Importante - Túpac Amaru
Importante - Túpac Amaru
Importante - Túpac Amaru
BACH.:
MOSTACERO SILUPÚ NÉSTOR JOSÉ
ASESOR:
DR. ÁNGEL MUCHA PAITÁN
NUEVO CHIMBOTE
2018
1
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
2
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
Revisado y V° B° DE:
INTEGRANTE INTEGRANTE
3
DEDICATORIA
A DIOS:
Por ser dueño de mi vida
y brindarme salud permitiéndome
culminar mi carrera profesional
A MIS PADRES:
Con especial cariño a mis padres
por apoyarme día a día para seguir
adelante.
A MIS HERMANAS Y
AMIGOS:
Por su amor y paciencia, que
me ayuda a seguir
superándome como
profesional.
4
AGRADECIMIENTO
A los Docentes del área: José Cedeño León, Bertha Ramírez Romero, Wilfredo
Contreras Aranda y Brinelda Julca Castillo., por haber compartido conocimientos
y anécdotas en las aulas y aportado a mi formación profesional para el logro de
mis metas.
El Autor
5
INDICE
PÁG.
DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………viii
2.1. Biografía……………………………………………………………………..20
2.2. Influencia de la Zamba en la Rebelión………………………………….. 21
6
4.1. Ideología de los Indios……………………………………………………..33
4.1.1. Corriente Ideológica Reformista………………………………………...33
4.1.2. Corriente Ideológica Insurreccionista...………………………………...33
4.2. Ideología de Túpac Amaru...……………………………………………...34
4.2.1. El Separatismo……………………………………………………………34
4.2.2. El Monarquismo…………………………………………………………..35
4.2.3. El Integrismo....………………………………………………………….. 35
4.2.4. La Justicia Social…………………………………………………………35
4.2.5. El Cristianismo……………………………………………………………35
4.3. Plan Político de Túpac Amaru………………………………………….. 36
7
CAPITULO VII: CONSECUENCIAS DE LA REBELIÓN…………………..73
7.1. Sociales…………………………………………………………………... 73
7.2. Administrativas / Económicas…………………………………………...74
7.3. Impacto de la rebelión……………………………………………………76
CONCLUSIONES………………………………………………………………80
SUGERENCIAS……………………………………………………………..... 82
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………......83
8
INTRODUCCIÓN
A lo largo del tiempo, nuestra sociedad ha pasado por varios cambios desde la
llegada de los chapetones (españoles) denominado época de la Conquista o
Virreinato hasta la época de la Emancipación o Independencia, ocasionando
diversas transformaciones en nuestros antepasados indígenas como la exclusión,
discriminación y explotación hasta la extirpación de nuestras costumbres
cotidianas; es por ello que en el siglo XVIII surgen los levantamientos cansados
ya, de tanto maltrato inhumano al indígena.
9
sociedades del continente en busca de su independencia y que años más tarde
se consolidaría. Por consiguiente, la pregunta de investigación ¿Cuáles fueron
los impactos de la Rebelión de Túpac Amaru?
10
CAPÍTULO I: ORIGENES DE TÚPAC AMARÚ II
1.1. Genealogía:
Para DEL BUSTO. (2005: Pág. 86). Sostiene de Túpac Amaru, último inca
de Vilcabamba, descendió un personaje que tiene principal importancia en
la historia del Perú. José Gabriel Condorcanqui llamado también José
Gabriel Túpac Amaru.
Muerto el inca Túpac Amaru en 1572, dejo una hija llamada Juana
Pilcohuaco, la que fue depositada en casa de Teresa Ordoñez y, fallecida
ésta, en la de su hermana Feliciana de Silva, que estaba casada con
Manuel Criado de Castilla, corregidor de Canas y Canchis. Este último fue
quien comenzó los tratos prematrimoniales con Diego Felipe Condorcanqui,
curaca de Surimana, Pampamarca y Tungasuca. La boda se efectuó,
naciendo de esta unión el curaca Blas Condorcanqui, se casó con
Francisca de Torres, padres del curaca Sebastián Condorcanqui, que
contrajo enlace con Catalina del Camino, los que a su vez tuvieron por
vástago al curaca Miguel Condorcanqui, quien de su primer matrimonio con
Rosa Noguera tuvo por hijo a José Gabriel Condorcanqui, que heredó los
curacazgos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, convirtiéndose en el
gran luchador social y héroe máximo de nuestra preindependencia.
11
TÚPAC AMARU
12
Según VILLANUEVA (2005: Pág. 291). José Gabriel Condorcanqui, era
descendiente directo de la nobleza cusqueña y de los incas del Vilcabamba.
Nació el 19 de marzo de 1738 en Surimana, perteneciente a la provincia
cusqueña de Tinta. Sus padres fueron Miguel Condorcanqui, gobernador de
Surimana y su madre Rosa Noguera Valenzuela. Era descendiente directo
de Doña Juana Pilcohuaco, hija de Túpac Amaru, el último de los incas de
Vilcabamba y que había sido ajusticiado por los españoles en el año 1572.
José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru, desde muy niño heredó los
cacicazgos de Pampamarca, Tungasuca y Surimana. También heredó la
ideología de sus predecesores y se hizo llamar “Túpac Amaru II”.
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1.2. Biografía:
Según KLAREN. (2014: Pág. 148). José Gabriel Condorcanqui, quien adoptó
el nombre de Túpac Amaru (serpiente real, en quechua), terrateniente,
arriero y curaca de una moderada fortuna. Nació en 1738 en el pueblo de
Surimana, a noventa km al sudeste del Cuzco. De figura físicamente
imponente, tenía un metro setenta de estatura, más que la mayoría de los
indios, y llevaba la vestimenta de un noble español incluyendo un saco de
terciopelo negro, chaleco dorado y sombrero de piel castor.
Para BOLESLAO. (2010: Pág. 21). En Surimana, que está a una altura de
4.000 metros sobre el nivel del mar, el 24 de marzo de 1740, nació José
Gabriel Túpac Amaru, descendiente por línea materna del desventurado inca
cuyo nombre, y no (Condorcanqui) el paterno, usaron siempre él y su familia.
Eso no me parece simple apego al origen incaico, sino más bien proyección
de anhelos íntimos; algo así como ciertos seudónimos modernos: Stalin,
hombre de acero, Kemal Ataturk, padre de los turcos.
14
José Gabriel Condorcanqui y Noguera, conocido como Túpac Amaru II, fue
un instruido curaca mestizo de Surimana, Tungasuca y Pampamarca, en la
provincia de Tinta (Cusco). Nació el 19 de marzo de 1738, descendiente de
los incas del Vilcabamba, ya que su antepasada directa fue Juana
Pilcohuaco, hija de Túpac Amaru Inca, quien a su vez, hijo de Manco Inca
Yupanqui.
Por otro lado, BONILLA (1971: Pág. 103). Acota que Túpac Amaru nació el
19 de marzo de 1741 en el pequeño pueblo de Surimana de la provincia de
Tinta. Sus padres fueron el cacique Miguel Condorcanqui y doña Rosa
Noguera, y de ellos heredó a la muerte de su hermano mayor Clemente, el
cacicazgo de los Túpac Amaru. José Gabriel conoció el trato de sus tutores
al quedar huérfano, quienes cumplieron con proporcionarle educación
correspondiente como cacique de la sangre real. Sus tutores fueron sus
propios tíos: Marcos Condorcanqui y José Noguera.
1.3. Rasgos:
Según ROSALES. (1964: Pág. 13 - 14). Manifiesta que era Túpac Amaru un
hombre bien alto de contextura gruesa, pero con proporción muy regular;
ojos negros penetrantes, la nariz aguileña, barba saliente, pelo largo “signo
distintivo de la nobleza” autóctona y de piel muy clara para un indio, pero
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oscura para un peninsular. Las personas que lo trataron con mayor intimidad,
hablan de su agradable fisonomía y modales. Su retrato, pintado en 1780
por el zambo Antonio Oblitas, esclavo del corregidor Arriaga.
Su función de cacique la cumplió sin aprovecharse del cargo para lucrar con
el trabajo de los indígenas, ni sustraer parte de las entradas provenientes de
la recaudación de los tributos. De esta manera ganó fama de honradez y
seriedad entre los funcionario de la provincia de Tinta.
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sus maneras era un caballero, era cortesano, se conducía con dignidad con
sus superiores y con la formalidad con sus aborígenes. Hablaba con
perfección la lengua española y con gracia especial el quechua; vivía con
lujo y, cuando viajaba, siempre iba acompañado de muchos sirvientes del
país y, algunas veces de un capellán.
Por otro lado, VALCÁRCEL (1973: Pág. 39) acota que Túpac Amaru era un
hombre alto, grueso, ojos negros, nariz aguileña, barba saliente, el pelo
largo, la piel muy clara para un indio y muy oscura para un peninsular. Las
personas que lo trataron con mayor intimidad hablan de su agradable
fisonomía y modales; franco y agradable con sus amigos, era altivo ante la
impertinencia de los extraños.
1.4. Educación:
Por otro lado, GUTIERREZ (2006: Pág. 209). Manifiesta que Túpac Amaru
II, se educó en el Colegio San Francisco de Borja (Cusco), una escuela
regentada por los jesuitas y fundada con el objetivo primordial de instruir a
los hijos de caciques e indios nobles. Recibió, pues, una enseñanza
destacada para la época, pues sus conocimientos de lectura y escritura no
estaban al alcance de la población indígena en general y ni siquiera de
muchos españoles (peninsulares o criollos). Sin duda que José Gabriel era
un hombre de una inteligencia despierta, que asimilaría con prontitud los
principios culturales recibidos, al tiempo que fue ampliándose dado sus
frecuentes viajes y contactos con una variada gama de personas a las que
frecuentaba en razón de su actividad de arriería.
17
Asimismo VILLANUEVA (2005: Pág. 291). Indica que José Gabriel
Condorcanqui, fue educado en las costumbres de sus ancestros por sus tíos,
quienes desempeñaron las labores de tutoría al morir su madre y al formar
su padre otra familia aparte.
Según LEXUS (2001: Pág. 128). Túpac Amaru, fue encargado a dos
preceptores: el cura de Yanaoca, doctor Carlos Rodriguez de Ávila, natural
de Panamá. En 1748 su padre lo matriculo en el colegio de caciques San
Francisco de Borja, regentado por jesuitas. A la muerte de su progenitor
(19/04/1750) quedó como heredero del cacicazgo, pero por su minoría de
edad tuvieron que ejercer la tutoría del cacicazgo su tío paterno Carlos
Condorcanqui y luego su tío materno José Noguera. José Gabriel estudio
hasta 1758 y luego volvió a Surimana a relevar a sus tíos.
1.5. Economía:
18
españoles y criollos perdieron el monopolio, y para sus ingresos expoliaron
a los campesinos, sobre todo en el reparto, lo cual más adelante se dan
revueltas, choques y pleitos.
Para VILLANUEVA (2005: Pág. 291). “Túpac Amaru II”, era un hombre muy
activo en los negocios por tanto era muy rico por los siguientes motivos:
Por tal razón, Túpac Amaru II, podría haberse dedicado a disfrutar todas
sus comodidades de su poder económico y social, pero su destino era otro
porque sus ideales eran contrarios a los extranjeros.
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CAPÍTULO II: LA HEROÍNA MICAELA BASTIDAS
2.1. Biografía:
Según LEXUS (2001: Pág. 55 - 56). Fue una de las más importantes
heroínas de la emancipación, nacida hacia el año de 1742. Muchos
historiadores le dan por nacida en Pampamarca (provincia de Canas) en
Cuzco, mientras otros afirman que nació en Tamburco, distrito
perteneciente a la provincia apurimeña de Abancay. Hija de Miguel
Bastidas y de la india Josefa Puyucahua. Creció en el pueblo de la
Asunción de Pampamarca, donde por su condición y arraiga económico
logró figurar entre gente española. Para DEL BUSTO, afirma que la suya
era una familia de la aristocracia pueblerina, que basaba su importancia
en su agricultura y la ganadería. La niña mestiza se crio con sus hermanos
Antonio y Miguel Bastidas, así como sus tíos maternos Narcisa y Marcelo
Puyucahua. Físicamente era una mujer de singular belleza, con porte
distinguido y esbelto cuerpo, le decían la “zamba”. A los 20 años la
pretendió José Gabriel Condorcanqui Noguera; una vez formalizada la
situación la boda se efectuó en la iglesia de Nuestra Señora de la
Purificación de Surimana, el 25 de mayo de 1760. De su matrimonio tuvo
tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando, quienes siendo adolescentes
apoyaron a la gran rebelión.
20
2.2. Influencia de la Zamba en la Rebelión:
Para LEXUS (2001: Pág. 56). Políticamente era una lideresa, poseía don
de mando, con el cual logró ganar para la causa rebelde a numerosos
caciques, vecinos distinguidos e incluso a párrocos. Ocupo una posición
directiva, virtualmente número dos del movimiento, proveyendo de
recursos, armas y vestimentas a las tropas; y a dirigir algunas acciones
preparatorias cuando su esposo se ausentaba. Participó e intervino
activamente en la captura del corregidor de la Provincia de Tinta
(10/11/1780). Una semana después tuvo un papel preponderante en la
exitosa batalla de Sangarará (18/11/1780) y sostuvo la opinión de que las
acciones debían proseguir rápidamente, a fin evitar que los españoles se
rehicieran, y así lanzó la ofensiva sobre la ciudad del Cusco. Dictó edictos
y proclamas, que se encuentran publicados en la colección documental
del Bicentenario de la Rebelión de Túpac Amaru, junto con las reformas y
cartas que Micaela remitía a su esposo.
21
CAPÍTULO III: ANTECEDENTES DE LA GRAN REBELIÓN
22
metrópoli y de las provincias americanas en un solo organismo político,
económico y jurídico.
23
Por otra parte BONILLA (1971: Pág. 34). Sostiene que cuando cesa el
monopolio comercial se verán amenazadas las utilidades de los
dueños de los medios de producción. Temerosos de perder sus
ganancias ajustaron más los mecanismos de la explotación. Nunca
antes el pueblo había sido brutalmente expoliado, es por ello que
Túpac Amaru asume la tarea de redención indígena.
3.1.1.3. Políticas:
Para GRIMBER (1988: Pág. 29). Hace mención que las ideas
predominantes fueron las ideas del Despotismo Ilustrado donde este
fue un gobierno por el pueblo, pero sin el pueblo lo cual se limitó a la
autoridad absoluta del monarca con el afán por el progreso, por los
adelantos en el orden material y el ascenso de los sectores sociales.
Para ello se nombraron ministros de gabinete, entre ellos un secretario
de marina e indias en 1714. A este ministerio se volcaron los asuntos
de Guerra, Hacienda, Navegación y Comercio; así también el
nombramiento de todos los funcionarios con atribuciones políticas y
judiciales e incluso miembros del Consejo de Indias y la Casa de
Contratación. Después de dos carteras suprimidas, y sus funcionarios
se distribuyeron entre los cinco ministerios, los respectivos
departamentos de gobierno para la península: Asuntos Extranjeros,
Guerra, Marina, Justicia y Hacienda.
3.1.1.4. Religiosas:
Para DURAND (1998: Pág. 38). Sostiene que en el siglo XVIII es la
Iglesia quien alcanza una gran influencia, gozando de muchos
privilegios, pero cuando se aplicaron las reformas, el Estado Borbónico
veía en ellos un obstáculo y es por ello que trata de eliminarlo y acabar
con aquellos privilegios. Los jesuitas fueron los más afectados pues
tenían numerosos bienes y no serían los únicos en rehusarse a cumplir
las cedulas reales. La medida autoritaria contra el poder de la iglesia
fue la secularización. Dividió a los religiosos del clero secular y los
24
enfrentó; esta división fue un factor de agitación en la participación de
criollos y del pueblo, que se oponían a los cambios.
Según KLAREN. (2014: Pág. 155). Sostiene que los cambios administrativos
y económicos regidos por Carlos III y envuelto en un juicio extenso hizo que
en José Gabriel, viajara a Lima en 1770 para defenderse de las afirmaciones
que él ostentaba al decir que era descendiente legítimo de Túpac Amaru I.
durante su estadía en Lima tuvo contacto con nuevas ideas provenientes de
Europa que iban ganando espacio en los círculos intelectuales. Luego inicio
sus gestiones para mejorar la condición de los indígenas respecto a los
cambios económicos que había implantado la corona española.
Frustrado por su incapacidad para lograr que los funcionarios reales de Lima
adoptaran sus propuestas de cambios en las reformas. Túpac Amaru,
regresó a Tinta y decidió montar una rebelión.
Por otro lado, TAMAYO. (2013: Pág. 233). Señala que aproximadamente
desde 1770, José Gabriel Túpac Amaru, inició sus gestiones a favor de los
indígenas, puesto que comprobó la opresión que padecían los súbditos de
su curacazgo sometidos en las mitas de Potosí, el repartimiento de las
mercancías, el tributo y las nuevas aduanas impuestas por los españoles
pero al mismo tiempo también pretendía ser legalmente descendiente
legítimo de los incas, pues aspiraba a obtener el marquesado de Oropesa,
entonces vacante, para lo cual sostuvo un largo y farragoso pleito con la
familia Betancurt. En 1777 y 1778 realizó gestiones en Lima para liberar a
los indios del corregimiento de Tinta. Sus intentos y gestiones fueron
infructuosas en Lima, lo que convenció de que el camino legal quedaba
vedado para los indios del sur. Aprovechando su condición de arriero y ya
lanzado al camino insurreccional, procedió a tejer los hilos de una vasta
conspiración, en el Cusco y Puno y en el actual Altiplano Boliviano. Túpac
25
Amaru, según algunos autores habría planeado y preparado la rebelión
durante diez años, con gran plan político.
Mientras VILLANUEVA. (2002: Pág. 175). Infiere que a partir de 1773, José
Gabriel Condorcanqui, inició las gestiones a favor de los indios ante las
autoridades reales afincadas en Lima, capital del virreinato del Perú. Al
mismo tiempo pleiteaba con la familia Betancur para ser declarado
legalmente descendiente de los incas y así tener derecho al marquesado de
Oropesa. En ese año Manuel Amat y Juniet el trigésimo primer virrey
peruano
Ya con la clara idea de la revolución, viajó a Lima entre 1777 y 1778 para
conversar con algunos criollos acerca del gran movimiento revolucionario
que pensaba realizar. Durante esos viajes, no descuidó la presión legal
ante el trigésimo segundo virrey Manuel Guirior y otras autoridades
españolas para que mejoren el trato que daban los indios. Pero los
resultados seguían siendo los mismos.
Según VARGAS (1966: Pág. 50). Acota que Túpac Amaru inicia sus
reclamaciones en el año 1776 a raíz de la petición de dos caciques de la
provincia de Tinta, quienes le otorgaron el poder para representarlos y pedir
26
en su nombre y en el de los indios de sus cacicazgos la eliminación de la
mita. Aceptando la proposición se puso en marcha hacia la “Ciudad de los
Reyes”, donde se presentó en la Real Audiencia, esforzando con razones
claras su solicitud; pero Areche hizo hincapié en que el solicitante no había
presentado el poder que le exigía este recurso y, por otra parte, creyó que
sería conveniente enviarle al Superintendente de la Mita y Corregidor de
Potosí, D. José de Escobedo, para que tomase la providencia del caso. Era
la obligada dilación que entonces como siempre entorpecía la administración
de la justicia. Al mismo tiempo trató José Gabriel de que se reconociera su
nobleza y los títulos que tenía para denominarse Inca no constan en los
documentos publicados y no parece probable, porque nadie los había puesto
en tela de duda.
Por otro lado, VALCÁRCEL (1973: Pág. 44). Manifiesta que Túpac Amaru
primero reclamó ante sus corregidores de la provincia de Tinta, que burlaron
el cumplimiento de la justicia real. Después pasó al Cusco, obteniendo
análogo resultado. Por último se trasladó con el propósito de litigar con el
Virrey y la Real Audiencia de Lima.
Para DURAND (1998: Pág. 32). Señala que “En 1777, Túpac Amaru inicia
un trámite judicial en Lima, pidiendo a la Real Audiencia que los indígenas
de Canas y Canchis, donde estaban sus curacazgos, no mitaran en Potosí.
Fundamenta sus reclamos con sólidos argumentos, señalando que eran
muchos los naturales que morirían en las mitas mineras y denuncia, sin
disimulo, las arbitrariedades que se cometían. El visitador Areche acude a
recursos burocráticos para entorpecer el fallo, finalmente, negativo. Aunque
no se sabe con exactitud cuando decidieron los revolucionarios alzarse en
armas, hay suficientes indicios para estar seguros que fue antes de 1780.
Micaela Bastidas y otros, en los procesos judiciales que se les siguieron,
hace referencias generales a que en Lima lo animaron a rebelarse.
¿Quiénes? ¿Montiel, Barrera o nobles criollos? Los nobles criollos amigos
27
del curaca, lo indujeran a ejecutar al corregidor de Tinta y a declarar la
abolición de la esclavitud, que defendieron empecinadamente los
aristócratas limeños.
Según DURAND. (1998: Pág. 35). Señala que el primero de los tres
levantamientos de masas, en rebeldía contra la opresión colonial en el siglo
XVIII, es el que ocurre en Chayanta (Alto Perú). El problema comienza por
el nombramiento abusivo como curaca de un mestizo apellidado Bernal, que
tenía conflictos con el auténtico curaca Tomás Catarí, el cual presenta su
primer reclamo a mediados de 1777. A principios de 1779, llega Catarí a
Buenos Aires y logra tener una entrevista con el Virrey, que lo escucha y se
dirige a la audiencia de Charcas ordenando una investigación. Catarí
comienza a tomar medidas de hecho y asume las funciones de gobernador
y nombra cobradores de los reales tributos. Catarí es acusado de anunciar
que ha recibido poderes del virrey para rebajar los tributos, facultad que, sin
duda, era falsa. Se ordena la nueva detención de Catarí.
28
fue derrotado y entregado a los españoles el 1 de abril de 1781 y ejecutado,
días después, así como su hermano Nicolás.
B. El Clero:
Según VALCÁRCEL (1973: Pág. 62). Sostiene que al producirse el
movimiento rebelde, el clero adopto dos actitudes: una estuvo
representada por los eclesiásticos que habían repudiado abiertamente
el movimiento y trabajaban en favor de las autoridades; quedándose
en sus curatos, obedeciendo a premiosas y exigencias y aceptaron los
riesgos o huían en dirección al Cusco; y la otra, por los que
simpatizaban con el movimiento, ayudaban ocultamente en la rebelión
de Túpac Amaru.
29
clérigos que los acompañaron sabían y eran conscientes que aquellos
contaban con la cobertura de la inmunidad eclesiástica, y en caso de
ser procesados, siempre podían apelas al fueron eclesiástico.
C. La Burguesía Incipiente:
De acuerdo, BONILLA (1971: Pág.133). Lo considera como una clase
en ascenso, cuyos intereses no conciliaban con las tácticas de Túpac
Amaru donde sus objetivos se enmarcaban hacia una ruptura con
España y un desarrollo de una ciudad antifeudal, donde los criollos y
la burguesía incipiente cumplían una función preponderante. Más los
justos excesos de las masas y la posibilidad que deviniera un
movimiento de índole racial, atemorizaron a los supuestos implicados
que en último momento decidieron abandonarlo y peor aún, formar
parte del ejército enemigo.
D. Los Indios:
Para BONILLA (1971: Pág.135). Los indígenas en sus primeros
instantes se mantuvieron entusiastas a la rebelión, fueron los más
leales y consecuentes defensores de la causa rebelde bajo la
conducción de Túpac Amaru, así como el mandato de sus
antecesores.
En consecuencia, puedo decir que durante la segunda mitad del siglo XVIII
existieron focos de descontento: uno criollo y otro indígena. El descontento criollo
30
era esencialmente anti-impuestos y contra la deconstrucción del “estado criollo”,
aunque estas fueron sólo causas coyunturales producto de las Reformas
Borbónicas. La causa profunda la encontramos en la maduración de la
conciencia nacional de los americanos, lo cual les permitió descubrirse a sí
mismos como diferentes del español. Por otra parte, el descontento indio también
tenía una causa profunda: sus orígenes estaban en la tiranía de los corregidores,
en la política fiscal y en el sistema de mano de obra forzada.
31
CAPITULO IV: IDEOLOGÍAS SOCIO – POLÍTICOS:
Según ROEL (1981; Pág. 53). Manifiesta que en el contexto del siglo XVIII
existieron dos corrientes ideológicas bien marcadas que mencionaremos a
continuación:
Por otro lado, ROEL (1981: Pág. 55) Tiene su fundamento basado en la
añoranza de un pasado grandioso, que tuvo su fin al producirse la invasión
de los extranjeros españoles en el siglo XVI. Posteriormente en el siglo
XVIII los curacas de entonces tienen una educación especial “la europea”,
pero atesoran la cultura inca, que beben de las fuentes paternas y de los
ayllus.
Del otro lado la experiencia derivada de las gestiones realizadas por los
curacas empeñados en mejorar la situación de sus hermanos de
nacionalidad, apelando a la bondad de los reyes y su corte, haciéndose
32
darse cuenta que por ese camino no podía arribarse a ninguna solución
satisfactoria. Por eso es que ningún sacrificio, por heroico que fuera, de
los curacas o indios principales que lograban atravesar de América a
España y viceversa, luego de presentarse ante del monarca y hacerle
conocer un pliego de reclamaciones, no logro nunca la superación de la
esclavitud y servidumbre en que vivía el pueblo de sus hermanos y
nacionalidad. Por consiguiente a esta realidad fueron convenciéndose
muchos de los curacas del siglo XVII, lo que unido a sus aspiraciones de
restauración del Tahuantinsuyo, tenían que conducir a la ideología que
dio sustento a las insurrecciones indígenas que tienen su gran remate en
la sublevación del inca Túpac Amaru.
33
4.2.2. El Monarquismo: significaba la restauración del poder inca en el
Perú pero bajo nuevas formas; expresando el dualismo básico de
la sociedad peruana era el Inca-Rey y como tal todos los trataban
en los campamentos rebeldes. Dentro de los moldes verticalmente
aristocráticos también se respetaba a sus familiares.
34
La tercera fuente, fueron el folklore y la literatura en lengua quechua
y sobre todo en el drama Apu Ollantay. Es conocido que Túpac Amaru
fundó en su hacienda un teatro donde se presentaba este drama cuya
comprensión fue vista de una nueva manera: la protesta contra el
despotismo, y los llamados a la libertad fueron trasladados a los
espectadores reales de su época y un llamado a la lucha contra los
nuevos déspotas, los colonizadores españoles.
35
Por otro lado, ROEL (1981: Pág. 54). Acota que la táctica política de Túpac
Amaru consistía en los siguientes aspectos:
Plan Político: como los corregidores eran los funcionarios más odiados
del régimen, el golpe sería contra ellos; de la misma manera de cómo
no se había podido realizar una campaña previa de organización y
propaganda, las iniciales banderas de la insurgencias tenían que
presentarse como reivindicaciones sociales y contra los corregidores,
con una apariencia de fidelismo al rey, hasta en la misma lucha había
que evitar los enfrentamientos con los criollos.
36
CAPITULO V: DESARROLLO DE LA REBELIÓN
De acuerdo con ZANUTELLI. (1998: Pág. 171). La realidad social del Perú
era extremadamente dura para el indio y el mestizo, se le golpeaba, si cabe
el término, en todo; era solo una especie de ente condenado al extenuante
trabajo de la mita, el pago de tributos, a la opresión del pongaje, de los
obrajes y del oscurantismo cultural por más que ciertos curas trabasen de
imbuirlos de una doctrina cristiana que no comprendían y que en la práctica
de nada les servía. En cuanto a los criollos se hallaban segregados, el poder
lo ostentaban siempre en todas las áreas política, militar y administrativa;
solo los españoles. De allí que sea pertinente la frase de Victorino Montero
del Águila, observador del S. XVIII: “El Perú es un país donde se respira
esclavitud y se hace tiranía de las leyes”.
37
mina, de donde pocos volvían. Un lugar que “se tragaba a seres
humanos”, como dice Galeano, era la mina de Potosí, donde millones de
personas murieron.
Para KLAREN. (2014: Pág. 155 - 156). Sostiene “Túpac Amaru y sus
compañeros de conspiración eligieron el 4 de noviembre de 1780 para dar
inicio a la rebelión”. Por ello Túpac Amaru II enarbolo la bandera de la
rebelión a nombre el rey, resumida con la frase “viva el rey y mal gobierno”.
Su supuesta lucha era contra los subordinados inmorales del rey en las
colonias, que subvertían las justas leyes del monarca y explotaban y
explotaban inmisericordemente a las masas indígenas para su propio
beneficio. Expresar el movimiento de tal modo era, en ese entonces, la forma
usual y acostumbrada de negociar los derechos y agravios políticos.
38
que fueron estos hechos, casi imprevistos, los que obligaron a iniciar el
movimiento insurreccional en noviembre de 1780.
José Gabriel Túpac Amaru fue primer amigo del corregidor de Tinta, Antonio
de Arriaga, pero ante las exacciones de éste y las exigencias para el cobro
del tributo y del producto de los repartos, y dada la situación de extrema
pobreza en que hallaban los indios, Túpac Amaru se enemistó con el
corregidor, por defender a sus súbditos y no reunir con la celeridad que
quería Arriaga el producto del tributo y el cobro de los repartos. Entonces
Arriaga lo amenazó de muerte y le hizo saber que lo deportaría a España por
la vía de Buenos Aires.
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grupo de sus partidarios en el camino que conducía a Tinta, esperaba el
retorno de Arriaga a su sede. Cuando esto sucedió fue apresado junto con
su escolta y llevado a Tungasuca. Se guardó tal secreto que absolutamente
se ignoraba dónde se hallaba el corregidor; a unos se decía que había
caminado a otros pueblos de la provincia, y a otros que estaba actuando
ciertas diligencias de importancia que lo negaban a otra atención.
Pero el corregidor no sólo se vio obligado a signar esa carta; también tuvo
que poner su firma bajo la misiva a su dependiente Manuel de San Roque
que no le podía presagiar nada bueno, En ella le ordenaba "fuese a
Tungasuca llevando dos pares de grillos, su cama y llaves de las principales
viviendas del cabildo". El antes tan soberbio funcionario colonial, bajo el
dictado de Túpac Amaru, el 8 de noviembre de 1780, tuvo que extender
órdenes a todos los pueblos de la provincia para que sus habitantes, en el
término de veinticuatro horas, se presentasen en Tungasuca. Naturalmente,
la rigurosa orden del corregidor de la provincia fue ejecutada con
puntualidad. En Tungasuca se hicieron presentes miles de criollos, mestizos
e indios, y aun algunos europeos. De inmediato fueron puestos en pie de
guerra por Túpac Amaru, quien montado en un caballo blanco y vestido de
40
terciopelo negro, dirigía los ejercicios militares en la pampa vecina a
Tungasuca. Daba órdenes en los dos idiomas: a los criollos y mestizos, en
castellano; a los indios, en quechua.
Por otro lado, GARRETT. (2009: Pág. 289). Sostiene el 04 de 1780, Túpac
Amaru apresó a don Antonio de Arriaga, corregidor de Tinta, mientras
pasaba por Tungasuca, el pueblo del cual Túpac Amaru era cacique. Durante
los siguientes seis días mantuvo preso a Arriaga, en tanto que una gran
multitud se reunía en el pueblo; se leyeron proclamas que denunciaban a
Arriaga y que el rey había ordenado que se abolieron la alcabala, las
aduanas y la mita de Potosí, y que don Antonio de Arriaga fuera ejecutado
por su conducta nociva. Túpac Amaru obligo al corregir a pedir armas y
dinero para que el cacique y sus seguidores estuvieran bien armados;
entonces el 10 de noviembres, Arriaga fue colgado en frente de la multitud;
41
Túpac Amaru y sus tropas marcharon hacia el norte bajando por el valle del
Vilcanota, llegaron a Quiquijana en dos días y en el camino saquearon el
obraje de Pomacanchis. Los caciques de los pueblos vecinos se unieron
activamente a la rebelión o quedaron cogidos en ella, y sus fuerzas crecieron
a medida que iban avanzando.
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criollos, otra de mestizos y naturales. El pregonero anunció que el corregidor
era ejecutado por sus delitos y orden del rey de España, quedando abolidos
las formas de servidumbre y los corregimientos. No cabía acto de mayor
enfrentamiento a la corona española, que la ejecución pública del corregidor
Arriaga, después de degradarlo y la referencia (falsa) a una supuesta orden
o autorización del rey de España, no fue sino una maniobra táctica para
encubrir la usurpación de los poderes soberanos del rey. Así lo entendió
Juan Pablo y Guzmán al enterarse de los hechos.
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se les hizo creer que se tenía una orden del rey de España para liquidar a
los corregidores y de esa forma acabar definitivamente con la violencia que
se cometía con el pueblo. Túpac Amaru se presentaba pues como un azote
de los godos y un vengador de su raza tan miserablemente oprimida.
Según VEGA (1981: Pág. 381 - 383). A fin de ejecutar los proyectos
insurreccionales, el Inca dirigió varias campañas militares.
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Como el inca no podía mantener inmovilizadas sus huestes, en tanto
aguardaba el apoyo de la ciudad del Cusco, dispuso un avance la vecina
provincia de Quispicanchis, rica en tierras y obrajes. Fue una campaña
de contenido social más que militar, dado el multitudinario apoyo que
recibió en su marcha, dedicándose a proclamar la sublevación, así como
ejecutar diversos actos que todos sentían de justicia social, tales como
demoler obrajes y repartir determinados bienes a los pobladores de esa
circunscripción, así como a sus propios soldados y capitanes.
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El Inca decidió adelantarse a fin de cortar la ofensiva que casi tocaba a
las puertas de sus cacicazgos. Para esta finalidad, llevó consigo toda la
gente armada que logró acopiar y según algunas versiones (las de la
Junta de Guerra, particularmente) esas mesnadas llegaron a sumar unas
veinte mil personas. En verdad, fueron mucho menos, pero eso sí el
poderío nuevo del Inca se habría de notar con la presencian de “algunos
mestizos que manejaban los fusiles y escopetas”.
Según VEGA (1981: Pág. 383 - 387). Hace mención que al recibirse en
el Cusco la noticia del alzamiento de Túpac Amaru cundieron varias
versiones, algunas de las cuales no eximían al Obispo Juan Manuel de
46
Moscoso de ser el animador o cómplice de lo sucedido con el corregidor
Arriaga. En cual forma que hubiese sido, los virreinales más recalcitrantes
no juzgaron el movimiento del Inca tan fuerte como para no aplastarlo con
rapidez. Para tal fin, la Junta de Guerra de la ciudad dispuso la formación
de un cuerpo de más de ochenta soldados, entre españoles, criollos,
mestizos e indios, dirigidos por el cacique Sahuaraura.
Al atardecer del día 17, mientras los virreinales se adueñaban del lugar,
Túpac Amaru con hábil estratagema fingía alejarse de la comarca. Hubo
quienes recelaron de la maniobra y así Tiburcio Landa propuso que la
fuerza militar principal se aposentase en un morro cercano, que dominaba
el sitio, pero primó el concepto del corregidor Cabrera quien encontró
plausible guarecerse en la iglesia y el cementerio, cuyos muros pensaban
podría ser utilizado como valla ante cualquier ataque sorpresivo.
En las primeras horas del día 18 de noviembre de 1780, las fuerzas del
inca, que no se habían distanciado mucho, retornaron al lugar, guiadas
bajo la luna. El inicio de la batalla ha dejado descrito por un testigo que
llegó el día anterior, como chasqui a las alturas del Sagarará, donde se
vio detenido por los indios guardias que había en aquel lugar y se quedó
en compañía de ellos hasta las cuatro de la mañana más o menos.
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Los rebeldes rodearon el cementerio, cuyo muro en efecto, podría haber
servido de trinchera a los virreinales, de haber sido más cautos. Pero
sucedió que al descubrir estos el avance, cundió el pánico, refugiándose
todos en la iglesia, con tanta prisa que algunos murieron pisoteados.
Desde allí desconcertados, enviaron un emisario donde el Inca, quien a
todas sus propuestas sólo respondió que saliesen del lugar los criollos y
los mestizos, a quienes no se proponía causar ningún daño. La petición
provocó encendidos debates pues muchos de los mestizos presentes
pretendieron acogerse al perdón, en uso del rigor militar, algunos de ellos
fueron victimados de inmediato por los jefes virreinales, apoyados en su
actitud tanto por los demás oficiales españoles como por los oficiales
criollos cusqueños. Cometidos algunos excesos de violencia dentro de la
iglesia, el propio cura de Sangarará, según se afirma, envió un mensaje
secreto al caudillo quechua demandándole que castigara esos sacrílegos
desacatos. Como contestación, Túpac Amaru le pidió que consumiera las
hostias y salvarse los ornamentos sagrados, dando entender que atacaría
el templo porque los virreinales lo habían convertido en fortín.
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misma pólvora que introdujeron adentro prendió fuego en la iglesia y la
consumió”. VEGA (1981: Pág. 385). Manifiesta propagado el fuego, la
resistencia se fue haciendo imposible: “se vieron todos con el estrecho de
perecer al fuego, al humo, a los golpes de la viga y los fragmentos de la
techumbre y retablos que las llamas iban consumiendo o salir a
experimentar una inevitable muerte a manos de los que los obligaban a
pasar por golpes, contusiones, heridas de cuchillos, palos, piedras, mazas
y clava”.
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anhelado “cuerpo” social jamás se logró formar, pues no obstante el
énfasis pan peruano del inca, los criollos y los españoles del Cusco se
unieron aún más al conocerse el desastre en Sangarará. Entre tanto, en
las filas rebeldes muchos opinaban por la conveniencia de marchar de
inmediato sobre el Cusco; el Inca con prudencia, no lo hizo.
Por otro lado, VALCÁRCEL (1973: Pág. 81). Acota que la inesperada
noticia del levantamiento y ejecución del Corregidor Arriaga, obligaron al
corregidor del Cusco, Inclán Valdez, a tomar medidas inmediatas; previo
aviso al virrey para evitar futuros cargos. La Junta de Guerra organizó de
inmediato tropas armadas y envió el día 14 contra el foco rebelde de Tinta.
Su jefe era el corregidor Cabrera, otro contingente lo comandaba Tiburcio
Landa, gobernador de Paucartambo. El grupo armado de criollos,
mestizos y peninsulares estaban acompañados por los caciques fieles de
Pedro Sahuarana y Ambrosio Chilliputa, con más de un millar de indios y
un grupo de negros y mulatos.
BONILLA (1971: Pág. 135). Indica que ante los hechos, la junta de guerra
del Cusco ordenó al corregidor Cabrera reunir sus milicias y esperar a
Oropesa a la compañía de Tiburcio Landa. Los curacas Sahuaraura y
Chillitupa sin vergüenza alguna, se sumaron a las fuerzas que
enfrentarían a los bandos tupacamaristas. Ellos habían reunido 800
hombres entre indios y mestizos, además de algunos vecinos del Cusco.
50
el campo, Landa se dio cuenta que se encontraba rodeado por miles de
indios hostiles. Solo tuvo tiempo para ordenar el repliegue de sus hombres
a la iglesia del lugar para enfrentar el ataque. El caudillo mestizo exigió a
Tiburcio Landa su rendición, pero este se rehusó”.
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militar aceptable y con cierta proporción de criollos en los altos mandos;
además, los combatientes fueron dotados algunas armas de fuego.
VEGA (1981: Pág. 390 - 393). Indica lo siguiente, las proclamas del Inca
desencadenaron la sublevación en ese mismo noviembre, primero hacia el
oeste o sea la antigua Contisuyo del Cusco: Chumbivilcas, Cailloma, alturas
de Chuquibamba, altos de Moquegua y luego se extendiera por las alturas
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de Arica y Tarapacá. En Velille, el corregidor Tomás, también Quiñota y
luego otros pueblos de esa extensa provincia. En Pisquicocha el corregidor
alcanzó juntar algunas tropas y ahorcó a los mensajeros de Túpac Amaru.
El 21 de noviembre de 1780 persiguió la incursión de las huestes
tupacamaristas, pasando el Inca “con sus tropas, a los pueblos de Pichigua,
Yauri, Coporaque, que aún no estaban enteramente subordinados”. Una vez
en Livitaca, vencida la resistencia virreinal pudo escribir a Tungasuca: “ahora
ya me va bien”. De allí pasó al Velille donde el 27 confiscó los tributos reales
para la causa rebelde.
Para VEGA (1981: Pág. 391). Sustenta que desde el principio el Inca había
tenido en mente subvertir tierras arequipeñas y en ellas encendió la
insurrección a través de un grupo de muleros: “pasando unos arrieros de
Chuquibamba les dio carteles y cartas para que aquella provincia,
noticiándoles de sus sucesos e intenciones y que prendieran al corregidor y
lo matasen”. El proyecto arequipeño cuadraba con una estrategia trazada de
antemano. Fray Juan de Dios Pacheco, que estuvo en Tinta en los días
iniciales del alzamiento, declararía que en aquel lugar “oyó también allí de
los que se llamaban confidentes del cacique Túpac Amaru y de su mujer que
la gente de esa ciudad, era la que menos cuidado le daba, respecto de que
habiendo padecido cierto movimiento, está esperando el golpe de que para
53
escapar precisamente se habían que acoger a la protección de Túpac
Amaru, y así siempre contaba con Arequipa”.
La confianza del Inca en Arequipa era notoria y por eso envió a los
arequipeños una fraternal proclama. Quizá en ese momento, flaquearon
algunos criollos confabulados. Estos eran al pie del Misti mucho menos que
los que se agruparon en la antigua capital incaica, pero aún no podemos
determinar la causa por la cual el ejército revolucionario suspendió la
ofensiva, especialmente si se consideraba que la ciudad se hallaba sin
cañones ni pedreros. Respecto al avance del inca no se debe dejar de lado
que un regidor de esta ciudad, Francisco Rivero, pariente del obispo del
Cusco, Juan Manuel de Moscoso, fue acusado después de ser cómplices de
la sublevación.
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de tierras carabaínas estaban ya en viaje a Tungasuca para demandar la
participación; chasquis secretos llegaban de Azángaro a Chumbivilcas
informado sobre los preparativos sediciosos que se habían iniciado con el
edicto de Túpac Amaru a Lampa el 15 de noviembre. Misivas similares
venían de Juliaca y otros lugares collavinos donde el Inca poseía numerosas
relaciones y enlaces. Por último, Julián Apaza futuro Túpac Catarí le habría
asegurado que tomaría La Paz y Sorata, Allende el Titicaca y los hermanos
Catarí seguían la brega en la distante Chayanta.
Para VEGA (1981: Pág. 397 - 398). Señala que mientras Túpac Amaru
adoptaba los dispositivos convenientes para el avance del ejército, llegaron
las primeras noticias sobre los excesos cometidos en Calca y otros pueblos
de la cuenca del Urubamba. Espantosas escenas habían tenido por
escenario ciudades ubicadas a corta distancia del Cusco. Indios quechuas
especialmente de Catca, Ocongate y Caicai que se habían autoproclamado
coroneles y capitanes dispusieron matanzas de criollos, españoles,
mestizos, negros, zambos, mulatos, y hasta de indios que tuviesen relación
con los españoles y criollos. Ancianos y niños de ambos sexos fueron
masacrados sin piedad; con las mujeres españolas, criollas, mestizas y
mulatas se llegó a excesos inenarrables. Por último, los ornamentos del culto
religioso fueron profanados, se bebió sangre humana en los cálices y
muchos fueron los cadáveres vejados en los propios altares.
Esos grupos fueron luego repelidos en acción bélica conjunta por los
coroneles Pumacahua y Lobatón. Sin los horrores de Calca, Urubamba y
55
Pisac y otros pueblos vecinos al Cusco, no se habría producido la cohesión
de esta ciudad contra Túpac Amaru; sin los desmanes racistas de varios
lugartenientes del Inca, tal vez habría triunfado la sublevación. El primer acto
racista ocurrió poco después de Sangarará, en la persona del cacique de
Rondocán, Félix Olarte, mestizo claro que, no obstante haber peleado a favor
de la causa rebelde, acabó masacrado. Los temores en el Cusco eran
muchos y un sacerdote, el indio cronista R, Sahuaraura, hubo de escribir
“que si los tupacamaristas llegan a ganar el Cusco, no queda blanco con
vida”. El Cusco no olvidemos que era la ciudad con más criollos en todos los
Andes del continente. Sobre las matanzas y las violaciones de Calca, estas
matanzas no diferenciaron edades, ni sexo, ni raza. Las violaciones a veces
no exceptuaron ni a las indias unidas a criollos o mestizos. Cuando
urgentemente despachó el Inca a Diego Cristóbal para frenar los desmanes,
ya era demasiado tarde. No se excluye que entre los autores de excesos
estuviesen delincuentes antes confinados en las cárceles y en los obrajes
que se había demolido.
Según VEGA (1981: Pág. 405 - 406). Desde Azángaro, el Inca retornó al
punto de partida de Tungasuca siguiendo la misma vía por la cual inició la
campaña al Collao, siempre en la ruta de las punas. Meditaría en el camino
en torno a lo irreversible de hechos consumados, pensando además que
como suele ocurrir en política existe distancia entre lo ideado y las
realidades. Fue recién en Pomacanchis donde se juntó con Micaela
Bastidas. Iban seguidos ambos de sus respectivos contingentes, aunque los
del propio inca venían bastante mermados por haber tenido que dejar gran
parte de sus mejores huestes en tierras puneñas, a fin de proseguir las
campañas contra el Corregidor Joaquín de Orellana, que seguía
atrincherado en la ciudad de Puno. Allá en el altiplano quedaban muchos de
56
sus mejores hombres, como Diego Verdejo, Pedro Vilcapaza, Andrés
Ingaricona y Nicolás Sanca.
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a la distante Chichas, enorme provincia quechua altoperuana lindante con
Tucumán, lista a levantarse contra España.
En base a, TAMAYO (2013: Pág. 235). Señala que con casi todo su ejército,
mal armado y pertrechado, Túpac Amaru avanzó hacia el Cusco a fines de
diciembre de 1780, y puso cerco a la ciudad, desde el sector de Picchu, el 4
de enero de 1781, y mientras avanzaba con sus tropas, celebraba
negociaciones para la rendición pacifica de la ciudad imperial.
Mientras tanto, otros caudillos rebeldes como Diego Cristóbal Túpac Amaru
avanzaron sobre el Valle Sagrado de los Incas, Calca, Urubamba y otros
tomaban el Valle de Paucartambo, sosteniendo varias batallas con los
españoles y los indios leales, mandados por Mateo García Pumacahua.
El sitio el Cusco no fue feliz para Túpac Amaru, pues frente a la porfiada
resistencia de los españoles y los auxilios que éstos recibían desde Lima por
el camino de los Andes y la ayuda de los caciques hispánicos de Anta y
Chincheros y luego de varios días de porfiados combates en los extramuros
del Cusco, y ante la llegada de auxilios hispánicas procedentes de Paruro,
el 09 de enero de 1781, Túpac Amaru, levantó el cerco de la ciudad imperial.
Túpac Amaru con unos 30 000 mil hombres inició la retirada hacia la
provincia de Tinta, en donde pensaba fortificarse.
VEGA (1981: Pág. 416 - 418). Indica lo siguiente, por la vía de Acos
(cacicazgo de Tomasa Tito Condemayta), el inca avanzó hacia la provincia
de Poruro, lo hizo con ánimo punitivo, dado que fue a causa de los gruesos
contingentes paruneños remitidos al Cusco que está en esa ciudad pudo
verse libre del asedio. Cruzando el río Apurímac, el Inca tomó Pillpinto, luego
Accha (donde ejecutó a varios españoles), y más tarde, Omacha. Por el
58
camino de Capacmarca cruzó el río Santo Tomas y avanzó a regiones
pertenecientes al actual Apurímac, pasando por Piti y Maras.
La campaña resultó un triunfo, a pesar del retroceso final, puesto que las
áreas invadidas quedaron levantadas contra el poder español. Refiriéndose
a Cotabambas, el Obispo del Cusco escribió el 2 de febrero de 1781 que el
inca “asomó con trescientos y ha juntado tres mil”. El éxito se explica también
por las circunstancias que el movimiento rebelde había tomado la forma de
pasquines en Abancay y otros pueblos desde el pasado mes de noviembre;
pasquines quizá recrudecidos en intensidad al levarse hombres para tropas
virreinales en Abancay y Andahuaylas a fin de integrar los contingentes
remitidos con urgencia al Cusco, resistencia sorda acrecentada luego al paso
de las tropas de Gabriel de Avilés, con la vanguardia negra limeña. Es
posible también que a la agitación en esas áreas contribuyese el rumor sobre
el origen abanquino de Micaela Bastidas.
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en masa no perdonó a las mujeres ni a los niños de corta edad. Los altares
de las iglesias quedaron profanadas y fue común la violación de todas las
mujeres españolas, criollas y mestizas antes de matarlas; nuevamente se
llegó a beber sangre humana en los cálices sagrados, dentro de los templos.
Innumerables niños fueron arrojados de las torres de las iglesias. Lo que más
debió preocupar a Túpac Amarú sería el hecho que ni aun la ciudad de Oruro
controlada al principio por criollos tupacamarista, había podido evitar
lamentables excesos.
El anhelo del Inca de un Perú integrados por todos los nacidos en su suelo
viviendo como “en un solo cuerpo”, parecía perderse definitivamente. En sus
propias espaldas, no lejos del cuartel general, se produjo una nueva y
horrorosa masacre en Accha, el 20 de febrero. De otro lado, desde el Cusco
había avanzado el coronel Isidro Guisasola, el 13 sobre Yanacocha y
Sullomayo, donde habían reunido contingentes quechuas rebeldes.
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resultado previsible de una ofensiva general virreinal, el Inca decidió retornar
a Tungasuca, a fin de organizar la defensa contra las huestes virreinales.
En base a, TAMAYO (2013: Pág. 236). Señala por su parte, los españoles
organizaron en el Cusco, 17 116 soldados, con refuerzos que habían recibido
en Lima y con el auxilio de los caciques hispanistas, al mando del mariscal
José del Valle, y del propio visitador José Antonio de Areche llegó al Cusco
el 23 de febrero de 1781, para dirigir las operaciones contra los
revolucionarios
Según BOLESLAO (2010: Pág. 68). Sostiene que Túpac Amaru, en el deseo
de no enajenarse la voluntad de los criollos cusqueños por causa de una
acción bélica y alentada por la esperanza de lograr una rendición incruenta
perdía un precioso tiempo en enviar embajadas al obispo y al cabildo de la
ciudad. Exponía en ellas las razones de su actitud, sin innovar a las cedulas
reales; y exhortaba a la rendición para evitar el derramamiento de sangre.
61
Para VARGAS (1966: Pág. 54). Menciona dos días más tarde se
desencadeno el ataque más fuerte y se peleó duramente casi todo el día,
disputándose la posesión de la altura de Picchu, pero los defensores no
cejaron y recibieron eficaz ayuda de los indios reales. Estos se presentaron
en mayor número y sitiados alentaron.
De acuerdo a VEGA (1981: Pág. 427). Indica que al norte de Tinta los
tupacamaristas habían erigido una muralla en Combapata, artillándose
precariamente, a fin de contener el avance virreinal. Lo débil de la estructura
(adobe, piedra, cactus) hizo que aquel 23 de marzo la lucha fuera fácil para
los virreinales.
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golpe contra el ejército realista. Todo parecía contribuir a que su plan tuviese
éxito; pero del valle fue advertido a tiempo por Yanuario Castro, un fugitivo
del campo tupacamarista, donde había estado preso.
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Mientras VEGA (1981: Pág. 427). Indica que poco después de la toma de
Combapata, las huestes virreinales ingresaron a Tinta; en este lugar
recibieron la información de la captura de la captura del Inca en Langui a
traición, cuando se dirigía a Ayaviri.
De acuerdo a MARKAHM. (1952: Pág. 172). Sostiene que las fuerzas del
Inca tuvieron que retroceder y perpetraron en Combapata, y a una legua de
distancia de Tinta. Los españoles siguieron avanzando, y una vez al frente
de estas trincheras comenzaron a atacarlas, logrando entrar al pueblo de
Tinta a sangre y fuego.
Por otro lado, BONILLA. (1971; Pág. 169). Hace mención que en la
madrugada del 06 de abril las tropas del rebelde se desplazaban sobre la
columna al mando del Coronel Villalta y el cuerpo de reserva del Coronel
Avilés, cuando fueron descubiertos y atacados los flancos. A las cuatro de la
madrugada, las unidades de Túpac Amaru que participaron en el ataque,
habían sido aisladas y eran aniquiladas por los españoles. Túpac Amaru
trató de evitar su captura, cruzando a nado al río Combapata.
64
CAPITULO VI: CAPTURA DE TÚPAC AMARÚ II
No sólo fue apresado José Gabriel Túpac Amaru, sino también su esposa
Micaela Bastidas, sus hijos Hipólito y Fernando, su tío Francisco Túpac
Amaru y Antonio Bastidas. La misma suerte corrieron otros militares de la
causa revolucionaria como la curaca de Acos, Tomasa Tito Condemayta,
José Verdejo, Andrés Castelo y el Verdugo de Arriaga, el negro Antonio
Oblitas.
65
El 14 de abril de 1781, en medio de un sorprendente silencio José Gabriel
Túpac Amaru con el semblante sereno, fue cargado de cadenas y montado
de una mula, ingresó a paso lento a la ciudad de sus antepasados. Las
tropas contenían a una multitud tensa y expectante, que miraba con asombro
a quien se había atrevido a desafiar al poder español. Abriendo camino entre
las calles de la ciudad imperial, lo condujeron hasta la celda custodiada día
y noche en el colegio de los jesuitas.
Para TAMAYO (2013: Pág. 236 - 237). Sostiene que Túpac Amaru fue
llevado con su familia íntima y sus principales jefes, y puesto en prisión en el
antiguo convento de los jesuitas (actual Local Central de la Universidad San
Antonio de Abad del Cusco), junto con su esposa, hijos y colaboradores.
Juzgado inhumanamente, en medio de indecibles torturas por el juez y oidor
Benito de Matta Linares, fue condenado a muerte, junto con su estado
mayor, su esposa y su hijo Hipólito.
66
les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca; y a la india
Condemaita se le dio garrote en un tabladillo, que estaba dispuesto con torno
de fierro que a este fin se había hecho, luego subió la india Micaela al
tablado, donde asimismo a presencia de su marido, se le corto la lengua y
se le dio el garrote, en que padeció infinito porque, teniendo el cuello muy
delicado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los verdugos
echándole lazos al cuello, tirando de una y otra parte, y dándole patadas en
el estómago y pechos, la acabasen de matar.
Cerro la función José Gabriel Túpac Amaru, a quién se le sacó a media plaza;
allí se le cortó la lengua al verdugo y despojado de los grillos y esposas, lo
pusieron en el suelo; atándole las manos y pies cuatro lazos, y asidos estos
a la cincha de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas
partes: espectáculo que jamas se había visto en esta ciudad. Después de
mucho tiempo no pudieron dividir sus partes, por lo que el visitador dio la
orden de cortarle la cabeza y posteriormente sus partes. De este modo
acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas.
En base a ROEL (1981: Pág. 44). Acota que los cuerpos del indio y de su
mujer se llevaron a Picchu donde se había formado una hoguera en las que
fueron arrojados y reducidos a cenizas, las que arrojaron al aire y al
riachuelo. De este modo acabaron con Túpac Amaru y Micaela Bastidas;
cuya soberbia y arrogancia llegó a tanta, que se nombraron reyes del Perú y
Chile, Quito, Tucumán hasta concluir con el Gran Paitití con locuras de ese
trono.
Por otro lado, BONILLA (1971: Pág. 170). Señala que el 19 de abril de 1781,
el auditor de guerra Benito de la Mata Linares a órdenes del carnicero Areche
apertura un grotesco juicio contra los prisioneros. Los infortunados peruanos,
luego de haber sido cruelmente torturados fueron asesinados
horrorosamente.
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El viernes 18 de mayo de 1781, después de haber cercado la plaza del
Cusco con las milicias y preparado el sitio de ajusticiamiento, los diez
condenados salieron juntos de su prisión con rumbo al patíbulo de la muerte.
“Estas ejecuciones fueron contempladas por José Gabriel Túpac Amaru II,
su mujer y Fernando hijo menor. Acto seguido subió Micaela Bastidas al
tablado, quien por tener el cuello muy fino imposibilito al torno realizar su
misión. Los verdugos le echaron lazos al cuello y tiraron de una y otra parte.
Además para acabarla de matar, le dieron patadas en el estómago y en los
senos. Hasta el último instante de su vida, esta mujer noble dio muestras de
entereza y gallardía”
Cerró la función Túpac Amaru II, a quien se le sacó a media plaza. El verdugo
le cortó la lengua y le despojo de los grilletes y esposas, lo tiraron al suelo y
le ataron las manos y los pies en cuatro lazos que ya estaban unidos a las
cintas de cuatros caballos montados por los mestizos que tiraban en distintas
direcciones. Sin embargo, no lograron su propósito. La extraordinaria fuerza
Túpac Amaru II resistió a la de los caballos, que no pudieron seccionarlo.
Era medio día cuando en el centro de la plaza los caballos luchaban contra
la robustez del curaca, se levantó un fuerte viento y se desencadenó un
aguacero. La gente se retiró e incluso muchos guardias abandonaron sus
puestos. Los pocos indios que presenciaban la escena decían que el cielo y
los elementos sintieron la muerte que los inhumanos españoles estaban
dando con tanta crueldad al inca.
Entonces el cuerpo del curaca Túpac Amaru II, fue llevado a la horca, luego,
seccionado. Fernando fue obligado a pasar delante de la horca, después fue
68
desterrado al África. Falleció en 1798 inundado por la nostalgia, enfermedad
e impotencia.
Según VEGA (1981: Pág. 425). Hace mención que el gran error de Túpac
Amaru II, fue creer al principio que un sector de la burguesía criolla habría
de apoyar su rebelión. Pues se equivocó porque los peruanos ricos (criollos)
estuvieron en contra del él. Inútiles resultaron sus esfuerzos puesto que los
criollos de las altas clases sociales defendieron a España. Al defender a
España los ricos criollos consolidaron la explotación del pueblo indígena, en
la cual eran cómplices los españoles. José Gabriel no valoró la pavorosa
profundidad de las contradicciones sociales del Perú del siglo XVIII.
Para DURAND. (1998: Pág. 47). Indica que la gran rebelión, pese a su vasta
extensión que ocupó, su repercusión en todas las Indias y duración de año
y medio, fue un fracaso, aunque no un acto improvisado sin posibilidades de
triunfo. El criollo era necesario porque era capacitado. El Inca nombra a
69
criollos y mestizos en más del 50% de los mandos militares en la zona que
controló. Diego Cristóbal y Andrés siguen insistiendo, con algún éxito, en
atraer criollos. Sin embargo, fueron muy pocos, numéricamente, los criollos
tupacamaristas. El segundo fracaso sería el no lograr que los
Choquehuancas se incorporaran a los insurgentes. El tercero, la derrota del
ejército que avanzaba al mar por Arequipa, en donde se tenía contactos o
confabulaciones. Quedaron los tupacamaristas encajonados en el altiplano.
El cuarto, no lograr el apoyo del obispo Moscoso, que actuó decisivamente
para defender el Cusco, organizar guerrillas fidelistas dirigidas por curas,
haciendo que los curas amigos se apartaran del inca y que todos predicaran
contra la rebelión. Es probable que la decisión de no atacar el Cusco,
después de la victoria de Sangarará fuera un error.
Por otro lado, BARRÓN (1983: Pág. 20). Una de las causas
fundamentales del fracaso de estos levantamientos, es que en el interior
existía una posición entre criollos e indios, mestizos e indios y entre indios,
en función de su pertenencia étnica, fueron erosionando internamente el
movimiento encabezado por Túpac Amaru.
70
CAPITULO VII: CONSECUENCIAS DE LA REBELIÓN:
La gran rebelión de Túpac Amaru II tuvo un final macabro y e inhumano debido
a que se extermino a toda su familia y amigos cercanos, pero también originó
una serie de consecuencias inmediatas y otras que se dieron posteriormente con
los años.
7.1. Sociales:
71
disponiendo que los pueblos que aprendiesen rápidamente el idioma
castellano sean premiados.
Para SIVIRICHI (1975: Pág. 181 - 182). Estas fueron las medidas adoptadas
por las autoridades españolas después de la muerte de Túpac Amaru II:
72
El virrey de Jáuregui decreto la definitiva abolición de los repartos el
07 de diciembre de 1780.
Durante el gobierno de Croix se efectuaron dos importantes
modificaciones, reclamadas por Túpac Amaru: las intendencias
sustituyeron a los corregimientos y se creó la Real Audiencia del
Cusco.
Por otro lado ROEL (1981: Pág. 14 - 15) Hace mención lo siguiente:
73
En ese contexto, los más perjudicados fueron los indígenas ricos y curacas,
incluso se llega a suprimir los curacazgos, estableciéndose que el gobierno
de las comunidades indígenas solo debía realizarse por los alcaldes de los
indios.
Para LUMBRERAS. (2008: Pág. 319). Indica que a pesar de todo, el caudal
de lucha por las aspiraciones de cambios de la masa indígena no pudo ser
refrenado. El movimiento caló hondo en todo Sudamérica, Diego Cristóbal
siguió la lucha desde el Azángaro, así como también los hermanos Túpac
Catarí y Pedro Vilca Apaza. Este movimiento influyo en Quito (pueblo que
apoyo la insurrección), en los comuneros de Nueva Granada y en Río de la
Plata, donde surgen rebeldes como José Quiroga en Jujuy y Chicaguala en
Chile.
74
Por otro lado, ROEL (1981: Pág. 46 - 50). Señala que los efectos de la
rebelión inca fueron impactantes en toda América denominada por España.
A continuación mencionaremos una breve relación de brotes de alzamientos:
75
entre indios, mestizos, y el pueblo en general. Estando así las cosas, un
ebanista apellidado Fajardo denunció ante el presidente de la Audiencia,
José García de León, que el escribiente Miguel Tovar había dirigido una
carta al inca, animándole a que siguiese su empresa y a que se trasladará
a aquella provincia (Quito). Las autoridades procedieron con gran cautela
a la captura de Tovar, porque todas las evidencias apuntaban en el
sentido de que éste mantenía relaciones con otros probables
conspiradores. Al prisionero se le procesó y sentenció el 24 de Octubre
1781, a diez años de presidio en el castillo de Chagres, en cuyas
mazmorras sufrió terriblemente porque encegueció, para después morir
encerrado en diciembre de 1783.
76
Según LEXUS (2000). Indica que el impacto popular tupacamarista
trascendió la región del Cusco y del todo el Perú. Entre el pueblo de Nueva
Granada (Colombia) las noticias relativas a la triunfal rebelión de Túpac
Amaru, alimentaban constantemente el ardor revolucionario neogranadino.
Vivaban frenéticamente su nombre como “rey del Cuzco”, donde llego su
famoso bando en que Túpac Amaru se tituló “José I” y en los llanos de
Casanare el cabecilla Javier Mendoza se hacía pasar por lugarteniente de
Túpac Amaru. A Venezuela llegaron los ecos de la rebelión cuzqueña. Hasta
en Lagunillas se oía el insistente grito de “viva el Rey” del Cuzco”. La
marejada revolucionaria se detuvo en Trujillo.
El más fuerte impacto lo sufrió el Alto Perú, donde destaca el caudillo Túpac
Catarí (nombre compuesto de Túpac Amaru y de Catarí en honor a los
hermanos Catarí). Sus repercusiones abarcaron muchas provincias del
Virreinato de Buenos Aires, reflejándose en las provincias de la Banda
Oriental (Uruguay) y en tierra de Paraguay.
77
CONCLUSIONES:
Túpac Amaru fue derrotado en la batalla de Langui por el general del Valle y
luego traicionado y entregado por uno de sus hombres.
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Venezuela, Buenos Aires, Chile y Huarochiri; con el fervor de lucha y ardor
revolucionario de independencia.
79
SUGERENCIAS:
80
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