza de la vida emocional relacionada con los olores.
Entonces, las emociones provocadas por aromas pueden variar de una persona a otra y
diferentes factores influencian estas experiencias afectivas. Permítanos citar dos de estos que
desempeñan un rol importante. El primero es la asociación entre el olor y la situación en la que
es olido. De esta manera un olor agradable a priori puede convertirse en desagradable si se
asocia con una situación desagradable, y viceversa. Por ejemplo, la investigación ha mostrado
que el olor del eugenol, una sustancia usada por dentistas durante procedimientos dolorosos,
es percibida como muy desagradable por personas que le temen al dentista.
El segundo factor importante en la percepción hedónica de los olores es el ambiente cultural. La
investigación conducida en nuestro equipo por Camille Ferdenzi y sus colegas ha mostrado -
como se mencionó anteriormente – que el mismo olor puede detonar diferentes emociones.
Tomemos como ejemplo del durión, que es una fruta asiática particularmente popular en el
sureste de Asia, cuyo olor provoca emociones contrastadas. ¡Su olor es juzgado como agradable
por la mayoría de los habitantes de Singapur y muy desagradable, incluso asqueroso, por los
habitantes de Geneva, París y Liverpool!

Experiencias Emocionales Diferentes Para el Mismo Olor


Entonces, existen diferencias individuales considerables, pero ¿una persona dada experimenta
siempre la misma reacción emociona cuando se confronta con el mismo olor? ¿Puede el valor
emocional de ciertos olores volverse más fuertes debido al hecho de que usualmente nos lo
encontramos, como en el caso de otras modalidades sensoriales? Este efecto, llamado por
psicólogos “mera exposición”, puede ser encontrada en la música: entre más se escucha una
canción en la radio, más probablemente nos encontraremos tarareándola, o incluso que nos
guste, incluso cunado cuando no era el caso inicial. El mismo fenómeno existe en el dominio del
olfato: entre más olemos un aroma más nos gustará. Aunque, esto no es verdad para todos los
olores. Los estudios conducidos en nuestro equipo (por S. Delplanque y colegas) han mostrado
que los olores que juzgamos de agradables se convierten más y más con exposiciones repetidas.
En contraste, los olores juzgados como desagradables no se convierten en placenteros incluso si
estamos expuestos a ellos usualmente. En efecto, en el curso de la evolución los humanos han
adquirido un sentido del olfato sensible a olores desagradables, usualmente relacionados con
peligro - como en el caso de comida podrida, o el de ciertas plantas que contienen moléculas
que su consumo sería fatal. Puede que no sea ventajoso para nosotros que nos guste un olor
muy desagradable por estar forzados a olerlo a menudo.
La modificación de la cualidad hedónica de un olor por exposición frecuente requiere mucho
tiempo. Pero ¿qué ocurre durante la experiencia única? ¿Se puede modificar el placer
provocado por un olor? La respuesta parece ser sí, de acuerdo a los estudios que se han
realizado. Le pedimos a los participantes que evalúen olores y luego los elijan entre dos
igualmente agradables. Observamos que los participantes prefirieron los olores que ellos mismo
escogieron. Entonces le mejor hecho de elegir un olor no hace gustarlo más. Incluso hemos
mostrado que los participantes no tienen que recordad su elección por el olor para encontrarlo
más agradable.
El hecho de que una elección tan banal como esta puede tener la capacidad de modificar la
naturaleza placentera de un olor sugiere que la química al final tiene poca influencia, en
comparación con el poder de los sistemas neurobiológicos y psicológicos que producen
emociones asociadas con la percepción de olores. Debe notarse que las emociones producidas
por el gusto, las cuales interactúan con las del olfato, también dependen mucho del contexto y,
consecuentemente, son muy variables. Dana Small y sus colegas en la Universidad Yale en los
Estados Unidos, ha mostrado, por ejemplo, ¡que comer chocolate fue juzgado como
extremadamente placentero por participantes con hambre, pero que esta sensación disminuyó
y disminuyó, e incluso desagradable cuando terminaron de comerse la barra completa!

Capitulo 9

Percibiendo emociones en las voces


Didier Grandjean
NEAD, interaculty Center for Affectivee Sciences, Geneva

En resumen
 Una voz emocional, alegre triste o furiosa, es recibida y rápidamente
procesada por el cerebro
 Un “área de voz” parece existir incluso si diferentes zonas del cerebro están
implicadas
 Diferentes áreas del cerebro son activadas por una voz dependiendo si
estamos poniendo atención a esta voz o no

Estás hablando en voz baja con un amigo, cuando de repente una voz masculina enojada
y amenazante llama tu atención. Tu atención ha sido automáticamente cambiada sin
estar consciente de ello, y tu cabeza ha sido espontáneamente orientada en la dirección
de la persona gritando, sin que estés consciente y sin la decisión explicita de hacerlo.
¿Cuáles son los mecanismos psicológicos y el procesamiento del cerebro que permite a
los humanos detectar tal estímulo y atribuir estados mentales a los individuos con
simplemente escuchar sus voces?
En un contexto emocional, algunos parámetros corporales son modificados. Estos
cambian en las expresiones faciales, gestos, posturas, pero también en el tracto vocal, las
estructuras y cavidades que refuerzan la producción de los sonidos.
Por lo tanto, imagine que estoy enojado. Mi enojo puede ser percibido como “Enojo
caliente”, una sobre expresión, incluso enojo explosivo, o “Enojo frio”. En el primer caso,
el volumen aumenta así como la energía en los sonidos producidos, especialmente en las
frecuencias altas. Esa voz es llamada enojada. En el caso de “Enojo frio”, una rabia
controlada, la intensidad no necesariamente aumenta pero la voz está caracterizada por
un aumento de la energía en las bajas frecuencias. Esta prosodia emocional, que es la
modificación de las características de la voz producidas por las emociones, permite al
oyente deducir el estado emocional del hablante por las señales en el sonido. Entonces,
cuando uno está asustado, la longitud de onda fundamental (expresada en Hertz, el
número de periodos por segundo) de los sonidos producidos aumenta de manera que el
tono percibido (alto o bajo) de estos sonidos también aumenta.

La voz, ¿un sonido como cualquier otro sonido?


El tracto vocal está compuesto de diferentes partes incluyendo las cuerdas vocales – La
“fuente” de los sonidos que produce la longitud de onda fundamental a través del ciclo
de apertura y cierre. Las cavidades corporales situadas por debajo de las cuerdas vocales
-Por ejemplo, los pulmones y la tráquea – modulan la cantidad del aire que pasa a través
de las cuerdas vocales. Las cavidades situadas por encima de las cuerdas vocales, la
faringe, la laringe, el paladar blando y las cavidades nasales, juegan el rol de cajas de
sonido y determinan lo que se llama la resonancia vocal. Dependiendo de la tensión
muscular en estas diferentes partes, la resonancia cambia.
Estas diferentes regiones vocales están bajo control de les sistema nervioso central
autónomo que controla la actividad espontanea del cuerpo (como la respiración o la
frecuencia cardiaca), y por lo tanto son sensibles a las modificaciones fisiológicas (como
por el aumento de la frecuencia cardiaca) debido a episodios emocionales. Estas
variaciones corporales modifican la producción vocal y “colorean” el lenguaje
produciendo una melodía en el habla. Pero, ¿Cómo percibimos esta melodía de voz o
prosodia emocional?
En el sistema auditivo las celular son sensibles al sonido y transmiten la información a las
áreas corticales en forma de señales eléctricas. La información auditiva es reconstruida y
procesada en la corteza auditiva, que también permite al sujeto reconocer (entre otras
cosas) la emoción contenida en la voz oída.
Para entender mejor como el cerebro conoce una voz alegre o enojada, los
neurocientíficos han buscado caracterizar las respuestas neurales a los estímulos
auditivos emocionales, como el enojo, alegría o miedo por ejemplo. Para esto, el estímulo
verbal usado es por lo general sustantivos similares en sonidos comunes (por ejemplo,
lugar, espacio, caso, raza) pronunciados con prosodia de alegría, enojo, miedo, tristeza o
neutral.
*imagen
El procesamiento de sonidos y voces
Ondas de aire que entran en el canal auditivo cuando uno escucha un sonido, el tímpano
que separa el oído interno del oído medio. El oído medio interpretado por los 3
huesecillos: martillo, yunque y estribo que transmiten las vibraciones, del tímpano a la
pequeña ventana oval imitando al oído interno. La ventana oval cierra la cóclea. Esta
última, siendo una espiral que contiene líquido. “Ondas” se forman en ella cuando la
ventana oval vibra gracias a los huesecillos. La compresión de aire es entonces
transformada en compresiones líquidas.
Estas ondas hacen que las células ciliadas vibren, las extensiones – estereocilios- están
sumergidas en el líquido, pero están también en contacto con la membrana del ducto
coclear. El movimiento del estereocilio de la célula ciliada interna provoca una cascada
de reacciones metabólicas que convergen en una descarga eléctrica. Esta es la primera
transformación del movimiento del estereocilio en un mensaje neural.
Esta señal eléctrica se mueve más allá hacia diferentes estructuras en el sistema nervioso,
y a regiones subcorticales, para finalmente llegar a la corteza auditiva primaria,
permitiéndonos percibir sonidos y reconstruir información auditiva.
La activación de las células ciliadas depende de diversos parámetros, en particular de la
intensidad de voz percibida y las frecuencias que las componen. Para la voz habla de
intensidad promedio, la activación de las células ciliadas sería, por ejemplo, situada en el
centro de la cóclea. Si la intensidad aumenta y las frecuencias se vuelven más bajas, esto
activará las células en la parte superior de la cóclea. Para la voz de enojo, intensa y rica
en altas frecuencias, las células activadas están situadas en la parte inferior.

¿Hemisferio derecho o izquierdo?


En los estudios que conducimos en nuestro laboratorio preferimos usar pseudo palabras
(palabras no existentes parecidas a palabras reales) como “goster” o “miunvenci” con el
fin de evitar aspectos semánticos en nuestros experimentos. De hecho, el significado de
sustantivos comunes pueden interactuar con prosodia emocional (por ejemplo la palabra
“muerte” evoca tristeza, lo que interfiere con la percepción cuando es pronunciada con
una voz alegre).
Los estudios con pacientes con daño cerebral han mostrado la importancia del hemisferio
derecho en el procesamiento de la información auditiva emocional. Las personas con
lesiones temporales y temporo-parietales del hemisferio derecho no reconocen tan bien
la prosodia emocional y expresiones faciales. Es innegable que el hemisferio derecho
juega un rol crucial en el proceso de decodificar prosodia emocional. Sin embargo, los
métodos basados en la observación de las consecuencias del daño cerebral son bruscas
y no permiten la comprensión de como la información emocional contenida en la voz es
decodificada en detalles.
Métodos más precisos son necesarios, así como también modelos teniendo en cuenta los
aspectos temporales de la integración auditiva. Esta es la razón por la cual Annette
Schirmer, en la universidad de Singapur, y Sonja Kotz en el instituto Max Planck de
neurociencia en Leipzig, Alemania, han desarrollada un modelo de procesamiento de
prosodia emocional. En este modelo los diferentes estados del procesamiento de
información en el sistema nervioso central pueden ser distinguidos. Esto desafía el dogma
de la supremacía del hemisferio derecho en el procesamiento de la prosodia emocional.
Su modelo está compuesto por 3 etapas centrales del procesamiento de la prosodia
emocional, en las cuales los dos hemisferios hacen contribuciones variables.
Durante la primera etapa, el sonido es procesado en la corteza auditiva primaria. Durante
la segunda etapa, las señales acústicas son asociadas con colores emocionales: el aspecto
semántico de las señales acústicas son analizadas en el giro temporal superior en el
hemisferio izquierdo, mientras que el color emocional es procesado por la misma área en
el hemisferio derecho. Finalmente, la tercera etapa, llamada cognitiva, toma lugar en las
áreas corticales localizadas en la parte frontal del cerebro. Después de haber atribuido
un color emocional a una palabra, el cerebro establece en el giro inferior frontal en el
hemisferio derecho y la corteza orbito frontal. Es solo en este punto que uno se vuelve
consciente de que la voz escucha pertenece, por ejemplo, a una persona que está enojada
en ese momento. Por esto, las características de las voces modulan la actividad neuronal
medida por imágenes de resonancia funcional magnética (fmri) en las áreas corticales
auditivas primaria y secundaria, pero también en otras partes del surco temporal.
Pascal Belin y sus colegas en la universidad de Glasgow, Escocia, han mostrado que las
áreas auditivas en el lóbulo temporal son mucho más sensibles al sonido de voces
humanas que cualquier otro sonido. En efecto, un área cerebral particularmente sensible
a la voz humana parece crucial para la percepción de voces humanas, así como hay un
área sensible a rostros humanos. En primates no humanos, esta región temporal por la
voz de sus congéneres. Parece que estas regiones temporales son particularmente
sensibles a las voces de otros miembros de la misma especie, que son muy importantes
para las interacciones sociales.
Para especificar el rol de estas regiones activadas por la voz humana, tuvimos que
estudiar si son o no selectivamente sensibles a la prosodia emocional. Nuestro método
significa que podemos postrar que la actividad neuronal en estas regiones es modulada
por la prosodia emocional así el oyente este o no prestando atención voluntariamente a
la voz. Usamos un método que permite presentar dos voces diferentes al mismo tiempo,
por ejemplo una voz neutral en un oído y una voz enojada en el otro. De esta manera
podemos estudiar que prosodia emocional es procesada dependiendo de si el sujeto está
o no prestando atención a la voz enojada.

Un área cerebral sensible a la voz


Encontramos que la actividad cerebral aumenta en ciertas áreas (las cortezas orbito
frontal y visual) cuando el sujeto está prestando atención voluntariamente a la voz
enojada. Otras regiones cerebrales son activadas por la voz enojada (el surco temporal
superior, el giro temporal superior y la amígdala) cuando el sujeto no está prestando
atención a la voz emocional. Estas dos regiones cerebrales importantes toman parte en
el procesamiento de integración auditiva de las voces emocionales: regiones activadas
cuando el contenido emocional del estímulo es independiente de atención y regiones que
son solamente activadas cuando el sujeto presta atención al estímulo emocional.
Hemos conocido otro estudio con pacientes que presentan un síndrome de extinción
auditiva debido a daño en la corteza parietal derecha. La extinción auditiva es análoga a
un síndrome visual llamado “hemineglicencia”. Es un déficit visual que aparece más
seguido debido a lesiones en la corteza parietal derecha y se manifiesta con dificultades
en “ver” estímulos presentados en el campo visual izquierdo.

Ver sin ver y escuchar sin escuchar


Pacientes con este síndrome son “atencionalmente ciegos” en su hemicampo visual
izquierdo. Diferentes experimentos muestran, sin embargo, que no es ceguera real. En
efecto, estos pacientes pueden percibir el estímulo si intencionalmente centran su
atención en ese lado del campo visual o si estos estímulos tienen cierto valor emocional.
Entonces, cuando se les muestra rostros expresando miedo ellos dicen que no pueden
verlos, pero diferentes test muestran que ellos reaccionan como si lo hicieran.
La situación es similar para pacientes con extinción auditiva: tienen déficit atencional y
“omiten” sonidos presentados en el oído izquierdo. Hemos mostrado, sin embargo, que
estos pacientes detectan las voces presentadas en el lado izquierdo más seguido cuando
tiene un color emocional (positivo o negativo) que cuando son neutras.
Estos estudios muestran que estamos atraídos por las voces cargadas emocionalmente
aun cuando no estamos prestando atención a ellas y que uno puede ser “selectivamente”
sordo a ciertas voces, excepto por las emocionales. Muchas regiones del cerebro están
involucradas en la percepción, reconocimiento e interpretación de la calidad emocional
de una voz. Estas funciones son esenciales para que representemos mejor los estados
emocionales de los individuos con quienes interactuamos, con el fin de adaptar nuestra
conducta a su ánimo, aun cuando simplemente escuchamos su voz.

Capitulo 10

Aburrimiento: una Emoción Útil


Pascal Ludwig
Jean Nicod Institute, París

Cansancio. Nada es tan insufrible para un hombre como estar completamente en reposo, sin
pasiones, sin negocios, sin diversión, sin estudio. Él entonces siente su nada, su desamparo, su
insuficiencia, su dependencia, su debilidad, su vacío. Surgirá desde el fondo de su corazón
cansancio, penumbra, tristeza, displicencia, vejación, desesperación.
Blaise Pascal, Penesées

Evitar estar aburrido considerado en estos tiempos como un imperativo por la mayoría de
nuestros contemporáneos, hasta tal punto que la industria del ocio y el entretenimiento han
crecido significativamente. El aburrimiento, de todas formas, es un sentimiento difuso que es
difícil de definir: ¿qué es el aburrimiento? ¿Por qué el silencio, la ociosidad o la soledad nos
asustan tanto? Aquí vamos a explorar un acercamiento naturalista de estas cuestiones,
comenzando con la siguiente hipótesis: el aburrimiento es una emoción y tiene, justo como otras
emociones, una función natural. Por lo tanto si el aburrimiento es una emoción racional, ¿qué
nivel de confianza podemos atribuirle? Espontáneamente, no nos divierte estar aburridos y por
lo tanto evitamos estar en este estado mental. Pero ¿Estamos en lo correcto al luchar contra el
aburrimiento?
No todas nuestras emociones son racionales. Naturalmente nos asustan los animales salvajes, las
culebras en particular, aunque ellas son inofensivas en nuestra sociedad industrializada. Por otro
lado, los carros no nos asustan, aunque sean la causa de un número considerable de muertes
prematuras. La relativamente poca confiabilidad de la emoción asociada al miedo es fácil de
explicar: Ha sido seleccionado durante la historia evolutiva de las especies humanas para
indicarnos la presencia de un peligro inmediato y permitirnos reaccionar efectivamente a esta
presencia. Pero lo que fue peligroso en los tiempos de nuestros ancestros cazadores-recolectores
es usualmente inofensivo ahora. Pero ¿qué pasa con el aburrimiento en este contexto? Después
de haber examinado qué clase de emoción es y cuál es su función psicológica, veremos que hay
un tipo de aburrimiento causados por razones objetivas, pero también otro tipo sin razones
objetivas.
Primero, debe enfatizarse que el aburrimiento posee características que significan que puede ser
clasificado como una emoción. Al contrario de estados puramente cognitivos, tales como
creencias o intenciones, el aburrimiento parece estar conectado, por un lado con cierto tipo de
experiencias y por el otro lado, a manifestaciones corporales. El efecto subjetivo del aburrimiento
varía dependiendo de su intensidad y de su fuente. Esta experiencia específica ha sido descrita
con gran precisión por filósofos y poetas, desde Pascal, Baudelaire hasta Heidegger. Debemos
regresar a las particularidades de experimentar aburrimiento y a qué nos puede enseñar sobre la
naturaleza humana. Más aún, el aburrimiento tiene efectos fisiológicos: parece estar relacionado
a la inatención e incluso a comenzar a dormir; su opuesto no es simplemente el interés sino
emoción intelectual provocada por una actividad percibida como placentera. Adicionalmente,
existen expresiones faciales típicas del aburrimiento, justo como existe para el miedo, alegría,
enfado, y asco.

Un Sopor Desagradable
Parece haber una conexión inmediata entre la experiencia subjetiva del aburrimiento y los efectos
corporales relacionados a éste. Como se mostró anteriormente, el aburrimiento está relacionado
a un estado de sopor psicológico, atonía. Desde este punto de vista podría ser comparado al
estado de calma o somnolencia y contrastado a emociones tales como el enfado, sorpresa o
miedo que están directamente relacionadas con un estado de emoción corporal y a una
movilización intensa de recursos atencionales. El aburrimiento entonces debe ser considerado
como el lado negativo de la somnolencia y calma: es un estado de sopor percibido como
desagradable. Más aún el aburrimiento está asociado con un sentimiento negativo, parecido a la
tristeza o incluso la depresión.
Las emociones son en primer lugar sentidas como experiencias subjetivas, y también están
relacionadas con estados cognitivos, como juicios, y más precisamente, juicios de valor. Esto está
particularmente bien ilustrado por el caso del aburrimiento, el cual está acompañado por un juicio
de valor negativo de su causa, que es, el objeto del aburrimiento. El objeto del aburrimiento
puede cambiar con las épocas y la cultura. Filósofos y teólogos medievales distinguieron una
forma específica de aburrimiento, acidia. En la Edad Media y durante el Renacimiento, la acidia
se pensaba que ocurría cuando un creyente era sumergido en un sopor espiritual usualmente
causado por ritos religiosos; tales como la oración. Relacionado con la pereza, la acidia estuvo
presente in muchas listas de pecados capitales. Hoy en día, la acidia ya no es una emoción
prominente, simplemente porque los rituales religiosos, particularmente los más repetitivos, ya
no están en el corazón de la cultura contemporánea.
En el caso de la acidia, el sentimiento de aburrimiento fue asociado con un cierto tipo de
estimulación. In particular esa asociada a rituales religiosos. Un fenómeno similar ciertamente
existe hoy en el sistema escolar: es muy probable, para algunos estudiantes, que el mero hecho
de entrar al salón les provoque un sentimiento comparable a la acidia medieval. En este sentido,
el aburrimiento es una emoción construida culturalmente ya que está relacionada a situaciones
sociales específicas, las características reales son casi irrelevantes. Entonces, no debe ser sorpresa
que las estrategias activas para luchar contra cualquier clase de aburrimiento estén expuestas en
las instituciones que les concierne esto. La Reforma Protestantista fue la que estigmatizó la acidia:
aceptada como un mal menor en la Edad Media, esta emoción sería considerada después como
un pecado y un signo de pérdida de la fe.
Uno se puede preguntar entonces si existen características objetivas de estímulos que causan
aburrimiento independientemente de las especificidades de las épocas y culturas. Esta es una
cuestión psicológica, pero hay una pequeña duda de que la respuesta es positiva. Un ser humano
tiene sólo una cantidad limitada de recursos cognitivos. Uno no puede dirigir su atención hacia
un gran número de estímulos simultáneamente, ni realizar varias tareas en paralelo. Entonces es
particularmente importante para los humanos ser capaces de detectar los estímulos y acciones
más interesantes, y al contrario, descartar aquellos que no son relevantes.
Es probable que emociones tales como emoción intelectual y aburrimiento – su lado negativo-
sirvan como una función biológica para ayudarnos a seleccionar esos estímulos que son
relevantes en un ambiente cognitivo dado. Esta hipótesis es confirmada por muchos
experimentos psicológicos. Investigaciones hechas por psicólogos del desarrollo muestran que
los recién nacidos no se interesan por igual ante todos los estímulos. Por ejemplo se muestran
muy atentos cuando un estímulo tiene características de una cara humana, o cuando eventos
sorpresivos ocurren.
Parece muy natural pensar que los humanos tienden a estar más interesados por un evento
cuando es sorpresivo en un cierto contexto, que es, cuando provee nueva información; en
contraste, los humanos se interesan menos por eventos difíciles de interpretar. Esta hipótesis
está inspirada por el principio de relevancia formulado por el filósofo Dan Sperberm en el Instituto
Jean Nicod en París, y el lingüista Deirdre Wilson en la Universidad College London, Inglaterra:
Entre más afecte una pieza de información a un individuo en un contexto dado, más será
relevante; y por el contrario, entre más difícil sea de interpretar, menos relevante será.

Domar el Aburrimiento en Vez de Evitarlo


Fenómenos repetitivos son aburridos de observar, ya que no nos enseñan algo nuevo acerca de
un contexto dado (no tienen efectos contextuales). Como sea, una tarea cognitiva difícil puede
parecer aburrida por su dificultad: es aburrido leer o aprender de memoria un directorio
telefónico, porque el esfuerzo cognitivo causado por tal tarea no es proporcional al conocimiento
nuevo que provee y especialmente a los efectos contextuales de este conocimiento. Este
acercamiento también permite entender la relación entre experimentar aburrimiento y
experimentar somnolencia o incluso quedarse dormido. Desde un punto de vista biológico, la
solución más racional cuando no hay una acción a tomar y no está ocurriendo un evento
interesante es en efecto descansar. La sensación de aburrimiento entonces parece estar muy
directamente relacionada con empezar a dormir, que puede manifestarse, por ejemplo, al
bostezar que es más o menos fácil de suprimir.
El principio de relevancia funciona muy bien en una sociedad humana simple. Lo motiva a uno a
estar interesado en otras personas, las cuales son una fuente más rica en información que en
objetos naturales, y también a estar interesado en el mensaje lingüístico en el más sorpresivo y
fácil de interpretar. Incluso, como enfaticé previamente acerca del miedo: una emoción podría
haber tenido efectos positivos para nuestra especie en el pasado, pero no tener ninguna
relevancia en el contexto cultural presente. Desde este punto de vista, el aburrimiento también
pudo ser un mal guía. Estamos inclinados a prestar mucha atención a mensajes que son fáciles de
interpretar y las consecuencias contextuales de los cuales son obvias e importantes. Una teoría
revolucionaria formulada en una forma comprensiva provocará una fuerte emoción intelectual
incluso si la probabilidad de esta ser verdadera es extremadamente baja. Aún, paradójicamente,
las teorías más aburridas son también esas que tienen las probabilidades más altas de ser ciertas.
Adicionalmente, tenemos una tendencia a prestar menos atención a mensajes que encontramos
difíciles de interpretar. El caso del aburrimiento en escuelas es en este sentido muy interesante.
Aprender, y especialmente aprender cómo aprender, uno debe aceptar estar aburrido algunas
veces, para no estar retado intelectualmente constantemente por una actividad o un ejercicio. Es
un error pensar que los estudiantes son capaces naturalmente de evaluar el interés intrínseco de
un objeto de estudio. Esta es la razón por la cual un buen acercamiento pedagógico debe estar
basado no solo en la búsqueda de métodos propensos a evocar un interés en los contenidos de
lo que se está pensando, sino también en establecer una relación de confianza con el educador.
El aburrimiento debe ser domado, pero tratar de eliminarlo no es necesariamente deseable.
Hasta ahora, nos hemos enfocado más que todo en la relación del aburrimiento con sus objetos.
Sin embargo el aburrimiento es una emoción que no siempre tiene un objeto. En este sentido, se
asemeja a la ansiedad o melancolía, o incluso la depresión. Cuando uno está preocupado, se está
preocupado siempre por algo, sea un objeto en el ambiente o un evento futuro. Pero el
aburrimiento puede tomar el control de la mente de uno sin tener una fuente identificable.
Baudelaire ha descrito esta sensación de vacío y sin valor notablemente bien, sin relacionarse con
alguna pérdida de interés hacia cierto objeto o actividad, pero teniendo más que ver con la
sensación del tiempo pasar, u obstinadamente sin pasar. Cuando estamos aburridos, el tiempo
parece ralentizarse y deseamos que pase más rápido. El propósito del entretenimiento es
precisamente deshacerse del aburrimiento pasando el tiempo. Pero ¿tal vez podríamos aprender
algo acerca de nosotros mismo dejando que el aburrimiento tome el control y concentrando
nuestra atención en la naturaleza de esta experiencia?

Esto es lo que está al lado de la imagen (pág.127)


Aburrimiento en una fiesta, donde todo el mundo se supone se está divirtiendo y luce feliz, pero
donde uno a menudo se siente triste y deprimido.

Esto es lo que está en la nube de texto de la imagen (pág.127)


¿Hay alguna Unidad de Crisis Psicológica en esta fiesta?
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Una Ventana Abierta hacia Nosotros Mismos


Algunos filósofos han abordado la cuestión de lo que experimentar aburrimiento podría
enseñarnos sobre nuestra relación con el tiempo. Como enfatiza el filósofo alemán Martin
Heidegger en Los Conceptos Fundamentales de la Metafísica: “El aburrimiento y la cuestión del
aburrimiento […] nos lleva al problema del tiempo.” En su rico análisis de lo que él describe como
fundamental “tonalidad afectiva”, Heidegger comienza por notar que incluso cuando estamos
“aburridos por algo”, por ejemplo por un mal libro, no son las propiedades de este objeto lo que
el aburrimiento nos revela. En el aburrimiento, el objeto no nos interesa más; nuestra atención
se distrae de éste, nos deja completamente “vacíos”. Naturalmente nuestra actitud será tratar y
hacer que el tiempo pase y entonces nuestro aburrimiento desaparezca. Para Heidegger, como
sea, la actividad filosófica supone el distanciamiento de uno mismo de esa tendencia natural.
Entonces uno tiene que “dejar que el aburrimiento despierte” para entender su esencia.
No es necesario, de acuerdo con el mismo filósofo, para algo particularmente aburrido que nos
pase para que sea aburrido en ciertas situaciones. Volvamos al ejemplo que él analiza, una noche
afuera durante nuestro tiempo libre. En la situación precisa que describe nada es particularmente
aburrido, ni los huéspedes ni las conversaciones. Además, respetamos las normas sociales
evitando bostezar, mover los dedos sobre la mesa o tararear una melodía. Aunque un
aburrimiento agudo puede alcanzarnos. Este aburrimiento no emerge por esperar un evento que
se está tardando mucho, sino por nosotros mismos: el aburrimiento viene de nuestro propio yo
temporal, que se relaciona con nuestros procesos reflexivos. El aburrimiento profundo,
ascendiente, por así decirlo, de nuestro interior, posee entonces, de acuerdo con Heidegger, un
aspecto liberador: al descubrir su esencia temporal real en su experiencia de vacío, y desapego
hacia las cosas, los humanos comprenden su verdadera naturaleza, “se convierten en ellos
mismo, es decir, ellos descubren que ellos mismo están ahí”.
El acercamiento de Heidegger al aburrimiento tiene, por supuesto, una dimensión paradójica. Por
si nos descubrimos a nosotros mismos en aburrimiento, si sentimos nuestra real esencia en esta
experiencia, ¿es esto todavía experimentar aburrimiento?

Capitulo 11
Emociones ficticias
Pascal Ludwig
Jean Nicod Institute, Paris
Traducción: Laura Narváez, IX semestre de fonoaudiología.

Resumen
 ¿Llorar sobre el destino de un personaje fiticio es un comportamiento
irracional?
 Imaginando la vida de personajes, enriquecemos nuestro conocimiento del
comportamiento humano
 Aunque estas emociones son simuladas siguen siendo muy reales

Una de las muchas razones por las que apreciamos las obras de arte es las
emociones que evoca. Estas emociones son tan diversas como las mismas obras
de arte. Sentimos lástima por Anna Karenina, admiración por Rodrigue, miedo
cuando nos enfrentamos con los tratos de Lady Macbeth y enojo contra el
diabólico Iago en Othello. Compartimos las emociones de personajes
cinematográficos ficticios y nos complacemos con un final feliz de un romance
sentimental incluso si encontramos la historia completamente trivial.
Las emociones que la ficción provoca en nosotros están acompañadas por juicios:
sentimos enojo hacia Iago porque desaprobamos su comportamiento y sería difícil
disociar este sentimiento de rabia del juicio evaluativo que lo acompaña. Esto es
diferente de las emociones provocadas por el arte abstracto, cuyo objetivo no es
contar una historia o representar una escena. A través del mero uso del color, un
pintor como Mark Rothko puede crear un clima emociona tranquilo, amenazante
o depresivo. Pero el caso más sorprendente es el de la música. Los compositores
han sabido desde hace mucho tiempo que ciertos sonidos musicales o ciertos
acordes producen de manera sistemática sentimientos o estados de ánimo
específicos en los oyentes. Los acordes disonantes producen la impresión de
tensión que puede estar fácilmente asociada con estrés o ansiedad –esta es la
razón por la que los directores de películas de terror usan, y en ocasiones abusan,
de los acordes disonantes para hacer las escenas de miedo incluso más efectivas.
El hecho de que las obras de arte produzcan estados emocionales parece ser
intuitivo, sin embargo, los filósofos han discernido algunos misterios respecto a
esto y su razonamiento nos permite entender mejor la naturaleza de las
emociones y su rol en la apreciación del arte.

¿Por qué llorar por un héroe inexistente?


El primer misterio se refiere a las obras de ficción y puede ser formulado como
una paradoja. Como se menciona anteriormente, los personajes ficticios evocan
emociones que constituyen una parte esencial del placer que experimentamos
cuando nos cruzamos con estas obras. Las emociones se acompañan de juicios
complejos sobre el estado mental de los personajes. En general, el enojo está
acompañado de opiniones evaluativas y la lástima por creencias y ciertos deseos:
siento rabia hacia alguien que conduce peligrosamente; siento lástima por una
madre joven que pierde su hijo, porque sé que esa pérdida la hará sufrir y no es
lo que a mí me gustaría.
Generalmente hablando, este tipo de emoción parece presuponer la creencia en
la existencia de un cierto objeto. Es difícil imaginar que podría enojarme con un
conductor si dudara de su existencia. Sin embargo, no tenemos buenas razones
para dudar de la existencia de personajes ficticios: sabemos perfectamente que
no existen. Aun así parezco sentir enojo con Iago y lástima por Anna Karenina.
Parece haber una paradoja, la “paradoja de las emociones ficticias”: ¿cómo se
puede explicar que adultos racionales y bien informados lloren por personajes que
no existen? De acuerdo con Platón, los poetas deben ser prohibidos precisamente
porque su trabajo no describe la realidad y así no pueden brindarnos ningún
conocimiento. Sin importar lo que uno piense sobre este severo juicio, parece
importante preguntarnos acerca del interés que tenemos por los personajes
ficticios. ¿Es un comportamiento irracional, basado en la confusión entre un
mundo imaginario de poetas y la realidad, como Platón parece haber pensado?
¿O podemos encontrar una explicación razonable para las lágrimas que
derramamos por Anna Karenina?
El segundo misterio se refiere a las obras de arte abstractas, aquellas que no
están contando una historia o representando una escena o personaje la música
es un arte abstracto en este sentido, ya que la mayoría de las piezas musicales
no tienen contenido un narrativo preciso. La pregunta entonces es: ¿qué son
exactamente las emociones evocadas por los sonidos.
Empecemos por examinar la paradoja de las emociones ficticias. Algunas de
nuestras creencias y preferencias envuelven obras de arte que son objetos reales.
Uno puede preferir novelas policiacas a tragedias clásicas, no hay misterio en
eso. Pero parece innegable que no estamos interesados simplemente en esas
obras como o jetos reales sino también en los personajes imaginarios que traen
a la vida. A la sombra de las muchachas en flor, de Marcel Proust, describe con
gran precisión la forma en la que el narrador, Marcel, que atendió a la
presentación de una actriz que admira, “la Berma”, en Fedra, se vuelve poco a
poco tan absorto y conmovido por la obra misma y por el personaje Fedra que
olvida completamente prestar atención a la actuación de “la Berma”. “Yo la
escuchaba […], dice Marcel, como si Fedra misma dijera las cosas que yo
escuchaba, como si el talento de “la Berna” no tuviese nada que ver con ello.”

Cuando la actriz se fusiona con la heroína


¿Por qué centramos nuestra atención en personajes que sabemos que solo
existen en nuestra imaginación y que aun así sus destinos nos hacen contener la
respiración y a veces nos llevan a las lágrimas? ¿Es este comportamiento
injustificado, como Platón argumentaba? Algunos filósofos aun sostienen esta
opinión. Sostienen que las emociones que sentimos por los personajes ficticios
provienen de un momento de incoherencia que nos hace olvidar durante una obra
de teatro o mientras leemos un libro, que Lady Macbeth, Iago o Anna Karenina
solo existe en nuestra imaginación.
Cuando Marcel se deja absorber por estas emociones hacia Fedra tanto que
olvida su distancia como espectador crítico, ¿deberíamos considerar que se
comporta como un niño que cree en brujas malvadas o dragones? Esto parece
poco probable: es realmente el destino de Fedra el que mueve a Marcel, aunque
él sabe que es a “la Berma” a quien está observando. Los niños de dos años
pueden salir corriendo y gritando durante una presentación porque sienten miedo.
Sin embargo, es difícil imaginar que un espectador tan sofisticado como Marcel
pudiera pararse al escenario para consolar a Fedra en sus desgracias. Es el
destino de Fedra lo que lo conmueve, no que sea “la Berna”. Igualmente, sería
difícil admitir que Marcel se contradijera a si mismo al creer al mismo tiempo que
Fedra no existe y que ella está en frente de él en vez de “la Berma”.

Fingir: un juego simbólico


Una solución mucho más plausible para la paradoja de las emociones ficticias
puede encontrarse en la teoría de la ficción defendida por el filósofo
norteamericano Kendall Walton. De acuerdo con él, apreciar una obra de arte
siempre presupone el uso de la imaginación. Marcel sabe que Fedra es un
personaje ficticio, pero él imagina que la actriz que la actriz que está frente a él
es Fedra. En otras palabras, él acepta, durante la presentación, dejar a un lado
algunas de sus creencias y comportarse como si las proposiciones –las que
describen el universo ficticio inventado por Racine- son reales: él se comporta
como si la mujer en el escenario fuera la hija de Minos y Pasífae, como si ella
estuviera enamorada de Hipólito, como si realmente hubiera traicionado la
confianza de Teseo, etc. Walton nota que los estados mentales de la imaginación
que tienen lugar en un adulto durante el disfrute de una obra de ficción son muy
similares a aquellos estudiados durante algún tiempo por psicólogos del desarrollo
en los niños, en el contexto del juego simbólico.
Imaginemos que durante un juego dos niños fingen ser piratas con espadas y un
gran tesoro. Estos niños, sin importar lo que Platón piense, realmente no piensan
que los palos con los que juegan son espadas, ni que las piedras que tienen son
gemas y pedazos de oro; sin embargo, actúan como si este fuera el caso. Fingir
supone la habilidad de poner a un lado temporalmente un cierto número de
creencias para ser capaz de imaginar que uno está en tal situación más o menos
diferente del mundo real. Es esta capacidad de proyección imaginativa la que
parece estar en juego durante el disfrute de obras de ficción. Marcel sabe muy
bien durante la obra de Fedra que él está en un teatro. Pero este conocimiento es
dejado a un lado y él pretende ser testigo directo de los eventos representados
en la obra de Racine.
Así, parece que uno debe aceptar la existencia de las pseudo creencias, o las
creencias simuladas, junto con las creencias sobre el mundo real. En el contexto
del juego simbólico los niños son guiados por creencias simuladas: el niño “cree”,
a través de la imaginación, que hay un tesoro frente a él. En los últimos veinte
años, muchos psicólogos del desarrollo humano y filósofos de la mente han
insistido en la importancia de esta capacidad para simular creencias que posee la
especie humana.

¿Emociones simuladas?
Al usar nuestra imaginación para aceptar ciertas proposiciones que sabemos (o
pensamos) que son falsas, podemos usar nuestra mente como una herramienta
que nos permite predecir el comportamiento de nuestros congéneres.
Consideremos la versión más simple de un experimento clásico en la psicología
del desarrollo; el experimento de la creencia falsa. Se les muestra una escena a
los niños pequeños, donde una marioneta, Maxi, esconde un dulce en la caja (A)
antes de dejar el escenario. Durante la ausencia, el dulce es movido la caja (B).
Cuando Maxi vuelve al escenario, se les pregunta a los niños en cuál caja buscará
el dulce. La mayoría de los niños de 3 años tienden a responder que Maxi buscará
el dulce en la caja (B), que es la caja en la cual ellos saben que el dulce está
escondido. Por el contrario, los niños de 5 años dan l respuesta correcta: ellos
son capaces de predecir que Maxi, que no sabe que el dulce ha sido cambiado
de lugar (él tiene una creencia falsa), lo buscará en la caja (A).
De acuerdo con los defensores de la teoría de simulación, es a través de la
simulación de las creencias de otros que los niños logran predecir su
comportamiento en situaciones similares a las de la tarea de la creencia falsa. De
acuerdo con este enfoque, un niño de 3 años no puede pretender tener falsas
creencias; en el caso discutido, el niño fallará al imaginar la escena desde el punto
de vista de Maxi, que es el de un agente que no sabe que el dulce ha sido movido.
Por el contrario, un niño de 5 años, gracias a su imaginación, puede ponerse en
el lugar de Maxi.
¿Pero podemos considerar que las emociones que experimentamos al apreciar
una obra de ficción son simuladas? De acuerdo con Walton, la respuesta es sí. El
argumenta que las emociones provocadas por la ficción no son reales, ya que no
son resultado del tipo de acciones con las que usualmente son asociadas. Aunque
consternado por las acciones de Lady Macbeth, aun el espectador más inmaduro
no saltará al escenario a estrangularla. Esto conduce a Walton a las siguientes
preguntas: “¿Qué son la lástima o el miedo si no están seguidos por una acción?
¿Qué es el amor sin un objeto de afecto?”
Actualmente, la llamada teoría cognitiva de las emociones enfatiza la función de
estos estados mentales en un nivel de cognición mayor de quienes los
experimentan. Tener una emoción es primero que todo, tener una reacción física
medible que varía dependiendo de la emoción, pero también significa dirigir la
mente hacia cierto objeto y formular juicios sobre este. Consideremos, por
ejemplo, el caso de un susto violento. Está relacionado al llamado fenómeno físico
de nivel bajo (ritmo cardiaco acelerado, transpiración, por ejemplo), pero también
a procesos cognitivos superiores: el miedo presupone que identificamos un objeto
como peligroso para nosotros, que formamos creencias respecto a este y que
desarrollamos una estrategia de acción para evitar el peligro. Debido a que Walton
resalta la importancia de los procesos cognitivos superiores en las emociones, él
considera que el miedo que experimentamos en el teatro o en el cine –por
ejemplo, durante las escenas más violentas de una película de terror-, no es una
emoción real sino una emoción simulada. Obviamente, un espectador adulto,
aunque tiemble y sude frío, realmente no piensa que hay algún peligro presente
en el cine y no intentará escapar.
¡Y aun así temblamos de miedo y lloramos! Igual que cuando estamos asustados,
tristes o enojados. Incluso si admitimos que los sentimientos que experimentamos
en respuesta a la ficción no tienen el rol cognitivo usual de las emociones, parece
haber un elemento común fundamental que los relaciona con nuestras emociones
generales. Incluso si admitimos la idea de una emoción simulada, o por lo menos
una emoción desplegada en un contexto imaginario, la emoción en sí parece muy
real. A fin de encontrar la salida a la paradoja de la ficción, se necesitaría entender
mejor la función cognitiva que tienen las emociones en las simulaciones mentales.
Los trabajos del neurólogo norteamericano Antonio Damasio podría llevarnos a
una solución. En su libro, El error de Descartes, analiza el caso de pacientes con
lesiones cerebrales graves en el lóbulo frontal, quienes sin embargo preservaban
la capacidad de razonar información puramente objetiva. Estas lesiones parecen
causar una pérdida en las respuestas en un gran número de situaciones. Los
pacientes pueden razonar en términos prácticos en una forma normal y
aparentemente racional. Sin embargo, las decisiones que toman generalmente
son malas y no están bien adaptadas a las situaciones en las que se encuentran:
las emociones juegan un papel importante en la toma de decisiones y la
incapacidad de experimentarlas puede resultar en desastres a nivel práctico.
¿Por qué esto es relevante para la ficción y la simulación? Para actuar con el
mejor interés es importante planear las acciones por adelantado. Planear se
asemeja a la ficción en muchas formas y llama a la imaginación proyectiva.
Imagine que tiene que planear su futura permanencia en el extranjero. La mejor
manera de hacerlo es imaginarse a uno mismo en una situación futura: “cuando
el día de partida llegue, tendré que hacer primero A, luego B, etc.” La investigación
de Damasio ha mostrado que la emociones juegan un papel crucial en este
proceso de simulación: ellas nos proveen de evaluaciones directas de las
diferentes alternativas que imaginamos que debemos tomar un decisión.
Tendemos a escoger un escenario dado por encima de otros si las emociones
provocadas por él son positivas: por el contrario, las emociones negativas nos
harán rechazar una acción alternativa.

Planear es imaginar
Contrario a lo que pensaba Platón, no hay nada irracional en responder
emocionalmente a la ficción: es el equivalente de nuestra capacidad de planear
acciones por adelantado y tomar decisiones al considerar diferentes posibilidades
durante la simulación imaginativa. Desde este punto de vista, las mejores obras
de arte y ficción nos dan conocimientos valiosos sobre nosotros mismos. Ellas
nos enseñan cómo reaccionaríamos emocionalmente a situaciones que no
ocurren en la realidad y al hacerlo nos permiten entender nuestras preferencias y
motivaciones, que muchas veces permanecen inconscientes.
Podemos ver por los trabajos de Antonio Damasio que las emociones están más
cerca la percepción que a los juicios. Cuando una situación nos pone tristes l
percibimos, en cierto sentido, como mala para nosotros. Por supuesto, las
emociones complejas como el resentimiento, la decepción y el odio están
indudablemente acompañadas por juicios conceptualmente complejos. Y parece
ser este tipo de estados los que se invocan durante la apreciación de las artes
abstractas, como la música.
El filósofo norteamericano Noël Carroll ha argumentado que las emociones más
elementales junto con nuestro estado de ánimo trabajan durante el disfrute de la
estética de la música. Generalmente elegimos escuchar cierta pieza musical
porque corresponde a nuestro ánimo actual, o por el contrario, porque esperamos
que ayude a cambiarlo. Hoy sabemos que ciertas propiedades objetivas de
sonidos musicales provocan emociones típicas en los oyentes: un tempo rápido
tiende a causar aceleración del ritmo cardiaco, un acorde disonante induce
incomodidad, etc.

Emociones musicales
Finalmente, si la música provoca emociones, estas últimas a su vez juegan un
papel complejo y sutil evaluación de piezas musicales. Jerrold Levinson, un
profesor de estética de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, sostiene que
solemos considerar a las piezas de música como las emociones expresadas por
un personaje imaginario, a quien él llama la personalidad de la pieza de música.
Esto es especialmente cierto para las piezas que también conllevan un contenido
ficticio, como las óperas, la música de las películas o incluso las canciones. Es
obvio que el segundo aria de la Reina de la Noche de la Flauta Mágica de Mozart
debería ser interpretada como expresando ira violenta y que hay relaciones
complejas entre las propiedades puramente musicales de la melodía y las
emociones del personaje que son expresadas. Pero nuestras capacidades de
imaginación también son puestas a trabajar por piezas de música puramente
instrumental. El poder que la música instrumental tiene sobre nuestras mentes
está ligada a las emociones que provoca, emociones que tendemos a atribuir a
través de la imaginación a personajes, reales o imaginarios.
NEUROPSICOLOGIA DE LAS EMOCIONES

Diferentes áreas ceebrales participan


en el procesamiento de las emociones.
La amígdala y la insula están involucradas muy a menudo
De hecho, las emociones influencian muchas
Funciones cognitivas:
Atención, memoria, toma de decisiones, sueño, etc

Capítulo 12

Efectos cognitivos de las emociones


Tobias Brosch and David Sander
the University of New York, and the University of Geneva
Traducción libre, elaborada por Lizet Dayana Villota Fernández

Resumen
 Estimulos con carga emocional centran la atención
 Los recuerdos son mejor almacenados y recordados cuando hay carga EMOCIONAL
 Ls emociones guian la toma de decisiones ayudándonos a escoger inconcientemente las
opciónes mas ventajosas

Desde que Platón describió en líneas generales la mente humana separados en: la
cognición (lo que conocemos), emoción (lo que sentimos) y motivación (lo que
queremos), el funcionamiento de nuestra mente a menudo se ha descrito en términos de
una lucha entre fuerzas opuestas: la razón, racional y deliberativa, frente a las emociones,
irracional e impulsivo. La idea de una oposición entre la cognición y la emoción ha
dominado por mucho tiempo la investigación psicológica: muchos investigadores han
examinado nuestro funcionamiento cognitivo - por ejemplo, la percepción, la atención, la
memoria y la toma de decisiones - con independencia de los procesos emocionales, que
han sido considerados como perjudiciales para una "correcta ", que es racional, el
funcionamiento de la mente. A través de la aparición de las teorías cognitivas de las
emociones y el desarrollo de técnicas como la neuroimagen, más evidencia que
descubrió que muestra el grado en que las emociones y la cognición están conectados,
si no inseparables.
Nuestras emociones nos informan de los acontecimientos de relevancia para nosotros,
para nuestras necesidades, objetivos, valores, en una palabra, para nuestro bienestar.
Ellos determinan la forma en que percibimos nuestro entorno mediante la modulación de
nuestra atención. Influyen en nuestra memoria por medio de la amplificación de la
codificación y la memorización de acontecimientos que particularmente nos afectan. Ellos
nos ayudan a tomar decisiones, especialmente en situaciones complejas o aquellos en
los que no poseemos suficiente información para tomar una decisión enteramente
basado en la lógica.

Una guía oculta


Las emociones nos ayudan a navegar en un mundo complejo. Los estudios realizados
en neuropsicología indican que los pacientes con disfunciones emocionales causados
por lesiones cerebrales pueden ser confrontados con dificultades en su vida diaria, ya
sea en las interacciones sociales o al tomar una decisión. Los neurocientíficos estudian
cada vez más los vínculos entre la emoción y la cognición y las conexiones entre las
regiones del cerebro que se cree que la base de las emociones (en particular, la amígdala
o el cuerpo estriado) y los responsables de la cognición (la corteza prefrontal, en
particular).
Además, hay muchas razones para pensar que la experiencia emocional es un sistema
cognitivo separada, en la misma medida que la atención y la memoria son, por ejemplo.
Sin embargo, si se tiene en cuenta las emociones como cognitivo o como independiente
de la cognición, las preguntas de sus conexiones con otras funciones psicológicas
permanecen abiertas. Aquí vamos a describir el progreso de la investigación psicológica
y neurocientífica en el estudio de los efectos que tienen sobre las emociones mecanismo
cognitivo clave tales como la percepción, la atención, la memoria y la toma de decisiones.
En nuestro entorno, estamos constantemente expuestos a grandes cantidades de
información que deben ser procesadas por nuestro cerebro. Imagínese que usted está
invitado a una fiesta. Entras en la sala y ves todos los invitados, se oye un par de palabras
de una conversación cercana a usted, la música de fondo, la risa, se puede oler una
mezcla de perfume. A medida que el cerebro tiene la capacidad de procesamiento
limitada no puede analizar toda la información con el mismo grado de precisión. Por
ejemplo, se puede ver a primera vista que hay cerca de cincuenta personas en la
habitación, pero no se puede identificar a todos los individuos de forma simultánea.
Del mismo modo, es imposible seguir todas las conversaciones que están teniendo lugar
en la sala. Su cerebro tiene que seleccionar una parte de la información para su
procesamiento más elaborado. Esto se puede hacer dirigiendo voluntariamente su
atención. Por ejemplo, si usted decide centrar su atención en una persona en particular
se puede identificar inmediatamente él por ella. Del mismo modo, si usted no está
demasiado lejos, puede seguir las conversaciones a su alrededor. Los sistemas de
atención en el cerebro permiten seleccionar la información pertinente - el de su interés;
amplifican su representación en las regiones sensoriales del cerebro.

Los efectos de las emociones en la atención


Por lo general, esta selección atencional puede ser controlada. Pero también intervienen
las emociones, ayudando a procesar lo que es importante: los estímulos emocionales
pueden atraer la atención de forma automática. Por ejemplo, si usted está siguiendo una
conversación, y de repente alguien en un grupo al lado de usted comienza a hablar cerca,
el sonido de su nombre, el cual es un estímulo emocional importante para usted,
inmediatamente captura su atención. Numerosos tipos de estímulos que tienen que
tienen una relevancia tan eficaz puede atraer la atención de esta manera, por ejemplo,
estímulos peligrosos, como las arañas, las expresiones faciales o vocales de miedo o la
ira, sino también a los estímulos positivos, como las caras de los bebés o imágenes
eróticas. Esto se ha demostrado mediante el uso de diferentes técnicas de la psicología
experimental. Por ejemplo, en el paradigma de "búsqueda visual", los participantes ven
varias caras al mismo tiempo, mientras que tienen que encontrar una cara "objetivo".
Estos estudios muestran que es mucho más fácil de desertar caras que expresan
emociones que rostros neutrales.
La facilitación emocional también puede beneficiar a los estímulos que no son
emocionales, pero que se presentan cerca de un estímulo emocionalmente cargada. En
un experimento, dos imágenes, una emocional y el otro neutro, se presentan muy
brevemente (por ejemplo, 100 milisegundos) una al lado de la otra. A continuación, un
objetivo se presenta (una figura geométrica sin valor emocional); que sustituye ya sea el
emocional o el estímulo neutral. Los participantes tienen que juzgar cuando éste se
presenta. Las respuestas son más rápidas cuando el destino reemplaza el estímulo
emocional que cuando se reemplaza la imagen neutral. Esto muestra que las emociones
aumentan la percepción de estímulos emocionales, sino también los estímulos que los
siguen.

La percepción de los estímulos emocionales privilegiada


Otro experimento, el de la "parpadeo atencional", permite el estudio de los límites
temporales de la percepción. Los participantes tienen que detectar dos estímulos entre
muchos otros que aparecen y desaparecen muy rápidamente (un estímulo cada 100
milisegundos). Es muy difícil identificar el segundo estímulo cuando se sigue la primera
uno en un intervalo de menos de 500 milisegundos. La detención del primer estímulo crea
un período refractario durante el cual es difícil de percibir otra información, como si la
atención sería "parpadear". Sin embargo, si el segundo estímulo tiene una cenefa
emocional (por ejemplo, la palabra "asesinato" o una fotografía erótica), se hace mucho
más fácil de detectar. En consecuencia, las emociones pueden facilitar el acceso de un
estímulo a la conciencia en situaciones donde los recursos son limitados atencionales.
Esta facilitación de la percepción de los estímulos emocionales no parece existir en
sujetos con lesiones de la amígdala, lo que indica que esta estructura es importante para
la selección de la información emocional y para la percepción privilegiada de dicha
información.
La amígdala es de hecho muy importante para la modulación emocional de la percepción
y la atención. Este núcleo cerebro está conectado a regiones corticales procesamiento
de la información sensorial, por ejemplo, la corteza visual. A través de estas conexiones
se refuerza el peso de la representación neuronal de estímulos emocionales en los
estímulos de contraste, incluso antes de que se perciben conscientemente. Mediante el
uso de imágenes de resonancia magnética funcional, varios equipos han demostrado que
las cortezas sensoriales (por ejemplo, la visual o la corteza) se activan más cuando se
procesan los estímulos emocionales. Este incremento en la activación no se observa en
los pacientes con lesiones en la amígdala, lo que sugiere que esta estructura es vital para
la amplificación de la percepción en relación con los estímulos emocionales. Además de
tales "directo", la amplificación de los estímulos emocionales, la amígdala también puede
modular la actividad de las regiones del cerebro que subyacen a la atención (en las
cortezas frontal y parietal): tanto, se centró la atención en la localización del estímulo
emocional. En conjunto, estos mecanismos pueden ser considerados como un sistema
de atención dedicada a la detección de eventos emocionales; se habla de "atención
emocional".
Por lo tanto, las emociones modulan nuestra atención, favoreciendo a los estímulos de
relevancia afectiva. Este mecanismo ayuda a organizar la percepción de nuestro entorno
de acuerdo a nuestras necesidades y objetivos. Estímulos relevantes e inesperados
pueden por lo tanto ser procesados rápidamente por los estímulos emocionales, se
manifiesta no sólo en la percepción y la atención, sino también en la memoria.

Memoria emocional
Las emociones tienen una gran influencia en nuestra memoria. Ellos pueden ayudar a
crear recuerdos que tienen cualidades únicas y se perciben como mucho más rica y
precisa que los recuerdos creados por eventos que no provocan emociones particulares.
La literatura está llena de ejemplos. Tomemos la magdalena de ejemplo Marcel Proust
de “En busca del tiempo perdido”, donde degustar una galleta desencadena una fuerte
emoción: "Tan pronto como el líquido caliente, y las migas, tocó mi paladar un escalofrío
recorrió por todo mi cuerpo, y se detuvo, decidido a los extraordinarios cambios que se
estaban produciendo. un exquisito placer había invadido mis sentidos, sino individual, sin
sugerir su origen. "Esta emoción se acompaña de recuerdos muy detallados relacionados
con una magdalena similares que se había comido con su tía Léonie, y es seguido por
un torrente de otros recuerdos de su infancia en Combray. Del mismo modo, cada uno
de nosotros tiene recuerdos muy intensos y detallados de eventos como el nacimiento o
la muerte de un ser querido. Las emociones tienen el poder de modificar nuestra memoria
nos ayuda a recordar mejor las situaciones que tienen una particularmente fuerte
relevancia afectiva.

Los recuerdos grabados en el tejido cerebral


Ya en 1980, el psicólogo William James escribió que "una impresión puede ser tan
emocionante como emocionalmente casi hasta dejar una cicatriz sobre los tejidos
cerebrales". La investigación en psicología y neurociencia ha demostrado cómo las
emociones modifican recuerdos. La región del cerebro que es más importante para la
memoria explícita es el hipocampo, situado en el lóbulo temporal medial. Los pacientes
con lesiones del hipocampo bilaterales tienen dificultades formación de nuevos recuerdos
o recuperación de los antiguos. El hipocampo está situado junto a la amígdala, que, al
igual que para la percepción y la atención, puede modular los circuitos neuronales de la
memoria en situaciones emocionales. Por lo tanto, además de su papel particularmente
pronunciado en la memoria implícita (por ejemplo, en el condicionamiento emocional) la
amígdala juega un papel clave en la memoria explícita. Hay tres etapas de memoria
durante el cual las emociones parecen tener un efecto: procesamiento de la información
en el momento de la percepción (codificación), el almacenamiento de procesamiento de
la información en el cerebro (consolidación), y el momento en que uno recuerda una
memoria (de recuperación).
Como se mencionó anteriormente, las emociones modulan la percepción que tenemos
de nuestro entorno. En contraste a los estímulos neutros, los estímulos emocionales
fácilmente atraer nuestra atención. La percepción influye notablemente en nuestra
memoria, de los estímulos en el centro de atención son privilegiados durante la
codificación de la memoria. Sin embargo, centrar la atención en un elemento emocional
disminuye atención a los alrededores, de tal manera que los aspectos emocionales de
una escena son bien memorizados, pero no los detalles del contexto. Por ejemplo, la
presencia de un arma de fuego en una escena produce una buena memorización de las
pistolas de detalles y de los estímulos cerca de la pistola, pero sólo recuerdos muy pobres
de otros detalles de la escena (por ejemplo, de la cara del agresor la celebración de la
pistola).
Pero las emociones también pueden influir en nuestras memorias después de la
codificación. El almacenamiento de los recuerdos no se ha acabado inmediatamente
después de percibir un evento; hay un período durante el cual los recuerdos son frágiles
y pueden ser modificados. Durante este período, la huella de la memoria que representa
un evento se puede aumentar (en este caso la memoria se recordará más adelante) o
debilitada (la memoria se olvida o distorsionada).
La consolidación de una traza tal depende del funcionamiento del hipocampo. Una fuerte
emoción desencadena una activación fisiológica que puede reforzar huellas de la
memoria a través de la modulación del hipocampo por la amígdala. Así, un evento
emocional se beneficia de consolidación más pronunciada que aumenta la probabilidad
de que no será olvidado. Este proceso puede tener lugar mucho después del evento que
desencadenó la respuesta emocional, lo que permite una modulación retroactiva de la
memoria. A través de este mecanismo, los eventos que podrían contener indicaciones
importantes para el bienestar de un organismo pueden ser privilegiado en la memoria y,
en consecuencia, tendrá en cuenta para la planificación del comportamiento futuro.
Estos estudios muestran hasta qué punto los procesos emocionales pueden modular la
memoria durante la codificación y consolidación. Pero las emociones tienen también otro
efecto en los recuerdos: aumentan la sensación subjetiva de la calidad de las memorias,
independientemente de su precisión, y por lo tanto la confianza que tenemos en nuestra
memoria. Tomemos un ejemplo. Muchos de nosotros tenemos recuerdos muy precisos
del momento en que aprendimos sobre los ataques terroristas del 9/11.

Efectos de las emociones en la toma de decisiones


Sin embargo, cuando el científico examinó la exactitud de la gente tiene recuerdos de
acontecimientos emocionales públicos, encontraron que estos recuerdos eran a menudo
bastante inexactos cuando se trata de detalles. Curiosamente, sin embargo, los sujetos
interrogados confiaban en sus memorias emocionales y estaban convencidos de su
exactitud. Por lo tanto, las emociones aumentan la "sensación de recordar" subjetiva
durante la recolección, sino también la confianza que tenemos en esta memoria. Este es
un proceso útil que nos permite seleccionar las acciones de una manera más eficiente.
Por lo tanto, en una situación novedosa que podamos nosotros los recuerdos adquiridos
en una situación similar para determinar el curso de acción más apropiado. En una
situación peligrosa, donde uno debe reaccionar con rapidez, cualquier duda que nos haría
buscar información adicional podría ser fatal. Y aunque los detalles de nuestras memorias
relacionadas con las emociones fuertes no son 100% correctas, nos permiten
interacciones rápidas con nuestro medio ambiente en situaciones emocionales.
Nos gusta pensar que tomamos decisiones de una manera lógica. Nosotros evaluamos
las opciones, las posibles consecuencias y su probabilidad, y tomar una decisión.
Decisiones hechas bajo la influencia de las emociones son llamadas irracionales. Sin
embargo, la investigación sobre la toma de decisiones ha demostrado no sólo que las
decisiones tomadas en estas condiciones son a menudo muy "razonable".
Un ejemplo ya clásico de la entre las emociones y la toma de decisiones fue dada por
Antonio Damasio y sus colegas de la Universidad Estatal de Iowa. Desarrollaron una
tarea de juego que se utilizan con los individuos sanos y pacientes con lesiones
cerebrales en la corteza orbitofrontal. Estos pacientes se vean afectados en unas
numerosas situaciones emocionales: tienen una conciencia distorsionada (o muy
limitada) de sus reacciones corporales (aumento de la frecuencia cardíaca, la
transpiración) durante emociones.
En este "Iowa Gambling Task" los participantes tienen frente a ellos cuatro pilas de
tarjetas (A, B, C y D); que tienen que elegir cartas de estas pilas. Con cada tarjeta de
dinero podría ser ya sea perdido o ganado. A principios de los participantes del
experimento no saben que algunas pilas A y B hay tarjetas que causan enormes pérdidas
(1.250 euros). Estas dos pilas son los malos. Por el contrario, las pilas de la C y D son
los buenos: contienen cartas con las que menos se puede ganar (50 euros), pero las
cartas que pierden son sólo por el valor de 250 euros.
En consecuencia, aunque en el comienzo del juego los beneficios son mayores si uno
dibuja tarjetas de las pilas A y B, la pilas C y D son más ventajosa en el largo plazo.
Participantes sanos aprenden estas reglas bastante rápido, eligiendo muy pronto las pilas
de la derecha. Este tipo de aprendizaje es un principio implícito, es decir los participantes
a menudo se las arreglan para elegir las pilas de la derecha, pero no puede decir por qué:
no son conscientes de la razón de su "buena opción".
Por otra parte, los pacientes con lesiones de la corteza orbitofrontal continúan dibujo de
las pilas equivocadas: fallan para adaptar sus decisiones. Antonio Damasio y sus colegas
han demostrado que los participantes sin lesiones manifiestas reacciones fisiológicas
asociadas con emociones fuertes cuando hacen una mala elección. Esto se lleva a cabo
inconscientemente, y antes de que sean capaces de explicar las reglas del juego. No es
lógico que se sesgada por las señales emocionales del cuerpo.
Los pacientes con una lesión en la corteza orbitofrontal no producen respuestas
emocionales particulares antes de hacer una elección (aunque tienen una respuesta
normal al descubrir que han elegido una tarjeta de aflojamiento). Según Antonio Damasio,
los procesos emocionales, a través de las reacciones fisiológicas provocadas por las
emociones (marcadores somáticos) nos ayudan a hacer Oferta de decisiones. Cuando
tenemos que elegir entre varias opciones, podemos evaluar el valor de cada opción y
luego escoger el mejor. A veces, cuando la elección es compleja (no hay suficiente
información o demasiadas opciones) es difícil tomar una decisión, entonces podemos
utilizar los marcadores somáticos para ayudarnos inconscientemente rechazar opciones
menos ventajosas, lo que simplifica el proceso de toma de decisiones.
Al menos dos aspectos de la hipótesis del marcador somático son objeto de debate. Por
ejemplo, la cuestión que se plantea en qué medida este tipo de tareas muestra la
existencia de señales fisiológicas implícitos utilizados para la toma de decisiones. Tal vez
el sujeto termina por entender implícitamente las reglas estadísticas detrás del juego, lo
que sería suficiente para él adaptarse a su comportamiento de forma independiente de
las emociones que puede estar experimentando. Por otra parte, la naturaleza causal de
marcadores somáticos es un postulado de la teoría, pero, a nuestro entender, no existe
ninguna demostración de la reacción somática modulando directamente la toma de
decisiones. Una reacción de este tipo podría ser una consecuencia de otro mecanismo
emocional influir en la toma de decisiones y provocando al mismo tiempo una reacción
somática.

Decisiones Parciales
Para experimentar los efectos de las emociones en sus propias decisiones, probar el
siguiente experimento: imagínese que usted es el Ministro de Salud en el país gira. Una
nueva enfermedad parece que puede causar 600 muertes. Usted tendrá que decidir la
estrategia de su gobierno debería adoptar. Hay dos posibilidades: la opción A es un
tratamiento que salvará a 200 personas. La opción B es un tratamiento más arriesgada:
es posible que va a salvar a todos a 600 personas, pero también hay una posibilidad de
que todo el mundo va a morir. ¿Qué vas a elegir? Por lo general, la mayoría de los
participantes en este experimento elige la opción A. Pero, ¿qué se decidirás en la
siguiente situación? Una vez más, hay dos posibles alternativas: opción A es un
tratamiento que podría matar a 400 personas. Opción B, una vez más, podría salvar a
todas las 600 personas, pero también es posible que todo el mundo muera. ¿Qué
elegirías esta vez? La mayoría de los participantes selecciona la opción B. Sin embargo,
estas dos situaciones son estrictamente idénticas, lo único que cambia es la redacción.
En la primera situación de la presentación de la opción A presenta las ventajas (curar a
200 personas), mientras que en el segundo caso la misma opción hace hincapié en las
pérdidas (400 personas morirán). Opción B sigue siendo incierto. Por lo tanto, en
circunstancias idénticas las personas prefieren evitar la incertidumbre si un beneficio
garantizado es posible (salvar 200 personas), pero también prefieren evitar una pérdida
garantizada (matar a 400 personas) si otra opción, aunque incierta, es posible. Tal como
se muestra por el ganador del premio Nobel Daniel Kahneman, de la forma en que se
presenta un problema (el encuadre) puede sesgar las decisiones, ya que la gente prefiere
obtener beneficios y evitar pérdidas.

Decisiones Altruistas o Egoístas


El papel de las emociones en la toma de decisiones ha sido ampliamente estudiado el
uso de juegos económicos que se pedirá a los participantes que decidir cómo distribuir
una suma de dinero. Por ejemplo, hemos pedido recientemente a nuestros sujetos para
dividir una suma de dinero entre ellos y una organización de caridad (Greenpeace,
Amnistía Internacional o la Cruz Roja) Su actividad cerebral se registró utilizando
resonancia magnética funcional mientras se les pidió que hacer una serie de 100
decisiones. En cada ensayo que tenían la elección entre el comportamiento altruista (dar
dinero a una organización de caridad) y el comportamiento egoísta (mantener el dinero).
Después del experimento, utilizando cuestionarios, evaluamos lo que los valores
personales de cada participante fueron, en particular, si eran más altruista o egoísta.
Como era de esperar, los participantes egocéntricos dieron menos dinero a
organizaciones de caridad que los participantes más altruistas. En el cerebro de los
participantes en lugar EGOIST, se observó una activación más pronunciada de la
amígdala y el cuerpo estriado, dos regiones emocionales que participan en la
representación del valor de recompensa de un estímulo. Parece como si en estos
participantes la amígdala y el estriado favorecen las decisiones que traen más dinero
para el participante.
Nuestras emociones también pueden ayudarnos a tomar decisiones más altruistas y
controlar a las personas que son demasiado egoístas. En el juego del ultimátum, el primer
jugador, el "proponente" recibe una suma de dinero del experimentador (20 euros, por
ejemplo) y ha de transmitir parte de este dinero para el segundo jugador, el
"respondedor". El proponente puede optar por transferir cualquier cantidad, nada por
ejemplo (que mantiene todo el dinero), o diez euros (el proponente comparte igualmente
el dinero). A continuación, el respondedor puede aceptar o rechazar la proposición. Si se
niega, ni el proponente ni el respondedor reciben ningún dinero. Es importante destacar
que un respondedor que decide, basándose en la estricta racionalidad económica debe
aceptar cualquier oferta, incluso una oferta de tan sólo un euro (¡que es mejor que recibir
nada en absoluto!).
Pero esto es ahora que se observaron durante los experimentos: muy a menudo se
niegan respondedoras ofertas de 5 euros o menos, ya que consideran injusta. Ellos
prefieren castigar el proponente (que no recibe nada en este caso), a pesar de que nadie
gana nada de dinero. El rechazo de una oferta injusta en este juego se acompaña de
activación en la ínsula anterior, una región asociada a la representación de los cambios
corporales durante emociones. Cuanto más la ínsula se activa mediante una oferta
considere desleal, mayor será la probabilidad de que el respondedor rechazará la oferta,
a pesar de que al negarse se priva de una suma de dinero. Los economistas llaman a
este comportamiento de un castigo altruista costoso. Ellos han demostrado en modelos
estadísticos que los miembros de grupos sociales exitosos ejercen castigos altruistas
costosos que favorecen el funcionamiento y la colaboración dentro del grupo.

¡Sigue Tus Emociones!


Por lo tanto, al contrario de lo que generalmente se cree, las emociones pueden ayudar
a tomar decisiones "buenas". El funcionamiento de nuestra mente se ha descrito desde
hace mucho tiempo como una batalla entre las fuerzas de la cognición frente a los de la
emoción. Pero esta idea no puede describir la complejidad del funcionamiento de la
mente humana. Las emociones pueden filtrado del mundo de acuerdo a lo que es
relevante para nosotros, para nuestras necesidades y objetivos, nuestros valores y el
bienestar. Las emociones determinan la forma en que percibimos nuestro entorno, lo que
prestar atención a, influyen en nuestras memorias, y nos ayudan a tomar decisiones
importantes a la sarna nuestra vida personal y social.

Capítulo 13

El cerebro emocional
Swann Pichon y Patrik Vuilleumier
Universidad de Ginebra

RESUMEN
 Estudiando las consecuencias de las lesiones cerebrales, los
neuroanatomistas han sugerido un circuito para las emociones llamado
sistema límbico.
 Un circuito mas funcional esta siendo actualmente elaborado
 Hay un vinculo entre las áreas y sus funciones, lo cual podría proveer una
mejor comprensión de varias patologías
La tradición filosófica y religiosa de occidente ha influenciado fuertemente nuestra
representación de las emociones, concebidas siempre como desordenes del alma y la
razón. Igualmente, la ciencia ha considerado por largo tiempo que un riguroso estudio del
proceso afectivo es imposible. En efecto, las emociones son actos mentales complejos
que parecen ser demasiado íntimos, densos, en ocasiones inexplicables para ser un
objeto de estudio de la ciencia, ¡Y todavía! Gracias al estudio de lesiones cerebrales y al
desarrollo de imágenes cerebrales por una parte, y a estudios en animales por otra,
científicos han comenzado a entender cuál región del cerebro toma aparte en la
generación y regulación básica de las emociones.
Esta búsqueda permite la sustitución de las emociones en el dominio de la ciencia
cognitiva y neurobiológica; ya no es un hecho aislado entre las funciones mentales.
Durante el siglo 20, innumerables psicólogos intentaron describir los afectos en una
manera exhaustiva. Estos en 1981, después de haber creado un repertorio de casi un
siglo caracterizando las emociones, los americanos Paul y Anne Kleinginna sugirieron
una relativa y simple definición consensuada. De acuerdo con su planteamientos, una
emoción resulta de factores objetivos y subjetivos que interactúan dentro de ciertas
neuronas y el sistema endocrino, desencadenando el sentimiento de placer o escape,
modular diferentes procesos cognitivos como la memoria y la atención, causa
modificaciones fisiológicas (ritmo cardiaco, transpiración) y desencadena
comportamientos que ayudan a la adaptación individual a las situaciones que las
generan.
Los pioneros del cerebro emocional
A pesar de que las reacciones comportamentales y fisiológicas son causadas por ciertas
emociones, como el miedo, han sido estudiadas extensivamente, la pregunta del sustrato
neural que subyace en ellas es más reciente y permanece abierto. ¿Cuáles son las áreas
del cerebro involucradas? ¿Existen diferentes regiones y mecanismos dedicados a
diferentes emociones? Allí debemos revisar los conocimientos existentes referentes al
cerebro emocional, mencionando en primer lugar los "pioneros" de esta investigación y,
posteriormente, la descripción de las principales áreas del cerebro identificadas.

Charles Darwin (1809 – 1882) el padre de la teoría de la evolución, fue el primero en


defender la concepción universal de las emociones, esforzándose en demostrar que las
emociones “básicas”, como la ira, el miedo y la tristeza, son observadas en todos los
individuos, independientemente de su cultura, y que el comportamiento aparentemente
análogo está presente en numerosas especies animales. Para Darwin, la similitud entre
el comportamiento afectivo observado en animales y humanos constituyó un argumento
que soportaba su teoría de la evolución. Sus trabajos influirían numerosas corrientes de
pensamiento – para empezar con el padre de la psicología americana, William James
(1842 – 1920) quien elaboró junto con Carl Lange (1834 – 1900) la primera teoría
psicológica sobre las emociones. Para James, las emociones resultan de un proceso
central de interpretación, de información visceral y motora. Esto es lo que es ilustrado por
la famosa frase “No corremos porque estemos asustados, más bien nos sentimos
asustados porque estamos corriendo”.
Poco tiempo después vino el trabajo del psicólogo Walter Cannon (1871 - 1945) y Philipp
Bard (1898 – 1970). En contraste a Jamen y Lange, Bard y Cannon – a quienes debemos
la definición de la noción de homeostasis, el equilibrio en las funciones psicológicas y la
regulación de funcionamiento del organismo – podría sugerir que las emociones son un
fenómeno central psicológico que provoca reacciones corporales y fisiológicas. Ellos
fueron los primeros en aclarar la influencia del hipotálamo en estados emocionales,
describiendo como la estimulación de esta estructura, en animales, desencadenaba
instantáneamente reacciones de escape o agresividad.

El sistema límbico

Al final del siglo 20, también estaría marcado por la aparición de la primera definición
anatómica del cerebro emocional, en particular con el trabajo de Paul Broca (1824 –
1880). Él fue el primero en identificar la conexión de áreas situadas en los “bordes” de la
superficie cortical media (el giro cingulado y el giro para-hipocampal que van a lo largo
del hipocampo), el cual, pensó se involucraba en el análisis afectivo de la información
olfativa. De este modo, se olvidó del concepto del “sistema límbico”, Limbus en Latín
significa “borde”. La noción del sistema límbico sigue siendo desde entonces desarrollada
adicionando otras estructuras.

En particular, James Papez (1883 – 1958) ha agregado áreas subcorticales, como el


hipotálamo, proponiendo así un circuito que ahora tiene su nombre. Luego Paul MacLean
(1913 – 2007) adicionó el complejo amigdalar, también llamado la amígdala cerebral (o
amígdala simplemente), debido a su forma de almendra, jugando su principal rol en el
procesamiento del miedo, también como otras estructuras, como la ínsula. Papez
también sugirió la extensión del sistema límbico: él pensaba que este sistema fue en
donde la conciencia emocional fue elaborada. En lo que concierne a MacLean, desarrolló
una teoría de la evolución del cerebro mamífero en tres “niveles” (el trino cerebro): el
cerebro reptil, el más primitivo nivel, el cual es superado por el sistema límbico, el mismo
superado por el neocortex, el más reciente nivel.

Hoy, sin embargo, el término “sistema límbico”, aunque es útil para designar
generalmente circuitos relacionados a emociones y homeostasis, se ha vuelto muy vago
para definir precisamente funciones afectivas en términos de función anatómica. Algunos
neorucientíficos, como el psicólogo Joseph Ledoux, director del Centro para Neurociencia
en la Universidad de New York, insiste en que nosotros debemos abandonar este
término. En primer lugar, la definición de este concepto fue olvidado en el conocimiento
anatómico desde antes de 1950.

La amígdala: Miedo pero también atención


Pero aún más importante, esta no toma los estudios funcionales que conectan las
estructuras con sus funciones. Como consecuencia, la lista de áreas del cerebro que
definen el cerebro emocional debería ser definitivamente re examinada: algunas áreas,
como el estriado ventral y la corteza orbitofrontal, deberán ser parte de eso, mientras que
otras podrían ser descartadas. Además, es mejor no atribuir de manera rígida una sola
función a una determinada área. La amígdala, por ejemplo, juega un importante rol en el
procesamiento del miedo, pero también toma parte en la toma de decisiones, atención y
memoria.

La asociación entre la amígdala y el hipocampo es decisiva en las reacciones de miedo


y ansiedad. En el nivel anatómico, la amígdala agrupa varios núcleos localizados en la
parte medial anterior del lóbulo temporal mamífero, el cual juega un rol principal en la
memorización, codifica el contexto en el que un evento toma lugar.

La amígdala juega un rol fundamental en el condicionamiento aversivo y en el


desencadenamiento de las respuestas que conduce. En experimentos basados en el
condicionamiento, un estímulo muy desagradable está asociado con un estímulo neutral
(por ejemplo, un sonido con un objeto) después de muchas exposiciones, la simple
percepción previa del estímulo neutral desencadena una reacción de miedo. El ritmo
cardiaco de los animales y su presión aumenta y huye instantáneamente – o, si no puede
escapar, adopta un comportamiento típico de miedo: se congela. Cuando la amígdala
está dañada, el animal no puede a la larga aprender asociaciones y no muestra
reacciones de miedo. Lo mismo aplica para los humanos adultos. Una lesión bilateral de
la amígdala causa una ausencia de miedo. El otro lado de la moneda es que como
individuos, también son incapaces de evaluar las situaciones de peligro.

El sistema límbico: Es constituido de numerosas áreas. Este circuito que subyace las
emociones ha sido progresivamente elaborado por muchos neuroanatomistas que han
deducido las zonas implicadas en el procesamiento de emociones a través del estudio
de las consecuencias de lesiones cerebrales y de investigaciones en animales. El
circuito Papez, esbozado aquí, es el más usado. Este ilustra el hecho de que las áreas
involucradas están interconectadas y proyectadas a una distancia, en particular dentro
del córtex. Todavía, no es específico de diferentes categorías de emociones.

En los humanos, una imagen por resonancia magnética ha mostrado que la percepción
de estímulos negativos o estas desencadenadas fobias, pero también señales sociales
como un rostro expresando miedo, un gesto amenazador o un alertador llanto, actica
fuertemente la amígdala. El último está también involucrado en la toma de decisiones y
decisiones económicas. Su activación aumenta, junto con el riego de una decisión por
tomar. Además, los individuos con una lesión en la amígdala, no experimentan la aversión
natural que uno siente por grandes pérdidas monetarias. En adición, otros estudios han
demostrado su implicación en los niveles de confidencialidad dados a un extraño o
incluso en la regulación del espacio personal, eso es, la mínima distancia dada a una
persona extraña instintivamente tolerada sin sentirse amenazada. Estos resultados
muestran como la evolución parece haber sido integrada en funciones elementales
(miedo de un inminente daño) para el beneficio de funciones cognitivas más elaboradas
(miedo al riego).

Sin embargo, el rol de la amígdala no es restringido al procesamiento negativo de las


emociones. También toma un rol en la atención y el procesamiento de la memoria.
Mediante sus conexiones, la amígdala influencia un largo número de sistemas
cerebrales, como la corteza sensorial para la percepción, el hipocampo para la memoria,
el hipotálamo para la hormona del estrés (cortisol, por ejemplo). Tomará así parte en el
proceso involuntario de la atención y orientación (uno gira espontáneamente la cabeza
en dirección a un llanto o una luz fuerte). Cuando un evento emocionalmente significativo
pasa, la conexión que la amígdala tiene con el lóbulo temporal y el sistema visual permite
que se aumente la actividad en la región sensorial involucrada en la percepción de
estímulos significativos. Esta modulación sensorial es abolida en pacientes quienes su
amígdala están dañada debido a un golpe. Involucrado en la memoria a largo plazo, la
amígdala también favorece la consolidación de significativas o traumáticas memorias. La
amígdala y el hipocampo están en efecto estrechamente ligadas, lo que facilita la
codificación de memorias emocionales.
Procesos afectivos: Son controlados por muchas estructuras cerebrales
interconectadas. Cada una de estas regiones contribuye a la evaluación afectiva de las
señales sensoriales tanto como la regulación de las respuestas emocionales. La
amígdala recibe proyecciones del área cortical sensorial (visual, auditivo, etc.) Y
proyecta sobre todo el lóbulo temporal y occipital, en particular sobre el sistema visual.
Estas proyecciones favorecen la interacción de los procesos afectivos y perceptuales.
Las neuronas en el estriado ventral proyectan sobre la corteza prefrontal y juega un
importante rol en la toma de decisiones. Una sección medial del cerebro es
representada (del frente hacia atrás a la derecha) y una sección transversal del
hemisferio izquierdo a lo largo de la línea de punto.

Recientemente, científicos han descubierto que ciertas neuronas de la amígdala juegan


un rol en el acondicionamiento del apetito. En animales, los daños de la amígdala
disminuyen el efecto de saciedad. De modo que el animal nunca podrá comer hasta
saciarse. En humanos la amígdala también reacciona a estímulos positivos. ¡Incluso al
humor! La amígdala es pensada para contribuir a representar el valor de un estímulo, que
es su balance, y en particular es importante para las necesidades del organismo, sea
positivo o negativo.

La amígdala está conectada a numerosas áreas del cerebro, como el área tegmental
ventral y el estriado ventral. Estas son dos estructuras subcorticales cruciales para
reforzar los conocimientos, además, la representación del aspecto emocional de un
estímulo, y emociones positivas. Neuronas del área tegmental ventral y del estriado
ventral libera dopamina, el neurotransmisor también llamado la molécula del placer
(también su función no está limitada a este sistema)

Emociones positivas

Imágenes cerebrales electrofisiológicas y funcionales muestran el aumento de actividad


de estas regiones cuando el sujeto recibe una recompensa (especialmente si es
inesperada o desconocida), pero disminuye y desaparece cuando es predecible (el
fenómeno de la habituación). Inversamente, esta activación es inhibida cuando una
recompensa esperada no es entregada. Estas señales juegan un rol decisivo en el
procesamiento de la toma de decisiones. Neuronas moduladas por la dopamina en el
estriado ventral proyecta directamente sobre la corteza prefrontal – la parte del cerebro
encargada de planear las acciones – e influencias esta actividad cortical. Como resultado,
el sistema dopaminergico juega un importante rol en el aprendizaje y la toma de
decisiones. En humanos, imágenes por resonancia magnética han demostrado que
diferentes situaciones activan el estriado: escuchar música placentera, la cara del amado
o la caridad de un acto altruista.

Estas emociones están íntimamente conectada a la toma de decisiones. El último, a


menudo se considera como un proceso racional, es de hecho fundamentalmente
relevante en procesos afectivos. La parte orbital de la corteza prefrontal, la cual está
estrechamente conectada a la amígdala y el estriado ventral, es un mayor actor en la
toma de decisiones. Esta es una intersección que permite la integración del valor
emocional, asociado a la información sensorial recibida. La región cortical permite tomar
decisiones porque es sensible a al relativo valor de la recompensa en juego.

Por lo tanto, la corteza orbito-frontal también juega un importante rol en la regulación de


los afectos y el comportamiento social, en particular porque anticipa emociones
relacionadas a las diferentes acciones posibles, toma parte en la selección de nuestras
acciones, pero también en la regulación de emociones y la inhibición de ciertas
elecciones. Así, estudios que usan imágenes de resonancia magnética han mostrado que
esta región reacciona a la percepción de estímulos sociales negativos y positivos, como
la rabia y otros, violación de normas, o culpa. Los procesamientos afectivos controlados
por esta región son vitales por el desarrollo de comportamientos sociales adaptados al
contexto.

Regulación emocional

Justo ante la ausencia de emociones es perjudicial para la toma de decisiones y el


comportamiento social, su sobreabundancia… puede ser como mucho, un problema. Por
lo tanto, la importancia de procesamiento permite la regulación. Otras áreas vecinas a la
corteza orbitofrontal también toma parte en este control: las cortezas prefrontal
ventromedial y la cingulada anterior ejercen directamente un control inhibitorio sobre la
actividad de la amígdala.

En adición, la corteza ventromedial prefrontal está directamente conectada a otro núcleo


subcortical, como la sustancia gris periacueductual y el hipotálamo, elaborado en el
centro para el control del respuestas del ánimo, motoras y viscerales. Permítanos
renombrar aquí las áreas sustancia gris periacueductual involucradas en el control del
dolor y en la reacción de la defensa, mientras el hipotálamo regula el sistema nervioso
autónomo, que es. Hambre, respiración y funciones cardiacas, el ritmo circadiano,
temperatura corporal y reproducción. Además, el hipotálamo modula la liberación de
hormonas, dentro de los que se encuentra el cortisol.

La ínsula, que está directamente conectada a las regiones del sistema límbico, juega un
importante rol en la representación cortical de estos estados somáticos. Por ejemplo,
mientras su parte posterior representa la cualidad sensorial de un estímulo doloroso, su
parte anterior está más relacionada a la evaluación subjetiva del dolor. La insulta anterior
es también activada por el estímulo provocando disgusto o por la observación de disgusto
en otros. En adición, la estimulación eléctrica de esta área, provoca una reacción
pronunciada de disgusto, y lesiones de esta área hace a una persona incapaz de
reconocer el disgusto. La función de esta ínsula queda por definir, por su asociación con
un largo espectro de estados emocionales, incluida la tristeza.

Esta revisión de las principales áreas del cerebro involucradas en el procesamiento de


las emociones arroja una pregunta: ¿Un solo sistema neuronal procesa todas las
emociones o hay ciertas emociones en ciertas áreas? Sin duda, una de estas dos
alternativas sostiene parte de la verdad, pero no todos los neurocientificos logran ponerse
de acuerdo sobre el mejor modelo. Algunas regiones parecen estar más involucradas en
el procesamiento específico de las emociones (por ejemplo, la amígdala para el miedo,
la ínsula anterior para el disgusto), mientras otros como las cortezas orbitofrontal y el
cingulado anterior parecen ser sensibles a todos los estados emocionales.

¿Por qué el entendimiento de estos mecanismos es un asunto importante para la


investigación médica? La patogénesis de muchos desórdenes mentales – depresión,
esquizofrenia, autismo o ansiedad- involucra entre otros aspectos una alternación de
funciones sociales y emocionales. Conociendo más sobre los circuitos fundamentales
anatómicos, funcionales y neuroquímicos, estas funciones, conduciría hacia un mejor
entendimiento de como su mal funcionamiento desencadenando desórdenes mentales,
y esta descripción sería mucho más precisa que la provista por el análisis de síntomas
clínicos y observaciones post mortem.

De emociones “normales” a patológicas

Un número de hallazgos han permitido un mejor entendimiento de las interacciones


anatómicas y funcionales en el trabajo en la depresión y desordenes de ansiedad.
Estudios que han utilizado IRM han mostrado que la corteza prefrontal ventromedial y la
amígdala de pacientes deprimidos están siempre hiperactivos. Estas observaciones
alientan a los neurocirujanos a implantarlos con electrodos con el fin de modular la
actividad de la corteza prefrontal ventromedial: el estado de los pacientes mejora de
forma marcada, a pesar del hecho de que otros tratamientos están disponibles y podrían
ayudarlos después.

El objetivo de esta área de investigación es establecer un mapa detallado de los circuitos


cerebrales involucrados en las emociones, pero también para definir mejor la contribución
de cada región, su modulación por factores experimentales o clínicos, y su relación con
las diferencias en el comportamiento o la personalidad entre individuos. Las
investigaciones esperan identificar los marcadores funcionales que podrían ser usados
en el diagnóstico de enfermedades, pero también en el seguimiento terapéutico, la
evaluación de la eficacia de la psicoterapia, o el pronóstico de la eficacia de tratamiento
farmacológico en pacientes selectos.

Capítulo 14

EMOCIÓN EN EL CENTRO DEL CEREBRO


Sylvie Berthoz
Instituto Mutualiste Montsouris, Paris
Traducción libre realizada por Diana Findlay.

RESUMEN
 El cerebro procesa diferentes emociones (felicidad, tristeza, rabia, etc) a
través de módulos especializados, pero también por via de un circuito
global el cual introduce una dimensión relacional.
 Una región especifica del cerebro permite la regulación voluntaria de la
intensidad de las emociones.
 Una naturaleza mas o menos emocional está relacionada con ciertos
genes los cuales debilitan o fortalecen las conexiones entre las regiones
que producen y regulan las emociones.

Las emociones siempre han sido descuidados por la neurociencia cognitiva. Ellos
se la han considerado demasiado difícil de estudiar debido a su naturaleza
subjetiva, evadiendo el enfoque experimental de laboratorio, a diferencia del noble
dominio de la investigación constituido por el estudio de la "razón". El estudio de
las bases naturales de las emociones también ha sufrido de la concepción
cartesiana, dualista, según la cual el cerebro es el asiento del alma, y el cuerpo el
de las emociones, la primera es exclusiva de los humanos, mientras que las
emociones serían compartidas por todos los mamíferos.
Es casi por casualidad que el estudio científico de las bases neurales de las
emociones ha comenzado. A medida que el conocimiento de los mecanismos
cognitivos y cerebrales implicados en la atención, la memoria o el razonamiento
aumentaron, neurólogos y psicólogos se dieron cuenta progresivamente de la
considerable influencia de las emociones en los procesos cognitivos. Antonio
Damasio en la Universidad de California del Sur, Estados Unidos, habla de
paciente cuyo comportamiento cambió radicalmente después de las lesiones
cerebrales: "Me he dado cuenta de que he estado demasiado preocupado por
capacidades intelectuales y los factores mentales de Elloit que subyacen a su
facultad de razonar. Al mismo tiempo, he descuidado por completo su reactividad
emocional. Él fue capaz de hablar sobre su tragedia con un destacamento en
claro contraste con la gravedad de lo que le ha ocurrido. Ni una sola emoción se
reveló a partir de sus palabras; describió los acontecimientos como si fuera un
espectador no personal implicado." Antonio Damasio y sus colegas han
demostrado que el componente emocional de la psique moldea el
comportamiento, especialmente ciertos procesos de toma de decisiones.

El cerebro emocional

Gracias al desarrollo de las técnicas no invasivas de neuroimagen y el progreso


paralelo de métodos experimentales en neurociencia cognitiva al estudio de las
estructuras cerebrales implicadas en las respuestas emocionales al fin ha
reconocido y constituye hoy en día un dominio de investigación propiamente
dicha, llamada neurociencia afectiva. Ellos han llevado a cabo primeros estudios
de imágenes funcionales en el procesamiento de estímulos emocionales en
pacientes que sufren de depresión, ansiedad o que tienen lesiones cerebrales. Es
posible que exista una coincidencia parcial entre un estado depresivo mayor y un
estado transitorio de la tristeza que es parte del repertorio emocional de un
individuo sano. Estos dos estados podrían estar basados en redes neuronales
distintas, que se superponen parcialmente. Es mediante el aumento del número
de estudios en estos pacientes, por un lado y sujetos sanos en la otra, que
podríamos avanzar en la caracterización de la red cerebral responsable de
nuestro comportamiento emocional.

En la actualidad, disponemos de un gran número de estudios de neuroimagen


que permiten entender con creciente precisión qué regiones del cerebro nos
hacen sentir miedo, la alegría, pero también las emociones más complejas, tales
como la vergüenza, la culpa o la empatía. Estos estudios han revelado circuitos
complejos interconectados de las estructuras responsables del análisis de los
acontecimientos emocionales. Pero, en primer lugar, ¿cómo estudian las
emociones en un entorno de laboratorio?
Para poder identificar las bases neurales de las reacciones emocionales hay que
diseccionarlas en las operaciones mentales elementales. Una reacción emocional
se compone de diferentes procesos, tales como la formación de una emoción, la
expresión, la experiencia subjetiva que lo acompaña y la adaptación del
comportamiento de uno al contexto emocional. Estas diferentes operaciones
reclutan procesos de complejidad creciente que provocan la evolución de los
mecanismos de representación mental. Esa es la razón por la emoción y la
cognición involucran sistemas del cerebro parcialmente comunes.
Para el estudio de las emociones a través de neuroimagen funcional científicos
tratan de relacionar los cambios transitorios en los estados emocionales a la
variación en la actividad de los sistemas neuronales que corresponde.
Mediante la comparación de la actividad correspondiente a contrastar los estados
emocionales (por ejemplo temer relativa a la alegría) es posible cuantificar y
localizar las variaciones en la actividad. Para ésto utiliza los llamados "paradigmas
de activación emocional". Dos enfoques que permiten probar la forma en que el
cerebro procesa una emoción.
La indución externa consiste en exponer al sujeto a un estímulo que provoca una
emoción que puede ser visual (el sujeto se muestra fotografías de rostros que
expresan emociones, imágenes o películas el aspecto emocional de la que ha
sido validado previamente) o auditiva. En este último caso, el sujeto se expone a
sonidos emocionales, como el llanto o la risa o historias emocionales, por ejemplo,
"Esta mañana el médico de mi madre me llamó para anunciar que tenía cáncer
en fase terminal" o "Ayer por la noche, mi esposa me dijo que estaba
embarazada."
En contraste con la inducción externa, donde un estímulo real se presenta al
sujeto, la inducción interna consiste en pedir al sujeto recordar eventos o
situaciones personales que están cargados emocionalmente para él / ella. El
estímulo se produce así mentalmente desde el interior. Usando estos dos tipos
de inducción, los neurocientíficos pueden estudiar lo que está pasando en el
cerebro cuando uno experimenta una emoción de forma pasiva, sino también
cuando uno se concentra en ella se da una más o menos fuerte resonancia
afectiva relacionada con la propia historia personal.
¿Todas las emociones tienen un área del cerebro dedicada?
Es importante, para hacer frente a los resultados de dichos estudios dentro de los
llamados meta-análisis, que centralizan numerosos estudios dedicados, por
ejemplo, para el estudio del miedo, la alegría o la tristeza. Los resultados de estos
estudios se comparan y se extraen los hallazgos más prominentes. De esta
manera se puede localizar ciertas regiones del cerebro que parecen más
implicados en la percepción de tal o cual emoción.
El Meta-análisis permitió actualizar varios conceptos importantes. En primer lugar,
no parece existir una dominancia del hemisferio derecho general para el
procesamiento de las emociones; tampoco encontramos regiones anteriores al
estar especializados en las emociones positivas o regiones posteriores de las
emociones negativas, o viceversa. Este hallazgo no confirma modelos anteriores
se derivan de la neuropsicología.
Por otro lado, las emociones primarias parecen estar relativamente localizadas en
áreas específicas. En lo que se refiere a la alegría, la única emoción positiva
básica, más de la mitad de los estudios analizados muestran la activación de los
ganglios basales, que se localiza profundamente en el cerebro y que regulan los
movimientos de las emociones.
Para las emociones negativas existe, en primer lugar, un vínculo directo entre la
inducción miedo y la amígdala -una región con forma de almendra situada cerca
de los ganglios basales-. Su activación se observa igualmente cuando a una
persona se le presentan fotografías de caras que expresan el miedo o cuando oye
los sonidos amenazantes. La amígdala parece funcionar como un sistema de
alarma para un peligro potencial o, más en general, para cualquier señal
emocional saliente en el medio ambiente. En ciertos temas de la mañana a veces
se activa cuando tienen que dar una conferencia pública, incluso ante la idea de
una charla. Estas personas sufren de la llamada fobia social, el temor de aparecer
en público. La ansiedad, el miedo y el estrés dependen generalmente de la
activación de la amígdala.
Ahora, como lo que se refiere tristeza: esta vez los resultados convergen
alrededor de la activación de la porción de subgenual de la corteza cingulada
anterior. La disminución de la actividad en esta región también se observa en los
pacientes con depresión. El tratamiento antidepresivo aumenta la actividad en
esta región. Por lo tanto, existe una relación entre la inducción transitoria del
estado de tristeza en un sujeto sano y las variaciones de la actividad observadas
en trastornos depresivos. Por último, a pesar de que la ira y el disgusto fueron
menos frecuentemente estudiados parece que la repugnancia está
particularmente relacionada con la activación de la ínsula (especialmente en su
parte anterior y la ira a la actividad en la corteza orbitofrontal lateral.
Cuando las emociones y la cognición trabajan juntas
Todavía, si algunas activaciones cerebrales parecen depender de la naturaleza
de las emociones, otras son inespecíficas. El meta-análisis también ha
demostrado que independientemente de que la emoción sea inducida, ya sea
agradable o desagradable, e independientemente del método de inducción
(interna o externa) una estructura cerebral situada en los lóbulos frontal –corteza
prefrontal dorsomedial– se activa de manera sistemática. Esta región del cerebro
que se cree que desempeñan un papel vital en la "integración emoción", durante
la evaluación cognitiva de las características emocionales de los estímulos en
función del contexto.
Este fenómeno de la integración de las emociones y la cognición es a veces
referida como la metacognición. La metacognición está presente en la mayoría de
las situaciones emocionales. Es gracias a esta capacidad que no tener miedo de
un animal salvaje en una jaula, lo que nos asustaría si las barras no estuviesen
allí: la (cognitiva) evaluación de la situación, en parte, modula la activación de una
emoción. Por tanto, existe un filtro cognitivo impuesto a una emoción en estado
puro (natural) que se cree se produce por la corteza prefrontal dorsomedial.
Otros equipos de investigación han estudiado la dinámica temporal de estos
procesos cerebrales, es decir, su evolución en el tiempo. Tales análisis se basan
para en el cálculo de los potenciales evocados o magnetoencefalograma.
Corrientes magnéticas producidas por diferentes regiones del cerebro se registran
en el tiempo mediante electrodos colocados en la superficie del cráneo. En 2007
los neurocientíficos Amanda Holmes y Martin Heimer en la Universidad de
Roehampton en Inglaterra estudiaron si el cerebro reaccionaba de diferentes
dinámicas cuando se presentan expresiones faciales emocionales o neutras. Así,
se ha establecido que, en comparación con expresiones neutrales, la percepción
de las caras emocionales se asocia con las primeras modificaciones de la
actividad cortical, alcanzando un máximo de 120 milisegundos después de la
presentación del estímulo. Estos resultados, obtenidos sin preguntar a los sujetos
para evaluar conscientemente el contenido emocional de los rostros, sugieren que
nuestro cerebro lleva a cabo un muy temprano análisis automático diferencial de
los estímulos sociales emocionales.
Jonas Olofsson y sus colegas de la Universidad de Umea en Suecia observaron
que la visualización de escenas desagradables desencadena ondas cerebrales
más intensas (también llamado positividad) que escenas agradables. Esto sugiere
que los estímulos aversivos (desagradables o peligrosos) dependen en mayor
medida de la rapidez de atención de enfoque. ¿Eso explica el predominio de las
emociones negativas (cinco emociones negativas básicas frente a una positiva)
en el espectro emocional humano? Desde este punto de vista las emociones
negativas tendrían el poder para movilizar los recursos de atención para evitar el
peligro ya lo largo de la evolución jugaría un papel en la supervivencia
¿Qué es la Conciencia emocional?
El mundo de los afectos se llena no sólo con las emociones básicas. Cada
persona tiene una manera muy subjetiva de experimentar una emoción, dándole
resonancia, de llegar a ser consciente de ello o, por el contrario, soportarlo
distante y pasivamente. La conciencia emocional es la intensidad con la que
experimentamos nuestros estados emocionales con el fin de evaluar las
consecuencias y significado de las mismas, sino también nuestra capacidad para
atribuir emociones a los demás. Una vez más, los estudios en neuroimagen han
significado una mejor comprensión de la base neural de este fenómeno.
Por ejemplo, el psicólogo estadounidense Richard Lane, comparó las
modificaciones de la actividad neuronal en voluntarios en función de si se les
instruyó para concentrarse en sus sentimientos cuando se le presenta una escena
emocional o sobre determinados aspectos de la misma escena (el tiempo en el
reloj, etc.). Cuando los sujetos tenían que asistir a aspectos específicos de la
escena, la región cortical parieto-occipital se activó, como es de esperarse, ya
que se sabe que esta zona toma parte en la atención espacial.
Cuando, por el contrario, los sujetos atendieron a sus propias emociones, es la
región rostral de la corteza cingulada anterior, o área de Brodmann BA 32, la que
se activó. Otros estudios, en particular los de Neil MacRae en 2008 han
confirmado el papel especial de la corteza cingulada anterior en la representación
subjetiva de una respuesta emocional. Es esta área del cerebro que nos permite
ser plenamente consciente de las emociones que es estamos sintiendo, sea el
miedo, la alegría o la tristeza.
La vergüenza, el orgullo, la culpa ... Las emociones sociales tienen experiencia
en la presencia de otros, en público, o en relación con otra persona. Varios
equipos han estudiado culpa y la hipersensibilidad. Se han examinado qué áreas
del cerebro son reclutadas cuando se pide a un sujeto, por ejemplo, lo que otra
persona se siente en una situación dada. Por supuesto, es una tarea difícil de
estudiar una reacción empática en parámetros experimentales a menudo muy
diferentes de las condiciones de la vida real. Sin embargo, ciertas técnicas hacen
posible reproducir con precisión los procesos espontáneos de empatía, por
ejemplo, pidiendo a los sujetos leer las siguientes instrucciones: "Imagínese que
usted está sentado junto a un extraño en un banco en el parque y de repente se
da cuenta de que esta persona está llorando. Imagínese las razones que hicieron
que esta persona llore. Dile al experimentador". Dichas instrucciones exigen en
mecanismos similares a los provocados por los médicos en pacientes
psiquiátricos.

Las emociones como un camino a los demás


Estudios en conjunto sobre los mecanismos de la empatía han demostrado que,
además de las estructuras previamente asociados con las emociones primarias
(la corteza cingulada anterior, la corteza orbitofrontal y la ínsula) el circuito neural
de "mentalización”, a través del cual podemos representar los estados mentales
de otras personas, es activado, y en particular la corteza prefrontal, el surco
temporal superior, las porciones anteriores de los lóbulos temporales y la
amígdala. El funcionamiento de estas regiones se altera en ciertos trastornos
psiquiátricos, como hemos demostrado, junto con Julie Grezes, investigador del
INSERM, en el caso del autismo.
Nos dirigimos ahora a la cuestión de la regulación emocional: ¿Qué pasa en su
cerebro para que se dé cuenta en un par de segundos al ver el rostro
descompuesto de su mejor amigo que no es el momento de contarle que usted
se ganó la lotería?
Recientemente su cuestionamiento ha sido exitosamente estudiado gracias a un
nuevo método de análisis del funcionamiento cerebral: análisis de la conectividad
funcional. ¿En qué consiste este método? Cuando un sujeto realiza una tarea o
experiencias mentales emociones al leer un texto o buscar una imagen, un
escáner registra la actividad de las diferentes regiones del cerebro. La
conectividad funcional lo hace posible para ver qué áreas se activan y las
conexiones entre ellas. Para ello se examinó si el aumento de la actividad de una
zona del cerebro se acompañaba de un aumento de la actividad de otras regiones
cerebrales. De esta manera, las correlaciones de la actividad entre áreas
diferentes del cerebro pueden ser establecidas y permiten en un sentido de
reconstruir la forma en que funciona el cerebro para percibir algunas situaciones,
organizar estas actividades, especialmente cuando las emociones entran en
juego.
Regulación emocional
El método de análisis de conectividad funcional ha permitido establecer un modelo
anatómico funcional de las estrategias de regulación emocional, ya sea voluntaria
o automática Esto significa que estamos empezando a tener una idea de las
regiones del cerebro que entran en juego cuando se está regulando una emoción,
como, por ejemplo, cuando se suprime la ira o se tiempla la tristeza. También
entendemos mejor cómo estas diferentes áreas del cerebro se activan sucesiva
o simultáneamente, y cómo interactúan los resultados de diferentes estudios en
este campo, especialmente los de la psicóloga estadounidense Louise Phillips en
2008 son bastante sorprendentes: nuestra capacidad para producir el
comportamiento emocional apropiado implica la actividad de varios circuitos
compuestos por dos grandes vías que tienen conexiones retro-controlada.
Debería por lo tango existir, en primer lugar, una vía ventral sobre la base de las
estructuras subcorticales, tales como la amígdala, la ínsula, el cuerpo estriado y
el hipocampo, sino también las regiones ventrales de la corteza prefrontal lateral
y medial, la corteza cingulada anterior y la corteza orbitofrontal.
Esta vía se vería particularmente involucrada en los procesos automáticos de
regulación emocional, que operan fuera de nuestra conciencia: esto es lo que
permite, por ejemplo, el miedo a desaparecer progresivamente. Un niño que ve
un perro por primera vez puede tener miedo de él, pero poco a poco se dará
cuenta de que no hay nada que temer, y el miedo es atenuado por mecanismos
electrónicos internos de la llamada regulación automática.
En segundo lugar, existe una vía dorsal incluyendo las regiones dorsales de la
corteza prefrontal (dorsolateral y medial) y la corteza cingulada anterior esta vía
se cree que está implicado en la regulación voluntaria y controlada de las
respuestas emocionales y en la adaptación del comportamiento de uno a una
situación dada.
Los genes en cuestión
Pero ¿de qué manera sería el conocimiento de las áreas del cerebro controlando
nuestras reacciones emocionales, ayudarnos a manejar mejor nuestros impulsos
afectivos? Una disciplina de rápido desarrollo (aunque todavía no hay suficientes
estudios para evaluar su eficacia) se dedica a la regulación de la actividad
cerebral propia de uno, o neuroretroalimentación. El principio subyacente es
simple: se observa la actividad del cerebro de uno, mientras que se está en un
estado emocional y se intenta, por ejemplo, disminuir la actividad del área
responsable de la ira, al centrar la atención en una pantalla de ordenador.
El neurocientífico estadounidense Christopher deCharms ha demostrado,
utilizando nuevas técnicas de neuroimagen funcional (en particular, en tiempo
real), que un individuo puede aprender a variar en línea su actividad cerebral;
cuanto más se disminuye la actividad de un área del cerebro responsable de una
emoción (para el dolor, para corteza cingulada), más se atenuar el el asociado
estado afectivo subjetivo. Particularmente los prometedores resultados fueron
obtenidos por Holgerain Gensleben y sus colegas en Alemania en los niños con
trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Un alivio de los síntomas fue
observado en los niños que tienen sesiones realizadas de neurofeedback. Este
método de "reeducación cerebral" parece ser prometedor, pero la demostración
de un efecto a largo plazo de este tipo de formación aún no se ha establecido.
Por lo tanto, se han hecho progresos en la caracterización de las bases
neuronales de nuestro comportamiento emocional, pero más está por venir. Hasta
la fecha, se están realizando estudios a gran escala en los adolescentes con el
fin de averiguar las bases neuronales de vinculación afectiva o las diferencias
interindividuales en la afectividad. En los mismos colaboraciones con genetistas
han permitido vincular una personalidad ansiosa a un gen que juega un papel en
el ciclo de la serotonina (un neurotransmisor clave para la afectividad) y con el
grado de conectividad entre la corteza prefrontal y la amígdala.
El psicólogo y neurocientífico Turhan Canli en Stoney Brook Universty en los
Estados Unidos y la psiquiatría Klaus-Peter Lesch de la Universidad de Würzburg
en Alemania han estudiado las personas algunas de las cuales eran portadores
de la variante corta del gen que modulan la producción de serotoninay algunos de
los variante larga. Ellos observaron que los portadores de coche de la variante
corta son más propensos a la ansiedad. Su amígdala se superactiva cuando
observan caras amenazantes o asustadas. En estos individuos el acoplamiento
entre la activación de la amígdala y las regiones ventrales de la corteza prefrontal
es más pronunciado cuando observan imágenes desagradables.
Tales obras fundamentales demuestran la importancia de la relación entre los
genes, el funcionamiento del cerebro y las emociones, como el miedo o la
ansiedad. Por tanto, es importante tener en cuenta las emociones como una
mezcla de una predisposición genética y el cerebro funcionamiento, como el
propio ser un producto de los genes, la experiencia y la educación. Esta es sin
duda una de las líneas de investigación más importantes para el futuro.

CAPÍTULO 15
MEMORIA EMOCIONAL Y SUEÑO REM
Sophie Schwartz and Virgine Sterpenich
Laboratorio de sueño e imágenes cognitivas.
Universidad de Ginebra

RESUMEN
 El sueño es crucial para la consolidación de la memoria.
 El sueño se constituye de periodos alternos de sueño de
onda-lenta (al comienzo de la noche) y sueño REM
(generalmente al final de la noche) ricos en sueños.
 El sueño REM favorece la consolidación de memorias
emocionañles. Se piensa que para regular nuestra vida
emocional.

Tú estás hablando con un amigo. Tú pisas un camino de piedras. Estás tan centrado en
la conversación que te olvidas de mirar el carro que viene. De hecho, hay uno ahí
mismo; el conductor para violentamente, para justo a unos pocos centímetros de donde
estas. No solamente es tu corazón que se acelera de repente por el miedo de ser
atropellado, también te encargas de calmar al conductor que está saliendo de su auto y,
estando bajo el estrés de estar cerca de causar un accidente, te insultan gritando. Tú
recordarás esa cara, roja con rabia. Como cualquier carga de estímulo emocional, esa
cara atrae tu atención y tu cerebro procesa eso como una prioridad. Miedo causado por
este tipo de eventos, donde la vida es un peligro significa que la reacción va a ser más
rápida y eficiente pero también recordarás mejor la situación de peligro. Esto es lo que
nosotros vamos a examinar.
Las regiones del cerebro encargadas de la memoria emocional en humanos fueron
descubiertas mediante el estudio de las consecuencias cognitivas y conductuales de
lesiones cerebrales focales. En años recientes, las técnicas de imagen cerebral, tal como
la tomografía de emisión de positrones (pet) y resonancia magnética funcional (fmr),
han redefinido considerablemente nuestro conocimiento de las bases neurales de la
memoria emocional humana.

DORMIR PARA RECORDAR.


Desde hace aproximadamente una década, la evidencia experimental fue acumulada
para mostrar que el sueño favorece la consolidación de la memoria. Aunque no todos
los mecanismos neurobiológicos en el trabajo durante el sueño se entienden bien,
sabemos que son favorables para la plasticidad del cerebro, el aprendizaje y la
memoria. Para estudiar el papel de la flexibilidad para la memoria, los neurobiólogos se
han concentrado principalmente en la memoria declarativa, i. mi. La recuperación de
palabras y eventos codificados, y la memoria procedural, la memoria principalmente
inconsciente de las capacidades cognitivas o motoras, como montar una bicicleta por
ejemplo.

Para este tipo de estudios, se utilizan varios paradigmas experimentales, ya sea en


animales o en seres humanos. Pueden implicar dormir la privación durante toda una
noche o selectivamente para algunas etapas del sueño: sueño de onda lenta (más
frecuente al principio de la noche en humanos) o sueño de movimiento rápido de los
ojos (REM) (más frecuente al final de la noche , Cuando la actividad del sueño es muy
rica). La deprivación del sueño se realiza típicamente durante la noche siguiente a una
tarea de aprendizaje, de modo que uno puede observar el día siguiente (o luego) la
consecuencia de esta privación en el memorización de la tarea aprendida. Los
neurobiológicos también estudian la probabilidad de actividad cerebral durante el
sueño, lo que se traduce en la actividad diurna previa.

Han demostrado que la privación del sueño altera el rendimiento de la memoria, que el
aprendizaje modifica la arquitectura del sueño y que las redes neuronales involucradas
en el aprendizaje de una tarea se activan espontáneamente durante el sueño después
del aprendizaje. Por lo tanto, observaron, mediante la inspección del registro de la
actividad neuronal en ratas sometidas a un cierto entrenamiento, que los animales
"repiten" una película mental de su actividad diurna. Este fenómeno consolida la
memoria reforzando la modificación de la conexión entre las neuronas (sinapsis) que
tomaron las obras durante el aprendizaje.

¿Existe un mecanismo específico subyacente en la memorización de la experiencia


emocional? Estudios recientes han demostrado que el valor emocional de un estímulo
no sólo determina su fuerza incondicional, sino también la fuerza de su consolidación a
largo plazo en la memoria. Además, recientes resultados de estudios de neuroimagen
sugieren también que los eventos emocionales se consolidan mejor durante el sueño (y
esto, durante meses) que los eventos neutrales. El sueño y la memorización emocional
de la situación emocional parecen estar íntimamente conectados.

MEMORIZAR EVENTOS EMOCIONALES


La amígdala -una de las regiones clave del cerebro para procesar la emoción- modula la
actividad del hipocampo, un área crucial para la memoria, especialmente para la
memoria declarativa. Se sabe que la reorganización de los rastros de la memoria durante
el sueño implica una "dialogía" entre el hipocampo y la corteza donde se almacenan la
memoria a largo plazo, y que este diálogo depende de muchos neurotransmisores.
Examinemos ahora por qué los recuerdos cargados emocionalmente son "grabados" en
nuestros cerebros de una manera más eficiente que los recuerdos neutrales.
Un paradigma experimental clásico utilizado para estudiar el aprendizaje emocional en
roedores se denomina condicionamiento aversivo. En este escenario experimental el
animal recibe, por ejemplo, una descarga eléctrica en las patas al mismo tiempo que
oye una canción.

La conmoción provoca temor y comportamiento de evitación. Una vez acondicionado,


el animal exhibirá típicamente el comportamiento temeroso cada vez que la canción
suena, aunque ningún choque es administrado más.

Después de tal acondicionamiento el animal puede presentar un aumento en el sueño


rem. Además, después de condicionamiento auditivo aversivo, si el sonido
acondicionado es escuchado por el animal durante el sueño rem, presentara actividad
en la amígdala y aumento de la frecuencia cardíaca que corresponde a una reacción de
miedo. Este resultado sugiere plasticidad neuronal en el trabajo durante la deformación
de las memorias (antes de su consolidación) se refuerza preferentemente durante el
sueño rem, en lugar de durante el sueño de onda lenta. Este hallazgo también es
soportado por otros estudios en los que se impide que el animal duerma durante las
horas siguientes al aprendizaje del condicionamiento aversivo. Se observa entonces que
la consolidación del miedo condicionado falla: la emoción negativa asociada con el
estímulo condicionado (la canción, por ejemplo) no es memorizada.

PRIVACIÓN DEL SUEÑO


Tomados en conjunto los estudios que usan el condicionamiento del miedo, es un
producto de la memoria emocional en los animales, muestran que los eventos
emocionales se consolidan en el sueño en general, pero que pueden ser más eficientes
durante el sueño. Observemos que la actividad neuronal de la amígdala se sincroniza con
la del hipocampo durante el sueño rem, que segrega que su interacción durante esta
etapa del sueño favorece la consolidación de los estímulos emocionales.
Aunque el papel del sueño en la memoria emocional se ha estudiado desde hace varios
años en animales, este tipo de estudios es mucho más reciente en los seres humanos. Sin
embargo, sabemos que la amígdala y el hipocampo son estructuras particularmente
activas durante el sueño en humanos. En un estudio realizado por wagner et al., Se pidió
a los voluntarios sanos que leyeran textos que provocaban emociones fuertes, así como
un texto neutro. Algunos de ellos fueron entonces privados de sueño durante la segunda
mitad de la noche (ricos en sueño rem). Como resultado, los sujetos recordaron el texto
emocional comparativamente menos bien que los sujetos que habían dormido toda la
noche. En contraste, la diferencia fue mucho menos pronunciada cuando los sujetos
estaban privados de sueño durante la primera mitad de la noche. Tampoco hubo
diferencias entre los sujetos cuando se les pidió que recordaran los textos neutrales. Así,
el sueño rem puede precipitar selectivamente la consolidación de la información
emocional reciente, que permaneció mejor remembrada incluso cuando se probó cuatro
años después del experimento.

SUEÑO REM COMO REGULADOR DE LAS EMOCIONES.


Uno de los autores (V. Sterpenich) y sus colegas del equipo de Pierre Maquet en el
centro de investigación del ciclotrón (universidad de Lieja, Bélgica) realizaron
experimentos similares, pero utilizando la privación total del sueño, dos grupos de
voluntarios se mostraron imágenes neutrales (Rostros con expresiones neutras, objetos,
etc.), negativos (caras agresivas, animales feroces, accidentes, heridas, etc.) y positivos
(caras felices, bebés, cuadros divertidos, etc.) tres días después de esta primera
codificación. Un factor que el difería entre los grupos: sólo un sujeto de un grupo podía
dormir durante la noche siguiente a la codificación. Encontramos que los sujetos
privados de sueño memorizaban menos bien los estímulos positivos y neutros que los
sujetos que dormían, pero no se encontraron diferencias en los estímulos negativos. En
los sujetos que dormían, el hipocampo, implicado en la recuperación de los recuerdos
recientes, y la corteza pre frontal medial, participando en recordar recuerdos antiguos,
se activaron más cuando el sujeto tuvo que recordar las imágenes emocionales.

Estos hallazgos confirman que el sueño promueve el reprocesamiento de la memoria y


la reorganización a través de las conexiones, en los sujetos privados de sueño, el
recuerdo de las memorias emocionales negativas activaron fuertemente los circuitos
emocionales, la amígdala en particular, gracias a la imponente activación de este, a
pesar de la privación del sueño, En particular aquellos eventos que potencialmente
pueden ser la vida. Sin embargo, este mecanismo sólo funcionará durante cortos
períodos de tiempo, como lo han demostrado nuestros próximos experimentos.

¿Qué sucede con las huellas de la memoria a largo plazo? Llevamos a cabo otro estudio
de imagen con los mismos voluntarios que participaron en nuestros estudios, pero
ahora seis meses después de la primera fase de codificación. Esto nos permitió evaluar
si el sueño (o ausencia de sueño en el caso de privación del sueño) durante la noche
inmediatamente después de una tarea de memoria puede tener efectos duraderos.
Observamos que la recuperación de los estímulos, al activar el hipocampo tres días
después del experimento, después de los primeros meses activaría principalmente los
regios corticales, en particular la corteza pre frontal ventromedial y no el hipocampo.
Incluso seis meses después del experimento todavía podíamos observar diferencias
considerables de la actividad
cerebral entre los sujetos permitidos para dormir y los que estaban privados de sueño.
En los sujetos permitidos para dormir, la corteza pre frontal media, la amígdala y la
corteza occipital fueron más activadas que en los sujetos con privación de sueño cuando
se les presentó un estímulo emocional.

EVACUANDO UN EXCESO DE EMOCIONES.


Por lo tanto, las emociones favorecen la reorganización de la memoria durante el sueño
y los procesos de consolidación a largo plazo. En conjunto, estos resultados muestran
que el sueño es un estado favorable para la consolidación de las huellas de la memoria
emocional, varias áreas cerebrales estrechamente interconectadas parecen
desempeñar un papel majos en esta información en la memoria a corto plazo, la corteza
prefrontal media para la recuperación de la memoria a largo plazo, Y sobre todo la
amígdala para la extracción del valle emocional de un estímulo y el refuerzo de la
consolidación de los acontecimientos emocionales.
Otra línea de investigación apoya también el papel del sueño rem en el procesamiento
de las emociones, un importante parámetro neurofísico muestra cambios drásticos
durante una noche de sueño, es decir, la concentración sanguínea de glucocorticoides,
especialmente de cortisol, la hormona del estrés. El cortisol es mínimo al comienzo de la
noche, donde las ondas de sueño lentas suelen estar presentes. Un inhibidor del
cortisol, administrado para reducir el aumento natural de esta hormona durante la
segunda mitad de la noche, disminuye el confort del texto neutro, pero refuerza el del
texto emocional. Parece probable que la concentración normalmente elevada de la
hormona del estrés al final de la noche pudiera evitar la excesiva sedación de los
eventos emocionales, lo que podría limitar el riesgo de estados patológicos, como el
trastorno de estrés postraumático.

En todos los casos aquí descritos, la memorización es facilitada por el sueño, pero el
sueño rem desempeña un papel muy específico: es necesario consolidar los recuerdos
cargados emocionalmente, y también regular los circuitos emocionales, permitiendo
que el "exceso" de emociones sea procesado y Finalmente reducido. En conjunto, estos
hallazgos pueden ser consistentes con la idea de que las emociones fuertes que
sentimos en nuestros sueños, en particular durante el sueño rem, tendrían una función
reguladora para nuestra vida emocional. Finalmente, estos resultados tienen
importantes implicaciones para los pacientes que sufren trastornos psiquiátricos o
trastornos del estado de ánimo, cuya estructura del sueño suele ser perturbada por la
patología o por el tratamiento administrado

Capitulo 16

Alexitimia o el silencio de las emociones


Silvie Berthoz
Instituto Mutualista Mountsouris, Paris

. RESUMEN
 Los individuos con alexitimia son inconscientes de algunas emociones
 En este caso, las sensaciones corporales, relacionadas con las emociones
Ej: el miedo, existen pero no están asociadas con ninguna emoción.
 Esta “ceguera emocional” podría resultar de una insuficiente poda neuronal
durante la infancia.
 Las palabras deben ser conectadas a estados afectivos para dar lugar
a emociones.
“Es difícil explicar. Es como tener mariposas en el
estómago. Tengo un nudo en mi garganta y dolores de cabeza”,
dice un paciente a su psicoterapeuta “¿qué sientes? ¿Piensas
que esta persona quiere atacarte, estas resentido hacia
él?”, el terapeuta le pregunta. El paciente frunce el ceño,
con una mirada ausente “no lo sé. No entiendo. ¿Qué
significa estar resentido?” En terapeuta lo ha estado
ayudando por varias semanas ahora, este paciente está
poniendo sus estados emocionales en palabras.
Un extraño fenómeno ocurre: cuando el paciente trae a
colación un episodio en su vida rica en emociones, un
encuentro amoroso o un conflicto familiar, el describe con
detalle sus sensaciones físicas, pero no pude hallar las
palabras para describir sus sentimientos.

Este desorden es llamado alexitimia y es la incapacidad para


representar y expresar las propias emociones. Sin embargo,
cuando son medidos los parámetros fisiológicos de los
pacientes, su ritmo cardiaco o transpiración, se puede
observar que las emociones en realidad están presentes, y
desencadenan manifestaciones fisiológicas. Pero parece como
si la persona no fuera consciente de ellas y de que no puede
expresarlas. La proporción de población que presenta
alexitimia se estima en 15 %. ¿Quien nunca se ha encontrado
con estos individuos “taciturnos” con un “gran corazón
bajo un duro caparazón?” Estos son hombres, a menudo, que
parecen perdidos al momento en que tienen que compartir sus
emociones. Hace 30 años, las causas de este desorden, las
consecuencias, las cuales pueden ser bastante
discapacitantes, han sido investigadas.

UN VACÍO ENORME
Existen en la sala del doctor paciente que vuelve a su vida
familiar, a sus relaciones y conocidos. La vida social para
ellos no es placentera, porque ellos encuentran difícil
establecer una conexión con alguien más, para identificar qué
es lo que sus interlocutores sienten, para inferir cuales son
las reacciones emocionales que desencadena su habla en ellos,
En casa, cuando una pelea se asoma, el cambia el tema o se
aísla en otra habitación: sabe que no estará cómodo
expresando lo que pasa por su mente, que las palabras le
fallarán. Más a menudo, cuando la situación se ponga
demasiado tensa, se romperá en llanto o estallará en ira,
esta será la única manifestación de lo que está pasando en su
cerebro emocional. Se enfrenta a nada más que el vacío
cuando tiene que hablar acerca de la ternura, los celos, la
superstición, sobre el amplio mundo de emociones y los
términos asociados con ellas.
Estos pacientes tienen capacidades de introspección muy
limitadas sobre sus propios estados afectivos, haciendo los
intercambios con un psicoterapeuta bastantes superficiales:
la psicoterapia desliza sobre ellos como agua sobre las
plumas de pato. Los psicoterapeutas hablan de una “relación
blanca”, vacías de valor emocional, monótono o de
mentalización inmadura. De acuerdo a su familia, el paciente
está muy preocupado con su cuerpo: Incapaz de identificar las
sensaciones que vienen de su garganta, su corazón, su
estómago, los pelos que se levantan, los inspecciona como un
fenómeno extraño y engañoso. Estos individuos son incluso
algunas veces llamado hipocondriacos (personas que expresan
ansiedad excesiva sobre su salud). En algún momento se les
describe como falta de creatividad, humor, flexibilidad o
afecto hacia los espíritus.
¿Cómo las emociones tienen acceso a la conciencia? ¿Qué
eslabón se ha roto n las personas con aleximitia? ¿Cómo
podemos ayudarnos? Hemos examinado las características de la
actividad cerebral en pacientes con aleximitia, y hemos
observado anomalías en un área que se cree que conecta el
centro de las emociones al área cerebral que toma conciencia
de estas emociones, que las analiza y formula.
UN TRASTORNO EN LA INFANCIA
La alexitimia es una dificultad de la representación mental
de las emociones: las sensaciones corporales y los estados
mentales se asocian solo en muy poca medida o en absoluto.
Las causas de esto probablemente podrían ser buscadas en la
primera infancia. Un niño pequeño que todavía no tiene
jerarquías de estados mentales, y los últimos, no están
asociados con conceptos o palabras, se dirige al mundo de las
emociones a través de su cuerpo. Si tiene hambre, siente
dolor en el estómago, si está asustado de perder a su madre
siente que su garganta se aprieta, lagrimas están en sus
ojos. Más tarde, sentimientos de deseo o enojo, también se
manifestarán así mismas a través de las sensaciones
corporales. Luego, vendrá la edad cuando el organiza sus
percepciones corporales en un todo coherente, aprende que
otras personas sienten cosas similares y halla un código
común para identificarlas en si mismo y en los otros, para
convertirse en un individuo social y reflexivo.
Los padres juegan un importante papel en esta evolución: La
madre guía al niño usando palabras a lo largo de su camino de
mentalización. Ella le pregunta: “¿estás enojado?, ¿estás
triste?, y estas preguntas dirigen en un camino las
sensaciones físicas, etiquetándolas con nombres que ayudarán
a identificarlas y comunicarlas. En el cerebro de un niño la
información pasa a través de las áreas de percepción de las
emociones, el sistema límbico, localizado en lo profundo del
cerebro; a través de los centros para de categorización,
reflexión, del lenguaje y de la percepción auditiva, situados
en la corteza, parte externa del cerebro.
Los intercambios entre la madre y el niño son probablemente
decisivos para la creación de un buen “banco de emociones”
en la infancia, este es, un vasto repertorio de sentimientos
asociados con palabras, pensamientos o recuerdos. Si los
padres, por una razón dada, como la depresión, personalidad
frágil, o incluso alexitimia, no dan suficientes señales
verbales al niño para acompañar las emociones que el
experimenta, el puede estar enfrentando una carencia de
palabras que reflejan una deficiencia en la identificación de
sentimientos. Después, es posible que se refiera
sistemáticamente a sus sensaciones corporales, sin ser capaz
de describir estas sensaciones en el reino de los estados
mentales, de la corteza, del lenguaje.
De acuerdo al psiquiatra Maurice Corcos, director de la sala
para adolescentes y adultos jóvenes del instituto Mutualista
Montsouris en Paris, en un niño que se convertirá en
alexitímico, las experiencias afectivas esta relacionadas,
tanto psicológicas como corporalmente con la madre ausente;
el niño será incapaz de integrarlas, lo cual dificultará el
reconocimiento de un amplio espectro de sentimientos
afectivos y estados emocionales en sí mismo y en los otros.
La psicológica disponibilidad de la madre para los estados
mentales del niño moldeará las representaciones de sus
emociones, del funcionamiento mental de sí mismo y de los
otros que el niño está adquiriendo, y consecuentemente, sus
futuras experiencias afectivas y relacionales. De hecho,
cuando a individuos alexitimicos se les pide que recuerden su
entorno afectivo durante la infancia, ellos frecuentemente,
lo describen como desprovisto de emociones.
El apego de un niño hacia su madre, es esquemáticamente, de
dos tipos. En ciertos niños este apego es de un tipo seguro:
El niño esta triste cuando es separado de su madre, pero
puede progresivamente volver a jugar mientras espera por
ella, pero él sabe que ella va a regresar. En otros niños,
uno se refiere a un apego inseguro, el niño no muestra
tristeza aparente cuando la madre lo está dejando, pero se
niega a jugar con otras personas y no es más feliz cuando la
madre vuelve: él no ha aprendido a confiar en ella y censura
sus emociones por algo parecido a un reflejo de defensa. En
individuos con alexitimia el pasado afectivo se basa muy a
menudo en una relación de apego inseguro, que cierra la
puerta a la regulación emocional.

DE LA CEGUERA VISUAL A LA CEGUERA EMOCIONAL


En 1987, los psiquiatras Richard Lane y Gary Schwarz en la
Universidad de Arizona, Estados Unidos. Habían hecho un
enlace a otra patología donde los individuos pueden percibir
un elemento de su entorno sin completamente conscientes de
él. La paradoja se apoya en dos palabras: ceguera cortical.
Ciertos pacientes con una lesión en un área cerebral muy
específica, la corteza visual primaria, Dicen que no ven
nada, pero son capaces de detectar un objetivo en
movimiento…
Los primeros casos de ceguera visual fueron descritos durante
la primera guerra mundial, cuando soldados heridos en la
parte posterior de la cabeza, no podían ver nada, pero
continuaban esquivando las balas con bastante éxito. La
corteza visual primaria es necesaria para formar una
representación consiente de lo que se ve (por ejemplo, cuando
tú eres consciente de ver esta página, tu área visual
primaria esta activada); Sin embargo, el nervio óptico
también trasmite información visual a otra área visual –área
V5-, la cual reacciona al movimiento. Si este es el caso, los
individuos con “ceguera cortical” ven sin ser conscientes
de ello... Este fenómeno también ocurre en el dominio del
olfato (ceguera olfativa): Los pacientes dicen que ellos no
pueden oler nada, pero en la mesa, pueden fácilmente elegir
el plato que ellos prefieren. Otros no tiene conciencia de
las sensaciones (ceguera táctil), sobre la punta de sus dedos
pero pueden sujetar un objeto en su mano ejerciendo la
presión apropiada para que no caiga.
En individuos con alexitimia las anomalías en la función de
las estructuras corticales y subcorticales, dificultan la
percepción de sus estados emocionales. Por ejemplo, cuando
una persona con alexitimia hace una presentación delante de
sus colegas y se confunde con las explicaciones, se sonroja y
tartamudea, avergonzado. Su corazón se acelera, el suda,
todos los signos de un estado emocional están presentes, y
sin embargo, dice que no siente nada o que no sabe que es lo
que está sintiendo. Por analogía con la ceguera cortical, R.
Lane y sus colegas usaron el término “ceguera emocional”,
para describir la alexitimia. El área afectada en el caso de
la alexitimia aún no ha sido identificada, es decir, el área
que obstaculiza la conciencia de las emociones, de la misma
manera en que las áreas visuales primarias, lesionadas en la
ceguera visual dificultan la plena conciencia de la
percepción visual en personas afectadas por este síndrome.
Hemos examinado la actividad cerebral en personas con
alexitimia en reacción a fotos que provocan emociones
positivas (paisajes hermosos, escenas eróticas, fotos de
bebes...) o emociones negativas (niños llorando, fotos de
accidentes, animales terroríficos...). La primera parte del
trabajo consiste en determinar cuáles de los sujetos tienen
alexitimia. Para hacerlo, dimos a los sujetos cuestionarios
con ítems como los siguientes:
Cuando no te sientes bien, ¿sabes si estás triste o enojado?
¿Con frecuencia dejas que tu imaginación deambule? (Las
personas con alexitimia no lo hacen).
¿Tienes la sensación de que deberías hablar más
frecuentemente acerca de los que estas sintiendo?
Enfrentado a un problema interpersonal, ¿tú lo evitas?
¿Buscarías una solución concreta o más bien un dialogo?

Cada una de estas preguntas tenía una “puntuación” y el


puntaje total indicaba los niveles de alexitimia Nosotros
dividimos nuestra muestra de voluntarios en un grupo de
quienes tenían un bajo puntaje, y un grupo de individuos que
tenían un puntaje muy alto, obviamente alexitimicos. Nosotros
sacamos las imágenes cerebrales mientras sucesivamente se les
iban mostrando imágenes con connotaciones emocionales
neutrales, positivas o negativas. Observamos variaciones en
una área llamada el giro cingulado anterior: en individuos
con alexitimia esta se activa mucho más a menudo que en
controles sin alexitimia, cuando se les presentan imágenes
con una fuerte connotación emocional positiva, y mucho menos
para imágenes de fuerte connotación negativa.
Asi, parece como si los individuos con alexitimia fallan en
modular la actividad de su corteza cingulada anterior cuando
se enfrentan a las emociones. En lugar de tener un nivel de
actividad apropiado para la intensidad emocional de la
situación, lo cual es normalmente el caso, los individuos con
alexitimia tienen una actividad que es demasiado baja o
demasiado alta, lo cual puede perturbar la evaluación de la
experiencia emocional.
La corteza cingulada anterior está conectada al sistema
límbico, donde surgen las emociones, y la corteza, donde
ellas se formulan e identifican. Usualmente, la mayoría de
nosotros somos conscientes de nuestras emociones (positivas o
negativas), mas activadas. Esto se activa solamente cuando
nos concentramos en los aspectos emocionales de la escena. En
la alexitimia la actividad de la corteza cingular esta
alterada, siendo ya sea insuficiente o excesiva.
¿Cómo aparece este mal funcionamiento?, Recientes resultados
sugieren que esta podría deberse a una alteración de la
conectividad entre diferentes estructuras subyacentes a las
respuestas emocionales. Esta anomalía puede aparecer de la
siguiente manera: Cuando un niño aprende a crear diferentes
“cajones para las emociones”, que son conexiones entre sus
sensaciones corporales y estados mentales o palabras, el
probablemente elabora micro-conexiones que pasan a través de
la corteza prefrontal (de la cual, la corteza cingulada
anterior es una parte).
En esta región del cerebro del niño, existe una cantidad
redundante de conexiones potenciales; las conexiones
innecesarias son eliminadas mientras que aquellas que
relacionan una emoción a una palabra, son reforzadas (este
fenómeno de supresión de conexiones innecesarias a favor de
reforzar conexiones relevantes tiene lugar en todo el cerebro
durante el desarrollo). Esta eliminación ocurre
progresivamente, durante meses, a través del fenómeno de
muerte neuronal selectiva: solamente las conexiones
neuronales útiles se mantienen, que son también las activadas
por frases repetidas por los padres: “estas triste” o
“estas molesto”. En consecuencia en la alexitimia, la
selección de las conexiones relevantes podría ser anormal
probablemente debido a la falta de posibilidades para
comunicarse con los padres.
Si esta hipótesis es correcta, uno debería observar una
modificación de la morfología del cerebro con alexitimia.
Esta es una conclusión putativa de una observación hecha por
Haral Gundel y sus colegas en la Universidad de Munich,
Alemania: Ellos midieron el volumen de la corteza cingulada
anterior en individuos más o menos alexitimicos y observaron
que a más grande volumen de esta estructura, mayor nivel de
alexitimia. Hasta el momento, las investigaciones están
tratando de reunir todas las piezas del rompecabezas: Hoy se
sabe que la corteza cingulada anterior juega un papel
principal en la conciencia plena de algunas emociones, que el
da el paso entre el sistema límbico y la corteza cerebral.
¿Cómo llega la información a la corteza y a la conciencia a
través de la corteza cingulada anterior?. Cuando nosotros
experimentamos una emoción, cuando queremos compartirla o
analizarla, hacemos un esfuerzo intencional y un intercambio
de información entre el sistema límbico y las áreas
corticales involucradas en la atención a través de la corteza
cingulada el centro de las reacciones fisiológicas y las
representaciones mentales.
Los individuos con alexitimia piensan que están privados de
este canal de comunicación, lo cual podría tener
consecuencias perjudiciales. En efecto, entre los adictos a
las drogas se encuentran muchos más individuos con
alexitimia, que la población general: para los individuos con
alexitimia el consumo de drogas podría ser un medio para
desencadenar estados emocionales intensos, disipando
temporalmente la frustración causada por la variedad de
emociones que no pueden identificar; es posible que a través
del consumo de drogas ellos restauren el nivel de actividad
en regiones donde subyacen las experiencias placenteras.
Ciertos trastornos psicosomáticos pueden ser causados también
por alexitimia. Además, los psiquiatras a menudo consideran
que una enfermedad psicosomática viene de la incapacidad para
poner algunas emociones en palabras: una emoción que no es
verbalmente expresada puede expresarse a través de síntomas
corporales. Desafortunadamente, las psicoterapias clásicas
tienen muy poco impacto en la alexitimia, porque están muy a
menudo basadas en intercambios verbales acerca de lo que los
pacientes están sintiendo. Para ayudar a los pacientes a
salir de su silencio emocional, le tiene que ser dado un
lenguaje. Hasta ahora, la terapia grupal es el tratamiento
más exitoso en este sentido.

RECONSTRUYENDO LOS ENLACES ROTOS


En tales terapias los pacientes son alentados a
“representar” una emoción de una manera teatral, usando
gestos. Al principio no conoce que gestos usar para acompañar
los profundos sentimientos dentro de él. Se remite a ciertos
signos primarios de las emociones: La ira provoca una
contracción de los músculos faciales; apretar el puño también
puede simbolizar esta sensación. Poco a poco las sensaciones
se asocian con gestos y los pacientes elaboran
progresivamente un código. Otras aproximaciones también son
posibles: el paciente es animado a asociar colores y paisajes
con sensaciones corporales.
Finalmente, el estudio de la alexitimia muestra que las
emociones son aprendidas. Ellas tienen una base instintiva,
la del niño que siente sus ojos llenos de lágrimas cuando
tiene miedo de que su madre se vaya, pero deben ser
procesados posteriormente por el cerebro: Deben crearse redes
entre la parte instintiva y la parte cortical, consciente y
refleja. Una gama de palabras y estados mentales tiene que
ser construidas poco a poco y contrastadas con las
sensaciones experimentadas.
La construcción de este repertorio depende del entorno
inmediato, pero también de la cultura: Los Inuit tienen
cientos de palabras para lo que nosotros simplemente llamamos
nieve. Esto no significa, sin embargo, que no somos sensibles
a la variedad de formas de la nieve. Presumiblemente,
nosotros percibimos de manera difusa la diferencia entre
diversas consistencias de nieve, entre diferentes tamaños de
copo de nieve y el color del cielo correspondiente a estos
eventos, pero nunca hemos formulado esta variedad de
experiencias usando tantas palabras. Para los Inuit somos
“alexitimicos de la nieve”. Todos los dominios de
competencia están involucrados: El término usado por los
enólogos para describir el vino parece sin sentido para el
laico. Sin embargo, cuando este último se toma el tiempo para
asociar una palabra o una imagen mental con cada
característica del vino, un día el terminará percibiendo
todos los finos detalles de los vinos.

APRENDIZAJE DE LAS EMOCIONES


Este es el trabajo realizado por un niño cuando aprende a
hallar, identificar, recordar y revivir y predecir
mentalmente sus propios estados emocionales. Este es el mismo
trabajo que debería hacerse con un poco de retraso en un
paciente con alexitimia. La tarea es larga y difícil. La
terapias de grupo reúnen a sujetos normales y pacientes
buscando estados emocionales comunes. En situaciones bien
establecidas los sujetos sanos describen sus emociones y los
individuos con alexitimia terminan percibiendo que esta o
aquella combinación de sensaciones que experimentan en su
interior tiene un nombre y pueden ser expresadas y
comunicadas. Poco a poco el número de herramientas a las que
ellos tienen acceso para describir sus sentimientos se
incrementa. Progresiva y simultáneamente, la precisión y la
variedad de sus emociones aumentan junto con su entendimiento
de las emociones de los otros.

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