Jurisprudencia 2016-Ferder Alejo C Villaroel Ignacio S Despido

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Año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia Nacional

Poder Judicial de la Nación


CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO - SALA II

ENTENCIA IDEFINITIVA NRO.: 109154

EXPEDIENTE NRO.: 42.059/2012

AUTOS: “FERDER ALEJO c/ VILLAROEL IGNACIO s/ DESPIDO”

VISTO Y CONSIDERANDO:

En Buenos Aires, a los14 de julio de 2016


, reunidos los integrantes de la Sala II a fin de considerar los recursos deducidos y para
dictar sentencia definitiva, practicado el sorteo pertinente, proceden a expedirse en el
orden de votación y de acuerdo a los fundamentos que a continuación se exponen:

El Dr. Miguel Ángel Maza dijo:

I) Contra la sentencia de primera instancia de fs. 195/198,


dictada por el Dr. Gerardo Magno, que rechazó en todas sus partes la acción instaurada por
el señor Ferder, se alza la parte actora a tenor del memorial de fs. 199/201, replicado por la
contraria a fs. 214/18.
Memoro que, en lo sustancial, reclamó el señor Ferder en
su demanda diferencias salariales derivadas de la aplicación del CCT 130/75 al vínculo
laboral que mantuvo con el estudio jurídico de Ignacio Villaroel, que se inició el 24/8/11 y
feneció por despido directo el 11/4/12. El accionado, por su parte, argumentó en contra del
pretendido encuadre convencional y aseguró nada adeudarle al reclamante.
Recuerdo también que el magistrado a quo, en el
entendimiento de que la parte empleadora no se encontró representada en “la celebración
de dicho convenio”, consideró inaplicables las previsiones del CCT 130/75 al caso de
marras.
II) Cuestiona en esta instancia el apelante este aspecto
medular del decisorio de grado; sin embargo, y como seguidamente expondré, sus
argumentos no logran, a mi ver, revertir lo allí decidido.
Antes de adentrarme en la cuestión traída a debate creo
oportuno memorar que el maestro Ernesto Krotoschin señaló que los problemas de
encuadramiento convencional exigen determinar cuál es el convenio colectivo que se
aplica a cierta actividad o profesión desarrollada por un trabajador o grupo de trabajadores
Fecha de firma: 14/07/2016 de una empresa, establecimiento o sector y que se relaciona con el ámbito de aplicación de
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una convención colectiva concreta, en el sentido de saber si ésta se extiende o no a los


trabajadores en actividades o profesiones afines (Tratado Práctico de Derecho del Trabajo,
Editorial Depalma, 4ta. Edición, Bs. As., 1981, t. II, pág. 134 en nota 50).
En esta ilación, predica Julio C. Simón, ex integrante de
esta Cámara, que para determinar el marco convencional a aplicar es necesario comparar la
actividad o tarea desarrollada por los trabajadores involucrados y el ámbito que la
convención en cuestión contempla (Derecho Colectivo del Trabajo, AAVV, Editorial La
Ley, Buenos Aires, 1998, págs. 429/30). Este jurista cita la definición dada por la Sala III
de la CNAT in re: “Vanegas, Sulma c/ Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales” (Sentencia
del 26-12-94, publicada en revista D.T., 1995-A, 832): “El encuadramiento convencional
es la determinación de qué convenio colectivo es aplicable a una situación de trabajo, ya
sea individual o pluriindividual, que compete al juez, quien la decidirá teniendo en cuenta
la actividad principal de la empresa, conforme la doctrina del Plenario Nº 36 dictado in
re “Risso, Luis c/ Química Estrella SA” el 22-3-57” (Simón, ob. cit. y lugar citados).
Ahora bien, dispone el art. 2 del CCT 130/75 en su
primera parte que éste rige para “todos los trabajadores que desempeñen como empleados
u obreros en cualquiera de las ramas del comercio o en actividades civiles con fines de
lucro o como administrativos en explotaciones industriales en general, o que tengan boca
de expendio de los productos que elaboran, y en las agropecuarias, todos los que son
representados por la Confederación General de Empleados de Comercio y sus filiales de
todo el País” (…)”; enuncia el convenio, además, que, a tales efectos, será de aplicación a
actividades afectadas a “Estudios Jurídicos y/o Contables; Escribanías (…)”.
Sin soslayar la confusión que provoca la genérica
expresión “actividades civiles con fines de lucro”, a mi entender la parte inicial del art. 2
del convenio en examen no amerita hesitación alguna, pues es evidente que la norma en
cuestión enmarca a todas aquellas personas que, representadas por la “Confederación
General de Empleados de Comercio” (desde el 25/8/1989 en adelante la “Federación
Argentina de Empleados de Comercio y Servicios), cumplen tareas en una organización
empresarial que explota un establecimiento de tipo comercial, sea que obtenga su
beneficio de bienes muebles, inmuebles o servicios.
Cabría preguntarse, entonces, si explota un
establecimiento comercial una persona que, como el señor Villaroel, ejerce, con fines de
lucro, una profesión liberal, ya sea que lo haga individualmente o en conjunto con otros
individuos que cuentan con idéntico título habilitante. Y, a mi juicio, ello no es así, pues
para catalogar a una empresa como “explotación comercial” es requisito sin quo non que
ésta desarrolle una actividad económica organizada para la producción o circulación de
bienes o servicios, es decir, actos de comercio en sentido técnico.
Sobre esta tópico se ha expresado, con un criterio que
Fecha de firma: 14/07/2016
comparto, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
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in re “Paracha, Jorge Daniel c/ DGI s/
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recurso” del 2/9/14 (Fallos 337:993), donde señaló que “la cantidad de profesionales que
actúan en la sociedad, la afectación de un patrimonio para llevar a cabo su cometido, las
inversiones realizadas en equipamiento, la existencia de una estructura jerárquica
dedicada a emplear recursos humanos y materiales para llevar adelante una actividad
profesional con fines de lucro, el volumen de las operaciones facturadas, etc (…) son
demostrativas de la existencia de una organización empresaria” pero no de una
explotación de tipo comercial. (ver considerando 11).
Desde mi perspectiva los abogados no realizan actos de
comercio sino locaciones de servicio, en tanto la obligación comprometida en el ejercicio
de su profesión es de medios y no de resultados (art. 1.252 del Código Civil y Comercial
de la Nación); ello, claro está, a excepción de que se demuestre que complementan su
actividad profesional con otra de tipo comercial, lo que no sucede en la lid y, de hecho, ni
siquiera ha sido planteado.
Por ende, y dado que no es posible catalogar como
mercantil la actividad que desarrollan los profesionales del derecho, es evidente que
quienes desempeñan funciones dependientes en sus establecimientos no resultan
encuadrables en el CCT 130/75.
Allende lo expuesto cabe señalar que incluso cuando
pudiera decirse, por hipótesis, que los abogados sí llevan a cabo actos de comercio, la
realidad es que tampoco a sus empleados les resultaría de aplicación la convención
colectiva en cuestión, pues los estudios jurídicos –incluidos los unipersonales- no
estuvieron representados en el pacto colectivo.
Vale recordar que el acuerdo colectivo es esencialmente
un contrato y, como tal, obliga únicamente a las partes signatarias (conforme art. 4 de la
ley 14.250, según texto de la ley 25.877). Ninguna de las entidades que intervinieron en la
comisión negociadora del CCT 130/75 actuó en representación de los abogados
empleadores, por lo que carece de relevancia la distinción entre representación directa y
abstracta en la que hace hincapié el pretensor, pues las asociaciones suscriptoras del
acuerdo de ningún modo los representaron. Y, por este mismo motivo, también resulta
intrascendente que en el inciso c) del 3º párrafo del art. 2 del convenio en cuestión se
incluya, a modo ilustrativo, a los “estudios jurídicos”, pues, más allá de la evidente falta de
claridad de los redactores, mal éste podría resultarles de aplicación al ser terceros ajenos a
los que el convenio no puede obligar.
Por otro lado, toda vez que es facultad del dependiente
elegir el agente de seguro en el que desea ser incluido como beneficiario (decreto 504/98),
cabe decir que irrelevante resulta si el empleador, en este caso Villaroel, destinó los aportes
y contribuciones a la Obra Social de Empleados de Comercio y actividades Civiles o a
cualquier otra, y no puede considerarse tal acto como la “intención patronal” de enmarcar
Fecha de firma: 14/07/2016
el contrato de trabajo en un convenio
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colectivo que no le resultó de aplicación.
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A influjo de lo expuesto en los párrafos que anteceden


considero que debería confirmarse lo resuelto en grado en torno a que el personal
dependiente de estudios jurídicos, como el actor, no resulta encuadrable en las previsiones
del CCT 130/75. Ninguna duda existe, a mi respecto, sobre ello, razón por la cual el
argumento esbozado por el recurrente respecto de la aplicación del principio rector sentado
en el art. 9 de la LCT, carece de asidero, y considero necesario aclararlo.
Por lo dicho, auspicio desestimar la crítica articulada por
el señor Alejo Ferder y confirmar la sentencia apelada en cuanto al fondo de la cuestión
decidida.
III) En último lugar, de acuerdo con el resultado del recurso
interpuesto, voto por imponer las costas de Alzada íntegramente a la parte actora (cfr. art.
68, 1º párr. del CPCCN) a cuyo fin, en mérito a la extensión y la calidad de las labores
desplegadas ante esta sede y en orden a lo que prevé el art. 14 de la ley 21.839, sugiero
fijar los honorarios de la representación y patrocinio letrado del actor y los de los abogados
de la parte demandada en el 25% y 25% de lo que, en definitiva, le corresponda percibir
por su actuación en la instancia anterior.

La Dra. Graciela A. González dijo: Adhiero a las conclusiones del voto precedente por
análogos fundamentos.

Por lo que resulta del acuerdo que antecede, el Tribunal


RESUELVE: 1) Confirmar la sentencia apelada en todo cuanto ha sido materia de
agravios; 2) Imponer las costas de Alzada íntegramente a la parte actora; 3) Regular
los honorarios de la representación letrada del accionante y los de los representantes
del demandado, por su actuación ante esta sede, en el 25% de lo que, en definitiva, les
corresponda percibir por su actuación en la instancia anterior; 4) Hágase saber a los
interesados, lo dispuesto por el art. 1 de la ley 26.586 y por la Acordada de la CSJN
Nº. 15/2013, a sus efectos.
Regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Graciela A González Miguel Ángel Maza


Juez de Cámara Juez de Cámara

Fecha de firma: 14/07/2016


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