Antoine Berman
Antoine Berman
Antoine Berman
– 2014 –
1 Además del clásico de Larbaud, san Jerónimo inspiró también una pintoresca novela
quebequense (Marcel, Jean, Jérôme ou De la traduction, Ottawa, Léméac, 1990).
2 Cayron, Claire, Sésame, pour la traduction, Bordeaux, Le Mascaret, 1987.
Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
Selección de fragmentos: Alejandrina Falcón. Traducido del francés por Melina Blostein en el marco
de la Residencia de Traducción del Traductorado en Francés del I.E.S.L.V. “J. R. Fernández”. 2014.
La posición traductiva
3 No se trata de una lista cerrada. ¿Tradujo también junto a otros traductores? ¿Cómo lo
hizo? Etcétera.
4 En una carta a A. W. Schlegel, Novalis emplea la expresión Übersetzungstrieb, “pulsión de
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
Selección de fragmentos: Alejandrina Falcón. Traducido del francés por Melina Blostein en el marco
de la Residencia de Traducción del Traductorado en Francés del I.E.S.L.V. “J. R. Fernández”. 2014.
El proyecto de traducción
París, Granit, col. Du miroir, 1978; Raine, Kathleen, Isis errante, trad. de François-Xavier
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
Selección de fragmentos: Alejandrina Falcón. Traducido del francés por Melina Blostein en el marco
de la Residencia de Traducción del Traductorado en Francés del I.E.S.L.V. “J. R. Fernández”. 2014.
Jaujard, París, Granit, col. Du miroir, 1978; Raine, Kathleen, Le premier jour, trad. de
François-Xavier Jaujard, París, Granit, col. Du miroir, 1980.
8 Leyris, Pierre, “Pourquoi retraduire Shakespeare”, en Œuvres complètes de Shakespeare,
trad. de Pierre Leyris, París, Club Français du Livre, col. Formes et reflets, 1954. Leyris,
Pierre, “Une posture”, en “Confessions de traducteurs”, en L’Âne, nº 4, 1982, p. 41. La
introducción de Pierre Leyris a su Macbeth (París, Aubier Montaigne, col. Bilingue, 1977)
no aborda la traducción.
9 Bonnefoy, Yves, “Idée de la traduction”, en Shakespeare, William, Hamlet, trad. de Yves
Freud” en las ATLAS. Cinquièmes assises de la traduction littéraire, op. cit., pp. 146-151.
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
Selección de fragmentos: Alejandrina Falcón. Traducido del francés por Melina Blostein en el marco
de la Residencia de Traducción del Traductorado en Francés del I.E.S.L.V. “J. R. Fernández”. 2014.
recorrerlo.
Tales afirmaciones sólo pueden contrariar a quienes confunden (quizás
porque el término lleva a ello) proyecto con proyecto teórico o esquema a priori. Es
muy cierto que todo proyecto enteramente explicitado y determinado se vuelve –o
puede llegar a volverse– rígido y dogmático. Así pues, la “regla” cada vez más
aceptada (no sin buenas razones) según la cual a una palabra marcada en el
original siempre debe corresponder la misma palabra en el texto traducido,
cualquiera sea el “contexto”, regla que la tradición no ha reconocido –todo lo
contrario–,12 puede tornarse rígida. Es cierto que cuando Georg Trakl emplea el
adjetivo leise en sus poemas siempre se lo debe traducir de forma idéntica, pues se
trata de un adjetivo fundamental en su obra. Lo mismo ocurre con gerne en la obra
de Hölderlin o con because en la de Faulkner.13 Un traductor extranjero se vería
sometido al mismo imperativo con el adjetivo vaste en el caso de Baudelaire. Pero
esto no se puede generalizar. La regla, en mi opinión, deja de ser absolutamente
válida cuando, en virtud de la presencia de los elementos aleatorios o
estereotipados que existen en todo texto, una palabra clave pierde
momentáneamente su carácter marcado. Es lo que ocurre con las palabras Wunsch
y wünschen en un texto de Freud.
En la traducción al francés de la editorial PUF, la frase “S’agissant de telles
fructueuses difficultés, le cas de maladie à décrire ici ne laisse rien à souhaiter” 14
corresponde a “nichts zu wünschen [el subrayado es nuestro] übrig”, en el final de
la frase alemana. Como Wünschen, al igual que Wunsch, es un término clave en la
obra de Freud, los traductores decidieron traducirlo aquí también por “ne laissait
rien à souhaiter” y no por la correspondiente expresión fija francesa “ne laissait
rien à désirer”. Eso no sólo afecta la lectura sino que me parece que, en este caso,
wünschen –al encontrase dentro de un sintagma estereotipado– ha perdido su
significatividad y por ende debería traducirse por “désirer”, a pesar de que, en ese
mismo texto de Freud, hay numerosas ocurrencias de los términos Wunsch o
wünschen marcados.*
Una última observación acerca del proyecto de traducción: su existencia no
contradice el tan a menudo invocado carácter inmediato –intuitivo– del traducir.
Porque esa intuitividad está atravesada de lado a lado por la reflexividad. Vale para
el traductor lo que Hölderlin decía del poeta: que su “sensibilidad debe estar
completamente organizada”. Meyer Clason, traductor alemán de literatura
12 Aulotte, Robert, “Jacques Amyot, traducteur courtois”, en Revue des sciences humaines, nº
94, 1959, pp. 131-139.
13 Gresset, Michel, “Le ‘Parce Que’ chez Faulkner et le ‘Donc’ chez Beckett”, en Les Lettres
André Bourguignon, Alice Cherki, Pierre Cotet, Jean-Gilbert Delarbre, Daniel Hartmann,
Jean-René Ladmiral, Jean Laplanche, Jean-Luc Martin, Alain Rauzy y Philippe Soulez, París,
PUF, 1989, p. 8.
*
[N. de la T.] Esta dificultad no se presenta en la canónica traducción al español de
Amorrortu: “En materia de esas fructíferas dificultades, el caso clínico que aquí se describe
no dejó nada que desear”. Freud, Sigmund, Obras completas, vol. XVII, trad. de José Luis
Etcheverry, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1976, p. 12.
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
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des Idées, 1988. Véanse, en particular, pp. 25-26. Jauss incluso desarrolló la historia del
concepto de horizonte.
17 Cuyos presupuestos y procedimientos son, por cierto, sospechosos.
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
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18 Jauss, Hans Robert, Pour une herméneutique littéraire, op. cit., p. 366.
19 El teatro cumple un papel aquí y fomenta notables retraducciones: pensemos en Bruno
Bayen, director, escritor y traductor, que tradujo y montó Œdipe à Colone (París, Bourgois,
col. Détroits, 1987); en el Théâtre du Soleil, montó Eurípides en una retraducción muy
meditada de Mayotte y Jean Bollack.
En ese sentido, J.-C. Bailly tiene razón al decir: “[…] el horizonte es la clausura” (en Le
paradis du sens, París, Bourgois, 1988, p. 79).
20 Sin embargo, no niego la existencia de tales determinaciones ni el valor de los análisis
que las exploran ni, de modo más general, tampoco discuto lo que dijera Foucault: “Todo
puede ser pensado dentro del orden del sistema, de la regla y de la norma” (Foucault,
Michel, Les mots et les choses, París, Gallimard, col. Bibliothèque des sciences humaines,
1966, p. 372 [Trad. esp.: Las palabras y las cosas, trad. de Elsa Cecilia Frost, Buenos Aires,
Siglo Veintiuno Argentina, 1968]).
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
Selección de fragmentos: Alejandrina Falcón. Traducido del francés por Melina Blostein en el marco
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“subjetivos”, “positivos” y “negativos”, y todos ellos señalan una finitud y una in-
finitud. Ciertamente, no son conceptos “funcionales”, en el sentido de que no se
prestan tanto a la construcción de modelos o de análisis formales, pero permiten,
en mi opinión, comprender mejor la dimensión traductiva en su vida inmanente y
sus diversas dialécticas.
Nos parece válido recurrir explícitamente a la hermenéutica moderna, que
es simultáneamente una reflexión sobre lo Poético, lo Ético, lo Histórico y lo
Político,21 por cuanto los ejes fundamentales de nuestra traductología son la
poética, la ética y la historia, es decir, el desarrollo autónomo de nuestras
investigaciones traductológicas se encuentra, en determinado punto de su
trayectoria, con la hermenéutica que, por cierto (salvo en forma bastante vaga en
la obra de Gadamer), no ha tocado cuestiones específicas de traducción.22
Al apoyarnos en este pensamiento, ciertamente debemos evitar hacer
“filosofía de la traducción” y encerrarnos por completo en su problemática. La
hermenéutica traductiva –al igual que la hermenéutica literaria– es una subparte
de la hermenéutica filosófica y esta última no es sino una “corriente de
pensamiento” en la Babel filosófica moderna. Existen otras corrientes filosóficas
que se interesan por el traducir: ya hemos citado, entre otros, a Benjamin,
Heidegger, Derrida, Serres, Quine, Wittgenstein (de hecho, ninguna filosofía
moderna está verdaderamente exenta de encontrarse con la dimensión
traductiva). Además, podemos mencionar las reflexiones del psicoanálisis sobre la
traducción y el ser-en-lenguas, constantes desde el propio Freud.23 Finalmente,
podemos considerar todo el trabajo de la lingüística sobre la traducción;24 e
Granoff, Allouch y la revista Littoral, Bernard Thys, Germán García, etcétera. Los escritos
analíticos acerca de la traducción van desde reflexiones sobre los “problemas” de la
traducción de Freud (y, más recientemente, de Lacan) hasta interrogaciones más radicales
sobre el traducir en sí mismo y el ser-en-lenguas humano. Este pensamiento psicoanalítico
de la traducción no es transferible, en el sentido de que sólo puede ser obra de los propios
psicoanalistas. Señalo al pasar que L’épreuve de l’étranger encontró lectores atentos entre
los psicoanalistas.
24 En mi artículo “La traduction et ses discours” (op. cit., pp. 83-95), el aporte de la
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Berman, Antoine, Pour une critique des traductions: John Donne, París, Gallimard, 1995, pp. 73-83.
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