Diferencias Entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales
Diferencias Entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales
Diferencias Entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales
derechos fundamentales
En otras palabras, los derechos fundamentales son concedidos por los gobiernos
individuales y son otorgados por las constituciones nacionales, mientras que los
derechos humanos se aplican a todos y cada uno de los individuos,
independientemente de su nacionalidad, etnia y religión.
Índice [Ocultar]
1 ¿Qué son los derechos humanos?
2 ¿Qué son los derechos fundamentales?
o 2.1 Similitudes entre los Derechos humanos y los derechos fundamentales
3 ¿Cuál es la diferencia entre los derechos humanos y los derechos fundamentales?
o 3.1 Derechos humanos y derechos fundamentales: otras diferencias
o 3.2 Conclusión de la diferencia entre derechos humanos y derechos
fundamentales
o 3.3 Comparte esto:
o 3.4 Me gusta:
o 3.5 Relacionado
Tanto los derechos fundamentales como los derechos humanos tienen por
objeto proteger a las personas y crear sociedades que sean capaces de
convivir en armonía y sean justas.
Ambos tienen por objeto proporcionar a las personas los medios para vivir
dignamente
Tanto los derechos fundamentales como los derechos humanos pueden ser
exigidos por mecanismos y órganos jurídicos, aunque los derechos
humanos universales sólo pueden ser exigidos por organismos
internacionales (es decir, la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal
Internacional, etc.)
Ambos se originan en la idea de una sociedad civilizada, justa e igualitaria y
Ambos son una parte intrínseca y fundamental de nuestra vida como
individuos y como miembros de la sociedad.
vida digna.
sometida a la jurisdicción de la
considera que no se respetan sus Si los mecanismos legales nacionales no proporcionan justicia, el individuo puede pedir
Justicia
derechos fundamentales, puede acudir organismos legales internacionales (es decir, la CPI, la CIJ, etc.)
a los tribunales y buscar justicia
encuentran en la jurisdicción de la Los derechos humanos se aplican a todos los seres humanos, independientemente de su
constitución nacional de un país condición jurídica. Sin embargo, el gobierno de un país sólo puede ser responsable de la
Jurisdicción determinado – esto incluye turistas, si ha ratificado los tratados y convenciones internacionales pertinentes. En algunos caso
migrantes y otras categorías de internacional puede establecer comisiones de investigación o tribunales especiales para
personas (aunque puede haber de guerra y crímenes de lesa humanidad.
diferencias dependiendo del estatus
legal de la persona)
3- Los derechos fundamentales son específicos de cada país y se basan en
los principios de la libertad individual y la libre determinación, mientras que
los derechos humanos se reconocen internacionalmente y se basan en la
idea de las sociedades civilizadas y en el derecho a una vida digna.
En general, la aplicación y el cumplimiento de los derechos humanos
internacionales son más problemáticos que el cumplimiento de los derechos
fundamentales debido a la naturaleza misma del marco jurídico internacional.
Aunque los derechos humanos tienen un carácter universal, la jurisdicción de los
diversos pactos y tratados sólo se aplica en los países que han ratificado los
convenios y tratados pertinentes. Además, algunos recursos internacionales sólo
pueden interponerse una vez que se hayan agotado todos los recursos internos.
Características principales
Ahora bien, los derechos humanos poseen una cierta cantidad de
características que los distinguen y que son de necesaria explicación para
comprender su amplitud e importancia. Entre estas características está el que
son universales e inalienables, interdependientes e indivisibles, y por último
iguales y no discriminatorios.
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Territorio
Cuando hablamos de Derechos Humanos, su aplicación no tiene territorio
alguno, puesto que su característica principal es la de ser universales. Esto quiere
decir que, aun cuando la persona no se encuentre en su territorio normal (lugar
de su residencia), puede solicitar que se le garantice su derecho.
Los Derechos Fundamentales, por otro lado, son aquellos establecidos en las
normas de un Estado en específico, con mecanismos de garantía y
limitaciones que la misma Ley le otorga. Un ejemplo perfecto para la explicación
de esta diferencia es el derecho al sufragio.
Todos poseemos el derecho humano a votar, y sin importar donde estés ese
derecho es inherente a tu persona. Sin embargo, como derecho fundamental está
limitado a un territorio en específico. Así, tiene condiciones que se deben
cumplir para poder ejercerlo. Condiciones como la mayoridad, la nacionalidad,
el establecer tu residencia en el exterior y bajo una embajada en específico
(ejemplo del voto de los nacionales en el extranjero).
Nacimiento
Como ya explicamos, los Derechos Humanos son inherentes a la persona y
nacen para ella al momento de considerarse como tal, es decir, al momento de
nacer. Estos nacen con la persona y mueren con ella, existen por el mero hecho
de la naturaleza humana. Los derechos fundamentales nacen al ser incorporados
estos derechos naturales al ordenamiento jurídico de un país, ya sea
la Constitución o las leyes.
Característica principal
Por mucho que los Derechos Fundamentales estén constituidos de Derechos
Humanos, no todos los Derechos Humanos son derechos fundamentales. Esto
es debido a que la característica principal de los Derechos Humanos es el
ser inherentes a las personas.Mientras, la característica principal de un derecho
fundamental es su establecimiento en el ordenamiento jurídico.
Se insiste en que los ordenamientos jurídicos internos y los organismos encargados
de la producción de leyes deben hacer todos los esfuerzos posibles por adoptar
progresivamente el cumulo de Derechos Humanos en constante evolución en
el ámbito internacional dentro de sus sistemas. Un ejemplo de esto son los
derechos de las mujeres. Evolucionan con el tiempo, pero no necesariamente
han sido establecidos por el derecho interno. Así, existen países donde las
mujeres no pueden votar o manejar sin supervisor, aun cuando es un Derecho
Humano el poder hacerlo.
Fundamento
El derecho humano está fundamentado en la naturaleza humana, inherente a la
persona. Sus principios son obtenidos a través de métodos racionales impuestos
al individuo en sociedad, tales como el derecho a la libertad, a la vida, o a la
libertad de expresión. Los derechos fundamentales están fundados en las leyes,
con las condiciones y limitantes que el legislador decidió establecer en las
mismas.
Conclusión
Podemos decir que los Derechos Humanos son aquellos derechos inherentes al
ser humano y que el Estado debe respetar. Así se preserva su dignidad como
humano y sin distinción ni discriminación alguna. Los Derechos
Fundamentales, por su parte, son las facultades que posee una persona y que
son reconocidas a través del ordenamiento jurídico vigente y que le permite el
gozar de un derecho.
Análisis
#Constituciónde1991
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RESUMEN:
El autor explica cuál ha sido el concepto de derechos fundamentales, su eficacia y garantías en la
Constitución de 1991.
ABSTRACT:
The author explains which has been the concept of the fundamental rights, its effectiveness and guaranties
in the 1991 Constitution.
PALABRAS CLAVE:
Dignidad humana, derechos fundamentales, bloque de constitucionalidad.
KEY WORD:
Human dignity, fundamental rights, constitutionality block.
Pero hay que decir que el establecimiento de la acción de tutela es apenas uno de los muchos elementos
normativos consagrados por los delegatarios en el texto constitucional que nos rige, con el propósito
definido y cierto de provocar un efecto práctico: que las declaraciones de derechos y libertades dejaran de
ver proclamaciones en abstracto y catálogos de buenas intenciones jamás realizadas para pasar a
convertirse en realidades concretas susceptibles de ser demandadas ante los tribunales para su aplicación
inmediata.
En ese orden de ideas, uno de los aspectos fundamentales de la Constitución de 1991, ya mirado su
contenido –más allá de las anécdotas que se recuerdan y revelan por parte de quienes participaron de
alguna manera en el proceso de configuración del nuevo ordenamiento-, es su decidido sentido
reivindicatorio de la dignidad de la persona humana y, por tanto, su insistencia en la protección y
efectividad de los derechos a ella inherentes.
Hoy contamos con una de las más modernas declaraciones constitucionales de derechos, y a la vez con un
complejo normativo que estructura el bloque de constitucionalidad, conformado por disposiciones internas
y por cláusulas de Tratados Internacionales, concebido para la protección y aplicación de los derechos
humanos en nuestro territorio.
En 1991 nuestro Derecho Público dio un salto formidable en la materia, ya que de la teoría –por cierto
muy restringida en el anterior texto constitucional- hicimos tránsito hacia un sistema jurídico apto para la
materialización de los derechos.
En la historia de las declaraciones de derechos sobresale la evolución del Derecho Público norteamericano,
toda vez que la Constitución del 17 de septiembre de 1787, ratificada el 21 de junio de 1788 por los
delegados de la Convención de Filadelfia, se dedicaba a prever las normas indispensables para la
organización del aparato estatal y para la asignación de las distintas funciones públicas, y se echaba de
menos en ella la consagración de los derechos.
Lo puso de presente así Thomas Jefferson, quien en carta dirigida a James Madison el 20 de diciembre de
1787, aunque se declaraba cautivado por las proposiciones formuladas en el estatuto constitucional
adoptado, se dolía especialmente de lo siguiente:
Según Madison, la consideración de las enmiendas a la Constitución de Filadelfia debía ocupar el primer
lugar del orden del día, pues resultaba indispensable complementar lo existente, con el fin de asegurar los
derechos de los ciudadanos.
Eso significa, a la vez, que en el propio preámbulo se suministra un primer principio para la interpretación
y aplicación de las normas constitucionales. Ninguna de ellas, como ninguna norma legal, decisión
administrativa o providencia judicial pueden conducir al desconocimiento de los derechos o a la ineficacia
de las garantías previstas para su efectividad.
El artículo 94 de la Constitución colombiana de 1991 dispone: “La enunciación de los derechos y garantías
contenidos en la Constitución y en los convenios internacionales vigentes, no debe entenderse como
negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren expresamente en ellos”.
La Corte ha sostenido adicionalmente esa relación entre el concepto de la dignidad humana, proveniente
de la naturaleza de la persona, y los derechos fundamentales mirados en concreto y en relación con su
efectividad, puesto que su consagración y la de los mecanismos para materializarlos constituyen desarrollo
de aquél concepto básico:
“Considera la Corte que ampliar el contenido de la dignidad humana, con tal de pasar de una concepción
naturalista o esencialista de la misma en el sentido de estar referida a ciertas condiciones intrínsecas del
ser humano, a una concepción normativista o funcionalista en el sentido de completar los contenidos de
aquella, con los propios de la dimensión social de la persona humana, resulta de especial importancia, al
menos por tres razones: primero, porque permite racionalizar el manejo normativo de la dignidad humana,
segundo, porque lo presenta más armónico con el contenido axiológico de la Constitución de 1991, y
tercero, porque abre la posibilidad de concretar con mayor claridad los mandatos de la Constitución. Los
ámbitos de protección de la dignidad humana, deberán apreciarse no como contenidos abstractos de un
referente natural, sino como contenidos concretos, en relación con las circunstancias en las cuales el ser
humano se desarrolla ordinariamente ”.[8]
Esa concreción de la dignidad humana y de los derechos inherentes a ella se traducen en “… la posibilidad
real y efectiva de gozar de ciertos bienes y de ciertos servicios que le permitan a todo ser humano funcionar
en la sociedad según sus especiales condiciones y calidades, bajo la lógica de la inclusión y de la
posibilidad real de desarrollar un papel activo en la sociedad. De tal forma que no se trata sólo de un
concepto de dignidad mediado por un cierto bienestar determinado por un cierto bienestar determinado de
manera abstracta, sino de un concepto de dignidad que además incluya el reconocimiento de la dimensión
social específica y concreta del individuo, y que por lo tanto incorpore la promoción de las condiciones
que faciliten su real incardinación en la sociedad”.[9]
LA EFECTIVIDAD DE LOS DERECHOS, UN OBJETIVO CONTITUCIONAL
Cuando el artículo 2 de la Constitución enuncia las finalidades del Estado, señala entre ellas “la de
garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes” consagrados en ella, y al referirse a la
justificación de la existencia de las autoridades, la misma norma estipula que están instituidas “para
proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás
derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y los
particulares”.
Es que una de las preocupaciones primordiales de la Asamblea Nacional Constituyente fue la de establecer
en la nueva Carta normas suficientemente claras y aplicables con miras a lograr que los derechos y diversas
expresiones de la libertad no fueran meros enunciados, como tradicionalmente había ocurrido entre
nosotros, sino que en la realidad se tradujeran en disfrute cierto y palpable de los derechos, en particular
los fundamentales, y los deberes correlativos.
A ese respecto, la experiencia histórica demuestra que en Colombia tanto políticos, gobernantes,
administradores y hasta jueces han puesto toda su confianza en las manifestaciones formales y teóricas del
Derecho –y esa era una tendencia mayoritaria durante la vigencia de la anterior Constitución-, por lo cual
han estado convencidos –todavía hoy- de que basta proclamar los derechos y libertades, en leyes y
discursos, para tener un sistema jurídico democrático y justo, sin que se hayan ocupado mucho en la
verificación acerca de la virtualidad y actitud real de esas formulaciones para conseguir, en el interior de
la sociedad, la materialización de tales derechos y libertades.
De allí que, para la Asamblea Nacional Constituyente, uno de los puntos de mayor relevancia en el
contenido de su obra haya sido precisamente el de los derechos fundamentales, más que en su formulación
normativa en su materialización.
De otra parte, en relación con el servicio público, la colaboración armónica entre las ramas y órganos que
ejercen el poder (Art. 113 C.P.) tiene por objeto el logro de los fines del Estado, no de los cuales consiste
en garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución. Las
autoridades se justifican en un Estado solamente en la medida en que –como ya lo hemos destacado-
protejan a sus súbditos en el ejercicio de los derechos y libertades, y en que aseguren materialmente el
cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.
Pero, aunque la Constitución confía a los jueces la función trascendental de amparar los derechos merced
a su facultad –dentro de la jurisdicción constitucional- de resolver sobre las demandas de tutela incoadas
por las personas, no son ellos los únicos que se comprometen con el objetivo constitucional de la
efectividad de los derechos.
En efecto, el Congreso juega un rol de la mayor importancia al respecto, toda vez que ejerce la función
legislativa, la de reformar la Constitución y el control político (Art. 114 C.P.). Es claro que, sujeto como
está a la Constitución (Art. 3 C.P.), las normas que dicte deben estar encaminadas principalmente a la
realización de los fines del Estado, en particular a la salvaguarda de los derechos garantizados por la
Constitución a las personas residentes en Colombia, y en primer lugar de los derechos fundamentales. En
cuanto a la función de reforma de la carta, no le es permitido al Congreso sustituir una Constitución por
otra, según la ya reiterada jurisprudencia de la Corte Constitucional a partir de la Sentencia C-553 de 2003,
y por tanto, en ejercicio del poder de reformar, no podría encontrar las garantías de los derechos esenciales,
suprimirlos o hacer inoperantes los mecanismos creados por el Constituyente para su protección, como es
el caso de la acción de tutela. Y en lo que atañe al control político sobre los actos y omisiones del Gobierno
y de la administración, uno de los primeros asuntos sobre los cuales debe radicarlo está constituido
justamente por el respeto a los derechos humanos en todos los órdenes de la gestión pública.
Añádase a lo anterior que es al Congreso al que le corresponde expedir las leyes estatutarias mediante las
cuales se regulen los derechos constitucionales fundamentales y los mecanismos para su protección (art.
152 C.P.).
El Presidente de la República, por su parte, “simboliza la unidad nacional”, como lo proclama el artículo
188 constitucional, el cual destaca a renglón seguido que “al jurar el cumplimiento de la Constitución y
de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos”.
De otro lado, la Constitución delimita claramente los poderes del Presidente de la República y sus
ministros en lo relativo a la guarda del orden público, que no puede ser un pretexto para restringir o
suspender los derechos fundamentales. En ese sentido, son perentorios los artículos 93 y 214 de la Carta:
el primero declara de manera expresa la intangibilidad de los derechos fundamentales plasmados en la
Constitución y en los Tratados Internacionales ratificados por Colombia, y el segundo estipula sin rodeos
en su numeral 2: “No podrán suspenderse los derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo
caso se respetarán las reglas del derecho internacional humanitario. Una ley estatutaria regulará las
facultades del Gobierno durante los estados de excepción y establecerá los controles judiciales y las
garantías para proteger los derechos, de conformidad con los tratados internacionales. Las medidas que se
adopten deberán ser proporcionales a la gravedad de los hechos”.
Además, se prohíbe en el último inciso del artículo 213 de la Constitución que en el Estado de Conmoción
Interior los civiles sean investigados o juzgados por la justicia penal militar.
Y todo ello está complementado por la referencia genérica que se hace a la responsabilidad de los
servidores públicos en el artículo 6 de la Constitución, y por la específica de los artículos 214 y 215 Ibídem,
a cuyo tenor el Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren los estados
de excepción sin haberse presentado alguna de las situaciones constitucionalmente previstas, y lo serán
también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de sus facultades.
En este punto debemos resaltar cuál es el sentido de las normas. Precisamente en razón de la importancia
mayúscula que confiere la Constitución a la efectividad de los derechos, ha querido el Constituyente
sustraer el tema –en cuanto al núcleo esencial de los mismos y en lo pertinente a los instrumentos judiciales
que los amparan- a la competencia del Ejecutivo y aun a la del legislados ordinario, reservándolo para
que sea tratado únicamente por el Congreso mediante ley estatutaria. De suerte que una ley común no es
el ordenamiento apto para tales fines, y menos todavía lo es un decreto reglamentario expedido por el
Presidente de la República.
La acción de tutela (art. 86 de la Constitución) es el procedimiento judicial por excelencia destinado a la
defensa de los derechos fundamentales, y todo lo relativo a ella debería ser abordado de manera exclusiva
por leyes estatutarias.
Eso implica que, como lo expresó varias veces la Corte Constitucional antes de que el Consejo de Estado
(Sentencia del 18 de julio de 2002) declarara su validez, en realidad el Decreto reglamentario 1382 de
julio 12 de 2000, por el cual se modificaron arbitrariamente las reglas constitucionales de competencia
para resolver sobre acciones de tutela, es abiertamente inconstitucional.
No se olvide que la Corte Constitucional, mediante numerosas providencias que resolvieron conflictos de
competencia en la materia, inaplicó de manera reiterada tal decreto e inclusive extendió los efectos de esa
inaplicación a todos los casos en que se configuraran idénticos supuestos de hecho (Auto 71 de 2001,
M.P.: Dr. Manuel José Cepeda).
Empero, como de conformidad con el artículo 237, numeral 2, de la Constitución, no era la Corte
Constitucional el organismo competente para resolver sobre su constitucionalidad sino la Sección Primera
de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, una vez ella profirió el mencionado
fallo sobre legalidad del Decreto, la Corte no tuvo otro remedio que dejar de inaplicarlo, pese a la notoria
vulneración de las disposiciones fundamentales (Sentencia SU-219 del 13 de marzo de 2003. M.P.: Dra.
Clara Inés Vargas Hernández).
“Hoy no se puede analizar el tema de la protección constitucional de los derechos fundamentales sin hacer
referencia al “bloque de constitucionalidad”, que se ha desarrollado jurisprudencialmente para referirse a
un complejo normativo prevalente cuya estructura básica es la Constitución del Estado, con la cual se
integran los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y la doctrina de los tribunales al respecto,
que se desprende de aquéllos, con el objeto de garantizar el imperio de un ordenamiento coherente y dotado
de eficacia que garantice la intangibilidad de tales derechos[10].
No ha sido uniforme ni taxativa nuestra jurisprudencia constitucional cuando se ha tratado de definir cuáles
son en definitiva esos componentes. No se ha dicho la última palabra acerca de lo que hace parte y de lo
que no hacer parte del “bloque de constitucionalidad”.
El Acto Legislativo 2 de 2001 permitió al Estado colombiano reconocer la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional (Estatuto de Roma, adoptado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia de Plenipotenciarios
de las Naciones Unidas) y, en consecuencia, ratificar el Tratado.
Advirtió el Acto Legislativo que la admisión de un tratamiento diferente en materias sustanciales por parte
del Estatuto de Roma con respecto a las garantías constitucionales (por ejemplo, la prohibición de la
cadena perpetua o la imprescriptibilidad de las penas) tendrá efectos exclusivamente dentro del ámbito de
la materia regulada en dicho Tratado, es decir, solamente en lo que respecta a la jurisdicción y actividad
de la Corte Penal Internacional.
En suma, la Constitución de 1991 refleja un concepto humanitario que predominó entre los delegatarios a
la Asamblea Nacional Constituyente, proclama el respeto a la dignidad de la persona humana como uno
de sus fundamentos, y, en concordancia con ello, propende a la materialización y efectividad de los
derechos esenciales propios de esa dignidad.
persona.
Además cabe resaltar que ambos están regidos bajo una serie de reglas o parámetros que están
para la sociedad dándole así un toque de responsabilidad tanto con la persona en sí y el estado.
Por lo tanto el fin de estas dos es garantizar que estos derechos se cumplan para que
haya igualdad y justicia. Pero lo más importante es que los ciudadanos sepan hasta donde van los
derechos y donde empiezan sus deberes.
Sin embargo cabe enunciar que algunos derechos de la Declaración Universal y los de la
Constitución política de Colombia; son en ocasiones pasados por alto, no siendo respetados; puesto
que la supuesta República participativa que reivindica el protagonismo del individuo, que facilita la
participación de todos los ciudadanos en las decisiones que los afectan, en la vida económica,
política administrativa y cultural de la nación no han sido la más eficiente debido a que son muy
pocos los que participan en todo lo referente al estado.
Otro en las discriminaciones por motivos étnicos, religidel respeto hacia los derechos de nuestros
semejantes.
Transcripción de Comparación Derechos humanos-derechos fundamentales
Comparación Derechos humanos-derechos fundamentales
Introducción
derechos humanos
LA ASAMBLEA GENERAL proclama la presente DECLARACIÓN UNIVERSAL DE
DERECHOS HUMANOS como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en
ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y
aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y
aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los
de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
derecho humano
articulo 6: todo ser humano tiene derecho al reconocimiento de pesonalidad juridica
Articulo 15: toda persona tiene derecho a una nacionalidad
derecho humano
Articulo 12: nadie sera objeto de injerencia a su vida privada, familia o domicilio
derecho humano
Articulo 7: todos somos iguales ante la ley sin distinción, derecho a igual protección de la ley.
derechos fundamentales
son los derechos inherentes a la persona humana. Usualmente se les ha identificado con los
derechos individuales, sin embargo en Colombia han sido reconocidos por la Corte Constitucional
algunos derechos pertenecientes a la llamada segunda generación, es decir, ha reconocido como
derechos fundamentales ciertos derechos sociales que son necesarios para que la persona humana
cuente con una vida digna.
derecho fundamental
Articulo 14 : todos tenemos derecho al reconocimiento y libre desarrollo de la personalidad
derecho humano
derecho fundamental
Articulo 24: todos los colombianos con limitaciones que establece la ley tiene derecho a circular
libremente por el territorio nacional
derecho fundamental
todos tenemos derecho a una intimidad personal y su buen nombre
derecho fundamental
Articulo 13: todos tenemos este derecho a la misma protección por razones de sexo, razas, origen o
nacionalidad.
derecho humano
Articulo 1Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y
trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna
discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión
política o filosófica.
derecho fundamental
derecho humano
Articulo 11: Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado
todas las garantías necesarias para su defensa.
derechos fundamentales
Art. 30. Quien estuviere privado de su libertad, y creyere estarlo ilegalmente, tiene derecho a
invocar ante cualquier autoridad judicial, en todo tiempo,
Art. 31. Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las excepciones que consagre
la ley.
derecho humano
Articulo 14: En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él,
en cualquier país.
derecho fundamental
Articulo 36: Se reconoce el derecho de asilo en los términos previstos en la ley.
Articulo 5:
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Derecho humano
Derechos fundamentales
Articulo 12: Este artículo consagra el derecho a la integridad personal al prohibir la desaparición
forzada que es un crimen de lesa humanidad
Articulo 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
derecho humano
derecho fundamental
Articulo 23: Con el derecho de petición se garantiza el acceso de los particulares a la información
pública, y por ende el acceso a la justicia.
Esta declaración toma como punto de partida otras similares y precedentes, principalmente la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y El Convenio de Ginebra
sobre la esclavitud (1925).
Si quieres leer el documento extenso redactado y publicado por la ONU puedes leerlos uno a
uno en la sección de artículos de los derechos humanos, puedes hacerlo directamente de la
página de la ONU, donde también encontrarás una versión descargable en PDF.
Capítulo 1: De los derechos
fundamentales
Artículo 11
Artículo 12
Artículo 13
Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la
misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos
derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de
sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o
filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y
efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados. El
Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición
económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Artículo 14
Artículo 15
Artículo 16
Artículo 17
Artículo 18
Artículo 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por
razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a
actuar contra su conciencia.
Artículo 19
Artículo 20
Artículo 21
Artículo 22
Artículo 23
Artículo 24
Artículo 24. Todo colombiano, con las limitaciones que establezca la ley, tiene
derecho a circular libremente por el territorio nacional, a entrar y salir de él, y
a permanecer y residenciarse en Colombia. El Gobierno Nacional podrá
establecer la obligación de llevar un informe de residencia de los habitantes del
territorio nacional, de conformidad con la ley estatutaria que se expida para el
efecto.
Artículo 26
Artículo 26. Toda persona es libre de escoger profesión u oficio. La ley podrá
exigir títulos de idoneidad. Las autoridades competentes inspeccionarán y
vigilarán el ejercicio de las profesiones. Las ocupaciones, artes y oficios que no
exijan formación académica son de libre ejercicio, salvo aquellas que impliquen
un riesgo social. Las profesiones legalmente reconocidas pueden organizarse
en colegios. La estructura interna y el funcionamiento de éstos deberán ser
democráticos. La ley podrá asignarles funciones públicas y establecer los
debidos controles.
Artículo 27
Artículo 28
Artículo 28. Toda persona es libre. Nadie puede ser molestado en su persona o
familia, ni reducido a prisión o arresto, ni detenido, ni su domicilio registrado,
sino en virtud de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con
las formalidades legales y por motivo previamente definido en la ley. La
persona detenida preventivamente será puesta a disposición del juez
competente dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes, para que este
adopte la decisión correspondiente en el término que establezca la ley. En
ningún caso podrá haber detención, prisión ni arresto por deudas, ni penas y
medidas de seguridad imprescriptibles. Una ley estatutaria reglamentará la
forma en que, sin previa orden judicial, las autoridades que ella señale puedan
realizar detenciones, allanamientos y registros domiciliarios, con aviso
inmediato a la Procuraduría General de la Nación y control judicial posterior
dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes, siempre que existan serios
motivos para prevenir la comisión de actos terroristas. Al iniciar cada período
de sesiones el Gobierno rendirá informe al Congreso sobre el uso que se haya
hecho de esta facultad. Los funcionarios que abusen de las medidas a que se
refiere este artículo incurrirán en falta gravísima, sin perjuicio de las demás
responsabilidades a que hubiere lugar.
Artículo 30
Artículo 31
Artículo 31. Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las
excepciones que consagre la ley. El superior no podrá agravar la pena
impuesta cuando el condenado sea apelante único.
Artículo 32
Artículo 33
Artículo 33. Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo o contra su
cónyuge, compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil.
Artículo 34
Artículo 34. Se prohíben las penas de destierro, prisión perpetua y
confiscación. No obstante, por sentencia judicial, se declarará extinguido el
dominio sobre los bienes adquiridos mediante enriquecimiento ilícito, en
perjuicio del Tesoro público o con grave deterioro de la moral social.
Artículo 35
Artículo 36
Artículo 37
Artículo 37. Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y
pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los
cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho.
Artículo 38
Artículo 39
Artículo 40
Artículo 40. Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación,
ejercicio y control del poder político. Para hacer efectivo este derecho puede:
Artículo 41