Unidad Didáctica 6 Los Siglos Xix y XX en El Arte

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Escuela Politécnica Superior,

Arquitectura
Almudena Martínez Olmo
Grado en Fundamentos de Arquitectura
Historia del Arte

Tema 6
Los siglos XIX y XX y el arte
contemporáneo

Versión Fecha Motivo de modificación Elaboración Revisión Aprobación


Almudena Martínez Olmo
Profesora

El Impresionismo 4
1. La pintura impresionista 5
1.1. Los grandes pintores impresionistas 5
1.2. Los neoimpresionistas y el Puntillismo 8
2. La escultura de la época del Impresionismo 8

El Modernismo y el Simbolismo 10
1. El Simbolismo francés 10
2. El Simbolismo en Bélgica y Austria. Gustav Klimt 11

El Posimpresionismo 13
1. Vincent Van Gogh (1853-1890) 13
2. Paul Gauguin (26) (1848-1903) 15
3. Paul Cézanne (1839-1906) 16
4. Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901) 17

Las vanguardias históricas 18


1. El Fauvismo 19
1.1. Henri Matisse (1869-1954) 19
1.2. Otros. 20
2. El Cubismo 20
2.1. Picasso 21
2.2. Otros pintores cubistas 22
2.3. Escultura cubista 23
3. El Futurismo 24

Expresionismo, Neoplasticismo y constructivismo 25


1. El Expresionismo 25
1.1. Primera generación 25
1.2. Segunda generación: Die Brücke 26
1.3. Tercera generación: Der Blaue Reiter 26
1.4. Otros expresionistas 27
2. El Neoplasticismo. Piet Mondrian 28
3. El Constructivismo ruso 29

Las corrientes oníricas: metafísica, dada y surrealismo 29


1. Los precursores: Henri Rousseau y Marc Chagall 29
2. Pintura metafísica. Giorgio de Chirico 30

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Almudena Martínez Olmo
Profesora

3. El Dadaísmo 30
4. El Surrealismo 31
4.1. Joan Miró (1893-1983) 31
4.2. Salvador Dalí (1904-1989). 32
4.3. Paul Delvaux (1897-1994) 32
4.4. Magritte (1898-1967) 33
5. El Surrealismo y la escultura 33

El arte después de la Segunda Guerra Mundial 33


1. El arte abstracto 34
1.1. El arte abstracto en Estados Unidos 34
1.2. El arte abstracto en Europa 34
2. El Pop Art 35
3. El Hiperrealismo 36
4. El arte del siglo XXI 36

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Hacia la década de 1860, los avances que venían dándose desde principios de siglo provocaron un
auténtico cambio de paradigma social. Éste también afectaría al arte, que sería influido por dos
factores determinantes: la popularización de la fotografía, que aportó una novedosa y radical visión
del mundo, y la extensión de la luz artificial. La luz y su incidencia sobre las cosas, por tanto, se
convirtieron en factores a valorar como nunca antes. Los artistas se dieron cuenta de que la realidad
no era algo tangible e inmutable, sino perceptible por los sentidos y, por tanto, variable en función de
las condiciones físicas del momento y de la capacidad intelectual del observador.

Por otra parte, la polarizada situación social, fruto de la industrialización y de la implantación del
liberalismo, hizo que pintores, escultores, diseñadores, etc. comenzasen a interrogarse no sólo sobre
su trabajo, sino también sobre la utilidad social del mismo. El artista, dotado para una especial
percepción de la realidad, debía experimentar en torno a la misma para ofrecer respuestas a los
problemas individuales y colectivos de la época. Este es el espíritu de las vanguardias, una serie de
movimientos artísticos que se sucederán desde ahora con gran rapidez y tratando de realizar
propuestas utópicas sobre el mundo, la vida y el hombre desde distintas perspectivas. Ello,
lógicamente, conllevaba la ruptura total y definitiva con los viejos lenguajes, tradiciones y formas de
expresión, que nunca volverían a ser las mismas.

El Impresionismo

Desde 1860, la pintura venía anunciando una serie de cambios y en 1874, con el Academicismo y el
Realismo en franca decadencia y prácticamente agotados, una serie de pintores parisinos que se
sabían rechazados, que coincidían en la nueva forma de pintar y que sentían las mismas
preocupaciones artísticas organizaron, para dar a conocer sus creaciones, una exposición en el salón
del fotógrafo Nadar. El público no acogió bien la muestra y la crítica fue muy dura con ellos. De forma
despectiva, Louis Leroy, en el periódico Charivari, denominó al grupo “impresionista”, haciendo
alusión a Impresión, sol naciente, de Monet, una de las obras menos comprendidas de la exposición.
Así, de este modo, recibió su nombre el primer movimiento artístico que había venido a romper y a
revolucionar las formas tradicionales del arte, un movimiento que no fue realmente aceptado hasta
veinte años después, pero que finalmente consiguió abrir nuevos caminos para la pintura, facilitando
el surgimiento de los movimientos de vanguardia posteriores.

El Impresionismo sólo puede entenderse si se atiende a dos factores fundamentales: la pasión por la
pintura al aire libre y el desarrollo de la industria y de la técnica, que estaban cambiando el
mundo y que terminaron por cambiar también el arte. El Romanticismo y la Escuela de Barbizon
habían extendido considerablemente el gusto por el paisaje y por la captación de las atmósferas del
mismo. Pero es que la Revolución Industrial había traído consigo el invento del tubo de pintura, por lo
que ahora no era estrictamente necesario permanecer en el taller para trabajar. Los maletines de
pintura permitían salir al campo y a las ciudades para experimentar directamente con ellos. Esto
revolucionó la percepción de la realidad que tenían los artistas, que se dieron cuenta de que era algo
mutable en función de los factores físicos de momentos determinados.

Esto hizo cambiar, al mismo tiempo, los temas de las representaciones; las artificiosas
composiciones académicas ya no tenían valor frente a la inmediatez de lo que veía el pintor
directamente en la calle. De esa forma, los asuntos que antes podían resultar banales para la pintura,
ahora ya no lo serían. Al mismo tiempo, la observación directa y las nuevas investigaciones
permitieron una nueva valoración de la luz y de los colores. Así, los impresionistas nunca
utilizarían el negro –que, según se comprobó, no existía realmente en la naturaleza-, dándole
prioridad a lo que ahora se sabía que eran colores primarios, dotados de mayor luminosidad. Los
distintos efectos de luces y sombras los conseguirían mezclando estos últimos, de un modo similar a
como lo hacía la naturaleza, donde los colores eran fruto de la intensidad de la luz en relación con
la atmósfera. Como fruto de esto, la técnica de la pincelada se transformó definitivamente, pues
se aplicaría de forma suelta y rápida, en trazos vigorosos y rectos. Esto ocurrió por la necesidad

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de captar la inmediatez de los instantes en los que se producían efectos concretos. Se trataba de
crear una masa de color y de luz que no tenía que imitar la naturaleza, sino que transmitir la
impresión de la realidad en un instante determinado.

Finalmente, como consecuencia de todo ello, cambió la valoración del espacio en las
representaciones. La construcción de la perspectiva tradicional desapareció en favor de encuadres y
planos mucho más intuitivos y espontáneos, en los que las figuras no tenían por qué ocupar espacios
centrales y privilegiados, quedando a veces cortadas. Esto vino favorecido por la nueva visión que
otorgó la fotografía, tan tremendamente real e inmediata.

1. La pintura impresionista

1.1. Los grandes pintores impresionistas

Edouard Manet (1822-1883) fue el


precursor de los impresionistas.
Recibió una buena educación,
como hijo de un funcionario del
Estado que era. Distintos fracasos
le llevaron a dedicarse finalmente a
la pintura, mezclándose en
ambientes tradicionales. De ahí que
desarrollase la admiración por la
gran pintura europea de siglos
anteriores –sintió una gran
atracción por la pintura española de
Goya o Velázquez, por ejemplo- y
por la pintura realista que se
advierte en su obra. Las
dificultades a la hora de entrar 1
definitivamente en los círculos
académicos fueron las que le
llevaron a formar parte del “Salón
de los Rechazados”, un círculo
alternativo que habían formado
aquellos que se encontraban al
margen del arte oficial. En este, sin
embargo, sobresalió sobremanera,
sobre todo a partir de 1863, cuando
presentó su primera gran obra Le
Déjeuner sur l´herbe (1)
(Almuerzo sobre la hierba), que
provocó un gran escándalo por el
desnudo descarado de la mujer que 2
aparece en el centro. Lo más
novedoso era, sin embargo, su tratamiento formal, con grandes manchas de colores planos,
un fuerte contraste tonal y la pincelada suelta y abocetada. En 1865 siguió alimentando la
controversia con su Olympia, (2) que destaca por su inspiración en grandes obras de la
pintura clásica universal y, al mismo tiempo, por el nuevo, atrevido, mundano y carnal
tratamiento del desnudo. Unos años más tarde presentó La ejecución del Emperador
Maximiliano, que se inspira en Los fusilamientos de la Moncloa de Goya, usando fotografías
para el retrato de los protagonistas de la escena. Finalmente adquirió una gran reputación,
motivo por el que no quiso participar en la exposición del salón de Nadar en 1874.

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Claude Monet (1840-1926) sería, por su
parte, el más impresionista de los
participantes en dicha muestra. Suya fue
la obra que dio nombre al movimiento,
Impresión, sol naciente, preocupada por
los reflejos de la luz del amanecer sobre
el agua, una auténtica masa de
pinceladas de color. Para trabajar este
mismo asunto, en Argentuil se hizo con
una barca para pintar numerosos
paisajes acuáticos, como por ejemplo
Las barcas, regatas en Argentuil.(3) 3
Mostró un especial interés, además, por
sistematizar sus observaciones, fruto de lo cual fue su serie de la Catedral de Ruán (4),
donde capta la fachada del templo a distintas horas del día y con distintas luces. Su método
analítico le condujo, ya en la madurez de su carrera, prácticamente a la abstracción, como
demuestra El estanque de ninfeas. (5)

4 5

Auguste Renoir (1841-1919) se caracterizó por mostrar en sus cuadros una visión optimista
de la existencia, otorgándole un gran protagonismo a la juventud femenina. Sus primeras
tendencias realistas desaparecieron cuando entabló amistad con Monet, participando en la
exposición de 1874 con El palco, que ya muestra su adscripción a las nuevas formas. En
1876 realizó la que quizás sea su mejor obra Baile en Le Moulin de la Gallete (6), un café en
pleno barrio de Montmartre donde se reunía la juventud de la época para bailar y divertirse,
retratada de forma vitalista. Lo más interesante es el estudio que hace de la luz filtrándose a
través de los árboles y posándose de forma vibrante sobre la masa humana. Otras obras de
la misma época y que muestran esa misma preocupación son El columpio o Torso al sol, que
estudia de forma magistral la incidencia de los reflejos de luz sobre el desnudo femenino.
Otra de sus grandes obras es La merienda de los remeros. Al final de su vida conoció el éxito
y, debido a una artrosis en sus manos, fue avanzando hacia una pintura cada vez más
esquemática y simple.

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Edgar Degas (1834-1917), por su parte, quizás fuera el más particular de los impresionistas,
a pesar de mostrar una vinculación general con el movimiento. Fue discípulo de Ingres, por lo
que, al contrario que el resto, siempre mostró un gran respeto por el dibujo. Por otra parte,
sus escenas son prácticamente de interior y reflejan el mundo urbano, preocupándose al
mismo tiempo por la luz artificial o la que se filtra desde la calle en las habitaciones
domésticas. Otro de sus rasgos distintivos fue la experimentación en torno al movimiento del
cuerpo humano. Todo esto confluye en sus escenas relacionadas con el teatro y el ballet, en
las que sus bailarinas (7) se muestran gráciles y en distintas actitudes. Sus escenas de
toilette nos enseñan a mujeres en difíciles equilibrios y escorzos, captadas desde ángulos
forzados que acentúan la contorsión y el movimiento del cuerpo. La absenta (8) es una obra
que muestra su visión del mundo bohemio parisino y la frescura e inmediatez de sus
encuadres.

8 7

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1.2. Los neoimpresionistas y el Puntillismo

En la década de 1880, una serie de pintores comienzan a sistematizar científicamente las


aportaciones de los impresionistas. A raíz de distintas investigaciones sobre los fenómenos
de la visión, interesarían sobre todo los fenómenos ópticos en relación con la luz y el color,
que serán aplicados de forma rigurosa y sistemática. El resultado de estas experiencias fue la
aplicación de la pincelada en forma de pequeños puntos de colores puros que al mezclarse
van creando la impresión lumínico-cromática que se quiere conseguir.

El precursor del Puntillismo fue George Seurat (1859-1891), un estudioso e investigador que
aplicó de forma exhaustiva la teoría expuesta, lo que le granjeó un continuo rechazo. Siempre
optó por el gran formato, para lograr el tamaño natural de sus personajes. Además, teorizó
sobre el hecho de
que la composición
no tenía que ser
arbitraria, debiendo
estar regida por un
orden exacto en el
que primasen las
líneas verticales,
contrarrestadas por
las horizontales y, en
menor medida, por
las diagonales. Su
corta vida hizo que
pintase poco; siendo
Un domingo en la
Grande Jatte (9) la
9 obra que mejor
sintetiza su estilo.
Refleja el ambiente de la isla del Sena a la que acudían los parisinos para pasear, que había
sido estudiado minuciosa y cuidadosamente antes de plasmarlo. Las líneas básicas se
ajustan rigurosamente a su forma de entender los encuadres, gracias a la postura rígida de
los personajes y los árboles y la línea fugada del río. Este esquematismo se extiende a la
pincelada, aplicada puntillistamente.

Paul Signac (1863-1935) fue discípulo suyo y predicó sus teorías, si bien al final de su vida
abandonó la fidelidad del método. Su mejor obra es El puerto de Marsella.

2. La escultura de la época del Impresionismo

Aunque no puede hablarse de una escultura impresionista, en paralelo con el movimiento pictórico se
desarrolló la obra de Auguste Rodin (1840-1917), el más grande de los escultores del siglo XIX y
uno de los más importantes de toda la Historia del Arte. Llevó a cabo una profunda renovación de su
disciplina, lo mismo que había hecho Manet, y su trabajo compartía algunas características con el
movimiento pictórico que había iniciado este.

La muerte de su hermana en 1862 provocó en él una profunda crisis espiritual que desembocó en
su ingreso en una orden religiosa, si bien a los dos años tuvo que abandonarla para dedicarse a su
verdadera pasión, la escultura. La falta de éxito le hizo salir a Bélgica a trabajar en las numerosas
obras modernitas que se estaban ejecutando en aquel país, pero un viaje a Italia le permitió descubrir
la potencia y la energía vibrante de la obra de Miguel Ángel, liberándose de sus ataduras
académicas. Como fruto de todo ello, Rodin se preocuparía por mostrar la verdad de la realidad y
todos los valores del ser humano, desde la belleza, la pasión, el entusiasmo y la alegría, hasta la
fealdad y la tristeza. Para ello utilizaría formas directas y no idealizadas. Para ello empleaba un

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modelado rápido y que le otorgaba un aspecto
abocetado a determinadas partes de sus esculturas, lo
cual creaba una impresión de realidad, como ocurría en la
pintura de su época. Finalmente volvió a Francia,
convirtiéndose en un maestro reconocido y tocado por la
gloria y montando un enorme taller en el que un buen
número de artistas jóvenes colaborarían con él en la
realización de un sinfín de proyectos.

La Edad de Bronce, de 1876, fue la primera obra que


mostró de forma evidente su aportación al mundo de la
escultura. Representa el desnudo realista y a tamaño
natural de un joven que muestra la belleza tal y como es,
no como la idealizaban los artistas clásicos. Es un hombre
nacido del trabajo industrial de la época. A partir de 1880
llega su etapa de mayor éxito, fruto de la cual fueron las
Puertas del Infierno, para el Museo de Artes Decorativas de
París. Se trataba de un gran proyecto que quedó inacabado
y que pretendía reflejar, siguiendo el modelo de las puertas
de bronce italianas, los aspectos más esenciales de la
10 Divina Comedia de Dante. Aquí, sin embargo, decidió
prescindir de los enmarques para lograr una mayor libertad
compositiva, haciendo surgir del material, de manera sorprendente, los relieves y figuras. De este
mismo periodo es El pensador (10), que representa al hombre que piensa y analiza, de forma tensa,
cómo resolver los problemas de la humanidad. Su obra maestra es, sin embargo, el grupo de Los
burgueses de Calais (11), que trata un tema histórico que convierte en atemporal, el de las guerras
y enfrentamientos entre Francia e Inglaterra. En él, cada personaje de la obra muestra el sentimiento
que experimenta antes de recibir la muerte; se muestran humillados, otros arrogantes e incluso
indiferentes, mientras otro muestra el camino que deben seguir los demás para morir dignamente.

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El Modernismo y el Simbolismo
Los ideales de la enriquecida burguesía de finales del siglo XIX no concordaban con los avances fríos
y rupturistas que suponían las corrientes artísticas más novedosas. Más bien al contrario, exigía un
arte que estuviese enraizado en las corrientes del pasado, pero debía ser más elegante y refinado
que el historicismo o el eclecticismo. Por este motivo se avivó la llama de las corrientes románticas,
volviendo a la plena actualidad la fantasía libre y creadora, la melancolía y el punto de vista
subjetivo, así como el goce y el placer; el arte por el arte en definitiva. Surgió de este modo el
Modernismo, un amplio movimiento estético que afectó a todas las artes, incluido a las del diseño
industrial, y que tuvo difusión internacional, recibiendo la denominación de “art noveau” en Francia,
de “Modern Style” en Inglaterra, de “Jugendstil” en Alemania o de “Seccessionstil” en Austria.
Sus ideales encontraron sus antecedentes, de alguna forma, en las corrientes historicistas, pues
compartían con ellas el rechazo hacia la industrialización y el materialismo. Frente a un arte
extremadamente positivista, debía caminarse, para regenerar al hombre, hacia la creación de ideas
sublimes, de la belleza y la ensoñación. De cualquier modo, no hay que perder de vista que fue una
corriente vinculada con la burguesía y que estuvo presente, por tanto, en los países y ciudades más
industrializadas, extendiéndose su vigencia entre 1890 y 1910 aproximadamente para servir de
puente entre los dos siglos y entre las viejas corrientes artísticas y las del mundo posterior.

En el campo de la pintura, el camino lo había abierto unas décadas antes el Prerrafaelismo inglés. Al
igual que en dicho caso, el desacuerdo con el progreso material, que diluía las facetas más
espirituales del ser humano, llevó a un grupo de artistas franceses, hacia 1880, en pleno auge del
Impresionismo, a crear el Simbolismo. Se trataba de un movimiento de cuño idealista y que
propugnaba una huida de la realidad para dirigir el alma hacia la fantasía. Para ello, recurrirían a la
historia, a la mitología o a la literatura, siendo los asuntos religiosos los más sublimes recursos
disponibles. También recurren con frecuencia al amor, el más bello sentimiento del hombre. Puesto
que se trataba de un arte ensoñador y subjetivo, el dibujo perdía importancia, en favor de unas
formas desmaterializadas, suaves, melancólicas y desvanecidas, lo mismo que los colores, las
luces y las sombras.

1. El Simbolismo francés

El francés Gustav Moreau(1826-1898) había


conocido en su juventud el Prerrafaelismo,
que le sirvió de inspiración y guía. Llevado por
este particular, también se interesó por el
Quattrocento italiano, que junto con el
conocimiento de las grandes obras de su propia
época configuraron su universo formal. Al
margen de esto, sus condiciones psíquicas
también contribuyeron a forjar su pintura, pues
fue un hombre solitario e introvertido, aunque
dotado de una sólida formación literaria, tanto
religiosa como profana, lo que le ayudó a crear
todo un mundo irreal y de fantasía, hasta el
punto de que muchos consideran que su obra,
de pintura exuberante, suelta, luminosa y
colorista, parece un antecedente del
surrealismo. Trabajó los temas mitológicos,
como atestiguan La quimera o Perseo y
Andrómeda. En El Unicornio recreó todo un
mundo de fantasía, mientras que en El poeta
viajero reflejó la melancolía del artista. Los 12

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ángeles de Sodoma o La aparición (12), donde se trata el tema del Bautista y de Salomé, son
ejemplos, por último, del tratamiento que confirió a los temas bíblicos.

El otro gran simbolista fue Odilon Redon (1840-1916), una persona igualmente singular que había
padecido una juventud enfermiza. A pesar de todo, gozó de una formación humanística muy amplia,
siendo un gran melómano, un amante de la literatura y el pensamiento de su época y un
apasionado de la botánica, algo que influiría, concretamente, en el carácter decorativo y exótico de
su obra. Su carácter, sin embargo, le hizo ser un desconocido en el mundo del arte, excepto para los
“malditos”, la minoría rechazada, lo que le llevó a tratar abundantemente el tema del poeta y del
artista olvidado, solitario y melancólico. Desarrolló, en definitiva, un arte visionario, de lo
inconsciente, de lo ilógico y de aquello que sólo se conoce a través de los sueños. Su pintura
luminosa convertía lo abstracto en concreto. Muy paradigmática de su producción es Orfeo muerto,
donde aparece su cabeza sobre la lira, en un ambiente de luces extrañas. En El silencio, una figura
femenina asoma la cabeza llevándose los dedos a la boca, como pidiendo silencio al mundo real que
hay al otro lado del lienzo, un tema similar al de Ojos cerrados, donde la mujer se niega a mirar la
realidad. En El cíclope (13), que acecha a una ninfa que duerme entre las flores, desata la fantasía
más inquietante, mientras que en El ojo es como un globo fantástico que se dirige al infinito parece
anticiparse al Surrealismo. Después de su etapa
simbolista se dedicó a pintar bodegones cuajados de
flores.

13 14

El último de los grandes simbolistas franceses fue Puvis de Chavannes(1824-1898). A diferencia de


los Moreau y Redon, trabajó un simbolismo simplificado, más académico y que no quiso abandonar
la senda del naturalismo. Entre sus realizaciones destacaron La esperanza, El pescador pobre (14)
o El sueño.

2. El Simbolismo en Bélgica y Austria. Gustav Klimt

En Bélgica, el Modernismo tuvo un gran desarrollo, destacando como pintor simbolista Fernand
Khnopff (1858-1921). Aunque estudió en Bruselas, pasó por París y fue un gran conocedor del
Prerrafaelismo y del Simbolismo francés. Admiraba, en concreto, a Rossetti y a Moreau y fue un
auténtico misógino y un misántropo que vivió encerrado en sí mismo y sin apenas contactos con
otros seres humanos. Por eso, en su obra, rinde culto a la soledad y a la belleza espiritual. Para ello
recurre a un ideal femenino muy particular, distante, ambiguo e impenetrable. Su pintura destacará
por ser exquisita, refinada y sublime, que parte de la de Rosseti, aunque más nebulosa y diluida y
dotada de una atmósfera ausente. Entre sus obras destacan La esfinge (15) o Cierro la puerta

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detrás de mí. Muy representativos de su ideal femenino distante, andrógino y misterioso, al mismo
tiempo que exuberante y vaporoso, son ¿Quién me ayudará? o los numerosos estudios de mujeres
que realizó tomando como modelo a sus hermanas.

15

Sin embargo, el más grande de todos los simbolistas europeos trabajó en


Austria. Se trata de Gustav Klimt (1862-1917). Su padre había sido
diseñador de selectas y refinadas joyas y él mismo comenzó estudiando
artes decorativas. Eso le encaminó hacia un arte ornamental y elegante.
Comenzó a trabajar como decorador de los numerosos edificios
modernistas que se estaban construyendo en la época, lo que hizo que se
especializase en la pintura mural al temple. Su primera obra fue la
decoración del Aula Magna de la Universidad de Viena, en 1894, por la
que recibió duras críticas, al entender los círculos académicos que su
pintura no gozaba de la seriedad necesaria. Esto le hizo reaccionar ante el
arte oficial, convirtiéndose en uno de los fundadores y en el primer
presidente de la “Secesión Vienesa”, un movimiento asociativo que
reunió a los más vanguardistas creadores austriacos de la época, aquellos
que se oponían frontalmente al academicismo y que querían consolidar la
renovación moderna del arte.

Otra coyuntura fundamental en su vida y su obra fue su viaje a Italia en


1903, provocándole indiferencia Florencia o Roma y encontrando
inspiración, sin embargo, en Ravenna. Aquí descubrió el mosaico
bizantino, adquiriendo su pintura desde entonces un aire simplificado,
esquemático, plano y frontal, pero enriquecido con fondos lujosos,
dorados, y llenos de un colorido rico y subjetivo, así como de minuciosos
elementos decorativos. Esto le hace profundizar en el carácter modernista
y ornamental de su obra, pero al mismo tiempo le permite otorgarle un aire
radicalmente nuevo y moderno. Además, sus creaciones están llenas de la
sensibilidad y la espiritualidad de la pintura simbolista y cantan al amor, la
vida y la muerte, utilizando la belleza femenina, perecedera y caduca,
como metáfora de dicho asunto.

Una de sus primeras obras tras el fracaso de la Universidad vienesa fue


Nuda Veritas, (16) en la que reafirmó sus posiciones, reflejando a la
verdad como a una mujer desnuda, frontal, mostrando su cuerpo al
espectador y con un ideal de belleza similar al de Khnopff. En 1902, ya
como parte de la Secesión, pintó en la sede del movimiento El friso de
Beethoven, para rendir homenaje al genial compositor. Una vez
consolidado su estilo, se convirtió en un artista reconocido y admirado,
recibiendo numerosos encargos incluso para la realización de retratos.
Destaca el Retrato de Adele Bloch-Bauer I, (17) donde ya utiliza hasta
16
un extremo genial el recurso de la pintura plana, frontal y cargada de

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brillos dorados y de detalles ornamentales, características que comparte con El beso, su obra más
reconocida. (18)

17 18

El Posimpresionismo
Hubo una serie de pintores que estuvieron vinculados con el Impresionismo en ciertos momentos de
su vida. Sin embargo, la extraordinaria personalidad de cada uno de ellos les hizo abrir caminos
particulares y propios que condujeron, una generación después, a resultados novedosos. Se trata de
los posimpresionistas, un grupo heterogéneo y disperso que hizo evolucionar la pintura para iniciar
las nuevas corrientes del siglo XX.

1. Vincent Van Gogh (1853-1890)

Nacido en Holanda, fue hijo de un pastor protestante.


Dotado de una mente inestable y de un físico brusco,
en su juventud gozó de una fuerte vocación religiosa,
dedicándose a dicho campo hasta que su incapacidad le
retiró en 1879. En la pintura encontró una forma de
terapia, realizando unos primeras composiciones
vinculadas con el Realismo, cargadas de valores
morales y, prácticamente, de un sentido apostólico y
evangélico, si bien serían obras oscuras y tristes,
aunque expresivas. De esta época pueden
mencionarse Pena, Comedores de patatas y Las botas,
que reflejan la cruda realidad de la vida de los
trabajadores que conoció durante su periodo como
pastor en un pequeño poblado minero.

En 1885, su hermano Theo, que trabajaba en París en


una tienda de pinturas, le convencería para que se
trasladase hasta allí para conocer los últimos
19 movimientos pictóricos. Aquí no sólo descubriría el

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Impresionismo, pues también se dejó seducir por las estampas japonesas que tan de moda
estaban en aquel momento, dotadas de grandes pinceladas y de vivos colores. Su pintura evoluciona
considerablemente gracias a estas influencias y su paleta, al mismo tiempo, se aclara, como
demuestran sus obras del periodo, entre las que destacan Le Moulin de la Galette (19) o El
restaurante de la Sirena. El ambiente de la ciudad, sin embargo, no le sienta bien y termina por
provocar en él una mayor
inestabilidad mental. Aconsejado
por su hermano, en 1888 se retira
a la Provenza, con idea de buscar
la serenidad bajo una luz, un
clima y un paisaje más agradables.

Ya en Arlés, como consecuencia


de su mejoría, trabajará con mayor
entusiasmo y utilizando
preferentemente vivos amarillos,
rojos y verdes, así como una
pincelada que se hace grande,
potente y enérgica. Pintará al aire
libre los paisajes del entorno–El
puente o La llanura, por ejemplo-,
vistas de la ciudad y de su propio
ámbito doméstico –Terraza de
20
café por la noche, El dormitorio en
Arles (20) o La casa amarilla- y a
los nuevos personajes que pueblan su vida –La arlesiana, El cartero Roulin o El hijo de Roulin-.
También realizó en estos momentos uno de sus más conocidos cuadros, Los girasoles (21), que
condensa la esencia de su obra.

Convencido de su evolución, mandaba algunas de estas obras a París, para que su hermano Theo
tratase de venderlas. El nulo éxito conseguido agravó su situación mental, incurriendo en serias crisis
de ansiedad y en fuertes depresiones. Al mismo tiempo, en octubre de 1888, Paul Gaugin se
trasladaba hasta Arlés con intención de
instalarse junto a él y crear un taller de artistas
en la ciudad. Durante algún tiempo, la actividad
pictórica de ambos fue febril y fructífera, siendo
fruto de la misma La silla de Van Gogh y La silla
de Gaugin, por ejemplo. El desequilibrio mutuo,
sin embargo, provoca una fuerte crisis entre
ambos a finales del mismo año que desemboca
en el conocido incidente del corte de la oreja.

Tras esto no tuvo más remedio que ser


ingresado en el psiquiátrico de Saint-Rèmy,
bajo el cuidado del doctor Gachet. Al tiempo
que empeoraba su estado mental, su pintura iba
adquiriendo cotas geniales. Buenos ejemplos
de ello son La noche estrellada, (22) Campo
de trigo con cipreses o Jarrón con lirios, algunas
de sus mejores obras y en las que la pincelada
se hace nerviosa–predominando las realizadas
en espiral- mientras que los cielos adquieren
intensos colores azules. En 1890 se traslada
a Auvers, bajo la supervisión del mismo doctor
Gachet. Aquí seguirá con la misma tendencia
21
pictórica, como demuestran La iglesia de

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [14] 01.02.2018


Auvers y Trigales sobrevolados por cuervos, su última obra. Está quedó inconclusa, pues finalmente
se dio un tiro que tres días más tarde acabó con su vida. Tenía 37 años, había pintado más de 1.500
obras y no había vendido ninguna. Comenzó a conocer la fama una vez fallecido, hasta el punto de
convertirse en uno de los pintores más cotizados de la historia.

22

2. Paul Gauguin (26) (1848-1903)

En 1883, después de una vida laboral y familiar exitosa –había sido un reconocido agente de bolsa y
tenido cinco hijos de su matrimonio-, decidió dedicarse a la pintura abandonándolo todo y
desarrollando, desde entonces, una existencia difícil. Tras su primer periodo impresionista salió de
París para recorrer la Bretaña, donde descubrió sorprendido una Francia donde pervivía cierto
atraso y primitivismo. Aquí, a
partir de esta experiencia, fue
configurando un estilo de cuño
propio, basado en grandes
manchas de colores brillantes.
Instalado en Pont-Aven,
realizaría obras que reflejaban los
paisajes, las costumbres y los
tipos humanos del lugar.
Destacan de entonces Bañistas
en Bretaña, Cuatro Bretonas o La
pastora bretona.

Después de su visita a Van Gogh


en Arlés su carácter se fue
agriando. Al mismo tiempo, y
sobre todo tras una estancia en
La Martinica, a donde se había
23 trasladado atraído por la idea de

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [15] 01.02.2018


conocer la naturaleza salvaje y modos de vida aún más primitivos, su estilo se fue simplificando,
desembocando en lo que se ha denominado como “Cloisonismo”, es decir, una pintura formada a
partir de grandes campos de colores planos y delimitados por remarcados bordes. Las obras
maestras de este periodo serían La visión tras el sermón (23) y el Cristo amarillo, donde además
acentuó sus intenciones de realizar una pintura primitivista y rústica y de carácter simbolista al
mismo tiempo, por el sentimiento y la emoción que contenían. En la primera, un grupo de aldeanas
bretonas presencia la bíblica visión de la lucha entre Jacob y el Ángel, que está teniendo lugar sobre
una pradera de color rojo; en el segundo, otro grupo de bretonas rodea un crucificado de rasgos
goticistas y emplazado en mitad de un paisaje de tonos amarillos. Es evidente que con esas formas y
esos colores, Gauguin representó en ambas lo que sentía, no lo que veía realmente.

El éxito conseguido le permitió


instalarse en Tahití, donde viviría
ya hasta su muerte con un último
paso intermedio por Francia. Aquí
participaría plenamente de la vida
de los nativos, observando sus
costumbres y pintándolos
productivamente. En general fueron
años duros, pues contrajo
enfermedades y vivió con pocos
recursos. Su estilo, sin embargo, se
enriqueció definitivamente,
dotándose de un aspecto rígido y
duro, pero de gran belleza interior.
Terminaría por eliminar lo exótico y
lo superfluo, ganando en lirismo y
espiritualidad. Técnicamente,
estas obras serían simples y casi
primitivas, realizadas a base de
24 colores compactos y brillantes.
El contenido simbólico, por otra
parte, aludiría a la poética vida de las civilizaciones no contaminadas por el progreso. Pueden
destacarse de este periodo El espíritu de los muertos vela, El oro de sus cuerpos, La Orana Maria o
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? (24)

3. Paul Cézanne (1839-1906)

Su adinerada familia le procuró una educación esmerada, manteniendo, de hecho, una buena
amistad con Emile Zola. Sin embargo,
abandonó el camino que le habían trazado
para dedicarse a la pintura, aunque su
carácter agrio y sus escasas dotes del
comienzo –figuras torpes, mal dibujo, colores
oscuros...- le llevaron a ser un rechazado
incluso entre los “malditos”. Esto y la
incomprensión familiar le llevaron a desarrollar
un considerable mal humor, lo que desembocó
en una vida solitaria y apartada de la realidad,
lo que a la larga favoreció el desarrollo de una
pintura cada vez más contundente y seca.

Todo comenzó en 1870, cuando, para no ser


reclutado, se refugió en Auvers. Aquí 25
aprovechó para pintar paisajes que lo

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condujeron al impresionismo, a
mejorar su técnica y a aclarar su
paleta. Sin embargo, convencido de
que dicho movimiento no tendría
éxito, comenzó a configurar
intuitivamente su propio estilo,
pintando a base de manchas que se
agrupaban en formas volumétricas,
estables y solidificadas. Los
elementos básicos de sus
composiciones fueron adquiriendo
formas cilíndricas, esféricas,
cónicas o cúbicas, adquiriendo su
obra un carácter subjetivo, pues no
pintaba las cosas como las veía, sino
26 como las pensaba, estructurándolas
y analizándolas geométricamente.
Esta visión geométrica de la realidad le convirtió en un auténtico precursor del Cubismo. De hecho,
con el tiempo su suerte cambió, pues heredó la fortuna familiar y la crítica comenzó a ver en él su
carácter renovador y novedoso.

Fue pintor, sobre todo, de paisajes y bodegones, géneros que le permitían experimentar alrededor de
sus preocupaciones pictóricas. De su época impresionista destacan, sobre todo, las vistas de Auvers,
que a pesar de todo ya apuntan hacia el que sería su posterior camino. El puente de Maincy ya
muestra a las claras la esencia de su auténtico estilo, que alcanzará el culmen con Las grandes
bañistas, donde tanto el paisaje como los cuerpos desnudos se someten a la pureza de la geometría.
También son reseñables Bodegón con cebollas o Bodegón con manzanas y naranjas. (25) Fuera de
estas temáticas son realmente destacables Los jugadores de naipes (26) o Mujer con cafetera.

4. Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901)

Nació en el seno de una familia aristocrática que le


procuró una extraordinaria educación. Su salud
enfermiza y dos caídas mientras montaba hicieron,
no obstante, que sus piernas interrumpiesen su
desarrollo, creciendo con una evidente malformación.
Esto le llevó a volcarse en la pintura, y es que, desde
niño, había mostrado grandes e innatas dotes para el
dibujo. En contra de la voluntad de su familia se
trasladó a París para perfeccionar su estilo. La
ciudad, al mismo tiempo, le otorgó otro tipo de
beneficios; instalado en Montmartre y consciente de
la fragilidad de su cuerpo, decidió sumergirse en el
mundo de la bohemia, haciéndose fuerte en ella,
viviendo frenética y gozosamente y desarrollando
una personalidad única y extraordinaria.

Pintaría, intuitiva y genialmente, el mundo que


conoció, el de los cafés, cabarets, circos y
prostíbulos, que estaban plagados de seres
humanos que, a pesar de vivir desenfrenada y
marginalmente, estaban dotados de almas
profundas y llenas de matices. Así, retrata con
evidente cariño a bailarinas y actores como La
27
Goulue, Jane Abril, Cha-U-Kao, Valentin el

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [17] 01.02.2018


Deshuesado, etc. Tenía especial
predilección por representar la
danza y el movimiento que él no
podía desarrollar, y lo hace con
gran economía de trazos,
dejando de lado lo secundario y
tendiendo a la síntesis y a lo
esencial. El dibujo será
dominante en su obra y la
psicología de los personajes
quedaría perfectamente
plasmada. Su obra resulta
tremendamente moderna, por lo
trepidante que resulta y por la no
adscripción a reglas de ningún
tipo.

28 Podemos destacar las escenas


protagonizadas por las prostitutas
de los burdeles parisinos, como por ejemplo La inspección médica (27) o El burdel de la calle de los
molinos. El ambiente de los grandes cabarets de la ciudad quedó perfectamente plasmado en El
Moulin de la Galetteo en Baile en el Moulin Rouge (28), una de sus mejores obras. Sus retratos del
mundo de la farándula son extraordinariamente expresivos, como demuestran los de La Goulue
llegando al Moulin Rouge, el de Jane Avril bailando, captada en plena ejecución del cancán, o el
desgarrador de Yvette Guilbert. También fueron captados por él personajes de la talla de Louis
Pascal u Oscar Wilde.

También desarrolló una importante labor como cartelista, modernizando el género y llevándolo a
cotas importantísimas. En ellos se anunciaban las grandes actuaciones de los mismos personajes
citados, con colores planos e intensos y en los que la línea nerviosa y movida transmitía la
sensación de frenesí de la danza y la música. Baste citar los del Moulin Rouge, Aristide Brauant o
Jane Avril.

Las vanguardias históricas

Las vanguardias tienen lugar en una época convulsa, marcada por los conflictos bélicos, -las dos
guerras mundiales- y por el desarrollo generado por la Revolución Industrial. Estos hechos van a
marcar y cambiar profundamente a la sociedad. Como toda época de crisis y cambio, es un momento
de gran productividad intelectual, lo que tendrá su reflejo en el arte. En este momento, además,
ocurre un hecho fundamental a nivel artístico: en el cambio de siglo Europa era la generadora de las
corrientes artísticas desde París; sin embargo, cuando la Europa destruida por las guerras pierde su
hegemonía mundial en favor de EE.UU, Nueva York toma el relevo de la capital francesa. A partir de
entonces los movimientos artísticos se producen con más rapidez, son más diversos y fugaces.

Conviven dos tendencias en el arte, por un lado aquellas que continúan con el compromiso social y
humano, y por el otro, las que apuestan por el desarrollo, el avance, el arte por el arte, la
experimentación, etc. Progresivamente se va produciendo un alejamiento de la realidad hasta que en
los años 60 se llega a la pura abstracción. En torno a los años 70 vuelve la figuración, con el Pop Art
y, después, con el Hiperrealismo; posteriormente aparecerá el Arte Conceptual y el Minimal Art.

En algunos casos incluso se sustituye la mano del artista por la máquina, por ordenadores capaces
de generar figuras, que reemplazan a la actuación personal del artista.

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [18] 01.02.2018


1. El Fauvismo

Es uno de los primeros movimientos del siglo XX. Se desarrolló entre 1905 y la I Guerra Mundial y
supuso una de las grandes revoluciones de la pintura del siglo pasado. Expusieron por primera vez
en París, en otoño de 1905, y tras la crítica de Vauxcelles, Donatello entre las fieras, se les empezó a
conocer como “les fauves” (las fieras).

La obra de estos artista, que tienen su origen en el postimpresionismo y admiraban a Van Gogh, se
caracteriza por en la potencia y exaltación del color, fuerte, intenso y violento. No les interesa el
dibujo, el modelado, la luz, ni los matices, sin embargo el color cobra un protagonismo absoluto
Dibujan directamente con el pincel, con una línea negra y gruesa. Se construye el espacio con el
color. Ya no hay perspectiva ni dibujo, y desaparecen los elementos academicistas. En definitiva,
buscan impresionar al espectador por la explosión de color.

1.1. Henri Matisse (1869-1954)

Comenzó trabajando en un bufete de abogados, sin embargo, en 1890 cayó enfermo y tuvo
que guardar reposo durante varios años, los que aprovechó para interesarse por el mundo
artístico. De esta forma, en
cuanto pudo levantarse de
la cama, hacia 1894,
marchó a estudiar Bellas
Artes.

En torno a 1895 acudió a


París, donde conoce a los
impresionistas y a los
postimpresionistas. Allí,
comenzó a frecuentar el
Museo del Louvre para
ejercitarse copiando
pinturas de los grandes
29 maestros. Poco a poco va
desarrollando un estilo
propio. Con la llegada del Fauvismo conoce a Blaminck y a otros y expone junto a ellos
siguiendo los principios del movimiento.

Después de la I Guerra Mundial se separa de los fauves y pinta con formas claras, planas,
simplificadas y onduladas: los arabescos. La modernidad viene de la mano de la
simplificación de las formas y el color y del movimiento creado por la intensa decoración a
base de ondulaciones.. Se muestra como un artista de fuerte personalidad, como vemos en
toda su producción, destacando obras como La Danza (29) o La Raya Verde. Huye del
Cubismo, adquiriendo un estilo propio.

A partir de los años 20, gozó de gran popularidad. Busca que los ojos del espectador
disfruten contemplando sus pinturas, que se llenan de ornamentación y detalles. Practica la
pintura pura, sin complejidad temática, tan solo la vida cotidiana, buscando lo bello y lo
placentero. Esto le lleva a retratar interiores, que son una invitación a ver y gozar. Incluye
cuerpos en reposo cuyas curcas siguen el ritmo decorativo. Destacan obras como Mantel
rojo, Matisse pintando desnudo o Mujer con blusa rumana.

En los últimos años de su vida, las esencias de los productos pictóricos le ocasionan pérdida
de visión, de modo que dejará de pintar con pinceles pasando a realizar cuadros mediante la
técnica del collage, consistente en ir pegando trozos de papel, de colores puros, que

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [19] 01.02.2018


recortaba previamente, lo que hace que sus obras se esquematicen aún más, como en la
obra Collage vegetal.

1.2. Otros.

Vlaminck (1876-1958) utiliza colores arrebatados y furiosos en su obra, formas sin dibujar,
perfilándolas con el tubo negro de forma dura, con agresividad visual. Este estilo, es reflejo de
su propia personalidad, pues podría definirse como alguien popular, rebelde y tosco. Algunas
de sus frases preferidas eran “yo no he ido nunca, ni iré al museo del Louvre” o “yo amo a
Van Gogh más que a mi padre”. Esta última evidencia la gran influencia que ejerce este pintor
en el Fauvismo, aunque los fauves no construyen razonadamente sus pinturas. En los años
finales de su vida adoptó un estilo más amble, con tonos azules y grises más tranquilos y
reposados. Entre sus obras destaca el retrato de Derain.

Derain (1880-1954) era amigo del anterior y estuvo muy vinculado a él en sus orígenes por
lo que hay años en que sus pinturas son difíciles de distinguir, aunque Derain es más
armonioso y menos fiero. Su obra es más cuidada y conceptual, aunque menos espontánea.
De hecho, estudia las composiciones y
los colores para que no sean
estridentes, como en su retrato de
Matisse.

En 1906 estuvo en Londres, pinta


mucho el río Támesis y los edificios
que están a sus orillas, los puentes,
barcazas, etc. como por ejemplo El
Támesis y Tower Bridge o El puente de
Charing Cross (30). En una segunda
etapa, se dedicó a pintar los paisajes
del sur de Francia, donde encontró
estampas luminosas de costa, mar, y
sol, como en Atardecer en Saint 30
Tropez. Finalmente su estilo se volvió
más comercial.

2. El Cubismo

Se considera que el cubismo es un movimiento artístico creado por Picasso en 1907, con su obra Las
Señoritas de Avignon (31), aunque ya antes había pintado el Retrato de Gertrude Stein, que puede
considerarse un precedente.

Además, este movimiento bebe en gran medida de la obra de Cezanne en lo que se refiere a la
geometrización de las formas y la representación de planos (perspectiva dual). También lo hace del
arte africano, que se hace popular en Europa a comienzos del siglo XX con el imperialismo. Estas
obras influyen significativamente en Picasso, al igual que el arte ibérico.

Fruto de todo ello, se genera un movimiento artístico, que en principio fue recibido con desconcierto,
hostilidad y burla por la crítica. Se trata de un nuevo lenguaje que rompe con la tradición pictórica
realista. Defienden una visión geométrica de la naturaleza. Pintaban retratos y bodegones, entre otras
cosas, con un punto de vista geométrico, en el que se funden planos de diferentes perspectivas.

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Se distinguen dos fases, el cubismo analítico y el sintético. El cubismo analítico (1907-1912) se
caracteriza por recurrir a una visión descompuesta de la forma a través de la geometría que pretende
mostrar todos los puntos de vista de la figura (perspectiva poliédrica). Renuncian al color y recurren al
monocromatismo, fundamentalmente en marrones y amarillos. Se trata de un lenguaje ultramoderno,
ya que empieza a cambiar el concepto de arte: el
arte no representa las cosas como son, sino
como las ve el artista.

En el cubismo sintético (1912-1914) la


figuración se pierde por completo. Ya no se
reconocen las formas y hacen falta referencias
para comprender. Se comienza a pintar con
restos de la realidad: trozos de periódico, telas,
cristales, arena, apareciendo lo que se ha
denominado papier collage. Se abandonan las
composiciones poliédricas pero reaparece el
color.

La Guerra interrumpe el avance de este


movimiento, que en los años 20 vuelve a resurgir,
aunque Picasso lo abandona. Los demás se van
31 diversificando y sus pinturas se vuelven más
curvilíneas, más líricas y sentimentales.

2.1. Picasso

Pablo Ruiz Picasso (1881-1973), nace en Málaga en el seno de una familia cuyo cabeza de
familia era profesor de dibujo, aunque después se desplazan a La Coruña y a Barcelona,
donde decide ser pintor. Se forma en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de
Madrid y viaja a París. En 1906 inventa el Cubismo, con el que revoluciona la capital
francesa. Desde entonces se convierte en la punta de lanza de todo proceso de creación
artística en París. Siempre en plena evolución, sintetiza
todo lo que ocurre en el arte durante el siglo XX.

Trabajó la realidad sin dejarse esclavizar por ella. La


cambia, transforma y maneja pero nunca dio el paso a la
abstracción. Fue un artista muy prolífico ya que trabajó
siempre de manera muy intensa. Se posicionó en el
bando republicano, por lo que el régimen franquista lo
tildaba de “pintamonas”. Picasso fue un genio de
personalidad cambiante y cambios de humor tremendos
que se reflejan en su pintura. Se distinguen, por tanto
varias etapas en su carrera:

Etapa azul. El Picasso joven nace en el entorno del


modernismo de la capital catalana. Se movió en el
ambiente artístico de esta ciudad, donde conoció a
Gargallo y a González. Cuando viaja a París toma
contacto con el postimpresionismo y el simbolismo,
corriente dentro de la que trabaja hasta 1904. En este
32
periodo sus obras retratan figuras solas y tristes que
denuncian la condición trágica e insolidaria de la sociedad. En sus obras predomina el azul,
color que simboliza la tristeza. Algunos ejemplos de esta época son La tuerta, Familia a la
orilla del mar o El viejo guitarrista (32)

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Etapa rosa. Entre 1905 y 1906, sus obras dejan de ser tristes para mostrarse melancólicas,
dulces y poéticas. En esos años entra en contacto con el mundo del circo, que despierta en él
estos sentimientos. Un ejemplo de este periodo es El Arlequín.

Etapa cubista. A partir de 1906 comienza a geometrizar las formas y realiza el retrato de
Gertrud Stein. En 1907, Las señoritas de Avignon marcan el nacimiento de esta nueva
vanguardia. En un principio, crea el llamado cubismo analítico, que se caracteriza por una
visión geometrizada de la realidad, reduciendo la paleta cromática a colores esenciales y
uniformes, intentando captar al mismo tiempo las tres dimensiones. Además de Las Señoritas
de Avignon, destacan obras como Mujer con guitarra.

33

Progresivamente, se observa en sus obras una simplificación de la geometrización de la


figura hasta rozar la abstracción. A partir de 1912 empieza a recurrir al collage (pegar sobre el
lienzo trozos de papel, madera, tela…) que van a dar lugar al cubismo sintético, con
tratamiento plano, un cromatismo más variado y vivo, colocando en los lienzos letreros e
inscripciones, como en la obra Bodegón con silla de paja.

Periodo clásico. Hacia 1920 comienza a cansarse del cubismo y empieza a pintar con
claridad, suavidad y sentimiento. Durante este periodo se casa por segunda vez y forma una
familia, que comienza a cobrar protagonismo en su obra. Las pinturas de este periodo se
caracterizan por el dibujo duro y marcado, la seriedad, el equilibrio y la tranquilidad, como
puede apreciarse en Maternidad o Los amantes.

Metamorfosis. La publicación del Manifiesto surrealista influye en Picasso que comienza a


crear formas fantásticas y absurdas con un tema recurrente, los bañistas.

Estilo de madurez y plenitud. La guerra civil española le marca con un profundo dolor y su
pintura se tiñe de expresionismo. Pinta el dolor y el sufrimiento, como se ve en El Guernika
(33), que realiza para el pabellón español de la Exposición Universal de 1937. En esta obra,
donde el color se reduce a blancos y negros, muestra la destrucción y la muerte generadas
por el conflicto a través de seres descompuestos. Tras la II Guerra Mundial, abandona el
expresionismo y, hasta el final de su vida continúa con el estilo que había sido interrumpido
por los conflictos bélicos. Abandona París y se traslada al sur de Francia, donde vive retirado
apaciblemente y trabaja libremente, realizando pinturas, esculturas, grabados y cerámicas.

2.2. Otros pintores cubistas

George Braque (1882-1963) parte del cubismo analítico pero intensifica la descomposición
geométrica de tal manera que su obra es más conceptual que la de Picasso. En 1914 en sus
pinturas ya no se aprecia esa realidad de la que deriva la figura, hasta tal punto que la crítica
calificó sus obras como herméticas. Un claro ejemplo de momento son obras como El violín y
la jaula o El Portugués. Tras este periodo hermético, en su madurez, sus pinturas se vuelven

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [22] 01.02.2018


más bellas y sentimentales a la vez que menos explícitas.
Destacan obras como Bodegón con granadas.

Juan Gris (1887-1927) tenía un concepto de la pintura muy


puro, buscando lo esencial y lo esquemático. Trabaja con
planos y colores dentro de la gama de grises. Sus obras
funcionaron muy bien comercialmente, ya que se vendían a
precios discretos, lo que le propició bastante prestigio. Es el
cubista más teórico, simple, ordenado y sereno. Lo que le
interesa es captar la esencia de las cosas que pinta con claridad
y rigor, eliminando lo secundario. En sus bodegones (34) se
observan estas características.
34
2.3. Escultura cubista

Alexander Archipenko (1887-1964) fue un artista extravagante y provocativo. Su gran


aportación fue incorporar el vacío a la escultura, de tal manera que sus obras se definen por
espacios llenos frente a espacios huecos. La materia solo sirve para delimitar las formas, que
están en el vacío. Triangula el cuerpo humano y lo reduce a formas primarias, pero, a
diferencia de otros cubistas, recurrió asiduamente a la curva, a las concavidades y a las
convexidades. Destacan su serie los Medranos u obras como la Bañista.

Henri Laurens (1885-1954) fue hijo de un cantero, lo que repercutió en su formación en el


tallado d la piedra. Hacia 1910 viaja a París, donde conoce a Picasso y Braque y se vincula al
cubismo. Atraviesa la misma evolución que los demás desde el cubismo rectilíneo (1910-25)
hasta el cubismo curvilíneo (1925), al ir incorporando formas más curvas, ondulantes y
expresivas, tal como vemos en sus Bañistas.

Pablo Gargallo (1881-1931) coincidió


en 1898 con Picasso en Barcelona,
donde trabaja como orfebre. En 1911 se
va a París, busca a Picasso y comienza
a trabajar dentro del movimiento cubista.
Ejercen gran influencia sobre él las
exposiciones de arte negro africano que
se exponen en París, así como, en la
técnica, su amistad con Julio González,
que le introduce en el empleo de la
soldadura autógena.

Trabaja en hierro y su obra posee una


enorme libertad expresiva. Muestra gran
interés por el movimiento a través de la
danza: ondulación y musicalidad. Tiende
a adoptar formas curvilíneas e incorpora
los huecos a sus obras, recubriéndolos
de tramas, enrejados y retículas. Hace
retratos en hierro como los de Picasso o
Greta Garbo; destaca también su obra El
35 36 Profeta (35)

Julio González (1876-1942) se formó en el nacionalismo catalán, espíritu que no le


abandonó a lo largo de su carrera. Trabajó desde joven en el taller de su padre como orfebre
en Barcelona, aunque posteriormente acude a París, donde trabaja y entra en contacto con el
simbolismo, el fauvismo y el cubismo. La muerte de su hermano en plena juventud supone

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [23] 01.02.2018


una gran tragedia para él, y le lleva a abandonar la pintura y a vivir de las obras de orfebrería
que vende. Durante la I Guerra Mundial trabajó como soldador en Renoult fabricando
armamento, donde aprende a usar la soldadura autógena. En 1927 vuelve al mundo del arte,
aunque dedicado a la escultura, a la que incorpora sus conocimientos de soldadura autógena.
Sus obras son consideradas altamente novedosas y originales.

Comienza trabajando con planchas de hierro muy finas que corta con tijeras y une con
soldadura autógena formando las denominadas “máscaras” muy sintéticas y expresivas. Esta
técnica le permite crear un lenguaje de un vanguardismo admirable repleto de fantasía.
Destacan las máscaras dedicadas a su hermano Joan, fallecido. Su obra evoluciona hacia
una fase lineal en la que recurre a barras de hierro que combina con planchas para formar las
figuras unidas con soldadura autógena, como por ejemplo la Mujer peinándose. Otra de sus
obras más conocidas es Hombre cactus (36)

3. El Futurismo

En 1910 se crea un movimiento artístico en Italia con la intención de sobrepasar al cubismo que
algunos artistas ya encontraban estancado y sin alma. Boccioni es el ideólogo, junto con Marinetti,
que redacta el Manifiesto futurista donde se recoge que el arte debe mostrar los avances industriales
y la velocidad que caracterizan ese tiempo. El arte debe liberarse de la tradición clásica que siempre
había estado presente en este país,
llegando a afirmar que “un coche de
carreras es más bello de la Victoria de
Samotracia”. En definitiva, se trata de
un movimiento cuyos miembros
pretendían ser los artistas del futuro.
Querían conferir al arte vida y
movimiento en su desarrollo, que fuese
dinámico y vital, siempre subyugado por
el mundo de la máquina y el automóvil.
Este movimiento se prolonga hasta
1916, con la muerte de Boccioni.
37
Boccioni (1882-1916), es el artista más
sobresaliente del Futurismo, intenta dar a sus obras movimiento, energía, tensión y plasmar el
movimiento en su desarrollo. A través de la fuerza las cosas cambian de sitio y atraviesan el espacio
en ese tránsito, momento que intenta captar este artista. Esta preocupación por plasmar el impulso y
la dinámica, le lleva a crear la escultura Formas Únicas de Continuidad en el Espacio, en la que la
parte delantera de la misma avanza y la trasera deja la estela de su paso. Su obra pictórica se rige
por las mismas características, como vemos en la Carga de la caballería o en La ciudad se levanta.
(37)
Giacomo Balla (1871-1958) se encuadró dentro del estilo futurista al firmar el Manifiesto técnico de
los pintores futuristas en 1910. Balla intenta representar a un tiempo el movimiento y la velocidad,
algo que los futuristas consideraban como la esencia de la civilización moderna. En la década de
1930 retornó a la pintura figurativa. Sobresale la obra Luces y velocidad.

Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [24] 01.02.2018


Expresionismo, Neoplasticismo y constructivismo

1. El Expresionismo

Surge a comienzo del siglo XX como respuesta al periodo de crisis generado por el dolor derivado de
la I Guerra Mundial y por el malestar de la sociedad alemana industrializada en poder de unos pocos
privilegiados sin valores ni moral. Todo ello provoca un sentimiento de desarraigo moral y de soledad,
en el que se percibe que el espíritu y los valores colectivos no valen nada frente al materialismo.

El término “Expresionismo” aparece en Alemania, en una serie de artículos publicados en la revista


Der Sturm, para designar aquellas obras en las que el espíritu y el fantasma de la tragedia se
canaliza en el arte.

Los jóvenes intelectuales alemanes de los años veinte tienen la percepción de que el conflicto bélico
mundial no ha servido para nada, por ello siguen pidiendo una revolución, critican la socialdemocracia
donde, a pesar de haber derrocado a la monarquía, la opresión continúa y gran parte de la población
vive maltratada, por lo que entre los intelectuales se va gestando un sentimiento de indignación frente
a esta situación. Sin embargo, el fenómeno no es solo colectivo, sino que finalmente llega a lo
individual, a los sentimientos de angustia y desequilibrio provocados por la soledad, el desengaño o la
imposibilidad de solucionar los problemas.

Todo ello deriva en una manera de expresión plástica caracterizada por figuras agresivas y
deformadas, de color violento y remarcadas por un trazo grueso que, al igual que el cromatismo,
toman de los fauvistas.

En el año 1933 Hitler llega al poder y pretende utilizar el arte como propaganda de sus ideas. Como
consecuencia, los artistas jóvenes, que sin embargo lo concebían como algo puro, sin contaminar,
independiente del poder y al servicio de los oprimidos, fueron perseguidos por negarse a exaltar los
valores nacionales y la raza aria. La Gestapo los somete a un estricto control y muchas obras
artísticas y literarias son destruidas en
grandes piras de fuego. En 1939, al estallar la
la II Guerra Mundial, todos los artistas
“degenearados” son identificados, muchos
son enviados a primera de línea de fuego en
el frente ruso o a campos de concentración.
Los que escapan, vuelven a la Alemania
democrática con el fin de la guerra.

1.1. Primera generación

Munch (1863-1944) fue hijo de un médico de


cabecera que se dedicaba a asistir a los
pobres. Al quedar viudo le llevaba a las visitas
de estas casas humildes. La percepción de la
miseria y la muerte desde tan temprana edad,
y el fallecimiento de su madre y hermanas, le
marca con un profundo dolor que se ve
reflejado en su obra posterior.

Munch fue un hombre enfermizo e inestable.


Por consejo médico se retira al campo y
38 encuentra en la pintura un modo de liberar las

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tensiones y conflictos interiores que le azotan. En su obra refleja el mundo escandinavo
donde, como en Alemania, el sentimiento de la vida es trágico e intenso. Su obra, de gran
personalidad, está cargada de símbolos y alegorías que giran en torno al drama de la
existencia, la omnipresencia de la muerte, la soledad, la melancolía, las tensiones del amor y
el erotismo. Una de sus obras más conocidas es El Grito (38).

James Ensor (1860-1949) nació en Bélgica, país del que nunca se movió. Se trata de un
personaje curioso que pintó por su cuenta, aquello que sentía, veía y pensaba. Se mantiene
al margen de los movimientos y tendencias artísticas del momento, aunque su obra encaja
dentro del Expresionismo. Hombre fantasioso, con profundos arrebatos líricos, se ríe de todo,
y recurre a colores estridentes y luminosos, para crear un estilo potente y decidido.
Representa a una humanidad intensa que es falsa y superficial, con sonrisas que más bien
son una mueca tosca, símbolo de un disfrute desenfrenado pero intrascendente. En esta
especie de carnaval, se aprecia un aire caricaturesco que refleja su percepción de la vida
como una farsa vulgar, donde la muerte acecha como una máscara más. En su obra se
aprecia la influencia de pintores belgas como el Bosco o Brueghel. Sobresale su obra La
Entrada de Cristo en Bruselas.

Emil Nolde (1867-1956), perseguido por los nazis, fue amenazado por la Gestapo y tuvo que
huir de Alemania tras la llegada de una orden de militarización, aunque regresa una vez
acabada la guerra Se formó en el Impresionismo, que llegó hasta Alemania, y después
conoce el Simbolismo. Practica la violencia propia del color expresionista, lo que refuerza con
rostros deformados y caricaturizados y con las manos. Mostró un notorio interés por la pintura
religiosa. A pesar de no ser excesivamente piadoso, le atraía la figura de Cristo, de ahí que
pinte episodios de su vida, como su Sagrada Cena, en la que usa colores fuertes, espesos y
compactos. Destacan las expresiones de manos y caras desencajadas.

1.2. Segunda generación: Die Brücke

Surge en Dresde, donde un joven grupo de artistas que están en contra del academicismo
oficial crean una vanguardia independiente, en la que muestran su visión individual y personal
de la realidad.

Ernst Kirchner (1880-1938) puede considerarse su más claro representante. En su obra


recurre a los colores furiosos procedentes del Fauvismo y a un dibujo seco, cortante y
esquemático, con formas angulares y punzantes. El espacio
es inestable, con paredes y suelos inclinados, que deja
entrever su propia inestabilidad y agitación interior. En su
obra, refleja la amargura de los incomprendidos e
insatisfechos. Además, sus pinturas están revestidas de
mucha carga erótica.

Cuando llega la guerra del 14 se marcha de Alemania a Suiza,


donde le fascina el paisaje. Con la llegada del nazismo al
poder, es puesto bajo vigilancia al considerársele dentro de lo
que llamaron arte degenerado. Sus obras fueron retiradas de
museos y colecciones alemanes lo que le llevó a alejarse de
Suiza desmoralizado y a pasar por una crisis en la que
destruyó muchas de sus obras, tras lo cual se suicidó.
Destacan obras como Autorretrato con mi sombra (39).
39

1.3. Tercera generación: Der Blaue Reiter

Son otro grupo de intelectuales vinculados con un ideario artístico común y vienen a trabajar

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desde principios del siglo XX hasta la I Guerra Mundial. Se conocen en Munich.

Vasily Kandinsky es uno de los muchos rusos que trabajan en Europa, pues en la Rusia de
los zares el arte estaba muy limitado, pasa de Rusia a Alemania y de allí a Paris. Vive hasta
1944 y muere en París.

Estudia en Munich donde encuentra el camino del nuevo arte en el impresionismo. Poco a
poco pasa al simbolismo y a partir de 1900 al expresionismo. También conoce el desarrollo
de fauvismo, del que tomará la fuerza del color. Alterna estancias en París y Munich donde
crea su movimiento El jinete azul. Desde principios del XX comienza a pintar paisajes de
pueblos, sobre todo de Mournau, imaginativos, con
luces y colores, en los que se percibe un germen de
expresión de ensoñación interior. Sus obras se van
sintetizando, realizando composiciones con pequeñas
figuras y comienza a experimentar con texturas
añadiendo arena a la pintura. Hacia 1910 está en
Munich donde, fruto de sus pensamientos y
meditaciones sobre el arte, abandona el
expresionismo para orientarse hacia la abstracción,
fiel a los principios que promulga en De lo espiritual
en el arte.

Paul Klee (1879-1940) destaca por el uso del color


en su obra, el cual evolucionará a través de la misma,
pensando inicialmente que era una mera decoración,
40 hasta llegar a teorizar sobre el mismo en la escuela
de la Bauhaus. Trabaja el óleo, la acuarela, la tinta
junto a otros materiales que suele combinar en una sola obra. Su obra artística se desarrolla
desde el expresionismo, hasta llegar prácticamente a la abstracción, como vemos en su obra
Senecio (40).

1.4. Otros expresionistas

Egon Schiele (1890-1918) era un hombre de psicología


torturada, amargada, con desviaciones sexuales e impulsos
que no podía controlar. Su lucha por acomodarse a un
mundo al que no pertenecía por las marginaciones que le
imponen su físico y su mente marcan su obra. Junto a esta
ansiedad por lo erótico, le agobia la idea de la muerte y,
además, estuvo en la cárcel por corrupción de menores. Era
un hombre delgado, escuálido y enfermizo, y así representa
a los personajes de sus obras. Su pintura transluce gran
crudeza emocional, con un trazo firme, seguro, muy cortante
y expresionista que rebosa amargura poética, tal como
vemos en su Autorretrato (41). En los últimos años de su
vida, sus desviaciones se fueron encauzando. Su vida se
normalizó al casarse con Edith en 1915, que fallece en 1918
estando embarazada por la llamada “gripe española”. Tres 41
meses después fallece él de la misma enfermedad.

Oskar Kokoschka (1886-1980), fue admirador de Klimt y de ese mundo refinado y culto, de
arquitectos, pintores y poetas que se forman en torno a la Secesión de Viena, donde estudia
arte.

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En 1910 viaja a Berlín, donde conoce el expresionismo y es habitual en las tertulias
intelectuales. Se dedica prácticamente a pintar retratos, que sobrecogen por la enorme
tensión psicológica que muestran, sin paz ni equilibrio. Retrata el alma más que personas. Su
pintura es sinuosa, vibrante dejan ver el interior y el alma de los personajes ya que parecen
mostrar lo que se encuentra tras la piel. Las manos son de gran importancia, ya que a través
de ellas nos muestra la psicología del
personaje.

En 1912 se casa con Alma Mahler, viuda del


compositor Mahler, que a los tres años le
abandona. El artista no puede soportar su
ausencia y construye una muñeca a tamaño
natural de la mujer con quien convive como
si fuese una mujer real, tal como vemos en
su obra El Hombre y la Muñeca.

Ignacio Zuloaga (1870-1945) destaca por


sus escenas expresionistas,
costumbristas y retratos, dentro de un
estilo naturalista de recio dibujo y colorido
oscuro, influido por Ribera y Goya, además
de las composiciones del Greco, como
vemos en su obra Las brujas de San Millán
(42). 42

2. El Neoplasticismo. Piet Mondrian

El Neoplasticismo es un movimiento creado en Holanda


por Piet Mondrian, relacionado con la aparición del arte
abstracto y las demás vanguardias. Con la intención de
representar la esencia de la realidad, y la regularidad de
la naturaleza, depuran las formas hasta llegar a aquellas
más fundamentales, rectilíneas y geométricas. Se
consigue el equilibrio sin recurrir a la simetría,
compensando formas y colores. Crea armonía y belleza
con las formas más sencillas y el color. Se recurre a
colores pimarios, al blanco y al negro. Se considera que
el color no vale nada en sí mismo, solo lo adquiere
cuando colores se organizan y armonizan unos con
otros. No es un arte trágico, sino optimista, que muestra
la armonía espirirtual.

43
Mondrian (1872-1944) pasó por el naturalismo y el
simbolismo hasta llegar a la abstracción. Su pintura
siempre estuvo relacionada con sus inquietudes filosóficas. Influenciado por el movimiento teosófico,
que defendía que se podía llegar a un conocimiento profundo de la naturaleza a través de medios no
empíricos, su trabajo se centra en esa búsqueda. En sus obras, genera una retícula, que él mismo
llamó “retícula cósmica” que rellena con los no-colores blanco y negro, y los colores primarios, que
consideraba la esencia del universo, como por ejemplo en su famosa Composición A (43). En
definitiva, recurre a formas y colores puros que buscan el equilibrio y la armonía, organizando
sistemáticamente el conjunto. Su aparente simplicidad esconde una gran profundidad intelectual.

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3. El Constructivismo ruso

Se desarrolla a partir de la revolución de 1917 y la llegada al poder del comunismo. En este momento
se generan nuevos problemas culturales y sociales: desaparecen la propiedad privada y la religión, y
se ensalza el valor del trabajo colectivo para el estado y de la máquina. Se impone un estado donde
lo técnico, práctico y útil es lo valorable y un enfoque positivista a la hora de interpretar las formas.

El arte occidental no interesa y se procede a exaltar


las formas artísticas que viniesen del mundo de la
máquina, en el que el esfuerzo del trabajo sacara
adelante al país.

Vladimir Tatlin(1885-1953) promulga estas ideas


artísticas tras la revolución y crea la obra maestra del
constructivismo cuando diseña el Monumento a la III
Internacional cuando se celebra en Moscú la III
Internacional, (44). No se llega a construir, pero la
maqueta muestra una estructura en espiral mecánica
que iba a ser más alta que la torre Eiffel. La torre 44
disminuía en tamaño al alcanzar altura, con
mecanismos articulados que hacía que se movieran estructuras interiores, con el objeto de
representar el espíritu ascendente de la colectividad. Este monumento glorificaba la grandeza de ese
nuevo imperio.

Anton Peusner(1886-1962). Llega en 1911 a París y se empapa de cubismo pero pronto los
métodos le parecen rígidos y pragmáticos y se escapa de este lenguaje. Construye planchas de
plástico translúcido con las que hace obras que llama cabezas y fuentes. Posteriormente hace con su
hermano (Gabo) Construcciones lineales en el espacio

Naum Gabo (1890-1977), llega en 1915 en París. Se acerca al cubismo en primer lugar como un
artista moderno y trabajaba de manera ingeniosa con un elemento inédito en el mundo del consumo:
el plástico. Construye formas translúcidas usando láminas de este material, es la primera vez que
aparecen formas en el arte por las que pasa la luz. También recurre al cristal, como en sus fuentes.
Después pasa a definir su estilo más famoso: Construcciones lineales en el espacio. Se trata de hilos
de nylon entrecruzados en una estructura de bronce que generan ondulaciones de la luz (moiré).

Las corrientes oníricas: metafísica, dada y surrealismo

1. Los precursores: Henri Rousseau y Marc Chagall

Rousseau (1844- 1910) es el artista naif más destacado, un


hombre de imaginación ingenua, entre lo poético y lo grotesco,
cayendo en lo ridículo a veces, a propósito. Pinta personajes
mediante fotografías, un mundo que no conoció, el de la selva
tropical, de los árboles gigantescos, flores, ríos, que, según él
conoció en una expedición militar a México, aunque no fuese
cierto. Conoce de los animales tropicales en el zoo de París y
las plantas del botánico, de manera que crea la magia de una
selva inventada, donde pinta la lucha del hombre con fieras
45 con minuciosidad y candor, como vemos en su obra La
encantadora de serpientes (45).

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Chagall (1887-1985) nació en la Rusia zarista aún anclada en el sistema de vida medieval. En 1909
estudia Bellas Artes en Moscú y encuentra a su mujer Bella, su fuente de inspiración. Marcha a París
donde se va a dedicar a pintar la ciudad recurriendo a la fantasía y al lirismo.

En sus pinturas siempre hay una especie de emoción que recuerda cosas bellas que ha vivido, donde
nunca señala la noción del tiempo, ya que no sabemos si han pasado, si están pasando o si pasarán.
Por otra parte la lógica no existe para él ni tampoco la ley de la gravedad, porque los elementos
vuelan por el espacio. Cuando llega 1925 los surrealistas le miran con simpatía porque es un hombre
que ha roto con las leyes de la lógica. Cuando vuelve de América le hacen un encargo que cumple
muy orgulloso, cubrir las pinturas de la Ópera de París manteniendo las antigua.

2. Pintura metafísica. Giorgio de Chirico

La pintura metafísica es un movimiento artístico italiano que empieza poco antes de 1910 y la guerra
se encarga de eliminar. Su creador es Giorgio de Chirico, que estando en Ferrara en torno a 1909
comienza a pintar. Condicionado por las teorías froidianas y los estudios del subconsciente, empieza
a crear escenas que salen del mundo inconcreto del sueño de la noche.

Giorgio de Chirico (1888-1978), se caracteriza por llevar a cabo representaciones de las calles,
plazas y pórticos de Ferrara por la noche, en escenas desiertas donde, como mucho, aparecen
sombras. El aspecto nocturno se acentúa con líneas que se estrechan y profundas perspectivas hacia
el infinito, creando la sensación de que la noche es misteriosa y que puede ocurrir cualquier cosa
buena o mala. Pinta como fondo las tapias del ferrocarril y detrás el humo de las locomotoras que se
acercan a la estación.

También pinta
extraños objetos, que
coloca y asocia de
manera que no se
puede establecer
relación, por lo que
siembra el
desconcierto, la
inquietud, la sorpresa
y admiración. El
espectador se siente
atraído hacia esas
imágenes
indescifrables del
mundo de la noche,
quieto, silencioso,
inmóvil, tal como
observamos en su
obra El enigma de la
46
hora (46).

3. El Dadaísmo

Este movimiento se engendra en Suiza, país neutral en la II Guerra Mundial, en 1915, a donde
acuden jóvenes de europeos que no quieren ir al frente a morir. Se reúnen en Zurich, donde se
agrupan por ideologías y por el ejercicio de sus vocaciones artísticas. El nexo de unión es el poeta
rumano Tristan Tzara, quien propone crear un movimiento artístico para el que decidieron un nombre
al azar: dada (fiesta del día del padre). Este movimiento destruye y niega el valor del arte, pues los

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artistas pensaban que si la vida no valía nada, el arte tampoco debía valerlo. Argumentaban que a lo
largo de la historia se había creado arte para guardarlo, y sin embargo, fue destruido en la guerra; por
ello, deciden crear un arte sin valor.

Marcel Duchamp (1887-1868), tras una primera etapa


cubista, crearía los ready made, que son objetos sin valor y
elegidos, sin más, para ser obra de arte. En 1913 expuso
en París una ampolla de cristal con un rótulo que decía:
“frasco con 50 cm de aire de París”. Su filosofía se resume
en este testimonio: “mis obras de arte no son tales obras,
son preguntas, y yo digo: no son obras de arte, pero ¿y si lo
fueran?, ¿y por qué no?”. Entre sus ready made destacarán
su Rueda de bicicleta o La fuente, un simple urinal elevado
a la categoría de obra de arte en 1917 (47).

La gran aportación de Martínez Picabia (1879-1953), sin


embargo, fueron las llamadas Máquinas irónicas, que él
llama mecanomórficas. No eran otra cosa que pinturas a las
cuales les da un título lógico, aunque realmente
representen poleas, engranajes y tubos que no cumplen
ninguna función mecánica lógica. Crea formas absurdas, 47
provocadoras pero interesantes, como por ejemplo su obra
Parada amorosa.

4. El Surrealismo

Tanto la Metafísica de Chirico como el Dada abonan el terreno para que aparezca el Surrealismo. El
Dada negaba el valor del arte, las creaciones de los artistas, mientras que el Surrealismo pretende
mostrar que los valores de nuestra sociedad no sirven de nada, pretendiendo desmantelar la moral, la
justicia y la educación.

Influidos por los escritos del psicoanalista Freud, consideran necesario abrir para el arte los oscuros
impulsos del subconsciente, esas obsesiones que están dentro, relacionadas con aspectos como la
muerte y el sexo.

Será André Bretón el que en 1924 realice el manifiesto surrealista, donde establece los principios de
este movimiento y normas para romper con lo convencional, las buenas costumbres y la educación, y
cambiar esto por una actitud irracional y aguerrida contra las normas de la sociedad. El surrealista
dice que nada es como es y como parece, por lo que lo el surrealista proponen lo contrario de lo que
se ve.

4.1. Joan Miró (1893-1983)

Bretón lo define como el más puro de los surrealistas. Es el único que se


evade de la realidad y muestra el mundo interior donde hay formas
primarias con vida. Modesto, tímido, silencioso y humilde produce obras
despojadas de todo lo exterior y provistas de lo interior, con formas
esquemáticas, planas, con colores puros sobre fondo neutro, en azul,
verde, amarillo, rojo, negro y blanco. No son apariencias reales, sino
signos que en cierto modo están abstraídos. Estas formas, que parecen
embriones o formas de vida primaria, ofrecen un sentido primitivo de lo
orgánico. Podemos citar su obra Fiesta en casa del Arlequín o la gran
48 escultura Dona y Ocell (48).

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4.2. Salvador Dalí (1904-1989).

Nació en Figueres en 1904. Su padre gozó de una buena posición social, por lo que pudo
ofrecerle una buena educación. Estudio en Madrid, en la Academia de Bellas Artes de San
Fernando, chocando frontalmente con aquel mundo anquilosado, pues era un personajes
excéntrico, provocador y desafiante. Mientras tanto, frecuentó la Residencia de Estudiantes,
estableciendo grandes lazos personales e intelectuales con personajes como García Lorca o
Buñuel. Al mismo tiempo comenzó a conocer las teorías de Freud y del subconsciente.

Finalmente se trasladó a París en 1927; conoció el Cubismo, pero cuanto Bretón proclama el
movimiento surrealista quedará completamente ligado al mismo. Dado que era un gran
dibujante, comenzó a pintar de forma realista, con gran exactitud y precisión, pero plasmando
temas de un modo totalmente subconsciente, relacionados con la noche, el sueño y lo
onírico. Sus escenas casi siempre se desarrollan entre paisajes de llanuras y pequeñas
montañas, con el mar de la Costa Brava de fondo, su lugar de nacimiento.

En París conoció a Gala Eluard, con la que


contrajo matrimonio y que se convirtió en su
musa y en su maquinaria administrativa. En
ese contexto, en 1930, Dalí traza toda una
doctrina creadora: el “método paranoico
crítico”. Según éste, la normalidad era un
estado rechazable; para pintar había que
encontrarse fuertemente desplazado
psíquicamente, pues sólo el desequilibrio
puede penetrar en el subconsciente. De esa
forma, pintó mundos delirantes, en los que
la materia se derretía, se confundía y se
deformaba. De entre todos los impulsos 49
plasmados destacaba el de tipo erótico, uno
de los más ocultos de todo ser humano.

En 1938 se trasladó a Nueva York, haciendo gran fama y fortuna y llegando a trabajar en
grandes proyectos cinematográficos. De esa forma, a partir de 1940 comenzó a ser
duramente criticado por haberse convertido en un personaje comercial, pero su mayor
provocación fue volver a España en 1944, en plena Autarquía y ante el asombro de la
comunidad internacional, que no entendía que congraciase con el régimen franquista. Se
convirtió en una auténtica estrella y en un emblema de la España de la época. Durante la
Transición, para seguir alimentando su fama y generando la polémica que le había dado de
comer, se proclamó profundamente monárquico.

Entre sus obra podemos citar Gala de espaldas, que demuestra que fue uno de los mejores
dibujantes de toda la Historia del Arte, o sus obras surrealistas más puras: El gran
masturbador (49) y Persistencia del tiempo en la memoria.

4.3. Paul Delvaux (1897-1994)

Comienza siendo un estudioso de lo antiguo y


pasa por el impresionismo y el expresionismo
antes de llegar al surrealismo, a través de las
obras de Chirico. Es admirador de la noche y
la mujer. En sus pinturas no hay sonido; si
alguien habla lo hace con señas. Intenta
mostrar su subconsciente mediante la mujer
que aparece en los sueños y la vida real. Es
un dibujante excelente con gran detallismo.
50

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Crea espacios abiertos que se pierden en perspectivas con ruinas clásicas, como ágoras y
calles como la vía Apia, en las que aparecen personajes femeninos, como en su obra El Eco
(50).

4.4. Magritte (1898-1967)

Su obra se basa en el subconsciente, que establece relaciones de objetos incongruentes.


Crea una realidad distorsionada, imposible. Se basa también en la negación, como en su
obra Esto no es una pipa.

5. El Surrealismo y la escultura

Constantin Brancusi (1876-1957) trata en su obra formas


orgánicas que buscan la pureza esencial. Trabaja con formas
pulidas, brillantes, esquematizadas. Destaca la presencia del
primitivismo que se puso de moda desde que Picasso estudia
obras como la Dama de Elche. También refleja el mundo y la
leyenda de su país natal, Rumanía. Destacan obras como El Beso,
Maiastra o Princesa X (51).

Alberto Giacometti (1901-1966) se dejó influir por el


existencialismo de Sartre; es consciente de que hay una serie de
circunstancias exteriores que, de la misma manera que la
meteorología erosiona la piedra, erosionan al ser humano. Por eso
en su obra hay poca materia, que aparece recomida, socavada y
reducida al mínimo. Así, sus esculturas tienen un aspecto
inquietante: se trata de cuerpos consumidos que parecen escoria
51
mineral o lava petrificada. Esas
figuras, alargadísimas e
inconsistentes, transmiten un enorme dolor y denuncian la pérdida
de los valores humanos. Destaca su obra Mi Hermano Diego.

Alexander Calder (1898-1976) empezó a trabajar esculturas de


alambre torcido que sorprendían por su ingenio. Su estilo terminó
por fraguar en una original aportación a la Historia del Arte: sus
famosos móviles (52). Se trata de figuras colgadas que se mueven
en el aire gracias a pequeños engranajes, por lo que siempre
52 ofrecen distintas posiciones. Por eso hacen gala de una gran
vitalidad, fluidez, renovación y novedad.

El arte después de la Segunda Guerra Mundial


En 1945, la vieja Europa estaba dolorida por la guerra y pierde parte de su esplendor cultural. Muchos
intelectuales y artistas han tenido que salir del viejo continente y asentarse en la pujante
Norteamérica para salvarse de la destrucción alemana. Estos emigrados llevaban consigo la semilla
de la abstracción que habían plantado en Europa Kandinsky o Mondrian. A partir de ese momento,
París deja de ser la capital del arte para ser reemplazada por Nueva York, que se convierte en el
centro del que fluyen las ideas y el dinero que fomenta el arte.

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1. El arte abstracto

Es un movimiento artístico que surge a partir del pensamiento de Kandinsky y que no muestra
ninguna relación con la realidad figurativa; las formas reales y tradicionales desaparecen. Propugna,
por tanto, la libre creación, sin someterse a filosofía o pensamiento alguno. Las formas y colores se
mezclan sin ninguna pretensión de parecerse a la naturaleza. Únicamente puede decirse que, dentro
de la abstracción hay dos tendencias: la gestual y la geométrica.

1.1. El arte abstracto en Estados Unidos

Destaca la figura de Jackson Pollock (1912-1956). Su forma de trabajar se denominó Action


Painting, una ejecución enérgica, irracional y de una fuerza visual impresionante. El lienzo, de
gran tamaño, no se colocaba sobre un caballete, sino en el suelo, para que el pintor pudiera
meterse dentro del cuadro, pisarlo, extender la pintura directamente con gesto rápido.
Utilizaba incluso cubos agujereados y grandes brochas con las que salpicaba la superficie,
que también es regada con puñados de arena o de cristal molido que ayudaban a crear una
amalgama pictórica y material coherente y potente. Es lo que se llama expresionismo
abstracto o de gesto. El resultado es concordante con la mentalidad americana,
grandilocuente, rápido y tenso (52).

53

1.2. El arte abstracto en Europa

Entre los artistas más destacados del arte


abstracto europeo destaca Kazimir Malévich
(1888-1935), que creó un movimiento llamado
Suprematismo en 1913. Este exalta la
supremacía de la pureza plástica, la máxima
abstracción de la geometría. Puede decirse que
es una tardía consecuencia del ideal cubista.
Malévich, que comienza descomponiendo la
realidad de forma geométrica, como puede verse
en El afilador de cuchillos, terminará por pintar las
más esenciales y abstractas estructuras
geométricas, líneas, triángulos, rectángulos y
círculos, con colores puros como blancos,
amarillos, rojos, tal y como muestra Composición
54
suprematista (54). Alcanzará, por último, el

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máximo grado de síntesis con su obra Cuadro Blanco sobre blanco, un simple cuadrado de
color neutro que apenas se distingue del fondo de la composición.

2. El Pop Art

Una vez superada la posguerra, años dominados por el arte abstracto, volvió a aparecer un arte
realista, figurativo, fruto de las nuevas formas de vida de la sociedad de consumo. Es el Pop art, cuyo
nombre no es más que una abreviatura de popular. Esta corriente artística nació en Inglaterra en
torno a los años sesenta del siglo XX, pero terminó pasando a Estados Unidos, donde creció
intensamente y se desarrolló definitivamente.

El Pop refleja aspectos de la vida cotidiana del momento, porque está dirigido a las clases medias de
la sociedad. En sus composiciones aparecen elementos domésticos y de consumo fácilmente
reconocibles, así como iconos de la televisión y del cine, utilizando recursos como el collage o
relacionados con el marketing, la publicidad o el comic, lenguajes, en definitiva, fácilmente digeribles
por las masas. Las obras resultan, de ese modo, realmente llamativas, con múltiples y repetitivos
objetos, colores intensos, planos y brillantes o grandes rótulos y eslóganes. Detrás de aquello, no
obstante, se esconde una ácida crítica, no a la sociedad de consumo en sí, sino a los niveles de
pensamiento y vulgarización de las personas.

Destacan personalidades como las de


Robert Rauschemberg o Jasper Johns,
los precursores del estilo. Especialmente
interesante es la obra de Tom
Wesselman, que se caracteriza por
mostrar collages que muestran bienes de
consumo como electrodomésticos,
botellas de refresco, envoltorios de
helados, etc. La de Roy Lichtenstein se
caracteriza por reproducir, en grandes
formatos y manualmente, personajes de
cómics o de dibujos animados,
recurriendo a los mismos colores
primarios y a la misma técnica de puntos
con la que eran imprimidos 55
industrialmente. Entre sus creaciones hay
que citar Good Morning, Darling (55).

La personalidad más genial del Pop Art, sin embargo, es la de Andy Warhol (1927-1987). Creador
global, cineasta, escritor y fotógrafo,
defendía que el arte tenía que
reflejar imágenes del mundo
cotidiano. Él las tomaba de revistas,
libros y fotografías que después
litografiaba e imprimía en negativo o
con colores arbitrarios, fuertes,
intensos y que no correspondían con
la realidad. De estas composiciones
sacaba cientos de copias que
firmaba y vendía fácilmente. Era una
metáfora del producir, consumir, tirar
y volver a producir, base de la
sociedad de consumo. Consciente
56 de que, en dicho contexto sólo
primaba la mala calidad, arrugaba y

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manchaba muchas de sus creaciones. Siguiendo estas premisas inmortalizó a personajes como
Marilyn Monroe (56), Elvis o Mao, pero también objetos cotidianos y marcas de moda en
Norteamérica, como por ejemplo las latas de sopa Campbell o Coca Cola.

3. El Hiperrealismo

En torno a 1970 surgió el Hiperrealismo, cuyos principios son volver a la realidad y mostrarla fiel,
intensa y definidamente, pero no para ponerla al servicio de la religión o el poder, sino de la vida
sencilla, cotidiana, trivial e intrascendente. Entre los artistas más importantes destaca Claudio Bravo
(1936-2011), que pinta con una técnica perfecta, exacta y brillante tanto la figura humana como los
objetos de bodegones que recuerdan a los del barroco, aunque en realidad pertenecen al mundo
actual. Destacan sus obras Venus y Homenaje a Santa Teresa. El español Antonio López (1936) es
otro de los grandes exponentes de dicha corriente, destacando sus vistas aéreas de Madrid, su Árbol
de membrillo o el recientemente finalizado Retrato de la Familia Real de Juan Carlos I.

4. El arte del siglo XXI

El arte del siglo XXI continúa la senda abierta por el de las últimas décadas del siglo XX, con la
convivencia y sucesión de multitud de movimientos. Aún siguen vigentes distintas corrientes
abstractas y del Pop Art. También el Arte Cinético, aquel que crea obras móviles como las de
Calder. El Arte Povera realiza composiciones con materiales pobres y de deshecho y cuenta con
mediáticos exponentes, tales como Richard Serra. El Land Art, por su parte, trata de vincular arte y
paisaje, como hacen la pareja Christo y Jean-Claude al envolverlo con descomunales lienzos de tela
(57). El Body Art toma el cuerpo humano como soporte fundamental que se decora mediante
tatuajes, piercings, etc. También, como es lógico, se siguen abriendo nuevos campos de
experimentación, tales como el de la performance o el happening, que no son obras que quedan
plasmadas sobre los soportes tradicionales, si no acciones escénicas que buscan, con un gran
sentido de la estética, llamar la atención mediante la provocación o el asombro. Por supuesto, hoy
tiene una enorme importancia la creación mediante el empleo de las nuevas tecnologías, cada vez
más determinantes y que hacen que en el mundo del arte confluyan ya, irremediablemente, la ciencia,
la electrónica y la mecánica. A pesar de todo, también hay quien vuelve a la figuración más
tradicional, siguiendo la senda abierta por el norteamericano Edward Hopper.

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Historia del Arte_EPS - Dpto. de Arquitectura [36] 01.02.2018

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