Tipos de Memoria

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TIPOS DE MEMORIA

La memoria es quizás uno de los procesos mentales más fascinantes. Además de su importancia en
la supervivencia de prácticamente cualquier animal, es una pieza clave en el funcionamiento de otros
procesos como el aprendizaje, la atención o la toma de decisiones. Esta relevancia ha hecho que la
memoria sea objeto de estudio de cientos de pensadores, filósofos y científicos a lo largo de varios
siglos.

Durante todo este tiempo se han ido proponiendo ideas, más o menos acertadas, sobre el
funcionamiento y la naturaleza de la memoria. Estas ideas, generalmente, van siendo sustituidas por
otras que, gracias al avance de la ciencia, pueden explicar y predecir mejor este proceso. Una de las
ideas que parece que ha sido, casi, totalmente rechazada hoy en día es que la memoria funciona
como un sistema unitario, esto es, como un almacén único donde se acumulan todos los recuerdos.
En su lugar la mayoría de autores apoyan la idea de que en realidad hay distintos tipos o sistemas de
memoria cada uno con sus características concretas y que operan en función de la naturaleza de la
información que se tenga que almacenar.

No es objetivo de esta entrada hacer una revisión exhaustiva de todos los tipos de memoria
descritos, ni profundizar demasiado en los detalles de cada sistema de memoria. Más bien lo que
este post pretende es ofrecer un repaso ligero de algunos de los tipos de memoria más conocidos y
que el inquieto lector pueda diferenciarlos de forma sencilla. Ahí va pues.

Memoria sensorial: Es la memoria más breve ya que retiene la


información sólo algunas milésimas de segundo. Esto hace que
difícilmente seamos conscientes de ella pero resulta fundamental
para poder percibir los estímulos externos puesto que, según
algunos autores, es la puerta de entrada de estos a la memoria.
Según la modalidad sensitiva de la que se encargue se puede
subdividir en memoria sensorial icónica (para imágenes), ecóica
(para sonidos) o háptica (para el tacto).

Memoria a corto plazo: Se encarga de la retención de pocas piezas


de información en breves periodos de tiempo. La cantidad total de
información y el tiempo que esta se mantiene depende de factores
como el tipo de información a almacenar, el formato de presentación,
ciertas características personales, etc. No obstante, se suele aceptar
que este tipo de memoria retiene entre 5 y 9 piezas de información
durante unos 15 o 30 segundos. La información llega a la memoria a
corto plazo desde la memoria sensorial, aunque también puede
entrar desde la memoria a largo plazo.

Memoria a largo plazo: Este quizás sea el tipo más conocido de


memoria. Es a la que nos solemos referir cuando hablamos de que
alguien tiene buena memoria o cuando nos quejamos porque
tenemos una memoria muy mala. Se encarga del almacenamiento
de una gran cantidad de información (¿quizás ilimitada?) durante
periodos extraordinariamente largos de tiempo. De hecho, ciertos
recuerdos pueden permanecer en la memoria a largo plazo toda la
vida. Algunos modelos afirman que este tipo de memoria recibe
información de la memoria a corto plazo y que, como dijimos, a su
vez puede enviarle a esta información. Como es un sistema
extraordinariamente amplio, se ha subdividido en otros menores, concretamente en la memoria
implícita y explícita.
Memoria implícita: Es, con diferencia, el sistema de memoria más
complejo puesto que la información que almacen a no suele ser
accesible de forma consciente. A grandes rasgos, se trata de
información que no sabemos que tenemos o que, de saberlo, no
podemos recuperarla de forma voluntaria. Un buen y muy utilizado
ejemplo es el de montar en bicicleta. Por mucho que tratemos de
verbalizar cómo se hace no conseguiremos que alguien aprenda a
montar en bicicleta con nuestras solas explicaciones.

Memoria declarativa: Al contrario que la memoria implícita, la


declarativa es aquella que se puede formular con proposiciones o
imágenes. A su vez, está dividida en dos subsistemas más, la
episódica y la semántica.

Memoria episódica: Es el sistema de memoria que se encarga, en


general, del almacenamiento de hechos. Los eventos almacenados
en la memoria episódica son l os vividos por la propia persona, es
decir, saber que en 1492 Cristobal Colón llegaba a lo que hoy
conocemos como América no es información que se almacene en la
memoria episódica puesto que no es una experiencia propia del
sujeto. Existe aquí un poco de controversia entre los investigadores
porque algunos distinguen entre memoria episódica y autobiográfica
mientras que para otros no existe diferencia entre estos dos tipos de
memoria.

Memoria semántica: Se trata de información general sobre


el mundo como por ejemplo, saber qué ciudad es la capital
de Italia, nuestro número de teléfono o el nombre de
nuestros amigos. La información almacenada en la memoria
semántica suele ser fácilmente formulable en proposiciones.

Memoria prospectiva: Es la información de la planificación y de


eventos futuros. En realidad se trata de almacenar información
sobre eventos que aún no han ocurrido, por lo que resulta un tipo
peculiar de memoria. La memoria prospectiva es el tipo más joven
de memoria en el sentido de que es el que más recientemente se
ha descrito y, lógicamente, el que menos cantidad de
investigación ha generado por el momento.

A grandes rasgos, estos son los sistemas de memoria descritos


hasta la fecha. Como cabe suponer, detrás de cada uno de ellos existen cientos de estudios,
modelos y autores que tratan de descubrir cómo funcionan, qué áreas cerebrales están implicadas
en cada uno de ellos, cómo se dañan con ciertas enfermedades o con el envejecimiento, etc. Por lo
tanto, la visión que se da aquí podría ser excesivamente simplista, pero bueno, valga este texto como
una primera aproximación a la materia.

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