Antecedentes Históricos Del Tratado de Salomón

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1.

Conflicto limítrofe entre el Perú y Colombia


El conflicto limítrofe entre el Perú y Colombia fue una disputa territorial entre las dos
repúblicas, causada por la falta de delimitación de sus fronteras en la agreste región
amazónica, en el periodo comprendido entre 1821, con la erección de la República
Peruana, hasta 1934, tras el fin de la guerra colombo-peruana y la ratificación del
tratado Salomón-Lozano.
1.1. Antecedentes históricos:
1.1.1. Independencias
Independencia de la Gran Colombia (19 de agosto de 1819).
Independencia de Guayaquil (9 de octubre de 1820).
Creación del Distrito del Sur, 12 de octubre de 1821, el Congreso colombiano dictó
una ley de división del territorio de la República: ésta sería conformada por tres
distritos: Distrito del Norte, del Centro y del Sur
El. En este último se encontraba incluida la provincia de Jaén de Bracamoros y
Mainas, su capital Jaén.
Independencia de Tumbes (7 de enero de 1821).
Creación del Departamento de Trujillo (12 de febrero de 1821),
Independencia de Jaén (4 de junio de 1821)
Independencia del Perú (28 de julio de 1821)
Independencia de Maynas (19 de agosto de 1821)
1.1.2. Conflictos entre el Perú y la Gran Colombia:
Negociaciones de límites entre Colombia y Perú (1822-1823)
Gobernando el Perú José de San Martín, llegó a Lima Joaquín Mosquera, en calidad
de ministro plenipotenciario de Colombia. Los objetivos de su llegada fueron:
El reconocimiento por parte del Perú de que Guayaquil se incorporara a Colombia;
y Gestionar la adhesión del Perú a un pacto de unión, liga y de confederación
perpetuo entre las naciones de América.
Mosquera se entrevistó con el ministro de relaciones exteriores del Perú, Bernardo
de Monteagudo, argumentando que «debían respetarse los límites virreinales de
1810, en cuanto no estuviesen modificados por el derecho posterior a la revolución»
y, por ende, la anexión de Guayaquil a Colombia. Sin embargo, probablemente
desconocía las reales cédulas de 1803 y 1807, que estipulaban la reincorporación
de la ciudad al virreinato del Perú.
Monteagudo quien (probablemente por su calidad de extranjero) también ignoraba
los derechos del Perú respaldados por la Real Cédula de 1803 y su ratificación de
1807, se opuso a la anexión y, en cambio, respondió a Mosquera que el Estado del
Perú reconocía a la Junta Gubernativa de Guayaquil.
No logrando ponerse de acuerdo sobre la cuestión de Guayaquil, postergaron las
discusiones de límites para otra ocasión y firmaron el 6 de julio de 1822 un tratado
de amistad y alianza entre el Perú y Colombia, en el que se comprometían a
defenderse mutuamente y se concedían privilegios a los ciudadanos de ambos
países.17 Además, estipulaba que «la demarcación de los límites precisos que
hayan de dividir los territorios de la República de Colombia y el Estado del Perú se
arreglará por un convenio particular después que el próximo Congreso
Constituyente del Perú haya facultado al Poder Ejecutivo del mismo Estado para
arreglar este punto…»
El Perú bajo la influencia bolivariana (1823-1826)
El 1 de septiembre de 1823 llega al Callao, a bordo del bergantín Chimborazo,
Simón Bolívar, invitado por el Congreso peruano «para consolidar la
independencia». El 18 de diciembre del mismo año se firmó en Lima el Convenio
Galdeano-Mosquera, el cual establecía que «Ambas partes reconocen por límites
de sus territorios respectivos, los mismos que tenían en el año de mil ochocientos
nueve los ex virreinatos del Perú y Nueva Granada.» Fue aprobado por el Congreso
peruano, pero meses después lo desaprobó el congreso colombiano.19

El 9 de diciembre de 1824, en los campos de Ayacucho, se consumó la


independencia del Perú. Pasados los ánimos triunfalistas, muchos patriotas se
manifestaron contra Bolívar, quien se mantuvo como Dictador. Durante su gobierno,
no planteó reclamos territoriales e incluso nombró gobernadores en Jaén y en
Maynas, reconociendo así la pertenencia de esta provincia al Perú.202122 Ya
antes, en correspondencia con Santander del 3 de agosto de 1822, Bolívar
reconocía que tanto Jaén como Maynas pertenecían legítimamente al Perú.23

Al retirarse Bolívar en 1826, los elementos liberales y nacionalistas en el Perú


pusieron fin al régimen bolivariano, en enero de 1827. El nuevo gobierno despidió a
las tropas colombianas y expulsó al agente diplomático colombiano, Cristóbal
Armero.20 En todo el país, se organizaron actos indignantes contra Bolívar y
Sucre.24Al mismo tiempo, el ejército peruano al mando de Agustín Gamarra entró
en Bolivia y obligó a renunciar a Sucre a la presidencia, acabando con la influencia
colombiana en ese país.
Para remediar la crisis, el Perú envió a Colombia como ministro plenipotenciario a
José Villa. Bolívar se negó a recibirlo y, por intermedio del canciller colombiano,
pidió explicaciones al Perú sobre la despedida de tropas colombianas, la
intervención en Bolivia, la expulsión de Armero, la deuda de la independencia y la
restitución de Jaén y Maynas. Enseguida, Villa recibió sus pasaportes.
Guerra grancolombo-peruana (1828-1829)
Tanto en Colombia como en el Perú se produjeron excitaciones bélicas. El 17 de
mayo de 1828, el Congreso peruano autorizó al presidente José de la Mar a tomar
medidas militares, a causa de la expulsión de Villa. Sin embargo, sería Bolívar quien
daría el primer paso: el 3 de julio de 1828, la República de Colombia declaró
oficialmente la guerra a la República Peruana.
La marina peruana bloqueó la costa pacífica grancolombiana y asedió el puerto de
Guayaquil, ocupándola el 19 de enero de 1829. El ejército peruano ocupó Loja y
Azuay. A pesar de estos éxitos, la guerra terminó cuando el ejército peruano fue
derrotado en el Portete de Tarqui, el 27 de febrero de 1829; y con la firma del
Convenio de Girón, al día siguiente, que estipulaba la desocupación de Guayaquil
y Loja porque «Colombia no consentirá firmar un tratado mientras tropas enemigas
ocupen su territorio». Este punto es destacable, pues implícitamente Colombia no
consideraba como territorio suyo a Jaén y Maynas, al no exigir su desocupación.
Tratado de Guayaquil
El convenio de Girón fue desaprobado por el Perú por acciones colombianas
consideradas ofensivas. Por ello, La Mar estuvo dispuesto a continuar la guerra,
pero fue derrocado por Agustín Gamarra. Este último, deseoso de acabar con el
conflicto, firmó el armisticio de Piura que estipuló la suspensión de hostilidades y la
devolución de Guayaquil.
Para poner término definitivo a la contienda, los representantes del Perú y Colombia,
José Larrea y Pedro Gual respectivamente, se reunieron en Guayaquil.
El 22 de septiembre de 1829, se firmó el Tratado Larrea-Gual que constituyó un
tratado de paz y amistad, mas no de límites. Sus artículos 5° y 6° establecían la
base que debía servir para la delimitación entre los dos países y el procedimiento
que se emplearía para la misma.
Ambas partes reconocen por límites de sus respectivos territorios, los mismos que
tenían antes de su independencia los antiguos Virreynatos de Nueva Granada y el
Perú, con las variaciones que juzguen convenientes acordar entre sí, a cuyo efecto
se obligan desde ahora a hacerse recíprocamente aquellas cesiones de pequeños
territorios que contribuyan a fijar la línea divisoria de una manera más natural exacta
y capaz de evitar competencias y disgustos entre autoridades y habitantes de la
frontera.
Y, en cuanto al procedimiento para realizar dicha delimitación, dispuso que se
debería nombrar una Comisión de dos personas por cada república para que
recorrieran, rectificaran y fijasen la línea divisoria, trabajos que se debían iniciar 40
días más tarde de haber sido ratificado el tratado por ambos países. El trazo de la
línea comenzaría en el río Tumbes. En caso de desacuerdo se sometería a un
arbitraje de un gobierno amigo.
Las comisiones demarcadoras
Colombia designó como comisionados a Eugenio Tamariz y Agustín Gómez. El 10
de octubre de 1829, recibieron instrucciones de Simón Bolívar:
Siendo el objeto de la Comisión de límites recorrer, fijar y ratificar la línea divisoria
(...) conforme a las bases del artículo 5 (del Tratado de Guayaquil) deberían
comenzar desde río Tumbes. (...) Continuará la operación entre las Provincias de
Jaén y Mainas, para lo que servirá de gobierno que la Gran Colombia desea
recuperar todos los territorios desde el río Tumbes hasta donde entre el río Marañón
en el territorio de la Provincia de Jaén. Las aguas de dicho río Marañón serán los
términos divisorios de ambas Repúblicas; bien entendido que no se debe ceder
nada de esta parte del Marañón que antes pertenecía a la Presidencia de Quito y
Virreinato de Nueva Granada, ni reclamar nada del otro lado del Marañón, por ser
este río el límite natural entre ambas Repúblicas. Deberá, por consiguiente,
incorporarse en el territorio de la Gran Colombia todo el que se encuentre en este
lado del río Marañón, aunque se suscite la disputa de estar en poder del Perú,
además de ser territorio de la Provincia de Jaén, que es de la Gran Colombia, éste
ceda el territorio que está al otro lado de la ribera opuesta. Como la Provincia de
Jaén se extiende hasta el otro lado del río Marañón, y la Gran Colombia cede la
parte de dicha Provincia opuesta a la ciudad de Jaén y separada por el río Marañón
se tendrá entendido que el punto de coincidencia que forma la línea divisoria entre
el territorio peruano y entre la Provincia de Jaén y el río Marañón al entrar en el
territorio de esta última Provincia, será el punto más meridional en estos límites, y
allí se fijarán, de una manera muy ostensible, las señales adaptadas para la fijación
de límites divisorios.
Sin embargo, el encuentro de los comisionados de ambas naciones nunca llegó a
producirse: los delegados colombianos llegaron a Tumbes el 1 de diciembre de
1829, pero aún no llegaban sus pares peruanos. No siendo la estación propicia para
iniciar la demarcación, decidieron posponer los trabajos hasta abril de 1830.
Pasadas las lluvias, el gobierno peruano nombró a José Félix Castro y Modesto de
la Vega como sus delegados, pero cuando llegaron a Tumbes se habían retirado
los colombianos, sin que se les nombraran sustitutos. Poco tiempo después, se
disolvió la Gran Colombia.
Negociaciones de T. Mosquera con J. Armas y J. Pando
Tras designar a los comisionados colombianos, Simón Bolívar envió como ministro
plenipotenciario a Tomás Cipriano de Mosquera para reiniciar las relaciones
diplomáticas entre ambos países. Mientras iniciaban los trabajos de la comisión
demarcadora, el 1 de diciembre de 1829, Mosquera recibió las siguientes órdenes
de Bolívar:
(...) sobre dudas que pueden ocurrir respecto de la Provincia de Maynas. Yo insisto
terminantemente en que debemos tomar el río Marañón por límites de esas tierras,
porque la Cédula de 1802, si es que ha existido, no ha llegado a tener cumplimiento
como estoy muy bien informado sobre este punto. Además, la naturaleza nos ha
dividido, por el río Marañón en esos desiertos, y es el único modo de evitar guerras
y querellas.
Se iniciarían las negociaciones en diciembre de 1829. Mosquera propuso a canciller
peruano José de Armas crear un convenio de límites que sirviera como guía a los
comisionados, pues el Tratado de Guayaquil se mostraba indefinido sobre el tema.
Al principio existió un consenso sobre el inicio de la frontera: el río Tumbes. Sin
embargo, las negociaciones se truncaron por un desacuerdo sobre los ríos
Chinchipe y Huancabamba: los peruanos se decantaban por la primera opción, pero
Mosquera insistía en la segunda.
En febrero de 1830, José María Pando, nuevo canciller del Perú, envió un oficio a
la cancillería colombiana, que planteaba la línea limítrofe ríos Zarumilla (en lugar del
Tumbes)-Chinchipe (en lugar del Huancabamba)-Marañón (o sea, el Amazonas).
Pero el empecinamiento de Mosquera, que no se conformaba con ganar «unas
selvas en Jaén y Maynas», hizo imposible un arreglo definitivo.
Protocolo Pedemonte-Mosquera
De acuerdo con las posiciones colombo-ecuatorianas, el 10 de agosto de 1830,
Mosquera y el canciller peruano Carlos Pedemonte y Talavera suscribieron un
protocolo complementario al Tratado de Guayaquil: el Protocolo Pedemonte-
Mosquera.37

(…) S.E. El Libertador (…) propuso que se fijase por base para los límites el río
Marañón desde la boca del Yurati aguas arriba hasta encontrarse con el río
Guancabamba y el curso de este río hasta su origen en la cordillera y de allí tomar
una línea al Macará para seguir y tomar las cabeceras del río Tumbes; (…) el Perú
quedaba dueño de la navegación del Amazonas conjuntamente con Colombia…
poseyendo la ribera derecha del Río Negro desde la piedra del Cocui y todo su curso
interior como los ríos Caquetá ó Yapurá, Putumayo y Napo. (…) Después de una
detenida discusión, convino el Ministro de Relaciones Exteriores en estas bases;
pero que las modificaba poniendo por término, no la embocadura del
Guancabamba, sino la del río Chinchipe que conciliaba más los intereses del Perú,
sin dañar á Colombia. (…) El Ministro de Colombia convino en todo, dando desde
ahora por reconocido el perfecto derecho de Colombia á todo el territorio de la ribera
izquierda del Marañón ó Amazonas y reconocía del Perú el dominio en la ribera
derecha quedando únicamente pendiente resolver si deben regir los límites por
Chinchipe ó Guancabamba.
El Perú ha considerado a éste protocolo como inexistente o, al menos, inválido
debido a las siguientes razones:
 Ni Colombia, ni el Ecuador, ni el Perú han podido mostrar el protocolo
original, que de existir, se encontraría en sus cancillerías.
 El 11 de agosto, día de la supuesta firma del protocolo, Mosquera no estaba
ya en Lima. Se había embarcado en el Callao en la goleta Guayaquileña el
día anterior, de acuerdo al número del Mercurio Peruano del 12 de agosto de
1830.
 Durante esos días (desde el 7 al 11 de agosto), Pedemonte se encontraba
enfermo y era reemplazado temporalmente por Matías León.
 En la fecha de la supuesta firma del protocolo, la Gran Colombia había dejado
de existir y Mosquera ya no tenía autoridad para firmar algún documento en
nombre del extinto país.
 Cuando Mosquera llegó a Guayaquil en 1830, no dio publicidad a la noticia
de que habían concluido sus gestiones, con la gran victoria diplomática para
Colombia que se atribuyó en 1870.
 El mismo Mosquera declaró en 1843 que había negociado con Pando, sin
mencionar a Pedemonte o al protocolo.
 En 1853, en una carta enviada al ministro de relaciones de Colombia, narró
nuevamente la historia de su misión en Lima, más o menos en la misma
forma que en 1843 y tampoco aludió al protocolo permaneciendo en igual
mutismo posteriormente y manteniendo la misma actitud en su defensa
autobiográfica cuando estaba enjuiciado en 1867.
 En su memoria de 1831, Pedemonte no comunicó al Congreso la firma de
documento alguno en relación con los límites entre el Perú y Colombia.
 Durante las primeras negociaciones limítrofes peruano-ecuatorianas en
1841, el protocolo de 1830 no fue mencionado.
 De existir el supuesto protocolo, este no tendría ninguna validez, al no haber
sido ratificado por los Congresos de ninguno de los países.

Disolución de la Gran Colombia


En 1830, comenzó la ruptura de la confederación colombiana. A pesar de los
intentos de Bolívar de mantener esta unidad geopolítica, el 6 de mayo de ese mismo
año, Venezuela se declaró autónoma y eligió como presidente a José Antonio
Páez.4243 Ecuador haría lo mismo el 13 del mismo mes, eligiendo como jefe del
gobierno a Juan José Flores.44 El mismo Bolívar moriría en Santa Marta, el 17 de
diciembre.
En 1832, el Distrito del Centro se convirtió en la República de Nueva Granada, con
Francisco de Paula Santander como su primer presidente.
Tras disolverse, la Gran Colombia se fragmentó en tres estados independientes:
Venezuela, Ecuador y Nueva Granada. El Perú reclamaba territorio hasta el
Caquetá; Nueva Granada, hasta el Napo-Amazonas; y el Brasil, hasta el puerto de
Tabatinga.

1.1.3.Conflictos entre el Perú, Colombia, Ecuador y Brasil


Creación de la Provincia de Popayán (17 de noviembre de 1831)
Tras la separación, Nueva Granada se constituyó territorialmente de acuerdo a la
división de 1810.45 Así pues, se erigió la Provincia de Popayán, que tenía como
límite al sur el río Napo y su confluencia con el Amazonas.
Guerra colombo-ecuatoriana (1832)
El 7 de febrero de 1832, y a causa de las disputas territoriales sobre las provincias
de Pasto, Popayán y Buenaventura, las repúblicas de Nueva Granada y Ecuador
entraron en guerra. El conflicto fue favorable para la primera y concluyó con el
tratado de Pasto, que delimitó únicamente el primer tramo de la frontera de las dos
naciones: el río Carchi.
Tratado Pando-Novoa
El Perú reconoció al Ecuador como nación independiente, y recibió a su
representante en Lima, Diego Noboa. El 12 de julio de 1832 se celebraron dos
acuerdos: uno de amistad y alianza, y otro de comercio. Fueron aprobados por los
Congresos de ambos países, y canjeadas las ratificaciones respectivas. El tratado
es importante porque reconocía los límites vigentes, es decir, el estado posesorio
del Perú de Tumbes, Jaén y Maynas (en contra de los intereses granadinos) y, el
de Ecuador, de Quito, Azuay y Guayaquil;hasta la firma de un tratado definitivo de
límites. El ministro granadino en Lima, José del C. Triunfo, consideró que el tratado
vulneraba los derechos de su país, y elevó una protesta.
Juan José Flores y el Perú
Juan José Flores asumió el gobierno de Ecuador (nuevamente) en 1839. Su política
exterior correspondía a su deseo de ensanchar el territorio ecuatoriano en
detrimento de Nueva Granada y el Perú. Sus ánimos expansionistas aumentaron
cuando, tras la disolución de la Confederación Perú-Boliviana, numerosas voces
políticas del efímero estado reflotaron el reclamo bolivariano de Tumbes, Jaén y
Maynas.
Entonces, sucedieron dos negociaciones entre ambos países: entre los ministros
peruanos Matías León y Agustín Guillermo Charún, y los ecuatorianos José Félix
Valdivieso y Bernardo Daste, que fracasaron. Sin embargo, su importancia radica
en que por primera vez el Perú basa sus derechos sobre Maynas invocando la Real
Cédula de 1802 (entonces perdida) y la libre determinación de los pueblos, como lo
haría también en las futuras negociaciones con Colombia.
Publicación en Lima del texto de la Cédula de 1802 (1842)
El 3 de marzo de 1842, el recientemente fundado diario El Comercio publicó por vez
primera el texto de la Real Cédula de 1802 (cuya existencia había sido cuestionada
y puesta en duda). Sobre el original, el mismo diario indicó que existía uno en el
Tribunal Mayor de Cuentas y otro en el archivo del convento de Ocopa, trasladado
a Lima. Los archivos oficiales se perdieron durante un incendio.
Consulta popular en la provincia de Maynas
En mayo de 1842, se firmaron actas en la provincia de Maynas, que ratificaron la
voluntad de sus habitantes de pertenecer al Perú.
Creación del Territorio del Caquetá (2 de mayo de 1845)
El 2 de mayo de 1845, se separa de la provincia de Popayán, el territorio del
Caquetá. Se designó como capital la ciudad de Mocoa, abarcando los territorios
bañados por los ríos Caquetá, Putumayo, Napo y Amazonas, desde la frontera con
Ecuador hasta el Brasil.
Tratado del 23 de octubre de 1851 entre Perú y Brasil.
El 23 de octubre de 1851 se firmó una convención fluvial por Bartolomé Herrera (por
el Perú) y Duarte Da Ponte Ribeyro (por el Brasil). En su artículo VIII, se delimitaba
el primer tramo de la frontera de ambos países: la línea Apaporis-Tabatinga y el río
Yavarí.53

Para precaver dudas respecto de la Frontera mencionada, en las estipulaciones de


la presente Convención; aceptan las altas partes contratantes el principio uti
possidetis conforme al cual serán arreglados los límites entre la República del Perú
y el Imperio del Brasil; por consiguiente reconocen, respectivamente, como frontera
de la población de Tabatinga, y de ésta para el Norte la línea recta que va a
encontrar de frente al río Yapurá en su confluencia con el Apaporis, y de Tabatinga
para el Sur el río Yavary, desde su confluencia con el Amazonas. Al tener el
gobierno granadino conocimiento de este acuerdo, dio orden a su ministro en Chile,
Manuel Ancízar de elevar una protesta (abril de 1853); manifestando que era
violatorio al Tratado de San Ildefonso de 1777.
Creación del Gobierno Político y Militar de Loreto (10 de marzo de 1853)
El 10 de marzo de 1853, el gobierno peruano creó el Gobierno Político y Militar de
Loreto, asignándosele como capital la ciudad de Moyobamba. Abarcaba los
territorios y misiones situadas al norte y sur del Amazonas y sus respectivos
afluentes, conforme a la Real Cédula de 1802. Ante este hecho, el ministro
plenipotenciario de Nueva Granada en Lima, Mariano Arosemena, y el de Ecuador,
Pedro Moncayo, elevaron una protesta. José Manuel Tirado, por entonces canciller
del Perú, sostuvo que, conforme al uti possidetis iure de 1810, esos territorios
pertenecían a su país. Se basó en la Real Cédula de 1802 y la libre determinación
de los pueblos.
Ley ecuatoriana del 26 de noviembre de 1853
El 26 de noviembre de 1853, el Congreso ecuatoriano dictó una ley, declarando
«libre la navegación de los ríos Chinchipe, Santiago, Morona, Pastaza, Tigre,
Curaray, Nancana, Napo, Putumayo y demás ríos ecuatorianos que descienden al
Amazonas». El ministro plenipotenciario peruano en Quito, Mariano José Sanz
León, remitió su protesta.58
Tratado del 9 de julio de 1856 entre Nueva Granada y Ecuador
El 9 de julio de 1856, el ministro plenipotenciario de Nueva Granada, Lino de Pombo;
y el de Ecuador, Teodoro Gómez de la Torre, firmaron un tratado, en el cual se
reconocía como límites provisorios entre ambas naciones los definidos por la ley
grancolombina del 25 de julio de 1824, anulando lo decretado por el tratado de
Pasto.
Creación del Estado Federal del Cauca (15 de junio de 1857)
El 15 de junio de 1857, en el seno de la Confederación Granadina, se creó el Estado
Federal del Cauca.60 Se designó como su capital la ciudad de Popayán y sus límites
al sur se extendían desde la boca del río Mataje hasta la desembocadura el río
Yavarí en el Amazonas.
Arbitraje de Chile entre Nueva Granada y Ecuador (1858)
En 1858, los gobiernos de Nueva Granada y Ecuador decidieron acudir al arbitraje
de Chile, para resolver los conflictos en la región amazónica. Los alegatos fueron
presentados por Florentino González, de parte de Nueva Granada; y Vicente
Piedrahita, por Ecuador. Sin embargo, el gobierno chileno no emite un fallo, debido
a la imprecisión de sus atribuciones y la carencia de un compromiso formal. En 1875
y 1876, se reiniciaron las negociaciones, que no llegaron a consenso.
Guerra peruano-ecuatoriana (1858-1860)
El 26 de octubre de 1858, comenzó la guerra entre el Perú y Ecuador, debido a que
(según el plenipotenciario peruano Juan Celestino Cavero) el gobierno ecuatoriano
decidió finiquitar su deuda externa con Inglaterra mediante la cesión de territorios
amazónicos peruanos. Después de una exitosa campaña de bloqueo de la costa
ecuatoriana y la ocupación de Guayaquil, se firmó el Tratado Franco-Castilla,
también llamado Tratado de Mapasingue. En este documento, se reconocía la
validez de la Real Cédula de 1802 y el uti possidetis de 1810:
La comisión de límites entre el Brasil y el Perú (1868)
La comisión de límites entre el Brasil y el Perú (1868)[editar]
De acuerdo al tratado de 1851 entre el Perú y Brasil, ambos gobiernos nombraron
en 1866 a sus comisionados respectivos, para colocar los hitos respectivos desde
la boca del Apaporis, siguiendo por el Putumayo (donde hubo algunos canjes de
territorios) y explorando el río Yavarí, determinando (incorrectamente)

1.1.4. Las negociaciones directas


Primer arbitraje del Rey de España entre Perú y Ecuador (1887-1890)
En 1887, el gobierno ecuatoriano pretendió renovar la cesión de territorios a una
compañía inglesa. El canciller peruano Cesáreo Chacaltana elevó su protesta y su
gobierno propuso llevar el problema limítrofe al arbitraje de España. Por medio del
Convenio Arbitral Espinoza-Bonifaz, ambas partes acordaron someter el problema
limítrofe al arbitraje del Rey de España.63 Ambos países presentaron sus alegatos
en 1889: el Perú, mediante su comisionado José Pardo y Barreda; sin embargo, el
documento ecuatoriano se perdió, por lo que hubo de enviar una copia.
Tratado Herrera-García
El canciller de Ecuador, Carlos R. Tobar, propuso a su similar peruano, Isaac
Alzamora, entablar negociaciones directas para resolver de manera definitiva la
disputa de límites, prescindiendo del arbitraje español. Este, a su vez, aceptó, y
envió como representante a Arturo García, iniciando las discusiones con su par
ecuatoriano Pablo Herrera González. Ambos firmaron el Tratado Herrera-García,
por el cual el Perú renunciaba a sus derechos sobre Maynas. El acuerdo, por
desavenencias entre los Congresos de ambos países, no fue aplicado.64 En 1890
y 1891, el gobierno de Colombia elevó su protesta en Quito y Lima, debido a que ya
que este tratado interfería con sus derechos en los ríos Napo y Amazonas.
Ley colombiana del 22 de diciembre de 1890
El 22 de diciembre de 1890, el Congreso colombiano expidió una ley por la cual se
dio autorizaciones para crear misiones y servicio policial en las regiones bañadas
por los ríos Caquetá, Putumayo, Amazonas y sus afluentes.

El canciller peruano Alberto Elmore elevó su protesta, el 8 de abril de 1891, por


considerar que la ley lesionaba derechos territoriales del Perú, conforme a la Real
Cédula de 1802 y la posesión de su país, pues los pobladores de esos lugares
obedecían las leyes, los reglamentos y a las autoridades peruanas del
Departamento de Loreto. Su par colombiano, Marco Fidel Suárez, indicó que:
(…) consultando la armonía y a fin de no menoscabar intereses ya creados, no
extenderá su acción sino a los territorios que actualmente se hallan faltos de
misiones y de colonización (…) que tal respeto no sea interpretado como el
reconocimiento de verdaderos títulos de dominio y soberanía territorial.
Conferencias tripartitas de 1894
El gobierno colombiano, con motivo de las gestiones diplomáticas entre Ecuador y
el Perú, solicitó ser admitida en las discusiones de límites con el fin de llegar a un
acuerdo definitivo; gestión que vino a culminar con la convención tripartita reunida
en Lima el 11 de octubre de 1894. Se nombraron como representantes por
Colombia, Aníbal Galindo, como abogado especial, y Luis Tanco, quien era
encargado de negocios en Lima; por el Ecuador, Julio Castro, enviado extraordinario
y ministro plenipotenciario del Ecuador en Lima; y por el Perú, Luis Felipe Villarán,
como abogado especial.Al entrar en la controversia, Colombia sostuvo el
reconocimiento del uti possidetis, pero integrándolo y sustituyéndolo (en casos de
oscuridad y deficiencia) con el principio de la equidad y la recíproca conveniencia.
Según su tesis, el árbitro no solamente debía atender los títulos de derecho, si no
también los intereses de los países en litigio. Colombia definió su posición sobre la
Comandancia General de Maynas, que era disputada por los tres países. El Perú
sostenía que, de acuerdo al uti possidetis, el territorio le pertenecía, conforme a lo
mandado por la Real Cédula de 1802; mientras que el Ecuador había sostenido su
inexistencia y, cuando la cédula fue presentada, su incumplimiento. Por su parte,
Colombia discutió el carácter jurídico del documento, y sostuvo que este no fue de
demarcación política o civil, sino una providencia de orden eclesiástico. Así pues, la
intención del acto regio fue poner las misiones eclesiásticas en Maynas bajo la
supervisión del virreinato del Perú, pero dependiendo políticamente del de Nueva
Granada. Respeto a los posibles derechos de Ecuador, Colombia alegó que estos
no arrancan de la cédula de erección de la Audiencia de Quito, pues esta no fue
nunca una entidad autónoma, sino dependiente de los virreinatos del Perú y Nueva
Granada. Debido a esto, no puede alegar a su favor el uti possidetis, el cual sólo es
válido para divisiones territoriales como los virreinatos y las capitanías generales.
La nación ecuatoriana y sus derechos nacieron el 10 de febrero de 1832, cuando
Colombia reconoció la separación de las provincias de Ecuador, Azuay y Guayaquil,
para formar un estado independiente.70 El convenio de arbitraje fue firmado el 15
de diciembre de 1894, pues los tres países no llegaron a un acuerdo en sus
alegatos. El primer artículo decía:71
Colombia se adhiere a la convención de arbitraje, firmada entre Perú y Ecuador el
1º de agosto de 1887, cuya aprobación fue canjeada en Lima el 11 de abril de 1888;
pero las tres altas partes contratantes estipulan que el real árbitro fallará las
cuestiones materia de la disputa, atendiendo no sólo a los títulos y argumentos de
derecho que se han presentado y que se le presenten, sino también a las
conveniencias de las partes contratantes, conciliándolas de modo que la línea de
frontera esté fundada en derecho y en equidad. Los congresos de Colombia y el
Perú aprobaron el convenio, no así el de Ecuador, quien se abstuvo de hacerlo.
Colombia, por su parte, y ante la conducta del Ecuador, prefirió entablar
negociaciones directas.72 El Perú retiró su aprobación el 29 de enero de 1904.
Protocolo Abadía Méndez-Herboso
El 27 de septiembre de 1901, se suscribió un protocolo entre el canciller colombiano
Miguel Abadía Méndez y el plenipotenciario chileno en Bogotá, Francisco J.
Herboso, que establecía una alianza entre Chile, Colombia y (presumiblemente)
Ecuador.73 Continuaron las negociaciones colombo-chilenas, que incluía la venta
de un blindado de la armada chilena (la cual era, por aquella época, una de las más
poderosas de América y el mundo), siendo frustrada por el descubrimiento y la
publicación de estos documentos por parte del plenipotenciario peruano en
Colombia Alberto Ulloa Cisneros.
1.1.5. El caucho, los arreglos limítrofes y el modus vivendi
Tratado Pardo-Tanco Argáez
El 6 de mayo de 1904 se firmó en Lima, entre el canciller peruano José Pardo y
Barreda y el plenipotenciario colombiano Luis Tanco Argáez, un tratado que sometía
la cuestión de límites al arbitraje del Rey de España. Ese mismo día, se firmó un
modus vivendi en las zonas del Napo y Putumayo.74 Sin embargo, no fue aprobado
por el canciller colombiano Francisco de Paula Matéus, aduciendo que Tanco no
tenía instrucciones.

Tratado Tobar-Río Branco


Coincidentemente, el mismo día de la firma del modus vivendi entre Colombia y el
Perú, los gobiernos de Ecuador (representado por Carlos R. Tobar) y del Brasil
(representado por José Maria da Silva Paranhos Junior, barón del Río Branco)
firmaron un tratado, en el cual definieron su frontera en la línea Apaporis-Tabatinga,
de acuerdo al tratado de 1851, entre el Perú y el Brasil. La República del Ecuador y
la República de los Estados Unidos del Brasil acuerdan que, terminando
favorablemente para el Ecuador, como esta República espera, el litigio que sobre
límites existe entre el Ecuador y el Perú, la frontera entre el Ecuador y Brasil, en la
parte que confinen, sea la misma señalada por el Art. VII de la Convención que se
celebró entre Brasil y el Perú, en Lima, el 23 de octubre de 1851, con la modificación
constante en el Acuerdo asimismo firmado en Lima el 11 de febrero de 1874, para
la permuta de territorios en la línea Iza o Putumayo, esto es, que la frontera - en
todo o en parte - según el resultado del antedicho litigio, sea la línea geodésica que
va de la boca del riachuelo San Antonio, en la márgen izquierda del Amazonas,
entre Tabatinga y Leticia, y termina en la confluencia del Apaporis con el Yapurá o
Caquetá, menos en la sección del río Iza o Putumayo, cortada por la misma línea
donde el alveo del río, entre los puntos de intersección, formará la división.
Tratados Velarde-Calderón-Tanco
El 12 de septiembre de 1905, la nueva legación peruana en Bogotá (dirigida por el
plenipotenciario peruano Hernán Velarde) consiguió celebrar con la cancillería
colombiana tres nuevas convenciones: los tratados Velarde-Calderón-Tanco, con
Clímaco Calderón, canciller de Colombia; y el ministro plenipotenciario colombiano
en el Perú, Luis Tanco Argáez. El primer acuerdo fue un convenio general de
arbitraje, por el cual ambos países se comprometían a resolver todas sus
diferencias, salvo las que afectaren la independencia o el honor nacionales, por
medio del arbitraje. El árbitro sería el Sumo Pontífice Romano. El compromiso
arbitral duraría 10 años, siendo los asuntos litigiosos presentados al árbitro por
convenciones especiales. El segundo convenio sometió la cuestión de límites a Pío
X, o en su negativa o impedimento, al Presidente de la República Argentina;
estableciéndose los principios de derecho y de equidad. El arbitraje solo debería
iniciarse cuando se terminara el litigio entre el Perú y el Ecuador, pendiente ante el
Rey de España. El tercer tratado fue de statu quo y modus vivendi en la zona en
disputa. Ninguno de los dos países alteraría sus posiciones mientras no se
solucionara el litigio. Mientras tanto, la línea divisoria sería el río Putumayo, la cual
sería neutral. Colombia ocuparía el margen izquierdo y el Perú, el margen derecho.
Las aduanas serían mixtas y el producto de estas común. Los acuerdos fueron
aprobados por el Congreso colombiano y enviados para su ratificación en Lima. Sin
embargo, según parece, por la enorme influencia de la poderosa Casa Arana, su
aprobación se vino retrasando. En ese contexto, el 6 de junio de 1906 se firmó en
Lima un protocolo de statu quo en la zona en litigio y un modus vivendi en el
Putumayo, río declarado neutral. Se retiraron las guarniciones, aduanas y
autoridades civiles y militares, hasta que quedaran resueltos los conflictos
limítrofes.8081 Estas medidas, indirectamente, barbarizarían la región.
El boom del caucho y los “escándalos del Putumayo”
La explotación cauchera, llamada fiebre o boom del caucho, había cambiado
radicalmente la vida de los pobladores de la Amazonía. Iquitos, Manaos y Belém
recibieron gran impulso económico en aquella época. Por el lado peruano, la Casa
Arana era poseedora de todos los territorios caucheros desde el Amazonas hasta
el actual territorio colombiano. Sus enormes éxitos comerciales lo empujaron a crear
una empresa con el nombre de Peruvian Amazon Rubber Company, constituida el
27 de septiembre de 1907, con un capital de un millón de libras esterlinas. El
directorio estaba constituido por Henry M. Read, Sir John Lister Kaye, John Russel
Gubbins, Barón de Souza Deiro, M. Henri Bonduel, Abel Alarco y Julio César Arana.

El 9 de agosto de 1907, Benjamín Saldaña Roca presentó una denuncia penal en


Iquitos contra los empleados de la empresa de Arana. La acusación señalaba que
se estaban cometiendo horribles crímenes contra los indígenas del Putumayo:
violaciones, torturas, mutilaciones y asesinatos. En Lima, la noticia fue publicada
por el diario La Prensa, el 30 de diciembre de 1907.84 Sin embargo, con el pretexto
de que, debido al modus vivendi pactado el año anterior, las autoridades peruanas
no tenían autoridad sobre la zona comprendida entre el Putumayo y el Caquetá, la
denuncia se archivó. En 1909, los estadounidenses Hardenburg y Perkins fueron
apresados por los de la Casa Arana debido a que, según ellos, les recriminaron por
la explotación de los indígenas y los trabajadores en general. Según la empresa,
Hardenburg había intentado chantajearlos, indicando «que tenía en su poder
documentos muy comprometedores para la Peruvian Amazon Co.».Al año
siguiente, la prensa mundial se agitó por los llamados escándalos del Putumayo,
gracias a la denuncia de Hardenburg, quien indicó la escalofriante cifra de 40.000
nativos asesinados. Los brutales crímenes contra los indígenas, cometidos en esa
zona tanto por peruanos como por colombianos, sacudieron la opinión pública en
Gran Bretaña; más aún, cuando se descubrió que la sindicada por los terribles
abusos poseía capital británico. Se envió a Sir Roger Casement, cónsul británico en
Manaos, a investigar esos hechos. Casement ya era mundialmente famoso, debido
a su denuncia de los abusos y malos tratos a que era sometida la población nativa
en el Congo belga.88

Asimismo, la Corte Suprema del Perú designó, gracias a una denuncia del fiscal de
la Nación del 8 de agosto de 1910, a una comisión para que investigase lo sucedido
en esos territorios. Carlos A. Valcárcel recibió las órdenes en noviembre de ese año,
y el día 22, dispuso que se enjuiciara a los presuntos culpables. Sin embargo,
debido a problemas de salud y falta de dinero, Valcárcel no pudo hacerse cargo de
la investigación, por lo que fue reemplazado por Rómulo Paredes. El informe de
Casement fue presentado a inicios de 1911. En este, se describía las horribles
prácticas de la casa Arana. El reclutamiento de nativos a manos de peruanos y
colombianos, la esclavitud, la explotación sexual de las mujeres, la muerte de miles
de indígenas amazónicos; que confirmaron las denuncias hechas anteriormente.88
A pesar de ello, Julio César Arana nunca sería juzgado por sus presuntos crímenes,
ni ante la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña, ni ante la justicia peruana.
Llegaría a ser senador de Loreto y opositor al Tratado Salomón-Lozano.
Incidentes armados en el Putumayo y el Caquetá
A pesar de los acuerdos firmados con el Perú, el 5 de junio de 1907 el gobierno
colombiano celebró secretamente una convención con el Ecuador, para negociar un
acuerdo limítrofe en los territorios que también estaban en disputa con el Perú. Al
mismo tiempo, exigía que este país aprobara el tratado de 1905 (que no ocurrió),
cuando lo había violado al negociar con el Ecuador. Ante esto, el 22 de octubre de
1907, el gobierno colombiano declaró unilateralmente terminado el modus vivendi
de 1906, nombrando y sosteniendo autoridades en el Putumayo. Debido a esto, la
cancillería peruana solicitó a Julio C. Arana que ayudara con sus empleados a
repeler una posible invasión colombiana. Como consecuencia de estas dos
acciones, se produjeron una serie de incidentes armados entre caucheros peruanos
y colombianos en la zona.
Tratado Vásquez Cobo-Martins
Mapa de Colombia en 1912, tras la firma del tratado Vásquez Cobo-Martins. El 24
de abril de 1907, se firmó en Bogotá, entre los representantes de los gobiernos de
Colombia y Brasil; Alfredo Vásquez Cobo y Enéas Martins, respectivamente, un
tratado que definió la frontera, entre la piedra de Cocuy hasta la desembocadura del
río Apaporis en el Caquetá:
La frontera entre Colombia y el Brasil (...) será la siguiente: De la isla de San José
(...), el thalweg del Apaporis hasta su desembocadura en el río Yapurá o Caquetá
(...); y el resto de frontera entre los dos países disputada, sujeta a posterior arreglo
en el caso de que Colombia resulte favorecida en sus otros litigios con el Perú y el
Ecuador.
Tratado Porras-Tanco Argáez[editar]
En 1909, se reanudaron las negociaciones entre el Perú y Colombia, con el fin de
poner término a los sangrientos combates que se sucedían entre el Putumayo y el
Caquetá. El canciller peruano, Melitón Porras y el ministro colombiano, Luis Tanco
Argáez, suscribieron un acuerdo el 22 de abril de ese año, que consistía en los
siguientes puntos:
El nombramiento de una comisión que investigara los sucesos del Putumayo y
estableciera responsabilidades.
Se indemnizaría los daños materiales y a las familias de las víctimas.
La cuestión de límites, sería resuelta cuando se expidiera el fallo español en el juicio
con el Ecuador y se sometería a arbitraje en caso de desacuerdo.
Se pactaría un nuevo modus vivendi; y se ajustaría un tratado de comercio.
En cumplimiento de la primera parte del tratado, se firmó en Bogotá el 13 de abril
de 1910 la convención sobre reclamaciones. Se acordó en ella, la constitución de
un tribunal mixto internacional, que se reuniría en Río de Janeiro a los 4 meses de
firmada la convención. El tribunal debía resolver:
El monto de la indemnización que uno de los países debía pagar a otro; y
Determinar los casos en que se debía aplicarse la ley colombiana o peruana a los
presuntos culpables de los crímenes de la región.
Sin embargo, sobre los convenios de arbitraje y modus vivendi acordados en el
tratado Porras-Tanco Argáez, no se llegó a un acuerdo formal.
Conflicto de La Pedrera (1911)
En 1911, Colombia comenzó a establecer guarniciones militares en la orilla
izquierda del río Caquetá, en clara violación al tratado Porras-Tanco Argáez, que
establecía que esa zona era territorio peruano. Envió a una expedición comandada
por el general Isaac Gamboa, conformada por 110 hombres, que ocupo Puerto
Córdoba, también llamada La Pedrera. En junio, zarpó otra expedición a Puerto
Córdoba al mando del general Neyra.
Mientras tanto, el gobierno peruano, resguardando sus intereses en la zona que
estaban siendo amenazados por las expediciones colombianas, solicitó la
suspensión de la expedición Neyra, pero fue denegada. Entonces, las autoridades
de Loreto destacaron un contingente peruano, al mando del teniente coronel Óscar
R. Benavides, para desalojar a los colombianos de La Pedrera.95
Fue entonces cuando los cónsules de Perú y Colombia en Manaos, conscientes de
las consecuencias de un posible enfrentamiento, propusieron telegráficamente a
sus gobiernos la desviación de las expediciones: la expedición colombiana, al
mando de Neyra, se detendría en Manaos; y la peruana, de Benavides, en el
Putumayo.

Sin embargo, por falta de conocimiento de estas negociaciones, se produjo un


choque armado entre las fuerzas peruanas y colombianas. El 10 de julio, Benavides
exigió la retirada de los colombianos de La Pedrera, solicitud denegada. Por ello,
comenzó el ataque a Puerto Córdoba: después de dos días de combates, el
contingente colombiano fue obligado a retirarse.969798
El 19 de julio de 1911, una semana después de los enfrentamientos en La Pedrera,
el ministro plenipotenciario peruano Ernesto de Tezanos Pinto y el canciller
colombiano Enrique Olaya Herrera firmaron en Bogotá el Convenio Tezanos Pinto-
Olaya Herrera. En este acuerdo, Colombia se comprometió a no aumentar el
contingente ubicado en Puerto Córdoba y no atacar a las posiciones peruanas
ubicadas entre el Putumayo y el Caquetá. Al mismo tiempo, las tropas peruanas se
vieron obligadas a abandonar La Pedrera y a devolver los trofeos de guerra
capturados a los colombianos.
Tratado Muñoz Vernaza-Suárez
El 15 de julio de 1916, el ministro plenipotenciario del Ecuador, Alberto Muñoz
Vernaza; y el de Colombia, Fidel Suárez, suscribieron en Bogotá un tratado de
límites entre las dos repúblicas, desde el río Mataje hasta la desembocadura del río
Ambiyacú en el Amazonas: Partiendo de la boca del río Mataje, en el Océano
Pacífico, aguas arriba de dicho río, hasta (…) el divortium aquarum entre el río
Putumayo y el río Napo, y por este divortium aquarum hasta el origen principal del
río Ambiyacu, y por el curso de este río hasta su desembocadura en el río
Amazonas: siendo entendido que los territorios situados en la margen septentrional
del Amazonas y comprendidos entre esta línea de frontera y el límite con el Brasil,
pertenecen a Colombia, la cual por su parte deja en salvo los posibles derechos de
terceros.
El Perú hizo, oportunamente, reserva de sus derechos afectados por dicho pacto.
Negociaciones entre el Perú y Colombia (1911-1922)
Tras el incidente de La Pedrera, las relaciones entre Colombia y el Perú se vieron
perturbadas: civiles colombianos apedrearon la casa del embajador peruano en
Bogotá y su prensa atacó la actitud de su gobierno. La separación de Panamá,
episodio muy sensible, todavía estaba en la mente colectiva. Muchos se
preguntaban: ¿sería Caquetá otro Panamá?Mientras tanto, las cancillerías de
ambos países se preocupaban en iniciar nuevas gestiones. Entre 1912 y 1918,
ambos países insistieron en la idea del arbitraje. Colombia, dirigida por los
conservadores, planteaba el arbitraje del Papa: el Perú, en cambio, proponía como
árbitro al Tribunal de la Haya o al Presidente de la Confederación Suiza.

En 1919, se inició una nueva fase del conflicto. Colombia propone un arreglo directo,
sin embargo, la línea propuesta por el ministro colombiano Fabio Lozano Torrijos a
la cancillería peruana no fue aceptada, por cuanto no implicaba cesión alguna de
Colombia. La contrapropuesta peruana tampoco fue aceptada por el ministro
colombiano.

Marco conceptual
1.1.6. Tratado Salomón-Lozano
Reiniciadas las gestiones, el 24 de marzo de 1922 se llegó a un acuerdo directo en
Lima, obra de los plenipotenciarios Fabio Lozano Torrijos (representando a
Colombia) y Alberto Salomón Osorio (representando al Perú). El tratado Salomón-
Lozano estableció como límite el siguiente:
La línea de frontera entre la República Peruana y la República de Colombia queda
acordada, convenida y fijada en los términos que en seguida se expresan: Desde el
punto en que el meridiano de la boca del río Cuhimbé en el Putumayo corta al río
San Miguel o Sucumbíos, sube por ese mismo meridiano hasta dicha boca del
Cuhimbé; de allí por el río Putumayo hasta la confluencia del río Yaguas; sigue por
una línea recta que de esta confluencia va al río Atacuari en el Amazonas y de allí
por el río Amazonas hasta el límite entre Perú y Brasil establecido en el Tratado
Perú-Brasileño de 23 de octubre de 1851.
La rectificación del límite entre el Perú y Brasil y la entrega de la faja de territorio
colindante con el Brasil, por la línea pactada en 1851 con el Perú, así como el
acceso de Colombia al Amazonas, del que sólo el Perú y Brasil eran condóminos,
determinó la oposición de Brasil al tratado Salomón-Lozano. Esta actitud retardó la
aprobación del acuerdo, hasta la firma de un acta en Washington en 1925, por el
cual Colombia reconoció los territorios cedidos por el Perú a Brasil en 1851.105 El
20 de diciembre de 1927, fue aprobado por el Congreso peruano, sería ratificado
por el colombiano el 17 de marzo de 1928, y comenzó a ser efectivo desde el 19 de
marzo de 1928. Finalmente, el tratado se consumó con la entrega física de los
territorios, el 17 de agosto de 1930.

En el Perú, Leguía es todavía criticado por la firma de este tratado, considerado


excesivamente entreguista. Sin embargo, el intención del gobierno peruano fue la
de ganar para el Perú un aliado, cuando se encontraba abrumado por los conflictos
con el Ecuador y con Chile. Efectivamente, una consecuencia del tratado fue que
Colombia apoyara al Perú en el litigio peruano-ecuatoriano y que Ecuador rompiera
sus relaciones con Colombia.
1.1.7. Guerra colombo-peruana (1932-1933)
Antecedentes del conflicto: el incidente de Leticia
Tras la firma del tratado Salomón-Lozano, la población civil loretana tuvo un
sentimiento dolido, contra de la cesión de Leticia. Tanto los peruanos de Leticia y
de Iquitos se opusieron tajantemente a la aplicación de ese tratado. También se
acusaba a Colombia de incumplirlo, por dificultar la navegación y el comercio,
especialmente en el río Amazonas y en el río Putumayo, afectando profundamente
la vida económica de esa parte de la región amazónica peruana.
En la madrugada del 1 de septiembre de 1932, un grupo de 48 civiles peruanos del
departamento de Loreto, al mando de Óscar Ordóñez de la Haza, ocuparon la
ciudad de Leticia con el apoyo de la población y sin que se registre un solo tiro. Las
autoridades, ciudadanía y policía colombianas fueron desalojadas y enviadas al
Brasil. El incidente, considerado en un inicio por ambos gobiernos como un
problema aislado,108 fue el que desembocó en el conflicto de 1932. A pesar de que
ni el gobierno peruano de Luis Miguel Sánchez Cerro ni el colombiano de Enrique
Olaya Herrera deseaban un conflicto, la opinión pública en el caso del primero y la
presión de los militares conservadores en el del segundo, hicieron que ambos
gobiernos entraran en guerra.
Operaciones militares
El 15 de febrero de 1933, Colombia rompe relaciones diplomáticas con el Perú,
retirando al plenipotenciario peruano Enrique Carrillo. El día anterior, las tropas
colombianas atacaron Tarapacá, ocupada por soldados peruanos, bombardeando
el puerto. Al día siguiente, los peruanos se batieron en retirada, ante la imposibilidad
de seguir con la lucha. A pesar de las exageraciones del general Vásquez Cobo
(desmentidas por la prensa colombina), los peruanos no recibieron alguna baja.
El 17 de marzo, tropas colombianas al mando del general Efraín Rojas atacaron un
caserío ubicado cerca a Buenos Aires, en el río Cotuhé. Sin embargo, ante el ataque
aéreo, la falta de apoyo y la posibilidad de una contraofensiva, se retiraron. El 26, el
ejército de Colombia atacó a la guarnición peruana acantonada en Güepí, territorio
peruano reconocido por el tratado Salomón-Lozano. Durante ocho horas, los
peruanos resistieron el ataque hasta verse casi rodeados, por lo que se batieron en
retirada.
En abril y mayo, continúan los enfrentamientos a lo largo del Putumayo, en Calderón
(16 de abril), Yabuyanos (29 de abril), Río Algodón (1-8 de mayo) y La Zoila (26 de
mayo).
Fin de la guerra
El 30 de abril de 1933 es asesinado, por un militante aprista, el presidente peruano
Luis Miguel Sánchez Cerro, al salir de la revista en el Hipódromo de Santa Beatriz
de los 30.000 soldados que se iban a movilizar a la frontera con Colombia. Su
sucesor, Óscar R. Benavides, el mismo que venció a los colombianos en La
Pedrera, se reunió con el electo presidente colombiano Alfonso López Pumarejo,
amigo suyo.

El 25 de mayo, en la sede de la Sociedad de Naciones en Ginebra, se firma el


armisticio entre las partes en disputa, por la parte peruana, Francisco García
Calderón y por la colombiana, Eduardo Santos Montejo acordándose la entrega de
Leticia a Colombia y la intervención de una comisión internacional de la Sociedad
de Naciones. El 25 de junio, las tropas peruanas se retiran de Leticia, entregándola
a la delegación de la Sociedad de Naciones.
1.1.8. Protocolo de Río de Janeiro (1934)
La comisión para el arreglo de la disputa por Leticia se reunió en Río de Janeiro en
octubre de 1933. La parte peruana estaba conformada por Víctor M. Maúrtua, Víctor
Andrés Belaúnde, Alberto Ulloa Sotomayor y Raúl Porras Barrenechea. La
delegación colombiana, por Roberto Urdaneta Arbeláez, ministro de Relaciones
Exteriores, Luis Cano Villegas y Guillermo Valencia Castillo.
El Perú invitó también al Ecuador a empezar negociaciones con el objeto de liquidar
la cuestión de límites pendientes entre los dos países; pero este se negó. Este país
era parte interesada en la disputa entre Colombia y el Perú, no solo por la
contigüidad territorial, sino también porque había una zona que los tres países se
adjudicaban. El Congreso ecuatoriano declaró que no reconocería la validez de los
arreglos entre sus dos vecinos.
El 24 de mayo de 1934 se firma por las representaciones diplomáticas de Colombia
y del Perú, el Protocolo de Río de Janeiro, en la ciudad del mismo nombre, que
ratifica el tratado Salomón-Lozano, aún hoy día vigente y aceptado por ambas
partes.

2. Conclusiones
3. REFERENCIAS

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