Textiles Paracas
Textiles Paracas
Textiles Paracas
Estudiantes: código:
Yesica Ramos Quispe. 110182
Sandra Montesinos Huallpa 150824
Docente:
Arql. Edith C. Mercado Rodríguez
Cusco – Perú
2019
INTRODUCCIÓN
En el Perú, la industria textil estuvo en el origen y desarrollo de todas las artes plásticas
precolombinas. De los textiles surgieron las tendencias y los estilos que se espesaron
posteriormente en el trabajo de las demás artes. Los textiles fueron elaborados primero en
duras fibras vegetales (juncos, fibras de cactus), utilizando técnicas similares a la cestería. A
partir del cuarto milenio antes de cristo el uso del algodón en la costa y la lana de camélidos
en las tierras altas condujo al desarrollo de las nuevas técnicas textiles. Técnicas que fueron
mejorándose poco a poco de las cuales hablaremos líneas abajo, hasta la aparición del telar
entre el 2000 y 1800 a.c aproximadamente.
DESCUBRIDOR.-
Julio César Tello descubrió ésta cultura, en julio de 1925, en compañía de su amigo y
colega Samuel K. Lothrop; y en agosto siguiente instaló un campamento arqueológico
con su gran compañero de exploraciones Toribio Mejía Xesspe, para iniciar las
excavaciones en la península de Paracas. La Cultura Paracas (700 a.C. - 200 d.C.) fue
una civilización preincaica que se desarrolló en la costa Sur de la actual República del
Perú, el pueblo paracas tiene una fama mundial por su habilidad en la confección de
los textiles más finos y bellos de toda la América precolombina. Se especula que la
cultura Paracas fue el fin costeño de la cultura Chavín es decir que surgieron luego del
colapso de la cultura Chavín. El nombre de Paracas significa lluvia de arena o gente de
frente grande. También, los paracas son conocidos por sus técnicas Arte Textil Paracas
Página 12 quirúrgicas en el cráneo, las llamadas "trepanaciones craneanas" para salvar
la vida a sus soldados heridos por las guerras que afrontaban.
PERIODIFICACIÓN:
LUMBRERAS, Luis (1984:p. 116) refiere que después estudios minuciosos Tello, llegó
a la conclusión de que en la vasta zona descubierta se habían sucedido dos periodos:
Paracas Cavernas Y Paracas Necrópolis.
Fig. 4. Ubicación de
Paracas y sus sitios
arqueológicos.
ORÍGENES
La textilería Paracas es una brillante artesanía y se apreciará mejor sabiendo que tiene tras sí
siglos de experimentación, desde el precerámico pasando por Cupisnique y Chavín,
cultivadores incipientes, transformadores de plantas silvestres en cultivadas, pastores y
domesticadores de animales, recolectores de flores, semillas y cortezas en busca de materias
tintóreas. Es decir, una serie de hombres y mujeres creativos, mejorando técnicas y
perfeccionando fibras para componer el esplendor que más tarde será Paracas. Los comienzos
fueron humildes, utilizando fibras tal como las ofrecía la naturaleza: cactus, maguey,
tillandsis, algodón silvestre pardo y blanco. Puestas las fibras sobre los muslos eran
manipuladas pacientemente hasta conseguir torzales. Con ellos se construyeron entrelazados,
redes, trenzados y anillados que, en propiedad, no eran tejidos verdaderos, pues el telar aún
no había aparecido. El tejido de esteras y canastas adiestró las manos de hombres y niños en
el manejo de varas tiernas, cañas, juncos y totoras. El entrelazado se inspira en el arte de
hacer esteras. Alineando las fibras, dos torzales, las van entrelazando de derecha a izquierda
y luego en sentido contrario hasta formar una pieza compuesta, firme y útil. En las redes o
anudados un solo torzal es trabajado de principio a fin. El torzal se acomoda en una pequeña
pieza de madera y con esa pequeña industria se van anudando y construyendo las redes. Para
los trenzados se utiliza un punto de apoyo que puede ser una estaca o la rama de un árbol y
en él se anuda un manojo de fibras de colores que se irá trenzando. La verdadera tejeduría
comienza con la hilatura, el telar y el lizo. Aparece todo en Chavín y probablemente tiene
origen norteño. Estos inventos traen consigo una serie de técnicas nuevas: tela, doble tela,
tapiz, gasa, brocado. Después están las técnicas del hilado, el uso del telar. Las técnicas de
los tejidos Cavernas más comunes son: red, gasa, tela, doble tela, tapiz, brocado. Los tejidos
Necrópolis, con sus bellos bordados y colores ganan la general admiración. Bordar es como
dibujar y pintar pero empleando más tiempo, cuidado y paciencia; No se trata de una técnica
complicada, es como un bello adjetivo que se añade a una construcción textil acabada. El
color es tema de gran elogio; hoy lo vemos más suavizado por el paso del tiempo y es del
agrado de todos, pero si pudiéramos verlos en su día con sus colores reales, quizá no fuera
de nuestro gusto la gran gama de colores chillones. Es la misma sensación que daría ver el
Partenón griego en su forma original, pintado de rojo, o la reciente y polémica restauración
de la Capilla Sixtina, que le da un aire de arte naif, con toda la gama de colores brillantes.
Tello describió la cultura Paracas en los siguientes términos: "La cultura Paracas tiene tres
distintas manifestaciones, lo suficientemente cercanas con ciertos elementos compartidos que
justifican su inclusión en la misma familia: los materiales de Cavernas en Cerro Colorado de
Paracas; los que provienen de la Gran Necrópolis del mismo lugar; los objetos de cerámica
polícroma de Ocucaje, Ica y la zona de Río Grande de Nazca ... En suma, Cavernas,
Necrópolis y Nazca son ramas de un tronco que no es otro que Chavín. De este tronco
surgieron dos civilizaciones: Paracas y Chanka (Nazca)".
HISTORIA
En 1925 se hizo uno de los descubrimientos más notables de la arqueología peruana. J.C.
Tello y sus colegas, ubicaron un cementerio en el desierto de Paracas, donde después de
grandes exploraciones, se pudo recuperar el más importante y mejor preservado grupo de
tumbas de personajes que vivieron en la costa sur peruana. Este es el tesoro más importante
que guarda el Museo Nacional de Antropología y Arqueología. El primer hallazgo fue
llamado "Cavernas" por Tello, debido a la curiosa forma de las tumbas, y el posterior llamado
"Necrópolis" por su aspecto de "casa para muertos". Antes se creía que pertenecían a dos
épocas de la "Cultura Paracas", a las que se conocía como épocas de las Cavernas y de las
Necrópolis, pero ahora sabemos que los restos de las Cavernas pertenecen principalmente a
una época (fase 9 de Paracas) pero las momias de las Necrópolis pertenecen al menos a tres
épocas: la fase 10 de Paracas y las fases 1 y 2 de la cultura Nazca. De modo que el conjunto
de los hallazgos de Tello agrupa restos de al menos las dos últimas fases de la cultura Paracas
y las dos primeras de Nazca. Los hallazgos de Necrópolis son los más famosos y notables.
Tello encontró en 1927, este cementerio conteniendo momias enfardeladas de diferentes
categorías y dispuestas en grupos, unas sobre otras. Se lograron exhumar 429 cadáveres,
envueltos en telas de diverso tratamiento y finura y acompañados de un ajuar funerario
espectacular. Lo más sorprendente del contenido de estos fardos es la abundancia de tejidos
con que se entierra a los muertos, lo que sirve para ratificar la importancia que desde tan
antiguo tuvieron las telas en el Perú. El fardo no contiene probablemente la ropa que usó en
vida el cadáver correspondiente, debido al gran tamaño de estas telas, así que se deduce que
éstas debieron cumplir otras funciones distintas a las de indumentaria.
TEXTILERÍA
Muchos fragmentos y mantos de textiles en fibra de algodón y algunos en fibra de camélidos
han sido exhumados durante las últimas excavaciones. La fibra de algodón se presenta en su
natural color blanco y en varias tonalidades de marrón o teñida de azul o rojo; la de camélido
es generalmente de color amarillo, roja, verde y negra. Debido al estado de fragmento de los
tejidos, a menudo resulta difícil definir la función y el tamaño de los textiles. Es sorprendente
también observar numerosas piezas que funcionaban como verdaderas composiciones
textiles, que están formadas por diferentes pedazos de textiles de tamaños y de técnicas
distintas; reunidas por costuras o atados por hilos. Estas composiciones textiles parecen estar
vinculadas Con una práctica simbólica, posiblemente se trataría de reunir intencionalmente
diferentes elementos para formar un conjunto, en apariencia amorfo, para crear una imagen
que podría tener lógica intrínseca (Bachir Bacha, 2010).
Muchos de estos tejidos son generalmente llanos, doble y triple tela, anillados, urdimbre
suplementaria, trenza plana, tejido tubular, sprang y gaza. En lo que se refiere a decoración
se distingue la técnica estructural, tejidos llanos listados, cuadrados, bordados, brocados,
teñidos, y teñidos con reserva.
Son tiempos en que los textiles se diversifican y se convierten en las manifestaciones más
directas de la riqueza t el estatus social de los individuos de los andes.
TÉCNICAS TEXTILES:
Hacia el siglo VI a.c a fines de la época de Chavín, que es el primer gran horizonte cultural
del Perú, las particularidades regionales se afirman. En la costa sur peruana, las técnicas
decorativas se multiplican, empleando la existencia de intercambios entre la costa y la sierra.
Las prendas de vestir se diferenciaban por su tipo según el sexo y la edad, pero también por
su calidad o elegancia. Las más elaboradas son reservadas para los miembros de la elite,
nobleza, sacerdocio, y textiles que se utilizaban para otros fines.
EL ANUDADO.- El anudado aparece en combinación con otra con otro tipo de entrelazado
denominado “torsal oblicuo” que fue definido por Emery, esta técnica se emplea también
para la elaboración de tocados, una de las prendas más características de las indumentarias
paracas.
predomina y cubre los hilos de la trama, así como realizando decoraciones a base de listas y
franjas de diferentes colores.
TEJIDOS DE KARHUA.- Estos tejidos son pintados sobre tela de algodón, no se
prolongaron por mucho tiempo dentro de Parcas, predominando mas tarde otros estilos y
técnicas.
TÉCNICA SPRANG.- En la que un solo set de elementos es trabajada manualmente por sus
dos extremos, con la ayuda de un marco a la que estos hilos se enganchan, el resultado de
este elemento varia pudiéndose crear estructuras cerradas o abiertas con diseños de apariencia
similar a la gasa. (Emery,1980).
TAPIZ DE RANURAS.- Fue muy recurrente en otras culturas del área Centro Andina, pero
que no se halla entre los ligamentos preferidos de la tejedoras de paracas. Se trata de un
técnico realizada en telar que ofrece grandes posibilidades decorativas, en la mayoría de sus
diseños impone un estilo geométrico. Suele utilizarse en tejidos más finos destinados a la
elite, sim embargo los tejedores de la sociedad Paracas prefirieron los bordados.
DOBLE TELA. - Con esta técnica se fabricaron bellos mantos de gran tamaño con figuras
en un estilo geométrico que muestran en cada una de sus caras una alternancia distinta entre
los colores de la figura y del fondo, consiste en superficies tejida simultáneamente, cada una
con su urdiembre y su trama correspondiente, intercambiándose en las primeras en los puntos
en los que el diseño lo requiere.
fuente: museo Chileno de arte precolombino
ESTILOS DE BORDADOS: Los estilos de bordados en los textiles paracas son el Lineal,
el de Línea Ancha, y el de Bloque de color. Los más antiguos son los primeros dos, y
posteriormente aparece el tercero, que es un estilo de bordado acompañado por una
iconografía más elaborada.
El estilo bloque de color, utiliza un poco más adelante en la secuencia cronológica cultural
Paracas, las figuras curvilíneas complejas proporcionan muchos detalles en las formas del
cuerpo, la postura, el traje y los atributos del personaje representado.
Hilado. - fue el primer paso para la confección de los textiles en la cual se realizaban también
la selección de fibras, que pueden ser de lana o algodón, posteriormente se procede a la
hiladura por medio del huso. El torcido del hilo puede ser en “Z” o en “S”.
Urdido y tejido. - una vez obtenidos los hilos se procede a hacer el urdido, proceso en el cual
los hilos son colocados en direcciones perpendiculares en barras de telar, por medio de un
lizo o varilla de madera a la que se anudan los hilos de urdimbre, se levantan y se najan las
urdimbres al insertar el hilo en la trama.
TINTORERIA TEXTIL
Los mantos y otras prendas eran bordados con hilos de fibra de camélido teñidos con tintes
naturales y fijados con mordientes minerales. Sobre estos últimos los análisis modernos
señalan: “Entre los mordientes y aditivos que se utilizan para fijar el color, son: el alumbre,
las cenizas de las plantas, los taninos2, la cal, la orina, etc.”
Entre los medios naturales para teñir estaba el uso de la cochinilla (Dacty lopius cocos), un
insecto con el cual se obtiene el rojo, dicho animalito se alimenta del cactus.
De acuerdo con la parte metálica del mordiente, varios tonos brillantes van desde el rojo
brillante a morado” (Chirinos 1988:9). Otro elemento para conseguir las tonalidades rojas
era el Antarco (Relbunium sp.)(Peters 2007:28)
Existe evidencia del uso de moluscos con los que se obtenía el purpura; acerca de esto la
misma Chirinos dice: “el uso de “purpura” fue descrito en las regiones de Panamá Guatemala
y de México a Perú se obtuvo de moluscos conocidos como Chanque (Concholepas)”
(Chirinos 1988:10). Peters complementa: “Algunos tejidos de algodón fueron pintados con
la tinta purpura exprimida del Chanque y del caracol (Thais); cuyo hábitat son las frías aguas
de las playas alrededor de la península.” (Peters 2007:28)
Otros recursos naturales empleados eran el índigo de la raíz de la indigofera sp. Así como
del añil con los que se obtenían los azules (Chirinos 1988:10 y 11). Sobre este color Fester y
Cruellas sostienen que: “los azules han sido conseguidos con índigo.
En una flecadura de Paracas que consiste en hilos de algodón, pardos y de lana, colores
carmesí también pardo, azul y verde oliva oscuro, hemos probado que hasta este último color
había sido producido por el índigo”. (Fester y Cruellas 1934:156)
Para lograr los amarillos Chirinos refiere: “colorante amarillo natural. Los compuestos
presentes son: luteolina, fiselina de las 37 muestras Paracas” (Chirinos 1988:95, 96). Sobre
este color, otro estudioso escribió: “para los amarillos, el palo amarillo de igual manera se
comporta el “Mulli” de los peruanos (Schinus molle) las hojas del cual todavía hoy se
emplean para teñir amarillo.” (Tagliani 1935:16)
En distintos textiles y en otros soportes el ser aculado se manifiesta agarrando en una mano
una cabeza humana y en la otra un cuchillo, también se puede dar la representación de felinos
antropomorfos estos sugieren que los felinos fueron componentes simbólicos de contextos
funerarios por lo tanto su significado este relacionado con el mundo mítico de los muertos.
Un fardo funerario es un bulto formado por múltiples piezas de textiles que envuelven el
cadáver, al mismo tiempo dentro del fardo se encuentran asicados diversos ajuares, para el
caso de la textilería tenemos pedazos de tela, abanicos de plumas, entre otros.
La costumbre de hacer fardos funerarios con varias capas de tejidos que envuelve el cuerpo
de los difuntos alcanza su culminación con Parcas. Algunos de estos se encuentran envueltos
con algodón de hasta 20 metros de largo y cinco metros de ancho.
De los fardos hallados en Wari Kayan se han hecho estudios minuciosos llamados
desenfardelamientos y disecciones. A raíz de estos se tiene noción de lo que constituía un
fardo funerario Paracas.
Todos los fardos poseen forma cónica, debido a la posición del cadáver momificado, sentado
de cuclillas, con las piernas fuertemente flexionadas sobre el vientre y el pecho, los brazos
bien doblados con las manos sosteniendo la cabeza, posición dada al cuerpo del difunto
inmediatamente después de expirar. Los dedos de manos y pies usualmente se encontraban
enlazados o unidos con hilos coloridos adornados con cuentas. Otra particularidad similar es
que a los cadáveres se les colocaba pequeñas láminas metálicas en las aberturas del cuerpo,
como boca, nariz, etc.: “en una de las fosas nasales fue encontrada una escama de oro”; otro
ejemplo similar un: “rollito laminar encontrado entre los dientes”.
Estos rituales eran motivados por sus creencias, temores o tal vez por perseguir fines
mágicos.
La momia era envuelta varias veces por una burda y extensa tela llana de algodón. La parte
alta del fardo, que venía a ser una “falsa cabeza”, estaba constituida por un moño elaborado
con la misma, pero ahora retorcida. Las telas envoltorios formaban pliegues, los cuales eran
cosidos y pegados a la superficie con puntadas gruesas: “Retiradas todas las piezas el fardo
se presentó de nuevo envuelto en una tela tosca de algodón con pliegues ajustados mediante
grandes puntadas”. Entre otras cosas que acompañaban al fardo había alimentos, lagenarias
y cerámicas. Todos estos cuidados, sin lugar a dudas, cumplían la finalidad de proteger el
cuerpo del difunto, no solo para que llegue íntegro al más allá, sino también por un interés
de amparar y abrigar a sus seres queridos, respetados o venerados.
Dentro de las ofrendas podemos mencionar una de las que se suelen encontrar en estos
entierros como son los abanicos de plumas, abanico ceremonial hecho con plumas de ganso
salvaje y plumas de papagayo tropical, fijadas con fibras de algodón a un soporte circular de
junco y un mango de madera, los personajes que traen este tipo de ofrendas podrían ser
interpretados como chamanes.
Fuente: mantos funerarios de
paracas ofrendas para la vida
ARTE PLUMARIO
De paracas necrópolis proceden diversos objetos provistos de plumería “que revelan una gran
habilidad e ingenio en las aplicaciones de las plumas” (Yacovleff 1933). Entre las prendas
ornadas con plumas figuran suntuosos abanicos, hondas, bastones, llautos, penachos y telas
de algodón con plumas amarillas. La materia prima provenía de aves de la sierra como de la
selva, que aportaban plumas de diversos colores. Había preferencia por las vistosas plumas
amarillas de guacamayo, en algunos casos las plumas eran teñidas.
Las plumas se fijaban utilizando sofisticadas técnicas, descritas entre otras por Eugenio
Yacovleff (1933). Los productos plumarios tenían valor simbólico además de ser gratos a la
vista por su belleza cromática (Kauffmann Doigg 1993)
En su elegante atuendo destaca el tocado dorado elaborado con plumas en forma radial; son
plumas de oro que asemejan los rayos del sol. El tocado remite a la importancia atribuida a
las aves por las antiguas civilizaciones, pues estas eran consideradas divinas por ser: “Los
únicos seres que gracias a sus vuelos podían comunicarse con Dios, por lo que eran
mediadoras entre Él y los hombres” (Leonardini 1996:197).
El Sol. Detalle del
Manto Blanco de
Paracas.
Uno de los ejemplos preclaros del arte textil Paracas son sus mantos, en los cuales puede
apreciarse la maestría de las manos que los trabajaron.
Todos los mantos son de forma rectangular. Miden aproximadamente entre 2.50 metros de
largo por 1.30 de ancho. La historiadora Rebeca Carrión reunió las medidas de 21 mantos,
de lo que afirmó: “La forma rectangular del manto es común a todos los ejemplares por lo
general, el largo es aproximadamente el doble del ancho.” (Carrión 1931:75)
Los mantos Paracas se conforman por una tela principal la cual puede ser de una sola pieza,
o bien de dos o tres fragmentos cocidos longitudinalmente de manera sutil, tela sobre la cual
están bordados los íconos. “En todo manto, se comprende dos partes principales el paño o
tela básica y los bordados, decorativos. La tela básica puede ser de una sola pieza o de dos o
más piezas.” (Carrión 1931:75).
Por lo general estos mantos tienen franjas que decoran sus orillas: “Las franjas son de tres
clases:
1. “llano, desprovisto de ornamentación formado por dos paños iguales unidos por uno
de sus lados” (Carrión 1931:78).
5. “llano con banda media longitudinal y pequeñas bandas o esquineros en los cuatro
ángulos” (Carrión 1931:78).
9. “llano, con bandas marginales sobre los lados longitudinales y parte de los
transversales” (Carrión 1931:78).
10. “llano, con bandas marginales adornadas con una greca bordada interior” (Carrión
1931:78).
11. “Mantos, con bandas marginales, y con bandas transversales, formadas por piezas
independientes cocidas (Carrión 1931:78).
12. “manto con bandas marginales y bandas transversales bordadas sobre el fondo,
dispuestas en pares” (Carrión 1931:78).
13. “manto con bandas marginales y listas bordadas verticales y transversales que
imitan el tejido del petate” (Carrión 1931:78).
14. “manto con bandas marginales y panelas dispuestas en forma tal que imitan el tejido
entrelazado del canasto” (Carrión 1931:78).
15. “Mantos con bandas marginales y figuras sueltas sobre el fondo” (Carrión 1931:78).
Los mantos integraban el atuendo de gala de los jefes sacerdotes y miembros más connotados
de la sociedad.
Como ofrendas mortuorias, en cambio, formaban parte de las múltiples capas de tejidos que
daban formas a los fardos, pudiendo haber hasta 30 mantos en un mismo fardo. Las
combinaciones de las figuras bordadas, su complejidad y sus colores obedecen a una estricta
lógica, donde nada se deja a la libre elección de sus artesanas. Al parecer estas figuras
representaban ancestros míticos que ayudaban a los difuntos a convertirse en uno de ellos,
para así ejercer desde la otra vida la misión de proteger a sus comunidades de origen.
Mantos funerarios: ser de los grandes
ojos, tejido doble tela y tela llana, con
fibra de camélido.
El motivo de este manto representa un ser mítico, probablemente un chamán con atributos
marinos. Lleva una máscara conformada por imágenes de orcas y vestido con una túnica y
falda con flecos. En las manos sostiene un cuchillo con mango en forma de orca y una cabeza
cortada con la boca cosida. Al cinto una faja rematada también en orcas.
Este manto “de las escaleras” lleva bordado en sus franjas laterales un personaje de pie con
el cuerpo contorsionado, vestido con taparrabo, túnica, tobilleras y con pintura facial. En las
manos sostiene una maza y una vara, y de su cara salen cuatro apéndices dentados terminados
en cabezas cortadas. El cuerpo semeja un pallar y representaría a un ser mítico asociado a la
fertilidad agrícola.
Manto funerario: ser de los grandes
ojos. Tejido llano, anillado cruzado y
bordado en estilo lineal. Tejido con
fibra de camélido y algodón.
Los personajes bordados llevan la cabeza hacia atrás y la cabellera cayendo por la espalda,
ejecutando una forzada contorsión del cuerpo. Visten falda, una diadema, orejas y con la cara
tatuada o pintada. Algunas portan varas, otros abanicos o cuchillos. Han sido interpretados
como chamanes danzantes, en trance o en vuelo. También como ancestros encarnados en el
cuerpo de un chamán o un difunto, pues presentan rasgos asociados a la muerte, como
calaveras en vez de rostros, costillas bien marcadas o severas heridas en el pecho.
EL MANTO PINTADO
En ese sentido, sólo se puede decir que el fardo VII se componía de por lo menos trece capas
de envoltorio y ochenta elementos según las descripciones de Bischof y de Engel. Se
menciona además dos otras telas pintadas en las capas más cercanas al individuo, pero no se
tiene mayor descripción de las mismas. Este detalle llama la atención puesto que en ningún
otro fardo de la tumba se hace mención del hallazgo de mantos pintados.
El manto pintado perteneció a las primeras capas del fardo, posiblemente al quinto envoltorio
del paquete funerario de acuerdo con el rótulo de la pieza en las fotografías de Engel. Esa
práctica es común en la tradición Paracas donde se registraron generalmente mantos en las
capas superiores de los fardos.
El manto pintado tiene una dimensión de 2.60 metros de largo por 1.56 metros de ancho. Se
compone por dos paños horizontales. Elaborados en fibra de algodón crudo de color beige.
Los paños tienen trece elementos de urdimbres y diez elementos de trama por centímetro
cuadrado. Los elementos son de estructura S (2Z), su torsión varía entre 40° y 45° y su grosor
entre 0.5 mm y 1 mm. Estos fueron unidos con una puntada diagonal en fibra de algodón
crudo de color beige de estructura S (2Z), 45° de torsión y 1.5 mm de grosor. La decoración
pintada del manto tiene un grosor de línea homogéneo por lo cual se debió utilizar la misma
herramienta o pincel. Además, se observa en los diseños que tienen un grosor superior a 8
mm, grosor medio del pincel, que los contornos fueron primero trazados y luego rellenados
en su interior. El color utilizado, negro, parece provenir de pigmentos naturales. De acuerdo
con los resultados de Boucherie (2014:842-843) sobre el análisis físico-químico de fibras
pintadas y teñidas Nasca Tempano, este color podría haber sido obtenido a partir de negro de
carbón mezclado con arcilla.
Tanto los tejidos que envuelven la momia como los objetos simbólicos asociados al fardo.
Permiten reconstruir la indumentaria y los emblemas personales que debieron portar en vida
los dignatarios. Sobre el tema se dispone de una monografía especializada de rebeca Carrión
cachot (1932), además de valiosas observaciones sobre la materia ofrecidas por Eugenio
yacovleff y Jorge C. Muelle (1934) Anne Paul (1990) Mary Frame (1991), Alan Sawyer
(1960) y otros estudios.
EL MANTO: la prenda textil más espectacular, por su gran tamaño y el colorido de sus
figuras simbólicas. Mide en término medio unos 2.50 m x 1.30 m. como quedo anotado, el
manto no era colgado necesariamente de los hombros, sino más bien de la cabeza cubriendo
el cuerpo hasta los tobillos.
EL UNCU: especie de camisón confeccionado en base a una tela rectangular. Esta era
doblada por su mitad y cosida en los contados, excepto en la zona por donde debían pasar los
brazos. En el centro de esta prenda el tejedor dejaba una abertura, para permiten el paso de
la cabeza.
LA FALDA (FADELLIN): Prenda que envolvía las caderas y cubrían los muslos hasta las
rodillas.
LA ESCLAVINA: poncho corto, o especie de capa conformada por una tela rectangular con
abertura central para dar paso a la cabeza; se sostenía en los hombros.
LA ÑAÑACA: tocado conformado por una tela doblada con esmero. En reemplazo del llauto
cubría parte de la cabeza y la nuca.
BANDA ELITE TURBANTE fuente: mantos funerarios de paracas ofrendas para la vida
CONCLUSIONES: