Sadhana Yoguica Sri Aurobindo APYI
Sadhana Yoguica Sri Aurobindo APYI
Sadhana Yoguica Sri Aurobindo APYI
SADHANA YOGUICA
Sri Aurobindo
Curso de Formación de Profesores de
Yoga Integral
1
PRÓLOGO
Sri Aurobindo practicó durante algún tiempo, especialmente en Calcuta y a su
llegada a Pondicherry, la escritura automática, con la que su hermano Barin había tenido
sorprendentes experiencias. Lo hizo, diría él mismo, ‘como experimento tanto como
diversión’. Fue en el curso de estas sesiones cuando Sri Aurobindo recibió los nueve capí-
tulos de Sadhana Yóguica bajo la influencia sutil, según alguno de sus biógrafos, de
Rammohan Roy, uno de los constructores de la India moderna. Era el año 1910, el libro
sería publicado en 1911 y, de nuevo, en 1920, 1923 y 1933. Nuestra presente edición
castellana es traducción de la publicada en la revista Archives & Research en su volumen
10, número 1 (Abril de 1986), basada a su vez en la edición de 1920, que Sri Aurobindo
revisó. En cada edición, el editor apareció como el Uttara Yogui -un pseudónimo de Sri
Aurobindo que él explicó así en una de sus cartas:
“El Yogui del Norte (Uttara Yogi) fue un nombre que recibí a causa de una
predicción realizada hace mucho tiempo por un famoso Yogui Tamil, diciendo que treinta
años más tarde (fecha que concuerda con mi llegada a Pondicherry) un Yogui del Norte
vendría como fugitivo al Sur y practicaría aquí un Yoga Integral (Purna Yoga) y que esto
sería el signo de la pronta liberación de la India. Dio tres señales por las que este Yogui
sería reconocido y las tres fueron halladas en la correspondencia a mi mujer”.
Sri Aurobindo nunca reconoció su autoría de Sadhana Yóguica. En la misma
carta, afirmaba: “No fui yo exactamente quien la escribió”. En otra ocasión fue más explí-
cito:
“Sadhana Yóguica no pertenece a Sri Aurobindo, sino que fue publicada con una
nota por él. Eso es todo. La afirmación contraria realizada por la empresa de publicación
fue un error que se ha pedido que corrijan. No hay ninguna necesidad de seguir los
métodos expuestos en ese libro a menos que uno los halle sugerentes o una ayuda para
una orientación preliminar de la consciencia -por ejemplo, en lo que se refiere a la
formación de una Voluntad interior, etc.”
Sadhana Yóguica es sin duda un documento valioso y útil; sin embargo, al
publicar esta obra, somos plenamente conscientes de que no cualquier estudioso está
llamado a comprenderla y a disfrutarla. Éste es un texto poseído por la minuciosa y
profunda sabiduría, por la fuerza austera de las obras tántricas. Su estilo, de frases cortas
y directas, difiere totalmente del de las obras posteriores de Sri Aurobindo, pero recuerda
al que el maestro emplea en su ‘Diario del Yoga’. El lector que requiere es el estudiante
atento, paciente, dispuesto a todos los viajes al glosario a que obligan los muchos
términos sánscritos que salpican cada capítulo de la obra, el buscador de ese conocimiento
interno y preciso que sólo la India es capaz de proporcionar. Pero este hecho, lejos de
desanimarnos a publicarla, constituye por sí mismo uno de los más tentadores estímulos
para su edición. Desde estas líneas queremos ofrecérsela a todos aquellos buscadores que
saben que no existe crecimiento, intelectual o de otro tipo, sin dificultad.
2
I
La secuencia adecuada de la Sadhana1 es exactamente la opuesta a aquella que
sigue la mayoría de personas y que tú también has seguido. La gente empieza por el cuerpo
y el prana, continúa por el chitta2 y el manas y termina por la buddhi y la Voluntad. La
verdadera secuencia consiste en empezar por la Voluntad y acabar por el cuerpo. No hay
necesidad de Asana, Pranayama, Kumbakha, Chittasuddhi, o ninguna otra cosa
preparatoria o preliminar si uno comienza por la Voluntad. Esto es lo que Sri Ramakrishna
vino a enseñar en lo concerniente al yoga: “Haz el Shakti Upasana primero”, dijo, “alcanza
Shakti y ella te dará Sat”. Voluntad y Shakti son los primeros medios necesarios para el
yogui. Por esa razón él decía siempre, “Recuerda que tú eres Brahman”, y le transmitió
esto como mensaje central a Swani Vivekananda. Tú eres Ishwara. Si quieres, puedes ser
Shuddha, Siddha y cualquier otra cosa o, si quieres, puedes ser exactamente lo opuesto. Lo
primero que necesitas es creer en ti mismo, lo segundo en Dios y lo tercero creer en Kali;
pues a partir de éstos se construye el mundo. Educa la Voluntad en primer lugar, a través
de la voluntad educa el Jnanam, a través del Jnanam purifica el Chitta, controla el Prana y
calma el Manas. A través de todos estos instrumentos, inmortaliza el cuerpo. Esto es el
yoga verdadero, el Mahapantha; éste es el verdadero y único Tantra. El Vedanta comienza
con Buddhi, el Tantra con Shakti.
Lo que la Voluntad es lo has oído ya. Es Shakti, no es Vasana, no es Cheshta.
Vasana y Cheshta son la negación de la Voluntad. Si tienes deseos, es porque dudas del
poder de tu Voluntad. Brahman no alimenta deseo alguno. Él quiere3 y todo ocurre de
acuerdo con su Voluntad. Si en ti hay Cheshta, es porque dudas de tu Voluntad. Sólo
aquellos que sienten o piensan que no son fuertes, luchan y se esfuerzan para producir un
efecto. Brahman no tiene Cheshta. Él quiere y Su Voluntad produce su efecto espon-
táneamente. Pero lo produce en el tiempo, el espacio y la causalidad. Reclamar un
resultado aquí y ahora y bajo unas condiciones determinadas es Ajnanam. El tiempo, el
espacio y la causalidad de cualquier acontecimiento y su desarrollo han sido fijados en
tiempos lejanos por ti mismo y Parameswara, cuando el Kalpa empezó. Es de ignorantes
luchar e intentar alterar aquello que tú mismo has decretado. No te preocupes por el tiem-
po, el espacio o las condiciones, sino quiere, y deja el resultado en manos de Dios, que es
tu Sí Mismo omnipotente, omnipresente y omnisciente. Tú eres el Dios individual y Él es
el Dios universal. Nada existe sino Dios. Ekam evadwitiyam. Por lo tanto, Voluntad
implica Samata, ausencia de Vasana y Cheshta. Ausencia de Vasana y Cheshta implica
conocimiento. Mientras no tengas conocimiento, nunca podrás estar a salvo contra el
retorno de Vasana y Cheshta.
La cuestión es cómo empezar. La Shakti está en ti. Permítele que actúe y ayúdala
adoptando la actitud correcta. Tú eres el Sakshi, Anumanta, Bhokta, y Bharta. Como
Anumanta, da la orden, como Sakshi obsérvala efectuar el resultado, como Bhokta disfruta
del resultado y como Bharta ayúdala manteniendo el Adhar. No lo arruines con udasinata
tamásica o sublevación rajásica. Ten por cierto que tu Voluntad nunca puede fracasar en
1N.T. En ésta, como en nuestras otras traducciones de Sri Aurobindo, hemos respetado escrupulosamente su propio sistema -más
psicológico que ortográfico- de mayúsculas y minúsculas.
2N.T. Tanto a lo largo del texto como en el glosario, nuestra traducción sigue fielmente la transliteración original de las palabras
sánscritas, que difiere en gran medida de la académica.
3 N.T. Will en el original, en el sentido de ‘ejercer la Voluntad’, como acto diametralmente opuesto al consentimiento en el deseo.
3
la acción. Tú eres el Jnata: recibe todo el conocimiento que se presenta ante ti. Adopta la
actitud que he descrito aquí y aplícala a cada acto individual de la sadhana o de la vida. No
tienes que hacer nada más. Kali hará el resto. No estés preocupado, no estés ansioso, no te
inquietes, tienes ante ti toda la eternidad, ¿por qué apresurarse? Basta con que no seas
tamásico ni desperdicies perezosamente tu tiempo.
II
Hoy hablaré de la Shakti o Voluntad, ya que ella es el fundamento del Yoga. La
Shakti está situada en el Sahasradala, justo encima de la coronilla, y desde este centro de
actividad opera. Por debajo de ella, en la parte superior del cerebro, está la Buddhi supe-
rior, y por debajo de ella, ocupando el nivel medio del cerebro, está la razón o buddhi
inferior; y por debajo de ésta, en la parte inferior del cerebro, está el órgano de comunica-
ción con el Manas. Podemos llamar a este órgano el entendimiento. Conocimiento, razón y
entendimiento son las tres partes del cerebro. Estas funciones están en el cuerpo sutil, pero
se hallan relacionadas con las partes correspondientes del cerebro material.
En el pecho, justo encima del corazón, está el Manas, es decir, el órgano de
sensación con sus cinco Indriyas subordinados. Debajo del Manas, desde el corazón hasta
el punto que media entre el corazón y el ombligo, está Chitta. Desde este punto hasta el
ombligo y por debajo de él está el prana psíquico4 o sukshma. Todos éstos están en el
sukshma deha, pero conectados en estos puntos con el sthula deha. En el propio sthula
deha están situadas dos funciones, el prana físico o sistema nervioso y el annam o cuerpo
material.
Ahora bien, la Voluntad es el órgano del Ishwara o viviente maestro del cuerpo.
Actúa a través de todas estas funciones, a través de la Buddhi para el pensamiento y el
conocimiento, a través del Manas para las sensaciones, a través del Chitta para las
emociones y a través del Prana para el gozo. Cuando funciona perfectamente, actuando en
cada órgano de acuerdo con las capacidades del mismo, el trabajo de la Shakti resulta
perfecto e infalible. Pero existen dos causas de debilidad, error y fracaso. En primer lugar,
la confusión de los órganos. Si el Prana interfiere en la sensación, emoción y pensamiento,
un hombre se convierte en anisha, el esclavo del Prana, es decir, de los deseos. Si el Chitta
interfiere en la sensación y pensamiento, entonces las sensaciones y pensamientos son
falseados por las emociones y sus correspondientes anhelos. Por ejemplo, si el amor
interfiere en la Buddhi, el hombre se vuelve ciego ante la verdad acerca de la persona a la
que ama, es incapaz de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, kartavya y akartavya,
por lo que respecta a esa persona. Se convierte, en mayor o menor medida, en esclavo de
las emociones, amor, cólera, odio, pena, venganza, etc. Así, si el Manas interfiere en la ra-
zón, el hombre toma sus sensaciones por ideas justas o argumentos verdaderos. Juzga por
lo que ve u oye en lugar de juzgar lo que ve u oye. Si por otra parte la razón, imaginación,
memoria y lógica interfieren en el conocimiento, el hombre no accede al conocimiento
superior y vaga por el interminable círculo de probabilidades y posibilidades. Finalmente,
si aun la Buddhi interfiere en la Voluntad, el hombre queda limitado por el poder de su
conocimiento limitado, en lugar de acercarse más a la Omnipotencia. En resumen, si una
máquina o un instrumento es empleado en un trabajo para el que no es apto, para el que no
4N.T. El término ‘psíquico’ es equiparado aquí al cuerpo pránico sutil y empleado, por tanto, con un valor muy distinto del que
adquirirá en las obras posteriores de Sri Aurobindo.
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ha sido concebido o adaptado originalmente, o bien no puede realizar ese trabajo de ningún
modo o lo hace mal; se crea dharmasankara. Lo que he descrito ahora es el estado
ordinario de los hombres antes de que obtengan conocimiento. Es todo dharmasankara,
confusión de funciones, mala administración y gobierno ignorante e incompetente. La
Voluntad, el verdadero ministro, es convertida en un títere de los oficiales inferiores, que
actúa cada uno para satisfacer sus propios fines egoístas, interfiriendo uno en otro y
estorbándose mutuamente o actuando de forma deshonesta en relación unos a otros, para
su propio beneficio y en detrimento del Ishwara, el amo. Él deja de ser Ishwara, se
convierte en Anisha, la marioneta y la víctima de sus sirvientes.
¿Por qué lo permite? A causa de Ajnanam. No sabe, no comprende lo que los
ministros y oficiales y sus mil y un parásitos están haciendo con él. ¿Qué es este Ajnanam?
Es la incapacidad para reconocer su propia naturaleza, posición y autoridad verdaderas.
Empezó estando profundamente interesado en una pequeña parte de su regia actividad, el
cuerpo. Pensó, “Éste es mi reino”. Se convirtió en el instrumento de sus funciones
corporales. Del mismo modo, se identifica con cada una de sus partes constituyentes,
nerviosa, sensitiva, emocional y mental. Olvida que es diferente de ellas y mucho más
grande y más fuerte. Lo que debe hacer es retomar las riendas del poder, recordar que él es
Ishwara, el rey, el amo y Dios mismo. Mediante esta comprensión debe recordar que él es
todopoderoso. Tiene un ministro poderoso, la Voluntad. Que él sostenga y dirija la
Voluntad y la Voluntad introducirá orden en el gobierno y obligará a cada uno de los
oficiales a cumplir con su deber dócil y perfectamente. Desde luego no de un modo
inmediato. Hace falta tiempo. Los oficiales están tan acostumbrados al trabajo confuso y a
la anarquía que al principio no estarán dispuestos a trabajar correctamente; y, en segundo
lugar, aunque quieran hacerlo, lo encontrarán difícil. Ni siquiera saben cómo empezar. Por
ejemplo, cuando tú empiezas a usar tu voluntad, ¿qué es probable que ocurra? Primero
intentarás usarla a través del Prana, a través del deseo, anhelo, esperanza, o la usarás a
través del Chitta, con emoción, impaciencia y expectación, o la usarás a través del Manas
utilizando Cheshta, lucha, esfuerzo, como si estuvieras debatiéndote físicamente contra
aquello que quieres controlar; o la usarás a través de la Buddhi, intentando dominar el
objeto de tu interés por el pensamiento, pensando “Que esto sea”, “Que esto ocurra”, etc.
Todos estos métodos son utilizados por los Yoguis para recuperar el poder de la Voluntad.
El Hathayogui utiliza el Prana y el cuerpo, el Rajayogui el corazón, Manas y Buddhi, pero
el mejor método no es ninguno de ésos. Incluso el último es un medio de segundo orden y
debe acarrear lucha, fracaso y frecuente decepción. La Voluntad sólo es perfecta en su
acción cuando opera aparte de éstos, directamente sobre el objeto desde el sahasradala, sin
esfuerzo, sin emoción ni impaciencia y sin deseo. Cada función para sí misma y la
Voluntad es su propia función. Siempre obedece al Ishwara, pero actúa en sí misma y
por sí misma. Usa el resto, pero no es utilizada por ellos.
La Voluntad utiliza la Buddhi para el conocimiento, no para la orden; utiliza el
Manas para la sensación, no para la orden ni el conocimiento; utiliza el corazón para la
emoción, no para la sensación, orden o conocimiento; utiliza el Prana para el disfrute, no
para ninguna otra función; utiliza el cuerpo para el movimiento y la acción, no como algo
que pueda limitar o determinar ni el conocimiento, ni el sentimiento, ni la sensación, ni el
poder ni el disfrute. Por lo tanto, debe mantenerse aparte y mandar sobre estas cosas como
algo independiente de todas ellas. Éstas son simplemente un yantra5, una máquina; el
5N.T. Las palabras sánscritas, como yantra, que son explicadas en el texto a continuación por el propio autor, no se hallan
incluidas, en general, en el glosario original y no han sido incluidas en el glosario de la presente traducción.
5
Purusha es el yantri o dueño de la máquina, la Voluntad es la electricidad o el poder mo-
tor.
Éste es el correcto conocimiento. Acerca de cómo utilizarlo te hablaré más tarde.
Esto es una cuestión de práctica, no de simple instrucción. El hombre que tiene dhairyam,
tranquila firmeza, aunque sea en un grado pequeño, puede adaptarse gradualmente al
gobierno de su máquina por la Voluntad. Pero primero debe conocer: debe conocer la
máquina, debe conocer el poder motor, debe conocerse a sí mismo. Para comenzar no es
necesario que el conocimiento sea perfecto, pero el conocimiento elemental, por lo menos,
debe poseerse. Esto es lo que yo trato de darte. Estoy explicándote cuáles son las diferentes
partes de la máquina, su naturaleza y funciones, la naturaleza de la Voluntad y la
naturaleza del Ishwara.
III
Cuando la Voluntad empiece a actuar, será estorbada por el Swabhava; por lo
tanto, hasta que no seas capaz de actuar sobre el Swabhava, no deberás, no deberías hacer
que tu Voluntad interfiriese en la vida. En otras palabras, mientras seas un sadhak de la
Shakti-marga, sé sólo un sadhak, cuando hayas alcanzado el Siddhi de la Voluntad,
entonces utiliza en primer lugar el Siddhi para alcanzar la perfección del adhar, y, cuando
hayas alcanzado la perfección del adhar, usa el siddha adhar para el karma, para la vida.
El Swabhava se opone a la acción perfecta de la Voluntad. ¿Por qué? Porque la
naturaleza de la humanidad es imperfecta, sólo parcialmente evolucionada, asiddha, y
siendo en todos sus dharmas asiddha, la fuerza tamásica del hábito, tamasi dhriti, hace
que resista cualquier intento de convertirla en siddha. La humanidad está evolucionando.
El Yoga es un medio para hacer progresar esa evolución con una rapidez grande y vic-
toriosa. Pero el imperfecto Swabhava dice: “No deseo ser perfecto. Estoy acostumbrado a
la imperfección y la encuentro fácil y confortable”. Así, la Voluntad se apodera primero
del Swabhava y aparta los obstáculos en el camino de su propio desarrollo y acción
perfectos.
Como he dicho, primero se deshace de los viejos samskaras de imposibilidad, el
samskara, el ajnanam de que yo soy hombre, no Dios, limitado, no ilimitable, desam-
parado, no omnipotente. La Voluntad tiene que decir primero, “Yo soy omnipotente, lo
que el Purusha ordena, yo puedo hacerlo”. Porque la Voluntad es la Shakti en acción, y
sólo existe una Shakti, la propia Kali, que es Dios manifestándose como Energía Divina.
A continuación, la Voluntad se apodera del adhar y lo convierte en Shuddha para
que la Voluntad pueda ser ella misma shuddha. He explicado que si hay confusión y
desorden entre las funciones, la Voluntad no puede actuar de forma omnipotente. Por lo
tanto, debes desarrollar primero Jnanam y por el Jnanam efectuar la shuddhi del adhar.
Cuando el adhar se transforma en shuddha, la Voluntad queda completamente libre de
samskaras y acciones erróneas, es lo que yo llamo shuddha. Actúa perfectamente.
Actuando perfectamente vuelve al adhar siddha, es decir, el adhar se desembaraza por sí
mismo de todos los doshas, deficiencias y debilidades y actúa perfectamente. Se convierte
en un instrumento perfecto para el Purushottama, el Purusha y la Shakti desarrollando su
Lila.
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Conocimiento, por tanto, jnanam, es la siguiente etapa a considerar. Pero antes de
hacerlo, voy a concluir el tema de los obstáculos en el Swabhava. No sólo existen los
samskaras erróneos y el ashuddhi del adhar, sino que, además, la naturaleza general de las
cosas posee ciertas tendencias o leyes que se oponen al desarrollo del Yoga y otras que
ayudan al desarrollo del Yoga. Hay tres leyes que se oponen -la ley de persistencia, la ley
de resistencia y la ley de recurrencia; hay tres leyes que ayudan -la ley de procesos
graduales, la ley de procesos concentrados y la ley de procesos implicados.
La ley de persistencia es ésta: que una regla, hábito o tendencia, una vez
establecida, tiene derecho a sobrevivir y una desgana natural a ser transformada o anulada.
Cuanto más tiempo haga que esté establecida, más tiempo se requerirá para arrancarla. Si
un hombre ha estado sometido a los shadripus durante muchas vidas sin un esfuerzo serio
para dominarlos o purificarse, no puede por mero deseo o mediante un rápido esfuerzo
deshacerse de ellos y volverse puro y calmo. Ésos rechazan ser tratados de un modo tan
arrogante. Dicen, “tú nos has dado derechos en este adhar y nosotros persistimos”. Aun es
más duro tratar con aquellos dharmas del cuerpo que los hombres llaman las leyes de la
naturaleza física.
Pero la Voluntad es omnipotente y, si la ejercitamos de forma paciente, calmada y
heroica, prevalecerá.Porque la Voluntad, repito, es Kali misma. Por tanto, al final establece
mediante su acción nuevas reglas, hábitos o tendencias que combaten y gradualmente
superan a las antiguas. Lo que ocurre es que las viejas, aunque dominadas, debilitadas y ya
no más una parte real de la naturaleza, se resisten a ser expulsadas del adhar. Están apo-
yadas por un ejército de fuerzas o seres espirituales6 que te circundan y viven de tus expe-
riencias y gozos. Esta ley de resistencia marca el segundo periodo del Yoga y, a menos que
la Voluntad se haya transformado en siddha y el adhar en shuddha, resulta muy molesta y
dificultosa para el sadhak. Por eso parece no tener fin la capacidad de resistencia.
Aquí, nuevamente, la Voluntad está segura de triunfar, si es apoyada por la fe o el
conocimiento. Aun entonces, los hábitos y tendencias expulsados se esfuerzan continua-
mente en volver a entrar en el sistema y recuperar sus perdidos puestos de poder y de gozo.
A esto se le llama recurrencia. A medida que la Voluntad es siddha y el adhar es shuddha,
la recurrencia se hace más débil y menos frecuente o, cuando vuelve, menos prolongada.
Pero en un adhar impuro o con una voluntad imperfecta, la recurrencia es a menudo tan
prolongada y dificultosa como la resistencia.
Por otro lado, existen tres leyes favorables. Cuando un nuevo hábito o tendencia es
establecido, es ley que se desarrolle hacia la fuerza y la perfección. A medida que lucha
por establecerse, el Yogui puede en cualquier momento convertirse en bhrashta, es decir,
puede a causa del error, debilidad o impaciencia, rendirse en su esfuerzo. Ésta es la única
caída del Yogui. El fracaso, la derrota temporal no es bhramsa, mientras se niegue a
rendirse en su esfuerzo. Pero una vez se ha establecido la tendencia correcta, ningún
hombre puede destruirla hasta que haya disfrutado su supremacía y su bhoga.
6‘Espirituales’ debe ser entendido aquí en el sentido general de fuerzas y seres no materiales más que en su sentido específico de
seres y fuerzas nativos de los niveles de la Consciencia Superior.
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Al principio, mientras la Voluntad es comparativamente débil o inexperta, el
progreso debe ser lento. A medida que la perfección de la Voluntad produce la pureza del
Adhar, el progreso se vuelve rápido. Cada cosa en este mundo se realiza por medio de un
proceso; un proceso significa una serie de acciones que conducen a un resultado
determinado a través de algunas etapas reconocibles. Estas etapas pueden ser cubiertas
lenta o rápidamente, pero a medida que la ley del proceso gradual prevalece, todas las
etapas deben ser cubiertas sucesiva y conscientemente. ¡Tienes tantas etapas por delante!,
puedes hacerlas caminando, en carruaje o en tren, pero debes pasar por ellas. Sin embargo,
con la creciente fuerza de la Voluntad, puedes transformar procesos lentos en procesos
rápidos.
Llegará un tiempo en que Kali empiece a trascender los límites humanos ordinarios
y ya no sea la Shakti de un hombre sino la Shakti de Dios en el hombre. Es entonces
cuando los procesos graduales son reemplazados por procesos concentrados. Es como si,
en lugar de viajar de etapa en etapa, pudieras saltar desde la primera etapa a la tercera y así
hasta el final del viaje. En otras palabras, el proceso sigue siendo el mismo, pero parece
que se puede prescindir de algunas etapas. En realidad, se sobrepasan tan ligeramente
como si no fueran perceptibles y ocupan poco tiempo. Por ello se le llama un proceso
concentrado o contraído.
Por último, cuando el propio hombre se transforma en Dios, ya sea en parte o en la
totalidad de sus acciones, la ley de los procesos concentrados da lugar a los procesos
implicados y ningún proceso en absoluto parece ser seguido, el resultado sigue a la acción
instantánea, inevitable y milagrosamente. En realidad no hay milagro, el proceso es usado
pero es tan rápido, con una facilidad tan soberana, que todas las etapas se hallan implicadas
u ocultas en lo que parece una acción instantánea.
A la mayoría de los hombres les basta con alcanzar la segunda etapa; sólo el Avatar
o el gran Vibhuti puede alcanzar la tercera.
Por lo tanto, no os desaniméis por algún fracaso o retraso. Es puramente una
cuestión de fuerza y pureza de la Voluntad. Por pureza me refiero a libertad respecto al
deseo, el esfuerzo, el extravío. Es mejor empezar por concentrar el esfuerzo en la
autopurificación de la Voluntad; para lo cual, lo primero que se necesita es la pasividad del
deseo respecto al fruto; lo segundo, la pasividad del Chitta y de la Buddhi mientras se
aplica la Voluntad; lo tercero, el desarrollo del autoconocimiento en el uso de la Voluntad.
Se hallará que mediante este proceso de educación de la Voluntad, âtmânam âtmanâ, la
pureza del adhar será preparada también automáticamente y el conocimiento comenzará a
desarrollarse y a actuar.
IV
¿Qué es conocimiento? ¿En qué consiste? Debemos distinguir entre conocimiento
en sí mismo y los medios de conocimiento. Además, entre los medios debemos distinguir
los instrumentos de las operaciones realizadas con los instrumentos. Por Conocimiento
entendemos consciencia7, introducir algo en la consciencia activa, en nuestro Chaitanyam.
Pero cuando decimos introducirlo en nuestro Chaitanyam, ¿qué queremos decir? ¿De
7N.T. Awarness en el original.
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dónde lo extraemos? El Europeo dice que del exterior, nosotros decimos que del interior,
del mismo Chaitanyam. En otras palabras, todo conocimiento es un acto de la consciencia
actuando sobre algo en la consciencia misma. En primer lugar, todo lo que sabemos existe
en Parabrahman, es decir, en nuestra propia existencia indivisible universal. Está ahí,
aunque todavía no expresado, no vyakta. Luego, existe en puro Chit, que es la matriz de las
cosas en cuanto que idea de forma, nombre y cualidad. Tiene nombre, forma y cualidad en
el Karana o Mahat, el estado de consciencia causal, tipo o ideal. Adquiere posibilidad de
cambio, desarrollo o modificación en el Sukshma, el estado de consciencia sutil, mental o
plástico. Finalmente, sufre el cambio, desarrollo, modificación o evolución real en el
Sthula, el estado de consciencia material o evolutivo. En el Karana no existe evolución,
nada cambia nunca, todo es eterno. El Karana es Satyam. En el Sukshma todo es
preparación para el cambio, está lleno de imaginación o anritam, por lo tanto es Swapna,
no realmente falso, pero no aplicable inmediatamente al Karana o Sthula. En el Sthula
todo evoluciona. Es el satyam parcial desarrollándose mediante la transformación del viejo
satyam en anritam, que es llamado destrucción, y la transformación del nuevo anritam en
nuevo satyam, que es llamado creación. En el Karana no hay creación, ni nacimiento ni
muerte, todo existe para siempre -el único cambio que se produce es de tipo a tipo, de
perfección a perfección.
Así, conocer es ser verdaderamente consciente del objeto en alguno o en la
totalidad de los tres estados. El conocimiento del Sthula es ciencia. El conocimiento del
Sukshma es filosofía, religión y metafísica. El conocimiento del Karana es Yoga. Cuando
un hombre conoce el Sthula, lo conoce con sus sentidos, es decir, con el Manas; conoce el
Sukshma con la razón o el intelecto inspirado, conoce el Karana con el Jnanam o
realización espiritual. Por lo tanto, el completo conocimiento consiste en tres operaciones:
en primer lugar, el Upalabdhi, objeto o experiencia; en segundo lugar, la expresión intelec-
tual de tu comprensión del objeto; en tercer lugar, el Upalabdhi subjetivo o experiencia
espiritual. El científico comienza por el fondo y asciende, si puede, hasta la cima. El Yogui
comienza por la cima y desciende, para una prueba perfecta, hasta el fondo. Vosotros no
sois científicos, sois sadhaks. Por lo tanto, cuando habláis de conocimiento debéis entender
el proceso; percibís una cosa por experiencia subjetiva, Bhava, luego pensáis en ella y
formuláis vuestra experiencia en Artha y Vak, la combinación que forma el pensamiento;
verificáis o contrastáis vuestra experiencia por experiencia física u objetiva. Por ejemplo,
veis un hombre. Queréis saber lo que es, lo que piensa y lo que hace. ¿Qué hace el
científico o el hombre material? Observa al hombre, anota lo que dice, cuáles son sus
expresiones de palabra y de rostro, cuáles son sus acciones, con qué clase de personas vive,
etc. Todo esto es objetivo. A continuación razona desde su experiencia objetiva. Dice, “El
hombre dice esto o aquello; por tanto, debe pensar de esta forma o de la otra o debe tener
tal y tal carácter; sus acciones muestran lo mismo, su rostro muestra lo mismo”, y así sigue
razonando. Si no obtiene todos los datos necesarios, los completa desde su imaginación o
desde su memoria, es decir, desde su experiencia de otros hombres o de sí mismo o de la
vida humana tal como la ha leído en libros o la ha escuchado de otras personas. Percibe,
observa, contrasta, compara, deduce, infiere, imagina, recuerda y al resultado compuesto le
llama razón, conocimiento, hecho. En realidad, ha llegado a una probabilidad, ya que es
imposible para él estar seguro de que sus conclusiones sean correctas o de que algo sea
verdaderamente correcto en su pensamiento, excepto la observación real, las percepciones
de su vista, oído, olfato, tacto y gusto. De cualquier cosa que vaya más allá de esto, el
hombre material desconfía. Nada es verdad para él excepto aquello que observa con sus
sentidos o aquello que concuerda con sus percepciones sensoriales.
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Ahora, ¿qué hace el Yogui? Simplemente se pone a sí mismo en relación con el
propio objeto. No con su forma, nombre o cualidad, sino con él mismo. Puede no haber
visto nunca la forma ni oído su nombre o tenido la experiencia de la cualidad, pero aun así
puede conocer el objeto. Porque es el objeto en sí mismo, se halla en el Yogui mismo y es
uno con él, es decir, en el Mahakarana del hombre. Ahí todo desemboca en el Atman y es
tan enteramente una sola cosa con el Atman que, por el mero hecho de estar en contacto
con él, yo puedo conocerlo todo acerca de él. Pocos Yoguis alcanzan este estado. Pero, sea
como sea, aun en el Karana puedo ponerme en relación con el objeto y conocerlo
mediante Bhava. Me pongo a mí mismo, a mi alma, en relación con el alma del hombre
que estudio o del objeto que estudio; Prajna en mí se hace una con la Prajna en él o en
ello. ¿Cómo hago esto? Simplemente siendo pasivo y encarándolo en mi Buddhi. Si mi
Buddhi es pura o está lo suficientemente purificada, si mi Manas es shanta, alcanzo la ver-
dad sobre él. La alcanzo mediante Bhava, mediante la realización espiritual o subjetiva.
Después debo hacer que el objeto alcanzado aparezca de forma clara y precisa.
Para hacerlo, debo establecerlo de forma intelectual en mi mente, es decir, debo pensar en
él. Tengo en mí mismo estas ideas de las que estoy hablando como conocimiento no
expresado; toman la forma de palabras, Vak, y adquieren un significado preciso, Artha.
Esto es pensamiento. La mayoría de gente piensa de una forma imprecisa, expresando a
medias el objeto en un Vak imperfecto y un Artha parcial. El Yogui no debe hacer eso. Sus
pensamientos deben expresarse en frases claras y perfectas. Puede llegar a conocer un
objeto sin pensarlo; pero, si piensa, debe hacerlo clara y perfectamente.
El Yogui razona cuando es necesario, pero no como el hombre de ciencia. Ve el
objeto con su poder profético interpretando la verdad en pensamiento: el pratyaksha le da
el Artha, la inspiración le da Vak, la intuición le da la conclusión correcta acerca de ello, el
correcto siddhanta; Viveka le defiende del error. Contempla la verdad a través de estas
cuatro operaciones simples perfectamente pensadas. Si tiene que discutir, las intuiciones le
dan los argumentos correctos. No tiene que proceder penosamente de un silogismo a otro
como hace el lógico.
Finalmente, verifica su conocimiento con los hechos del mundo objetivo. Ha visto
la verdad acerca del hombre simplemente mirándole a él o a su idea; ha pensado sobre ello
con claridad y ahora compara su idea con la acción, las palabras del hombre, etc. No para
probar su verdad -ya que sabe que la acción, la palabra del hombre, etc., expresan sólo
parcialmente al hombre y confunden al estudiante-, sino para ver cómo la verdad que
conoce del Karana se desarrolla en el Sthula. Confía en la vida objetiva del hombre sólo
en la medida en que esté de acuerdo con la verdad más profunda que él ha alcanzado por
medio del Yoga.
Observad la inmensa diferencia. La única dificultad es que vosotros habéis sido
acostumbrados a usar los sentidos y la razón subordinando y casi excluyendo las facultades
superiores. Por ello encontráis difícil activar las facultades superiores.
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Si tan sólo pudierais partir desde el principio, con el Bhava, el Atmajnana, ¡qué
fácil sería! Todavía puede ocurrir. Pero primero, tenéis que libraros de la Buddhi inferior,
de los Indriyas en el manas y despertar la actividad de las facultades superiores. Ellas
verán por vosotros, oirán por vosotros, igual que piensan por vosotros.
Primero, pues, corregid vuestros sanskaras. Entended intelectualmente lo que os he
dicho y lo que todavía os diré. Luego, usando la Voluntad, mantened la razón, la imagi-
nación, la memoria, el pensamiento, las sensaciones suficientemente en calma para que la
Buddhi superior se conozca a sí misma como algo separado y diferente de estas cualidades
inferiores. Cuando la Buddhi superior se separe a sí misma y se vuelva más y más activa,
la inferior, ya desalentada, se volverá menos y menos activa y finalmente no os molestará
más.
Por lo tanto, la Voluntad primero; luego, por la Voluntad, por Shakti, el Jnanam.
Primero Kali, luego Surya. Explicaré las diferentes facultades cuando haya terminado con
el resto del sistema.
V
Si a los hombres les bastase con permitirse la razón, la memoria y la imaginación,
la purificación de la Buddhi y el desarrollo de las facultades superiores sería una tarea fácil.
Pero existe otro medio de pensamiento con el que condescienden habitualmente y ése es el
Manas. El Manas es un órgano receptivo: recibe las imágenes expresadas por el ojo, el
oído, etc... y las transforma en lo que los Europeos llaman percepciones, es decir, las cosas
percibidas. Además, recibe las ideas, imágenes, etc., enviadas desde el Vijnana hasta el
Chitta y las pasa a este último órgano. En tal proceso, estas cosas se transforman en lo que
se llama conceptos, es decir, cosas concebidas o pensadas. Por ejemplo, cuando la mente
ve la imagen de un libro y dice “Un libro”, ha captado una percepción de algo cuyo nom-
bre concibe: esto es pensamiento sensitivo. Cuando dice “Un libro contiene lenguaje”, esto
es un concepto que va más allá, pensamiento intelectual. Uno simplemente pone cosas
sentidas en palabras, el otro pone pensamientos en palabras. Percepción y concepto juntos
constituyen lo que se llama entendimiento. La razón, de acuerdo con la idea europea,
simplemente ordena percepciones y conceptos y extrae de esta ordenación conceptos
nuevos y más elaborados. Muchos creen que los conceptos son simplemente percepciones
agrupadas y convertidas en lo que se llama pensamiento. De acuerdo con esta idea, todo
pensamiento es simplemente organización de sensaciones en términos de lenguaje. Incluso
cuando yo imagino un ángel, simplemente pongo juntas una figura humana y las alas de un
pájaro y doy un nombre a la combinación: ángel. Incluso cuando hablo de cualidades
abstractas, por ejemplo, virtud, valor, etc., no estoy pensando nada más allá de la sen-
sación, sino simplemente concibiendo una clasificación de sensaciones y acciones virtuo-
sas y valerosas puestas juntas y etiquetadas con el nombre de virtud o valor.
Todas estas ideas son correctas en lo que se refiere al Manas o al entendimiento. El
Manas es un órgano de sensación, no de pensamiento. Atrapa pensamientos en su camino
desde la Buddhi hasta el Chitta, pero al hacerlo los transforma en materia de sensaciones,
como se ha descrito más arriba.
Los contempla desde el punto de vista de las sensaciones. Los animales piensan
con su Manas y los animales no son capaces de formar ideas que no estén en relación con
11
alguna imagen, forma, sonido, olor, tacto, gusto, etc. Están limitados por sus sensaciones.
Es por eso que en los animales la Buddhi está dormida; en la medida en que actúa, lo hace
detrás del velo.
Pero el hombre puede ser consciente de cosas que los sentidos no pueden alcanzar,
buddhigrâhyam atîndriyam. La prueba de esto puedes tenerla diariamente, cuando el poder
Yóguico está desarrollado. El solo hecho de que el hombre pueda ver con su Buddhi la
verdad acerca de algo que jamás ha visto o conocido anteriormente es suficiente para
destruir la idea materialista del pensamiento.
Dicha idea es solamente verdad respecto al Manas. El Manas responde a los
sentidos y está siempre formando percepciones y conceptos acerca de las sensaciones que
recibe. Estas ideas se las proporciona a veces el mundo exterior, a veces la memoria pasiva
en el Chitta, a veces la Buddhi. Pero intenta imponérselas todas a la Buddhi. Comprueba
todo aquello que no está directamente garantizado por los sentidos. “Yo vi aquello”, “Yo
oí aquello”, por lo tanto es verdad: éste es el razonamiento del Manas. Ésta es la razón por
la que las personas que tienen una Buddhi pobremente desarrollada conceden tanta impor-
tancia a lo que han visto o leído. “Lo he visto en letra impresa”, dice el hombre que no
sobrepasa una formación básica y piensa que ha cerrado el argumento.
¿Qué tenemos que hacer con el Manas? Tranquilízalo, dice el Yogui. Mientras está
ocupado, el conocimiento es imposible. Sólo podrás obtener fragmentos de conocimiento.
Es verdad, y la mente en calma es sin duda esencial para el Yogui. Pero ¿qué ocurre con
los sentidos? Puedes deshacerte de los conceptos en el Manas, pero ¿qué vas a hacer con
las percepciones? No puedes dejar de ver, oír, etc., excepto cuando estás en Samadhi. Por
esta razón, el Vedantin concede tanta importancia al Samadhi. Es la única condición en la
que está a salvo del persistente acoso de las percepciones de los sentidos.
Pero si sólo puedes ejercitar el conocimiento cuando estás en Samadhi, tendrás que
convertirte en un asceta o un recluso, un hombre que abandona la vida o el pensamiento.
Esto es algo que divide la unidad del mundo de Dios en dos y establece una división
antinatural en lo que debería ser indivisible. El Tántrico sabe que ello no es necesario, que
el Samadhi es un magnífico instrumento, pero no el único. Organiza su antahkarana de tal
modo que puede conocer cuando está paseando, hablando, actuando, durmiendo, haga lo
que haga. ¿Cómo? No sólo aquietando la actividad conceptiva del Manas, sino transfi-
riendo a la Buddhi su actividad perceptiva.
En otras palabras, él ve, oye, etc., no con los sentidos en el manas, sino con el
Indriya en la Buddhi. Date cuenta de la diferencia que esto implica. No sólo ves mucho
más perfecta, minuciosa y fielmente que antes, sino que eres capaz de apreciar colores,
formas, sonidos, etc., de un modo completamente nuevo. Y, además, eres capaz de captar
el alma, la Guna, la cualidad esencial y la emoción de una cosa, en el momento en que la
percibes. Esto es parte de lo que el Yoga llama Prakamya, la actividad absoluta y soberana
del Indriya.
Por lo tanto, cuando el Yoga es perfecto, no estarás perturbado por el Manas.
Dejará de percibir. Será simplemente un pasaje, un canal para las cosas desde la Buddhi
hasta el Chitta. Hay muchas formas de producir esto, pero la mayoría de ellas adolecen de
este defecto: consiguen aquietar la parte pensante del Manas, pero la parte perceptiva
retiene su actividad inferior y perturbadora. La mejor vía es usar la Voluntad
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simultáneamente para despertar el Jnanam y aquietar el Manas. Este método tiene dos
ventajas. Primera, no tienes que poner tu mente en blanco, como en el método ordinario.
Ésa es una disciplina o Tapasya poderosa pero muy difícil y cansada. Reemplaza
simplemente de forma gradual la actividad de la razón inferior por la actividad del pensa-
miento superior, la actividad de la mente por la actividad del mismo órgano y las
percepciones de los sentidos por la actividad del Prakamya. Este proceso es menos penoso
y más fácil. En segundo lugar, no puedes dejar de percibir mientras no estés en Sushupti;
sólo dejas de pensar. Por tanto, no puedes dejar tu mente en blanco. A menos que
despiertes primero el Jnanam, ¿cómo te desharás de este elemento intruso? El Prakamya
debe estar ahí ya activo antes de que las percepciones ordinarias puedan dejar de actuar.
Ésta es, pues, la tercera operación del método Tántrico. Desarrollas la Voluntad,
usas la Voluntad para despertar el Jnanam, usas la Voluntad para aquietar la mente y la
Buddhi inferior y usas el Jnanam para reemplazarlas.
VI
Llego ahora al Chitta. Existen dos estratos en el Chitta: uno para las emociones, el
otro para la memoria pasiva. En el estrato inferior del Chitta, están registradas las
impresiones de todas las cosas vistas, pensadas, sentidas, percibidas y permanecen ahí
hasta que el Jiva abandona este cuerpo. Aun después, todas estas impresiones son reco-
gidas por el cuerpo Sukshma y van con el Jiva a los otros mundos. Cuando renace, son
traídas por él como samskaras latentes en el Muladhara; por esta razón las personas no
recuerdan sus pasadas vidas, pero pueden recobrar la memoria despertando a Kundalini en
el Muladhara. Estas impresiones están latentes en el Chitta hasta que la memoria activa en
la Buddhi las reclama. Aquellas que son continuamente llevadas a la Buddhi tienen el
hábito de recurrir incluso cuando no son deseadas: pensamientos habituales, ideas, senti-
mientos, opiniones, etc., que son el principal problema del Yogui hasta que el Manas,
donde tienen lugar, se aquieta.
El segundo y superior estrato es el de la emoción. Las emociones son los actos de
la Voluntad que descienden al Chitta y que toman allí la forma de impulsos. Existen tres
variedades: impulsos del pensamiento, impulsos del sentimiento, e impulsos de acción.
Los primeros reciben varios nombres: instintos, inspiraciones, introspecciones8, intuicio-
nes, etc. Son realmente mensajes enviados por el Jiva desde el Sahasradala hasta el Chitta,
pasan sin ser observados a través de la Buddhi, se alojan en el Chitta y, cuando son
excitados por algún contacto externo o interno, se activan rápidamente e impactan la
Buddhi con la misma fuerza que las inspiraciones reales, etc., que descienden directamente
desde el Vijnana a la Buddhi. Pero aquéllos surgen coloreados por las emociones, dis-
torsionados por asociaciones y recuerdos en el Chitta, pervertidos por la imaginación que
los hace emerger. Mucho de lo que llamamos fe, Bhakti, genio, inspiración poética, etc.,
surge de esta fuente. Es útil para el hombre ordinario, muy importante para el animal, pero
un obstáculo para el Yogui.
Los impulsos del sentimiento son lo que ordinariamente se llama emociones. Las
emociones son de dos tipos, naturales o eternas, artificiales o Vikaras. El amor es natural,
procede del Jnanam y tiende a perdurar en la evolución; el odio es un Vikara del amor, una
8N.T. Insights, en el original.
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distorsión o reacción causada por el Ajnanam. Así, el valor es eterno, el miedo es Vikara;
la compasión es eterna, ghrina o lástima, repulsión, disgusto, etc., son Vikaras. Aquellas
que son naturales y eternas, amor, valor, compasión, verdad, aspiraciones nobles, son
Dharma; las otras son Adharma. Pero esto es desde el punto de vista eterno y no tiene nada
que ver con el Dharma Samajic, Laukic o temporal o con el Adharma. Además, el
Adharma a menudo es necesario como un tránsito o preparación para pasar de un Dharma
infradesarrollado a uno desarrollado, de uno inferior a uno superior. El Yogui tiene que
deshacerse de los Vikaras, pero no de los Sanatana Dharmas.
El tercer tipo de impulso es el impulso de acción. Su presencia en el Chitta es un
ajuste temporal debido al desarrollo rajásico del ser humano. El hombre asuddha rajásico
no puede ser movido fácilmente a la acción más que a través de dos fuerzas, deseo o
emoción. El amor, el odio, la ambición, la rabia, etc., deben despertar en él o no puede
actuar, o actúa débilmente. No puede entender shuddha pravritti, la acción sin deseo e
independiente de la emoción. La emoción debería dar solamente una nota de color al
swabhava o temperamento del hombre. Debería estar habitualmente lleno de sentimientos
de amor, valor, honor, ambición verdadera, confianza en sí mismo, etc., pero no debería
actuar desde ningún impulso individual por más noble que fuese su carácter. Debería
actuar obedeciendo al impulso de la Voluntad en comunicación directa con el Purusha en
el Vijnana, entendiendo con la Buddhi por qué actúa la Voluntad de esa forma y colo-
reando el acto con la emoción apropiada a su Swabhava. Pero ni la Buddhi ni la emoción
deberían interferir directamente en la acción ni tratar de determinarla. La Buddhi para el
pensamiento y Chitta para la emoción. Ninguna de ellas tiene nada que ver con la acción
en el estado de shuddha. El Asura intelectual determina sus acciones por su razón o su
ideal, el Asura emocional por sus sentimientos. Pero el shuddha los determina por la
inspiración superior que procede de la existencia divina en el Vijnana. Esto es lo que la
gente llama a menudo el Adesha. Sólo el shuddha puede confiar con seguridad en tener
este tipo de Adesha, el Yogui ashuddha confunde a menudo sus propias ideas,
imaginaciones, emociones e incluso deseos con el Adesha.
Por lo tanto a lo que debe aspirar el Yogui es a deshacerse de la actividad de su
Chitta inferior o de las viejas impresiones aquietando el Manas tal como describí en mi
último capítulo; deshacerse de su pensamiento instintivo o de los impulsos del
pensamiento por los mismos medios; deshacerse del hábito de actuar desde sus emociones
permitiéndole a la voluntad silenciar sus impulsos y purificar sus emociones. Debería
prohibir e inhibir por medio de su Voluntad toda acción o palabra que surja ciegamente de
las pasiones o emociones que se agitan en su corazón. Las emociones, entonces, se
aquietarán y deben ser habituadas a llegar como una especie de ola que se desplomase en
el mar, en lugar de alzarse furiosamente hacia la acción. Estas olas tranquilas, que están
satisfechas con existir y no piden satisfacción en la acción ni tratan de dominar la vida o
las ideas, son las emociones purificadas. Aquellas que se elevan hasta la Buddhi y tratan de
dar forma al pensamiento o a la opinión, aquellas que se exteriorizan en acción o palabra,
son emociones asuddha. Lo que quiero decir es que las emociones en el Chitta son
solamente para el gozo; la acción debe ser dominada por un principio superior.
Por ello, es otra vez la Voluntad la que debe purificar, gobernar y renovar el
corazón. Ahora bien, sólo tiene su mejor oportunidad de hacerlo, si el conocimiento se ha
activado previamente y la mente está en calma. Una mente en calma significa un corazón
fácilmente purificado.
14
VII
Llego ahora al Prana, el elemento nervioso o vital en el hombre, que está
centralizado debajo del Manas y el Chitta, en el cuerpo sutil y conectado con el ombligo
en
el Sthula Deha. Debo distinguir aquí entre el Sukshma Prana y el Sthula Prana: el primero
moviéndose en el sistema nervioso del cuerpo sutil tal como lo describen los libros de
Yoga, el último en el sistema nervioso del cuerpo grosero. Los dos están íntimamente
conectados y casi siempre actúan uno sobre otro. El prana forma el vínculo entre el
hombre físico y el mental. Debo aquí preveniros contra caer en el error de aquellos que
intentan armonizar la Ciencia Yóguica con la ciencia física de los Europeos y buscan los
Nadis Yóguicos y los Chakras en el cuerpo físico. No los encontraréis ahí. Existen ciertos
centros en el sistema nervioso físico con los que los Chakras tienen correspondencia, de
otro modo el Hathayoga sería imposible. Pero los Chakras no son estos centros. Los Euro-
peos son maestros en su propia esfera de conocimiento y ahí no necesitáis vacilar en
aprender de ellos, pero, por Dios, no sometáis vuestro conocimiento superior al suyo
inferior; no haréis más que provocar la más horrible de las confusiones. Desarrollad
primero vuestro conocimiento superior, después estudiad su ciencia y esta última ocupará
el lugar que le corresponde.
Es al Sukshma Prana a lo que quiero referirme principalmente; porque el Sthula
Prana pertenece al Annam más que al Antahkarana y hablaré de él en conexión con el
Annam. El Sukshma Prana es el asiento del deseo y su purificación es de la mayor
importancia para el Yogui. Hasta que no te hayas librado del deseo, no habrás logrado
nada permanente. Cuando te hayas librado del deseo, estarás seguro de todo lo demás. Por
ello dice el Gita: “Primero líbrate del deseo”. Mientras no hayas alcanzado el cono-
cimiento y aprendido a usar tu voluntad para aquietar la mente y purificar las emociones,
no podrás liberarte completamente del deseo. Puedes expulsarlo por Samyama, puedes
someterlo por Nigraha pero, al final, todo ello resulta inútil, porque el deseo vuelve.
“Prakritim yânti bhûtâni nigrahah kim karishyati”. Las criaturas obedecen a la naturaleza,
¿cuál es la utilidad de la coerción? Es decir, tiene un resultado temporal y los deseos
reprimidos retornan más salvajes y más furiosos que antes. Esto es lo que Cristo quería
expresar con la parábola del diablo, el espíritu sucio que es expulsado del hombre sólo para
retornar con siete espíritus peores que él. Porque es la naturaleza de las cosas, la inalterable
naturaleza de las cosas, que esa emoción no purificada clame por el deseo, que un Manas
no aquietado le dé cobijo cada vez que retorna, que una Buddhi no iluminada contenga su
semilla preparada para brotar a la primera oportunidad. Por tanto, a menos que la totalidad
del Antahkarana esté purificado, a menos que obtengas un nuevo corazón y una nueva
mente, el deseo no puede ser expulsado; retorna o permanece. Sin embargo, cuando un
entendimiento iluminado e iluminando la acción de una Voluntad fortalecida y apoyada
por un corazón puro expulsa al deseo al Sukshma Prana y lo ataca allí, en su lugar nativo,
puede destruirlo completamente. Cuando tengas una Buddhi visuddha serás capaz de
distinguir estos diversos órganos y localizar todas tus actividades mentales. El deseo puede
entonces ser aislado en el Prana, y el corazón y la mente pueden mantenerse puros de sus
insistentes incursiones. Porque el deseo es efectivo sólo cuando puede asir el Chitta y la
Buddhi generando Vikaras de emoción y perversiones del conocimiento que le dan fuerza
para imponerse a la Voluntad e influir así en la acción interna y externa. Es más poderoso
en el tipo superior de ser humano, cuando se enmascara como principio o ideal o como una
emoción justificable.
15
Recuerda además que todos los deseos tienen que ser eliminados, los llamados
buenos tanto como los llamados malos. Algunas personas te dirán, conserva tus buenos
deseos y expulsa los malos. No escuches esa falsamente atractiva expresión de ignorancia.
Puedes usar los buenos deseos para expulsar los malos a condición de que inmediatamente
después expulses los buenos también por el único deseo de Mumukshutwa, liberación y
unión con Dios. E incluso a este último deseo debes renunciar al final y entregarte
totalmente a la voluntad de Dios, incluso en esta última y gran cuestión, eliminando
completamente el deseo, nishkâma nihspriha. De otra forma, te hallarás moviéndote en un
círculo vicioso. Porque si conservas un solo deseo, éste es un traidor de tal categoría que
abrirá finalmente la puerta a tus enemigos. Cuando el espíritu sucio volvió a su hogar, lo
encontró limpio y adornado, es decir purificado de malos pensamientos y adornado con
buenos deseos, e inmediatamente entró e hizo del último estado del hombre algo peor que
el primero. Así que líbrate completamente de todos los deseos, buenos, malos e
indiferentes. Vé más allá tanto de la virtud como del vicio. No estés satisfecho mientras te
quede una sola servidumbre, aunque los grilletes sean de oro puro. No admitas otro guía o
dueño que Dios, aunque sean dioses o ángeles los que reclamen tu homenaje.
El deseo se compone de tres elementos, apego o Asakti, ansia o Kamana, y
preferencia o Ragadwesha. Líbrate primero del apego. Usa tu voluntad y tu Antahkarana
purificado para expulsar esa adherencia a e insistencia en las cosas que dice, “Debo tener
eso, no puedo estar sin eso” y retorna una y otra vez sobre su propia idea, incluso cuando
es persistentemente negada. Cuando las emociones han sido aquietadas, este Asakti morirá
por sí mismo, pero durante un tiempo resultará muy molesto e intentará activar las
emociones de nuevo. Aplica la Voluntad firme y pacientemente y no te alteres por el
fracaso;
porque el deseo es una cosa terrible, más difícil de expulsar que una sanguijuela. Es
verdaderamente hijo de la sanguijuela gritando “Dame, dame”. No silencies el grito
violentamente: ignóralo y usa tu Voluntad para liberarte de sus vociferaciones. Cuando
Asakti se debilita, Kamana pierde nueve décimas partes de su fuerza y puedes expulsarla
fácilmente. Todavía por algún tiempo, a causa de puro hábito, el ansia de ciertas cosas
aparecerá, no en el corazón o la Buddhi, sino en el Prana; sólo si Asakti se ha ido, el
rechazo de la cosa ansiada no dejará detrás de sí un pesar permanente o un hambre
continua. Sólo habrá una perturbación temporal de la paz del corazón. Cuando te hayas
liberado de Kamana, Raga puede permanecer aún, y si Raga está, ten por seguro que Dwe-
sha entrará. No pedirás ni anhelarás nada porque Kamana se ha ido; pero cuando algunas
cosas lleguen, no te gustarán, cuando lleguen otras, te sentirás contento y exultante. No te
rebelarás ni te apegarás a lo que tienes, pero no te gustará la llegada del mal, no te gustará
la pérdida de tu alegría, aun cuando digas “Muy bien” y te sometas. Líbrate de ese Raga y
ese Dwesha y ten una Samata perfecta.
16
Cuando tengas una Samata perfecta, entonces o bien tendrás una perfecta Shanti,
una paz divina, o un perfecto Shuddha Bhoga, gozo divino. Shanti es el Ananda negativo y
la poseen aquellos que reposan en el Nirguna Brahman. Shuddha Bhoga es Ananda
positivo y lo poseen aquellos que reposan en el Trigunatita Ananta Brahman. Tú puedes
tener ambos y es mejor tener ambos. Dios disfruta del mundo con Shuddha Bhoga basado
en perfecta Shanti. La mayoría de la gente no puede imaginar Bhoga sin Kama, disfrute sin
deseo. Es una idea absurda. Y no menos absurda porque sea natural y casi universal. Es
Ajnanam, una parte fundamental de la ignorancia. El gozo no empieza realmente hasta que
te has liberado del deseo. Lo que consigues como resultado de satisfacer el deseo es
problemático, inseguro, febril, o limitado, pero Shuddha Bhoga es calmado, autoposeído,
victorioso, ilimitado, sin saciedad ni Vairagya, inmortalmente bienaventurado. Es, en una
palabra, no Harsha, no Sukha, sino Ananda. Es Amrita, es divinidad e inmortalidad, es
hacerse de una sola naturaleza con Dios. El alma no tiene entonces Kama sino puro Lipsa,
una infinita disposición a tomar y disfrutar cualquier cosa que Dios le dé. Pesar, dolor, des-
gracia, todo lo que para el hombre rajásico es una tortura, se transforma entonces en gozo.
Incluso si un alma como ésta fuera arrojada al infierno, no sentiría infierno, sino cielo. No
sólo diría con el Bhakta “Esto es del amado”, sino con el perfecto Jnani “Esto es el
Amado; esto es Anandam Brahman: esto es el Kantam, el Shivam, Shubham, Sundaram”.
No necesito repetir el proceso por el cual se efectúa esta purificación. Lo he
indicado suficientemente. Este proceso Tántrico es siempre el mismo, la confianza en la
Shakti, la divina Voluntad trabajando en el Adhar sin ningún esfuerzo por parte del
Purusha, que permanece Akarta a través de la sadhana, pero aún Ishwara, fuente del
mandato y de la sanción, el gobernante desposeído por sus súbditos que gradualmente
recobra el control de su reino rebelde y en desorden.
VIII
Todavía queda el Sthula, la parte grosera del hombre, que está compuesta del
Sthula Prana o sistema nervioso físico y del annam o cuerpo, en el que el prana actúa. El
prana es el principio de vida -la muerte se produce por la disolución del ligamen entre el
sukshma deha y el sthula deha. Este ligamen es el prana. El sukshma deha absorbe el
prana y parte; lo poco que queda en el cuerpo grosero es de la naturaleza de apana, con
una tendencia a ese tipo de disolución que llamamos corrupción. La parte prana del
mismo, que es lo único que puede mantener el cuerpo unido, se evapora, y el apana
conduce a una rápida desintegración. En algunos animales, sin embargo, el prana es tan
abundante que el cuerpo muestra signos de vida incluso después de que el sukshma deha lo
haya abandonado.
He estado tratando hasta aquí de la purificación de la parte sukshma del hombre, el
Antahkarana o mente -el tema del cuerpo es algo ajeno a mi objetivo. Sin embargo, son
necesarias unas pocas palabras. El principio en el que se funda este Yoga que te estoy
explicando es el de que el cuerpo grosero es una mera sombra o creación del sutil. El
cuerpo es un molde en el que la mente se vierte, pero el propio molde ha sido preparado
por la mente y puede ser transformado por la mente. Una mente purificada, liberada y
perfeccionada (siddha) puede hacer lo que quiera con el cuerpo. Puede dejarlo como está, -
permitiendo que el karma pasado haga su voluntad con la parte física en forma de
enfermedad, sufrimiento, desgracia y muerte, sin que el ser mental sea afectado lo más
mínimo. Todo ello es impureza y esclavitud, que es la traducción física y el resultado de la
17
impureza y esclavitud mentales. Con el cese de la causa, el efecto cesa; pero no de un
modo inmediato. Es, de nuevo, como el vapor y la locomotora. Los hábitos, los efectos
creados por vidas pasadas, son expulsados de la mente y precipitados enteramente al cuer-
po. Tú puedes permitirles desarrollarse ahí, muchos lo hacen. Pero, por otro lado, puedes
perseguirlos hasta el cuerpo y expulsarlos de ahí también. En ese caso, alcanzarás el Ka-
yashuddhi y el Kayasiddhi. Se les persigue usualmente por procesos Hathayóguicos o
Rajayóguicos, pero éstos no son necesarios. Es incluso mejor, y ciertamente mucho más
fácil y seguro, seguir el proceso que yo he estado indicando.
El mismo hecho de tener una mente purificada contribuye a la pureza del cuerpo, una
mente liberada a la liberación del cuerpo, una mente perfeccionada a la perfección del
cuerpo, y, hasta cierto punto, a medida que avanzas con el yoga en el Antahkarana, el
cuerpo empezará automáticamente a responder a las nuevas influencias. Pero no deberías
abordar conscientemente el tema del cuerpo hasta que no hayas acabado con la mente.
Deja a la naturaleza que haga su trabajo. Desapégate tanto como te sea posible del cuerpo,
piensa en él como un mero accidente; déjalo al cuidado de Dios y de su Shakti. A muchos
sadhakas les asusta la enfermedad en el curso del Yoga. Tú no tienes por qué asustarte: te
has puesto en manos de Dios y Su Voluntad vela por ti. Te llegará sólo como parte del
necesario proceso de purificación del cuerpo, seguirá su proceso, se debilitará, y no
volverá más. Otras perturbaciones del cuerpo surgirán como algo normal en el proceso de
convertir un adhar físico inadecuado en uno adecuado. Son necesarias profundas
alteraciones en tus células cerebrales, en tu sistema nervioso, en tus procesos digestivos y
secretivos, y no pueden ser efectuadas sin alguna perturbación física, pero nunca será más
que la necesaria para el proceso. No violentes de ninguna forma tu cuerpo; si usas
remedios físicos, que sean del tipo más simple y puro; por encima de todo rechaza la
ansiedad y el miedo. Tú no puedes cuidar de ti mismo mejor de lo que Dios lo hace. Tu
cuidado es ignorante e insabio; el Suyo es con conocimiento, y usa los medios correctos
para el correcto fin.
Las impurezas en el cuerpo se muestran principalmente como enfermedad, como
dolor, como malestar ante el calor y el frío, como la necesidad de los procesos de excre-
ción. El primer signo de Kayashuddhi es la desaparición de toda tendencia a la
enfermedad; el segundo es la liberación del dwandwa del calor y el frío, que o desapare-
cerá del todo o se convertirá en sensaciones placenteras a menudo caracterizadas por
fenómenos eléctricos; y el tercero, la disminución o desaparición de la actividad de excre-
ción. El dolor también puede ser completamente eliminado del cuerpo, pero aun antes de
que la reacción llamada dolor sea eliminada, o incluso sin que lo haya sido, el malestar del
dolor puede ser suprimido y reemplazado por un tipo de Ananda corporal. Finalmente, la
ansiedad propia del hambre y la sed desaparece del prana al que pertenece y la
dependencia de la comida disminuye o cesa. La perfección de todo esto es la base del
Kayasiddhi. Pero el perfecto Kayasiddhi incluye otros logros tales como los sidhis de
Mahima, Laghima, Anima y la invulnerabilidad e incorruptibilidad del cuerpo, -poderes
hasta ahora logrados sólo por Siddhas muy avanzados en el Kaliyuga. Éstos dependen
principalmente de la substitución del quíntuple proceso ordinario de prana, apana, vyana,
samana y udana por la única acción simplificada de la fuerza original o elemental del
prana, la energía vital infinita sobrecargada de electricidad, vaidyutam.
Todos éstos son elementos importantes del Yoga Tántrico, pero los he mencionado
sólo de modo superficial porque son ajenos a mi objetivo. Todos pueden ser desarrollados,
si el siddhi mental se halla perfeccionado, y es en esta perfección donde quiero que
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concentres tu atención y energía. Cuando se obtiene esto, se obtiene todo. Los centros de
actividad del hombre, en el presente, son la buddhi, el corazón y el manas; y el cuerpo,
aunque extremadamente importante, es una función dependiente y subordinada. No hay
que despreciarlo por esta razón, pero la mayoría de la gente le concede una importancia
indebida. Cuando el Jiva es Ishwara de su mente, el cuerpo ocupa su propio lugar y en vez
de interferir y a menudo dominar la mente y la voluntad, obedece y recibe de ellas su
impronta. Los Europeos están obsesionados con la idea del físico como amo del mental.
Quisiera que te concentraras en el punto de vista opuesto y recordases siempre que el
hecho de que el cuerpo imponga sus condiciones a la mente constituye un estado anormal
del ser del hombre, del que hay que librarse; es la mente la que debe mandar, condicionar y
modificar el cuerpo.
IX
CONCLUSIÓN
He acabado lo que tenía que decir. Añadiré sólo unas palabras como conclusión.
No debes pensar que lo que te he dado es todo el conocimiento que necesitas acerca de ti
mismo o del Yoga. Por el contrario, éstas son sólo algunas indicaciones necesarias en una
etapa particular: son principalmente importantes para la purificación, que es la primera
parte del Yoga. Cuando la shuddhi ha sido completada, uno tiene que perfeccionar la mukti
para alcanzar la liberación, cosa que es fácil después de shuddhi, imposible antes de ella.
Por mukti no quiero decir laya -que no es algo que deba ser perseguido ni deseado, sino
esperado de la voluntad de Dios-, sino liberación de la ignorancia, Ahankara y toda
dualidad. Con el progreso de la purificación, habrá una tendencia natural hacia la
liberación y las etapas ulteriores del yoga, bhukti y siddhi, gozo liberado y perfección. A
medida que avances tendrás que cambiar tu actitud, no radicalmente pero sí en algunos
puntos importantes. Sin embargo, no entraré en todo ello. Bueno es hacer una cosa en cada
momento.
En todo lo que he escrito, he asumido una perspectiva a la que muchos de vosotros
no estáis acostumbrados. Si contempláis Vairagyam como el comienzo de toda sabiduría,
no estaréis satisfechos conmigo. Vairagyam es para mí sólo un útil estado temporal de la
mente que Dios usa para reforzar el rechazo de aquello a lo que los viejos samskaras se
adhieren con una obstinación demasiado intensa como para ser expulsados por mera abh-
yasa. Jnanam es esencial a shuddhi y mukti; pero Jnanam debe ser ayudado por abhyasa o
vairagya hasta que la mente está en calma y permite al conocimiento hacer su propio
trabajo. Tan pronto como la mente está calmada y dejan de resucitar en ella sus viejas ener-
gías desde el exterior, el Jnanam se desarrolla, la Shakti prosigue su tarea sin estorbos; deja
de haber entonces sadhana para ti, sólo hay un siddhi progresivo sin ningún método
adoptado deliberadamente, creciendo por el mero proceso fácil y natural de la Naturaleza,
tal como un hombre respira o ve o camina. Toda necesidad de abhyasa o vairagya cesa. El
apego a vairagya es tan perjudicial como el apego al propio lobha.
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Por otra parte, si piensas con los Budistas que toda la vida es una miseria y la
extinción de algún tipo es el bien superior, o si piensas con los Mayavadin que estamos en
este mundo sin ningún otro objetivo más que desaparecer de él lo antes posible -como el
famoso general cuya proeza militar más grande fue ascender a una colina para descender
otra vez- mejor pasas de largo ante mí. Yo soy un Tántrico. Yo veo el mundo como nacido
de Ananda y viviendo en Ananda, orbitando de Ananda a Ananda. Ananda y Shakti, éstos
son los dos términos reales de la existencia. La pena y la debilidad son vikaras nacidas de
ajnanam, del olvido del ser superior y verdadero. Éstas no son cosas universales o eternas,
sino locales y temporales; locales principalmente de esta tierra, temporales en los breves
periodos del Kaliyuga. Nuestra labor es hacer descender el cielo a la tierra para nosotros
mismos y la humanidad, eliminar la pena y la debilidad de los pequeños rincones de la
existencia y el tiempo, en los que se les permite existir. Yo no concedo mi asentimiento a
la oscura doctrina que predica un mundo de pena e inacción y el retiro de él como la única
condición de felicidad y libertad; que piensa, contrariamente a toda razón y conocimiento,
que Dios es bendito en sí mismo, pero que Dios es maldito en su manifestación. No
admitiré que Brahman es un loco o un borracho soñando pesadillas, autohipnotizado y en
miserables ilusiones. No encuentro esta enseñanza en el Veda, no está de acuerdo con mis
realizaciones, que son de la condición de una felicidad inalterable y una fuerza y
conocimiento en medio de la acción fenoménica sin deseo. Soy de la opinión de Sri
Krishna en el Mahabharata cuando dice, “Algunos predican la acción en este mundo y
algunos predican la inacción pero, respecto a aquellos que predican la inacción, yo no soy
de la opinión de esos débiles”. Na me matam tasya durbalasya.
Pero la acción que toma como ejemplo es la acción de los Dioses superiores, tal
como Göthe habla de la acción de las grandes fuerzas naturales, desinteresadas, incansa-
bles, fundadas en la felicidad, no inertes con tamas, no impacientes con rajas, no limitadas
siquiera por el ahankara sátwico -la acción hecha una en diferencia con el Purushottama,
mi ser en Su ser, mi shakti solamente una acción particular de Su Shakti infinita, de Kali.
Yo no soy ignorante. Yo no soy esclavo. Yo no estoy entristecido: sólo juego a ser
ignorante, sólo simulo ser esclavo; como un actor o como un público sólo tomo el rasa de
la tristeza. Puedo expulsarlo cuando quiera. ¿Quién me llama degradado y pecador, un
gusano arrastrándose por la tierra entre otros gusanos? Yo soy Brahman, yo soy Él; el
pecado no puede tocarme. ¿Quién me llama miserable? Yo soy Dios, todo felicidad.
¿Quién me llama débil? Yo soy uno con el Omnipotente. Él, siendo Uno, ha escogido ser
Muchos. Él, siendo infinito, se localiza en muchos centros y en cada centro sigue siendo
infinito. Ése es el misterio de la existencia, el uttamam rahasyam, el gran, magnífico,
bienaventurado secreto de Dios, un secreto que rechaza la lógica, pero que el conocimiento
alcanza, un conocimiento no para ser discutido sino realizado, probado por experiencia,
por el alma purificada, liberada, capaz de disfrutarlo todo, perfecta en todo.
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EPÍLOGO DEL EDITOR
Unas pocas palabras parecen necesarias como conclusión. Porque hay que
precaverse contra ciertas concepciones erróneas que pueden surgir como consecuencia de
la brevedad del escritor y su omisión de algunos puntos fundamentales considerados por él,
sin duda, muy importantes, pero más allá de su objetivo
La prohibición de cheshta en el uso ideal de la voluntad no implica la renuncia a
Karma. El cheshta al que se refiere es interior, arambha, no karma. La distinción es la
hecha por Sri Krishna en el Gita cuando establece el ideal de acción con renuncia a todos
los arambhas, -sarvârambhâm parityajya. Tenemos que hacer acciones con el cuerpo,
mente, buddhi, sentidos, cada uno haciendo su propio trabajo separado con su absoluta
simplicidad purificada, kevalair, sin ningún deseo, expectación o ansiedad en la voluntad
respecto a cualquier acción o su éxito. El sadhak debería abstenerse de aplicar su método a
acciones importantes en la vida hasta que la voluntad superior purificada haya sido
entrenada hasta cierto punto, e incluso entonces sería mejor para él aplicarla a cosas de
menor importancia y sólo después a aquéllas de importancia mayor. Durante la sadhana, el
progreso subjetivo y la acción superflua pequeña o grande deberían ser sus campos princi-
pales de prueba y entrenamiento.
En segundo lugar, no debe suponerse que el tratamiento que se hace en estos
breves capítulos intenta ser completo o exhaustivo o que ni siquiera en aquellos puntos que
trata con mayor amplitud se ha dicho todo lo que el sadhaka necesita saber. Por el
contrario, sólo han sido abordadas con extensión unas pocas ideas principales que pueden
ser útiles para el principiante. Los más avanzados encontrarán que han sobrepasado
rápidamente la utilidad de estas indicaciones y que éstas tienen que ser enormemente
ampliadas y modificadas antes de que el conocimiento que se han propuesto pueda ser
considerado completo y satisfactorio.
Finalmente, el objetivo del camino particular del Yoga indicado no es la afirmación
de la voluntad individual, sino la entrega9 de la voluntad individual, su entrega absoluta,
incondicional y sin reservas a la dirección y control del Ser Infinito. La preparación del
sistema o adhar prescrito requiere para este objetivo, primero, el sometimiento de los
clamorosos deseos e impulsos, el orgullo tenaz y el egoísmo, la vana razón autosuficiente y
la imaginación del hombre no regenerado, para que no interfieran en la perfección de la
entrega; en segundo lugar, la posesión de una voluntad fuerte, poderosa y efectiva para
ofrecerla como yajna al Altísimo en lugar de una que sea débil, distraída, ignorante y
desconfiada. El Karma del Yogui Siddha debe ser como el del sol y las estrellas, la avalan-
cha y el ciclón, la brisa, la luna o las flores, el fuego y el polvo de la tierra, ya calmo y
luminoso ya poderoso y violento ya gentil, dulce y útil; ya noble ya humilde, según la
voluntad de la Suprema Shakti Única, impulsado y utilizado por Ella totalmente y, sea la
que sea su apariencia exterior, actuando siempre sobre una base de paz, autoentrega y
autoconocimiento absolutos.
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GLOSARIO
Abhyâsa: práctica yóguica.
Adesha: un mandato divino desde el interior del ser.
Adhâra: el sistema compuesto de las cinco envolturas: la física, la vital, la mental, la
supramental y la espiritual.
Adharma: todo lo que es contrario al Derecho y a la Ley.
Ahankâra: el sentido del ego, egoísmo; el ego como formación sutil.
Ajnânam: ignorancia.
Akartavya: lo que no debería hacerse.
Amrita: esencia de la inmortalidad.
Ananda: deleite espiritual, el gozo del espíritu.
Ananta: infinito.
Animâ: sutileza, el poder de hacer el cuerpo sutil, reduciendo la masa física y densidad a
voluntad.
Anîsha: el que no es ni amo ni señor sino que está sujeto a la naturaleza.
Annam: materia.
Anritam: falsedad, irrealidad.
Antahkarana: el instrumento interior, la mente en todas sus funciones.
Anumantâ: sancionador de los movimientos de la naturaleza.
Apâna: la fuerza vital (uno de los cinco pranas) cuya función es la eyección.
Arambha: inicio mental de la acción.
Artha: sentido, significado.
Asakti: apego.
Asana: postura yóguica.
Ashuddha: no purificado.
Ashuddhi: impureza.
Asiddha: no perfeccionado.
Atma-jnâna: autoconocimiento.
Atman: el Sí Mismo o Ser Esencial.
Avatâr: encarnación.
Bhakta: devoto.
Bhakti: devoción.
Bhartâ: el que mantiene la naturaleza.
Bhâva: estado subjetivo o sentimiento, una percepción en el corazón o en la mente.
Bhoga: gozo.
Bhoktâ: el que disfruta.
Brahman: la Divinidad, generalmente denotando su aspecto impersonal.
Bhransha: una caída definitiva del Yoga.
Bhrashta: caído en el camino del Yoga.
Bhukti: posesión espiritual y disfrute.
Buddhi: la razón, inteligencia.
Chaitanyam: consciencia.
Chakra: centro de consciencia en el cuerpo sutil.
Cheshtâ: esfuerzo relacionado con el deseo, lucha y trabajo.
Chit: la consciencia esencial del Espíritu.
Chitta: la mente o consciencia del corazón; especialmente la mente emotiva.
Chittashuddhi: purificación de la mente y consciencia del corazón.
Dharma: ley de funcionamiento de la naturaleza: derecho, ley moral.
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Dwandwa: dualidad, par de opuestos.
Dwesha: desagrado.
Ekam evâdwitîyam: uno sin segundo.
Gita: canto; por antonomasia, el Bhagavad Gita, el libro sagrado del hinduismo vishnuita.
Guna: cualidad.
Harsha: alegría.
Indriya: sentido.
Ishwara: Señor; Dios como señor de la Naturaleza.
Jîva: el alma individual.
Jnânam: conocimiento.
Jnâni: un hombre de conocimiento.
Jnâtâ: conocedor.
Kali: para los tántricos la Shakti en su aspecto de Energía Suprema.
Kaliyuga: la presente era de tinieblas.
Kalpa: ciclo universal.
Kâmanâ: deseo.
Kântam: agradable, atractivo.
Kârana: el ser causal, etc., fuente del ser mental y físico.
Karma: acción implicando sus consecuencias.
Kartavya: lo que debe hacerse.
Kâya-shuddhi: purificación del cuerpo.
Kâya-siddhi: perfección del cuerpo.
Kevalair: absoluto, solo, en su pura acción.
Kumbhaka: retención del aliento en el ejercicio del prânâyâmâ.
Kundalinî: la Shakti o energía enroscada en el más bajo de los centros de consciencia.
Laghimâ: ligereza, el poder de hacer el cuerpo ligero, reduciendo la gravedad a voluntad.
Laya: disolución del ser individual en el Brahman.
Laukik dharma: norma de costumbre.
Lila: juego cósmico.
Lobha: ansia del deseo.
Mahâkârana: el sí mismo originador.
Mahâpanthâ: el gran sendero.
Mahat: lit. el grande, el estado causal, kârana.
Mahimâ: grandeza, el poder de aumentar la masa física y densidad a voluntad.
Manas: la mente sensitiva como opuesta a la razón.
Marga: Camino.
Mayavadin: seguidor del mayavada, la doctrina para la cual el mundo es pura Maya o
ilusión.
Mukti: liberación espiritual.
Mûlâdhârâ: el más bajo de los centros de consciencia.
Mumukshutwa: deseo de liberación espiritual.
Nâdî: nervio o canal sutil.
Nigraha: coerción de la naturaleza.
Nirguna: vacío de cualidades.
Nishkâma nihsprihah: libre de deseo, libre de anhelo.
Parameshwara: el supremo Señor.
Prâjna: el alma en la consciencia causal.
Prâkâmya: un poder libre e ilimitado de la mente y las percepciones de los sentidos.
Prâna: generalmente fuerza vital; especialmente, el primero de los cinco pranas, el
aliento.
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Prânâyâma: el ejercicio yóguico de la respiración.
Pratyaksha: percepción directa, conocimiento directo.
Pravritti: impulso a la actividad.
Purusha: Espíritu.
Purushottama: el Espíritu Supremo, conjunción de los dos principios o polos cósmicos
-el Señor y su Shakti- para el juego universal.
Râga: agrado.
Rajas: la guna o cualidad de la pasión.
Râjasico: perteneciente a la cualidad de acción y pasión.
Sâdhak: persona que practica un sistema de Yoga.
Sâdhana: un método, sistema, práctica del Yoga.
Sahasradala: el loto de los mil pétalos, el centro de consciencia más elevado establecido,
en el cuerpo físico, en el cerebro.
Sâkshi: el alma como testigo imparcial de las acciones en la naturaleza.
Samâdhi: trance yóguico.
Sâmâjik dharma: ley social.
Samâna: una fuerza vital, uno de los cinco pranas.
Samatâ: equidad de alma y cuerpo ante todas las cosas y acontecimientos.
Samskaras o sanskaras: impresiones latentes en la consciencia.
Samyama: un control espiritual de la naturaleza.
Sanâtana dharma: ley eterna.
Sattwa: la guna o cualidad de la pureza.
Sâttwico: perteneciente a la cualidad de luz y felicidad.
Satyam: verdad.
Shadripus: los seis pecados capitales de la tradición hindú.
Shakti: fuerza, energía; la fuerza divina o cósmica, el poder del Supremo.
Shânti: paz, calma espiritual.
Shivam: benigno, auspicioso, bueno.
Shubham: bueno, feliz.
Shuddha: puro, purificado.
Shuddhi: purificación, pureza.
Siddha: alguien que ha alcanzado la perfección en el Yoga.
Siddhânta: una conclusión lógica o filosófica.
Siddhi: perfección en el Yoga.
Sthûla: grosero, material.
Sthûla deha: el cuerpo material.
Sthûla prâna: la fuerza vital en el cuerpo material.
Sukha: felicidad, placer.
Sûkshma: sutil.
Sûkshma deha: el cuerpo sutil.
Sûkshma prâna: la fuerza psico-vital.
Sundaram: hermoso.
Surya: el Sol, el Sol como símbolo de conocimiento y Verdad.
Sushupti: el estado de sueño profundo, el estado más profundo de samâdhi, la condición
en la que uno entra en el estado causal.
Swabhâva: la naturaleza propia de cada ser.
Swapna: el estado de sueño, en el que uno vive en el cuerpo sutil y no en la consciencia
física.
Tamas: ignorancia, inercia.
Tâmasico: perteneciente a tamas.
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Trigunátita: más allá del control de las tres gunas o cualidades elementales de la
Naturaleza.
Udána: la fuerza vital en movimiento tendente hacia arriba, uno de los cinco pranas.
Udâsînatâ: indiferencia por el mundo o por los objetos de deseo. Vairâgya: desagrado
por el mundo y la vida; cese de la atracción hacia los objetos de apego de la mente.
Vâk: palabra.
Vâsanâ: deseo.
Vedantin: seguidor del vedanta, la doctrina monista hindú.
Vibhûti: un hombre que es manifestación de algún poder del Ser divino.
Vijnâna: el conocimiento más elevado, el poder sobre la razón ordinaria que da el
conocimiento directo.
Vikâra: una perversión; una formulación deformada, temporal o insana de la realidad.
Vishuddha: totalmente purificado.
Viveka: discriminación intuitiva directa.
Vyâna: una fuerza vital, uno de los cinco pranas, el que satura el cuerpo.
Yajna: sacrificio.
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