Iaa Articulo Vilar PDF
Iaa Articulo Vilar PDF
Iaa Articulo Vilar PDF
N° 155
Agradecimientos.
En primer lugar a Jorge Cortiñas y a Javier García Cano, por haberme abierto las puertas de la docencia
y de la investigación, respectivamente.
Del IAA, a su director, Alberto de Paula, por haber alentado este trabajo y a Ana Lang, por su afectuosa
ayuda.
Finalmente a Carlos y Alejandro Vilar Castex por la generosidad de compartir los recuerdos de su padre.
NORBERTO FEAL
Estas notas sobre Carlos Vilar son un avance de la investigación llevada a cabo en el
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo” durante
el año 2006, dentro del área de Estudios Biográficos. El estudio de la obra de Vilar
presenta varios puntos de interés: El primero es su producción arquitectónica y sus
estrategias proyectuales que cubren un arco epocal de la arquitectura argentina que
va desde mediados de los años 20 hasta fines de los 70 del siglo XX. Por tanto una
aproximación a la obra de Carlos Vilar ya significa, en sí misma un aporte de
conocimiento sobre un autor notable de la producción arquitectónica local. Pero,
además el trabajo de reflexión sobre su producción permite ampliar el pensamiento en
torno al papel de los arquitectos argentinos en la conformación de la arquitectura
moderna, en la disolución de sus límites y en la formulación de sus alcances.
Dentro de la extensa producción de Vilar es posible identificar por lo menos tres
grandes áreas proyectuales. Una primera que se inicia con el concurso para la sede
del Banco Popular Argentino en 1926 y se extiende hasta 1930 aproximadamente,
caracterizada por la utilización del código del eclecticismo historicista, aunque con
fracturas que anuncian ciertas problemáticas que van a aparecer después de 1940.
Una segunda, iniciada con el proyecto para su propia casa, de 1930-31 que se
extiende hasta los primeros años de la década del 40 y se caracteriza por la adopción
del lenguaje racionalista blanco de la ortodoxia moderna. Finalmente, después de
1940, con la emergencia de los problemas de la historia y la región, se va a producir
un deslizamiento que va a llevar el proyecto de Vilar a los umbrales de una forma de
trans-modernidad. Es claro que esta periodización no es más que una ilusión de
ordenar un pensamiento proyectual complejo como lo es el de Carlos Vilar, pero puede
resultar operativo para delinear un panorama, precario e inestable de tal pensamiento,
haciendo foco y deteniendo las descripciones sobre algunos ejemplos paradigmáticos
de estas áreas proyectuales bosquejadas: La sede del Banco Popular Argentino, el
edificio de Maipú 429 y las casas en Mar del Plata de los años 40.
Entre 1944 y 1946, Carlos Vilar proyecta una serie de casas en Mar del Plata, en las
cuales, va a aplicar en forma condensada sus preocupaciones posteriores a 1940: La
ampliación de la noción de moderno y la incorporación de los materiales histórico y
regional. Efectivamente, en las casas que proyecta para sí mismo, la primera en
Aristóbulo del Valle 3782, de 1944 y la segunda en Pellegrini 3964, en la casa
Cafferata en Punta Mogotes, de 1945 y en las casas apareadas de Aristóbulo del Valle
y Matheu de 1946 se pone de manifiesto la intención integradora del proyecto de Vilar.
Estos proyectos operan sobre los problemas de un nuevo programa: La casa de
verano para la clase media porteña, que desde los años 20 accede a la ciudad
balnearia de la clase alta. Los ajustes proyectuales efectuados por Vilar en Mar del
Plata, van a ir articulando una serie de cuestiones sobre como debe ser una casa de
uso limitado a los meses de verano, y como responder a las pautas de
democratización de la cultura de playa y de la reconstrucción del paisaje pintoresquista
atlántico en clave moderna. Las plantas ponen de manifiesto la adecuación que
permite la pauta moderna a una habitabilidad simplificada, donde los sectores de
dormitorios se cierran en busca del espacio privado y los livings, comedores y cocinas
se abren e integran en la conformación del nuevo “estar doméstico” moderno. Su casa
de la calle Pellegrini es buen ejemplo de reconducción de la forma arquitectónica en
relación a la modernización de los hábitos domésticos al integrar cocina y living a
través del equipamiento mobiliario, realizado en la clave neo-rústica de la madera
hachuelada, el hierro y el cuero. El proyecto más radical de esta serie es el realizado
para la casa Cafferata en Punta Mogotes, donde Vilar parece aplicar en sentido
sofisticado las experiencias europeas de la “existencia mínima”. La casa Cafferata está
proyectada como un gran ambiente donde se concentran los sectores de dormitorio,
comedor y living, organizados entorno a la chimenea, y abiertos a las vistas hacia la
playa y el mar, y a la profunda galería lateral, verdadero living al aire libre.
Los proyectos marplatenses de Vilar, están construidos sobre el esfuerzo de
adecuación de la “funcionalidad moderna del programa” a la noción de patrón cultural,
desechando la idea de “forma pertinente” de la primera ortodoxia moderna. No rehuye,
ya en la década del 40, manipular los recursos impuros de las formas regionales del
pintoresquismo, que desde los primeros años del siglo venía ensayando Alula
Baldassarini en oposición a los modelos eclécticos de inspiración normanda de las
grandes residencias de la clase alta. La materialización regionalista, conquistada por
Vilar en la exposición en crudo de la piedra y la madera, se va a plegar a una
búsqueda de intensificación de los valores de la imagen doméstica expresada en las
cubiertas de teja y la articulación entre muro y ventana alejada de las experiencias
abstractas de los años inmediatamente anteriores. La conjunción de modernización de
las condiciones de la habitabilidad de playa, junto a los esfuerzos de localización
regional y vinculación iconográfica con el modelo doméstico hacen de las casas de
verano de Carlos Vilar un ejemplo de traspaso de los umbrales del moderno hacia un
campo de estructuras proyectuales más inclusivas.
7
BIBLIOGRAFÍA: