Día Mundial Del Hermano

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Día mundial del hermano: un motivo para celebrar con los más cercanos

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Los hermanos son aquellos que a pesar de la distancia física y el pasar del tiempo,

permanecen para siempre. Cada cinco se septiembre se celebra el día internacional del

hermano tras recordar el ejemplo de la Madre Teresa de Calcuta, quien dedicó su

vida a realizar obras de amor con los demás en todo el mundo encarnando el valor

inconmensurable de la fraternidad.

Aunque en la mayoría de los países se utiliza esta fecha para celebrar


junto a los hermanos de sangre, también se refiere a la hermandad
espiritual. Al fin y al cabo, todos somos hijos de un mismo Dios y contamos con
personas con quienes hemos elegido compartir nuestra vida.

Madre Teresa era una gran defensora de la unión de los hermanos. Decía
que, si no se vive para los demás, los que están presentes en nuestro día a día, la vida
carece de sentido. Nuestra relación con los demás es lo que determina al final el valor
de nuestras acciones.
Con su ejemplo nos ha dejado como legado el valor de amar en lo
concreto recibiendo al otro como a un hermano. Fue precisamente ese amor
fraternal lo que le movió a acoger a los más necesitados, a los más pobres de los
pobres, tanto en lo material como en lo espiritual.

Cuando el amor se pone en acción, nos sumergimos en una actitud de servicio, algo
que ella remarcaba firmemente: “el que no sirve para servir, no sirve para vivir”. El
amor nos invita a mirar más lejos y más ancho: una mirada fraterna hacia los demás
que nos aleja de la indiferencia y nos anima a hacernos cargo de las necesidades
ajenas viviendo la solidaridad.

Con los hermanos es natural sentir un instinto de protección para cuidarnos


mutuamente. Cuando un hermano se siente solo o está viviendo alguna dificultad,
muchas veces basta una simple palabra, una mirada o un gesto para llenar su
corazón.

Quienes tienen hermanos saben también que aunque existan motivos para peleas,
incluso de esos momentos se gana la oportunidad de sumar beneficios: aprendemos
a perdonar, a compartir y a ser pacientes. El tener a alguien con quien compartirlo
todo no tiene precio.

Entre hermanos se vive un vínculo que está fuera del efecto del tiempo porque con
el pasar de los años se comparte una historia llena de anécdotas y recuerdos que
permanecen para siempre. Y por mucho que las circunstancias cambien, estando
lejos o cerca, los encuentros serán siempre como la primera vez.

Cuando descubrimos en el otro a otro yo, es decir, a un hermano, se


genera confianza y mejora nuestra convivencia. Celebrar la hermandad es
festejar el darnos a los demás y agradecer la presencia de otras personas especiales
con quienes compartimos la vida.

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