Maj. Serrano 2011 (Las Variables Sociales) PDF

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3. Las variables sociales

Tanto la Sociolingüística de la variación como otras aproximaciones otor-


gan la debida importancia a la diversidad de factores sociales de las que
están compuestas todas las comunidades hablantes. Estos factores pueden
clasificarse como variables sociales ya que, de hecho, engloban una serie de
realizaciones sociales dentro de cada una de ellas. Cabe decir que el trata-
miento de estas variables es distinto en cada teoría, pero es en el variacio-
nismo donde se le ha otorgado una mayor importancia a las variables
sociales debido a que el fundamento de esta teoría es precisamente el de es-
tablecer correlaciones entre ellas (a las que se considera como variables in-
dependientes) y las lingüísticas o variables dependientes. El análisis clásico
variacionista tiende a establecer correlaciones entre variables lingüísticas y
extralingüísticas como clases cerradas y poco complementarias. En la ac-
tualidad, sin embargo, la influencia de factores como el género, la edad o
la clase social no se preestablecen al uso de la forma lingüística ni se abor-
dan de forma independiente: tanto la Sociolingüística interacciona! como
la cognitiva tienden a la integración de ambas dimensiones. Aun así, a con-
tinuación se hará un repaso de los aspectos sociales más tenidos en cuenta
en las distintas aproximaciones sociolingüísticas.

3.1. El sexo o género

Una de las variables extralingüísticas más estudiadas, analizadas y comen-


tadas es la del sexo o género. Su correlación con las variantes lingüísticas
resulta muy significativa, ya que, en principio, la existencia de diferencias
lingüísticas entre hombres y mujeres parece real. Pero ante tal realidad, la
nomenclatura (sexo o género), las teorías y su aplicación son más que con-
trovertidas fundamentalmente por la intersección entre características bio-
lógicas, culturales y sociales, así como por el desacuerdo existente en poner
el énfasis en una u otra categoría o en ambas simultáneamente. Así pues,
una de las cuestiones cruciales en este tema es si las diferencias entre hom-
bres y mujeres se deben a su propia naturaleza o son aprendidas cultural-
mente desde la infancia. No son pocas las teorías que se inclinan de uno u
otro lado y, por otra parte, es muy frecuente el abuso de los tópicos y de los
prejuicios para estudiar esta variable en el terreno de la Sociolingüística.
Desde los primeros años de vida, los niños y las niñas tienen campar-
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tamientos diferentes que pueden ir acompañados de comportamientos lin- de una mesa. Las estrategias lingüísticas de las niñas mostraban una mayor
güísticos también diversos correspondientemente. De hecho, está compro- tendencia al uso de expresiones lingüísticas en la línea de oposición-insis-
bado que en los primeros años de vida del individuo las habilidades de tencia-oposición, usando una variedad de tácticas o estrategias verbales
cada sexo son también diferentes¡ al parecer, las niñas suelen aprender a para elaborar su resistencia a la oposición de la otra y así negociar una so-
hablar antes y suelen tener mayor aptitud para actividades como la música lución. Entre los niños, por el contrario, la selección de las emisiones lin-
y el dibujo debido a que el hemisferio cerebral dominante es el izquierdo, güísticas mostraba la lucha por tener el control del confiicto y la tendencia
responsable del desarrollo de esas destrezas (Lozano 1995:219). No hay que al enfado y a la separación para acabar con el mismo. ·
insistir en señalar que los juegos en cada sexo son también diferentes; las Una de las primeras cuestiones sobre la que no hay demasiado acuerdo
niñas tienden menos al grupo y suelen tener una (<mejor amiga»¡ son más es la nomendatura: ¿sexo o género? El primer término se refiere obviamente
cooperativas y minuciosas. Los niños, en cambio, tienen tendencia a jugar a la distinción biológica femenino/masculino u hombre/mujer. Aunque se
en grupos más numerosos y jerárquicos y a adquirir roles más competitivos ha usado y se sigue usando el término sexo en las distintas escuelas sociolin-
y menos cooperativos (Lozano 1995:224). También se ha apuntado a que güísticas, algunos estudiosos han preferido sustituirlo por el de género (tra-
existen diferencias en cuanto a la adquisición de la lengua: las niñas juegan ducción del inglés gender), por considerar que responde mejor a la
· en grupos más pequeños, incluso en parejas, y los niños tienden a jugar en elaboración social y cultural de las diferencias entre las categorías biológicas
grupos mayores y más jerárquicos. Esto es lo que ha dado lugar a considerar (Cheshire 2002:423, Eckert 2000). En el ámbito hispano, sin embargo, el tér-
esta categoría social como una subcultura (Coates 1993a:147, 157). mino género alude al ámbito de lo gramatical (el género de las palabras) y
¿Son estas características algo innato, derivado de características bio- por ello suele evitarse. Bias Arroyo (2005:163) cree que los inconvenientes
lógicas o bien son dependientes de factores culturales y/o de la estimula- del uso de la palabra sexo son menores que los del uso del término género
ción (consciente o no) de padres, educadores y de la sociedad en general? por ese otro valor que toma en español, de modo que prefiere seguir
El debate sobre este tema excede de los objetivos y fundamentos de la lin- usando la primera denominación, si bien para evitar connotaciones inde-
güística y pertenece a otros campos científicos. Lo que aquí nos interesa es, seadas en algunas derivaciones del término sexual (por ejemplo, sexuales),
de haberlas, cómo las diferencias fü1güísticas están distribuidas de forma se inclina alternativamente por el término genero/ectal para designar la va-
desigual entre los sexos para poder establecer qué factores son operativos riación de este tipo. Añade, además, que no está del todo claro que las di-
en esa distinción y el rol que adquiere en los procesos de variación y cam- ferencias biológicas no puedan representar un factor adicional explicativo.
bio sociolingüísticos. Asimismo, Moreno Fernández (2005:40, 44) utiliza el término sexo, ya que,
El interés por observar dicha distribución en etapas infantiles ha dado en su opinión, el género sociocultural se opone al sexo en tanto que el pri-
lugar a diversas investigaciones sobre las distinciones entre la lengua de mero es una dimensión sociocultural adquirida y el segundo una categoría
los más pequeños. Sheldon señala que las expectativas acerca del compor- biológica. Sin embargo añade que ambos conceptos tienen unos límites
tamiento del habla según el género son tan poderosas que se llega incluso muy borrosos, ya que el sexo forma parte del género. Por su parte, Silva-
a decir que se trata de la categoría primaria según la cual la sociedad seor- Corvalán (2001:96) prefiere la denominación sexo.
ganiza (1993:83). Otras opiniones, en cambio, restan importancia al factor El uso del término género se justifica si aceptamos que el sexo biológico
sexo como determinante incluso dentro del ámbito de la Sociolingüística, de los hablantes no define o condiciona el uso de una u otra forma lin-
como Fasold (1990:223), quien asegura que esta variable por sí misma no güística; es el valor social que tiene o adquiere esta categoría biológica en
constituye una categoría definitoria de comportamientos, ya que general- cada cultura o sociedad lo que puede conllevar diferencias asociadas al
mente interactúa con otras. sexo. Siguiendo a Eckert, el sexo es una categoría biológica que sirve como
El trabajo de Sheldon analiza el discurso de niños y niñas de tres años fundamento para la diferenciación de roles, normas y expectativas en todas
mientras juegan, partiendo de la hipótesis de que esa tendencia innata a las sociedades; por lo tanto esos tres aspectos constituyen la noción de gé-
jugar de una determinada forma entre las niñas y de otra entre los niños nero como constructo social del sexo (1989a). De forma general, los pa-
podría incrementar y desarrollar el crecimiento de esferas conceptuales y trones de variación han hecho correlacionar las variantes lingüísticas con
de comportamiento diferentes, y, por lo tanto, también lingüísticas el sexo biológico ya que se trata de una categoría binaria fácilmente reco-
(1993:85). El estudio consistió en observar una situación de juego confiic- nocible, mientras que el género participa de varias dimensiones sociales
tiva en la que dos niñas se peleaban por darle de comer un pepinillo a una que es necesario definir y delimitar. Esta autora argumenta que el género
muñeca y dos niños que también se peleaban por escoger unos alimentos no tiene un efecto uniforme en el comportamiento lingüístico de una co-
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munidad de habla a través del uso de las variables lingüísticas; se trata de que desarrollarían una Sociolingüística feminista (Bucholtz 2004:414) la
una construcción social individual que, aunque pueda ser generalizada y cual parte de la idea de que las lenguas son sexistas, de forma que si se eli-
sistematizada, debe estar incluida en otros fenómenos sociales como la minan los usos discriminatorios de la lengua, se contribuye también a eli-
edad o la clase social. Así pues, el género debería ser analizado como una minar el sexismo de la sociedad (Smith 1985, Thorne y Henley 1975).
práctica social que se pone de manifiesto en la interacción (Eckert Una de las principales precursoras del (anti)sexismo lingüístico es La-
1989a:247), que enlaza con aspectos etnográficos y antropológicos. koff (1975). Esta autora parte de la idea de que la mujer experimenta la
Si se mantiene que las diferencias biológicas entre nifios y nifias acaban discriminación lingüística de dos maneras: en el modo en el qlle le enseñan
por convertirse en distintas formas de hablar que se mantienen a lo largo a usar la lengua y en el modo en el que el uso colectivo del lenguaje trata
de la vida y se consolidan en la vida adulta, estaremos ante una aproxima- a la mujer (1975:32). En esa misma línea, Lozano (1995:14-15) cree que la
ción del sexo o del género basada en la diferencia. Si, por el contrario, se mayoría de las causas que explican las diferencias de estilo entre hombres
considera que las diferencias entre los sexos vienen dadas por la distinta so- y mujeres son de orden social y educacional, transmitidas desde la infancia.
cialización de que son objeto los hombres y las mujeres a lo largo de su Consecuentemente, la creencia de que nifios y nifias aprenden dos formas
vida, estamos ante una aproximación basada en el dominio. Dominio y di- distintas de hablar es compartida por los defensores de esta postura (Lakoff
ferencia constituyen los ejes principales de los análisis del sexo o género. 1975:35), que entiende que un cambio en la posición social de la mujer en
Autores que se apoyan en la noción del dominio son O'Barr y Atkins la sociedad provocaría también un cambio significativo en los usos lin-
(1980), Zimmerman y West (1975), Fishman 1983, Shultz (1975), Jespersen güísticos (1975:10). Lakoff afiade que a la mujer se le niega o se le dificulta
(1922), Lakoff (197S) y algunos trabajos de Cameron (1995,1996). Otros el acceso al poder con la excusa de que no es capaz de ejercerlo, debido, en
autores relacionan, además, la postura del dominio del hombre sobre la buena medida, a su comportamiento lingüístico (1975:38). Comporta-
mujer con la teoría del déficit, que indica que las mujeres poseen una de- miento que podrá ser cierto en algunos aspectos, pero también plagado de
ficiencia comunicativa (Lakoff 1975; Jespersen 1922, Henley y Kramarae tópicos, prejuicios y lugares comunes. Lozano expone algunos de ellos,
1991). 12 Por su parte, el enfoque de diferencia -aquella que pone el acento como el silencio, tradicionalmente alimentado por la literatura y la cultura
en las señales comunicativas distintivas que podemos encontrar en los usos popular: «El silencio de la mujer es elogiable, la mujer callada es bella y su-
de cada sexo- es mantenido por Jenkins y Cheshire (1990), Tannen misa. La locuacidad en la mujer no se alaba, pues no se espera de ella ni que
(1993a), Coates (1993a, 1993b), Thorne (1993), Eckert y Me Conell-Ginet tenga opiniones propias ni que sepa exponerlas con claridad o firmeza»
(2003), Cameron (1993, 2005) entre otros. También es denominada esen- (1995:21). 13 Al mismo tiempo, al prototipo de mujer cuyo silencio es una
cialista (Bucholtz 2004:416) ya que sugiére que los patrones lingüísticos de forma de comportamiento plausible, está el ideal femenino que incluye
género emergen de sendas esencias femeninas y masculinas profunda- dulzura, suavidad y delicadeza frente al ideal masculino que disculpa, in-
mente asentadas en las culturas y sociedades. cluso alaba emisiones lingüísticas agresivas y/o autoritarias (Lozano
Las primeras investigaciones sobre el rol del sexo en el lenguaje apun- 1995:20, Lakoff 1975:42). De acuerdo con esto, el tópico de la mujer char-
tan a una consideración feminista, basada en el dominio social del hombre latana o habladora es percibido como algo caricaturitesco y negativo; de
sobre la mujer, que se refleja en los usos lingüísticos de ambos. Uno de los hecho, otro tópico existente es aquel que apunta a que las mujeres prota-
máximos exponentes de esta postura es Lakoff (1975), cuyo trabajo está gonizan turnos de habla más extensos. Esto viene dado por la creencia
claramente encaminado a buscar y subsanar las desigualdades entre los común de que para la mujer hablar es tradicionalmente el modo más na-
sexos a través del uso y de las interpretaciones lingüísticas; declara que su tural y eficaz de establecer un contacto más intenso con sus iguales y de re-
intención es aportar pruebas distintivas del tipo de desigualdad existente forzar con ello la libertad que se le niega en los ámbitos públicos (Lozano
en la sociedad (1975:32). Esta idea del uso de la lengua en función del do- 1995:33, 35).
minio se pone muy en boga durante la década de los setenta y de los
ochenta, influenciada por ciertas actitudes políticas y culturales de la época

13
• Se refiere también a la rima XXXIV de Bécquer, en la que se describe a una
mu1er callada que camina silenciosa, de bellos ojos y sonrisa cautivadora (1995:25)
iz De hecho1 la teoría del déficit en el sexo o género precedió a la del dominio «¿9ue es estúpida?, ¡Bah! Mientras callando guarde oscuro el enigma, siempre val-
(O'Barr y Atkins 1980; Zimmerman y West 1975; Fishman 1983; Shultz 1975). dra lo que yo creo que calla más que lo que cualquiera otra me diga».
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Lakoff lleva al extremo en muchos casos su postura claramente femi- al uso de las formas consideradas como prestigiosas y/o estándares, sobre
nista e incurre en interpretaciones estereotípicas, tales como considerar todo en el marco teórico de la Sociolingüística variacionista, donde el sexo
que la terminología de la gama de los colores que hacen las mujeres o género tiene una función central como factor responsable en los procesos
(beige, crudo, aguamarina, magenta) está ausente en la mayoría de los de cambio lingüístico. Labov fue uno de los primeros en notar la importan-
hombres (1975:39). Lo mismo señala con respecto del uso de algunos ad- cia de este factor y también pionero en realizar una serie de generalizacio-
jetivos; aquellos considerados como neutros (magnífico, tremendo, bo- nes sobre el rol femenino en la variación y cambio lingüísticos. Uno de
nito) son usados tanto por hombres como por mujeres; en cambio existen ellos es que las mujeres son más tendentes a usar las formas estándares o
otros exclusivamente femeninos como encantador, lindo, dulce. En su opi- de prestigio, de modo que tanto en situaciones estables como en situacio-
nión, la intromisión de un hombre en el vocabulario exclusivo de la nes de cambio lingüístico las mujeres tienden al conservadurismo y a una
mujer puede acarrearle un deterioro en su reputación (1975:44). Lakoff mayor frecuencia en el uso de las formas de prestigio y/o estándares (Labov
insiste en esta línea cuando apunta que una palabra que se puede atribuir 1972a, 1983, 2001a, 2007). En la misma línea, Trudgill señala que los hom-
tanto a un sexo como a otro adquiere un significado especial cuando se bres utilizan en mayor medida las formas no-estándares que las mujeres;
aplica a las mujeres, sobre todo en el terreno de las palabras tabuizadas aquellos pertenecientes a la clase baja son los que con mayor frecuencia
(1975:55). Añade que «desequilibrios lingüísticos» de este tipo deben es- utilizan esas variantes para reforzar un prestigio encubierto, opuesto al
tudiarse porque reflejan una análoga situación de desequilibrio en la vida prestigio general o abierto (1972:91). En su opinión, las mujeres no ten-
real (1975:89). drían necesidad de uso de este prestigio encubierto y, por el contrario, ne-
Como bien apunta Lozano (1995:64), el análisis lingüístico del discurso cesitan reforzar su posición en la sociedad con el uso de las formas
femenino no ha sido bien tratado, ya que adolece de mucho impresio- estándares. Desde la metodología de las redes sociales, Milroy (1981,
nismo. La investigación de Lakoff está orientada a localizar los usos lin- 1987a) confirma también la tendencia de las mujeres a usar las formas es-
güísticos que degradan a la mujer, pero esto es insuficiente para lograr una tándares, tendencia que es menor entre los hombres.
verdadera interpretación de las formas de hablar de cada sexo. Así pues, los Sin embargo, hay que notar que la mayoría de los estudios que han
trabajos de Lakoff parecen ser el producto de una paranoia feminista (Ec- ayudado a consolidar esta idea están basados en comunidades de habla
kert y Me Connell-Ginet (2003:1-2), de modo que ya a finales de los años americanas e inglesas, generalmente occidentales e industrializadas, donde
setenta la dicotomía diferencia/dominio empieza a dejar de ser ilumina- los resultados podrían ser similares entre sí (Deuchar 1993:27). De hecho,
dora porque trata las diferencias entre los usos femeninos y masculinos muchos estudios dan cuenta de la relatividad de la idea de que las mujeres
como si de una mera deixis de género se tratase (Me Conell-Ginet 1988:82). tienden a la conservación de las formas estándares o prestigiosas. Por ejem-
Al tratarse de posturas extremadamente radicales, el análisis del sexo-gé- plo, algunos trabajos llevados a cabo en Italia concluyen que el rol de las
nero a partir de la idea de dominio -al menos exclusivamente- se con- mujeres en el cambio lingüístico resulta ambiguo; por un lado, hay cons-
sidera actualmente desfasada (Cameron 1993:3). 14 tancia de algunos trabajos que verifican la tendencia innovadora y, por
La investigación sobre esta variable social se ha centrado en tres puntos otro, la conservadora (Terracini 1922:167; Tagliavini 1983). Uno de los más
básicos que se presuponen diferentes en el comportamiento lingüístico de recientes (Dal Negro y Vietti 2006) apunta a que el género no es determi-
cada sexo: el conservadurismo, el estatus y la solidaridad (Cameron y Ca- nante en la selección entre la lengua estándar y el dialecto en Piamonte
ates 1993:13). (Italia). Esta variedad ha perdido su rol como instrumento de interacción
cotidiana, de modo que se esperaría que las mujeres fuesen más tendentes
a) El conservadurismo femenino. Una señal bastante consolidada en el a conservar la variedad dialectal. Sin embargo, las conclusiones no corro-
estudio del sexo o género es la del conservadurismo femenino; se considera boran este extremo y las variables edad y lugar (rural o urbano) resultaron
que, al menos en las zonas urbanas, las mujeres suelen estar más apegadas ser más significativas que el género (2006:190). Las diferencias detectadas
en cuanto al sexo sólo se observaron cuando se tenía en cuenta el interlo-
cutor; de forma que las mujeres se acomodaban más a la lengua usada por
éste, tanto cuando se hablaba en el dialecto o en la variedad estándar
14
Muchos autores no niegan la posibilidad de que en la diferencia pueda en- (2006:191). Asimismo, Cameron y Coates (1993:14) apuntan a que un uso
contrarse también algún tipo de dominio, pero niegan que sea éste el principal supuestamente no prestigioso puede resultar también innovador, de hecho
punto distintivo en el análisis de esta variable social (Coates 1993b:65,66). entre las mujeres de las clases medias lo conservador suele ser el uso de las
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formas vernáculas. Como bien apuntan Wodak y Benke (1997:135) las ge- los mejores resultados sociolingüísticos son los que demuestran el modo en
neralizaciones que suelen hacerse sobre el rol del sexo o género son muy el que los usos lingüísticos varían sistemáticamente con aspectos del con-
generales y vagas, ya que el comportamiento lingüístico femeriino no es ni texto social y evitan consideraciones predeterminadas sostenidas por una
puede ser idéntico en todas las variedades de todas las lenguas del mundo. simple cuantificación de datos. De hecho, añade esta autora que muchos
Otras investigaciones también confirman la relatividad de la idea del estudios centrados en lo cuantitativo no han sido capaces de explicar el
conservadurismo femenino; en Senegal se utiliza el wolof como lingua porqué de tal distribución de usos, ya que su metodología no está capaci-
franca, pero se introducen préstamos del árabe y del francés por ser consi- tada para ello (1993a:78). Se puede estar de acuerdo en qúe las generaliza-
deradas lenguas de prestigio (Ngom 2003:362). Las mujeres y los hombres ciones preconcebidas en torno al sexo comienzan cuando éste se toma
no presentan grandes diferencias en cuanto a la cantidad de préstamos ára- como una variable dentro del paradigma cuantitativo, lo cual conduce a re-
bes y franceses incorporados, de modo que ellas siguen la tendencia inno- alizar afirmaciones estereotipadas que correlacionan el habla de las mujeres
vadora del resto de los grupos sociales de esa comunidad (incluidos los con unos niveles más amplios.de corrección y cuidado (Cameron 1993:3).
hombres) de incorporar préstamos de esas lenguas como una forma de acu- De hecho, los resultados de muchos trabajos sobre el discurso femenino
mular poder simbólico. Por otra parte, la frecuencia en el uso de préstamos son el producto de la metodología empleada; los dialectólogos han prefe-
del inglés (considerados como estigmatizados y transgresores de las normas rido usar informantes hombres y se han basado en la tesis -ya convertida
sociales) es también similar entre uno y otro sexo. Las mujeres por tanto, en tópico- de que las mujeres presentan una mayor proporción de formas
manifiestan un comportamiento doblemente conservador e innovador en lingüísticas prestigiosas con respecto a los hombres (Coates 1993a:55,67).
esa comunidad de habla (2003:363).
A propósito de esto, reseña el trabajo de Trudgill en el que apunta a b) La obtención de estatus. A partir del supuesto conservadurismo feme-
una mayor proporción del uso de la variante /ing/ entre las mujeres, más nino, se extrae, además, que las mujeres son más proclives a la tendencia
prestigiosa que su variante /i~/ en la comunidad de habla inglesa de Nor- de obtener estatus a través de sus usos lingüísticos adoptando cambios y
vich (Trudgill 1974). nuevas formas que consideran más prestigiosas. Esta tendencia se ha con-
La sensibilidad encontrada entre las mujeres hacia la forma de prestigio firmad~ sobre todo en los estudios variacionistas cuantitativos sobre el
se correlaciona con una posición social insegura y menos poderosa que la cambio lingüístico. En el estudio de Dal Negro y Vietti (2006:191) las mu-
de los hombres. Sin embargo, después de analizar los resultados de Trudgill, jeres se presentaron como innovadoras al introducir el estándar en los en-
coates no considera justificado hablar de hipercorrección entre las muje- claves rurales.
res, ya que de la observación de los gráficos expuestos por el autor se de-
duce que este uso está asociado, además, a la clase media (1993a:78). e) La solidaridad. Otro aspecto que parece marcar las diferencias de com-
El tratamiento del sexo o género como variable debe ser muy cuidadoso portamiento lingüístico entre hombres y mujeres es la solidaridad. Gene-
tanto en el diseño de la muestra como en la interpretación de los resulta- ralmente se considera que el género masculino suele adoptar las normas
dos. Por ejemplo, en su estudio sobre la lengua criolla patois de Dudley vernáculas de su comunidad de habla como una señal de identidad y soli-
(West Midlands, lnglaterra), V. Edwards (1993:33-45) analiza su distribu- d_a_ridad ?rupal definida como una marca de lealtad, rasgo que, por oposi-
ción social en tres variables explicativas: la red social, la relación entre la c1on, sena menor entre las mujeres, si consideramos que estas recurren a
educación y el sexo y las actitudes hacia la comunidad blanca. Encuentra las formas dotadas de mayor prestigio y estandarización. Conforme a esa
que el sexo no es una variable significativa explicativa por sí misma, ya idea, serían los hombres los que seguirían más fielmente las pautas varia~
que ni los hombres ni las mujeres presentaban un uso o una actitud dife- bles del habla vernácula. Deuchar (1993:28-19) considera que, de entrada,
renciada entre sí hacia esta lengua, aunque detecta una cierta actitud más el concepto de solidaridad está más arraigado entre los hombres que entre
crítica por parte de los hombres hacia el patois que las mujeres. Al estar las mujeres, lo cual genera también ciertos tópicos y lugares comunes,
esto relacionado con otro tipo de factores como la intensidad de la red o sobre todo cuando se aplica esta variable como una mera correlación con
el nivel educacional, no cabe identificar al hablante de patois como hom- los_ dat?s lingüísticos. En todo caso, las nociones. de lealtad lingüística y
bre con una actitud hostil hacia los blancos. sohdandad deberán ser tenidas en cuenta de modo relativo y siempre en
La perspectiva de Coates (1993a:78) sobre el género pone el acento en interacción con otras variables.
explicar por qué hombres y mujeres hablan de forma diferente, e insiste en
investigar sobre la naturaleza de tales diferencias. Para ello se basa en que
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3.1.1. Tendencias actuales en el estudio del sexo o género: las mujeres, aunque sólo cuando el discurso expresa confidencia o intimi-
diferencia, dominio e interacción dad, siendo menor cuando expresa incertidumbre. Coates concluye que
hombres y mujeres difieren en su estilo y normas de interacción conver-
Una aproximación metodológicamente más apropiada de la influencia del sacional; por ejemplo, cuando hablan entre ellos, los hombres tienden más
factor sexo o género en la selección de las formas variables de la lengua de- a la interrupción, mientras qüe las mujeres hacen mayor uso de respuestas
bería estar basada en el estudio del comportamiento de hombres y mujeres mínimas (sí, no, ya ... ) (1993a:140). Todo esto revela distintas formas de
en relación con otros hablantes y a partir de la contextualización de la pro- internalizar la competencia comunicativa o un distinto enfoque de las nor-
ducción de su discurso en cada tipo de sociedad (Lozano 1995:75). De esta mas de comunicación (Coates 1993a: 188-189, 1993b:70). 15 La necesidad
forma evitaríamos resultados anecdóticos y poco empíricos que apuntan a de una exploración más detenida de estos usos en un contexto comunica-
la existencia de una forma de hablar femenina prototípica, como los que ex- tivo concreto que relacione estos resultados con otros factores sociales
pone Lakoff en su estudio sobre el uso de las tag questions (isn't it?, ... ), en como la edad o el nivel sociocultural (Cameron, Me Alinder y O'Leary
el cual relaciona una mayor frecuencia de uso de estas formas entre las mu- 1993:75, 78) evita la consecuencia de dar como válidos resultados de meras
jeres como la tendencia a mitigar o reducir la fuerza de una emisión debido cuantificaciones o distribuciones de uso entre hombres y mujeres. Así pues,
a la falta de poder de las mujeres y a su supuesta debilidad y pasividad. Con se deduce que construcciones como estas deberían explicarse a partir de
respecto a este trabajo, argumenta Holmes (1984:82,83, 86) que construc- su uso interactivo, toda vez que son el reflejo de las distintas prácticas so-
ciones como estas tienen una función interactiva que no debe ser pasada ciales que influyen en el comportamiento lingüístico (Eckert y Me Con-
por alto; estas unidades están estrechamente relacionadas no solo con su in- nell-Ginet 2003:50). Esa línea de investigación dinámica considera, por
trínseco valor lingüístico, sino además con la relación social establecida ejemplo, que las mujeres eligen opciones comunicativas basadas en la si-
entre los participantes de la conversación donde se inserta, en términos de metría, lo cual se refleja eri las construcciones lingüísticas que utiliza en el
simetría o asimetría social. Así pues, un hablante que se presente como asi- transcurso de la conversación. Los hombres, en cambio, suelen adoptar
métrico con respecto al resto de los participantes en la conversación podría formas basadas en la oposición, sin que ello tenga que implicar necesaria-
utilizar una tag question como una forma de obtener una respuesta positiva mente una relación de dominio con respecto a la mujer (Kendall y Tannen
en sus interlocutores, independientemente de su sexo: 2003:548, 553).
Por otra parte, una atención destacada hacia la interacción comunica-
«It's a nice day, isn't it?» lo cual incita a responder en modo positivo: tiva que contextualiza las diferencias entre las formas de hablar de los gé-
«Yes» neros se orienta hacia el estudio y la comprensión de la competencia
comunicativa (Hymes 1972) en tanto que incorpora los correspondientes
En cambio, decir: «lt's a nice day», puede producir tanto una respuesta po- factores sociales y culturales que están implicados. Esto significa que los
sitiva como una negativa. comportamientos lingüísticos adquiridos en la infancia desarrollan distin-
En opinión de Coates (1993a:3-5), las conclusiones de Lakoff carecen tas formas de comunicación apropiadas y competentes para cada uno de
de empirismo suficiente. Para contrastar estos resultados, lleva a cabo un los géneros (Coates 1993a:107, Eckert y Me Connell-Ginet 2003:56). Ello
estudio sobre la distribución de los elementos (I think, l'm sure, you know) daría como resultado que hombres y mujeres difieran en su idea de lo que
entre los sexos (Coates 1993a:116; 1993b:69), a partir de la cual demuestra es apropiado en cada momento comunicativo. Como consecuencia, esa
que el mayor uso de estos marcadores entre las mujeres estaba correlacio- competencia comunicativa es la que hace que hombres y mujeres tengan
nado con los temas de conversación: de forma general, los hombres los internalizadas ciertas pautas de uso, tales como el uso de las tag questions,
utilizan menos porque suelen tratar temas más impersonales que las mu- las respuestas mínimas, la verbosity, etc. (Coates 1993b: 63-65). En esta
jeres. Estas, por el contrario, suelen teñir su discurso de un mayor número
de valoraciones personales y de confidencias, razón por la cual hacen uso
de estos elementos. Su ángulo de análisis se centra en observar las diferen-
cias en cuanto a la competencia comunicativa de cada sexo, tratándose 15
este uso de un rol conversacional más que de un uso generalizado de las De hecho, esta idea es la que explicaría la idea -hasta cierto punto real- de
que los hombres y las mujeres suelen tener dificultades para comunicarse o enten-
mujeres tal y como aseguraba Lakoff (Coates 1993b:66). Asimismo, Holmes derse plenamente, como si formaran parte de dos subculturas distintas (Eckert y
(1987) encuentra también una mayor proporción del uso de you know entre McConnell-Ginet 2003:2, Tannen 1993a, Coates 1993a:187).
SOCIOLING()_IST~CA
_ . ____ LAS VARIABLES SOCIAL~~- _ 73
72

línea, Bucholtz y Hall (1995:7) afirman que los estilos de hombres y mu- riación sociolingüística entre hombres y mujeres (Schilling-Estes
jeres son diferentes porque ello constituye parte de la presentación de sí 2006:329).
mismos, lo cual podría obedecer a ciertas pautas culturalmente establecidas Así pues, cuestionar que el sexo o el género sea una categoría aislada o
en cada variedad, aunque esto no quiere decir que los roles femeninos y estática implica que hay que relacionarlo con otras categorías sociales. En
masculinos sean la respuesta automática a la pertenencia a un sexo; estos este sentido, Uchida (1992:547,555,548) duda de que se pueda hablar de
se pueden construir en la interacción y podrán ser variables en función del culturas diferentes de comunicación entre hombres y mujeres aludiendo
tema tratado, de la situación comunicativa y de la identidad social que simplemente a cuestiones biológicas. Las diferencias lingllísticas, a su jui-
adopte el hablante con respecto al interlocutor o a la audiencia. Así pues, cio, están basadas en una relación de poder y de dominio más que en di-
el significado estilístico-comunicativo obtenido interactúa con el género o ferencias puramente culturales. Aunque en cierto modo apoya la postura
sexo porque relaciona una noción social con otra formal de la lengua, esto del dominio de Lakoff, reconoce que tal dicotomía (diferencia-dominio) es
es, se asocia un determinado valor a una expresión lingüística en función insuficiente para estudiar las diferencias de género, en tanto que ignora
del distinto uso que de ese valor se hace entre hombres y mujeres. De otras variables sociales también importantes. Las diferencias entre los gé-
hecho, Lakoff pudo afirmar que esas expresiones eran típicamente femeni- neros pueden ser consideradas como el resultado de dos subculturas dife-
nas porque las observó en su contexto interactivo de uso1 lo cual equival- rentes pero, en todo caso son el resultado de una relación jerárquica que
dría a decir que están situadas en un contexto determinante y propicio tiene lugar dentro de cada sociedad, asociando dicha relación al resto de
las variables sociales (1992:562-563). En su opinión la famosa dicotomía es
para realizar dicha interpretación.
Aproximaciones más recientes relacionan la construcción del discurso complementaria: la diferencia conlleva el dominio (1992:563).
a través de las metáforas en relación con el género del hablante (Fiksdal La idea de relacionar el estudio del género con otras variables lingüís-
2008). En un estudio llevado a cabo en un instituto de enseñanza media ticas es propuesta por Cameron (2005). Para ello se apoya en que las dife-
estadounidense, la autora comprueba que los chicos y las chicas utilizan rencias entre los sexos son perceptibles incluso cuando los sexos no están
distintos recursos metafóricos en el discurso que utilizan para las distintas sistemáticamente separados desde el punto de vista social y/o económico
(Eckert y Me Connell-Ginet 1992:468). Esto significa que, al lado de las di-
actividades académicas.
Como puede fácilmente advertirse de lo hasta aquí expuesto, una apro- ferencias culturales, existen también diferencias físicas que determinan el
ximación al sexo o género basada exclusivamente en el concepto de domi- discurso femenino o el masculino. Cameron analiza esta distinción en re-
nio es más que insuficiente¡ las categorías sociales de hombre y mujer no lación con la edad, de hecho, en casi todas las sociedades la segregación de
deben ser tratadas como monolíticas y definidas de antemano; hay que los sexos nunca resulta ser completa, pero sí pasa por algunas etapas de
observarlas en relación con otros factores. 16 Las perspectivas analíticas ba- mayor y menor contacto. Esto puede influir en la forma de hablar en cada
sadas en la diferencia y en el dominio pueden llegar a ser complementarias, nivel generacional (Cameron 2005:25-39). En su análisis de la /d/ intervo-
pero es necesario dejar claro que el uso exclusivo del concepto de dominio cálica en español y la /s/ finat la autora concluye que cuanto mayor sea la
deja sin explicación las diferentes estrategias comunicativas de hombres y segregación entre los sexos a través de las generaciones, las diferencias
mujeres en la negociación del significado (Me Connell-Ginet 1988:77) así cuantitativas se incrementan. Así pues, los adolescentes muestran un
como su importante vinculación con otras categorías sociales (Coates mayor uso que el grupo de edad medio, al tiempo que vuelve a ser superior
1993a:203, 1993b:72). Incluso considerando el género como constructo en el grupo de los mayores. Esto es así porque a lo largo de la vida existen
social del sexo, resulta más apropiado tratar sobre feminidad y masculini- unas etapas en las que no solamente hay un mayor contacto con el otro
dad como posibilidades sociales (Bergvall 1999:273,275). En todo caso, es sexo, sino que este es también más o menos intenso. De forma general, en
necesaria una explicación localizada y concreta de la distribución de la va- la niñez y en la adolescencia se producen conflictos entre los sexos, que
disminuyen o desaparecen una vez llegada la etapa adulta. En la edad ma-
dura, los sexos tienden de nuevo a interrelacionarse entre sí. Así, pues, este
patrón de zig-zag evidencia que las diferencias de género no solamente
están socialmente situadas, co-construidas y ligadas al momento de la
16 Desde este punto de vista, el habla de las mujeres no es sólo la consecuencia interacción sino que, además, están determinadas por las etapas generacio-
de ser mujer, como bien subraya Cameron (1993:78). Cameron y Coates (1993:24) nales vitales, lo que equivale a decir que el sexo o el género y la edad están
señalan, además, que el verdadero rol del sexo femenino en la lengua no ha sido
ca-articulados indefectiblemente (Cameron 2005:53). Teniendo esto en
suficientemente explorado.
LAS VARIABLES SOCIALES 75

cuenta se evitarían muchos de los prejuicios que se tienen en las investi- sación. Así, por ejemplo, una interrupción en una conversación determi-
gaciones sobre el género, fomentadas por la observación de categorías ais- nada y en un contexto concreto puede ser una señal de apoyo y no de do-
ladas y cerradas como sucede en el variacionismo. mino (Tannen 1993b:183). Para el mismo fenómeno, James y Clarke
Puede apreciarse que un enfoque que tenga en cuenta otros elementos (1993:246-247) obtienen resultados que indican que las interrupciones
más allá de los meramente correlacionales como el interaccional, que in- pueden constituir una forma de ayudar al interlocutor en su exposición.
tegra aspectos discursivos, etnográficos y antropológicos es más realista y Hombres y mujeres suelen diferir en cuanto a la cantidad de interrupcio-
enriquecedor, como bien apunta Tannen (1993a:3). Así, según la autora, nes, pero no hay ninguna función objetiva para adjudiCar una función
esta variable debería estudiarse de acuerdo a tres puntos fundamentales: concreta a las mismas que señale a los hombres como dominantes cultu-
ralmente que no sea la de presuponer que su comportamiento es así de an-
a) Los roles sociales del sexo o género no están predeterminados¡ se crean temano.
y se negocian en la interacción a partir de un contexto comunicativo. Otra idea muy asentada en las culturas occidentales es la de que las
b) El contexto comunicativo tampoco es una condición preexistente; este mujeres realizan turnos de habla más extensos, pero no todos los estudios
también toma forma en la interacción. confirman est~ idea. Después de analizar varios estudios al respecto, James
c) El producto de la interacción es el resultado de una acción conjunta de y Drakich (1993: 281,301) concluyen justamente lo contrario: los hombres
los modos de hablar ~e cada sexo o género individualmente en una situa- hablan más que las mujeres, y ello es debido a un enfoque contextualizado
ción comunicativa concreta. sobre la estructura social que indica que las diferencias en la cantidad de
emisiones puede variar en función de interlocutor (hombre o mujer) así
Así pues, ninguna conversación o acto comunicativo tiene significado como las expectativas creadas en torno a las habilidades entre los sexos y
fuera de un marco o entorno interacciona!. De producirse diferencias en el sus posibles áreas de competencia (1993:301). Esto quiere decir que la can-
discurso de hombres y mujeres asociados a posibles influencias de domi- tidad de habla será variable en función de los temas de conversación para
nio, estas deberían ser encontradas y analizadas dentro de un proceso co- los que un sexo puede estar más interesado o ser más competente, así como
municativo concreto y no como el resultado de categorías establecidas y de las relaciones de estatus establecido en la interacción.
predeterminadas, ni siquiera biológicamente (Tannen 1993a:ll-12). De En suma, podemos concluir que, de forma general, la variable sexo/gé-
hecho, si el uso conforme al dominio fuera culturalmente aprendido, este nero ha de ser estudiada de un modo menos superficial (cf. Eckert
podría ser cambiado por el orden social por inapropiado y/o degradante 1989a:245, Wodak y Benke 1997:148).
para la mujer (de hecho, así se ha hecho o se ha intentado hacer en muchas
sociedades). Si la perspectiva de dominio es cultural, será variable en cada 3.1.2. El sexo o género y las comunidades de práctica
comunidad de habla y podrá ser minimizada en mayor o menor medida a
través de las instituciones públicas. Esto otorgaría mucho más valor a la El sexo o género puede ser estudiado con la metodología de la comunidad
interacción como el lugar idóneo para analizar las diferencias de género; de de práctica (community of practice), concepto tomado de Bordieu (1977)
hecho, en una de sus investigaciones, Tannen (1993b:183) concluye que que entronca directamente con aspectos relacionados con la identidad
hombres y mujeres tienen distintas formas de comunicarse debido a la social y/o individual, además de con otras categorías sociales. Se define
existencia de distintos estilos comunicativos, los cuales, puestos en inter- como: «Un grupo de gente que tiene intereses comunes y que desarrollan
acción (y no antes) podrían revelar una posición de subordinación de la y comparten formas de vida, creencias y valores» (Eckert y Me Connell-
mujer con respecto al hombre. Así pues, la relación entre el rol del género Ginet 1999:186). Esto significa que allí donde existan o surjan formas
en el discurso proporciona la perspectiva idónea para comprender cómo se compartidas o comunes de hacer cosas, surgen también de forma paralela
crean, se construyen y se gestionan los conceptos de poder y de solidaridad formas de hablar compartidas o comunes (1992:433). Las autoras de-
entre hombres y mujeres. Por ejemplo, se piensa que la interrupción en la muestran que el sexo de los hablantes no está solamente relacionado con
conversación es un símbolo de dominio masculino; de hecho, puede llegar el comportamiento lingüístico, sino que es también el reflejo de las prác-
a serlo, pero es posible que en una interacción determinada tanto un hom- ticas sociales; así que analizando las emisiones contextualizadas en el dis-
bre como una mujer se interrumpan mutuamente y no hay que pensar por curso se puede concluir si una variante o uso lingüístico se encuentra
ello que ese fenómeno obedezca necesariamente a una situación de domi- distribuido de forma desigual entre los sexos (1992:437). El sexo o género
nio; es necesario estudiar otros aspectos, entre ellos, el tema de la conver- no sería muy diferente al de otras variables lingüísticas como el estilo,
SOCJOLINGÜÍSTICA ______ ... ----~---~- __ __ LAS VARIABLES SOCIALES 77
76

que también constituye una opción comunicativa para los hablantes acción entre lengua y género. Esto quiere decir que, al tiempo que se cons-
(1992:439). Esto es, si se observa un comportamiento diferenciado entre truyen determinados aspectos de la identidad social (nivel y/o modo de
los sexos con respecto a una construcción lingüistica determinada, esto vida, clase social, costumbres, edad, etc.), se van construyendo también los
podría apuntar a la forma en la que los hablantes construyen su identidad roles sociolingüísticos de los sexos, razón de más para considerar que esta
de género en el discurso. De paso, se evita asociar esta variable con cate- variable no puede analizarse al margen de la interacción .comunicativa. 17
gorías estáticas. Meyerhoff (1999:227-228) estudia la distribución del género en el uso
Los roles de género en una sociedad como conjunto y entre un grupo del vocablo sore en el criollo bis/ama (hablado en Vanuatu, antes New He-
de hablantes determinado son investigados por Eckert (2000) en el habla brides, al sur-oeste del Pacífico). La función de sore proviene de la palabra
de Jos adolescentes de un suburbio de la ciudad de Detroit (Michigan, Es- S0rry1 y expresa no solamente una petición de disculpa, sino también cons-
tados Unidos). Parte de la idea general de que los usos lingüísticos femeni- tituye una expresión de empatía o preocupación por algo o alguien:
nos están relacionados con la tendencia a acumular capital simbólico.
Concretamente, después de analizar el discurso de las chicas adolescentes «Yu luk long hem, yu sore long hem» (Cuando los miras, sientes pena (o
(1993) concluye que existen determinadas normas lingüísticas para deter- preocupación) por ellos)
minados tópicos o temas de conversación tales como hablar de los chicos
o la forma en la que ellas dejan ver su atractivo ante ellos. Dichas normas La forma sore muestra tres funciones comunicativamente similares: a) peti-
lingüísticas, concluye Eckert (1993:60), están en estrecha interacción con ción de disculpa, b) estrategia de cortesía, empatía o preocupación y e) sen-
el lugar social que tienen estas chicas. En concreto, en la adolescencia, ellas timiento de echar de menos. Meyerhoff (1999:225) observa que el uso de
necesitan explorar esas normas y negociarlas con sus iguales para poder sore está distribuido entre los sexos de modo desigual; las mujeres lo usan
reafirmarse en las reglas que rigen su comportamiento lingüístico. con mayor frecuencia, sobre todo con la segunda función. En cambio1 en
Así pues, observando y analizando las comunidades de prácticas es po- el discurso masculino esa función empática está prácticamente ausente.
sible relacionar más estrechamente la lengua con la identidad social al Como primera hipótesis y de acuerdo a la comunidad de práctica, esto in-
tiempo que se procura con detalle una concepción dinámica y contextua- dica que cada sexo o género tiene unas pautas de comportamiento diferen-
lizada de los roles sexuales (Holmes y Meyerhoff 1999:173-174). El estudio tes para expresar la empatía-cortesía-preocupación, que viene dada como
del género como una práctica social permite profundizar en los comporta- consecuencia de que las mujeres suelen mostrar mayor tendencia a orientar
mientos comunicativos y en los patrones de interacción variables de los su discurso hacia el interlocutor que los hombres. Por ello hacen un mayor
dos sexos. Los integrantes de esas comunidades presentan unas pautas co- uso de esta forma lingüística con función empatética. Esta práctica lingüís-
munes de controlar el discurso que consideran más apropiado en cada mo- tica viene asociada a una práctica social: la noción de empatía reafirma las
mento (Holmes y Meyerhoff 1999:175). El análisis de la comunidad de normas de grupo prototípicas de la cultura anglosajona. Así pues, estas mu-
prácticas para el sexo o género propone que el comportamiento lingüístico jeres hablantes de este criollo expresan este significado pragmático a través
de las mujeres se estudie de acuerdo con aspectos relevantes y vinculantes del vocablo sore porque están expuestas a situaciones sociales que deman-
de su actividad social y cultural; por ejemplo, las mujeres que forman parte dan una respuesta empatética. Con todo, Meyerhoff (1999:230-235) con-
de una comunidad rural están adscritas a un modo de vida claramente di- cluye que este aspecto es insuficiente para establecer la existencia de unas
ferente de las mujeres urbanas, de modo que las expectativas que se crean verdaderas prácticas comunes entre los hablantes de bislama, porque para
y que se espera de ellas desde el punto de vista del uso de la lengua no pue- ello deberían compartir muchos otros intereses sociales.
den estar catalogadas bajo la categoría social mujer.
Por ejemplo, una de estas comunidades de prácticas podría ser la de
compartir un mismo estilo comunicativo en una situación de habla con-
17 Como tantos otros autores, Eckert y Mc-Connell Ginet (1999:190-193) con-
creta. Así, por ejemplo, Eckert y Me Connell-Ginet (1999:190) analizan la
comunidad de prácticas de los Asian-Wall (chicos asiáticos-americanos) ins- sideran que la ausencia de contemplar estos aspectos es lo que ha dado lugar a dar
por sentados una serie de tópicos en tomo a la lengua de las mujeres (más conser-
talados en Norteamérica, que comparten unas pautas comunes de compor- vadoras, más corteses, menos innovadoras o más innovadoras, más estándares,
tamiento social (vestir, salir, acudir a determinados sitios, etc.). Esto va etc.). La mayoría de estas conclusiones vienen dadas por el uso de una metodología
correlacionado con el uso de ciertas construcciones lingüísticas que permi- que contempla grupos de hombres y de mujeres como categorías monolíticas y ais-
ten correlacionar lo que hacen con lo que dicen, construyendo así la inter- ladas, descuidando las características de su interacción (1999:193).
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La observación del conjunto de prácticas que definen y explican el com- De forma general, se establece que el individuo va modificando sus con-
portamiento de hombres y mujeres se denomina atributos de las acciones ductas lingüísticas a través del tiempo; cuando se es joven se utilizan una
(Eckert y Me Connell-Ginet 1999: 198). Cada acción verbal es el resultado serie de construcciones y un tipo de discurso que van difuminándose en la
de una situación social en la que tiene lugar, en el marco de un discurso y edad adulta y se modifica completamente en la edad madura y en la ancia-
en un medio interactivo concretos. Al mismo tiempo, el valor comunicativo nidad. Sin embargo, esta variable, al igual que las demás, hay que relacio-
de una emisión depende crucialmente de la variedad lingüística donde se narla con el resto, de forma que el estrato o nivel y el sexo o género, además
enmarca (Eckert y Me Connell-Ginet 2003:129, 271, Bergvall 1999:279). Se de otras cuestiones interaccionales, pueden influir notablfmente en el fun-
propone así el concepto de social moves (Eckert y Me Connell-Ginet cionamiento de la edad de los hablantes en la variación sociolingüística."
2003:133), que configura cada emisión lingüística de acuerdo a la actividad Sin embargo, las tendencias actuales tratan de evitar el estudio de eda-
y forma de vida social practicada, así como al conjunto de normas sociolin- des objetivas (y a veces divididas con cortes artificiales y subjetivos) y se
güísticas compartidas entre la emisión y la actividad social. centran en el análisis de etapas por las que pasa el hablante, que suelen
Se puede concluir que el género o el sexo no es el resultado solamente estar relacionadas con la cultura de cada comunidad lingüística. Hudson
de lo que se es, sino también de lo que se hace. Por otra parte, puede inte- opta por establecer cuatro: primera infanda (bebé), infancia, adolescencia y
grar niveles de análisis micro y macro-sociolingüísticos, que pueden ir edad adulta (1996:15). Se supone que cada una de ellas tiene unas caracte-
desde el análisis de una norma local, de una variedad o de una lengua, rísticas peculiares y regulares en el comportamiento de los hablantes y que
hasta su interacción con un rasgo individual de un hablante (Bergvall van superando de forma más o menos consciente. En la infancia, los niños
1999:288). Con la teoría de la comunidad de práctica se pone el acento en adquieren el habla de su entorno familiar y social inmediato y en la ado-
la observación de los grupos que participan de unas características de vida lescencia se inclinan por estilos más acordes con aspectos de identidad de
comunes. Además, como señala Bucholtz (2004:423-424), estudiar las co- grupo. Esta etapa cambia drásticamente cuando se pasa a la edad adulta.
munidades de prácticas es doblemente útil: la práctica es el preludio de la A diferencia de Hudson, Coulmas (2005:53) propone clasificar estas
actuación lingüística; si la práctica enfatiza la cotidianeidad de la actividad etapas también en cuatro, sustituyendo la primera infancia por la edad an-
social, la actuación viene a reforzarla. ciana: infancia, adolescencia, adulto y anciano. Por su parte, Coupland
En suma, los roles sociolingüísticos de los sexos en la lengua no parecen (2001a:202-205) cree más apropiado estudiar la edad no tanto como una
estar prefijados; estos se construyen de acuerdo a distintas cuestiones tanto categoría cronológica, sino como un proceso social y cultural centrado en
culturales como de identidad social. Si consideramos que la lengua consti- analizar cómo el paso de los años o el envejecimiento es paralelo al uso de
tuye una percepción del mundo, ésta moldeará nuestro conocimiento e la lengua y a la configuración de su discurso. Este último es un enfoque
identidad a través de las elecciones que realicemos en el discurso cotidiano. más social y cultural de la edad que responde a la complejidad de esta va-
riable y, en particular, a la escasa atención que han recibido algunas etapas
de la vida del hablante, como la ancianidad.
3.2. La edad Uno de los primeros autores en diseñar las fases cronológicas en la ad-
quisición y desarrollo de la lengua nativa fue Labov (1964:91-92), apoyán-
Se ha considerado que, a diferencia de otras variables sociales, la edad es la dose en criterios cualitativos. La primera etapa es denominada gramática
más objetiva e inmutable de todas (Chambers 2003:146). Tanto los roles de básica de los niños, que se desarrolla bajo la influencia de los padres. La se-
género como las clases sociales son de naturaleza cambiantes y están sujetos gunda en la adquisición de las normas vernáculas, situada al inicio de la
a las estructuras sociales de la comunidad, pero la edad de un hablante no adolescencia. Le sigue un desarrollo de la percepción social, que comienza
admite discusión. Este carácter objetivo o inmutable es el que hace que al-
gunos autores duden de que sea una verdadera categoría social (Coupland
2001a:188). Sin embargo, si consideramos la edad como un fenómeno cul-
tural, no,será tan objetiva. Como bien señala Coulmas (20035:64), esta. va-
111
riable puede verse afectada por diversos cambios sociodemográficos, roles En la Sociolingüística de la variación se le ha dado una importancia central,
sociales y comportamientos diversos lo cual indica que dos hablantes de la
1
sobre todo en el cambio lingüístico, como se verá más adelante. Como señala Blas
misma edad en dos comunidades de habla diferentes puedan no tener com- Arroyo (2005:190), la estratificación según la edad puede revelar en muchos casos
procesos lingüísticos evolutivos, pero en otros muchos dichos procesos solamente
portamientos lingüísticos necesariamente similares. indican distintas etapas sociolingüísticas por las que pasa el hablante.
- - - - - - - - - ~ L A S VARIABLES SOCIALES 81
80

alrededor de los catorce o quince años, paralelo, en su opinión, al de la va- El estudio de la edad como variable sociolingüística exige centrarse en
riación estilística. La quinta etapa cronológica sería la de mantener y con- la naturaleza social y cultural de la edad. Por ello también Eckert
solidar la lengua estándar y la sexta la del dominio de los distintos registros (1998:152) opta también por estudiar etapas (infancia, adolescencia y vida
o valores estilísticos y adaptarlos a cada situación de habla. a<;lulta) más que grupos generacionales cerrados. Hay dos tendencias para
Esta descripción puede ser prematura, según Chambers (2003:154) si se la agrupación de los individuos según la edad: aquella ética que estratifica
considera que Labov sólo disponía de la información procedente de la ciu- a los hablantes según décadas proporcionales (30-40, 50-60, etc.) y aquella
dad de Nueva York. En su lugar propone tres periodos formativos donde los otra émica que los agrupa de forma cualitativa según ciertas experiencias o
hablantes adquieren los sociolectos. El primero de ellos es el de la infancia, hábitos sociales compartidos, como niñez, la adolescencia, la etapa adulta,
influenciada por familia y escuela. El segundo es la adolescencia, en el que etc. (Eckert 1998:159). De hecho, esta clasificación vendría a superar la ten-
los individuos se sienten condicionados por el resto de los componentes de dencia existente en los estudios sociolingüísticos a analizar casi de forma
su generación. El tercer periodo es el de la edad adulta, normalmente ca- exclusiva la edad adulta de los individuos (aquella en la que se suelen acep-
racterizada por la tendencia a incrementar los rasgos estándares (2003:159). tar las normas lingüísticas estándares del mercado lingüístico) y a descuidar
Estos periodos llevan a considerar la existencia de una escala o gradación las demás (Eckert 1998:159).
generacional (age-grading), término que fue propuesto inicialmente por Aunque se ha revelado que es en esa etapa vital donde los niños adquie-
Hockett (1950) y adoptado por Hudson (1996:15), Chambers (2003:53) y ren la competencia sociolingüística que les va a acompañará posteriormente,
Eckert (1998:151), entre otros sociolinguistas. Cada fase o periodo de edad el comportamiento lingüístico de la infancia ha sido poco explorado. El tipo
por las que pasan los hablantes podrá corresponderse con diferencias en de vida que lleva el niño, el colegio al que asiste o el barrio en el que vive es
cuanto al uso de las estructuras lingüísticas. un factor importante para consolidar determinados patrones lingüísticos en
De forma general, los estudiosos apuntan a que el grupo generacional la edad adulta, de modo que las distintas etapas cronológicas del individuo
más estudiado es el de la edad adulta intermedia, lugar donde se señala siem- van acompañadas de distintos comportamientos lingüísticos que pueden
pre el origen de la variación y el cambio. Menos interés ha despertado el habla ser generalizables, tal y como asevera Eckert (1998:155, 162). Una de las
de los niños o la de los ancianos debido a la gerontofobia que suele existir en constantes es que, a medida que el hablante madura, su discurso suele orien-
las comunidades de habla occidentales, según Coupland (2001a:186). tarse más hacia el conservadurismo, mientras que es posible observar en la
En la infancia, la forma de hablar está condicionada por el entorno fami- juventud unos usos menos estables y más cambiantes.
liar y la escuela. La escasa atención que ha recibido esta etapa no está justifi- Sin embargo, la determinación de las etapas vitales es variable de una cul-
cada, de hecho se pueden constatar interesantes casos de variación y cambio tura a otra; en las sociedades latinoamericanas la edad adulta suele comenzar
lingüístico. Por ejemplo, Coulmas (2005:53) señala el uso de well entre los mucho antes que en la norteamericana o la europea. En aquellas, la primera
niños como marcador del discurso en juegos asociados a roles de autoridad. generación puede acotarse en tomo a los veinte años, no así en las segundas
Por el contrario, la adolescencia es la etapa que más atención ha recibido y ello donde un individuo considerado como joven puede sobrepasar ampliamente
debido a que presenta unos rasgos muy peculiares y distintivos de los que se la treintena, aunque también esto tampoco puede tomarse de forma categó-
pueden encontrar en la edad adulta, y que generalmente vienen asociados a rica. En España esto ha ido cambiando en relación al tiempo; en las décadas
pautas de identificación colectiva. 19 Siguiendo a Coulmas (2005:61), en la de los setenta y los ochenta una persona podía estar estaba emancipada y
etapa adulta aumenta la conciencia hacia las presiones sociales existentes en tener una ocupación más o menos estable antes de los treinta años de vida,
su variedad lingüística, de modo que las formas lingüísticas empleadas se van pero actualmente esta situación ha dejado de ser tan común. Por otra parte,
acercando a lo estándar. Por su parte, la etapa anciana también está caracteri- su interrelación con otras variables extralingüísticas apunta a las grandes di-
zada por unos· rasgos concretos entre los que se encuentra el retorno al uso de ferencias que puede haber en este sentido entre sociedades o comunidades
las formas vernáculas, una disminución de las presiones sociales y una tenden- industrializadas y rurales. En estas últimas se pasa antes a la edad adulta debido
cia menor a la acomodación lingüística (Coulmas 2005:61). en buena medida a que los estratos sociales menos favorecidos tienen tenden-
cia a adelantar el proceso de paso a la edad adulta (Eckert 1998:157).
Como se ha señalado anteriormente, la edad es una variable que está
fuertemente asociada a cuestiones de identidad, de forma muy especial
19 Coulmas apunta que incluso es posible encontrar el uso de formas no están-
entre las primeras generaciones, lo cua'l ha creado otro centro de atención
dares vernáculas1 como una forma de manifestar adhesión al grupo (2005:58). bastante común en la Sociolingüística. En la edad adolescente y hasta apro-
82 SOCIOLll'lGÜfSTICA LAS VARIABLFS SOCIALFS _____ ,,_, _________ 83

ximadamente los 25-30 años, los hablantes presentan muchos rasgos de primera generación, los porcentajes están bastante repartidos por todos los
auto-identificación a través de la lengua, sobre todo en el plano léxico. estratos, ¡con un ligero incremento en el nivel más bajo (45%).
En el plano fonético se ha podido constatar que los hablantes de menor Chambers (2003:169, 172, 177) señala que el paso de la infancia a la
edad suelen tener una pronunciación más innovadora que el resto de las adolescencia viene marcado por la transición de la influencia que ejercen
generaciones. El fenómeno del yeísmo es un buen ejemplo de ello; en varias los padres a la que ejercen los amigos; de hecho, una de las claves para
zonas hispanohablantes, la distinción entre [y/!] se mantiene a través de la identificar la etapa adolescente es cuando determinados usos lingüísticos
segunda y tercera generación. Contrariamente, la primera ha sustituido comienzan a ser constantes y generalizables y pueden llegar a convertirse
completamente la realización lateral de /!/ por la pronunciación de /y/ en marcadores. En la etapa siguiente (la adulta), el individuo tiende a seguir
mientras que los hablantes mayores de la misma comunidad mantienen la las pautas de su mercado lingüístico.
distinción en mucha may.or proporción (Martínez Martín 1983; Chapinan Resulta de especial importancia relativizar el rol de la edad en los pro-
et.al. 1983; Calero Fernández 1993). cesos de variación y cambio considerados de forma estática y aislada y co-
Los patrones de innovación en las primeras generaciones se han cons- rrelacionar esta variable social con otras y con aspectos más concretos del
tatado en la variación de las formas verbales de las oraciones condicionales individuo (deseo de identificación, estilo, acomodación, etc.). En esta línea,
en español (Serrano 1994a: 120-122). En el estudio de la variante indicativo Eckert (1998:152) afirma que no es necesario centrarse tanto en la edad
(prótasis)-condicional (apódosis)/indicativo (apódosis) fueron los hablan- desde un punto de vista cronológico como en las experiencias vitales que
tes de la primera y segunda generación los que mayor tendencia mostraron conlleva su significado, relacionado con los cambios políticos y sociales
a este uso (1' gen: 31 % (.65), 2' gen: 27% (.63)), mientras que la tercera ge- correspondientes.
neración muestra sólo un 8% (.24) de usos: Así pues, esta autora ha estudiado la adolescencia no como una simple
etapa vital, sino como una época marcada por unas normas sociales y unas
«Si quiero ir a ver una obra y no quedan entradas, me resignaría/resignaba conductas verbales muy concretas asociadas a fuertes presiones de identi~
a no ver la obra» dad. Se trata de una teen culture (cultura de los teenagers), donde el tipo de
discurso utilizado es directamente proporcional a esa cultura temporal (Ec-
Sin embargo, aunque estos datos son significativos por sí mismos, la ta- kert 2000, 2004:362). Se suele considerar que los adolescentes utilizan una
bulación cruzada con la variable sociocultural puede perfilar dicha distri- lengua pobre, simplista, repetitiva y poco creativa, incluso se les atribuye
bución generacional: la vulneración de las normas elementales de la comunicación, pero Eckert
(2004:368) demuestra que esto no puede hacerse extensivo a todos los ado-
lescentes, de hecho, comprueba que puede haber variación dentro de esta
Nivel sociocultural 1' gen. 2' gen. 3' gen. etapa. A esta conclusión llega después de analizar la forma de hablar de
dos grupos de adolescentes estudiantes en el Instituto de enseñanza media
Primero 45 % 48% 4% de Belten, situado en el barrio de Neartown de la ciudad norteamericana
de Detroit: los jocks y lo burnouts. Los primeros son un grupo de adoles-
Segundo 26% 33% 5% centes de clase media orientados hacia la vida escolar, esto es, ponen el én-
fasis en los estudios, en las actividades extraescolares y la mayoría planea
Tercero 24% 0% 27% seguir estudiando cuando se gradúe. Los segundos rechazan la escuela y el
estudio como su principal forma de vida y no realizan actividades extraes-
Cuarto 29 o/o 7 o/o 11 o/o colares. De este modo, los jocks representan lo institucionalmente apro-
piado; una forma de conseguir el estatus y la libertad en la edad adulta;
Tabla 2. Porcentajes del cruce de las variables edad y nivel sociocultural
por el contrario, los burnouts representan el polo socialmente opuesto. Esta
en las oraciones condicionales reales forma de afrontar y concebir la vida estudiantil se correspondía con un es-
tilo comunicativo diferenciado (Eckert 2004:370). Una de las variables
donde más se observa este comportamiento es en el uso de la negación en
Podemos observar que de los hablantes de la segmJda generación y del estructuras como I didn't do nothing, estigmatizadas en esa variedad del in-
nivel sociocultural más bajo son los principales usuarios. En cambio, en la glés debido a su asociación con hablantes de escasa educación. Sin em-
LAS VAR!ABLFS SOCIALES 85
84


bargo, esta forma se utiliza entre el grupo de los burnouts como una forma una dirección a un desconocido). Da! Negro y Vietti (2006) observan que
de simbolizar su tendencia a rechazar lo normativamente establecido o es- el uso de la variedad local aumenta sobre todo cuando el hablante era un
perado; lo utiliza un 42% de este grupo frente a un 13% de los jocks (Eckert hablante adulto mayor de 40 años. Esto contrasta con el comportamiento
2004:370). Por otra parte, se observó que dentro de cada grupo existía va- del grupo de hablantes de menor edad analizado, que no codifica esas si-
riación según el género. tuaciones callejeras como propicias para el uso de esta variedad local
Como puede apreciarse en la tabla 3, las diferencias más representativas (2006:187). Sin embargo, estos resultados vienen asociad.os al tipo de en-
se producen en el género femenino: las chicas jocks demuestran un mayor torno donde se producen dichos intercambios conversacionales, de forma
apego a las pautas normativas y presentan menor proporción del uso de la que la interacción de la variable rural/urbano fue decisiva; en lugares ur-
negación doble que los chicos. En cambio, entre los burnouts las diferencias banos se tiende a no usar el dialecto excepto en aquellas interacciones
entre los sexos no son tan grandes. Eckert explica esta diferencia por el apropiadas para el concepto o la idea de ruralidad. En cambio, en los pue-
hecho de que las normas de masculinidad implican mayor autonomía con blos no parece compartirse esta idea esa percepción sobre el uso del dia-
respecto a las normas institucionales, de ahí que los jocks se permitan la li- lecto (2006:188).
cencia de utilizar en mayor medida esa construcción estigmatizada.

Variable Factor Probabilidad Frecuencia Frecuencia


Chica jock Chico jock Chica burnout Chico burnout observada esperada

2% 19% 40% 45% Cruce del Dialecto .801 39% 33 o/o


género Hombre italiano .481 12% 10%
y dialecto Mujer italiana .244 4% 4%
Tabla 3. Distribución del uso de la negación doble entre jocks y burnouts
(Eckert 2004:371) Ciudad .406 11% 8%
Lugar Ciudad pequeña .498 16 o/o 11%
Pueblo .638 29% 17 o/o
Otro estudio relevante de discurso adolescente ha sido observado en
Reading (Berkshire, Inglaterra) donde Cheshire (1982) comprueba las dis- Menos de 40 .318 7 o/o 5 o/o
tintas pautas de apego a la norma vernácula del inglés hablado en esa lo- Edad
calidad. La aceptación de las normas de las escuelas de la localidad lleva Más de 40 .641 26% 18 o/o
aparejada la aceptación de los usos lingüísticos de esta variedad de habla,
de modo que, de forma general, estos adolescentes convergen con sus
profesores en el estilo discursivo empleado. Sin embargo, la autora com-
prueba que aquellos adolecentes que se resisten a aceptar las normas es- Tabla 4. Peso probabilístico del género (Dal Negro y Vietti 2006)
colares no se muestran tan involucrados en la cultura vernácula como
aquellos que sí lo hacen. Esta tendencia no se corresponde con la fre-
cuencia de uso de formas concretas, sino con la creación de algunas de En Senegal, Ngom (2003) obtiene patrones de variación asociados a la
ellas, como la de ain t usada como una tag question y no con su función
1
1
edad en relación a la incorporación ·de préstamos del árabe, francés e inglés
sintáctica habitual. Esto indica que los rasgos no estándares o vernáculos al wolof; los hablantes más jóvenes son los que con mayor diferencia utili-
de una comunidad de habla pueden funcionar en dos direcciones: pue- zan estos préstamos que, por otra parte acarrean cambios semánticos. Su
den adherir a los hablantes a unas pautas de lealtad hacia la cultura local uso adquiere el valor identificativo de pertenencia de grupo frente a otras
o bien pueden ser utilizados como símbolo de desapego hacia dichas nor- generaciones, que resultan ser menos innovadoras en cuanto al uso de
mas (1982:195-196). estos préstamos (2003:365).
En un estudio sobre el nivel de uso de la variedad dialectal frente a la Por último, como señala Hamilton (2003:569), tomar una edad fun-
estándar en el Norte de Italia en interacciones cotidianas (como preguntar cional según la apariencia, la salud, la actividad, la ocupación, sus relacio-
86 LAS VARIABLF.S SOCIALF.S 87
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nes con otros miembros, etc., resulta más productivo que tener en cuenta sanas que comparten esa clase que, por otra parte, resulta ser un constructo
esta variable de forma estática. ideal que trata de separar o fragmentar grupos de personas, toda vez que
Posibles áreas de investigación no exploradas en torno a la edad son la la sociedad está distribuida en' una curva continua sin interrupciones
lengua y las habilidades comunicativas en ancianos, su identidad y sus (1995:118-120). No es desacertada, además, la observación de Berruto
normas sociales, valores y prácticas (2003:566, 578). En general, es nece- (1995:98) cuando apunta a que un grupo o clase social se define por la
sario contextualizar la función que desempeña la edad en cada cultura y conciencia de su pertenencia a tal por los miembros que lo forman, mien-
variedad lingüística y relacionar esta categoría social con todos los condi- tras que el estrato se define fundamentalmente por las carácterísticas exter-
cionantes de su entorno. nas de los individuos.
El origen y la solución definitiva de las cuestiones problemáticas en
torno a este tema pertenece al campo de la sociología, pero no está de más
3.3. La clase o estrato social tener en cuenta algunas características que pueden conducir a mejorar los
resultados que se obtengan en cualquier trabajo sociolingüístico.
Sin duda, la variable social más difícil de determinar, de analizar y de definir El concepto de clase social es paralelo al de ciudadanía, como la conse-
es la de estrato, clase o nivel socioailtural. Chambers (2003:369) apunta que, cuencia de la aparición de los derechos.civiles y políticos a lo largo del siglo
en comparación con la generación o el sexo, la clase social se muestra como XIX en las sociedades industrializadas (cf. Marshall y Bottomore 1998:36). Los
un concepto inherentemente vago y borroso. Parece obvio y, además, fácil- estudiosos de este campo definen la ciudadanía como «aquel estatus que se
mente perceptible, que todas las sociedades se organizan en estratos o clases concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad, siendo iguales
según ciertos parámetros sociales, culturales y fundamentalmente económi- en cuanto a los derechos y obligaciones que implica (... ) las sociedades occi-
cos, pero la complicada naturaleza de estos aspectos hace que esta variable dentales en general establecen una imagen de ciudadanía ideal que sirve para
sea difícil de delimitar y de correlacionar con formas lingüísticas de modo calcular el éxito y es además el objeto de las aspiraciones». Marshall y Botto-
certero. more (1998:37-39) señalan que la consolidación del concepto de ciudadanía
El concepto de clase social ha sido adoptado por la Sociolingüística se consolida con el auge del capitalismo, que, a su vez distribuye a los ciuda-
como un elemento metodológico tomado de la sociología, de ahí que desde danos en clases. La clase social es «un sistema de desigualdad que, al igual que
la perspectiva lingüística se haya reflexionado muy poco sobre él; de hecho, la ciudadanía, puj'de basarse en un cuerpo de ideales, creencias y valores( ... ),
los principios asociados al concepto de clase se han vuelto preocupante- además, es una institución por derecho propio». Pero lo más problemático no
mente axiomáticos (Milroy y Gordon 2003:95). La estratificación social que es la definición de este concepto, sino la forma de dividir las clases y adscribir
se suele llevar a cabo en las comunidades de habla estudiadas se ha hecho a los miembros de una sociedad en cada una de ellas. Estos autores apuntan
a partir de la presuposición sociológica de la existencia de unas normas y que «las diferencias de clase ni se establecen ni se definen mediante las leyes
comportamientos compartidos en cada estrato normalmente basados en la o las costumbres sociales, sino que surgen de la interacción de varios factores
noción de conflicto o segregación. No se suele tener en cuenta el carácter relacionados con las instituciones de la propiedad, la educación y la estruc-
culturalmente variable de la clase social (cf. Stockwell 2002:11). tura de la economía nacional (... )no existe un modelo absoluto de desigual-
Por otro lado, no existe acuerdo en la terminología; las escuelas ame- dad que asigne un valor apropiado a priori para cada nivel social».
ricanas y anglosajonas utilizan de forma unánime el término social class (v. Para llegar a establecer la estratificación social de una comunidad ha-
Labov 1972a, Milroy 1992a, 1992b, entre otros) pero la traducción al espa- blante suelen entrar en consideración tres aspectos: el nivel académico o
ñol no siempre ha tenido una recepción positiva, de ahí que la ma}'oría de de estudios, el nivel de ingresos y la profesión desempeñada (valorada en
los autores del ámbito hispano se haya inclinado por los términos estrato una escala según la especialización requerida). Se realiza un cómputo de
social o nivel sociocultural, considerando que este término aglutina el fac- estos tres aspectos y se extrae una puntuación ponderada de todas estas las
tor económico y el cultural (Silva-Corvalán 1989). características. Esta fue la metodología empleada en la investigación lle-
Hay autores que extraen diferencias de los conceptos de estrato y de vada a cabo en la ciudad de La Laguna (Tenerife) (Serrano 1994a:86-87). El
clase; Berruto (1995:96-97) señala que en un grupo o clase social pueden grado de instrucción se estableció en cuatro niveles:
estar comprimidos más estratos, de forma que la primera es un concepto
más amplio que el segundo. La estratificación en el seno de cada grupo 111: Sin estudios
obedece, en opinión de este autor, al ordenamiento jerárquico de las per- 2ª: Estudios básicos
--···------- ___ " __ .. _ LAS VARIABLF.S SOCIALES 89
88

3'1: Estudios medios


Es cierto que muchos sociolinguistas echan mano de su intuición para
42 : Estudios superiores
determinar las clases o estratos relevantes para su investigación; tal es el
caso del estudio de Milroy (1992b) sobre los barrios de Belfast; estos esta-
La ocupación profesional fue valorada de la siguiente forma: ban tan precisamente delimitados que no fue necesario realizar una estra-
tificación. Como bien señala Milroy (1987a:29-30), los lingüistas no se han
Obreros sin cualificar: 1 ocupado demasiado de desarrollar el concepto de clase social y suelen
Obreros con cualificación: 2 usarlo como un orden impuesto en sus investigaciones, eé:hando mano de
Empleados medios: 3 indicadores muy relativos.
Pequeños empresarios y autónomos: 4 Las escuelas angloamericanas se basan fundamentalmente en la ocupa-
Medianos empresarios: 5 ción para determinar esta compleja variable y menos en el factor econó-
Profesionales liberales: 6 mico. Además, no suelen puntuar la ocupación según el prestigio que
Altos directivos y grandes empresarios: 7 tengan, quizás porque en algunas sociedades el trabajo desempeñado
puede estar paralelamente estratificado de acuerdo a la remuneración. Sa-
En cuanto al nivel de ingresos, se parte del salario mínimo interprofesional bemos que, al menos en el mundo hispánico esto no es siempre así; existen
hasta cantidades que pueden rebasar los salarios más elevados de cada mo- ocupaciones con poca o ninguna formación mucho mejor remuneradas
mento. Para esta investigación, la cantidad mínima eran 53.000 pesetas que aquellas que sí la exigen. Tal es el caso de los profesionales de la cons-
(318 euros) y la más elevada 150.000 (901 euros) pesetas o más. Los tramos trucción inmobiliaria, cuyos ingresos pueden superar, por ejemplo, los de
se iban sucediendo cada 20.000 pesetas (120 euros) hasta completar 6. una ocupación de grado medio (enfermero, funcionario, etc.). En este sen-
Como puede fácilmente deducirse, esta metodología puede dar resul- tido, Chambers (2003:43-46) cree que valorar las profesiones no deja de
tados fiables, pero no está exenta de problemas, ya que la forma en la que ser una abstracción, y cree que lo más apropiado es clasificar a los indivi-
se clasifiquen cada uno de estos apartados incide en la puntuación final duos según la ocupación. Milroy (1987a:31-33) considera que dicha clasi-
que obtenga cada individuo y es naturalmente admisible que la clasifica- ficación se hace en función de la ocupación debido a la influencia de la
ción pueda ser totalmente variable y bastante cambiante de una categoría sociología de Weber, ampliamente aceptada en Europa. Sin embargo, ad-
a otra. Por otra parte, tampoco existe acuerdo en cuántos niveles de clases vierte que personas aparentemente de la misma clase social pueden tener
sería conveniente establecer. Algunas investigaciones estratifican a los ha- distintos estatus si viven en ciudades con diferente estructura social y en
blantes en tres: alta, media y baja, otros en cuatro (alta, media-alta, media- cada cultura y país.
baja y baja) y otros en cinco (alta, media-alta, media, media-baja y baja). En sus primeras investigaciones Labov (1972a) utilizó la técnica de la
Otros estudiosos consideran que la división de clases obedece funda- puntuación media que combina el nivel de estudios, el trabajo y la renta
mentalmente a dos grandes divisiones dentro de las ocupaciones: aquellos económica familiar. Por su parte, Trudgill (1974:35), también utiliza más
individuos cuyo trabajo se desempeña manualmente o con las manos y indicadores para estratificar a los componentes de su muestra: ocupación
aquellos otros pertenecientes a prestar un servicio (Chambers 2003:37). individual, nivel de instrucción, ingresos, tipo de vivienda, localidad, ocu-
Según este autor, los primeros se clasifican en la clase trabajadora y los pación de la familia, considerando que la distancia social puede tener los
otros como la clase media ya que, en su opinión, la clase alta es ocupada mismos efectos que la distancia geográfica. En la ciudad de Norwich (In-
por tan pocos individuos que no es necesario tenerla en cuenta. Esta clase glaterra), este autor tuvo que realizar más divisiones dentro de la clase tra-
media se dividiría, a su vez, en alta (propietarios, directivos), media (profe- bajadora u obrera: clase obrera alta, clase obrera-media y clase obrera-baja
sionales y ejecutivos) y baja (jefes, responsables de servicio). La clase baja, (1974:97-99) debido a que este nivel o estrato era el más presente en la co-
a su vez, estaría formada también por esos tres estratos: alta (trabajadores munidad de habla mencionada. Reconoce, sin embargo, que la estratifica-
con formación específica), media (trabajadores con formación media) y ción social de una comunidad no es transportable a otras variedades o
baja (trabajadores sin formación). Esta clasificación de Chambers (2003:37) dialectos; de forma muy general, considera que la estratificación social es
tiene la ventaja, como él mismo afirma, de que aunque los límites de cada un término que se usa para referir cualquier orden jerárquico de grupos
clase no son precisos, siempre es posible separar a los individuos en clase dentro de una sociedad, un conjunto de personas con características socia-
o nivel bajo (trabajadores manuales o no formados) y clase o nivel medio les y económicas similares (Trudgill 1974:35-37).
(trabajadores no manuales o formados). Como señala Bias Arroyo (2005:209), cuando se habla de modelos de
90 .. -·· SOCJOLIN.GÜÍSTICA _ .. ----~-----~-"· __ ·--- LAS VARIABLf.S SOCIALf.S

estratificación social nos estamos refiriendo implícitamente a los de las so- cas Ymagnitudes sociológicas a veces insuficientes para desgranar la com-
ciedades occidentales, que son las que mayor atención han recibido por pleja interrelación entre lengua y sociedad, y tiende a adoptar una perspec-
parte de los sociolinguistas, lo cual apoya la idea de Parson de que cada in- tiva enfocada en el individuo como ser social.
dividuo se sitúa en un continuo de grupos ordenados jerárquicamente. Sin Como señala Chambers, las redes son grupos sociales analizados en un
embargo, los modelos de estratificación más frecuentes en Sociolingüística micronivel (2003:67) y, de acuerdo a lo expuesto más arriba en relación con
son útiles para las comunidades de habla occidentales, según Coulmas, la metodología de las redes sociales, se trata de una aproximación que
(2001:567-568), ya que, por ejemplo, es más fácil predecir determinados tiende a la observación del individuo y sus relaciones con el resto de los
comportamientos lingüísticos en sociedades orientales como Japón, donde componentes de su comunidad de habla (barrio, pueblo, ciudad, institu-
los indicadores del nivel educacional de los hablantes son mucho más cla- ción, etc.) (Milroy 1987b), consistente en determinar la utilización de la
ros y predecibles. lengua y los procesos de cambio de acuerdo a la intensidad de los nudos de
Es cierto que nadie sabe definir con absoluta certeza qué son las clases la red. Coulmas (2001:569-570) considera más conveniente la utilización
sociales y cómo deslindarlas de forma precisa, pero hay consciencia de su del concepto de red social, ya que con este no se asume de entrada una aso-
existencia (Bias Arroyo 2005:212). Partimos del hecho de que las clases so- ciación entre estratificación y utilización de variables sociales, sino una
ciales no están formalmente organizadas; como señala Silva-Corvalán aproximación a las relaciones sociales de los individuos a partir de la con-
(2001:106) son agregados de individuos que tienen un estatus socioeco- cepción de que la conversación es una actividad social que se puede estudiar
nómico similar y que permiten movilidad ascendente o descendente en la por sí misma sin tener en cuenta una clase social prefijada. Por otra parte,
jerarquía social. Según Coulmas (2001:567) la clase social se define como apunta a que las redes sociales son un poderoso espejo de análisis de uso de
una posesión de medios de producción cuya distribución es desigual y que las nonnas vernáculas y de importantes procesos de solidaridad grupal.
puede generar conflictos sociales, pero que, por sí misma, no es capaz de De algún modo se ha establecido un paralelismo y a la vez una perpen-
representar o de identificar características sociales de los hablantes; debe dicularidad entre red y clase social ya que ambos conceptos apuntan a ana-
venir relacionada con otros muchos aspectos. lizar y a descubrir las mismas cuestiones: distribución social de las formas,
Como vemos, no existe, ni mucho menos, unanimidad en asignar un actitudes y reacciones subjetivas, uso de las normas locales, procesos de
valor concreto a los posibles identificadores de la clase, estrato o nivel so- cambio lingüístico, etc. Sin embargo, aunque no son conceptos irreconci-
ciocultural, ni en la metodología que es más conveniente emplear. Como liables, es posible encontrar diferencias de aplicación y de explicación de
consecuencia, los resultados de la estratificación o división social serán la red y la clase social. Las redes centran su atención a las relaciones indi-
siempre relativos. Aun así, es posible intuir que ciertos usos lingüísticos viduales con el resto de los componentes, por lo que su interés es más in-
son más recurrentes o más comunes en algunos grupos sociales que pode- dividual y microsociológico que el de clase o estrato; lo que se estudia con
mos identificar en una escala socialmente graduable. Por ejemplo, un ha- las redes sociales son las actividades de habla concretas e individualizadas
blante canario que aspire la /s/ en /carne/ [cáhne] o que diga [háiga] (haya) (Coulmas 2001:570). El estrato o clase social contempla las relaciones de
podrá obtener una percepción social inferior o menos prestigiosa de otros los individuos en tanto que grupo, así que su interés es macrosociológico
grupos sociales, pero hay que señalar que estas percepciones suelen tener y de posible aplicación universal, como bien ha explicado Guy (1988:54).
un carácter muy subjetivo y en ocasiones los hablantes solo son parcial- Chambers (2003:68) considera, por otra parte, que las diferencias o simili-
mente conscientes de esa evaluación; puede decirse que el" efecto de estas tudes no han estado nunca del todo claras, por más que algunos autores,
reacciones o actitudes sociales ha sido tenido en cuenta en Sociolingüística como Milroy (1987a:79-84), insistan en que no son conceptos antitéticos.
de un modo un tanto exagerado. Tampoco se ha demostrado que una u otra metodología sean más conve-
Las diferencias lingüísticas existentes no son estrictamente paralelas a la nientes o beneficiosas (Chambers 2003:68) aunque el análisis de las redes
estratificación ni pueden asignarse de forma justa a una u otra clase o es- sociales de una comunidad de habla posibilita una observación más minu-
trato social. Por ello, se ha creído más oportuno en muchos otros trabajos ciosa de las tendencias y presiones sociales de sus integrantes, que pueden
no correlacionar las variantes o los usos con bloques estructurados, sino ser así analizadas con mayor detalle. Coulmas (2001:571-572) apunta a que
con relaciones más detalladas o concretas, relacionadas con individuos, el principal problema de tener en cuenta clases sociales es el de deslindar
analizando la estructura social con el concepto de red. Según García Marcos grupos que sean realmente significativos para tratarlos como variables in-
(1999:206), a principios de los años ochenta la Sociolingüística empieza a dependientes, algo que no sucede con la observación de las redes, más mi-
sentirse incómoda con la metodología de correlacionar variantes lingüí~ti- nuciosas y localizadas.
LAS VARIABLFS SOCJALFS 93
92 SOCIOLINGOISTICA --·· -·-··

Por otra parte, a través del análisis de la red aumenta la precisión en la y no suele estar anclada a un barrio ni a un tipo de gente concreto (Milroy
determinación de la conformidad o la lealtad del individuo hacia las nor- 1987a:81). Es.to puede percibirse de la misma manera con las redes sociales;
mas y valores colectivos que en algunos casos parecen estar más elegidas los nudos débiles suelen estar formados por individuos de esta clase y los
que impuestas, como es el caso anteriormente expuesto de los jocks y los fuertes de la trabajadora o de la alta.
burnouts estudiado por Eckert (Chambers 2003:67, 70). El concepto de clase social, además, puede verse perfectamente comple-
Milroy y Milroy (1992) comparan los conceptos de clase social y de red mentado con el de modo de vida, que propone el sociólogo Hojrup (1983).
anteponiendo el rol que tiene cada uno de ellos en los procesos de varia- Si la clase social queda definida como el conjunto de genie que comparte
ción y cambio lingüístico y con la insistencia de que se pueden integrar unas características sociales y económicas, estas pueden ser definidas como
tales aproximaciones (1992:2). La clase social está diseñada para estudiar tales modos de vida. Según Milroy y Milroy (1992:19), la clase social con-
aproximaciones sociales, económicas y políticas de las variantes lingüísti- siste en un proceso dinámico que da lugar a los modos de vida, lo cual ade-
cas, mientras que la red se centra en aspectos relacionados más concreta- más, corrobora la idea de integrar este concepto con el de red conectando
mente con una comunidad de habla y con las relaciones interpersonales de con la observación de los hábitos y formas de vida de sus integrantes. Lo
sus miembros. Sin embargo, el concepto de clase social adoptado por mu- que proponen Milroy y Milroy es un concepto de clase dinámico y hete-
chos sociolingüistas no es apropiado, ya que principalmente está basado en rogéneo, formado por características individuales y no tan generales y ce-
que todos sus componentes comparten y admiten las mismas normas o rradas como las de la clase social (1992:23). Además, según exponen Milroy
actitudes evaluativas hacia los usos lingüísticos, siendo esas normas las que y Gordon (2003:96), el concepto de clase social lleva asociada parecida
simbolizan la separación entre las clases (1992:3). La metodología de las identidad al de comunidad de habla propuesto por Labov, en tanto que
redes propuesta por Milroy y Milroy (1992) apuesta por un concepto de conjunto de normas y sentimientos compartidos, algo que, por otra parte,
clase social menos homogéneo y más relacionado con la desigualdad, el es la principal base teórica para los mecanismos de variación y cambio
conflicto y las divisiones que asume de forma más realista cualquier socie- desde la perspectiva laboviana.
dad (1992:3). La clase social presenta clases o bloques diferenciados, mien- Otras consideraciones acerca de la posible insuficiencia de considerar
tras que la red se centra en relaciones más concretas y estrechas entre los clases o estratos sociales como variables extralingüísticas fueron observadas
miembros de una comunidad de habla. Como bien apunta Chambers muy tempranamente. Así, Sankoff y Laberge (1978:239) estimaron que la
(2003:71), las diferencias entre clase y red parecen ser de grado; la primera estratificación no es siempre un buen procedimiento, puesto que existen
más amplia y la segunda más intensa. grupos sociales con tendencias a hablar de una forma forzados o presiona-
Con todo, es posible integrar la metodología de las redes sociales den- dos por sus circunstancias sociales, tal es el caso de determinadas profesio-
tro de las clases sociales; por ejemplo, el trabajo de Labov sobre la descen- nes de cara al público, para las que se exige o se recomienda un uso
tralización de los diptongos en la isla de Martha's Vineyard bien podría estándar de la lengua (profesores, presentadores de televisión, vendedores,
constituir un caso de observación de redes sociales, ya que está basado en recepcionistas etc.). Así, estos autores adoptan el concepto de mercado lin-
las relaciones de un grupo social muy concreto como son los habitantes güístico propuesto por vez primera por Bourdieu y Boltanski (1975), que
oriundos de esa isla (Chambers 2003:79). Además, hay comunidades de mide cómo la actividad económica de los hablantes se asocia a una deter-
habla en las que es posible establecer lazos o nudos más estrechos e inten- minada competencia lingüística. El concepto de mercado lingüístico deriva
sos que en otras, razón por la que, en muchos casos, la clase y la red no de un concepto crítico y dinámico de la historia y de la sociedad; apuesta
están tan alejadas metodológicamente. Milroy y Milroy reconocen que los por una consideración de las comunidades de habla menos estáticas o ce-
estudios basados en redes necesitan muy a menudo complementar sus con- rradas. La idea subyacente a este concepto es que la lengua constituye un
clusiones con una aproximación de clase (1992:4). Así, por ejemplo, capital simbólico que es potencialmente convertible en capital económico,
cuando se trata de analizar comunidades rurales es necesario tener en de forma que algunas ocupaciones requieren el dominio y el control de la
cuenta ciertas premisas sociológicas acerca de ellas como el hecho de que
1
variedad lingüística considerada como más estándar o más prestigiosa. No
en la mayoría de las sociedades occidentales1 lo rural está segregado de lo obstante, se ha sugerido que la oposición entre estándar y vernáculo que
urbano, como que las comunidades rurales están formadas en su conjunto emana de muchos resultados de investigaciones sociolingüísticas se en-
por miembros pertenecientes a las clases trabajadoras o medias y también tiende mejor en términos de alternativas de mercados lingüísticos, ya que
que los miembros de la clase media establecen relaciones menos estrechas no siempre la variedad vernácula está inhibida a favor de las estándares o
que la clase trabajadora o que la clase alta. La media es la clase más móvil pretendidamente prestigiosas (Woolard 1985).
94 SOCIOLINGÜÍSTICA.". LAS VARIABLES SOCIALF.S _ 95

Aunque se trata de un concepto interesante, el mercado lingüístico no SocíÜlingüística es una ciencia occidental (2005:27) pero aun así, ni si-
ha tenido una gran recepción en Sociolingüística, previsiblemente por las quiera dentro del mundo occidental es posible establecer un único modelo
dificultades metodológicas que conlleva su aplicación, ya que no es simple de estratificación social. Según los objetivos de cada investigación podrá di-
establecer o valorar de un modo justo la variación existente entre la lengua señarse el modelo que se considere más apropiado para obtener los resul-
utilizada en la vida pública y entre la vida privada de cada individuo. Por tados más óptimos. Esto implica que en algunas investigaciones una clase
otro lado, calcular el índice de participación en el mercado lingüístico de social basada en modelos de conflicto, división y desigualdad puede dar
los individuos puede arrojar resultados que no sean del todo fiables ya que cuenta perfectamente de ciertos tipos de variación recurrentes en determi-
muchos de los trabajos que han empleado esta metodología se han basado nadas comunidades de habla concretas. Por ejemplo, la estructura fonoló-
en encuestas o evaluaciones externas, a menudo dudosas, sobre la activi- gica del inglés de Belfast ha sido coherentemente descrita como un caso de
dad económica de los hablantes. variación internamente consistente y sistemáticamente variable y no como
Por su parte, Milroy y Milroy (1998:181) proponen una concepción di- un intento de aproximación a la variedad estándar.
ferente del mercado lingüístico que se basa en el mantenimiento, por ellos Aunque las variables más tenidas en cuenta son el género o sexo, la
observado, de variedades minoritarias, no prestigiosas y vernáculas, que edad y la clase social, existen otras que pueden ser también importantes en
operan según un mercado lingüístico alternativo, no necesariamente co~ función de la variedad lingüística de que se trate y de las variantes que se
rrespondiente con el mercado dominante en una sociedad concreta. pretenda estudiar. De hecho, otros factores como la raza o etnia y la pro-
Una de las facetas donde se observa más claramente el concepto de clase cedencia, son consideradas como variables independientes en numerosas
es, según Milroy y Gordon (2003:98), cuando podemos deducir de él com- investigaciones donde se ha valorado su incidencia y en algunos casos se
portamientos lingüísticos y valores asociados a la misma, sobre todo cuando ha hecho dependiente de la variable clase social.
se baja al terreno de las prácticas sociales. El anteriormente citado estudio de Esta variable es tenida en cuenta, por ejemplo, en aquellas variedades
Eckert sobre el comportamiento lingüístico de los adolescentes jocks y los o comunidades de habla donde existen importantes colonias de inmigran-
bumouts no está en absoluto relacionado con la posición social de sus padres; tes, fenómeno muy habitual en las comunidades occidentales y sobre todo
se corresponde con una simbolización de dos estatus distinguidos y contras- en Estados Unidos, donde la convivencia de razas o etnias es muy represen-
tables a través de signos externos tales como vestimenta, adornos, aficiones, tativa. Por ejemplo, la Sociolingüística norteamericana ha dedicado buena
lugares a los que se acude en el tiempo libre, etc. (Eckert 2000:108). Según parte de sus esfuerzos al habla de los afroamericanos (Ebonics) estudiando
la autora, esta división podría consolidarse en la edad adulta, constituyendo fenómenos recurrentes como el de la elisión de la cópula (Labov 1969, Po-
un sistema de estratificación más estable en esa población. plack 2000). La distinta forma de emplear los recursos lingüísticos por ha-
En otros lugares con culturas no occidentales, la clase social no se re- blantes de otras razas o etnias se asocia con el concepto de grupo y con
laciona con la ocupación o con el nivel económico. Al-Wer (1997:259) ex- algunas características etnográficas que los representan. Así, el habla de los
pone que en el mundo árabe existe una clara relación entre los cambios en hablantes de procedencia africana en Estados Unidos refleja, por un lado,
las redes sociales de un hablante cuando adquiere un nivel educativo y sus su adaptación al uso de la lengua inglesa y, por otra, algunos de los ele-
usos lingüísticos. Así, el nivel de estudios no garantiza una destreza en el mentos cu~turales de sus lenguas africanas de origen. Lo mism·o sucede con
uso del árabe clásico, de forma que este queda reducido a un ámbito de los hablantes indígenas en muchas zonas de Sudamérica, donde la utiliza-
marginalidad. Sin embargo, el mayor nivel de contacto de un hablante con ción del español está fuertemente condicionada por sus lenguas, así como
otros de su mismo nivel educativo, que utilizan una variedad más estándar por sus características culturales.
del árabe, hace que sea este grupo (y no una clase social) el que parezca En cuanto a la procedencia, puede ser también una variable importante
estar liderando el cambio del árabe clásico hacia una variedad supra-local cuando se asocia a un lugar de origen, bien sea rural o urbano, bien sea a
del mismo y no hacia una norma prescriptiva. Esto sucede porque existe un barrio concreto.
una situación diglósica entre el árabe clásico y otras variantes koinizadas
y urbanizadas como el árabe de El Cairo.
En definitiva, la variable que aquí tratamos es la más complicada de
todas; no es posible determinar un modelo metodológico de estratificación
social y mucho menos, aplicarlo a todas y cada una de las variedades de
una lengua. Coulmas ha destacado el hecho de que, de forma general, la

l
1
4. El estilo

4.1. Estilo, registro y género

El estilo está considerado el tercer componente de la variación sociolin-


güística, además del lingüístico y del social (Rickford y Eckert 2001: 1),
pero es el menos homogéneo de todos; analiza la variación del hablante in-
dividualmente y no (sólo) como perteneciente a una comunidad de habla
y/o a un grupo social. La variación estilística se considera básica, aunque
no exclusivamente individual y consiste en analizar el rango de posibilida-
des expresivas en virtud de las cuales se desenvuelve lingüísticamente el
hablante o grupo de ellos, si bien tradicionalmente ha sido analizado en re-
lación con el examen de la variación individual o intra-hablante y con la
idea de prestigio asociada al nivel de formalidad de las variantes, esto úl-
timo sobre todo desde la Sociolingüística variacionista. Una de las mejores
definiciones del estilo, a pesar de su aparente vaguedad, es la de Coupland:
«El estilo es una forma de hacer algo» (2007a:1). Este concepto nace de la
necesidad de distinguir diferentes formas de hablar dentro de las distintas
variedades lingüísticas o dialectos (Sebeok 1960) y parte de la observación
de que una misma persona puede usar distintas variantes lingüísticas con
el mismo valor, por lo tanto el concepto de dialecto, comunidad de habla
o de variedad es insuficiente, por sí mismo, para abordar la variación esti-
lística (Hudson 1996:45).
El estilo se relaciona comúnmente con la noción de registro y, aunque a
menudo pueden parecer similares, lo cierto es que hay diferencias entre
ambos que merecen ser tenidas en cuenta. Muchos autores ven la necesidad
de puntualizar que el registro es un término mucho más acotado que el de
estilo, incluso puede afirmarse que el segundo supera al primero. Spillner
(1987:281) siguiendo a Enkvist et. al. (1964) define el registro en función de
la situación comunicativa donde se enmarca tanto la lengua oral como en
la escrita. El estilo, en cambio, viene definido por la forma de comunicar
que puede adquirir el hablante de forma individual y no solamente en fun-
ción de cada situación comunicativa. El registro hace referencia, por tanto,
a situaciones de habla socialmente identificables por el hablante, mientras
que el estilo es mucho más amplio y general; de hecho, puede haber varia-
ción estilística dentro de cada registro.
Hudson señala que el primero se distingue del segundo en que se refiere
a las variedades de acuerdo al uso, mientras que los segundos aluden a las
98 SOCIOLINGÜͧ_TI_CA
_ _ __ _ _ _ _ - · - - - - - - - - - - - - - E L EST=IL~O~-- 99

variedades de acuerdo al usuario (1996:45), idea que es seguida por Ches- relacioilan los distintos niveles de representación social con actos de habla
hire (1992), Downes (1994), Biber (1988) 20 y Stockwell (2002). Así, las di- locales y además participan en la definición interacciona! de los roles y las
ferencias entre los registros suelen hacerse paralelas a las diferencias posiciones sociales de los hablantes. Un ejemplo que ilustra la relación
dialectales en cada comunidad de habla (Hudson 1996:46). Por su parte, entre género y registro es el de las repeticiones de palabras en los mercados
Halliday (1978) fue uno de los primeros autores en proponer diferencias al aire público en México (Bauman 2001:60):
entre los ténninos dialecto y registro; el primero en su sentido regional o
local y el segundo en cuanto al uso que se hace de la lengua. El registro «Hay las limas, aguacates».
haría alusión, por tanto, a una conceptualización semántica determinada "'A doscientos, valen a doscientos».
por los campos comunicativos más usuales, categorizados en tres grupos: <.<Escójale, oiga, acérquese, conózcalo».
"'Le doy barato, le doy barato».
a) Campo: relaciona el texto con el tema o tópico de la comunicación, ac-
tividad social o dominio en que se desarrolla. Se trata de un estilo de rutina, tipificado en un contexto comunicativo
b) Modo: distingue entre lengua escrita y lengua hablada y los distintos concreto, que tiene como objetivo invitar a la interacción. Según Bauman,
subgéneros. estos textos indexan el contexto de uso y las categorías de los usuarios
e) Tenor: relaciona las consecuencias lingüísticas de relacionar respectiva- (2001:77); así, el estilo asociado a contextos situacionales recurrentes es Jo
mente el lector/oyente con el escritor/hablante. que podemos denominar registro, siguiendo a Ferguson (1994:20). Cuando
alguno de estos estilos es repetitivo, puede llegar a sistematizarse y tipifi-
Siguiendo a Schilling-Estes (2004:376) si un hablante utiliza las formas con- carse, siendo entonces cuando se convierte en tal. Los registros están gené-
sideradas como estándares o formales en su comunidad de habla, tales ticamente relacionados con el estilo, ya que constituyen generalizaciones
como [in] en lugar de [en] en palabras como swimming o walking cuando a partir del mismo y están también estrechamente relacionados con valores
habla con un colega acerca de asuntos de trabajo, se tratará de un caso de antropológicos y etnográficos, toda vez que la organización en géneros dis-
variación de registro. Si ese mismo hablante utiliza una variante propia del cursivos de los medios lingüísticos sirve como recurso para llevar a cabo los
inglés sureño como la elisión de la /r/ en (farm) cuando interactúa con objetivos sociales (Bauman 2001:59). ·
otro hablante de esta variedad, estaremos ante un ejemplo de variación Para Bauman, la denominación de género para ejemplos como este es
dialectal. insuficiente, ya que no da cuenta de las múltiples características presentes
Como bien señala Coupland (2007a: 15) el registro no goza de mucha en la vida social que hacen posibles las interpretaciones de las emisiones
aceptación en la lingüística actual, todo lo contrario de lo que sucede con lingüísticas. Es necesario tener en cuenta la situación comunicativa y las
el género, mucho más asentado por hacer alusión a patrones de comuni- características del hablante en toda su dimensión. Añade que dentro de
cación culturalmente establecidos o marcos estructurados donde se des- un género puede haber otro género, por Jo tanto, se trata de una cuestión
arrolla la comunicación (entrevista, discurso político, cartas, tertulia, metodológicamente compleja.
conversación espontánea, etc.) (Macaulay 2001). La ventaja de los géneros '
es que son más fáciles de delimitar y de reconocer que los registros. Estos
4.2. El estilo en la Sociolingüística de la variación

Todo trabajo sobre el estilo lingüístico comienza con una revisión crítica
20Biber (1988, 2006) emplea el recurso metodológico del enfoque multidimen~ del concepto Jaboviano de estilo contextual, para posteriormente enla-
sional para el estudio del género a partir del análisis estadístico de varios elementos zarlo con aspectos culturales, sociales, etnográficos e interaccionales, tal
que coaparecen funcionando como un continuum, entre los que destaca: la pro- y como señala Auer (2007:11). De hecho, Labov fue uno de los primeros
ducción informativa o personal, la orientación narrativa o descriptiva del discurso, autores en señalar que la variación, además de ser inherente a la lengua,
rasgos de (in) dependencia de la situación, características de la información (abs- exhibe rasgos de distinción social y/o estilística (1978:174), Jo cual im-
tracta o no) y la gestión de la información. Este recurso interpreta los resultados
en términos de funciones comunicativas subyacentes. Pero este interés por explicar plica presuponer que las correlaciones sociales van asociadas a distintos
la variación en estos términos hace que el componente sociolingüístico se vea muy valores estilísticos. En sus primeras investigaciones asume la importancia
reducido (cf Aijón Oliva 2006b: 633). del rol del estilo para la valoración y determinación del significado social
EL ESTILO 101
100______________ SOCIOLINGÜÍSTICA - - - - - · - - - - - - - - -

de las variantes lingüísticas. Advierte que los usos de los hablantes no del continuo formal-informal con un mayor o menor grado de prestigio
pueden reducirse al manejo del mismo código en todas las situaciones respectivamente. Consecuentemente, la Sociolingüística de la variación y,
comunicativas. De hecho, ya en el concepto de competencia comunica- especialmente Labov, considera el estilo como la consecuencia de la aten-
tiva va implícito el proceso de socialización por el cual aprendemos las ción que el hablante pone en su discurso (1966, 1983, 2001b, 2007). Se trata
normas que determinan el uso socialmente adecuado de los repertorios de un enfoque del estilo situado en el grado de conciencia que el hablante
lingüísticos en cada contexto. Así pues, Labov considera que en una va- tiene ante su forma de hablar en cada momento y sobre el nivel de control
riedad concreta el hablante conoce el repertorio de variantes, bien sea en la selección de las alternativas lingüísticas que (se supone) maneja. Así,
porque están adscritas a un dialecto determinado, bien porque lo están la idea laboviana de estilo está supeditada a las diferencias sociales del habla,
de acuerdo con determinados atributos sociales de los hablantes. Argu- esto es, la estratificación social se considera más amplia que la estilística, de
menta que las comunidades de habla tienen un acuerdo inconsciente o forma que existe una ordenación de lo estilístico dentro de cada categoría
tácito acerca del valor de las diferentes variantes de una variable y de su social. Esto quiere decir que los diferentes grupos sociales correlacionan sus
correspondiente evaluación estilística (Mesthrie, Swann, Deumert y Leap usos con los estilos que a ellos van aparejados y que la estratificación social
2003:97). puede ser paralela a esos estilos (Labov 2001b :86).
En su estudio sobre la ciudad de Nueva York, el estilo constituyó una Dichos estilos se sitúan en el rango del eje formalidad-informalidad,
variable destacada que relacionaba la variación individual con la estratifi- para vincularlo con el contexto y con la forma en la que los hablantes con~
cación de la comunidad de habla; las distintas variantes de /r/ se correspon- trolan dichos contextos. Para establecer estos distintos estilos Labov
dían con un subconjunto de usos dentro de la escala social de acuerdo al (1972a:79-85) se basa exclusivamente en los rasgos que se desprenden de
grado de prestigio desprendido de la formalidad de la situación: a mayor la entrevista, herramienta metodológica comúnmente utilizada en los tra-
forroalidad mayor prestigio. Por Jo tanto, según se desciende hacia la infor- bajos variacionistas (sobre todo los fonológicos), de ahí que sus conclusio-
malidad, también disminuye el prestigio. Ordenados de menor a mayor nes pueden verse afectadas por la observación de datos poco naturales.
formalidad y según el nivel de control o atención que el hablante pone a Poder redundar o enfatizar en el uso de determinadas variantes o sustituir-
su discurso, los mencionados contextos son los siguientes: las por otras en determinados contextos de acuerdo a una escala de forma-
lidad-informalidad, es lo que se denomina cambio de estilo; se supone que
La entrevista el hablante puede cambiar el estilo de acuerdo a dichos parámetros de
La lectura
mayor o menor formalidad. Como bien señala Coupland (2007a: 38,39),
La lista de palabras
la idea de que esos cambios van a producirse en todos los hablantes de un
Lectura de pares mínimos mismo grupo social y de la misma forma es un tanto autómata, sobre todo
si lo que parece indicar es que el hablante en cuestión sólo puede moverse
Por otra parte, los estilos informales o casuales serían los contrarios a los dentro de los márgenes sociales que le permite su pertenencia a un grupo
anteriores, por ejemplo: hablar fuera de la entrevista, hablar con una ter- social. En ese sentido, se entendería que el estilo es una reordenación de las
cera persona mientras se le entrevista, no responder directamente a las pre- variantes lingüísticas que caracterizan a un grupo social.
guntas y, también decir rimas y cuentos infantiles (Labov 1972a:90). Esta Efectivamente, desde este enfoque que se centra en la atención pres-
escala de estilos no es otra cosa que una reelaboración de los estilos pro- tada por el hablante a su discurso, se considera que la estratificación social
puestos porJoos (1959), también encadenados en función del nivel o grado es siempre mayor que la estilística o, lo que es lo mismo, que los hablantes
de formalidad. pueden modificar su estilo sólo si observan o son conscientes de que exis-
Con el estudio del estilo en el conocido trabajo de Nueva York se inau- ten diferencias sociales en esos usos, de ahí que Labov subraye que el cam-
gura el estudio sistemático y sociolingüístico de uno de los más importantes bio de estilo se relaciona con los grados de conciencia lingüística hacia
constructos teóricos de la disciplina. Es cierto -como señala este autor- una variable y, correlativamente, con el grado de prestigio atribuible a
que la distinción entre los distintos estilos cuidadosos y casuales es común cada una de esas variantes, principio que se reformula posteriormente en
en todas las comunidades de habla de cualquier lengua (Labov 2001b:101), Bell (1984, ZOOlb:145). La variación social y estilística vienen a formar
pero él mismo reconoce que su forma de estudiarlo está enfocada básica- parte de la metáfora de la estratificación, la cual alude a la clase social
mente a desvelar la variación intra-hablante dentro de un contexto especí- como el nivel básico o vertical de la estructura social, si bien ambas di-
fico como es la entrevista (2001b:87), y relaciona, además, cada extremo mensiones parecen actuar, paradójicamente, de forma muy estrecha pero
102 SOCIOLINGÜÍSTICA EL ESTILO 103

al mismo tiempo diferentes¡ la variación social y estilística parecen cons- un intento de llevar a cabo una descripción general de cómo los cambios de
tituir diferentes abstracciones de los mismos datos (Coupland 2007a:35, estilo se organizan en el habla cotidiana, sino como una forma de observar
37, 38). los cambios de estilo intra-hablante tal y como suceden en la entrevista. De
El estilo sólo se considera más relevante que la estratificación social si hecho, los cambios de estilo constituyen una de las preocupaciones funda-
se observa que los grupos intermedios muestran cambios estilísticos que mentales de la aproximación variacionista, pero la naturaleza consciente o
puedan transmitirse a los grupos extremos (Labov ZOOlb:86). De hecho, el inconsciente de esos cambios es una cuestión que no ha sido suficiente-
continuo de formalidad-informalidad se hace paralelo al de estándar-ver- mente explorada. Además, si son observados en la entrevista, los cambios
náculo, de forma que según se desciende por dicho continuo el hablante de estilo pueden ser momentáneos y casuales, por lo tanto no son genera-
usará las variantes más informales o vernáculas y cuando adopte concien- lizables (Schilling-E.stes 2004:376).
cia de una mayor formalidad tenderá a usar aquellas consideradas como No obstante, Labov insiste en examinar el estilo de acuerdo a las pautas
más estándares (Trudgill 197 4). De esto se sigue otra asociación; los ha- de control personal del hablante cuando investiga la naturaleza de las se-
blantes de los niveles socioculturales más bajos serán proclives al uso de las lecciones que realiza para moverse de un estilo a otro. Propone así un árbol
formas casuales o vernáculas, mientras que los más altos tenderán al uso de decisiones formulado en criterios contextuales según el cual, el nivel de
de las estándares o formales. objetividad va decreciendo:
Según Coupland (2007a:39), la Sociolingüística variacionista ha sobrees-
timado la importancia del rol de la clase social dando por presupuesto una a) Estilo de respuesta.
asociación del uso de las formas estándares con los niveles sociales superiores b) Estilo de narrativa.
y de las vernáculas con los inferiores.21 E.sto apoya de nuevo la idea de qu,e la c) Estilo de preguntas o cuestiones metalingüísticas.
variación estilística es subsidiaria a la social aunque alberga algunas contradic- d) Estilo de grupo.
ciones: una de ellas es la hipercorrección. Si un hablante usa una variante por e) Estilo soapbox (opiniones generales, enunciadas para una audiencia
encima de la normalidad de su grupo, esto conllevaría una mayor proporción general).
de uso de una variante frente a otra en los grupos medios, lo cual alteraría la f) Estilo infantil.
escala de la formalidad. Otra de las contradicciones es la hiperestilización; g) Estilo cuidado (el más cuidado de todos o residual).
esto ocurre cuando el uso de las variantes exhibe mayor estratificación esti- h) Estilo tangente (desvío del tema original de la conversación).
lística que social, como la /t/ media en el inglés de Ottawa, que muestra un
40% de variación estilística frente a un 25% de la social (Woods 1979). E.sto Estos estilos se ilustran como ramas de un árbol alternativamente com-
puede ser explicado porque en ciertas comunidades no puede ser considerada puesto de elecciones cuidadas/ formales o casuales/informales. Aquellas
la lectura de palabras como el estilo más formal y porque la conciencia hacia cuidadas son las del estilo de respuesta, metalingüístico, soapbox y residual;
ese continuo de formalidad-informalidad es muy variable. De este modo, si- las casuales son el estilo narrativo, el de grupo, el infantil y el tangente. E.sta
guiendo esta metodología, los estereotipos lingüísticos pueden presentar un formalización pretende predecir el estilo que ha adoptado el hablante en
comportamiento inusual, no solamente en cuanto a patrones socioestilísticos, una situación comunicativa dada; se trata de que el analista pueda asignar
sino también en cuanto a su distribución lingüística (cf. Schilling-E.stes una variante a un determinado estilo de acuerdo a este constructo psico-
2004:379-380). En este sentido, resulta difícil demostrar que la variación es- social (cf.Aijón Oliva 2008:12).
tilística esté contenida en la social, ya que siempre será posible encontrar por- En suma, el estilo en el variacionismo es, por lo tanto, una cuestión se-
centajes más altos o más bajos de uso de una determinada variante. cundaria y subsidiaria con respecto a la estratificación social y se trata ade-
Más recientemente, Labov (2001b:87) subraya que la organización de más, de una dimensión limitada y tenida en cuenta solamente como
los estilos contextuales en función de la atención prestada al habla no era periférica (Coupland 2007a:9). De hecho Chambers (2003:6) ha señalado
que el estilo es una variable lingüística más pero nunca ha sido el interés
central del variacionismo.
Eckert (2001:119) critica que las conclusiones de Labov son solamente
2
consecuencia de ello, los conceptos de estándar y no estándar adquie-
1 Como útiles para controlar e identificar la variación interna de un solo hablante
ren un valor que actualmente resulta maniqueo y poco realista (cf. Coupland y en una sola situación comunicativa como la entrevista. Añade que si es-
2007a:42-47). tudiamos la variación en su sentido tradicional en donde la única dimen-
EL F.5TILO 105
104 SOCIOLINGÜISTICA

sión que se contempla es la del eje de lo vernáculo a lo estándar, se deduce reflejo de la estructura social y no una posibilidad para comunicar y para
que los procedimientos metodológicos labovianos como el árbol de deci- construir normas, valores y significados sociales (Schilling-Estes 2004:383).
siones están encaminados a descubrir el potencial de los hablantes para Estaríamos así ante una postura conductista, en la que las características de
elicitar variantes más vernáculas o más estándares. Por otra parte, cuestiona la situación comunicativa son las que restringen y determinan la forma de
también que las cajas o unidades que contiene el árbol de decisiones cons- hablar. La tendencia a tener en cuenta la situación comunicativa como en-
tituyan auténticas opciones para todos los miembros de una comunidad de torno preexistente al hablante y como elemento que hace reaccionar al in-
habla, clases sociales, edades o género. A esto hay que aftadir que las varia- dividuo en su comportamiento lingüístico ha influido notablemente en la
bles investigadas por Labov son de naturaleza fonético-fonológicas, lo cual investigación variacionista (cf. Aijón Oliva 2008).
constata que la preocupación Iaboviana por el estilo es meram.ente meto- Como puede fácilmente deducirse, la idea de la atención prestada al
dológica, esto es, sirve para solucionar algunos cambios de estilo que se le habla como argumento central para el estudio del estilo no goza actual-
pueden presentar en el análisis de sus datos. Cabe concluir así que este mente de gran aceptación entre los sociolingüistas (Rickford y Eckert
autor no define el estilo; se limita a identificar el grado de control del ha- 2001:3, Auer 2007, Coupland 2007a). Esta concepción unidimensional
blante a su discurso sin entrar a explicar las razones del cambio y sin que construida para captar el control del hablante hacia su discurso tiene poco
se advierta ninguna preocupación por los motivos socialmente significati- que hacer con las modernas tendencias actuales en su estudio, más dirigi-
vos que conducen a la variación estilística (Eckert 2001: 119, 122).
22 das a integrar la variación lingüística dentro de una teoría comprensiva
Otra de las deficiencias de este enfoque es la separación que se hace de sobre los modos en los que la elecciones lingüísticas relacionan las prácti-
lo lingüístico y lo extralingüístico; se relacionan los factores sociales y el cas sociales y la gestión de la identidad social (Auer 2007:11, Schilling-Estes
prestigio atribuido para correlacionarlos con las variantes lingüísticas coqio 2004:377, Eckert 2000, Coupland 2001b, 2007a).
entidades separadas, basándose sobre todo en el habla vernácula y dejando No obstante, hay que seftalar que la teoría laboviana del estilo ha go-
poco lugar para la observación de la creatividad del individuo como ha- zado de una gran influencia y ha sido aplicada y se sigue aplicando a nu-
blante. La variación estilística se estratifica o estructura de forma similar a merosos trabajos. Su teoría está centrada en la variación individual, pero
la social, de lo que se extrae la conclusión de que, en realidad, la profun- el punto de partida de observación del individuo ha servido para el poste-
dización en el estudio del estilo es una cuestión pendiente en el variacio- rior desarrollo de este concepto en la Sociolingüística (Coupland 2007a:7).
nismo (Coupland 2007a:32). Como seftalan Gumperz y Cook-Gumperz Los trabajos de Labov sobre el estilo han demostrado, por otra parte, que
(2007:481), Labov argumenta que la variación estilística se puede elicitar el habla casual y no controlada por el hablante resulta más regular y siste-
en los trabajos de campo observando al individuo hablando en diferentes mática que el habla formal (Schilling-Estes 2004:382).
situaciones y sobre diferentes temas. Es también criticable la idea de deter- De hecho, las generalizaciones realizadas desde el variacionismo siguen
minar el habla formal de la informal en un género como la entrevista, de confirmándose en algunas investigaciones, sobre todo en el ámbito de la
modo que otros estilos posibles no tendrían el mismo papel en esa escala fonología. Major (2004:177) corrobora que las formas no estándares y
de formalidad: tal es el caso de situar en el mismo plano el estilo de lectura menos prestigiosas suelen encontrarse con mayor frecuencia entre los
con la lengua hablada. Desde este punto de vista, el estilo resultaría ser un hombres y en los estilos casuales. En su corpus de adquisición de la pro-
concepto unidimensional (Schilling-Estes 2004:382). nunciación de algunos fonemas por parte de hablantes nativos america-
Pero quizás la mayor objeción a la aproximación del estilo variacionista nos, hablantes japoneses y espailoles, concluye que esas diferencias de
es que trata al hablante como un elemento pasivo que tiende a alterar su género son más significativas que las estilísticas. Esto significa que cuando
forma de hablar en función de la situación comunicativa y que no tiene se adquiere una segunda lengua, es posible que las diferencias estilísticas
ningún poder o intención para cambiarla o para crear estilos o significados (en este caso las correspondientes a la pronunciación) se adquieran de
alternativos. La variación estilística en la lengua sería entendida como un formá posterior a las diferencias de género. De esta forma, el estilo no sería
una variable determinante en la adquisición de la fonología de una se-
gunda lengua, ya que, aunque sea adquirida, lo hace de forma mucho más
lenta o en menor medida que las diferencias relacionadas con el género. La
22 De hecho, todo parece indicar que la Sociolingüística de la variación prefe-
prominencia del género en este estudio variacionista la explica Major se-
riría no tener que estudiar el estilo, ya que complica el análisis, descripción y com-
ñalando que las diferencias entre los sexos son representativas en todas las
portamiento de los grupos sociales, lo cual constituye el interés principal de este
enfoque. lenguas, incluso por encima del estilo (2004:179).
106 ..-- __ _§QCIOLINGÜÍSTICA EL ESTILO 107

4.3. Otros enfoques teóricos del estilo yendo.a todos los posibles integrantes de la n¡isma: aquellos participantes
que no toman parte en la interacción, los oyentes que no son participantes
Aceptar que el estudio del estilo debe superar el interés exclusivo por la pero de los que se sabe que están oyendo la interacción e incluso los posi-
atención prestada por el hablante a su discurso implica tener en cuenta as- bles curiosos que tampoco están presentes, pero pueden formar parte en al-
pectos no solamente sociales sino también comunicativos, cognitivos, guna medida de la escena comunicativa23 (Bell 1984: 147, Schilling-Estes
interaccionales, antropológicos y psicosociales. El estilo adquirirá así una 2004:384).
perspectiva multidimensional, donde tienen efecto varios factores al Se parte de la base de que los cambios de estilo son la consecuencia de
mismo tiempo y en distinta medida. Se trata por tanto de una aproxima- una respuesta al cambio de audiencia, esto es, el estilo converge con la au-
ción holística que queda cubierta en una u otra medida a través de cuatro diencia en términos de la teoría de la acomodación lingüística (Giles y Po-
enfoques no excluyentes entre sí: el diseño según audiencia, el estilo como wesland 1975). Esta teoría presupone que los hablantes tienden a reducir
variación situacional o de registro, el antropológico-etnográfico y la iden- su distancia social compartiendo el uso de las formas lingüísticas, variantes
tidad social, y la contribución de Coupland. o variedades. Se considera que los hablantes pueden converger en este sen-
tido en muchos aspectos relacionados con su discurso (Mesthrie, Swann,
4.3.1. El dise/Ío según audiencia Deumert y Leap 2003:151) y que la acomodación lingüística es y/o se per-
cibe como un fenómeno positivo tanto para hablante como para oyente.
El estilo ha sido estudiado también desde la perspectiva teórica que focaliza No obstante, los procesos de acomodación, al menos teóricamente y en
en el oyente y en la audiencia: en ese sentido, y en un primer momento, principio pueden ser cuestionables. Por ejemplo, no cualquier hablante se
parece que vendría a superar las limitaciones de la teoría laboviana. El prfn- acomoda necesariamente a su interlocutor, de hecho, algunos no sabrían
cipal precursor de la teoría del estilo como un diseño que se lleva a cabo cómo hacerlo si no comparten variedad lingüística o no tienen intuida la
según la audiencia es Bell (1984, 2001:139) quien, siguiendo la teoría de la competencia comunicativa de la audiencia. Por otra parte, en la acomoda-
acomodación de Giles (1973) y de Giles y Powesland (1975), resume el aná- ción intervendrían también otros aspectos tales como la (a)simetría social
lisis del estilo con una pregunta: ¿Por qué dice esto este hablante de esta con el oyente, lo cual podría provocar la convergencia o la divergencia in-
forma en esta ocasión? Se trata pues, de una contextualización y concre- distintamente y esta, a su vez, podría estar evaluada por el interlocutor ne-
ción de tres elementos principales: el hablante, la forma o el estilo y la oca- gativa o positivamente; por ejemplo, una excesiva imitación de la forma de
sión o situación comunicativa. La idea de diseño según audiencia está hablar del interlocutor podría resultar ridícula (cf. Mesthrie, Swann, Deu-
tomada del concepto de diseño según oyente elaborado por Sacks, Schegloff mert y Leap 2003:152).
y Jefferson (1974). De acuerdo con lo anterior, el estilo es un fenómeno de respuesta activa
Para Bell «el estilo es lo que un hablante individual hace con una len- que se produce entre los hablantes. No solamente se aplica a los cambios
gua en relación con otros hablantes» (2001:141); se orienta hacia el ha- de estilo, sino también a las selecciones lingüísticas que realiza el hablante
blante y no hacia mecanismos o funciones; se centra en la persona y es, por en el transcurso de la interacción (fórmulas de tratamiento, formas verba-
lo tanto, un concepto anclado en aspectos sociales (Bell 2001:142). Ade- les, marcadores del discurso, etc.). Se considera que las elecciones que hace
más1 se parte de que el significado estilístico tiene una base normativa, esto el hablante monolingüe son las mismas que realiza un hablante bilingüe
es, un estilo concreto es el prod1;1cto de una evaluación social compartida cuando cambia de lengua (Beli 2001:145).
que se transfiere a los rasgos lingüísticos, con lo cual deriva su significado Así pues, el axioma del estilo establece que «la variación estilística en
de la asociación de esos rasgos lingüísticos con grupos sociales particulares el habla individual es el resultado y el reflejo de la variación existente en
(2001:142-143). la dimensión social» (Bell 1984:151, 2001:145) lo que viene a decir que las
El núcleo de la teoría de diseño según audiencia yace en el principio posibilidades de va¡;j¡¡ción estilística que maneja un hablante son paralelas
que alude a que los hablantes diseñan su estilo básicamente por y para res- al grupo o estrato social al que pertenece. Esto significa que el hablante di-
ponder a las características de la audiencia (2001: 143); esto es, el cambio señará su estilo de acuerdo a la audiencia, pero los posibles cambios de es-
o la selección del estilo en el hablante sucede como respuesta a un cambio
en su audiencia, lo cual a su vez parte del hecho incuestionable de que ha-
blar es interactuar. Extiende los principale~ postulados de la teoría de la 23 Aijón Oliva (2006a:669) los reformula en observadores directos, indirectos Y
acomodación yendo más allá de la simple consideración del oyente inclu- tácitos.
108 SOCJOLJNGÜÍSTICA EL ESTILO 109

tilo estarán supeditados al rango de variables que pueda manejar de ción. En estos casos, el diseño no se adapta a la audiencia (o al menos a lo
acuerdo a sus características sociales y de cómo estén distribuidas social y social o normativamente apropiado para ella), sino que la cambia, consti-
evaluativamente dichas variables. El axioma del estilo lleva implícito el tuyendo así una estrategia iniciativa mediante la cual el estilo se corres-
hecho de que las variables lingüísticas operan simultáneamente en la di- ponde con la intención de identificarse socialmente con un grupo de
mensión social y en la estilística. referencia, de modo que produce alteraciones en las normas comunicativas
El hablante diseña su discurso de acuerdo a tres características funda- apropiadas para la situación y/o la audiencia (Bell 20Ql: 147). El cambio de
mentales: a) la determinación de las características personales de sus inter- estilo como estrategia iniciativa obedece a una asociacióri subyacente de
locutores y el diseño de su estilo para acomodarse a ellos, b) la variantes y formas lingüísticas a grupos sociales y al deseo del hablante de
determinación del nivel estilístico general de la audiencia y el cambio con definir su identidad en relación con la audiencia (Bell 2001:147).
respecto a ella y, c) la determinación de los niveles de uso de determinadas El uso del marcador discursivo e/J entre los hablantes masculinos del in-
variables lingüísticas y la tendencia a cambiar las suyas para confluir con glés de Nueva Zelanda es un ejemplo de diseño según el grupo de referen-
ellas (Bell 1984:167). En suma, la variación estilística considerada como cia. Dicho marcador tiene la función discursiva de ser una invitación al
disello segiln audienda consiste en observar las estrategias mediante las cua- hablante para participar en la conversación. La cantidad de uso de este ele-
les los hablantes utilizan los recursos disponibles en su comunidad de mento está distribuida socialmente de forma desigual: es más usada entre
habla para responder a los distintos tipos de audiencia (Bell 2001:145). Lo los hombres de la etnia maorí (aborígenes neozelandeses), menos entre las
social y lo estilístico parecen ser inseparables en la teoría de Bell, pero cla- mujeres de esta misma etnia y en grado menor entre los pertenecientes a
ramente lo segundo se supedita a lo primero; de hecho, Bel] asume implí- otro grupo étnico pakeha (los blancos descendientes de los colonizadores).
citamente las teorías variacionistas más ortodoxas sobre el estilo como En la investigación realizada por Bell (2001:153) se observa que cuando
claramente puede apreciarse; una de ellas es que suele basar sus conclusi~- un hombre maorí habla con otro hombre pakeha se observa un incremento
nes a partir de cuantificar las distribuciones con la metodología variacio- del uso de esta partícula, así como cuando interactúa con el entrevistador.
nista (cf. Coupland 2007a:59). La frecuencia es menor entre las mujeres maoríes para las mismas situa-
De hecho, este modelo tiene, al igual que el variacionista laboviano, ciones. Resulta así que el uso del marcador e/J ante estos interlocutores es
una base conductista; se supone que el hablante reacciona de forma más un fenómeno de diseño iniciativo, esto es, el hablante masculino maorí
o menos automática a la audiencia: esta sería su versión reactiva, la cual pretende acentuar una forma lingüística de cuyo valor social y cultural es
ciertamente, ha podido ratificarse en numerosas investigaciones (cf. Schi- consciente, debido a que el inglés de los maoríes es una variédad minori-
lling-Estes 2004:384). En las situaciones comunicativas de entrevista, es taria que está en vías de adquirir una relevancia social y de obtener incluso
donde con mayor fuerza puede aparecer la acomodación a la audiencia. una oficialidad (Bell 2001:153). El diseño iniciativo puede orientar la iden-
De este modo se supone implícitamente que el hablante adopta o modifica tidad individual hacia su grupo de pertenencia como a otro grupo con el
su estilo de acuerdo a las características sociales del interlocutor o audiencia que desee ser identificado. No obstante, la audiencia y el grupo de referen-
en términos de mayor o menor cercanía a lo estándar (y, consecuente- cia como condicionantes del estilo no son aproximaciones incompatibles;
mente a lo prestigioso), así que habrá siempre menos variación estilística hay que mantener un nivel de generalización del estilo, por lo cual Bell re-
que social cuantitativamente hablando y dicha variación socioestilístíca conoce que su estudio requiere una metodología propia (2001:148). De
así entendida, tiene que conllevar necesariamente una percepción acomo- hecho, este modelo ha sido tildado de reduccionista y unidimensional de-
dativa en la audiencia (Coupland 2007a:75, 76). Bell (1984:182) añade que bido a la excesiva centralización del análisis en la audiencia; si el estilo de-
otros factores colindantes a la audiencia son susceptibles de afectar al es- pende sólo del análisis de cómo el hablante moldea su habla en función de
tilo, tales como el tema o la situación comunicativa, si bien estos aspectos ella, se restituye importancia a otros aspectos del comportamiento estilís-
los considera como derivativos. tico individual y colectivo del hablante o hablantes (Schilling-Estes
Sin embargo, es posible que el hablante no siempre se acomode o cam- 2004:387). De hecho, no cabe esperar que la versión iniciativa del diseño
bie su estilo según la audiencia, sino que tienda a lo contrario; intensificará según audiencia se aleje de la perspectiva conductista o reactiva en el es-
o acentuará un estilo contrario o divergente con ella, con lo cual puede tudio del estilo, más bien se considera una excepción a la regla. Según Bell
cambiar las normas esperables de la situación comunicativa y las variables (1984:184), los hablantes pa~an más tiempo respondiendo a las caracterís-
que se consideran apropiadas para el mismo, de modo que la lengua se ticas de la audiencia que tomando la iniciativa. En ese sentido, el estilo
convierte en una variable independiente que por sí misma moldea la situa- adoptado resultaría ser pasivo en cuanto a control y motivación del ha-
110 EL ESTILO 111
·---------

blante, pero sería activo en cuanto a captar las relaciones de su propio dis- plo de la agencia de viajes). Con todo, a partir de las posibles deficiencias
curso y el de la audiencia para ser acomodativo (Coupland 2007a:79). encontradas en este enfoque sobre el estilo, una parte de la misma se ha in-
Por otra parte, esta versión iniciativa se presenta también como una tegrado en torno a la teoría de la acomodadón comunicativa que implica que
respuesta a la audiencia, en este caso, se trataría de otro tipo de audien- existen estrategias comunicativas para lograr la convergencia psicológica
cia como la de los grupos que no están presentes, a los que Bell deno- más allá de la simple convergencia lingüística (Bell y Johnson 1997). Por
mina referentes. Además, como bien señala Schilling-Estes (2004:386), otra parte, como contrapunto a la teoría del diseño según audiencia tene-
los cambios iniciativos pueden ser interpretados también como reacti- mos aproximaciones como ia del diseño según hablante, m·ás directamente
vos, ya que, en cualquier caso, esos cambios que realice el hablante en relacionado con una postura constructivista, (re)creativa de la identidad
esa situación comunicativa y ante esa audiencia podrán ser realizados personal del hablante (Schilling-Estes 2004:388).
para reforzar su relación comunicativa con ella. Por ejemplo, Coupland Al hilo de esto, cabe señalar que las aproximaciones más recientes de
(1980) estudia el estilo discursivo de una comercial de agencia de viajes las teorías de la acomodación lingüística deben ser interpretadas en térmi-
en dos situaciones comunicativas: la conversación con un cliente y la nos analíticos discursivos, ya que en la interacción es donde se pueden ob-
conversación telefónica. 24 Las variables fonológicas encontradas respon- servar efectivamente los distintos modos de acomodación (Coupland
den estilísticamente de forma diferente según la persona con la que 2007a:63-64). Muchos de los cambios de estilo observados resultantes de
interactuaba el hablante analizado. Los contextos seleccionados fueron metodologías cuantitativas pueden ser, sin duda, significados negociados
los siguientes: a) casual cuando habla con sus compañeros de temas que en la interacción a partir de recursos lingüísticos variables (Coupland 1980;
no son de trabajo, b) informal cuando habla con sus compañeros de 1988, 2007a:69). De hecho, un aspecto valorado positivamente de la teoría
agencia de temas de trabajo, c) contexto telefónico y d) contexto ?e del diseño según audiencia es el énfasis que se pone en los aspectos cuali-
cliente. En ellos, a) es el de menor formalidad y d) el más formal y se tativos de la interacción lingüística, así como en el análisis minucioso de
mostró una mayor proporción de variantes estándares en los contextos los contextos comunicativos donde el estilo y sus cambios tienen lugar
formales y más variantes vernáculas en los informales o casuales. Desde (Yaeger-Dror 2001:171). Es una realidad que el discurso puede participar
la perspectiva interacciona! fue observado que el hablante oscilaba entre (aunque no exclusivamente) de su adaptación a la audiencia o a los inter-
la acomodación al nivel social de su cliente utilizando variantes están- locutores.
dares y el uso de formas vernáculas cuando el propósito de la comuni-
cación era diferente, como cuando alternaba telefónicamente con otro 4.3.2. El estilo como variadón situacional o de registro
cliente difícil y menos predispuesto a la interacción. El cambio de lo es-
tándar a lo vernáculo puede observarse, en principio, como una estra- La teoría llevada adelante por Bell encuentra su contrapunto en las mati-
tegia iniciativa de la hablante de la agencia de viajes, pero en realidad zaciones llevadas a cabo por Finegan y Biber, aun cuando parte de la misma
se trata de una postura reactiva ante su primer cliente¡ quiere dar una base que Bell (2001:16) en cuanto a que la variación estilística está conte-
imagen de buena profesional dispuesta a ayudar identificándose con su nida en la variación social, lo que viene a decir que la variación social es
forma de hablar (Coupland 2007a:73). fundamental y la estilística derivativa. Sin embargo, no comparten la idea
Las vertientes reactivas e iniciativas del diseño según audiencia han se- de que la variación estilística esté condicionada en primer lugar por los
guido últimamente la tendencia a la reunificación; Bell señala que ambas rasgos lingüísticos internos, en segundo, por los rasgos dialectales y en ter-
pueden operar paralelamente en el discurso (1999, 2001), aunque parece cero por el estatus del hablante. Finegan y Biber (2001 :239), en cambio,
seguir apuntando a que los cambios iniciativos implican una asociación parten de un modelo de variación comunicativo-funcional en el que el tér-
con un grupo de referencia en aquellos contextos donde no sería lo espe- mino registro representa las variedades y variantes particulares de una situa-
rable, aportando un significado socioestilístico diferente (como en el ejem- ción de uso. Esta situación de uso se entiende en un sentido amplio¡ no
solamente incluye las variedades orales, sino también las escritas. Así, las
posibilidades variantes de la lengua estarían a disposición del hablante para
comunicar contenidos que se vuelven sistemáticos cada vez que se usan1
2
~ En esta investigación Coupland recqnoce que utilizó las. metodologías es- ya que lo que varía en una situación comunicativa no es solamente la va-
tructurales de la época, tales como la definición de contexto o el análisis de los riante lingüística en sí misma, sino también aquellos contextos que las fa-
componentes del evento comunicativo de Hymes (1972) (cf Coupland 2007a:70). vorecen. Desde este punto de vista, cualquier rasgo lingüístico puede
·- ~ SOCIOLINGO!STICA
EL FSTILO
-----~----- --·----------~- 113
112

adquirir funciones indexicales y comunicativas (Finegan y Biber 2001:240). muriicativa no es sólo la frecuencia de una variante, sino también los con-
Para ello proponen una acotación de las consideraciones de estilo habitua- textos que la favorecen (2006a:671). La concordancia variable del com-
les, relacionando los patrones de variación de registro con los de variación plemento indirecto se estudia -entre otras cosas- atendiendo al valor
dialectal. Esto da lugar a su axioma del registro: «si un rasgo o variante lin- estilístico que adquiere, como el de córtesía; de forma que los referentes
güística está distribuida entre los distintos grupos sociales de una comuni- de tercera persona pueden ser objeto de peyoración pragmática mediante
dad de habla y entre distintas situaciones comunicativas o registros, ello la falta de concordancia:
será síntoma de que los grupos sociales que tengan un mayor acceso a las
situaciones comunicativas y los registros donde esos rasgos o variantes ten- Hay que plantar 0 cara a quienes de una forma tan excluyente como fun-
gan lugar, exhibirán una mayor proporción en sus variedades lingüísticas, damentalista se creen dueños del destino de una parte de España< ... > [una
comunidades de habla o dialectos» (2001:265). cosa es] que prostituyan la Historia, 'o que nombren dios menor y 0 levan-
De esta forma, la aportación de Finegan y Biber a la teoría del estilo ten monumentos a un iluminado racista y xenófobo MEDIASA <Art-Ga-
considera subsidiaria la distribución social de una variable en un estilo de- 121203-3>
terminado y antepone la predisposición de determinados grupos a ser más
proclives a usar rasgos lingüísticos concretos en ciertas situaciones comu- Desde un punto de vista cuantitativo se comprueba que «la frecuente pre-
nicativas que están registradas o indexadas como tales. Por lo tanto, la si- sencia de falta de concordancia en el complemento indirecto en los medios
tuación comunicativa es la que estructura la variación estilística y no es de comunicación puede proceder de una necesidad de ahorrar espacio en
subsidiaria de la variación social, como considera Bell. Desde este ángulo los titulares periodísticos de forma que, a través del tiempo, este fenómeno
teórico, las pautas de variación sociolectal serían un reflejo de las estilísti- se trasladaría a otros tipos de texto. Esto constituye un indicio que vendría
cas, de modo que, la responsabilidad de la sitm1.ción comunicativa en la ~a- a reforzar la hipótesis de que ciertos rasgos lingüísticos acaban asociándose
riación lleva aparejada no solamente la aparición de una variante, sino a los grupos sociales que participan en las interacciones corresporidientes))
también la de los contextos que la favorecen. Un ejemplo representativo (2006a:696-697).
de esas situaciones es el registro escrito; las variantes tipificadas suelen, por Por otra parte, desde el punto de vista cualitativo, se concluye que el
lo general, representar las variedades estándares y de prestigio; se considera potencial (des)cortés de las variantes estudiadas se deriva de su interpreta-
que los grupos sociales con mayor nivel sociocultural estarán más familia- ción cognitiva, de modo que aquellas que destacan la prominencia del clí-
rizados con este estilo, y dado que lo escrito puede extrapolarse a lo oral, tico son percibidas como mitigación de amenazas a la imagen del
cabe esperar que los rasgos lingüísticos estándares acaben por asociarse a individuo, de fonna que, contrariamente a lo esperado, no es posible aso-
los mencionados grupos sociales. La variación estilística se deriva, por ciar la cortesía a la formalidad, ya que las variantes formales son las que
tanto, del estatus atribuido a la variación lingüística en el seno de una va- contribuyeron a crear confrontación o alejamiento con el interlocutor. Tal
riedad lingüística concreta. es el caso del ejemplo:
La concepción del estilo de Finegan y Biber como efecto de la situación
y de sus necesidades comunicativas se ha podido corroborar en investiga- Lo que yo pretendía decir don Alberto que no es cosa que le quiera esplicar
ciones como la de Aijón Oliva sobre la relevancia de los factores estilísticos porque la ha entendido usté perfectamente / es que MEDIASA <Var-Co-
en la variación morfosintáctica, concretamente en el paradigma variable 230503-12:50>
de de los clíticos verbales españoles en los medios de comunicación
(2006a), 25 ya que parte de la idea de que lo que varía según la situación co- En este fragmento de conversación radiofónica el uso antepuesto o tema-
tizada del clítico (le) se considera un intento de mitigar el énfasis en el clí-

25 No obstante, se cuestiona la idea de la funcionalidad de-la variación estilística


según la plantean Finegan y Biber ya que esta parece estar determinada por los ele- lisis constituye la clave para su interpretación, toda vez que el enfoque cognitivo
mentos relacionados con la situación comunicativa que remiten inevitablemente pres1:1pone que todo cambio en la forma se relaciona con un cambio en algún nivel
a cuestiones formales de la variación tales como la diversidad léxica o la mayor del significado (Aijón Oliva 2006a:674). De hecho1 la variación estilística estudiada
complejidad sintagmática. Esa funcionalidad parece excluir los aspectos discursivo- en esta investigación considera la funcionalidad en un sentido más complejo, que
cognitivos de la variación sintáctica, que es lo que, lejos de hacer inviable su aná- conlleva la transmisión de significados cognitivos y discursivos (2006a:677).
114 SOCIOLINGÜÍSTICA
·--· EL
-·- ESTILO
-~~- 115

tico objetivo, de forma que su variante, que referiría al interlocutor de Concordancia del CI No concordancia del CI
forma pospuesta (quiera explicar/e) podría implicar o dar a entender cierta Clíticos de dativo Clíticos de acusativo
idea icónica de inferioridad de dicho interlocutor (2006a:513). Proclisis de objetivos Enclisis de objetivos
Esta investigación enfoca el estilo como una vía de construcción del Enclisis de SE
significado, ya que considera que la frecuencia de una variante en un con-
texto determinado se relaciona con una intención (socialmente indexada Gramaticalización Usos más afijales e Usos más pronominales
o no) estilística particular, esto es, «como un posible recurso interactivo de los clíticos innovadores y conservadores
que va más allá de la simple distribución numérica de variantes»
(2006a:349). Además, esta concepción de la variación estilística rebasa con Percepción del objeto Más topical, Menos topical,
mucho las tradicionales clasificaciones en torno a la escala de formalidad- menos afectado más afectado
informalidad al incorporar varias dimensiones diferentes y distintos niveles
analíticos, al tiempo que apoya la idea de que la variación lingüística (y, Percepción Menos topical, Más topical,
concretamente la no fonológica) no constituye una mera distribución de del sujeto menos agentivo más agentivo
frecuencias desprovista de consideraciones cualitativas o explicaciones
concretas, sino un fenómeno mucho más amplio y general, que repercute Estatus informativo Información conocida Información nueva
en la estructura gramatical y en la organización del texto. Así entendido, del objeto
el estilo alcanza todos los niveles: representativo, pragmático-discursivo,
sociosituacional y cognitivo (2006a: 657, 697). Los niveles analíticos prp- Función Interpersonal Informativa
puestos para el análisis de la variación en los clíticos pueden ser aplicables de la comunicación
a otras variantes morfosintácticas; se trata de seleccionar distintos factores
a partir de la observación de los ejemplos en su contexto para valorar su in- Valores pragmáticos Metaforización, ironía Asertividad, literalidad
cidencia en cada forma estudiada, tal y como se observa en el cuadro de la
página siguiente. Evaluación por parte No aconsejada Aconsejada
Otras variables sintácticas han sido estudiadas como creadoras de dis- de la norma oficial
tintos estilos comunicativos a partir de ciertas propiedades discursivo-cog-
nitivas como la mayor prominencia perceptiva o la topicalidad. Tal es el Prestigio comunitario No explícito Explícito
caso de la variable expresión/omisión del sujeto y su colocación con res-
pecto al verbo (preverbal/posverbal) (véase el apartado de la variación sin- Canal de Oral Escrito
táctica). comunicación

4.3.3. La perspectiva antropológica-etnográfica y la identidad soda/ Normalización Informalidad Formalidad


estilística
En las teorías sociolingüísticas modernas el estilo se observa como un ele-
mento que media entre la variación lingüística y las prácticas sociales de Cortesía verbal Estrategias Estrategias
caracterización del individuo y de los otros; el discurso y la variación lin- de dignificación de peyoración
güística en conjunto constituyen un recurso para construir los estilos. En
su estudio antes mencionado sobre los estudiantes jocks y burnouts del Ins-
tituto de Enseñanza Media de Detroit, Eckert (2000) comprobó que la va- Tabla 5. Resumen de las funciones estilísticas de los clíticos verbales
riación no está regida solamente por cuestiones de pertenencia a categorías (Aijón Oliva 2006a:632)
sociales, sino también por la tendencia de los hablantes a representar o
mostrar una identidad social ante otros hablantes. En otro caso sobre el social que desean proyectar: las home girls correlacionan determinadas pau-
discurso adolescente, Eckert confirma la relación existente entre el estilo y tas lingüísticas, como la realización de la variable /ae/ para reforzar su iden-
el modo de vida: las chicas acuñan distintos estilos de acuerdo a la imagen tidad de grupo (2001: 126). La construcción de la identidad a través del
116 ·-· SOCIOLINGOIS_TICA EL ESTILO

discurso da como resultado que distintos grupos sociales adquieran distin- como· distintas formas de representar y de comunicar la realidad, así como
tos estilos comunicativos con ese propósito, de forma que la mayor preo- de la intención del hablante de querer asimilarse o de distanciarse del resto
cupación del enfoque antropológico-etnográfico es, por tanto, descubrir de hablantes (cf. Duranti 2000, Schilling-Estes 2004:389-390). De hecho,
la construcción estilística de la identidad (Eckert 2001:123). Además, como estudiar el estilo desde el diseño según hablante implica complementar su
superación de los enfoques teóricos reactivos en virtud de los cuales el ha- naturaleza con el nivel etnográfico¡ será más beneficioso situar los signifi-
blante reacciona ánte la audiencia, el estudio del estilo como construcción cados estilísticos del individuo y del grupo atendiendo a dicho nivel (Schi-
individual de la identidad constituye un diseño según el hablante que con- lling-Estes 2004:393; Coupland 2007a:26).
templa el estilo como una conjunción entre las dimensiones personales e Focalizar en la naturaleza de la identidad a través de los procesos lin-
interpersonales de la identidad y que entronca con las aproximaciones güístico-comunicativos es una corriente de gran actualidad dentro de la
constructivistas sociales según las cuales la lengua y la sociedad son co- investigación sociolingüística, 26 sobre todo en lo referente al estilo. No obs-
constitutivas, de modo que los rasgos lingüísticos y los patrones de habla tante, no se trata de una cuestión totalmente novedosa; Le Page y Le Page
no son el reflejo de una identidad estática, sino el recurso que tienen los y Tabouret-Keller (1985) ya habían definido los actos de identidad como las
hablantes para perfilar y definir las estructuras sociales y su posición con elecciones socio-estilísticas que se realizan para confluir con el comporta-
respecto a ellas y a sí mismos (Schilling-Estes 2004:389-392). Desde esta miento de los grupos sociales con los que desean identificarse. Un acto de
perspectiva el estilo no es el resultado de la asociación de significados a identidad puede ser el uso concreto de una forma lingüística asociada a un
grupos o situaciones concebidas de antemano, ni los hablantes hacen uso grupo social en un contexto determinado que se sabe que proyecta una
de esos estilos ya establecidos. identidad. También puede producirse en el uso de una variedad lingüística
Ahora bien, cabe hacer una primera matización; la identidad a través frente a otra en situaciones de bilingüismo. Estudiar los actos de identidad
de la lengua puede ser representada de dos formas difer~ntes; por una parte puede ofrecer información importante sobre el individuo como actor social
tenemos la relación que puede establecerse entre los dlscursos (en el sen- dentro de un conjunto de posibilidades sociales de identificación, pero no
tido foucaldiano del término) a través de los cuales se definen, justifican o describe en sí misma la identidad, ya que se centra solamente en los actos
delimitan los grupos y cuyo argumento son las lenguas o variedades utili- que la definen (Auer 2007:5). Otra cuestión importante del estudio de la
zadas. Ese es uno de los objetivos de disciplinas como el análisis crítico del identidad como actos es que, así concebidos, pueden ser ocasionales y no
discurso. Por otra parte, el interés puede centrarse en la construcción y la sistemáticos, esto es, Se realizan como una afiliación a un grupo social de
gestión de las identidades sociales en la interacción, de modo que las ca- forma esporádica; tal sería el caso de las parodias o las imitaciones, las cua-
tegorizaciones que puedan ser obtenidas a partir de ahí constituyen meros les responden más a procesos de estilización que al estilo propiamente
resultados, pero no son la delimitación o definición de grupo o colectivi- dicho. Además, los actos de identidad siempre necesitan de un contexto so-
dad (cf. Auer 2007:3). La identidad social está vinculada a las prácticas cial para ser interpretados y este será variable. Como subraya Coupland
socio-comunicativas (que son las que deben ser estudiadas), independien- (2007a:l 10), los actos de identidad suelen presentarse como ejemplos ais-
temente de que la variación estilística se asocie a un grupo o a un indivi-
duo; en todo caso, cuando se relacionan los estilos con dichas prácticas
sociolingüísticas la cuestión fundamental que hay que analizar es cómo
26
ese significado social toma forma a través de la variación (Eckert 2001:124). La identidad social como una función es algo que-en opinión de Traugott
En este sentido, el estilo se define como una asociación de recurSos lin- (2001:130)-ha sido descuidado por los sociolingüistas. La teoría de la gramatica-
güísticos identificables en la práctica social; así pues las variables lingüís- lización, por ejemplo, puede dar cuenta de cómo el hablante acuña deterffiinados
usos a través del estilo adoptado en la interacción, así como de la forma en la que
ticas -Y especialmente las gramaticales, como se verá en el apartado elementos externos de la gramática vienen a influenciarla. Los marcadores del dis-
siguiente- son socioestilísticamente significativas a partir de su participa- curso son una buena muestra de ello, ya que son unidades cuyo uso está orientado
ción en la construcción de estilos personales o grupales (Eckert 2004:43). al tipo de mensaje que se desea emitir, por lo tanto, pueden adoptar distintas fun-
En cualquiera de los casos, la identidad social puede y debe relacionarse es- ciones según el estilo adoptado. Marcadores como actuaILy, in fact, anyway son
trechamente con valores antropológicos-etnográficos. Tanto si somos ca- ejemplos de cómo los elementos de la gramática pueden actuar en servicio de la
construcción del estilo, lo cual evidencia que el estudio de este concepto debería
paces de determinar las características estilísticas de un grupo social tomo rebasar los tradicionales límites de las variables fonológicas, gramaticales o léxicas.
si delimitamos el estilo individual como modo de identidad social, estare- Esta es otra razón para incorporar aspectos que superan claramente la aproxima-
mos apuntando a una concepción antropológica-etnográfica del estilo ción de la atención prestada al habla.
EL ESTILO
--~~-- --·- 119

lados, pero a menudo sin su correspondiente análisis estilístico, de lo cual referencia, sino también otros aspectos como la situación comunicativa y
puede deducirse que su carácter afiliativo puede ser cuestionable. De la audiencia o interlocutores. En ese sentido, la identidad como constructo
hecho, el carácter afiliativo o no de las opciones estilísticas no es una cues- social ha preocupado a socióíogos y antropólogos; su investigación ha de
tión menor en el tema que nos ocupa: el uso de un rasgo lingüístico parti- realizarse teniendo en cuenta dos polos de un continuo: para el hablante
cular que esté asociado a un grupo social está abierto a tal interpretación; como individuo la identidad es «lo que soy», pero en el polo opuesto está
un hablante puede recrear su propio estilo con material lingüístico de otro «lo que la sociedad hace o espera de mí». Ambos polos han de tenerse en
estilo que lo podría llevar a crear uno nuevo. La (des)afiliación a una iden- cuenta simultáneamente para poder llegar a una teoría comprensiva del
tidad incrementa o reduce la distancia social ente el hablante y sus inter- estilo no como una oposición entre individuo y sociedad sino focalizando
locutores, de modo que puede causar un nivel de implicación del hablante en la persona como individuo que forma parte de la sociedad; si la identi-
en las características étnicas y etnográficas del grupo de que se trate (Cou- dad emerge a partir de los actos de habla, los estilos de habla serán la re-
pland 2007a:130). Aquí se abre otra cuestión importante en este tema: la presentación de esas identidades (Gumperz y Cook Gumperz 2007:478).
diferencia que puede establecerse entre estilo y esti/izad6n, que se tratará de- Como señalan Antaki y Widdicombe (1998:3), las actividades de identifi-
talladamente más adelante. En resumen, la teoría de los actos de identidad cación sociolingüísticamente relevantes deben ser entendidas a partir del
puede ser definida como la selección de una forma lingüística que esté in- producto de su uso en contextos conversacionales concretos, de forma que
dexada con un grupo social concreto, la cual, paralelamente, puede produ- se entendería que la construcción de la identidad sociocultural es parte de
cir actos de estilización (e(. Auer 2007:6). la rutina cotidiana y de los intercambios comunicativos del día a día,
Como no podía ser de otra forma, la identidad social emerge de la dando lugar a esas posibles (des)afiliaciones con otros grupos (Widdicombe
interacción comunicativa; el hablante puede optar por unas formas lin- y Wooffit 1995).
güísticas que le identifican socialmente con un grupo social. No hay que En ese sentido cabe matizar que la identidad social puede ser represen-
olvidar que la interacción es sustancialmente inherente a la comunicación, tada en modos o dimensiones de amplitud distinta. La primera de ellas es-
así que adoptar una identidad social tiene consecuencias para la misma no taría constituida por aquellos estilos creados a partir del uso de variantes
solamente en cuanto a posibles cuestiones de ca-acomodación entre ha- o formas llngüísticas concretas a partir de los cuales se manifiesta una iden-
blantes, sino también y de forma muy especial en cuanto a la construcción tidad y se crea un significado estilístico (Zimmerman 1988). Es cierto que
del significado estilístico que surge de la misma. Toda vez que la perspec- aunque ha habido mucha discusión últimamente sobre cómo las formas de
tiva interacciona] se basa en la observación de la comunicación dialógica hablar establecen o configuran la identidad individual, poco se ha señalado
entre los hablantes en un discurso, el estilo deberá ser estudiado de acuerdo sobre el modo en que ciertos rasgos o variantes lingüísticas concretas mar-
a las características semióticas y simbólicas que se transmiten a través de can los estilos de habla para construir dicha identidad. Para descubrir los
los elementos lingüísticos y que (re)crean la comunicación. De este modo significados socioestilísticos puede ser de utilidad estudiar las variantes más
los procesos inferenciales y presuposicionales que surgen de la interacción allá de su simple correlación con valores sociales. Por ejemplo, la variación
son básicamente indexicales en el sentido de que lo que se dice ha de ser en el uso del sistema pronominal debe ser realizada conforme a sus patro-
evaluado para reconocer su valor comunicativo y dado que esto se produce nes de uso pragmáticos e interaccionales, tal es el caso del uso de we frente
en la conversación comunicativa cotidiana, seguramente estarán cultural- a they (Schilling-Estes 2004:390), que puede dar a entender la posición de
mente indexados. De este modo, de la interacción surge el estilo y también nosotros frente a ellos como miembros de un grupo. Otro ejemplo sería el
la estilización (Gumperz y Cook Gumperz 2007:485). del uso de los marcadores del discurso como forma de implicación social
Así pues, el uso recurrente de formas asociadas (fundamentalmente entre hablantes; Schilling-Estes (1999) descubre que el uso de y'know y de
morfosintácticas) a determinados patrones de identidad en la interacción I mean da a entender que los dos interlocutores de dos grupos étnicos dis-
puede dibujar estilos comunicativos diferentes, tal y como se expondrá en tantes (uno africano-americano y otro nativo-americano) tienen buena re-
el capítulo siguiente. De hecho, la identidad adquiere buena parte de su na- lación. La consideración de los aspectos discursivo-pragmáticos e
turaleza a partir de su uso interactivo, esto es, si un hablante realiza selec- interaccionales conlleva dar por sentado que el significado se construye
ciones lingüísticas de acuerdo con su intención de identificarse en la interacción (Serrano 2004b, 2006a).
socialmente con un grupo o con una forma de vida será como consecuen- Así pues, desde la perspectiva interacciona! la respuesta estaría en ob-
cia de los elementos sociales constitutivos de dicha interacción, entre los servar detenidamente los procesos interpretativos que se desprenden de
que se encuentran no solamente los participantes y el grupo o el estilo de las unidades presentes en los textos, enfatizando en que los aspectos lin-
120 SOCIOLINGÜÍSTICA 121
'

güísticos y los sociales no deberían ser contemplados como entidades in- pueden ser también variables. Así pues, ejemplos como el anterior confir-
dependientes; no es que los aspectos culturales intervengan en la interpre- man que la anteposición del clítico puede contribuir a proveer al discurso
tación: ambos se sostienen mutuamente. (Gumperz y Cook Gumperz de un significado o estilo más cortés, condicionado por las características
2007:478). La cultura se (re)crea sobre todo a partir de las numerosas face- situacionales de la interacción (se trata de un debate consistorial) y por el
tas de la interacción social, de la misma forma que todo proceso interac- contenido de dicha interacción, que indica tensión entre los participantes.
' ciona! conlleva el peso cultural del contexto comunicativo donde se
produce, que, a su vez, asume las características de otros anteriores.
Asimismo, valores relacionados con la cortesía verbal han sido encontrados
en la variable [expresión (antepuesta/pospuesta)/omisión del pronombre
Sin embargo, es necesario seiialar que la función de la interacción po- de sujeto] (Serrano y Aijón Oliva 2010a) (véase el capítulo de la variación
dría ser sólo una parte constitutiva del estilo, sobre todo cuando se trata de sintáctica). '
estudiar variantes lingüísticas concretas. Tal es el caso de aquellas que pue- Por otra parte, aquellos otros estilos cuyo valor puede estar indexado
den dar lugar a valores estilísticos de cortesía verbal, como la variable «po- sociodiscursivámente en una variedad lingüística concreta constituiría, si-
sición de los clíticos en las estructuras pluriverbales», constituida por guiendo a Zimmerman (1998) la segunda dimensión, formada por identi-
estructuras formadas por dos verbos (perífrasis verbales, construcciones dades discursivas cuyo estilo hace referencia a prácticas comunicativas
con verbos modales, etc.) donde se produce variación en la posición del clí- concretas (airrent speaker, teller of a story, repaír initiator) que simultánea-
tico (Intentó engañarme/me intentó engaliar) (e(. Aijón Oliva 2006b:224- mente estarían relacionadas con identidades situacionales vinculadas a ac-
231). De forma general, los clíticos de primera y segunda persona tienden tividades sociales. Asimismo, se correspondería con una idea gestáltica de
a la posición antepuesta ya que designan a los participantes en el discurso la variación estilística, en cuya construcción no solamente intervienen de-
(yo, tú), con lo cual se les concede una mayor prominencia cognitiva (Te terminadas variables lingüísticas, sino un conjunto de ellas y/o de otros
voy a ver/voy a verte). En cambio, el clítico podrá venir pospuesto cuando rasgos (para)lingüíst!cos que darían lugar a determinadas formas de hablar:
es correferencial con la tercera persona debido a que se incrementa la ob- hablar pijo, hablar paleto, etc. La idea de identidad en el sentido gestáltico
jetualidad del complemento (Lo voy a ver/voy a ver/o). En la interacción, enlaza también con otros tipos o versiones de la misma: la etnicidad, la
por tanto, la posición preverbal del clítico evita la interpretación objetual identidad regional, la afiliación de género o sexo, la de los roles personales,
del referente humano (sea hablante o interlocutor) y adopta un valor cortés entre otras. Todos ellos pueden expresarse en el discurso como práctica so-
mitigador de posibles actos amenazadores de la imagen que se deducen cial (De Fina 2007:59). Esta posición podría ser un tanto antagónica a la del
del significado de la emisión: diseño según el hablante; esto es, si la variación estilística es individual no
debería o podría haber patrones grupales asociados a comunidade; de
Yo le tengo que señalar que para el equipo de gobierno municipal/nos pa- habla. Sin embargo, Eckert (2000:69) parece tener la solución: el reto de es-
rece absolutamente justificada la lectura de la Sala de lo Social/de la sen- tudiar el significado social de la variación está en la relación entre lo local
tencia de la Sala de lo Social y lo global para encontrar el vínculo entre las formas de negociación o de
gestión de la identidad individual y el lugar que ello ocupa en la estratifi-
La variante «Le tengo que señalar» (frente a «Tengo que señalarle») trans- cación social de la variación en cuestión.
mite un significado discursivo-pragmático de mayor cortesía, ya que reduce Un área importante de exploración de las identidades así concebidas
el énfasis en el referente humano, de modo que la anteposición parece re- sería el estudio del discurso bilingüe; parece claro que el uso de una lengua
ducir la responsabilidad del sujeto frente a la estructura con el clítico pos- frente a otra puede ser una importante vía de identificación sociocultural
puesto (Aijón Oliva 2006b:227). En este caso la interacción entre los de todo lo que conlleva. Tal es el caso de los adolescentes bilingües domi-
participantes en un discurso con significado conflictivo o potencialmente nicano-americanos en Estados Unidos, que alternan el uso del español y de
amenazador de la imagen parece ser determinante en el uso de las variantes algunas variedades del inglés para diferenciarse de otros adolescentes inmi-
de esta variable. grantes llegados más recientemente (Bailey 2007:29-55). Este estudio no
A esta conclusión puede llegarse no sólo a través de la cuantificación se centra exactamente en los procesos de identificación social, sino más
de ejemplos de datos reales o corpus que confirmarían la tendencia, sino bien en los de distinción o diferenciación (lrvine 2001) a través del uso de
también teniendo-en cuenta que la selección de una variante no es el re- distintas variedades del espafiol dominicano y del inglés americano (in-
sultado de la aparición de una serie de factores recurrentes que la harían ca- cluido el africano-americano) en según qué sltuaciones y dominios comu-
tegóricamente dependiente de ciertos contextos, sino que dichos factores nicativos; el estilo daría lugar a significados que contrastan con otros
122 SOCJOLINGÜÍSTICA EL FSTILO 123

estilos. La identidad sería así entendida en forma inversa: el hablante no de la vida cotidiana: forma de vestir, tipo de coche o casa, profesión, etc.
desea identificarse con un grupo, sino que busca alternativas semióticas (Gumperz y Cook-Gumperz 2007:479, lrvine 2001, Giddens 1991).
y/o simbólicas que lo alejen de una identificación indeseada. Otro trabajo La mayor parte de las investigaciones sobre el estilo tienden a estudiar
de similares características es el de Keim (2007) sobre el estilo adoptado las elecciones lingüísticas no como parámetros de variación aislados, sino
por las mujeres inmigrantes de origen turco en Mannheim (Alemania). más bien como conjunto de rasgos cuyas características más sobresalientes
Compara dos estadios temporales: las adolescentes se definen a través de estarían ligadas al nivel retórico del discurso (Auer 2007:209), enlazando
un estilo comunicativo que por una parte las sitúa lejos de las normas co- con ello con formas de hablar que están presentes en el texto y que pueden
municativas alemanas habituales, pero, al mismo tiempo se distancian ser descubiertas a partir de distintas dimensiones: fundamentalmente lin-
también de los roles tradicionales de las mujeres jóvenes turcas, lo cual da güísticas, culturales, interpretativas, interaccionales y cognitivas. Por ejem-
lugar a un estilo asociado a la agresividad y a normas poco corteses. plo, Coupland (2007b) combina el estudio de las características del discurso
Cuando estas mujeres son adultas y a consecuencia de su exclusión del sis- político y las elecciones lingüísticas en el estilo de un político de Gales, a
tema educativo debido a la adopción de ese estilo, esas mismas mujeres partir del cual se activan simultáneamente las identidades sociales de po-
tienden a mover su discurso hacia otras pautas más estándares y normati- lítico nacional y portavoz de Gales. Su estilo constituye una mezcla repre-
vas de la comunidad. sentativa del uso del repertorio dialectal correspondiente y la posición
La tercera dimensión de la identidad estudiada por Zimmerman (1998) personal de los temas que trata. Coupland señala que el estilo sirve para
es la identidad transportable definida como las identidades subyacentes que construir personas sociales o imágenes de identidad para uno mismo y/o
etiquetan a los individuos a partir de su comportamiento en función de para los otros, pero también para construir la posición de la persona en un
las estrategias cotidianas de comunicación. Esas identidades transporta- marco comunicativo concreto y con una función sociodiscursiva focali-
bles son las que mejor definen la función de la identidad social en el estilo zada u orientada a esa construcción, como la del político de Gales
lingüístico (Auer 2007:10). Entre otras cosas, puede ser interesante inves- (2007b:237).
tigar sobre el rol del espectador u observador de interacciones en las que En cualquier caso lo que debe interesarnos es que el estilo se aleja com-
este no toma lugar; si un hablante detecta un determinado estilo que pletamente de la consideración neutral de las variables y variantes a la ma-
puede corresponderse con una identidad concreta puede adoptar una per- nera laboviana; la necesidad de contemplar las variantes como dos formas
cepción de ese estilo que si tomara parte activamente en él, incluso aun- diferentes de decir lo mismo deja de tener sentido alguno -aún menos si
que esté evocando las mismas normas interpretativas. Esto sucede entre cabe- a la luz de las nuevas teorías sobre el estilo. Así, intrínsecamente, lo
interacciones entre adolescentes castellanos y catalanes en Barcelona (e(. que se adopta es el análisis de formas diferentes de hablar como propone la
Woolard 2007). Etnografía de la comunicación (Hymes 1971, 1972).
Por tanto, a través del estudio de las variantes lingüísticas es posible Con todo, no es tan sencillo como parece determinar las identidades
perfilar el valor sociocomunicativo del estilo, de forma que cualquier fun- sociales a partir de la observación del discurso. Auer (2007:14) señala que
ción discursivo-pragmática verbal (rasgos prosódicos, cortesía, uso de las ningún autor hasta el momento ha podido dar con las claves analíticas ne-
formas verbales o de los pronombres, etc.) como no verbal (rasgos quiné- cesarias para encontrar la forma en que se construye el estilo y con qué
sicos y proxémicos) puede ser interpretado en sentido estilístico. Se trata de elementos. Eckert ha señalado que el estilo es una operación de bricolaje (e(.
integrar aspectos lingüísticos en los niveles más esenciales con otros para- Auer 2007:14). Con esta metáfora da a entender que tanto el hablante
lingüísticos, además de los socioculturales. El estilo se revela así como una cuando construye su estilo como el analista que lo interpreta deben tener
cuestión similar al sociológico de estilo de vida (e(. Auer 2007:12), esto es, en cuenta un conjunto de características no solamente procedentes de dis-
la identidad social del estilo adoptado requiere, por una parte, la acepta- tintos ámbitos heurísticos, sino también difícilmente formalizables. Llegar
ción o validación de la sociedad donde se practica, pero por otra parte, a determinar la forma en la que las formas lingüísticas actúan en la cons-
constituye una opción para la (re)invención de la individualidad como trucción del estilo es una cuestión compleja, pero que al mismo tiempo
persona. La consideración de estas dos cuestiones en conjunto aporta im- brinda interesantísimas oportunidades para la investigación. En cualquier
portantes oportunidades en la observación del estilo lingüístico, toda vez caso su análi~is debe incorporar cuestiones principalmente discursivo-prag-
que las sociedades modernas ofrecen posibilidades al individuo para su máticas, cognitivas, etnográficas e interaccionales aplicadas en distinta me-
desarrollo personal a través de numerosas opciones sociales, en este sentido dida y calidad, lo cual no es poco. Como ya se ha apuntado en otras
el estilo en la lengua compartiría muchos rasgos con otros aspectos sociales ocasiones, en los niveles morfosintácticos de la variación es donde el estilo
EL ESTILO 125
SOCIOLINGÜÍSTICA
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adquiere una mayor prominencia significativa, lo cual se traduce en una lógica y en algunos trabajos de Bourdieu, concretamente en su ide~ de es-
mayor complejidad (Schilling-Estes 2004:395; Aijón Oliva 2006a, 2006b; pacio social como la construcción de la base de los principios de diferen-
Serrano 1994a, 2006b, 2010). ciación (1985:196). El estilo en la lengua relaciona la forma en la que los
Otra cuestión interesante desde el enfoque antropológico-etnográfico hablantes como agentes del espacio social negocian su posición y sus ob-
y consecuente de lo anterior es que el estilo constituye un hecho de distin- jetivos dentro de un sistema de distinciones y posibilidades (Irvine
ción social semiótica e icónica que depende del marco social, de la evalua- 2001:24), se trata, por tanto de un auténtico fenómeno sociolingüístico: la
ción social y de distintas representaciones ideológicas y estéticas (Irvine organización de la distinción que opera en el plano lingüístico es consti-
2001:21). Es además un concepto de contraste; un estilo contrasta con tutiva de la distinción en el plano social (2001:42-43). Desde esta perspec-
otros posibles estilos y el significado social que conlleva contrasta con otros tiva, el estilo no se ciñe al uso de variantes lingüísticas concretas, sino que
significados sociales. Por ejemplo, en la comunidad hablante de la etnia se instituye en un valor mucho más amplio que no secciona los aspectos
wolof (Senegal), estratificada en castas, existen dos grupos sociales muy lingüísticos de los sociales y que incorpora aspectos etnográficos de crucial
bien definidos: los nobles géer y los gewel, pertenecientes a una casta infe- importancia. Constituye la internalización individual de la distribución
rior. La autora describe que estos grupos están definidos, entre otras cosas, social de la variación (Rickford y Eckert 2001:1) y con esa internalización
por unas constituciones corporales que a su vez despliegan comportamien- se construye el significado social, esto es, el estilo no es el producto de la
tos verbales diferentes, sobre todo en cuanto a la organización discursiva. construcción del significado social; es lo que permite la construcción de ese
Por ejemplo, los bajos tienen más probabilidades de ser más ilustrativos significado, de modo que remite a la concepción estilística de uno mismo
en su forma de hablar, mientras que los altos tienden a ser más hieráticos como hablante y como identificador y receptor de señales sociales
(2001:34). Así pues, existen dos estilos de habla que los mismos hablantes (2001:123, 126).
identifican como noble speech (la de los géer) y griot speech (la de los nobles) En la misma línea antropológica-etnográfica, Ervin-Tripp (2001) aborda
(lrvine 2001:35). Cada uno de estos estilos tiene unas características distin- el uso de las variedades lingüísticas como objetivos ideológicos, esto es,
guidoras, como las siguientes: el de los nobles tiene menos uso de elemen- cambios de estilo como cambios en el uso de un dialecto o de una variedad.
tos deícticos, menos paralelismos y menos formas reduplicadas. El de los La iconización distintiva propuesta por Irvine sigue aludiendo al estilo
griot se caracteriza por ser más rápido y enfático, acompañado de gestos como una noción multidimensional. En una entrevista televisiva a dos ha-
corporales, uso de construcciones morfológicas y sintácticas enfát1cas y blantes distintos africano-americanos puede observarse el contraste entre
mayor uso de paralelismos e intensificadores. Estas diferencias parecen ser el uso del inglés estándar y el inglés vernáculo de esos hablantes (African
conscientes entre los hablantes de uno y otro grupo, de forma que se da fre- American Vernácula English). Uno de ellos utiliza el estándar sin rasgos de
cuentemente el caso de que, según la intención comunicativa, estas carac- esa variedad1 mientras que otro, en campaña política, enfatiza sus rasgos
terísticas puedan atenuarse si se desea una aproximación ideal con el más típicos, tales como la elisión de la cópula o la pronunciación -in en vez
interlocutor, sobre todo cuando se trata de formular peticiones o definir y de -ing, todos estos, según Ervin-Tripp, estratégicamente colocados y uti-
acordar actividades (2001:38). Por ello, estas diferencias en el estilo son fe- lizados (2001:51). Estas dos variedades son empleadas como objetivos ide-
nómenos de distinción leónica que operan en el plano de la lengua y que ológicos1 transportadores de representaciones sociales contrastivas, usadas
son usadas por los hablantes para identificarse socialmente (lrvine a conveniencia por parte de los hablantes como cambios de estilo cons-
2001:42). cientes. Estos cambios de dialecto1 de variedad, incluso de lengua como
Así pues1la investigación del estilo se centra no solamente en las cues- distintos estilos comunicativos es algo frecuentísimo y que responde a dis-
tiones explícitas que puedan aparecer en un discurso o texto y que aludan tintos objetivos comunicativos que pueden ir desde las estrategias de cor-
a un estilo pred~terminado-o preconcebido, sino1 precisamente, todo aque- tesía, el tipo de audiencia 1la identificación social, el nivel de simetría social
llo que aparentemente no está presente pero lo está condicionando y que o incluso distintas cuestiones emocionales personales como creencias o ac-
puede ser incluso negado por el hablante (Irvine 2001:25). Esta autora se titudes.
refiere también a los procesos de auto-identidad social individual o de
grupo. Su argumento es que los distintos estilos lingüísticos conectan la 4.3.4. La contribución de Coupland
identidad social con la conducta verbal, como si esa conducta desplegara
las esencias sociales icónicamente (2001:32). La distinción semiótica como La contribución de Coupland (2001b:185-186) al estilo merece un apar-
herramienta para analizar el discurso tiene precedentes en la teoría socio- tado, no solamente por su originalidad, sino también porque no participa
126 SOCIOLl~GÜÍSTJ.CA EL ESTILO 127

completa ni exclusivamente en ninguno de los grupos anteriores: su en- articular la identidad social del hablante y sus objetivos comunicativos
foque es básicamente etnográfico-antropológico e interacciona! y, al porque vinculan las variantes a significados sociales concretos que ya
mismo tiempo, tiene especialmente en cuenta la identificación social del están social y culturalmente indexados. Hablar en un dialecto o en una
hablante y su posición con la audiencia. Sin embargo, en su opinión, el variedad significa hablar a través de ese dialecto o variedad (2001b:204).
estilo es todo y está en todas partes, se relaciona, por tanto con muchas Los dialectos o variedades lingüísticas, por tanto, son estilos sociales
circunstancias y no solamente con aspectos variacionistas y distribucio- (2007a:2).
nales. Esta visión tiene su acierto en apuntar a que la Sociolingüística en Así pues, el estilo en una variedad de habla constituye un conjunto
general ha descuidado los aspectos comunicativos de los significados so- de formas de hablar culturalmente establecidas que deben ser relaciona-
ciales (2001b:188). Considera que una teoría del estilo sería una «teoría das con otras dimensiones culturales. Ello permite que los hablantes uti-
de cada cosa» (2001b:185); de hecho, señala que no hay acto de habla licen la variación estilística como un repertorio para establecer
sin una correspondencia en la dimensión estilística o de registro presuposiciones e inferencias. Será usado, por tanto, como una posibili-
(2007a:13). dad para representar la identidad social desde una perspectiva cognitiva,
En esta línea, Coupland (2001 b, 2007a) no propone el análisis del estilo en la que el uso crea la situación comunicativa, pero hay que llegar a en-
desde un solo ángulo o punto de vista; con ello critica fundamentalmente tender cómo los hablantes usan o ejecutan los estilos sociales para un
el modo de abordarlo de la Sociolingüística variacionista, esto es, unidi- rango de posibilidades comunicativamente simbólicas (Coupland
mensional y cuantitativo. En su lugar, considera que las aproximaciones 2007a:3). Una de las principales aportaciones de este autor es la supera-
sociolingüísticas al estilo deben relacionar las teorizaciones sociales actua- ción del marco de la comunidad de habla o variedad en el estudio del es-
les sobre la lengua, el discurso, así como las relaciones sociales e identifi- tilo y, paralelamente, la no sumisión del orden estilístico al orden social,
cativas entre los individuos; en suma, es necesario extrapolar el análisis como plantean otros enfoques. Así pues, considerar que el hablante rea-
hacia cuestiones socio-psicológicas y comunicativas. La posición de Cou- liza sus opciones estilísticas de acuerdo a las posibilidades que tenga den-
pland (2001b:187) apunta a una dimensión dinámica del estilo como cons- tro del repertorio de su comunidad de habla es demasiado restrictivo
trucción de la identidad individual que interactúa con contenidos (2007a:83).z'
específicos y factores contextuales que producen los significados (Rickford Por otra parte, critica la estrecha idea de contexto social que adopta la
y Eckert 2001:15). Así pues, el estilo es un correlato de la situación social Sociolingüística de la variación; si se enfoca el estudio de la lengua en su
que puede variar independientemente de otros niveles de la variación (sig- contexto social, lo prioritario o fundamental va a ser la lengua y, dentro de
nificado referencial, funciones pragmáticas, formas de hablar, etc.). Cou-
pland explica el funcionamiento del estilo como una consecución personal
y situacional de determinados propósitos e intenciones comunicativas
27
(2001b:189). Coupland ilustra esta idea con la metáfora de la ropa que elige una persona
de su armario para ponerse cada día. En el armario habrá distintas clases de vesti-
En este sentido cabría preguntarse por el rol que desempeña la varie-
menta correspondientes a distintos estilos entre las cuales la persona puede elegir
dad del hablante para seleccionar aquellas variantes o formas que cree según las normas de la situación o de la actividad que vaya a desempeñar y con ello
más apropiadas o estratégicas para conseguir dichos propósitos comuni- adaptarse o acomodarse a las mismas, pero, al mismo tiempo, podrá innovar su es-
cativos. Lo innovador de la teoría de Coupland (2001b:191) es que la tra- tilo desviándose de dichas normas y eligiendo otro tipo de prendas que pueden di-
dicional distinción entre estilo dialectal y formas de hablar no resulta vergir de lo esperado socialmente para la ocasión. Siguiendo con la metáfora,
operativa en el estudio de esta noción. Esto es, la primera, como variación Coupland señala que somos completamente libres para elegir qué tipo de ropa llena
nuestro armario y cómo utilizarla y que algo similar sucede con el estilo en la len-
estilística en relación con rasgos variables asociados semióticamente den- gua (2007a:83). Puede considerarse que la relación entre estilo de vestimenta y es-
tro de la diferenciación social por clases y comunidades de habla y como tilo lingüístico puede ser similar, incluso paralela, al comportamiento individual,
variación expresiva y/ o actitudinal y, la segunda, como formas de hablar pero la lengua y la variación en la misma es un aspecto de mucha mayor comple-
o patrones de selección ideacional utilizados para significar algo contex- jidad y alcance. Es cierto que el estilo de vestir es una forma de comunicación, pero
tualizado, son dos perspectivas del estilo que deben estar integradas. Para alude a otras dimensiones que pueden ser socialmente importantes, pero muy va-
riable según las épocas y las tendencias, y el mensaje que pueda transmitir no re-
Coupland (2001b:190), por tanto, la variación dialectal es la que posibilita sulta trascendental. En cambio, la función comunicativa de la lengua sí es
la existencia de distintas formas de hablar o distintos estilos, esto es, los fundamental y constituye su base; si no nos comunicamos adecuadamente, no nos
rasgos concretos de una variedad están perfectamente habilitados para entendemos.
SOCIOLINGÜISTICA ____ -·---- _ _ - - - - - - - - - · - .-"'EL,cES=Tlc=Lo::0. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __:1""'29
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la misma, un aspecto concreto. Si, además, los factores sociales quedan re- social así entendido constituye una potencia indexical que introduce po-
presentados como una distribución numérica o probabilística; queda claro sibilidades estilísticas en rasgos lingüísticos distintos que, por otra parte, no
que lo social queda disminuido con respecto a lo_ lingüístico y, en ~se s:?- tienen por qué ser regulares incluso en una misma comunidad de habla, de
tido, el estilo no es una excepción (2007a:5). Es cierto que la mvest1gac10n forma que estudiar el significado social a través de los estilos sociolingüís-
variacionista se ha hecho experta en definir hablas a partir de distintos es- ticos es una forma de entender las identidades y relaciones sociales para ob-
tadios analíticos: primero se identifica un grupo que comparte unas carac- tener información sobre la naturaleza de las sociedades actuales
terísticas geográficas (por ejemplo, hablante de Birmingham). Dentro de (2007a:23-30).
ese territorio se seccionan los distintos grupos sociales (edad, ocupación, Los recursos lingüísticos variables de los que dispone el hablante para
género), se correlacionan con los lingüísticos y, una vez hallados y co'.1'~u- construir la identidad con el estilo pueden adquirir distintos valores simul-
tadas las distribuciones cuantitativas, se supone que esos patrones soc10lm- táneamente. Para reconocer cómo se activan las identidades en el discurso,
güísticos van a ser constitutivos de esa comunidad de habla. Lo que se Coupland (2007a:112-114) propone cinco procesos:
desprende de dicha distribución en cuanto al estilo es que será consecuen-
cia de esa cuantificación, esto es, habrá estilos sociales dentro de la varia- a) Objetivación (targeting): moldea la construcción de la identidad, ya sea
ción social. La variación estilística queda así limitada a la variación social como acto o como significado.
y frecuentemente al marco de las entrevistas realizadas a los miembros de b) Enmarcación (framing): los valores identificativos dependen del marco
una comunidad de habla. De hecho, como bien señala Coupland discursivo donde este tiene lugar. El nivel sociocultural, el género o la inter-
(2007a:7), la teoría de la variación parece haber dado la espalda a teorías acción son marcos.
predecesoras a la misma, como la etnografía de la comunicación (Hymes c) Representación (voidng): la forma en la que las identidades se reflejan a
1974, Gumperz y Hymes 1972). Mientras la primera basa su interés en el través de un estilo o forma de hablar. Puede incluir la estilización y la et-
estudio de hablas (en ese sentido entroncaría con la dialectología tradicio- nicidad.
nal), el segundo extiende su interés a las formas de hablar. Además, ~l d) Claves (keying): constituyen los elementos que permiten interpretar la
mismo término variadonismo implica su interés analítico: el de lo que vana identidad.
alude al sistema lingüístico de la comunidad de habla a la que pertenecen e) Implicación (loading): el nivel de intensidad de una identidad concreta
los hablantes. Lo que puede conllevar en cuanto a significados sociales y que adquiere el hablante.
prácticas discursivas la variación estudiada queda claramente al margen, lo
cual ha afectado de forma decisiva -como ya se ha dicho-- al estudio de De forma general, esta concepción del estilo conlleva reconsiderar el en-
los niveles lingüísticos no fonológicos. En ese sentido, hay. que coincidir foque de Bel! sobre el diseño según audiencia y orientarlo hacia una pers-
con Coupland en que hablar es la modalidad liásica de la lengua, donde las pectiva de proyección de identificación social, esto es, cuando un
unidades lingüísticas adquieren su significado y donde los significados so- hablante adapta su estilo al interlocutor o interlocutores lo que está ha-
ciales de distinto tipo son creados y dan lugar a los estilos. Esos significados ciendo es activar su identidad social de acuerdo a las preferencias o pre-
sociales deben ser interpretados en un marco discursivo donde se supera la disposiciones ideológicas de los miembros de la audiencia (2001:201); así
idea de dialecto o de comunidad de habla y donde se incorporan aspectos pues, el estilo es iniciativo en una dimensión mucho más amplia que la
pragmáticos e interaccionales que, curiosamente, sigue siendo extraño en- propuesta por Bell (Coupland 2007a:84). Hablar una variedad o un dia-
contrar en la metodología variacionista (Coupland 2007a: 8, 9, 112). lecto, hacerlo en un estilo concreto o cambiarlo durante el discurso revela
Para Coupland el aspecto más relevante para el estilo es que puede ser la proyección de nuestra identidad social como hablantes y como perso-
traducido en un significado social que alcanza cuestiones culturales, per- nas (2001b:203,204). El hablante adquiere una relevancia especial; a tra-
sonales e históricas que a la vez pueden dar lugar a otros significados, ale- vés de sus elecciones proyecta su identidad en varios grados y a través de
jándolo, al mismo tiempo de la evaluación social clásicamente muchas dimensiones, de forma que su posible sintonía con la audiencia
variacionista (Chambers 2003). Esto quiere decir que la idea de que la va- es una opción del hablante y no una consecuencia de la misma
riación debe ser equivalente lingüísticamente pero socialmente significa- (2001b:201).
tiva no pude sostenerse; la variación implica significado social no en Para ilustrar esta teoría, este investigador analiza el estilo de un locutor
cuanto a distribución numérica, sino como derivación de la conjunción de un show de radio en Cardiff (Reino Unido). El presentador de este show
de elementos sociales y lingüísticos (Coupland 2007a:19, 88). El significado muestra un estilo cargado de dialectalismos y de uso de variantes locales
130 SOCIOLINGQISTIC1 ' EL ESTILO 131

de esta comunidad de habla, como el alargamiento de /a/ : («There you pende de cuestiones cognitivas, que contribuyen a crear y recrear la situa-
are good old Cardiff TV star Shakin' Stevens driving himself crazy»), ción comunicativa. La consideración del estilo como una forma personal
cuando a lo largo de su discurso nombra a gente oriunda de Cardiff como de actuar asociada al uso de determinadas variablesHngüísticas es compar-
el cantante de la frase anterior. Sin embargo, a continuación, cambia de es- tida por Rickford y McNair-Knox (1994) y Rickford y Rickford (2000). Sin
tilo y evita el uso esas variantes cuando habla de otros casos de su show: embargo, esta idea no es nueva; ya en 1973 Halliday había observado que
(«We've got for the next two hours so stay with me until two o'clock»). El si aceptamos que la lengua constituye un comportamiento social ello sig-
presentador se ha servido de una forma prototípica de una variedad como nifica que haya que tratarla como un comportamiento potencial; esto es,
es el alargamiento de la vocal cuando tiene la intención de identificarse todo lo que el hablante pueda hacer con la lengua hará posible su signifi-
con sus oyentes, pero esta variante desaparece cuando esa intención des- cación potencial. El significado potencial se define en función de lo que
aparece también; el estilo en este caso es una opción cognitivamente dise- lingüísticamente pueda hacer el hablante con la lengua desde una pers-
ñada por el hablante de acuerdo a la identidad social que desea proyectar pectiva cultural y socialmente contextualizada (Halliday 1973:50-51). Esto
con su discurso de acuerdo al significado social que crea poder obtener de implica que la investigación de la lengua como comportamiento social no
su elección: si el alargamiento es un fenómeno cuyo uso remite a una va- es solamente relevante para entender la estructura social, sino también
loración positiva por parte del oyente y remite a un sentimiento de iden- para entender la lengua.
tidad de grupo en torno a una variedad local, bien puede ser aprovechado Por su parte, Giles resta valor al efecto que el estilo y sus cambios pue-
como estrategia comunicativa. Por lo tanto, no hay diseño según audiencia dan tener en la audiencia; según su punto de vista, los oyentes de ese pro-
en estos cambios de estilo, ya que el utilizado por el locutor no es la con- grama de radio ejemplificado por Coupland (ZOOlb:213) no captan tanto
secuencia de la situación comunicativa; ha activado sutil y simultánea- como se cree el uso de las variantes vernáculas y el cambio hacia lo están-
mente muchas dimensiones del potencial significativo que posee la lengua dar. Lo que revela el estilo de ese hablante es su habilidad para el manejo
o los patrones de selección ideacional que se corresponden con la idea de de varios estilos reconocibles potencialmente por la audiencia y su con-
que las formas de hablar constituyen elecciones estilísticas para significar ciencia de la existencia de los mismos, de forma que lo que percibe el
algo hacia alguien y en un lugar concreto (2001c:190). Por ello, el estilo y oyente es el contenido de su propio estilo. En este sentido, una de las ma-
los cambios del mismo están siempre motivados dentro de una acción dis- yores dificultades observadas por Giles es el de valorar o cuantificar la per-
cursiva y social, conllevando además, posibles diferencias ideológicas cepción del estilo por parte de la audiencia, algo con mucha tendencia a
(ZOOlc:191-192). Para Coupland resulta obvio que las estructuras sociolin- la subjetividad. De hecho, según este autor, un hablante puede tener la in-
güísticas superan los patrones descriptivos y estadísticos de covariación tención de proyectar una imagen social y ésta ser interpretada de forma
entre forma lingüística y situación; se trata en realidad de estructuras ide- divergente a la supuestamente esperada (2001:214). Giles apunta a que si
ológicas que tiñen la variación lingüística de significados sociales el estilo define la situación sociolingüística, los cambios de estilo que se
(2007a:86), 28 los cuales, por otra parte son inherentemente variables y po- produzcan serían señales para los oyentes de que el contexto ha cambiado
tencialmente inestables, se construyen en la interacción y son parte de la y que está abierto para la (re)negociación de forma predecible, ya que el dis-
misma (2007a:99, 104.). La variación estilística se sirve, por tanto, de las va- curso permite a los interlocutores entender la naturaleza de la situación
riantes locales o vernáculas de cada comunidad de habla como vehículos comunicativa y el rol del hablante y su identidad dentro de ella (2001:212).
de estrategia comunicativa, de identificación y auto-presentación personal. Así pues, concluye que más que relacionar el estilo con categorías externas
Desde este enfoque la variación estilística es un constructo inherente-
1
como clase social, género o etnia, es preferible optar por un análisis pro-
mente multidimensional (Coupland 2001b:199) y una elección que de- fundo de la prominencia de las identidades sociales (2001:212).
Por su parte, Rickford (2001:221-230) estima que puede ser posible que
la audiencia reconozca esas intenciones estilísticas del hablante como de-
finitorias de identidades y situaciones sociales, aunque sería necesario ma-
28 Coupland cita el trabajo de Lippi-Green (1997:101) sobre la ideología de la
tizar qué aspectos del estilo del hablante resultan predecibles desde los
estandarización lingüística en Estados Unidos en el que concluye que existe una contextos socioculturales donde aparecen. En concreto, el ejemplo comen-
asociación de los personajes de las películas de Disney que se presentan como po- tado del locutor de radio es uno de los que se presta más a la estilización,
sitivos con el uso de las variedades del inglés mejor aceptadas socialmente. Contra-
riamente, aquellos personajes con características negativas usan las variedades más de ahí que los resultados haya que situarlos en un contexto de planifica-
locales, geográficamente marcadas o la de los grupos sociales marginales. ción, muy diferentes a los contextos cotidianos de comunicación.
132 SO~IQ~IN_G0JS1}CA EL ESTILO-------- ------·- 133
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Con todo, se puede estar de acuerdo con Coupland (2007a:177) cuando La estilización es, por tanto, una estrategia comunicativa que puede
señala que el estudio del estilo en Sociolingüística ha reflejado una conti- (des)legitimar identidades sociales. Coupland analiza el caso de los locu-
nua constancia sobre la imposibilidad de enfocarlo desde una única pers- tores de radio; se supone que estos deberán proyectar identidades sociales
pectiva teórica. Se trata, efectivamente, de un concepto que ha ido concordantes con la audiencia. En un fragmento de un programa de
creciendo con el tiempo a partir de un carácter marginal y anecdótico al Radio Gales (BBC), uno de los presentadores alterna entre el uso de formas
que el variacionismo lo tenía reducido y que, actualmente, se erige en uno fonéticas estándares y las vernáculas del sur de Gales según el tema tra-
de los pilares que sostienen la variación lingüística y, más concretamente, tado. Se observa el fomento del uso de estas últimas para dar la idea de un
la variación morfosintáctica. discurso menos sofisticado, pero también se observa que esas identidades
A la vista de lo expuesto, habrá que reconocer que la visión laboviana del no son afiliativas, esto es, los presentadores no participan o forman parte
estilo como atención prestada al habla es en gran medida incompatible con de ellas, de modo que el estilo empleado se traduce en estilización
las perspectivas que toman como base analítica la identidad social de ha- (2001c).
blante y oyente y la situación comunicativa. Esto se debe a que dichas pers- De forma general, la estilización adquiere los siguientes rasgos (Cou-
pectivas ponen el énfasis en exceder los modelos estructurales de sociedad pland 2007a:154):
propuestos por las teorías variacionistas iniciales (Rickford y Eckert 2001:5).
a) La estilización proyecta personas, identidades y géneros no presentes en
el discurso habitual o concreto de los hablantes.
4.4. Estilo y estilización b) Es fundamentalmente metafórica. Alude a valores semióticos y estereo-
tipados de otros hablantes o grupos sociales.
Cuando la variación estilística se utiliza como un recurso retórico que ex- c) Adopta un tono metacomunicativo y además requiere la existencia de
plota las formas lingüísticas en un discurso determinado al tiempo que fo- una audiencia que reconozca y juzgue los significados identificativos y re-
menta los tópicos y estereotipos sociales, estaremos ante el fenómeno de lacionales de los que se quiere dar cuenta.
la estilización. lntroducido por Bakhtin (1981, 1986) y desarrollado por d) Instiga la confrontación, la comparación social y la reevaluación y la
otros autores (Rampton 2006, Coupland 2007a, Auer 2007), se define (re) construcción de las identidades de los hablantes.
como una imagen artística de otra lengua, esto es, una recreación de los e) Se trata de un proceso creativo y en ocasiones sobre-actuado y exento de
elementos sociolingüísticos que definen otra lengua o variedad lingüística autenticidad, características que deben ser tenidas en cuenta cuando se
Y que se utilizan como recursos identificativos de los hablantes de dicha analiza.
lengua o variedad. Pero Coupland (2007a:150) advierte que la estilización
no tiene solamente esa versión artística, sino también un lado subversivo El último aspecto es quizás el más delicado; Auer (2007:321) subraya que
a partir del cual un hablante se apropia de un estilo lingüístico socialmente algunas estilizaciones constituyen esencialmente proyecciones de identi-
reconocido para fines no siempre positivos. En esa categoría situaríamos las
imitaciones, las parodias o las ironías que con mucha frecuencia se utilizan
para desproteger la imagen social de los hablantes de esa lengua o variedad
al tiempo que, paralelamente, se refuerza la identidad del autor o autores imagen socioidentificativa de nosotros «canarios» frente a ellos «peninsulaies», tam-
de la estilización como hablantes, confrontando la idea icónicá de nosotros bién fomentada en cierta medida por algunos medios de comunicación locales que
frente a ellos. 29 ponen especial cuidado en evitar cualquier rasgo lingüístico que los aleje de la pro-
yección social de dicha identidad. Esto parece ser debido a diversas causas socioló-
gicas, psicológicas y culturales, además de geográficas. En lo referente al plano
lingüístico, este fomento de la identidad puede venir dado por las grandes diferen-
cias lingüísticas y estilísticas que separan las variedades canarias de algunas penin-
29
Entre los hablantes del español de Canarias no es difícil observar mecanismos sulares (sobre todo las castellanas, las más estilizadas). Desde un punto de vista
de estilización así entendidos sobre la forma de hablar del peninsular. La exagera- impresionista, el hablante peninsular, generalmente, da forma a la idea de un estilo
ción en la imitación de los rasgos fonéticos que son ajenos a esta variedad (uso di- lingüístico sonoro, duro, directo, rápido, antipático ... que, simplemente, resulta
ferente de la /z/, /x/, /y/, restitución de la aspiración de la /s/, etc.) así como de distante al estilo de las normas canarias. Esto sirve, por lo tanto, como base para
construcciones gramaticales y elementos léxicos muy diferentes sirve para fomentar las estrategias de estilización y se incurre -como suele suceder- en aludir exce-
la identidad sociolingüística canaria. Este recurso se utiliza cuando se quiere dar una sivamente a estereotipos y tópicos frecuentemente alejados de la realidad.
134 SOCIOLINGÜÍSTICA EL ESTILO
- - - - - -135
-

dad en cierta medida falsas, puesto que se trata de personalidades proyec- ble para todos los casos. En primer lugar debe ser estudiado poniendo el
tadas, mediatizadas por el hablante y que, de forma general, solo dan foco de atención en la elección que realiza el individuo como ser inserto
cuenta de los rasgos más sobresalientes de la identidad en cuestión para en una sociedad y que tiene la capacidad para seleccionar los elementos va-
que de ese modo sea reconocible por la audiencia. Así, las estilizaciones no riables social y lingüísticamente que dan forma a la identidad social. Esa
son útiles para el descubrimiento de la identidad que opera en la construc- identidad podrá estar socialmente indexada o no en una comunidad de
ción del estilo. habla o variedad concreta, podrá ser el producto de una postura creativa
La segunda y tercera generación de jóvenes inmigrantes turcos y de otras del hablante consciente o no y, en buena medida podrá también estar con-
nacionalidades en Alemania utilizan una variedad lingüística denominada dicionada por la situación comunicativa y/o la audiencia. Así pues y, en se-
kanaksprak derivada de la noción social de kanacke utilizada en ese país como gundo lugar, estos' dos últimos elementos pueden tener cierto efecto sobre
para referirse a personas que parecen o son extranjeras (Zaimoglu 1995). la variación estilística, aunque todo parece apuntar a que la tendencia ac-
Según Deppermann (2007:350), el kanasprak está siendo utilizado como un tual es la de restar importancia al efecto de la estratificación social y situa-
objeto de estilización en los medios de comunicación, de forma que es ha- cional y primar el estilo como la construcción y la (re)creación de las
bitual que los jóvenes nativos alemanes hayan comenzado a utilizar térmi- identidades y significados sociales.
nos de este código en algunas conversaciones y entornos comunicativos En suma, la variación estilística implica que al hablar no solamente ele-
relacionados con la identidad, aunque siempre en relación con situaciones gimos la forma de las emisiones, sino también su contenido; cuando selec~
divertidas o lúdicas y restringido al uso de ciertos elementos gramaticales y donamos una forma lingüística y no otra, estamos eligiendo cognitivamente
léxicos. De este modo, y por estar estilizado en contextos relacionados con una forma de decir algo distinta de otra, o lo que viene a ser lo mismo: for-
la diversión, esta variedad está ganando prestigio ya que une dos grupos ét- mas distintas de dedr cosas distintas (Halliday, Mclntosh y Strevens 1964; Be-
nicos aparentemente separados desde unpunto de vista social. augrande y Dressler 1999:103). Por lo tanto, un aspecto interesante que
No solamente las variedades lingüísticas pueden ser objeto de estiliza- debería ser desarrollado es el de las características de las dimensiones cogni-
ción, también lo pueden ser las categorías sociales, como el género. Así, tivas que hacen diferentes los estilos entre sí y las variantes lingüísticas que
Georgakopoulou (2007) explora las estrategias de estilización que utilizan dan forma a esas dimensiones. En el capítulo siguiente se podrá comprobar
cuatro adolescentes amigas entre sí para identificar al género masculino a la importancia de la consideración del estilo en la variación, sobre todo en
través de distintas pautas lingüísticas de interacción. El resultado del estu- la sintáctica, y su importante vinculación con aspectos cognitivos, lo cual
dio de esas estrategias de estilización da como resultado un significado so- podría contribuir a resolver la tendencia de seguir observando los aspectos
cial de indexación del estilo masculino (no de representación de la lingüísticos y sociales como entidades esencialmente independientes (Gum-
identidad) a partir de la evocación de elecciones lingüísticas consideradas perz y Cook-Gumperz 2007:481).
propias de este género, entre las que se encuentra la relación entre el uso
de las formas vernáculas con la rudeza masculina. De las conversaciones
analizadas se deduce que las cuatro amigas tratan de situar socialmente a
«los hombres» relacionándolos con identidades, roles y actividades que los
estilizan como categoría social. Las participantes optan entre varias posi-
bilidades (siempre contenidas en la estereotipación y la exageración) como
el uso o la parodia de las formas vernáculas o locales, el uso de mangika (un
sociolecto basado y asociado a grupos marginales de hombres), el uso del
baby talk y el katavenisa. Los hablantes elegían de cada sociolecto la pro-
nunciación y el uso de elementos léxicos.

4.5. Conclusiones sobre el estilo

Las conclusiones que pueden extraerse sobre el concepto de estilo y su apli-


cación a la Sociolingüística es que no hay una única receta válida y aplica-
5. Los niveles de la variación
sociolingüística

5.1. El nivel fonético-fonológico

Es sabido que los primeros trabajos sociolingüísticos y varíacionistas fueron


experimentados en el plano fonético-fonológico ya que las variantes foné-
ticas son más fáciles de estudiar y de aislar, pero muchos estudios se deja-
ron llevar por la errónea consideración de que existe más variación a este
nivel que en el morfosintáctico o en el léxico-semántico (Serrano 1994a:
38-42). Aun así, aunque pueda parecer lo contrario, no es posible afirmar
que hayan sido estudiados todos los fenómenos fonéticos desde la pers-
pectiva variacionista y sociolingüística, ni siquiera que sean estos los más
relevantes. De hecho, las investigaciones se han centrado sobre todo en
determinados segmentos como las distintas realizaciones de la /s/, el fenó-
meno del yeísmo y algunas realizaciones de los fonemas /e/ y /1/, entre
otros. Por lo tanto, en realidad no cabe señalar que los fenómenos de va-
riación fonética sean más frecuentes que otros, ya que la mayoría de los tra-
bajos remite a fenómenos muy concretos y recurrentes. Por otra parte,
aunque parezca que una variante fonética es la misma o tiene las mismas
realizaciones, las investigaciones realizadas no parecen confirmar este dato.
La tendencia que se sigue es la de observar el valor sociolingüístico en fun-
ción de su valor local. Así pues, la variante /r/ no resulta ser la misma va-
riable en Escocia que en Nueva York. En esta última ciudad la ausencia de
la /r/ posvocálica se asocia a un habla de un estatus inferior y parece cons-
tituir un fenómeno de cambio en marcha; sin embargo, en Escocia algunos
hablantes tienden a adoptar la ausencia de este fonema como un rechazo
a la norma de prestigio escocesa de forma que, usándola, se suman a la
tendencia general del habla escocesa que es la de su elisión (Romaine
1978:156). Otro caso que evidencia este problema de la variación fonética
es el de la glotalización, que tiene diferentes realizaciones en distintas va-
riedades de habla; en la mayoría de ellas no afecta a las palabras iniciales
después de pausa, si bien existen excepciones.
Identificar variables fonológicas requiere un examen de cuestiones fo-
nológicas formales previas. Por otra parte, aunque aparentemente este tipo
de variables suele ser binaria (formadas por dos variantes), muchas de ellas
poseen formas intermedias o transicionales que no suelen ser tenidas en
138 SOCIOLJNGÜÍSTICA ____ LOS NIVEL_E5 DE LA VARIACIÓN $0C!OLINGÜÍST1CA __ ··---·-·---1_3_9

cuenta (cf. Chambers y Trudgill 1998). Un ejemplo de ello son las monop- plo, Ún mínimo de treinta de cada variante, según señala Guy (1980). Asi-
tongaciones (Anderson 2002). En numerosas investigaciones se adopta de mismo, el procedimiento estadístico así como su posterior interpretación
forma automática la identificación inicial de una variante fonética y se es bastante factible, si bien Milroy y Gordon (2003:168) aconsejan no ter-
dejan de lado los contextos lingüísticos relevantes para cada una de ellas minar ahí la investigación y no esperar que los datos estadísticos sean los
realizadas en distintas comunidades de habla, algo que resulta de suma im- que respondan a las cuestiones planteadas en la investigación.
portancia para poder definir adecuadamente el contexto de la variación Por otra pa:rte, la variación fonético-fonológica encuentra el campo
(Milroy y Gordon 2003:140). ideal para la construcción de las reglas variables, creadas por la Sociolin-
De acuerdo con lo anterior, otro aspecto problemático en el estudio de güística laboviana en contraposición a la regla categórica de la gramática
la variación fonológica es el empleo de los medios de transcripción. En su generativo-transformacional (Chomsky 1957). En este sentido, también
investigación sobre la variable /a/ en Belfast, Milroy (1981) realizó una se- este plano lingüístico se adapta perfectamente a la creación de las reglas va-
lección de aquellas formas que merecían ser transcritas para llegar a la con- riables ya que, de forma casi mecánica, los segmentos fonológicos y sus
clusión de que en determinados contextos algunos hablantes la alófonos se pueden representar gráficamente correlacionados con los fac-
pronunciaban de una forma constante y sistemática como para poder ser tores lingüísticos y sociales que los constriñen:
considerada como variante. La transcripción debe ser selectiva y apropiada
al propósito del objeto de estudio para poder pasar al análisis cuantitativo, Aspiración:
de modo que es necesario un estudio amplio del sistema fonológico como /si <h> / Sust Plural <Ü> +cons.
prerrequisito para proceder a la cuantificación (Milroy y Gordon Adj. 2' pers. +vocal
2003:143). Det -seg.
En cuanto a la determinación de las variantes de una misma variable, Elisión:
la tendencia más empleada es la de recurrir al oído del investigador, el cual, /s/ <0> / Sust <0> -seg.
después de repetidas audiciones, será capaz de determinar las variantes de Adj. +vocal
una variable. Son obvias las limitaciones de este método, sobre todo para Det Plural +cons.
aquellas que son más continuas y menos discretas o para aquellas otras 2' pers.
con posibles variantes intermedias. Otra solución posible es la de recurrir
a métodos instrumentales que determinen los signos acústicos de las va- (Cedergren 1973)
riantes, una medida no generalizada aunque de reconocida utilidad en
cuanto a proporcionar los datos necesarios para deslindar los rasgos que ac- Estas dos reglas variables indican que la aspiración y la elisión son va-
túan de los que no en la determinación de las variantes (Milroy y Gordon riables y que la frecuencia de ocurrencia de estos fenómenos depende de
2003:148). La aplicación de los distintos métodos para la selección de las los cuatro factores condicionantes señalados a la derécha. La categoría gra-
variantes dependerá, además, de los elementos lingüísticos y extralingüís- matical de la palabra en que ocurre /s/, el estatus gramatical de /s/ y la exis-
ticos que se decida tener en consideración para poder describir las variantes tencia de límite de palabra <0> tienen el mismo efecto sobre los dos
de una variable. Por ejemplo, en el estudio de la /o/ en Newcastle (Watt y fenómenos; la naturaleza del segmento fonológico que sigue a /s/, sin em-
Milroy 1999) fueron creadas cuatro variantes [ae, oi, oe, ou] en virtud de bargo, condiciona de manera inversa la aspiración y la elisión. Tanto la as-
varios factores fonológicos (duración, intensidad, carácter de diptongo o piración como la elisión son más frecuentes en sustantivos que en
monoptongo, etc.), pero los autores reconocen que no hay una escala fo- adjetivos y menos frecuentes en determinantes, más frecuentes cuando /si
nética clara donde emplazar a cada una de ellas, por lo que decidieron no. es morfema plural que es füarcadora de segunda persona singular verbal,
tener en cuenta metodológicamente ese continuo y calcular el valor de y más frecuentes cuando la /s/ está en posición interior que cuando es final
cada variante de forma separada para correlacionar con grupos de hablan- de palabra (Silva-Corvalán 1989:61).
tes, ya que resultaba más fácil retener y describir la información fonética La variable /s/ ha sido una de las que más atención ha recibido en el
de cada una de ellas. mundo hispánico. Poplack (1979) estudia su elisión en el español puerto-
El número de casos de una variante obtenidos en cualquier estudio de rriqueño hablado en Filadelfia. Concluye que la variante morfemática es
variación fonológica no representa ningún problema; es posible reunir un la que tiende a ser elidida, favorecida por pausa y por la posición al final
número de casos que hagan posible la cuantificación estadística, por ejem- de palabra. Por su parte Samper Padilla (1990) en la ciudad de Las Palmas
140 SOCIOLINGüiSTICA - - - · - · - · " - - LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA
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de Gran Canaria obtiene también datos reveladores sobre la elisión y as- 5.2." El nivel gramatical y morfosintáctico. La variación sintáctica
piración de este fonema, como Ranson (1993) para el español andaluz y
Cedergren en Panamá (1973). También ha sido objeto de estudio para sus- 5.2.1. Historia y antecedentes de la variación sintáctica
tentar la funcionalidad de la variación lingüística (Martín Butragueño
1999). El método variacionista o correlaciona} se experimentó inicialmente con
Los resultados de estos distintos estudios coinciden en alguna medida el plano fonético-fonológico debido a que las características que le son
en su distribución sociolingüística, tal y como se desprende del estudio intrinsecas favorecen su interpretación en conjunción cori factores socia-
comparativo realizado por Silva-Corvalán (2001:90). La autora señala que les (Silva-Corvalán 1989, 2001, Serrano 1994a:21-27). Casi de inmediato
los estudios de Cedergren y Samper Padilla conch1yen que la aspiración se sugirió aplicar esta metodología al plano sintáctico, morfosintáctico o
¡ de este fonema está condicionada por el grupo sociocultural, el sexo y la gramatical,'° lo cual vino acompañado de un controvertido debate fun-
edad de los hablantes. En ambas ciudades la aspiración está impulsada damentado en los problemas que podría acarrear establecer una compa-
por los jóvenes y el nivel sociocultural bajo. Otros fenómenos que han re- ración de dos estructuras o fenómenos sintácticos que usados en un
cibido atención variacionista son el del fonema /z/ en Bahía Blanca (Ar- mismo contexto situacional y correlacionados con factores sociales, no
gentina) (Fontanella de Weinberg 1979), y el de Silva-Corvalán sobre el implicaran problemas de significado y, consecuentemente, pudieran
intercambio variable de /r/ y /1/ en Santiago de Chile. En este último caso, estar distribuidos socialmente a la manera de las variantes fonético-fono-
el uso de /1/ por /r/ en palabras como /mar/->/mal/ se constata entre los lógicas.
individuos con menor escolaridad (2001:93-94). Alba (1982) estudia la Sankoff (1973:45-47) abre este debate afirmando que el comporta-
realización del fonema /1/ en Santiago de los Caballeros (República Do- miento lingüístico, como otros comportamientos humanos, puede estar
minicana). sujeto a variación estadística, de forma que la sintaxis podría estudiarse de
Menos interés han tenido los rasgos suprasegmentales, lo cual puede acuerdo a patrones de uso subyacentes que se computen probabilística-
ser explicado en parte por la forma en la que está diseñada esta metodolo- mente. Esta propuesta queda ejemplificada con el análisis del marcador de
gía, basada en formas binarias o alternantes y en unidades discretas y aptas futuro en el criollo tok pisin de Nueva Guinea (bai-bambai), a partir del
para la segmentación. Sin embargo, trabajos como el de Herrera y Martín cual comprueba que su movimiento sintáctico está marcado por ciertos
Butragueño (2003) y Moreno Fernández (1998) sobre la entonación, han factores sintácticos, pragmáticos y semánticos que no se corresponden con
contribuido a cubrir esta laguna. reglas categóricas, sino variables. Asimismo, la variabilidad en el terreno
Además de los fenómenos estudiados por Labov y que inauguraron el gramatical queda ejemplificada con la alternancia que/quand en el francés
método variacionista (véase el apartado correspondiente); la variación so- de Montreal (1973:48). Ambos casos llevan a asegurar a la autora que la ex-
ciolingüística de distintos fenómenos fonético-fonológicos se ha verificado tensión del análisis probabilístico de la fonología a la sintaxis «no es un
también en otras lenguas. Así, Milroy y Gordon (2003:138) señalan que la salto conceptualmente difícil» (1973:58) y que la variación se produce y
variación vocálica nunca había recibido una atención tan intensa, al puede ser estudiada en el plano gramatical o sintáctico (1973:45). Su pro-
menos en el inglés norteamericano. La variación consonántica también puesta no estaba demasiado elaborada y se presenta inicialmente como
ha sido profusamente estudiada, desde el fenómeno de la glotalización en una sugerencia, pero fue suficiente para que fueran muy numerosas las
el inglés (Williams y Kerswill 1999, Tollfree 1999, Dochertyy Foulkes 1999)
y en otras lenguas del mundo (Milroy y Gordon 2003:138). Por otra parte,
la variación fonética casi siempre interactúa con la gramática, y es aquí 30 Es necesario aclarar la forma de denominar a la variación en este plano.
donde las hipótesis adquieren mayor relevancia e interés. De nuevo, para De forma general, se ha utilizado variación sintáctica debido al calco del inglés
el valor de /s/ se han descrito patrones de realización gramatical (Hochberg syntactic variation. En el ámbito hispano disponemos de otros términos como
1986, Ranson 1991) de sus múltiples realizaciones discursivas. variación gramatical o variación morfosintáctica que, en realidad, dan cuenta de
forma más justa los aspectos morfológicos y semánticos que conlleva. Ade-
De forma general, hay que señalar que al no intervenir factores de ín- más, como se verá, la variación sintáctica asimismo y de forma categórica es
dole semántico-pragmático, discursivo o conversacional, los trabajos de también discursivo-semántico-pragmática, así que, en principio y aunque no
variación fonética casi siempre discurren de forma metodológicamente si- sea el término más adecuado, utilizaré indistintamente variación sintáctica o
milar debido a la relativa facilidad que supone delimitar variables y varian- variación morfosintáctica como la variación que abarca y engloba tales dimen-
tes y correlacionarlas con factores sociales. siones.
142 SOCIOLINGÜÍSTICA 143
'
·-- ···~- · - --· LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA

opiniones que pusieran en duda que la aplicación del método variacionista Lavandera aborda, además,·e1 tema de la equivalencia funcional o el re-
al terreno sintáctico fuera llevada a cabo sin grandes obstáculos. Sankoff se- quisito variacionista laboviano de la sinonimia. 32 Es sabido que para la me-
ñala que «desde que existen opciones abiertas para el hablante, podemos todología sociolingüística variacionista o laboviana queda estipulado que
inferir que en su comportamiento hay un set de probabilidades subyacen- «las variantes son iguales en cuanto al valor de verdad, pero difieren sola-
tes que está sistemáticamente regulado por factores internos (lingüísticos) mente en cuanto a su valor social y/o estilístico» (Labov 1978:2). Y es tam-
y externos (sociales)» (1973:58).' 1 bién sabido que en el plano fonético-fonológico esto es factible; sin
La intención de querer aplicar el variacionismo a la sintaxis se con- embargo, en el gramatical y en el léxico-semántico intervienen una com-
firma también cuando, bajo la dirección de Labov, presenta Lavandera plejidad de factores que hacen más que dudosa la equivalencia en términos
(1975) su tesis doctoral titulada «Linguistic structure and sociolinguistic estrictos o la igualdad en cuanto a las condiciones de verdad.
conditioning in the use of verbal endings in 1si'- clauses» en la que, uti- Las primeras variantes sintácticas estudiadas fueron las siguientes: el
lizando el método variacionista cuantitativo, comprueba los condicio- marcador de futuro en tok pisin (G. Sankoff 1973), la alternancia entre los
nantes sociales existentes en la distribución de las cláusulas condicionales verbos avoiry etre en la misma variedad (Sankoff y Thibault 1979) y el es-
en español. Posteriormente (1978:171) precisa que la pregunta que hay tudio sobre la variación entre los pronombres definidos e indefinidos tam-
que hacerse para explicar un fenómeno variable no es solamente ¿por qué · bién en el francés de Montreal (Laberge 1977). Todas ellas en alguna u otra
alguien dice algo? sino, además, ¿para qué alguien dice algo? Este cambio medida tenían como objetivo validar la metodología correlaciona! más allá
de por qué a para qué se justifica por la proyección comunicativa que ad- de las fronteras fonológicas.
vierte que tiene la sintaxis. Así pues, tomando como referencia las varia- Lavandera (1978:174-179) observa (en la línea de explicar para qué al-
bles estudiadas por Sankoff (1973), Lavandera cuestiona que la elección guien dice algo) que es necesario distinguir entre las variantes que conlle-
de una forma frente a otra lleve como consecuencia solamente variación van una información no-referencial de aquellas que son la consecuencia de
en el plano social y estilístico acorde con la descripción Jaboviana de va- su inserción en un contexto determinado. Siendo este el caso de la alter-
riable (1978:174). Para el caso del marcador de futuro (bai) considera que nancia entre avoir/etre, no puede afirmarse que tengan el mismo valor re-
la distribución sintáctica propuesta por Sankoff no es un fenómeno es- ferencial, valor de verdad o estado de cosas en los términos definidos por
trictamente variable, ya que la elección de bai sobre bambai obedece al Labov mencionados anteriormente (v. supra 1978:2), por ser demasiado
deseo del hablante de indicar un particular énfasis para excluir a otras restrictivos. Concluye así que cualquier forma de variación no fonológica
personas del pronombre sujeto (1978:172), con lo cual percibe la exis- conlleva significado referencial (1978:18) y que dada la imposibilidad de
tencia de un valor comunicativo ajeno a la forma alternante. Cree así que obtener resultados fiables con el requisito de la igualdad referencial, era
resulta inadecuado extender a otros niveles de análisis la noción de va- preferible evitar dicho requisito y centrarse en los condicionantes sociales
riable sociolingüística tal y como la propuso Labov, a falta de una teoría o estilísticos de las formas que están en aparente alternancia para, parale-
articulada sobre los significados (1978:171). Por otra parte, duda de que lamente, observar la existencia de formas que comunican lo mismo.
del estudio de tales variantes sintácticas puedan extraerse conclusiones Al trabajo inicial de Lavandera Je siguen varias respuestas, la primera de
verdaderamente sociolingüísticas, ya que es necesario distinguir entre las ellas la de Labov (1978). Con respecto a la identidad de sentido o de signi-
frecuencias que son portadoras de un significado social y/o estilístico y ficado, considera que es necesaria una definición cuidadosa de los contex-
aquellas otras que no son otra cosa que la manifestación concreta de un
grupo social determinado en un contexto situacional concreto (1978:174).
Como se demostrará más adelante, esta afirmación de Lavandera es la
que abre el paso al factor comunicativo y, por Jo tanto estilístico, que re- 32
Algo que ha sido considerado como el punto débil de la variación sintáctica
sulta el fundamental cuando se lleva a cabo el estudio de la variación sin- y que ha sido aprovechado por muchos autores para emprender numerosas críticas
táctica. a la teoría sociolingüística y, más concretamente, a la variación sintáctica (cf. Tru-
jillo 1996, Moreno Fernández 2005). Como bien ha señalado Bentivoglio (2001:2):
«Las duras críticas a este tipo de estudios, en lugar de frenar las investigaciones va-
31
riacionistas sobre sintaxis, han servido más bien para fortalecerlas». Asimismo,
Esta afirmación con todos sus matices, encierra, como veremos, una enorme Silva-Corvalán (1991:122) apunta: «Las dificultades implícitas en el tratamiento de
actualidad, sobre todo, si lo lingüístico y lo social son analizados de forma con- los elementos portadores de significado han constituido un reto y han relacionado
junta.
más estrechamente la sociolingüística con la semántica y pragmática del discurso».
!

LOS NIVELES DE Í,A VARIACIÓN SOCJOLl~~-QJ~)CA 145


!i!.___ ------------ SOCIOLINGÜÍSTc,lo,CA,.,__ _ ----- -

tos en los que las variantes aparecen para comprobar que, efectivamente, ficacio cognitivo-descriptivo cuando considera, por ejemplo que dos pala-
son portadoras del mismo estado de cosas o condiciones de verdad, argu- bras como unicornio/centauro tienen el mismo valor de verdad, pero no
mentando que, dado que la lengua es utilizada por los hablantes en cada el mismo significado descriptivo. Añade que el variacionismo de Labov
contexto de uso, será posible encontrar variantes que mantengan ese es- está muy cercano metodológicamente a los postulados de la gramática ge-
tado de cosas constante. En cuanto al valor social de las variantes sintácti- nerativa, esto es, aquellas fraseS o expresiones que en la superficie son dis-
cas, también cree que si es posible reconocer a un hablante rural o urbano tintas pueden ser generadas a partir de una misma estructura subyacente.
por su forma de hablar, esto se debe también a las variantes sintácticas em- Concluye Romaine (1984:421) que existen serias limitaéiones teóricas y
pleadas. Como vemos, la respuesta de Labov en aquel punto del debate no metodológicas en la noción de variación sintáctica propuesta por Labov si
es demasiado esclarecedora, ya que no encara directamente el punto más lo que se pretende es que la elección sociolingüística dependa de reconocer
débil de este problema que es el aspecto del significado o de las formas de la igualdad des¡:riptiva de las mismas.
significar. Por su parte, García (1985a:191-197) se suma a la lista de opiniones en
En otro trabajo aborda Romaine (1981) el tema del significado respon- torno a la extensión del análisis variacionista más allá de las fronteras fo-
diendo tanto a Lavandera (1978) como a Labov (1978). Esta autora opina nético-fonológicas al reconocer que los estudios de variación sintáctica han
que a la necesidad de una definición adecuada de la variable sintáctica se contribuido de forma beneficiosa a que la variación adquiera un estatus
añade la inviabilidad de suponer el mismo estado de cosas. para dos va- mucho menos caótico¡ sin embargo, cree que no es posible explicar el fun-
riantes de esta naturaleza de modo que, consecuentemente, el modelo pro- cionamiento de las variantes bajo reglas, ya que en cada lengua los proce- ·
puesto por Labov es muy limitado, ya que no basta con identificar los sos variables toman lugar en correlación con distintos parámetros
contextos o contrastar el mismo estado de cosas para determinar la variable extralingüísticos; esto es, no se puede ignorar la diferencia entre frecuencia
y las variantes sintácticas. Asimismo, Romaine (1984:410) aborda directa- arbitraria y motivada, difícilmente formalizable en reglas. El variacionismo
mente el tema del significado cuando señala, en relación con lo expuesto carece, en su opinión, de una metodología válida para integrar lo cuanti-
por Lavandera (1978), que las dificultades con las que tropieza empírica- tativo con lo cualitativo (1985a:218). A propósito del trabajo de Labov y
mente la variación sintáctica vienen dadas por la concepción que se tiene Weiner (1977) sobre la alternancia entre las formas de activa y pasiva, con-
de lo que debe ser una variable y una variante sintáctica desde la perspec- sidera García (1985a:220) que estos autores no han dejado claro el con-
tiva laboviana. Subraya que la existencia de esas dificultades o problemas cepto de elección lingüística como comportamiento reglado, esto es, el
no invalida el hecho de que la sintaxis sea un fenómeno variable, al tiempo hablante elige construir su frase en activa o pasiva, pero esto bien puede
que se cuestiona qué se puede entender por variante sintáctica. Esto ya constituir una alternativa o bien puede ser una ca-ocurrencia, esto es, un
había sido advertido de alguna manera por Lavandera (1978:179) cuando mismo hablante puede usar la activa y la pasiva indistintamente y simul-
acertadamente, considera que las variables sociales y las reglas de la varia- táneamente, según el contexto o según cualquier otro criterio, con lo cual
ción no forman parte de la lengua, ya que constituyen simples procedi- dicha alternancia no puede estar sujeta a reglas de forma estricta. Si, por
mientos heurísticos que no son necesariamente explicativos, incluso para añadidura, se pasa a estudiar su distribución sociolingüística, vemos que el
aquellas variantes cuya equivalencia no sea cuestionable. concepto de elección se oscurece, ya que lo que es variable parece estar ar-
Por otra parte, se apoya Romaine (1984:411-414) en el hecho de que es bitrariamente estipulado (1985a:220). Al hilo de esto y al igual que los au-
difícil establecer una conexión entre sintaxis y semántica que sea estable tores precedentes, afirma que la regla variable, como mecanismo
si los significados de las palabras y de las frases obedecen en buena medida descriptivo, es inútil para describir la variación sintáctica (1985a:216).
a su distribución y si se toma el significado referencial de las mismas o el Sankoff (1988:153) parte de la base de que las diferencias en las formas
significado descriptivo, cognitivo o conceptual en términos de Lyons de hablar que poseen los hablantes aparecen y son relevantes en todos los
(1977). Resulta obvio que se trata de un concepto de significado muy ajus- planos lingüísticos, por lo cual sería conveniente analizar dichos planos
tado y estricto y que, desde esa perspectiva y aludiendo al postulado de con una misma metodología. No obstante, es consciente de la existencia
Labov en cuanto al requisito de «las mismas condiciones de verdad» o el del problema del significado cuando se ponen en comparación las varian-
mismo «significado referencial», las variantes sintácticas planteadas en este tes no fonológicas, pero subraya que tales diferencias no tienen por qué ser
sentido siempre dejarán entrever algún rasgo diferencial o significativo. pertinentes todas a la vez y en todos los contextos de uso. Sugiere entonces
Así, como bien señala Romaine (1984:412), la Sociolingüística de la varia- que es nece'sario realizar un estudio sistemático de las formas y de los con-
ción ha creído erróneamente que los valores de verdad garantizan el signi- textos en los que aparecen para inferir de ahí el significado y la función de
146 _,_,_S0Cl_OLI~GÜÍSTICA --~------- ·------- ------"~ LOS ~IVELFS DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGü,isncA: ....,_. _____ 147
'

cada uno de ellos, proponiendo que las posibles diferencias pueden ser ción, e1 examen de las cláuslllas condicionales la lleva a orientar su inves-
neutralizadas en el discurso (1988:153-154). 33 Es lo que se denomina dis- tigación hacia «la intervención activa del hablante en la elección de los re-
tribución complementaria débil (1988:157). cursos lingüísticos apropiados al discurso que se propone construir», con
Por último, cabe reseñar la aportación de Lefebvre (1989: 355-359) lo cual, las variantes sintácticas dejarían de ostentar la equivalencia referen-
quien estudia la alternancia de las construcciones con que en el francés de cial mencionada. Se trata esta de la contribución más importante de Lavan-
Montreal. Parte de la premisa de la equivalencia funcional, apoyándose en dera al tema del significado en variación sintáctica, ya que de esa
el trabajo deThibault (1980) como el criterio para definir la variable, pero observación se pasa a la posibilidad de que la distribución de las diferencias
apunta a que en el terreno sintáctico dicha equivalencia funcional es más de significado esté socioeconómicamente condicionada o, lo que es lo
que cuestionable, ya que las preguntas con que tienen una distribución mismo, que distintos grupos sociales necesiten intercambiar distintos tipos
muy dispar en la variedad estudiada. Así pues, las formas Tu veux quoi?/Que de mensajes (1984:14). Añade que los criterios de verdad o la noción de
veux-tu?/ Qu'est-ce que tu veux? pueden ser consideradas funcionalmente «decir lo mismo» dejan de estar claros (1984:15). Esos distintos tipos de
equivalentes, pero presentan problemas para agruparlas bajo el concepto mensajes (estrechamente relacionados con el valor comunicativo y estilís-
de variable dentro de un modelo teórico de gramática debido a dos razo- tico) resultan de poner en comparación las distintas formas verbales de las
nes: la primera de ellas es que las variantes dan cuenta de una elección es- cláusulas condicionales sin haber analizado previamente el contexto de
tructural que es la forma de la pregunta, y la segunda es que la uso o comunicativo donde estas se insertaban. Así pues, Lavandera
construcción de cada pregunta requiere una selección de entradas léxicas (1984:23-24) estudia las prótasis encabezadas por si con diferentes grados
que no pueden ser obviadas, por lo tanto, no queda claro qué es lo que o niveles de probabilidad señalando que, en estas cláusulas, las formas del
varía o qué elementos pueden ser considerados como variantes y cuál es la modo subjuntivo se muestran inestables y van siendo reemplazadas por el
variable. Por todo ello, Lefebvre (1989:361-363) concluye que las variantes indicativo porque los distintos tipos verbales que pueden usarse en la pró-
sociolingüísticas son externas o ajenas a la gramática formal y que, desde tasis de las oraciones condicionales categorizan una sustancia semántica
ese ángulo, no pueden ser definidas las variantes sintácticas ni en términos que puede ser caracterizada como la probabilidad que tiene una situación
de sinonimia ni en términos de equivalencia funcional. hipotética de convertirse en un acontecimiento real: «Si tengo tiempo»,
Otra consecuencia de calcar los procedimientos variacionistas del plano «Si tuviera tiempo», «Si ellos estarían en peligro».
fonético al sintáctico es la cuestión de si las variantes son idénticas en De esta forma, la conclusión a la que llega Lavandera (1984:27-34) re-
cuanto a su valor comunicativo, pero diferentes sólo en cuanto a su valor sulta obvia: «si una forma aparece con gran frecuencia en contextos que
social y/o estilístico, tal y como dejó establecido Labov (1972a). Lavandera comparten determinados rasgos semánticos, la forma misma termina por
(1978, 1984:14) fue una de las primeras autoras que advierte que si se pre- incorporar ese rasgo en su significado». Resulta sencillo concluir que estas
tendía pasar a estudiar la correlación de los factores sociales de dos o más formas no llegan a neutralizar las distinciones semánticas existentes entre
variantes sintácticas, estas no iban a corresponder con la idea de Labov del ellas y que, por lo tanto, cada uno de estos tiempos verbales significa un
requisito de la identidad. De hecho, después de estudiar los tiempos ver- grado distinto en cuanto a la posibilidad de que la acción expresada en la
bales de las oraciones condicionales, observa que la elección de una forma prótasis tenga lugar. Si se pasa a establecer la distribución social de esta al-
sobre otra podría ser indicativa de una intención funcional por parte del ternancia, de ello se deduciría que distintos grupos sociales prefieren em-
hablante, lo cual lleva a la autora a la necesidad de examinar más a fondo plear distintos significados o que distintos grupos sociales intercambian
el requisito de la pretendida y supuesta identidad de las variantes. Lavan- distintos mensajes. La idea de esta autora es, en resumen, que el estudio de
dera (1984:14-15) se muestra escéptica pero al tiempo transigente con res- la distribución social debe conllevar el estudio de la distribución de los sig-
pecto a la idea de que las variantes sintácticas tengan que ser equivalentes nificados lingüísticos. De hecho, precisa que los mismos significados lin-
o idénticas en cuanto a la referencia. Aunque no deja de reconocer el valor güísticos pueden emplearse con distintos propósitos comunicativos y
condicionante de los factores externos, sociales y situacionales de la varia- distintos significados lingüísticos pueden utilizarse en distintos grupos so-
ciales con funciones equivalentes (1984:36).
En la misma línea señala Romaine (1984:413-416) que, vistas las difi-
33
La neutralización no deja de ser un procedimiento inútil para determinar cultades con las que nos encontramos para adecuar el estudio de la varia-
que las estructuras sintácticas puedan o no ser consideradas como variantes. Se ción a los. significados referenciales o equivalentes, considera necesario,
trata de una opción fácil de aplicar pero imposible de comprobar empíricamente. por una parte, relacionar las estructuras sintácticas, los lexemas y €1 sentido
LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 149
148 SOCIOLINGÜÍSTICA

.. , de las expresiones con su aparición en un contexto determinado y, por ajustado posible al valor referencial o a las condiciones de verdad, se ha ido
otra, atisba que, hasta ese momento, no se había incorporado el valor prag- pasando a contemplar los numerosos factores que pueden incidir en la re-
mático y textual a la variación sintáctica, lo cual no se ajusta a los requisi- lación entre sintaxis, semántica, pragmática, discurso y, más reciente-
tos propuestos por Labov para el variacionismo (1984:416, 4Z3, 426-427). mente, con la cognición y el estilo lingüístico. El significado de las
Cree así que su extensión a la sintaxis requiere una redefinición de sus tér- construcciones gramaticales es el significado que el hablante y la situación
minos más allá de los valores de verdad, reconciliándolos conjuntamente comunicativa proporcionan a esa construcción que, por otra parte, es re-
con una teoría del significado pragmático y del discurso. Así pues, esta au- gular y sistemática no sólo en lo que respecta a la comunidad de habla
tora es una de las primeras en encarar el aspecto de la forma de significar donde se emplee, sino posiblemente recurrente en función de lo que se
de las variantes sintácticas¡ considera que es necesario elegir una posición quiera comunicar en situaciones comunicativas diversas. Las lenguas son
en la que el significado esté adecuado al contexto, lo que equivaldría a afir- potencias de comunicación (Kress 1995:140) y se construyen de acuerdo
mar que el valor pragmático sería el más apropiado para poder comparar con su función en la estructura social. El valor estrictamente sintáctico no
elecciones gramaticales o sintácticas realizadas por el hablante en un con- da cuenta por sí mismo del significado comunicativo y social de cada cons-
texto comunicativo. Pero Romaine (1984:424) asume la forma de significar trucción; limitar su significación al valor literal o convencional no da
pragmáticamente en un sentido demasiado amplio, enfocado hacia la vaga cuenta de sus posibilidades significativas.
noción de intención comunicativa. En efecto, la misma intención puede ser Es necesario subrayar, por tanto, que el concepto de variante sintáctica
realizada por medios lingüísticos diversos, sin que tengan que exhibir si- ha evolucionado hacia un modelo completamente alejado de las imposi-
militudes fonéticas, léxicas o sintácticas. Expresiones como: It's cold here/ ciones iniciales de la metodología laboviana. Atrás queda teórica y empí-
I'm cold/ Are you cold?, pueden ser representativas de la misma intención co- ricamente la idea cansina de que las variantes sintácticas tengan que ser
municativa. Romah1e cree que adoptar una laxitud de este tipo conllevaría necesariamente sinónimas para que puedan ser comparables. Es precisa-
entender que las frases no significan nada aisladamente sino en un con- mente la complejidad de la intersección entre los factores sintácticos, gra-
texto concreto, lo cual sería incompatible con el conocimiento idiomático maticales, discursivos-pragmáticos, estilísticos y cognitivos lo que es
de las frases o con una teoría de las relaciones de significado entre ellas. De necesario abordar en el estudio de la variación en este plano.
todas formas, reconoce que, siguiendo a Kempson (1977:55), esto daría Además del problema de la igualdad de significado o referencial, se ha
cuenta de dos tipos de aproximación teórica: por un lado, del estudio de cuestionado también el hecho de que la variación sintáctica estuviera co-
los significados intralingüísticos o estrictamente lingüísticos y, por otra, rrelacionada con factores sociales. De acuerdo con la idea de que dos va-
de cómo funcionan los elementos lingüísticos puestos en uso. Si se reco- riantes puestas en comparación o en alternancia pueden evidenciar
noce que cualquier construcción puede tener un significado potencial en matices de significado o distintas representaciones de la realidad, se podría
función de la situación comunicativa y del hablante, estaríamos coinci- concluir que distintos grupos sociales difieren en cuanto a sus formas de
diendo con Firth (1966) en tratar la función descriptiva del lenguaje como significar o, lo que es lo mismo, que distintos grupos sociales intercam-
algo subsidiario a lo social, primando con ello su aspecto funcional. A esto bian diferentes tipos de mensajes a través de las distintas estructuras lin-
hay que añadir la culturalidad de las construcciones y de sus respectivos güísticas, esto es, distintos estilos comunicativos. Pero Lavandera
significados, que hace que estos puedan ser producidos e interpretados por (1978:179) subraya que esta concepción de la variación puede resultar pe-
los hablantes. ligrosa si se asocia a planteamientos racistas o clasistas de las formas de sig-
Por su parte, Silva-Corvalán (2001:135) adopta una postura concilia- nificar. Sin embargo, esta idea que vincula la variación sintáctica con los
dora en lo que respecta a la concepción del significado, si bien apoya la de- valores estilístico-comunicativos es la que permite un estudio de las alter-
finición de variable sintáctica como «dos o más realizaciones equivalentes nancias o de las formas lingüísticas variables en el plano no fonológico,
de un elemento común que expresa lo mismo». Dicho elemento común, sin que ello tenga que implicar cuestiones peyorativas en cuanto a la re-
cuando se encuentra fuera de todo contexto discursivo, según la autora, no lación entre grupos sociales y gestión de su discurso lingüístico, ya que el
altera la equivalencia referencial. Por otra parte, a la vista de los problemas hecho de que un grupo social se exprese y se comunique lingüísticamente
mencionados, propone la existencia de un significado invariable (basado de una forma -mmo de hecho sucede- no tiene por qué ser interpretado
en el referencial) y uno variable, relacionado con cuestiones discursivas y en términos de bondad o maldad social. De este modo, Lavandera
pragmáticas. (1984:39) prefería no denominar variable sociolingüística a aquellas alter-
Así pues, de una obsesión inicial porque el significado fuera lo más nancias sintácticas que no tuvieran correlaciones sociales claras. El factor
150 _____ .... ~ -~OCIOLINGüfSTIC'.'.', __ _
LOS NIVELFS DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA ___ ,_ _ _ _!_~

social en variación sintáctica -al igual que en el tema del significado- cad~. Por lo tanto, una variable sintáctica no será nunca unitaria a la ma-
debe ser tratado de un modo específico, relacionándolo no solamente con nera fonológica y esto es algo que no debe perderse nunca de vista
las variables sociales sino, asimismo, con el mencionado valor comunica- cuando se emprende un trabajo de variación sintáctica. Como ya ha sido
tivo y estilístico que adquiere.
señalado (Serrano 1994a:41-43), la unidad de la variable en sintaxis suele
Con este repaso se ha dejado constancia de la situación teórica en la relacionarse con el concepto que de ella se tiene en fonología como uni-
que se encontraba la variación sintáctica en sus primeros tiempos.J• Las dades mínimas, discretas y segmentables, lo cual no es posible en el te-
dificultades para emprender un estudio de variación sintáctica al modo co- rreno gramatical, ni en el sintáctico ni en el discursivo:pragmático. Ahí
rrelacional, cuantitativo o laboviano se fundamentan en torno a la cues- radica uno de los grandes errores metodológicos en el estudio de la varia-
tión del significado y a la validez o alcance de su proyección social. ción sintáctica.
Puesto que lo que se analiza en sintaxis es un compendio de elementos
5.2.2. Desarrollo y evolución de la variación sintáctica morfológicos, sintácticos, semánticos, discursivos-pragmáticos y cogniti-
vos, es necesaria la aplicación de recursos metodológicos que los tengan en
Veamos cómo se han desarrollado los principales aspectos considerados cuenta. No obstante lo anterior, algunos trabajos han tratado de adaptarse
como metodológicamente problemáticos en variación sintáctica, esto es, la al esquema tradicional de variable y variante. Los trabajos que han tratado
noción de variable, la identidad de significado y su proyección social. de crear una variable sintáctica previa o englobadora de las variantes han
tenido que recurrir a diversos procedimientos e incluso forzar la enuncia-
5.2.2.1. La naturaleza de la variable/variante ción de la misma. Tal es el caso del estudio de la variación en el uso de los
y su identificación en el discurso clíticos verbales (Silva-Corvalán 2001:177):
No hay que insistir en recordar el hecho de que la variable fonológica en «Yo me tenía que vacunarme, así que mi mamá me fue a dejarme en el
la mayoría de los casos es claramente perceptible, lo cual hace que las va- hospital»
riantes sean fácilmente delimitables y no sólo porque estas no conlleven
significado referencial, sino porque en el discurso un hablante puede iden- La autora (2001:177) considera que esta variación de carácter sociosintác-
tificar la realización concreta de un fonema ([carne]-[cahne]), pero no tico forma parte de una variable que consiste en la ausencia o presencia de
tanto una variante sintáctica (No es que sea/no es que soy), que entraña más dicho elemento pleonástico o repetitivo que aparece con series verbales
dificultades para cualquier hablante que desconozca la realización concreta que permiten la subida del clítico de un verbo subordinado como vacunar
del paradigma de la morfología verbal (Serrano 1994a:39-40). Queda claro o dejar. Igualmente, la variación en la presencia o ausencia del pronombre
que si seguimos la metodología variacionista laboviana ortodoxa, delimitar personal de sujeto recibe el nombre de expresi6n de sujeto (Silva-Corvalán
una variable_ y unas variantes sintácticas es una tarea compleja y por lo 2001:154, Bentivoglio 1987). En cambio, la variación entre las formas de
tanto complicada de llevar a cabo con resultados óptimos y definitivos. indicativo y subjuntivo no tiene un nombre menos aproximado; Silva-Cor-
En el plano gramatical es muy complejo utilizar el aislamiento de va- valán la denomina «variable indicativo-subjuntivo» (2001:138) a falta de
riables y de variantes para proceder a la estratificación tal y como se suele una denominación más o menos aproximada que reúna a las variantes
hacer con las variantes fonéticas. Puesto que lo que se estudia son textos (que pueden ser más de dos) y que involucra numerosos aspectos discursi-
procedentes del discurso oral, encontrar, definir y aislar variantes sintác- vos y pragmáticos. Asimismo, la variable orden de palabras, muy frecuente
ticas requiere mucha más dosis de observación y de pericia porque los en el nivel discursivo-pragmático no se corresponde tampoco con las po-
elementos que aparecen en el discurso son mucho más variados, se super- sibles variantes que podría incluir (cf. Silva-Corvalán 2001:170-171).En la
ponen y se interrelacionan de acuerdo con las intenciones y propósitos investigación sobre el dequeísmo en el español canario (Serrano 1998) las
comunicativos de los hablantes. La identificación del contexto y su valor dos formas que estaban en alternancia fueron aisladas: de que/que que apa-
en el momento de definir las variantes se convierte en una tarea compli- recían ccin unos verbos concretos y en un tipo de enunciación. En primer
lugar fue necesario determinar el contexto comunicativo más frecuente
34
para el uso de esta variable, que era el de situaciones comunicativas donde
Otro resumen y estado de la cuestión puede consultarse en Serrano el hablante deseaba expresar su posición o su voluntad el contenido, cla-
(1994a:21-68, 2007, 2009, 2011).
ramente argumentativo. Posteriormente se comprobó que este fenómeno
152 SOCIOLINGÜÍSTICA LOS NIVELES DE lA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 153

sucedía sobre todo cuando el verbo al que acompaña la preposición apo- cial, el estudio llevado a cabo concluye que está promovido en mayor pro-
yaba pragmáticamente dicho valor (pensar, resultar, gustar, opinar, decir, porción por los estratos o clases intermedias, por los hombres y por la se-
intentar. .. ): gunda generación, con lo cual constituye un caso de variación
socio-comunicativa en virtud de la cual distintos grupos sociales utilizan
«Te puede venir una consecuencia, de que te puede caer algo encima» este recurso gramatical con distinta frecuencia o intensidad (Serrano
1998:399). Así pues, lo social está estrechamente ligado al plano estilístico,
«El comerciante opina ... y no hay derecho porque está muy mal... de que definido como el valor resultante del contexto cultural donde tenga Jugar la
le van a subir los precios» (1998:398-399) comunicación y de los factores discursivo-pragmáticos. Ya en 1977 Bentivo-
glio y D'lntrono señalaban la existencia de factores más allá de lo estricta-
«Aunque tenga problemas, procuro de que nadie lo sepa» (1998:395,396) mente sintáctico en el estudio de este fenómeno. Asimismo, García (1985b)
y DeMello (1995) han apuntado a relacionar el dequeísmo con cuestiones
Una vez contemplados todos estos factores, se estableció que dichas formas comunicativas.
constituían variantes que alternaban en función de la presencia o ausencia El concepto de variante en el plano sintáctico debe tratarse como un
de la preposición. La aparición recurrente de determinados verbos con pre- procedimiento heurístico adaptado a los fines de la investigación que inter-
posición permite pensar que su construcción con aquellos que no la rigen actúa con otros planos más allá de la sintaxis confrontando las diversas
normativamente es variante de la forma normativa (pienso que/pienso de que) posibilidades representativas y enunciativas de los elementos lingüísticos
en unos enunciados comunicativos caracterizados por la expresión de opi- y su relación tanto en el entorno de la comunicación y con las caracterís-
niones, voluntades, ideas, sentimientos o gustos, por lo tanto pueden ser ticas interactivas y estilísticas del discurso (Serrano 1999:12).
consideradas como formas propicias para ser correlacionadas con diversos Por consiguiente, no tienen mucho sentido las apreciaciones de los au-
factores sociales. La preposición de, que articula la variación en el dequeísmo, tores que, aún hoy en día, siguen criticando la extensión del método va-
introduce un valor deíctico relacionado con ese contexto y esas frases, que riacionista más allá de las fronteras fonológicas." Aun más, parece un
permite la interpretación de las mismas como ·un marcador que enmarca la despropósito seguir insistiendo en la actualidad en debatir este tema de
comunicación y la relaciona con factores discursivo-pragmáticos (1998:399). acuerdo con estas premisas.
Planteado así el fenómeno, las formas que/de que en la comunidad hablante
estudiada (Santa Cruz de Tenerife) pueden ser tratadas como variantes a par- S.2.2.2. La equivalenda o la identidad de significado
tir de su coaparición en esas estructuras. Estas formas dejan de ser una mera
alternancia sintáctica para convertirse en una variación relacionada con el El análisis de las formas verbales de las oraciones condicionales llevado a
propósito o la intención comunicativa del hablante, Jo cual a su vez cons- cabo por Lavandera (1984:37-46) y mencionado anteriormente serviría a
truye un significado a través del estilo creado con el uso de dichas variantes. la autora para avalar su teoría sobre la extensión del método variacionista
Obviamente, esta alternancia (como cualquier otra) no exhibe equivalencia a la sintaxis, en concreto, para arbitrar un principio de comparabilidad
o similitud semántica alguna y es posible distribuirlas socialmente de forma funcional que permitiera comparar dos estructuras gramaticales que al-
diferenciada, dando lugar así a la posibilidad de concluir que diferentes gru- ternaran en el discurso oral y para las que se pudiera establecer una corre-
pos sociales utilizan este recurso comunicativo de forma desigual. Las razo- lación con factores sociales.
nes son tanto lingüísticas como sociales. Con respecto a las primeras, hay Lavandera (1984: 36, 45) había propuesto debilitar la condición de
que incidir en que el contexto más favorable para la aparición del dequeísmo que el significado deba ser el mismo para todas las formas alternantes y
es el de situaciones comunicativas donde el hablante desea expresar su po-
sición, voluntad o intención sobre lo expresado. Para ello se vale, por una
35
parte, de los verbos cuyo contenido léxico apoye pragmáticamente ese sen- Cuando se estudian variantes sintácticas la tarea fundamental no es com-
tido y, por otra, del contexto cultural o físico de la comunicación en elcual probar que sean iguales, sinónimas, o equivalentes para poder correlacionarlas con
factores sociales¡ ni los sociolingüistas somos «defensores acérrimos de la existencia
se codifica la inferencia y presuposición deseada con el uso no normativo de de la sinonimia» como ha señalado Moreno Fernández (2005:32). Tampoco es ri-
la preposición (Serrano 1998:398). Esta preposición actúa como un marcador gurosamente cierto que la Sociolingüística sostenga que para el estudio de la varia-
deíctico que enmarca la emisión en el aquí y ahora del acto comunicativo ción sintáctica sea suficiente con demostrar la equivalencia de las variantes en el
para ser pragmáticamente más contundente. Entre las razones de índole so- nivel referencial (Moreno Fernández 2005:128).
'
154 . SOCIOLINGÜÍSTICA LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOL!NGÜÍSTICA 155

reemplazarlo por dicha condición ya que así era más factible correlacio- génfro masculino) sino sólo una señal de significación socio-situacional
nar modos de hablar o estilos de discurso con condicionamientos exter- (Lavandera 1984:55). Sin embargo, reconoce que lo que está social y si-
nos. Siguiendo a la autora, esto exige tomar en consideración otro tipo de tuacionalmente condicionado son unidades más altas que el de la forma
unidades de análisis, más allá de lo estrictamente sintáctico o gramatical lingüística; de una u otra forma el hablante conoce de antemano qué
que incluyan nociones como intención del hablante, efecto sobre el estilo es más apropiado según la situación comunicativa. En ese sentido,
oyente, estrategia comunicativa, etc. Aunque en ese momento esta apro- la preferencia por cierto estilo comunicativo explica la mayor frecuencia
ximación entrañaba muchos problemas debido a que muchas teorías de las formas portadoras de los significados que crean· este estilo parti-
pragmáticas y discursivas estaban en vías de consolidación, se trata del cular.
camino más idóneo para obviar el «problema» de la referencia o de la Vistas así las cosas, se puede estar de acuerdo con Lavandera (1984:49)
equivalencia de las variantes. Esta afirmación de Lavandera (1984: 15) es en que cada forma sintáctica podría ser capaz de introducir un factor social
la que abre paso al factor discursivo-pragmático y estilístico en variación y situacional diverso, bien sea dado por la elección del hablante de su pro-
sintáctica. pia forma de habla, bien sea por la imposición de cada situación comuni-
La autora (1984:13) considera que la variación lingüística no siempre cativa. Subrayamos que cada forma sintáctica puede introducir un factor
está totalmente condicionada por los contextos extralingüísticos, sino social y situacional que se traduce en valores estilísticos que deberían cons-
que constituye «un instrumento importante en la creación de esos con- tituir el objeto de observación y estudio en todos los casos de variabilidad
textos con el que se contribuye a preservar, modificar o reemplazar total sintáctica. Por lo tanto, sugerimos un enfoque que interrelacione la varia-
o parcialmente las condiciones sociales y situacionales que acompañan ción con el factor comunicativo (Serrano 1999:13-14; Schiffrin 1994:339)36
a la actividad del habla». Así pues, lo que propone la autora (1984:48) es y con el estilo como construcción del significado, siguiendo así la tenden-
que las diferencias de forma que tienen el mismo sentido puedan divi- cia al abandono de la tradicional orientación conductista del variacio-
dirse en dos clases: por una parte, aquellos casos en los que dos formas nismo sociolingüístico (e(. Aijón Oliva 2006a: 693; 2008: 13-14; Aijón
contrastan estilísticamente, como sería el caso de la morfología verbal en Oliva y Serrano 2010a, Serrano y Aijón Oliva 2011).
las cláusulas condicionales (Si lo había sabido/si lo hubiera sabido) (e(. Se- Lo anterior implica poner de relieve que las construcciones y elementos
rrano 1994a). Por otra parte, tendríamos la clase constituida por aquellas sintácticos son fundamentalmente variables. Por ejemplo, si en una varie-
variantes cuyas diferencias de forma adquieren significación social y si- dad del español como el Norte de España se usa el condicional en la pró-
tuacional, esto es, están relacionadas con su uso en un contexto comu- tasis de las cláusulas condicionales (<<Si seria más joven, me apuntaría a ese
nicativo particular. Un ejemplo de ello sería el uso del indicativo en curso») o en el español de Canarias se utiliza el pretérito indefinido para
contextos de mayor probabilidad lógica ( «Si tengo tiempo, voy a la pe- cualquier situación pasada con independencia de su cercanía o lejanía con
luquería») y el uso del condicional y del subjuntivo cuando la probabi- respecto al evento de habla («Esta mañana me levanté a las siete» / «Hace
lidad es menor («Si tengo/tuviera tiempo, iría a la peluquería») (Serrano dos años me compré una casa»), se hace evidente que existen esquemas va-
1994a:120-121). El significado estilístico indicado estrictamente por for- riables en la gramática que permiten ser usados en una misma situación co-
mativos lingüísticos sería diferente de aquel que deriva de la correlación municativa creando estilos lingüísticos diferenciados que construyen
de frecuencias de determinadas formas lingüísticas con ciertos contextos significados lingüísticos también diferentes.
sociales y situacionales (Lavandera 1984:49). La autora quiere dar a en- Cabe señalar que no ha sido extraña la incorporación de factores dis-
tender así que cuando esto sucede es necesario reinterpretar este último cursivos semántico-pragmáticos en el estudio de las formas sintácticas
significado como una señal de significación social y situacional variantes. Por ejemplo, para el estudio de las formas verbales de las cláu-
(1984:49). Este principio de reinterpretación de Lavandera muestra que sulas condicionales fue utilizado el significado pragmático que identifi-
el significado denominado como real de las cláusulas condicionales y su caba los contextos de probabilidad de acuerdo a la morfología verbal
distribución social revela que los hombres tienden a preferir la expresión utilizada (Serrano 1994a:69-73). Así, en un contexto de probabilidad real
asertiva expresada con el indicativo en dichas oraciones (prótasis con las variantes posibles fueron las correlaciones indicativo-indicativo/ indi-
presente de indicativo/ apódosis presente de indicativo) y no que la
forma de indicativo llegue a ser un indicativo de la forma de hablar de
los hombres. Así pues, el hecho de que estos prefieran usar el indicativo 36
Ya ha Sido propuesto para perfeccionar la metodología de la variación sintác-
en esas situaciones comunicativas no es un indicador de factor social (el tica (Serrano 1999: 11-14; Serrano 2004b y 2006a:3).
156 SOCIOLINGüfSTICA LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 157

cativo-condicional/indicativo-infinitivo e indicativo-imperativo.3 7 Por su Iógi'ca conlleva significado referencial, de ahí su insistencia en que dada
parte, ya en 1980 Dines realizaba un estudio sobre variantes en el plano la imposibilidad de obtener resultados fiables con el requisito de la igual-
discursivo en el que observaba la conveniencia de modificar el modelo dad o equivalencia referencial era preferible evitar dicho requisito y cen-
propuesto por Labov para la variación no fonológica, sobre todo en lo trarse en los condicionantes socioestilísticos de las formas que están en
que respecta a la idea de contemplar un segmento subyacente que se des- aparente alternancia.
gaja en variantes, algo que, en su opinión, es inoperativo en el plano del Por lo tanto, los estudios de variación sintáctica no están (o no debe-
discurso, donde las variantes podrían ser definidas como sorne way the rían estar) dedicados a demostrar la igualdad o equivalencia semántica de
same (lo mismo en cierta manera) para poder ser relacionadas (Dines dos o más estructuras o construcciones, sino de descubrir el funciona-
1980:13-15). A partir del análisis discursivo y la distribución social de las miento de la gramática a través del examen de las estructuras que alter-
partículas y frases como «stuff like that», «things like that», «and every- nan o que puedan alternar en un mismo contexto y para un propósito
thing» estima que hay que ir más allá de la mera equivalencia funcional comunicativo igual o similar, para establecer posibles correlaciones so-
propuesta por Lavandera (1984) y que es necesario considerar la existen- ciales. De hecho, todas las objeciones planteadas a la variación sintáctica
cia de una función común en el discurso que permita describir su corre- obedecen a la visión formalista y conductista que presenta la Sociolin-
lación social. Dicha función común no excluye la posibilidad de que güística en sus orígenes, cuando concibe el concepto de variable y va-
exista relación semántica entre las formas estudiadas, pero al mismo riante de acuerdo a las mencionadas premisas de igualdad o equivalencia
tiempo evita la necesidad de la existencia de una relación semántica; se significativa.
trata de observar un conjunto de normas compartidas de uso que viabi- Se puede concluir, por lo tanto, que el variacionismo tal y como ha
lizan su comparación en el discurso (1980:15, 21). Jacobson (1989:381) sido propuesto por-la Sociolingüística de la variación no puede dar
observa que cuando se habla de dos formas lingüísticas que puedan o no cuenta del requisito de la equivalencia semántica para las variantes no
significar lo mismo el significado que se pone en cuestión lleva implícito fonológicas."
numerosos aspectos: estilísticos, connotativos, afectivos, pragmáticos, Js
comunicativos, etc. 39 Es evidente que los planos más allá de lo fonológico 5.2.2.3. La proyección social de la sintaxis
comportan siempre diferencias de significado, sea cual sea el sentido que
se tome (sintáctico, semántico, discursivo o pragmático), por ello Lavan- Como se sabe1 el carácter social de las variables sintácticas ha sido cues-
dera (1978:179-181) concluye que cualquier forma de variación no fono- tionado en más de una ocasión. Lavandera (1984:39) prefería no denomi-
nar como variable sociolingüística a aquellas alternancias sintácticas que
no tuvieran correlaciones sociales claras. Por su parte, Labov y Weiner
37
El significado pragmático puede relacionarse con la potencia semántica pro- (1977) en su estudio sobre la alternancia activa/pasiva concluyeron que
puesta por Halliday (1978) según la cual cada lengua tiene su modo de significar a esta variable tampoco covariaba socialmente. Asimismo, Bentivoglío
través de sus formas y de orientar dicha potencia funcionalmente, lo que permite
que distintos conceptos se manifiesten mediante formas lingüísticas diferentes que
(1987) comprobó que la ausencia o la presencia del pronombre personal de
mantienen el significado. sujeto estaba restringida exclusivamente por factores lingüísticos.
38
No obstante, en muchos casos el plano discursivo-pragmático está bastante Pero la variación no se produce sin hablantes y los hablantes siempre
alejado de lo sintáctico; por ejemplo, dos construcciones como ¿Qué hora es?/ me forman parte de una sociedad; el valor social de la lengua condiciona la vi-
quiero ir, pueden ser pragmáticamente equivalentes, pero muy distantes sintáctica- talidad o el retroceso de las variantes y, según ha sido demostrado, es el
mente (Romaine 1988:156).
39 principal motor del cambio lingüístico. La morfosintaxis o gramática no es
Jacobson (1989:383) ilustra esta idea con un ejemplo de Jos efectos contex-
tuales designados mediante el uso de las formas do you not y do not you. Estas una excepción1 ya que las alternativas u opciones tienen la capacidad de
construcciones alternaban en distintas situaciones sociales que querían ser identi- exhibir estrategias y funciones discursivo-pragmáticas y, sobre todo, estilís-
ficadas como más formales o elegantes y, en cambio, do not you como menos ele-
gante o informal. Según el autor, este sería un caso de «decir lo mismo» con
distintos efectos comunicativos. El significado que aquí habría que estudiar es el es-
tilístico o situacional lo cual ofrece interesantísimas posibilidades de acercamiento 0
~ Un resumen de las aportaciones de todos los trabajos realizados sobre varia-
a los fenómenos variables en sintaxis. Concluye que el avance en variación sintác- ción sintáctica de la lengua española puede consultarse en Serrano (2011). Para
tica depende en buena medida de la percepción que el investigador tome en cuenta una visión panorámica de las contribuciones en el mundo hispánico, además de
y de la definición que adopte en el momento de abordar esta variación (1989:391). una reseña teórica, véase Serrano (2007, 2009).
158 SOCIOLINGp~T!~~ __ LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOC!OLJNGÜÍSflCA 159

ticas y comunicativas. Así que, nuevamente, en este plano lingüístico, lo 5.2.3. Tendencias actuales en el estudio de la variación sintáctica
social adquiere una mayor complejidad y dimensión.
:}
¡ El comportamiento sociolingüístico de los hablantes debe ser explicado en 5.2.3.1. La variación sintáctica y el estilo lingüístico
función de su aparición y uso en el discurso tal y como sugiere Llnde (1997:42).
Además1 es necesario potenciar la tendencia a la observación de las identidades En 1994 señalaba que hasta ese momento, los estudios de variación sin-
sociales como una vía de entender por qué un hablante emite sistemática- táctica eran escasos (Serrano 1994a:28) lo cual no permitía asegurar que
mente una construcción sintáctica en un contexto socio-comunicativo con- el método variacionista aplicado a la sintaxis estuviera nr siquiera Conso-
creto. Schiffrin (1997:199) establece que la concepción de los individuos como lidado, ya que, tanto en el ámbito hispánico como en el americano, la va-
seres sociales, adscritos a grupos sociales más o menos homogéneos y la rela- riación sintáctica estaba en un estadio de incipiente desarrollo en el que
ción de esa identidad con su producción lingüística es algo que beneficia el reseñaba la existencia de «problemas» más que de soluciones (1994a: 28,
análisis de los datos sociolingüísticos de la variación sintáctica. 29-73). En menos de veinte años, los trabajos de variación sintáctica han
En este sentido, la interrelación entre el discurso, la semántica y el sig- ido en aumento (véase Silva-Corvalán 2001; Knauer y van Colbe 2005;
nificado social resulta importante para poder entender la dimensión de Bias Arroyo 2005; Serrano 1999, entre otros) aun cuando persisten remi-
este último en el terreno que nos ocupa. Las formas de significar o de co- niscencias, alimentadas por algunos autores, 'de considerar que la varia-
municar en la cadena hablada están estrechamente relacionadas, por una ción sintáctica es una problemática que perdura en la actualidad,
parte, con la dimensión semántico-pragmática y, por otra, con la Sociolin- fundamentalmente porque no falta quien se sigue remitiendo a los es-
güística, ya que dichos mensajes o significados tienen un valor comunica- quemas conductistas cuantitativos, correlacionales o labovianos para su
tivo de acuerdo a la estructura social, que va desde tener en cuenta el estudio.
contexto físico de la comunicación o la situación social donde se emite Queda claro que la gramática está formada por esquemas variables que
hasta la culturalidad de lo que se quiere decir, pasando por las caracterís- posibilitan al hablante la elección entre varias formas dentro de unas con-
ticas sociales de los hablantes (cf. Serrano 2010). De hecho, existen ten- diciones restrictivas, pero hay -que insistir en que no todos los elementos
dencias que tienden a consolidar esta idea metodológicamente; así de la sintaxis pueden adoptar formas de variación. La estructura de la gra-
Calsamiglia (1999:3-6) señala que en el análisis del discurso oral lo impor- mática no puede ser alterada de modo drástico, pero ello no quiere decir
tante es saber quién habla, la posición que toma ante el interlocutor, la in- que exista menos variación sintáctica que fonológica o léxica (Serrano
tención con la que se dicen las cosas y a quién se dirigen los mensajes. El 2006b:9) aunque hay que señalar la existencia de áreas o fenómenos más
discurso es un lugar privilegiado para el análisis de la vida social donde se débiles o susceptibles de admitir variación. Tal es el caso del dequeísmo: la
puede dar cuenta de la interrelación entre las producciones lingüístico-dis- inconsistencia de algunos regímenes verbales puede ser utilizada por los
cursivas y sus contextos de producción e interpretación (cf. Guia 2001:3- hablantes de modo variable (e(. Serrano 1998). Por tanto, se puede estar
5). La interacción social es el Jugar prototípico de uso de los recursos de acuerdo con la afirmación de Labov de que «la variación es inherente
lingüísticos donde se configuran las prácticas lingüísticas que estructuran al sistema» (1972a:xv) y en ello la gramática no es una excepción.
la situación de enunciación" (Mondada 2001:64). Así pues, la producción Asimismo, también se ha tratado de contemplar la variabilidad en este
lingüística en cualquiera de sus planos (fonéticos, léxicos, sintácticos, se- nivel desde distintos enfoques que sentían la necesidad de tipificarla, aco-
mánticos o discursivo-pragmáticos), no es ajena a los valores sociales. tarla y estudiarla. Entre ellos tenemos la morfosintaxis coloquial (Vigara
2004), los estudios del español oral (Cortés 1986, 1996) y los estudios sobre
el español coloquial (Briz y Martínez 1998, entre otros).
41 Por su parte, Wodak (2000:126) establece cuatro niveles de teorización socio- Tal y como fue sugerido en el capítulo anterior, los enfoques variacio-
lingüística; el primero es el ca-texto inmediato de la lengua o el texto interactivo, nistas más modernos parten de la idea de que el estilo es un medio posible
el segundo es la relación intertextual o interdiscursiva entre emisiones, textos, gé- de construcción de significados a partir de las posibilidades variables que
neros y discurso. En este punto es donde el significado adquiere su dimensión, ya ofrece la gramática y de que, por Jo tanto, es posible describir y definir de
que es en este plano donde es posible determinar lo que significa y/o lo que comu- forma aproximada el estilo sociocomunicativo de la variedad lingüística
nica cada estructura lingüística. El tercer nivel-según esta autora- es el que con-
templa las variables extralingüísticas que están interactuando con lo lingüístico y, donde sean analizadas dichas variables (cf. Aijón Oliva y Serrano 2010a; Se-
el cuarto constituye el nivel macro-discursivo como el contexto socio político e rrano y Aijón Oliva 2010a, Serrano y Aijón Oliva 2010b) insistiendo en
histórico con el que está relacionada toda práctica discursiva. que el estilo se aleja completamente de la consideración neutral de las va-
160
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- -NIVELES
· · · - -DE· -
LA VARIACIÓN SOCIOLJNGÜÍSTICA
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riables y variantes a la manera laboviana y la necesidad de contemplar las Pero aun con todas las investigaciones llevadas a cabo en variación sin-
variantes como dos formas diferentes de decir lo mismo. 42 táctica, seguimos sin advertir hasta el momento reseñado demasiada preo-
Como puede fácilmente desprenderse de lo expuesto anteriormente, cupación por estudiar el estilo corno consecuencia de la elección de variantes
la variación sintáctica puede dar lugar a distintos significados (sociales, sintácticas para la construcción del significado. De hecho, la noción de estilo
pragmáticos, comunicativos, discursivos) a través del estilo, de acuerdo en f¡ variacionismo parece haber sido y seguir siendo una cuestión secunda-
con la posición de Lavandera (1984) anteriormente reseñada." Así pues, las ria y subsidiaria con respecto a la estratificación social; en general es tratado
realizaciones morfosintácticas y gramaticales son indicadoras de represen- como una dimensión limitada y periférica (Coupland 2007a:9); de hecho,
taciones más o menos elaboradas de los contenidos de las lenguas, como Chambers (2003:6) ha señalado que el estilo es una variable lingüística más,
por ejemplo, el uso de las construcciones sintéticas en lugar de las analíti· pero nunca ha constituido el interés central del variacionismo. Tanto es así
cas, el uso de frases subordinadas o coordinadas, la precisión en el uso de que gran parte de los procedimientos metodológicos de este enfoque se di-
las formas verbales, etc. Ese rango de mayor o menor elaboración está aso- rigen al logro de condiciones ambientales que eliminen, en lo posible, la va.
ciado al nivel educativo del individuo, pero sin que esto sea exclusivo de riación estilística en el habla de los sujetos, y permitan así la comparación
un grupo social determinado; todo parece indicar que las distintas varian- entre grupos sociales.
tes sintácticas, sus formas y sus contenidos discursivo-pragmáticos pueden Además de todo lo señalado anteriormente, y de acuerdo con la posi-
estar distribuidos por la escala social heterogéneamente. Distintos grupos ción teórica que considera que el estilo lingüístico es el resultado del uso
sociales pueden tener, por lo tanto, distintos estilos comunicativos, al igual de las opciones formales variables, consideramos necesario determinar las
que distintos hablantes de distintas lenguas tienen formas lingüísticas di- características internas que hacen posible esa variación de acuerdo a los
ferentes para expresar la misma experiencia o realidad, lo cual configura fundamentos cognitivos de dicha variación y su naturaleza.
distintos estilos comunicativos asociados a diferencias sociales. El signifi· Parece ser común a todos los enfoques sociolingüísticos el contemplar
cado social será entendido de forma óptima si se asocia a diferentes discur- el rol del hablante como usuario de la lengua, pero lo cierto es que muy
sos y orientaciones (Lee 1992:166). Como se ha visto, la posición de poco sabemos sobre las causas que llevan a los hablantes a seleccionar
Finegan y Biber (2001) sobre el estilo confirma que si las diversas situado· una variante frente a otra¡ de hecho la verdadera relación entre habl?nte
1

nes comunicativas requieren el uso de variantes apropiadas para los mis- y uso o selección variable ha sido poco explorada, ya que siempre ha im-
mos, cabe suponer que los participantes que con mayor asiduidad perado una posición conductista: el hablante se comporta según su cate-
participen en las mismas sean más proclives a utilizar dichas variantes y goría social, según la situación comunicativa o según otros aspectos
tengan más destreza comunicativa en utilizarlas. Así pues, la variación sociales de distinto signo. Esta tendencia ha prevalecido sobre todo en el
puede ser indicadora de estilos diferentes en unos contextos, situaciones variacionismo, donde se estudian clases cerradas de individuos con com-
comunicativas o variedades lingüísticas concretas, lo cual tendrá que con- portamientos previsiblemente opuestos en cuanto a una determinada va-
firmarse a partir del examen de dichas variantes en esas instancias y de la riable lingüística y de los que se espera un comportamiento homogéneo
confluencia de otros posibles factores que puedan favorecer la aparición de en su comunidad de habla, pero no se nos explica nada acerca del indi·
esas variantes para construir un significado social (Eckert 2001:123, Schi· viduo más allá de su mera pertenencia a una clase o grupo social. Las re·
lling-Estes 2004). acciones a las tendencias conductistas fueron combatidas por los
generativistas, ya que estas impregnaban buena parte de las corrientes
estructuralistas, con lo cual se fue dando paso a la perspectiva lingüística
42 Así pues, es necesario señalar que, a la luz de todo lo expuesto, no se puede basada en la cognición. La inclusión del estudio de la cognición y la gra-
estar de acuerdo con Silva-Corvalán cuando considera que la variación sintáctica mática cognitiva en el variacionismo y en la Sociolingüística puede ayu-
normalmente no está estratificada estilística o socialmente sino que viene determi- darnos a entender los mecanismos variables de la lengua, ya que se centra
nada por factores exclusivamente lingüísticos (1989:98). en la actividad del ser humano y en su capacidad para construir la lengua
43 Tal es el caso del estudio de las formas verbales en las oraciones condicionales
y, por tanto, la variación. Desde la perspectiva cognitiva trataremos de
llevado a cabo por ella: si se compara el uso del indicativo (tengo) con el del con-
dicional (tuviera) y se obtienen diferencias de uso entre distintos grupos sociales, dotar al estudio de la variación de una explicación interna que vincule los
se está señalando implícitamente que los grados de probabilidad real o posible aso- aspectos formales con los funcionales, que suelen considerarse y anali-
ciados a cada una de estas formas verbales indican estilos socio-comunicativos o so- zarse de forma separada aludiendo a una doble diversidad de enfoque
cioestillísticos diferenciados (Lavandera 1984:24). metodológico independiente: el formal y el funcional. Pero como bien se-
162 _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ SOCIOLJNGÜÍSTICA . _ LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGüfSTICA

ñala Langacker (1999:21), estos dos modelos son interdependientes; si Udad no da cuenta de la estructura interna de la gramática, como con-
bien la estructura de la lengua es el principal objeto de descripción, no es templar la estructura formal exclusivamente puede resultar, asimismo, in-
posible estudiarlo de forma autónoma sin tener en cuenta la función, el suficiente (Serrano 2006b:18).
discurso y el comportamiento lingüístico. Sin embargo, aproximaciones , Hecha esta consideración, es necesario plantearse las siguientes cuestio-
que destacan que la estructura de la lengua está moldeada y motivada nes: ¿Por qué el hablante selecciona una forma y no otra? ¿Por qué unos
exclusivamente por elementos de naturaleza comunicativo-discursiva hablantes escogen unas variantes y otros hacen lo misrp.o con otras? ¿Por
tampoco son del todo apropiadas. Es necesario equilibrar el estudio de la qué la variación en la gramática puede cambiar su estructura interna? ¿Por
forma y el de la función, ya que contemplar la funcionalidad no da qué estas elecciones dan como resultado la indisociabilidad del significado
cuenta de la estructura interna de la gramática, del mismo modo que con- de las construcciones sintácticas? Todas estas preguntas pueden ser satisfe-
templar sólo dicha estructura puede resultar insuficiente (Serrano chas en alguna medida si consideramos las bases cognitivas que condicio-
2006b:18). En cualquier caso, siguiendo a Langacker, tal división es inne- nan la variación y el estilo comunicativo que con ella se crea.
cesaria desde el punto de vista de la gramática cognitiva (1999:23), donde
pueden combinarse perfectamente los datos empíricos con los de la in- 5.2.3.2. Los fundamentos cognitivos de la variadón sintáctica:
tuición del analista. aspectos generales de la lingüística cognitiva
Siguiendo la terminología norteamericana, el enfoque funcional parte
de la base de que las unidades gramaticales tienen funciones que son ex- La lingüística cognitiva surge a partir de la escisión de la semántica gene-
ternas al sistema lingüístico y que dichas funciones externas condicionan rativa del modelo lingüístico chomskiano que acabó desapareciendo, pero
la organización interna del sistema lingüístico (Schiffrin 1994:23). El va- que acabó constituyendo una teoría alternativa al generativismo (Cuenca
riacionismo parte de la estructura para analizar la función mientras que y Hilferty 1999:21-22).
otras aproximaciones, como la Etnografía de la comunicación o la Socio- La cognición es un hecho indiscutible en todos los seres humanos y
lingüística interacciona! parten de la función para estudiar la estructura puede ser estudiada básicamente desde la ciencia cognitiva que, a su vez,
gramatical (Schiffrin 1994:359-360, Serrano 2006b:16-17). Una aproxima- aglutina toda otra serie de disciplinas que la estudian, entre las que se en-
ción funcional, si bien puede ser útil en determinadas ocasiones, es insu- cuentra la Lingüística. 44 Uno de los aspectos más interesantes de la lingüís-
ficiente para estudiar la variabilidad gramatical por sí misma; necesitamos tica cognitiva es que centra su atención en el uso; en la cognición
aludir a los aspectos internos de la gramática para estudiar las funciones. confluyen lo lingüístico y lo comunicativo como formas de conceptualiza-
Un ejemplo de ello es el fenómeno del dequeísmo; para comprobar por qué ción o vehículos para expresar el significado, con lo cual la lengua se ins-
el hablante introduce una preposición no canónica entre el verbo y su ré- tituye como una vía de significar, de categorizar y de conceptualizar en la
gimen es necesario hacer un estudio interno o gramatical de los tipos de que la gramática está totalmente integrada. Ello puede constituir un ángulo
verbo que rigen preposición; hay que analizar con detenimiento qué tipo analítico interesante e innovador de estudio de la variación lingüística y,
de verbos y en qué circunstancias formales se produce la debilidad de la más concretámente, sintáctica. Tener en cuenta el uso como aspecto cen-
regencia que posibilita la variación. Por una parte, hay verbos cuyo régi- tral de la cognición, como aglutinador de la gramática y de la semántica (y,
men es opcional: hablar/hablar de, aspirar/aspirar a, olvidar/olvidarse de y por supuesto, de la pragmática), es una perspectiva que enlaza con la
otros para los que la preposición es obligatoria: disfrutar de, residir en, mente humana al asumir una postura experiencialista en la que la lengua
alegrarse de. En verbos cuyo carácter pronominal bloquea la complemen- no constituye una capacidad cognitiva diferente de otras, sino que viene
tación directa y la desvía a régimen: «Me alegro de que hayas venido» es relacionada con todas las demás Oohnson 1987, Lakoff y Johnson 1980).
donde se produce la mayor frecuencia de casos de dequeísmo (cf. Serrano Dicha postura experiencialista considera que la cognición se basa en la ex-
2006b:ZO). Para este fenómeno y para muchos otros, lo que hay que con- periencia y es imaginativa, con lo cual sólo puede describirse mediante
cluir es que la variación o la funcionalidad que se produce en el nivel sin-
táctico se fundamenta indiscutiblemente sobre la parte formal de la
gramática. Cualquier análisis que pretenda ser funcional (incluso colo- 44 Martínez de Rivera (2008:212) señala, sin embargo, que la lingüística cogni-
quial, oral, hablado, etc.) no puede desligarse de la parte formal de la gra- tiva procede al revés de lo deseable: primero da la solución y después busca la jus-
mática; lo formal y lo funcional no pueden considerarse de forma tificación empírica; la solución viene dada desde el momento en que no se
separada, al menos para el nivel que nos ocupa. Contemplar la funciona- plantean los problemas que implica la cognición.
1

164 SOCJOLINGÜÍSTJCA ..... LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLING.ÜÍSTICA"

modelos cognitivos." En este sentido, la lingüística cognitiva tiene muchos en disposición de acercarnos al fenómeno de la variación como un com-
puntos en común con el constructivismo, claramente diferenciado del con- pendio inseparable de elementos gramaticales y semántico-pragmáticos.
ductismo y del innatismo; la estructura lingüística depende de la concep- Langacker (1987:35) considera la gramática como continuum de unidades
tualización e influye en ella (Cuenca y Hilferty 1999: 17,18, Langacker si¡nbólicas que estructuran el contenido conceptual con finalidades expre-
1999, 2000). Así, una postura conductista pretende la descripción de los fe- sivas, de forma que cualquier significado lingüístico es conceptual por na-
nómenos mentales a través de la conducta, de modo que considera que turaleza. Desde ese punto de vista, se rechaza la segmentación de la
los fenómenos no son directamente observables, sino que se deducen de estructura gramatical en componentes discretos. Esto quiere decir que una
dicha conducta (Martínez de Rivera 2008:40). En cambio, la ciencia cogni- estructura gramatical no podrá ser sinónima o equivalente a otra; si hay
tiva reacciona al conductismo y otorga un rol central a los procesos men- cambios en las formas, esas formas se corresponderán con una conceptua-
tales que organizan la lengua. En ese sentido es de especial importancia lización significativa simbólica o icónicamente diferenciada. Esa base ana-
tener en cuenta la teoría de Whorf (1956) cuando se cuestiona que si todos lítica que parte de la motivación y que conlleva un estudio cognitivista
los hablantes en principio son iguales en cuanto a su naturaleza, su psico- puede explicar el uso y la variación, tradicionalmente identificados y estu-
logía y sus mecanismos de experiencia por qué hablan, piensan y se com- diados por otras disciplinas como una simple sucesión de datos empíricos.
portan de forma distinta según la lengua que tengan. La realidad es la La perspectiva constructiva y explicativa que proporciona en general la lin-
misma para todos los hablantes y es objetiva; sin embargo, esta es percibida güística cognitiva puede ser un buen punto de partida para mejorar la me-
por los hablantes de forma distinta (e(. Martínez de Rivera 2008:57). 46 Todo todología variacionista y sociolingüística desde un punto de vista interno
podría apuntar a que precisamente esos mecanismos cognitivos de base y formal, toda vez que considera el lenguaje como un instrumento para ex-
experiencialista puedan ser los responsables de las distintas lenguas y de las presar el significado y que lo estudia a partir de su carácter fundamental-
distintas variedades¡ el cognitivismo pretende constituir un marco meto- mente difuso, dinámico y cambiante.
dológico que integra todos los planos lingüísticos para explicarlos conjun- Ese modelo no admite separaciones entre sus niveles de análisis, sobre
tamente, al tiempo que considera el lenguaje como una mezcla natural de todo en cuanto al básico o fundamental, que es el continuum gramática-se-
regularidad e irregularidad, lo cual puede vincular la cognición con la va- mántica. Tomando esta idea como base, la investigación lingüística cogni-
riación en la lengua (e(. Bresnan y Hay 2008). Las categorías lingüísticas no tiva puede hacerse desde diferentes ángulos o líneas (e(. Cuenca y Hilferty
son autónomas respecto a la organización conceptual general y a los me- 1999) que se señalan a continuación y que están relacionados entre sí.
canismos de procesamiento (Gibbs 1996:31). Esto es lo que hace de la lin- La teoría de los prototipos. Se basa en el concepto de categorización,
güística cognitiva un paradigma lingüístico diferenciado y nuevo (e(. noción asociada a la experiencia y a la imaginación del conocimiento y
Cuenca y Hilferty 1999:14; Heine 1997; Cifuentes Honrubia 1994; Casad que consiste en organizar la información de la realidad, que es por natu-
1995, Geeraerts 2006a). raleza variada y multiforme; las categorías son conceptos mentales alma-
Si aceptamos la idea básica de que «la naturaleza simbólica del lenguaje cenados en nuestro cerebro (Cuenca y Hilferty 1999:32). Se trata del rasgo
nos lleva directamente a la centralidad del significado en el estudio lin- más definitorio de esta corriente (Martínez de Rivera 2008:167). La catego-
güístico» y de que «la gramática es un conjunto de unidades simbólicas rización puede ser uno de los medios de explicar la experiencia, la cual está
que se definen como instrumentos para expresar ideas en formas lingüís- directamente relacionada con el uso o tendencia común de conocimiento
ticas» (Cuenca y Hilferty 1999:185; cf. Santos y Espinosa 1996) estaremos dentro de una comunidad lingüística; el uso es lo que pertenece histórica-
mente a una lengua o variedad y no a otra. Por tanto, los prototipos son
conjuntos de categorías difusas definidas por haces de rasgos y relaciones
45 La postura experiencialista centra su interés en el cuerpo humano como foco de semejanza, esto es, constituyen categorizaciones dentro de las cuales
de la experiencia (el carácter corpóreo del lenguaje), lo cual contribuye a explicar hay elementos más prototípicos y otros más periféricos, entre los cuales el
la comunicación entre los hablantes. Las estructuras conceptuales compartidas se primero es el más representativo de la categoría. Uno de los ejemplos clá-
convencionalizan en una comunidad de habla, y ello da lugar al sentido comuni- sicos es el concepto de madre. El prototipo de madre que constituye una
cativo de lo que expresamos (Cuenca y Hilferty 1999:17). categorización bastante clara que da lugar a otros conceptos como madre
6
~ Whorf nunca planteó la lengua como cognición¡ de hecho su interés era el es-
tudio de la diversidad lingüística, que según él respondía a la propia naturaleza de
adoptiva, madre donante, madre biológica, más prototípicos y otros más
la mente humana, aunque nunca dio con una solución. Según Martínez de Rivera periféricos como: madre patria. Asimismo, una estructura gramatical puede
(2008:62), Whorf fue un «creador de problemas», esto es, un auténtico científico. ser un prototipo: un pronombre de sujeto no es una categoría homogénea
SOCIOLINGÜÍSTICA ______________________ _ - - - - - _____ LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIC,?LINGÜÍSTI~ __
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que se comporte gramaticalmente siempre del mismo modo¡ tiende a apa- es conceptual y no gramatical en el sentido tradicional y relaciona las ca-
recer en distintas posiciones sintácticas y con distintas funciones discur~ tegorías gramaticales con los procesos cognitivos de forma integrada, sin se-
sivo-pragmáticas. Como bien señalan Cuenca y Hilferty (1999:61), de la parar lo formal de lo funcional (Broccias 2006:89, Langacker 2005). La
teoría de los prototipos se deduce que no existen límites claros entre cate- te\)ría cognitiva de Langacker resulta ser la más comprensiva de las teorías
gorías. Así pues, la teoría de los prototipos concuerda perfectamente con gramaticales aunque, de forma general, todas las aproximaciones tienden
la variación existente en el plano gramatical.47 a considerar que las habilidades cognitivas moldean la lengua (Broccias
La gramática cognitiva. La lingüística cognitiva pone el foco de aten- 2006:108).48
ción y estudio en la gramática y esta no puede entenderse sin estrecha con- Por otra parte, los dominios cognitivos prestan atención a este as-
junción con la semántica, de modo que la forma y el significado pecto y han sido objeto de estudio no solamente de la gramática cogni-
constituyen una unidad indivisible; un cambio en la función significa un tiva, sino también de la semántica. Se definen como «contextos para la
cambio en la conceptualización del contenido que se comunica, lo que caracterización de una unidad semántica» (Langacker 1987:147). Esta
equivale a decir que un cambio en la forma siempre conlleva un cambio concepción de la gramática resulta de gran utilidad para estudiar la varia-
en el significado o contenido. Uno de los autores que más ha contribuido ción sintáctica.
al desarrollo de la gramática cognitiva es Langacker (1987, 1990, 1991). La La semántica cognitiva. Cognitivamente, la semántica y la pragmá-
gramática se considera una unidad globalmente concebida y no bloques de tica son inseparables. Cuando se quiere analizar la cognición partiendo del
elementos superpuestos de los distintos planos de la lengua. La gramática significado se utilizan los dominios cognitivos, los modelos cognitivos ide-
constituye así una unidad simbólica que aglutina todas las dimensiones alizados (Lakoff 1987) o las teorías de marco (Fillmore 1985), entre otros.
tradicionalmente separadas (sintaxis, semántica, discurso, pragmática, fo~ El denominador común de todos estos modelos es la insistencia en la na-
nología) con lo cual se aleja hermenéuticamente de otras perspectivas ana- turaleza enciclopédica de la semántica que lleva a no distinguir entre los
líticas, como las estructurales o las generativistas,· que tienden a analizar aspectos considerados tradicionalmente como lingüísticos o internos de
esos niveles sin relacionarlos totalmente entre sí. Una de las cuestiones aquellos pertenecientes al contexto o a lo extralingüístico, atribuibles tra-
más interesantes que se desprenden del estudio cognitivo de la gramática dicionalmente a la pragmática. Los estudiosos coinciden en afirmar que
es que a partir de esa concepción integradora de todos los niveles lingüís- «cualquier intento de establecer la semántica como un módulo completa-
ticos y de la combinación entre ellos surgen efectos y significados quepo- mente separado de la pragmática a partir de la dicotomía teórica conoci-
drían parecer inesperados. Tal es el caso de la interpretación negativa que miento lingüístico vs. conocimiento del mundo sólo puede dar como
tiene la frase ¿Conducir rápido yo?; cualquier hablante nativo entiende que resultado un reparto de trabajo artificial» (Cuenca y Hilferty 1999:71; San-
el hablante ha querido decir que «no conduce rápido» (e(. Cuenca y Hil- tos y Espinosa 1996). Así pues, los dominios cognitivos ayudan a determi-
ferty 1999: 88). De esta forma, como señalan los autores «la integración de nar el significado; a conceptualizarlo de acuerdo a las habilidades
dos o más elementos produce efectos no atribuibles a uno u otro elemento, cognitivas del hablante para lo cual la relación y percepción de la realidad
sino que surgen del hecho mismo de combinarlos» (1999:70). La razón de cobra un interés especial. Frente a otras aproximaciones teórica.s que han
ese producto puede residir precisamente en cómo se categoriza la expe- defendido que la lengua no tiene relación con dicha realidad, el enfoque
riencia cognitivamente y cómo se extraen las regularidades que permiten cognitivo centra su interés en relacionar el conocimiento del mundo con
las interpretaciones a partir del uso. Así pues, la semántica forma parte in- la gramática, algo que parece lo más lógico; si la lengua sirve para comu-
discutible de la gramática, como también lo es la pragmática. nicarnos, ¿por qué va a ser algo ajeno a la realidad circundante?
La gramática cognitiva considera que el signo lingüístico puede ser mo- Asimismo, la teoría de la gramaticalización comparte ciertos presupues-
tivado y no arbitrario, toda vez que existe un vínculo simbólico entre el tos de la gramática cognitiva. Algunos elementos de la gramática y del lé-
polo semántico y el polo fonológico. El análisis cognitivo de la gramática xico pueden gramaticalizarse a partir de asumir funciones que en principio

47 Según Martínez de Rivera (2008:177) la teoría de los prototipos no ha llegado 11


~ Una aplicación interesante de esta disciplina es la forma en la que la percep-
a saber qué es el conocer porque las categorías y las cosas del mundo real no existen: ción de las palabras en términos cognitivos puede ayudar a resolver problemas so-
se crean cuando se hablan; el conocer «es poner orden sobre lo que, a través de ciopolíticos, básicamente en lo que respecta a la denominación de conflictos y
nuestros sentidos, nos llega de la realidad exterior». problemas sociales (cf. Janicki 2008).
168 _SOCIOLINGÜÍSTICA - - - - · _____________ _ __ _LOS_NIVELES DE,,LA VARIACIÓN_ SOCIOLINGÜÍSTICA ,,_, ___ -------~-16_9

no le correspondían. Por ejemplo, los adverbios y las locuciones preposi- sentido, las metáforas pueden ayudar a construir un sentido o significado
cionales son tendentes a adquirir nuevas funciones a partir del uso conti- social concreto con determinados fines: el discurso publicitario es uno de
nuado; la función inicial se va erosionando y da lugar a nuevas funciones. ellos¡ a menudo estos elementos constituyen la pieza clave para lograr un
Se trata este de un proceso de cambio de una unidad léxica que pasa a fun- fin comunicativo como es el de consumir un determinado producto. Tam-
cionar como gramatical (bueno, vale, mira, etc.), o una unidad gramatical bién pueden ir encaminadas a controlar la interpretación de la realidad a
que toma otra función gramatical (el caso del pretérito perfecto (he can- través del discurso periodístico (e(. Cuenca y Hilferty 1999:121, Aijón
tado} como función perfectiva) (Traugott y Heine 1991, Schwenter 1994, Oliva, Machado Soto y Serrano 2010).
Serrano 1994b, 1996b). Lo más interesante de los procesos de gramaticali- En definitiva, la Lingüística cognitiva no es solamente una teoría ba-
zación es precisamente el estudio del proceso; el de explicar por qué se pasa sada en el uso, sino que explica el uso. Si se parte de la idea de que las es-
gradualmente de una función a otra, porque es ahí donde los aspectos cog- tructuras lingüísticas proceden de modelos cognitivos motivados basados
nitivos adquieren un rol fundamental (c(. Cuenca y Hilferty 1999:166). en la conceptualización de la experiencia del hablante con el mundo y
La metáfora y la metonimia. Es de destacar la atención que presta la con su interacción con otros hablantes, se contribuye a dotar al uso de
lingüística cognitiva a estos conceptos. La metáfora se concibe de modo una base racionalmente explicativa, e incluso formaI. 49 Esa base formal
mucho más amplio de lo habitualmente establecido para ella como figura analítica que parte de la motivación y que conlleva un estudio cognitivista
literaria y se entiende como «un mecanismo cognitivo que se utiliza para puede explicar el uso, tradicionalmente identificado como una simple su-
procesar información abstracta a partir de conceptos más concretos, simples cesión de datos empíricos. Aquí es donde surge el mayor reto de la lin-
y familiares» (Cuenca y Hilferty 1999:24). Las nociones de metáfora y me- güística cognitiva actualmente y, simultáneamente, el estudio del uso y de
tonimia son elementos de creación constante en la vida cotidiana (Lakoff la perspectiva constructiva puede ser un buen punto de partida para me-
y Johnson 1980) y no queda circunscrita a los registros formales o a los po- jorar la metodología variacionista y sociolingüista, especialmente la sin-
éticos. Son metáforas de la vida cotidiana (Lakoff y Johnson 1980), esto es, táctica.
cualquier elemento o frase de la vida cotidiana puede constituir una metá- Como se ha confirmado ya en algunas investigaciones, la existencia de
fora ya que, de forma general, se trata de proyectar un dominio conceptual variación sintáctica y estilística puede ser explicada a partir de sus funda-
sobre otro; el dominio origen presta sus conceptos al dominio destino: el mentos cognitivos (Aijón Oliva 2006a, Serrano y Aijón Oliva 2010a).
dominio origen es un concepto de la vida cotidiana, por ejemplo, los ali-
mentos o las personas y el dominio destino es la idea basada en ese con- 5.2.3.3. Los fundamentos cognitivos de la variación sintáctica:
cepto. Así, considerar que las ideas son alimentos o las personas son animales desarrollos redentes
da lugar a metáforas conceptuales tales como «No me trago sus mentiras»
o «Este niño es muy burro» respectivamente. Hay otros tipos de metáforas El acercamiento de la lingüística cognitiva a otras disciplinas se ha puesto
basadas en las imágenes, en ellas lo que se proyecta no es un concepto sino de manifiesto últimamente en distintas aproximaciones que tienden a in-
una imagen: «Las casas que rodean la urbanización», el verbo rodear hace re- corporar datos empíricos y trabajos de campo en sus análisis, aunque hay
ferencia al esquema de un círculo. En suma, la metáfora no es más que la que señalar que se trata de una aproximación esperable, ya que esta disci-
manifestación de la creatividad humana; es parte del lenguaje y funda- plina comparte preocupaciones básicas con la Sociolingüística y con la va-
mento del mismo. Como apunta Martínez de Rivera (2008:192): «No vivi- riación lingüística (Dirven 2005:39). Muchos autores consideran tal
mos por las metáforas, marchamos sobre ellas».
Por su parte, la metonimia es otro procedimiento cognitivo muy fre-
cuente en la vida cotidiana, basado en relacionar una parte de los dominios 9
~ Al cognitivismo le interesa estudiar la lengua real, en uso, por lo que algunos
conceptuales o las imágenes de origen y proyectarlas parcialmente (una autores sostienen que se trata de un enfoque funcional por oposición al formal (cf.
parte por el todo). En los ejemplos suena el teléfono o un vaso de agua es Cuenca y Hilferty 1999:30). Como ya se ha señalado, parece poco fructífero llevar
obvio que lo que suena es solo una parte del teléfono y que el vaso no es a cabo análisis funcionales o formales de forma independiente, con lo que todo pa-
rece apuntar a que la lingüística cognitiva -desde que tiende a analizar el uso re-
de agua, sino que la contiene. lacionándolo con aspectos de la cognición humana motivados y empíricamente
En cualquier caso, la metáfora y la metonimia son procesos cognitivos comprobados- reúne ambas perspectivas con lo cual, por fin, podremos ir aban-
frecuentísimos en el discurso; forman parte de la creación del hablante, donando la oposición entre los enfoques formales y los funcionales como si se tra-
pero también del conocimiento histórico de una lengua o variedad. En ese tara de dimensiones analíticas confrontadas.
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170 --~-s,,,o,,CccIOLINGÜÍSTICA ____.........--~---·- LOS NIVELES DE_l,A VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA ___ -------- 171
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conjunción como inevitable (Kristiansen y Dirven 2008: 2); de hecho, ya se ha aplicado al estudio cognitivo de la variación sintáctica en la lengua in-
en 1999 Langacker aludía a la necesidad de extender la lingüística cognitiva glesa (cf. Heylen, Tummers y Geeraerts 2008).
a las áreas del discurso y de la interacción social. El enfoque cognitivo, al Por otra parte, otra línea o tendencia apuntaría a la inclusión de ele-
estar basado en el análisis del significado y del uso conlleva implícitamente mentos sociales en la cognición. Siguiendo a Bernárdez (2003:74), cabría
que se pueda aplicar a todas las áreas de la comunicación humana donde cuestionarse si el lenguaje es comunitario, la cognición es también comu-
la significación pueda ser relevante (Kristiansen et al. 2006:3). Uno de estos nitaria, o ambos son individuales. Considera que las disciplinas que se de-
casos puede ser la variación socio1ingüística, ya que los aspectos sociales dican al lenguaje como fenómenos sociales no enlazan loS dos aspectos,
están presentes implícitamente en esta tendencia, toda vez que se parte de sino que se limitan a investigar lo externo o lo colectivo, ya que no existe
la idea de que la lengua constituye una percepción de la realidad. Por otra aún una Sociolingüística cognitiva plenamente desarrollada. Los modelos
parte, si contemplamos la cognición como una elección entre alternativas sociocognitivos tienden a analizar la cognición comunitaria, social o cul-
variables o como creación o construcción de las mismas, podremos rela~ tural frente a la individual y la forma en la que los hablantes conceptuali-
cionar el significado con la variación. Los recursos sociolingüísticos no son zan la realidad social en términos de modelos culturales (cf. Dirven
sólo variantes en sí mismos, sino que están imbuidos de significado social 2005:43; Kronenfeld 2008).
(Coupland 2007a:108), lo cual alude, además, a Jo propuesto por Halliday Esas dos líneas de investigación mencionadas podrían ser confluyentes
(1978) con su concepto de potencia semántica; es decir, cómo significa la ya que la naturaleza basada en el uso de la lingüística cognitiva inevitable-
lengua en su sentido global (cf. Coupland 2007a:13). Ya que la gramática mente conlleva la incorporación de aspectos sociales (Geeraerts
cognitiva está basada en el significado, es necesaria una aproximación más 2005b:164). 50 Por lo tanto, si se considera que los métodos empíricos no
profunda a ese significado, conectándolo con la realidad social, esto es, están basados en la intuición y en la introspección sino en el análisis de
como significados negociados y construidos por los hablantes (cf. Dirven, datos objetivos, se puede certificar una intensificación de esta tendencia den-
Frank y Pütz 2003). tro del marco de la lingüística cognitiva, que puede conducir al desarrollo de
Las tendencias más actuales en lingüística cognitiva se dividen en dos una Sociolingüística cognitiva.
vertientes; por una parte hay una tendencia cada vez más creciente a usar Por lo tanto, el gran reto para la investigación en variación morfosin-
modelos empíricos en el análisis lingüístico y, por otra parte, los aspectos so- táctica será el de desarrollar un modelo teórico que pueda conciliar los di-
ciales del lenguaje adquieren un interés central desde el punto de vista cog- versos planos a los que afecta simultáneamente la variación (formal,
nitivo. Sin embargo, ambas perspectivas no están todavía totalmente semántico-pragmático, discursivo, socioestilístico) sobre la base explicativa
integradas; la investigación empírica sobre la variación lingüística es todavía de los mecanismos cognitivos generales del ser humano (cf. Aijón Oliva y
incipiente, si bien, según señalan Kristiansen y Dirven (2008:3), Jo social Serrano 2010a).
implica Jo empírico y lo empírico implica lo social. El estudio de los aspectos La tendencia actual que investiga los mecanismos internos de base cog-
sociolingüísticos es un importante reto para la lingüística cognitiva; de nitiva que subyacen a la variación sintáctica conecta con los enfoques más
hecho, el desarrollo de una Sociolingüística cognitiva sería un paso natural modernos de la lingüística cognitiva, que tiende a extender el estudio de
(Geeraerts 2005b:163; Soares da Silva 2006:1734). La primera vertiente alu- la cognición individual hacia la social o colectiva (Dirven 2005:43, Kris-
diría a una de las distintas ramas que surgen actualmente de la lingüística tiansen y Dirven 2008:2, Kronenfeld 2008, Geeraerts 2005b). Esta aproxi-
cognitiva, la denominada tendencia psicológica-gestá/tica, basada en la con- mación a una Sociolingüística cognitiva se ha manifestado también en el
cepción cognitiva de Langacker (cf. Dirven 2005:18), que relaciona estrecha- plano de la variación sintáctica. Según Heylen, Tummers y Geeraerts
mente la gramática con la cognición como un sistema simbólico abstracto (2008:100), la forma de estudiar las variables sintácticas desde la perspec-
que integra todos los niveles de análisis tradicionalmente separados (mor- tiva cognitiva a partir de datos procedentes de corpus se realiza conforme
fología, léxico, semántica) y que considera el significado lingüístico con- a dos tendencias teóricas. Una de ellas es la de Gries y Stefanowitsch
ceptual por naturaleza (Langacker 1995:4). De este modo, esta concepción
de la gramática como un sistema de uso puede ser aprovechada para usar
.so No obstante, hay autores que se mantienen en el manejo de intuiciones frente
datos provenientes de corpus; tal es la línea de investigación en desarrollo a datos empíricos. Itkonen (2003) considera que los datos procedentes de corpus
llevada a cabo por distintos autores como Barlow y Kemer (2000), Kristian- son generalmente incompletos. Martínez de Rivera (2008:259) opina de modo simi-
sen et al. (2006, 2008), Geeraerts (2005b, 2006a, 2006b), Gibbs (2006), Dir- lar: no es necesario acudir a datos empíricos ya que la propia intuición de los hablan-
ven (2005:40) Ruiz de Mendoza lbáñez y Peña Cervel (2005). Esta tendencia tes puede resultar tanto o más valiosa que esos datos.
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172 SOCJOLINGÜÍSTJCA LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 173

(2004), centrada en los aspectos psicolingüísticos o internos que llevan al La variación lingüística puede ser relacionada también con la tipología
hablante a elegir una variante frente a otra, tales como el orden de pala- lingüística desde una perspectiva sociocognitiva con vistas a definir e iden-
bras; se trata de comprobar los efectos cognitivos online, sin relacionarlas tificar principios cognitivos universales y generales; esto es, definir la cog-
con variables externas o del discurso. Por su parte, la explicación de la re- nición social o general y no solamente la individual. Según Bernárdez
lación entre la variación como una interacción entre las variables internas (2005:212) la variación es el resultado del carácter social del lenguaje
y las externas, esto es, los procesos cognitivos offline, es la línea seguida por donde las condiciones contextuales y las actividades y las condiciones im-
autores como Grondelaers, Geeraerts y Speelman (2006) y Grondelaers, puestas por la participación de un grupo de personas en una actividad
Speelman y Geeraerts (2008). La primera tendencia aporta conclusiones común. En realidad, Jo que debe ser explicado no es la variación, sino la au-
acerca de los datos subyacentes o internos de los datos de corpus, mientras sencia de ella entre las lenguas (2005:212).
que la segunda los considera hechos empíricos que conducen a interpre- Aproximaciones próximas a la lingüística cognitiva, como la gramati-
taciones cognitivistas que podrían ser comprobadas con test psicolingüís- calización (Bybee 2001, Hopper y Traugott 1993) se han interesado por dis-
ticos. De esta forma, variables consideradas como extralingüísticas o tintos fenómenos variables, pero estos no han constituido todavía el
externas al sistema lingüístico pueden ser explicadas de modo interno (cf. interés central. Contamos con algún trabajo en el nivel fonético-fonoló-
Heylen, Tummers y Geeraerts (2008:123). gico y en el estilístico (Kristiansen 2003, 2008) así como léxico (Geeraerts
La intención de utilizar corpus en este enfoque se lleva a cabo también 2006b). En el ámbito de la gramática o la morfosintaxis podemos nombrar
desde la perspectiva discursiva. Según Mittelberg, Farmer y Waugh (2006), los trabajos de Hurtado Valero (2004) o los de Delbecque (2003b) sobre la
el análisis de corpus debe conllevar un análisis discursivo porque de alguna variable «expresión de la dimensión agentiva de la voz pasiva» y sobre las
manera un corpus es una composición de discursos. Du Bois (2003:49) se- preposiciones por y para (1995), si bien esta autora no suele incluir factores
ñala que la gramática tiende a codificar las tendencias generales de uso de sociales en el análisis (e{. Delbecque 2003a, 2005). También han sido ana-
los hablantes, de modo que la gramática no es un conjunto de principios lizados los aspectos cognitivos de la interacción verbal (Lindenfeld 1995)
abstractos y desarticulados, sino que debería estar considerada como una y la metáfora conceptual como significado estilístico ideológico (Wolf y
relación entre forma y estructura condicionada por las prácticas lingüísticas Polzenhagen 2003).
emanadas de la interacción social y de sus implicaciones cognitivas, se-
mánticas y pragmáticas. Por lo tanto, una de las tendencias discursivo-cog- 5.2.3.4. Los fundamentos cognitivos de la variadón sintáctica
nitivas puede ser la de estudiar determinados patrones gramaticales, formas como construcdón de estilo. Conclusiones y ejemplos
o expresiones de acuerdo a la función que adquiera en su contexto. Se con-
sidera que esto podría constituir un modo de predecir las elecciones grama- Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, el futuro de la investi-
ticales (Hughes, Carter y McCarthy 1995). La importancia de trabajar con gación sociolingüística y variacionista de la morfosintaxis debe tener en
datos empíricos se supone beneficiosa para comprender las funciones cog- cuenta tres cuestiones fundamentales:
nitivas en el discurso y, asimismo, del estudio de elementos gramaticales
en el discurso pueden extraerse también conclusiones relacionadas con la a) El abandono definitivo de la tendencia a estudiar la sintaxis de
etnografía de la comunicación y con el lenguaje no verbal (Mittelberg, Far- forma separada del plano semántico, lo cual implica obviar el tradicional
mer y Waugh 2006:28, 31, 32). Todo ello constituye apuestas importantes requisito de la igualdad o equivalencia descriptiva y situar precisamente
para establecer una alianza metodológica y hermenéutica entre la lingüís- en las variaciones de significado la posibilidad de explicar la variación for-
tica cognitiva y la variación sociolingüística. mal (cf. Serrano 1999, 2004a, 2004b, 2006a, 2006b, 2009, 2010, 2011;
La lingüística cognitiva se ha acercado también al discurso. Por ejem- Aijón Oliva 2006a, Aijón Oliva y Serrano 2010a; Serrano y Aijón Oliva,
plo, Steen (2005:293) aplica algunos aspectos de la gramática cognitiva de 2011).
Langacker en su clasificación de las unidades discursivas según cuatro di-
mensiones: la conceptual (el valor de la proposición), la material (el valor b) El análisis de las dimensiones semántico-pragmáticas de la sinta-
de la entonación o puntuación), la lingüística (el valor de la cláusula o xis da normalmente como resultado la creación de un estilo comunica-
frase) y la comunicativa (el valor como acto ilocucionario). Por su parte, tivo que _diferencia las variantes entre sí y que puede ser determinante
Barcelona (2005) estudia el fenómeno de la metonimia en la gramática y de un valor social. En ese sentido, hay que tener en cuenta que el nivel
en el discurso. gramatical o morfosintáctico es el nivel fundamental de la lengua, que
174 . . __ SOCIOLINGOISTICA ...... --··- ···- ____ ~----- LOS NIVELF.S DE LA VARIACIÓN SOClOLJNGÜÍSfICA 175

aglutina el resto de los niveles lingüísticos y que la variación en este c) A partir de la idea de que todo cambio en la forma conlleva un cam-
plano constituye un medio para la construcción del significado (Eckert bio en el significado o en la función comunicativa, resulta útil un enfoque
2000: 43), 51 en el discurso y en la interacción, 52 lo cual contribuye a un cognitivista de la variación morfosintáctica y de los distintos estilos que
análisis integrador de la Sociolingüística que no contempla la dimensión conlleva, adoptando las ideas generales de la gramática cognitiva y de su
social y la lingüística de forma separada (Gumperz y Cook-Gumperz naturaleza icónica y simbólica que refieja la experiencia del hablante con
2007). El significado no solamente reside en las formas lingüísticas o en el mundo circundante (cf. Aijón Oliva y Serrano 2010a)._
las variedades o comunidades de habla o en las experiencias de los ha-
blantes que a ellas pertenecen, sino también en los actos de habla (Cou- Los distintos niveles de análisis de este plano de la variación podrían-
pland 2007a:24). 53 El estilo emerge de la interacción comunicativa." representarse del siguiente modo:

Gramática
variables/variantes
51 La gramática está formada por esquemas variables que posibilitan al hablante
COGNICIÓN
la elección entre varias formas dentro de unas condiciones restrictivas¡ ya se ha in-
sistido en que no todos los elementos de la sintaxis pueden adoptar formas de va-
riación. La estructura de la gramática no puede ser alterada de modo drástico, pero
ello no quiere decir que exista menos variación sintáctica que fonológica o léxica Discurso ~ Interacción
(Serrano 2006b: 9). Sí hay que señalar la existencia de áreas o fenómenos más dé-
biles o susceptibles de admitir variación; tal es el caso del fenómeno del dequeísmo:
la inconsistencia de algunos regímenes verbales puede ser utilizada por los hablantes
de modo variable (Serrano 1998). Por tanto, se puede estar totalmente de acuerdo
con la idea de Labov de que la variación es inherente al sistema, y el nivel gramatical Estilo
no es una excepción a ello.
sz Para ello, hay que observar la competencia comunicativa de los hablantes,
en el sentido propuesto tanto por Gumperz y Hymes (1972: vii) «aquello que un
hablante necesita saber para comunicarse de manera eficaz en contextos social- Significado (social)
mente significativos», como por Gumperz (1982a: 209): «el conocimiento de las
convenciones lingüísticas y comunicativas en general que los hablantes deben po-
seer para crear y mantener la cooperación conversacional». Como señala Garfinkel
(1967), los hablantes actúan en su devenir cotidiano dando sentido y construyendo Gráfico 2. Continuum de niveles analíticos de la variación sintáctica
las identidades sociales a través del uso lingüístico. Asegura así que interactuar es
contar la interacción, esto es, el mismo hecho de interactuar lingüísticamente evi-
dencia la interacción social, lo cual implica que la realidad social es el producto de La variable [expresión (preverbal/posverbal) / omisión] del pronombre
la interpretación concreta de los actos comunicativos, construyéndose y negocián-
dose cada vez que se habla o, incluso, durante el decurso de un mismo acto comu- de sujeto en español constituye un ejemplo" de la aplicación de esta me-
nicativo. todología para el estudio de la variación sintáctica a la lengua española. 56
53 Ya se ha visto que, para Coupland (2007a:13), el estilo está en todas partes, de La expresión de este pronombre puede ser opcional; su presencia dota a
modo que según su teoría no hay acto de habla sin implicación estilística. su referente del carácter discursivo-pragmático de centro o protagonista de
54 Un concepto importante es la clave o indicio contextualizador (Gumperz
la emisión a partir de la propiedad cognitiva de la prominencia percep-
(1992:230). La adecuada interpretación de las inferencias permite llegar a los indi-
cios o claves de contextualización pertinentes para la interpretación. Gumperz ha
insistido (2003:216) en que toda comunicación es intencional porque anda las in-
ferencias que dependen de asunciones y de presuposiciones culturales mutuas. Así,
este concepto se refiere a cualquier signo verbal que sirva para construir el campo ss Otros ejemplos son el estudio de las construcciones de pasiva con ser (Aijón
contextual que conduce la interpretación del mensaje correctamente. Fenómenos Oliva, en consideración) y el estudio de las metáforas en el discurso periodístico
como el code-switching, la entonación, el uso de una forma verbal frente a otra (he (Machado Soto 2009).
cantado/canté) 1 los marcadores del discurso o la ausencia o presencia del pronom- s6 Se han utilizado dos corpus: Corpus del Lenguaje de los Medios de Comuni-
bre pueden constituir claves de contextualización, que permiten interpretar el men- cación de Salamanca (MEDIASA) y el Corpus Conversacional del Español de Cana-
saje en la forma cultural y comunicativamente adecuada. rias (CCEC).
176 _S_()C:JQl,'_NGÜÍSTICA ---~-- _ ----- _ LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSfICA 177

tiva, s1 por tanto, es probable que su presencia o ausencia, así como su po- Así pues, el sujeto omitido puede considerarse el más conocido y activado
sición con respecto al verbo, repercutan en el estilo de la secuencia verbal en el contexto, a la vez que el menos focalizado informativamente; en el otro
y, por lo tanto, en el estilo que construye el significado. La variación entre extremo de estas escalas nocionales se sitúa el sujeto expreso posverbal, que
Ja expresión y la omisión del sujeto supone, desde nuestro punto de vista de hecho posee rasgos más típicos de los objetos sintáctico-semánticos.
una variación en el modo de conceptualizar las relaciones entre los parti- El sujeto en posición preverbal puede constituir una estrategia de miti-
cipantes de una escena (cf. Serrano y Aijón Oliva 2010a; Serrano y Aijón gación o atenuación de un contenido potencialmente .conflictivo, sobre
Oliva 2010b, Aijón Oliva y Serrano 2010b). El hablante impone en dicha todo si lo contrastamos con la expresión posverbal. La colocación preverbal
escena una determinada estructura semántico-pragmática que responde es la prototípica del sujeto en español y es propia de los referentes humanos
a un esquema cognitivo subyacente (Croft 1991: 99). Podríamos suponer y temáticos; la posición preverbal incrementa la prominencia del sujeto y re-
que un sujeto pronominal expreso se percibirá como más prominente en duce su informatividad, de forma que puede constituir una estrategia de dig-
el contexto discursivo-cognitivo que uno que no se realice en el plano for- nificación del referente, al ser más agentivo. Esto puede dar lugar a valores
mal. estilísticos, como el de la cortesía (Serrano y Aijón Oliva 2010a).
Dado que estos pronombres conllevan el valor icónico de su presencia En textos como el siguiente, procedente de una asamblea de trabajado-
en la escena descrita, cabe suponer que un sujeto expreso será más promi- res en la que la interacción es reducida, se puede observar que el sujeto
nente para el hablante que uno omitido, dado que estará activado en el aparece expreso en posición preverbal en aquellas partes cuyo contenido
contexto (Yo digo/0 digo). Y, por otra parte, su orden con respecto al verbo parece ser más conflictivo. El pronombre expreso nosotros acentúa la pre-
también determina dicha iconicidad, de modo que cuando el sujeto viene sencia icónica del referente, conceptualizando la relación sobre un parti-
expreso en posición posverbal (Lo dije yo), la prominencia perceptiva o to- cipante (nosotros), pero la mayor prominencia y agentividad cognitiva de
picalidad es menor, pero aumenta su carga informativa, justo lo contrario la posición preverbal difumina en alguna medida la referencia de la per-
de lo que sucede cuando el sujeto viene en posición preverbal (Yo lo dije), sona en la escena comunicativa.
que resulta más prominente.
Se parte de la siguiente escala de menor a mayor prominencia percep- Las cuestiones que 0 planteamos\ que se unificarán todas en un escrito son
tiva, inversamente proporcional a su informatividad o focalización: sujeto las siguientes// necesidad de igualar el régimen normativo de convivencia
posverbal < sujeto preverbal < sujeto no expreso. Cabría proponer así la si- en el centro lll nosotros habíamos planteado que/ estuvieran presentes el co-
guiente matriz: ordinador del centro y el coordinador de Tenerife, pero ... (...) nosotros pre-
sentamos un escrito lll en fin \0 tuvimos una segunda asamblea(...) nosotros
Sujeto Ejemplo Prominencia Focalización en esa reunión no teníamos noticia de que eso era legal (CCEC <ElTra0108>)
o activación o informatividad
Por su parte, la posición posverbal indica una objetualización del sujeto y
Omitido Vengo + prominente - focal un aumento del flujo de energía entre el sujeto y el objeto. 58 Esta posición

Preverbal Yo vengo +/- prominente +/- focal


SH Se trata del denominado modelo de evento canónico (Langacker 1991: 285-
Posverbal Vengo yo - prominente + focal
286), un modelo arquetípico complejo que subsume dos papeles o roles: el de
agente y el de paciente. El primero lleva adelante una acción volitiva, que instiga
y es fuente de energía¡ el segundo es un objeto que conlleva un cambio de estado
Tabla 6. Valores de prominencia perceptiva del sujeto verbal interno. El flujo o la transmisión de energía va desde el agente hacia el paciente,
lo cual se relaciona, por otra parte, con la transitividad y la posición que tienen los
elementos entre sí en la cadena sintáctica¡ una unidad que está más cerca de otra
transmitirá un mayor flujo de energía y se conceptualizará cognitivamente de
modo más transitivo. Este modelo provee los valores prototípicos de las nociones
s7 La prominencia perceptiva se entiende como un elemento de la cognición gramaticales: el sujeto será agente y el objeto paciente; será un arquetipo para la co-
humana que puede proyectarse en todos los niveles de. la estructura lingüística, dificación de lo que las lenguas tienden a desarrollar como cláusulas de tipo básico
desde el más externo, el pragmático-discursivo, hasta el fonológico-prosódico. (Langacker 2000: 43).
178 _ --~SOCIOLINGÜÍSTICA_ .. __ . ~ --·-
LOS NIVELF.S DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSflCA
--------- 179

hace percibir al sujeto como más afectado y objetual, al tiempo que tiende yo creo que es malo/ para la Unión Deportiva Salamanca y: por ende para:-
a ser dativo o benefactivo siguiendo la tendencia natural de los objetos para todos los que estamos en ella (MEDIASA <Dep-Co-080104-14:35>)
sintácticos. Tal es el caso del siguiente ejemplo; se trata de un monólogo
narrativo en que el hablante se refiere a un interlocutor indirecto que cons- Por su parte, la omisión del sujeto (creo) predomina cuando creer se utiliza
tituye, en algunas partes del texto, el contenido argumentativo de la emi- en su valor epistémico de expresión de hipótesis, hechos de los que no se
sión en discurso referido. La objetualización y la menor agentividad del está seguro, como en este otro ejemplo:
sujeto contribuyen a crear un valor pragmático que no repara la imagen de
ese referente y que puede constituir una estrategia para reforzar el conte- Eran unas fiestas austeras/ pero la gente se lo pasó bien\ es el primer mu-
nido conflictivo de un texto, ya que aumenta la presencia de la referencia nicipio donde hemos puesto en marcha el plan de austeridad\ creo que
personal del pronombre en la escena descrita: hemos sido de los primeros 111 la gente lo ha entendido perfectamente\
(CCEC<MaTe09>)
A: Lo que pasa es que claro / pero yo no me he incorporado porque no sé
lo que voy a hacer todavía / claro / las vacaciones como que no las voy a
coger yo\ Valor Expresión Omisión Total
B: =claro, no vas a llegar y a coger vacaciones\ (CCEC <MaPly0307>)
Literal: creencia 2 50% 2 50% 4
Por su parte, el sujeto no expreso puede difuminar completamente la pre-
sencia de esas personas en la escena descrita, de modo que podría ser utili- Epistémico: hipótesis 33 46.5 % 38 53.5 % 71
zado como un recurso estratégico en la interacción para evitar dicha
presencia con una fuerza ilocutiva descortés, como es el siguiente ejemplo: Argumentativo: opinión 144 83.7% 28 16.3 % 172

A. Asegura que 0 lleva dos años siendo acosada por su pareja\


B. Sí, desde el anonirriato 0 nos ha contado su historia\resulta que 0 es- Tabla 7. Valores modales y expresión / omisión del sujeto en creo (MEDIASA)
tuvo cuatro años en una relación\y en el último año su pareja comenzó a
maltratarla\ ella se separó y 0 ha intentado huir de él\ decimos huir\por-
que 0 le ha destrozado los pisos en los que 0 vive III y 0 le ha destrozado
hasta dos coches\ (CCEC <MaPly0307>) Valor Expresión Omisión Total

Asimismo, con esta metodología hemos analizado también un caso muy Literal: creencia o o o
concreto de expresión/omisión del pronombre personal de la primera per-
sona sujeto: el de la construcción con la forma verbal creo (Aijón Oliva y Epistémico: hipótesis 46 62.2% 28 37.8% 74
Serrano 2010b). Observamos su elevada frecuencia en textos con un alto
nivel de interactividad donde normalmente los hablantes compiten por la Argumentativo: opinión 207 81.2% 48 18.8 % 255
posesión del turno conversacional, de modo que la expresión del yo con-
tribuye a anclar el discurso en la esfera nocional de la primera persona, a
subrayar la presencia de esta en la escena y a responsabilizarla del conte- Tabla 8. Valores modales y expresión/ omisión del sujeto en creo (CCEC)
nido que se va a expresar. Así pues, el uso de yo creo viene asociado a los
enunciados con valor argumentativo que expresan una opinión particular,
como en el ejemplo: Los valores socioestilísticos de este caso de variación han sido muy
poco estudiados hasta el momento. Hemos podido descubrir que la expre-
Pero yo creo que: la Unión Deportiva Salamanca necesita/ además de dinero sión de hipótesis (en la mayoría de los casos, como se ha dicho, a través de
otras cosas/ aportar idea:s aportar alguna solució:n/ y <sic> intentar sobre la omisión del sujeto) es más frecuente en hablantes que generalmente de-
todo: empujar todos para el mismo carro/ y no cada uno pa uno porque eso sean proyectar una imagen de objetividad e imparcialidad, como pueden
180 __ SOCIOLINGÜÍSTICA ·-- ···- -·- ·-- __________ _ LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLJNGÜÍSTICA 181

ser los periodistas y comunicadores (y también otros personajes públicos); presión de usted/ustedes por sí misma y como variable absoluta es muy fre-
lo contrario ocurre con los representantes de partidos políticos y sindicatos, cuente en textos con un nivel de interacción y argumentatividad muy ele-
con los que la variante yo creo en contexto argumentativo alcanza sus va- vados como los debates entre políticos y periodistas. A partir de la idea
lores más elevados. Por lo tanto, la expresión / omisión del sujeto de creo icónica de distancia asociada a este pronombre, los políticos expresan sus
resulta ser de nuevo, un fenómeno sintáctico cuyos valores nocionales le
1
opiniones y argumentos, de modo que la agentividad que proporciona el
permiten funcionar contextualmente como recurso de estilo y contribuir sujeto usted/ustedes expreso se ve matizada o incluso disminuida por su sig-
a la construcción de una determinada imagen personal. nificado discursivo-cognitivo. Por su parte, los periodistas no muestran un
Por otra parte, en términos de frecuencias absolutas59 se observa un uso uso tan elevado de la expresión y muestran frecuencias más equilibradas
más habitual de la forma creo (con o sin sujeto) entre los hombres frente a con la omisión.
las mujeres, lo que podría indicar un estilo discursivo más orientado a la ex- La variación entre la expresión/omisión estos pronombres estudiada
presión de hipótesis y opiniones en el caso de aquellos, mientras que las mu- a partir de las propiedades cognitivas de la agentividad/no agentividad
jeres tenderían a la transmisión de información (supuestamente) objetiva. respectivamente da lugar a la creación de estilos comunicativos que se
mueven en torno a una escala ideal de no evidencialidad-subjetividad/
Sexo Número Casos de (yo) creo Frecuencia (por evidencialidad-objetividad que es utilizada por distintos grupos profesio-
de palabras 10 000 palabras) nales y en distintas situaciones para desarrollar sus actividades comuni-
cativas.
Hombres 43.362 96 22.1

Mujeres 18.772 29 15.4 5.3. El nivel léxico-semántico. La variación léxica

Las diferencias en cuanto a la utilización de las unidades léxicas en las dis-


Tabla 9. Frecuencia de creo (con o sin sujeto expreso) y género (MEDIASA) tintas comunidades de habla han sido estudiadas por la dialectología, dis-
ciplina que aún hoy en día continúa identificando y distribuyendo las
unidades léxicas en función de su frontera geográfica de uso, normalmente
Sexo Número Casos de (yo) creo Frecuencia (por por áreas rurales. Tal y como sucede con el resto de los niveles de la varia-
de palabras 10 000 palabras) ción, la selección o el uso de un término léxico frente a otro puede reflejar
distintos valores sociolingüísticos que no son exclusiva ni necesariamente
Hombres 48.035 136 28.3 los relacionados con determinadas variedades o comunidades de habla,
como suele considerarse tradicionalmente. Puede conllevar la asociación a
Mujeres 19.654 43 21.8 otros aspectos no solamente socioculturales, sino también estilísticos, aun-
que estos últimos apenas están desarrollados.
En el estudio del vocabulario ha prevalecido el interés por analizar la
Tabla 10. Frecuencia de creo (con o sin sujeto expreso) y género (CCEC) información que puede proporcionar la variación como un índice de cul-
turalidad o de preferencia simbólica plasmado a través de la misma. Esta
circunstancia es la que se ha esgrimido hacia la conciencia de especialistas
En la misma línea hemos obtenido resultados en el análisis de la expre- y usuarios en torno a la preservación de los valores de una cultura a través
sión/omisión del sujeto usted/ustedes en el Corpus Conversadonal del Español de sus palabras. Calsamiglia y Tusón (1999:60-61), consideran que el léxico
de Canarias (CCEC) (Serrano y Aijón Oliva 2010b). Más allá del tradicional es un marcador de pertenencia de grupo que está en estrecha relación con
contraste y comparación con el pronombre tú, hemos advertido que la ex- la diversidad socio-cultural, de forma que se puede estudiar el léxico ca-
racterístico de diferentes grupos dentro de una misma sociedad. Aun
cuando esto pueda ser cierto, la investigación en variación léxica sigue te-
s9 Véase el apartado 6.1 (e) del capítulo 61 que trata de las nociones de variable niendo grandes lagunas metodológicas y hermenéuticas.
relativa y variable absoluta. Según Cabré Castellví (1996) la lingüística debería ensanchar sus obje-
182 SOCIOLINGÜISTICA ·- ... __ .. LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 183

tivos y tener en cuenta no sólo la competencia estrictamente lingüística, Burbujas de agua: Perlas, avellanas, faroles, farolas, gargul!to, gargulita.
sino también la competencia pragmática o comunicativa, sobre todo en Todos los términos significan «burbuja», pero pueden distinguirse por di-
Jo que respecta al estudio del léxico, ya que está ligado no solamente a ca- versos matices: faroles o farolas se aplican a las burbujas que forma la lluvia
tegorías o clases extralingüísticas cerradas como la procedencia, el nivel al caer en los charcos. Perlas son las burbujas pequeñas y gargulito o gargu-
sociocultural o la generación sino también y además, a distintos valores lita parece suponer la burbuja con presencia de ruidos.
de la situación comunicativa (tema, canal, grado de formalidad, propósito Cerdo: Cerdo, cochino, puerco, gocho, marrano. Sobre esta. última señala:
comunicativo, etc.). «lo dicen aquí».
Otros trabajos de variación léxica orientados casi exclusivamente Rebuznar. Ronar «<dicen aquí», rebuznar «mejor dicho que ronar».
desde la perspectiva formal o interna es el llevado a cabo por Ueda y Ta-
kagaki (1993) con el proyecto Varilex, con el que se pretende estudiar el lé- Aparentemente, la variación en el plano léxico nos puede llevar a la con-
xico del español en el mundo y que ya ha dado algunos resultados (Ueda clusión de la existencia de equivalencia o sinonimia entre las dos variantes
2009). Sin embargo, la comparación entre los términos usados en dos dia- de forma mucho más clara que en el plano morfosintáctico, porque el sig-
lectos o variedades diferentes desde el punto de vista de la denotación y/o nificado referencial es más sencillo de delimitar, pero Jo cierto es que para
de la connotación necesita incorporar otros factores sociolingüísticos más el controvertido y clásico requisito Jaboviano de la equivalencia, lo mismo
allá de los geográficos para hacer más realistas las conclusiones (Ávila puede aplicarse a uno y a otro nivel lingüístico: todo cambio en la forma
1997:14-15). conlleva un cambio en el contenido, lo cual implica, tal y como se señaló
El paso del análisis variacionista desde la fonología al léxico no ha sido, en el apartado anterior, que no es posible aplicar dicho requisito a los pla-
ni mucho menos, tan estruendoso como en el plano sintáctico y sin em- nos no fonológícos.
bargo, los aspectos de este plano, aunque son diferentes, no son mucho Sin embargo, cualquier hablante de una comunidad de habla concreta
menos complejos. Hasta el momento, su estudio ha pasado de forma rela- sin grandes esfuerzos conoce y es consciente de que existen distintas for-
tivamente modesta en el panorama sociolingüístico, algo inexplicable si te- mas o variantes para aludir a ese mismo referente dentro de una comuni-
nemos en cuenta que el léxico de una lengua constituye una fuente dad de habla, y que esa variación puede estar distribuida socialmente. Por
importante de información sociocomunicativa. Según Escoriza «La menor ejemplo, es posible relacionar intuitivamente distintas formas lingüísticas
dedicación de los estudios variacionistas a un nivel de análisis como el lé- con distintas generaciones, tal y como se observa en los siguientes ejem-
xico está derivada de la imposibilidad de aplicar los modelos teóricos y me- plos:
todológicos de los trabajos realizados en torno a la variación fonética antes
que justificar la imposibilidad de un variacionismo léxico» (2004:834). Recado/mandado, Helado/mantecado (tercera generación)
La variación léxica desde la perspectiva sociolingüística fue abordada Pasta/dinero (primera generación)
por Borrego (1981) en un estudio sobre una comunidad rural (Villadepera A la procedencia rural/urbana de las formas:
de Sayago, Zamora), en el que expone un repertorio de unidades sobre las Mata/planta (rural/urbano)
que se lleva a cabo un análisis comparativo sobre la conducta lingüística A distintas variedades de una lengua:
de los distintos hablantes según el contacto con la norma, la edad y el sexo. Quitar (una foto)/Sacar (una foto) (Español de Canarias, La Palma)
En dicha comparación establece el nivel de uso de las palabras no estánda- Gemelo/Morocho (Venezuela)
res o castellanizantes y si estas van marcadas por algún juicio peyorativo o Novio/Pololo (Chile)
afirmación que indique al menos una prevención del hablante hacia dicha Judía verde/habichuela (español castellano, español de Canarias)
voz valorando con ello las actitudes y la conciencia lingüística de los ha- O a lo que es más apropiado según la situación comunicativa:
blantes de esa comunidad rural hacia sus propios usos léxicos. Así pues, Hablalj palicar
las anotaciones del autor sobre el uso y sus actitudes hacia el mismo son Curro, trabajo
de gran utilidad para conocer las características sociolingüísticas del léxico Chupa/chaqueta de cuero, peluco/reloj, garimba/cerveza
(1981:73-77, 147,155): Bocata/bocadillo

Relámpago: Relámpago/relampo. Con respecto a esta ú_ltima forma se se- Sin embargo, para llegar a la conclusión científica de que estas formas pue-
ñala: «anticuado», «lo dicen otros», «lo decían antes», «mal dicho». den efectivamente relacionarse con esas circunstancias sociales sería nece-
,
184 SOCIOLING01STICA LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 185

sario disponer de una metodología diseñada al efecto que permitiera reco- Chaqueta de cuero/chupa de cuero. Ráyate un millo/Apúntante un tanto
nocer y analizar de forma efectiva las elecciones que realiza el hablante en
función de determinadas adscripciones sociales o estilísticas, de lo contra- Tras analizar una serie de variantes léxicas, Escoriza estudia las variantes lé-
rio, las adjudicaciones de ele~entos léxicos a grupos sociales puede quedar xicas desde la perspectiva del plano de la expresión, considerando que
en una mera anécdota intuitiva. estos elementos constituyen variantes de expresión a partir de un conte-
Ahora bien, en principio parece sencillo identificar dos o más vari3ntes nido común (2002:7,200; 2004:834) que hace posible su relación y su uso
léxicas con un significado descriptivo aproximado, pero no lo es tanto or- en determinados contextos comunicativos. En función de ello agrupa los
ganizar el vocabulario de una lengua o variedad en torno a variantes o a distintos términos que son usados por los hablantes en contextos similares,
formas alternantes, sobre todo por lo relacionado que está este plano con y los considera como variantes lingüísticas que a su vez forman parte de la
cuestiones no solamente socioculturales, sino también por el alto nivel de invariante, que sería la más frecuente del grupo estudiado. Los siguientes
creación de nuevos términos que sufre, de forma que podría afirmarse que gráficos representan esta forma de explicar la variación.
las palabras tienen un potencial significativo que podría denominarse sin
grandes riesgos como ilimitado. l. Sencillo-simple-fácil
Sin embargo, esto no quiere decir que no haya términos constantes en
cada variedad que permitan hablar de un léxico o vocabulario estándar, sencillo
pues, como señala Moreno de Alba (2000), «al pan lo seguimos llamando 29%
pan y al vino, vino. Por encima de ese fondo común, las divergencias son
sólo pequeñas ondas en la superficie de un océano inmenso». Dicho fondo
fácil
común estaría formado por diferentes campos también de dominio común
65%
tales como el parentesco, las partes del cuerpo, fórmulas de la vida social, simple
objetos comunes en todas las comunidades, etc. Siguiendo a este autor «no 6%
es el lenguaje culto, bastante estándar, sino el popular y sobre todo el rural
y el regional el que hace ver la lengua como un inmenso mosaico consti-
tuido por infinidad de acepciones de muy reducida extensión geográfica, Gráfico 3. Distribución de las variantes «sencillo, simple y fácil», según Escoriza
pero de hondo arraigo entre los hablantes de tal o cual pueblo o región». (2002:257)
En este sentido, es obvio que la Sociolingüística tiene mucho que apor-
tar al estudio del léxico de una comunidad de habla o variedad de lengua
concreta. La metodología variacionista, sin embargo, se enfrenta aquí tam- Según este autor «Nuevamente nos encontramos con un caso (... ) en
bién a distintas dificultades, similares en algunas cuestiones a la variación el que uno de los elementos del grupo, fácil, manifiesta un porcentaje de
morfosintáctica, tales como el concepto de variable/variante y la preten- realización mucho más elevado que el resto, superior al 50 o/o e indepen-
dida identidad o equivalencia de las mismas. diente de cualquiera de los factores tenidos en cuenta. Ello nos llevaría a
postular su carácter de invariante de expresión dentro de su grupo».
a) Variables y variantes léxicas. De acuerdo con la terminología variacio- Para relacionar la variación léxica con el estilo comunicativo el autor
nista clásica o correlaciona!, en el plano léxico no es posible establecer va- compara las distintas variantes en función del clásico eje estilístico formal-
riables y variantes a la manera fonológica. En algunos casos puede ser viable informal. Así, los textos estudiados presentaban una escala de formalidad
establecer variables y variantes: por ejemplo, rebuznar y ronar son las varian- expresada como: carta formal-noticia-carta informal-chiste (2002:9, 208).
tes de una variable que se podría denominar como «sonidos que emite el Así pues, considera: «puede apreciarse una vinculación de ambas palabras,
burro». Palomita/cotufa/rosca podrían ser las variantes de una variable que simple y sencillo, a los textos 1 y 3, es decir, la noticia y el chiste, frente al
podría denominarse «maíz reventado»; Pisdna/alberca/pileta podrían ser las predominio, aún dentro de su generalidad, de la considerada invariante,
variantes de una variable denominada «continente de agua para bañarse». fácil, en los dos textos pertenecientes a cartas, sea ésta formal o informal,
En otros casos, la organización en variables y variantes es más com- como se aprecia en la siguiente tabla»:
pleja, ya que pueden intervenir factores pragmáticos, comunicativos o con-
textuales que añaden distintos matices a las variantes:
186 SOCIOLINGÜÍSTICA -~~-·-- LOS NIVELES,OE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTI~ ·- __ 187

Recuento ·como se observa, los resultados del autor inducen a pensar que se trata
de una variante más usada entre el sexo femenino.
CONTEXTO Total
b) La identidad de las variantes. La identidad de significado de las variantes
o 1 2 3 en el plano léxico es algo menos problemático que en el plano sintáctico. Al
tratarse de unidades más discretas y menos interdependientes que la morfo-
P1G3 o 10 39 14 38 101
sintaxis, la tarea de encontrar dos o más elementos que puedan considerarse
1 62 33 58 34 187 como variantes se simplifica mucho. Dada su fuerte vinculación con la re-
Total 72 72 72 72 288 ferencia o realidad externa, el léxico obtiene a menudo correlaciones extra-
lingüísticas altamente significativas, ya que es precisamente el hablante el
Tabla 11. Distribución de «fácil» en los diferentes contextos (Escariza 2002:266) responsable de asignar un significado a una palabra concreta en función de
varios factores (lengua, variedad o comunidad de habla, expresividad, crea-
tividad, deseo de asimilarse a un grupo social concreto y características del
2. Bueno-mono-lindo-bello contexto físico de la comunicación). Así, por ejemplo, los casos estudiados
por Escoriza (2002:1282) son, como el mismo indica, el resultado de lapo-
sibilidad de que dos unidades del sistema puedan ser variantes contextuales
en un acto discursivo concreto, fundamentándolo de acuerdo al conjunto
bello 9 % del acto comunicativo. Sin embargo, muchos dialectólogos y sociolingüistas
bonito
han olvidado la perspectiva semántico-pragmática de las unidades léxicas,
76% mono 11 %
ignorada en los pocos estudios existentes sobre variación léxica y separada
de la estrecha relación que mantiene con estos planos y, por lo tanto, con el
concepto estricto de texto. Escoriza (2002:182) reconoce que para entender
Gráfico 4. Distribución de las variantes «bonito-mono-bello-lindo» según la variación con los distintos niveles de significar, la última posibilidad será
Escariza (2002:269) situarla en un plano contextual, utilizando el concepto de sentido.
Por otra parte, las posibilidades de creación y de uso en el plano léxico
son muy elevadas, por consiguiente, la creación de nuevos significados
Con la misma metodología para la obtención de las variantes de expresión para las distintas unidades léxicas es algo muy habitual. Como señala Mo-
y la invariante, el autor analiza las variantes bueno, mono, lindo, bello y ob- reno de Alba (2000), «cuando se habla de que la lengua española tiende a
tiene las siguientes frecuencias: la unidad antes que a la diversidad, esto puede aplicarse a la fonología con
La alta frecuencia de bonito lleva al autor a la consideración de que es relativa facilidad puesto que se puede llegar a establecer un inventario de
esta la invariante léxica de expresión y que lindo, mono y bonito, por su es- distribución de fonemas, pero este tipo de certezas no es posible en el lé-
casez, serían variantes (2002:269). Observa, además, que el caso de mono xico, ya que el carácter verdaderamente abierto del vocabulario Jo impide».
puede mostrar resultados especiales, relacionados con el sexo de los ha- Este autor subraya la gran dificultad que existe en cuanto a establecer el
blantes: acervo léxico de un dialecto, variedad o grupo social debido a la tendencia
que tiene el léxico a la diversidad.
Relación entre mono y el sexo Cabe concluir que, al igual que sucede en el nivel morfosintáctico, no
es posible analizar la variación léxica como formas de decir lo mismo. La
perspectiva interacciona! comunicativa y el estudio de la variación léxica
como creación de distintos estilos a partir de la naturaleza cognitiva del
léxico se convierten en las mejores perspectivas de análisis en la actualidad.

Gráfico 5. Resultados del uso de la palabra «mono» según el sexo (Escariza 2002:270)
188 SOCIOLINGÜÍSTICA LOS NIVELES DE LA VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA 189
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5.3.1. La variación léxica y la lingüística cognitiva 5.3.2. Variación léxica y disponibilidad léxica

La lingüística cognitiva ofrece hoy interesantísimas posibilidades de estudio En los últimos años venimos asistiendo a una curiosa unión entre la Socio-
para la variación léxica toda vez que, como se señaló en el apartado de la va- lingüística y la metodología de la disponibilidad léxica, método inaugu-
riación morfosintáctica, es una aproximación que aúna los aspectos formales rado por la escuela francesa a mediados del siglo pasado por Michéa (1953)
con los de uso. Por ejemplo, el estudio del léxico en la teoría de los prototi- y seguido por Gougenheim (1967), entre otros. Se comenzó por asociar el
pos se muestra como ideal para abandonar la idea de que las comunidades uso de determinadas palabras a partir de la noción de centro de interés, que
de habla son homogéneas y el vocabulario que las caracteriza es dependiente actuaba como estímulo para el hablante, de forma que la posibilidad y la
de la percepción o configuración de una realidad determinada, que además mayor frecuencia de uso de un término estaría condicionada por su mayor
puede estar asociada a la expresión de identidades sociales (cf. Kristiansen y probabilidad de aparición en determinados contextos y temas de conver-
Dirven 2008:7). Estudios recientes como el de Geeraerts (2005a) demuestran sación. Por lo tanto la disponibilidad léxica se define como el caudal léxico
que el estudio del léxico de una comunidad de habla no evidencia solamente utilizable en una situación comunicativa frecuente. La combinación entre
rasgos correspondientes a la pertenencia local a la misma, sino que forma el léxico frecuente y el léxico disponible constituye el léxico fundamental
parte de una dimensión social más amplia en la que un nivel social interac- de una lengua.
túa con el resto. El autor estudia la variación léxica como contenida en va~ La modesta aceptación de esta teoría en el ámbito francófono contrasta
fiables que pueden aludir al mismo denotatum; tal es el caso de la variable con el relativamente amplio despliegue en el hispano, generalmente aso-
que denomina onomasiológica formal y que engloba, por ejemplo a la elec- ciado a la Sociolingüística. Pero esta asociación no ha sido explicada por
ción entre los términos subwayy underground («metro»). Además de este tipo sus estudiosos aunque parezca que los estudios de disponibilidad léxica
de variación, considera necesario distinguir una variación onomasiológica formaran parte intrínseca de la Sociolingüística. Nada más lejos de la rea-
conceptual que incluiría la variación según la elección del tema tratado y lidad. Bias Arroyo señala que «la Sociolingüística ha mostrado también su
una tercera según el hablante y la situación comunicativa. Desde un punto interés por los datos que ofrece la disponibilidad léxica y ello porque tanto
de vista onomasiológico, la variable sería el concepto aludido y las variantes la metodología como los principios teóricos que inspiran sus investigacio-
las distintas formas de representar ese concepto. Con todo, reconoce que nes permiten establecer comparaciones entre los grupos que integran la
determinar el significado conceptual bajo el que se agrupan las variantes es comunidad» (2005:83). Son innegables los beneficios que puede conllevar
una tarea enormemente complicada (2005a:5). Por otra parte, señala que el el auxilio de otras teorías y metodologías para la variación sociolingüística
estudio de estas tres dimensiones de la variación debería estar integrado, lo pero sería necesario que el maridaje entre disponibilidad léxica y sociolin-
cual efectivamente debería ser un objetivo de la Sociolingüística cognitiva güística respondiera a unos principios hermenéuticos y metodológicos ri-
(2005a: 2). Por ejemplo, el uso de subway frente a underway no está limitado gurosos.
solamente a cuestiones de tipo formal, sino que deberá ser estudiado de La disponibilidad léxica se define como la línea de investigación que
acuerdo al tema o tópico de la conversación y a las características de la situa- tiene como objeto la recogida y el posterior análisis del léxico disponible
ción comunicativa. Las soluciones propuestas para evitar el tradicional requi- de una determinada comunidad de habla, de modo que los estudios en-
sito de la equivalencia semántica en el léxico son las siguientes: por una marcados en esa línea tratarían de demostrar qué palabras o caudal léxico
parte restringir el dominio de la investigación a las similitudes entre las va- sería capaz de usar un hablante en determinados temas de comunicación,
riantes en un nivel referencial. Tal sería el caso del ejemplo de jeans y vaque- lo cual daría cuenta de su lexicón mental. 60
ros. La segunda solución aceptaría que existen diferencias semánticas entre Sin embargo, esta demostración no está exenta de problemas. Como
los términos que parezcan casi sinónimos, como los anteriores. bien señala González Martínez (2002:11) «toda lengua posee un amplio
Para estudiar adecuadamente la variación léxica es necesario tener en conjunto de palabras de contenido semántico muy concreto que los ha-
cuenta la distribución en los diferentes contextos donde pueda ser usada
y aludir a las diferencias semántico-pragmáticas que se deriven de su inser-
ción en contextos determinados como características explicativas, toda vez
que consideramos que cualquier alteración en el plano formal conlleva un 60
Gómez Molina y Gómez Devís (2004) estudian el léxico disponible en estu-
cambio en lo conceptual. diantes universitarios de Valencia. Estudios similares se han realizado en otras co-
munidades de habla hispanas.
190 SOCIOLINGÜÍSTICA LOS NIVELES [?E ~YARIAC!ÓN SOCIOLINGÜÍSflCA 191

blantes únicamente manejan si lo permite el tema del discurso; en el lexi- léxicO tratando de establecer cuál de ellas determina en mayor grado la ac-
cón mental existen una serie de términos que no se actualizan a menos tivación de unas palabras y no de otras. Sin embargo, parece natural que
que se necesiten para comunicar una información más precisa». De una correlación social del léxico disponible de un hablante o grupo de ellos
acuerdo con esto, es fácil llegar a la conclusión de que desentrañar este exigiría un exhaustivo análisis cualitativo, toda vez que muchas de las con-
tipo de operaciones mentales y distribuirlas de forma acertada es muy com- clusiones a las que se llega con estos estudios tienden a predecir el centro
plicado. Hernández Muñoz (2004:103) reconoce las dificultades metodo- de interés sobre el que se activan las palabras y en qué variedades de habla
lógicas con las que tropieza este tipo de análisis cuando señala que los se produce. Por ejemplo, señalar que las personas con un·mayor nivel so-
últimos resultados de las investigaciones sobre el léxico disponible de la ciocultural activan un número de palabras en un centro de interés concreto
Lengua española ofrecen un panorama controvertido y conclusiones con- mientras que los del nivel bajo activarían otras palabras es una conclusión
tradictorias, ya que la facilidad con la que los estímulos externos condi- a la que no se puede llegar de modo superficial. Otros problemas se adivi-
cionan la selección de un vocablo u otro nos indica la complejidad que nan de aplicar estos trabajos de disponibilidad a la variación léxica, por
existe en desentrañar la estructura interna del lexicón mental. ejemplo, el hecho de que un hablante no use o reconozca un vocablo aso-
Por otra parte, no hay que olvidar que el léxico es uno de los planos ciándolo aun centro de interés no significa que no lo conozca o lo vaya a
más variables de la lengua y que con mayor frecuencia exhiben dependen- usar en otra situación comunicativa diferente.
cia de la situación comunicativa, del conocimiento del mundo y de otros Así pues, López Morales reconoce que los estudios de disponibilidad
aspectos psico-sociales. Por lo tanto, los resultados alcanzados por muchos léxica trabajan principalmente con datos cuantitativos, mientras que el
estudios pueden estar condicionados por el método utilizado en este tipo análisis cualitativo es mínimo o inexistente, por lo tanto «no existen los
de estudios en el que no se suelen discriminar las características lingüísticas problemas teóricos de envergadura que se dan a la hora de estudiar la au-
de aquellas extralingüísticas y no menos importantes como la selección de téntica variación léxica» (1999:24-25). Puede ser que esta afirmación es la
los informantes, la definición de los centros de interés del léxico que se que ha alentado a muchos investigadores a sumarse al estudio de la dispo-
pretende estudiar, el lugar o la época del año en que se realiza la encuesta, nibilidad léxica como una alternativa a la verdadera variación léxica.
etc. (cf. Hernández Muñoz 2004:103).
Además, como bien señala Moreno de Alba (2000), estudiar la diversi-
dad de vocabulario de una variedad o comunidad de habla con listas de pa-
labras asociadas a distintos campos de interés y producidas por distintos
hablantes parece indicar que toda palabra que no esté presente en una de-
terminada lista de palabras se dé por inexistente en un dialecto o variedad.
Para evitar esta interpretación, el autor considera que si se desea hacer un
uso fiable de investigaciones sobre léxico disponible deberían adoptarse
otros procedimientos, entre ellos resultan preferibles los métodos de la Dia-
lectología tradicional.
Teniendo en cuenta que el léxico de una lengua es la parte más relativa
y cambiante de una lengua, los estudios de disponibilidad léxica que pre-
tenden aportar conclusiones sociolingüísticas verdaderamente relevantes
con la metodología apuntada son también muy relativos. La estadística a
la que se someten los cuestionarios de disponibilidad suele dar como resul-
tado distribuciones artificiales y poco probables del uso real del léxico de
un hablante ya que estimar la disponibilidad plantea numerosos proble-
mas, entre ellos la atribución de pesos a las posiciones, la recogida de datos
mediante listas abiertas o cerradas y el tamaño de las muestras y su trata-
miento numérico, que suele ser dispar (v. García Megía 2005).
Al parecer, las investigaciones sobre disponibilidad léxica intentan je-
rarquizar las variables sociales según su infiuencia en la estructuración del

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