Romagnoli, Caludia Morales, Francisca - Reuniones de Apoderados

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19312

U. del Bfo-Bío
Campus La Castilla
2000100865323

Confusión, angustia y desconcierto sue­


len ser sentimientos que acompañan a
muchos padres y profesores cuando los
niños atraviesan la etapa llamada Edad
Juvenil. ¿Cómo tratarlos? ¿Cómo abordar
los cambios en las relaciones? ¿Hasta qué
punto dejarlos ser sin interferir con su de­
sarrollo?, son las preguntas más frecuentes.
Las Reuniones de Padres y Apoderados
parecen ser la instancia más oportuna
para tratar estos temas y debatirlos en
conjunto, a fin de aunar criterios en la for­
mación de los adolescentes. Por esta razón
las autoras, sicólogas, especialistas en el
tema educativo, han ideado el presente
libro, que contiene una completa planifi­
cación para ayudar a los educadores en
el tratamiento de los temas mas relevantes
de esta etapa: disciplina, autoestima, dro
gas, entre otros, con una metodología par-
ticipativa y grupal. El clarificador marco
teórico que introduce el libro es un valioso
material para profesores y padres, cuya
lectura permitirá clarificar muchas de las
respuestas a estas situaciones.

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Agradecemos a la Corporación de Promoción Universitaria , CPU, la
torización para extraer u adaptar parte de un capítulo del libro

o

«Convivencia social en la enseñanza media». Editoras: M. Isidora


Mena E. Claudia Romagnoli E. CPU, 1994.

Reuniones de apoderados: tarea de padres y profesores


© Francisca Morales A. / Claudia Romagnoli E.
Inscripción Ne 96.769 de 1996
1SBN 956-201-285-9
Prohibida su reproducción para uso privado o colectivo,
de acuerdo a las leyes N9 17.336 de 1970 y 18.443 de 1985.
(Registro de propiedad intelectual).
Primera edición: Julio de 1996
Edita y distribuye Dolmen Ediciones S. A.
Cirujano Guzmán 194, Providencia - Casilla 43 D - Santiago
Dirección Editorial: Lucía Wormald D.
Diagramación: Gladys Araya Miranda
mpreso en Salesianos S.A.
Cuines 19
Santiago de Chile.
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( Cce )

Indice

Introducción

Primera parte:
Conociendo al joven y su familia 11

1. Ciclo vital familiar 13


2. Familias con hijos en edad juvenil 15
La edad juvenil 15
Etapas de la edad juvenil 17
Tareas del joven durante la edad juvenil 21
Edad juvenil: una etapa de crisis en la vida familia 23
3. Tres dimensiones de la vida familiar 28
03 C0 00
00 00 lo

Disciplina al interior de la familia


Familia y desarrollo de la autoestima
Comunicación al interior de la familia

Segunda parte:
Sugerencias para la utilización del sistema de fichas y para
trabajar con padres y apoderados

1. Metodología del Sistema de Fichas


Uso del material
43
2. Descripción de una reunión tipo
4^ 4^ 4^ 4^
4^ üú
Introducción
Presentación de los participantes
Actividad principal

<0 kD
Plenario
Intervención del profesor

en
O
en en en
Estrategias para la conducción grupal

W H H
Sugerencias para el conductor del grupo
Reglas que facilitan el trabajo grupal
Estrategias para enfrentar momentos difíciles 52

►rcera parte: t .£
stema de fichas .................... 59
cha 1: La edad juvenil y sus cambios
cha 2: Desarrollo de la autonomía en el joven ..73
cha 3: Relaciones familiares y autoestima ..81
cha 4: El mundo de los jóvenes fuera de la familia ..89
cha SJComunicación en la familia 101
cha 6: Disciplina familiar 109
cha 7: Educación sexual en la familia 123
cha 8: ¿Qué hacer frente al tema de las drogas? 135
Introducción

En la actualidad el tema de la familia cobra cada vez más


importancia en nuestra sociedad. A pesar de que la familia ha sido
reemplazada por otras instituciones sociales en algunas de las
funciones que le eran propias en el pasado, y de que se hable del
rompimiento de la familia moderna y del aumento de la influencia
del grupo de pares/la familia continúa siendo la célula básica de
la sociedad y el agente de socialización más importante en el
desarrollo de los hijos. Es en ella donde se reproducen los seres
humanos, donde éstos se convierten en personas o seres sociales
y a través de la cual se insertan en la sociedad global.
La educación que dan los padres no sólo se realiza en función
de su propia realización como tales, sino que también la sociedad
les entrega la tarea de formación de nuevos miembros activos y
responsables. Esta formación, en ocasiones, constituye una difícil
misión, porque no siempre los padres cuentan con las herramien­
tas y apoyo necesarios para llevarla a cabo.
Comúnmente se escucha la frase «es que nadie nos educó para
ser padres», aludiendo a esta falta de herramientas, en especial
cuando los hijos dejan de ser niños para comenzar a ser jóvenes.
Muchas veces los padres se encuentran faltos del conocimien­
to específico de la etapa de desarrollo por la que van atravesan­
do sus hijos, o también pueden sentirse desprovistos de estrate­
gias eficaces que les ayuden a cumplir con seguridad su rol de
educadores. Es decir, la sociedad les exige la formación de sus
hijos como miembros activos y responsables, pero no los ayuda
directamente en esta labor.
Por otro lado, múltiples tensiones afectan cotidianamente el
sistema familiar: los estresores externos, como por ejemplo los
rápidos cambios sociales en todos los frentes; y los estresores
internos, propios del desarrollo del ciclo vital individual y familiar
y, muy especialmente, la etapa con hijos en edad juvenil.

7
La edad juvenil es una etapa de profundas transformaciones
en toda la esfera humana: biológica, psicológica y social. Se
manifiesta la mayoría de las veces como una situación de crisis
personal, en general difícil y conflictiva para los que la viven, pero
también sienta las bases para una transformación y desarrollo
positivo en el joven. La familia con hijos en edad juvenil altera su
funcionamiento, desorganizándose y necesitando de nuevas es­
trategias que le permitan adaptarse y superar los cambios que
están viviendo. Frente a estas dificultades, los padres suelen
reaccionar entregando su responsabilidad formadora al sistema
educacional, atribuyéndole un rol que trasciende las reales posi­
bilidades de éste. Sin duda la institución educacional tiene un rol
fundamental en esta tarea, pero ella no reemplaza en modo
alguno el rol de los padres.
La escuela brinda actualmente algunos espacios de apoyo,
como las Escuelas para Padres y las reuniones de apoderados. Si
bien existen estos espacios formales, no se aprovechan en todo
su potencial.
Las Escuelas para Padres fueron creadas por el Ministerio de
Educación a fin de responder a la necesidad de «establecer y
fomentar vínculos entre el hogar y el establecimiento educacional
que faciliten la comprensión y el apoyo familiar hacia las activi­
dades escolares y el ejercicio del rol que les corresponde de­
sempeñar a los padres y apoderados en el fortalecimiento de los
hábitos, ideales, valores y actitudes que la Educación fomenta en
los alumnos» (Artículo 2, letra c, Decreto 565, Junio 1990).
Las reuniones de apoderados, por su parte, se realizan gene­
ralmente dos o tres veces al año, cumpliendo muchas veces un rol
complementario a la instancia antes mencionada, pero ellas
podrían ser utilizadas como una forma de acercar la familia a la
escuela y como una importante fuente de apoyo y crecimiento
para la familia,- promoviendo su desarrollo y ayudando a los
padres a ejercer su rol.
Sin embargo, ocurre con frecuencia que los profesores en­
cuentran dificultades para programar y llevar a cabo un trabajo
sistemático y relevante con los padres. La sobrecarga de trabajo
diario, la falta de tiempo para planificar cuidadosamente estas
reuniones, la falta de formación en relación al trabajo y manejo
de grupos de adultos, la falta de materiales (libros, manuales) que
les faciliten esta labor, dificultan y terminan por coartar la
posibilidad de un trabajo formativo de buen nivel con los apode­
rados. Ante estas limitaciones, y considerando la demanda urgen­
te de los padres de familia, resulta de gran importancia utilizar
adecuadamente los espacios que ya existen en la relación familia-
escuela.
El presente material educativo brinda apoyo a la tarea que se
le presenta a los profesores frente al desafío de dar ayuda a los
padres de hijos preadolescentes y adolescentes en las reuniones
de apoderados y escuelas familiares.
El libro consta de tres partes:
• Conociendo al joven y a su familia.
• Sugerencias para la utilización del sistema de fichas y para
trabajar con padres y apoderados.
• Sistema de fichas.
La primera parte, Conociendo al joven y a su familia, tiene
por objeto entregar contenidos generales que permitan al profe­
sor conocer en mayor profundidad la etapa de desarrollo familiar
por la. que atraviesan sus alumnos y los padres, para realizar así
reuniones de apoderados más relevantes y significativas.
La segunda parte, Sugerencias para la utilización del Siste
ma de fichas, tiene como finalidad entregar a los profesores una
serie de herramientas que les permitan trabajar de manera más
efectiva y eficiente con un grupo de padres y apoderados.
Por último, la tercera parte, Sistema de fichas, entrega al
profesor/coordinador una programación completa para cada
sesión con los padres, incluyendo los contenidos, actividades y
mensajes claves que deben desarrollarse para cada tema. Su fin
es promover un aprendizaje significativo en torno a aspectos
relevantes de la vida familiar.
El material comprende nueve fichas, con temas de gran
importancia para las familias con hijos que inician o se encuen­
tran viviendo la edad juvenil: desde la prepubertad (10 años,
aproximadamente 59 año básico), hasta la adolescencia.
Los temas son:
• Ficha N9 1 La edad juvenil y sus cambios
• Ficha N9 2 Desarrollo de la autonomía.
• Ficha N9 3 Relaciones familiares y autoestima
- Ficha N9 4 El mundo de los jóvenes fuera de la familia
• Ficha N9 5 Comunicación en la familia
• Ficha N9 6 Disciplina familiar
- Ficha N9 7 Educación sexual en la familia
• Ficha N9 8 Qué hacer frente al tema de las drogas
A través del trabajo conjunto del profesor con todo el grupo
de apoderados, se busca lograr un cambio de actitudes en pro de
una mejor convivencia intrafamiliar. El trabajo y reflexión se
verán enriquecidos con los contenidos y actividades que aparecen
en las fichas, permitiendo al profesor ayudar a los padres,
ampliándoles su nivel de conocimientos y su rango de estrategias
educativas.
Cierre la reunión agradeciendo la asistencia y participación de
cada uno.

Ejercicios
Por último, en cada ficha se incluye, al final de la Evaluación,
algunos ejercicios de profundización que pueden darse a cada
apoderado para que reflexione acerca del tema propuesto.

3. Estrategias para la conducción grupal*


Todos quienes han debido enfrentar grupos, ya sea en reuniones
de apoderados, talleres u otros, saben lo difícil que es hacer que
todos participen. Conducir una reunión de este tipo que resulte
exitosa es todo un arte, sobre el cual, además, se ha escrito poco.
Por ello proponemos algunas recomendaciones. •,

Sugerencias para el conductor del grupo


Resulta de vital importancia no sólo entregar un cuerpo de
conocimientos sino también transmitirlos con una actitud adecua­
da, lo cual implica:
1. Atender a los mensajes verbales (lo que se dice en palabras) y
no verbales (el tono de voz, expresión facial, postura corporal,
etc.) de los participantes. Considerar ambos mensajes y si
éstos son contradictorios entre sí, mostrarlo y profundizar en
la conversación. Por ejemplo:
- Todos se quedan en silencio ante la opinión de un partici­
pante. Cabe exponer esto al grupo. ¿Qué significa este
silencio? ¿Acuerdo o desacuerdo?
- Alguien expresa su opinión en tono agresivo. Cabe seña­
lar: ¿Y por qué tanta agresividad?
2. Utilizar un tono de voz motivador, que invite a participar, con
un lenguaje claro, sencillo, adecuado al grupo, con inflexiones
de la voz, etc.
3. Evitar los comentarios irónicos, amenazantes. Hacer comen­
tarios positivos o constructivos invita a dar nuevas ideas y a
profundizar el proceso de reflexión.
4. Parafrasear (o repetir) lo que alguien dijo cuando esto no es
claro, ayuda a que el otro reorganice su idea y pueda

Capitulo extraído y adaptado del libro Convivencia Social en la Enseñanza Media.


Editoras: M. Isidora Mena E. y Claudia Romagnoli E. CPU, 1994.

51
exponerla más claramente, facilitándose de esta manera la
reflexión grupal.
6. Estimular la responsabilidad de cada miembro del grupo
para cooperar y contribuir en el proceso de reflexión crítica
grupal.
7. Construir comunidad al interior del grupo, enfatizando que la
asistencia y la participación de cada uno es lo que permitirá
alcanzar un buen trabajo grupal.
8. Presentar una actitud corporal activa (por ejemplo, no senta­
do y detrás de un escritorio, sino de pie).
9. Tener seguridad en los contenidos, lo cual requiere de una
preparación previa; estudio, comprensión y manejo de las
principales ideas a entregar.
10. No tener miedo a decir «no sé» frente a preguntas del grupo,
dando la posibilidad de que la pregunta sea contestada por
otra persona del grupo o por el profesor/coordinador en una
próxima reunión.

Reglas que facilitan el trabajo grupal


Las siguientes reglas pueden ser propuestas por el conductor al
grupo, además de seguirlas él:
1. Escuchar cuidadosamente lo que la otra persona está dicien­
do, aunque sus opiniones sean distintas de las personales.
2. Respetar las opiniones, sentimientos y vivencias de cada uno
de los participantes.
CO

. Participar activamente en el trabajo de reflexión grupal.


r

. Ayudar y estimular a que otros participen.


L?

. Respetar turnos en la conversación.


¿

. Ser un partícipe responsable de la dirección que toma la


reunión.
00 M

. Ser crítico de las ideas, y no de las personas.


. Centrarse en la generación de la mejor decisión grupal posi­
ble, y no en querer «ganar» o sobresalir individualmente.
9. Hacer un esfuerzo por ponerse en el lugar del otro, para tratar
de entender su perspectiva del asunto.
10. Negociar cuando no haya una decisión grupal.

Estrategias para enfrentar momentos


difíciles
Lo que se presenta a continuación son salidas para momentos
difíciles, frecuentes y típicos en este tipo de reuniones. De más
está decir que son recetas, y las recetas nunca son infalibles.
Nadie habla
Importa saber tolerar el silencio, demostrando comodidad mien­
tras se espera que alguien inicie o continúe la conversación.
No presionar, diciendo «¿Y nadie va a hablar?» o «¿Cómo
critican el que sus hijos no expresan sus ideas si ustedes tampoco
lo hacen?», o cualquier otra cosa que se sienta como descalifica­
ción. Eso, además de generar agresividad en los participantes, los
inhibe.
Si pasado un tiempo continúa el silencio y nadie pide la
palabra, cabe hacer alguna intervención: «¿Hay alguien que
quiera tirarse al agua?» (Esto introduce un elemento de humor,
que siempre sirve, cuando no es descalificatorio). O: «¡Por suerte
yo estoy dirigiendo, y así no tengo el desafío de comenzar!» (Esta
intervención, además de imprimir humor, sirve para que el
conductor muestre que para él también es difícil, lo que ayuda a
que el clima de la reunión sea percibido como «aceptador»).
Otra forma para quebrar el hielo inicial puede ser que el
conductor comience y exponga como participante de la reunión
su opinión sobre el tema de que se trata.
Si nada resulta, cabe preguntarse qué pasa y preguntárselo al
resto. Es posible que no se entienda la pregunta o el tema, o que
haya cualquier otro motivo.
Si el silencio se produjo en la mitad de la reunión muchas
veces es útil usar este momento para hacer una síntesis. Ésta
siempre genera nuevas intervenciones.

Alguien se «tomó» la palabra


Detrás de la costumbre de «tomarse la palabra» suele haber algo
escondido. A veces es alguien que necesita ser calificado o
reconocido por sus pares. Otras veces es alguien que tiene pocas
oportunidades de expresarse y siente que tiene cosas importantes
que decir. En otras ocasiones, es alguien a quien le gusta mandar
y le cuesta dejar que otros lo hagan; entonces, ya que no puede
tomar el papel de dirigir, se toma la palabra. Otras veces es
simplemente alguien que no tiene una adecuada conciencia del
tiempo que lleva hablando. Dependiendo de cuál sea el móvil que
el coordinador intuya que hay detrás, es el tipo de intervención
que puede hacer. Una regla general es no hacer una intervención
que ridiculice al participante.
Si es alguien que necesita ser calificado, el conductor puede
intervenir más o menos de la siguiente manera: «Me parece
fundamental su planteamiento. Es más, creo que habría que darle
un espacio especial para considerarlo. Sin embargo, ahora me
parece importante que otras personas se planteen al respecto.
Voy a tomar nota, para que no se me olvide la conveniencia de
volver a lo que usted plantea». De más está decir que esta
intervención sólo se puede hacer si es «creíble» para el resto de la
audiencia, porque si no, es dejar en ridículo al que habló.
Otra forma sería interrumpir y decir en tono amable y un poco
divertido algo así como: «Usted ha dicho cosas muy importantes,
pero permítame recordarle que hay que dejar a los demás decir
algo también». Este tipo de ironías simpáticas -simpáticas porque
igual lo estoy calificando positivamente al decirle que ha dicho
cosas importantes-, sólo conviene hacerlas con quien se tenga un
poco de confianza.
Si alguien lo que necesita es expresarse y no necesariamente
está haciendo aportes, cabe una intervención de este tipo:
«Perdone la interrupción. Creo que sobre lo que usted habla hay
mucho que decir y quizás vamos a necesitar más tiempo para
hablar de estas cosas. Sin embargo, me parece necesario que
todos alcancen a dar su opinión antes de que se nos vaya la hora.
Veamos que quería decir la señora..., que está pidiendo la palabra
hace rato». Si el coordinador se da cuenta de que la persona queda
molesta, es importante que un rato después le pida alguna
intervención especialmente a ella, para dejarle claro que no quiso
descalificar su participación.
Si el problema parece estar relacionado con querer dirigir la
sesión, cabe interrumpir amablemente y plantearle con firmeza
pero amablemente algo así como: «Perdone, pero me parece
necesario que todos puedan dar su opinión, y tenemos poco
tiempo». En el fondo se trata de ejercer la autoridad que se
requiere para coordinar bien un grupo.
Cabe señalar que los participantes siempre agradecen cuando
el coordinador es capaz de parar a una persona que está hablando
demasiado, y lo hace sin afectar el clima general de la reunión.
También hay que recordar que en nuestro país no se usa
mucho el que todos participen en una reunión. No tenemos una
«cultura de participación», por lo tanto hay poco conocimiento
sobre las «reglas para una conversación participada». Una regla
básica, es lo que llamamos «no mantenerse mucho rato con la
pelota en la cancha». La cancha es el espacio de conversación, y
la pelota es la palabra. Para que la reunión resulte entretenida, se
requiere «pasarse continuamente la pelota». Es bueno hacer
advertencias al grupo sobre esto.

Se llegó demasiado rápido a un acuerdo


Si lo que se quiere es una reflexión crítica, llegar demasiado
rápido a un acuerdo es grave, porque no se logra profundidad. Es
necesario que el conductor estimule la existencia de muchas
posiciones, y ojalá, distintas unas de otras. Mientras más posicio­
nes diferentes existan, en el proceso de discutirlas y argumentar
en favor de unas y otras se logrará más profundidad en la
comprensión del tema que se está tratando. Cada posición
contraria equivale a una nueva mirada y mientras más miradas se
den a un mismo tema, más entenderemos sobre él.
Hay un cuento que ilustra muy bien esto del aporte de las
diferentes perspectivas:
Un gran elefante es investigado por un grupo de enanitos,
tan chiquititos como la cabeza de un alfiler. Provistos de
lupas, sistemas de medición y todo tipo de instrumentos, se
reparten en los diferentes sectores del elefante y comienzan
acuciosamente su trabajo. Al final del día se reúnen y cada uno
expone lo que es un elefante.
-Un elefante es un largo tubo viviente, a través del cual
pasa aire. Su principal actividad es proveer de alimento a una
cueva que hay cerca de él —explicó el que estuvo investigando
en la trompa.
—Pienso que estás muy equivocado —rebatió otro de los
enanitos, el que había estado en el suelo, debajo del elefante—.
Un elefante es un espacio formado por cuatro columnas y un
techo.
—¡Estoy en completo desacuerdo con sus planteamientos!
-gritó otro de los enanos que había estado en el lomo del
elefante—. Un elefante es un monte desértico, cuya vegeta­
ción es escasa, parecida a vellos capilares. Es de tierra porosa
y no se sabe dónde concluye. Mi hipótesis es que alrededor de
él hay mar.
El último enano, el más antiguo como investigador, que
había estado sentado en la oreja del elefante, estaba tan
enojado, que sin dar su definición, se fue dando un portazo.
—¡Yo no trabajo con este equipo de malos investigadores!
¡Ninguno fue capaz de darse cuenta de que los elefantes son
plataformas delgadas y móviles!

Cuando en una discusión sucede que existen muchos puntos


de vista diferentes, el conductor debe pensar dos cosas:
• Que allí hay una buena posibilidad para una excelente discu­
sión, porque hay muchos puntos de vista que si se coordinan
y discuten permitirán aproximarse a una comprensión más
profunda del tema.
• Que se debe intervenir para mostrar que esta situación, que los
enanos del cuento vieron como indeseable, es muy ventajosa
por las mismas razones anteriores.
Y cuando suceda que no haya distintos puntos de vista, hay
que pensar que, volviendo a la metáfora de los enanos, significa
que «todos estamos parados en el mismo lugar del elefante», lo
que, no es nada bueno si se trata de comprender al elefante.
na fórmula infalible cuando ocurre este problema del

c
consenso rápido, es preguntar acerca de quién podría estar en
desacuerdo con lo que nosotros en la reunión estamos de
acuerdo. Y empezar a rebatir los argumentos del imaginario
que está en desacuerdo. Es «conflictuar » posición
consensuada.
Otra alternativa es pedir que imaginen seguir la conversación
pensando en que ya no son padres sino hijos o profesores. Allí
aparecen de inmediato nuevos argumentos y nuevas posiciones.
Cuando hay tensión entre las posiciones, los participantes
construyen una argumentación para dar a entender al otro la
posición personal, o explicar lo que se está pensando. La
argumentación va creando un puente entre las distintas posicio­
nes; o, dicho de otro modo, va ampliando «el tejido» sobre el
tema que se está tratando.
Un buen conductor debe aprender a provocar conflictos y
tensiones, no entre las personas sino entre distintas posiciones y
argumentos. Si esto no ocurre, no surgirá una buena compren­
sión y el consenso será muy superficial.

Alguien se irrita o se enfurece


Normalmente es muy mal visto que alguien se enoje mucho y lo
exprese. Por lo mismo, ho tenemos muchas oportunidades de
hacerlo y experimentar cómo se trata con el enojo; generalmente
cuando alguien se enfurece, produce mucha tensión grupal. Esta
dificultad que tenemos para soportar el conflicto y el enojo es una
característica poco ventajosa, dado que no nos permite enfrentar
los conflictos sino que más bien tendemos a evitarlos.
Sabemos ya que en un proceso de trabajo grupal, se trata de
descubrir los conflictos, por lo que no sería de extrañar que de
vez en cuando algún participante se apasione defendiendo una
postura y se deje llevar por el enojo u otra expresión afectiva.
Lo primero que cabe sugerir al conductor en estas situaciones
es que se tranquilice él y tranquilice al grupo respecto de una
expresión algo alterada. Un ejemplo de esto puede ser: «Pare­
ce que este tema resulta apasionante. Yo pienso que es bueno
que logremos expresar bien claramente nuestras opiniones,
aunque parezcamos un poco enojados. Total, el enojo no
significa que estemos en contra de las personas, sino sólo en
contra de una idea».
También puede agregar, dirigiéndose a la persona enoja­
da, algo así como: «En todo caso, señor (a), no se enoje
mucho, mire que veo a algunos un poco asustados». Es muy
probable que esa intervención calme tanto al grupo como al
participante enojado y se puedan restablecer las bases de la
conversación.
Se i lega a un momento de mucho conflicto
Hay muchas opiniones, son muy diversas y, además, son contra­
dictorias entre sí. Estos, si bien son momentos muy enriquecedo-
res para la reunión, muchas veces angustian al conductor y a los
participantes, porque perciben poca claridad acerca de lo que se
está tratando.
Se dice que este es un momento muy difícil para cualquier
persona o grupo, porque justamente a los seres humanos nos
gusta «tener todo clarito» y estas situaciones confunden nuestras
ideas previas. Muchos autores coinciden en plantear que en estos
momentos es cuando más se necesita tener «tolerancia a la
ambigüedad», tolerancia a que las cosas no estén bien definidas,
porque de lo contrario se tratará de simplificar la situación y de
dejar fuera todo lo que parece diferente o conflictivo. Hacer esto
significaría tirar por la borda todo el trabajo hecho, justamente
para poder encontrar una manera nueva y mejor de hacer las
cosas. Entonces, lo que debe procurar el conductor es que el
grupo tolere esta situación y siga buscando alternativas que
produzcan soluciones compartidas. Para lograr esto, lo primero
que debe hacer es darse cuenta del problema y mostrarle al grupo
lo que está sucediendo:
«Quiero parar un momento para advertir sobre algo que está
pasando. En este momento tenemos varias posiciones en conflic­
to, lo que es muy bueno porque al seguir discutiéndolas encontra­
remos nuevas perspectivas. No nos preocupemos de que aún no
haya acuerdo, ni creamos que esto significa que no podremos
hacer nada en conjunto».
Otra cosa que cabe hacer en estas situaciones, y que además
de aliviar al grupo (y al conductor) sirve para continuar el proceso
de reflexión, es ordenar el desorden. Por ejemplo, se puede
ordenar por escrito, en la pizarra, las distintas posiciones, hacien­
do un esquema que grafique las posiciones en conflicto, esquema
que pueden hacer entre todos. A veces, hacer esto basta para que
la conversación continúe.
Otras veces se requiere buscar una nueva manera de mirar el
problema, para encontrar posiciones distintas de las que apare­
cen en conflicto. Hay varias técnicas para esto:
• Si existe una situación de bandos contrarios, sugerir que por
un rato cada bando defienda el argumento contrario.
• Imaginar que los participantes siguen opinando, pero como si
fueran otros actores; por ejemplo, los alumnos, o los profeso­
res, o un experto en el tema.
Cerrar la reunión, estableciendo que se darán un tiempo para
«dejar reposando» las distintas ideas que han surgido y conti­
nuar en la próxima sesión con la «cabeza más fresca».
Sf. llegó a una posición muy relativista
A veces ocurre que cuando hay muchas perspectivas diferentes
las personas optan por una postura muy relativista, que tiene el
riesgo del no compromiso con nada. Una frase que refleja esta
situación es: «Esta situación es tan compleja que cualquier acción
tiene ventajas y desventajas. Mejor quedarnos con lo que existe
actualmente, que ya es conocido». Estas situaciones son muy
peligrosas, porque pueden llevar a la pasividad e inactividad. Una
manera para salir de estos momentos es estimular a los partici­
pantes a tomar alguna posición.
En aquellas situaciones en que la indecisión se produce porque
todas las distintas perspectivas tienen una razón atendible, se
puede aclarar que si bien el asunto en cuestión se ve muy distinto
desde la perspectiva de cada uno de los actores involucrados, la
decisión habrá que tomarla como padre/profesor, ya que ese es
el rol respecto del cual nos debemos responsabilizar.
T ercera .Parte
A
FICHA

LA EDAD JUVENIL Y SUS CAMBIOS 1

1. Introducción oomin.)

Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importanc ia del tema

El que los padres conozcan sobre la edad juvenil y sus cambios es


de gran importancia, porque les permitirá comprender lo que
está ocurriendo a su hijo o hija, para apoyarlo y guiarlo de la
mejor manera posible en su proceso de desarrollo. Muchas de las
angustias y conflictos de los jóvenes con ellos mismos, y con sus
padres, se deben a la falta de conocimientos de lo que es o no
esperable en esta etapa. Al tener información y experiencia en
el tema, los padres podrán prevenirlos en relación a los cambios
que les esperan, disminuyendo así sus temores.
Por su parte, los padres también necesitan compartir sus
vivencias en torno al inicio de la edad juvenil de sus hijos con
h otras personas que estén pasando por lo mismo. Esto les provee
I

\rá de nuevos conocimientos, además de la tranquilidad de sabe


-n

que su experiencia no es extraña sino común a la de toda familia


que esté viviendo ese momento.

Objetivos de la reunión

Se espera que los padres:


o Amplíen los conocimientos respecto de la edad juvenil como
etapa de la vida y sobre los principales cambios que en ella
ocurren.
• Comprendan mejor algunas conductas y actitudes de su(s)
hijo(s).
Aprendan formas de dar apoyo al joven frente a los cambios
de la edad juvenil.

V Reflexionen en grupo en torno al tema de la edad juvenil y sus


cambios, conociendo otras realidades familiares y compar­
tiendo las diferentes opiniones y vivencias en relación al tema.
/

■í
ir
2. Presentación de los participantes
(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes se puede realizar cual­


quiera de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

3. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Tarjetas Verdadero o Falso


A cada grupo se le entrega un set de tarjetas iguales, preparadas
de acuerdo al tema.
Al interior de cada grupo se reparte la misma cantidad de
tarjetas a cada integrante. Se sugiere que cada participante tenga
una o dos tarjetas como máximo, dependiendo del número de
asistentes a la reunión: a mayor cantidad de gente, menor número
de tarjetas por persona.
El primer participante lee una tarjeta, clasificándola como
Verdadera o Falsa y fundamenta su respuesta. Los otros miem-
aN bros del grupo pueden dar su opinión, fundamentándola en forma
breve. El grupo debe llegar a un acuerdo sobre si la afirmación que
aparece en la tarjeta es verdadera o falsa y por qué.
Luego se continúa con el mismo procedimiento hasta terminar
on todas las tarjetas.

La mejor actitud de un padre ante los cambios de su


hijo/a es esperar a que ellos vayan ocurriendo y en ese
momento conversar con el/la joven.
El tipo de relación que existe entre padres e hijos nunca
debe cambiar.

62
• El descuido propio de la juventud les hace ser torpes en

r w m n u ii
el manejo de las cosas.
• Cuando los jóvenes se encierran en sus piezas dejan ver
i- que no quieren estar con su familia.
• Las famosas «espinillas» salen porque los jóvenes tien­
den a comer cualquier cosa.
® Los preadolescentes tienen las mismas capacidades de
Í razonamiento que un adulto.
• La vivencia de la «crisis de la adultez media» en los
padres aumenta, las posibilidades de conflicto entre
padres e hijos.
• Una actitud esperable de parte de los padres hacia sus
hijos sería comprender y acoger sus cambios.
• Los cambios físicos que ocurren en esta etapa no
siempre son bien aceptados por los jóvenes, por lo que
es bueno hacerles saber que son algo normal y positivo.
• Una característica típica de los preadolescentes son sus
frecuentes cambios de humor.
Al preadolescente le preocupa su apariencia física, por
lo que los padres debieran ayudarle a verse bien y
sentirse a gusto con su imagen personal.
Los cambios hormonales que ocurren en los jóvenes son
los principales responsables de los cambios
físicos y de humor en el joven.

B. Phillips 6-6.
Esta técnica también se conoce con el nombre de reunión de
corrillos o discusión 6-6.
El coordinador* divide a los participantes en grupos de seis
personas, quienes deberán discutir durante seis minutos sobre el
tema propuesto. Cada persona dispone de un minuto para
expresar su opinión en el pequeño grupo.
Un representante del grupo, elegido de común acuerdo por
sus integrantes, será el encargado de resumir las posiciones del
grupo o de cada uno de sus participantes.
Esta técnica sirve para ampliar la base de comunicación y
participación. También permite crear inmediatamente una at---.
mósfera informal y adoptar decisiones rápidamente, ganando en
esta forma mucho tiempo.
Tiene aplicaciones como:
® Responder a una pregunta hecha por el coordinador.
® Evaluar un programa, sesión, ejercicio, etc. de manera rápida.

Se elige el término más amplio de coordinador para aludir a quien dirija el grupo, sea
62
éste el profesor, orientador u otra persona calificada.
Dar una opinión frente a una situación expuesta por el
coordinador. En este caso se entrega una hoja con preguntas
a cada grupo.

• Principales cambios físicos notados en los hijos.


• Cambios en el carácter y modo de ser de los hijos.
• Actitud con que cada uno enfrenta los cambios de los hijos;
o, a modo de pregunta directa: ¿Cómo enfrenta usted los
cambios físicos y psicológicos que vive su hijo/a?
• ¿Cómo es un preadolescente?
• ¿Qué es lo que a usted más le cuesta enfrentar de los
cambios que han ocurrido en su hijo/a preadolescente?
• ¿Cómo cree usted que puede ayudar a su hijo/a en esta
etapa?

4. Plenario (15 MIN.)

Para las Tarjetas Verdadero o Falso:


El coordinador lee cada afirmación y los grupos dan a conocer
uno a uno sus clasificaciones (V o F) y la fundamentación de su
respuesta.
El coordinador puede promover la discusión entre los grupos,
pero debe evitar que se sobrepase el tiempo total estimado para
esta actividad.

Para Phillips 6-6:


El coordinador va leyendo cada una de las preguntas y los
grupos van dando a conocer uno a uno sus respuestas. El
coordinador provoca la discusión entre los participantes, sin dar
a conocer sus opiniones propias.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o


Mensajes Claves que considere más importantes de transmitir
a ese grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral o con
apoyo de material visual (papelógrafo, diapositivas).
Contenidos Relevantes
La edad juvenil ha sido considerada como un período de transi­
ción entre la niñez y la adultez. Sin embargo, ella posee caracte­
rísticas propias que la hacen ser una etapa única y distinta de
otras.-En los múltiples estudios que se han realizado de esta etapa
se han descrito tres subetapas: prepubertad, pubertad y adoles­
cencia. En cada una de ellas se producen cambios tanto a nivel
corporal como psicológico^ siendo algunos de ellos los que a
continuación se mencionan:

Prepubertad
• Comprende entre los 10 y 12 años de edad.
• Ocurren cambios hormonales que producirán un desarrollo
corporal acelerado.
• Por lo anterior, hay falta de armonía en el cuerpo y los
movimientos.
• Los prepúberes son muy cambiantes en su actitud y estado de
ánimo.
• Les gusta hacer las cosas a su modo, lo que los hace ser
obstinados.
• Sus amistades cambian con frecuencia.

Pubertad
• Comprende aproximadamente entre los 13 y 15 años de edad.
• A nivel corporal ya se pueden observar las características
sexuales secundarias.
• El púber tiene gran preocupación por la imagen que proyecta
a los demás. Le importa verse bien y piensa que todos están
pendientes de su actuar.
• Buscan estar solos.
• Son muy críticos de los demás.
• Surgen los «ídolos», como ideales a imitar.

Adolescencia
• Comienza alrededor de los 16 años. Su término no se relacio­
na siempre con una edad, sino que depende más bien de los
cambios sociales y psicológicos de la persona.
• Los jóvenes buscan una mayor y mejor relación con el mundo
que les rodea.
• Hay mayor preocupación e interés por el futuro.
• Su ánimo es más estable que antes.
Los cambios del hijo que entra en la edad juvenil, muchas
veces coinciden con un período de la vida de los padres que
también es especial: la adultez media. Los cuestionamientos
respecto al futuro, a la satisfacción laboral y a los propios cambios
corporales (apariencia física, salud, rendimiento, etc.), son temas
que preocupan a los adultos. De esta manera, no es extraño que
la vida familiar en este período se vea alterada. Las experiencias
de cambio que viven padres e hijos propician un clima de mayor
tensión y conflicto, en el cual una pequeña desaveniencia puede
transformarse en un enorme problema.
Tal vez uno de los momentos más difíciles, en cuanto a los
cambios que empiezan a ocurrir en los niños que se transforman
en jóvenes, es el período inicial. Por eso es necesario profundizar
más en las características típicas de la prepubertad. /ty

La prepubertad, un momento de cambios


La edad juvenil comienza aproximadamente a los 10 años de
edad. A esta etapa se le llama prepubertad y se caracteriza por
profundos cambios, tanto físicos como psicológicos.
Cambios fásicos
En esta etapa se inicia un crecimiento físico acelerado, debido a
un incremento en la secreción hormonal en el cuerpo. La hipófisis
o glándula pituitaria, ubicada en la base del cerebro, secreta la
hormona del crecimiento y precisamente a esta edad la secreción
de dicha hormona aumenta, causando la fase de aceleración del
crecimiento.
El aumento de talla es uno de los cambios más notorios. En
esta edad la mayoría de los niños dan un «estirón». Con frecuencia
el aumento de talla no es proporcional al aumento de peso;
entonces, su aspecto es delgado y «larguirucho». Generalmente
las piernas crecen más rápidamente que el resto del cuerpo. Otras
veces son las manos. Esta desproporción momentánea trae
consigo una pérdida de la coordinación motora. Así, muchas
veces se observa en ellos torpeza motora: se les caen las cosas,
no calculan adecuadamente las distancias, pisan a otros, tropie­
zan con todo, hacen gestos y ademanes exagerados y bruscos. La
desproporción general altera también sus facciones. Sus rasgos
faciales ya no son los mismos de cuando niños, perdiendo muchas
veces su ármonía.
Al igual que la talla, el peso también aumenta durante la
prepubertad. Esto se debe principalmente al crecimiento de los
huesos y de los músculos. Por esto, aunque aumenta su peso, su
apariencia es delgada.
En otros casos, durante esta etapa observamos lo que se llama
«periodo de gordura». Esta coincide o se encuentra muy próxima
al período de crecimiento rápido de talla. Se despierta muchas
veces un apetito voraz, que excede a sus necesidades y repercute
en un aumento de peso. Luego, con el crecimiento de sus
extremidades esta gordura debiera comenzar a desaparecer.
Otros cambios corporales corresponden al desarrollo de las
glándulas sebáceas y sudoríparas. Este desarrollo lleva al joven a
sudar a veces en exceso. Las glándulas sebáceas estimulan el
aparecimiento de los granos y espinillas, características de esta
edad. Un cuidado en la dieta (disminuyendo las grasas) y en la
higiene (uso de jabones desinfectantes), pueden ayudar al joven
para que luzca mejor. Si el problema es muy severo, presentando
«acné juvenil» o si él o la joven se preocupan demasiado, entonces
sí vale la pena llevarlos al médico para un tratamiento específico.
Existen diferencias entre los sexos en cuanto al tiempo de
crecimiento. Las mujeres por lo general crecen y maduran alrede­
dor de dos años antes que los varones: niñas, 10 años; niños, 12
años, aproximadamente. También se observan diferencias entre
los jóvenes de un mismo sexo. Algunos se desarrollan más
precozmente que otros. Es importante el apoyo de los padres en
ambos casos extremos, para que el joven no desarrolle insegurida­
des por verse y sentirse tan diferente a sus compañeros.

Cambios psicológicos
En esta área podemos distinguir cambios en los afectos y en el
pensamiento o funcionamiento intelectual.
Los cambios hormonales y corporales afectan el cómo el joven
se siente. Por ejemplo, el aumento en la secreción de hormonas
le produce una excitabilidad general. Así, su estado de ánimo
empieza a variar de un extremo a otro con mucha facilidad. A
veces está animado, casi eufórico y otras veces está melancólico,
con falta de interés o aburrido; a ratos está muy sensible y atento;
otras veces, nada le importa.También puede tener estallidos de
rabia o conductas bulliciosas y una mayor impulsividad general.
En gran medida, ésto se debe a que está más sensible que antes
a lo que sucede a su alrededor y, por lo tanto, se ve muy afectado
por cosas aparentemente pequeñas. Estas oscilaciones de un
extremo a otro confunden al joven, pues siente la falta de control
sobre su propio comportamiento y sentimientos.
A su vez, los cambios externos de su cuerpo afectan la
conducta y los afectos del preadolescente. El aumento de talla y
peso y la aparición de las características sexuales secundarias son
fuente de preocupación y marcan su manera de actuar. Por una
parte, le hace estar muy centrado en sí mismo. Puede estar horas
arreglándose, mirándose en cada espejo por el que pasa. Por otro
lado, los cambios en el cuerpo son una experiencia nueva y
pueden producirle cierta inseguridad. Son muchas las preguntas
que un joven se hace en esta etapa y a veces se avergüenza de sí
mismo al compararse con sus amigos.
La inseguridad y la vergüenza le llevan a estar más solo. No le
gusta que lo vean y se esconde o prefiere estar en su pieza.
67
Después, durante la pubertad, este querer estar solo es más una
búsqueda que un producto de los temores mencionados, más
propios del prepúber.
En cuanto al funcionamiento intelectual en este período de la
edad juvenil, empiezan a ocurrir una serie de transformaciones en
su capacidad de pensar. Cuando era un niño, su pensamiento era
concreto, es decir se limitaba a lo que observaba en la realidad.
En ese entonces no le era posible imaginar cosas o situaciones
que no hubiese visto o experimentado. Su pensar se basaba en lo
que observaba y en su experiencia cotidiana. Por ejemplo, ante
la pregunta. «¿Qué te gustaría ser cuando grande?», lo más seguro
es que respondiera: «doctor, porque mi papá es doctor».
Poco a poco el pensamiento se va desarrollando, permitiendo
que en esta edad, entre los 10 y 12 años aproximadamente,
comience a aparecer el pensamiento lógico. Esto^significa que
tiene la posibilidad de pensar en forma más abstracta e idear
nuevas alternativas frente a lo que cree, experimenta y vive. El
joven puede alejarse de los datos concretos y comenzar a idear
posibilidades respecto a su futuro, en qué le gustaría trabajar,
cómo le gustaría que fuese su vida, qué valores son más importan­
tes para él o ella, etc. Por ejemplo, frente a esa misma pregunta.
«¿Qué te gustaría ser cuando grande?» seguramente responderá:
«Doctor, porque me gusta ayudar a la gente y el trabajo que se
hace en los hospitales; además soy bueno para biología, en el
colegio me va bien y me gusta mucho. Sé que es difícil entrar a
estudiar Medicina, pero haré el empeño; y si no quedo, buscaré
alguna carrera parecida», etc.
A este tipo de pensamiento, también se le llama hipotético
deductivo: el joven puede pensar en distintas alternativas de
acción y luego derivar las consecuencias de éstas, sacando así
conclusiones previas a su actuar. Por ejemplo, su pensamiento le
permitirá comprender que si hace tal o cual cosa..., seguramente
sus padres harán o dirán tal o cual otra.
En general se vuelven más reflexivos y atentos a sus vivencias
afectivas, adoptando una actitud critica frente a sí mismo, su
familia, sus amigos, la sociedad, etc., comparando lo real con lo
ideal, observando cómo son las cosas a su alrededor y en sí
mismo.., y cómo le gustaría que fuesen. Esto muchas veces lo
lleva a adoptar una posición de juez dentro de su familia,
criticando y haciendo ver a sus padres la falta de consecuencia
entre lo que dicen y lo que hacen. Para los jóvenes sus padres son
modelos de mucha importancia y en este período es cuando
ponen a prueba si son o no consecuentes.
Por ser esta una etapa de transición, el tipo de pensamiento
que está recién emergiendo demora en consolidarse, alternándo­
se continuamente con la antigua forma concreta de pensar. (El
adulto también posee la capacidad de pensar en forma concreta
y abstracta, pero ésta última se encuentra mayormente consoli­
dada y no cambia abruptamente de un estilo a otro, como ocurre
en el preadolescente). Esto confunde a los padres, no sabiendo
tratarlo ni como niño ni como adulto joven. Lamentablemente no
será posible tratarlo como a uno o como a otro..., sino como a los
dos juntos, tratando de armarse de valor y paciencia para relacio­
narse con el o la joven, de manera de ayudarle a fortalecer el
desarrollo de esta naciente capacidad de pensamiento.

Mensajes Claves
• Toda esta etapa de cambios en los jóvenes suele coinci­
dir con el inicio de una nueva etapa de la vida de los
padres: adultez media. Padres e hijos se encuentran
viviendo un período de cambios por lo que se potencia
la presencia de conflictos entre ambos.
• Gran parte de los conflictos que se generan entre padres
e hijos se deben a las dificultades de ambos para adap­
tarse a los cambios que están ocurriendo en unos y otros.
• Es importante que padres e hijos aprendan a relacionar­
se de una manera diferente en esta etapa de la vida,
considerando las nuevas necesidades de cada uno.

En relación a los cambios físicos:


• Todo esfuerzo por ayudar al joven a mejorar su imagen
personal en esta etapa, vale la pena hacerlo.
• Es importante que los jóvenes se enteren de los cambios
físicos que experimentarán antes de que ellos se inicien,
de modo que los perciban como algo normal y positivo
para su desarrollo.
• Una actitud acogedora de los padres facilitará al joven el
que pueda aceptar estos nuevos y a veces incómodos
cambios que comienza a vivir.

En relación a los cambios psicológicos:


• Es necesario comprender que los cambios de humor y de
conducta del joven, tienen su origen en gran medida en
los cambios hormonales y corporales que está viviendo,
y en la manera cómo los va aceptando e incorporando
como parte de sí mismo. Por supuesto que pueden verse
acentuados con alguna situación externa, pero su origen
y clave se encuentra en su interior. Es un proceso de
4P

40
desarrollo normal, que ocurre de manera parecida en la
mayoría de los jóvenes.
• La comprensión y aceptación por parte de los padres de
los cambios que viven sus hijos producirá en los jóvenes
el sentimiento de ser aceptados tal cual son y, por lo
tanto, será más fácil para ellos integrar estos cambios de
manera positiva. Si abundan las críticas y reproches, se
producirán sentimientos de inseguridad, confusión y
rabia o distanciamiento de los padres.
• Es recomendable ayudar a los jóvenes a que reflexionen
en torno a temas de cultura general, noticias, alguna
situación escolar, etc., haciéndoles preguntas o motiván­
dolos a preguntar y analizar los pro y los contra del
hecho.
• Si piden ayuda para resolver un problema o una duda, es
mejor orientarles para que por sí mismos encuentren las
respuestas.
Es importante favorecer el diálogo, preguntándoles su
opinión y manifestándoles la del padre o madre.
Llegar a acuerdos en los que ambos, padres hijos,
hayan participado, aportando alguna idea, etc.
A menudo resultaba más fácil para los padres decidir lo
que sus hijos deben o no hacer, sacando las conclusiones
por ellos, transmitiéndoles sus ideas y valores de manera
que ellos las absorbieran sin mayor reclamo. Sin embar­
go, esta etapa puede ser muy hermosa si como padres
comprenden que sus hijos necesitan independizarse un
poco más, para poder pensar por sí solos respecto a sus
valores e ideales; y que también necesitan de su compa­
ñía en determinadas ocasiones para reflexionar en con­
junto, motivándoles a ser autónomos.

6. Evaluación (5 MIN.)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha


de Evaluación, (en página 50) las que deben ser contestadas en
forma anónima en la misma sala.
Ejercicios

¿He notado algunos cambios corporales y motores en mi


hijo(a)?
Sí No
¿Cuáles?

¿Qué siento al ver a mi hijo(a) convertirse de niño a


joven?

¿Cómo tiendo a reaccionar ante estos cambios?


a Algo que he notado que a mi hijo(a) le pasa es

b. Lo que más me preocupa al respecto es

c. ¿Qué he hecho para orientarle en esto que me


preocupa?

Algunos índices que me permitirían decir que mi hijo(a)


está pensando en forma más abstracta son:
a
b
c
d............................................................. f.............................................
Elija dos maneras de estimular el pensar abstracto de su
hijo y póngalas en práctica durante la semana.
1...........................................................................................................
2
Después de una semana: ¿Resultó una tarea fácil o
difícil...
para su hijo? para usted?
FICHA

DESARROLLO DE LA
AUTONOMÍA EN EL JOVEN

1. Introducción (10 MIN.)

Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importancia dei_ tema


Trabajar con los padres el tema de la autonomía resulta de gran
importancia, ya que existe en muchos de ellos la tendencia a
sobreproteger a los hijos, lo que puede inhibir su proceso de
crecimiento personal. También ocurre el caso opuesto: dejar
que sus hijos hagan «lo que quieran», sin invertir tiempo en
ellos. Estos padres confunden el fomentar la autonomía con la
indiferencia. También para ellos es bueno aclarar algunos
conceptos al respecto.
Muchos padres temen que el desarrollo de la autonomía se
traduzca en que su hijo/a pueda caer en el libertinaje. Esto ocurre
en gran medida por falta de conocimientos sobre el tema y sobre
cómo abordarlo en forma adecuada.
El que los padres fomenten el desarrollo de la autonomía en
sus hijos les significará a éstos una serie de ventajas en el futuro,
en su autovaloración, en su manera de enfrentar las dificultades,
en su relación con los demás y, por sobre todo, en el logro de una
identidad personal sólida.

Objetivos de la reunión
Se espera que los padres:
° Amplíen sus conocimientos respecto del desarrollo de la
autonomía en el joven, y sus ventajas.
® Valoren el desarrollo de la autonomía como un aspecto
positivo para el crecimiento de su hijo/a.
• Reconozcan aquellas conductas y actitudes propias que limi­
tan el desarrollo de la autonomía en su hijo y aquellas que la
favorecen.
• Reflexionen en torno a sus propios temores y dificultades
respecto de fomentar la autonomía en su hijo.
• Conozcan maneras a través de las cuales puedan ayudar a su
hijo a desarrollar la autonomía.
• Relacionen el tema de la reunión con sus propias experien­
cias; conozcan otras realidades familiares y compartan las
diferentes opiniones y vivencias en relación al tema.

2. Presentación de los participantes


(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes puede realizar cualquie­


ra de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

3. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. El Juicio
El coordinador decide discutir un problema o tema controver­
tido, a través de un juicio.
Nombra tres personas que harán de jurado.
El resto del grupo se divide en dos: los acusadores los
c

defensores.
Los acusadores se reúnen y discuten las razones en contra que
presentarán al jurado; a su vez, los defensores se juntan para
determinar las razones a favor que presentarán al jurado.
Comienza el juicio. El coordinador da la palabra a un repre­
sentante de cada grupo para que exponga sus razones en un
tiempo breve. Acusadores y defensores pueden intervenir más
de una vez.

74
• Es bueno fomentar el desarrollo de la autonomía en los
jóvenes v/s es mejor que la autonomía se vaya desarro­
llando en forma espontánea.
• Es bueno que los padres dejen que sus hijos hagan lo que
ellos (los jóvenes) estimen conveniente v/s los padres
-v» . • { íín w n -

son los que deben decidir al fin de cuentas qué hacen o


no los hijos.
• Fomentar el desarrollo de la autonomía en los hijos los
induce a separarse más de su familia v/s fomentar el
¿Tt TJBEO.T» J» •

desarrollo de la autonomía en los hijos no implica que


éstos vayan a distanciarse de su familia.

B. Las Parejas
Esta técnica consiste en dividir a los participantes en parejas para
que reflexionen acerca de un tema. El coordinador puede traer las
preguntas o puede motivar para que a partir del grupo, emerjan
las preguntas que guiarán la reflexión.
• Cada pareja conversa durante 10 a 15 minutos.
© Luego se juntan de a dos parejas y se cuentan lo conversado.

• ¿Qué es la autonomía y por qué es importante en el


desarrollo de una persona?
• ¿Cómo es una persona autónoma? ¿Y una que no lo es?
• ¿Qué conductas y actitudes de los padres favorecen el
desarrollo de la autonomía en sus hijos?
• ¿Qué conductas y actitudes de los padres dificultan el
desarrollo de la autonomía en sus hijos?
• ¿Es bueno fomentar la autonomía de los hijos? ¿Por
qué?
• En la vida cotidiana, ¿cuál de las siguientes actividades
permite que su hijo/a haga (o no haga) y por qué?
a. Andar solo en micro
b. Hacer su cama
c. Ser scout o ir a paseos
d. Ir a fiestas
e. Quedarse solo en la casa
f. Decidir la ropa que se quiere comprar o poner

75
4. Plenario (15 M1N.)

Para el Juicio:
• El jurado resume lo más importante de lo presentado por
ambos grupos.
• Se levanta la sesión, dejando de ser acusadores y defensores.
• Entre todos se discute, buscando llegar a un acuerdo sobre el
problema.

Para las Parejas:


• Una persona de cada grupo cuenta al resto lo más importante
de la conversación.
• El coordinador guía la exposición y posible discusión.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos Relevantes
Temas como la identidad o la autonomía en el joven, muchas
veces pasan a segundo plano al lado de otros temas que se
consideran más cruciales, en general por lo conflictivo que les
resulta a los adultos enfrentarlos. Sin embargo, el tema de la
autonomía suele estar en la base de muchas situaciones que se
tienden a ver sólo superficialmente.
Fomentar el crecimiento de los jóvenes en esta área significa
una inversión de gran importancia para su futuro y el de la
sociedad. Significa hacer de los jóvenes de hoy personas críticas
que ayuden al crecimiento y a la innovación; personas que en base
a sus reflexiones y aprendizajes puedan dar reales aportes al
desarrollo social; personas capaces de tomar sus propias decisio­
nes sin dejarse llevar por la influencia del grupo, etc.

¿Qu É ES LA IDENTIDAD?
La identidad se relaciona con las preguntas: ¿quién soy yo?, ¿cómo
soy?, ¿cuáles son mis valores, virtudes y defectos?, ¿qué quiero hacer
o
en el futuro?, entre otras. Tener una identidad personal permite
saber que se es la misma persona, a pesar de los cambios que
ocurren a lo largo de la vida, en lo físico, psicológico y social.
A pesar de ser más bien estable, el concepto de la propia
identidad varía; no es algo que se mantenga siempre igual o que
se termine de construir. Es un proceso que dura toda la vida. Sin
embargo, existen períodos en que el tema de la identidad perso­
nal cobra mayor relevancia; uno de ellos es la edad juvenil. En esta
etapa la persona adquiere mayor capacidad de razonamiento que
cuando niño; comienza a observarse, a analizar su relación con el
mundo y las personas que le rodean. Se cuestiona sobre su futuro,
sobre sus características, sus valores, sus cambios.
No debe extrañar, entonces, encontrar a los jóvenes más
callados, más introvertidos que antes; estas son actitudes propias
de quienes buscan en sí mismos la respuesta a ese «¿quién soy
yo?». Para que un joven llegue alguna vez a dar una respuesta
sólida y coherente a esa pregunta, requiere de múltiples condicio­
nes que acompañen esa búsqueda. Una de las más importantes es
la autonomía.

¿Qué es la autonomía?
La autonomía, al igual que la identidad, se desarrolla como
parte de un proceso; no se llega a ser autónomo de un momento
a otro.
Una persona autónoma es capaz de responder por sus actos;
puede optar por lo que cree correcto, aunque su opinión sea
distinta a la de los demás; valora las propias ideas, logradas a
través de la reflexión que ha hecho acerca de ellas.
Los jóvenes viven la necesidad de ser más autónomos, lo que
a veces puede llevarles a tener actitudes de oposición hacia sus
padres o una búsqueda de mayor distancia física y psicológica
hacia ellos. Pero si perciben que se les dan mayores espacios para
vivir esta inquietud, si los padres amplían algunos de los márgenes
que estaban establecidos desde la infancia, es posible que estos
roces disminuyan.
Es necesario tener en cuenta que el oponerse a los padres es
una actitud esperable en esta etapa de la vida; pero como cada
joven es único y distinto, algunos pueden manifestar una oposi­
ción fuerte y otros muy leve.
Fomentar el desarrollo de la autonomía en el joven se relacio­
na directamente con la definición de una identidad personal, ya
que al diferenciarse de los demás podrá ir descubriendo cuáles
son sus características, sus valores, sus gustos, etc. De este modo
irá construyendo esta identidad, tarea fundamental en esta etapa
de la vida.
Mensajes Claves
• Fomentar el desarrollo de la autonomía en los jóvenes es
de gran valor para su crecimiento personal, especial­
mente porque es la base para el logro de una identidad
personal sólida.
• Son los mismos hijos quienes dan señas de una mayor
necesidad de autonomía. Al iniciar la edad juvenil em­
piezan a tratar de diferenciarse de su familia de distintas
maneras: se visten como lo hacen los amigos, prefieren
estar solos en su pieza o, en las conversaciones, plan­
tean opiniones diferentes a las de sus padres y quieren
que se les escuche.
• Algunas maneras de fomentar una actitud autónoma en
los hijos son las siguientes:
a) Permitirles desde pequeños hacer elecciones: la ropa
que se quieran poner o el amigo que quieran invitar
a jugar.
No hacer las cosas por ellos. A veces los adultos
cr

esperan que todo se haga bien y rápido, pero cuando


un niño aprende a vestirse solo o a hacer su cama, es
muy probable que al principio lo haga lento y no muy
bien. Sin embargo, a la larga, esperar con paciencia
que le resulte es una mejor inversión que hacer
siempre las cosas por él.
Otra manera de fomentar la autonomía es ir progre­
o

sivamente, según la edad, enseñando a los hijos


tareas que sean de su responsabilidad: andar solo en
micro, ir a comprar a la esquina, alguna actividad de
cooperación con la familia o realizar alguna labor
social. En este aspecto la actitud de los padres debe
ser semejante a la del punto anterior: acompañar en
el aprendizaje, pero no hacer las cosas por sus hijos.
También es posible ayudar al desarrollo de la autono­
mía en los jóvenes, instándoles a tomar sus propias
decisiones y haciéndolos responsables de sus conse­
cuencias. Por ejemplo, si se le da una mesada, es
bueno que el joven defina cómo la gastará, asumien­
do su falta de dinero si la malgasta.
Una manera de disminuir la autonomía es
sobreproteger. Con ello se evita que el joven tome sus
propias decisiones, viva experiencias que le pueden
ayudar a madurar y desarrolle un criterio personal.

78
En resumen, fomentar la autonomía en los hijos tiene
como base confiar en ellos como personas capaces, lo que
implica reconocer y asumir que son personas distintas de
uno, que necesitan aprender de su propia experiencia, lo
cual les puede significar caídas, en cierto modo necesarias.
No obstante, al igual que cuando niños se cansaban de
caminar solos y pedían ayuda, también en este momento
requieren del apoyo y cariño de sus padres. Aún no están
plenamente preparados para asumir solos el mundo
que los rodea y las decisiones que deben tomar.

6. Evaluación (5 MIN.)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha


de Evaluación (en pág. 50) las que deben ser contestadas en forma
anónima, en la misma sala

Ejercicios
Marque en cuál de las tres categorías ubicaría a su hijo
o hija.
Necesita ayuda de otros en:
Siempre A veces Nunca
Hacer sus tareas
Preparar desayuno
Manipular T.V. y radio
Ordenar su pieza
Trasladarse al colegio
Invitar amigos
Comprar su ropa
Buscar algo perdido
Considerando sus respuestas en el cuadro anterior, ¿de
qué manera cree usted que podría fomentar la autono­
mía de su hijo/a?
a

...............................................................................................................
FICHA

UJ
RELACIONES FAMILIARES Y
AUTOESTIMA

1. Introducción (10 M1N.)

Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importancia del tema


Si entre padres e hijos existe afecto, cuidado y respeto, lo más
probable es que esos hijos desarrollen un buen autoconcepto y
autoestima, se reconozcan y se sientan personas dignas de ser
amadas, importantes, valiosas, capaces, etc. Por eso, uno de los
aspectos fundamentales y de mayor influencia en el desarrollo del
niño es la calidez y afecto al interior de la relación padres/hijos.
El sentimiento de valía personal se va desarrollando a lo largo
de las experiencias vividas e irá afectando la propia vida en
múltiples áreas: aprendizaje, rendimiento, relaciones sociales,
familiares, etc. En la medida en que uno desarrolle una buena
autoestima, es decir, se sienta contento consigo mismo, es más
probable que se sienta capaz de alcanzar diversos objetivos.
Una buena autoestima también ayudará a enfrentar la vida
con mayores y mejores herramientas en forma segura y realista.

Objetivos de la reunión
Se espera que los padres-
• Amplíen sus conocimientos acerca de la autoestima y su
proceso de desarrollo.
° Valoren el desarrollo de una autoestima positiva en el o la
joven.
® Faciliten través de las strategias sugeridas el desarrollo
2

una autoestima positiva en los jóvenes.


© Reflexionen en torno al tema de la autoestima y relacionen
tema de la reunión con sus propias experiencias familiares.
® Conozcan otras realidades familiares y compartan las distin­
tas vivencias frente al tema, para enriquecer las opiniones
personales.

2. Presentación de los participantes


(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes puede realizar cualquie­


ra de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

3. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Tarjetas Verdadero o Falso (descrita en la ficha N°l)

Una autoestima positiva significa que uno reconoce sólo


lo bueno y positivo que uno tiene.
La autoestima se desarrolla a lo largo de toda la vida.
Uno puede ayudar para que un joven mejore su
autoestima.
Hay períodos de la vida que son claves en el desarrollo
de la autoestima.
Las experiencias que uno tiene influyen en nuestra
autoestima.
Los mensajes de los padres hacia sus hijos no influyen
sobre la autoestima de estos últimos.
Las expectativas y actitudes de los padres hacia un joven
influyen sobre su autoestima.
Un joven con una buena autoestima es temeroso, tiende
a aislarse, le es difícil hacerse de amigos, cree que
fracasará aunque se esfuerce y evade situaciones difíciles.

B. Role Playing o Representación


• Se forman grupos de cuatro o cinco personas.
® Cada grupo debe inventar una historia en base al tema
propuesto, esquematizarla y generar un guión con las típicas
frases y puntos de vista de cada uno de los personajes
representados. Luego se reparten los papeles o personajes de
la historia y se ensaya la representación.

Para cuatro grupos.


(Si hubiera más grupos se pueden repetir los temas o crear
otros).
Un grupo de jóvenes conversa acerca del colegio, las
pruebas, las notas obtenidas, los amigos, el pololeo,
etc. En la conversación se observa claramente un joven
con una autoestima negativa en estas areas.
El mismo tema anterior, pero esta vez debe observarse
claramente en la conversación la existencia de un

•• “
o
>
c

1
con una muy buena autoestima.
Ambos padres conversan con sus hijos, enviando men­
sajes, mostrando actitudes y expectativas que influyen
negativamente sobre la autoestima de sus hijos, coar­
tando su desarrollo.
Ambos padres conversan con sus hijos, enviando men­
sajes, mostrando actitudes y expectativas que influyen
positivamente sobre la autoestima de sus hijos, estimu­
lando su desarrollo.

4. Plenario (15 MIN.)

Para las Tarjetas Verdadero o Falso, ver ficha N°1

Para Role Playing o Representación:


• Cada grupo realiza la representación frente los demás,
&

iniciándose una reflexión de todos los participantes en rela-


ción al tema o situación representada.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa-


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).
Contenidos Relevantes
¿Qué se entiende por autoestima?
La autoestima se refiere a cómo nos valoramos y sentimos
respecto de nosotros mismos. Es un aspecto que se desarrolla a
lo largo de toda la vida, a través de un proceso lento y continuo.
Esta autovaloración se hace en relación a distintas áreas: pode­
mos hablar de una autoestima corporal (es decir, cómo nos
sentimos respecto de nuestro propio cuerpo), autoestima social
(cómo nos sentimos respecto a nuestras relaciones sociales),
autoestima académica, profesional, familiar, etc.
Tener una buena autoestima significa:
• Sentirse querido y aceptado con todo lo que se es.
• Reconocer y aceptar tanto lo positivo (cualidades, habilidades)
como lo negativo (defectos, falta de habilidades) que poseemos.
• Aceptar características nuestras que no podremos cambiar
nunca, por ser parte natural de nosotros mismos (Ej: rasgos
físicos, entre otros).
La autoestima se relaciona entonces con un reconocimiento
realista de virtudes y defectos, centrándonos preferentemente en
lo positivo, que es lo que nos ayuda a sentirnos bien con nosotros
mismos y a mejorar aquellas áreas deficitarias.
Un padre que reconoce las habilidades y cualidades de su hijo,
que busca lo bueno de él o ella para mostrárselo y decírselo...
«¡Qué bien lo has hecho!» «¡Cada día estás mejor en Castellano!»
«¡Aunque te cuesta, veo que te esfuerzas!», está mandando
mensajes positivos a su hijo, que le ayudarán a seguir actuando de
la misma manera.
En cambio, un padre o profesor que le dice constantemente al
niño, ya sea a través de palabras o actitudes, que es un niño difícil,
lento y poco capaz, va igualmente a influir en él. El joven va a
recibir estos mensajes negativos, haciéndolos parte de su identi­
dad, lo cual no le ayudará a superarse.
Es importante considerar que cada niño tiene características
particulares. Hay algunos que son más vulnerables frente a estos
mensajes, otros son más difíciles de tratar por los padres, etc.
Considerando estas diferencias, es fundamental fomentar desde
pequeños la autoestima positiva de los niños.
Por otra parte, si bien es un tema presente a lo largo de toda
la vida, sus momentos claves son la infancia y la edad juvenil. En
estas edades se produce una especial preocupación y sensibilidad
en relación a la autoestima.
La manera cómo los muchachos y muchachas perciben y se
sienten respecto de su propio cuerpo, también influye en forma
especial en su autoestima. Los cambios corporales que experi­
mentan, los hacen sentirse «raros» e inseguros. Les preocupa
mucho verse bien y no ser distintos del resto del grupo de amigos.
Es en esta etapa de la preadolescencia cuando la autoestima está
especialmente baja.
Un joven con una buena autoestima está abierto a las críticas,
no es defensivo, no tiene grandes temores, tiende a ser una
persona optimista, piensa que de alguna manera las cosas le van
a resultar, confía en sus capacidades, no teme a equivocarse, etc.
En cambio, un joven con una baja autoestima siente que tiene
menos posibilidades de éxito, tiende a aislarse, a evadir situacio­
nes en las que pueda fracasar, tiene expectativas negativas en
algún área, por ejemplo, que no va a poder hacerse de amigos,
sacarse una buena nota aunque estudie, etc.
Durante la preadolescencia las experiencias de éxito, la posi­
bilidad de adaptarse al medio, de ser aceptado por su grupo de &
amigos, los mensajes y actitudes de padres y profesores influyen
decisivamente en el desarrollo de una buena autoestima.
-4P

Mensajes Claves
Como ya vimos, en esta etapa frecuentemente los jóvenes
se encuentran más vulnerables en relación a su propio valer.
Entonces, fomentar una buena autoestima será realmente
reconfortante y valioso para ellos.
A continuación sugerimos una serie de situaciones
cotidianas en las que podemos favorecer el que el joven se
forme una buena imagen de sí mismo, se quiera y se
acepte.
Reconózcale y hágale saber las habilidades y cualidades
0)

que ve en él. No hay nada mejor para el desarrollo de una


buena autoestima que el que a uno le reconozcan y
valoren sus cualidades personales. Sentirse «bueno para»
o con una cualidad valiosa, es fundamental; ayuda a
sentirse contento con uno mismo y a mejorar aquellas
áreas más débiles.
Valoremos las fortalezas y habilidades del joven, pero
también ayudémosle a reconocer y a superar sus defec­
tos o falta de habilidades, o a aceptarlas cuando no sea
posible mejorarlas.«¡Qué bien lo hiciste en Matemáticas,
te felicito!», «¡Estás cada día mejor para el fútbol!» «Veo
que te está costando Castellano, a ver si vemos juntos en
qué estás fallando y luego le dedicas un poco más de
tiempo...»
No tema alabar. Siempre es bueno saber cuándo uno lo
ha hecho bien y también recibir algún elogio que
luego nos motivará a seguir actuando de la misma
manera. «Qué bien lo has hecho!» «Está muy bueno tu
trabajo.» «Qué bonito lo que pintaste!»
d) Ayudemos a los jóvenes a desarrollar sus intereses y
habilidades. Facilitemos el que realicen alguna activi­
dad que les interese y les genere sentimientos del tipo
«yo puedo hacerlo» o «lo puedo hacer bien». Pueden
ser actividades académicas, tocar un instrumento,
canto, baile, actuación, dibujo, deportes o cualquier
otra. Lo importante es que les guste y se sientan bien
haciéndola.
e) Trate de no hacer comparaciones. En las comparaciones
generalmente el joven queda «mal parado», haciendo que
se sienta inferior, rebajado..." ¿Cómo te puede ir tan mal
si tu hermano es tan bueno? ¿Será que tú eres un flojo? No
puede ser que siendo menor que tú, sepa más matemáti­
ca!» Es mejor ser directos, diciendo por ejemplo: «No creo
que esa nota refleje tu capacidad. Creo que lo harías
mejor si le dedicaras más tiempo» o «¿Tú crees que pusiste
todo el esfuerzo del que eres capaz?».
f) Una disciplina familiar firme y flexible, con reglas
claras y expectativas definidas respecto de su compor­
tamiento, favorece el desarrollo de la autoestima del
joven. Es importante que conozca el sentido de las
reglas y las consecuencias si las transgrede. Un clima
disciplinario claro y con sentido, lo hace sentirse segu­
ro y protegido.
g) Es importante que los padres planifiquen, en conjunto
con sus hijos, actividades, paseos o entretenciones que
estimulen los sentimientos de cohesión familiar y de ser
un miembro importante y valioso en la familia.
h) Los amigos son una fuente importante de autoestima
personal. Un joven que tenga amigos, aunque sólo sea
un buen amigo, no necesita tener que seguir a ojos
cerrados al grupo. Si uno es aprobado por alguien, no
necesita ser aprobado por todos. Recordemos que en la
preadolescencia ocurren una serie de cambios fisicos y
psicológicos, y es bueno y necesario tener a alguien en
las mismas condiciones con quien compartir dudas,
temores y dichas.
Los padres deberán apoyar los esfuerzos de sus hijos
por encontrar amigos que los acepten como son y
facilitar el camino para que los lleven a casa.
6. Evaluación (5 minutos)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha


de Evaluación (ver pág. 49), las que deben ser contestadas en
forma anónima, en la misma sala.

Ejercicios

Imagine que usted es su hijo preadolescente y conteste


por él las siguientes preguntas:
a. ¿De qué cosas tus padres están orgullosos de ti?

b. ¿Qué piensa tu profesora que tú haces bien?

c. ¿Qué piensan tus amigos que tú haces bien?

d. Yo siento que mis mejores cualidades son:

¿De qué manera podría yo ayudar a mi hijo para que


desarrolle una autoestima positiva?

87
FICHA

EL MUNDO DE LOS JÓVENES


FUERA DE LA FAMILIA

1. Introducción oomín.)

Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importaní i a di i. tema
En general ocurre que por ser la edad juvenil una etapa de mayor
acercamiento a sus pares, los jóvenes tienden a pasar gran
cantidad de tiempo libre con sus amigos. Sin embargo, no
siempre los padres aceptan y comprenden esta actitud de sus
hijos; incluso pueden darse situaciones de celos y «competencia»
de parte de ellos, lo que puede crear una relación tensa para el
joven entre dos afectos que le son de gran importancia: su
familia y sus amigos.
Respecto a la escuela, es importante que los padres reflexio­
nen en torno al vínculo entre ellos y el lugar donde su hijo se está
educando. Gran parte de los padres y apoderados sólo se
acercan a ella cuando hay entrega de notas o cuando sus hijos
tienen problemas en la escuela. Para que la formación de una
persona sea adecuada e íntegra es necesario que existan vínculos
más estrechos y permanentes entre las dos instancias principa­
les que realizan esa tarea.
Por otra parte, es en esta etapa donde es posible que se
produzcan mayores conflictos a nivel emocional, conductual y
en el rendimiento académico. Hay casos en que estas dificulta­
des están ligadas a las vivencias de esta etapa del desarrollo y es
importante que los padres conozcan estos antecedentes.

Obji ilVOS DI LA REUNION:


Se espera que los padres:
« Amplíen sus conocimientos respecto al mundo que viven los
.¿avenes fuera de la familia.
¿Comprendan mejor las diversas experiencias y vivencias de su
pijo/a fuera de la familia.
Reflexionen y compartan opiniones sobre la relación familia-
escuela.
V
Reconozcan y valoren la formación de grupos de amigos
c|urante la edad juvenil.
* Relacionen el tema de la reunión con su propia experiencia
familiar y conozcan otras realidades familiares, compartiendo
diferentes opiniones y vivencias en relación al tema.

2 Presentación de los participantes

(15

Parí^ Ia Presentación de los participantes puede realizar la diná-


. ¿a «La entrevista». Existen otras alternativas descritas en la
mic^ . . ...
pág»na 44 a 46'

La Entrevista
Si v^ a tra^aJar esta dinámica también como actividad principal,
diseñe una entrevista que le permita a cada pareja profundizar en
e] t^ma escogido para la reunión.

jfara trabajar el tema «el grupo de amigos»:


f Nombre, actividad, número de hijos
.
jx .

, Nombres de los mejores amigos de sus hijos


«y

f Actividades que su hijo/a realiza con sus amigos


r Qué le gusta y qué le desagrada de los amigos de su hijo/a


f Cómo se relaciona con los amigos de sus hijos
f Qué valor le otorga al hecho de tener o no un grupo de
fiw fiirrr ~~

amigos

jfara el tema «los jóvenes y la escuela»:


Nombre, actividad, número de hijos
-•«.

Dificultades que su hijo/a haya tenido en la escuela


? Si las ha tenido, cómo las ha enfrentado
? Si sucedieran nuevamente, cómo las enfrentaría.
K
Para el tema «la relación familia-escuela»:
• Nombre, actividad, número de hijos
• Años que lleva como apoderado en la escuela
• Actividades en las que participa o haya participado
como apoderado
• Qué rol debieran tener los padres en la escuela
• Qué rol tiene la escuela en la formación de sus hijos

3. Actividad Principal (30 MIN.)

Se sugiere la dinámica Tarjetas de Preguntas.

Tarjetas de Preguntas

• Cada grupo (seis a ocho personas) recibe un set de tarjetas con


preguntas, no más de dos por persona (los grupos pueden
recibir un mismo o diferente set, dependiendo de cuántas
preguntas quiera trabajar el profesor). Al interior de cada
grupo se reparte la misma cantidad de tarjetas para cada
integrante.
• El primer participante lee una tarjeta y la contesta según sus
conocimientos. Los otros miembros escuchan su opinión y
expresan las suyas para completar la respuesta. Un secretario
va tomando nota de las respuestas a las que llega el grupo.
• A continuación, el segundo participante lee una de sus tarje­
tas, realizándose el mismo procedimiento anterior.
• Se sigue de la misma manera hasta que todos hayan leído y
contestado sus tarjetas. Es importante señalarles que no
demoren más de aproximadamente un minuto por pregunta,
para no extender demasiado el trabajo grupal.

Preguntas para el tema de los amigos:


• ¿Qué tipo de amigos considera positivos para su hijo/a?
• ¿Qué tipo de amigos considera negativos para su hijo/a?
• ¿Cuánto debería un/a joven juntarse con sus amigos?
¿Qué valor le asigna al tener o no un grupo de amigos
&

la edad de su hijo/a?

91
• ¿Cuáles cree que son las ventajas y desventajas de los
grupos de jóvenes?
• ¿Qué hace su hijo/a con sus amigos?

Preguntas para el tema de la relación familia-


escuela:
¿Qué papel juega la escuela en la formación de sus hijos?
¿Cuánto tiempo le dedica usted a su hijo/a en relación
a sus actividades escolares?
¿Cuál es la función de las reuniones de padres?
¿Qué problemas conductuales ha tenido su hijo/a en el
colegio y qué solución les ha dado?
í ¿Cómo debiera ser la relación entre la familia y la
escuela?
¿Qué parte de la formación de los hijos le toca los
padres?

Otra alternativa es trabajar sólo la dinámica de Presen­


tación, dando una pauta de entrevista que permita profun­
dizar en algún tema, para después compartir en el
plenario.

4. Plenario (15 MIN.)

Para las Tarjetas de Preguntas:


• El coordinador va leyendo cada una de las tarjetas con
preguntas, solicitando a cada grupo que señale sus respuestas.
• El coordinador provoca la discusión entre los participantes,
sin dar a conocer sus opiniones propias.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos Relevantes
Una de las características más típicas de la edad juvenil es el
acercamiento entre los jóvenes de la misma edad, es decir, la
formación del grupo de pares.
Cuando el joven comienza a formar un grupo de amigos no
sólo se nota en la manera de ocupar su tiempo libre; también se
refleja en la ropa, los peinados, la música que escucha y las
palabras que usa. La necesidad de pertenecer a un grupo los hace
«ser iguales» unos con otros, pues temen mucho ser rechazados
si son diferentes a la mayoría de sus amigos.
Para los padres esto puede significar cierto alejamiento físico
de su hijo/a que, hasta este momento, había pasado la mayor
parte del tiempo en la casa, realizando actividades junto a la
familia. Es probable que surjan sentimientos contradictorios
entre el entender esta búsqueda de nuevos amigos y la necesidad
de compartir más tiempo juntos.
El tema de los amigos puede llegar a ser un punto conflictivo
en el desarrollo de la vida familiar. Surgen temores respecto de
posibles «malas influencias»; en ciertos casos se puede producir
una suerte de rivalidad entre papás y amigos, con lo cual el joven
se siente presionado para responder a las necesidades de ambos.
En cualquiera de los dos casos, la respuesta más frecuente de los
padres es restringir la vida social del joven.
Enfrentar esta situación como algo «blanco o negro» puede
llevar al joven a adoptar una actitud defensiva y poco receptiva
hacia sus padres, por lo cual es mejor optar por una alternativa
intermedia. Para llegar a ella, primero que nada los padres deben
reflexionar sobre su actitud y sus reales sentimientos en relación
a los amigos de su hijo/a. Sólo teniendo claro qué sienten podrán
afrontar adecuadamente esta nueva experiencia familiar.

¿Por qué es importante tener un grupo de amigos?


Una de las tareas que todo joven debe realizar, es iniciar su
inserción en la sociedad más allá de su familia. Esto no le es fácil:
implica escoger qué se quiere hacer en el futuro, qué valores
hacer propios, etc.
La edad juvenil le da a la persona la posibilidad de ensayar
diferentes maneras de ser y de explorar diversos caminos e
intereses. A diferencia de un adulto, las responsabilidades de los
jóvenes son menores y, por lo tanto, es más fácil que prueben y
cambien sin que esto tenga consecuencias negativas para ellos.
En esta búsqueda podrán encontrar lo que realmente quieren ser
y hacer en su vida como adultos. Es en el grupo de amigos donde
este ensayo es posible. Allí pueden relacionarse con personas
diferentes, pero de su misma edad; pueden conocer distintas
formas de ser, de pensar y de actuar; pueden darse cuenta de
cuáles son sus habilidades y cuáles no. Todas esas experiencias
les servirán en la búsqueda de sí mismos y así, conociéndose
mejor, podrán saber cuál es el rol que quieren y que pueden llegar
a tener en la sociedad.
Si bien esta etapa de la vida es un período de mucha preocu­
pación por sí mismo, el joven tiene también mucha necesidad de
compartir las experiencias de cambio (físico y psicológico) con
alguien que viva lo mismo. Esta posibilidad de compartir vivencias
semejantes es muy favorable y, entre otras cosas, permite que
disminuyan los temores propios del joven al verse tan distinto y
con tantas nuevas inquietudes. Si se da cuenta de que otros viven
lo mismo, podrá sentirse más tranquilo y confiado respecto de lo
que le está pasando.
También existe la posibilidad de que se involucre con un grupo
de pares que efectivamente no sean una «buena influencia» para
él. Por ejemplo, aquellos grupos que tienen conductas antisociales
o donde el consumo de drogas es algo habitual. Cuando el joven
se relaciona con este tipo de grupos es importante preguntarse
por qué lo está haciendo, pues esta conducta generalmente tiene
relación con algún problema más profundo.
En términos de prevención de este tipo de conflictos, se sabe
que la relación familiar es de mucha importancia. Los jóvenes
tienden a elegir amigos con valores e intereses parecidos a los que
les han inculcado sus padres, en la medida en que se sienten
queridos, aceptados y tienen una buena relación con ellos.

LOS JÓVENES Y EL COLEGIO


El inicio de la edad juvenil significa entrar en un mundo mucho
más amplio del que el joven conocía hasta ahora. El joven se
siente lleno de desafíos y con entusiasmo para hacer mil cosas.
Con frecuencia ocurre que dejan ios deberes escolares de lado,
pues para ellos es más entretenido e importante pasar el tiempo
con amigos, escuchar música, salir, etc. Esto repercute en la
temida disminución del rendimiento académico. Algunos autores
han investigado al respecto y han encontrado que no sólo lo
anterior produce las «malas notas». En esta etapa del desarrollo
ocurre un «desfase cognoscitivo», es decir, un desajuste entre las
capacidades de los jóvenes y las materias que se les enseñan. En
este período de la vida los jóvenes están pasando del pensamiento
concreto a! hipotético-deductiuo. que les permitará hacer abstrac­
ciones, desapegándose de la realidad. Pero, como esta nueva
forma de pensar demora en consolidarse, es posible que les cueste
entender algunos de los contenidos enseñados en la escuela.
La inquietud por nuevas áreas de interés provoca que los
jóvenes ocupen la mayor parte de su tiempo y de sus pensamien­
tos en ello, y no en las materias escolares. Sin embargo, viven una
cierta contradicción entre las ganas de tener buenas notas y el
querer participar como «miembro activo» en su grupo de amigos,
dedicándoles la mayor parte del tiempo.
Otro es el caso cuando el bajo rendimiento se debe a un
problema de distribución de tiempo o del esfuerzo que se invierte
en el estudio. Por ejemplo, los jóvenes que pasan el día entero
frente al televisor gastan allí más horas semanales que las que
utilizan en el colegio. Se ha visto que a mayor número de horas
de televisión, menor será el rendimiento académico de la persona.

¿Qué pueden hacer los padres?


Muchas veces los padres asumen el rendimiento escolar de sus
hijos como un problema personal. Hasta grandes les revisan las
tareas, les ayudan a hacerlas o se las hacen por completo. Esto
fomenta una actitud de dependencia de los jóvenes, quienes
«entregan» el problema a sus padres sin asumir su responsabilidad.
Cuando un joven disminuye su rendimiento académico es
preferible explicarle que las notas que obtenga son su responsabi­
lidad. Es necesario que le quede claro que para mejorar, debe
invertir tiempo y esfuerzo en el estudio. Este camino de hacerse
responsables necesita ser guiado. Los padres pueden orientar a
sus hijos respecto de cómo distribuir su tiempo o cómo es posible
estudiar mejor. Pero es importante diferenciar entre dar apoyo y
«dirigir» el camino de los hijos.
Otra manera de guiarlos seria canalizar las inquietudes que lo
mantienen distraído. Por ejemplo, incentivarles a dedicar cierto
tiempo semanal a alguna actividad extraprogramática como
deporte, scoutismo, arte, música, etc. Esto le servirá al joven
para satisfacer sus motivaciones dentro de cierto horario y
dedicarle al estudio el tiempo que necesita.
En cuanto a los «telemaniacos», es necesario que disminuyan
el número de horas diarias que pasan frente al televisor. Podría
hacerse un acuerdo con estos jóvenes para que elijan ciertos
programas u horarios. Además, es necesario que para toda la
familia, el televisor no sea el centro principal de atención; los
televisores prendidos a la hora en que están todos reunidos,
(comiendo por ejemplo) inhiben la posibilidad de comunicarse.
Es bueno recordar que la manera como cada familia enfrente
el problema escolar de sus hijos depende de su realidad particu­
lar. ya que cada caso es especial. Las sugerencias aquí presenta­
das pueden dar una orientación de los caminos a seguir.

LOS HABITOS DE ESTUDIO


Una de las maneras concretas en que se puede ayudar a los
jóvenes en el aspecto escolar es a través de los hábitos de estudio.
Este hábito de estudiar es algo que a todos cuesta desarrollar. Sin
embargo, tiene muchas ventajas y para los padres significa una
manera concreta de ayudar a sus hijos en sus deberes escolares.
En primer término, el espacio físico es muy importante. Es
aconsejable estudiar siempre en un mismo lugar para relacionar
ese ambiente con estudio. En parte por esta razón no es
aconsejable estudiar sobre la cama; lo ideal es una mesa y una
silla apropiadas para el tamaño de la persona que las usa: puede
ser un escritorio en el dormitorio, el comedor, o una pieza de
estudio.
Es importante contar con una buena iluminación y ausencia de
ruidos. Los padres pueden apoyar a sus hijos creando un espacio
de silencio para el estudio diario.
Como los jóvenes no querrán sólo estudiar, y tampoco es
bueno que así sea, lo indicado sería hacer un horario. Allí se
pueden fijar los períodos de tiempo en que estudiarán, los
momentos para mirar televisión, hablar por teléfono, salir con
amigos, etc. El horario puede ser una forma de contrato entre
padres e hijo, realizado de común acuerdo.

¿Cuánto debe estudiar?


La cantidad de horas es variable y al hacer el horario se deben
acordar ciertos márgenes de flexibilidad. Lo más recomendable es
el estudio a intervalos de 3/4 de hora a 1 hora continua, con
pequeños recreos entre medio. El tiempo total de estudio variará
de acuerdo a las circunstancias (por ejemplo, si encuentra en
período de pruebas o en vacaciones) y a la capacidad de concen­
tración que logre el joven. Muchas personas trabajan mejor con
períodos de concentración más cortos. Lo importante es enseñar­
le a distribuir su tiempo tanto en las horas diarias que dedica a los
deberes y a las diversiones, como en la planificación semanal de
sus estudios. Es necesario que ya a esta edad prepare los exáme­
nes o trabajos con anticipación y no el día antes. Esto también le
ayudará a tener mejores notas.
Las ventajas de tener hábitos de estudio son múltiples y los
jóvenes podrán aprender a reconocerlas y valorarlas poniéndolos
en práctica. Por ejemplo, al delimitar el tiempo de estudio,
también definiendo cual será su tiempo libre. Por otro lado, si
comienza a mejorar su rendimiento con su esfuerzo personal,
tendrá una mejor imagen de sí mismo.
Aunque en general se espera que los hábitos de estudio sean
algo que se inculque desde una edad más temprana que la edad
juvenil, nunca es tarde para intentarlo.

Problemas conductuales en el colegio


No sólo el rendimiento académico es una posible fuente de
conflictos para la relación entre padres e hijos. También es
posible que el joven comience a presentar problemas conductuales,
probablemente producto de los cambios propios de la edad.
Muchas veces, buscando la aceptación y admiración de sus
amigos, el joven realiza conductas que son riesgosas o poco
adecuadas. Es esperable que esto ocurra en la preadolescencia.
En la edad juvenil, ciertas características personales tienden a
acentuarse. Así, si el joven ha sido en general tranquilo, es
esperable que durante esta etapa sus problemas conductuales no
sean de mayor importancia. En otros casos, jóvenes que de niños
han sido más conflictivos, inquietos o agresivos, pueden presen­
tar dificultades mayores o graves en esta área.
Los problemas disciplinarios no basta enfrentarlos con una
amonestación. Es necesario investigar qué existe en la base de
ellos, pues muchos no son sino la manifestación de un conflicto
más profundo. Los padres y el colegio tienen la posibilidad de
prevenir el que un joven llegue a tener problemas disciplinarios
serios: los padres, cultivando una relación cercana y de confianza
con sus hijos para que ellos les cuenten sus problemas si quieren.
También al inculcarles valores de respeto por los demás los
ayudarán a una mejor convivencia con sus compañeros. El
colegio, creando espacios en que los alumnos reflexionen en
torno a estas situaciones y sus consecuencias. Por ejemplo, guiar
trabajos o discusiones en torno a algunos valores y actitudes
necesarios para una buena convivencia.
Al igual que en otras áreas, hay situaciones en que la capaci­
dad de padres y profesores se ve sobrepasada. Cuando el joven
es constantemente hostil, rechaza todo tipo de ayuda y mantiene
sus problemas conductuales, es recomendable la orientación de
un especialista.

La relación familia-escuela
En situaciones como las anteriormente descritas es cuando con
mayor frecuencia se cuestiona la relación entre la familia y la
escuela. No siempre están explícitos los roles que a cada una
compete en la formación de una persona, lo cual en ciertas
circunstancias, produce roces en relación a qué y cómo se está
llevando a cabo esta tarea. Un caso, por ejemplo, es el de la
educación sexual: quién debe ser el principal educador, qué
enseñan los padres y qué la escuela. Son muy diversas las
opiniones que hay al respecto; lo importante es que se conver­
se y se planteen las dudas e inquietudes entre ambas instancias
formadoras, para que quien recibe esa formación perciba
coherencia y no antagonismos que lo confundan en vez de
formarle.
Es bueno que haya espacios en que el profesor jeTe converse
con su grupo de apoderados y les explicite qué participación y
colaboración espera de ellos, y que reciba sus opiniones. Los
padres deben saber que su preocupación e interés por la vida
escolar de su hijo no se relaciona sólo con las notas o los
problemas, sino también con la vida extraescolar. Esta es una
manera de demostrar interés y preocupación por sus hijos y de
conocer e involucrarse en uno de los aspectos más importantes de
sus vidas.

Mensajes Claves
• Tener un grupo de amigos le permite al joven iniciar su
inserción en la sociedad.
• Es importante que en esta etapa se relacione con perso­
nas diferentes pero de su misma edad y con sus mismas
preocupaciones.
• Los jóvenes tienden a vestirse, hablar y actuar igual que
sus pares, pues temen ser rechazados'si son diferentes.
Más allá de que esto sea algo típico de los jóvenes, es
bueno valorar sus propias opiniones, sus características
personales y las diferencias que pueda tener con los
demás, para que luego por sí mismo las sienta como algo
positivo.
• Los grupos negativos tienen menos influencia en aque­
llos jóvenes que se sienten queridos y aceptados por su
familia.
• Para los jóvenes tiene gran importancia el que los padres
se mantengan vinculados a su escuela; esta es una
manera más a través de la cual perciben la preocupación
e interés que tienen por ellos.
• Si el rendimiento académico de un joven disminuye o no
responde adecuadamente a sus deberes escolares, es
necesario orientarle en cómo distribuir mejor su tiempo
o en cómo puede estudiar mejor.
• Frente a los problemas disciplinarios, no bastan las amo­
nestaciones; se debe indagar qué hay en la base de ellos,
pues pueden ser un síntoma de algo más profundo.
• Es fundamental para el joven que exista la mayor coheren­
cia posible entre la formación que le entrega la familia y
la del colegio. Por ello es necesario que se mantenga un
diálogo permanente entre ambas instancias.

6. Evaluación (5min.)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha


de Evaluación (en pág 50). las que deben ser contestadas en forma
anónima en la misma sala.
Ejercicios
Cuando usted era un joven como su hijo: ¿Tuvo la
oportunidad de tener un grupo de amigos? ¿Cuán impor­
tante fue esta experiencia para usted?

¿Su hijo tiene un grupo de amigos?

¿Quién es el/la mejor amigo(a) de su hijo(a)?

¿Cómo se lleva usted con los amigos de su hijo?

¿Qué actitud tiene su hijo hacia el colegio?


• Le gusta ir.
• Cada lunes amanece con supuestas fiebres y dolores i

de estómago.
• No hace comentarios.
• No le gustan ciertas clases en particular.
ué es lo que más le preocupa en relación a los estudios
Q- C'-
O

su hijo/a?

¿Ha presentado problemas conductuales? Cuáles?

I
i
¿Cómo ha intentado ayudarle en ambos aspectos?
4

¿Con qué frecuencia usted toma contacto con el profesor


de su hijo/a?
a. Por lo menos una vez al mes.
b. Cuando entregan las notas.
En cada reunión de apoderados a la que me citan.
9
Q-

No conozco al profesor.
FICHA

Ul
COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA

.1
1. Introducción (10 MIN.)

Para ia introducción ver indicaciones en página 43.

Importancia del tema


La comunicación es una de las dimensiones humanas más
importantes, porque nos permite el contacto, el encuentro y el
convivir. Si bien se espera que esté presente durante todo el ciclo
familiar, es en la edad juvenil cuando su presencia y desarrollo se
hace más necesaria, porque es frecuente que en esta etapa los
jóvenes tiendan a retraerse y las relaciones familiares se tensen.
Una buena comunicación entre padres e hijos contribuye a
lograr muy buenas relaciones al interior de la familia. Estimula la
confianza mutua y facilita a los padres su labor formadora, al existir
un canal abierto que les permita transmitir valores, ideas, etc.
Una comunicación clara, directa y abierta, facilita el desarro­
llo de un clima familiar positivo, asi como también promueve la
resolución de conflictos familiares, al existir una relación y
confianza previa que lo permita.
Por último, una buena comunicación enseña a todos los
miembros de la familia que las ideas y sentimientos de cada uno
son importantes, estimulándose la expresión de éstos.

Objetivos de la reunión
Se espera que los padres:
Amplíen sus conocimientos acerca del concepto de comuni­
cación y estrategias comunicacionales.
e Valoren la comunicación como un elemento favorecedor del
desarrollo familiar y de la interacción padre e hijo.
• Mejoren la comunicación al interior de la familia a través de las
estrategias sugeridas.
• Reflexionen en torno al tema de la comunicación y lo relacio­
nen con sus propias experiencias familiares.
• Conozcan otras realidades familiares y compartan las distintas
opiniones y vivencias en relación al tema.

2. Presentación de los participantes

(15 M1N.)

Puede realizar cualquiera de las dinámicas descritas en las página


44 a 46.

3. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Las Parejas.(Ver ficha N° 2)

¿Me es difícil conversar con mi hijo adolescente? ¿Por


qué?
cm

¿Realizo algún tipo de actividad junto a mi hijo?


oo

¿Qué actividades realizamos todos juntos como familia?


¿Comunicarse es lo mismo que conversar?
lo

¿Sobre qué temas converso con mi hijo adolescente?


\o

¿Cuáles son los mejores momentos para conversar con


mi hijo acerca de un tema difícil?
7. ¿Me doy un tiempo para escuchar a mi hijo cuando lo
necesita?
8. Cuando converso con mi hijo, ¿dejo que se exprese y
diga todo lo que tenga que decir o tiendo a interrumpir­
lo frecuentemente, tratando de darle soluciones a sus
problemas?
9. ¿Cuál es mi actitud frente a los malos comportamientos
■*'• ••

de mi hijo?
10. ¿Son frecuentes los mensajes destructivos en nuestra
familia?
B. Cuestionario de Opinión. 4

El coordinador entrega a cada padre o a cada grupo una hoja


con afirmaciones. Al lado de cada frase hay cuatro columnas:
«de acuerdo», «indiferente», «en desacuerdo» y «absurdo».
Cada persona debe ir catalogando las frases, marcando con
una x en la columna correspondiente.
Luego se reúnen en grupos (de no más de seis personas) e
intercambian sus opiniones, reflexionando y discutiendo las
diferencias, para finalmente lograr una respuesta por grupo.

1. A medida que los hijos crecen, la comunicación disminu-


ye.
2. Una buena comunicación une y hace crecer a la familia.
3. Si tengo una comunicación clara, directa y cercana con
mis hijos, voy a poder guiarlos y formarlos más fácilmen­
te.
4. Los jóvenes tienden a alejarse de la familia, prefiriendo
pasar mas tiempo con sus amigos.
5. Si el joven está más callado y prefiere pasar tiempo a
solas en su dormitorio, quiere decir que algo malo está
sucediendo.
6. El pasar tiempo juntos realizando una actividad recrea­
tiva o de trabajo conjunto estimula una mejor comunica­
ción entre padres e hijos.
7. Las relaciones familiares no hay que cultivarlas; una
buena comunicación aparece espontáneamente.
8. A los jóvenes les interesa hablar con sus padres acerca
de temas controvertidos.
9. Comunicarse implica sólo hablar.
10. Cuando un hijo tiene un problema es bueno tratar de
ayudarlo indicándole las soluciones.
11. Es importante escuchar tanto las palabras como los
sentimientos que hay detrás de las palabras, porque
veces no dicen lo mismo.
12. Si uno permite a los jóvenes participar en la toma de
decisiones frente a un problema importante, es proba­
ble que sea aún más difícil tomar una buena decisión
9*

familiar.
13. Respuestas del padre hacia su hijo tales como: «eres un
flojo», «nunca vas a aprender a hacer las cosas bien»,
«eres un irresponsable total», etc. pueden hacer recapa­
citar al joven para que haga mejor las cosas.

103
4. Plenario (15 M1N.)

Para las Parejas, ver ficha n°2.

Para el Cuestionario de Opinión:


El coordinador lee una a una las afirmaciones, solicitando a un
representante de cada grupo que diga la respuesta que obtuvieron.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos relevantes z

¿Qv É SE ENTIENDE POR COMUNICACIÓN?


Con comunicación nos referimos a toda la amplia gama de formas
en que las personas intercambian información. Incluye el mensaje
que uno transmite y el que se recibe. También comprende el
sentido que las personas dan a ese mensaje o contenido (lo que
uno quiso decir, lo que se entendió), y se refiere tanto a la
conducta verbal (frases, contenidos) como a la no verbal (gestos,
posturas, tono de voz, etc.), considerándose a su vez el contexto
en el cual se comunica (en qué situación o momento).

Comunicación y Familia
La comunicación es uno de los aspectos más importantes para
alcanzar relaciones satisfactorias al interior de la familia. Si la comu­
nicación con los hijos es directa, clara, abierta, las relaciones serán
buenas y estarán más receptivos a las enseñanzas de sus padres.
Una buena comunicación puede ayudar para transmitir los
valores que los padres desean, para decirles que los quieren, para
facilitar su independencia y desarrollo, para proveerles de guía y,
por supuesto, para alimentar la vida familiar con un contacto
cercano, abierto y amoroso.

¿ES DIFÍCIL COMUNICARSE CON LOS JÓVENES?


En los inicios de la edad juvenil la mayor parte de los jóvenes
tienden a aislarse de la vida familiar, estar más tiempo a solas en
su pieza y salir más con sus amigos. Es muy común cierto silencio
de parte del preadolescente y es muy importante respetarlo. Una
buena comunicación familiar no implica sólo conversar, sino
también pasar tiempo jyntos, comunicándose a través, por ejem­
plo, de la expresión del cuerpo, gestos, tono de voz, actitudes,
etc. Este lenguaje «no verbal» que siempre estamos comunicando
nos ayuda a conocer, comprender y comunicarnos mejor con el
joven.
4P

Mensajes Claves •
Cómo comenzar una conversación
Para que iniciar una conversación sea más fácil, pueden
hacer preguntas imaginativas; por ejemplo, una pregunta
específica como: «Cuéntame dos cosas que hayas hecho hoy
en el colegio», generalmente funciona mejor que la pregun­
ta «¿Qué hiciste hoy en el colegio?». Esta última puede
fácilmente ser contestada con un «nada»; en cambio con la
primera no pueden.
También conviene variar el comienzo: «¿Cómo estuvo el
día, en una escala del 1 al 10?; ¿Qué fue lo mejor (peor) del
día (tareas, excursiones,...)?; ¿Qué sucedió hoy día que tú
no te esperabas?»,etc...

Haga cosas con sus hijos


Nos parece importante subrayar que una buena conversa­
ción con los hijos depende menos de «buenas técnicas», que
de una buena relación previa. Y las buenas relaciones
requieren tiempo. Una actividad compartida puede ser un
trabajo o una entretención: arreglando algo en la casa,
lavando los platos, saliendo juntos a tomar una bebida,
yendo al cine, saliendo juntos a caminar, etc. No se puede
esperar que una buena comunicación con los jóvenes apa­
rezca de pronto. Necesita de un contexto natural, y eso
significa invertir tiempo juntos.

Pregúntele a sus hijos cosas de las que ellos quieran


HABLAR
Una manera de lograr que sus hijos les conversen es
preguntarles lo que ellos quisieran contarles o saber. Inves­
tigaciones recientes, realizadas con niños y jóvenes acerca
de los temas que más les interesaría conversar con sus
padres, arrojó los siguientes temas: asuntos familiares
(problemas o situaciones familiares), temas controvertidos
(acerca del Sida, la homosexualidad, las drogas), los grandes
por qué (acerca de la vida, de Dios), el futuro (lo profesional,
estudios, matrimonio), intereses personales de los jóvenes,
acerca de la vida de sus padres, temas emocionales, etc. (se
sugiere al profesor que indague entre sus alumnos aquellos
temas que les interesaría conversar con sus padres).

Buenos momentos para conversar


La hora de dormir puede ser un muy buen momento para
compartir, contar algunas experiencias del día, hablar sobre
algunos problemas. Cuando las luces están apagadas, las
barreras tienden a desaparecer. Es más fácil así hablar con
el lenguaje del afecto.
También la hora del almuerzo familiar es una oportuni­
dad en que generalmente están todos y donde puede pre­
guntarse acerca de lo que les ha pasado durante el día,
intereses nuevos que se tengan, amigos y todos los temas
anteriormente descritos.

Sea un buen escuchador


• Si quiere que su hijo le converse, entonces escúchelo
cuando lo haga. Escuchar es la llave para comprender a
otra persona y demostrarle que nos preocupa. También
es un paso necesario para resolver un problema con
alguien. Comunicarse implica no sólo hablar sino tam­
bién saber escuchar. Cuando nos sentimos escuchados
nos sentimos comprendidos, respetados y queridos.
Escuchar es una habilidad o actitud que se desarrolla, por
lo tanto siempre hay tiempo para adquirirla.
• Se debe escuchar atenta y activamente. No sirve estar
escuchando a su hijo y a la vez pensando en un problema
de la oficina. Escúchelo atentamente, mirándolo a los
ojos, con una postura corporal que refleje que tiene
tiempo para él. Si no puede escucharlo ahora, determine
otro momento para hacerlo. Hay muchas maneras de
demostrarle que quiere escucharlo. Por ejemplo, una
sonrisa, invitándolo a sentarse un rato, un abrazo sobre
sus hombros, diciéndole «parece como si quisieras con­
tarme algo..., te noto preocupado..., ¿quieres conversar
un rato...?; me gustaría escuchar tu opinión...», etc.
® Deje que su hijo se exprese, evitando interrumpirlo con
preguntas o soluciones a sus problemas. El escuchar
activamente nos ayuda a dejar por un momento
nuestras reacciones instantáneas para atender total
abiertamente a todas las claves que nos entrega la
otra persona.
• Escuchar tanto sus palabras como el mensaje que se
encuentra en el tono de voz, gestos, postura corporal
sentimientos que están a la base. La gran mayoría de las
veces quieren ser comprendidos respecto a lo que les
pasa y a lo que están sintiendo... más que respecto de las
frases y palabras concretas.
• Comunicar de vuelta lo que entendió acerca de lo que le
pasa, para asegurarse de que realmente lo entiende,
para «ponerse en los zapatos» de su hijo, y darle un
feedback respecto de lo que está comunicando.
• Siempre hay un tiempo para que después de haber
escuchado y comprendido lo que su hijo le quiso decir y
expresar, pueda compartir sus opiniones y sentimientos
respecto de cuáles comportamientos son los más ade­
cuados. Identificar los sentimientos que está expresando
y hacerle saber que se entendió su mensaje, son las bases
para la confianza y apertura entre padre e hijo. Esto
permitirá buscar mejores soluciones a los problemas,
enriquecer la relación familiar y sentir que la ayuda
mutua es posible.
Cuando una persona sabe que la van a escuchar y
comprender, está también más dispuesta a escuchar a
otros. De esta manera estamos estimulando a nuestros
hijos a que hagan lo mismo con nosotros, enseñándoles
con el ejemplo a ser sensitivos y respetuosos frente a
nuestros sentimientos y opiniones.
• Canales de comunicación buenos y abiertos, depende­
rán del clima familiar cotidiano. ¿Sentimos amor y
respeto en la atmósfera familiar o está cargada de rabias
y acusaciones? Podemos crear un clima más positivo
para la comunicación reduciendo los mensajes negati­
vos, como las amenazas, ridiculizaciones, frases culpó-
genas y humillaciones.
Es importante tomar conciencia del clima familiar coti­
diano y trabajar por uno de mayor respeto y considera­
ción por el otro.
En la medida en que nosotros nos comportemos de esta
manera con los jóvenes, aprovechando la oportunidad
de ser modelos positivos, ellos irán también aprendiendo
a comportarse en forma respetuosa con nosotros y,
por ende, con las demás personas.

107
6. Evaluación (5 min.)
Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha
de Evaluación (en página 50). las que deben ser contestadas en
forma anónima, en la misma sala.

Ejercicios

¿Cómo es la comunicación al interior de su familia?


□ Buena □ Regular □ Mala
□ Directa □ Indirecta
□ Clara □ Confusa
¿Cuáles son los típicos temas de conversación con sus
hijos?

¿Qué otros temas le gustaría conversar con ellos?

¿Qué temas cree que a ellos le gustaría conversar con


usted?

¿Se considera usted un buen escuchador?¿Por qué?

¿Sus hijos sienten que usted los escucha?¿Cómo lo ha


notado?

Elija 2 estrategias facilitadoras de la comunicación y


póngalas en práctica durante la semana:
FICHA

DISCIPLINA FAMILIAR

1. Introducción ao™.)
Pa la introducción ver indicaciones en página 43.
z

Importancia del tema


En todo grupo humano deben existir reglas de convivencia para
que ésta sea positiva. En el caso de la familia, esto también es
importante; es aquí donde uno aprende acerca de cómo convivir
con otros, cómo relacionarse, cuáles son los derechos y respon­
sabilidades de cada uno, etc.
Así como los miembros de una familia crecen y se desarrollan
a lo largo de la vida, la disciplina familiar tiene a su vez que
adaptarse a estos cambios y expresarse en forma diferente,
dependiendo de la edad y madurez de los hijos.
El tipo de disciplina utilizado en la familia va a influir sobre el
desarrollo del joven. pudiendo favorecer en él tanto la dependen­
cia. el conformismo, temor a la autoridad, manipulación, rebel­
día, etc., como la responsabilidad, el autocontrol y la autonomía
personal. Por eso es tan importante que los padres tomen
conciencia acerca de cuál es el tipo de disciplina que utilizan en
sus hogares y de cómo ella está influyendo sobre el desarrollo de
sus hijos.

t
Objetivos de la reunión
Se espera que los padres:
• Amplíen los conocimientos sobre el concepto de disciplina.
• Mejoren la comprensión respecto a la necesidad flexibilizar
la disciplina familiar a medida que lo hijos crecen.
Valoren la importancia de una disciplina familiar que favorez-
ca el desarrollo de jóvenes responsables, independientes y
autónomos.
• Estimulen el desarrollo de una disciplina parental flexible y un
control equilibrado, haciendo uso de las estrategias sugeridas.
• Reflexionen en torno al tema de la disciplina familiar y
relacionen el tema de la reunión con sus propias experiencias
familiares.
• Conozcan otras realidades familiares y compartan las distintas
opiniones y vivencias frente al tema para enriquecer las
personales.

2. Presentación de los participantes

(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes puede realizar cualquie­


ra de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

3. Actividad Principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Lluvia de Ideas
• Cada grupo, de aproximadamente seis personas, recibe una
hoja con una o más preguntas. La idea es que cada persona del
grupo diga lo que piensa sobre la(s) pregunta(s) de manera
corta y espontánea (sin mayor evaluación).
• Un secretario del grupo debe ir anotando las ideas en la hoja
de papel.
• Luego se ordenan las ideas, colocándoles un número que
indique su importancia (1 la más importante, 10 la menos
importante, etc.).

Material para la Lluvia de Ideas


1. ¿Qué sucedería si un padre utiliza un control excesivo
con su hijo que tiene 15 años, tomando todas las
decisiones por él, exigiendo obediencia a su autoridad
sin permitir el desacuerdo, sin consultar su opinión, ni
considerar sus ideas ni sentimientos; un padre que
constantemente dijera: «se hace como yo digo, porque
soy yo quien manda y ordena aquí»?
bO
¿Qué sucedería si un padre no utiliza ningún tipo de
control, no determina reglas de comportamiento, ame­
naza con castigos pero luego los pasa por alto, prefirien­
do evitar los conflictos y preservar la paz, no importando
el costo?
oo
¿Qué sucedería si un padre escucha las opiniones de su
hijo frente a un problema, lo estimula a tomar personal­
mente una decisión de acuerdo a las características de la
situación y las consecuencias que podrían generarse, lo
guía en la toma de decisiones al entregarle más informa­
ción útil, no teme discutir con su hijo si piensan de manera
diferente, respetando la diversidad de puntos de vista?

B. El Juicio (ver ficha n°2)

Tema controvertido: ¿Necesitan los jóvenes de la disciplina


familiar? ¿Por qué? ¿Qué tipo de disciplina?
Un grupo se hace cargo de negar la necesidad de una
disciplina familiar y el otro la apoya. Cada grupo crea sus
argumentos. Los que la niegan, pueden tratar de ponerse en
el lugar de «un grupo de jóvenes rebeldes».

C. Material para Tarjetas de Preguntas (ver ficha n°4)

• ¿Qué se entiende por disciplina?


• ¿Debe cambiar la disciplina al interior de la familia
medida que los hijos crecen?
Os
• ¿Qué significa autocontrol o control interno?
• Cuando nacemos somos disciplinados por nuestros pa­
dres, quienes nos enseñan lo que está bien y lo que no,
etc. A medida que uno va creciendo, la disciplina se tiene
que ir interiorizando. ¿Cómo ocurre este proceso?
• ¿Por qué es importante poner límites, disciplinar a los
niños cuando son pequeños?
• ¿Qué diferencias hay entre un niño y un joven que hacen
que la disciplina se aplique de manera diferente en uno
y en otro?
° ¿Cuáles son las metas de la disciplina familiar?

III
4. Plenario (15 MIN.)

Para la lluvia de ideas:


• Los secretarios de cada grupo leen las ideas escritas en los
pliegos, lo que permite responder las preguntas en base a la
reflexión de los mismos padres.
• El profesor coordina las exposiciones y posibles discusiones.
Para el Juicio, ver ficha N° 2.
Para las Tarjetas de Preguntas, ver ficha N° 4.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos Relevantes
¿Qué se entiende por disciplina?
Entenderemos la disciplina familiar como instruir, enseñar, lo que
también implica poner límites, es decir, definir lo que es permi­
tido y lo que no lo es al interior de la familia .
La meta de la disciplina familiar debiera ser ayudar a los hijos
a aprender a ser responsables, independientes y autónomos,
logrando tener una disciplina interna o autocontrol. También,
enseñarles a considerar los pro y los contra de cada decisión,
haciéndose responsables de las consecuencias.

La disciplina familiar debe cambiar a lo largo del ciclo de


VIDA FAMILIAR

Siendo la disciplina parte de la vida familiar, va modificándose


junto con los cambios que ocurren al interior de ella. Así tenemos
que la disciplina para un niño pequeño no puede ser la misma que
para un joven y, aunque los valores que existan detrás sean los
mismos, la forma de disciplinar debe variar.
En un comienzo vemos que el niño necesita este control
externo, ejercido por sus padres. Lo necesita porque así se siente
seguro, protegido y, a la vez, porque asi aprende cómo conducir­
se, aprende a respetar y a considerar a las demás personas. Poco
112
a poco se hace necesario aprender a equilibrar el nivel de control
que se ejerce con un mayor grado de libertad e independencia del
niño. De esta manera se facilita el desarrollo del autocontrol de
su conducta, en especial a medida que va creciendo y se va
acercando a la edad juvenil. El joven, a diferencia del niño, ya
tiene ciertas capacidades de razonamiento que le permiten rela­
cionarse con el mundo de otra manera; tiene otras necesidades e
intereses que lo impulsarán a actuar en direcciones diferentes a
cuando era pequeño; mantener el mismo nivel de control sobre él
sin considerar estos cambios, es decir, seguir tratándolo como a
un niño, es una de las mayores fuentes de conflicto entre padres
e hijos en esta etapa.

\ ¿Por qué los jóvenes aún necesitan de disciplina familiar?


Aunque es importante que a esta edad el joven tenga mayor
independencia y autonomía, aún necesita ciertos límites por
diversas razones. Algunas de ellas son:
• Siendo un período difícil de la vida en que hay preocupación
en los jóvenes por su cuerpo, en que hay cambios psicológicos
y necesidad de tener amigos, requieren apoyo de los adultos
cercanos. Pasarán por momentos de gran euforia y excita­
ción, pero también tendrán momentos de tristeza y desilusión
en que necesitarán de la orientación de sus padres. Los límites
que se les ponen son percibidos por ellos como una forma de
preocupación de los padres. Si bien tienden a rebelarse ante
ellos, sienten que hay alguien que los quiere, que se preocupa,
sintiéndose así protegidos y seguros.
• Aunque los jóvenes tienen mayor capacidad que los niños para
anticipar consecuencias o para distinguir qué es bueno de lo
que no lo es, aún están en una etapa de formación; aún no son
adultos. Muchas veces se enfrentan a decisiones que no están
preparados para tomar por sí mismos, en especial por estar
viviendo un periodo en que se abren al mundo y a nuevas
experiencias.
• A veces la presión social o del grupo los puede llevar a
situaciones conflictivas que no saben cómo resolver. En estas
circunstancias es cuando tener límites externos (puestos por
otra persona) es un recurso muy importante para saber
enfrentarlas.
• El joven necesita del apoyo y guía de sus padres para ir
desarrollando una actitud crítica, autónoma frente a las in­
fluencias externas; necesita apoyo para fortalecer su naciente
capacidad de razonamiento más compleja; para aprender a
tomar decisiones en base a su propia opinión, considerando
las consecuencias de ellas.
® Existe una relación entre el grado de control dirigido hacia el
joven y las respuestas y desarrollo que éste alcanza en relación
•a las dimensiones de autonomía, autocontrol y responsabili­
dad personal.

Grado de control y consecuencias para el joven:


i
Control alto:
El padre toma todas las decisiones, exige obediencia a su autori­
dad sin permitir el desacuerdo. Las sugerencias de los hijos no son
consultadas ni consideradas: «Se hace como yo digo, porque yo
soy quien manda aquí», dice este tipo de padre.
En este caso el joven no aprenderá a tomar decisiones por si
mismo o a tomar responsabilidades, porque no ha tenido la
oportunidad de hacerlo. La relación padre-hijo carece de calidez
o mutuo soporte. Si el joven obedece, lo hará por miedo al castigo
en vez de por propio interés. Difícilmente desarrollará confianza
en sí mismo y tenderá a ser dependiente de otros que lo guíen.
Ausencia de control:
Este tipo de padres prefiere evitar el conflicto y preservar la paz,
no importando el costo. No existen reglas claras sobre el compor­
tamiento familiar. La toma de decisiones es inconsistente; se
amenaza con castigos, pero luego se los pasa por alto para evitar
conflictos. No se ofrece dirección real al joven.
El joven aprende cómo controlar y manipular a otros; va
desconsiderando los sentimientos de los demás. Tendrá proble­
mas constantes con la autoridad y una baja tolerancia frente a las
reglas. No aprenderá a tomar decisiones a través de su pensar
racional, en cambio aprenderá a responder impulsivamente.
Control equilibrado con independencia:
Este tipo de padres intentará ayudar al joven a ser independiente,
a confiar y a que utilice sus ideas para resolver problemas. Aquí
la comunicación es bidireccional: ambos, padre e hijo, dan y
reciben opiniones, escuchándose mutuamente. La responsabili­
dad de los padres es considerar las distintas alternativas de acción
y sus consecuencias, permitiendo que el joven tome decisiones en
base a esta información. Así puede aprender a partir de las
consecuencias de sus acciones. El desacuerdo no es evitado, pero
la satisfacción y el acuerdo mutuo son la meta.
Con este tipo de control el joven aprende a tomar decisiones
usando su propio razonamiento y la información entregada por
otros. Confía en su raciocinio y. al mismo tiempo, aprende a
considerar los derechos, sentimientos e ideas de los demás.
Una buena manera de disciplinar y solucionar conflictos al
interior de la familia, es aplicar el Método de enfoque justo o
nadie pierde (descrito al final de esta ficha). Es importante que
el profesor domine la teoría de este método, como asimismo que
programe una sesión especial para explicarlo y leerlo a los padres
cuando trate el tema de la disciplina al interior de la familia.

-©o

4P
Mensajes Claves
Estrategias que favorecen una disciplina familiar equilibrada:

Base su autoridad en el amor


Si la disciplina se da dentro de una relación amorosa,
cercana, los hijos perciben mejor las buenas intenciones de
sus padres y probablemente aceptarán su guía. En un
ambiente hostil, agresivo, la disciplina será vista como algo
negativo, algo ante lo cual «hay que rebelarse», no teniendo
los efectos positivos que se esperan.

Reglas claras
El uso de reglas en la familia es muy útil. Lo importante es
que el joven comprenda el sentido de las reglas y conozca las
consecuencias si las transgrede. Estas reglas tienen que ser
claras, dando una pauta de cómo comportarse. Además,
tienen que ser reforzadas consistentemente por ambos
padres, de manera que el joven desarrolle un sentido de
responsabilidad y seguridad respecto a lo que se espera de
él.

NO PASAR POR ALTO LA TRANSGRESIÓN DE UNA REGLA


Nunca debe pasar por alto la transgresión de una regla, pues
de lo contrario el joven se acostumbra a hacerlo y la regla
pierde validez. Es importante que si eso ocurre, exista
alguna consecuencia, por ejemplo, quitar un privilegio. El
tipo de sanción dependerá del estilo de los padres y de las
características del hijo, con la salvedad de que nunca es
recomendable el castigo físico. Una buena manera de san­
cionar es acordar con el joven en qué consistirá ésta. La
participación de él en establecer la sanción le ayuda a
hacerse responsable de sus actos, la hace una sanción más
realista, posible de cumplir y, en esta medida, más efectiva.

Permítales vías libres


Es muy útil darles libertad en ciertas áreas como una forma
de canalizar la oposición «natural» que muchas veces apare­
ce en esta edad. Así se sentirán más independientes al poder
decidir sobre materias personales. Por ejemplo, su mane-
ra de vestir, su corte de pelo, la música que oyen, etc. Si
se les da libertad en algunas áreas, probablemente no
necesitarán demandarla en otras.

Cada hijo es único y diferente


Los jóvenes no sólo difieren en cuanto al control que
necesitan, sino también en cuanto al control que pueden
soportar. Cada hijo es una persona única, con su propia
personalidad, con necesidades particulares. Es de gran
importancia balancear la independencia y el control, to­
mando en cuenta que debe ser distinta para cada hijo.

Usando nuestra influencia indirectamente


La influencia de los padres no tiene por qué ser siempre
directa. Algunas formas muy efectivas y positivas de guía
paterna son indirectas. El estimular a los hijos a desarrollar
habilidades artísticas, deportivas o intelectuales son lo que
podríamos llamar un «control indirecto» ya que los encami­
na a usar su tiempo libre de manera sana y positiva, sin
imponerles una manera de ser y de.pensar.
Otra forma de guía indirecta es el refuerzo. Esto apunta
a estimular o enfatizar los buenos comportamientos de los
hijos y, de esta manera, incentivarlos a que sigan compor­
tándose así. A veces tendemos a centrarnos más en las
malas conductas y problemas que en los logros y buenos
comportamientos de los hijos. A ellos los hace sentir muy
bien el que les reconozcamos y hagamos saber sus logros
y cualidades; además, los motiva a continuar en esa misma
línea. Esto puede hacerse de muchas maneras, dependien­
do del estilo particular de cada padre. Algunas maneras de
reforzar son: una sonrisa, decirle «buen trabajo, estoy
orgulloso de ti», una palmadita en la espalda u otro cariño
físico, alentarlo diciéndole «buen intento», «sigue tratando,
sé que es difícil».
Las reglas familiares se pueden crear frente a diversas
situaciones: las horas de llegada a la casa, el aseo de la
pieza, las salidas con amigos, etc. Nunca está de más
señalar que es fundamental, antes de aplicar alguna,
conversarla con el joven y asegurarse de que ambos entien­
den lo mismo para evitar malos entendidos. También es
importante que al joven le quede claro el sentido de la regla;
así podrá cumplirla más fácilmente. Si en la familia no están
habituados a establecer este tipo de reglas es recomen-
dable comenzar probando con una o dos, partiendo con
aquellas con mayores posibilidades de llegar al éxito.

6. Evaluación (5 M1N.)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la


Ficha de Evaluación (en página 50), las que deben ser contesta­
das en forma anónima en la misma sala.

Ejercicios

Escoja al menos dos de las recomendaciones disciplina­


rias que crea más posibles de realizar en su familia.
Póngala en práctica durante una semana y vea si le da
buen resultado.

Poco a poco vaya intentando otras, hasta incorporar


todas las que considere indispensables para mantener la
disciplina familiar.
/CT
Método■ de enfoque justo

O NADIE PIERDE

Fundamentación
Problemas existen en todas las familias. Lo bueno es que
podamos resolver o al menos aliviar estos conflictos entre
padres e hijos, ya que generalmente causan tensión, malas
relaciones y quiebres en la comunicaciones familiares. Ve­
remos lo efectivo que puede ser enfrentar estos conflictos
de una manera constructiva.
Como ya hemos visto, durante la edad juvenil el pensa­
miento del joven se encuentra más desarrollado, permitién­
dole comenzar a reflexionar como un adulto. Empieza a ser
capaz de dialogar, de llegar a acuerdos, de crear alternativas
frente a un problema, etc. Si aprovechamos estas nacientes
capacidades de razonamiento y seguimos estimulándolas a
través de este método, el o la joven desarrollarán una mayor
responsabilidad al participar activamente en la toma de
decisiones y tendrán una mejor disposición para enfrentar
los conflictos. Sentirán que sus opiniones y sentimientos
son importantes, confiando más en sus propias capacidades
y en la autoridad y guía de sus padres.
Este método se basa en el respeto y en la importancia de
la opinión y sentimientos de cada uno de los involucrados:
padres e hijos. Ayuda a ir desarrollando nuevas habilidades
para resolver conflictos, como por ejemplo expresar el
punto de vista personal, escuchar la opinión de la otra
persona y encontrar una solución común. En el Enfoque
Justo, el «espíritu de justicia», es decir, nuestro esfuerzo
sincero por ser justos es más importante que las palabras
particulares que usemos.
Generalmente los problemas son vistos como una guerra
donde uno gana y otro pierde. Tenemos el caso en que el
padre siempre gana y el hijo siempre pierde, resolviéndose
el conflicto según lo que opina y manda el padre. Esto
disminuye la motivación para buscar una solución real al
problema. Provoca también resentimiento y rabia en el
joven, con las consiguientes malas relaciones entre padre e
hijo. Los jóvenes se hacen dependientes o rechazantes de
sus padres, surgen problemas de disciplina y responsabili­
dad, etc.
Por otro lado, cuando el hijo es quien siempre gana y el
padre siempre pierde, vemos cómo se desarrollan jóvenes
impulsivos que no admiten control alguno, perdiendo fácil­
mente el respeto hacia sus padres y autoridades.
Ninguna de estas actitudes facilita el desarrollo de jóve­
nes maduros ni una convivencia y armonía familiar. Por el
contrario, llevan a más problemas.
El método Nadie pierde o Enfoque justo para resolver
problemas, impide que haya un ganador y un perdedor,
permitiendo que haya dos ganadores en la medida en que
ambos participan en la solución del problema, exponiendo sus
sentimientos y opiniones, y llegando a un acuerdo común.
Este método apunta a ser justos y a escuchar a los hijos,
pero no implica que ambas partes «sean iguales». Los padres
tienen el derecho de ser autoridades para sus hijos, fijando
reglas y normas familiares. Lo importante es que éstas
consideren las necesidades de los jóvenes, sean positivas y
constructivas, ayudando en su labor formadora.
Algunas veces podremos utilizar una forma abreviada de
este método y en ocasiones lo ocuparemos completo,
dependiendo del problema a resolver y del estilo personal de
cada padre.

Pasos del método


Paso 1: Alcanzar la comprensión mutua.
La idea clave de este primer paso es realizar turnos para ser
comprendidos. No podemos ser justos si no comprendemos
los sentimientos e ideas de cada uno.
1. Aclarar el propósito de la discusión. Definir el problema
que los afecta.
2. Aclarar que a mí, como padre, me interesa conocer
ambos puntos de vista respecto del problema.
3. Describir el problema como yo lo veo.
4. Preguntarle al joven su opinión respecto de éste.
5. El padre o madre chequea lo que entendió de la opinión
del joven.
6. El joven chequea lo que entendió de la opinión del
padre.

Paso 2: Resolver el problema.


Una vez que ambos, padre e hijo, hayan dado sus puntos de
vista y cada uno comprenda el del otro, están listos para
resolver el problema.

119
1. Juntos, hagan una lista de las posibles soluciones al
problema, (lluvia de ideas, sin criticarlas todavía).
2. Escriban un acuerdo respecto de cuáles soluciones se­
rían justas para ambos, tratando de que la discusión sea
calmada y centrada en la pregunta: ¿Qué soluciones son
realmente justas para ambos? Es importante transar;
llegar a acuerdos generalmente implica dar y tomar.
3. Planear una reunión en un tiempo más para evaluar y
ver cómo está funcionando el trato (una o dos semanas).

Paso 3: Seguir el rastro


Tener la reunión y evaluar el plan. No se salte esta etapa;
pocos planes funcionan sin esto. Comience comentando los
progresos y luego vean cómo pueden mejorar el acuerdo.
Este método también puede ser muy útil cuando dos
hermanos tienen un problema común. Los ayuda a enfren­
tar la situación, considerando la opinión y punto de vista del
otro y, por tanto, buscando una solución que les acomode
a ambos. Como padres podemos enseñárselos e incentivarlos
a que lo utilicen. Al mismo tiempo los ayudaremos a
desarrollar nuevas habilidades para enfrentar conflictos,
tomando perspectiva y con empatia, es decir, siendo
capaces de entender el punto de vista de la otra persona,
considerando y comprendiendo cómo se está sintiendo. De
esta manera podremos encontrar soluciones que inviten a la
convivencia, buenas relaciones y madurez personal.
/■

Ejemplo de aplicación del método

Paso 1:
1. Madre: -Cristián, tenemos un problema en relación a tu
dormitorio. Me gustaría que nos sentáramos un rato y viéra­
mos si podemos encontrar una solución justa para ambos.
¿Qué te parece?
Cristián: -No sé si va a funcionar, pero podemos probar.
2. Madre: -Me gustaría que comprendieras mi punto de vista y
luego yo lo haré con el tuyo.
3. Madre: -Cristián, realmente me molesta que tu pieza esté casi
siempre en desorden, que las cosas muchas veces se pierdan
por esto y, además, me es casi imposible limpiar y barrer.
4. Madre: -Bueno, te dije lo que opino y siento al respecto.
Ahora me gustaría conocer tu opinión.
120
Cristián: -No es tan terrible como tú lo ves, mamá. Yo sé
dónde están la mayoría de mis cosas y no veo por qué haya que
limpiar, a menos que tengamos visitas.
5. Madre: -A ver, Cristián, deja asegurarme de que comprendí lo
que opinas. Tú piensas que en tu pieza no hay tal desorden y
que no hay para qué recoger las cosas del suelo a menos que
tengamos visitas.
Cristián: -Sí, eso es.
6. Madre: -Cristián, ¿podrías decirme lo que tú crees que yo
opino?
7. Cristián: -Claro, tú piensas que mi pieza es un desorden total,
que siempre las cosas se están perdiendo y que por esto no
puedes limpiar.

Paso 2:
1. Madre: -Bueno, creo que nos comprendimos. Hagamos una
lista de algunas cosas que podríamos hacer para solucionar
este problema de una manera justa. Pongamos cualquier idea
que se nos ocurra; después de que tengamos la lista, veremos
en cuáles estamos los dos de acuerdo, ¿ya?
Cristián: -Bueno.
Cristián y su madre hicieron la siguiente lista de soluciones
posibles:
• No sermonear a Cristián.
• Cristián recogerá sus cosas cada día y pondrá la ropa sucia en
el canasto que está fuera de su pieza.
• Limpiar sólo cuando haya visitas.
• Limpiar a fondo una vez a la semana.
• Hacer su cama cada día.
• Encontrar nuevos lugares donde poner juegos y otras cosas
que estaban en su pieza y que no le pertenecen a él.
2. Madre: -Veamos la lista y seleccionemos las alternativas que
sean justas para ambos. Luego las escribimos en un contrato,
como signo de que será un acuerdo serio entre nosotros, ¿de
acuerdo?
Cristián: -¿Crees que realmente debamos escribirlo, como si
fuera un contrato?
Madre: -Bueno, puede parecer exagerado, pero tú sabes lo
débil que es nuestra memoria. De esta manera tendremos algo
que nos recuerde y nos aclare dudas si olvidamos alguna cosa.
i

Mamá dejará de molestarme y sermonearme, me ayudará a


buscar otros lugares donde ubicar cosas que no son mías y
que estaban en mi pieza, y limpiará luego de que yo haya
ordenado una vez a la semana.
Madre: -Me gusta que fijáramos un día en el que nos
2

sentemos y conversemos unos minutos acerca de cómo se ha


cumplido nuestro acuerdo. ¿Cuándo te gustaría que lo hicié­
ramos?
Cristián: -¿Qué te parece en una semana más?
Madre: -¿Crees que será un tiempo suficiente?
Cristián: -Sí, creo que necesitamos darnos una semana.
Cristián y su madre acordaron juntarse a conversar acerca
de esto el sábado siguiente para ver cómo funcionaba el
plan.

Paso 3:
Madre: -¿Y cómo crees que ha funcionado nuestro plan?
Cristián: -Muy bien. He hecho mi cama todos los días, menos
ayer.
Madre: -Aprecio mucho eso y el que tu ropa sucia no esté botada
en el suelo. ¿Cómo crees que yo lo he hecho?
Cristián: -¡Fantástico! No me has sermoneado en toda la semana
y ha sido muy bueno poder sacar tantas cosas de mi pieza.

Un enfoque justo, como ya lo dijimos, no necesita siempre de


un esquema tan estructurado. Algunas veces puede ser rápido,
con un contrato verbal, por ejemplo, «Si quieres jugar fútbol esta
tarde, tendrás que hacer tu tarea ahora. Justo ¿no?».
Pero si el problema es más complicado y los modos usuales de
resolverlo no han servido, el paso a paso de este plan puede
ayudarnos mucho; y el contrato escrito nos ayudará a recordar
exactamente a qué se comprometió cada uno.
EDUCACION SEXUAL
EN LA FAMILIA

1. Introducción (iom.n.)

Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importancia del tema


La sexualidad es una imensión humana tan importante como las
-

otras \) como tal se desarrolla a lo largo de la vida, a partir de las


experiencias y de la formación que se reciba al respecto.
La educación sistemática de esta dimensión se hace necesaria
para que se desarrolle integralmente y no quede librada al azar o
a una inadecuada formación.
Actualmente los jóvenes se informan acerca de la sexualidad
principalmente a través de sus pares y de la televisión, formación
que suele ser negativa e incompleta, dificultándose el desarrollo
de una sexualidad responsable.
La educación sexual debe ser una tarea de la escuela (como
institución formadora) y principalmente una tarea de los padres,
educadores por excelencia de sus hijos. Los jóvenes podrían así
recibir información y guía a partir de fuentes confiables, favore­
ciéndose el desarrollo de una sexualidad integra y responsable en
la juventud.

Objetivos de la reunión
Se espera que los padres:
• Amplíen los conocimientos sobre estrategias de educación
sexual en la familia.
• Valoren la educación sexual como parte de la formación que
deben entregar a sus hijos.
® Realicen educación sexual en la familia a través de las estra­
tegias sugeridas.
• Reflexionen en torno al tema de la educación sexual y relacio­
nen el tema de la reunión con sus propias experiencias
familiares.
• Conozcan otras realidades familiares y compartan las distintas
opiniones y vivencias en relación al tema.

2, Presentación de los participantes

(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes puede realizar cualquie­


ra de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

3. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Phillips 6-6 (ver ficha n°1)

Preguntas para Phillips o—" o |


1. ¿Con qué persona habló por primera vez acerca de sexo?
2. ¿Cuáles cree usted que son las fuentes de información/
formación de los jóvenes en el tema de la sexualidad?
3. ¿Cómo era la actitud de sus padres ante el tema de la
sexualidad? ¿Cuál es su actitud frente a este mismo tema
para con sus hijos?
4. ¿Cómo debieran formarse los jóvenes en el tema de la
sexualidad? ¿Quiénes debieran guiarlos en su desarrollo
sexual?
5. ¿Por qué cuando se comienza a ser joven aumenta el
interés por el sexo opuesto y por la sexualidad
en general?

B. COMPLETACIÓN DE FRASES

• El coordinador entrega una hoja con las frases a completar,


relacionadas con el tema de la reunión.
• Se comienza la reflexión de manera individual: cada padre lee
y completa las frases (durante aproximadamente cinco minu­
tos). Luego el coordinador indica que se formen grupos de
aproximadamente seis personas para que compartan sus
respuestas, opiniones, dudas, experiencias, etc.

124
1. Hablar de sexualidad con mi hijo me hace sentir incómo­
do porque ...
2. La educación sexual debiera ser una responsabilidad de ...
3. Los jóvenes aprenden de sexo en ...
4. Los jóvenes con una pobre formación en educación
sexual ...
5. Si un padre es excesivamente estricto en cuanto a los
permisos, pololeos, controles, etc., lo más probable es
que su hijo(a) ...
6. La educación sexual no es sólo transmisión de conoci­
mientos, sino también de...
7. Si uno a los jóvenes les da el mensaje de que la sexualidad
es mala y sucia, entonces ...
8. Es preferible conversar con los hijos acerca de la sexua­
lidad desde pequeños (adecuándose a la edad de éste), |
porque ...
9. Algunas maneras de formar la sexualidad de nues­
tros hijos pueden ser ...

4. Plenario (15 MIN.)

Para la completación de frases:


• El coordinador va leyendo cada una de las afirmaciones y los
grupos van dando a conocer sus respuestas. El coordinador
provoca la discusión entre los participantes, sin dar a conocer
sus opiniones propias.

5. Intervención del profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral, o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos Relevantes
Durante la pubertad los niños y niñas experimentan muchos
cambios físicos que incluyen el aumento de tamaño y peso, la
maduración de los órganos sexuales y el desarrollo de las carac­
terísticas sexuales secundarias. Junto con esto ocurre también un
incremento del impulso sexual y de intereses respecto de esta
nueva dimensión de sí mismos que están viviendo. Muchas veces
estos cambios son vividos por los jóvenes como algo confuso y
difícil de enfrentar, ocurriéndoles algo semejante a los padres y
profesores al tener que educar en este ámbito.
Cuando los padres se dan cuenta de que estos cambios están
ocurriendo en los propios hijos, cuesta encontrar la manera
adecuada de ayudarlos y guiarlos en esta nueva etapa de sus vidas.
Por un lado, es difícil saber qué hacer y cómo hablar con ellos y,
por otro, los hijos, al captar aquella inseguridad e incomodidad,
sienten mayor dificultad para expresar lo que sienten y/o contar
lo que les está sucediendo.
La mayoría de los padres intuye correctamente que sus hijos
necesitan desesperadamente de guía en este tema: ante la presen­
cia de cambios físicos y de nuevos impulsos, los jóvenes se
encuentran muy vulnerables ante todo tipo de nueva información
que reciban sobre «sexualidad».
Lamentablemente, existen muchas fuentes de información
que pueden obstaculizar una adecuada educación sexual. Por
ejemplo, la presión directa del grupo de pares, la cultura televisiva
con aquellas películas que hacen de las relaciones sexuales algo
cotidiano y superfluo; las revistas pornográficas que comienzan a
circular entre los amigos a esta edad, etc. Todos estos medios, de
una u otra manera, van entregando un cierto tipo de educación
sexual que no facilita un desarrollo adecuado y responsable del
joven en este aspecto de su vida.
Aunque sabemos que la sexualidad es un tema difícil de
enfrentar debido a ciertos tabúes de la sociedad, y sobre todo
cuando se es madre o padre de un hijo o hija preadolescente,
creemos que hay algunas orientaciones básicas que podrían
ayudarles a comenzar o continuar una labor formadora en esta
área.

¿Cuales son los cambios más importantes que ocurren en el


ÁREA DE LA SEXUALIDAD A ESTA EDAD?
En las niñas, a la edad de diez u once años, y en los niños a los
doce o trece años, comienzan una serie de cambios físicos
producto de la estimulación de hormonas generadas en el sistema
hipofisiario. En forma paralela a la secreción de la hormona del
crecimiento, la pituitaria comienza a secretar las hormonas
gonadotróficas, llamadas así porque estimulan el crecimiento de
las gónadas (ovarios y testículos).
Las gónadas producen células germinales (óvulos y
espermatozoides maduros) y hormonas: los testículos producen
testosterona y los ovarios estrógeno y progesterona; éstas son las
que permiten la aparición de las características sexuales secunda­
rias en la prepubertad.
La secreción de estrógeno produce un incremento en el
tamaño de los ovarios, útero y vagina, y estimula el surgimiento
de las características sexuales secundarias en la joven: crecimien­
to de pechos, redondeamiento de caderas, vello pubiano y axilar,
etc.
La secreción de testosterona en el joven estimula el desarrollo
de los testículos, escroto y pene, y la aparición de las caracterís­
ticas sexuales secundarias: desarrollo de tejido muscular, vello
pubiano y axilar, cambios de voz, vello en las piernas y brazos,
etc.
Aunque no tienen relación con la procreación, las caracterís­
ticas sexuales secundarias van definiendo y marcando la aparien­
cia de los dos sexos. Estas no se desarrollan a la misma edad y el
orden de aparecimiento entre una persona y otra es variable.
Los cambios en el área de la sexualidad no sólo producen
modificaciones en el cuerpo, sino también traen consigo cambios
en sus actitudes. Para algunas niñas el crecimiento de los pechos
puede traerle complejos o incomodidad, adoptando posiciones
con los hombros encorvados y echados hacia adelante para
ocultar estos cambios.
El joven también vivencia sus cambios muchas veces sin saber
cómo enfrentarlos. Se avergüenza si no puede dominar el tono de
su voz, compara el crecimiento de su pene y sus vellos con sus
compañeros, etc.
En la prepubertad es poco el interés por el sexo opuesto.
Notamos generalmente una mayor inquietud por los propios
cambios corporales, lo que los lleva a buscar relaciones más
íntimas dentro del grupo de amigos del mismo sexo. Están muy
interesados en conocer sus cuerpos, comparar los crecimientos,
se miran más detenidamente en las duchas, crean algunos juegos
exploratorios, etc. También podemos ver una mayor necesidad
de entrar en contacto físico con otros. Entre las niñas es común
verlas de la mano o abrazadas, y entre los niños comienzan los
empujones y juegos corporales más bruscos.
A medida que van creciendo y desarrollándose comienza a
aparecer un mayor interés por el sexo opuesto, debido al aumen­
to del impulso sexual. En la pubertad, las niñas demuestran más
interés por el otro sexo que los niños de la misma edad. Surge la
w

búsqueda de ternura y los primeros amores románticos.


En las niñas la madurez sexual se completa cuando aparece la
menarquia (primera menstruación), y en los niños, la primera
emisión seminal o eyaculación. Estos signos nos dan cuenta de
que el sistema reproductor está ya casi maduro, con plenas
facultades para procrear.

127
Menstruación
Es un proceso biológico que comienza en la pubertad y que
constituye la base del proceso de reproducción y gestación.
¿Cómo se produce? Cada uno de los ovarios tiene un número
considerable de óvulos. Una vez al mes, un óvulo crece, madura
y se desprende de un ovario, dirigiéndose hacia el útero a través
de las Trompas de Falopio. A este proceso se le denomina
ovulación. Las paredes internas del útero se preparan ante la
llegada de cada óvulo maduro, con tejidos y sangre extra. Si el
óvulo no es fecundado, al llegar al útero se desintegra. Como el
útero tampoco va a necesitar estos tejidos extras, se eliminan con
algo de sangre a través de la vagina. Así, la menstruación es el
flujo de sangre que se elimina mensualmente por la vagina.
Si bien para algunas mujeres este proceso ocurre con algunas
molestias y dolores, es importante recalcar que se trata de un
proceso natural y debe ser asumido por las jóvenes como un
tiempo normal en sus vidas y no como una enfermedad.
Irregularidades en el ciclo menstrual son completamente nor­
males hasta un período de dos años después de la primera
menstruación y se debe a algunos desbalances hormonales o
ciclos en que no se ovula.
Unos días antes de menstruar y también los primeros días,
muchas mujeres y jóvenes se sienten más irritables, a veces con
dolor de cabeza o corporales, bajas de ánimo, etc. Estas molestias
son normales y tienden a desaparecer luego de uno o dos días. Si
fueran muy acentuadas, es preferible consultar un médico.
Es muy positivo entregar información y experiencias persona­
les a las hijas sobre la menstruación. La falta de información o la
información incompleta o errada puede conducir a toda clase de
problemas; desde susto y pánico cuando la menstruación viene sin
saber nada de ella, hasta todas las falsas creencias como que
durante ese período es malo bañarse, hacer ejercicios, lavarse el
pelo, comer cosas ácidas, etc.

Eyaculación
Es el proceso biológico del hombre que un día le permitirá
procrear. Empieza con la pubertad: el joven notará que sus
testículos aumentan de tamaño, la piel del escroto (que cubre los
testículos) se oscurece y se arruga. Este crecimiento indica que
han empezado a producirse los espermatozoides y la hormona
testosterona. El pene aumentará también de tamaño hasta doblar
el tamaño infantil y comenzará a estar más sensible a los estímulos
eróticos (físicos o psíquicos), teniendo erecciones espontáneas
muy seguido.
Junto con el crecimiento de los órganos sexuales viene su

128
maduración funcional, y se producen las poluciones nocturnas
(eyaculaciones nocturnas involuntarias o «sueños mojados»). Esta
es la forma normal en que los órganos reproductores se liberan
del semen producido, para así recibir la nueva producción de
espermatozoides. La edad a la cual se produce la primera eyacu-
lación varía entre los 12 y los 16 años. La frecuencia de éstas
varía entre 1 a 13 por semana.
Es importante que se les explique a los muchachos que las
poluciones nocturnas son normales y que no son nada malo. En la
pubertad estas eyaculaciones comienzan normalmente acompaña­
das de sueños eróticos y pronto descubre que por medio de la
estimulación manual también puede lograrlas.

Masturbación
La mayor parte de los niños han realizado algún tipo de
estimulación genital, usualmente sin siquiera darse cuenta. Eso es
perfectamente normal y no causa ningún problema.
Durante la pubertad y adolescencia casi todos los niños y
buena parte de las niñas se masturban debido al aumento del
impulso sexual, producto del desarrollo de su cuerpo y sexuali­
dad. Este desarrollo los estimula a conocerse y explorarse.
Muchas veces los juegos sexuales y la masturbación son motiva­
dos por la curiosidad hacia sus cuerpos.
No se debe castigar a los jóvenes, ni hacerlos sentir culpables
por estas conductas. La masturbación no causa ningún daño
físico o mental; el único daño que existe es el causado por el
sentimiento de culpa o miedo que el o la joven sienten cuando
creen que lo que están haciendo es malo, sucio, pecaminoso,
causa locura o daños físicos. Incluso muchas personas que están
en desacuerdo con la masturbación por razones religiosas, con­
sideran que los jóvenes no deberían ser torturados con sentimien­
tos de culpabilidad y vergüenza cuando se tocan a sí mismos.
Prefieren ver la masturbación como una forma inmadura de
sexualidad, pero no como moralmente mala.
La masturbación es parte del desarrollo sexual y lo importante
es que no se convierta en una fuente de culpa o en un hábito. Su
frecuencia puede variar de un joven a otro; así algunos la realizan
una vez al mes, otros más seguido y otros hasta una o más veces
al día. También hay quienes no se masturban.
Puede haber masturbación patológica o dañina cuando ésta se
vuelve un hábito muy frecuente (una obsesión) para el o la joven.
En estos casos se sugiere solicitar ayuda a un especialista.
Es importante conversarles a los jóvenes acerca de los cam­
bios que se están manifestando y ojalá antes de que estos ocurran.
Puede ser a través de una conversación abierta, franca o a través
de un buen libro de sexualidad juvenil.
Durante esta etapa de cambios es importante respetar la
intimidad del joven y conversar con él o ella del tema sólo si lo
quiere o solicita. Los hijos le agradecerán una actitud de aceptación
y comprensión hacia sus nuevos cambios.
O

'
4

7;
Mensajes Claves
No IGNORAR el tema
Evitar el tema es una gran tentación. Podemos sentirnos
incómodos conversando con los jóvenes acerca de sexo y es
fácil decir «ellos aprenden sobre esto en el colegio». La
realidad es que los colegios realizan poco o nada de educa­
ción sexual y, al parecer, lo mismo está ocurriendo en las
familias. Entonces, ¿cómo podemos guiarlos en un área que
es de tanta importancia? ¿Sabía que los jóvenes que primero
experimentan con sexo son quienes menos información
tienen al respecto?

Tratar ee tema desde la infancia

Será más fácil para ambos, padre/madre e hijo, habla


acerca de sexo si el tema siempre ha estado abierto. Habe
hablado previamente acerca de los cambios que experimen­
tarán cuando inicien la edad juvenil, acerca de las relaciones
sexuales, etc., facilitará en gran medida una adecuada
comunicación cuando los hijos ya sean adolescentes.
Es útil y fácil aprovechar situaciones de la vida cotidia­
na, como el artículo de una revista o un programa de TV,
y en base a eso iniciar una conversación informal. A veces
un buen libro de sexualidad humana puede abrir los cami­
nos para una conversación directa y educativa. Lo impor­
tante es que los padres lo revisen previamente y estén de
acuerdo con los valores o forma de ver la vida que el texto
ofrece.

NO SER SOBRE-ESTRICTO

Si se es muy estricto y sobreprotector con el joven en estas


materias, es muy probable que se rebele y tienda a actuar en
contra de ios valores y modelos entregados por los padres,
como una manera de romper con aquello que él siente que
le impide crecer y conocer. Por esto, es muy positivo
desarrollar la confianza en los hijos, flexibilizarse en
relación a sus actividades, salidas y amistades.
¿Qué queremos comunicar acerca de la
sexualidad?
Cada familia tiene una postura valórica personal en relación
a la sexualidad que quiere transmitir a sus hijos.
Es importante decidir qué queremos comunicar a los
hijos sobre sexualidad, acerca del amor, del matrimonio.
Junto con la información, importan los valores que se
quieran transmitir; ellos no sólo se entregan hablándolos
sino a través de las actitudes, el estilo de vida, la manera de
enfrentar el tema, etc.
Es necesario adecuarse a la edad del hijo, usando un
lenguaje apropiado, discriminando según esto la informa­
ción que se le va dando en las distintas etapas de su
desarrollo: nunca responder más de lo que pide o necesita
saber (esto queda a criterio de los padres, quienes segura­
mente tendrán distintas opiniones al respecto).
Algunas ideas comunes que pueden orientarnos en el tipo
de educación sexual que queremos dar a los jóvenes son:

La sexualidad es parte de nosotros

Los jóvenes no escucharán su guía y consejo sobre la


sexualidad si creen que ustedes la consideran algo «sucio» o
«malo».
Si pertenece a una familia en que las creencias religio­
sas son muy importantes, puede decir que «la sexualidad es
una idea de Dios; es parte del plan que El tiene para
nosotros; parte de lo que permite que estemos unidos,
formemos familias y nos expresemos amor y compromiso
mutuo. Pero como con todo lo bueno que existe en la
creación, la sexualidad también puede ser objeto de abu­
sos». Aquí ya entran en juego las creencias religiosas y
personales de cada familia, las que pueden orientar al
joven al respecto.

La sexualidad se desarrolla en un continuo

Es importante comunicarle los jovenes que existe un


z

continuo en las relaciones sexuales, es decir, en las relacio­


nes entre dos personas de distinto sexo. La intimidad real de
una relación, como en una verdadera amistad, crece lenta­
mente, tomando un tiempo el llegar a conocerse mutuamen­
te. La relación sexual en sí (cuando nos referimos al coito)
es sólo una parte, habiendo otros aspectos importantes

121
a

-@0
como el mantener una buena comunicación, cuidar al otro,
compartir y crecer juntos.
La sexualidad implica el respeto por el cuerpo y por los
sentimientos humanos; el respeto y consideración por el
otro; implica también una intimidad que va más allá del
mero contacto físico.
He aquí algunas orientaciones respecto a los riesgos que
puede implicar el tener relaciones sexuales prematuras:
• Ambos jóvenes pueden quedar emocionalmente daña­
dos. Muchas veces las expectativas de cada uno pueden
verse frustradas, teniendo experiencias negativas que
podrían dificultar un adecuado desarrollo de la sexuali­
dad.
• La joven puede quedar embarazada aún habiendo usado
algún control de natalidad. Esto es muy perjudicial para
una adolescente ya que ella no se encuentra preparada
para ser madre, ocurriendo una serie de conflictos
psicológicos que pueden marcar fuertemente su vida.
• Tanto el joven como la joven pueden adquirir alguna de
las tantas enfermedades transmitidas sexualmente. De
entre ellas el SIDA es la más peligrosa, razón por la cual
los adolescentes debieran saber que si tienen contacto
sexual con otra persona y ésta tiene una enfermedad
venérea, adquirirán esa misma enfermedad.
Cualquier aspecto en relación al sexo que hablemos con
los jóvenes, independiente de la postura valórica que se
tenga, los temas básicos a considerar son los mismos:
• Es algo natural y bueno, pero tiene un momento y un
propósito.
• Es un área de sus vidas que deben buscar vivir conscien­
temente, a través de los mismos valores que gobiernan
el resto de sus vidas.
• Es un área que necesitamos conversar con los jóvenes.
No de una sola vez, pero sí a través de distintas ocasiones
en la medida en que experimentan nuevas etapas en esta
dimensión de su crecimiento personal y social.

6. Evaluación (5 M1N.)

Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha


de Evaluación (en página 50), las que deben ser contestadas en
forma anónima, en la misma sala.

122
Ejercicios

Cómo era la actitud de mis padres en relación al tema de


la sexualidad?

¿Qué de esa actitud podría mejorar ahora con mis hijos?

¿He notado el aparecimiento de algunas características


sexuales secundarias en mi hijo? ¿Cuáles?

¿De qué manera puedo ayudarle para que le sea más fácil
aceptar su nuevo cuerpo?

Recuerdo que cuando viví mi pubertad, aprendí sobre la


menstruación de la siguiente manera...

Recuerdo que cuando viví mi pubertad, aprendí de la


eyaculación de la siguiente manera...

7
FICHA

¿QUE HACER FRENTE AL TEMA


DE LAS DROGAS?

1. Introducción oo»,,..)
Para la introducción ver indicaciones en página 43.

Importancia di i ii ma

Tal vez la relevancia de este tema parece bastante obvia; sin


embargo, puede ocurrir que algunos padres se pregunten para
qué hablar de las drogas si es un tema que a ellos «no los afecta».
En primer lugar este es un problema social, por lo tanto
fecta todos. directa o indirectamente.
Segundo, la presencia de drogas entre la juventud es cada vez
más difundida y el inicio se da a edades cada vez más tempranas.
Por lo mismo, nadie puede asegurar con certeza que su hijo está
ajeno a esta realidad y es necesario que los padres cuenten con
herramientas para prevenir o enfrentar una situación de consu­
mo de droga en sus hijos.
Por otra parte, sucede con frecuencia que los padres de
jóvenes consumidores de drogas no conocen ni reconocen esta
UJ

realidad hasta que la evidencia lia por sí sola. esas


c

situaciones ya no basta con una conversación de padres a hijo,


sino que se requiere de ayuda especializada en el tema y es esta
situación límite la que podría evitarse al tocar el tema desde
temprana edad.
Al igual que en el tema de la sexualidad, existen tabúes
respecto de si es bueno o no hablarles a los hijos sobre las drogas,
pues se piensa que se les va a inducir a probarlas. Esto no es así.
Al contrario, los padres debieran ser la primera fuente de informa­
ción de sus hijos va que ¡unto con los conocimientos deben
respecto de ellos.
Objetivos de la reunión

Se espera que los padres:


• Amplíen sus conocimientos respecto a cómo enfrentar el tema
de las drogas.
• Comprendan mejor algunas de las posibles conductas y acti­
tudes de sus hijos en relación con este tema.
• Adopten una postura activa en relación a la prevención del
consumo de drogas de sus hijos.
• Reflexionen en torno al tema de las drogas y sus implicancias,
y relacionen el tema con sus propias experiencias familiares.
• Conozcan otras realidades familiares y compartan las diferen­
tes opiniones y vivencias en torno al tema.

2; Presentación de los participantes


(15 MIN.)

Para la presentación de los participantes puede realizar cualquie­


ra de las dinámicas descritas en las páginas 44 a 46.

. Actividad principal (30 MIN.)

Como actividad principal puede usar una de las siguientes diná­


micas:

A. Tarjetas con Situaciones


• Cada grupo recibe un set de tarjetas en las que se describen
diversas situaciones relacionadas con el tema. Al interior de
cada grupo se reparte la misma cantidad de tarjetas para cada
integrante.
• Cada participante debe leer la tarjeta y dar su opinión respec­
to de cómo enfrentaría (o ha enfrentado) la situación que allí
se presenta.
• El grupo debe escuchar y discutir las opiniones vertidas, para
finalmente alcanzar una o varias opiniones grupales frente a
la situación.

1. Su hijo y el hijo de su mejor amigo son compañeros de


curso, ambos de 13 años. El primero le comenta a usted
que el segundo se embriaga en cada fiesta. ¿Qué haría
usted?

136
xaaosx rmxv¿- 9

2. Paula y Carmen son íntimas amigas, ambas cursan 2°


medio. Carmen está preocupada porque su amiga fuma
marihuana habitualmente y le pide consejo a su mamá
para que le ayude a saber qué hacer. ¿Cómo reacciona­
ría usted si fuera la mamá de Carmen?
3. En mitad de la noche le llaman para avisarle que su hijo
está detenido por consumir marihuana. ¿Cómo enfren­
taría esa situación en adelante?
i
4. Al ordenar la pieza de su hija de 15 años usted encuentra
una cajetilla de cigarros y en su interior marihuana. ¿Qué
haría? ¿Por qué?
5. En una seria conversación entre Pedro y sus padres, éste
les confiesa que ha probado marihuana y que incluso le
han ofrecido «coca», pero no la ha aceptado. ¿Cómo
reaccionaría usted si fuera uno de los padres de Pedro?
6. Verónica ha cumplido 15 años y como regalo, sus padres
deciden que en adelante podrá salir cuando quiera con
sus amigos y decidir ella la hora en que volverá a
la casa. ¿Qué opina usted?

B. Estudio de Casos
• Se forman grupos con un número máximo de seis personas.
• A cada grupo se le reparte una hoja con una historia relacio­
nada con el tema de la reunión, sin un final predeterminado.
• Cada grupo debe discutir el caso hasta llegar a una solución
común.
Para el Estudio de Casos puede describir alguna situación que
haya sucedido en su establecimiento educacional, en su curso o
la de algún alumno en particular, omitiendo los nombres de los
involucrados. También es posible utilizar algunas de las situacio­
nes descritas para la dinámica anterior, pudiendo agregarle otros
elementos que enriquezcan la discusión.

4. Plenario (15 MIN.)

Para las Tarjetas con Situaciones:


• El coordinador va leyendo las tarjetas con situaciones y solicita
a cada grupo que dé su opinión al respecto, facilitando la
participación y discusión.
Se sugiere ir anotando en la pizarra o en un papelógrafo los
aspectos más relevantes, a modo de síntesis de la reunión.

Para el Estudio de Casos:


• Una persona de cada grupo presenta la solución a la que se
egó , comentando también los principales puntos discutidos
=

las diferencias de opiniones más polémicas.


•<

5. Intervención del Profesor (10 MIN.)

Plantee algunos aspectos de los Contenidos Relevantes o Mensa­


jes Claves que considere más importantes de transmitir a ese
grupo de apoderados. Puede hacerlo en forma oral o con apoyo
de material visual (papelógrafo, diapositivas).

Contenidos Relevantes
Para los padres no resulta fácil enfrentarse al tema de las drogas.
De alguna manera implica reconocer que son una realidad y que
los jóvenes como su hijo/a, están expuestos a ella. Sin embargo,
esa misma realidad es la que debe llevarles a tomar un rol activo
en la prevención del consumo de drogas de sus hijos, con
acciones y actitudes concretas, para lo cual requieren contar con
algunos antecedentes importantes.
Una de las características del ser joven es la búsqueda por
experimentar nuevas vivencias, nuevas sensaciones, lo que junto
con la necesidad de pertenecer a un grupo y ser aceptado por él,
lo llevan a probar cosas que antes no se le habrían ocurrido. Es
así como la mayoría empieza a fumar tabaco y tomar alcohol, que
son también sustancias tóxicas que pueden llegar a producir
dependencia, pero que tienen la particularidad de ser socialmente
aceptadas.
El consumo de alcohol y tabaco suele ser la puerta de entrada
otras drogas, de las cuales la de uso más masivo es la marihuana.
ÍQ

Aquellos que comienzan a usar con frecuencia esta última están


más expuestos a continuar en la escalada del consumo de drogas,
al necesitar cada vez estímulos de mayor intensidad. Es probable,
además, que ese joven ya esté inserto en un círculo donde la droga
es aceptada y se fomenten mutuamente el probar cosas nuevas.
El tipo de droga a consumir también tendrá relación con el
ingreso de que disponga el joven; en casos extremos una persona
drogadicta es capaz de mentir y robar para hacerse del dinero que
necesita para comprarla.
La mayoría de los jóvenes prueba alguna vez la marihuana o
el alcohol, tal vez una o dos veces y nunca más. Otros se vuelven
consumidores frecuentes y pueden iniciar la temida escalada
hacia drogas aún más difíciles de dejar. La pregunta es qué hacer
para que esto último no ocurra. Para que un joven sea capaz de
rechazar ofertas de drogas y/o para que su experiencia con ellas
sea sólo un hecho aislado requiere de una formación previa y de
condiciones psico-sociales en las cuales apoyarse.
aT Mensajes Claves
a'
Algunas de las siguientes indicaciones pueden orientar a los
padres para ayudar a los hijos en relación al consumo de
drogas.
1. En primer término, es importante tocar el tema con los
hijos. Es bueno que los jóvenes tengan la información de
los daños que producen las drogas, las consecuencias
físicas y psicológicas que pueden tener y la dependencia
que provocan.
Si es difícil conversar el tema, quizás pueda recurrir a
instituciones donde se trabaja este tema y donde puedan
facilitarle folletos o documentos de su confianza, para
que también sirvan de fuente informativa a los hijos.
No obstante, es necesario que el joven tenga claro
cuál es la posición de sus padres ante el tema de las
drogas, para lo que resulta más efectivo ser explícitos.
Esto implica tener una conversación con él o ella donde
se le diga cuál es la visión que tienen y por qué razones.
Para que nada quede en el aire, es bueno que los padres
verifiquen que a su hijo le quedó claro lo que ellos
dijeron.
2. Algo que puede frenar a los padres a hablar a los hijos de
este tema es que muchos fuman tabaco y/o toman
alcohol, por lo que se sienten con poca autoridad moral
para hacerlo. Es necesario que al joven le quede claro
que padres e hijos no son iguales, hay experiencias de
por medio, hay mayor criterio para decidir respecto de
la propia vida, todo lo cual, junto con una buena relación
previa entre ambos, les da la autoridad legítima (y el
deber) de educar a sus hijos al respecto. Sin embargo, es
necesario que los padres sepan que no hay mejor ense­
ñanza que el propio ejemplo.
3. Así como importa que quede clara la opinión de los
padres y las reglas familiares respecto del tema, también
es necesario que el joven sepa cuáles serán las conse­
cuencias si viola esas normas. De esta manera, si las
00

139
transgrede, lo hará asumiendo las posibles consecuen­
cias.
4. Se ha visto que los jóvenes que mantienen un vínculo
estrecho con su familia, un sentimiento de pertenencia
al grupo familiar, tienden menos a involucrarse con
drogas o al menos, para los padres de estos jóvenes
resulta más fácil detectar el. inicio de esta conducta,
pudiendo enfrentarla a tiempo.
5. También disminuye el riesgo del consumo de drogas
cuando el joven participa en actividades extraescolares
que sean de su interés: baile, deportes, scoutismo,
música, etc. Esto favorecerá, además, el desarrollo de
una autoimagen positiva junto con tener el tiempo libre
ocupado en una actividad sana y favorable para su salud.
6. Una autoestima positiva influye en este tema, puesto que
quien valora su manera de ser, sus opiniones personales,
sus ideas, no tendrá temor de ser distinto al resto de sus
pares. Los padres tienen una gran influencia en cómo el
joven se valora a sí mismo y por lo tanto también pueden
favorecer la prevención del consumo de drogas al fo­
mentar una buena autoestima en sus hijos.
7. El desarrollo de la autonomía en el joven es muy impor­
tante. Aprender a decir «no» es algo que a todos cuesta,
más aún en la edad juvenil, ya que la imagen que se
muestre al grupo y la opinión de los amigos es algo muy
valorado. Sólo caminando hacia ser más autónomo,
teniendo opiniones propias, esto llegará a ser posible.
Los padres pueden ensayar con sus hijos maneras
como podrían decir «no» a un amigo que les ofrece
drogas. Tener una respuesta previamente preparada es
una gran ayuda para el joven en el momento de tener que
enfrentarse a la situación.
8. Finalmente, es necesario que a los padres les quede clara
la necesidad de límites que tienen sus hijos. Aun cuando
en esta etapa de la vida la disciplina al interior de la
familia cambia en función de las nuevas necesidades del
joven, esto no significa «dejar hacer». Ellos están expe­
rimentando, probando sus propios límites, pero no
siempre reconocen hasta donde pueden llegar sin conse­
cuencias mayores; para eso necesitan a sus padres.
Otra herramienta útil es conocer algunos de los efectos que
producen ciertas drogas, para tener mejores argumentos al
hablar con los hijos este tema y para reconocer en
ellos los signos del consumo.

140
Drogas. Efectos posibles

• Alcohol
Desinhibición, euforia, locuacidad, cambio de áni­
mo, letargo e inconsciencia. Produce dependencia
física y psíquica, como también daños en el organis­
mo y propensión a los accidentes.

• Marihuana
Letargo, boca seca, tos, risa, locuacidad, ansiedad,
sensación de irrealidad, desinhibición, enrojecimien­
to de los ojos. En el contexto familiar y fuera del
grupo de pares, puede producir ensimismamiento y
laconismo. La marihuana produce dependencia psí­
quica, además de la necesidad de buscar drogas más
fuertes (escalada).

• Anfetaminas
Insomnio, sensación de júbilo, estado de alerta,
captación de estímulos ambientales, pulso rápido,
hipertensión arterial, dilatación pupilar, disminu­
ción del apetito. Produce dependencia psíquica y
física.

• Cocaína
Euforia, júbilo, locuacidad, estado de alerta, sensa­
ción de energía, nerviosismo, palpitaciones,
hipertensión arterial, insomnio, disminución del
apetito. Produce dependencia psíquica y física.

• Solvente volátil (neoprén)


«Borrachera», euforia, risas, desequilibrio, disminu­
ción del apetito. Decaimiento, sueño o inconscien­
cia, irritación de la mucosa nasal y faríngea. Produ­
ce dependencia física y síquica.

6. Evaluación
Entregue a cada apoderado una hoja con las preguntas de la Ficha
de Evaluación (en página 50), las que deben ser contestadas en
forma anónima, en la misma sala.
Ejercicios

¿A qué edad piensa que es conveniente hablarle a su hijo


de este tema?

¿Ha detectado alguna conducta o actitud en su hijo que


le haya hecho sospechar de un posible uso de drogas?
¿Cuáles?

¿Cuál ha sido su actitud hacia su hijo al respecto?

Si usted ya ha hablado de este tema con su hijo, una


manera de ayudarle es enseñándole a decir «no». Invente
un diálogo en que usted sea un convincente amigo que le
ofrece alcohol u otra droga y donde el joven pueda
ensayar distintas maneras de negarse hasta que encuen­
tre la que más le acomode.
5. La cercanía y el afecto familiar son una buena ayuda
para prevenir el consumo excesivo de drogas. Póngase
en campaña a favor de las actividades familiares; piense
cinco actividades entretenidas para hacer juntos los fines
de semana, planifíquenlas entre todos y... ¡a pasarlo
bien en familia!
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