Ethos Filosófico y Psicagogia Como Fundamentos para Un Concepto de Libertad en Michel Foucault

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Ethos filosófico y psicagogia como fundamentos para

un concepto de libertad en Michel Foucault

Estas prácticas de sí mismo han determinado en la civilización griega y romana una


importancia, y sobre todo una autonomía, mucho mayor de los que tuvieron
posteriormente cuando se vieron asumidas, en parte, por instituciones religiosas,
pedagógicas, de tipo médico y psiquiátrico.
(Foucault, M. (1984). p.106)

Resumen
El presente escrito tiene como objetivo definir o plantear el concepto de libertad con relación al

Ethos filosófico y a la psicagogia como una crítica y aporte a la pedagogía y desde el

pensamiento del filósofo francés Michel Foucault. La cita que hemos recuperado de una

entrevista hecha a Foucault, La ética del cuidado de uno mismo como práctica de la libertad,

puede darnos indicios para llegar a una posible definición de libertad.

Palabras Claves: Ethos, Psicagogia, Libertad, Ilustración, Alma, Cuidado de uno mismo.

Abstrac

The present paper aims to define or pose the concept of freedom in relation to philosophical

Ethos and psychoanalysis as a critic and contribution to the pedagogy and from the thought of

the French philosopher Michel Foucault. The quote that we have recovered from an interview

made to Foucault, The ethics of caring for oneself as a practice of freedom, can give us clues to

reach a possible definition of freedom.


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Key Words: Ethos, Psychagogy, Freedom, Enlightenment, Soul, Self-care.

Introducción

Sin apresurarse, nos atrevemos a pensar que de cierta manera el pensamiento filosófico de

Foucault rodea el problema de la libertad, por esta razón tomaremos varios textos donde se

presenta éste. Un texto que, por ejemplo, puede brindarnos un primer paso para hablar de esta

cuestión es, en su traducción al español, Sobre la ilustración (1984), ya que aquí se encuentra un

apartado en el cual Foucault, luego de realizar una lectura al famoso texto de Kant (1784) ¿Qué

es la ilustración?, hace una propuesta revolucionaria: Ethos filosófico: una actitud crítica-

histórica.

Este ethos filosófico trazará la ruta sobre la cual nos desplazaremos para llegar al

concepto de libertad, ya que de cierta manera ocuparse de sí señala uno de los aspectos más

importantes de la libertad en Foucault, la reinvención crítica, el cuidado de sí mismo. Las

prácticas de la libertad en Foucault estarán asociadas entonces a un tipo de actitud critico-

histórica que procurará conducir al sujeto a la libertad.

Es importante antes de entrar de lleno a nuestra presentación, marquemos la ruta por

medio de la cual decidimos abordar esta discusión. Para la comprensión total del tema hemos

optado por dividir este escrito en dos partes conjuntas.

La primera parte, tratará de explicar aquello que Michel Foucault ha llamado ethos

filosófico, una actitud histórico-crítica, ya que en éste se encuentra consignada la respuesta a una

pregunta por la libertad en Michel Foucault. También se abordará lo concerniente a la

psicagogia, dando a conocer algunas consideraciones de Foucault acerca de la pedagogía


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tradicional en contraste con la psicagogiao arte de conducir (o educación de) las almas. Estas dos

propuestas son el fundamento del concepto de libertad entendida desde MichelFoucault.

La segunda parte será concluyente, en ella se buscará ver cómo toma lugar la libertad

foucaultiana en la psicagogia. La articulación de la psicagogia y el Ethos filosófico deberán ser

entendidos entonces como la base sobre la cual se coloca el concepto de libertad en Foucault. Es

decir, que el gobierno de las almas y cuidado de sí son a la vez quienes posibilitan y

fundamentan la libertad.

1. Ethos filosófico o actitud critico-histórica

Nos dice Foucault en su libro Sobre la ilustración (traducido al español en 2006),

exactamente en tercer capítulo de éste, titulado ¿Qué es la ilustración?, que, para eso de finales

del siglo XVII, un periódico alemán llamado BerlinischeMonatschrift “publico una respuesta a la

pregunta: Wasist aufklärung?, y esa respuesta era de Kant” (71). Luego, exactamente dos siglos

después, en el límite fronterizo de su muerte; Michel Foucault se hará la misma pregunta desde

su presente histórico, pero no sin antes analizar críticamente la respuesta kantiana.

Considerado como un “texto menor” dentro de la obra kantiana, sin duda alguna, este es

uno de los escritos más importantes, famosos y más leídos de Kant. Su brevedad no es

considerada por Foucault como un sinónimo de un texto fácilmente accesible, por ello partirá de

un análisis crítico que lo desarticulará para luego intentar responder esa pregunta “que la

filosofía moderna no ha sido capaz de responder, pero de la que nunca ha llegado a

desembarazarse” (71), dice Foucault.

Foucault abordará desde el contexto histórico hasta la forma metodológica en que Kant

responde a dicha pregunta. De todo su análisis, rico en detalles, nos centraremos en eso que él ha
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denominado actitud crítico-histórica; más concretamente, buscaremos ilustrar o mostrar la ruta

que sigue Foucault para plantear y responder al problema de la libertad, que es nuestro objetivo

principal, a través de esa actitud crítico-histórica.

Foucault (2006) en la primera de las tres partes del texto llamado ¿Qué es la ilustración?,

luego de clasificar, de una cierta manera, el planteamiento de un problema sobre el presente –el

presente como edad del mundo, el presente como signo de un advenimiento de un

acontecimiento y el presente como una significación de los destinos propiamente humanos, lo

cuales son negados por Kant - aborda aquella pregunta por la ilustración lanzada hace dos siglos

(hasta la época de Foucault, 1983), empezando su análisis a partir de lo que Kant llamo “salida”,

definiendo así la ilustración.

La “salida” (Ausgang en la lengua alemana) se convertirá entonces en el proceso

mediante el cual se liberará “del estado de minoría […] estado que nos hace aceptar la autoridad

de algún otro para conducirnos en los dominios en los que conviene hacer uso de la razón” (75)

tomando autonomía de nuestros actos y formas de ser. Hasta aquí Kant parece llamar a una

revolución crítica del pensamiento y del Estado en sí mismo constituido, pero para Foucault esa

“salida” se muestra “bastante ambigua”. La ambigüedad que delata un “error” en el

planteamiento de la libertad en Kant, para Foucault, se encuentra en las dos condiciones que

define para el arribo a dicha momento histórico, las cuales “son a la vez espirituales e

institucionales, éticas y políticas” (76). De estas dos condiciones descritas por Kant, Foucault

desarrollará la primera y más peligrosa, la cual corresponde a la obediencia y a uso de la razón.

En otro de los textos en donde se menciona este análisis es El gobierno de sí y de los

otros (clase del 5 de enero de 1983 Segunda hora), en el cual Foucault sitúa sobre un mismo

plano la concepción de “salida” y autonomía. Para Foucault (1983), de la premisa kantiana: “la
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salida del hombre de su minoría de edad de la que él mismo es responsable”, surgirán dos

cuestiones: una primera suscitada del concepto de salida, salir; y la segunda será la pregunta por

el hombre, “¿qué es el hombre?” De estas dos la que interesa a nuestro estudio es la pregunta por

la salida (Ausgang).

La “salida” es explicada por Foucault como un tránsito, un paso, un cambio de estado,

alguien que se encontraba en un lugar pero que ya no está en ese lugar. Nos dice Foucault (1983)

en su interpretación de esta Ausgang que “Kant se limita a definir el momento presente como

Ausgang, desenlace, salida, movimiento por el cual nos desprendemos de algo, sin que nada diga

del lugar hacia dónde vamos” (43). Es decir, la aufklärung es denominada como la salida del

hombre, la cual tiene como objetivo salir de la minoría de edad, teniendo autonomía de sí,

atreviéndose a pensar: “sapere aude”. Con esto analizamos que para Kant la aufklärung tiene una

carga de una responsabilidad de carácter ontológica, que interesará a Foucault y así poder hablar

de un ethos filosófico o actitud crítico-histórica. Pero, sobre todo, la intensión de Foucault al

volver a este texto de Kant, es precisamente intentar buscar otra salida al problema de la libertad,

sin que dicha libertad se vea limitada y oprimida por el Estado.

Retomando el texto Sobre la ilustración (1984) de Foucault, se encuentra que esta salida

posee unas condiciones implicadas en el uso de la razón o de la racionalidad, la cual, para Kant,

dispone de dos usos: el privado y público. En la postulación de ese uso kantiano de la razón,

denunciará y criticará Foucault, un “chantaje” plateado por Kant. Para el filósofo prusiano no

estamos exentos de la ley moral, de un Estado en el que debemos cumplir un cierto de funciones

que esta demanda. Estos dos usos llevarán a ese “chantaje” propiamente dicho y criticado por

Foucault, ya que entra en un chantaje voluntario con el Estado para así poder “pensar por sí

mismo”. Ese es el aspecto negativo señalado por Foucault frente al cual no hay que ceder. Esto
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se inscribirá en un tipo de convención o “tratado de paz” a través del cual se pueda “pensar por sí

mimo” y hacer lo que se “debe hacer” como funcionarios o piezas de la máquina-Estado. Dice

Foucault (2006) al respecto:

Se trata de la distinción entre el uso privado de la razón y el uso público de la razón. Pero

inmediatamente añade que la razón debe ser libre en su uso público y sumiso en su uso

privado. Que es exactamente lo contrario de lo que ordinariamente se denomina libertad

de conciencia (77).

Es este análisis hecho por Foucault lo cual lo conducirá a plantear una salida, o mejor a

replantear el concepto de libertad como también las condiciones mismas de su realización. En el

análisis que realiza Foucault de la obra ya mencionada tomará el término salida (Ausgang)

respecto a la respuesta por la aufklarung de Kant, “la salida del hombre de su minoría de edad de

la que él mismo es responsable”. Nos dice Foucault (1983) en su interpretación de esta Ausgang:

“Kant se limita a definir el momento presente como Ausgang, desenlace, salida, movimiento por

el cual nos desprendemos de algo, sin que nada diga del lugar hacia dónde vamos.” (p.43) es

decir, la aufklarung es denominada como la salida del hombre, la cual tiene como objetivo salir

de la minoría de edad, teniendo autonomía de sí, atreviéndose a pensar: “sapere aude”.

Es a partir de este planteamiento que para Foucault no debe entenderse la minoría de edad

como “un estado de impotencia natural”. La razón por la que Foucault hace énfasis en esta

aclaración es porque muchos de los filósofos, referidos a la pregunta por las luces respondida por

Kant, entendían este estado de minoría como una edad en la que toda la humanidad estaba

sumergida. Dice Foucault (1983): “por lo tanto, no confundamos ese estado de minoría de edad
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con lo que algunos filósofos podrían designar como el estado de infancia natural de la

humanidad que no ha adquirido todavía los medios y las posibilidades de su autonomía” (45)

esto generaría un “estado cataléptico” del pensamiento, un estancamiento o, si se quiere un mejor

termino, una zona de confort en la que nadie se preocuparía por un presente, por la actualidad,

sino esperanzados en el porvenir, en el futuro de una edad adulta, de una salida de una minoría

de edad que, obviamente, nunca llegará. Contrario a esta interpretación Foucault intervendrá

aportando el término actitud crítica.

Esto último permite una separación y a su vez la entrada en otro terreno para resolver el

problema de la libertad. La solución propuesta por Kant para resolver el problema de la libertad,

en la lectura hecha por Foucault, queda encerrada en la moral, no permitiéndole un libre

desarrollo y limitándolo a la ley moral, condición necesaria de para ser “hombre”. Esta salida de

la minoría de edad que según Kant es la que no nos permite el ejercicio de la autonomía.

La entrada a otro terreno para resolver el problema de la libertad, posibilitada por la

crítica, podemos encontrarlo en lo siguiente dicho por Foucault (2006) en el apartado ¿Qué es la

ilustración?, ya mencionado:

Me pregunto si no se puede considerar la modernidad como una actitud más que

como un periodo de la historia. Y por actitud quiero decir un modo de relación

con respecto a la actualidad […] una manera de pensar y sentir, una manera

también de actuar y conducirse” (81)

La separación ante los procesos y propósitos de aufklärung serán más claros cuando

Foucault (2006) introduzca la figura de Baudelaire en la cual se reafirme que la anunciación de


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una cierta “Actitud” está un cierto modo relacionado a la creación de nuevos y mejores procesos

productivos de subjetividad. A este punto se podría deducir que la libertad en este punto y para

Foucault no es pensada, como por ejemplo lo hace Kant, en relación al Estado. Es necesario que

la autonomía no esté adscripta a ningún tipo de ley moral sino a un modo de voluntad que

permite que puedas construirte: hacer de tu vida una obra de arte. Para entonces Foucault definirá

dicho “ethos filosófico propio de la ontología critica de nosotros mismos como una prueba

histórico-práctica de los límites que podemos franquear y, por tanto, como un trabajo nuestro

sobre nosotros mismos en tanto que seres libres” (93).

Rodrigo Castro Orellana (2008), en su texto Foucault y el cuidado de la libertad. Ética

para un rostro de arena, nos provee de una mirada más profunda sobre estos fundamentos éticos

de un cuidado de sí, de un llamado ethos filosófico:

Se realiza mediante una mirada retrospectiva a los modos de existencia ética que poseían

los antiguos. Fundamentalmente, los estoicos y los cínicos. Foucault encuentra en un

cierto modo de decir la verdad de los estoicos y los cínicos –parresia- un modo de vivir

una vida filosófica que sea a la vez transformación desí, libertad, resistencia y política.

(46)

En estos modos de vida antiguos se constituirá una estética de la existencia, la cual son

todas aquellas reglas dadas por sí mismos “para constituirse libremente, dibujan la clave de esta

ética del cuidado de sí o de la libertad” (46). Dicho ethos filosófico se constituye en relación a la

existencia, es otra perspectiva ontológica a partir de la cual Foucault responderá por el problema

de la libertad. Puesto que es actitud que no está ligado a cánones preestablecidos, sino que es el
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sujeto a partir de su experiencia quien deberá construirse, formarse, crearse. En otro texto de

Foucault (2015), titulado La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos, justo en la

introducciónhecha por Jorge Álvarez Yágüez, nos dice Álvarez: que en Foucault Resulta que en

el nuevo modo de interrogarse por el presente, en esa nueva forma de filosofía, la ontología de

nosotros mismos, hay inserto un ethos, un determinado talante, una relación de carácter práctico.

(34), puesto que cuando Foucault hace referencia a un ethos no está significando algún tipo de

teoría que postula algún tipo de moral, ya que lo busca Foucault es precisamente lo contrario,

plantear un ethos en el cual el sujeto sea capaz de crear de reinventarse, de pensar-actuar, de aquí

la idea sostenida por él de una estética de la existencia.

Esta estética de la existencia Álvarez (2015) nos la muestra a través de dos principios que

la “moverían”:

1) Principio de la libertad. Rechazo a las limitaciones impuestas. Fidelidad a la libertad,

desconfianza hacia lo que se presenta como evidente, natural, necesario. 2) Rechazo a una

fundamentación en algún principio de conocimientodel yo, del sujeto, de la naturaleza.

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Este ethos, soportado por estos principios que rechazan cualquier tipo de dogmatización

del conocimiento, de repliegue del conocimiento sobre una única estructura nos conduciría a lo

que Foucault llamo psicagogia.

2. Psicagogia o gobierno del alma


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Las instituciones que contiene y distribuye el conocimiento y los modos de vivir son

justamente aquellas instituciones que tiene como función enseñar, educar: la escuela. Para hablar

de lo que es la psicagogia es conveniente que se entienda primero a la pedagogía como un modo

de adiestramiento o sometimiento, como un dispositivo de poder a través del cual se ejerce

control sobre los otros.

Dirá Foucault (2002) respecto a esto, en uno sus libros más emblemáticos Vigilar y

castigar: “es dócil un cuerpo que puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser

trasformado y perfeccionado” (125). Los fines más próximos a la educación actual son tipos o

modos de pedagogías que buscan ejercer control, un tipo de infantilización masiva que permita la

manipulación y la homogenización de los modos de ser. La pedagogía será el método, un brazo

más de las sociedades de control actual, que domesticará a los hombres del mañana. Cuando se

habla de pedagogía en Foucault es indispensable hablar del cuerpo, a su manipulación, dice

Foucault (2002): “Podrían encontrarse fácilmente signos de estagran atención dedicada entonces

al cuerpo, al cuerpo que se manipula, al quese da forma, que se educa, que obedece, que

responde” (125), justo en esa significación Foucault no solamente está haciendo referencia a la

escuela solamente, sino a todos los entes que dentro de la sociedad regulan los comportamientos

y los modos de vida.

Por ello, la pedagogía como una estrategia “permite el control minucioso de las

operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una

relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede llamarlas ‘disciplinas” (126). Hablar entonces

de la pedagogía actual es hablar de una de las mejores maquinas diseñadas para el control y

adiestramiento conocidas en la historia de la humanidad, siguiendo los planteamientos de

Foucault ella se opone a todo propósito de la libertad como aquella actitud histórico-critica, por
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el contrario, este tipo de ethos son privados y retirados, colocados como un peligro y posible

penalización.

Para entender un poco más de cerca la crítica hecha por Foucault es necesario traer a

lugar el concepto del cual él mismo hace uso: disciplina. María Guadalupe Rivera Castañeda

(2012), en su tesis –para obtener el título de licenciada en pedagogía- titulada Pedagogía y

educación en Michel Foucault: bases para una psicagogia pedagógica, enfatiza en algo de suma

importancia para la compresión del concepto de disciplina, ya que Foucault “no lo enfocaa la

escuela, sí lo utiliza como ejemplo, pero nunca menciona que ladisciplina surge gracias a la

escuela” (36). Es decir, el uso que hace Foucault del concepto de disciplina es técnicamente

englobante, tal cual como es su modo accionario en la sociedad, ya que todas las instituciones

hacen uso de este. Rivera (2012) menciona que “Foucault realiza su concepto dedisciplina al

estudio de las prisiones, del cual crea Vigilar y castigar. En esta obra hace toda una descripción

específica sobre la disciplina” (36).

Justo en este texto, Vigilar y castigar (2002), Foucault afirma que “la disciplina fabrica

así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos "dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del

cuerpo (en términoseconómicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos

políticos de obediencia)” (Foucault, 2002, p.127). La disciplina clausura, define, clasifica,

jerarquiza, individualiza para someter.

Para entender la disciplina en relación a la pedagogía dice Foucault (2002) que en la

disciplina “la unidad no es, pues, ni el territorio (unidad dedominación), ni el lugar (unidad de

residencia), sino el rango: el lugar que seocupa en una clasificación […] el intervalo en una serie

de intervalos que se pueden recorrer unos después de otros” (134). Esa misma jerarquía que
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impone la pedagogía dispuesta o recogida en el estudiante y el maestro o pedagogo, es propia del

dispositivo de poder direccionado por la disciplina.

Para Rodrigo Castro Orellana (2004), en su texto titulado Foucault y el saber educativo,

muestra las implicaciones que trae consigo la disciplina de la siguiente manera: “disciplinar a

una persona implica construirla como un cuerpo dócil, minimizarla en su potencialidad política y

convertirla en fuerza de trabajo” (46). Una de las instituciones que podría ser claro ejemplo, a

propósito de la pedagogía, es la escuela, la cual, afirma Castro (2004), “atrapan a los individuos

en esta red de «docilización», hecha a partir de un sin número depequeños gestos y rituales

silenciosos que preparan al niño para llegar a ser un adulto sometido” (46).

Ahora bien, la escuela en relación a la disciplina, explica Castro, es el modo de

distribución que busca jerarquizar, organizando por rango las relaciones enfocándolo

directamente a la educación (pedagogía): “Los actos individuales serán referidos al criterio de

dicho registro, que sirve de comparación y de medida cuantitativa para jerarquizar las

capacidades de los sujetos, reforzarciertas conductas y definir el límite exterior de la diferencia”

(47).

Este registro pedagógico se convertirá luego en molde, modelo a través del cual debe

regirse todos aquellos que hacen parte de un sistema, Es de este modo en que la disciplina se

convierte en un dispositivo a traves del cual se controla y regulan los comportamientos. “Se

obliga a la homogeneidad, anulando todo aquello que escapa al patrón establecido por elexamen

y fijando el nivel de las desviaciones aceptables o de las diferencias utilizables” (47). La

pedagogía es así como mide para jerarquizar, para organizar por rangos que están determinados

por el modelo estándar y predeterminado. Y es justo en está forma de “distribución” de los

cuerpos propio de la pedagogía lo que nos permite llegar a la psicagogia, mostrándola como
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aquella permitiría una forma de gobernar las almas de manera totalmente contraria a lo

perseguido en la psicagogia. Todo lo anterior, llevaría entonces a afirmar, retomando a Castro

(2004), que “la escuela ha sido una verdadera fábrica de producción de subjetividad” (48).

Por lo anterior, en lugar de hablar de pedagogía es mejor hablar de psicagogia, en un

lugar de hablar de educare se hablará de educere. Es pertinente abordar el concepto de

psicagogia a través de lo que es para Foucault la Parrhesia, lo que para Foucault (1983)–

retomando el texto Gobierno de sí y de los otros- “no es la libertad de palabra, la libertad de

hablar concedida a cualquiera. En realidad, la parrhesia pareceestar ligada a una organización, si

no exactamente legislativa, al menos instituida, consuetudinaria del derecho de palabra y de sus

privilegios” (305). Pero la cercanía a la libertad que trae consigo este concepto no es exclusivo

puesto que de igual forma y para Foucault está relacionado a la psicagogia, al ejercicio de la

enseñanza o, mejor aún, al arte de conducir las almas. Respecto a esto nos dirá un poco más

adelante: “Otra serie de problemas que vemos surgir a partir de la cuestión de la parrhesía es la

relacionada con el gobierno del alma, con la psicagogia” (Foucault, 1983, 312). Es decir, al igual

que el concepto de Parrhesia, la psicagogia no es tomada por Foucault en sus aspectos simples,

por contrario estos son abordados desde su profundidad, pero de igual forma relacionados a las

prácticas de la libertad.

Retomando la introducción hecha por Jorge Álvarez Yágüez al texto de Foucault (2015)

La ética del pensamiento, respecto a la parresia nos dice que:

El tratamiento de la parresia, del hablar franco, esta técnica de sí, es paradigmático, pues

nace con la democracia misma, yes clave en su existencia, no hay democracia sin

parresia, sin individuoscapaces de este especial dominio de sí. (67)


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Este domino de sí, acompañado a ese cuidado de sí es lo que procura la psicagogia, por

tanto, entender la psicagogia hilada al ethos filosófico daría fácil acceso al concepto de libertad

en Foucault, ya que el gobierno de las almas esta relacionado de forma directa a los modos en

que se ejerce el dominio sobre sí mismo, en tanto cuido o me ocupo de mí mismo, y no la manera

en que otros me dominan y hacen como reflejo de una voluntad y verdad única. La acción

psicagogica conduce a la práctica de dicho ethos filosófico, el cual a su vez sería el ejercicio

mismo de la libertad.

La psicagogia es entendida como la manera de gobernar el alma y en ella la filosofía

encuentra su campo de acción, encontrando así el gobierno de sí; extendiéndose a los otros y

configurando y redireccionando el alma a través de la filosofía; entonces para acceder a la verdad

necesitamos acercarnos al alma y, por consiguiente, al alma del otro, para de esta manera

establecer una relación en la cual se puedan crear mecanismos para acceder a la verdad.

Silvana P. Vignale (2011), en su texto titulado Cuidado de sí y cuidado del otro. Aportes

desde M. Foucault para pensarrelaciones entre subjetividad y educación, respecto de la

psicagogia como un tipo de filosofía parresiástica, nos dice que la filosofía como psicagogia:

No puede ser enseñada, sino ejercida, y esta cuestión tiene su paralelismo con lo que

arriba mencionábamos de la distinción entre el profesor y el maestro. No hay una

capacidad que un profesor pueda enseñar para hacer filosofía, sino sólo la preocupación

del maestro por la preocupación de sí mismo de su discípulo. (315)


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La psicagogia como ejercicio o práctica filosófica permite la interacción, establecimiento

de relaciones entre las almas gobernadas, conducidas a la verdad. De aquí que Vignale,

siguiendo a Foucault, afirme: “eso es la psicagogia: la relación con la verdad en el discurso, que

no puede disociarse del efecto inmediato que genera, no sólo en el alma de aquel a quien se

dirige el discurso, sino en la de quien lo pronuncia” (314).

Desde el análisis que hace Foucault, en el Gobierno de sí y de los otros (1983), señala

que en Platón la filosofía aparece como aquello que no se puede enseñar desde lo material, desde

los escritos, sino de una forma de entrelazamientos con los individuos para que exista una

sinergia adecuada y de esta forma se pueda dar una transformación del alma. Por consiguiente, la

filosofía encuentra su aplicación en gobernar el alma de una manera práctica, así maestro y

alumno encontraran un punto de convergencia para que los dos accedan al alma del otro y a su

vez puedan entender la filosofía como una enseñanza practica en una vida común. La relación

con el otro es su vez búsqueda de la verdad. Este ejercicio dará como resultado la forma en que

los dos participantes tratan de gobernarse y gobernar: las relaciones de poder.

El hallazgo de la verdad filosófica no puede buscarse solamente en el discurso que se da

entre el sujeto cognoscente y la cosa en sí u objeto. En esta dinámica Foucault señala que en este

ejercicio de la búsqueda de la verdad emerge una tipo de “homología”, la cual consta de tres

nociones: la primera recibe el nombre de episteme, la que hace referencia a un conjunto de

configuraciones que se da en una época, constituyéndose así como Verdad; ella es histórica.La

segunda eunoia o amistad que está basada en una relación social que le da un poco de libertad al

sujeto pero además lo condiciona desde el aspecto social, económico y político.La tercera noción

se conoce como Parrhesia, entendida como el decir con sinceridad y con coraje lo verídico.
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Estas tres nociones nos llevaran a un conocimiento de la verdad que sea percibido por el otro a

través del encauzamiento del alma.

Este conocimiento al que hace referencia Foucault no es el de una realidad histórica,

social o moral que somete al sujeto en los parámetros de una sociedad racional sino aquella que

encarna la subjetividad o “procesos de subjetivación” para modificarse a sí mismo, por tal

motivo la pedagogía tiene esa tecnología del ser, en donde la psicagogia puede apoyarse para

penetrar al sujeto y configurar el nuevo trabajo que realizará sobre sí mismo.

Un análisis sobre la figura del maestro permite aclarar cómo la pedagogía puede ser

aplicada a través de la filosofía y de qué manera el maestro no siempre conoce todos los

dispositivos que giran alrededor de su saber, ya que su función se ha reducido de una cierta

manera al papel de un panóptico (panopticon). El maestro ahora solo vigila y examina. El

conocimiento se ha convertido en un saber estático y unilateral que ha sido incorporado a los

alumnos sin ninguna clase de sinergia, solo como recuerdo o acumulación de cosas.

Debemos diferenciar como la pedagogía en su búsqueda del saber a través de la filosofía

ha sido devaluada por el maestro quien, además de perder el sentido de la educación, ahora solo

se rige por la relación económica entre su esfuerzo por enseñar y la compensación salarial,

perdiendo su papel investigativo innovando nuevas tecnologías que permitan a los estudiantes

avanzar a través de la crítica, alcanzando así el gobierno y cuidado de sí mismo.


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El énfasis que hace Foucault sobre la psicagogia es en relación con la verdad, de aquí su

intrínseca relación con la parrhesia; puesto que la psicagogia no es para el autor una simple

conducción de las almas, sino también una búsqueda de la verdad, ella es en sí misma medio y

fin. Respecto a ello dirá Foucault (1983) que “esta función constante de la relación con la verdad

en el discurso que es la dialéctica no puede disociarse del efecto inmediato, del efecto directo

que se genera, no sólo en el alma de aquel a quien se dirige el discurso, sino en la de quien lo

pronuncia. Y eso es la psicagogia” (341).

Al respecto de la relación entre parresia-psicagogia-verdad, Rivera (2012) señala que

existen tres características de la espiritualidad, entiendo espiritualidad como “conjunto de

prácticas que se efectúan para poder purificar, sanar y renunciar a todas las cosas que dañen su

espíritu” (53):“La primera es que la verdad no se postula como un derecho[…] La verdad no se

da por medio del conocimiento del sujeto, sino por la conversión del mismo” (53), es decir, que

la verdad debe permitir la transformación del sujeto, no la estatización de éste, como una regla o

norma para su control.“La segunda característica son dos grandes modalidades que el sujeto

debecumplir: el eros y ascesis” (53). El “eros” o amor le permitirá al sujeto la relación o dirigirse

y ser dirigido por y hacia el otro como también a sí mismo. Por su lado, el “ascesis”es el trabajo

que se realiza sobre sí mismo, es la creación y reinvención de sí como “práctica para llegar a la

purificación”. La tercera de estas características de la espiritualidad es la llegada a verdad luego

de su búsqueda, esta verdad es la que permite que el sujeto se transfigure que se transforme.

En este sentido, y en relación a la parrhesia, la psicagogia será el ejercicio mismo de la

palabra en dominio ejercido por el maestro o el alumno, es decir que la verdad, su búsqueda
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como tal no puede estatizarse en lo dicho por el maestro, sino que el alumno también colabore en

su formación. La verdad estará, en este sentido, relacionada una práctica de la libertad en donde

no hay imposición sino un tipo de relación. Explicado estos dos conceptos desde Foucault: Ethos

filosófico y psicagogia, solo resta atravesar una línea que los relacione, para de este modo poder

fundamentar lo que es la libertad.

3. El ethos filosófico y psicagogia: fundamentos de la libertad en Michel Foucault.

Es conveniente en este punto precisar que la libertad en Michel Foucault converge en una

ethos filosófico, que explicado a través de su texto Hermenéutica del sujeto (1994), estaríamos

hablando de una ética del cuidado de uno mismo: “La práctica de uno mismo es concebida como

un acto médico, como algo terapéutico. Los terapeutas se sitúan en la intersección entre el

cuidado del ser y el cuidado del alma” (55-56). Es decir, que cuando se habla de libertad en

Foucault hay una referencia directa a aquello, que junto con Félix Guattari y Gilles Deleuze, él

llamo procesos de subjetivación, enmarcados directamente en la unión deética-estética, que

puede fácilmente sintetizarse en una ética del cuidado de sí mismo. A todas estas, el sujeto es

para Foucault importante en su autonomía y en la producción de su subjetividad, en la

reinvención de sí mismo.

Aquí podemos establecer entonces una relación entre sujeto-libertad, para de este modo

plantear que la libertad en Foucault es vista como processus subjetivo. En la entrevista que se

realizó en 1984 titulada La ética del cuidado de uno mismo como práctica de la libertad,

Foucault trae a lugar las prácticas greco-romanas del cuidado de sí mismo. Es por esto que no es

descabellado asociar, de manera intrínseca, el concepto de libertad con una práctica ético-

estética. Nos dice Foucault: “la libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la
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forma reflexiva que adopta la libertad” (Entrevista con Foucault por Fornet-Betancourt, Becker y

Gómez, 1984, p.111).

La libertad es vista como condición ontológica y la ética como la reflexión. Esto quiere

decir que para existir es necesario acceder a la forma práctica de la libertad la cual consiste en

reinventarse, en ser en la medida en que se conoce. Es decir, en tanto accedo a la verdad, ésta me

transforma. Por otro lado, es preciso también señalar que la libertad como condición ontológica y

la ética como forma reflexiva denota la imbricación de la ética en la estética y, de igual forma, el

pensamiento en la acción. Esto puede sustentarse solo en una frase de Seneca tomada por

Foucault: “Decir lo que pensamos, pensar lo que decimos; hacer que el lenguaje sea concorde

con la conducta” (Seneca).

Aquí es justo aclarar lo que son las “prácticas de liberación y prácticas de libertad” en

Foucault, lo cual es explicado de forma clara y precisa por Rodrigo Castro Orellana (2008), en

un texto titulado Foucault y el cuidado de la libertad. Ética para un rostro de arena, de la

siguiente manera: “Las prácticas de liberación corresponden al modo clásico de entender la

libertad como oposición a una dominación flagrante, las prácticas de libertad nos remiten al

modo en que seconducen los individuos libres” (46). Mientras las primeras actúan de un modo en

que se entiende la libertad relaciona a la resistencia, la segunda es entendida en relación a la

creación de sí mismos, en relación a los modos en que son conducidas las almas, es decir en

relación a la psicagogia.

Esta última es una visión de la libertad recuperada por Foucault de las sociedades greco-

romanas en las que para practicar la libertad era necesario cuidar de sí mismo. Ahora bien, si

hemos definido la libertad en Foucault como una práctica en que se hace necesario el cuidado de
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sí, ¿qué es entonces esto último? es la autoformación, el autodominio, el gobierno del alma en

donde se ve reflejada la autonomía, he aquí la libertad, un concepto que debe ser visto de forma

individual, no tanto como un proceso de liberación, sino como unas prácticas de la libertad que

traen consigo esa liberación, en una palabra, que es psicagogica. En otros términos, la ética del

cuidado de uno mismo en Foucault parece llevarnos sin más a una relación entre aquello que

denominó ethos filosófico y lo ya definido como psicagogia.

Ese cuidado de uno mismo, es dado a un interés individual contrario al sacrificio que se

ve representado en el cuidado por el otro. Para ratificar esto último podemos mencionar lo

descrito en el texto Hermenéuticadel sujeto (1984): “Pasemos ahora a examinar la cuestión del

uno mismo (heautou). Ocuparse de uno mismo significa ocuparse de su alma: yo soy mi alma”

(46). No es acaso esto último un tipo de hilo que se teje en relación entre la psicagogia y un ethos

filosófico.

Este cuidado de uno mismo es visto y “denunciado casi espontáneamente como una

forma de amor a sí mismo, como una forma de egoísmo o de interés individual en contradicción

con el interés que es necesario prestar a los otros con el necesario sacrificio de uno mismo.”

(112). Pero hay que objetar que, si se conoce uno mismo, si se tiene gobierno sobre sí

(psicagogia), se podrá gobernar al otro. Si se sabe cuidar uno mismo es posible que podamos

cuidar del otro, es aquello que traíamos a colación de acuerdo al eros y la ascesis.

El cuidado del otro se sigue como modo práctico del cuidado uno mismo, es decir que

cuides del otro siguiendo el mismo modelo practico con el que cuidas de ti. Cuidar del otro como

cuidas de ti mismo. Habría que verlo entonces desde una visión ética, de una práctica en la que
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para los griegos y romanos se consideraba que “para practicar la libertad como era debido, era

necesario ocuparse de sí, cuidar de sí, a la vez conocerse […] para formase a sí mismo, para

superarse a sí mismo, para controlar los apetitos que podrían dominarlos.” (112) La libertad que

nos propone Foucault sugiere implicaciones de carácter epistemológico, pedagógico, de voluntad

y de un control del deseo.

Pero miremos más profundo el problema del otro en este cuidado de sí, puesto que se

tornaría complejo en la medida en que ese cuidado del otro tuviera como efecto la negación a sí

mismo, es decir, que se anulara a sí mismo a beneficio del otro. Pero la solución no es tan

pesimista. Nos dirá Foucault al respecto:

Para los griegos no es ético porque implique [implica] el cuidado de los otros. El cuidado

de sí es ético en sí mismo: pero implica relaciones complejas con los otros, en la medida

en que este ethos de la libertad es también una manera de ocuparse de otros […] el

cuidado de sí implica también una relación al otro en la medida en que, para ocuparse

bien de sí, es preciso escuchar las lecciones de un maestro […] no se trata de hacer pasar

el cuidado de los otros a un primer plano anteponiéndolo al cuidado de sí; el cuidado de

sí es éticamente lo primero, en la medida en que la relación a uno mismo es

ontológicamente la primera. (116, 118)

De nuevo vemos como en los fundamentos de esa ética del cuidado de sí hay en

profundidad una psicagogia la cual a su vez propone un ejercicio distinto de la libertad, teniendo

que esta última siempre está relacionada a la verdad. La particular inclusión al inicio del texto de
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la propuesta kantiana de la Aufklärung, podría ser explicada fácilmente en relación a la libertad a

través de la siguiente frase expuesta por Foucault (1983) en el Gobierno de sí y de los otros:

Kant se refiere a un acto o, mejor, a una actitud, un comportamiento, una forma de

voluntad que es general y permanente y que ni crea en absoluto un derecho, sino

simplemente una especie de situación de hecho en la que, por complacencia y de alguna

manera gracias a una cortesía ligeramente teñida de cálculo y astucia, pues bien, resulta

que algunos han tomado la dirección de los demás [cursivas nuestras]. (45-46)

Cuando Foucault hace énfasis en el acto, actitud, forma de comportarse, se está refiriendo

a un ethos que es una marcha en busca de una verdad en la que los otros participan en la

construcción, una verdad que no es absoluta sino difractada por las particularidades; y qué es la

salida, sino movimiento, acción, un modo de ser. Entonces vemos una clara muestra de cómo

puede darse la libertad de forma individual, desde sí. Verificándolo en la práctica.

Para Foucault, la libertad del otro está dada como relaciones de poder “bilateral”, caso

contrario, por ejemplo, en Kant para quien la práctica de la libertad es unilateral, puesto que debe

estar adscrita a una ley moral universal, solo dentro de ésta, en el sometimiento a esta práctica

puede concebirse el ser libre.

Foucault ve en la relación con el concepto de libertad el poder, descubierto por él en el

planteamiento kantiano de aufklärung:


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¿Hay individuos que, en virtud de su autoridad, de su acción propia sobre los otros,

tengan capacidad de liberarlos de él? Y Kant se refiere a hombres que piensen por sí

mismos, es decir que hayan escapado efectivamente y a título individual de esa pereza y

esa cobardía y que, al pensar por sí mismos, conquisten sobre los otros la autoridad que

estos precisamente reclaman. Y por lo tanto con cortesía […], se adueñen de la dirección

de los otros. (Foucault, 1983, 51)

El gobierno de sí y de los otros, es una lucha constante de poderes, es por esto que para

Foucault la ética de una libertad será para él importante en la interpretación del sujeto,

individual. Nos dice: “Kant se refiere a los hombres que piensen por sí mismos, es decir que

hayan escapado efectivamente y a título individual de esa pereza y esa cobardía y que, al pensar

por sí mismos, conquisten sobre otros la autoridad que éstos precisamente reclaman” (50). La

libertad será entonces relacionada a lo individual psicológico.

Aunque el problema por el otro en Foucault no se ve claramente, husmeando, quizá,

podamos llegar a él. Pero respecto a la libertad, el otro lo vemos justo cuando se trae a lugar a la

psicagogia, esta posibilita las formas en que me puedo relacionar con el otro, la psicagogia

permite crear otro tipo de tejido social en el cual se pueda establecer relaciones que no estén

clasificadas o determinadas por rangos de poder o conocimiento. Es por esto que la libertad en

Foucault es en sí ético-política, tanto individual como socialmente, se procura un bien-estar para

sí al mismo tiempo que se establece una relación con el otro.


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Referencias

Fornet, B.; Becker, H.; Gómez, M. (1984). Revista Concordia (nº 6). Entrevista: “La ética del

cuidado de uno mismo como práctica de la libertad” p. 99-116.

Foucault (2015), La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos. “Introducción” por

Jorge Álvarez Yágüez.

Foucault, M. (1983) Hermenéutica del sujeto.

Foucault, M. (2002) Vigilar y castigar (capitulo 2) “Disciplina”.

Foucault, M. (1982-1983). El gobierno de sí y de los otros. Fondo de cultura económica.

Foucault, M. (2006) Sobre la ilustración. Capitulo III “¿Qué es la ilustración?”. Fondo de cultura

económica.

Rivera, M. (2012), Pedagogía y educación en Michel Foucault: bases para una psicagogia

pedagógica, tesis para obtener el título de licenciada en pedagogía.

Castro, R. (2004). Foucault y el saber educativo (primera parte: herramientas para una teoría

crítica sobre la educación). Revista electrónica Diálogos educativos n° 8.

Castro, R. (2008). Foucault y el cuidado de la libertad. Ética para un rostro de arena. Santiago

de Chile, Editorial LOM, 2008, 532 págs.

Vignale, S. (2011). Cuidado de sí y cuidado del otro. Aportes desde M. Foucault para pensar

relaciones entre subjetividad y educación

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