El Poder de Las Emociones-Todos
El Poder de Las Emociones-Todos
El Poder de Las Emociones-Todos
PRFACIO
CAPITULO 1
UN MUNDO DE EMOCIONES
Robert Soussignan
Center for Taste and Feeding Behavior, Dijon
¿Qué sería la vida sin emociones? Las emociones colorean nuestras experiencias
cotidianas y nos informan de los eventos a los que encontramos significado, ya sea
alegría relacionada con el nacimiento de un niño o tristeza causada por la pérdida de
alguien que apreciamos. Las emociones están acompañadas por respuestas
comportamentales o corporales (incremento del ritmo cardiaco, secreción hormonal,
gestos y expresiones faciales). Ellas nos permiten adaptarnos a diferentes eventos y
regular la fisiología del cuerpo. Ellas también influencian nuestra percepción del mundo,
memoria episódica, toma de decisiones y juicios y constituyen un poderoso vehículo para
comunicar información a otros.
Los psicólogos americanos Paul Ekman y Carroll Izard tienen argumentado que los
programas de afectos universales y adaptativos están debajo de un set de emociones
básicas. De acuerdo con este panorama, una emoción básica está acompañada por
cambios en la expresión facial y por distinguidos patrones de activación dentro del
sistema nervioso central y autónomo (el sistema nervioso autónomo está dividido en la
parte simpática que provee el soporte metabólico necesario para la acción
incrementando, por ejemplo, la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, y la parte
parasimpática usualmente produce los efectos opuestos, esencialmente, ralentizando
procesos.
En su teoría llamada “emociones discretas”, Paul Ekman sugiere que para cada emoción
básica existen ciertas características que hacen específica esa emoción, y otras que son
comunes a diferentes emociones. Entre las singulares características de las emociones
básicas, las cuales son el prototipo universal de expresiones faciales (para alegría, por
ejemplo, la contracción de los músculos cigomáticos), distinta fisiología (para el miedo, la
activación del sistema nervioso simpático) y eventos antecedentes (para el miedo, la
imagen visual del depredador). Las características comunes son la evaluación
automática, el comienzo rápido, duración breve y ocurrencia espontánea.
En contraste, las emociones secundarias difieren de las emociones básicas en que ellas
requieren el desarrollo del lenguaje, cohibición (empatía, deseo y celos), autoevaluación
(vergüenza, orgullo, culpa y lástima) y elaboraciones cognitivas. De acuerdo con los
psicólogos, en contraste con las emociones básicas que ya están presentes en bebes de
seis meses, las emociones secundarias aparecen más tarde en el desarrollo, entre el
primer y cuarto año.
Los psicólogos evolutivos, asumen que las emociones están formadas por selección
natural y son heredadas de evolucionadas adaptaciones de nuestros ancestros durante
el paleolítico, considerando que las emociones secundarias son derivadas de emociones
básicas. El modelo multidimensional del psicólogo Robert Plutchik, el cual es
comúnmente referido para intentar clasificar las emociones de acuerdo a criterios como
la intensidad, similitud, polaridad (cada emoción tiene un opuesto, como felicidad-tristeza)
y complejidad.
Por ejemplo, la aprensión, miedo y terror constituyen una clase de emociones cercanas
que difieren por el nivel de intensidad. Adicionalmente, una mezcla de dos emociones
básicas puede producir una secundaria: alegría y aceptación para amor, sorpresa y
tristeza para desacuerdo, y rabia y disgusto para hostilidad. A pesar de esto, los límites
de este modelo han sido recalcados porque a menudo la naturaleza arbitraria de las
combinaciones sugeridas y la ausencia de cualquier referencia para mecanismos que
podrían describir la relación entre las emociones primarias y secundarias.
Además, la noción de emoción básica ha sido criticada por estudios que han puesto en
duda la existencia de programas de afecto producen un número limitado de expresiones
faciales, a lo largo con la universalidad de las prototípicas expresiones faciales. Una
alternativa a este enfoque ha sido recientemente sugerida por proponentes de las teorías
de la evaluación cognitiva, la cual explica en más detalle. El objetivo de esas teorías es
considerar la multitud de emociones humanas, sus delimitaciones, y los diversos factores
que dan lugar para diferenciar emociones.
La diversidad de emociones y expresiones faciales
Los enfoques psico-evolutivos modernos han sido fuertemente influenciados por las
palabras de Duchenne de Boulogne, el autor de un tratado titulado los mecanismos de
las expresiones faciales publicado en 1862, y aún más por los trabajos de Charles
Darwin. En 1872, Darwin publicó la expresión de las emociones en hombres y animales,
donde da la impresión de la idea de una relación cercana entre las emociones y los
prototipos de las expresiones faciales. Por ejemplo, el miedo es caracterizado por estirar
y erguir las cejas, ojos abiertos y una ligera boca abierta y labios estirados.
Diversos modelos han sido sugeridos para clasificar emociones y entender como emergieron. Sus
características han sido expuestas a continuación.
Juntos con Benoit Schaal y Luc Marlier en el Centro Europeo de Ciencias del gusto en
Dijon, nosotros hemos encontrado que los olores desagradables para adultos pueden
elicitar sonrisas así como expresiones de disgusto en recién nacidos. Nosotros también
hemos observado que una experiencia temprana con olores dentro de poco antes o
después del nacimiento (y así como a los familiares del bebe) juega un rol en la forma en
que el recién nacido los aceptará.
Tal concepción es soportada por numerosos trabajos que han mostrado, en particular,
que fotografías de seis distintas expresiones occidentales de emociones (alegría, rabia,
tristeza, miedo, disgusto y sorpresa) son correctamente identificadas por sujetos de
diferentes culturas. Adicionalmente, Paul Ekman ha demostrado que los nativos de
Nueva Guinea, quienes prácticamente no estaban expuestos a los medios y el mundo
exterior, manejaron bastante bien el hecho de coincidir una fotografía de una cara
expresando una emoción particular con el contenido de una historia.
Sin embargo, existen al menos dos tipos de argumentos que cuestionan este punto de
vista. El primero está basado en un análisis de 97 estudios de reconocimiento de
expresiones faciales. Los resultados de este estudio, aunque incluyen una confirmación
satisfactoria del acuerdo entre personas de diferentes culturas, han mostrado que un
miembro de una cultura específica es mejor reconociendo emociones producidas por
personas de su grupo cultural que miembros de otro grupo. Otra refutación de la tesis del
a universalidad de las expresiones emocionales critica la metodología usada en sus
experimentos: a menudo a los participantes de diferentes culturas les fue preguntado por
el reconocimiento de una expresión facial posada y exagerada, mientras cada día las
expresiones espontaneas son a menudo menos intensas o hasta mezcladas. Cuando
preguntaron por la identificación de expresiones faciales de nativos de nueva guinea,
Pamela Naab y James Russell demostraron que los estudiantes americanos solo
reconocen el 24% de las expresiones emocionales.
¿Podemos nosotros entonces concluir que las emociones primarias son expresadas por
programas de afecto universales? Si existen tales programas, sin embargo, están
probablemente entretejidos con complejos procesos sujetos a fuertes variaciones
relacionadas con la cultura y la experiencia de cada individuo. Habría también una
asimetría en el reconocimiento intercultural de emociones positivas y negativas. La
expresión vocal de emociones negativas primarias (rabia, miedo, tristeza y disgusto)
puede ser fácilmente reconocida por el Bantu de Namibia o por personas del lado
occidental del mundo, mientras que el reconocimiento de emociones positivas (alivio,
triunfo y placer sensual) parece ser comunicado por señales que son específicas para
cada cultura.
Cuando nosotros experimentamos una emoción el sistema nervioso autónomo, que está
conformado por dos enormes redes neurales, por ejemplo, el sistema simpático y
parasimpático, dirige las modificaciones fisiológicas, como la aceleración del ritmo
cardiaco y respiración, cambios en el diámetro de los vasos sanguíneos, secreción de
adrenalina y liberación de glucosa. Cada modificación tiene una función adaptativa, en
este sentido ellos incrementan la energía de soporte para acciones urgentes, ya sea para
pelear o huir. Pero esos cambios corporales también informan al cerebro que el cuerpo
ha reaccionado a un evento significante y que esos cambios son parte de la experiencia
emocional.
Expresar las emociones
De acuerdo a diferentes estudios de emociones, las mujeres expresan sus emociones más que los
hombres. Para probarlo, los psicólogos H. Bring y A. Gordon de la Universidad de Vanderbilt en los
Estados Unidos, mostraron películas emocionales a estudiantes de ambos sexos y analizaron sus
expresiones faciales. El resultado muestra que las estudiantes mujeres, de hecho, expresan más sus
emociones y que esta expresividad estaba afirmativamente relacionada con la puntuación obtenida del
autoinforme de escala de características del rol de género. En otras palabras, la mayoría de mujeres tienen
estereotipos relacionados con las características del rol de genero (la dulzura, la preocupación, la
necesidad de la mediación), la mayoría de sus caras expresan lo que ellas sienten.
Una de las hipótesis para explicar este efecto sugiere que la contracción de ciertos
músculos faciales podría desencadenar la entrada sensorial en los músculos y la piel que
podrían ser transmitidos al sistema nervioso central para modular la actividad de
estructuras cerebrales involucradas en el procesamiento de emociones. Esta hipótesis
fue probada por Andreas Hennenlotter y colegas en el Instituto Max Plank para ciencias
cognitivas en Leipzig, Alemania.
En resumen
La inteligencia emocional se compone de todas las habilidades relacionadas
con el reconocimiento y gestión de las emociones.
Esto implica percibir y gestionar las propias emociones, así como las de
otras personas, utilizándolas para mejorar el argumento, y comprender su
significado.
En tanto la inteligencia emocional se refiere en las empresas a las personas
más escénicas que también son los más apreciados por sus colegas y
líderes
Después de ver los clips, cada estudiante estaba sentado en una mesa individual
y se le dio una caja de cerillas, una caja de tachuelas y una vela. Encima de la
mesa había un panel de corcho. Se les dio 10 minutos para proporcionar una
solución al siguiente desafío: cómo fijar la vela en el panel de corcho de una
manera tal que se queme sin gotear cera sobre la mesa. Aquellos estudiantes que
habían visto las películas de comedia, y estaban, por tanto, en un estado de ánimo
feliz, tenían más probabilidades de llegar a una solución adecuada al
problema. Se dieron cuenta de que la táctica se puede lograr fácilmente al vaciar
la caja, virar a la pared y que sirva como una plataforma para la vela.
Comprender y controlar las propias Emociones
Los seres humanos no sólo son impulsados por la necesidad de asegurar la protección y
la cohesión del grupo, sino también por el miedo a ser rechazado y expulsado del grupo
por sus compañeros. Según Darwin, el sentido moral se funda en estas motivaciones y
es un producto de la selección natural. Durante la evolución del cerebro del Homo
Sapiens habría adquirido características específicas que explican nuestras disposiciones
sociales, en particular, nuestra capacidad para evaluar las consecuencias de nuestras
acciones y las de los demás, y para adaptar nuestro comportamiento a un sistema de
reglas y normas sociales. ¿Esto significa que no existen que las estructuras del cerebro
que controla nuestro comportamiento de manera tal que respetamos la integridad física
y psíquica de los demás? Esta cuestión ha sido abordada por estudios recientes que
utilizan técnicas de neuroimagen funcional, que permiten determinar los mecanismos del
cerebro implicadas en las emociones tan complejas como la culpa, vergüenza o
indignación.
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En Resumen:
- "Emociones morales" como la culpa y la vergüenza, ayudar a mantener las relaciones sociales
- Ciertas áreas del cerebro se activan por dilemas morales
- Diversos escenarios nos permiten estudiar cómo los sujetos reaccionan cuando las reglas morales
se rompen
- En los psicópatas la amígdala, que participan en el "sentido moral", no se activa en la misma forma
que en sujetos sanos
subyacen a las acciones y para estimar si una acción en particular fue voluntaria o
involuntaria. El niño puede entonces también entender que hay diferencias en las
consecuencias de las acciones en función de si fueron causadas por él / ella o por otra
persona. Así poco a poco el niño afila su sentido moral y amplía su gama emocional, que
tiene ahora acceso a los sentimientos sociales complejos que son esenciales para la
integración social. Veremos aquí que, dependiendo de si uno es un espectador o un actor
de la conducta y si la acción fue voluntaria o involuntaria, diferentes emociones (como la
ira, la vergüenza y la culpa) se despiertan.
Uno puede simplemente tener en cuenta el sistema legal de numerosos países para
comprender hasta qué punto los movimientos de la agencia y la intencionalidad son
cruciales en la determinación de las normas sociales. Incluso si las consecuencias de un
acto son los mismos, por ejemplo, la muerte de una persona, las diferentes sanciones
legales se atribuyen a, por ejemplo, la persona que cometió el crimen y el cómplice
pasivo. Las sanciones también dependen de si el acto fue cometido voluntariamente o
no: la severidad de la sentencia es máxima si uno tiene cometido homicidio voluntario, y
es menor si uno es un cómplice o un homicidio involuntario cometido.
Es en particular para Juan Harlov, un médico del pueblo estadounidense, que se debe la
primera descripción de la relación entre lesiones cerebrales y el sentido moral. A
mediados del siglo XIX, Harlow describe las profundas modificaciones en el
comportamiento social de un ingeniero de la construcción del ferrocarril que tenía la parte
frontal de su cráneo atravesado por una barra de metal. Mientras que haber sido un
trabajador ejemplar antes del accidente, después del accidente, se convirtió en una
persona falta de respeto, grosero y agresivo. Dado este caso, numerosos estudios
neuropsicológicos llevaron a cabo, entre el equipo de Antonio y Hanna Damasio en la
Universidad del Sur de California, Estados Unidos, han confirmado que ciertas lesiones
cerebrales provocan dificultades en el comportamiento social y trastornos de juicio moral.
En los últimos años, se han realizado considerables avances en la investigación de las
bases neuronales del sentido moral. Los investigadores siguieron el ejemplo de los
estudios sobre las regiones del cerebro implicadas en las emociones primarias que se
relacionan las variaciones en la actividad cerebral a los cambios transitorios en los
estados emocionales (causada por ejemplo por escuchar una historia triste o feliz, o
mirando una foto de una cara feliz o de susto).
Varios equipos han mostrado actividades simultáneas y reproducibles de varias regiones
del cerebro cuando los sujetos están expuestos a estímulos emocionales con una
connotación moral. Por ejemplo, las frases que implican dilemas morales se presentan al
sujeto "en tiempo de guerra, imagine que se encuentra entre un grupo de gente que se
esconde en un sótano y la única manera de evitar ser descubierto es estrangular hasta
la muerte a su bebé que está llorando en su brazos." Otros temas se muestran imágenes
que tienen una connotación moral, por ejemplo, una foto de un hombre que llevaba una
máscara y apuntando con un arma a una mujer aterrorizada. Estas áreas del cerebro no
se activan por el oír o ver los estímulos emocionales comparables que carecen de
connotación moral.
Las áreas cerebrales activadas son las anteriores, cortezas ventromedial, prefrontal, y
dorsolateral, el surco temporal superior y las porciones anteriores de los lóbulos
temporales, la ínsula y el putamen. Todas estas estructuras parecen jugar un papel clave
en el juicio moral. Estas estructuras, sin embargo, son parte de dos redes identificadas
previamente la corteza prefrontal, el surco temporal superior y la parte anterior de los
lóbulos temporales que se dedican a la percepción de las intenciones, la forma, por un
lado, la red de representaciones mentales o mentalización la corteza cingulada anterior
y la corteza orbitofrontal, la ínsula y la amígdala que participan en las respuestas
emocionales, la forma, por el contrario, la red de connotaciones emocionales. 2
Hasta hace poco, en la mayoría de estos estudios de neuroimagen que utilizan la noción
de juicio moral no se había probado de forma explícita. Los participantes tenían que
simplemente observar los estímulos que se les presentan, mientras que se registró su
2
Dos circuitos se activan en presencia de los estímulos emocionales con connotación moral, la corteza
cingulada anterior de la corteza orbitofrontal, ventromedial, la ínsula y la amígdala. Las otras áreas constituyen
la red de la representación mental de las situaciones observadas (por encima del cerebro en la sección
transversal inferior a la de fuera)
actividad cerebral. Este procedimiento experimental ha demostrado que las regiones del
cerebro observados se activa automáticamente cuando un sujeto se expone a estímulos
morales, incluso antes de que él / ella tuvo la oportunidad de analizar conscientemente
la situación. Estos resultados de neuroimagen han establecido que los dos grandes
procesos se llevan a cabo de forma automática durante el juicio moral: una mental de las
acciones y una evaluación afectiva. Esto significa que el cerebro elabora una
representación mental inconsciente de las acciones que observamos y añade una
connotación emocional que dará lugar a la ira, pena, remordimiento, etc.
En otro ejemplo estudiado en los temas de laboratorio se les pidió imaginar la siguiente
situación de transgresión social: "Después de su clase de gimnasia Linda se siente
cansada y toma un autobús a casa, al ver que un anciano va a tomar el único lugar libre
en el bus se apresura a deslizarse en delante de él." Cuando uno lee esta historia se
activa determinado código en las regiones del cerebro para la representación de la acción
de Linda y sus consecuencias para el anciano, además del código de otras regiones para
las emociones desagradables asociados con esta situación. Estos procesos suponen la
formación de una impresión inmediata (o intuición) y de idoneidad, aceptabilidad o
reprensible del comportamiento.
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Escenarios cortos se han elaborado para estudiar la transgresión, es decir, las nociones de "dios" y "malas".
En estas pruebas la actividad cerebral de los sujetos registraron mientras son observadores de una escena o
actores. Se estudia por ejemplo la otra transgresión intencional (a), es decir, el sujeto observa a una joven
tomando deliberadamente el asiento que un anciano iba a tomar: la otra transgresión involuntaria, es decir,
la situación en la que la joven, mientras está distraída, toma el asiento del viejo hombre sin haberle visto (b);
la transgresión de auto-involuntaria; idéntica a la primera situación descrita, pero en el que el "ladrón del
asiento" es el propio sujeto (c); Por último, la transgresión de auto-involuntaria, en el que el sujeto toma
asiento sin intención de alguien más (d).
es esencial para el procesamiento de un estímulo emocional, incluyendo las expresiones
faciales de las emociones, imágenes o sonidos de las palabras cargadas de emoción,
sobre todo si son desagradables o aversivos. Es una estructura fundamental de un
sistema de alarma interno que detecta amenazas potenciales, nos alerta, incluso antes
de saber qué es exactamente el peligro. Sabiendo que la activación de la amígdala se
modula por el grado de aversión que induce un estímulo dado, y que su función en
relación estímulos y castigo se ha establecido, se podría imaginar que esta estructura del
cerebro desempeña un papel en ciertas emociones morales.
Para probar esta hipótesis, hemos creado un modelo experimental en el que el sujeto
puede ser o bien el actor o espectador y tienen (o no) la intención de causar daño. Hemos
preparado cuentos que describen las transgresiones en el que el protagonista de la
transgresión es el sujeto o de otra persona y donde esta transgresión es ya sea
intencional o accidental. El ejemplo de Linda descrito anteriormente ilustra otra
transgresión intencional. La otra versión accidental de la misma historia es la siguiente:
"Después de su clase de gimnasia Linda se siente cansada y toma un autobús para ir a
casa; mientras caminaba por el pasillo del autobús, se tropieza y se cae accidentalmente
en el único asiento restante, donde un viejo hombre iba a sentarse”. Para manipular el
agente de la transgresión que sustituye el nombre de la protagonista por el pronombre
que "Después de la clase de gimnasia que se sienta cansado y toma un autobús a casa.
Al ver que un anciano se va a tomar el único lugar libre en el bus se da prisa para
deslizarse en delante de él" Este es un ejemplo de una transgresión auto-intencional.
Por ejemplo, usted lee este principio de una oración: "Durante un descanso con un colega
fui a comprobar los resultados de la lotería en el papel." A continuación, lee una de las
cuatro siguientes frases: Sorprendido, a descubrir sus números de la suerte, y de repente
se da cuenta de que ha olvidado validar el billete de lotería para este sorteo "(ira contra
uno mismo);" sorprendentemente, se descubre números de la suerte de su colega, y de
repente se da cuenta de que ha olvidado para validar su boleto de lotería para este sorteo
(culpa), "se sorprenden, a descubrir sus números de la suerte, cuando de repente su
colega le dice que se olvidó de validar el billete de lotería para este sorteo" (rabia contra
otro); "Sorprendido, su colega descubre sus números de la suerte, y de repente se dio
cuenta de que se olvidó de validar su boleto de lotería para este sorteo" (compasión). al
igual que en nuestros resultados anteriores, este estudio demostró la activación de la
amígdala durante la inducción de culpa.
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Los niños pequeños son capaces de distinguir entre lo que es "bueno" o "malo, pero los adultos tienen que
reforzar sus sentimientos innatos.
La falta de sentido moral en psicópatas
Todos los estudios mencionados anteriormente han comenzado a revelar las estructuras
cerebrales implicadas en el sentido moral. Ellos muestran que la valoración moral
automática de un evento se basa en estructuras que elaboran una representación mental
de la conducta y atribuyen una connotación emocional a una situación percibida. En el
centro de este circuito la amígdala juega un papel clave en las respuestas a ciertas
transgresiones sociales.
Durante nuestro desarrollo aprendemos que por estar involucrado en una acción que
hace que otra persona víctima vamos a ser perjudicados. Este condicionamiento
emocional que se refiere a la naturaleza inadecuada de nuestras interacciones sociales
con potencial castigo se cree que moldean nuestras emociones morales, la culpa en
particular. La fuerza de este acoplamiento emocional entre una representación de una
transgresión y afectos negativos, lo que da lugar a una emoción compleja, posiblemente,
podría fomentar la supervivencia de nuestra especie y promover la cohesión social.
El uso de neuroimagen hemos demostrado que este proceso depende en gran medida
del funcionamiento de la amígdala, una de las más antiguas estructuras del cerebro que
es esencial para el establecimiento de contingencias entre un estímulo y un castigo.
CAPITULO 4
LOS PRIMEROS SIGNOS DE EMPATÍA Y SENSIBILIDAD EMOCIONAL
Jean Decety – The University of Chicago
Entre los procesos psicológicos que son la base de gran parte de la percepción social y
la interacción social normal, la empatía juega un papel clave. Se utiliza para motivar la
conducta prosocial, inhibe la agresión y allana el camino para el razonamiento moral. Por
otro lado, se considera que los niños que sufren de ciertos trastornos socioemocionales
en su desarrollo tales como trastornos de conducta y trastornos del comportamiento
disruptivo podrían presentar una falta de empatía y poca preocupación por el bienestar
de los demás. Estos déficits son considerados como factores de riesgo en el desarrollo
de la conducta hostil, agresivo o incluso violento.
La empatía suele surgir durante el primer año de vida y se desarrolla en el contexto de
las interacciones sociales. Mientras que los componentes cognitivos (emoción
comprensión y la toma de perspectiva) aumenta gradualmente durante los primeros 3-5
años de vida, los componentes afectivos de la empatía están en su lugar muy temprano.
De hecho, los bebés en su primer año comienzan a mostrar signos de preocupación por
los demás cuando están en apuros. Esta motivación emocional básica requiere no sólo
una reacción afectiva provocada por el estado emocional de otra persona, sino también
la atribución básica de los estados mentales. Para sentir preocupación por otra persona,
hay que ser capaz de distinguir entre el yo y el otro, reconociendo que es la otra persona
y no yo quien está angustiado. Por otra parte, esta capacidad emocional y la motivación
para el cuidado de la otra no son exclusivas de los seres humanos y puede ser observado
en otros animales sociales, sobre todo en las especies de mamíferos.
En resumen
Comunicación emocional y empatía no son únicas a los seres humanos
Los neonatos se contagian del llanto de otro bebé llorando cerca, pero
discriminan entre su propio llanto y el de otros
Muchas regiones del cerebro se activaan durante experiencias de empatía,
especialmente la ínsula y el cortex orbitofrontal.
Las experiencias sociales tempranas modulan que tan bien los niños regulan
sus emociones
La psicopatía está asociada con déficit de excitación empáticos
preescolares pueden
no demostrar su
responsabilidad
social hacia los que
sufren y a
menudo no
muestran evidencia de reciprocidad. Aunque parece que a pesar de que los niños
entiendes muchas de las '' reglas '' de la conducta moral, pueden ser reacios a ponerlas
en práctica.
El aumento de la empatía y las capacidades morales desde la infancia hasta los primeros
años de vida puede ser un producto no sólo de la experiencia social, sino también de un
aumento de las capacidades de funcionamiento ejecutivo. Las funciones ejecutivas
(incluyendo la memoria de trabajo, la inhibición, la planificación y control de la atención),
respaldados por la corteza prefrontal, a menudo se asocian con comportamientos
socialmente adaptados y de comprensión moral. Aunque la investigación de la función
ejecutiva en la lactancia y la primera infancia es poco común, los resultados sugieren que
el desarrollo de estas habilidades sigue de cerca en el tiempo una mayor comprensión
moral. Por ejemplo, la capacidad de inhibir una acción
A favor de otra mejora drásticamente alrededor del segundo año de vida, casi al mismo
tiempo que los niños comienzan a inhibir sus propias reacciones emocionales de angustia
en favor de ayudar a los demás. Por la edad preescolar, existe evidencia de que la función
ejecutiva está altamente correlacionada con el aumento de la teoría de las capacidades
mentales, las habilidades que se encuentran a menudo necesaria para la comprensión
moral madura.
Conclusiones
Incluso las formas más avanzadas de la empatía en los seres humanos se basan en las
formas más básicas y permanecen conectadas a los mecanismos básicos asociados con
la comunicación afectiva, apego social y el cuidado parental. La evolución ha adaptado
nuestro cerebro para ser sensibles y receptivos a los estados emocionales de los demás.
Ya en el primer año, muchos niños muestran preocupación por el otro. Esta preocupación
sólo requiere una capacidad mínima para la lectura de la mente y la auto-conciencia. Una
investigación de la neurociencia del desarrollo indica fuertemente que la reactividad
emocional y la toma enfática - hacer y cuidar – está basada en moralidad. Los niños con
tendencias psicópatas parecen carecer de la excitación empática. Ellos también pueden
comprender el estado emocional de los demás sin '' compartir '' sus sentimientos. La
puesta en común de la excitación negativa indirecta proporciona una fuerte señal de que
puede promover la preocupación empática. Para ser motivados para ayudar a otro, uno
tiene que ser efectivo y empáticamente despierto, para anticipar el cese mutuo y
experimentar angustia personal.
EMOCIONES INDIVIDUALES
Las emociones siempre están presentes.
Nos hacen sonrojarnos o nuestro corazón late mas rápido.
Todos nuestros sentidos están involucrados:
Vista, olfato, audición
Las emociones están influenciadas por muchos factores
Incluyendo nuestros hábitos y estereotipos mas serios
CAPITULO 5
EXPERIENCIAS Y SENTIMIENTOS
David Rudrauf
Universidad de Iowa
En resumen
La experiencia interna de uno con su propio cuerpo, interocepción, está basada
en sensaciones directas e indirectas
Las sensaciones corporales relacionadas con las emociones, contribuyen a la
autoconciencia
La insula es una región del cerebro relacionada con la percepción de las
emociones y también con la conciencia del cuerpo
Otras regiones también toman parte en experimentar emociones y en la
interocepción
¿Se sonrojaba porque siente
vergüenza de ser apuntado por
todo el mundo o es porque él está
ruborizado porque se siente
avergonzado?
GLOSARIO
- Propiocepción: la percepción de la dinámica del cuerpo en el espacio a través
de los órganos de equilibrio
- Interocepción: la percepción sensorial interna de los órganos y las vísceras
- Exterocepción: La percepción sensorial del mundo exterior a través de la
audición, visión, olfato, etc.
Esta teoría provocó numerosas controversias, y en la década de 1920 el fisiólogo
estadounidense Walter Canon y Philip Bard se oponen a ella, la defensa de una teoría
"centralista" de las emociones. Según ellos, las sensaciones corporales tomadas en
conjunto serían necesarias ni suficientes para experimentar emociones, que se forman
en el sistema nervioso central (y no en el sistema nervioso periférico) y no dependen de
los grandes bucles que conectan el cerebro al cuerpo.
( Según la teoría del peri..) al ver un león (a) el corazón comienza a competir con (b) y el sujeto
huye (c). Es por ello que se va a sentir miedo. De acuerdo con la teoría centralista, al ver un león
(d), el organismo que reacciona no está implicado en las emociones que experimentan o en la
decisión de huir: todo tiene lugar en el cerebro (e). El cuerpo sólo está implicado través de un
esfuerzo de los recursos energéticos necesarios para salir huyendo y que se va a proporcionar
(f).
Capítulo 6
Primeras Impresiones
Nathalie George y Lucile Gamond
ICM, Universidad Paris y Paris 8
Imagine que a usted le han presentado un nuevo colega que ha comenzado a trabajar en su
departamento esta mañana. Muchas preguntas vienen a su cabeza: ¿Se ve bien? ¿Es competente?
¿Inteligente? ¿Confiable? Cuando conocemos a una persona por primera vez no podemos evitar
hacernos una idea acerca de esta persona, incluso antes de dirigirnos a ella o él. Esto es verdad
para cada persona que nos encontremos: Casi inmediata y automáticamente formamos
impresiones de otros. ¿Hasta qué tanto podemos confiar en estas impresiones? ¿Sobre qué están
basadas estas impresiones?
Los mecanismos de formación de primeras impresiones han sido estudiados extensivamente en
psicología social. Los estudios más recientes en este tópico han florecido la neurociencia
cognitiva, donde el desarrollo de métodos de imágenes cerebrales ha creado un boom en la
neurociencia social y afectiva. Estudios en este campo han destacado la influencia de emociones
en la formación de primeras impresiones. Las primeras impresiones vienen de las percepciones
de la gente y qué deducimos de su cara, apariencia general, incluso algunos detalles en el
comportamiento de los demás, como su temperamento, personalidad e intenciones. La formación
de primeras impresiones es ubicua: las primeras impresiones se forman en personas que usan
cada pieza de información disponible. Este fenómeno es fundamental en nuestra percepción de
los demás.
En Resumen
Las primeras impresiones son muy sencitivas al contexto
La sobregeneralización explica el hecho de que los individuos con cara de bebé
pueden ser jusgados menos competentes que los que tienen un rostro mas maduro
La amígdala parece jugar un rol clave en la formación de las primeras impresiones
Inferencias Automáticas
Existe una larga tradición en estudios de psicología social sobre los mecanismos de formación de
primeras impresiones, el cual ha mostrado que inconscientemente relacionamos el
comportamiento, apariencia física o incluso rasgos faciales con rasgos de personalidad o
categorías sociales. Recientemente, muchos estudios de neurociencia social han contribuido a
definir los mecanismos de formación de primeras impresiones en relación con sustratos neurales
de percepciones de expresiones faciales y emociones. Nos referiremos a estos estudios con el
objetivo de resaltar la influencia de las emociones en la formación de primeras impresiones.
¿Por qué es importante estudiar y entender los mecanismos cerebrales de la formación de
primeras impresiones? Como se mencionó antes, la formación de primeras impresiones es un
proceso fundamental y ubicuo en nuestras interacciones sociales. Algunas de estas impresiones
son formadas sin darnos cuenta, fuera del campo de la conciencia. Este es notablemente el caso
de las primeras impresiones formadas por la activación de estereotipos y actitudes implícitas
concernientes a ciertas poblaciones o grupos socio-culturales. Tales impresiones, a pesar de ser
automáticas e inconscientes, pueden tener un gran impacto en nuestro comportamiento, por
ejemplo al decidir quién es el mejor candidato para un empleo, cuando se dicta una resolución
jurídica, cuando se escoge por quién votar en las elecciones, o simplemente cundo decidimos a
quién preguntarle por una dirección en la calle.
El impacto en el comportamiento de la primeras impresiones ha sido hace bastante por
psicólogos sociales. Recientemente ha sido reexaminado por Alexander Todorov y sus colegas en
la Universidad de Princeton en los Estados Unidos, en un experimento en el cual les pidieron a
participantes que evaluaran las competencias relativas de pares de caras. Las caras eran
desconocidas para los sujetos pero pertenecían a los candidatos políticos de las pasadas
elecciones para el Senado de los Estados Unidos y la Cámara de Representantes. Cada par de
cara estaba formado por las caras de un ganador y un perdedor en una cierta competencia, y se les
mostraba por un periodo de un décimo de segundo. Alexander Todorov y su equipo mostraron
que los participantes eligen las caras de los ganadores de las elecciones como personas más
competentes.
Estos investigadores sugirieron que nuestras elecciones pueden verse influenciadas por la mera
impresión visual formada en la cara de los candidatos, independientemente de sus ideas políticas,
sus acciones y su comportamiento. Este estudio enfatiza, por un lado, la propensión humana a
formar primeras impresiones incluso basadas en información mínima, y, por otro lado, el
potencial de impacto de las primeras impresiones en el comportamiento.
“Caras de Bebés”
Sin embargo, la confiabilidad de los juicios sobre las caras transformadas fue influenciado por la
disposición previa asociada con las caras: las caras transformadas que contenían un 35% de la
cara asociada con el comportamiento negativo fueron juzgadas más negativamente que las caras
transformadas con un 35% de una cara asociada a un comportamiento positivo. Entonces,
nuestras experiencias pasadas pueden influenciar nuestras primeras impresiones de personas
recién conocidas, sin que nos percatemos de ello, basadas en la vaga semejanza que una cara
nueva pueda tener con otra cara que conozcamos.
¿Qué son los mecanismos cerebrales de la formación rápida de primeras impresiones sobre caras
desconocidas? Como se menciona arriba, las emociones parecen jugar un papel importante en
este fenómeno. En efecto, las impresiones formadas muy rápidamente involucran rasgos de
personalidad con emociones, tales como rasgos relacionados a lo amenazante o lo confiable. Se
ha propuesto que la impresión que formamos puede entonces estar relacionada con la
generalización excesiva de rasgos físicos usualmente relacionados a expresiones faciales
emocionales. En otras palabras, las caras – incluso cuando tienen una expresión neutra – pueden
mostrar algunos rasgos usualmente asociados con una emoción en particular. Por ejemplo, el
enfado es usualmente visto en el fruncido del ceño y el estrechamiento de los ojos; la alegría, por
el contrario, generalmente se expresa levantando las esquinas de la boca y las cejas. Por lo tanto,
si una persona tiene cejas gruesas y estrechas o tiene las esquinas de la boca naturalmente un
poco elevadas, el cerebro como espectador puede detectar características perceptivas; esto puede
influenciar cuan confiable o accesible es la cara juzgada, incluso si las características son tan
leves como para percibir una cara como enojada o feliz.
Esta hipótesis está apoyada por estudios que muestran que la amígdala es sensible a la
confiabilidad de un juicio sobre una cara. La amígdala es una estructura ubicada en la parte más
profunda de los lóbulos anteriores temporales; está involucrada con el procesamiento de
estímulos de emociones y más generalmente en la evaluación de la relevancia de estímulos o
eventos. La amígdala es activada durante la evaluación de confiabilidad de una cara; esta
activación toma lugar durante la evaluación de confiabilidad de una cara tanto explícita como
implícita.
En el caso de evaluaciones muy rápidas de la competencia de caras desconocidas, el mecanismo
de generalización excesiva también estaría activo. Aquí, la generalización excesiva afectaría
cualidades de apariencia superficial de “cara de bebes”. Un adulto con “cara de bebé” sería
juzgado menos competente que uno con cara más madura, igualmente atractivo, por pares de la
misma edad y sexo. Esquemáticamente, esto sería debido a que características de “cara de bebé”
activarían automáticamente impresiones afectivamente cargadas asociadas a los recién nacidos,
abarcando ingenuamente, sumisión, debilidad tanto como gracia y amabilidad. En consecuencia,
personas con “cara de bebé” tienden a ser juzgados como más amables y cordiales pero menos
competentes que las personas con caras más maduras.
De acuerdo a esta hipótesis de generalización excesiva, Leslie Zebrowitz y sus colegas en la
Universidad Brandeis en Waltham en Massachusetts han mostrado que caras de adultos con
características de “cara de bebé” – en contraparte a caras más maduras – suscitan actividades
cerebrales similares a las que se activan al ver caras de niños, en particular en las áreas cerebrales
involucradas en el análisis perceptivo de caras y en la amígdala. Esta capacidad de detectar
atributos de “cara de bebes” puede ser importante desde un punto de vista evolutivo, porque
puede favorecer reacciones adaptativas hacia los bebés de estimular comportamientos de
protección y cuidado. Hasta el momento, puede también influenciar las impresiones que uno
forma de adultos con caras que preservan cualidades de bebés.
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Nota: lo que escribiré en este recuadro es lo que aparece encima de las imágenes de los cerebros.
Las Áreas Cerebrales de las Primeras Impresiones
Varias regiones del cerebro se involucran en la formación de primeras impresiones. Estas
regiones se involucran en el análisis perceptivo de caras, cuerpos, y gestos, en la decodificación
de estados emocionales e intenciones de los demás, procesamiento emocional, y en
reconocimiento social.
Regiones desde la corriente visual ventral que abarca las áreas visuales de la corteza temporal –
en particular en el giro fusiforme (ver siguiente página) – están involucradas en el análisis
perceptivo de caras y cuerpos. Áreas del surco superior temporal están involucradas en al
decodificación de señales de expresión facial y en la mirada. La parte posterior de esta región
topa con la juntura temporal-parietal que está involucrada con la cognición social y en marcar
inferencias sobre la disposición en intenciones de los demás, junto con las cortezas prefrontales
mediales dorsal y ventral (incluido la corteza paracingular). Las regiones anteriores temporales
(en particular su parte superior) estarían involucradas en la representación de conceptos sociales.
Las regiones involucradas con emociones, tales como la amígdala, la ínsula, la corteza anterior
cingular, y la corteza orbitofrontal también desempeñan un importante papel en la formación de
primeras impresiones y valoración de personas.
capítulo 7:
De cara a la experiencia subjetiva
From Faces to Subjective Experience
Paula Niedenthal
Universidad Blaise Pascal, Clermont-Ferrand
En resumen
Involuntariamente imitamos las expresione faciales de otros, lo que nos
permite sentir el estado afecetivo asociado
Las personas que son afectivamente cerradas imitan cada expresión
del otro hasta el punto que sus caras terminan luciendo similar después
de muchos años
Inconcientemente disminuimos nuestra capacidad de imitación
emocional personas de otras culturas, etnias o grupos sociales
¿Alguna vez ha notado que cuando la gente ve una expresión facial de dolor,
inmediatamente produce una expresión de sufrimiento? Más sorprendente aún,
cuando inyectan con Botox la región de las cejas un sujeto se vuelve incapaz de
reproducir (o imitar) una expresión de ira como la ve en una foto (porque los
músculos de esta parte de la cara están paralizados por la sustancia). Una
inspección de la actividad cerebral de estos sujetos muestra una menor activación
en las regiones del cerebro implicadas en el procesamiento de la emoción en la
fotografía. En otras palabras, la parálisis de los músculos faciales que sirven para
expresar la ira debilita la emoción experimentada. Estas expresiones de las
emociones en el rostro de otros conllevan un complejo motor y actividad cerebral
en el observador. La imitación facial, un fenómeno central en la comunicación de
las emociones, es un mecanismo automático. Pero ¿cuáles son estas funciones?
Estudios recientes han demostrado que bloquear la imitación facial nos impide
comprender si una sonrisa expresa alegría, sensibilidad, compasión o ironía. El
acto de imitar una expresión facial y de entender el significado y la intención de la
expresión están directamente relacionados. Ciertos experimentos usando
imágenes cerebrales confirman esta relación. Estas muestran que lo que pasa en
el cerebro del individuo que descifra la emoción de alguien más es similar a lo que
ocurre en el cerebro de la persona que actualmente está experimentando la
emoción. Uno de los primeros estudios que demuestra esto consiste en la
medición de la actividad cerebral en las regiones subyacentes a la experiencia de
dolor. Se realizó a través de una técnica que grabó la actividad de neuronas
aisladas mediante electrones. Este estudio mostró que las neuronas que
responden al dolor están activas tanto cuando una persona recibe un estímulo
doloroso como cuando la persona ve a alguien más recibiendo el mismo estímulo.
Un reciente estudio de neuroimagen confirmó esos resultados mostrando la
activación de las regiones del cerebro que perciben el dolor (córtex del cíngulo
anterior y la ínsula) en mujeres que recibieron el estímulo doloroso y que
observaron a sus compañeras recibir el mismo estímulo.
Otros estudios muestran que tendemos a imitar las expresiones faciales de los
miembros de nuestro propio grupo –por ejemplo, gente de nuestro país- y en
menor instancia las de personas de otras culturas o grupo social. Experimentos
sobre la imitación facial muestran que el contacto visual facilita la imitación. Esto
puede explicar por qué más fácilmente imitamos a personas de nuestro grupo
social que a extraños.
CAPITULO 8
Emociones Olfativas
Geraldine Coppin, Sylvain Delplanque y David Sander
Universidad de Yale, y Centro Suizo de Ciencias Afectivas, Génova
EN RESUMEN
La química natural de moléculas perfumadas es muchas veces suficiente para
predecir cualidades de placer o displacer
La cultura tiene una considerable influencia en estas llamadas cualidades edónicas
Estar expuesto a un olor considerado agradable, refuerza esta cualidad hedónica
La literatura, ya sea clásica, moderna o científica, imparte fragancias con el poder de despertar
toda una paleta de emociones intensas. Un aroma puede revivir memorias ricas en emociones y
el olor de una carne cocinándose nos deleita. ¿Pero en qué manera es el vínculo entre
emociones y el olfato único? Y cuál es la naturaleza de este vínculo: ¿La cualidad de agradable o
desagradable de un aroma es un reflejo de su composición química? ¿O es más bien una
construcción compleja, haciendo que dicha cualidad sea variable en el tiempo y dependa de las
circunstancias? Debemos examinar estos diferentes aspectos de las emociones olfativas.
El fenómeno mnemotécnico descrito por Marcel Proust inspiró numerosos estudios conducidos
por psicólogos. Hasta tal punto que acuñaron el nombre de “el fenómeno de Proust” para
designar la capacidad única de los aromas, y hasta cierto grado los sabores, de hacer que uno
reviva recuerdos autobiográficos propios. ¿Cuál es la conexión entre el olfato, la memoria y las
emociones? La psicóloga Rachel Herz en la Universidad de Brown en los Estados Unidos llevó a
cabo un experimento con el objetivo de ver si los olores constituían mejores señales para
acceder a recuerdos que las señales verbales, visuales o táctiles, incluso mejores que piezas
musicales.
Ella descubrió que no era ese el caso: todos los tipos de señales probadas revivieron recuerdos
con la misma precisión y cantidad. Sin embargo, los participantes sintieron que los recuerdos
reactivados por señales olfativas estaban más cargados emocionalmente. El poder emocional de
los recuerdos despertados por aromas se piensa que destaca en el dominio sensorial. En otras
palabras, no es que los aromas sean mejores para traer de vuelta recuerdos que los demás
sentidos, pero reavivan mucho mejor las emociones asociadas con dichos recuerdos.
Las Emociones y el Sentido del Olfato
Una de las razones de esto es que es muy probable que las regiones del cerebro que procesan
los aromas también son regiones claves para las emociones: en particular los casos de la
amígdala y la corteza orbitofrontal. En efecto la amígdala se considera que es parte de las
regiones cerebrales relacionadas con el olfato. Mientras que para la corteza orbitofrontal, en
ella subyace el procesamiento de las cualidades hedónicas (agradable o desagradable) de los
olores: se ha sugerido que sus regiones laterales procesan en particular olores desagradables, y
sus regiones medias - los agradables.
¿Cuál es su rol en el procesamiento de emociones? La amígdala es una región clave para el
procesamiento de relevancia afectiva a nuestro alrededor, permitiéndonos evaluar hasta qué
punto estos eventos facilitan, o por el contrario interfieren con nuestros objetivos y
necesidades. La corteza orbitofrontal toma lugar en la evaluación de la valencia de eventos
emocionales y en la regulación de las emociones (la valencia puede ser positiva, negativa o
neutra, dependiendo de cómo el evento es evaluado).
Muchos estudios que usan imágenes cerebrales muestran que “el cerebro emocional” es
particularmente sensible a los olores. Pero ¿cómo puede una emoción nacer de un aroma? ¿Por
qué, al oler un aroma, lo experimentamos como agradable o, por el contrario, desagradable?
Para saber si esta cualidad hedónica refleja la composición química de la sustancia olida, Noam
Sobel y sus colegas en el instituto Weizmann en Israel han conducido una serie de experimentos
que parecen confirmar esta idea. Descubrieron que la cualidad hedónica de los olores (todas
éstas compuestas por una sola molécula) parece relacionarse con las propiedades físicas y
químicas de las moléculas olidas. Entonces, simplemente basados en estas propiedades debe
ser posible predecir si un aroma dado es agradable o desagradable, sin importar quién
responde. Lo que es más, de acuerdo a estos autores ¡incluso una nariz electrónica podría
predecir la cualidad hedónica de un aroma!
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*Imagen*
La elección modifica las preferencias olfativas
Todos hemos tenido esta experiencia: no siempre percibimos los mismos olores de la misma
manera. Diferentes parámetros intervienen; para evaluarlos los autores y colegas en la
Universidad de Geneva, Suiza, han adaptado un protocolo experimental de lo que es llamado
libre elección propuesto en los 50s por el psicólogo social Jack Brehm, en la Universidad de
Kansas.
La versión creada tiene lugar en cuarto pasos. Primero, varios olores son presentados al
participante uno tras otro (a) y se le pide que juzgue cuán placenteros le parecen. Por ejemplo,
se expone al olor de una piña o un yogurt. Debe asignarles un valor entre 1 y 10. Elige 5 para la
piña y 2 para el yogurt (b). Después de esta evaluación se le pide al participante que escoja
entre dos olores que ha evaluado con el mismo número, la piña y el higo que ambos tienen 5. El
participante ahora selecciona, por ejemplo, el olor de la piña (c). Entonces descarta el higo. En el
tercer paso se le presenta al participante de nuevo los olores del paso 1 (d) y los debe evaluar
de nuevo. Se observa que el olor de la piña (5 al inicio del experimento) que ha sido elegida
ahora recibe un mayor grado: 6 de 10 (e). En contraste, el olor del higo que había recibido 5 al
inicio del experimento pero no fue elegido ahora baja a 4. ¿Qué ha pasado? El hecho de haber
forzado a elegir ha modificado la forma en la que los participantes juzgan los olores en términos
de su cualidad hedónica.
Por último todos los olores son presentados de nuevo al participante, esta vez añadiendo
nuevos olores (f). Para cada uno de ellos el participante debe responder la siguiente pregunta:
“¿Ha olido este aroma durante el experimento?” Si responde “no” se le presenta el próximo
aroma. Si responde “sí” se le pregunta si ha elegido o rechazado este olor en el paso 2 del
experimento. Las respuestas de los participantes son grabadas y comparadas con las obtenidas
durante la fase de elección. Esto permite destacar los casos en los que el participante recuerda
correctamente su elección.
Los resultados muestran que los participantes perciben los olores que eligen más placenteros y
menos placenteros los que descartan, sin importar si recuerdan o no sus elecciones. Entonces la
influencia de la elección en la preferencia olfativa toma lugar independientemente de que el
sujeto esté o no consiente de sus elecciones.
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Más aún, la relación entre la química y las propiedades hedónicas de los aromas puede darse
sólo para olores hecho a partir de una molécula, una excepción más que una regla, y no hay
predicción disponible concerniente a la vasta mayoría de olores que se componen de docenas
de diferentes moléculas en distintas proporciones. Además, algunos resultados experimentales
no pueden interpretar fácilmente únicamente en la base de propiedades químicas y físicas.
¿Cómo puede ser que no todas las personas estén de acuerdo en que un olor es placentero o
no? ¿Cómo puede un olor, percibido como placentero en una baja concentración, convertirse
en desagradable cuando la concentración aumenta? ¿Por qué algunas combinaciones
agradables pueden ser más agradables incluso después de añadir un poco de olor
desagradable? La química de los olores ciertamente no lo explica todo.
Entonces las características físicas y químicas de un aroma determinarían parcialmente (pero
sólo parcialmente) las cualidades hedónicas que despierta. Pero las emociones provocadas por
los olores no son simplemente percibidas en términos de “me gusta” o “no me gusta”. Los
olores provocan emociones sutiles, que pueden hacernos sentir nostálgicos por ejemplo, como
lo describió Marcel Proust. Pero incluso si la nostalgia ella misma puede ser agradable o
desagradable, la experiencia emocional asociada con esta no es comparable con la que
acompaña una emoción de asco (que es también desagradable) o la experiencia relacionada a
oler a nuestro hijo nuestro ser amado (que es también placentero). Entonces, incluso cuando la
cualidad de agradable o desagradable de un aroma puede ser evaluada individualmente,
reduciendo la experiencia emocional a esta dimensión sólo empobrecería fuertemente el
repertorio emocional.
Consecuentemente, surge la pregunta: ¿cómo podemos representar la riqueza emocional
provocada por aromas? Para intentar responde esta pregunta nuestro equipo en la Universidad
de Geneva en colaboración con la compañía Firmenich condujeron una seria de estudios en
todo el mundo con el objetivo de describir mejor la experiencia emocional provocada por
olores. Para esto les pedimos a los participantes (más de 1600 personas de 4 continentes) que
describieran, con la ayuda de más de 400 términos que hemos seleccionado, la emoción que
sienten cuando huelen diferentes aromas. Esta investigación ha mostrado que para la
comunidad de habla francesa la experiencia emocional es descrita en particular en términos de
felicidad y bienestar (usando términos como placenteros, bienestar), de disgusto e irritación
(enfermizo, desagradable), de sensualidad y deseo (romántico, sensual), de calmante y
tranquilo (relajado, sereno), de energía (revitalizado, estimulado) o placer sensorial (hacerse
agua la boca, nostálgico).
Es más, comparaciones entre diferentes culturas han demostrado que ciertos aspectos son
universales (felicidad/bienestar, asco/irritación, sensualidad/deseo), pero que también existen
aspectos específicos que dependen de la cultura. Por ejemplo, los asiáticos fácilmente asocian la
experiencia emocional relacionada con el olor con términos que reflejan la espiritualidad,
mientras este aspecto es difícilmente presente en las culturas occidentales. Entonces, los
estudios interculturales muestran que, en cada país, la dimensión hedónica existe pero
expresada diferente y debe ser suplementada por otras categorías. En resumen, la cualidad
hedónica constituye un aspecto esencial de las respuestas afectivas asociadas con el olor, pero
no es suficiente para explicar la riqueza de la vida emocional relacionada con los olores.
Entonces, las emociones provocadas por aromas pueden variar de una persona a otra y
diferentes factores influencian estas experiencias afectivas. Permítanos citar dos de estos que
desempeñan un rol importante. El primero es la asociación entre el olor y la situación en la que
es olido. De esta manera un olor agradable a priori puede convertirse en desagradable si se
asocia con una situación desagradable, y viceversa. Por ejemplo, la investigación ha mostrado
que el olor del eugenol, una sustancia usada por dentistas durante procedimientos dolorosos,
es percibida como muy desagradable por personas que le temen al dentista.
El segundo factor importante en la percepción hedónica de los olores es el ambiente cultural. La
investigación conducida en nuestro equipo por Camille Ferdenzi y sus colegas ha mostrado -
como se mencionó anteriormente – que el mismo olor puede detonar diferentes emociones.
Tomemos como ejemplo del durión, que es una fruta asiática particularmente popular en el
sureste de Asia, cuyo olor provoca emociones contrastadas. ¡Su olor es juzgado como agradable
por la mayoría de los habitantes de Singapur y muy desagradable, incluso asqueroso, por los
habitantes de Geneva, París y Liverpool!
Capitulo 9
En resumen
Una voz emocional, alegre triste o furiosa, es recibida y rápidamente
procesada por el cerebro
Un “área de voz” parece existir incluso si diferentes zonas del cerebro están
implicadas
Diferentes áreas del cerebro son activadas por una voz dependiendo si
estamos poniendo atención a esta voz o no
Estás hablando en voz baja con un amigo, cuando de repente una voz masculina enojada
y amenazante llama tu atención. Tu atención ha sido automáticamente cambiada sin
estar consciente de ello, y tu cabeza ha sido espontáneamente orientada en la dirección
de la persona gritando, sin que estés consciente y sin la decisión explicita de hacerlo.
¿Cuáles son los mecanismos psicológicos y el procesamiento del cerebro que permite a
los humanos detectar tal estímulo y atribuir estados mentales a los individuos con
simplemente escuchar sus voces?
En un contexto emocional, algunos parámetros corporales son modificados. Estos
cambian en las expresiones faciales, gestos, posturas, pero también en el tracto vocal, las
estructuras y cavidades que refuerzan la producción de los sonidos.
Por lo tanto, imagine que estoy enojado. Mi enojo puede ser percibido como “Enojo
caliente”, una sobre expresión, incluso enojo explosivo, o “Enojo frio”. En el primer caso,
el volumen aumenta así como la energía en los sonidos producidos, especialmente en las
frecuencias altas. Esa voz es llamada enojada. En el caso de “Enojo frio”, una rabia
controlada, la intensidad no necesariamente aumenta pero la voz está caracterizada por
un aumento de la energía en las bajas frecuencias. Esta prosodia emocional, que es la
modificación de las características de la voz producidas por las emociones, permite al
oyente deducir el estado emocional del hablante por las señales en el sonido. Entonces,
cuando uno está asustado, la longitud de onda fundamental (expresada en Hertz, el
número de periodos por segundo) de los sonidos producidos aumenta de manera que el
tono percibido (alto o bajo) de estos sonidos también aumenta.
Capitulo 10
Cansancio. Nada es tan insufrible para un hombre como estar completamente en reposo, sin
pasiones, sin negocios, sin diversión, sin estudio. Él entonces siente su nada, su desamparo, su
insuficiencia, su dependencia, su debilidad, su vacío. Surgirá desde el fondo de su corazón
cansancio, penumbra, tristeza, displicencia, vejación, desesperación.
Blaise Pascal, Penesées
Evitar estar aburrido considerado en estos tiempos como un imperativo por la mayoría de
nuestros contemporáneos, hasta tal punto que la industria del ocio y el entretenimiento han
crecido significativamente. El aburrimiento, de todas formas, es un sentimiento difuso que es
difícil de definir: ¿qué es el aburrimiento? ¿Por qué el silencio, la ociosidad o la soledad nos
asustan tanto? Aquí vamos a explorar un acercamiento naturalista de estas cuestiones,
comenzando con la siguiente hipótesis: el aburrimiento es una emoción y tiene, justo como otras
emociones, una función natural. Por lo tanto si el aburrimiento es una emoción racional, ¿qué
nivel de confianza podemos atribuirle? Espontáneamente, no nos divierte estar aburridos y por
lo tanto evitamos estar en este estado mental. Pero ¿Estamos en lo correcto al luchar contra el
aburrimiento?
No todas nuestras emociones son racionales. Naturalmente nos asustan los animales salvajes, las
culebras en particular, aunque ellas son inofensivas en nuestra sociedad industrializada. Por otro
lado, los carros no nos asustan, aunque sean la causa de un número considerable de muertes
prematuras. La relativamente poca confiabilidad de la emoción asociada al miedo es fácil de
explicar: Ha sido seleccionado durante la historia evolutiva de las especies humanas para
indicarnos la presencia de un peligro inmediato y permitirnos reaccionar efectivamente a esta
presencia. Pero lo que fue peligroso en los tiempos de nuestros ancestros cazadores-recolectores
es usualmente inofensivo ahora. Pero ¿qué pasa con el aburrimiento en este contexto? Después
de haber examinado qué clase de emoción es y cuál es su función psicológica, veremos que hay
un tipo de aburrimiento causados por razones objetivas, pero también otro tipo sin razones
objetivas.
Primero, debe enfatizarse que el aburrimiento posee características que significan que puede ser
clasificado como una emoción. Al contrario de estados puramente cognitivos, tales como
creencias o intenciones, el aburrimiento parece estar conectado, por un lado con cierto tipo de
experiencias y por el otro lado, a manifestaciones corporales. El efecto subjetivo del aburrimiento
varía dependiendo de su intensidad y de su fuente. Esta experiencia específica ha sido descrita
con gran precisión por filósofos y poetas, desde Pascal, Baudelaire hasta Heidegger. Debemos
regresar a las particularidades de experimentar aburrimiento y a qué nos puede enseñar sobre la
naturaleza humana. Más aún, el aburrimiento tiene efectos fisiológicos: parece estar relacionado
a la inatención e incluso a comenzar a dormir; su opuesto no es simplemente el interés sino
emoción intelectual provocada por una actividad percibida como placentera. Adicionalmente,
existen expresiones faciales típicas del aburrimiento, justo como existe para el miedo, alegría,
enfado, y asco.
Un Sopor Desagradable
Parece haber una conexión inmediata entre la experiencia subjetiva del aburrimiento y los efectos
corporales relacionados a éste. Como se mostró anteriormente, el aburrimiento está relacionado
a un estado de sopor psicológico, atonía. Desde este punto de vista podría ser comparado al
estado de calma o somnolencia y contrastado a emociones tales como el enfado, sorpresa o
miedo que están directamente relacionadas con un estado de emoción corporal y a una
movilización intensa de recursos atencionales. El aburrimiento entonces debe ser considerado
como el lado negativo de la somnolencia y calma: es un estado de sopor percibido como
desagradable. Más aún el aburrimiento está asociado con un sentimiento negativo, parecido a la
tristeza o incluso la depresión.
Las emociones son en primer lugar sentidas como experiencias subjetivas, y también están
relacionadas con estados cognitivos, como juicios, y más precisamente, juicios de valor. Esto está
particularmente bien ilustrado por el caso del aburrimiento, el cual está acompañado por un juicio
de valor negativo de su causa, que es, el objeto del aburrimiento. El objeto del aburrimiento
puede cambiar con las épocas y la cultura. Filósofos y teólogos medievales distinguieron una
forma específica de aburrimiento, acidia. En la Edad Media y durante el Renacimiento, la acidia
se pensaba que ocurría cuando un creyente era sumergido en un sopor espiritual usualmente
causado por ritos religiosos; tales como la oración. Relacionado con la pereza, la acidia estuvo
presente in muchas listas de pecados capitales. Hoy en día, la acidia ya no es una emoción
prominente, simplemente porque los rituales religiosos, particularmente los más repetitivos, ya
no están en el corazón de la cultura contemporánea.
En el caso de la acidia, el sentimiento de aburrimiento fue asociado con un cierto tipo de
estimulación. In particular esa asociada a rituales religiosos. Un fenómeno similar ciertamente
existe hoy en el sistema escolar: es muy probable, para algunos estudiantes, que el mero hecho
de entrar al salón les provoque un sentimiento comparable a la acidia medieval. En este sentido,
el aburrimiento es una emoción construida culturalmente ya que está relacionada a situaciones
sociales específicas, las características reales son casi irrelevantes. Entonces, no debe ser sorpresa
que las estrategias activas para luchar contra cualquier clase de aburrimiento estén expuestas en
las instituciones que les concierne esto. La Reforma Protestantista fue la que estigmatizó la acidia:
aceptada como un mal menor en la Edad Media, esta emoción sería considerada después como
un pecado y un signo de pérdida de la fe.
Uno se puede preguntar entonces si existen características objetivas de estímulos que causan
aburrimiento independientemente de las especificidades de las épocas y culturas. Esta es una
cuestión psicológica, pero hay una pequeña duda de que la respuesta es positiva. Un ser humano
tiene sólo una cantidad limitada de recursos cognitivos. Uno no puede dirigir su atención hacia
un gran número de estímulos simultáneamente, ni realizar varias tareas en paralelo. Entonces es
particularmente importante para los humanos ser capaces de detectar los estímulos y acciones
más interesantes, y al contrario, descartar aquellos que no son relevantes.
Es probable que emociones tales como emoción intelectual y aburrimiento – su lado negativo-
sirvan como una función biológica para ayudarnos a seleccionar esos estímulos que son
relevantes en un ambiente cognitivo dado. Esta hipótesis es confirmada por muchos
experimentos psicológicos. Investigaciones hechas por psicólogos del desarrollo muestran que
los recién nacidos no se interesan por igual ante todos los estímulos. Por ejemplo se muestran
muy atentos cuando un estímulo tiene características de una cara humana, o cuando eventos
sorpresivos ocurren.
Parece muy natural pensar que los humanos tienden a estar más interesados por un evento
cuando es sorpresivo en un cierto contexto, que es, cuando provee nueva información; en
contraste, los humanos se interesan menos por eventos difíciles de interpretar. Esta hipótesis
está inspirada por el principio de relevancia formulado por el filósofo Dan Sperberm en el Instituto
Jean Nicod en París, y el lingüista Deirdre Wilson en la Universidad College London, Inglaterra:
Entre más afecte una pieza de información a un individuo en un contexto dado, más será
relevante; y por el contrario, entre más difícil sea de interpretar, menos relevante será.
Capitulo 11
Emociones ficticias
Pascal Ludwig
Jean Nicod Institute, Paris
Traducción: Laura Narváez, IX semestre de fonoaudiología.
Resumen
¿Llorar sobre el destino de un personaje fiticio es un comportamiento
irracional?
Imaginando la vida de personajes, enriquecemos nuestro conocimiento del
comportamiento humano
Aunque estas emociones son simuladas siguen siendo muy reales
Una de las muchas razones por las que apreciamos las obras de arte es las
emociones que evoca. Estas emociones son tan diversas como las mismas obras
de arte. Sentimos lástima por Anna Karenina, admiración por Rodrigue, miedo
cuando nos enfrentamos con los tratos de Lady Macbeth y enojo contra el
diabólico Iago en Othello. Compartimos las emociones de personajes
cinematográficos ficticios y nos complacemos con un final feliz de un romance
sentimental incluso si encontramos la historia completamente trivial.
Las emociones que la ficción provoca en nosotros están acompañadas por juicios:
sentimos enojo hacia Iago porque desaprobamos su comportamiento y sería difícil
disociar este sentimiento de rabia del juicio evaluativo que lo acompaña. Esto es
diferente de las emociones provocadas por el arte abstracto, cuyo objetivo no es
contar una historia o representar una escena. A través del mero uso del color, un
pintor como Mark Rothko puede crear un clima emociona tranquilo, amenazante
o depresivo. Pero el caso más sorprendente es el de la música. Los compositores
han sabido desde hace mucho tiempo que ciertos sonidos musicales o ciertos
acordes producen de manera sistemática sentimientos o estados de ánimo
específicos en los oyentes. Los acordes disonantes producen la impresión de
tensión que puede estar fácilmente asociada con estrés o ansiedad –esta es la
razón por la que los directores de películas de terror usan, y en ocasiones abusan,
de los acordes disonantes para hacer las escenas de miedo incluso más efectivas.
El hecho de que las obras de arte produzcan estados emocionales parece ser
intuitivo, sin embargo, los filósofos han discernido algunos misterios respecto a
esto y su razonamiento nos permite entender mejor la naturaleza de las
emociones y su rol en la apreciación del arte.
¿Emociones simuladas?
Al usar nuestra imaginación para aceptar ciertas proposiciones que sabemos (o
pensamos) que son falsas, podemos usar nuestra mente como una herramienta
que nos permite predecir el comportamiento de nuestros congéneres.
Consideremos la versión más simple de un experimento clásico en la psicología
del desarrollo; el experimento de la creencia falsa. Se les muestra una escena a
los niños pequeños, donde una marioneta, Maxi, esconde un dulce en la caja (A)
antes de dejar el escenario. Durante la ausencia, el dulce es movido la caja (B).
Cuando Maxi vuelve al escenario, se les pregunta a los niños en cuál caja buscará
el dulce. La mayoría de los niños de 3 años tienden a responder que Maxi buscará
el dulce en la caja (B), que es la caja en la cual ellos saben que el dulce está
escondido. Por el contrario, los niños de 5 años dan l respuesta correcta: ellos
son capaces de predecir que Maxi, que no sabe que el dulce ha sido cambiado
de lugar (él tiene una creencia falsa), lo buscará en la caja (A).
De acuerdo con los defensores de la teoría de simulación, es a través de la
simulación de las creencias de otros que los niños logran predecir su
comportamiento en situaciones similares a las de la tarea de la creencia falsa. De
acuerdo con este enfoque, un niño de 3 años no puede pretender tener falsas
creencias; en el caso discutido, el niño fallará al imaginar la escena desde el punto
de vista de Maxi, que es el de un agente que no sabe que el dulce ha sido movido.
Por el contrario, un niño de 5 años, gracias a su imaginación, puede ponerse en
el lugar de Maxi.
¿Pero podemos considerar que las emociones que experimentamos al apreciar
una obra de ficción son simuladas? De acuerdo con Walton, la respuesta es sí. El
argumenta que las emociones provocadas por la ficción no son reales, ya que no
son resultado del tipo de acciones con las que usualmente son asociadas. Aunque
consternado por las acciones de Lady Macbeth, aun el espectador más inmaduro
no saltará al escenario a estrangularla. Esto conduce a Walton a las siguientes
preguntas: “¿Qué son la lástima o el miedo si no están seguidos por una acción?
¿Qué es el amor sin un objeto de afecto?”
Actualmente, la llamada teoría cognitiva de las emociones enfatiza la función de
estos estados mentales en un nivel de cognición mayor de quienes los
experimentan. Tener una emoción es primero que todo, tener una reacción física
medible que varía dependiendo de la emoción, pero también significa dirigir la
mente hacia cierto objeto y formular juicios sobre este. Consideremos, por
ejemplo, el caso de un susto violento. Está relacionado al llamado fenómeno físico
de nivel bajo (ritmo cardiaco acelerado, transpiración, por ejemplo), pero también
a procesos cognitivos superiores: el miedo presupone que identificamos un objeto
como peligroso para nosotros, que formamos creencias respecto a este y que
desarrollamos una estrategia de acción para evitar el peligro. Debido a que Walton
resalta la importancia de los procesos cognitivos superiores en las emociones, él
considera que el miedo que experimentamos en el teatro o en el cine –por
ejemplo, durante las escenas más violentas de una película de terror-, no es una
emoción real sino una emoción simulada. Obviamente, un espectador adulto,
aunque tiemble y sude frío, realmente no piensa que hay algún peligro presente
en el cine y no intentará escapar.
¡Y aun así temblamos de miedo y lloramos! Igual que cuando estamos asustados,
tristes o enojados. Incluso si admitimos que los sentimientos que experimentamos
en respuesta a la ficción no tienen el rol cognitivo usual de las emociones, parece
haber un elemento común fundamental que los relaciona con nuestras emociones
generales. Incluso si admitimos la idea de una emoción simulada, o por lo menos
una emoción desplegada en un contexto imaginario, la emoción en sí parece muy
real. A fin de encontrar la salida a la paradoja de la ficción, se necesitaría entender
mejor la función cognitiva que tienen las emociones en las simulaciones mentales.
Los trabajos del neurólogo norteamericano Antonio Damasio podría llevarnos a
una solución. En su libro, El error de Descartes, analiza el caso de pacientes con
lesiones cerebrales graves en el lóbulo frontal, quienes sin embargo preservaban
la capacidad de razonar información puramente objetiva. Estas lesiones parecen
causar una pérdida en las respuestas en un gran número de situaciones. Los
pacientes pueden razonar en términos prácticos en una forma normal y
aparentemente racional. Sin embargo, las decisiones que toman generalmente
son malas y no están bien adaptadas a las situaciones en las que se encuentran:
las emociones juegan un papel importante en la toma de decisiones y la
incapacidad de experimentarlas puede resultar en desastres a nivel práctico.
¿Por qué esto es relevante para la ficción y la simulación? Para actuar con el
mejor interés es importante planear las acciones por adelantado. Planear se
asemeja a la ficción en muchas formas y llama a la imaginación proyectiva.
Imagine que tiene que planear su futura permanencia en el extranjero. La mejor
manera de hacerlo es imaginarse a uno mismo en una situación futura: “cuando
el día de partida llegue, tendré que hacer primero A, luego B, etc.” La investigación
de Damasio ha mostrado que la emociones juegan un papel crucial en este
proceso de simulación: ellas nos proveen de evaluaciones directas de las
diferentes alternativas que imaginamos que debemos tomar un decisión.
Tendemos a escoger un escenario dado por encima de otros si las emociones
provocadas por él son positivas: por el contrario, las emociones negativas nos
harán rechazar una acción alternativa.
Planear es imaginar
Contrario a lo que pensaba Platón, no hay nada irracional en responder
emocionalmente a la ficción: es el equivalente de nuestra capacidad de planear
acciones por adelantado y tomar decisiones al considerar diferentes posibilidades
durante la simulación imaginativa. Desde este punto de vista, las mejores obras
de arte y ficción nos dan conocimientos valiosos sobre nosotros mismos. Ellas
nos enseñan cómo reaccionaríamos emocionalmente a situaciones que no
ocurren en la realidad y al hacerlo nos permiten entender nuestras preferencias y
motivaciones, que muchas veces permanecen inconscientes.
Podemos ver por los trabajos de Antonio Damasio que las emociones están más
cerca la percepción que a los juicios. Cuando una situación nos pone tristes l
percibimos, en cierto sentido, como mala para nosotros. Por supuesto, las
emociones complejas como el resentimiento, la decepción y el odio están
indudablemente acompañadas por juicios conceptualmente complejos. Y parece
ser este tipo de estados los que se invocan durante la apreciación de las artes
abstractas, como la música.
El filósofo norteamericano Noël Carroll ha argumentado que las emociones más
elementales junto con nuestro estado de ánimo trabajan durante el disfrute de la
estética de la música. Generalmente elegimos escuchar cierta pieza musical
porque corresponde a nuestro ánimo actual, o por el contrario, porque esperamos
que ayude a cambiarlo. Hoy sabemos que ciertas propiedades objetivas de
sonidos musicales provocan emociones típicas en los oyentes: un tempo rápido
tiende a causar aceleración del ritmo cardiaco, un acorde disonante induce
incomodidad, etc.
Emociones musicales
Finalmente, si la música provoca emociones, estas últimas a su vez juegan un
papel complejo y sutil evaluación de piezas musicales. Jerrold Levinson, un
profesor de estética de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, sostiene que
solemos considerar a las piezas de música como las emociones expresadas por
un personaje imaginario, a quien él llama la personalidad de la pieza de música.
Esto es especialmente cierto para las piezas que también conllevan un contenido
ficticio, como las óperas, la música de las películas o incluso las canciones. Es
obvio que el segundo aria de la Reina de la Noche de la Flauta Mágica de Mozart
debería ser interpretada como expresando ira violenta y que hay relaciones
complejas entre las propiedades puramente musicales de la melodía y las
emociones del personaje que son expresadas. Pero nuestras capacidades de
imaginación también son puestas a trabajar por piezas de música puramente
instrumental. El poder que la música instrumental tiene sobre nuestras mentes
está ligada a las emociones que provoca, emociones que tendemos a atribuir a
través de la imaginación a personajes, reales o imaginarios.
NEUROPSICOLOGIA DE LAS EMOCIONES
Capítulo 12
Resumen
Estimulos con carga emocional centran la atención
Los recuerdos son mejor almacenados y recordados cuando hay carga EMOCIONAL
Ls emociones guian la toma de decisiones ayudándonos a escoger inconcientemente las
opciónes mas ventajosas
Desde que Platón describió en líneas generales la mente humana separados en: la
cognición (lo que conocemos), emoción (lo que sentimos) y motivación (lo que
queremos), el funcionamiento de nuestra mente a menudo se ha descrito en términos de
una lucha entre fuerzas opuestas: la razón, racional y deliberativa, frente a las emociones,
irracional e impulsivo. La idea de una oposición entre la cognición y la emoción ha
dominado por mucho tiempo la investigación psicológica: muchos investigadores han
examinado nuestro funcionamiento cognitivo - por ejemplo, la percepción, la atención, la
memoria y la toma de decisiones - con independencia de los procesos emocionales, que
han sido considerados como perjudiciales para una "correcta ", que es racional, el
funcionamiento de la mente. A través de la aparición de las teorías cognitivas de las
emociones y el desarrollo de técnicas como la neuroimagen, más evidencia que
descubrió que muestra el grado en que las emociones y la cognición están conectados,
si no inseparables.
Nuestras emociones nos informan de los acontecimientos de relevancia para nosotros,
para nuestras necesidades, objetivos, valores, en una palabra, para nuestro bienestar.
Ellos determinan la forma en que percibimos nuestro entorno mediante la modulación de
nuestra atención. Influyen en nuestra memoria por medio de la amplificación de la
codificación y la memorización de acontecimientos que particularmente nos afectan. Ellos
nos ayudan a tomar decisiones, especialmente en situaciones complejas o aquellos en
los que no poseemos suficiente información para tomar una decisión enteramente
basado en la lógica.
Memoria emocional
Las emociones tienen una gran influencia en nuestra memoria. Ellos pueden ayudar a
crear recuerdos que tienen cualidades únicas y se perciben como mucho más rica y
precisa que los recuerdos creados por eventos que no provocan emociones particulares.
La literatura está llena de ejemplos. Tomemos la magdalena de ejemplo Marcel Proust
de “En busca del tiempo perdido”, donde degustar una galleta desencadena una fuerte
emoción: "Tan pronto como el líquido caliente, y las migas, tocó mi paladar un escalofrío
recorrió por todo mi cuerpo, y se detuvo, decidido a los extraordinarios cambios que se
estaban produciendo. un exquisito placer había invadido mis sentidos, sino individual, sin
sugerir su origen. "Esta emoción se acompaña de recuerdos muy detallados relacionados
con una magdalena similares que se había comido con su tía Léonie, y es seguido por
un torrente de otros recuerdos de su infancia en Combray. Del mismo modo, cada uno
de nosotros tiene recuerdos muy intensos y detallados de eventos como el nacimiento o
la muerte de un ser querido. Las emociones tienen el poder de modificar nuestra memoria
nos ayuda a recordar mejor las situaciones que tienen una particularmente fuerte
relevancia afectiva.
Decisiones Parciales
Para experimentar los efectos de las emociones en sus propias decisiones, probar el
siguiente experimento: imagínese que usted es el Ministro de Salud en el país gira. Una
nueva enfermedad parece que puede causar 600 muertes. Usted tendrá que decidir la
estrategia de su gobierno debería adoptar. Hay dos posibilidades: la opción A es un
tratamiento que salvará a 200 personas. La opción B es un tratamiento más arriesgada:
es posible que va a salvar a todos a 600 personas, pero también hay una posibilidad de
que todo el mundo va a morir. ¿Qué vas a elegir? Por lo general, la mayoría de los
participantes en este experimento elige la opción A. Pero, ¿qué se decidirás en la
siguiente situación? Una vez más, hay dos posibles alternativas: opción A es un
tratamiento que podría matar a 400 personas. Opción B, una vez más, podría salvar a
todas las 600 personas, pero también es posible que todo el mundo muera. ¿Qué
elegirías esta vez? La mayoría de los participantes selecciona la opción B. Sin embargo,
estas dos situaciones son estrictamente idénticas, lo único que cambia es la redacción.
En la primera situación de la presentación de la opción A presenta las ventajas (curar a
200 personas), mientras que en el segundo caso la misma opción hace hincapié en las
pérdidas (400 personas morirán). Opción B sigue siendo incierto. Por lo tanto, en
circunstancias idénticas las personas prefieren evitar la incertidumbre si un beneficio
garantizado es posible (salvar 200 personas), pero también prefieren evitar una pérdida
garantizada (matar a 400 personas) si otra opción, aunque incierta, es posible. Tal como
se muestra por el ganador del premio Nobel Daniel Kahneman, de la forma en que se
presenta un problema (el encuadre) puede sesgar las decisiones, ya que la gente prefiere
obtener beneficios y evitar pérdidas.
Capítulo 13
El cerebro emocional
Swann Pichon y Patrik Vuilleumier
Universidad de Ginebra
RESUMEN
Estudiando las consecuencias de las lesiones cerebrales, los
neuroanatomistas han sugerido un circuito para las emociones llamado
sistema límbico.
Un circuito mas funcional esta siendo actualmente elaborado
Hay un vinculo entre las áreas y sus funciones, lo cual podría proveer una
mejor comprensión de varias patologías
La tradición filosófica y religiosa de occidente ha influenciado fuertemente nuestra
representación de las emociones, concebidas siempre como desordenes del alma y la
razón. Igualmente, la ciencia ha considerado por largo tiempo que un riguroso estudio del
proceso afectivo es imposible. En efecto, las emociones son actos mentales complejos
que parecen ser demasiado íntimos, densos, en ocasiones inexplicables para ser un
objeto de estudio de la ciencia, ¡Y todavía! Gracias al estudio de lesiones cerebrales y al
desarrollo de imágenes cerebrales por una parte, y a estudios en animales por otra,
científicos han comenzado a entender cuál región del cerebro toma aparte en la
generación y regulación básica de las emociones.
Esta búsqueda permite la sustitución de las emociones en el dominio de la ciencia
cognitiva y neurobiológica; ya no es un hecho aislado entre las funciones mentales.
Durante el siglo 20, innumerables psicólogos intentaron describir los afectos en una
manera exhaustiva. Estos en 1981, después de haber creado un repertorio de casi un
siglo caracterizando las emociones, los americanos Paul y Anne Kleinginna sugirieron
una relativa y simple definición consensuada. De acuerdo con su planteamientos, una
emoción resulta de factores objetivos y subjetivos que interactúan dentro de ciertas
neuronas y el sistema endocrino, desencadenando el sentimiento de placer o escape,
modular diferentes procesos cognitivos como la memoria y la atención, causa
modificaciones fisiológicas (ritmo cardiaco, transpiración) y desencadena
comportamientos que ayudan a la adaptación individual a las situaciones que las
generan.
Los pioneros del cerebro emocional
A pesar de que las reacciones comportamentales y fisiológicas son causadas por ciertas
emociones, como el miedo, han sido estudiadas extensivamente, la pregunta del sustrato
neural que subyace en ellas es más reciente y permanece abierto. ¿Cuáles son las áreas
del cerebro involucradas? ¿Existen diferentes regiones y mecanismos dedicados a
diferentes emociones? Allí debemos revisar los conocimientos existentes referentes al
cerebro emocional, mencionando en primer lugar los "pioneros" de esta investigación y,
posteriormente, la descripción de las principales áreas del cerebro identificadas.
El sistema límbico
Al final del siglo 20, también estaría marcado por la aparición de la primera definición
anatómica del cerebro emocional, en particular con el trabajo de Paul Broca (1824 –
1880). Él fue el primero en identificar la conexión de áreas situadas en los “bordes” de la
superficie cortical media (el giro cingulado y el giro para-hipocampal que van a lo largo
del hipocampo), el cual, pensó se involucraba en el análisis afectivo de la información
olfativa. De este modo, se olvidó del concepto del “sistema límbico”, Limbus en Latín
significa “borde”. La noción del sistema límbico sigue siendo desde entonces desarrollada
adicionando otras estructuras.
Hoy, sin embargo, el término “sistema límbico”, aunque es útil para designar
generalmente circuitos relacionados a emociones y homeostasis, se ha vuelto muy vago
para definir precisamente funciones afectivas en términos de función anatómica. Algunos
neorucientíficos, como el psicólogo Joseph Ledoux, director del Centro para Neurociencia
en la Universidad de New York, insiste en que nosotros debemos abandonar este
término. En primer lugar, la definición de este concepto fue olvidado en el conocimiento
anatómico desde antes de 1950.
El sistema límbico: Es constituido de numerosas áreas. Este circuito que subyace las
emociones ha sido progresivamente elaborado por muchos neuroanatomistas que han
deducido las zonas implicadas en el procesamiento de emociones a través del estudio
de las consecuencias de lesiones cerebrales y de investigaciones en animales. El
circuito Papez, esbozado aquí, es el más usado. Este ilustra el hecho de que las áreas
involucradas están interconectadas y proyectadas a una distancia, en particular dentro
del córtex. Todavía, no es específico de diferentes categorías de emociones.
En los humanos, una imagen por resonancia magnética ha mostrado que la percepción
de estímulos negativos o estas desencadenadas fobias, pero también señales sociales
como un rostro expresando miedo, un gesto amenazador o un alertador llanto, actica
fuertemente la amígdala. El último está también involucrado en la toma de decisiones y
decisiones económicas. Su activación aumenta, junto con el riego de una decisión por
tomar. Además, los individuos con una lesión en la amígdala, no experimentan la aversión
natural que uno siente por grandes pérdidas monetarias. En adición, otros estudios han
demostrado su implicación en los niveles de confidencialidad dados a un extraño o
incluso en la regulación del espacio personal, eso es, la mínima distancia dada a una
persona extraña instintivamente tolerada sin sentirse amenazada. Estos resultados
muestran como la evolución parece haber sido integrada en funciones elementales
(miedo de un inminente daño) para el beneficio de funciones cognitivas más elaboradas
(miedo al riego).
La amígdala está conectada a numerosas áreas del cerebro, como el área tegmental
ventral y el estriado ventral. Estas son dos estructuras subcorticales cruciales para
reforzar los conocimientos, además, la representación del aspecto emocional de un
estímulo, y emociones positivas. Neuronas del área tegmental ventral y del estriado
ventral libera dopamina, el neurotransmisor también llamado la molécula del placer
(también su función no está limitada a este sistema)
Emociones positivas
Regulación emocional
La ínsula, que está directamente conectada a las regiones del sistema límbico, juega un
importante rol en la representación cortical de estos estados somáticos. Por ejemplo,
mientras su parte posterior representa la cualidad sensorial de un estímulo doloroso, su
parte anterior está más relacionada a la evaluación subjetiva del dolor. La insulta anterior
es también activada por el estímulo provocando disgusto o por la observación de disgusto
en otros. En adición, la estimulación eléctrica de esta área, provoca una reacción
pronunciada de disgusto, y lesiones de esta área hace a una persona incapaz de
reconocer el disgusto. La función de esta ínsula queda por definir, por su asociación con
un largo espectro de estados emocionales, incluida la tristeza.
Capítulo 14
RESUMEN
El cerebro procesa diferentes emociones (felicidad, tristeza, rabia, etc) a
través de módulos especializados, pero también por via de un circuito
global el cual introduce una dimensión relacional.
Una región especifica del cerebro permite la regulación voluntaria de la
intensidad de las emociones.
Una naturaleza mas o menos emocional está relacionada con ciertos
genes los cuales debilitan o fortalecen las conexiones entre las regiones
que producen y regulan las emociones.
Las emociones siempre han sido descuidados por la neurociencia cognitiva. Ellos
se la han considerado demasiado difícil de estudiar debido a su naturaleza
subjetiva, evadiendo el enfoque experimental de laboratorio, a diferencia del noble
dominio de la investigación constituido por el estudio de la "razón". El estudio de
las bases naturales de las emociones también ha sufrido de la concepción
cartesiana, dualista, según la cual el cerebro es el asiento del alma, y el cuerpo el
de las emociones, la primera es exclusiva de los humanos, mientras que las
emociones serían compartidas por todos los mamíferos.
Es casi por casualidad que el estudio científico de las bases neurales de las
emociones ha comenzado. A medida que el conocimiento de los mecanismos
cognitivos y cerebrales implicados en la atención, la memoria o el razonamiento
aumentaron, neurólogos y psicólogos se dieron cuenta progresivamente de la
considerable influencia de las emociones en los procesos cognitivos. Antonio
Damasio en la Universidad de California del Sur, Estados Unidos, habla de
paciente cuyo comportamiento cambió radicalmente después de las lesiones
cerebrales: "Me he dado cuenta de que he estado demasiado preocupado por
capacidades intelectuales y los factores mentales de Elloit que subyacen a su
facultad de razonar. Al mismo tiempo, he descuidado por completo su reactividad
emocional. Él fue capaz de hablar sobre su tragedia con un destacamento en
claro contraste con la gravedad de lo que le ha ocurrido. Ni una sola emoción se
reveló a partir de sus palabras; describió los acontecimientos como si fuera un
espectador no personal implicado." Antonio Damasio y sus colegas han
demostrado que el componente emocional de la psique moldea el
comportamiento, especialmente ciertos procesos de toma de decisiones.
El cerebro emocional
CAPÍTULO 15
MEMORIA EMOCIONAL Y SUEÑO REM
Sophie Schwartz and Virgine Sterpenich
Laboratorio de sueño e imágenes cognitivas.
Universidad de Ginebra
RESUMEN
El sueño es crucial para la consolidación de la memoria.
El sueño se constituye de periodos alternos de sueño de
onda-lenta (al comienzo de la noche) y sueño REM
(generalmente al final de la noche) ricos en sueños.
El sueño REM favorece la consolidación de memorias
emocionañles. Se piensa que para regular nuestra vida
emocional.
Tú estás hablando con un amigo. Tú pisas un camino de piedras. Estás tan centrado en
la conversación que te olvidas de mirar el carro que viene. De hecho, hay uno ahí
mismo; el conductor para violentamente, para justo a unos pocos centímetros de donde
estas. No solamente es tu corazón que se acelera de repente por el miedo de ser
atropellado, también te encargas de calmar al conductor que está saliendo de su auto y,
estando bajo el estrés de estar cerca de causar un accidente, te insultan gritando. Tú
recordarás esa cara, roja con rabia. Como cualquier carga de estímulo emocional, esa
cara atrae tu atención y tu cerebro procesa eso como una prioridad. Miedo causado por
este tipo de eventos, donde la vida es un peligro significa que la reacción va a ser más
rápida y eficiente pero también recordarás mejor la situación de peligro. Esto es lo que
nosotros vamos a examinar.
Las regiones del cerebro encargadas de la memoria emocional en humanos fueron
descubiertas mediante el estudio de las consecuencias cognitivas y conductuales de
lesiones cerebrales focales. En años recientes, las técnicas de imagen cerebral, tal como
la tomografía de emisión de positrones (pet) y resonancia magnética funcional (fmr),
han redefinido considerablemente nuestro conocimiento de las bases neurales de la
memoria emocional humana.
Han demostrado que la privación del sueño altera el rendimiento de la memoria, que el
aprendizaje modifica la arquitectura del sueño y que las redes neuronales involucradas
en el aprendizaje de una tarea se activan espontáneamente durante el sueño después
del aprendizaje. Por lo tanto, observaron, mediante la inspección del registro de la
actividad neuronal en ratas sometidas a un cierto entrenamiento, que los animales
"repiten" una película mental de su actividad diurna. Este fenómeno consolida la
memoria reforzando la modificación de la conexión entre las neuronas (sinapsis) que
tomaron las obras durante el aprendizaje.
¿Qué sucede con las huellas de la memoria a largo plazo? Llevamos a cabo otro estudio
de imagen con los mismos voluntarios que participaron en nuestros estudios, pero
ahora seis meses después de la primera fase de codificación. Esto nos permitió evaluar
si el sueño (o ausencia de sueño en el caso de privación del sueño) durante la noche
inmediatamente después de una tarea de memoria puede tener efectos duraderos.
Observamos que la recuperación de los estímulos, al activar el hipocampo tres días
después del experimento, después de los primeros meses activaría principalmente los
regios corticales, en particular la corteza pre frontal ventromedial y no el hipocampo.
Incluso seis meses después del experimento todavía podíamos observar diferencias
considerables de la actividad
cerebral entre los sujetos permitidos para dormir y los que estaban privados de sueño.
En los sujetos permitidos para dormir, la corteza pre frontal media, la amígdala y la
corteza occipital fueron más activadas que en los sujetos con privación de sueño cuando
se les presentó un estímulo emocional.
En todos los casos aquí descritos, la memorización es facilitada por el sueño, pero el
sueño rem desempeña un papel muy específico: es necesario consolidar los recuerdos
cargados emocionalmente, y también regular los circuitos emocionales, permitiendo
que el "exceso" de emociones sea procesado y Finalmente reducido. En conjunto, estos
hallazgos pueden ser consistentes con la idea de que las emociones fuertes que
sentimos en nuestros sueños, en particular durante el sueño rem, tendrían una función
reguladora para nuestra vida emocional. Finalmente, estos resultados tienen
importantes implicaciones para los pacientes que sufren trastornos psiquiátricos o
trastornos del estado de ánimo, cuya estructura del sueño suele ser perturbada por la
patología o por el tratamiento administrado
Capitulo 16
. RESUMEN
Los individuos con alexitimia son inconscientes de algunas emociones
En este caso, las sensaciones corporales, relacionadas con las emociones
Ej: el miedo, existen pero no están asociadas con ninguna emoción.
Esta “ceguera emocional” podría resultar de una insuficiente poda neuronal
durante la infancia.
Las palabras deben ser conectadas a estados afectivos para dar lugar
a emociones.
“Es difícil explicar. Es como tener mariposas en el
estómago. Tengo un nudo en mi garganta y dolores de cabeza”,
dice un paciente a su psicoterapeuta “¿qué sientes? ¿Piensas
que esta persona quiere atacarte, estas resentido hacia
él?”, el terapeuta le pregunta. El paciente frunce el ceño,
con una mirada ausente “no lo sé. No entiendo. ¿Qué
significa estar resentido?” En terapeuta lo ha estado
ayudando por varias semanas ahora, este paciente está
poniendo sus estados emocionales en palabras.
Un extraño fenómeno ocurre: cuando el paciente trae a
colación un episodio en su vida rica en emociones, un
encuentro amoroso o un conflicto familiar, el describe con
detalle sus sensaciones físicas, pero no pude hallar las
palabras para describir sus sentimientos.
UN VACÍO ENORME
Existen en la sala del doctor paciente que vuelve a su vida
familiar, a sus relaciones y conocidos. La vida social para
ellos no es placentera, porque ellos encuentran difícil
establecer una conexión con alguien más, para identificar qué
es lo que sus interlocutores sienten, para inferir cuales son
las reacciones emocionales que desencadena su habla en ellos,
En casa, cuando una pelea se asoma, el cambia el tema o se
aísla en otra habitación: sabe que no estará cómodo
expresando lo que pasa por su mente, que las palabras le
fallarán. Más a menudo, cuando la situación se ponga
demasiado tensa, se romperá en llanto o estallará en ira,
esta será la única manifestación de lo que está pasando en su
cerebro emocional. Se enfrenta a nada más que el vacío
cuando tiene que hablar acerca de la ternura, los celos, la
superstición, sobre el amplio mundo de emociones y los
términos asociados con ellas.
Estos pacientes tienen capacidades de introspección muy
limitadas sobre sus propios estados afectivos, haciendo los
intercambios con un psicoterapeuta bastantes superficiales:
la psicoterapia desliza sobre ellos como agua sobre las
plumas de pato. Los psicoterapeutas hablan de una “relación
blanca”, vacías de valor emocional, monótono o de
mentalización inmadura. De acuerdo a su familia, el paciente
está muy preocupado con su cuerpo: Incapaz de identificar las
sensaciones que vienen de su garganta, su corazón, su
estómago, los pelos que se levantan, los inspecciona como un
fenómeno extraño y engañoso. Estos individuos son incluso
algunas veces llamado hipocondriacos (personas que expresan
ansiedad excesiva sobre su salud). En algún momento se les
describe como falta de creatividad, humor, flexibilidad o
afecto hacia los espíritus.
¿Cómo las emociones tienen acceso a la conciencia? ¿Qué
eslabón se ha roto n las personas con aleximitia? ¿Cómo
podemos ayudarnos? Hemos examinado las características de la
actividad cerebral en pacientes con aleximitia, y hemos
observado anomalías en un área que se cree que conecta el
centro de las emociones al área cerebral que toma conciencia
de estas emociones, que las analiza y formula.
UN TRASTORNO EN LA INFANCIA
La alexitimia es una dificultad de la representación mental
de las emociones: las sensaciones corporales y los estados
mentales se asocian solo en muy poca medida o en absoluto.
Las causas de esto probablemente podrían ser buscadas en la
primera infancia. Un niño pequeño que todavía no tiene
jerarquías de estados mentales, y los últimos, no están
asociados con conceptos o palabras, se dirige al mundo de las
emociones a través de su cuerpo. Si tiene hambre, siente
dolor en el estómago, si está asustado de perder a su madre
siente que su garganta se aprieta, lagrimas están en sus
ojos. Más tarde, sentimientos de deseo o enojo, también se
manifestarán así mismas a través de las sensaciones
corporales. Luego, vendrá la edad cuando el organiza sus
percepciones corporales en un todo coherente, aprende que
otras personas sienten cosas similares y halla un código
común para identificarlas en si mismo y en los otros, para
convertirse en un individuo social y reflexivo.
Los padres juegan un importante papel en esta evolución: La
madre guía al niño usando palabras a lo largo de su camino de
mentalización. Ella le pregunta: “¿estás enojado?, ¿estás
triste?, y estas preguntas dirigen en un camino las
sensaciones físicas, etiquetándolas con nombres que ayudarán
a identificarlas y comunicarlas. En el cerebro de un niño la
información pasa a través de las áreas de percepción de las
emociones, el sistema límbico, localizado en lo profundo del
cerebro; a través de los centros para de categorización,
reflexión, del lenguaje y de la percepción auditiva, situados
en la corteza, parte externa del cerebro.
Los intercambios entre la madre y el niño son probablemente
decisivos para la creación de un buen “banco de emociones”
en la infancia, este es, un vasto repertorio de sentimientos
asociados con palabras, pensamientos o recuerdos. Si los
padres, por una razón dada, como la depresión, personalidad
frágil, o incluso alexitimia, no dan suficientes señales
verbales al niño para acompañar las emociones que el
experimenta, el puede estar enfrentando una carencia de
palabras que reflejan una deficiencia en la identificación de
sentimientos. Después, es posible que se refiera
sistemáticamente a sus sensaciones corporales, sin ser capaz
de describir estas sensaciones en el reino de los estados
mentales, de la corteza, del lenguaje.
De acuerdo al psiquiatra Maurice Corcos, director de la sala
para adolescentes y adultos jóvenes del instituto Mutualista
Montsouris en Paris, en un niño que se convertirá en
alexitímico, las experiencias afectivas esta relacionadas,
tanto psicológicas como corporalmente con la madre ausente;
el niño será incapaz de integrarlas, lo cual dificultará el
reconocimiento de un amplio espectro de sentimientos
afectivos y estados emocionales en sí mismo y en los otros.
La psicológica disponibilidad de la madre para los estados
mentales del niño moldeará las representaciones de sus
emociones, del funcionamiento mental de sí mismo y de los
otros que el niño está adquiriendo, y consecuentemente, sus
futuras experiencias afectivas y relacionales. De hecho,
cuando a individuos alexitimicos se les pide que recuerden su
entorno afectivo durante la infancia, ellos frecuentemente,
lo describen como desprovisto de emociones.
El apego de un niño hacia su madre, es esquemáticamente, de
dos tipos. En ciertos niños este apego es de un tipo seguro:
El niño esta triste cuando es separado de su madre, pero
puede progresivamente volver a jugar mientras espera por
ella, pero él sabe que ella va a regresar. En otros niños,
uno se refiere a un apego inseguro, el niño no muestra
tristeza aparente cuando la madre lo está dejando, pero se
niega a jugar con otras personas y no es más feliz cuando la
madre vuelve: él no ha aprendido a confiar en ella y censura
sus emociones por algo parecido a un reflejo de defensa. En
individuos con alexitimia el pasado afectivo se basa muy a
menudo en una relación de apego inseguro, que cierra la
puerta a la regulación emocional.